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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 45

Mensaje por 23l1 Sáb Abr 02, 2016 12:19 am

Capitulo 45


Cuando llegaron a la casa de Santana, en Somosaguas, eran más de las siete de la mañana.

Brittany hacía sentir a Santana como una quinceañera y sin aparcar el coche en el garaje, la hizo salir de él y entrar en su casa.

Cerró la puerta y le hizo el amor en el recibidor, después sobre la enorme cama y a las ocho de la mañana, agotadas, acurrucadas una contra la otra, se quedaron dormidas.



El olor a comida y el rugir de sus tripas despertaron a Brittany.

Después de dar un beso a Santana en la mejilla, se levantó, se puso el albornoz azul, se lavó los dientes con un cepillo nuevo que encontró y bajó a la cocina donde Horacio la recibió con una sonrisa.

—¡Qué alegría volver a verte, Brittany!

—Yo también me alegro de verte...—sonrió ella.

—¿Cómo está la pequeña Luna?

—Oh, está preciosa, Horacio. Pero esa bruja acabará conmigo.

Y acercándose a él, le dio un beso en la mejilla que puso al hombre rojo como un tomate.

Luego miró al perro y dijo:

—Hola, Bronco, cariño. ¿Qué tal estás?

El animal la miró con su cara de alegría y ella le cogió el hocico, le plantó un beso en la cabeza y se volvió hacia Horacio.

—Um... ¡Qué bien huele! ¿Qué cocinas?

—Lasaña de carne, ¿te gusta?

—Me encanta, y con el hambre que gasto en estos instantes, aún más.

El hombre sonrió.

Le encantaba la espontaneidad de aquella muchacha y su estupendo sentido del humor.



Minutos después, Santana se les unió recién salida de la ducha.

Para sorpresa de Brittany, vestía un cómodo y amplio pantalón de chándal negro y una camiseta de tirantes blanca. Saludó a Horacio y a Bronco, besó a Brittany y se sentó a charlar con ellos.

«¡Mi madre!... vestida de sport estás que crujes, doctora», pensó Brittany excitada.



Durante un buen rato los tres tuvieron una agradable conversación hasta que Horacio, una vez acabó la comida, se marchó seguido por su perro y las dejó solas.

—Tengo que llamar a casa. Necesito saber que Luna está bien. Además, no le dije nada a mi abuela, y estará... uf... estará que trina.

—Llámala desde aquí—entregó Santana un teléfono inalámbrico.

Brittany marcó el número de teléfono y Sue rápidamente lo cogió. Brittany dio a un botón y conectó el manos libres.

—Hola, abuela—rió Brittany mientras le indicaba a Santana que se quedara callada y escuchara.

—¡Bendito sea Dios, hermosa! ¡Me tenías preocupada! Pero ¿tú has visto la hora que es? ¿Dónde estás? Y sobre todo, ¿con quién? ¿Estás con la moza que vino anoche a buscarte... Hannita? Ainsss... si es que no gano para disgustos.

Brittany miró divertida a Santana y esta sonrió.

—Cuando he regresado de mi paseo con April y he visto que no habías llegado, se me han abierto las carnes en canal al pensar dónde estaría esta muchacha. Te llamé al móvil, pero lo tenías desconectado. Incluso llamé a Rachelcita, pero ella tampoco lo tenía operativo. Te juro, Superwoman, que iba a esperar media hora más y luego me iba a ir a la comisaría con Luna para preguntar por ti.

Santana, atónita ante la parrafada de aquella mujer, miró a Brittany y ella, divertida, se encogió de hombros.

—Abuela, para y relájate...

—Pero ¿cómo me voy a relajar, si es que vives sin rumbo? Ay, criatura de Dios, que yo pensaba que habías sentado la cabeza desde que llegó Luna a tu vida, pero veo que no. Seguirás corriendo tras delincuentes y durmiendo en casa de a saber Dios quién.

—Tranquila, Sue, está conmigo. Soy Santana López
—aclaró Santana sin poder remediarlo.

Brittany la regañó con la mirada, pero prosiguió:

—La culpa ha sido mía. Salimos tarde de la fiesta, la rapté y me la traje a mi casa—al oír la risa de la mujer añadió—Ya sabe usted que Superwoman no es fácil de convencer.

—Oh, Santanita... ¡qué alegría oírte! Ahora que sé que está contigo ya me quedo más tranquila. Pero es que, hermosa, esta chica me trae por la calle de la amargura.

—Uf... ¿qué me va a contar, Sue, que yo no sienta también?
—susurró Santana mientras miraba a Brittany.

—¡Qué paciencia hay que tener con ella, hermosa! Si ya decía mi difunto Gregorio, que en paz descanse: «Esta niña es un chicazo».

Santana no pudo por menos que carcajearse ante la cara de incredulidad de Brittany, que las escuchaba sin saber si reír o gritarles para que callaran.

—A ver, graciosillas, ¿qué tal si dejan de hablar de mí? Porque, oye, no es por nada, pero mi paciencia no es eterna... y ustedes están empezando a agotarla.

—Vale, Superwoman, no te enfades
—sonrió la anciana.

En ese momento se oyó un grito de Luna y Brittany preguntó rápidamente:

—¿Cómo está mi bichito preferido?

—Perfectamente, y que sepas que ha dormido toda la noche en la cuna
—dijo Sue al ver a la niña reír sentada en el parque.

Brittany sonrió y puso cara de madraza.

Santana intervino con rapidez:

—Sue, usted no se preocupe. Le prometo que mañana se la entregaré en casa viva.

—Oh, no te preocupes, muchacha, ahora que sé que está contigo, como si te la quieres quedar para siempre.

—¡Abuela!
—se quejó Brittany, pero sonrió al ver a Santana reír.

—Mira, hermosa mía, digo lo que pienso. Sé que con Santanita, la pequeña Luna y tú estaran recogidas y cuidadas.

—Por favor, abuela. Cualquiera que te oiga pensará que vivimos entre cartones.

—Santanita me entiende, ¿verdad, hermosa?

—Sí, Sue, la entiendo.

—Ea... bueno no hay nada más que hablar. Por Luna no te preocupes, que está como una reina. Que lo pasen bien.


Y colgó.

Santana observó con regocijo a Brittany que, divertida después de oír a su abuela, se tapó la cara con las manos y movía la cabeza.

—Ven aquí, Superwoman, y no te preocupes por nada. Sue lo tiene todo controlado—rió Santana.

Brittany vio sus brazos abiertos y se lanzó encima de la morena.

—¡Qué bien hueles!—susurró al oler su cuerpo.

—Mmmm... tú hueles mejor—sonrió besándola en el cuello.

—¿Sabes, San? Nunca te había visto vestida de sport y estás muy guapa. Tienes un aire tan actual que no pareces la doctora seria y encorsetada de trajes de todos los días.

—Vaya... ¿debo tomarme esto como un piropo o no?

Brittany sonrió feliz.

—¿Sabes una cosa, doctora?

—Dime, O’Neill.

—Creo que aquí—dijo tocándole la muñeca—Te quedaría de muerte un tatuaje del estilo del lleva la actriz y cantante Naya Rivera. Mmmmm, ¡qué sexy, por Dios!

Santana la miró sorprendida.

—¿Quién es esa?—preguntó con una sonrisa.

—De verdad, chiquilla, que a veces parece que vives en otro mundo. Naya Rivera es una cantante y actriz norte americana que me encanta. A veces se le va la pinza, pero es divertida y original. Recuérdame que te muestre algún vídeo. ¡Oh, Dios!... Hay uno que muestra sus tatuajes... Me vuelve loca.

—No me gustan los tatuajes—aclaró Santana—No van conmigo ni con mi estilo de vida.

—¡Mi madre!—exclamó mirándola—Bueno mi hada bien que te gusta.

—Eso es diferente. Cuando te conocí ya lo tenías, pero si hubieras estado conmigo, no creo que a mí me hubiera gustado que te lo hicieras.

—Bueno siento decirte que voy a hacerme en el tobillo una luna, por mi hija.

—No lo dirás en serio, ¿verdad?

—Me temo que sí—admitió Brittany.

Santana la miró con gesto preocupado y declaró:

—Bueno no me gusta la idea.

Dispuesta a no ponerse seria, Brittany murmuró:

—Ainss... ¡Qué clásica y antigua eres a veces! Me recuerdas a mi abuela.

—Tienes una abuela encantadora, no te quejes—suspiró abrazándola.

—Ya lo sé, pero a veces me agobia mucho con ciertas cosas.

—¿Qué cosas?

«Ea... ya estamos liadas con el temita del año», pensó Brittany.

Pero Brittany no contestó.

Separándose de Santana abrió el cajón donde estaban las cápsulas de la cafetera. Cogió dos, fue hasta la cafetera y preparó dos cafés.

Santana no le quitaba los ojos de encima.

Le gustaba ver cómo se movía por su cocina.

Una vez terminó, puso ante Santana un café y ella se lo agradeció con una sonrisa. Cuando finalmente acabó con el suyo, se sentó en el taburete, y dijo:

—Mi abuela quiere para mí una vida con marido o esposa, niños, hipoteca y perros. Pero yo no quiero eso. Me encanta estar contigo. Me lo paso genial. Pero desde hace un tiempo noto que lo que en un principio era divertido, ahora lo es más y estoy comenzando a asustarme.

—Umm... qué bien—suspiró Santana.

—Mira, San... Me atraes mucho. Me gustas demasiado y eso está comenzando a ser un problema porque no quiero más responsabilidades de las que ya tengo. Yo vivía muy bien antes, y estar contigo me crea unas expectativas que son justamente las que yo siempre rehuía.

—Te atraigo... te gusto... voy por buen camino—volvió a bromear y Brittany se enfadó.

—Vamos a ver... ¿tú eres tonta o es que te lo haces?

—Dejémoslo en que me lo hago, O’Neill—respondió levantándose.

Brittany se levantó también.

—Ese genio tuyo me vuelve loca—sonrió Santana mirándola.

—Aléjate de mí ahora mismo si no quieres que te tire la taza a la cabeza.

Pero no le dio tiempo a moverse.

Santana ya la tenía en sus brazos y a grandes zancadas la llevaba hacia el salón. Una vez ahí, la soltó en el sofá y se sentó junto a ella.

—Vamos a ver, inspectora. Me atraes. Me gustas. Adoro a tu hija, y eso de momento me hace feliz. No quiero pensar en nada más. Deja que el tiempo pase, y lo que tenga que ser, será.

—No quiero ni puedo. Porque cuando pienso en ti, San, siento terribles calores de cintura para abajo y horrorosos dolores de cabeza.

Santana se carcajeó y dijo:

—En mi vida había oído algo igual.

—Piensa con frialdad, ¿vale?—susurró Brittany mientras de la muñeca se quitaba una goma y se recogía el pelo en lo alto de la cabeza.

Santana asintió y se acomodó en el sofá para escucharla.

—Yo soy poli y tengo un sueldo medio con el que no me permito lujos, pero no me quejo. Soy mamá soltera de una preciosa niña y tú siempre has querido un niño.

—Adoro a Luna. Lo del niño se puede remediar.

—Me paso media vida con una pistola en la calle. Utilizo palabras de alto impacto.

Santana sonrió.

—Me gustan los tatuajes, ir a mi bola, ver películas románticas, relajarme viendo a los pingüinos, soltar adrenalina con algo de acción, y no quiero más responsabilidades que mi pequeña Luna. En mi cabeza no entra tener hijos, y mucho menos marido o esposa, y aunque tampoco quería tener perro, mi abuela se empeña en colocarme alguno cada vez que viene a mi casa. Y ahora mismo tengo ocho a los que tarde o temprano tendré que buscar un hogar.

—Ummm... Cada vez me gustas más, O’Neill—sonrió Santana.

—Escúchame, cabezona. Tú eres una reconocida neurocirujano con un sueldo que debe ser la leche melonera con el que te permites lujos como esta casa y a saber cuántas más. Deseas responsabilidades porque en tu precioso garaje tienes una moto flipante que quieres que algún día sea de tu hijo. Y para eso no hay que ser muy lista para deducir que antes querrás una mujer, con la que seguramente te casarás en un gran bodorrio y...

Santana con su mano le tapó la boca y Brittany calló.

—En cuanto a mi sueldo, creo que me lo gano trabajando todos los días, como tú. Y sí, tienes razón. Además de esta casa, poseo una en Puerto Rico, otra en Suiza y otra en Ibiza.

—¡No jodas!... ¡En Ibiza!—gritó. Pero al ver cómo la miró dijo—Perdón, no quería utilizar una palabra de alto impacto.

—Britt-Britt, yo lo único que quiero es ser feliz, y no me refiero a vivir rodeada del lujo que, gracias a mi familia y después a mi trabajo, me rodea. Me refiero a que quiero ser feliz en la vida. Y si esa felicidad la encuentro en una mujer como tú, que utiliza palabras de alto impacto y que me está volviendo loca, ¿qué voy a hacer?

—Lo sabía—protestó Brittany—Sabía que lo ibas a complicar. Ahora pretendes que pasemos de ser amantes a ser madres.

—No, inspectora, no. Aquí quien complica las cosas eres tú. ¿Y sabes realmente por qué?

Brittany negó con la cabeza.

—Porque te niegas a admitir lo que quieres de la vida.

—¿Y tú sabes lo que quieres?

—Claro que sí. Pero a diferencia de ti, yo vivo el presente, y si mañana me equivoco, intentaré que mi siguiente relación sea diferente. Pero tú te niegas a vivir el presente porque tienes miedo al fracaso y...

—San, si alguna de tus hermanas se enamorara por ejemplo de un poli o un camarero, ¿tú qué pensarías? ¿Te parecería bien?

Santana lo pensó durante unos segundos y Brittany la apremió:

—Dispara, doctora.

—No lo sé. Creo que ellas aún son jóvenes para enamorarse y...

—A ver, doctora—sonrió Brittany—, Tienen veintiocho... Ya son mayorcitas.

—Tienes razón, pero para mí siguen siendo unas niñas, mis hermanas pequeñas.

—Pero tarde o temprano se enamorarán, ¿no crees?

—Eso espero—sonrió Santana—Pero ¿por qué me preguntas esto?

—Por nada en especial—disimuló—Solo quería saber si ellas tienen el mismo derecho que tú a descabalar su vida por alguien que económicamente no es tan solvente como ustedes.

—Por supuesto que sí—y con una sonrisa sensual que hizo a Brittany temblar le susurró—Cariño, las cosas ocurren cuando menos te lo esperas. En temas de corazón y sentimientos, nada se puede planificar.

