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[Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
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monica.santander
marthagr81@yahoo.es
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Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
BRITTANY
Beau Maxwell vive fuera del campus con cuatro de sus compañeros de equipo. Su casa está a sólo unas pocas cuadras de la mía, pero es un infierno más grande, y está lleno como un juego en el estadio de hockey en la noche, cuando Santana y yo entramos. Ensordecedoras explosiones de hip-hop desde el sistema de altavoces, y varios calientes, cuerpos sudorosos nos empujan mientras atravesamos la casa. Todo lo que puedo oler es alcohol, sudor, y colonia.
Me palmeo a mí misma en la espalda por convencer a Santana de usar la blusa
de color rojo, ya que, jodido santo infierno, se ve increíble en ella. El material es tan
fino que delinea cada curva dulce de su pecho, y ese escote... Dulce Jesús. Sus tetas
prácticamente caen de él, como si estuvieran tratando de salir y decir hola. No sé si
está usando un sostén push-up o si sus pechos son realmente tan grandes, pero de
cualquier manera, están rebotando como locos con cada paso que da.
Varias personas pasan a saludarme y hay un montón de miradas curiosas en
dirección de Santana. Está inquieta a mi lado, sintiéndose claramente fuera de
lugar. Mi pecho se vuelve más suave que la mantequilla cuando vislumbro la
mirada de cervatillo asustado en sus ojos. Tomo su mano, lo que causa que su
mirada vaya a la mía con sorpresa.
Acercando mis labios a su oreja, murmuro
—: Relájate.
Inclinarme es un gran error, porque huele fantástico. Esa dulce fragancia familiar de cereza mezcla con un débil toque de lavanda y algo únicamente femenino. Necesito una seria cantidad de fuerza de voluntad para no presionar la nariz en su cuello e inhalarla. O saborearla con mi lengua. Lamer y besar la carne caliente de su garganta hasta que gima.
Oh Dios. Estoy en un gran problema. No he podido dejar de pensar en ese beso. Cada vez que el recuerdo flota en mi cabeza, mi pulso se acelera y mis coño pulsa, y me mojo y excito solo de pensarla, y lo único que quiero hacer es besarla mierda otra vez.
El deseo irresistible, sin embargo, va acompañado de una sensación de aplastante
rechazo. Porque, claro, fui la única afectada por ese maldito beso. Si Santana había
sentido algo, incluso en lo más mínimo, no habría metido la lengua en la garganta
de Dean dos segundos después. Dean. Uno de mis mejores amigos
.
Pero no está aquí esta noche con Dean, ¿o sí? No, ella es mi cita, y estamos aquí
para poner a otro hombre celoso, ¿por qué no puedo ceder a la tentación? Esta
podría ser la única oportunidad que tenga.
Así que planto un beso suave en el lado de su garganta antes de susurrar
—: Vas a ser el centro de atención esta noche, nena. Sonríe y finge que estás disfrutando.
Le robo otro beso, esta vez en la esquina de su mandíbula, y toma aliento. Sus ojos se abren y, o me lo estoy imaginando, o hay un rayo de calor allí. Antes de que pueda interpretar lo que estoy viendo, uno de los defensas nos interrumpe.
—¡Pierce! ¡Hola, es bueno verte, rubia! —Ollie Jankowitz se inclina y golpea mi espalda, y el contacto sacude todo mi cuerpo debido a que el tipo es un monstruo.
—Oye, Ollie —digo antes de asentir hacia Santana—. ¿Conoces a Santana?
Lleva una mirada en blanco por un segundo. Luego su mirada cae a su pecho, y una lenta sonrisa se extiende por su rostro barbudo.
—Lo hago ahora. —Extiende una mano carnosa—. Hola, soy Oliver.
Ella torpemente le da la mano.
—Hola. Encantada de conocerte.
—¿Tienes algo para beber en este lugar? —pregunto a Ollie.
—Los barriles de cerveza están en la cocina. En muchas otras partes alrededor,
también.
—Genial. Gracias . Te alcanzaré en un momento.
Entrelazo mis dedos con los de Santana y la llevo a la cocina, que está llena de
hermanos de fraternidad borrachos. No he visto a Beau todavía, pero sé que vamos
a encontrárnoslo finalmente.
No estoy muy emocionada ante la perspectiva de ver a Puck, sin embargo.
Agarro dos vasos de plástico de la pila en la encimera de granito y camino hacia
uno de los barriles. Los chicos de fraternidad protestan, pero cuando se dan cuenta
de quien los está haciendo a un lado, se separan para mí como el mar rojo. Sólo
otra ventaja de ser la capitana del equipo de hockey venerado de Briar y del equipo de porristas permanentemente. Vierto dos cervezas, entonces me alejo de la multitud y extiendo un vaso a Santana, que categóricamente niega con la cabeza.
—Es una fiesta, Lospez. No te matará tomar una miserable cerveza.
—No —dice con firmeza.
Me encojo de hombros y tomo un sorbo de alcohol acuoso. La cerveza es
barata como la mierda, pero eso es probablemente algo bueno. Significa que no hay
posibilidad de emborracharme con esta mierda, no es que beba todo un barril sola.
Cuando la cocina se vacía, Santana se apoya en el mostrador y suspira.
—Odio las fiestas —dice con tristeza.
—Tal vez es porque te niegas a beber —bromeé.
—Sigue y suelta los chistes de mojigatas. No me importa.
—Sé que no eres una mojigata. —Meneo mis cejas—. Una mojigata no besa
de la forma en que lo haces.
Sus mejillas enrojecen.
—¿Qué demonios significa eso?
—Esto significa que tienes una lengua atractiva y sabes cómo usarla.
Ah mierda, lo que no debía decir. Porque ahora estoy mojada. Por suerte, mis jeans son lo suficientemente apretados para evitar que haga el papel de una idiota.
—A veces pienso que dices las cosas sólo para hacer que me sonroje —Me
acusa Santana.
—Nop. Sólo estoy siendo honesta.
Una oleada de voces se oye más allá de la cocina, y me encuentro rezando para que nadie entre. Me gusta estar a solas con Santana.
Y a pesar de que no hay ninguna razón para hacer un espectáculo cuando estamos solas, todavía me acerco y coloco un brazo alrededor de su hombro mientras tomo otro sorbo de cerveza acuosa.
—En serio, ¿por qué eres tan anti-bebida? —pregunto con voz ronca.
—No soy anti-bebida. —Hace una pausa—. En realidad me gusta un poco. Con moderación, por supuesto.
—Por supuesto —repito, rodando mis ojos antes de tomar la segunda copa que
dejé sobre el mostrador—. ¿Has tomado una cerveza ya?
—No.
Tengo que reír.
—Acabas de decir que te gusta.
—No me importa beber en mi habitación con Tina, pero nunca lo hago en las
fiestas.
—Oh Por Dios. ¿Así que te sientas en casa como una borracha cuando bebes?
—No. —Se ve exasperada—. Sólo... déjalo, ¿quieres?
—¿Alguna vez dejo ir algo?
Su exasperación se convierte en derrota.
—Mira, me pongo paranoica acerca de lo que podría estar en mi copa, ¿de acuerdo?
El insulto hace que mi pique.
—Por el amor de Dios, ¿crees que te drogaré?
—Claro que no.
Su rápida respuesta alivia mis preocupaciones, pero cuando añade
—: Tú no, de todos modos —dispara mi sospecha.
—Tu... —Frunzo el ceño profundamente—. ¿Eso te sucedió?
El rostro de Santana se convierte en dolor, y luego sacude la cabeza lentamente.
—Le pasó a una amiga mía en la secundaria. Estaba drogada.
Mi mandíbula cae abierta.
—¿En serio?
Ella asiente. —Alguien le dio drogas en una fiesta... y, um... diremos que no
fue una buena noche para ella, ¿de acuerdo?
—Oh, mierda. Eso es jodido. ¿Estaba bien?
Santana se ve triste.
—Sí. Ella estaba bien. —Me da un gesto torpe—. Pero me hizo desconfiar acerca de beber en público. Incluso si me sirvo yo misma... quién sabe lo que pasará si me doy la vuelta, aunque sea por un segundo. Me niego a correr ese riesgo.
Mi voz se vuelve ronca.
—Sabes que nunca dejaría que eso te sucediera, ¿verdad?
—Um, sí. Claro, lo hago.
Pero no suena totalmente convencida, y no me atrevo a sentirme ofendida al respecto porque sospecho que la experiencia de su amiga realmente lastimo a Santana. Y con buena razón.
He escuchado historias de horror como esas antes. Por lo que sé, no ha sucedido en Briar, pero sé que pasa en otros colegios. Las chicas ingieren involuntariamente E o Rohypnol, o se emborrachan mientras acosadores inmorales se aprovechan de ellas en ese estado. Sinceramente, no entiendo a los chicos que le hacen eso a una mujer. En lo que a mí respecta, todos ellos deben estar tras las rejas.
Pero ahora que sé la razón detrás de su regla de no beber, dejo de molestar a Santana por tomar una cerveza y nos dirigimos de nuevo a la sala principal. Los ojos de Santana escanean la multitud, y al instante se endurecen porque sé que está buscando a Puck.
Afortunadamente, no está a la vista.
Nos mezclamos durante un tiempo. Cada vez que la presento a alguien, se ven
sorprendidos, como si no pudieran entender por qué estoy con ella y no con una
boba chica de hermandad. Y más de un chico come con los ojos los pechos de
Santana antes guiñarme un ojo como diciendo buen trabajo.
Oficialmente me retracto de mi reclamo anterior, ojalá no la hubiera convencido para llevar esa blusa. Por alguna razón, las miradas apreciativas que está recibiendo realmente me cabrean. Pero me trago las necesidades posesivas cavernícolas y trato de disfrutar de la fiesta. La multitud es más de fútbol que de hockey, pero todavía conozco a casi todo el mundo allí, lo que hace que Santana murmure
—: Por Dios. ¿Cómo conoces a toda esta gente?
Le sonrío.
—Te dije que soy popular. Oye, allí está Beau. Venga, vamos a pasar y decir hola.
Beau Maxwell es el típico mariscal de campo universitario. Lo tiene todo: las miradas, la arrogancia, y lo más importante, el talento. Pero a pesar de que cualquier otra persona en su posición podría pensar que es su derecho ser un gilipollas total, Beau es realmente un poco decente. Él sigue la carrera de historia como yo, y se ve realmente feliz de verme esta noche.
—B, ¡lo hiciste! Toma, prueba esto. —Él sostiene una botella de... algo. La
botella es de color negro y no tiene etiqueta, así que no tengo ni idea de lo que está
ofreciendo.
—¿Qué es eso? —pregunto con una sonrisa.
Beau sonríe de nuevo.
—Moonshine cortesía de la hermana de Big Joe. Esta mierda es potente.
—¿Sí? Entonces aléjalo lo más posible. Tengo un juego de mañana por la tarde. No me puedo mostrar con una resaca de alcohol ilegal.
—Muy bien. —Él lleva sus azules ojos de bebé a Santana—. ¿Quieres un poco,
cariño?
—No, gracias.
—Beau, Santana. Santana, Beau —presento.
—¿Por qué me pareces familiar? —demanda Beau, mirándola de arriba abajo—
. ¿Dónde sé tú am…? o mierda, lo sé. Te vi cantando en el show de primavera el
año pasado.
—¿En serio? ¿Estabas allí?
Santana suena simultáneamente sorprendida y contenta, y me pregunto si tal
vez estoy viviendo en un planeta diferente o algo así, ¿Por qué soy la única que no
sabe de sus shows?
—Maldita sea estuve allí —declara Beau—, y fuiste impresionante. Tú cantaste… ¿Cómo era? ¿“Stand By Me” creo?
Ella asiente con la cabeza.
Arrugo la frente cuando la miro.
—Pensé que solo te permitías cantar originales.
—Es un requisito del nivel superior —explica—, los estudiantes de primer y
segundo año pueden cantar lo que ellos quieren porque ellos no están corriendo por
sus becas.
—Sí, mi hermana tenía que cantar una original —dice Beau—, ella estaba en lo
alto del grupo. ¿Joanna Maxwell? ¿La conoces?
Santana jadea.
—¿Joanna es tu hermana? He oído que este verano consiguió un papel en Broadway.
—¡Ella lo hizo! —Sonríe Beau con orgullo—, mi hermana mayor es una estrella de Broadway. ¿Qué tal eso?
Estamos consiguiendo aún más miradas del chico de cumpleaños, pero Santana parece ajena a eso. Yo, por otro lado, estoy molesta por la constante atención de una persona en particular. Puck acaba de entrar a la sala de estar, y sus labios hacen una mueca cuando nuestras miradas se encuentran. Asiento con la cabeza en señal de saludo, a continuación, giro mi cabeza para darle un beso a Santana en la mejilla.
Su cara se sorprende como un idiota, así que justifico el gesto diciendo
—: Voy a dar una vuelta. A tomar otra cerveza.
—Está bien —Inmediatamente se da vuelta a Beau y siguen charlando sobre su
hermana.
No siento ningún interés romántico por parte de ella, sin embargo, trae un poco
de alivio. La verdadera amenaza está al otro lado de la habitación y camina a
propósito en nuestra dirección al segundo que me alejo de ellos.
Intercepto a Noah antes de que pueda alcanzar al dúo hablando, dándole una
palmada ocasional en el brazo.
—Puck. Gran partido ¿eh?
Su inclinación de cabeza es distraída, su mirada sigue centrada más allá de mi
hombro en Santana. Mierda. ¿Puede ser que realmente esté interesado en ella?
Imagine que esta gran farsa no era algo por lo que tenía que preocuparme, pero es
evidente que mi plan está funcionando muy bien. Puck solo tiene ojos para
Santana, y no me gusta. Ni un poco.
Echo un vistazo a sus manos vacías y sonrío.
—Vamos, vamos a conseguirte una bebida.
—Naah, estoy bien. —Ya está pasando junto a mí, directo a donde no quiero
que vaya.
El momento que Santana nota a Noah, sus mejillas se ponen rosas y su mirada
se sobresalta, pero ella se recupera rápidamente y lo saluda con una sonrisa
vacilante.
Oh infiernos no. Mi espalda se pone recta como un palo de hockey. Quiero derribarlo y tirarlo fuera de ella. O mejor aún, tirarla en mis brazos y besarla encendiendo las luces por ella. No hago ninguno, porque esta vez soy la que es interceptada. Kendall aparece en mi camino, su largo y trenzado cabello rubio en su hombro, terminado en una cola de caballo colgando por su escote. Esta vestida perfectamente con un pequeño vestido rojo y tacones imposibles, pero con una expresión de tormento que la delata.
—Hola —dice con fuerza.
—Hola. —Aclaro mi garganta—, ¿Cómo te va?
Sus labios se aplanan con disgusto.
—En serio ¿Estas con una cita y eso es lo que me dices?
Mierda. La mitad de mi atención está en Santana, que ahora se está riendo de algo que dijo Puck. Afortunadamente Beau todavía está allí para servir de apaciguador, pero no estoy feliz de verla con Noah que no está pareciendo amigable.
El resto de mi atención está en Kendall, quien de repente me está asustando porque puede hacer una escena.
—Me dijiste que no querías una novia —sisea.
—No quiero —respondo rápido.
Ella esta tan cabreada que está temblando.
—Entonces ¿Cómo puedes explicar eso?
Levanta un dedo en dirección a Santana.
Fantástico. Bueno, ahora estoy jodida. No puedo insistir que esto no es una cita, porque Puck se supone que piensa que lo es. Pero si digo que es una cita, Kendall podría darme una cachetada.
Bajo la voz.
—Ella no es mi novia. Es una cita, sí, pero no es una cosa grave, ¿de acuerdo?
—No, no está bien. ¡Estoy realmente contigo! Y si no estás conmigo, entonces
está bien. Pero puedes tener la decencia de…
—¿Por qué? —Soy incapaz de detener la pregunta que está mordiendo mi lengua desde la semana pasada cuando ella y yo hablamos.
Kendall parpadea con confusión.
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué estás conmigo?
Ella frunce el ceño, como si estuviera realmente insultándola preguntando eso.
—Ni siquiera me conoces —digo en voz baja—, no has tratado de conocerme.
—Eso no es verdad. —Se opone, su ceño fruncido se disuelve en un gesto de
preocupación.
Deje escapar un suspiro.
—Ni siquiera hemos tenido una conversación real, Kendall, y nos hemos visto una docena de veces este verano. No me has preguntado ni una sola vez sobre mi infancia, mi familia o mis clases. Mis compañeros de equipo, mis intereses, infierno, ni siquiera sabes mi color favorito, y ese tipo de cosas que averiguas en Conociéndote 101.
—Sí, lo sé —insiste.
Suspiro de nuevo.
—¿Sí? ¿Entonces cuál es?
Duda por un momento, entonces dice
—: Azul.
—En realidad es el negro.
Otra voz viene de atrás, y entonces Santana aparece a mi lado, y estoy jodidamente aliviada que casi le doy un abrazo de oso.
—.Siento interrumpir —emite un sonido—, pero… hermana, ¿Dónde está nuestra
cerveza? ¿Perdiste tu camino a la concina o algo así?
—Estaba distraída.
Santana mira a Kendall.
—Hola. Soy Santana. Lo siento, pero tengo que robártela por un segundo. La sed llama.
El hecho de que Kendall no se oponga a debatir mi punto ha dado en el blanco, y la expresión de Kendal es una mezcla de vergüenza y culpa cuando Santana toma mi brazo y me arrastra por el pasillo.
Una vez que estamos fuera de vista, bajo la voz y digo
—: Gracias por salvarme. Ella o estaba a punto de llorar o darme una patada.
—Estoy segura que la última la hubieras merecido —responde Santana con un
suspiro—. Déjame adivinar, rompiste su corazón.
—No. —La molestia se eleva por mi garganta—. Pero resulta que nuestra separación amistosa no era tanto como lo pensé.
—Ah. Veo.
Achico mis ojos.
—Así que mi color favorito es el negro ¿eh? ¿Qué te pase pensar eso?—Debido a que cada maldita camiseta de la que eres propietaria es negra —Lanza una mirada a mi suéter.
—Tal vez es porque el negro va con todo, ¿Alguna vez pensaste eso?—Sonrío—, no significa que sea mi color favorito.
—Está bien, lo voy a aceptar. ¿Cuál es tu color favorito entonces?
Dejé escapar un suspiro.
—Es el negro.
—¡Ja! Lo sabía —suspira también, Santana—. Entonces que, ¿Tenemos que ocultarnos en el pasillo por el resto de la noche para evitar a esa chica?
—Sí, ¿a menos que te quieras ir? —digo con suerte.
He perdido todo el entusiasmo por la fiesta, especialmente ahora que sé que está Puck. Antes de que ella responda, me esfuerzo por agregar
—. Puck mordió el anzuelo por cierto. Así que si nos vamos ahora, vas a dejarlo queriendo más, era el plan ¿no?
Hay vacilación en su línea de la frente.
—Sí, supongo. Pero…
—¿Pero qué?
—Estoy disfrutando hablar con él.
Maldito si no se siente como un cuchillo en el corazón. ¿Pero por qué? No estoy interesada en Santana. O por lo menos no lo estaba antes. Todo lo que había querido eran sus servicios de tutora, pero ahora… ahora no sé lo que quiero.
—¿De qué hablaron? —pregunto, y espero que no oiga cuando se quiebra mi
voz.
Santana se encoge de hombros.
—Clases. Fútbol. El show. Me preguntó si quiero tomar café en algún momento y si estudiamos ética juntos.Uh, ¿qué?
—¿Me estás tomando el pelo? —Estallé—, ¿él está planeando una cita frente a
mí?
Diversión baila en sus ojos.
—No estamos realmente juntas, Brittany.
—Él no sabe eso. —No puedo controlar mi ira hirviendo por mis entrañas—.
Tú no vas a ir a una cita con ese hombre. Punto. Ese es una mierda de movimiento.
Un ceño toca sus labios.
La miro.
—¿Te gustaría que saliera con otro tipo que me está haciendo sombra?
—No —Admite después de una larga pausa—. Pero… —Parece estar pensando—. No había un ambiente sexual en la invitación. Si él estuviera coqueteando, me hubiera invitado a cenar. El café y el estudio parecen ser cosas de amigos.
Ella podría estar en lo cierto, pero sé cómo piensan los chicos. Ese hijo de puta está coqueteando con ella a la vista de la otra chica con el que llego a la fiesta.
Idiota. Movimiento.
—Brittany… —Su voz se vuelve cautelosa—, tú sabes que ese beso no significó
nada, ¿verdad?—Porque somos solo amigas… ¿verdad?
La nota en su tono, pero sé que ahora no es el momento para discutir sobre cualquier cosa que es esto. Así que asiento con la cabeza y digo
—: Verdad.
Alivio flota a través de sus ojos.
—Bueno. De acuerdo, bueno tal vez deberíamos irnos. Creo que nos hemos mezclado lo suficiente.
—Claro. Lo que quieras.
—Digámosle adiós a Beau primero. Ya sabes, me gusta mucho ese tipo. No es
en absoluto lo que esperaba…
Continua charlando en mi oreja mientras vamos de nuevo a la sala de estar, pero no oigo ni una palabra. Estoy demasiado ocupada con la bomba de verdad que acaba de ser lanzada sobre mi cabeza.
Sí, Santana y yo somos amigas. De hecho, ella es la única amiga que he tenido.
Y sí, quiero seguir siendo amiga de Santana.
Pero…
También quiero dormir con ella.
Me palmeo a mí misma en la espalda por convencer a Santana de usar la blusa
de color rojo, ya que, jodido santo infierno, se ve increíble en ella. El material es tan
fino que delinea cada curva dulce de su pecho, y ese escote... Dulce Jesús. Sus tetas
prácticamente caen de él, como si estuvieran tratando de salir y decir hola. No sé si
está usando un sostén push-up o si sus pechos son realmente tan grandes, pero de
cualquier manera, están rebotando como locos con cada paso que da.
Varias personas pasan a saludarme y hay un montón de miradas curiosas en
dirección de Santana. Está inquieta a mi lado, sintiéndose claramente fuera de
lugar. Mi pecho se vuelve más suave que la mantequilla cuando vislumbro la
mirada de cervatillo asustado en sus ojos. Tomo su mano, lo que causa que su
mirada vaya a la mía con sorpresa.
Acercando mis labios a su oreja, murmuro
—: Relájate.
Inclinarme es un gran error, porque huele fantástico. Esa dulce fragancia familiar de cereza mezcla con un débil toque de lavanda y algo únicamente femenino. Necesito una seria cantidad de fuerza de voluntad para no presionar la nariz en su cuello e inhalarla. O saborearla con mi lengua. Lamer y besar la carne caliente de su garganta hasta que gima.
Oh Dios. Estoy en un gran problema. No he podido dejar de pensar en ese beso. Cada vez que el recuerdo flota en mi cabeza, mi pulso se acelera y mis coño pulsa, y me mojo y excito solo de pensarla, y lo único que quiero hacer es besarla mierda otra vez.
El deseo irresistible, sin embargo, va acompañado de una sensación de aplastante
rechazo. Porque, claro, fui la única afectada por ese maldito beso. Si Santana había
sentido algo, incluso en lo más mínimo, no habría metido la lengua en la garganta
de Dean dos segundos después. Dean. Uno de mis mejores amigos
.
Pero no está aquí esta noche con Dean, ¿o sí? No, ella es mi cita, y estamos aquí
para poner a otro hombre celoso, ¿por qué no puedo ceder a la tentación? Esta
podría ser la única oportunidad que tenga.
Así que planto un beso suave en el lado de su garganta antes de susurrar
—: Vas a ser el centro de atención esta noche, nena. Sonríe y finge que estás disfrutando.
Le robo otro beso, esta vez en la esquina de su mandíbula, y toma aliento. Sus ojos se abren y, o me lo estoy imaginando, o hay un rayo de calor allí. Antes de que pueda interpretar lo que estoy viendo, uno de los defensas nos interrumpe.
—¡Pierce! ¡Hola, es bueno verte, rubia! —Ollie Jankowitz se inclina y golpea mi espalda, y el contacto sacude todo mi cuerpo debido a que el tipo es un monstruo.
—Oye, Ollie —digo antes de asentir hacia Santana—. ¿Conoces a Santana?
Lleva una mirada en blanco por un segundo. Luego su mirada cae a su pecho, y una lenta sonrisa se extiende por su rostro barbudo.
—Lo hago ahora. —Extiende una mano carnosa—. Hola, soy Oliver.
Ella torpemente le da la mano.
—Hola. Encantada de conocerte.
—¿Tienes algo para beber en este lugar? —pregunto a Ollie.
—Los barriles de cerveza están en la cocina. En muchas otras partes alrededor,
también.
—Genial. Gracias . Te alcanzaré en un momento.
Entrelazo mis dedos con los de Santana y la llevo a la cocina, que está llena de
hermanos de fraternidad borrachos. No he visto a Beau todavía, pero sé que vamos
a encontrárnoslo finalmente.
No estoy muy emocionada ante la perspectiva de ver a Puck, sin embargo.
Agarro dos vasos de plástico de la pila en la encimera de granito y camino hacia
uno de los barriles. Los chicos de fraternidad protestan, pero cuando se dan cuenta
de quien los está haciendo a un lado, se separan para mí como el mar rojo. Sólo
otra ventaja de ser la capitana del equipo de hockey venerado de Briar y del equipo de porristas permanentemente. Vierto dos cervezas, entonces me alejo de la multitud y extiendo un vaso a Santana, que categóricamente niega con la cabeza.
—Es una fiesta, Lospez. No te matará tomar una miserable cerveza.
—No —dice con firmeza.
Me encojo de hombros y tomo un sorbo de alcohol acuoso. La cerveza es
barata como la mierda, pero eso es probablemente algo bueno. Significa que no hay
posibilidad de emborracharme con esta mierda, no es que beba todo un barril sola.
Cuando la cocina se vacía, Santana se apoya en el mostrador y suspira.
—Odio las fiestas —dice con tristeza.
—Tal vez es porque te niegas a beber —bromeé.
—Sigue y suelta los chistes de mojigatas. No me importa.
—Sé que no eres una mojigata. —Meneo mis cejas—. Una mojigata no besa
de la forma en que lo haces.
Sus mejillas enrojecen.
—¿Qué demonios significa eso?
—Esto significa que tienes una lengua atractiva y sabes cómo usarla.
Ah mierda, lo que no debía decir. Porque ahora estoy mojada. Por suerte, mis jeans son lo suficientemente apretados para evitar que haga el papel de una idiota.
—A veces pienso que dices las cosas sólo para hacer que me sonroje —Me
acusa Santana.
—Nop. Sólo estoy siendo honesta.
Una oleada de voces se oye más allá de la cocina, y me encuentro rezando para que nadie entre. Me gusta estar a solas con Santana.
Y a pesar de que no hay ninguna razón para hacer un espectáculo cuando estamos solas, todavía me acerco y coloco un brazo alrededor de su hombro mientras tomo otro sorbo de cerveza acuosa.
—En serio, ¿por qué eres tan anti-bebida? —pregunto con voz ronca.
—No soy anti-bebida. —Hace una pausa—. En realidad me gusta un poco. Con moderación, por supuesto.
—Por supuesto —repito, rodando mis ojos antes de tomar la segunda copa que
dejé sobre el mostrador—. ¿Has tomado una cerveza ya?
—No.
Tengo que reír.
—Acabas de decir que te gusta.
—No me importa beber en mi habitación con Tina, pero nunca lo hago en las
fiestas.
—Oh Por Dios. ¿Así que te sientas en casa como una borracha cuando bebes?
—No. —Se ve exasperada—. Sólo... déjalo, ¿quieres?
—¿Alguna vez dejo ir algo?
Su exasperación se convierte en derrota.
—Mira, me pongo paranoica acerca de lo que podría estar en mi copa, ¿de acuerdo?
El insulto hace que mi pique.
—Por el amor de Dios, ¿crees que te drogaré?
—Claro que no.
Su rápida respuesta alivia mis preocupaciones, pero cuando añade
—: Tú no, de todos modos —dispara mi sospecha.
—Tu... —Frunzo el ceño profundamente—. ¿Eso te sucedió?
El rostro de Santana se convierte en dolor, y luego sacude la cabeza lentamente.
—Le pasó a una amiga mía en la secundaria. Estaba drogada.
Mi mandíbula cae abierta.
—¿En serio?
Ella asiente. —Alguien le dio drogas en una fiesta... y, um... diremos que no
fue una buena noche para ella, ¿de acuerdo?
—Oh, mierda. Eso es jodido. ¿Estaba bien?
Santana se ve triste.
—Sí. Ella estaba bien. —Me da un gesto torpe—. Pero me hizo desconfiar acerca de beber en público. Incluso si me sirvo yo misma... quién sabe lo que pasará si me doy la vuelta, aunque sea por un segundo. Me niego a correr ese riesgo.
Mi voz se vuelve ronca.
—Sabes que nunca dejaría que eso te sucediera, ¿verdad?
—Um, sí. Claro, lo hago.
Pero no suena totalmente convencida, y no me atrevo a sentirme ofendida al respecto porque sospecho que la experiencia de su amiga realmente lastimo a Santana. Y con buena razón.
He escuchado historias de horror como esas antes. Por lo que sé, no ha sucedido en Briar, pero sé que pasa en otros colegios. Las chicas ingieren involuntariamente E o Rohypnol, o se emborrachan mientras acosadores inmorales se aprovechan de ellas en ese estado. Sinceramente, no entiendo a los chicos que le hacen eso a una mujer. En lo que a mí respecta, todos ellos deben estar tras las rejas.
Pero ahora que sé la razón detrás de su regla de no beber, dejo de molestar a Santana por tomar una cerveza y nos dirigimos de nuevo a la sala principal. Los ojos de Santana escanean la multitud, y al instante se endurecen porque sé que está buscando a Puck.
Afortunadamente, no está a la vista.
Nos mezclamos durante un tiempo. Cada vez que la presento a alguien, se ven
sorprendidos, como si no pudieran entender por qué estoy con ella y no con una
boba chica de hermandad. Y más de un chico come con los ojos los pechos de
Santana antes guiñarme un ojo como diciendo buen trabajo.
Oficialmente me retracto de mi reclamo anterior, ojalá no la hubiera convencido para llevar esa blusa. Por alguna razón, las miradas apreciativas que está recibiendo realmente me cabrean. Pero me trago las necesidades posesivas cavernícolas y trato de disfrutar de la fiesta. La multitud es más de fútbol que de hockey, pero todavía conozco a casi todo el mundo allí, lo que hace que Santana murmure
—: Por Dios. ¿Cómo conoces a toda esta gente?
Le sonrío.
—Te dije que soy popular. Oye, allí está Beau. Venga, vamos a pasar y decir hola.
Beau Maxwell es el típico mariscal de campo universitario. Lo tiene todo: las miradas, la arrogancia, y lo más importante, el talento. Pero a pesar de que cualquier otra persona en su posición podría pensar que es su derecho ser un gilipollas total, Beau es realmente un poco decente. Él sigue la carrera de historia como yo, y se ve realmente feliz de verme esta noche.
—B, ¡lo hiciste! Toma, prueba esto. —Él sostiene una botella de... algo. La
botella es de color negro y no tiene etiqueta, así que no tengo ni idea de lo que está
ofreciendo.
—¿Qué es eso? —pregunto con una sonrisa.
Beau sonríe de nuevo.
—Moonshine cortesía de la hermana de Big Joe. Esta mierda es potente.
—¿Sí? Entonces aléjalo lo más posible. Tengo un juego de mañana por la tarde. No me puedo mostrar con una resaca de alcohol ilegal.
—Muy bien. —Él lleva sus azules ojos de bebé a Santana—. ¿Quieres un poco,
cariño?
—No, gracias.
—Beau, Santana. Santana, Beau —presento.
—¿Por qué me pareces familiar? —demanda Beau, mirándola de arriba abajo—
. ¿Dónde sé tú am…? o mierda, lo sé. Te vi cantando en el show de primavera el
año pasado.
—¿En serio? ¿Estabas allí?
Santana suena simultáneamente sorprendida y contenta, y me pregunto si tal
vez estoy viviendo en un planeta diferente o algo así, ¿Por qué soy la única que no
sabe de sus shows?
—Maldita sea estuve allí —declara Beau—, y fuiste impresionante. Tú cantaste… ¿Cómo era? ¿“Stand By Me” creo?
Ella asiente con la cabeza.
Arrugo la frente cuando la miro.
—Pensé que solo te permitías cantar originales.
—Es un requisito del nivel superior —explica—, los estudiantes de primer y
segundo año pueden cantar lo que ellos quieren porque ellos no están corriendo por
sus becas.
—Sí, mi hermana tenía que cantar una original —dice Beau—, ella estaba en lo
alto del grupo. ¿Joanna Maxwell? ¿La conoces?
Santana jadea.
—¿Joanna es tu hermana? He oído que este verano consiguió un papel en Broadway.
—¡Ella lo hizo! —Sonríe Beau con orgullo—, mi hermana mayor es una estrella de Broadway. ¿Qué tal eso?
Estamos consiguiendo aún más miradas del chico de cumpleaños, pero Santana parece ajena a eso. Yo, por otro lado, estoy molesta por la constante atención de una persona en particular. Puck acaba de entrar a la sala de estar, y sus labios hacen una mueca cuando nuestras miradas se encuentran. Asiento con la cabeza en señal de saludo, a continuación, giro mi cabeza para darle un beso a Santana en la mejilla.
Su cara se sorprende como un idiota, así que justifico el gesto diciendo
—: Voy a dar una vuelta. A tomar otra cerveza.
—Está bien —Inmediatamente se da vuelta a Beau y siguen charlando sobre su
hermana.
No siento ningún interés romántico por parte de ella, sin embargo, trae un poco
de alivio. La verdadera amenaza está al otro lado de la habitación y camina a
propósito en nuestra dirección al segundo que me alejo de ellos.
Intercepto a Noah antes de que pueda alcanzar al dúo hablando, dándole una
palmada ocasional en el brazo.
—Puck. Gran partido ¿eh?
Su inclinación de cabeza es distraída, su mirada sigue centrada más allá de mi
hombro en Santana. Mierda. ¿Puede ser que realmente esté interesado en ella?
Imagine que esta gran farsa no era algo por lo que tenía que preocuparme, pero es
evidente que mi plan está funcionando muy bien. Puck solo tiene ojos para
Santana, y no me gusta. Ni un poco.
Echo un vistazo a sus manos vacías y sonrío.
—Vamos, vamos a conseguirte una bebida.
—Naah, estoy bien. —Ya está pasando junto a mí, directo a donde no quiero
que vaya.
El momento que Santana nota a Noah, sus mejillas se ponen rosas y su mirada
se sobresalta, pero ella se recupera rápidamente y lo saluda con una sonrisa
vacilante.
Oh infiernos no. Mi espalda se pone recta como un palo de hockey. Quiero derribarlo y tirarlo fuera de ella. O mejor aún, tirarla en mis brazos y besarla encendiendo las luces por ella. No hago ninguno, porque esta vez soy la que es interceptada. Kendall aparece en mi camino, su largo y trenzado cabello rubio en su hombro, terminado en una cola de caballo colgando por su escote. Esta vestida perfectamente con un pequeño vestido rojo y tacones imposibles, pero con una expresión de tormento que la delata.
