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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por logan martinez Lun Abr 01, 2013 10:42 pm

lala yo otra vez por quie :D creo que Vladimer quiere algo con kurt [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 198051738 pero yo se que no lo permitiras nosotros quermos KLAINE y lo de Marley me quede con la intigo que va a hacer D: espero tu actualizacion
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Invitado Sáb Abr 20, 2013 11:54 pm

alexa-unicornio-15 escribió:Tu Fic simplemente me encanta :)
Sigo con la duda de que estaran bucando esa "gente" (no se como llamarlos) por ejemplo: a que mandaron a Marley :S
ACTULIZA PRONTO SI :)
NO TARDES :)


Hola Alexa. Muchas gracias por tu comentario. Bueno, lo que buscan esas personas ya lo estaré desarrollando más adelante, por ahora aún es secreto. Marley será pieza importante para una situación bastante interesante que les traeré en el siguiente capítulo.

¡Gracias por leer!

Mary Alexander escribió:a todos los buenos escritores, siempre les fallan sus computadoras, ya es una maldición :P

me encanto, como siempre ^^

¡Gracias por lo de buen escritor! Me halaga saber me consdieres buena haciendo estas cosas. Y como siempre, yo encantada de leerte por aquí Mary Alexander. ¡Gracias por comentar!


Kenigal escribió:siii al fin.
tengo que admitir que me encanta que Marly este en el fic es genial.
Dios Bladimir esta interesado en Kurt no lo creo en que se acaba de meter jajajajajajajajajajaja.
he
conocido hermanos pacientes pero Finn bate récord no se como no se
aburre atribuyo eso al cariño que le tiene a Kurt, y su padre me
recuerda al mio cuando no llamo jajajajajajajajaja.
me encanta tu fic soy adicto a el esta genial gracias por escribir.



¡Hola Kenigal! Lamento tanto la tardanza pero mis obligaciones escolares me han tenido sumamente ocupada. ¡Sí! Vladimir se interesará por Kurt, pero su relacion será bastante extraña, por decirlo de alguna manera. Finn quiere mucho a Kurt y tengo planeadas viaras escenas para ellos dos más adelante. Y Burt papá oso...es el mejor padre del mundo.

¡Gracias a ti Kenigal por ser fiel al fic y continuar leyendo mis locuras!


natty2208 escribió:Hola!!!! muy buen capitulo, quiero que Kurt busque a
Blaine para conversar de lo que sucedió...Blaine esta muy lastimado?
digo físicamente.... así como para que se ausente de las clases... o por
lo menos para que Kurt se de cuenta indirectamente de lo que pudo haber
hecho Blaine...Eso. Saludos y gracias por escribir :D


Lo primero que pensé cuando vi tu mensaje fue: ¡Oh Dios Mio!

No podía creer que una escritora tan buena como tu decidiera leer mi fic. ¡Realmente me emocioné bastante. Bueno, algo de lo que mencionas lo podrás ver en este capítulo y espero te guste. ¡Gracias a ti por comentar!


logan martinez escribió:lala yo otra vez por quie :D creo que Vladimer quiere algo con kurt [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 198051738
pero yo se que no lo permitiras nosotros quermos KLAINE y lo de Marley
me quede con la intigo que va a hacer D: espero tu
actualizacion

Hola Logan, me agrada mucho verte por aquí. Pues, la verdad Vlad jugará un papel muy importante en el fic, ya lo verás conforme avance la historia. Marley, pues digamos hará cosillas bastante malas. En fin, gracias por comentar.
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cerrado XIII

Mensaje por Invitado Dom Abr 21, 2013 12:26 am

Advertencia:Este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, basado en el cómic de X Men. Contendrá Original Character, Out of Character y Slash. Nada referente a Glee, Fox o Marvel Comics me pertenece.

Agradecimientos especiales: A Le Fay Morgana por ser mi Beta, soportar mis atrasos y todas mis dudas existenciales. De verdad me siento muy contenta de que siempre estés ahí para aconsejarme sobre cómo llevar el fic. Sin ti, esta historia sería un verdadero desastre.



Capítulo XIII
“Honesty"



Claudio, era el tío de Calígula e hijo de Antonia la Menor y Nerón Claudio Druso. Posteriormente a que Calígula fuese asesinado, la Guardia Pretoriana le proclamó emperador, frustrando así los planes que Casio Querea maquinaba para asesinar a los miembros de la familia imperial y restaurar nuevamente la República— Blaine explicaba utilizando un tono alto, claro y firme mientras impartía su clase de Historia Antigua, permitiéndoles a los estudiantes presentes escucharle sin mayores dificultades—. Jóvenes, ¿quién puede decirme por qué Claudio se mantuvo alejado de la política?

Varias manos se alzaron en el aire, buscando llamar la atención. Recorriendo cada parte del aula evitando detenerse en Kurt, eligió una al azar. Muy tarde se dio cuenta se trataba de Rachel Berry, quien por lo general solía explayarse demasiado cada que se proponía hablar sobre cualquier cosa—. Fue porque padecía de cojera, tartamudez, numerosas enfermedades respiratorias así como también de un carácter demasiado tímido —explicó ella con aires de sabelotodo provocando ciertas muecas fastidiadas entre todos los demás.

—Eso es correcto, señorita Berry — añadió ajustándose las gafas sobre el puente de la nariz, ganándose una sonrisa complacida de la joven—. Ahora, si abren sus libros de texto en el capítulo número seis encontrarán que su nombramiento se realizó con la aprobación del Senado —Blaine les dio la espalda y comenzó a anotar palabras clave en la pizarra ubicada justo tres pasos detrás, ignorando así por completo esas incómodas miradas ocasionales que Hummel le dirigía.

Kurt por otra parte, ya no podía soportarlo más tiempo.

Generalmente, apreciaba bastante el hecho de que en Dalton el nivel educativo fuese mucho más alto comparado con Mckinley, donde si tenían suerte, los demás aprendían los conocimientos básicos necesarios. Sin embargo, compartir espacio con Blaine en una misma habitación comenzaba a ponerlo muy nervioso. Bueno, no es que los dos estuviesen solos, de hecho había otros quince estudiantes haciéndoles compañía, aún así, tal sensación incómoda continuaba siendo la misma.

