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FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
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Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
ooouu que quilombo, entiendo a san, entiendo a britt, pero si kitty tmb bastante artante, todas se meten y eso jode mucho, pero bueh san se paso! besos!! muy buen cap!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
No puedo con esta historia! es fantástica:D: , espero ansiosa el siguiente capitulo y por dios Santana por que no se da cuenta que es amor lo que siente.
Maferpezberry* - Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 28/11/2014
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
holap dan,....
nooooooo en serio tiene que llegar en ese momento tina,..
a ver que hace san para demostrarle a britt que quizás si quiere lago de verdad con ella!!!
y tampoco creo que se lo haga facil!!!
nos vemos!!!!
nooooooo en serio tiene que llegar en ese momento tina,..
a ver que hace san para demostrarle a britt que quizás si quiere lago de verdad con ella!!!
y tampoco creo que se lo haga facil!!!
nos vemos!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
solo san puede saber que es lo que le pasa en realidad! espero que sea mas pronto que tarde!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Que caro le esta saliendo el error a San!!!! Pobre pero que se las banque!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
tatymm escribió:ooouu que quilombo, entiendo a san, entiendo a britt, pero si kitty tmb bastante artante, todas se meten y eso jode mucho, pero bueh san se paso! besos!! muy buen cap!
Hola Hola
Es una relacion complicada pero san no acepta las cosas tampoco ! :l
Saludos
Maferpezberry escribió:No puedo con esta historia! es fantástica:D: , espero ansiosa el siguiente capitulo y por dios Santana por que no se da cuenta que es amor lo que siente.
Hola Hola
Me alegra que te guste :) y san pronto vera lo que es eso ya veras ;) no lo acpetara rapido solo dolo digo!
Saludos
3:) escribió:holap dan,....
nooooooo en serio tiene que llegar en ese momento tina,..
a ver que hace san para demostrarle a britt que quizás si quiere lago de verdad con ella!!!
y tampoco creo que se lo haga facil!!!
nos vemos!!!!
Hola Hola !
En este cap no hay brittana pero el prox ula la la jajajajaja
Saludos
micky morales escribió:solo san puede saber que es lo que le pasa en realidad! espero que sea mas pronto que tarde!
Hola Hola !
Exacto pronto nos daremos cuenta de mas cosas :)
Slaudos
monica.santander escribió:Que caro le esta saliendo el error a San!!!! Pobre pero que se las banque!!
Saludos
Hola Hola!
Asi es pronto se dara cuenta de todo eso !
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Capítulo 10
Mentalizada para enfrentarse con su padre, Santana metió el coche en la zona de aparcamiento, junto a la Residencia Golden Oaks.
A veces dudaba de que fuera sensata tanta necesidad de desenterrar el pasado, pero era demasiado tarde para volverse atrás.
Era como si se encontrara en una calle de una sola dirección y lo único que pudiera hacer fuera seguir adelante hasta llegar al final. Pensándolo bien, era ridículo haber tenido miedo de enfrentarse a Beatrice después de tantos años aún despreciaba a aquella bruja amargada, pero, al verla cara a cara, se había dado cuenta de que el miedo no era más que una reminiscencia de la infancia.
Santana recorrió el camino de la entrada.
Con él sería lo mismo, se dijo, cuando lo tuviera enfrente. Siempre lo había mirado con cierto desdén y no le tenía mucho respeto, pero cuando era pequeña su extraordinario poder le había quedado grabado.
Cuando arrancó a Santana de los brazos de su madre y echó a Isabella de casa, quedó claro que él y sólo él tenía poder sobre las vidas de todo el mundo Santana tenía que admitir que aquella impresión se le quedó inculcada. Pero, aun así, se había rebelado contra él y el resto de sus aliados, incluida Beatrice y las niñeras que contrataba.
Sonrió al recordar aquella ocasión en que trajo a una mujer a cenar Santana debía de tener siete u ocho años. La niñera, Rosa, la había vestido para lacena con un vestido azul muy bonito, con una faja de raso anudada con un lazo en la espalda. A Santana no le gustaba el vestido y no quería conocer a la mujer, pero intentó hacer el paripé.
Pusieron música suave y se sentaron a la mesa —su padre, la mujer rubia y Santana—, a la luz vacilante de las velas de los candelabros. Su padre piropeaba a la mujer. Ella se ruborizaba, le hacía ojitos y soltaba risitas coquetas.
Tenía una risa que sonaba como si estamparan platos contra el suelo. Para cuando Lucy sacó el postre, Santana ya no podía soportarlo.
Agarró la brillante y temblorosa gelatina de lima en forma de corazón que Lucy había preparado especialmente para ella y se la tiró a la mujer. Como a cámara lenta, le bajó goteando desde la cara de susto hasta el pronunciado escote. Su padre se levantó, levantó a Santana de la silla sin miramientos, la zarandeó y llamó a Rosa a gritos. Esta llegó corriendo y se llevó a Santana a su habitación.
Arriba, Santana rompió el vestido y lo tiró por la ventana. Se quedó colgado en las ramas del abedul y estuvo ondeando durante una semana como una bandera de victoria.
Al final, el jardinero se subió a una escalera de mano y lo bajó.
Sin embargo, también pensaba que sus rabietas infantiles y su rebeldía adolescente no habían sido más que actos de bravuconería. Sólo sintió que tomaba las riendas de su vida a partir del momento en que se alejó de su padre de una vez por todas.
Pese a todo, la ira y la aprensión que albergaba en su interior la atormentaban y la desestabilizaban. La prueba eran las pesadillas, las lágrimas que creía olvidadas y que ahora afloraban a sus ojos en cualquier momento, la sensación de opresión en el pecho cada vez que pensaba en Brittany Incluso el suelo que pisaba parecía menos firme que antes.
Era esponjoso, pensó, mirando el camino, como si bajo el pavimento pulimentado rebullera una ciénaga de aguas turbias.
Mientras su padre guardara la llave de un pasado que tanto la afectaba, seguiría teniendo poder sobre ella. Enfrentarse a él de una vez por todas y exigirle una explicación acabaría con los vestigios de ese poder.
Una joven y sonriente enfermera, con uniforme blanco, le señaló el jardín.
—El señor López está sentado al lado de la fuente. Siga el sendero.
Las puertas de cristal automáticas se abrieron en un suspiro y Santana salió. A su derecha, los jardines se extendían formando suaves ondulaciones de césped, verde y aterciopelado, salpicado de parterres simétricos de petunias amarillas, rojas y blancas.
A la izquierda del sendero había un seto alto de boj. El olor a césped recién cortado flotaba en el aire y los pájaros cantaban en los robles.
