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Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final

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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Feb 14, 2016 4:44 am

Dios esto es impactante es la pura esencia brittana en todo. parece que estoy en una burbuja. Estare en ascuas hasta saber si san le cuenta a britt lo que paso, por que se fue. Gracias por compartir la historia. bye
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Mensaje por micky morales Dom Feb 14, 2016 10:03 am

queeeee cuando va a contarselo lo dejas ahi????? bueno, que remedio, a esperar se ha dicho!!!
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Mensaje por evean Dom Feb 14, 2016 10:08 am

Me encanta esta historia
Gracias
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Mensaje por monica.santander Dom Feb 14, 2016 12:28 pm

Al fin se revelara el misterio!!!
Saludos
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Mensaje por Susii Dom Feb 14, 2016 12:55 pm

Le iba a contar!!! No puedes dejarlo ahii:ccc
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Mensaje por cvlbrittana Dom Feb 14, 2016 1:37 pm

Capítulo 11

Las manos de Brittany apartaron los mechones que caían sobre los ojos de Santana, recogiendo su pelo detrás de las orejas para poder depositar un tierno beso en su frente.

-¿Estás segura?- susurró Brittany.

Santana asintió con la cabeza.

-¿Podemos ir al salón?- Preguntó Santana apoyando la frente contra la de Brittany.- No quiero contártelo aquí.
Brittany dejó que Santana agarrase su mano para llevarla al salón. De pronto estaba asustada, respiraba con dificultad y sentía cómo todo su cuerpo temblaba. Había esperado siete años para saber la verdad, pero por alguna razón una parte de ella le rogaba no escuchar lo que Santana iba a decir. ¿Y si le hacía más daño saberlo? Estaba claro que algo malo tuvo que pasar, porque si no Santana se lo habría contado, pero no sabía si estaba preparada para enfrentarse a la verdad. Se sentó en el sofá, al lado de Santana, mientras seguía agarrando su mano.

-Tengo miedo, San.- confesó Brittany sin mirarla a los ojos.- ¿Por qué quieres contármelo de repente?

Santana parecía tan nerviosa como ella, le costaba elegir las palabras y respiraba con dificultad.

-Necesitaba estar segura de que aún sentías algo por mí.- Santana vio a Brittany asentir con la cabeza.- Britt... no puedo seguir callándome lo que pasó. Necesito contártelo... y tú necesitas oírlo.

Los ojos de Brittany buscaron los de Santana, dándole a entender que estaba preparada para escucharla. La mano de Santana viajó con cuidado hasta el cuello de Brittany, el cual estaba adornado por una cadena de la que colgaba una sortija bañada en oro blanco, sortija que Santana conocía bastante bien.

-¿Te acuerdas de cuándo te di esto?- Brittany asintió con la cabeza mientras sonreía.- Ese día quise llegar temprano a casa, por eso salí antes que tú del instituto. No contaba con que notarías mi ausencia y me seguirías, así que al final me retrasé. Había decidido que, si el instituto sabía lo nuestro, si íbamos a empezar la universidad, todos deberían saberlo. Quería decírselo a mis padres, cuanto antes, hacer oficial que... bueno, que estaba...- las palabras se atascaban en la garganta de Santana, los recuerdos de aquel día siempre le hacían daño.- Que estaba enamorada de ti.

________________________________________

Su prima Natalie había venido a pasar la semana en casa de sus padres desde Nueva York. Había terminado el tercer año en la universidad, y se suponía que su avión saldría esa misma noche, así que Santana no se sorprendió verla en su casa hablando con sus padres cuando llegó. Le daba igual que estuviera presente, estaba decidida a hablar y confesarlo todo, así que entró en la cocina.

Sentía que sus rodillas temblaban mientras sus padres y Natalie la observaban expectantes, esperando a que decidiera contarles por qué esa urgencia. Le costó mucho, pero finalmente lo dijo. Confesó todo lo que sentía por Brittany, sus planes de ir a estudiar juntas, de ir a vivir juntas; que quería estar con ella y sólo con ella. Se quedó en silencio, esperando una reacción por parte de sus padres, una bofetada, un grito, algo. Su madre se acercó a ella, la abrazó y le dio un beso en la frente. Ese gesto tomo desprevenida a Santana.

-Creía que nunca nos lo dirías.- Dijo la madre de Santana.- ¿De verdad pensabas que no lo sabíamos? Sólo esperábamos que fueras tú la que te sincerases con nosotros.

Santana miró por encima del hombro a su prima, quien sonreía desde el otro lado de la cocina, junto a su padre. Abrazó a su madre y sonrió mientras pensaba en lo estúpida que había sido al no contar desde el principio con sus padres. Se había esperado una reacción bastante diferente. Después de un rato, los padres de Santana salieron de la casa. Al parecer tenían que ir a ayudar a transportar las maletas de Natalie. Santana y su prima se quedaron solas en la cocina, hablando de Brittany durante un tiempo, hasta que sonó el timbre.

Santana se apresuró a abrir la puerta. Se sorprendió al ver a la señora Pierce frente a ella.

-Señora Pierce... Brittany no está aquí.

-Lo sé, Santana. Venía a hablar contigo.

La latina la invitó a pasar mientras Natalie subía al cuarto de Santana para no molestar. Llevó a la señora Pierce a la cocina, donde le ofreció algo de beber, pero al parecer la madre de Brittany tenía prisa.

-¿Qué quiere de mí?- preguntó Santana.

Los padres de Brittany habían conseguido arreglar sus diferencias con el tiempo. Nunca se separaron, aprendieron a convivir sin tener que gritar ni insultarse el uno al otro. Santana sabía lo feliz que eso hacía a Brittany. Desde que habían arreglado sus diferencias se centraban más en su hija, y eso había hecho que Brittany desarrollase una gran devoción por sus padre. Santana sabía perfectamente que los quería más que a nadie en el mundo; pero la verdad era que nunca había hablado con ellos a menos que fuera para saludar. Por eso le sorprendía la visita de la señora Pierce.

-Seré clara, Santana.- Los ojos de la señora Pierce, de un azul tan claro como el hielo, se clavaban en Santana, haciéndola temblar.- Aléjate de Brittany.

El rostro de Santana quedó petrificado en una expresión de sorpresa. La mirada de la señora Pierce se clavaba en su piel como si de cien cuchillos se tratase.

-¿Lo sabe?- preguntó Santana.

-Sí, me lo contó sin querer.

-Señora Pierce, yo...

-No quiero réplicas, Santana. No quiero que vuelvas a verla.

Los ojos de Santana ardían de pronto. Había soportado burlas en el instituto, que la tratasen mal y la discriminasen por ser como era, pero las palabras de la señora Pierce parecían doler más que cualquier acto de los estudiantes de Mackinley.

-No...- susurró.- No... No. ¡No! ¡No puede pedirme que me aleje de Brittany! ¡No pienso hacerlo!

-Y yo no pienso aceptar la aberración que estan cometiendo.- La madre de Brittany se acercó a Santana, clavando en sus ojos su fría mirada.

-No pienso hacerlo.- repitió.

-Entonces la echaré de casa.

Sintió cómo se quedaba sin respiración durante un momento.

-¿Y... y el señor Pierce?-Las palabras se enredaban en su garganta, negándose a salir.- ¿Qué pensará de eso?

Una sonrisa amarga se dibujó en los labios de la mujer.

-Créeme, es mejor echarla de casa que dejar que mi marido actúe.

-Mire, ¡me da igual! Échela de casa, vendrá a vivir conmigo.

-Santana... ¿serías tan cruel con Brittany?- Hizo una pausa para contemplar la confusión de la latina.- Brittany no soportaría verse rechazada por sus padres, lo sabes perfectamente. Ya la habrán rechazado en el instituto por estar contigo. Imagínate que un día llega a casa y le digo que ya se vaya, que no la queremos más como hija.- Santana clavó la vista en el suelo, intentando no mirar a esa mujer a los ojos.- Sabes que no lo soportaría. Tal vez haya gente lo suficientemente fuerte como para seguir adelante, pero ¿Brittany? Sabemos de sobra que sería insufrible para ella.

-Yo la protegería.- susurró Santana.- Mis padres la acogerían, podría vivir conmigo.

-¿Y cuánto duraría? Santana, vas a ir a la universidad. ¿Pretendes llevar a Brittany contigo? Se quedaría aquí, con tus padres, en Lima. ¿Qué pasará si, después de estar un tiempo sin verte, me vuelve a ver? ¿Crees que lo soportará? ¿Crees que te elegirá a ti antes que el amor de su madre?- Santana endureció la mandíbula.- ¿Te acuerdas de Artie? Sé lo que pasó con él, Santy. Sé que Brittany prefirió estar con él antes que contigo. ¿Qué hará cuando, mientras tú estás fuera, le diga que volveré a quererla si renucia a ti?- Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Santana. No quería seguir escuchando. Conocía a Brittany, pero no podía asegurar qué sería lo que haría en ese caso. Una vez eligió estar con Artie antes que con ella... ¿Por qué no iba a preferir a su madre antes que a ella? Era lógico, era su madre.- Siempre serás la segunda opción, Santana.

Las palabras de aquella mujer terminaron de atravesar su cuerpo, haciendo que sus rodillas se doblasen y cayera al suelo sollozando.

-Amo a Brittany.- Susurró entre llantos.- Y ella me ama. Por favor... No nos haga esto.

-Si te alejas.- comenzó a decir la señora Pierce.- Brittany tendrá la oportunidad de seguir con su vida. Le dolerá, claro que sí, pero con el tiempo lo superará. Se enamorará de otro, se casará, tendrá hijos... Podrá ser feliz de nuevo. Se olvidará de ti y podrá vivir una vida normal, como el resto del mundo. ¿Vas a permitir que viva siendo marginada por estar contigo?- Dejó de hablar y comenzó a andar hacia la puerta.- Piensa en Brittany, Santana. Si tanto la amas, piensa en su felicidad.

Santana escuchó cerrarse la puerta de la calle mientras seguía sollozando en el suelo. Pudo oír los acelerados pasos de Natalie bajando las escaleras y corriendo hacia donde estaba ella. La rodeó con sus brazos mientras la mecía para intentar calmarla. Santana se abrazó a su prima lo más fuerte que pudo, pensando en todo lo que había dicho aquella horrible mujer.

-Lo he escuchado, San.- susurró Natalie una vez que se había calmado.- ¿Qué vas a hacer?

Cerró los ojos. Todas aquellas palabras daban vueltas en su cabeza, impidiéndole pensar con claridad. ¿Qué iba a hacer? Si elegía estar con Brittany iba a pasar todo lo que la señora Pierce había dicho, de eso estaba segura. Brittany no podría ir con ella a la universidad, y parecía que la señora Pierce no iba a poner las cosas fáciles mientras Santana estuviera estudiando. Pero si elegía abandonarla... Ni siquiera podía pensarlo. Era horrible, no podría vivir sin ella. ¿Qué debía hacer?

-No puedo dejarla...- susurró.- Pero si me quedo será peor para ella.

Las palabras de la señora Pierce golpeaban una y otra vez su mente, haciendo que le fuera imposible elegir una opción. Las lágrimas volvieron a sus ojos mientras su subconsciente se encargaba de repetir la misma frase, una y otra ve. ''Siempre serás la segunda opción''.

-Santy... - Natalie besó la cabeza de su prima y le apartó el pelo de la cara.- Sé que siempre quisiste vivir en Nueva York... Hay sitio suficiente para ti en mi apartamento, sólo tengo que echar de él a Ryan, pero no le importará, tiene otro piso. Si decides... ya sabes, alejarte de ella... Puedes venir a Nueva York conmigo, empezar de nuevo. Yo te ayudaré.

El silencio se apoderó de las dos primas. Natalie acariciaba su cabeza, esperando una respuesta, mientras Santana miraba al suelo, intentando decidir qué opción elegir. Miró a los ojos a su prima y respiró hondo.

-Me voy contigo.


________________________________________

Santana se secó las lágrimas que había derramado mientras recordaba aquella historia en voz alta. No quería mirar a Brittany, tenía miedo de lo que podría decirle. Brittany, por su parte, estaba inmóvil, sentada junto a ella, con el pelo cayendo sobre sus ojos, tapándole la cara. La latina levantó la vista para observar a Brittany, necesitaba una reacción, una palabra, un gesto... cualquier cosa por parte de la rubia. De pronto se fijó en cómo una lágrima caía desde la barbilla de Brittany a la moqueta que cubría el suelo. Elevó una mano para acariciar su pelo, pero la mano de Brttany la apartó bruscamente.

-Britt, lo siento...- Susurró Santana. Intentó acariciarla otra vez, pero de nuevo Brittany se lo impidió. Los ojos de Santana volvían a arder por culpa de las lágrimas.- Britt, por favor, no hagas eso... Dime algo.

-¿Qué quieres que diga?- Brittany giró la cabeza para mirar a Santana. Sus ojos nunca habían estado tan hinchados por las lágrimas, y eso partió el corazón de la latina.- Todos... Todos decían que yo era estúpida, y me lo creí, siempre creí que yo era la estúpida y tú la inteligente. Pues esta vez no, San. Fuiste... ¡Fuiste una estúpida!

Ver a Brittany tratarla de esa forma descolocó totalmente a Santana. Nunca la había visto así de furiosa.

-¿Y qué querías que hiciera?- El llanto hacía que la voz de Santana sonara más desesperada de lo que pretendía.- ¿Permitir que te echaran de casa? ¿Arriesgarme a que nuestras vidas se arruinasen por completo?

-¡No sabes lo que habría pasado!

-¡Sé que la habrías elegido a ella! ¡Siempre he sido tu segunda opción!

Tras el grito desesperado de Santana, Brittany se levantó del sofá y corrió a recoger su bolso para poder irse de allí. Santana corrió tras ella, agarrando su brazo para impedir que llegara a la puerta.

-Por favor... quédate.- rogó la latina.- Necesitamos hablar.

-¡¿Por qué le hiciste caso?- Gritó Brittany entre lágrimas deshaciéndose de la mano de Santana y haciéndole frente.- ¿La segunda opción? ¿En serio piensas que eres mi segunda opción? ¿Cuántos ''te amo'' necesitas para darte cuenta de que nunca serás mi segunda opción?

¿Qué fue lo que la impulsó a hacer lo siguiente? Tal vez fueron las lágrimas de Brittany, las que siempre habían conmovido a Santana; o tal vez el hecho de que no estaba hablando en pasado con respecto a ellas. Fuera lo que fuera lo que la movió en ese momento; Santana rodeó el cuello de Brittany con sus brazos mientras presionaba los labios contra los suyos. Notó cómo Brittany intentaba separarse, pero no le hizo caso. Besó su mejilla y volvió a sus labios, sintiendo que ya no hacía nada para detenerla. De pronto, las rodillas de Brittany fallaron, haciéndola caer entre los brazos de Santana mientras lloraba y sollozaba, perdiéndose en el oscuro cabello de la latina.

Santana la abrazó mientras se desahogaba sobre ella, besando el cuello de Brittany para que dejara de sollozar. Finalmente, los labios de Brittany buscaron los de Santana desesperadamente. La necesitaba, necesitaba sentirla junto a ella de nuevo. Pero esta vez los besos no eran bastante. Santana sentía cómo el ritmo de aquel beso iba aumentando, cómo las manos de Brittany acariciaban su espalda, haciendo que se estremeciera, cómo el cuerpo de Brittany parecía estar llamándola desesperadamente.

-Britt, te necesito...- susurró Santana mientras Brittany besaba su cuello.

Volvió a besar sus labios y Santana la condujo a ciegas hasta la habitación de Natalie. Brittany tiró de ella hacia la cama y las hizo caer mientras seguían perdiéndose entre besos y caricias. Santana comenzó a desnudar el cuerpo de Brittany lo más rápido que pudo. Necesitaba volver a sentir el tacto de aquella piel sobre la suya. Necesitaba borrar todo rastro en el cuerpo de Brittany de aquel que había estado ocupando su lugar durante siete años.

''Siete años...''. De pronto, se desplomó sobre el pecho de Brittany, abrazándola entre sollozos. Nunca lo había pensado de esa forma. Había dejado que otro tocara a Brittany durante siete años de la forma en la que ella debía tocarla. No pudo evitar que el llanto se apoderase de su cuerpo. Brittany la abrazó mientras besaba sus labios, sintiendo el sabor salado de las lágrimas de Santana en sus propios labios.

-Perdóname, Brittany.- Se abrazó a ella mientras besaba su clavícula

Brittany la obligó a mirarla a los ojos y le acarició la mejilla. Santana dejó de sollozar mientras se dejaba absorver por la sincera mirada de Brittany. Más de una vez se había preguntado cómo Brittany, tan dulce, tan tierna, tan inocente, podía pertenecer a un mundo inundado por la crueldad. Santana sonrió, contemplando cómo las luces de las calles de Nueva York se reflejaban en la pálida piel de Brittany. Hasta esa noche jamás había creído en los ángeles.

-Pérdoname tú. Es culpa mía que creyeras que eras mi segunda opción.- Susurró mientras acariciaba su labio inferior.- Cuando, en realidad, siempre has sido lo primero en mi vida.

Brittany la besó de nuevo, lentamente, saboreando aquel beso. Santana nunca había experimentado tanta dulzura en un simple beso, tanta suavidad, tanta adoración. Las manos de Brittany volvían a acariciar su cuerpo, haciendo que se estremeciera, recordando todas aquellas noches hace años en las que compartieron todos aquellos besos, aquellas caricias, aquellas palabras...

Los labios de Santana subieron hasta pararse en su oído, susurrando cuidadosamente, haciendo sonreír a Brittany ante aquellas dos palabras.

-Te amo.
_______________________________________________________________________________________________________

Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final - Página 2 304001509 ¿Justifican el abandono de Santana?
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Finalizado Re: Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final

Mensaje por monica.santander Dom Feb 14, 2016 4:47 pm

Me imaginaba que algo asi era!!
Situación difícil para una adolescentes! !
Saludos
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Finalizado Re: Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final

Mensaje por cvlbrittana Dom Feb 14, 2016 5:14 pm

Capítulo 12.

''Tengo que empezar a bajar las persianas'', pensó Santana al notar los primeros rayos de sol sobre sus párpados cerrados. Gruñó suavemente y se dio cuenta de que bajo ella se encontraba Brittany durmiendo, así que dejó de hacer ruido. Recordó de pronto lo que había pasado la noche anterior, y no pudo evitar sonrojarse y sonreír mientras abrazaba el cuerpo desnudo de Brittany. Levantó la cabeza y le apartó el pelo de la cara para poder contemplarla mejor. Siempre le había gustado verla dormir. Tenía la sensación de que, mientras durmiera, nada podría molestarla. Además, estaba tan tierna durmiendo... Podría dar lo que fuera para que el sol volviera a esconderse y las dejara abrazarse durante un rato más, olvidando que existía algo más a parte de ellas dos. Posó suavemente sus labios contra los de Brittany y vio cómo sonreía débilmente ante ese beso. Lo repitió y esa sonrisa volvió a aparecer. Llevó los labios a la mejilla de Brittany y comenzó a besarla repetidamente, hasta que al final la sonrisa de Brittany se convirtió en una carcajada que contagió también a Santana. Siguió besándola entre carcajadas, hasta que al final Santana volvió a apoyarse sobre el pecho de Brittany.

