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[Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 Primer15
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Mensaje por Nalle Rivera Lun Ene 30, 2012 9:46 pm

ohhhhhhhh excelente capitulo [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 2145353087 y no te preocupes pero no demores tanto eh Jesse se enojo ahhh probecito si quiere yo lo consuelo ok no
gracias por el capi besos
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Mensaje por ♥Judith Lun Ene 30, 2012 11:11 pm

emy que bueno que actualizaste

Ahh Rachel que no sea tan enojona,me dió mucha risa cuando Rachel se le quedaba viendo a Jesse enbobada y el se da cuenta jajaja pero quien no se hubiera quedado enbobada viendo a un hombre asi

Y Jesse al final se molesto pero pobrecito con nada tiene contenta a Rachel

Espero actualizacion
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Mensaje por josefa st berry Miér Feb 08, 2012 7:46 pm

Nooooooo Jesse se enojo con Rachel :c quede triste :'(:
Ojala que se arreglen y tengan una buena reconciliacion [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 4065562827 [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 918367557
ojala actualizes pronto
Besos
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Vie Mar 02, 2012 3:20 pm

Fic La verdad de Jesse
Capitulo 29
Perdon


-----------------------

Jesse se duchó, se cambio ropa y salió desde el baño para encontrarse frente a frente con la mujer que alborotaba su alma, pensamientos y forma de comportarse.
-Que quieres?, vienes nuevamente a insultarme?, por que si es así te pido como Príncipe que me dejes solo, con los agentes de seguridad, ya que ellos jamás tendrán el descaró de tratarme de la manera que lo haz hecho, así que nuevamente te pido que te retires de mi habitación.

Rachel solo lo miraba, no comprendía ese odio que irradiaba desde los ojos del hombre que mas amaba en la vida. Mi Dios hablaba en serio. Estaba parado allí, sus poderosos brazos cruzados sobre su ancho pecho, mirándola fijamente con esos desconcertantes ojos plateados.
Rachel recordó el relámpago de dolor en los ojos de Jesse cuando habían discutido en el gimnasio ¿Qué había dicho? . Lo había llamado estúpido e ignorante. Aún no podía creer que esas palabras habían salido de su boca.
-Lo siento tanto- fue lo único que logró articular.
Los ojos de él se entrecerraron ligeramente, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
-Te debo una disculpa- dijo Rachel-Estaba muy enojada esta mañana y dije algunas cosas que no quería decir. La verdad es que estaba frustrada y furiosa conmigo misma y trate de desquitarme contigo. No debería haberlo hecho. Lo siento.
Jesse miró al camarero y luego a los agente de seguridad que estaban sentando en el sofá, escuchando cada palabra. Cruzó la puerta y la abrió invitándolos a salir de la habitación.
-Les importaría salir por unos segundos chicos?
Los agentes de seguridad se miraron entre sí y se encogieron de hombros. Levantándose, cruzaron el umbral de la puerta y salieron al corredor. Jesse se volvió al camarero –Tu también amigo-Señaló hacia la puerta abierta.
Espero hasta que el camarero hubiera salido, luego cerró la puerta tensamente y cruzó de regreso a Rachel.
-Sabes, estos tipos te darán privacidad si la pides.
Rachel asintió – Lo sé-dijo. Levantó la barbilla ligeramente, encontrando su mirada con seguridad.-Eso solo que…fui ruda contigo en público, sentía que debía disculparme en publico, también.
Jesse asintió, también –Esta bien –dijo- Sip, Suena justo- La miró y había algo muy familiar en sus ojos. –Suena realmente justo.
Rachel sintió sus propios ojos llenarse de lágrimas. Oh, maldición, iba a llorar. Si empezaba a llorar, iba a sentir una vez más cuán gentiles podían ser los brazos duros como el acero de Jesse. Y Dios, no quería que le recordaran eso.
- Lo siento – dijo. Parpadeando para alejar las lágrimas.
Maldición Rachel iba a llorar, pensó Jesse dando un paso hacia ella, luego se detuvo. No, estaba intentando con fuerza ocultarlo. Era mejor si le seguía el juego, si pretendía no haberlo notado. Pero, hombre, la visión de esos ojos caramelos inundados de lágrimas hacía que le doliera el pecho, recordándole a esta mañana, cuando la había sostenido en sus brazos. Recordándole ese increíble beso…
Rachel forzó una sonrisa y extendió la mano.
-¿Aún amigos?
Amigos???, Jesse nunca antes había tenido una amiga a la que quisiera atraer a sus brazos y besarla hasta dejarla sin respiración.
Mientras la miraba a los ojos, la atracción entre ellos parecía saltar a la vista, como algo vivo.
Rachel estaba bien. Era una buena persona-el hecho de que se hubiera disculpado lo probaba. Pero venía de kilómetros de distancia venia desde otro mundo, un mundo en el que él quizás no encajaba.
Si su relación volvía a ser lo maravillosa que había sido como hace unos años atrás, quizás ella estaría cayendo bajo y el…otra vez pensando que su corazón estaría destrozado.
Jesse soltó la mano de Rachel como si hubiera sido mordido, de donde habían salido ese pensamiento.
-Estas bien?. La preocupación en los ojos de ella era genuina.
Jesse metió las manos en los bolsillos.
-Sip. Lo siento, supongo que…después de que hagamos esta cosa de cenar, voy a tomar otra siesta corta.
-¿Una siesta de tres minutos esta vez?- preguntó Rachel ¿O quizás harás el esfuerzo y dormiras durante cinco minutos enteros…?
Jesse sonrió y ella le dirigió una sonrisa en respuesta. Sus miradas se encontraron y sostuvieron. Y sostuvieron, y sostuvieron y sostuvieron.
Con otra mujer, Jesse había cerrado la distancia entre ellos. Con otra mujer, Jesse habría dado los dos cortos pasos que los habrían dejado cara a cara. Habría alejado esos rizos sueltos color caramelo de su hermoso rostro, luego alzando su barbilla y bajado su boca para encontrar la de ella.
Había saboreado sus labios antes, muchas veces, durante mucho tiempo, muchas cosas habían sucedido cada vez que la besaba cuando eran unos adolecentes y ahora también la había vuelvo a besar recordó cuan increíble podía ser Rachel besando.
Pero no era otra mujer, era Rachel Barbra Berry y ya había dejado claro que una relación de pareja no estaba en su agenda. Diablos si un beso había sido un error, entonces hacer el amor sería un error de increíble magnitud. Y la verdad era que Jesse no quería enfrentarse a ese tipo de rechazo.
Así que Jesse no se movió. Solo la miró.
-Bueno- dijo ella, ligeramente sin aliento- quizás deberíamos ponernos a trabajar.
Pero, no fue hacía la mesa, simplemente lo miró, como si ella, también estuviera atrapada en alguna clase de campo de fuerza e incapaz de moverse.
Rachel seguía hermosa, inteligente. Pero más que solo intelectualmente inteligente. Era inteligente con respecto a la gente, también. Jesse la había visto manipular una mesa llena de oficiales de alto rango. No podía haber hecho eso con solamente un diploma.
De pronto se rompió el silencio -¿Cuál es tu ángulo? Preguntó Jesse.
Rachel parpadeo ¿Perdón?
Él reformuló la pregunta ¿Por qué estas aquí? Quiero decir, yo estoy aquí para ayudar a atrapar a Diosdado ¿pero tu que sacas con esto?
Ella miró por la ventana la caída de la tarde en la ciudad capital. Cuando volvió a mirar a Jesse, su sonrisa era triste. –Tocada- dijo ella- No me pagan ni la mitad de lo que deberián, a pesar de que se podría argumentar que trabajar para la realeza es un sólido empuje para una carrera. Por supuesto, todo depende de si podemos hacerte pasar por el Príncipe Tedric exitosamente.
Se dejó caer en el sofá y lo miró, el codo en su rodilla, la barbilla en l mano- tenemos menos de 6 horas antes de que el comité tome una decisión. Sacudió la cabeza y río sin humor – En lugar de parecerte más a Tedric, pareces más diferente que cuando empezamos. Te miro Jesse y ya ni siquiera te pareces al príncipe.
Jesse sonrió mientras se sentaba a su lado en el sofá
--Por suerte para nosotros, la mayoría de la gente no mirará debajo de la superficie. Esperarán ver a Ted, asi que…verán a Ted.-dijo Jesse tratando de dar un toque de seguridad.
-Necesito que esto funcione. Dijo Rachel, alisando su falda sobre sus rodillas –Si no funciona….
¿Por qué? Preguntó Jesse. ¿Se está venciendo la hipoteca del castillo?.
Rachel se giró y lo miró –Muy divertido_
Lo siento.
-Realmente no quieres escuchar esto.
Jesse la estaba mirando, estudiando su rostro. Sus ojos cafes eran indescifrables y tan misteriosos como el más profundo de los océanos.
-Si quiero.
El hermano de Tedric ha sido mi mejor amigo desde la Universidad. Dijo. Incluido a pesar de que Tedric le es indiferente el estado. Williams ha estado trabajando duro para hacer a su país mas solvente. A el le preocupa. Siguió. – Cuando el petróleo fue descubierto Williams realmente dio volteretas por la tierra de la capital. Pensé que la pobre Santi iba a tener un ataque cardiaco. Pero entonces descubrió cuanto costaría perforar. Está contando con la ayuda de Estados Unidos.
-Williams?
Se bueno Williams y llama a la oficina. Rachel había murmurado esas palabras en su sueño y desde entonces, Jesse se habia estado preguntando, no sin un poco de celos, exactamente quien era Williams y Santi.
William y Santi- respondió Rachel- Williams es mi mejor amigo hermano de Tedric y Santi, es Santana Lopez te debes acordar de ella en la preparatoria, ella se transformó en mi mejor amiga y cuando tu madre me envió a estudiar a Inglaterra fue la única que me iba a ver junto al pequeño Phillip, en una de esas visitas ella conoció a Williams y se enamoraron y se casaron, ahora ellos viven felices en Uztansia.
- Si la recuerdo, pero lo ultimo que sabia era que Santana estaba con Andrew, pero con entiendo nada, hasta donde sabia Finn había embarazado a Santana, y Santana estaba con Andrew.
-Lo que paso fue lo siguiente:
* Santana quedo embarazada de Finn, pero el muy cobarde se fue a Alburquerque para no reconocer que Phillip era su hijo, Santana conoció a Andrew y el la acepto con su bebe, pero el día en que se casaban Santana comenzó con el trabajo de parto y Andrew estaba tan feliz y nervioso que condujo de manera imprudente que paso una luz roja y lo embistió un camión y ese dia en que Phillip nació Andrew murió.
Santana estaba muy mal anímicamente y yo también, asi que nos acompañamos durante muchos años hasta que Cordelia me dio la oportunidad de estudiar fuera de Ohio, sin pensarlo lo acepte, ya que ella fue muy buena conmigo.
Phillip ya tenía 4 años cuando me comenzó a visitar Santana en la Universidad y cuando mi amistad con Williams estaba muy estrecha él me invitó a mi y a Santana a Ustanzia a pasar las vacaciones, ellos lo pasarían de maravillas, mientras yo no podía mas de la angustia por que me había enterado de que Cordelia había muerto y no habían vuelos ese dia, ni para ningún dia de esa semana.
Cai en una profunda depresión, y ellos fueron los que me ayudaron, en ese momento Williams me ofrece el puesto de relacionadora publica del país para trabajar directamente con Tedric para ayudarlo, mientras que me estaba preparando Santi y Williams se casan y soy su madrina de bodas y la madrina del próximo bebe de santi, por eso no pudieron venir ellos a trabajar en este proyecto y enviaron a Tedric para esto.
_Jesse se inclinó hacia adelante- Entonces por que no vino Williams a esta visita en lugar de TedCerebro-Muerto? Por que Santana está embarazada?
Rachel intentó no sonreir, pero falló. – No llames así al Príncipe Tedric- dijo.
Él le sonrió, golpeado por la forma en que sus ojos hacían perfecta armonía con un traje maravilloso.- Sabes luces muy bonita en ese vestido azul.
La sonrisa de ella se desvaneció y se puso de pie
-Realmente deberíamos empezar, la comida se está enfriando.
Jesse no se movió ¿ Como llegaste a formar parte de la vida de mi madre?
Rachel tomo aire, era el mejor momento para sincerarse con el hombre que mas daño y mas amor le había dado en su vida y que pensándolo mejor era el único con el que proyecto su vida.
- Cuando te fuiste a la Armada tu madre sabia cuanto nos amábamos y era casi como mi celestina contigo, ya que tu padre para variar estaba constantemente de viaje.
Cuando llega tu ultima y fatal carta tu madre ya estaba diagnostica de cáncer y tu padre no encontró nada mas sensato que abandonar a tu madre por una chica de nuestra edad.
Tu madre callo en una profunda depresión, solo quería verte, pero nunca pudimos dar contigo, por que estabas en una misión en no se donde, asi que todo esto la fue consumiendo. Yo trataba de ser su compañía de ser quien la levantará y estuve en casi todo su proceso, hasta que un dia me dice que lo que debo hacer con mi vida por que todas mis horas estaban dedicadas a ella, asi que me envió a estudiar para que pudiera hacer algo con mi vida.
Despues pasó lo que ya te conte anteriormente.

Y tu Jesse como ha sido tu vida en la Armada?
Jesse quedó inmóvil ante la pregunta y solo le sonrió y Rachel le devolvió la sonrisa mirándolo a los ojos. Otra vez, el tiempo pareció completamente inmóvil. Otra vez era la oportunidad perfecta para besarla y otra vez Jesse no se permitió moverse.
-Me alegro de que me hayas personado Jesse- dijo ella en voz baja.
-Hey que pasó con “Su Alteza”? preguntó Jesse, intentando desesperadamente volver a un tono mas ligero, más bromista.
Se estaba poniendo sería con él. Seriedad significaba honestidad y con toda la honestidad que ya había hablado era suficiente.
Rachel pareció sorprendida –He olvido llamarte así ¿verdad?
-Has estado llamándome Jesse últimamente-dijo- Lo que está bien, me gusta mas, solo tenía curiosidad.
- No eres ,para nada como el príncipe real – dijo ella honestamente
-No estoy seguro si eso es un cumplido o un insulto.
Ella sonrió – Créeme, es un cumplido.
- sip eso pensaba- dijo Jesse –pero no estaba seguro exactamente donde estabas parada.
-El príncipe Tedric… no es muy agradable- dijo Rachel diplomáticamente.
-Es un cobarde y un flamante idiota- indicó Jesse rotundamente.
-Supongo que no te gusta mucho, tampoco.
- El eufemismo del año, Remy. Si termino recibiendo una bala por él voy a estar realmente molesto- Sonrió sombríamente – es decir, si puedes estar molesto y muerto al mismo tiempo.
Rachel miró a Jesse. Si terminaba recibiendo una bala…
Por primera vez, la realidad de lo que Jesse estaba haciendo la golpeó de lleno en el estomago. Estaba arriesgando su vida para atrapar a un terrorista. Mientras Tedric pasaba las próximas semanas en la comodidad de una casa segura, Jesse estaría en público. Jesse sería el blanco de las armas de terroristas
¿Y si algo salía mal? ¿Y si los terroristas tenían existo y mataban a Jesse?. Después de todo, ya se las habían arreglado para matar a cientos y cientos de personas.
Jesse de repente parecía tan cansado ¿Estaban sus pensamientos siguiendo el mismo camino? ¿Tenía miedo de ser asesinado, también?
Pero entonces él levantó la mirada hacia Rachel e intentó sonreír.
-Te importa si nos saltamos el almuerzo? Preguntó él ¿ O solo lo posponemos por media hora?
Rachel asintió- Podemos posponerlo-dijo
Jesse se puso de pie, encaminándose hacia el dormitorio- Genial, tengo que dormir. Te veré en unos treinta minutos ¿esta bien?
¿Quieres que te despierte?- pregunto ella.
Jesse sacudió la cabeza no –Gracias, pero..
No gracias, dijo nuevamente, levantando una mano para aflojar los tensos músculos de su cuello y hombros- Colocaré el despertador.
Rachel lo observó mientras cerraba la puerta del dormitorio a su espalda.
Se estaban quedando sin tiempo. A pesar de sus garantías, Rachel no creía que Jesse pudiera lograrlo.
Pero esas no eran las únicas dudas que estaba teniendo.
Hacerse pasar por el príncipe Tedric podía muy fácilmente hacer que lo asesinaran.
¿Estaban haciendo lo correcto? ¿Atrapar a estos terroristas valìa arriesgar la vida de un hombre? ¿Era justo pedirle a Jesse que tomara esos riesgos cuando Tedric tan claramente no lo haría?
Pero fuera de todas esas dudas, Rachel tenía una cosa por cierta.
No quería que el Teniente Jesse St.James muriera.



+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Disculpen la demora, pero espero poder publicar dos capitulos hoy, asi que a leer mis chicas que quedo buenisimo.