Fingiendo tomar notas de algo relacionado con un ensayo sobre la dinastía Julio-Claudia, el joven Hummel suspiró pesadamente, buscando liberar tensiones. No lo logró nada, para su desgracia. Apartando los libros con evidente fastidio, se preguntó por qué rayos tenía tan presente al profesor en sus pensamientos. Casi podía compararlo a esa ocasión en que Blaine interfirió en su mente con excusa de enseñarle control durante unas clases particulares que él jamás pidió.

Claro, recordaba haber ocasionado graves pérdidas materiales e incluso alguien resultó herido. ¿Y qué? Ellos tampoco lo trataron tan delicadamente nada más se necesitó hacerle entrar en razón. Ese tal Smythe aún le debía un golpe. Como fuera, Kurt se dijo malhumorado, el punto ahora era que notaba demasiado a Blaine psíquicamente hablando. ¿Acaso él hizo algo cuando se puso histérico ante su descomunal falta de autocontrol tres días atrás? Sólo así explicaría las voces se hubiesen marchado tan de pronto, brindándole cierta tranquilidad.

Si así fuese el caso, ¿Por qué? ¿Le provocaría repercusiones después?

El sonido de la campana resonando lo sacó de sus propios pensamientos. Ignorando todo el barullo de sillas moviéndose, diferentes gargantas hablando casi al mismo tiempo y pies dirigiéndose hacia afuera, reunió sus pertenencias organizándolas dentro del bolso que utilizaba a diario.

—Kurt —llamó Blaine, y a oídos del castaño sonó extraño debido a la formalidad empleada—. ¿Podrías quedarte un momento, por favor?

Los únicos dos chicos presentes le miraron brevemente antes de marcharse, dejándolos solos. Bien. Kurt encontró la ocasión perfecta para exigir respuestas. Sin entrometidos ni interrupciones. Sólo ellos dos—. ¿Qué quieres? —preguntó bajando los pequeños peldaños que dividían las cuatro filas donde se encontraban acomodados los pupitres en línea recta.

Blaine, prestándole atención a la entrada del aula prosiguió a cerrarla. La delgada puerta de madera se movió produciendo un ligero clic —. Necesito hablar contigo.

—Curioso, yo también —murmuró cruzándose ambos brazos sobre el pecho, mostrándose aun así renuente—. Exijo saber qué demonios me hiciste.

— ¿Disculpa? —dijo entre confundido y sorprendido. Sensaciones nada agradables porque como adulto mucho más experimentado debería mantener controlada la conversación, guiándola hacia donde creía conveniente. No era buena idea interpretar semejante comentario de tantas maneras diferentes—. Necesitas ser más específico, Kurt.

—Ya oíste —Kurt no repetiría lo mismo dos veces. Dejando los juegos, colocó su mochila sobre el escritorio del profesor sin importarle demasiado que el material didáctico todavía estuviese ahí, luego, con el índice se golpeó dos veces la sien derecha—. He creído sentirte aquí durante días, Anderson.

Blaine dejó escapar un prolongado suspiro. Sonaría raro pero le sucedía exactamente igual—. ¿Qué tanto recuerdas del incidente ocurrido el lunes?

Los ojos del castaño se estrecharon desconfiados—. Dímelo tú —retó levantando la barbilla varios centímetros—. Me dijeron que estuviste ahí.

—Sí, así como también otros dos profesores más —se defendió mientras pensaba cuál de los dos (Bulgákov o Montgomery) había sido el chismoso. En ningún momento consideró Santana o Sebastián pudiesen hacerlo, tampoco Mercedes, Sam ni mucho menos Artie. Ellos jamás dirían nada sin consultarlo con él primero. Entonces, arriesgándose comenzó a explicar—. Ese día, Wesley Montgomery acudió al área de profesores pidiendo ayuda para ti —dijo calmado—. Para cuando llegamos al jardín del ala oeste fue bastante obvio que sufrías un ataque. Tus poderes estaban fuera de control.

—No recuerdo eso.

—Lógico considerando las circunstancias —apoyándose contra el escritorio, continuó—: Hablamos brevemente, dijiste escuchabas voces en todas partes y querías detenerlas. Yo te mostré la manera de lograrlo —Blaine creyó mala señal verle fruncir el entrecejo—. Fue difícil pero conseguí inducirte a un estado menos “turbado”.

—Me dejaste inconsciente —era una afirmación, no una pregunta.

—Básicamente —afirmó moviendo las manos como si balanceara algo liviano entre ellas—. Te llevamos a la enfermería. Mercedes, nuestro médico que conociste antes del…—incómodo, eligió otras palabras evitando así mencionar el asunto del beso robado. Kurt pareció no importarle, así que prosiguió—, antes de nuestro primer incidente suscitado en mi oficina. Ella, evaluándote, confirmó que físicamente te encontrabas bien, pero tus ondas cerebrales reflejaban ciertas irregularidades —Kurt hizo una mueca demostrando cierta duda—. Tranquilo, nada severo —lo calmó —. También creyó necesario sedarte, brindándote así mayor estabilidad tanto física como mental.

— ¿Quién consintió tal decisión? —le interesó saber demostrando su descontento—. Todavía soy menor de edad —le recordó con acidez—, necesariamente mis padres deben autorizar el que me administren medicamentos cuyos posibles efectos pudiesen provocarme cualquier secuela.

—Sólo era un sedante —murmuró masajeándose la frente—. Si te hace sentir mejor, puedo hablar con tu padre llegado el momento—dijo con firmeza demostrando lo decía muy en serio—. Pero eso no es lo más importante —Blaine hundió las manos en ambos bolcillos del pantalón que llevaba puesto—. Eres un nivel alto, Kurt. Tus poderes pueden convertirse en un riesgo en cualquier momento si no sabes controlarlos.

