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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Miér Ene 11, 2017 12:43 am

CAPITULO 26
SANTANA


—¡Alto ahí! —Una afilada voz retumba cuando me apresuro hacia mi dormitorio—. ¿A dónde crees que vas, señorita?

Me doy la vuelta, sorprendida de encontrar a Tina tumbada en el sofá de nuestra sala común, equilibrando uno de sus desagradables vasos de jugo en su rodilla. En mi prisa, ni siquiera la había notado.

—¿Qué estás haciendo en casa? —pregunto sorprendida—. Pensé que tenías economía los miércoles.

—Se canceló porque el profesor tiene Ébola.

Jadeé.

—¡Mierda! ¿Hablas enserio?

Rio.

—Bueno, no. Quiero decir, tal vez. Envió un correo electrónico diciendo que se desmorono por una enfermedad... —Usa comillas en el aire—... Pero no dijo cuál
era la enfermedad. Me gusta imaginar que es algo malo, sin embargo. Porque
entonces no va a ser capaz de enseñarnos por el resto del trimestre y todos conseguiremos una A automáticamente.

—Eres una mala persona —le informo—. Y un día esa magia vudú negra tuya
se va a volver en tu contra. En serio, no vengas arrastrándote a mí cuando consigas Ébola. De todos modos, tengo que irme. Solo vine para dejar mis cosas antes de ir
al ensayo.

—De ninguna manera, San-San. Vas a sentar tu lindo trasero en este sofá, porque necesitamos tener una pequeña charla.

—Realmente no puedo llegar tarde al ensayo.

—¿Cuántas veces Unique ha llegado tarde al ensayo? —Desafía.

Buen punto. Con un suspiro, me acerco al sofá y me siento.

—Bueno. ¿Qué sucede? Y hazlo rápido.

—Bien, ¿lo quieres rápido? Qué tal esto... ¿Qué en el planeta verde de Dios está
pasando contigo y Brittany?

Mi boca se queda cerrada. Mierda. Maldición. Quiero decir, le había enviado un mensaje anoche diciendo: “me quedare donde Brittany... estaré tarde en casa” pero Tina vive en su propia burbuja centrada en Mike la mayoría de las veces por lo que había estado esperando que no sacara el tema.

—Nada está pasando —respondo.

Ha, si por "nada" quiero decir "me fui a su casa y ambas nos desnudamos y masturbamos enfrente de la otra y luego yo tuve un orgasmo y ella tuvo un orgasmo y fue la mejor sensación que alguna vez sentí." Tina ve a través de mi débil intento de mentir.

—Voy a preguntártelo una vez, y solo una vez, Santana Marie López ¿Estás saliendo con Brittany Pierce?

—No.

Entrecierra sus ojos.

—Bien. Voy a preguntarlo dos veces. Estás saliendo...

—No estoy saliendo con ella —suspiro—. Pero estamos tonteando.

Su mandíbula cae. Un segundo pasa, luego otro, y entonces sus ojos rasgados se
iluminan en victoria.

—¡Ja! ¡Sabía que estabas encantada por ella! ¡Dios mío! Sostén mi jugo, ¡Creo que necesito estallar en un baile feliz! ¿Sabes cómo hacer correrse a un porrista y jugadora de hockey? Si es así, ¿Me puedes enseñar en este momento?

Me río.

—Oh Dios, por favor no hagas un baile feliz. Y no es una gran cosa, ¿De acuerdo? Probablemente va a acabarse pronto.

Sí, cuando salga con Noah. Y doble mierda, esta es la primera vez desde el cumpleaños de Dean que Noah incluso ha pasado por mi mente. He estado centrada totalmente en Brittany, en la forma en que me enciende, las cosas que quiero hacer con ella. Pero ahora que recuerdo mi inminente cita, experimento un fuerte tirón de culpa.

¿Realmente puedo salir con alguien más después de lo que Brittany y yo hicimos
anoche?

Pero... No es como que este saliendo con Brittany. No es mi novia, y no hay manera de que me considere su novia, así que... ¿Por qué no?

Aun así, la necesidad de cancelarle a Noah se niega a desaparecer, pero la alejo cuando Tina continúa hablando efusivamente sobre la maravilla de este enganche.

—¿Te has acostado con ella? Oh, por favor, ¡Di que sí! Y por favor, ¡di que fue bueno! Sé que tú y Devon no tuvieron la química al nivel de Brangelina, pero por lo que he oído, Brittany Pierce tiene algunos movimientos importantes.

Sí. Ciertamente los tiene.

—No dormí con ella.

Ella se ve decepcionada.

—¿Por qué no?

—Porque... no lo sé, porque no sucedió. Hicimos otras cosas. —Mi cara se sonroja—. Y eso es todo lo que digo sobre el tema, ¿De acuerdo?

—No está bien. Las BFF se supone que se dicen todo. Quiero decir, tú sabes todo sobre mi vida sexual. Sabes del tiempo que Mike y yo lo intentamos anal, y sabes cuán grande es la polla de Mike...

—Lo que es demasiada información —interrumpo—. Te quiero hasta la muerte, pero nunca, alguna vez he querido saber sobre el sexo anal, ¡Y definitivamente podría haber vivido sin ti trayendo una regla y demostrándome el tamaño del pene de tu novio!

Tina hace pucheros.

—Eres de lo peor. Pero no te preocupes, conseguiré todos los detalles sucios eventualmente. Soy muy buena consiguiendo detalles.

Es cierto. Lo es. Pero no está consiguiendo ni uno solo en este momento.
Rodando mis ojos, me pongo de pie.

—Muy bien, ¿Terminamos aquí? Porque realmente tengo que irme.

—Está bien, vete. Y no, no hemos terminado. —Me sonríe—. No terminaremos hasta que traigas una regla y pongas fin a la inmemorable pregunta, Brittany Pierce que tan bien te lo com...

—Adiós, pervertida.

Lo primero que veo cuando entro a la sala del coro quince minutos más tarde es un violonchelista.

Pregunta: ¿Cómo saber cuándo las cosas se han salido de tu control?

Respuesta: Cuando encuentras a un violonchelista en tu lugar de ensayo y ni
siquiera te inmutas.

Desde que MJ respaldó la idea del coro de Unique, he renunciado a discutir con ellos. En este punto, pueden hacer lo que demonios quieran—ALIAS lo que sea que demonios quiera Unique—porque simplemente no tengo la energía mental para jugar su juego.

—Llegas tarde —chasquea Unique con desaprobación cuando me quito mi abrigo.

—Lo sé.

Espera a que me disculpe.

No me disculpo.

—Santana, este es Kim Jae Woo —dice MJ con una sonrisa vacilante—. Va a estar acompañándolos durante el segundo verso.

Uh-huh. Por supuesto que lo hará. No me molesté en preguntar cuando se tomó esta decisión. Solo asiento y murmuro

—: Suena bien.

Durante la siguiente hora, nos concentramos sólo en la sección central de la canción. Normalmente Unique nos detiene cada dos segundos para criticar algo que he hecho, pero hoy la peor parte de su crítica aterriza en el pobre Kim Jae Woo. El estudiante de primer año de Corea me lanza una mirada de pánico cada vez que Unique se queja de él, pero lo único que puedo hacer es ofrecerle un encogimiento de hombros y una sonrisa empática.

Es triste. He perdido todo el entusiasmo por esta canción. La única cosa que me trae consuelo ahora es el conocimiento de que si no ganamos la beca gracias a la teatralidad de Unique, voy a tener una segunda oportunidad en abril durante el show de primavera.

A las dos en punto, Unique acaba los ensayos, y doy un suspiro de alivio mientras me pongo mi abrigo. Cuando voy al pasillo, estoy sorprendida de encontrar a Brittany allí de pie. Está usando su chaqueta Briar y sosteniendo dos tazas de café, y me saluda con una sonrisa torcida que hace que mi pulso se acelere.

—¡Hola! —Arrugo mi frente—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Me detuve en tu habitación, pero Tina dijo que estabas ensayando, así que
pensé en venir y esperar hasta que acabaras.

—¿Has estado aquí todo el tiempo?

—Naah, fui por algo de café y di vueltas por un rato. Ahora acabo de volver. — Mira más allá de mi hombro a la sala de música—. ¿Terminó el ensayo?

—Sí. —Tomo el vaso que me entrega y toco la tapa de plástico—. Tenemos un
violonchelista ahora.

Los labios de Brittany se retuercen.

—Mmm-hmmm. Y apuesto a que estás positivamente emocionada por eso.

—Más bien indiferente.

Una voz fuerte chasquea detrás de mí.

—Estás bloqueando la puerta, Santana. Algunas personas tienen un lugar
donde estar.

Rodando mis ojos, me alejo de la puerta y le permito a Unique y a Mary Jane salir. Unique no me da ni un vistazo, pero cuando se da cuenta de con quién estoy hablando, sus ojos vuelan en mi dirección.

—Unique, ¿conoces a Brittany? —Pregunto educadamente.

El recelo se vuelve hacia la alta y rubia porrista y jugadora de hockey a mi lado.

—Naah, no lo hago. Encantado de conocerte, chica.

—A ti también, Unii.

Mi compañero de dúo se pone rígido.

—Es Unique.

Brittany parpadea inocentemente.

—Oh, lo siento, ¿No fue eso lo que dije?

Las fosas nasales de Unique se ensanchan.

—Así que escuché que estás cantando a dúo con mi chica —añade Brittany—. Espero que no le estés dando ningún problema. No estoy segura de que sepas esto, pero mi San-San tiene la mala costumbre de dejar que la gente pase sobre ella. — Arquea una ceja—. Pero tú no harías eso, ¿verdad, Unii?

A pesar de la punzada de vergüenza que sus palabras evocan en mí, también estoy luchando duro para no reír.

—Es. Unique.

—Eso es lo que he dicho, ¿no?

Hay un largo momento evidente de postura de chica Alfa dominante mientras estos chicos se miran el uno al otro. Mientras esperaba, Unique es el primero en romper el contacto visual.

—Lo que sea —murmura—. Vamos, MJ, vamos a llegar tarde.

A medida que arrastra a la dulce chica rubia lejos como una pieza de equipaje, me giro hacia Brittany con un suspiro.

—¿Eso era necesario?

—Jodidamente lo era.

—Está bien. Solo comprobando.

Nuestros ojos se encuentran, y una ráfaga de calor se extiende dentro de mí. Oh
Santa Mierda. Sé exactamente lo que está pensando en este momento. O más bien, lo que está pensando en hacer.

En mí.

Estoy pensando en la misma maldita cosa.

Podría haberle dicho a Tina que esta cosa entre nosotras se esfumaría, pero por el momento, está ardiendo aún más caliente de lo que hizo anoche.

—¿Mi lugar? —murmura.

Esas dos palabras, bajas y roncas, hacen que mis muslos se aprieten tan fuerte que me sorprende que no se salga un músculo.

En lugar de responder, mi garganta esta obstruida con deseo, tomo el café de su
mano y procedo a volcar nuestros dos vasos en el cubo de basura detrás de ella.

Brittany se ríe.

—Me lo tomaré como un sí.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Miér Ene 11, 2017 1:13 am

CAPITULO 27
SANTANA


No tengo idea de lo que se dijo durante el viaje en coche a casa de Brittany. Estoy segura de que hablamos. Estoy segura de que vi el paisaje zumbando por la ventana. Estoy segura de que aún respiraba oxígeno dentro y fuera de mis pulmones como una persona normal. Es sólo que no recuerdo nada de esas cosas. Al segundo tropezábamos a su dormitorio, mis manos entrelazadas alrededor de su cuello y la besaba. Olvida los pasos pequeños. La quiero tan mal para ir lento, y mis manos tientan por la hebilla de su cinturón antes de que su lengua incluso entrara en mi boca.

Su ronca risa cosquillea mis labios, y luego manos fuertes cubren las mías para detenerme de deshacer su cinturón.

—Por mucho que aprecio el entusiasmo, voy a tener que reducir la velocidad, Lospez.

—Pero no quiero ir lento —protesto.

—Testaruda.

—¿Testaruda? ¿Qué eres, mi abuela?

—¿Ella decía testaruda?

—Bueno, no —confieso—. Nana maldice como un marinero, en realidad. La navidad pasada dejó caer una jodida bomba en la mesa, y mi padre casi se atragantó con el pavo.

Brittany suelta una carcajada.

—Creo que me agrada Nana.

—Ella es muy dulce.

—Uh-huh. Suena como eso. —Inclina su cabeza—. Ahora podemos dejar de hablar de tu abuela, ¿Señora Asesina de Estados de Ánimo?

—Tú lo mataste primero —señalo.

—Naah, solo cambié el ritmo. —Sus ojos azules se vuelven líquido ardiente—.Ahora sube a la cama para que pueda hacerte venir.

Oh. Mi. Dios.

Me apresuro hacia el colchón tan rápido que eso saca otra risa de los labios de Brittany, pero no me importa lo ansiosa que me veo. Los nervios que sentí anoche no están causando estragos en mi estómago hoy, porque todo mi cuerpo está temblando de deseo. En el fondo de mi mente, no se me ocurrió que tal vez no volvería a suceder, al menos no por el toque de Brittany, pero, oh Dios, me muero por averiguarlo.

Se instala a mi lado y pone su mano en mi cabello mientras me besa. Nunca he estado con una chica que sea brusco conmigo. Devon me trató como si pudiera romperme, pero Brittany no lo hace. No soy una frágil pieza de porcelana para ella.

Solo soy... yo. Me encanta lo emocionada que me sostiene, la forma en que tira de mi cabello si mi cabeza no está exactamente donde ella quiere que este, o cómo se muerde el labio cuando trato de tomarle el pelo al privarla de mi lengua.

Me incorporo solo para que ella pueda quitarme la camiseta, y luego usa una mano para desabrochar mi sujetador con el tipo de destreza de Brittany que me he acostumbrado a esperar. Al segundo que se quita su propia camiseta, presioné mis labios contra sus pechos. No llegué a tocarla ayer, y estoy hambrienta por saber cómo se siente, a qué gusto sabe. Su carne es cálida bajo mis labios, y cuando mi lengua arremete tentativamente sobre su pezón, un gemido ronco escapa de sus labios. Antes de que pueda parpadear, estoy sobre mi espalda y estamos besándonos de nuevo.

Brittany ahueca mi pecho, jugando con mi pezón entre sus dedos. Mis párpados se cierran y en este momento, no me importa si me está mirando. Sólo me importa
lo bien que me está haciendo sentir.

—Tu piel se siente como la seda —murmura.

—¿Robaste esa línea de una tarjeta de Hallmark? —chasqueé.

—No, simplemente declaro un hecho. —Sus dedos rozan el fondo de mis pechos—. Eres suave, lisa y perfecta. —Levanta la cabeza para darme una mirada irónica—. Mis callos están probablemente molestándote, ¿eh?

Lo hacen, pero es el tipo de molestia erótica que hace que mi corazón lata.

—Si dejas de tocarme, te golpearé.

—Naah, solo romperé tu mano si haces eso. Y sucede que me gustan tus manos. —Con una sonrisa maliciosa, toma mi mano derecha y la coloca directamente sobre su entrepierna.

Su entrepierna caliente y húmeda debajo de mi palma es tan tentadora que no puedo dejar de acariciarla. Las facciones de Brittany se tensan. Un segundo después, quita rápidamente mi mano.

—Oh, diablos. Mala idea. No estoy lista para que esto termine aún.

Resoplo.

—Aw, ¿alguien es rápido para venirse?

—Silencio, mujer. Puedo resistir toda la noche.

—Uh-huh. Seguro que puedes...

Me interrumpe con un abrazador beso que termina conmigo sin aire. Entonces un destello travieso ilumina sus ojos de nuevo, e inclina su cabeza para besar mi
pezón. Una onda expansiva de explosiones de placer va desde mi pecho a mi núcleo.

Cuando la lengua de Brittany se mueve y gira alrededor del hinchado bulto, me hace perderme en la deriva. Mis pechos siempre han sido sensibles, y en este momento, son un apretado bulto, terminando por aumentar el placer. Cuando chupa mi pezón profundamente en su boca, veo estrellas. Se mueve a mi otro pecho, dándole la
misma atención minuciosa, los mismos besos lentos y lamidas provocativas. Entonces sus besos comienzan a descender.

A pesar de la emoción surgiendo a través de mi sangre, experimento una ola de ansiedad. No puedo dejar de recordar todas las veces que Devon hizo exactamente
lo mismo, besando profundamente mi cuerpo. O cuánto tiempo pasó entre mis piernas cuando la relación sexual no parecía servir en mí.

Pero pensando en mi ex en este momento no es lo que debería estar haciendo, así que desterré todos los pensamientos de Devon de mi mente. El aliento de Brittany hace cosquillas en mi ombligo cuando su lengua roza mi vientre. Puedo sentir sus dedos temblorosos mientras deshace el botón de mis jeans.

Me gusta saber que podría estar nerviosa, o a lo menos, que este tan emocionada como yo. Ella siempre se ve tan genial y segura de sí misma, pero justo ahora, aquí,
parece estar luchando por aferrarse al último hilo de su control.

—¿Esto está bien? —susurra, deslizando mis vaqueros y bragas por mis caderas. Entonces su aliento se atrapa, y me siento un poco cohibida cuando su mirada hambrienta se fija entre mis piernas.

Aspiró lentamente y digo

—: Sí.

El primer roce de su lengua contra mis pliegues es como si una corriente eléctrica se extendiera por mi columna vertebral. Gimo en voz tan alta que su cabeza se levanta abruptamente.

—Tuck está en casa —advierte, humor bailando en sus ojos—. Así que sugiero que usemos nuestras voces interiores.

Tengo que morderme el labio para no hacer ruido, porque lo que está haciéndome... santa madre perla. Tan. Bueno. Rodea mi clítoris con su lengua, luego lame en trazos suaves y lentos que me vuelven absolutamente loca de deseo. Repentinamente recuerdo como Tina confesé que había "entrenado" a Mike para hacer esto porque solía ir a lo lancha motora en su clítoris desde el primer momento. Pero Brittany no necesitaba entrenamiento. Permite a mi placer construirse, yendo lento y haciéndome enloquecer, haciéndome rogarle.

—Por favor —gimo cuando el ritmo de nuevo se vuelve insoportablemente lento—. Más.

Levanta la cabeza, y estoy bastante segura de que nunca he vislumbrado algo más sexy que el ver esos brillantes labios y abrazadores ojos azules.

—¿Crees que puedes venirte de esta manera?

Me sorprendo a mí misma asintiendo. No creo que esté mintiendo, sin embargo. Estoy tan tensa que soy como una bomba de dibujos animados a punto de detonar.


Con un gruñido de aprobación, se inclina hacia abajo y envuelve sus labios alrededor de mi clítoris. Succiona fuerte, empujando al mismo tiempo un dedo dentro de mí, y exploto como un lanzador de cohetes.

El orgasmo es mil veces más intenso que los orgasmos que me he dado a mí misma, tal vez porque mi cuerpo sabe que yo no fui la que lo hizo posible. Brittany
hizo esto. Brittany volvió mis extremidades gelatina y envió esta dulce ola, de punzante satisfacción precipitarse a través de mí.

Cuando las increíbles sensaciones finalmente ceden, dejan atrás una oleada cálida de paz y una sensación extraña agridulce. Lo que sucede después es algo que solo he visto suceder en las películas y me avergüenza demasiado.

Me pongo a llorar.

En un santiamén, Brittany se alza sobre mi cuerpo e inspecciona mi rostro con preocupación.

—¿Qué está mal? —Su expresión se vuelve afligida—. Oh, mierda. ¿Te lastimé?

Niego con la cabeza y parpadeo a través del violento ataque de lágrimas.

—Estoy... llorando... porque... —Respiro profundamente—. Porque estoy feliz.

Sus rasgos se relajan, y ahora se ve que está tratando de no reírse. Su mandíbula se mueve cuando encuentra mis ojos.

—Dilo —ordena.

—¿Decir qué? —Utilizo la esquina de sus sabanas para limpiar la humedad manchando mis mejillas.

—Di Brittany S. Pierce, eres una diosa del sexo. Has logrado lo que ningún otro hombre ha logrado. Tú...

La golpeo en su hombro.

—Oh, dios mío, eres una idiota. Yo nunca, nunca diré esas palabras.

—Claro que lo harás. —Sonríe—. Una vez que haya terminado contigo, estarás gritando esas palabras a los cuatro vientos.

—¿Sabes lo que pienso?

—Se supone que las mujeres no piensan, Lospez. Es por eso que sus cerebros son más pequeños. La ciencia lo demuestra.

La golpeo de nuevo, y un grito de risa sale volando de su boca.

—Por Dios. Estoy bromeando. Sabes que en realidad no pienso eso. Yo venero el santuario de la feminidad. —Pone un rostro solemne—. Está bien, dime lo que
piensas.

—Pienso que es tiempo de que te calle la boca.

Ella suelta una risita.

—¿Sé? ¿Cómo planeas…? —Sisea cuando tomo su coño y le doy un caluroso apretón—. Eres malvada.


