FanFic HeYa- "Coffee and Cigarettes"

Bueno, este es mi primer fic, así que no sean crueles. Y si quieren saber qué le pasa a Naya ya saben...!
Gracias por leer y perdón si tardo en subir el capítulo 2, que ando liada con los exámenes y la U.
Intentaré no tardar en subirlo ;)

CAPÍTULO 2:

Naya no se podía creer que estuviera llorando. En su cabeza maldecía una y otra vez a
Heather por haberla hecho romperse. Heather decía que era por su bien, pero a
Naya todo le daba igual, simplemente no quería llorar. Era increíble que se
aguantara el llanto desde que la llamaron a primera hora de la mañana hasta
ahora, a altas horas de la noche, y que en un segundo su amiga le hubiera hecho
bajar la guardia. Llevaba todo el día activa, grabando y moviéndose en el
estudio para no pensar en lo que le habían dicho por teléfono, y en un instante
todo su esfuerzo se desvaneció.

-¿Es por Valerie, verdad? La cara de Heather reflejaba empatía.

-No tienes derecho a preguntarme eso, y menos después de haberme evitado durante
todos estos meses. Le replicó Naya deshaciéndose de los brazos de Heather con
cierto desprecio.

-Vamos Naya, no digas tonterías, yo no te he evitado, simplemente he estado algo
atareada últimamente.

-¿De verdad esperas que me crea eso? Porque si es así es que no me conoces bien, y
me dolería mucho pensar eso. Naya alzó tanto la voz que por un momento
agradeció no estar en un lugar público, porque no se hubiera podido controlar
aunque lo hubiera intentado.

-Te conozco mejor que a nadie. Se defendió Heather intentando agarrarle las manos a
Naya.

-Ahora eres tú la que vas a tener que darme explicaciones a mí. Aunque no harán mucha
falta, porque la verdad es que lo tengo todo muy claro.

-¿A sí? ¿Todo muy claro? Pues explícame qué razones tendría yo para evitarte. Dijo
Heather ahora con un tono de enfado mayor.

-La noche de los Globos de Oro. En ese momento Heather realmente bajó la cabeza,
tanto que no veía la cara de Naya. Se mostró reacia a contestar y se alejó
hacia atrás.

-No quiero hablar de ese tema Nay.

-¿No se supone que hay que hablar las cosas? Naya estaba actuando por pura venganza,
aunque esta situación seguía sin proporcionarle consuelo alguno.

-Fue una noche cualquiera, no sé a qué te refieres. Heather bajó demasiado su tono
de voz.

-Me refiero a que me besaste, a eso me refiero. Sí Heather, deja de negarlo, me has
estado evitando durante meses porque una jodida noche me besaste y te gustó. Y
yo no tengo la culpa de ello. No me merezco perder a mi mejor amiga porque a
ella se le ocurrió besarme y mandarlo todo al garete. No me lo merezco. Naya
relató su última frase con tristeza en los ojos y la voz quebrada.

¿Y sabes qué? Sí, es por ella, por ella es que estoy tan hecha una mierda, por
Valerie. Por primera vez en toda la noche Naya se abrió y su tono de voz cambió
ligeramente, mostrando algo de alivio.

Heather seguía delante de ella, como si tratara de cerrarle las salidas, para que no
tuviera otra elección que desahogarse con ella. Sus manos ahora agarraban con
fuerza a las de Naya, en señal de apoyo.

-Debes olvidarla. Deja atrás los errores del pasado, lo que hiciste de joven no debe
import…

-Ha muerto. Dijo Naya tajantemente. Su voz sonaba rota, sin vida, como si le
hubieran arrancado una parte del alma.

Ha muerto con sólo 7 años. No me puedo creer que se haya ido y yo no haya podido
ni sostenerla en mis brazos una vez más. A la par que hablaba a Heather se le formaba
un nudo cada vez más grande en la garganta.

-¿Y sabes qué es lo mejor? Que no tengo derecho a despedirme de ella, porque no soy
su madre. Que gracias a un par de papeles viejos no debo ir a su maldito
entierro.

La cara de Heather se había quedado descompuesta, ahora era ella la que miraba al suelo
sin saber qué decir, realmente se sentía mal por lo que le estaba pasando a
Naya, pero no sabía cómo decírselo, no sabía cómo consolarla.

Entonces Heather levantó bien la cabeza, su amiga debía saber que ella iba a estar allí
para apoyarla. Miró a Naya a la cara y la guio hasta el sofá.

-Lo siento mucho. Fue el “lo siento” más sincero de toda su vida, y también el más
dolido.

