Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final

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Capítulo 18.

Santana se sentó en la hierba, apoyando la espalda contra el árbol mientras observaba a Hannah correr por el parque junto a Brittana. Sonrió y saludó a la niña desde lejos. Recordar aquel lugar hizo que tuviera que cerrar los ojos durante un momento. Habían pasado cinco meses desde la última vez que estuvo en aquel lugar. Recordaba aquel estanque al que Hannah se estaba acercando junto a Brittana; recordaba lo pequeña que era la pata cuando la recogieron de ese mismo estanque, cuando todavía su plumaje era amarillento y su tamaño era menor que el de un cachorro. Pero, muy a su pesar, lo que más recordaba de aquel lugar eran un par de brillantes ojos azules. Si se concentraba, podía volver a aquel día en que la encontró, aquel día en que volvió a verla, aquel día en el que todo cambió. Podía notar de nuevo su mano impactando contra su mejilla en un ataque de rabia, podía sentir sus brazos rodeando su cuello desesperadamente, podía volver a ver aquel miedo a perderla de nuevo reflejado en sus ojos.

Se sorprendió al darse cuenta de que todos aquellos recuerdos ya no dolían. Podía pensar en ella y sonreír sin miedo, porque ya no le hacía daño. Hacía meses que había dejado de llorar, hacía meses que había dejado de torturarse a sí misma. Para Santana, adoptar a Hannah había supuesto el comienzo de su verdadera vida, y había sabido seguir a delante con ella. Recordó el día que fue a visitar a Natalie y Ryan a su nuevo piso y les presentó a su hija. Recordó la cara de felicidad de su prima, lo bien que estaba llevando la recuperación del coma, lo fácil que resultaba para ella empezar su nueva vida. Dentro de unos meses sería su boda, y la había elegido como dama de honor, así que en realidad seguían viéndose casi lo mismo que antes. En parte, Santana sabía que la presencia de Natalie en su vida había facilitado que pudiera seguir a delante sin Brittany.

Recordó cuando Quinn y Rachel las invitaron a Hannah y a ella a pasar el verano con ellas. Consiguieron que aceptaran traer también a Brittana, así que habían pasado el verano juntas, en la playa. Sonrió al pensar en lo felices que estaban Rachel y Quinn, viviendo en Nueva York, una cumpliendo su sueño de ser una estrella, la otra siendo profesora de instituto. Rachel había aceptado la proposición de Quinn de ser algo más que simples amigas, y Santana podía notar lo felices que parecían las dos cuando estaban juntas. Las dos habían estado a su lado durante todos aquellos meses, visitándola casi todos los días y ayudándola a encontrar un buen colegio para Hannah.

Después de un tiempo, cuando se aseguró de que lo había superado, se atrevió a preguntar por Brittany y Artie. Quinn había abandonado la boda en el último momento, pensando que no podría soportar ver a una de sus mejores amigas atando su vida a alguien que no podría hacerla feliz, y desde entonces no había vuelto a saber nada de Brittany. Habían intentado llamarla, pero nunca tuvieron respuesta. Lo último que Rachel sabía de ellos era que, finalmente, el ático que habían comprado en Nueva York había sido vendido. Ya era oficial, se quedarían en Lima.

Nuca creyó que pudiera hacerlo, pero había dejado que el tiempo actuase, y había tenido muy buenos resultados. Observó cómo unos niños se acercaban a Hannah, intrigados por el pato que la acompañaba. Vio cómo los niños empezaban a jugar con Brittana y no pudo evitar que se le escapase una sonrisa.

Apoyó la cabeza contra el árbol, se puso las gafas de sol y cerró los ojos. Una fría brisa comenzó a alborotar su cabello, pero no le importaba. Le encantaba sentir aquella brisa helada sobre su piel. Acababan de entrar en Noviembre, y eso significaba que pronto empezaría a nevar en la ciudad. Pero mientras tanto, le gustaba llevar a Hannah a jugar a Central Park con sus amigos del colegio.

Sintió de pronto cómo alguien se sentaba junto a ella, en silencio. Decidió no hacer caso, mientras no la molestase no le importaba quién pudiera ser.

-Hola.

