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BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
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claudia1988
Tati.94
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Espero que la mentira se acabe pronto!!!
Veremos que pasa!!
Saludos
Veremos que pasa!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 6
Ella le echó un vistazo al niño con las brillantes pestañas doradas. No puede hablar, así que, ¿cómo sabré lo que quiere? Lo tendió de espaldas sobre la cama para que pudiera mover sus brazos y piernas.
Él miró hacia Brittany con inteligentes ojos azules, su mirada moviéndose mientras estudiaba su rostro.
—Espero que seas feliz conmigo. Siempre he querido un niño, pero no sé cómo mezclar fórmulas o siquiera cómo cambiar un pañal. Así que voy a tener que aprender esto a medida que avancemos.
Ella agarró el extremo de la pequeña nariz achatada del niño y apretó suavemente. Se sentía tan suave como la seda contra sus dedos
—¿Qué piensas de eso, pequeño?
Él hizo puchero en respuesta, presionando el labio inferior cubierto de baba hacia ella.
—Está bien, vamos a probar un juego diferente. —Abrió la toalla que había doblado alrededor de su cuerpo y le dio un sonoro beso sobre su redondo y blanco vientre.
Su risita infantil envolvió sus entrañas en calor acogedor como una bufanda de lana suave. Trató de captar las emociones que estaba experimentando. Protectora. Maternal.
Tan diferente del calor ardiente que sentía por Santana.
—Supongo que te gustó eso, ¿eh? —Sopló otra vez en su vientre, el cual se sentía como pluma suave contra sus labios, y él se rió de nuevo, pateando sus pequeños pies descalzos. Ella tiró de sus deditos del pie y cantó la rima de "Este pequeño cerdito".
Santy se rió con cada toque.
—Eres cosquilludo, ¿no es así? —Sus mejillas parecían aún más regordetas con su sonrisa de dos dientes invadiendo su rostro.
Él continuó pataleando, lo que hacía rebotar su cuerpo redondo en la cama.
—Tienes mucha energía, también. Espero que duermas en ocasiones.
De repente, se sintió más eufórica que agotada. En lugar de correr al hospital para otra oportunidad de fertilidad que la dejaba con un dolor de cabeza y el estómago hinchado, estaba alojada en una preciosa cabaña junto al mar donde podía respirar el aire fresco del mar y contemplar el agua azul verdosa. Y tenía a Santy y a Santana en su vida.
Finalmente, soy madre. Su bebé soñado había sido entregado a ella en un instante, y su existencia monótona había estallado en un arco iris de colores. Ya se estaba enamorando del pequeño Santy. Lo levantó de la cama y sostuvo su cuerpo cálido ysuave contra su pecho. Cada vez que lo sostenía, el vínculo entre ellos se intensificaba.
La calidez se extendía desde su vientre a sus pechos y el extraño y un poco incómodo hormigueo tiró de sus pezones. Eso es raro.
Él es mi hijo, pensó. Mi hijo. Ella estaba encantada de ser la madre de Santy, pero al mismo tiempo, era una responsabilidad abrumadora. Tengo mucho que aprender.Brittany sabía que haría lo que fuera para darle la mejor atención.
Esperaba que nadie se fijara que no le pertenecía a ella. Si te quedas aquí, nadie lo sabrá nunca. Brittany sabía que el plan no podría funcionar indefinidamente. Finalmente, Santy tendría que vivir en un lugar con buenas escuelas.
La sonrisa de Santy se convirtió en un puchero baboso. El mayor puchero que había visto en una cara.
Luego, sus oscuros ojos azules se ampliaron, y su boca se abrió en una enorme O, y sabía que el llanto venía antes de escucharlo.
—Santy, ¿qué te pasa? —Ella intentó tirando de sus dedos de los pies, darle a su vientre hinchado un beso sonoro, haciéndole cosquillas debajo del brazo, pero su llanto se hizo más fuerte con cada esfuerzo.
Tal vez tiene hambre. Lo había visto beberse un biberón en el avión, pero el pequeño Santy tenía dos dientes, probablemente también comía alimentos blandos. ¿Le gustaban los cereales? ¿Puré de bananas? ¿Puré de guisantes? Podría durar toda la semana el proceso de averiguar cuáles eran los alimentos
que le gustaban.
Sus pezones le dolían, y se sentían como alfileres picando sus extremos. Ouch.
—¿Estoy mojada?
Ella levantó la parte inferior de la toalla para ver un charco absorbiéndose lentamente en las fibras de algodón.
—Por lo menos he dado en el clavo con eso. —Dejando a Santy en el centro de la cama, corrió al cuarto de baño para agarrar una toalla de mano para envolverlo y otra para limpiar la fuga.
—Cuando Santana vuelva, le pediré más toallas limpias, estamos a punto de salir. — Después de estirar las toallas, una encima de la otra, recostó a Santy, tirando de la mitad inferior de la parte superior, metiendo la toalla entre sus piernas. Aunque, las quejas de Santy se hicieron más intermitentes, continuó balbuceando y gritando.
Frustrada por su incapacidad para calmarloBrittany se sintió aliviada cuando oyó el sonido de pasos acercándose—. Espero que no te hagas popo ahora o Santana no estará feliz en absoluto. Creo que está subiendo las escaleras ahora. Con suerte, compró pañales.
La profunda voz Femenina de Santana flotó a través de la pantalla.
—De hecho lo hice. ¿Te importa si entro?
Brittany enderezó la parte superior de su bata antes de contestar.
—Para nada. Llegaste justo a tiempo.
***
Santana abrió la puerta y entró, con los brazos sobrecargados de bolsas. Las dejó caer sobre la mesa de la cocina y luego caminó hacia donde Brittany tenía a Santy tendido en la cama.
—Lo primero es lo primero. —Élla le entregó un paquete de pañales desechables con un bote de toallitas húmedas para bebés Brittany parecía que estaba a punto de estallar en lágrimas.
—Santana, me siento tan fuera de mi elemento aquí. Lo he entretenido por un rato con los juegos, pero luego empezó a quejarse. Después de que hizo pis, lo envolví con una toalla seca, pero todavía está llorando. No parece feliz conmigo en absoluto.
Santana podía decir que ella se sentía insegura en su nuevo papel como madre, y le molestaba verla angustiada. Abrió el paquete de plástico y le entregó un pañal.
—Está bien, Brittany. Probablemente tiene hambre. ¿Por qué no le limpias el trasero y le pones un pañal mientras caliento la fórmula y le hago un puré de frutas? Tan pronto como tenga el estómago lleno, probablemente estará tan feliz como una almeja.
Una pequeña sonrisa elevó las comisuras de los labios de Brittany.
—Eres un pan, la enciclopedia de bebés, ¿no es así?
—Casi —dijo Santana con un guiño. Entró en la cocina y sacó cuatro botellas de plástico y dos grandes latas de leche maternizada de cada una de las bolsas, organizándolas cuidadosamente en el mostrador. Alzó la voz un poco para que ella fuera capaz de escucharlo desde el otro lado de la habitación—. Como he dicho antes, crecí en una familia numerosa. Serás capaz de leer lo que él necesita en poco tiempo. No es tan difícil. Mira sus ojos. Cuando se ponen así de amplios, significa o, estoy estreñido o tengo hambre.
Estaría gruñendo si tuviera que ir. Ahora mismo está haciendo movimientos de succión con la boca, como si estuviera buscando un pezón.
***
Brttany miró a los ojos de Santy. Vio la desesperación en sus oscuros ojos azules redondos como platillos.
Sus gruesas cejas rubias se juntaban y sus labios estaban fruncidos en un puchero, de vez en cuando haciendo movimientos de succión como si estuviera bebiendo de una botella. Cada vez que él dejaba escapar otro gemido, su diminuta boca se abría ampliamente antes de que saliera el sonido. Tienes la más
adorable carita de ángel.
Después de desenredar a Santy de la toalla, lo levantó y desplegó el pañal acostándolo sobre élla. Abrochó las pestañas a cada lado y lo recogió. El pañal se cayó sobre la colcha, y un chorro de pis empapó la parte delantera de su bata.
—Oh, mierda, no lo fijé bien. Y el pequeño muchacho acaba de hacer pis sobre mí.
Brittany se acercó a su lado. Élla se rió y luego se cubrió la boca con una mano.
—Lo siento, pero tienes que admitir que fue divertido.
El rostro de Brittany se calentó de vergüenza y frustración. Nunca voy a conseguir hacer esto bien.
—Santana, lo es de una manera, pero me siento completamente idiota.
—No deberías. Estoy segura de que no será la última vez que suceda. Estoy bastante seguro de que lo hacen a propósito. —La exhalación que dejó salir cuando hablaba le hacía cosquillas en la oreja—. Vuelve a recostarlo y trataré de ajustar las pestañas. No te preocupes; te he comprado algo de ropa. Puedes cambiarte en un minuto.
Santana parecía tenerlo todo planeado. Su cercanía aceleró su ritmo cardíaco y el calor se apresuró hasta su cara. Ella quería impresionarlo, pero hasta ahora solo había logrado demostrar una completa incompetencia con el cuidado de rutina de niños.
—Lo siento. Me siento tonta por no saber cómo hacerlo.
—Está bien. Después de intentarlo un par de veces, será fácil. Tienes que esperar a pegar el adhesivo hasta que estés segura de que el ajuste es correcto. No estoy seguro de si puedo arreglar este o no.
Brittany lo observó mientras élla se acercó a la tarea. Se veía tan bien en pantalones cortos de color caqui y una camiseta ajustada como lo hacía en un traje de baño. Las venas se destacaron en su bíceps mientras tiraba de la cinta adhesiva. Élla apretó los labios cuando el pañal se rasgó.
—Este se va a la basura. —Lo hizo una bola y lo arrojó a un pequeño bote de basura de mimbre antes de agarrar otro pañal del paquete.
—Trataré de no hacer un lío esta vez.
Élla levantó la vista y se encontró con su mirada antes de tocar suavemente su mejilla.
—Deja de ser tan dura contigo misma. Obsérvame ahora y entonces la próxima vez, te guiaré mientras lo haces.
Después de que ella recostara a Santy sobre la colcha, Santana levantó el trasero y las piernas deSanty para deslizar el pañal debajo de él.
—Fija el primer lado fuertemente así podrás ver que se agarra de la cintura con firmeza y luego hacer lo mismo en el otro lado. —Después de que élla adhirió ambas pestañas, trató de deslizar un dedo por la mitad debajo del ombligo de Santy, pero no pudo, ya que el ajuste estaba bien ceñido—. Si no estás segura, trata con la prueba del dedo antes de terminar de pegar el segundo lado.
Por un momento fugaz, se preguntó cómo sus fuertes manos se sentirían volando al ras de su cuerpo desnudo. Los pequeños puntos calientes que dejaba detrás cada vez que la tocaba la excitaban tanto que su aliento se atoraba en su garganta solo de pensarlo. Si él me tocara por todas partes… eres responsable de un bebé. Mantente enfocada.
—Te ves confundida, ¿Brittany? ¿Quieres que lo repase otra vez?
Todo sobre Santana hacia que los pensamientos libidinosos corrieran salvajes en su cerebro, su aspecto robusto, sus suaves y pacientes modales, y su rica voz de barítono.
—N-no, creo que seré capaz de hacerlo a partir de ahora.
Los ojos luminosos de Santana se tornaron a un tono aún más brillante de verde antes de que él los apartara.
—Bien, bueno, estoy seguro de que el agua ya está hirviendo. Voy volver para mezclar la fórmula.
Los lamentos de Santy se intensificaron, y Brittany lo recogió y lo meció en sus brazos. Cada grito incitaba otro apretón de presión espinosa en sus pechos. Se frotó uno, al ver que se sentía sensible y llena de bultos como a veces lo hacían durante la menstruación.
—¿Sabes lo que es realmente extraño? —Ella entró en la cocina y se llevó una mano a los labios—. Pensarás que estoy completamente loca.
Santana estaba vertiendo el polvo de la leche maternizada en la olla agitándola. Estiró el cuello hacia ella.
—¿Qué? —Su mirada marron oscurra flotó de arriba abajo por su cuerpo A pesar de que Santy se retorcía y protestaba mucho en sus brazos Brittany se sintió desnuda bajo la mirada de Santana en la forma más deliciosamente lasciva. Mi cabello es un desastre, tengo pis por todo el frente, y no puedo hacer correctamente una sola tarea de bebé. Si le gusto así, supongo que es una buena señal.
—Yo, eh… —empezó a hablar, pero su cerebro estaba demasiado empañado de lujuria para enviar cualquier mensaje inteligente a sus labios.
Sus ojos marrone oscuros brillaban cuando sonrió.
—Creo que sé lo que estabas a punto de decir…
Brittany curiosamente esperó su respuesta. Quería saber lo bien que él la leía. Sam nunca había dado señales de querer saber o entender sus pensamientos íntimos. Cosas de mujeres, decía siempre que ella quería hablar con élla.
—¿Sí?, ¿y qué es?
—Me imagino que estás sintiendo la sensación de la leche materna. —Santana vertió el líquido en las cuatro botellas y sus músculos faciales se tensaron mientras las sacudía cuidadosamente. El contraste de su fuerza y la manera gentil en que realizaba las tareas maternas, le hizo quererlo casi tanto por la forma en que élla escuchaba sus preocupaciones y las leía bien.
—Estoy sintiendo molestos pinchazos en mis pechos. Pero, ¿cómo puede salir leche cuando no di a luz?
Levantó la mirada y le dedicó una sonrisa derrite corazones.
—Eso le pasó a mi mamá cuando su hermana murió durante el parto. Ella comenzó a cuidar al bebé como si fuera propio. Una vez que se vinculó con él, su leche salió.
Brittany quería saltar a sus brazos. Lucas era tan hábil en eliminar la preocupación casi al instante en que salían a la superficie.
—Me alegro de que expliques eso. Por un momento, pensé que todas esas inyecciones… —Lo que realmente necesito ahora es una gruesa tira de cinta adhesiva sobre la boca—. Oh, no quieres oír hablar de eso.
Las gruesas cejas de Santana se juntaron al fruncir el ceño.
—Britt ¿que ibas a decir?
Al sentirse intimidada por su mirada, ella agitó la mano en el aire para restar importancia a su desliz.
—Solo estaba tratando de ahorrarte tiempo de mi tendencia a compartir demasiada información. Solo pensé en un principio que mis inyecciones de viaje habían causado la sensibilidad del pecho. De todos modos, estoy encantada de poder ser capaz de amamantar Santy.
—Mmm. —Santana se rascó la barbilla y miró hacia otro lado.
Brittany esperaba que élla no la interrogara en ese tema nunca más.
—La leche es la manera natural de ayudar a Santy a prosperar. La leche materna es más nutritiva que la fórmula para bebés. ¿Por qué no pruebas a darle de mamar durante unos minutos antes de ofrecerle una botella? —Puso una botella en el mostrador y colocó las demás en el refrigerador.
—Si Santy puede tomar pecho… no necesitará la leche maternizada, ¿verdad?
—Dentro de unos días, probablemente no. Puesto que eres nueva en esto, no tendrás suficiente leche para darle de comer hasta que venga más. Cuando eso suceda lo sabrás porque estarás goteando.
Brittany se asomó por la parte delantera de su vestido. Sentía los pechos más llenos que de costumbre, pero no vio señales de fuga. El pis de Santy seguía siendo la única mancha húmeda en la tela esponjosa.
—¿Goteando? Fabuloso. Estás seguro de saber mucho sobre la leche materna para ser un chico.
Santana se echó a reír, y una expresión tierna iluminó su rostro.
—Sí, bueno, cuando era niña, aprendí todo lo que hice y no quería saber sobre los bebés y niños en cada etapa de su crecimiento. En este momento necesitas conseguir que se pegue. —Su mirada bajó hacia sus pechos antes de subir de vuelta hacia su cara.
Su mirada penetrante la excitaba tanto que sentía las piernas como si fueran a colapsar debajo de ella.
—Se pegue. ¿Cómo puedo hacer eso? —Las palabras habían emergido de sus labios antes de que hubiera tenido la oportunidad de filtrarlas.
El calor inundó su rostro. Ahora pensará que quiero ayuda para pegar mi pezón en la boca de Santy cuan realmente quiero encogerme y desaparecer.
Santana unió sus brazos como si estuviera sosteniendo a un bebé y luego extendió un dedo hacia un lado de sus pectorales que estiraba seductoramente la camiseta negra que llevaba puesta.
—Lo sostienes cerca de tu pecho para que pueda succionar el pezón.
Imaginar su mirada lujuriosa vagando sobre sus pechos desnudos provocó una liberación de humedad entre sus muslos.
—Oh, y ¿supongo eso frente a ti?
Su rostro se volvió un tono más oscuro, y se dio la vuelta antes de que pudiera leer su
expresión.
—La mayoría de las mujeres simplemente colocan una toalla sobre sus pechos y el bebé para cubrirlos. Iré a conseguirte una.
Sus manos se rozaron brevemente cuando regresó a la habitación y le entregó la toalla. Sintiéndose incómoda, Brittany mantuvo la mirada baja mientras se cubría con la toalla y se sentaba en una silla de mimbre. Acunando a Santy contra su cuerpo y asegurándolo con el antebrazo, abrió la bata con la mano libre, liberando un pecho. Otra oleada de dolor le recorrió sus pechos y sus pezones se irguieron con el calor. Una gota de líquido se filtró de la parte superior de un pezón. Brittany se inclinó hacia Santy,
colocando el pezón más cerca de su boca. Dejó de llorar y se le quedó mirando, frunciendo los labios.
Brittany presionó la punta contra sus labios, esperando que lo tomara. Pero no pasó nada.
—Él no lo toma.
El balbuceo de Santy se intensificó.
Santana se dirigió a zancadas hacia una pared que protegía el dormitorio, estudiando algo que crujió en los árboles fuera de la ventana.
—Sigue intentándolo. A veces se tarda unos pocos minutos.
Una oleada de tristeza volvió nudos las entrañas de Brittany. Tal vez Santy no quiere mi leche ya que no soy su verdadera madre. Brittany se obligó a seguir intentándolo. Movió su pezón. Él dejó de quejarse y respondió con un pequeño tirón con sus labios. Tiró más fuerte la siguiente vez. Brittany supo que se había prendido cuando sintió un tirón rítmico y constante en el pecho, el cual progresó a una succión furiosa. Él parecía estar teniendo muy poca leche para su esfuerzo.
—Lo hice. Pero el pequeño debe estar muy hambriento. Está tirando extremadamente fuerte.
—Si no tienes mucha leche, podría frustrarse por hacer todo ese trabajo para nada. Pero es importante para él la lactancia, ya que animará a tu cuerpo para producir más leche. Aliméntalo por un par de minutos de ese lado y luego lo cambias al otro. Después de eso, puedes darle algo de fórmula y luego vamos a intentar con un poco de alimento sólido.
Santy chupó su pezón, en intervalos con los lloriqueos.
Cuando farfulló y gimió, Brittany se sintió como si estuviera fallando en su nuevo papel como madre. Ella no pudo contener las lágrimas.
—¿Significa eso que hay algo de malo en mí?
—No, Britt, no lo hay. Por favor, no seas tan dura contigo misma —dijo con una voz suave—. Se necesita tiempo. Cuanto más a menudo lo alimentes, tu producción de leche aumentará. Verás que hay una gran diferencia para mañana. Es posible que tengas alguna fuga para ese entonces también.
Sus palabras la hicieron sentir como si pudiera entender todo eso. Se preguntó si élla tendría este efecto en todo el mundo o solo en ella. Si él lo hacía a propósito o si consolar a otros simplemente le salía de forma natural.
—Entonces, ¿qué hago con esta fuga que mencionaste?
—Por un lado, querrás alimentarlo regularmente así no se acumulará demasiada presión. Iré también a comprarte algunas almohadillas para proteger tu ropa.
Brittany se preguntó si Santana perdería interés en ella una vez que empezara a gotear y tuviera sus pechos llenos de las almohadillas antes mencionadas. Tal vez todas las nuevas madres luchaban con sus nuevas identidades, queriendo ser atentas y amorosas madres, así como compañeras atractivas. Brittany sabía a ciencia cierta que Sam habría encontrado la idea de la lactancia materna repulsiva. Pero Santana parecía completamente a gusto con las formas de la naturaleza. Élla le parecía la tipa d mijer
que encontraría su estado maternal una provocación.
—Almohadillas protectoras. Deberían estar verdaderamente a la moda.
Santana sonrió.
—Confía en mí, te alegrarás de tenerlas en la mañana.
—Supongo que tienes razón. —Brittany volvió su atención a Santy. Él seguía sorbiendo su pecho mientras que la leche goteaba de la comisura de su boca. Ella sintió su alegría, su necesidad de nutrirse, así como también la comodidad de acurrucarse al cuerpo de su madre. Un sueño, embriagadoramente feliz fluyó a través de ella. Nunca se había sentido tan cercana a otro ser humano antes. Así que esto es lo que se siente ser madre.
Sus párpados se cerraron, y cuando Santy empezó a llorar, ella se despertó y lo cambió suavemente a su otro pecho. Él se aferró enseguida y volvió a su succionar rítmicamente. Una vez más, los párpados le pesaban cuando el agotamiento se apoderó de ella.
***
Santana se volvió hacia Brittany, sintiendo una sensación de calidez dentro de su pecho.
Ninguna mujer había parecido más hermosa para élla que Brittany en ese albornoz blanco manchado con pis y el cabello desordenado, sosteniendo al pequeño contra su pecho. Sus mejillas rosadas, la expresión de su rostro contento y suave al mirar a este niño que obviamente adoraba, Brittany era todo lo que Santana quería en una mujer, hermosa, protectora, fuerte.