—Hola —dice con fuerza.
—Hola. —Aclaro mi garganta—, ¿Cómo te va?
Sus labios se aplanan con disgusto.
—En serio ¿Estas con una cita y eso es lo que me dices?
Mierda. La mitad de mi atención está en Santana, que ahora se está riendo de algo que dijo Puck. Afortunadamente Beau todavía está allí para servir de apaciguador, pero no estoy feliz de verla con Noah que no está pareciendo amigable.
El resto de mi atención está en Kendall, quien de repente me está asustando porque puede hacer una escena.
—Me dijiste que no querías una novia —sisea.
—No quiero —respondo rápido.
Ella esta tan cabreada que está temblando.
—Entonces ¿Cómo puedes explicar eso?
Levanta un dedo en dirección a Santana.
Fantástico. Bueno, ahora estoy jodida. No puedo insistir que esto no es una cita, porque Puck se supone que piensa que lo es. Pero si digo que es una cita, Kendall podría darme una cachetada.
Bajo la voz.
—Ella no es mi novia. Es una cita, sí, pero no es una cosa grave, ¿de acuerdo?
—No, no está bien. ¡Estoy realmente contigo! Y si no estás conmigo, entonces
está bien. Pero puedes tener la decencia de…
—¿Por qué? —Soy incapaz de detener la pregunta que está mordiendo mi lengua desde la semana pasada cuando ella y yo hablamos.
Kendall parpadea con confusión.
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué estás conmigo?
Ella frunce el ceño, como si estuviera realmente insultándola preguntando eso.
—Ni siquiera me conoces —digo en voz baja—, no has tratado de conocerme.
—Eso no es verdad. —Se opone, su ceño fruncido se disuelve en un gesto de
preocupación.
Deje escapar un suspiro.
—Ni siquiera hemos tenido una conversación real, Kendall, y nos hemos visto una docena de veces este verano. No me has preguntado ni una sola vez sobre mi infancia, mi familia o mis clases. Mis compañeros de equipo, mis intereses, infierno, ni siquiera sabes mi color favorito, y ese tipo de cosas que averiguas en Conociéndote 101.
—Sí, lo sé —insiste.
Suspiro de nuevo.
—¿Sí? ¿Entonces cuál es?
Duda por un momento, entonces dice
—: Azul.
—En realidad es el negro.
Otra voz viene de atrás, y entonces Santana aparece a mi lado, y estoy jodidamente aliviada que casi le doy un abrazo de oso.
—.Siento interrumpir —emite un sonido—, pero… hermana, ¿Dónde está nuestra
cerveza? ¿Perdiste tu camino a la concina o algo así?
—Estaba distraída.
Santana mira a Kendall.
—Hola. Soy Santana. Lo siento, pero tengo que robártela por un segundo. La sed llama.
El hecho de que Kendall no se oponga a debatir mi punto ha dado en el blanco, y la expresión de Kendal es una mezcla de vergüenza y culpa cuando Santana toma mi brazo y me arrastra por el pasillo.
Una vez que estamos fuera de vista, bajo la voz y digo
—: Gracias por salvarme. Ella o estaba a punto de llorar o darme una patada.
—Estoy segura que la última la hubieras merecido —responde Santana con un
suspiro—. Déjame adivinar, rompiste su corazón.
—No. —La molestia se eleva por mi garganta—. Pero resulta que nuestra separación amistosa no era tanto como lo pensé.
—Ah. Veo.
Achico mis ojos.
—Así que mi color favorito es el negro ¿eh? ¿Qué te pase pensar eso?—Debido a que cada maldita camiseta de la que eres propietaria es negra —Lanza una mirada a mi suéter.
—Tal vez es porque el negro va con todo, ¿Alguna vez pensaste eso?—Sonrío—, no significa que sea mi color favorito.
—Está bien, lo voy a aceptar. ¿Cuál es tu color favorito entonces?
Dejé escapar un suspiro.
—Es el negro.
—¡Ja! Lo sabía —suspira también, Santana—. Entonces que, ¿Tenemos que ocultarnos en el pasillo por el resto de la noche para evitar a esa chica?
—Sí, ¿a menos que te quieras ir? —digo con suerte.
He perdido todo el entusiasmo por la fiesta, especialmente ahora que sé que está Puck. Antes de que ella responda, me esfuerzo por agregar
—. Puck mordió el anzuelo por cierto. Así que si nos vamos ahora, vas a dejarlo queriendo más, era el plan ¿no?
Hay vacilación en su línea de la frente.
—Sí, supongo. Pero…
—¿Pero qué?
—Estoy disfrutando hablar con él.
Maldito si no se siente como un cuchillo en el corazón. ¿Pero por qué? No estoy interesada en Santana. O por lo menos no lo estaba antes. Todo lo que había querido eran sus servicios de tutora, pero ahora… ahora no sé lo que quiero.
—¿De qué hablaron? —pregunto, y espero que no oiga cuando se quiebra mi
voz.
Santana se encoge de hombros.
—Clases. Fútbol. El show. Me preguntó si quiero tomar café en algún momento y si estudiamos ética juntos.Uh, ¿qué?
—¿Me estás tomando el pelo? —Estallé—, ¿él está planeando una cita frente a
mí?
Diversión baila en sus ojos.
—No estamos realmente juntas, Brittany.
—Él no sabe eso. —No puedo controlar mi ira hirviendo por mis entrañas—.
Tú no vas a ir a una cita con ese hombre. Punto. Ese es una mierda de movimiento.
Un ceño toca sus labios.
La miro.
—¿Te gustaría que saliera con otro tipo que me está haciendo sombra?
—No —Admite después de una larga pausa—. Pero… —Parece estar pensando—. No había un ambiente sexual en la invitación. Si él estuviera coqueteando, me hubiera invitado a cenar. El café y el estudio parecen ser cosas de amigos.
Ella podría estar en lo cierto, pero sé cómo piensan los chicos. Ese hijo de puta está coqueteando con ella a la vista de la otra chica con el que llego a la fiesta.
Idiota. Movimiento.
—Brittany… —Su voz se vuelve cautelosa—, tú sabes que ese beso no significó
nada, ¿verdad?—Porque somos solo amigas… ¿verdad?
La nota en su tono, pero sé que ahora no es el momento para discutir sobre cualquier cosa que es esto. Así que asiento con la cabeza y digo
—: Verdad.
Alivio flota a través de sus ojos.
—Bueno. De acuerdo, bueno tal vez deberíamos irnos. Creo que nos hemos mezclado lo suficiente.
—Claro. Lo que quieras.
—Digámosle adiós a Beau primero. Ya sabes, me gusta mucho ese tipo. No es
en absoluto lo que esperaba…
Continua charlando en mi oreja mientras vamos de nuevo a la sala de estar, pero no oigo ni una palabra. Estoy demasiado ocupada con la bomba de verdad que acaba de ser lanzada sobre mi cabeza.
Sí, Santana y yo somos amigas. De hecho, ella es la única amiga que he tenido.
Y sí, quiero seguir siendo amiga de Santana.
Pero…
También quiero dormir con ella.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Pues vaya que funciono el plan de Britt al principio un poco incómoda la situación por el beso pero la rubia supo relajar el ambiente con su forma de ser
Y bueno Britt también ahora empezando a dudar sobre como se siente realmente por San, aunque y sabe que se siente atraída por ella más de lo normal solo que aun no lo acepta del todo
Y bueno Britt también ahora empezando a dudar sobre como se siente realmente por San, aunque y sabe que se siente atraída por ella más de lo normal solo que aun no lo acepta del todo
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 18
SANTANA
He estado descuidando a mis amigos desde que empecé la tutoría de Brittany, pero ahora que ella hará los exámenes trimestrales, mi tiempo libre me pertenece a mí de nuevo. Así que la noche después de la fiesta de Beau Maxwell, me encuentro con los sospechosos habituales en la cafetería del campus, emocionada de volver a reconectar con todo el mundo. Y es obvio que ellos me extrañaron igual que yo.
—¡San- San! —
Kurt salta de su silla y me atrapa en un abrazo de oso. Y cuando digo abrazo de oso, lo digo en serio, porque Kurt es un chico gracioso. Siempre me burlo de él viéndose exactamente como el chico de The Blind Side y que debería estar jugando de defensa en el equipo de fútbol, pero Kurt no tiene ningún hueso atlético en su cuerpo. Él es un estudiante de música como yo, y confíen en mí, el chico puede cantar.
Megan es la siguiente en saludarme, y como de costumbre, un comentario sabelotodo sale de su listilla boca.
—¿Fuiste abducida por extraterrestres? —
Exige incluso mientras me abraza con tanta fuerza que apenas puedo respirar.
—. Espero que la respuesta a eso sea sí y que te investigaran obsesivamente durante diez horas seguidas, porque te lo mereces por ignorarme durante más de una semana.
Me río de la vívida imagen que ha pintado.
—Lo sé. Soy una mierda total. Pero tenía tutoría esta semana y eso me ha mantenido ocupada.
—Oh, todos sabemos que te has estado manteniendo ocupada —Stella se levantó de su asiento junto a Kurt—. Brittany Pierce, ¿eh? ¿En serio?
Ahogo un suspiro.
—¿Quién te lo dijo? ¿Tina?
Stella pone los ojos en blanco de la manera más teatral. Creo que es una cosa de los estudiantes de teatro, es como si no pudieran decir una palabra solitaria o hacer un solo gesto sin sobreactuarlo.
—Por supuesto que lo hizo. A diferencia de ti, Tina no nos guarda secretos.
—Oh, termínalo. Sólo he estado ocupada con la tutoría y el ensayo. Y todo lo que Tina dijo sobre Brittany, no es cierto.
Abro mi abrigo de invierno y lo dejo en la silla vacía junto a Meg.
—. La estoy ayudando a pasar Ética. Eso es todo.
El novio de Meg, Jeremy mueve sus cejas hacia mí por encima del borde de su taza de café.
—Sabes que eso te hace el enemigo ahora, ¿cierto?
—Ah, vamos —protesto—. Hablo en serio.
—Dice la traidora —Se burla Meg—. ¿Cómo te atreves a fraternizar con una idiota? Como. Te. Atreves.
Puedo ver por sus expresiones lúdicas que es todo una buena broma. O al menos lo es antes de que Brittany me envíe un mensaje de texto. Mi teléfono suena, y sonrió al segundo que lo saco de mi bolso.
Brittany: Totalmente deberías haber venido a la fiesta de esta noche después del
juego. Una chica simplemente tiró una jarra de cerveza sobre la cabeza de Dean.
Bufe en voz alta y respondí de vuelta un rápido mensaje, porque tenía que saber más.
Yo: ODM. ¿Por qué? (aunque estoy segura de que se lo merecía).
Ella: Supongo que se olvidó de decirle que no eran exclusivos.
Yo: Por supuesto. Pervertidos.
Ella: Pervertidos... termina esa frase... ¿Los Pervertidos son impresionantes? Gracias,
cariño. Acepto este premio en nombre de todos nosotros.
Yo: ¿El premio al mayor de los idiotas? Sí, eres la portavoz perfecto.
Ella : Awwww. Estoy herida. No soy un DB
La idea de que podría haber llegado a herir sus sentimientos provoca que la
culpa se extienda a través de mí.
Yo: Tienes razón. No lo eres. Lo siento.
Ella: San. Eres la persona más blanda en el planeta. No me duele, en absoluto.
Yo: Bien, porque la disculpa era para aparentar.
—Santana López, ¡por favor repórtese a la oficina del director!
Mi cabeza se levanta, y descubro a mis cuatro amigos sonriéndome de nuevo. Kurt, que había expresado la orden en pleno auge, se dirige al grupo.
—Oh, miren, nos está prestando atención.
—Lo siento —digo con culpabilidad—. Alejare oficialmente mi teléfono lo que dure esta reunión.
—Oye, ¿no adivinas a quien vimos en Ferro la otra noche? —dice Meg, refiriéndose al restaurante italiano de la ciudad.
—Aquí vamos —Su novio suspira—. ¿No puedes estar cinco segundos sin chismes, cariño?
—Nop. —Le da una sonrisa jovial antes de volverse hacia mí—. Unique y Mary Jane —anuncia—. Estaban en una cita.
—¿Sabías que estaban juntos? —Demanda Stella.
—Se que él la invito a salir —admito—. Pero estaba esperando que ella fuera lo suficientemente inteligente como para decir que no.
No me sorprende escuchar que MJ había hecho todo lo contrario. Y ahora estoy ciertamente sin ganas del ensayo del lunes, ¿porque si Unique y MJ son una "pareja" ahora? Nunca voy a ganar una discusión sobre el dúo.
—¿Ese estúpido sigue causando problemas en los ensayos? —pregunta Kurt con el ceño fruncido.
—Sí. Es como si hubiera hecho su misión en la vida el molestarme. Pero no ensayamos los fines de semana, así que tengo un respiro de su mierda hasta el lunes. ¿Cómo va tu pieza?
La expresión de Kurt se pone seria.
—Bien, en realidad. Jon ha sido muy bueno acerca de escuchar mis sugerencias. No es un demente posesivo de la canción, ¿sabes? Pero también no tiene ningún problema diciendo que no a mis ideas, que también agradezco.
Bueno, al menos uno de nosotros tuvo suerte en el departamento compositor. MJ parece perfectamente contenta con dejar a Unique encender un fósforo en su canción y prenderle fuego.
—Está bien, totalmente quiero oír más, pero tengo que tomar un café primero.
—Me paro de mi asiento y tomo mi bolso—. ¿Alguien quiere algo mientras estoy allá?
Después de que todos sacudieran sus cabezas, me dirijo al mostrador y estoy al final de una larga fila. La cafetería está sorprendentemente llena para un domingo por la noche, y estoy sorprendida cuando varias personas en la fila me asienten o saludan. No conozco a nadie, pero sonrío torpemente y asiento con la cabeza de vuelta, luego pretendo que le llego un mensaje de texto a mi teléfono porque no quiero tener una conversación con un extraño. ¿Tal vez me encontré con ellos en la fiesta de Beau? Todas las presentaciones que Brittany hizo son un completo borrón para mí, sin embargo. Los únicos nombres de personas y rostros que recuerdo son los de Beau y Noah y algunos de los otros jugadores de fútbol. Hay un suave golpe en mi hombro, me doy la vuelta y me encontré mirando hacia los vividos ojos de Noah.
Hablando del demonio.
—Oh, hola —chillo.
—Hey. —Desliza sus manos en los bolsillos de su chaqueta de fútbol—. ¿Cómo estás?
Trato de sonar casual a pesar de que mi corazón esta acelerado.
—Bien. ¿Tú?
—Estoy muy bien. Pero... tengo curiosidad acerca de algo. —Inclina la cabeza de la manera más adorable, y cuando un mechón de pelo negro cae sobre su frente,lucho contra el impulso de alejarlo—. ¿Qué tienes exactamente contra las fiestas? —pregunta con una sonrisa.
Parpadeo.
—¿Qué?
—Me he encontrado contigo en dos fiestas hasta ahora, y en ambas te has ido temprano —Hace una pausa—. En realidad, ambas veces te fuiste con Pierce.
Malestar se desliza por mi columna vertebral.
—Uh, sí. Bueno, tiene un coche. No puedo dejar pasar un paseo gratis.
Al segundo que lo digo, me doy cuenta de lo sucio que sonaba, pero a diferencia de Brittany, quien se habría aprovechado sobre el comentario al instante, Noah ni siquiera esbozó una sonrisa. En todo caso, se vía perturbado. Está en silencio por un momento antes de bajar su voz.
—¿Sabes qué? Solo iré directo al grano y preguntare, ¿tú y Pierce son amigas, o algo más?
Mi teléfono suena al segundo que expresa la pregunta, demostrando que los iPhones tienen el peor tiempo. Cuando "Sexy Back" de Justin Timberlake resuena a través del altavoz, todos en la fila me miran con una sonrisa. ¿Por qué esta "Sexy Back" a todo volumen sonando en mi teléfono? Bueno, porque una jugadora muy desagradable lo programo como su tono de llamada, y yo he sido demasiado perezosa para cambiarlo.
La mirada de Noah cae a mi teléfono, y puesto que la pantalla quedo arriba, no se pierde el nombre intermitente que cruza la pantalla en letras imprentas grandes.
BRITTANY PIERCE.
—Supongo que eso responde mi pregunta —dice con ironía.
Presionó rápidamente el botón de ignorar.
—No. Brittany y yo no estamos juntas. Y para que no pienses que soy una completa rara, yo no le puse ese tono de llamada. Ella lo hizo.
Noah todavía parece dudoso.
—¿Así que no estás saliendo con ella?
Desde que el punto de ir a la fiesta de Beau con Brittany era para hacerme verme deseable, me quedo con la mentira.
—Nos vemos casualmente, pero no somos exclusivas ni nada. Vemos a otras personas, también.
—Oh. Está bien.
La fila avanza más cerca del mostrador, y nos acercamos justo en frente de él.
—¿Eso significa que tienes permitido tener una cena conmigo alguna vez? — pregunta Noah con una leve sonrisa.
Una punzada de alarma se enciende en mi vientre. No puedo darle sentido, así que decido ignorarla.
—Se me permite hacer lo que quiera. Como he dicho, Brittany y yo no estamos juntas. Solo pasamos el rato a veces.
Dios, eso sonaba vil. Se lo que los chicos piensan cuando escuchan eso. También podría haberle dicho que: estoy durmiendo con ella, sin ataduras. Sin embargo, Noah no parece desanimarse por eso. Sus manos se mueven de sus bolsillos a las correas de sus pantalones en una pose ligeramente incómoda.
—Mira. Santana. Creo que eres bastante genial. —Se encoge de hombros—. Me gustaría llegar a conocerte mejor.
Mi corazón salta.
—¿En serio?
—Totalmente. Y estoy bien si estás saliendo con otras personas al mismo tiempo, pero... —Su expresión se vuelve intensa—. Si tú y yo salimos un par de veces y tenemos el tipo de conexión que creo que vamos a tener, entonces voy a querer involucrar una cláusula de exclusividad, muy pronto.
No puedo evitar sonreír.
—No me di cuenta que los futbolistas estaban tan interesados en la monogamia —Bromeé.
Se ríe.
—Mis compañeros de equipo seguro como el infierno que no lo están, pero yo no soy como ellos. Si estoy con una chica, quiero que sea mía y solo mía.
No sé qué decir a eso, pero, afortunadamente, él continúa antes de que pueda Responder.
—. Pero es demasiado pronto para hablar de esas cosas, ¿eh? ¿Qué tal empezar con la cena?
Dios mío. Me está pidiendo salir. No café, no estudiar, sino que una cita real. Debería estar haciendo volteretas internas o algo, y sin embargo, no me puedo quitar la aprehensión agitada en mi estómago, las pequeñas campanas de alarma que me están haciendo decir... no. Pero eso es una locura. He estado obsesionada con este chico desde que comenzó la escuela. Quiero salir con él. Exhalo una respiración lenta.
—Claro, eso suena muy bien. ¿Cuándo?
—Bueno, estoy un poco ocupado esta semana. Tengo que escribir dos trabajos, y luego voy a estar en Buffalo con el equipo este fin de semana. ¿Qué tal una semana a partir de ahora? ¿El próximo domingo, tal vez?
Mi teléfono suena con la interpretación de “Sexy Back.” Un ceño toca los labios de Noah, pero se desvanece cuando presiono apresuradamente ignorar de nuevo.
—El próximo domingo es genial —le digo con firmeza.
—Genial.
Llegamos al mostrador, y ordeno un gran late moca, pero antes de que pueda llegar a mi cartera, Noah viene a mi lado, pide su propia orden, y paga por los dos.
—Yo invito.
Su voz ronca envía un escalofrío a través de mí.
—Gracias.
A medida que avanzamos hacia el otro extremo del mostrador para esperar nuestras ordenes, hace esa cosa linda inclinando su cabeza de nuevo.
—¿Estarás aquí, o quieres que te acompañe de vuelta a tu dormitorio? Espera, estas en los dormitorios, ¿cierto? ¿O vives fuera del campus?
—Estoy en la casa Bristol.
—Hey, somos vecinos. Yo estoy en Hartford.
La barista desliza nuestros pedidos en el mostrador. Noah alcanza su taza, luego me sonríe.
—Caminaremos juntos de nuevo, ¿dama?
Bueno. Bien, eso fue... cursi. Y no le agradeció a la chica en el mostrador cuando le entrego su café. No sé por qué me molesta, pero lo hace. Aun así, fuerzo una sonrisa, incluso cuando doy una sacudida de mi cabeza.
—Lo haría, pero estoy aquí con los amigos.
Sus ojos brillan.
—Eres una mariposa social, ¿no es así?
Me río con torpeza.
—No realmente. No he visto a mis amigos desde hace tiempo. He estado demasiado ocupada para salir.
—No demasiado ocupada para ver a Pierce —señala.
Hay una nota burlona en su voz, pero también escucho algo más nítido. ¿Celos? O tal vez es resentimiento. Pero luego vuelve a sonreír y juguetonamente toma mi teléfono de
mi mano
—. Pondré mi número aquí. Envíame el tuyo cuando tengas una oportunidad, y veremos los detalles para la próxima semana.
Mi corazón se acelera, pero esta vez es de excitación nerviosa. No puedo creer que en realidad estemos yendo a una cita. Noah termina de poner su número en mi lista de contactos justo cuando el teléfono suena en su mano. ¡Sorpresa! Es Brittany nuevo.
—Tal vez deberías responderle —murmura Noah.
Él podría estar en lo cierto. ¿Tres llamadas en dos minutos? Eso podría significar definitivamente una emergencia. O podría significar que Brittany está tratando de molestarme, como de costumbre.
—Nos vemos el domingo.
Noah me pasa el teléfono de vuelta, sonríe de nuevo (pero se ve mega torpe en esta ocasión), y luego se va. Me alejo del mostrador y contesto la llamada antes de que salte el buzón de voz.
—Hey, ¿qué sucede? —le digo irritada.
—¡Finalmente! —La voz molesta de Brittany se desliza en mi oído—. ¿Por qué eres dueña de un teléfono si no te molestas en contestarlo cuando alguien llama? Será mejor que tengas una buena razón para ignorándome, Lóspez.
—Tal vez estaba en la ducha —Me quejo—. U orinando. O haciendo yoga. O estaba desnuda en el patio.
—¿Estabas haciendo alguna de esas cosas? —Cuestiona.
—No, pero podría haberlo estado haciendo. No es que me pase los días sentada y esperando a que me llames, idiota.
Ella ignora el comentario cruel.
—¿Qué pasa con todas las voces? ¿Dónde estás?
—El Café Hut. Me estoy poniendo al día con algunos amigos.
Dejo de lado la parte donde Noah me invitó a salir en una cita. Por alguna razón, no creo que Brittany lo aprobaría, y no estoy de humor para discutir con ella.
—. Entonces, ¿qué es tan importante que tenías que llamarme cinco billones de veces?
—El cumpleaños de Dean es mañana y el equipo ira a Malone. Probablemente vamos a terminar volviendo a nuestra casa después. ¿Entras?
Me río.
—¿Me estás preguntando si quiero ir a un bar y ver a un montón de jugadores de hockey embriagarse? ¿Por qué si quiera pensaste que eso era algo que disfrutaría?
—Tienes que venir —dice con firmeza—. Mis exámenes trimestrales son mañana, ¿recuerdas? Lo que significa que voy a celebrar o sentir lástima. De cualquier manera, te quiero ahí.
—No lo sé...
—¿Por favor?
Guauu. Brittany sabe la palabra, ¿por favor? Impactante.
—Está bien —Me ablando, porque por alguna razón estúpida, no puedo decirle que no a este chico—. Iré.
—Maldición, sí. ¿Te recojo a las ocho?
—Claro.
Cuelgo, preguntándome cómo en el lapso de cinco minutos, Tengo no una, sino que dos citas. Una con el chico que me gusta, y otra con la chica que besé.
Mantengo sabiamente estos detalles para mí misma mientras me reúno con mis amigos.
—¡San- San! —
Kurt salta de su silla y me atrapa en un abrazo de oso. Y cuando digo abrazo de oso, lo digo en serio, porque Kurt es un chico gracioso. Siempre me burlo de él viéndose exactamente como el chico de The Blind Side y que debería estar jugando de defensa en el equipo de fútbol, pero Kurt no tiene ningún hueso atlético en su cuerpo. Él es un estudiante de música como yo, y confíen en mí, el chico puede cantar.
Megan es la siguiente en saludarme, y como de costumbre, un comentario sabelotodo sale de su listilla boca.
—¿Fuiste abducida por extraterrestres? —
Exige incluso mientras me abraza con tanta fuerza que apenas puedo respirar.
—. Espero que la respuesta a eso sea sí y que te investigaran obsesivamente durante diez horas seguidas, porque te lo mereces por ignorarme durante más de una semana.
Me río de la vívida imagen que ha pintado.
—Lo sé. Soy una mierda total. Pero tenía tutoría esta semana y eso me ha mantenido ocupada.
—Oh, todos sabemos que te has estado manteniendo ocupada —Stella se levantó de su asiento junto a Kurt—. Brittany Pierce, ¿eh? ¿En serio?
Ahogo un suspiro.
—¿Quién te lo dijo? ¿Tina?
Stella pone los ojos en blanco de la manera más teatral. Creo que es una cosa de los estudiantes de teatro, es como si no pudieran decir una palabra solitaria o hacer un solo gesto sin sobreactuarlo.
—Por supuesto que lo hizo. A diferencia de ti, Tina no nos guarda secretos.
—Oh, termínalo. Sólo he estado ocupada con la tutoría y el ensayo. Y todo lo que Tina dijo sobre Brittany, no es cierto.
Abro mi abrigo de invierno y lo dejo en la silla vacía junto a Meg.
—. La estoy ayudando a pasar Ética. Eso es todo.
El novio de Meg, Jeremy mueve sus cejas hacia mí por encima del borde de su taza de café.
—Sabes que eso te hace el enemigo ahora, ¿cierto?
—Ah, vamos —protesto—. Hablo en serio.
—Dice la traidora —Se burla Meg—. ¿Cómo te atreves a fraternizar con una idiota? Como. Te. Atreves.
Puedo ver por sus expresiones lúdicas que es todo una buena broma. O al menos lo es antes de que Brittany me envíe un mensaje de texto. Mi teléfono suena, y sonrió al segundo que lo saco de mi bolso.
Brittany: Totalmente deberías haber venido a la fiesta de esta noche después del
juego. Una chica simplemente tiró una jarra de cerveza sobre la cabeza de Dean.
Bufe en voz alta y respondí de vuelta un rápido mensaje, porque tenía que saber más.
Yo: ODM. ¿Por qué? (aunque estoy segura de que se lo merecía).
Ella: Supongo que se olvidó de decirle que no eran exclusivos.
Yo: Por supuesto. Pervertidos.
Ella: Pervertidos... termina esa frase... ¿Los Pervertidos son impresionantes? Gracias,
cariño. Acepto este premio en nombre de todos nosotros.
Yo: ¿El premio al mayor de los idiotas? Sí, eres la portavoz perfecto.
Ella : Awwww. Estoy herida. No soy un DB
La idea de que podría haber llegado a herir sus sentimientos provoca que la
culpa se extienda a través de mí.
Yo: Tienes razón. No lo eres. Lo siento.
Ella: San. Eres la persona más blanda en el planeta. No me duele, en absoluto.
Yo: Bien, porque la disculpa era para aparentar.
—Santana López, ¡por favor repórtese a la oficina del director!
Mi cabeza se levanta, y descubro a mis cuatro amigos sonriéndome de nuevo. Kurt, que había expresado la orden en pleno auge, se dirige al grupo.
—Oh, miren, nos está prestando atención.
—Lo siento —digo con culpabilidad—. Alejare oficialmente mi teléfono lo que dure esta reunión.
—Oye, ¿no adivinas a quien vimos en Ferro la otra noche? —dice Meg, refiriéndose al restaurante italiano de la ciudad.
—Aquí vamos —Su novio suspira—. ¿No puedes estar cinco segundos sin chismes, cariño?
—Nop. —Le da una sonrisa jovial antes de volverse hacia mí—. Unique y Mary Jane —anuncia—. Estaban en una cita.
—¿Sabías que estaban juntos? —Demanda Stella.
—Se que él la invito a salir —admito—. Pero estaba esperando que ella fuera lo suficientemente inteligente como para decir que no.
No me sorprende escuchar que MJ había hecho todo lo contrario. Y ahora estoy ciertamente sin ganas del ensayo del lunes, ¿porque si Unique y MJ son una "pareja" ahora? Nunca voy a ganar una discusión sobre el dúo.
—¿Ese estúpido sigue causando problemas en los ensayos? —pregunta Kurt con el ceño fruncido.
—Sí. Es como si hubiera hecho su misión en la vida el molestarme. Pero no ensayamos los fines de semana, así que tengo un respiro de su mierda hasta el lunes. ¿Cómo va tu pieza?
La expresión de Kurt se pone seria.
—Bien, en realidad. Jon ha sido muy bueno acerca de escuchar mis sugerencias. No es un demente posesivo de la canción, ¿sabes? Pero también no tiene ningún problema diciendo que no a mis ideas, que también agradezco.
Bueno, al menos uno de nosotros tuvo suerte en el departamento compositor. MJ parece perfectamente contenta con dejar a Unique encender un fósforo en su canción y prenderle fuego.
—Está bien, totalmente quiero oír más, pero tengo que tomar un café primero.
—Me paro de mi asiento y tomo mi bolso—. ¿Alguien quiere algo mientras estoy allá?
Después de que todos sacudieran sus cabezas, me dirijo al mostrador y estoy al final de una larga fila. La cafetería está sorprendentemente llena para un domingo por la noche, y estoy sorprendida cuando varias personas en la fila me asienten o saludan. No conozco a nadie, pero sonrío torpemente y asiento con la cabeza de vuelta, luego pretendo que le llego un mensaje de texto a mi teléfono porque no quiero tener una conversación con un extraño. ¿Tal vez me encontré con ellos en la fiesta de Beau? Todas las presentaciones que Brittany hizo son un completo borrón para mí, sin embargo. Los únicos nombres de personas y rostros que recuerdo son los de Beau y Noah y algunos de los otros jugadores de fútbol. Hay un suave golpe en mi hombro, me doy la vuelta y me encontré mirando hacia los vividos ojos de Noah.
Hablando del demonio.
—Oh, hola —chillo.
—Hey. —Desliza sus manos en los bolsillos de su chaqueta de fútbol—. ¿Cómo estás?
Trato de sonar casual a pesar de que mi corazón esta acelerado.
—Bien. ¿Tú?
—Estoy muy bien. Pero... tengo curiosidad acerca de algo. —Inclina la cabeza de la manera más adorable, y cuando un mechón de pelo negro cae sobre su frente,lucho contra el impulso de alejarlo—. ¿Qué tienes exactamente contra las fiestas? —pregunta con una sonrisa.
Parpadeo.
—¿Qué?
—Me he encontrado contigo en dos fiestas hasta ahora, y en ambas te has ido temprano —Hace una pausa—. En realidad, ambas veces te fuiste con Pierce.
Malestar se desliza por mi columna vertebral.
—Uh, sí. Bueno, tiene un coche. No puedo dejar pasar un paseo gratis.
Al segundo que lo digo, me doy cuenta de lo sucio que sonaba, pero a diferencia de Brittany, quien se habría aprovechado sobre el comentario al instante, Noah ni siquiera esbozó una sonrisa. En todo caso, se vía perturbado. Está en silencio por un momento antes de bajar su voz.
—¿Sabes qué? Solo iré directo al grano y preguntare, ¿tú y Pierce son amigas, o algo más?
Mi teléfono suena al segundo que expresa la pregunta, demostrando que los iPhones tienen el peor tiempo. Cuando "Sexy Back" de Justin Timberlake resuena a través del altavoz, todos en la fila me miran con una sonrisa. ¿Por qué esta "Sexy Back" a todo volumen sonando en mi teléfono? Bueno, porque una jugadora muy desagradable lo programo como su tono de llamada, y yo he sido demasiado perezosa para cambiarlo.
La mirada de Noah cae a mi teléfono, y puesto que la pantalla quedo arriba, no se pierde el nombre intermitente que cruza la pantalla en letras imprentas grandes.
BRITTANY PIERCE.
—Supongo que eso responde mi pregunta —dice con ironía.
Presionó rápidamente el botón de ignorar.
—No. Brittany y yo no estamos juntas. Y para que no pienses que soy una completa rara, yo no le puse ese tono de llamada. Ella lo hizo.
Noah todavía parece dudoso.
—¿Así que no estás saliendo con ella?
Desde que el punto de ir a la fiesta de Beau con Brittany era para hacerme verme deseable, me quedo con la mentira.
—Nos vemos casualmente, pero no somos exclusivas ni nada. Vemos a otras personas, también.
—Oh. Está bien.
La fila avanza más cerca del mostrador, y nos acercamos justo en frente de él.
—¿Eso significa que tienes permitido tener una cena conmigo alguna vez? — pregunta Noah con una leve sonrisa.
Una punzada de alarma se enciende en mi vientre. No puedo darle sentido, así que decido ignorarla.
—Se me permite hacer lo que quiera. Como he dicho, Brittany y yo no estamos juntas. Solo pasamos el rato a veces.
Dios, eso sonaba vil. Se lo que los chicos piensan cuando escuchan eso. También podría haberle dicho que: estoy durmiendo con ella, sin ataduras. Sin embargo, Noah no parece desanimarse por eso. Sus manos se mueven de sus bolsillos a las correas de sus pantalones en una pose ligeramente incómoda.
—Mira. Santana. Creo que eres bastante genial. —Se encoge de hombros—. Me gustaría llegar a conocerte mejor.
Mi corazón salta.
—¿En serio?
—Totalmente. Y estoy bien si estás saliendo con otras personas al mismo tiempo, pero... —Su expresión se vuelve intensa—. Si tú y yo salimos un par de veces y tenemos el tipo de conexión que creo que vamos a tener, entonces voy a querer involucrar una cláusula de exclusividad, muy pronto.
No puedo evitar sonreír.
—No me di cuenta que los futbolistas estaban tan interesados en la monogamia —Bromeé.
Se ríe.
—Mis compañeros de equipo seguro como el infierno que no lo están, pero yo no soy como ellos. Si estoy con una chica, quiero que sea mía y solo mía.
No sé qué decir a eso, pero, afortunadamente, él continúa antes de que pueda Responder.
—. Pero es demasiado pronto para hablar de esas cosas, ¿eh? ¿Qué tal empezar con la cena?
Dios mío. Me está pidiendo salir. No café, no estudiar, sino que una cita real. Debería estar haciendo volteretas internas o algo, y sin embargo, no me puedo quitar la aprehensión agitada en mi estómago, las pequeñas campanas de alarma que me están haciendo decir... no. Pero eso es una locura. He estado obsesionada con este chico desde que comenzó la escuela. Quiero salir con él. Exhalo una respiración lenta.
—Claro, eso suena muy bien. ¿Cuándo?