La voz de Brittany sonaba nerviosa, y Santana pudo notarlo. Se llevó los dedos al puente de sus gafas de sol y se las quitó de inmediato para poder mirarla, creyendo imposible que pudiera ser ella.

-Hola.- Respondió ofreciéndole una media sonrisa.

Brittany le devolvió la sonrisa, pero seguía nerviosa. Su vista viajaba desde los ojos de Santana al suelo, y de ahí hasta Santana de nuevo, para volver a bajar al suelo. De pronto unas risas llamaron su atención y se centró en el grupo de niños que jugaba frente a ellas, a unos metros de distancia. No pudo evitar clavar la vista en ellos, en concreto en la niña rubia que intentaba proteger a un pato blanco de la manada de niños. Le hizo gracia lo adorable que resultaba aquella niña vestida con toda esa ropa de invierno; enfundada en un abrigo morado, con su cabeza protegida del frío gracias a un gorro de lana blanco y unos guantes del mismo color protegiendo sus dedos.

-¿Es Hannah?- Santana asintió con la cabeza mientras Brittany continuaba boquiabierta.- ¿Entonces la adoptaste? ¡Oh, Dios, está preciosa!- Una sonrisa de oreja a oreja se había dibujado en el rostro de Brittany mientras continuaba mirando a la niña.- ¿Qué le pasa a aquel pato?

-Brittana.- Corrigió Santana mientras seguía la línea de visión de Brittany.- Es Brittana.

-Espera... ¿En serio?- Aunque parecía imposible, la sonrisa de Brittany se había echo más grande tras escuchar aquello.- Apenas había salido del cascarón cuando la encontramos.

Santana sonrió recordando aquellos días en los que podía coger a Brittana en brazos y dormirla por la noche. Ahora le parecía algo imposible, había crecido demasiado como para poder tomarla sin cansarse.

El silencio se apoderó de aquel momento, creando una incómoda situación para las dos. Brittany entrelazaba sus propios dedos, clavando la mirada en sus manos, mientras Santana continuaba mirando al grupo de niños con el que Hannah estaba jugando.

-¿Cómo estás?- Preguntó finalmente Santana, sin dejar de mirar a los niños.

-Bien... gracias.- Brittany dejó de jugar con sus manos y miró a Santana.- ¿Tú cómo estás?

Santana giró su cabeza y, por primera vez en meses, volvió a mirar a Brittany a los ojos. Se dejó sumergir un momento en aquella triste mirada que sus ojos le ofrecían. Finalmente sonrió. Lo había conseguido; había conseguido volver a mirarla a los ojos sin sentir ningún dolor. Ya no le dolía hablar con ella, ya no le dolía pensar en lo que fueron, ya no le dolía tenerla tan cerca que casi podía tocar su pierna con su rodilla.

-Mejor de lo que esperaba, te lo puedo asegurar.- De pronto algo cruzó por su mente, devolviéndola a la realidad.- Britt, ¿qué haces aquí?

Brittany agachó la mirada, cogiendo aire mientras pensaba en su respuesta.

-Necesito preguntarte algo, San.

Santana suspiró, agachando la cabeza mientras negaba con ella.

-No creo que sea buena idea.

-Por favor... necesito saberlo.- Brittany levantó la mirada y captó con ella la de Santana.

Ante aquel tono de súplica, Santana no pudo negarse.

-San, ¿qué habría...?- Sintió que las palabras se atragantaban en su garganta, pero Santana le dirigió una media sonrisa animándola a continuar.- ¿Qué habría pasado si hubiera roto mi compromiso aquella noche?

Santana suspiró mientras clavaba la vista en el césped. ¿Qué habría pasado? No había habido un sólo día durante aquellos meses en el que no se hubiera hecho aquella pregunta, y siempre obtenía la misma respuesta. Incluso en aquellos últimos días en los que se decía a sí misma que lo había superado, seguía obteniendo la misma respuesta a aquella pregunta. Apoyó la frente en sus rodillas y cerró los ojos.

-Es curioso.-Susurró Santana esbozando una sonrisa.- Siempre había soñado con verte en un vestido de novia y avanzar hacia el final de un pasillo... donde yo te esperaría con otro de esos vestidos.

