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FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
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Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
holap dan,...
morí de risa con las ocurrencias de san para joder le la vida a sancho jajajaja
kitty y su gran bocota,.. bueno fue detonante para que san hable,..
a ver que hace britt???
nos vemos!!
morí de risa con las ocurrencias de san para joder le la vida a sancho jajajaja
kitty y su gran bocota,.. bueno fue detonante para que san hable,..
a ver que hace britt???
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
esta excelente por favor no hagas los capitulos tan cortitos, seria bueno un maraton a ver quien mas apoya la mocion, continua. Gracias por este FIC
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Buenaaas :)
Estuvo genial, Santana se pasa de troll xD
Espero la actu, y ojala si hagas una maraton jijij
Saludos!
Estuvo genial, Santana se pasa de troll xD
Espero la actu, y ojala si hagas una maraton jijij
Saludos!
Twinkle Dani-*-* - Mensajes : 3020
Fecha de inscripción : 23/03/2012
Edad : 29
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
lauravm98 escribió:
—Tiene tres semanas de embarazo, y si sabes lo que te conviene, Sancho, vas a dejar de buscarla es mi chica ahora.
Jajajajajajaja primero mori con la ocurrencia de San sobre el embarazo (una loquilla) segundo mori con "Sancho" Jajajajajaja LMAO Jajajajaja amo a San y sus ocurrencias xD
Hola Hola!
JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJA ese sancho me quedo perfecto vdd XD jajajajjaja y buajajajajajjajajajaja san es toda un aloquilla jajajja!
Saludos
Pao Up escribió:Que si San es una loquilla! Jajaja es mas que eso, pero la amo aun asi :) Pero caray Dani porque dejarnos un solo capitulo por favor dejanos otro, tu fic me tiene mas que enganchada por favor...
Y bueno respecto a Nicole, que si es o no ladrona, se va a poner intenso....espero la siguiente actualizacion :)!
Hola Hola!
Vine a dejar un capitulo hoy :P jajaja espero que te guste mucho :)
y Exacto ya veremos que dice san ;)
Saludos
3:) escribió:holap dan,...
morí de risa con las ocurrencias de san para joder le la vida a sancho jajajaja
kitty y su gran bocota,.. bueno fue detonante para que san hable,..
a ver que hace britt???
nos vemos!!
Hola Hola!
JAJAJAJAJAJJAJA amo tanto a san :") jajajajaj y aqui veremos :) jajaja
Saludos
marthagr81@yahoo.es escribió:esta excelente por favor no hagas los capitulos tan cortitos, seria bueno un maraton a ver quien mas apoya la mocion, continua. Gracias por este FIC
Hola Hola!
Perdon se que son cortos :l ! y Traigo una propuesta mas adelante la digo :P
Saludos
Twinkle Dani escribió:Buenaaas :)
Estuvo genial, Santana se pasa de troll xD
Espero la actu, y ojala si hagas una maraton jijij
Saludos!
Hola Hola Dani!
JAJAJAJAJAJAJAJAJ san es tan genia XD jajaja y triago una propuesta :) y ya pronto triago el capitulo de hoy :)
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 12
— ¿Rachel te dijo que yo era una ladrona?
Asentí sin decir nada más.
Los dedos de mis pies picaban gracias a la arena en el suelo.
El sonido de las olas rompiendo en la orilla se escuchaba como un singular fondo musical.
— ¿Y tú le crees? ¿Me crees capaz de robar algo?
Quería sacudir la cabeza y decir que no, pero ya no estaba segura de nada.
—No lo sé —respondí— ¿Lo eres? ¿Eres una ladrona?
Entonces hizo algo que, en una situación como esta, pensé que no haría: comenzó a reírse.
— ¿Se supone que soy de esas tipas con pasamontañas que asaltan licorerías por la noche? —poniéndolo de esa manera sonaba tonto.
Aparté mi rostro avergonzado.
—Ella dijo que estafabas a la gente. Te acusó de robarle dinero.
Santana elevó una de sus bien formadas cejas.
— ¿Te dijo que le robé la billetera? Admito que asalté su cocina por un buen tiempo... y sí, me llevé algunas monedas enterradas en el hueco del sofá. Pero...
— ¡Me dijo que le robaste la chequera y sacaste todo el dinero que tenía su padre en el banco! —dije seriamente.
Por si no fuera poco, se rió más fuerte.
— ¡Idiota! —grité. Me agaché, un poco dolorida por mi golpe en la rodilla, y tomé un puñado de arena y comencé a lanzársela.
Ella se movió con agilidad y evitó la mayoría de mis ataques.
— ¡Se supone que no debes reírte! —le lancé más arena pero se escabulló con facilidad.
— ¡Britt, tranquilízate!
Eso me enfureció más. ¿Por qué siempre me pedía tranquilizarme justo en el momento cuando estaba más desquiciada?
— ¿Eres o no una ladrona? Solo responde a eso.
Santana corrió a mí alrededor y llegó detrás de mí; me aprisionó en un abrazo apretado y no se relajó hasta que yo dejé de luchar e intentar salirme de su agarre.
Mis manos llenas de arena cayeron a los costados y la arena se deslizó de mis dedos lentamente. Sinceramente quería llorar.
La idiota aprovechó ese momento en el que me tenía encerrada entre sus brazos, y besó mi cuello, mordisqueó el lóbulo de mi oreja y me habló al oído.
—Solo para que estés tranquila... —sus labios siguieron su camino por mi mentón y de nuevo a mi cuello— lo único que he robado en mi vida fue una caja de cigarrillos... —su boca descendió por mi hombro y con sus dientes fue deslizando el delgado tirante de mi camiseta sin mangas—... Y eso fue porque tenía trece años y mis padres no iban a aceptar verme fumando.
Sus besos estaban matándome. Primero sus labios hacían contacto con mi piel, luego venía su lengua y por último mordisqueaba levemente con los dientes.
Bien podía estarme diciendo que era una narcotraficante o que estaba metida en la mafia, y no podría importarme menos.
Deslizó por completo el tirante, hasta que lo sentí en mi brazo, y sus besos continuaron por todo mi hombro.
Estaba tan jodida. Jodida porque no me importaba quién era Santana... yo solo quería sus besos.
Cerré los ojos y dejé caer mi cabeza hacia atrás, a su pecho.
Me relajé en sus brazos, y ella lentamente fue suavizando su agarre; su nariz hizo un recorrido detrás de mí oreja y la escuché aspirar cerca de mi pelo.
—No soy una ladrona, Britt Ni una estafadora —dijo con voz ronca. Sus labios inmediatamente continuaron su atención en mi cuello; descendió hasta que su boca estuvo besando mi clavícula.
Jadeé involuntariamente y puse mi cabeza de lado para que ella tuviera mejor acceso.
Mis labios encontraron la piel de su cuello también y no pude resistirme así que la besé.
Justo como ella lo estaba haciendo: labios primero, luego lengua, después dientes raspando un poco la suave superficie de la piel.
La escuché gruñir y sus manos fueron inmediatamente hacia mi cintura. Me giró bruscamente para que ambas estuviéramos cara a cara y su boca encontró la mía.
Era un beso cargado de tensión, de electricidad. Su lengua jugaba con la mía, la sometía.
Mis piernas eran dos grandes fideos inútiles que apenas y podían mantenerme de pie, ya no podía sentir otra parte de mi cuerpo que no fueran los labios de Santana en los míos.
Me estaba incendiando de pies a cabeza.
Hasta que eventualmente se separó de mi boca para tomar aire y, no queriendo romper el contacto, continuó besando mi cuello con fervor.
Pero como ella era Santana López, también tendría que echarlo todo a perder en algún momento.
—Quiero que conozcas a Nicole, ella me conoce bien. Te confirmará que de hecho no soy una ladrona.
Ante la mención de ese nombre recordé el por qué estaba enojada con ella.
Me separé inmediatamente y puse distancia entre las dos.
— ¿Qué...? —Santana lucía aturdida. Si no fuera porque el momento era serio, ya la habría molestado diciéndole que ahora ella tenía el efecto Brittany Pierce: ojos desorientados, labios rojos, y se mantenía respondiendo en monosílabas.
Era bueno saber que no solo yo era la afectada.
—No me has dicho quién es ésta Nicole.
Me crucé de brazos y acomodé de nuevo el tirante caído.
El frío no tardó en colarse en mi piel.
Santana resopló y se pasó ambas manos por el cabello.
—Nunca le he dicho a nadie sobre Nicole...
— ¿Quién es? ¿Tu novia?
—No...
— ¿Tu esposa?
—Britt... Yo no estoy casada —levantó su mano izquierda para que comprobara que ahí no había ningún anillo de bodas.
Resoplé.
— ¿Si sabías que es fácil quitarse un anillo, verdad?
—Nicole no es mi esposa... Ni mi hija, ni mi esclava sexual para el caso.
Abrí la boca para preguntar más, pero Santana se me adelantó a hablar:
—Te dije que quería que la conocieras. Vamos —extendió su mano para que yo la tomara.
— ¡¿Quieres que la conozca ahora?! —chillé.
—Sí, pero antes tenemos que ir a hablar con Rachel Ella tiene que aclararme toda la mentira del robo.
— ¿Entonces...? ¿No eres una ladrona?
Ella ladeo la cabeza— ¿Querías que lo fuera? —preguntó divertida.
Aparté la mirada. Avergonzada al cien por ciento.
—Hubiera sido genial ser la novia de la chica peligrosa que roba en la tienda de revistas —dije bromeando— o la chica roba naranjas del mercado.
Su sonrisa se extendió por su cara.
—Yo sé que sí. Serías la mujer de la roba gallinas número 1 de la ciudad, nena —me guiñó un ojo.
No pude evitarlo y comencé a reír fuertemente.
—También tengo cierta afición por los gatos. ¿Qué te parece si tú y yo nos mudamos a una granja? Podríamos darle trabajo a tu ordeña vacas. Yo pongo las gallinas y los gatos, y tú te encargas de alimentarme.
—Se necesitan más que gallinas y gatos para formar una granja—le dije.
Santana dio pequeños pasos hacia mí y me tomó de la cintura.
— ¿Qué más quieres? ¿Caballos, gansos? Por ti robaría toda una tienda de mascotas... y de licores.
Me reí por lo bajo.
— ¿Qué tal una tienda de bragas?
— ¿Por qué? Yo no suelo usarlas. Estoy de acuerdo en lo de continuar viviendo tal y como venimos al mundo.
—Estoy segura de que sí —me burlé.
Con eso ella me estrechó y besó mi frente, luego bajó y besó primero una mejilla y luego la otra. Terminó en mis labios y me dejé llevar por sus dulces atenciones.
Y antes de que las cosas se pusieran emocionantes, alguien cercano se aclaró la garganta.
Santana y yo nos separamos solo para ver a la chica de ojos hola-te-mato dándonos miradas censuradas.
—Kitty—habló Santana— ¿qué quieres?
—Quiero mi dinero, López. Lo que gané la otra noche. La cantidad exacta.
Desde ya podía decir que me caía mal Kitty, con toda esa actitud repugnante y su matadora figura de modelo, con su ropa de alta costura.
¡Puaj!
¿Por qué me habrá dicho todas esas cosas?
Santana sustrajo un fajo de billetes del bolsillo de su pantalón y se lo depositó no muy amablemente en la mano.
—Toma. Ahí está lo que le toca a Noah también. Ahora lárgate.
Kitty me miró de mala manera mientras nos daba la espalda y su larguísimo cabello rubio liso giraba en el aire.
De repente se detuvo y se giró hacia mí.
—Dejaste estos allá —tiró al suelo los zapatos que me había quitado al venir aquí.
Luego miró a Santana, y de nuevo volteó a verme a mí.
— ¿Ya te contó de la vez que se acostó conmigo? Fueron los peores quince minutos de mi vida —se echó a reír con ganas.
Santana me tomó de la muñeca tan fuerte que creí que me iba a fracturar algún hueso.
—Lárgate de una vez —respondió furiosa.
Kitty se marchó contoneando sus caderas y riendo como hiena con problema de gases.
Esa desgraciada.
—Lo siento por ella —me dijo Santana Su mano soltó finalmente mi muñeca y pude sentir que la sangre de nuevo circulaba hacia mis dedos.
— ¿De verdad te acostaste con Kitty? —pregunté.
— ¿En serio quieres saberlo?
—Mejor no —respondí débilmente.
Tomé mis zapatos del suelo e intenté ponérmelos, pero fue inútil. Mi rodilla golpeada dolía tanto que me era imposible agacharme ni siquiera por un leve centímetro.
Santana notó la molesta mueca que hice y rápidamente bajó la vista hacia mi rodilla.
No esperó más tiempo y se puso en cuclillas tomando una de mis piernas y arrebatándome las zapatillas de mi mano.
—Apóyate en mi espalda —dijo mientras comenzó a colocar el primer zapato en mi pie derecho.
Empecé a desequilibrarme así que me sostuve en uno de sus hombros.
Tuvo especial cuidado con mi rodilla mala y pronto terminó de atar las cintas alrededor de mis tobillos.
Se puso de pie y me observó con ojos penetrantes.
—Definitivamente no te merezco —dijo viendo con hambre mis labios.
No sabía qué decir a eso.
Nunca esperé que me dijera algo parecido.
—Te llevaré a casa —habló en voz baja. Entonces me alzó en sus brazos y yo chillé por su repentino acto.
Mis manos se entrelazaron detrás de su cuello.
—Mi princesa—hice un teatral suspiro.
—Sí, tu princesa tatuada —dijo mientras caminaba en la dirección en la que había dejado estacionada su motocicleta.
Le di un beso rápido en la boca.
—Con un solo beso no vas a convertir a esta sapa en una princesa encantadora —meditó—. Para eso tiene que ser el beso más largo y distractor del mundo. Yo que tú me apresuraría.
Sonreí y mis labios empezaron a atacarla con besos.
Por un momento llegué a olvidar todas las dudas que tenía acerca de ella.
Las dejaría para después. Ahora lo único que quería hacer era besarla por todo el camino.
***
Muchas veces me he preguntado si me apresuré en aceptar a Santana así de rápido como lo hice.
Llevamos de andar menos de una semana, y eso era suficiente para darme cuenta de que no la conocía en lo absoluto.
Estaba exhausta.
Creí saber quién era Santana López durante cinco meses... pero nunca me puse a pensar que en todo ese tiempo ella estuvo con Rachel y no conmigo, así que ella era quien la conocía mejor, no yo. Su nombre era el que estaba tatuado en su piel, no el mío.
Pero todo el asunto con Kitty, Nicole, de si era o no una ladrona, y el hecho que rompiera tan repentinamente con Rachel, fueron la gota que derramó el vaso.
Santana me convertía en una idiota incapaz de pensar coherentemente. La acepté demasiado rápido y estás eran las consecuencias.
—No sabía que conocías a los chicos de Ósmosis —le dije para romper con el silencio incómodo mientras ella me cargaba aún en sus brazos y caminaba en dirección al lobby del edificio de apartamentos. En todo el viaje en motocicleta mi rodilla había protestado y dolido como una condenada; Santana había insistido en cargarme ya que yo no podía ni mantenerme de pie.
—Tengo un par de trucos bajo la manga —respondió ella a mi pregunta.
Entramos en el pequeño elevador y presionó el botón para llevarnos al quinto piso.
Yo todavía tenía a Kitty atorada en mi garganta. Ya no sabía qué pensar de Santana.
¿Ya te contó de la vez que se acostó conmigo? Fueron los peores quince minutos de mi vida.
Su odiosa voz seguía reproduciéndose en mi cabeza como si fuera una pegajosa canción de mala calidad.
Quería darle pausa y continuar con Santana así como habíamos venido continuando, pero ya no podía negar el hecho de que ella me estaba escondiendo más cosas de las que aparentaba.
—Estás callada —dijo. Las puertas del elevador se abrieron en ese momento y me sacó llevándome todavía en brazos.
—Creo que puedo caminar desde aquí —respondí simplemente.
—Yo no lo creo, nena.
—Santana... Rachel va a saber que estamos juntas.