Un beso a todas
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Mensaje por Nalle Rivera Vie Mar 02, 2012 4:04 pm

Si los publicas los dos hoy me muero (emocionalmente no literal) jajajaja le volvio a decir Remmy, AHHH Rachel no quiere que el teniente Jesse St James muera
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Mensaje por ♥Judith Sáb Mar 03, 2012 3:30 pm

Ese principe Tedric es un cobarde ,Rachel esta muy preocupada por Jesse aww pero con razon, corre mucho peligro

y le pidió disculpas ahhh

Espero actualizacion emy saludos
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Mensaje por josefa st berry Dom Mar 04, 2012 2:14 pm

aaaaaaaa ame el capitulo, aww Rachel pidiendo perdon y preocupandose por Jesse.
Jesse tiene q darle alguna señal.
Emy porfiss apurat en publicar otro cap porfiss
Besos
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Jue Mar 08, 2012 9:55 am

Fic La Verdad de Jesse
Capitulo 30
Nuestra Primera Prueba

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Rachel estuvo lista casi treinta minutos antes del comienzo de la reunión.
Se miró al espejo por milésima vez. Su chaqueta y falda eran de un sur verde oliva. Su blusa de seda era del mismo color, pero de un sutil tono más claro. El color era una armonía perfecta con su cabello castaño, pero el traje era cuadrado y el corte de la chaqueta estaba hecho para esconder sus curvas.
Jesse lo llamaba un traje Margaret Thatcher. Y tenía razón. La hacía parecer seria y fiable, formal y eficiente.
Si, esta bien no estaba muy a la moda. Pero enviaba un claro mensaje al mundo. Rachel Corcoran podía cumplir un trabajo.
Excepto que, en unos pocos minutos, Rachel iba a tener que salir por la puerta de la habitación del hotel y encaminarse corredor abajo a la sala de conferencias privada adjunta a la suite del Senador Evans. Iba a ir a la reunión y sentarse ante la mesa sin la más ligera pista de si había o no realmente cumplido con este trabajo en particular.
Honestamente no sabía si había sido capaz de llevar a cabo la tarea de convertir a Jesse St. James en una copia mortalmente fiel del Príncipe Tedric. Y si el equipo de seguridad no protegía a Jesse eso era exactamente lo que sería. Mortal. Jesse, con sus danzantes ojos y amplia contagiosa Sonrisa… todo lo que se necesitaría era una bala y él sería algo del pasado, un recuerdo.
Rachel se alejó del espejo y empezó a pasear.
Había trabajado con Jesse toda la tarde, repasando una y otra vez reglas y protocolos y la historia de Ustanzia. La había mostrado la extraña forma en que e Príncipe Tedric sostenía una cuchara y el raro hábito que el príncipe tenía de dejar al menos un pequeño trocito de cada comida en su plato cuando comía.
Había intentado mostrarle a Jesse nuevamente como caminar, como pararse, como mantener su cabeza en un ángulo real. Cuando pensaba que quizás, solo quizás podría lograrlo él, se encorvaba o se encogía de hombros o se reclinaba contra la pared. O hacía una broma y le dirigía una de esas sonrisas de cinco mil vatios que eran tan diferentes de cualquier expresión facial que el Príncipe Tedric hubiera tenido alguna vez.
-No te preocupes Remy. Esto no es un problema- él había dicho con su atroz acento- lo haré cuando llegue el momento, lo haré bien.
Pero Rachel no estaba segura de qué debería preocuparla. ¿Estaba preocupada de que no fuera capaz de hacerse pasar por el Príncipe Tedric, o estaba preocupada de que lo sí lo hiciera?
Si Jesse lucía y actuaba como el príncipe, entonces estaría en peligro. Y maldita sea ¿Por qué debería Jesse arriesgar su vida? ¿Por qué no dejar que el príncipe arriesgara la suya? Después de todo, el Príncipe Tedric era a quien los terroristas querían matar.
Rachel ya había traído a colación sus preocupaciones ante Jesse antes de que se separaran para prepararse para esta reunión. Se había reído cuando ella, le había dicho que pensaba que podía ser para mejor si él no podía hacerse pasar por Tedric- era demasiado peligroso.
- He estado en situaciones peligrosas antes- le había dicho Jesse – Y esta ni siquiera se acerca. Le había contado sobre los planes y preparaciones que estaba arreglando tanto con los agentes de seguridad de Kevin Lagton como con los SEals de su Escuadrón Alfa. Le había dicho que llevaría un chaleco a pruebas de balas en todo momento. Le había dicho que donde sea que fuera, habría áreas protegidas donde podría fácilmente lanzarse para cubrirse. Le había recordado que esta operación tenia riesgos minúsculos comparados con la mayoría de las operaciones en las que había estado.
Todo lo que Rachel era que cuanto más conocía a Jesse, más se preocupaba por su seguridad. Francamente, esta situación la asustaba a muerte. Y si esto no era peligroso, no quería saber lo que significaba peligroso.
Pero el peligro era parte de la vida de Jesse. El peligro era lo que él hacía mejor. No era extraño que no estuviera casado. ¿Qué clase de mujer soportaría a un hombre que arriesgaba su vida como algo natural?
No Rachel, eso era seguro.
Aunque no era como si Jesse St.James hubiera caído de rodillas y rogado que se casara con él ¿no?. Y no era probable que lo hiciera tampoco. A pesar del increíble beso que habían compartido, un hombre como Jesse, un hombre acostumbrado a vivir al limite, no era probable que estuviera interesado en nada a largo plazo o permanente. Permanente probablemente ni siquiera estaba en su vocabulario.
Rachel sacudió su cabeza, asombrada del curso que sus pensamientos habían tomado. Permanentemente no estaba en el vocabulario de ella tampoco. Al menos, no ahora mismo. Y ciertamente no cuando estaba junto a las palabras relación y Jesse St.James. Al menos el cincuenta por ciento del tiempo, el hombre la ponía furiosa. Por supuesto el resto del tiempo la hacia reír o la tocaba con suave dulzura o la hacia arder con esa mirada en sus ojos que prometía experiencia sexual del tipo del cuál ella había probado varios años antes atrás también junto a Jesse.
O Rachel estaba luchando con Jesse o luchando contra la urgencia de arrojare a sus brazos.
Había habido una o dos.. o tres o asi veces-ciertamente no más de seis u ocho, en todo caso- esta tarde, cuando Rachel e había encontrado sonriendo tontamente ante lo profundos ojo plateados de Jesse, maravillándose ante la longitud de sus pestañas y con su mirada siendo atraída a su rectos, blancos dientes y s bastante elegantemente formados labios.
Con toda honestidad, una o dos veces, Rachel había realmente pensado en besar a Jesse otra vez. Bueno quizás más de una o dos veces.
Si esta bien, admitió para sí misma. Él era bastante insoportablemente apuesto. Y divertido. Si era innegablemente divertido. Siempre sabía exactamente que decir para hacerla casi condenadamente ahogarse de risa con su té. Era directo e iba al grano. A menudo sin tacto a veces –la mayoría de las veces. Pero siempre era honesto. Era refrescante. Y a pesar de su rudo lenguaje e inculto discurso, Jesse era claramente inteligente. No había tenido la mejor de las educaciones, eso era verdad, pero parecía bien leído y ciertamente capaz de pensar por si mismo, lo que era más de lo que Rachel podía decir del Príncipe Tedric.
Si bien. Quizás ahora que ella y Jesse habían tenido una oportunidad de hablar realmente, no la pondría furiosa el cincuenta por ciento del tiempo. Pero pasar el veinte por ciento de su tiempo furiosa o molesta o preocupada por él era aún demasiado-incluso para la clase de relación casual, sexual que Jesse quería.
Obviamente, Rachel tenía que seguir manteniendo la distancia. Cuadrando los hombros, resolvió hacer precisamente eso. Permanecería muy, muy lejos de Jesse St.James. No más besos. No más miradas prolongadas. No más largas charlas sobre su vida personal. De ahora en más, su relación con Jesse sería estrictamente de negocios.
Aún unos minutos temprano, Rachel tomó su bolso y maletín y cerró con llave la puerta de la habitación a su espalda. Al final del corredor, podía ver a los agentes de seguidad parados fuera de la habitación Real donde Jesse se estaba vistiendo. Más agente estaban más lejos por el corredor, fuera de la sala de conferencias.
La puerta de la ssala de conferencias estaba entreabierta, por lo que Rachel entró.
Eso era. Esta noche decidirían si podrían o no hacer pasar frente al público americano a un NavySeal por el Príncipe Tedric de Ustanzia.
Si la respuesta era si, el mejor amigo de Rachel, Williams estaría a un paso ,as cerca de obtener su finianciación americana y Jesse estaría un paso mas cerca de atrapar a Diosdado, el terrorista.
Se sentó ante la mesa de conferencia oval y cruzó las piernas.
Si ña respuesta era no, Jesse volvería donde sea que fuera que los NavySEALs iban cuando estaban entre misiones y Rachel dormiría más fácilmente durante la noche sabiendo que los asesinos no estaban intentando terminar con su vida.
Excepto que si Jesse no estaba en esta misión, probablemente estaría en alguna otra, lo que él consideraba una misión verdaderamente peligrosa.
Asi que realmente, pasara lo que pasara, Rachel iba a terminar preocupándose ¿verdad?
Además, después de esta reunión, probablemente no iba a ver a Jess St.James nunca mas. Y la punzada de remordimiento que sentía era seguramente solo porque había fallado en su asignación. No pasaría mucho antes de que Rachel tuviera problemas en recordar el nombre de Jesse. Y él ciertamente no le dirigía un segundo pensamiento, tal como lo había hecho años antes.
El senador Evans entró a la habitación, seguido por sus ayudantes y el embajador Ustanziano y sus ayudantes. Ambos hombres asistieron como forma de saludo, pero la atención de Rachel fue distraída por una joven tomando órdenes para té o café.
Earl Grey, murmuró Rachel, sonriendo en agradecimiento.
Cuando levantó la vista, Kevin Lagton y algo de su equipo de seguridad habían entrado a la habitación junto con el Almirante Forrest.
El hombre mayor vió a Rachel y le guiñó un hola. Dio la vuelta a la mesa oval y retiró la silla próxima a la de ella ¡Donde esta Jesse? Preguntó.
Rachel sacudió su cabeza, mirando alrededor de la habitación nuevamente. Incluso en una multitud como esta, Jesse habría sobresalido. Era más grande que la mayoría de los hombres, más alto y más ancho. A menos que estuviera gateando por la alfombra sobre manos y rodillas, aún no había llegado.
-Aún cambiándose, supongo- le dijo a Forrest.
¿Cómo está yendo la transformación? Pregunto Forrest. ¿Ya lo tienes comiendo con los dedos de dama con su dedo meñique sobresaliendo?
Rachel bufó y le dirigió una mirada incrédula.
Así de bien ha ido ¿eh? Hmm. El almirante no parecía desilusionado. De hecho, le dirigió una abierta abierta sonrisa alegre-Lo logrará ¿Te dijo que es un imitador condenadamente bueno? Tiene un autentico oído para los idiomas, Jesse St. James.
¿Oídos para los idiomas? ¿Con su grueso acento? Oh vamos…Rachel no quería ofender al almirante poniendo los ojos en blanco-al menos no externamente.
Jesse es un buen hombre- le dijo Forrest-Un poco demasiado intenso a veces, pero eso es lo que hace un buen comandante. Te ganas su lealtad y será leal hasta el final. Él demanda lealtad a cambio- y la obtiene. Su hombres lo seguirán hasta el infierno y de regreso. Se rió entre dientes –Y lo han hecho en más de una ocasión.
Rachel se volvió hacia él –Jesse no cree que esta operación sea peligrosa- dijo- si eso es verdad ¿Qué es peligroso exactamente?
¿Para un SEAls? Dijo Forrest- Veamos…entrar a una instalación militar hotil de lata seguridad para localizar una cabeza nuclear robada puede ser considerado peligroso.
-¿Puede ser?
-Depende de la localización de la instalación militar, y cuan bien entrenada esa organización militar hostil esté- dijo él- otra operación peligrosa puede ser hacer un salto muy alto en avión.
-Un salto en avión- dijo Rachel.
-Un salto en paracaídas con apertura a ggran altitud. Es cuando tiene luz verde para altar de un avión a uno nueve mil metros de altura-batante arriba en altitud donde los chicos malo no pueden escuchar el sonido de un avión acercándose. Tira de la cuerda, el paracaídas se abre y tú escuadron flota silenciosamente hacia la zona de aterrizaje. Y quizás cuando llegas allí, recatas quince rehenes-todos niños. De un manojo de tangos a los que les importa un comino derramar la sangre de niños inocente. Y quizás antes de que pueda sacar a los niños de allí, la operación va de secreta a fuego abierto. Asi que bailas rock and roll con tu metralleta, sabiendo que tu cuerpo es lo único escudando a un niño de nueve años de las balas del enemigo.
Rachel frunció el ceño esas operaciones son reales.
Forrest dijo- Eso es secreto de estado.
De pronto hablo el enador Evan…-Pongamos este show en marcha, ¿Dónde diablos esta St.James?-
Evans estaba mirando directamente a Rachel, como la mayoría de las otras personas que estaban en la reunión. Honestamente esperaban que ella proporcionara una respuesta.
-Dijo que estaría aquí, Estará aquí- Miró su reloj- Solo está unos minutos atrasado.
Justo entonces West, uno de los agentes de seguridad, aparció en la puerta –“El príncipe Coronado Tedric de Ustanzia”.
Era por eso que Jesse estaba atrasado. Iba a venir a la reunión vestido con las ropas del príncipe. El sastre había dejado varias grandes bolsas de prendas a última hora esa tarde. Sin duda Jesse había querido vestir uno de los deslumbrantes y llamativos trajes para parecer el príncipe.
El agente de seguridad dio un paso atrás y una figura apareció en la entrada
.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Lamento sinceramente haberlas hecho esperar, pero quedo largo este capitulo, se que les gustará, en el proximo capitulo revelaremos quien es este personaje, pero cada vez estan mas complices Rachel y Jesse, veran cambios sorprendente yyyyy. después les contaré.
Como siempre espero sus comentario y hasta el proximo capitulo.
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Nalle Rivera Jue Mar 08, 2012 3:16 pm

¿Quien sera el personaje? sera el terrorista, jajaja o peor aun Santana, que dios ampare a Jesse si es Santana, seria gracioso que Jesse le tuviera mas miedo a Santana que al terrorista. Si que estuvo largo, pero leí todo Lo juro, lo ame. Besitos de parte mia y de mi perrito que esta conmigo
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Mar Mar 13, 2012 9:53 am

Fic La Verdad de Jesse
Capitulo 31
Los engañé a todos

Estaba vestido con relucientes pantalones oscuros y con una chaqueta oscura que colgaba de sus anchos hombros y terminaba en su cintura.

Era Jesse. Tenía que ser Jesse ¿verdad?

Rachel examinó sus ojos, buscando las familiares deferencias entre los rostros de Jesse y del príncipe Tedric. Pero con los hombros hacia atrás, la cabeza mantenida en ese arrogante ángulo y…

Nadie se movío.

Todos miraron con fijeza al Príncipe Tedric. Era el Príncipe Tedric, no Jesse. Era voz, ese acento---Excepto que, ¿qué estaba haciendo aquí el príncipe real, lejos de la seguridad de su casa segura al otro lado de la ciudad?. No tenia sentido. Y sus hombros parecían tan anchos.

Mientras Rachel observaba, el príncipe dio varios pasos dentro de la habitación con su peculiar, real, rígida forma de andar. Caminaba como si tuviera un tizador en los pantalones , como Jesse tan poco elegantemente había descripto. Rachel luchó contra la urgencia de reir entre los dientes.

Este tenía que se el príncipe, ciertamente. Cerca de una docena de agentes de seguridad de traje oscuro lo siguieron dentro y uno de ellos cerró la puerta ajustadamente a sus espaldas.

Una ceja real se alzó una fracción de pulgada ante la gente aún sentada a la mesa de conferencia y el embajador Ustaziano se puso de pie con tropiezos.
-Su Alteza, no sabia que asistiría.

Evans se puso de pie, también. El resto de la mesa hizo lo mismo.

Aún así, mientras Rachel se ponía de pie, miraba con fijeza. Este hombre no era Jesse. ¿O lo era?. Tedric nunca había parecido tan alto tan imponente.

Se volvió y miró al hombre que se estaba acomodando en la ahora vacante silla a la cabecera de la mesa.

-Necesito algo donde poder escribir y un lápiz….y un vaso de agua.- pidió el príncipe.

A su alrededor, todos los ayudantes y asistentes estaban tropezando. Uno de ellos proporcionó al príncipe un bloc de apuntes blanco liso, otro un lápiz de plástico que el príncipe miró con desdén.

Si tenía que ser el príncipe real, nadie podía imitar esa mirada de disgusto ¿verdad?.

Otro asistente aportó una pluma fuente dorada, la cual el príncipe tomó con mala ganas y otro asistente le presento un alto vaso de agua con hielo.

-Gracias- dijo él y Rachel se incorporó.

¿Gracias esas palabras no estaban en el vocabulario de Tedric.

Al menos… Rachel nunca las había escuchado antes.

El Senador Evans le estaba dando al príncipe un reporte detallado de todo lo que había hecho durante los pasados días y sobre los cambios de programación de la visita.

Rachel miraba al hombre sentado en la cabecera de la mesa.
Tedric nunca daba las gracias. Este hombre era Jesse. Tenía que ser Jesse. Pero…no lucía o actuaba o sonaba como él.

El príncipe tomó un sorbo de agua y quitó la tapa de la lapicera.

Esto lo probaría Jesse era zurdo y Tedric era diestro.

El príncipe tomó la lapicera en su mano derecha y garabateó una rápida nota en su bloc de apuntes.