—Nada extraño me había sucedido hasta el día en que te conocí —lo acusó mordaz—. Fuiste tú quien me persuadió de venir aquí, me convenciste de que la solución podría encontrarla entre estos muros —extendió ambos brazos resaltando la oración—. ¿Y qué sucedió? ¡Nada bueno! Ya casi no logro mantenerme equilibrado y justo cuando creo consigo hacerlo, apareces derrumbando todo por cuanto he trabajado.

—Lo lamento —Blaine ofreció disculpas sinceras, sin embargo, dada a su naturaleza desconfiada Kurt se resistía a creerle—. Escucha Kurt, yo nunca te haría daño. Quiero lo mejor para ti, por eso… —dudó varios segundos. Ser honesto estaba resultando ser algo horrible—buscando protegerte intenté colocarte un sello.

—Espera —dijo haciendo la señal universal de alto —. ¿Qué cosa?

—Psíquicamente alineé nuestras mentes —titubeó —. Pretendía aislar cierta cantidad de tus habilidades permitiéndote así dominarlos por completo nada más iniciaras con un entrenamiento adecuado. Yo…

—Basta —pidió con voz helada e inflexible.

—A diferencia de la primera vez, sólo busqué una manera segura de imponerte esa restricción sin afectarte.

—¡He dicho suficiente! —Gritó, ocasionándole a Blaine un sobresalto haciéndole callar al instante—. ¿Quién te crees que eres, Anderson? —Exigió saber—. ¿Quién demonios te ha dado derecho sobre mí?

—Kurt—quiso explicarse, demostrarle que los motivos fueron los mejores, pero Kurt estaba enojado. Demasiado enojado. Imposible hacerle entender.

—¡No! —Furioso, tomó su mochila ajustándosela quizá con demasiada brusquedad—. Te quiero lejos de mí ¿entiendes? —retrocedió dos pasos imponiendo distancia—. Sólo me has provocado problemas —sin esperar ninguna respuesta, caminó hacia la salida del salón—. Me largo de esta escuela.

Blaine tardó en reaccionar ante la huida del castaño y, cuando lo hizo, casi necesitó correr para obstruirle el paso evitándole así marcharse —. Todavía no terminamos.

—¡Quítate! —siseó con peligrosidad negándose a escuchar nada más—. Ya no soporto estar aquí, tampoco aguanto tu presencia y mucho menos tolero esa maldita insistencia tuya por meterte en todos mis asuntos.

—¡¿Por qué eres tan terco?! —Kurt resintió tanto la pregunta que un escalofriante rabia le nubló el juicio. Inconscientemente, avanzó varios pasos obligando al profesor a retroceder hasta desequilíbralo y casi hacerlo tropezar contra dos pupitres cercanos, sin embargo, la determinación de Blaine no menguó, más bien tuvo el efecto inverso. Aún mantenía ese brillo decidido en sus ojos dándole a entender al joven de Lima haría cualquier cosa por convencerle—. ¿Acaso crees que somos los únicos que sabemos que existen personas con habilidades especiales?

—¡No me interesa! —replicó Hummel. Tenía todos los músculos del cuerpo tensos, temblaba y apretaba ambas manos en sendos puños que llegó a sentir el ligero escozor ocasionado por sus propias uñas. Le importó poco, sólo necesitaba salir antes de cometer cualquier tontería.

—Debería, Kurt. Aquí en Dalton nosotros les enseñamos las bases necesarias para enfrentarse al mundo sin obligarles a hacer nada que no quieran—imitando con sincronía los movimientos de Kurt, le impidió nuevamente escapar—. Ellos por el contrario sólo reclutan a chicos ingenuos, inexpertos y emocionalmente inestables utilizándoles como mejor creen conveniente importándoles poco si viven o mueren. ¿Eso deseas? —le preguntó desesperado al castaño cuyo semblante se veía cada vez más descompuesto—. ¿Buscas someterte a las ambiciones de otros y luego terminar desechado cual objeto nada más les seas innecesario?

—¡¿Acaso estás sordo?! ¡No te concierne lo que yo haga!

—¡Sí, sí me importa! —ya ofuscado, Blaine contraatacó acercándose hasta situarse a escasos centímetros del joven telépata, evidenciando la ínfima diferencia entre estaturas—. Yo sé qué se siente ser utilizado, ser tratado cual basura sin valor viviendo cada maldito segundo del día arriesgándote por sujetos cuyos inexistentes escrúpulos les permiten dormir por las noches—respirando agitado, sujetó a Kurt de los hombros con firmeza—. Si eso sucedió conmigo siendo nivel medio, ni siquiera puedo concebir imaginar qué harán contigo. ¡Dios! ¿Acaso no lo ves? Nada más abandones Dalton te les estarás entregando en bandeja de plata.

Kurt vio verdad sincera en los ojos café de Blaine y eso lo aterrorizó. Nunca antes había tenido soporte alguno referente a sus habilidades antes. Durante años lidió con dudas e inseguridades, incapaz de hablar abiertamente sobre ello, ni siquiera con su padre. Aun cuando siempre solía mostrarse fuerte, demostrando inflexibilidad absoluta hacia casi cualquier persona, estaba aterrado de que su familia al enterarse lo etiquetara como el fenómeno que siempre sintió era. Podría soportarlo viniendo de cualquier otra persona, pero de Carole, Finn y su padre, nunca. Así, acostumbrado a resolver solo cualquier problema relacionado con su poder, le parecía inaudito recibir ayuda. ¡Le hacía sentirse vulnerable!

Y cuando no sabía cómo reaccionar ante ciertas situaciones, terminaba cerrándose emocionalmente.

—Ya soy grande, cuidarme solo y no te necesito—zafándose del agarre que Blaine aún mantenía sobre sus hombros, agregó sarcástico—. Ésta es mi vida, la manera de llevarla o las decisiones que tomó no veo cómo pueden relacionarse contigo.

—Eres demasiado joven Kurt —dijo moviendo la cabeza negativamente—. Quedándote aquí estarás seguro, aprenderás a llevar una vida normal e incluso sabrás adaptarte al mundo real.