—Y tú eres una idiota engreída, así que supongo que ambas tendremos que lidiar con ello.

—Aw, gracias por notar lo engreída que soy. —Sonríe inocentemente, pero no hay nada inocente sobre la manera en la que empuja vagina en mi mano.

De repente, ya no me siento con ánimos de burlarme de ella. Solo quiero verla desarmarse. No he dejado de pensar en la manera en la que lucía anoche cuando…
Mi sexo se aprieta ante el recuerdo.
Agarro la hebilla de su cinturón, y esta vez, me deja desabrocharlo. De hecho, cae sobre su espalda y me deja hacer lo que me dé la gana.

La desvisto como si estuviera desenvolviendo un brillante regalo y una vez que la tengo desnuda, me tomo un momento para admirar mi premio. Su cuerpo es
fuerte y delgado, alardeando de una piel de tono blanquesino rojizo, tersa nivea en lugar del blanco pastoso que ves en muchos de los estudiantes en Briar. Paso mis dedos sobre sus abdominales de piedra, sonriendo cuando sus músculos se estremecen debajo de mi toque. Luego trazo el tatuaje en su brazo izquierdo y pregunto—: ¿Por qué llamas?

Se encoge de hombros.

—Me gusta el fuego. Y pienso que las llamas lucen genial.

Su respuesta me divierte, pero también me impresiona.

—Wow. Estaba esperando oír algo sobre el significado de mierda detrás de ello. Lo juro, cada vez que le preguntas a alguien sobre su tatuaje, te dicen que significa “Coraje” en taiwanés o algo así, cuando ambas sabemos que probablemente significa “papa” o “zapato” o “estúpidamente intoxicado”. O te dan un rollo sobre como tocaron fondo hace tantos años pero se las arreglaron para salir y esa es la razón por la que tienen un ave fénix que renace de las cenizas tatuado en su espalda. Brittany se ríe antes de ponerse seria.

—Supongo que no es momento de decirte sobre el tatuaje tribal en mi canilla. Significa optimismo eterno.

—Oh, Dios, ¿de verdad?

—Nop. Estoy totalmente mintiendo. Pero te serviría bien por ponerte a juzgar la tinta de la gente.

—Oye, a veces es bueno escuchar que alguien se hizo un tatuaje solo porque le gustó. Te estaba diciendo un cumplido, idiota. —Me inclino hacia adelante y beso
las llamas rodeando sus bíceps—. Las cuales, tengo que admitir, sí que lucen bastante geniales.

—Diablos, sí, sigue diciéndome cumplidos entonces. —Luego se ríe disimuladamente—. Pero asegúrate de usar tu lengua cuando lo hagas.

Ruedo los ojos, pero no detengo lo que estoy haciendo. Arrastro mi lengua sobre las llamas negras, entonces sigo besándola hasta llegar a sus pechos. Sabe a sopa, sal y mujer, y me encanta. Tanto que no puedo dejar de lamer cada maldito centímetro de ella.

Sé que está disfrutando mi minuciosa exploración tanto como yo porque su respiración se hace irregular y puedo sentir la tensión ondulante en sus muslos. Cuando mi boca concluye su viaje cepillándose contra la punta de su clitoris. El cuerpo entero de Brittany se pone rígido.

Miro hacia arriba y encuentro unos ojos azules mirándome curiosamente también.

—No tienes que… hacer eso… si no quieres —dice ásperamente

—Huh. Entonces es algo bueno que quiera, ¿No es cierto?

—A algunas chicas no les gusta.

—Algunas chicas son idiotas.

Mi lengua toca su carne dura y sus caderas se sacuden fuera de la cama. Lamo sus pliegues imitando lo que ella ya conmigo, saboreando el sabor de ella, aprendiendo su textura con mi lengua. Cuando atraigo sus labios vaginales y chupo suavemente, ella hace un profundo sonido torturado en su garganta.

—Jesús, Lospez. Eso se siente…

—¿Se siente…? —Me burlo, mirándola.

—Malditamente increíble —gruñe—. No pares jamás. Lo digo en serio. Si quieres seguir chupándome por el resto de tu vida.

¿Es su gruñona orden buena para mi ego?
Naah. Es grandiosa para mi ego.

Ya que es muy tentadora para chuparla, moderla, jugar con mi lengua, tomarla toda dentro de mi boca y no soy una experta en esto, unos mis dedos a mis movimientos con la lengua, chupando y bombeando al unísono, mi ritmo alternando entre lento y burlón y
rápido y urgente. La respiración de Brittany se hace más y más laboriosa, sus gemidos haciéndose más y más desesperados.

—Santana —se atraganta y siento sus muslos apretarse y siento que está a punto de llegar al clímax.

Nunca antes lo he tragado y no soy lo suficiente valiente para intentarlo ahora, así que mi mano toma lugar mientras la acaricio para que se libere. Con un gruñido
ronco, Brittany arquea su espina y la humedad chorrea en mis dedos y su estómago.

Su cara es hipnotizante y no puedo apartar mi mirada. Sus labios separados, sus mejillas tensas. Sus ojos son un remolino brumoso de azul, como una espesa masa
de nubes reuniéndose antes de una tormenta inminente.

Varios segundos después, su cuerpo se relaja, prácticamente hundiéndose en el colchón mientras un suspiro satisfecho sale de su boca. Amo verla de esta manera. Lánguida y agotada y todavía con problemas para respirar.

Agarro algunos pañuelos de la caja en la mesa de noche y la limpio, pero cuando trato de levantarme para tirar los pañuelos, me tira hacia abajo y me besa duro.

—Jesús… eso fue increíble.

—¿Significa eso que vamos a tener sexo ahora?

—Já. Ya quisieras. —Balancea un dedo hacia mí—. Pasos de bebé, Lospez. ¿Recuerdas?

Pongo mala cara como un niño de seis años.

—Pero sabemos que puedo tener un orgasmo. Tú lo viste.

—En realidad, lo sentí en mi lengua.

Mi corazón se salta un latido ante su cruda descripción. Caigo en el silencio por un momento y luego dejo salir un suspiro de derrota.

—¿Esto te hará cambiar de idea? —Le frunzo el ceño y luego comienza la reluctante recitación.

—Brittany Pierce, eres una Diosa del sexo. Has logrado lo que ninguna otra persona ha logrado. Eres… inserte más comentarios brillantes aquí. —Levanto una ceja—. ¿Ahora podemos tener sexo?

—Absolutamente no —dice animadamente.

Entonces, para mí consternación total y absoluta, ella salta de la cama y recoge Su ropa desechada.

—¿Qué estás haciendo? —demando.

—Vistiéndome. Tengo práctica en 30 minutos.

Como si fuera una señal, alguien golpea ruidosamente contra la puerta de Brittany.

—Oye, B, ¡tenemos que irnos! —llama Tucker.

Arranco la manta en pánico, desesperada por cubrirme, pero los pasos de Tucker ya se están alejando.

—Si quieres, puedes quedarte a pasar el tiempo hasta que volvamos —dice Brittany mientras se pone su camisa—. Solamente me iré por unas pocas horas.
Dudo.

—Vamos, quédate —ruega—. Estoy segura que Tucker estará cocinando algo bueno para la cena, así te puedes quedar y yo te llevaré a casa después.

La idea de estar sola en su casa es… rara. Pero la idea de comer una comida hecha en casa en lugar de asaltar el comedor suena bastante tentadora.

—Está bien —cedo finalmente—. Supongo que puedo hacer eso. Pondré una película o algo mientras no estás. O quizás tome una siesta.

—Permitiré cualquiera de esas opciones. —Me da una mirada penetrante—. Pero no estás, bajo de ninguna circunstancia, permitida a mirar Breaking Bad sin mí.

—Bien, no lo haré.

—Promételo…

Ruedo mis ojos.

—Lo prometo.

—¡B! ¡Mueve tu trasero!

En un parpadeo. Brittany camina y planta un beso rápido en mis labios.

—Me tengo que ir. Te veo más tarde.

Entonces se ha ido, y estoy sola en la habitación de Brittany Pierce, lo cual es, bueno, lo diré, es tan surreal como el infierno. Nunca había hablado siquiera con la tipa antes de los exámenes parciales y ahora estoy sentada desnuda en su cama. Resuelvan esa.

Estoy sorprendida de que no esté preocupada de que me ponga a fisgonear y encuentre su escondite de porno, pero cuando me detengo a pensar en ello, me doy cuenta de que no es para nada sorprendente. Brittany es la persona más honesta y honrada que he conocido nunca. Si tiene porno, probablemente no se molesta escondiéndolo. Apuesto a que está todo perfectamente organizado en una carpeta claramente etiquetada justo en el escritorio de su computador.

Oigo voces y pasos debajo y luego la puerta delantera hace un chirrido cuando se abre y se cierra de golpe. Después de unos pocos segundos, me levanto y me pongo mi ropa de nuevo, porque no estoy cómoda caminando desnuda por un cuarto que no es mío.

Opté en contra de tomar una siesta, porque me sentía extrañamente energizada después de ese orgasmo. Y eso es más surrealista que todo lo demás, el conocimiento de que en realidad tuve un orgasmo con una chica.

Devon y yo tratamos de hacer que eso pasara por ocho largos meses. Brittany lo hizo después de dos sesiones de encuentros. ¿Eso significa que estoy arreglada?

Esa pregunta es demasiado filosófica para ser sopesada en medio de la tarde, así que la empujo a un lado y bajo las escaleras para conseguir una bebida. Pero una vez que entro en la cocina, la inspiración me golpea. Brittany y sus compañeros probablemente van a estar exhaustos cuando lleguen a casa. ¿Por qué dejar que Tucker trabaje como un esclavo en la cocina cuando yo ya estoy en la cocina con nada excepto tiempo en mis manos?

Una rápida exploración en la nevera, la despensa y los armarios revelan que Brittany no estaba bromeando, la acción realmente pasa aquí, porque la cocina está surtida con ingredientes. La única receta que sé de memoria es la lasaña tres quesos de mi abuela, así que reúno todos los ingredientes necesarios y los apilo en el mostrador de granito. Estoy a punto de empezar a cocinar cuando algo más se me ocurre.

Apretando mis labios, pesco mi teléfono de mi bolsillo trasero y saco el número de mi madre. Sólo son las cuatro en punto, así que espero que no haya salido para el trabajo aún.

Afortunadamente, ella contesta al primer timbrazo.

—¡Hola, cariño! Esta es una encantadora sorpresa.

—Hola. ¿Tienes un segundo?

—En realidad tengo cinco minutos enteros —contesta con una risa—. Tu padre me va a llevar al trabajo esta noche, así él tiene el honor de quitar toda la nieve del
carro.

—¿Ustedes ya están recibiendo esa cantidad de nieve? —digo con horror.

—Por supuesto que sí. Es el cal…

—Lo juro por Dios, mamá. Si dices calentamiento global, voy a colgar — advierto, porque tanto como amo a mis padres, sus discursos sobre el calentamiento global hacen que me suba por las paredes—. Y, ¿por qué papá te va a llevar? ¿Qué le sucedió a tu carro?

—Está en el taller. Las pastillas de freno necesitaban un cambio.

—Oh. —Distraídamente abro una caja de hojas de lasaña—. De cualquier forma, quería preguntarte sobre la receta de la lasaña de Nana. Es para ocho, ¿Cierto?

—Diez —corrige.

Frunciendo el ceño, pienso en toda la comida que Brittany puso en su tarta cuando fue a cenar la semana pasada, multiplica eso por cuatro jugadores de hockey y…

—Mierda —murmuro—. Aun así no creo que eso sea suficiente. Si quisiera alimentar a veinte, ¿doblo los ingredientes, o hay una manera distinta de calcularlo? Mamá hace una pausa.

—¿Por qué exactamente estás cocinando lasaña para veinte personas?

—No lo estoy. Pero voy a alimentar a cuatro jugadores de Hockey quienes imagino tienen el apetito de veinte personas.

—Ya veo —Hay otra pausa y prácticamente puedo escucharla sonriendo en la
línea—. ¿Es uno de estos jugadores alguien… especial?

—Puedes solo preguntar si ella es mi novia mamá. No tienes que ser cursi sobre
eso.

—Bien. ¿Es tu novia?

—Nop. Quiero decir, estamos algo así como viéndonos, supongo… —¿Algo así? ¡Ella te acaba de hacer venir!—. Pero somos amigas más que nada.

Amigas que se hacen venir entre ellas.

Silencio la molesta voz en mi cabeza y rápidamente cambio el tema.

—¿Tienes tiempo para explicarme rápidamente la receta?

—Por supuesto.

Cinco minutos después, cuelgo el teléfono y empiezo a preparar la cena para la
chica que me hizo venir hoy.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por micky morales Miér Ene 11, 2017 8:36 am

Santana esta cayenso en su propia trampa, se supone que usa a Britt para conquistar a puck, pero que pasara cuando se de cuenta que en verdad a quien deberia conquistar es a Brittany?????
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por 3:) Miér Ene 11, 2017 11:09 am

mmmmmm me parece que san para arreglarse necesitaba fuego,.. y cuidado que se esta empezando a quemar solita,...
me gusta como van las cosas,.. ademas punk esta quedando de lado jajaj
a ver como terminan las clases!!!??
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por JVM Jue Ene 12, 2017 5:14 pm

Exactamente pasos de bebe es lo que necesitaba Lospez jajaja. Eso ha hecho que tenga confianza en Britt, porque se a abierto con ella con sus miedos y eso a permitido que avancen. Y bueno que decir de su relación, cada vez es mas como novias, y me encanto que la rubia defendiera a su chica de Unii jajajaaja
Ahora haber como toman la sorpresa de San con la cena, así como son los chicos estoy segura que amaran mas a San y que decir de Britt!
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Ene 12, 2017 8:37 pm

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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Ene 12, 2017 9:16 pm

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CAPITULO 28
BRITTANY


La casa huele como un restaurante italiano cuando paso por la puerta. Me volteo hacia Logan, quien me lanza una mirada Que Carajo, y me encojo de hombros como diciendo que carajo si lo sé, porque honestamente no lo sé. Me inclino para desatar mis desgastadas botas negras, entonces sigo el aroma delicioso de la cocina. Cuando llego a la puerta, parpadeo como que acabo de toparme con un espejismo en el desierto.

El culo sexy de Santana saluda a mis ojos. Ella está inclinada sobre la puerta del horno, usando los guantes de cocina rosa de Tuck mientras saca un molde humeante de lasaña de la parrilla del medio. Ante el sonido de mis pasos, ella echa un vistazo por encima de su hombro y sonríe.

—Oh, hola. Justo a tiempo.

Todo lo que puedo hacer es mirarla boquiabierta.

—¿Brittany? ¿Hola?

—¿Tú hiciste la cena? —escupo.

Su expresión alegre se tambalea un poco.

—Sí. ¿Eso está bien?

Estoy demasiado aturdida, y genuinamente conmovida, para contestar.

Afortunadamente, Dean aparece en la puerta y responde por mí.

—Muñeca, eso huele fantástico.

Tucker se arrastra detrás de Dean.

—Voy a poner la mesa —dice.

Mis tres compañeros se meten en la cocina, Tucker y Dean van a ayudar a Santana, mientras que Logan está parado a mi lado, mirando asombrado.

—¿Ella cocina también? —suspira él.

Algo en su tono, bueno, no algo, ya que es la inconfundible nota de nostalgia lo que provoca que mis instintos se disparen hasta tres metros. Mierda. Él no puede estar en realidad atraído por ella, ¿verdad? Imaginé que sólo quería dormir con ella, pero por la forma en que la está mirando ahora mismo... No me gusta ni un coño esto.

—Amigo, guárdatelo en tus pantalones —murmuro, lo que provoca una risa de Logan, quien obviamente sabe lo que yo estaba pensando y mi opinión sobre dichos pensamientos.

—Mierda, esto se ve increíble —dice Tucker mientras está de pie sobre el plato de lasaña con un cuchillo y una espátula de servir.

Los cinco nos acomodamos en la mesa, lo que le dio tiempo a Santana no sólo para limpiar, sino para cubrirla con un mantel azul y blanco. Aparte de mi madre, ninguna mujer ha cocinado la cena para mí antes. De alguna forma... me gusta.

—¿Así que te vas a vestir mañana? —le pregunta Tucker a Santana mientras él acumula un cuadrado de lasaña de tamaño modesto en su plato.

—¿Para qué?

Tuck sonríe.

—Halloween, lista.

Santana deja escapar un gemido.

—Oh mierda ¿Eso es mañana? Te lo juro, no tengo concepto del tiempo.

—¿Mi sugerencia de disfraz para ti? —Interviene Dean—. Enfermera sexy. En realidad, jode eso, vivimos en el mundo moderno, doctora sexy. Oooh, o piloto de la marina sexy.

—No voy a vestir algo tan sexy, muchas gracias. Ya es bastante malo que tenga
que quedarme repartiendo bebidas en el recorrido de dormitorio.

Me río.

—Mierda, ¿te dejaste atrapar para hacer eso? —El recorrido anual de dormitorio de Halloween involucra a personas que irrumpen en un dormitorio, consiguen bebidas gratis, y luego pasan al siguiente edificio. He oído que en realidad es mucho más divertido de lo que parece.

Ella saca la barbilla con tristeza.

—Lo hice el año pasado, también. Apesta. Ustedes, chicos, mejor que pasen por la Casa Bristol si están pensando en ir.

—Me encantaría, hermosa —dice Logan en un tono coqueto que me hace poner rígida—. Sin embargo, no esperes que B aquí aparezca. Ella me mira.

—¿No vas a salir en Halloween?

—No —respondo.

—¿Por qué no?

—Porque ella odia Halloween —informa Dean—. Tiene miedo de los fantasmas.

Le mostré el pájaro5. Pero en lugar de confesar la verdadera razón por la que odio el treinta y uno de octubre con cada fibra de mí ser, me encojo de hombros y digo—: Es un día de fiesta sin sentido con tontas tradiciones.

Logan suelta una risita.

—Lo dice la policía de la diversión.

Tucker termina sirviéndole a todos, luego se sienta y mete un tenedor en su
lasaña.

—Hijo de puta, esto es bueno —murmura entre bocado y bocado.

Después de eso, toda la conversación deja de existir, porque los chicos y yo estamos hambrientos después de tres horas de ejercicios de disparos, lo que significa que nos hemos convertido en una tribu de las cavernas. No perdemos tiempo demoliendo la lasaña, pan de ajo y ensalada César que Santana hizo para nosotros. Y me refiero a demoler. Hay apenas media porción dejada en el molde para el momento en que hemos terminado con esta.

—Sabía que debería haber triplicado la receta —dice Santana con tristeza, mirando maravillada los platos vacíos. Luego ella trata de levantarse para limpiar la mesa, momento en el cual Tucker la empuja fuera de la cocina.


—Mi mamá me enseñó modales, Lóspez. —Le da una mirada severa—. Alguien cocina para ti, tú limpias. Punto. —Su cabeza gira hacia la puerta justo cuando Logan y Dean tratan de escabullirse—. ¿A dónde van, señoras? Platos, pendejos. B, tú consigues un pase libre ya que tienes que llevar a nuestra encantadora cocinera a casa.

En el pasillo, planto mis manos en la cintura de Santana y tuerzo mi cuello para besarla.

—¿Por qué no puedes ser más alta? —me quejo.

—¿Por qué no puedes ser más baja? —contraataca ella.

Rozo mis labios sobre los de ella.

—Gracias por cocinar la cena. Eso fue muy dulce de tu parte.

Un rubor tiñe sus mejillas.

—Pensé que te lo debía... ya sabes... —el tinte rosáceo se oscurece a rojo—. Porque eres una diosa del sexo y todo eso.

Me río.

—¿Eso significa que cada vez que te de un orgasmo me cocinarás una comida?

—Nop. Esta noche fue un trato de una vez. No más comidas caseras para ti — se pone de puntillas y lleva su boca a mi oreja—. Pero sigo teniendo los orgasmos.

Como si pudiera, alguna vez, decirle no a eso.

—Vamos, te llevaré de vuelta. Tienes una clase temprano mañana, ¿no? —Me sorprende darme cuenta de que en realidad sé su horario.

No estoy segura de lo que está pasando entre nosotras. Quiero decir, yo accedí a ayudarla con su problema sexual, pero... problema resuelto, ¿no? Ella consiguió lo que quería de mí, y ni siquiera necesitábamos tener sexo para que esto ocurriera. Así que, técnicamente, no hay razón para que duerma conmigo. O incluso seguir viéndome, para el caso.

Y yo... bueno, no quiero una novia. Mi atención es y siempre se ha centrado exclusivamente en el hockey, graduarme, y la escogencia en la que estoy planeando entrar, que venga con la graduación. Por no hablar de impresionar a los cazatalentos que ya están empezando a aparecer en nuestros juegos. Ahora que la temporada está en pleno apogeo, esto significa más prácticas y juegos y menos tiempo para dedicar a algo, o alguien, aparte del hockey.

Entonces, ¿por qué la idea de no pasar más tiempo con Santana produce el más
extraño apretón de pesar en mis entrañas?