Su respiración se quedó atrapada en su pecho mientras se acercaba a ella, sosteniendo una botella. Sus párpados revolotearon al cerrarse. La mujer estaba, obviamente, totalmente agotada. Élla extendió el brazo y rozó con su mano la parte superior de su cabeza.
—¿Por qué no me dejas darle el biberón mientras duermes un poco? No necesitas usar el mosquitero, pero asegúrate de que siempre los cubre a ti y a Santy en la noche. Los mosquitos son agresivos aquí, especialmente entre el anochecer y el amanecer.
La boca de Brittany se amplió en un bostezo.
—Me encantaría darle el biberón y luego quedarme dormida con él acurrucado junto a mí. Pero probablemente lo ahogaría, o se caería de la cama.
—Deja de preocuparte. Yo me encargaré de él por un rato. Después de darle algo del biberón, voy a tratar de darle de comer un poco de puré de banana.
La mirada de adoración que ella le dio derritió su corazón.
—Santana, me encantaría dormir un rato, pero ¿tienes tiempo para todo esto?
Colocó una mano sobre su hombro y le masajeó los músculos entre sus dedos diciéndose que solo la estaba tocando para ayudarla a relajarse un poco.
—Sí, Britt, tengo un montón de tiempo. Ahora ve a cambiarte con algo de ropa limpia y metete en la cama.
Levantó la mirada hacia Santana.
—Pero, ¿dónde dormirá él?
—Uno de mi personal de mantenimiento está montando una cuna mientras hablamos. Una vez que los chicos de Rechel crecieron, la guardé en el depósito en caso de que un cliente la necesitara. Él la traerá cuando esté terminada.
Ella bajo su mirada hacia Santy y luego se puso de pie y se lo pasó a Santana. Sus rostros estaban tan cerca… demasiado cerca. Cuando los ojos de Brittany se llenaron de lágrimas, anheló envolverla en sus brazos. Ayudarla a aprender a darle pecho a Santy había establecido un nuevo nivel de intimidad entre ellos, uno que nunca había sentido antes. Era casi como si fueran mujer y mujer cuidando juntos de un nuevo hijo. Élla sabía que estos pensamientos fantásticos solo conducirían a la angustia. Una vez que su
miedo a volar se calmara, ella se iría, y élla se quedaría sola y extrañándolos a ambos.
Alargó la mano hacia su rostro y apartó una lágrima con el pulgar.
—Britt, ¿qué pasa?
—Esto va a sonar verdaderamente tonto. —La voz de Brittany tembló y otra lágrima escapó de su ojo.
—¿Qué pasa? —Contuvo la respiración esperando a que ella hablara.
—No creo alguna vez haber sido tan feliz antes. Gracias por cuidar de nosotros. Nunca olvidaré este día.
Esta Brittany tenía facilidad de palabra; había tocado un lugar muy dentro de élla que ni siquiera sabía que existía. Santana cerró los ojos y se inclinó más cerca, pasando sus dedos sobre su mejilla hasta su barbilla.
La besó suavemente en la frente. Su piel se sentía tan suave y delicada.
—Ve a cambiarte de ropa y metete en la cama, ¿de acuerdo? Tu hijo estará en una cuna junto a ti cuando despiertes. Volveré más tarde para llamarte a cenar.
Santana se sentó en la silla y alimentó a Santy con su biberón, viendo a Brittany recoger un vestido de algodón con botones que estaba en la parte superior de la pila cuidadosamente doblada de ropa que había comprado. ¿Qué voy a hacer? Estoy enamorándome de ella.
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
me encanta todo lo que hace san por britt,.. con el cuidado de santy!!!
definitivamente britt ya tienen el vinculo madre e hijo con santy!!!
a ver como siguen las cosas y si britt vuelve a su vida o se queda ahi??
definitivamente britt ya tienen el vinculo madre e hijo con santy!!!
a ver como siguen las cosas y si britt vuelve a su vida o se queda ahi??
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Son una especie de familia muy linda en verdad!!!! -
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Amo a Santana!!!!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 7
Brittany se despertó ante el estridente canto de los pájaros. Se sentó en la cama, restregó sus ojos y disfrutó de las cosquillas de la brisa de mar contra su piel. Eso la hizo sonreír, oyendo los disparados sonidos de la naturaleza y mirando el mar y la jungla a través de los ventanales. Estiró sus piernas al costado de la cama. Una cuna de madera estaba colocada a unos pocos centímetros de la cama. De algún modo Santana la trajo sin despertarla. Debo haber estado realmente cansada.
Cuando élla entró en la habitación silenciosamente con la cuna, ella se preguntaba si se detuvo a examinarla. Recordó como la había tocado tan tiernamente justo antes de que ella fuera a cambiarse.
Parecía cuidarla. Ella sabía que lo amaba. No era lógico, enamorarse en un día. Quizás el estrés del accidente y el hecho de que él salvó sus vidas, había magnificado sus sentimientos.
Caminó hacia la cuna y miró a Santy. Él estaba acostado sobre su espalda con una pequeña manta puesta hasta su barbilla. Una mano colgaba de la manta azul pastel de bebé. Sus pequeños dedos parecían tan pálidos, regordetes y delicados. Sus ojos cerrados, sus labios chupando dos dedos. Tan hermoso.
Se volvió hacia donde Santana había dejado las pilas de ropa limpia doblada que compró, curiosa de ver lo que había allí además del vestido abotonado color sandía que llevaba puesto. Dos pilas colocadas una junto a la otra, una para ella y la otra para Santy. Cogió un vestido de algodón turquesa de la pila. Debajo había pantalones cortos, blusas e incluso bragas. Santana pensó en todo. También había dos sostenes con hileras de broches dentro de las copas. Sujetadores maternales. Los debe haber comprado mientras
dormía.
Sintiéndose apretada en los pechos, bajó la vista para ver la leche que había empapado la parte delantera de su vestido.
—Oh, no.
Un golpe la interrumpió del examen de sus pechos en el empaque de etiqueta.
—La cena estará lista en veinte minutos —dijo Santana.
—Bien. Gracias por comprar todas estas cosas. No tienes idea de cuánto lo aprecio. ¿Te importaría entrar por un segundo? Necesito pedirte algo.
Brittany recogió su billetera de la mesita de noche y sacó su tarjeta de crédito. Una que pagó con su cuenta en Londres, una de la que su marido no tenía ni idea, principalmente porque ella ganó ese dinero escribiendo novelas eróticas.
La puerta se abrió y Santana dio un paso dentro, llenando la habitación con su presencia. Ella lamió sus labios ante la exposición de su bronceada y musculosa cuerpo y su guapa rostro. Sus ojos brillaron cuando la miró, haciendo que su corazón latiera salvajemente. Ella dejaría el chocolate el resto de su vida por una oportunidad de tocarlo.
Brittany se preguntó si Santana se sorprendería de saber acerca de su carrera de escritora. Sabía que su esposo hubiera tenido un infarto. Quizás debería llamarlo y decírselo ahora, pensó, mientras su sonrisa se volvía un poco maliciosa. Había sentido la sensual proximidad de Santana antes de que su voz rompiera sus pensamientos.
—Disculpa, pero pareces estar en otro universo. —Santana puso una mano debajo de su barbilla y la levantó como si pudiera reconocer su mirada.
Un hormigueo calentó su cara, distrayendo a Brittany, y dejó caer la tarjeta de crédito. Se agachó y la recogió.
—Oh, lo siento, supongo que todavía estoy atontada de dormir. —Sostuvo la tarjeta hacia ella antes de cruzar sus brazos sobre su pecho para ocultar las manchas de leche—. Por favor cárgame una semana de alojamiento y comida, también cada cosa que compraste hoy. La tarjeta está con otro nombre pero ese es el nombre de mi, eh, tienda de ropa.
Élla tomó la tarjeta y frunció el ceño. Su frente se arrugó.
—Bien, pero realmente no necesitas preocuparte por esto ahora. —Élla parecía ofendida. Quizás quiere que sea más que otro huésped en el hotel. Brittany esperaba eso.
Incluso aunque lo conocía de solo un día, parecía extraño pensar en que élla no fuera parte de su vida.
—Lo sé, pero ya he tenido demasiados problemas. Lo menos que puedo hacer es pagar lo que debo. Um, pero tengo otra pregunta incómoda que necesito hacerte. —Se sonrojó—. Acerca de esos sostenes que me trajiste... necesito imaginar cuán rápido funcionan.
Santana rió cuando vio lo rápido que la leche estaba manchando el vestido.
—Ah, sí.
El calor trepó en su cuello antes de calentar sus mejillas.
Élla cogió uno de los sostenes maternales. Brittany observaba extasiada como los manipulaba con sus manos.
—Los broches permiten que abras el frente. —Élla apuntó la cubierta dentro de la tela—. Aquí es donde colocas las almohadillas absorbentes. —Sacudió su cabeza y se rió de sí mismo—. Hablando de incómodo.
Jamás pensé que me vería un día sosteniendo ropa interior de mujer y mostrándole a una como vestirla.
Brittany rió a carcajadas con élla.
—Sé que es raro y lo siento. No imagino cómo usarlo, estoy atrasada.
Santana tocó su brazo. La sensación eléctrica de su robusta mano en su piel desnuda le envió pensamientos en todas las direcciones.
—Si no se lo cuentas a nadie, voy a perdonarte. Ahora, ¿por qué no te cambias y vamos al comedor? Quisiera presentarte a todos.
—Bien, ya regreso. ¿Qué si tengo que alimentar a Santy mientras estoy abajo?
—Hay una habitación fuera de la cocina donde puedes tener privacidad. De todos modos Santy puede comer unos bocados de banana luego que acabe su biberón de leche maternizada. Tengo a Rechel comprando algunos vegetales hervidos y una cuchara para bebé así podrás tratar de alimentarlo con sólidos durante la cena. Él dejará que sepas cuales le gustan. —Santana miró su reloj y frunció el ceño—. Ahora alístate y no olvides llevarte una toalla para cubrirte. Necesito estar abajo para recibir a todos.
Brittany agarró un cambio de ropa y se apresuró al baño. Minutos más tarde, salió, sintiéndose casi presentable. Colocó almohadillas extra en su sostén por si acaso. Sintió una sensación de orgullo mientras la leche salía de su pecho. Su esposo había renunciado a imaginar que ella fuera madre de un hijo, ahora ella era la única persona de la que Santy dependía para ser amamantado. Darle esos cuidados hubiera sido casi imposible sin la ayuda de Santana, pero aún así... lo hacía bien.
—Tienes una sonrisa de satisfacción propia en tu cara. ¿A qué se debe? —Santana se acercó y pasó sus dedos sobre el contorno de sus labios. Cada terminación nerviosa de ella pareció volver a la vida.
—Si te lo dijera no me lo creerías. —Mencionar a su esposo lo arruinaría todo.
Brittany caminó y gentilmente levantó al dormido Santy de su cuna. Después de deslizarlo dentro de su ya pago mameluco de toalla azul, lo acunó en sus brazos—. Esto debería protegerlo de los mosquitos de los que me advertiste. —Ella soltó un feliz suspiro mientras su pequeño cuerpo suave se amoldaba a su pecho y sus rizos rubios le hacían cosquillas en su piel hurgando un poco profundo.
—Debería. Puedes cubrir su cabeza con la manta mientras bajas. De todos modos, no tienes que sostenerlo durante la comida. Puse un asiento de auto doble como una silla en tu mesa.
El modo en que Santana atendía cada detalle la hacía sentir tan a salvo, tan cuidada.
—Piensas en todo, ¿cierto?
—Oh, una cosa más. —Sacó una mochila y la colocó en la silla mientras palmeaba el morral—. Ponlo ahí. De este modo lo llevarás en la espalda y tendrás las manos libres.
—Gracias,San. Esto es de mucha ayuda. Me preguntaba cómo iba a manejarme en las escaleras sin perder el equilibrio. —Puso a Santy dentro con cuidado y le permitió a Santana que la ayudara a atar la mochila a su cintura. Cada terminación nerviosa se sentía como si fuera a prenderse fuego en donde sea que élla la tocaba. Era consternador sentir una atracción tan furiosa por un hombre que estaba realmente agradecida de tener alrededor.
—Tómate tu tiempo. Puedes sentirte desequilibrada. Y por favor ten cuidado fuera por las nudosas raíces de los árboles en el camino descuidado.
—Estaré bien. —Ella apreciaba su preocupación. ¿Sería lo último? ¿Qué si cuando aprendiera todo lo que necesitaba saber sobre el cuidado de bebés, él dejaba de visitarla? Esa perturbadora idea era permanente.
Mientras bajaba las escaleras, los pies de Santy rebotaban en sus hombros. Ella se estiró y le dio a una de sus botamangas un cariñoso apretón. Mientras el aire salado del mar penetraba en sus pulmones, sus inseguros pensamientos se alejaban flotando en la brisa y ella se sumergía a sí misma en la belleza del momento en que se sentía tan bien, tan completa.
Siguió a Santana a lo largo del descuidado camino rodeado de bosque, observando sus bien formadas pantorrillas y sus musculosos tendones flexionándose a cada paso. Sus piernas estaban bronceadas y su cabello lucía suficientemente apetecible y femenina. Élla ralentizaba el paso periódicamente y se giraba hacia ella, antes de reanudar su paso.
Santana caminaba con tanta confianza. Él probablemente podía hacer este camino con los ojos cerrados o en la oscuridad.
—Realmente me gusta esta mochila, San. Va a ser divertido ser capaz de caminar alrededor de la isla y explorarla más.
—Hay muchos caminos alrededor. Excursionando con mis hermanos y hermanas cuando éramos pequeños, no teníamos muchas opciones. No tenían esas ruedas sofisticadas en esos días. Usaba mantas atadas a mi espalda para llevarlos. —El camino se abrió, y Santana la esperó para ayudarla a pasar al otro lado.
Mientras caminaban, sus brazos y hombros ocasionalmente se golpeaban.
Un peludo y oscuro animal paseaba torpemente alrededor del camino frente a ellos y luego desapareció en un grupo de bajas palmeras.
—¿Qué era eso?
—Una zorra de tres patas. Hay muchas por aquí. No te preocupes, no van a herirte. Aunque los monos, pueden hacer caca en tu cabeza. —La risa de Santana hizo eco en los árboles.
El follaje de árboles alrededor de ellos era tan denso que bloqueaba el cielo. Brittany miró las ramas sobre su cabeza.
—Es adorable. Quizás deberías haber traído un casco junto a la mochila del bebé — hizo una pausa—. Me sorprende que ellos ni siquiera supieran de esta isla. —Sus ojos se encontraron, y Santana tomó su mano.
Su agarre se sentía firme y seguro.
—Confía en mí, no lo saben. Mi hermana, Rechel, tiene tres hijos. Cuando eran pequeños, volamos a Panamá a buscar las cosas que no pudimos comprar aquí. Incluso cuando les quedaron chicas sus cosas de bebé, no pude dejarlas ir. Algo bueno, también.
Brittany encontró interesante que élla guardara cosas de bebés. Era como si ellas quisieran estar allí cuando ella y Santy terminaran de poner un pie en la isla.
—Eso seguro. Soy afortunada de que tuvieras todas estas cosas. No quiero ir a Panamá o a otro lugar en este momento. Solo quiero albergarme en tu isla escondida, sintiendo como si fuera un pedazo de cielo.
El deseo destelló en sus ojos turquesa. Aún sosteniendo su mano, Santana rozó su dedo en su palma.
—Es el cielo. Isla Bastimentos crecerá en ti, tanto que probablemente nunca quieras irte.
Sus palabras sonaban como una invitación. Una que quería aceptar.
—Probablemente tengas razón. —Ella dejó Los Ángeles con su corazón en la basura sin imaginar jamás que una mujer como Santana pudiera existir, y ahora ahí estaba élla, caminando a su lado, sosteniendo su mano. Pero la felicidad siempre salía volando.
Trató de no pensar en lo que podía suceder si esta felicidad repentinamente acababa. El camino bajo el grueso bosque terminó frente a una cabaña de madera. Santana había soltado su mano antes de que entraran. Los invitados estaban sentados en mesas de madera.
—Hola a todos. Me gustaría presentarte a nuestra nueva invitada —dijo Santana.
Presentó a Brittany a su hermana, Rechel, su esposa Quinn y sus tres hijos, también a un par de Nueva Jersey y una familia de cuatro de Alemania.
Santana puso la mano en su espalda y la dirigió a su mesa donde Don y Louise habían retomado sus asientos.
—Puse la silla de Santy allí.
La ajustada sonrisa en su cara sugería que el plan original no había sido sentarla con ellos. Me pregunto por qué está tan preocupado por eso. Después de quitar a Santy de la mochila Brittany cuidadosamente lo bajó en la silla azul antes de sentarse junto a él.
Esperaba que él se contuviera lo suficiente como para tomar un bocado o dos.
Un momento después, Rechel caminó y puso las ensaladas frente a ellos.
—Esto es para Santiago. —Puso un pequeño plato con tres vegetales hervidos y la
cuchara de bebé.
Esto debería ser interesante. Brittany recogió la cucharilla de bebé y tomó un poco de lo que parecía calabacín llevándolo a la boca de Santy. Él tomó la pegajosa sustancia e hizo una mueca por el gusto asqueroso. Brittany limpió la cuchara en la servilleta. Tal vez le gustará uno de los vegetales verdes mejor. Dejó la cuchara para bebés y tomó unos bocados de ensalada.
—Entonces oí que sobreviviste al accidente aéreo esta mañana —dijo Louise. Tenía un fuerte acento de Nueva Jersey y, los curiosos ojos del color del carbón demasiado juntos—. Escuché el ruido y vi esas llamas. Quise salir y tomar fotos, pero Santana se negó a llevarme por ahí. Lástima, podría haber hecho una fortuna vendiéndolas a los medios de comunicación.
Su marido de rostro pálido, Don, devoró su ensalada en silencio.
Brittany frunció el ceño con disgusto. Se estremeció al recordar el horror de ver todos los cuerpos, de ver la vida de Tiffany derramarse en el agua.
—Créeme, no era algo que quisieras ver. Veintisiete vidas perdidas en un solo instante.
Los ojos de Louise se agrandaron.
—¿Y qué de ti? ¿Tomaste fotos? Si es así, me gustaría mucho verlas.
Brittany dejó escapar un largo suspiro, echando toda preocupación sobre los buenos modales a un lado. ¿Has oído una palabra de lo que acabo de decir?
—No, nunca pasó por mi mente. Estaba demasiado ocupada buscando sobrevivientes y tratando de mantenerme con vida.
Don le dio un codazo a su mujer y la miró.
—He estado siguiendo los informes en mi iPhone todo el día. ¿Cómo es que la gente de las noticias no sabe que estás viva? El informe dijo que todos a bordo estaban muertos.
Brittany no hizo ningún esfuerzo por ocultar su sarcasmo.
—Mi pequeño hijo y yo casi nos ahogamos allí, ver las noticias no ha sido precisamente mi prioridad. —Brittany había imaginado que estaría a salvo de interferencias entrometidas en esta isla remota, pero había estado equivocada. Apretó los dientes, sintiéndose atrapada. A este ritmo, volvería polvo sus molares en una hora—. Me pondré en contacto con alguien en la mañana.
—¿Por la mañana? ¿No te das cuenta de que todo el mundo está viendo esta historia? Cuando los espectadores descubran que sobrevivió un bebé, bueno, van a estar montados en todo eso.
La mujer realmente no sabía cuándo parar.
—¿En serio? Sus necesidades están definitivamente en la cima de mis prioridades en este momento.
—Louise, eso es suficiente —dijo Don con la boca llena de ensalada.
—Un informe sugiere que el accidente no pudo haber sido un accidente, que alguien puso una bomba en una pieza de equipaje. Si ese es el caso, alguien en el avión pudo haber sido blanco del ataque.
Brittany se atragantó con un trozo de lechuga y lo bajó con un trago de agua.
—¿En serio?
Louise la miró con curiosidad, haciendo una pausa antes de apuñalar un tomate con el tenedor.
—¿Te fijaste en alguien sospechoso en el avión?
—No, dormí la mayor parte del vuelo —mintió Brittany. Si ella mencionaba a Tiffany, la chiflada mujer probablemente concluiría que ella había colocado una bomba cuando fue a cambiarle el pañal a Santy.
Brittany recogió la cucharilla del bebé y tomó algo de la misteriosa papilla verde, dirigiéndola hacia la boca de Santy.
—¿A qué te dedicas?
La mano de Brittany hizo una pausa a un centímetro de la boca de Santy. ¿Qué es esto, la inquisición? Brittany apretó los dientes. No podía utilizar la mentira de la tienda de ropa de nuevo. La mujer, sin duda preguntaría el nombre y luego lo buscaría en la web solo para descubrir que no existía. Y eso haría los titulares, junto con el hecho de que ella y Santy aún estaban vivos.
—Soy planificadora financiera. — Voy a tener que redactar un resumen para realizar un seguimiento de todas estas mentiras —. ¿Qué hay de ti?
—Soy ejecutiva de publicidad. Hago mucho dinero, también. Saqué doscientos mil dólares el año pasado.
Brittany reprimió una risa. Ella había ganado el año anterior más de un millón de dólares, pero no sentía la necesidad de compartirlo con nadie.
—Eso es genial. —Ella inclinó la cuchara en la boca de Santy.
Él sacó la lengua y sopló en trompetilla hacia ella, salpicando la sustancia pegajosa de color aguacate en todas partes. Brittany agarró la servilleta de su regazo y le limpió la cara y todo lo demás que notó fue salpicado de verde.
—Supongo que no le gusta eso.