— ¿Y? Yo jamás dije que no quería que lo supiera.
Suspiré.
Intenté bajarme de sus brazos pero ella me sostuvo con fuerza.
—Santana, bájame —le pedí.
—No, hasta que me digas qué está mal.
¿Qué está mal? ¿Qué está mal? Pues TODO estaba mal.
Pero en su lugar dije:
—Solo estoy cansada es demasiado drama para una sola noche.
—Quiero explicarte todo, Britt... por favor tenme un poco de paciencia. Hay varias cosas que no sabes de mí…
—Pues ya somos dos —interrumpió una voz chillona Rachel apareció frente a nosotras.
Ay no.
Ay no.
Justo cuando quería tener una noche lejos del drama, la reina de ese género se las ingenió para encontrarme... y en los brazos de Santana.
Santana me depositó suavemente en el suelo, me apoyé en mi rodilla buena mientras miraba temerosa a Rachel.
La mirada que ella me dio hizo que mi piel escociera como si me hubiera lanzado ácido en el rostro.
—Siempre supe que eras una perra, Brittany Una perra que come de las migajas que se me caen al suelo —dijo ella. Mi mandíbula cayó abierta y la sangre se revolvió entre mis venas—. ¿Desde hace cuánto están las dos viéndome la cara?
—Eso no es de tu incumbencia, Rachel —dijo Santana Sus palabras goteaban rabia.
—Desde el día en que decidiste abrirle tus piernas a todo el que te diera la hora —respondí igual de enojada.
Hoy tenía ganas de desafiar a Rachel.
Mis palabras la pusieron furiosa.
—Hablando de abrir piernas... ¿Cuántas veces tuviste que hacerlo para que Santana finalmente te mirara? Porque no creo que con esa apariencia tan común pudieras cautivar a alguien que no fuera Sam.
—Ni una sola vez —dijo Santana Su mirada competía con la de Rachel—El que tú apliques esas técnicas no significa que el resto del mundo las use.
—Pues, cariño, no escuché que tú te quejaras de eso cuando te tenía en mi cama.
Sonrió con malicia, viéndome directo a los ojos.
Ella sabía que escuchar eso me haría doler hasta los huesos.
—No puedo creerlo ¿Cuánto llevamos de habernos separado? —Le preguntó ella casualmente a Santana— ¿Un día? ¿Dos? ¿Tres? Qué barbaridad Brittany, ni siquiera esperaste a que me bajara de su cuerpo cuando ya estabas montándolo a horcajadas como la sucia zorra que eres.
Cuando esas palabras terminaron de salir de su boca, mi mano instintivamente se lanzó contra su mejilla, haciendo un terrible sonido que hizo eco por todo el pasillo.
Retiré mi mano rápidamente. Avergonzada de haberla golpeado y de haberme rebajado a su nivel.
—La pequeña perra se rebela —dijo ella sonriendo.
¿Qué estaba mal con Rachel?
— ¿Qué te ocurre? —pregunté dolida.
Rachel sólo elevó sus cejas y se cruzó de brazos.
—Ocurre que sé que Santana, mi novia, estuvo coqueteando todo el tiempo contigo ¿Cuándo ibas a decirme que la besaste? ¿Acaso crees que soy idiota y que no las vi besándose en el baño aquel día en el bar? Te le estabas arrastrando y haciendo ese acto de "Oh, soy la chica buena" —Rachel estaba gritando a todo pulmón—. Siempre vi cómo te comías a mi chica mientras ella me besaba a mí... Nunca dejaste que codiciar mis sobras.
— ¡Basta Rachel, detente! —gruñó Santana tomándola del brazo y arrastrándola lejos de mí.
— ¡¿Tú chica?! —ahora era yo la que gritaba—. Dime, ¿cuál de todas las personas es tu chica o chico? Tienes a Finn, Elaine e incluso a Sam ¿Cómo te atreves...?
—Sam —Rachel escupió su nombre Santana continuaba reteniéndola a la fuerza mientras ella luchaba por soltarse—, le hice un favor al pobre ¡Alguien tenía que educarlo! Agradéceme después.
Entonces ella me guiñó un ojo.
¡Me guiñó un ojo!
Quería lanzarme contra su cuerpo y golpearla hasta que se desmayara en el suelo, pero yo no era capaz. No cuando al ver su rostro lo único que veía era a esa niña de doce años que siempre me contaba todo lo que le pasaba. La que siempre compartía sus juguetes cuando a mi papá le dio por vender los míos en una venta de garaje. La que me prestaba su ropa cuando fui a mi primera cita con Seth, el chico más bello de todo el sexto grado.
—Britt, espérame en el lugar en donde estacioné la motocicleta —ordenó Santana.
Mis pies estaban plantados en el suelo y no podía moverme ni por un centímetro.
—No puedo creer que me robaras a mi novia —chilló Rachel—. Solo estuve malgastando horas y horas de noches junto a alguien que estaba siendo seducida por la arpía de mi prima. Pero no importa, ustedes son la pareja ideal. Ambas no son nada más que sucias criminales... Se merecen mutuamente.
— ¡Ya basta! —gritó Santana.
Cargó con Rachel hasta hacerla entrar en el departamento pero ella puso resistencia.
—Tú no conoces a Santana como yo la conozco —gritó ella enloquecida—; una vez que se canse de jugar contigo va a regresar a donde pertenece… conmigo.
Santana la jaloneó hasta que prácticamente la tenía arrastrando los pies; Rachel se aferraba a lo que sea que estuviera en su camino para evitar ser llevada, pero finalmente Santana la empujó dentro del departamento.
Cerró la puerta tras de ella con un golpe que hizo que todo a su alrededor temblara.
Quería echarme a llorar.
Esto no está pasando, me repetí mentalmente, no está pasando.
Me quedé parada como boba observando la puerta de madera.
Estuve ida viendo hacia la nada, pensando en las cosas hirientes que me había dicho Rachel Finalmente me deshipnoticé y comencé a mover primero un pie y después el otro; haciendo una mueca cuando mi rodilla traqueó débilmente.
Iba en dirección al elevador pero la puerta de nuestro departamento se abrió repentinamente y por ahí salió Santana.
Suspiró, cansada, y luego se acercó hacia mí y me tomó de los brazos.
—Está muy alterada —dijo ella besando mi frente—, necesito quedarme hasta que Rachel se tome un sedante y se quede dormida.
— ¿Por qué no simplemente la dejas? Es una egoísta y no se merece que te quedes.
Santana elevó una ceja, curiosa.
—No quiero que cometa una estúpida locura, como seguir diciendo que soy ladrona, solo para llamar la atención.
Pegué mi rostro a su pecho y respiré hondo.
De.li.cio.sa.
Ya no sabía qué pensar con todo el asunto de ser o no ladrona. Sinceramente me daba igual que fuera la madrina de la mafia, o una versión más joven y moderna y femenina de Hannibal Lecter... Bueno, no. Tal vez Hannibal Lecter no, pero últimamente me daba igual.
Estiré mis brazos y rodeé el cuerpo de Santana con ellos la abracé apretando su estómago y hundiendo mi cara en el valle de sus pechos.
Ella me rodeó con sus brazos también.
— ¿Acaso estás oliéndome? —preguntó divertida.
Aspiré fuertemente.
—Sí, y no me importa dejar de aparentar que no lo estoy disfrutando... porque adoro como hueles.
Su abdomen se movió mientras se reía.
—Toma —me dijo después de que mi nariz acampara por un rato en sus pechos—, este es el número de Noah Ya hablé con él y quedó de pasar por ti en diez minutos.
Alcé la vista y la vi tendiéndome su celular.
—Te dejo mi teléfono para tener dónde localizarte. Dejaste el tuyo en el trabajo. Rita se encargó de esconderlo muy bien para que yo no fuera a tu cita con Sancho —dijo mientras yo seguía viéndola sin saber exactamente qué hacer.
— ¿Sancho? Bien conoces que su nombre es Sam.
—Ehhm, le queda mejor "lame vacas".
— ¿Por qué me tengo que ir? —pregunté finalmente.
—Porque no quiero que estés cerca de esa loca encerrada allá —señaló con su cabeza hacia el departamento de Rachel.
— ¿Y a dónde se supone que debo ir?
— ¿Cómo que a dónde? Pues a mi departamento.
Me separé de ella para ver su rostro.
— ¿A tú departamento? —pregunté escéptica.
—No finjas que no mueres por estar allí —dijo tomándome de la cintura. Me besó en los labios. Profundamente.
—Ve —dijo respirando las palabras en mi boca.
Sus labios de nuevo se movieron a los míos y esta vez le costó un poco más de tiempo separarse de mí.
Al instante, su celular empezó a sonar con la canción de Clocks de Coldplay.
Miró la pantalla y me dio un último beso en la frente.
—Es Noah Ya está afuera. Él te llevará a mi departamento. Llegaré dentro poco —me tendió su celular y me apretó los hombros por última vez mientras dejaba que me subiera al elevador.
Antes de que las puertas se cerraran por completo, Rachel apareció detrás de Santana.
Me sonrió y se despidió con la mano mientras se relamía los labios.
Una fría sensación me carcomió lentamente, trepaba por mi espalda y recorría cada uno de los dedos de mis pies.
Esto no era nada bueno.
Las puertas se cerraron y la superficie de acero pulido reflejó mi pálido rostro y mis ojos azules como de venado asustado.
Bajé la vista hacia el celular de Santana que aún aferraba entre mis dedos; tenía prácticamente sus secretos en mi mano, envueltos en forma de un bonito y moderno Blackberry Touch, esperando porque descubriera lo que sea que Santana me estaba escondiendo sobre Nicole.
Solo el hecho de escuchar su nombre me provocaba urticaria y ganas de vomitar mi almuerzo.
Pero sería una buena novia y le daría el beneficio de la duda. Solo esperaba que dejara de evitar ocultarme la verdad porque me estaba cansando tanto misterio.
Santana López, ¿quién eres?
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Hola Hola!
Bueno hoy vengo a dejar otro capitulo espero que les guste mucho C:
Espero dejen sus comentarios al respecto jajaja yo creo que rach es toda una mmmm uds saben ;)
PD: Les tengo una propuesta si hay bastantes comentarios de aqui el viernes hago una maraton de 4 capitulos ;) asi que piensenlo !
Saludos Y besos
COMENTEN ;)
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Uyuuuy muy bueno pobre britt y amo a esta san
Heya Morrivera********- - Mensajes : 633
Fecha de inscripción : 07/05/2014
Edad : 35
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Jejeje ame a san...espero q no pase nada con rachel y q san le cuente la verdad a britt....si maraton....nis leemis luego...;)
minerva ortiz*** - Mensajes : 126
Fecha de inscripción : 30/03/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
holap dan,..
definitivamente a rachel se le voló la teja mal,...!!!!
a ver que pasa ahora???? yo que san la dejaba que se mate peroooooooooo,...
a ver como se lo toma el resto,,... a sancho y rachel de por si no les callo bien???
nos vemos!!!
definitivamente a rachel se le voló la teja mal,...!!!!
a ver que pasa ahora???? yo que san la dejaba que se mate peroooooooooo,...
a ver como se lo toma el resto,,... a sancho y rachel de por si no les callo bien???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
por supuesto que queremos maraton queremos maraton
marcy3395***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Yo en el lugar de Britt agarraba a Rachel de saco de box xD
Que rayos le paso? Ella quiere a todo el mundo >.<
Bueno vengo a contribuir con mi comentario para la maraton :D me muero por saber todo lo que esconde Santana.
Saludos c:
Que rayos le paso? Ella quiere a todo el mundo >.<
Bueno vengo a contribuir con mi comentario para la maraton :D me muero por saber todo lo que esconde Santana.
Saludos c:
Twinkle Dani-*-* - Mensajes : 3020
Fecha de inscripción : 23/03/2012
Edad : 29
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Pues vamos queremos nuestros cuatro capitulos por favor <=)!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Maratón maratón maratón! !! Ojala la hagas
lauravm98******* - Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Oh si porfa!! maratón maratón maratón
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Sigo aquí desde siempre
sólo que leo desde el móvil y me es imposible comentar
Los capítulos han sido sensacionales *-* amo esta adaptación, lo juro <3
sólo que leo desde el móvil y me es imposible comentar
Los capítulos han sido sensacionales *-* amo esta adaptación, lo juro <3
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Heya Morrivera escribió:Uyuuuy muy bueno pobre britt y amo a esta san
minerva ortiz escribió:Jejeje ame a san...espero q no pase nada con rachel y q san le cuente la verdad a britt....si maraton....nis leemis luego...;)
3:) escribió:holap dan,..
definitivamente a rachel se le voló la teja mal,...!!!!
a ver que pasa ahora???? yo que san la dejaba que se mate peroooooooooo,...
a ver como se lo toma el resto,,... a sancho y rachel de por si no les callo bien???
nos vemos!!!
marcy3395 escribió:por supuesto que queremos maraton queremos maraton
Twinkle Dani escribió:Yo en el lugar de Britt agarraba a Rachel de saco de box xD
Que rayos le paso? Ella quiere a todo el mundo >.<
Bueno vengo a contribuir con mi comentario para la maraton :D me muero por saber todo lo que esconde Santana.
Saludos c:
Pao Up escribió:Pues vamos queremos nuestros cuatro capitulos por favor <=)!
lauravm98 escribió:Maratón maratón maratón! !! Ojala la hagas
Dolomiti escribió:Oh si porfa!! maratón maratón maratón
Anddy Rivera Morris escribió:Sigo aquí desde siempre
sólo que leo desde el móvil y me es imposible comentar
Los capítulos han sido sensacionales *-* amo esta adaptación, lo juro <3
HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA GRACIAS por comentar :) ire subiendo el maraton poco a poco asi que espero que vayan dejando sus comentarios :)
Saludos Y besos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 13
Contraseñas.
Odiaba las contraseñas.
Y resultaba que el celular de Santana las tenía.
Ya iba por el tercer intento y, si continuaba así, el teléfono se iba a bloquear por completo.
Mierda.
Lo único que podía hacer era contestar llamadas.
Así que cuando Noah llamó para saber en dónde estaba, fue una sorpresa que pudiera responderle.
Noah manejaba una camioneta blanca tamaño gigante que contaba únicamente con sólo un asiento para pasajeros. Una gran antena sobresalía desde la cabina, y en su parachoques tenía pegada una calcomanía que decía: "Los vaqueros sabemos usar la lengua mejor que los franceses".
Mientras subía al vehículo no pude evitar darle una segunda mirada al chico. Era apuesto, atlético y tenía una piel bronceada seguramente de trabajar bajo el sol.
Para mí era un completo desconocido pero si Santana confiaba en él para llevarme hasta su departamento... pues yo también tenía que confiar.
Noah me sonrió inmediatamente y me sentí cómoda con su presencia—Entonces... ¿qué estupidez cometió Santana esta vez? —Me preguntó—Que agradezca que estaba a mitad de camino cuando me llamó o sino estarías esperándome durante horas.
—Creo que la que hizo algo estúpido en esta ocasión fui yo —murmuré.
Noah movilizó la camioneta por la carretera y pronto comenzamos a pasar a gran velocidad las casas a nuestro alrededor.
— ¿Qué hiciste? —preguntó mientras le subía al aire acondicionado.
—Creo que me enamoré de ella.
Me dedicó una sonrisa ladeada—Sí, eso fue algo estúpido de hacer. Aunque para que te consueles: no eres la única que ha estado en esa situación antes. Por ejemplo Kitty.
Lo miré atentamente.
Era imposible tratar de olvidarme de ella. Todavía tenía
su rostro rondándome por la cabeza— ¿A Kitty le gusta Santana? —pregunté escéptica.
—No solo le gusta; está loca por ella Literalmente López tiene ese efecto entre las mujeres y en los hombres también, especialmente sus novias, novios o ligues de una sola noche... —se detuvo y me miró por una fracción de segundo. Parecía avergonzado—, lo siento. Olvida que dije "ligues de una sola noche" en la misma frase.