—Bueno, estoy un poco ocupado esta semana. Tengo que escribir dos trabajos, y luego voy a estar en Buffalo con el equipo este fin de semana. ¿Qué tal una semana a partir de ahora? ¿El próximo domingo, tal vez?
Mi teléfono suena con la interpretación de “Sexy Back.” Un ceño toca los labios de Noah, pero se desvanece cuando presiono apresuradamente ignorar de nuevo.
—El próximo domingo es genial —le digo con firmeza.
—Genial.
Llegamos al mostrador, y ordeno un gran late moca, pero antes de que pueda llegar a mi cartera, Noah viene a mi lado, pide su propia orden, y paga por los dos.
—Yo invito.
Su voz ronca envía un escalofrío a través de mí.
—Gracias.
A medida que avanzamos hacia el otro extremo del mostrador para esperar nuestras ordenes, hace esa cosa linda inclinando su cabeza de nuevo.
—¿Estarás aquí, o quieres que te acompañe de vuelta a tu dormitorio? Espera, estas en los dormitorios, ¿cierto? ¿O vives fuera del campus?
—Estoy en la casa Bristol.
—Hey, somos vecinos. Yo estoy en Hartford.
La barista desliza nuestros pedidos en el mostrador. Noah alcanza su taza, luego me sonríe.
—Caminaremos juntos de nuevo, ¿dama?
Bueno. Bien, eso fue... cursi. Y no le agradeció a la chica en el mostrador cuando le entrego su café. No sé por qué me molesta, pero lo hace. Aun así, fuerzo una sonrisa, incluso cuando doy una sacudida de mi cabeza.
—Lo haría, pero estoy aquí con los amigos.
Sus ojos brillan.
—Eres una mariposa social, ¿no es así?
Me río con torpeza.
—No realmente. No he visto a mis amigos desde hace tiempo. He estado demasiado ocupada para salir.
—No demasiado ocupada para ver a Pierce —señala.
Hay una nota burlona en su voz, pero también escucho algo más nítido. ¿Celos? O tal vez es resentimiento. Pero luego vuelve a sonreír y juguetonamente toma mi teléfono de
mi mano
—. Pondré mi número aquí. Envíame el tuyo cuando tengas una oportunidad, y veremos los detalles para la próxima semana.
Mi corazón se acelera, pero esta vez es de excitación nerviosa. No puedo creer que en realidad estemos yendo a una cita. Noah termina de poner su número en mi lista de contactos justo cuando el teléfono suena en su mano. ¡Sorpresa! Es Brittany nuevo.
—Tal vez deberías responderle —murmura Noah.
Él podría estar en lo cierto. ¿Tres llamadas en dos minutos? Eso podría significar definitivamente una emergencia. O podría significar que Brittany está tratando de molestarme, como de costumbre.
—Nos vemos el domingo.
Noah me pasa el teléfono de vuelta, sonríe de nuevo (pero se ve mega torpe en esta ocasión), y luego se va. Me alejo del mostrador y contesto la llamada antes de que salte el buzón de voz.
—Hey, ¿qué sucede? —le digo irritada.
—¡Finalmente! —La voz molesta de Brittany se desliza en mi oído—. ¿Por qué eres dueña de un teléfono si no te molestas en contestarlo cuando alguien llama? Será mejor que tengas una buena razón para ignorándome, Lóspez.
—Tal vez estaba en la ducha —Me quejo—. U orinando. O haciendo yoga. O estaba desnuda en el patio.
—¿Estabas haciendo alguna de esas cosas? —Cuestiona.
—No, pero podría haberlo estado haciendo. No es que me pase los días sentada y esperando a que me llames, idiota.
Ella ignora el comentario cruel.
—¿Qué pasa con todas las voces? ¿Dónde estás?
—El Café Hut. Me estoy poniendo al día con algunos amigos.
Dejo de lado la parte donde Noah me invitó a salir en una cita. Por alguna razón, no creo que Brittany lo aprobaría, y no estoy de humor para discutir con ella.
—. Entonces, ¿qué es tan importante que tenías que llamarme cinco billones de veces?
—El cumpleaños de Dean es mañana y el equipo ira a Malone. Probablemente vamos a terminar volviendo a nuestra casa después. ¿Entras?
Me río.
—¿Me estás preguntando si quiero ir a un bar y ver a un montón de jugadores de hockey embriagarse? ¿Por qué si quiera pensaste que eso era algo que disfrutaría?
—Tienes que venir —dice con firmeza—. Mis exámenes trimestrales son mañana, ¿recuerdas? Lo que significa que voy a celebrar o sentir lástima. De cualquier manera, te quiero ahí.
—No lo sé...
—¿Por favor?
Guauu. Brittany sabe la palabra, ¿por favor? Impactante.
—Está bien —Me ablando, porque por alguna razón estúpida, no puedo decirle que no a este chico—. Iré.
—Maldición, sí. ¿Te recojo a las ocho?
—Claro.
Cuelgo, preguntándome cómo en el lapso de cinco minutos, Tengo no una, sino que dos citas. Una con el chico que me gusta, y otra con la chica que besé.
Mantengo sabiamente estos detalles para mí misma mientras me reúno con mis amigos.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Ese Puck no me termina de agradar lo siento muy falso, ojala San vea que no es como piensa pronto.
Y Britt se va a poner celosa cuando sepa lo de la cita de la morena, aunque ella se esta poniendo lista también para verla más.
***esperó que te la pases increíble con tu familia y amigos este día, un abrazo, te deseo lo mejor!!***
Y Britt se va a poner celosa cuando sepa lo de la cita de la morena, aunque ella se esta poniendo lista también para verla más.
***esperó que te la pases increíble con tu familia y amigos este día, un abrazo, te deseo lo mejor!!***
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Hola,soy kathe,te he stado comentando por aca en vez de en el correo porqe por fin ya pude hacerme la cuenta . feliz navidad a ti y a todos los que leen ,les deseo lo mejor y que sus deseos se cumplan
Tati.94******* - Mensajes : 442
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Edad : 30
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
JVM escribió:Ese Puck no me termina de agradar lo siento muy falso, ojala San vea que no es como piensa pronto.
Y Britt se va a poner celosa cuando sepa lo de la cita de la morena, aunque ella se esta poniendo lista también para verla más.
***esperó que te la pases increíble con tu familia y amigos este día, un abrazo, te deseo lo mejor!!***
Oh sip. a mi no me da nada de confianza, espero tambien que Santana realmente logre verlo, y que no corra peligro con el....
Vamos a ver como reacciona Brittany cuando se entere.
Gracias por tus buenos deseos estos dias pasan tan rapido, son cansados y estresante... Gracias un abrazo igual.... Feliz año nuevo....... igualmente espero que tu la hayas pasado increible....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Tati.94 escribió:Hola,soy kathe,te he stado comentando por aca en vez de en el correo porqe por fin ya pude hacerme la cuenta . feliz navidad a ti y a todos los que leen ,les deseo lo mejor y que sus deseos se cumplan
Hola Kathe gracias por escribir, y menos mal que te identificaste no tenia idea que Tati.94 eras tu, lei tu ultimo correo.
Gracias Gracias por tus buenos deseos...... Ya vi que leiste la nueva adaptacion..... y espero que te guste....... Hay una dedicatoria asi que espero la hayas leido...
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 19
SANTANA
Se está volviendo completamente obvio que Brittany tenía razón. Ella es un refuerzo de imagen. Mientras camino por el camino empedrado hacia el edificio de Filosofía, al menos quince personas me dicen: Hola, cómo estás, te ves bien. Soy recibida por muchas sonrisas, despidos y saludos que siento como si hubiera pisado un planeta completamente diferente. Un planeta llamado Santana, porque todo el mundo parece que me conoce. Pero yo no tengo ni idea de quienes son, aunque debo de haberlos conocido en la fiesta de Beau.
Malestar retuerce mi estómago, junto con un movimiento de autoconciencia que me tiene aferrándome a mi paso. Inquieta por toda la atención, prácticamente corro hacia clase y cayendo en mi asiento junto a Quinn. Brittany y Noah no han llegado todavía, lo que es un poco aliviador. No estoy segura de sí tengo ganas de hablar con cualquiera de ellos en este momento.
—He oído que saliste con Brittany Pierce este fin de semana —Es lo primero
que Quinn me dice.
Dulce bebé Jesús. ¿No puedo estar un solo segundo sin que me recuerden a la chica?
—Uh, si —digo vagamente.
—¿Eso es todo? ¿Sí? Vamos, quiero todos los detalles sucios.
—No hay ninguno —Me encojo de hombros—. Solo estamos pasando el rato a veces—. Al parecer, esta es ahora mi respuesta recurrente.
—¿Qué pasa con tu otro flechazo? —Quinn asiente de manera significativa hacia
el pasillo opuesto.
Sigo su mirada y me doy cuenta que Noah acaba de aparecer. Se sienta en su asiento y saca un Macbook de su bolso, y como si sintiera mi mirada sobre él, levanta la cabeza y sonríe.
Le sonrió de vuelta, y luego Tolbert pasa y rompo mi contacto visual mientras me enfoco en el centro del podio. Brittany está atrasada, lo cual es impropio de ella. Sé que estaba con sus compañeros de equipo la noche anterior y que no tienen práctica esta mañana, pero no hay manera de que se hubiera dormido hasta las cuatro de la tarde. Discretamente saco mi teléfono para enviarle un mensaje, pero su mensaje me llega
primero.
Ella: Estoy tratando con una emergencia. Llegare para la segunda mitad. ¿Tomas notas para mí hasta que llegue?
Yo: ¿Todo BIEN?
Ella: Sí. Limpiando el desorden de Logan. Larga historia. Te diré después.
Tomo muchas notas durante la clase, más en nombre de Brittany que el mío, puesto que ya he leído y aprendido de memoria la última teoría. Cuando Tolbert habla, mi mente se desvía. Pienso en mi inminente cita para cenar con Noah, y ese inquieto malestar vuelve, trayendo una sensación de náuseas a mi estómago.
¿Por qué estoy tan nerviosa al respecto? Es solo una cena. Y eso es todo lo que va a ser. Otras chicas pueden desnudarse en la primera cita, pero ciertamente yo no soy una de ellas.
Pero Noah es un jugador de fútbol. Las chicas con las que él sale probablemente se desnuden antes de que los menús incluso lleguen. ¿Y si se espera eso de mí?
Que si él...
No, me digo firmemente a mí misma. Me niego a creer que sea el tipo de chico que presionaría a alguien a dormir con él.
A los cuarenta y cinco minutos, Tolbert avisa de un receso, y todos los fumadores de la clase salen corriendo como si hubieran sido atrapados en una mina durante dos semanas. Me dirijo afuera, no para fumar, sino para buscar a Brittany, quien todavía no ha hecho acto de presencia.
Noah sale después de mí hacia el pasillo.
—Voy a tomar un café. ¿Quieres uno?
—No. Gracias.
Sus labios se curvan cuando encuentra mis ojos.
—¿Sigue lo del domingo?
—Sí.
Me da un guiño contento.
—Bien.
No puedo dejar de admirar su trasero mientras se va. Sus pantalones no son súper apretados, pero abrazan su culo muy bien. Su cuerpo es realmente increíble. Sólo desearía tener una mejor idea de su personalidad. Todavía me resulta difícil leerlo, y eso me molesta.
Es por eso que estarás cenando con el chico—para llegar a conocerlo.
Cierto. Me obligo a recordar eso cuando cambio mi atención de nuevo a las puertas delanteras, justo cuando Brittany pasa a zancadas a través de ellas. Sus mejillas están sonrojadas por el frío y el cierre de su chaqueta de hockey esta subidahasta el cuello.
Sus Timberlands negras hacen un ruido sordo en el suelo brillante mientras se dirige hacia mí.
—Oye, ¿qué me perdí? —pregunta.
—No mucho. Tolbert está hablando de Rousseau.
Brittany mira a la entrada del salón.
—¿Esta ahí?
Asiento con la cabeza.
—Está bien, bueno. Voy a ver si me puede dar mi examen trimestral de vuelta ahora, en lugar de al final de la clase. Todavía estoy tratando con esa emergencia, así que no puedo quedarme.
—¿Vas a decirme lo que pasó o debo empezar a adivinar?
Sonríe.
—Logan perdió su identificación falsa. La necesita en caso de que nos verifiquen la identidad esta noche, así que estaré conduciendo a Boston para encontrarme con este tipo que las hace en el momento. —Hace una pausa—.Tienes Identificación, ¿verdad? El guardia de seguridad en Malone me conoce y a los chicos, por lo que no deberías tener problemas para conseguir entrar, pero puede ser.
—Sí, tengo una identificación. Y por cierto, ¿por qué Dean está teniendo su fiesta de cumpleaños en un lunes? ¿Hasta qué hora planean quedarse fuera?
—Probablemente no demasiado tarde. Me aseguraré de que llegues a casa cuando sea que estés lista para irte. Y es un lunes porque Maxwell le robo el éxito a Dean teniendo su fiesta el sábado. Eso, y que no tenemos practica en hielo los martes. El equipo está en la sala de pesas, y cuando estás con resaca, es mucho más fácil levantar pesas que patinar.
Pongo los ojos en blanco.
—¿No sería más fácil simplemente no estar con resaca?
Ríe.
—Dile eso al cumpleañero. Pero no te preocupes, yo soy la conductora designada. Voy a estar completamente sobria. Ah, y quería hablar contigo acerca de algo, pero espera un segundo, déjame hablar con Tolbert primero. Vuelvo enseguida.
Un momento después de Brittany desaparece en el aula, Noah reaparece con una taza de café espumante.
—¿Volverás a entrar? —me pregunta mientras camina hacia la puerta.
—Estaré ahí pronto. Soló estoy esperando a alguien.
Dos minutos más tarde, Brittany aparece en el corredor, miro su expresión y sé que está a punto de entregar una buena noticia.
—¿Has pasado? —chillo.
Ella levanta el folleto de su examen sobre su cabeza como si estuviera representando una escena de El Rey León.
—¡A-jodida-menos!
Jadeo.
—¡Mierda! ¿En serio?
—Síp.
Antes de que pueda parpadear, Brittany me tira en sus brazos y el abrazo quita aliento de mis pulmones. Lanzo mis brazos alrededor de su cuello, luego me echó a reír cuando me levanta y me hace girar alrededor tantas veces que me mareo.
Nuestra exuberante exposición produce varias miradas curiosas, pero no me importa. La alegría de Brittany es contagiosa. Cuando por fin me baja, arranco el papel de su mano. Después de todas esas horas que invertí en su tutoría, se siente como si esta fuera mi calificación también, y mi pecho rebosa de orgullo cuando leo las merecidas palabras A-menos.
—Esto es increíble —le digo—. ¿Significa que tu promedio de calificaciones volverá a donde debe estar?
—Maldición, que lo está.
—Bien. —Entrecierro mis ojos—. Ahora asegúrate de que siga siendo así.
—Lo haré, si tú prometes que me ayudaras a estudiar para cada examen y a resumir cada informe.
—Hey, nuestro acuerdo está terminado, amiga. No prometo nada. Pero... —Como siempre, me rindo en presencia de Brittany Pierce—. Voy a ayudarte a mantener tu calificación como muestra de mi amistad, pero sólo cuando tenga tiempo.
Con una sonrisa, me atrae para otro abrazo.
—No podría haberlo hecho sin ti, sabes. —Su voz se torna ronca, y siento su cálido aliento haciendo cosquillas en mi sien. Se echa hacía atrás, esos magnéticos ojos azules centrándose en mi rostro, y luego su cabeza se inclina ligeramente, y durante un angustiante segundo creo que podría besarme.
Salgo precipitadamente de su abrazo.
—Así que supongo que estamos celebrando esta noche. —Le digo a la ligera.
—Aun vendrás, ¿cierto? —Hay un acorde de intensidad en su voz.
—¿No acabo literalmente de decir eso? —Me quejo.
Alivio se extiende a través de su expresión.
—Escucha... quiero hacer algo por ti.
Reviso mi teléfono y me doy cuenta que quedan sólo tres minutos antes de que la clase comience de nuevo.
—¿Puedes hacerlo más tarde? Tengo que volver a entrar.
—Solo será un minuto. —Su mirada se encuentra con la mía—. ¿Confías en
mí?
Cautela se extiende a través de mí, pero cuando respondo, es con una inquebrantable certeza que me asusta.
—Por supuesto que lo hago.
Cielos, realmente lo hago. A pesar de que sólo la conozco desde hace poco tiempo, confío en esta chica.
—Me alegro. —Su voz es espesa, y se aclara la garganta antes de continuar—. Quiero que tomes un trago esta noche.
Me pongo rígida.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque creo que será bueno para ti.
—Así que espera, ¿Es por eso que me invitaste a lo de Dean esta noche? —Digo
con sarcasmo—. ¿Para emborracharme?
—No —Brittany niega con la cabeza, visiblemente agotada—. Para ayudarte a
ver que está bien para bajar la guardia a veces. Mira, soy la conductora designada
esta noche, pero me ofrezco a ser algo más que tu conductora. Seré tu guardaespaldas y tu camarera, y lo más importante, tu amiga. Me comprometo a cuidar de ti esta noche, Lóspez.
Estoy extrañamente conmovida por su discurso. Pero es totalmente injustificado.
—No soy una alcohólica que tiene que beber, Brittany.
—No creo eso en absoluto, idiota. Sólo quería asegurarme de que sabías que si decides tomar una cerveza o dos, no tienes que preocuparte. Estoy en ello. —Duda—. Sé que tu amiga tuvo una mala experiencia con beber en público, pero te prometo, nunca dejaría que eso te sucediera.
Me estremezco cuando dice “tu amiga”, pero por suerte, no creo que se dé cuenta. Una parte de mí desea nunca haberle dado esa vieja esto excusa de le sucedió a mi amiga, pero no puedo arrepentirme. Sólo mis amigos más cercanos saben lo que me pasó, y sí, podría confiar Brittany, pero no me siento cómoda diciéndole acerca de la violación.
—Así que si quieres beber esta noche, te prometo que nada malo te va a pasar. —Suena tan genuina que mi corazón se contrae por la emoción—. De todos modos, eso es todo lo que quería decir. Sólo... piensa en ello, ¿de acuerdo?
Mi garganta está tan estrecha que apenas puedo decir una palabra.
—Está bien. —Suelto un suspiro tembloroso—. Lo pensaré.
Malestar retuerce mi estómago, junto con un movimiento de autoconciencia que me tiene aferrándome a mi paso. Inquieta por toda la atención, prácticamente corro hacia clase y cayendo en mi asiento junto a Quinn. Brittany y Noah no han llegado todavía, lo que es un poco aliviador. No estoy segura de sí tengo ganas de hablar con cualquiera de ellos en este momento.
—He oído que saliste con Brittany Pierce este fin de semana —Es lo primero
que Quinn me dice.
Dulce bebé Jesús. ¿No puedo estar un solo segundo sin que me recuerden a la chica?
—Uh, si —digo vagamente.
—¿Eso es todo? ¿Sí? Vamos, quiero todos los detalles sucios.
—No hay ninguno —Me encojo de hombros—. Solo estamos pasando el rato a veces—. Al parecer, esta es ahora mi respuesta recurrente.
—¿Qué pasa con tu otro flechazo? —Quinn asiente de manera significativa hacia
el pasillo opuesto.
Sigo su mirada y me doy cuenta que Noah acaba de aparecer. Se sienta en su asiento y saca un Macbook de su bolso, y como si sintiera mi mirada sobre él, levanta la cabeza y sonríe.
Le sonrió de vuelta, y luego Tolbert pasa y rompo mi contacto visual mientras me enfoco en el centro del podio. Brittany está atrasada, lo cual es impropio de ella. Sé que estaba con sus compañeros de equipo la noche anterior y que no tienen práctica esta mañana, pero no hay manera de que se hubiera dormido hasta las cuatro de la tarde. Discretamente saco mi teléfono para enviarle un mensaje, pero su mensaje me llega
primero.
Ella: Estoy tratando con una emergencia. Llegare para la segunda mitad. ¿Tomas notas para mí hasta que llegue?
Yo: ¿Todo BIEN?
Ella: Sí. Limpiando el desorden de Logan. Larga historia. Te diré después.
Tomo muchas notas durante la clase, más en nombre de Brittany que el mío, puesto que ya he leído y aprendido de memoria la última teoría. Cuando Tolbert habla, mi mente se desvía. Pienso en mi inminente cita para cenar con Noah, y ese inquieto malestar vuelve, trayendo una sensación de náuseas a mi estómago.
¿Por qué estoy tan nerviosa al respecto? Es solo una cena. Y eso es todo lo que va a ser. Otras chicas pueden desnudarse en la primera cita, pero ciertamente yo no soy una de ellas.
Pero Noah es un jugador de fútbol. Las chicas con las que él sale probablemente se desnuden antes de que los menús incluso lleguen. ¿Y si se espera eso de mí?
Que si él...
No, me digo firmemente a mí misma. Me niego a creer que sea el tipo de chico que presionaría a alguien a dormir con él.
A los cuarenta y cinco minutos, Tolbert avisa de un receso, y todos los fumadores de la clase salen corriendo como si hubieran sido atrapados en una mina durante dos semanas. Me dirijo afuera, no para fumar, sino para buscar a Brittany, quien todavía no ha hecho acto de presencia.
Noah sale después de mí hacia el pasillo.
—Voy a tomar un café. ¿Quieres uno?
—No. Gracias.
Sus labios se curvan cuando encuentra mis ojos.
—¿Sigue lo del domingo?
—Sí.
Me da un guiño contento.
—Bien.
No puedo dejar de admirar su trasero mientras se va. Sus pantalones no son súper apretados, pero abrazan su culo muy bien. Su cuerpo es realmente increíble. Sólo desearía tener una mejor idea de su personalidad. Todavía me resulta difícil leerlo, y eso me molesta.
Es por eso que estarás cenando con el chico—para llegar a conocerlo.
Cierto. Me obligo a recordar eso cuando cambio mi atención de nuevo a las puertas delanteras, justo cuando Brittany pasa a zancadas a través de ellas. Sus mejillas están sonrojadas por el frío y el cierre de su chaqueta de hockey esta subidahasta el cuello.
Sus Timberlands negras hacen un ruido sordo en el suelo brillante mientras se dirige hacia mí.
—Oye, ¿qué me perdí? —pregunta.
—No mucho. Tolbert está hablando de Rousseau.
Brittany mira a la entrada del salón.
—¿Esta ahí?
Asiento con la cabeza.
—Está bien, bueno. Voy a ver si me puede dar mi examen trimestral de vuelta ahora, en lugar de al final de la clase. Todavía estoy tratando con esa emergencia, así que no puedo quedarme.
—¿Vas a decirme lo que pasó o debo empezar a adivinar?
Sonríe.
—Logan perdió su identificación falsa. La necesita en caso de que nos verifiquen la identidad esta noche, así que estaré conduciendo a Boston para encontrarme con este tipo que las hace en el momento. —Hace una pausa—.Tienes Identificación, ¿verdad? El guardia de seguridad en Malone me conoce y a los chicos, por lo que no deberías tener problemas para conseguir entrar, pero puede ser.
—Sí, tengo una identificación. Y por cierto, ¿por qué Dean está teniendo su fiesta de cumpleaños en un lunes? ¿Hasta qué hora planean quedarse fuera?
—Probablemente no demasiado tarde. Me aseguraré de que llegues a casa cuando sea que estés lista para irte. Y es un lunes porque Maxwell le robo el éxito a Dean teniendo su fiesta el sábado. Eso, y que no tenemos practica en hielo los martes. El equipo está en la sala de pesas, y cuando estás con resaca, es mucho más fácil levantar pesas que patinar.
Pongo los ojos en blanco.
—¿No sería más fácil simplemente no estar con resaca?
Ríe.
—Dile eso al cumpleañero. Pero no te preocupes, yo soy la conductora designada. Voy a estar completamente sobria. Ah, y quería hablar contigo acerca de algo, pero espera un segundo, déjame hablar con Tolbert primero. Vuelvo enseguida.
Un momento después de Brittany desaparece en el aula, Noah reaparece con una taza de café espumante.
—¿Volverás a entrar? —me pregunta mientras camina hacia la puerta.
—Estaré ahí pronto. Soló estoy esperando a alguien.
Dos minutos más tarde, Brittany aparece en el corredor, miro su expresión y sé que está a punto de entregar una buena noticia.
—¿Has pasado? —chillo.
Ella levanta el folleto de su examen sobre su cabeza como si estuviera representando una escena de El Rey León.
—¡A-jodida-menos!
Jadeo.
—¡Mierda! ¿En serio?
—Síp.
Antes de que pueda parpadear, Brittany me tira en sus brazos y el abrazo quita aliento de mis pulmones. Lanzo mis brazos alrededor de su cuello, luego me echó a reír cuando me levanta y me hace girar alrededor tantas veces que me mareo.
Nuestra exuberante exposición produce varias miradas curiosas, pero no me importa. La alegría de Brittany es contagiosa. Cuando por fin me baja, arranco el papel de su mano. Después de todas esas horas que invertí en su tutoría, se siente como si esta fuera mi calificación también, y mi pecho rebosa de orgullo cuando leo las merecidas palabras A-menos.
—Esto es increíble —le digo—. ¿Significa que tu promedio de calificaciones volverá a donde debe estar?
—Maldición, que lo está.
—Bien. —Entrecierro mis ojos—. Ahora asegúrate de que siga siendo así.
—Lo haré, si tú prometes que me ayudaras a estudiar para cada examen y a resumir cada informe.
—Hey, nuestro acuerdo está terminado, amiga. No prometo nada. Pero... —Como siempre, me rindo en presencia de Brittany Pierce—. Voy a ayudarte a mantener tu calificación como muestra de mi amistad, pero sólo cuando tenga tiempo.
Con una sonrisa, me atrae para otro abrazo.
—No podría haberlo hecho sin ti, sabes. —Su voz se torna ronca, y siento su cálido aliento haciendo cosquillas en mi sien. Se echa hacía atrás, esos magnéticos ojos azules centrándose en mi rostro, y luego su cabeza se inclina ligeramente, y durante un angustiante segundo creo que podría besarme.
Salgo precipitadamente de su abrazo.
—Así que supongo que estamos celebrando esta noche. —Le digo a la ligera.
—Aun vendrás, ¿cierto? —Hay un acorde de intensidad en su voz.
—¿No acabo literalmente de decir eso? —Me quejo.
Alivio se extiende a través de su expresión.
—Escucha... quiero hacer algo por ti.
Reviso mi teléfono y me doy cuenta que quedan sólo tres minutos antes de que la clase comience de nuevo.
—¿Puedes hacerlo más tarde? Tengo que volver a entrar.
—Solo será un minuto. —Su mirada se encuentra con la mía—. ¿Confías en
mí?
Cautela se extiende a través de mí, pero cuando respondo, es con una inquebrantable certeza que me asusta.
—Por supuesto que lo hago.
Cielos, realmente lo hago. A pesar de que sólo la conozco desde hace poco tiempo, confío en esta chica.
—Me alegro. —Su voz es espesa, y se aclara la garganta antes de continuar—. Quiero que tomes un trago esta noche.
Me pongo rígida.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque creo que será bueno para ti.
—Así que espera, ¿Es por eso que me invitaste a lo de Dean esta noche? —Digo
con sarcasmo—. ¿Para emborracharme?
—No —Brittany niega con la cabeza, visiblemente agotada—. Para ayudarte a
ver que está bien para bajar la guardia a veces. Mira, soy la conductora designada
esta noche, pero me ofrezco a ser algo más que tu conductora. Seré tu guardaespaldas y tu camarera, y lo más importante, tu amiga. Me comprometo a cuidar de ti esta noche, Lóspez.
Estoy extrañamente conmovida por su discurso. Pero es totalmente injustificado.
—No soy una alcohólica que tiene que beber, Brittany.
—No creo eso en absoluto, idiota. Sólo quería asegurarme de que sabías que si decides tomar una cerveza o dos, no tienes que preocuparte. Estoy en ello. —Duda—. Sé que tu amiga tuvo una mala experiencia con beber en público, pero te prometo, nunca dejaría que eso te sucediera.
Me estremezco cuando dice “tu amiga”, pero por suerte, no creo que se dé cuenta. Una parte de mí desea nunca haberle dado esa vieja esto excusa de le sucedió a mi amiga, pero no puedo arrepentirme. Sólo mis amigos más cercanos saben lo que me pasó, y sí, podría confiar Brittany, pero no me siento cómoda diciéndole acerca de la violación.
—Así que si quieres beber esta noche, te prometo que nada malo te va a pasar. —Suena tan genuina que mi corazón se contrae por la emoción—. De todos modos, eso es todo lo que quería decir. Sólo... piensa en ello, ¿de acuerdo?
Mi garganta está tan estrecha que apenas puedo decir una palabra.
—Está bien. —Suelto un suspiro tembloroso—. Lo pensaré.
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Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
BRITTANY
Los jugadores de hockey ocupan cada pulgada de espacio disponible en Malone, un bar que no tiene mucho espacio para empezar. El lugar es tan pequeño que la mayoría de las veces es sitio para quedarse de pie. Esta noche hay apenas espacio suficiente para respirar. Todo el equipo ha aparecido para la fiesta de cumpleaños de Dean, y los lunes
son noches de karaoke en el bar, así que la habitación estrecha está ruidosa como la
mierda y llena de cuerpos. En el lado positivo, ninguno de nosotros tuvo que mostrar nuestras identificaciones falsas en la puerta.
De repente me doy cuenta de que en unos pocos meses, mi identificación falsa será inútil. Y una vez que cumpla veintiún años en enero, seré recompensado con algo más que un status de adulto legal, finalmente, tendré acceso al fideicomiso que mis abuelos me dejaron, lo que significa que voy a estar a un paso más cerca de librarme de mi viejo.
Santana entra unos veinte minutos después de los chicos y yo. No la recogí porque su ensayo terminaba tarde e insistió en que tomaría un taxi. Ella también había insistido en volver a su dormitorio primero para ducharse y cambiarse, y cuando pongo los ojos en ella, de todo corazón apoyo esa decisión. Se ve jodidamente hermosa en sus leggings, botas de tacón alto y camiseta. Toda de negro, por supuesto, pero a medida que se acerca, estoy en buscando su distintivo de color y lo encuentro cuando vuelve la cabeza para saludar a Dean. Un enorme broche amarillo con pequeñas estrellas azules recoge su pelo oscuro. La mitad de este sigue sin recoger y enmarca su cara enrojecida.
—Hola —dice ella—. Es sofocante aquí. Me alegro de no haber traído abrigo.
—Hola. —Me inclino y coloco un beso en su mejilla. Me hubiera encantado apuntar a sus deliciosos labios, pero a pesar de que considero esto una cita, estoy bastante segura de que Santana no. —¿Cómo fue el ensayo?
—Lo de siempre. —Me ofrece una mirada sombría—. La mierda de siempre.
—¿Qué dijo Unique esta vez?
—Nada importante. Sólo actuando como idiota. —Santana suspira—. Gané el argumento acerca de dónde colocar el puente en la presentación, pero ganó acerca del segundo coro. Ya sabes, para cuando el coro entra.
Me quejo en voz alta.
—Oh, por el amor de Dios, Lóspez. ¿Tú cediste a eso?
—Fue dos contra uno —dice sombríamente—. MJ decidió que para su canción era absolutamente necesario un coro para máximo efecto. Empezamos a ensayar con ellos el miércoles.
Está obviamente muy molesta, así que aprieto su brazo y dije
—: ¿Quieres un trago?
Veo su esbelta garganta subir y bajar mientras traga saliva. No responde por un
momento. Sólo me mira a los ojos, como si estuviera tratando de introducirse en mi
cerebro. Termino conteniendo la respiración, porque sé que algo importante está a
punto de suceder. Santana o va a poner su confianza en mis manos, o va a bloquearse a cal y canto, lo que sería el equivalente de un hueso roto, porque maldita sea, quiero que confíe en mí.
Cuando finalmente contesta, su voz es tan suave que no puedo oírla sobre la música.
—¿Qué?
Un resoplido se escapa de sus labios, y luego levanta su voz.
—Dije, seguro.
Con esa pequeñita palabra, mi corazón se hincha como un maldito globo de helio. Confianza de Santana, conoce las manos de Brittany.
Lucho para contener mi felicidad, conformándome con un movimiento de cabeza indiferente mientras la dirijo hacia la barra del bar.
—¿Qué será? ¿Cerveza? ¿Whisky?
—No, quiero algo sabroso.
—Lo juro por Dios, Lóspez, si pides licor de melocotón o algo femenino, oficialmente dejaré de ser tu amiga.
—Pero soy una chica —protesta—. ¿Por qué no puedo tomar una bebida femenina? Oh, ¿tal vez una piña colada?
Contengo un suspiro.
—Bien. Eso es mejor que el aguardiente, al menos.
En el mostrador, ordeno la bebida de Santana y luego procedo a examinar cada movimiento que el barman hace. Santana también lo mira con ojos de águila.
Con dos de los clientes más vigilantes en el planeta siguiendo el proceso de piña-colada de principio a fin, no hay absolutamente ninguna duda sobre el estado libre de drogas del vaso que pongo en la mano de Santana unos minutos más tarde. Toma un pequeño sorbo, luego me sonríe.
—Mmmm. Delicioso.
La alegría en mi corazón se desborda.
—Vamos, permíteme presentarte a algunos de los chicos.
Tomo su brazo de nuevo y vagamos hacia el grupo ruidoso en la mesa de billar, donde le la presento a Birdie y Simms. Logan y Tucker nos ven y caminan hacia nosotros, y ambos saludan con un abrazo a Santana. El abrazo de Logan dura demasiado, pero cuando me encuentro con sus ojos, su expresión es de inocencia. Tal vez estoy siendo paranoica.
Pero infierno, ya estoy compitiendo con Puck por el afecto de Santana, y la última cosa que quiero es a mi mejor amigo lanzando su sombrero en el anillo. Excepto... ¿estoy compitiendo? Todavía no estoy segura incluso de lo que quiero de ella. Quiero decir, bien, quiero sexo. Lo quiero muy, muy desesperadamente. Pero si por algún milagro decide entregármelo, ¿entonces qué? ¿Qué sucede después? ¿Pongo una bandera en la tierra y la reclamo como mi novia?
Las novias son una distracción, y no puedo permitirme ninguna distracción en este momento, sobre todo cuando hace dos semanas estaba en peligro de perder mi lugar en el equipo.
No hay muchas cosas en las que mi padre y yo estemos de acuerdo, pero cuando se trata de enfoque y ambición, estamos en la misma página. Me volveré profesional después de graduarme. Hasta entonces, tengo que concentrarme en mantener mis calificaciones y llevar a mi equipo a una nueva victoria Frozen Four. El fracaso no es una opción.
¿Pero ver a Santana coquetear con algún otro tipo? No es una opción, tampoco.
Roca, conoce a la pared.
—Oh, Dios mío, esto es tan bueno —anuncia cuando toma otro trago profundo—. Quiero totalmente otro.
Me río.
—¿Y si terminas este primero, y luego puedes hablar de una repetición?
—Bien —resopla.
Luego drena el resto de su copa en uno de las más impresionantes hazañas de velocidad que he sido testigo, lame sus labios, y me mira.
—. Bien. ¿Qué te parece una repetición?