Louise frunció el ceño.
—Eso es seguro. Qué desastre.
—Él no come mucha comida sólida todavía —dijo Brittany, tratando de sonar confiada.
En vez de llorar, Santy se rió e hizo el sonido de trompeta de nuevo. Aparentemente encontraba este experimento de alimentarse un juego divertido.
—Eso es sencillamente asqueroso. Estoy tan contenta con el trabajo de vasectomía de Don, los niños son demasiados problemas, y una enorme carga para las finanzas. Pero suficiente sobre las pequeñas ratas… ¿Cómo vas a realizar un seguimiento de los mercados aquí? No quería venir a este resort en medio de la nada, pero Don dijo que no podía permitirse el lujo de ir a República Dominicana desde que acabamos de comprar una casa de trescientos setenta metros cuadrados. Si hubiera conseguido fotos del accidente, podría haberlas vendido, y podríamos estar saliendo a un complejo de verdad en lugar de desperdiciar nuestra semana en un cuchitril infestado de mosquitos.
Brittany se compadecía de Don. Nunca había visto a un hombre más miserable que el calvo inclinado sobre su plato sentado al lado suyo.
—Los teléfonos satelitales funcionan en todas partes, Louise. Seré capaz de verificar el mercado constantemente ahora que me siento mejor. Creo que esta isla es preciosa. Me voy a quedar por un tiempo. —Después de tragar otro bocado de ensalada,Brittany estiró el cuello para ver si Santana estaba cerca. Por desgracia, había desaparecido, probablemente en la cocina.
—Ese bebé no se parece a ti en absoluto. ¿Lo adoptaste?
Brittany juntó las manos en su regazo cuando realmente quería agarrar el plato de vegetales y lanzar el contenido sobre toda la cara de Louise. Como si sintiera la angustia de Brittany, Santy infló sus labios en una mueca y comenzó un tartamudeo baboso.
—Creo que quiere la leche de mamá. Si me disculpan.
En su prisa por escapar, Brittany tiró el tenedor al suelo cuando saltó de la silla. Lo recogió, lo dejó caer en el plato, agarró a Santy y corrió a la cocina. Había un bullicio de actividad a su alrededor. Rechel y su hijo de doce años estaban repartiendo comida mientras sus chicos más jóvenes recogían las mesas. Santana estaba retirando una torta dulce del horno.
Santana se volvió hacia ella y sonrió.
—La habitación vacía esta justo ahí, pero está cerrada. Déjame terminar aquí, y la abriré para ti. —Después de dejar el pastel para enfriarse, abrió la puerta y la siguió al interior del área de comedor de los empleados.
Brittany se dejó caer en una silla y se echó la toalla al hombro.
—Gracias. Necesitaba escapar, es una pesadilla tener a esa mujer cerca.
Santana se inclinó contra la pared cruzando los brazos frente a su pecho. Una gorra de béisbol desgastada echada hacia atrás mantenía sus largos mechones oscuros bajo control y su cara y cuello brillaban con el sudor.
—Lo siento, Britt. Sé que Louise es una gran presión sobre los nervios. Ella se queja constantemente de una cosa u otra. Las toallas están demasiado rígidas, los pájaros cantan demasiado fuerte, es alérgica a las flores. Pero pensé que sería difícil de mover la silla de Santy después de que se sentaron.
Brittany se echó a reír y sacudió la cabeza.
—Entiendo. Y justo puedo oírla diciendo todas esas cosas en ese tono nasal quejumbroso suyo.
Consideró pedirle aSantana que se fuera a dar un paseo para que pudiera alimentar a Santy en privado, pero ansiaba su compañía demasiado para decir algo. Tirando la toalla sobre el pecho, desabrochó las aberturas de un lado del sujetador, así Santy podría prenderse. Tomó al pezón al instante, mirándola a través de sus pestañas rubias mientras sorbía. Mientras le daba pecho, una relajada calidez la abarcó, Brittany se dio cuenta de que nunca se había sentido tan conectada a otra persona antes. Había algo en
el acogedor vínculo de darle pecho a Santy que era… indescriptible.
—¿Cómo lo manejas?
Santana dirigió sus ojos hacia una pared. Se rascó la hendidura en su barbilla.
—La mayoría del tiempo, simplemente le digo que lamento de verdad que eso sea un problema para ella. Quiero decir ¿qué puedo hacer? ¿Taparles los picos a todas las aves para que se callen?
El estremecimiento del cuerpo de Brittany por la risa sacó el pezón de la boca de Santy, pero rápidamente lo empujó de nuevo en su boca.
—Yo probablemente le diría que se fuera a alojar en otro sitio.
—He encontrado que la mejor estrategia con gente como ella es tratar de mantener la paz. Ellos quieren discutir, y si tú no agarras el cebo, finalmente se dan por vencidos.
Mientras Santana discretamente miraba hacia otro lado, Brittany estudió su rostro. Con su pelo oscuro escondido en la gorra, las grandes líneas angulares de su rostro parecían más pronunciadas. Se veía tan fuerte, tan Femenina. Tan increíblemente sexy. Imaginó su rostro con las gotas de sudor después de que hicieran el amor. Santana tenía una manera de disparar su libido.
—Supongo que tienes razón. Afortunadamente, mi línea de trabajo no requiere de habilidades con la gente.
—Estoy confundida. Le dijiste a Louise que eras planificadora financiera. Me dijiste a mí que eras dueña de una tienda de ropa, lo cual tengo que decir que no tiene sentido ya que dijiste que estás planeando quedarte un tiempo. Entonces, ¿cuál es?
Brittany se sonrojó, dándose cuenta que sus mentiras la estaban atando en las redes pegajosas. No iba a ser fácil de engañar a alguien tan astuto como Santana o entrometidos como Louise.
—Ninguna de las dos, San. Ella se habría dado un festín de día de campo si le digo lo que realmente hago. Te dije que era dueña de una tienda de ropa porque estoy acostumbrada a mantener mi carrera en secreto.
Sus ojos brillaron con picardía.
—¿Un secreto? Ahora estoy realmente curiosa. ¿Eres una agente de la CIA?
—No tan difícil. Soy un novelista.
Su tono de voz aumentó.
—Una novelista. Eso es fascinante. ¿Qué tipo de libros escribes?
Brittany se aclaró la garganta. Mentira número novecientos noventa y nueve…
—Novelas de misterio.
Élla asintió, como si pudiera imaginarla encajando en esa carrera.
—¿En serio? Así que apuesto a que el nombre en la tarjeta de crédito que me diste es tu nombre de autor, ¿cierto? Buscaré tus títulos en Internet mas tarde.
Mierda. Brittany forzó sus labios en una sonrisa.
—San, me siento halagada de que estés interesada, pero estos misterios son más para mujeres. Llenas de escenas sobre el té de la tarde y las juergas de compras, nada que te interesaría.
—Oh, ya veo.
—Por favor, no se lo digas a nadie. Si Louise lo averigua, probablemente escribirá un manuscrito y me pedirá que lo lea y la conecte con mi agente. Me prometí mantener mi carrera para mí después de que una mujer que acababa de conocer deslizó un manuscrito bajo una puerta del baño de un hotel y me pidió que le avisara si se podría hacer en una película.
Santana se echó a reír y luego se levantó la gorra momentáneamente para empujar algunos mechones de oscuro cabello debajo de ella.
—Eso es una locura. Me pregunto si era la hermana de Louise. No te preocupes, no voy a decir una palabra.
Santy dejó de beber del pecho de Brittany y levantó su mirada hacia ella, luciendo soñoliento y contento después de llenar su panza. Luego cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, roncando suavemente. Se volvió a sujetar el broche y reajustó su blusa.
—Terminé de darle pecho así que puedes darte la vuelta ahora.
Se volvió hacia ella y se apoyó contra la pared, con un pie cruzado sobre otro.
—Entonces, ¿cómo encuentras ideas para tus libros?
—En todas partes. Películas, libros, simplemente vivir la vida y observando cómo actúa la gente. —Brittany suspiró y miró tristemente hacia la puerta—. No estoy segura de que pueda volver allí. Esa mujer me hizo perder mi apetito.
Santana se acercó a ella y le acarició suavemente la mejilla.
—Nadie se sienta con ellos por segunda vez. Me siento mal por el marido de Louise. Don no parece tan mal tipo, no es que él sea capaz de decir ni pio. Te sentaré junto a la familia alemana en el desayuno.
—Realmente apreciaría eso. De lo contrario, iba a tratar de vivir de las bananas en el árbol que esta fuera de mi habitación. La mujer es tan malditamente entrometida. Sin corazón, también. No puedo creer que quería salir y tomar fotografías de los cadáveres.
—Brittany se estremeció—. Nunca voy a olvidar el horror de todo.
Santana se arrodilló frente a ella, poniendo sus manos sobre sus hombros.
—Britt, lo sé. Estuve allí, y sé cómo te sientes. Me gustaría ponerla en su sitio y darle una larga conferencia. Pero si digo una palabra de mal humor a un huésped como ella, hablará mal de mí por todas las páginas web de viajes —hizo una pausa y se aclaró la garganta—. Será mejor que vuelva allí y sirva el postre. Te traeré un poco de lasaña y pastel de yogur y miel en pocos minutos.
Una vez que Santana se fue, Brittany desabrochó el otro lado de su sujetador, acunó Santy en sus brazos y lo atrajo hacia su pezón. Él se aferró, cerrando los ojos y felizmente chupó mientras la leche empapaba sus labios. Su mejilla satinada se sentía tan caliente contra su pecho desnudo. Le acarició los rizos rubios en su cabeza y sonrió.
La calidez que sentía en su corazón la invadía hasta los dedos de los pies. Mi hijo. Mi pequeño.
ana_bys_26- ---
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
britt tiene que empezar a perfeccionar la mentira al 100% ya que es escritora no???
o de ultima empezar a decir la verdad no creo que san en si la llegue a jusgar por lo que hizo con santy!!
o de ultima empezar a decir la verdad no creo que san en si la llegue a jusgar por lo que hizo con santy!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Siempre hay una urraca parlanchina en algun lado!!!! espero que pronto Britt se sincere con San!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 8
Brittany se despertó de una pesadilla donde alguien había secuestrado a Santy. Sonrió en la oscuridad, su camisón pegado a su sudada y empapada piel. Encendió la lámpara de noche junto a su cama, quitando la red mosquitera que colgaba a su alrededor y caminó hacia la cuna de Santy.
Debajo la red mosquitera había una cortina sobre la cuna, él yacía pacíficamente dormido, sus pálidos labios rosados sorbían el aire.
—Gracias a Dios, ese sueño no fue real. —Mientras las lágrimas caían por sus mejillas, quitó la red y estiró la mano hacía los rizos rubios blanquecinos en su cabeza.
Antes de dormirse, se acostó preocupada sobre qué haría si la fiebre golpeaba a Santy o él vomitaba o se caía y comenzaba a llorar y a empujarse para ponerse de pie. Ella jodidamente quería que su nueva vida juntos funcionara, ser capaz de amar a este niño y criarlo a través de su infancia.
—Te amo, Santy. Te amo más de lo que he amado a nadie en toda mi vida. Prometo hacer lo que sea para mantenerte a salvo.
Brittany no podía dormir, por lo que salió de la cama y eligió una novela de la docena o más libros que estaban alineados en la repisa junto a la cama y lo dejó caer en el colchón. Abrió el libro y pronto se encontró a sí misma leyendo y releyendo la misma oración. Suspiró. Las palabras de Louise en la cena se atascaron en su mente. No fue un accidente. Tenía que saber lo que la gente estaba diciendo.
Sacó su iPhone y buscó los titulares, hizo clic en el primer enlace del accidente que apareció en el buscador.
Los veintinueve pasajeros del vuelo 1935 de la ciudad de Panamá, a la Isla Colón de Panamá, murieron después de que el avión se estrelló en el Mar Caribeño de las costas de la Isla Bastimentos temprano por la mañana. La revisión del video de vigilancia en el aeropuerto San José muestra a un hombre de mediana estatura y contextura física, usando gafas negras y ropa informal buscando una sospechosa mochila negra en el carro de equipaje junto al avión. Los investigadores están buscando información o alguien con información más a fondo sobre este individuo y los contenidos de la mochila de lona azul que estaba llevando. Varios van a intentar recobrar la caja negra de los restos para ver si revela información en el LED sobre el choque.
El artículo terminaba con un número de teléfono para que los lectores llamen si tenían alguna información sobre el choque. Soy la única que puede describir lo que pasó. Ella recordó el escalofriante ruido que oyó y un estallido que pudo haber sido una explosión justo antes de que el avión cayera. Quizás alguien había puesto una bomba en el avión.
Todas esas personas muertas. Marcó los tres primeros números en el teléfono y luego vaciló, sus dedos temblando sobre los botones. Ella no tenía ninguna información que pudiera ayudar a que ellos atraparan al predador, se dijo a sí misma.
De todas maneras, su primera razón para no llamar era . Santy Si el mundo sabía que ella había sobrevivido, su cara aparecería en todos los titulares con la suya. No podía dejar ir esta "demasiado buena para ser verdad" vida dentro de la que de repente cayó.
Dejó el teléfono. La caja negra revelará todo lo que necesitan saber.
Brittany se dejó caer contra las almohadas, sin querer apagar la luz. La vida se sentía segura cuando estaba rodeada de caliente y dorada luz. En la oscuridad, pensó en el horrible hombre metiendo el misterioso bolso en el avión, en oficiales llegando a llevarse a Santy, las conversaciones que no quería tener con los nuevos medios o con su próximamente ex esposo.
El sonido de un motor de lancha interrumpió el placentero zumbido de los insectos y el croar de los sapos. Se preguntó si Louise se había escabullido en el bote de Santana para fotografiar los restos. El más ominoso pensamiento se infiltró en su mente. ¿Qué pasa si a quien querían muerto aún está con vida?
Un escalofrío recorrió su columna. Un golpe en la puerta la hizo enderezarse de un salto en la cama.
-San, ¿eres tú?
—Sí, Britt. Espero que no te moleste que me detenga aquí. Estaba haciéndole mantenimiento a la cabina para alistarla por si algunos huéspedes se registran la semana siguiente. Noté que tu luz estaba encendida y supuse que algo podía andar mal.
—Estoy bien, en serio. Solo me desperté y no pude dormirme de nuevo por lo que estoy leyendo.
—Bien, entonces quizás solo deba...
—No, espera. Me gustaría algo de compañía. Solo deja que me ponga el albornoz. —Brittany deslizó su teléfono satelital debajo de una de las almohadas y se envolvió a sí misma en el albornoz antes de caminar hacia la puerta.
Santana entró, luciendo más hermosa que nunca. Sus oscuros mechones de cabello estaban caidos por sus hombros con hoyuelos goteaba sudor. Élla abrió su boca, pareciendo cambiar de opinión sobre hablar, y alejó la mirada.
Brittany se sintió obligada a llenar ese incómodo silencio.
—¿Te gustaría un vaso de agua o algo?
Santana sacudió su cabeza y quitó un mechón de cabello de sus ojos.
—No, estoy bien.
—Bueno, al menos toma asiento. —Brittany hizo señas hacia la silla de la cocina.
Élla restregó sus manos juntas y cambió a sus pies, pero no dio un paso hacia la silla.
¿Qué está pasando?
—Es realmente tarde. Debes estar cansada. Sé que viniste a vernos. Ahora que sabes que estamos bien, si quieres irte, lo entenderé.
Élla caminó pasándola hacia el área del dormitorio. Brittany la siguió, preguntándose si
élla la había visto en línea y averiguado sobre sus novelas eróticas.
Todas las líneas tensas en la cara de Santana desaparecieron mientras miraba al bebé dormir.
—El chiquillo parece dormir bien esta noche. Que mal que no puedas descansar.
Élla frunció el ceño y la miró. Flexionó su mandíbula, profundizando su barbilla y hoyuelos.
—Debes tener mucho en mente. ¿Algo que quieras decirme?
Brittany mordió el interior de su labio. Élla sabía sobre los libros.
Un músculo de la mandíbula de Santana se crispó.
—Puedo explicarlo. Verás, er...
—He estado viendo las noticias las pasadas dos horas. Los titulares dicen que nadie sobrevivió al choque de avión. Los investigadores sospechan que una bomba pudo haberlo causado, y eres el único adulto vivo que puede darles información. Pero no te has apresurado a los medios para decirles que Santy y tú han sobrevivido. ¿Qué estás ocultando, Britt?
Explicar esto sería tan fácil como decirle por qué escribía libros donde la gente no deja de tener sexo en ninguna posición imaginable con múltiples personas. ¿No?
—San no he tenido mucho tiempo y no quiero lidiar con reporteros. —Brittany retorció sus manos detrás de su espalda.
—¿Estás segura de que eso es todo? —Santana se acercó un paso, ella sintió el aliento caliente de élla en su cara.
Élla observó cada gesto nervioso que ella mostraba y reconoció que estaba mintiendo a través de sus dientes. Su corazón se aceleró. No estaba segura de qué decir. Cada error podía costarle sus avances en la relación, tanto como un futuro con Santy
—¿No crees que tu familia merece saber que tú y el hijo de tu hermana aún están vivos?
Brittany cerró los ojos y liberó un suspiro de por favor, ayúdame, Dios, antes de abrirlos y encontrarse con su mirada. Sin importar lo que ella dijera, estaba del lado de los perdedores.
—San es complicado.
—Dime cuán complicado es Britt, dímelo. —Su respiración se aceleró fuerte y cortada.
Brittany se forzó a sí misma por una inundación de severas palabras. En su lugar, élla se acercó y presionó sus tibios labios contra los de ella, esos gruesos y sensuales labios la fascinaban desde que se conocieron. Besar sus hambrientos y húmedos labios la excitaba más de lo que había imaginado.
Sensaciones poderosas de placer rebotaban en su cuerpo mientras élla exploraba su boca con sus labios y su lengua. Ella gimió y se acercó un paso más para saborearlo mejor. Susurró contra su boca.
—Es realmente, realmente complicado.
—Me vuelves loca, Britt Eres tan malditamente candente. —Élla la tironeó más cerca hasta que sus pechos chocaron contra sus pecho. Sus manos acariciando su espalda hacia su trasero, dejando una línea de ardientes cosquillas—. Si no fuera porSanty te hubiera besado así antes incluso de que alcanzáramos la orilla.
Frenética de deseo, Brittany habló sin pensar,
—¿Estabas tan atraída hacia mí? —Ella se sentía feliz, como si estuviera flotando en una nube. Lanzó una carcajada como una niñita—. Planeé evitar a los hombres y mujeres y entonces apareciste. Simplemente dejé a mi esp... —Oh, no. ¿Qué he hecho?—. ¡Espera! No es como suena.
***
Brittany calentó su sangre hasta el punto de hervir. Cuanto más élla juró no tocarla, más a menudo sus manos terminaban echando un vistazo sobre su hombro, sus mejillas, la coronilla de su cabeza.
Ahora élla estaba besándola. Desde el comienzo supo que ella tenía secretos. Las mujeres siempre parecen tenerlos. Pero saber que estaba casada. Eso era demasiado. Élla quería hacer un agujero en la pared de un golpe. Estaba furiosa con Brittany, pero mucho más furiosa con élloa mismo. ¿Por qué no podía alejarse de esa mujer?
Ellas tenían un modo de desgarrar su corazón en trozos.
—Tu marido. —Santana alejó las manos de la base de su trasero de un tirón, había sentido sus curvas debajo del delgado albornoz de toalla que ella llevaba puesto. Le dio a Brittany un mordaz ceño fruncido—. ¿Estás casada? —No podía creerlo. De algún modo aún esperaba que ella tuviera una explicación. Quizás había planeado casarse, pero recientemente se dio cuenta de que su prometido no era el hombre correcto para ella.
La cabeza de Brittany colgaba avergonzada.
—Sí, pero, no entiendes. —Ella se estiró hacia su brazo, pero élla lo alejó.
Cada músculo en la cara de Santana estaba tenso. Quería huir de la habitación.
—No quería hacerlo. Sabía que algo andaba mal. Quise creer que eras diferente, pero eres solo otra mentirosa. —Odiaba sonar como una mujer enojada y amargada.
Brittany retrocedió un paso y agachó su cabeza como si le temiera.
—No,San, eso no es cierto.
Tengo que salir de aquí.
-Comparte tus versiones artificiales de lo que sucedió con otro hombre. No soy un personaje en una de tus novelas que manipulas como quieres. —Santana se alejó a zancadas, abriendo la puerta de un tirón y cerrándola de un golpe tras élla. El lamento de Santy atravesó la orquesta de sapos e insectos en el bosque. Mientras él bajaba las escaleras, Santana golpeó su puño en la barandilla. Si hubiera mantenido sus emociones bajo control, nada de esto habría pasara Brittany no se encogería de miedo ante su presencia como si fuera un loco, Santy no estaría llorando, y élla no se sentiría como si
faltara a su voluntad al contenerse de besarla de nuevo.
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 9
Brittany se despertó a la mañana siguiente con el sonido de los pájaros y la risa feliz de Santy. Al principio, pensó como sería un día perfecto en la idílica isla con Santy y Santana. Entonces, su corazón dio un vuelco al recordar la expresión aterradora de Santana y como había irrumpido en la habitación. Está terminado entre nosotros, pensó miserablemente. Se tambaleó fuera de la cama.
Cada músculo parecía haber duplicado su peso y protestaban en cada paso.
¿Por qué no podía haber mantenido la boca cerrada por unos días más?, si la hubiera conocido mejor, podría haber entendido su situación. Dado que solo acababan de conocerse, era natural que asumiera lo peor.
Brittany miró su reloj.