—Sí, pero...

Santana no la dejó continuar:

—Para mí conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, y aunque es cierto que, como bien dijiste, no pegamos ni con cola, yo no quiero perderte. Tienes un encanto, una luz en tu sonrisa y en la mirada...Yo me moriría si dejara de tenerlos.

—¡Joer!—murmuró boquiabierta—Nunca me habían dicho nada tan bonito.

Santana sonrió y continuó:

—Además, no todos los días se conoce a una mujer que posea las cuatro eses.

Brittany frunció el ceño y antes de preguntar Santana aclaró:

—Eres simpática, sincera, sencilla y sexy. ¿Qué más puede desear una mujer como yo?

«Ay, Dios... cómo no voy a estar loca por ti», pensó Brittany mientras sonreía.

Santana la besó.

—Me dejas sin palabras, doctora—resopló atontada.

—Arriésgate conmigo, cariño.

—Pero San, si es que somos como el día y la noche. Nuestras familias y amigos no tienen nada que ver. Nuestras vidas no son afines, incluso no te puedo invitar a una hamburguesa porque las odias, cuando a mí me vuelven loca.

Santana sonrió, le dio un delicado beso, la tumbó en el sofá y le susurró al oído:

—Es cierto, las odio. Pero me vuelve loca la chica que me invita.




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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Sáb Abr 02, 2016 2:03 am

[Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo - Página 9 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo - Página 9 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo - Página 9 2414267551
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Mensaje por Susii Sáb Abr 02, 2016 6:19 am

Yo creo que esa conversacion todavia no termina:/ ,San ni siquiera sabe lo que su mama hablo con Britt:s a ver como sigue esto:s
Oye niña! Sjdhk yo queria maraton u.u
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Sáb Abr 02, 2016 9:17 am

se ven tan bien juntas a pesar de ser como el dia y la noche que para que pensar tanto, a vivir el presente y ya!!!!
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Mensaje por 23l1 Sáb Abr 02, 2016 7:12 pm

monica.santander escribió:[Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo - Página 9 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo - Página 9 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo - Página 9 2414267551



Hola, jajajajajaja si suelen causar esas emociones las brittana jajajajaja. Saludos =D





Susii escribió:Yo creo que esa conversacion todavia no termina:/ ,San ni siquiera sabe lo que su mama hablo con Britt:s a ver como sigue esto:s
Oye niña! Sjdhk yo queria maraton u.u



Hola, mmmm ni yo XD y la vrdd, tampoco creo que se entere, no creo que su mamá se lo cuente y britt tampoco es así =/ Esperemos y mejor jajajaja. =O jajajaja lo siento, intentare subirlo más ratito ajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:se ven tan bien juntas a pesar de ser como el dia y la noche que para que pensar tanto, a vivir el presente y ya!!!!



Hola, jajajajajajaj si vrdd¿? jajajajaaja son la mezcla perfecta jajajajajaja. Toda la razón! jajajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 46

Mensaje por 23l1 Sáb Abr 02, 2016 7:14 pm

Capitulo 46


El domingo por la mañana Santana y Brittany salieron a dar un paseo por la finca cogidos de la mano, mientras Bronco, el perro de Horacio, corría como un loco alrededor de ellas.

—¿Sabes, San? Me muero por preguntarte una cosa, pero en el fondo me da un poco de vergüenza—rió Brittany.

—¡Dispara!—contestó Santana y las dos sonrieron.

—Se refiere a Elaine, tu ex. ¿Qué hacía el día de la rifa en el hospital?—Santana la miró y calló—Hay silencios que lo dicen todo y palabras que no dicen nada, ¿lo sabías?

Santana sonrió.

Llevaba esperando esa pregunta dos días y por fin aquella cabezona se atrevía a hacérsela.

—La invitó mi mamá. Ellas tienen una buena relación y hablan bastante por teléfono.

«Maldita bruja», pensó Brittany.

—Mamá aún no ha superado mi separación. Tenían una relación muy especial y creo que aún reza porque Elaine y yo terminemos juntas.

Incómoda por aquella revelación Brittany asintió.

—¡Eh, inspectora!—dijo Santana parándose para abrazarla—He contestado a lo que me has preguntado. Pero déjame decirte que en mi vida, en mi cabeza y aquí en mi corazón, solo hay espacio para una. Y esa es mi teniente O’Neill. Por lo tanto, sonríe y no temas nada, que mi relación con Elaine nunca será más de lo que es.

—La noche de la rifa, ¿qué hicisteis?

—Como manda la tradición, la invité a cenar. Fuimos a Sorinos, un restaurante que sé que a ella le gusta mucho...

—Oh... ¡Qué detallazo recordar su restaurante favorito!—frivolizó separándose de la morena, pero Santana rápidamente la volvió a coger—Y dime, ¿tras la cena también la llevaste a su hotel favorito?

—La llevé a su hotel y después me marché a casa.

—Ah...—asintió Brittany con cientos de preguntas en el tintero.

—¿Estás celosa?—rió Santana besándola primero en la frente, luego en los parpados y por último en los labios.

Brittany ladeó la cabeza y tras pensar en todo lo que habían hablado la tarde anterior, contestó:

—Estoy tremendamente celosa, cariñito. Es más. Cuando pienso en ti, en Elaine o en cualquier otra mujer que no sea yo junto a ti, me sube un calor por el estómago que me hace pensar en hacer verdaderas burradas y en gritar palabras de alto... altísimo impacto.

Encantada, Santana la besó.

¡Por fin!

—Te juro por mi hija que cuando te vi marchar con ella sentí unas inmensas ganas de asesinar a alguien. Y te aseguro que en ese lote estabas tú.

—Uf... tendré que tener cuidado contigo, inspectora.

—Sí, doctora Bombón—sonrió Brittany con perversión en la mirada—, Tendrás que tener mucho cuidado si no quieres que yo te pague con la misma moneda.

Eso hizo que el ceño de Santana se frunciera y Brittany, divertida, continuó:

—Si tú tienes una legión de enfermeras, enfermeros y ex mujer detrás de ti, deseosas de tus afectos, yo solo tengo que recordarte que deseosos y deseosas de mis afectos hay más de uno, de dos e incluso de tres... Oh... y de cuatro... ¡Ostras! ahora que lo pienso... y de cinco—terminó riendo.

—¿Intentas hacerme sentir mal?

—Solo intento dejar claras las cosas y marcar lo que considero que es mío. Ni más ni menos.

Encantada, Santana suspiró y dijo.

—Umm... Como buena puerto riqueña, me gusta saber que me consideras tuya.

—Lo eres. Y si los de Puerto Rico presumen de ser personas posesivas, ándate con ojo y no olvides que yo también soy latina y española. ¡Casi ná!

Santana, sorprendida, sonrió.

Brittany con gesto resuelto dijo:

—Le hubiera arrancado las extensiones a esa pija y a todas las enfermeras que se atrevieron a pujar por ti. Cada vez que pujaban, las muy asquerosas me miraban con un gesto nada sano. Y te lo digo yo que como tú sabes entre nosotras nos entendemos—y señalándole con el dedo dijo en tono cómico—Que te quede muy claro que no soporto que nadie que no sea yo vuelva a tocar a mi doctora Pichón. Y como el año que viene, a tu santa mamá se le vuelva a ocurrir rifarte, ahí va a haber más que palabras y miraditas insanas. Porque si me tengo que poner a repartir leches a diestro y siniestro, lo voy a hacer. Quedas avisada.

Divertida por semejante parrafada, Santana soltó una carcajada y la besó.

La adoraba y por fin podía hablar con la rubia de amor y de sentimientos con total claridad.

—No te preocupes, española. No volveré a dejarme liar por mi mamá para la rifa. Y a partir de mañana, cuando vuelva al hospital, prometo ir con un cartel que ponga, «soltera fuera de cobertura».

—¡Oh, sí!—asintió Brittany divertida—Pero yo te acompañaré para que todas vean quién tiene en exclusividad tu número PIN.





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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 47

Mensaje por 23l1 Sáb Abr 02, 2016 7:16 pm

Capitulo 47


A partir de aquel fin de semana, la relación de Santana y Brittany cambió para bien.

Por fin las dudas y los miedos de la rubia se archivaron.

Se veían siempre que sus trabajos y la pequeña lo permitían, aunque eran conscientes de que sus profesiones les restaban demasiado tiempo.

Pero la felicidad de ambas era tal que de pronto parecía que la vida era perfecta.

Pasada una semana en que sus horarios no coincidieron, solo les quedó el email y el teléfono.

Santana le avisó de que su mamá organizaba una gran fiesta celta en su casa.

Era el cumpleaños de su abuelo Pedro y quería sorprenderlo.


Durante aquellos días, Brittany habló en ocasiones con Jake, el novio de Bree, la hermana de Santana.

Feliz, él le aseguró que todo estaba tranquilo en relación con el problema que le había comentado.

Pero a Brittany eso no le valía.

Buscó debajo de las piedras con la ayuda de Rachel y de Hanna, la novia de Emily.

Por fin encontraron varias denuncias en Londres y en Holanda por acoso sexual, aunque se sorprendieron al ver que todas estaban archivadas porque las mujeres las habían retirado.

Sin poder demorarlo un segundo más, Brittany decidió hablar con el anciano Pedro.

Él se quedó sin habla y después se puso furioso.

Lo calmó y junto con sus compañeros —pero sin que Bree ni nadie más lo supiera—, trazaron un plan.

Debían desenmascarar a James con las manos en la masa.

Brittany se informó sobre los trajes que llevarían a la fiesta.

Era consciente de que los disfraces que llevaría todo el mundo en aquella fiesta serían caros.

Carísimos.

Por ello buscaron por internet una casa de alquiler de disfraces que estuviera al nivel de la ocasión.



Aquel anochecer, cuando llegaron con el coche hasta la verja de la casa de Pedro, dos hombres vestidos con armadura estaban en la entrada con una lista.

Comprobaron que sus nombres estaban ahí y las dejaron pasar, aunque tuvieron que dejar el coche casi en la entrada.

—Menos mal que no llueve—cuchicheó Rachel—Si no, llegaríamos a la casa como unas zarrapastrosas.

—Muy de la época, ¿no crees?—admitió Brittany—Un poquito de barro por aquí, una pajilla por allá. Vamos... muy medieval.



Diez minutos después, mientras caminaban y Brittany se fumaba un cigarro, vieron que se acercaban dos personas a caballo.

Su sorpresa fue increíble cuando se dieron cuenta de que eran Santana y Quinn. De un salto, bajaron de sus caballos y las policías comenzaron a reír.

—¿Esas risitas quieren decir que no les gustan nuestros disfraces?—preguntó Quinn después de dar un beso a Rachel.

Ella la examinaba muerta de risa.

—¡Ay!, que me da—se carcajeó al verla con trencitas en el pelo.

—¡Mi madre, San! ¿De qué van vestidas?—preguntó Brittany.

Estaba rara, pero terriblemente sexy con aquella vestimenta, una túnica blanca y colores y unas botas de piel marrón.

—Del siglo xiii. Estos son los colores de mi clan. El clan López—respondió después de besarla.

—Ah, vale... ahora lo entiendo.

Santana asintió.

Entendía que para las policías la cultura fuera desconocida y que todo lo que podían recordar se redujera a esas películas.

—Ah... tesoro, ahora entiendo tus trencitas en el pelo—se carcajeó Rachel.

—Disculpa, Terminator—se guaseó acercándosele—Estas trencitas solo ayudan a la doctora Agobio—y bajando la voz cuchicheó en su oído—Y prepárate que esta noche tengo un disfraz muy... muy especial para ti... estoy segura de que te va a encantar.

Con una mirada nada decente, Rachel la besó en los labios y le susurró:

—Um... ¡Qué ganas de arrancártelo!

Tras unas risas por parte de todas, les tocó el turno a las doctoras.

—Y ustedes ¿adónde van tan sexys? Esto es una fiesta medieval—dijo Quinn.

—¿Sexys?... Pero si vamos vestidas de campesinas o taberneras—dijo Rachel.

—Ven aquí, tabernera mía—rió Quinn; la cogió con una mano mientras con la otra agarraba las cinchas del caballo y comenzaron a andar hacia la casa.

Santana, aún parada ante Brittany, la miraba con gesto embelesada.

Verla vestida con aquella falda abullonada en color granate y marrón, la camisa blanca y el corpiño apretándole los pechos, la puso cardíaca.

—Estás preciosa, ¿lo sabías?

—Gracias—sonrió Brittany y sin poder apartar su mirada de la morena señaló—Tú sí que estás como dijo alguien hace unos años y en dos palabras: im-prezionante.

—Bueno aún no has visto lo mejor—y acercándose a la ojiazul dijo—Tengo una sorpresa para ti, cariñito.

Y subiendo su mano y mostrando el interior de su muñeca le susurró:

—Pensé en lo que me dijiste el otro día. ¿Te gusta?

Brittany vio un pequeño tatuaje en la muñeca de Santana y boquiabierta susurró:

—¡Mi madre!... Te queda genial. Pero... pero ¿cuándo te lo has hecho?

—Esta semana. Uno de los celadores del hospital me comentó que su hermano hacía tatuajes, y pensé en ti y en lo que dirías, me animé y aquí lo tienes.

«Cuando lo vea su santa madre, ¡ME ASESINA!»

—¡Ay, San, por Dios! Pero si dijiste que no te gustaban los tatuajes.

—Bueno fíjate tú—rió feliz—Ahora estoy encantada con él.

—¡Ay, Dios! ¡Joder! ¡Qué cargo de conciencia! Pero cariño, que esto es para toda la vida... ¿Te lo ha visto alguien de tu familia?

Santana sonrió, y asiéndola de la cintura para atraerla hacia ella, le susurró al oído:

—Yo solo necesito que te guste a ti. Lo que piense el resto del mundo me da igual. ¿Has entendido, O’Neill?

Brittany sonrió y mirándola a los ojos dijo:

—Te quiero, Santana López.

Confundida, Santana preguntó:

—¿Qué has dicho?

—He dicho que te quiero y que eres lo mejor que me ha pasado nunca, cariño.

Santana incapaz de contener la alegría que le recorrió el cuerpo, soltó la cincha del caballo y cogiéndola por la cintura, la subió hasta él y sin importarle los invitados que pasaban cerca de ellas, le devoró los labios con tal pasión que algunas de las personas silbaron con gesto de aprobación.

Finalmente ellos sonrieron.

