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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Miér Jul 30, 2014 10:54 pm

lauravm98 escribió:Hola!!! Nat por fa no lo dejes ahi si? Actualiza pronto!!! quiero ver la reaccion de Britt cuando no vea a Santana o si santana se va o se queda... Por fa!!! no podre dormir esperando... xD

Gracias por adaptar :)
Hola! Ya estoy dejando la actu :) y perdón por no poder actualizar tan seguido, es un poco dificil, pero espero que te guste :)

3:) escribió:bueno que "despedida",...
y ahora va a ser difícil para cada una, pero mas para britt por la culpa que va a sentir,...
espero que no estén mucho tiempo separadas,..

nos vemos!!!

PD: amo la foto de perfil que tengo,.. la miro todo el tiempo también la tengo de fondo de twitt así que la miro todo el tiempo!!
Bueno...las culpas pueden esperar...:) y sip, veras lo dificil que es para ellas :) y el tiempo en que estaran separadas tambien lo sabras ahora, espero que te guste *.*


PD: ni hablar! yo las tengo en el cel, en la net en mis momentos de inspiración...ellas me pueden demasiado

micky morales escribió:en una oportunidad comenze a leer este fic pero para variar lo dejaron sin terminar, gracias por darme la oportunidad de leerlo de nuevo y espero que esta vez no me quede en la triste espera, bye!
En serio? Yo no lo había visto y eso que lo busque para no interferir con la adaptación de nadie, pero ya que lo dejaron sin terminar creo que puedo seguir adaptando o no? Ya me confundí, de todas maneras aqui esta un cap más, y siendo sincera no prometo nada con respecto a la espera pero estoy casi más que segura que no tendrás que esperar mucho y claro, sin dudas no voy a dejarlo incompleto :)
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Activo Re: Fic Brittana: Atrévete *Cap 17 - Parte II - Final.*

Mensaje por naty_LOVE_GLEE Miér Jul 30, 2014 11:01 pm

Atrévete
 

Cap 9


Tras una larga semana de trabajo, Brittany se desplomó sobre la silla de su camerino y contempló su reflejo. Debería de haberse animado un poco allí, en su segundo hogar, pero era como si la tristeza se hubiera apoderado de ella. Se retocó el maquillaje mientras se preguntaba si Santana aparecería aquella noche. Sólo de pensarlo le dio un vuelco el corazón, pero sabía que no sucedería. Santana no había vuelto a poner un pie en The Sweets Ladys desde su polvo de despedida y Brittany no esperaba lo contrario. Las dos sabían lo que había: la aventura se había terminado. No se iban a hacer amigas ni nada parecido. Santana había sido un buen polvo y nada más.
 
Brittany se levantó y empujó la silla, se alisó la minifalda, se puso la máscara y recorrió el pasillo. Mantuvo los ojos pegados al suelo cuando escuchó su nombre artístico en un grito. No quería ver a las mujeres babosas que la esperaban. Cuando atravesó el telón y llegó al taburete del escenario, se puso encima, boca abajo, y abrió las piernas.
 
El aire se llenó de silbidos y la música atronadora retumbó en sus oídos. El muro de sonido la aisló de sus propios pensamientos y volvió a ser la de siempre bajo los estridentes altavoces. Sin dejarse llevar por las emociones. Calmada y controlada. Mientras los vítores se sucedían y el público daba patadas en el suelo, ella se contoneaba de un lado a otro del escenario y se dejaba tocar los brazos y las piernas. Algunas almas valientes llegaron a acariciarle mechones de su largo cabello suelto, pero Brittany pasó de largo con desdén.
 
De pronto se dio cuenta de que a pesar de la música y los gritos, no pudo evitar que le viniera a la cabeza la imagen de Santana y, al recordar sus dedos en su interior, el calor prendió entre sus muslos. Se llevó la mano de una mujer a la entrepierna y se frotó las caderas en sus nudillos, pero aun así no pudo dejar de pensar en cómo la tocaba Santana.
 
Brittany miró directamente a los ojos castaños de la mujer, que sonrió ampliamente e intentó acercarse más a ella, pero Brittany le apartó la mano y se alzó por encima de la multitud. Oh, sí. Aquél era su lugar, debía centrarse solo en ello. Allí sentía que el mundo exterior desaparecía y la vida real se volvía insignificante en comparación. Paseó por el escenario entre decenas de caras y decenas de sonrisas. Tenía un buen puñado de fans entregadas.
 
La música terminó demasiado pronto. No quería que cesara la música, porque el silencio la devolvería más a la realidad. Abandonó el escenario y corrió a su camerino. Por el pasillo, se quitó la máscara y el top. No le importaba si la veía alguien. Los lanzó contra la pared en cuanto entró en el camerino. La minifalda se fue al suelo. Se quitó los tacones, cogió los vaqueros y se cubrió el torso con una camiseta sin mangas. Un ruido la alertó y se volvió hacia la puerta. Sam estaba en el umbral.
 
—¿Estás bien? —le preguntó, manteniendo las distancias— No eras tú misma ahí fuera.
 
Brittany asintió. —Todo bien, jefe.
 
—¿Quieres hablar de ello?
 
Brittany no acababa de entender qué coño le pasaba. ¿Acaso su imagen de mujer fuerte y segura de sí misma se había ido al carajo?
 
—De verdad, Sam, no me pasa nada. No te preocupes.
 
—Brittany, no puedo ayudarte si no eres sincera conmigo. Creo que habría que llamar a Will. —Sam se le acercó y le tendió un sobre— Te ha llegado otra carta.
 
Brittany la cogió con precaución. Se le había hecho un nudo en el estómago. La abrió despacio, sacó la nota doblada y leyó la nueva amenaza. Estaba pulcramente mecanografiada, igual que la primera.
 
OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE.
 
TU VIDA POR OTRA.
 
—No puedes ocuparte de esto tú sola —le dijo Sam—. ¿Y si es más que una broma? ¿Y si Emily busca venganza?
 
Brittany negó con la cabeza le temblaban las manos y las puso entre las rodillas. —El otro día prácticamente sacaba espuma por la boca.
 
—Estaba borracha —puntualizó Brittany— Y no admitió que fuera ella la de las notas y las llamadas. Además, la adquisición de Fields fue de las más fáciles en las que ayudé a mi padre. Su padre ni siquiera estaba en contra de vender. Creo que se alegraba de que se acabara todo.
 
Sam respiró profundamente, casi gruñendo, sin embargo su voz se suavizó cuando hablo— Siento lo de la otra noche. Supongo que estaba un poco celoso.
 
Brittany sonrió ante el súbito cambio de tema, pero no pudo soltar una palabra. ¿Qué iba a decirle? Algo como, está bien? Que lo entendía? Que no había problema?
 
Aunque Sam sólo necesitaba desahogarse y seguían siendo amigos, Brittany no quería contarle demasiado. No estaba dispuesta a hablarle de Santana, porque, si se lo contaba, Sam creería que había tenido algo que ver con la ruptura. Y Dios! Valla que Brittany no estaba lista para ningún tipo de paciencia con nadie en estos momentos, apenas podía consigo misma.
 
—¿Le has hablado de tu empresa? —la sondeó Sam.
 
—¿A quién?
 
—No hagas como si no supieras de quién te hablo.
 
Brittany se encogió de hombros. —No tengo por qué contárselo. Ya me conoces. Cuando es sólo sexo, no hay nada de qué hablar.
 
—¿Seguro? —dijo Sam en un tono suspicaz, escrutando el rostro de Brittany con atención.
 
—Joder, claro. Estoy segura —rió con algo de esfuerzo— No tengo tiempo para las cursiladas del amor. Además, tú eres la única persona a la que le da igual mi verdadero trabajo. Pero, claro, eres un enamoradizo sin sentido, así que no cuentas.
 
Sam soltó una carcajada. —Sí, lo soy, vale. —Se dirigió a la puerta—. Pero tarde o temprano tendrás que confiar en alguien.
 
—Confío en la gente que me quiere —dijo Brittany.
 
Sam la miró detenidamente. —Por eso tienes que confiar en mí y llamar a Will.
 
Brittany asintió y metió la nota en el sobre otra vez. En aquel momento, Kurt apareció en el camerino sin darle tiempo a escapar.
 
—¿Quieres ir a comer algo con Blaine y conmigo después de que cerremos?
 
—Claro que sí.
 
Brittany dejó la amenaza de muerte en el cajón superior de su tocador y Sam la observó, interrogante. —Podría llamar yo a Will, si quieres.
 
—No —Brittany se puso en pie— Es mi problema, no el tuyo.
 
Kurt arqueó una ceja. —¿Me estáis ocultando algo?
 
—¿Acaso Brittany le haría eso a sus amigos? —replicó Sam con sarcasmo.
 
Cuando se fue, Kurt le puso la mano en la pierna. —Brittany, cielo, ¿se te ha ocurrido alguna vez que no tienes que defenderte de todo el mundo?
 
Brittany no se movió, aunque las palabras de su amigo desataron algo en su interior. ¿Era eso lo que hacía?
 
* * *
 
Santana dejó el coche en el aparcamiento del restaurante de 24 horas y miró el reloj. Seguramente Dani tardaría diez minutos en llegar. Santana había llegado pronto porque necesitaba desesperadamente ver a su vieja amiga y porque no quería aparcar en la calle, la misma en la que estaba The Sweets Ladys. En casa se estaba volviendo loca y tenía que hacer algo para sacarse todas aquellas imágenes de la cabeza. La televisión no ayudaba. Tampoco podía dormir. Y, sin descansar como es debido, no podía funcionar y mucho menos entrenar para el próximo combate. A aquel ritmo, algún oponente muy inferior a ella la humillaría públicamente.
 
¿Por qué no podía dejar de pensar en Brittany?
 
Después estaba su madre, que se había mostrado tan tranquila durante su visita. Aquella mujer le provocaría una úlcera. Sus ahorros se agotaban a una velocidad de vértigo y Santana no podía hacer nada para evitarlo. Apretó los dientes con irritación.
 
Estaba asustada, desesperada. Se diría que su madre se negaba a darse cuenta de las pocas opciones que le quedaban y la muy obstinada insistía en que lo tenía todo bajo control y en que podía cuidarse sola. ¿Qué hacía falta para que asumiera la situación y le permitiera a Santana hacer lo que cualquier hija querría hacer?
 
Cerró el Viper y entró en el restaurante. Suponía que tendría que esperar sola, pero oyó que alguien la llamaba y localizó a una rubia que le hacía señas desde una de las mesas que había junto a la ventana. Sólo con ver sonreír a Dani, Santana se sintió mejor. Joder, necesitaba liberar un poco de tensión acumulada. Si alguien podía devolverla al buen camino era su ex compañera del instituto.
 
—¡Hacía meses que no me llamabas! —protestó Dani en cuanto Santana tomó asiento a su lado.
 
—Lo siento. —Santana agachó la cabeza con la esperanza de que Dani se apiadara de ella.
 
—Haces bien en sentirlo —le sonrió Dani—. ¿Tu madre ya ha encontrado trabajo?
 
Santana negó con la cabeza. —No. Sigue buscando y sigue sin dejar que la ayude.
 
—Eso es porque es una mujer con clase. No quiere aprovecharse de su hija.
 
Santana se encogió de hombros y se apoyó en el respaldo de la silla. —Supongo. Pero cuando se quede sin ahorros no tendrá más remedio.
 
—Entonces ya verás lo que harás.
 
Pidieron unas cervezas y estudiaron la carta. —La hamburguesa al roquefort está muy buena —apuntó Santana. Solía pasar por aquel restaurante antes de ir a alguno de los clubs de más abajo.
 
—¿Quieres que compartamos algún entrante? —preguntó Dani— Me muero de hambre.
 
Santana no tenía apetito. Llevaba días viviendo a base de fruta y café, pero por hacer feliz a Dani dijo que sí.
 
—Claro, lo que quieras.
 
—Aros de cebolla. —Dani dejó la carta— Y un batido. ¿Chocolate o vainilla?
 
A Santana se le revolvió el estómago, sin embargo por simple impulso dijo rápidamente — Vainilla
 
La camarera les llenó las jarras de cerveza y les tomó nota. —Ahora, vamos a lo bueno —dijo Dani, en cuanto se alejó la camarera—. ¿Qué tal tu vida sexual?
 
Santana sonrió. Nadie como Dani para ir al grano y saber que había alguna mujer en el asunto.
 
—Ya no vale la pena hablar de ella.
 
Dani la observó. —¿Desde cuándo? ¿La zorra de Marsha no te fastidió la libido, verdad? Ya te dije que no la dejaras ir a vivir contigo.
 
Santana se rió. —No, es que..., bueno... —Respiró hondo. Si no se lo podía contar a Dani, ¿a quién se lo iba a contar?—. Conocí a una persona. Una stripper.
 
—Oh, cuenta, cuenta —Dani se puso cómoda.
 
—No es nada. Sólo...
 
—¿Te la tiraste? Cuéntame esa parte.
 
Santana sonrió y bebió un sorbo de cerveza mientras reflexionaba.
 
—No lo sé. Fue diferente.
 
Dani ladeó la cabeza. —¿Diferente? Será mejor que te expliques, porque me ha parecido ver a Cupido disparando flechas con corazoncitos alrededor de tu cabeza.
 
Santana echó un vistazo a su espalda cuando un ruidoso grupo entró en el restaurante. Carcajadas femeninas y risitas masculinas flotaron en el ambiente.
 
Santana se quedó sin respiración al reconocer a Brittany con Kurt y otro hombre. Su cabello largo y ondulado caía como una cascada de rizos dorados sobre sus hombros. Supuso que los fluorescentes del local le robaban parte del color a sus mejillas ya que se veía más pálida que nunca.
 
Ella miró en la dirección opuesta del restaurant y sonrió suavemente, sin embargo seguía pareciendo algo desconectada de todo el mundo a su alrededor, incluso ahora que hablaba con Kurt por lo bajo mientras él también miraba aquella dirección, Santana no pudo ver qué era lo que Kurt estaba viendo porque su ubicación no se lo permitía, entonces volvió a mirar a Brittany y ella pareció ser atraída por su mirada, sus ojos se encontraron y Brittany tardó unos segundos en apartar la vista, segundos interminables en que su rostro se volvió indescifrable para Santana pero antes de seguir examinando su expresión, vio que Brittany miró lentamente hacía Dani y entonces rápidamente aparto la mirada de ambas.
Su expresión, ahora, se tiñó, indudablemente de celos y sus mejillas se volvieron de un rojo inquietante, así como los vaqueros que le ajustaban peligrosamente los muslos, todas esas sensaciones provocaron un escalofrío ardiente entre las piernas de Santana.
 
A Kurt se le borró la sonrisa de la cara cuando vio a Dani. Lanzó a Santana una mirada seria como si quisiera interpretar a algún asesino en serie, pero su rostro siempre se veía tierno y Santana quería reírse, sin embargo, por respeto a su esfuerzo mantuvo la mirada tranquila. Era evidente que Brittany no le había dicho que su lío ya era historia.
 