Ella trata de dar un paso por el pasillo, pero jalo con fuerza su mano y la besó de nuevo, y esta vez no es un picotazo. La beso duro, perdiéndome en su sabor y su calor y cada maldita cosa de ella. Nunca la esperé. A veces las personas se meten furtivamente en ti y de repente no sabes cómo viviste sin ellas. Cómo fue tu día, y salir con tus amigos, y follar a otras personas sin tener a esta persona importante en tu vida.

Santana rompe el beso con una risa suave.

—Consigue una habitación —se burla.

Decido que podría ser el momento de reevaluar mi postura sobre novias.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Ene 12, 2017 9:18 pm



[img][Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO-  cap. 45 y Epilogo - Página 4 Iepggj[/img]

SANTANA


—¡Buajajajajaja! ¡Feliz Halloweeeeen!

Me aparto del armario, donde estaba en el proceso de tratar de encontrar un traje al estilo de Halloween que no sea un disfraz porque mierda odio disfrazarme, y miro boquiabierta a la criatura adornando mi puerta. No puedo conseguir cara o cola de lo que está usando Tina. Todo lo que veo es un traje azul ceñido, un montón de plumas, y... ¿esas son orejas de gato?

Robo la frase distintiva de Tina al exigir—: ¿Qué criatura del planeta verde de Dios se supone que eres?

—Soy un pájaro-gato —entonces ella me da una mirada que dice, ah-chica.

—¿Un pájaro gato? ¿Qué es... está bien... por qué?

—Porque no podía decidir si quería ser un gato o un pájaro, así que Mike me dijo que fuera ambas cosas, y yo me dije, ¿sabes qué? Brillante idea, novio —Me sonríe—. Estoy bastante segura de que él estaba siendo un listillo, pero decidí tratar la sugerencia como un evangelio.

Tengo que reír.

—Él va a desear sugerirte algo menos ridículo, como enfermera sexy, o una bruja sexy, o…

—Fantasma sexy, árbol sexy, caja de Kleenex sexy —suspira Tina—. Cielos, vamos solo a lanzar la palabra sexy detrás de cualquier sustantivo común y ¡mira! ¡Un disfraz! Porque aquí está la cosa, si quieres vestir como una bolsa de basura, ¿por qué no vas como una bolsa de basura? ¿Sabes qué? Odio Halloween. Resoplo.

—Entonces, ¿por qué vas a la fiesta? Deberías pasar el rato con Brittany.

—Ella está de mal humor en casa esta noche.

—¿En serio?

—Es anti-Halloween —explico, pero decirlo en voz alta no se siente bien.

Me dio la sensación más extraña anoche de que ella tiene una razón más seria para odiar Halloween en lugar de sólo “es un día de fiesta sin sentido”. Tal vez algo terrible le sucedió hace muchas lunas en la noche de Halloween, como que ella fue molestada por gamberros cuando era una chica. Oooh, o tal vez vio Halloween y luego estuvo plagado de pesadillas que duraron semanas, que es lo que me pasó cuando vi mi primera y única película de Michael Myers a la edad de doce años.

—De todos modos, Mike me está esperando abajo, así que voy a irme ahora — Tina salta y me da un gran beso en la mejilla—. Diviértete repartiendo bebidas con Tracy.


Sí, claro. Ya me estoy arrepintiendo de acceder a ayudar a Tracy con el recorrido de dormitorio. No estoy de humor para esperar toda la noche por universitarios borrachos deambulando por la Casa Bristol para que yo pueda entregarles bebidas y tragos Jell-O. De hecho, cuanto más lo pienso, más me siento tentada a arrepentirme, sobre todo cuando me imagino a Brittany en su casa sola, con el ceño fruncido a su reflejo en el espejo o lanzando una pelota de tenis contra la pared como lo hacen en la cárcel.

En lugar de continuar mi búsqueda de un traje no traje, salgo de mi dormitorio y camino a través del pasillo para tocar la puerta de Tracy.

—¡Ya voy! —aparece casi un minuto más tarde, pasándose con una mano el peine por su pelo rizado de color rojo y aplicándose polvo blanco en sus mejillas con la otra.

—Hola —chilla—. ¡Feliz Halloween!

—Feliz Halloween —hago una pausa—. Así que escucha... ¿Qué tanto me odiarás si renuncio al recorrido de dormitorio? ¿Y luego, cuando añada sal a la herida y te pida prestado tu coche?

Decepción inunda sus ojos.

—¿No vienes? ¿Por quéééé?

Mierda, realmente espero que ella no comience a llorar. Tracy es el tipo de chica que llora en un abrir y cerrar de ojos, aunque en honor a la verdad, creo que sus lágrimas son de la variedad de cocodrilo, porque siempre se secan demasiado rápido.

—Una amiga mía está teniendo una mala noche —digo torpemente—. Podría necesitar la compañía.

Ella me da una mirada sospechosa.

—¿Y esta amiga responde por el nombre de Brittany Pierce?

Ahogo un suspiro.

—¿Por qué pensarías eso?

—Porque Tina dijo que ustedes están saliendo.

Por supuesto que sí.

—No estamos saliendo, pero sí, ella es la amiga de la que estoy hablando —admito.

Para mi sorpresa, Tracy estalla en una enorme sonrisa.

—Bueno, ¿por qué no empezaste con eso, ton-ton? ¡Por supuesto que voy a dejarte salir del problema si significa que tienes que ir y follar a Brittany Pierce! Nota para ti: voy a estar viviendo indirectamente a través de ti, porque Oh. Mi. Dios. Si ese bombón me sonriera, mis bragas probablemente se derretirían. No quiero tocar ni una sola parte de esa respuesta, por lo que la ignoro por completo.

—¿Estás segura de que estarás bien?

—Sí, voy a estar bien —agita una mano—. Mi prima está de visita de Brown, así que voy a reclutarla.

—¡Escuché eso! —grita una voz femenina desde el interior de la habitación.

—Gracias por ser tan genial sobre esto —digo con gratitud.

—No hay problema. Espera un segundo. —Desaparece, luego vuelve un momento después con las llaves del coche colgando de su dedo índice—. Oye, no sé cómo te sientes acerca de los videos de sexo, pero si tienes la oportunidad, graba cada cosa que hagas con esa chica esta noche.

—Definitivamente no lo haré. —Tomo las llaves y le sonrío—. Diviértete esta noche, nena.

De vuelta en mi habitación, agarro mi teléfono del sofá de la sala y le escribo a Brittany.

Yo: ¿Stas en casa?

Ella: Sep.

Yo: Deserté del recorrido de dormitorio. ¿Puedo ir?

Ella: Me alegro d que entraras en razón, nena. Trae tu culo aquí.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Ene 12, 2017 9:41 pm

CAPITULO 29

BRITTANY


Cuando la puerta delantera se abre, estoy un poco temerosa, porque una parte de mi espera que Santana aparezca en alguno disfraz ridículo en un intento de difundir la alegría de Halloween y llevarme a esa fiesta.

Afortunadamente, se ve como la Santana usual cuando asoma la cabeza en la sala de estar. Queriendo decir que se ve jodidamente hermosa, y mi coño de inmediato la saluda. Su cabello está atado en una cola de caballo baja con su flequillo peinado a un lado, y está usando un suéter rojo suelto y calzas negras. Sus calcetines, por supuesto, son de color rosa neón.

—Hola. —Se sienta a mi lado en el sofá.

—Hola. —Envuelvo mi brazo a su alrededor y la beso en su mejilla, y se siente como la cosa más natural del mundo.

No tengo ni idea de si soy la única que siente de esta manera, pero Santana no se apartó, ni tampoco se burló sobre como jodidamente noviecilla estoy actuando. Lo tomó como un signo prometedor.

—Así que, ¿Porque dejaste lo de la fiesta?
—No estaba de humor. Seguí imaginándote llorando aquí sola y me compadecí.

—No estoy llorando, idiota. —Señalo al aburrido documental sobre leche que está parpadeando en la pantalla del televisor—. Estoy aprendiendo acerca de la pasteurización.

Ella me mira fijamente.

—Ustedes chicos pagan dinero para suscribirse a un montón de canales y ¿Esto es lo que eliges ver?

—Bueno, miré un rato y vi un montón de ubres de vacas, y, bueno, ya sabes, me encendió, así que...

—¡Ew!

Me eché a reír.

—Estoy bromeando, nena. Si quieres saberlo, las baterías del control remoto murieron y soy demasiado perezosa para levantarme y cambiar de canal. Estaba viendo esta miniserie retorcidamente impresionante sobre la guerra civil antes de que las ubres de vaca aparecieran.

—Estas realmente en la historia, ¿eh?

—Es interesante.

—Algo de eso. Otras partes, no tanto. —Pone su cabeza en mi hombro y distraídamente juego con un mechón de cabello que se salió de su cola de caballo— . Mi mamá me desanimó esta mañana —confiesa.

—¿Sí? ¿Por qué?

—Me llamó para decirme que no podría ser capaz de dejar Ransom para Navidad, tampoco.

—¿Ransom? —digo sin comprender.

—Es de donde soy. Ransom, Indiana. —Una nota amarga se desliza en su voz—. También conocido como mi propio infierno personal.

Mi estado de ánimo instantáneamente se vuelve sombrío.

—¿Debido a...?

—¿La violación? —Sonríe con ironía—. Puedes decir la palabra, ya sabes. No es contagiosa.

—Lo sé —trago—. Simplemente no me gusta decirlo porque lo hace sentir... real, supongo. Y no puedo soportar la idea de que eso te haya sucedido.

—Pero lo hizo —dice en voz baja—. No puedes pretender otra cosa.

Un breve silencio cae entre nosotras.

—¿Por qué no pueden tus padres venir a verte? —pregunto.

—Dinero —suspira—. En caso de que estés coqueteando conmigo porque pensabas que era una heredera, debes saber que estoy en Briar con una beca completa, y tengo ayuda financiera para los gastos. Mi familia está en quiebra.

—Sal. —Señalo a la puerta—. En serio. Fuera.

Santana me saca la lengua.

—Chistosa.

—No me importa la cantidad de dinero que tu familia tiene, Lóspez.

—Lo dice la millonaria.

Mi pecho se tensa.

—Yo no soy millonaria, mi padre lo es. Hay una diferencia. —Supongo. —Se encoge de hombros.

— Pero sí, mis padres están enterrados bajo montañas de deudas. Es... —Se calla, y vislumbro un destello de dolor en sus ojos oscuros.

—¿Es que?

—Es mi culpa —admite.

—Dudo mucho eso.

—No, realmente lo es. —Ahora suena triste—. Tuvieron que sacar una segunda hipoteca para pagar mis gastos legales. El caso contra Aaron, el chico que...

—Que debería estar en la cárcel —termino, porque sinceramente no puedo oírla decir la palabra violación nuevo. Simplemente no puedo. Cada vez que pienso en lo que ese bastardo le hizo, rabia candente inunda mi estómago, y mis puños hormiguean con ganas de golpear algo.

La verdad es que he trabajado toda mi vida para mantener mi temperamento bajo control. La ira era la única emoción constante que sentía crecer, pero por suerte, he encontrado una salida saludable para ella, el hockey y el animar de vez en cuando, dos deportes que me permite liberarla, en los jugadores rivales en un seguro, ambiente controlado.

—Él no fue a la cárcel —dice Santana en voz baja.

Mi mirada abate la suya.

—¿Estás jodidamente bromeando?

—No. —Sus ojos adquieren una luz lejana—. Cuando llegué a casa esa noche... la noche que sucedió... mis padres me vieron y sabían que algo malo había pasado. Ni siquiera recuerdo lo que les dije. Todo lo que recuerdo es que llamaron a la policía y me llevaron al hospital, y tuve una revisión por violación, fui entrevistada, interrogada. Estaba tan avergonzada. No quería hablar con la policía, pero mi mamá me dijo que tenía que ser valiente y decirles todo, así podrían impedirle que alguna vez hiciera eso a alguien más.

—Tu mamá suena como una mujer muy inteligente —le digo con voz ronca.

—Lo es. —La voz de Santana tiembla—. De todos modos, Aaron fue detenido y luego puesto en libertad bajo fianza, así que tuve que ver la cara de ese hijo de puta en la ciudad y en la escuela...

—¿Lo dejaron volver a la escuela? —exclamo.

—Se suponía que debía permanecer a cien metros lejos de mí en todo momento, pero sí, regresó. —Me da una mirada sombría—. ¿He mencionado que su madre es la alcaldesa de Ransom?

Conmoción me atraviesa.

—Mierda.

—Y su padre es el cabecilla de la parroquia. —Se ríe sin humor—. Su familia maneja más o menos la cuidad, así que sí, me sorprende que la policía lo detuviera en primer lugar. Oí que su madre armo un escándalo cuando se presentaron en su casa. Lo siento, su mansión —hace una pausa—. La historia corta, hubieron un montón de audiencias preliminares y destituciones, y tuve que sentarme frente a él en la corte y mirar su rostro de suficiencia. Después de un mes de esa mierda, el juez finalmente decidió que no había pruebas suficientes para llevarlo a juicio, y desestimó el caso.

Horror me golpea más fuerte que algún golpe que Greg Braxton pudiera darme.

—¿Hablas en serio?

—Como un ataque al corazón.

—Pero tenían tus exámenes, y tu testimonio... —balbuceé.

—Todo el examen médico demostró que había sangre y desgarro... —Se sonroja—... pero era virgen, por lo que su abogado afirmó que el acto de perder mi virginidad podría haberlo causado. Después de eso, fue la palabra de Aaron contra la mía —Se ríe de nuevo, esta vez con asombro—. En realidad, era mi palabra contra la suya y tres de sus amigos.

Frunzo el ceño.

—¿Era relevante?

—Significaba que sus amigos mintieron bajo juramento y le dijeron al juez que me drogué esa noche. Ah, y que me había estado lanzando a Aaron desde hace meses, así que por supuesto que no podía resistirse a lo que le estaba ofreciendo. La forma en la que actuaron, uno pensaría que yo era la más grande puta drogadicta en el planeta. Fue humillante.

No sabía el significado de furia ciega, hasta este mismo momento. Debido a que el mero pensamiento de Santana siendo obligada a sufrir por todo eso me hace querer asesinar a todos en ese pequeño pueblo del infierno por ella.

—Se puso peor —advierte cuando se da cuenta de mi expresión.

Me quejo.

—Oh Dios. No puedo escuchar algo más.

—Oh —torpemente aparta sus ojos—. Lo siento. Olvídalo.

Atrapo rápidamente su barbilla y la obligo a mirarme.

—Es un decir. Tengo que escucharlo.

—Está bien. Bueno, después de que los cargos se retiraron, toda la ciudad se volvió contra mí y mis padres. Todo el mundo estaba diciendo algunas cosas bastante horribles sobre mí. Que yo era una puta, que lo seduje, que lo incriminé, todas esas cosas divertidas. Acabé teniendo que ser educada en casa por el resto del semestre. Y entonces mamá alcaldesa y su esposo pastor demandaron a mi familia Mi mandíbula se endurece.

—Mierda, no.

—Mierda, sí. Afirmaron que le causamos angustia emocional a su hijo, difamándolo, un montón de otras mierdas que no puedo recordar. El juez no les adjudicé todo lo que querían, pero decidió que mis padres tenían que pagar los honorarios legales de la familia de Aaron. Lo que significaba que tenían que pagar por dos conjuntos de honorarios legales. —Santana traga visiblemente—. ¿Sabes lo mucho que nuestro abogado cobró por cada día que pasó en la corte?

Tengo miedo de escucharlo.

—Dos grandes. —Sus labios cambian a una sonrisa amarga—. Y nuestro abogado era barato. Así que imagina lo mucho que el abogado de mamá alcaldesa facturaba al día. Mis padres tuvieron que conseguir esa segunda hipoteca y tomar un préstamo para cubrir los costos de sobra.

—Mierda —Literalmente puede sentir mi corazón astillarse en mi pecho—. Lo siento.

—Están atrapados en esa maldita ciudad por mi culpa —dice Santana monótonamente—. Papá no puede dejar su trabajo de maderería porque es un trabajo estable y necesita el dinero. Pero por lo menos está trabajando en el pueblo de al lado. Él y mi madre no pueden ir en auto a Ransom sin toparse con miradas sucias o susurros desagradables. No pueden vender la casa porque van a perder dinero en eso. No pueden darse el lujo de verme este año. Y yo soy demasiado idiota para volver y verlos. Pero no puedo hacerlo, Brittany. No puedo volver jamás allí.

No la culpo. Caray, siento lo mismo acerca de la casa de mi padre en Boston.

—Los padres de Aaron todavía viven allí. Él aun los visita cada verano. —Me mira con una expresión impotente—. ¿Cómo se supone que voy a volver allí?

—¿Has vuelto desde que te fuiste a la universidad?

Asiente.

—Una vez. Y a la mitad de esa visita, mi padre y yo tuvimos que ir a la tienda de herramientas, y nos encontramos con dos de los padres de los amigos de Aaron, los pedazos de mierda que mintieron por él. Uno de los papás hizo un comentario grosero, algo así como, oh mira, la puta y su padre comprando clavos. O algo estúpido como eso. Y mi papá se derrumbó.

Tomo una respiración.

—Se fue detrás del hombre que dijo eso, golpeo bastante su rostro antes de que la pelea se disolviera. Y, por supuesto, un teniente que sucede que pasaba cerca de la tienda en ese momento, arrestó a mi papá por asalto. —Los labios de Santana se aprietan—. Los cargos fueron retirados cuando el dueño de la tienda de herramientas fue y dijo que mi papá fue provocado. Supongo que al menos quedan un par de personas honestas en Ransom. Pero sí, no he vuelto desde entonces. Tengo miedo de que si lo hago, podría toparme con Aaron y luego... no lo sé. Matarlo por lo que le ha hecho a mi familia.

Santana apoya su barbilla en mi hombro, y puedo sentir las olas de tristeza que irradian de su cuerpo.

No tengo ni idea de qué decir. Todo lo que ella describe es tan brutal, y sin embargo... lo entiendo. Sé lo que se siente el odiar a alguien tanto, que huyes porque tienes miedo de lo que podrías hacer si ves el rostro de esa persona. Lo que serias capaz de hacer.

Mi voz es ronca como el infierno cuando dejó escapar

—: La primera vez que mi padre me golpeó fue el día de Halloween.

La cabeza de Santana se alza conmocionada.

—¿Qué?

Casi no puedo continuar, pero después de la historia que me acaba de contar, no puedo contenerme. Necesito que sepa que no es la única que ha experimentado ese tipo de ira y desesperación.

—Tenía doce años cuando ocurrió. Fue un año después de que mi madre murió.

—Oh, dios mío. No tenía ni idea. —Sus ojos estaban grandes, no con pena, sino con simpatía—. Tenía la sensación de que no te agradaba tu padre, he oído la forma en que hablas de él, pero no sabía que era porque...

—¿Porque me molía a golpes? —Terminó, mi tono goteando resentimiento—. Mi padre no es el hombre que pretende ser para el mundo. El señor estrella de Hockey, hombre de familia, todo ese trabajo de caridad que hace. Es perfecto en el papel, ¿eh? Pero en casa, él era... joder, era un monstruo.

Los dedos de Santana son cálidos cuando los entrelaza con los míos. Los aprieto, necesitando una distracción física del dolor oprimiendo en mi pecho.

—Ni siquiera sé lo que hice para molestarlo esa noche. Llegué a casa de buscar dulces con mis amigos, y debimos de haber hablado acerca de algo, él debe haber gritado algo, pero no lo recuerdo. Todo lo que recuerdo es el ojo negro y nariz rota, y estar tan aturdida de que en realidad me hubiera puesto una mano encima. —Me río cruelmente—. Después de eso, se volvió regular. Nunca me rompió ningún hueso, sin embargo. No, porque eso me invalidaría, y él necesitaba que pudiera jugar hockey.

—¿Cuánto tiempo sucedió? —susurra.

—Hasta que fui lo suficientemente mayor para defenderme. Soy suertuda, solo duro por tres, ¿tal vez cuatro años? Mi madre lo vivió por quince años. Bueno, suponiendo que comenzó a golpearla el día en que se conocieron. Ella nunca me dijo cuándo realmente sucedió. ¿Honestamente, Santana? —Me encuentro con sus ojos, avergonzado de lo que estoy a punto de decir—. Cuando murió de cáncer de pulmón... —Estoy enferma del estómago ahora—… estaba aliviada. Porque significaba que ya no tenía que sufrir.

—Ella podría haberlo dejado.

Niego con la cabeza.

—Él la habría matado antes de dejar que eso suceda. Nadie deja a Phil Pierce. Nadie se divorcia de él, porque eso dejaría una mancha negra en su limpia reputación, y eso no puede suceder. —Suspiro—. Él no bebe o tiene problemas con el abuso de sustancias, si eso es lo que te estás preguntando. Él solo... está enfermo, supongo. Pierde los estribos de inmediato, y de la única manera que sabe cómo resolver los problemas es con sus puños. Es un maldito narcisista, también. Nunca he conocido a nadie que esté tan lleno de sí mismo, tan jodidamente arrogante. Mi madre y yo éramos solo decoración para él. Esposa trofeo, hija trofeo. No le importa una mierda a nadie más que a sí mismo.

