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[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
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[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 17 y 18
CAPITULO 17
4 de septiembre del 2012, 6:15 a.m.
Abro los ojos y no salgo de la cama hasta que la estrella setenta y seis en mi techo es contada. Lanzo las mantas y me pongo la ropa de correr. Cuando salgo por la ventana de mi habitación, me detengo.
Ella está de pie en la acera, de espaldas a mí. Tiene las manos entrelazadas en la parte superior de su cabeza y puedo ver los músculos de su espalda contrayéndose de una respiración dificultosa. Está en el medio de una carrera y no estoy segura de si está esperándome o simplemente está tomando un descanso, así que permanezco quieta frente a la ventana y espero, confiando en que siga corriendo.
Pero no lo hace.
Después de un par de minutos, finalmente me armo de valor para entrar en el patio trasero. Al oír mis pasos, da la vuelta. Dejo de caminar cuando hacemos contacto visual y la miro. No estoy contemplándola o frunciendo el ceño y estoy segura como el infierno que no estoy sonriendo. Sólo estoy mirando.
La expresión de sus ojos es una nueva y la única palabra que puedo usar para describirla es arrepentimiento. Pero no habla, lo que significa que no se disculpa, lo que significa que no tengo tiempo para tratar de entenderla ahora mismo. Sólo necesito correr.
Camino delante de ella y subo a la acera, y luego empiezo a correr. Después de unos pasos, le oigo comenzar a correr detrás de mí, pero mantengo mis ojos enfocados hacia adelante. Nunca igualó mi ritmo y hago el esfuerzo de no perder velocidad porque quiero que se quede detrás de mí. En algún momento empiezo a correr más rápido y más rápido hasta que estoy haciendo una carrera a toda velocidad, pero ella mantiene el ritmo, siempre a pocos pasos detrás. Cuando llegamos a la marca que uso como guía para la vuelta, hago un esfuerzo para no mirarla. Doy la vuelta y la paso y regreso a mi casa, y toda la segunda mitad de la carrera, está exactamente igual que en la primera. Callada.
Estamos a menos de dos cuadras de llegar a mi casa y estoy enojada porque se apareció del todo hoy e incluso más enojada de que todavía no se ha disculpado. Empiezo a correr más rápido y más rápido, probablemente más rápido de lo que he corrido antes, y ella continúa igualando mi velocidad, paso por paso. Esto me molesta aún más, así que cuando giramos en mi calle de alguna manera aumento mi velocidad y estoy corriendo hacia mi casa tan rápido como me sea posible y todavía no es lo suficientemente rápido, porque todavía está allí. Mis rodillas están colapsando y estoy esforzándome tan duro que no puedo ni siquiera tomar un respiro, pero sólo tengo seis metros más hasta llegar a mi ventana.
Sólo hago 3.
Tan pronto como mis zapatos encuentran la hierba, caigo sobre mis manos y rodillas y tomo varias respiraciones profundas. Ni una sola vez, ni siquiera en mis seis kilómetros corridos, he sentido alguna vez este agotamiento. Ruedo sobre mi espalda en el pasto todavía húmedo por el rocío, pero se siente bien contra mi piel. Mis ojos están cerrados y estoy jadeando tan fuerte que apenas puedo oír la respiración de Brittany sobre la mía. Pero la oigo y está cerca y sé que está en la hierba junto a mí. Las dos permanecemos inmóviles, jadeando en busca de aire, y me recuerda a unas pocas noches atrás, cuando estábamos en la misma posición en la cama recuperándonos de lo que me hizo. Creo que también recuerda esto, porque apenas siento su dedo meñique cuando se extiende entre nosotras y lo envuelve alrededor del mío. Sólo que esta vez cuando lo hace, no sonrío. Me estremezco.
Saco mi mano y ruedo, luego me levanto. Camino los tres metros de vuelta a mi casa y trepo dentro mi habitación, a continuación, cierro la ventana detrás de mí.
Ella está de pie en la acera, de espaldas a mí. Tiene las manos entrelazadas en la parte superior de su cabeza y puedo ver los músculos de su espalda contrayéndose de una respiración dificultosa. Está en el medio de una carrera y no estoy segura de si está esperándome o simplemente está tomando un descanso, así que permanezco quieta frente a la ventana y espero, confiando en que siga corriendo.
Pero no lo hace.
Después de un par de minutos, finalmente me armo de valor para entrar en el patio trasero. Al oír mis pasos, da la vuelta. Dejo de caminar cuando hacemos contacto visual y la miro. No estoy contemplándola o frunciendo el ceño y estoy segura como el infierno que no estoy sonriendo. Sólo estoy mirando.
La expresión de sus ojos es una nueva y la única palabra que puedo usar para describirla es arrepentimiento. Pero no habla, lo que significa que no se disculpa, lo que significa que no tengo tiempo para tratar de entenderla ahora mismo. Sólo necesito correr.
Camino delante de ella y subo a la acera, y luego empiezo a correr. Después de unos pasos, le oigo comenzar a correr detrás de mí, pero mantengo mis ojos enfocados hacia adelante. Nunca igualó mi ritmo y hago el esfuerzo de no perder velocidad porque quiero que se quede detrás de mí. En algún momento empiezo a correr más rápido y más rápido hasta que estoy haciendo una carrera a toda velocidad, pero ella mantiene el ritmo, siempre a pocos pasos detrás. Cuando llegamos a la marca que uso como guía para la vuelta, hago un esfuerzo para no mirarla. Doy la vuelta y la paso y regreso a mi casa, y toda la segunda mitad de la carrera, está exactamente igual que en la primera. Callada.
Estamos a menos de dos cuadras de llegar a mi casa y estoy enojada porque se apareció del todo hoy e incluso más enojada de que todavía no se ha disculpado. Empiezo a correr más rápido y más rápido, probablemente más rápido de lo que he corrido antes, y ella continúa igualando mi velocidad, paso por paso. Esto me molesta aún más, así que cuando giramos en mi calle de alguna manera aumento mi velocidad y estoy corriendo hacia mi casa tan rápido como me sea posible y todavía no es lo suficientemente rápido, porque todavía está allí. Mis rodillas están colapsando y estoy esforzándome tan duro que no puedo ni siquiera tomar un respiro, pero sólo tengo seis metros más hasta llegar a mi ventana.
Sólo hago 3.
Tan pronto como mis zapatos encuentran la hierba, caigo sobre mis manos y rodillas y tomo varias respiraciones profundas. Ni una sola vez, ni siquiera en mis seis kilómetros corridos, he sentido alguna vez este agotamiento. Ruedo sobre mi espalda en el pasto todavía húmedo por el rocío, pero se siente bien contra mi piel. Mis ojos están cerrados y estoy jadeando tan fuerte que apenas puedo oír la respiración de Brittany sobre la mía. Pero la oigo y está cerca y sé que está en la hierba junto a mí. Las dos permanecemos inmóviles, jadeando en busca de aire, y me recuerda a unas pocas noches atrás, cuando estábamos en la misma posición en la cama recuperándonos de lo que me hizo. Creo que también recuerda esto, porque apenas siento su dedo meñique cuando se extiende entre nosotras y lo envuelve alrededor del mío. Sólo que esta vez cuando lo hace, no sonrío. Me estremezco.
Saco mi mano y ruedo, luego me levanto. Camino los tres metros de vuelta a mi casa y trepo dentro mi habitación, a continuación, cierro la ventana detrás de mí.
marycielo12* - Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 03/02/2015
Edad : 29
[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 18
CAPITULO 18
Viernes, 28 de septiembre del 2012, 12:05 p.m.
Ya han pasado casi cuatro semanas. Nunca se presentó de nuevo a correr conmigo y nunca se disculpó. Ya no se sienta a mi lado en la clase ni en la cafetería. No me envía textos insultantes, y no aparece los fines de semana como una persona diferente. Lo único que hace, al menos yo creo que es ella quien lo hace, es eliminar las notas adhesivas de mi casillero. Siempre están en un fajo arrugado en el suelo del pasillo a mis pies.
Yo sigo existiendo, y ella sigue existiendo, pero no existimos juntas. Los días siguen pasando, sin importar con quien yo coexista. Y cuanto más días se plantan entre el presente y ese fin de semana con ella, sólo me dejan con más y más preguntas que soy demasiado terca para preguntar.
Quiero saber qué la enojó ese día. Quiero saber por qué sólo no lo dejó ir en lugar de irse como lo hizo. Quiero saber por qué nunca se disculpó, porque estoy casi segura de que le habría dado al menos una oportunidad más. Lo que hizo fue loco y extraño, y un poco posesivo, pero si lo pesaba en una balanza en contra de todas las cosas maravillosas sobre ella, yo sé que no habría pesado tanto.
Kurt ni siquiera trata de analizarlo más, así que pretendo que yo tampoco. Pero sí lo hago, y lo que más me carcome es el hecho de que todo lo que pasó entre nosotras está empezando a parecer surrealista, como si hubiese sido sólo un sueño. Me sorprendo a mí misma preguntándome si ese fin de semana pasó o no, o si fue sólo otro invalidado recuerdo mío que ni siquiera era real.
Durante todo este mes, la única cosa en mi mente (y sé que esto es realmente patético) es el hecho de que nunca llegué a darle un beso. Yo quería darle un beso con tantas ganas, que saber que no voy a llegar a experimentarlo me hace sentir como que hay un enorme agujero abierto en mi pecho.
La facilidad con la que nos relacionamos, la forma en que tocaría, como si fuera lo que debiera hacer, los besos que me dio en el cabello, todos eran pequeños trozos de algo mucho más grande. Algo tan grande que, a pesar de que nunca nos besamos, merece algún tipo de reconocimiento por su parte. Una especie de respeto. Ella trata todo lo que estaba a punto de desarrollarse entre nosotras como si estuviera mal, y me duele. Porque sé que lo sintió. Sé que lo hizo. Y si lo sintió de la misma manera en que yo lo hice, sé que todavía lo siente.
No estoy afligida y todavía no he derramado una sola lágrima sobre toda la situación. No puedo tener el corazón roto porque, por suerte, todavía tengo que darle esa parte de mí. Pero no soy demasiado orgullosa para admitir que estoy un poco triste por esto, y sé que es cuestión de tiempo, porque en realidad, realmente me gusta. Así que estoy bien. Un poco triste y muy confundida, pero bien.
Yo sigo existiendo, y ella sigue existiendo, pero no existimos juntas. Los días siguen pasando, sin importar con quien yo coexista. Y cuanto más días se plantan entre el presente y ese fin de semana con ella, sólo me dejan con más y más preguntas que soy demasiado terca para preguntar.
Quiero saber qué la enojó ese día. Quiero saber por qué sólo no lo dejó ir en lugar de irse como lo hizo. Quiero saber por qué nunca se disculpó, porque estoy casi segura de que le habría dado al menos una oportunidad más. Lo que hizo fue loco y extraño, y un poco posesivo, pero si lo pesaba en una balanza en contra de todas las cosas maravillosas sobre ella, yo sé que no habría pesado tanto.
Kurt ni siquiera trata de analizarlo más, así que pretendo que yo tampoco. Pero sí lo hago, y lo que más me carcome es el hecho de que todo lo que pasó entre nosotras está empezando a parecer surrealista, como si hubiese sido sólo un sueño. Me sorprendo a mí misma preguntándome si ese fin de semana pasó o no, o si fue sólo otro invalidado recuerdo mío que ni siquiera era real.
Durante todo este mes, la única cosa en mi mente (y sé que esto es realmente patético) es el hecho de que nunca llegué a darle un beso. Yo quería darle un beso con tantas ganas, que saber que no voy a llegar a experimentarlo me hace sentir como que hay un enorme agujero abierto en mi pecho.
La facilidad con la que nos relacionamos, la forma en que tocaría, como si fuera lo que debiera hacer, los besos que me dio en el cabello, todos eran pequeños trozos de algo mucho más grande. Algo tan grande que, a pesar de que nunca nos besamos, merece algún tipo de reconocimiento por su parte. Una especie de respeto. Ella trata todo lo que estaba a punto de desarrollarse entre nosotras como si estuviera mal, y me duele. Porque sé que lo sintió. Sé que lo hizo. Y si lo sintió de la misma manera en que yo lo hice, sé que todavía lo siente.
No estoy afligida y todavía no he derramado una sola lágrima sobre toda la situación. No puedo tener el corazón roto porque, por suerte, todavía tengo que darle esa parte de mí. Pero no soy demasiado orgullosa para admitir que estoy un poco triste por esto, y sé que es cuestión de tiempo, porque en realidad, realmente me gusta. Así que estoy bien. Un poco triste y muy confundida, pero bien.
*****
— ¿Qué es esto? —pregunto a Kurt, mirando hacia abajo en la mesa. Acaba de colocar una caja delante de mí. Una caja muy bien envuelta.
—Sólo un pequeño recordatorio.
Levanto la vista hacia él, como un interrogante.
— ¿De qué?
Se ríe y empuja la caja hacia mí.
—Es un recordatorio de que mañana es tu cumpleaños. Ahora ábrelo.
Suspiro y pongo los ojos en blanco, luego lo empujo hacia un lado.
—Tenía la esperanza de que lo olvidaras.
Toma el regalo y lo empuja de nuevo frente a mí.
—Abre el maldito regalo, Santana. Sé que odias recibirlos, pero me encanta darlos, así que deja de ser una perra deprimente y ábrelo, que te guste, abrázame y dame las gracias.
Desplomo mis hombros, empujo mi bandeja vacía a un lado y tiro de la caja de nuevo frente a mí.
—Eres bueno envolviendo regalos —le digo. Desato el lazo y rasgo un extremo de la caja, después deslizo el papel abierto. Miro abajo, hacia la foto en la caja y levanto una ceja—. ¿Me compraste un televisor?
Kurt se ríe y niega con la cabeza, y entonces recoge la caja.
—No es un televisor, tontita. Es un libro electrónico.
—Oh —le digo. No tengo ni idea de lo que es un libro electrónico, pero estoy bastante segura de que no debo de tener uno. Sólo lo aceptaría como acepté el celular de Quinn, pero esto es demasiado grande para que lo oculte en el bolsillo.
—Es una broma, ¿verdad? —Se inclina hacia mí—. ¿No sabes lo que es un libro electrónico?
Me encojo de hombros.
—Todavía me sigue pareciendo como una televisión pequeña.
Se ríe más fuerte y abre la caja, sacando el libro electrónico. Lo enciende y me lo da.
—Es un dispositivo electrónico que tiene más libros de los que nunca serás capaz de leer.
Aprieta un botón y la pantalla se ilumina, entonces dirige su dedo por el frente, presionando en sitios hasta que toda la pantalla se ilumina con docenas de pequeñas imágenes de libros.