Trató de imaginar cómo reaccionaría él, no sólo por presentarse sin avisar, sino ante sus preguntas. Los recuerdos más claros que tenía de su padre eran de cuando se iba de viaje y de cuando regresaba a casa. Maletín de piel reluciente en mano, trajes de ejecutivo de corte impecable, camisas blancas de diseño.
Las amas de llaves y las niñeras correteaban de un lado para otro, y su voz profunda resonaba por toda la casa al darles instrucciones.
Una mano en la espalda de Santana, quela hacía avanzar para recibir una palmada de despedida en la cabeza y una marioneta de sombras chinas hecha en Java o una estatuilla de jade como regalo a la vuelta.
El seto acabó y el caminito torció bruscamente a la izquierda. Ante ella se abrió una extensión de césped, en cuyo centro había una enorme fuente con surtidores románicos en forma de león.
El sendero llevaba a la fuente y a la zona pavimentada de alrededor. De pronto lo reconoció bajo la sombra de un árbol, detrás de la fuente Santana se quedó helada engurruñido en una silla de ruedas, había un anciano marchito, con una manta roja sobre las rodillas.
Santana se quedó conmocionada y notó el corazón a punto de estallar: no podía creer que aquél fuera su padre.
Se acercó despacio. El no reaccionó ni tan sólo cuando se lo quedó mirando fijamente. Su cabello, antaño espeso y negro, salpicado de gris, se había vuelto blanco y fino. Llevaba una chaqueta de punto gris por encima de los hombros, antes anchos y orgullosos, ahora huesudos y encorvados.
Santana se sentó en una silla de jardín que había a su lado. Luchó para hallar las palabras con que empezar.
—He venido a verte..., a preguntarte algunas cosas.
El siguió con la mirada perdida en la distancia. Únicamente su mano tembló un poco. Ella carraspeó.
—Sobre Isabella.
Lentamente, él se volvió y la miró. Sus ojos, antes penetrantes e inteligentes, estaban desenfocados.
—Isabella —jadeó.
Santana sintió un nudo en la garganta.
Tragó saliva.
— ¿Por qué la echaste de casa?
Para horror de Santana, los ojos de su padre se llenaron de lágrimas, que poco a poco rodaron por sus mejillas. Su piel marchita las absorbió como la tierra reseca absorbe la lluvia.
—Ella es la única a la que he querido—musitó.
Santana sintió que su desprecio se desvanecía. Era imposible no sentir lástima por aquella patética carcasa del hombre que había conocido.
Quizá su tiranía silenciosa había sido sólo una máscara para ocultar su amargura desde el principio, pensó. Sus demostraciones de fuerza, un simple farol para esconder su tristeza. Puede que Santana hubiera aprendido de él a vivir una tapadera.
— ¿Por qué no me llevó con ella? ¿Por qué no volvió?
El alargó una mano temblorosa y le tocó la cara, un intento de caricia que la sobrecogió.
Su voz era grave; su respiración, pesada.
—Ella no era buena..., no. Iba a dejarme de todas maneras. Sólo le impedí que sete llevara a ti también. —Se enjugó las lágrimas, temblando—. No podía dejar que me lo quitara todo, que me dejara sin nada. —Negó lentamente con la cabeza, mirando los árboles—. Me aseguré de ello... eras todo lo que me quedaba de ella... —farfulló—. No la dejé volver... la mantuve lejos.
Santana cerró los ojos para contener el llanto y se llevó las manos al pecho para mitigar el dolor.
Había esperado que se resistiera a contestar a sus preguntas, incluso que se negara.
Había ido preparada para mantener una conversación fría, no para que él le abriera su corazón —cuando se suponía que no tenía—, no para ver cómo los ojos fríos de su padre se deshacían en lágrimas.
Todo aquel tiempo había dado por hecho que su padre había echado a Isabella a patadas tras descubrir alguna infidelidad e Isabella, por debilidad o desinterés, no había regresado.
La visión del mundo de Santana se basaba en aquel hecho incontestable. Miró los árboles y se concentró en su solidez.
En aquel momento no la hubiera sorprendido mucho verlos cabeza abajo, con las ramas hundidas en la tierra y las raíces en el aire.
Así pues, si Isabella tenía planeado abandonarlo, casi seguro que sería con un amante. Entonces su padre, furioso y herido en su orgullo, había hecho todo lo posible para impedir que Isabella se llevara también a su hija.
Pero, si de verdad Isabella hubiera querido llevarse a su hija, ¿por qué no había luchado contra él? ¿Por qué renunció?
—Me lo llevo dentro, para darle su medicación y el té de la tarde.
Santana dio un salto. No se había dado cuenta de la llegada de la enfermera.
Esta le sonrió, alisó la manta de su padre y empujó la silla de ruedas por un caminito a través del césped, que llevaba a un invernadero adosado al hermoso edificio Victoriano. El no miró atrás.
Entre las macetas con palmeras, las cestas de azaleas rosas colgando del techo y las cabeceantes fucsias, Santana vislumbró algunas cabezas grises que sorbían té de sus tazas de porcelana blancas.
Lentamente, Santana se levantó, dio la vuelta a la fuente y emprendió el camino de regreso al coche. No tenía muy claro que aquella nueva e inesperada compasión por su padre fuera más fácil de sobrellevar que su desprecio habitual, pero al menos sabía que volver allí ya no tenía sentido.
No tenían nada más que decirse.
Él nunca había superado la decepción y la ira. Pero ella sí lo estaba haciendo.
Ahora todas las respuestas estaban en Isabella. Su única elección era ir a hablar con Thelma.
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Hola Hola
Volvi lo mas pronto que podia ! :) y este cap es peque pero muy importate el PROXIMO CAP HABRA una escena importante de Brittana ;)
Saludos y dejen sus comentarios
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Volve pronto!!!!!!! por favor!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Muy buen cap! me encanto!! mmm que habra sido de la madre de san y toda su historia!??? besos!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
holap dan,....
bueno san esta tratando de saber que paso,.. o mejor dicho que hicieron para que isabella se fuera,...
a ver que hace san ahora???
nos vemos!!
bueno san esta tratando de saber que paso,.. o mejor dicho que hicieron para que isabella se fuera,...
a ver que hace san ahora???
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
estuvo bien pero aun no queda claro pq isabella iba a abandonar al padre de santana! hasta luego!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Vaya! Estoy intrigada de que pudo haber pasado para que isabella dejara a su marido y a Santana así sin más saludos!!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
monica.santander escribió:Volve pronto!!!!!!! por favor!!!
Saludos
Hola Hola!
Aquí estoy :)
tatymm escribió:Muy buen cap! me encanto!! mmm que habra sido de la madre de san y toda su historia!??? besos!
Hola Hola!