Nunca le he dicho a nadie acerca de esto antes. No a Logan o a Tuck. Ni siquiera a Birdie, el maestro en guardar secretos. Todo lo relacionado con mi padre, lo mantengo para mí misma. Porque la triste verdad es que, demasiadas personas por ahí se verían tentadas a vender la historia para hacer un poco de dinero. No es que no confíe en mis amigos, lo hago, pero cuando ya has sido decepcionada por la única persona que se supone que más confíes en tu vida, no estás exactamente interesada en darle a las personas cualquier tipo de munición contra ti.

Pero confío en Santana. Tengo fe en que ella no le dirá a nadie sobre esto, y mientras mi confesión flota en el aire, es como si una carga se hubiera levantado de mi pecho.

—Así que sí —digo bruscamente—, la última vez que celebré hallo-jodidoween, fuí molida a golpes por mi propio padre. No es un recuerdo feliz, ¿eh?

—No, no lo es. —Su mano libre se eleva para acariciar mi mandíbula. ¿Pero sabes lo que mi terapeuta me decía? La mejor manera de olvidar un mal recuerdo es sustituirlo por uno bueno.

—Estoy bastante segura de que es más fácil decirlo que hacerlo.

—Tal vez, pero no hay daño en intentarlo, ¿o sí?

Mi respiración se obstruye en mi garganta cuando se sube a mi regazo. Podrías pensar que sería imposible para mí excitarme cuando acabamos de tener la conversación más deprimente conocida por el hombre, pero mi coño se moja y palpita el momento en que su firme culo se pone sobre él. El beso que me da es suave y dulce, y gimo en decepción cuando su boca de repente deja la mía.

No quedo decepcionada por mucho tiempo, sin embargo, porque lo siguiente que sé, es que está de rodillas en el suelo delante de mí y liberando mi vagina de mis pantalones de chándal.

He recibido un montón de mamadas. No es para presumir, es sólo la verdad. Pero cuando la boca de Santana me encuentra, mi clítoris palpita de emoción, latiendo como si fuera la primera vez que la lengua de una chica lo hubiera tocado alguna vez.

La punta de mi maldito clitoris estaba a punto de estallar cuando el calor húmedo de su boca me chupa y me muerde, y me chupa mas duro. Una pequeña, delicada mano acaricia mi muslo mientras me toma en su boca. Su otra mano se envolvió con fuerza alrededor de mi culo, su pulgar frotando el punto dulce dentro de mis labios húmedos, y cada deseosa mamada me empuja más profundo en genuino, dichoso olvido.

Mis caderas empiezan a moverse. No puedo detenerlas. No puedo dejar de conducirme más profundamente en su boca y enredar mis dedos en su cabello para guiarla. No parece molestarle, sin embargo. Mis frenéticos empujes traen un gemido a sus labios, y el sexy sonido vibra a través de mi eje y se extiende por mi columna vertebral.

La caliente succión me vuelve loca. No puedo recordar un momento en que no deseara a esta chica. Cuando no estaba jodidamente desesperada por ella. Es sólo cuando abro mis ojos que registro donde estamos. Mis compañeros están en una fiesta, pero tenemos una práctica matutina y un juego mañana, lo que significa que no van a estar fuera hasta tarde esta noche. Lo que significa que podrían entrar en la sala de estar en cualquier segundo.

Toco la mejilla de Santana para detenerla.

—Vamos arriba. No tengo idea de cuando los chicos vuelvan a casa.

Se pone de pie sin decir una palabra y extiende su mano hacia mí. La tomo, y luego la llevo arriba.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Ene 12, 2017 9:58 pm

SANTANA

.

Brittany deja la luz apagada. Cierra la puerta detrás de nosotras, y puedo ver sus ojos brillando en la oscuridad. Se desviste tan rápido que me hace reír, y luego está desnuda delante de mí, su cuerpo borroso sombreado mientras da un paso hacia mí.

—¿Por qué sigues vestida? —se queja.

—Porque no todo el mundo es idónea para desvestirse como tú lo eres.

—No es tan difícil, nena. Aquí, déjame ayudarte.

Me estremezco cuando desliza ambas manos debajo de mi camiseta y poco a poco la arrastra hasta mi clavícula. Da un suave beso entre las copas de mi sujetador antes de deslizar la camiseta sobre mi cabeza. Ásperas yemas de dedos rozan mis caderas y hacen cosquillas a la parte superior de mi montículo cuando cae de rodillas, tirando de la tela de algodón de mis calzas con él.

Todo lo que puedo ver es su oscura cabeza yaciendo a pulgadas de mis muslos, y es un espectáculo tan erótico, tan jodidamente caliente, que casi no puedo respirar. Cuando su boca roza la sensible protuberancia que ya está hinchada de deseo, una descarga de placer casi debilita mis pies, y agarro la parte superior de su cabeza para no perder el equilibrio.

—Está bien, no —anuncio—. Nunca voy a ser capaz de mantenerme de pie, si estás haciéndome eso.

Con una risa, Brittany se pone de pie y me toma en sus brazos como si pesara absolutamente nada.

Aterrizamos en la cama con un ruido sordo, riendo mientras yacíamos frente a la
otra. Ambas estábamos desnudas y se siente como la cosa más natural del mundo. Cuando habla, es tan absurdo que soy realmente atrapada con la guardia baja.

—Pensé que tu nombre comenzaba con una M.

—¿Pensaste que mi nombre era Mantana?

Brittany ríe.

—No, pensé que tu nombre era Mona, o Molly, o Mackenzie. Cualquiera con una M.

No sé si sentirme insultada o entretenida.

—Está bien...

—Durante casi dos meses, Santana. Pasé dos meses sin saber tu nombre.

—Bueno, no nos conocíamos.

—Tu sabias mi nombre.

Suspiro.

—Todo el mundo sabe tu nombre.

—¿Cómo pasé tanto tiempo sin notarte, maldita sea? ¿Por qué me tomó ver una estúpida A en tu examen trimestral para hacer que te notara?

Suena tan genuinamente molesta que me acerco y la beso.

—Eso no importa. Me conoces ahora.

—Lo hago —dice con fuerza, y luego se desliza abajo y captura uno de mis pezones en su boca—. Sé que cuando hago esto... —Chupa fuerte, un gemido sale de mi boca, y libera mi pezón con un pop—... gimes lo suficientemente fuerte como para despertar a los muertos. Y sé que cuando hago esto, tus caderas comienzan a balancearse, como si estuvieran buscando mi coño. —Lame mi otro pezón, moviendo rápidamente su lengua sobre él, y por supuesto, mis caderas se balancean involuntariamente y mi sexo se contrae en un doloroso vacío.

Brittany se apoya en un codo, flexionando sus bíceps contra mi hombro.

—También sé que me gustas —dice con voz ronca.

Una risa vibra.

—Tú también me gustas.

—Lo digo en serio. En realidad jodidamente me gustas.

No estoy segura de cómo responder, así que simplemente agarro la parte posterior de su cabeza y la acerco para besarla. Después de eso, todo se vuelve borroso. Sus manos y sus labios están en todas partes, y una ola de placer me arrastra a un lugar hermoso donde sólo existimos Brittany y yo. Ella me deja sólo para alcanzar el cajón al lado de su cama, y mi pulso se acelera, porque sé lo que está haciendo, lo que va a suceder. Va a usar un condon vaginal, pero en lugar de ubicarse sobre mí y tomar el control, se pone sobre su espalda y me entrega el control.

—Móntame. —Su voz es ronca, temblando de necesidad.

Tragando saliva, me subo en su regazo y agarro su cintura con una mano para sostenerme. Uno nuestros nucleos y siento una corriente recorrerme de los dedos de los pies a la cabeza, es impresionante, pero esta posición me permite controlar cuanto tomar de ella. Mi pulso se acelera como un caballo de carreras cuando me deslizo sobre ella. Experimento la más deliciosa sensación de estiramiento mientras me deslizo , y de repente estoy ansiosa, hambrienta. Tan malditamente llena. Mis músculos abrazan su su piel, nuestros centros unidos, nuestras fluidos mezclándose, extendiéndose en torno a ella, y suelta un sonido desesperado que suena a través de mi cuerpo.

—Oh, mierda. —Los dedos de Brittany se clavan en mis caderas antes de que pueda moverme—. Háblame de tu abuela otra vez.

—¿Ahora?

Su voz sale tensa.

—Sí, ahora, porque no sé si alguien alguna vez te ha dicho esto antes, pero eres jodidamente caliente como el infierno que... está bien, no, no voy a pensar en cómo de sexy eres. ¿Cuál es el nombre de Nana?

—Sylvia. —Hago un valiente esfuerzo para no reírme.

Su respiración crece audiblemente dificultosa.

—¿Dónde vive?

—Florida. En una casa de retiro. —Gotas de sudor salen de mi frente, porque Brittany no es la única a punto de perderse aquí. La presión entre mis piernas es insoportable. Mis caderas quieren moverse. Mi cuerpo ansia alivio. Brittany suelta una larga, respiración entrecortada.

—Bien. Estoy bien. —Sus dientes blancos brillan en la oscuridad cuando me sonríe—. Permiso para proceder.

—Gracias. Dios.

Me alzó y deslizó con tanta fuerza que ambas gemimos. Este tipo de deslumbrante necesidad es nuevo para mí. La monto en un rápido, furioso ritmo, pero todavía no es suficiente. Necesito más y más y más, y, finalmente, sólo estoy moliéndome contra ella, porque he descubierto que cuando me inclinó hacia adelante y hago eso, mi clítoris roza su clítoris e intensifica el placer.

Mis pechos son aplastados contra sus pechos. Ella es tan femenina, a pesar de las actividades deportivas, tan jodidamente adictiva. Beso su cuello, y encuentro su piel caliente bajo mis labios. Está ardiendo, su corazón latiendo violentamente contra mis
pechos, y cuando levanto mi cabeza levemente y veo su rostro, soy cautiva por su expresión, el tenso trazo de sus rasgos y el intenso placer brillando en sus ojos. Estoy tan enfocada en ella que cuando el orgasmo me golpea, me atrapa en total sorpresa.

—Ohhh —grito, hundiéndome contra ella cuando una ráfaga de dulce éxtasis se extiende a través de mi cuerpo.

Brittany frota mi espalda mientras jadeo de placer. Mi sexo se contrae, apretando su duro eje, y sus dedos acarician entre mis omóplatos mientras maldice.

—Santana... oh mierda, nena, eso es caliente.

Todavía estoy recuperando el aliento cuando comienza a empujar hacia arriba, rápido y hambrienta, sus caderas moviéndose mientras me roza, una y otra vez hasta que finalmente da un empuje final y gime. Sus rasgos se tensan, cejas unidas como si estuviera adolorida, pero sé que no lo está. Beso su cuello de nuevo, chupando su carne febril mientras tiembla debajo de mí, sosteniéndome tan apretado que atrapa todo el aire de mis pulmones.

Después de que ambas nos hemos recuperado y el condón es desechado (se que lo uso para darme confianza, de que supiera que estaba limpia y sentirme segura de hacer esto)

Brittany se arrastra a mi lado y me sostiene desde atrás. El peso de su brazo me hace sentir segura, cálida y atesorada. Lo mismo ocurre con la forma en que extiende su palma sobre mi vientre y acaricia distraídamente mi carne desnuda. Sus labios se presionan en mi nuca, y honestamente puedo decir que nunca he estado más satisfecha en mi vida.

—¿Te quedarás esta noche? —murmura.

—No puedo —murmuro de vuelta—. Tengo que devolver el auto de Tracy.

—Dile que fue robado —propone—. Daré fe por ti.

Me río en voz baja.

—De ninguna manera. Ella me mataría.

Brittany apoya su mejilla en mi hombro, girando sus caderas para que su cintura baja se frotara contra mi trasero. Suspira felizmente.

—Tienes el trasero más agradable en el planeta.

No tengo idea de cómo hemos llegado a este punto. Un día le decía que se perdiera, al siguiente, estoy acurrucándome en la cama con ella. La vida es tan jodidamente rara a veces.

—Oye —dice un momento más tarde—. No trabajas los viernes por la noche, ¿cierto?
—No. ¿Por qué?

—Jugaremos contra Harvard mañana —duda—. ¿Tal vez quieras venir al juego?

Dudo también. Siento como que estoy siendo superada. Le dije esta noche cosas que nunca le he dicho a nadie, y estoy bastante segura de que su confesión sobre su padre no es algo que mucha gente sabe, tampoco. No quiero que pregunte lo que significa todo esto, sin embargo. Estoy aterrorizada de que este analizando demasiado en esto.
Estoy aterrada de que se esté haciendo real.

—Puedes tomar mi jeep —añade, su voz ronca—. Voy a estar en el autobús con el equipo, por lo que sólo va a estar en la entrada de autos de todos modos.

—¿Puedo llevar a Tina?

—Claro. —Besa mi hombro, y un escalofrío me recorre—. Trae a quien quieras. Podríamos necesitar apoyo, en realidad. Los partidos como visitantes apestan porque nadie nos anima.

Tragó el pequeño bulto extraño en mi garganta.

—Está bien. Sí... supongo que puedo hacer eso.

Estamos tranquilas de nuevo, y de repente me doy cuenta de la humedad y el peso de esta rubia juguetona empujando contra mi trasero. Su muy evidente excitacion me hace reír.

—¿Enserio, amiga? ¿De nuevo?

Se ríe.

—¿Qué fue lo que estabas diciendo sobre mi resistencia, el otro día? Qué vergüenza. Amiga.

Sin dejar de reír, me giro y me lleno de su caliente, duro cuerpo.

—¿Segunda ronda? —murmuro.

Sus labios encuentran los míos.

—Joder, sí.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por 3:) Jue Ene 12, 2017 11:25 pm

es imposible que san ahora ya se separe de britt...
britt ya dijo que le gusta san,... y mas ahora que la va a querer en los partidos mucho mas serca va a estar!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por micky morales Vie Ene 13, 2017 12:59 pm

Bueno me parece a mi o brittany se muestra mas dada a tener algo mas con santana que santana con ella?????
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 1:59 am

3:) escribió:es imposible que san ahora ya se separe de britt...
britt ya dijo que le gusta san,... y mas ahora que la va a querer en los partidos mucho mas serca va a estar!!!

No se si Santana, sabe lo que verdaderamente quiere......
Brittany si sabe, aunque antes era anti novia, ahora su forma de pensar es totalmente distinto.... Ya la considera su amuleto para los juegos...
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:01 am

micky morales escribió:Bueno me parece a mi o brittany se muestra mas dada a tener algo mas con santana que santana con ella?????

Creo que estoy totalmente de acuerdo contigo en eso.....
Santana no sabe. creo que es como si tuviera dos postres en frente de ella pero no sabe por cual decidirse.

digo postres por que no dejo de pensar en comida [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO-  cap. 45 y Epilogo - Página 4 2414267551 [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO-  cap. 45 y Epilogo - Página 4 2414267551 [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO-  cap. 45 y Epilogo - Página 4 2414267551
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:01 am

CAPITULO 30
SANTANA


—No puedo creer que esto esté pasando —anuncia Kurt, por millonésima
vez, desde el asiento trasero del jeep de Brittany.

Junto a Kurt, Mercedes suspira y expresa su acuerdo, también una millonésima vez.

—Lo sé, ¿cierto? Estamos en el auto de Brittany Pierce. Una parte de mí se siente tentada a volverse Carrie Underwood y escribir mi nombre en sus asientos de cuero.

—¡No te atrevas! —ordeno desde el asiento del conductor.

—Relájate, no lo haré. Pero siento como si al no dejar mi huella en este coche,
nadie creerá que estaba en el.

Caray, yo no puedo creer que ella esté en él. No me sorprendió cuando Tina saltó por la oportunidad de venir a Cambridge conmigo, ya que todavía está buscando detalles acerca de Brittany, pero me sorprendió cuando Mercedes y Kurt insistieron en venir.

Todo lo que ha durado este viaje en auto, ambos me han preguntado al menos
dos veces si Brittany y yo estamos saliendo. He respondido con mi respuesta
estándar, simplemente pasamos el rato a veces. Pero cada vez es más difícil de
convencerme incluso a mí misma de ello.

Estuvimos con la música a todo volumen por el resto del camino. Kurt y yo
cantamos, y nuestras armonías eran ridículamente increíbles—¿por qué no le pedí a
él que fuera un dúo conmigo, maldición? Tina y Mercedes no pueden mantener el tenor
sin poner en riesgo sus vidas, pero se unen en los coros, y estamos todos de muy buen humor cuando entro en el estacionamiento del centro de hockey. Nunca he estado en Harvard antes, y me gustaría tener más tiempo para explorar el campus, pero estamos atrasados, así que escolto a mis amigos dentro porque no quiero que perdamos asientos.

Estoy anonadada por lo grande y moderno que es el campo de juego y cuántas personas están aquí esta noche. Por suerte, encontramos cuatro asientos vacíos cerca del equipo Briar al lado de la pista. No nos molestamos en comprar concesiones ya que comimos un montón de palomitas de maíz con chips en el auto.

—Está bien, así que ¿Cómo funciona este juego de nuevo? —me pregunta
Kurtter.

Sonrío.

—¿En serio?

—Sí, en serio. Soy un chico de gustos selectos, San-San. ¿Qué coño voy a saber de hockey?

—Es lo suficientemente justo.

Mientras Tina y Mercedes charlan sobre una de sus clases de actuación, le doy a
Kurt un rápido resumen de lo que puede esperar. Y sin embargo, cuando los jugadores golpean el hielo, me doy cuenta de que mi explicación no le ha hecho justicia. Este es el primer partido de hockey que he visto en persona, y no espero el rugido de la multitud, el estruendo ensordecedor de los altavoces, la velocidad relámpago de los jugadores.

La camiseta de Brittany es la #44, pero no tengo que mirar el número para saber qué jugadora revestida de negro y plata es. Ella es el centro de la línea de partida, y al
segundo en que el árbitro deja caer el puck, Brittany gana el cara a cara de apertura y
golpea el disco de nuevo hacia Dean, quien yo pensaba era un flanco pero aparentemente es un defensa.

Estoy demasiado ocupada viendo a Brittany para centrarme en cualquiera de los otros jugadores. Ella es... fascinante. Ya es alta sin los patines, por lo que la altura añadida la hace parecer gigante. Y es tan jodidamente rápida que me cuesta mantener mi mirada en ella. Vuela por el hielo, persiguiendo el disco que Harvard nos ha robado y persiguiendo al jugador contrario como una profesional. Briar toma una temprana ventaja, gracias a un gol por un jugador que el locutor se refiere como "Jacob Berderon", y me toma un segundo darme cuenta de que se refiere a Birdie, el senior de cabello oscuro que conocí donde Malone.

El reloj en el marcador esta por sonar, pero justo cuando pienso que Briar dejara fuera a Harvard en el primer período, uno de los delanteros contrarios pasa a Simms rápidamente para empatar el partido.

A medida que el periodo termina y los jugadores desaparecen en sus respectivos túneles, Kurt me da un pequeño golpe en las costillas y dice

—: ¿Sabes qué? Esto no es del todo malo. Tal vez debería empezar a jugar hockey.

—¿Puedes patinar? —le pregunto.

—Naah. Pero no puede ser tan difícil, ¿cierto?

Resopló.

—Mantente en la música —le aconsejo—. O si estás realmente decidido a entrar en el deporte, juega futbol. Briar podría necesitarte.


Por lo que he oído, nuestro equipo de fútbol está teniendo el peor récord que la
universidad ha visto en años, ganando sólo tres de los ocho partidos que han jugado
hasta ahora. Pero Mike dijo que todavía tienen la oportunidad de llegar a la postemporada, y cito, "arreglan su mierda y empiezan a ganar algunos jodidos
juegos". Me hace sentir lástima por Beau, con quien realmente disfruté hablar en la
fiesta.

En el momento en que pienso en Beau, el rostro de Noah se cruza en mi cabeza como una ráfaga de viento.

Mierda.

Tenemos una cita para cenar el domingo en la noche.

¿Cómo diablos olvidé eso?

¿Porque estabas demasiado ocupada teniendo sexo con Brittany?

Sí, eso es todo.

Me muerdo el labio mientras debato qué hacer. No he pensado en Noah en toda la semana, pero eso no supera el hecho de que he estado pensando en él en todo el semestre. Algo me atrajo a él en primer lugar, y no puedo ignorar eso. Además, no sé lo que está pasando entre yo y Brittany. Ella no está en la cosa de novia/novia. Y no sé si quiero ser su novia.

Tengo un tipo cuando se trata de chicos. Tranquilo, serio, de emociones variables. Creativo, si tengo suerte. Que toque música siempre es un plus. Inteligente. Sarcástico, pero no de una manera maliciosa. Sin miedo a mostrar sus emociones. Alguien que me haga sentir... en paz.