-Buenos días.- susurró Brittany antes de darle un beso en la cabeza.

Santana la abrazó en respuesta y besó su cuello, haciendo que volviera a reírse. De pronto aquella risa le parecía el sonido más maravilloso que jamás podría escuchar.

-¿Tienes algo que hacer hoy?- preguntó Santana levantando la cabeza para besar su mejilla otra vez.

Brittany gimió mientras seguía riéndose y empezó a juguetear con el pelo de Santana.

-Creo que hoy tengo el día libre. ¿Por qué?

-Porque no quiero levantarme...

Los brazos de Brittany se estrecharon más alrededor de Santana y hundió el rostro en su cuello mientras lo besaba. Santana le devolvió el abrazo mientras le acariciaba la pierna con el pie.

-Yo tampoco.

Volvieron a reírse cuando de pronto el móvil de Brittany comenzó a sonar.

-No contestes...- el susurro de Santana se perdió entre los labios de Brittany mientras seguía besándola, reteniéndola para ella sola.

-Espera...- Sonrió a Santana mientras la apartaba suavemente.- Sólo es un momento, podría ser importante.

Santana se apartó a regañadientes y dejó que Brittany saliera de la cama para buscar su bolso. No pudo evitar morderse el labio inferior al verla corretear desnuda por la habitación.

-¡Hola!- Brittany contestó lo más rápido posible al teléfono.- Sí, Quinn está en casa de Rachel y... digamos que he salido temprano.- Una sonrisa se dibujó en el rostro de Brittany mientras seguía hablando por teléfono. Después de unos minutos estando tumbada en la cama, Santana resopló, fuera quien fuera la persona que la había llamado se estaba ganando su odio.- Yo a ti también. Adiós.

Colgó y volvió a dejarlo en su bolso. Buscó con la vista por el suelo y comenzó a recoger la ropa que había volado por la habitación la noche anterior.

-¿Qué haces?- preguntó Santana desde la cama.

-Ya me he levantado... No me apetece volver a la cama.- Se puso la ropa interior rápidamente y luego comenzó a ponerse los pantalones.- ¿Tienes café?

Santana se levantó también y comenzó a vestirse.

-Sí, claro.- se puso una camiseta limpia y unos pantalones cortos.- Era Artie, ¿verdad?

La rubia asintió mientras se arreglaba un poco el pelo con las manos. Se giró y se encontró con la mirada decepcionada de Santana.

-¿Qué? No me mires así.

-No te he mirado de ninguna manera.- Terminó de arreglarse y se dirigió a la cocina.- Ya haré el café.

Brittany la siguió hasta la cocina y se apoyó en la pared mientras observaba cómo preparaba el desayuno. Se dio cuenta de que Santana intentaba evitar todo contacto visual con ella.

-¿He hecho algo mal?- preguntó desde su sitio.

-Déjalo, Britt.

-No, ¿he hecho algo?

Santana soltó la cafetera y se giró para mirar a Brittany.

-Más bien no has hecho algo. ¿A qué estás jugando, Britt? Te dije lo que siento por ti, te acostaste conmigo, ¿y ahora le dices a Artie que también le quieres? ¿Significa que vas a casarte con él?

-San... No te enfades. Compréndeme, han sido siete años... no puedo cortar con él por... por lo que ha pasado.

La cara de Santana no podía estar más descompuesta en ese momento. Empezó a dar vueltas por la cocina, intentando comprender lo que estaba pasando.

-¿Qué me estás diciendo? ¿Insinúas que no sientes nada por mí? ¿Que fue sólo sexo?

Brittany puso sus manos en las caderas de Santana e intentó tranquilizarla.

-Claro que no. Siento algo por ti, San, y no puedo ignorarlo. Pero tampoco puedo ignorar que siento algo por Artie.

-Dios, Britt, ¡otra vez no!- la angustia se apoderó de Santana al recordar la primera vez que le confesó sus sentimientos a Brittany en el instituto.

-Sólo dame tiempo... por favor.

-¡No puedo darte tiempo!- apartó a Brittany de su lado y se concentró de nuevo en el café.- ¿No entiendes que no tenemos tiempo? Queda poco más de un mes para que tu prometido venga y te haga su esposa. ¿Cómo quieres que te de tiempo?

Santana sintió cómo los brazos de Brittany la rodeaban por detrás. Brittany apoyó la cabeza sobre la de Santana y la abrazó. No le gustaba verla enfadada, y menos cuando se enfadaba por su culpa.

-Hagamos algo juntas.- Susurró Brittany.- Tomémonos un día para nosotras. Nada de hospitales. Nada de peleas.- Hizo girar a Santana para poder quedar cara a a cara con ella.- Quiero saber qué siento exactamente... Volvamos a ser sólo tú y yo durante un día. ¿Por favor?

Santana asintió mientras suspiraba ante la súplica de Brittany. Una sonrisa apareció en los labios de Santana y se dejó envolver por los brazos de la rubia mientras apoyaba la cabeza en su hombro.

-Está bien. ¿A dónde quieres ir?

________________________________________

-¡San! ¡Corre! ¡Tienes que ver esto!

Santana llegó jadeando hasta el lugar donde Brittany había decidido pararse. Llevaban toda la mañana dando vueltas por la ciudad, enseñándole a Brittany todas las calles importantes que aún no había visto de Nueva York. A la hora de comer se habían parado para comprar un perrito caliente y habían decidido ir a Central Park para descansar un rato, pero Brittany no pudo evitar emocionarse al ver a todos los patos del estanque pasearse de arriba a abajo por el agua. Había salido corriendo en dirección hacia ellos para verlos más de cerca, sin avisar a Santana, así que ésta tuvo que darse prisa para alcanzarla. Se metió la mano en el bolso y sacó una bolsa llena de migas de pan.

-¿Llevas migas de pan en el bolso?

-Claro.- contestó como si fuera la cosa más normal del mundo.

Empezó a lanzarlas a los patos para alimentarlos. De pronto agarró la mano de Santana y le pidió que hiciera lo mismo que ella. Santana cogió un puñado de migas de pan y las lanzó hacia una familia de patos que se acercaba. Brittany la abrazó, ilusionada porque Santana le hacía caso. De pronto Brittany se agachó para dar de comer a un patito que acababa de salir del estanque y se había acercado a ellas. Extendió la mano y dejó al pequeño pato picotear en su palma. Se rió ante las cosquillas que el pico del pato le hacían en la mano. Santana se agachó junto a ella.

-Prueba tú también, San. Míralo... ¿no es la cosa más mona del mundo?

Le tendió la bolsa y Santana cogió un puñado de migas. Dejó al pato picotear en su mano mientras sonreía, la verdad es que hacía cosquillas. Brittany empezó a acariciar al pato y a jugar con él. Para ser un pato salvaje parecía bastante simpático con los humanos. Aunque ¿qué ser viviente puede resistirse a Brittany? Santana también se unió al juego y empezó a marear al pequeño pato, enseñándole la comida y moviéndola de un sitio a otro para que la siguiera.

Después de un rato abrazó a Brittany por la espalda y le dio un beso en la mejilla antes de apoyar la cabeza en su hombro.

-Tenemos que irnos, Britt.

No pareció hacerle ilusión la idea de irse, pero se levantó del césped y se despidió del pato. Agarró la mano de Santana y empezaron a caminar de vuelta a casa, estaba oscureciendo. Brittany se giró, echando de menos a aquel pequeño pato y, para su sorpresa, se encontró con que las estaba siguiendo.

-¡Mira, San! Cree que somos sus mamás.- dijo riéndose y agachándose para acariciar al pato.

-Tienes que dejarlo en el estanque, Britt.

-Pero se va a poner muy triste... ¿Nos lo quedamos?

-Aaaah, no. No, no, no.- Santana se cruzó de brazos y negó con la cabeza para rematar.- Y no me pongas esos ojos porque no.

De pronto Brittany se levantó y coloco al pato pegado a la cara de Santana.

-Por favor.- dijo Brittany detrás del pato, cambiando su voz para hacer creer a Santana que era el patito quien hablaba. No me dejes aquí solito. Llévame contigo.

Santana suspiró y cogió al pato para pegarlo contra su pecho y sonreír a Brittany. La rubia comenzó a saltar de alegría y le dio un ligero beso a Santana mientras seguían andando en dirección a su casa de nuevo.

-¿Y cómo se va a llamar esta monada?- Preguntó Santana acariciando al pato, que se había acurrucado entre sus brazos.

-¡Capitán von Quack!- gritó Brittany emocionada.- ¡O Mr. Ducky!

-Pobrecito, ¡no se merece esos nombres!- comentó Santana riéndose.- Además, por lo que veo es una hembra.

-¡Una patita!- Brittany empezó a pensar un nombre para aquella pequeña pata.- Ya sé. Creo que tengo el nombre perfecto.

-Sorpréndeme.- suspiró Santana.

-Brittana. - se dirigió a la patita que Santana abrazaba y empezó a acariciarla.- ¿Qué te parece?

Santana no pudo evitar sonreír.

-Creo que ni yo habría elegido uno mejor.

________________________________________

Santana encontró una caja de cartón sin usar en el trastero de su prima y la preparó metiendo dentro papeles de periódico para que Brittana la usara como cama provisional. Habían decidido que se la quedaría ella y que le comprarían una cama decente en unos días.

-¿Y cómo saco a pasear a un pato?- preguntó Santana mientras ponía la caja al lado de su cama.

-No puedes sacarla a pasear... Creo que debes dejar que haga sus cosas por aquí y luego las limpias.

-¿Tengo que recoger la porquería de un pato?

-Brittana.- Corrigió Brittany dulcemente.

La pequeña pata comenzó a pasearse por la casa, mientras las dos discutían cómo cuidar de ella. Santana sólo pensaba en que más le valía a Brittany que después de todo esto cortase su compromiso con Artie. Brittany cogió un pequeño cuenco que Santana tenía en la cocina y lo llenó de migas de pan para que Brittana pudiera comer cuando quisiera. Lo dejó en el suelo de la cocina, junto al frigorífico. Cogió otro cuenco que rellenó con agua y lo dejó al lado de éste.

-Creo que necesito un baño...- comentó Santana después de preparar la cama improvisada de Brittana.

-Yo también...

En el rostro de Santana apareció una sonrisa mientras clavaba la vista en Brittany con la ceja levantada. La mirada de Brittany captó aquella sonrisa y entendió lo que insinuaba. Se acercó a Santana y rodeó su cintura con las manos mientras la besaba. Santana enredó los dedos en su pelo y se dejó llevar por aquel beso.

-¿Voy preparando la bañera?- preguntó Santana separándose un poco de Brittany.

-Sí, pero vamos a tener que cerrar la puerta... no quiero crearle un trauma a Brittana.

Una carcajada se escapó de los labios de Santana antes de separarse de ella e ir a buscar ropa de cambio. Parecía que iban a volver a pasar la noche juntas, así que sacó dos pijamas.

-¿Crees que Quinn sabe algo?- preguntó Santana mientras preparaba la bañera y cerraba la puerta.

-No es tonta y nos conoce demasiado bien. Creo que sabe perfectamente lo que pasa.

-¿No te preocupa?

-Es mi amiga... supongo que querrá lo mejor para mí, ¿no?

Santana cerró el grifo de la bañera y empezó a desnudarse.

-Supongo que sí.

Brittany se acercó a ella y la ayudó a desnudarse. La latina sonrió mientras hacia lo mismo con ella y la besó. Terminaron de deshacerse de sus ropas y Santana se apresuró a la bañera. Era bastante espaciosa, así que cabían las dos sin problema. Brittany se acomodó entre las piernas de Santana, apoyando la cabeza en el pecho de ésta mientras los brazos de Santana la envolvían desde atrás.

-Dios mío, necesitaba un buen baño...- susurró Santana apoyando su cabeza en la de Brittany.

-Es genial después de estar todo el día por ahí dando vueltas.

Se acurrucó contra Santana cerrando los ojos para relajarse todo lo posible. Santana la abrazaba tanto con sus brazos como con sus piernas mientras dejaba descansar su cabeza sobre la de Brittany. Se quedaron así, abrazadas durante un rato, en silencio, disfrutando del contacto de la piel de la otra. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Santana mientras acariciaba el brazo de Brittany, pensando en lo reconfortante que resultaba ese silencio para las dos. Besó su cabeza y volvió a cerrar los ojos mientras apoyaba en ella la mejilla. Santana no necesitaba hablar, sólo necesitaba tenerla así, entre sus brazos y sólo para ella.

-Britt...- susurró Santana después de un rato, acariciando el brazo de Brittany.- El agua se está enfriando.

Brittany asintió con la cabeza y salió de la bañera. Se vistieron en seguida y decidieron pedir una ración de tacos para cada una. Brittana las recibió al salir del baño así Brittany se agachó para tomarla entre sus brazos.

-Bueno, Brittana, creo que es hora de que te vayas a la cama.- comentó la rubia.

-Pobre... sólo quiere estar con nosotras.

Santana se la arrebató y empezó a hacerle carantoñas mientras jugaba con ella.

-¡Estás malcriando a la pata!- comentó Brittany indignada.

-Venga, sólo esta noche. Por favooor.

Brittany se desentendió y fue a pedir los tacos por teléfono. Al volver junto a Santana, Brittana se había quedado dormida en sus brazos. Santana le indicó que no hiciera ruido y la llevó hasta la caja que le había preparado.

-¿Vas a ser tú la que malcría y yo la severa?- preguntó Brittany cuando Santana se sentó junto a ella en el sofá.

-Sólo es una pata.

-Es nuestra pata, San. Y hay que enseñarle que si es hora de irse a la cama, es hora de irse a la cama. ¿O la vas a estar durmiendo en tus brazos hasta que sea adulta?

-Creí que para tener estas discusiones tenías que ser madre...- replicó Santana cruzándose de brazos.

-Ah, con que ahora no eres madre.

-¡Es un pato!-gritó Santana indignada.

De pronto las dos escucharon un ruido procedente de la habitación de Santana; Brittana se había despertado. Santana corrió a la habitación y la volvió a coger en brazos, intentando que se durmiera de nuevo.

-Será un pato, pero se te cae la baba por ella.- comentó Brittany desde la puerta.

-Yo al menos me preocupo por ella.- replicó dándole la espalda.

Llamaron a la puerta y Brittany se apresuró a abrir. Cuando Brittana se durmió otra vez, Santana la dejó en su caja y cerró la puerta de la habitación con cuidado. No quería entrar en la cocina, ya no tenía hambre, así que decidió ponerse una película, pero antes de llegar sintió los brazos de Brittany rodear su pecho desde detrás y los labios de la rubia comenzaron a besar su mejilla repetidamente. Santana se rió con ese ataque cariñoso que le había dado a Brittany y se dio la vuelta. Intentó hablar, pero los labios de Brittany se lo impidieron.

-Lo siento.- susurró Brittany entre beso y beso.- No quiero que estemos enfadadas.

-Yo tampoco.- enredó los dedos en el pelo rubio de Brittany y la abrazó mientras besaba su cuello.- La próxima vez la acostaré cuando tú me lo digas.

-No, podemos hacerlo a tu manera. No me importa... Pero no nos peleemos por estas tonterías.

-¿Quieres dejar de hablar? Así no puedo besarte.

La besó mientras la dirigía hacia la cocina, Brittany se separó de ella y abrió la bolsa con los tacos. Al ver la cena, el estómago de Santana volvió a abrirse, se apresuró a sacar dos platos y Brittany depositó los tacos en ellos. Tras cenar decidieron sentarse en el sofá para ver una película, así que Santana se apresuró en preparar la televisión mientras Brittany se acomodaba en el sofá. Se había acostado en un lado del sofá, por lo que Santana decidió recostarse entre sus piernas, apoyando la mejilla en su pecho mientras la abrazaba. Brittany le acariciaba el pelo mientras veían la película, y Santana de vez en cuando alzaba la cabeza para darle algún beso en el cuello junto con un suave mordisco que hacía a Brittany producir una adorable y gutural risa.

Brittany comenzó a acariciar su espalda mientras con la otra mano le apartaba el pelo que caía sobre su cara. La verdad es que hacía tiempo que las dos habían dejado de prestar atención a la película y se habían centrado en simplemente abrazarse, acariciarse y, de vez en cuando, besarse.

-¿En qué piensas, Britt?- Santana había notado que desde hacía un rato Brittany había dejado de acariciarla y había clavado la vista en la pared.

Brittany volvió a la realidad y abrazó a Santana.

-Pensaba en nosotras.- Santana se acurrucó en el pecho de Brittany y sonrió cerrando de nuevo los ojos.- San, ¿esto está bien?

La latina sabía por qué lo preguntaba. Sintió de pronto una gran incomodidad al darse cuenta de que también en su mente se estaba formando la misma pregunta. Brittany estaba prometida con Artie y, en su ausencia, estaba en esa situación con ella. ¿Por qué creía estar viviendo de nuevo el instituto?

-Es complicado, Britt. Sólo es eso.

-Hace años Artie se enfadó conmigo por hacer lo que estoy haciendo ahora mismo.

-No, B. Esto es diferente.- Santana levantó la cabeza para mirar a Brittany a los ojos.- Tú no sabías lo que hacías... ahora es distinto. Eres perfectamente consciente de lo que está pasando, sabes perfectamente qué estás haciendo.

-¿No es eso peor?- Brittany dejó caer su cabeza en el sofá y dejó que sus párpados se cerrasen.

Santana llevó la mano a la nuca de Brittany y la obligó a mirarla a los ojos.

-Eh, escúchame. No quiero que hagas nada que no quieras hacer, Britt.- besó su mejilla y pegó sus labios a su oído. Le dolía lo que iba a decirle.- ¿Quieres que te acerque a tu casa en taxi? Si me lo pides, puedo alejarme hasta que te aclares.

-¡No!- los brazos de Brittany rodearon el cuello de Santana y la estrecharon contra ella. Santana enterró la cara en su pelo y suspiró aliviada; lo último que quería era alejarse de ella, y más ahora.- No quiero que te alejes. Te necesito, y ahora más que nunca. Necesito aclararme, pero te necesito a mi lado para ello.

Los brazos de Santana devolvieron el abrazo de Brittany. La película hacía tiempo que había terminado, pero no les importaba, ya no había nada aparte de ellas. Santana la besó, y Brittany comenzó a acariciar su espalda, llevando su otra mano hasta el muslo de Santana. La latina gimió ante aquella caricia, y eso hizo que las caricias de Brittany se volvieran más intensas. De pronto las manos de Brittany se deshicieron de la camiseta de Santana y la lanzó lejos para centrarse en su pecho.