Me quedé en silencio por un momento Noah aprovechó para subir el volumen de la radio, y la voz de un cantante de música Country nos acompañó por los próximos cinco minutos—Entonces... ¿cómo es que ella las vuelve locas? —Pregunté, muy en el fondo no quería saber la respuesta—. ¿Les suministra algún tipo de gas? ¿Corro peligro?
Noah se rió de mi ocurrencia.
Yo en cambio hacía trabajo de investigación.
—No, Sinceramente nunca he podido sacarle el secreto. Es una cretina bastarda —dijo bromeando.
—Por casualidad... ¿tú sabes de qué trabaja Santana? —tenía que preguntar. Era ahora o nunca. Personalmente me estaba volviendo loca por recibir respuestas. Sí, Santana López las volvía locas... a todas. Incluyéndome.
—Hmmm. Bien, ella es algo así como nuestro manager —respondió. Lo miré, atónita.
¿Qué? ¿Ese era el gran misterio que tenía que esconder Santana? ¿Estaba hablando jodidamente en serio?
Noah debió ver la cara que hice porque al instante sintió la necesidad de explicarse—Bueno... ella nos consigue lugares en los que tocar y administra lo que ganamos Kitty le cobra, se siente con derechos solo porque Brandon, el vocalista, es su hermano. Pero... sí. Básicamente ese es uno de los trabajos de Santana.
— ¿Y los otros?
Noah frunció el ceño—Creo que uno de ellos es en una concesionaria de autos de lujo. Básicamente solo tiene que probarlos. Es una idiota suertuda.
¿Una concesionaria?
Nada de esto me sonaba fuera de lo común. Y Santana no parecía la clase de chica que se conformaba con un trabajo común. Me costaba imaginarla en algo normal como ser cajera o una vendedora en una farmacia. El tipo de trabajo ideal para Santana sería uno que llevara la palabra ilegal tatuada por todos lados.
Además, ¿cuántas horas laboraba? ¿Una? ¿Tres? Porque, seriamente, yo jamás la miraba trabajando.
¿Por qué, entonces, se tomaría la molestia de querer enseñarme anteriormente su lugar de trabajo? Bien pudo decírmelo sin hacerme pasar tanto misterio.
— ¿Por qué me preguntas esto? ¿No te lo ha dicho ella? —preguntó noah mientras le pasaba a un auto que conducía a menor velocidad.
—Simplemente tenía curiosidad —respondí.
Después de diez minutos Noah introdujo el vehículo en el sótano de un edificio de apartamentos— ¿Aquí vive Santana? —pregunté con asombro.
El lugar era enorme y lujoso; una gran parte estaba recubierta de paredes de cristal y el edificio lucía imponente en el grueso concreto que emplearon para el resto de la fachada. Eso era sólo lo que podía ver desde el exterior del edificio. No me podía ni imaginar cómo sería en su interior.
—Claro. ¿No conocías? —Escuchar la voz de Noah me trajo de vuelta hacia el interior del auto en donde una canción de Tom Maxwell sonaba.
—No. Jamás me ha traído por estos lados —o a Rachel, o por lo menos eso era lo que yo creía. Hubo varias noches en las que ella no llegaba a casa y Santana terminaba acompañándola a su habitación.
Pensar en eso me trajo escalofríos. No quería pensar tampoco en lo que estaría haciendo Santana con Rachel en estos momentos.
Algunas cosas eran mejor ignorarlas.
—Dime una cosa —habló Noah sonando perplejo—: ¿Santana jamás te enseñó dónde vivía, y aun así logró convencerte de que se hicieran un tratamiento para tener un bebe?
Mi rostro se puso rojo como un tomate—No.estoy.embarazada —dije arrastrando las palabras.
— ¿Ah, no?
Suspiré por lo bajo Santana me las iba a pagar por esto—Santana se puso celosa y se inventó todo el asunto del tratamiento del embarazo para ahuyentar a cualquier chico o chica que se me quisiera insinuar.
Comenzaba a creer que ella estaría dispuesto a ponerme una etiqueta en la frente que dijera: "Ocupada por Santana López... No tocar, ni mirar, ni respirarle en la nuca o te pateo en las bolas o tetas".
— ¿Entonces no estás embarazada?
—No.
—Oh.
— ¿Oh?
Noah se mostró incómodo por un momento.
Entonces, siempre con sus ojos fijos en el camino a través del sótano, extendió una de sus manos hacia la parte trasera de su asiento y sostuvo rápidamente frente a mí una bolsa de papel con decorados en azul celeste y la cara de un bebé chupando un biberón que en letras grandes ponía: ¡Felicidades a la nueva mamá!
Tiene que ser una broma.
—Lo siento —se encogió de hombros y me entregó la bolsa de papel—. Pasé por una tienda de bebés antes de recogerte. Mi mamá me enseñó a no ser grosero y presentarme ante alguien con las manos vacías.
—No estoy embarazada —volví a repetir para tratar de convencerme más a mí que a él.
Juro que sentí una patadita en mi vientre… ¿o eran gases?
¡Agggh! No, Britt, nadie se embaraza solo por repetir cien mil veces al día que está embarazada. Sino ya existirían demasiadas madres habitando el país.
Mi rostro seguía calentándose con cada segundo que pasaba y ni Noah o yo decíamos algo.
Finalmente él estacionó el auto en uno de los puestos vacíos más cercanos a una de las entradas del edificio—Es un trajecito con un mensaje —tomó la bolsa de papel de mi regazo y metió la mano en el interior. Sacó un traje para bebé recién nacido, en donde se leía: “Si piensas que soy lindo… deberías ver a mi mamá”.
Sinceramente era la cosa más bella y celeste que haya visto. Parte de mi iceberg interior se derritió al ver el pequeño conjunto. Pero sólo una parte pequeñísima, eh—De nuevo, lo siento —dijo Noah poniendo el trajecito en su lugar—. Igual es tuyo. Digo, por si conoces a alguien que lo pueda usar.
Hice una mueca. ¿Acaso me miraba gorda para que todos creyeran que de verdad estaba embarazada?
— ¿Gracias? —dije sin saber qué más decir.
Abrí la puerta del auto y cargué con la bolsa
—Oh, casi lo olvidaba —me detuvo antes de que me perdiera en el interior del elegante edificio—. El apartamento de Santana es el 6B ella guarda un repuesto de la llave en una lámpara que cuelga cerca de la puerta.
Asentí con la cabeza.
—Y trata de no enfadarte con Kitty, Santana la dejó en la misma semana que comenzaron a andar. Es por eso que ella se comporta como una perra, no creas que su cara de acidez es permanente... se le pasará.
Noah me sonrió por una última vez, y puso el motor del auto a trabajar nuevamente—Encantado de conocerte, Brittany —me dijo y se marchó, dejándome sola con mis dudas y preguntas empujando por salir a la superficie.
No quería pensar en Kitty y Santana como pareja. El solo imaginármelo me daban arcadas.
Era eso o de verdad mi cerebro estaba atravesado pensando que lo del embarazo era real.
Me moví hacia el interior del edificio con una sola misión: recolectar información en el departamento de Santana.
Si ella no me daba respuestas, entonces iba a buscarlas hasta por debajo de su cama, y más le valía darme explicaciones pronto porque nada de lo que nos estaba pasando tenía sentido.
***
El celular de Santana vibró y comenzó a reproducir Clocks así como lo había hecho una media hora antes, cuando Noah llamó.
La pantalla se iluminó con el nombre de “Desconocido”.
No sabía si debía contestar, pero a estas alturas era capaz de hacer todo con tal de saber más sobre el misterio que envolvía a Santana López.
Iba a responder, cuando la llamada se cortó repentinamente.
Intenté deslizar mis dedos por la pantalla para ver si el teléfono se desbloqueaba pero seguía igual de bloqueado.
Entonces, volvieron a llamar nuevamente, el mismo número desconocido, pero colgó antes de que pudiera responder.
Dejé mi dedo preparado por si volvía a llamar el sujeto cuyo nombre Santana no tenía registrado en su lista de contactos, cuando, timbró de nuevo.
Esta vez fui rápida en responder.
— ¿Hola? —pregunté.
—Nena… ¿llegaste bien? —Era Santana Me estaba poniendo paranoica de puro gusto.
—Sí. Sin embargo sucedió algo interesante —le dije mientras hacía mi recorrido por el lobby del edificio. Mi rodilla seguía doliendo y eso me volvía lenta para caminar, tenía que andar cojeando y haciendo muecas cada vez que mi pie pisaba el suelo.
—¿Algo interesante? ¿Qué ocurrió? —su voz se puso de repente grave y preocupada.
—Recibimos nuestro primer regalo para el bebé —dije sin entender por qué se puso de repente tan seria. Hablando de paranoicas.
Hubo un segundo de silencio antes de que Santana se echara a reír fuertemente—Definitivamente Puck —dijo ella aun riendo ya más relajada—, ¿y qué le obsequiaron a nuestro primogénito no nacido?
Rodé los ojos y le describí el pequeño traje azul celeste. Era encantador ¡y tenía unas huellitas en los pies! Simplemente adorable.
Me dieron ganas de tener un bebé solo por el hecho de vestirlo con ropa tan linda.
— ¿Y… cómo sigue Rachel? —pregunté finalmente, sin en realidad querer saberlo. Sólo deseaba que Santana llegara pronto para estar más segura de que Rachel no le fuera a caer encima.
—Precisamente la acabo de dejar durmiendo. Me costó mucho, sin embargo.
Fruncí el ceño— ¿Qué tuviste que hacer entonces?
— ¿Eso que detecto son celos? —preguntó divertida.
¡Pues claro que sí! ¿Cómo quería que no me sintiera celosa si en los pasados cinco meses cada vez que ella podía besaba a Rachel o se acostaba con ella?
Odiaba sentirme celosa pero el pensamiento de que ella estuvo primera en la boca de Santana era repugnante.
A estas alturas todavía me seguía cuestionando si era buena idea continuar con lo nuestro. Pero, ¿era yo capaz de dejar a Santana?
—Lamento haberte dejado ir sola —habló su suave voz—, pero es que quería dejarle un par de cosas claras a Rachel. En primer lugar, nadie, y mucho menos ella, tiene por qué hablarte de esa manera sino fuera porque esta medio loca estaría quebrándole los dientes, y lo sabes Britt —hizo una pausa para tragar saliva—. En segundo lugar, no pude dejarla continuar regando ese chisme de que soy una ladrona. Tú no confías lo suficiente en mí todavía como para no creer lo que sea que salga de la boca de Rachel…
Me detuve abruptamente antes de continuar mi camino hacia el elevador.
— ¿Puedes culparme por eso? Santana, tú no me has dado motivos suficientes para confiar en ti. —Estaba enojada. Quería respuestas y no más dudas; yo solo anhelaba una relación normal y no una tan jodidamente misteriosa—. Te pido respuestas y solo me lanzas más preguntas. Perdóname si no confío ciegamente pero es que no quiero salir lastimada.
Además, ¿cómo crees que me siento cuando sé que estás con Rachel en estos momentos? Hasta Noah me dijo que saliste con Kitty pero que le diste “corte” en su primera semana de andar. ¿Cómo sé que no me harás lo mismo a mí también?
Mis ojos se humedecieron repentinamente.
Nada de lágrimas.
Nada de lágrimas, Brittany.
El otro lado de la línea telefónica se quedó en silencio. Por un momento pensé que Santana había colgado pero una larga respiración se escuchó antes de oírlo hablar—Lo siento. Te dije que yo era tóxica y dañina —suspiró nuevamente—Britt, lo mío con Kitty sucedió hace dos años. Y sí, la dejé porque se puso rara y comenzó a coleccionar artículos de mis cosas personales. ¿Crees que es normal andar con alguien que se robaba mis bragas? Es lo más retorcido que he visto hacer a alguien.
Traté de no reírme. ¡Esto era serio! — ¿Por qué, en la vida, ella querría robar tus bragas? —pregunté con voz estrangulada.
— ¡No lo sé! Y probablemente no me creas pero de verdad lo mío con Kitty sucedió hace ya mucho tiempo. Ella está enojada desde entonces conmigo, y su hermano realmente me odia. Pero Britt, tienes que confiar en mí cuando te digo que no hay absolutamente nadie con quien quiera pasar en estos momentos que contigo. Y sé que estoy siendo egoísta porque no debería retenerte a mi lado, pero quiero aprovechar que todavía te tengo antes de que sepas en lo que en realidad te estás metiendo.
—Y dime, ¿en qué exactamente me estoy metiendo?
Ella suspiró en su lado de la línea telefónica y aunque no podía verla a la cara, sabía que se estaba pasando las manos por su cabello oscuro y espeso—Quiero decírtelo en persona —fue su simple respuesta.
Esto ya me estaba sonando a Cincuenta Sombras de Grey. Cincuenta Sombras de López. No, sombras no. Misterios, y no cincuenta. Ciento cincuenta misterios de López.
Sí, en otra vida, cuando sea escritora en alguna realidad alternativa, así titularé mi relación con Santana.
—Por favor no vayas a decir que tienes raras aficiones y escondes látigos en tu armario —dije algo preocupada.
Santana se rió fuerte y claro en mi oído—Para nada. Soy una chica completamente regular.
Sí, una chica regular que vivía en un edificio cuyos pisos eran alfombrados en su mayoría y el mármol pulido del suelo hacía resbalar las suelas gastadas de mis zapatos.
Ajá.
Chica regular.
— ¿Por qué no me dijiste que representabas a la banda? —La interrogué, recordando lo que me había dicho Noah— ¿Por qué eres tan misteriosa en cuanto a tu trabajo? No tiene sentido —retomé mi camino y me subí a un vacío elevador.
Las puertas tardaron en cerrar y pronto la música típica de un ascensor comenzó a sonar… aunque ni tan típica. Eran canciones de… ¿Selena Gómez?
—Ahora sabes por qué es que mes las sé; eso y que a Nicole le gusta oír esa música… —se detuvo de hablar.
Mis cejas se elevaron en lo alto— ¿Nicole? ¿Finalmente me vas a decir quién putas es? —yo no solía maldecir mucho pero me estaba hartando de toda la situación.
No estaba dispuesta a salir con una mujeriega que solo jugara conmigo.
No estaba dispuesta a tener una relación abierta con otras chicas… la poligamia no iba conmigo.
Y definitivamente no estaba dispuesta a compartir a Santana López.
—Woa, Britt Relájate. Nicole es…
— ¡Su jodida sobrina! —grité enfurecida a una Rita que todavía tenía un ojo cerrado y el otro medio abierto. Entré en su casa y lancé la bolsa de color celeste que tenía el traje de bebé que Noah me había obsequiado.
Ni siquiera puse un pie en el departamento de Santana Esa jodida idiota me hizo pasar un infierno solo para decirme que Nicole era su sobrina de diez años.
Mierda.
Estaba muy molesta.
Dejé su teléfono en la recepción del edificio y salí corriendo a tomar un taxi; me fui directo a la casa de Rita (no quise irme al departamento donde la fiera de Rachel dormía).
No quería saber nada de Santana López. O de Rachel, o de Kitty-colecciona-bragas.
Esa idiota, inmadura, bastarda, hija de p…
—Britt, ¿me quieres contar qué pasó? Siento como que me estoy perdiendo de algo —dijo Rita en un estado somnoliento.
No me había fijado ni en la hora. Debía ser cerca de la media noche.
Resoplé furiosa y me desahogué con Rita.
Le conté todo, desde el principio.
—Creo que te estás precipitando a juzgarla —me dijo ella una vez que terminé de contarle con lujo de detalles—. Mira, ni siquiera sabes cuánto gana. ¿Qué tal si gana lo suficiente como para darse el lujo de tener un departamento en el lugar más asombroso del mundo? No puedes culparla solo por eso. Si yo tuviera una novia rica ya estuviera explotándola y haciéndole bailes calientes en el regazo solo para que me llevara al Burj Al Arab a beber Champagne.
Arrugué la nariz—Ya suenas como Mirna —me burlé.
—A veces Mirna tiene razón. Las dos están que explotan de deseo y de intensidad sexual…
—Basta. No quiero seguir hablando de esa idiota. ¿Por qué me oculta cosas? ¿Acaso le he ocultado algo yo?