— ¡No soy normal!

— ¡Lo serás siempre y cuando no te marches! —A esas alturas de la conversación Blaine ya parecía angustiado debido a que poco a poco se le acababan los argumentos—. Por favor Kurt, permíteme ser tu mentor—rogó—. Bríndame la oportunidad de enseñarte todo cuanto he aprendido hasta ahora y así seas capaz de protegerte a ti mismo.

Blaine quiso tomarle la mano, sin embargo, Kurt rehuyó cualquier contacto físico, porque lo confundían todas esas sensaciones que afloraban nada más tenía contacto con el otro hombre—. No me toques —entonces, sacando ventaja del momento logró evadir al profesor y prácticamente huyó hacia la puerta—. ¿Sabes qué creo? —mustió deteniéndose breves instantes sin mirarle—. No te interesa realmente esa basura barata de ayudarme a ser “normal”. Más bien considero intentas redimir tus propios errores conmigo Anderson.

Sin más, abandonó el sitio dando un fuerte portazo.

Blaine cerró los ojos sintiéndose cien años más cansado. Apretando la mandíbula, dio rienda suelta a su frustración y arrojó lejos dos pupitres utilizando su poder ocasionando bastante ruido cuando estos chocaron contra el suelo. Respirando agitadamente, se pasó los dedos entre el cabello lleno de gel. Se sentía estúpido. Ninguno de sus esfuerzos daba resultados con Kurt, quien se empecinaba en imponer gruesos muros entre los dos alejándolos más y más. ¿Qué más podía hacer si Kurt se negaba a tenerlo cerca?

Transcurridos varios minutos, recobró la calma pérdida y precedió a ordenar el desastre que había provocado. Mientras lo hacía, internamente pensó aquella charla, realmente pudo terminar mucho peor.

Kurt, mientras tanto, caminaba entre los extensos pasillos del colegio cegado por una furia irracional que le hacía hervir la sangre. Frenético, pensó cómo debería actuar ahora. Anderson violó su privacidad dos veces, irrumpió en sitios donde nadie consiguió entrar antes y quería matarlo dolorosamente por eso. Consideró varias veces hacerlo, según ellos él era nivel alto ¿verdad? Seguro siquiera le costaría trabajo.

Emitiendo mil blasfemias, apartó tales planes homicidas e ideó algo mejor.

Modificando su destino original, avanzó en dirección opuesta recordando que Artie le mencionó cuando llegó a Dalton su oficina siempre estaría disponible si necesitaba charlar. Bueno, Kurt creía conveniente hacerle saber ciertas situaciones con urgencia. Después, regresaría a Lima y podría olvidarse de Blaine Anderson para siempre.












Sebastián, ahogando un pesado quejido agotado, contempló las puertas del elevador cerrarse produciendo en consecuencia un suave sonido metálico. Experimentando la familiar sensación producida por el aparato cuando comenzaba a moverse, se dijo a si mismo ese día había resultado ser bastante largo. Entre sus clases que abarcaban casi toda la mañana, los pequeños grupos a los cuales solía brindar asesoría independiente de Física, los rigurosos entrenamientos a los chicos que tenía bajo su tutela y la constante vigilancia a ese telequinético idiota que tenía por amigo, prácticamente terminaron drenándole todo vestigio de energía.

En ocasiones similares solía marcharse a casa nada más terminar la jornada laboral correspondiente, sin embargo, aquella ocasión debió luchar con los deseos que tenía por comer algo ligero, ducharse y luego dormir. Pero, desviando sus planes originales, decidió visitar a Albert. No sólo porque quería le ayudase con cierto asunto importante, sino también debido a que el último mes ambos estuvieron tan ocupados con sus respectivos empleos que les resultaba difícil coordinarse e intentar pasar tiempo de calidad juntos.

Casi atardeciendo, Sebastián arribó a las oficinas donde su marido había sido trasladado. Aunque ya no formaba parte del FBI, muchos compañeros de Albert le conocían bastante bien y si añadía esa pequeña identificación que le catalogaba como visitante “especial”, entraba fácilmente en del edificio gubernamental sin mayores contratiempos. Al inicio, nada más contarle a Albert lo que quería hacer, se mostró bastante descontento al respecto. Necesitó sólidos argumentos para convencerle de hurgar entre los archivos confidenciales y así obtener los datos que necesitaba.

Por supuesto que el ahora profesor conocía bien cada riesgo de pedir tal cosa. Sabía representaba un peligro bastante grande el que Albert buscara con sus claves personales en los expedientes sin justificación coherente. Eso, nada más considerar seriamente tal idea resultaba bastante estúpido. Si Albert le daba gusto a Sebastián, mandaría al demonio todo el reglamento del FBI, trasgrediría la ley e incuso correría altos riesgos de perder su empleo y acabar en prision por fuga de información clasificada. Pero él necesitaba saber todo lo relacionado a Kurt Hummel.

Al final, Albert resignándose le aseguró podría hacerlo si cobraba un pequeño favor.

Sin mencionarle a quién le estaría solicitando el cobro de tal deuda, lo instó a seguirle entre los aún abarrotados pasillos conectados con distintas oficinas. Intercambiando miradas o medias sonrisas educadas cuando alguien les veía pasar, siguieron caminando hasta llegar al área donde se ubicaban los elevadores. Esperaron brevemente el cubo trasportador estuviese ubicado en su respectivo sitio para abordarle y de esa manera dirigirse hacia dónde Sebastian creía encontraría respuestas. Respuestas que le ayudarían a probar que Kurt Hummel era demasiado peligroso, que confiar en él era algo impensable y mucho menos ahora después del segundo incidente que casi envía al otro mundo a Blaine.

El Electroquinetico ya lo tomaba personal—. ¿Puedo saber a dónde vamos? —preguntó percatando los números luminosos del tablero descendían cada vez más.