Dani cambió de posición a su lado. —¿Qué sucede?
 
Santana despegó los ojos del fuego abrumador que ardía en la mirada de Brittany.
 
—Es ella.
 
Dani se volvió en el asiento. —Oh, là, là... Parece cabreada.
 
Cabreada y celosa. Santana sonrió, no podía creer lo mucho que le estaba gustando ser capaz de despertar aquellas emociones en Brittany. Sonrió aún más cuando el trío se les acercó.
 
—Hola. ¿Se estaban yendo?
 
Quiso hacerse la indiferente pero perdió la batalla interna que estaba librando para no mirar a Brittany. Kurt soltó una risita.
 
—Ni siquiera hemos empezado. —Le sopló un beso al hombre que tenía a su lado—. Este guapote es mi Blaine.
 
Santana sonrió ante las muestras de afecto. Ojalá pudiera tener una relación tan fácil y cómoda con Brittany.
 
—Encantada, Blaine. ¿Quieren sentarse con nosotras?
 
Los ojos azules de Brittany echaron chispas, parecían dos llamas azules que dejaban sin aliento a Santana. —No, gracias. No querría interrumpir su cita.
 
—Pero yo sí. Siéntate —intervino Kurt, que hizo pasar a Blaine delante para que se sentara a la mesa.
 
Santana reprimió una carcajada, Brittany se moría de celos.
 
—No nos importa. —Le dio un codazo a Dani—. ¿Verdad?
 
Dani le siguió el juego. —En absoluto.
 
Brittany se sentó al final de la mesa, fijó la mirada en la ventana y mantuvo la distancia entre Santana y ella.
 
—Ya hemos pedido, pero llamaré a la camarera —se ofreció Santana, complaciente.
 
—Ah, no te preocupes —dijo Kurt—. Venimos siempre, así que ya saben lo que queremos.
 
Kurt le dio otro repaso a Dani y se quitó una pelusilla imaginaria del hombro, luego miró hacía Brittany y sonrió por un momento antes de volver a una expresión seria. Brittany tamborileó con las uñas sobre la mesa, sin mirar a Santana para nada. El enfado era evidente en cada fibra de su ser, sus hermosos labios finos estaban apretados en una mueca con poco disimulo, el suave perfil de su rostro mostraba una mandíbula tensa y sus mejillas estaban más sonrosadas que nunca.
 
Santana dijo lo primero que se le ocurrió. —Parece que mañana va a hacer buen día, ¿verdad?
 
Aquello no podía haber sucedido, no acababa de decir semejante estupidez.
 
Dios, trágame tierra.
 
¿No se suponía que tenía que poner celosa a Brittany?
Sentía una especie de emoción que inundaba su cuerpo y sus sentidos, como si hubiera despertado de alguna pesadilla o hubiera tomado alguna clase de píldoras mágicas de energía revitalizadora.
 
Dani soltó una risita. —Mi pequeña meteoróloga.
 
Le dio una palmada en la pierna a Santana y Brittany la fulminó con la mirada. Kurt tosió y se dirigió a Dani.
 
—Brittany es cinturón negro.
 
Dani sonrió. —Yo también. Santana me entrenó. Clases particulares, por supuesto.
 
Santana tomó un trago de cerveza para que no le entrara la risa. La mezcla de fuego y hielo en los ojos de Brittany era demasiado buena para ser verdad.
 
—Bueno, alguien está acosando a Brittany, envía cartas.
 
Kurt miraba fijamente a Dani y todo él parecía decir “no puedes superar eso”, como si estuviera comparando quien tiene la mejor ropa de moda, sonaba como un niño caprichoso, empeñado en superar a Dani. Ésta se acercó un poco a Santana y dijo, con voz seductora:
 
—Santana nunca dejaría que nadie me acosara. ¿Verdad, nena?
 
Santana, decidió ignorar su preocupación por las cartas amenazadoras entonces se enfocó y  reprimió una carcajada negando con la cabeza, despacio.
 
—Nunca.
 
Llegó la comida. Blaine comía como si deseara hacerse invisible. Kurt tiró ketchup en el plato de Dani “sin querer”. Santana, con repentino apetito, mordisqueaba sus delicias de pollo sin quitarle el ojo de encima a Brittany. Buscaba desesperadamente algo que decir.
 
Estás tan buena, toda así de enojada que en lo único que pienso es en hacer que te corras. ¿Sabes qué? Te echo de menos.
 
Se metió una patata frita en la boca para reprimir un suspiro.
 
—¿Cuánto hace que se conocen? —preguntó Brittany, en un tono tirante.
 
Antes de que Santana tuviera tiempo de atarle la lengua a Dani y dar por terminada la deliciosa provocación, ésta rió, se volvió hacia su amiga y repuso:
 
—Uf, hará... ¿diez años?
 
A Brittany se le pusieron los ojos como platos. — ¿Diez años?
 
Kurt resopló. Se levantó de la mesa y arrastró a Blaine con él.
 
—Vamos, Brittany, cielo. Necesitas despiojarte. Seguro que esta perra te ha pegado algo.
 
Siguió insultándola por encima del hombro de camino a la caja. Brittany dio unos pasos hacia la puerta, pero antes de llegar se dio la vuelta, con el rostro congestionado por la ira ya sin disimulo, y volvió a la mesa a grandes zancadas.
 
—Eres una zorra mentirosa! ¿Cómo te atreves?!
 
—Joder... —Dani silbó por lo bajo cuando el trío salió por la puerta— Menuda bomba de relojería tienes entre manos, nunca había visto tantos celos juntos en un cuerpo tan delgado.
 
Santana vio por la ventana cómo Brittany se alejaba, seguida de Kurt y de su cita, su corazón dio un vuelco y antes de darse cuenta ya estaba caminando a la salida, murmurando alguna palabra de despedida a Dani, sin dejar de apartar la mirada de la figura furiosa que se alejaba sin mirar atrás.
 
Dani sonrió radiante y gritó sin despabilo— Eso es!, mueve el culo y sal ahí fuera antes de que se vaya! Creo que Cupido ha dado en el blanco! — no sabía si Santana había escuchado lo último, de hecho se sorprendía de que no hubiera girado ni una sola vez, para callarla por la vergüenza que la estaba haciendo pasar. Cuando la figura de Santana se perdió de su vista, miró alrededor y descubrió que muchas miradas curiosas la observaban con asombro y con desdén y ella se encogió de hombros— que? Siéntanse orgullosos de presenciar el amor con todas sus luces, no todo es color de rosas también puede ser algo complicado y explosivo.
 
* * *
 
Brittany se detuvo junto al coche de Kurt y esperó a los tortolitos. La furia se había apoderado de ella y su paciencia pendía de un hilo. Dios, no había estado tan celosa en la vida. ¿Y por qué? ¿Por qué una tía con la que se había enrollado dos noches había engañado a su novia? Por el amor de Dios! Ya se había vuelto loca de celos incluso antes de saber que esa rubia teñida era su novia, sin duda esto era de locos.
 
Kurt y Blaine se acercaron a ella, entre risitas. —¿Van a dejar de meterse mano el tiempo suficiente para llevarme al club? Sabía que tendría que haber traído mi coche.
 
—No se preocupen, chicos. Yo la llevo. Me deja de camino —intervino Santana, que había aparecido en la acera.
 
Brittany le lanzó una mirada furibunda. —Ni hablar! No dejes sola a tu novia!— dijo arrastrando cada palabra y enfatizando su odio en cada una de ellas— Ni mucho menos vas a volver a meterle los cuernos conmigo!— fulminó a Kurt con la mirada para que se diera prisa—. ¡Entra en el puto coche!
 
Kurt miró a Santana de arriba abajo.
 
—A lo mejor… deberías ir con ella, cielo —le dijo a Brittany mientras sus ojos buscaban una excusa rápida y le dirigió una sonrisa a su novio, añadiendo— Mi amor se siente un poco abandonado. ¿Verdad, amor?
 
Hecha una furia, Brittany apretó los dientes y a punto estuvo de gruñirle a Santana.
 
—Iré a pie.
 
Santana se pasó los dedos por el pelo negro, en un gesto de frustración. —Maldita sea, te están acosando! No vas a ir a pie a ninguna parte!
 
—Claro que no, yo la llevo— Sam apareció detrás de ambas, Santana lo miró fríamente y trató de no soltar palabra mientras que por dentro tenía ganas de golpearlo de verdad esta vez, definitivamente él parecía competir consigo mismo para aparecer siempre en el medio de ellas y en los momentos más oportunos.
 
Brittany lo miró sin mirarlo, estaba totalmente tentada de nuevo.
Tentada de hacer aquello que había pensado en el instante en que vio a Santana con la tal Dani, anteriormente, justo del otro lado del restaurant, había visto a Sam sentado de frente y sonriendo gentilmente a una chica pelirroja que le daba la espalda a Brittany.
 
Sam miró en su dirección y pareció incomodo, removiéndose en su silla, Brittany le había sonreído gentilmente, tratando de tranquilizarlo, después de toda una semana totalmente desganada la vista de un Sam tratando de seguir adelante le infundió un poco de ánimos, no los suficientes pero por lo menos estaba contenta por él.
 
Kurt había mirado en la misma dirección y mientras también le sonreía y le guiñaba un ojo, por lo bajo había instado a Brittany, como probando algún síntoma de que ella pudiera estar celosa, después de no conseguir más que puras sonrisas y alivio en sus ojos había confesado que solo la había instado para darle una mano a Sam, algo que entendió, nunca tendría sentido. Sin embargo sonrió aún más cuando le sugirió que debería probar sus propias convicciones en cuanto giró para mirar a Santana y entonces Kurt no había sido el mejor de los amigos provocándola, llevándola a sentarse con ellas y todo el resto…
 
Resto que Brittany no podía olvidar y ahora estaba a punto de ceder ante su furia, se iría con Sam, ella haría aquello que había pensado reiteradamente mientras Dani coqueteaba libremente con Santana, ella sabía lo que implicaba para él, Brittany solo querría que la acompañara hasta su casa pero la cita de Sam y su interferencia entre ellos la había retenido, sin contar con la acuciante e inexplicable necesidad de ser masoquista consigo misma ya que no quería apartar la mirada, ni mucho menos alejarse de Santana.
 
Ahora deseaba tanto ser egoísta y darle a Santana su propio merecido, quería que Santana sintiera esos celos asfixiantes en cuando la viera alejarse con él, porque Dios! Tenía que reconocer que eso era lo que realmente quería, que Santana los viera irse juntos y no importaba lo que pensara de ellos, de hecho esa era la idea.
El inesperado pensamiento revelador de que Santana no sintiera lo mismo la dejó estática, incapaz de moverse ni mucho menos de musitar alguna palabra. Sam seguía con su mirada seria en dirección a Santana y una más gentil a Brittany con la petición silenciosa en sus ojos, ella no podía moverse.
Kurt y Blaine estaban detrás de Sam tratando de no parecer tan obvios en cuanto a la espera expectante de su respuesta. Antes de poder decir algo, Santana tomó la decisión por ella, más bien pareció leer sus pensamientos sin su consentimiento, sin embargo el tono suave de su voz la dejó sin aliento —Sube al coche, por favor.
 
Brittany enderezó los hombros, levantó la barbilla y vio esos ojos chocolate que tanto le podían, ahora parecían más intensos que nunca, Brittany se sintió pequeña alrededor de Santana, incluso cuando era unos centímetros más alta que ella. Resopló con fastidio y se dirigió al Viper como toda una diva orgullosa. De pronto recordó a Sam y retrocedió sobre sus pasos para encontrar sus ojos angustiosos. Dios! Porque Santana la dejaba tan fuera de eje? Porque todo parecía desvanecerse a su alrededor cada vez que estaba en su presencia?
 
Y porque ella tenía que hacerle tanto daño a Sam? Luego comprendió que todo había sucedido en su cabeza y que realmente ella no le había dado ninguna insinuación de que dejara a su cita y mucho menos que le ofreciera acompañarla hasta su casa, eso la tranquilizó un poco, sin embargo no pudo dejar de sentir un poco de culpa por sus pensamientos egoístas, ahora mirándolo de frente no sabía que decirle. Para su suerte Kurt pareció darse cuenta de la situación, o por lo menos ahora sí dejaba de hacerse el desentendido y le dijo algo en el oído a Blaine, éste rápidamente se acerco a Sam y le todo el brazo.
 
—Hey, ni siquiera saludas? Vamos viejo tengo en mis archivos un nuevo Fan Fic de Stars Wars y esta buenísimo, sabes que a Kurt no le gustan estas cosas
 
Y de esa manera se lo llevó, él camino unos pasos hacia atrás sin poder apartar su mirada de Brittany y luego se giró por completo hacía ellos. Brittany consideró que Kurt podría ser absuelto de la pena de muerte a la que ella lo había condenado.
 
Entonces se quedó allí de pie, mirando hacia ellos que se alejaban y Sam que de vez en cuando giraba para mirarla pero ella ya estaba al lado del auto de Santana, jurándose que no la miraría de nuevo, solo la ignoraría todo el camino, no diría una palabra, aplicaría la ley del hielo, la indiferencia completa. Santana le abrió la puerta y, sin pronunciar palabra, subió al coche y se abrochó el cinturón.
 
El trayecto de dos manzanas fue más incómodo que una cumbre palestino-israelí. Santana parecía estar bien con su indiferencia, por lo menos no hacía nada para que Brittany hablara. Incapaz de reprimir su enfado, Brittany se encaró con Santana en cuanto llegaron a The Sweets Ladys.
 
—¡Qué cara tienes! ¿Follabas conmigo mientras tu novia te esperaba preocupada en casa?!
 
Santana sonrió. Aquella furiosa acusación la abrumaba. —No, te follaba mientras ella estaba en el trabajo.
 
Brittany dio un respingo. Cerró los puños y a duras penas reprimió el impulso de pegarle.
 
—Estás mal de la cabeza.
 
Sí, eso parece, no puedo sacarte de mi mente, debo estar loca.
 
—No parecía que te importara cuando gritabas mi nombre.
 
Brittany sintió un cosquilleo en la entrepierna. ¿Cómo lograba Santana que, a pesar de todo, tuviera ganas de arrancarle la ropa?
 
Santo cielo. He sido "la otra".
 
Y había disfrutado cada segundo. Le aterrorizaba que Santana viera el deseo en sus ojos, así que miró por la ventana. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pero no se permitió derramarlas. No pensaba consentir que aquella zorra la hiciera llorar, por mucho daño que le hubiera hecho.
 
—Mírame, Brittany.
 
La súplica de Santana despertó el fuego en su interior. El ansia y el deseo la asaltaron como cristales afilados, directos a su sexo.
 
—Vete a la mierda.
 
Santana le cogió la barbilla y le hizo girar la cabeza. —Dani es mi mejor amiga. Éramos compañeras del instituto.
 