-Para...- jadeó Santana.- Aquí no.

Se levantó del sofá y agarró la mano de Brittany. Tampoco le apetecía ir a su habitación; sería un pato, pero no le parecía ético hacerlo delante de Brittana, así que se metieron en la habitación de Natalie. Brittany volvió a besarla, haciendo a Santana estremecerse bajo sus caricias.

-Esta vez me toca a mí dominar, San.

Santana sonrió ante la idea, le devolvió el beso y se dejó llevar por las caricias de Brittany mientras cerraba la puerta de la habitación.
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Mensaje por monica.santander Dom Feb 14, 2016 6:02 pm

Muchas dudas para las chicas!!
Saludos
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Mensaje por cvlbrittana Dom Feb 14, 2016 6:15 pm

Capítulo 13.

No recordaba la última vez que se había sentido tan afortunada en su vida. Desde que Brittany había aparecido hacía algo más de un mes, Santana se sentía flotando en una nube, alejada del resto de las personas, dejándose llevar por las corrientes de viento. Mientras observaba el relajado subir y bajar del pecho de Brittany por culpa de su suave respiración al dormir, pensaba en los maravillosos días que aquella rubia le estaba regalando. Pensó en el día que fueron a comprar una cama decente para Brittana, a la que habían acomodado junto a la cama de Santana; en las horas que la había estado acompañando en el hospital mientras hacia su visita diaria a Natalie, esperando que de alguna forma despertase de nuevo y pudiera ver lo feliz que era ahora; en todas y cada una de las noches que pasaban haciendo el amor en aquel apartamento, como si quisieran recuperar el tiempo que habían perdido durante esos siete años.

Ya era bastante tarde, pero antes de que amaneciera había bajado las persianas con cuidado para mantener la penumbra en la habitación; no quería que Brittany se despertara por culpa del sol. Desde hacía varias noches, Santana había comenzado a despertarse temprano para bajar las persianas y quedarse acurrucada junto a ella en la cama, acariciando la delicada piel de Brittany mientras la observaba dormir. Era en estos momentos, cuando Santana se despertaba simplemente para quedarse en silencio y contemplar a Brittany dormir, en los que la latina se daba cuenta de que podría dar cualquier cosa por poder pasar el resto de su vida junto a ella.

Sintió de pronto unos pequeños pasos acercarse por el pasillo y sonrió al ver a su pequeña pata entrar en la habitación. Se habían acostumbrado a dejar la puerta abierta de la habitación, ya que a Brittana no le gustaba estar sola y cada vez que se despertaba comenzaba a buscarlas por toda la casa. La agarró por debajo de las alas y la subió a la cama con ellas. Brittana se subió sobre el vientre de la rubia e intentó mantener el equilibrio, pero acabó resbalándose. Entonces Brittany se despertó entre carcajadas por culpa de las cosquillas que las plumas del animal producían sobre su piel.

-¡No la subas a la cama! - Brittany dejó a la pata en el suelo y miró severamente a Santana.- Algún día acabará durmiendo con nosotras por tu culpa.

Santana pasó una pierna por encima de la cadera de Brittany y la acorraló contra el colchón para poder besarla. Brittany sonrió y se dejó llevar por aquel torrente de sensaciones que experimentaba cada vez que los labios de Santana correteaban de arriba a abajo por su cuello. Brittana empezó a graznar desde el suelo y Santana se vio obligada a parar. Volvió a tomar a la pequeña pata y la sentó sobre su regazo.

-Para ti también tengo, pequeña celosa.- comentó antes de empezar a besar a la pata.
Brittany miró el reloj de su muñeca y decidió que ya era hora de levantarse.

-¿Vamos a ir hoy a ver a Natalie?- preguntó Brittany mientras se preparaba la ropa para ducharse.

-Sí, pero después. Tengo que ir a trabajar.

-Vale, pero recuerda que hoy comemos fuera. ¿Paso a recogerte?

Santana sonrió. Otra vez volvía a flotar en la nube.

-Claro, pasa sobre las dos y media.

Se levantó de la cama y dejó al animal en el suelo mientras comenzaba a prepararse la ropa. En cuanto Brittany terminó de ducharse se apresuró ella a hacer lo mismo, odiaba llegar tarde al trabajo.

Brittany preparó el desayuno mientras Brittana se encargaba de devorar la comida para patos que habían comprado días anteriores entre las dos. Al terminar de prepararlo, se agachó para jugar con la pequeña pata, haciéndola seguir su mano para luego empezar acariciarla. Notó cómo Santana se sentaba a la mesa y se levantó para lavarse las manos y acompañarla. Se sentó a su lado y empezó a beber de su café.

-¿Qué vas a hacer mientras estoy fuera?- Preguntó Santana.

La rubia se colocó una mano en la barbilla mientras pensaba. Entonces sonrió y se dirigió a Santana.

-Voy a acercarme al ático en el que vivía y a traer mi propia ropa.

-Britt, puedes usar mi ropa las veces que quieras. No hace falta que...

Santana dejó de hablar al ver cómo Brittany alzaba la mano derecha en frente de ella. Contuvo la respiración al darse cuenta de que en su dedo anular ya no estaba aquel molesto anillo dorado que había aceptado hacía un mes. Miró a Brittany, estaba sonriendo con la más tierna mirada que había visto en esos ojos azules. Santana quiso hablar, pero la rubia le indicó que no lo hiciera durante un momento. Vio cómo se llevaba las manos a la parte trasera de su cuello y descolgaba la cadena que llevaba. Deslizó el anillo de oro blanco que colgaba de ella y se lo colocó en el dedo, justo donde antes había llevado el otro anillo.

-Así debió ser siempre.

La respiración de Santana sonaba entrecortada, no sabía qué decir, no sabía cómo reaccionar. No podía ser cierto... ¿La estaba escogiendo a ella? ¿De verdad?

-Eso quiere decir que...

-Se acabó Artie, San. Somos tú y yo... Siempre fuimos tú y yo.

________________________________________

El camarero les tomó nota en cuanto se sentaron en la mesa. A Santana le encantaba aquel restaurante por el rápido y eficaz servicio del que disponían, odiaba tener que esperar. Como habían acordado en el desayuno, Brittany fue a recogerla a la hora de comer, y Santana agradeció profundamente que la rescatara de aquel lío de papeles que le habían dejado. Era la primera vez que salían a comer desde que, llamándolo de alguna forma, estaban juntas, y Santana creía que era un buen cambio en la rutina.

-¿Se lo has dicho a Artie?- preguntó Santana mientras bebía la cerveza que le acababan de traer.

-En realidad no. No puedo hacerlo por teléfono...

-¿Vas a decírselo cuando vuelva? Eso es dentro de dos semanas.

Brittany asintió con la cabeza y agarró la mano de Santana, notando la preocupación en su rostro. De pronto una mano se posó sobre el hombro de Brittany, haciendo que se asustara y soltara a Santana para poder ver quién la agarraba. Se relajó al ver que Rachel y Quinn estaban detrás suya.

-¡Hola!- Brittany se levantó y abrazó a sus dos amigas.- ¿Qué hacen aquí?

-Rachel quería invitarme a comer.- comentó Quinn.

-¡Tengo una idea!- dijo Rachel entusiasmada.- Comamos todas juntas. Ah, ¡hola Santana!

-Oye. yo había pedido un plato de comida, pero no sabía que venian las dos con él.

-Venga, San. Será divertido. -dijo Brittany mientras le agarraba la mano para cambiarse de mesa.

Aceptó a regañadientes y se sentaron las cuatro juntas. Santana tuvo que hablar con el camarero para decirle que iban a cambiarse de mesa, que le trajera la comida a la nueva mesa.

-¿Qué han hecho en mi ausencia, chicas?- preguntó Brittany.

-Pues, para tu información, Quinn se ha convertido en una ocupa y no hay forma de echarla de mi apartamento.

-Perdona, tú eres la que me impide irme.- contraatacó la rubia fingiendo indignación.

-Vaya, Fabray y Berry, ¿quién lo hubiera dicho?- comentó Santana poniendo los ojos en blanco.

-¿A qué te refieres?

Quinn levantó una ceja esperando una respuesta de su amiga. Brittany le dio un codazo a la latina para que siguiera hablando.

-No me digas que no se han acostado...

-Santana, sólo vivimos juntas.- contestó Rachel.- Como... dos amigas corrientes.

-Por favor, se ve el arco iris en el ambiente. Hay más tensión sexual entre ustedes que en una sala de rehabilitación de ''adictos al sexo''.

Rachel dirigió una mirada a Quinn y ésta se rió mientras pasaba un brazo por los hombros de su compañera de piso. La pequeña diva también se rió.

-Sí, Santana. Me has atrapado, estoy loca por Rachel Berry.

Brittany entendió por el tono de Quinn que estaba bromeando para fastidiar a Santana, pero no entendía por qué la cara de Rachel por un momento se había quedado rígida para luego volver a reírse. Era como si las palabras de Quinn estuvieran haciéndole daño.

El camarero trajo los platos de Brittany y Santana y tomó nota de las otras dos chicas.

-¡Ah! Por fin.- Dijo Santana clavando el tenedor en su plato.- Creí que iba a desmayarme.

Hablaron durante toda la comida, sobre Nueva York, sobre sus nuevas vidas, sobre todas las anécdotas que les habían pasado. Santana se enteró de que Quinn ahora era profesora de instituto y había conseguido plaza en uno que pillaba cerca del apartamento en el que vivía Santana. Al parecer, la rubia estaba buscando un piso para poder mudarse a vivir ahí cuanto antes. La latina se dio cuenta que Rachel y Quinn estaban haciendo lo posible por mantener al margen el tema de la boda, y como Brittany tampoco parecía querer hablar de ello, siguió uniéndose a las distintas conversaciones que se formaban en la mesa.

Después de comer, Santana anunció que debía ir al hospital a ver a su prima, pero le dijo a Brittany que podía quedarse con ellas si le apetecía. Quinn se levantó un momento y se llevó a Santana al baño antes de que pudiera dejar la mesa.

-Oye, no quería preguntar ahí en medio, pero ¿cómo vais con el tema de… ? Ya sabes.

-Tranquila, Q.- Dijo Santana poniendo sus manos sobre los hombros de su amiga.- Creo que está yendo muy bien todo.

-No quiero que ninguna de las dos lo pase mal. ¿Me prometes que no tengo que preocuparme de nada?

-Sí, tranquila.- Santana llevó la vista hacia la mesa donde las demás estaban sentadas y miró a Quinn a los ojos.- Creo que deberías preocuparte más de otra persona... Estás haciendo daño a Rachel.

Quinn frunció el ceño, confundida. Exigiendo una explicación a aquel comentario. No recibió ninguna respuesta, Santana se despidió de ella y se dirigió a la puerta.

Mientras caminaba hacia el hospital, sintió de pronto que alguien la agarraba de la mano y se unía a ella mientras caminaba por la calle.

-¿Creías que te iba a dejar sola, San?

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Santana y apretó la mano de Brittany.

-Sólo pensaba que tal vez prefirieras quedarte con ellas en vez de venir a un triste hospital.

-No, prefiero ir contigo.

Por suerte habían ido a un restaurante no muy alejado, así que pudieron llegar pronto al hospital. Ryan estaba sentado en el sillón, últimamente no había día que no se lo encontraran allí. Le había presentado a Brittany hacía pocos días, pero ya se llevaban como si fueran amigos de toda la vida. Se levantó al verlas y las abrazó con fuerza mientras les explicaba que iba a bajar un momento a tomar algo y les pedía que cuidasen de Natalie en su ausencia.

-Eso no tienes ni que pedirlo.- contestó Brittany dándole una palmada en la espalda.

El chico salió de la habitación, y Santana se acercó a su prima. Acarició su frente, las heridas más leves se habían cerrado por completo, así que sólo quedaban por cicatrizar los puntos en el labio y en la ceja. Le habían quitado la venda de la cabeza, por lo que pudo ver que su pelo, que habían rasurado para poder cerrar la hemorragia, estaba comenzando a crecer de nuevo.

-Hola, Natalie...- susurró mientras la besaba en la frente.

Brittany se acercó también y agarró la mano de Santana mientras acariciaba la de Natalie.

-Hola, Naty. Soy yo otra vez, Brittany.- hizo una pausa. No sabía qué decirle, ni siquiera se conocían de una forma directa, pero llevaba visitándola desde hacía un mes, y de alguna forma le dolía verla así.- Tienes que despertar pronto, Natalie. Santana se ha traído un pato a tu casa y te está dejando todo hecho un asco. Hay cacas por el suelo y pisadas de pato por todo el baño.

Santana comenzó a reírse de pronto ante la forma de hacer despertar a Natalie que estaba usando Brittany y volvió a acariciar la frente de su prima.

-Pues sí, Natalie, pero eso no es todo. En tu ausencia, estoy haciendo el amor con Brittany todas las noches posibles en tu cama porque es la más grande.

-Además, ha estado usando tu ropa... ¡Incluso la interior!

Las risas volvieron a Santana, contagiando también a Brittany. La rubia sintió cómo la cabeza de Santana se apoyaba sobre su hombro y le dio un beso, dejándose envolver por aquel maravilloso olor que el cabello de Santana desprendía.

-Y que sepas que no vamos a poder encargar más pizzas. Brittana, nuestra pata, ha espantado al chico de las pizzas-Comentó Santana agarrando la mano de Natalie, que Brittany acariciaba.

En ese momento, Ryan entró de nuevo. Sonrió al ver a Santana y a Brittany compartir un momento tan íntimo con Natalie y se sentó en el sillón, sujetando la otra mano de su novia. Estuvieron así durante más de una hora. De vez en cuando, Santana y Brittany hacían algún comentario como los anteriores para intentar que de alguna forma sus risas llegaran a Natalie.

-¿Lo habéis notado?

Ryan se levantó del sillón sin soltar la mano de su novia y miró expectante a Santana y a Brittany. La latina sujetó la mano de su prima y miró a su amigo, esperando que se explicase. De repente ella también lo notó. Un temblor, un leve movimiento, pero al menos era eso, movimiento. Los dedos de Natallie se estaban moviendo. Brittany observó el ceño de Natalie, estaba arrugándose lentamente. Se apresuró hacia la puerta y corrió por el pasillo buscando alguna enfermera.

-Natalie.- Susurró Santana con lágrimas en los ojos.- Natalie, ¿me oyes?- Llevó la otra mano a la mejilla de su prima y observó cómo poco a poco intentaba abrir los ojos. Finalmente lo consiguió. Las lágrimas de Santana empezaron a recorrer su rostro al ver de nuevo aquellos olvidados ojos verdes oscuros.- ¡Natalie!

Su prima intentó sonreír. La enfermera llegó de repente, seguida de una ansiosa Brittany y es pidió a Ryan y a Santana que se fueran. La latina renegó, pero Ryan la convenció para dejar a la enfermera hacer su trabajo, así que finalmente se rindió. ¿Qué más daba? Había abierto los ojos. Se había despertado. Había recuperado a su prima.

Ya había anochecido cuando les permitieron volver a entrar para ver a Natalie. Santana apretaba la mano de Brittany en la sala de espera, ansiosa por entrar y poder abrazar a su prima de nuevo.

-¿Cuándo podrá volver a casa?- preguntó Santana.

-Aún no se ha recuperado del todo, así que tardará un par de semanas en que le den el alta.- Respondió la enfermera.- Pero durante ese tiempo podrá recibir visitas. Por suerte el accidente no le ha dejado secuelas psíquicas como amnesia ni tampoco le ha provocado parálisis física. Lo único que os pido es que la dejéis descansar.

-¿Más?- preguntó Brittany inocentemente.

Santana agarró su mano ante la mirada asesina de la enfermera y la arrastró hasta la habitación de Natalie. Nada más entrar, soltó a la rubia y corrió hacia su prima. La abrazó con cuidado de no hacerle daño y lloró sobre ella mientras no dejaba de besar su mejilla. Brittany se apoyó contra la pared, observando aquella tierna escena. No podía oír lo que decían, pero se lo imaginaba. Además, no le importaba, era algo privado entre Santana y Natalie, y lo respetaba.
De pronto los ojos de Natalie se posaron en la mirada de Brittany y le preguntó algo a Santana. Ésta sonrió a Brittany y le tendió la mano. La rubia sonrió y la aceptó, acercándose a Santana. Sintió cómo los brazos de la latina rodeaban su cintura y cómo apoyaba su cabeza sobre su hombro. Brittany colocó un brazo alrededor de la cadera de Santana y extendió el otro hacia Natalie.

-Soy Brittany, encantada.

-¿La que hace el amor con mi prima en mi cama?- preguntó Natalie levantando la ceja y estrechando la mano de Brittany.

Las mejillas de la rubia se encendieron ante aquella pregunta y notó cómo Santana se reía pegada a ella.

-Tranquila, sólo bromea.- dijo Santana, abrazándola un poco más fuerte.

-Hola, Brittany. Yo soy Natalie. Creo que ya nos conocíamos, de alguna forma.- Natalie se recostó en la camilla y sonrió a las dos chicas.- Gracias por cuidar de mi prima en mi ausencia.

-De nada, pero intenta no ausentarte más.

-Lo haré, no te preocupes.- Natalie sonrió, ahora entendía por qué Santana no había podido olvidar a aquella chica en siete años.- Bueno, ¿quién me va a explicar eso del pato?

________________________________________

Sobre las diez y media llegaron al apartamento de Santana. Natalie las había echado acudiendo al hecho de que tenía que descansar, al igual que ellas. Ryan, sin embargo, sí que se había quedado en el hospital junto a su novia, cosa que Santana entendía. Al llegar, Brittany les preparó una sopa caliente, no tenían mucha hambre y estaba refrescando esa noche, así que les sentaría muy bien. Brittana se había quedado dormida en su nueva cama, cosa que entristeció a Santana, quien se había acostumbrado a dormirla entre sus brazos.

Después de cenar, Brittany comenzó a buscar un pijama en la bolsa que había traído con su ropa. No quería traerse muchas cosas, ya que contaba que cuando Natalie estuviera bien no la querría por ahí rondando.

-Yo sí quiero que te quedes. - Dijo Santana cuando le explicó por qué no había traído toda su ropa.- Además, no vas a casarte, y el ático es de Artie. ¿Dónde vivirás?

-Quinn ha encontrado un piso donde vivir, me acoplaré allí. O me iré a un hotel.

Terminó de vestirse y Santana se acercó a ella por detrás. Rodeó su cintura con un brazo y apartó el pelo de su cuello para besarlo por detrás. Sintió erizarse el vello de Brittany y volvió a hacerlo.

-No entiendo por qué te empeñas en vestirte... No haces más que ponerlo difícil.

