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FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
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FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
El Infierno de Santana
Sinopsis
La misteriosa y atractiva profesora Santana López, reconocida especialista en Dante, es una mujer torturada por su pasado y orgullosa del prestigio que ha conseguido, aunque también es consciente de que es un imán para el pecado y, especialmente, para la lujuria. Cuando la virtuosa Brittany Pierce se matricula en el máster que Santana imparte en la Universidad de Toronto, la vida de ésta cambia irrevocablemente. La relación que mantiene con su nueva alumna la obligará a enfrentarse a sus demonios personales y la conducirá a una fascinante exploración del sexo, el amor y la redención.
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Bueno chicas quiero Saber si les gustaria que Adaptara esta historia y si les gustaria que subiera el primer capitulo (: Comenten.
Es una Adaptacion de la novela de Sylvain Reynard.
Tambien Pueden leer mis otras Dos historias:
http://www.gleeklatino.com/t22052-fanfic-brittana-crash-3-capitulo-7-18-06-14
http://www.gleeklatino.com/t22157-fanfic-brittana-forbidden-capitulo-9-18-06-14
Última edición por Dani(: el Lun Sep 29, 2014 6:32 pm, editado 9 veces
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
marcoheath*** - Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 09/10/2012
Edad : 31
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Puedes poner el primer capítulo ya???
Jeje :) se ve interesante, asi que espero pronto el cap :)
Jeje :) se ve interesante, asi que espero pronto el cap :)
Elita- - Mensajes : 1247
Fecha de inscripción : 17/06/2012
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
hola dan!!!
yo otra vez!!!!
me encanta esta novela,.... es una de mis tres trilogías preferidas, después de 50 sombras y pídeme lo que quieras, son los tipos de novelas que mas me gustan para mi cerebro morboso ja!!!!
por fa dime que vas a actualizar los tres!!!?????
nos vemos!!!
yo otra vez!!!!
me encanta esta novela,.... es una de mis tres trilogías preferidas, después de 50 sombras y pídeme lo que quieras, son los tipos de novelas que mas me gustan para mi cerebro morboso ja!!!!
por fa dime que vas a actualizar los tres!!!?????
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
marcoheath escribió:me gusta! :)
Hola Hola!
Gracias por el apoyo.
Elita escribió:Puedes poner el primer capítulo ya???
Jeje :) se ve interesante, asi que espero pronto el cap :)
Hola Hola!
Ya subo el primer capitulo y talvez el segundo!
Gracias por el apoyo
3:) escribió:hola dan!!!
yo otra vez!!!!
me encanta esta novela,.... es una de mis tres trilogías preferidas, después de 50 sombras y pídeme lo que quieras, son los tipos de novelas que mas me gustan para mi cerebro morboso ja!!!!
por fa dime que vas a actualizar los tres!!!?????
nos vemos!!!
Hola Hola!
De las mias tambien y tambien AMO 50 SOMBRAS <3
Ya somos dos espero que te guste la adaptacion y obvio subire los 3 (:
Saludos y Gracias por el apoyo
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 1
— ¿Señorita Pierce?
La voz de la profesora Santana López atravesó el aula en dirección a la atractiva joven de cabello rubio sentada en las últimas filas. Perdida en sus pensamientos, o en la traducción, tenía la cabeza gacha, mientras tomaba notas frenéticamente en su cuaderno.
Diez pares de ojos se volvieron hacia ella y contemplaron su cara pálida, sus largas pestañas y sus delgados dedos, que sostenían un bolígrafo.
Luego, esos mismos diez pares de ojos se volvieron hacia la profesora, que permanecía inmóvil y había empezado a fruncir el cejo. Su actitud mordaz contrastaba vivamente con la atractiva simetría de sus rasgos: con sus ojos, marones y expresivos, y su boca de labios gruesos.
Era una de esas mujeres guapas de aspecto duro, pero en esos momentos su gesto amargo y severo estropeaba el efecto.
—Ejem.
Una tos discreta a su derecha llamó la atención de la joven, que levantó la vista hacia la estudiante con pelo castaño sentada a su lado. Sonriendo, ésta señaló con la mirada hacia la profesora.
Ella siguió el recorrido de su mirada y se encontró con unos ojos marrones muy enfadados. Tragó saliva audiblemente.
—Estoy esperando una respuesta, señorita Pierce. Si le apetece unirse a la clase —añadió, con una voz tan glacial como su mirada.
El resto de alumnos del seminario se revolvieron inquietos en sus asientos y se dirigieron miradas furtivas. En éstas se leían preguntas del tipo « ¿Qué mosca la ha picado?», pero ninguno dijo nada.
(Porque es de sobra conocida que las licenciadas odian enfrentarse a sus profesoras sobre el tema que sea, no digamos ya por una falta de educación.)
La joven abrió la boca para contestar, pero cambió de opinión en seguida y la cerró, sin apartar la vista en ningún momento de aquellos imperturbables ojos marrones. Los de ella estaban tan abiertos que le daban aspecto de conejito asustado.
— ¿Habla nuestro idioma, señorita Pierce? —se burló la profesora.
A una chica morena sentada a la derecha de ella se le escapó la risa, aunque trató de disimularla con una tos poco convincente. Todos los ojos volvieron a dirigirse hacia el conejito asustado, que se había ruborizado furiosamente y que agachó la cabeza, apartando la vista de la profesora.
—Dado que la señorita Pierce parece estar asistiendo a un seminario paralelo en un idioma distinto, ¿tal vez alguien sería tan amable de responder a mi pregunta?
La belleza morena sentada a su lado estuvo encantada de hacerlo. Se volvió hacia ella y le dirigió una sonrisa deslumbrante, mientras respondía a su pregunta con todo detalle, gesticulando mucho con las manos mientras citaba a Dante en italiano. Al terminar, dedicó una sonrisa ácida a la recién llegada, se volvió de nuevo hacia la señora López y suspiró. Lo único que le faltó fue rodar un poco por el suelo y frotarse contra su pierna para demostrarle que nada la haría más feliz que ser su mascota. (Aunque a ella no le habría gustado nada que lo hiciera.)