Brittany siendo una chica tiene algunas de esas cualidades, pero no todas. Y no estoy segura de que paz sea la palabra exacta para describir cómo me siento cuando estoy con ella. Cuando estamos discutiendo o lanzándonos bromas, es como si todo mi cuerpo
estuviera conectado con la electricidad. Y cuando estamos desnudas... es como si
todos los fuegos artificiales del Cuatro de Julio se desplegaran dentro de mí.

¿Creo que podría ser una buena cosa?

Mierda, no lo sé. Mi historial con chicos no es exactamente una serie de éxitos. ¿Qué sé acerca de las relaciones? ¿Y cómo puedo estar segura de que Noah no es el chico con el que debería estar si no salgo con él al menos una vez?

—Entonces, ¿por qué lo llaman pliegue? —Pregunta Kurt fascinado después de que el segundo período comienza—. ¿Y por qué suena tan sucio?

En mi otro lado, Tina se inclina para sonreírle a Kurt.

—Cariño, todo lo relacionado con el hockey suena sucio. ¿Cinco hoyos? ¿Contención? ¿Subrepticio? —suspira—. Ven conmigo a casa una vez y escucha a mi padre gritar ¡Empújalo! una y otra vez cuando mira hockey, y entonces puedes hablar conmigo sucio. Por no hablar de incómodo. Kurt y yo reímos tan fuerte que casi caemos de nuestras sillas.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:02 am

BRITTANY


A medida que los chicos y yo salimos de los vestuarios de invitados después del partido, todavía estamos extasiados por aplastar al equipo local. A pesar de que fue uno de nuestros estudiantes de segundo año quien lazo la última belleza de gol que aseguró nuestra victoria, he decidido que Santana es mi amuleto de buena suerte y ahora debe asistir a todos nuestros juegos, porque las tres últimas veces que jugamos contra Harvard, nos aplastaron.

Quedamos en encontrarnos fuera del campo de juego después del partido, y por supuesto, ella está esperándome allí cuando salgo. Está con Tina, junto con una
chica de cabello oscuro que no reconozco y un chico como afeminado creo que estoy
sorprendida no está en el equipo de fútbol. Porque debería estarlo. Maxwell se vendría en sus pantalones si tuviera un monstruo como ese en su línea ofensiva.

El momento en que Santana me ve, se aleja de sus amigos y se acerca a mí.

—Hola. —Se ve sorprendentemente tímida, y vacila, como si no estuviera segura de sí debe abrazarme o besarme.

Resuelvo su dilema haciendo ambas cosas, y mientras rozo mis labios sobre los suyos, oigo un victorioso eco de "¡Lo sabía!" en dirección de sus amigos. La exclamación viene de la chica que no es Tina.

Me alejo sonriéndole a Santana.

—Nos mantuviste en secreto de tus amigos, ¿eh?

—¿Nos? —Alza sus cejas—. No sabía que había un nosotras.

Ahora definitivamente no es el momento para discutir el estado de nuestra relación—si había incluso una—así que solo me encojo de hombros y digo—: ¿Te gustó el juego?

—Fue intenso. —Sonríe—. Noté que no anotaste un gol, sin embargo. ¿Demasiada inactividad?
Mi sonrisa crece.

—Me disculpo sinceramente por eso, Lospez. Prometo mejorar la próxima vez.

—Más te vale.

—Voy a anotar un triple sólo para ti, ¿qué te parece?

Mis compañeros de equipo arrastran los pies pasándonos y se dirigen al autobús yaciendo a veinte metros de distancia, pero no estoy lista para dejar a Santana aun.

—Me alegro de que hayas venido.

—Yo también. —Suena como si realmente lo hiciera.

—¿Estas ocupada mañana por la noche? —El equipo tiene otro partido mañana, pero es en la tarde, y me muero de ganas de estar a solas con Santana otra vez así podemos... sí—. Pensé que podríamos pasar el rato después de que vuelva del... —Dejo de hablar cuando una sombra aparece en mi visión periférica, y mis hombros se tensan cuando veo a mi padre descendiendo de los escalones de la entrada del edificio.

Este es el punto de la noche que temo. Tiempo para el gran movimiento de cabeza, seguido por la silenciosa despedida. Como si fuera una señal, asiento con la cabeza.
Pero no hay despedida.

Mi padre me hace sobresaltar diciendo

—: Brittany. Una palabra.

Su voz profunda envía un escalofrío por mi columna vertebral. Jodidamente odio el sonido de su voz. Odio ver su rostro. Odio cada maldita cosa por él.

La expresión de Santana se pliega con preocupación cuando ve mi cara.

—¿Ese...?

En lugar de responder, doy un reticente paso lejos.

—Vuelvo en un minuto —murmuro.

Mi padre ya está a mitad de la playa de estacionamiento. Ni siquiera se da vuelta para comprobar si le estoy siguiendo. Porque es Phil jodido Pierce, y no puede imaginar que alguien no quiera estar cerca de él.

De alguna manera mis rígidas piernas me llevan en su dirección. Me doy cuenta de que hay varios de mis compañeros de equipo persistentes en la puerta del autobús, mirándonos con curiosidad. Algunos de ellos están visiblemente envidiosos. Jesús. Si supieran de lo que estaban celosos. Cuando llego a él, no me molesto con bromas. Simplemente frunzo el ceño y hablo con una voz lacónica.

—¿Qué quieres?

Al igual que yo, va directo al grano.

—Espero que vengas a casa para Acción de Gracias este año.

Mi sorpresa se manifiesta en forma de una risa aguda.

—No, gracias. Voy a pasar.

—No, lo que vas a hacer es volver a casa. —Una mirada oscura endurece sus facciones—. O voy a arrastrarte a casa.

Realmente no sé lo que está sucediendo ahora mismo. ¿Desde cuándo le importa una mierda si llego a casa o no? No he vuelto ni una vez desde que me fui a Briar. Estoy en Hastings durante el año escolar, y me paso los veranos trabajando sesenta horas a la semana para una empresa de construcción en Boston y ahorrando hasta el último centavo, que luego utilizo para pagar el alquiler y los alimentos porque no quiero tomar más del dinero de mi padre de lo que sea absolutamente necesario.

—¿Por qué demonios te importa lo que hago para las vacaciones? —murmuro.

—Te necesito en casa este año. —Está hablando a través de los dientes apretados, como si estuviera disfrutando de esto aún menos que yo—. Mi novia va a hacer la cena, y solicitó tu presencia.

¿Su novia? Ni siquiera me había dado cuenta de que tenía novia. ¿Y lo jodidamente triste es que no sé nada de la vida de mi propio padre?

La forma en que lo expresó, no se me escapa, tampoco. Ella solicitó mi presencia. No él.
Me encuentro con sus ojos, el mismo tono de azul que los míos.

—Dile que estoy enferma. O infiernos, dile que me morí.

—No me pongas a prueba, muchacha.

Oh, él está escupiendo el muchacha, ¿eh? Así es como siempre me llamó justo
antes de que sus puños golpearan mis entrañas, o se estrellaran con mi cara, o me
rompiera la nariz por centésima jodida vez.

—No voy a ir —le digo con frialdad—. Trata con eso.

Se mueve más cerca, sus ojos brillando bajo la visera de su gorra Bruins mientras su voz baja a un silbido.

—Escucha, desagradecida pedazo de mierda. No pido mucho de ti. De hecho, no pido nada de ti. Te dejo hacer lo que jodidamente quieres, pago tu matrícula, tus libros, tu equipo.

El recordatorio hace que mi estómago se llene de ira. Mantengo una hoja de cálculo en mi computador que documenta todo lo que ha pagado para que cuando acceda a mi fideicomiso, sabré la cantidad precisa para escribir en el cheque y planeo entregárselo antes de decirle hasta nunca.

Pero la matrícula para el próximo semestre debe ser pagada en diciembre, el mes antes de que mi fideicomiso llegue. Y no tengo lo suficiente en mi cuenta de ahorros para cubrir el monto total.

Lo que significa que tengo que quedar en deuda con él por un rato más.

—Todo lo que espero a cambio —termina—, es que juegues como la campeona que eres. La campeona que te hice. —Una mueca fea tuerce su boca—. Bueno, es el momento de pagar, hija. Vendrás a casa para Acción de Gracias. ¿Entendido?

Nuestros ojos se bloquean.

Podría matar a este hombre. ¿Si supiera que podría salirme con la mía? De hecho, lo mataría.

—¿Entendido? —repite.

Le doy una breve inclinación de cabeza, y luego me alejo sin mirar atrás. Santana me espera cerca del autobús, la preocupación nublando sus ojos oscuros.

—¿Está todo bien? —pregunta en voz baja.

Me baso en una respiración entrecortada.

—Sí. Está bien.

—¿Estás segura?

—Está bien, nena. Lo prometo.

—¡Pierce, pon tu culo en el autobús! —Grita la entrenador detrás de mí—. Estas manteniéndolos a todos aquí.

De alguna manera me las arreglo para forzar una sonrisa.

—Tengo que irme. ¿Tal vez podamos salir mañana después de mi juego?

—Llámame cuando hayas terminado. Veré donde estoy.

—Suena bien. —Dejo caer un beso en su mejilla, luego me dirijo al autobús, donde la entrenador está zapateando con impaciencia su pie.

Observa a Santana mientras ella hace su camino de regreso con sus amigos, después, me lanza una sonrisa irónica.

—Ella es linda. ¿Novia?

—No tengo idea —confieso.

—Sí, así es como usualmente es con las mujeres. Ellas tienen todas las cartas y estamos sencillamente sin idea. —La entrenador me da una palmada en el brazo—. Vamos, chica. El tiempo corre.

Tomo mi asiento habitual junto a Logan, cerca de la parte delantera del autobús, y él me da una mirada divertida mientras me quito la chaqueta e inclino mi cabeza hacia atrás.

—¿Qué? —murmuro.

—Nada —dice a la ligera.

He conocido al chico el tiempo suficiente para darme cuenta de que un "nada" de Logan significa algo completamente diferente, pero se pone los auriculares para iPod y procede a ignorarme durante la mayor parte del camino. No es hasta que estamos a diez minutos de Briar que abruptamente da un tirón a sus auriculares y se voltea para mirarme.

—A la mierda —anuncia—. Solo voy a salir y decirlo.

La cautela circunda mi interior como un buitre de pavo. Espero sinceramente que no esté a punto de confesar que tiene una cosa por Santana, porque malditamente obtendrá incomodarme muy rápido si lo hace. Echo un vistazo alrededor, pero la mayoría de mis compañeros de equipo están durmiendo o escuchando música. Las personas mayores en la parte de atrás se están riendo de algo que Birdie acaba de decir. Nadie nos prestaba atención.

Bajo mi voz.

—¿Qué pasa?

Deja escapar un suspiro cansado.

—Me debatí en decir algo en absoluto, pero joder, B, no me gusta ver a nadie pasar por un tonto, especialmente mi mejor amigo. Pensé que debería esperar hasta
después del partido, sin embargo. —Se encoge de hombros—. No quería que te
distrajeras en el hielo.

—¿De qué demonios estás hablando, hombre?

—Dean y yo terminamos en la casa de Maxwell ayer por la noche por su cosa
de Halloween —confiesa Logan—. Puck estaba allí, y...

Entrecierro mis ojos.

—¿Y qué?

Logan se ve tan incómodo que la guardia se eleva otros veinte pies. Él no es uno de los que se va por las ramas, lo que significa que esta mierda debe ser seria.

—Él dijo que estaría saliendo con Lospez este fin de semana.

Mi corazón se detiene.

—Tonterías.

—Eso es lo que pensé, pero... —Otro encogimiento de hombros—… insistió en que era verdad. Pensé que debería contártelo, ya sabes, por si acaso él no está hablando por su culo.

Trago, mi mente corriendo un millón de millas por segundo. Tonterías sigue siendo mi idea de elección, pero una parte de mí no esta tan segura. La razón por la que Santana está aún en mi vida es a causa del jodido Puck. Porque ella estaba interesada en Puck.
Pero eso fue antes. Antes de que ella y yo nos besáramos… Ella todavía fue a la fiesta a verlo después del beso.

Correcto. Trago de nuevo. Bueno, fue después del beso, pero antes de todo lo demás. El sexo. Los secretos que compartimos la una con la otra. Todos los abrazos. Decir abrazos fue un error, amiga.

Mi cínico interior causa estragos en mi cerebro, trayendo una oleada de cansancio a mi pecho. No, Puck tuvo que haber sido un gilipollas. No hay manera de que Santana este de acuerdo en ir a una cita con él sin decírmelo. ¿Cierto?

—De todos modos, sólo pensé que deberías saberlo —dice Logan.

Es condenadamente difícil hablar más allá de mi garganta apretada como la
mierda, pero me las arreglo para murmurar una palabra.

—Gracias.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:03 am

CAPITULO 31

SANTANA


Brittany me envía un mensaje justo cuando me estoy preparando para ir a la cama. Tina y yo caminamos por la puerta literalmente hace cinco minutos, y estoy sorprendida de escuchar de ella de nuevo esta noche. Imaginé que se presentaría al momento que llegara a casa del partido.

Ella: Necesito hablar contigo.
Yo: ¿Ahora?
Ella: Sí.

Está bien, puede que sea un mensaje, pero es difícil no entender su tono. Y su
tono es definitivamente enojado.

Yo: Um, claro. ¿Me llamas?
Ella: En realidad, estoy en tu puerta.

Mi cabeza se mueve bruscamente hacia la puerta abierta, casi esperando encontrarla allí. Entonces me siento tonta porque me doy cuenta de que se refiere a la puerta de nuestro dormitorio y no mi habitación. Sin embargo, esto debe ser serio, porque Brittany no suele aparecerse sin previo aviso.

Remolinos de náuseas se forman en mi estómago mientras camino hacia la sala para abrir la puerta. Efectivamente, Brittany está de pie allí. Todavía con su chaqueta de hockey y pantalones de chándal, como si hubiera venido directamente hasta aquí en vez de ir a casa a cambiarse primero.

―Hola ―la saludo, haciendo un gesto para que entre―. ¿Qué pasa?

Mira más allá de mí a la sala de estar vacía. ―¿Dónde está Tina?

―Se fue a dormir.

―¿Podemos hablar en tu habitación?

Las náuseas empeoraron. No puedo descifrar su expresión en lo absoluto. Sus ojos están entrecerrados, y su tono es completamente carente de emoción. ¿Tiene esto algo que ver con su padre? No pude oír su conversación anterior, pero su lenguaje corporal había transmitido alguna agresión grave. Me pregunto si tal vez ellos…

―¿Vas a salir con Noah este fin de semana?

Demanda la voz de Brittany al momento que cierro la puerta de mi habitación, y me doy cuenta con consternación que esto no tiene nada que ver con su padre. Y todo que ver conmigo.

La sorpresa y la culpabilidad arman una guerra dentro de mí mientras me miraba a los ojos. ―¿Quién te dijo eso?

―Logan. Pero él lo escuchó de Puck.

―Oh.

Brittany no se mueve. No desabrocha su chaqueta. Ni siquiera parpadea. Solo mantiene su mirada fija en la mía.

―¿Es verdad?

Trago. ―Sí y no.

Por primera vez desde que llegó aquí, su expresión demuestra una emoción.
Molestia. ―¿Qué demonios significa eso?

―Significa que él me invitó a salir, pero no he decidido si voy o no.

―¿Dijiste que lo harías? ―Hay un borde sombrío a su tono.

―Bueno, sí, pero…

Los ojos de Brittany arden. ―¿En verdad dijiste que sí? ¿Cuándo te lo pidió?

―La semana pasada ―admito―. El día después de la fiesta de Beau.

Su rostro se relaja. Sólo un poco. ―¿Así que fue antes de lo de Dean? ¿Antes de que tú y yo...?

Asiento.

―Está bien. ―Toma una respiración―. Bueno. No es tan malo como pensaba.

―Pero entonces sus rasgos se vuelven de piedra de nuevo y sus fosas nasales llamean―. Espera, ¿qué quieres decir con que no has decidido si vas a ir?

Le doy un encogimiento de hombros impotente.

―¡No vas a jodidamente ir, Santana!

Su voz aguda hace que haga una mueca de dolor.

―¿Quién lo dice? ¿Tú? Porque la última vez que lo comprobé, tú y yo no estamos saliendo. Sólo estamos tonteando.

―¿Es eso lo que realmente… ―Se detiene, torciendo la boca en una mueca―. ¿Sabes qué? Supongo que estas en lo correcto. Supongo que sólo estamos tonteando.

Apenas puedo mantenerme al tanto de los pensamientos confusos corriendo por mi cerebro. ―Dijiste que no tienes novias ―le digo débilmente.

―Te dije que no tengo tiempo para una novia ―dispara de vuelta―. Pero supongo que, las prioridades cambian.

Vacilo. ―¿Así que estás diciendo que quieres que sea tu novia?

―Sí, tal vez eso es lo que estoy diciendo.

Mis dientes se hunden en mi labio inferior.

―¿Por qué?

―¿Por qué, qué?

―¿Por qué quieres eso? ―Me muerdo mi labio más fuerte―. Eres todo de una
sola pista de hockey, ¿recuerdas? Y, además, discutimos demasiado.

―No discutimos. Debatimos.

―Es lo mismo.

Rueda los ojos. ―No, no lo es. Debatir es divertido y afable. Discutir es…

―Oh, Dios mío, ¡Estamos discutiendo sobre la forma en que discutimos!―Interrumpo, incapaz de parar de reír.

Los hombros de Brittany se relajan con el sonido de mi risa. Da un paso hacia mí, buscando mi cara. ―Sé que te gusto, Lospez. Y definitivamente tú a mí. ¿Sería
realmente tan malo si hacemos esta cosa oficial?

Trago de nuevo. Odio ser puesta en el lugar, y estoy demasiado confundida como para darle sentido a nada en este momento. Actuar por impulso no es algo que hago a menudo. Nunca tomo decisiones sin darles una cuidadosa reflexión, y aunque otras chicas podrían estallar en volteretas ante la idea de hacer las cosas “oficiales” con Brittany Pierce, soy más pragmática que eso. No esperaba gustarle a esta tipa. O tener sexo con ella. O estar en la posición en la que podría ser mi novia.

―No lo sé —digo finalmente―. Quiero decir, realmente no pienso en ti y en mí en términos de citas. Sólo quería... ―Mis mejillas se calientan―... explorar la atracción y ver si... ya sabes. Pero no pensé más lejos por delante de eso. ―Mi confusión se triplica, haciendo mi mente papilla―. Aún no tengo idea de lo que es esto, o adonde podría ir, o...

Mientras me voy apagando, me doy cuenta de la expresión de Brittany y el dolor en sus ojos corta en mí como un cuchillo.

―¿No sabes lo que es esto o adonde podría ir? Jesús, Santana. Si tú... —Ella deja
escapar un suspiro tembloroso, sus anchos hombros caídos―. Si honestamente no lo sabes, entonces estamos perdiendo el tiempo. Porque yo sé exactamente lo que es.

Yo… ―se detiene tan abruptamente que me da un latigazo.

―¿Tú qué? ―susurro.

―Yo… ―Se detiene de nuevo. Sus ojos azules se oscurecen―. ¿Sabes qué? Olvídalo. Supongo que estas en lo correcto. Esto fue todo sobre explorar la atracción. ―Su voz suena cada vez más amarga―. Sólo soy su terapeuta sexual, ¿no? En realidad, no, yo soy tu jodida fluffer.

―¿Fluffer? ―digo sin comprender.

―Como en el porno ―murmura―. Ellos traen a la fluffer para que se la chupe a los tipos durante las tomas y así se mantengan duros. ―Ira colorea su tono―. Ese era mi trabajo, ¿verdad? ¿Mantenerte toda linda y caliente para Puck? ¿Para estar lista para él?

Indignación pica en mi piel. ―Uno, eso es desagradable. Y dos, eso no es justo
y lo sabes.

―No sé una maldita cosa, aparentemente

―¡Me pidió salir antes de que durmiera contigo! ¡Y probablemente ni siquiera
iba a ir!

Brittany deja salir una risa dura. ―¿Probablemente no ibas a ir? Sí. Gracias por
eso. ―Da un paso hacia la puerta―. ¿Sabes qué? Simplemente ve a la maldita cita.
Tuviste lo que querías de mí. Supongo que Noah puede tomarlo desde aquí.

―Brittany…

Pero ya se había ido. No solo ido, sino haciendo su salida mientas cerraba de
un golpe la puerta, oyéndose por toda la habitación, cerrando de golpe la de la
salida también.

Miro al espacio vacío en el que estaba parada hace unos segundos.

Sé exactamente lo que es.

Las palabras de Brittany hacen eco en mi cabeza y una bola de emoción se construye en mi corazón, porque estoy bastante segura de sé exactamente lo que es también.