Ya veremos llegara el momento hasta el final !
Saludos
3:) escribió:holap dan,....
bueno san esta tratando de saber que paso,.. o mejor dicho que hicieron para que isabella se fuera,...
a ver que hace san ahora???
nos vemos!!
Hola Hola!
Exacto eso se sabra poco a poco !
Saludos
micky morales escribió:estuvo bien pero aun no queda claro pq isabella iba a abandonar al padre de santana! hasta luego!
Hola Hola!
Ya se exolicara poco a poco !
Saludos
Dolomiti escribió:Vaya! Estoy intrigada de que pudo haber pasado para que isabella dejara a su marido y a Santana así sin más saludos!!
Hola Hola!
mmmm se sabra hasta el final o poco a poco :P
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Capítulo 11
Santana se pasó toda la semana esperando con ansia la fiesta de Kitty y Marley.
Un día, como quien no quiere la cosa, le preguntó a Kitty si Brittany iría y ésta respondió con una sonrisa deslumbrante, asegurándole que Brittany estaría Santana había renunciado a disimular, ante Kitty, que no podía quitarse a Britt de la cabeza lo que la preocupaba era si al final Britt cedería al deseo que compartían.
Esperaba que lo hiciera; deseaba que lo hiciera Santana nunca había esperado a nadie ni deseado nada, pero de pronto su vida giraba en torno a su encaprichamiento por una mujer. No podía evitarlo y ya no intentaba detenerlo.
Se perfumó y se puso un top de seda, plateado y sin mangas, y unos pantalones negros de lino holgados sería otra cosa si tuviera razones para creer que los sentimientos de Brittany habían cambiado, pero la semana anterior en el café quedó claro que no era así Santana llevaba dos semanas consumiéndose por ella.
Con suerte, a Britt le habría pasado lo mismo.
Aparte de eso, Santana quería explicarle la visita a su padre y preguntarle qué opinaba del asunto aquello también era raro normalmente prefería guardarse para ella todo lo tocante a su vida privada.
De todas maneras, pensó, últimamente todo estaba vuelto de al revés. Ya no tenía ningún control sobre los acontecimientos que afectaban a su vida en lugar de eso se veía obligada a detenerse y esperar a ver cómo se desarrollaban.
Era una noche templada y luminosa, perfecta para dar una fiesta a las ocho en punto, Santana cogió el coche y se fue para allá.
Veinte minutos más tarde, Santana llamaba al timbre dentro sonaba Wild Thing; a Kitty le encantaba la música de los sesenta.
—Hola, cielo —le sonrió Kitty la besó en los labios—. Estamos en el jardín.
Santana la siguió a la cocina Kitty sacó una Heineken de la nevera y se la pasó a Santana; después dio los últimos toques a una bandeja de canapés de salmóna humado.
—Tienen buena pinta —dijo Santana.
Kitty esbozó una amplia sonrisa.
—Toma, prueba uno.
Le dio uno a Santana y sacó del horno una bandeja de triángulos de hojaldre doraditos.
—De espinacas y ricotta —dijo Kitty, mientras los pinchaba con una aguja.
—Ah... , genial.
Santana la escuchaba sólo a medias, ya que toda su atención estaba puesta en la treintena de mujeres reunidas en el enorme patio con suelo de terracota, situado al otro lado de la puerta de malla metálica.
Habían puesto varias luces disimuladas en los bordes del jardín y la iluminación era suave al parecer estaban todas las jugadoras del equipo de criquet con sus parejas y unas cuantas mujeres más. Pero no veía a Brittany en aquel momento se dispersó un grupo de mujeres justo en la línea de visión de Santana y la vio de repente.
Santana creyó que le fallarían las rodillas.
—Un vestido muy sexy —comentó Kitty, siguiendo su mirada.
Con el corazón a cien, Santana observó a Brittany, que charlaba con Rachel y Quinn.
Llevaba un vestido de cuero verde esmeralda que ceñía suavemente su cintura y la curva de las caderas y los muslos. Le llegaba por encima de las rodillas y tenía unos tirantes finos, escote redondo y una pequeña raja a un lado.
Los zapatos negros de tacón de aguja realzaban sus espectaculares piernas Santana se estremeció al recordar la última vez que la había visto llevando un vestido con raja al lado, lo que había hecho con ella y lo mucho que le había gustado a Britt.
Santana, que no veía el momento de hablar con ella y volver a estrecharla entre sus brazos, empujó la puerta con decisión.
— ¡Santana! —la llamó Kitty con una nota de advertencia.
Santana titubeó Kitty desvió la mirada y colocó los adornos de los platos.
—Brittany no ha venido sola. —Santana notó un hormigueo en la piel—. Llamó esta mañana para preguntar si podía traer a alguien. —Kitty se aclaró la garganta— Alguien de Sydney.
Santana sintió frío en el estómago.
— ¿Quién?
—Hum... Diane.
¡Mierda! Santana se volvió bruscamente hacia la ventana, justo a tiempo de ver cómo una rubia alta y atractiva atravesaba el patio con energía y se ponía al lado de Brittany ¡Así que aquella era la dulce Diane! Diane se inclinó sobre Brittany para decirle algo y le puso la mano en la espalda.
Santana sintió que la dominaba la ira.
— ¿Qué coño hace Brittany con ésa?
Kitty la cogió del brazo con delicadeza y dijo en voz baja—No lo sé. Seguramente nada. —Kitty cogió las bandejas de la encimera—. Se ve que Diane sólo ha venido a pasar unos días. Parece muy agradable.
Santana le aguantó la puerta abierta para que sacara las bandejas al patio. Encima de dulce, agradable, ¡por amor de Dios!
Atravesó el patio rechinando los dientes.
Santana saludó a Rachel y Quinn con un beso y se volvió hacia Britt con una sonrisa confiada.
—Hola.
Brittany dio un leve respingo cuando Santana la besó en la mejilla.
Al aspirar su fragancia, la mente de Santana se zambulló en un mar de recuerdos eróticos la compostura de Britt se tambaleó casi imperceptiblemente, como un rizo sobre la superficie del agua, y le sostuvo la mirada a Santana un instante demasiado largo carraspeó y le presentó a Diane.
Las dos sonrieron y se dieron la mano.
Por un momento se hizo un silencio incómodo Rachel no se perdía detalle dela escena, con sus ojos cafés atentos tras el flequillo, Britt se quedó mirando su vaso vacío y Diane se metió una mano en el bolsillo de los vaqueros y rodeó la cintura de Britt con la otra.
Santana apretó los dientes con el corazón palpitante Quinn le dio un mordisco aun canapé y el crujido fue ensordecedor.
Britt se apartó de Diane y puso el vaso sobre una mesa de hierro que había al lado.