Brittany se rió y se giró para besarla, llevando las manos a las caderas de Santana mientras ésta rodeaba su cuello con los brazos. El momento fue interrumpido por el timbre de la puerta.

-¿Quién llama a estas horas?- preguntó Santana indignada y abandonando la habitación.

Abrió la puerta y se encontró, para su sorpresa, con su vecina, la señora Roberts y su hija pequeña, Hannah.

-Hola, Santana. ¿Estabas durmiendo?

La señora Roberts era una mujer menuda, bajita y escuálida. Santana advirtió que sus ojeras estaban bastante pronunciadas, y sus ojos parecían rojos e hinchados. Pocas veces la había visto, normalmente era Hannah la que hablaba con ella cuando necesitaba una niñera, pero Santana creyó que nunca la había visto tan desfavorecida como esa noche. No sabía mucho sobre la vida de aquella mujer, sólo lo que Hannah le había contado. Sabía que hacía un par de años que su marido las había abandonado, obligándolas a vivir sólo con el dinero que la señor Roberts ganaba en el bar en el que trabajaba. Una de las razones por las que Santana cuidaba de la la niña era por la vida que vivía; nunca le gustó que tuviera que verse así, por eso siempre que podía cuidaba de ella por su madre.

-No, no, pase señora Roberts.

La mujer negó con la cabeza.

-Verás, quería pedirte un favor muy grande...

-Claro, lo que sea.- contestó Santana mientras miraba a Hannah, preguntándose por qué no estaba ya en la cama.

-Tengo que viajar urgentemente a Arizona por asuntos familiares.- Dijo la mujer.- ¿Te importaría cuidar de Hannah mientras no estoy? Sé que te aprecia mucho y no puedo encontrar a una niñera en poco tiempo...

La vista de Santana se clavó en la niña. Llevaba en su mano una pequeña maleta y mantenía la vista clavada en el suelo mientras su madre esperaba una respuesta.

-Por supuesto.- no se lo pensó dos veces. Sentía mucha debilidad por aquella niña, y sabía que Hannah la quería como a una hermana. Nunca le había gustado decepcionar a sus seres queridos.- Quédese tranquila, cuidaré de ella.

La señora Roberts asintió y se fue dándole las gracias. Santana le tendió una mano a Hannah y ésta la aceptó. Cerró la puerta tras la niña y la sentó en la cocina. La vista de Hannah seguía clavada en el suelo. Brittany había estado escuchando desde la habitación y decidió acercarse.

-Hola, Hannah.- Dijo Brittany agachándose para hablar con ella.- ¿Te acuerdas de mí?

La niña asintió sin mirarla. Brittany llevó la vista hasta Santana, preocupada por aquella niña.

-¿Has cenado, cariño?- preguntó Santana.- Te puedo preparar un bocadillo...

-Ya he cenado...

Santana se acercó y se agachó junto a Brittany. Llevó su mano a la barbilla de la niña y la levantó, estaba llorando. Los ojos de Hannah se cruzaron con la preocupada mirada de Santana y empezó a sollozar. Santana la abrazó y sintió cómo los brazos de la niña rodeaban su cuello. La sujetó con fuerza desde abajo y la levantó mientras las piernas de Hannah se abrazaban a sus caderas. Se dirigió al salón y se sentó en el sofá, dejando que Hannah llorase todo lo que tenía que llorar. Brittany sacó un par de pañuelos para limpiar la nariz de la niña cuando se separó de Santana.

La latina besó la mejilla de la niña y comenzó a apartar el pelo de su cara. Hannah seguía sollozando y dejó caer la cabeza sobre el pecho de Santana mientras ella la acariciaba para calmarla.

-¿Qué te pasa, cariño?- preguntó Santana dándole un beso en la cabeza.- Venga, cuéntamelo.

La niña dejó de sollozar después de unos minutos y se abrazó a Santana.

-No quiero ir... No quiero ir...

-¿A dónde?- Santana separó con suavidad a la niña de su pecho y la sentó sobre sus rodillas.- Venga, cálmate. Cuéntame lo que pasa.

-Mi mamá ha ido a buscar trabajo en Arizona... porque aquí no tenemos dinero. Pero dice que... dice que...- La niña comenzó a llorar y se abrazó a Santana. Ella la abrazó también y esperó a que se calmara y siguiera hablando.- No quiero ir a un orfanato, tía Tana.

Santana se puso rígida y acarició la espalda de la niña.

-No vas a ir a ningún orfanato. Tu madre no te dejaría.

-Ella es la que lo ha dicho. Dice que no puede cuidar de mí... que cuando lleguemos me dejará en uno, que no la echaré de menos porque alguien vendrá y me acogerá en su familia... Pero yo no quiero.

Brittany miraba con ojos como platos a la niña y luego llevó la mirada a Santana. Ella estaba igual, no entendía lo que ocurría, tal vez ni siquiera se hubiera enterado bien la niña.

-Cariño, lo habrás entendido mal... No... No habrá dicho eso. Seguro que en Arizona seréis muy felices.

-No quiero ir con ella...

-Es tu madre, Hannah.- Notó que la niña se aferraba más fuerte a ella. La apartó para poder mirarla a la cara obligándola a dejar de llorar por un momento.- ¿Qué está pasando, Hannah?

-Desde que mi papá se fue... Por las noches... Vuelve a casa y habla raro... y... y anda raro... y grita... y tengo que cerrar la puerta de mi habitación para no oírla... No quiero ir con ella...

-Dios...- Brittany se llevó las manos a la boca mientras se daba cuenta de lo que quería decir la niña. Andar raro, hablar raro... Dos opciones: alcohol o drogas. Se sentó junto a Santana y empezó a apartar el pelo de la cara de la niña.

Los brazos de Santana se aferraron lo más fuerte posible a la niña. ¿Cómo no se había dado cuenta antes del comportamiento de su vecina? Se sentía culpable de todo lo que había vivido aquella pobre niña, de todas las secuelas que posiblemente le dejarían esas experiencias.

-Vale, venga. Vamos a hacer una cosa, vamos a darte un baño y te pondremos el pijama, ¿vale?- Santana sintió cómo la niña movía la cabeza en señal de aprobación.- Y después nos vamos a sentar a ver un rato la televisión... y no vamos a hablar más de esto, ¿de acuerdo?

Hannah asintió. Santana se levantó del sofá y la llevó hasta el baño. Le pidió a Brittany que le sacara el pijama de la maleta a la niña y ella obedeció. Santana le preparó una bañera a Hannah y le lavó el pelo con cuidado. De pronto la niña empezó a salpicarle agua a la cara, haciendo que Santana diera un bote y empezara a reírse. Hannah se rió también y siguió tirándole agua.

-¡Como no te estés quieta pienso ahogarte!

Brittany entró con el pijama de la niña en las manos y contempló la escena. La niña seguía lanzando agua y Santana contraatacaba apuntando a la cara de Hannah con la ducha y abriendo el grifo, haciendo que la pequeña rubia gritase mientras se reía. Si ya era adorable ver a Santana con Brittana, verla jugar de esa forma con Hannah le pareció a Brittany la cosa más maravillosa que había visto en la vida. No pudo evitar reírse. Las otras dos se dieron cuenta de la presencia de Brittany y empezaron a mojarla también. Brittany gritó, sorprendida, se acercó a la bañera y comenzó a tirar agua a Santana también.

Después de la pelea de agua, se encargaron de terminar de lavar a Hannah y le pusieron el pijama. Brittany tomó a la niña y empezó a jugar con ella, haciéndole cosquillas en la barriga. La llevaron al sofá y Hannah se sentó sobre las rodillas de Santana, acurrucándose en su pecho.

-Santana...- dijo de pronto la niña.

-Dime, cariño.

-¿No podrías adoptarme tú?.

Santana besó la mejilla de la niña y suspiró mientras apoyaba la cabeza sobre la de Hannah.

-Hemos dicho que no vamos a hablar de eso.

-Pero quiero vivir contigo...- La niña bostezó y cerró los ojos.- Quiero que seas mi mamá. Brittany podría vivir con nosotras... Nos lo pasamos bien las tres juntas.

La mano de Brittany acarició la mejilla de Hannah, haciéndola sonreír. Se quedaron en silencio, ninguna de ellas tenía ganas de hablar. Después de un rato, cuando se cercioraron de que Hannah se había dormido, se levantaron y la llevaron a la cama de Santana. Brittany la arropó mientras Santana acariciaba su frente. La otra mano de Santana buscó la de Brittany y salieron de la habitación, cerrando la puerta. Habían sacado de la habitación a Brittana y la habían dejado durmiendo en la cocina, así la niña no se asustaría al verla.

Brittany se acostó en la cama de Natalie, pero Santana se quedó sentada en el borde. La mano de Brittany acarició su espalda, intentando animarla. Santana se acostó a su lado, notando al instante cómo Brittany pegaba el pecho a su espalda, abrazándola por la cintura.

-¿Qué vas a hacer con ella?- preguntó Brittany en un susurro.- No puedes dejarla con su madre. Es... horrible.

-Lo sé, pero ¿qué puedo hacer, Britt? Va a mandarla a un orfanato, es decisión de su madre. Yo no puedo intervenir.

-¿Y si la denuncias? Podrías llamar a servicios sociales...

-Créeme, es mejor para Hannah ir al orfanato. No quiero que su madre se enfade con ella por involucrar a los servicios sociales en sus vidas... podría hacerle cualquier cosa.

Brittany acarició su cabeza.

-Podrías...

-No, Britt. No.- Santana no tuvo que oír acabar la frase para saber lo que estaba apunto de pedirle.- Un pato vale, pero una niña... es una persona.

-Pero alguien lo hará en algún momento, y ella prefiere que seas tú.

-¿No lo entiendes? ¿Cómo voy a cuidar de una niña si ni siquiera puedo cuidar de mí misma? No sé cocinar y ni siquiera tengo una casa propia. ¡Nunca me darían su custodia! ¡Dios...!

El brazo de Brittany liberó la cintura de Santana y la rubia le dio la espalda. Santana suspiró mientras se daba la vuelta para mirar a Brittany y acarició su pelo rubio, acercándose a su oído. Pasó el otro brazo por la cintura de Brittany y la abrazó. Enterró la cara en su pelo y besó el primer rincón de cuello que encontró.

-Lo siento... No quería hablarte así.- Brittany no se movió y eso hizo a Santana sentirse peor. De pronto su cuerpo fue poseído por un silencioso llanto. Un par de lágrimas cayeron sobre el cabello de Brittany.- Es sólo que me siento impotente, porque quiero a esa niña más que a mí misma y no puedo hacer nada por ella.- La voz ronca de Santana por culpa de las lágrimas hizo que Brittany acariciara el brazo que rodeaba su cadera.- Y encima la pago contigo... y me duele. Me duele muchísimo porque... porque...- Los sollozos ahogaron su voz, impidiéndole seguir hablando. Sintió cómo Brittany se giraba y rodeaba su cuello con los brazos, abrazándola, dejando que llorara sobre ella. Santana enterró su rostro en el cuello de Brittany.- No sé vivir sin ti, Britt. Nunca supe hacerlo.

También los ojos de Brittany comenzaron a llorar. Abrazó más fuerte a Santana mientras se dejaba envolver por aquel dulce llanto que se apoderaba de su cuerpo. La latina se dio cuenta de los sollozos de la rubia y la rodeó con un brazo mientras con la otra mano acariciaba su mejilla, obligándola a levantar la mirada hacia ella. La besó, dándole todo el amor que podía con ese beso. Quería que supiera cuánto la estaba queriendo en ese momento, cuánto la había querido siempre, y cuánto podría llegar a quererla. Finalmente, dejó caer su cabeza sobre el pecho de Brittany. Las dos se quedaron así, abrazadas, sintiendo los latidos del corazón de la otra contra el suyo propio.

-Te amo, Santana.

Brittany lo susurró casi sin querer, notando cómo su cuerpo se relajaba completamente tras decir en voz alta aquello que durante tanto tiempo se había guardado para sí misma. No sabía si Santana la había escuchado, no sabía si seguía despierta. De pronto sintió cómo se acurrucaba contra su pecho y la abrazaba un poco más fuerte, entendiendo así que la había oído. No le hacía falta verla, sabía que estaba sonriendo
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Mensaje por monica.santander Dom Feb 14, 2016 9:05 pm

Pobre Hanna!!
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Finalizado Re: Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final

Mensaje por cvlbrittana Dom Feb 14, 2016 9:13 pm

Capítulo 14.

Santana se despertó al sentir el sol en sus ojos, como todas las mañanas. Era la hora de levantarse y bajar las persianas para volver a dejar la habitación a oscuras e impedir que Brittany se despertara. Levantó la cabeza del pecho de Brittany, sintiendo cómo el brazo de la rubia rodeaba su cintura. De pronto notó algo extraño, algo que no cuadraba con la situación. Otro brazo abrazaba su cintura y otro cuerpo más pequeño estaba acurrucado contra ella. Se giró y recordó la noche anterior, cómo había aceptado cuidar de Hannah hasta que su madre volviera, cómo se había enterado de la situación que vivía aquella niña en su casa. Abrazó a la niña con el brazo libre y sintió cómo se movía bajo su abrazo. Estaba despierta.

-Hola.- dijo Hannah levantando la mirada.

Santana se llevó un dedo a los labios y le pidió silencio mientras acariciaba la cabeza de Brittany. Hannah levantó la cabeza y sonrió al ver a Brittany dormida bajo Santana, le recordaba a una niña pequeña. Con cuidado, se colocó al otro lado de Brittany y comenzó a hacer lo mismo que Santana. Acarició los mechones de Brittany, que resplandecían por culpa de los rayos de sol que estaban entrando, y sonrió.

-Es muy guapa.- susurró Hanna hacia Santana.- Creo que te quiere mucho.

Santana no pudo evitar sonreír. Llevó una mano al pelo de la niña y lo revolvió.

-Te diré un secreto.- Susurró.- Yo a ella también.

La niña pasó un brazo por la cintura de Brittany mientras apoyaba la cabeza sobre su pecho, al igual que había hecho Santana.

-Entonces yo también.

Las dos vieron cómo los párpados de Brittany se cerraban con fuerza ante la luz del sol. Hannah se apartó para dejar que se despertara tranquilamente. Brittany abrazó un poco más fuerte a Santana y escondió los ojos en su pecho mientras producía unos pequeños gruñidos. Santana la abrazó y le dio un beso en la cabeza mientras Hannah intentaba no reírse. Brittany se llevó una mano a la cabeza para apartarse el pelo de la cara y, con los ojos entrecerrados para que el sol no le molestase, levantó la cabeza y sonrió.

-Buenos días...- Dijo restregando sus ojos con la mano. Miró a Santana e intentó besarla, pero ella fue más rápida y giró la cara para recibir el beso en la mejilla.

-Britt, cielo, tenemos visita.

La rubia abrió un poco más los ojos y miró a la pequeña que estaba sentada a su lado Acarició el pelo de Hannah y le pellizcó un moflete.

-¿Cuándo has llegado?- preguntó Brittany.- Te dejamos en la otra cama.

-Esta mañana. Me he despertado y no podía dormir otra vez.

-Me estaba ayudando a mantenerte dormida, pero creo que el señor Sol no quiere que duermas.- dijo Santana recogiendo el pelo de Brittany por detrás de sus orejas.- ¿Tenéis hambre?

Las dos rubias asintieron y Hannah se levantó rápidamente de la cama, seguida por Santana. Antes de que abandonara la habitación, Brittany la agarró por detrás y la obligó a girarse para poder besarla. Santana se separó enseguida y apoyó su frente contra la de Brittany, sintiendo cómo las manos de la rubia abrazaban sus caderas para intentar mantenerla cerca.

-Britt... Ahora hay una niña en casa.- Sintió cómo Brittany protestaba interiormente ante esa observación y lo que significaba.- En otro momento, ¿vale?

Salieron de la habitación y Brittany se dirigió a hacer el desayuno. Por suerte habían comprado chocolate por si algún día les apetecía un chocolate caliente, así que, ya que Hannah no iba a tomar café, decidió preparar tres tazas de chocolate. Cuando Santana entró en la cocina se encontró a Hannah jugando con Brittana. El pato corrió hacia Brittany para saludarla y se acurrucó contra sus piernas, como si fuera un gato. Santana se acercó a Brittana y la acarició para darle los buenos días.

-¿Cómo se llama?- preguntó Hanna acariciándola.

-Brittana.- contestaron a la vez.

A Hannah le hizo gracia el nombre y siguió jugando con ella. Santana le pidió que se lavara las manos después de jugar con el pato y luego se sentara a la mesa.

-¿No tienes colegio, Hannah?- preguntó Brittany dejando las tazas de chocolate sobre la mesa.

-Brittany, estamos a finales de Junio, han empezado las vacaciones.- contestó Santana pacientemente.

-Es que esta ciudad es muy fría, me lío con las fechas.- tomó un sorbo de su chocolate.- Eh, tengo una idea. ¿Qué les parece si vamos al zoo?

La niña levantó la mirada y empezó a asentir con la cabeza ilusionada. De pronto Santana se vio rodeada por dos rubias que saltaban y le pedían por favor que las llevara al zoo. Hannah nunca había ido, y Brittany se moría por ir al famoso zoo de Central Park.

Santana miró el reloj de su muñeca y puso los ojos en blanco.

-Tienen quince minutos para estar vestidas y preparadas en la puerta.

________________________________________

Hannah se pasó el día corriendo de arriba a abajo por el zoo, perseguida por unas preocupadas Brittany y Santana. Bueno, en realidad, Santana era la que perseguía, Brittany se unía a Hannah, echando carreras para llegar a la jaula de los gorilas, o alzándola en volandas para poder llegar antes a ver las jirafas. La última hora de zoo, la niña se encontraba tan cansada que dejó de correr, agarró una mano de cada una de sus niñeras y decidió caminar junto a ellas tranquilamente mientras observaban a los chimpancés cenar. Brittany pensó que era una estampa muy bonita: ella y Santana con una niña en el centro, las tres cogidas de las manos, paseando por el zoo de Central Park.

Santana decidió que ya era hora de volver a casa. Hannah protestaba, así que se vio obligada a tomarla en brazos para poder sacarla de allí. Apenas habían salido del zoo, Santana notó que la niña se había quedado dormida en sus brazos, estaba demasiado cansada como para esperarse a casa. Pidieron un taxi para no tener que cansarse de más con la niña en brazos y, en cuanto llegaron, decidieron ponerle el pijama con cuidado para no despertarla. Brittany mantenía erguida a la niña sobre la cama mientras Santana le quitaba la ropa y le ponía el pijama. La metieron entre las sábanas y le cerraron la puerta.

-No ha cenado... ¿Debemos dejarla dormir?- preguntó Brittany insegura.