—Le haremos una pequeña visita de cortesía a Alexa —respondió Albert, sonriéndole cariñosamente. Sebastian arqueó su ceja derecha haciéndole ver que no sabía quién rayos podía ser esa mujer—. Es nuestra experta en informática —dijo encogiéndose de hombros—. Me debe varios favores y considero hará ésto por nosotros sin riesgo.

Justo en ese instante se abrieron las puertas del elevador indicándoles habían llegado a su destino.

A diferencia de lo que Sebastian creyó, aquella área resultó encontrarse en muy buen estado, limpia y bien iluminada. Frente a ellos se extendía un corto pasillo que desembocaba directamente en una pared y puerta de cristal con cerraduras electrónicas, justo al lado derecho, también distinguió una pequeña cabina cuyo ocupante uniformado parecía mortalmente aburrido. Acercándose, Albert intercambió saludos cordiales con el hombre y mintiendo magistralmente justificó las razones para ver a Alexa. Nada más se les brindó acceso, ingresaron a otra habitación enorme repleta de estanterías llenas con cajas apiladas cuyas etiquetas rezaban “archivo muerto”. Conociendo el camino, Albert guió a su esposo durante varios minutos entre filas y filas de altas gavetas hasta que, finalmente, pararon tras toparse con otra puerta cuya placa tenía impreso el nombre de Alexandra Stevens.

— ¿Tan fea es esa loca amante de los ordenadores que necesitan tenerla aquí? —dijo Sebastian sarcástico, imaginándose a Alexa como una mujer cuarentona, excedida varios kilogramos en peso cuya única compañía fiel la obtenía de un gato feo y flojo pues olvidaba existía vida inteligente más allá de esos muros.

— ¡Oye! —Quejándose ante tal acusación horrible, Albert pretendió molestia—. Tan malos no somos. En realidad se le facilitó una oficina arriba con todos los demás pero, poco después decía sentirse demasiado cohibida debido al constante escrutinio del cual era víctima y decidió voluntariamente trasladarse hasta aquí.

—Vaya escenario más deprimente —indicándole guardara silencio, el hombre más alto procedió a golpear dos veces con los nudillos la hoja de madera, anunciándose. Escucharon un suave “adelante” que, a oídos del profesor sonó demasiado chillón para alguien adulto. Permitiéndole entrar primero, Sebastian encontró el lugar bastante concorde a quien disfrutaba tanto trabajar rodeado por tecnología de primera calidad.

Un escritorio con forma de media luna era la pieza central del mobiliario; sobre éste descansaban cuatro pantallas modernas siguiendo el mismo patrón del mueble y únicamente contaba con un teclado inalámbrico plástico situado a escasos centímetros del cursor color rosa pálido. Los CPU reducidos en tamaño, reposaban justo debajo de la meza evitando estorbasen al usuario mientras realizaba sus funciones, y, atornillada contra el muro izquierdo cuyo color neutro ayudaba a brindar sensación más luminosa, se hallaba una caja de vidrio que contenía los routers necesarios cuyas luces verdes parpadeaban intermitentes, evidenciando su óptimo funcionamiento.

Tal vez lo más perturbador para Sebastian era la decoración. Había figurines de estrellas y lunas pegados al techo y apostaba que si apagaba las luces, brillarían. Notó igualmente esa silla floreada cuyo respaldo alto les impedía tener vista completa de quien ahí se encontraba sentada, y ni hablar de las plumas, libretas, lápices y adornos más acordes a un infante. ¿Acaso su marido estaba tomándole el pelo? ¿A dónde rayos lo había llevado?

—Buenas tardes, Alexa —saludó educado Albert e inmediatamente se produjo un ligero movimiento en la silla que, girándose, reveló una pequeña niña cuya edad oscilaba entre los nueve o diez años. Poseía corto cabello negro ondulado atado en dos coletas altas, llevaba puesto un bonito vestido rosa pálido y zapatillas a juego. Brindándoles a ambos adultos una encantadora sonrisa llena de transparente sinceridad, bajó del asiento y entusiasmada casi se abalanzó sobre Albert que, inclinándose, respondió tan efusivo recibimiento.

— ¡Agente Morrison! —exclamó feliz ella rodeándole el cuello con sus bracitos—. Me alegra tanto verlo por aquí.

—Bueno, también me da gusto saludarte nuevamente —Alexa, separándose varios centímetros del hombre, asintió. Entonces, curiosa ante la otra presencia desconocida, interrogó en silencio quién era aquel tipo cuya expresión estupefacta resultaba jocosamente evidente—. Oh, disculpa mis pésimos modales —bromeó dramático haciéndola reír —. Alexandra, permíteme presentarte a mi esposo Sebastian Smythe.

Demostrando impecable educación, algo inusual considerando la edad que tenía, extendió la mano esperando paciente cualquier respuesta. Cuando Sebastian consiguió salir del asombro inicial provocado por saber aquella pequeñita resultó ser esa “experta” en informática capaz de ayudarle, respondió el saludo dubitativo—. Es un verdadero placer conocerle, señor Smythe —dijo—. El agente Morrison me ha hablado mucho sobre usted.

— ¿En verdad? —curioso, de soslayo miró a Albert que parecía cohibido debido al comentario.

— ¡Claro! —exclamó varios tonos más alto, como si le resultara impensable concebirlo de ninguna otra posible manera—. Incluso también se ha tomado las molestias de contarme sobre la extraordinaria labor que realizan en Dalton —regresando a los ordenadores, comenzó a encenderlos—. Desgraciadamente soy muy joven y matricularme ahí es imposible, sin embargo, espero ansiosa el momento porque mi madre dice que poseen excelente curricula académica.

—Correcto —riéndose sardónico ante las palabras, no evitó dirigir ciertas muecas recelosas a Albert—. ¿Es una broma, verdad?

—No cariño —casi con orgullo palpable, continuó—. Alexa tiene un coeficiente intelectual tan alto que consigue hacerme sentir vergüenza de mí mismo.

—Pero las habilidades suelen desarrollarse durante la adolescencia.