Brittany tragó saliva. Los ojos de Santana, cargados de ternura, diversión y honestidad, hicieron que le entraran ganas de subirse a su cara a horcajadas.
 
Diez años.
 
El comentario por fin cobraba sentido. Había asumido que eran novias desde el instituto.
Habían jugado con ella y ella había pensado hacer lo mismo pero como consecuencia del juego de Santana.
 
Santana le sonrió con delicadeza y compuso una expresión divertida, pero aquello no aplacó a Brittany. De repente se sentía como una amante despechada. Por favor, se había comportado como una idiota enamorada en público. La vergüenza no hizo más que avivar su enfado. Giró la cara, temerosa de la mirada de Santana y de las emociones que se arremolinaban en su interior como un tsunami. Apoyó la mejilla en el fresco cristal y dijo:
 
—Muy graciosa.
 
—No soy yo la que lleva una doble vida —le dijo Santana en tono serio—. Ni siquiera sé quién eres en realidad, Brittany
 
—¿Qué quieres decir?
 
—He estado en tu casa. Y te vi con traje un día por la calle. Es evidente que no haces strip-tease para ganarte el pan.
 
Brittany se encaró con ella de nuevo. Le temblaban los labios. Quería contárselo todo pero no sabía por dónde empezar.
 
—Me conoces mejor de lo que crees.
 
—¿De verdad? ¿Porque hemos follado unas cuantas veces?
 
—No. —Brittany luchó por hallar las palabras adecuadas. Al final sus esfuerzos por contener las lágrimas se fueron al traste—. El picnic. Fue uno de los días más felices de mi vida.
 
¿Qué trataba de decir? ¿Que era el único día de su memoria en que se había sentido real? ¿Que cuando Santana y ella habían hecho el amor sobre aquella manta se había sentido querida?
 
Santana la miró durante un largo rato.
 
—Voy a llevarte a casa. Y luego vamos a hablar.
 
A Brittany se le aceleró el pulso. ¿Sería un error? Apartó las dudas de su mente y accedió, porque estar lejos de Santana no parecía ser una opción para sus sentidos.
 
—De acuerdo.
 

Brittany se apoyó en el reposacabezas de piel, sorprendida del riesgo que estaba dispuesta a correr. Santana quería saber la verdad y ella se la contaría, hasta el detalle más sórdido. Sería un gran alivio soltarlo todo, pasara lo que pasara.


************************


Hola!, *suspiro* un capitulo muy cargado verdad? Que les pareció? Brittany y sus lindos celos? *.*
Santana y su juego con resultado satisfactorio? Sam y su pobre insistencia? Kurt y su actitud tan particular? Dani? Todo en sí? No tienen que contestar :) me conformó con que les guste, es lo más importante :)

Bueno nos vemos la prox! Besos, NaT!
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Mensaje por micky morales Miér Jul 30, 2014 11:55 pm

tranquila que fue hace bastante tiempo que abandonaron esta historia, asi que con gusto fiel a la tuya, ahora que hablen espero que las cosas marchen de otra manera entre ellas!
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Mensaje por monicagleek Jue Jul 31, 2014 3:20 am

Siii es hora de hablar!!!!
Wow ahora despues de esa escena de celos tendran que decirse algo no???
monicagleek
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Mensaje por Elita Jue Jul 31, 2014 8:59 am

Que intensa xD jamás creí que hiciera esa escenota de celos & con alguien que apenas conoce!


Amo a Dani :) por provocar eso xD
Quiero saber que se van a decir!!!!!!!!! Aaaw tienes que actualizar pronto.
Si? Por favor? :D
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Mensaje por 3:) Jue Jul 31, 2014 10:00 am

holap,...

intenso sobre todo para britt,....llego el momento de habar,..!!
me divertí con dani provocando los celos de britt,.. jajajaja y san no se queda a tras!!!
y sam ya a estas alturas no va a conseguir nada mas que,.... nada jajajajaja
y kurt quiere la felicidad de britt,.. y por eso su actitud,..!!

nos vemos!!
3:)
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Mensaje por paulitahope Jue Jul 31, 2014 4:49 pm

NO PUEDO CON MI VIDAAAA QUE BONITO TODO, QUIERO MAS, OMG OMG OMG OMG OMG OMG OMG OMGO OMG OMG OMG *-* NO TARDES, POR TU VIDA, LO NECESITO
YA.,DJMG.SHGFLKDHDFKGJSTIPHÑEFJHLDJÑOEHGWLÑSGBÑOSHNBFGHJNVÑWFUJTGLFIUHJHTIYTF8TFGIGHTUHUUHIHKHKHHUVDFGWRHWRTHWTJFW ç

el otro cap no lo comenté porque no vi que lo subiste, oh fuuuck!!!


paulitahope
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Jue Jul 31, 2014 8:05 pm

micky morales escribió:tranquila que fue hace bastante tiempo que abandonaron esta historia, asi que con gusto fiel a la tuya, ahora que hablen espero que las cosas marchen de otra manera entre ellas!
Entonces, gracias por comentar! :)
Bueno..de seguro van a marchar de otra manera :s
monicagleek escribió:Siii es hora de hablar!!!!
Wow ahora despues de esa escena de celos tendran que decirse algo no???
Van a hablar...:s
Creo que se van a decir demasiado pero no se si lo necesario
Elita escribió:Que intensa xD jamás creí que hiciera esa escenota de celos & con alguien que apenas conoce!


Amo a Dani :) por provocar eso xD  
Quiero saber que se van a decir!!!!!!!!! Aaaw tienes que actualizar pronto.
Si? Por favor? :D
Yo tampoco lo creí *.* y bueno no importa el poco tiempo, lo que importa es como lo utilizan :)
Sip, Dani tiene la mejor
Ya actualizo, pero bue, se van a decir mucho pero tal vez no justamente lo que deberían
3:) escribió:holap,...

intenso sobre todo para britt,....llego el momento de habar,..!!
me divertí con dani provocando los celos de britt,.. jajajaja y san no se queda a tras!!!
y sam ya a estas alturas no va a conseguir nada mas que,.... nada jajajajaja
y kurt quiere la felicidad de britt,.. y por eso su actitud,..!!

nos vemos!!
Toda la escena de los celos fue muy linda e intensa, tanto la provocación como la respuesta *.*
Y Sam... él no se rinde y no existen humillaciones ni orgullo alguno cuando se trata de amor de verdad *recuerda muy bien esa frase ;)*
Sip, yo me refería a la actitud tan graciosa de Kurt, tirandole ketchup a Dani, haciendola competir con Britt y claro, sobre todo su personalidad de mejor amigo, siempre queriendo lo mejor para Brittany :)
paulitahope escribió:NO PUEDO CON MI VIDAAAA QUE BONITO TODO, QUIERO MAS, OMG OMG OMG OMG OMG OMG OMG OMGO OMG OMG OMG *-* NO TARDES, POR TU VIDA, LO NECESITO
YA.,DJMG.SHGFLKDHDFKGJSTIPHÑEFJHLDJÑOEHGWLÑSGBÑOSHNBFGHJNVÑWFUJTGLFIUHJHTIYTF8TFGIGHTUHUUHIHKHKHHUVDFGWRHWRTHWTJFW ç

el otro cap no lo comenté porque no vi que lo subiste, oh fuuuck!!!


Me encanta tu energía positiva :) En serio, me sacas una sonrisa :) y por mi vida aca te dejo la actu! :p y bueno, yo siempre digo que no hay problema si no dejan sus comentarios porque entiendo eso de los tiempos, pero también *contradisiendome a mi misma :p* me encanta leerlos, aunque no se si tu comentario sería tan positivo despues de este cap :(
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Jue Jul 31, 2014 8:09 pm

Atrévete
 

Cap 10


La verja de la casa de Brittany estaba abierta de par en par. Habían tirado papel higiénico sobre los arbustos y los árboles como si fueran guirnaldas de Navidad. También habían lanzado pintura roja sobre la fachada, en un cruel intento de estropear su belleza.
 
—Dios santo...
 
Brittany bajó a toda prisa del Viper en cuanto aparcaron. Santana sacó el móvil y llamó a emergencias, mientras bajaba del coche y seguía a Brittany por el patio delantero. La operadora respondió.
 
—¿Cuál es su emergencia?
 
—Alguien ha entrado en casa de mi amiga. Necesitamos una patrulla inmediatamente.
 
Santana le dio la dirección. —Señora, ¿hay alguien con usted?
 
—Mi amiga está aquí. Es la propietaria de la casa.
 
La operadora le dijo que permaneciera al teléfono hasta que llegara la policía y Santana rodeó a Brittany con el brazo.
 
—Están de camino.
 
—¿Qué clase de jodido chiflado haría algo así?
 
Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas mientras contemplaba el jardín. Su bello rostro estaba lleno pena.
 
Seguramente el mismo jodido chiflado que envía amenazas de muerte al club.
 
Santana se guardó aquel pensamiento para sí. La mujer que Harold había reducido no había negado estar detrás de aquellas amenazas y todo el mundo parecía pensar que, efectivamente, podía haber sido ella. ¿Se habría metido en casa de Brittany? Y si sabía dónde vivía, ¿qué más podía saber? ¿Qué relación tenía con Brittany?
 
Santana caminó con Brittany por el jardín, para comprobar los destrozos. Había cristales rotos sobre las plantas tropicales alrededor de la entrada. Al inspeccionar más a fondo, encontraron algunas ventanas rotas. Habían lanzado más papel higiénico desde dentro de la casa. Brittany subió al porche de madera.
 
—No entres —la detuvo Santana— Espera a que llegue la policía.
 
Brittany soltó un chillido agudo y se llevó las manos a la boca. Santana siguió la dirección de su mirada de horror y un escalofrío le recorrió la espalda. En las tablas del patio habían escrito una nueva amenaza a punta de cuchillo.
 
HA LLEGADO TU HORA, ZORRA
 
Los sollozos desconsolados de Brittany le rompieron el corazón. La abrazó con fuerza hasta que apareció la policía, con las luces y las sirenas puestas, como si vinieran a arrestar a un terrorista. Su pronta llegada sorprendió a Santana, aunque supuso que una de las ventajas de vivir en un barrio como aquél era que la policía acudía cuando la llamaban. Si hubiera llamado desde casa de su madre habría sido diferente; eso si se dignaban a aparecer. Apartó aquel amargo pensamiento de su mente y soltó a Brittany. Las dos contemplaron las luces brillantes.
 
Después de confirmarle a la operadora que la policía había llegado, Santana colgó y se llevó a Brittany del porche. Si el acosador o acosadora había dejado algún rastro, no quería contaminar la escena antes de que la analizara la policía.
 
Un policía alto, llamativamente vestido de civil, se les acercó e iluminó la parte de atrás de la casa con una linterna.
 
—¿Habéis entrado?
 
—No —contestó Brittany, enjugándose las lágrimas.
 
El inspector dio algunas órdenes, se sacó una llave del bolsillo y se la dio a un policía vestido de uniforme.
 
—Asegúrate de que no hay nadie en la casa. —Se volvió hacia ellas de nuevo—¿Tienes idea de quién puede haber hecho esto, Brittany?
 
Brittany respondió sin extrañarse de que el inspector la llamara por su nombre de pila.
 
—Supongo que podría hacerte una lista.
 
Para sorpresa de Santana, el policía la rodeó con sus grandes brazos.
 
—No pasa nada, nena. Ya sabes el viejo dicho: “Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”. Tu padre siguió siempre esa regla.
 
—Ay, Will —suspiró Brittany— Tendría que haberte llamado antes.
 
¿Will?
 
¿Brittany conocía a un inspector por su nombre? ¿Quién coño era aquella mujer?
 
Will le dio una palmada en la espalda y la soltó. —Parece que tenemos que hablar de muchas cosas.
 
—Eso es decir poco. —Brittany sonrió a Santana con timidez— Santana, te presento a mi segundo padre, William Shuester. El mejor amigo de mi padre.
 
Will le tendió la ancha mano y Santana se la estrechó. Había un millón de preguntas que quería hacerles a los dos, pero por el momento callar parecía la mejor opción.
 
—La casa está limpia, señor —gritó el agente desde el porche—. No hay nadie. Sólo un desorden de mil demonios.
 
Brittany fue hacia allá y Santana la siguió al punto. Will Shuester se quedó atrás, hablando por radio. Las habitaciones con ventanas rotas también estaban llenas de papel higiénico y manchadas con bombas de pintura. Las cortinas estaban desgarradas y se agitaban en las ventanas con el viento.
Brittany se cubrió la boca al llegar a la sala de estar. Las bolas de pintura habían roto una vitrina y había cristales en la moqueta.
 
—Era de mi madre...
 
Brittany se echó a llorar de nuevo y las lágrimas hicieron que se le corriera el rímel; se arrodilló y se puso a recoger trozos de porcelana. Había una tiara con una piedra preciosa en el centro, torcida y rota junto a la vitrina. Brittany la cogió, la abrazó contra su pecho y rompió en sollozos.
 
—Le encantaba. Más que ninguna otra cosa.
 
Santana sintió que se le encogía el corazón, la desoladora imagen le dolía más de lo que podía imaginar.
 
—No hay señal de que hayan forzado la puerta, así que lo más seguro es que quien haya sido supiera el código.
 
Entró en la sala de estar y se detuvo al ver a Brittany en el suelo.
 
—Quiero que atrapes a quien ha hecho esto —farfulló ella.
 
—Le agarraremos, pequeña.
 
Dio un rodeo para no pisar los cristales rotos y miró por la ventana hecha añicos.
 
—No puedes quedarte aquí. Será mejor que vengas conmigo y con Holly. Se queja de que nunca vienes a vernos.
 
—No pasa nada, señor. Puede quedarse conmigo —intervino Santana—. Tenemos que hablar.
 
Will asintió. —Bien. Agarra lo que necesites, pero no intentes limpiar nada.
 
—Pero no puedo irme así, sin más —murmuró Brittany, sin apartar los ojos de sus recuerdos.
 
Will cruzó la habitación, le puso la mano en el hombro y le habló con dulzura. —Tendremos que precintar toda la casa durante la investigación. No podrás volver hasta que la policía científica acabe de buscar huellas y recoger pruebas.
 
Santana agarró a Brittany de la mano. —Venga. Vamos por algo de ropa.
 
* * *
 
Quien estuviera jugando con ella quería que viviera con miedo y lo estaba consiguiendo. Nunca había estado tan asustada. Había recibido muchas cartas incendiarias y llamadas cargadas de odio en Pierce Industries. La gente le gritaba obscenidades y colgaba, como si eso les diera el control. Emily Fields había sido la primera persona en seguirla a The Sweets Ladys y seguramente era quien había escrito las últimas notas y había hecho las llamadas que había interceptado Sam. ¿Pero aquello? Brittany nunca había sufrido un ataque tan lleno de rencor. Tan personal. Quienquiera que lo hubiera hecho quería dejarle bien claro algo, aunque no sabía el qué.
 
