[FIC] "Lucky & Charm" ANTEPENÚLTIMO CAPITULO "Drama Kingdom" (Capitulo COMPLETO)

"Papas, carne, especias... Mmmm, creo que ya tengo todo. Debo apresurarme si pretendo buscar a Linds a la hora que le prometí. No quiero causar una primera mala impresión en nuestra cita, reunión o lo que sea que signifique esto." Se repetía preocupado mientras terminaba de comprar todo lo necesario para la tan esperada cena que celebraría en la noche con la chica que tanto pero tanto le gustaba. Su emoción era tan grande que casi se va corriendo del súper mercado con el carrito de las compras sin haber pagado, de no ser por un vigilante que grito:
-¡Hey chico, ¿A donde crees que vas?!.
-L-Lo siento mucho. No me di cuenta. -Replico el joven con su carita de yo no fui y su obvio acento.
-No se como serán las cosas en México o en el país del que vengas pero aquí se paga la comida.

Mientras se incorporaba avergonzado en una de las filas para cancelar pensaba; "Debo controlar esta emoción que tengo. Lo menos que deseo es que Lindsay piense que soy de esos chicos que a la primera cita ya andan buscando ser novios. Quizás lo habría hecho con otras, pero no con mi estrellita. Con ella si quiero hacer las cosas bien y calmadamente aunque me muera de ganas por hacer lo contrario."
-¡Señooor! ¡Le he preguntado 10 veces que como va a cancelar!. -Interrumpió su concentración la amargada cajera que luego de unos cuantos intentos fallidos por obtener la atención del chico, opto por simplemente gritarle.
-¡E-efectivo!. Lo siento. -Recogió la comida y se marcho lo mas rápido que pudo. Sentía que ya le habían llamado demasiado la atención en tan poco tiempo.

En verdad la cena era de gran importancia para el. Era la primera vez luego de aproximadamente 6 meses de haberse conocido que tendrían sino una cita, algo muy parecido. Cuando se decía que debía controlarse se refería a que no quería crearse expectativas de ningún tipo, ya que sin ilusiones, no hay decepciones. Sin embargo le era imposible no imaginarse lo feliz que seria siendo su novio, pero como el mismo se había dicho; debía hacer las cosas bien y calmadamente.

---

Las 7:28 pm marcaba el reloj digital de su dodge caliber color negro cuando el irlandés se detuvo en aquel lugar donde, no precisamente de la mejor manera posible, había conocido a quien algún día le encantaría tener como suegro y donde la hija de aquel personaje se le había declarado de forma "accidental". Desde ese entonces esperaba ansioso el día en que tocara esa puerta y fuese recibido por ella con un abrazo. Para su suerte, ese día había llegado.
Apago el auto, se bajó e introdujo su mano en el bolsillo de su pantalón para sacar su celular y avisarle que estaba afuera, cosa que no fue necesaria ya que en ese momento la puerta se abrió. A diferencia de la ultima vez, no era el papa de Lindsay formando un sermón, era ella vestida y arreglada de la manera mas linda en que la había visto hasta ahora;
No solo estaba lista a tiempo -algo que le había encantado- sino que se veía mucho mas hermosa que todas las demás chicas que lo hacían esperar al menos 10 minutos para que al final éste no sintiera que había valido demasiado la espera.

-¡Wooow!. Mucho gusto, soy Damian. Estoy buscando a una chica, se llama Lindsay Pearce y es casi tan hermosa como tu. Si la vez dile que su príncipe azul ha llegado. -Dijo el sorprendido Damian de forma divertida al verla. Estaba de verdad encantado con la chica.
-Es un placer Damian. Si la veo le diré que un chico que se cree príncipe azul esta en la puerta de su casa, y que es un bobo pero luce un poco apuesto la noche de hoy. -Respondió sonrojada. El sí que lucia como un príncipe azul esa noche; su camisa resaltaba de forma increíble sus ojos, los cuales coincidían con ese mismo color.
-Creo que solo tomare en cuenta el ultimo comentario, jajá. Gracias. Su carruaje la espera mi linda damisela. -Decía a la vez que le abría la puerta del auto como todo un caballero. La alegría que sentía en ese momento era incomparable; sabia que le esperaba una noche inolvidable junto con su enamorada y nada podría ser mejor que eso.