—Eso es correcto, señor Smythe —coincidió Alexa —. Aun así existimos un reducido número capaces de descubrirlas a edad temprana —luciendo feliz por pertenecer a ese pequeño porcentaje en la estadística, regresó a los ordenadores comenzando a operarlos—. Casi toda mi infancia la he pasado leyendo las investigaciones del profesor Abrams sobre mutación, y debo reconocer, son extraordinarias.

—Claro —mustió sintiéndose de repente en una dimensión desconocida sin apenas darse cuenta—. A todo esto, ¿no deberías estar ahora mismo en la escuela?

—Alexa concluyó sus estudios básicos a los ocho años —explicó Albert —. Ahora sólo espera poseer edad suficiente y así comenzar su formación media superior en Dalton. Con su extraordinaria capacidad bien podría ingresar directamente a cualquier universidad, sin embargo, aspira integrarse al colegio porque sabe ahí encontrará chicos con sus mismas capacidades.

—Suficiente de hablar sobre mí —pidió encantadoramente y Sebastian tuvo la sensación de estar hablando con un adulto encerrado dentro de aquel cuerpecito diminuto. Resultaba perturbador—. ¿En qué puedo servirles?

—Necesito información sobre cierta persona —Albert se apoyó contra el respaldo del asiento tapizado—. Tú madre vendrá a recogerte, ¿verdad?

—Aproximadamente en media hora —asintió y prosiguió—. ¿Ese individuo se ha metido en cosas ilegales?

—No, sólo queremos realices una pequeña búsqueda.

—Nombre, por favor —solicitó abriendo los comandos correspondientes.

—Kurt—comenzó Sebastian dando un paso al frente—. Kurt Hummel.

Alexa tecleó rápidamente abriendo diferentes ventanas cuyo contenido basando en códigos alfanuméricos sólo ella los comprendía. Estuvo ocupada durante varios minutos hasta que, tomando un pequeño caramelo de un contenedor ubicado justo al lado del teclado, se lo llevó a la boca dispuesta a hablar.

—Bueno —comenzó leyendo todo cuanto había encontrado—. Su nombre completo es Kurt Elizabeth Hummel, nacido en Lima Ohio el veintisiete de mayo —ante ellos se desplegó una imagen del joven castaño. Parecía haber sido extraída de su permiso para conducir—. Padres biológicos Burt Steve Hummel y Elizabeth Andrews —otras dos fotografías aparecieron. Burt se veía terriblemente joven mientras que la mujer, bastante atractiva, miraba hacia el frente sin ninguna expresión facial aparente—. Según expedientes médicos del hospital en Lima, Elizabeth dio a luz seis meses después de contraer nupcias —fácilmente, se introdujo en los registros civiles extrayendo el acta de matrimonio—. Nuestra feliz pareja vivió durante casi tres años en Lima hasta que, por razones infundadas si me permiten agregar, mamá Hummel solicitó la anulación —presionando más botones, les mostró copias electrónicas relacionados con diversos documentos legales—. Tras varios meses lidiando con abogados y situaciones incómodas en los juzgados, obtuvo su libertad así como también la custodia del pequeño Kurt. Días después, prácticamente desapareció del mapa sin dejar rastro.

Albert creyendo nadie se esfumaba en el aire con tanta facilidad, preguntó escéptico—. ¿El padre no opuso resistencia?

—Pues —meditabunda, revisó los expedientes personales del patriarca Hummel—. Cabe destacar actualmente es un ciudadano modelo. Paga sus impuestos a tiempo, tampoco posee archivo penal, ni siquiera por infracciones sin pagar. Aunque debo mencionarles que luego de divorciarse casi queda en banca rota porque contrató diferentes investigadores privados —conforme les narraba, maximizó cuatro ventanas permitiéndoles ver diferentes cheques extraídos del banco que los había emitido—. Imagino hizo esto dispuesto a dar con el paradero de su familia. Un año transcurrió y dejó de intentarlo.

— ¿Qué hay con la madre? —quiso saber el agente del FBI ante tan inusual silencio por parte de Sebastian—. ¿Dónde pudo meterse con el niño?

—La verdad —dudó Alexa personando más botones simultáneamente—, no encuentro información detallada referente a la ex señora Hummel porque prácticamente solía moverse muy seguido de ciudad. Nunca permanecía durante mucho tiempo en un mismo sitio, evitó bajo cualquier circunstancia crear historial crediticio ni mucho menos proporcionó su nombre real. Sin embargo…

— ¿Sin embargo?

—Ella falleció —murmuró afligida al leer las especificaciones del acta de defunción, así como también los peritos elaborados por bomberos y policía local—. Recién llevaban instalados algo menos de una semana en un edificio departamental cuando este se incendió. Según dice aquí, sucedió debido a una importante fuga de gas accidental —Alexa decidió indagar más hasta que encontró diversos registros relacionados con servicios sociales—. Kurt fue encontrado posteriormente y sin muchos recuerdos referentes al incidente. Contactando de inmediato al único familiar todavía vivo, le informaron sobre la situación. Burt, quien para ese entonces contrajo nupcias por segunda vez con Carole Hudson, acudió sin pensarlo. Resultó ser un proceso bastante largo y complicado, no obstante, consiguió la custodia legal absoluta y desde entonces han vivido en Lima sin aparentes acontecimientos extraños o relevantes.

— ¿Eso es todo? —Sebastian parecía insatisfecho. Le habían dicho muchas cosas innecesarias referentes a los padres, pero a él eso poco o nada le importaba. Esperó escuchar datos referentes al molesto chiquillo altanero, todo porque necesitaba reunir armas suficientes y así lograr hacerles saber (especialmente a Blaine) Kurt no valía el esfuerzo de nadie—. ¿En serio ningún dato extraño?

—Lamentablemente no, señor Smythe —agregó todavía buscando, descartando cualquier posibilidad—. Ese chico llamado Kurt nunca se ha metido en problemas, por consiguiente, tampoco ha sido arrestado y quizá la única falta que cometió estuvo relacionada con una multa de la biblioteca pública en Lima.