Toco una de las imágenes y la pantalla cambia, y a continuación, la cubierta del libro la llena por completo. Deslizo el dedo a través de ella y la página prácticamente se da la vuelta. Me quedo mirando el capítulo uno.
De inmediato comienzo a desplazar el dedo por la pantalla y veo como cada página pasa, sin esfuerzo, una detrás de otra. Es absolutamente la cosa más increíble que he visto. Golpeo más botones y hago clic en más libros. Me desplazo a través de más capítulos y, sinceramente, creo que jamás he visto un invento más magnífico y práctico.
—Guau —susurro. Sigo mirando el libro electrónico, esperando que no me esté jugando una broma cruel, porque si trata de sacar esto de mis manos saldré corriendo.
— ¿Te gusta? —pregunta con orgullo—. Cargué unos doscientos libros gratis, así que deberías estar bien por un rato.
Levanto la vista hacia él y lo veo con una sonrisa de oreja a oreja. Pongo el libro electrónico en la mesa, y a continuación me lanzo hacia delante sobre la mesa y aprieto su cuello. Es el mejor regalo que he recibido y estoy sonriendo y apretándolo tanto, que no me importa que se suponga que debo ser horrible recibiendo regalos.
Kurt me devuelve el abrazo y me besa en la mejilla. Cuando me suelto de su cuello y abro los ojos, involuntariamente echo un vistazo a la mesa que he estado tratando de evitar mirar durante casi cuatro semanas.
Brittany está girada en su asiento, mirándonos. Está sonriendo. No es una sonrisa seductora ni rara. Es una sonrisa entrañable, y tan pronto como la veo y las ondas de tristeza chocan contra mi corazón, aparto la mirada y vuelvo a Kurt.
Tomo asiento y recojo de nuevo el libro electrónico.
— ¿Sabes, Kurt? Realmente eres jodidamente genial.
Sonríe y me guiña un ojo.
—Es el mormón en mí. Somos un pueblo bastante impresionante.
—Sólo un pequeño recordatorio.
Levanto la vista hacia él, como un interrogante.
— ¿De qué?
Se ríe y empuja la caja hacia mí.
—Es un recordatorio de que mañana es tu cumpleaños. Ahora ábrelo.
Suspiro y pongo los ojos en blanco, luego lo empujo hacia un lado.
—Tenía la esperanza de que lo olvidaras.
Toma el regalo y lo empuja de nuevo frente a mí.
—Abre el maldito regalo, Santana. Sé que odias recibirlos, pero me encanta darlos, así que deja de ser una perra deprimente y ábrelo, que te guste, abrázame y dame las gracias.
Desplomo mis hombros, empujo mi bandeja vacía a un lado y tiro de la caja de nuevo frente a mí.
—Eres bueno envolviendo regalos —le digo. Desato el lazo y rasgo un extremo de la caja, después deslizo el papel abierto. Miro abajo, hacia la foto en la caja y levanto una ceja—. ¿Me compraste un televisor?
Kurt se ríe y niega con la cabeza, y entonces recoge la caja.
—No es un televisor, tontita. Es un libro electrónico.
—Oh —le digo. No tengo ni idea de lo que es un libro electrónico, pero estoy bastante segura de que no debo de tener uno. Sólo lo aceptaría como acepté el celular de Quinn, pero esto es demasiado grande para que lo oculte en el bolsillo.
—Es una broma, ¿verdad? —Se inclina hacia mí—. ¿No sabes lo que es un libro electrónico?
Me encojo de hombros.
—Todavía me sigue pareciendo como una televisión pequeña.
Se ríe más fuerte y abre la caja, sacando el libro electrónico. Lo enciende y me lo da.
—Es un dispositivo electrónico que tiene más libros de los que nunca serás capaz de leer.
Aprieta un botón y la pantalla se ilumina, entonces dirige su dedo por el frente, presionando en sitios hasta que toda la pantalla se ilumina con docenas de pequeñas imágenes de libros.
Toco una de las imágenes y la pantalla cambia, y a continuación, la cubierta del libro la llena por completo. Deslizo el dedo a través de ella y la página prácticamente se da la vuelta. Me quedo mirando el capítulo uno.
De inmediato comienzo a desplazar el dedo por la pantalla y veo como cada página pasa, sin esfuerzo, una detrás de otra. Es absolutamente la cosa más increíble que he visto. Golpeo más botones y hago clic en más libros. Me desplazo a través de más capítulos y, sinceramente, creo que jamás he visto un invento más magnífico y práctico.
—Guau —susurro. Sigo mirando el libro electrónico, esperando que no me esté jugando una broma cruel, porque si trata de sacar esto de mis manos saldré corriendo.
— ¿Te gusta? —pregunta con orgullo—. Cargué unos doscientos libros gratis, así que deberías estar bien por un rato.
Levanto la vista hacia él y lo veo con una sonrisa de oreja a oreja. Pongo el libro electrónico en la mesa, y a continuación me lanzo hacia delante sobre la mesa y aprieto su cuello. Es el mejor regalo que he recibido y estoy sonriendo y apretándolo tanto, que no me importa que se suponga que debo ser horrible recibiendo regalos.
Kurt me devuelve el abrazo y me besa en la mejilla. Cuando me suelto de su cuello y abro los ojos, involuntariamente echo un vistazo a la mesa que he estado tratando de evitar mirar durante casi cuatro semanas.
Brittany está girada en su asiento, mirándonos. Está sonriendo. No es una sonrisa seductora ni rara. Es una sonrisa entrañable, y tan pronto como la veo y las ondas de tristeza chocan contra mi corazón, aparto la mirada y vuelvo a Kurt.
Tomo asiento y recojo de nuevo el libro electrónico.
— ¿Sabes, Kurt? Realmente eres jodidamente genial.
Sonríe y me guiña un ojo.
—Es el mormón en mí. Somos un pueblo bastante impresionante.
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Hola chic@s! Si les gustó el capítulo, comenten
marycielo12* - Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 03/02/2015
Edad : 29
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
No entiendo a Brittt y creo que nunca la entendere
Pero se habra dado cuenta que ya se conocian??
Pasaron 4 semanas y no piensa hacer nada??
Pero se habra dado cuenta que ya se conocian??
Pasaron 4 semanas y no piensa hacer nada??
Sanny25- ---
- Mensajes : 580
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Edad : 27
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Que tierno es kurt!!!!*---* y mi San tambien!! Ndjddhxb que onda con Britt? Jshdj esta loca. Que se acerque a Santana y le de un tremendo beso a modo de disculpa>:c jdshjdbd me encantaron los caps!! Estuve esperando tanto tiempo por la actualizacion, hasta que por fin llego:') ahjksdh me encanta el fic!! Saludos<3
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
holap,...
a veces britt es frustrarte,... en serio un mes sin hablarce????
a ver si llega hacer algo bueno o por lo menos le habla britt a san???
nos vemos!!!
a veces britt es frustrarte,... en serio un mes sin hablarce????
a ver si llega hacer algo bueno o por lo menos le habla britt a san???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
sorry pero fueron tan cortos que me parecieron uno y me quede como en el aire!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 19
CAPITULO 19
Viernes, 28 de septiembre del 2012, 11:50 p.m.
Es el último día que alguna vez voy a tener diecisiete años. Maribel está trabajando fuera de la ciudad en su mercado de pulgas de nuevo este fin de semana. Trató de cancelar su viaje debido a que se sentía mal por dejarme durante mi cumpleaños, pero no se lo permití. En su lugar, celebramos mi cumpleaños anoche. Sus regalos fueron buenos, pero no se comparan con el e-reader. Nunca he estado tan emocionada de pasar un fin de semana sola.
No horneé tantas cosas como la última vez que Maribel estaba fuera de la ciudad. No porque no tenga ganas de comer, sino porque estoy bastante segura de que mi adicción a la lectura ha llegado a un nivel completamente nuevo. Es casi media noche y mis ojos no permanecen abiertos, pero he leído casi dos libros completos y tengo una necesidad imperiosa de llegar al final de éste. Me duermo, y despierto de un salto, sólo para intentar leer otro párrafo. Kurt tiene un gusto realmente genial en los libros, y estoy como molesta que le tomara todo un mes para decirme acerca de esto. No soy una fanática de los felices para siempre, pero si estos dos personajes no hacen lo suyo podría meterme dentro de este e-reader y encerrarlos dentro de ese maldito garaje para siempre.
Mis párpados lentamente se cierran y sigo tratando con voluntad para que permanezcan abiertos pero las palabras están empezando a nadar juntas en la pantalla y nada tiene sentido. Finalmente apago el e-reader y la luz y pienso en cómo mi último día de tener diecisiete debería haber sido mucho mejor de lo que realmente fue.
No horneé tantas cosas como la última vez que Maribel estaba fuera de la ciudad. No porque no tenga ganas de comer, sino porque estoy bastante segura de que mi adicción a la lectura ha llegado a un nivel completamente nuevo. Es casi media noche y mis ojos no permanecen abiertos, pero he leído casi dos libros completos y tengo una necesidad imperiosa de llegar al final de éste. Me duermo, y despierto de un salto, sólo para intentar leer otro párrafo. Kurt tiene un gusto realmente genial en los libros, y estoy como molesta que le tomara todo un mes para decirme acerca de esto. No soy una fanática de los felices para siempre, pero si estos dos personajes no hacen lo suyo podría meterme dentro de este e-reader y encerrarlos dentro de ese maldito garaje para siempre.
Mis párpados lentamente se cierran y sigo tratando con voluntad para que permanezcan abiertos pero las palabras están empezando a nadar juntas en la pantalla y nada tiene sentido. Finalmente apago el e-reader y la luz y pienso en cómo mi último día de tener diecisiete debería haber sido mucho mejor de lo que realmente fue.
*****
Mis ojos se chasquean abiertos, pero no me muevo. Es todavía de noche y sigo en la misma posición que estaba antes, así que sé que sólo me quedé dormida. Silencio mis respiraciones y escucho el mismo sonido que me sacó de mi sueño, el sonido de mi ventana deslizándose abierta.
Puedo oír las cortinas raspando contra la barra y alguien que trepa en el interior. Sé que debería gritar o correr por mi puerta, o mirar a mí alrededor por algún tipo de objeto que se pueda utilizar como un arma. En su lugar, me quedo congelada porque quienquiera que sea no está tratando de ser en absoluto silencioso sobre el hecho de que está subiendo a mi habitación, así que sólo puedo asumir que es Brittany. Pero aun así, mi corazón se acelera y cada músculo de mi cuerpo se pone rígido cuando la cama cambia mientras ella baja hacia ella. Cuanto más se acerca, más segura estoy que es ella, porque nadie más puede hacer que mi cuerpo reaccione de la manera que está reaccionando en estos momentos. Aprieto mis ojos cerrados y traigo mis manos a la cara cuando siento las mantas levantarse detrás de mí. Estoy absolutamente aterrorizada. Estoy aterrorizada, porque no sé qué Brittany se está arrastrando en mi cama ahora mismo.
Su brazo se desliza debajo de mi almohada y el otro brazo se envuelve firmemente alrededor de mi cuerpo cuando se encuentra con mis manos. Me tira contra su pecho y encaja sus dedos en los míos, y luego entierra su cabeza en mi cuello. Soy muy consciente del hecho de que no estoy usando nada más que una camiseta y ropa interior, pero estoy segura de que no está aquí por esa parte de mí. Todavía no se positivamente por qué está aquí, porque ni siquiera habla, pero sabe que estoy despierta. Sé que sabe que estoy despierta porque al segundo que sus brazos me rodearon, jadeé. Me sostiene tan apretada como puede y de vez en cuando, planta sus labios en mi pelo y me besa.
Estoy enfadada con ella por estar aquí, pero aún más enojada conmigo misma por querer que esté aquí. No importa lo mucho que me den ganas de gritarle, y hacerla marchar, me encuentro a mí misma deseando que pudiera apretarme un poco más fuerte. Quiero que cierre sus brazos alrededor de mí y tire la llave, porque es donde debe estar y estoy asustada de que se aleje de mí otra vez.
No me gusta que haya tantos lados a los que no entiendo, y no sé si quiero seguir tratando de entenderlos. Hay partes de ella que amo, partes que odio, partes que me aterrorizan y partes que me asombran. Pero hay una parte de ella que no hace nada, y me defrauda... y esa es absolutamente la parte más dura de aceptar.
Yacemos aquí en completo silencio por lo que podría ser media hora, no estoy segura. Todo lo que sé es que no ha liberado su agarre en absoluto, ni ha hecho ningún intento de explicarse a sí misma. Pero, ¿qué hay de nuevo? No hay nada que pueda llegar a obtener de ella a menos que haga las preguntas primero. Y en este momento, simplemente no tengo ganas de preguntar nada.
Libera mis dedos y lleva su mano a la parte superior de mi cabeza. Presiona sus labios en mi pelo y dobla el brazo hasta que está debajo de mi almohada y me está sosteniendo, enterrando su cara en mi pelo. Sus brazos comienzan a temblar y me sostiene con tanta intensidad y desesperación que se hace doloroso. Mi pecho se alborota y mis mejillas arden y la única cosa que detiene que las lágrimas fluyan es el hecho de que mis ojos se cierran tan fuerte, que no pueden escapar.
No puedo soportar el silencio más, y si no consigo desahogar lo que es absolutamente necesario de decir, podría gritar. Sé que mi voz estará mezclada con angustia y tristeza y apenas seré capaz de hablar mientras intente contener las lágrimas, pero tomo una respiración profunda y lo digo de todos modos, lo más honesto que puedo decir.
—Estoy muy enojada contigo.
Como si fuera posible, de alguna manera me aprieta con más fuerza. Mueve su boca a mi oreja y la besa. —Lo sé, Santana —susurra. Su mano se desliza por debajo de mi camisa y presiona una palma abierta contra mi estómago, tirando de mí con más fuerza contra ella—. Lo sé.
Es increíble lo que el sonido de una voz que has estado anhelando oír puede hacerle a tu corazón. Dijo cinco palabras ahora mismo, pero en el tiempo que le llevó decir esas cinco palabras, mi corazón estaba destrozado y picado, y luego se vuelve a colocar dentro de mi pecho con la esperanza de que de alguna manera debe saber cómo volver a latir otra vez.
Deslizo mis dedos a través de la mano que está descansando firmemente contra mí y la aprieto, sin saber siquiera lo que significa, pero cada parte de mí quiere tocarla y abrazarla y asegurarse de que está realmente aquí. Necesito saber que está aquí y que esto no es más que otro vívido sueño.
Su boca encuentra mi hombro y separa sus labios, besándome suavemente. La sensación de su lengua contra mi piel inmediatamente envía una oleada de calor a través de mí y puedo sentir la subida de rubor de mi estómago, derecho hasta mis mejillas.