La profesora frunció el cejo de manera casi imperceptible a nadie en particular y se volvió para escribir en la pizarra. El conejito asustado parpadeó con fuerza varias veces mientras seguía tomando apuntes, pero gracias a Dios no lloró.
Más tarde, mientras la señora López seguía hablando sin parar sobre el conflicto entre güelfos y gibelinos, un trozo de papel doblado apareció sobre el diccionario de italiano del conejito asustado. Al principio ella no se dio cuenta, pero un nuevo «ejem» hizo que se volviera hacia la guapa joven sentada a su lado. Esta vez ella le dedicó una sonrisa más amplia y le señaló la nota con los ojos.
Al verla, ella parpadeó sorprendida. Vigilando la espalda de la profesora, que no dejaba de rodear con círculos palabras italianas, se llevó la nota al regazo y la abrió discretamente.
López es un asno.
Aunque nadie que no hubiera estado observándola se habría dado cuenta, al leer la nota se ruborizó de un modo distinto. Le aparecieron dos nubes de color rosa en las mejillas mientras sonreía. No fue una sonrisa de las que dejan los dientes al descubierto, ni de las que hacen aparecer arrugas de expresión ni hoyuelos, pero era una sonrisa.
Se volvió hacia su vecina, que le sonrió a su vez, franca y amistosa.
— ¿Algo divertido que quiera compartir con nosotros, señorita Pierce?
Los ojos de la nueva alumna se abrieron aterrorizados y la sonrisa de su nueva amiga desapareció de su cara al volverse para mirar al profesor.
Sin atreverse a enfrentarse a la señora López, ella bajó la cabeza y se quedó inmóvil, mordisqueándose el labio inferior.
—Ha sido culpa mía, profesor. Le estaba preguntando por qué página íbamos —dijo la chica, tratando de protegerla.
—Una pregunta poco apropiada para una estudiante que está preparando el doctorado, Rachel. Pero ya que lo preguntas, estamos empezando el primer canto. Espero que seas capaz de encontrarlo sin la ayuda de la señorita Pierce. Ah, y ¿señorita Pierce?
La cola del conejito asustado tembló un poco al levantar la vista hacia ella.
—La espero en mi despacho después de clase.
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Hola Hola chicas espero que esta adaptacion les guste y comenten (:
Depende de sus comentarios subo más tarde el segundo capitulo debido a que el primero es pequeño!
Saludos y besos.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
claro que queremos capitulo hoy andale no seas malita si????????
marcy3395***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Por favor subi ese capítulo ya!!!!
VictoriaRivera** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 27/05/2013
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
holap,.........
me encanta el primer capitulo,....
es muy divertido (para mi) como miss lopez tiene al conejo o lo va a tener!!! jajajajaj
situaciones incomodas cuando una profesora te llama la atención jajajajaja ami directamente me echaban,.. jajajaj
nos vemos!!!
me encanta el primer capitulo,....
es muy divertido (para mi) como miss lopez tiene al conejo o lo va a tener!!! jajajajaj
situaciones incomodas cuando una profesora te llama la atención jajajajaja ami directamente me echaban,.. jajajaj
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
subí el segundo capitulo porfaa
Patri_glee***** - Mensajes : 225
Fecha de inscripción : 01/10/2013
Edad : 32
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
marcy3395 escribió:claro que queremos capitulo hoy andale no seas malita si????????
Aqui esta Aqui esta
VictoriaRivera escribió:Por favor subi ese capítulo ya!!!!
Aqui lo dejo
3:) escribió:holap,.........
me encanta el primer capitulo,....
es muy divertido (para mi) como miss lopez tiene al conejo o lo va a tener!!! jajajajaj
situaciones incomodas cuando una profesora te llama la atención jajajajaja ami directamente me echaban,.. jajajaj
nos vemos!!!
Hola Hola!
Jjajajajaja a mi tambien me encanto mucho ! y jajaja a mi me paso una sola vez jaja
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Patri_glee escribió:subí el segundo capitulo porfaa
Hola ya lo subo
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 2
Al acabar el seminario, Brittany Pierce guardó apresuradamente el trozo de papel dentro del diccionario de italiano, junto a la entrada de la palabra a sino, asno.
—Siento lo que ha pasado. Soy Rachel Berry —la saludó su amable compañera, tendiéndole una mano.
La joven se la estrechó y Rachel se maravilló de lo suave que tenía esta las manos.
—Hola, Rachel. Yo soy Brittany, Brittany Pierce.
—Encantada de tenerte por aquí, Brittany. Siento que López se haya comportado como una gilipollas. Ahora entenderás por qué su apodo es LA Profesora, con mayúscula —dijo ella, con no poco sarcasmo.
Ella se ruborizó levemente y volvió a centrarse en sus libros.
—Eres nueva, ¿no? —continuó Rachel, ladeando la cabeza para mirarla.
—Acabo de llegar de la Universidad de Saint Joseph.
Ella asintió como si la conociera. — ¿Has venido a hacer un curso de doctorado?
—Sí. —Señalando hacia las primeras filas, añadió—: Ya sé que no lo parece, pero teóricamente estoy estudiando para especializarme en Dante.
La chica soltó un silbido de admiración.
—Entonces, ¿estás aquí por López?
Ella asintió y, al fijarse en su cuello, Rachel se dio cuenta de que el pulso se le aceleraba.
Como no encontraba una explicación para ello, se olvidó del tema, aunque más tarde volvería a acordarse.
—Tiene un carácter difícil, por lo que no tiene demasiados alumnos, pero es mi director de tesis. Y también el de Quinn Fabray, ya la conoces.
— ¿Quinn?
—La coqueta de la primera fila. Es su otra alumna de doctorado, aunque su auténtico objetivo es convertirse en la futura señora López. Acaba de llegar y ya le hace galletas, se deja caer por su despacho, le envía mensajes telefónicos. Es increíble Brittany asintió, pero no dijo nada.
—Quinn no parece consciente de la estricta política de no confraternización de la Universidad de Toronto —explicó Rachel, que fue recompensado con una sonrisa preciosa.