Brittany agachó la mirada, formando una cortina con su pelo, ocultando una lágrima que rodaba por su mejilla. Escuchar aquella respuesta había sido más duro de lo que se había imaginado. En su mente estaba volviendo a vivir aquel momento, aquella noche en la que todo se acabó para ellas. Volvía a sentir aquella angustia que había invadido su cuerpo mientras Santana pronunciaba sus últimas palabras antes de cerrar la puerta tras de sí. Olvídame. Le había dicho. Olvídate de que alguna vez fuimos algo, olvídate de todo lo que ha pasado aquí... porque eso es lo que pienso hacer yo.
Se abrazó a sí misma, protegiéndose del helado viento que soplaba sobre ella, intentando contener las lágrimas que quemaban en sus ojos al recordar aquellas palabras.

-Santana...- La angustia del recuerdo se había apoderado de su tono de voz, haciendo que Santana levantara la vista preocupada hacia Brittany.- ¿Recuerdas lo último que me dijiste?- Brittany sintió cómo la mano de Santana se apoyaba en su hombro, dándole a entender que sí lo recordaba. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas antes de lo que esperaba.- ¿Me has olvidado?

Brittany abrazó sus rodillas, enterrando en ella su rostro mientras se dejaba llevar por las lágrimas. Ante aquella escena, Santana sintió la necesidad de abrazarla, de hacer cualquier cosa por que dejara de llorar. Pero sabía que no debía hacer eso. Si lo hacía, todo aquel proceso de superación que había llevado durante meses habría sido en vano.

No sabía qué contestarle, no quería que siguiera llorando. Olvidarla, qué fácil fue decirlo. Sabía perfectamente que la respuesta era ''no'', que lo había intentado, día tras día, pero que fue algo imposible. Olvidar es una palabra demasiado fuerte. No, no la había olvidado, no había olvidado ningún día junto a ella, ninguna mirada, ninguna sonrisa...

Acarició la cabeza de Brittany con su mano para poder hacer que se calmase durante un momento.

-Nunca podré hacerlo, Brittany.- Contestó, sintiendo cómo un sollozo se escapaba del cuerpo de Brittany.

Comenzó a apartar el pelo de Brittany para poder verle la cara, pero la rubia le pidió que la dejase durante un momento. Santana cedió, clavando su mirada en el horizonte, preocupada de que Hannah pudiera estar viendo lo que pasaba a unos metros de ella.

-¿Puedo preguntarte una última cosa?

Brittany miraba a Santana mientras se secaba las lágrimas, suplicando con aquellos ojos irritados por el llanto que le permitiera aquella última pregunta. Santana abrió la boca varias veces, pero cuando iba a hablar algo le impedía seguir. No estaba preparada para todo aquel interrogatorio... ni siquiera estaba preparada para ver a Brittany después de lo que había pasado. Tomó aire y asintió con la cabeza.

-Claro que sí, B.

La mirada de Brittany bajó hasta el césped mientras intentaba armarse de valor para hacer esa pregunta. Humedeció sus labios y luego se mordió el inferior, eligiendo las palabras adecuadas para la pregunta.

-¿Qué pasa si te digo que nunca me casé con Artie?

Ante aquella pregunta, Santana sintió cómo su cuerpo se había olvidado de respirar. Agarró la mano de Brittany sin decir nada, buscando en ella una alianza o cualquier otro anillo que pudiera atarla a cualquier persona. No había nada. Ni anillo de compromiso ni alianza... no había nada. Su rostro se iluminó con una de las sonrisas más grandes que había tenido en mucho tiempo, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas mientras levantaba la vista hacia Brittany.

La rubia entrelazó sus dedos con los de Santana, sonriendo al igual que ella mientras volvía a sentir cómo las lágrimas rodaban hasta su barbilla. Pero esta vez no las escondió, esta vez las lágrimas no dolían.

-¿No te casaste?- Su voz sonaba entrecortada por culpa de la euforia que estaba sintiendo en ese momento. Brittany negó con la cabeza, sin dejar de sonreír.- ¿Y no piensas hacerlo?- Brittany volvió a negar con la cabeza.