—Lo sé, nena —susurra de nuevo, explorando lentamente mi clavícula y cuello con los labios. Mantengo mis ojos cerrados, porque la angustia en su voz y la ternura de su toque está haciendo girar mi cabeza. Llego por detrás y paso mi mano por su cabello, presionándolo más profundo en mi cuello. Su aliento caliente contra mi piel se vuelve cada vez más frenético, junto con sus besos. Nuestras respiraciones cogen el ritmo a medida que cubre cada centímetro de mi cuello dos veces.
Levanta su brazo y me tumba sobre mi espalda, y luego lleva la mano a mi cara y cepilla el pelo de mis ojos. Al verla tan cerca hace volver cada sentimiento único que he sentido por esta chica... lo bueno y lo malo. No entiendo cómo puede hacerme pasar por lo que me ha hecho pasar cuando el dolor en sus ojos es tan prominente. No sé si es el hecho de que no la puedo leer en absoluto, o si la leo demasiado bien, pero mirándola ahora sé que siente lo mismo... Lo que hace que sus acciones sean mucho más confusas.
—Sé que estás enojada conmigo —dice, mirándome. Sus ojos y sus palabras están llenas de remordimiento, pero la disculpa todavía no viene—. Necesito que te enfades conmigo, Santana. Pero creo que necesito aún más que todavía me quieras aquí contigo.
Mi pecho se vuelve pesado con sus palabras y requiere una cantidad extrema de esfuerzo para continuar tirando aliento hacia mis pulmones. Asiento un poco, porque estoy totalmente de acuerdo con eso. Estoy enojada, pero la quiero aquí conmigo mucho más de lo que no lo hago. Deja caer su frente en la mía y agarramos la cara de la otra, buscando desesperadamente en los ojos de la otra. No estoy segura de sí está a punto de besarme. Ni siquiera estoy segura de sí está a punto de levantarse e irse. Lo único que estoy segura ahora mismo es que después de este momento, nunca será lo mismo. Lo sé por la forma en que su existencia es como una atracción magnética sobre mi corazón, que si alguna vez me lastima otra vez, voy a estar lejos de estar bien. Voy a estar rota.
Nuestros pechos suben y bajan mientras el silencio y la tensión crece. El firme agarre que tiene sobre mi cara se puede sentir en cada parte de mí, casi como si me estuviera agarrando de adentro hacia afuera. La intensidad del momento provoca lágrimas que pican en mis ojos, y estoy completamente sorprendida por mis inesperadas emociones.
—Estoy enojada contigo, Brittany —le digo con una voz temblorosa, pero segura—. Pero no importa lo loca que has sido, nunca por un segundo dejé de quererte aquí conmigo.
De algún modo sonríe y frunce el ceño al mismo tiempo. —Jesús, Santana. —Su rostro se contorsiona en una cantidad increíble de indulto—. Te he extrañado tan malditamente mal. —Inmediatamente deja caer su boca y su lengua febrilmente choca con la mía. Me llena el dulce sabor a menta y soda, y es todo lo que he estado imaginando que sería y más. Nuestros labios están finalmente entrelazados por primera vez, o la vigésima vez, o la millonésima vez. En realidad no importa, porque esta vez es… es absolutamente perfecto. Es increíble e impecable y casi vale la pena todo lo que hemos pasado para llegar a este momento.
Nuestros labios se mueven juntos apasionadamente mientras luchamos para tirarnos más cerca, con ganas de encontrar esa conexión perfecta con nuestros cuerpos que nosotras acabamos de encontrar con nuestras bocas. Trabaja su boca contra la mía delicadamente, pero con fuerza, y le correspondo el movimiento. Libero varios gemidos y aún más respiraciones y aprecia cada uno de ellos con su boca.
Nos besamos, y nos besamos en todas las posiciones, y permanecemos tan serenas como nos sea posible. Nos besamos hasta que ya no puedo sentir mis labios, y hasta que estoy tan exhausta y agotada que ni siquiera estoy segura de sí todavía nos estamos besando cuando aprieta su cabeza a la mía de nuevo.
Y así es exactamente como nos dormimos frente-a-frente, envueltas silenciosamente juntas. Porque nada más se habla entre nosotras. Ni siquiera una disculpa.
Puedo oír las cortinas raspando contra la barra y alguien que trepa en el interior. Sé que debería gritar o correr por mi puerta, o mirar a mí alrededor por algún tipo de objeto que se pueda utilizar como un arma. En su lugar, me quedo congelada porque quienquiera que sea no está tratando de ser en absoluto silencioso sobre el hecho de que está subiendo a mi habitación, así que sólo puedo asumir que es Brittany. Pero aun así, mi corazón se acelera y cada músculo de mi cuerpo se pone rígido cuando la cama cambia mientras ella baja hacia ella. Cuanto más se acerca, más segura estoy que es ella, porque nadie más puede hacer que mi cuerpo reaccione de la manera que está reaccionando en estos momentos. Aprieto mis ojos cerrados y traigo mis manos a la cara cuando siento las mantas levantarse detrás de mí. Estoy absolutamente aterrorizada. Estoy aterrorizada, porque no sé qué Brittany se está arrastrando en mi cama ahora mismo.
Su brazo se desliza debajo de mi almohada y el otro brazo se envuelve firmemente alrededor de mi cuerpo cuando se encuentra con mis manos. Me tira contra su pecho y encaja sus dedos en los míos, y luego entierra su cabeza en mi cuello. Soy muy consciente del hecho de que no estoy usando nada más que una camiseta y ropa interior, pero estoy segura de que no está aquí por esa parte de mí. Todavía no se positivamente por qué está aquí, porque ni siquiera habla, pero sabe que estoy despierta. Sé que sabe que estoy despierta porque al segundo que sus brazos me rodearon, jadeé. Me sostiene tan apretada como puede y de vez en cuando, planta sus labios en mi pelo y me besa.
Estoy enfadada con ella por estar aquí, pero aún más enojada conmigo misma por querer que esté aquí. No importa lo mucho que me den ganas de gritarle, y hacerla marchar, me encuentro a mí misma deseando que pudiera apretarme un poco más fuerte. Quiero que cierre sus brazos alrededor de mí y tire la llave, porque es donde debe estar y estoy asustada de que se aleje de mí otra vez.
No me gusta que haya tantos lados a los que no entiendo, y no sé si quiero seguir tratando de entenderlos. Hay partes de ella que amo, partes que odio, partes que me aterrorizan y partes que me asombran. Pero hay una parte de ella que no hace nada, y me defrauda... y esa es absolutamente la parte más dura de aceptar.
Yacemos aquí en completo silencio por lo que podría ser media hora, no estoy segura. Todo lo que sé es que no ha liberado su agarre en absoluto, ni ha hecho ningún intento de explicarse a sí misma. Pero, ¿qué hay de nuevo? No hay nada que pueda llegar a obtener de ella a menos que haga las preguntas primero. Y en este momento, simplemente no tengo ganas de preguntar nada.
Libera mis dedos y lleva su mano a la parte superior de mi cabeza. Presiona sus labios en mi pelo y dobla el brazo hasta que está debajo de mi almohada y me está sosteniendo, enterrando su cara en mi pelo. Sus brazos comienzan a temblar y me sostiene con tanta intensidad y desesperación que se hace doloroso. Mi pecho se alborota y mis mejillas arden y la única cosa que detiene que las lágrimas fluyan es el hecho de que mis ojos se cierran tan fuerte, que no pueden escapar.
No puedo soportar el silencio más, y si no consigo desahogar lo que es absolutamente necesario de decir, podría gritar. Sé que mi voz estará mezclada con angustia y tristeza y apenas seré capaz de hablar mientras intente contener las lágrimas, pero tomo una respiración profunda y lo digo de todos modos, lo más honesto que puedo decir.
—Estoy muy enojada contigo.
Como si fuera posible, de alguna manera me aprieta con más fuerza. Mueve su boca a mi oreja y la besa. —Lo sé, Santana —susurra. Su mano se desliza por debajo de mi camisa y presiona una palma abierta contra mi estómago, tirando de mí con más fuerza contra ella—. Lo sé.
Es increíble lo que el sonido de una voz que has estado anhelando oír puede hacerle a tu corazón. Dijo cinco palabras ahora mismo, pero en el tiempo que le llevó decir esas cinco palabras, mi corazón estaba destrozado y picado, y luego se vuelve a colocar dentro de mi pecho con la esperanza de que de alguna manera debe saber cómo volver a latir otra vez.
Deslizo mis dedos a través de la mano que está descansando firmemente contra mí y la aprieto, sin saber siquiera lo que significa, pero cada parte de mí quiere tocarla y abrazarla y asegurarse de que está realmente aquí. Necesito saber que está aquí y que esto no es más que otro vívido sueño.
Su boca encuentra mi hombro y separa sus labios, besándome suavemente. La sensación de su lengua contra mi piel inmediatamente envía una oleada de calor a través de mí y puedo sentir la subida de rubor de mi estómago, derecho hasta mis mejillas.
—Lo sé, nena —susurra de nuevo, explorando lentamente mi clavícula y cuello con los labios. Mantengo mis ojos cerrados, porque la angustia en su voz y la ternura de su toque está haciendo girar mi cabeza. Llego por detrás y paso mi mano por su cabello, presionándolo más profundo en mi cuello. Su aliento caliente contra mi piel se vuelve cada vez más frenético, junto con sus besos. Nuestras respiraciones cogen el ritmo a medida que cubre cada centímetro de mi cuello dos veces.
Levanta su brazo y me tumba sobre mi espalda, y luego lleva la mano a mi cara y cepilla el pelo de mis ojos. Al verla tan cerca hace volver cada sentimiento único que he sentido por esta chica... lo bueno y lo malo. No entiendo cómo puede hacerme pasar por lo que me ha hecho pasar cuando el dolor en sus ojos es tan prominente. No sé si es el hecho de que no la puedo leer en absoluto, o si la leo demasiado bien, pero mirándola ahora sé que siente lo mismo... Lo que hace que sus acciones sean mucho más confusas.
—Sé que estás enojada conmigo —dice, mirándome. Sus ojos y sus palabras están llenas de remordimiento, pero la disculpa todavía no viene—. Necesito que te enfades conmigo, Santana. Pero creo que necesito aún más que todavía me quieras aquí contigo.
Mi pecho se vuelve pesado con sus palabras y requiere una cantidad extrema de esfuerzo para continuar tirando aliento hacia mis pulmones. Asiento un poco, porque estoy totalmente de acuerdo con eso. Estoy enojada, pero la quiero aquí conmigo mucho más de lo que no lo hago. Deja caer su frente en la mía y agarramos la cara de la otra, buscando desesperadamente en los ojos de la otra. No estoy segura de sí está a punto de besarme. Ni siquiera estoy segura de sí está a punto de levantarse e irse. Lo único que estoy segura ahora mismo es que después de este momento, nunca será lo mismo. Lo sé por la forma en que su existencia es como una atracción magnética sobre mi corazón, que si alguna vez me lastima otra vez, voy a estar lejos de estar bien. Voy a estar rota.
Nuestros pechos suben y bajan mientras el silencio y la tensión crece. El firme agarre que tiene sobre mi cara se puede sentir en cada parte de mí, casi como si me estuviera agarrando de adentro hacia afuera. La intensidad del momento provoca lágrimas que pican en mis ojos, y estoy completamente sorprendida por mis inesperadas emociones.
—Estoy enojada contigo, Brittany —le digo con una voz temblorosa, pero segura—. Pero no importa lo loca que has sido, nunca por un segundo dejé de quererte aquí conmigo.
De algún modo sonríe y frunce el ceño al mismo tiempo. —Jesús, Santana. —Su rostro se contorsiona en una cantidad increíble de indulto—. Te he extrañado tan malditamente mal. —Inmediatamente deja caer su boca y su lengua febrilmente choca con la mía. Me llena el dulce sabor a menta y soda, y es todo lo que he estado imaginando que sería y más. Nuestros labios están finalmente entrelazados por primera vez, o la vigésima vez, o la millonésima vez. En realidad no importa, porque esta vez es… es absolutamente perfecto. Es increíble e impecable y casi vale la pena todo lo que hemos pasado para llegar a este momento.
Nuestros labios se mueven juntos apasionadamente mientras luchamos para tirarnos más cerca, con ganas de encontrar esa conexión perfecta con nuestros cuerpos que nosotras acabamos de encontrar con nuestras bocas. Trabaja su boca contra la mía delicadamente, pero con fuerza, y le correspondo el movimiento. Libero varios gemidos y aún más respiraciones y aprecia cada uno de ellos con su boca.
Nos besamos, y nos besamos en todas las posiciones, y permanecemos tan serenas como nos sea posible. Nos besamos hasta que ya no puedo sentir mis labios, y hasta que estoy tan exhausta y agotada que ni siquiera estoy segura de sí todavía nos estamos besando cuando aprieta su cabeza a la mía de nuevo.
Y así es exactamente como nos dormimos frente-a-frente, envueltas silenciosamente juntas. Porque nada más se habla entre nosotras. Ni siquiera una disculpa.
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Hol@!!!! Hoy me trajeron mi laptop arreglada y casi como nueva... así que estaré actualizando muy seguido. Espero que les guste este capítulo porque porfin se BESARON!!!!! osea un beso de verdad *-*. Comenten, comenten y comenten y mañana subo dos capítulos.
marycielo12* - Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 03/02/2015
Edad : 29
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
ya quisiera saber cual es el misterio que se trae britt, y lo de la pulsera fue bastante raro, aunque parece que todo se arreglo, por ahora!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Hasta que se besaron me gusta mucho espero los dos caps
Heya Morrivera********- - Mensajes : 633
Fecha de inscripción : 07/05/2014
Edad : 35
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
holap,..
al fin el beso!!!! me encanto!!!,..
falta saber por que britt reacciona si cuando se le vuela la nube???
nos vemos!!!
al fin el beso!!!! me encanto!!!,..
falta saber por que britt reacciona si cuando se le vuela la nube???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Holaaaa
Siii al fin se besaron, era hora diosssss
ahora solo queda ver porque Britt actuo asi todo ese tiempo
Siii al fin se besaron, era hora diosssss
ahora solo queda ver porque Britt actuo asi todo ese tiempo
Sanny25- ---
- Mensajes : 580
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Edad : 27
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
POR FIN UN BESO!!! genial que hayan arreglado tu laptop! Espero otro cap:3 me encanta esta historia*-* Saludos!
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 20
CAPITULO 20
Sábado, 29 de septiembre del 2012, 8:40 a.m.
Me giro para inspeccionar la cama, medio pensando que lo que pasó anoche fue un sueño. Brittany no está aquí, pero en su lugar hay una pequeña caja envuelta para regalo. Me empujo contra mi cabecera y recojo el regalo. Lo miro fijamente durante mucho tiempo antes de finalmente levantar la tapa y mirar dentro. Es algo que se parece a una tarjeta de crédito, así que la recojo y la leo.