Se dijo que iba a tener que hacer sonreír a Brittany más a menudo. Pero eso tendría que esperar, de momento.
—Será mejor que vayas. Quería verte después de clase y te estará esperando.
Brittany guardó sus cosas a toda prisa en la vieja mochila L. L. Bean que la había acompañado desde su primer año en la universidad.
—Ejem, no sé dónde está su despacho.
—Cuando salgas, gira a la izquierda y luego gira otra vez a la izquierda. El suyo es el último, al final del pasillo. Buena suerte y, si no nos vemos antes, hasta la próxima clase.
Ella le dedicó una sonrisa agradecida y salió del aula.
Al doblar la esquina, vio que La Profesora había dejado la puerta del despacho abierta. Se quedó delante, nerviosa, dudando sobre si llamar primero o asomar la cabeza directamente. Tras unos segundos de duda, se decidió por la primera opción. Armándose de valor, respiró hondo, contuvo el aliento y levantó el puño. Justo entonces, oyó:
—Siento no haberte devuelto la llamada. ¡Estaba en clase! —exclamó la voz enfadada que ya empezaba a resultarle familiar. Se hizo un breve silencio antes de que volviera a hablar—: ¡Porque era el primer seminario de este curso, idiota, y porque la última vez que hablé con ella me dijo que estaba bien!
Julia se apartó de la puerta. Al parecer, la señora López estaba hablando por teléfono, gritándole a alguien. No quería ser su siguiente víctima, así que decidió huir y afrontar las consecuencias más tarde. Pero justo entonces la oyó sollozar. Fue un sonido ronco, desgarrador, que le llegó al alma, impidiéndole marcharse.
— ¡Claro que habría querido estar allí! La quería. Claro que habría querido estar allí. —Le llegó otro sollozo desde detrás de la puerta—. No sé a qué hora llegaré. Diles que voy de camino. Iré al aeropuerto y tomaré el primer avión que salga, pero no sé cuándo llegaré.
Otra pausa.
—Lo sé. Diles que lo siento. Que lo siento mucho... —Su voz se perdió entre sollozos y Brittany la oyó colgar el teléfono. Sin pensar, se asomó.
La mujer, de treinta y pico años, tenía la cabeza apoyada en las manos y lloraba con los codos apoyados en el escritorio. Brittany vio cómo le temblaban los hombros. Percibió la angustia y el dolor que brotaban de su pecho. Y sintió compasión.
Quería acercarse a ella, rodearle el cuello con los brazos y ofrecerle consuelo. Quería acariciarle la cabeza y decirle que lo sentía mucho. Por un momento, se imaginó cómo sería secar las lágrimas de aquellos expresivos ojos marrones y verlos volverse hacia ella con amabilidad. Se imaginó dándole un casto beso en la mejilla, sólo para confortarla.
Pero verla llorar de esa manera, como si acabaran de romperle el corazón, la dejó clavada en el suelo, por lo que no hizo nada de lo que se había imaginado. Al darse cuenta de dónde estaba, volvió a esconderse detrás de la puerta, a ciegas sacó un trozo de papel de la mochila y escribió:
Lo siento.
Brittany Pierce.
Luego, sin saber qué hacer, colocó la nota en la jamba de la puerta y la cerró silenciosamente.
La timidez no era el rasgo más característico de Brittany. Su mayor cualidad, la que la definía como persona, era la compasión, algo que no había heredado de sus padres. Su padre, aunque era un hombre decente, tenía tendencia a ser rígido e inflexible. Su madre, ya fallecida, no había mostrado compasión hacia nadie en toda su vida, ni siquiera hacia su única hija.
Tom Pierce era hombre de pocas palabras, pero bastante popular y, en general, apreciado por sus vecinos. Era conserje en la Universidad de Susquehanna y jefe de bomberos de Selinsgrove, Pensilvania. Dado que el departamento de bomberos estaba formado íntegramente por voluntarios, Tom y el resto de sus compañeros estaban de guardia permanente. Se sentía orgulloso de su responsabilidad y le dedicaba mucho tiempo y energía, lo que implicaba que no paraba mucho en casa, ni siquiera cuando no había ninguna emergencia. La noche del primer seminario de Brittany, la llamó por teléfono desde el parque de bomberos, contento al ver que por fin respondía al móvil.
— ¿Cómo van las cosas, Britt? —le preguntó. Su voz, poco dada a sentimentalismos, la confortó igualmente, como si fuera una manta.
Brittany suspiró.
—Bien. El primer día ha sido... interesante, pero bien.
— ¿Cómo te tratan esos canadienses?
—Muy bien, son muy amables. «Son los americanos los que son unos desgraciados. Bueno, un americano para ser más exactos.» Tom se aclaró la garganta un par de veces y Brittany contuvo el aliento. Gracias a sus años de experiencia, sabía que su padre se estaba preparando para decir algo serio. Se preguntó qué habría pasado.
—Cariño, Grace Clark ha muerto hoy. Julia se incorporó en la cama y se quedó mirando el vacío. — ¿Me has oído?
—Sí, sí, te he oído.
—El cáncer volvió con fuerza. Todos pensaban que estaba bien, pero la enfermedad volvió sin avisar y, cuando se dieron cuenta, ya se le había extendido a los huesos y al hígado. Richard y los chicos están muy afectados.
Brittany se mordió el labio inferior y ahogó un sollozo.
—Sabía que te dolería. Era como una madre para ti, y Lucy y tú siempre fuisteis tan buenas amigas... ¿Te ha dicho algo?
—No... No me ha llamado. ¿Por qué no me dijo nada?
—No sé cuándo se enteró la familia de que había vuelto a recaer. He pasado por su casa hace un rato y Santana ni siquiera había llegado. Estaban enfadados con ella. No sé cómo la recibirán cuando llegue. Hay mucho rencor en esa familia —añadió su padre, renegando en voz baja.
— ¿Vas a mandar flores?
—Sí, supongo. No se me dan bien estas cosas, pero puedo pedirle a Deb que me ayude Deb Lundy era su novia. Brittany puso los ojos en blanco al oír su nombre, pero se guardó su opinión.