El castaño estuvo punto de soltar un improperio nada apropiado tomando en cuenta Alexa se encontraba presente, así que, impidiéndoselo, Albert se colocó justo a su lado proporcionándole ligeros masajes circulares en la espalda pretendiendo relajarle—. Te lo agradecemos mucho, pequeña.

—Me gustaría poder hacer más —se lamentó tímida ante la inconformidad palpable que Sebastian proyectaba.

En ese instante, la puerta se abrió dándole paso a una mujer morena, delgada y atractiva aunque visiblemente cansada. Ella ni siquiera notó a los dos hombres ubicados justo detrás de Alexa, ni mucho menos cuan irritado parecía uno de ellos, porque demasiado ocupada estaba en buscar algo dentro de su pequeño bolso sin demasiado éxito—. Cariño, lamento haberme demorado tanto, pero mi “encantador” jefe decidió esclavizarme otros veinte…—se interrumpió nada más levantar la cabeza y notar su hija no se encontraba sola—. ¡Agente Morrison!

—Señora Stevens —saludó cordialmente—. ¿Cómo le va?

—Bien, muchas gracias —entonces, miró hacia Alexa—. ¿Acaso mi niña les causó problemas otra vez?

—Nada de eso —Albert rió divertido ante las falsas expresiones disgustadas de la hacker—. Al contrario, nosotros somos quienes le ocasionamos molestias —sin dejar de sonreír, giró ínfimos centímetros hacia Sebastian que, obligándose a mostrarse educado colocó buena cara—. Por cierto, él es Sebastian Smythe.

—Su esposo —concluyó ella estrechándole la mano cálidamente—. Lo sé, mucho nos ha contado sobre él. Un verdadero placer, señor Smythe.

—Igualmente —el castaño respondió quizá demasiado seco, obteniendo un ligero empujón cortesía de Albert pidiéndole silenciosamente mantuviera la compostura—. Y le ofrecemos disculpas por acaparar a su hija.

—Siempre resulta gratificante para mí préstales ayuda—respondió Alexa revoleando los ojos juguetonamente mientras borraba cada evidencia comprometedora referente a la búsqueda realizada apenas cinco minutos atrás—. ¿Podemos irnos ya, mamá?

—Claro princesa —ayudándole a colocarse el abrigo, reunieron todas las pertenencias de Alexa colocándolas dentro de una mochila cuyos colores pasteles brindaban cierta armonía. Teniéndolo todo listo, ambas mujeres Stevens dijeron adiós procediendo luego a marcharse dejándoles a solas.

—Mejor será nosotros hagamos lo mismo —consejo acercándose y envolvió con sus brazos la cintura de Sebastian, repentinamente deseoso por necesitar contacto físico con ese otro cuerpo que conocía igual o quizá mucho mejor que el suyo propio. En respuesta a los mimos, Sebastian intentó alejarse aunque sin demasiado éxito—. ¿Te enojaste?

—No —espetó dándole a entender mentía de manera descarada—. Decepcionado tal vez —frunciendo el ceño ante los besos que estaba recibiendo aleatoriamente por todo el rostro, atinó a colocar ambas manos sobre el amplio pecho del agente y empujo utilizando fuerza suficiente para lograr apartarlo. Albert, lejos de ofenderse ante tal actitud, soltó una risita tonta regresando nuevamente a la misma posición, aferrándosele todavía más—. Odio cuando te pones así.

—Y yo adoro que te hagas el difícil —regalándole la mejor sonrisa, presionó sus labios contra los de Sebastian dulcemente. El castaño, emitió ligeros ruiditos indispuestos en un inicio, luego, dejándose llevar rodeó el cuello del más alto, correspondiéndole. Albert se dijo a si mismo amaba demasiado a Sebastian—. ¿Entonces? —preguntó nada más se separaron buscando recuperar la respiración, perdiéndose entre las profundidades esmeraldas que eran los ojos de su marido—. ¿Seguirás molesto?

Sebastian dejó escapar un pesado suspiro—. Quizá lo estaré durante varios días, ya luego se me pasará —dijo jugando distraído con la corbata que Albert llevaba puesta—. Pero si tengo mucha curiosidad.

— ¿Sobre Alexa? —viéndolo asentir, decidió contarle—. Ella terminó trabajando para nosotros accidentalmente. Durante meses estuvimos lidiando con un pirata cibernético bastante astuto, incluso nuestro antiguo Hacker ni siquiera logró rastrearlo o detenerlo. Trabajamos horas extras apoyados por los mejores aseguradores informáticos disponibles, hasta que conseguimos atraparlo porque cometió ciertos descuidos progresivos. Un día, accedió desde una computadora en una escuela pública y como le seguíamos la pista continuamente, le atrapamos infraganti —recordó nostálgico—. Imagina cuan sorprendidos nos quedamos al saber que una niña nos provocó tantos dolores de cabeza.

— ¿Querían juzgarla?

—Sí —frunció los labios—. Sabes bien los castigos impuestos al cometer delitos federales son muy severos. Le explicamos la gravedad del asunto no sólo a su madre, sino también a Alexa y ella sólo alegó poseíamos estándares de seguridad tan ridículamente sencillos que cualquiera con un ordenador barato y suficiente tiempo libre podía entrar a los archivos sin siquiera pestañear.

—Le ofrecieron un trato —dedujo acariciándole las mejillas.

—Exacto. Desde entonces trabaja aquí. Obviamente fue consentido por Dayana porque era esto o terminar en prisión.

—Comprendo —en realidad ahora que sabía Alexandra también poseía habilidades especiales, ya no le resultaba tan extraño tal relato—. ¿Tienes alguna otra cosa por hacer?

—Pues —miró su reloj de pulsera—, hace exactamente treinta segundos soy un hombre libre.

—Perfecto —sujetándolo por el brazo, lo obligó a caminar regresando así justo por donde habían venido porque necesitaba llegar cuanto antes a casa. Nada más llegar podrían darse un baño juntos. Pedirían comida china a domicilio, atrincherarse en la estancia, disfrutar una película y luego quizá no dormir durante el resto de la velada.