Me compró una tarjeta de teléfono con minutos de mensajes de texto. Muchos de ellos.
Sonrío, porque sé el significado de esta tarjeta. Todo radica en el mensaje que le mandó Quinn. Planea robar su chica, y también tiene planes de utilizar una gran cantidad de sus minutos. El regalo me hace sonreír y de inmediato estiro mi mano a la mesita de noche y agarro mi teléfono. Tengo un mensaje perdido y es de Brittany.
¿Tienes hambre?
El texto es breve y simple, pero es su manera de hacerme saber que todavía está aquí. En algún lugar. ¿Está haciéndome el desayuno? Voy al baño antes de ir a la cocina y me cepillo los dientes. Saco mi camiseta y me pongo un vestido sencillo, a continuación, recojo mi pelo en una cola de caballo. Miro mi reflejo en el espejo y veo a una chica que desesperadamente quiere perdonar a una chica extraña, pero no sin un infierno de arrastrarse mucho primero.
Cuando abro la puerta de mi dormitorio, me encuentro con el olor del tocino y el sonido de la grasa chisporroteando desde la cocina. Camino por el pasillo y alrededor de la esquina, luego hago una pausa. Me quedo mirándola por un tiempo. Su espalda está hacia mí y está inmersa alrededor de la cocina, tarareando para sí misma. Está descalza, llevando vaqueros con una simple camiseta blanca sin mangas. Ya se siente en casa otra vez, y no estoy segura de cómo me siento sobre esto.
—Me fui temprano esta mañana —dice, aún de espaldas a mí—, porque tenía miedo de que tu madre entrara y nos viera abrazadas y dormidas en la cama. Luego, cuando me fui a correr, pasé por tu casa de nuevo y me di cuenta de que su coche no se encontraba en casa y recordé que dijiste que hace esos comerciales el primer fin de semana de cada mes. Entonces decidí recoger algunos comestibles porque quise cocinarte el desayuno. También casi compré comida para el almuerzo y la cena, pero tal vez hoy deberíamos tomarnos una comida a la vez. —Se da la vuelta y me enfrenta, mirándome despacio de arriba abajo—. Feliz Cumpleaños. Realmente me gusta ese vestido. Compré leche de verdad, ¿quieres un poco?
Camino a la barra y mantengo los ojos fijos en ella, tratando de procesar la gran cantidad de palabras que acaban de salir de su boca. Saco una silla y tomo asiento. Me sirve un vaso de leche, a pesar de que nunca le dije que quería, luego lo desliza hacia mí con una gran sonrisa en su rostro. Antes de que pueda tomar un sorbo de leche, cierra el espacio entre nosotras y toma mi barbilla en su mano.
—Tengo que besarte. Tu boca estaba tan malditamente perfecta anoche, tengo miedo de haber soñado todo el asunto. —Trae su boca a la mía y tan pronto como su lengua acaricia la mía, ya puedo decir que esto va a ser un problema.
Sus labios, su lengua y sus manos son tan increíblemente perfectos, nunca voy a poder estar enojada con ella mucho tiempo si es capaz de utilizarlos contra mí de esta manera. Agarro su camisa y fuerzo mi boca contra la suya aún más duro. Gime y sus puños toman mi pelo, y luego abruptamente se aleja. —No —dice sonriendo—. No lo soñé.
Regresa a la cocina y apaga las hornillas, luego transfiere el tocino a un plato cubierto con huevos y tostadas. Camina hacia la barra y comienza a llenar el plato delante de mí con los alimentos. Se sienta y comienza a comer. Me sonríe todo el tiempo, y de repente me doy cuenta.
Lo sé. Sé lo que está mal con ella. Sé por qué está feliz y enojada y temperamental y toda confusa. Finalmente tiene mucho sentido.
— ¿Estamos autorizadas a jugar Preguntas Cena, a pesar de que es hora de desayunar? —pregunta.
Tomo un sorbo de leche y asiento. —Si tengo la primera pregunta.
Pone el tenedor en el plato y sonríe. —Yo estaba pensando en permitirte tener todas las preguntas.
—Sólo necesito la respuesta a una.
Suspira y se inclina hacia atrás contra el asiento, luego baja la mirada a sus manos. Puedo decir por la forma en que está evitando mi mirada que ya sabe que yo sé. Su reacción es de culpabilidad.
Me inclino hacia delante en la silla y la miro. — ¿Por cuánto tiempo has estando consumiendo drogas, Brittany?
Dispara sus ojos hacia los míos y su expresión es estoica. Me mira fijamente por un momento y mantengo mi postura, queriendo que sepa que no voy a parar hasta que me diga la verdad. Frunce los labios en una línea apretada, luego mira a sus manos de nuevo. Por un segundo, estoy pensando que podría estar preparándose para largarse por la puerta principal con el fin de evitar hablar de ello, pero luego veo algo en su cara que no esperaba ver en absoluto. Un hoyuelo.
Hace una mueca, intentando aferrarse a su expresión, pero las esquinas de su boca ceden el paso y su risa estalla en carcajadas.
Se ríe y se ríe muy duro, y realmente me molesta.
— ¿Drogas? —dice entre carcajadas—. ¿Crees que estoy consumiendo drogas? —Sigue riendo hasta que se da cuenta de que no me hace la más mínima gracia. Eventualmente se detiene y toma una respiración profunda, luego llega a través de la mesa y toma mi mano entre las suyas—. No estoy consumiendo drogas, San. Te lo prometo. No sé por qué podrías pensar eso, pero lo juro.
—Entonces, ¿qué diablos está mal contigo?
Su expresión disminuye con esa pregunta, y suelta mi mano. — ¿Puedes ser un poco más específica? —Vuelve a caer en su silla y cruza los brazos sobre su pecho.
Me encojo de hombros. —Por supuesto. ¿Qué pasó con nosotras y por qué actúas como si nunca hubiera pasado?
Su codo descansa sobre la mesa y mira abajo, a su brazo. Poco a poco traza cada letra de su tatuaje con sus dedos, sumida en sus pensamientos. Sé que el silencio no es considerado como un sonido, pero en este momento el silencio entre nosotras es el sonido más fuerte en el mundo. Saca su brazo fuera de la mesa y me mira.
—No quería defraudarte, Santana. He defraudado a todo el que me amó en mi vida, y después de ese día en el almuerzo, supe que también te defraudaría. Así que... te dejé antes de que puedas empezar a quererme. De lo contrario, cualquier esfuerzo por tratar de no decepcionarte estaría perdido.
Sus palabras están llenas de disculpa, tristeza y pesar, pero todavía no puede decirlo. Reaccionó exageradamente y los celos se apoderaron de ella, pero si sólo hubiera dicho aquellas dos palabras, habríamos ahorrado un mes de agonía emocional. Sacudo mi cabeza, porque no la entiendo. No entiendo por qué sólo no puede decir lo siento.
— ¿Por qué no pudiste decirlo, Brittany? ¿Por qué no pudiste pedir perdón?
Se inclina sobre la mesa y toma mi mano, mirándome fijamente a los ojos. —No voy a pedirte disculpas... porque no quiero que me perdones.
La tristeza en sus ojos debe reflejar la mía y no quiero que lo vea. No quiero que me vea triste, así que aprieto mis ojos cerrados. Suelta mi mano y la oigo caminar alrededor de la mesa hasta que sus brazos están a mí alrededor y me está recogiendo. Me deja sobre la barra de modo que estemos a la altura de los ojos y cepilla el pelo de mi cara y me hace abrir mis ojos otra vez. Frunce el ceño y el dolor en su rostro es crudo, real y desgarrador.
—Bebé, metí la pata. Lo he estropeado más de una vez contigo, lo sé. Pero, créeme, lo que ocurrió ese día en el almuerzo no eran los celos o la ira o cualquier cosa que alguna vez te asuste. Me gustaría poder decirte lo que pasó, pero no puedo. Algún día lo haré, pero no puedo ahora mismo y necesito que lo aceptes. Por favor. Y no voy a pedirte disculpas, porque no quiero que te olvides de lo que pasó y nunca debes perdonarme por ello. Nunca. Nunca me excuses, San.
Se inclina y me besa brevemente, luego se aleja y continúa—: Me dije a mí misma que debía mantenerme lejos de ti y dejar que te enojaras conmigo, porque tengo tantos problemas que no estoy dispuesta a compartir contigo todavía. Y he intentado tan duro mantenerme lejos, pero no puedo. No soy lo suficientemente fuerte para seguir negando lo que sea esto que podríamos tener. ¿Y ayer en la cafetería cuando te abrazabas y reías con Kurt? Se sentía tan bien verte feliz, San. Pero yo quería ser la única haciéndote reír así. Me destrozaba por dentro que pensaras que no me preocupé por nosotras, o que el fin de semana que pasé contigo no fue el mejor fin de semana que he tenido en mi vida. Porque me importa y fue el mejor. Fue el mejor jodido fin de semana en la historia de todos los fines de semana.
Mi corazón está latiendo salvajemente, casi tan rápido como las palabras están saliendo de su boca. Libera su firme control sobre mi cara y pasa sus manos sobre mi pelo, dejándolas caer en mi nuca. Las mantiene allí y se calma a sí misma con una respiración profunda, luego continúa.
—Me está matando, bebé —dice, con una voz mucho más calmada y tranquila—. Me está matando porque no quiero que pases un día más sin saber lo que siento por ti. Y no estoy preparada para decirte que estoy enamorada de ti, porque no lo estoy. Todavía no. Pero sea lo que sea que estoy sintiendo, es mucho más que un simple me gustas. Es mucho más. Y durante las últimas semanas he estado tratando de averiguarlo. He estado tratando de averiguar por qué no hay otra palabra para describirlo. Quiero decirte exactamente como me siento, pero no hay una sola maldita palabra en todo el diccionario que pueda describir este punto entre gustar y amar, pero necesito esa palabra. La necesito porque necesito que me oigas decirla.
Empuja mi cara hacia la suya y me besa. Son besos cortos, picos en su mayoría, pero me besa una y otra vez, retrocediendo un poco entre cada beso, esperando por mi respuesta.
—Di algo —declara.
Estoy mirando a sus ojos aterrorizados y, por primera vez desde que nos conocimos... creo que realmente la entiendo. Todo de ella. No reacciona de la manera que lo hace porque hay cinco diferentes lados de su personalidad. Reacciona como lo hace porque sólo hay un lado en Brittany Pierce.
Apasionada.
Es una apasionada sobre la vida, sobre el amor, sobre sus palabras, sobre Les. Y seré condenada si no estoy agregada a su lista. La intensidad que transmite no es desconcertante... es hermosa. He pasado tanto tiempo tratando de encontrar maneras de sentirme entumecida en cualquier oportunidad que tenga, pero al ver el entusiasmo detrás de sus ojos ahora mismo... me dan ganas de sentir cada cosa de la vida. Lo bueno, lo malo, lo bello, lo feo, el placer, el dolor. Quiero eso. Quiero empezar a sentir la vida de la misma manera en que ella lo hace. Y mi primer paso para hacerlo, se inicia con esta muchacha sin esperanza delante de mí, que está vertiendo su corazón, en busca de la palabra perfecta, deseando desesperadamente ayudarme a agregar el sentimiento de nuevo en la vida que quiero.
De nuevo en la vida que quiero.
La palabra viene a mí como si siempre hubiera estado ahí, escondida entre gustar y amar en el diccionario, justo donde debe estar. —Querer —le digo.
La desesperación en sus ojos se alivia un poco, y deja escapar una risa breve y confusa. — ¿Qué? —Niega con la cabeza, tratando de entender mi respuesta.
—Querer. Si mezclas las palabras gustar y amar, obtienes querer. Puedes usar esa palabra.
Se ríe otra vez, pero esta es una risa de alivio. Envuelve sus brazos a mí alrededor y me besa con nada más que alivio. —Te quiero, San —dice contra mis labios—. Te quiero mucho.
Me compró una tarjeta de teléfono con minutos de mensajes de texto. Muchos de ellos.
Sonrío, porque sé el significado de esta tarjeta. Todo radica en el mensaje que le mandó Quinn. Planea robar su chica, y también tiene planes de utilizar una gran cantidad de sus minutos. El regalo me hace sonreír y de inmediato estiro mi mano a la mesita de noche y agarro mi teléfono. Tengo un mensaje perdido y es de Brittany.
¿Tienes hambre?
El texto es breve y simple, pero es su manera de hacerme saber que todavía está aquí. En algún lugar. ¿Está haciéndome el desayuno? Voy al baño antes de ir a la cocina y me cepillo los dientes. Saco mi camiseta y me pongo un vestido sencillo, a continuación, recojo mi pelo en una cola de caballo. Miro mi reflejo en el espejo y veo a una chica que desesperadamente quiere perdonar a una chica extraña, pero no sin un infierno de arrastrarse mucho primero.
Cuando abro la puerta de mi dormitorio, me encuentro con el olor del tocino y el sonido de la grasa chisporroteando desde la cocina. Camino por el pasillo y alrededor de la esquina, luego hago una pausa. Me quedo mirándola por un tiempo. Su espalda está hacia mí y está inmersa alrededor de la cocina, tarareando para sí misma. Está descalza, llevando vaqueros con una simple camiseta blanca sin mangas. Ya se siente en casa otra vez, y no estoy segura de cómo me siento sobre esto.
—Me fui temprano esta mañana —dice, aún de espaldas a mí—, porque tenía miedo de que tu madre entrara y nos viera abrazadas y dormidas en la cama. Luego, cuando me fui a correr, pasé por tu casa de nuevo y me di cuenta de que su coche no se encontraba en casa y recordé que dijiste que hace esos comerciales el primer fin de semana de cada mes. Entonces decidí recoger algunos comestibles porque quise cocinarte el desayuno. También casi compré comida para el almuerzo y la cena, pero tal vez hoy deberíamos tomarnos una comida a la vez. —Se da la vuelta y me enfrenta, mirándome despacio de arriba abajo—. Feliz Cumpleaños. Realmente me gusta ese vestido. Compré leche de verdad, ¿quieres un poco?
Camino a la barra y mantengo los ojos fijos en ella, tratando de procesar la gran cantidad de palabras que acaban de salir de su boca. Saco una silla y tomo asiento. Me sirve un vaso de leche, a pesar de que nunca le dije que quería, luego lo desliza hacia mí con una gran sonrisa en su rostro. Antes de que pueda tomar un sorbo de leche, cierra el espacio entre nosotras y toma mi barbilla en su mano.
—Tengo que besarte. Tu boca estaba tan malditamente perfecta anoche, tengo miedo de haber soñado todo el asunto. —Trae su boca a la mía y tan pronto como su lengua acaricia la mía, ya puedo decir que esto va a ser un problema.