Oh mi Dios no era Jesse. Era el príncipe. A menos que…

Mientras el senador continuaba hablando, el príncipe rasgó la hoja de papel y la dobló cuidadosamente a la mitad.

Miró sobre su hombro y uno de sus ayudantes estuvo instantáneamente detrás de él.

Le pasó al ayudante el pedazo del papel y murmuró unas pocas palabras al oído del joven antes de volverse hacia el senador Evans.

Rachel observó cuando el ayudante rodeó la mesa, directamente hacia ella. El joven le alcanzó la hoja doblado.

Pero este no podía ser Jesse. La voz había sido la de Tedric. Y ese andar y esa mirada altiva.

La mirada del príncipe recorrió la mesa. Sus ojos pasaron sobre Rachel sin la mas ligera insinuación de familiaridad, sin el más pequeño trocito de reconocimiento o calidez. Miró a través de ella, no a ella. No, no era Jesse. Jesse le habría guiñado el ojo o sonreído. Y aún así…..

Él extendió una mano decorada con un enorme anillo de oro para que el embajador le hiciera una reverencia.

El senador Evans se aclaró la garganta –su Majestad, dijo- Fue peligroso que viniera aquí. Debería haber sido informado-Miro a su ayudante con desdén ¿Por qué no fui informado?

El príncipe le asestó al senador una muy desagradable mirada.

-No estoy acostumbrado a pedir permiso para dejar mi habitación-dijo.

Era el príncipe, Rachel intentó decirse a sí misma que ahora si estaba convencida de ese hecho, pero la duda era mas fuerte.

-Sientense por favor- dijo el príncipe.

Todos se sentaron mientras que al aotro lado de la habitación uno de los agentes de seguridad tosió. Cuando Rachel lo miró, él le dirigió un rápido guiño. Era Cowboy, uno de los SEals del Escuadron Alfa de Jesse. Al menos, pensaba que lo era. Quiso confirmarlo, pero cuando miró nuevamente, había desaparecido.

-Del príncipe Tedric- el ayudante murmuró casi inaudiblemente a su oído.
Ella miró mesa abajo hacia el príncipe, pero él no le estaba prestando ni la más minima atención. Estaba girando ausentemente su anillo mientras escuchaba a Evans.

¿Por qué el príncipe tedric le escribiría una nota?

Apenas atreviéndose a respirar, desdobló el papel

“Hey Remy”. Leyó, escrito en grandes, infantiles letras de molde “¿Cómo lo estoy haciendo? Con amor Príncipe JSJ.

Rachel rió, con fuerza, Evans dejó de hablar a mitad de una frase. La mesa entera se giró para mirarla. Incluido Jesse, quién le dirigió una mirada fulminante, idéntica a aquellas que ella había recibido del Príncipe Tedric en el pasado.

-Es Jesse- dijo Rachel

Nadie entendió. Simplemente la miraron con fijeza como si se hubiera vuelto loca, excepto Kevin Lagton y el Almirante Forrest quién estaba inclinado hacia atrás en su asiento y riendo entre dientes.

Rachel volvió a mirar hacia la cabecera de la mesa mirando a Jesse.
-Este no es el príncipe Tedric, es el Teniente Jesse St.James, caballeros, nos ha engañado a todos.

Todos empezaron a hablar a la vez.

La fulminante expresión del príncipe se convirtió en una lenta, amistosa sonrisa cuando miró a Rachel. Sus ojos fríos se volvieron cálidos, Oh si este era definitivamente Jesse.

-Eres increíble, vocalizo ella sin emitir palabras.

Sabía que él no sería capaz de escucharla sobre el estrépito, pero no tenía ninguna duda de que podría leer sus labios. No le sorprendería descubrir que no había nada que Jesse St.James. No le sorprendería descubrir que no había nada que Jesse St.James no podía hacer y bien.

El se encogió de hombros

-Soy un SEAL

-Sabia que era el teniente-Rachel escucho decir a Lagton, pero solo porque sabía que tres de los hombres que vinieron con él no eran de mi plantilla.
-Yo sabia que era él, también, retumbó la alta voz del Senador Evans- Estaba esperando para ver cuando todos ustedes se daban cuenta.
Aún asi, Rachel miró los plateados ojos de Jese.

¿Por qué no me lo dijiste? Pregunto silenciosamente.

-Lo hice-contestó él.

Y tenia razón. Se lo había dicho –No te preocupes, lo lograré-había dicho-Soy un imitador bastante bueno.

¿Bastante bueno?

Rachel rió. Era increíble.

Jesse le sonrió mientras todos a su alrededor seguián hablando a la vez. Pero podían haber estado solos en esta habitación, por toda la atención que ella les estaba prestando a los demás.

Era admiración lo qu podía ver en los ojos castaños de Rachel.

Admiración y respeto. No estaba tratando de ocultarlo. Le estaba enviando con sus ojos un mensaje tan claro como el que le había enviado con sus labios.

Jesse podía ver también rastros de la atracción que ella nunca era realmente capaz de ocultar. Estaba siempre allí atrás, al acecho, esperando pacientemente el momento en que sus defensas estuvieran bajas, esperando que olvidara temporalmente que él no era un participante habitual del grupo del club de campo.
Y Dios él estaba esperando también.

Excepto que ella no iba a olvidar. Era solo en momentos como este, cuando estaban seguros uno a cada lado de la habitación, que Rachel lo miraba a los ojos. Era solo cuando estaba segura fuera de su alcance que lo dejaba ahogarse en el calido café tierra de sus ojos.

No ncesitaba mucho para imaginar como sería ser el amante nuevamente de Rachel, ver su cabello acomodado entre sus brazos y ella apoyando su cabeza en su pecho.

Mientras Jesse la miraba a los ojos se tan deseoso de tenerla nuevamente entre sus brazos.

La quería tan desesperadamente que estaba casi mareado de deseo. De alguna forma, de algún modo, iba a hacerla cambiar de opinión, a atravesar ese endeble pared que había levantado entre ellos.

El corazón de Rachel estaba latiendo deprisa.-Buen Dios, la forma en que ese hombre la miraba- Si hubieran estado solos, la habría besad nuevamente. O si no lo hubiera hecho ¡Quizas ella lo habría besado a él!

Revolvió los papeles frente a ella, intentando recuperar su equilibrio, mientras la habitación se espejaba lentamente.

El Senador Evans le estrechó la mano brevemente, elogiándola por un trabajo bien hecho antes de salir apresuradamente para otra cita.

Rachel podía sentir los ojos de Jesse aún sobre ella cuando se paró y caminó hacia el Almirante Forrest. Los hombre de seguridad intentaron escoltarlos fuera de la habitación, pero Jesse se resistió, claramente esperándola.

Respirando profundamente, puso en orden su maletín y fue a reunirse con ellos.
Jesse estaba observando el anillo de su mano.

¿Sabías que este anillo vale más que un auto nuevo? Meditó ¿Y sabías que el viejo Ted tiene como veinte de ellos?

Forrest le sonrió a Rachel, palmeando a Jesse en la espalda una vez más mienras caminaban por el corredor del hotel.

-No podía decir que era Jesse ¿verdad? Le preguntó a Forrest.

Rachel levantó la mirada hacia Jesse. No estaba preparada para la sacudida de calidez y energía que la rodeó cuando encontró sus ojos oscuros. Le estaba sonriendo y se encontró devolviéndole la sonrisa tontamente, hasta que comprendió que el Almirante le había hecho una pregunta. Desvió la mirada de Jesse.

-No, señor, no podía-contestó esperando no sonar tan sin aliento como se sentía. –Salvo que….

¿Qué? Preguntó Jesse

Ella lo miró preparándose antes de encontrar sus hipnotizantes ojos otra vez.

-Dijiste Gracias-replicó.

-Tedric ni soñaría con agradecer a un sirviente.

-Bien, quizás el viejo Ted ha estado estudiando la versión americana de Miss Educación-dijo Jesse- Porque durante las próximas cinco semanas, va a estar diciéndoles “gracias”a todos los sirvientes.

Y quizás incluso “por favor” de vez en cuando.

Forrest se acerco a ellos y les dijo.

-Dejamos el hotel a las cero-ochocientas

Rachel buscó en su maletín –Es correcto, hay una cantidad de aparecieron en público-solo cosas visuales- una oportunidad para que los reporteros obtengan miles de fotografías de ti subiendo y bajando de limusinas y saludando. Mañana a la noche hay una recepción opcional en la embajada, si te sientes capaz. Tendrás que estar preparado para reconocerlos.

¿Tu puedes reconocerlo? Pregunto Jesse.

-Bueno si-dijo Rachel-Por supuesto. Pero…

-Entonces estoy preparado-dijo él con una sonrisa.

-He ordenado un camión de vigilancia- dijo el Almirante Forrest.

-Tendrás el asiento de honor ante el micrófono principal. Jesse llevará un auricular y un micrófono para que la comunicación pueda ir en ambos sentidos. Él te escuchará y tú lo podrás escuchar. Y tendremos cámaras de video en miniatura colocadas, por lo que podrás ver tanto a Jesse como desde el punto de vista de Jesse.

Se detuvieron fuera de la suite real, esperado mientras West entraba para hacer un rápido recorrido de seguridad.

-Todo despejado.

El grupo entero entró a la habitación.

El Almirante Forrest estrechó la mano de Jesse nuevamente.

-Buen trabajo, hijo- tu también señorita-Miró su reloj –Tengo que hacer algunos informes de situación.

Miró al Escuadron Alfa de Jesse y les dijo

-Asegurense de que el Teniente St.James permanezca seguro ¿He sido claro?
-Les di libertad esta noche Almirante. Dijo Jesse- Me imaginé

-Imaginaste mal- dijo Forrest- Desde hace treinta minutos esta operación ha comenzado.

Cowboy claramente no estaba feliz por eso.

El almirante abrió la puerta- de hecho necesito ver a este equipo de seguridad en el corredor, inmediatamente,

-Pero Señor…-empezó Cowboy

-Esa fue una orden, Oficial-ladró Forrest

Aún, los tres SEAls no se movieron hasta que Jsse les dirigió una casi imperceptible asentimiento.

La puerta se cerró a sus espaldas y la habitación quedó repentinamente silenciosa.

*****************************************************************

Chicas espero que les guste este nuevo capitulo.
Se que falta un poco mas de romance, pero en los siguiente capitulos pasarán tantas cosas que ya veran.
Como siempre muchas gracias por leer y espero sus comentarios .

Un abrazo grande a todas
Emy_Rodriguez Groff
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por franciscagleek Mar Mar 13, 2012 5:58 pm

casi morí de la risa cuando rachel abrió el papel estuvo muy bueno
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Elizabeth Gonzales Miér Mar 14, 2012 7:53 pm

Emy... no sabes cuanto te he extrañado y a tu fic.
Oh me encanta ese tira y afloja entre Jesse y Rachel.
Las circunstancias no me dejaban terminar de leerlo y al final me encanto te quedo genial, en especial el último.
Pobre Rachel, con tanta chacota que hizo Jesse era obvio que estuviera preocupada por si lograría imitar al Principe. Ademas su temor que él ahora seria el objetivo.
Y finalmente Jesse lo consiguió, engañó a todos.
Adore el momento del papel, él mensaje es tan de él.
Creo que el Almirante Forrest se dio cuenta que algo pasaba entre ellos y por eso los dejo solos.
Y ahora... que haran?? Jesse la besara de nuevo, espero que si [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 3684740496
Espero tu siguiente capitulo
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por josefa st berry Jue Mar 15, 2012 3:04 pm

Emi! Te juro que te amo
Me encanto la nota de Jesse y tienes razon, falta romanticismo.
Ojala que ahora haya muxo de todo :>.<:
espero tu proxima actualizacion pronto porfiss
Muchos besitos.
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Vie Mar 16, 2012 10:06 am

Fic La Verdad de Jesse.
Capitulo 32
Un nuevo dia

-Que fue eso? Preguntó, Rachel a Jesse repentinamente consiente de cuan cerca estaba parada, de cuan deliciosamente olía él.
Él le dirigió una de sus familiares sonrisas tímidas mientras se sentaba en el brazo del sofá.

-Creo que Mac ha comprendido que Diodado podría tener suerte y capturarme, no quiere perder al oficial al mando del Escuadrón Alfa.

-No quiere perder a un amigo- lo corrigio Rachel

-No lo va a perder- dijo Jesse- No tengo intención de morir.

Era un hecho. Su tranquila declaración combinada con la certeza en sus ojos y en su rostro convenció a Rachel de que era, ciertamente, un hecho. Parecía duro e invencible y bastante posiblemente inmortal.

Pero, no era inmortal. Era humano. Era de carne y hueso y empezando mañana en la mañana, iba a ser un blanco. Cuando saliera del hotel vestido como el Príncipe Tedric, podría haber el arma de un asesino apuntada hacía él.

Para mañana a esta hora, le podrían haber disparado. Podría estar seriamente herido. O peor. Podría estar muerto.

Permanentemente muero.

Jesse podía ser capaz de desdeñar el peligro, pero Rachel no podía. Él iba a estar en público con un equipo de seguridad que no estaba a la par. Seguro, las probabilidades era mejores ahora que los tres SEAls del Escuadró Alfa se había unido al equipo de seguridad, pero no habían garantías.

Rachel iba a estar segura alejada en algún vehículo de vigilancia donde, si los terroristas si atravesaban la fuerza de seguridad, tendría un asiento en primera fila para ver morir a Jesse.

Él estaba sentado allí observándola y fue alcanzada por u despreocupada valentía, su heroísmo sin pretensiones. Estaba haciendo esto por el Almirante Forrest, por el hijo muerto del almirante, y por todos los otros marineros americanos que habían sido asesinados a mano de Diosdado. Y por toda la gente, marineros y civiles, que serían heridos o asesinados por los terroristas si estos no eran detenidos aquí y ahora. Si, había una posibilidad de que muriera. Pero a los ojos de Jesse, era obviamente un riesgo que valía la pena tomar si eso significaba que atraparía a esos asesinos. Pero que tremendo riesgo, un increíble sacrificio. Estaría arriesgando su vida, su preciosa, irremplazable vida. Era lo más que podía posiblemente dar. Y para Jesse, era también lo menos que podía hacer.

¿Alguien se ha preocupado en darte las gracias por lo que estas haciendo? Preguntó Rachel, sintiendo su garganta desacostumbradamente apretada mientas miraba a Jesse a los ojos.

Él se encogió de hombros, un movimiento despreocupado, que hacía eco en su lenta sonrisa.
-Si todo funciona, probablemente conseguiré la Medalla de Honor Ustanziana- bajó la mirada a la fila de medallas del Príncipe Tedric en su pecho e hizo una mueca.

-Considerando que Ted obtuvo cuatro, no estoy seguro de querer una-agregó- Incluso si puede convercer a Jem de que me entregue una habrá alguna especie de ceremonia y tendré que sonreir para las cámaras y estrechar la mano sudorosa de Ted.

-Y si no funciona? Su voz temblò

Él se encogió de hombros y su sonrisa se hizo más amplia.

-Entonces no tendré que estrechar la mano de Ted ¿correcto?

-Jesse- él se puso de pie.

-Remy- dijo imitando su intensidad- alégrate ¿quieres?

Pero ella no podía. ¿Cómo podía alegrarse cuando mañana él podría muy bien estar muerto?. Rachel miró la habitación, consciente una vez más de que estaban solos. Estábamos solos y era posible que nunca más tuviera otra oportunidad de sostenerlo en sus brazos.

A pesar de su resolución de permanecer alejada de Jesse, Rachel dio un paso hacía él, cerrando la distancia entre ellos, deslizando sus brazos alrededor de su cintura y sosteniéndolo con fuerza, descansando su cabeza contra su hombro.

Él estaba pasmado. Había visto la sorpresa en sus ojos. Aún lo sentía en la rigidez y tensión en todo su cuerpo. Nunca en un millón de años había esperado que ella pusiera sus brazos a su alrededor.

Cuando empezaba a alejarse, levantó la cabeza y pudo ver una vulnerabilidad en lo profundo de sus ojos, un destello de casi infantil maravilla. Pero desapareció tan rápidamente que quedó preguntándose si no lo había imaginado.

Él caso no reaccionó. Casi. Pero antes de que ella se alejara, la rodeó con sus brazos, sosteniéndola suave pero bastante firmemente en su lugar. Suspiró muy suavemente mientras permitía a su cuerpo relajarse contra el de ella.

Jesse no podía obligarse a liberarla. Rachel estaba en sus brazos y no la dejaría ir por nada. Cabía tan perfectamente en sus brazos, tan perfectamente como lo hacía cuando estaban juntos en la escuela, que nuevamente le vino el pensamiento que estaba hechos el uno para el otro. Rachel era suave en todos los lugares correctos y firme en todos los otros Sostenerla de esta forma era el cielo.

Rachel levant{o la vista hacia él, sus ojos castaños eran como un suave chocolate enorme. Había pocas cosas que él quisiera en ese momento tanto como besarla. Quería asaltar su suave, dulce boca. Besarla profunda y salvajemente, hasta que se aferrara a él. Quería atraerla a sus brazos y cargarla hasta su dormitorio y volver a recordar todo lo que habían hecho durante esas maravillosas vacaciones.
Se sentía casi delirante de alegría solo de pensar en eso.

Lentamente bajó la cabeza para besarla.

Rachel lo miró a los ojos, inmóvil, los labios ligeramente abiertos. Él estaba a una fracción de segundo del paraíso y… ella giró la cabeza.