Y estoy asustada por eso porque por mi medio segundo de indecisión, lo acabo de tirar todo por la borda.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:08 am

CAPITULO 32
BRITTANY


La temperatura parece haber caído veinte grados cuando entré en la casa Bristol que cuando salí de ella. Una ráfaga fría de viento me golpea en la cara y enfría las puntas de mis oídos mientras camino hacia el aparcamiento. ¿Ves? Es por esto que evito todo el drama de novia. Debería haber terminado la puta noche porque el equipo terminó con Harvard. En lugar de eso, estoy enojada y frustrada y más molesta de lo que esperaba estarlo. Santana está en lo correcto, simplemente estábamos jugueteando. De la misma manera en que lo estaba con Kendall, o la chica antes de eso. Ni siquiera pestañeé cuando terminé con ellas, así que ¿por qué diablos estoy tan disgustada en este momento?
Gracias a la mierda que salí de allí, sin embargo. Había estado a segundos de hacer el completo ridículo. Diciendo cosas que no debería decir, tal vez incluso rogando. Jesús. Si eso no es un signo de algunos azotes entonces no sé lo que es. Estoy a medio camino hacia mi jeep cuando oigo a Santana gritar mi nombre.

Mi pecho se aprieta. Me doy la vuelta y la veo corriendo por el camino de Bristol. Todavía está en sus pantalones de pijama cuadros y una camiseta negra con notas musicales amarillas en el frente.

Estoy tentada a seguir caminando, pero la vista de sus brazos desnudos y mejillas sonrojadas de frío me molesta aún más que nuestra lucha. —Jesucristo, Santana —murmuro cuando me alcanza—. Vas a coger un resfriado.

—Eso es un mito —dispara de regreso—. El clima frío no causa los resfriados.

Pero ella está temblando visiblemente, y cuando envuelve los brazos su alrededor y empieza a frotar su piel desnuda para mantener el calor, me sacudo la molestia y apresuradamente me quito la chaqueta.

Apretando los dientes, le cuelgo el abrigo sobre los hombros.

—Aquí.

—Gracias —se ve tan molesta como me siento—. ¿Qué diablos está mal contigo, Brittany? ¡No se puede irrumpir en medio de una discusión seria!

—No había nada que discutir.

—Pura mierda —sacude la cabeza en enojo—. ¡Ni siquiera me dejaste hablar!

—Sí, lo hice —contesto rotundamente—. Y confía en mí, dijiste un montón.

—Apenas puedo recordar qué dije. ¿Sabes por qué? Debido a que me pillaste
totalmente con la guardia baja y ni siquiera me diste un segundo para pensar en ello.

—¿Qué es lo que hay que pensar? O te gusto, o no.

Santana hace un ruido frustrado.

—No estás siendo justa de nuevo. El hecho de que de repente decides que estás lista para una relación y que debemos estar juntas no significa que voy a chillar como una chica de las de las hermandades y decir, sííí, ¡yupii! Claramente tuviste tiempo para pensar en eso y absorberlo, pero a mí no me diste ningún momento. Sólo irrumpiste e hiciste acusaciones y saliste corriendo.

Experimento una punzada de culpabilidad. Ella tiene un punto. He venido esta noche sabiendo perfectamente lo que quería de ella.

—Lo siento, no te dije acerca de la cita de Noah —dice en voz baja—. Pero yo no voy a pedir disculpas por necesitar más de malditos cinco segundos para pensar en la posibilidad de tú y yo siendo pareja.

Mi aliento sale en una nube blanca que rápidamente se deja llevar por el viento.

—Ciento haber corrido —admito—. Pero no lo siento por querer estar contigo.
Esos hermosos ojos revisan mi cara.

—¿Todavía quieres eso?

Asiento. Entonces trago.

—¿Tú sí?

—Depende —inclina la cabeza—. ¿Seremos exclusivas?

—Mierda, sí —digo sin vacilar. El pensamiento de ella con otra persona es como un machete en el estómago.

—¿Está bien tomar las cosas con calma? —Se mueve torpemente—. Porque con lo del armario y los días festivos, y los exámenes, y tu horario de juego... ambas vamos a estar ocupadas y no puedo prometer verte cada segundo del día.

—Nos veremos cuando podamos —digo simplemente.

Estoy sorprendida por lo tranquila que sueno, cómo de compuesta estoy cuando hay una manada de mariposas golpeándome en el estómago y gritando demonios, sí a todo volumen. Por Dios. Estoy a punto de complicar mi vida, invitando a una novia en ella, pero de alguna manera estoy totalmente bien con eso.

—Entonces está bien —Santana me sonríe—. Vamos a hacerlo oficial.

Una nube negra oscurece un poco de mi felicidad.

—¿Qué pasa con Noah?

—¿Qué hay de él?

—Le dijiste que irías con él —le digo, con los dientes apretados.

—En realidad, cancelé la cita antes de venir aquí.

Las tontas mariposas dentro de mí toman vuelo de nuevo.

—¿De verdad?

Asiente.

—¿Así que ya no estás toda caliente por él?

Diversión baila en sus ojos.

—Estoy caliente por ti, Brittany. Solo por ti.

Y solo así, mi ansiedad se convierte en pura alegría y trae una sonrisa a mis
labios.

—Tienes toda la maldita razón.

Rodando sus ojos, se mueve y frota su fría mejilla contra mi barbilla.

—Ahora, ¿podemos por favor entrar? Mi trasero se está congelando y necesito
mi fluffer para calentarme.

Entrecierro mis ojos.

—¿Disculpa?

Parpadea inocentemente. —Oh, lo siento. ¿Dije fluffer? —Su sonrisa ilumina
toda su cara—. Quise decir novia.

Las palabras más dulces que he escuchado en mi vida.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:13 am

CAPITULO 33
SANTANA


La vida es buena.
La vida es maravillosa, increíble y aterradoramente buena.
Estas últimas dos semanas de noviazgo con Brittany han sido un torbellino de
risas, caricias y sexo caliente, mezclado con los acontecimientos de la vida real,
como las clases y el estudio, ensayos y juegos de hockey. Brittany y yo forjábamos
una conexión que me tomó por sorpresa, pero a pesar de que Tina continúa
burlándose de mí por mi repentino cambio de actitud cuando se trata de la tipa, no
me arrepiento de mi decisión de salir con ella y ver a dónde van las cosas. Hasta
ahora, ha estado trabajando muy bien.

Pero vean, aquí está la cosa sobre la vida. ¿Cuándo es así de bueno? Algo va mal inevitablemente.

—Sé que esto es un inconveniente —dice Fiona, mi asesor de artes escénicas—. Pero me temo que no hay nada que yo pueda hacer, excepto aconsejarte que hables directamente con Mary Jane y…

—De ninguna manera —corté, mis dedos rígidos enroscándose en los brazos de mi silla. Me quedo mirando a la hermosa mujer rubia al otro lado del escritorio, y me pregunto cómo ella puede describir esta bomba atómica de desastre como un inconveniente.
¿Y ella quiere que yo hable con Mary Jane?
Jode. Eso. Porque, ¿por qué coño iba yo a hablar con la perra estúpida y descerebrada que acaba de arruinar cualquier oportunidad que yo tenía de ganar una beca?

Todavía estoy aturdida por lo que Fiona me dijo. Mary Jane y Unique me echaron.
Ellos realmente consiguieron el permiso para echarme del dúo, así Unique puede
cantarlo como un solo.

Qué demonios.

Sin embargo, en el fondo de mi mente, ni siquiera estoy sorprendida. Brittany me había advertido que algo como esto podría suceder. Me había preocupado por esto yo misma. Pero nunca ni en un millón de años había esperado que Unique hiciera esto cuatro semanas antes de la presentación.

O que mi asesor estaría total y jodidamente bien con eso. Aprieto los dientes. —No voy a hablar con Mary Jane. Es obvio que ella tomó una decisión sobre esto. O más bien, que Unique la había hecho por ella, cuando la había engatusado con hablar con nuestros respectivos asesores y lloriquear sobre cómo su composición está sufriendo en su forma de dúo y que ella está sacándola de la muestra si no es un solo. Por supuesto, Unique rápidamente había señalado que sería atroz perder una canción perfectamente buena, y él amablemente se había ofrecido a dejarme cantarla. En ese momento, Mary Jane insistió en que debía ser cantada por una voz masculina. Vete a la mierda, MJ.

—Entonces, ¿qué se supone que haga ahora? —Pregunto con voz tensa—. No tengo tiempo para aprender una nueva canción y trabajar con un nuevo compositor.

—No, no lo tienes —está de acuerdo Fiona.

Normalmente aprecio su enfoque sin sentido, pero hoy me dan ganas de pegarle.

—Lo cuál es el porqué, dadas las circunstancias, el asesor de Unique y yo acordamos suavizar las reglas para ti. No vas a hacer equipo con un especialista en composición. Nos hemos puesto de acuerdo, y la dirección de la facultad estuvo de acuerdo con esto, que tú puedes cantar una de tus propias composiciones. Sé que tienes un montón de canciones originales en tu repertorio, Santana. Y, de hecho, creo que esta es una gran oportunidad para que tú muestres no sólo tu voz, sino tus habilidades para escribir canciones —ella hace una pausa—. Sin embargo, sólo serás elegible para ganar la beca de actuación, ya que la composición no es tu especialidad.

Mi mente sigue girando como un carrusel. Sí, hay algunos originales que puedo cantar, pero ninguno de ellos incluso se acerca a estar listo para presentar.

—¿Por qué Unique no está siendo penalizado por esto? —exijo.

—Mira, yo no puedo decir que apruebo lo que Unique y Mary Jane han hecho, pero, por desgracia, este es uno de los inconvenientes de trabajar a dúo —Fiona suspira—. Cada año hay al menos un dueto que se separa justo antes de la muestra. ¿Te acuerdas de Joanna Maxwell? ¿Ella se graduó el año pasado? La hermana de Beau.
Asiento.

—Bueno, su compañero de dúo desertó tres días antes de la muestra de último
año —confiesa Fiona.

Parpadeo con sorpresa. —¿En serio?

—Oh sí. Solo digamos que fue puro caos por aquí durante esos tres días. Mi espíritu se levanta, sólo un poco, cuando me acuerdo de que Joanna no sólo ganó la beca, sino que también llamó la atención de un agente que más tarde le consiguió esa audición en Nueva York.

—Tú no necesitas a Unique, Santana —la voz de Fiona es firme, zumbando con tranquilidad—. Tú prosperas como solista. Esa es tu fuerza —ella me da una mirada mordaz—. Si no recuerdo mal, eso es exactamente lo que yo aconsejé al principio de término.

La culpa calienta mis mejillas. Sip. No puedo negarlo. Ella me había dicho de sus preocupaciones sobre el proyecto desde el principio, pero yo había permitido que Unique me convenciera de que seríamos juntos una potencia.

—Vas a tener todo lo que necesites para prepararte —añade ella—. Vamos a reorganizar el calendario así tendrás acceso a la sala de ensayo siempre que lo necesites, y si requieres acompañamiento, cualquier número de estudiantes de la orquesta puede ayudarte. ¿Hay algo más que creas que podrías necesitar? —una pequeña sonrisa tira de los labios—. Confía en mí, el asesor de Unique no está contento con esto tampoco, así que si hay algo que quieras, dímelo ahora y probablemente puedo hacer que suceda para ti.-

Estoy a punto de negar con mi cabeza, pero entonces algo se me ocurre. —En realidad, hay algo que quiero. Quiero a Jae. Quiero decir, Kim Jae Woo.

Fiona frunce el ceño. —¿A quién?

—El violonchelista —saco mi barbilla con resolución—. Quiero al violonchelista.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 2:20 am

BRITTANY


—¡No puedo creer que él hizo eso! —Tina suena lívida de su lado de la cabina, con los ojos rasgados ardiendo mientras ella mira a Santana.

Mi novia lleva esa expresión de estoy-tratando-muy-duro-de-no-mostrar-cuanfuriosa-estoy-de-echo-ahora, pero puedo sentir las emociones volátiles irradiando desde su cuerpo. Ella alisa la parte inferior de su delantal.

—¿En serio? Porque puedo creerlo totalmente —responde Santana—. Apuesto a que este era su plan desde el principio. Volverme loca durante dos meses y luego joderme justo antes de la presentación.

—Maldito Unique —Kurt, el amigo de Santana, murmura desde su asiento al lado de Tina—. Alguien tiene que darle a ese niño una buena patada en el culo. — Kurt mira a Logan y a mí—. ¿No puede uno de ustedes, jugadores de hockey, hacerlo? ¿Joderlo un poco?

—Con mucho gusto —dice Logan alegremente—. ¿Cuál es su dirección? Yo golpeo a mi amigo en el costado. —No vamos a golpear a nadie, idiota. No a menos que tú quieras hacer frente a la ira, y una suspensión, de la entrenadora —me volteo hacia Santana con una mirada triste—. No te preocupes, yo lo estoy golpeando en mi cabeza, bebé. Eso cuenta, ¿no?

Ella se ríe. —Claro. Lo permitiré —ella mete su cuaderno de órdenes en el bolsillo de su delantal—. Vuelvo enseguida.

Cuando Santana se dirige hacia el mostrador, admiro su culo durante tanto
tiempo que consigo tres risitas fuertes de mis compañeros. Y no me hagan hablar
sobre cuán extraño es estar compartiendo una cabina con mi mejor amigo y los mejores amigos de Santana.

Yo estaba segura de que los amigos artísticos de Santana serían todos condescendientes y frígidos alrededor mío, sobre todo después de que ella me dijo lo que ellos piensan acerca de la multitud de deportistas de Briar, pero creo que mi encanto natural se los ha ganado. Tina y Kurt ya me tratan como si hubiéramos sido amigos durante años. Mercedes, quien descubrió su pasión por el hockey durante el partido con Harvard, ahora me escribe cada dos días para hacerme preguntas sobre el hockey. Y mientras ese tipo Jeremy sigue siendo un poco sarcástico cada vez que lo veo, su novia Megan es muy genial, así que estoy dispuesta a darle un poco más de posibilidades de no ser una idiota.

—Está enojada —comenta Logan mientras observa a Santana charlar con el cocinero detrás del mostrador de recogida.

—Ella debe de estarlo —responde Kurt—. En serio, ¿qué tipo de imbecilardo egoísta bota a su compañera de dúo justo antes de un show?

Logan suelta unas risitas. —¿Imbecilardo? Estoy robando esa frase por completo.

—Ella va a estar bien —dice Tina con confianza—. Los originales de Santana son impresionantes. Ella no necesita a Unique.

—Nadie necesita a Unique —está de acuerdo Kurt—. Él es como el equivalente humano de la sífilis.

Mientras todo el mundo se ríe, yo los desconecto y enfoco mi atención en Santana. No puedo dejar de recordar la primera vez que vine a Della’s, con el único propósito de persuadir a Santana de darme clases. Fue hace sólo un poco más de un mes, pero siento como que la he conocido desde siempre. No sé lo que yo estaba pensando al tomar toda esa posición anti-novia. Porque ¿tener una novia? Jodidamente funciona. En serio. Llego a tener sexo cuando quiera sin tener que trabajar por ello. Tengo a alguien para descargarme después de un día de mierda o una pérdida devastadora sobre el hielo. Puedo hacer los peores chistes en el planeta y es probable que Santana se vaya a reír de ellos.

Ah, y me encanta estar con ella, puro y simple. Santana regresa a nuestra cabina llevando nuestros pedidos de bebidas. O más bien, los pedidos de bebida de Tina y Kurt. Logan y yo pedimos refrescos, pero lo que conseguimos es agua.

—¿Dónde está mi Dr. Pepper, Lospez? —se queja Logan.

Ella lo mira con una mirada severa. —¿Sabes cuanta azúcar hay en un refresco?

—¿Una cantidad perfectamente aceptable y por lo tanto debo beberla? — informa Logan.

—Error. La respuesta es malditamente demasiada. Estás jugando contra Michigan en una hora, no puedes conseguir todo ese salto de azúcar antes de un partido. Conseguirás un impulso de energía durante cinco minutos y luego te estrellarás a mitad del primer periodo.

Logan suspira. —B, ¿por qué es tu chica nuestra nutricionista ahora? Levanto mi vaso de agua y tomo un trago en derrota. —¿Tú quieres discutir con ella?

Logan mira a Santana, cuya expresión transmite claramente: tú conseguirás un refresco por encima de mi cadáver. Entonces él me mira de nuevo. —No —dice con tristeza.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por micky morales Sáb Ene 14, 2017 10:07 am

Que bueno que Santana acepto tener una relacion con Brittany, espero que todo vaya bien entre ellas, por ahora quien me preocupa es ese loco del papa de Britt, a ver como va ese dia de accion de gracias!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por JVM Sáb Ene 14, 2017 4:01 pm

Creo que su relación estaba destinada a ser independientemente de lo que querían antes, porque al irse conociendo se dieron cuenta que sin buscarlo encontraron a la persona que necesitaban, porque juntas simplemente no tienen que aparentar ser alguien más.
Además me encanta la forma en que se cuidan, y como en poco tiempo sus vidas están tan compenetradas.
Y bueno aun faltan cosas que tienen que superar como al tonto de Uniii diría Britt y a su padre, pero al menos ahora se tienen la una a la otra para superar lo que sea!
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 11:29 pm

CAPITULO 34
SANTANA


Mi teléfono suena justo después de la medianoche, pero no estoy dormida. De hecho, ni siquiera llevo mi pijama todavía. Al segundo en que llegué a casa después del trabajo, agarré la guitarra y fui a trabajar de nuevo. Ahora que Unique ha iniciado una vengativa y egoísta tortura en mi vida, no existen ya cosas como "sueño" y "relax" y "no entrar en pánico". Para el próximo mes, más o menos seré un caso perdido andante, a menos que por arte de magia encuentre una manera de hacer malabares con la escuela, el trabajo, Brittany, y cantar sin tener una crisis nerviosa.

Dejo la acústica y compruebo la pantalla. Es Brittany.

Ella: No puedo dormir. ¿Estás?

Yo: ¿Es esto una llamada para sexo?

Ella: No. ¿Quieres que lo sea?

Yo: No. Estoy ensayando. Totalmente estresada.

Ella: Razón de más para que esta sea una llamada para sexo.

Yo: Mantente quieta, amiga. ¿Por qué no puedes dormir?

Ella: Todo mi cuerpo duele.

La simpatía revolotea en mi vientre. Brittany había llamado antes para decir que perdieron el juego, y al parecer se había dado algunos golpes brutales esta noche. La última vez que hablamos, ponía hielo en todo su torso.
Soy demasiado perezosa para escribir, así que marco su número Y responde a la primera llamada.

Su voz ronca se desliza en mi oído.

—Hola.

—Hola —me recuesto sobre mi almohada—. Lamento no poder ir y besar todos tus rasguños, pero estoy trabajando en la canción.

—Está bien. Sólo hay un rasguño que quiero que beses, y suenas demasiado distraída para eso —hace una pausa—. Estoy hablando de mi vagina, por cierto.

Retengo una carcajada.

—Sip. Lo entiendo. No necesitas aclararlo.

—¿Decidiste qué canción vas a cantar?

—Eso creo. La que canté para ti el mes pasado cuando estudiábamos. ¿Lo recuerdas?

—Sí. Fue triste.

—Triste es bueno. Mejor para un golpe emocional —dudo—. ¿Olvidé preguntarte antes, tu papá estuvo en el juego?

Una pausa.

—Él nunca se pierde uno.

—¿Habló de Acción de Gracias de nuevo?

—No, por suerte. Ni siquiera me mira cuando perdemos, por lo que no esperaba que fuera hablador —la voz de Brittany está llena de amargura, y luego la oigo aclarar su garganta—. Ponme en altavoz. Quiero escucharte cantar.

Mi corazón se contrae por la emoción, pero trato de ocultar la respuesta usando un tono casual. —¿Quieres que te cante una canción de cuna? ¿No eres adorable? Se ríe. —Mi pecho se siente como si hubiera sido atropellado por un camión. Necesito una distracción.

—Está bien —aprieto el botón del altavoz y tomo mi guitarra—. Siéntete libre
de colgar si te aburres.

—Cariño, podría verte observar la pintura secarse, y seguiría sin estar aburrida.

Brittany Pierce, es mi dulce habladora personal. Acomodo la acústica sobre mi regazo y canto la canción desde el principio. Mi puerta está cerrada, y aunque las paredes del dormitorio son finas como el papel, no estoy preocupada por despertar a Tina. Lo primero que hice después de que Fiona me dijo sobre el dúo fue darle a Tina un par de tapones para los oídos y advertirle de que iba a estar cantando hasta altas horas de la noche hasta la presentación.

Extrañamente, no estoy enfadada. Estoy aliviada. Unique había convertido nuestro dúo en el tipo de adaptación llamativa que yo desprecio, tan exaspérate como fue ser tratada como basura, he decidido que estoy mejor al no tener que cantar con él.

Repito la canción tres veces, hasta que mi voz se torna ronca y, finalmente, tengo que parar para tomar la botella de agua sobre mi mesita de noche.

—Sigo aquí, ya sabes.

La voz de Brittany me sobresalta. Entonces me río, porque honestamente olvidé que estaba en la línea.

—No pude ponerte a dormir, ¿eh? No sé si debo sentirme halagada o insultada.