Sus labios, su lengua y sus manos son tan increíblemente perfectos, nunca voy a poder estar enojada con ella mucho tiempo si es capaz de utilizarlos contra mí de esta manera. Agarro su camisa y fuerzo mi boca contra la suya aún más duro. Gime y sus puños toman mi pelo, y luego abruptamente se aleja. —No —dice sonriendo—. No lo soñé.
Regresa a la cocina y apaga las hornillas, luego transfiere el tocino a un plato cubierto con huevos y tostadas. Camina hacia la barra y comienza a llenar el plato delante de mí con los alimentos. Se sienta y comienza a comer. Me sonríe todo el tiempo, y de repente me doy cuenta.
Lo sé. Sé lo que está mal con ella. Sé por qué está feliz y enojada y temperamental y toda confusa. Finalmente tiene mucho sentido.
— ¿Estamos autorizadas a jugar Preguntas Cena, a pesar de que es hora de desayunar? —pregunta.
Tomo un sorbo de leche y asiento. —Si tengo la primera pregunta.
Pone el tenedor en el plato y sonríe. —Yo estaba pensando en permitirte tener todas las preguntas.
—Sólo necesito la respuesta a una.
Suspira y se inclina hacia atrás contra el asiento, luego baja la mirada a sus manos. Puedo decir por la forma en que está evitando mi mirada que ya sabe que yo sé. Su reacción es de culpabilidad.
Me inclino hacia delante en la silla y la miro. — ¿Por cuánto tiempo has estando consumiendo drogas, Brittany?
Dispara sus ojos hacia los míos y su expresión es estoica. Me mira fijamente por un momento y mantengo mi postura, queriendo que sepa que no voy a parar hasta que me diga la verdad. Frunce los labios en una línea apretada, luego mira a sus manos de nuevo. Por un segundo, estoy pensando que podría estar preparándose para largarse por la puerta principal con el fin de evitar hablar de ello, pero luego veo algo en su cara que no esperaba ver en absoluto. Un hoyuelo.
Hace una mueca, intentando aferrarse a su expresión, pero las esquinas de su boca ceden el paso y su risa estalla en carcajadas.
Se ríe y se ríe muy duro, y realmente me molesta.
— ¿Drogas? —dice entre carcajadas—. ¿Crees que estoy consumiendo drogas? —Sigue riendo hasta que se da cuenta de que no me hace la más mínima gracia. Eventualmente se detiene y toma una respiración profunda, luego llega a través de la mesa y toma mi mano entre las suyas—. No estoy consumiendo drogas, San. Te lo prometo. No sé por qué podrías pensar eso, pero lo juro.
—Entonces, ¿qué diablos está mal contigo?
Su expresión disminuye con esa pregunta, y suelta mi mano. — ¿Puedes ser un poco más específica? —Vuelve a caer en su silla y cruza los brazos sobre su pecho.
Me encojo de hombros. —Por supuesto. ¿Qué pasó con nosotras y por qué actúas como si nunca hubiera pasado?
Su codo descansa sobre la mesa y mira abajo, a su brazo. Poco a poco traza cada letra de su tatuaje con sus dedos, sumida en sus pensamientos. Sé que el silencio no es considerado como un sonido, pero en este momento el silencio entre nosotras es el sonido más fuerte en el mundo. Saca su brazo fuera de la mesa y me mira.
—No quería defraudarte, Santana. He defraudado a todo el que me amó en mi vida, y después de ese día en el almuerzo, supe que también te defraudaría. Así que... te dejé antes de que puedas empezar a quererme. De lo contrario, cualquier esfuerzo por tratar de no decepcionarte estaría perdido.
Sus palabras están llenas de disculpa, tristeza y pesar, pero todavía no puede decirlo. Reaccionó exageradamente y los celos se apoderaron de ella, pero si sólo hubiera dicho aquellas dos palabras, habríamos ahorrado un mes de agonía emocional. Sacudo mi cabeza, porque no la entiendo. No entiendo por qué sólo no puede decir lo siento.
— ¿Por qué no pudiste decirlo, Brittany? ¿Por qué no pudiste pedir perdón?
Se inclina sobre la mesa y toma mi mano, mirándome fijamente a los ojos. —No voy a pedirte disculpas... porque no quiero que me perdones.
La tristeza en sus ojos debe reflejar la mía y no quiero que lo vea. No quiero que me vea triste, así que aprieto mis ojos cerrados. Suelta mi mano y la oigo caminar alrededor de la mesa hasta que sus brazos están a mí alrededor y me está recogiendo. Me deja sobre la barra de modo que estemos a la altura de los ojos y cepilla el pelo de mi cara y me hace abrir mis ojos otra vez. Frunce el ceño y el dolor en su rostro es crudo, real y desgarrador.
—Bebé, metí la pata. Lo he estropeado más de una vez contigo, lo sé. Pero, créeme, lo que ocurrió ese día en el almuerzo no eran los celos o la ira o cualquier cosa que alguna vez te asuste. Me gustaría poder decirte lo que pasó, pero no puedo. Algún día lo haré, pero no puedo ahora mismo y necesito que lo aceptes. Por favor. Y no voy a pedirte disculpas, porque no quiero que te olvides de lo que pasó y nunca debes perdonarme por ello. Nunca. Nunca me excuses, San.
Se inclina y me besa brevemente, luego se aleja y continúa—: Me dije a mí misma que debía mantenerme lejos de ti y dejar que te enojaras conmigo, porque tengo tantos problemas que no estoy dispuesta a compartir contigo todavía. Y he intentado tan duro mantenerme lejos, pero no puedo. No soy lo suficientemente fuerte para seguir negando lo que sea esto que podríamos tener. ¿Y ayer en la cafetería cuando te abrazabas y reías con Kurt? Se sentía tan bien verte feliz, San. Pero yo quería ser la única haciéndote reír así. Me destrozaba por dentro que pensaras que no me preocupé por nosotras, o que el fin de semana que pasé contigo no fue el mejor fin de semana que he tenido en mi vida. Porque me importa y fue el mejor. Fue el mejor jodido fin de semana en la historia de todos los fines de semana.
Mi corazón está latiendo salvajemente, casi tan rápido como las palabras están saliendo de su boca. Libera su firme control sobre mi cara y pasa sus manos sobre mi pelo, dejándolas caer en mi nuca. Las mantiene allí y se calma a sí misma con una respiración profunda, luego continúa.
—Me está matando, bebé —dice, con una voz mucho más calmada y tranquila—. Me está matando porque no quiero que pases un día más sin saber lo que siento por ti. Y no estoy preparada para decirte que estoy enamorada de ti, porque no lo estoy. Todavía no. Pero sea lo que sea que estoy sintiendo, es mucho más que un simple me gustas. Es mucho más. Y durante las últimas semanas he estado tratando de averiguarlo. He estado tratando de averiguar por qué no hay otra palabra para describirlo. Quiero decirte exactamente como me siento, pero no hay una sola maldita palabra en todo el diccionario que pueda describir este punto entre gustar y amar, pero necesito esa palabra. La necesito porque necesito que me oigas decirla.
Empuja mi cara hacia la suya y me besa. Son besos cortos, picos en su mayoría, pero me besa una y otra vez, retrocediendo un poco entre cada beso, esperando por mi respuesta.
—Di algo —declara.
Estoy mirando a sus ojos aterrorizados y, por primera vez desde que nos conocimos... creo que realmente la entiendo. Todo de ella. No reacciona de la manera que lo hace porque hay cinco diferentes lados de su personalidad. Reacciona como lo hace porque sólo hay un lado en Brittany Pierce.
Apasionada.
Es una apasionada sobre la vida, sobre el amor, sobre sus palabras, sobre Les. Y seré condenada si no estoy agregada a su lista. La intensidad que transmite no es desconcertante... es hermosa. He pasado tanto tiempo tratando de encontrar maneras de sentirme entumecida en cualquier oportunidad que tenga, pero al ver el entusiasmo detrás de sus ojos ahora mismo... me dan ganas de sentir cada cosa de la vida. Lo bueno, lo malo, lo bello, lo feo, el placer, el dolor. Quiero eso. Quiero empezar a sentir la vida de la misma manera en que ella lo hace. Y mi primer paso para hacerlo, se inicia con esta muchacha sin esperanza delante de mí, que está vertiendo su corazón, en busca de la palabra perfecta, deseando desesperadamente ayudarme a agregar el sentimiento de nuevo en la vida que quiero.
De nuevo en la vida que quiero.
La palabra viene a mí como si siempre hubiera estado ahí, escondida entre gustar y amar en el diccionario, justo donde debe estar. —Querer —le digo.
La desesperación en sus ojos se alivia un poco, y deja escapar una risa breve y confusa. — ¿Qué? —Niega con la cabeza, tratando de entender mi respuesta.
—Querer. Si mezclas las palabras gustar y amar, obtienes querer. Puedes usar esa palabra.
Se ríe otra vez, pero esta es una risa de alivio. Envuelve sus brazos a mí alrededor y me besa con nada más que alivio. —Te quiero, San —dice contra mis labios—. Te quiero mucho.
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Otro nuevo capítulo, si les gusta comenten, comenten y comenten (se los agradecería mucho)
marycielo12* - Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 03/02/2015
Edad : 29
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
holap,...
ahora san solo necesita es tiempo para que britt le cuente todo de ella!!
amo el lado ammm romántico de britt así por decir!!!
a ver como van las cosas,..??
nos vemos!!!
ahora san solo necesita es tiempo para que britt le cuente todo de ella!!
amo el lado ammm romántico de britt así por decir!!!
a ver como van las cosas,..??
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
muero por saber los muchos secretos de brittany!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
San va a necesitar mucha paciencia para entender a Britt:l
Me encanta que esten juntas*---* son tan lindas:3
Me encanta que esten juntas*---* son tan lindas:3
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Holaaa
Me gustaria saber todos los secretos de Britt, pero demostro que esta enamorada de San aunque no lo quiera admitir todavia
Britt ya se habra dado cuenta que se conocian? Estoy segura que la que le dio la pulcera a San fue Britt
Me gustaria saber todos los secretos de Britt, pero demostro que esta enamorada de San aunque no lo quiera admitir todavia
Britt ya se habra dado cuenta que se conocian? Estoy segura que la que le dio la pulcera a San fue Britt
Sanny25- ---
- Mensajes : 580
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Edad : 27
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Pensamos igual con Santana "la mitad entre gustar y amar es querer" siempre lo he dicho jajaja
Me gustó tu historia continúa
Me gustó tu historia continúa
evean********- - Mensajes : 791
Fecha de inscripción : 24/06/2013
[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 21
CAPITULO 21
Sábado, 29 de septiembre del 2012, 9:20 a.m.
No tengo ni idea de cómo lo hace, pero la he perdonado completamente, me he encaprichado con ella y ahora no puedo dejar de besarla, todo en el lapso de quince minutos. Definitivamente tiene una habilidad con las palabras. Estoy empezando a no preocuparme de que le haya tomado tanto tiempo pensar en ellas. Se aleja de mi boca y sonríe, tomando mi cintura con sus manos.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres hacer para tu cumpleaños? — pregunta, jalándome hacia abajo de la barra. Me da otro beso en la boca y camina hacia la sala, donde su cartera y las llaves se encuentran al final de la mesa.
—No tenemos que hacer nada. No espero que me entretengas sólo porque es mi cumpleaños.
Desliza las llaves en el bolsillo de su pantalón y levanta la vista hacia mí. Su boca insinúa una sonrisa maliciosa y no deja de mirarme.
— ¿Qué? —pregunto—. Te ves culpable.
Se ríe y se encoge de hombros. —Estaba pensando en todas las maneras con las que podría entretenerte si nos quedamos aquí hoy. Que es exactamente el por qué necesitamos irnos.
Que es exactamente el por qué quiero quedarme aquí.
—Podríamos ir a ver a mi mamá —le sugiero.
— ¿Tu mamá? —Me mira con recelo.
—Sí. Dirige un puesto de hierbas en el mercado de pulgas. Es el lugar al que va el primer fin de semana de cada mes. Nunca voy porque está allí catorce horas al día, y me aburro. Pero es uno de los mercados de pulgas más grandes en el mundo y siempre he querido ir a pasear. No es más que una hora y media en coche. Tienen pastel de embudo —añado, tratando de hacer que suene tentador.
Brittany camina de vuelta hacia mí y me envuelve en sus brazos. —Si quieres ir al mercado de pulgas, entonces vamos al mercado de pulgas. Voy a correr a casa a cambiarme y hay algo que tengo que hacer. ¿Te recojo en una hora?
Asiento. Sé que es sólo un mercado de pulgas, pero estoy emocionada. No sé cómo Maribel se sentirá conmigo apareciendo sin previo aviso con Brittany. En realidad no le he dicho nada acerca de ella, así que me siento un poco mal por hacerla aparecer sobre ello de esta manera. Es su culpa, sin embargo. Si no prohibiera la tecnología, podría llamarla e informarle de antemano. Mi mamá no tiene problema con mi opción sexual pero se va a sorprender mucho que lleve de la nada a esta chica tan irresistible.
Brittany me da otro beso rápido y camina hacia la puerta principal.
—Oye —le digo, justo cuando está a punto de salir. Se da vuelta y me mira—. Es mi cumpleaños y los dos últimos besos que me has dado han sido tan malditamente patéticos. Si esperas que pase el día contigo, te sugiero que empieces a besarme como una novia besa a su...
Las palabras se deslizan de mi boca e inmediatamente corto el resto de la oración. Todavía no hablamos de etiquetas y el hecho de que acabamos de arreglarnos hace media hora, logra que mi descuidado uso de la palabra novia suene como algo que el chico Sebastián me habría dicho. —Quiero decir... —tartamudeo, entonces me doy por vencida y mantengo la boca cerrada. No puedo recuperarme de eso.
Ella se dio la vuelta frente a mí, todavía de pie junto a la puerta principal. No está sonriendo. Me mira de esa forma nuevamente, sosteniendo mi mirada con la suya, sin hablar. Inclina la cabeza hacia mí y levanta sus dos cejas con curiosidad. — ¿Acabas de llamarme tu novia?
No se ríe sobre el hecho de que acabo de referirme a ella como mi novia y aquella comprensión hace que me estremezca. Dios, esto parece tan infantil.
—No —le digo obstinadamente, cruzando los brazos sobre el pecho—. Sólo alguien cursi de catorce años de edad hace eso.
Da unos pasos hacia mí, sin cambiar su expresión. Se detiene dos pies delante de mí y refleja mi postura. —Eso es muy malo. Porque cuando pensé que te referiste a mí como tu novia hace un momento, me dieron ganas de besarte como si no hubiera mañana. —Entorna los ojos y hay una mirada juguetona sobre ella que alivia inmediatamente el nudo en mi estómago. Se da la vuelta y se dirige de nuevo hacia la puerta—. Nos vemos en una hora. —Abre la puerta y se gira antes de irse, lentamente disminuyendo su camino hacia fuera, burlándome con su sonrisa juguetona y hoyuelos.