La boca de Jesse aterrizó en su mejilla cuando ella rápidamente se alejó de sus brazos.

La frustración hizo que cada musculo de su cuerpo se tensaran. Maldita sea ¿Qué acababa de suceder aquí? Diablos, ella había hecho el primer movimiento. Ella era la que había puesto sus brazos alrededor de él. Y luego…

-Rachel- dijo él y extendió su mano.

Pero ella se alejó de él, fuera de su alcance, cuando la puerta se abrió y los agentes de seguridad y SEAls volvieron a entrar.

-Tengo que correr St.James- llamó el Almirante Forrest, saludando brevemente por la puerta abierta- hablamos mañana, que estés bien.

-Bien- dijo Rachel, su voz deliberadamente ligera mientras recogía su maletín- lo veré mañana Teniente.

¿Eso era? ¿Iba a evitar besarlo y luego simplemente se iría?

Ella no encontró sus ojos cuando caminó directamente hacia la puerta y a menos que corriera tras ella y la derribara, había poco que Jesse podía hacer para detenerla.

-gracias otra vez-agregó Rachel y salió por la puerta.

-Acompañala a su habitación- le ordenó Jesse a West, repentinamente temeroso por ella, caminando sola en el corredor del hotel incluso la corta distancia hasta su propia habitación.

El hombre asintió y siguió a Rachel, cerrando la puerta a sus espaldas.

-¿Gracias otra vez? Repiti{o Cowboy, las palabras de despedida. Meneó sus cejas sugestivamente a Jesse ¿Ha sucedido algo aquí que debamos saber?
Jesse le disparó una larga mirada.

-Detente- dijo.

Cowboy empezó a decir algo mas, pero sabiamente mantuvo la boca cerrada.
Gracias otra vez.

Las palabras de Rachel hicieron eco en la cabeza de Jesse.
Gracias otra vez.

Le había estado dando las gracias. Por supuesto. Cuando había puesto los brazos a su alrededor, no se estaba rindiendo a la atracción que hervía a fuego lento entre ellos. De ninguna forma. Le estaba agradeciendo. Estaba siendo la generosa aristócrata agradeciendo al bajo sirviente. Maldición era un condenado tonto.
Jesse tuvo que sentarse.

¿Todo esta bien St.James? preguntó Blue suavemente.

Jesse se puso de pie y se encaminó hacia el dormitorio-Bien-respondió secamente, manteniendo su cabeza hacia otro lado para que su amigo no viera el dolor que sabía se mostraba en sus ojos.

Al otro día…..

Cuando la fiesta en la embajada a las nueve- dos mol cien horas según Jesse- Rachel se sentía como una vieja profesional en el manejo del equipo del camión de vigilancia.

Tenía un ligero receptor de radio con un micrófono posicionado directamente bajo sus labios. Jesse podía escuchar cada palabra que ella decía a tráves de un receptor en miniatura oculto en su oído derecho. Y Rachel podía escucharlo bastante claro.

Si micrófono inalámbrico estaba disimulado como un broche que llevaba en la solapa de su chaqueta.

Podía ver a Jesse, también, en una pantalla de TV que estaba puesta en una de las murallas de la camioneta. Otra pantalla mostraba un ángulo diferente- ese era el punto de vista de Jesse.

Ambas vistas eran cortesía de cámaras de video en miniatura discretamente sostenida por varios agentes de seguridad. Hasta ahora Rachel no le había dado mucho uso a la pantalla que mostraba al mundo desde los ojos de Jesse.
Los tres SEAls del Escuadrón Alfa también micrófonos y auriculares encubiertos sincronizados en la misma frecuencia de Rachel y Jesse. Era fácil distinguir cuales eran las voces de los SEAls y por supuesto, reconocería la voz de Jesse en cualquier lado.

Durante todo el día, Rachel le había recordado a Jesse cuando hacer reverencia y cuando saludar, cuando ignorar las cámaras y cuando mirar directamente a las lentes y sonreír. Le había advertido cuando su sonrisa se volvía un poco amplia- demasiado Jesse- y él la había ajustado instantáneamente para parecerse más al príncipe real.

El equipo de alta tecnología hacia el proceso infinitamente más fácil que cualquier otro trabajo que hubiera hecho.

A lo que nunca se iba a acostumbrar, no obstante era a la ligera sensación en las cámaras de video y se preguntaba cuando los asesinos iban a atacar.

-Bien-vino la palabra de Lagton, quién estaba también en la camioneta de vigilancia – La limusina se está acercando a la embajada.

-La tengo- dijo West, sobre el altavoz de la camioneta- Los veo viniendo camino arriba.
Los agentes de seguridad estaban usando una frecuencia diferente para sus comunicaciones.

El auricular de Jesse había sido modificado para mantener un enlace directo con ellos también.

Si alguien (SEAls o agentes) aunque más no fuera susurraba una advertencia, él quería escucharlo.

-Probando, probando- Rachel escuchó decir a Jesse en su micrófono ¿Estoy en posición?

-Estamos preparándote- dijo Lagton ¿Me copias?

-Lo tengo- dijo Jesse- Remy ¿estas conmigo?

-Estoy aquí- dijo Rachel, intencionalmente manteniendo su voz baja y tranquila.

Su corazón estaba latiendo a 2.000 kilometro por minuto ante el pensamiento de Jesse entrando a la Embajada Ustanziana y verdaderamente dependiendo de ella para obtener la información que necesitaba para lograr hacerse pasar por el Príncipe Tedric. Y si ella estaba al limite, él debía estar increíblemente nervioso. No solo tenía que pensar en representar exitosamente a Ted, sino también tenía que preocuparse por no ser asesinado.

-Las cámaras están encendidas-reportó la voz de un agente de seguridad- Camioneta de vigilancia ¿tiene imagen?

Copiado agente-dijo Rachel y Jesse rió, justo como ella había sabido que haría.
¿Qué, te estás metiendo en el papel? Le preguntó

Absolutamente- dijo ella suavemente- no recuerdo la última vez que he esperado tanto una fiesta de embajada. Tengo que sentarme aquí fuera cómodamente en lugar de andar de puntillas alrededor de todos esos dignatarios y celebridades, comiendo canapés recalentados y sonriendo hasta que me duela el rostro.

Jesse se inclinó en la limusina, mas cerca de la cámara-¿Canapés recalentados? Dijo, haciendo una mueca. ¿Esto es lo que tengo que esperar aquí?

-Listo para abrir las puertas de la limusina-anunció la voz de West-¿Todos en posición?

-Jesse, ten cuidado-murmuró Rachel suavemente.

Él se tocó la oreja brevemente, dándole la señal de que la había escuchado. Ella vio algo centellar en sus ojos antes de que desviara la mirada de la cámara de video.

¿En que estaba pensando? ¿Estaba pensando en la noche anterior, en la forma en que casi la había besado? La había besado otra vez y ella probablemente lo habría besado también, si no hubiera escuchado la puerta de la habitación empezar a abrirse.

¿Probablemente? Definitivamente- a pesar de su mejor juicio.

Debería estar agradecida de que habían sido interrumpidos cuando lo fueron. Sabía que estaba agradecida de haber escuchado el sonido del picaporte girando. Que horrible habría sido que los tres agentes de seguridad y los tres SEAls y un almirante naval abrieran la puerta para encontrarla encerrada en .los brazos de Jesse.

Jesse había estado extrañamente distante esta mañana- sin duda un resultado directo de su rápida huida de la habitación la noche anterior . Rachel se sentía culpable por huir. Pero si se hubiera quedado, y si él la hubiera perseguido, habría terminado en sus brazos otra vez. Y probablemente…bastante probablemente, habría terminado en su cama.

Había pensado que quizás un poco de tiempo y distancia le quitarían el filo a la atracción que sentía por este hombre. Pero cuando había salido de su habitación esta mañana, Jesse había estado vestido con uno de los menos chillones trajes oscuros de Tedric y estaba ya esperando a los agentes de seguridad en el corredor. Lo había mirado, sus ojos se habían encontrado y la atracción había echado chispas nuevamente.

No, tiempo y distancia no habían hecho nada. Eso ella ya lo tenía claro por que habían pasado casi 5 años y aún sentía lo mismo que cuando estaba en la escuela. Había querido besar a Jesse tanto esta mañana como había querido besarlo la noche anterior, Quizas como quería besarlo por siempre.

El equipo de seguridad lo había guiado abajo hacía los ascensores y ella los había seguido un paso o dos detrás. Una vez abajo, se habían puesto inmediatamente a trabajar.

-Las puertas se están abriendo- anunció West ahora y las imágenes en las pantallas saltaron cuando los agentes sosteniendo las cámaras salieron de la limo.
Los flashes de los paparazzi explotaron alocadamente cuando Jesse salió del gran auto blanco y Rachel contuvo el aliento. Si alguien iba a dispararle, sucedería ahora, cuando estaba caminando desde el auto hacia la embajada. Dentro del edificio, la seguridad era muy estricta. Aún estaría en peligro, pero ni la mitad que aquí afuera a cielo abierto.

Los agentes de Seguridad lo rodearon y lo metieron adentro deprisa, uno de ellos empujando bruscamente la cabeza de Jesse hacia abajo, fuera de la línea de fuego.
-Bueno, eso fue divertido-Rachel escuchó decir a Jesse cuando las puertas de la embajada se cerraron a su espalda-Adviértanme la próxima vez que decidan entrarme con una llave de lucha libre ¿quieren, chicos?

-Estamos adentro- dijo la voz de West.

En la pantalla de video de Rachel, el embajador Ustanziano se acercó a Jesse, seguido por un séquito de invitados y celebridades. Jesse instantáneamente se metió en el personaje, hombros hacía atrás expresión altiva.

-Henri Freder, embajador Ustanziano para los EE.UU- le dijo Rachel a Jesse. –Sabe quién eres. Estaba en la reunión anoche y está disponible para ayudarte.
-Su Alteza-Freder le dirigió a Jesse una dramática reverencia- es con gran placer que le doy la bienvenida a la Embajada Ustanziana.

Jesse asintió en respuesta, solo una luy ligera inclinación de su cabeza. Rachel sonrió, Jesse representaba a la perfección la actitud real de Tedric.

-El hombre a la izquierda de Freder es Marshal Owen- le dijo Rachel a Jesse, buscando información adicional de Owen en su Pc- Owen es un hombre de negocios de Atlanta, Georgia, que posee bastantes bienes raíces en Europa, Ustanzia incluida. Es un amigo de tu padre. Solo te lo haz encontrado tres o cuatro veces, una en París. Jugaron Racketball. Ganaste tú, pero probablemente perdió a propósito. Estrecha su mano y dirígete a él como “Señor Owen…papí le debe bastante dinero”

En la pantalla, Jesse estrechó la mano de Owen – Señor Owen, dijo con el indiscutible acento de Tedric- Un placer volver a verlo, señor ¿Estará en la ciudad mucho tiempo? ¿Quizás pueda venir de vista al hotel? Hay canchas de racketball cerca de la sala de pesas, creo.

-Excelente-murmuró Rachel

Con este equipo y la habilidad de Jesse para imitar, iba a ser-¿Cuál era la expresión de Jesse?- pan comido.

*****************************************************************
Chicas estoy hecha una maquina de escribir, asi que les pido que las que siguen mi otro fic me disculpen pero La verdad de Jesse me tiene atrapada, asi que actualizare esté fic mas seguido que el otro, pero espero que le gueste como ha quedado la historia.
Espero sus comentarios.
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por josefa st berry Vie Mar 16, 2012 2:01 pm

Yo te mato emi xD
Como pudiste hacer que Rachel le corriera la cara! >:/
Mala!!! Solo me haces sufrir con esas distancias de ellos
Aunque me encanto la parte del abrazo [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 4061796348
Pero ahora Jesse esta dudando de los sentimientos de Rachel hacia él [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 1215408055
Igual te quiero muchote
(y espero que ese ''actualizare este fic mas pronto'' sea verdad porq o si no ire a tu casa y te obligare a que escribas xDDDD)
Besos
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Vie Mar 16, 2012 7:05 pm

josefa st berry escribió:Yo te mato emi xD
Como pudiste hacer que Rachel le corriera la cara! >:/
Mala!!! Solo me haces sufrir con esas distancias de ellos
Aunque me encanto la parte del abrazo [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 4061796348
Pero ahora Jesse esta dudando de los sentimientos de Rachel hacia él [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 1215408055
Igual te quiero muchote
(y espero que ese ''actualizare este fic mas pronto'' sea verdad porq o si no ire a tu casa y te obligare a que escribas xDDDD)
Besos

Mi Jose querida: lo de la actualizacion de verdad será pronto ya que tengo la mitad del proximo capitulo casi listo, se que no he incluido mucho romance, pero la tension y el amor que se esta sintiendo en el aire, es mas que evidente....tranquila que pronto veras nuevas actualizaciones
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Mensaje por CattaBelen Vie Mar 16, 2012 7:49 pm

Emyyyy ! Increible capitulo, lo siento por no escribir :S pero no me pierdo ningun capitulo, han pasado tantaas cosas ! Ya quiero saber como termina la operación, pero ya tengo algo en mi retorcida mente jajjaa Que más?
Eres I N C R E Í B L E ! Es que en serio como me engancho en todos los capitulos, la tension y el amor como lo dijiste,me encanta y ese abrazo fue taan aaaaaaw *-* Sin más palabras, emocionada por el próximo capitulo, ojalá que esten mas juntitos jajaja <3
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Vie Mar 16, 2012 7:54 pm

CattaBelen escribió:Emyyyy ! Increible capitulo, lo siento por no escribir :S pero no me pierdo ningun capitulo, han pasado tantaas cosas ! Ya quiero saber como termina la operación, pero ya tengo algo en mi retorcida mente jajjaa Que más?
Eres I N C R E Í B L E ! Es que en serio como me engancho en todos los capitulos, la tension y el amor como lo dijiste,me encanta y ese abrazo fue taan aaaaaaw *-* Sin más palabras, emocionada por el próximo capitulo, ojalá que esten mas juntitos jajaja <3

Cattita querida: tanto tiempo que no escribias, pensaba que ya no leias, pero veo que si, de verdad me encanta el rumbo que le estoy dando a la historia porque los primeros cap. fueron demasiado amor, pero ese amor volverá solo que hay que poner drama en todo, y un poquito para la pareja mas perfecta del mundo no podia faltar.
Gracias por seguir leyendo y espero que el proximo capitulo que será el lunes lo comentes, por que quiero un poco de apoyo ya que varias me quieren matar.
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Mensaje por Nalle Rivera Vie Mar 16, 2012 10:36 pm

Yo te quiero matar jajaja ok no. Me perdí un capitulo:

Capitulo 31:
Me mató la nota de Jesse hacia Rachel, me recordo a mi una vez. Me encanta que le diga Remmy por que como que la incomoda. Y todos pensando que era el engreido y no era nuestro sexy Jesse
Capitulo 32:
Lo ame, enserio me gusto demasiado, Rachel si lo quería besar pero ayyy los estos SEals de intrometidos o como sea.

PD: a me acorde del otro fic
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Mensaje por Aleex*--* Sáb Mar 17, 2012 12:15 am

Me gusta mucho tu Ficc *w* es Muuy HERMOSOO... Actualiza prontooo <3

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Mensaje por franciscagleek Sáb Mar 17, 2012 5:48 pm

las palabras no describen lo bueno que es tu fic te juro que lo amo es muy bueno actualiza pronto besotes
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Jue Mar 29, 2012 10:59 am

Fic La verdad de Jesse
Capitulo 33
Cindy, las visitas, los viajes y algo mas
Parte 1/3
____________________---


Jesse estaba sentado en el sofá en la suite real, tomando una cerveza de la botella e intentando despresurizarse.

Hubo un suave llamado a la puerta de la habitación, y West se movió para responder, abriéndola ligeramente. El agente Seguridad la abrió más amplicamente y Rachel se deslizó dentro.

Sonrió cuando vio a Jesse. -Estuviste fantástico hoy.

Él sintió su rostro relajarse cuando le devolvió la sonrisa. -Tu tampoco te desluciste.

Empezó a levantarse, pero ella le hizo un gesto de que volviera a su asiento. -¿Quieres una cerveza? ¿O algo de comer? Podemos ordenar…-

Dios, ¿podría sonar más ansioso por su compañía?

Ella negó con su cabeza, aún sonriéndole. -No, gracias, dijo. -Solo quería pasar y decirte que buen trabajo hiciste.

Jesse había intentado mantener la distancia todo el largo día. Había intentado actuar frío y desinteresado. Intentado. Después de la noche anterior, después de haber comprendido que Rachel solo había puesto sus brazos a su alrededor como un gesto de agradecimiento, no debería tener problemas para permanecer alejado de ella. Debería haberlo sabido mejor. Incluso después de que ella se hubiera disculpado por su furioso estallido, por llamarlo estúpido e ignorante, debería haber sabido que solo porque se había disculpado por decir esas cosas, no significaba que no pensara que eran verdad.

Rachel le había dicho que quería que fueran amigos –si, probablemente de la forma en que haría amistad con un perro extraviado.

Pero durante todo el largo día, se había descubierto actuando ante las cámaras ocultas, sabiendo que ella lo estaba observando, disfrutando el sonido de su voz hablando tan intimamente a su oído.