—Halagada. Tu voz me da escalofríos. Hace que me sea imposible conciliar el
sueño.

Sonrío, aunque ella no puede verme.

—Tengo que averiguar qué hacer con ese último estribillo. ¿Termino en alto o bajo en la última nota? Oooh, y tal vez debería cambiar la parte central también. ¿Sabes qué? Tengo una idea. Colgare ahora para poder averiguarlo, y tú tienes que irte a dormir. Buenas noches, amiga.

—Lóspez, espera —dice antes de que pueda colgar. Quito el altavoz del teléfono y lo pongo en mi oído. —¿Que sucede? Soy recibida por la pausa más larga de todos los tiempos. —¿Brittany? ¿Estás ahí?

—Uh, sí. Lo siento. Sigo aquí —una respiración pesada resonó a través de la línea—. ¿Quieres venir a mi casa para Acción de Gracias?

Me congelo.

—¿Hablas en serio?

Otra pausa, incluso más larga que la primera. Casi esperaba que anulara la invitación. Y no creo que estaría molesta si lo hacía. Sabiendo lo que se sobre el padre de Brittany, no estoy segura de sí me puedo sentar en una mesa con ese hombre sin estirarme para estrangularlo.

¿Qué clase de hombre golpea a su propia hija? A su hija de doce años de edad.

—No puedo volver allí sola, Santana. ¿Vendrás?

Su voz se agrieta en esas últimas palabras, y lo mismo ocurre con mi corazón.
Dejo escapar un suspiro tembloroso y le digo

—: Por supuesto que lo haré.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 11:30 pm

CAPITULO 35
SANTANA


La casa del padre de Brittany no es la mansión que esperaba que fuera, más bien una casa de piedra rojiza en Beacon Hill, que supongo es el equivalente Bostoniano de vivir en una mansión. Sin embargo el área es preciosa. He estado en Boston varias veces, pero nunca en esta parte lujosa de la ciudad y no puedo evitar sino admirar las hermosas casas adosadas del siglo XIX, las aceras de ladrillo y lámparas de gas pintorescas que bordean las estrechas calles.

Brittany apenas dijo una palabra durante el viaje de dos horas por la ciudad. La tensión ha estado recorriendo su cuerpo enternado en oleadas palpables y constantes, lo cual solo lograba ponerme más nerviosa. Y sí, dije enternada, porque está vistiendo pantalones negros, una camisa de vestir blanca impecable y una chaqueta negra. El caro material se ajusta a su cuerpo como un sueño, e incluso su ceño permanentemente fruncido no le quita nada a su increíble atractivo.

Al parecer, su padre le exigió que vistiera de traje. Y cuando Phil Pierce descubrió que su hijo traería una cita, pidió que también me vistiera formalmente, de ahí mi sofisticado vestido azul, el que había vestido en la exhibición de primavera del año pasado. El suave material caía hasta mis rodillas, y lo emparejé con tacones plateados de cuatro pulgadas que hicieron a Brittany sonreír de oreja a oreja cuando apareció en mi puerta, mientras me informaba que ahora talvez sería capaz de besarme de pie sin que se le acalambrara el cuello. Somos recibidas en la puerta delantera no por el padre de Brittany, sino por una
linda rubia en un vestido de cóctel rojo que revoloteaba alrededor de sus tobillos.

Ella también lleva una capa negra de encaje, lo que me parece extraño porque hacen como un millón de grados dentro de la casa. En serio, hace calor aquí, y yo no pierden el tiempo quitándome el chaquetón en la elegante recepción.

―Brittany ―dice la mujer afectuosamente―. Es maravilloso por fin conocerte.

Ella parece estar en sus treinta y tantos años, pero es difícil de juzgar pues tiene lo que yo llamo "ojos viejos". Esos profundos y sabios ojos que revelan que una persona ha vivido varias vidas ya. No estoy segura de por qué me da esa sensación. Nada acerca de su elegante atuendo o su sonrisa perfecta insinúa que ella ha visto tiempos difíciles, pero la sobreviviente en mí siente de inmediato una extraña afinidad con ella.

Brittany contesta con una voz áspera pero educada

―¿Es un placer conocerte a ti también…?

Brittany lo deja en el aire, y los ojos azul pálido de ella parpadean con tristeza, como
si se hubiese dado cuenta de que el padre de Brittany no le había dicho a su hija el nombre de la mujer con la que estaba saliendo.

Su sonrisa flaqueó por un momento antes de volverse estable otra vez.

―Cindy ―completa ella―. Y tú debes ser la novia de Brittany.

―Santana ―digo, inclinándome para darle la mano.

―Es un placer conocerte. Tu padre está en la sala ―le dice a Brittany―. Él está muy entusiasmado por verte.

Ni Cindy ni a mí se nos escapa el bufido sardónico que sonó desde la dirección de Brittany. Aprieto su mano en una silenciosa advertencia para que sea amable, mientras yo me preguntaba qué querría decir con "sala de estar." Siempre asumí que los salones de estar eran donde los ricos se reunían a beber su jerez o brandy antes de pasar a sentarse en sus comedores de treinta asientos.

Pero el interior de la casa era mucho más amplio de lo que se veía desde afuera. Pasamos delante de dos habitaciones, una sala de estar e incluso otra sala de estar antes de llegar a la sala de estar. Que lucía como...otra sala de estar. Pienso en la acogedora casa de dos niveles de mis padres en Ransom y como esa mísera casa con tres habitaciones los ha dejado casi en la quiebra, y me envuelve una ráfaga de melancolía. No parece justo que un hombre como Phil Pierce debiese tener todas esas habitaciones y el dinero para amueblarlas, mientras que gente buena como mis padres están trabajando tan duro para mantener un techo sobre sus cabezas. Cuando entramos, el padre de Brittany está en un sillón orejero marrón, balanceando un vaso de líquido ámbar sobre su rodilla. Al igual que Brittany, viste un traje, y el parecido entre ellos es discordante. Tienen los mismos ojos azules, la misma la cara cincelada y fuerte mandíbula, pero los rasgos de Phil parecen más afilados, y tiene arrugas alrededor de su boca, como si hubiese hecho muecas de enojo tantas veces que sus músculos se congelaron en esa posición.

―Phil, ésta es Santana ―dice Cindy alegremente mientras se instala en el sofá de dos plazas de peluche junto a la silla de Phill.

―Es un gusto conocerlo, Sr. Pierce ―digo educadamente.

El asiente en mi dirección. Eso es todo. Un asentimiento. No tengo idea qué decir después de eso, y mis palmas se humedecen en la mano de Brittany.

―Ustedes dos, tomen asiento ―Cindy hace un gesto hacia el sofá de cuero cerca a la chimenea eléctrica. Me siento.

Brittany se mantiene de pie. No le dice una palabra a su padre. O a Cindy. O a mí.
Oh mierda. Si está planeando mantener esta rutina silenciosa durante toda la noche, entonces es de esperar una larga e incómoda cena de acción de gracias.
Silencio absoluto se extiende entre los cuatro. Me froto las manos húmedas sobre las rodillas y trato de sonreír, pero siento que en realidad podría ser una mueca.

―¿Así que…no hay fútbol? ―digo ligeramente, mirando hacia la pantalla plana montada en la pared―. Pensé que era una tradición de acción de gracias ―Dios sabe que eso es todo lo que mi familia hace cuando vamos a casa de tía Nicole para las fiestas. Mi tío Mark es un fanático apasionado del fútbol americano, y a pesar de que el resto de nosotros preferimos el hockey, aun así nos la pasamos bien viendo el juego todo el día en la tele.

Brittany, sin embargo, se negó a aparecer más temprano de lo que debía, por lo que los juegos de la tarde ya se han ganado y perdido. Aunque estoy bastante segura de que el juego de Dallas está recién empezando. Cindy se apresuró a negar con la cabeza.

―A Phil no le gusta el fútbol Americano.

―Oh ―digo.

Lo que da lugar a: más silencio.

―Entonces, Santana, ¿En qué te estás especializando?

―Música. Interpretación vocal, para ser exactos.

―Oh ―dice ella.

Silencio.

Brittany apoya su hombro contra la alta estantería de roble cerca de la puerta. Echo un vistazo en su dirección y noto que su expresión está completamente vacía. Hecho un vistazo en la dirección de Phil y noto que su expresión es la misma. Oh Dios. No creo ser capaz de sobrevivir a esta noche.

―Algo huele maravilloso… ―empiezo.

―Debería ir a ver el pavo… ―comienza Cindy.

Ambas reímos torpemente.

―Deja que te ayude con eso ―prácticamente me paro de un salto, lo cual es un gran oh-no-no cuando tienes puestos tacones de cuatro pulgadas. Me balanceo por un momento de infarto, aterrada de caer, pero luego mi equilibrio se estabilizay soy capaz de dar un paso sin caer.

Sip, soy una novia terrible. Las situaciones incómodas me ponen nerviosa y ansiosa, y por mucho que quiero permanecer al lado de Brittany y ayudarle a sobrevivir esta noche infernal, no puedo soportar la idea de estar atrapada en una habitación con dos personas cuya animosidad está contaminando todo el oxígeno en la habitación.

Dirigiéndole a Brittany una mirada de arrepentimiento, sigo a Cindy, que me conduce a una cocina grande y moderna con electrodomésticos de acero inoxidable y encimeras de mármol negro. Los deliciosos aromas son más fuertes aquí, y hay suficientes platos cubiertos en papel de aluminio en el mostrador para alimentar a todo un país tercermundista.

―¿Tú cocinaste todo esto? ―exclamo.

Se voltea con una sonrisa tímida.

―Lo hice. Me encanta cocinar, pero Phil rara vez me da la oportunidad de hacerlo. Él prefiere comer afuera.

Cindy se pone un par de guantes afelpados antes de abrir la puerta del horno.

―¿Entonces, cuánto tiempo hace desde que tú y Brittany se están viendo? ―pregunta familiarmente, colocando la enorme olla con pavo en la estufa.

―Alrededor de un mes ―observo mientras ella saca el papel de aluminio de la enorme ave―. ¿Qué hay de usted y el señor Pierce?

―Un poco más de un año ―su espalda vuelta hacia mí, por lo que no puedo ver su expresión, pero algo en su tono hizo que levantara mi guardia―. Nos conocimos en un evento de caridad que yo organizaba.

―Oh. ¿Es planificadora de eventos?

Ella colocó un termómetro en el área de la pechuga del pavo, luego las piernas y sus hombros se relajan visiblemente. ―Está listo ―murmura―. Y para responder a tu pregunta, era una planificadora de eventos, pero vendí mi compañía hace unos meses. Phil dijo que me extraña demasiado cuando estoy en el trabajo.

Um. ¿Qué? No me puedo imaginar jamás renunciando a mi trabajo porque el hombre en
mi vida me extraña demasiado cuando estoy en el trabajo. Para mí, eso es una señal de alerta si es que alguna vez he visto una.

―Oh. Eso es... genial ―hice un gesto hacia el mostrador―. ¿Quiere que le ayude a calentar todo? ¿O no comeremos de inmediato?

―Phil espera comer el momento en que el pavo está listo ―se ríe, pero suena forzada―. Cuando crea un habito, espera que todos la sigan ―Cindy apunta al tazón grande por el microondas―. Puedes comenzar a calentar las patatas. Todavía necesito hacer la salsa ―sostiene un paquete de mezcla de salsa―. Por lo general la hago desde el principio con los jugos del pavo, pero no tenemos el tiempo, así que esto tendrá que servir.

Ella apaga el horno y coloca el pavo en el mostrador antes de volver su atención a la salsa. La pared sobre la estufa está cubierta con ganchos de ollas y sartenes, y cuando va a agarrar una, las mangas de encaje bajan, y estoy imaginándolo, o hay moretones negros en la parte inferior de ambas muñecas. Como si alguien la agarró. Fuerte. Sus brazos bajan y las mangas cubren sus antebrazos, y decido que el encaje negro engañó a mis ojos.

―¿Vive aquí con el señor Pierce o tiene su propio lugar? ―pregunto mientras espero que el puré de papas termine de calentarse.

―Me mudé con Phil unas dos semanas después de que nos conocimos ―admite.

Tengo que estar imaginando cosas, porque no hay manera de que ese acorde en su voz sea amargura, ¿verdad?

―Oh. Eso es un poco impulsivo. Casi no se conocían, ¿eh?

―No. No lo hacíamos.

Bueno, no lo estoy imaginando. Eso es absolutamente amargura.

Cindy mira por encima de su hombro, un destello inconfundible de tristeza en sus ojos.

―No estoy segura de que alguien alguna vez dijera esto, pero la espontaneidad tiene la tendencia a volverse en contra tuya. No tengo ni idea de cómo responder.
Por eso digo

―Oh.

Tengo la sensación de que diré mucho esa palabra esta noche.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: SUEÑO DE MEDIA NOCHE: EL TRATO- cap. 45 y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Ene 14, 2017 11:31 pm

CAPITULO 36
BRITTANY



Él la golpea.

El hijo de puta la golpea.

Sólo tarde media hora en compañía de Cindy para llegar a esa conclusión. Para ver las señales. Lo veo en la forma en que se estremece cada vez que él la toca. Sólo un poco, y probablemente imperceptible para cualquier otra persona, pero es la misma forma en que mi madre respondía cada vez que él se le acercaba. Era casi como si estuviera anticipando la próxima llegada de su puño, o la palma de su mano, o su jodido pie.

Pero esa no es la única señal de advertencia que Cindy está transmitiendo. El encaje de manga larga del vestido rojo es un claro indicativo, también he follado a suficientes chicas de hermandad para saber que no combinan los tacones blancos con una chaqueta negra. Y luego está la chispa de miedo que pasa a través de sus ojos cada vez que mi padre se mueve en su silla. La triste caída de sus hombros cuando le dice que la salsa es demasiado aguada. La gran cantidad de elogios que ella le da porque está obviamente tratando de mantenerlo feliz. No, para mantenerlo en calma.

Estamos a mitad de la cena, mi ropa me está ahogándome, y no estoy segura de si puedo controlar más mi rabia. No creo que pueda llegar al postre sin atacar al viejo y exigirle saber cómo posiblemente puede hacer esto con otra mujer.

Cindy y Santana están charlando sobre algo. No tengo ni idea de lo que es. Mis dedos agarran mi tenedor tan apretado que me sorprende que no se doble por la mitad.

Antes él trató de hablar conmigo sobre el hockey cuando Santana y Cindy estaban en la cocina. Traté de responderle. Estoy segura de que incluso me las arreglé para formar frases correctas, con los sujetos y predicados y toda esa mierda. Pero desde el segundo en que Santana y yo entramos en esta casa de mala muerte, mi mente ha estado en otro lugar. Cada habitación tiene un recuerdo que lleva la bilis a mi garganta.

La cocina es donde me rompió la nariz por primera vez. Arriba es donde recibía la peor parte, por lo general en mi habitación, donde no me atrevo a aventurar esta noche porque temo que las paredes pudieran venirse encima de mí.

La sala de estar es donde me golpeó contra la pared después de que mi liga de octavo grado no llego a los playoffs. Sin embargo, me di cuenta de que colgó una pintura sobre el agujero en los paneles de yeso.

—Así que sí —está diciendo Santana—. Ahora estoy cantando un solo, que es lo que debería haber hecho en primer lugar.

Cindy hace un ruido simpático con su lengua.

—Este chico suena como un estúpido.


—Cynthia —dice mi padre bruscamente—. Lenguaje.


Ahí está otra vez, se estremece. El débil "Lo siento" debería ser lo siguiente, pero para mi sorpresa, no se disculpa.

—¿No estás de acuerdo, Phil? Imagina que todavía estás jugando para los Rangers y tu arquero te tumba justo antes del primer juego de la serie de la Copa Stanley.

La mandíbula de mi padre se pone rígida. —Las dos situaciones no son comparables.

Ella se retracta rápidamente.

—No, creo que no lo son.

Tomo un bocado de puré de papas y relleno en mi boca. La fría mirada de mi padre viaja a Santana.

—¿Cuánto tiempo has estado viendo a mi hija?


Por el rabillo de mi ojo, la veo ponerse incomoda.

—Un mes.

Asiente con la cabeza, casi como si le complaciera escucharlo. Cuando habla de nuevo, me doy cuenta, precisamente, de lo que está satisfecho.

—No es serio, entonces.

Santana frunce el ceño.

Yo también, porque sé lo que él está pensando. No, lo que está esperando. Que esta cosa con Santana sea sólo una aventura. Que va a esfumarse más temprano que tarde y luego podré volver a centrarme exclusivamente en el hockey. Pero se equivoca. Maldición, yo estaba equivocada, también. Creí que tener una novia me distraería de mis metas y dividiría mi atención, pero no lo ha hecho. Me encanta estar con Santana, pero no he perdido de vista el hockey, tampoco. Todavía estoy esforzándome en las prácticas, continuo acabando a mis oponentes en el hielo. Este último mes me ha demostrado que puedo tener a Santana y al hockey en mi vida, y darle a ambos la atención que merecen.

—¿Te dijo Brittany que está planeando entrar de refuerzo después de la graduación? —mi padre le pregunta.

Santana asiente en respuesta.

—Una vez dijo que su programa será cada vez más agitado. Me imagino que el tuyo también lo hará. —Mi padre frunce sus labios—. ¿Dónde te ves después de la graduación? ¿Broadway? ¿Grabando un disco?

—No lo he decidido aún —responde ella, alcanzando su vaso de agua.

Me he dado cuenta de que su plato está vacío. Terminó toda su comida, pero no ha pedido más. Tampoco lo he hecho yo, aunque no puedo negar que la comida de Cindy es jodidamente fantástica. No he comido un pavo tan jugoso en años.

—Bueno, en la industria de la música hay que hacer arduo trabajo para poder entrar. Se requiere de mucho trabajo duro y perseverancia —mi padre se detiene—. Y una increíble cantidad de enfoque.

—Soy muy consciente de eso —los labios de Santana forman una línea apretada, como si tuviera un millón de cosas más que decir, pero se obliga a no hacerlo.

—El deporte profesional es de la misma manera —mi papá dice enfáticamente—. Requiere el mismo nivel de atención. Las distracciones pueden ser costosas —su cabeza apunta hacia mí—. ¿No es cierto, hija?

Alcanzo la mano de Santana y cubro sus nudillos con mi palma.

—Algunas distracciones valen la pena.

Sus fosas nasales se ensanchan.

—Parece que todo el mundo ha terminado de comer —espeta Cindy—. ¿Qué
tal algo de postre?

Mi estómago se agita ante la idea de gastar un segundo más en esta casa.

—En realidad, Santana y yo nos tenemos que ir —le digo bruscamente—. El tiempo dijo
que esta noche nevaría por lo que queremos regresar antes de que los caminos se
pongan mal.

La cabeza de Cindy gira a la ventana en el otro lado del comedor. Más allá del vidrio, no hay ni una mota de blanco en el aire o en el suelo. Pero dios la bendiga, ella no hace comentarios sobre el estado libre de nieve de la calle. En todo caso, se ve casi aliviada de que esta incómoda noche está a punto de llegar a su fin.

—Retirare la mesa —ofrece Santana.

Cindy asiente.

—Gracias, Santana. Lo aprecio.

—Brittany —mi padre desliza la silla hacia atrás—. A hablar.

Entonces se va.

Que él y sus malditas charlas se jodan. El hijo de puta ni siquiera le agradece a su novia por la exquisita comida que preparo. Estoy muy malditamente harta de este hombre, pero me trago mi enojo y lo sigo fuera del comedor.

—¿Qué quieres? —Exijo una vez que entramos en su estudio—. Y no te molestes ordenándome que me quede para el postre. Vine a casa para Acción de Gracias, comimos un poco de pavo, y ahora me voy.

—Me importa una mierda el postre. Tenemos que hablar de esa chica.

—¿Esa chica? —me río duramente—. ¿Te refieres a Santana? Porque ella no es
sólo una chica. Es mi novia.

—Es una carga —chasquea.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Cómo lo sabes?

—¡Has perdido dos de tus últimos tres partidos! —ruge

—¿Y eso es culpa de ella?

—¡Por supuesto, maldita sea! Te está haciendo perder de vista el partido.

—No soy la única jugadora en el equipo —le digo rotundamente—. Y no soy la
única que cometió errores durante esos partidos.

—Tuviste una costosa sanción en el último —escupe.

—Sí, lo hice. Gran cosa. Seguimos siendo el número uno en nuestra liga. Aún número dos en general.

—¿El número dos? —está gritando ahora, sus manos formando puños apretados mientras da un paso hacia mí—. ¿Y estas feliz con ser la número dos? ¡Te forme para ser la número uno, pedazo de mierda!

Antes, esos ojos llameantes y mejillas rojas me hubieran hecho estremecer, también. Pero ya no más. Una vez que tuve dieciséis y había crecido dos centímetros y tenido unas libras más que mi padre, me di cuenta de que ya no tenía que tener miedo de él.