Suspiro y ruedo mis ojos. —Brittany, espera.
Hace una pausa, y con orgullo se apoya en el marco de la puerta.
—Será mejor que vengas a darle un beso de despedida a tu novia — le digo, sintiendo cada pedacito tan cursi como sueno. Su cara se lava con la victoria y vuelve a entrar en la sala de estar. Desliza su mano en la parte baja de mi espalda y me tira contra ella. Es nuestro primer beso independiente, y me encanta la forma en que me asegura protectoramente con su brazo, alrededor de mi espalda baja. Traza los dedos por mi mejilla y los corre a través de mi pelo, llevando sus labios a la míos. No los está mirando a ellos, sin embargo. Está mirándome fijamente a los ojos y los suyos están llenos de algo que no puedo comprender. No es la lujuria en esta ocasión, es más como un gesto de apreciación.
Sigue mirándome sin cerrar la brecha entre nuestros labios. No se está burlando de mí o tratando de hacerme besarla primero. Sólo me mira con aprecio y afecto, y hace a mi corazón derretirse. Mis manos están sobre sus hombros, así que poco a poco las llevo hasta el cuello y por su pelo, disfrutando de este momento de silencio que está ocurriendo entre nosotras. Su pecho sube y baja frente al ritmo del mío y sus ojos comienzan a buscar mi rostro, desplazándose a través de cada rasgo. La forma en que me mira está causando que todo mi cuerpo se ponga débil, y estoy agradecida de que su brazo esté todavía cerrado alrededor de mi cintura.
Baja su frente a la mía y deja escapar un largo suspiro, mirándome de una forma tal, que rápidamente se convierte en algo parecido al dolor. Esto me lleva a deslizar mis manos por sus mejillas y suavemente acariciarlas con mis dedos, queriendo llevarme lo que sea que está detrás de esos ojos, en estos momentos.
—Santana —dice, centrándose en mí. Lo pronuncia como si estuviera a punto de seguir con algo profundo, pero en cambio, mi nombre es la única cosa que dice. Lentamente, lleva su boca a la mía y nuestros labios se encuentran. Inhala una respiración profunda cuando presiona sus labios cerrados contra los míos, respirándome en él. Se aleja y mira hacia abajo, a mis ojos por unos segundos más, acariciando mi mejilla. Nunca he sido saboreada así antes, y es absolutamente hermoso.
Baja la cabeza de nuevo y descansa sus labios contra los míos, mi labio superior entre los suyos. Me besa lo más suave posible, tratando a mi boca como si fuera frágil. Separo mis labios y le permito profundizar su beso, lo que ella hace, pero aún entonces es suave. Es apreciativa y gentil, y mantiene una mano en la parte posterior de mi cabeza y otra en la cadera mientras lentamente prueba y se burla de cada parte de mi boca. Este beso es justo como ella—estudiado y sin prisa.
Justo cuando mi mente ha sucumbido a cada parte de estar envuelta en ella, sus labios llegan a un punto muerto y lentamente se aleja.
Mis ojos revolotean abiertos y suelto un suspiro que puede haberse mezclado con las palabras: "Oh mi Dios”.
Ver mi reacción sin aliento la hace estallar con una sonrisa satisfecha. —Ese fue nuestro primer beso oficial como una pareja.
Espero a que el pánico aparezca, pero no es así. —Una pareja — repito, en voz baja.
—Exactamente. —Todavía tiene su mano en mi espalda y me presiono contra ella, mirándola a los ojos mientras estos se centran sobre mí—. Y no te preocupes —añade—. Voy a informarle a Sam yo misma. Si alguna vez lo veo tratando de tocarte como lo hizo, va a ser reintroducido con mi puño.
Su mano se mueve de mi espalda baja hasta mi mejilla. —Me voy ahora. Nos vemos en una hora. Te quiero. —Me da un beso en los labios y se aleja, luego se vuelve hacia la puerta.
— ¿Brittany? —digo en cuanto aspiro aliento suficiente en mis pulmones para hablar—. ¿Qué quieres decir con reintroducido? ¿Tú y Sam han estado en una pelea antes?
La expresión de Brittany se convierte en una en blanco con los labios apretados y asiente, pero apenas. —Te lo dije antes, nena. No es una buena persona. —La puerta se cierra detrás de ella y me deja con más preguntas. Pero, ¿qué hay de nuevo?
Decido renunciar a mi propia ducha y llamar a Quinn, en su lugar. Tengo mucho con lo que ponerme al día con ella. Corro a mi habitación y me escabullo por la ventana, luego la deslizo hacia arriba y me empujo dentro. Tomo el teléfono junto a la cama y saco mi móvil para buscar el texto que ella envió con su número internacional. Cuando empiezo a marcar, mi celular recibe un mensaje entrante de Brittany.
Realmente temo pasar todo el día contigo. Esto no suena muy divertido en lo absoluto. Además, tu vestido es muy poco favorecedor y demasiado veraniego, pero definitivamente deberías mantenerlo.
Sonrío. Maldita sea, de verdad quiero a esta chica sin esperanzas.
Marco el número de Quinn y me recuesto en su cama. Ella responde aturdida al tercer timbrazo.
—Hola —le digo—. ¿Estás durmiendo?
Puedo oír su bostezo. —Obviamente no. Pero realmente necesitas empezar a tomar en consideración las diferencias de horario.
Me río. — ¿Quinn? Es de tarde allí. Incluso si tomara en consideración las diferencias de horario, no importaría contigo.
—He tenido una mañana difícil —dice, a la defensiva—. Echo de menos tu cara. ¿Qué pasa?
—No mucho.
—Mientes. Suenas molestamente feliz. ¿Adivino que tú y Brittany finalmente resolvieron lo que sea que pasó en la escuela ese día?
—Sip. Y tú eres la primera en saber que yo, Santana Marie Lopez, ahora soy una mujer tomada.
Gime. —Por qué alguien se sometería a ese tipo de sufrimiento está más allá de mí. Pero estoy feliz por ti.
—Grac... —Estaba a punto de decir gracias, pero mis palabras son cortadas por un muy fuerte "¡Oh, Dios!" de Quinn.
— ¿Qué?
—Se me olvidó. ¡Es tu maldito cumpleaños y se me olvidó! Feliz cumpleaños San y mierda, soy la peor mejor amiga de la historia.
—Está bien —me río—. Estoy algo contenta de que te hayas olvidado. Sabes cómo odio los regalos y las sorpresas y todo lo demás que viene con ellos.
—Oh, espera. Acabo de recordar lo increíblemente maravillosa que soy. Revisa detrás de tu tocador hoy.
Pongo los ojos. —No me extraña.
—Y dile a tu nueva novia que se consiga unos malditos minutos.
—Lo haré. Me tengo que ir, a tu mamá le va a dar algo cuando vea esta cuenta de teléfono.
—Sí, bueno... debería tener más los pies sobre la tierra como tu mamá.
Me río. —Te quiero, Quinn. Ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Yo también te quiero. Y ¿San?
— ¿Sí?
—Suenas feliz. Estoy feliz de que estés feliz.
Sonrío y desconecto la línea. Vuelvo a mi habitación y, tanto como odio los regalos, sigo siendo humana y curiosa naturalmente. Inmediatamente camino a mi tocador y miro detrás de él. En el piso hay una caja envuelta, así que me agacho y la recojo. Voy hasta mi cama y me siento, luego, deslizo la tapa de la misma. Es una caja llena de Snickers.
Maldita sea, la amo.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres hacer para tu cumpleaños? — pregunta, jalándome hacia abajo de la barra. Me da otro beso en la boca y camina hacia la sala, donde su cartera y las llaves se encuentran al final de la mesa.
—No tenemos que hacer nada. No espero que me entretengas sólo porque es mi cumpleaños.
Desliza las llaves en el bolsillo de su pantalón y levanta la vista hacia mí. Su boca insinúa una sonrisa maliciosa y no deja de mirarme.
— ¿Qué? —pregunto—. Te ves culpable.
Se ríe y se encoge de hombros. —Estaba pensando en todas las maneras con las que podría entretenerte si nos quedamos aquí hoy. Que es exactamente el por qué necesitamos irnos.
Que es exactamente el por qué quiero quedarme aquí.
—Podríamos ir a ver a mi mamá —le sugiero.
— ¿Tu mamá? —Me mira con recelo.
—Sí. Dirige un puesto de hierbas en el mercado de pulgas. Es el lugar al que va el primer fin de semana de cada mes. Nunca voy porque está allí catorce horas al día, y me aburro. Pero es uno de los mercados de pulgas más grandes en el mundo y siempre he querido ir a pasear. No es más que una hora y media en coche. Tienen pastel de embudo —añado, tratando de hacer que suene tentador.
Brittany camina de vuelta hacia mí y me envuelve en sus brazos. —Si quieres ir al mercado de pulgas, entonces vamos al mercado de pulgas. Voy a correr a casa a cambiarme y hay algo que tengo que hacer. ¿Te recojo en una hora?
Asiento. Sé que es sólo un mercado de pulgas, pero estoy emocionada. No sé cómo Maribel se sentirá conmigo apareciendo sin previo aviso con Brittany. En realidad no le he dicho nada acerca de ella, así que me siento un poco mal por hacerla aparecer sobre ello de esta manera. Es su culpa, sin embargo. Si no prohibiera la tecnología, podría llamarla e informarle de antemano. Mi mamá no tiene problema con mi opción sexual pero se va a sorprender mucho que lleve de la nada a esta chica tan irresistible.
Brittany me da otro beso rápido y camina hacia la puerta principal.
—Oye —le digo, justo cuando está a punto de salir. Se da vuelta y me mira—. Es mi cumpleaños y los dos últimos besos que me has dado han sido tan malditamente patéticos. Si esperas que pase el día contigo, te sugiero que empieces a besarme como una novia besa a su...
Las palabras se deslizan de mi boca e inmediatamente corto el resto de la oración. Todavía no hablamos de etiquetas y el hecho de que acabamos de arreglarnos hace media hora, logra que mi descuidado uso de la palabra novia suene como algo que el chico Sebastián me habría dicho. —Quiero decir... —tartamudeo, entonces me doy por vencida y mantengo la boca cerrada. No puedo recuperarme de eso.
Ella se dio la vuelta frente a mí, todavía de pie junto a la puerta principal. No está sonriendo. Me mira de esa forma nuevamente, sosteniendo mi mirada con la suya, sin hablar. Inclina la cabeza hacia mí y levanta sus dos cejas con curiosidad. — ¿Acabas de llamarme tu novia?
No se ríe sobre el hecho de que acabo de referirme a ella como mi novia y aquella comprensión hace que me estremezca. Dios, esto parece tan infantil.
—No —le digo obstinadamente, cruzando los brazos sobre el pecho—. Sólo alguien cursi de catorce años de edad hace eso.
Da unos pasos hacia mí, sin cambiar su expresión. Se detiene dos pies delante de mí y refleja mi postura. —Eso es muy malo. Porque cuando pensé que te referiste a mí como tu novia hace un momento, me dieron ganas de besarte como si no hubiera mañana. —Entorna los ojos y hay una mirada juguetona sobre ella que alivia inmediatamente el nudo en mi estómago. Se da la vuelta y se dirige de nuevo hacia la puerta—. Nos vemos en una hora. —Abre la puerta y se gira antes de irse, lentamente disminuyendo su camino hacia fuera, burlándome con su sonrisa juguetona y hoyuelos.
Suspiro y ruedo mis ojos. —Brittany, espera.
Hace una pausa, y con orgullo se apoya en el marco de la puerta.
—Será mejor que vengas a darle un beso de despedida a tu novia — le digo, sintiendo cada pedacito tan cursi como sueno. Su cara se lava con la victoria y vuelve a entrar en la sala de estar. Desliza su mano en la parte baja de mi espalda y me tira contra ella. Es nuestro primer beso independiente, y me encanta la forma en que me asegura protectoramente con su brazo, alrededor de mi espalda baja. Traza los dedos por mi mejilla y los corre a través de mi pelo, llevando sus labios a la míos. No los está mirando a ellos, sin embargo. Está mirándome fijamente a los ojos y los suyos están llenos de algo que no puedo comprender. No es la lujuria en esta ocasión, es más como un gesto de apreciación.
Sigue mirándome sin cerrar la brecha entre nuestros labios. No se está burlando de mí o tratando de hacerme besarla primero. Sólo me mira con aprecio y afecto, y hace a mi corazón derretirse. Mis manos están sobre sus hombros, así que poco a poco las llevo hasta el cuello y por su pelo, disfrutando de este momento de silencio que está ocurriendo entre nosotras. Su pecho sube y baja frente al ritmo del mío y sus ojos comienzan a buscar mi rostro, desplazándose a través de cada rasgo. La forma en que me mira está causando que todo mi cuerpo se ponga débil, y estoy agradecida de que su brazo esté todavía cerrado alrededor de mi cintura.
Baja su frente a la mía y deja escapar un largo suspiro, mirándome de una forma tal, que rápidamente se convierte en algo parecido al dolor. Esto me lleva a deslizar mis manos por sus mejillas y suavemente acariciarlas con mis dedos, queriendo llevarme lo que sea que está detrás de esos ojos, en estos momentos.
—Santana —dice, centrándose en mí. Lo pronuncia como si estuviera a punto de seguir con algo profundo, pero en cambio, mi nombre es la única cosa que dice. Lentamente, lleva su boca a la mía y nuestros labios se encuentran. Inhala una respiración profunda cuando presiona sus labios cerrados contra los míos, respirándome en él. Se aleja y mira hacia abajo, a mis ojos por unos segundos más, acariciando mi mejilla. Nunca he sido saboreada así antes, y es absolutamente hermoso.
Baja la cabeza de nuevo y descansa sus labios contra los míos, mi labio superior entre los suyos. Me besa lo más suave posible, tratando a mi boca como si fuera frágil. Separo mis labios y le permito profundizar su beso, lo que ella hace, pero aún entonces es suave. Es apreciativa y gentil, y mantiene una mano en la parte posterior de mi cabeza y otra en la cadera mientras lentamente prueba y se burla de cada parte de mi boca. Este beso es justo como ella—estudiado y sin prisa.
Justo cuando mi mente ha sucumbido a cada parte de estar envuelta en ella, sus labios llegan a un punto muerto y lentamente se aleja.
Mis ojos revolotean abiertos y suelto un suspiro que puede haberse mezclado con las palabras: "Oh mi Dios”.
Ver mi reacción sin aliento la hace estallar con una sonrisa satisfecha. —Ese fue nuestro primer beso oficial como una pareja.
Espero a que el pánico aparezca, pero no es así. —Una pareja — repito, en voz baja.