—Dile que envíe alguna cosa de mi parte, por favor. A Grace le encantaban las gardenias. Y pídele que firme la nota en mi nombre.
—Descuida, lo haré. ¿Necesitas algo?
—No, estoy bien.
— ¿Dinero?
—No, papá. Con la beca me basta si voy con cuidado.
Tom guardó silencio. Antes de que volviera a hablar, Brittany ya sabía qué iba a decir.
—Siento lo de Harvard. Tal vez el año que viene...
Brittany enderezó la espalda y se obligó a sonreír, aunque su padre no pudiera verla.
—Tal vez. Hasta pronto, papá.
—Adiós, cariño.
A la mañana siguiente, Brittany se dirigió a la universidad un poco más despacio que el día anterior. El iPod la aislaba del exterior y en su cabeza iba redactando un correo electrónico de pésame y de disculpas para su amiga Lucy, escribiéndolo y corrigiéndolo mentalmente mientras caminaba.
La brisa de setiembre era cálida en Toronto. A Brittany eso le gustaba. Le gustaba estar tan cerca del lago. Le gustaba la luz del sol y la amabilidad de la gente. Le gustaba estar en Toronto en vez de en Selinsgrove o Filadelfia. Y, sobre todo, le gustaba la sensación de estar a cientos de kilómetros de distancia de él. Sólo esperaba seguir así mucho tiempo.
Cuando entró en el Departamento de Estudios Italianos para ver si había recibido alguna carta, seguía redactando en su mente el correo para Lucy. Alguien le dio un golpecito en el codo y entró en su campo de visión.
Brittany se quitó los auriculares.
—Rachel..., hola.
Ella sonrió desde abajo. Brittany era alta muy alta.
— ¿Qué tal fue la reunión con López? —le preguntó la joven, cambiando la sonrisa por una mirada de preocupación.
Ella se mordió el labio inferior, una costumbre de cuando estaba nerviosa. Debería dejar de hacerlo, pero no podía, básicamente porque no era consciente de ello.
—Ah..., al final no fui.
Rachel cerró los ojos y negó con la cabeza.
—Eso no es bueno.
Brittany trató de justificarse.
—La puerta de su despacho estaba cerrada. Creo que estaba hablando por teléfono... No estoy segura. Le dejé una nota.
Rachel vio que sus delicadas cejas se unían con preocupación. Le dio lástima y maldijo a La Profesora por ser tan cáustica. Brittany aparentaba ser una persona frágil a la que era fácil lastimar y López no parecía darse cuenta del efecto que causaba en sus alumnos, así que decidió ayudarla.
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Bueno chicas aqui el segundo capitulo como prometi (:
Dejenme saber si les esta gustando la adaptacion y si quieren que la siga
Saludos y besos.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
me encanta la inocencia de cierta forma de britt!!!!!,...
miss lopez y los efectos que causa en todos en todos,...
doy la vida para que sea mi profe jajajajaj ok ya!!!
nos vemos en la prox!!!
miss lopez y los efectos que causa en todos en todos,...
doy la vida para que sea mi profe jajajajaj ok ya!!!
nos vemos en la prox!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Me gusta muy bueno
:)**** - Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 32
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Me gusta muy bueno
:)**** - Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 32
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
está buenisimooo me encanto jajajaja bueno, ya que me han gustado dos de tus tres fics, ahora voy a ver como me va con el otro jajajajja
saludos!
saludos!
marcoheath*** - Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 09/10/2012
Edad : 31
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
No entiendo britt y san se conosen ?
kamilittaz***** - Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 08/05/2014
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
muy buena adaptacion, me encanta, hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Nueva lectora o/ jeje
espero leer lo siguiente pronto :)
espero leer lo siguiente pronto :)
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
3:) escribió:me encanta la inocencia de cierta forma de britt!!!!!,...
miss lopez y los efectos que causa en todos en todos,...
doy la vida para que sea mi profe jajajajaj ok ya!!!
nos vemos en la prox!!!
Hola Hola!
La inocencia no inocente de britt jajaja!!
y ufff miss lópez mataria por una profe asi tambien jaja
Saludos y besos.
:) escribió:Me gusta muy bueno
Hola Hola!
Me alegro y espero que sigas comentado.
Saludos
marcoheath escribió:está buenisimooo me encanto jajajaja bueno, ya que me han gustado dos de tus tres fics, ahora voy a ver como me va con el otro jajajajja
saludos!
Hola Hola!
Me alegro que te gusten mi Fics y los comentes.
Saludosy besos.
kamilittaz escribió:No entiendo britt y san se conosen ?
Hola Hola!
Ya veras :P
Saludos y Besos.
micky morales escribió:muy buena adaptacion, me encanta, hasta pronto!
Hola Hola!
Me alegro que te gustara y espero que sigas comentando!
Saludos y besos
Anddy Rivera Morris escribió:Nueva lectora o/ jeje
espero leer lo siguiente pronto :)
Hola Hola!
Me alegro que te gustara y que comentaras!
Saludos y besos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 3
—Si estaba hablando por teléfono, hiciste bien en no interrumpirla. Esperemos que así fuera. Si no, diría que te has metido en un lío. —Enderezó la espalda y cruzó los brazos—. Si la cosa va a peor, avísame y veré qué puedo hacer. A mí no me importa que me grite, pero no quiero que te grite a ti. «Porque, a juzgar por tu aspecto, te morirías del susto, conejito asustado.»
Le pareció que Brittany iba a decir algo, pero finalmente guardó silencio. Con una débil sonrisa, la joven asintió y se dirigió a los casilleros en busca del correo.
Casi todo era propaganda. Había algunos comunicados internos del departamento, entre ellos, uno de una conferencia pública de la profesora Santana López titulada «La lujuria en el Infierno de Dante: el pecado capital contra el Yo». Brittany leyó el título varias veces antes de ser capaz de asimilarlo. Luego empezó a canturrear en voz baja.