—Te traigo algo de beber —le dijo Diane.
Aliviada, Santana la vio coger el vaso y meterse en la cocina.
—Vamos a decirle hola a Wendy —dijo Rachel y arrastró a Quinn del brazo hacia un grupo de mujeres que había cerca.
Britt suspiró y evitó mirar a Santana a los ojos.
—Tenemos que hablar —le dijo ésta en voz baja.
—No serviría de nada.
Marley estaba recogiendo los vasos vacíos de la mesa le dirigió a Santana una mirada fugaz.
—Claro que serviría —objetó Santana en tono grave y urgente—. Creo que la semana pasada querías que habláramos nos interrumpieron..., lo entendiste mal.
—Creo que fuiste tú la que lo entendió mal —se alborotó Brittany.
— ¿Pasa algo?
Diane apareció de repente al lado de Britt con una copa de vino. Fulminó a Santana con la mirada. Su actitud con Britt era definitivamente posesiva.
A Britt no se le habría ocurrido volver con Diane, ¿verdad? La sensación de frío en el estómago se había convertido en una bola pesada como el plomo.
Echando mano de todo su autocontrol, Santana dijo en voz baja y monocorde:
—Estaba hablando con Brittany en privado.
Kitty, que paseaba entre las invitadas con una bandeja de comida, se detuvo y se quedó mirándolas por el rabillo del ojo, Santana vio que Rachel, Quinn y Wendy se quedaban inmóviles y las observaban.
—No parece que a ella le interese —espetó Diane, tajante, con una mueca de insolencia en su expresión arrogante.
Brittany inspiró profundamente y miró a su alrededor como un animal acorralado.
Como nunca había encontrado nada ni nadie por quien valiera la pena luchar, Santana siempre había evitado aquel tipo de enfrentamientos en cualquier otra ocasión, habría sonreído, se habría encogido de hombros y se habría dado media vuelta mucho antes de que las cosas llegaran a ese punto.
Pero no pensaba renunciar a Brittany y tampoco iba a dejar que aquella zorra se pasara de lista y le dijera con quién podía o no podía hablar.
Kitty estuvo a punto de volcar la pesada bandeja de cristal que llevaba.
Santana dio un trago de cerveza como si nada y observó como una de las suculentas gambas caía por el borde.
Sassy, la gata, se abalanzó inmediatamente sobre ella y salió disparada a comérsela bajo un rododendro.
En tono despreocupado, Santana dijo:
—No sabía que fueras la guardaespaldas personal de Brittany como no llevas placa.
— ¡Por amor de Dios! —Britt se echó el pelo hacia atrás y la fulminó con una mirada incendiaria—. ¡Adentro! —siseó.
Sin esperar su respuesta, Brittany atravesó el patio en dirección a la puerta.
Procurando que sus ojos no se cruzaran con los de nadie más, Santana dejó la botella sobre la mesa tranquilamente, se metió las manos en los bolsillos y la siguió.
Brittany la esperaba en la sala de estar. No había nadie más dentro de la casa. Tenía los brazos cruzados y estaba que echaba humo.
— ¿Tú de qué vas? —inquirió con voz tirante y tan grave que daba miedo.
Santana la miró de hito en hito, como embelesada Britt era tan hermosa y al fin estaban las dos solas sus ojos azules encendidos, sus labios brillantes, deliciosos y apetecibles. Su ira glacial era terrible, pero el fuego del deseo de Santana resultaba abrumador.
Brittany esperaba una respuesta.
—Nunca me habían hecho pasar tanta vergüenza en la...
Santana la agarró y la besó el fuego prendió en su interior; perdió el mundo de vista creyó que iba a desmayarse.
Sintió que Britt se ponía rígida y le ofrecía resistencia por un instante.
Después, con un gemido, se relajó, le rodeó los hombros con los brazos y le devolvió el beso con ansia Santana le acarició la espalda y las caderas sobre el vestido de cuero, suave y untuoso.
Brittany la estaba devorando entera.
Entonces Britt gimió. Al oír su gruñidito ronco, Santana sintió que el fuego la consumía, puso a Britt contrala pared y, sin dejar de besarla, metió la mano por la raja de aquel vestido de cuero tan fino y cálido.
Mientras le escalaba el muslo con los dedos, Santana murmuró, con la boca pegada a sus labios:
— ¿Ella te hace hacer eso? —Se besaron de nuevo— ¿Con ella gimes así?
Brittany se envaró de pronto y se apartó delos labios ardientes de Santana Con la respiración entrecortada y los ojos empañados de lágrimas, la miró como desorientada.
— ¿Qué? —musitó.
— ¿Has vuelto con ella? ¡No puede ser! ¡No después de lo que te hizo! ¡Y menos cuando sientes esto por mí!
Brittany tomó aire, se liberó del abrazo de Santana y caminó hacia la ventana de espaldas a Santana, se pasó la mano por el cabello su reflejo apareció en el cristal sobre la silueta imponente de los árboles, a la luz de una lámpara que había en una mesita junto a la pared.
—No tengo por qué darte explicaciones de lo que haga o deje de hacer con Diane, ni a ti ni a nadie.
En la repisa de la chimenea había un paquete de cigarrillos y un mechero.
Sacó uno y lo encendió. Se volvió hacia Santana, exhaló lentamente el humo y añadió:
—Lo único que necesitas saber es que entre tú y yo no hay nada.
—Pues cualquiera diría lo contrario,
Brittany dio una calada al cigarrillo.
— ¿Y por qué diablos iba a querer seguir con esto? —Sentenció, lacónica e impaciente—. No sé qué noción tienes de mí, pero te puedo asegurar que tu idea de una aventura no me interesa lo más mínimo. ¿Cena o lo que sea y después sexo, con el intervalo que la señora se digne a considerar aceptable? ¿Y durante el tiempo que le parezca oportuno?
Se dirigió hacia la mesita de café donde estaba el cenicero Santana estaba hecha un lío Brittany estaba verbalizando palabra por palabra algo que Santana nunca se había parado a pensar.
« ¿Por qué no te olvidas de todo esto? —se preguntaba—. No puedes darle lo que quiere. No veis las cosas de la misma manera. Déjalo y márchate», se dijo.
Pero estaba clavada en el sitio le dolía el pecho no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas. Se mordió el labio bajo la mirada encolerizada de Brittany.
—Soy una mujer adulta, Santana ¡No una maldita cría! En las relaciones hay obligaciones y sentimientos en juego para la mayoría de nosotras se trata precisamente de eso. A veces las aventuras funcionan y te llevan al cielo Y, muy bien, a veces te llevan al infierno y alguien acaba sufriendo, ¡pero así es como funcionan las cosas entre adultos! Lo aceptamos y ya está.