Se concentró en lo que tenía que meter en la bolsa para llevarse a casa de Santana. Esta estaba sentada en la cama, a pocos metros, con los brazos cruzados. Su expresión era seria y Brittany no se atrevía ni a mirarla. Aquella noche iba a tener que explicarle muchas cosas, pero no sabía si estaba preparada para hacerlo. Ya no estaba segura de poder compartir sus secretos más sucios con una mujer que había llegado a importarle… demasiado y a la que admiraba. Lo único que quería era hacerse un ovillo en un sofá y quedarse dormida entre sus brazos para olvidar sus problemas y el resto del mundo en general.
 
Todavía podía decidir irse con Will. Allí estaría segura. Holly y él lo sabían todo de su padre y ella, y no la juzgaban.
 
—¿Estás lista? —le preguntó Santana.
 
Brittany se dio cuenta de que se había quedado mirando al vacío. Se puso recta y decidió que había llegado la hora de agarrar el toro por los cuernos. Lo único que tenía que hacer era pasarle la pelota a Santana y esperar a ver qué ocurría.
 
Will las esperaba en el jardín delantero. —Necesito el nombre y el número de teléfono de todas las personas que tienen el código.
 
Brittany sintió como si le oprimieran el pecho. Will estaría orgulloso de ella. —Sólo se lo he dado a la gente en quien confío.
 
—Bien hecho. ¿Para qué se lo ibas a dar a nadie más? —Le sonrió ampliamente y sus ojos relucieron, divertidos— ¿Y en cuántas personas confías?
 
Brittany le lanzó una mirada de exasperación y empezó a decir nombres. —Kurt y Sam. Kevin. Tú. Santana. Nadie más.
 
Will parecía aliviado. — ¿Eso es todo?
 
La recorrió una oleada de culpabilidad. Tenía que contarle muchas más cosas. —Me están acosando —soltó, antes de cambiar de opinión.
 
La simpatía de Will se desvaneció y una mirada airada vino a reemplazarla. —¿Qué quieres decir?
 
—Alguien ha estado dejándome amenazas de muerte en el club. Notas, llamadas de teléfono. Una mujer se presentó la otra noche, me llamó de todo y me amenazó antes de que Harold la echara. Tengo su nombre y su número de matrícula.
 
Will pasó una hoja de su libreta. —Por mucho que te guste hacerte la dura, hay cosas de las que no puedes ocuparte sola. ¿Cómo se llama?
 
—Emily Fields.
 
La dura mirada de Will se tiñó de confusión. Temía decirle la segunda parte, pero inspiró hondo y prosiguió. —Compramos la empresa de su padre.
 
Will levantó la mirada al punto. —¿Por qué no me lo habías dicho antes?
 
Ahí estaba: el instinto protector que la hacía sentir segura. Había ocupado el lugar de su padre sin titubeos, sin reservas. Lo adoraba por quererla tanto.
 
—No quería preocuparte. —Lo miró a los ojos— Y creía que sólo estaba enfadada, pero que no pasaría de ahí.
 
Will escribió algo en la libreta. —Duerme un poco. Yo me encargaré de esto. Pero más vale que me llames a primera hora de la mañana. Tenemos que hablar de varias cosas.
 
Brittany sabía que no diría nada más delante de Santana y deseó abrazarlo por ser tan discreto. Miró a Santana de reojo y su expresión le dejó claro que aquella noche tenía intención de llegar hasta el fondo de su misteriosa vida. No estaba segura de por qué era tan importante que Santana lo supiera todo, pero deseaba contárselo. No quería que hubiera secretos entre ellas, así que, acabara como acabara la noche, se lo contaría todo y al menos se quedaría con la conciencia limpia.
 
* * *
 
Santana condujo el Viper por la carretera que discurría entre jardines tropicales. Llegaron frente a una gran casa de estuco gris con una veranad alrededor. A diferencia de muchas casas de la costa de Los Ángeles, tenía una chimenea alta.
 
Brittany se sintió como en casa enseguida. Estaba impaciente por entrar y encender la chimenea. Santana cogió su bolsa del asiento trasero y Brittany la siguió al interior por un ancho pasillo, hasta llegar a una sala espaciosa con un mullido sofá en el centro. Había una butaca orejera a juego y un sillón reclinable a los lados, formando un cuadrado en el suelo, en cuyo centro había una mesita de café para completar el cuadro.
 
Brittany se relajó un poco al ver el hogar de piedra de la chimenea. Había atizadores con agarradores de latón en el borde. Se moría de ganas de encender el fuego y acurrucarse junto a Santana.
 
—Bienvenida a mi humilde morada.
 
Santana dejó la bolsa de Brittany en el suelo y encendió una lámpara en el rincón. Brittany paseó por la estancia y contempló todos los chismes, trofeos, medallas y fotografías de caras sonrientes. Notó que se le encogía el corazón al pensar en su padre y hasta en su insensible hermano gorrón, pero sobre todo en su madre. En aquellos momentos la echaba muchísimo de menos. El hogar de los Pierce solía mostrar las mismas caras sonrientes antes de que su madre se marchara y antes de que un ataque al corazón se llevara a su padre. Después de aquello todo había ido de mal en peor, hasta que conoció a Sam.
 
Aunque nunca había estado enamorada de él, tenían sueños parecidos. Sam tenía el bar y necesitaba su ayuda para darle vida, así que Brittany se había tirado a la piscina para explorar su deseo de bailar. Al principio había planeado hacer strip-tease solamente un par de noches por semana y como algo temporal. Sin embargo, con el baile desconectaba de la vida real y de aquel negocio que la hacía tan infeliz.
 
Los sueños de su padre la habían empujado hacia delante día a día, sin mirar atrás y sin prestarle atención a lo que de verdad importaba en la vida. Lo único que la motivaba era continuar con su legado. Si no hubiera sido por The Sweets Ladys y sus excéntricos amigos, se habría vuelto loca mucho tiempo atrás. El club se había convertido en un lugar donde podía desahogarse y, cuando el local empezó a funcionar, Brittany se sintió orgullosa de haber aportado su granito de arena.
 
Santana pasó por su lado y la miró a los ojos. —¿Quieres que encienda el fuego, ya que no dejas de mirar la chimenea?
 
Cuando Brittany asintió, Santana prendió unas ramitas y un poco de papel y se sentó sobre los talones para ver cómo se avivaba el fuego. Se le marcaban los pequeños y tonificados músculos de los brazos cada vez que tiraba un tronco a las llamas, pero Brittany dejó de fantasear cuando Santana se limpió las manos y se dejó caer en el sofá.
 
Allá vamos.
 
—¿Lista para contarme qué demonios está pasando aquí?
 
—¿Qué quieres saber?
 
Brittany era consciente de que con aquella pregunta no hacía más que ganar tiempo, pero no es que quisiera jugar con Santana: sencillamente no sabía por dónde empezar. Santana la miró con impaciencia.
 
—Esa es una pregunta estúpida. No he visto nunca que la policía llegara tan rápido a la escena de un crimen como lo han hecho hoy, evidentemente porque eres una especie de hijastra del inspector jefe. Te desnudas en un club, pero no necesitas el dinero. Vives en una mansión y parece que la policía sea tu equipo de guardaespaldas privados. —Dejó escapar una carcajada sarcástica—. Eso descarta que trafiques con drogas, pero sigo sin saber cómo te ganas la vida y el vandalismo y las amenazas me han dado que pensar. Así que, ¿qué tienes que contarme, Brittany?
 
Brittany respiró hondo, rodeó las piernas de Santana y se sentó a su lado. —Ya sabes que no me desnudo. No soy tan barata. Yo bailo.
 
Santana rió. —Vale, ésa te la concedo.
 
—Y ya te dije que llevo la empresa de mi padre. Murió hace casi dos años. Mi hermano es demasiado estúpido para llevar otra cosa que no sea su Hummer y la verdad es que ni de eso estoy segura —sonrió, pero, como Santana no dio muestras de que el chiste le hiciera gracia, volvió a posar la mirada en el fuego—. En cualquier caso, heredé el negocio. Mi padre sabía que era la única que tenía lo que hay que tener para manejarlo, porque me había entrenado durante años.
 
—Te debía de querer mucho, para dejártelo todo.
 
—No sé si voy a poder estar a la altura de sus expectativas.
 
—Estoy segura de que estás haciendo un buen trabajo —insistió Santana con un tono de clara simpatía en la voz.
 
Las llamas se agitaron, bajo la atenta mirada de Brittany. —He hecho lo que se esperaba de mí. Es difícil de explicar..., complicado.
 
—Brittany, me estoy cansando de juegos. Ya sé que empezamos como un rollo sexual y Dios sabe que nunca esperé que...
 
Brittany se volvió poco a poco, con el corazón golpeándole el pecho.
 
¿Qué es lo que nunca esperaste?
 
Pensó en la atracción irracional que sentía por Santana y en las emociones que había tratado de ignorar desde que la conoció. Entre ellas había algo más que una conexión sexual, eso ya era innegable, pero lo que no sabía era lo que sentía Santana.
 
—¿Qué es lo que no esperabas? —susurró, esperanzada.
 
Santana miraba el piso, removiéndose algo tímida y después como si se acordara de algo, gruñó. —Nunca esperé que las cosas se complicaran tanto. Gente que irrumpe en tu casa, amenazas de muerte, la loca del club, la policía que corre a protegerte. Ve al grano, Brittany. Se me está agotando la paciencia.
 
Brittany dio un respingo y todas las palabras que anhelaba decir se le fueron de la cabeza. Quería averiguar si Santana sentía algo por ella y también quería hablarle de los últimos dos años, para que supiera lo triste que estaba porque su padre había muerto solo en su despacho y no había podido decirle adiós. Lo perdida que estaba sin su madre. Lo sola que se había sentido ante la tumba de su padre y lo desgraciada que había sido su vida hasta que la había conocido.
 
Brittany contuvo la respiración y reflexionó sobre aquel hecho tan increíble. De repente, todo le importaba mucho más; la idea de perder a Santana le resultaba insoportable. Entrelazó los dedos con nerviosismo. ¿Cómo iba a explicarle la locura en la que estaba sumida su vida sin arriesgar lo que más le importaba? Hasta aquel momento no se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba que Santana la entendiera y la aceptara.
 
Notó que se le encendían las mejillas y dejó escapar el aliento contenido de golpe, con un sonido parecido a un quejido. Se volvió enseguida para mirar a Santana a los ojos. La verdad le temblaba en los labios: estaba enamorada.
 
—¡Que qué clase de negocio tienes, joder! —le gritó Santana.
 
La aspereza de sus palabras fue como una bofetada de realidad. Conmocionada, le sostuvo a Santana la mirada airada y reprimió el impulso de hacerse un ovillo en su regazo y llorar ante la injusticia que suponía estar a punto de perder algo que ni siquiera había sido consciente de amar.
 
—Es una corporación —tartamudeó, tratando de retrasar lo inevitable.
 
—Bueno, eso ayuda mucho.
 
El cinismo de Santana la hirió de un modo que no esperaba. Con ella, Brittany se sentía súbitamente vulnerable y se encogió sobre sí misma. Si hubiera puesto su plan en práctica antes, si hubiera sido lo bastante fuerte para plantar cara a los viejos ambiciosos que querían más y más dinero, por llenas que tuvieran ya las carteras... Santana no la escucharía: no le daría la oportunidad de explicarle que, en realidad, era una persona decente y de buen corazón.
 
Con lo que iba a contarle, a Santana se le revolvería el estómago y Brittany no podría defenderse. ¿Cómo podía explicarle que había decidido seguir destrozando empresas y despidiendo a empleados? No podía esperar que Santana la perdonara por no cambiar el rumbo de la empresa en cuanto su padre murió. Apenas podía perdonarse ella misma.
 
Brittany levantó la barbilla. Su padre no la había defraudado nunca y ella no pensaba defraudarlo ahora por nada del mundo. No se disculparía por él. Había levantado un negocio próspero y había vivido el sueño americano.
 
La gente como Santana iba y venía, pero el recuerdo de su padre y la vida que habían compartido vivirían siempre con ella…o eso quería creer en caso de que Santana se alejara de su vida, como ella pensaba que haría.
 
—Compro negocios que tienen problemas —dijo.
 
—¿Como el de aquella tal Fields?
 
—Sí. Compramos compañías débiles, las echamos abajo, despedimos a los trabajadores y vendemos los activos por más dinero del que podrías imaginar.
 
—Vaya, no suena nada bonito.
 
Brittany esperó lo que sabía que estaba por venir. Santana era como el resto del mundo, su expresión dura era buena prueba de ello. Fue testigo del momento en que Santana ató cabos.
 
—Me estás tomando el pelo... —Se dio con la mano en la frente—. ¿Tú eres Pierce Industries?
 
Se levantó, negando con la cabeza, y a Brittany se le encogió el corazón. Miró a Santana a los ojos fijamente. No se le ocurría nada que pudiera suavizar lo monstruosa que era. Su instinto de supervivencia se había vuelto loco: decirle que sí era una trampa, pero decirle que no significaría volver al pozo de mentiras del que quería salir. No tenía sentido negarlo por más tiempo. A Santana le bastaría con buscar la empresa en Google y vería que Brittany era la presidenta. Con todo lo que le había pasado a la señora López, lo que la sorprendía era que Santana no la hubiera buscado y hubiera atado cabos antes.
 
Reunió toda la fuerza de voluntad que tenía y repuso—Sí. Mi padre creó Pierce Industries y yo lo sucedí como presidenta.
 
—Ah, joder. —Santana se echó las manos a la cabeza—. La dueña de la compañía que destrozó la vida de mi madre, la persona que la mandó a vivir a un vertedero plagado de drogas está sentada en mi puta casa.
 
Sus ojos reflejaban un odio profundo que Brittany reconocía. Lo había visto en cientos de rostros cuando se dirigía a los grupos de trabajadores que iban a ser despedidos. Abrió la boca para defenderse, pero la cerró de golpe. Aún le quedaba algo de orgullo y no había absolutamente nada más que decir. Los ojos se le llenaron de lágrimas; ansiaba acercarse a Santana, abrazarla y decirle lo mucho que lo sentía, pero se reprimió. Estaba acostumbrada al odio y a la condena de los demás. Cuando Santana se quedara a gusto con ella, Brittany se marcharía aún más insensibilizada que antes, así que se mantuvo firme.
 
—Todos los que despedimos son indemnizados justamente.
 
—¿Así es cómo lo llamas? —Santana cruzó los brazos como si necesitara contenerse para no pegarle un puñetazo—. Me das ganas de vomitar.
 
Salió de la sala y sonó un portazo en algún punto de la casa. Brittany no se movió. Estaba aterrorizada y confusa, y no sabía qué hacer, así que trató de normalizar su respiración y sopesar sus opciones. Podía seguir a Santana y tratar de explicarle que las cosas en Pierce estaban a punto de cambiar, ¿pero para qué? Santana era igual que todos: la juzgaba antes de conocer todos los hechos. No podía esperar que confiara en ella lo suficiente para dejar a un lado su ira y escuchar sus proyectos.
 