No importó que estuvieran a docenas, a veces a cientos de metros de distancia. Rachel era su enlace principal con la camioneta de vigilancia. De ella era la voz que Jesse escuchaba más seguido en su auricular miniatura. Tenía que depender de ella y confiar en ella implícitamente cuando le daba información e instrucciones. Aunque ella lo supiera o no, su relación se estaba volviendo una relación íntima.
Y Jesse sospechaba que ella lo sabía.

La estaba mirando con fijeza otra vez, comprendió. Sus ojos eran tan cafes y enormes cuando le devolvía la mirada.

Él desvió la vista primero. ¿A quien estaba engañando? ¿Qué estaba intentando hacer? ¿No eran suficientes dos rechazos? ¿Qué quería, tres de tres?
-Se está haciendo tarde,- dijo bruscamente, queriendola en sus brazos o fuera.
-Bien,- dijo, claramente abochornada. -Lo siento. Yo… - Sacudió su cabeza y rebuscó por un momento en su maletín. -Aquí esta la agenda de mañana,- agregó, pasandole una hoja de papel. -Buenas noches, entonces.- Se movió graciosamente hacia la puerta.

-Saint Mary,- dijo Jesse en voz alta, sus ojos atrapando el nombre a la mitad de la agenda.

Rachel se detuvo y giró hacia él. -Si, es correcto,- dijo. -Quería pedirte que vistieras algo… especial.-

-¿Qué? ¿Mi traje de gallina gigante?-

Ella rió. -No exactamente lo que tenía en mente.-

-Entonces quizás deberías ser más específica.-

-Chaqueta azul, faja roja, pantalones negros,- instruyó Rachel. -Pienso en eso como el traje de Príncipe Azul de Tedric. ¿No te acondicionaron algo como eso?-
-Si, y me lo pondré mañana.- Jesse hizo una reverencia. -Tus deseos son órdenes.-


Al otro dia…..

Rachel viajó hasta Saint Mary en la limusina con Jesse.

Estaba vistiendo el traje de Príncipe Azul que ella le había pedido que se pusiera, y lucía casi ridículamente apuesto.

-Esto va a ser difícil,- dijo ella, haciendo algún trabajo de último minuto en su computadora portátil.

-¿Estás bromeando?- dijo Jesse. -Ningún medio de prensa, ninguna fanfarria, ¿cuán difícil puede ser?-

-Voy a entrar contigo esta vez,- dijo Rachel, como si no lo hubiera escuchado.

-Oh, no, no lo vas a hacer,- contrarrestó él. -No te quiero a menos de tres metros de distancia de mi.-

Ella levantó la vista de la pantalla de la computadora. -No hay peligro,- dijo. -Saint Mary no estaba en la agenda que le pasamos a la prensa.-

-Siempre hay peligro,- insistió Jesse. -Siempre está la posibilidad de que estemos siendo seguidos.-

Rachel miró por la ventanilla. Otras tres limos, más la camioneta de vigilancia, estaban siguiéndolos. -Dios Bendito,- dijo con fingida sorpresa. -¡Tienes razón! Estamos siendo seguidos por tres limusinas que lucen muy sospechosas y…-

-Termina la rutina de comedia, Berry,- murmuró Jesse. -No vas a entrar ahí, y es definitivo.-

-No quieres que salga lastimada.- Rachel cerró su computadora y la deslizó devuelta en su estuche. -Es tan dulce.-

-Ese soy yo,- dijo Jesse. -Príncipe Pastel-Dulce.-

-Pero voy a entrar.-

-Remy…-

-Saint Mary es un hospicio, Jesse,- dijo Rachel suavemente. -Para niños con cáncer.-

Jesse permaneció en silencio.

-Hay una pequeña niña llamada Cindy Kaye que se está hospedando en Saint Mary,- continuó, su voz baja y uniforme. -Le escribió una carta a Tedric, pidiéndole que se detuviera y la visitara durante su visita a los Estados Unidos. Le gustaría conocer a un príncipe de verdad antes –bueno– antes de morir.- Se aclaró la garganta.
-Cindy tiene un tumor cerebral inoperable. Le ha estado escribiendo a Tedric durante meses –no que él se haya preocupado en leer las cartas. Pero yo las he leído. Cada una de ellas. Es increíblemente brillante y encantadora. Y va a morir en cuestión de semanas.-

Jesse emitió un sonido bajo, lleno de dolor. Se frotó la frente con una mano, protegiendose los ojos de su mirada.

-Hablé con su madre por teléfono esta mañana,- dijo Rachel. -Aparentemente Cindy a empeorado. Había estado practicando su reverencia durante meses, pero después de anoche, ella… - Se aclaró la garganta nuevamente. -El tumor está afectando más y más de sus funciones motrices, y ahora es incapaz de salir de la cama.-

Jesse maldijo, extensamente y con fuerza, mientras la limo se detenía fuera del hospicio.

Era un edificio limpio, blanco, con montones de ventanas, y hermosas flores creciendo en los pulcramente atendidos jardines exteriores. Había una estatua de la Virgen, también blanca brillante, entre las flores. Era adorable a la vista, tan pacífico y sereno. Pero dentro… dentro había niños, todos muriendo de cáncer.

-¿Qué se supone que debo decirle a una niña que está muriendo?- preguntó Jesse, su voz ronca.

-No lo se,- admitió Rachel. -Iré contigo… -

-De ninguna forma,- Jesse negó con la cabeza.

-Jesse…-

-Dije que no. ¡No voy a arriesgar tu vida, maldición!-

Rachel puso la mano sobre su brazo y esperó hasta que él la miró. -Algunas cosas valen el riesgo.-

****

Cindy Kaye era pequeñita, tan delgada y frágil. Parecía mas una niña desnutrida de seis años que la niña de diez años que Rachel sabía que era. Su largo cabello castaño estaba limpio y tenía un lazo rosa en él. Yacía sobre la colcha, vistiendo un vestido rosa con volantes y montones de frunces y lazos. Sus piernas, cubiertas de medias blancas, parecían dos esbeltos palillos. Vestía zapatillas blancas de valet en sus estrechos pies.

Los ojos marrones de la niña se llenaron de lágrimas, lágrimas que se derramaron por sus mejillas, cuando Jesse entró en la habitación y le dirigió la más real de sus reverencias.

-Mi lady,- dijo con el inconfundible acento de Tedric. Se acercó a Cindy y la vasta colección de tubos intravenosos y equipo médico que la rodeaba sin la menor indecisión. Se sentó al borde de la cama de Cindy y llevó su esquelética mano a sus labios. -Es un gran honor conocerte al fin. Tus cartas han traído gran alegría y luz a mi vida.-

-Quería hacer una reverencia para usted,- dijo Cindy. Su voz estaba temblando, su habla desarticulada.

-Cuando mi hermano, la Principe Willliams, tenía doce,- dijo Jesse, inclinándoce hacia delante como si estuviera compartiendo un secreto con ella, -se lastimó la espalda y el cuello en un accidente de esquí, y estuvo confinado a su cama, de forma muy parecida a como estás tú ahora. Nuestra tía abuela, la Duquesa de Milán, le enseñó la apropiada etiqueta social para tal situación.

La duquesa le enseñó la reverencia de párpados.-

Cindy esperó silenciosamente a que continuara.

-Cierra tus ojos,- ordenó Jesse a la pequeña, -cuenta hasta tres, luego ábrelos.-
Cindy hizo exactamente eso.

-Excelente,- dijo Jesse. -Debes tener sangre real en tus venas para ser capaz de ejecutar la reverencia de párpados tan elegantemente en tu primera vez.-
Cindy negó con la cabeza, las comisuras de su boca finalmente curvándose hacia arriba.

-¿Nada de sangre real? No lo creo,- dijo Jesse, devolviéndole la sonrisa. -Tu vestido es muy hermoso, Cindy.-

-Le escogí solo para usted,- dijo ella.

Jesse tuvo que inclinarse más cerca para entender. Levantó la vista para encontrar los ojos de la mujer sentada al lado de la cama –la madre de Cindy. Ella le dirigió una sonrisa tan dulce, triste y agradecida, que tuvo que apartar la mirada. Su hija, su preciosa, hermosa hija, estaba muriendo. Jesse siempre había creído que era un hombre fuerte, pero no estaba seguro de que tendría la fuerza para sentarse al lado de la cama de su propia hija moribunda, día tras día, ocultando toda su frustración e impotencia y su profunda, ardiente rabia, ofreciendo solo consoladoras sonrisas y pacífico, tranquilo, reconfortante amor.

Sintió algo de esa frustración y rabia formar un tornado en su interior, haciendo que su estómago se revolviera. De alguna forma, mantuvo su sonrisa. -Me siento honrado,- le dijo a Cindy.

-¿Habla Ustanziano?- preguntó Cindy.

Jesse negó con la cabeza. -En Ustanzia hablamos francés,- dijo.

-Je parle un pen frangais,- dijo Cindy, sus palabras casi irreconocibles.
Oh, Dios, pensó Rachel. ¿Ahora qué?

-Tres bien,- dijo Jesse suavemente. -Muy bien.-

Rachel se relajó. Jesse sabía un poco de francés, también. Gracias a Dios. Podría haber sido un auténtico desastre. Imagina la decepción de la niña al descubrir que su príncipe era un impostor…

-Me encantaría ver su país,- dijo Cindy, en su forzado francés de colegio.
-Oh, querida. -Rachel se puso de pie. -Cindy, estoy segura de que al Príncipe Tedric le encantaría que vieras su país, también, pero él debería practicar su inglés, ahora que está visitando América.-

Jesse levantó la mirada hacia ella. -Está bien,- murmuró, luego se volvió hacia Cindy. -Conozco una forma en que puedes ver mi país,- replicó Jesse en perfecto Francés. Su acento era impecable –hablaba como un Parisino nativo. -Cierra tus ojos, y te diré todo sobre mi hermosa Ustanzia, y la verás como si estuvieras allí.-
La boca de Rachel estaba abierta de estupor. ¿Jesse hablaba francés? ¿Jesse hablaba francés? Cerró la boca de golpe y escuchó en silencio mientras describía las montañas y valles y llanuras de Usntanzia con un lenguaje casi poético –tanto en francés como en inglés, cuando traducía las palabras demasiado difíciles para la pequeña.

-Suena maravilloso,- dijo Cindy con un suspiro.

-Lo es,- replicó Jesse. Sonrió nuevamente. -¿Sabes que algunas personas en mi país tambíen hablan ruso?- Repitió su pregunta en impecable ruso.
Rachel tuvo que sentarse. ¿Ruso? ¿Qué otros idiomas hablaba? O quizás debería preguntarse que idiomas no hablaba…

-¿Hablas ruso?- le preguntó Jesse a la pequeña.
Ella negó con la cabeza.

-Di ‘da’,- dijo Jesse.

-Da,- dijo ella.

-Eso es el ruso para ‘si’,- le dijo, y sonrió –una gran, amplia, cálida sonrisa Jesse, no una de las apretadas sonrisas de Tedric. -Ahora hablas ruso.-

-Da,- dijo ella otra vez, con una brillante sonrisa en respuesta.
Un agente Seguridad apareció en la entrada. Cuando Jesse levantó la mirada, el hombre tocó su reloj.

-Tengo que irme ahora,- dijo Jesse. -Siento no poder quedarme más tiempo.-
-Está bien,- dijo Cindy, pero una vez más sus ojos se llenaron de lágrimas.
Jesse sintió su corazón estrujarse. Había estado allí, visitando a Cindy, durante solamente treinta minutos. Cuando habían establecido la agenda para la visita, Evans había querido permitir solo cinco minutos para Saint Mary, pero Rachel había sido inflexible en que tomaran media hora. Pero ahora, incluso media hora no parecía tiempo suficiente.

-Me alegro tanto de haberte conocido,- dijo Jesse, inclinándose hacia delante para besarla en la frente cuando se ponía de pie.

-¿Su Majestad?-

-¿Si, mi lady?-

-Escuché en las noticias que hay montones de niños hambrientos en Ustanzia ahora mismo,- dijo Cindy, moviéndose penosamente a través de las palabras.
Jesse asintió seriamente. -Si,- dijo. Jesse. -Ese informe es correcto. Mi familia está tratando de arreglar eso.-

-No me gusta cuando los niños tienen hambre,- dijo ella.

-A mi tampoco,- dijo Jesse, su voz ronca. El tornado en su interior estaba creciendo nuevamente. ¿Cómo podía esta niña pensar en los problemas y dolores de otros, cuando su propio dolor era tan grande?

-¿Por qué no comparte su comida con ellos?- dijo Cindy.

-No siempre es así de fácil,- dijo Jesse. Pero ella ya sabía eso. Seguramente ella, de toda la gente, sabía eso.

-Debería serlo,- dijo ella.


Ella cerró los ojos brevemente –una reverencia de párpados.

Jesse hizo una reverencia. ¿Qué podía decir ahora? ¿Qué sigas bien? Eso sería poco más que una broma cruel. ¿Te veré pronto? Una falsedad. Tanto el como la niña sabían que nunca volverían a encontrarse. Su rabia y frustración subieron a su garganta, haciéndole difícil hablar. -Adios, Cindy,- se las arregló para decir, luego se movió hacia la puerta.

-Lo amo, Príncipe,- dijo Cindy.

Jesse se detuvo, se volvió hacia ella, luchando con fuerza para sonreir. -Gracias,- dijo. -Atesoraré este día, Cindy –siempre– y lo llevaré siempre en mi corazón.-
La pequeña sonrió, feliz por una cosa tan pequeña, un placer tan pequeño.

De alguna forma Jesse mantuvo la sonrisa en su rostro hasta que estuvo fuera de la habitación. De alguna forma se las arregló para caminar pasillo abajo sin pasar el puño a través de la pared. De alguna forma se las arregló para seguir caminando –hasta que la rabia ardiente en su estómago y garganta y detrás de sus ojos se intensificó, y sus pies no lo llevaron otro paso más adelante.
Se volvió hacia la pared –la misma pared a través de la cual no había pasado su puño– y reclinó sus brazos contra esta, enterrando el rostro en la curva de su codo, esperando, rogando que el dolor que lo quemaba aflojara pronto.

¿Pero por qué debería? El dolor de Cindy no iba a aflojar. Ella iba a morir, probablemente en cuestión de días. La injusticia de todo eso era como una rodilla en su ingle. La vilis llenó su garganta y quiso sacudir su puño hacia el cielo y maldecir a Dios que podía dejar que esto pasara.

-Jesse.-

Remy estuvo allí, entonces. Guiándolo corredor abajo, lo arrastró dentro de la semi privacidad de la diminuta capilla. Cálida y suave, puso sus brazos a su alrededor y lo sostuvo con fuerza.

-Oh, Dios,- dijo, luchando contra el caliente flujo de lágrimas en sus ojos. -¡Oh, Dios!-

-Lo se,- dijo ella. -Lo se. Pero fuiste tan bueno. La hiciste sonreir. La hiciste feliz.-

Él se alejó para mirar a Rachel. La luz se filtraba a través de los vidrios de colores de las ventanas, brillando roja, azul y dorada en el suelo de baldosas. -Ni siquiera soy un príncipe auténtico,- dijo duramente. -Todo fue simplemente una mentira.-
Rachel negó con la cabeza. -Tedric la habría decepcionado horriblemente,- dijo ella. -Tú le has dado algo bueno con lo que soñar.-

Jesse rió, pero salió sonando más como un sollozo. Levantó la vista al crucifijo en la pared detrás del altar. -¿Si, pero por cuanto tiempo?-

-Por tanto tiempo como necesite dulces sueños,- dijo Rachel en voz baja.
Jesse sintió sus ojos llenarse de lágrimas nuevamente. Intentó parpadear para alejarlas, pero una o dos escaparon, rodando por su rostro. Estaba llorando. Avergonzado, se limpió el rostro con el dorso de la mano. -Es por esto que insististe en que Saint Mary permaneciera en la agenda,- dijo con voz áspera. -Tú eres en realidad la responsable de hacer feliz a esa pequeñita.-

-Creo que fue trabajo de equipo,- dijo Rachel, sonriéndole a través de sus propias lágrimas.

Nunca la había visto tan hermosa. Casi todo lo que ella había hecho hasta ese punto, comprendió, lo había hecho por el bien de una pequeñita moribunda.

Seguro, había querido ayudar a atrapar a los terroristas. Y quería ayudar a su amigo, el príncipe de Ustanzia. Pero lo que realmente la había llevado a asegurarse de que Jesse pudiera hacerse pasar por el Príncipe Tedric, era la pequeña enferma en esa cama.

Lo sabía con tanta seguridad como sabía que su corazón estaba latiendo.
El nudo alrededor del pecho de Jesse se volvió tan apretado que por un infartante momento estuvo seguro de que nunca podría volver a respirar. Pero entonces algo se rompió –no el lazo, sino algo en su cabeza– y una vocecita dijo, -Estás nuevamente enamorado de esta mujer, flamante idiota,- y supo que era verdad.
Era maravillosa. Y estaba locamente enamorado de ella.

La sonrisa de ella se desvaneció y había solo calidez en sus ojos, calidez y esa siempre presente llama de deseo. Ella volvió a sus brazos, y alzó su boca hacia la suya y…

Dios, la estaba besando. Realmente la estaba besando.

Tomo sus labios hambrientamente, atrayendo su flexible cuerpo más cerca del suyo. Quería inhalarla, devorarla, convertirse en uno con ella. La besó una y otra vez, su lengua barriendo ferozmente con cualquier pretensión de civilidad, mientras reclamaba salvajemente su boca.