Santana no creía en el cielo y conocía el infierno demasiado bien había intentado protegerlas a ambas de eso.
¿Por qué una mujer tan lista como Brittany quería correr un riesgo que podía evitarse?
Brittany dio otra calada al cigarrillo. Se oyó un portazo y las dos se sobresaltaron Brittany se volvió hacia la ventana.
Una silueta oscura avanzaba a toda prisa por el caminito de entrada, hacia la verja al cabo de unos instantes, oyeron que un coche arrancaba y salía quemando ruedas.
—Ahí va Diane —dijo con voz apagada.
Santana tragó saliva y recuperó el habla.
— ¿Preferirías estar con ella? ¿Con una mujer que te engañó, que te mintió? Yo no engaño ni miento.
Brittany la miró, puso los ojos en blanco y suspiró apagó el cigarrillo.
—Puede que no, pero sí que tenéis algo en común muy significativo. Parece que ni tú ni ella os deis cuenta de que tengo otras opciones aparte de vosotras, de cualquiera de las dos.
No, pensó Santana se daba cuenta de eso. Ya lo creo que se daba cuenta había visto cómo la miraban las mujeres, muchas mujeres Brittany tenía dónde elegir.
Brittany se dirigió a la puerta para salir dela habitación. Se detuvo en el umbral y, con voz grave y contenida, dijo:
—Me has estropeado la noche. Nunca vuelvas a comportarte así conmigo Jamás. No vuelvas a dejarme en ridículo.
Santana no podía soportar que Brittany la despreciara, ni tampoco pensar que esta vez la había perdido de verdad.
En los ojos de Brittany brillaron las lágrimas.
Nerviosa, se retorció un mechón de pelo.
—Ya te lo dije antes. Déjalo, Santana deja de hacerme perder el tiempo.
Aterrada, sin importarle las lágrimas de vergüenza que surcaban sus mejillas,
Santana la aferró del brazo.
— ¿Y qué pasa con lo que sentimos? Yo no puedo olvidarlo, nena —susurró.
Brittany también tenía las mejillas empapadas en lágrimas. Impaciente, se las secó, le dirigió a Santana una mirada incendiaria y se marchó.
Los altavoces colocados bajo los aleros de la parte trasera de la casa empezaron a vibrar al son de Satisfaction, de los Rolling Stones Santana se derrumbó en el sofá hecha un lío, ocultó el rostro entre las manos y rompió a llorar.
Unos minutos después oyó que cerraban la puerta de la calle y Kitty entró en la habitación atolondradamente.
— ¿Qué coño está pasando? ¡Ahí fuera se ha montado una que ni en Days Of Our Livest
Santana se secó las lágrimas enseguida.
Kitty suavizó su expresión.
—Oh, mi niña —dijo con dulzura. Se sentó a su lado, le rodeó los hombros con el brazo y la besó en la mejilla—.No puedo creerlo. Primero a Diane le coge un pronto y se va hecha una furia con el coche de Brittany Después Brittany vuelve afuera llorando, hecha un manojo de nervios. Rachel acaba de llevarla a casa —sacudió la cabeza y le acarició la mejilla a Santana—. Y tú mírate.
Se levantó y abrió el aparador. Sacó una botella de whisky escocés y sirvió dos vasos. Santana aceptó el suyo, agradecida, y se lo bebió de un trago.
—Se me ha escapado de las manos —dijo, mientras Kitty volvía a llenarle el vaso—. Yo tampoco puedo creerlo nunca había perdido la cabeza de esta manera. Nunca la había cagado tanto con nadie.
Kitty cogió un cigarrillo de la repisa de la chimenea, lo encendió y dio una calada mientras observaba a Santana con incredulidad.
—Quiero que este deseo desaparezca —prosiguió Santana con voz queda—.Desearla y no poder estar con ella, que esté empezando a odiarme... Es demasiado duro.
— ¿Odiarte? —Sonrió Kitty—. ¿Acaso no ves que está enamorada de ti?
Santana se quedó de una pieza y el corazón le dio un vuelco.
— ¡Cómo va a estar enamorada de mí!
Kitty se encogió de hombros.
—A mí, es lo que me parece.
Santana se puso de pie y paseó por la habitación.
— ¿Por qué iba a quererme? Si casi no ha pasado nada.
—No hace falta que pase mucho. Hay un tipo de amor entrañable que nace entre las personas poco a poco. Eso está bien por un tiempo. Pero, según mi experiencia, el verdadero amor es como lo que nos pasó a Marley y a mí. Vamos, que te arrolla como un camión.
— ¿Y Diane qué? —preguntó Santana casi sin aliento.
Kitty dio un sorbo de whisky.
—Diane no significa nada para ella. Eso se nota. Britt no la mira, ¿sabes? Y tampoco le hace mucha gracia que Diane la toque. —Echó la ceniza del cigarrillo—. Me he fijado.
—Ah, claro, y según tú Diane duerme en el sofá, ¿no?
—No lo sé, pero lo significativo es que te importe tanto. Estás celosa, cielo.
Santana no se molestó en tratar denegarlo. Era una experiencia nueva, pero era muy consciente de que aquella sensación, como de cuchillas afilándose, que le desgarraba las entrañas eran celos.
—Bueno, si a Brittany le ha dado por reciclar a sus amantes, allá ella. Yo no puedo hacer nada. —Santana se metió las manos en los bolsillos y se apoyó en el marco de la puerta—. No me quiere. Lo que quiere es un tipo de relación determinada y yo no puedo dársela.
—Si dejaras de fingir que todo te da igual y abandonaras la pose de chica dura, podrías darle cualquier cosa.
La voz de su tía Beatrice le volvió a la cabeza de repente. Una vez, a través dela puerta del despacho, oyó que le decía a su padre: «Esa niña tiene mala sangre deberías mandarla a un internado para que se la sacaran. Sí, mala sangre, como su madre». La niña de ocho años de entonces se había preguntado, aterrorizada y temblorosa, qué era eso de «mala sangre»; ahora, a los treinta y cuatro, se preguntaba si era posible heredar la incapacidad de amar.
Kitty se acabó el whisky y sonrió.
—Eres adorable, ¿lo sabías? No me extraña que se haya enamorado de ti. Y tú también te has enamorado de ella.
Santana negó con la cabeza era una idea ridícula.
—Lo que ocurre es que últimamente estoy un poco rara. Me he obsesionado con Brittany sin querer evitarlo, hasta el extremo de que cada vez que pienso en ella estoy a punto de desmayarme. Le doy vueltas a lo que estará haciendo cada puto minuto del día. —Se pasó la mano por el pelo y suspiró—. He perdido la perspectiva, eso es todo.