---

La imagen que tenia de su departamento no era en lo absoluto parecida a la realidad. Se había imaginado la típica residencia de un joven que vive sin ningún tipo de supervisión adulta; sucia, desorganizada, con solo lo básico para subsistir -cocina, nevera, una cama, una pc y un televisor de 42'- y con la total ausencia de un buen gusto para decorar. Pero se equivoco, el departamento del irlandés era todo un encanto.
A pesar de su pequeño tamaño, ya que solo vivía el y sus padres que lo visitaban una vez al año, era realmente lindo, moderno, acogedor y sí prevalecía aquel buen gusto que ella creía ausente. No estaba para nada sucio y al parecer tenía muchas mas cosas que solo "lo básico" que ella había creído. Eso hizo que la chica reflexionara sobre aquella idea que tenia de que él era como uno de esos tantos hombres incapaces de levantar una escoba, tal como su ex. Sabía que debía dejar de compararlos pero claramente aun estaba traumada, sin embargo algo le decía que la hora de que ese trauma cesara pronto llegaría, o al menos ya tenía la disposición de que llegara.

-Bienvenida a mi humilde morada, disculpa el desorden. Es primera vez que cocino para una chica así que espero que te guste, o que al menos no te envenenes. -Decía con todo divertido y preocupado mientras le mostraba la gran mesa que había preparado especialmente para ella. Un lindo mantel, vino tinto, velas, servilletas de tela, eran solo uno de los pocos complementos de tan prometedora velada.
-¡Vaya Damo! Si que te luciste esta vez. Todo se ve en verdad hermoso. Y dime, ¿con que plato me deleitara el exclusivísimo chef?.
-Bueno eso es lo único malo. Todo lo tuve que preparar rapidísimo así que simplemente alcance a cocinar medallones de lomito con salsa agridulce, puré de papas al gratín, vegetales al vapor en salsa bechamel y de postre obviamente helado de ron con pasas.
-¡¿Y a eso llamas algo "rapidísimo"?!. Te juro que me había imaginado que cenaría un sandwich de queso tostado con papas fritas o algo por el estilo. -Reía asombrada.
-¿Y aun así aceptaste? Si que eres tierna jajá. Por supuesto que no, bobita. Otro día te preparo algo mejor. Cocinar es muy divertido pero solo me gusta hacerlo para ocasiones y personas en verdad especiales. Ah y el tonto de Cameron que se antoja de venir los fines de semana en horas de almuerzo con la excusa de que su mama preparo pastel de carne sorpresa otra vez. ¿Pero que dices si nos sentamos? No se tu pero yo muero de hambre. -Le abrió una silla para que se posara, rápidamente sirvió la mesa y lleno su copa con uno de los mejores vinos chilenos que su padrino le había obsequiado, luego de visitar aquel lindo país.
Lindsay por su parte estaba fascinada con el muchacho. No solo era apuesto, encantador -además de tener otras muchas buenas cualidades- sino que también limpiaba y había cocinado la mejor carne con puré de papas que habría comido en toda su vida. Si había algo que flechaba su corazón, era un hombre que cocinara.
La cena fue en verdad hermosa. Hablaron de casi todos los temas habidos y por haber, con la misma fluidez que tendrían dos personas que se conocen desde siempre. Al termino, se sentaron en los cómodos muebles de cuero negro que se encontraban no muy lejos de la mesa y, como su tamaño lo permitía, se sentaron con las piernas cruzadas viéndose de frente mientras se disponían a comer todo su peso en helado de ron con pasas, el cual Damian acompañaba con una copa de vino tras otra.
No estaba seguro si era todo el vino que había ingerido o si el helado tenía mas ron que pasas -o helado- pero se sentía particularmente feliz, divinamente mareado y sobre todo cariñoso.

-Eres la chica masss linda que he c-conocido. Mas linda que el gatico de Sherk cuando hace ojitos, o que Penny de the big bang theory o que... -Y así continuo comparando a la chica con cualquier cantidad de cosas “lindas” las cuales Lindsay no tenia idea de donde estaba sacando ya que carecían de la mas mínima relación una con la otra. Parecían incoherencias que solo diría alguien sumamente incoherente -como el chico podía llegar a serlo- y de paso ebrio. Mientras hablaba recostó su cabeza en un cojín que tenia la joven en sus piernas, y éstas las abrazó como abrazaría cualquiera un cómodo peluche antes de dormir. Ella simplemente acariciaba su frente mientras se reía de todas las estupideces que escuchaba. Cabe destacar que la mayoría del alcohol que había consumido esa noche provenía del helado ya que solo bebió una copa y durante la comida, por lo que se encontraba bastante sobria.