Lo siguió haciendo mientras leía una segunda circular que avisaba de que la conferencia de la profesora López había sido aplazada. Y no dejó su canturreo al ver una tercera nota, en la que se avisaba de que todos los seminarios, citas y reuniones de la profesora López quedaban cancelados hasta nuevo aviso finalmente, alargó la mano para alcanzar una nota doblada que estaba al final del casillero.
La desdobló y leyó:
Lo siento.
Brittany Pierce.
Sin dejar de canturrear, se preguntó por qué la profesora le habría devuelto la nota que le dejó en la puerta del despacho. Pero su canturreo se detuvo en seco, igual que su corazón, al darle la vuelta al papel y ver lo siguiente:
López es un asno.
Durante una época de su vida, si hubiese tenido que enfrentarse a un acontecimiento tan embarazoso como ése, Brittany se habría echado al suelo y habría adoptado una posición fetal, probablemente para siempre. Pero a los veintitrés años ya estaba hecha de otra pasta. Así que, en vez de quedarse frente a los buzones, contemplando cómo su breve carrera académica ardía y quedaba reducida a un montón de cenizas a sus pies, hizo rápidamente lo que había ido a hacer y regresó a casa.
Una vez allí, e intentando no pensar en los asuntos académicos, hizo cuatro cosas: Primero, cogió un poco de dinero del fondo para emergencias que guardaba en una fiambrera debajo de la cama.
Segundo, fue a la tienda de licores más cercana y compró una botella muy grande de tequila muy barato tercero, volvió a casa y escribió un largo y sentido mensaje de pésame para Lucy. Olvidó a propósito comentarle qué estaba haciendo y dónde estaba viviendo, y lo envió desde su cuenta de gmail en vez de desde su cuenta universitaria cuarto, se fue de compras. Esa última actividad era un desconsolado homenaje tanto a Lucy como a Grace, porque a ambas les encantaban las cosas caras. En realidad, Brittany era demasiado pobre para ir de compras.
Cuando se mudó a Selinsgrove y conoció a Lucy, durante su primer año de instituto, no podía permitirse comprarse nada. De la misma forma que tampoco podía permitírselo en esos momentos. Con la beca de estudios que le habían concedido, a duras penas llegaba a fin de mes y no podía trabajar para complementar sus ingresos, porque, como estadounidense con visado de estudios, eran muy pocas las tareas que podía realizar.
Mientras paseaba lentamente frente a los bonitos escaparates de la calle Bloor, pensó en su vieja amiga y en su madre sustituta. Se paró delante del escaparate de Prada recordando la única vez que había ido a comprar zapatos de marca con Lucy. Brittany todavía conservaba esos zapatos negros de tacón de aguja guardados en una caja al fondo del armario. Sólo se los había puesto una vez: la noche en que descubrió que estaba siendo traicionada. Quiso destrozarlos, igual que había destrozado el vestido, pero no pudo. Los zapatos habían sido un regalo de bienvenida de Rachel, que no sabía qué iba a encontrarse ella en casa.
Luego se detuvo una eternidad delante de la tienda Chanel y lloró recordando a Grace.
Recordó que siempre la recibía con una sonrisa y un abrazo cuando iba de visita. Recordó que, cuando su verdadera madre murió en trágicas circunstancias, Grace le dijo que la quería y que le encantaría ser su madre si a ella le apetecía. Y había sido una madre mucho mejor de lo que Sharon lo fue nunca, para vergüenza de Sharon y pena de Brittany.
Cuando se le agotaron las lágrimas y las tiendas cerraron, regresó a casa lentamente y empezó a torturarse diciéndose que había sido una mala hija adoptiva, un desastre de amiga y una boba insensible a la que no se le ocurría asegurarse de que un trozo de papel estaba en blanco antes de dejárselo firmado a una persona cuya querida madre acababa de morir.
« ¿Qué habrá pensado al ver la nota?» Más animada después de un chupito o dos o tres de tequila, Brittany se permitió seguir haciéndose preguntas. « ¿Qué debe de pensar de mí ahora?»
Se planteó hacer el equipaje y coger el primer autobús que se dirigiera a Selinsgrove para no tener que enfrentarse a ella. Se sentía avergonzada por no haberse dado cuenta de que Santana López estaba hablando de Grace aquel horrible día al teléfono. Pero no se le había pasado por la cabeza la posibilidad de que el cáncer de ésta se hubiera reproducido. Y mucho menos que hubiera muerto. Aquel día estaba más preocupada por haber empezado su relación con La Profesora con tan mal pie. Su hostilidad la había pillado por sorpresa, pero todavía la había sorprendido más verla llorar. En lo único que había podido pensar había sido en consolarla. Esa idea se había impuesto a todas las demás y ni siquiera la había dejado preguntarse por la causa de su dolor.
No había bastado con que acabaran de romperle el corazón con la noticia de que su madre había muerto sin haber podido despedirse de ella ni decirle que la quería. No había sido suficiente con que alguien, probablemente su hermano Scott, hubiera discutido con ella por no haber vuelto aún a casa. No. Cuando destrozada y llorando como una niña había abierto la puerta del despacho para irse corriendo al aeropuerto, se había encontrado con su nota de consuelo y con lo que Rachel había escrito por el otro lado «Estupendo.»
A Brittany la sorprendía que La Profesora no la hubiera expulsado del curso en aquel mismo momento. «Tal vez me ha reconocido.» Un nuevo chupito de tequila le permitió formular esa idea, pero ninguna más, porque cayó al suelo desmayada.
Dos semanas más tarde, cuando fue a revisar su casillero en el departamento, Brittany se encontraba ligeramente mejor, aunque como si estuviera esperando en el corredor de la muerte, sin posibilidad de indulto. No. No se había marchado a casa.
Brittany se ruborizaba con facilidad y era muy tímida. Pero también era una persona muy tenaz y testaruda y deseaba con todas sus fuerzas estudiar la obra de Dante. Si tenía que inventarse un cómplice sin identificar para librarse de la pena de muerte, estaba dispuesta a hacerlo. Aún no se lo había dicho a Rachel. Todavía.