Kitty soltó una risita.
— ¿Y qué coño crees que es el amor? ¿Otra cosa? —Fue junto a Santana y la abrazó—. No desperdicies esta oportunidad, cielo —susurró, con tanta ternura que a Santana se le saltaron las lágrimas otra vez—. Venga, volvamos a la fiesta.
Santana negó con la cabeza y tragó saliva para eliminar el nudo que le atenazaba la garganta.
—Creo que esta noche no sería la mejor de las compañías.
Besó a Kitty, le dio las buenas noches y se fue a casa.
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Hola Hola Hola
Espero que les guste mucho el cap !
Santana aceptando sus sentimientos por Britt aunque no lo sepa ! Que les parecio ?
DEJEN SUS COMENTARIOS !
Besos y saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
holap dan,...
pobre san,... es verdad acepto sus sentimientos por britt!!!!
pero va a ser difícil pesar el escudo de brtt que se puso,.. a ver que hace san???
nos vemos!!
pobre san,... es verdad acepto sus sentimientos por britt!!!!
pero va a ser difícil pesar el escudo de brtt que se puso,.. a ver que hace san???
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Dios mio!! Britt en verdad volvió a darle una oportunidad a esa fulana?? pff!! y ejusto en ese momento santanita se da cuenta (inconsciente) que siente cosas por britt Aunque bueno! mientras nada esté claro todo será un lío hasta que se aclaren aunque bueno con santana creo que eso va a tardar todavía
Saludines!! un cap muy interesante sin duda!!
Saludines!! un cap muy interesante sin duda!!
Dolomiti- - Mensajes : 1406
Fecha de inscripción : 05/12/2013
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Me encanta los capitulos!!
Pero no demores tanto, puede ser????
Por favor!!
Pero no demores tanto, puede ser????
Por favor!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Santana se complica la vida, porque no acepta que lo que siente hacia Britt es amor y no una "obsesion" como ella lo llama, pero buuuenooo
Al menos tuvimos un muy bello beso cargado de pasion y amor, aunque lo que paso despues no me gusto mucho
Saludos y nos leemos en la siguiente actualizacion
Cuidate te quiero
Al menos tuvimos un muy bello beso cargado de pasion y amor, aunque lo que paso despues no me gusto mucho
Saludos y nos leemos en la siguiente actualizacion
Cuidate te quiero
Daniela Gutierrez***** - Mensajes : 281
Fecha de inscripción : 03/07/2014
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
no pense nunca que britt le diese otra oportunidad a esa tipa, en fin.... hasta luego.
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
me pregunto que por que britt acepto a diane de nuevo como compania, y san vamos mujer deja de negarte que esa rubia te puede mas de lo que quisieras! besos! excelente cap aunque muy cortito!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Nueva lectora me gusta mucho tu historia.... Actualiza pronto xfa
andrenina89* - Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Hola me encanto mucho tu historia por favor actualiza pronto quiero saber que va a pasar
Monze30*** - Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 04/06/2014
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
3:) escribió:holap dan,...
pobre san,... es verdad acepto sus sentimientos por britt!!!!
pero va a ser difícil pesar el escudo de brtt que se puso,.. a ver que hace san???
nos vemos!!
Hola Hola!
Esto se podran dificil! :P
Saludos
Dolomiti escribió:Dios mio!! Britt en verdad volvió a darle una oportunidad a esa fulana?? pff!! y ejusto en ese momento santanita se da cuenta (inconsciente) que siente cosas por britt Aunque bueno! mientras nada esté claro todo será un lío hasta que se aclaren aunque bueno con santana creo que eso va a tardar todavía
Saludines!! un cap muy interesante sin duda!!
Hola Hola!
Ya veremos porque lo hizo! y exacto poco a poco se da cuenta y exactoooooo!
Saludos
monica.santander escribió:Me encanta los capitulos!!
Pero no demores tanto, puede ser????
Por favor!!
Hola Hola
Perdon es que tengo muchas cosas :$
Saludos
Daniela Gutierrez escribió:Santana se complica la vida, porque no acepta que lo que siente hacia Britt es amor y no una "obsesion" como ella lo llama, pero buuuenooo
Al menos tuvimos un muy bello beso cargado de pasion y amor, aunque lo que paso despues no me gusto mucho
Saludos y nos leemos en la siguiente actualizacion
Cuidate te quiero
Hola Hola!
Poco a poco le costara un infierno pero lo hara ;) y todo pasa por algo recuerda eso !!!
Saludos
micky morales escribió:no pense nunca que britt le diese otra oportunidad a esa tipa, en fin.... hasta luego.
Hola Hola !
No sabemos si se la dio ;) ya veran!
Saludos
tatymm escribió:me pregunto que por que britt acepto a diane de nuevo como compania, y san vamos mujer deja de negarte que esa rubia te puede mas de lo que quisieras! besos! excelente cap aunque muy cortito!
Hola Hola!
Ya veremos si eso fue lo que paso ! y jajajaja esa rubia la tiene loca hasta los huesos!
Saludos
andrenina89 escribió:Nueva lectora me gusta mucho tu historia.... Actualiza pronto xfa
Hola Hola
:) eeeeeeeh hola ! me alegra que te gustara !
Saludos
Monze30 escribió:Hola me encanto mucho tu historia por favor actualiza pronto quiero saber que va a pasar
Hola Hola!
Me alegro que te guste :D !!
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
Capítulo 12
Britt se tomó un café en el cuartito que había detrás de la sala de espera del Centro de Emergencias. Llevaba horas hecho y estaba pasado, pero con un poco de suerte la cafeína le levantaría un poco el ánimo.
Eran las once de la noche de un martes y había sido una noche difícil. En media hora llegarían los dos médicos del último turno. El centro cerraba a las tres de la madrugada.
Contenta de que la entrada y salida de pacientes le diera una tregua, se sentó en la mesa y miró por la ventana de cristal ahumado que daba a la sala de espera ya la entrada Rachel estaba en uno de los consultorios, poniéndole puntos a un paciente en la cara y en el brazo. En el historial pondría que se había caído.
Pero para Rachel y Brittany era obvio que las heridas eran fruto de una pelea. Los pacientes nunca admitían que se habían metido en una pelea por miedo a las represalias o por temor a ser interrogados por la policía.
Britt suspiró. Estaba deprimida desde la fiesta del sábado. Había perdido su entusiasmo habitual por el trabajo y el Centro de Emergencias, que requería una actitud positiva y agilidad de reflejos, había resultado duro aquella noche.
Creía que podría controlar sus sentimientos por Santana Después de verse con ella en el Café Q, estaba segura de que Santana perdería el interés.