-Lindsay, ve al baile de invierno conmigo. Anda anda anda, por favor. -Le propuso mientras se levantaba de su regazo y la miraba a los ojos, acercándose cada vez mas a su cara.
-¡Vaya! Esto si que no me lo esperaba. No lo se Damian. Jamás he ido a un baile por que el año pasado para esas fechas estaba peleada con Samuel, y de lo menos que tenia ánimos era de aparecerme por allá. Aunque eso no le impidió a el ir con la estúpida líder de las porristas. -Respondió con un obvio resentimiento en su mirada.
-Ay ya basta de que todos nuestros temas de conversación terminen siendo del estupido Rocket. Yo te quiero a ti, quiero que seas la única que este conmigo, no ninguna tonta porrista. -Murmuraba mientras la recostaba del mueble intentando besarla. El en verdad planeaba ir con calma y hacer las cosas bien con ella. Pero es bien sabido que uno de los efectos del alcohol es que, en un estado de ebriedad, quien en verdad actúa por nosotros es nuestro sub consiente, el cual conoce que es lo que en realidad queremos hacer y decir, y pues también se sabe que éste no tiene pudor alguno; esta es una de las razones por las que un borracho, además de comportarse de forma vergonzosa, puede llegar a hacer muy sincero. Así que, dominado por su sub consiente, Damian pensaba dejar a un lado todas esas precauciones que se había establecido temprano y simplemente dejarse llevar. Después de todo, no había nada que deseara mas que estar con ella y poder tener una relación mucho mayor que solo una amistad. -Di que si, anda.
-Damian cálmate, estas muy ebrio. -Replico alterada mientras se lo quitaba de encima. -Además, ¿que es eso de "Rocket"? ¿Que clase de nombre ridículo le has puesto a Samuel?.
-Ups, cierto ese no es Samuel. Es.. Nada olvídalo. Digamos que es alguien que detesto pero no quiero hablar de eso. Por ahora lo que si quiero es un beso y que me digas que iras al baile conmigo. -Nuevamente buscaba a la chica para poder besarla. En ese punto su actitud se estaba tornando un poco empalagosamente molesta.
-Basta Damian. -Lo aparto nuevamente. -Creo que ya es hora de que seas tu quien se sincere conmigo. No es la primera vez que escucho de ti un "no quiero hablar de eso". ¿Que es eso de lo que nunca quieres hablar?. ¿Ese tal "Rocket" tiene que ver con que casi matas a Samuel cuando lo conociste y que ahora lo detestes, creo que mas que yo? Porque no creas que no me he dado cuenta.
-Si te digo que no quiero hablar de eso Lindsay es porque en verdad no quiero, fin de la discusión. -Respondió esta vez alzando la voz y en lugar de acercarse a ella se sentó de su lado del sofá con el ceño fruncido.
-¿Y tu crees que yo si tenia ganas de contarte mi "maravillosa" vida amorosa? Sin embargo lo hice Damian. ¿Como esperas que confié en ti si desconozco casi todo tu pasado? Además, ¿Que es lo peor que te pudo haber sucedido?, ¿una linda chica no se acostó en la primera sino en la tercera cita? O no ya se, mucho peor; Habías apostado con ese tal Rocket a que podías tener citas con 20 chicas distintas el año pasado pero solo tuviste 15, te quito tu dinero y por eso lo odias ahora. Si eso debe ser. -Respondió irónicamente ya que le molestaba que ahora era él quien no confiaba en ella.
-¡Ya basta Lindsay! Ya es suficiente con eso de que me trates como un insensible mujeriego que no hace mas que jugar con las mujeres. Aunque, pensándolo bien creo que tienes razón. -Empezó con un tono alto de voz pero luego lo disminuyo.
-¿Como dices?. -Pregunto extrañada. ¿Había tenido la razón todo este tiempo?.
-Yo no siempre fui así Linds ¿sabes?. Yo era muy sensible y enamorado pero lamentablemente de la persona incorrecta.
-¿De que hablas Damian?. -Ya la conversación había pasado de una pelea a ser una charla emocional.