—Exactamente. —Todavía tiene su mano en mi espalda y me presiono contra ella, mirándola a los ojos mientras estos se centran sobre mí—. Y no te preocupes —añade—. Voy a informarle a Sam yo misma. Si alguna vez lo veo tratando de tocarte como lo hizo, va a ser reintroducido con mi puño.
Su mano se mueve de mi espalda baja hasta mi mejilla. —Me voy ahora. Nos vemos en una hora. Te quiero. —Me da un beso en los labios y se aleja, luego se vuelve hacia la puerta.
— ¿Brittany? —digo en cuanto aspiro aliento suficiente en mis pulmones para hablar—. ¿Qué quieres decir con reintroducido? ¿Tú y Sam han estado en una pelea antes?
La expresión de Brittany se convierte en una en blanco con los labios apretados y asiente, pero apenas. —Te lo dije antes, nena. No es una buena persona. —La puerta se cierra detrás de ella y me deja con más preguntas. Pero, ¿qué hay de nuevo?
Decido renunciar a mi propia ducha y llamar a Quinn, en su lugar. Tengo mucho con lo que ponerme al día con ella. Corro a mi habitación y me escabullo por la ventana, luego la deslizo hacia arriba y me empujo dentro. Tomo el teléfono junto a la cama y saco mi móvil para buscar el texto que ella envió con su número internacional. Cuando empiezo a marcar, mi celular recibe un mensaje entrante de Brittany.
Realmente temo pasar todo el día contigo. Esto no suena muy divertido en lo absoluto. Además, tu vestido es muy poco favorecedor y demasiado veraniego, pero definitivamente deberías mantenerlo.
Sonrío. Maldita sea, de verdad quiero a esta chica sin esperanzas.
Marco el número de Quinn y me recuesto en su cama. Ella responde aturdida al tercer timbrazo.
—Hola —le digo—. ¿Estás durmiendo?
Puedo oír su bostezo. —Obviamente no. Pero realmente necesitas empezar a tomar en consideración las diferencias de horario.
Me río. — ¿Quinn? Es de tarde allí. Incluso si tomara en consideración las diferencias de horario, no importaría contigo.
—He tenido una mañana difícil —dice, a la defensiva—. Echo de menos tu cara. ¿Qué pasa?
—No mucho.
—Mientes. Suenas molestamente feliz. ¿Adivino que tú y Brittany finalmente resolvieron lo que sea que pasó en la escuela ese día?
—Sip. Y tú eres la primera en saber que yo, Santana Marie Lopez, ahora soy una mujer tomada.
Gime. —Por qué alguien se sometería a ese tipo de sufrimiento está más allá de mí. Pero estoy feliz por ti.
—Grac... —Estaba a punto de decir gracias, pero mis palabras son cortadas por un muy fuerte "¡Oh, Dios!" de Quinn.
— ¿Qué?
—Se me olvidó. ¡Es tu maldito cumpleaños y se me olvidó! Feliz cumpleaños San y mierda, soy la peor mejor amiga de la historia.
—Está bien —me río—. Estoy algo contenta de que te hayas olvidado. Sabes cómo odio los regalos y las sorpresas y todo lo demás que viene con ellos.
—Oh, espera. Acabo de recordar lo increíblemente maravillosa que soy. Revisa detrás de tu tocador hoy.
Pongo los ojos. —No me extraña.
—Y dile a tu nueva novia que se consiga unos malditos minutos.
—Lo haré. Me tengo que ir, a tu mamá le va a dar algo cuando vea esta cuenta de teléfono.
—Sí, bueno... debería tener más los pies sobre la tierra como tu mamá.
Me río. —Te quiero, Quinn. Ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Yo también te quiero. Y ¿San?
— ¿Sí?
—Suenas feliz. Estoy feliz de que estés feliz.
Sonrío y desconecto la línea. Vuelvo a mi habitación y, tanto como odio los regalos, sigo siendo humana y curiosa naturalmente. Inmediatamente camino a mi tocador y miro detrás de él. En el piso hay una caja envuelta, así que me agacho y la recojo. Voy hasta mi cama y me siento, luego, deslizo la tapa de la misma. Es una caja llena de Snickers.
Maldita sea, la amo.
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NUEVO CAPÍTULO, CHIC@S!!!
Si les gustó comenten, comenten y comenten jajaja.
-
marycielo12* - Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 03/02/2015
Edad : 29
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Hermoso!!!*---* son novias por fin:') me encanta c:
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
estaba algo perdida con la historia pq estoy acostumbrada a las actualizaciones diarias pero cuando santana llamo a quinn me acorde, en fin supongo que tienes ocupaciones, quisiera saber que paso entre britt y sam, hasta luego!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
Holaaa
Al fin son novias, no me lo esperaba asi tan rápido, me encanta la amistad entre Sany y Quin son un cago de risa son las mejores
Al fin son novias, no me lo esperaba asi tan rápido, me encanta la amistad entre Sany y Quin son un cago de risa son las mejores
Sanny25- ---
- Mensajes : 580
Fecha de inscripción : 30/11/2014
Edad : 27
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
holap,..
jajaj es bueno que a veces la lengua se le desconecte del cerebro a san jajajaj
me encanta que ya sean novias!!!!
a ver como reacciona maribel cuando vea a britt!!!???
nos vemos!!!
jajaj es bueno que a veces la lengua se le desconecte del cerebro a san jajajaj
me encanta que ya sean novias!!!!
a ver como reacciona maribel cuando vea a britt!!!???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
[Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 22
CAPITULO 22
Sábado, 29 de septiembre del 2012, 10:25 a.m.
Me encuentro sentada en mi ventana esperando con impaciencia, cuando finalmente, Brittany se detiene en la entrada. Salgo por la puerta de enfrente y la cierro con seguro detrás de mí, luego me giro hacia el auto y me congelo. No está sola. La puerta del pasajero se abre, y un chico sale del auto. Cuando se voltea, estoy segura que mi expresión fácil se encuentra atascada entre un OMG y un WTF. Estoy aprendiendo.
Kurt mantiene la puerta abierta con una gran sonrisa en su rostro. —Espero que no te importe añadir a alguien más hoy. Mi segunda mejor amiga en todo el universo me invitó a venir.
Llego hasta la puerta del pasajero, completamente confundida. Kurt espera hasta que me subo, luego abre la puerta de atrás y sube. Me inclino hacia adelante y giro mi cabeza hacia Brittany, quien se encuentra riendo, como si acabara de revelar la frase clave de un chiste muy divertido. Un chiste del que no soy parte.
— ¿A alguno le importaría explicarme qué demonios sucede? —digo.
Brittany toma mi mano y la lleva hasta sus labios, besando mis nudillos. —Dejaré que Kurt lo explique. Él habla más rápido, de todas maneras.
Me giro en mi asiento mientras Brittany sale de la entrada. Arqueo una ceja hacia Kurt.
Me mira con una clara expresión de culpa. —Por unas dos semanas, he estado teniendo una alianza doble —dice con timidez.
Sacudo la cabeza, intentando darle sentido a esa confesión. Los miro una y otra vez. — ¿Dos semanas? ¿Han estado hablando durante dos semanas? ¿Sin mí? ¿Por qué no me lo dijiste?
—Juré mantener el secreto —dice Kurt.
—Pero…
—Voltéate y colócate el cinturón —me dice Brittany.
Le lanzo una mirada. —En un minuto. Estoy intentando averiguar por qué arreglaste las cosas con Kurt hace dos semanas, pero te tomó hasta hoy arreglarte conmigo.
Me mira, y luego gira su mirada hasta la carretera frente a ella. — Kurt merecía una disculpa. Actué como una imbécil ese día.
— ¿Y yo no merecía una disculpa?
Esta vez, me mira directo a los ojos. —No —dice con firmeza, volviendo su mirada a la carretera—, tú no mereces palabras, Santana. Tú mereces acciones.
La miro, preguntándome cuanto tiempo estuvo despierta en las noches formando esa oración tan perfecta. Me mira otra vez, y suelta mi mano, luego acaricia mi pierna. —Deja de ser tan seria. Tu novia y tu mejor amigo en todo el universo entero te van a llevar a un mercado de pulgas.
Me río y aparto su mano. — ¿Cómo puedo estar feliz cuando mi alianza ha sido infiltrada? Ambos tienen bastante trabajo hoy si quieren contentarme.
Kurt descansa su barbilla en la cima de mi reposacabezas y baja la mirada hacia mí. —Creo que he sido el que más ha sufrido con todo esto. Tu novia ha arruinado mis últimos dos viernes por la noche, lloriqueando y quejándose de lo mucho que te quiere, pero que no quiere defraudarte y bla, bla, bla. Ha sido duro no quejarme contigo todos los días durante el almuerzo.
Brittany mueve su cabeza de vuelta a Kurt. —Bueno, ahora ambos pueden quejarse de mí todo lo que quieran. La vida ya volvió a ser lo que debía ser. —Desliza sus dedos entre los míos, y me da un apretón. Mi piel cosquillea, y no estoy segura si es por su toque o sus palabras.
—Aun así, creo que hoy merezco más atención de lo normal —le digo a ambos—, tienen que comprarme todo lo que quiera en el mercado de pulgas. No me importa cuánto cueste, o cuán grande o pesado sea.
—Demonios, sí —dice Kurt.
Gruño. —Oh, Dios, ya se te están pegando las cosas de Brittany.
Kurt se ríe y estira su mano entre los asientos para tomar las mías, luego me jala hacia él. —Puede que sí, porque ahorita en verdad quiero acurrucarme contigo en el asiento de atrás —dice Kurt.
—No se te estarán pegando mucho si piensas que sólo querré acurrucarme con ella en un asiento —dice Brittany. Me da una palmada en el trasero, antes de caer de cabeza al asiento con Kurt.
—No puedes hablar en serio —dice Brittany, sosteniendo el salero que acabo de colocar en sus manos. Hemos caminado alrededor del mercado de pulgas durante una hora, y me aferro a mi plan. Me están comprando todo lo que quiero. Tengo una traición que superar, y tomarán muchas compras raras para poder sentirme mejor.
Miro la figura en sus manos y asiento. —Tienes razón. Tengo que tener el set completo. —Tomo el pimentero y se lo entrego. No son cosas que alguna vez quisiera tener. Y no estoy segura que sea algo que alguien quisiera tener. ¿Quién hace saleros y pimenteros de cerámica en forma de intestinos grandes y pequeños?
—Apuesto que pertenecía a un doctor —dice Kurt, admirándolos conmigo.
Busco en el bolsillo de Brittany y saco su billetera, luego me giro hacia el hombre detrás de la mesa. — ¿Cuánto cuestan?
Se encoge de hombros. —No lo sé —dice sin entusiasmo—. ¿Un dólar cada uno?
— ¿Qué tal un dólar por ambos? —pregunto. Toma el dólar de mi mano y asiente para que nos marchemos.
—Buen trabajo con el regateo —dice Brittany, sacudiendo la cabeza—. Espero que estas estén en la mesa de tu cocina la próxima vez que vaya.
—Asco, no —digo—. ¿Quién quiere ver un montón de tripas mientras come?
Caminamos por algunos toldos más hasta que llegamos al toldo donde Maribel y Tom se encuentran. Cuando alcanzamos su puesto, Maribel me da una doble mirada, observando a Brittany y a Kurt.
—Hola —digo, sosteniendo mis manos hacia arriba—. ¡Sorpresa!
Tom da un salto y sale rodeando el toldo, dándome un abrazo rápido. Maribel lo sigue y me mira cautelosamente durante la trayectoria.
—Relájate —digo, luego de verla mirando a Brittany y a Kurt con preocupación—. Ninguno de los dos me dejará embarazada este fin de semana. El chico castaño es gay y Brittany no puede dejarme embarazada.
Se ríe y finalmente envuelve sus brazos a mí alrededor. —Feliz Cumpleaños. —Se aleja y sus instintos maternales se encienden unos quince segundos tarde—. Espera. ¿Por qué estás aquí? ¿Está todo bien? ¿Te encuentras bien? ¿Está bien la casa?
—Todo bien. Estoy bien. Sólo estaba aburrida, así que le pedí a Brittany que viniese de compras conmigo.
Brittany se encuentra detrás de mí, presentándose ante Tom. Kurt pasa a mi lado, y le da un abrazo a Maribel. —Soy Kurt —dice—. Y estoy en una alianza con tu hija para tomar el sistema de educación pública y a todos sus secuaces.
—Estabas —aclaro, dándole una mala mirada a Kurt—. Estabas en una alianza conmigo.
—Ya me caes bien —dice Maribel, sonriéndole a Kurt. Mira detrás de mí a Brittany, y sacude su mano—. Brittany —dice con educación—. ¿Cómo estás?
—Bien —dice, su respuesta es cautelosa. La miro, y parece completamente incómoda. No sé si es por el salero y pimentero que sostiene, o si es por el hecho de que esta vez, ver a Maribel tiene un efecto distinto, ahora que se encuentra saliendo con su hija. Intento aligerar el ambiente al girarme y preguntarle a Maribel si tiene una bolsa en donde podamos guardar nuestras cosas. Rebusca debajo de la mesa y se la tiende a Brittany. Ella coloca el salero y pimentero dentro, y Maribel me mira con incertidumbre.
—No preguntes —digo. Tomo la bolsa de sus manos y la abro para que Kurt pueda meter las otras compras. Es una pequeña imagen enmarcada con la palabra “derretido”, escrita en tinta negra sobre un papel blanco. Costó veinticinco centavos y no tenía ningún remoto sentido, así que por supuesto, yo debía tenerlo.
Un par de clientes caminaron hasta el puesto, así que Tom y Maribel entraron y comenzaron a atenderlos. Me volteo y Brittany se encuentra mirándolos a ambos con una fuerte expresión en sus ojos. No la había visto con ese tipo de expresión desde aquel día en la cafetería. Me pone un poco nerviosa, así que camino hasta ella y deslizo mi brazo alrededor de su espalda, intentando con desespero apartar esa mirada.
—Oye —digo, atrayendo su atención hasta mí—, ¿Te encuentras bien?
Asiente y besa mi frente. —Estoy bien —dice. Envuelve su brazo alrededor de mi cintura y me sonríe con seguridad—. Me prometiste Funnel Cake —dice, acariciando mi mejilla.
Asiento, aliviada de verla bien. En verdad no quiero que Brittany tenga uno de sus momentos aquí frente a Maribel. No estoy segura que ella entienda su apasionado enfoque por la vida tan bien como yo estoy empezando a hacerlo.
— ¿Funnel Cake? —dice Kurt—. ¿Dijiste Funnel Cake?
Me giro y el cliente de Maribel ya se ha ido. Ella se encuentra paralizada detrás de la mesa, viendo fijamente el brazo envuelto alrededor de mi cintura. Luce algo pálida.