No puedo luchar contra la sonrisa que se extiende a través de mi cara. Dios, oh Dios. Tengo una sensación de que Santana será una borracha muy... interesante.
Estoy absolutamente en lo cierto. Tres piñas coladas después, Santana está en el escenario haciendo karaoke. Sí. Karaoke de chica borracha.
Lo único que la salva es que es una cantante fenomenal. No me puedo imaginar cuan drástico seria que estuviera borracha y sin oído musical. Todo el bar se vuelve loco por la presentación de Santana. Ella está cantando a todo pulmón “Bad Romance” y casi todo el mundo está cantando, incluyendo a más de uno de mis compañeros de equipo. Me encuentro sonriendo como una idiota mientras contemplo el escenario. No hay nada lascivo sobre lo que está haciendo.
No tímida casi—desnuda, ni movimientos de baile sugerentes. Santana echa la cabeza hacia atrás con alegría, con las mejillas encendidas y los ojos brillantes mientras canta, y es tan hermosa que hace que mi duela el pecho.
Joder, quiero besarla de nuevo. Quiero sentir sus labios sobre los míos. Quiero oír ese ruido gutural que hizo la primera vez que chupé su lengua. Maravilloso. Y ahora estoy tan excitada, en medio de un bar lleno de mis amigos.
—¡Ella es increíble! —grita Logan, deslizándose hacia mí. Está sonriendo demasiado mientras observa a Santana, pero hay un brillo extraño en sus ojos.
Parece un poco como... anhelo.
—Estudia música —es la tonta respuesta que suelto, porque estoy demasiado distraída por su expresión.
Estruendosos aplausos estallan cuando termina la canción de Santana. Un segundo después, Dean se sube al escenario y le susurra algo al oído. Por lo que puedo deducir, está tratando de convencerla para cantar a dúo, pero sigue tocando su brazo desnudo mientras utiliza su encanto, y no hay duda de la chispa de inquietud en los ojos de Santana.
—Esa es mi señal para rescatarla —digo antes de caminar a través de la multitud. Cuando llego a la parte inferior del escenario de baja altura, coloco mis manos alrededor de mi boca y llamo a Santana.
—¡Lóspez, trae tu culo sexy aquí!
Su expresión se ilumina cuando me ve. Sin perder el ritmo, sale del escenario hacia mis brazos en espera, riendo de alegría mientras le doy vueltas.
—¡Oh, Dios mío, esto es tan divertido! —Exclama—. ¡Tenemos que venir aquí todo el tiempo!
Cuando la risa me hace cosquillas en la garganta, estudio su rostro para medir donde aterriza en mi increíblemente precisa escala de borrachos. Uno es sobrio y diez es voy a despertar desnuda en Portland sin recuerdos de cómo llegué aquí. Dado que sus ojos son nítidos y no está arrastrándose o tropezando, decido que está probablemente en el cinco—borracha pero consciente.
Y tal vez eso me hace una bastarda arrogante, pero me encanta ser la que la llevó a este punto. En quién confió lo suficiente para cuidar de ella de modo que pueda permitirse dejarse ir y pasar un buen rato. Con otra brillante sonrisa, toma mi mano y empieza a arrastrarme lejos de la pequeña pista de baile.
—¿A dónde vamos? —pregunto con una sonrisa.
—¡Tengo que orinar! Y te comprometiste a ser mi guardaespaldas, así que eso significa que tienes que esperar en la puerta y montar guardia.
—Aquellos fascinantes ojos me observan, parpadeando con la incertidumbre. —No vas
a dejar que nada malo me suceda, ¿verdad, Brittany?
Un bulto del tamaño de Massachusetts se aloja en mi garganta. Trago saliva y trato de hablar.
—Nunca.
son noches de karaoke en el bar, así que la habitación estrecha está ruidosa como la
mierda y llena de cuerpos. En el lado positivo, ninguno de nosotros tuvo que mostrar nuestras identificaciones falsas en la puerta.
De repente me doy cuenta de que en unos pocos meses, mi identificación falsa será inútil. Y una vez que cumpla veintiún años en enero, seré recompensado con algo más que un status de adulto legal, finalmente, tendré acceso al fideicomiso que mis abuelos me dejaron, lo que significa que voy a estar a un paso más cerca de librarme de mi viejo.
Santana entra unos veinte minutos después de los chicos y yo. No la recogí porque su ensayo terminaba tarde e insistió en que tomaría un taxi. Ella también había insistido en volver a su dormitorio primero para ducharse y cambiarse, y cuando pongo los ojos en ella, de todo corazón apoyo esa decisión. Se ve jodidamente hermosa en sus leggings, botas de tacón alto y camiseta. Toda de negro, por supuesto, pero a medida que se acerca, estoy en buscando su distintivo de color y lo encuentro cuando vuelve la cabeza para saludar a Dean. Un enorme broche amarillo con pequeñas estrellas azules recoge su pelo oscuro. La mitad de este sigue sin recoger y enmarca su cara enrojecida.
—Hola —dice ella—. Es sofocante aquí. Me alegro de no haber traído abrigo.
—Hola. —Me inclino y coloco un beso en su mejilla. Me hubiera encantado apuntar a sus deliciosos labios, pero a pesar de que considero esto una cita, estoy bastante segura de que Santana no. —¿Cómo fue el ensayo?
—Lo de siempre. —Me ofrece una mirada sombría—. La mierda de siempre.
—¿Qué dijo Unique esta vez?
—Nada importante. Sólo actuando como idiota. —Santana suspira—. Gané el argumento acerca de dónde colocar el puente en la presentación, pero ganó acerca del segundo coro. Ya sabes, para cuando el coro entra.
Me quejo en voz alta.
—Oh, por el amor de Dios, Lóspez. ¿Tú cediste a eso?
—Fue dos contra uno —dice sombríamente—. MJ decidió que para su canción era absolutamente necesario un coro para máximo efecto. Empezamos a ensayar con ellos el miércoles.
Está obviamente muy molesta, así que aprieto su brazo y dije
—: ¿Quieres un trago?
Veo su esbelta garganta subir y bajar mientras traga saliva. No responde por un
momento. Sólo me mira a los ojos, como si estuviera tratando de introducirse en mi
cerebro. Termino conteniendo la respiración, porque sé que algo importante está a
punto de suceder. Santana o va a poner su confianza en mis manos, o va a bloquearse a cal y canto, lo que sería el equivalente de un hueso roto, porque maldita sea, quiero que confíe en mí.
Cuando finalmente contesta, su voz es tan suave que no puedo oírla sobre la música.
—¿Qué?
Un resoplido se escapa de sus labios, y luego levanta su voz.
—Dije, seguro.
Con esa pequeñita palabra, mi corazón se hincha como un maldito globo de helio. Confianza de Santana, conoce las manos de Brittany.
Lucho para contener mi felicidad, conformándome con un movimiento de cabeza indiferente mientras la dirijo hacia la barra del bar.
—¿Qué será? ¿Cerveza? ¿Whisky?
—No, quiero algo sabroso.
—Lo juro por Dios, Lóspez, si pides licor de melocotón o algo femenino, oficialmente dejaré de ser tu amiga.
—Pero soy una chica —protesta—. ¿Por qué no puedo tomar una bebida femenina? Oh, ¿tal vez una piña colada?
Contengo un suspiro.
—Bien. Eso es mejor que el aguardiente, al menos.
En el mostrador, ordeno la bebida de Santana y luego procedo a examinar cada movimiento que el barman hace. Santana también lo mira con ojos de águila.
Con dos de los clientes más vigilantes en el planeta siguiendo el proceso de piña-colada de principio a fin, no hay absolutamente ninguna duda sobre el estado libre de drogas del vaso que pongo en la mano de Santana unos minutos más tarde. Toma un pequeño sorbo, luego me sonríe.
—Mmmm. Delicioso.
La alegría en mi corazón se desborda.
—Vamos, permíteme presentarte a algunos de los chicos.
Tomo su brazo de nuevo y vagamos hacia el grupo ruidoso en la mesa de billar, donde le la presento a Birdie y Simms. Logan y Tucker nos ven y caminan hacia nosotros, y ambos saludan con un abrazo a Santana. El abrazo de Logan dura demasiado, pero cuando me encuentro con sus ojos, su expresión es de inocencia. Tal vez estoy siendo paranoica.
Pero infierno, ya estoy compitiendo con Puck por el afecto de Santana, y la última cosa que quiero es a mi mejor amigo lanzando su sombrero en el anillo. Excepto... ¿estoy compitiendo? Todavía no estoy segura incluso de lo que quiero de ella. Quiero decir, bien, quiero sexo. Lo quiero muy, muy desesperadamente. Pero si por algún milagro decide entregármelo, ¿entonces qué? ¿Qué sucede después? ¿Pongo una bandera en la tierra y la reclamo como mi novia?
Las novias son una distracción, y no puedo permitirme ninguna distracción en este momento, sobre todo cuando hace dos semanas estaba en peligro de perder mi lugar en el equipo.
No hay muchas cosas en las que mi padre y yo estemos de acuerdo, pero cuando se trata de enfoque y ambición, estamos en la misma página. Me volveré profesional después de graduarme. Hasta entonces, tengo que concentrarme en mantener mis calificaciones y llevar a mi equipo a una nueva victoria Frozen Four. El fracaso no es una opción.
¿Pero ver a Santana coquetear con algún otro tipo? No es una opción, tampoco.
Roca, conoce a la pared.
—Oh, Dios mío, esto es tan bueno —anuncia cuando toma otro trago profundo—. Quiero totalmente otro.
Me río.
—¿Y si terminas este primero, y luego puedes hablar de una repetición?
—Bien —resopla.
Luego drena el resto de su copa en uno de las más impresionantes hazañas de velocidad que he sido testigo, lame sus labios, y me mira.
—. Bien. ¿Qué te parece una repetición?
No puedo luchar contra la sonrisa que se extiende a través de mi cara. Dios, oh Dios. Tengo una sensación de que Santana será una borracha muy... interesante.
Estoy absolutamente en lo cierto. Tres piñas coladas después, Santana está en el escenario haciendo karaoke. Sí. Karaoke de chica borracha.
Lo único que la salva es que es una cantante fenomenal. No me puedo imaginar cuan drástico seria que estuviera borracha y sin oído musical. Todo el bar se vuelve loco por la presentación de Santana. Ella está cantando a todo pulmón “Bad Romance” y casi todo el mundo está cantando, incluyendo a más de uno de mis compañeros de equipo. Me encuentro sonriendo como una idiota mientras contemplo el escenario. No hay nada lascivo sobre lo que está haciendo.
No tímida casi—desnuda, ni movimientos de baile sugerentes. Santana echa la cabeza hacia atrás con alegría, con las mejillas encendidas y los ojos brillantes mientras canta, y es tan hermosa que hace que mi duela el pecho.
Joder, quiero besarla de nuevo. Quiero sentir sus labios sobre los míos. Quiero oír ese ruido gutural que hizo la primera vez que chupé su lengua. Maravilloso. Y ahora estoy tan excitada, en medio de un bar lleno de mis amigos.
—¡Ella es increíble! —grita Logan, deslizándose hacia mí. Está sonriendo demasiado mientras observa a Santana, pero hay un brillo extraño en sus ojos.
Parece un poco como... anhelo.
—Estudia música —es la tonta respuesta que suelto, porque estoy demasiado distraída por su expresión.
Estruendosos aplausos estallan cuando termina la canción de Santana. Un segundo después, Dean se sube al escenario y le susurra algo al oído. Por lo que puedo deducir, está tratando de convencerla para cantar a dúo, pero sigue tocando su brazo desnudo mientras utiliza su encanto, y no hay duda de la chispa de inquietud en los ojos de Santana.
—Esa es mi señal para rescatarla —digo antes de caminar a través de la multitud. Cuando llego a la parte inferior del escenario de baja altura, coloco mis manos alrededor de mi boca y llamo a Santana.
—¡Lóspez, trae tu culo sexy aquí!
Su expresión se ilumina cuando me ve. Sin perder el ritmo, sale del escenario hacia mis brazos en espera, riendo de alegría mientras le doy vueltas.
—¡Oh, Dios mío, esto es tan divertido! —Exclama—. ¡Tenemos que venir aquí todo el tiempo!
Cuando la risa me hace cosquillas en la garganta, estudio su rostro para medir donde aterriza en mi increíblemente precisa escala de borrachos. Uno es sobrio y diez es voy a despertar desnuda en Portland sin recuerdos de cómo llegué aquí. Dado que sus ojos son nítidos y no está arrastrándose o tropezando, decido que está probablemente en el cinco—borracha pero consciente.
Y tal vez eso me hace una bastarda arrogante, pero me encanta ser la que la llevó a este punto. En quién confió lo suficiente para cuidar de ella de modo que pueda permitirse dejarse ir y pasar un buen rato. Con otra brillante sonrisa, toma mi mano y empieza a arrastrarme lejos de la pequeña pista de baile.
—¿A dónde vamos? —pregunto con una sonrisa.
—¡Tengo que orinar! Y te comprometiste a ser mi guardaespaldas, así que eso significa que tienes que esperar en la puerta y montar guardia.
—Aquellos fascinantes ojos me observan, parpadeando con la incertidumbre. —No vas
a dejar que nada malo me suceda, ¿verdad, Brittany?
Un bulto del tamaño de Massachusetts se aloja en mi garganta. Trago saliva y trato de hablar.
—Nunca.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
sospecho que la que va a salir lastimada va a ser brittany, se esta involucrando sin casi darse cuenta, mientras santana me parece algo alocada para mi gusto, no parecen importarle los sentimientos de nadie, sino los de ella, espero estar equivocada!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Britt si esta desarrollando sentimientos por San y se esta dando cuenta solo que no sabe hasta que punto. Y la morena también aunque esta confundida y no quiere aceptarlo porque todo el plan empezó para conseguir a Puck de quien empieza a presentir algo raro.
Y lo que esta haciendo San es empezar a disfrutar de nuevo la vida, con cosas normales como fiestas, un trago, amigos. Y esto se lo esta brindando la rubia de cierta forma con la seguridad que ella necesita. Así que espero que las cosas entre ellas poco a poco vayan avanzando mas allá de la amistad!
Y lo que esta haciendo San es empezar a disfrutar de nuevo la vida, con cosas normales como fiestas, un trago, amigos. Y esto se lo esta brindando la rubia de cierta forma con la seguridad que ella necesita. Así que espero que las cosas entre ellas poco a poco vayan avanzando mas allá de la amistad!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Me encanta Britt protectora!!!!! Espero que San de de cuenta rápido de sus sentimientos por San!! No me pinta nada bien ese encuentro con Puck!!!!
Saludos y Feliz año nuevo!!!!
Saludos y Feliz año nuevo!!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Solo paso a desearte un feliz año nuevo, mis mejores deseos. Ojala se cumpla todo lo que quieres y que seas muy feliz.
También te agradezco por alegrarme este año con tus historias :), infinitas gracias por todo!
También te agradezco por alegrarme este año con tus historias :), infinitas gracias por todo!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
micky morales escribió:sospecho que la que va a salir lastimada va a ser brittany, se esta involucrando sin casi darse cuenta, mientras santana me parece algo alocada para mi gusto, no parecen importarle los sentimientos de nadie, sino los de ella, espero estar equivocada!!!!
Hola, disculpa la tardanza en actualizar, pero es que desde el 28 hasta hoy estoy libre y hoy aprovechare para actualizar mis tres adaptaciones, nunca piensen que las he abandonado, sino que mi familia me estaba consumiendo mi tiempo y uno que otro error.... asi que disculpas, espero entiendan y aqui seguimos....
Micky creo que tienes razón.... pero en parte, creo que es posible que ambas salgan lastimadas... No, creo que te equivocas y te haz creado una imagen equivocada de Santana, pero bueno, aca todas respetamos lo que una u otra piense, esa es la razon de la historia, y de los comentarios y las replicas..... la interaccion en fin....
Bueno vamos a ver quien de las dos esta equivocada....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
JVM escribió:Solo paso a desearte un feliz año nuevo, mis mejores deseos. Ojala se cumpla todo lo que quieres y que seas muy feliz.
También te agradezco por alegrarme este año con tus historias :), infinitas gracias por todo!
Hola JVM, gracias siempre por tus tan lindos mensajes, eres muy amable. Eres una chica muy considerada... Espero que tus vacaciones y fiestas de finales de año igualmente hayan sido gratas, felices y en paz....
No agradezcas nada, estas historias son para ustedes,... Gracias a ti por todos tus lindos comentarios y por leer siempre.....
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 20
SANTANA
No puedo creer por que alguna vez estuve nerviosa por venir al bar esta noche, porque santo cielo, me estoy divirtiendo. Ahora estoy metida en una cabina junto a Brittany, y estamos involucradas en un acalorado debate con Tucker y Simms, argumentando sobre la tecnología, de todas las cosas. Tucker no cambia su postura sobre que a los niños pequeños no deberían permitirles ver más de una hora de televisión al día. Yo estoy totalmente de acuerdo con él sobre eso, pero Brittany y Simms no están de acuerdo, y los cuatro hemos estado discutiendo sobre eso durante más de veinte minutos hasta ahora.
Me avergüenza admitirlo, pero sinceramente no esperaba que todos estos jugadores de hockey tuvieran opiniones elocuentes sobre asuntos no relacionados con el hockey, pero ellos son mucho más perspicaces del crédito que les di.
—Los niños tienen que estar fuera andando en sus bicicletas, cazando ranas y trepando arboles —insiste Tucker, agitando su vaso de cerveza en el aire como si marcara su punto—. No es saludable para ellos estar encerrados mirando a una pantalla todo el día.
—Estoy de acuerdo en casi todo excepto la parte de las ranas —manifiesto—. Porque las ranas son babosas y asquerosas.
Los chicos se echaron a reír.
—Nenaza —se burla Simms.
—Aw, vamos, Lospez, dale a las ranas una oportunidad —protesta Tucker—. ¿Sabías que si las lames podrías drogarte?
Lo miro con horror. —No tengo ningún interés en lamer una rana.
Simms se ríe a carcajadas.
—¿Ni siquiera para conseguir a un príncipe?
Graciosos quejidos sonaron.
—No, ni siquiera entonces —le digo con firmeza.
Tucker toma un profundo trago de cerveza antes de guiñarme un ojo.
—¿Qué tal lamiendo algo más que una rana? ¿O estas en contra de las lamidas?
Mis mejillas arden por la insinuación, pero el brillo pícaro en sus ojos me dice que no está tratando de ser vulgar, así que le respondo con mi propia dosis de insinuaciones.
—Naah, estoy a favor de lamer. Mientras que este lamiendo algo sabroso.
Otra ronda de gritos estalla, pero Brittany no se une a ella. Cuando la miro, me doy cuenta de que sus ojos están brillando con calor.
Me pregunto si ella se está imaginando mi boca en su... no, no voy a ir ahí.
—Mierda, alguien tiene que amarrar a ese hombre así deja de acaparar la rocola. —declara Tucker mientras aun otra canción de Black Sabbath suena a través del bar.
Todos nos dirigimos hacia el culpable, un local con una tupida barba roja y el ceño más malo que he visto alguna vez. En el momento en que la máquina de karaoke se cerró por la noche, Barba Roja había corrido a la rocola y puesto diez dólares en monedas en su interior, tecleando una lista de reproducción rockera que hasta ahora había consistido de Black Sabbath, Black Sabbath, y más Black Sabbath. Ah, y una canción de CCR con la que Simms afirmó que había perdido su virginidad.
Finalmente nuestro debate cambia a una charla de hockey, mientras que Simms intenta convencerme de que el arquero es el jugador más importante en un equipo de hockey, a la vez que Tucker le abuchea todo el tiempo. La canción de Black Sabbath llega felizmente a su fin, reemplazado por “Tuesday’s Gone” de Lynyrd Skynyrd, y cuando el inicio hace eco a través del bar, siento a Brittany tensarse a mi lado.
—¿Que sucede? —pregunto.
—Nada. —Se aclara la garganta, a continuación, se desliza fuera de la cabina y me lleva con ella—. Baila conmigo.
—¿En serio? —Estoy desconcertada por un momento, hasta que me acuerdo de lo que siente por Lynyrd Skynyrd. Ahora que pienso en eso, estoy bastante segura de que esta canción estaba en esa lista de reproducción que me envió por correo electrónico la semana pasada.
Tucker se ríe desde su lado de la cabina.
—¿Desde cuándo bailas, B?
—Desde este momento —murmura Brittany.
Me lleva al área pequeña en frente del escenario, que está completamente vacía porque nadie más está bailando. Malestar se desplaza dentro de mí, pero cuando Brittany me tiende su mano, dudo por un solo segundo antes de tomarla. Hey, si quiere bailar, entonces vamos a bailar. Es lo menos que puedo hacer teniendo en cuenta lo increíble que ha estado esta noche.
Puedes decir muchas cosas sobre Brittany Pierce, pero es sin duda una chica de palabra. Ella ha estado pegada a mi lado toda la noche, vigilando mis tragos, esperándome fuera del baño, asegurándose de que no recibo acoso por sus amigos o los locales que hemos conocido. Está totalmente cuidando mi espalda, y gracias a ella, tuve la oportunidad de bajar la guardia por primera vez en mucho tiempo.
Dios. No puedo creer que alguna vez pensé que no era una buena chica.
—Sabes que esta canción dura como siete minutos, ¿cierto? —Señalo a medida que avanzamos hacia la pista de baile.
—Lo sé. —Su tono es casual. No se ve afectada. Pero tengo una extraña sensación de que está molesto por algo.
Brittany no cubre su cuerpo con el mío o trata de presionarse contra mí. En su lugar, bailamos de la forma en que he visto a mis padres hacer, con las manos de Brittany en mis caderas y la otra en mi mano derecha. Pongo mi mano libre sobre su hombro, ella se inclina más cerca y presiona su mejilla en la mía. Su mejilla rozando contra mi rostro, erizando el vello de mis brazos. Cuando inhalo, su loción llena mis pulmones, y un vertiginoso mareo se extiende a través de mí.
No sé lo que me está pasando. Me siento caliente y adolorida—es el alcohol, me aseguro. Tiene que serlo. Porque Brittany y yo acordamos que sólo somos amigas.
—Dean está divirtiéndose —comento, en su mayoría porque estoy desesperada por una distracción de mis hormonas fueras de control.
Brittany sigue mi mirada hacia la cabina de atrás, donde Dean se intercala entre dos rubias que están mordisqueando muy ansiosamente su cuello.
—Sí. Supongo.
Hay una mirada lejana en sus ojos azules. Su tono ausente deja claro que no está interesada en tener una conversación, así que me quedo en silencio y trato duro en no dejar que su personalidad abrumadora me afecte.
Pero cada vez que su mejilla roza mi cara, empeorando mi piel de gallina. Y cada vez que su aliento sopla en mi mandíbula, una oleada de escalofríos se extiende a través de mí. El calor de su cuerpo me abraza, su olor me rodea, y estoy terriblemente consciente de su cálida mano sosteniendo la mía. Antes de que pueda detenerme, froto mi pulgar sobre el centro de su palma. El aliento de Brittany se estanca.
Sí, tiene que ser el alcohol. No hay otra explicación para las sensaciones extendiéndose por mi cuerpo. El dolor en mis senos, la tensión en mis muslos y el extraño vacío en mi interior.
Cuando la canción termina, exhalo un suspiro de alivio y doy un paso muy necesario atrás.
—Gracias por el baile —murmura Brittany.
Puede ser que este mareada, pero no estoy borracha, y al instante noto la tristeza irradiando de su amplio pecho.
—Oye —le digo con preocupación—. ¿Qué sucede?
—Nada. —Su garganta se hunde cuando traga—. Es sólo que... esa canción...
—¿Que hay sobre ella?
—Me trae recuerdos, eso es todo. —Hace una pausa durante tanto tiempo que no creo que continúe, pero entonces lo que hace. —Era la canción favorita de mi mamá. La tocaron en su funeral.
Mi respiración se atrapa en sorpresa.
—Oh. Oh, Brittany, lo siento.
Se encoge de hombros, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.
—Brittany…
—Mira, era o bailarla, o llorar, ¿está bien? Así que sí, gracias por el baile. —Pasa por mi costado cuando alcanzo su brazo—. Tengo que salir. ¿Vas a estar bien aquí durante unos minutos?
—Sí, pero...
Se aleja antes de que pueda terminar.
La observo irse, luchando contra una oleada de tristeza que se aprieta mi garganta. Estoy indecisa al estar allí mirándola alejarse. Quiero ir tras ella y obligarla a hablar de ello.
No, debería ir tras ella. Pongo mis hombros firmes y me apresuro hacia adelante, sólo para congelarme cuando me encuentro cara a cara con mi ex-novio.
—¡Devon! —digo.
—Santana... oye. —Devon esta visiblemente incómodo cuando nuestros ojos se encuentran.
Me toma un segundo registrar que no está solo. Una alta y bonita pelirroja se encuentra a su lado... y están tomados de la mano.
Mi pulso se acelera porque no he visto a Devon desde que rompimos el invierno pasado. Él es un estudiante de ciencias políticas, así que no estamos en ninguna clase juntos, y nuestros círculos sociales no suelen cruzarse. Probablemente no nos habríamos incluso conocido si Tina no me hubiera arrastrado a ese concierto en Boston el año pasado. Era un local pequeño, había pocas bandas locales tocando, y Devon pasó a ser el baterista de una de las bandas. Pasamos toda la noche hablando, descubrimos que ambos íbamos a Briar, y él terminó llevándonos a Tina y a mí de regreso al campus esa noche.
Después de eso, él y yo fuimos inseparables. Estuvimos juntos durante ocho meses, y yo estaba loca e inequívocamente enamorada de él. Él me dijo que me amaba, también, pero después me dejo, una parte de mí se preguntaba si tal vez sólo había estado conmigo por lástima.
No pienses de esa manera.
La severa voz en mi cabeza pertenece a Carole, y de repente la escucho en persona. Nuestras sesiones de terapia terminaron una vez que fui a la universidad, y aunque hemos tenido un par de conversaciones telefónicas, aquí y allá, no es lo mismo que estar en ese sillón de cuero acogedor en la oficina de Carole, respirando su aroma calmante de lavanda y oír su cálida, voz tranquilizadora. Ya no necesito a Carole de la forma en que solía hacerlo, pero ahora, cuando me enfrento con Devon y su hermosa nueva novia, todas las viejas inseguridades regresan.
—¿Cómo has estado? —pregunta.
—Bien. No, estoy excelente —modifico rápidamente—. ¿Cómo estás tú?
—No me puedo quejar. —La sonrisa que me da se ve forzada—. Uh... la banda se separó.
—Oh, mierda. Lamento escuchar eso. ¿Qué sucedió?
Él distraídamente frota el aro de plata en su ceja izquierda, y recuerdo todas las veces que solía besar esa perforación cuando estábamos tumbados en la cama juntos.
—Brad pasó —admite Devon—. Ya sabes, ¿cuándo siempre amenazaba con ir en solitario? Bueno, finalmente decidió que no nos necesitaba. Consiguió un contrato discográfico con este nuevo buen sello independiente, y cuando dijeron que querían que su banda se quedara atrás, Brad no luchó por nosotros.
No me sorprende escucharlo. Siempre he pensado que Brad era el imbécil más presuntuoso en el planeta. En realidad, probablemente se llevaría espléndidamente
con Unique.
—Sé que es una mierda, pero creo que estas mejor —le digo a Devon—. Brad te habría jodido con el tiempo. Al menos sucedió ahora, antes de que firmaras, ¿sabes?
—Eso es lo que sigo diciéndole —dice con voz chillona la pelirroja, luego se vuelve a Devon—. Ves, alguien más está de acuerdo conmigo.
Alguien más. ¿Es eso lo que soy? No la ex novia de Devon, no su amiga, ni siquiera un conocido. Simplemente soy... alguien más.
La forma en que disminuye mi posición en la vida de Devon hace que mi corazón se apreté dolorosamente.
—Soy Emily, por cierto. —dice la pelirroja.
—Es un placer conocerte. —le contesto con torpeza.
Devon se ve tan torpe como yo me siento. —Así que, uh, tienes la presentación de invierno por venir, ¿eh?
—Sip. Estoy realizando un dúo con Unique conocido como Wave Adams —Suspiro—. Lo que está empezando a parecer un gran error.
Devon asiente.
—Bueno, siempre lo hiciste funcionar mejor sola.
Mi estómago se pone rígido. Por alguna razón, se siente como si estuviera golpeándome. Como si estuviera insinuando algo. Como si lo que realmente estuviera diciendo es no tienes problemas para hacerlo TÚ MISMA, cierto, ¿Santana? Pero no puedes hacerlo con una pareja, ¿verdad?
Sé que sólo son mis inseguridades hablando. Devon no es tan cruel. Y él lo intentó. Lo intento mucho. Pero insinuación o no, aun duele.
—De todos modos, fue bueno verte, pero estoy aquí con amigos, así que...
Asiento con la cabeza hacia la cabina donde Tucker, Simms y Logan están, lo que trae un pliegue de confusión en la frente de Devon.
—¿Desde cuando pasas el rato con el equipo de hockey?
—Le estoy dando tutoría a una de las jugadoras, y... eh, si, pasamos el rato a veces.
—Oh. Genial. Está bien, bueno... te veo luego.
—¡Fue un placer conocerte! —chilla Emily.
Mi garganta se cierra a medida que se alejan de la mano. Trago saliva, entonces giro en la dirección opuesta. Voy al pasillo que conduce al baño, conteniendo las calientes lágrimas que han surgido de mis ojos. Dios, ¿por qué estoy llorando?
Repito rápidamente todas las razones por las que no debería estar llorando. Devon y yo hemos terminado. Ya no lo quiero. He estado fantaseando con otra persona por meses.
Voy a una cita con Noah Puckerman este fin de semana.
Pero los recordatorios no logran nada, y mis ojos arden mucho más. Porque, ¿a quién mierda estoy engañando? ¿Qué posibilidades tenemos Noah y yo? Incluso si salimos, incluso si conseguimos estar lo suficientemente cerca para tener intimidad, ¿qué pasa cuando tengamos sexo? ¿Qué pasaría si todos los problemas que tuve con Devon aparecen de nuevo, como un molesto sarpullido del que no puedo deshacerme? ¿Y si realmente hay algo mal en mí y yo nunca puedo, tener alguna vez una vida sexual normal, como una mujer jodidamente normal?
Parpadeo rápidamente para tratar de detener el flujo de lágrimas. Me niego a llorar en público. Me niego.
—¿Lospez?
Brittany emerge del baño y frunce el ceño en cuanto me ve. —Oye —dice con urgencia, ahuecando mi barbilla—. ¿Qué pasa?
—Nada —murmuro.
—Estás mintiendo. —Su agarre se mantiene firme en mi barbilla mientras desliza sus pulgares debajo de mis ojos—. ¿Por qué estas llorando?
—No estoy llorando.
—Estoy quitando tus lágrimas ahora, Lospez. Es decir que estás llorando. Ahora dime lo que está mal. —Su rostro repentinamente palidece—. Oh, mierda, ¿alguien te ha acosado o algo? Sólo me fui unos minutos. Lo siento mucho...
—No, no es eso —la corté—. Te lo prometo.
Los rasgos de Brittany se relajan. Pero sólo un poco. —Entonces, ¿por qué estás mal?
Trago de nuevo el nudo en mi garganta.
—Me encontré con mi ex ahí fuera.
—Oh —Se ve sorprendida—. ¿El chico con el que estuviste saliendo el año pasado?
Asiento con la cabeza débilmente. —Estaba con su nueva novia.
—Mierda. Eso debe haber sido incómodo.
—Supongo. —La hostilidad se arrastra a través de mí como un ejército de diminutas hormigas—. Es hermosa, por cierto. Al igual que, realmente hermosa. — La sensación amarga se intensifica, retorciendo mis entrañas y tensando mi mandíbula—. Apuesto a que tiene orgasmos que duran horas y probablemente grita, ¡me vengo! cuando está en la desenlacé de la pasión.
Alarma parpadea a través de los ojos de Brittany.
—Uh. Sí. Bueno. Realmente no lo entiendo, pero está bien.
Pero no está bien. No lo está. ¿Por qué alguna vez pensé que podría ser una estudiante universitaria normal?
No soy normal. Estoy rota. Sigo diciéndome que la violación no me destruyo, pero lo hizo. Un pedazo de mierda me robo mi virginidad, robó mi capacidad para tener relaciones sexuales y sentir placer como una sana, fogosa mujer. Entonces, ¿cómo diablos podría alguna vez tener una relación real? Con Devon, con Noah, con alguien, cuando no puedo...
Me encojo de hombros bruscamente quitando las manos de Brittany de mi rostro. —Olvídalo. Estoy siendo estúpida. —Levantando mi barbilla, doy un paso hacia la puerta—. Vamos, quiero otro trago.
—Santana...
—Quiero otro trago —gritó, y luego camino delante de ella y avanzo todo el camino hasta la barra.
Me avergüenza admitirlo, pero sinceramente no esperaba que todos estos jugadores de hockey tuvieran opiniones elocuentes sobre asuntos no relacionados con el hockey, pero ellos son mucho más perspicaces del crédito que les di.
—Los niños tienen que estar fuera andando en sus bicicletas, cazando ranas y trepando arboles —insiste Tucker, agitando su vaso de cerveza en el aire como si marcara su punto—. No es saludable para ellos estar encerrados mirando a una pantalla todo el día.
—Estoy de acuerdo en casi todo excepto la parte de las ranas —manifiesto—. Porque las ranas son babosas y asquerosas.
Los chicos se echaron a reír.
—Nenaza —se burla Simms.
—Aw, vamos, Lospez, dale a las ranas una oportunidad —protesta Tucker—. ¿Sabías que si las lames podrías drogarte?
Lo miro con horror. —No tengo ningún interés en lamer una rana.
Simms se ríe a carcajadas.
—¿Ni siquiera para conseguir a un príncipe?
Graciosos quejidos sonaron.
—No, ni siquiera entonces —le digo con firmeza.
Tucker toma un profundo trago de cerveza antes de guiñarme un ojo.
—¿Qué tal lamiendo algo más que una rana? ¿O estas en contra de las lamidas?
Mis mejillas arden por la insinuación, pero el brillo pícaro en sus ojos me dice que no está tratando de ser vulgar, así que le respondo con mi propia dosis de insinuaciones.
—Naah, estoy a favor de lamer. Mientras que este lamiendo algo sabroso.
Otra ronda de gritos estalla, pero Brittany no se une a ella. Cuando la miro, me doy cuenta de que sus ojos están brillando con calor.
Me pregunto si ella se está imaginando mi boca en su... no, no voy a ir ahí.
—Mierda, alguien tiene que amarrar a ese hombre así deja de acaparar la rocola. —declara Tucker mientras aun otra canción de Black Sabbath suena a través del bar.
Todos nos dirigimos hacia el culpable, un local con una tupida barba roja y el ceño más malo que he visto alguna vez. En el momento en que la máquina de karaoke se cerró por la noche, Barba Roja había corrido a la rocola y puesto diez dólares en monedas en su interior, tecleando una lista de reproducción rockera que hasta ahora había consistido de Black Sabbath, Black Sabbath, y más Black Sabbath. Ah, y una canción de CCR con la que Simms afirmó que había perdido su virginidad.