-Ella lo era todo para mi ¿sabes?. Yo la quería, en serio la quería como a nadie. Incluso pensé que iba a ser la mujer con la que pasaría toda mi vida, que nos casaríamos y tendríamos lindos bebes irlandeses. -Su voz estaba mas entre cortada que nunca. Había hecho un esfuerzo Herculiano por no llorar pero en ese momento la primera de muchas lagrimas de la noche callo en su mejilla.
-Lo único que hacia era mentirme Lindsay. Me quería solo por mi dinero. Me usaba para obtener todo lo que quería y luego disfrutarlo con Rocket. El maldito rockero que tenía como novio a mis espaldas, quien por cierto es idéntico a tu ex noviecito. Me decía incluso que quería que perdiéramos nuestra virginidad cuando la noche de nuestra boda y que por esa razón no estaba conmigo, pero eso no me molestaba en lo absoluto, estaba muy enamorado. Lo que en realidad me molesto era que simplemente me decía eso por que ella ya había estado con el tal Rocket y no quería que yo me diera cuenta. Ella misma me confeso todo cuando los descubrí besándose en su furgoneta el día que cumplíamos 2 años de noviazgo. Poco tiempo después se fue de gira con el y su estúpida banda y no la volví a ver. -Ahora era el quien tenia sus emociones a flor de piel y lloraba como un niño sobre el hombro de la chica. El coctel de sentimientos que tenía reprimidos, mezclado con vino y helado de ron pasas no había sido para nada una buena combinación esa noche. -¿Por que crees que me vine mucho antes de Irlanda?. Ya no soportaba estar cerca de su casa, todo me recordaba a ella. Pero esto no lo sabe nadie. Todos creen que terminamos por mi culpa. Porqué, así como aquí, allá también me buscaban muchas chicas entonces mi familia y todo mundo le daba la razón a ella cuando decidió "dejar de soportar mis infidelidades por ir a cumplir su sueño de ser cantante". Nunca le dije esto a nadie por que en verdad me avergüenza Linds. Prefiero quedar como un "mujeriego" a como lo que en verdad soy, un verdadero estúpido ingenuo incapaz de ver la realidad así estuviese en la punta de mi nariz. -La chica se había quedado en shock. Jamás esperaba que su compañero le saliera con tal descarga. Ahora se sentía realmente mal por haberlo tratado siempre incluso peor, que aquellas personas que le daban la razón a su ex novia por haberlo terminado.
-Damo y-yo lo siento, no tenia idea...
-¿Quieres mas confesiones?. Bueno empecemos por que en mi vida le he sido infiel a alguien. Así sea que termine con una en un momento y a la hora este con otra, prefiero que sea de esa forma antes que con dos a la vez. ¿Te sorprende? Supongo que si puesto a que según tu no tenia siquiera de dos a la vez sino de 15 o 20. Es por eso que he sido así desde que llegue aquí. Me harte que hablaran de mi sin razones así que ahora se las doy, de ser el ingenuo del que las chicas se aprovechaban, ahora era yo quien me aprovechaba de ellas. Solo intentaba cobrar las deudas que sentía que la vida tenía conmigo pero creo que me excedí Linds. Cobre tantas que ahora soy yo quien esta endeudado y tu me estas cobrando. Esa no era la manera de hacer las cosas, y y-yo lo siento mucho. Actué como una mala persona y ahora me arrepiento. Per tú siempre has sido buena y te han hecho daño. Lo menos que mereces es que te hieran Lindsay y siento que es lo que he hecho. En verdad discúlpame, no te mereces estar con una fea persona como yo. N-no puedo seguir hablando. Discúlpame ¿si?, de verdad necesito estar solo. Se levanto del mueble y se marcho cabizbajo hacia su habitación cerrando la puerta con seguro para evitar que ella entrara.
La chica se quedo boquiabierta en el mueble, pensando en todo lo que él le había dicho. Nunca se imagino que el tendría guardados sentimientos así de fuertes y que todo lo hacia no por placer como su ex novio, sino como algún tipo de venganza; no era lo correcto pero prefería mil veces que esa fuese la razón.
Ahora sí sentía que finalmente lo estaba conociendo.