Naya no necesitó nada más, sabía que podía contar con ella, y sabía que sería difícil
superar el hecho de que había perdido a Valerie, su hija. Se sentó en el sofá y
lentamente apoyó su cabeza en las piernas de Heather. Esta le correspondió
tapando del frío a su amiga, a su confidente. Ahora sí, Naya pudo cerrar los ojos sin pensar en nada,
simplemente en dormir.


Bueno, al final no he tardado tanto. El fic sigue algo dramático, pero prometo que se relajará el ambiente en los siguientes capítulos. Gracias por leer ;)

Bueno, antes de nada quiero aclarar un detalle que me han preguntado varias personas. Naya Rivera tiene actualmente 25 años, pero en mi fic tiene unos 24. Si su hija tenía 7 años...hagan cuentas! Tendría unos 17 años cuando la tuvo.
Disfruten el capítulo!

CAPÍTULO 3 (“Sienta demasiado bien”):

FLASHBACK:

En California todo el mundo se preparaba para el gran acontecimiento. A unas horas
de la gran ceremonia de los Globos de oro todos hacían sus quinielas para
conocer quiénes serían los premiados de la noche.

Desde que la había llamado Ryan para comunicarle que habían ganado el premio a Mejor
serie de televisión-comedia o musical su sonrisa no se había borrado de su cara. Llevaba horas
telefoneándose con sus compañeros de la serie y aún no acababa de creérselo.

¿Cómo podía ser que a una bailarina a la que habían llamado un día cualquiera para
enseñar una coreografía le fueran a entregar un premio de esa categoría? Aún no
era realista en cuanto al alcance de su fama ni de las reacciones que provocaba
en sus fans.

Estaba tan feliz por sus logros en su vida profesional que ni siquiera le daba
importancia a su pésima situación sentimental, hecho que agravaba más esa
relación. Su relación con Taylor hacía tiempo que no iba por buen camino, y los
dos lo sabían. Heather siempre se mostraba indiferente cuando hablaban de ese
tema y era Taylor el que insistía y realmente quería esforzarse en arreglar sus
problemas. El mal ambiente en casa se traducía en discusiones, cada vez más
numerosas, en donde los dos se enzarzaban en largas peleas, en la cuáles se
echaban todo en cara.

Para Heather ya no había solución, se había acabado el amor, o quizás nunca lo hubo,
y es que la rubia no recordaba que ninguno de los chicos con los que había
estado anteriormente le proporcionaran lo que en las películas llamaban “amor”.
Ella los había querido, sí, e incluso había pasado con alguno, como con Taylor,
los mejores momentos de su vida, pero a pesar de todo no le habían dejado
huella, ni marcado. Heather Morris aún no se había enamorado.

Alrededor del recinto donde se iba a celebrar la ceremonia de los tan aclamados premios,
se extendía una multitud de fans, ansiosos y rebosantes de alegría que gritaban
a cada limusina que aparcaba en frente de la famosa alfombra roja. Heather
estaba impaciente, sentada en el interior de la limusina. Había elegido para la
ocasión un precioso vestido largo en color beige.

La famosa Naya Rivera, que se sentaba a su lado en el automóvil, relucía una gran
felicidad en sus ojos. Llevaba para la ocasión un largo vestido en tono rosa
palo, con un escote en forma de corazón que le resaltaba sus pechos. La actriz
no se podía creer dónde estaba sentada ni lo que iba a pasar esta noche. Le era
imposible de explicar la sensación que sentía después de pasar años de
frustración a la busca de un papel digno en la televisión, al verse ahora,
galardonada con uno de los mayores premios de la televisión.

Al bajarse de la limusina los focos actuaron con rapidez y los fans reaccionaron
al instante.

-¿Hemo, se puede saber dónde están los demás? Le gritó a su amiga para que la escuchara
a pesar de los gritos ensordecedores.

No le dio tiempo a responder ya que de repente llegaron varias limusinas con el resto
del elenco.

Poco a poco fueron saliendo de los autos y tras pasar la alfombra se dirigieron al
recinto donde les esperaba su tan deseado galardón.

Al finalizar la ceremonia, la famosa artista Madonna había decidido celebrar, ese
año, una fiesta privada, a la que, los actores de Glee, por ser los más
populares ese año, estaban invitados.

-No me puedo creer que estemos en casa de la mismísima Madonna. Exclamaba Lea una y
otra vez. Pero mírala qué poderío tiene, y el vestido…¡Es perfecto! Les
comentaba a sus amigos mientras ojeaba a la artista desde lejos.