Finalmente nuestro debate cambia a una charla de hockey, mientras que Simms intenta convencerme de que el arquero es el jugador más importante en un equipo de hockey, a la vez que Tucker le abuchea todo el tiempo. La canción de Black Sabbath llega felizmente a su fin, reemplazado por “Tuesday’s Gone” de Lynyrd Skynyrd, y cuando el inicio hace eco a través del bar, siento a Brittany tensarse a mi lado.
—¿Que sucede? —pregunto.
—Nada. —Se aclara la garganta, a continuación, se desliza fuera de la cabina y me lleva con ella—. Baila conmigo.
—¿En serio? —Estoy desconcertada por un momento, hasta que me acuerdo de lo que siente por Lynyrd Skynyrd. Ahora que pienso en eso, estoy bastante segura de que esta canción estaba en esa lista de reproducción que me envió por correo electrónico la semana pasada.
Tucker se ríe desde su lado de la cabina.
—¿Desde cuándo bailas, B?
—Desde este momento —murmura Brittany.
Me lleva al área pequeña en frente del escenario, que está completamente vacía porque nadie más está bailando. Malestar se desplaza dentro de mí, pero cuando Brittany me tiende su mano, dudo por un solo segundo antes de tomarla. Hey, si quiere bailar, entonces vamos a bailar. Es lo menos que puedo hacer teniendo en cuenta lo increíble que ha estado esta noche.
Puedes decir muchas cosas sobre Brittany Pierce, pero es sin duda una chica de palabra. Ella ha estado pegada a mi lado toda la noche, vigilando mis tragos, esperándome fuera del baño, asegurándose de que no recibo acoso por sus amigos o los locales que hemos conocido. Está totalmente cuidando mi espalda, y gracias a ella, tuve la oportunidad de bajar la guardia por primera vez en mucho tiempo.
Dios. No puedo creer que alguna vez pensé que no era una buena chica.
—Sabes que esta canción dura como siete minutos, ¿cierto? —Señalo a medida que avanzamos hacia la pista de baile.
—Lo sé. —Su tono es casual. No se ve afectada. Pero tengo una extraña sensación de que está molesto por algo.
Brittany no cubre su cuerpo con el mío o trata de presionarse contra mí. En su lugar, bailamos de la forma en que he visto a mis padres hacer, con las manos de Brittany en mis caderas y la otra en mi mano derecha. Pongo mi mano libre sobre su hombro, ella se inclina más cerca y presiona su mejilla en la mía. Su mejilla rozando contra mi rostro, erizando el vello de mis brazos. Cuando inhalo, su loción llena mis pulmones, y un vertiginoso mareo se extiende a través de mí.
No sé lo que me está pasando. Me siento caliente y adolorida—es el alcohol, me aseguro. Tiene que serlo. Porque Brittany y yo acordamos que sólo somos amigas.
—Dean está divirtiéndose —comento, en su mayoría porque estoy desesperada por una distracción de mis hormonas fueras de control.
Brittany sigue mi mirada hacia la cabina de atrás, donde Dean se intercala entre dos rubias que están mordisqueando muy ansiosamente su cuello.
—Sí. Supongo.
Hay una mirada lejana en sus ojos azules. Su tono ausente deja claro que no está interesada en tener una conversación, así que me quedo en silencio y trato duro en no dejar que su personalidad abrumadora me afecte.
Pero cada vez que su mejilla roza mi cara, empeorando mi piel de gallina. Y cada vez que su aliento sopla en mi mandíbula, una oleada de escalofríos se extiende a través de mí. El calor de su cuerpo me abraza, su olor me rodea, y estoy terriblemente consciente de su cálida mano sosteniendo la mía. Antes de que pueda detenerme, froto mi pulgar sobre el centro de su palma. El aliento de Brittany se estanca.
Sí, tiene que ser el alcohol. No hay otra explicación para las sensaciones extendiéndose por mi cuerpo. El dolor en mis senos, la tensión en mis muslos y el extraño vacío en mi interior.
Cuando la canción termina, exhalo un suspiro de alivio y doy un paso muy necesario atrás.
—Gracias por el baile —murmura Brittany.
Puede ser que este mareada, pero no estoy borracha, y al instante noto la tristeza irradiando de su amplio pecho.
—Oye —le digo con preocupación—. ¿Qué sucede?
—Nada. —Su garganta se hunde cuando traga—. Es sólo que... esa canción...
—¿Que hay sobre ella?
—Me trae recuerdos, eso es todo. —Hace una pausa durante tanto tiempo que no creo que continúe, pero entonces lo que hace. —Era la canción favorita de mi mamá. La tocaron en su funeral.
Mi respiración se atrapa en sorpresa.
—Oh. Oh, Brittany, lo siento.
Se encoge de hombros, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.
—Brittany…
—Mira, era o bailarla, o llorar, ¿está bien? Así que sí, gracias por el baile. —Pasa por mi costado cuando alcanzo su brazo—. Tengo que salir. ¿Vas a estar bien aquí durante unos minutos?
—Sí, pero...
Se aleja antes de que pueda terminar.
La observo irse, luchando contra una oleada de tristeza que se aprieta mi garganta. Estoy indecisa al estar allí mirándola alejarse. Quiero ir tras ella y obligarla a hablar de ello.
No, debería ir tras ella. Pongo mis hombros firmes y me apresuro hacia adelante, sólo para congelarme cuando me encuentro cara a cara con mi ex-novio.
—¡Devon! —digo.
—Santana... oye. —Devon esta visiblemente incómodo cuando nuestros ojos se encuentran.
Me toma un segundo registrar que no está solo. Una alta y bonita pelirroja se encuentra a su lado... y están tomados de la mano.
Mi pulso se acelera porque no he visto a Devon desde que rompimos el invierno pasado. Él es un estudiante de ciencias políticas, así que no estamos en ninguna clase juntos, y nuestros círculos sociales no suelen cruzarse. Probablemente no nos habríamos incluso conocido si Tina no me hubiera arrastrado a ese concierto en Boston el año pasado. Era un local pequeño, había pocas bandas locales tocando, y Devon pasó a ser el baterista de una de las bandas. Pasamos toda la noche hablando, descubrimos que ambos íbamos a Briar, y él terminó llevándonos a Tina y a mí de regreso al campus esa noche.
Después de eso, él y yo fuimos inseparables. Estuvimos juntos durante ocho meses, y yo estaba loca e inequívocamente enamorada de él. Él me dijo que me amaba, también, pero después me dejo, una parte de mí se preguntaba si tal vez sólo había estado conmigo por lástima.
No pienses de esa manera.
La severa voz en mi cabeza pertenece a Carole, y de repente la escucho en persona. Nuestras sesiones de terapia terminaron una vez que fui a la universidad, y aunque hemos tenido un par de conversaciones telefónicas, aquí y allá, no es lo mismo que estar en ese sillón de cuero acogedor en la oficina de Carole, respirando su aroma calmante de lavanda y oír su cálida, voz tranquilizadora. Ya no necesito a Carole de la forma en que solía hacerlo, pero ahora, cuando me enfrento con Devon y su hermosa nueva novia, todas las viejas inseguridades regresan.
—¿Cómo has estado? —pregunta.
—Bien. No, estoy excelente —modifico rápidamente—. ¿Cómo estás tú?
—No me puedo quejar. —La sonrisa que me da se ve forzada—. Uh... la banda se separó.
—Oh, mierda. Lamento escuchar eso. ¿Qué sucedió?
Él distraídamente frota el aro de plata en su ceja izquierda, y recuerdo todas las veces que solía besar esa perforación cuando estábamos tumbados en la cama juntos.
—Brad pasó —admite Devon—. Ya sabes, ¿cuándo siempre amenazaba con ir en solitario? Bueno, finalmente decidió que no nos necesitaba. Consiguió un contrato discográfico con este nuevo buen sello independiente, y cuando dijeron que querían que su banda se quedara atrás, Brad no luchó por nosotros.
No me sorprende escucharlo. Siempre he pensado que Brad era el imbécil más presuntuoso en el planeta. En realidad, probablemente se llevaría espléndidamente
con Unique.
—Sé que es una mierda, pero creo que estas mejor —le digo a Devon—. Brad te habría jodido con el tiempo. Al menos sucedió ahora, antes de que firmaras, ¿sabes?
—Eso es lo que sigo diciéndole —dice con voz chillona la pelirroja, luego se vuelve a Devon—. Ves, alguien más está de acuerdo conmigo.
Alguien más. ¿Es eso lo que soy? No la ex novia de Devon, no su amiga, ni siquiera un conocido. Simplemente soy... alguien más.
La forma en que disminuye mi posición en la vida de Devon hace que mi corazón se apreté dolorosamente.
—Soy Emily, por cierto. —dice la pelirroja.
—Es un placer conocerte. —le contesto con torpeza.
Devon se ve tan torpe como yo me siento. —Así que, uh, tienes la presentación de invierno por venir, ¿eh?
—Sip. Estoy realizando un dúo con Unique conocido como Wave Adams —Suspiro—. Lo que está empezando a parecer un gran error.
Devon asiente.
—Bueno, siempre lo hiciste funcionar mejor sola.
Mi estómago se pone rígido. Por alguna razón, se siente como si estuviera golpeándome. Como si estuviera insinuando algo. Como si lo que realmente estuviera diciendo es no tienes problemas para hacerlo TÚ MISMA, cierto, ¿Santana? Pero no puedes hacerlo con una pareja, ¿verdad?
Sé que sólo son mis inseguridades hablando. Devon no es tan cruel. Y él lo intentó. Lo intento mucho. Pero insinuación o no, aun duele.
—De todos modos, fue bueno verte, pero estoy aquí con amigos, así que...
Asiento con la cabeza hacia la cabina donde Tucker, Simms y Logan están, lo que trae un pliegue de confusión en la frente de Devon.
—¿Desde cuando pasas el rato con el equipo de hockey?
—Le estoy dando tutoría a una de las jugadoras, y... eh, si, pasamos el rato a veces.
—Oh. Genial. Está bien, bueno... te veo luego.
—¡Fue un placer conocerte! —chilla Emily.
Mi garganta se cierra a medida que se alejan de la mano. Trago saliva, entonces giro en la dirección opuesta. Voy al pasillo que conduce al baño, conteniendo las calientes lágrimas que han surgido de mis ojos. Dios, ¿por qué estoy llorando?
Repito rápidamente todas las razones por las que no debería estar llorando. Devon y yo hemos terminado. Ya no lo quiero. He estado fantaseando con otra persona por meses.
Voy a una cita con Noah Puckerman este fin de semana.
Pero los recordatorios no logran nada, y mis ojos arden mucho más. Porque, ¿a quién mierda estoy engañando? ¿Qué posibilidades tenemos Noah y yo? Incluso si salimos, incluso si conseguimos estar lo suficientemente cerca para tener intimidad, ¿qué pasa cuando tengamos sexo? ¿Qué pasaría si todos los problemas que tuve con Devon aparecen de nuevo, como un molesto sarpullido del que no puedo deshacerme? ¿Y si realmente hay algo mal en mí y yo nunca puedo, tener alguna vez una vida sexual normal, como una mujer jodidamente normal?
Parpadeo rápidamente para tratar de detener el flujo de lágrimas. Me niego a llorar en público. Me niego.
—¿Lospez?
Brittany emerge del baño y frunce el ceño en cuanto me ve. —Oye —dice con urgencia, ahuecando mi barbilla—. ¿Qué pasa?
—Nada —murmuro.
—Estás mintiendo. —Su agarre se mantiene firme en mi barbilla mientras desliza sus pulgares debajo de mis ojos—. ¿Por qué estas llorando?
—No estoy llorando.
—Estoy quitando tus lágrimas ahora, Lospez. Es decir que estás llorando. Ahora dime lo que está mal. —Su rostro repentinamente palidece—. Oh, mierda, ¿alguien te ha acosado o algo? Sólo me fui unos minutos. Lo siento mucho...
—No, no es eso —la corté—. Te lo prometo.
Los rasgos de Brittany se relajan. Pero sólo un poco. —Entonces, ¿por qué estás mal?
Trago de nuevo el nudo en mi garganta.
—Me encontré con mi ex ahí fuera.
—Oh —Se ve sorprendida—. ¿El chico con el que estuviste saliendo el año pasado?
Asiento con la cabeza débilmente. —Estaba con su nueva novia.
—Mierda. Eso debe haber sido incómodo.
—Supongo. —La hostilidad se arrastra a través de mí como un ejército de diminutas hormigas—. Es hermosa, por cierto. Al igual que, realmente hermosa. — La sensación amarga se intensifica, retorciendo mis entrañas y tensando mi mandíbula—. Apuesto a que tiene orgasmos que duran horas y probablemente grita, ¡me vengo! cuando está en la desenlacé de la pasión.
Alarma parpadea a través de los ojos de Brittany.
—Uh. Sí. Bueno. Realmente no lo entiendo, pero está bien.
Pero no está bien. No lo está. ¿Por qué alguna vez pensé que podría ser una estudiante universitaria normal?
No soy normal. Estoy rota. Sigo diciéndome que la violación no me destruyo, pero lo hizo. Un pedazo de mierda me robo mi virginidad, robó mi capacidad para tener relaciones sexuales y sentir placer como una sana, fogosa mujer. Entonces, ¿cómo diablos podría alguna vez tener una relación real? Con Devon, con Noah, con alguien, cuando no puedo...
Me encojo de hombros bruscamente quitando las manos de Brittany de mi rostro. —Olvídalo. Estoy siendo estúpida. —Levantando mi barbilla, doy un paso hacia la puerta—. Vamos, quiero otro trago.
—Santana...
—Quiero otro trago —gritó, y luego camino delante de ella y avanzo todo el camino hasta la barra.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 21
BRITTANY
Santana está ebria. No sólo eso, sino que se niega a ir a casa. Es la una de la mañana y la fiesta se ha trasladado desde el bar a mi casa, y no importa lo mucho que lo intente, no puedo convencer a Santana de terminar la noche. Se está convirtiendo en crucial que llegue de vuelta a su dormitorio. Mi sala de estar está llena de jugadores de hockey y conejitas de hielo, todos los cuales tienen una puntuación de al menos un ocho en mi escala de borracha: rápidamente tiran el camino de la cohibición al viento y cometen algunos estúpidos grandes errores.
Dean acaba arrastrando a una risueña Santana al centro de la sala de estar y ambos comienzan a bailar “Baby, I like it Raw” de ODB que estalla de los parlantes a todo volumen.
Santana no había estado moviéndose sugestivamente cuando cantó a todo pulmón a Lady Gaga antes, pero segura como la mierda que se está moviendo sugestivamente ahora. Se ha ido de Disney Channel como Miley Cyrus para estar en modo completo de Miley en el Twerk, y es oficialmente el momento para que le ponga fin antes de que ella vaya directamente a Hagamos Un Video Sexual como Miley. Espera, ¿Miley ha hecho alguna vez un video sexual? Joder, ¿a quién estoy engañando? Por supuesto que lo ha hecho.
Marcho hacia Santana y Dean y los separo, poniendo una firme mano sobre el hombro de Santana.
—Necesito hablar contigo —le grito sobre de la música.
Ella pone mala cara.
—¡Estoy bailando!
—Estamos bailando —masculla Dean.
Nivelo una mirada dura a mi compañero de equipo.
—Baila con alguien más —chasqueé.
Como si fuera una señal, aparece una pareja femenina dispuesta como un fantasma y lazo a Dean en sus brazos. Dean prácticamente se olvida de Santana, lo que me permite arrastrarla de la sala de estar sin objeciones adicionales. Curvo mi mano alrededor de su brazo y la llevo al piso de arriba, y no la suelto hasta que estamos en la tranquila seguridad de mi dormitorio.
—La fiesta acabó —anuncio.
—Pero me estoy divirtiendo —se queja.
—Sé que lo estás. —Cruzo mis brazos—. Estas teniendo demasiada diversión.
—Eres mala. —Con un suspiro exagerado, Santana se acuesta en la cama y cae sobre su espalda—. Tengo sueño.
Sonrío.
—Vamos, te llevaré de vuelta a los dormitorios.
—No quiero irme. —Estira sus brazos y piernas y procede a hacer ángeles de nieve en mi cama—. Tu cama es muy grande y cómoda.
Luego sus parpados se cierran y se queda inmóvil, otro profundo suspiro escapando de sus labios.
Ahogo un gemido cuando me doy cuenta de que está a segundos de quedarse dormida, pero luego decido que sería mejor si la dejo aquí y la llevo a casa en la mañana. Porque si la llevo a casa ahora y renueva sus fuerzas, no voy a estar allí para mantenerla fuera de problemas.
—Bien —dije con una inclinación de cabeza—. Quédate aquí y duerme, Cenicienta.
Resopla.
—¿Eso te hace mi príncesa?
—Malditamente correcto. —Camino hacia el baño y rebusco en el gabinete de medicina hasta que encuentro algunos ibuprofenos. Entonces vierto agua en un vaso y vuelvo a la cama, sentándome en el borde mientras obligo a Santana sentarse.
—Toma dos y bebe agua. —Ordeno, poniendo dos píldoras en su palma—. Confía en mí, me lo agradecerás en la mañana.
Empujar píldoras y agua en la garganta de alguien no es nada nuevo para mí. Lo hago a menudo con mis compañeros de equipo. Dean, en particular, que toma tragos a un nivel completamente nuevo, y no sólo en su cumpleaños. Santana sigue obedientemente mis instrucciones antes de caer sobre el colchón nuevo.
—Buena chica.
—Estoy ardiendo —murmura—. ¿Por qué esta tan caliente aquí?
Mi corazón deja de latir, literalmente, cuando ella empieza a sacarse sus pantalones. El material se engancha en sus rodillas, provocando un fuerte gemido de ella.
—¡Brittany!
Tengo que reír. Compadeciéndome de ella, me inclino para ayudarla a sacárselos, quitando los pantalones de sus piernas y haciendo todo lo posible para ignorar la suave, piel sedosa bajo mis dedos.
—Ahí tienes —digo con voz ronca—. ¿Mejor?
—Mmm-hmmm. —Alcanza el dobladillo de su camiseta.
Dulce Jesús.
Aparto mi vista de ella y tropiezo hacia mi armario para encontrar algo para que duerma. Agarro una camiseta vieja, tomo una respiración profunda, y doy la vuelta para mirarla.
Su camiseta se ha ido. Afortunadamente, está usando un sostén.
Por desgracia, el sujetador es negro, de encaje y transparente, y tengo una vista perfecta de sus pezones detrás de esa tela transparente.
No mires. Está borracha.
Le hago caso a la severa voz interna y se lo prohíbo a mi persistente mirada. Y puesto que no hay manera en el infierno que pueda quitar su sujetador sin excitarme, pongo la camiseta por su cabeza y espero a que ella no sea una de esas chicas que odia dormir en su sujetador.
—Me divertí mucho esta noche —balbucea feliz Santana—. ¿Ves? Podría estar rota, pero todavía puedo divertirme.
Me congelo.
—¿Qué?
Pero no responde. Sus piernas desnudas patean la manta y luego se desliza debajo de ella, girando en su lado con un pequeño suspiro. Se desmaya en cuestión de segundos.
Lucho contra una oleada de malestar cuando apago la luz. ¿Está rota?
¿Qué diablos significa eso?
Con el ceño fruncido, salgo de la habitación y silenciosamente cierro la puerta detrás de mí. Las misteriosas palabras de Santana resonando en mi cabeza, pero no tengo la oportunidad de detenerme en ellas porque cuando bajo, Logan y Dean no pierden el tiempo arrastrándome a la cocina para una ronda de tragos.
—Es su cumpleaños, amiga —dice Logan cuando me opongo—. Tienes que tomar un trago.
Cedo y acepto el trago. Los tres unimos nuestros vasos, tragando el whisky. El alcohol quema mi garganta y calienta mi estómago, y le doy la bienvenida al caliente zumbido que flota a través de mi cuerpo. Toda esta noche, he estado... apagada. Esa estúpida canción. Las lágrimas de Santana en el bar. La forma confusa que me hace sentir.
Estoy a flor de piel y sobre el borde, cuando Logan me sirve otro trago, esta vez no me opongo.
Después del tercer trago, ya no estoy pensando sobre lo confusa que me siento. Después del cuarto, no estoy pensando en absoluto.
Son las dos y media de la mañana cuando por fin arrastro mi culo borracho arriba. La fiesta casi se ha desvanecido. Solamente las conejitas de hielo de Dean quedan, tumbadas en el sofá con él en una maraña de brazos y piernas desnudas. Paso la cocina y descubro a Tucker dormido en el mostrador, su mano todavía acurrucada alrededor de una botella de cerveza vacía. Logan había desaparecido en su habitación hace un tiempo con una linda morena, y mientras camino por delante de su habitación, oigo el tipo de gemidos y quejidos que me dicen que es algo muy bueno.
Mi habitación está bañada en sombras cuando camino al interior. Parpadeo un par de veces, y mis ojos se acostumbran a la oscuridad para encontrar un bulto en forma de Santana sobre la cama. Estoy demasiado cansada para lavarme los dientes o seguir mi propio régimen de prevención de la resaca, solo me desnudo hasta quedar únicamente en ropa interior y me acuesto junto a Santana.
Trato de ser lo más silenciosa posible mientras me acomodo, pero el roce de las sabanas hace que Santana se agite. Un suave gemido ondula a través de la oscuridad, y luego se da la vuelta y una cálida mano se presiona contra mis pechos.
Me pongo rígida. O más bien, mi pecho lo hace. Allá abajo, estoy más suave que el pudín. Esa es una borracha impotente, que es condenadamente triste teniendo en cuenta que sólo tomé cinco tragos. Dios. El alcohol y yo realmente no nos mezclamos.
Aunque quisiera aprovecharme de Santana en este momento, sería totalmente inútil. Y mierda, esa es una cosa totalmente repulsiva para pensar, porque yo nunca tomaría ventaja de ella. Me arrancaría mi propio coño antes de forzar a alguien.
Pero al parecer, sólo hay una persona con intenciones honorables en esta cama esta noche.
Mi pulso se acelera cuando sus suaves labios se adhieren a mi hombro.
—Santana... —digo con cautela.
Hay un momento de silencio. Una parte de mí ora para que esté dormida, pero Santana derriba esa esperanza al murmurar—: ¿Uh-huh? —Su voz es ronca y sexy como la mierda.
—¿Qué estás haciendo? —susurro.
Sus labios se mueven de mi hombro a mi cuello, y luego chupa repentinamente mi febril carne, encontrando un punto dulce que envía una chispa de calor directo a clitoris. Jesús. Mi coño no funciona correctamente en este momento, pero eso no significa que sea incapaz de sentir excitación. Y santo infierno, no hay palabras para describir la excitada que estoy mientras la golosa boca de Santana explora mi cuello como si estuviera en una muestra de un maldito buffet.
Ahogo un gemido, tocando su hombro para ver si todavía es ella.
—No quieres hacer esto.
—Nuh-uh. Te equivocas. Totalmente lo hago.
El gemido que he estado guardando retumba cuando se sube encima de mí. Sus firmes muslos se sitúan en los míos. Su pelo cosquillea en mi clavícula cuando se inclina hacia adelante.
Mi corazón se detiene en un rápido y fuerte movimiento.
—Deja de ser difícil —dice.
Entonces me besa.
Oh maldición.
Debo detenerla. Realmente, realmente debería. Pero es cálida y suave y huele tan bien que no puedo pensar correctamente. Su boca se mueve con entusiasmo sobre la mía, y la beso de vuelta con ansia, envolviendo mis brazos alrededor de ella y acariciando su espalda baja mientras nuestros labios se moldean juntos. Ella sabe a piña colada, y hace los sonidos más sexy que he escuchado mientras toma profundos tirones de mi lengua como si no pudiera obtener suficiente.
—Santana —murmuro contra sus labios ansiosos—. No podemos.
Lame mi labio inferior, luego lo muerde con la fuerza suficiente para sacar un gruñido de mi garganta. Mierda. Mierda, mierda, mierda. Necesito hacer descarrilar este tren de lujuria antes de que se precipite hasta el punto de no retorno.
—Me encanta tu pecho —susurra, e infierno santo, ahora está frotando sus pechos contra mis pechos y puedo sentir sus pezones asomándose a través de su camiseta.
Quiero rasgar esa maldita camiseta. Quiero poner esos fruncidos pezones profundamente en mi boca y chuparlos. Pero no puedo. No lo haré.
—No. —Meto mi mano en su cabello y lo agrupo entre mis dedos—. No podemos hacer esto. No esta noche.
—Pero quiero hacerlo —susurra—. Te deseo tanto.
Ella acaba de pronunciar las palabras que toda persona en este puto mundo querría escuchar; te deseo tanto, pero maldita sea, está borracha y no puedo dejarla hacer esto.
Su lengua rodea el lóbulo de mi oreja y mis caderas se alzan de la cama. Oh, Jesús. Quiero estar con ella.
Se necesita una fuerza sobrehumana de mi parte para empujarla fuera de mi cuerpo. Ella gime en señal de protesta, pero cuando toco suavemente su mejilla, el gemido se convierte en un suspiro de felicidad.
—No podemos hacer esto —digo con voz ronca—. Confiaste en mí para cuidarte, ¿recuerdas? Bueno, esta soy yo cuidándote.
No puedo ver su expresión en la oscuridad, pero suena sorprendida cuando dice—: Oh. —Entonces se sitúa más cerca y al instante me tenso. Estoy preparada para apartarla de nuevo, pero ella simplemente se acurruca contra mi cuerpo y descansa su cabeza sobre mi pecho—. Está bien. Buenas noches.
¿Está bien? ¿Buenas noches? ¿Realmente creé que seré capaz de dormir después de lo que acaba de suceder? Pero no está pensando en absoluto. Nop, ella es como una luz de nuevo, y mientras su constante respiración cosquillea en mi pezón, me trago otro gemido y cierro mis ojos, haciendo mi mejor esfuerzo para ignorar el palpitante deseo ardiente en mi ingle.
Me toma mucho, mucho tiempo antes de dormirme
.Dean acaba arrastrando a una risueña Santana al centro de la sala de estar y ambos comienzan a bailar “Baby, I like it Raw” de ODB que estalla de los parlantes a todo volumen.
Santana no había estado moviéndose sugestivamente cuando cantó a todo pulmón a Lady Gaga antes, pero segura como la mierda que se está moviendo sugestivamente ahora. Se ha ido de Disney Channel como Miley Cyrus para estar en modo completo de Miley en el Twerk, y es oficialmente el momento para que le ponga fin antes de que ella vaya directamente a Hagamos Un Video Sexual como Miley. Espera, ¿Miley ha hecho alguna vez un video sexual? Joder, ¿a quién estoy engañando? Por supuesto que lo ha hecho.
Marcho hacia Santana y Dean y los separo, poniendo una firme mano sobre el hombro de Santana.
—Necesito hablar contigo —le grito sobre de la música.
Ella pone mala cara.
—¡Estoy bailando!
—Estamos bailando —masculla Dean.
Nivelo una mirada dura a mi compañero de equipo.
—Baila con alguien más —chasqueé.
Como si fuera una señal, aparece una pareja femenina dispuesta como un fantasma y lazo a Dean en sus brazos. Dean prácticamente se olvida de Santana, lo que me permite arrastrarla de la sala de estar sin objeciones adicionales. Curvo mi mano alrededor de su brazo y la llevo al piso de arriba, y no la suelto hasta que estamos en la tranquila seguridad de mi dormitorio.
—La fiesta acabó —anuncio.
—Pero me estoy divirtiendo —se queja.
—Sé que lo estás. —Cruzo mis brazos—. Estas teniendo demasiada diversión.
—Eres mala. —Con un suspiro exagerado, Santana se acuesta en la cama y cae sobre su espalda—. Tengo sueño.
Sonrío.
—Vamos, te llevaré de vuelta a los dormitorios.
—No quiero irme. —Estira sus brazos y piernas y procede a hacer ángeles de nieve en mi cama—. Tu cama es muy grande y cómoda.
Luego sus parpados se cierran y se queda inmóvil, otro profundo suspiro escapando de sus labios.
Ahogo un gemido cuando me doy cuenta de que está a segundos de quedarse dormida, pero luego decido que sería mejor si la dejo aquí y la llevo a casa en la mañana. Porque si la llevo a casa ahora y renueva sus fuerzas, no voy a estar allí para mantenerla fuera de problemas.
—Bien —dije con una inclinación de cabeza—. Quédate aquí y duerme, Cenicienta.
Resopla.
—¿Eso te hace mi príncesa?
—Malditamente correcto. —Camino hacia el baño y rebusco en el gabinete de medicina hasta que encuentro algunos ibuprofenos. Entonces vierto agua en un vaso y vuelvo a la cama, sentándome en el borde mientras obligo a Santana sentarse.
—Toma dos y bebe agua. —Ordeno, poniendo dos píldoras en su palma—. Confía en mí, me lo agradecerás en la mañana.
Empujar píldoras y agua en la garganta de alguien no es nada nuevo para mí. Lo hago a menudo con mis compañeros de equipo. Dean, en particular, que toma tragos a un nivel completamente nuevo, y no sólo en su cumpleaños. Santana sigue obedientemente mis instrucciones antes de caer sobre el colchón nuevo.
—Buena chica.
—Estoy ardiendo —murmura—. ¿Por qué esta tan caliente aquí?
Mi corazón deja de latir, literalmente, cuando ella empieza a sacarse sus pantalones. El material se engancha en sus rodillas, provocando un fuerte gemido de ella.
—¡Brittany!
Tengo que reír. Compadeciéndome de ella, me inclino para ayudarla a sacárselos, quitando los pantalones de sus piernas y haciendo todo lo posible para ignorar la suave, piel sedosa bajo mis dedos.
—Ahí tienes —digo con voz ronca—. ¿Mejor?
—Mmm-hmmm. —Alcanza el dobladillo de su camiseta.
Dulce Jesús.
Aparto mi vista de ella y tropiezo hacia mi armario para encontrar algo para que duerma. Agarro una camiseta vieja, tomo una respiración profunda, y doy la vuelta para mirarla.
Su camiseta se ha ido. Afortunadamente, está usando un sostén.
Por desgracia, el sujetador es negro, de encaje y transparente, y tengo una vista perfecta de sus pezones detrás de esa tela transparente.
No mires. Está borracha.
Le hago caso a la severa voz interna y se lo prohíbo a mi persistente mirada. Y puesto que no hay manera en el infierno que pueda quitar su sujetador sin excitarme, pongo la camiseta por su cabeza y espero a que ella no sea una de esas chicas que odia dormir en su sujetador.
—Me divertí mucho esta noche —balbucea feliz Santana—. ¿Ves? Podría estar rota, pero todavía puedo divertirme.
Me congelo.
—¿Qué?
Pero no responde. Sus piernas desnudas patean la manta y luego se desliza debajo de ella, girando en su lado con un pequeño suspiro. Se desmaya en cuestión de segundos.
Lucho contra una oleada de malestar cuando apago la luz. ¿Está rota?
¿Qué diablos significa eso?
Con el ceño fruncido, salgo de la habitación y silenciosamente cierro la puerta detrás de mí. Las misteriosas palabras de Santana resonando en mi cabeza, pero no tengo la oportunidad de detenerme en ellas porque cuando bajo, Logan y Dean no pierden el tiempo arrastrándome a la cocina para una ronda de tragos.
—Es su cumpleaños, amiga —dice Logan cuando me opongo—. Tienes que tomar un trago.
Cedo y acepto el trago. Los tres unimos nuestros vasos, tragando el whisky. El alcohol quema mi garganta y calienta mi estómago, y le doy la bienvenida al caliente zumbido que flota a través de mi cuerpo. Toda esta noche, he estado... apagada. Esa estúpida canción. Las lágrimas de Santana en el bar. La forma confusa que me hace sentir.
Estoy a flor de piel y sobre el borde, cuando Logan me sirve otro trago, esta vez no me opongo.
Después del tercer trago, ya no estoy pensando sobre lo confusa que me siento. Después del cuarto, no estoy pensando en absoluto.
Son las dos y media de la mañana cuando por fin arrastro mi culo borracho arriba. La fiesta casi se ha desvanecido. Solamente las conejitas de hielo de Dean quedan, tumbadas en el sofá con él en una maraña de brazos y piernas desnudas. Paso la cocina y descubro a Tucker dormido en el mostrador, su mano todavía acurrucada alrededor de una botella de cerveza vacía. Logan había desaparecido en su habitación hace un tiempo con una linda morena, y mientras camino por delante de su habitación, oigo el tipo de gemidos y quejidos que me dicen que es algo muy bueno.
Mi habitación está bañada en sombras cuando camino al interior. Parpadeo un par de veces, y mis ojos se acostumbran a la oscuridad para encontrar un bulto en forma de Santana sobre la cama. Estoy demasiado cansada para lavarme los dientes o seguir mi propio régimen de prevención de la resaca, solo me desnudo hasta quedar únicamente en ropa interior y me acuesto junto a Santana.
Trato de ser lo más silenciosa posible mientras me acomodo, pero el roce de las sabanas hace que Santana se agite. Un suave gemido ondula a través de la oscuridad, y luego se da la vuelta y una cálida mano se presiona contra mis pechos.
Me pongo rígida. O más bien, mi pecho lo hace. Allá abajo, estoy más suave que el pudín. Esa es una borracha impotente, que es condenadamente triste teniendo en cuenta que sólo tomé cinco tragos. Dios. El alcohol y yo realmente no nos mezclamos.
Aunque quisiera aprovecharme de Santana en este momento, sería totalmente inútil. Y mierda, esa es una cosa totalmente repulsiva para pensar, porque yo nunca tomaría ventaja de ella. Me arrancaría mi propio coño antes de forzar a alguien.
Pero al parecer, sólo hay una persona con intenciones honorables en esta cama esta noche.
Mi pulso se acelera cuando sus suaves labios se adhieren a mi hombro.
—Santana... —digo con cautela.
Hay un momento de silencio. Una parte de mí ora para que esté dormida, pero Santana derriba esa esperanza al murmurar—: ¿Uh-huh? —Su voz es ronca y sexy como la mierda.
—¿Qué estás haciendo? —susurro.
Sus labios se mueven de mi hombro a mi cuello, y luego chupa repentinamente mi febril carne, encontrando un punto dulce que envía una chispa de calor directo a clitoris. Jesús. Mi coño no funciona correctamente en este momento, pero eso no significa que sea incapaz de sentir excitación. Y santo infierno, no hay palabras para describir la excitada que estoy mientras la golosa boca de Santana explora mi cuello como si estuviera en una muestra de un maldito buffet.
Ahogo un gemido, tocando su hombro para ver si todavía es ella.
—No quieres hacer esto.
—Nuh-uh. Te equivocas. Totalmente lo hago.
El gemido que he estado guardando retumba cuando se sube encima de mí. Sus firmes muslos se sitúan en los míos. Su pelo cosquillea en mi clavícula cuando se inclina hacia adelante.
Mi corazón se detiene en un rápido y fuerte movimiento.
—Deja de ser difícil —dice.
Entonces me besa.
Oh maldición.