—Vaya... vaya... Esta debe ser la poli—dijo una voz detrás de ellas.

Al volverse, Brittany se encontró con los ojos fríos y cristalinos de la elegante ex mujer de Santana, Elaine, que llevaba una espectacular capa llena de brillantitos Swarovski y una impresionante corona a juego.

«Buenoooooooo, esta va de reina», pensó Brittany.

—Hola, Elaine—saludó Santana con Brittany aún en brazos—Te presento a Brittany Pierce.

Con fingida indiferencia, Elaine sonrió y Brittany, sin importarle la fría mirada de aquella, saludó.

—Encantada de conocerte, Elaine, aunque creo que ya nos hemos visto—recordó el día de la rifa en el ascensor—Y sí, soy la inspectora de policía Brittany Pierce. La poli, como tú dices.

La ex mujer de Santana, después de mirarla de arriba abajo finalmente sonrió.

—Encantada—ignorándola y volviéndose hacia Santana dijo—Lo que han visto mis ojos es un tatuaje, mi amor.

«Me cago en tu papá. Le vas a llamar mi amor a quien yo te diga, so moñas» pensó Brittany, al oír aquel tratamiento tan cariñoso.

—Exacto. ¿Te gusta?—asintió la morena y con rapidez se lo enseñó.

Elaine, con cierto deleite, se quitó uno de sus nacarados guantes y posó su cuidada mano sobre el tatuaje, lo recorrió —para Brittany con demasiada parsimonia— y asintió.

—Precioso, mi amor. Te queda muy bien y estás muy sexy.

«Zorra... quita tus manitas de oro de mi morena o te las corto», volvió a pensar Brittany.

—Vaya—sonrió Santana—Justo lo que me dijo mi Britt.

—Qué gracia, ¿verdad?—asintió Brittany con una mirada de advertencia a aquella mujer.

Con ganas de arrancarle la mano, Brittany la miró y vio en ella un gesto nada angelical.

Por ello y sin importarle nada, se acercó hasta Santana, la besó en la boca y tras agarrarla por la cintura, dijo:

—Cariño, vamos con las chicas.

—Eh... López—gritó un hombre que llegaba acompañado—Bonitas piernas.


Dos segundos después, Santana saludaba a aquel nuevo grupo mientras Brittany y Elaine se quedaban a solas.

—Preciosa capa—dijo Brittany.

—Gracias, no puedo decir lo mismo de tu vulgar atuendo. ¿Lo has sacado de la basura?

«Uiss...Esas tenemos, so zorra.»

—No, en la basura estaba el tuyo, bonita.

Se miraron a los ojos durante unos segundos, luego Elaine se acercó a ella y le susurró al oído:

—¿Por qué no coges tu asqueroso vestidito, junto con tu bastarda niña, y salen de la vida de mi esposa?

Estupefacta por lo que aquella le había dicho, Brittany pensó en patearle el culo ahí mismo.

Pero no.

No era el lugar.

Por ello con gesto despectivo y cargado de rabia, respondió:

—¡Que te follen!

Pero Elaine volvió a atacar.

—Aléjate de Santana. Es mía. ¡Recuérdalo!

Elaine se dio la vuelta para marcharse, pero Brittany le cogió de la muñeca e hizo que ella la mirara para advertirle:

—Si no quieres problemas, no vuelvas a hablar así de mi preciosa hija. Y por favor, no me toques los ovarios. ¡Recuérdalo!

Con una sonrisa nada conciliadora, Brittany le soltó la muñeca y sin volver la vista atrás se acercó hasta el grupo donde Santana hablaba.

Con una radiante sonrisa comenzó a saludar a cuantas personas le presentaba la morena.





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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Sáb Abr 02, 2016 9:16 pm

holap morra,..

a eso se le dice declaración de guerra,...
se viene lo bueno jajajaja
a ver hasta donde puede llegar cada una!???

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Sáb Abr 02, 2016 10:37 pm

Uhhhhh pelea! Pelea! Pelea! :D akzbdkv a ver si Britt aguanta sin pegarle a la perra esa que se llama Elaine xd kadjk
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Sáb Abr 02, 2016 11:22 pm

jajajajajajaa que le pasa a la ilusa esa " mi esposa" que se la lleve el demonio a la muy perra!!!!! vamos a ver como resulta el plan para desenmascarar al viejo sadico ese!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Abr 03, 2016 2:00 am

3:) escribió:holap morra,..

a eso se le dice declaración de guerra,...
se viene lo bueno jajajaja
a ver hasta donde puede llegar cada una!???

nos vemos!!!



Hola lu, si no¿? ¬¬ Jajajjaja y britt ganará jajajajajajaja... vrdd¿? Pfff de elaine me esperaría hasta lo mas bajo ¬¬ :@ Saludos =D





Susii escribió:Uhhhhh pelea! Pelea! Pelea! :D akzbdkv a ver si Britt aguanta sin pegarle a la perra esa que se llama Elaine xd kadjk



Hola, jajajajajaajajaj se ve venir, no¿? jajajajajaja. Mmmmmmm nose nose... hasta yo nose si me aguantaría jajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:jajajajajajaa que le pasa a la ilusa esa " mi esposa" que se la lleve el demonio a la muy perra!!!!! vamos a ver como resulta el plan para desenmascarar al viejo sadico ese!!!!!




Hola, jajajaja bn ilusa... quizás y ya estaba borracha ¬¬ Jajajajajaaja pienso igual jajajajaajjaaa. Tiene que funcionar bn! x maldito y "#/&%$#( Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 48

Mensaje por 23l1 Dom Abr 03, 2016 2:02 am

Capitulo 48


En el interior de la casa, Brittany se divertía junto a Santana, Quinn y Rachel.

Y cuando vieron aparecer a Pedro vestido para la ocasión, con aquellas canillas al aire, el cachondeo entre ellos fue brutal.

Maribel y Elaine, vestidas de reinas, cruzaron sus miradas un par de veces con Brittany, y esta vio la advertencia y la rabia en sus ojos.

Finalmente se olvidó de aquellas mujeres, se integró en la fiesta y se divirtió.

—¡Vaya novia que tienes, jodía! Anda, ¿qué dijiste algo?—susurró Rachel y Emily la miró.

—Perdonen, chicas—se disculpó esta—Pero cuando supe que mi hermanita mayor y su mejor amiga salían con unas policías, les juro que vi el cielo abierto.

—¿Y cuándo se lo vas a decir?—preguntó Brittany con disimulo.

—Esperaba el momento oportuno y tu ayuda—respondió Emily.

—Mi ayuda la tienes. Creo que Hanna es una mujer encantadora y además está coladita por ti.

—Llegará de un momento a otro, la invité a la fiesta.

Brittany y Rachel se hicieron las sorprendidas, aunque sabían de sobra que Hanna acudiría aquella noche.

Habían trazado un plan.

—Tú estás tonta—susurró Bree—¿Cómo se te ocurre hacer eso? Mamá pondrá el grito en el cielo cuando se entere.

—Si mamá no ha dicho nada porque Brittany esté aquí, ¿por qué tendrá que decirlo de Hanna?

—Ainss... ¡Madre!—rió Rachel—Se masca la tragedia.

En ese momento llegó Jake hasta ellas vestido de mayordomo.

Bree le rozó la mano al coger una copa de su bandeja y sonrió. El muchacho, al sentir aquel contacto, levantó la mirada y sin apenas gesticular, le guiñó un ojo.

Cuando este se alejó, Bree dijo:

—Y yo, ¿cuándo podré decir algo de él?

—Otro día, Bree—masculló su hermana—Hoy llega Hanna y creo que con ese disgusto mamá ya tendrá bastante.

—Eres una egoísta. Has planeado esto sin contar conmigo y eso no me gusta.

—Chicas... chicas, no se peleen o la gente pensará que pasa algo—sonrió Brittany; luego miró a Emily y dijo—¿Cuándo llegará tu novia?

—Le he dicho que cuando llegue me dé un telefonazo. Yo misma iré a la entrada a recogerla—y mirando a Brittany dijo—Estoy tan nerviosa que apenas puedo andar.

—Emily, tranquilízate. Creo que San no te lo pondrá difícil. El otro día hablé con ella y me dijo que si ella se ha podido enamorar de una mujer policía como yo, ¿por qué ustedes no?


Bree y Emily la abrazaron y Santana las vio desde donde estaba y sonrió.

Ver a Brittany tan integrada con sus hermanas le encantaba, y por el gesto pícaro de ellas... Le gustaría saber qué tramaban.

Aunque no podía pensar lo mismo de su mamá.

Ella misma había sido testigo de cómo miraba a Brittany y a Rachel con gesto desaprobador.

—Te compro tus pensamientos—dijo Elaine en su oído.

—No merecen la pena—sonrió sin apartar los ojos de Brittany.

Elaine, para atraer su atención, susurró:

—El otro día pensé que ibas a pasar la noche conmigo, como el año pasado.

—¿Qué día?

—La noche de la rifa en el hospital. Pagué dieciocho mil euros por ti y esperaba un poco más—y acercándosele demasiado le susurró—El año pasado lo pasamos muy bien tras la cena, mi amor, ¿no lo recuerdas?

Santana la miró.

Elaine siempre había sido una mujer sumamente atractiva y ardiente, pero Brittany había entrado tan fuerte en su vida que solo podía pensar en ella.

—Escucha, Elaine. Sabes que te aprecio mucho y que me encanta ser tu amiga, pero no esperes ni busques nada más de mí. Lo pasado, pasado está. ¿De acuerdo?

Molesta por sus palabras y por cómo miraba a la idiota de la policía, contraatacó:

—¿Por qué no vienes esta noche a mi hotel? Tú y yo somos buenas en la cama y lo pasamos bien. No me puedes decir que no, mi amor.

—Tienes razón, Elaine, lo pasamos muy bien. Pero ahora no me apetece pasarlo bien contigo. Me apetece pasarlo bien con otra. Y por favor, llámame Santana y no mi amor. Creo que tanta familiaridad entre nosotras sobra.

—Ella no tiene la clase ni la formación necesaria para ser tu mujer.

Con gesto contrariado, Santana la miró.

—Soy yo quien debe sopesar eso, no tú.

—Siempre has querido tener tu propio hijo. Tu propio hijo. O acaso me vas a decir que tu gusto ha cambiado tanto como para querer a la hija bastarda de esa.

Aquello no se lo iba a consentir.

Luna era un bebé encantador y ni ella ni nadie iba a hablar así de ella.

—Elaine, si vuelves a hablar de ese modo tan despectivo de la niña o de su mamá, tendrás problemas conmigo. Por lo tanto, cállate.

—De acuerdo, mi amor—asintió—Pero recuerda: Yo siempre estaré para cuando me necesites.

En ese momento, Brittany iba hacia ellas y Elaine se alejó.

—¿Molesto?—preguntó Brittany sin quitarle el ojo a aquella.

—Tú nunca molestas, cariño—sonrió besándola en los labios.



Pocos minutos después se vieron rodeadas por un nutrido grupo de hombres.

—Señores, les presento a mi novia, la señorita Brittany Pierce—dijo Santana.

Brittany sintió un extraño calor que le subió por la garganta, entre emoción y pavor, mientras Santana continuaba:

—Cariño, ellos son los doctores Andrés Domínguez, John McPherson y Howard Martorell. Eran amigos de mi papá y fundadores junto con él de la asociación Puerto Rico y España Tu Casa, de la que ahora yo soy presidenta.

—Encantada de conocerla, señorita Pierce—dijo uno de los hombres con una grata sonrisa.

—Oh, por favor, pueden llamarme Brittany.

—¿Quiere bailar, Brittany?—dijo Howard Martorell.

Brittany sonrió a Santana y asintió.


Mientras bailaban, Brittany se fijó en que Elaine se acercaba de nuevo al grupo donde estaba Santana y se ponía a su lado.

Pero su acompañante comenzó a contarle anécdotas del papá de Santana y del magnífico trabajo que esta hacía, y Brittany le prestó toda su atención.


Después de bailar dos piezas, Howard se interesó por la vida de ella.

—¿Y en qué trabaja una joven tan adorable como tú?

—Soy inspectora.

—Ah, ya entiendo—sonrió él—Seguro que conociste a nuestra Santana en alguna de tus inspecciones sanitarias, ¿verdad?

—Bueno no—rió ella—Soy inspectora de policía, y sí... conocí a Santana en un operativo policial.

—Pero ¿qué me dices?—señaló el hombre mirándola—Me dejas impresionado. Una guapa mujercita como tú en un trabajo tan duro y varonil.

—Bah... tampoco es para tanto. Cuando se le coge el truquillo es igual de duro que ser neurocirujano o dermatólogo—se guaseó y el hombre volvió a sonreír.


Cuando terminó la pieza, volvieron junto al grupo y el hombre, acercándose a Santana, dijo:

—¡Vaya, muchacha! Te has buscado a toda una joven de armas tomar, ¿eh?—rió este y luego volviéndose hacia el grupo dijo—Aquí donde la ven, esta dulce muchachita es inspectora de policía.

Incrédulos, los hombres comenzaron a hablar con Brittany sobre los peligros que conllevaba aquel trabajo.



Media hora después, suspiró cuando Santana la invitó a bailar.

—Mi nieta bailando—aplaudió Pedro ante el gesto despectivo de Elaine.

—Oh... esto es inaudito—protestó Maribel, que se encaminó hacia los músicos.

Una vez en la pista, y feliz por el momento que estaba viviendo, Brittany le susurró al oído:

—Eres la mujer más guapa que he visto en mi vida.

—Cariño, ¿puedo pedirte un favor?

—Dime, doctora—sonrió besándole en el cuello para rabia de Elaine.

—¿Podrías dejar de decir a todo el mundo en qué trabajas?

Brittany se paró y la miró, pero Santana la hizo moverse.

—Pero bueno... Y esa tontería, ¿a qué viene ahora?

Pero cuando iba a contestar se paró la música y Maribel comunicó a todos los asistentes que su hija Santana López iba a decir unas palabras.

Con rapidez Santana sonrió, besó a Brittany y se dirigió hacia donde estaba su mamá.

Desde su posición, Brittany vio que Maribel le cedía el puesto a Elaine. Junto a Santana y con una sonrisa de lo más absurda, esta escuchaba lo que Santana decía.

Cuando acabó aquel improvisado discurso, la música celta prosiguió.

Brittany observó cómo Maribel agarraba a su hija del brazo y hablaba con ella.

En ese momento, Pedro apareció junto a ella, la invitó a bailar y la sacó a la pista.