Nunca olvidaré la mirada en sus ojos la primera vez que me defendí. Su puño había estado viniendo hacia mi cara, y en un momento de lucidez, me di cuenta de que podía bloquearlo. Que ya no tenía que pararme ahí y recibir el abuso. Podía propinárselo a él de vuelta.

Y lo hice. Todavía recuerdo la crisis de satisfacción de mis nudillos cuando se conectaron con su mandíbula. A pesar de que él había gruñido con furia, había habido genuina conmoción, y temor, en sus ojos cuando se había tambaleado hacia atrás por la fuerza del impacto.

Esa fue la última vez que levanto una mano hacia mí.

—¿Qué vas a hacer? —me burlo, señalando sus puños—. ¿Golpearme? ¿Qué, estás cansado de desquitarte con esa buena mujer ahí afuera?

Todo su cuerpo se vuelve más rígido que el granito.

—¿Crees que no sé qué la estás usando como tu saco de boxeo? —Siseo.

—Cuida tu maldita boca, muchacha.

La furia en mis entrañas se desborda.

—Vete a la mierda —lanzo. Mi respiración se vuelve superficial mientras miro en sus ojos enfurecidos—. ¿Cómo puedes poner una mano sobre ella? ¿Cómo puedes ponerle la mano encima a alguien? ¿Qué mierda es lo que te sucede?

Camina hacia mí, deteniéndose cuando estamos a un mero centímetro de distancia. Por un segundo creo que en realidad podría golpearme. Casi quiero que lo haga. De esa manera puedo devolverle el golpe. Puedo golpear con mis puños su rostro patético y mostrarle lo que se siente el ser golpeada por alguien que se supone que te ame.

Pero mis pies permanecen arraigados en su lugar, mis manos apretadas fuertemente contra mis costados. Porque no importa lo mal que quiero hacerlo, nunca voy a rebajarme a su nivel. Nunca perderé el control de mi temperamento y ser como él.

—Necesitas ayuda —suelto—. En serio, viejo. Necesitas algo de jodida ayuda, y realmente espero que lo hagas antes de que dañes a esa mujer más de lo que ya haces.

Salgo de su estudio. Mis piernas se tambalean con tanta fuerza que es un milagro que se las arreglen para llevarme todo el camino hasta la cocina, donde encuentro a Santana enjuagando los platos en el fregadero. Cindy está cargando el lavavajillas. Ambas mujeres me miran ingresar, y sus rostros se vuelven pálidos.

—Cindy —me aclaro la garganta, pero el enorme bulto permanece—. Lo siento por robarte a Santana, pero tenemos que irnos ahora.

Después de un largo momento, la cabeza de la rubia hace una rápida inclinación de cabeza.

—Está bien. Yo puedo hacer el resto.

Santana cierra el grifo y se me acerca lentamente.

—¿Estas bien?

Niego con la cabeza.

—¿Puedes ir a esperar en el auto? Tengo que hablar con Cindy por un momento.


En lugar de salir de la cocina, Santana regresa donde Cindy, vacila, para luego darle a la mujer un cálido abrazo.

—Muchas gracias por la cena. Feliz día de Acción de Gracias.

—Feliz día de Acción de Gracias —murmura Cindy con una sonrisa tensa.

Meto la mano en el bolsillo interior de mi chaqueta y saco mis llaves.

—Aquí. Enciéndelo —le digo a Santana.

Sale de la habitación sin decir nada más.

Tomando una respiración, cruzo el suelo de baldosas y me paro directamente delante de Cindy. Para mi horror, ella reacciona con ese pequeño, temeroso estremecimiento del que he sido testigo toda la noche. Como si esta fuera una situación de tal padre, tal hija. Como si yo fuera a...

—No voy a lastimarte —mi voz se quiebra como un jodido huevo. Me siento mal al incluso tener que asegurarle eso.

Pánico inunda sus ojos.

—¿Qué? Oh, cariño, no. No creo que...

—Sí, lo hiciste —le digo en voz baja—. Está bien. No lo estoy tomando como
algo personal. Sé lo que se siente al... —trago—. Mira, no tengo mucho tiempo, porque tengo que salir de esta casa antes de que haga algo que pudiera lamentar, pero sólo necesito que sepas algo.

Inquieta, suelta el lavavajillas.

—¿Qué es?

—Yo... —otro trago profundo y luego voy directo al punto, porque realmente, ninguna de las dos quiere estar teniendo esta conversación.—. Él me lo hizo a mí y a mi madre, también, ¿está bien? Él abusó de nosotras, física y verbalmente, por años.

Sus labios se abren, pero no dijo ni una palabra. Mi corazón se contrae cuando me obligo a continuar.

—No es un buen hombre. Es peligroso y violento, y... enfermo. Está enfermo. No tienes que decirme lo que te está haciendo. O maldición, tal vez estoy equivocada y no te está
haciendo nada, pero creo que lo está, porque lo veo en la forma en que actúas a su alrededor. Yo actuaba de esa manera también. Cada movimiento que hacía, cada palabra que decía... todo lo que hacía estaba vinculado con el miedo, porque estaba asustada de que él me golpeara de nuevo.

Su mirada afligida es toda la confirmación que necesito.

—De todos modos —inspiro profundamente—. No voy a sacarte de aquí sobre mi hombro, o llamar a la policía y decirles que ocurre violencia doméstica en esta casa. Este no es mi lugar, y no voy a interferir. Pero necesito que sepas un par de cosas. Uno, no es tu culpa. Nunca te culpes a ti misma, porque es todo sobre él. No hiciste nada para provocar sus críticas y sus ataques verbales, y no fallaste en cumplir sus expectativas porque sus expectativas son jodidamente imposibles de cumplir —mi pecho aumenta tan fuerte que me duelen las costillas—. Y dos, si alguna vez necesitas algo, cualquier cosa, quiero que me llames, ¿de acuerdo? Si necesitas hablar, o si quieres dejarlo y necesitas que alguien te ayude a hacer las maletas o mudarte o lo que sea, llámame. O si él... hace algo y necesitas ayuda, joder, llámame. ¿Puedes prometerme eso?


Cindy se ve aturdida. Total y absolutamente aturdida. Sus ojos azules están vidriosos, y comienza a parpadear rápido, como si estuviera tratando de contener las lágrimas. La cocina se vuelve tan silenciosa como en una funeraria. Ella sólo se me queda mirando, parpadeando rápidamente, los dedos de una de sus manos jugando con su manga.

Después de lo que parece una eternidad, me da un guiño tembloroso y susurra

—: Gracias.

Una ráfaga de calor me golpea cuando me deslizo en el asiento del conductor. Santana ha encendido el motor y ya está con el cinturón de seguridad, como si estuviera tan desesperada por salir de aquí como yo. Puse el coche en marcha y acelere lejos de la acera, necesitando poner distancia entre yo y esa piedra rojiza. Si tengo la suerte de jugar para Boston un día, mi plan es vivir tan lejos de Beacon Hill como sea posible.

—Así que... eso fue un poco brutal —comenta Santana.

No puedo dejar de reír estremeciéndome.

—¿Un poco?

Suspira. —Estaba tratando de ser diplomática.

—No te molestes. Eso fue una pesadilla de principio a fin —mis dedos se aprietan alrededor del volante con tanta fuerza que mis nudillos se vuelven blancos—. Él la golpea.

Hay un momento de silencio, pero cuando Santana contesta, es con pesar, no sorpresa. —Pensé que podría ser el caso. Sus mangas se levantaron en la cocina y me pareció ver algunos moretones en sus muñecas.

La revelación envía un flujo fresco de ira a través de mí. Maldición. Una parte de mí todavía tenía la esperanza de que pudiera estar equivocada sobre de Cindy. El silencio se instala entre nosotras mientras me dirijo a la autopista. Mi mano se apoya en la palanca de cambios, y Santana la cubre con la suya. Acaricia mis nudillos, su tacto suave alivia algo de la presión en mi pecho.

—Ella tenía miedo de mí —murmuro.

Esta vez, Santana suena sorprendida.

—¿De qué estás hablando?

—Cuando estaba sola en la cocina con Cindy, me acerque y ella se estremeció. Se estremeció, como si estuviera asustada de que pudiera hacerle daño —mi garganta
se obstruye—. Quiero decir, lo entiendo. Mi mamá se asustaba, también. Yo también. Pero... joder. No puedo creer que pensó que fuera capaz de hacerle daño.

Tristeza suaviza la voz de Santana. —Probablemente no es sólo de ti. Si él está abusando de ella, entonces probablemente teme de cualquiera que se acerque a ella. Yo actuaba de la misma manera por un tiempo después de la violación. Asustadiza, nerviosa, sospechosa de todos. Pasó mucho tiempo antes de que finalmente fuera capaz de relajarme con los extraños, e incluso ahora, todavía hay cosas que no voy a hacer. Como beber en público. Bueno, a menos que tu estés allí para actuar de guardaespaldas.

Sé que la última línea es un intento de hacerme sonreír, pero no lo hace. Todavía estoy preocupada por la reacción de Cindy.

De hecho, ya no tengo ganas de hablar. Es solo... que no puedo. Afortunadamente, Santana no me presiona. Me encanta eso de ella, como nunca trata de llenar los silencios con conversación forzada. Ella pregunta si estoy bien con que ponga música, y cuando asiento, conecta su iPod y pone una lista de reproducción que me hace sonreír. Es el rock clásico que le envié por correo electrónico cuando nos conocimos, aunque me doy cuenta de que no comienza desde la primera canción. Porque la primera canción pasa a ser la favorita de mi madre, y estoy bastante segura de que si lo oigo ahora, voy a llorar.
Lo que sólo sirve para demostrar que Santana López es... increíble. Esta tan
jodidamente en sintonía conmigo, con mis estados de ánimo, mi dolor. Nunca he
estado con nadie que me pueda leer tan bien.

Una hora pasa. Sé que es una hora porque esa es la duración de la lista de reproducción, y cuando termina, Santana pone una mezcla diferente, lo que me hace sonreír demasiado, ya que consiste en una gran cantidad de Rat Pack, Motown y Bruno Mars.
Estoy tranquila ahora. Bueno, más tranquila. Cada vez que siento que estoy
relajándome, recuerdo los ojos de temor de Cindy y la presión aprieta mi pecho de
nuevo. Como un remolino de incertidumbre en mis entrañas, me obligo a no insistir en la pregunta que sigue estando en mi cerebro, pero cuando acelero a la pista de salida y conduzco hacia la carretera de dos carriles que nos llevará a Hastings, la pregunta aparece de nuevo y esta vez no puedo alejarla.

—¿Que si soy capaz de eso?

Santana baja el volumen.

—¿Qué?

—¿Que si soy capaz de lastimar a alguien? —le pregunto con voz ronca—.
¿Que si soy como él?

Responde con absoluta convicción.

—No lo eres.

Miseria se arrastra por mi columna vertebral.

—Tengo su temperamento, lo sé. Quería estrangularlo esta noche —aprieto mis labios—. Tomó toda mi fuerza de voluntad no estrellarlo en una pared y golpearlo hasta la muerte. Pero eso no valía la pena. Él no vale la pena.

Toma mi mano y entrelaza sus dedos con los míos.

—Y es por eso que no eres como él. Tienes esa fuerza de voluntad, y eso significa que no tienes su temperamento. Porque él no puede controlar el suyo. Deja que la ira se alimente de él, llevándolo a lastimar a las personas a su alrededor, a personas que son más débiles que él —su agarre en mi mano se aprieta—. ¿Qué harías si te molesto en
este momento?

Parpadeo.

—¿Qué quieres decir?

—Hagamos de cuenta que no estamos en el auto en este momento. Estamos en mi habitación, o en tu casa, y yo... no sé, te digo que me acosté con alguien más. No, te digo que he estado durmiendo con todo el equipo de hockey desde el segundo que nos conocimos.

El pensamiento hace un nudo en mi interior.

—¿Qué harías? —provoca.

Me giro hacia ella con el ceño fruncido.

—Terminaríamos y saldría por la puerta.

—¿Lo harías? ¿No estarías tentado de golpearme?

Retrocedo en horror.

—Por supuesto que no. Jesús.

—Exactamente —su palma se mueve suavemente sobre mis nudillos fríos—. Porque no eres como él. No importa qué tan enfadada estés con alguien, tú no lo golpearías.

—Eso no es cierto. Me he metido en una pelea o dos en el hielo —admito—. Y una vez golpeé a un chico de Malone, pero eso es porque dijo algunas cosas desagradables sobre la mamá de Logan y no podía no defender a mi amigo.

Suspira.

—No estoy diciendo que eres incapaz de la violencia. Todos son capaces de ello. Estoy diciendo que no le harías daño a alguien que amas. Por lo menos no intencionalmente.

Ruego a Dios que este en lo cierto. Pero cuando heredas tu ADN de un hombre que les hace daño a las personas que ama, quién demonios sabe. Mis manos comienzan a temblar, y sé que Santana lo siente porque me aprieta la mano derecha para estabilizarla.

—Estaciónate —dice.

Frunzo el ceño de nuevo. Estamos conduciendo por un tramo oscuro de la carretera, y a pesar de que no hay otros vehículos a la vista, no me gusta la idea de parar en medio de la nada.

—¿Por qué?

—Porque quiero besarte, y no puedo hacer eso cuando tus ojos están en la
carretera.

Una sonrisa involuntaria aparece en mis labios. Nunca nadie me había pedido que me detuviera antes para así poder besarme, y aunque estoy agotada y enojada y triste, y quién sabe qué más, la idea de besar a Santana ahora suena como el jodido cielo puro.

Sin decir una palabra, me salgo del arcén, moviendo la palanca de cambios para aparcar, y las luces de emergencia parpadean.

Ella se desliza más cerca y agarra mi barbilla. Sus delicados dedos acarician mi cara, y luego se inclina y me besa. Sólo el toque fugaz de sus labios, antes de alejarse y susurrar

—: No eres como él. Nunca vas a ser como él —sus labios rozan mi nariz antes de besar la punta—. Eres una buena persona —pone un pequeño beso en mi mejilla—. Eres honesta, amable y compasiva —ligeramente muerde mi labio inferior—. Quiero decir, no me malinterpretes, eres una completa idiota a veces, pero eres una especie de idiota tolerable.

No puedo dejar de sonreír.

—No eres como él —repite, más firme esta vez—. Lo único que ustedes dos tienen en común es que ambos son dotados jugadores de hockey. Eso es lo que es. Tú no eres como él.

Jesús, necesitaba escuchar eso. Sus palabras penetran en ese aterrorizado lugar en mi corazón, y la presión en mi pecho se disipa, ahueco la parte posterior de su cabeza y la beso fuerte. Mi lengua se desliza dentro de su boca y gimo felizmente, porque sabe cómo arándanos y huele como a cerezas y jodidamente me encanta. Quiero besarla toda la noche, por el resto de mi jodida vida, pero no he olvidado dónde estamos en este momento.

De mala gana a rompo el beso, solo cuando su mano se mueve hacia mi entrepierna.

—¿Que estás haciendo? —gimo, luego gimo de nuevo cuando frota mi vagina
adolorida sobre mis pantalones.

—¿Qué crees?

Agarro su mano aun moviéndose.

—No sé si eres consciente de ello, pero estamos sentadas en el coche junto a la carretera.

—¿No realmente? Pensé que estábamos en un avión de camino a Palm Springs.

Ahogo una risa, pero se convierte en un jadeo cuando la tentación junto a mí me acaricia de nuevo. Aprieta mas fuerte, extendiendo pequeñas ondas de calor a través de mí. Oh diablos. Este no es el momento, pero tengo que saber si ella esta tan encendida como lo estoy yo, y no puedo detener mi mano de desviarse a su rodilla. Acaricio la piel suave de su muslo antes de dejar caer mi mano bajo su vestido.

La ahueco sobre sus bragas y gimo cuando siento el material húmedo contra mi palma. Esta mojada. Realmente mojada.

De alguna manera me las arreglé para alejar mi mano.

—No podemos hacer esto.

—¿Porque no? —un guiño pícaro baila en sus ojos, lo que no me sorprende, porque estoy descubriendo rápidamente que Santana es aventurera como el infierno una vez que se permite bajar la guardia y confiar en alguien. Y sigo anonadada de que confié en mí.

—Cualquiera puede conducir por aquí —hago una pausa significativa—. Inclusive una patrulla de policía.

—Entonces es mejor que seamos rápidas.

Antes de que pueda parpadear, baja la cremallera de mis pantalones y desliza su mano dentro de mis bragas. Mis ojos rápidamente se ponen en blanco.

—Ponte en el asiento de atrás —suelto.

Sus ojos se abren, luego se llenan de alegría.

—¿En serio?

—Demonios, si vamos a hacer esto, bien podríamos hacerlo bien —le respondo
con un suspiro—. Todo o nada, ¿recuerdas?

Me da risa lo rápido que se pone en el asiento trasero. Riéndome, para luego unirme a ella en la parte de atrás.

Cuando ve lo que estoy sosteniendo, su mandíbula cae.
Cubro su cuerpo con el mío y apoyo mis codos a cada lado de ella.

—Naah, prefiero morenas tetonas —entierro mi cara en su cuello y acaricio su piel—. Una en particular. Quien, por cierto, también tiene curvas de sobra —mis manos se
deslizan por su cintura—. Y diminutas caderas —deslizo mis manos debajo de ella
y aprieto su trasero redondo—. Y un culo agarrable —pongo una mano entre sus
piernas—. Y el coño más apretado en el planeta.

Se estremece.

—Tú tienes la boca más sucia del mundo.

—Sí, pero sigues amándome.

Su aliento se atrapa.

—Sí. Lo hago —sus ojos oscuros brillan hacia mí—. Te amo.

Mi corazón esta malditamente cerca de explotar cuando esas dos palabras dulces yacen entre nosotras. Otras chicas me han dicho eso antes, pero esta vez es diferente. Porque Santana lo dice, y ella no es cualquier chica. Y porque sé que cuando ella dice que me ama, realmente se refiere a mí, Brittany, y no a la estrella del hockey de Briar, o la señorita popularidad, o la hija de Phil Pierce. Ella me ama.

Me es difícil hablar más allá del enorme nudo en mi garganta.

—Te amo, también —es la primera vez que le he dicho a una chica que la amo, y se siente muy condenadamente bien.

Santana sonríe. Luego inclina mi cabeza hacia abajo y me besa, y de repente ya no estamos hablando. Quito su vestido y de un tirón bajo mis pantalones. Ni siquiera le quito las bragas, las muevo con mi entrepierna, con una mano tocandola, y guiándola a mi abertura. Gime el instante en que uno a ella, quiero enterrarme en ella. Y no estaba bromeando sobre lo apretada que es. Su coño me sostiene como un sujeta tornillos y veo estrellas, tan cerca de perderme que tengo que alejar el clímax.
He follado chicas en mi auto antes. Nunca he hecho el amor en uno.

—Eres tan hermosa —murmuro, incapaz de apartar los ojos de ella.

Empiezo a moverme, yendo despacio y haciendo que dure, pero soy muy consciente de lo que nos rodea. Un buen samaritano, o peor aún, un policía, podría ver el Jeep y pensar que necesitamos ayuda en la carretera, y si deciden acercarse a nosotras, obtendrán una mirada de mi desnudo trasero, viendo mi movimiento de caderas y los brazos de Santana agarrando mi espalda.



Además, en esta posición, es difícil moverse. Todo lo que puedo manejar es movimientos rápidos y poco profundos, pero a Santana no parece importarle. Hace los ruidos más sexys mientras me muevo sobre ella, suspiros entrecortados y gemidos temblorosos, y cuando golpeo este lugar determinado de ella, gime tan fuerte que tengo que apretar las mejillas de mi culo para detenerme de venirme.

Puedo sentir el orgasmo precipitarse hacia mí, pero quiero que se venga, también. Quiero oírla gritar y succionarme mientras su coño se tensa a mí alrededor. Me estiro entre nosotras y presiono mi pulgar sobre su clítoris, frotando suavemente.

—Dámelo, bebé —hablo en tono áspero en su oído—. Vente para mí.

Déjame sentir que te vienes alrededor de mi. Sus ojos se aprietan con fuerza, subiendo sus caderas para encontrar mis empujes apresurados, y entonces grita de placer, y me vengo con tanta fuerza que mi visión vacila y mi mente se fragmenta en mil pedazos.
Cuando el hilarante placer finalmente termina, noto la canción que está sonando en el auto.

Mis ojos se abren.

—¿Re-descargaste One Direction?

Su boca se tuerce.

—No...

—Uh-huh. ¿Entonces porque esta “Story of my Life” sonando? —demando.

Hace una pausa, y luego deja escapar un gran suspiro.

—Porque me gusta One Direction. Ya está. Lo dije.

—Tienes suerte de que te ame —le advertí—. Porque no lo toleraría de lo
contrario.

Santana sonríe.

—Tienes suerte de que te amé. Porque eres una completa idiota y no hay muchas chicas que podrían con eso.

Ella probablemente tiene razón sobre la cosa de lo idiota. Definitivamente tiene razón sobre la parte de la suerte.
marthagr81@yahoo.es
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