Debo detenerla. Realmente, realmente debería. Pero es cálida y suave y huele tan bien que no puedo pensar correctamente. Su boca se mueve con entusiasmo sobre la mía, y la beso de vuelta con ansia, envolviendo mis brazos alrededor de ella y acariciando su espalda baja mientras nuestros labios se moldean juntos. Ella sabe a piña colada, y hace los sonidos más sexy que he escuchado mientras toma profundos tirones de mi lengua como si no pudiera obtener suficiente.
—Santana —murmuro contra sus labios ansiosos—. No podemos.
Lame mi labio inferior, luego lo muerde con la fuerza suficiente para sacar un gruñido de mi garganta. Mierda. Mierda, mierda, mierda. Necesito hacer descarrilar este tren de lujuria antes de que se precipite hasta el punto de no retorno.
—Me encanta tu pecho —susurra, e infierno santo, ahora está frotando sus pechos contra mis pechos y puedo sentir sus pezones asomándose a través de su camiseta.
Quiero rasgar esa maldita camiseta. Quiero poner esos fruncidos pezones profundamente en mi boca y chuparlos. Pero no puedo. No lo haré.
—No. —Meto mi mano en su cabello y lo agrupo entre mis dedos—. No podemos hacer esto. No esta noche.
—Pero quiero hacerlo —susurra—. Te deseo tanto.
Ella acaba de pronunciar las palabras que toda persona en este puto mundo querría escuchar; te deseo tanto, pero maldita sea, está borracha y no puedo dejarla hacer esto.
Su lengua rodea el lóbulo de mi oreja y mis caderas se alzan de la cama. Oh, Jesús. Quiero estar con ella.
Se necesita una fuerza sobrehumana de mi parte para empujarla fuera de mi cuerpo. Ella gime en señal de protesta, pero cuando toco suavemente su mejilla, el gemido se convierte en un suspiro de felicidad.
—No podemos hacer esto —digo con voz ronca—. Confiaste en mí para cuidarte, ¿recuerdas? Bueno, esta soy yo cuidándote.
No puedo ver su expresión en la oscuridad, pero suena sorprendida cuando dice—: Oh. —Entonces se sitúa más cerca y al instante me tenso. Estoy preparada para apartarla de nuevo, pero ella simplemente se acurruca contra mi cuerpo y descansa su cabeza sobre mi pecho—. Está bien. Buenas noches.
¿Está bien? ¿Buenas noches? ¿Realmente creé que seré capaz de dormir después de lo que acaba de suceder? Pero no está pensando en absoluto. Nop, ella es como una luz de nuevo, y mientras su constante respiración cosquillea en mi pezón, me trago otro gemido y cierro mis ojos, haciendo mi mejor esfuerzo para ignorar el palpitante deseo ardiente en mi ingle.
Me toma mucho, mucho tiempo antes de dormirme
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 22
SANTANA
Despierto en los brazos de Brittany S. Pierce por segunda vez en dos semanas. Excepto que esta vez... quiero estar allí.
Anoche resultó ser una serie de experiencias reveladoras. Bebí en público sin tener un ataque de pánico. Me vi obligada a aceptar que la violación me jodió mucho más de lo que me permito admitir.
Y decidí que Brittany es la respuesta a todos mis problemas. Mi intento de seducción podría haber fallado, pero no fue por falta de deseo por parte de Brittany. Sé exactamente lo que estaba pasando por su mente, Santana está borracha y no piensa con claridad.
Pero ella está equivocada.
Mi cerebro estaba afilado como una tachuela anoche. Besé a Brittany porque quería. Habría dormido con ella porque yo quería. Ahora, a la luz del día, todavía quiero. Ver a Devon me dejó asustada e insegura. Esto me hizo cuestionar lo que pasaría si me involucraba con Noah. Me hizo preguntarme si estoy simplemente invitando a más frustración y decepción en mi vida.
Tan loco como suena, una prueba con Brittany podría ser justo lo que necesito para trabajar mis asuntos. Ella misma lo dijo, no sale con chicas, duerme con ellas.
No hay riesgo de que caiga enamorada de mí o exija una relación. Y no es que no tengamos ninguna química. Tenemos tanta que podríamos inspirar toda una
canción de R & B.
Sería el arreglo perfecto. Podría tener sexo con una chica sin empantanarme por toda la presión de la relación. Con Devon, mis problemas sexuales se hicieron cien
veces peores debido a la presión, ya que la parte del sexo estaba enredada con la parte del amor.
Con Brittany, puede ser sólo sobre el sexo. Tratando de poner los pedazos de mi sexualidad de nuevo juntos sin preocuparme por decepcionar a alguien que amo.
Pero primero, necesito que ella esté de acuerdo con eso.
—Brittany —murmuro.
Ella no se mueve.
Me acerco más y acaricio su mejilla. Sus párpados se agitan, pero ella no se despierta.
—Brittany —digo de nuevo.
—¿Mmmmfhrhghd?
Su galimatías me hace sonreír. Me inclino y presiono mis labios a los suyos. Sus ojos se abren.
—Buenos días —digo inocentemente.
Ella parpadea en rápida sucesión.
—¿Soñé eso o realmente me acabas de besar? —pregunta atontada.
—No lo soñaste.
Confusión empaña sus ojos, pero está volviéndose más alerta.
—¿Por qué?
—Porque me dio la gana. —Me siento y tomo un respiro—. ¿Estás cien por ciento despierta? Porque hay algo muy importante que necesito preguntarte.
Un enorme bostezo toma su rostro mientras se desliza a una posición vertical. La manta cae hasta su cintura y sus pechos desnudos se revela, y mi boca se seca rápidamente. Ella está cortada como un diamante. Bordes duros, piel reluciente y pura belleza.
—¿Qué pasa? —dice ella con una voz gruesa por el sueño.
No hay absolutamente ninguna manera de expresar esto sin sonar desesperada y patética, así que simplemente dejo escapar las palabras y las dejo colgar en el aire.
—¿Tendrás sexo conmigo?
Después de la pausa más larga imaginable, Brittany arruga su frente.
—¿Ahora?
A pesar de la vergüenza apretando mi estómago, no puedo dejar de reír ante esa salida.
—Um, no. Ahora no. —Llámame vanidosa, pero me niego a tener relaciones sexuales con alguien cuando tengo aliento mañanero y cabello de recién levantada, y no he afeitado las áreas pertinentes—. ¿Tal vez esta noche?
La expresión de Brittany es como una Rueda de la Fortuna girando, pasando de sorpresa a incrédula a perpleja, avanzando hacia lo intrigada antes de aterrizar
finalmente en lo sospechosa.
—Creo que esto podría ser una broma, pero no puedo averiguar a dónde quieres ir con esta.
—No es una broma. —Encuentro su mirada de frente—. Quiero que tengas sexo conmigo. —Está bien, espera, eso suena mal—. Quiero decir, quiero tener sexo contigo. Quiero que tengamos sexo la una con la otra.
Sus labios tiemblan.
Maravilloso. Ella está tratando de no reírse de mí.
—¿Todavía estás borracha? —pregunta—. Porque si lo estás, me comprometo a jugar a la rara carta de la dama y nunca traer a colación esta conversación de nuevo.
—No estoy borracha. Lo digo en serio. —Me encojo de hombros—. ¿Quieres o qué?
Brittany me mira fijamente.
—¿Bueno? —digo.
Sus cejas oscuras se unen en un ceño. Es bastante obvio que no tiene idea de qué hacer con mi petición.
—Es una respuesta de un simple sí o no, Brittany.
—¿Simple? —estalla—. ¿Me estás tomando el pelo? No hay nada simple sobre esto. —Se pasa la mano por el pelo—. ¿Te estás olvidando lo que me dijiste en la fiesta de Maxwell? El beso no significaba nada, sólo somos amigas, bla, bla.
—No dije bla bla —me quejo.
—Pero dijiste todo lo demás. —Su mandíbula se endurece—. ¿Qué demonios cambió desde entonces hasta ahora?
Trago.
—No lo sé. Solo cambié de opinión.
—¿Por qué?
—Porque lo hice. —La provocación pincha mi pecho—. ¿Qué importa? ¿Desde Cuándo tu interrogas a una chica sobre sus motivos para querer desnudarse?
—¡Desde que tú no eres el tipo de chica que se desnuda! —suelta ella.
Aprieto los dientes.
—No soy virgen, Brittany.
—Tampoco eres una conejita de hielo.
—¿Así que eso significa que no estoy autorizada a dormir con alguien que me atrae?
Ella rastrilla ambas manos sobre su cuero cabelludo, viéndose igualmente agraviada. Luego toma una respiración, exhala lentamente, y encuentra mis ojos.
—Muy bien, aquí está el trato. Creo que estás atraída por mí. Quiero decir, uno, ¿quién no lo está? Y dos, gimes como loca cada vez que mi lengua está en tu boca.
Me cabreo.
—No lo hago.
—Acordamos no estar en desacuerdo. —Cruza sus elegantes brazos sobre su pecho liso y musculoso—. Pero no creo que experimentaras una transformación mágica, donde de repente quieres saltar sobre mis huesos sólo por el placer de hacerlo. Ya sabes, por diversión. —Su cabeza se inclina pensativamente— . ¿Qué es, entonces? ¿Quieres regresar con tu ex o algo así? ¿Poner celoso al Loverboy de nuevo?
—No —digo con rigidez—. Yo sólo... —La frustración golpea dentro de mí—. Sólo quiero hacerlo, ¿de acuerdo? Quiero hacerlo contigo.
Su expresión es una combinación peculiar de diversión y molestia.
—¿Por qué? —pregunta de nuevo.
—Porque quiero, maldita sea. ¿Por qué tiene que haber algún significado profundo y filosófico detrás de esto? —Pero puedo ver en su cara que no la he convencido, y soy lo suficientemente inteligente como para saber cuándo hay que admitir la derrota—. ¿Sabes qué? Olvídalo. Olvida que pregunté…
Ella agarra mi brazo antes de que pueda saltar de la cama.
—¿Qué diablos está pasando, Lospez?
La preocupación en sus ojos duele más que su rechazo. Prácticamente le supliqué por sexo y ella parece preocupada por mí. Dios, no puedo ni siquiera proponérmele bien a una chica.
—Olvídalo —murmuro de nuevo.
—No.
Grito cuando de repente me jala a su regazo.
—No vamos a tener esta conversación nunca más. —Protesto mientras trato de apartarme de ella.
Ella planta sus manos en mi cintura para atraparme en el lugar.
—Sí, lo estamos.
Sus ojos azules se clavan en mi cara, buscando, sondeando, y estoy mortificada al sentir las lágrimas punzando en mis párpados.
—¿De qué es esto? —dice con voz ronca—. Dime que está mal, y voy a tratar de ayudar.
Una risita histérica sale de mi boca.
—¡No, no lo harás! ¡Acabo de pedir tu ayuda y me apartaste!
Ella se ve aún más desconcertada que antes.
—No me pediste ayuda, Santana. Me pediste que te follara.
—Es la misma maldita cosa. —murmuro.
—¡Por el jodido amor de Dios, no tengo ni maldita idea de lo que estás hablando! —Inhala lentamente como si estuviera tratando de calmarse—. Lo juro por Dios, si no me dices qué estás balbuceando en los próximos dos segundos, voy a perder mi mierda.
La miseria se instala en mi garganta. Ojalá nunca hubiera abierto la boca y preguntado. Debería haber escapado de su habitación mientras dormía y fingir que nunca me arrojé a ella la noche anterior.
Pero entonces Brittany estira la mano y acaricia mi mejilla con infinita ternura, y algo dentro de mí se agrieta. Dejo escapar un suspiro tembloroso.
—Estoy rota, y quiero que tú me arregles.
Alarma amplía sus ojos.
—Yo... todavía no entiendo.
No mucha gente sabe acerca de lo que me pasó. Quiero decir, no es como que voy por ahí anunciando que fui violada a todos los que conozco. Tengo que confiar en alguien implícitamente con el fin de confesar algo tan monumental.
Si me hubieras dicho hace unas semanas que estaría confiando en Brittany Pierce acerca de la experiencia más traumática de mi vida, me habría orinado en mis pantalones de la risa.
Y ahora aquí estoy, haciendo precisamente eso.
—Te mentí en la fiesta de Beau. —admito.
Su mano cae de mi cara, pero su mirada permanece estable en la mía.
—Está bien…
—No conozco a nadie que fuera drogado en la escuela secundaria. —Mi garganta se cierra—. Yo fui la que fue drogada en la secundaria.
El cuerpo de Brittany se pone rígido.
—¿Qué?
—Cuando tenía quince años, un chico con el que iba a la escuela me drogó. — Tragué el ácido recubriendo mi tráquea—. Y entonces él me violó.
Un aliento sorprendido sale de su boca. Aunque no dice nada, puedo ver claramente la tensión de su mandíbula, la furia caliente en sus ojos.
—Fue... este... bueno, mierda, estoy segura de que puedes imaginar lo horrible que fue. —Trago de nuevo—. Pero... por favor, no sientas pena por mí, ¿De acuerdo? Fue horrible y aterrador y me destruyó en el momento, pero trabajé para superarlo. No tengo miedo de todas las personas, o estoy enfadada con el mundo, o cualquiera de esas cosas.
Brittany no dice nada, pero su expresión es más feroz de lo que nunca la he visto.
—He puesto eso detrás de mí. De verdad. Pero rompió algo dentro de mí, ¿De acuerdo? Yo no puedo... no puedo... tú sabes. —Mis mejillas están tan calientes que se siente como que he atrapado una insolación.
Finalmente ella habla, su voz saliendo baja y torturada.
—No, no lo sé.
Ya estoy en profundamente en esto, por lo que me obligo a aclarar.
—No puedo tener un orgasmo con nadie.
Brittany traga saliva.
—Oh.
Aprieto los labios, tratando mucho de aplacar la vergüenza subiendo por mi garganta.
—Pensé que tal vez si tú y yo... si nosotras... ya sabes, tonteamos un poco, podría ser capaz de... no sé... reprogramar mi cuerpo a... um, responder.
Oh Dios. Las palabras están saliendo entrecortadas antes de que mi cerebro pueda editarlas, y mi cara se pone en llamas cuando me doy cuenta de cuan lamentable sueno. La comprensión de que he alcanzado oficialmente el fondo equivalente a pura humillación desata mis lágrimas.
Cuando un sollozo ahogado sale de mi boca, intento una lucha frenética para salir del regazo de Brittany, pero sus brazos se aprietan a mi alrededor, una mano enredándose en mi pelo para traer a mi cabeza más cerca. Entierro mi cara en su cuello, temblando violentamente mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas en olas saladas.
—Oye, vamos, no llores —suplica ella—. Rompe mi jodido corazón oírte llorar.
Pero no puedo parar. Trago aire y me estremezco en sus brazos, y ella acaricia mi pelo y hace ásperos y tranquilizadores sonidos que sólo me hacen llorar más fuerte.
—Estoy rota.
Mi voz se ahoga contra su cuello, pero escucho su voz alta y clara, cuando Dice
—: No estás rota, bebé. Lo prometo.
—Entonces ayúdame a demostrarlo —susurro—. Por favor.
Ella jala suavemente de mi cabeza. Me encuentro con su mirada y no encuentro nada sino cruda emoción y brillante sinceridad.
—Está bien —susurra. Luego deja escapar un largo e inestable suspiro—. Bueno. Lo haré.
Anoche resultó ser una serie de experiencias reveladoras. Bebí en público sin tener un ataque de pánico. Me vi obligada a aceptar que la violación me jodió mucho más de lo que me permito admitir.
Y decidí que Brittany es la respuesta a todos mis problemas. Mi intento de seducción podría haber fallado, pero no fue por falta de deseo por parte de Brittany. Sé exactamente lo que estaba pasando por su mente, Santana está borracha y no piensa con claridad.
Pero ella está equivocada.
Mi cerebro estaba afilado como una tachuela anoche. Besé a Brittany porque quería. Habría dormido con ella porque yo quería. Ahora, a la luz del día, todavía quiero. Ver a Devon me dejó asustada e insegura. Esto me hizo cuestionar lo que pasaría si me involucraba con Noah. Me hizo preguntarme si estoy simplemente invitando a más frustración y decepción en mi vida.
Tan loco como suena, una prueba con Brittany podría ser justo lo que necesito para trabajar mis asuntos. Ella misma lo dijo, no sale con chicas, duerme con ellas.
No hay riesgo de que caiga enamorada de mí o exija una relación. Y no es que no tengamos ninguna química. Tenemos tanta que podríamos inspirar toda una
canción de R & B.
Sería el arreglo perfecto. Podría tener sexo con una chica sin empantanarme por toda la presión de la relación. Con Devon, mis problemas sexuales se hicieron cien
veces peores debido a la presión, ya que la parte del sexo estaba enredada con la parte del amor.
Con Brittany, puede ser sólo sobre el sexo. Tratando de poner los pedazos de mi sexualidad de nuevo juntos sin preocuparme por decepcionar a alguien que amo.
Pero primero, necesito que ella esté de acuerdo con eso.
—Brittany —murmuro.
Ella no se mueve.
Me acerco más y acaricio su mejilla. Sus párpados se agitan, pero ella no se despierta.
—Brittany —digo de nuevo.
—¿Mmmmfhrhghd?
Su galimatías me hace sonreír. Me inclino y presiono mis labios a los suyos. Sus ojos se abren.
—Buenos días —digo inocentemente.
Ella parpadea en rápida sucesión.
—¿Soñé eso o realmente me acabas de besar? —pregunta atontada.
—No lo soñaste.
Confusión empaña sus ojos, pero está volviéndose más alerta.
—¿Por qué?
—Porque me dio la gana. —Me siento y tomo un respiro—. ¿Estás cien por ciento despierta? Porque hay algo muy importante que necesito preguntarte.
Un enorme bostezo toma su rostro mientras se desliza a una posición vertical. La manta cae hasta su cintura y sus pechos desnudos se revela, y mi boca se seca rápidamente. Ella está cortada como un diamante. Bordes duros, piel reluciente y pura belleza.
—¿Qué pasa? —dice ella con una voz gruesa por el sueño.
No hay absolutamente ninguna manera de expresar esto sin sonar desesperada y patética, así que simplemente dejo escapar las palabras y las dejo colgar en el aire.
—¿Tendrás sexo conmigo?
Después de la pausa más larga imaginable, Brittany arruga su frente.
—¿Ahora?
A pesar de la vergüenza apretando mi estómago, no puedo dejar de reír ante esa salida.
—Um, no. Ahora no. —Llámame vanidosa, pero me niego a tener relaciones sexuales con alguien cuando tengo aliento mañanero y cabello de recién levantada, y no he afeitado las áreas pertinentes—. ¿Tal vez esta noche?
La expresión de Brittany es como una Rueda de la Fortuna girando, pasando de sorpresa a incrédula a perpleja, avanzando hacia lo intrigada antes de aterrizar
finalmente en lo sospechosa.
—Creo que esto podría ser una broma, pero no puedo averiguar a dónde quieres ir con esta.
—No es una broma. —Encuentro su mirada de frente—. Quiero que tengas sexo conmigo. —Está bien, espera, eso suena mal—. Quiero decir, quiero tener sexo contigo. Quiero que tengamos sexo la una con la otra.
Sus labios tiemblan.
Maravilloso. Ella está tratando de no reírse de mí.
—¿Todavía estás borracha? —pregunta—. Porque si lo estás, me comprometo a jugar a la rara carta de la dama y nunca traer a colación esta conversación de nuevo.
—No estoy borracha. Lo digo en serio. —Me encojo de hombros—. ¿Quieres o qué?
Brittany me mira fijamente.
—¿Bueno? —digo.
Sus cejas oscuras se unen en un ceño. Es bastante obvio que no tiene idea de qué hacer con mi petición.
—Es una respuesta de un simple sí o no, Brittany.
—¿Simple? —estalla—. ¿Me estás tomando el pelo? No hay nada simple sobre esto. —Se pasa la mano por el pelo—. ¿Te estás olvidando lo que me dijiste en la fiesta de Maxwell? El beso no significaba nada, sólo somos amigas, bla, bla.
—No dije bla bla —me quejo.
—Pero dijiste todo lo demás. —Su mandíbula se endurece—. ¿Qué demonios cambió desde entonces hasta ahora?
Trago.
—No lo sé. Solo cambié de opinión.
—¿Por qué?
—Porque lo hice. —La provocación pincha mi pecho—. ¿Qué importa? ¿Desde Cuándo tu interrogas a una chica sobre sus motivos para querer desnudarse?
—¡Desde que tú no eres el tipo de chica que se desnuda! —suelta ella.
Aprieto los dientes.
—No soy virgen, Brittany.
—Tampoco eres una conejita de hielo.
—¿Así que eso significa que no estoy autorizada a dormir con alguien que me atrae?
Ella rastrilla ambas manos sobre su cuero cabelludo, viéndose igualmente agraviada. Luego toma una respiración, exhala lentamente, y encuentra mis ojos.
—Muy bien, aquí está el trato. Creo que estás atraída por mí. Quiero decir, uno, ¿quién no lo está? Y dos, gimes como loca cada vez que mi lengua está en tu boca.
Me cabreo.
—No lo hago.
—Acordamos no estar en desacuerdo. —Cruza sus elegantes brazos sobre su pecho liso y musculoso—. Pero no creo que experimentaras una transformación mágica, donde de repente quieres saltar sobre mis huesos sólo por el placer de hacerlo. Ya sabes, por diversión. —Su cabeza se inclina pensativamente— . ¿Qué es, entonces? ¿Quieres regresar con tu ex o algo así? ¿Poner celoso al Loverboy de nuevo?
—No —digo con rigidez—. Yo sólo... —La frustración golpea dentro de mí—. Sólo quiero hacerlo, ¿de acuerdo? Quiero hacerlo contigo.
Su expresión es una combinación peculiar de diversión y molestia.
—¿Por qué? —pregunta de nuevo.
—Porque quiero, maldita sea. ¿Por qué tiene que haber algún significado profundo y filosófico detrás de esto? —Pero puedo ver en su cara que no la he convencido, y soy lo suficientemente inteligente como para saber cuándo hay que admitir la derrota—. ¿Sabes qué? Olvídalo. Olvida que pregunté…
Ella agarra mi brazo antes de que pueda saltar de la cama.
—¿Qué diablos está pasando, Lospez?
La preocupación en sus ojos duele más que su rechazo. Prácticamente le supliqué por sexo y ella parece preocupada por mí. Dios, no puedo ni siquiera proponérmele bien a una chica.
—Olvídalo —murmuro de nuevo.
—No.
Grito cuando de repente me jala a su regazo.
—No vamos a tener esta conversación nunca más. —Protesto mientras trato de apartarme de ella.
Ella planta sus manos en mi cintura para atraparme en el lugar.
—Sí, lo estamos.
Sus ojos azules se clavan en mi cara, buscando, sondeando, y estoy mortificada al sentir las lágrimas punzando en mis párpados.
—¿De qué es esto? —dice con voz ronca—. Dime que está mal, y voy a tratar de ayudar.
Una risita histérica sale de mi boca.
—¡No, no lo harás! ¡Acabo de pedir tu ayuda y me apartaste!
Ella se ve aún más desconcertada que antes.
—No me pediste ayuda, Santana. Me pediste que te follara.
—Es la misma maldita cosa. —murmuro.
—¡Por el jodido amor de Dios, no tengo ni maldita idea de lo que estás hablando! —Inhala lentamente como si estuviera tratando de calmarse—. Lo juro por Dios, si no me dices qué estás balbuceando en los próximos dos segundos, voy a perder mi mierda.
La miseria se instala en mi garganta. Ojalá nunca hubiera abierto la boca y preguntado. Debería haber escapado de su habitación mientras dormía y fingir que nunca me arrojé a ella la noche anterior.
Pero entonces Brittany estira la mano y acaricia mi mejilla con infinita ternura, y algo dentro de mí se agrieta. Dejo escapar un suspiro tembloroso.
—Estoy rota, y quiero que tú me arregles.
Alarma amplía sus ojos.
—Yo... todavía no entiendo.
No mucha gente sabe acerca de lo que me pasó. Quiero decir, no es como que voy por ahí anunciando que fui violada a todos los que conozco. Tengo que confiar en alguien implícitamente con el fin de confesar algo tan monumental.
Si me hubieras dicho hace unas semanas que estaría confiando en Brittany Pierce acerca de la experiencia más traumática de mi vida, me habría orinado en mis pantalones de la risa.
Y ahora aquí estoy, haciendo precisamente eso.
—Te mentí en la fiesta de Beau. —admito.
Su mano cae de mi cara, pero su mirada permanece estable en la mía.
—Está bien…
—No conozco a nadie que fuera drogado en la escuela secundaria. —Mi garganta se cierra—. Yo fui la que fue drogada en la secundaria.
El cuerpo de Brittany se pone rígido.
—¿Qué?
—Cuando tenía quince años, un chico con el que iba a la escuela me drogó. — Tragué el ácido recubriendo mi tráquea—. Y entonces él me violó.
Un aliento sorprendido sale de su boca. Aunque no dice nada, puedo ver claramente la tensión de su mandíbula, la furia caliente en sus ojos.
—Fue... este... bueno, mierda, estoy segura de que puedes imaginar lo horrible que fue. —Trago de nuevo—. Pero... por favor, no sientas pena por mí, ¿De acuerdo? Fue horrible y aterrador y me destruyó en el momento, pero trabajé para superarlo. No tengo miedo de todas las personas, o estoy enfadada con el mundo, o cualquiera de esas cosas.
Brittany no dice nada, pero su expresión es más feroz de lo que nunca la he visto.
—He puesto eso detrás de mí. De verdad. Pero rompió algo dentro de mí, ¿De acuerdo? Yo no puedo... no puedo... tú sabes. —Mis mejillas están tan calientes que se siente como que he atrapado una insolación.
Finalmente ella habla, su voz saliendo baja y torturada.
—No, no lo sé.
Ya estoy en profundamente en esto, por lo que me obligo a aclarar.
—No puedo tener un orgasmo con nadie.
Brittany traga saliva.
—Oh.
Aprieto los labios, tratando mucho de aplacar la vergüenza subiendo por mi garganta.
—Pensé que tal vez si tú y yo... si nosotras... ya sabes, tonteamos un poco, podría ser capaz de... no sé... reprogramar mi cuerpo a... um, responder.
Oh Dios. Las palabras están saliendo entrecortadas antes de que mi cerebro pueda editarlas, y mi cara se pone en llamas cuando me doy cuenta de cuan lamentable sueno. La comprensión de que he alcanzado oficialmente el fondo equivalente a pura humillación desata mis lágrimas.
Cuando un sollozo ahogado sale de mi boca, intento una lucha frenética para salir del regazo de Brittany, pero sus brazos se aprietan a mi alrededor, una mano enredándose en mi pelo para traer a mi cabeza más cerca. Entierro mi cara en su cuello, temblando violentamente mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas en olas saladas.
—Oye, vamos, no llores —suplica ella—. Rompe mi jodido corazón oírte llorar.
Pero no puedo parar. Trago aire y me estremezco en sus brazos, y ella acaricia mi pelo y hace ásperos y tranquilizadores sonidos que sólo me hacen llorar más fuerte.
—Estoy rota.
Mi voz se ahoga contra su cuello, pero escucho su voz alta y clara, cuando Dice
—: No estás rota, bebé. Lo prometo.
—Entonces ayúdame a demostrarlo —susurro—. Por favor.
Ella jala suavemente de mi cabeza. Me encuentro con su mirada y no encuentro nada sino cruda emoción y brillante sinceridad.
—Está bien —susurra. Luego deja escapar un largo e inestable suspiro—. Bueno. Lo haré.
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Fecha de inscripción : 26/09/2013
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Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 23
BRITTANY
La mitad de los chicos en la sala de pesas tiene una resaca de mierda, yo, sorprendentemente, no soy uno de ellos. No, las revelaciones de esta mañana echaron a la basura cualquier mareo o dolor de cabeza que podría haber sentido.
Santana fue Violada.
Esas tres palabras han estado corriendo por mi cabeza desde que dejé su dormitorio, y cada vez que aparecen, explosiones rojas de furia corren a través de mí como un tren de carga. Desearía que ella me hubiera dicho su nombre, su número, su maldita dirección.
Pero es mejor que no lo haya hecho, de lo contrario probablemente estaría en mi coche ahora mismo en camino para cometer asesinato.
Quienquiera que fuese. Le pido a Dios que él page por lo que le hizo a Santana.
Le ruego a Dios que se esté pudriendo en la cárcel en este momento. O mejor aún. Espero que esté jodidamente muerto.
—Dos más. —Logan se cierne sobre mí mientras me acuesto en el bench press—. Vamos, rubia, estas aflojando.
Deje escapar un suspiro y hundí mis dedos alrededor de la barra. Canalizando toda mi rabia en tomar las pesas sobre mi cabeza, mientras Logan me ve desde arriba. Una vez que terminé la última repetición, deja caer la barra en el soporte y quita su mano. Permito que me tire de los pies y cambiamos de lugar.
Cristo, tengo que centrar mi cabeza. Gracias a Dios no estamos en el hielo hoy porque no estoy segura si recuerde patinar en el momento.
Santana fue violada.
Y ahora ella quiere tener sexo conmigo. No, ella quería que la arreglara. Santa madre de Dios. ¿En qué estaba pensando, aceptando esto? He querido tenerla desnuda desde el primer beso, pero no así. No como algún tipo de experimento sexual. No cuando estoy sintiendo esta presión a… ¿A qué? ¿Hacerlo bien para ella? ¿No dejarla caer?
—En cualquier momento. —Viene la voz burlona de Logan.
Salgo de mis pensamientos y me doy cuenta que él está esperando que deje caer la barra en sus manos extendidas.
Tomando un respiro, me forcé a centrarme y asegurarme de que Logan no muriera durante mi supervisión en lugar de mi obsesión por Santana.
—Así que estoy enojado contigo. —Me dice mientras dobla sus brazos y trae la barra hasta su pecho. Entonces el gruñe dejando escapar un suspiro.
—¿Qué hice ahora? —pregunté con un suspiro.
—Me dijiste que no estabas interesado en Lospez. —Mi pecho se tensa. Pero pretendo estar como si nada frente a él—. No estaba. Al menos, cuando lo hablamos antes.
Logan gruñe con cada extensión de sus brazos. Los dos estamos levantando veinte libras menos de lo habitual debido a la última noche del festival de bebida lo cual significa que ninguno de los dos está funcionando en un cien por ciento por el momento.
—Así, que, ¿Ahora estas interesada?
Trago
—. Sí, supongo que lo estoy.
Logan no dice nada más. Mis dedos revolotean por debajo de la barra mientras termina sus repeticiones.
Guardo una estrecha vigilancia sobre el reloj encima de la puerta de la sala de pesas. Son casi las cinco. Santana termina de trabajar a las diez, y entonces ella vendrá directamente a mi casa. Así podremos tener sexo.
La presión en mis entrañas se arremolina con fuerza, apretando en un nudo enorme. No tengo ni idea si puedo hacer esto. Estoy aterrorizada de hacer algo mal. Lastimándola.
—No estoy sorprendido que vieras el error a tu manera. —Dijo Logan mientras cambiábamos lugares nuevamente—. Ella es malditamente genial. Lo supe en el
momento en que la conocí.
Si, Santana es genial. Ella también es hermosa e inteligente y divertida. Y ella no está rota.
La opresión en mi estómago facilita el aferrarme a ese último pensamiento. Eso fue por lo que estuve de acuerdo en dormir con ella, porque no importa lo que le haya sucedido en el pasado, independientemente del número de cicatrices que todavía lleva desde ese calvario, lo sé sin un ápice de duda que Santana López no está rota. Ella es demasiado fuerte para permitir que cualquier persona, especialmente un violador pedazo de mierda de la escuela secundaria, la rompiera.
No, lo que le está faltando es la capacidad de confiar, y en cierta medida, la confianza. Ella sólo necesita a alguien que... la guie, a falta de una palabra mejor.
Pero mierda, ¿Puede que ese alguien realmente sea yo? No sé nada sobre la etiqueta requerida para dormir con una víctima de violación.
—Así que de todos modos, tal vez no estoy enojado de que me vencieras. — Dijo Logan.
Le disparé una leve sonrisa.
—Vaya, gracias.
Él me sonríe de vuelta. —Dicho esto, solicito una excepción de la parte del código de hermanos que establece que no puedo salir con alguien después de haber terminado con ella.
Mis dedos se endurecen en la barra. A la mierda eso. La idea de Logan saliendo con Santana me da ganas de convertirme en La Mujer con la barra y lanzarlo a
través del gimnasio.
Pero, al mismo tiempo, estoy bastante segura de que no hay una oportunidad en el infierno de que Santana salga con Logan, sobre todo ahora que sé acerca de
sus obsesiones.
Así que me encojo de hombros casualmente y digo.
—Excepción concedida.
—Bien. Ahora estoy añadiendo diez libras a este hijo de puta, porque, en realidad, B, estamos mejor que esto.
Los treinta minutos siguientes pasaron volando. La sala se vacía mientras los otros chicos se dirigen a las duchas, pero cuando veo que Birdie todavía está haciendo flexiones en la sala, camino hacia él.
—Oye, hombre, ¿Tienes un segundo? —Lo llamo, secándome la frente sudorosa con una toalla.
Se suelta la barra, y sus zapatillas de deporte aterrizan en la alfombra azul del gimnasio. Luego toma su propia toalla.
—Claro, ¿Qué pasa?
No me atrevo. Los jugadores de hockey no son conocidos por tener el femenino de corazón a corazón. La mayoría de las veces, se dan rienda al hablar en el vestuario o disparar insultos de ida y vuelta, y con la rara y seria conversación salimos a la cancha.
Jake “Birdie” Berderon es la excepción de esa regla. El alto, e intenso estudiante de último año es a quien buscas para darte un consejo, es al que llamas cuando estás en un atasco, el que dejaría todo lo que está haciendo para ayudarte. La temporada pasada. Después que la mitad de nuestros estudiantes de último año se graduaran y las nominaciones de capitán del equipo fueron rechazadas por todas partes. Le dije a Birdie que si él quería el trabajo, lo apoyaría en un cien por ciento.
Pero él lo rechazó. Insistiendo en que apestaba diciendo palabras alentadoras y prefería patinar que liderar, pero honestamente, en el fondo sé que Birdie es nuestro líder real. Nunca encontraras un mejor hombre que él. No es broma. Eché un vistazo a la puerta abierta, luego bajé la voz.
—Esto tiene que quedarse entre nosotros dos, ¿De acuerdo?
Una sonrisa irónica aparece en sus labios.
—Amiga, si supieras cuántos secretos están flotando alrededor de mí cabeza, te asustarías. Sé cómo mantener mi boca cerrada.
Me siento en un largo banco de madera contra la pared y dejo descansar mis manos sobre mis rodillas.
No sé por dónde empezar, pero sé que no puedo decirle la verdad, eso es algo que solo Santana tiene el derecho de hacer.
—¿Alguna vez has dormido con una virgen? —Pregunté.
El parpadea.
—Uh. Ok. Bien. Sí. Lo hice. —Birdie se sienta a mi lado—. ¿Entre tú y yo? —Dijo.
—Claro.