¿Qué sucede hoy con todos y sus miradas extrañas?
— ¿Estás bien? —le pregunto. No es como si nunca antes me haya visto con novio o novia. Sebastián prácticamente vivía en la casa durante todo el mes en que salimos.
Me mira, y luego lanza la mirada hacia Brittany. —Es sólo que, no sabía que estaban saliendo.
—Sí. Sobre eso —digo—, iba a decírtelo, pero apenas comenzamos a salir hace como cuatro horas.
—Oh —dice—. Bueno… se ven lindas juntas. ¿Puedo hablar contigo? —Inclina su cabeza hacia atrás, indicándome que quiere privacidad. Deslizo mi brazo lejos de Brittany y la sigo hasta un lugar seguro para hablar. Maribel se gira y sacude la cabeza.
—No sé cómo me siento sobre esto —dice, hablando en voz baja.
— ¿Sobre qué? Tengo dieciocho y una novia. Gran cosa.
Suspira. —Lo sé, es sólo que… ¿qué sucederá esta noche? ¿Cuándo yo no esté allí? ¿Cómo sé que no se quedará toda la noche?
Me encojo de hombros. —No lo sabes. Simplemente debes confiar en mí —digo, sintiéndome instantáneamente culpable por la mentira. Si supiera que ya ha pasado la noche conmigo, bueno, creo que es seguro decir que Brittany ya no sería mi novia respirando.
—Es extraño, Santana. Nunca antes habíamos discutido reglas de chicos o chicas para cuando no me encuentro en casa. —Luce extremadamente nerviosa, así que hago lo que puedo para calmar su mente.
— ¿Mamá? Confía en mí. Sólo comenzamos a salir hace cuatro horas, literalmente. No hay manera que entre nosotras suceda algo que temas que pueda suceder. Se habrá ido para la medianoche, lo prometo.
Asiente, no muy convencida. —Es sólo que… no lo sé. ¿Verlas a ambas ahorita con sus brazos envueltos alrededor de la otra? ¿La manera en que ambas interactuaban? No es la forma en que parejas nuevas se miran la una a la otra, San. Me desenfocó un poco porque creí que tal vez estuviesen saliendo por un tiempo, y me lo hayas ocultado. Quiero que seas capaz de hablarme sobre cualquier cosa.
Tomo sus manos y le doy un apretón. —Lo sé, mamá. Y créeme, si no hubiésemos venido hoy para acá, mañana te hubiese contado todo sobre ella. Probablemente te hubiese cansado de tanto hablar de ella. No te estoy ocultando nada, ¿de acuerdo?
Sonríe y me da un rápido apretón. —Aun así, espero que mañana me canses de tanto hablar de ella.
Kurt mantiene la puerta abierta con una gran sonrisa en su rostro. —Espero que no te importe añadir a alguien más hoy. Mi segunda mejor amiga en todo el universo me invitó a venir.
Llego hasta la puerta del pasajero, completamente confundida. Kurt espera hasta que me subo, luego abre la puerta de atrás y sube. Me inclino hacia adelante y giro mi cabeza hacia Brittany, quien se encuentra riendo, como si acabara de revelar la frase clave de un chiste muy divertido. Un chiste del que no soy parte.
— ¿A alguno le importaría explicarme qué demonios sucede? —digo.
Brittany toma mi mano y la lleva hasta sus labios, besando mis nudillos. —Dejaré que Kurt lo explique. Él habla más rápido, de todas maneras.
Me giro en mi asiento mientras Brittany sale de la entrada. Arqueo una ceja hacia Kurt.
Me mira con una clara expresión de culpa. —Por unas dos semanas, he estado teniendo una alianza doble —dice con timidez.
Sacudo la cabeza, intentando darle sentido a esa confesión. Los miro una y otra vez. — ¿Dos semanas? ¿Han estado hablando durante dos semanas? ¿Sin mí? ¿Por qué no me lo dijiste?
—Juré mantener el secreto —dice Kurt.
—Pero…
—Voltéate y colócate el cinturón —me dice Brittany.
Le lanzo una mirada. —En un minuto. Estoy intentando averiguar por qué arreglaste las cosas con Kurt hace dos semanas, pero te tomó hasta hoy arreglarte conmigo.
Me mira, y luego gira su mirada hasta la carretera frente a ella. — Kurt merecía una disculpa. Actué como una imbécil ese día.
— ¿Y yo no merecía una disculpa?
Esta vez, me mira directo a los ojos. —No —dice con firmeza, volviendo su mirada a la carretera—, tú no mereces palabras, Santana. Tú mereces acciones.
La miro, preguntándome cuanto tiempo estuvo despierta en las noches formando esa oración tan perfecta. Me mira otra vez, y suelta mi mano, luego acaricia mi pierna. —Deja de ser tan seria. Tu novia y tu mejor amigo en todo el universo entero te van a llevar a un mercado de pulgas.
Me río y aparto su mano. — ¿Cómo puedo estar feliz cuando mi alianza ha sido infiltrada? Ambos tienen bastante trabajo hoy si quieren contentarme.
Kurt descansa su barbilla en la cima de mi reposacabezas y baja la mirada hacia mí. —Creo que he sido el que más ha sufrido con todo esto. Tu novia ha arruinado mis últimos dos viernes por la noche, lloriqueando y quejándose de lo mucho que te quiere, pero que no quiere defraudarte y bla, bla, bla. Ha sido duro no quejarme contigo todos los días durante el almuerzo.
Brittany mueve su cabeza de vuelta a Kurt. —Bueno, ahora ambos pueden quejarse de mí todo lo que quieran. La vida ya volvió a ser lo que debía ser. —Desliza sus dedos entre los míos, y me da un apretón. Mi piel cosquillea, y no estoy segura si es por su toque o sus palabras.
—Aun así, creo que hoy merezco más atención de lo normal —le digo a ambos—, tienen que comprarme todo lo que quiera en el mercado de pulgas. No me importa cuánto cueste, o cuán grande o pesado sea.
—Demonios, sí —dice Kurt.
Gruño. —Oh, Dios, ya se te están pegando las cosas de Brittany.
Kurt se ríe y estira su mano entre los asientos para tomar las mías, luego me jala hacia él. —Puede que sí, porque ahorita en verdad quiero acurrucarme contigo en el asiento de atrás —dice Kurt.
—No se te estarán pegando mucho si piensas que sólo querré acurrucarme con ella en un asiento —dice Brittany. Me da una palmada en el trasero, antes de caer de cabeza al asiento con Kurt.
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—No puedes hablar en serio —dice Brittany, sosteniendo el salero que acabo de colocar en sus manos. Hemos caminado alrededor del mercado de pulgas durante una hora, y me aferro a mi plan. Me están comprando todo lo que quiero. Tengo una traición que superar, y tomarán muchas compras raras para poder sentirme mejor.
Miro la figura en sus manos y asiento. —Tienes razón. Tengo que tener el set completo. —Tomo el pimentero y se lo entrego. No son cosas que alguna vez quisiera tener. Y no estoy segura que sea algo que alguien quisiera tener. ¿Quién hace saleros y pimenteros de cerámica en forma de intestinos grandes y pequeños?
—Apuesto que pertenecía a un doctor —dice Kurt, admirándolos conmigo.
Busco en el bolsillo de Brittany y saco su billetera, luego me giro hacia el hombre detrás de la mesa. — ¿Cuánto cuestan?
Se encoge de hombros. —No lo sé —dice sin entusiasmo—. ¿Un dólar cada uno?
— ¿Qué tal un dólar por ambos? —pregunto. Toma el dólar de mi mano y asiente para que nos marchemos.
—Buen trabajo con el regateo —dice Brittany, sacudiendo la cabeza—. Espero que estas estén en la mesa de tu cocina la próxima vez que vaya.
—Asco, no —digo—. ¿Quién quiere ver un montón de tripas mientras come?
Caminamos por algunos toldos más hasta que llegamos al toldo donde Maribel y Tom se encuentran. Cuando alcanzamos su puesto, Maribel me da una doble mirada, observando a Brittany y a Kurt.
—Hola —digo, sosteniendo mis manos hacia arriba—. ¡Sorpresa!
Tom da un salto y sale rodeando el toldo, dándome un abrazo rápido. Maribel lo sigue y me mira cautelosamente durante la trayectoria.
—Relájate —digo, luego de verla mirando a Brittany y a Kurt con preocupación—. Ninguno de los dos me dejará embarazada este fin de semana. El chico castaño es gay y Brittany no puede dejarme embarazada.
Se ríe y finalmente envuelve sus brazos a mí alrededor. —Feliz Cumpleaños. —Se aleja y sus instintos maternales se encienden unos quince segundos tarde—. Espera. ¿Por qué estás aquí? ¿Está todo bien? ¿Te encuentras bien? ¿Está bien la casa?
—Todo bien. Estoy bien. Sólo estaba aburrida, así que le pedí a Brittany que viniese de compras conmigo.
Brittany se encuentra detrás de mí, presentándose ante Tom. Kurt pasa a mi lado, y le da un abrazo a Maribel. —Soy Kurt —dice—. Y estoy en una alianza con tu hija para tomar el sistema de educación pública y a todos sus secuaces.
—Estabas —aclaro, dándole una mala mirada a Kurt—. Estabas en una alianza conmigo.
—Ya me caes bien —dice Maribel, sonriéndole a Kurt. Mira detrás de mí a Brittany, y sacude su mano—. Brittany —dice con educación—. ¿Cómo estás?
—Bien —dice, su respuesta es cautelosa. La miro, y parece completamente incómoda. No sé si es por el salero y pimentero que sostiene, o si es por el hecho de que esta vez, ver a Maribel tiene un efecto distinto, ahora que se encuentra saliendo con su hija. Intento aligerar el ambiente al girarme y preguntarle a Maribel si tiene una bolsa en donde podamos guardar nuestras cosas. Rebusca debajo de la mesa y se la tiende a Brittany. Ella coloca el salero y pimentero dentro, y Maribel me mira con incertidumbre.
—No preguntes —digo. Tomo la bolsa de sus manos y la abro para que Kurt pueda meter las otras compras. Es una pequeña imagen enmarcada con la palabra “derretido”, escrita en tinta negra sobre un papel blanco. Costó veinticinco centavos y no tenía ningún remoto sentido, así que por supuesto, yo debía tenerlo.
Un par de clientes caminaron hasta el puesto, así que Tom y Maribel entraron y comenzaron a atenderlos. Me volteo y Brittany se encuentra mirándolos a ambos con una fuerte expresión en sus ojos. No la había visto con ese tipo de expresión desde aquel día en la cafetería. Me pone un poco nerviosa, así que camino hasta ella y deslizo mi brazo alrededor de su espalda, intentando con desespero apartar esa mirada.
—Oye —digo, atrayendo su atención hasta mí—, ¿Te encuentras bien?
Asiente y besa mi frente. —Estoy bien —dice. Envuelve su brazo alrededor de mi cintura y me sonríe con seguridad—. Me prometiste Funnel Cake —dice, acariciando mi mejilla.
Asiento, aliviada de verla bien. En verdad no quiero que Brittany tenga uno de sus momentos aquí frente a Maribel. No estoy segura que ella entienda su apasionado enfoque por la vida tan bien como yo estoy empezando a hacerlo.
— ¿Funnel Cake? —dice Kurt—. ¿Dijiste Funnel Cake?
Me giro y el cliente de Maribel ya se ha ido. Ella se encuentra paralizada detrás de la mesa, viendo fijamente el brazo envuelto alrededor de mi cintura. Luce algo pálida.
¿Qué sucede hoy con todos y sus miradas extrañas?
— ¿Estás bien? —le pregunto. No es como si nunca antes me haya visto con novio o novia. Sebastián prácticamente vivía en la casa durante todo el mes en que salimos.
Me mira, y luego lanza la mirada hacia Brittany. —Es sólo que, no sabía que estaban saliendo.
—Sí. Sobre eso —digo—, iba a decírtelo, pero apenas comenzamos a salir hace como cuatro horas.
—Oh —dice—. Bueno… se ven lindas juntas. ¿Puedo hablar contigo? —Inclina su cabeza hacia atrás, indicándome que quiere privacidad. Deslizo mi brazo lejos de Brittany y la sigo hasta un lugar seguro para hablar. Maribel se gira y sacude la cabeza.
—No sé cómo me siento sobre esto —dice, hablando en voz baja.
— ¿Sobre qué? Tengo dieciocho y una novia. Gran cosa.
Suspira. —Lo sé, es sólo que… ¿qué sucederá esta noche? ¿Cuándo yo no esté allí? ¿Cómo sé que no se quedará toda la noche?
Me encojo de hombros. —No lo sabes. Simplemente debes confiar en mí —digo, sintiéndome instantáneamente culpable por la mentira. Si supiera que ya ha pasado la noche conmigo, bueno, creo que es seguro decir que Brittany ya no sería mi novia respirando.
—Es extraño, Santana. Nunca antes habíamos discutido reglas de chicos o chicas para cuando no me encuentro en casa. —Luce extremadamente nerviosa, así que hago lo que puedo para calmar su mente.
— ¿Mamá? Confía en mí. Sólo comenzamos a salir hace cuatro horas, literalmente. No hay manera que entre nosotras suceda algo que temas que pueda suceder. Se habrá ido para la medianoche, lo prometo.
Asiente, no muy convencida. —Es sólo que… no lo sé. ¿Verlas a ambas ahorita con sus brazos envueltos alrededor de la otra? ¿La manera en que ambas interactuaban? No es la forma en que parejas nuevas se miran la una a la otra, San. Me desenfocó un poco porque creí que tal vez estuviesen saliendo por un tiempo, y me lo hayas ocultado. Quiero que seas capaz de hablarme sobre cualquier cosa.
Tomo sus manos y le doy un apretón. —Lo sé, mamá. Y créeme, si no hubiésemos venido hoy para acá, mañana te hubiese contado todo sobre ella. Probablemente te hubiese cansado de tanto hablar de ella. No te estoy ocultando nada, ¿de acuerdo?
Sonríe y me da un rápido apretón. —Aun así, espero que mañana me canses de tanto hablar de ella.
marycielo12* - Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 03/02/2015
Edad : 29
Re: [Adaptación] Fanfic Brittana: Sin Esperanza Capítulo 29 y 30
holap,...
pobre san,... y la mentira de britt y kurt,.. nuevas alianzas!!!!
maribel cautelosa con birtt,.. es verdad tienen una interacción que para ser novias por cuatro horas no tienen,..
a ver como van las cosas!!!
nos vemos!!!
pobre san,... y la mentira de britt y kurt,.. nuevas alianzas!!!!
maribel cautelosa con birtt,.. es verdad tienen una interacción que para ser novias por cuatro horas no tienen,..
a ver como van las cosas!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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