Podía sentir sus brazos alrededor de su cuello, sentirla apretándose incluso más fuerte contra él mientras lo besaba con igual abandono.

Se sentía tan bien. Se sentía tan completa, perfectamente bien. Esta mujer, sus brazos alrededor de ella, sus corazones latiendo –con fuerza– al unísono. Sus almas entrelazadas. Sus mentes tan diferentes, pero parecidas.

Jesse supo con repentina y atemorizante claridad lo que había estado luchando y negandose a sí mismo durante días.

Quería.

A su Remy Berry.

Permanentemente.

Como en ‘Hasta que la muerte nos separe’.

Por segunda vez en su vida, Jesse entendió el concepto de felices para siempre. Era una promesa que nunca se había permitido antes, un rango que jamás había pensado conseguir, simplemente por que para él, esa frase solo podía usarla con Rachel Berry y con ninguna otra mujer en el mundo.

Pero estaba allí mismo, mirándolo de frente siempre que Rachel entraba en la habitación. Estaba en la forma en que ella se paraba, la forma en que ladeaba la cabeza muy ligeramente cuando lo escuchaba hablar, en la forma en que sus ojos castaños danzaban cuando reía. Y estaba en la forma en que lo estaba besando, como si ella, también, quisiera envolverse sus musculosos brazos para sentir el corazón de Jesse, latir junto al de ella.

Pero entonces, tan repentinamente como el beso había empezado, terminó.
Rachel se alejó, como si de repente comprendiera que estaban parados en medio de la capilla del hospicio, rodeados de vidrios de colores, tranquilizadora madera oscura y velas, con un agente Seguridad observándolos desde la entrada, una monja arrodillada silenciosamente ante el altar. Habían estado parados allí, besándose, frente a una monja, por el amor de Dios.

Las mejillas de Rachel se ruborizaron, coloreándose de rosa cuando Jesse la miró a los ojos, intentando ver lo que estaba pensando. ¿Era este simplemente otro -error-? ¿O era simplemente un -gracias- más emocional? ¿O era más que eso? Por favor, Dios, quería que fuera más. Quería que significara que ella estaba sintiendo todas las cosas que él sentía. Pero no estaban solos, y no podía preguntar. No podía siquiera hablar. Todo lo que podía hacer era tener esperanzas.

Ella desvió la mirada, la expresión en sus ojos inteligible cuando murmuró una disculpa.

Una disculpa. Los errores y accidentes requerían disculpas.

El corazón de Jesse se hundió mientras los agentes de Seguridad rápidamente los guiaban de regreso a las limos que aguardaban afuera. Y cuando Kevin Lagton apuró a Rachel a una limusina diferente y ella ni siquiera miró en la dirección en que Jesse estaba antes de meterse dentro, su corazón se destrozó.
Tenía su respuesta. Ese beso había sido otro error.

*****************************************************************
Aun no comenten falta dos partes mas, es que es super largo este capitulo, espero que les guste....
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Jue Mar 29, 2012 11:24 am

Capitulo 33
Cindy, las visitas, los viajes y algo mas
Parte 2/3
********************************************************

Jesse estuvo silencioso en el vuelo a Boston. Incluso sus amigos del Escuadrón Alfa fueron lo bastante sabios para permanecer alejados de él.
Rachel se deslizó en el asiento a su lado, y él levantó la mirada, sus ojos cautelosos.

-¿Estás bien?- le preguntó ella en voz baja.

Sonrió tensamente. -¿Por qué no estaría bien?-

Rachel no estaba segura de cómo responder a esa pregunta. Porque acabas de pasar tiempo con una niña moribunda. Porque le hablaste y no intentaste pretender que tenía un futuro, que no estaba muriendo. Porque duele como el diablo saber que no hay nada que tú u otra persona puedan hacer por esa pequeña, salvo hacerla sonreír unas pocas veces más.

Y porque me besaste como si tu mundo se estuviera desmoronando bajo tus propios pies, y cuando me alejé, me miraste como si te estuviera arrancando el corazón del pecho.

Jesse negó con la cabeza. -Sabes, ese es el problema cuando los tipos grandes, malos como yo mostramos que en verdad tenemos una alma,- se quejó. -Todos se preocupan, hey, lo perdió una vez, ahora va a estallar en lágrimas cada vez que alguien diga ‘Buuuu’. Bueno, olvídalo. Estoy bien.-

Rachel asintió, no atreviéndose a hacer comentarios, ciertamente no atreviéndose a mencionar el beso. No aún. Permanecieron sentados por un momento en silencio, y luego se volvió para mirarlo nuevamente. -No tenía idea de que hablaras francés,- dijo, abordando un tema mucho más seguro, esperando que él fuera el que trajera a colación el tema del beso que habían compartido. -¿Y ruso?-
Jesse se encogió de hombros. -Soy un especialista en idiomas,- dijo, secamente.

-No es gran cosa.-

-¿Cuántos idiomas hablas?-

-Ocho,- dijo él.

-Ocho,- repitió Rachel. Por la forma en que lo decía, era nada. Ella hablaba inglés y francés y muy poquito de español, y eso no había sido nada. De hecho, había sido un montón de trabajo.

-Alguién en el equipo tiene que ser capaz de comunicarse con los lugareños,- dijo, como si eso explicara todo. Su Equipo SEAL necesitaba que él hablara ocho idiomas diferentes, asi que había aprendido ocho idiomas diferentes.

-¿En que más te especializas?- preguntó.

Jesse se encogió de hombros. -Los normales trucos SEAL.-

-¿Balancear pelotas de playa sobre tu nariz y ladrarle a la luna como un perro?-
Él finalmente sonrió. -No tanto,- dijo.

-Asumo que algún tipo de natación está involucrado,- dijo Rachel. -O no los llamarían SEALs.-

-Sep, natación,- dijo él. -Y buceo. Paracaidísmo. Parasailing .- Empezó a contar la lista con sus dedos. -Explosivos, submarinos y terrestres. Armas y juguetes de guerra de alta tecnología. Artes marciales y algunas técnicas menos convencionales de lucha cuerpo a cuerpo. Computadoras. Cerrojos. Sistemas de alarmas. Y así.-

-El Almirante Forrest dijo que eras un buen tirador,- dijo Rachel. -Un experto francotirador.-

-Todos en el Equipo SEAL Diez lo son,- replicó él, restándole importancia.

-Además de idiomas, ¿en qué otra cosa te especializas?- preguntó Rachel.

Él la miró durante varios largos segundos. -Conozco un poco más que los otros chicos cuando se trata de juguetes de guerra de alta tecnología,- dijo finalmente.

-También soy un experto clasificado en supervivencia en la jungla, el desierto y el ártico. Ya sabes de los idiomas y mi… habilidad como imitador. Resulta útil a veces. Puedo volar cualquier tipo de aeronave, desde un helicóptero a un Stealth

- Sonrió, pero carecía del voltaje de sus sonrisas habituales. -Diablos, probablemente podría manejar un transbordador espacial si tuviera que hacerlo. Y soy un experto mecánico. Podría arreglarlo si se rompiera. Hay algunas otras cosas que no quieres saber, y algunas que no puedo decirte.-

Rachel asintió lentamente. El Almirante Forrest le había dicho mucho de esto antes, pero ella no lo había creído. Probablemente aún no lo creería si no hubiera escuchado a Jesse hablar perfecto francés. Él podía hacer todas esas cosas increíbles, cosas superhumanas, pero era su humanidad –su compasión y amabilidad por una niña moribunda– lo que la había conmovido más. Conmovido profundamente.

Bajó la mirada a sus manos, apretadas nerviosamente en su regazo. -Jesse, sobre esta mañana,- empezó a decir.

-Está bien, Remy. Puedes olvidarlo,- interrumpió él, sabiendo que estaba hablando acerca de su beso. Sus ojos eran cautelosos cuando volvió a mirarla. Desvió la mirada, dirigiéndola hacia la ventanilla del jet. -Fue… algo que ambos necesitábamos en ese momento. Pero, este… no significó nada, y se que no vas a dejar que suceda nuevamente. No más errores, ¿correcto? Así que no necesitamos hablar de ello. De hecho, preferiría no hablar de ello.-

-Pero…-

-Por favor,- dijo él, girándose para volver a mirarla.

No significaba nada. Sus palabras de repente penetraron, y Rachel lo miró con fijeza, su boca ligeramente abierta. Cerró la boca, y bajó la vista a sus manos.
Permaneció sentada allí en silencio, temerosa de moverse, temerosa de respirar, temerosa de pensar, porque tenía miedo de lo que sentiría.

No significaba nada.

Ese beso había sido más que un beso. Había sido un intercambio de emociones, una unión de almas. Había estado lleno de emociones que ella no quería sentir, poderosas emociones por un hombre que la asustaban más de lo que quería admitir. Un hombre que se especializaba en hacer la guerra. Un hombre que arriesgaba su vida como algo natural. Un hombre del que había intentado mantener su distancia. Intentado y fallado.

Lo había besado. En público. ¿Y él pensaba que no significaba nada?
La luz del cinturón de seguridad se encendió, y la voz del piloto llegó desde el altavoz.

-Nos estamos acercando a Boston. Por favor regresen a sus asientos.-

Jesse miró por la ventanilla como si nunca antes hubiera visto Boston, como si la vista aérea fuera infinitamente más interesante que cualquier cosa que pudiera ver dentro del jet.

Rachel obligó a su voz a que sonara tranquila y controlada. -Llegaremos a Boston en unos pocos minutos,- dijo. Jesse levantó la cabeza en reconocimiento, pero aún no miró en su dirección. -Desde el aeropuerto, es un trayecto de solo unos cinco minutos hasta el hotel donde el almuerzo de caridad va a ser celebrado. Tu discurso estará en una cámara Telepronter . Será breve y todo lo que tendrás que hacer es leerlo.-

-Esta noche, hay una fiesta privada en Beacon Hill,- dijo, deseando sentirse tan calmada y objetiva como sonaba. Desando no sentirse como si estuviera a punto de llorar. No significaba nada. -El anfitrión y anfitriona son amigos de Williams. Y míos. Así que no estaré en la camioneta de vigilancia esta noche.-

Él se giró y le frunció el ceño, sus ojos plateados penetrantes. -¿Qué? ¿Por qué no?-

-El Embajador Freder estará en la camioneta,- dijo Rachel, intencionalmente no encontrando la intensidad de la mirada de Jesse. -Yo asistiré a la fiesta de mis amigos. Habrá virtualmente cero riesgo para ti. Considera esto otra de las obligaciones de Tedric de las que no pudiste salirte.-

Podía sentirlo observándola, dirigiéndole una larga, evaluadora mirada. -Nunca hay cero riesgo,- dijo. -Me sentiría mucho mejor si estuvieras en la camioneta.-
-No nos quedaremos mucho,- dijo ella, levantando la vista hacia él.

-Solo el tiempo suficiente para que te disparen, quizás, ¿eh?- dijo Jesse. Forzó una sonrisa. -Rejájate Remy, estaba bromeando.-

-No pienso que el hecho de que te disparen sea divertido alguna vez,- dijo Rachel tensamente.

-Lo siento,- dijo él. Dios, ella estaba tan tensa como él. Probablemente la tensión de preocuparse por su reacción al beso de esta mañana. Sin duda el alivio no se había extendido todavía.

Sentarse a su lado así era una tortura. Jesse movió el pulgar hacia la ventanilla. -Ha pasado un tiempo desde que he estado en Nueva Inglaterra,- dijo. -¿Te importa si…?-

Rachel negó con la cabeza. -No, es… adelante y…-

Él ya había girado para mirar por la ventanilla.

Había sido descartada.

En lugar de mirar la nuca de Jesse, desesperando por sus impersonales palabras, Rachel ignoró la señal del cinturón de seguridad y se puso de pie, moviéndose hacia el frente del avión donde había varios asientos vacios.

No significaba nada.

Quizás no para Jesse, pero ese beso había significado algo para Rachel.
Significaba que era una verdadera tonta.

Mientras tanto en Boston….

Salustiano Vargas, ex mano derecha del hombre conocido por la mayoría del mundo solo como Diosdado, miró con fijeza el teléfono en su barata habitación de hotel cuando este sonó. Hacía más calor que en el infierno allí y el aire acondicionado resoplaba sin resultados.

No le había dicho a nadie, a nadie, donde se quedaría. Aún así, sabía malditamente bien quién estaba al otro lado de la linea. No había ningún lugar al que pudiera huir donde Diosdado no pudiera encontrarlo.
Contestó después del llamado número diecisiete, incapaz de soportarlo por más tiempo. -¿Sí?-

Diosdado dijo solo una palabra. -¿Cuándo?-

-Pronto,- replicó Vargas, cerrando sus ojos. -Tienes mi palabra.-
-Bien.- La linea se cortó sin una despedida.

Vargas permaneció sentado en medio del calor por varios minutos, sin moverse.
En verdad hacía más calor que en el infierno en esta habitación barata.

Cuando se puso de pie, le tomo solo unos pocos minutos empacar sus cosas. Llevó su valija hasta el auto alquilado y se encaminó a la ciudad –hacia un bonito, costoso hotel. No podía permitirse permanecer allí, pero lo cargaría a su tarjeta de crédito. Quería lujo. Quería sábanas limpias, una cama firme. Quería servicio de habitación y la vista de una centelleante piscina con muchachas jóvenes
holgazaneando a su alrededor. Quería el fresco, dulce, limpio aire de una bonita habitación de hotel. No quería el infierno. Estaría allí bastante pronto.

***********************************

Mientras el aplauso se apagaba, Jesse sonrió en dirección de las cámaras de TV. -Buenas tardes,- dijo. -Es un honor y un placer estar aquí hoy.-
Rachel no podía concentrarse en sus palabras. Toda su atención estaba en las voces de Blue, Cowboy y Harvard mientras mantenían una constante búsqueda de peligro.

Este era el escenario perfecto para un intento de asesinato. Había cámaras de TV de cada una de las transmisoras, incluidas las de cable, y el evento era político –un evento de cien dólares el cubierto para recaudar fondos para la campaña de reelección de un bien conocido senador.

Pero si los terroristas iban a intentar dispararle al príncipe –Jesse– no se habían colocado en ninguno de los obvios puntos ventajosos. Si estaban aquí, estaban en medio de la multitud, sentados en las filas de mesas de banquete.

Los agentes Seguridad estaban por todos lados. Rachel podía verlos en las pantallas, sus ojos barriendo la multitud, alertas por cualquier signo de peligro o problemas.

Por favor, Señor, protege a Jesse y mantenlo a salvo… Hubo una repentina conmoción en una de las mesas del fondo, y el corazón de Rachel se atascó en su garganta.

Podía oír a los SEALs gritando y ver a los agentes Seguridad corriendo, todos convergiendo en una sola mesa, y un solo hombre.

-¡Tengo mis derechos!- el hombre estaba gritando mientras era arrojado al suelo con forcejeos. -¡No he hecho nada malo! Soy un veterano de Vietnam y quiero saber…-

El estrépito estalló cuando la gente intentó alejarse de la conmoción, y los agentes Seguridad intentaron sacar al hombre de la habitación. Y Jesse… Jesse estaba aún de pie ante el podio, observando. ¿Por qué no se agachaba, fuera del peligro?
-Jesse,- dijo Rachel al micrófono. -¡Cúbrete!-

Pero él no se movió.

-¡Jesse!- dijo ella otra vez. -¡Maldita sea, al suelo!-

Él no estaba escuchando. Estaba observando mientras el hombre era arrastrado hacia la puerta.

-Esperen,- dijo bruscamente. Su dominante voz haciendo eco por el sistema de audio portable, cortando a través del alboroto, a través del sonido de ochocientas voces todas hablando a la vez. -¡Dije, esperen!-

Blue se quedó inmóvil. Todos se quedaron inmóviles –los agentes Seguridad y su prisionero, mirando hacia Jesse. Un silencio cayó sobre la multitud.

-¿Está armado?- preguntó Jesse, más tranquilamente ahora.

Blue negó con la cabeza. -No, señor.-

-Solo quería hacer una pregunta, Su Alteza,- dijo el hombre, su voz repicando con claridad por la habitación.

Rachel se sentó al borde de su asiento, observando. Podía ver las cámaras de TV atrapando cada pequeño trozo del drama.

-Solo quería hacer una pregunta,- repitió Jesse suavemente. Se volvió hacia Kevin Lagton, quién ahora estaba de pie sobre el escenario a su lado. -¿Se ha vuelto ilegal en este país hacer una pregunta?-

-No, señor,- dijo Lagton. -Pero…-

Jesse le dio la espalda deliberadamente a Lagton. -Le gustaría hacer una pregunta,- dijo a la vigilante multitud, -y a mi me gustaría escuchar su pregunta, ¿si al resto de ustedes no les importa…?-

Alguién empezó a aplaudir, y después de un breve aplauso, Jesse inclinó su cabeza hacia el hombre.

-La pregunta que quería hacerle, Príncipe Tedric,- dijo el hombre con voz clara, -y la pregunta que quiero hacerles a todos ustedes,- agregó, dirigiéndose a la multitud completa, -es como pueden sentarse aquí con la consciencia tranquila, gastando tanto dinero en una sola comida, cuando justo aquí al lado un refugio y comedor para veteranos de Vietnam está por ser cerrado por falta de fondos.-
Había tanto silencio en la habitación, que podría haberse escuchado un alfiler cayendo al suelo.