—Maldición, ya estoy atrasada para el desayuno.
No tenía energía para correr a vestirse, y la idea de la comida le revolvió el estómago.
Quizás debería informar lo que sabía sobre el accidente. Lo más probable era que si ella no lo hacía, lo haría Louise. Un fuerte golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.
Tal vez Santana volvió para hablar.
Una pequeña esperanza le dio energía.
Se vistió con una bata y saltó hacia la puerta, con la esperanza de que Santana estuviera listo para escuchar su versión de los hechos. Cuando abrió la puerta, su boca se abrió. Un hombre extraño asomó la barbilla con un micrófono.
Ella se quedó sin aliento. ¿Qué es esto?
—Así que entiendo que usted y su hijo sobrevivieron al accidente aéreo de ayer.
El calor subió a la cara de Brittany. Dios mío. Si tenía que aparecer en televisión nacional, no quería hacerlo con este aspecto. Alejó los rizos desordenados frente a sus ojos y cerró más la bata sobre su pecho.
—Santo cielo. Me acabo de levantar ¿Le importaría si me pongo algo de ropa? Esto es incómodo.
—¿Pero la gente quiere saber por qué no dejó a nadie saber todavía que estaban vivos? Su familia debe estar en estado de pánico.
Yo también. Brittany no podía pensar en una palabra que decir. Santy gimió antes de gritar fuertemente.
Una oleada de leche se estimulaba en su pecho. Santana cruzó los brazos sobre este.
—Sí, estoy segura de que lo están, pero nosotros casi nos ahogamos. La última cosa que necesitaba estando deshidratada y exhausta era alguien pegándome un micrófono en la cara. Ahora si me disculpa, me voy a vestir y cuidar de mi bebé.
Brittany trató de empujar la puerta para cerrarla, pero el reportero la bloqueó con su
pie.
—Solo déjeme sacarle una foto a su bebé.
Santy gritó más fuerte y ahora su pecho estaba empapado con el goteo de la leche.
—No hay manera en el infierno. Ahora fuera. —Brittany le pisoteó con dureza el pie.
—Ouch. —El hombre se tambaleó hacia atrás dándole la oportunidad a Brittany de
cerrar la puerta.
Se acercó a la cuna y recogió a Kevin antes de estallar en lágrimas.
—¿Que voy hacer ahora? —Lo llevó a su pecho y se hundió en la silla más cercana.
Ansiosamente se prendió y empezó a sorber con avidez. Intoxicada con el amor que sentía hacia este niño y su olor a polvo dulce, dolor le atravesó el corazón. ¿Y si tengo que dejarlo ir?
—No te quiero perder, Kevin. Ahora que todos saben que estamos vivos, nunca estaremos a salvo.
Tiffany le había pedido que cuidara a su hijo, pero ¿qué pruebas tenía? Su palabra no significaba mucho, ya que todo lo que había hecho era mentir entre dientes desde que el avión se estrelló. Para todos los efectos prácticos, ella había secuestrado al hijo de otra persona. La policía probablemente aparecería en cualquier momento con pruebas de que Kevin no era suyo. Se lo quitarían en un instante y volvería a la custodia del hombre del que Tiffany había estado huyendo. Un escalofrió le hizo tic.
—No, no voy a dejar que eso suceda Kevin. Te protegeré, no importa lo que pase. —Los párpados de Kevin se habían cerrado. Se ve tan pacífico. Besó su suave mejilla pálida y enjugó una lágrima que bajaba por la suya—. Te amo. No tienes idea de lo mucho que te amo.
Otro golpe en la puerta rompió sus pensamientos. Mientras se preparaba de vuelta para hacer una salida rápida, una voz femenina gritó:
—Limpieza.
Se preguntó si era Rechel u otro reportero tratando de agarrar un momento de fama.
—Está bien, solo un minuto. —Brittany colocó suavemente a Kevin que dormía en su cuna y se asomó por la ventana para ver quien estaba fuera. Una vez que confirmó que era Rechel abrió la puerta.
Rechel llevaba un overol de mezclilla y tenis blancos, su largo cabello oscuro estaba recogido en una cola de caballo. Sus ojos, de un tono azul verdoso, se abrieron y ella tomó su brazo, frotándolo con dulzura.
—¿Que sucede querida? Te ves molesta. Te echamos de menos en el desayuno esta mañana.
Brittany se echó a llorar y empezó a divagar sobre “la noche anterior”, “Santana” y “ese
maldito reportero”.
Brittany la abrazó.
—No. no. Todo va a estar bien. Por favor, más despacio, que no entendí ni una palabra de lo que dijiste. Me di cuenta por la forma en que San actuó esta mañana que algo le molestaba. ¿Ustedes discutieron?
Rechel la dejó en una silla en la cocina. Mientras se limpiaba las lágrimas, habló.
—Sí, tuvimos una pelea. Estoy agradecida de que vinieras. Quiero hablar, si a ti no te importa escucharme.
—No me importa para nada, déjalo salir —dijo mientras se sentó al frente.
Brittany se desplomó hacia adelante, apoyando sus codos en la mesa.
—Estoy en un gran problema Rechel. No sé qué hacer.
—Tal vez si me hablas sobre ello, te pueda ayudar. —Rechel la contempló, sus ojos brillantes la estudiaban con curiosidad. Mechones de pelo oscuro se habían soltado de su cola de caballo y rizado hacia sus pómulos bien definidos. Ella era la versión femenina de Santana, tenía los ojos cautivadores en los que te fijarías a través de una habitación, el mismo incontrolable pelo oscuro.
—Todo sucedió muy rápido. —dijo Brittany. Y entonces le contó la historia de su marido infiel, como había conocido y entablado amistad con la madre de Kevin durante el vuelo, el accidente y las últimas palabras de Tiffany—. Nunca quise mentirle a San, ha sido tan maravilloso conmigo desde el momento en que nos conocimos, pero estaba confundida. Estoy tan asustada de que alguien me quite a Kevin. A pesar de que no es mi propio hijo, lo amo tanto ya, y le hice una promesa a su madre moribunda. Tiffany me dijo que su marido amenazó la vida de Kevin, no puedo dejar a este hermoso niño
volver con un horrible hombre como ese.
Los ojos de Maribel se llenaron de lágrimas.
—No querida, no puedes. No te preocupes, Britt te ayudaré. Puedo decir lo importante que es Kevin para ti.
Brittany se cubrió la cara con sus manos.
—Recibí una visita sorpresa de un periodista hace un minuto. Ahora que sabe que estamos aquí, docenas de ellos se presentaran en poco tiempo.
—El vino por la cocina antes haciendo preguntas. Le dije que te habías ido hoy, pero te voy a mover a otra habitación en caso de que alguien más venga a hurgar.
—¿De verdad harías eso por mí? —Brittany sabía que ocultarse no sería una solución permanente, pero por ahora era lo mejor que podía hacer.
—Sí querida, lo haré. Te pondré en la habitación del segundo piso, por encima de nosotros. No hay ninguna entrada exterior a tu piso. Las escaleras que están ahí dan justo al lado de nuestra entrada, pero la habitación es privada con una puerta que se cierra y bloquea. Aún así tiene una hermosa vista al mar.
—Eso suena perfecto. Pero estoy segura de que San no me querrá allí.
Rehel se inclinó sobre la mesa en una mano.
—Lo voy a manejar, no te preocupes. Solo que va a tomar un poco de tiempo.
Por primera vez en el día, Brittany sintió una pizca de optimismo por ella y la situación precaria de Kevin, —¿Pero que sí Louise me ve? Ella debió ser quien alertó a los reporteros de mi paradero.
—Todos los huéspedes se fueron temprano para un viaje en barco a la Isla Colón. Te voy a dar una hora para que te duches y vistas, y luego voy a venir con mis hijos para ayudarte a mudar.
—No sé Rechel. Tal vez debería salir antes de que esto se ponga peor. Una vez que llegue a los titulares que aún estamos vivos y estamos aquí, nuevas personas vendrán. Voy a terminar perdiendo a Kevin, y va a hacerte las cosas difíciles.
—Si hacemos que parezca que te fuiste, todo va a estar bien.
—Pero la policía probablemente va a buscar en la propiedad. ¿Cómo vas a manejar eso?
—Voy a tener a mis hijos llevando algunos muebles polvorientos del cobertizo de almacenamiento y los pondremos en el frente de las escaleras de entrada, por lo que la zona parecerá desocupada. Probablemente ni siquiera se molesten en mirar más allá de eso. Eres una mujer muy fuerte aceptando la responsabilidad por el hijo de otro. No muchos harían eso. Kevin tiene suerte de tenerte.
—Gracias Rechel, realmente lo aprecio. ¿Que hay sobre San? ¿No me entregará?
—No lo hará si puedo evitarlo. Voy a compartir algo de esta conversación con élla si eso está bien para ti.
La ira, la expresión de traición que Brittany había visto en su rostro brilló delante de sus ojos. Había querido hacer todo bien por él, no herirlo. Todavía se sentía mareada y vacilante en su interior cada vez que recordaba su beso. Quería devorar esos labios sexys como el infierno de nuevo, esta vez sin interrupción para poder saborear cada delicioso segundo.
Nunca había imaginado que la atracción y sentimientos de amor que había sentido por Santana fueran correspondidos hasta el momento en que la había sorprendido con ese beso y mostrado abiertamente su ira. Él tampoco la había visto como a alguien de una sola noche. Una mujer que la quería solo para el sexo no habría detenido esos besos apasionados destinados al dormitorio cuando le dijo su estado civil. Podría haber tratado eso a la mañana siguiente o nunca en absoluto. Santana había puesto al menos parte de su corazón en esta relación, y estaba decidida a demostrarle que no se rendiría.
—Le debo una explicación cara a cara. Si pudieras persuadirlo de que me escuche, me moveré a partir de ahí.
—Conozco a mi hermana muy bien. Élla está enamorada de ti. Cuando escuchó que estabas casada, asumió que la estabas usando.
—¿Usándolo? —Dejó escapar un suspiro de frustración. Tenía que encontrar la manera de conseguir que él entienda—. Eso no es cierto. He sentido algo especial por élla desde el momento que nos conocimos.
—Lo sé, Britt. Puedo ver esos sentimientos por mi hermano en tus ojos. Ahora vístete, y vamos a dar un paso a la vez.
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
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Robert Devore miraba el informe de noticias, enfurecido porque su esposa había huido del país con su hijo.
—Ella no tenía derecho —dijo mientras lanzaba un plato a través de la habitación, sonriendo cuando se estrelló contra el suelo de baldosas. La perra mató a mi hijo, pensó él, mientras golpeaba la pared.
Louise Silverstone, una huésped que se aloja en un resort en Isla Bastimentos, una de las Islas de Bocas del Toro en la costa de Panamá, reportó que una mujer y su hijo sobrevivieron al accidente del avión. La mujer, identificada como Brittany Pierce, vive en Los Ángeles con su esposo, Sam.
La imagen de una mujer, con los ojos hinchados y el cabello oscuro despeinado, vestida con una bata de baño, apareció en la pantalla.
Según el esposo de Brittany, no tienen hijos. Entonces, ¿por qué está este bebé en su custodia? Aunque la mujer se niega a dejar entrar a los reporteros a la habitación, Silverstone dijo que el niño tiene unos siete meses con cabello rubio y rizado. Dijo que BVrittany no se parecía en nada al niño.
—Mierda —dijo el hombre, mientras apagaba la televisión e iba hasta su armario de armas—. Volaré sus malditos sesos y traeré a mi hijo a casa donde pertenece. Y a él le enseñaré algunas lecciones también. —Metió el arma dentro de un compartimiento recubierto de plomo en la maleta antes de lanzar algunas ropas en su interior. Luego agarró su pasaporte y dejó la casa, cerrando la puerta con un golpe detrás de él.
***
Brittany extrañaba dar un paseo por la playa, nadar en el océano o sentarse en el patio, donde los guacamayos y loros de colores saltaban de rama en rama y los monos jugaban en los árboles. No se atrevió a salir, no con Louise suelta y reporteros persiguiéndola. Tal vez había alguien husmeando cerca con una cámara con lente de alta potencia, esperando a que diera un paso al exterior.
Encendió su computadora y abrió el borrador de su novela más reciente, y se quedó mirando el cursor parpadeante, incapaz de escribir una sola palabra. La pelea que había tenido con Santana había vaciado su fuente de inspiración. Suspiró.
Rechel llamó a la puerta. Cuando Brittany la abrió, ella entró con una bandeja de comida en su mano.
—No luces tan bien.
Brittany le dedicó una sonrisa irónica.
—Sí, estoy sufriendo síntomas de abstinencia por no conseguir mi dosis de endorfina.
Por lo general hago un duro entrenamiento en la mañana. En cambio, después de una noche de insomnio y un comienzo retrasado, estoy encerrada aquí sintiéndome como un bulto aletargado.
Rechel dejó la bandeja sobre la mesa de la cocina y levantó el papel de aluminio, doblándolo en un pequeño cuadrado perfecto.
—Tal vez esta comida te animará, te preparé una especialidad local. Sopa de brotes de helechos. También hay un sándwich de jamón y queso para ti.
—Gracias, Rechel. —Brittany caminó hasta la mesa de la cocina y se dejó caer en una silla. Quería preguntarle si había hablado con Santana pero decidió esperar y ver qué ofrecía Rechel.
—La buena noticia es que Louise y Don se irán mañana por la mañana. La familia alemana se va mañana también. Estoy pensando que tal vez podríamos cambiar tu look un poco, teñir tu cabello a rubio para que sea igual al de Kevin, así es menos probable que la gente te reconozca. ¿Qué piensas?
—Esa es una excelente idea.
—Todos siguen en el tour, así que después de que comas, y yo termine de limpiar los platos, podríamos correr a la ciudad y comprar el tinte para el cabello. Te haré salir de esta habitación también.
El humor de Brittany se iluminó.
—Me gustaría salir de paseo. Y tal vez, ¿podrías cortar mi cabello una vez que regresemos?
—Claro. Creo que es una gran idea. He cortado el cabello de mis hijos muchas veces, así que debería ser capaz de hacer un trabajo pasable.
—Eso suena genial.
—Está bien, tengo que regresar a la cocina, pero volveré en una hora.
***
Rechel las condujo hacia la ciudad de Bastimentos. Había dicho que ir en la camioneta sería más seguro, ya que pocas personas se aventuraban a los escarpados caminos de tierra, prefiriendo moverse en barco. La camioneta rebotaba a lo largo del camino fangoso y lleno de pozos, a través de la densa jungla, arriba y abajo de las colinas donde un dosel de árboles oscurecía por completo el cielo. Bittany cerraba con fuerza sus párpados cada vez que Rechel atravesaba otro estrecho puente en ruinas, preocupada de que pudieran colapsar y terminaran hundiéndose en la corriente debajo
de ellas.
—¿Qué van a hacer tú y Kevin? Quiero decir, a largo plazo.
—No sé. Todo esto pasó demasiado rápido, ni siquiera he tenido tiempo para pensar en ello. Tal vez compraré una propiedad en la isla así podremos vivir una vida tranquila y pacífica por ahora. Cuando Kevin sea lo suficientemente mayor para ir a la escuela, tendremos que mudarnos a otra parte donde él pueda conseguir una buena educación.
No sé cómo permaneceremos de incógnito hasta entonces. Solo desearía tener su certificado de nacimiento o alguna prueba de que Tiffany quería que yo fuera su tutor legal.
Kevin estaba sujeto cómodamente a su silla, la cual se hacía pasar como un asiento de seguridad. Todo el rebote sobre el terreno irregular lo había calmado hasta quedarse dormido. Con sus ojos cerrados, sus largas pestañas tocando sus mejillas y otra vez, había metido dos dedos en su boca y estaba silenciosamente chupándolos. Brittany se preguntó cómo rompería ese hábito sin disgustarlo.
Dos dientes frontales ya habían brotado de sus encías superiores. Si seguía chupando los dedos, acabaría con los dientes torcidos. No podría haber posibilidad de ningún ortodoncista en esta remota isla.
Brittany se dio cuenta de cuántas cosas había que preocuparse sobre un niño; escuela, enfermedades repentinas, dientes torcidos, problemas con sus compañeros… Extendió su mano y corrió un rulo rubio de sus ojos. Nunca había visto a un niño con tanto cabello, grueso, casi blanco y rubios rulos. Mi hijo es el niño más hermoso en la tierra.
—Te encuentras en una situación difícil, Britt. En este país, sin embargo, los monos hablan. Si tienes el dinero suficiente, probablemente podrías pagar a alguien para que fabrique un certificado de nacimiento.
—Pero eso es deshonesto. Odiaría que toda su vida esté basada en mentiras. ¿Qué pensaría él de mí si se enterara alguna vez? —Pensó en Tiffany y cómo había luchado contra su inminente muerte hasta que la sobrevivencia de su hijo hubiese sido asegurada—. Algún día, me gustaría ser capaz de decirle la verdad. Kevin necesita saber cuánto lo amó su verdadera madre.
—Lo sé, querida. Pero piensa en Kevin. O más importante, él necesita un lugar seguro en donde crecer con alguien que lo ame, tú puedes darle eso. Te pondré en contacto con un agente de bienes raíces. Tienes varios años antes de que tengas que preocuparte por la escuela. Solo instálate y empieza tu nueva vida por ahora.
—Pero, ¿qué pasa si se enferma? Los doctores probablemente me bombardearán con preguntas. ¿Hay algún buen tratamiento médico aquí?
—No te preocupes, querida. Hay un excelente doctor británico en la isla que hace visitas a domicilio. Y hay buenos hospitales en la Ciudad de Panamá para emergencias édicas graves. Ahora, hablemos sobre mi hermana.
Santana. El corazón de Brittany se hundió cuando recordó su furia. La dura expresión que había visto en su rostro no parecía que cedería fácilmente. Cuando Rechel la había ayudado a mudarse, ella había caminado junto a élla, y élla había evitado su mirada y no había dicho una palabra. Había sabido que lo mejor era no tratar de hablarle. No habría escuchado de todos modos.
—Parecía más enojado que nunca hoy.
—Britt, no es tu culpa. Algunas veces nuestro pasado afecta cómo lidiamos con situaciones frente a nosotros. Es así con San. Actuó de la manera en que lo hizo porque está asustado. Asustado de ser herido de nuevo.
—¿Le contaste mi historia?
—Lo hice, pero creo que tu malentendido le recordó lo que Patrice le hizo… —Su voz se fue desvaneciendo.
Así que alguien había herido a Santana antes. Brittany ya despreciaba a esa mujer.
¿Cómo pudo alguien intencionadamente herir a un hombre tan especial como Santana?
Ella deseaba envolver sus brazos alrededor de él y nunca dejarlo ir. Si solo pudiera llegar a élla.
—Oh, no. ¿Te importaría decirme qué sucedió?
—Estaba trabajando como un vendedor de software en la Ciudad de Panamá antes de venir aquí. Patrice era un cliente. Se enamoró de ella y en cuestión de semanas, le pidió a su familia permiso para casarse con ella. Con su aprobación, se le propuso y ella aceptó. Su boda estaba programada para Marzo, solo cuatro meses después de que su compromiso inició.
A Brittany le molestaba pensar en Santana casándose con alguien más. Quería que él volviera a casa, a ella cada noche. Había sido tan fácil hablar con él antes de que hubiera salido enfurecido en la noche. Se imaginó que nunca se quedarían sin algo de qué hablar, excepto cuando hicieran el amor, lo cual, imaginaba que sería casi todas las noches.
—¿Crees que la amaba?
—No estoy segura, Britt. Ella era desequilibrada. Élla me había mencionado en varias ocasiones que era de carácter cambiante y que cuando se sentía decaída, algunas veces sugería que cancelaran la boda. Pero eso no fue lo peor. Una semana él apareció para una reunión de negocios una hora antes por error, y entró a su oficina para encontrarla desnuda en los brazos de otro hombre.
Brittany no podía imaginar a ninguna mujer apartándose de la cama de Santana. Sabía que ella le sería fiel. Sus sensuales labios eran los únicos que quería besar, su musculoso, magro y peludo cuerpo lo único que quería acariciar y hacerle el amor. Incluso aunque lo había conocido por un día, él era lo único que quería, lo único que alguna vez querría.
—Eso es terrible. ¿Qué dijo ella?
—Santana, obviamente enojada, canceló la boda. Ella simplemente se rió y dijo que solo había aceptado casarse con él porque había sido muy persistente, y sus padres la habían estado presionando para que sentara cabeza. Ella no lo amaba de todos modos, había dicho.
—Fue una tonta. —Pero si se hubieran casado, Santana probablemente habría sido miserable y Brittany y élla nunca se habrían conocido. Su pérdida es mi ganancia. La pasión entre ellas era tan palpable. Al minuto que aclararan este malentendido, probablemente harían el amor desesperadamente y sudorosos por horas. Se imaginó sosteniendo a Santana en sus brazos cuando el cabello alrededor de sus sienes se hubiera puesto gris y su ancho rostro estuviera lleno de líneas de expresión por el clima. Si solo me escuchara, le mostraría cuánto significa para mí. El vacío dolor que sentía dentro por su ausencia parecía expandirse.
Rechel debió haber visto tristeza en los ojos de Brittany, porque inclinó la cabeza hacia ella y le dio su familiar sonrisa.
—Élla estuvo en un estado de humor oscuro por semanas después de eso. No salía de la casa por ninguna razón o hablaba con nadie. Lo despidieron de su trabajo, y un día, conduje hasta su casa para ver un letrero de Se Vende en el frente. Empacó todo, voló hasta Isla Colón y compró esta propiedad su primer día fuera con un agente de bienes raíces.