—¡Vaya, Pedro! ¡Eres un fantástico bailarín!—rió Brittany.

—Oh, en mis tiempos mozos me encantaba bailar. Por cierto—susurró—, Si no cogen pronto a ese desgraciado de James, creo que voy a cogerlo yo y voy a arrancarle la cabeza.

Con disimulo, Brittany le respondió:

—Tranquilo, Pedro, está todo controlado. Por favor, confía en mí y continúa bailando, lo haces de vicio.

—Tú sí que lo haces de vicio. Has conseguido que mi nieta baile—rió aquel ante la cara de guasa de ella—Y oye... tranquila. Llevo horas observando cómo la ex de mi nieta intenta acercarse a ella, pero esa estirada no tiene nada que hacer. Mi nieta solo tiene ojos para ti, encanto.

Eso la llenó de felicidad, y continuó bailando y riendo con Pedro sin percatarse que Santana la miraba luciendo en su boca una sonrisa.





Un par de horas después, tras picotear algo del cáterin, Brittany y su compañera fueron al baño.

—Anda, pasa tú, que eres de vejiga generosa—rió Rachel y Brittany pasó rápidamente.

—Oye... eres mu pesadita con eso... ¡Oh, qué gustoooooo!

Rachel sonrió mientras observaba en el tocador una bonita botella de cristal.

—Pero si es verdad, Britt; meas más que una embarazada.

—¡Joer!... Menos mal que ya no llevamos estas vestimentas, porque no veas si es difícil sujetarse la puñetera falda para mear y que el chorrillo no te corra por la pierna.

—Anda, deja de hablar y date prisa que hoy mi vejiga revienta—rió Rachel.

Rápidamente Brittany salió del baño a medio vestir para dejarle paso. Mientras esperaba se miró en el espejo del baño y comprobó que aquel disfraz de campesina le quedaba muy bien.

Deshizo los cordones del corpiño y decidió apretárselo un poco más, pero cuando el aire comenzó a faltar de los pulmones, se lo aflojó.

En ese momento entraron Maribel y Elaine con un par de pijas más.

Brittany resopló al verlas.

Aquello no podría traer nada bueno.

Durante unos segundos, Brittany las escuchó hablar de dietas, kilos y demás, y rápidamente intuyó cómo la miraba Elaine, la muy bruja.

—Yo soy de la talla 36 hasta en las pestañas, incluso de la 34 dependiendo del diseñador—aclaró Elaine—Adoro el shushi y la comida baja en calorías. ¿Y tú, Brittany, qué talla utilizas?

Brittany la miró.

No tenía nada que esconder.

Pero no le daba la gana decirle que utilizaba la talla 42 o 44. Con su pregunta aquella estúpida la estaba llamando gorda, por lo que apoyándose en la puerta del baño, respondió con sinceridad:

—Bueno una diferente a la tuya. Yo soy más de bocata jamón, tortilla o en su defecto, patatas bravas o alioli.

Y ella misma se carcajeó mientras las otras la miraban sin entender.

—¡Ay!... Perdonen mi humor. Pero ante una pregunta tan impertinente no existe nada mejor que una respuesta ingeniosa—dijo Brittany, y al mirar a Elaine le dijo con descaro—Chica, me parto el eje de risa contigo.

Maribel sonrió con malicia.

Sin prestarle atención volvió a hablar pero esta vez en inglés y Brittany sonrió.

¡Qué maleducada!

En ese momento salió Rachel del baño, miró a Brittany y vio la inseguridad en sus ojos; con una sonrisa le recomendó tranquilidad.

—Britta, ¿cómo me queda mejor la camisa? ¿Por dentro o por fuera?—preguntó Rachel.

Todas se volvieron a mirarla.

—Anda, pero si tenemos overbooking en el baño.

—El mundo es un pañuelo—suspiró Maribel.

—Sí, pero en ocasiones lleno de mocos—puntualizó Rachel ante el gesto de horror de aquellas.

Brittany no pudo por menos que sonreír.

Sabía que aquella contestación no era la correcta. Pero aquellas, con su indiferencia, se lo ponían a huevo.

—¿De qué hablaban todas tan animadas?—preguntó Rachel.

—De cosas de mujeres—respondió Elaine—Ya sabes, menús calóricos, kilos extras, masajes, etc.

«Zorra, al final te tragas los dientes», pensó Brittany.

—¡Oh, masajes!—rió Rachel y Brittany también comenzó a reír—Justamente antes pensaba pedirle a mi churry que esta noche me haga el masaje del asno, que me pone toda burra.

Las mujeres, escandalizadas por lo que oían, se miraron sin realmente llegar a entender aquel absurdo lenguaje.

—Realmente hablaban de kilos extra—metió cizaña Brittany sin importarle lo que la madre de Santana pensara de ella.

Hiciera lo que hiciera, pensaría mal; entonces mejor divertirse.

—Ah, bueno, entonces no cabe duda de que encanta eso de tener donde agarrar. Las escuchimizadas cada vez gustan menos. ¡Gracias a Dios!— Rachel señaló a Elaine y esta dio un respingo para atrás—Y yo como buena española, y como mujer que sabe disfrutar de la vida, me dejo de remilgos y lechuguitas, y hago lo que dice el refrán: «Del cerdo me como hasta el rabo».

—¡Oh, Dios mío! ¡Qué vulgaridad!—susurró Maribel incrédula.

Rachel, que había oído desde el aseo como aquella intentaba ridiculizar a Brittany, salió de ahí como un toro de miura.

—Creo que estás muy equivocada—señaló Elaine alejándose de ellas—A las personas les gustan las mujeres con bonitos cuerpos. No las que son un cúmulo de grasa deformado.

«Hija mía... Tienes menos ida y vuelta que el Titanic», pensó Rachel, que estaba dispuesta a soltar las mayores burradas con tal de no parecerse a aquellas finolis.

—A veces, esas mujeres a las que tú llamas cúmulo de grasa deformado, están enfermas o por desgracia para ellas su naturaleza es así—defendió Brittany.

—¿Por qué reaccionas así?—preguntó Elaine con maldad—¿Acaso te sientes mal por no tener un cuerpo perfecto?

Rachel, asombrada ante aquel ataque, miró a su amiga, pero la dejó hablar.

Brittany comenzaba a disfrutar con aquello.

—¿Sabes, guapa?—rió Brittany—Estoy tranquila conmigo y con mi cuerpo. Y no es que lo diga yo, es que me lo hace saber mi San cuando me mira y me dice «que estoy en el punto exacto».

Sin darle tiempo a contestar, Rachel dijo con mala leche a Elaine:

—Te lo juro por Chanel y Bulgary que se lo dice cada vez que le hace el amor.

—¡Oh, Dios santo!—suspiró Caritina, la amiguísima de Maribel.

—Esto es vergonzoso—se abanicó Maribel horrorizada.

—Hablaré con Santana y le pediré que las eche de aquí—susurró Elaine.

Rachel vio cómo miraba Brittany a esa mujer y leyó en su mente que le iba a arrancar la corona de un momento a otro. Por ello decidió acabar con aquello de una vez antes de que las cosas pasaran a peores.

—Y digo yo, ahora que estamos aquí entre amigas y confidencias. ¿A sus parejas les pone tocaros el culo? ¿Han practicado sexo anal?

Las mujeres soltaron un grito de horror y con rapidez abandonaron el baño.

De un tirón, Brittany agarró a Elaine y no la dejó salir.

Rachel se quedó fuera custodiando la puerta, muerta de risa al ver a Maribel y sus amigas marchar escandalizadas.

En el interior del baño, Brittany miró con gesto irónico a Elaine. Al verse sola, se lanzó contra Brittany y la estampó contra la puerta del aseó. Pero ella se defendió y agarrándole la corona, se la arrancó.

—Te lo dije—le susurró al oído—Te dije que si no dejabas de tocarme los ovarios, por no decir algo peor, te las ibas a ver conmigo.

—O me dejas salir de aquí ahora mismo—chilló Elaine—O te juro que le contaré a Santana que me has pegado.

Sin poder remediarlo, Brittany le cogió del brazo y se lo retorció mientras la ponía contra la pared.

—Mira, guapa, tú has empezado este jueguecito, y visto que vas a contar una mentira a mi San, disfrutaré este momento yo también.

—¡Suéltame ahora mismo!

—Te voy a decir una cosa tonta de los cojones—bufó Brittany—Quien me busca, me encuentra. ¿Me has oído?

—Eres vulgar. Maribel, mi suegra, tenía razón.

—Ah, ya entiendo. Tu querida suegra y tú se han...

—Tú no estás a la altura de lo que Santana necesita en su vida.

—¿Y tú sí?—preguntó Brittany mientras se encendía un cigarro.

—Por supuesto que sí.

—Ah... y por eso eres su ex mujer, ¿verdad?

—Eso se solucionará. Sé cómo hacerlo antes de que una mujerzuela sin clase ni estilo como tú lo haga.

Con un rápido movimiento Brittany acercó su cara a la de ella y siseó:

—Ah, ¿sí? ¿Y cómo lo harás?

—Le daré un hijo. Y ni tú ni tu bastarda van a remediarlo.

Al oír cómo insultaba a su pequeña, Brittany no se lo pensó y le pegó un bofetón que le dolió hasta a ella.

—Vuelve a hablar de esa forma de mi hija y te calzo otro—siseó Brittany.

Elaine, rabiosa por aquello, tomó fuerzas y de un empujón lanzó a la policía contra la pared. Cogió la botella de cristal del tocador, la rompió con furia y se la pasó a Brittany por la cara.

—Tú no vas a remediarlo. Tendré un hijo suyo—gritó Elaine con el cristal roto en la mano.

—Antes tendrás que gustarle o algo, ¿no crees?—resopló Brittany esquivando sus ataques con el cristal.

Al final la cortó en el cuello.

—¿Y quién te ha dicho que no le gusto ya? ¿O que hemos llegado a más?
Santana y yo nos compenetramos en la cama, y ella disfruta mucho de mi compañía. ¿No sabes que ambas tenemos nuestros óvulos congelados? ¿O acaso crees que la noche de la rifa no estuvo conmigo?

Claro que Brittany sabía que Santana tenía sus óvulos congelados en el hospital López, ella misma se lo había contado en una de sus tantas conversaciones que habían tenido y del interés de la morena por ser mamá.

También le conto que Elaine había congelado sus óvulos, pero ella nunca quiso tener un bebé, ni que Santana lo tuviera.

Cada vez más enfadada por lo que oía, Brittany gruñó:

—Suelta el cristal antes de que hagas algo de lo que te puedas arrepentir.

—Si ese algo eres tú, no me arrepentiré.

Al oírla, la agarró del moño, le hizo una llave para inmovilizarla, le quitó la botella rota de la mano y, sin compasión, la puso debajo del secador de mano.

Con rabia, Brittany le dio al botón y el secador empezó a funcionar ante la cara de aquella bruja.

En ese momento se oyó jaleo en el exterior y antes de que Brittany pudiera soltar a Elaine, se abrió la puerta.

Santana la miró con gesto indescriptible.

—Suéltala ahora mismo—bufó al ver el bote roto de cristal en su mano.

Brittany le dio una patada en el culo y la soltó. Elaine despeluchada y con gesto de humillación fue directa a los brazos de Santana.

—Oh, mi amor, esta mujer ha intentado matarme.

«Es que es para matarte», pensó Rachel desde la puerta.

Brittany gritó.

—Como vuelvas a llamarle «mi amor» te juro que te meto la cabeza en el retrete. ¡Recuérdalo!

Santana apenas podía hablar.

Encontrar de aquella guisa a su ex mujer y a Brittany era lo último que pensaba, a pesar de que su mamá le alertó de que algo ocurría en el baño entre aquellas dos.

—Santana—gritó Maribel—Echa inmediatamente a esa mujer de mi casa. ¡Qué bochorno!

—No, señora. A mí nadie me insulta ni me echa de ningún lugar. En todo caso me voy yo—gritó Brittany incapaz de continuar un segundo más en aquella casa.

Pero Santana reaccionó.

—Tú—dijo a Brittany—No te muevas de aquí. Y por favor, mamá, cállate y llévate a Elaine a que se adecente un poco.

Tras unas lágrimas de cocodrilo por parte de su ex, Santana la dejó con su mamá.

Cuando estas se marcharon, se volvió hacia Rachel y dijo:

—Quinn te está buscando.

—Y yo estoy esperando a Britt—declaró con gesto chulesco sin moverse.

—Déjanos un momento a solas—pidió Brittany.

Rachel asintió y cerró la puerta del baño.

Después de unos segundos en silencio, Brittany dijo:

—San, lo siento pero ella...

—Cállate e intenta comportarte—bufó con un gesto que a Brittany no le gustó—Arréglate y sal a la fiesta. Ahora no es momento de hablar.

Luego abrió la puerta y se marchó.

Dos segundos después, entró Rachel con cara de disgusto.

—¿Será posible? La que han liado las subnormales esas.

Brittany ni habló.

Solo podía pensar en los ojos de Santana.

—Bueno no va la avinagrada de tu suegra y le dice a su hija que lo que está haciendo sufrir a su ex, la está destrozando. ¡Oh, Dios! Es que te juro que en ese momento le habría arrancado hasta los empastes, por falsa y puta.

—Será mejor que me vaya a casa—susurró Brittany.

—De eso nada, monada. Tú no has hecho nada para tener que irte de aquí. Si acaso que se pire la gilipichi esa, que no sabe comportarse.



Cuando Brittany salió del baño se encontró con la dura mirada de Santana.

Sin hacerle caso y del brazo de Rachel fue hasta la zona de las bebidas. Ahí se tomó varias cervezas y advirtió que muchas de las mujeres las miraban, Rachel levantó su cerveza y haciéndoles un gesto dijo:

—Va por ustedes, chatungas.

Aquello las hizo sonreír y, olvidándose de ellas, salieron al enorme jardín para darse una vuelta y despejarse.

Ambas se encendieron un cigarro.

—¡Qué gustazo tener una casa así para poder pasear por tus jardines con tranquilidad!, ¿verdad?

—Sí, la verdad es que este lujo no se puede pagar—asintió Brittany.

La noche estaba despejada y no corría ni pizca de aire.

Era la noche perfecta para pasear sin sentir frío.

Olvidándose de lo ocurrido, comenzaron a bromear y cuando encontraron un lugar donde la hierba estaba seca se sentaron a charlar.

—Tengo que contarte una cosa, Britt.

—Ummm... Por tu mirada percibo que va a ser un bombazo.