-No le pasará nada por una noche. Me da mucha pena despertarla.- rodeó la cintura de Brittany con sus brazos y la atrajo hacia ella.- Además, quiero estar contigo un rato.

Brittany agarró con dos dedos un mechón de Santana que caía por su mejilla y lo colocó detrás de su oreja. Una vez que tuvo el camino despejado, plantó un tierno beso en su mejilla. Santana sonrió y presionó sus labios contra los de Brittany mientras sentía cómo los brazos de la rubia la rodeaban. De pronto Brittany se separó de ella y le sonrió, entrelazando los dedos de su mano con los de Santana para tirar de ella hacia la cocina.

Santana estaba confusa, pero se dejó llevar por Brittany.

-¿Qué te apetece cenar?- preguntó la rubia, depositando su mano libre en la espalda de Santana para atraerla cerca suya.

-Me da igual.- susurró Santana antes de depositar un beso en los labios de Brittany.

-¿Macarrones?

Santana se rió y asintió con la cabeza. Sintió de pronto cómo las manos de Brittany le daban la vuelta suavemente para ponerla de espaldas a ella. Brittany agarró sus muñecas y, como si fuera una marioneta, llevó la mano de Santana hasta el armario de los utensilios de cocina. Santana estaba perpleja, pero obedeció a Brittany y abrió el armario que estaba sobre el lavadero.

-Saca la olla mediana.- indicó Brittany. Una risa se escapó de los labios de la latina, pero le hizo caso.- Ahora tienes que llenarla de agua.

-¿Qué estás haciendo, Britt?- preguntó Santana girando un poco la cabeza para poder mirarla.

-Quiero enseñarte a cocinar. ¿Qué pasará cuando Natalie vuelva? No quiero que sigas pidiendo comida por teléfono.

La latina volvió a reírse y llenó la olla de agua. Brittany continuó ordenándole qué hacer y cómo hacerlo. Fue un proceso lento, cuidadoso, lleno de risas y tonterías, pero al final consiguieron cocer la pasta con éxito. Ya sólo quedaba cubrir los macarrones con salsa y meterlos al horno para que se terminaran de cocinar. Una vez en el horno, Brittany soltó las muñecas de Santana y se dirigió hacia la radio que había sobre la nevera.

-¿Vas a poner la radio?- preguntó Santana.

-Sí, será más divertido con música.

Brittany terminó de sintonizar la emisora y ayudó a Santana a poner la mesa. En la radio sonaban los primeros acordes de un clásico que Brittany conocía perfectamente, ''Dream a little dream of me''. No pudo evitarlo, dejó los platos encima de la encimera y se acercó lentamente a Santana. La abrazó desde atrás mientras Santana se abrazaba a los brazos de Brittany, y al ritmo de la música sus cuerpos comenzaron a balancearse de un lado a otro, con movimientos lentos y débiles.

Brittany agarró una de las muñecas de Santana y la obligó a darse la vuelta, poniéndolas cara a cara. Sonrió y llevó los brazos de Santana hasta su propio cuello para luego rodear con sus brazos la cintura de Santana. Hacía mucho que no bailaba, y volver a hacerlo después de tanto tiempo, además junto a Santana, le parecía mágico. Enterró el rostro en el cuello de Santana mientras seguían moviéndose al ritmo de la música. Sus manos se aferraron más fuerte a la cintura de Santana mientras llegaba el final de la canción. Deslizó una mano hacia arriba para agarrar una de las manos de Santana e hizo un poco de fuerza para que el cuerpo de Santana se doblará despacio hacia atrás, sujeto por su mano firmemente pegada a su espalda. Las dos se rieron al verse en esa posición, y Santana aprovechó la mano que le quedaba en el cuello de Brittany para poder atraerla hacia abajo y besarla.

Un graznido las hizo volver a la realidad. Brittana se había despertado. Brittany ayudó a Santana a ponerse recta de nuevo y se acercó a su pequeña pata para acariciarla e intentar que volviera a dormirse. Después de un rato, los macarrones ya estaban listos y pudieron sentarse a cenar.

-Ya sabes hacer macarrones, San. ¿No estás orgullosa?

-Sí, pero creo que no voy a poder vivir a base de macarrones. ¿Me enseñarás más recetas?

Brittany sonrió y se llevó el tenedor a la boca.

-Mañana.- se centraron en sus platos, aunque de vez en cuando una mirada se entremezclaba con algún bocado y las hacía reír.- ¿Vamos mañana al hospital?

-No creo que sea el lugar más indicado para Hannah...

-Bueno, ve tú. Yo me quedaré con ella.- De pronto la rubia se calló y agacho la mirada.- ¿Cuándo... cuándo viene su madre?

-No dijo cuándo.- contestó Santana.- Te has encariñado con ella, ¿verdad?

-Es difícil no hacerlo... Me recuerda mucho a ti: testaruda pero en el fondo muy tierna.

-Es curioso, a mí me recuerda más a ti: una rubia inocente pero con carácter.

Brittany sonrió y se levantó para recoger los platos sucios. Guardó los macarrones que habían sobrado en un bol y los dejó en el frigorífico para el día siguiente. Santana se acercó a ella y le besó la mejilla.

-¿Qué te pasa?- le preguntó a Brittany, notando lo ausente que estaba.

-Sólo estaba pensando... ¿Seguro que no puedes...? Bueno, ¿adoptarla?

Santana suspiró y negó con la cabeza.

-Sabes que es muy difícil...

-Pero te estoy enseñando a cocinar... Ahora podrás hacerle la comida... ¡Eso te dará más puntos!

-No es eso, Britt.- agarró sus dos manos y las acarició con sus pulgares.- No se puede, es mejor que lo olvidemos, ¿vale?

De pronto notaron la presencia de alguien más en la puerta y se giraron hacia ella. Hannah estaba de pie, restregando sus ojos con las manos para despertarse. Santana carraspeó y soltó las manos de Brittay mientras ésta se encargaba de recoger la mesa.

-Hannah, ¿qué haces levantada?

-Tengo hambre.- dijo soñolienta.

Santana sonrió y sacó los macarrones que acababan de guardar. Puso unos cuantos en un plato y sentó a Hannah a la mesa mientras colocaba el plato frente a ella. Se los terminó en seguida, tanto correr por el zoo le había abierto el apetito.

-¿Quieres que te acompañe a la habitación, Hannah?- preguntó Brittany acercándose a ella.

La niña negó con la cabeza y se limpió la boca con la servilleta.

-No quiero dormir ahí. Me da miedo.

Brittany dirigió una mirada de pena a Santana. La latina entendió que había algo más en esa mirada, una súplica dirigida solamente a ella.

-No, de eso nada, Britt.- susurró Santana.- No.

-¿Quieres dormir con nosotras, Hannah?- preguntó Brittany sin hacer caso de Santana.

________________________________________

El móvil de Santana comenzó a vibrar sobre la mesilla junto a la cama. Abrió los ojos y levantó una mano para cogerlo. Era un mensaje de Ryan, le pedía que viniera al hospital en cuanto pudiera, Natalie quería verla. Según la hora ya había amanecido, pero por culpa de las persianas ninguna se había dado cuenta de ese detalle. Se las ingenió como pudo para deshacerse del brazo de Brittany que rodeaba su cintura e intentó salir de la cama sin despertar a Hannah, que se acurrucaba junto a ella. Se vistió con lo primero que agarró y las miró dormir, sonriendo ante la postura que las dos rubias habían adoptado. Al notar su ausencia, Brittany había pasado el brazo por encima de Hannah para abrazarla, y la niña se había hecho un ovillo entre sus brazos. Decidió que tardaría lo menos posible en el hospital y al volver las despertaría.

Salió del apartamento con cuidado para no hacer ruido y se dirigió calle abajo. En poco tiempo ya estaba en la habitación de Natalie. Se acercó a su prima y le dio un beso en la mejilla.

-Me ha dicho tu novio que querías verme.- dijo sentándose a su lado.- ¿Qué pasa?

Natalie sonreía mientras se acariciaba el corto pelo castaño que estaba creciendo.

-Queríamos decírtelo los dos, pero Ryan ha tenido que irse...- hizo una pausa y su sonrisa se hizo aún más grande.- Me ha pedido que me case con él.

Santana se llevó las manos a la boca y luego se abalanzó sobre el cuello de su prima.

-¡Enhorabuena! Déjame ver el anillo.- levantó la mano de su prima y observó la sortija de su dedo.- ¡Dios mío, es precioso!

-Eso no es todo.- Dijo Natalie mirando a su prima a los ojos.- Esta tarde va a pasarse por el piso a recoger mis cosas. Quiere que vaya a vivir con él.

La mirada de la latina se clavó en el suelo. Se alegraba por su prima, pero le dolía que la dejara sola. La había echado de menos durante tanto tiempo y ahora que se había recuperado iba a dejarla otra vez sola en aquel apartamento. Intentó sonreír, obligándose a estar feliz por Natalie.

-Lo entiendo, en serio.

-No te pongas triste, por favor.- Le pidió sujetando su mano.- Quiero pedirte un gran favor, Santana. No quiero vender el apartamento, he pasado muchos años en él para ver cómo un desconocido se lo queda. Tú tienes muchos amigos abogados que creo que podrían ayudarme.

-¿Qué quieres hacer?- preguntó Santana, dispuesta a ayudar en lo que fuera a su prima.

-Necesito que me consigas un documento para cambiar el nombre del propietario del piso.

Santana asintió, era algo fácil, no tardaría mucho en conseguirlo.

-¿A quién se lo vas a dar?

-A ti, ¿a quién si no? Llevas viviendo en él siete años. Quiero que sea tu piso, tu propia casa. Brittany puede venirse contigo.

Natlie observó cómo una pequeña sonrisa asomaba en el rostro de su prima. Los brazos de Santana envolvieron su cuello y le devolvió el abrazo, intentando no hacerse daño, aún no estaba del todo bien.

-Te voy a echar de menos.- susurró Santana.

-No voy a irme, iré a visitarte de vez en cuando.- le dio un beso en la mejilla y acarició su pelo. Sonrió al pensar en lo rápido que había madurado ese tiempo que ella había estado en coma.- ¿Cuándo me traerás los documentos?

-Te enviaré a alguien.- dijo Santana levantándose para salir del hospital.- Acabas de darme una idea... Tal vez sea una locura, pero tengo que intentarlo.

-¿Puedo saber qué pasa?- preguntó levantando una ceja.

Santana sonrió mientras clavaba su mirada en los ojos de su pima.

-Tal vez sea hora de que alguien más se una a la familia López.
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Mensaje por monica.santander Dom Feb 14, 2016 9:57 pm

Ojalá siiii!!!
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Mensaje por cvlbrittana Dom Feb 14, 2016 10:24 pm

Capítulo 15.

Brittany no dejaba de llamar al móvil de Santana preocupada. Era bien entrada la noche, y no la había visto en todo el día. Se había despertado abrazada a Hannah y desde entonces habían estado las dos solas. Al parecer tenía que pasarse el día en el bufete, buscando papeles y documentos e iba a volver tarde. Le comentó que Ryan pasaría a recoger las cosas de Natalie, así que se pasó la mañana metiendo la ropa de la prima de Santana en las maletas para pasar el tiempo mientras Hannah la ayudaba. Comieron las sobras de los macarrones que habían hecho la noche anterior y se sentaron un rato a ver la televisión, con Brittana en el regazo de Hannah.

Por la tarde, Brittany se llevó a dar un paseo a la niña, para no tenerla todo el día en casa. Decidieron pasar por el edificio en el que trabajaba Santana, pero no se encontraba allí según la recepcionista; de verdad tenía que estar ocupada. Ahora estaban solas, sentadas a la mesa de la cocina, esperando a que Santana contestara al teléfono y les dijera que estaba de camino. De pronto escucharon el timbre de la puerta, colgó el teléfono y se dirigió corriendo a ella. Santana acababa de llegar. Se lanzó sobre ella y la abrazó con fuerza.

-¡Brittany! ¡Me ahogas!

Hannah corrió también a darle la bienvenida y las abrazó desde abajo. Brittany soltó a Santana y levantó a Hannah en brazos para que pudiera abrazarla mejor. La llevaron a la cocina, ya que no había comido en todo el día según Santana, y Brittany le llenó un plato con un trozo de tortilla que había hecho.

-¿Qué has estado haciendo todo el día?- preguntó Brittany mientras se sentaba junto a ella.

Santana dirigió una mirada a Hannah y luego a Brittany, indicándole que no quería hablar delante de la niña. La rubia lo entendió, así que decidió que ya era hora de que Hannah se acostara. La tomó en brazos y la acompañó a ponerse el pijama.

-Pero quiero dormir con vosotras.- dijo Hannah mientras Brittany la acostaba en la cama de Santana.

-Cariño, no puedes dormir siempre con nosotras...- acarició su pelo y le dio un beso en la frente.- Pero tranquila, me quedaré aquí hasta que te duermas.

La niña sonrió y cerró los ojos. Brittany le acariciaba la frente y empezó a contarle un cuento para que se durmiera más fácilmente. Al poco tiempo la niña estaba completamente dormida, y pudo salir de la habitación, cerrando la puerta con cuidado. Al salir, Santana la sorprendió, acorralándola contra la pared y besándola mientras enterraba los dedos en su pelo. Brittany le acarició la mejilla mientras se dejaba llevar por aquel beso. Sentía que habían pasado décadas desde que no la besaba. Llevó una mano a la espalda de Santana y la pegó más contra ella.

Santana rompió el beso para poder bajar por su barbilla hasta el cuello de Brittany. Sabía que teniendo una niña en casa debían comportarse, pero era tan difícil resistirse.

-Tengo que enseñarte algo.- susurró Santana mientras besaba el cuello de Brittany.

-¿Ahora?- los dedos de Brittany se clavaban en la espalda de Santana mientras se dejaba llevar por el placer que sus besos le proporcionaban.

La latina dejó de besarla y la agarró de las manos sonriendo. Brittany se resignó y también sonrió. Santana la llevó hasta la cocina y recogió la cartera que había dejado sobre la mesa al volver de la oficina. La abrió y buscó dentro hasta que sacó un puñado de documentos y se los enseñó a Brittany.

-¿Qué son?- preguntó Brittany escrutándolos sin saber lo que significaban.

-Estás hablando con la nueva propietaria de éste piso.- Santana sonrió al ver que Brittany abría los ojos todo lo que podía ante la noticia.- Y eso no es todo. Mira esto.

Sacó otro montón de documentos, solo que estos aún no estaban rellenados ni firmados.

-¿Y estos de qué son?- preguntó Brittany ansiosa.

Santana se acercó a ella y le quitó los papeles de la mano con cuidado para poder entrelazar sus dedos con los de Brittany.

-Quiero quedarme con Hannah.- Dijo mientras miraba a los ojos a Brittany.- Sólo necesito que su madre los rellene y los firme. Luego los tengo que enviar y que los aprueben, pero seguro que los aprobarán.

-¿Vas a...?- Los ojos de Brittany parecían a punto de salirse de sus órbitas.

Santana asintió y la besó de nuevo, incapaz de retener la euforia del momento.

-Por eso he estado todo el día fuera. Necesitaba estos documentos y el permiso de mucha gente para conseguirlos-Brittany la abrazó, riéndose mientras besaba repetidamente la mejilla de Santana. La latina también comenzó a reírse y se aferró a la espalda de Brittany- Pero quiero pedirte algo.

-Lo que sea.- susurró Brittany sin separarse de ella.

-No se lo digas a la niña. Lo último que quiero es crearle falsas esperanzas.

Decidieron que era hora de irse a la cama. Santana estaba reventada después de tanto dar vueltas para encontrar los papeles, y Brittany se había emocionado tanto que había terminado por cansarse también.

-Mañana viene.- Comentó Brittany mientras se abrazaba a Santana una vez que se acostaron.

-¿Quién?

-Artie. Vuelve mañana. Se supone que nos casamos dentro de una semana.

Un escalofrío recorrió la espalda de Santana mientras sentía que en su garganta se formaba un nudo por culpa del miedo. Brittany sintió la tensión en su cuerpo y la abrazó con más fuerza mientras enterraba el rostro en su cuello, besándolo suavemente para intentar que se relajara. El miedo desapareció del cuerpo de Santana mientras recordaba que Brittany la había elegido a ella; que había decidido no volver con Artie. Abrazó a Brittany mientras cerraba los ojos para quedarse dormida con una media sonrisa dibujada en sus labios. Tenía a Brittany y pronto tendría a Hannah, las cosas por fin parecían ir mejorando para Santana.

________________________________________

Los ojos de Santana se abrieron al notar cómo Brittany intentaba levantarse de la cama sin despertarla. No tuvo mucho éxito, al sentir cómo dejaba de abrazarla su cuerpo reaccionó. Miró el reloj, era bastante temprano como para que estuviera despierta.

-¿Qué haces, Britt?

Brittany la besó para callarla y se levantó de la cama. Se dirigió al baño y dejó a Santana sola en la habitación. Volvió a cerrar los ojos y esperó a que Brittany terminara de vestirse. Escuchó los pequeños pasos de Brittana acercándose a la cama y la subió para ponerla junto a ella. El pato picoteó suavemente la cara de Santana y eso la hizo sonreír. Cuando Brittany volvió a la habitación decidió incorporarse en la cama, sosteniendo al animal entre sus brazos.

-Tengo que irme.- Dijo Brittany sentándose junto a Santana. La latina pudo detectar la profundidad en sus ojeras, deduciendo que no había dormido mucho esa noche, seguramente pensando en lo que iba a hacer.

Brittany notó cómo Santana acariciaba su mano y sonrió. Sintió cómo su corazón se encogía al darse cuenta del miedo que estaba sintiendo Santana en ese momento, creyendo que iba a dejarla sola. Llevó una mano a su mejilla y la atrajo hacia ella para besarla otra vez. Santana se aferró a Brittany, no quería soltarla, no quería romper ese momento.

-Tengo que irme.- Repitió Brittany muy cerca de Santana.- Volveré, lo prometo.

Escuchó a Santana suspirar y notó cómo rompía el abrazo para dejarla ir. Una vez que salió del apartamento, Santana se levantó de la cama, dejando a Brittana en el suelo, y se dirigió a la habitación donde dormía Hannah. Estaba despertándose. Se acercó a ella y se sentó sobre el borde de la cama.

-¿Me haces un sitio?- preguntó suavemente.

La niña se hizo a un lado y Santana se recostó con ella. Hannah pasó un brazo sobre su cadera y la abrazó, aún soñolienta. También Santana la abrazó y apoyó su cabeza sobre la de Hannah.

-¿Que te pasa?- preguntó la niña.- Pareces triste.

Los dedos de Santana comenzaron a acariciar los mechones rubios de la niña mientras sentía cómo Hannah la abrazaba más fuerte para intentar alegrarla.

-A veces hasta yo tengo miedo, Hannah.

-¿De qué tienes miedo?