Sacó el móvil y buscó el número de Will, pero, antes de que llamara, la puerta se abrió de golpe y Santana irrumpió de nuevo en la sala de estar, furiosa. La luchadora que había en Brittany no le permitió echarse atrás, así que levantó la barbilla y le sostuvo la mirada a Santana.
 
—Te quiero fuera de aquí a primera hora de la mañana. —Los labios de Santana se torcieron en una mueca mientras escrutaba con enfado el rostro de Brittany. Entonces le lanzó una manta y una almohada a los pies, se dio media vuelta y se fue.
 
Brittany dio un salto cuando Santana salió de la sala de estar y dio un portazo. Sólo tenía que seguirla y explicarle que proyectaba cambiar la empresa para arreglar aquel desastre. ¿Sería así de simple? Dio un paso titubeante y se detuvo.
 
Santana estaba fuera de sí y su ira era comprensible. No era el mejor momento para intentar razonar con ella y Brittany tampoco se sentía con fuerzas para oírle decir que John Pierce era un hombre cruel y sin corazón. Además, si le hablaba de sus motivos para cambiar los objetivos de la empresa, sería como admitir que ella también despreciaba lo que había hecho y nadie, absolutamente nadie, iba a obligarla a decir algo así. Su padre se había dejado la piel para hacer realidad sus sueños, tras haberse criado con un padre que le pegaba a diario. No podía deshonrarlo ahora, de ninguna manera.
 
Las lágrimas rodaron por sus mejillas.
 
Santana nunca sabría la verdad.
 
* * *
 
Santana paseó de un lado a otro del dormitorio, con los puños cerrados. Nunca había tenido tantas ganas de pegarle a alguien. Santo cielo, ¿cómo no lo había visto antes? Brittany Pierce, la dueña de Pierce Industries, estaba en su casa. Por amor de Dios, ¡se había acostado con ella!
 
Se dejó caer en el borde de la cama y apoyó el rostro entre las manos. La imagen de Brittany desnuda entre sus brazos se coló en su cabeza. Santana aún podía sentir cómo temblaba su hermoso cuerpo mientras le metía los dedos bien adentro. Todavía notaba sus brazos rodeándole delicadamente los hombros y el cuello, abrazándola como si se avecinara el fin del mundo.
 
Se levantó de la cama, se metió en el baño y contempló su reflejo. —¿Pero cómo diablos se puede tener tan mala suerte?
 
Se alejó del espejo, apagó la luz y volvió al dormitorio. Malhumorada, se sacó la camiseta por la cabeza, se quitó los vaqueros, se puso unos bóxers y se metió en la cama. Notó un nudo en el estómago cuando oyó el sonido amortiguado del llanto de Brittany. ¿Se habría pasado con ella?
 
En absoluto.
 
Aquella mujer le había destrozado la vida a su madre y por culpa suya ahora estaba hundida en una depresión. No tenía que disculparse con Brittany. Aun gracias que no le pegaba una paliza.
 
—Llora toda la noche si quieres. Me importa una mierda —murmuró Santana.
 
Apagó la lámpara de la mesilla y la habitación se sumió en la oscuridad. Vividas imágenes se sucedieron en su mente y empezó a dar vueltas en la cama en un intento de escapar a los recuerdos más explícitos y a su tortura. Saber que Brittany estaba al fondo del pasillo, tan cerca… era un castigo todavía peor.
 
Quizás había sido demasiado dura. Era evidente que Brittany había estado muy unida a su padre y Santana admiraba su inquebrantable lealtad, pero aquello no era excusa. Podría haber vendido la empresa si no compartía sus objetivos, si no hubiera tenido el corazón de piedra y hubiera considerado que la gente no merece que la traten como basura.
 
Santana intentó ponerse en el lugar de Brittany e imaginó que heredaba un monstruo de un padre al que amaba. Quizás ella tampoco habría sido capaz de deshacerse de él. ¿Tenía derecho a juzgarla sin haberse visto nunca obligada a tomar una decisión parecida? Santana puso los ojos en blanco: allí estaba ella, tratando de buscar excusas para justificar a una mujer que había destrozado las vidas de otros a propósito.
 
Brittany era una bruja. Una bruja con el cuerpo más maravilloso que había visto jamás. Santana refunfuñó y se sentó en la cama al darse cuenta de la horrible realidad.
 
—Oh, mierda. Estoy enamorada de una bruja.
 
Antes de cambiar de opinión, se levantó de la cama y recorrió el pasillo hacia la sala principal. Esperaba encontrarse a Brittany temblando y sollozando.
 

Sin embargo, el sofá estaba vacío. Brittany se había ido.


*****************


Hola! Gracias a la red y el tiempo extra que pude conseguir, aca les dejo el cap! Creo que el más difícil de toda la historia hasta ahora :(
Brittany orgullosa y leal a su padre, pensando que Santana es igual a todos los que la juzgan sin conocerla, Santana prejuzgando por la ira y el recuerdo de su madre pasando necesidades, sin embargo estuvo a punto de flaquear…

Vamos a ver como sigue la próxima :) Saludos! NaT!
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Activo Re: Fic Brittana: Atrévete *Cap 17 - Parte II - Final.*

Mensaje por micky morales Jue Jul 31, 2014 8:26 pm

que esperaba que siguiera ahi sintiendose tan mal! hasta pronto!
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Mensaje por 3:) Jue Jul 31, 2014 9:13 pm

holap,..

worale,...
al fin san sabe quien es britt,..
san no recapacita llena de ira,... y de cierta forma la jodio,.. mejor dicho la jodio!!
a ver quien sede por el orgullo,.. relativamente tendría que ser san,... cada una es leal a sus padre!!!
lo único dime que no va con sam,...

nos vemos!!!
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Activo Re: Fic Brittana: Atrévete *Cap 17 - Parte II - Final.*

Mensaje por Elita Vie Ago 01, 2014 12:08 am

San la jodio en grande :$ pero vamos, creo que la mayoría reaccionaría así & luego nos damos cuenta de la estupides -.-'

Está bien que Britt se haya ido, la ha tratado mal muy mal tenía mucha fe al pensar que seguiría ahí. ..

Ahora, no se porque, pero siempre he pensado & creo que el de las amenazas es Sam.
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Mensaje por minerva ortiz Vie Ago 01, 2014 12:52 am

Mmm creo que san la cago pero en cierta forma britt tambien lo hiso...ademas yo tambien hubiera reaccionado asi si me esterara de que me acoste con la persona que arruino la vida de mi madre...pero bueno creo que la que cedera ante su orgullo sera santana(ojala y sea pronto).
Pd...:porfa que britt no se vaya a los brazos de sam.
Pd 2..:amo tu fic soy nueva lectora,actualiza pronto...;)
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Mensaje por marcy3395 Vie Ago 01, 2014 1:02 am

mmm seria mucho pedir que actualices mas seguido??????? Fic Brittana: Atrévete *Cap 17 - Parte II - Final.* - Página 3 4065562827  me he contenido mucho no sabes cuanto, para no leer el libro de larkin rose y saber que pasa, asi que como comprenderás estoy histérica jejejej por saber que pasa, san la rego si claro, pero ver a tu mama pasar por eso y no dejarte ayudarla es peor, pero supongo que se unirán por q san se va a quedar preocupada por la cuestion de la acosadora, aunque tal vez creo q puede ser acosador como dicen en el otro comentario pero, me tendre q esperar a que actializes saludos
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Vie Ago 01, 2014 10:26 am

micky morales escribió:que esperaba que siguiera ahi sintiendose tan mal! hasta pronto!
Para serte sincera, si lo esperaba :P y justamente yo la entiendo porque esperaba que Brittany se sintiera culpable, esperaba que ella tuviera remordimientos, Santana tenía la imagen de su madre en la mente y bueno Brittany nunca había intentado disculparse, la culpa termina siendo de ambas.
3:) escribió:holap,..

worale,...
al fin san sabe quien es britt,..
san no recapacita llena de ira,... y de cierta forma la jodio,.. mejor dicho la jodio!!
a ver quien sede por el orgullo,.. relativamente tendría que ser san,... cada una es leal a sus padre!!!
lo único dime que no va con sam,...

nos vemos!!!
Yo creo que ambas la jodieron, cada una tiene sus motivos…
Bueno…lo de Sam, no puedo decirte nada, tendrás que esperar los próximos caps, no esta muy lejos esa situación así que no esperaras mucho :s
Elita escribió:San la jodio en grande :$ pero vamos, creo que la mayoría reaccionaría así & luego nos damos cuenta de la estupides -.-'

Está bien que Britt se haya ido, la ha tratado mal muy mal tenía mucha fe al pensar que seguiría ahí. ..

Ahora,  no se porque,  pero siempre he pensado & creo que el de las amenazas es Sam.
Claro! Yo diría que todos reaccionaríamos como San y también como Britt porque no? Ademas de ser orgullosa, sobre todas las cosas respeta mucho a su padre fallecido y hablar mal de su empresa es como insultarlo a él y su forma de vida, por eso le cuesta tanto.
San, estaba enojada con ella y por lo mismo esperaba que Britt se sienta lo suficientemente culpable consigo misma, si lees te darás cuenta que todos los remordimientos de Britt están en sus pensamientos por lo tanto cuando hablo con San nunca trato de defenderse, es más parecía que estuviera de acuerdo con lo que hacía, por eso San esperaba que por lo menos siguiera allí.
Y bueno…como dije arriba…solo puedo decirles que Sam va a aparecer es todo lo que puedo adelantarles, no puedo decirles de que forma o en qué situación :s
minerva ortiz escribió:Mmm creo que san la cago pero en cierta forma britt tambien lo hiso...ademas yo tambien hubiera reaccionado asi si me esterara de que me acoste con la persona que arruino la vida de mi madre...pero bueno creo que la que cedera ante su orgullo sera santana(ojala y sea pronto).
Pd...:porfa que britt no se vaya a los brazos de sam.
Pd 2..:amo tu fic soy nueva lectora,actualiza pronto...;)
Exacto! Entendiste mi punto :) ambas la jodieron y si, el orgullo será un factor importante, ya veremos…
Repito, Sam va a aparecer pero no puedo decir en condición de que situación o circunstancia, solo que tendremos más del rubio :s
Y yo amo que lo ames :) gracias por leer y tambien por comentar :)
Ahora subo la actu! Espero que te guste :)
marcy3395 escribió:mmm seria mucho pedir que actualices mas seguido??????? Fic Brittana: Atrévete *Cap 17 - Parte II - Final.* - Página 3 4065562827  me he contenido mucho no sabes cuanto, para no leer el libro de larkin rose y saber que pasa, asi que como comprenderás estoy histérica jejejej por saber que pasa, san la rego si claro, pero ver a tu mama pasar por eso y no dejarte ayudarla es peor, pero supongo que se unirán por q san se va a quedar preocupada por la cuestion de la acosadora, aunque tal vez creo q puede ser acosador como dicen en el otro comentario pero, me tendre q esperar a que actializes saludos
Ahora mismo actualizo, de hecho esta es mi actu más rápida hasta ahora :) Espero poder seguir superando mis tiempos :) pero desde ya pido disculpas si no puedo.
Bueno…si lees el libro, desde ahora te digo que te encontrarás con todos los cambios que le he hecho (y tal vez seguiré haciendo :P) verás las diferencias y bueno, en parte la esencia la deje pero veras las cosas de otra forma, tal vez?.  Es lo único que puedo advertirte antes de leer y después me dices que te pareció :) Y desde ya, te digo que es mi forma de adaptar, me gusta entrar en la dinámica de las cosas y ponerle algo mío, dejar una marca o algo así, copiar y pegar es un tanto aburrido y monótono :)
Ya hablando desde mi adapt, te digo que las cosas iran sucediendo de apoco… y me quedo con lo de Marie no dejando que San la ayude, eso es importante.
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Vie Ago 01, 2014 10:30 am

Atrévete
 

Cap 11


Santana se filtró en los pensamientos de Brittany como chocolate fundido.
Si renunciaba a ella nunca más encontraría a nadie a quien amar y que la amara durante el resto de su vida. Sollozó mientras las lágrimas le empapaban las mejillas. ¿Habría alguna posibilidad de que, cuando Santana se tranquilizara, estuviera dispuesta a escuchar su versión de los hechos?
 
Contempló el borrón de luces que pasaba junto a la ventanilla del coche. ¿Realmente quería a alguien que siempre desaprobaría su vida, por mucho que cambiara? ¿Podía confiar en alguien que la consideraba un monstruo? No era culpa suya que las empresas no pudieran mantenerse a flote. Si la Pierce no las compraba, lo haría algún otro gigante empresarial. La mayoría de los dueños de los negocios que compraban estaban agradecidos de no acabar en bancarrota.
 
Echó un vistazo a Will, que iba al volante a su lado, y dejó que la visión de su amable perfil intentara reconfortarla un poco.
 
—Gracias por venir a recogerme.
 
Se secó la cara, pero era incapaz de contener las lágrimas.
 
—Cariño, te ha pasado lo mismo que a tu padre. Sabías que sería difícil dejar que la gente entrara en tu vida. Tu propia madre es la viva prueba de ello: creía que tu padre era un monstruo, pero estaba enamorada de él. Habría hecho cualquier cosa por estar a su lado.
 
—Al menos él tenía a alguien. Mientras yo siga en esta empresa, ella… yo… — casi no podía hablar porque sentía el fuerte nudo en la garganta intentando salir de nuevo en profundos sollozos incontrolables, por lo tanto permaneció en silencio por un momento, tratando de estabilizarse de a poco.
 
—Ay, pequeña, encontrarás el amor algún día. Solo tienes que elegir a alguien que pueda aceptar cómo te ganas la vida.
 
—No hará falta. Voy a vender Pierce Industries.
 
Will levantó el pie del acelerador. —¿Que vas a hacer qué? ¿Cuándo lo has decidido?
 
—Llevo un tiempo pensándolo. Me iré y no miraré atrás. Tengo que hacerlo.
 
Will guardó silencio durante unos segundos. —Creo que es la mejor decisión que has tomado en la vida —dijo al fin.
 
—Mi padre se estará revolviendo en la tumba en este momento. No soporto pensar que le he decepcionado.
 
Will dejó escapar una risita. —Lo dudo. Estaría orgulloso de que persiguieras tus propios sueños en lugar de enterrarte en vida con los suyos.
 
Brittany sacudió la cabeza con incertidumbre. —Yo no estoy tan segura. Siempre quiso que yo llevara el negocio.
 
—Porque sabía que serías capaz. Quería que fueras fuerte e independiente. Pero no infeliz. John no hubiera deseado eso. Te quería.
 
—Lo sé —sonrió Brittany con tristeza.
 
Will le dio una palmadita en la mano. —Una vez me dijo una cosa que creo que te interesará oír. Dijo que daría cada centavo que había ganado en la vida porque tu madre lo mirara como cuando acababan de casarse. Dijo que el brillo de sus ojos se había apagado, pero que la pasión que los unía la mantenía junto a él. Cuando se marchó, se quedó destrozado.
 