Rita dio un largo suspiro—Esta crisis sin duda amerita algo de alcohol —dijo ella llevándome a la cocina—, no puedo creer que no hayas entrado a su departamento. O al menos te hubieras quedado con su celular. Mi primo Lalo te lo hubiera desbloqueado en un santiamén.
Rita vivía con sus dos hermanos menores y con su padre. Sin madre. Ella los abandonó para irse de gira a Las Vegas con un circo llamado los Hermanos Vadlín. Se fue hace más de quince años y, hasta la fecha, ella siempre iba y volvía cuando se le diera la gana. Pero aun así, Rita logró sacar adelante a sus hermanos y era quien actualmente les pagaba la colegiatura.
Y luego yo venía y la interrumpía de su sueño. Ahora me sentía mal.
— ¿Quieres una bebida de niña o un tequila para nada femenino? —me preguntó ella sosteniendo dos botellas en su mano.
Señalé el tequila.
Rápidamente ella llenó y colocó el pequeño vaso en el desayunador y lo empujó hasta mis manos.
Quería llorar por todo. Me sentía hormonal y usada.
¡Su sobrina! Já. ¡¡Su sobrina!!
¿Qué le costaba decírmelo de una vez? ¿Cuál era el punto de mantenerme desconcertada todo ese tiempo?
Me tomé el tequila de un trago.
Chillé cuando la bebida quemó mi garganta.
No era muy buena para beber, y menos algo tan fuerte, pero la aplanadora López se pasó en medio de mi pecho y me aplastó el corazón.
La odiaba.
—Prometo no enamorarme de Santana —hipé— López.
Mi lengua se sentía algo dormida después de la cuarta copa de tequila (¿o fueron seis?).
Me daba igual.
Rita comenzó a reír como una hiena loca—Muy tarde, amiga. YA estás enamorada de ella.
—Deberías conocer a Noah —dije de repente—, él me regaló la cosa más bella que alguien pudo haberme dado.
Fruncí el ceño—Bueno… le dio a mi bebé la cosa más linda que haya visto —corregí.
Rita se estaba tomando otra copa de tequila, pero cuando mencioné lo del bebé, escupió toda la bebida y una parte cayó en mi brazo.
Comencé a reírme— ¡¿Estás embarazada?! —chilló. Juro que casi se le salieron los ojos de sus cuencas.
Resoplé echándome para atrás en el banquito de madera en el que estaba sentada—Santana le puso Kevin y si es niña Santana Marie —reí más fuerte. Las lágrimas se me salían de los ojos.
— ¡¿Es de Santana?! —gritó Rita esta vez.
Me llevé los dedos a los labios e intenté hacer un sonido como de shhhh—Vas a despertar a tu familia —le dije en un tono bajo.
— ¿Cuándo pensabas decírmelo? Espera, ¿Santana se acostaba contigo y con Rachel al mismo tiempo? Mierda pero si dos mujeres no pueden embarazarse.
—Iuughh, no. Lo del bebé fue algo repentino fue un tratamiento —dije quitándole importancia al asunto.
Iba a servirme más tequila cuando Rita me lo arrebató de la mano— ¡Oye, ¿qué sucede contigo?! —gemí.
—No estoy tan borracha como para olvidar que cuando estás embarazada no se debe beber —me respondió—Britt, camina. Vamos al baño.
Ella intentó tomarme del brazo pero la empujé, haciendo que mi pie se doblara y que mi trasero estuviera en el suelo— ¿Para qué? Odio a Santana Apuesto a que se quedó con Rachel para echar un último polvo —solté llorando esta vez. Mis ojos acuosos miraron al techo de cielo falso que se estaba volviendo mohoso. La casa de Rita era de origen muy humilde.
Las paredes estaban pintadas de un horrible amarillo que me recordaba al color del tequila… algo entre ámbar y naranja.
¡Necesitaba ese tequila!
—Britt, no saltes a conclusiones todavía. Vamos. —Esta vez Rita no me soltó hasta que estuvimos metidas en el baño.
En el camino logré agarrar la bolsa azul celeste y saqué el trajecito para que ella lo viera.
Hizo sonidos infantiles y me lo devolvió. Entonces me lo puse en el estómago y lo amarré a un pedazo de mi camisa.
— ¿Para qué me traes aquí? —protesté una vez que estábamos en el pequeñísimo baño. Me dolía la rodilla y sentía que en cualquier momento me podía desmayar. Juro que en la sala de Rita vi a Santana parada, observándome con ojos de halcón y diciéndome que era peligrosa para mí.
— ¿Cómo que para qué? —Habló Rita— ¡Estás embarazada! Ahora, la única solución que encontré en internet para desintoxicarte del alcohol es a la manera antigua: vomitándolo todo. Vamos a hacer un lavado estomacal. Más te vale que vomites hasta la última gota de lo que te bebiste.
— ¿Qué? Rita yo no estoy… —no me dejó terminar y puso mi cabeza tan cerca del retrete que pensé que me iba a ahogar en el agua sucia.
— ¡Vomita allí! ¡Vomita!
Y como si mi estómago estuviera oyendo la voz de su entrenador: vomité. Y vomité una segunda vez… y creo que una tercera. No estaba muy segura, dejé de contar después de la primera.
Asco. Asco. Asco.
Después de esto iba a necesitar unas buenas pastillas para el aliento.
En momentos como estos odiaba haberme fijado en alguien como Santana.
Ya en serio, ¿quién era?
¿Acaso no sabía que entre más me prohibiera tener sentimientos por ella, mayor se volvía mi atracción?
Increíble estuve celosa de una niña de diez años.
Pero hasta no ver… no creer.
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Hola Hola!
Bueno aqui empezamos el maraton 1/4
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 14
Hacía demasiado calor.
Mi frente estaba empapada de sudor y la camiseta que tenía puesta se pegaba a los costados de mi cuerpo como si fuera una segunda piel.
Me dolía la cabeza. Sentía que hasta los dedos de mis pies palpitaban debido al dolor.
Traté de estirarme fuera de la cama pero fue inútil: me dolía hasta la médula ósea.
No quería abrir los ojos; la poca luz que entraba en la habitación era demasiado cegadora e insoportable aun a través de mis parpados cerrados.
Mantuve los ojos así por al menos otros diez minutos antes de abrirlos por completo.
Lo primero que vi cuando me desperté fue una foto de un jugador de fútbol haciendo estiramientos de piernas. Y no era el único: habían otras fotos de otros doce o quince jugadores más. De hecho, llenaban toda una pared del dormitorio de Rita.
Me encontraba distraída viendo a un particular brasileño de ojos azules, cuando, sentí una mano bajar hasta mi cadera y luego deslizarse por mi trasero. Inmediatamente me puse alerta. La misma mano subió de mi trasero a mi cintura, hasta meterse dentro de mi camiseta y acabar haciendo un recorrido por mis costillas. Lo peor de todo era que no podía ver de quién se trataba porque yo estaba de espaldas a esa persona.
¿Rita? No, imposible. Rita era de manos pequeñas y uñas largas.
¿El papá de Rita?
Arrugué la nariz.
Debido a que no recordaba muy bien los detalles de la noche pasada, bien pude estar acostada junto al abuelo de ella. El tequila y el vómito no eran buenos acompañantes definitivamente.
Lentamente giré sobre mi costado para ver de quién rayos se trataba, y frente a mí, el rostro dormido de Santana me daba la bienvenida.
Tragué saliva, y por un momento me di el lujo de dejar de pensar.
No tenía ni la menor idea de cómo Santana había venido a dar a casa de Rita.
¡Ni siquiera se sabía la dirección!
Intenté apartarme de ella pero no tenía escapatoria: la cama estaba pegada a una de las paredes y el otro lado se encontraba obstruido por su cuerpo.
Antes de que pudiera pensar en algún plan para deslizarme fuera, dirigí mis ojos a sus bien formados labios los dos eran tan carnosos... y ella se acababa de pasar su rosada lengua por ellos.
De solo verla, mis ojos automáticamente se iban poniendo bizcos y mi boca comenzaba a hacerse agua. En serio, era como si encendieran un interruptor y alguien drenara mi cerebro de todo pensamiento coherente.
—Yo sé que me veo condenadamente apuesta, pero de verdad necesitas descansar antes de que la resaca te dé duro —dijo ella aun con los ojos cerrados.
Oír su voz me bastó para recordar lo ocurrido la noche pasada.
La empujé con todas mis fuerzas, pero eso solo la hizo moverse un poco de la cama.
Me puse en posición sentada y aparté su mano que se encontraba muy plácida acariciando mi estómago.
Gracias al movimiento brusco, mi cabeza rebotó y dolió horriblemente—Auuu —protesté.
—Te lo dije, nena. Ahora regresa aquí a mi lado.
Santana puso su brazo sobre mi cintura y me tiró hacia atrás y junto a ella.
—Así está mejor —murmuró poniendo una de sus piernas sobre las mías—. Vuelve a dormir.
— ¿Estás loca? —chillé. Mi voz salió estrangulada y me dolía la garganta. Bueno, me dolía todo. Hasta el coxis—. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo conoces la casa de Rita? ¿A qué hora llegaste?
—Shhh —entreabrió los ojos para poner su dedo índice sobre mis labios y rápidamente regresó a su posición inicial de dormida—. La historia es muy larga y apuesto que ahorita tienes un monumental dolor de cabeza. Te dejé una pastilla para que te la tomes después...
—Santana... ¡muévete! —dije entre dientes. Intenté quitar su pierna de las mías, pero esto era un caso perdido. Lo único que ocasioné fue que ella pegara aún más mi cuerpo con el suyo.
—Déjame explicarte ciertas cosas —me detuvo antes de que pudiera agitarme de nuevo y me traspasó con esos ojos cafés suyos—. Anoche me llamó Rita. Al parecer te habías desmayado sobre el inodoro del baño y se puso nerviosa pensando que el alcohol había dañado de alguna forma al bebé —dijo lo último poniendo una sonrisa arrogante en el rostro—, antes de llamar a una ambulancia decidió llamarme a mí para mantenerme al tanto, ya que soy la responsable de ti sus palabras no las mías.
Rodé los ojos y me arrepentí no haberle dicho a Rita que todo fue un malentendido—La convencí de que Kevin estaba en perfecto estado, creciendo saludable y fuerte dentro del vientre de mami. —La muy idiota se deslizó para poner esos seductores labios sobre mi estómago.
Las mariposas se precipitaron a volar en todas direcciones.
¿Era normal que algo de esto me pareciera tierno y sexy, o ya estaba mal de la cabeza? Sí, probablemente eso último.
— ¿Por qué no te quedaste en el departamento así como te lo pedí anoche? —me preguntó en medio de los besitos y las atenciones que tenía sobre mi vientre y sobre nuestro hijo no nacido.
Me aclaré la garganta tratando de despejarme el aturdimiento— ¿Que por qué no me quedé anoche? Pues fácil: estoy harta de que me ocultes cosas. Entiendo que todos tenemos secretos que esconder pero... contigo todo se multiplica por infinito.
Ella frunció el ceño y regresó a acostarse a mi lado—Britt, no soy un misterio que resolver, lo único que te oculté fue lo de Nicole —apartó la vista—. Pero es que jamás le he dicho a nadie que tengo una sobrina Kitty una vez me escuchó hablando por teléfono con ella y pensó que era mi novia. Te lo conté porque tú estabas llegando a la misma conclusión. ¡Hasta te ofrecí llevarte para que la conocieras, pero aun así dudaste de mí!
— ¡Es que eres una tonta! —Exploté— ¿Qué tan difícil era decirme que Nicole es tu sobrina?
—Es complicado... Sólo… sólo no quiero ponerla en peligro exponiéndola demasiado. Prefiero que nadie sepa quién es ella. Por eso es que la mantengo en secreto.
Fruncí el ceño— ¿Por qué? ¿Por qué insistes en ocultarla tanto? No le encuentro sentido. ¿Acaso la consideras tan fea?
—No... No es eso —dijo debatiéndose internamente si decirme o no—. Lo que pasa es que... Nicole es especial.
Dudé por un momento— ¿Especial como una súper genio, o especial como con alguna enfermedad?
—Especial como una niña que a los siete años fue dejada sola en casa mientras un pirómano le prendía fuego a todo el lugar.
Abrí mi boca y luego la cerré—Tiene la mitad de su rostro deformado —dijo en voz tan baja que pensé que no la había escuchado bien—. No quiero que le hagan más daño del que ya está hecho.
Pensé en algo que decir, aunque solo una cosa me llamó la atención: — ¿Entonces por qué la ocultas? ¿No deberías ayudarla mostrándole que no debe encerrarse en un cascarón? La estás acomplejando —la regañé.
Ella suspiró—No es tan sencillo —respondió—. No puedo darle tanta libertad como quisiera porque, la persona que le arruinó la vida, la que empezó el incendio, está buscándola hasta el sol de hoy. No puedo dejar que nadie sepa dónde está para que la puedan arrebatar.
Mi mente se quedó en blanco por un momento— ¿Quién le arruinó la vida? —pregunté temiendo que no me fuera a decir nada.
Se quedó en silencio como por medio minuto, y luego, en voz contenida y filosa respondió: —Su padre. Que resulta ser mi hermano.
Demasiadas preguntas se adueñaron de mi cerebro en ese momento, pero no quería ser impertinente y soltarlas todas. Además, consideraba a Santana como un ratón que había que dejarle pequeños trozos de queso regados en lugares estratégicos, para luego colocar el más grande sobre una ratonera y esperar a que caiga.
— ¿Qué ocurrió con su madre? —me limité a saber.
Ella hizo una mueca y dejó de verme a los ojos. Aunque, desde su última confesión dejó de hacerlo—Ella no salió a tiempo de la casa y... nadie sabía que también se encontraba dentro cuando se inició el fuego.
Tenía ganas de llorar. Llorar por ella. Llorar por toda su situación. Llorar por Nicole. Llorar por ser tan egoísta.
Justo ahora me sentía estúpida por armar un gran lío con mis celos.
—Cuando te dije que yo no era buena para ti, no estaba lanzando indirectas en vano —murmuró seriamente. Sus ojos hicieron contactos con los míos—. Vengo de una familia jodida, dañada, que solo conoce el significado de la pérdida y la destrucción. Soy como un edificio en ruinas a punto de derrumbarse, y créeme, no quieres estar dentro cuando eso suceda. Nadie en su sano juicio querría.
Mi boca cayó abierta simultáneamente.
¿Me estaba dejando?
—Santana…
—Mi hermano tiene esquizofrenia paranoide y se le puso en una clínica psiquiátrica en vez de en una cárcel. Asesinó a su mujer, quiso matar a su hija y… también intentó matarme a mí. Creyó que quería envenenarlo con la comida y se limitó a tratar mal a todo aquel que se le acercara. Pensó que yo era una asesina así que decidió clavarme contra el tronco de un árbol —se rió secamente. Esto era demasiada información en apenas sólo un minuto—. Mis tatuajes son en cierta manera irónicos y son una especie de “homenaje” a su sentido del humor.
—Santana… —Ella negó con la cabeza efectivamente.
—Anoche me quedé con Rachel porque noté los mismos síntomas que mi hermano presentó en su etapa inicial.
Bufé al oírla—Rachel no tiene esquizofrenia. Tal vez está loca pero no de una manera clínica sino de una manera teatral.
—Lo noté.
Se quedó en silencio y aproveché para colocar mi mano en su mejilla.
Le di un pequeño beso en los labios.
Quería reconfortarla pero no sabía cómo. ¿Qué podía decirle? ¿Que la entendía? Jamás estuve en una situación como esa, así que no sabía lo que se sentía—Nicole solo me tiene a mí y a mi abuela —continuó hablando ella Podía ver lo mucho que le dolía hablar de esto—. Mis padres murieron hace más de seis años y... digamos que no vengo de una familia con finales perfectos.
Ninguna de las dos habló por mucho tiempo.
—Los finales perfectos están sobrevalorados —dije después de unos segundos, sin pensar en otra cosa que decir.
Me sonrió sin tanta emoción como suele poner en sus sonrisas.