Despertó esa mañana brincando muy asustado de la cama, como lo hacia los días en que no escuchaba su despertador y llegaba mucho mas tarde de lo normal a clases. Pero esta vez había algo en riesgo mucho mayor que una simple puntualidad; ¿Que había ocurrido con Lindsay?. El dolor de cabeza y la enorme sed que sentía no dejaban que recordara mucho, pero estaba seguro que antes de acostarse a llorar en su cama estaba hablando con la chica en el mueble de su sala y que eran altas horas de la noche. Por supuesto que su intención no era dejarla varada en la intemperie de la noche camino a su casa; simplemente quería desahogarse solo un rato porque creía que ya se había degradado demasiado frente a la chica en una sola noche, pero por desgracia no contaba con que el infaltable sueño post-llanto interviniera en el plan.
Su estado de paranoia se vio repentinamente interrumpido por el olor de lo que parecían ser panquecas y huevos revueltos, proveniente de su cocina. ¿Sera que aun estaba ebrio y se imaginaba olores?, era imposible que estos se originaran en su departamento ya que él se encontraba por lo general solo, ¿o no lo estaba?. Decidió salir de dudas y dirigirse rápidamente hacia la cocina, con la misma emoción que sentiría un niño la mañana del 25 de diciembre cuando finalmente ha llegado la hora de ver que ha traído santa para navidad. Aun tenia la misma ropa de la noche anterior solo que se encontraba arrugada, su cabello desaliñado y del apuro olvido colocarse sus pantuflas de lobo siberiano por lo que andaba descalzo.