No sabía qué decirle. Era sólo una niña, no iba a entender todo lo que estaba pasando por su mente en ese momento, todos los miedos que le acudían a la mente, todos los recuerdos que se amontonaban de pronto. Suspiró mientras intentaba aclararse.

-No quiero volver a estar sola.- susurró Santana mientras enterraba la cara en el pelo de Hannah.

La niña se sentó al lado de Santana y la miró tristemente.

-No pasa nada. Me tienes a mí.

Santana se rió y abrazó a Hannah mientras le daba un beso en la mejilla.

-¿Te apetece que desayunemos fuera?- preguntó Santana.

-¡Sí! ¡Unos gofres!

-¡Con mucho chocolate!

-¡Y nata!

-¡Y chispas de colores por encima!

Hannah saltó de la cama y empezó a buscar ropa limpia como loca. Santana hizo lo mismo y la ayudó a vestirse. Pronto estaban listas, así que cogió a la niña de la mano, agarró su bolso y salieron a la calle. Había un puesto de gofres cerca de un pequeño parque, así que podrían desayunar sentadas en el césped. Santana pidió dos gofres de chocolate y nata con virutas de colores por encima y le dio uno de ellos a la niña, que empezó a comérselo al instante. Tuvo que pedir unas cuantas servilletas, ya que Hannah en el primer bocado ya se había llenado de chocolate la boca. Se sentaron en el césped y desayunaron tranquilamente, riéndose mientras se manchaban toda la cara de chocolate y nata.

Santana se untó el dedo de nata y lo limpió en la punta de la nariz de la niña, la cual se empezó a reír. Hizo lo mismo con su dedo, pero Santana fue más rápida y chupó la nata antes de que la tocara.

-¡Asquerosa!- gritó Hannah limpiándose el dedo con una servilleta.

-Qué delicada, por favor. Venga, termínate eso, lenta.

-Es que yo mastico, gorda.

-¿Gorda yo?- llevó la mano a la barriga de Hannah y empezó a pellizcar.- ¿Y estos michelines?

-¡Soy una niña! ¡Es mi meta... metananolismo!

-Se dice metabolismo, ¡ignorante!

Siguieron bromeando en el césped hasta que la niña se terminó su desayuno. No sabían qué hacer para pasar el rato, así que decidió llevarla a jugar a los columpios del parque en el que estaban. Mientras la niña subía y bajaba por el tobogán, la mente de Santana empezó a pensar en lo que Brittany estaría haciendo en ese momento. No le gustaba nada la idea de que estuviera con Artie, aunque supiera que era para cortar el compromiso por fin, y le gustaba menos no saber cuándo volvería.

La niña se cansó de jugar y dijo que quería volver a casa para dar de comer a Brittana. Santana agarró su mano e hizo lo que le pedía. Después de un rato llegaron a la puerta azul que hacía de entrada al edificio. No pudo evitar sonreír, sintiendo que ahora podía decir que de verdad ese era el edificio donde vivía. Abrieron la puerta e hicieron una carrera para ver quién llegaba antes. Decidió dejar a la niña ganar y que subiera ella antes. Hannah llegó al séptimo piso la primera, pero se quedó parada frente a las escaleras. Santana se asustó ante esa reacción y aceleró la velocidad. Frente a su puerta estaba la señora Roberts, esperándolas.

-Hola, cielo.- saludó la mujer dirigiéndose a Hannah.

La mandíbula de Santana se tensó ante aquel saludo, recordando lo que les contó la niña sobre esa mujer. Sintió cómo la niña le daba la mano, buscando un apoyo.

-Señora Roberts. Me gustaría hablar con usted. ¿Quiere pasar?

Santana se acercó a la puerta y la abrió, dejando entrar a la madre de Hannah. Le pidió a la niña que se llevara a Brittana a la habitación y se quedarán ahí durante un rato, lo hizo sin rechistar. Una vez que la niña cerró la puerta, Santana sacó de su cartera los papeles que le había enseñado a Brittany la noche anterior.

-¿Qué son todos estos papeles?

La latina buscó un bolígrafo y le pidió a la mujer que se sentara con ella frente a la mesa de la cocina.

-Hannah nos contó lo que quiere hacer en Arizona.- Esperó a ver la reacción de la mujer, y al ver que se tensaba supo que la niña tenía razón.- No quiero que la lleve a ningún orfanato.

-Eso no es asunto tuyo, Santana.

-Sí que lo es. Usted sabe cuanto quiero a esa niña, todo lo que se refiere a ella es asunto mío.- le tendió el bolígrafo a la mujer.- No hace falta que la lleve a un orfanato. Quiero adoptarla yo.

La señora Roberts la miró perpleja y pasó la mirada hacia los papeles que tenía delante. Los miró con detenimiento y luego los dejó sobre la mesa.

-¿No se necesita un abogado presente?- preguntó dudosa.

-Soy abogada, eso sirve.- señaló los huecos en blanco de cada documento.- Lo único que tiene que hacer es rellenar todos esos datos. Luego firmar aquí y aquí.- dijo señalando el lugar exacto. Vio que la mujer seguía dudando así que suspiró y la miró a los ojos.- Por favor, piense que esto la ayudará en su situación económica.

Santana suspiró aliviada cuando la señora Roberts comenzó a rellenar el primer documento. Sintió una sensación extraña en el estómago, si todo salía bien, dentro de unos días la custodia de Hannah pasaría a ser suya. Sonrió al pensarlo, Hannah sería su hija. Le hizo gracia pensar en ella de esa forma y su sonrisa se hizo más grande. Al cabo de un rato, la mujer le dio los documentos rellenados y firmados a Santana.

-¿Qué más hay que hacer?- preguntó la señora Roberts.

-Los enviaré por correo y en unos días me contestarán.

-¿Puede quedarse contigo hasta entonces?

La latina miró a los ojos a aquella mujer y asintió.

-De todas formas, no iba a dejar que volviera con usted.

La mujer se levantó de la silla y se despidió de Santana. La acompañó hasta la puerta, esperó a que bajara las escaleras y cerró la puerta. Apoyó la espalda contra la puerta y empezó a reírse en voz alta. Hannah abrió la puerta de la habitación y salió para ver por qué se reía. Al ver a la niña la levantó en volandas y la abrazó

-¿Qué ha pasado?- preguntó la niña separándose un poco de Santana.- ¿No va a venir a por mí?

-Se acabó, Hannah. No va a volver.- La niña abrió la boca al oír aquello y frunció el ceño sin entender a Santana.- Vas a vivir conmigo.

-¿Me has adoptado?- la voz de Hannah se había llenado de pronto de una inmensa felicidad.

Santana asintió y de pronto los brazos de Hannah la rodearon para abrazarla lo más fuerte que pudo. La latina le dio un beso en la mejilla pero esta vez la niña no se limpió, en lugar de eso hizo lo mismo.

-Aún no es oficial.- comentó Santana dirigiéndose a la cocina.- Tenemos que esperar a que respondan al sobre que voy a enviar esta tarde, pero pronto podrás vivir conmigo para siempre.

La dejó en la silla y sacó de la nevera la comida que había preparado Brittany para ellas la noche anterior. Empezó a repartirla en dos platos y los puso frente a las dos.

-¿Brittany vivirá también con nosotras?- preguntó la niña con la boca llena.

-Podemos preguntárselo. ¿Quieres que viva con nosotras?

-Claro. Será como tener una segunda mamá.

Acarició la cabeza de la niña mientras sonreía y terminó de comer. La verdad es que no tenía mucha hambre, estaba demasiado nerviosa como para comer. Se levantó de la mesa y buscó su móvil para llamar a Brittany, pero lo tenía apagado. Llamó entonces a Ryan y le pidió que viniera a su piso. Necesitaba que alguien cuidara de la niña mientras se acercaba a las oficinas para enviar los documentos de la custodia de Hannah.

En cuanto su amigo vino, salió corriendo del piso y cogió un taxi. Se pasó toda la tarde rellenando más papeleo y esperando a que le enviaran los documentos a un juez de menores, así que salió del edificio en el que trabajaba al caer la noche. Una felicidad increíble inundaba su cuerpo en ese momento. En unos días le responderían y Hannah pasaría de llamarse Hannah Roberts a recibir su apellido. Hannah López. Incluso se acoplaba perfectamente al nombre. Llegó por fin a la puerta azul de su edificio. Había comenzado a llover, así que bajó del taxi y corrió hacia la puerta. Cuando llovía en Nueva York, llovía con ganas.

-¡Santana!

La voz de Brittany la hizo volverse y buscar entre la oscuridad y el agua de dónde había venido la voz. Brittany estaba a unos pasos de ella, bajo la lluvia. Santana dejó la puerta y corrió hacia ella, rodeándola con los brazos mientras se reía. La lluvia comenzó a aplastar su pelo contra su cara pero no le importaba.

-¡Lo he conseguido!-Gritó para hacerse oír sobre el sonido de la lluvia- La señora Roberts ha firmado los papeles, ¡Hannah se queda conmigo!

Los brazos de Brittany la rodearon a la vez que apoyaba los labios contra los suyos. Fue electrizante, la mezcla entre la euforia de la adopción, el contacto de los labios de Brittany y la lluvia cayendo sobre ellas era la sensación más satisfactoria que Santana alguna vez había tenido. Se separó de Brittany y la llevó hacia la puerta para poder protegerse de la lluvia. Recordó el temor que había experimentado al pensar que la rubia podría haber cambiado de idea y volver con Artie, y sonrió al ver que no era así. Entrelazó sus dedos con los de Brittany y llevó la vista a su dedo anular.

- Britt... ¿Q...Qué hace ahí ese anillo? -Sintió cómo Brittany se paralizaba ante esa pregunta.- Brittany, ¿has roto vuestro compromiso?

-Iba a hacerlo, pero...

-¡Brittany!- Santana soltó su mano y se apartó de ella.

-No puedo... Creí que podría pero... cuando lo he visto...- La voz de Brittany sonaba entrecortada por culpa de la presión. De pronto se sentía la persona más despreciable del mundo. Pero no sabía qué decir. ¿Cómo le explicaba todo aquel sentimiento de culpa que había experimentado cuando Artie la había abrazado después de haber estado sin verla durante más de un mes? ¿Cómo le contaba que, al volver a besar sus labios, había comenzado a dudar de lo que le dijo a Santana? - No puedo elegir. Os quiero muchísimo... a los dos.

La angustia se apoderó de Santana. De pronto la cabeza le daba vueltas, el pecho le ardía, en su garganta se estaba formando un nudo que no la dejaba respirar. Brittany comenzó a llorar en silencio, provocando que Santana llorase también. Llevó las manos a las mejillas de Brittany y la obligó a mirarle a los ojos.

-Britt... No puedes hacerme esto.- Brittay bajó la mirada. Ante aquel gesto la rabia se apoderó de Santana.- ¡Me elegiste a mí, Brittany! ¡Dijiste que éramos tú y yo!

Brittany comenzó a sollozar, apartándose de Santana, asustada por su tono de voz.

-No quiero hacerle daño... No puedo...

-¡¿Y a mí sí!

-¡¿Y qué quieres que haga! ¿Qué quieres que haga, San? ¡Porque yo no sé que hacer!

-¡No es lo que yo quiera!- El grito de Santana hizo que Brittany diera un salto hacia atrás asustada. Al darse cuenta de su reacción, Santana intentó calmar el tono de su voz.- ¿No te das cuenta de que no es lo que yo quiera? ¿Qué quieres tú, Brittany?

Hacía frío, y más cuando tu cuerpo está mojado. Brittany se abrazó a sí misma, intentando calmar el frío y los sollozos que inundaban su cuerpo.

-No lo sé...- Susurró.- Sólo sé que no quiero haceros daño... a ninguno.

-¿Y qué planeas? ¿Casarte con él y tenerme a mí de amante? ¿Así quieres vivir?- Brittany abrió la boca para hablar, pero no salió de ella más que su llanto.- Por lo que a mí respecta, ya me has hecho suficiente daño.

-¡¿Crees que eres la única a la que esto le duele! ¡Lo que me está pasando es culpa tuya! ¿Por qué no te quedaste? ¿Por qué preferiste huir? ¡Si hubieras luchado por nosotras esto no estaría pasando! ¡No puedes desaparecer siete años y luego intentar que todo vuelve a ser como antes! ¡Había rehecho mi vida! ¡Aprendí a vivir sin ti!

Santana sintió cómo cada palabra de Brittany golpeaba su pecho, dificultándole más el respirar. Cerró los ojos por un momento. En su cabeza sólo podía escuchar una voz, su voz, diciendo la mayor mentira que había podido decir. ''Te amo, Santana''. No, no lo hacía. Si de verdad la amase esto no estaría pasando. Habría cortado aquel compromiso y la habría elegido a ella. Sólo a ella. Una vez más era la segunda opción. Siempre lo fue.

-Se acabó, Brittany.- Santana abrió los ojos tras decir aquellas palabras. Las lágrimas habían dejado de rodar por sus mejillas y miraba directamente a la rubia.- Olvídame. Olvídate de que alguna vez fuimos algo, olvídate de todo lo que ha pasado aquí... porque eso es lo que pienso hacer yo.

-No... Santana, por favor... ¡No!- Brittany corrió hacia ella, rodeando su cuello con los brazos. Santana la apartó bruscamente, negando con la cabeza. Las piernas de Brittany comenzaron a fallar y perdió el equilibrio, cayendo sobre el suelo mientras seguía llorando.- No es verdad lo que he dicho... ¡No es verdad!- Alzó la vista para ver cómo Santana abría la puerta del edificio y se metía dentro. Dirigió una última mirada a Brittany, una mirada llena de decepción, angustia, dolor...Pudo ver de pronto como su corazón acababa de partirse en mil pedazos por su culpa.- ¡Santana, por favor!

La puerta se cerró antes de que pudiera terminar de hablar. Santana subió las escaleras lo más rápido posible, escuchando de fondo los gritos desesperados de Brittany mientras aporreaba la puerta. Al llegar a su piso tocó el timbre repetidamente, teniendo prisa por entrar en su casa.

Ryan le abrió la puerta, preocupado por cuánto se había mojado su amiga y ofreciéndose a ayudarla, pero Santana le pidió que la dejara sola. Su amigo obedeció y se fue de la casa. Hannah dormía sobre la cama de Santana, así que entró sin hacer ruido y se sacó un pijama limpio, se dio un baño y directamente se echó sobre la antigua cama de su prima.
Nada más acostarse, las lágrimas que había estado conteniendo mientras subía comenzaron a brotar, liberándola de la frustración que sentía, dejando que su corazón volviera a romperse por culpa de Brittany. Se aferró a la almohada y enterró en ella la cara; su memoria se empeñaba en castigarla recordando todas aquellas noches en esa cama, todos los besos, las caricias, los susurro y, los despertares abrazadas. De pronto dos palabras volvieron a su memoria: te amo. Un sollozo se escapó al recordar aquella noche. Dos palabras, cinco letras, una mentira. Todo fue mentira. Todas aquellas noches, los besos, las caricias, los susurros y los despertares abrazadas... Mentira. Mentira tras mentira que había decidido creerse desde el principio. ¿Cómo pudo estar tan ciega?

Siguió llorando, dejando que aquella almohada absorbiera toda su desesperación, como si pudiera la almohada librarla de la agonía que estaba sintiendo al pensar que en ese preciso momento, mientras ella se ahogaba en sus lágrimas, Brittany estaría abrazada a Artie.

Sintió de pronto el peso de otro cuerpo en la cama y unos dedos que acariciaban su cabello, aún húmedo por el baño. En un primer momento se le ocurrió la idea de que eran los dedos de Brittany, que todo lo que había pasado en la calle había sido un mal sueño, que seguían abrazadas en su cama y que pronto se levantarían para hacer el desayuno. Pero cuando levantó la cabeza y abrió los ojos, hinchados y de un color rojizo, se encontró con la mirada preocupada y triste de la pequeña Hannah, que acariciaba su cabeza intentando consolarla. Esbozó una sonrisa secándose las lágrimas y le acarició la mejilla a la niña.

-No es justo que me veas así...- susurró mientras trataba de no llorar.

Hannah se acurrucó contra ella, abrazándola todo lo dulcemente que podía, dejando que Santana apoyase la cabeza sobre la suya y sintiendo los besos de Santana en su pelo. Sabía que todo el llanto que estaba derramando tenía que ver con que Brittany no estaba durmiendo con ella, y quería ayudarla, aunque fuera sustituyéndola por una noche para que no notara la ausencia de Brittany.

Santana abrazó a la niña y enterró la cabeza en su pelo, secándose las lágrimas con aquel cabello rubio pajizo. No le gustaba que Hannah la viera en esa situación, no estaba bien. Debía ser fuerte, no llorar delante de la niña. Sonrió de pronto, pensando en que dentro de unos días alguien le anunciaría que Hannah había pasado oficialmente a ser custodiada por ella y enredó sus dedos entre un par de mechones suyos.

-Yo nunca te dejaré sola.- fue lo único que susurró la niña mientras se dejaba arrastrar por un profundo sueño.
_______________________________________________________________________________________________________ Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final - Página 2 2824147739
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Mensaje por monica.santander Dom Feb 14, 2016 11:12 pm

Era todo muy lindo, no???
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Mensaje por mayre94 Dom Feb 14, 2016 11:29 pm

Holaa, eh seguido la historia desde el comienzo, pero no había tenido oportunidad de comentar, primero que nada me gusta mucho el fic es muy lindo y realista, eso aunque no lo parezca ocurre :/. Yo no justifico a Santana, pero puedo decir que es entendible, cuando uno es adolescente los temores son muy grandes y mas aun en estos caso donde la mayoría de la gente no es capaz de abrir un poco su mentalidad y comprender, y peor aun cuando amenazan con hacer daño a quien mas quieres, así que para mi es comprensible porque ella lo hizo con su afán de proteger a Britt, en segunda Britt le daba a entender que no estaba segura de elegirla a ella, tanto que primero eligió a Artie así que es mucho para una adolescente no crees? :P En segunda, LO QUE HIZO BRITTANY NO SE HACE, hasta yo sentí horrible, no le puede echar toda la culpa a Santana, por ella también pudo haber luchado y ahora que es adulta AUN MAS, así que para mi eso es jugar con los sentimientos y lo peor es que ilusiono a Santy para luego romperle el corazón, si no estaba segura simplemente no hubiese dicho nada. No crees? pero bueno jajajaja ya me emocione, espero tu actu wiii Saludos :P
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Mensaje por cvlbrittana Dom Feb 14, 2016 11:40 pm

Capítulo 16

Un picoteo en la nariz despertó a Santana a la mañana siguiente. Sin saber muy bien cómo, Brittana había conseguido subir a la cama e intentaba despertarla. Hannah se despertó también al sentir cómo el cuerpo de Santana se movía bajo el suyo. No tenía ganas de hacer nada, no quería levantarse, no quería ir a ningún sitio. Sólo quería quedarse ahí tumbada, abrazada a la niña, cerrar los ojos y llorar. Pero sabía que no debía hacerlo. Necesitaba ser fuerte, por lo menos por Hannah.