—Nat era virgen la primera vez que dormimos juntos. —Nat es en realidad Natalie, la novia de Birdie desde primer año.
Ellos dos eran la pareja de la cual todo el mundo se burla de ser tan asquerosamente perfectos juntos mientras secretamente envidian su relación. Tuve que preguntar.
—¿Lo eras tú?
Él sonríe.
—Naah. Perdí mi virginidad a los quince.
Quince. Eso tenía Santana cuando ella… de repente me pregunté si esa sería su primera vez, y el horror rasgó mi garganta. Jesús. Perder la virginidad es importante para algunas chicas. No puedo imaginar cómo se sentiría cuando te la arrebatan.
—¿Por qué?, ¿Saldrás con una virgen caliente? —Se burla Birdie.
—Algo así. —Considerando que él conoció a Santana anoche en Malone’s, estoy segura que Birdie está sumando dos más dos en su cabeza, pero sé que no va a cotillear esto con nadie.
Me imagino que esta historia de la virgen es más segura que pronunciar las palabras víctima de violación. Porque en realidad, dormir con el primero no debe de ser tan diferente que hacerlo con el último. En ambas instancias, tienes que ser paciente, respetuoso y minucioso, ¿Cierto?
—¿Qué hiciste por Nat la primera vez? —pregunté incómodamente.
—¿Honestamente? Solo traté de hacer que ella se sintiera cómoda. —Birdie se encoje de hombros—. Ella no está en toda esa mierda de flores y velas y pétalos de rosa por toda la cama. No quería que fuera gran cosa. —Otro encogimiento de hombros—. Algunas chicas quieren una gran producción de ello, en tu caso, creo que lo primero que necesitas hacer es descubrir qué tipo de chica es. Bajo llave o mega romántica.
Pienso en Santana y toda la presión que hay debajo de ser “normal”, que es probablemente un millón de veces peor que la presión que estoy sintiendo en este
momento, e inmediatamente sé la respuesta.
—Bajo llave, definitivamente. Creo que las velas, las rosas y los pétalos la pondrían nerviosa.
Birdie asiente.
—Entonces ve despacio y asegúrate que ella este cómoda. Ese es el único consejo que te doy. —Se detiene—. E incluye un montón de juegos previos, amiga. Las chicas necesitan esa mierda. ¿Lo tienes?
Me reí.
—Sí señor.
—¿Alguna otra pregunta? Porque apesto y necesito desesperadamente una ducha.
—Naah, eso es todo. Gracias, hombre.
Birdie golpea mi hombro y se levanta.
—No te estreses mucho por ello, B. El sexo se supone debe ser divertido. ¿Lo recuerdas? —Luego me hace un giño y sale de la sala de pesas.
¿No te estreses? Por Dios, ¿Cómo no puedo hacerlo? Me quejo en voz alta, agradecida de que no hay nadie alrededor para escuchar mi sonido de pánico.
Asegurarme de hacerla sentir cómoda. Ir lento. Un montón de juegos previos. No te estreses. Bien puedo hacer eso. O por lo menos espero poder hacerlo
Santana fue Violada.
Esas tres palabras han estado corriendo por mi cabeza desde que dejé su dormitorio, y cada vez que aparecen, explosiones rojas de furia corren a través de mí como un tren de carga. Desearía que ella me hubiera dicho su nombre, su número, su maldita dirección.
Pero es mejor que no lo haya hecho, de lo contrario probablemente estaría en mi coche ahora mismo en camino para cometer asesinato.
Quienquiera que fuese. Le pido a Dios que él page por lo que le hizo a Santana.
Le ruego a Dios que se esté pudriendo en la cárcel en este momento. O mejor aún. Espero que esté jodidamente muerto.
—Dos más. —Logan se cierne sobre mí mientras me acuesto en el bench press—. Vamos, rubia, estas aflojando.
Deje escapar un suspiro y hundí mis dedos alrededor de la barra. Canalizando toda mi rabia en tomar las pesas sobre mi cabeza, mientras Logan me ve desde arriba. Una vez que terminé la última repetición, deja caer la barra en el soporte y quita su mano. Permito que me tire de los pies y cambiamos de lugar.
Cristo, tengo que centrar mi cabeza. Gracias a Dios no estamos en el hielo hoy porque no estoy segura si recuerde patinar en el momento.
Santana fue violada.
Y ahora ella quiere tener sexo conmigo. No, ella quería que la arreglara. Santa madre de Dios. ¿En qué estaba pensando, aceptando esto? He querido tenerla desnuda desde el primer beso, pero no así. No como algún tipo de experimento sexual. No cuando estoy sintiendo esta presión a… ¿A qué? ¿Hacerlo bien para ella? ¿No dejarla caer?
—En cualquier momento. —Viene la voz burlona de Logan.
Salgo de mis pensamientos y me doy cuenta que él está esperando que deje caer la barra en sus manos extendidas.
Tomando un respiro, me forcé a centrarme y asegurarme de que Logan no muriera durante mi supervisión en lugar de mi obsesión por Santana.
—Así que estoy enojado contigo. —Me dice mientras dobla sus brazos y trae la barra hasta su pecho. Entonces el gruñe dejando escapar un suspiro.
—¿Qué hice ahora? —pregunté con un suspiro.
—Me dijiste que no estabas interesado en Lospez. —Mi pecho se tensa. Pero pretendo estar como si nada frente a él—. No estaba. Al menos, cuando lo hablamos antes.
Logan gruñe con cada extensión de sus brazos. Los dos estamos levantando veinte libras menos de lo habitual debido a la última noche del festival de bebida lo cual significa que ninguno de los dos está funcionando en un cien por ciento por el momento.
—Así, que, ¿Ahora estas interesada?
Trago
—. Sí, supongo que lo estoy.
Logan no dice nada más. Mis dedos revolotean por debajo de la barra mientras termina sus repeticiones.
Guardo una estrecha vigilancia sobre el reloj encima de la puerta de la sala de pesas. Son casi las cinco. Santana termina de trabajar a las diez, y entonces ella vendrá directamente a mi casa. Así podremos tener sexo.
La presión en mis entrañas se arremolina con fuerza, apretando en un nudo enorme. No tengo ni idea si puedo hacer esto. Estoy aterrorizada de hacer algo mal. Lastimándola.
—No estoy sorprendido que vieras el error a tu manera. —Dijo Logan mientras cambiábamos lugares nuevamente—. Ella es malditamente genial. Lo supe en el
momento en que la conocí.
Si, Santana es genial. Ella también es hermosa e inteligente y divertida. Y ella no está rota.
La opresión en mi estómago facilita el aferrarme a ese último pensamiento. Eso fue por lo que estuve de acuerdo en dormir con ella, porque no importa lo que le haya sucedido en el pasado, independientemente del número de cicatrices que todavía lleva desde ese calvario, lo sé sin un ápice de duda que Santana López no está rota. Ella es demasiado fuerte para permitir que cualquier persona, especialmente un violador pedazo de mierda de la escuela secundaria, la rompiera.
No, lo que le está faltando es la capacidad de confiar, y en cierta medida, la confianza. Ella sólo necesita a alguien que... la guie, a falta de una palabra mejor.
Pero mierda, ¿Puede que ese alguien realmente sea yo? No sé nada sobre la etiqueta requerida para dormir con una víctima de violación.
—Así que de todos modos, tal vez no estoy enojado de que me vencieras. — Dijo Logan.
Le disparé una leve sonrisa.
—Vaya, gracias.
Él me sonríe de vuelta. —Dicho esto, solicito una excepción de la parte del código de hermanos que establece que no puedo salir con alguien después de haber terminado con ella.
Mis dedos se endurecen en la barra. A la mierda eso. La idea de Logan saliendo con Santana me da ganas de convertirme en La Mujer con la barra y lanzarlo a
través del gimnasio.
Pero, al mismo tiempo, estoy bastante segura de que no hay una oportunidad en el infierno de que Santana salga con Logan, sobre todo ahora que sé acerca de
sus obsesiones.
Así que me encojo de hombros casualmente y digo.
—Excepción concedida.
—Bien. Ahora estoy añadiendo diez libras a este hijo de puta, porque, en realidad, B, estamos mejor que esto.
Los treinta minutos siguientes pasaron volando. La sala se vacía mientras los otros chicos se dirigen a las duchas, pero cuando veo que Birdie todavía está haciendo flexiones en la sala, camino hacia él.
—Oye, hombre, ¿Tienes un segundo? —Lo llamo, secándome la frente sudorosa con una toalla.
Se suelta la barra, y sus zapatillas de deporte aterrizan en la alfombra azul del gimnasio. Luego toma su propia toalla.
—Claro, ¿Qué pasa?
No me atrevo. Los jugadores de hockey no son conocidos por tener el femenino de corazón a corazón. La mayoría de las veces, se dan rienda al hablar en el vestuario o disparar insultos de ida y vuelta, y con la rara y seria conversación salimos a la cancha.
Jake “Birdie” Berderon es la excepción de esa regla. El alto, e intenso estudiante de último año es a quien buscas para darte un consejo, es al que llamas cuando estás en un atasco, el que dejaría todo lo que está haciendo para ayudarte. La temporada pasada. Después que la mitad de nuestros estudiantes de último año se graduaran y las nominaciones de capitán del equipo fueron rechazadas por todas partes. Le dije a Birdie que si él quería el trabajo, lo apoyaría en un cien por ciento.
Pero él lo rechazó. Insistiendo en que apestaba diciendo palabras alentadoras y prefería patinar que liderar, pero honestamente, en el fondo sé que Birdie es nuestro líder real. Nunca encontraras un mejor hombre que él. No es broma. Eché un vistazo a la puerta abierta, luego bajé la voz.
—Esto tiene que quedarse entre nosotros dos, ¿De acuerdo?
Una sonrisa irónica aparece en sus labios.
—Amiga, si supieras cuántos secretos están flotando alrededor de mí cabeza, te asustarías. Sé cómo mantener mi boca cerrada.
Me siento en un largo banco de madera contra la pared y dejo descansar mis manos sobre mis rodillas.
No sé por dónde empezar, pero sé que no puedo decirle la verdad, eso es algo que solo Santana tiene el derecho de hacer.
—¿Alguna vez has dormido con una virgen? —Pregunté.
El parpadea.
—Uh. Ok. Bien. Sí. Lo hice. —Birdie se sienta a mi lado—. ¿Entre tú y yo? —Dijo.
—Claro.
—Nat era virgen la primera vez que dormimos juntos. —Nat es en realidad Natalie, la novia de Birdie desde primer año.
Ellos dos eran la pareja de la cual todo el mundo se burla de ser tan asquerosamente perfectos juntos mientras secretamente envidian su relación. Tuve que preguntar.
—¿Lo eras tú?
Él sonríe.
—Naah. Perdí mi virginidad a los quince.
Quince. Eso tenía Santana cuando ella… de repente me pregunté si esa sería su primera vez, y el horror rasgó mi garganta. Jesús. Perder la virginidad es importante para algunas chicas. No puedo imaginar cómo se sentiría cuando te la arrebatan.
—¿Por qué?, ¿Saldrás con una virgen caliente? —Se burla Birdie.
—Algo así. —Considerando que él conoció a Santana anoche en Malone’s, estoy segura que Birdie está sumando dos más dos en su cabeza, pero sé que no va a cotillear esto con nadie.
Me imagino que esta historia de la virgen es más segura que pronunciar las palabras víctima de violación. Porque en realidad, dormir con el primero no debe de ser tan diferente que hacerlo con el último. En ambas instancias, tienes que ser paciente, respetuoso y minucioso, ¿Cierto?
—¿Qué hiciste por Nat la primera vez? —pregunté incómodamente.
—¿Honestamente? Solo traté de hacer que ella se sintiera cómoda. —Birdie se encoje de hombros—. Ella no está en toda esa mierda de flores y velas y pétalos de rosa por toda la cama. No quería que fuera gran cosa. —Otro encogimiento de hombros—. Algunas chicas quieren una gran producción de ello, en tu caso, creo que lo primero que necesitas hacer es descubrir qué tipo de chica es. Bajo llave o mega romántica.
Pienso en Santana y toda la presión que hay debajo de ser “normal”, que es probablemente un millón de veces peor que la presión que estoy sintiendo en este
momento, e inmediatamente sé la respuesta.
—Bajo llave, definitivamente. Creo que las velas, las rosas y los pétalos la pondrían nerviosa.
Birdie asiente.
—Entonces ve despacio y asegúrate que ella este cómoda. Ese es el único consejo que te doy. —Se detiene—. E incluye un montón de juegos previos, amiga. Las chicas necesitan esa mierda. ¿Lo tienes?
Me reí.
—Sí señor.
—¿Alguna otra pregunta? Porque apesto y necesito desesperadamente una ducha.
—Naah, eso es todo. Gracias, hombre.
Birdie golpea mi hombro y se levanta.
—No te estreses mucho por ello, B. El sexo se supone debe ser divertido. ¿Lo recuerdas? —Luego me hace un giño y sale de la sala de pesas.
¿No te estreses? Por Dios, ¿Cómo no puedo hacerlo? Me quejo en voz alta, agradecida de que no hay nadie alrededor para escuchar mi sonido de pánico.
Asegurarme de hacerla sentir cómoda. Ir lento. Un montón de juegos previos. No te estreses. Bien puedo hacer eso. O por lo menos espero poder hacerlo
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 24
Santana
Casi vomito tres veces en el camino a casa de Brittany, pero me trago los nervios porque estoy conduciendo el auto de Tracy, y lo último que quiero hacer es pagar para quitar mi vómito de la tapicería.
Sinceramente, no recuerdo un segundo de mi turno de cinco horas en Della. O mi ensayo de una hora con Unique antes. O cómo llegué de un lugar a otro. He estado en piloto automático desde que salí de la habitación de Brittany, cada pensamiento consciente de lo que voy a hacer esta noche.
¿He dicho que estoy nerviosa?
No debería estarlo, sin embargo. Es sólo sexo. Es sexo con una chica que me atrae, una chica que realmente me gusta y en quien confío.
Mis manos no deberían temblar así, y mi corazón no debería latir tan rápido. Y sin embargo, junto con el nerviosismo hay una sensación de emoción. Anticipación. Incluso estoy llevando sujetador y bragas a juego debajo de mi uniforme de camarera. Sí, sabes que estás a punto de tener sexo cuando usas top y bragas de encaje, y tu piel está suave como la seda y lista para ser tocada.
Los compañeros de Brittany no están en casa cuando entro. A menos que estén encerrados en sus habitaciones, pero no creo que lo estén porque no hay nada más que silencio en el pasillo de arriba mientras me dirijo hacia la habitación de Brittany.
Me pregunto si Brittany les ordenó que desaparecieran. Entonces espero que no, porque... bueno, eso es como sostener un cartel de neón anunciando lo que ella y yo
haremos esta noche.
—Hola. —Dice cuando entro.
Mi corazón hace al mismo tiempo un salto mortal nervioso y una voltereta agradecida. Puedo decir que se tomó el tiempo para prepararse, porque su pelo está todavía un poco húmedo por la ducha, y su rostro completamente limpio y maquillado de forma natural.
Echo un vistazo a sus pantalones de chándal negro y camisa gris apretada, entonces a mi uniforme chillón. Gracias al estado de nerviosismo en el que he permanecido todo el día, olvidé traer un cambio de ropa.
Por otra parte, es probable que no usemos ropa por mucho más tiempo.
—Hola. —Trago—. Así que... ¿Cómo quieres hacer esto? ¿Debo quitarme la ropa? —Hago una pausa cuando algo se me ocurre—. No te atrevas a pedirme que haga un striptease, porque estoy bastante nerviosa ya y no hay manera de que pueda bailar ni remotamente sexy en este momento.
Brittany se echa a reír.
—. No tienes ni idea de cómo crear ambiente, ¿Verdad, Lospez?
Gimo miserablemente.
—Lo sé. Estoy nerviosa... —reitero. Tomando una respiración, me limpio mis palmas sudorosas en el frente de mi falda—. ¿Podemos simplemente ponernos en marcha? Estás de pie y mirándome, y me estás volviendo loca.
Se acerca con una sonrisa tranquila, ahuecando mi barbilla en sus manos.
—En primer lugar, relájate, no hay nada sobre qué estar nerviosa. En segundo lugar, no espero, o particularmente quiero, un striptease. —Ella hace un guiño—. Al menos no esta noche. Y en tercer lugar, no empezaremos nada en este momento.
Lucho contra una punzada de decepción.
—. ¿No?
Brittany me lanza la misma camiseta con la que dormí anoche.
—Ve a cambiarte ese traje de Grease y ponte esto. Voy a por el siguiente disco. —Ella se pasea hacia la TV y recoge la caja del DVD de Breaking Bad.
—¿Quieres ver televisión? —digo con incredulidad.
—Sí.
Abro la boca. Luego la cierro. Pero permanece cerrada, porque de repente me doy cuenta de lo que está haciendo, y de todo corazón lo agradezco. Está tratando de relajarme.
Está funcionando.
Voy al baño para cambiarme, volviendo un momento después para unirme a Brittany en la cama. Al instante pone su brazo alrededor de mí y me acerca más, y su aroma familiar me relaja.
—¿Lista? —dice a la ligera, sosteniendo el control remoto.
Me encuentro sonriendo.
—Sí.
El episodio llena la pantalla, e inclino mi cabeza en su hombro mientras me concentro en el televisor. Como las otras veces que hemos vimos este espectáculo juntas, ninguna de los dos dice mucho aparte de un jadeo ocasional de mi parte o una predicción de ella, pero a diferencia de las otras veces, sólo estoy medio prestando atención. Brittany frota la palma de la mano sobre mi hombro en una ligera, caricia juguetona que hace que sea muy difícil concentrarme en el televisor.
A mitad del episodio, se inclina y besa mi cuello. No digo una palabra, solo suelto un suspiro involuntario. La piel de gallina se levanta en el lugar que sus labios han tocado, y cuando descansa una gran mano en mi muslo desnudo, una sacudida de calor recorre mi piel.
—¿Qué estás haciendo? —Me quejo.
Sus labios se desplazan a lo largo de la longitud de mi cuello.
—Creando ambiente. —Ella pellizca mi lóbulo—. A diferencia de algunas personas, sé cómo hacer eso.
Le saco la lengua, aunque no lo puede ver. Está demasiado ocupada atormentándome con la boca, plantando besos mojados, con la boca abierta en el lado de mi garganta.
La excitación comienza a profundizarse en mi interior y se extiende hacia afuera, bailando a través de mi cuerpo y hormigueando en mis zonas erógenas.
Cada vez que sus labios besan una nueva porción de piel, me estremezco de placer.
Cuando su lengua roza mi mandíbula, vuelvo la cabeza hacia ella y nuestras bocas se encuentran en el beso más caliente del planeta. Me encanta la forma en que Brittany besa. No es descuidada o apresurada, sino hábil y lento y absolutamente increíble. Sus labios rozan los míos, perezosamente y burlándose, mientras su lengua se cuela en el interior de vez en cuando para una probada fugaz antes de seductoramente retirarse. Retiro mi cabeza y hago el beso más profundo, y gimo cuando su sabor a menta llena mi lengua. Un gruñido viene de la parte posterior de su garganta, y mi se vientre se aprieta en respuesta.
Su boca permanece sobre la mía mientras me empuja suavemente sobre mi espalda, colocándose de costado a mi lado. Una cálida mano acuna mi pecho sobre la fina tela de mi camiseta, y una chispa de placer me hace chillar de alegría.
—Dime si voy demasiado rápido. —Su voz profunda roza mis labios, y luego su lengua se lanza a través de ellos para encontrar la mía de nuevo.
Estoy sobrecargada. Me besa, apretando mis pechos, frotando suavemente mi pezón con el pulgar, y todo lo que hace se siente tan bien que no sé en qué sensación enfocarme.
Mi pulso se vuelve loco cuando desliza su mano por mi cuerpo. Vacila cuando llega al dobladillo de la camiseta, y luego hace un sonido ronco y desliza sus dedos debajo de ella.
Cuando su mano se mueve entre mis piernas, dejo de respirar. Cuando sus dedos tocan mi clítoris sobre mi ropa interior, gimo.
La mano de Brittany se detiene.
—. ¿Debo detenerme?
—Dios. No. Sigue.
Una risa ronca sale de su boca, y luego su mano comienza a moverse de nuevo. Justo cuando creo que no puedo sentir nada mejor, me prueba que estoy equivocada apartando el trozo de tela que cubre mi sexo y presionando su dedo índice directamente sobre mi clítoris.
Mis caderas se disparan como si hubiera sido golpeada por un rayo.
—Oooh. Sigue haciendo eso.
Frota pequeños círculos alrededor de mi carne sensible, suave pero firme, antes de deslizar el dedo inferior para juguetear en la humedad de mi núcleo.
El gemido que suelta recorre mi espalda.
—Oh mierda. Estás tan húmeda.
Lo estoy. Realmente lo estoy. Y el dolor entre mis piernas está empeorando, palpitando duro mientras ondas de placer me recorren. Estoy sorprendida de sentir los signos reveladores del inminente orgasmo. Esto es lo más cerca que jamás he llegado a sentirme así, pero me distraigo cuando registro su cadera presionando mi cadera. Sentir que esta excitada, viendo como Brittany esta frotándose contra mí es tan erótico que no puedo pensar con claridad.
Estoy desesperada por tocarla, y mis manos se mueven como poseídas, deslizándose bajo su cintura hacia sus bragas.
Al segundo en que encuentro su vagina, mi mandíbula cae.
—Oh, Dios mío, ¿Me estás tomando el pelo?
Ella mira sorprendido.
—¿Qué pasa?
—¿Estás tomando pastillas exóticas, algún aceite sexual o algo así? —Retiro la mano, luchando contra otra oleada de nerviosismo—. ¡No hay manera de que ese calor y humedad salga de dentro de ti y se mezcle conmigo!
La cabeza de Brittany cae abruptamente en el hueco de su brazo mientras un estremecimiento recorre su cuerpo. Al principio creo que está cabreada. O tal vez
incluso llorando. Se necesitan varios segundos antes de que me dé cuenta de lo que está sucediendo. Está riendo.
Tacha eso. Tiene un ataque de histeria. Su espalda se estremece con risas, haciendo que el colchón vibre debajo de nosotras. Cuando por fin habla, su voz es sibilante y rota por las carcajadas.
—¿Mujer Mostruo y Humeda?
—Deja de reírte de mí. Lo digo en serio —insisto—. Podría tener grandes tetas y un culo agradable, ¿Pero has visto mis caderas? ¡Pequeñas y estrechas! Es lógico pensar que mi canal femenino…
Un aullido sale de su boca.
—. ¿Canal femenino?
—… es estrecho también. Me vas a partir a la mitad.
Levanta la cabeza y juro por Dios que hay lágrimas en sus ojos.
—Creo que eso es lo más lindo que una chica me ha dicho —suelta con voz ahogada.
—No es divertido, ¿De acuerdo?
Sigue silbando como una loca.
—Totalmente lo es.
—¿Sabes qué? No haremos esto. Has matado oficialmente el estado de ánimo.
—¿Yo? —Exige entre risas—. Lo hiciste todo por ti misma, nena.
Me siento con un molesto gruñido.
—En serio, esta era una estúpida idea. — Suspirando, busco en el colchón por el control remoto—. Vamos a ver el programa.
—De ninguna manera. Ya estamos en esto. —Su voz se vuelve ronca—. Dame tu mano.
La miro con desconfianza.
—. ¿Por qué?
—Porque creo que así tendrás un mejor conocimiento de mi Coño monstruoso y húmedo como un pantano, así podrás ver que no tienes que tener miedo de él.
Resoplo, pero el humor muere cuando Brittany toma mi mano y la coloca directamente dentro de sus bragas.
¿El estado de ánimo que asesiné? Renació de nuevo cuando cautelosamente envolví mis dedos alrededor de su eje. Es húmeda y caliente, y palpitante bajo mis dedos, y eso es todo lo que se necesitó para que mi cuerpo sintiera de nuevo un hormigueo.
Le doy un tentativo apretón, y ella se queja en voz baja.
—¿Ves? Es sólo un coño de años estándares, Lospez.
Mi garganta se cierra con risa.
—Hay tantas cosas mal con esa frase que no sé ni por dónde empezar. —Me detengo—. ¿Exactamente de cuantos años es tu coño?
—De veinte, como yo. —Contesta Brittany seriamente—. Pero es mucho más madura de lo que soy. ¿Qué hay sobre tu canal femenino? Es más experimentado
para sus años, o es...
La calle con un beso. No pasa mucho tiempo antes de que esté temblando de placer otra vez. La mano de Brittany regresa a donde yo quiero que esté. De alguna manera mis bragas desaparecen, y un largo dedo se desliza dentro de mí, haciéndome jadear. Mis
músculos internos se aprietan a su alrededor, y un rayo de calor se dispara por mi columna vertebral.
La lengua de Brittany llena mi boca, su cadera meciéndose en mi mano. Nunca me he sentido más en control, más deseable, porque sé que soy yo la responsable de esos sonidos ásperos que está haciendo. Rompe el beso para morder mi hombro, y la chispa en mi cuerpo quema mucho más, tan cerca de la detonación que estoy gimiendo más fuerte ahora.
Pero la excitación se extingue cuando abro los ojos para encontrar que está observándome. El ardor desaparece, y me tenso bajo su toque.
—¿Qué sucede? —murmura.
—Nada. —Trago—. Solo... bésame de nuevo. —Inclino su cabeza y abro mis labios para dar la bienvenida a su lengua.
Brittany acaricia mi clítoris con tal destreza que me sobrecoge. Es como si supiera exactamente cuánta presión ejercer, cuando frotar más rápido, cuando disminuir. Me muevo hacia su talentosa mano, pero cuando gime de nuevo, la excitación se desvanece una vez más.
Gimo también, frustrada.
—¿Qué está pasando, Lospez? —Sus dedos rozan sobre mi sexo—. Sé que estás en esto. Puedo sentirlo.
—Soy yo. Yo... —Mi garganta se contrae cuando la impotencia aumenta en mi interior—. Estoy cerca, y luego... se va. —Estoy mortificada al sentir el ardor de las
lágrimas—. Eso es lo que siempre sucede.
—¿Cómo puedo llevarte ahí? —dice con atención.
—No lo sé. Solo sigue tocándome. Por favor.
Lo hace, y, oh Dios mío, es tan buena en eso. Cuando dos dedos se mueven dentro de mí en un lento movimiento, cierro los ojos otra vez, pero eso no importa.
Todavía puedo sentirla mirándome.
Al igual que Aaron hizo cuando tomó lo que yo no quería darle. Estaba plenamente consciente durante la violación. A veces, cuando estoy deprimida o me revuelco en la autocompasión, realmente maldigo a las drogas por no noquearme.
Las drogas para violaciones se supone que te noqueen, maldita sea. No se suponía que recordara lo que me sucedió. Desearía no recordarlo. Pero lo hago. Los recuerdos son más nebulosos que los recuerdos normales, pero la vista de los ojos salvajes de Aaron se ha marcado en mi cerebro. Recuerdo yacer en la cama de los padres de Melissa, sintiendo su peso encima de mí, sintiéndolo empujando dentro de mí, fuerte, profundo y doloroso. Pero era como si estuviera paralizada. Mis brazos y piernas no parecían funcionar, no importaba lo mal que quería golpearlo o darle una patada. Mis cuerdas vocales se congelaron por lo que no podía conseguir gritar. Todo lo que podía hacer era mirar hacia esos engreídos ojos marrones envenenados de placer y parpadeando de lujuria.
Los recuerdos violentos pululan en mi mente como un ataque de abejas, robando los últimos rastros de deseo dentro de mí. Sé que Brittany siente el cambio en mi cuerpo, que ya no estoy caliente, húmeda y flexible. Que estoy más rígida que una tabla y más fría que el hielo.
—Esto no está funcionando. —dice con voz ronca.
Me incorporo, luchando con fuerza para no llorar.
—Lo sé. Lo siento. Es sólo que... tu estas... estas observándome... y...
Me muestra una sonrisa torcida.
—. ¿Ayudaría si cierro mis ojos?
—No. —Le digo miserablemente—. Porque sé que estarás aun imaginándome en tu cabeza.
Con un suspiro, se desliza hacia arriba y descansa su cabeza en el marco de la cama. Sigue excitada, lo puedo saber, está esperando, pero parece ajena a su propio estado de excitación mientras lentamente encuentra mis ojos.
— No confías en mí.
Soy rápida para negarlo.
—Confió en ti. No estaría aquí si no lo hiciera.
—Está bien, cambiare eso. No confías lo suficiente en mí para venirte completamente.
Mis dientes se hunden en mi labio inferior. Quiero decirle que está equivocada, pero una parte de mí no cree que lo esté.
—El sexo es todo acerca de la confianza. —Dice—. Incluso si no amas a la otra persona, incluso si es sólo una follada, sigues teniendo una seria cantidad de
confianza al abrirte y dejarte experimentar ese lugar vulnerable, ¿Sabes? Y no hay nada más vulnerable que venirte. —Su boca se levanta en una sonrisa seca—. Al
menos eso es lo que mi búsqueda en Google me enseñó.
—¿Investigaste esto? —le grito.
Vergüenza enrojece sus mejillas.
—Tenía que. Nunca me he acostado con alguien que haya sido... ya sabes...
—Lo sé. —Me muerdo el labio siendo aún más difícil el contener las lágrimas.
—Después de lo que te pasó, no es de extrañar que tengas miedo de dejarte ser vulnerable. —Duda—. ¿Eras virgen?
Aprieto los labios y asiento.
—Sí, me lo imaginaba. —Brittany se queda en silencio por otro momento—. Tengo una idea, si estas dispuesta a escucharla.
No puedo hablar porque estoy demasiado cerca del a-punto-de-llorar, así que me conformo con asentir.
—En lugar de que yo te dé un orgasmo, ¿Por qué no tratas de darte uno tú misma?
Pensé que había llegado al máximo en mi tarjeta de crédito de la vergüenza esta noche, pero es evidente que no hay humillación de sobra.
—Yo lo hago todo el tiempo. —Mis mejillas están ardiendo cuando evito sus ojos.
—En frente de mí. —Corrige—. Hazte venir en frente de mí. —Hace una pausa—. Y yo voy a hacerme venir delante de ti.
Oh dios mío.
No puedo creer que incluso estemos teniendo esta conversación. Está sugiriendo que nos demos placer delante de la otra.
—Por favor, discúlpame mientras voy a ahorcarme. —Murmuro—. Porque en estos momentos estoy muy mortificada.
—No deberías estarlo. —Sus ojos azules se fortalecen con intensidad—. Va a ser un ejercicio de confianza. En serio, creo que será bueno. Estaremos haciéndonos a
nosotras mismas vulnerables, y verás que no hay nada que temer.
Antes de que pueda responder, ella salta de la cama y desliza su camiseta por su cabeza. Entonces, sin perder el ritmo, quita sus pantalones de sus caderas. Mi respiración se aloja en mis pulmones. Había estado tocando su entrepierna antes, pero realmente no la había visto. Y ahora la estoy viendo, es perfecta. Mi cuerpo se estremece al ver su cuerpo desnudo, y cuando mi mirada se desliza hacia arriba para mirarla a los ojos, vislumbro nada más que sano deseo y dulce apoyo en esas plateadas profundidades azules. No deseo sucio, no brillo de poder, no salvajismo o malevolencia.
Ella no es Aaron. Es Brittany, y se está exhibiendo a si misma por mí, demostrándome que está bien bajar la guardia.
—Quítate tú camiseta, Santana. Déjame verte. —Sonríe—. Prometo no mirar demasiado lascivamente a tus tetas de stripper.
Una sonrisa involuntaria aparece en mis labios. Pero aún no me muevo.
—Muéstrame lo que te haces a ti misma cuando estás sola. —Engatusa.
—Yo... —El nudo en mi garganta es demasiado grande para hablar.
Su voz ronca y seductora crece.
—. Muéstrame, y yo te mostraré.
Mueve su mano para agarrar su entrepierna, para tocarse ella misma, y un gemido sale de mi boca. Me encuentro con su mirada, y algo acerca de la certeza de su expresión me impulsa a la acción. Mis dedos tiemblan incontrolablemente cuando llego a la parte
inferior de mi camiseta y la deslizó por sobre mi cabeza, dejándome en nada más que mi sujetador.
Luego tomó una respiración profunda y quito el sujetador, también.
Sinceramente, no recuerdo un segundo de mi turno de cinco horas en Della. O mi ensayo de una hora con Unique antes. O cómo llegué de un lugar a otro. He estado en piloto automático desde que salí de la habitación de Brittany, cada pensamiento consciente de lo que voy a hacer esta noche.
¿He dicho que estoy nerviosa?
No debería estarlo, sin embargo. Es sólo sexo. Es sexo con una chica que me atrae, una chica que realmente me gusta y en quien confío.
Mis manos no deberían temblar así, y mi corazón no debería latir tan rápido. Y sin embargo, junto con el nerviosismo hay una sensación de emoción. Anticipación. Incluso estoy llevando sujetador y bragas a juego debajo de mi uniforme de camarera. Sí, sabes que estás a punto de tener sexo cuando usas top y bragas de encaje, y tu piel está suave como la seda y lista para ser tocada.
Los compañeros de Brittany no están en casa cuando entro. A menos que estén encerrados en sus habitaciones, pero no creo que lo estén porque no hay nada más que silencio en el pasillo de arriba mientras me dirijo hacia la habitación de Brittany.
Me pregunto si Brittany les ordenó que desaparecieran. Entonces espero que no, porque... bueno, eso es como sostener un cartel de neón anunciando lo que ella y yo
haremos esta noche.
—Hola. —Dice cuando entro.
Mi corazón hace al mismo tiempo un salto mortal nervioso y una voltereta agradecida. Puedo decir que se tomó el tiempo para prepararse, porque su pelo está todavía un poco húmedo por la ducha, y su rostro completamente limpio y maquillado de forma natural.
Echo un vistazo a sus pantalones de chándal negro y camisa gris apretada, entonces a mi uniforme chillón. Gracias al estado de nerviosismo en el que he permanecido todo el día, olvidé traer un cambio de ropa.
Por otra parte, es probable que no usemos ropa por mucho más tiempo.
—Hola. —Trago—. Así que... ¿Cómo quieres hacer esto? ¿Debo quitarme la ropa? —Hago una pausa cuando algo se me ocurre—. No te atrevas a pedirme que haga un striptease, porque estoy bastante nerviosa ya y no hay manera de que pueda bailar ni remotamente sexy en este momento.
Brittany se echa a reír.
—. No tienes ni idea de cómo crear ambiente, ¿Verdad, Lospez?
Gimo miserablemente.
—Lo sé. Estoy nerviosa... —reitero. Tomando una respiración, me limpio mis palmas sudorosas en el frente de mi falda—. ¿Podemos simplemente ponernos en marcha? Estás de pie y mirándome, y me estás volviendo loca.
Se acerca con una sonrisa tranquila, ahuecando mi barbilla en sus manos.
—En primer lugar, relájate, no hay nada sobre qué estar nerviosa. En segundo lugar, no espero, o particularmente quiero, un striptease. —Ella hace un guiño—. Al menos no esta noche. Y en tercer lugar, no empezaremos nada en este momento.