-¡Buenos días dormilón!, justo a tiempo. Tu como que hiciste trampa y esperaste a que todo el desayuno estuviese listo para salir del cuarto y así no ayudarme ¿no?. Te lo paso por que después de lo de anoche siento que te debo una rica comida. No soy tan profesional como tu pero espero que te gusten las panquecas con mermelada, queso crema, huevos con jamón jugo de naranja, ah y que tampoco te envenenes.
-Dijo muy entusiasmada Lindsay en cuestiones de segundos, ya que se sabe que la chica puede llegar a hablar mucho en poco tiempo. El ojos azules se encontraba anonadado. No estaba seguro si su mente le jugaba una mala pasada o si aun seguía soñando, por lo que se estrujo los ojos y observo con atención. Pero no era un sueño, ahí estaba su enamorada preparándole aparentemente un desayuno prometedor y vestida con lo que de inmediato reconoció como su chaqueta del equipo de futbol -ya que el departamento tenia aire acondicionado integral y por ende hacia frio- sus bermudas playeras y una de las camisetas unicolor blancas que tanto acostumbraba a usar. Tampoco sabía si era parte de la resaca pero creía que la chica lucia particularmente sexy esa mañana. -Ah y anoche necesitaba ropa mas cómoda para dormir y tome prestada una tuya que encontré en la secadora, espero que no te moleste. -Comento la chica con cara inocente mientras terminada de servir la mesa y lo invitaba a sentarse.
-¡B-buenos días!. -Alcanzo finalmente a decir al mismo tiempo que aceptaba su invitación. -¡Jesus! Todo esto es.. Magnifico, no sé cómo explicarlo. M-muchas gracias Linds. -Hablaba como lo haría cualquiera que por la emoción tendría gran cantidad de cosas por decir, pero sin alguna idea de cuales palabras usar ni en qué orden. -Y por supuesto que no me molesta que uses mi ropa. De hecho te queda mejor a ti que a mí, deberías quedártela. -Movía las cejas mientras se incorporaba finalmente en su asiento.
-Jajá bobo. Buen provecho. Espero que te guste. -Respondió cariñosamente. Él le devolvió el gesto con una sonrisa y se dispusieron a comer.
-¡Oh Dios mío Linds todo esta buenísimo!. Las panquecas están incluso mejor que las de mi mama y los huevos ni se diga. No tenía idea de que una chica pudiera ser bella, inteligente, cantar maravillosamente y cocinar estupendo; todo al mismo tiempo. -Murmuro con la boca llena mientras devoraba el desayuno como si tuviese algún tiempo límite para hacerlo.
-Bueno ¿qué te puedo decir? Estoy llena de sorpresas. -Respondió sonrojada. -Pero come tranquilo Damo que nadie te va a quitar la comida jajá. Y si tienes más hambre todavía quedan más ingredientes, no tengo problema en preparar más. -En ese momento se intento levantar de su asiento para dirigirse nuevamente a la cocina pero el chico la detuvo tomándola de la mano.
-Espera Linds. Necesito hablar contigo de algo primero. -Trago su ultimo bocado y una expresión serena se plasmo en su rostro.
-¿Si Damo?. -Arrastro su silla para estar más cerca y el sostuvo su mano con fuerza.
-Escucha. Quiero disculparme por ese momento tan incomodo que te hice pasar anoche. Es decir, no recuerdo mucho pero por el estado en que amanecí y las vagas imágenes que se me vienen a la mente a medida que me recupero de la resaca, sé que no debió haber sido nada agradable. Te pido que por favor no me juzgues basándote en ese chico dramático y sentimental que viste anoche; esa es una faceta que no está presente en mi desde hace mucho tiempo ¿sabes?, simplemente porque me hace daño y por eso la hago a un lado. Yo quiero hacer las cosas bien contigo, no quiero cometer los mismos errores que antes, quiero que empecemos desde cero. Que todos esos fantasmas del pasado de los que te hable anoche se queden atrás, donde deberían, y que tu también dejes los tuyos, incluyendo a R-Digo Samuel. ¿Te parece bien mi propuesta?. -Dijo el chico finalmente con una mirada esperanzada.
-Me parece muy bien Damian. Con lo único que no estoy de acuerdo es con eso de no juzgarte basándome en el chico que vi anoche.
-¿A qué te refieres?. -Pregunto extrañado.
-Es que esa faceta que conocí era la que me faltaba para armar tu rostro completo, la última pieza del rompecabezas. Desde que comenzó la noche hasta que te fuiste a dormir no hiciste más que darme piezas para armarlo, y la última, que fue tu trágica historia con tu ex novia, fue la más importante de todas. ¿Y sabes que fue lo mejor de todo?; que la imagen final de ese rompecabezas realmente me gusto. -Hablaba como toda una adorable fanática de los rompecabezas que era. La cariñosa voz de la chica hizo que el se sonrojara y la mirara de forma más tierna aun. -No eres un mujeriego insensible como creía. Solo eres un tierno y adorable chico con muchas heridas en su corazón que necesitan ser sanadas por la "enfermera" correcta. No por un montón de tontas que no tienen idea de lo que hacen. Pero claro, todo a su tiempo. -Decía con ternura pero clara al mismo tiempo. -Así que, como ahora mi perspectiva respecto a ti ha cambiado drásticamente, te propongo que empecemos nuevamente como tu bien dijiste, así que; Mucho gusto, soy Lindsay Pierce, la mejor meso soprano y cocinera de panquecas que tiene este condado. ¿Y tú eres?.
-Es un placer Lindsay, creo que tienes razón. Solo una meso soprano podría cocinar unas panquecas así. Yo soy Damian Mcginty, el mejor comedor de panquecas y mayor fanático de las Lindsay Pearce que existen en Lima. -Respondió chistosamente.
-Bien. Ahora que nos conocemos mejor te tengo otra propuesta. -Se levanto de su asiento, busco un plato que había preparado en la cocina y de rodillas se lo entrego al chico. El plato tenía escrito con mermelada y la muy linda caligrafía de la chica; "¿Quieres ir al baile conmigo?" Y al final de la frase una estrella hecha con queso crema.