-¿Tienes hambre?- preguntó a la niña.

Hannah asintió y se levantó de la cama, cogiendo a Brittana entre sus brazos para llevarla a desayunar a ella también. Preparó un poco de leche para la niña y se hizo un café para ella. Hizo además unas cuantas tostadas para las dos y se sentaron a desayunar.

-¿Qué hacemos hoy?- Santana lanzó la pregunta después de recoger los restos del desayuno.

-No sé.- contestó la niña.- ¿Vamos a hacer algo?

Se acercó a la niña y le tendió las manos para llevarla al aseo. Le dio un baño y la vistió en un santiamén. Ella buscó algo de ropa y también se vistió.

-Se me ha ocurrido- dijo Santana.-, que podríamos ir a ver alguna obra de teatro. Creo que la función infantil empieza a las doce.

-Nunca he ido al teatro. ¿Me gustará?

-¿Nunca?- Levantó a la niña en volandas y agarró su bolso dirigiéndose a la puerta.- Entonces decidido, al teatro. Te va a encantar.

Hannah sonrió. No le había gustado ver a Santana en el estado en que la encontró la noche anterior, y verla un poco más alegre hacía que ella también se alegrase. El teatro no estaba muy lejos, así que fueron caminando de la mano. Ese día versionaban ''Blancanieves y los siete enanitos'', y a Hannah parecía hacerle ilusión el poder ver una de sus películas favoritas interpretada por actores de carne y hueso. Saltaba en su butaca cada vez que los enanitos entraban en escena, y se asustó cuando la bruja apareció para darle la manzana envenenada a Blancanieves. Gritó como loca ''no muerdas la manzana'' como unas cien veces, haciendo que los niños a su alrededor se unieran a sus gritos, y agarró la mano de Santana cuando los enanitos lloraron la muerte de la princesa. Santana pensaba que no había nada más adorable en ese momento que aquella niña pequeña que sujetaba su mano. Cuando el príncipe besó a Blancanieves, Hannah se llevó las manos a los ojos y empezó a hacer muecas de asco.

-¿No te gustan los besos, Hannah?- preguntó Santana asombrada.

-No, es asqueroso. ¡De mayor no pienso dar ningún beso!

Santana la pilló por sorpresa y comenzó a darle besos en la mejilla. La niña empezó a reírse, intentando apartarla de encima. Al final Santana agarró su mano y se dirigieron a la salida. Hannah seguía emocionada por la obra y no había forma de hacerla andar. Santana tuvo que cogerla en brazos para poder salir por completo del edificio.

-¡Pero quiero ver a los enanitos!- lloriqueaba Hannah.

-Se han ido a casa a descansar. Ahora no puedes verles.

-¡Pero yo quiero!- la niña pataleaba, intentando deshacerse de los brazos de Santana.

-Yo las puedo ayudar, Santana.

La latina se giró al oír su nombre y se encontró de repente frente a Rachel Berry. Se le había olvidado que ahora trabajaba por ahí, en el teatro. Rachel le tendió una mano para saludarla, pero Santana prefirió abrazarla. Ante ese abrazo, Rachel se sorprendió, pero finalmente la abrazó también.

-¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Quinn?- preguntó Santana.

-Se ha ido a Lima. Al parecer ayer Brittany se quedó a pasar la noche en su casa y decidió que no quería seguir viviendo en Nueva York, así que han ido a celebrar la boda en Lima. Salieron esta maña.- Santana torció la cabeza al oír aquello, tratando de olvidarse de todo y centrarse en Hannah.- Pero volverá después de la boda. Ya sabes, ha encontrado trabajo aquí y quiere comenzar una nueva vida en Nueva York.

-¿Estan...? Ya sabes, ¿juntas?

Rachel negó con la cabeza y bajó la mirada al sentir cómo se sonrojaba.

-¿Cómo estás?- preguntó de pronto la actriz.- Me refiero a lo de Brittany...

-He estado peor, créeme. Pero eso da igual, ¿qué les pasa a Fabray y a ti? Al menos se habran besado, ¿no?

-¡Santana! Nosotras no...

-Mira, déjalo. No quiero hablar de esto delante de la niña.

Hannah saludó a Rachel con la mano, haciéndose notar y Rachel le saludó también.

-Hola, soy Rachel, amiga de Santana.

-Yo soy Hannah, su hija.

Rachel miró boquiabierta a Santana, esperando una explicación por lo que acababa de decir la niña. La latina se encogió de hombros y sonrió.

-¿No nos ibas a ayudar a algo, Berryl?- dijo Santana de pronto.

-Ah, sí. He oído a... - sonrió.- tu hija decir que quería ver a los enanitos.- clavó la vista en la niña.- ¿Quieres que te los presente?

Santana soltó a la niña y la dejó saltar libremente siguiendo a Rachel hasta los camerinos. Al parecer, los actores eran amigos de Rachel, y llamó a los siete que habían interpretado a los enanitos. Por suerte aún no se habían cambiado, lo que hizo mucha ilusión a Hannah, ya que pensaba que eran enanitos de verdad solo que un poco más altos de lo que esperaba. Después de un rato, Santana decidió que era hora de irse a casa y le dio la mano a Hannah.

-Gracias, Rachel. ¿Me avisarás cuando llegue Quinn? Me gustaría hablar con ella.

-Claro. Te llamaré cuando llegue.- estrechó la mano de la niña y le sonrió.- Ha sido un placer conocerte, Hannah López.

-¿Quieres dejar ya la tontería, Berry?- reprendió Santana.

-¡Adiós, Berry!- dijo la niña mientras Santana tiraba de ella.

En el camino de vuelta a casa, Hannah no paraba de repetirle a Santana las escenas que más le habían gustado. Dijo que después de haber ido al teatro por primera vez quería volver todos los días, y que cuando fuera mayor se convertiría en una estrella, como Rachel. Luego comenzó a contarle el miedo que le había dado la bruja del cuento. Santana sonreía durante todo el trayecto; la forma de hablar de la niña le parecía encantadora.

Pararon un momento a comprar algo de comida ya hecha y llegaron a casa. Hannah ayudó a Santana a poner la mesa mientras Brittana se paseaba por entre las piernas de las dos.

-Parece nerviosa.- Comentó Santrana sentándose con Hannah para comer.

-Creo que está buscando algo.- contestó Hannah llevándose la comida a la boca.

Observaron cómo la pata correteaba de un lado para otro de la casa y empezaron a reírse ante aquella escena. Santana reconoció que había crecido un poco, el cuello se le había estirado ligeramente y había ganado peso, pronto empezaría a cambiar las plumas. Hannah terminó de comer y fue a buscar a Brittana mientras Santana lavaba los platos. Cuando terminó con la cocina sólo le apetecía sentarse en el sofá y descansar, así que se dirigió al salón. La voz de Hannah la detuvo antes de llegar. Estaba sentada en su cama, acariciando a Brittana, que yacía sobre sus piernas, y susurrándole.

-Yo también la echo de menos.- susurró mientras acariciaba a la pata.- Pero no podemos dejar que Santana lo sepa... ella la echa más de menos que nosotras.

Santana llamó a la puerta de la habitación para que supiera que estaba ahí, sobresaltando a la niña. Se acercó a ella y se sentó en la cama para acariciar a Brittana. Con la otra mano apartó el pelo de la cara de Hannah, notando que estaba llorando.

-No la necesitamos.- susurró Santana.- No tienes por qué estar triste.

-Todo iba bien hasta que yo vine.-La niña levantó la mirada.- Se ha ido por mi culpa.

-No, cariño. No ha sido culpa tuya.- Abrazó a la niña mientras reprimía las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.- No es culpa de nadie, Hannah. Simplemente nos hicimos demasiadas ilusiones.

Hannah la abrazó mientras enterraba la cabeza en su pecho. Santana se secó una lágrima antes de que terminara de escapar de su ojo y le dio un beso en la cabeza a la niña.

-¿Mañana seré tu hija de verdad?

-Sí, en cuanto reciba una respuesta a los documentos.

-¿Y cómo quieres que te llame?- preguntó con una media sonrisa.

Lo pensó durante un momento, acariciando el pelo de Hannah con una mano y con la otra jugando con Brittana.

-Como tú quieras.

________________________________________

Santana sintió de repente una presión en el estómago y unas manos zarandeando sus hombros. Abrió los ojos lo más rápido posible y se encontró con Hannah sobre ella, gritando.

-¡Vamos, despierta! ¡Despierta!

-¿Qué pasa?- preguntó mirando la hora.- Son las siete de la mañana, Hannah.

-¡Pero hoy te van a contestar! ¡Tenemos que ir a ver la respuesta!

Cerró los ojos y quitó a la niña de encima suya. Otra vez se subió sobre ella, pero empezó a hacerle cosquillas para despertarla. Santana acabó riéndose y contraatacando con cosquillas para la niña. Se levantaron y fueron a desayunar. Durante toda la mañana Hannah no paró ni un segundo de corretear por la casa, ansiosa. Se supone que para saber la respuesta tenían que acercarse a las oficinas de abogados donde trabajaba Santana, pero tenían que esperar hasta el medio día para ello. Intentó explicárselo a la niña, aunque daba igual, ella seguía nerviosa.

Decidió darse un baño para poder dejar de oír a Hannah gritando, pero desde el otro lado de la puerta la niña daba golpes para meterle prisa. Santana gruñó y salió de la bañera, vistiéndose lo más deprisa posible. Ya era casi mediodía, y pensó que tal vez si salían a la calle conseguiría relajarla.

En la calle, Hannah comenzó a tirar del brazo de Santana para poder ir más rápidas. Santana le reprendió y la obligó a ir a su ritmo o se irían a casa otra vez. Se resignó a frenar el paso. Al llegar a las oficinas, Santana preguntó en el mostrador de dirección. Al parecer el juez de menores la esperaba unos pisos más arriba para discutir con ella la custodia de la niña. Encontró a un compañero en recepción y le pidió que cuidara de la niña mientras subía a hablar con el juez.

-Pero yo quiero ir contigo.- dijo la niña.

-Tranquila, estaré aquí en seguida. Si vienes lo haremos más lento, y queremos saber cuanto antes lo que va a pasar, ¿verdad?

La niña asintió y dejó que Santana se fuera sin ella. Se sentó al lado del compañero de Santana, mirando como ésta se metía en el ascensor y se despedía de ella con la mano, rezando porque todo saliera como esperaban. Lo último que quería Hannah era tener que volver a su antigua vida.

El ascensor paró en la quinta planta, donde Santana tenía su despacho. El juez de menores la estaba esperando, sentado frente a su escritorio, con un gran montón de documentos que no hacía más que rellenar y firmar. Santana le tendió la mano para saludarle y se sentó frente a él. Se permitió un momento para analizarle físicamente. No parecía tener más de cuarenta años, tenía algunas canas en el pelo y la barba, unas notables arrugas en la frente a causa del estrés, y la verdad, según pensaba Santana, no le venía nada mal adelgazar un poco. Pero tuvo que admitirlo, parecía ser un hombre simpático, y eso le daba esperanzas.

-Usted es Santana López, ¿verdad?- Levantó la vista de sus papeles y esperó a que asintiera.- Soy el juez Stine, me han asignado para el caso de la custodia de la niña Hannah Roberts.- Hizo una pausa mientras guardaba en su maletín los documentos con los que estaba trabajando y sacaba otro montón.- Según estos papeles, todo está en orden, pero aún así tengo que confirmar algunos detalles.

Santana entrelazaba los dedos de una mano con los de la otra, intentando relajarse y parecer calmada mientras el juez Stine hablaba. Estaba asustada, más de lo que nunca lo había estado. Sabía que si fallaba con Hannah, si no podía estar con ella, no le quedaría nada en el mundo. Primero se fué su prima Natalie, luego Brittany... no podía permitirse la pérdida de alguien más.

-Claro.- dijo Santana asintiendo con la cabeza.- Lo que sea.

El juez Stine comenzó a buscar entre los documentos. Mantenía poco contacto visual con Santana, lo que a ella le parecía un gran alivio, así no tendría que verse presionada por la mirada de aquel hombre.

-Está todo correcto: dispone de sueldo y empleo, de una vivienda propia, no tiene antecedentes penales...- Levantó la vista y clavó sus ojos en los de Santana.- Es, lo que yo llamo, la candidata perfecta para adoptar a un niño. Sin embargo, creo que hay un par de cosas que debemos hablar.

El corazón estaba a punto de estallar en su caja torácica. Necesitaba respirar, pero sentía que no debía hacer el menor movimiento por si fastidiaba alguna cosa.

-¿Q... Qué problema hay?

-Tranquilícese por favor. Poniéndose nerviosa no me ayuda.- El juez esbozó una tenue sonrisa para calmarla.- Según estos documentos, usted tiene veinticinco años.

-Sí, pero no entiendo qué hay de malo en mi edad.

-No es nada malo. Lo que pasa es que la gente a su edad no tiene experiencia.

-¿Experiencia? Eso es incoherente... ¿Cree que mi madre tenía experiencia cuando...?

-Señorita López, estamos hablando de una niña, una persona. No estamos hablando de comprar una mascota. Cuidar de una niña requiere mucha responsabilidad y entrega, mucha entrega. ¿Cree de verdad estar preparada para atar su vida a una niña?

Santana sonrió mientras se apoyaba en el respaldo de la silla.

-Creo que llega tarde, su señoría. Hace tiempo que até mi vida a Hannah.

Vio cómo una sonrisa, ahora más grande, asomaba a los labios de aquel hombre. Ella también sonrió, parecía que iba por buen camino.

-Buena respuesta.- apoyó las manos sobre la mesa y prestó toda su atención en Santana.- Ahora, hablemos de usted, ¿Está casada?

-Em... No.- la pregunta pilló desprevenida a Santana.

-¿Tiene intención de casarse?

-La verdad es que no.- se cruzó de brazos, sorprendida por aquellas preguntas.

-No quiero que me malinterprete, pero tiene que comprender que una niña no puede convivir con ciertas... escenas. No puedo permitir que una niña viva en una casa donde cada noche haya un hombre diferente con su madre, ¿lo entiende?
Santana suspiró y sacudió la cabeza mientras sonreía.

-Creo que no tiene por qué preocuparse. Verá, yo soy lesbiana.

El juez frunció el ceño y asintió con la cabeza. En ese momento Santana se preguntó si habría hecho bien diciendo aquello, si no sería un impedimento para poder tener la custodia de Hannah.

-Le ruego que me disculpe por las preguntas de antes, entonces.

-Claro.- Santana se mordió el labio, había vuelto a ponerse nerviosa.- Pero de todas formas, no tengo intención de tener una relación. Ni seria ni de ningún tipo...

-Que sea lesbiana no es un impedimento, señorita López, no vamos a penalizarla por su orientación sexual. Puede verse libre de encontrar una pareja en cualquier momento.

-No.- Santana negó con la cabeza, tratando de parecer más rotunda.- Oiga, la única persona que quiero en mi vida está sentada esperando una respuesta sobre su adopción cinco pisos más abajo. Su madre biológica aprueba la adopción, yo tengo sueldo, empleo, vivienda, soy responsable... Dígame, ¿voy a poder llevarla a mi casa como mi hija al salir de este edificio?

El hombre llevó la mano a su bolígrafo y empezó a firmar los documentos que había sacado. Santana se sentía perdida. No sabía qué decían aquellos papeles, ni qué estaría pensando el juez de ella en ese momento. ¿Y si se había pasado hablándole de esa forma? ¿Por qué no le hablaba y le decía de una vez lo que estaba haciendo? Se veía tentada a tirarse de los pelos, pero se obligó a guardar la compostura. Al final, el juez le pasó los papeles y le tendió el bolígrafo.

-Tiene que firmar aquí, por favor.- dijo señalando un hueco en papel. Santana obedeció, ansiosa por saber lo que estaba pasando. El juez guardó los papeles, se levantó y se dirigió a la puerta. Santana sentía que estaba apunto de llorar, la había perdido.- Yo que usted no me quedaba aquí mucho tiempo, señorita López.- La voz del juez la devolvió a la tierra.- No querrá hacer esperar a su hija.

Levantó la cabeza, sintiendo cómo las lágrimas se desbordaban por la emoción. Nada más salir el juez, Santana se levantó y comenzó a correr por el pasillo, en dirección a las escaleras. No quería coger el ascensor, era demasiado lento. No podía permitirse perder el tiempo, necesitaba bajar lo antes posible. Corrió escaleras abajo, tropezando de vez en cuando, pero manteniendo el equilibrio. Las escaleras se acabaron por fin, pero ella siguió corriendo hacia dirección. Sus compañeros la miraban con curiosidad, pero no le importaba. Ahora mismo sólo había una cosa importante para ella, y estaba esperándola sentada a unos pocos pasos.

Hannah vio cómo Santana corría hacia ella y, al percatarse de la sonrisa en su cara, se levantó de la silla de un salto y extendió los brazos. Santana la agarró y la levantó en volandas mientras la niña se aferraba a su cuello con todas sus fuerzas, enterrando la cabeza en su pelo oscuro.

-¿Por qué has tardado tanto?- preguntó la niña sin soltarse.

-El juez estaba muy pesado preguntándome cosas sin sentido.- Santana le dio un beso en la mejilla.- Vas a tener que bajar, voy a llevarte a un sitio.

La niña bajó y le cogió la mano.

-¿A dónde?

-De compras.- Dijo Santana mientras salían del edificio.- Tengo que comprar ropa nueva para mi hija.

Hannah apretó su mano y empezó a saltar de alegría, haciendo reír a Santana.

-¿Entonces me quedaré contigo para siempre?

-Sí, Hannah, para siempre.

De pronto el móvil de Santana comenzó a sonar. Contestó sin mirar, no le importaba, estaba demasiado eufórica como para preocuparse de quién le llamaba.

-¿Diga?

-¡Santana! He vuelto a Nueva York. ¿A que me echabas de menos?

-¡Quinn!- llevó la vista a su reloj de muñeca, el cuál indicaba el día en el que estaban.- La boda es dentro de dos días, ¿qué haces aquí?

-¡Ah! Se las arreglarán sin mi. ¡Quiero verte! Mañana, a las ocho, en tu casa. Pero por la tarde, que no me gusta madrugar. ¡Adiós!

-Espera... ¡Quinn!

La rubia colgó antes de que pudiera decir nada, así que se resignó. ¿Qué estaba haciendo Quinn Fabray en Nueva York otra vez? Se supone que era la dama de honor de la estúpida boda de Brittany, debería estar con ella, viendo lo feliz que era con su prometido. La mano de Hannah volvó a apretar la suya.