— ¿Brittany? ¿Puedes venir un momentito? —le preguntó la señora Jenkins, la encantadora auxiliar administrativa, ya entrada en años, desde su escritorio. Brittany se acercó dócilmente.
— ¿Has tenido algún problema con la profesora López?
—Yo... ejem... no lo sé —respondió, ruborizándose y mordiéndose el interior de la mejilla.
—He recibido dos correos electrónicos urgentes esta mañana pidiéndome que concierte una cita para que te reúnas con ella en cuanto regrese. No suelo recibir ese tipo de encargos.
Normalmente, los profesores prefieren acordar sus propias citas cuando les conviene. Por alguna razón, López insiste en que sea yo quien fije la tuya y en que quede reflejada en tu expediente.
Brittany asintió y sacó la agenda de la mochila, tratando de no pensar en lo que la profesora debía de haber dicho de ella en esos correos. La señora Jenkins la estaba mirando expectante.
— ¿Qué tal mañana? Su fingida calma se desmoronó.
— ¿Mañana?
—La señora López regresa esta noche y propone reunirse contigo mañana a las cuatro en su despacho. ¿Te va bien? Tengo que enviarle un mensaje de confirmación. Brittany asintió y anotó la cita en su agenda, como si lo necesitara para acordarse.
—No dice de qué se trata, pero sí que es importante. Me pregunto a qué se referirá... —comentó la señora Jenkins, distraída.
Brittany acabó sus asuntos de ese día y regresó a casa para hacer las maletas, con la ayuda de su amiga, la señorita Tequila.
A la mañana siguiente, tenía casi toda la ropa guardada en sus dos maletas. Sin querer admitir la derrota —ni ante sí misma ni ante la señorita Tequila—, decidió no acabar de hacer el equipaje, por lo que se encontró haciendo girar los pulgares de aburrimiento.
Necesitaba ocupar el tiempo de alguna manera, así que decidió hacer lo que cualquier estudiante perezoso que se precie haría en esa situación, aparte de beber e irse de fiesta con otros estudiantes perezosos: limpiar su apartamento.
No le llevó demasiado tiempo. Cuando hubo terminado, todo estaba en perfecto orden, escrupulosamente limpio y con un ligero aroma a limón. Orgullosa del resultado, preparó su mochila para ir a la universidad.
Mientras tanto, La profesora López recorría los pasillos del departamento a grandes zancadas. Estudiantes y colegas por igual se iban volviendo a su paso. La Profesora estaba de mal humor y nadie quería interponerse en su camino.
Llevaba una buena temporada de ese talante, pero ese día estaba más cascarrabias de lo habitual debido a la tensión y la falta de sueño. Los dioses de Air Canadá le habían echado una maldición y lo habían sentado al lado de un padre y de su hijo de dos años que regresaban de Filadelfia. El niño lloró sin parar durante todo el viaje y se meó encima —y encima de la profesora López—, mientras su padre dormía profundamente. En la penumbra del avión, mientras se secaba la orina del niño de sus pantalones de Armani, pensó que el gobierno debería decretar la esterilización de los padres permisivos.
Brittany acudió puntual a su cita de las cuatro con la profesora López y comprobó encantada que la puerta estaba cerrada. Aunque su alegría duró poco, al darse cuenta de que La Profesora estaba dentro, gritándole a Rachel.
Cuando su compañera salió, diez minutos más tarde, seguía igual de erguida que siempre, pero visiblemente más alterada. Brittany buscó con la mirada la salida de incendios. Con sólo cinco pasos podría ponerse a salvo. Únicamente tendría que enfrentarse a la policía por haber hecho sonar una alarma de incendios de manera ilegal. Resultaba una idea tentadora.
Rachel se percató de lo que estaba pensando y negó con la cabeza. Tras murmurar algunos insultos dirigidos a La Profesor, sonrió.
— ¿Te gustaría tomar un café conmigo algún día?
Brittany la miró sorprendida. Estaba demasiado nerviosa por la reunión para pensar en nada más, así que asintió la joven siguió sonriendo y se inclinó hacia ella.
—Sería mucho más fácil si tuviera tu número de teléfono.
Ruborizándose, Brittany buscó un trozo de papel, se aseguró de que no hubiera nada escrito por el otro lado, y anotó el número de su móvil Rachel cogió la nota y, tras echarle un vistazo, le palmeó el hombro.
—Machácala, Conejito.
Ella no tuvo tiempo de preguntarle por qué creía que su apodo era o debería ser «Conejito», ya que una voz atractiva pero impaciente dijo:
—Ahora, señorita Pierce.
Brittany se detuvo en la puerta, insegura.
La profesora López parecía cansada. Tenía ojeras oscuras y estaba muy pálida, lo que hacía que pareciera más delgada. Mientras revisaba un documento, se pasó lentamente la lengua por el labio inferior.
Ella se lo quedó mirando, hipnotizada por su boca sensual. Tras un momento, logró apartar la vista haciendo un gran esfuerzo y se fijó entonces en que llevaba gafas. Nunca antes la había visto llevarlas. Tal vez sólo se las pusiera cuando se notaba la vista cansada. El caso es que ese día sus penetrantes ojos quedaban medio ocultos tras un par de gafas de Prada. La montura negra contrastaba con el negro de su pelo y el marrón de sus ojos, atrayendo las miradas. Brittany se dio cuenta de que no sólo no había visto nunca a una profesora tan atractiva, sino que tampoco se había encontrado con una tan elegante. Podría haber sido la modelo de una campaña publicitaria de cualquier marca cara, algo que no muchas profesoras universitarias podían decir. (Ya que éstas no suelen ser admiradas precisamente por su buen gusto a la hora de vestir.)
Brittany la conocía lo suficiente como para saber que tenía un temperamento impredecible. Y también que, al menos en los últimos tiempos, se había vuelto una maniática de los buenos modales y el decoro. Sabía que probablemente no le parecería mal que se sentara en una de las dos butacas de piel sin esperar a que le diera permiso, sobre todo si se acordaba de ella, pero teniendo en cuenta que la había llamado señorita Pierce, prefirió esperar.