-¡Woow! ¿Y tú le pides a un chico que recién acabas de conocer que vaya al baile contigo?. -Bromeo con su enorme cara de sorpresa.
-Jajá tonto. -Le dio un golpecito en el hombro y arrastro nuevamente su silla para sentarse frente a frente con el, ya que no estaba segura de que su rodilla soportaría todas las bromas que el planeara decir.
-Bueno, creo que aceptare tu propuesta pero solo si aceptas compartir esta pieza de pan conmigo. -Tomo un trozo de pan tostado que había en la mesa, lo unto de la mermelada y el queso crema con el que estaba escrito el mensaje y coloco la mitad en su boca mientras le lanzaba una mirada picara, simulando la clásica escena romántica en donde dos personas comparten alguna comida para luego terminar con un apasionado beso.
-¿Tu sí que no desaprovechas ninguna oportunidad no? Bueno pero si no queda de otra. -No sabía a quién engañaba fingiendo que estaba resignada a que lo hacia solo para oír la respuesta y no porque también se moría de ganas por besarlo. Pero en el momento en que ella se llevo el pan a la boca, el chico lo mordió y no contaba con que estuviese tan crujiente; unas malvadas migajas se atascaron en la garganta del muchacho haciendo que éste interrumpiera el romántico momento con los tosidos típicos de una persona que se ahoga con comida. Y ella pues no pudo evitar morirse de la risa mientras comía la mitad de pan que le había quedado.
-Que mala pata. Así no era precisamente como había imaginado que comenzaría. -Reía mientras se recuperaba tomando un vaso de jugo de naranja, y secándose las lagrimas que tenía en los ojos producto de la repentina tos. -Sin embargo, así sí terminaría. -Una vez recuperado, se acerco a ella y prosiguió con el tierno y apasionado beso que tenían pendientes. Si el primero les pareció bueno, éste debía ser como 100 veces mejor que ese. Y no eran los mejores 3 segundos de su vida sino los mejores 8, ya que duro un poco más. -Mmmm no se, creo que necesito una segunda opinión para estar seguro de si quiero ir a ese baile contigo. -Susurraba mientras intentaba acercarse a ella para besarla nuevamente pero sus labios se vieron detenidos por el dedo índice de la chica.
-No tan rápido Duendecito. Esa era tu única oportunidad. Decídete. -Replicaba haciéndose la dura pero sin poder evitar esa mirada picara en sus ojos.
-Okey okey. Tienes un muy buen poder de convencimiento así que, después de pensarlo una y otra vez, he decidido ir contigo. -Le decía con expresión juguetona para luego robarle un pequeño beso de sus labios y levantarse rápidamente de su asiento, para evitar el típico golpecito en el hombro que su compañera acostumbraba a darle.
-¿¡Eres terrible no!?. -Exclamo con expresión de sorpresa con un poco de alegría.
-Para nada, yo soy un chico muy bueno. Pero hablando de terrible; ¡Había olvidado por completo a tu papa!. -Exclamo preocupado llevándose la palma de su mano a la frente, como si se le fuese olvidado algo muy importante. -Siento que ya tengo una muy mala fama con el Linds, no quiero empeorarla.
-Tranquilo Damo que yo esta vez si no me olvide de ellos. Anoche luego de que te acostaras los llamé y les dije me quedaría donde Marissa porque mañana, ósea hoy, sus padres celebrarían su fiesta de aniversario con una parrillada en su casa y que el mejor regalo que les podría dar seria mi presencia. -Se jacto con una mirada sobrada.
-¡Wow! ¿Y se creyeron esa mentira?. -Respondió sonriendo y sorprendido.
-La única parte que es mentira es la del principio, y bueno en el final quizás exagere un poquito. Pero si celebraran una parrillada hoy en su casa. ¿Q-quieres ir?.
-Pregunto con esa expresión de niña inocente en su rostro a la cual ni él ni nadie podría decirle que no.
-¡Claro!. Sería estupendo. Pero hoy había quedado en jugar futbol con Cameron y...
-Tráelo. -Lo interrumpió la chica, sabiendo que a Marissa le iba a encantar ver a su amor secreto en la fiesta. -Aunque no me lo imagino jugando futbol pero está bien.
-Bueno es futbol en video juego pero no importa -Murmuro en voz baja. Aunque fuese su rutina de fin de semana, en ese casualmente no había planeado reunirse con él, pero sabía que sería una oportunidad perfecta para unirlo con la chica que tanto lo hacía suspirar, sin necesidad de que éste estuviese terriblemente enfermo y tuviera que pedirle un cuaderno prestado. -¡Genial!. Me vestiré para que lo pasemos buscando y vayamos.
-Emm Damo, creo que hay un detalle que resolver antes. -Interrumpió su trayectoria al cuarto y se miro de arriba a abajo señalando que no iría a la reunión vestida con su ropa.
-Oh claro. Ven, te prestare más ropa mía. Tengo unos pantalones que te deben quedar de muerte. -Bromeo mientras la invitaba a su cuarto pero ella lo interrumpió de nuevo.
-Ni creas que saldré disfrazada de ti a la calle. Tengo una mejor idea; me pondré la ropa que cargaba ayer e iremos al centro comercial a comprar una nueva. Porque no creo que ir a mi casa sea una opción ya que les dije que tenía todo conmigo y precisamente por eso me podía quedar donde Marissa. Así, ¿que dices, vamos?.
-Oh sí creo que esa es una mejor opción. Además si un persona se vera de muerte con mis pantalones seré solo yo. -Puso cara de presumido y se dirigió a su habitación, no sin antes voltear y guiñarle el ojo a la chica al mismo tiempo que le lanzaba un beso. Ella no pudo evitar nuevamente morirse de la risa, busco su ropa y se metió al baño de invitados para bañarse y vestirse.