Y así, sin la insistencia de Santana, su amor se iría apagando. La noche de la fiesta se había propuesto mostrarse amable y cariñosa cuando la viera pero bastó que Santana la besara en la mejilla para que se deshiciera.
Después, cuando estuvo con Santana a solas, no quedó duda de que sus sentimientos por ella seguían siendo igual de fuertes el ansia con que Santana la besó, incapaz de contener sus emociones, la conmocionó y la turbó Britt se moría por abrazarla y besarla de nuevo, por irse a casa con ella, por hacer el amor con ella.
Pero se repetiría la misma canción Santana seguiría saltando de caliente a frío y mantendría a Brittany a distancia. Y como estaba enamorada de ella, era una opción demasiado dolorosa. No podía olvidar el bello rostro de Santana, con los ojos anegados en lágrimas, al susurrarle: «Yo no puedo olvidarlo, nena». Britt cerró los ojos y se estremeció. Ojalá Santana sí que lo olvidara y la dejara olvidarlo también a ella.
En la sala de espera, un fluorescente defectuoso parpadeaba sobre el suelo apagado de color verde oliva y los asientos rígidos de vinilo gris alrededor de las paredes, creando un efecto deprimente.
El Centro de Emergencias había sido creado de manera conjunta por el estado y las administraciones locales. Pocos pacientes tenían la tarjeta sanitaria —normalmente la habían perdido y no se habían molestado en pedir una nueva—, así que el centro tenía que correr con los gastos de la atención médica.
Por consiguiente, no entraba en los planes dotar las instalaciones de las comodidades básicas para médicos o pacientes. En uno de los duros asientos había un anciano acurrucado, durmiendo la borrachera. Cerca de la entrada se hallaba sentado un chaval, manoseando una revista arrugada.
Lanzaba miradas nerviosas a la puerta continuamente, como si se escondiera de alguien.
Un rato antes Britt le había preguntado si podía ayudarle. El negó con la cabeza tímidamente, pero aceptó una taza de café.
El paciente de Rachel, vendado y con una receta médica en la mano, salió del consultorio arrastrando los pies en dirección a la puerta. De pronto se oyó un alboroto fuera. Varias personas discutían en voz alta, en un tono asustado Britt se levantó justo cuando irrumpían cinco adolescentes, tres chicos y dos chicas. Llevaban el cuerpo inerte de otra joven.
Britt corrió a la sala de espera; ellos dejaron a la chica en el suelo y huyeron.
— ¡Esperad! —chilló Brittany una chica titubeó—. ¿Qué ha pasado?
—Caballo —dijo ella, antes de salir corriendo con los demás.
La chica del suelo no debía de tener más de catorce años. No tenía pulso y se estaba poniendo azul Britt notó una subida de adrenalina y el corazón se le aceleró al empezar con el masaje cardíaco.
— ¡Rachel! —llamó—. ¡Narcan, deprisa!
El masaje no daba resultado, la chica cada vez tenía peor color.
Rachel corrió junto a ella con una jeringa Britt le subió la mugrienta manga a la chica y comprobó, consternada, que tenía el brazo lleno demarcas de agujas.
—Toma —dijo Rachel, pasándole un par de guantes quirúrgicos.
Brittany se los puso rápidamente, encontró una vena y le inyectó la mitad del Narcan con cautela. Instintivamente, Rachel retrocedió y Britt se apartó un poco de la chica. Cuando el fármaco hacía efecto, la paciente solía sufrir espasmos violentos. No pasó nada, así que Britt le inyectó el resto de fármaco.
La chica sufrió una convulsión y se incorporó de pronto. Al hacerlo, involuntariamente golpeó a Britt en la cara con el dorso de la mano. Se puso de pie jadeando y miró a su alrededor como enloquecida Britt se frotó la mejilla y suspiró con alivio. La chica se abalanzó hacia la puerta Rachel la cogió del brazo.
—Espera, cariño —le dijo con suavidad—. Antes queremos echarte un vistazo para asegurarnos de que estás bien.
Asustada, la chica negó con la cabeza.
—Por lo menos coge esto —dijo Britt.
Cogió una bolsa de plástico del estante que había junto a la puerta, con preservativos y jeringuillas esterilizadas. La chica se la arrancó delas manos y se marchó.
—Buen trabajo —le dijo Rachel con una sonrisa Britt empezó a temblar y se le saltaron las lágrimas—. Eh, ¿qué pasa?—Rachel la rodeó con el brazo Britt se encogió de hombros y se mordió el labio—. ¿Sabes qué? Cuando terminemos tú y yo vamos a ir a tomarnos algo al bar de la esquina, ¿te parece?
Britt asintió. En el centro se enfrentaban a situaciones como aquélla cada semana, pero en su estado de ánimo ver a una chica tan joven ya enferma y drogadicta había sido demasiado.
Los médicos de relevo llegaron puntuales Britt recogió sus cosas mientras Rachel les entregaba los historiales y los ponía al corriente de cómo se había desarrollado la noche.
Después les dijeron adiós y se fueron al bar.
Aparte de unos cuantos hombres sentados a la barra, que acunaban amorosamente enormes jarras de cerveza, el local estaba vacío. A los pocos minutos, uno ya no se daba cuenta del fuerte olor a humo y cerveza derramada; acostumbrarse a la llamativa moqueta de espirales de color verde lima, naranja y morado costaba un poco más.
La lúgubre iluminación era de ayuda. Pidieron algo de beber en la barra y se sentaron en una mesa junto a la ventana que daba a la calle. Por todos lados se arracimaban casas con la pintura desconchada, sin dejar casi acera. Las pocas tiendas que seguían en funcionamiento estaban cerradas a cal y canto con rejas de hierro; otras estaban destartaladas, abiertas de par en par, sin escaparate.
Uno de los edificios de enfrente tenía una plancha de hierro ondulado para tapar la ventana que le faltaba. La decoraba un mensaje muy conciso en spray rojo: «Jodeos».
Normalmente sólo iban a tomar algo a ese bar después de una noche de trabajo especialmente frenética o satisfactoria, cuando estaban muy llenas de energía.
Con una punzada de culpabilidad, Britt pensó qué ganas tenía siempre de acabar el turno, meterse en su cómodo BMW y volver al centro tan rápido como fuera posible, dejando la miseria atrás. En cuanto veía los árboles, los parques, las casas bonitas, las luces, los cines y las boutiques se sentía mucho más animada.
Satisfecha con la idea de que había cumplido con su deber, aparcaba ese otro mundo en su mente hasta la semana siguiente. Pero esa noche la miseria se aferraba a ella. Notaba cómo le penetraba en la piel.