—Eso es terrible. ¿Cuándo sucedió esto?
—Hace más de cinco años atrás. Desde entonces, élla se ha negado a regresar al continente y no ha mostrado ningún interés en una mujer hasta que apareciste y hay otra cosa que debes saber .
-¿El que?
-Beras San es .....bueno para que lo entienda tiene pene
-Oh... bueno eso no meinporta
-Sabia que no pero a ella tanbien la preocupa
Brittany sacudió su cabeza y suspiró. Ella había sido la única en capturar su atención después de todo este tiempo y en lugar de hacer mejor las cosas para élla, había reavivado todo su dolor. Había alejado el comienzo de algo significativo entre ellos; preocupada de que estuviera viendo lo que quería ver. Si solo no hubiese estado tan preocupada con sus propios miedos, habría sido más sensible a los sentimientos de Santana.
—Élla es demasiado especial para dejar que una mujer podrida arruine sus oportunidades de ser feliz.
—Sí, es verdad. Pero élla se odia a sí mismo por no verla por lo que era. Eso se pudre como una enfermedad dentro de élla. Cuando descubrió que mentiste, estaba más enojado consigo mismo que contigo. Sintió como si una vez más su juicio le falló. De alguna manera tienes que convencerlo de que eres diferente a Patrice, de que valoras la honestidad en una relación. Aún más importante, élla tendrá que perdonarse a sí misma por lo que sucedió antes. Si no lo hace, no creo que pueda ser capaz de seguir adelante alguna vez.
—¿Cómo puedo hacer que me escuche? —Salieron del espeso follaje de la jungla hacia una brillante luz solar. La topografía se había nivelado, los árboles, la maleza habían sido domados, y un trozo de brillante agua azul apareció en el horizonte. Parches de arena y pasto grueso envolvían los brillantemente edificios pintados.
—Ya se está ablandando algo. Solo dale otro día o dos, y encontraré alguna manera de hacer que ustedes hablen. Ya estamos entrando a la ciudad ahora. La tienda está justo allí. —Rechel señaló un edificio en bloque de cemento de amarillo brillante.
Capítulo 10
[/colorRobert Devore miraba el informe de noticias, enfurecido porque su esposa había huido del país con su hijo.
—Ella no tenía derecho —dijo mientras lanzaba un plato a través de la habitación, sonriendo cuando se estrelló contra el suelo de baldosas. La perra mató a mi hijo, pensó él, mientras golpeaba la pared.
Louise Silverstone, una huésped que se aloja en un resort en Isla Bastimentos, una de las Islas de Bocas del Toro en la costa de Panamá, reportó que una mujer y su hijo sobrevivieron al accidente del avión. La mujer, identificada como Brittany Pierce, vive en Los Ángeles con su esposo, Sam.
La imagen de una mujer, con los ojos hinchados y el cabello oscuro despeinado, vestida con una bata de baño, apareció en la pantalla.
Según el esposo de Brittany, no tienen hijos. Entonces, ¿por qué está este bebé en su custodia? Aunque la mujer se niega a dejar entrar a los reporteros a la habitación, Silverstone dijo que el niño tiene unos siete meses con cabello rubio y rizado. Dijo que BVrittany no se parecía en nada al niño.
—Mierda —dijo el hombre, mientras apagaba la televisión e iba hasta su armario de armas—. Volaré sus malditos sesos y traeré a mi hijo a casa donde pertenece. Y a él le enseñaré algunas lecciones también. —Metió el arma dentro de un compartimiento recubierto de plomo en la maleta antes de lanzar algunas ropas en su interior. Luego agarró su pasaporte y dejó la casa, cerrando la puerta con un golpe detrás de él.
***
Brittany extrañaba dar un paseo por la playa, nadar en el océano o sentarse en el patio, donde los guacamayos y loros de colores saltaban de rama en rama y los monos jugaban en los árboles. No se atrevió a salir, no con Louise suelta y reporteros persiguiéndola. Tal vez había alguien husmeando cerca con una cámara con lente de alta potencia, esperando a que diera un paso al exterior.
Encendió su computadora y abrió el borrador de su novela más reciente, y se quedó mirando el cursor parpadeante, incapaz de escribir una sola palabra. La pelea que había tenido con Santana había vaciado su fuente de inspiración. Suspiró.
Rechel llamó a la puerta. Cuando Brittany la abrió, ella entró con una bandeja de comida en su mano.
—No luces tan bien.
Brittany le dedicó una sonrisa irónica.
—Sí, estoy sufriendo síntomas de abstinencia por no conseguir mi dosis de endorfina.
Por lo general hago un duro entrenamiento en la mañana. En cambio, después de una noche de insomnio y un comienzo retrasado, estoy encerrada aquí sintiéndome como un bulto aletargado.
Rechel dejó la bandeja sobre la mesa de la cocina y levantó el papel de aluminio, doblándolo en un pequeño cuadrado perfecto.
—Tal vez esta comida te animará, te preparé una especialidad local. Sopa de brotes de helechos. También hay un sándwich de jamón y queso para ti.
—Gracias, Rechel. —Brittany caminó hasta la mesa de la cocina y se dejó caer en una silla. Quería preguntarle si había hablado con Santana pero decidió esperar y ver qué ofrecía Rechel.
—La buena noticia es que Louise y Don se irán mañana por la mañana. La familia alemana se va mañana también. Estoy pensando que tal vez podríamos cambiar tu look un poco, teñir tu cabello a rubio para que sea igual al de Kevin, así es menos probable que la gente te reconozca. ¿Qué piensas?
—Esa es una excelente idea.
—Todos siguen en el tour, así que después de que comas, y yo termine de limpiar los platos, podríamos correr a la ciudad y comprar el tinte para el cabello. Te haré salir de esta habitación también.
El humor de Brittany se iluminó.
—Me gustaría salir de paseo. Y tal vez, ¿podrías cortar mi cabello una vez que regresemos?
—Claro. Creo que es una gran idea. He cortado el cabello de mis hijos muchas veces, así que debería ser capaz de hacer un trabajo pasable.
—Eso suena genial.
—Está bien, tengo que regresar a la cocina, pero volveré en una hora.
***
Rechel las condujo hacia la ciudad de Bastimentos. Había dicho que ir en la camioneta sería más seguro, ya que pocas personas se aventuraban a los escarpados caminos de tierra, prefiriendo moverse en barco. La camioneta rebotaba a lo largo del camino fangoso y lleno de pozos, a través de la densa jungla, arriba y abajo de las colinas donde un dosel de árboles oscurecía por completo el cielo. Bittany cerraba con fuerza sus párpados cada vez que Rechel atravesaba otro estrecho puente en ruinas, preocupada de que pudieran colapsar y terminaran hundiéndose en la corriente debajo
de ellas.
—¿Qué van a hacer tú y Kevin? Quiero decir, a largo plazo.
—No sé. Todo esto pasó demasiado rápido, ni siquiera he tenido tiempo para pensar en ello. Tal vez compraré una propiedad en la isla así podremos vivir una vida tranquila y pacífica por ahora. Cuando Kevin sea lo suficientemente mayor para ir a la escuela, tendremos que mudarnos a otra parte donde él pueda conseguir una buena educación.
No sé cómo permaneceremos de incógnito hasta entonces. Solo desearía tener su certificado de nacimiento o alguna prueba de que Tiffany quería que yo fuera su tutor legal.
Kevin estaba sujeto cómodamente a su silla, la cual se hacía pasar como un asiento de seguridad. Todo el rebote sobre el terreno irregular lo había calmado hasta quedarse dormido. Con sus ojos cerrados, sus largas pestañas tocando sus mejillas y otra vez, había metido dos dedos en su boca y estaba silenciosamente chupándolos. Brittany se preguntó cómo rompería ese hábito sin disgustarlo.
Dos dientes frontales ya habían brotado de sus encías superiores. Si seguía chupando los dedos, acabaría con los dientes torcidos. No podría haber posibilidad de ningún ortodoncista en esta remota isla.
Brittany se dio cuenta de cuántas cosas había que preocuparse sobre un niño; escuela, enfermedades repentinas, dientes torcidos, problemas con sus compañeros… Extendió su mano y corrió un rulo rubio de sus ojos. Nunca había visto a un niño con tanto cabello, grueso, casi blanco y rubios rulos. Mi hijo es el niño más hermoso en la tierra.
—Te encuentras en una situación difícil, Britt. En este país, sin embargo, los monos hablan. Si tienes el dinero suficiente, probablemente podrías pagar a alguien para que fabrique un certificado de nacimiento.
—Pero eso es deshonesto. Odiaría que toda su vida esté basada en mentiras. ¿Qué pensaría él de mí si se enterara alguna vez? —Pensó en Tiffany y cómo había luchado contra su inminente muerte hasta que la sobrevivencia de su hijo hubiese sido asegurada—. Algún día, me gustaría ser capaz de decirle la verdad. Kevin necesita saber cuánto lo amó su verdadera madre.
—Lo sé, querida. Pero piensa en Kevin. O más importante, él necesita un lugar seguro en donde crecer con alguien que lo ame, tú puedes darle eso. Te pondré en contacto con un agente de bienes raíces. Tienes varios años antes de que tengas que preocuparte por la escuela. Solo instálate y empieza tu nueva vida por ahora.
—Pero, ¿qué pasa si se enferma? Los doctores probablemente me bombardearán con preguntas. ¿Hay algún buen tratamiento médico aquí?
—No te preocupes, querida. Hay un excelente doctor británico en la isla que hace visitas a domicilio. Y hay buenos hospitales en la Ciudad de Panamá para emergencias édicas graves. Ahora, hablemos sobre mi hermana.
Santana. El corazón de Brittany se hundió cuando recordó su furia. La dura expresión que había visto en su rostro no parecía que cedería fácilmente. Cuando Rechel la había ayudado a mudarse, ella había caminado junto a élla, y élla había evitado su mirada y no había dicho una palabra. Había sabido que lo mejor era no tratar de hablarle. No habría escuchado de todos modos.
—Parecía más enojado que nunca hoy.
—Britt, no es tu culpa. Algunas veces nuestro pasado afecta cómo lidiamos con situaciones frente a nosotros. Es así con San. Actuó de la manera en que lo hizo porque está asustado. Asustado de ser herido de nuevo.
—¿Le contaste mi historia?
—Lo hice, pero creo que tu malentendido le recordó lo que Patrice le hizo… —Su voz se fue desvaneciendo.
Así que alguien había herido a Santana antes. Brittany ya despreciaba a esa mujer.
¿Cómo pudo alguien intencionadamente herir a un hombre tan especial como Santana?
Ella deseaba envolver sus brazos alrededor de él y nunca dejarlo ir. Si solo pudiera llegar a élla.
—Oh, no. ¿Te importaría decirme qué sucedió?
—Estaba trabajando como un vendedor de software en la Ciudad de Panamá antes de venir aquí. Patrice era un cliente. Se enamoró de ella y en cuestión de semanas, le pidió a su familia permiso para casarse con ella. Con su aprobación, se le propuso y ella aceptó. Su boda estaba programada para Marzo, solo cuatro meses después de que su compromiso inició.
A Brittany le molestaba pensar en Santana casándose con alguien más. Quería que él volviera a casa, a ella cada noche. Había sido tan fácil hablar con él antes de que hubiera salido enfurecido en la noche. Se imaginó que nunca se quedarían sin algo de qué hablar, excepto cuando hicieran el amor, lo cual, imaginaba que sería casi todas las noches.
—¿Crees que la amaba?
—No estoy segura, Britt. Ella era desequilibrada. Élla me había mencionado en varias ocasiones que era de carácter cambiante y que cuando se sentía decaída, algunas veces sugería que cancelaran la boda. Pero eso no fue lo peor. Una semana él apareció para una reunión de negocios una hora antes por error, y entró a su oficina para encontrarla desnuda en los brazos de otro hombre.
Brittany no podía imaginar a ninguna mujer apartándose de la cama de Santana. Sabía que ella le sería fiel. Sus sensuales labios eran los únicos que quería besar, su musculoso, magro y peludo cuerpo lo único que quería acariciar y hacerle el amor. Incluso aunque lo había conocido por un día, él era lo único que quería, lo único que alguna vez querría.
—Eso es terrible. ¿Qué dijo ella?
—Santana, obviamente enojada, canceló la boda. Ella simplemente se rió y dijo que solo había aceptado casarse con él porque había sido muy persistente, y sus padres la habían estado presionando para que sentara cabeza. Ella no lo amaba de todos modos, había dicho.
—Fue una tonta. —Pero si se hubieran casado, Santana probablemente habría sido miserable y Brittany y élla nunca se habrían conocido. Su pérdida es mi ganancia. La pasión entre ellas era tan palpable. Al minuto que aclararan este malentendido, probablemente harían el amor desesperadamente y sudorosos por horas. Se imaginó sosteniendo a Santana en sus brazos cuando el cabello alrededor de sus sienes se hubiera puesto gris y su ancho rostro estuviera lleno de líneas de expresión por el clima. Si solo me escuchara, le mostraría cuánto significa para mí. El vacío dolor que sentía dentro por su ausencia parecía expandirse.
Rechel debió haber visto tristeza en los ojos de Brittany, porque inclinó la cabeza hacia ella y le dio su familiar sonrisa.
—Élla estuvo en un estado de humor oscuro por semanas después de eso. No salía de la casa por ninguna razón o hablaba con nadie. Lo despidieron de su trabajo, y un día, conduje hasta su casa para ver un letrero de Se Vende en el frente. Empacó todo, voló hasta Isla Colón y compró esta propiedad su primer día fuera con un agente de bienes raíces.
—Eso es terrible. ¿Cuándo sucedió esto?
—Hace más de cinco años atrás. Desde entonces, élla se ha negado a regresar al continente y no ha mostrado ningún interés en una mujer hasta que apareciste y hay otra cosa que debes saber .
-¿El que?
-Beras San es .....bueno para que lo entienda tiene pene
-Oh... bueno eso no meinporta
-Sabia que no pero a ella tanbien la preocupa
Brittany sacudió su cabeza y suspiró. Ella había sido la única en capturar su atención después de todo este tiempo y en lugar de hacer mejor las cosas para élla, había reavivado todo su dolor. Había alejado el comienzo de algo significativo entre ellos; preocupada de que estuviera viendo lo que quería ver. Si solo no hubiese estado tan preocupada con sus propios miedos, habría sido más sensible a los sentimientos de Santana.
—Élla es demasiado especial para dejar que una mujer podrida arruine sus oportunidades de ser feliz.
—Sí, es verdad. Pero élla se odia a sí mismo por no verla por lo que era. Eso se pudre como una enfermedad dentro de élla. Cuando descubrió que mentiste, estaba más enojado consigo mismo que contigo. Sintió como si una vez más su juicio le falló. De alguna manera tienes que convencerlo de que eres diferente a Patrice, de que valoras la honestidad en una relación. Aún más importante, élla tendrá que perdonarse a sí misma por lo que sucedió antes. Si no lo hace, no creo que pueda ser capaz de seguir adelante alguna vez.
—¿Cómo puedo hacer que me escuche? —Salieron del espeso follaje de la jungla hacia una brillante luz solar. La topografía se había nivelado, los árboles, la maleza habían sido domados, y un trozo de brillante agua azul apareció en el horizonte. Parches de arena y pasto grueso envolvían los brillantemente edificios pintados.
—Ya se está ablandando algo. Solo dale otro día o dos, y encontraré alguna manera de hacer que ustedes hablen. Ya estamos entrando a la ciudad ahora. La tienda está justo allí. —Rechel señaló un edificio en bloque de cemento de amarillo brillante.
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Que un rayo parta a quien dio noticias sobre el paradero de Brittany, espero que san pda entender las circunstancias y perdone a britt, buena idea la de rachel, ahora a permanecer escondidos!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
ahora quien fue el sapo que dijo que britt estaba viva,..
mmm el padrastro a ver hasta donde llega????
espero que san le de la oportunidad de escuchar a britt,.. antes de que algo irrelevante llegue a pasar!!!
mmm el padrastro a ver hasta donde llega????
espero que san le de la oportunidad de escuchar a britt,.. antes de que algo irrelevante llegue a pasar!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 11
Recehl había recortado el pelo de Brittany hasta los hombros y barrido el pelo desechado. Ahora que se había marchado para comenzar la cena, Brittany respiró hondo y abrió la caja de suministros para teñir el cabello. Tiempo para la transformación final.
Se puso los guantes de plástico, y una vez cubierto el cabello con el decolorante, esperó los veinte minutos necesarios para que hiciera su trabajo. El olor a amoníaco revolvió su estómago. Cuando finalmente fue tiempo, se retiró a la ducha para enjuagar su cabeza y apretar su grueso cabello para eliminar el decolorante. Sintió un pequeño tirón de arrepentimiento cuando vio corrientes oscuras de lo que había sido su antiguo color de cabello, arremolinándose por el desagüe.
Se enjuagó a fondo, impaciente porque el agudo olor a amoníaco desapareciera.
Corrientes oscuras de su cabello desteñido continuaron derramándose sobre el piso de la ducha. Se dijo, que tenía que ser paciente mientras terminaba de enjuagarse. Estaba haciendo este sacrificio por su hijo. Quería parecerse a la madre de Santy, quería sentirse una parte de él tanto como le fuera posible.
Apagó el agua y salió de la ducha. Tras el secado, miró su reflejo en el espejo. Su cabello no parecía más claro. Tal vez solo se ve más oscuro mojado.
Se sentó en el patio, dejando que la brisa del mar secase su cabello. Colocó a Santy, en su pequeña silla en la mesa frente a ella. El sol encendió los extremos de sus largas pestañas rubias. Movió su silla lejos del sol.
—¿Qué piensas de mi nuevo peinado? —Tiró de los extremos de su pelo largo, notando que eran ahora del color de la paja en la luz del sol, al igual que el de Santy,.
—Nos parecemos más ahora, ¿no crees?
Santy, parpadeó una vez y luego otra, como para mostrar sus largas pestañas y frotándose en uno de sus ojos azules con un dedo blanco rechoncho. Abrió la boca y susurró,
—Ba-ba-ba.
—Ba-ba-ba a ti también —dijo, antes de agarrar uno de sus deditos, que tenía una diminuta media luna en su uñita. Él se rió, en respuesta a su toque. Agarró un mechón de pelo de con la otra mano y tiró de este. Brittany rió.
—Supongo que con mi nuevo color de pelo. Estoy jugando a imitar y tratar de parecerme a ti. —Desató los dedos de su cabello cuando trató de introducirlo en su boca.
—Solo quieres morderlo todo, ¿no es así, pequeño? —Se preguntó, cuándo le brotaría
otro diente.
Cuando estuvieron en la ciudad, Rechel había recogido gel para la dentición y mordedores, así como el decolorante de cabello. Brittany tenía esperanzas de que masticara los anillos de plástico blando en lugar de los dedos. Rechel había dicho que cuando los bebés comenzaron a echar los dientes, a veces se ponían quisquillosos y el gel anestésico y suaves anillos para masticar ayudaban. El pensamiento de Santy estando incómodo, molestaba a Brittany. Verlo feliz y contento calentaba su interior, y eso es lo que ella quería que fuera cada minuto. Se preguntó, si era normal que se sintiera tan protectora con él. ¿Seguiría preocupándose por él todos los días, cuando tuviera veinticinco años?
Santy se cansó de jugar y su parpadeo se hizo más atenuado. Luego dejó caer los párpados y cerró los ojos por completo. Brittany recogió el paquete suave que era su precioso pequeño hijo, lo llevó dentro y lo colocó en su cuna, antes lo cubrió con una manta.
—Que tengas dulces sueños —dijo con un susurro. Se preguntó, si él la entendía. Él debía haber oído suficientes palabras repetidas una y otra vez por ahora para tener algo de sentido. Recordó como había llegado a su cabello. Tal vez me entiende.
Pensó en San deseó, instintivamente, que de alguna manera, élla supiera que ella era una persona sincera y no la mentirosa patológica que parecía ser. Lo que tenemos es tan real. Si élla pudiera solo sentirlo, también...
***
Una vez que Santy despertó, Brittany decidió dar un paseo. Los huéspedes, se suponía que no debían volver de su excursión durante dos horas más, por lo que pensó que sería seguro. Cargó a Santy en la mochila y abrió la puerta una rendija para asegurarse de que ningún periodista curioseaba alrededor.
Mientras caminaba por la playa, se dio cuenta de algunos elementos que el accidente había arrojado. Un maltrecho maletín negro, un bolso plateado empapado, una lata de refresco rojo. Al menos no había cuerpos, pensó, antes de considerar la posibilidad de que San se hubiera despertado temprano para explorar la playa y disponer de ellos. Cogió el bolso y miró dentro, deseando que perteneciera a Tiffany. Pero la licencia de conducir identificó a la dueña del bolso como Darlene Robinson. Llevó los artículos hasta la playa y los puso en una de las tumbonas.
Brittany se cubrió los ojos del sol y miró hacia el agua azul clara para ver tres pequeños barcos balanceándose en ella lejos de la costa, entre ellos uno con una bandera roja y blanca de buceo. Probablemente eran grupos de búsqueda enviados a recuperar los cadáveres y la caja de negra que habían mencionado en el informe de noticias. Se preguntó, si habían transmitido el clip de ese reportero tratando de irrumpir en su habitación y si Sam ahora sabía que estaba viva.
Suspiró y salió de la playa hacia el camino por el bosque. Su angustia disminuyó, mientras establecía un ritmo de marcha normal a través de la selva tropical de frondosos árboles verdes, sintiendo que su cerebro se disparaba con las endorfinas.