Rachel sonrió y dijo enseñándole una mano.

—La doctora Agobio me ha pedido que me case con ella. Y yo, como una imbécil, le he dicho que sí.

Boquiabierta, Brittany sonrió y abrazó a su amiga.

—Me alegro muchísimo por ti—susurró conmovida—Pero ¿cuándo ha ocurrido?

—Un poco antes del episodio del baño y...

—¡Mi madre!—silbó Brittany al ver el anillo que esta llevaba—La doctora Agobio te ha comprado un buen pedrusco. Es precioso.

—¡Ay, Britt! No me creo que algo así me esté sucediendo a mí. Estoy tan feliz que siento hasta miedo.

—Olvida el miedo, tonta. Por fin has encontrado a esa persona especial que buscabas, y lo mejor de todo es que te quiere como eres y por quien eres. Eso es muy importante.

—Santana también te quiere como eres—aclaró Rachel mirándola.

—Buf... no sé. Creo que en momentos como el de esta noche se da cuenta de que lo nuestro no tiene futuro.

—No digas tonterías. Santana no es tonta y sabe perfectamente de qué pie cojean su querida mamá y la asquerosa de su ex mujer.

—No lo sé, Rach. Sinceramente, no lo sé—suspiró, pero sonriendo dijo—Pero oye, olvidémonos de eso ahora y cuéntame. ¿Para cuándo la boda?

—La loca esa quería casarse mañana mismo, pero la he convencido y nos vamos a casar el 14 de febrero, el Día de los Enamorados. ¿Puede haber algo más pasteloso?

—Futura señora Fabray—rió Brittany—, Eres una romántica empedernida.

Ella asintió con una enorme sonrisa.

—Hay una cosa más. Quinny y yo queríamos pedirles a ti y a Santana que fueran las madrinas.

—Es una idea estupenda—asintió Brittany besándola—A partir de este momento me tienes a tu disposición para lo que necesites de la boda.

—Eso ya lo sabía—sonrió su amiga.

Volvieron a abrazarse mientras calladas escuchaban el sonido de la noche.

Justo en ese momento, la risotada de una mujer llamó su atención.

Ambas se miraron, recogieron sus faldas para levantarse, se escondieron tras un enorme seto y se quedaron sin palabras al ver lo que vieron.

—¡Mi madre!—susurró Brittany.

—Esto sí que es un bombazo—murmuró Rachel.

Ante ellas, semiescondidos tras un seto, estaban James, el novio de Maribel, y Caritina, una de sus amigas, metiéndose la lengua y lo que no era la lengua hasta la campanilla.

—¿Qué hacemos?—preguntó Rachel.

—Absolutamente nada. No quiero tener más líos de los que tengo—susurró Brittany.

Pocos segundos después, ellos se recompusieron y salieron de la oscuridad.

Cada uno tiró hacia un lado diferente.

Cuando desaparecieron, ellas, sin reponerse de la sorpresa, comenzaron a caminar hacia la casa.

—Sinceramente, Britt, ese James es un pájaro de mucho cuidado.

—Lo sé—sacó el móvil de un disimulado cinturón, hizo una llamada y colgó—Ea... solucionado. A James, esta noche se le acaba el chollo.




Las dos estuvieron más de una hora charlando en la oscuridad del jardín.

Brittany recibió una llamada perdida en su móvil.

Era el aviso de que debían de entrar en la casa.

Dentro, buscó con la mirada a Santana, necesitaba hablar con ella antes de que se liara parda.

Entonces vio a Emily con una enorme sonrisa del brazo de Hanna.

—Prepárate, Rach, ha llegado Hanna.

—Uf... comienza el ambientillo.

Brittany asintió mientras Emily con su flamante chica se acercaban.

—Vaya... vaya... has traído coronita y todo—rió Brittany al verle vestida.

—En situaciones así, más vale prevenir—bromeó Hanna tras besarlas con afecto.

—Di que sí, hermosa. Chica precavida vale por dos—se guaseó Rachel.



Pasados los primeros minutos en los que Emily apenas podía contener su histerismo, Brittany buscó a Santana.

Necesitaba hablar con urgencia con ella.

¿Dónde estaba?




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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 49

Mensaje por 23l1 Dom Abr 03, 2016 2:04 am

Capitulo 49


En una de las habitaciones de la primera planta, Santana intentaba calmar a su mamá y a Elaine.

Lo ocurrido minutos antes con Brittany en el baño las había alterado demasiado.

—Vamos a ver—repitió Santana por enésima vez—Conozco a Britt y las conozco a ustedes, y sé que ella no reacciona así si antes ustedes no la provocan. No piensen que soy tonta porque no lo soy.

—Ha sido humillante—gimió Maribel en uno de sus dramas—Nunca me habían humillado así, y menos en mi propia casa.

En ese momento entró Quinn con una botella de agua y una caja en la mano.

—Tomen esto—dijo dando una pastilla a cada una—Las calmará.

Elaine se tomó la pastilla, se tapó con las manos la cara y comenzó a llorar para desesperación de Santana.

No podía soportar ver a una mujer llorar.

Acercándose a ella, la abrazó y dijo:

—Vamos a ver, Elaine, ¿por qué lloras?

Elaine la miró temblona y en un gemido murmuró:

—Pensé que esa mujer me mataba, mi amor. Me agarró por el cuello en una de las ocasiones y sentí morir.

—Oh, qué horror—susurró Maribel.

—Y cuando rompió la botella de colonia—mintió esta—E intentó cortarme la cara... yo... yo...

Santana se sintió fatal.

Sabía que, por su trabajo y su carácter, Brittany era capaz de hacer algo así, pero se negaba a creerlo.

—Venga, venga, Elaine—protestó Quinn al ver a su amiga tan agobiada—Ya será para menos. Creo que estás exagerando demasiado.

—Esa maldita mujer me amenazó y me dijo que me quitara de en medio, porque ella y su hija necesitaban una persona tonta con dinero que las mantuviera.

Santana la miró.

Era imposible que Brittany hubiera dicho eso.

—No mientas, Elaine—recriminó con dureza.

—¿Estás segura de que miento, mi amor?—chilló histérica—¿Por qué te empeñas en creerle a ella y no a tu mamá y a mí? Tú misma has visto cómo me tenía inmovilizada en el baño con la botella de cristal rota en la mano. ¿Acaso me vas a decir que eso también era mentira?

—No, Elaine, eso lo he visto—suspiró incómoda.

—Y esto—volvió a chillar señalándose la mano que aún tenía marcada en la mejilla—, ¿Esto también es mentira? Me ha pegado, Santana, abre los ojos, mi amor, y fíjate en qué clase de mujer es esa policía.

—Ha sido bochornoso—sollozo Maribel—Ese lenguaje soez, esos modales...

Quinn y Santana se miraron; comprendían lo que decía.

—¿Te puedes creer que han sido capaces de decir que...?

—Sí, mamá. No hace falta que continúes—interrumpió Santana harto—Nos hacemos cargo de lo que han sido capaces.

—Mi amor, esa mujer desde que me ha visto no ha parado de insultarme y decirme groserías—mintió Elaine—Es como si estuviera celosa de que yo fuera tu mujer.

—Ex mujer—matizó Santana.

—¿Por qué has tenido que invitarlas a esta fiesta?—gritó su mamá—Ahora todo el mundo tendrá chismes para contar sobre nosotros.

—Oh, sí, Maribel—asintió Elaine dándole unos toquecitos en la mano—Te aseguro que esas dos darán mucho qué hablar. ¿Has visto cómo bebían cerveza?

—Parecían dos camioneros—asintió horrorizada.

—¡Y cómo comían! Seguro que no han comido en todo el día para cenar bien esta noche.

Quinn resopló e iba a hablar cuando Santana se le adelantó.

—Basta ya de decir tonterías, ¿me oyen?

Elaine vio que Santana se movía como un lobo enjaulado de un lado a otro de la habitación; se levantó y fue hasta la morena.

—Mi amor, relájate, no pasa nada. Entendemos que estés confundida. Pero debes de entender que nosotras no estamos acostumbradas a mujeres así. Ellas no son de nuestra clase ni saben comportarse en este tipo de fiestas y eso, te guste o no, tienes que aceptarlo.

—Vamos a ver—gruñó Quinn incapaz de aguantar un segundo más—, Creo que mi nivel de oír tonterías se agotó. Rach y Britt son dos mujeres encantadoras que reaccionan si alguien les hace algo.

—Nosotras no les hicimos nada—se defendió Maribel.

Santana, al ver a su mamá gritar, miró a Quinn, pero la rubia continuó.

—Maribel, te tengo mucho cariño y tú lo sabes. Pero no voy a consentir que digan ni una sola tontería más de mi futura mujer o de su mejor amiga, ¿entendido?

Las tres la miraron.

Maribel, llevándose la mano al cuello, murmuró:

—Dios mío... creo que me voy a desmayar.

Elaine corrió hacia ella, mientras Santana miraba a su amiga.

—¿Tu futura mujer?

—Sí, S—asintió con una sonrisa—Me he dado cuenta de que esa cabra loca, que a veces me trae por la calle de la amargura, es la mujer que siempre he buscado. Me he armado de valor y le he pedido esta noche que sea la señora Fabray, y aceptó.

—¡Enhorabuena, doctora Agobio! Veo que Terminator ha podido contigo—se guaseó Santana, abrazándola.

—Adoro a mi Terminator—rió Quinn—Y por favor, intenta que tu mamá y la odiosa de tu ex se relajen. No quiero ser yo la que comience a decir groserías para defender el honor de mi mujercita y de tu novia. Porque, digo yo, no creerás lo que Elaine dice de Britt, ¿verdad? ¿O acaso crees que tu novia es una asesina?

Al ver la guasa en los ojos de la ojiverde, Santana sonrió:

—Si te soy sincera a veces lo dudo, pero no... no le creo a Elaine.

—Mi amor—gritó ella—, ¿Podrías abrir el balcón un poco? Maribel necesita un poquito de aire.

—Por supuesto. Pero no quiero tener que repetir que dejes de llamarme mi amor—advirtió Santana.

Quinn y Santana caminaron hacia el balcón.





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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 50

Mensaje por 23l1 Dom Abr 03, 2016 2:06 am

Capitulo 50


Mientras Brittany buscaba nerviosa la presencia de Santana para comentarle lo que iba a ocurrir con respecto a James, oyó a Emily decir:

—Voy un momento al baño. Hanny... te quedas con ellas.

—Por supuesto, Emy—asintió Hanna tras besarla en los labios.

Cuando las tres policías se quedaron solas, Rachel miró a Hanna y susurró

—¿Hanny?... ¿Emy?

Las tres comenzaron a reír.

En ese momento se fijaron en Jake, el novio en las sombras de Bree. De nuevo servía copas cerca de donde ella estaba.

—¡Qué monos son!, ¿verdad?—dijo Rachel.

—Creo que tarde o temprano Jake tendrá que hacer lo mismo que yo—reflexionó Hanna.

—Uf... creo que entre las tres nos vamos a cargar a la encantadora Maribel—rió Brittany.



Durante un buen rato todos observaron a James, que estaba algo bebido.

Al ver que este estaba cerca de la joven, Jake y Brittany se miraron y este asintió.

Jake se acercó a Bree, le dijo algo en el oído y ella sonrió. Segundos después, Bree salió al jardín por una de las puertas del salón. Como era de prever. James se fijó en que la muchacha salía sola al jardín.

Cuando vio que Jake dejaba la bandeja, lo llamó y le pidió una copa. Él asintió y se marchó a buscarla. Sin perder un segundo, James salió por donde Bree había desaparecido minutos antes.

—Ese tío es un auténtico desgraciado—susurró Brittany.

—No me cabe la menor duda—asintió Hanna.

Antes de entrar en la cocina, Jake se volvió y advirtió que James ya no estaba donde segundos antes. Miró a Brittany, que asintió, y salió tras él.

—Aquí hay más tomate que en Telecinco—susurró Rachel mientras dejaba su copa.

—¡Vamos!—dijo Brittany, y Hanna las siguió.

Con disimulo, cruzaron el salón mientras la gente continuaba bailando y la música celta sonaba en todo su esplendor.

Al salir al jardín, la oscuridad no las dejó ver nada, pero enseguida oyeron la voz de Bree y cuando llegaron hasta ella, vieron a Jake y a James, peleándose.

Ante la palidez de Bree, Rachel sujetó al chaval y Hanna a James.

—¿Se puede saber qué coño está pasando aquí?—gruñó Rachel.

—Este desgraciado me ha atacado—gritó James fuera de control y al ver que Emily corría hacia ellos, gritó—Emily, llama a la policía.

Las tres se miraron y sonrieron.

Pero Brittany, al ver que Bree y Jake continuaban callados, preguntó:

—Jake, ¿me puedes decir tú qué ha ocurrido?

El muchacho observó a Bree y sus ojos llorosos, y dijo finalmente:

—Ya lo sabes, Brittany. Me da igual quedarme sin trabajo, pero si ese cabrón vuelve a ponerle un solo dedo encima a ella, te juro que lo mato.

—¡Eso es mentira!—gritó James—Este salvaje llegó hasta mí y de pronto comenzó a darme puñetazos sin ton ni son. Llamaré yo mismo a la policía. Esto no va a quedar así.

—Tranquilo, James. La policía ya está aquí—indicó Pedro con gesto de mala leche.

Nunca le había gustado aquel idiota y ahora menos.

Brittany, al ver que Bree lloraba pero no hablaba, preguntó:

—Bree, necesito que me confirmes si Jake tiene razón.

—Tesoro mío, ¿cómo no has dicho nada de esto?—susurró Pedro acercándose a su nieta con gesto de dolor.

Ella lo abrazó.

Jake miró a su novia y en ese momento, James, furioso, se tiró contra él y le dio un fuerte golpe en la cara.

Bree gritó:

—¡Jake dice la verdad!—gimió la muchacha—James me acosa desde hace tiempo. No puedo andar por la casa sola porque él ha intentado abusar de mí en varias ocasiones.

—¡Mentirosa!—escupió James.

—Cállate, desgraciado—gritó Jake.

De no ser por Brittany, le hubiera pateado.

Bree, horrorizada por el disgusto que iba a ocasionar, miró a su abuelo y entre gemidos dijo:

—Abuelo, he intentado solucionarlo yo sola con la ayuda de Jake. No quería que mamá se enterara.

El anciano la acunó.

—Bree, ¿por qué nunca me lo has dicho?—sollozó Emily.