—Los finales perfectos venden libros, Britt.
—La gente compra libros para escapar de su propia realidad no tan perfecta, Santana.
—Sí, bueno, cuando escribas una historia sobre mí, asegúrate de agregar el "y vivieron felices por siempre" —dijo esta vez en su tono relajado y bromista.
Sonreí a su cambio de tema antes que termináramos ahogándonos en su lado melancólico. Noté que me estaba pidiendo a gritos que no volviera a esas partes oscuras de su personalidad.
—Lo tendré en cuenta —murmuré siguiéndole la corriente ella me dedicó esta vez una sonrisa completa.
—Y quiero que mi personaje lo interprete alguien de nombre conocido cuando lo lleven a la pantalla grande. Nada de actores pequeños.
—Claro. ¿Otra cosa? —Pensé en sus tatuajes. No creo que haya incluido el nombre de Rachel en su triste historia, así que esta era otra cosa más que ella se estaba inventando. Tal vez sí era esquizofrénica después de todo.
—Mmm... La dedicatoria. Quiero que diga: Para la más egocéntrica, estúpida, cretina, bastarda, charlatana, deliciosa, hermosa e idiota chica que he conocido: Santana López. Tiene que tener presencia y verse completamente real.
Me reí en voz alta.
Podía ver cómo todo su humor sombrío era llevado lejos, a un lugar encerrado con llave.
Así que oculté el mío también debajo de una máscara.
— ¡Y el título! Tiene que ser algo como...
— ¡No me digas! Yo tengo el título perfecto.
—Esa es mi chica —dijo y me plantó un corto beso en los labios.
Me mordí la lengua para evitar lanzar nuevas preguntas.
Santana acercó sus labios hasta mi oreja izquierda y mordisqueó lentamente mi lóbulo—Gracias por no insistir en el tema —susurró. Su voz haciendo que mi sangre se calentara y que mis mejillas se tiñeran de rosa.
—Gracias por contármelo —agregué con una sonrisa—. Y no creo que estés jodida para mí.
Sus labios siguieron besando mi clavícula y mordisqueando mi hombro, cuando repentinamente recordé que aun estábamos en la cama de Rita, ocupando su espacio y, lo que era peor de todo, ¡todavía no había lavado mi boca y tenía el aspecto de recién levantada!
Chillé escandalosamente y me puse de pie sobre la cama— ¿Qué pasa? —preguntó Santana, alarmada.
Chillé de nuevo (lo que hizo palpitar mis sienes y revolver mi estómago) y arranqué una de las fotos pegadas en la pared.
Era el rostro Naya rivera y tenía el tamaño perfecto para ocultar por completo mi cara.
— ¡No me mires! —grité—. Aun no estoy presentable.
Santana se echó a reír a carcajadas, y sin ningún esfuerzo logró tomarme en brazos y sentarme sobre su regazo a orillas de la cama.
Arrancó la imagen en la que me escondía miserablemente, y apartó el cabello que se me había pegado en la frente, llevándolo detrás de mis orejas—Acabas de hallar a quien quiero que interprete mi papel en la película —levantó en alto la foto en la que me refugiaba hace solo unos segundos.
Me reí con fuerza. Pero de nuevo recordé: ¡No me había lavado los dientes!
Rápidamente me aparté de su vista y pegué mi rostro en el hueco de su hombro, tratando de que no me viera de esta manera.
—No me mires así —protesté cuando ella comenzó a tomarme de la barbilla para que la mirara a los ojos.
La escuché reír brevemente.
Seguro que mi cabello se miraba como si una bandada de cuervos hubiera tenido una pelea por comida allí. Y definitivamente el tequila y el vómito jamás han sido una combinación ganadora para posibles ingredientes de pastas dentales.
—Britt —dijo Santana aun sonriendo—, entiende que, para mí, todas tus imperfecciones son hermosas.
Resoplé— ¿Seguiría siendo hermosa aun cuando oliera a desechos tóxicos?
Ella se rió de mí ocurrencia—Definitivamente. Aun si tuvieras hongos y un sexto dedo en el pie.
Sonreí contra la tela de su camiseta—Mentirosa.
Me hundí más en su cuello y dejé que me envolviera con sus brazos ella aprovechó para besar mi cabeza y para meter sus manos dentro de mi camiseta y acariciar libremente mi espalda.
Solo ahí me di cuenta que no tenía puestos mis pantalones y que mi sostén había desaparecido.
Me aparté del regazo de Santana.
— ¿Por qué amanecí sin pantalones? —dije viendo horrorizada hacia la parte inferior de mi cuerpo. Mi camiseta no era tan larga como para tapar mis muslos. Y mi ropa interior no era tan bonita como para lucirla. ¿Por qué justo ayer me tenía que poner una braguita con una cara bordada en el trasero?
—La pregunta no es por qué te despertaste sin pantalones. La pregunta es ¿por qué no fui yo la que te los quitó?
Le lancé una mirada resuelta y me apresuré para salir corriendo hacia el baño antes que siguiera comiéndome con la vista.
Aunque si era honesta conmigo misma, en estos momentos adoraba ser parte de su menú.
Con todos los altibajos que eso incluía.
Lo que más temía era que, si ella era un edificio a punto de colisionar, no sabría si yo estaría preparada para salirme justo a tiempo antes de que todo se viniera abajo.
***
El día había avanzado de buena manera.
Hice mi trabajo con una enorme sonrisa en el rostro.
Santana me compartió parte de su vida y, aunque fuera la parte triste, cada vez la amaba un poco más por eso. Sí, ¿para qué mentirme a mí misma? Yo estaba enamorada de Santana López.
Caí redonda ante ella.
Tal vez fue su sonrisa ganadora de concursos, o su personalidad arrogante y segura lo que me enamoró. Aunque en general me encantaba todo ella, incluyera o no baterías.
¿Cómo puede gustarte alguien e ignorar su lado dañado? No puedes.
Lo aceptas, lo ayudas y lo vives con ella.
Y hoy más que nunca quería conocer cada uno de sus lados.
—Veo que estás muy alegre esta mañana —saludó Mirna al ver la estúpida sonrisa que se me formaba cuando pensaba en Adam—. Me parece que alguien tuvo algo de acción anoche con Sra. Picante.
Me guiñó un ojo y luego comenzó a dar miradas no tan sutiles en dirección a Santana. O más bien en dirección al trasero de Santana.
—Mirna...
—Ya, cariño. Sé que tienes la edad en la que las hormonas son rebeldes e incontrolables. Yo también era así, ¿cómo crees que logré embarazarme tan rápido de mi primer hijo Flavio? ¿O de Roberto? ¿Y Mauricio? Oh, también le siguió Ágata, y la pequeña de todas, Lucy —Los ojos de Mirna se pusieron soñadores, y sus pensamientos se dirigieron a otras décadas atrás—. En fin, tienes permitido meter mano en esa bombón las veces que quieras; en especial con esa chica de allí coqueteándole tan descaradamente.
Ella señaló con su boca en dirección a la sección de condimentos, en donde una chica de cabello rubio y falda semi transparente le estaba sonriendo y tocándole el brazo a Santana.
Mi primer pensamiento fue: ¡Esa zorra!
Pero después inhalé y exhalé todo el aire que entraba a mis pulmones para así poder relajarme y no apresurarme a arrancarle todos los pelos de la cabeza a la tipa.
—Confío en ella —le dije a Mirna, volviendo a mi tarea de colocar servilletas en los dispensadores de metal—, no creo que se haya tomado el costo de contarme todo lo de Ni... —me detuve antes de decir el nombre de Nicole. Estaba segura que a Adam no le gustaría que yo le contara a todo el mundo sobre ella—. Creo que la rubia pierde su tiempo.
Bajé la vista y traté de no ver en dirección a la señorita piernas largas aun coqueteando con ella.
Sé una buena novia y aguanta los celos. Sé una buena... novia… y… aguanta... los… celos.
Santana ignoraba a la rubia, o al menos creía que no estaba siquiera viéndola, así que eso me dio un poco más de seguridad para confiar en ella.
—Si quieres —dijo Mirna acercándose tanto a mi rostro que pude oler parte de su almuerzo de comida árabe— le digo a Dulce que escupa en la hamburguesa de esa tipa. Créeme, ella lo haría sin ningún problema. Más ahora que su novio “vampiro” la dejó por una rubia que se cree “mujer lobo”... como que odia a todas las de su clase. ¿Qué dices? ¿Te animas?
Me reí de su sugerencia.
—Eso sería perfecto. Pero creo que, por hoy, la voy a dejar pasar.
Mirna resopló—Yo que tú, aseguro a mi mujer. Hay demasiada competencia y uno no las puede dejar pasear sin la correa porque se escapan.
Me reí brevemente y abrí la boca para hacer un comentario gracioso, pero me detuve al ver que Cliff se acercaba hacia nosotras. Con una servilleta de papel se limpiaba su sudorosa frente y lucía tan nervioso que hasta tenía mal puesta su corbata azul con muñecos de nieve.
Se detuvo viendo de los pies a la cabeza a Mirna, se demoró un poco más en su busto, y luego me miró a mí.
—Britt... —más sudor brotó de su frente— necesito que vengas conmigo a mi oficina.
Mirna y yo compartimos miradas de curiosidad. Tal vez por fin decidió suspender mi semana de prueba y me recoloque por completo a mis antiguos deberes.
Me puse de pie y ajusté mi falda de color oscuro para que ocultara un poco el vendaje en mi rodilla (Santana lo había colocado la noche anterior para que dejara de dolerme).
Me encontré a mí misma con manos sudorosas y un tic en mi ojo derecho; el nerviosismo de Cliff era contagioso como la viruela.
— ¿Ocurre algo? —pregunté mientras lo seguía.
—Te lo diré cuando entremos.
Una vez que llegamos a su oficina mantuvo abierta la puerta para mí y me adentré en su pequeño y oscuro espacio.
Un enorme retrato pintado de Frida Kahlo se encontraba en la pared detrás de su escritorio. Era lo primero que veías al entrar. También noté cómo todo el lugar olía a queso en aerosol y a sopa de pollo de más de tres días de antigüedad.
Iba a arrugar la nariz pero me detuve al ver a alguien más sentado en la silla de Cliff. Era mi tío Victor, el papá de Rachel.
Él alzó la vista y se encontró con mis ojos—Brittany —me dio un asentimiento de cabeza.
Le regresé el gesto.
—Siéntate, por favor —señaló la silla frente al escritorio de imitación de madera en el que reposaba sus brazos.
Tome asiento y esperé a que alguno de los dos hablara.
—Cliff, puedes retirarte —dijo, e inmediatamente Cliff obedeció.
Alisé las arrugas invisibles de mi falda. No tenía idea de para qué me quería ver aquí en el trabajo, pero tenía el presentimiento de que Rachel estaba involucrada.
—Ya me contó Rachel lo que ocurrió la noche pasada —empezó a decir—. Todo. Detalle a detalle.
Tragué saliva y me limité a mirarlo con los ojos bien abiertos—Solo puedo preguntarte una cosa: ¿Por qué lo hiciste? —preguntó.
— ¿Qué? ¿Hacer, qué? —dije confundida. ¿Robarle la supuesta novia a su hija?
No. No podía ser eso, él creía que Rachel salía con Finn... y sólo con él.
—Después de lo mucho que mi esposa y yo te hemos ayudado a ti y a tu familia, y ahora nos pagas de esta forma...
Lo único que podía preguntarme era: ¿Qué había hecho Rachel? ¿Qué les había dicho de mí?
—No lo...
—Entenderás que no puedo permitir que una persona inestable como tú siga viviendo con ella, ¿verdad?
— ¿Qué...? ¿Inestable?
—Tampoco creo que seas apta para seguir trabajando en este sitio.
—Alto ahí —lo detuve—, no tengo idea de qué se me acusa.
— ¿Destrozaste todas mis cosas y ni siquiera lo recuerdas? —vino la voz de Rachel a mis espaldas. Me giré en su búsqueda y la vi sentada con las piernas cruzadas; estaba tan al fondo que por eso no pude haberla notado desde un principio.
— ¿Destrozar tus cosas? La única que actuó como una loca fuiste tú —la acusé.
— ¿Escuchas eso, papá? —dijo llevándose una mano con perfecta manicura a la boca. Soltó un gemido y luego se echó a llorar.
—Brittany... Le tengo un gran cariño a tu madre, pero no creo que sea seguro dejar que estés más en este sitio. Cliff también me contó tu altercado con otra empleada del restaurante. Por eso te pido que tomes tus cosas y amablemente te retires.
Me quedé boquiabierta.
¿Me estaba despidiendo solo porque Rachel le dijo que lo hiciera?
Me sentía furiosa. Quería arrancar cada hebra de cabello de la cabeza de Rachel, pero me limité a morderme los labios y apretar mis manos en puños hasta que mis nudillos se pusieron blancos.
—También deberías retirar tus cosas del departamento de mi hija —continuó hablando él.
Algo dentro de mí se retorció de dolor.
Hace años atrás los padres de Rachel habían creado una condición para su hija: yo tenía que vivir con ella o le tocaría regresar a su casa a continuar viviendo limitadamente con ellos.
Supongo que ahora también se deshizo de esa estúpida condición para hacer lo que quiera de su vida. Solo no entendía qué le había dicho Rachel sobre mí.
—Sabes que te quiero mucho, Brittany —dijo la susodicha. Sonaba inocente y digna víctima de telenovela—. Lamento que las cosas quedaran de esta manera. Me has hecho innumerables favores pero... ¡No puedo creer lo que le hiciste a mis cosas! ¡A tus propias cosas!
Me puse de pie de un salto.
— ¿Qué? ¿Qué hiciste Rachel? —chillé. Me abalancé hacia ella y me detuve a centímetros de su cara— ¿Qué rayos le hiciste a mis cosas?
— ¿Papá? —dijo temerosa.
—Brittany... —el tío Victor vino detrás de mí y me sujetó de un brazo.
—Ya me cansé de que me estés utilizando —dije en una contenida y fría voz que apenas reconocí como la mía—. No sé qué idiotez hiciste en este momento, pero te lo advierto, esto se detiene aquí. ¡Supera de una buena vez el hecho de que Santana te dejó!
Estaba gritando en esta ocasión. Si Rachel quería conocer mi lado oscuro pues aquí tenía una décima parte de lo que era— ¡Estás mal de la cabeza! ¡Reconoce que necesitas ayuda! ¿Te acuestas con la mitad de las personas de esta ciudad y aun así no puedes dejar una sola?
Definitivamente estás loca —terminé.
Si mi brazo no estuviera siendo apresado, ya le hubiera saltado encima— ¡Basta de las acusaciones sin sentido, Brittany! —esta vez era mi tío hablando—. Lo mejor será que te vayas y trates de recuperarte.
Aun tomándome del brazo me sacó de la oficina y me arrastró fuera del restaurante.
Varios empleados que estaban alrededor veían toda la escena; asustados de ser tratados de la misma forma, se iban dispersando lejos.
—Busca tus cosas —me dijo él.
Yo estaba furiosa que no me di cuenta cuando alguien me pasó el bolso.
Era Rachel, con una pequeña sonrisita para nada disimulada en el rostro.
— ¡Eres una ninfómana de piernas abiertas! —le grité por última vez.
Inmediatamente el tío Victor me jaloneó con un poco más de fuerza y me condujo hacia la entrada de empleados.
Rachel se quedó atrás, llorando.
Busqué a Santana con la mirada pero no lo veía por ningún lado. Rita, sin embargo, me vio y se apresuró a caminar en mi dirección.
—Este no es su asunto, jovencita. Vuelva al trabajo —le gruñó mi tío al ver que se acercaba peligrosamente.
Me sacó por la puerta y Rita se quedó parqueada justo donde estaba. Me miraba con una disculpa extendiéndose en el rostro.
Caminamos pasando el callejón donde se dejaban los basureros, y me llevó hasta la acera frente al restaurante.
El ridículo título de "Mi Hamburguesa Especial" brillaba bajo la luz del sol en la fachada principal del local. En todo el camino hasta allí protesté en voz alta y me quejé de injusticia.