El dueño les trajo dos vasos de coñac y un paquete de cigarrillos que había pedido Britt, Rachel observó las manos de Britt mientras ésta le quitaba el celofán y sacaba un cigarrillo. Cogió una caja de cerillas de la mesa de al lado, lo encendió e inhaló con cara de placer.
Rachel dio un trago rápido de coñac, sin desviar la vista del paquete de cigarrillos. Con un movimiento brusco de cabeza se apartó el flequillo de los ojos, como si así apartara también la tentación de su mente. Miró a Britt con atención.
—Por tu cara diría que acabas de matar a alguien en lugar de salvarle la vida.
—Salvarla para que sigan abusando de ella unos años más. Los hay que salen adelante y todo eso. —Britt dio un sorbo de coñac—. Ella no.
La expresión de Rachel se ensombreció.
Jugueteó con el paquete de cigarrillos.
—Eso ya no está en nuestras manos: sólo podemos curarlos como buenamente podamos e intentar llevarlos por el buen camino. La mayoría de esas personas estarían mucho peor sin el centro. —Britt dio una calada y miró por la ventana—. Normalmente tienes un montón de cosas buenas que explicar después de una noche en el centro. No es propio de ti ser negativa. —Rachel cogió un cigarrillo y lo sostuvo en la comisura de los labios—. Es por Santana, ¿verdad? Lo único que me has contado desde el sábado por la noche es que Diane se ha ido a casa. ¿Qué está pasando?
Britt soltó un suspiro.
—Sí, eso al menos se lo tengo que agradecer a Santana, Diane ha salido de mi vida para siempre. Llevaba un tiempo bastante bien. Hasta había dejado de amargarme con llamaditas y lloriqueos. Creía que podíamos quedar como amigas. Por eso, cuando me llamó la semana pasada para ver si podía venir un par de días, me pareció bien—Rachel puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza lentamente—. La clínica donde trabaja ha hecho recortes ha perdido su trabajo. Estaba deprimida, ya sabes.
—Oh, por favor —masculló Rachel con impaciencia.
—Tengo que admitir que me alegré detener algo con que distraerme. Me está costando aclarar mis sentimientos por Santana —Britt levantó la vista y pidió otra copa para Rachel y para ella. Le dio una calada al cigarrillo—. De todas maneras, después de que me dejaras encasa el sábado, Diane se puso hecha una furia por lo de Santana Resulta que aún albergaba la ridícula fantasía de que volviera con ella. Se ve que la idea de que pudiera sentirme atraída por otra persona ni se le había pasado por la cabeza. Creo que de verdad creía que había un lugar especial en mi corazón para ella y que en cualquier momento, cuando a ella le diera la gana, podía volver a empezarlo todo donde lo dejó.
—Llegó un par de días antes de la fiesta. ¿Cómo te comportaste con ella? ¿Le diste alguna razón para creer que seguías interesada?
Les sirvieron las bebidas y Britt dio un trago.
—Bueno, la noche anterior... —Sacudió la cabeza—. Estaba siendo muy agradable y divertida. Ya sabes cómo puede llegar a ser.
—Pues no. Nunca la he visto en plan divertido. Sólo en plan sabelotodo y arrogante.
Britt sonrió.
—Esa es su faceta pública. Pero no siempre es así. Le cae bien a la mayoría de la gente, de verdad.
—Y esa noche te enseñó su «faceta de dormitorio».
Britt asintió.
—No pensaba con claridad. Estaba enfadada con Santana.
—Y cachonda por Santana.
Britt se encogió de hombros.
—Bueno, no sé para Diane, pero para mí no significó nada. ¿Sabes cuándo te acuestas con alguien por alguna razón estúpida, necesitada y patética? No porque te entre un calentón como Dios manda, ni por amor. Después te sientes como una mierda. —Exhaló el humo despacio, con los ojos fijos en el techo— Lo odio.
— ¡Oh, a la porra! —soltó Rachel de improviso.
Agarró las cerillas, encendió el cigarrillo que tenía en la boca y le dio una larga calada. Cerró los ojos y se estremeció casi imperceptiblemente.
—Dios mío —murmuró—. No hay nada como ese chasquido en el cerebro y esa sensación tan maravillosa de que las arterias se constriñen. —Le dio otra calada—. Me encanta. —Las dos rieron entre dientes—. Bueno, puede que te hayas librado de Diane para siempre, pero dudo que te hayas librado de Santana.
Britt negó con la cabeza.
—Se lo dejé muy claro. No puedo aceptar sus condiciones y ella ni siquiera es capaz de comprender las mías.
—Eso da igual. Después de llevarte a casa y de que se fuera Santana, Kitty, Marley y Quinn lo estuvieron hablando. —Britt puso los ojos en blanco y sonrió abiertamente—. ¡No puedes culparlas! Ninguna de nosotras había visto a Santana hacer nada parecido. ¿A la señorita nada-me-afecta? ¡Qué va! Según Kitty, que es la experta oficial en asuntos del corazón, Santana está colada hasta los huesos. Está loca por ti.
A Britt se le aceleró el pulso sólo con oír aquellas palabras todo su cuerpo se estremeció de placer. Una vez más evocó la pasión de Santana aquella noche y el anhelo en su voz, pero el caso es que después Santana no había hecho ningún otro movimiento era incapaz de «amar». Britt sacudió la cabeza, incrédula, y se bebió el resto de coñac de un trago.
Un estrépito atronador procedente de la calle las hizo dar un salto en su asiento.
En algún lugar empezó a sonar una alarma.
—Suena a tienda desvalijada —afirmó Rachel, rotunda.
De repente, el cansancio se apoderó de Britt y lo único en lo que pudo pensar fue en irse a dormir.
—Será mejor que volvamos a casa.
Salieron a la calle con precaución, fueron a por los coches aparcados detrás del Centro de Emergencias y se marcharon a casa, mientras los coches patrulla pasaban zumbando junto a ellas con las sirenas puestas.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hola Hola
Bueno aqui vengo a dejar un capitulo :P y wwwweno para no ser mala vengo a dejar unos adelantos del prox cap :) !
- Adelanto :P:
- *Salió del coche con un gran ramo de gerberas rosas que había traído para Thelma. Las bisagras de la puerta de malla chirriaron cuando ésta salió al porche.
*Tras otra eternidad, Brittany dijo con su voz profunda:
— ¿Qué haces aquí?
*Santana la besó con ternura y después le cubrió de besos la garganta, los hombros y finalmente los pechos, excitándolos con la punta de la lengua.
Dejenme sus comentarios si les va gustando
Saludos y besos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: La otra mujer (Capítulo Final 10/4/15 )
me encanta la historia pero mas me encantaria que la actualizaras mas seguido, hasta luego!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
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