—Por favor, siéntese, señorita Pierce —dijo ella con una voz fría como el hielo, señalando una silla metálica de aspecto incómodo.
Suspirando, Brittany se dirigió hacia la rígida silla de Ikea que estaba frente a una de sus enormes estanterías empotradas. Hubiera preferido sentarse en cualquier otro sitio, pero no le pareció sensato discutir por eso.
—Acerque la silla. No pienso estirar el cuello para hablar con usted.
Ella se levantó para obedecer y, con los nervios, se le cayó la mochila al suelo. Hizo una mueca y se ruborizó al ver que algunos de los objetos que llevaba dentro iban a parar debajo de la mesa de la profesora López, incluido un tampón, que fue rodando hasta detenerse a un centímetro de su cartera de piel.
«Tal vez pueda marcharme antes de que se dé cuenta.»
Avergonzada, se agachó y empezó a recoger sus cosas. Pero cuando estaba terminando, una de las correas de la vieja mochila se rompió y todo volvió a caer al suelo con gran estrépito. Brittany se dejó caer de rodillas mientras sus papeles, bolígrafos, el iPod, el móvil y una manzana verde se esparcían por la bonita alfombra persa de La Profesora.
«Oh, dioses de las estudiantes recién licenciadas y patosas, matadme por favor. Ahora.»
— ¿Es usted humorista, señorita Pierce?
Brittany enderezó la espalda al oír su sarcasmo y la miró a la cara. Lo que vio en ella estuvo a punto de hacerla llorar. ¿Cómo alguien con un nombre tan angelical podía ser tan cruel? ¿Cómo una voz tan melodiosa podía ser tan despiadada? Por un momento, se perdió en las profundidades heladas de sus ojos, añorando la época en que la habían mirado con amabilidad. Pero en vez de rendirse a la desesperación, respiró hondo y pensó que no le quedaba más remedio que aceptar que Santana López había cambiado, por mucho que le doliera y decepcionara. Sin decir nada, negó con la cabeza y volvió a recoger las cosas del suelo.
—Cuando le hago una pregunta, espero que me responda. Pensaba que a estas alturas ya habría aprendido la lección —dijo ella, antes de volver a examinar el expediente que tenía en las manos—Tal vez no sea tan brillante como dice aquí.
— ¿Disculpe, doctora López? —preguntó Brittany con voz suave pero decidida. No sabía de dónde había sacado el valor, pero dio gracias a los dioses de las estudiantes recién graduadas por si acaso.
—Profesora López, si no le molesta —replicó malhumorada—. Doctores los hay a patadas. Incluso los quiroprácticos y los pediatras se consideran doctores. Harta de ser humillada, Brittany trató de cerrar la cremallera de la mochila, pero por desgracia también se había roto. Conteniendo el aliento, trató de devolverla a la vida maldiciendo en voz baja.
— ¿Podría dejar de pelearse con esa ridícula abominación de bolso y sentarse en la silla como una persona? Al darse cuenta de que estaba poniéndose de nuevo furiosa, Brittany dejó su ridícula abominación de bolso en el suelo y se sentó en la incómoda silla. Cruzó las manos sobre el regazo para no empezar a retorcérselas y esperó.
—Al parecer, sí se considera usted una humorista. ¿Le pareció que esto era divertido? —preguntó, lanzando una hoja de papel que fue a parar al suelo, casi junto a los pies de ella, calzados con zapatillas deportivas. Al agacharse para recogerla, vio que era una fotocopia de la terrible nota que le había dejado el día en que Grace había muerto.
—Puedo explicarlo. Fue un error. Yo no la escribí por los dos...
— ¡No me interesan sus excusas! Le dije que viniera a verme después de la clase y no se presentó.
—Es que estaba usted hablando por teléfono. Tenía la puerta cerrada y...
— ¡No tenía la puerta cerrada! —La interrumpió ella, lanzando lo que parecía una tarjeta de visita sobre la mesa—. ¿Y esto? ¿También le parece gracioso? Brittany la cogió y ahogó una exclamación. Era una tarjeta de pésame de las que acompañan las flores que uno envía a un funeral.
Os acompaño en el sentimiento. Por favor, aceptad mis condolencias.
Con cariño, Brittany Pierce
Al levantar la vista, vio que estaba tan furiosa que casi escupía al intentar hablar. Ella parpadeó rápidamente, tratando de explicarse:
—No es lo que cree. Sólo quería darle el pésame...
— ¿No le bastaba con la nota que dejó en la puerta?
—Pero es que esta nota era para su familia...
— ¡Deje a mi familia en paz! —exclamó ella, dándole la espalda y quitándose las gafas para poder frotarse la cara con las manos.
Brittany acababa de ser arrancada del reino de los sorprendidos y arrojada al país de los atónitos. Nadie se lo había aclarado. Ella había malinterpretado su nota por completo y nadie se había molestado en explicárselo. Con el estómago encogido, empezó a preguntarse qué significaría eso. Ajena a sus elucubraciones, La Profesora se obligó a calmarse haciendo un esfuerzo hercúleo. Cerró el expediente de Brittany y lo dejó caer con desprecio sobre la mesa antes de fulminarla con la mirada.
—Veo que está aquí con una beca para estudiar a Dante y me temo que soy la única profesora de este departamento que se ocupa del tema. Dado que esto —añadió, señalando el espacio entre ellas— no va a funcionar, va a tener que buscarse otro tema y otra directora para su proyecto. O pedir el traslado a otro departamento. O mejor aún, a otra universidad. Le comunicaré mi decisión al director de su programa de estudios con efectos inmediatos. Y ahora, si me disculpa... Haciendo girar su silla, empezó a teclear furiosamente en el ordenador portátil.
Brittany no se creía lo que estaba oyendo. Mientras permanecía quieta en la silla, tratando de absorber no sólo su discurso sino sobre todo su conclusión, La Profesora volvió a hablar, sin molestarse en alzar la vista:
—Eso es todo, señorita Pierce.