Lucho contra una punzada de decepción.
—. ¿No?
Brittany me lanza la misma camiseta con la que dormí anoche.
—Ve a cambiarte ese traje de Grease y ponte esto. Voy a por el siguiente disco. —Ella se pasea hacia la TV y recoge la caja del DVD de Breaking Bad.
—¿Quieres ver televisión? —digo con incredulidad.
—Sí.
Abro la boca. Luego la cierro. Pero permanece cerrada, porque de repente me doy cuenta de lo que está haciendo, y de todo corazón lo agradezco. Está tratando de relajarme.
Está funcionando.
Voy al baño para cambiarme, volviendo un momento después para unirme a Brittany en la cama. Al instante pone su brazo alrededor de mí y me acerca más, y su aroma familiar me relaja.
—¿Lista? —dice a la ligera, sosteniendo el control remoto.
Me encuentro sonriendo.
—Sí.
El episodio llena la pantalla, e inclino mi cabeza en su hombro mientras me concentro en el televisor. Como las otras veces que hemos vimos este espectáculo juntas, ninguna de los dos dice mucho aparte de un jadeo ocasional de mi parte o una predicción de ella, pero a diferencia de las otras veces, sólo estoy medio prestando atención. Brittany frota la palma de la mano sobre mi hombro en una ligera, caricia juguetona que hace que sea muy difícil concentrarme en el televisor.
A mitad del episodio, se inclina y besa mi cuello. No digo una palabra, solo suelto un suspiro involuntario. La piel de gallina se levanta en el lugar que sus labios han tocado, y cuando descansa una gran mano en mi muslo desnudo, una sacudida de calor recorre mi piel.
—¿Qué estás haciendo? —Me quejo.
Sus labios se desplazan a lo largo de la longitud de mi cuello.
—Creando ambiente. —Ella pellizca mi lóbulo—. A diferencia de algunas personas, sé cómo hacer eso.
Le saco la lengua, aunque no lo puede ver. Está demasiado ocupada atormentándome con la boca, plantando besos mojados, con la boca abierta en el lado de mi garganta.
La excitación comienza a profundizarse en mi interior y se extiende hacia afuera, bailando a través de mi cuerpo y hormigueando en mis zonas erógenas.
Cada vez que sus labios besan una nueva porción de piel, me estremezco de placer.
Cuando su lengua roza mi mandíbula, vuelvo la cabeza hacia ella y nuestras bocas se encuentran en el beso más caliente del planeta. Me encanta la forma en que Brittany besa. No es descuidada o apresurada, sino hábil y lento y absolutamente increíble. Sus labios rozan los míos, perezosamente y burlándose, mientras su lengua se cuela en el interior de vez en cuando para una probada fugaz antes de seductoramente retirarse. Retiro mi cabeza y hago el beso más profundo, y gimo cuando su sabor a menta llena mi lengua. Un gruñido viene de la parte posterior de su garganta, y mi se vientre se aprieta en respuesta.
Su boca permanece sobre la mía mientras me empuja suavemente sobre mi espalda, colocándose de costado a mi lado. Una cálida mano acuna mi pecho sobre la fina tela de mi camiseta, y una chispa de placer me hace chillar de alegría.
—Dime si voy demasiado rápido. —Su voz profunda roza mis labios, y luego su lengua se lanza a través de ellos para encontrar la mía de nuevo.
Estoy sobrecargada. Me besa, apretando mis pechos, frotando suavemente mi pezón con el pulgar, y todo lo que hace se siente tan bien que no sé en qué sensación enfocarme.
Mi pulso se vuelve loco cuando desliza su mano por mi cuerpo. Vacila cuando llega al dobladillo de la camiseta, y luego hace un sonido ronco y desliza sus dedos debajo de ella.
Cuando su mano se mueve entre mis piernas, dejo de respirar. Cuando sus dedos tocan mi clítoris sobre mi ropa interior, gimo.
La mano de Brittany se detiene.
—. ¿Debo detenerme?
—Dios. No. Sigue.
Una risa ronca sale de su boca, y luego su mano comienza a moverse de nuevo. Justo cuando creo que no puedo sentir nada mejor, me prueba que estoy equivocada apartando el trozo de tela que cubre mi sexo y presionando su dedo índice directamente sobre mi clítoris.
Mis caderas se disparan como si hubiera sido golpeada por un rayo.
—Oooh. Sigue haciendo eso.
Frota pequeños círculos alrededor de mi carne sensible, suave pero firme, antes de deslizar el dedo inferior para juguetear en la humedad de mi núcleo.
El gemido que suelta recorre mi espalda.
—Oh mierda. Estás tan húmeda.
Lo estoy. Realmente lo estoy. Y el dolor entre mis piernas está empeorando, palpitando duro mientras ondas de placer me recorren. Estoy sorprendida de sentir los signos reveladores del inminente orgasmo. Esto es lo más cerca que jamás he llegado a sentirme así, pero me distraigo cuando registro su cadera presionando mi cadera. Sentir que esta excitada, viendo como Brittany esta frotándose contra mí es tan erótico que no puedo pensar con claridad.
Estoy desesperada por tocarla, y mis manos se mueven como poseídas, deslizándose bajo su cintura hacia sus bragas.
Al segundo en que encuentro su vagina, mi mandíbula cae.
—Oh, Dios mío, ¿Me estás tomando el pelo?
Ella mira sorprendido.
—¿Qué pasa?
—¿Estás tomando pastillas exóticas, algún aceite sexual o algo así? —Retiro la mano, luchando contra otra oleada de nerviosismo—. ¡No hay manera de que ese calor y humedad salga de dentro de ti y se mezcle conmigo!
La cabeza de Brittany cae abruptamente en el hueco de su brazo mientras un estremecimiento recorre su cuerpo. Al principio creo que está cabreada. O tal vez
incluso llorando. Se necesitan varios segundos antes de que me dé cuenta de lo que está sucediendo. Está riendo.
Tacha eso. Tiene un ataque de histeria. Su espalda se estremece con risas, haciendo que el colchón vibre debajo de nosotras. Cuando por fin habla, su voz es sibilante y rota por las carcajadas.
—¿Mujer Mostruo y Humeda?
—Deja de reírte de mí. Lo digo en serio —insisto—. Podría tener grandes tetas y un culo agradable, ¿Pero has visto mis caderas? ¡Pequeñas y estrechas! Es lógico pensar que mi canal femenino…
Un aullido sale de su boca.
—. ¿Canal femenino?
—… es estrecho también. Me vas a partir a la mitad.
Levanta la cabeza y juro por Dios que hay lágrimas en sus ojos.
—Creo que eso es lo más lindo que una chica me ha dicho —suelta con voz ahogada.
—No es divertido, ¿De acuerdo?
Sigue silbando como una loca.
—Totalmente lo es.
—¿Sabes qué? No haremos esto. Has matado oficialmente el estado de ánimo.
—¿Yo? —Exige entre risas—. Lo hiciste todo por ti misma, nena.
Me siento con un molesto gruñido.
—En serio, esta era una estúpida idea. — Suspirando, busco en el colchón por el control remoto—. Vamos a ver el programa.
—De ninguna manera. Ya estamos en esto. —Su voz se vuelve ronca—. Dame tu mano.
La miro con desconfianza.
—. ¿Por qué?
—Porque creo que así tendrás un mejor conocimiento de mi Coño monstruoso y húmedo como un pantano, así podrás ver que no tienes que tener miedo de él.
Resoplo, pero el humor muere cuando Brittany toma mi mano y la coloca directamente dentro de sus bragas.
¿El estado de ánimo que asesiné? Renació de nuevo cuando cautelosamente envolví mis dedos alrededor de su eje. Es húmeda y caliente, y palpitante bajo mis dedos, y eso es todo lo que se necesitó para que mi cuerpo sintiera de nuevo un hormigueo.
Le doy un tentativo apretón, y ella se queja en voz baja.
—¿Ves? Es sólo un coño de años estándares, Lospez.
Mi garganta se cierra con risa.
—Hay tantas cosas mal con esa frase que no sé ni por dónde empezar. —Me detengo—. ¿Exactamente de cuantos años es tu coño?
—De veinte, como yo. —Contesta Brittany seriamente—. Pero es mucho más madura de lo que soy. ¿Qué hay sobre tu canal femenino? Es más experimentado
para sus años, o es...
La calle con un beso. No pasa mucho tiempo antes de que esté temblando de placer otra vez. La mano de Brittany regresa a donde yo quiero que esté. De alguna manera mis bragas desaparecen, y un largo dedo se desliza dentro de mí, haciéndome jadear. Mis
músculos internos se aprietan a su alrededor, y un rayo de calor se dispara por mi columna vertebral.
La lengua de Brittany llena mi boca, su cadera meciéndose en mi mano. Nunca me he sentido más en control, más deseable, porque sé que soy yo la responsable de esos sonidos ásperos que está haciendo. Rompe el beso para morder mi hombro, y la chispa en mi cuerpo quema mucho más, tan cerca de la detonación que estoy gimiendo más fuerte ahora.
Pero la excitación se extingue cuando abro los ojos para encontrar que está observándome. El ardor desaparece, y me tenso bajo su toque.
—¿Qué sucede? —murmura.
—Nada. —Trago—. Solo... bésame de nuevo. —Inclino su cabeza y abro mis labios para dar la bienvenida a su lengua.
Brittany acaricia mi clítoris con tal destreza que me sobrecoge. Es como si supiera exactamente cuánta presión ejercer, cuando frotar más rápido, cuando disminuir. Me muevo hacia su talentosa mano, pero cuando gime de nuevo, la excitación se desvanece una vez más.
Gimo también, frustrada.
—¿Qué está pasando, Lospez? —Sus dedos rozan sobre mi sexo—. Sé que estás en esto. Puedo sentirlo.
—Soy yo. Yo... —Mi garganta se contrae cuando la impotencia aumenta en mi interior—. Estoy cerca, y luego... se va. —Estoy mortificada al sentir el ardor de las
lágrimas—. Eso es lo que siempre sucede.
—¿Cómo puedo llevarte ahí? —dice con atención.
—No lo sé. Solo sigue tocándome. Por favor.
Lo hace, y, oh Dios mío, es tan buena en eso. Cuando dos dedos se mueven dentro de mí en un lento movimiento, cierro los ojos otra vez, pero eso no importa.
Todavía puedo sentirla mirándome.
Al igual que Aaron hizo cuando tomó lo que yo no quería darle. Estaba plenamente consciente durante la violación. A veces, cuando estoy deprimida o me revuelco en la autocompasión, realmente maldigo a las drogas por no noquearme.
Las drogas para violaciones se supone que te noqueen, maldita sea. No se suponía que recordara lo que me sucedió. Desearía no recordarlo. Pero lo hago. Los recuerdos son más nebulosos que los recuerdos normales, pero la vista de los ojos salvajes de Aaron se ha marcado en mi cerebro. Recuerdo yacer en la cama de los padres de Melissa, sintiendo su peso encima de mí, sintiéndolo empujando dentro de mí, fuerte, profundo y doloroso. Pero era como si estuviera paralizada. Mis brazos y piernas no parecían funcionar, no importaba lo mal que quería golpearlo o darle una patada. Mis cuerdas vocales se congelaron por lo que no podía conseguir gritar. Todo lo que podía hacer era mirar hacia esos engreídos ojos marrones envenenados de placer y parpadeando de lujuria.
Los recuerdos violentos pululan en mi mente como un ataque de abejas, robando los últimos rastros de deseo dentro de mí. Sé que Brittany siente el cambio en mi cuerpo, que ya no estoy caliente, húmeda y flexible. Que estoy más rígida que una tabla y más fría que el hielo.
—Esto no está funcionando. —dice con voz ronca.
Me incorporo, luchando con fuerza para no llorar.
—Lo sé. Lo siento. Es sólo que... tu estas... estas observándome... y...
Me muestra una sonrisa torcida.
—. ¿Ayudaría si cierro mis ojos?
—No. —Le digo miserablemente—. Porque sé que estarás aun imaginándome en tu cabeza.
Con un suspiro, se desliza hacia arriba y descansa su cabeza en el marco de la cama. Sigue excitada, lo puedo saber, está esperando, pero parece ajena a su propio estado de excitación mientras lentamente encuentra mis ojos.
— No confías en mí.
Soy rápida para negarlo.
—Confió en ti. No estaría aquí si no lo hiciera.
—Está bien, cambiare eso. No confías lo suficiente en mí para venirte completamente.
Mis dientes se hunden en mi labio inferior. Quiero decirle que está equivocada, pero una parte de mí no cree que lo esté.
—El sexo es todo acerca de la confianza. —Dice—. Incluso si no amas a la otra persona, incluso si es sólo una follada, sigues teniendo una seria cantidad de
confianza al abrirte y dejarte experimentar ese lugar vulnerable, ¿Sabes? Y no hay nada más vulnerable que venirte. —Su boca se levanta en una sonrisa seca—. Al
menos eso es lo que mi búsqueda en Google me enseñó.
—¿Investigaste esto? —le grito.
Vergüenza enrojece sus mejillas.
—Tenía que. Nunca me he acostado con alguien que haya sido... ya sabes...
—Lo sé. —Me muerdo el labio siendo aún más difícil el contener las lágrimas.
—Después de lo que te pasó, no es de extrañar que tengas miedo de dejarte ser vulnerable. —Duda—. ¿Eras virgen?
Aprieto los labios y asiento.
—Sí, me lo imaginaba. —Brittany se queda en silencio por otro momento—. Tengo una idea, si estas dispuesta a escucharla.
No puedo hablar porque estoy demasiado cerca del a-punto-de-llorar, así que me conformo con asentir.
—En lugar de que yo te dé un orgasmo, ¿Por qué no tratas de darte uno tú misma?
Pensé que había llegado al máximo en mi tarjeta de crédito de la vergüenza esta noche, pero es evidente que no hay humillación de sobra.
—Yo lo hago todo el tiempo. —Mis mejillas están ardiendo cuando evito sus ojos.
—En frente de mí. —Corrige—. Hazte venir en frente de mí. —Hace una pausa—. Y yo voy a hacerme venir delante de ti.
Oh dios mío.
No puedo creer que incluso estemos teniendo esta conversación. Está sugiriendo que nos demos placer delante de la otra.
—Por favor, discúlpame mientras voy a ahorcarme. —Murmuro—. Porque en estos momentos estoy muy mortificada.
—No deberías estarlo. —Sus ojos azules se fortalecen con intensidad—. Va a ser un ejercicio de confianza. En serio, creo que será bueno. Estaremos haciéndonos a
nosotras mismas vulnerables, y verás que no hay nada que temer.
Antes de que pueda responder, ella salta de la cama y desliza su camiseta por su cabeza. Entonces, sin perder el ritmo, quita sus pantalones de sus caderas. Mi respiración se aloja en mis pulmones. Había estado tocando su entrepierna antes, pero realmente no la había visto. Y ahora la estoy viendo, es perfecta. Mi cuerpo se estremece al ver su cuerpo desnudo, y cuando mi mirada se desliza hacia arriba para mirarla a los ojos, vislumbro nada más que sano deseo y dulce apoyo en esas plateadas profundidades azules. No deseo sucio, no brillo de poder, no salvajismo o malevolencia.
Ella no es Aaron. Es Brittany, y se está exhibiendo a si misma por mí, demostrándome que está bien bajar la guardia.
—Quítate tú camiseta, Santana. Déjame verte. —Sonríe—. Prometo no mirar demasiado lascivamente a tus tetas de stripper.
Una sonrisa involuntaria aparece en mis labios. Pero aún no me muevo.
—Muéstrame lo que te haces a ti misma cuando estás sola. —Engatusa.
—Yo... —El nudo en mi garganta es demasiado grande para hablar.
Su voz ronca y seductora crece.
—. Muéstrame, y yo te mostraré.
Mueve su mano para agarrar su entrepierna, para tocarse ella misma, y un gemido sale de mi boca. Me encuentro con su mirada, y algo acerca de la certeza de su expresión me impulsa a la acción. Mis dedos tiemblan incontrolablemente cuando llego a la parte
inferior de mi camiseta y la deslizó por sobre mi cabeza, dejándome en nada más que mi sujetador.
Luego tomó una respiración profunda y quito el sujetador, también.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Pues San ya fue totalmente honesta con Britt y me encanta que le haya pedido su ayuda, porque sabe que no le pasara nada malo con ella, que todo lo que hagan sera consensual pero como dijo la rubia aun le falta confiar sexualmente en Britt, estar segura que no le hará nada y sólo dejarse llevar, sentir. Y así como van no dudo que pase pronto!
Mil gracias por estos capítulos, ta te extrañaba :), pero se entiende que en estas fechas estés con la familia y haciendo otras cosas, espero estés bien, saludos!!,
Mil gracias por estos capítulos, ta te extrañaba :), pero se entiende que en estas fechas estés con la familia y haciendo otras cosas, espero estés bien, saludos!!,
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
excelente reaparicion, la familia es primero asi que no hay problema, tomate tu tiempo, en cuanto a las chicas, este experimento de ayuda a santana, traera otras cosas que ellas no se imaginan, adios puckerman!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
Que bien que san hablo del tema con britt, y ella quiera ayudarla.
No te preocupes, el tiempo en famila hay que apreciarlo, y entendemos completamente.
No te preocupes, el tiempo en famila hay que apreciarlo, y entendemos completamente.
Tati.94******* - Mensajes : 442
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Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
ya me puse al dia,...
es bueno que san le aya contado lo que le paso,...
es bueno todo lo que esta haciendo britt en este momento,.. con mucha calma y tratando de encontrar el método de que san no se incomode,..
a ver como van las cosas???
es bueno que san le aya contado lo que le paso,...
es bueno todo lo que esta haciendo britt en este momento,.. con mucha calma y tratando de encontrar el método de que san no se incomode,..
a ver como van las cosas???
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Fecha de inscripción : 06/11/2013
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Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo
CAPITULO 25
BRITTANY
Nunca me he masturbado delante de una chica antes. Quiero decir, me he dado un breve toque o dos antes de unirme con ellas, pero ¿masturbarme de principio a fin? Es la primera vez para mí. Y estoy nerviosa.
Pero estaría mintiendo si dijera que no estaba ferozmente excitada. No puedo creer que Santana esté desnuda en mi cama. Es jodidamente hermosa. Su cuerpo es suave y tiene curvas en todos los lugares correctos. Sus pechos son la perfección absoluta, redondos y alegres y con pezones de color marrón. Mi mirada se reduce a la estrecha franja de pelo entre sus piernas y me muero por que las abra. Quiero ver cada pulgada de ella.
Pero no quiero venirme como una pervertida, y no quiero asustarla, así que
mantengo la boca cerrada. Estoy excitada al cien por ciento si es posible, mi coño palpitante en mi mano mientras trato de no comerme con los ojos a la chica sexy desnuda en mi cama.
—No estás hablando. —Acusa, su tono un tanto burlón y nervioso.
—No quiero asustarte. —Le digo con voz ronca.
—Amiga, estás de pie allí desnuda delante de mí con tu mano en tu vagina. Si
eso no me asusta, no creo que lo que digas lo haga.
Buen punto. Y maldita sea si mi coño no hormiguea cuando me llama amiga. De hecho, cada palabra que sale de su boca me pone caliente.
—Abre las piernas. —Le digo—. Quiero verte.
Ella duda.
Y entonces lo hace, y mi respiración se sale de mis pulmones. La maldita perfección. Es de color rosa, bonita, brillante y perfecta.
Voy a venirme rápido. Es un hecho. Pero hago lo imposible por prolongar lo inevitable. Me acaricio en un ritmo muy lento, evitando ejercer presión en clítoris, ignorando el punto dulce debajo de ella.
—Muéstrame lo que harías si no estuviera aquí. —Me quejo—. Muéstrame cómo te tocas.
Sus mejillas se vuelven la sombra más dulce de color rosa. Sus labios se separan, sólo un poco, pero lo suficiente para que si yo presionara mi boca en la suya, pudiera deslizar mi lengua entre la carnosa unión y saborearla. Quiero tanto besarla, pero resisto la tentación. Este momento es demasiado delicado para arriesgarme a entrar en pánico de nuevo.
Muy lentamente, Santana lleva su mano entre sus piernas. Una onda de placer me recorre.
—Eso es todo, Lospez. Tócate.
Un dedo roza su clítoris. Se frota. Su toque es delicado, exploratorio, como si estuviera tomando el tiempo para averiguar que se siente bien.
Acompaño su ritmo pausado. Mi cuerpo pide liberación, pero esto es demasiado importante como para dejarlo ir. Literalmente dejarlo ir, porque estoy tan jodidamente cerca que tengo que respirar por la nariz y apretar las mejillas de mi culo para evitar explotar.
—¿Se siente bien? —Mi voz suena baja y estrangulada en mis oídos.
Santana asiente, sus ojos oscuros muy abiertos como platos. Un ruido entrecortado se desliza fuera de su boca, y de repente me imagino esa boca envuelta alrededor de mi coño, comiéndome, lamiéndome, chupandome, y estoy peligrosamente cerca de dejarme ir. Activo el modo de masturbación de emergencia, apretando mi eje lo suficiente para obtener una sacudida de dolor.
Santana se frota aún más rápido, su otra mano roza su cuerpo para acunar un firme pecho. Juega con su pezón entre los dedos y retengo un gruñido. Quiero chupar ese brote fruncido más de lo que quiero mi próximo aliento.
—¿Qué estás pensando, Lospez? —pregunto no sólo por su bien, sino por el
mío. Necesito una distracción. Lo más rápido posible.
Su mirada se queda pegada al movimiento perezoso de mi mano.
—Estoy pensando en ti.
Oh diablos. No ese tipo de distracción. Mis movimientos se vuelven más rápidos mientras mi mano toma vida propia. Hay una mujer desnuda en mi cama y no la puedo follar. No puedo, porque esta noche no es sobre mí. Se trata de Santana.
—Estoy pensando en lo sexy que eres. —Susurra—. Estoy pensando en lo mucho que quiero besarte otra vez.
Casi voy a ella y le doy lo que quiere, pero me aterra que el hechizo se rompa si
lo hago.
—¿Qué más? —digo con voz ronca.
Su mano deja su pecho y se desplaza sobre su vientre plano, por debajo del
borde de sus caderas. Dios, es pequeña. Probablemente podría abarcar todo el
ancho de su cintura con las dos manos.
—Estoy pensando en tus dedos dentro de mí.
Estoy pensando en la misma maldita cosa, pero me satisface ver sus dedos. Ella empuja dos de ellos en su coño, mientras que la otra mano sigue en su clítoris. Sus mejillas están aún más sonrojadas ahora. También lo están sus pechos. Me doy cuenta de que se está acercando, y la satisfacción que me recorre es como nada que haya experimentado jamás. Estoy haciéndole esto. No la toco, pero mi presencia está excitándola.
Bombeo dentro de mi, apretando la cabeza en cada carrera ascendente.
—Estoy cerca. —Advierto.
—¿Sí?
—Tan jodidamente cerca. No creo que pueda mantenerme a raya durante mucho más tiempo. —Entonces me maldigo en voz baja, porque puedo ver la humedad recubrir sus dedos cada vez que los retira. Estoy muriendo aquí.
—Yo también. —Sus ojos se han vuelto nebulosos por el placer, y se mece sin descanso en mi cama.
Las dos estamos haciendo ruido. Estoy gimiendo, ella está gimiendo, suspirando. El aire es eléctrico y mi cuerpo está en llamas.
—Oh... Dios... —Está jadeando en busca de aire ahora.
—Mírame. —Murmuro—. Mira lo que estás haciéndome.
Me acaricio más rápido, y ella grita.
—. Brittany.
Se viene con mi nombre en sus labios, y me vengo con el sonido. El placer se precipita a través de mí, cubriendo mi mano y mis abdominales. La fuerza de mi liberación casi me tira, y me agarro violentamente del lado de mi escritorio, sosteniéndome con fuerza mientras ondas pulsantes rugen a través de mi cuerpo. Cuando vuelvo a la Tierra, encuentro a Santana mirándome. Se ve aturdida y fascinada, y sus pechos se elevan cuando inhala.
—Oh, Dios mío. —Parpadea con asombro en todo su rostro—. No puedo creer...
Parpadeo, y de repente hay una chica desnuda en mis brazos. Se lanza en mí, sin inmutarse por la humedad en mi estómago, que ahora se adhiere a su piel.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y entierra su cara en el centro de mi
pecho.
—Me corrí.
Ahogo una risa.
—Lo vi.
—Me corrí, y tú estabas aquí, y...
Me mira con firmeza y con asombro. Siempre se me olvida lo pequeña que es hasta que estamos de pie cara a cara y ella tiene que estirar el cuello para mirarme a los ojos.
—Vamos a tener sexo. —anuncia.
Miento si mi coño no palpita de nuevo con hambre de rosarme y restregarme contra ella de manera enferma. Ella lo siente, sus ojos se abren cuando mi calor y mis caderas chocan contra su vientre.
Pero está claro que soy una masoquista, porque digo.
—No.
¿No?
Es oficial. He enloquecido.
—¿Qué quieres decir con, no? —Exige.
Me controlo, incluso enfrentando su decepción visible.
—Esta noche fue un gran paso para ti, pero creo que así es como tenemos que manejar la situación a partir de ahora. En pasos. —Trago, y me obligo a añadir—. Pasos de bebé.
Un destello extraño cruza sus ojos.
—¿Qué? —digo roncamente.
—Nada. Eso es justo lo que mi terapeuta utiliza para aconsejarme. Pasos de
bebé.
Se queda en silencio durante un largo rato, y luego la más brillante sonrisa llena
su cara e ilumina la habitación. Es la primera vez que Santana me ha sonreído de
esa manera, una sonrisa que realmente llega a sus ojos, y me provoca un nudo en el
corazón de la manera más extraña.
—Eres una buena chica, Brittany. ¿Lo sabes?
¿Una buena chica? Lo deseo. Joder, si pudiera leer mi mente y ver todas las imágenes sucias dentro de ella, si supiera todas las cosas malas que quiero hacer con ella, probablemente se retractaría.
—Tengo mis momentos. —respondo con un encogimiento de hombros.
Su sonrisa se ensancha, y mi pecho se rompe. Sé en ese momento que estoy en problemas. Estuve de acuerdo en ayudarla no sólo porque soy su amiga, sino porque soy
Una mujer, una dama cuando quiero, y quiero serlo con Santana. Y cuando una mujer te pide tener sexo con ella y darle un orgasmo, no piensas en ello. Tú dices mierda, sí.
Bueno, consiguió el orgasmo. Lo hizo. Y sé que voy a tener sexo. Lo haré. Pero en este momento, lo único que quiero es que esta chica me sonría otra vez.
Pero estaría mintiendo si dijera que no estaba ferozmente excitada. No puedo creer que Santana esté desnuda en mi cama. Es jodidamente hermosa. Su cuerpo es suave y tiene curvas en todos los lugares correctos. Sus pechos son la perfección absoluta, redondos y alegres y con pezones de color marrón. Mi mirada se reduce a la estrecha franja de pelo entre sus piernas y me muero por que las abra. Quiero ver cada pulgada de ella.
Pero no quiero venirme como una pervertida, y no quiero asustarla, así que
mantengo la boca cerrada. Estoy excitada al cien por ciento si es posible, mi coño palpitante en mi mano mientras trato de no comerme con los ojos a la chica sexy desnuda en mi cama.
—No estás hablando. —Acusa, su tono un tanto burlón y nervioso.
—No quiero asustarte. —Le digo con voz ronca.
—Amiga, estás de pie allí desnuda delante de mí con tu mano en tu vagina. Si
eso no me asusta, no creo que lo que digas lo haga.
Buen punto. Y maldita sea si mi coño no hormiguea cuando me llama amiga. De hecho, cada palabra que sale de su boca me pone caliente.
—Abre las piernas. —Le digo—. Quiero verte.
Ella duda.
Y entonces lo hace, y mi respiración se sale de mis pulmones. La maldita perfección. Es de color rosa, bonita, brillante y perfecta.
Voy a venirme rápido. Es un hecho. Pero hago lo imposible por prolongar lo inevitable. Me acaricio en un ritmo muy lento, evitando ejercer presión en clítoris, ignorando el punto dulce debajo de ella.
—Muéstrame lo que harías si no estuviera aquí. —Me quejo—. Muéstrame cómo te tocas.
Sus mejillas se vuelven la sombra más dulce de color rosa. Sus labios se separan, sólo un poco, pero lo suficiente para que si yo presionara mi boca en la suya, pudiera deslizar mi lengua entre la carnosa unión y saborearla. Quiero tanto besarla, pero resisto la tentación. Este momento es demasiado delicado para arriesgarme a entrar en pánico de nuevo.
Muy lentamente, Santana lleva su mano entre sus piernas. Una onda de placer me recorre.
—Eso es todo, Lospez. Tócate.
Un dedo roza su clítoris. Se frota. Su toque es delicado, exploratorio, como si estuviera tomando el tiempo para averiguar que se siente bien.
Acompaño su ritmo pausado. Mi cuerpo pide liberación, pero esto es demasiado importante como para dejarlo ir. Literalmente dejarlo ir, porque estoy tan jodidamente cerca que tengo que respirar por la nariz y apretar las mejillas de mi culo para evitar explotar.
—¿Se siente bien? —Mi voz suena baja y estrangulada en mis oídos.
Santana asiente, sus ojos oscuros muy abiertos como platos. Un ruido entrecortado se desliza fuera de su boca, y de repente me imagino esa boca envuelta alrededor de mi coño, comiéndome, lamiéndome, chupandome, y estoy peligrosamente cerca de dejarme ir. Activo el modo de masturbación de emergencia, apretando mi eje lo suficiente para obtener una sacudida de dolor.
Santana se frota aún más rápido, su otra mano roza su cuerpo para acunar un firme pecho. Juega con su pezón entre los dedos y retengo un gruñido. Quiero chupar ese brote fruncido más de lo que quiero mi próximo aliento.
—¿Qué estás pensando, Lospez? —pregunto no sólo por su bien, sino por el
mío. Necesito una distracción. Lo más rápido posible.
Su mirada se queda pegada al movimiento perezoso de mi mano.
—Estoy pensando en ti.
Oh diablos. No ese tipo de distracción. Mis movimientos se vuelven más rápidos mientras mi mano toma vida propia. Hay una mujer desnuda en mi cama y no la puedo follar. No puedo, porque esta noche no es sobre mí. Se trata de Santana.
—Estoy pensando en lo sexy que eres. —Susurra—. Estoy pensando en lo mucho que quiero besarte otra vez.
Casi voy a ella y le doy lo que quiere, pero me aterra que el hechizo se rompa si
lo hago.
—¿Qué más? —digo con voz ronca.
Su mano deja su pecho y se desplaza sobre su vientre plano, por debajo del
borde de sus caderas. Dios, es pequeña. Probablemente podría abarcar todo el
ancho de su cintura con las dos manos.
—Estoy pensando en tus dedos dentro de mí.
Estoy pensando en la misma maldita cosa, pero me satisface ver sus dedos. Ella empuja dos de ellos en su coño, mientras que la otra mano sigue en su clítoris. Sus mejillas están aún más sonrojadas ahora. También lo están sus pechos. Me doy cuenta de que se está acercando, y la satisfacción que me recorre es como nada que haya experimentado jamás. Estoy haciéndole esto. No la toco, pero mi presencia está excitándola.
Bombeo dentro de mi, apretando la cabeza en cada carrera ascendente.
—Estoy cerca. —Advierto.
—¿Sí?
—Tan jodidamente cerca. No creo que pueda mantenerme a raya durante mucho más tiempo. —Entonces me maldigo en voz baja, porque puedo ver la humedad recubrir sus dedos cada vez que los retira. Estoy muriendo aquí.
—Yo también. —Sus ojos se han vuelto nebulosos por el placer, y se mece sin descanso en mi cama.
Las dos estamos haciendo ruido. Estoy gimiendo, ella está gimiendo, suspirando. El aire es eléctrico y mi cuerpo está en llamas.
—Oh... Dios... —Está jadeando en busca de aire ahora.
—Mírame. —Murmuro—. Mira lo que estás haciéndome.
Me acaricio más rápido, y ella grita.
—. Brittany.
Se viene con mi nombre en sus labios, y me vengo con el sonido. El placer se precipita a través de mí, cubriendo mi mano y mis abdominales. La fuerza de mi liberación casi me tira, y me agarro violentamente del lado de mi escritorio, sosteniéndome con fuerza mientras ondas pulsantes rugen a través de mi cuerpo. Cuando vuelvo a la Tierra, encuentro a Santana mirándome. Se ve aturdida y fascinada, y sus pechos se elevan cuando inhala.
—Oh, Dios mío. —Parpadea con asombro en todo su rostro—. No puedo creer...
Parpadeo, y de repente hay una chica desnuda en mis brazos. Se lanza en mí, sin inmutarse por la humedad en mi estómago, que ahora se adhiere a su piel.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y entierra su cara en el centro de mi
pecho.
—Me corrí.
Ahogo una risa.
—Lo vi.
—Me corrí, y tú estabas aquí, y...
Me mira con firmeza y con asombro. Siempre se me olvida lo pequeña que es hasta que estamos de pie cara a cara y ella tiene que estirar el cuello para mirarme a los ojos.
—Vamos a tener sexo. —anuncia.
Miento si mi coño no palpita de nuevo con hambre de rosarme y restregarme contra ella de manera enferma. Ella lo siente, sus ojos se abren cuando mi calor y mis caderas chocan contra su vientre.
Pero está claro que soy una masoquista, porque digo.
—No.
¿No?
Es oficial. He enloquecido.
—¿Qué quieres decir con, no? —Exige.
Me controlo, incluso enfrentando su decepción visible.
—Esta noche fue un gran paso para ti, pero creo que así es como tenemos que manejar la situación a partir de ahora. En pasos. —Trago, y me obligo a añadir—. Pasos de bebé.
Un destello extraño cruza sus ojos.
—¿Qué? —digo roncamente.
—Nada. Eso es justo lo que mi terapeuta utiliza para aconsejarme. Pasos de
bebé.
Se queda en silencio durante un largo rato, y luego la más brillante sonrisa llena
su cara e ilumina la habitación. Es la primera vez que Santana me ha sonreído de
esa manera, una sonrisa que realmente llega a sus ojos, y me provoca un nudo en el
corazón de la manera más extraña.
—Eres una buena chica, Brittany. ¿Lo sabes?
¿Una buena chica? Lo deseo. Joder, si pudiera leer mi mente y ver todas las imágenes sucias dentro de ella, si supiera todas las cosas malas que quiero hacer con ella, probablemente se retractaría.
—Tengo mis momentos. —respondo con un encogimiento de hombros.
Su sonrisa se ensancha, y mi pecho se rompe. Sé en ese momento que estoy en problemas. Estuve de acuerdo en ayudarla no sólo porque soy su amiga, sino porque soy
Una mujer, una dama cuando quiero, y quiero serlo con Santana. Y cuando una mujer te pide tener sexo con ella y darle un orgasmo, no piensas en ello. Tú dices mierda, sí.
Bueno, consiguió el orgasmo. Lo hizo. Y sé que voy a tener sexo. Lo haré. Pero en este momento, lo único que quiero es que esta chica me sonría otra vez.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
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