-Me parece genial, pero yo quiero saber dónde está la barra libre de bebidas. Dijo
Mark buscando en la gran sala donde estaba teniendo lugar la fiesta.

Todos se rieron de su compañero y poco a poco fueron entrando en calor. La bebida
fluía por todos los actores y la música los animaba a no bajar el ánimo.

Heather estaba en la cumbre, mostraba una y otra vez sus pasos de baile, y el alcohol
hacía ya un rato que había actuado en ella. Sus movimientos no pasaban
desapercibidos mientas estaba subida en una de las tarimas. Su cuerpo
estilizado se marcaba en el ceñido vestido que se había cambiado para bailar
cómodamente.

Naya, que charlaba con Dianna en la barra, tampoco se daba cuenta del efecto que le causaba el alcohol y reía como una joven adolescente. Giró la cabeza y pudo ver a los restantes componentes del elenco bailando y divirtiéndose. Pero la impresión se la llevó cuando alzó la mirada a una de las tarimas y vio a su amiga completamente desinhibida, sin
vergüenzas.

Sonrió y se acercó al lado de la tarina, dejando a Dianna hablando con Cory. Heather la saludó desde arriba y le tendió
una mano. Naya se negaba a subir, pero la rubia alcanzó el brazo de su amiga y
la subió con un movimiento rápido. La morena estaba animada también y acompañó
a Heather en el baile. Se lo estaba pasando genial y su amiga bailarina estaba
realmente sexy. Naya la miraba de arriba abajo mientras bailaban y adoraba el
cuerpo fibroso de la rubia. No podía evitar pensar en ella en situaciones
sucias y calientes pero lo relacionó con que había bebido demasiado y que era
normal en esa situación. Heather la agarraba continuamente a la cintura y Naya
le respondía agarrándola también.

Llevaban horas bailando y para ellas parecían minutos.

-Necesito algo de aire. Le gritó Naya a Heather al oído.

La rubia asintió y decidieron salir a una de las terrazas que había al aire libre.

-¡Qué locura! Creo que he bebido demasiado, se quejó Heather mientras se apoyaba en el balcón de la terraza.

-¿Estás bien Hemo? Naya estaba bastante ebria, pero se daba cuenta del estado de Heather.

-Solo necesito sentarme. Dijo ella mientras las dos se acercaban a unos cómodos sofás situados en el medio de la terraza.

Heather apoyó la cabeza en el hombro de Naya.

-Aún no me has contado por qué no has traído a Taylor contigo. Preguntó Naya.

-Bueno, para qué mentir, como te habrás dado cuenta lo he dejado.

Naya abrió sus ojos en señal de sorpresa.

-Y lo peor es que lo he dejado esta misma noche.

-¿Está noche? La latina no se lo creía.

-Hacía meses que no íbamos a ninguna parte Nay, sé que tú me lo notabas. Dijo mientras levantaba la cabeza del hombro de la morena y la miraba a la cara.

-Bueno, tengo que admitir, que sí, lo notaba bastante. Le dijo Naya.

Vaya, realmente la morena estaba guapa aquella noche, pensó Heather mirándola a los ojos.

-La Luna hace buena combinación con tus ojos. Susurró la rubia en un acto de completa valentía.

-¿Qué has dicho? Naya se sonrojó e hizo como si no la hubiera escuchado.

-Nada. Heather bajó la cabeza mientras una sonrisa se dibujaba en su cara.

-Bueno, dejando a un lado que estás ebria, veo que llevas la situación bastante bien. Se sinceró Naya.

-Lo quería pero no había amor, y nunca me di cuenta, aunque sabía que algo iba mal.

-Bueno, si te soy sincera, nunca lo he visto suficientemente bueno para ti. La morena no mentía.

-¿A no? Heather se rio. ¿Y entonces quién es lo suficiente bueno para mí? Volvió a reírse. ¿Eres tú lo suficientemente
buena?

-Bueno, no he dicho eso. No me refería a que…

Naya no pudo acabar su frase, Heather la había callado con un beso en los labios. La morena estaba quieta, no se movía, era la rubia la que llevaba la iniciativa. Sus labios recorrían con pasión los de la latina, y su lengua se movía con lentitud de acuerdo con la de Naya.

Entonces la morena reaccionó y se separó de golpe.

-Heather, ¿qué estamos haciendo?

La rubia se ruborizó.

-No lo sé, pero sienta demasiado bien.