Alcanzó a ver varias veces coloridos pájaros, brillantes loros verdes y tucanes de pico largo. Por eso era que muchos de los cantos de las aves en esta isla sonaban tan exóticos, algunos sonaban como maracas, otros como el agua que gotea amplificada; otros eran simplemente melódicos y musicales. San le había dicho que los guacamayos rojos a menudo se agrupaban en los almendros. De vez en cuando se detuvo a buscarlos.
No quería irse de la isla. Era tan romántico, pensó para sus adentros. Deseó que San estuviera caminando con ella, señalando la flora, la fauna y compartiendo historias sobre su vida. El terreno se hizo más desigual, la ruta de un fango de piedras.
Aminoró el paso y se centró en el suelo delante de ella, queriendo mantener a Santy seguro.
El sendero estaba tan prolíficamente recortado como los caminos de la propiedad del complejo. Me pregunto quién lo mantiene, pensó mientras se chocaba con un cuerpo.
—¡Oh! —Ella se quedó sin aliento y agitó los brazos en el vacío, tratando de enderezarse, pero la caída ocurrió demasiado rápido como para detenerse.
—No, Santy. —Mientras volaba hacia el suelo y las hojas golpeaban su cara, hizo una mueca anticipándose al impacto. En cambio, unas manos se apoyaron y agarraron su torso antes de que golpease el suelo. Las manos de San.
Élla tiró de ella hacia arriba hasta que pudo plantar ambos pies en el suelo. Cuando San se aferró a ella más de lo necesario, lo miró a los ojos. Energía caliente brillaba en sus profundidades Marrones Sus pensamientos saltaron a Santy. Oh, no.
San habló en una voz suave mientras la soltaba.
—No te preocupes, Brittany. Santy está muy bien. —Sus ojos se hicieron más grandes que platos por un segundo, pero ahora el pequeñín estaba sonriendo—. Probablemente piensa que es un nuevo juego que estás jugando.
—Gracias a Dios. — Brittany retiró mochila de su espalda y tiró de Santy para abrazarlo, saboreando su calor suave y el cosquilleo de sus sudorosos rizos rubios contra su piel. Había estado tan asustada por su seguridad; que necesitaba más que nada sostenerlo cerca.
—Estaba tratando de ser tan cuidadosa, observando cada paso y donde ponía mis pies. Nunca imaginé que alguien podría estar en el camino. —A medida que s preocupación se calmó, sus sentidos sintonizaron la energía sexual flotando en el aire.
Quería nada más que su pelea se olvidara, para que ella y San pudieran retomar donde lo habían dejado la noche anterior con ese beso que nubló su mente.
San cruzó los brazos sobre su pecho. A pesar de que su cabello oscuro colgaba en rizos húmedos alrededor de su rostro y su ancho rostro brillaba de sudor, se veía más sexy que nunca.
—Lo siento, Sydney. No te oí venir.
Sus cejas se unieron en una sola línea, y sus ojos estaban vivos, pero con disgusto, no pasión. Ella deseaba, no salir corriendo entre los árboles como un animal salvaje asustado.
—¿Hay alguna manera en que podríamos hablar? No soy la persona horrible que crees que soy.
San lanzó un suspiro de impaciencia y se secó la frente sudorosa con el dorso de la mano.
— Rechel ha estado en mi espalda todo el día intentando que hable contigo, pero no estoy seguro de que pueda escuchar más mentiras.
Brittany se acercó y lo agarró con ambas manos, llevando su cara hacia la de ella.
—Por favor. Nunca quise hacerte daño, San Eres un hombre cariñoso y protector, y tengo la suerte de haberte conocido.
—Pero perteneces a otra persona. Quería... oh, no lo sé. — San giró su cabeza, claramente frustrado.
***
¿Por qué su hermana se había empeñado en proteger a Brittany? Si dejaba la isla, tal vez sería capaz de olvidarse de ella y volver a su cómoda rutina. O tal vez no. Brittany no era una mujer que un hombre podía olvidar fácilmente. Cada célula de su cuerpo saltó a la vida a su alrededor. Parecía tan auténtica, tan naturalmente amable, tanto como una mujer con la que podría construir un futuro. Las cualidades que le habían hecho encariñarse con Brittany en conflicto con sus maneras mentirosas. Tal vez había una explicación razonable. Tenía miedo de escucharlo. Tenía miedo de acabar con un corazón roto de nuevo.
— San, te lo juro, no pertenezco a nadie. Por favor, mírame.
San a regañadientes levantó la mirada desde el suelo hacia su cara. Todavía se veía preciosa, incluso con el pelo rubio y recortado. Incluso con el pelo verde, ella probablemente me hubiera hecho tambalear.
—Me fui de Los Ángeles porque, después de doce años de matrimonio, mi esposo me dijo que me dejaba por otra mujer. Fue completamente inesperado, y me sentí como una ruina emocional, tuve que escapar, es como terminé aquí.
Una oleada de ira se levantó en el pecho de San ¿Un hombre había dejado a Brittany? El tipo era un completo idiota. Si alguna vez veía a ese hombre que la había sejado sintiéndose tan devastada que había huido a un lugar desconocido, lo golpearía hasta dejarlo hecho papilla. Pero ahora puede ser mía. Tomó la mano de Brittany.
—¿Tu marido te dejó? Eso es terrible. ¿Por qué no me dijiste eso? Brittany se mordió el labio, y las lágrimas brillaron en sus ojos.
—No recuerdo que me dieses la oportunidad.
De pronto, San se sintió como un idiota por llegar a conclusiones tan rápidamente.
Había estado tan preocupado por la protección de su propio corazón, que se había cerrado y casi arruinó cualquier oportunidad de encontrar la felicidad. Esperaba que ella lo pudiera perdonar.
—No, no lo hice. Lo siento. —Entrelazó sus dedos con su mano y se la llevó a los labios. Su piel se sentía tan lisa y suave—. Estoy seguro de que Rechel, probablemente, te ha hablado de mi relación desastrosa con Patrice.
Sus mejillas resplandecieron rosadas, y sus ojos brillaron de nuevo.
—Sí, lo hizo. Me enojó tanto escuchar cómo te trató, que me hizo más que nunca querer hablar contigo.
Imaginó que había escuchado cada detalle, la compasión era su fuerte.
—Todavía tengo problemas para confiar en la gente.
—Lo entiendo, San. Es difícil para mí confiar en alguien, también. Sam no era exactamente una delicia para vivir, pero me comprometí con él. Estaba dispuesta aestar a su lado de la manera en que prometí que lo haría, cuando me puse de pie junto a él en el altar. Pero entiendo porque me dejó, de verdad... —La voz de Brittany atrapada en la garganta.
San puso sus manos alrededor de ella y le masajeó la espalda.
—¿Qué quieres decir, Brittany? El hombre es un idiota por dejarte ir.
Brittany miró a Santy y alisó una mano sobre su cabeza.
—No puedo quedar embarazada. O es muy poco probable, al menos —le contó a San acerca de todas las inyecciones y los procedimientos que había intentado y la forma en que a menudo se sentía mal, inútil y frustrada.
Su corazón dolía de verla sufrir tanto. Le pasó la mano por la mejilla y se la llevó a los labios.
—Lo siento mucho, Brittany. Eso es horrible. No será así con nosotros.
La voz de Brittany tembló.
—¿Estás diciendo que no importa que... que no pueda tener hijos?
— Brittany, por mucho que me encantaría tener hijos, prefiero estar contigo que sin ti, no importa cuál sea la circunstancia.
Las lágrimas se derramaron de sus ojos y se acercó a besarlo y luego dio un paso atrás.
—Espera, San. Hay más que tengo que decirte.
Ese viejo miedo a hacerse daño hizo a San soltarla y dar un paso atrás. Se metió las manos en los bolsillos para no tener la tentación de tocarla.
—¿Y ahora qué? —Se preparó para lo que iba a decir.
—Quiero que sepas todo —le contó cómo Santy no pertenecía a su hermana y cómola madre moribunda le había suplicado que cuidara a su hijo.
—Ojalá me hubieras dicho todo esto, hubiera sido mucho más fácil.
Brittany se inclinó y hundió la cara en su pecho.
— San quería, pero al principio pensé que podrías pensar que no amaba a Santy site dijera que no era mío y luego me preocupaba que informaras a las autoridades. Sabes lo difícil que es confiar en alguien.
Todo lo que decía tenía sentido. Todo lo que había hecho había sido en un esfuerzo por proteger al niño indefenso.
Brittany no había hecho nada contradictorio con lo que se esperaría de ella, dado su carácter bondadoso.
—Es maravilloso que te acercaras y tomaras el niño de Tiffany.
— San, ella era una mujer amable. Solo desearía que la hubieras conocido. Yo estaba tan desconsolada cuando murió.
San la besó en la frente y la nariz antes de darle un beso tentativo en los labios.
—Ojalá hubiera tenido la oportunidad de conocerla, también. Siento mucho haber dudado de ti. Debería haber escuchado a mi corazón esta vez. Me dijo todo el tiempo que eras especial.
—No tengo ninguna prueba de que Santy me pertenece. Tiffany dijo que su esposo era violento. ¿Y si viene por mí?
—No voy a dejar que te toque. Pero no deberías estar aquí en el bosque, sola. Déjame llevarte de regreso.
Brittany colocó a Kevin en la mochila y dejó a San ayudarla a ponerla en su espalda.
—Gracias.
***
—De nada. —Se inclinó y la besó en los labios, adormeciéndolos con un hormigueo agradable. Ella le tocó la cara antes de retirarse del beso que le hubiera gustado durara toda la tarde.
Caminaron hacia el complejo de la mano. Por mucho que quería sumergirse en esta fantasía de ella, San y Santy viviendo juntos y felices para siempre, no pudo bloquear los pensamientos oscuros del padre del niño, su esposo y los periodistas persiguiendo una historia.
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 12
Brittany respondió al golpe en la puerta al ver a San sosteniendo una bandeja con dos platos grandes, uno pequeño y una botella de vino. Él dijo que llegaría con la cena a las siete, y ella estuvo mirando el reloj de su celular por más de treinta minutos anticipando su llegada.
—Siento llegar tarde. —El deseo brillaba en sus ojos marrones.
Ella trató de aclarar su cabeza lo suficiente para hablar.
—N... No te preocupes... son solo unos minutos pasadas las siete. Entra.
Santy estaba sentado en su silla de bebé, tranquilamente adormilado.
San puso los platos en la mesa y les quitó el papel aluminio.
—Tenemos mojarra roja con hierba de limón y sauce tamarindo con guarnición de arroz de coco. Oh y también traje algo de papilla de peras y mango para que Santy pruebe una vez que despierte de su siesta.
La boca de Brittany se hizo agua ante el delicioso aroma de la manteca derretida y las especias que llenaban el aire.
—Todo eso suena delicioso. Esta comida luce como una obra de arte. —Trajo servilletas, cubiertos y copas de vino.
San abrió el vino, llenando los vasos y pasándole uno a Brittany.
—Con el paso de los años, me las he arreglado para cosechar una huerta de hierbas y vegetales. En el comienzo fue duro, porque los bichos se comían las hojas tan rápido como crecían. Luego, instalé suficientes redes y alambrada para mantenerlos fuera.
El pescado prácticamente se caía de su tenedor, y el sabor explotaba en su boca.
—Mmm. Esto es delicioso. ¿Es tu receta?
—Por supuesto. Experimento con diferentes combinaciones de hierbas hasta que encuentro la correcta. Y atrapé al pez esta mañana.
San pudo haber preparado una comida simple, pero en su lugar sirvió a sus invitados una auténtica receta Panameña la mayor parte de la semana.
—Ahora realmente estoy impresionada.
—Me alegra que te guste. — San recogió su copa y sorbió su vino.
Se quedaron en silencio algunos minutos mientras saboreaban la comida. Cuando Santy despertó, Brittany lo alimentó entre bocado y bocado. Una vez que terminó, limpió su boca y le dio un manojo de llaves de plástico. Él las enrolló en sus dedos cortos y regordetes, sacudiéndolas y riendo en respuesta.
Brittany rompió el silencio.
—No he mirado las noticias. ¿Sabes si han transmitido el segmento mío en bata?
San bajó su tenedor y frunció el ceño.
—Sí, Brittany, lo hicieron. Ahora que los investigadores concluyeron en que el choque se produjo por una falla mecánica y no por un sabotaje, los reporteros han entrevistado a los familiares de las víctimas para darle más interés. Después de hablar con tu esposo, concluyeron en que debes haber tomado la custodia de algún niño. Tu esposo también dijo... —Él apretó su puño y alejó la mirada.
—¿Qué dijo? —Sydney se preguntaba en qué otra cosa pudo traicionarla su marido.
—Dijo que espera que veas la entrevista, vuelvas al Estado con el niño y dejes eso, esas fueron sus exactas palabras, él se refirió a Santy como "eso". Oh, y también dijo que espera que vuelvas a casa y vivas con él.
Brittany no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Samla había dejado devastada y rota la mañana anterior y pretendía que ella hiciera de cuenta que no había pasado?
—¿Qué casa? —Ella dejó caer el tenedor en su plato con el repiquetear de la ira hirviendo dentro de ella—. Él me abandonó. ¿Y ahora espera que regrese con él solo así?
— Brittany, quizás deberías darle otra oportunidad.
Ella sacudió su cabeza furiosamente como si tratará de quitarse bichos de encima.
Sus años con Sam habían sido mayormente indiferentes, y se quedó con él por compromiso. Ahora que la había traicionado, no tenía intenciones de volver. Su cruel desestimación hacia Santy era lo último que faltaba. Si él estuviera en la habitación, ella estaría tentada de romperle la nariz.
—Sí, bien. Puedo decirte ahora mismo que eso no va a suceder. Supongo que no ves que pase nada serio entre nosotros después de todo.
—No, Brittany. Eso no es cier...
—Pensé que entendías lo que sentía por ti, pensé que te importábamos... —Lágrimas corrían por sus mejillas.
San se levantó de su asiento y puso sus manos sobre sus hombros.
— Brittany, me importas. Mucho. Y no quiero que te vayas.
Ella se giró en su asiento y lo enfrentó, permitiendo que la frustración se construyera en su interior desparramándose.
—Entonces ¿por qué sugerirías que dejara a Santy y regresara con mi marido infiel? ¿Quieres regresar con Patrice? ¿Crees que eso es lo que una mujer estéril merece? ¿Vivir con un hombre que puede abandonarte de nuevo cualquier día? ¿Tener que arrancar de sus brazos al bebé que la necesita y para que vuelva con un padre que podría herirlo?
—Por supuesto que no. — San se arrodilló frente de ella y puso sus manos en sus muslos—. Siento haber sonado insensible. Solo quiero saber si aún lo amas o no antes de que... —Sus labios se separaron como si fuera a terminar la oración. En su lugar bajó la mirada y puso la cabeza en su regazo.
—¿Antes de que qué, San?
Élla levantó su cabeza y la miró, sus ojos azules verdosos brillando con lágrimas. Las motas azules y amarillas en sus pupilas decían mucho.
Su voz sonaba tierna y sincera.
—Antes de permitirme dejar ir el pasado y realmente intentar amar a alguien de nuevo.
Brittany enredó sus dedos a través de su oscuro cabello.
—¿Realmente te importo tanto? —Su voz conmovida por el llanto.
Élla se paró y acarició la cara de Brittany.
— Brittany, me importas. Más de lo que sabes. He estado pensando en nada más que tocarte, sostenerte y hacerte el amor desde que te vi por primera vez con tu cabello mojado aplastado a tu cabeza. Yo...
Santy soltó un largo llanto. Brittany liberó el mechón de cabello que sostenía en sus
manos y besó a San suavemente en los labios antes de levantarse de la silla.
—Hablando de terriblemente inoportuno. Parece que Santy necesita de mi atención.
San se paró abruptamente y se giró.
—Entonces lavaré los platos.
Brittany quería decirle que lo amaba, pero le preocupaba sonar desesperada o que él sintiera que debía devolverlo para que ella no se sintiera herida si no lo hacía. Suspiró.
La excitación sexual entre ellos y sus miedos ponían las cosas tensas algunas veces. Sabía que ambos necesitaban aprender a relajarse y dejar que las cosas progresen.
Ella buscó una toalla y se dejó caer en una silla para alimentar a Santy. Después de Que San salió de la cocina, entró y se sentó frente a ella. Para entonces, ella ya había pasado a Santy al otro pecho.
San cruzó y descruzó sus manos sobre el regazo, forzándose a sentarse derecho en la
silla.
—¿Qué pasa, San? Por favor no actúes así. No quise ignorarte, pero estoy lidiando con algunos de mis propios miedos ahora. Con lo incómodo de las repentinas interrupciones.
—Es muy pronto, ¿cierto?
—¿Muy pronto para qué?
Élla levantó la vista y se encontró con su mirada.
—Para que tengamos un disparo de amor verdadero. No quiero ser la chica de repuesto.
Brittany vio el sufrimiento en sus ojos.
—Lo sé, San. No quiero herirte, pero todo esto es nuevo para mí. — Santy liberó su pezón. Sus ojos revoloteaban cerrados, y sus pequeños labios continuaban chupando en el aire incluso dormido. Brittany abotonó su blusa y se levantó de la silla.
—Ya regreso. —Puso a Santy boca arriba en su cuna, cubriéndolo con su manta. Sus pequeños dedos agarraron la punta de esta y ella se inclinó para besarlo en la mejilla antes de irse a la cocina.
—Cuando abordé ese avión, conocer a una mujer era el último de mis planes. No planeé enamorarme de ti, solo pasó. No sé cómo calificarlo si es real, de rebote o porque salvaste mi vida. Solo sé que quiero tenerte cerca. ¿No podemos simplemente explorar nuestros sentimientos por el otro y así descubrir lo que realmente es?
San se paró y caminó hacia ella.
—Quiero mucho para nosotros, quiero que seamos más que solo algo aquí y hoy, y que mañana sea solo un romance.
¿Romance? La palabra envió un cosquilleo erótico a su columna.
—Sí, quiero lo mismo.
La voz de San salió como un ronco susurro.
—No creo que pueda esperar otro minuto para besarte.
Su cabeza se arremolinó en una suave delicia cuando élla la levantó de su silla y capturó sus labios. Saboreó sus labios con fervor, hambrienta de su beso. El deseo se revolvió en su barriga. Quería jodidamente acercarse a él. Su fuertes manos masajearon su espalda, agarrándola fuerte. Su respiración se aceleró.
—Quiero hacer el amor contigo, Brittany.
—Quiero hacerte el amor también —jadeó Brittany.
Élla desabotonó su blusa, besando su cuello, sus clavículas y dejando un sendero de ocos calientes. Un doloroso deseo rompió a través de su cuerpo, más intenso que cualquier cosa que hubiera experimentado. Se volvió a sí misma sobre ese "tiene que ser pasión" y se derritió en sus brazos.
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 13
Brittany se despertó con un suspiro de felicidad. Las piernas de San estaban enredadas con las de ella y masas oscuras de cabello cubrían la mayor parte de su rostro.
Ella le apartó algunos rizos para estudiarla. Se veía tan femenina en una forma sexy que la hacía desearlo por completo otra vez. Quería trazar con sus dedos sus labios 9ogruesos y sensuales antes de besarlos, y explorar su cuerpo musculoso con sus yemas hasta que se endureciera de nuevo para ella. La expresión tierna en su rostro; la forma en que sus gruesas cejas negras se elevaban en los extremos y sus labios se
transformaban en una ligera sonrisa, revelaba el lado compasivo y amoroso de élla.
A pesar de su deseo apresurado, casi desesperado para consumar su pasión, San había hecho que Brittany se sintiera especial en cada minuto que habían hecho el amor.
Sus pezones se fruncieron al recordar su acoplamiento entusiasta. San había sido tan amable y paciente, tan centrado en hacer que la experiencia fuera agradable para ella.
Ese instante en que había entrado en ella la tuvo haciéndose añicos en miles de piezas deliciosas; y cada embestida dentro de ella la había hecho corcovear con éxtasis.
Sus experiencias con Sam habían sido apresuradas y la dejaban preguntándose por qué la gente estaba tan desesperada por salir corriendo hacia el dormitorio. Pero San había encendido un apetito insaciable por el sexo. Quería pasar todo el día, desnuda en la cama con élla, familiarizándose con todos los rincones de su cuerpo fuertemente Femenina.
—¿Qué estás mirando? — San abrió los ojos. Ellos brillaban más marrones de lo habitual en la luz de la mañana. Una sonrisa traviesa se curvó en la comisura de su Boca.
Ella extendió la mano y le acarició el labio inferior y el hoyuelo debajo de este en la
barbilla.
—A ti. Te ves tan guapa dormido. También te ves muy bien despierto, sin embargo. —Sus pezones se tensaron cuando pensó en lo que sucedería a continuación.
—Te ves tan hermosa después de una noche de hacer el amor. Si no necesitara ayudar a Maribel con el desayuno, me daría un festín con ese hermoso cuerpo tuyo otra vez.
—Mmm. Me gustaría que lo hicieras.
—Realmente no puedo. —Lucas gimió con placer mientras ella le mordisqueaba el labio inferior—. Tal vez no estaría tan mal llegar tarde solo por esta vez. — Brittany envolvió sus manos alrededor de su espalda, tirando de su duro cuerpo más cerca mientras su beso se volvía más caliente y húmedo. Él sumergió su lengua dentro de su boca y encontró la de ella. Brittany gimió con placer y arqueó la espalda mientras sus
manos acariciaban su columna vertebral y agarraban sus nalgas. Sintió la presión de su excitación contra sus muslos desnudos. Sufría por tenerlo dentro de ella de nuevo y sintió un húmedo latido de excitación reunirse entre sus muslos. San la sostuvo con fuerza mientras la tumbaba de espaldas. Todavía besando su rostro y acariciando su cuerpo, se impulsó en su interior con un empuje suave y la reclamó.