No pudo contenerse por más tiempo, Brittany soltó la mano de Santana y rodeó su cuello con sus brazos, haciéndola caer de espaldas sobre el césped. Santana llevó sus brazos a la cintura de Brittany, abrazándola todo lo posible, sintiendo su cuerpo sobre ella de nuevo. Reía y lloraba a la vez mientras enterraba el rostro en el cuello de Brittany, besando una y otra vez aquel cuello que tanto había echado de menos.

Sintió de pronto cómo Brittany sollozaba abrazada a ella y comenzó a acariciar su espalda, dejando que Brittany la abrazara todo el tiempo que necesitase. Cuando dejó de sollozar, Santana se incorporó, obligando a Brittany a hacer lo mismo. Brittany se arrodilló entre las piernas de Santana, quedando así frente a frente. Las manos de Santana comenzaron a secar sus lágrimas, pero eso sólo hizo que el llanto volviera a Brittany.

-Lo siento...- Susurró la rubia.- Fui una idiota... Dios... estuve a punto de...

Santana llevó un dedo a los labios de Brittany, acariciando su labio inferior y haciendo que Brittany la mirase a los ojos. Apartó su dedo y se inclinó hacia Brittany para poder poner sus labios en aquel lugar que su dedo había acariciado. Brittany cerró los ojos mientras sentía aquella magia que sólo los labios de Santana sabían despertar en su interior. Envolvió el cuello de Santana con sus brazos, obligándola a acortar toda posible distancia, abriendo sus labios para saborear todo lo posible ese beso. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que probó esos labios y, aunque las lágrimas habían añadido un toque más salado, sentía que ese era el beso más dulce que Santana podía haberle dado.
De pronto ya no había nada en el mundo a parte de Santana. Recordó cómo aquella noche hace cuatro meses y tres días, según sus cuentas, Quinn la había encontrado bajo la lluvia y la había llevado a su piso. Cómo le había dicho que quería volver a Lima lo antes posible y habían cogido un avión la mañana siguiente. Ese día, al llegar a Lima, Quinn la había ayudado a desempaquetar todo el equipaje y luego la había llevado a casa de Artie, donde su prometido la esperaba con sus ''suegros''. Antes de que pudiera bajar del coche, Quinn le había dicho que no podría ir a la boda, y lo había comprendido perfectamente. Se pasó el día intentando no llorar, fingiendo sonrisas mientras todos a su alrededor se obsesionaban con la boda y la agobiaban con los preparativos.

Al día siguiente, nada más despertarse, había salido de la casa de sus padres y había ido lo más rápida posible a casa de Artie, anunciando a los padres del chico que no iba a celebrar la boda. Ellos intentaron persuadirla, rogaron y le gritaron, pero no consiguieron que cambiara de opinión. Contárselo a Artie fue lo más difícil que había hecho en la vida, pero no podía permitir que esa boda se celebrase. Claro que quería a Artie, pero lo que sentía por él no era nada comparado con lo que sentía por Santana, y había necesitado volver a Lima para darse cuenta de su error. Artie estaba herido, eso lo notó Brittany, pero no intentó retenerla. Siempre había esperado poder ser la persona con la que Brittany debía estar, pero en el fondo sabía perfectamente quién era esa persona.

La peor parte fue contárselo a sus padres. Aún podía sentir la mano de su madre sobre su mejilla izquierda al contarle que había cancelado todo para estar con la mujer a la que amaba, pero no quería pensar en ese momento. Por suerte, el rechazo de sus padres le había servido de mucho. Consiguió que el dinero que iban a gastar en la boda lo invirtieran en la búsqueda de un pequeño piso para que su ''hija desviada'', como la habían denominado, pudiera vivir en Nueva York. Pasó el verano buscando un piso y ahorrando suficiente dinero y, finalmente en Octubre, encontró un pequeño piso cerca del que Quinn había comprado. Llamó a su amiga, contándole todo lo que había pasado, pidiéndole que no comentara nada a Santana y diciéndole que se trasladaría en Noviembre.

Y por fin estaba ahí, en Central Park, abrazada a Santana y besándola como nunca lo había hecho antes. Después de tantos años, después de tanto dolor y tantas lágrimas, por fin estaba con ella. Sólo con ella y con nadie más.

-Cásate conmigo.- Susurró Brittany entre jadeos al romper el beso.

-¿Qué?