Brittany miró fijamente a Will. Aquellas palabras se le antojaban extrañas, porque su padre nunca hablaba con cariño de su madre, pero, aun así, sabía que se querían. Aunque, cuando era adolescente, sus padres ya no se besaran ni se abrazaran, el amor seguía flotando a su alrededor. Brittany siempre lo había sentido cuando estaban el uno cerca del otro.
 
Oír de boca de Will exactamente cuánto habían significado el uno para el otro la había dejado estupefacta. Nunca había imaginado que le arrebataría el aliento de aquella manera saber que su padre estaba dispuesto a tirarlo todo por la borda por amor.
 
—¿Por qué no dejó la empresa por ella? —Se le fue la lengua, sin poder contenerse—. Habría sido más feliz.
 
—Fue un imbécil, nunca dejé de recordárselo —respondió Will en un tono inexpresivo—. Nunca estuvo seguro de que, si renunciaba al dinero y al poder, recuperaría el corazón de tu madre.
 
—Creía que tenía que cuidar de su familia —dijo Brittany en su defensa.
 
—Pero en lugar de eso la destruyó. —Will aminoró y cogió el carril para salir de la autopista—. Podría haber dejado la empresa y vivir de su cuenta corriente el resto de su vida. Podría haberle dado a tu madre lo que ella quería sin renunciar a lo que se había propuesto.
 
Brittany suspiró. Había oído a sus padres discutir por aquel motivo. Ella le preguntaba cuántos millones le harían falta para enterrar el pasado. Su padre había crecido en la pobreza, con un padre brutal, y se había jurado que su familia nunca sufriría como él. Brittany lo respetaba por aquel motivo y era consciente de haber heredado su arraigado sentido de la responsabilidad. Hiciera lo que hiciera Kevin, ella siempre estaba dispuesta a ayudarlo y, si encontrase a su madre, también la ayudaría a ella.
 
—Pierce Industries se convirtió en su “amor” de poca monta cuando se dio cuenta de que había perdido a tu madre —dijo Will—. Creyó que era demasiado tarde para recuperarla.
 
—¿Y tú qué crees?
 
Giraron hacia el barrio de los Shuester, un mar de casitas familiares con pequeños jardines y piscinas en el patio de atrás.
 
—Creo que cometió el mayor error de su vida al no ir tras ella.
 
Brittany lo miró fijamente, mientras le daba vueltas en la cabeza a los planes que tenía para la compañía. Estaba más decidida que nunca a llevar el proyecto hasta el final. Cambiaría el rumbo de Pierce Industries. No volvería a hacerle daño a un solo ser humano para alimentar la ambición empresarial.
 
Quizá cuando hubiera acabado, iría a buscar a Santana y podrían volver a empezar. Le dedicó a Will su mejor sonrisa.
 
—Gracias por compartir los temores de mi padre conmigo. No quiero pasarme la vida intentando querer algo que nunca se convertiría en amor. La empresa nunca fue mi sueño. Quiero buscar mi propia felicidad.
 
—Ésta es mi niña. Estoy orgulloso de ti.
 
Brittany sacó un pañuelo de papel de la caja que había en el asiento y se secó las lágrimas.
—No estés tan orgulloso todavía. Va a ser una pesadilla asegurarse de que la compañía acabe en buenas manos.
 
De repente pensó en Ryder. Por supuesto. ¿Cómo había podido ser tan tonta? Con todas las horas extenuantes que habían pasado juntos revisando las cifras, las noches que se habían pasado sin dormir pensando en cómo su empresa podía ayudar a los negocios que trataban de prosperar para que sus trabajadores no acabaran en el paro. Ryder sabía lo que Brittany quería hacer, se conocía la compañía al dedillo. No había nadie mejor a quien confiarle el sueño de su padre.
 
—¡Ryder! —exclamó, emocionada—. ¡Ryder puede ocupar mi lugar!
 
—Ahora sí que has perdido la chaveta —dijo Will—. Puede que mi hijo sea bueno en su trabajo, pero estar al frente de una compañía del tamaño de Pierce Industries es otra historia.
 
—¿Te has vuelto loco? Él me ha ayudado a diseñar el proyecto que lo cambiará todo. Sé que sería capaz.
 
—¿Puedo hacerte una pregunta?
 
Brittany se quedó inmóvil. Aquel tono paternal siempre la hacía poner firme.
—Claro.
 
—Si sabías que querías cambiar las cosas y te has pasado tanto tiempo buscando el modo, ¿por qué no lo has hecho tú misma?
 
Brittany agachó la cabeza. —Tenía miedo de joderlo todo y hundir la empresa. Si hubiera destrozado sus sueños, no lo habría podido soportar.
 
—¿Así que sois los dos igual de imbéciles?
 
Ella sonrió, algo insegura, y se encogió de hombros. —Supongo que en cierta manera sí. Por suerte para mí, yo todavía soy joven y puedo reconstruir mi vida.
 
Se detuvieron en la entrada de la casa de los Shuester. Aquél había sido su segundo hogar desde que su madre se marchó. Holly, la perfecta esposa de Will, la había ayudado a deshacerse de las cosas de su madre cuando quedó claro que no iba a volver. Hizo lo mismo por ella cuando murió su padre.
 
En cierto modo, Brittany se sentía como si hubiera perdido tanto a su madre como a su padre: a uno lo había enterrado y no sabía nada de la otra. No estaba segura de qué era peor, porque al menos a su padre podía ir a visitarlo al cementerio de vez en cuando. Se había quedado con algunos recuerdos de su madre, pero los recuerdos no podían reemplazar a la original.
 
Holly salió a recibirlos a la entrada. Will la saludó y luego volvió a marcharse, porque todavía estaba de servicio. Holly siempre la sorprendía, su figura más joven que la edad que sostenía junto con esos chispeantes ojos azules al reír y su pelo rubio lacio, hacían soñar a Brittany mantenerse igual que ella cuando tuviera su edad. Su rostro suave se iluminó con una sonrisa cuando Brittany se acercó. Abrió los brazos para recibirla y Brittany acepto el gesto maternal con gusto. Tuviera los problemas que tuviera, Holly siempre la ayudaba a ver las cosas con perspectiva. La abrazaba y le traía leche con galletas, como si aquello fuera la cura de todos los males, reales o imaginarios, y normalmente funcionaba.
 
Estrechó las manos de Brittany y le dijo—Tengo galletas.
 
—Justo lo que necesito, más kilos.
 
—Ay, niña, no fastidies. Lo que yo daría por tener tu tipo.
 
Brittany negó con la cabeza, después de todo Holly tenía la mente acorde a su edad, la llevó a la cocina a empujones y se sentaron en las sillas almohadilladas que había alrededor de la mesa de cristal.
 
—¿Crees que a una vieja habladora como yo la dejarían salir a hacer bailes eróticos en ese club tuyo?
 
Brittany se atragantó con la galleta.
 
—¿Qué? —Holly se miró las definidas caderas—. ¿Te parece que soy demasiado espectacular para ellos?
 
—No creo que tuviéramos bastantes gorilas para quitarte al público de encima —respondió Brittany con un guiño.
 
Tener a alguien a su lado que la quisiera incondicionalmente era un gran alivio, por lo menos alguien la quería. Se acordaba del día en que le confesó a Holly que era bisexual. Ésta se había limitado a arquear las cejas.
 
—Lo dices como si fuera un defecto  o algo. No lo digas como si te avergonzases. Si crees que una palabrilla como bisexual hará que te quiera menos, estás muy equivocada, jovencita.
 
Brittany sintió una punzada en el corazón al recordarlo. No creía poder querer a nadie más para el papel de madre de lo que quería a Holly, después de todo lo que la había apoyado siempre que le iba con cualquier problema.
 
—Me alegro de estar aquí —suspiró— Ha sido un mes horrible, créeme.
 
—Lo siento mucho, cielo. ¿Qué ha sucedido?
 
—Ah, lo de siempre. Trabajo y más trabajo.
 
Brittany se imaginaba que Will no le había contado el acto de vandalismo que había tenido lugar en su casa, porque no le gustaba preocupar a su esposa. No obstante, Holly la observó con detenimiento.
 
—Mientes muy bien.
 
Brittany la miró con el entrecejo fruncido. —Detesto que me leas la mente.
 
—Ya lo sé —afirmó Holly con satisfacción— Dios! por fin ha venido por ti, apuesto a que fue abrumador, inquietante!, increíble!, exorbitante!, no me mires así. Ahora cuéntame.
 
Brittany se quedó de piedra. ¿Acaso lo llevaba escrito en la cara o algo así? Ella acababa de darse cuenta de los sentimientos que le arrebataban el corazón y todavía esperaba que existiera la posibilidad de estar equivocada. Ella estaba programada para no sentir amor, no necesitarlo y no quererlo. Joder. ¿Era el amor la razón por la que no podía sacarse a Santana de la cabeza, como si la hubiera grabado a fuego en todo su ser?
 
—No hay mucho que contar —dijo débilmente.
 
—Oh, tonterías. Will me ha dicho que saltaban chispas entre vosotras dos.
 
Anda, pues sí que le había contado a Holly algunos detalles. A Brittany no le apetecía admitir que seguramente había estropeado la posibilidad de tener una verdadera relación, así que se encogió de hombros.
 
—Hace poco que nos conocemos. No es para tanto.
 
—Nena, ¿con quién te crees que estás hablando? No te había visto así de nerviosa por nadie. Y si tus ojos no me engañan, y sé que no lo hacen, te has enamorado hasta las trancas.
 
—No es eso. No íbamos... en serio.
 
—Ajá. Entonces, ¿cuándo te diste cuenta de que la amabas, exactamente?
 
Volvió a ver a Santana en su cabeza y cerró la mano en torno a la galleta con tanta fuerza que la deshizo.
 
—No sé lo que siento —admitió—. Pero ya no importa, porque la he jodido.
 
—Entonces más te vale arreglarlo.
 
Holly miró el reloj de pared: siempre cocinaba algo cuando Will trabajaba de noche, para que encontrara comida caliente cuando llegara a casa. Automáticamente, Brittany fue a la nevera y sacó beicon y huevos. Se pusieron a hacer la comida como si no hubiera nada raro en preparar el desayuno en mitad de la noche.
 
—Creo que no tiene arreglo —dijo Brittany, mientras cortaba el pan a rebanadas para hacer tostadas—. Resulta que su madre fue víctima de uno de los cierres de mi empresa.
 
Holly negó con la cabeza. —Da igual. Arréglalo.
 
—¿Por qué iba a querer a una mujer que me odia?
 
—Porque cuando lo arregles ya no te odiará, si es que te odia de verdad en primer lugar —contestó Holly, mientras cascaba los huevos en un bol.
 
—¿Y cómo puedo arreglarlo?
 
Holly encontró el batidor. —Eres una de las personas más inteligentes que conozco. Llevas una compañía enorme tú sola. Ya se te ocurrirá algo.
 
Ni hablar. No necesitaba amor y el asfixiante dolor que le encogía las entrañas no era indicativo de que lo hubiera encontrado de verdad. Tampoco tenía nada que ver con que fuera a dejar que se le escapara de las manos. En absoluto.
 
—Holly, me odia y no la culpo. Además, como ya te he dicho, no estoy enamorada de ella.
 
—No me hagas soltar palabrotas tan temprano —le dijo Holly, batiendo los huevos con energía— Si no encuentras la manera de solucionar esto, tendré que dejarte sin leche con galletas.
 
Brittany no respondió. Holly no la conocía tan bien como creía.
 
Yo no ruego y mucho menos suplico como una pobre imbécil.
 
Calentó la tostadora y colocó un par de rebanadas de pan.
 
—Quiero conocerla —añadió Holly.
 
—No creo que sea posible.
 
Tendría que haber sabido que no le serviría de nada discutir. Holly se limitó a poner el beicon en la plancha y preguntó:
 
—¿Cómo se llama?
 
—Santana López —contestó Brittany. Y añadió, cortante— Sale en la guía. Llámala a ver qué piensa de mí. Entonces entenderás por qué no tiene arreglo.
 
—Eso ya lo veremos —insistió Holly.
 
—Lo que tú digas.
 

Brittany le dio la vuelta a la tostada. A pesar de todo, no podía dejar de extrañarla...


**********************


Hola de nuevo! Aca dejo un nuevo cap, Brittany es un tanto bipolar no les parece? Acepta cambiar su empresa y después buscar a Santana, luego está segura de que la odia y que nada tiene arreglo, así mismo se dice que la ama y después se esfuerza porque fuera un error. Brittany no la tiene fácil y su orgullo y conclusiones rápidas no la están ayudando :(
De todas maneras, Holly es otra Marie Lopez! Ya me cae rre bien! Y a ustedes?