—Te amo —susurró.
***
San se había tomado su tiempo en hacer el amor con ella, pero una vez que terminaron, la abrazó por un momento, se duchó rápidamente y se precipitó en dirección al hospedaje. Le prometió volver más tarde con el desayuno.
Brittany se deslizó en una bata de baño y se acercó a la cuna. Santy todavía estaba durmiendo, su respiración era tranquila y estable, tenía los ojos cerrados y sus pestañas rubias rozaban contra sus suaves mejillas redondas. Oyó crujir las tablas del suelo y se imaginó que debía ser uno de los chicos de Rechel caminando en el piso de abajo.
Entró en la cocina, extendiendo sus brazos sobre su cabeza y soltó un alegre bostezo.
Prepararía una jarra de café mientras esperaba a que Santy se despertara.
Extrajo un filtro nuevo colocándolo en el cubo de plástico, lo llenó de café colombiano recién molido y se inclinó para oler el aroma antes de verter el agua. Sus músculos se movieron saltando a la vida cuando un acero frío fue presionado entre sus Omóplatos.
¿Qué demonios?
—No te muevas o te volaré el maldito cerebro —dijo una voz.
Brittany dejó caer la taza que tenía en la mano, y se hizo añicos en el piso de madera.
Su aliento quedó atrapado en su garganta, y su cabeza giró con confusión. ¿Podría ser el padre de Santy? Su mente estaba paralizada por el pensamiento de que él se llevaría a Santy y que nunca lo volvería a ver de nuevo o que su niño precioso podría ser dañado.
—¿Qué deseas?
La hizo girar con brusquedad hasta que ella lo enfrentó. Sus ojos eran oscuros; la parte blanca de sus ojos estaba inyectada en sangre. Grasiento, su cabello sin lavar se pegaba a su cabeza y la comisura de sus labios se crispaba.
—Quiero a mi hijo de vuelta. Y luego tendrás que pagar por lo que has hecho.
Oh, no, es él.
—Pero no entiendes. Salvé la vida de tu hijo. Su madre estaba desangrándose cuando la encontré y yo…
Él golpeó la mejilla de Brittany con fuerza, dejando un aguijón que ardía.
—Eres una mentirosa y una puta. Sigues estando casada, y sé que te acostaste con el propietario del complejo anoche; lo vi salir hace un minuto con una sonrisa de suficiencia en su rostro. Me tomó un tiempo averiguar que te tenía escondida en el segundo piso detrás de todos los muebles polvorientos. Pero no soy tonto. Sabías que Santy no era tu hijo, sin embargo, lo mantuviste aquí de todos modos. ¿Por qué no denunciaste que lo habías encontrado? Apuesto a que la perra de mi esposa dijo algo
malo sobre mí. Ella siempre está acusándome de una cosa u otra. Enhorabuena que está muerta. Voy a enseñarle a mi hijo buenos modales.
Las lágrimas corrieron por el rostro de Brittany.
—No, no puedes hacer eso. No es más que un niño pequeño.
—Ustedes, las mujeres, harían que mi niño creciera para ser un marica. Bueno, no voy a dejar que mi hijo crezca así. Ahora, ¿dónde está?
El pánico se elevó en el pecho de Brittany. Estaba dispuesta a sacrificar su vida para mantener a este hombre lejos de su precioso hijo. Pero morir en vano, no le serviría de nada. Tenía que pensar en un plan rápido. La cama oculta la vista de la cuna; simplemente dile que Santy no está aquí.
—Está con Rechel. Ella lo tuvo durante la noche ya que San y yo estábamos... bueno, ya sabes.
—No te creo. Quiero revisar este lugar.
—Oye, él es tu hijo. Debes saber tan bien como yo que raramente está tranquilo.
El hombre frunció el ceño por un minuto y se rascó la ancha frente sudorosa.
—Está bien. Vamos a ir a buscarlo. Pero si dices una palabra equivocada, estás muerta. ¿Está claro?
Brittany asintió. Se resignó al hecho amargo de que probablemente estaría muerta en cuestión de minutos. Al menos, probablemente habría salvado la vida de Santy. Pero sufría en su interior al imaginarlo creciendo sin ella; quería estar allí para ser testigo de todas las etapas de su crecimiento.
Cuando entrara en la cocina en busca de Santy, Rechel y San sabrían de inmediato que algo andaba mal. Esperaba y rezaba que este hombre no fuera a hacerles daño. Estaba arriesgando sus vidas, pero Santy era un indefenso niño; su seguridad tenía que ir primero.
—Te prometo que voy a fingir que todo está normal. Vamos a caminar hasta el hospedaje y conseguir a tu hijo. Es realmente especial. Voy a extrañarlo mucho.
—Debería matarte y a todos ellos por lo que has hecho.
—Pero ¿por qué? Hemos mantenido a tu hijo en perfecto estado de salud. Deberías estar agradecido con nosotros.
—Deja de perder tiempo. —Golpeó con el cañón de la pistola en la espalda de Brittany —. Y empieza a moverte. A menos que quieras morir en este mismo instante.
—Estoy yendo. —Los pensamientos se agolparon en su mente mientras caminaba bajando las escaleras, salía por la puerta y avanzaba a lo largo de la ruta hacia el hospedaje.
Brittany se detuvo en frente del edificio.
—Ellos mantienen las puertas exteriores cerradas, así que tendremos que caminar a través del hospedaje para llegar a la cocina.
—Está bien. Solo toma mi brazo y camina como si todo estuviera bien.
Brittany apretó los dientes y se pegó a él.
—Bien.
Él clavó el arma en el costado de sus costillas, y ella se estremeció.
Entró, tratando de parecer lo más tranquila posible. Louise los miró fijamente, sus ojos oscuros estrechándose mientras se levantaba de su asiento y se acercaba.
— Brittany, había oído que te habías ido. ¿Este es tu marido?
—Uh, sí. Acabo de ir a buscarlo al aeropuerto. Decidimos quedarnos aquí por un par de días. Louise, este es Sam.
Louise arrugó la nariz.
—Me gustaría darte la mano, pero apestas. ¿Cuándo fue la última vez que te duchaste?
—Te callarás la boca si sabes lo que es bueno para ti. —Saliva voló de sus labios mientras hablaba. Todos en la habitación dejaron de comer y miraron en su dirección.
—Dios, mira si no es un encanto —dijo Louise—. Algo no está bien aquí, ahora quelo pienso. Tú no eres su marido. Vi su foto en la televisión. Eres él… —Ella gritó en lugar de terminar su condena cuando el hombre le puso una pistola en la sien.
—Di una palabra más y te vuelo la maldita cabeza.
—Oh, Dios mío, oh Dios mío, oh Dios mío —murmuró Louise mientras agitaba sus manos en el aire.
—Por favor, solo deja que se vaya.
—Entonces ve a buscar a mi hijo y hazlo ahora —gritó—. De lo contrario, mucha gente va a morir.
Justo en ese momento, San salió de la cocina, sosteniendo una bandeja de fruta fresca.
Cuando vio la escena desarrollándose frente a élla, su rostro se ensombreció y sus cejas se unieron. Dejó la bandeja en una mesa vacía con estrépito y avanzó hacia ellos.
—¿Qué diablos está pasando aquí?
—Esta perra robó a mi hijo. Y lo quiero de vuelta. Dijo que está con alguna mujer Llamada Rechel Si no tengo a mi hijo en un minuto, voy a matarlos a todos. —Hizo un gesto con la pistola desde la cabeza de Louise a la de Brittany
—No, eso no será necesario. Solo deja el arma en el suelo, y traeré a tu hijo.
—Sí, promesas, promesas. Ella me ha estado diciendo tonterías durante los últimos quince minutos. —Levantó la pistola y la disparó hacia la jarra de leche sobre la mesa dónde la familia alemana se sentaba. Esta explotó, y fragmentos de vidrio volaron por todas partes. La familia gritó y se cubrieron los rostros. Ellos continuaron sollozando.
Los cuatro sangraban donde el vidrio había perforado su piel.
San montó en cólera y gritó:
—Hijo de puta. —Mientras corría hacia el hombre armado. El padre de Santy giró el
arma hacia el pecho de San. Sydney no pensó, simplemente saltó frente a él y golpeó
el arma con la mano. El disparo sonó tan fuerte; que la ensordeció temporalmente, y el
dolor ardió a través de su muslo. Gritó de dolor
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
el bastardo era el padre de santy,..
a ver para donde fue a parar ese tiro,..
que bueno que san le dio la oportunidad a britt de hablar!!
a ver para donde fue a parar ese tiro,..
que bueno que san le dio la oportunidad a britt de hablar!!
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
y tenia que aparecer el asqueroso ese, ahora que ira a pasar, a quien abra herido?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
]size=24]Capítulo 14[/size]
Brittany se despertó en una cama desconocida. Líneas de hojas seca picaban su piel y su parte superior del muslo palpitaba en agonía. Miró alrededor de la habitación escasamente amueblada. Los orificios para clavos estropearon las paredes blancas donde las pinturas y fotografías debieron haberse colgado, y Santana estaba desplomado y dormida en una silla solitaria. Brittany trató de recordar cómo había terminado en posición supina y herida en la cama. Entonces recordó todos los acontecimientos que la habían conducido a la confrontación violenta.
—¿Dónde estoy?
Santana se levantó de un salto y corrió a su lado, de rodillas al lado de la cama y suavizó una mano por su cara antes de besarla.
—Britt, estoy tan contenta de que estés despierta. ¿Cómo te sientes?
—Me he sentido mucho mejor. ¿Santy está bien?
—Él está bien. Rechel está con él.
—Gracias A Dios. ¿Y tú? No te dispararon, ¿lo hizo?
Santana la besó las mejillas y los labios y acarició su brazo hacia arriba y hacia abajo.
Sus ojos marrones se llenaron de lágrimas.
—No. Pero a ti sí. Probablemente salvaste mi vida. Nunca he estado tan aterrorizada como lo estaba en ese momento que me di cuenta de que te habían disparado. No tienes idea de lo aliviada que estuve cuando el médico dijo que estarías bien y que dormirías por un largo tiempo debido a la medicación para el dolor. Te quiero mucho, Britt.
—San, yo también te quiero. Cuando lo vi apuntar el arma hacia ti, ni siquier pensé en ello. Solo sabía que tenía que detenerlo.
Durante varios minutos, Santana solo la abrazó y la consoló mientras disfrutaban la agradable unión.
—Esto no se parece a un hospital.
—No, es la casa de nuestro médico.
—¿Está Santy aquí o volvió al complejo?
—Acerca de Santy. Ha habido una complicación. —Élla no la miraba a los ojos.
-San, ¿qué quieres decir?
—Louise se dejó llevar cuando vio toda la sangre y arrojó un cántaro a la cabeza de padre de Santy. Robert era su nombre.
—¿Era?
—Sí, ella debió haberlo golpeado en el lugar correcto porque estaba muerto cuando llegó el médico.
—Eso es una locura.
—La policía llegó a la escena y están diciendo que no eres la tutora legal de Santy.
Dado que el niño tiene parientes vivos del lado del padre lo regresarán a Estados Unidos, legalmente ellos tienen el derecho de tomar la custodia de él.
Brittany se echó a llorar.
—Oh, no. Ellos no la tomarán, ¿verdad? —El hecho de que podía haberse ido y ella nunca lo podría ver de nuevo la hizo sentir como si un miembro hubiera sido arrancado de su cuerpo. Santy era parte de ella ahora. En todos los sentidos, excepto por la sangre, se había convertido en el hijo de Brittany.
—No, de Britt. Están permitiendo que mantengamos la custodia de él por otras dos semanas más o menos, hasta que se resuelvan los detalles.
—Tengo que verlo ahora, San.
***
Ver el sufrimiento en los ojos de Britt rasgó el interior de San. Ella amaba al niño como si fuera propio.
Había temido tener que decirle esto desde que había hablado con la policía.
—Britt, ¿estás segura de que es una buena idea? Tal vez sería mejor si no lo vieses para que no formes una unión más fuerte. Rechel y yo lo podemos manejar de ahora en adelante.
Britt frunció el ceño mientras se obligaba a sí misma a sentarse. Sus oscuros ojos eran salvajes de dolor y furia.
—No, San. No necesito que nadie más lo maneje. Es de mí de quien más necesita ahora. Soy su madre, y tenemos que estar juntos.
Santana deseó poder hacerlo más fácil para ella. Él envolvió sus brazos y trató de urgirla a acostarse.
—Britt, Rechel está con él. Te lo traeré en un minuto. Por favor, acuéstate.
—Bien. —Ella suspiró ruidosamente y frunció más el ceño para demostrar su descontento. Luego se dejó caer en las almohadas.
Santana salió de la habitación y encontró a Rechel en la sala de estar hablando con el médico.
—Ella no está tomando la noticia bien, no es que sea una sorpresa —dijo—. Insiste en ver Santy. Estaba tan molesta que trató de salir de la cama.
Su hermana se puso de pie y le entregó al niño dormido.
—Pobrecito.
Odiaba admitir que el niño estaba creciendo en élle. Santy había sido parte de su relación desde el principio. Sin él, habría un espacio vacío, que nunca podría ser llenado.
Cuando regresó a la cama de Britt, la expresión que vio en su rostro arrancó su corazón. Sus ojos oscuros se desbordaban con lágrimas, y hubo un temblor en su voz.
—Mi hijo. —Cogió al niño dormido.
***
Brittany tiró suavemente el cuerpo de Santy en su pecho, imaginando por un momento que no existió toda la charla de dejarlo. Lo sacudió en sus brazos y besó sus rizos rubios y una de sus suaves mejillas. El niño pequeño se parecía más a un ángel que nunca. Su olor a bebé le hizo cosquillas en la nariz.
-Santy te amo tanto. —Envuelta en el calor acogedor de Santy, olvidó momentáneamente que Lucas todavía estaba en la habitación. Eventualmente, levantó la mirada—. ¿Hay alguna manera de que podamos volver a tu casa?
San la miró, su cara llena de preocupación.
—Tienes una pequeña herida allí. La bala te rozó la parte externa de tu muslo.Tendrás que usar muletas hasta que sane. Hablaré con el doctor y veré lo que dice.
—Realmente lo apreciaría.
—Sabes, Britt. Entiendo que esta situación es difícil para ti. Tal vez cuando los familiares de Santy se presenten, puedas hablar con ellos. Tal vez ni siquiera lo quieran.
—Espero que sí, San. ¿Pero qué si lo hacen? La familia de ese hombre puede ser tan violenta como el padre de Santy, y no puedo correr ese riesgo. Tiene que haber algo que pueda hacer.
—¿Cómo qué, Britt? —Líneas apretadas aparecieron alrededor de su boca. Él estaba poniendo buena cara por ella, pero esperaba que perdiera a Santy. Ella era la única que no se había dado por vencida.
—No lo sé.
Hubo un golpe en la puerta y luego un hombre con bigote fornido entró en la habitación.
—Este es el Dr. Muñoz.
—Gracias por cuidar de mí —dijoBritt.
—El gusto es mío. Entiendo que usted desea volver al complejo.
—Sí, si eso es posible, realmente lo apreciaría.
—Permítanme cambiar su vendaje y enseñarle cómo utilizar muletas y podrá irse.
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 15
Santana ubicó el camión frente al complejo. Un hombre se quedó de pie mirándolos, con las manos en las caderas. Los ojos de y Brittany se ampliaron, y sentía como si toda la saliva se evaporara de su garganta. ¿Qué está haciendo él aquí?
Brittany gimió.
—Oh, no, esto es lo último que necesito.
San la miró.
—¿Lo conoces?
Ella había anhelado tiempo a solas con Santy. Sam era la última persona que quería ver en ese momento.
—Sí, ese es mi marido. El que ya no me quiere.
La expresión de San se oscureció, y apretó los labios con fuerza.
—Ya veo.
Mientras Britt desabrochaba a Santy de su asiento para coche, Sancaminó y abrió la puerta. Se inclinó delante de ella para recoger a Santy, así Britt podría maniobrar con las muletas Brittany bajó del coche, apoyándose en sus muletas y frunciendo el ceño hacia Sam. Sus ojos oscuros estaban rodeados con círculos como si no hubiera dormido, y mechones de su pelo rubio y corto sobresalían, no recordaba haberlo visto fuera de su imagen normal en público hasta entonces.
-Sam, ¿qué demonios estás haciendo aquí?
Él se acercó y extendió sus brazos como si quisiera abrazarla.
—He estado muy preocupado por ti.
Britt dio un paso atrás y utilizó una muleta para poner espacio entre ellos. ¿Preocupado por mí? ¿Antes o después de que destrozaras lo que había pensado que era mi vida?
—¿En serio? Me sorprende que incluso notaras que ya no estaba. Habría pensado que estarías ocupado en la cama con como se llame haciendo ese bebé que siempre quisiste tener.
San tocó las comisuras de sus labios para ocultar su diversión.
—Sí, Britt, sobre eso, he estado dándole muchas vueltas. Y pensado…
—Sabes, Sam, realmente no me importa mucho lo que has estado pensando. Nunca tuviste tiempo para escuchar mis sentimientos y pensamientos. Cada vez que intentaba hablar contigo acerca de lo que estaba en mi mente, me interrumpías y decías que no querías escuchar cosas de mujeres. Siempre acepté cosas de nuestra relación que no me gustaban porque eras mi marido. Pero dejaste en claro, en ese breve discurso insensible que vomitaste en tu camino hacia la puerta, que nuestro compromiso no significaba nada para ti. Ya no puedes retirarlo, Sam. Hemos terminado ahora, y estoy lista para seguir adelante con mi vida.
La expresión irritada en su rostro le recordaba a un niño que no se había salido con la suya. Sam
—Britt, estoy pidiendo una segunda oportunidad.
Britt se echó a reír, puntualizando con un bufido.
—Y yo te digo que no. Has comenzado una relación con otra persona y también lo he hecho yo. Y tengo un bebé que cuidar
Un lado de su boca se convirtió en una sonrisa sardónica, la que había visto en demasiadas ocasiones en que había dicho algo de mucha importancia para ella; cosas que él había encontrado triviales.
—Sí, ese bebé, el que vas a tener que devolver.
San se quedó a cierta distancia, soportando el cuerpo de Santy cuando sus pies tocaron el suelo. y Santy chilló, sus mejillas hinchadas en una amplia sonrisa. Dejarle sentir su peso corporal en sus pies era el primer paso hacia enseñarle a caminar. Brit levantó la barbilla un poco más alto, decidida a defender lo que le importaba, la nueva vida que había encontrado entre los restos de un trágico accidente, que sentía tangible y demasiado buena para imaginar siquiera dejarla ir.
—No lo llames así. Su nombre es Santyy. Todo se arreglará para que pueda quedarse conmigo.
—Como de costumbre, Brittany, estás siendo completamente irrealista.
Quería golpear su cabeza con una de sus muletas. En cambio, apretó su mandíbula.
—Sam, no quiero hablar de esto un minuto más. Ya hemos acabado, terminado. Ahora quiero que te vayas.
—Brittany, por favor. Estás histérica. Podemos hacer esto funcionar.
Cuando Sam dio otro paso hacia ella, levantó una de las muletas y la clavó en su vientre.
—No me toques o juro en nombre del cielo que te golpearé.
La profunda voz de San perforó a través de la espesa tensión en el aire.
—Ya oíste lo que dijo. Ella no te quiere aquí. Mantén tus manos lejos.
Sam dio un paso atrás, una mueca de disgusto en su rostro. Dejó escapar un largo suspiro que sonó como si viniera de la boca de un adolescente malcriado. No salirse con la suya era una anomalía.
—Bien. Haz lo que quieras. Pero nunca encontrarás a nadie que pueda seguirte el ritmo.
San dio un paso al lado de Brittany y puso una mano posesiva en su hombro, masajeando su cuello con los dedos. Élla la miró y sonrió.
Calor caliente inundó su cuerpo en el instante en que Santana la tocó. Nada podía hacer que lo amara más que tenerlo defendiéndola en este momento incómodo que apenas podía enfrentar.
—No estés tan seguro de eso. —La voz de San sonaba severa, grave, nada con lo que meterse.
Sam negó con la cabeza, rodó los ojos, y levantó las manos antes de dejarlas caer a los costados.
—¿Entonces te la estás follando?
La voz de Brittt se sacudió. Las lágrimas estaban cerca de la superficie y listas para derramarse.
—Sam, por favor. Estás siendo completamente irracional. Por favor, solo vete.
El rostro de San se puso oscuro como la noche y sus palabras cortaron como un cuchillo a través del aire.
—No digas otra palabra o romperé todos los huesos de tu cara. Ahora lárgate de aquí.
—Bien —dijo Sam—. ¿Hay alguna manera de conseguir un taxi acuático hacia la Isla Colón? ¿O hay solo uno al día en esta tierra de nadie?
Por primera vez desde la llegada deSam, San sonrió.
—Por favor, déjame escoltarte fuera de esta isla.
***
San ayudó a Britt a instalar a Santy antes de salir. Britt se puso de lado junto a Santy, mientras él se sentaba en su body blanco sin extremidades, cubiertos con estrellas rojas, verdes y azules, con las piernas separadas y ligeramente flexionadas. Ella le entregó un libro de animales. Cada página tenía una diferente textura suave, peluda, escamosa, llena de pocitos. Mientras él tocaba las páginas y se reía con alegría, las lágrimas fluían como ríos por sus mejillas.