—Shelby se encargará de ti —me dijo él entre dientes mientras nos deteníamos. Se miraba cansado por tener que arrastrarme fuera del local.
Odiaba que me tratara como si fuera una loca en proceso, como si necesitara de atención psiquiátrica… o de un domador de leones.
¿Así fue como se sintió para Santana tratar con su hermano?
Hablando de Santana, no la miraba por ningún lado. Tal vez Rita le dijera algo, aunque ella tampoco sabía lo que estaba ocurriendo.
Tanto tiempo tratando de conservar mi empleo solo para que una estupidez me lo quitara.
—Sería saludable que te quedaras en casa de tu madre, Brittany…
Antes de que alguno pudiera seguir hablando, el auto de la tía Shelby se estacionó frente a nosotros.
Ella bajó la ventanilla del asiento de pasajeros y me miró con desdén—Deberíamos llamar a la policía —dijo.
Mi espalda se puso recta en ese momento, y mis ojos se abrieron mucho.
—No seas tan exagerada. Con que su madre la castigue es más que suficiente —dijo mi tío—. Brittany, ve con tu tía. Será mejor que tu madre busque ayuda contigo. La necesita.
Eso me hizo enfurecer y estallar de nuevo.
— ¡La que necesita ayuda es Rachel! Yo no soy la loca, es ella —grité exasperada.
—Pues Rachel no es la que está embarazada —me respondió mi tía de manera mordaz.
¿Cómo sabía ella eso?
Entonces me fijé en algo a lo que no le presté mucha atención antes: Sam venía sentado en el asiento trasero del auto.
Me saludó tímidamente y se encogió de hombros.
—Deberías entrar al auto —dijo mi tía—, tu padre está haciendo un escándalo y dice que va a matar a la desgraciada que te obligo a hacerte ese tratamiento.
De repente, se empezaron a escuchar disparos provenir del restaurante.
Varias personas salieron corriendo por las puertas del local, gritando y moviéndose como estampida.
Sam se bajó del vehículo de mi tía y se puso a mi lado.
—Creo que tu padre ya dio con ella —me dijo algo apenado.
Lo miré furiosa— ¿Qué? ¿Cómo sabes eso?
—Porque yo le dije que trabajaba aquí y digamos que le proporcioné el arma.
—Sam, eres un estúpido.
Me movilicé hacia el interior del restaurante, corriendo entre los clientes asustados y un Cliff agachado bajo la mesa que se encontraba abrazando a una muy excitada Mirna.
En medio de todo el lugar, mi padre apuntaba hacia el techo con una escopeta.
Corrí a su lado.
—Papá… —sentía vergüenza de toda la gente que observaba con horror nuestro intercambio.
— ¡Dime! ¡Vamos Britt, dime! ¿Fue esta imbécil quien te obligo? —gritó él.
—Papá… suelta esa arma. Ambos sabemos que no sabes usar ni siquiera una pistola de silicón.
—Ahora no —murmuró—, primero dime si es esta tu jodida novia.
Me señaló a una relajada y tranquila Santana que hacía un gran esfuerzo por no echarse a reír.
—Mira, no estoy embarazada…
—Te dije que esto sucedería —me interrumpió él—, sabía que mi niña terminaría en esta situación tarde o temprano, pero al menos pensé que cuando llegara el momento estarías casada.
— ¿Susan sabe que estás aquí? —le puse una mano en el hombro para tranquilizarlo.
Negó con la cabeza, como si fuera un niño pequeño— ¿Mamá lo sabe?
Él resopló audiblemente.
—Ella ya está preparándote el baby shower y buscando posibles nombres para el bebé.
—Ya tenemos nombre —habló Santana—, pensamos que Kevin sería encantador. Nena, muéstrale a tu papá el primer regalo de nuestro hijo.
Justo ahora quería golpearla. Golpearla por ser tan tonta y no decirle la verdad a mi papá— ¿Regalo? ¿Desde hace cuánto lo sabes? ¿No pensabas decirme nada?
— ¡No estoy embarazada! Es broma de Santana, créeme…
—Ah no. Mi hija no será conocida por ser madre soltera —apuntó a Santana con la escopeta—, de rodillas y le propones matrimonio.
Jadeé tratando de alejar el arma de la cabeza de Santana.
—No sigas haciendo esto… —me quejé.
—Con mucho gusto —dijo Santana. ¿Cómo podía estar relajada cuando tenía un arma apuntándole en el cráneo?
Lentamente se arrodilló en el suelo y me sonrió con picardía.
—Brittany —se humedeció los labios—, ¿te casarías conmigo?
Aunque estaba furiosa con ella, su pregunta me causó un movimiento curioso en el
estómago.
—Definitivamente no —respondí después de dudarlo por un minuto—Santana, levántate.
— ¡Deja que se haga responsable! —Gritó mi papá—. Así es como se forman las personas.
— ¡Entiende de una buena vez que no estoy embarazada! —levanté mis brazos para acentuar mis palabras, pero lo único que provocó fue que mi bolso se cayera abierto al suelo, mostrando así el pequeño trajecito azul celeste que el amigo de Santana, Noah, me había regalado.
Papá lo vio y abrió más los ojos.
— ¡Sí, tenía razón. Estás esperando un hijo de esta infeliz! —chilló.
Suspiré agotada.
Era increíble ver lo que un pequeño chisme podía llegar a causar tan rápido.
—Britt —Gustavo, que se encontraba agachado junto a Rita en el suelo, me llamó—, ¿entonces estás o no embarazada? Porque si lo estás le debemos una gran cantidad de dinero a Mirna quien apostó a favor.
Jó-de-me. Seee, hoy era el día en el que debí quedarme en cama.
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Hola Hola!
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Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
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Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Capítulo 15
Finalmente (y después de dos horas) logré convencer a papá de que no estaba, bajo ningún concepto, embarazada. Me costó que me creyera, él era un viejo terco y obstinado que no dejaba de apuntar la escopeta de Sam en el rostro de Santana; también le hizo dos hoyos al techo del restaurante cuando disparó al aire, y me tocaba a mí dar parte de mis liquidaciones para pagar por los daños ocasionados.
¿Ya mencioné que me dieron "tiempo libre" en el trabajo? Mi tío Victor dijo que técnicamente no lo tomara como un despido sino más bien como un receso a mis actividades (otra forma bonita de decir que mejor no regresara).
Me sentía herida y totalmente enojada por eso. Cuando Santana se enteró de que me iba del departamento de Rachel, me aseguró que siempre tendría un lugar junto a ella, en su cama. Pero tuvo el descaro de mencionarlo frente a mi padre (lo que provocó que él lo amenazara de nuevo con la escopeta) así que me quedaría temporalmente en casa de papá.
Mamá iba a estar furiosa cuando le dijera. Ella sentía que la traicionaba cada vez que me quedaba con él. Y más ahora que supiera que lo de mi embarazo era falso; ella no paraba de decirme lo mucho que deseaba tener nietos corriendo por el patio trasero de la casa.
Pffft.
—En serio, Britt. Perdóname —suplicó Sam, no dejaba de seguirme mientras yo limpiaba mi casillero y acomodaba mis cosas en una caja. Cliff lo quería vacío al final del día—. Lo que pasó conmigo y tu prima fue un desliz que nunca se volverá a repetir.
— ¿Es eso lo único que lamentas? —pregunté deteniéndome de mi tarea.
Sam era un tonto.
¡Le había dado una escopeta a mi padre, el hombre que no podía manejar un martillo sin golpearse el dedo!
—Sé que quieres que diga que lamento el que tu padre le haya apuntado con un arma a... esa... tipa, pero no diré algo que no siento.
— ¿Qué ganabas contándole lo del supuesto embarazo? —le reclamé.
—No sabía que era una mentira —Sam tuvo el descaro de lucir avergonzado cuando dijo eso—. Los únicos hijos que quiero ver en ti, serán los nuestros, no los de esa chica.
¿De verdad...? ¿Qué...? ¿Él acababa de decir eso? ¿Seriamente?
Lo fulminé con la mirada.
—Sam —arrugué la nariz—, no voy a tener a tus hijos. Entiéndelo de una vez: ¡no quiero nada contigo! ¿Cómo pudiste acostarte con mi prima sabiendo lo venenosa que es?
— ¡¿Yo?! ¿Cómo puedes reclamarme eso cuando sales con la esclava sexual de ella? Yo solo me acosté con tu prima una vez... Bueno, dos —hizo una pausa y no despegó la vista del suelo—. Tal vez tres o cuatro veces, pero...
—Asco. Basta, no quiero seguir escuchando eso.
— ¡Oye, deberías estar preguntándote cuántas veces lo ha hecho esa tipa! ¿Tal vez unas cincuenta, cien?
— ¿Ciento cincuenta?
— ¿Qué? No creo que sea humanamente posible pero...
Cerré mi casillero de golpe y lo enfrenté—Tal vez tú y yo tuvimos un pasado, pero te aseguro que no hay ningún futuro. Todavía no puedo creer que le contaras a mi padre y le dieras una escopeta para venir a cazar a Santana.
—Lo siento. Es que tú me vuelves un idiota...
—Corrección —se entrometió Santana que venía caminando en mi dirección, a paso lento y con las manos metidas en los bolsillos delanteros del pantalón—, ya eres un idiota sin necesidad de la ayuda de Britt.
Santana se colocó a mi lado y sacó una de sus manos y la metió directo en el bolsillo trasero de mis jeans.
Di un pequeño brinco por la sorpresa.
Ella prácticamente me estaba tocando el trasero.
Para Sam el gesto no pasó desapercibido. Sus ojos no dejaban de fulminar hacia la mano dentro de mi bolsillo. Ni a mí se me pasaba por alto tampoco; mi rostro se puso caliente en cuestión de segundos… hasta mi trasero se sentía caliente con esto.
—El asunto es entre Britt y yo —gruñó Sam—, no con la esclava.
—Cualquier asunto que quieras tratar con Birtt, también lo tratas conmigo, lame vacas —le replicó ella.
La mano que metió en mi bolsillo trasero se curvó y me pellizcó un poco fuerte— ¡Santana! —chillé en voz baja Sam no quitaba la vista de mi retaguardia.
—Y vete olvidando de mi chica, no lograrás meterte en sus pantalones ni para probártelos —Santana hablaba en su modo de me-creo-la-dueña-del-mundo; o: me-creo-la-dueña-de-Britt.
—Britt fue mía muchísimo antes de ser tuya —habló Sam. La vena de su cuello saltaba con furia y parecía como si quisiera traspasarle la piel.
— ¿De verdad crees que fue tuya? —Sam le dedicó una sonrisa arrogante, de esas que siempre ponía cuando me le quedaba viendo embobada por mucho tiempo, o cuando mi cuerpo se delataba con el efecto Bambi—Siempre fue mía... —y antes de que Sam pudiera terminar esa frase, Santana ya se estaba abalanzando. Pero no hacia él, hacia mí.
Retiró la mano de mi bolsillo y la puso esta vez en mi glúteo.
Abrí los ojos en sorpresa pero ni siquiera llegué a formar palabras coherentes porque su boca ya estaba sobre la mía. Reclamando y devorando todo a su paso.
Su mano se deslizó más abajo y, de un tirón, me levantó lo suficiente como para encajar mis caderas con las suyas.
Jadeé inevitablemente en medio de nuestro beso— ¡No puedo creer esto! —escuché que se quejaba Sam, pero mi mente estaba en otra cosa diferente y lejana a él.
Los labios de Santana eran perfectos... y muy conocedores. Una chica como ella definitivamente sabía besar y hacer uso de su lengua.
Sus caderas se mecían levemente contra las mías y se sintió casi como tocar el cielo con las manos.
— ¿Pueden parar ya con la demostración pública? —volvió a hablar Sam, esta vez Santana separó lentamente su boca de la mía y lamió mis labios.
¡Los lamió frente a mi ex novio!
— ¿Quedó claro quién es la maestra aquí, niño? —Noté que a Santana le faltaba la respiración mientras decía esas palabras. Debería sentirme enojada porque se pelearan por saber a quién pertenecía, pero en su lugar me sentía atontada y deseosa de más. En esos momentos yo era como Bambi recién nacido: no sabía cómo caminar, no pensaba con claridad, tenía la mirada desenfocada y quería gritar por mi mami.
Definitivamente mi cerebro nadaba en morfina, y se había dado vacaciones a Nueva Inglaterra.
—Claro. Si yo también me hubiera acostado con Rachel unas ciento cincuenta veces, tendría la misma o más experiencia de la que tienes —respondió Sam.
Lo último que supe fue que él de repente acabó en el suelo con el labio partido y con sangre escurriéndole de la boca.
Mi cerebro regresó de viaje instantáneamente.
Santana me puso detrás de él, y por encima de su hombro fui capaz de ver a Sam ponerse de pie lentamente y limpiar la sangre con su dedo pulgar.
Su mandíbula se desencajó mientras le regresaba el golpe a Santana.
Chillé y me alejé de ambos.
— ¡Deténganse! —grité pero ellos se preparaban para lanzar más golpes.
Debido a mis gritos de protesta, Rita se acercó corriendo hacia nosotros... también Mirna, Gustavo, y prácticamente todos los empleados del restaurante.
Santana seguía moliendo a golpes a Sam, y Sam derribaba a Santana y la empujaba contra los casilleros siempre que podía.
— ¡Pero qué romántico! —Chilló Mirna— ¡Se están peleando por ti, Britt!
— ¡Mirna! —grité. Este no era momento para ponerse a decir tonterías menos que Sam golpeaba a una mujer.
— ¿Qué? Yo solo digo la verdad. Eres una chica afortunada.
Yo estaba intentando hacer todo lo posible por separarlos pero ambos estaban ciegos de ira.
Santana golpeaba con fuerza la mandíbula de Sam; el sonido del puño al chocar contra los músculos era desagradable.
Gustavo se tuvo que interponer entre los dos para detenerlos.
—Míralos, parecen perros peleándose por un hueso de mala calidad —susurró Rachel en mi oído. Se había logrado colar también entre la gente.
Me giré para encararla. Tenía una mirada maliciosa en los ojos.
Todavía no había visto el desorden que causó en el departamento pero estaba segura de que mis cosas fueron las más afectadas de las dos.
Traté de ignorarla porque definitivamente ella tenía un problema mental, pero no le importó y continuó susurrando cosas en mi oído mientras Santana y Sam se agarraban a golpes y Gustavo intentaba separarlos.
—Creo que tú no sabes la gravedad del asunto en cuanto a retener a Santana; ella no es tu tipo de mujer.
—Pero sí que es el tuyo, ¿verdad?
—Por supuesto, No te imaginas ni siquiera con quién estás tratando.
Los chicos no detuvieron la pelea, en su lugar involucraron también a Gustavo y el pobre recibió dos golpes en el hombro y la nuca.
— ¿Y con quién estoy tratando según tú? —le pregunté.
—Estás tratando con una chica que es una ladrona.
Y seguía con lo mismo.
Rodé los ojos.
—Ya sé que estabas mintiéndome Santana no es una ladrona.
— ¿Confías demasiado en ella como para creerle?
Rita logró sacar a Gustavo lejos de la pelea Santana tenía un corte en la ceja y no dejaba esa sonrisa arrogante. Tenía que detenerla tarde o temprano.
—Rachel…
—Oh, ya veo. Ni siquiera la conoces lo suficiente como…
— ¡Ya deja de envenenarle la mente a Britt! —Ambas nos sorprendimos cuando Dulce se entrometió entre las dos—Britt, es obvio que tu prima está celosa de ti y por eso trata de arruinar tu relación a como dé lugar —se giró entonces en dirección a Rachel—, y tú, está más que claro que no tomas muy bien el que una chica te haya botado. ¡Cielos! Supéralo de una buena vez. ¿No has oído que hay más peces en el agua?
— ¿Y quién es esta emo? —preguntó Rachel, su rostro se puso casi tan rojo como su pelo.
— ¿Emo? Pffftt. Ninguna emo, cariño. Soy una gótica, y eso es algo muuuuy distinto.