-¿Por qué estás triste, mami?

Santana sacudió la cabeza y sonrió. Mami. Sonaba tan dulce y tan irreal... tardaría en acostumbrarse a ese nombre.
-Hoy nada puede ponerme triste, Hannah.
_______________________________________________________________________________________________________

Si, cada vez que leía la escena de Brittany terminando con ella, me parecía dolorosa, al final las palabras que le da la mama de Brittany se vuelven realidad, siempre fue su segunda opción, ¿Que piensan?
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Mensaje por monica.santander Lun Feb 15, 2016 12:29 am

Por lo que aparenta hasta ahora la historia San es la segunda opción!
Saludos
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Feb 15, 2016 1:14 am

Que hermoso estan haciendo su propia familia con mascota y todo tan rapido esos siete años los estan recuperando de la mejor manera
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Mensaje por cvlbrittana Lun Feb 15, 2016 1:34 am

Capítulo 17.

Hannah entró en la antigua habitación de Natalie, seguida por Brittana. Se había quedado dormida en el sofá y al despertarse no había encontrado a Santana con ella, así que decidió buscarla. Estaba en esa habitación abriendo armarios y sacando todo lo que había en ellos. Contempló cómo dejaba ciertas prendas de ropa sobre la cama, una tras otra, perdiéndose dentro del armario para encontrar hasta la última prenda que había en él. De pronto pareció encontrar algo que llamó su atención. Era un pijama de color rosa, estampado con un montón de ositos marrones. Hannah reconocía aquel pijama perfectamente, era uno de los que Brittany había traído para no tener que usar los de Santana.

Podía ver de pronto la figura de Brittany junto a Santana, ambas con sus respectivos pijamas puestos y sonriendo, como siempre hacían cada vez que estaban juntas. Ahora Santana pocas veces sonreía. Cada vez que Hannah y ella estaban juntas, la latina aparentaba ser lo más feliz posible; pero la niña sabía perfectamente que simplemente fingía para que ella no se preocupase.

-¿Mamá?

Santana tardó un momento en darse cuenta que se refería a ella y giró la cabeza para mirar a la niña. Hannah llevaba siendo oficialmente su hija desde hacía poco más de veinticuatro horas, pero seguía pareciéndole extraño que la llamase ''mamá'' o ''mami'', aunque tendría que acostumbrarse pronto. El día de la adopción, nada más terminar de comprarle ropa nueva a Hannah, había llamado a la puerta de su vecina, la señora Roberts. La mujer llevaba ahí desde que firmó los documentos de la adopción, esperando una respuesta al igual que Santana. Al saber que ahora Santana tenía la custodia de la niña, hizo las maletas, se despidió de Hannah y decidió irse a empezar su vida lejos, en Arizona. Santana pensaba que fue una buena decisión, así la niña no tendría que verla de nuevo.

-¿Qué te pasa, cariño?- Tiró el pijama rosa sobre la cama, junto al resto de la ropa, y siguió buscando en el armario.

-¿Qué estás haciendo?

-Vaciar el armario.- No encontró nada más, así que se acercó al montón de ropa de su cama. Sonrió mientras comenzaba a meter la ropa que había sacado en una caja de madera que tenía en los pies.-Todo esto es ropa vieja, aquí sólo estorba.- Comentó, suprimiendo el hecho de que toda aquella ropa era la que Brittany había dejado en su piso antes de irse.

Cogió la caja llena de ropa y la dejó en el pasillo de entrada, al lado de la puerta. Luego se dirigió a la habitación que antes fue suya pero ahora había cedido a Hannah. La pared estaba llena de fotos y cuadros de los cantantes favoritos de Santana, y se fijó en que el color oscuro con el que las paredes estaban pintadas no era el mejor para una niña.

-¡Hannah!- la niña se acercó a la habitación.- ¿Cuál es tu color favorito?

-Hmmm... El azul.

Santana comenzó a quitar todos los cuadros y las fotos de la pared y a meterlos en otra caja que encontró debajo de su cama. El día anterior se había pasado la tarde sacando su ropa de los armarios de aquella habitación y poniendo la ropa de Hannah en ellos. Quería que la niña sintiera que esa habitación era para ella, que tuviera un lugar en la casa que fuera solo suyo.

-¿Cómo se te da la pintura?- preguntó dejando la caja también en el pasillo.

-Nunca he pintado...

-¡Bien! Será más divertido.- Se dirigió a la cocina, en la cual tenían un pequeño trastero que pocas veces abrían.- Creo que tengo por aquí la pintura azul... ¡Mira! ¡Dos brochas!

-¿Vamos a pintar la pared?

Brittana se coló entre las piernas de Santana, haciendo que se asustase en un principio. Acarició a la pata y la sacó fuera del trastero. Al fin, encontró los botes de pintura azul, a demás de una brocha de rodillo que le haría la tarea más fácil.

-Sí, vamos a pintar tu cuarto. Pero tienes que ponerte algo viejo, así si se mancha dará igual.

La niña corrió emocionada hacia su habitación y se puso uno de los conjuntos que se había traído de su antigua casa. Santana se puso un chándal que nunca usaba y se acercó a la habitación de Hannah. Entre las dos movieron el armario y lo apartaron de la pared, al igual que la mesa de escritorio que había al lado. Habían despejado la pared completamente, así que Santana abrió la ventana para dejar entrar la luz, destapó el primer bote de pintura, le dio una brocha a Hannah y comenzó a pintar de arriba a abajo.

Enseñó a Hannah cómo sujetar la brocha, y la niña en cuestión de minutos comenzó a imitarla, pintando de arriba a abajo la pared. Le pidió a Hannah que siguiera mientras ella buscaba una escalera para llegar hasta arriba del todo. Por suerte, en el trastero había una escalerilla y pudo continuar pintando por arriba mientras la niña terminaba la parte más baja.
No supieron cuánto tiempo estuvieron pintando aquella pared. A Hannah no le importaba, la verdad, hacer cosas como esa con Santana era algo que le encantaba, así que no se preocupaba por el tiempo. Santana, por otro lado, conseguía olvidarse de todas sus preocupaciones mientras pintaba, y notaba cómo el olvido le estaba sentando bien. Cuando organizaba la casa o se centraba en hacer tareas, o simplemente cuando pasaba tiempo con Hannah, conseguía olvidar aquella noche de lluvia en la puerta de su edificio, y olvidaba aquellas palabras que tanto daño le hicieron al darse cuenta de que todo lo que había estado viviendo había sido mentira.

Terminaron la primera pared del cuarto con éxito. Hannah había hecho un muy buen trabajo por abajo, y Santana había hecho lo mismo con la parte de arriba. Decidieron hacer un descanso y reponer fuerzas, sobre todo por la niña, estaba agotada. Al salir de la habitación, escucharon a alguien llamar a la puerta. Hannah se dirigió a la cocina mientras Santana abría a su visitante.

Una sonrisa de sorpresa inundó el rostro de Santana y se abalanzó sobre el cuello de su amiga para darle la bienvenida. Quinn le devolvió el abrazo mientras sonreía.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Santana invitándola a entrar.

-Ayer te dije que vendría a verte. ¿Lo has olvidado?

Santana se llevó una mano a la cara, se había olvidado completamente. Quinn se dio cuenta de ello al ver la ropa vieja de Santana manchada por pintura azul y sacudió la cabeza mientras sonreía ante la memoria de su amiga.

-Bueno, pasa a la cocina.- dijo Santana.- Te haré un café.

Preparó la cafetera mientras Quinn se sentaba al lado de Hannah.

-¿Y esta niña tan guapa quién es?

Santana se dirigió hacia Hannah y la abrazó por detrás mientras le daba un beso en la mejillla.

-Te presento a Hannah, mi hija.

Los ojos de Quinn se abrieron lo máximo posible al terminar Santana su frase. Hannah le sonrió desde la silla, abrazada por Santana, y se encogió de hombros, sentando a Brittana sobre sus piernas.

-Vaya...- Quinn intentó salir de su asombro y le sonrió a la niña.- Hola, Hannah. Yo soy Quinn, amiga de tu madre.

La latina sonrió y se dirigió a la cafetera para servirle a Quinn su taza. Se sentó frente a las dos rubias y comenzó a beber de su café.

-¿Qué haces aquí, Q?- Santana dejó el café después de dar un sorbo y se centró en su amiga.- Se supone que eres la dama de honor.

-Ya, pero se las arreglarán sin mí.- Vio que Santana no se enteraba de nada y dejó la taza en la mesa.- Ayer, al terminar de desempaquetar el equipaje de Brittany la acerqué en coche a casa de Artie. Antes de que se bajara le pedí que me perdonara, pero tenía que volver a Nueva York.

-¿Y dejó que te fueras?

-Tuve que mentir un poco...-Santana pudo ver una amarga sonrisa en los labios de Quinn mientras la rubia clavaba la vista en la taza.

Los ojos de Quinn se dirigieron a su izquierda. Sentada a su lado, Hannah acariciaba las amarillentas plumas de Brittana mientras miraba expectante a Quinn, interesada en el resto de la historia. Santana suspiró, no le hacía gracia que Hannah tuviera que escuchar todo aquello. Sabía que, aunque a ella misma le dolió la vuelta de Brittany a Ohio, a Hannah también le afectó bastante. No quería que siguiera escuchando noticias de Brittany, simplemente quería que se olvidara de ella.

-Hannah.- La niña se giró hacia Santana al escuchar que la llamaba.- Creo que Brittana necesita un baño.

La niña intentó replicar, pero Santana le dirigió una severa mirada para que la obedeciera. Se levantó de la silla y se dirigió al baño, cerrando la puerta tras ella.

-¿Qué le dijiste?- Preguntó Santana inclinándose sobre la mesa para poder escucharla mejor.

-Simplemente usé a Rachel como excusa.- Quinn se encogió de hombros mientras dejaba su taza vacía sobre la mesa.- Como insististe tanto en el restaurante acerca de Rachel y yo... creí que si le decía a Brittany que necesitaba hablar con ella lo antes posible me dejaría ir. Y sí, funcionó.

Santana puso los ojos en blanco y suspiró.

-No debiste hacer eso. Berry nunca ha sido de mi agrado, pero no se merece que la utilices de esa forma, Q.
Quinn sonrió mientras se llevaba una mano a la cara para apartarse el pelo.

-No sé si me has escuchado bien... Dije que tuve que mentir un poco.- Hizo una pausa mientras jugueteaba con un mechón de pelo.- ¿Crees que sería una locura si invitase a cenar a Rachel? En plan... ya sabes, una cita.

-No puedo creer que hayas dejado una boda para invitar a salir a Rachel.

La sonrisa de Quinn desapareció de su rostro mientras se cruzaba de brazos en la silla. Sus ojos se posaron en los de Santana antes de seguir hablando.

-No he dejado la boda por Rachel. Podía haber esperado perfectamente hasta que se acabara toda la celebración, volver aquí e intentarlo con ella. Simplemente necesitaba una excusa, y Rachel fue lo mejor que encontré.

Sacó su móvil del bolsillo y comenzó a buscar entre sus archivos mientras le pedía a Santana que esperase un momento. De pronto le tendió el móvi, con una foto que acababa de seleccionar ocupando toda la pantalla. Los ojos de Santana expresaron un gran dolor al ver aquella foto. Era del verano anterior al último curso de instituto; Quinn había querido llevarlas a su casa para pasar unos días juntas. Ella siempre había sabido que sus amigas tenían algo más fuerte que una amistad, pero prefería mantenerlo en secreto. Una mañana sin saber por qué se despertó más temprano de lo habitual y decidió echar un vistazo en la habitación de Santana, por si estaba también despierta. La verdad es que no se sorprendió al ver que Brittany había decidido cambiarse a media noche de habitación para poder dormir con ella. Al verlas durmiendo abrazadas y con la expresión más calmada y feliz que había visto en sus amigas, había decidido inmortalizar aquel momento, había sacado el móvil y les había hecho una foto. Se la enseñó una vez que se despertaron, haciendo que Santana por primera vez se sonrojase frente a ella.

Santana le devolvió el móvil a Quinn, intentando no mirarla.

-¿A qué ha venido eso?- Preguntó Santana clavando la vista en sus rodillas.

-Esta foto la he ido guardando en cada móvil nuevo que he tenido, Santana. ¿Ves ésta sonrisa?- Santana levantó la vista para volver a mirar el móvil. Quinn señalaba con su dedo a Brittany, a sus labios para ser exactos.- ¿Sabes cuántas veces ha tenido esa sonrisa desde que está con Artie? Ni una vez. Ni una mísera vez la he visto sonreír de esta forma desde que te fuiste. No puedes permitir que se case con él, Santana, está desperdiciando toda su vida.

-Quinn, no digas eso...

-Sé que no va a ser feliz con él. Santana, por favor, habla con ella. Aún tienes tiempo de impedir esa falsa de boda.

-Pasar demasiado tiempo con Rachel ha perturbado tu mente.- Contestó Santana intentando sonreír.- Esto no es una película o una novela, es la vida real, Quinn. No voy a ir al aeropuerto corriendo, meterme en un avión y entrar en la Iglesia cuando el sacerdote diga ''que hable ahora o calle para siempre''.

-¿Por qué no?- La voz de Quinn sonaba desesperada.- Puedo cuidar de Hannah por ti, si es lo que te preocupa. Por Dios... Son Brittany y Santana; Santana y Brittany. No pueden vivir sin la otra, son... ¡son almas gemelas! ¡Todo el mundo lo sabe! ¿Vas a permitir que el amor de tu vida se...?

-No me escogió, Quinn.- La mirada oscura de Santana se clavó en los ojos de Quinn, pidiéndole silencio.- Tuvo la oportunidad de hacerlo, pero eligió a Artie.- Se levantó para dejar las tazas en el fregadero y se cruzó de brazos mientras se giraba hacia Quinn.- Siempre me tuvo como la segunda opción. En el instituto siempre fue Artie antes, que te voy a negar que Brttany tal vez sea el ''amor de mi vida''. Pero está claro que yo no soy lo mismo para ella. Si hubiera sentido al menos la mitad de lo que yo sentía por ella... habría roto ese compromiso, en vez de seguir jugando conmigo de esa forma.- Tomó aire para no llorar y siguió hablando.- Siempre quise que Brittany fuera feliz, por encima de mis sentimientos, por encima de mí misma y por encima de todo. Si ella es feliz, entonces yo también. Y ni tú ni yo somos nadie para juzgar su decisión, porque es ella la que decide con quién es feliz, no nosotras.

Hubo un silencio entre las dos durante unos minutos. Quinn recapacitaba las palabras de Santana mientras la latina intentaba no volver a llorar.

-¿Crees que será feliz?- preguntó Quinn después de un rato.

-Con el tiempo lo sabremos.- se encogió de hombros y se sentó frente a Quinn.- ¿A dónde vas a llevar a Rachel?

Quinn sonrió ante la pregunta, dándose cuenta de que no había pensado en aquel detalle.

-Al venir aquí he visto un cine que reproducía películas antiguas. Hoy es una de Barbra Streisand, y ya sabes cuánto le gustan esas películas...

-Creo que es un buen plan.- Santana sonrió mientras observaba cómo las mejillas de Quinn adoptaban un gracioso color rojizo.

-Creo que voy a irme... Hannah estará desesperándose por estar tanto tiempo encerrada en el baño. No quiero que acabe odiándome.- Bromeó.

Santana la acompañó hasta la puerta y se despidió de ella con un abrazo, Quinn le devolvió el abrazo, haciéndole prometer que la llamaría todos los días para que pudieran verse. Santana asintió sonriendo y la apartó para que pudiera ir a hablar de una vez con Rachel. Cuando finalmente se fue, cerró la puerta y buscó a Hannah. Al entrar en el baño, la niña estaba secando las plumas del animal con el secador de Santana y una toalla. La latina se rió y se acercó a ella.

-Será mejor que se seque sola, Hannah.

-¡Mira, mamá! ¡Está cambiando las plumas!

Santana levantó a Brittana del suelo y observó las plumas de color amarillento de la pata. La niña tenía razón, podían distinguirse ciertas plumas blancas que estaban comenzando a nacer entre las plumas amarillas, características de las crias de patos. Pronto Brittana sería una adulta Sonrió y le dio un beso a la pata en la cabeza antes de dejarla en el suelo.
Viéndose en el baño con Hannah y con Brittana, sonriendo de nuevo y ésta vez sin fingir, algo vino de pronto a su cabeza. No podía permitirse más lágrimas ni más penas, tenía que ser fuerte. Necesitaba ser fuerte. Por Hannah, por Brittana, pero sobre todo por ella misma. Ya había llorado suficiente durante siete años.

Brittany había decidido seguir con su vida, no podía asegurar que fuera a ser feliz, pero ¿quién sabe? Tal vez Artie fue siempre con quien debió estar. Tal vez ella nunca podría amarla de la misma forma que Santana la había amado. En la vida no puedes detenerte a mirar el pasado, debes seguir a delante, pase lo que pase. El tiempo lo cura todo, eso es lo que siempre le habían dicho. Durante siete años no escuchó más que esa frase, pensando que el tiempo era un cretino y no se molestaba en curarla a ella. Allí, en ese baño con Hannah y Brittana, se dio cuenta de que no era que el tiempo no quisiera curar sus males, lo que pasaba era que Santana no quería que se curasen. Era hora de dejar que el tiempo hiciera su trabajo. Era hora de aceptar que su vida debía seguir adelante, aunque Brittany no estuviera con ella. Tenía una hija, una hija preciosa y a la que quería por encima de todo. ¿Qué más necesitaba para darse cuenta de lo maravillosa que podía ser la vida?

Todo había terminado, ahora sólo era cuestión de que su vida se reconstruyera del todo. Todo era cuestión de dejar que el tiempo hiciera su trabajo de una vez.
_______________________________________________________________________________________________________

Nos acercamos al final ¿Qué pasará?
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Feb 15, 2016 1:53 am

sip Brittany siempre ha considerado a santana su segunda opcion, porque de ser la primera hubiera adoptado a Hanna tambien. ambas serian madre de la pequeña. y no hubiese volado a su Boda en Ohio, lo correcto esta en New York, ya ven Quinn ha regresado y espero que no para decirle a santana que impida la boda
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Mensaje por micky morales Lun Feb 15, 2016 9:10 am

brittany es una idiota, que se case y sea "feliz" santana tiene a hanna!!!!
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Mensaje por monica.santander Lun Feb 15, 2016 11:17 am

Espero que Britt no se case!!! Y busque a San!!
Saludos
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Mensaje por Susii Lun Feb 15, 2016 11:35 am

Agh esa boda es una tremenda mentira! Que Brittany se arrepienta en el ultimo momento! O que San vaya a buscarla! Cualquiera de las dos opciones sirve:s
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Mensaje por monica.santander Lun Feb 15, 2016 9:49 pm

Esperando actualización jajaja!!!!
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