—¿Qué voy a hacer? La familia de tu padre quiere llevarte lejos. Te amo como si fueras mi propio hijo, y no puedo dejarte ir. Podría si un miembro de esa familia te amara como yo, porque lo que es mejor para ti es lo que me importa más. Pero tu madre dijo que eran malos.
Britt hizo una pausa de palmear su libro para darle una mirada con los ojos amplios. Britt se inclinó y besó su nariz suave y sedosa, secándose las lágrimas para que no gotearan sobre él. De una forma u otra, tenía que evitarlo. Tal vez podría ofrecer un pago.
Se inclinó y tomó su teléfono celular de la mesita de noche y entró en su cuenta de Londres. Tenía más de un millón de dólares en efectivo y diversas inversiones. Podría tomarle varios días liquidar los fondos, pero San había dicho que podría tomar dos semanas o más para que la familia llegara de todos modos. Todo lo que Tiffany había dicho indicaba que la familia de su marido saltaría sobre cualquier oportunidad de dinero en efectivo antes que tener que cargar con un niño que podría interferir en sus actividades de bebida nocturna. Por primera vez en el día, Brittany se sentía
optimista. De alguna manera funcionará, se dijo.
Ella se había erguido y estaba jugando con las manos de Santy, quien seguía riendo y tratando de agarrar las suyas, cuando San llamó a la puerta.
—Está abierto, entra —dijo en voz alta.
San entró, caminando hacia ella con una sonrisa en su rostro. Subió a la cama a su lado y la abrazó estrechamente con un brazo antes de besarla en la mejilla.
—Se ha ido ahora y no creo que vuelva.
—Eso es un alivio. —SBritt hizo una mueca mientras movía su pierna lastimada.
—No te hagas daño. —Élla maniobró a su alrededor, sentándose frente a ella con sus piernas extendidas a ambos lados de donde Santy se sentaba. Santy cogió un sonajero y lo sacudió mientras San se inclinaba y dejaba a Britt descansar la cabeza en su hombro.
—San, gracias por lo que hiciste ahí. Eso significó mucho para mí. —Nunca nadie la había defendido así antes.
—No fue nada. El chico parece un verdadero imbécil. Te mereces a alguien mucho mejor. ¿A un chico sin sentido y robusto de Panamá, tal vez?
Brittany se rió y entrelazó los dedos en su pelo largo. San era el único que ella quería, estaba segura de eso.
—San, he estado pensando y... podría tener una manera de quedarme a Santy
Élla le acarició la mejilla, la miró a los ojos, y habló con una voz suave.
—Nunca he conocido a nadie tan decidido como tú. Cuéntame tu plan.
En lugar de lucir dudoso, élla habló como si aún pudieran ganar. Ella le contó sobre el banco, las cuentas de inversión y la posibilidad de pagarle a la familia de ese hombre.
Los ojos de San se ampliaron, y una ceja se elevó.
—¿De dónde sacaste tanto dinero, amor?
Brittany había querido hablarle de su escritura cuando había explicado sus razones para las otras mentiras, pero la lista de mentiras había tomado tanto tiempo que de alguna manera había olvidado atar este último cabo.
—Espero que no estés demasiado molesta cuando explique...
Santana golpeó la palma de su mano contra su frente de forma dramática.
—Oh, no, tengo casi miedo de preguntar. ¿Explicar qué? Esto no suena bien; estás mordiéndote el labio.
—San, no soy realmente una escritora de misterio, pero me daba vergüenza admitir que escribo libros eróticos. Ni siquiera mi marido lo sabía.
Los ojos deSantana se ampliaron, pero el deseo brilló en sus ojos.
—Libros eróticos. Vaya.
Ella vio el desconcierto en su expresión, lo cual no era sorprendente, pero no parecía enojada. ¿Podría una mujer acostumbrado a vivir una vida tradicionalmente latinoamericana tolerar una compañera con una ocupación tan poco convencional?
—Soy muy exitosa. Hay una enorme demanda por mis libros. Muchas mujeres de todo el mundo los encuentran muy confortables. Pero entendería si no te sientes cómodo estando conmigo ahora que lo sabes.
Santana frunció el ceño y levantó una mano, arañando el hoyuelo en su barbilla.
—Mmm. Eso es inaceptable. Sin duda, tendremos que terminar.
Su postura se hundió hasta que se dio cuenta de la travesura en su sonrisa. Ella tomó su rostro y tocó las comisuras de los labios que moría por devorar.
—¿Así que no estás enojada?
—¿Creías que terminaría contigo por tu trabajo? Pensé que me conocías mejor que eso. Lo que me pregunto es si hay algo en esos libros que podamos probar más tarde.
Ella se rió antes de inclinarse a besar y saborear sus labios, no solo una, sino otray otra vez. Este nuevo nivel de entendimiento mutuo entre ellos hizo que su corazón se disparara. Con suerte, tendrían muchos años para refinar sus técnicas de besos y hacer el amor.
—Oh, estoy segura de que hay algunas cosas que podríamos probar. La gran pregunta es qué debemos intentar primero. Hay docenas de posiciones del Kama Sutra.
—Mmm. Me gusta cómo suena eso.
Se sentía tan bien, sentada cara a cara con la mujerque amaba, sus piernas entrelazadas, las dos besándose como adolescentes mientras Santy balbuceaba entre ellas. Britt esperaba que su relación siempre fuera así de acogedora e íntima.
—Me gusta cómo suena también.
—¿Así que estás dispuesta a renunciar a tus ahorros, a todo ese dinero por el que has trabajado tan duro?
—Cada centavo. ¿No sabes lo mucho que amo a este niño?
Élla se inclinó y salpicó su cuello con besos que dejaron atrás un hormigueo tentador.
—Sí,Britt, lo sé. Y quiero que sepas que también amo a Santy. Casi tanto como te amo a ti.
*******************************************************************************************
BUENO DECIROS QUE ESTA HISTORIA ESTA LLEGANDO A SUFIN ASIQUE BOY A COLOCAAR EL PROLOGRO DE OTRA ESPERO QUE HOSGUSTE
ana_bys_26- ---
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
por suerte el bastardo esta muerto,..
ya tardo mucho sam en aparecer,.. y ya quedo demasiado claro que no joda!!!
a ver como van las cosas con santy??? espero que salga bien!!
ya tardo mucho sam en aparecer,.. y ya quedo demasiado claro que no joda!!!
a ver como van las cosas con santy??? espero que salga bien!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Edad : 33
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
bien, esperemos por todo lo que hay en el cielo que esa familia del ser ese que mal podria llamarse el padre de santy acepten el dinero, firmen algun documento y se larguen lo mas lejos posible para que san y britt junto al bebe pdan formar su familia!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Ok veremos como resuelve todo Britt!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
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Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
Capítulo 16
Dos semanas más tarde
Brittany había dado vueltas toda la noche. San la sostuvo en sus brazos, pretendiendo estar dormida, sabiendo que si ella se daba cuenta que estaba despierta, solo la preocuparía más. El tío de Santy estaba programado para llegar a la mañana siguiente. San sabía que Brittany estaba cayéndose a pedazos interiormente. La amaba tanto, solo deseaba poder detener su dolor, pero lo único que podía hacer era amarla, apoyarla y rezar para que el plan que había conjurado funcionara.
Ese día que San había buscado en el lugar del accidente, nunca se imaginó que la mujer que sacó del agua se convertiría en el amor de su vida. En el instante en que puso sus ojos en ella, algo dentro de élla dijo que ellos dos juntos eran perfectos. Desde entonces, a pesar de las dificultades que habían enfrentado y el hecho de que solo se habían conocido el uno del otro durante dieciséis días, se había enamorado
profundamente de ella. Sabía que el amor que sentía por Brittany era real; que no era un gran temporal. Se conectaban entre sí en todos los niveles; físico, emocional, y espiritual.
Había estado obsesionado con Patrice, pero sus sentimientos por ella no eran profundos.
Lo que sentía por Brittany fluía muy dentro de su alma.
Los últimos días Britany había estado demasiado angustiada para hacer el amor, por lo que San le había ofrecido la intimidad para alimentar al bebé que anhelaba. Había pasado sus manos por su largo y oscuro cabello, acariciado su piel sedosa y trazado los rasgos de su cara con sus dedos mientras habían charlado acerca de casi todo.
Le ruego a Dios que los tres estemos todavía en esta habitación juntos mañana por la noche.
***
Enredada en los brazos de San, Brittany se sentía segura y protegida. No podía dormir… no sin saber lo que ocurriría a la mañana siguiente. Su corazón se sentía como si hubiera sido atravesado por mil cuchillos. Cada vez que pensaba en Santy partiendo, otra cuchilla parecía cortar a través ella. Estaba segura de que su corazón dejaría de latir por completo si esa Mujer aparecía y sentenciaba su sueño de seguir siendo la madre de Santy a la muerte.
Brittany había enviado una carta certificada al tío del niño ofreciendo quinientos mil dólares para adoptar a Santy. El correo de Panamá era lento en viajar, pero todos los días Brittany se precipitaba al buzón de correo, esperanzada. Pero los días habían ido y venido, y la única respuesta había sido el silencio.
Brittany había liquidado el dinero para que pudieran hacer la transacción si el hombre aceptaba su oferta. Si no toma mi dinero, se llevará a Santy de mis brazos, y nunca lo volveré a ver.
Con cuidado de no despertar a San Britt se deslizó de debajo de las sábanas y salió de la cama. Su herida superficial había sanado muy bien ya que no había sido un daño grave. Había abandonado las muletas a principios de semana y había sido capaz de manejar todas sus tareas diarias de nuevo sin dificultad.
Se tambaleó en la oscuridad hacia la cocina, encontró una caja de cerillas y encendió una vela antes de llevarla de vuelta a la cuna. Estudió el rostro angelical de Santy a la luz de la vela de color amarillo suave. Se ve tan tranquilo, su pequeño pecho subiendo y bajando, sus diminutos labios suavemente chupando el aire. Sus largas pestañas rosando contra sus mejillas suaves como las mariposas, y su piel luce suave como la seda a la poca luz. Solamente observarlo encendió calidez materna dentro de su vientre. No quería hacer nada más excepto saborear esta franja de tiempo que no tardaría en desaparecer.
Apretó las manos y oró. Por favor. Solo quiero esto por Tiffany y porque lo amo tanto.
***
San sabía que ella estaba viendo a Santy, adorándolo, aterrada de perder un solo minuto de su tiempo menguante juntos. Su pecho se sentía apretado. Desde que había conocido a Brittany, se había sentido obligado a protegerla. Ahora, se sentía impotente.
Al igual que debería ser capaz de detener su sufrimiento, pero no podía. Quería más que nada envolver sus brazos en torno a su cintura, besarla y decirle que todo lo que esperaban iba a salir bien. Si digo eso y luego, de repente Santy se va, ¿me perdonaría alguna vez?
***
Britt acercó una silla al lado de la cuna y se sentó. Mirando fijamente a Santy, continuó apreciando cada tic-tac del reloj que representaba otro segmento frágil de tiempo que ellos pasaron juntos. Su pecho y la manta que lo cubría se levantaban y caían y Britt se dio cuenta de que estaban respirando al mismo ritmo.
Cuando Santy se despertó, se estiró hacia él, tirando de su cuerpo cálido y suave contra su pecho para amamantarlo, preguntándose si esta sería la última vez que disfrutarían de esta acogedora intimidad. Se sentía como si se ahogaría con ese pensamiento si no lo empujaba a un lado. Mientras él succionaba, su mente de bebé inconsciente de los acontecimientos que iban a cambiar todo el curso de su vida,Britt
enjugó sus lágrimas. Ella abrió la boca para respirar, sus pulmones y el pecho arrasados por el dolor.
Los primeros rayos del alba iluminaban la habitación. Britt quería tomar un último paseo por la playa con Santy. Lo metió en la mochila, moviéndose en silencio para no molestar a San, antes de salir de la habitación.
Una suave brisa hizo cosquillas en su piel. Nubes de un brillante color rosa y naranja se extendían por el cielo sobre el mar oscuro, lo que sugería que el sol no tardaría en iluminar el cielo y el horizonte acuoso. Pequeñas olas lamían la arena y los pájaros cantaban sus primeras canciones de la mañana.
Britt estiró el brazo en torno a ella y apretó uno de los dedos del pie de Santy. Se sentía tan regordete y suave entre los suyos.
—Te amo tanto pequeñín. —Sus palabras salieron sonando estranguladas y desesperadas. ¿Cómo voy a sobrevivir si el hombre dice que no a mi oferta? Britt cayó de rodillas en la arena, sollozando.
—Por favor, Dios. Te prometo que lo amaré y cuidaré de él, siempre y cuando esté con vida. Le puedo dar una buena vida. Eso es lo que su madre quería.
La arena blanca, el agua cristalina y la exuberante vegetación que la rodeaba se magnificaron a través de una lente de lágrimas. Y fue entonces cuando vio otro rastro de escombros arrastrados hasta la playa. Lentamente se puso de pie, demasiado curiosa para molestarse en sacudirse la arena. Cuando se acercó, reconoció el elemento alejándose como un bolso de pañales.
—Tal vez eso es tuyo. —Se estiró hacia atrás y dio unas palmaditas en la cabeza de Santy, y él susurró en respuesta.
Se inclinó y recogió el bolso. Muchos de los diseños azules, amarillos y rojos se habían raspado de su cubierta resistente al agua por el roce de la arena. Abrió la cremallera y miró dentro. No había ni un pañal, solo algunas camisetas y dos botellas de leche. Britt se preguntó si las botellas contenían la leche materna de la madre de Santy sacada antes del viaje.
Una tristeza pesada se instaló en su vientre mientras pensaba en la madre muerta de Santy. Ella solo había tenido un último deseo, la felicidad de su hijo.
—Por favor —susurró Britt, deseando que más que nada esta oración, la más importante que había tenido en su vida, pueda ser contestada.
Metió la mano en un estuche del bolso y sacó un libro para niños, los pasaportes de la madre y del hijo, y una carta que había sido doblada por la mitad y metida en una bolsa de plástico.
—¿Qué es esto?
Desplegó la carta pulcramente mecanografiada. Las lágrimas corrían por su rostro mientras la leía. Las fechas que aparecían en las dos páginas seguidas por las descripciones de cada acto de violencia que su marido les había infligido a ella y, finalmente, a su hijo. La vez que le había dejado un ojo negro, roto la muñeca, fracturado la clavícula. La lista seguía y seguía. Tiffany debe haber escrito el informe para mostrárselo a las autoridades en caso de que fuera interrogada sobre llevarse a su hijo del país. Y ahora esta mujer que había sacrificado todo para proteger a su hijo nunca lo vería dar sus primeros pasos, vestido para su primer día de escuela, graduado de la secundaria o prometiéndole amor eterno a la mujer que amara.
—Oh, Tiffany, ojalá estuvieras aquí todavía. —Britty se limpió las lágrimas y juró que iba a encontrar una manera de cumplir la última voluntad de su amiga. Tendría que utilizar la carta como palanca junto con una oferta de dinero.
Las manos de Britt temblaban mientras se quitaba la mochila, sacó a Santy del asiento y lo enterró en su pecho, llorando.
—Santy, vamos a estar juntos lo prometo.
Mientras salpicaba el rostro de Santycon besos, vio a San caminando hacia ella. No podía esperar para mostrarle su hallazgo.
Élla se acercó y trazó un círculo en la mejilla antes de colocar las manos sobre sus hombros.
—Me preguntaba dónde te habías ido. ¿Estás bien?
Sus ojos estaban rodeados de círculos oscuros, no se veía como si hubiera dormido un minuto más que ella.
—Sí, San, estoy bien. Mira lo que encontré. —Le entregó la carta.
Sus cejas se fruncieron mientras la leía, y luego su expresión se suavizó cuando se encontró con su mirada.
—Brittany, ¿dónde encontraste eso?
Señaló el bolso de pañales cerca de sus pies.
—Aquí mismo, en esta playa. Si ese hombre no está de acuerdo en darme a Santy por el dinero que estoy ofreciendo, tal vez amenazándolo con llevar esta información a los medios de comunicación lo hará cambiar de opinión.
San envolvió sus brazos en torno a ella, arrastrándola junto con Santy en un fuerte abrazo.
—Creo que podemos hacer esto, Britt. Los amo mucho, y nunca voy a querer que cualquiera de ustedes se vaya.
Su abrazo fue interrumpido por el zumbido de un motor fuera de borda. El corazón de Brittany se tambaleó. Sabía que tenía que ser el hombre que planeaba llevarse a Santy de ella para siempre.
San amarró el barco y luego dos hombres se bajaron.
—Hola, soy Luis Valdez. Soy un funcionario de inmigración, y este es Steven Devore, el hermano de Robert.
San y Britt estrecharon las manos de los hombres y les dieron la bienvenida. El cuello y los músculos del hombro de Britt se tensaron y no estaba segura de que pudiera incluso hablar. Por favor. Por favor. Por favor.
—A la luz de la muerte su hermano Robert, Steven se ha comprometido a asumir la custodia de Santy —dijo Luis.
Steven se removió en sus pies y su mandíbula se contrajo. Daba la impresión de que ansiaba una dosis de nicotina o peor.
La resolución de Brittany se espesó, y metió las manos en las caderas.
—Hay algo que me gustaría decir primero… —Su voz tembló, y deseó que las lágrimas no se derramaran. Les contó cómo había conocido a Tiffany y la forma en que se habían convertido en amigas durante el vuelo—. Cuando me encontré a Tiffany muriendo después del accidente, me dijo que su último deseo era que yo cuidara de Santy. Le prometí que iba a cuidar de él como si fuera mío propio y le conté cómo
durante diez años, he tratado de tener mi propio hijo, pero nada funcionaba. Sintió en mí un amor y compasión necesarios en una madre. Fue duro aprender a cuidar de un bebé, gracias a San, he aprendido todo lo que necesitaba saber y más. Puedo amamantarlo, y San me enseñó a bañarlo, cambiar sus pañales y jugar con él, así que está feliz y estimulado. Santy y yo nos hemos unidos en estas dos semanas y dos días que hemos pasado juntos. Tengo un buen ingreso como escritora, lo enviaré a buenas
escuelas y me aseguraré de que llegue a ir a la universidad. Y, sinceramente, lo amo más de lo que he amado a nadie en toda mi vida. Él es… —La voz de Brittany se sacudió—… el más hermoso bebé en el mundo entero.
Steven y Luis se miraron. Ahora Steven retorcía las manos y lucía más nervioso e incómodo que nunca.
San puso su mano en la espalda de Brittanyacariciando arriba y abajo de una manera suave.
—Entiendo lo difícil que es para usted, señorita —dijo Luis—. Pero usted no es su tutor legal y no tiene ninguna prueba de esta conversación que tuvo con Tiffany Devore.
—No, no lo hago, pero tengo esto. —Le tendió la carta a Luis—. Es una larga lista que Tiffany escribió a máquina con fechas y detalles sobre numerosos casos de abusos violentos. Me imagino que los medios tendrían probablemente un frenesí con esto, dado el interés de las personas en el accidente aéreo y la muerte inusual de Robert. Sin embargo, voy a mantener esta información para mí misma, así como pagar quinientos mil dólares a Steven si firma un documento legal que me permita adoptar a Sus cejas se fruncieron mientras la leía, y luego su expresión se suavizó cuando se encontró con su mirada.
espalda deBrittany acariciando arriba y abajo de una manera suave.
—Entiendo lo difícil que es para usted, señorita —dijo Luis—. Pero usted no es su tutor legal y no tiene ninguna prueba de esta conversación que tuvo con Tiffany Devore.
—No, no lo hago, pero tengo esto. —Le tendió la carta a Luis—. Es una larga lista que Tiffany escribió a máquina con fechas y detalles sobre numerosos casos de abusos violentos. Me imagino que los medios tendrían probablemente un frenesí con esto, dado el interés de las personas en el accidente aéreo y la muerte inusual de Robert. Sin embargo, voy a mantener esta información para mí misma, así como pagar quinientos mil dólares a Steven si firma un documento legal que me permita adoptar a .Santy .
Steven se pasó la lengua por los labios como un gato codicioso. Brittany sabía que su oferta le atraía, y sus entrañas se revolvieron esperanzadoramente. Al parecer, no había recibido su carta.
Los ojos de Luis se agrandaron.
—¿Habla en serio?
—Por supuesto que sí. Ahora ¿por qué no la lees? La encontré en un bolso de pañales con el pasaporte de Tiffany y algunas de sus otras pertenencias.
Con el ceño fruncido, Luis desdobló, y abrió los ojos mientras examinaba el texto.
—Señor Devore, esto se ve bastante feo. No me puedo imaginar que a su familia le gustara esta información en los titulares. ¿Se siente cómodo tomando la generosa liquidación en efectivo que la Señora Marina ha ofrecido?
La garganta de Steven sonaba como si estuviera llena de grava.
—Claro, lo que sea. Solo asegúrese de que ella tenga el dinero.
—Muy bien, entonces. Este asunto está cerrado —dijo Luis. Se volvió hacia Brittany—. Tendrá que contratar por su cuenta un abogado y conseguir un documento legal redactado para que podamos poner todo esto en movimiento. ¿Puede hacerse cargo de eso?
—Sí —dijo Brittany asintiendo y arrojando lágrimas en todas direcciones. Alegría fluyó desde su interior y se extendió.Santy era suyo para siempre. Se dio la vuelta y se lanzó a los brazos de San,Santy entre ellos, mirándolos con grandes ojos azules curiosos mientras se abrazaban, besaban y murmuraban su alegría.
Fin
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Re: BRITTANA NEVER LET YOU GO G,P SANTANA capitulo 16 fin
sabia que seria asi, no podia terminar de otra manera, gracias por esta magnifica historia!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
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