Al sentirse acorralado, James gritó fuera de sí:

—Eras tú quien me buscaba a mí. ¡Maldita niñata! ¡Eras tú!

—¡Será cabrón!—gritó Brittany lanzándole un derechazo que le hizo caer de bruces contra el suelo.

James, dolorido por el golpe, escupió sangre, pero Brittany, sin ningún tipo de escrúpulo, se agachó junto a él y le dijo poniéndole el pie sobre la espalda:

—Hasta aquí has llegado, amiguito. Tenemos en nuestro poder más de quince denuncias en Londres y Holanda por acoso a mujeres y menores. Prepárate, chato, porque cuando te enchirone, te van a dejar el culo en el trullo como la bandera de Japón.

Rachel sonrió, aunque no era momento para ello.

En ese momento, el chillido histérico de Maribel hizo que Brittany cerrara los ojos.

—Si éramos pocos, parió la burra—suspiró Rachel.

Dos segundos después, unas descolocadas Quinn y Santana, junto a Maribel y Elaine, llegaban hasta ellos.

—James, amado mío, ¿qué ha pasado?

Maribel y Elaine corrieron para socorrerlo.

Al levantar la vista, Brittany vio que Maribel corría hacia su novio y pasaba junto a su llorosa hija sin prestarle atención.

Jake, harto, sin importarle las consecuencias, con calidez la abrazó.

Ante su gesto, Santana se movió para decir algo, pero su abuelo Pedro dijo alto y claro:

—Déjalos. Son pareja desde hace tiempo.

—¡Qué le han hecho a mi novio!—gritó Maribel horrorizada al verlo sangrar.

—James, debería contarle algo a su novia, ¿no cree?—siseó Brittany mientras le colocaba las esposas.

—Son todos unos delincuentes—gimió aquel—No les creas nada, Maribelita mía. Se han inventado una serie de cosas que nada tienen que ver conmigo.

—¡Ay, Dios mío! Pero ¿qué le han hecho?—gritó ella mientras la gente de la fiesta se arremolinaba a su alrededor.

—Señora, creo que la pregunta exacta sería: ¿Qué ha intentado hacer James a su hija Bree?—gritó Rachel incapaz de seguir aguantando la frialdad de aquella mujer.

Santana se tensó.

¿De qué hablaban?

Y como un autómata se acercó a James, le cogió de la pechera y le dio tal puñetazo que la sangre salpicó a su mamá, que esta vez sí se desmayó.

Quinn y Pedro acudieron a auxiliarla.

—Más te vale que no sea cierto lo que mi mente imagina, porque como lo sea, te las verás conmigo—siseó Santana antes de que uno de los asistentes de la fiesta la sujetara.

Pasados unos segundos, Maribel volvió en sí y cuando se sentó, miró a su hija Bree.

Al verla en brazos del chico de servicio, gritó:

—Bree Margarita López. ¿Se puede saber qué haces en brazos de ese muchacho? ¡Apártate de él!

—No, mamá. Jake es mi novio. Lo quiero y no pienso apartarme de él.

Brittany la miró y sonrió.

De pronto, Bree, aquella jovencita, se había convertido en una mujer capaz de defender su amor a capa y espada.

—No digas tonterías y apártate inmediatamente de ese... ese...—regañó de nuevo Maribel al verse rodeada por la gente de la fiesta.

—No, mamá, no lo haré. Amo a Jake y pienso casarme con él. Me da igual si tú o San me desheredan. No necesito su dinero. Solo quiero ser feliz y con Jake lo seré.

Todos se observaban entre sí en silencio hasta que Elaine habló:

—Se han vuelto todos locos—y acercándose a Bree, que la rechazó, dijo—Déjate de bobadas, Bree Margarita, y no le des ese disgusto a tu mamá. Aléjate de ese muchacho de servicio. Sé juiciosa e intentemos arreglar este embrollo absurdo con James.

Sin importarle las consecuencias ni la dura mirada de Santana ni estar atrayendo la mirada de todos, Brittany sugirió:

—Quizá en este caso su mamá debería ser la juiciosa, y darse cuenta de que con ese muchacho Bree es feliz. Y de que gracias a él, el asqueroso de James no ha cumplido sus sucios propósitos.

—No hables así de mi suegra—espetó Elaine, muy digna.

—Te prohíbo que hables así de mi James—gritó Maribel casi al tiempo.

Brittany se cuadró antes ellas y antes de que nadie pudiera hacer algo, soltó:

—A ti, pija de la talla 36, ¡que te follen!—y volviéndose hacia Maribel dijo—Y a usted, por respeto a su edad y a sus canas, solo le voy a decir una cosa: ¡Váyase a la mierda!

Al decir aquello se oyó un «ohhhhh» general, pero Brittany sin inmutarse miró a Santana y dijo:

—Te pido mil perdones por lo de tu mamá, pero es que si no lo decía reventaba.

—Cierra tu sucia boca, maldita chabacana—gritó Elaine.

—Oh, habló la finura en persona—se mofó Rachel.

Incrédula, Maribel miró a su hija mayor, que aún no había reaccionado y con un grito, dijo:

—¡Hija! ¿Cómo puedes permitir esto delante de nuestros invitados?

—Lo permito yo porque esta es mi casa—sentenció Pedro.

Elaine, incapaz de callar ante lo que oía, gritó:

—Santana, mi amor, ¿no te das cuenta de que las compañías que frecuentas últimamente están destruyendo la familia? Si ella, esa poli, no estuviera aquí, nada de esto habría pasado.

A punto de tirarse sobre ella, con gesto furioso Brittany espetó:

—Si me vuelves a señalar con tu dedito pringoso, te juro por mi abuela y por mi vecina April que te lo comes, mi amor.

Elaine miró a su ex esposa y dijo:

—Mi amor, ¿entiendes ahora lo que antes intenté explicarte?

—¡Basta ya!—vociferó Santana incapaz de entender nada.

Elaine tenía razón en una cosa: todos se habían vuelto locos.

—No. No basta, Santana—se encaró Brittany—Esta idiota no ha parado de hacerme la vida imposible en toda la noche. Ha insultado a mi hija, he tenido que soportar sus continuas humillaciones, incluso que te llame «mi amor» delante de todo el mundo. Ah... y eso sin contar con que me ha contado lo bien que se lo pasan juntas en la cama.

—No me he acostado con ella—siseó Santana mientras miraba con dureza a su ex.

Pero Brittany, lanzada y harta, prosiguió:

—Esa santa que crees que es tu ex mujer, ha intentado cortarme el cuello con la botella rota del baño—se abrió la camisa para que Santana le viera la sangre—Y en vez de preocuparte por mí, tú has decidido creerles a ellas—luego mirando Maribel dijo—Por cierto, señora, entre otras cosas, esta noche su James se la estaba pegando con su amiga Caritina, ¿verdad, guapa?

Al ver Maribel que su amiga Caritina se quedaba blanca ante la acusación, hizo otro ademán de desmayarse pero no se desmayó.

Brittany prosiguió, mirando a Santana:

—Y como fin de fiesta, el santo de James ha caído en la trampa que le habíamos tendido y Jake, el ángel de la guarda de Bree, la ha protegido. ¿Quieres que continúe o con eso te vale?

—Britt, basta ya—susurró Santana.

Si todo había sido tal y como ella contaba, tendría que hablar muy seriamente con su ex, con su mamá y con mucha gente.

—¡Sí, mejor será que me calle!—gritó Brittany.

Hanna la tomó de la mano.

En ese momento, Santana la reconoció y sintió unos irrefrenables deseos de golpearla.

¿Qué hacía esa estúpida ahí?

¿Por qué le tomaba la mano?

—No lo soporto un segundo más—sollozó Maribel atónita por todo lo que había oído—Quiero que esta ultrajadora se vaya inmediatamente de mi casa.

—Señora, cállese, por favor, y escuche—dijo Hanna con gesto serio.

—¿Y tú quién eres para mandarme a mí callar?—preguntó Maribel a aquella joven rubia de aspecto agradable.

—Mi nombre es Hanna Marin. Soy compañera de Brittany y de Rachel, y para más señas, la novia de su hija Emily.

Santana se quedó sin palabras.

Aquella a la que quería patear y que en la fiesta de la policía no se había separado de Brittany, ¿era la novia de su hermana Emily?

Sin palabras, Quinn miró a Rachel; ella, guiñándole el ojo, le sonrió.

Emily se acercó a Hanna, la cogió por la cintura y dijo muy claro ante todo el mundo:

—Sí, mamá. Hanna es mi novia. Y antes de que lo digas, no pienso separarme de ella.

—Oh, Dios mío, creo que voy a volver a desmayarme—murmuró Maribel.

En ese momento llegaron hasta ellos unos policías y Brittany les entregó al detenido, James.

Ante el horror de todos los presentes, se lo llevaron.

Como era de esperar, Maribel se desmayó.

Los asistentes a la fiesta se arremolinaban a su alrededor, hablaban y los miraban con extrañeza hasta que Santana reaccionó y dijo:

—Amigos, como habrán podido imaginar, la fiesta se ha acabado.

La gente, asombrada por lo que habían presenciado y oído, comenzó a marcharse.

—Elaine—dijo Quinn al ver que Maribel volvía en sí—, Llévate a Maribel al interior de la casa antes de que nos regale otro de sus teatrales desmayos, y por favor, cierra el pico y no la líes más, ¿vale, guapa?

—Yo la ayudaré—se ofreció Pedro.

Elaine, con mal gesto, cogió a su ex suegra de la cintura. Las dos, junto a Pedro, se marcharon hacia el interior de la casa.

Del brazo de Emily, Hanna se acercó hasta Santana, que las observaba en silencio.

Le tendió la mano y dijo:

—Siento mucho todo lo que ha ocurrido con James, pero el único modo de pillarlo antes de que hiciera algo irremediable era tenderle una trampa.

Santana asintió aún en estado de shock.

—En cuanto a mi relación con tu hermana, cuando quieras estoy dispuesta a hablar y aclarar contigo lo que quieras.

Tomándole la mano, Santana asintió:

—No te preocupes, ya está todo aclarado.

Emily miró a Brittany. Esta respondió con una sonrisa triste.

Por lo menos algo bueno podría salir de toda aquella mierda.

—Gracias, Tana—sonrió Emily mientras la besaba.

Cuando pasaban a su lado, Bree y Jake la miraron sin moverse del sitio. Fue Bree quien habló:

—Tana... yo...—comenzó a decir pero su hermana la calló, miró a Jake y tendiéndole la mano, le dijo:

—Jake, gracias por lo que has hecho por Bree. Estoy encantado de que mi hermana tenga a alguien que dé la cara por ella como tú. Bienvenido a la familia.

—Gracias, señorita—respondió el muchacho.

—Santana, por favor. Llámame Santana.

—De acuerdo, Santana. Gracias—sonrió aquel.

Bree se soltó de Jake, y tras agarrar a su hermana con todo el cariño del mundo y besarle en la cara, dijo:

—Tana, siento no haberte contado nada, pero tenía miedo y...

—No vuelvas a tenerlo, ¿entendido?—suspiró Santana mientras la abrazaba.

Emocionada, Bree asintió y mirándola con adoración susurró:

—Por supuesto, hermanita. Britt tiene razón. Eres la mejor.

Después de besarla con amor en la cabeza, ella volvió con Jake y las dos nuevas parejas se marcharon.

Ahí quedaron las otras dos.

—Si las dejamos solas, ¿prometen comportarse?—preguntó Quinn mirándolas.

—Tranquila, no te preocupes—asintió Santana con seriedad.

Rachel y Brittany se miraron, esta última asintió con la cabeza y aquellas dos se marcharon.

Durante unos minutos ambas permanecieron calladas hasta que, finalmente, Brittany dijo:

—Quiero marcharme a mi casa.

—Antes muéstrame la herida del cuello.

Pero Brittany, muy enfadada con la morena, la miró y repitió:

—He dicho que quiero irme a mi casa.

Santana la observó durante unos segundos, vio lo tensa que estaba y asintió.

—Iré por el coche.





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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Dom Abr 03, 2016 9:28 am

Hasta que se le agarro!!! Bien por Britt:D maldita Maribel y Elaine! Que bueno que humillaron al par de perras>:c
Bree con Jake, Emily con Hanna y Quinn con Rach todos felices*-* y mis brittana?:/ ay deoh skdbd a ver como va:s
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Dom Abr 03, 2016 9:54 am

Tremendo jaleo que se ha formado en esa condenada party!!!!! espero de verdad que Santana le haga entender a Britt que si cree en ella pq sino esto se lo llevo quien lo trajo!!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Dom Abr 03, 2016 1:16 pm

hola morra,...

por las barbas del chamuco jajajaj ESTUBO GENIAL!!!
que nueras y yerno se llevo Maribel para cada una de sus hijas,..!!!
que bueno que lo agarraron al imbécil ese y no llego a mayores,.. aunque tendrían que haberle hecho a Maribel y a la otra jajaj
a ver como termina la noche para san y britt.. o mejor dicho que tiene que decir san!!!

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Abr 03, 2016 7:13 pm

Susii escribió:Hasta que se le agarro!!! Bien por Britt:D maldita Maribel y Elaine! Que bueno que humillaron al par de perras>:c
Bree con Jake, Emily con Hanna y Quinn con Rach todos felices*-* y mis brittana?:/ ay deoh skdbd a ver como va:s



Hola, jajaja se venia venir y más con la estúpida actitud de elaine ¬¬ :@ Si! bn ai britt y rach que la ayudo, esas otras dos... ni opinare de ellas ¬¬ Mmmmm por lo menos más de uno si es feliz, no¿? Ahora esperar que san arregle... o pueda arreglar las cosas con su britt. Saludos =D





micky morales escribió:Tremendo jaleo que se ha formado en esa condenada party!!!!! espero de verdad que Santana le haga entender a Britt que si cree en ella pq sino esto se lo llevo quien lo trajo!!!!!!



Hola, jajajajajajajajajja si, no¿? jajajajajaja. Y yo espero exactamente lo mismo =/ Esperemos y si pueda... Saludos =D





3:) escribió:hola morra,...

por las barbas del chamuco jajajaj ESTUBO GENIAL!!!
que nueras y yerno se llevo Maribel para cada una de sus hijas,..!!!
que bueno que lo agarraron al imbécil ese y no llego a mayores,.. aunque tendrían que haberle hecho a Maribel y a la otra jajaj
a ver como termina la noche para san y britt.. o mejor dicho que tiene que decir san!!!

nos vemos!!!