Pasaron una tarde divertidísima en el centro comercial. Él le ayudo a escoger una linda muda de ropa para usar durante la parrillada; una blusa blanca, con un gorrito tejido rojo de los que a la chica tanto les gustaba usar, jeans, y unas toreritas rojas que hacían juego con el gorro -el muchacho al parecer tenia buenos gustos para la moda, cosa que a ella le encanto-.
Comieron fresas con chocolate y finalmente se marcharon a casa del nerd para pasarlo buscando.

-No Damian no iré. ¿Estas loco?. Ella siquiera me invito. ¿Que le voy a decir?. Tampoco le llevo un regalo a sus padres. -Refunfuñaba Cameron desde la puerta de su casa, mientras su amigo lo convencía.
-Ya Linds y yo le compramos un regalo de parte de los tres, tonto. Y Marissa si quiere que vayas. Vamos nerd esta es tu oportunidad. Sabes que quieres ir.
-¿Lindsay está esperando en el auto?. Más pena me da todavía. No iré.
-Si iras.
-Que NO.
-¡Que si!.
-¡Que no y fin de la discusión!
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

-Parece que no eres la única aquí que tiene un gran poder de convencimiento. -Dijo victorioso Damian a Lindsay en el auto, camino a casa de Marissa.
-¿Como hiciste para que viniera?. -Respondió sorprendida.
-Fácil, le dije que le cocinaría un pasticho y que le enseñaría unos trucos en el video juego de futbol. Pero la última parte es mentira. -Murmuro a la chica en un tono casi inaudible para que el caprichoso Cameron del asiento de atrás no escuchara.

La reunión no fue tan traumática para Cameron como el creía, todo lo contrario. Los cuatro comieron, conversaron y bromearon hasta más no poder -ya que fueron los últimos en irse de la fiesta-. Incluso éste pudo "hablar" con ella a solas, en ciertos momentos en los que Lindsay y Damian se marchaban a propósito con la excusa de buscar bebidas o algo por el estilo. Digo "hablar" entre comillas ya que el nerd lo que hacía mayormente era escucharla, no solo porque los nervios no lo dejaban decir mucho, sino que además amaba su voz.

Cuando ese magnifico día llego a su fin -y luego de dejar al ahora feliz nerd en su hogar- se encontraban Damian y Lindsay nuevamente en la puerta de su casa, deseando que la noche no terminara todavía. Ahí estaba ella en el asiento del copiloto, luchando contra las enormes ganas que tenia de cerrar aquel inolvidable fin de semana con un beso. Y el sin saber si era apropiado o no despedirse de esa manera, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. Para su fortuna -o no- nuevamente abrió la puerta de la casa el padre de Lindsay para poner fin a estas peleas mentales.
-Oh Dios mío no te bajes. ¡Hola papi!. Justo ya iba a entrar a la casa. -Saludo con voz nerviosa la chica mientras corría a abrazar a su padre y evitar mayores sospechas de su parte.
-Hola hija. ¿Quién te trajo y porque llevabas tanto tiempo en el carro?. -Decía intentando detallar el auto pero ella obstruía su mirada de cualquier forma posible. Lo menos que deseaba en ese momento es que él le agarrara mas idea aun a Damian, sin siquiera conocerlo.
-Nadie papi. Un compañero de estudio que me estaba dando unas pautas para una tarea pero ya se iba. -Se volteo y le hizo seña que arrancara pero no sin darle las gracias moviendo los labios y con una enorme sonrisa.
Aunque no pudo terminar la noche como el quería, el chico se sentía enormemente feliz. Había pasado uno de los mejores fines de semana desde que llego al continente y lo mejor de todo es que tenía la certeza de que esa chica lo haría vivir muchos momentos aun mejores. El sí que tenía la suerte irlandesa a su favor.