Jesse no contestó enseguida. Dejó que la pregunta colgara, llenando el aire, rodeándo a todos los invitados al almuerzo.

-¿Cuál es su nombre?- le preguntó Jesse al hombre.

-Tony Pope, señor,- dijo el hombre. -Sargento Tony Pope, de la Marina de Estados Unidos, retirado.-

-¿Sirvió en Vietnam, Sargento?- preguntó Jesse.

Pope asintió. -Si, señor.-

Jesse miró a Blue y a los agentes Seguridad que aún estaban sosteniendo los brazos de Pope. -Creo que pueden soltarlo,- dijo. -Creo que hemos determinado que no está buscando sangre.-

-Gracias, señor.- Pope enderezó su chaqueta y corbata.

Era un hombre apuesto, comprendió Rachel, con una barba candado pulcramente recortada y bigotes. Su traje era de buen corte, si bien bastante usado y desgastado en algunos lugares. Se mantenía de pie orgullosamente, alto, con los hombros hechados hacia atrás y la cabeza en alto.

-¿Dirige usted este refugio para gente si hogar, Sargento Pope?- preguntó Jesse.
-Si, señor,- replicó Pope. -El Refugio Bylston Street. Durante diez años, señor.- Su boca se tensó. -Hemos pasado algunos momentos difíciles, pero nunca así. Las pocas subvenciones que teníamos se vencieron, y pasarán otros seis meses antes de que tengamos la oportunidad de obtener fondos adicionales. Y ahora la ciudad dice que necesitamos hacer reparaciones a las instalaciones para finales de mes –el viernes– o nuestro lugar será declarado no habitable. Apenas tenemos suficiente efectivo para alimentar a nuestros residentes, mucho menos para hacer la clase de reparaciones que están demandando. Para ser francamente honesto, señor, los veteranos de Vietnam que viven en el Refugio Boylston Street van a ser jodidos –otra vez. -

-¿Cuántos hombres usan sus instalaciones?- preguntó Jesse con calma.

-Diariamente tenemos un promedio de alrededor de dosciento cincuenta,- contestó el hombre. -Son hombres que no tienen ningún otro lugar a dónde ir –nada de comida, ningún lugar salvo la calle para dormir.-
Jesse se mantuvo en silencio.

-Nuestro costo anual por cabeza es de veinte mil dólares,- dijo Tony Pope. Miró por la habitación. -Eso es lo que doscientos de ustedes están pagando ahora mismo, por una única comida.-

-¿El Refugio Boylston Street está sirviendo el almuerzo hoy?- preguntó Jesse.
-Hoy y cada día,- dijo Pope. -Hasta que nos cierren las puertas con clavos.-
-¿Le importa si voy a hechar una ojeada?- preguntó Jesse.

Si Pope estaba sorprendido, los ocultó bien… -Me sentiría honrado.-

-De ninguna forma,- Rachel escuchó decir a Kevin Lagton vehementemente. -Absolutamente no.-

-Jesse, ¿qué estas haciendo?- preguntó ella. -No puedes dejar el edificio, no es seguro.-

Pero Jesse ya había saltado del escenario, y estaba caminando a zancadas entre las mesas, hacia el Sgto. Tony Pope, de la Marina de Estados Unidos, retirado.

Mientras Rachel miraba, Pope guió a Jesse –rodeado por agentes Seguridad y sus tres SEALs– fuera de la habitación. Las cámaras de TV y los reporteros se apresuraron tras ellos.

El refugio estaba, casi literalmente, justo en la puerta de al lado al hotel. Una vez dentro, Pope le dio a Jesse –y las cámaras de noticias– una visita guiada por sus modestas instalaciones, desde la cafetería a la cocina. Señaló los agujeros en el techo y otras partes del edificio que necesitaban reparaciones. Presentó a Jesse a muchos de los residentes antiguos y trabajadores.

Jesse se dirigía a ellos por rango, incluso a los más sucios y harapientos, y les hablaba a todos con el mayor respeto y cortesía.

Y cuando Jesse se estaba yendo, deslizó el anillo enjoyado de su dedo y se lo entregó a Tony Pope. -Arregle su techo,- dijo.

Las lágrimas brotaron de los ojos del hombre mayor. -Su Majestad,- dijo. -Ya nos ha dado tanto.- Hizo un gesto hacia las cámaras de TV. -La publicidad sola no tiene precio.-

-Necesita efectivo rápido, y yo tengo demasiados anillos,- dijo Jesse. -La solución es tan obvia. Tan simple.- Sonrió a las cámaras de TV. -Justo como dice mi amiga Cindy.-

-Oh, Jesse, ese anillo no es tuyo para regalarlo,- suspiró Rachel, sabiendo que pagaría por el anillo ella misma, si tuviera que hacerlo.


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Espero que este gran capitulo compense el tiempo que me he demorado, pero aun lo mejor esta por venir.....
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Jue Mar 29, 2012 12:01 pm

Fic La verdad de Jesse
Capitulo 33
Cindy, las visitas, los viajes y algo mas
Parte 3/3
****

La escena final en los informes de las noticias de la tarde mostraba a todos los hombres del Refugio Boylston Street saludando agudamente al Príncipe Tedric cuando este dejaba el edificio.

-El Sargento Tony Pope pide que las contribuciones sean enviadas directamente al Refugio Boylston Street,- otro periodista decia, -al 994…-

El teléfono sonó, y Rachel presionó el botón de silencio mientras contestaba.

-¿Lo vio?- Era Henri Freder, el embajador Ustanziano. -¿Vio las noticias? No es solo una historia local, está siendo presentada nacionalmente, y por la red de cable.-

-Lo vi,- dijo Rachel.

-Oro,- dijo Freder. -Puro oro sólido.-

-Se que ese anillo era valioso, señor,- empezó a decir Rachel.

-No el anillo,- se entusiasmó Freder. -¡La imagen del Príncipe Tedric!

¡Absolutamente dorada! Es le héroe más reciente de América. Todos lo aman. No lo podríamos haber hecho mejor si lo hubiéramos intentado. Tengo que irme, mi otro teléfono está sonando…-

Rachel miró con fijeza el teléfono ya sin conexión y lentamente colgó el receptor. Todos amaban al Príncipe Tedric –quien era realmente un marinero llamado Jesse, y no un príncipe real en lo absoluto.

¿O si lo era?

Era más un príncipe de lo que Tedric había sido nuca.

Ahora, gracias a Jesse, todos amaban al Príncipe Tedric. Excepto Rachel. Ella se estaba enamorando de un príncipe llamado Jesse.

Rachel tenía dos horas de descanso antes de la fiesta. Se hechó en la cama y miró el techo, intentando no dejar que las palabras que Jesse había dicho en el avión hicieran eco en su mente.

El beso que habían compartido. No significaba nada.

Estaba enamorada de un hombre que le había dicho, en más de una ocasión, que lo máximo que podía esperar de él era una relación sexual casual. Le había dicho que los besos que habían compartido no significaban nada para él.

Sí la deseaba, sin embargo.

Rachel lo sabía por mirarlo a los ojos. Lo sabía, también, por la forma en que la había besado en la capilla en Saint Mary. Si hubieran estado solos, no se habría necesitado mucho para que ese único, simple beso escalara a hacer el amor.

Pero no la amaba.

¿Así que ahora qué? ¿Iba simplemente a sentarse por ahí amando a Jesse desde la distancia hasta que los terroristas fueran atrapados, hasta que él regresara a la base temporaria del Equipo SEAL Diez en California? ¿O iba a hacer algo tonto, como hacer el amor con el hombre, esperando estúpidamente que el acto físico lo hiciera enamorarse mágicamente de ella, también?

Eso nunca sucedería. Él tendría todo lo que siempre había querido de ella –sexo. Y ella tendría un corazón nuevamente roto.

Una única lágrima se deslizó por un costado de su rostro y se alojó incómodamente en su oreja. Perfecto. Ahora era cien porciento lastimosa y patética.

El teléfono sonó, y Rachel giró en la cama y lo miró. Consideró dejar que recepción tomara el mensaje, pero después de tres timbres, finalmente lo levantó. No iba a poder dormir nada de todas formas.

-Rachel Corcorán,- dijo con un suspiro.

-Hey.-

Era Jesse.

Rachel se sentó, apresuradamente enjugando la humedad de su rostro, como si él de alguna forma fuera capaz de decir que había estado llorando. No había esperado que el que llamaba fuera Jesse. Ni en un millón de años. No después de su espantosa conversación en el avión.

-¿Estás despierta?- preguntó él.

-Lo estoy ahora,- dijo ella.

-Oh, maldición,- dijo él, la preocupación tiñiendo su voz. -¿Realmente te desperté?-

-No, no,- dijo ella. -Estaba solo… No.-

-Bueno, no te sacaré mucho tiempo,- dijo Jesse. Su voz ronca sonaba ligeramente forzada y poco natural. -Solo quería decirte que si recibes alguna crítica porque regalé ese anillo de Tedric…-

-Está bien,- interrumpió Rachel. -El embajador llamó y…-

-Solo quería que supieras que pagaré por él,- dijo Jesse. -No se en qué estaba pensando… regalando algo que no me pertenece. Pero…-


-Ya está todo arreglado,- dijo Rachel.

-¿Lo está?-

-Tu nivel de popularidad aparentemente llegó al techo,- le dijo. -Creo que el embajador está considerando hacerte caballero o quizás convertirte en santo.-
Jesse rió. -Puedo verlo ahora. Jesse, el santo patrono de los imitadores de celebridades.-

-¿No quieres decir, el santo patrono de los niños moribundos y las causas difíciles?

- dijo Rachel suavemente. -Sabes, Jesse, nunca dejas en sorprenderme.-

-Eso nos hace dos,- murmuró él.

-¿Qué?-

-Nada. Debería irme…-

-Realmente eres de corazón blando, ¿verdad?- preguntó Rachel.

-Cariño, no soy blando en ningún lado.- Ella casi podía verlo erizarse.

-No lo dije como un insulto,- dijo.

-Mira, simplemente tengo un problema con la forma en que este país trata a los veteranos de guerra, ¿está bien?- dijo. -Estoy cansado de ver a hombres buenos, soldados y marineros que arriesgaron sus vidas luchando por este país, siendo forzados a vivir en antros de mala muerte.-

Rachel alejó el cabello de su rostro, entendiendo de repente. Esto era personal. Esto tenía algo que ver con ese viejo marinero que Jesse había conocido cuando llegó a la Marina. ¿Cuál era su nombre…? -Frank O’Riley,- dijo, apenas comprendido que había hablado en voz alta.

Jesse estuvo en silencio durante varios largos segundos. -Sep,- dijo finalmente. -El viejo O’Riley cayó en la borrachera y perdió su trabajo. Se hizo echar a la calle. Casi malditamente lo mató pensar en perder su jardín, y se espabiló, pero era demasiado tarde. Nadie lo ayudó. Era un héroe de guerra, y estaba en las calles en el condenado medio del condenado invierno.-

-Y a causa de eso, murió,- adivinó Rachel correctamente.

-Le agarró neumonía,- la voz de Jesse era curiosamente llana, y ella supo por su falta de inflexión y emoción que la muerte de Frank O’Riley aún le dolía profundamente.

-Lo siento,- murmuró Rachel.

Jesse estuvo en silencio otra vez por un momento. Luego suspiró. -Lo que no entiendo, es como diablos nuestras fuerzas armadas pueden enviar a nuestros muchachos a luchar una guerra sin prepararlos realmente. Y si vamos a enviar fuera a estos… niños, entonces no deberíamos estar tan malditamente sorprendidos cuando vuelven y se desmoronan. Y entonces –y esto es realmente genial– tratamos de barrer los pedazos bajo la alfombra para que nadie los vea. Buena movida, ¿eh?-

-Esas son palabras bastante duras para alguien que se especializa en hacer la guerra,- dijo Rachel.

-No estoy sugiriendo que nos desmilitaricemos,- dijo Jesse. -Creo que eso sería un error. No, simplemente creo que el gobierno debería asumir responsabilidad por los veteranos.-

-Pero si no hubiera guerras, no habría veteranos. Si gastamos el dinero en relaciones diplomáticas en lugar de armas y…-

-Correcto,- dijo Jesse. -Pero hay suficientes tipos malos en el mundo que no dudarían en dar un paso adelante y patear algún trasero si nuestro país no pudiera defenderse a sí mismo. Es decir, seguro que podríamos repartir flores y cuentas de amor, pero obtendríamos a cambio una ráfaga de fuego de ametralladora en nuestro trasero. Hay algunos bastardos odiosos allí fuera, Remy, y no quieren jugar a ser amables. Necesitamos ser tan duros y odiosos como ellos.-

-Y ahí es donde tú entras,- dijo Rachel. -El Señor Duro y Odioso. Listo para luchar cualquier guerra que aparezca.-

-Soy un luchador,- indicó Jesse con calma. -He sido preparado para la guerra.- Rió suavemente, su voz repentinamente tan íntima y baja en su oído. -Son las otras sorpresas de la vida las que me atropellan.-

-Eres tan completamente in-atropellable.- Rachel deseó que lo mismo fuera cierto con respecto a ella.

-Estás equivocada,- rebatió Jesse. -Los últimos días, apenas puedo recordar como se siente un terreno sólido.-

Rachel estuvo en silencio. Podía escuchar a Jesse respirando al otro lado de la línea telefónica, a tres puertas por el corredor del hotel. -¿Cindy?- preguntó suavemente. Él no dijo ni una palabra. -Lo siento,- agregó. -Debería haberte preparado más para…-

-No Cindy,- dijo él. -Es decir, ir a verla fue duro, pero… Estaba hablando sobre ti.-
Rachel sintió todo el aire dejar sus pulmones. -¿Yo?- no podía hablar más que en un susurro.

-Dios, ¿viste la hora? Tengo que irme.-

-Jesse, que… -

-No, Remy, no se por qué dije eso. Solo estoy pidiendo problemas y… - se interrumpió, maldiciendo suavemente.

-Pero…-

-Hazte un favor esta noche, nena,- dijo Jesse con brusquedad. -Mantente condenadamente lejos de mi, ¿está bien?-

La línea fue desconectada con un clic.

Rachel permaneció sentada en la cama por un largo tiempo, sosteniendo el receptor contra su pecho. ¿Era posible…? ¿Podía ser…? ¿Pensaba Jesse que ella era la que no quería ninguna clase de relación?

¿Qué era lo que había dicho en el avión…? Sobre el beso que habían compartido… No significó nada, y se que no vas a dejar que suceda otra vez.
No vas a dejar que suceda otra vez.

No nosotros. Tú. Es decir Rachel. Es decir… ¿qué? ¿Que ella era la que iba a prevenir que su relación creciera?

El teléfono empezó a emitir una serie de sonidos agudos, y Rachel rápidamente dejó caer el receptro en su lugar.

Si Jesse realmente pensaba que ella no quería una relación con él, entonces iba a tener que corregirlo.

Rachel se puso de pie y cruzó hasta el armario, su siesta olvidada. Revisó rápidamente sus ropas, mirándo solo brevemente el bastante serio vestido que había tenido intención de ponerse para la fiesta de esta noche. Ese vestido no serviría. No serviría en lo absoluto…

En la Fiesta…..

Jesse estaba de pie en el recibidor con suelos de mármol de la enorme casa de ciudad de Beacon Hill de Armand y Talandra Perrault, charlando fácilmente en francés con la pareja que eran los anfitriones de la fiesta de esta noche.

Armand Perrault era un encantador y elegante francés de cabello plateado que se había retirado millonario de su negocio de importación-exportación. Su esposa, Talandra, era una alta, hermosa mujer joven con una risa rica, contagiosa.
Talandra había conocido a Rachel desde la universidad. Aparentemente habían sido compañeras de habitación y buenas amigas. Hasta habían ido de vacaciones juntas –así era como Talandra había conocido a Williams Cortere, el supuesto hermano de Jesse.

Dios, en momentos como este, Jesse se sentia tan mentiroso.

-¿Dónde está Rachel, Su Alteza?- le preguntó Talandra.

Él luchó contra la tentación de encogerse de hombros. -No estaba lista para dejar el hotel cuando salí,- dijo en cambio con el acento de realeza de Tedric. -Estoy seguro de que estará aquí pronto.-

El embajador Freder estaba en la camioneta de vigilancia, sentado en el lugar de Rachel, listo para proporcionarle nombres y hechos y cualquier otra información que Jesse pudiera necesitar.

Maldición, como deseaba que fuera Rachel la que susurraba en su oído. Incluso a pesar de que esta fiesta no era pública y por lo tanto era técnicamente un riesgo bajo, Jesse estaba al límite. Le gustaba saber que Rachel estaba seguramente metida en la camioneta, fuera de peligro. Esta noche, iba a pasar todo su tiempo preguntándose donde estaba, y rogando que estuviera a salvo.

Maldición, odiaba no saber donde estaba. ¿Dónde estaba esa otra limusina?

-¿Puedo traerle otra copa de champaña?- preguntó Talandra.

Jesse negó con la cabeza. -No, gracias.-

Podía sentir los oscuros ojos castaños de Talandra estudiándolo. -No es como Williams y Rachel lo describieron,- dijo ella.

-¿No?- La mirada de Jesse se desvió a la puerta delantera cuando varios agentes Seguridad la abrieron.