Hola lu, jajajajajajaajjajajaajajaj xD jajajajajajajajajajajaajaja. Se llevo lo mejor de lo mejor, para que estamos con cosas =) Si, aunk se merecía uno cuantos golpes mas... digo yo xD Esperemos y bn =/ Ufff de todo lo bueno para que britt le hable jajajajaa. Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 51

Mensaje por 23l1 Dom Abr 03, 2016 7:15 pm

Capitulo 51


Aquella noche, superado el enorme jaleo en la casa del abuelo de Santana, Rachel y Quinn se marcharon a la casa de la ojiverde.

Después de que Rachel la colocara al día sobre lo que había pasado, lo que habían descubierto de James y el porqué de aquella encerrona, la rubia le sonrió admirada.

—Me encantas, ¿lo sabías?—le dijo mientras Rachel se miraba el anillo de compromiso.

—Lógico. Con mi enorme sex appeal, no es para menos—rió Rachel y añadió—¡Ah, y no olvidemos mi nariz!

Acercándose a la morena, Quinn preguntó mientras la abrazaba:

—Esta noche te quedarás toda la noche en casita y podremos dormir juntitas, ¿verdad?

Rachel se tensó y con rapidez dijo:

—Pse... creo que va a ser imposible, mi Quinny.

—¿Por qué?—sonrió Quinn.

—A ver... tengo que poner una lavadora. Luego quiero descongelar carne picada para hacer albóndigas para esta semana. También tengo que planchar un cerro de ropa que quité ayer, y...

—No me importa que ronques—dijo de pronto Quinn.

—¿Qué?—susurró al oírla.

La rubia divertida por la cara de Rachel, repitió:

—He dicho que te quiero aunque ronques.

—Oye, guapz, ¡yo no ronco! Tú sí que roncas.

Quinn se carcajeó y, cogiéndola en brazos, se sentó en el sillón.

—Sí, cariño, yo ronco. Lo admito. Ronco como un hipopótamo los días en que llego a casa agotada tras más de veinticuatro horas trabajando y...

—¡Ay, Dios! ¡Qué vergüenza!—suspiró tapándose la cara con las manos—¿Cómo sabes que ronco?

—Vamos a ver, MacGyver. Llevo contigo más de cinco meses y aunque siempre te has negado a pasar conmigo la noche entera, en un par de ocasiones, después de un estresante día de trabajo, has llegado aquí y mientras veíamos una película en la tele, te has quedado traspuesta y has roncado.

—¡Joder! ¡Qué horror!—chilló, pero se carcajeó—¿Y aún así quieres casarte conmigo?

Con un gesto que demostraba todo el amor que sentía por ella, Quinn susurró:

—Vale, cariño, lo confieso. Realmente lo que me tiene enamorada de ti son esos ruiditos que haces cuando duermes. ¡Me enloquecen!

—Por favor, doctora Agobio, no me avergüences más—la besó en la boca y Quinn rápidamente la agarró y la tumbó en el sofá.

—Mmmm... ¿Sabes que me encantas toda tú?

—¿Incluidas lorzas, michelines y ronquidos?—rió Rachel.

Quinn asintió.

—Incluido todo, mi Rach. A ti no te sobra ni te falta nada.

—Vaya, me alegra saberlo. En mi próxima vida quiero tener un cuerpo diez, porque ahora lo tengo once.

Quinn sorprendida por aquello preguntó:

—¿Once?

—Sí, porque me sobra un poquito—dijo Rachel.

Ambas rieron.

Quinn, feliz, la miró.

Rachel era divertida e ingeniosa, y eso era algo que a ella la volvía loca.

—Bueno, ¿qué? ¿Te quedas conmigo toda la noche?

Rachel sonrió y asintió.

Quinn dijo:

—Perfecto. Así podré estrenar los tapones que compré en la farmacia, para ver si insonorizan o no.

Muerta de vergüenza, Rachel cogió un cojín y se lo estampó en la cabeza.

La rubia divertida le siguió el juego hasta que las dos terminaron exhaustas en el suelo carcajeándose.

—Por cierto, doctora Agobio—dijo sentándose a horcajadas sobre la ojiverde—Creo recordar que esta noche, al principio de la velada, me dijiste que tenías que enseñarme un disfraz que me gustaría mucho.

—Mmmm... Es cierto—susurró mientras le besaba el cuello.

—Bueno venga Quinny, muéstramelo—apremió con un suspiro.

Quinn se negaba a dejar lo que tenía en mente y susurró con voz ronca:

—Ahora, cielo. ¿No puede ser más tarde? En este momento estoy terriblemente ocupada—y posando sus manos en el trasero de la morena dijo mientras subía las faldas del disfraz—¡Dios santo! Me encanta tu cuerpo once.

Eso la hizo reír, pero le hizo una llave de kárate, se la quitó de encima y dijo:

—Quiero que me enseñes el disfraz que tanto me iba a gustar.

Quinn se levantó, sonrió y dijo mientras la besaba:

—De acuerdo, MacGyver. No te muevas de aquí que no tardo ni dos minutos.

—Aquí te espero. Prometo no moverme.

Con una pícara sonrisa, Rachel vio que Quinn se metía en su dormitorio y pocos segundos después preguntaba desde ahí:

—¿Estás preparada, MacGyver?

—Sí—gritó Rachel.

Y de pronto se oyó la cañera música de ambiente. Dos segundos después apareció Quinn, con una pícara sonrisa, vestida solo con la bata de doctor, un gorrito de ositos, el estetoscopio al cuello y nada más.

Rachel se llevó las manos a la boca y sonrió, momento en que Quinn dijo:

—Señora Fabray-Berry, creo que una de sus fantasías era conocer a la doctora Agobio, ¿verdad?

Rachel asintió divertida, y la rubia se acercó desnuda, con sus pechos ante ella y el estetoscopio colgado entre ellos.

Mientras la música roquera las envolvía, preguntó:

—Dígame, preciosa, ¿dónde le duele?

«Ay, Dios... cómo me pones», pensó Rachel.

—La verdad es que me duele por aquí—dijo Rachel tocándose el pecho.

La doctora Agobio, mirándola a los ojos, le desabrochó los cordones del corpiño, lo tiró a un lado, le quitó la camisa y después el sujetador.

Desnuda de cintura para arriba, con una sonrisa vio que Quinn ponía primero el estetoscopio en su corazón y la auscultaba. Luego lo ponía en un pecho y después en el otro, hasta que lo apartó y besó en los mismos lugares donde la había rozado segundos antes el estetoscopio.

Cuando volvió a mirarla ardiendo de deseo, preguntó:

—¿Siente algo de dolor en algún otro lugar, preciosa?

Rachel excitadísima le susurró:

—Mmmmm... Ahora que lo dice, doctora, también percibo una tremenda palpitación por aquí—señaló su bajo vientre.

Quinn le quitó la falda, las enaguas y el tanga, la besó en la boca con toda la pasión que sentía por ella, y mirándola con una sonrisa muy pícara, propuso:

—Creo que lo mejor que puedo hacer, señora Fabray, es ponerle urgentemente una inyección y con las mejores manos, sentirás todo y nada a la vez, especial de la doctora Agobio.

Rachel sonrió y levantó una ceja.

—Es usted un poco fanfarrona, ¿no cree, doctora?

—No, mi Rach, no lo soy—susurró colocándose entre sus piernas—Relájate y enróscate a mí. Una vez te pinche con esas manos, tú misma dirás si soy fanfarrona o no.

Rachel sonrió y Quinn prosiguió:

—Y si quieres repetir o quieres que la doctora Payaso te haga un examen más en profundidad, tranquila, estará encantada de satisfacer todos y cada uno de tus más ardientes, oscuros y mojados deseos.

Con aquel juego morboso entre ellas tuvieron una estupenda noche de pasión en la que Rachel disfrutó de sus doctoras preferidas y de sus inyecciones de amor.





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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Dom Abr 03, 2016 7:55 pm

hola morra,...

bueno una de cuatro,... o tres!! ajajaj
me encanta que rachel y quinn se casen,...
quiero saber que osa con san y britt!!!.

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Susii Dom Abr 03, 2016 8:42 pm

Rach y Quinn no paran!$-$ akbdkkdvd quiero saber que pasa con Britt y San!:s
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Dom Abr 03, 2016 9:03 pm

no es justo, amo a las faberry pero queria saber que pasa con britt y san!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Lun Abr 04, 2016 1:03 am

3:) escribió:hola morra,...

bueno una de cuatro,... o tres!! ajajaj
me encanta que rachel y quinn se casen,...
quiero saber que osa con san y britt!!!.

nos vemos!!!



Hola lu, jajajajaja si no¿? jajajaja. Aiii y a mi tmbn! ajajajajaja son tan chistosas y lindas juntas jajajajaaja. Aquí el siguiente cap para eso! ajajajjaja. Saludos =D





Susii escribió:Rach y Quinn no paran!$-$ akbdkkdvd quiero saber que pasa con Britt y San!:s



Hola, jajajajaajajaja nop xD ajajajajjaja. Espero y este cap nos traiga algo de ellas jajajajaaja. Saludos =D





micky morales escribió:no es justo, amo a las faberry pero queria saber que pasa con britt y san!!!!!



Hola, jajajajaja toda al razón XD primero las brittana luego las faberry¿? hajajajajaj. Aquí el siguiente cap! Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 52

Mensaje por 23l1 Lun Abr 04, 2016 1:05 am

Capitulo 52



El camino de vuelta a la casa de Brittany se produjo en el más absoluto de los silencios.

No quería hablar con Santana.

Cuando llegó al portal de su casa, dijo:

—Gracias por traerme. Adiós—y cerró la puerta del portal en sus narices.

Incapaz de decirle nada, Santana la dejó marchar.

Eran las tres de la madrugada y sabía que cualquier cosa que dijera haría que Brittany chillara.

No quería discutir con Brittany.

Después de todo lo acontecido, no tenía fuerzas.



Brittany entró en su casa con los ojos llenos de lágrimas, se quitó aquella ridícula ropa, dio un pequeño beso a la pequeña Luna, que dormía junto a su abuela, y aún consciente de que no iba a dormir, se acostó.








A las diez de la mañana, cuando Sue regresó de su paseo con April, Luna y la perra Dolores, se encontró a Brittany levantada.

—Buenos días, cariño mío. ¿Qué tal la fiesta de ayer?

—Desastrosa—ladró Brittany—¿Dónde está Luna?

—Está con April, ahora la traerá—respondió la mujer—¡Pero bendito sea Dios, mi niña! ¿Qué ha pasado? Vaya ojeras que tienes.

—Abuela, no te lo tomes a mal, pero ahora no tengo muchas ganas de hablar.

—Vale—suspiró Sue.

Pero aquel suspiro fue el detonante para Brittany.

—¿Vale qué?—gritó y su abuela la miró.

—A mí no me grites, hermosa, y tengamos la fiesta en paz.

Brittany movió una silla con tan mala suerte que uno de los cachorros, Vampirela, estaba debajo y le pilló el rabo.

Con rapidez, Sue cogió el cachorro y gritó a su nieta.

—Pero ¿se puede saber qué te hemos hecho nosotros para que estés así?

—¡Estoy harta! Harta de todo, ¿me has oído? Harta de tener la casa llena de chuchos porque a ti te dé la gana, por lo tanto quiero que hoy mismo esos perros salgan de mi casa, ¿me has oído?

—¿Hoy no tienes que trabajar, hermosa?

—Pero bueno—se quejó Brittany—¿Qué insinúas? ¿Qué me pire de mi casa?

—¡Jesús amante! Cuando te pones así, no te soporto—gruñó Sue.

Como un vendaval, Brittany cogió la caja donde estaban el resto de los cachorros, metió en ella a Dolores y Vampirela, abrió la puerta de la calle y gritó:

—Llévate a estos animales de aquí antes de que lo haga yo misma.

A Sue se le cayó la taza de café al suelo.

—¡Perfecto, abuelita! Ahora rómpeme la vajilla.

Sin hacerle caso, Sue fue hasta la puerta y dio un portazo al salir.

Con el corazón en un puño, llamó en casa de April y le pidió que se quedara con los animales y la pequeña hasta que ella volviera. Luego regresó a la casa y sin mirar a su nieta, cogió la fregona y comenzó a limpiar las manchas del café.

En ese momento sonó el portero automático.

Sue reconoció la voz de Santana y suspiró.

Dos segundos después, Santana entró en la casa y la anciana le indicó que Brittany estaba en la cocina.

Santana se plantó ante ella.

—¡No tengo ganas de discutir, Santana, por lo tanto, sal de mi casa ahora mismo!—vociferó Brittany.

—Yo no he venido a discutir—dijo Santana apoyándose en el quicio de la puerta.

—Bueno mal día has elegido para venir, hermosa—susurró Sue.

Brittany gritó:

—¡Abuela, nadie te ha dado vela en este entierro!

La mujer dijo algo que no entendieron y Santana dijo:

—Britt, por favor, mírame.

—No.

—Creo que debemos hablar sobre lo que pasó ayer.

—¡Y una mierda!—gritó—Yo no quiero hablar.

—¡Bueno hablarás! ¿Me entiendes?—gritó Santana, sorprendiéndolas.

—¡A mí no me grites!—chilló Brittany.

Sin amilanarse por la ojiazul ni por nadie, Santana respondió:

—Bueno entonces no me grites tú a mí.

Con rapidez, Sue decidió quitarse de en medio.

—Me voy a casa de April. Y por favor, si se van a matar, háganlo fuera de casa que acabo de limpiar.

Luego se oyó un portazo y Santana sonrió.

Aquella mujer era la digna abuela de Brittany.

Al verla, la rubia también sonrió e, incomprensiblemente para Santana, se acercó a ella y la besó.

—Te quiero, Sanny ¿lo sabías?—dijo Brittany.

Enamorada y boquiabierta por sus cambios de humor, sonrió y abrazándola, aprovechó el momento para decir:

—Si me quieres tanto como yo a ti, pasemos las Navidades juntas.





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Finalizado FanFic Brittana: Fue Un Beso Tonto (Adaptada) Cap 53

Mensaje por 23l1 Lun Abr 04, 2016 1:11 am

Capitulo 53


Aquellas Navidades fueron especiales para Sue.

Por un lado, la tristeza por la muerte de nieta Susi le rompía el corazón. Pero por otro, la sonrisa de la pequeña Luna, que ya tenía seis meses, y la felicidad de Brittany, la llenaban de gozo y felicidad.

Santana se desvivía por ellas, y cuando apareció cargada con cientos de caprichos para todas, Sue no pudo dejar de sonreír.