—De todas formas, ¿quién crees que eres como para entrometerte?
—Soy una amiga de Britt.
—Y una empleada de mi padre, así que no te…
— ¿Eres hija de Cliff? —Preguntó Dulce—. Jum, ya sabía que te había visto en alguna parte.
Traté de no reírme al hacer la comparación entre Cliff y Rachel, pero era imposible no hacerlo. A Rachel claro que no le pareció divertido— ¿Te parezco hija de esa bola de grasa andante? —preguntó, ella estaba a punto de perder el control.
Dulce la observó de pies a cabeza. Su boca cubierta de labial negro se frunció mientras la repasaba con la vista—No hay dudas, son como dos gotas de agua… Hasta tienes la misma barbilla con forma de papa que tiene él.
Rachel se acercó más a Dulce para intimidarla, pero Dulce no demostraba sentirse para nada de esa manera—Mira, emo —habló Rachel—, si vuelves a decir otra cosa como esa, prometo que para mañana estarás haciéndole compañía a Britt en la calle de desempleados.
—Y si tú vuelves a decirme emo otra vez, prometo que te va a doler cuando te golpee.
—Oh.Por.Dios. Esto es emocionante —murmuró Mirna—, dos personas se pelean por ti y ahora otras dos chicas. ¿Cómo lo haces? ¿Es algo que tomas? Porque si es así yo también quiero, y una dosis enorme.
—Es algo que mi madre prepara —le susurré en broma.
—Consíguemelo —me pasó una cantidad de dinero y la depositó en el bolsillo de mi pantalón.
—Hecho.
— ¡Britt, ven y controla a estos! —gritó Gustavo Sam la agarró de la camisa y la empujó contra Rita.
Santana sostuvo a Rita de un brazo para evitar que ella se cayera, y Sam aprovechó para patearla en las costillas.
Jadeé al verlo— ¡Sam detente es una mujer por dios! —chillé.
No podían pasarse toda la hora peleando, pero tampoco quería entrometerme porque la última vez que lo hice terminé con la nariz hinchada.
— ¡¿Cómo me llamaste?! —Gritaba Dulce por el otro lado de la habitación—. Ahora sí, te voy a golpear, perra.
Dulce se abalanzó contra Rachel y le jaló el pelo.
Rachel chilló e hizo garras con sus manos; era lo primero que hacía en una pelea: aruñar a la gente—No puedo encargarme de todos —dije a Mirna.
—Ocúpate de la guapa y sexy de allá, y yo me encargo de que Dulce le dé unas buenas cachetadas a la zorrilla de este lado.
Mirna se puso en camino y se limpió las manos en su delantal azul.
Dulce seguía jaloneando el pelo de Rachel y ella no dejaba de gritar groserías.
—Parece que ocupas ayuda por aquí —dijo alguien a mis espaldas. Era… ¿Noah?
— ¿Qué haces aquí?
Noah lucía guapo. Usaba una camisa a cuadros de color verde, y llevaba una hebilla con forma de cascabel en la cintura.
—Santana dejó a Dolly en mi casa ayer —respondió. Dolly era la motocicleta—. Me pidió que lo llevara a verte en la madrugada. Oh, también lamento de nuevo haberte dado el apresurado regalo de bebé.
—Asunto olvidado —le dije—. Oye, podrías… —señalé en dirección a Santana y Sam. En serio, juro que parecían hacer pasos de baile en vez de estar luchando.
¿Acababa de ver a Sam hacer pasos del Gangnam Style, y a Santana hacer los de una danza escocesa?
—Claro, yo me encargo —Noah rodó los ojos y se movilizó para detenerlos.
— ¿Quién es ese? —preguntó Mirna regresando a mi lado. Dulce seguía gritando y peleando con Rachel que cada vez lucía más despeinada.
—Es amigo de Santana, Se llama Noah.
Noah agarró a Sam de un brazo y lo alejó de Santana, Santana lo palmeó en el hombro y lo saludó como si minutos antes no hubiera estado agarrándose y tirándose del pelo con Sam.
Noté que Rita se quedó viendo embobada a Noah, así como yo me quedaba por ocasiones viendo embobada a Santana.
Ahora entendía lo que todos miraban en Santana y yo.
Hmmm.
—Apuesto cien a que Rita termina enamorada de él de aquí a la próxima semana —me susurró Mirna.
Tomé el dinero que ella me había depositado anteriormente en el bolsillo y se lo puse en la palma de la mano—Trato hecho.
—Me uno también —dijo Gustavo poniendo una cantidad similar a la mía en la mano de Mirna.
—Anótenme a mí con lo mismo —gruñó Dulce desde el otro lado, ella era otra que parecía hacer pasos de baile con Rachel, solo que Rachel se miraba como aplastando cucarachas.
—Oh, esto se va a poner divertido —dijo Mirna.
De repente apareció Cliff por la entrada. Cuando vio el desorden que habíamos causado sus ojos se abrieron enormemente— ¿Qué es todo…?
—Toma —Santana lanzó un pequeño fajo de billetes que muy hábilmente Cliff atrapó—. Tú no has visto nada.
Cliff inmediatamente se fue por donde regresó.
Tuve que rodar los ojos y ver sospechosamente a Santana.
— ¿Qué te dije? —Gritó Rachel mientras Dulce la sujetaba del pelo—, es una ladrona.
Todos los presentes se quedaron callados y detuvieron las peleas, con miles de preguntas en sus ojos.
Santana corrió a mi lado—Pregúntale —escupía Rachel—, pregúntale de dónde saca el dinero.
Tragué saliva, incómoda por toda la atención que estaba recibiendo por parte de los demás.
—Anda, pregúntale —insistía ella—. Mejor aún, por qué no revisas la parte trasera de su espalda. Apuesto a que encontrarás sorpresas por ahí.
— ¿Qué? —si se refería al tatuaje con su supuesto nombre la iba a golpear hasta el amanecer.
—Rachel —Santana la fulminó con la mirada—. Cállate.
—Vamos Brittany, sin miedo —dijo ella—. Claro, si es que te deja que revises.
Miré a Santana, completamente confundida.
—Apuesto diez grandes a que es una sexy estafadora, ¿quién más se anota? —Esa era Mirna. El dinero llegó rápidamente a su mano.
— ¿De qué está hablando Rachel? —le pregunté a ella, ignorando a los demás.
Santana suspiró y me tomó del brazo para sacarme de la habitación— ¿Qué estás haciendo? —chillé mientras me arrastraba hacia la oficina de Cliff. Él se encontraba sentado en su silla de cuero, viendo fijamente el retrato de Frida Kahlo y comiendo una hamburguesa llena de mayonesa.
Al vernos se puso de pie y dejó su hamburguesa a medio comer en el escritorio.
— ¿Quién les autorizó a meterse así en mi oficina? Suficiente con hacerme el tonto una vez…
Santana le lanzó billetes y él los recogió todos—Solo quiero quince minutos con Britt, a solas —dijo con prisa.
—Oh.
No entendía qué estaba pasando. ¿Qué rayos ocultaba ahora?
Cliff salió corriendo, llevándose su hamburguesa consigo; nos dejó solas.
Me crucé de brazos y puse distancia entre Santana y yo.
Este era el momento en saber si el tatuaje era acerca de Rachel o no.
— ¿Qué es lo que necesitas decirme que tiene que ser a solas?
Ella se pasó las manos por su espeso cabello negro.
Me miró a los ojos y vi el dolor en ellos—No te vayas a asustar —dijo.
Instantáneamente me asusté.
Llevó las manos a su espalda y… se sacó una pistola del pantalón.
Retrocedí tres pasos— ¿Qué haces con eso?
—Es mía.
Parpadeé varias veces antes de hablar de nuevo.
— ¿Para qué la quieres? —Retrocedí dos pasos más, pero ella se adelantó hasta igualarme y quedar frente a mi rostro.
— ¿Para qué apuntó tu padre una escopeta en mi cabeza? —preguntó tranquilamente.
—Para… ¿asesinarte? —estaba tartamudeando. Esta Santana realmente me asustaba mucho.
— ¿Entonces para qué crees que la llevo?
Retrocedí un paso más.
Ella avanzó también lo mismo.
— ¿Vas a dispararle a alguien con esa cosa? —tenía miedo de preguntar.
—Sí, Britt. Quiero dispararle a alguien con esta “cosa”.
Volví a retroceder hasta que choqué contra la pared. Ya no tenía escapatoria— ¿A quién? ¿Por qué quieres hacerlo?
— ¿Sonaría malo si te dijera que quiero matar a mi hermano?
—Una muerte nunca es justificable. Sin importar el mal que te haya hecho esa persona.
— ¿No importa si dicha persona salió libre de una institución mental?
— ¿Tu hermano salió?
Ella asintió con la cabeza—Y ahora me está buscando… y no dejaré que termine lo que comenzó años atrás…
Mierda. Esto no iba a ser nada bueno.
Nada.
Santana seguía admirando la pistola en su mano. Yo no sabía nada acerca de esas cosas así que no tenía ni idea de qué marca o cuán vieja era. De lo que sí estaba segura era de que no quería verla con una.
¿Matar a su hermano? ¿En serio? ¿Y salió libre de una institución mental?
No tenía idea de que pudiera hacer eso. ¿De verdad se podía, aun si el paciente no estaba del todo curado?
Tenía miedo que las cosas se le fueran a salir de las manos.
—Santana... la venganza no es la solución. Matar a alguien es… —ni siquiera podía pensarlo. Cierto, había gente que se merecía la muerte, pero por más que odiara a una persona no sería capaz de arrebatarle la vida. Peor si era a un hermano—. Tienes que recordar que tu hermano está mal mentalmente. No sé mucho de la esquizofrenia pero…
—Basta Britt. No sigas hablando.
— ¿Que no siga hablando? ¡Pero si piensas matar a tu hermano! Tengo que hacerte ver lo equivocado de esa idea... —ella puso dos de sus dedos sobre mi boca. Su frente se pegaba contra la mía.
—Ya sé lo arriesgado que es eso.
Tragué fuerte— ¿Entonces qué haces siquiera pensándolo? Sabes que si pudiera, cambiaría las cosas.
Santana acarició mi mejilla y bajó su mano hasta mi mandíbula— ¿De verdad las cambiarías?
Asentí con la cabeza, sin romper contacto con sus ojos cafés Un morete se le estaba formando cerca de la boca y de su pómulo.
Quería darle besitos para confortarla— ¿Confías en mí? —me preguntó repentinamente después de un minuto de silencio.
Volví a asentir.
—Confió en ti —le dije, pero no confiaba en sus malas decisiones.
Justo iba a decirle eso cuando ella puso el arma en medio de las dos.
Mi pulso salió disparado.
— ¿Qué estás haciendo?
—Shhh —susurró contra mi boca—. Confía en mí.
¿Qué?
Subió el arma hasta que quedó frente a mi rostro, apuntando hacia el techo.
Dejé de respirar.
— ¿Qué vas a hacer? Baja el arma, por favor. Con eso no se juega.
Santana puso su dedo sobre el gatillo.
Si ella disparaba, de alguna forma nos iba a lastimar a ambas.
Traté de alejarme, pero Santana me sujetó de la cintura, reteniéndome para que no me moviera—Solo te pido que confíes en mí —dijo.
¿Confiar en qué? ¿En qué quería probar el arma primero en mí?
Empecé a dudar en la cordura de Santana.
Oh por... ¡¿Y si él fuera el esquizofrénica y no su hermano?! No tuve tiempo de seguir con el hilo de pensamientos porque Adam jaló el gatillo.
Cerré los ojos y solo pude esperar a que ninguna de las dos saliera lastimada.
Pero después de varios segundos de esperar, no había escuchado aún el sonido del disparo.
Abrí los ojos lentamente. Sentí que algo se estaba enredando en mi cabello y me hacía cosquillas en la frente.
Eran… eran…
La golpeé en el hombro y me aparté de ella— ¡¿Estás loca?! —Lo juro. Esta mujer me quería enloquecer. ¿Un arma de burbujas?
¡¡¡Aaaaagggg!!!
¿En serio? La pistola soltaba burbujas que golpeaban levemente mi rostro y explotaban al hacer contacto con mi pelo.
— ¡SANTANA LÓPEZ! —chillé—. ¿Sabes que casi se me sale el corazón al pensar que era un arma real?
La escuché reír pero yo estaba demasiado furiosa como para acompañarla a reír también.
—Lo siento, nena —dijo ella intentando alcanzarme por la cintura. Me alejé antes de que pudiera atraparme—. Britt… lo siento. Lo sé, fue una mala broma pero es que… Quería enseñarle a Rachel que no fuera una metida.
Fruncí el ceño.
— ¿A Rachel? ¿Qué tiene ella que ver con esto?
Santana me señaló la puerta, estaba medio abierta.
—Rachel nos estuvo escuchando en un principio. No sé cómo supo que tenía un arma guardada en la espalda pero…
—Eres una estúpida.
—Yo solo quería enseñarle una lección.
Resoplé—Ah, ¿sí? ¿Cuál es esa lección?
—A no ponerme en contra de mi chica. Quería comprobar que la próxima vez que Rachel te estuviera diciendo idioteces, tú no le creerías con tanta facilidad. Vi cómo empezabas a caer de nuevo en sus mentiras, solo quería asegurarme de que confiabas en mí.
—Pues habían… —la golpeé en el hombro—… otros… —le di un golpe en el pecho—… métodos. ¡Me asustaste mucho! Pensé que de verdad matarías a tu hermano.
—A pesar de que él cometió varios crímenes nunca me hubiera atrevido a matarlo —me dijo. Sus palabras sonaban sinceras—. Y no, él no está libre. Sigue encerrado y yo sigo negándome a verlo; no quiero que lastime a mi sobrina de nuevo.
Me crucé de brazos y expulsé todo el aire que contuve desde que sacó a Cliff de la oficina para hablar—Ahora, esos son problemas en los que sí te puedo ayudar.
Ella alzó una ceja—Si quieres… te acompaño a verlo —ofrecí.
Santana empezó a caminar alrededor de la pequeña oficina hasta que se detuvo frente al escritorio de Cliff y apoyó su cadera en una esquina—No quiero verlo. Hago suficiente pagándole una gran cantidad de dinero a la clínica. Dinero que, por cierto, no gano haciendo nada ilícito. Lo único ilícito que he hecho en mi vida es follar en un escritorio de madera.
Me estremecí al oírlo— ¿Por qué me cuentas eso?
—Porque escuché lo que te decía Rachel ¿Quieres saber de dónde saco el dinero?
Me sentía tonta por quererlo saber. Me mordí el labio y evité verla a los ojos—Noah dijo que trabajabas; yo en verdad no quiero entrometerme más.
—Britt, mis padres tenían bastante dinero. Al morir, ese dinero pasó a mi hermano mayor, pero como él no estaba en condiciones para recibirlo, fue a parar a mis manos. Sé que tal vez piensas que soy alguna narcotraficante, o terrorista, o vándala. Pero no. Soy solo yo; no tengo ni un pelo de misteriosa en mi vida. Tal vez sea una idiota, sí, lo reconozco; tal vez sea una arrogante hija de puta que salió con la chica equivocada durante cinco meses, pero cada fibra de esta inútil chica grita por no alejarse de ti. Me gustas. Mucho. Quiero que confíes en mí. Quiero que confíes en ti, en las dos. ¿No quieres que haya secretos entre nosotras? Bien, te contaré hasta las veces que codicié la bicicleta que tenía el vecino cuando éramos niños. Esta soy yo. Tómame o déjame.
Mis ojos se estaban nublando levemente.
Le sonreí sin mostrar dientes—Ya tengo el título perfecto para tu libro —dije después de un rato.
Ella me sonrió de regreso— ¿Ah sí? ¿Cuál es?
—La Idiota encantadora ataca de nuevo.
Se acercó hasta mí para sostenerme de la cintura. Esta vez se lo permití— ¿Solo encantadora Cariño, tengo el paquete completo: cara, cuerpo y personalidad. Eso no se resume en un título.
Bufé y pegué mi rostro a su pecho.