Nos leemos la próxima! Saludos! NaT!
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Mensaje por 3:) Vie Ago 01, 2014 1:23 pm

holap,....

bueno a veces el amor te hace bipolar!!!,...
con los impulsos de cada una,.. se saca convicciones,..!!!!
y si holly es como marie,.. van a dale lata a cada una para que se junten y arreglen las cosas,... (las mamis son asi jajaja)

nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por Elita Vie Ago 01, 2014 2:24 pm

A veves el amor apesta -.-' pero igual es lindo :3 en fin... par de cabezotas que son! San con sus insultos & Britt con si jodido orgullo, claro, ella tiene ese pesar con su padre, pero vamos a dirigido esa empresa & dejó de lado lo que ella quería ya es tiempo de que piense en ella un poco :)

Ugh! Ese Sam, lo detesto pero es tan sexy *--* aun así, creo que él es el cumpable de todo... ya pienso mal de todos u.u

Hasta la proxima :)
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Mensaje por monicagleek Vie Ago 01, 2014 2:42 pm

Que lo arreglen, que lo arreglen!!!!!
Jajaja sino caben en ellas mismas de lo enamoradas que estan ^_^
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Mensaje por Britt_ Vie Ago 01, 2014 6:08 pm

Me encanta este Fic. Cuando lo leí, pensé que era adaptado, realmente escribís muy bien. Oh, y el capítulo 9 sinceramente lo amé. Los celos de Britt, Dani siguiéndole la broma a Santana y Kurt intentando competir con Dani. Me reí muchísimo. Y la relación Brittana ojalá mejore todo entre ellas. Y ahora Holly, amo estos personajes, espero el capítulo 12 con ansias!!
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Mensaje por micky morales Sáb Ago 02, 2014 10:24 pm

si britt mueve bien sus piezas, santana la perdonara, y si tienes razon, la culpa fue de ambas! hasta pronto.
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Mensaje por Dolomiti Sáb Ago 02, 2014 11:05 pm

Exacto!! Ambas tienen que sentarse a hablar de todo y no pararse hast haber terminado con todo lo que tengan que decir -_- saludos!! Espero ansiosa el siguiente cap!! *-*
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Mensaje por marcy3395 Dom Ago 03, 2014 12:51 am

queremos capitulo queremos capitulo queremos capitulo
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Dom Ago 03, 2014 5:19 pm

3:) escribió:holap,....

bueno a veces el amor te hace bipolar!!!,...
con los impulsos de cada una,.. se saca convicciones,..!!!!
y si holly es como marie,.. van a dale lata a cada una para que se junten y arreglen las cosas,... (las mamis son asi jajaja)

nos vemos!!!
Claro! y Holly es un dulce de leche como Marie *.*
Elita escribió:A veves el amor apesta -.-' pero igual es lindo :3 en fin... par de cabezotas que son! San con sus insultos & Britt con si jodido orgullo,  claro, ella tiene ese pesar con su padre, pero vamos a dirigido esa empresa & dejó de lado lo que ella quería ya es tiempo de que piense en ella un poco :)

Ugh! Ese Sam, lo detesto pero es tan sexy *--* aun así,  creo que él es el cumpable de todo... ya pienso mal de todos u.u

Hasta la proxima :)
Claro, ambas son muy testarudas y tienen sus razones pero tendrán que luchar contra sus propios demonios.
Woow, Sam te parece sexy? No voy a negar que lo es y me sorprende el primer comentario positivo hacia él, pero todo lo sexy que tiene se esfuma cuando pienso que puede entrometerse, perdón por eso, supongo que soy una Brittana Shipper muy intensa :P
Y no puedo dar ninguna pista de quien es el culpable, eso se sabra proximamente, por lo pronto puedo decirte que en este cap aparece Sam :)
monicagleek escribió:Que lo arreglen, que lo arreglen!!!!!
Jajaja sino caben en ellas mismas de lo enamoradas que estan ^_^
Bueno, vamos a ver si logran arreglar algo, todo esta enredado hasta el fondo :s
lalalalalala *.* sip, el amor, el amor, el amor...lalalalala...
Britt_ escribió:Me encanta este Fic. Cuando lo leí, pensé que era adaptado, realmente escribís muy bien. Oh, y el capítulo 9 sinceramente lo amé. Los celos de Britt, Dani siguiéndole la broma a Santana y Kurt intentando competir con Dani. Me reí muchísimo. Y la relación Brittana ojalá mejore todo entre ellas. Y ahora Holly, amo estos personajes, espero el capítulo 12 con ansias!!
Bueno...es adaptado, no se que te hizo pensar que no lo era, pero si lo es *trabalenguas, on :P* se llama igual que la historia original "Atrévete, de Larkin Rose" por si quieres buscarla, pero de nuevo, te advierto que he dado muchos giros y no es tal cual esta adaptación, me gusta dejarle mi marca a lo que hago y esta en especial tiene mucho de mí, así que espero que te guste, no había visto un comentario tuyo hasta ahora.
Siempre digo que si no pueden con los tiempos me conformo con que lo lean pero me gustan mucho sus comentarios así que me contradigo a mi misma :P


Sip, el capitulo 9 es uno de mis favoritos, le he puesto mucho de mi, amo los celos por lo que creo que tambien te gustara este cap :) te lo recomiendo, tiene casi todo de mí más que de la autora original y me base en los celos como tema principal porque amo esas emociones contradictorias *.* Espero que te guste, y poder saber que te pareció, eso me gustaría :)
micky morales escribió:si britt mueve bien sus piezas, santana la perdonara, y si tienes razon, la culpa fue de ambas! hasta pronto.
Creo que sí ambas mueven bien sus piezas todo podría encontrar su propio ritmo, ya verás en este cap y después me cuentas si las cosas mejoran o empeoran,  sinceramente yo no se la respuesta.
Dolomiti escribió:Exacto!! Ambas tienen que sentarse a hablar de todo y no pararse hast haber terminado con todo lo que tengan que decir -_- saludos!! Espero ansiosa el siguiente cap!! *-*
Bueno, primero que nada, de encontrarse van a encontrarse pero a sentarse a hablar, exactamente no lo creo, ni mucho menos en la situación en la que se encuentran, mejor ya no digo nada, leelo tu misma y espero que te guste :)
marcy3395 escribió:queremos capitulo queremos capitulo queremos capitulo
Aqui lo tienes, ojala sea lo que esperas, gracias por leer y comentar :)
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Dom Ago 03, 2014 5:24 pm

Atrévete
 

Cap 12


Santana se metió en la ducha para quitarse el sudor. Estaba agotada. Le dolían partes del cuerpo que no le habían dolido durante años. Se había retrasado en su entrenamiento y así pagaba las consecuencias. Bajo el chorro de agua caliente, trató de relajar los músculos doloridos. Mientras pensaba en el sudor, las agujetas y el entrenamiento, se dio cuenta de que casi había perdido la pasión por el deporte.
 
Aquella mañana se había levantado sin fuerzas. Trató de sacarse a Brittany de la cabeza a fuerza de entrenar, porque las mañanas que pasaba a solas, en la escuela vacía, solían hacerla sentir viva y preparada para enfrentarse a cualquier oponente, pero no lo logró. Era como si ya no le importara nada. ¿Había llegado el momento de colgar el cinturón y retirarse? Necesitaba seriamente decidir qué debía hacer con el resto de su vida. Tenía dinero para vivir cómodamente durante un tiempo si no cerraba la escuela de kárate y las cosas seguían yéndole como hasta el momento.
 
Había conocido a un hombre que le había ofrecido convertir el negocio en una franquicia y asociarse con ella para crear una marca de ropa y equipamiento deportivo. Si aceptaba aquel trato, no tendría que volver a trabajar un solo día en el resto de su vida, pero tampoco quería pasarse el día sentada sin hacer nada.
 
Metió la cara bajo el fuerte chorro de la ducha. Tenía demasiadas cosas en las que pensar y necesitaba sacarse a Brittany de la cabeza de una vez por todas. Sin embargo, las imágenes tridimensionales que tenía de ella en la memoria iban ganando el combate y no la dejaban concentrarse en las decisiones que tenía que tomar con respecto a su madre, el trabajo y todo lo demás.
 
Y pensar que había estado a punto de decirle a Brittany que la amaba.
 
¿Y si había sido demasiado cruel? Quizá debería haberse tomado las cosas de otra manera. No, no había sido demasiado cruel: Brittany era un monstruo con un cuerpo maravilloso. No le debía ninguna disculpa. Sin embargo su corazón se resistía a dejarla ir, todo era tan duro…
 
Dejó que los pensamientos bulleran en su cerebro mientras cerraba la escuela de kárate. Le había dejado un mensaje al personal diciendo que se iba a coger unos días de vacaciones. No tenía la menor idea de lo que haría con aquel tiempo. Quizá fuera el momento de hacer un viajecito en coche o lo que fuera para dejar de pensar y que su alma cicatrizara las heridas, primero tendría que conseguir un coche o más bien estrenar la nueva moto roja que acababa de comprar en un impulso arrebatado, la imponente maquina le sonreía con la luz del sol brillando sobre el alisado metal y ella estaba satisfecha, siempre había querido una y sobre todo ahora que quería cambiar todo.
 
Se ajusto el casco negro corriendo el pelo hacía un costado, también se satisfizo por haber comprado esas nuevas botas negras y la chaqueta de cuero que combinaban con el estilo de la moto. Se puso unos auriculares para distraerse mientras el aire tibio le golpeaba la cara y resonó, en sus oídos, una canción lenta y sensual, que le trajo una seductora imagen de Brittany a la cabeza. Las calles estaban desiertas tan temprano, así que no tenía nada en lo que concentrarse para no pensar en aquel cuerpo asombroso y en aquellos preciosos ojos llenos de lágrimas cuando Santana le gritaba.
 
Se recordó que era culpa de Brittany que no pudiera dormir y que, probablemente, perdería el combate que se suponía que tenía que ser el colofón de su carrera antes de retirarse oficialmente. Era culpa suya que su madre estuviera en una situación desesperada. Hasta el fuego que le ardía entre las piernas era culpa de Brittany.
 
Santana deseó no haber puesto el pie en The Sweets Ladys aquella noche. También deseó haberle planteado antes todas aquellas preguntas tan obvias, pero quizá no había querido saber la verdad y había ignorado su inquietud y sus sospechas porque la deseaba demasiado. Santana soltó una palabrota y se obligó a prestarle atención al tráfico. Si quería recuperar la paz mental, tenía que dejar de pensar en aquel demonio.
 
* * *
 
Brittany observó el edificio blanco de ladrillos que le había robado el amor verdadero a su padre y murmuró:
 
—Hoy te voy a dejar en manos de alguien que se ocupará bien de ti. Te lo prometo.
 
Mientras superaba el control de seguridad de la entrada y recorría el pasillo de mármol con sus estilizados zapatos de tacón, pensó en cómo sería abandonar unos sueños que ni siquiera habían sido los suyos. Hasta el aire a su alrededor parecía diferente y el olor del edificio no era tan intenso; tampoco el ruido de sus tacones transmitía maldad.
 
Aceleró el paso. Aquel día pondría el plan en marcha formalmente y en breve entregaría a la criatura de su padre y se marcharía. Una sonrisa afloró en sus labios al abrir las puertas de la sala de reuniones. Los hombres se volvieron hacia ella; uno de ellos echó un vistazo a su reloj de pulsera y arqueó una ceja en gesto de desaprobación. Brittany había vuelto a llegar tarde.
 
Brittany siempre se había sentido terrible al entrar en aquella sala dispuesta a destrozar una compañía, una vida y un hogar más. Dirigió una mirada circular a la estancia y se preguntó qué pasaría cuando les presentara su propuesta. Seguramente algunos socios se negarían a tomar parte en aquellos cambios, pero tenía la esperanza de obtener el apoyo de la mayoría.
 
—Buenos días, caballeros.
 
Se quitó la chaqueta, sacó unos documentos del maletín y dijo:
 
—Os he convocado esta mañana para discutir el futuro de Pierce Industries.
 
Ryder le sonrió con cariño mientras ella se dirigía a los demás. —He decidido no vender la empresa por la que mi padre se dejó la piel, porque seguramente acabaría en manos de alguien que todavía empeoraría más la situación.
Mi padre se equivocó en muchas cosas durante años, yo voy a hacer los cambios que él no tuvo el valor de implementar.
 
Uno de los accionistas se quedó con la boca abierta. —No puedes hablar en serio. Tu padre era un coloso cuando ocupaba esa silla.
 
—Yo también —afirmó ella, con más confianza de la que creía poseer—. Mi padre cometió errores que yo no estoy dispuesta a repetir, así que vamos a movernos en una dirección diferente.
 
Ryder se levantó de la silla y la abrazo con cariño —Estoy orgulloso de ti.
 
Brittany le sonrió. —Sabía que lo estarías. Si alguien prefiere marcharse antes de ver cómo la empresa cambia de rumbo, sois libres de entregarme vuestra carta de dimisión al final del día.
 
Echó un vistazo a su alrededor, porque casi esperaba que los socios se levantaran de golpe y corrieran a la puerta. Sin embargo, uno de ellos preguntó:
 
—¿De qué tipo de cambios estaríamos hablando?
 
—No quiero que esta compañía vuelva a destrozarle la vida a nadie más. —Brittany dio un puñetazo en la mesa— Quiero que ayude a las empresas a recuperarse, que las levantemos de la mano si es preciso. Financiaremos nuevos proyectos e invertiremos en las buenas ideas.
 
Ryder se alisó la corbata —Todos habéis trabajado muy duro para convertir esta empresa en lo que es —les dijo—. Vuestras ideas serán imprescindibles para seguir avanzando. Brittany y yo hemos estado trabajando en una propuesta. Creo que será un buen punto de partida para discutir esta mañana.
 
Le pasó un documento a una ayudante y le pidió que hiciera copias. —Si no me necesitáis —le susurró Brittany—, tengo algo importante que hacer.
 
—Me aseguraré de dejarte en buen lugar —le prometió Ryder.
 
—Gracias. Sé que harás un buen trabajo.
 
Salió de la sala como una mujer nueva, bueno, por lo menos en esta parte de su vida; Pierce Industries por fin iba en pos de nuevos objetivos. Ojalá hubiera tomado aquella decisión mucho antes, en lugar de temer que los socios de su padre la despreciaran y abandonaran el barco. Sólo necesitaba hacer una cosa más antes de irse: buscó a Sarah, la jefa de recursos humanos, y le dio una hoja con instrucciones. Luego cerró la puerta de su despacho.
 
Se sonrió cuando salió del edificio y el sol de la tarde le acarició la piel. Hacía una buena tarde cálida para caminar por las calles transitadas.
 
Creo que papá estaría orgulloso de mí. Estoy haciendo lo que él no pudo hacer. Si tan solo…
 
Incluso cuando acababa de dar un giro por completo en su vida, Santana no salía de su mente, parecía habérsele metido hasta el alma y Brittany volvía a preguntarse porque Santana era tan diferente del resto, porque provocaba en ella estas terribles emociones que no la dejaban en paz?
 
Alguien toco su hombro y Brittany giro en medio del tránsito peatonal, incluso ahora que estaba frente a una persona que la miraba con absoluta adoración inocultable, como si Brittany fuera la persona más importante de su mundo, no podía dejar de pensar en ella.
 
—Hola — Sam le sonrió, sus manos grandes estaban en los bolsillos delanteros de unos jeans azules, su sonrisa era ancha y cargada de sentimientos, Brittany los podía ver pero no podía hacer nada con ello.
 
—Hey, que haces por aquí?
 
—Yendo a ver a un proveedor, tú qué haces por aquí? Sé que tu empresa está cerca pero Brittany Pierce jefa ejecutiva, caminando entre los mortales, que motivo nos lleva a tener la dicha de vuestra presencia? — el sonrió con audacia encantadora, sí, era todo un galanazo algo cursi pero podía tener rendida a muchas mujeres, seguramente. Brittany ignoró el exagerado alago, Sam siempre se ponía intenso cuando la encontraba en su rol de presidenta de Pierce Industries, por suerte sus encuentros de esta manera eran contados.
 
—Hace un lindo día…además acabo de poner en marcha el plan en el que Ryder y yo hemos estado trabajando tanto, ya sabes— dijo tímidamente, todavía no podía creer lo que había hecho. De repente fue apretada por su enorme cuerpo caliente, él la abrazó estrechamente y Brittany solamente apoyo sus manos en sus anchos hombros. Le gustaba la felicitación pero de alguna manera no creía que Sam tomara aquellos gestos como simples reacciones amistosas.
 
—Wow, no puedo creerlo! Estoy tan orgulloso de ti, sabía que lo harías— él por fin aflojó su sofocante abrazo y le dedico una sonrisa todavía más brillante— eres increíble…la mujer perfecta, eres…— de repente su mirada se volvió más intensa y tomó la mano de Brittany dando un paso hacia adelante, Brittany no esperaba que Sam fuera tan reiterativo.
 