Brittany llevó una mano a su bolsillo, sacando de él con una sonrisa un familiar anillo bañado en oro blanco, haciendo que Santana sonriera también mientras sus mejillas se coloreaban de rojo.

-Sé que no es un verdadero anillo de compromiso, pero este anillo siempre ha significado mucho para mí.- Con la otra mano agarró la mano derecha de Santana, acariciando con su pulgar la parte superior mientras la miraba a los ojos.- La última vez que nos vimos me preguntaste qué era lo que quería. He tenido que volver a Ohio para poder decirme a mí misma qué era lo que quería.- Apretó la mano de Santana mientras sentía cómo ella misma se estaba ruborizando.- Lo único que quiero en este mundo es estar contigo, San. Ni Artie, ni mi madre, ni ninguna otra persona. Eres lo único que quiero, y quiero estar contigo hasta el final de mis días. Bueno, y con Hannah y Brittana, pero a ellas las incluyo en el ''pack Santana''.

Santana no pudo evitar reírse ante aquel comentario mientras notaba cómo las lágrimas volvían a sus ojos. Brittany extendió el dedo anular de Santana, despacio y con cuidado mientras le dirigía su más sincera mirada. Cuando lo extendió del todo, deslizó por él aquel anillo que le había pertenecido durante casi ocho años.

La primera lágrima comenzó a rodar por su mejilla cuando el anillo llegó al final de su dedo. La mano de Brittany subió hasta la mejilla de Santana, impidiendo que esa lágrima continuara su camino. Santana intentó hablar, pero unos gritos que se acercaban la detuvieron.

Hannah corrió hacia Brittany, saltando sobre ella para abrazarla, haciéndola caer contra el césped. Brittany la abrazó, envuelta entre carcajadas mientras intentaba incorporarse con los brazos de la niña grapados a su cuello y las piernas a su cintura. Brittana se paró junto a ella, acurrucándose junto a su pierna y dejándose acariciar.

-¿Vas a irte de nuevo?- Preguntó la niña mirándola con miedo a su respuesta.

-No, Hannah.- Contestó acariciando su cabeza.- Y puedes venir a visitarme cuando quieras a mi piso nuevo.

-¡No! ¡Yo quiero que vivas con nosotras!- Hannah se giró hacia Santana.- ¡Quiero que Brittany viva con nosotras!
Santana quitó a la niña del regazo de Brittany y la sentó en el suyo propio. Llevó una mano a la parte trasera del cuello de Brittany y la atrajo hacia ella para besarla de nuevo mientras Hannah se tapaba los ojos. Aún seguían sin gustarle los besos.

-Te obligo a que vendas tu piso nuevo y te vengas a vivir con nosotras.- Susurró Santana en los labios de Brittany mientras sonreía.

-¡Sí!- Gritó Hannah en el regazo de Santana.

Brittany se rió y comenzó a hacerle cosquillas a la niña. Agarró de nuevo la mano de Santana y la miró a los ojos.

-Entonces, ¿aceptas pasar el resto de tu vida conmigo?

Hannah observaba a su madre expectante, sus ojos gritaban que dijera que sí sin dudarlo. Santana le sonrió y luego clavó sus ojos en los de Brittany. Se dejó inundar por aquella mirada, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera ante aquellos ojos azules. Finalmente la había escogido. Finalmente había dejado de sentirse la segunda opción, porque la había escogido a ella. A ella y sólo a ella. Finalmente serían de nuevo Santana y Brittany; Brittany y Santana... almas gemelas, como las había llamado Quinn. Finalmente, en Central Park, con Brittana, con Hannah, y teniendo a Brittany junto a ellas, Santana supo que por fin iba a comenzar su verdadera vida.

-No puedo creer que aún lo tengas que preguntar.

FIN
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Hasta aquí esta historia, espero les haya gustado. En un momento más subire una historia más, no se alguna la leyó, se llama "Impulso sexual", debo decirles que es totalmente "angst" es decir, llena de angustia y creo que las hara llorar pero es hermosa.

Genial el final de esto!! *-* muy lindo:3
Uff angustia? D: a ver si podre soportar la siguiente historia:s

Que linda historia!!!
Gracias

Linda historia muchas gracias

gracias muchas gracias y hasta la proxima!!!!!!