Ella no dijo nada. No valía la pena. Se levantó lentamente, aturdida, y recogió del suelo su ofensiva mochila. Sujetándola contra el pecho, salió del despacho sin rumbo, como una zombi. Al salir del edificio y cruzar la calle Bloor, se dio cuenta de que había elegido un mal día para salir de casa sin chaqueta, pues la temperatura había descendido bruscamente y había empezado a diluviar. No había dado ni cinco pasos y ya estaba empapada. Tampoco se le había ocurrido coger un paraguas, así que tenía por delante una caminata de tres largas manzanas bajo la lluvia, el frío y el viento.
«Oh, dioses del mal karma y de las tormentas eléctricas, tened piedad de mí.»
Mientras caminaba, se consoló pensando que su ridícula abominación de mochila le estaba sirviendo para la noble tarea de tapar lo que la camiseta y el sujetador empapados no podían estar cubriendo ya.
«Chúpate ésa, profesora López.»
Mientras caminaba, reflexionaba sobre lo que acababa de pasar. Se había preparado haciendo las maletas la noche anterior, pero, sinceramente, había esperado que ella la recordara. Había esperado que volviera a mostrarse amable. Pero se había equivocado.
No le había dado oportunidad de explicar su colosal metedura de pata con la nota. Y, para empeorar las cosas, había malinterpretado sus intenciones al ver las flores y la nota, y la había expulsado del curso. Todo había terminado. Ahora tendría que volver a la casita de Tom en Selinsgrove con el rabo entre las piernas. Y cuando él lo descubriera, se reiría de ella. Los dos se reirían de ella juntos. De la tonta de Brittany. ¿Había creído que podía marcharse de Selinsgrove y convertirse en alguien? ¿Pensaba que podría llegar a ser profesora universitaria? ¿A quién quería engañar? Todo había terminado... al menos durante ese curso.
Brittany miró la destrozada y empapada mochila como si se tratara de un bebé y la abrazó con fuerza. Tras su despliegue de torpeza e ineptitud, ya no le quedaba nada, ni siquiera su dignidad. Y haberla perdido delante de ella después de todos esos años era demasiado. No podía soportarlo.
Se acordó del solitario tampón debajo del escritorio y supo que cuando ella se agachara para recoger su cartera, la humillación de ella sería completa. Al menos, no estaría allí para presenciar su reacción de sorpresa y de asco. Se la imaginó desmayándose del disgusto. Literalmente. Se la imaginó tumbada sin sentido sobre la preciosa alfombra persa.
A unas dos manzanas de su casa, tenía la larga melena rubia pegada a la cabeza y sus pies chapoteaban dentro de las zapatillas deportivas. Era como si estuviese debajo de un canalón de agua. Los coches y autobuses pasaban por su lado mojándola aún más, pero ella no se molestaba en apartarse de las olas que levantaban. Al igual que los disgustos que daba la vida, Brittany simplemente las aceptaba. En ese momento, otro coche se acercó a ella, pero al menos éste redujo la velocidad para no empaparla más. Vio que se trataba de un Jaguar negro, que parecía nuevo.
El coche siguió frenando hasta detenerse por completo. La portezuela del acompañante se abrió y una voz femenina gritó: —Suba.
Brittany dudó. No creía que la conductora se estuviera refiriendo a ella. Miró a su alrededor, pero era la única idiota que estaba caminando por la calle bajo aquel aguacero. Curiosa, se acercó.
No tenía intenciones de montarse en el coche de una desconocida, ni siquiera en una tranquila ciudad canadiense, pero al agachar la cabeza se encontró con dos penetrantes ojos marrones que la miraban desde el asiento del conductor y se acercó un poco más.
—Pillará una pulmonía y se morirá. Suba, la llevaré a casa —dijo ella con una voz mucho más suave. Era casi la voz que Brittany recordaba. Así que, por los buenos tiempos y no por otra cosa, subió al vehículo y cerró la puerta, pidiendo disculpas en silencio a los dioses de los Jaguars por mojar su tapicería de cuero negro y sus alfombrillas inmaculadas. Dejó de rezar al oír los acordes del Nocturno op. 9 núm. 2 de Chopin. Siempre le había gustado esa pieza, pensó sonriendo.
Se volvió hacia la conductora —Muchas gracias, profesora López.
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Bueno Bueno chicas aqui un nuevo capitulo (:
Dejen sus opiniones al respecto
Gracias por leer y besos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Aaw que cruel Santana.. siendo Brittany la hubiese enviado al carajo :/
Y ahora viene a preocuparse por que coja una pulmonía -.- quien en la entiende? ??
Ahora... de donde es que se conocen esas dos? Por que como se lee da a entender que se conocen, no??
Y ahora viene a preocuparse por que coja una pulmonía -.- quien en la entiende? ??
Ahora... de donde es que se conocen esas dos? Por que como se lee da a entender que se conocen, no??
Elita- - Mensajes : 1247
Fecha de inscripción : 17/06/2012
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
holap dan!!!
yo quiera ir a la conferencia de miss Lopez-----> «La lujuria en el Infierno de Dante: el pecado capital contra el Yo». ok ya!!! jajajaja
me encanta como el conejo inconscientemente mete la pata por ahora???,.... también se la pone o poner difícil miss Lopez y me encanta!!!,...
a ver como termina el recorrido!!!
daría cualquier cosa para ir a la U y tener a miss Lopez ahí saco todas mis habilidades para portarme mal ja!!!,...
nos vemos!!!!
yo quiera ir a la conferencia de miss Lopez-----> «La lujuria en el Infierno de Dante: el pecado capital contra el Yo». ok ya!!! jajajaja
me encanta como el conejo inconscientemente mete la pata por ahora???,.... también se la pone o poner difícil miss Lopez y me encanta!!!,...
a ver como termina el recorrido!!!
daría cualquier cosa para ir a la U y tener a miss Lopez ahí saco todas mis habilidades para portarme mal ja!!!,...
nos vemos!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
anda por favor si dejanos otro capitulo si? andale si se buena y dejanos otro porfis??????????????
marcy3395***** - Mensajes : 255
Fecha de inscripción : 21/06/2013
Página 1 de 33. • 1, 2, 3 ... 17 ... 33
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