Por favor, Dios, que sea ella…

La mujer que apareció en la puerta era una morena, pero no había forma en la tierra de Dios que pudiera ser Rachel, con un vestido que exhibía tanta piel y…
¡Maldición!

Era ella. Era Rachel.

En su auricular, Jesse pudo escuchar a Cowboy. -¡Guaa-uuuu, jefe, alerta de nena a las once en punto!-

¡Dios Bendito! Rachel lucía… fuera de este mundo. El vestido que tenía puesto era negro y largo, hecho de suave tela sedosa que se aferraba a cada una de sus curvas. Dos triángulos de negro apenas cubrían sus pechos, y eran sostenidos por dos finas cintas de tela que cruzaban sus hombros y se encontraban entre sus omóplatos, en el escote bajo a la espalda del vestido. Había un tajo a un lado de la falda, hasta la parte alta de su muslo, que revelaba destellos de sus increíbles piernas. Sus zapatos eran negros, con altos, estrechos tacones que eran un polo opuesto a los zapatos de tacos bajos que vestía normalmente.

Tenía el cabello en un peinado alto, apilado casi al azar en la parte superior de su cabeza, con rizos perdidos explotando alrededor de su rostro.

-Dígame, Su Majestad, ¿sabe Rachel como se siente?- le susurró Talandra al oído.
Sobresaltado, la miró. -¿Perdón?-

Ella solo sonrió conocedoramente y cruzó la habitación hacia Rachel.

-Sep, Su Majestad,- dijo Harvard sobre el auricular mientras Jesse miraba a Rachel saludar a su vieja amiga con un cálido abrazo y beso. -Podrías querer mantener tu real lengua dentro de tu real boca, ¿me copias?-

Jesse no podía ver a Cowboy ni a Harvard, pero sabía que donde fuera que estuvieran, ellos podían verlo. ¿Pero que veían exactamente? ¿Y qué había visto Talandra en su rostro que la había hecho hacer ese comentario tan personal?
¿Era tan transparente? ¿O era simplemente la forma en que se sentía estar enamorado? ¿Era imposible de ocultar? Y si era así, ¿podía Rachel verlo igual de fácilmente? Si era así, estaba en grandes problemas.

Rachel giró su cabeza, a punto de mirar en su dirección, y él abruptamente se volvió. Tendría que permanecer muy, muy lejos de ella. Ya había revelado demasiado esta tarde, cuando habían hablado por teléfono. Y maldita sea, estaba intentando con fuerza no estar enamorado de ella. ¿Cuán difícil podía ser? Después de todo, había pasado casi toda su vida no estando enamorado de Rachel. No debería ser muy difícil regresar a ese estado.

¿Qué era el amor, de todos modos, sino una forma mutada de lujuria? Y se había alejado fácilmente de mujeres por las que había sentido lujuria. ¿Por qué, entonces, sentía las piernas como si estuvieran atrapadas en melaza cuando intentaba alejarse de Rachel?

Porque el amor no era lujuria, y el amor no era algo que un hombre pudiera abrir y cerrar como un grifo. Y estaba locamente enamorado de esta mujer, sin importar que tratara de convencerse a sí mismo de lo contrario.

Y Dios, si ella lo descubría, su gentil compasión lo mataría.

-Diablos, jefe,- dijo Cowboy. -Se está dirigiendo directamente hacia ti, ¿y tu huyes?-

-Lo tienes al revés, St.James,- repicó Harvard. -Si una mujer como esa camina en tu dirección, te quedas muy, muy quieto.-

La voz del sur de Blue sonó suave en el auricular de Jesse, pero sus palabras eran cualquier cosa menos eso. -¿Ustedes chicos van a disfrutar explicándole al Almirante Forrest como dejaron que mataran a Jesse St.James mientras estaban mirando mujeres en lugar de buscar terrosristas?-

Cowboy y Harvard quedaron notablemente silenciosos mientras Jesse se desplazaba hacia la esquina dentro de una enorme habitación con piso de madera.
Era el salón de baile –no que alguna vez hubiera estado en un salón de baile en una casa particular. Pero era condenadamente inconfundible. Un trío de jazz estaba tocando en una esquina, los muebles habían sido colocados contra las paredes de la habitación y la gente estaba en el medio de la misma, bailando.

Tenía que ser el salón de baile. Seguro como el diablo que no era el baño o la cocina.

Jesse se encaminó a un pequeño bar situado en una esquina alejada, al otro lado de la banda. El camarero lo saludó con una reverencia.

-Su Alteza,- dijo el hombre joven. -¿Qué puedo servirle?-

Whisky, solo. -Mejor que sea un ginger ale,- dijo Jesse en cambio. -Poco hielo.-

-Tomaré lo mismo,- dijo una voz familiar a su espalda. Era Rachel.

Jesse no quería girarse. Mirarla desde la distancia había sido bastante duro. De cerca, ese vestido podía sencillamente tener el poder de acabarlo.
Cerró los ojos brevemente, imaginándose a sí mismo cayendo de rodillas frente a ella, rogándole… ¿qué? ¿Qué se casara con él? Sep, correcto. Sigue soñando, St.James

Forzó una sonrisa y se obligó a dar la vuelta. -Srta. Berry,- dijo, saludándola formalmente.

Ella le sonrió. La luz brillaba en su cabello castaño chocolate, y sus ojos parecían chispear y danzar. Estaba increíblemente hermosa. Jesse no podía imaginar que en algún momento la había creído menos que magnífica.

Ella alzó su mano, y él la tomó automáticamente, trayéndola medio camino hacia sus labios antes de comprender lo que estaba haciendo. Dios Todopoderoso, todas esas manos que había pretendido besar los últimos días… Pero esta vez, no iba a tener que prenteder. Atrajo la mano de Rachel a su boca y rozó los labios ligeramente sobre sus delicados nudillos.

Escuchó su suave inhalación, y cuando levantó la mirada, pudo ver que su sonrisa se había desvanecido. Sus ojos cafes estaban enormes, pero no retiró la mano.
Jesse permaneció allí, como un idiota, mirando con fijeza esos ojos del color de la mas hermosa selva. La mirada de ella bajó a sus labios y luego más lejos, al broche que vestía en la solapa –el broche que ocultaba el micrófono que transmitiría todo lo que dijeran a la camioneta de vigilancia, los agentes Seguridad y los SEALs.

Jesse escuchó solo silencio en su auricular, y supo que estaban todos escuchando. Todos ellos. Escuchando intensamente.

-¿Cómo está, Su Majestad?- preguntó Rachel, su voz serena y controlada.

Jesse encontró su propia voz. -Estoy bien, gracias,- dijo. Maldición, sonaba ronco, y no muy parecido al Príncipe Tedric. Se aclaró la garganta, luego se humedeció los labios secos, y comprendió que los ojos de Rachel seguían el movimiento de su boca. Dios, ¿era posible que ella quisiera besarlo…?

Sus ojos se encontraron, y algo ardió –algo caliente, algo fundido por el calor, algo que lo quemó hasta su misma alma, algo hizo que su ya seca boca se convirtiera en algo parecido al suelo del desierto de Atacama.

Rachel soltó suavemente su mano de la de él y se estiró para tomar uno de los vasos de ginger ale del bar. -¿Ha conocido a mi amiga Talandra?- le preguntó.
-Sep,- dijo Jesse, atrapándose a sí mismo y corrigiéndose diciendo, -Si. Si, la conocí.- Se concentró en efectuar el acento Ustanziano.

Pero mientras observaba, ella tomó un delicado sorbo de la bebida y lo único en lo que pudo pensar fue en sus labios. Y las suaves curvas de su cremosa piel, y de su espalda, expuestos por el fabuloso diseño de ese vestido. -Parece… agradable.-
Sus ojos se encontraron, y una vez más, fue golpeado por una ola de calor tan poderosa que casi lo volteó.

Rachel asintió educadamente. -Sí, lo es.-

¿Qué clase de juego era este?

Ella se volvió para mirar a los bailarines, y su brazo rozó contra el de él. Ella le sonrió en disculpa y se movió ligeramente a un lado. Pero cuando sucedió nuevamente, Jesse supo condenadamente bien que no era un accidente. Al menos esperaba que no fuera un accidente. Su pulso empezó a correr con las implicaciones.

-Adoro bailar,- dijo ella, mirándolo.

Oh si, sabía eso. La había visto bailar. Y cuantas veces no habían bailado juntos cuando estaban en la escuela y cuando fueron a Cuba de vacaciones. No había sido como esto –todo estirado, y educado y formal. Cuando ella había bailado, se había movido con una sensualidad y abandono que habría conmocionado a la mitad de la gente en esta habitación.

Rachel metió la mano en el hueco de su codo, y el corazón de Jesse empezó a latir alocadamente.

Se le estaba insinuando.

No en una forma en que las cámaras de video y los micrófonos pudieran advertirlo, pero se le estaba insinuando. Todo tenía sentido. El vestido, los zapatos, el fuego que le estaba dejando ver en sus ojos…

No podía imaginarse el por qué del repentino cambio de parecer.

Jesse abrió su boca para hablar, pero rápidamente la cerró. ¿Qué podía preguntarle? ¿Qué podía decir? Ciertamente nada que quisiera que se difundiera por toda la red de seguridad.

En cambio, puso su mano sobre la de ella, cubriendo sus fríos dedos con los suyos. Gentilmente acarició la suave piel con el pulgar.

Rachel se volvió para mirarlo, y Jesse pudo ver el deseo en sus ojos. No había dudas –ella le estaba dejando verlo. Lo quería, y quería que lo supiera.

Ella sonrió entonces –una hermosa, trémula sonrisa que elevó su corazón a su garganta. Quería besarla con tanta desesperación, que tenía que apretar los dientes para evitar inclinarse hacia ella y acariciar sus labios con los propios.

-Su Majestad,- dijo ella muy suavemente, como si no pudiera encontrar el aire para hacer más que susurrar, -¿puede concederme este baile?-

Podía tenerla en sus brazos, aquí mismo, ahora mismo. Maldición, ¿no sería eso el cielo?

Pero entonces, del otro lado de la habitación, llegó un estruendoso ruido.

Jesse reaccionó, atrayendo a Rachel a sus brazos y escudándola con su cuerpo. ¿Qué diablos estaba pensando? ¿Qué estaba haciendo, parado a su lado de esa forma, como si no fuera el blanco de unos asesinos? Ella estaba lo bastante cerca para que las balas dirigidas a él pudieran terminar con su vida en un latido.

-Está bien, St.James.- Escuchó la voz de Blue en su auricular. -Todo en calma. Alguien dejó caer un vaso. No tenemos una situación. Repito, no hay una situación.-

Jesse atrajo a Rachel aún más cerca durante un segundo, cerrando los ojos y presionándola fuertemente contra él antes de liberarla. La adrenalina estaba inundando su sistema y su cuerpo entero parecía vibrar. Jesús, María y José, nunca había estado tan asustado…

Rachel tocó su brazo. -Supongo que todos estamos al límite,- dijo con una pequeña sonrisa. -¿Estás bien?-

Jesse lucía más tenso que un tambor. Había un salvajismo en sus ojos que ella nunca había visto antes y su mano realmente temblaba cuando la pasó por su cabello, alejándolo de su rostro.

-No,- dijo con brusquedad, sin preocuparse en disfrazar su voz con el extraño acento de Tedric. -No, no estoy para nada bien. Remy, necesito que te mantengas malditamente alejada de mi.-

Rachel sintió desvanecerse su sonrisa. -Pensé que ibamos a… bailar.-
Jesse dejó salir una pequeña ráfaga de exasperado aire. -De ningún modo,- dijo. -Absolutamente no. Nada de baile.-

Ella bajó la mirada al suelo. -Ya veo.-

Mientras Jesse miraba, Rachel se giró y empezó a alejarse, incapaz de disfrazar el destello de dolor en sus ojos. Mi Dios. Pensaba que la estaba rechazando. Intentó atrapar su brazo, detenerla, pero ella se estaba moviendo más rápido ahora.
-No, no lo ves,- dijo tras ella en voz baja.

Pero ella no dejó de caminar. Jesse empezó a seguirla.

¡Maldición! A menos que empezara a correr, no había forma de que pudiera alcanzarla. Y si bien gritar -¡Hey, Remy!- era algo que Jesse St.James podía no dudar en hacer incluso en una elegante fiesta de sociedad, el Príncipe Tedric no era propenso a alzar su voz en público.

Cuando Jesse rodeó la esquina hacia el vestíbulo delantero, Rachel no estaba en ningún lugar a la vista. ¡Maldición! ¡Doble maldición! ¿Cómo podía seguirla si no sabía dónde había ido?

Se encaminó hacia la sala de estar y la espaciosa cocina más allá, escuchando el inconfundible sonido de la risa de Talandra en esa dirección.

Pero Talandra estaba de pie cerca de una gran chimenea de piedra, sorbiendo champaña y hablando con un grupo de mujeres elegantemente vestidas –ninguna de las cuales era Rachel. -Oh, aquí está el príncipe ahora,- dijo Talandra, sonriéndole a Jesse.

No había nada que pudiera hacer salvo ir y saludar al grupo de damas mientras Talandra hacía las introducciones.

-Código Rojo,- llegó la voz de Cowboy, alta y clara en el auricular de Jesse. -¡Tenemos una ventana abierta en el tercer piso! Repito, ventana abierta, tercer piso. Posible allanamiento. Jesse, sal condenadamente de allí. ¡Diablos!. ¡Esto no es un ejercicio! Repito. ¡Esto no es un ejercicio!-

Todo pasó a cámara lenta.

-¿Estás bromeando?- dijo Jesse al micrófono, abriendo la puerta de la sala de estar unos centímetros. -¿Y dejarles toda la diversión a ustedes chicos?-
Jesse pudo ver cerca de diez agentes Seguridad encaminándose hacia él. Maldijo por lo bajo y dio un paso atrás cuando pasaron por la puerta. Lo rodearon instantáneamente. West y Freeman estaban a cada lado, escudándolo con sus propios cuerpos mientras se movían hacia la puerta trasera.

Había un auto parado fuera de la cocina, esperando exactamente por este tipo de emergencia. La puerta del auto estaba abierta, y West trepó en el asiento trasero primero, tirando de Jesse detrás de él. Freeman los siguió, y antes de que la puerta estuviera siquiera cerrada, el conductor arrancó, tomando velocidad por el estrecho callejón y hacia las oscuras calles de la ciudad.

West y Freeman estaban respirando con fuerza mientras ambos desenfundaban sus armas. Observaron sin mucha sorpresa cuando Jesse descansó su propia arma sobre su regazo.

-Se supone que no debes estar armado,- comentó West.

-Kevin Lagton lanzaría el puño siseando si lo supiera,- dijo Freeman. -Por supuesto, no tiene que saber.-

-Imagina la conmoción de Kevin,- dijo Jesse, -si supiera que tengo otra arma en mi bota y un cuchillo oculto en el cinturón.-

-Y probablemente otra arma oculta en algún otro lado de la que no nos estás diciendo,- dijo West blandamente.

-Probablemente,- estuvo de acuerdo Jesse.

El auto se estaba moviendo más rápido ahora, agarrando las luces verdes en todas las intersecciones mientras se dirigía al centro. Jesse se sacó el auricular –estaban fuera de alcance. Se inclinó hacia adelante y le preguntó al conductor, -¿Alguna noticia en la radio? ¿Qué está sucediendo allí? ¿Alguna acción?- Odiaba huir de su escuadrón de esta forma.

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chicas disculpen lo extendido de la ultima parte pero es que no podia dejarlo a medias, espero que les guste tanto como me ha encantado a mi poder escribirlo, espero un comentario y publico el capitulo 34, se que les encantará.

Un abrazo fuerte para todas, las quiero mucho

El conductor negó con la cabeza. -La noticia es que está en su mayor parte todo despejado,- dijo. -Es una presunta falsa alarma. Una de las invitadas a la fiesta dice que abrió la ventana en el baño del tercer piso porque se estaba sintiendo mareada.-

Jesse se reclinó hacia atrás en su asiento. Falsa alarma. Respiró profundamente, intentando limpiar la energía nerviosa de su sistema. Sus muchachos estaban a salvo. Remy estaba a salvo. Él estaba a salvo. Enfundó su arma y miró de Freeman a West. -Saben, no tenía idea de que estaban dispuestos a ponerse en la línea de fuego por mí.-

West miró por una ventanilla, Freeman miró por la otra. -Solo hacemos nuestro trabajo, señor,- dijo West, sonando aburrido.

Jesse sabía que era más que eso. Era extraño, estar sentado aquí entre dos relativos extraños –extraños que habrían muerto por él hoy si hubieran tenido que hacerlo. Era extraño, saber que les importaba.

Con un repentino destello, Jesse recordó un par de ojos castaño mirándolo con suficiente calor para encender el motor de un cohete.

West y Freeman no eran los únicos a los que les importaba.

A Rachel Berry le importaba, también.


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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por josefa st berry Jue Mar 29, 2012 7:21 pm

Oh Dios mio!!!! Me he leido tres veces las tres partes del capitulo, estoy enojada, emocionada y mega nerviosa. ¿Como me haces esto?
Como malditamente los dos no se dan cuenta que estan perdidamente enamorados!!!!! ¡TONTOS! (Jajajaja eso me salio muy Jesse xD)
Porfavor emi sube pronto un nuevo cap, te lo ruego [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 8 2236703817
Miles de besitos :D
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