CAPÍTULO 4 (“Yo la crearé por ti”):

Naya abrió lentamente los ojos debido a la luz que entraba por la única ventana del estudio. Había dormido toda la noche de golpe y no se lo podía creer. Levantó ligeramente la cabeza y pudo ver a Heather sentada, durmiendo, con la cabeza ligeramente inclinada. Había estado toda la noche con la cabeza encima de las piernas de la rubia y ésta ni siquiera cambió su posición, se había quedado toda la noche haciéndole compañía. Naya bostezó y la volvió a mirar fijamente. Le gustaba verla dormir. La luz que se colaba por la ventana se reflejaba en su cabello rubio y en su blanca piel, dándole un aspecto angelical.

La morena sabía qué día era aquel, el día del funeral de Valerie. El día anterior la había telefoneado la madre adoptiva de su hija para comunicarle la triste noticia.

FLASHBACK

-¿Naya Rivera?

-Sí, esa soy yo. Contestó la morena por su móvil.

-Soy Julia.

Las dos se quedaron en silencio. Naya no supo qué decir después de haber escuchado aquel nombre.

-Estuve pensando en llamar a tu asistente para que él te diera la noticia pero no me parecía correcto. Julia hablaba con torno firme y guardando las distancias.

-¿Ha pasado algo? ¿Valerie está bien? La cara de Naya cambió de sorpresa a terror.

-De eso quería hablarte. Julia seguía con el tono frío, ni siquiera se notaba la pena en su voz.

-Dime Julia. Naya cada vez estaba más preocupada.

-Valerie ha fallecido. Julia seguía fría, sin dolor alguno.

La latina sintió como si le faltara el aire, de verdad le faltaba. Por un momento dejó de sentir, su mano ya no sentía el
teléfono y perdió por completo el sentido del oído.

-¿Sigue ahí Naya?

Ésta se aclaró la voz, aguantó el achaque y respondió.

-¿Qué le ha pasado?

-Mire lo siento mucho, pero no tengo tiempo de darle explicaciones sobre el tema.

-¿Qué no tiene tiempo? Por el amor de dios. Dime algo, ¿dónde será el funeral?

-Será mañana a la una de la tarde en el cementerio de Evergreen, en el Este de L.A. Pero la familia de Valerie y yo, su
madre, no te queremos allí. No intentes acudir porque no serás bien recibida. Tenemos seguridad y se encargarán de que no entres. Además, si lo intentas, la prensa se enterará de que tenías una hija y que, con sólo 17 años, la diste en adopción, y eso, no te conviene, ¿verdad?

Naya colgó el teléfono de repente. No quería seguir escuchando a esa mujer. Si hubiera conocido bien a Julia antes de tener a Valerie, nunca la hubiera dado en adopción a esa persona tan horrenda. Pero a los 17 años no te das cuenta de lo que de verdad importa y ella sólo había buscado a una familia adinerada que le pudiera dar un buen futuro a su hija. Y eso era lo que había encontrado en la familia Hurtado, gente con poder y dinero a expensas. El matrimonio Hurtado llevaba años intentando tener un hijo sin éxito, y habían encontrado en la joven Naya la solución a sus problemas.

Cuando Naya se hizo conocida en el mundo de la televisión, la familia Hurtado prometió no decir nada a la prensa y lo habían cumplido a rajatabla. A cambio Naya Rivera no podría buscar a su hija ni tener una relación con ella, hecho que la morena no había cumplido del todo, y ella lo sabía.

FIN DEL FLASHBACK


Heather movió lentamente la cabeza y abrió sus ojos. Naya estaba de espaldas arreglándose el pelo y cuando se giró, miró a su amiga y le dedicó una amplia sonrisa.

-Gracias por quedarte Hemo.

La rubia movió su cuello y se quejó delicadamente.

-¿Te duele? Has dormido así toda la noche. No tenías porque Hemo, en serio.

-Oh, no ha sido nada, te lo debía por haberte evitado todo este tiempo, he sido una cobarde. Además, soy tu mejor amiga, qué menos que quedarme.

Naya no quería volver a sacarle a su amiga el tema del beso, así que no habló durante unos segundos.

-¿Quieres que te acompañe hoy Nay? Heather se estaba incorporando y se levantó del sofá.

-¿Acompañarme? ¿A dónde?

-Al funeral, no me importará ir contigo si lo necesitas.

-Hemo, su madre me ha amenazado con avisar a la prensa si voy, además aunque no la avise ella, si alguien me ve se acabarán enterando. Dijo Naya bajando la cabeza con la voz rota.

-Es muy injusto. Se quejó Heather.

-No es injusto, simplemente soy una cobarde por no ir.

-Oh, vamos Nay, no te culpes, yo actuaría igual en tu situación. Heather realmente sentía que su amiga no pudiera acudir pero la entendía perfectamente.