Olía delicioso. Como a esas lociones de marca desconocida que sólo se vendían en Siberia o en París.
Ella me sostuvo así por un momento hasta que subió mi rostro para besarme en los labios.
Cierto, ningún título podría resumir todo lo que era ella.
—Oye, ¿si Rachel estuvo espiando hace rato, no crees que vaya a…? —No terminé lo que iba a decir ya que la puerta de la oficina de Cliff se abrió con un golpe.
Mi papá, el tío Victor, la tía Shelby, Rachel y varios de los empleados estaban al otro lado de esa puerta, viéndonos con horror. Mi padre se aventuró a entrar y apuntó con la escopeta a Santana.
No de nuevo.
— ¡Papá, ¿qué haces?! —Me solté de Santana y me puse frente a ella.
—Britt, muévete. Esta tipa tiene que ir a la cárcel. Tu prima lo vio con un arma en la cintura y la escuchó hablando de matar a alguien. Ahora, yo sé que a las chicas de hoy les resulta erótico asociarse con una mafiosa, y culpo a todas esas series de vampiros que miras, pero no voy a permitir que mi hija se enamore de una.
— ¡Papá! La pistola de Santana es de…
— ¡Ahí está! Yo se la vi mientras estaba peleando con Sam. Creo que hasta lo pudo haber matado —gritó Rachel apuntando hacia Santana con un dedo.
Eso me enfureció.
—Santana, pásame la pistola —le dije entre dientes. Le estaba dando la espalda pero ella me pasó el arma de juguete sin rechistar.
La elevé y la apunté directo en la cabeza de Rachel.
— ¡Santo cielo, Britt! —mi papá chilló y me miró en estado de shock.
A Rachel se le había abierto la boca y se quedó inmóvil por un rato—Estoy apuntando justo a tu cabeza —le dije a mi prima aun con el arma en la mano—, si no quieres que jale el gatillo vas a tener que cerrar esa boca que tienes.
Wow. Un arma sí que me daba cierta sensación de control. Esto era emocionante Aun cuando era una de burbujas.
— ¿Qué mierda? Brittany, aleja esa cosa de mi cara —rugió Rachel. Se puso pálida como un papel.
—No. Me has provocado demasiado y es hora de que pagues.
Escuché la risita de Santana que provenía detrás de mí.
—Para empezar, papá, baja esa escopeta. Ya hablé con Sam y me dijo que te acabaste las balas. —Papá tragó haciendo temblar su manzana de Adán. Bajó la escopeta al suelo y se quitó los lentes para limpiarles el sudor.
—Debí suponer que ibas a hacer algo así —dijo él—. Desde el momento en que tu madre te convenció para que vieras esas películas de vampiros que se enamoran, supe que desviarías tus buenos pasos. Los vampiros enamorándose, es algo antinatural, hija. —Papá se volvió a colocar sus gafas de marco grueso.
Rodé los ojos.
—No estoy influenciada por películas de vampiros —respondí solemnemente.
— ¿Qué familiar, en su sano juicio, se lanzaría a comerte después de ver que te hiciste una herida con papel de regalo? —reclamó, citando una de las partes de la película.
—Se nota que no las has visto, papá —dije sarcásticamente.
—Susan me hizo alquilarla. Ese fue dinero desperdiciado.
Suspiré, cansada de las divagaciones de mi padre, y regresé a mi labor de torturar por un rato a Rachel:
—Bien. Ahora habla. Di, aquí frente a tus padres, con quién te has estado acostando estas últimas semanas.
Rachel lució confundida por un momento— ¿Qué…?
—No me mientas. Tus minutos están contados. Vamos, diles la verdad, cuéntales lo promiscua que eres.
Ella miró primero a mi papá y luego más atrás a sus padres.
En el fondo se encontraban Rita, Dulce, Mirna y Noah. Mirna no dejaba de ver entre Santana o Noah, creo que se sentía indecisa sobre cuál de los dos elegir.
—Brittany… —Rachel torció la mandíbula—. No sé qué es lo que tratas de hacer pero te juro que…
— ¿Qué, no es obvio? Me cansé de cubrirte y de que me eches todo el tiempo a mí la culpa. Empieza a confesar ahora antes de que se me vaya la paciencia.
Santana seguía con las risitas—Deberías contar hasta tres —sugirió.
—Buena idea. Uno…
— ¡Está bien! Mamá, papá: me he acostado con Finn desde que lo conocí. Listo. ¿Eso querías que dijera? —Me miró como si ella hubiera ganado la guerra.
—Dos… —alcé una ceja. Qué bien se sentía hacerla pasar por un mal rato.
Creo que ya entendía a Santana y el por qué no aclaraba nada de mi supuesto embarazo: era gracioso ver a otros sudar.
—Y… —puse el arma en su cabeza, rogando para que no fuera a notar que era de plástico. Aunque dudaba que supiera distinguir una de la otra.
— ¡Está bien, está bien! —chilló ella, levantó las manos al aire. La derecha le temblaba más que la izquierda—, también me he acostado con otros chicos y chicas. Pero deberían entenderme. Yo necesito más… mucho más de lo que un solo chico o chica me ofrece; yo ya me acostumbré a la idea y será mejor que ustedes también se acostumbren.
Escuché a la tía Shelby jadear— ¿Contenta? —dijo Rachel dándome una mirada asesina.
Sonreí abiertamente—Sí —jalé el gatillo de la pistola e inmediatamente una lluvia de burbujas salió disparada hacia el rostro con pelos de mi prima.
Santana comenzó a reír más fuerte Rachel chilló escandalosamente—Eres una manipuladora —me dijo.
Le saqué la lengua y le regresé la pistola de juguete a Santana.
Todos parecieron disfrutar de la broma y comenzaron a reír. Papá relajó su postura y me dio una mirada que me prometía muchos regaños para un futuro inmediato.
Noah entró en la pequeña oficina, se quedó ido viendo por un momento el enorme cuadro de Frida Kahlo colgado en la pared, y luego caminó hacia nosotras—La ceja de esa mujer me está mirando —dijo él. No podía apartar la mirada del retrato—. Siento escalofríos.
—Oye, amigo —dijo Santana—, aquí la tienes.
Noah se deshipnotizó del cuadro y miró a Santana.
Ella le entregó la inofensiva arma y se dieron palmadas en la espalda—Me alegra que se hayan divertido —dijo lanzando burbujas al aire.
—Oh, sí. Fue una experiencia educativa —respondió ella.
Por el rabillo del ojo pude ver a Rachel acercándose hacia mí. Su rostro estaba rojo de la cólera.
—Se me olvidó decir otra cosa más —dijo, su voz sonaba terriblemente dulce y encantadora. Eso no era nada bueno Santana y Noah detuvieron su plática y se quedaron observándola atentamente—Santana fue una de las chicas con las que más follé. Lo hicimos en la alfombra del departamento, en el baño, en mi cuarto, en la sala, en la mesa del comedor y… hasta en tu habitación Brittany Cerca de esos libros para mayores de edad que guardas en un gabinete —sonrió con malicia—. Lo hicimos en los baños de este restaurante, en esta oficina —Cliff, quien recientemente se había añadido en la reunión, jadeó y soltó un chillido horrorizado—. Lo hicimos en todas las posiciones y en todos los lugares posibles… no te sientas tan especial, querida. A esa chica yo la entrené primero. Y tú, ¿qué le has dado a estas alturas? ¿Lo haces reír? Bien, pues continúa siendo su payaso mientras yo me convierto en su mujer.
Sencillamente no lo soporté.
No pude.
Me quebré como una ramita de hojas secas.
Ni siquiera pude arremeter contra Rachel; mi cuerpo se sentía hecho de plomo. Solo quería alejarme de ella… de todos.
Y eso hice.
Salí disparada en la dirección a la que mis pies dictaban. No podía apartar las cientos de imágenes que se precipitaban por mi cerebro.
Ella tenía razón.
Rachel estaba en lo cierto.
Mis pies dormidos me llevaron hacia los baños. Una vez dentro me metí en el cubículo más cercano y me deslicé en el suelo.
No podía dejar de preguntarme en qué lugar del baño ellas habían… follado. Tal vez en el baño de hombres, tal vez justo en donde estaba sentada, llorando.
¡Hasta lo hicieron en mi cuarto!
No podía creerlo. Cierto, eso ya era parte del pasado de Santana y no podía cambiarlo aunque quisiera, pero dolía.
Sin importar lo que muchas de esas frases genéricas dijeran acerca de olvidar y perdonar, dolía demasiado como para hacerlo en este momento.
Escuché la puerta del baño ser abierta y me apresuré a silenciar mis sollozos y me senté sobre la tapadera del retrete, alzando mis pies para que no fueran a verme.
—Britt, soy yo —era Rita—Britt, sé que estás aquí porque te vi meterte en el baño.
Estiré de nuevo mis pies sobre el suelo y pronto ella los notó.
La oí acercarse hacia la puerta del cubículo en el que estaba, y sentí que se apoyaba para hablarme.
—Rachel es una basura que no merece ni el más mínimo reconocimiento —comenzó a decir. Yo no dije nada. No podía; mi garganta estaba siendo atravesada por mi saliva y por mis sollozos—. Lo mejor que pudo haberte pasado es que te echara del departamento; con ella solo te ibas a envenenar rápido.
Escuché la puerta abrirse de nuevo.
Vi unas vans acercarse a las zapatillas azules de Rita— ¿Está ahí? —Se me crisparon los vellos de los brazos. Era Santana.
Encogí mis pies y abracé mis rodillas—Sí —respondió Rita—No quiere hablar.
—Yo me encargo—Las zapatillas de Rita quedaron fuera de foco mientras la escuchaba salir del baño—Britt, por favor no te vayas a enojar. Hace un momento te dije que deberías confiar más en mí, y al parecer solo estoy demostrando lo mucho que no deberías hacerlo. Lo siento.
Sollocé involuntariamente.
—Lo siento —volvió a repetir Santana—. No quería que escucharas esas cosas viniendo de Rachel.
No quería escuchar esas cosas y punto.
— ¿Vas a hablarme de nuevo? —preguntó después de varios minutos de silencio.
—Tal vez —mi voz sonaba rota. Era una tonta. Obviamente Santana tuvo un pasado movido con mi prima pero no quería saber absolutamente nada de lo que ellas una vez hicieron.
Era mejor vivir en la ignorancia de la mentira que abrir los ojos ante el conocimiento de la verdad.
—Primer secreto —dijo Santana, su cuerpo se deslizó hasta quedarse sentada frente a la puerta. Lo único que se miraba a través de la ranura era una parte de su camiseta gris—. Cuando tenía diez años me enamoré perdidamente de la aseadora que mamá había contratado para un evento de gala. En ese entonces creía que un lunar peludo cerca de la boca era símbolo de sensualidad y elegancia… —No pude evitarlo y me reí/sollocé al mismo tiempo—. Ella me llevaba como treinta años de diferencia y yo caí rendida por las galletas de coco que siempre me daba por las tardes…
Me mordí los labios.
Santana tenía algo que me hacía amarla con facilidad. Había escuchado antes esa frase: Eres fácil de amar. Pero nunca había entendido su significado.
Con Santana todo tenía sentido para mí ahora: ella era fácil de amar. Imposible de no adorar, e irresistible de no querer.
Aunque ella siguiera derramando sus secretos yo ya había tomado mi decisión desde que la vi aparecer por esa puerta; iba a olvidar cada palabra de Rachel. Estaba con Santana en este momento, y aunque me dolía saber que estuvo con otras antes que yo, ahora estaba conmigo, en tiempo presente.
¿Qué me había dicho ella antes? ¿Tómame o déjame? Pues yo la tomaba.
Aun cuando viniera con cada pequeño secreto por defecto de fábrica.
Yo la quería. No, yo la amaba.
Amaba a Santana López fuera o no una chica misteriosa Con todas y cada una de las advertencias que tuviera puestas.
Ella era mía.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
NOTA #1
Ojos azules.
No eran como esos ojos de gato, todos fríos y que parecían adentrarse a mi alma. No, sus ojos eran azules como el mar. Como el cielo cuando empieza a formarse una tormenta.
Mierda. Me sentía indigna de ser vista por esos ojos.
La chica tenía la boca entre abierta justo lo suficiente como para que mi mente cochina deseara poder deslizar mi lengua y saborearla.
Ella se miraba confundida, y aun así atractiva.
Me preguntó qué había pasado, y yo, como la idiota mentirosa que era, le señalé un letrero de más de dos metros de altura con el que dije se había golpeado.
A decir verdad el imbécil de Noah estaba jugando con mi nuevo balón de fútbol americano y lanzó un pase largo que no fui capaz de detener a tiempo, y que cayó en su cabeza lanzándola al suelo... y lanzando su paquete de condones también.
No había cosa más sexy que ver a una chica que no le importara lo que los demás dijieran lo que me hizo sentirme celoso del hijo de perra que se iba a deslizar en esos... en ella mierda yo quiero deslizar mis dedos en ella no que un estúpido hombre la toque.
¡Basta! ¡No vayas ahí, López!
Ayudé a la chica ojos de color tormenta a ponerse de pie y bromeé un poco con ella y con su camiseta.
Se ruborizó rápidamente.
La dejé ir cuando una atractiva castaña a su lado inmediatamente se presentó a sí misma. Creo que dijo que se llamaba Racha, o Racharl o Rachet.
Y sí, ella acababa de confirmarme que la chica de ojos azules tenía a alguien que se encargara de rellenar esos condones.
Bien. Yo no era un desarma relaciones así que ojos azules no estaba permitida para mí. Pero al menos tenía un buen reemplazo en camino.
Le sonreí a la castaña y me presenté como la chica despreocupada que aparentaba con todas, como si no estuviera jodida y destruida por dentro, como si me importara un comino lo que ella llegara a pensar de mí... Como si realmente la fuera a ver más adelante:
Santana López.
Esa se supone que era yo.
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Hola Hola!
Bueno chicas espero que les gustara el maratón!
Espero que comenten mucho que les parecio todo :)
Saludos Y besos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
jajaajaja pero que lio se armo por la idiota de San!!
Rachel es cualquiera!!!
Rachel es cualquiera!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
holap dani,..
morí de ternura con noah,.. neta kevin es una buena carta para san jajajaja esto le queda genial "Si piensas que soy lindo… deberías ver a mi mamá" jajajajaja
rachel es una HDP,..... tu me haces odiarla,.. la situación de britt san y el papa de britt es traji comico jajajaja,..
nos vemos!!
morí de ternura con noah,.. neta kevin es una buena carta para san jajajaja esto le queda genial "Si piensas que soy lindo… deberías ver a mi mamá" jajajajaja
rachel es una HDP,..... tu me haces odiarla,.. la situación de britt san y el papa de britt es traji comico jajajaja,..
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Fue simplemente PERFECTO.
Yo quiero a una chica como Santana o a un chico como Adam <3
Estoy pasando por el efecto Bambi en estos momentos
Yo quiero a una chica como Santana o a un chico como Adam <3
Estoy pasando por el efecto Bambi en estos momentos
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
El comentario anterior lo escribi antes de leer los dos ultimos capitulos!!
este maratón estuvo mas que buenísimo!!!
Los próximos capítulos son desde la perspectiva de San?? Seria buenísimo conocer mas de San.
Gracias
este maratón estuvo mas que buenísimo!!!
Los próximos capítulos son desde la perspectiva de San?? Seria buenísimo conocer mas de San.
Gracias
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
OMG....! Y con una mierda como es que se fijo en Britt desde el primer instante y por la culpa de Rachel y su calentura maldita Rachel!!!!
Britt ya la tomo y va a luchar por su amor y por Santana y es obvio que Santana la ama solo que tiene un pasado que la persigue! Solo quiero mas de tu fic :)
Britt ya la tomo y va a luchar por su amor y por Santana y es obvio que Santana la ama solo que tiene un pasado que la persigue! Solo quiero mas de tu fic :)
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: FanFic Brittana: Prohibido Enamorarse de Santana López #2 ( Capítulo 16,17 28/5/15 )
Espectacular la maratón! !! Gracias ohhh dios amo esta historia
lauravm98******* - Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014
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