—Sam…
 
—Brittany eres increíble— él llevo su mano grande a la mejilla de Brittany y la acarició con ternura, Brittany se removió inquieta, ella estaba cambiando su vida, le había dicho a Santana toda la verdad, quería ser una mujer nueva y tratar de fingir que sentía algo por Sam no ayudaría a ninguno de los dos y ni mucho menos era una opción que ella tomaría en cuenta algún día, ni siquiera en el peor de sus momentos, como era este, sin Santana al lado suyo. Y para rematar, por algún motivo que realmente no reconocía o no quería reconocer, ella no sentía el menor deseo mientras Sam la miraba con sus ojos oscurecidos.
 
—Sam entiende— ella puso su mano en el brazo musculoso y empezó a empujarlo amablemente.
 
¿Por qué él tenía que someterse a ser rechazado una y otra vez?
 
Ella no lo sabía, pero siempre lo rechazaría y esperaba que algún día él se diera por vencido.
 
—No Brittany, tú entiende, te amo y eso nunca va a cambiar, por favor déjame amarte, deja que sea yo quien te robe el aliento, quien te abrace y te defienda de cualquier peligro, te amo tanto…— y por estas declaraciones Brittany trataba de no ser grosera con él, le conmovían sus palabras pero no se veía en ninguna de aquellas situaciones.
 
* * *
 
Santana apagó el motor, todavía encima de su moto sus piernas estaban a cada lado firmes en el piso, se sacó el casco y abrió el cierre de su chaqueta, dejando mostrar su blusa negra ceñida a su estomago plano y sus pechos se veían más grandes debajo de la tela apretada, todavía hacía calor, y ella tenía el tiempo justo para conseguir los últimos equipos de su nueva motocicleta. Aparco el seguro de su moto y se paro en la acera, casi al instante, sintió un escalofrío que la recorrió de pies a cabeza al recordar lo cerca que estaba de aquella maldita empresa que las mantenía separadas.
 
De pronto giro la cabeza, como si algo inquietara sus instintos y entonces los vio, Sam acariciándole la mejilla y Brittany mirando a todos lados menos al sujeto que se la comía con la mirada. Santana, no lo dudo ni un segundo, a pesar de todas las razones por las que debería detenerse, a pesar de la gran muralla que apenas estaba a unas dos calles, recordándole la razón de su distancia, sus pies no pudieron detenerse, ni tampoco quiso detenerlos, camino en grandes zancadas en su dirección.
 
No despego los ojos de ellos, la ira y la locura de los celos acuchillaban cada fibra de su ser, de pronto no escuchaba nada y veía todo, camino rápidamente hasta que estuvo justo detrás del rubio, trató de apretar su brazo musculoso mientras lo empujaba lejos de Brittany, él la miro con sorpresa en sus ojos y no vio venir el golpe de puño cerrado que Santana le aplicó en la mejilla derecha, él apenas se tambaleo pero se notaba el aturdimiento en su expresión, los nudillos de Santana ya estaban comenzando a hincharse y palpitaban bajo una especie de anestesia sorda que le impedía sentir el dolor que seguro la molestaría más tarde, ahora más que nunca estaba satisfecha de haber elegido el karate como arte de vocación.
 
Brittany la miró con los ojos como platos, sin embargo permaneció en silencio, no podía apartar los ojos de Santana, se veía tan furiosa, tenía una mirada tan ardiente.
 
Sam dio un paso hacia Santana, si tan sólo fuera hombre… corrió por su mente de manera reiterativa, tenía que reconocer que ella poseía un gran derechazo, por poco y lo tiraba al suelo, él estaba totalmente furioso y antes de gritarle todo su odio ya que lo físico no era una opción entre ellos, Brittany irrumpió el tenso silencio.
 
—Qué demonios haces?!
 
—Yo…yo…— Santana vaciló mirando a todos lados con gesto de frustración, sus manos apoyadas en su cintura en forma de jarra, su pelo suelto y abarrotado alrededor de un ceño adorablemente fruncido provocaron en Brittany el intenso deseo sofocante de querer besarla hasta morir, sin embargo intento mantenerse seria, Sam estaba a su lado todavía sobándose la mejilla. Santana pareció encontrar una salida rápida— Te odio!
 
—Eso ya lo dejaste claro, pero que tiene que ver Sam en esto?— exigió, las palabras de Santana le habían llegado como una puñalada directo al corazón, tenía que centrarse o acabaría suplicándole sin sentido.
 
—No lo ves Brittany? Ella está muerta de los celos!— Explotó Sam, con sus mejillas más rojas que nunca, todo él era pura furia contenida— No puede soportar el hecho de que rehagas tu vida, cuando es ella misma quien te prejuzga.
 
—Y quien te habló a ti, boca de trucha!, muy amable muy enamorado- levantó las manos explayando las cualidades con desdén— no esperaste nada para tirártele encima!
 
—Ella decide por si misma! Y ella…
 
—Si tanto me odias! Que más te da con quien me ligo?!— lo interrumpió Brittany, mirándola a ella fijamente, Santana se pasó una mano por el pelo largo y después resoplo con nueva frustración.
 
—Por…por eso! Te odio! No mereces más que puro suplicio! Mi madre…
 
—Déjalo ya! Vete! No volveré a molestarte ni a ti ni a tu madre— Santana la miro fijamente, Brittany contuvo el aliento y el corazón le dio un vuelco al mirar el súbito cambio de la ira a la tristeza en los únicos ojos chocolate más hermosos que haya visto— Santana…
 
—Sabes qué? Tienes razón, a fin de cuentas, tu no lo amas, no es más que otro ligue de una noche para ti, así que ya vives en un suplicio— sin más se alejó a grandes zancadas, su pelo se movía con el viento acariciando la espalda de su chaqueta negra de cuero, Brittany no vio su Viper por ninguna parte y de pronto Santana se detuvo delante de una moto roja brillante estacionada cerca de la acera, levantó el casco negro y lo acomodó tirando de su pelo a un costado, cerró rápidamente el protector de vidrio polarizado y Brittany vio como sus ojos se escondían detrás de el.
 
Santana subió el cierre de su chaqueta de cuero y pasó una pierna delgada al otro lado de la moto, sentándose con brusquedad sobre la maquina imponente. Brittany pensaba que Santana, inconscientemente, se estaba superando así misma en cuanto a más sexy y explosiva podría llegar a ser.
 
Toda ella entera quería saltar sobre Santana, apretar ese cuerpo delgado que contenía tanta fuerza sorprendente,  Santana se alejó haciendo retronar el motor que hizo eco en el silencio de la calle, Brittany estaba segura que se encontraba toda derretida ante semejante imagen arrebatadora, por lo menos Santana se llevaba su corazón en la parte trasera de su moto.
 
—Valla… sí que estas pérdida— ella se sorprendió al darse cuenta que Sam existía al lado suyo, rápidamente sus mejillas ardieron de vergüenza. Bajó la mirada a sus pies e imaginó mover una piedrita con el pie, todavía podía sentir la presencia de Santana.
 
—Yo…
 
—La amas — ella levantó la vista, envalentonada por la mirada amable que él le regalo, entonces soltó el aliento que estaba contiendo desde hace un rato.
 
—Y esa palabra se queda corta, esa bruja me ha embrujado, estoy segura.— resopló, inconscientemente, sonriendo a sus propias palabras.
 
—Wow, como dije estas perdida— Sam sonrió débilmente y Brittany recordó su situación.
 
—Sam…
 
—Por favor no sientas lastima por mi
 
—Yo no te tengo lastima, solo…
 
—No puedes creer como he perdido el orgullo y la poca dignidad que me quedaba?— él no parecía enojado, más bien parecía contento consigo mismo.
 
—Bueno…yo solo…
 
—En serio, estoy contento de haber intentado todo por ti, estoy conforme conmigo mismo he luchado y he perdido— Brittany no quería decirle a su mirada orgullosa que él realmente nunca la había tenido como para perderla pero solo escuchó en silencio, asombrada por su repentina actitud— En el amor todo se vale, y te sorprenderías de las cosas que puedes perder de ti mismo con tal de conseguir lo que quieres, es por eso que el orgullo y la dignidad parecen nada cuando la meta es tan importante para ti, no me mires así, se que suena mal pero lo entenderás algún día, eso no es cuestión de sumisión o maltrato a ti mismo, es convicción por lo que quieres y como conseguirlo.
 
—Pero…
 
—He perdido, y por lo menos me conforma saber que no fue por nada, veo que tu estas enamorada hasta los huesos, conozco el sentimiento y de alguna manera me hace feliz que seas feliz, aunque no sea conmigo— él tomo una mano de Brittany— de verdad Brittany, por lo menos todo esto no habrá sido en vano.
 
—La verdad no te entiendo…pero espero que nuestra amistad pueda continuar tal cual era antes de todo esto
 
—Te dije que renunciaría a tu amor pero nunca dije nada de renunciar a tu amistad— el fingió sentirse ofendido y Brittany agradeció el gesto abrazándolo amablemente, Sam era un gran hombre ella estaba segura que no tardaría en encontrar a una buena mujer que sepa apreciar sus cualidades.
 
—Lo siento…
 
—Sientes amar a Santana? — Brittany inmediatamente frunció el ceño.
 
—Claro que no— dijo firmemente, Sam sonrió, nunca había visto en Brittany ninguna de las miradas que le había regalado a Santana, y esta no podía ocultar el terror en su mirada al pensar en él y Brittany juntos, en definitiva Sam nunca había visto tanta conexión intensa entre dos personas que se amaban, él no podía negar que seguía pareciéndole incomodo el amor entre dos mujeres y tal vez por eso creyó que Brittany cedería algún día ante él, pero ahora todo era tan claro como el agua, por fin había entendido o eso quería creer— Yo nunca me arrepentiría del amor que siento por ella, yo solo siento que tal vez mi actitud provocadora del principio, cuando nos conocimos, te haya hecho pensar que…
 
—Lo sé, tú solo me viste como un polvo y después solo como un amigo— Brittany pensó que él estaba demasiado tranquilo al pronunciar esas palabras, ella solo asintió en silencio, después de todo Sam podría ser un poco raro.
 
* * *
 
Santana estaba metiendo una pila de camisetas en una bolsa de viaje con energía contenida cuando el móvil le vibró en el bolsillo del pantalón. Todavía no podía sacarse la imagen de Sam acariciándole la mejilla, cerró los ojos apretando sus manos en dos puños alrededor de la ropa que sostenía para guardar, ella bien quería darle una paliza en primer lugar, hubiera sido una gran pelea, hace rato que no tenía una de esas fuertes con hombres bien fornidos, solo después le suplicaría a Brittany que volviera con ella, o bueno, por lo menos arreglar y afianzar lo que tenían. Sin embargo todo había salido al revés, y ahora no se arrepentía de haberse entrometido, solo se arrepentía de haberle dicho que la odiaba, eso estaba lejos de cualquier cosa que pudiera imaginar, sin embargo su orgullo no la dejaba aceptar parte de la culpa, pensaba que Brittany tendría que dar el primer paso, después de todas sus palabras arrogantes e insensibles.
 
Pero Brittany querría algo con ella?, Brittany de verdad estaba intentando algo con Sam? No, no podía ser cierto.
 
Su móvil volvió a sonar y en aquella ocasión comprobó quién llamaba y se resignó a tener otra conversación difícil.
 
—Mamá, tienes que dejar de llamarme cada cinco minutos. Tengo cosas que hacer.
 
Su madre gritó de manera ensordecedora y Santana no le entendió ni una palabra. Se maldijo por no haber mirado el contestador.
 
—Mamá, no te entiendo. Cálmate. ¿Qué pasa?
 
Los gritos pararon y se hizo el silencio. Santana sintió pánico. —Mamá, ¿estás bien? ¿Quieres que llame a una ambulancia?
 
—Sí, me va a dar un ataque. —Su madre enseguida estalló en carcajadas y añadió— Es broma. ¡He encontrado trabajo, Dios mío, he encontrado trabajo! —gritó de felicidad.
 
—Mierda, mamá, me has dado un susto de muerte.
 
—Caca.
 
—¿Qué?
 
—No le digas “mierda” a tu madre, di “caca”.
 
—Vale, mamá. Cuéntame lo del trabajo.
 
—Todavía no sé mucho. La señorita ha sido muy amable y me ha dicho que ha leído mi curriculum y, después de mi experiencia en McGregor, soy exactamente lo que andan buscando. Quería contratarme ya mismo. Tengo un buen presentimiento, cariño.
 
—¿Y no te quieren hacer una entrevista?
 
Santana estaba encantada, pero también se mostraba algo escéptica. —No. Y no te lo creerás cuando te diga lo que voy a cobrar. Pero no quiero ser gafe, así que ya te lo diré. Te doy una pista: puedo largarme de esta mierda de casa con mi primer sueldo —exclamó, emocionadísima.
 
—Caca —apuntó Santana, incapaz de resistirse.
 
—¿Qué dices, cariño?
 
—No le digas “mierda” a tu hija. Di “caca”.
 
Su madre soltó una carcajada. —Te quiero, nena. Tengo que dejarte. Deséame suerte.
 
—Espera, mamá. ¿Cómo se llama la empresa?
 
Su madre ya había colgado. Santana cerró el móvil y lo tiró encima de la cama, al lado de la bolsa. Con el entrecejo fruncido, dobló unos vaqueros. Había dejado el nombre de su madre en varias agencias de trabajo después de agotar las empresas, pero, sinceramente, no había sido demasiado optimista. Precisamente aquel día ya había perdido toda la paciencia que le quedaba. Se tomaría unos días de vacaciones y luego trataría de arreglar el sin fin de sus sentimientos descontrolados.
 
Pensar en Brittany, la hacía sentirse impotente, furiosa y totalmente perdida. Pensar en Sam y Brittany juntos le revolvía el estomago hasta el punto del vomito. Si hubiera llevado las cosas de otra manera y hubiera dejado que se explicara, en lugar de descargar toda su ira sobre ella, ahora disfrutaría de su amor, en lugar de sentirse culpable y desgraciada.
 

Santana dio un puñetazo en el borde de la cama y sus nudillos todavía adoloridos protestaron con el golpe, sin embargo se satisfizo por el breve recuerdo de su mano golpeando con firmeza la mejilla del rubio entrometido.


******************


Hola! He aquí un cap muy largo, espero que no se aburran por lo largo que es :( No quería cortarlo, además, me entró la inspiración y casi no pude parar de escribir mi aportación en la historia, debo decirles que hasta ahora es uno de los caps en los que más he puesto de…como decirlo… mi toque? Mi marca? O algo así, ya saben, no me gusta adaptar de manera monótona, por lo tanto si no les gusto o les resulto aburrido, quiero que sepan que en mayoría es culpa mía y no de la autora original de esta historia, así que ya saben a quién tienen que acudir para realizar su reclamo :p
Y bueno… ahora que piensan? Nuestras chicas son todo un torbellino de emociones y Sam le puso más picante al asunto, que les pareció?
Yo les había advertido que veríamos más de él. También parece que le está cambiando la suerte a Marie verdad? ;) veremos como sigue la próxima :)

Saludos! NaT!
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