-No me intentes consolar. Dijo Naya tristemente. No servirá.

De repente Heather dio un salto, cogió su chaqueta y agarró a Naya por el brazo.

-¿Qué haces? Gritó Naya.

-No irás al funeral, perfecto, pero algo podremos hacer. A Heather se le había ocurrido algo que creía que confortaría a su mejor amiga.

Montó a Naya en su coche y la llevó a casa.

-Dúchate, vístete y come. Vendré a buscarte a la tarde, ¿vale? Se despidió Heather en el coche.

Naya no sabía a qué se refería su amiga, pero aceptó y salió del coche para dirigirse a su apartamento.

Al llegar a casa Heather hizo un par de llamadas por teléfono.

Por la tarde, la rubia paró en una floristería de camino al apartamento de la morena, y luego, siguió su ruta.

-¿A dónde me llevas Hemo? Preguntaba Naya sentada en el coche.

-Ya lo verás, espero que no te parezca nada de mal gusto, sólo quiero que tengas tu despedida. Contestó Heather mientras conducía.

Heather giró de golpe y Naya puedo leer en un letrero a dónde se dirigían. Al cementerio.

-¿Cómo sabías en qué cementerio estaba? Preguntó Naya extrañada.

-Bueno, por la noche, mientras dormías, no parabas de decir que tenías que ir a Evergreen.

-Pero el funeral fue hace horas, por la mañana, son las cinco de la tarde Hemo.

-Lo sé. Así no hay peligro de prensa, ¿no crees? Heather miró a su amiga dedicándole una bonita sonrisa.

La rubia aparcó y las dos se bajaron del coche.

-Bueno, si quieres una despedida, yo la crearé por ti. Heather miraba al fondo del cementerio.

-¿A qué te refieres Hemo?

Se dio cuenta a lo que se refería cuando tras andar unos pasos pudo ver a sus hermanos, a Mychal y a Nickayla, y a uno de sus mejores amigos y compañero Mark Salling. Todos estaban alrededor de una de la tumbas del cementerio esperando por ellas.

-Tus padres están de viaje. Sólo avisé a la gente que sabe quién es Valerie. Heather miró a Naya a la cara y le entregó las flores que había comprado en la floristería de camino a casa de Naya.

-Hemo yo… Naya no sabía qué decir, estaba impresionada.

-Son para que se las coloques a ella, espero que te gusten.

Naya cogió las flores y abrazó a la rubia, lo hizo tan fuerte que ésta la tuvo que separar de su cuerpo.

La morena saludó y besó a cada uno de sus hermanos y a Mark, el único de sus compañeros que sabía de la existencia de Valerie.

Naya repartió una flor a cada uno de los allí presentes y comenzó a hablar:

“Querida Valerie, quizás no me conozcas, porque nunca te han hablado de mí, pero yo a ti sí te conozco. Yo soy Naya, Naya Rivera, tu madre. Te he buscado un tiempo y te encontré, pero el destino no me dio tiempo a conocerte, ni a explicarte por qué no pude estar contigo, y no es justo.”

La latina tenía los ojos empapados y una lágrima caía lentamente por su morena cara.

“Yo tenía diecisiete años Valerie, era muy joven para ser madre. Si aún ahora, a mi edad no me siento preparada para serlo, con diecisiete estaba aterrada, tenía miedo de no poder con toda la responsabilidad, de no ser capaz de darte todo el cuidado y el amor que un hijo requiere. Sólo espero que tu familia adoptiva te diera todo el amor que yo no te pude dar durante estos siete años. Espero y deseo que hubieras sido feliz y que te hubieras sentido querida.

Nos veremos ahí arriba. Pero aún no.”

Heather no pudo aguantar las lágrimas tampoco.

Uno a uno fueron todos depositando su rosa en la tumba y por último Naya depositó el resto del ramo. Lanzó un beso y se abrazó a sus hermanos.

Aquel, sin duda, fue el primer día que Naya sintió que tenía la conciencia limpia.

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Bueno, primero aclararé que no tenía pensado escribir sobre el funeral de Valerie, era un detalle que daba por pasado en la historia, pero alguien me comentó que quería saber por qué no dejaban a Naya acudir al funeral...y surgió el capítulo.
También mencionaré que un poco el tema surgió debido a una conversación con Cae...en donde yo me quejaba de que se me da fatal hacer escenas cargadas de emoción o sentimientos, que soy muy fría. Pero prometí que aprendería a hacerlas! Así que decidí que lo intentaría en este capítulo.
Espero que os guste y gracias por leer, sobretodo por comentar, hacéis que me anime a seguir el fic y no dejarlo tirado ;)