La casa de Brittany quedó pequeña para la cantidad de amigos que la visitaban.

Por ello, para la cena de Año Nuevo se congregaron todos, incluidos los perros, en la casa de Santana.

Rachel y Quinn, Emily, con Hanna, Bree y Jake, y por supuesto Horacio, Pedro, Sue, April y el señor Figgins.

Todos juntos brindaron por el nuevo año junto a Santana, Brittany y la pequeña Luna.

Nadie se extrañó de que Maribel se negara a asistir y prefiriera pasar aquel día en soledad ya que, a última hora, la egoísta Elaine decidió marcharse a Ginebra con unos amigos para pasarlo bien.


En la casa de la mamá de Santana, las cosas iban de mal en peor.

Maribel no terminaba de aceptar que James era un desalmado y todo lo pagaba con sus hijas y con Santana. Odiaba a sus nuevas parejas y no hacía nada por disimularlo.

Ellas intentaron tener paciencia con su mamá, pero en ocasiones era imposible.

Maribel se lo ponía muy difícil.

Pero se asustaron una tarde en que una ambulancia la llevó al hospital con un amago de infarto.

En un periódico vio una noticia en la que hablaban de James y se horrorizó al leer la cantidad de cosas terribles que se contaban de él.


Tras unos días en el hospital y un amplio reconocimiento médico, finalmente le dieron el alta y regresó a su casa.

Ahí la tristeza y la soledad le hacían llorar continuamente.

Aquella situación comenzó a desesperar a Santana.

Intentó no dejarse chantajear emocionalmente por su mamá, pero era imposible.

La ponía entre la espada y la pared con sus reproches y sus quejas, y al final era Brittany quien la pagaba.

Llegado ese momento Brittany intentó ponerse en su piel.

Adoraba a Santana y comprendió que la morena sufría un enorme estrés.

Por ello habló con ella y asumiendo en silencio el riesgo que iba a correr su amor, le propuso que le dedicara más tiempo a su mamá.

Pero nunca imaginó que Santana caería como una boba en el juego de aquella y de su ex mujer.

En un principio, Santana, molesta por privarse de la compañía de Brittany, iba cada noche a ver a su mamá a regañadientes.

Ahí tuvo que sufrir la compañía de su ex mujer cada noche.

Pero inexplicablemente calló y no se lo contó a Brittany.

Sabía que si se lo decía, esta le montaría —como decía la rubia— «un gran pollo».

Pero pasado el tiempo tuvo que reconocer que las noches que compartía con ellas en casa de su mamá eran las noches de relax, de tertulias interesantes con otros médicos que su mamá invitaba y, en especial, de descanso.

Y las noches que compartía en casa de Brittany eran las noches de los llantos de Luna porque le estaban saliendo los dientes, de carreras porque alguno de los cachorros se comía sus calcetines, de ducha en vez de baño relajante y, en especial, de falta de descanso.

En consecuencia, se relajó y comenzó a pasar más noches en casa de su mamá.

A pesar de la felicidad que sentía cada vez que veía a Santana, Brittany notaba que la morena cada día se alejaba más.

Nada volvió a ser como antes.

Ahora era Brittany la que luchaba por el amor de Santana y hablaba de futuro y amor. A cambio, Santana comenzó a llamarla para anular cenas y citas.

Sin rechistar, Brittany asumía y aceptaba.

Pero cuando Brittany por motivos de trabajo la llamaba para decirle lo mismo, Santana montaba en cólera y tenían una tremenda discusión.

De pronto, Santana no soportó hacer planes que luego nunca se harían sin darse cuenta de que Brittany no protestaba cuando era Santana quien fallaba.

Y aunque Brittany intentó con todas sus fuerzas compensarle en otros momentos por sus ausencias, era inútil. La seriedad en Santana comenzó a hacer mella en su humor, en su paciencia, y en especial en su amor.

Una mañana, tras un tranquilo fin de semana, Santana la llamó por teléfono a la comisaría para recordarle que aquella noche tenían una importante cena de gala.

Era la cena para recaudar fondos en la organización que creó su papá.

—Pasaré a buscarte sobre las seis y media.

—No, San. Hoy tengo un día complicado y quizás tenga que ir directa desde la comisaría.

—Ni se te ocurra
—gruñó Santana—Es un cóctel y una cena de gala. Tienes que venir vestida para la ocasión. Asistirá toda mi familia y quiero que estés bien guapa.

—¡Joder!
—protestó Brittany, pero al oír su suspiro, añadió—No te preocupes. Dime dónde es y ahí estaré, tan guapa como la mismísima Carla Bruni.


Aquella tarde esperaban a unos narcotraficantes.

Tenían que tomarles declaración y comprobar informaciones, y por experiencia sabía que aquello podía demorarse. Pero con un poco de positividad, pensó que con suerte a las cinco de la tarde habría acabado.

—Britt, necesito que seas puntual. Es importante tu presencia en esta gala—dijo Santana con voz dominante.

—Que sí, gruñona, no te preocupes, ahí estaré.

Incapaz de creerle, Santana insistió:

—Me preocupo porque en esta ocasión no voy a admitir ninguna de tus excusas. Necesito que estés ahí conmigo. Es un buen momento para comenzar a limar asperezas con mi mamá y si no llegas a tiempo, me lo voy a tomar muy mal. Recuérdalo.

Brittany se tensó.

Ver a Maribel era lo último que le apetecía, pero entendía que tarde o temprano tendría que llegar ese día.

—Cariñito, ¿me estás amenazando?

—Sí
—asintió Santana con ganas de discutir.

—Vaya... qué bien[/i]—suspiró Brittany al notarla tensa.

Últimamente Santana siempre estaba tensa.

—Britt, ¿crees que podrás asistir o no? Dímelo porque no quiero volver a discutir con mi mamá y hacer el ridículo ante mis invitados. Estoy harta de poner excusas a tus ausencias. La gente no entiende que mi novia prefiera pasarse la vida tras delincuentes cuando podría tener una vida más agradable a mi lado como en su momento hizo Elaine.

Aquel nombre le revolvía las tripas, pero Brittany no quería discutir, aunque Santana parecía tener la escopeta cargada.

—¡Mi madre, San! !Qué pesadita estás hoy! Y en cuanto a tu ex...

—No me calientes más
—gruñó Santana.

—Pero bueno, cualquiera que te oiga pensará que no voy a tu fiestecita porque estoy en el sofá rascándome el ombligo, por no decir algo peor. ¡Joder!

—Odio que utilices ese vocabulario soez.

—Y yo odio que te pongas tan remilgadamente correcta, doctora Pichón.


Tras unos segundos de silencio sepulcral, al final fue Brittany la que habló.

—San, tengo trabajo. ¿Quieres decirme de una vez dónde tengo que ir?

—A las siete empezaremos mi abuelo y yo los discursos de bienvenida y a las nueve comenzará la cena. Te espero a las seis y media en el salón Real del hotel Ritz. Por favor, no te retrases. Para mí este acto es importante y necesito que estés ahí.

—No te preocupes, ahí estaré, doctora.

—Adiós.


Santana colgó.

Mientras cerraba su móvil, Brittany pensó en que la morena ya nunca bromeaba ni la llamaba teniente O’Neill ni nada por el estilo.

Parecía como si la Santana que conoció meses antes, de pronto hubiera desaparecido, y en vez de Santana, fuera una extraña quien le hablaba.

Quizás se había apresurado en la sorpresa que le quería dar a la morena, si las cosas resultaban como ella esperaba, sería un gran regalo para la morena.

«Quizás no fue buena idea adelantarme y hacer lo que hice», pensó Brittany.

Como bien intuía Brittany, las cosas en la comisaría se torcieron.

Y para más agobio, uno de los jefazos de la central, Andrés Parrocha, la persiguió todo el santo día y se empeñó en que ella tenía que tomar las declaraciones.






A las seis y media todavía estaba sumergida en la vorágine de las declaraciones, vestida con vaqueros y botas negras.

—Creo que deberías llamar a la doctora Pichón y decirle que no vas a llegar—le susurró Rachel al intuir su nerviosismo.

—¡Joder! El idiota de Parrocha me tiene agobiada—resopló confundida—Y para más inri, sé que como llame a San, me la va a montar...

—Sí, Parrocha está hoy muy pesadito—asintió Rachel al ver cómo las miraba aquel hombre—Pero no seas tonta y llama a Santana, seguro que lo entiende.

Pero Brittany lo sabía y no lo entendió.

—¡Cómo que estás aún en la comisaría!—gritó Santana—Te dije que era importante que estuvieras en este acto. Maldita sea, Brittany, no puedo contar contigo para nada.

—De verdad, San, lo siento. Pero no puedo irme en este momento. Parrocha, uno de los jefes, me está agobiando y...

—Perfecto, como siempre contigo, todo tiene que ser difícil
—bramó enfadada al ver entrar en el hotel a unos amigos llegados de Suiza.

Su mamá salió junto con Elaine a saludarlos.

—Oye, ¿pero qué narices te pasa?—gruñó al sentirla tan enfadada—Si no estoy ahí es por temas laborales. Yo trabajo, Santana, ¿es que no lo entiendes?

—No, no lo entiendo. ¿Tú no tienes un horario de trabajo?

—¡Anda, mi madre!
—se mofó Brittany—Ahora me vienes con esas. Mira, guapa, te recuerdo que tanto tú como yo tenemos dos profesiones en que los horarios de trabajo son muy difíciles de cumplir. Por lo tanto, relájate si no quieres que te cuelgue y...

Pero no tuvo tiempo de decir más porque fue Santana quien le colgó.

Brittany se quedó sin habla.

—Me ha colgado—gritó a Rachel—La idiota esta... ¡Me ha colgado!

—Venga, relájate. Sabes que Santana no es así. Tendrá un mal día la mujer.

Pero aunque dijo aquello, Rachel sabía que no era así.

Por alguna extraña razón, desde el amago de infarto de Maribel el carácter de Santana había cambiado.

Cuando lo habló con Quinn, esta le quitó importancia y le recordó que Santana no pasaba por un buen momento familiar.

Avisada por Horacio, Quinn era testigo de excepción de lo que ocurría en casa de Maribel.

Intentó hablar con Santana respecto a Elaine y al poder que día a día tomaba en su familia.

Pero Santana, ofuscada, no se lo permitió.

Horrorizado, Horacio veía que algunas noches Santana llegaba a su casa acompañada por Elaine.

Sabía que ella dormía en la habitación de invitados; él recogía las cosas por la mañana e intuía que no había contacto sexual entre ellas.

Pero aun así, Horacio pensó que tener a aquella arpía tan cerca no podría ser nada bueno.

Quinn omitió contarle a Rachel lo que ocurría.

No quería problemas con Santana y la mejor forma de no tenerlos era mantenerse al margen.

Aunque no le gustaba lo que su amiga estaba haciendo con Brittany.





A las ocho menos diez, agobiada por el acoso que Andrés Parrocha ejercía sobre ella y por la premura de Santana, Brittany decidió marcharse aún sabiendo que aquello le traería problemas.

Pero al final le hizo caso a Rachel, habló con Evans, y este se cameló a Parrocha y se lo llevó al bar a tomar un café para que ella se marchara.

En el parking, Brittany miró el móvil y después de comprobar por enésima vez que Santana no la había llamado, decidió hacerlo ella.

Pero le daba apagado o fuera de cobertura.

—Maldita cabezona—protestó.

—Venga, date prisa—apremió Rachel, que apareció a su lado—He hablado con Mercedes y nos espera en la peluquería. Ella te dejará algunos vestidos de noche. Te hará un recogido rápido mientras yo te maquillo y a las nueve puedes estar en el Ritz y sorprender la doctora Pichón.

—¿Y los zapatos? Te recuerdo que llevo botas altas—dijo Brittany.

—Eso lo siento, reina, pero no lo he podido solucionar. Mercedes gasta un 38, yo llevo botas como tú, y no hay tiempo para ir de compras. Pero no te preocupes, como vas a llevar un vestido largo, nadie te las verá.

Con una sonrisa, Brittany asintió, y corrió hacia la peluquería donde su amiga Mercedes las esperaba.

Eligió un sencillo pero elegante vestido negro largo hasta los pies, la peinaron y maquillaron, y a las nueve menos cinco Rachel la dejó en la puerta del hotel Ritz.

—Anda, ve...—sonrió esta—Pásalo bien mientras yo me vuelvo a la comisaría a lidiar al tonto del culo de Parrocha. Mañana me cuentas qué dice la doctora Pichón cuanto te vea llegar tan despampanante.

Nerviosa, Brittany volvió a llamar al móvil de Santana.

Pero la morena continuaba sin contestar.

Decidida, entró en el hotel, y se sorprendió al ver la cantidad de gente y de prensa que ahí había.

De pronto vio pasar Maribel.

No la había visto desde el incidente con James y, sin saber por qué, se escondió.

Poco después vio en el salón Real a Santana.

Destacaba entre todos por su belleza y lo guapísima que estaba con su vestido negro.

Durante unos minutos Brittany, encandilada, la observó hablar y sonreír, y suspiró al reconocer que estaba totalmente enamorada de la morena.

Por los altavoces del salón se oyó la voz de un hombre indicándoles que tomaran asiento.

La cena iba a comenzar.

«Bueno Brittany, ahora o nunca», pensó ella.

Se quitó el abrigo y se miró durante unos segundos en un espejo del pasillo para saber que su aspecto era bueno.

Al volverse para entrar en el salón, se quedó paralizada al ver que Santana, muy seria, la miraba.

Sin apenas moverse de su sitio, Brittany le sonrió y como una tonta, la saludó con la mano.

Santana no respondió.

Ni siquiera se movió.

En ese momento, Elaine, luciendo un vestido azul de lo más sofisticado, llegó hasta Santana y sin percatarse de su presencia, le dijo algo al oído; Santana la asió del brazo y sin mirar atrás ni una sola vez, se alejó.

En ese momento, Maribel la vio y su sonrisa de satisfacción humilló a Brittany, mientras los camareros cerraban la puerta del salón y ella se quedaba fuera.




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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


Pd: Les tengo que decir que entro nuevamente a la universidad mañana y ahora de noche asik esta sera mi ultima historia que publico... Nah! mentira jajajaja broma, solo que con este nuevo horario voy a tener que cambiar los tiempos de actualización (aquí son las 2:12 a.m):

-Lunes y Jueves: 23:00.
-Martes y Miercoles: 12:00 a.m
-Viernes, Sabado y Domingo: igual que siempre.





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