Sebastian esbozó una sonrisa pícara. Tras ese día lleno de decepciones, sonaba como un muy buen plan.












Pese a tan desalentador panorama que se desarrollaba justo frente a sus ojos, todavía no tenía una idea lo suficientemente clara sobre cómo rayos cayó en una trampa tan estúpida. Ahora, debido a su descomunal falta de cuidado se encontraba metida hasta el cuello de problemas y no sabía si podría salir con vida de ellos.

Forzándose a conservar la calma y así pensar claramente, cosa bastante complicada considerando tales circunstancias, escudriñó con meticuloso cuidado cada rincón del sitio donde se encontraba recluida, sólo Dios sabrá desde hace cuántas horas. Buscando en vano cualquier mínimo detalle que le ayudase a escapar, comprendió frustrada no había nada. Aquella pequeña habitación desprovista de mobiliario, ventanas o conductos de ventilación tenía por toda ruta de acceso una pesada puerta metálica oxidada. Ésta se ubicaba a tan sólo dos metros al fondo, justo frente a su actual posición obligada. La joven dudó seriamente siquiera llegar hasta allí sin lidiar con ciertas dificultades, considerando tenía firmemente atadas ambas muñecas y tobillos a la silla que le sostenía.

Fue entonces que, gracias a tan evidente estado vulnerable, la realidad terminó golpeándola como si le hubiesen arrojado encima una ridícula cantidad de pesados ladrillos. Estaba sola, atrapada y sin posibilidades reales de hacer cualquier cosa por salvarse a si misma. Maldiciendo varias veces, Tina contuvo los descomunales deseos que tuvo por ponerse a gritar sin importarle demasiado lastimarse la garganta en el proceso. Justo por esos motivos detestaba poseer una habilidad tan poco útil. Maldito fuese quien quiera que le hubiese destinado nacer con Ecolocación.

Tibias lágrimas se agolparon rebeldes en los ojos de la mujer, pero luchó obstinada por retenerlas. Ahora era cuando se arrepentía por ignorar los consejos sabios de Mike, su adorable novio a quien no estaba segura si volvería a ver algún día. También sintió indiscutible enojo hacia si misma por negarse a recibir cierto grado de entrenamiento, justo igual a todos los demás cuando Artie lo creyó conveniente. ¡Ella era una modista, cielo santo, no un combatiente! Sólo pensar infringir cualquier tipo de daño físico a otras personas le provocaba dolor estomacal.

Jamás creyó debería lidiar con semejante infortunio y todo por dejar Dalton durante unas cuantas horas.

Varias veces al mes, Tina abandonaba la seguridad de la Academia Dalton con el propósito de surtir su pequeño almacén con todos los materiales necesarios que utilizaba para elaborar los uniformes correspondientes del colegio. Inicialmente, encontró mucho más práctico contactar vía telefónica a ciertos proveedores, mencionarles qué necesitaba y ellos se encargaban de llevar toda la mercancía sin mayores problemas. Sin embargo, Dalton no era un lugar donde cualquiera pudiese tener acceso porque los estudiantes utilizaban ahí sus poderes abiertamente con frecuencia, por eso, ser descubiertos hubiese significado un pase directo hacia el desastre.

Al igual que muchas personas que conoció durante sus propias épocas estudiantiles, e incluso después de, Tina sabía encontraban refugio en Dalton, si se los quitaban, quedarían desprotegidos y a la deriva.

Por lo tanto, en afán de protegerles tanto como a sus respectivas habilidades, decidió encargarse personalmente. Ella visitaba determinadas tiendas de Westerville, buscando siempre los mejores precios y calidad en telas o derivados. Podía pasarse todo el día completo comprando, comparando e incluso regateando precisos sin piedad. Le gustaba su trabajo.

Precisamente esa misma mañana, la joven modista creyó conveniente partir temprano con destino a Westerville porque, entre más rápido emprendiera el camino tendría oportunidad de regresar antes, permitiéndose así terminar cierta cantidad de trabajo pendiente. Su asistente personal, Wade Adams era un buen tipo, responsable e increíblemente talentoso, sin embargo, a veces solían entrarle incontrolables ataques individualistas y cambiaba los patrones o diseños originales regularmente, enloqueciéndola en el proceso.

Así pues, las primeras horas en la ciudad resultaron ser normales para la modista. Al inicio del recorrido, visitó seis tiendas distintas, conversó cortésmente con ciertos dependientes que ya le conocían por ser cliente frecuente y para la hora del almuerzo, ya casi había llenado la parte trasera de la vagoneta pequeña dispuesta para su uso personal. Satisfecha, antes de emprender el camino de vuelta a Dalton, decidió detenerse para comer en una confortable cafetería que solía visitar frecuentemente cuando Mike la acompañaba.

Primer error. No debió entregarse de manera tan abrumarte a tan extremo estado de relajación.

La chica había aparecido inesperadamente, abordándola justo cuando abandonaba su vehículo. Tina pudo verla claramente nada más sintió como se le aferraba desesperada a los antebrazos, llorando. Ella era alta, delgada, extremadamente guapa y llevaba ropa sencilla brindándole cierto aire inocente.

Tina necesitó varios intentos para sonsacarle qué sucedía, temiendo hubiese sido víctima algún tipo de agresión, sin embargo, entre palabras entrecortadas logró explicarle atropelladamente necesitaba ayuda porque su hermano mayor estaba sufriendo un terrible ataque epiléptico. Debían trasladarlo al centro médico más cercano cuanto antes o sufriría secuelas irreparables. Tina tenía noción básica sobre primeros auxilios, así que decidida a brindarle ayuda permitió a esa desconocida guiarla hasta donde se encontraba su familiar. Escasos minutos después, vio a un muchacho convulsionándose violentamente, sacudiendo con fuerza inaudita sus extremidades contra el duro asfalto sobrecalentado, justo en medio de dos camionetas grandes.

Segundo error. Acuclillándose lo más cerca posible del cuerpo caído, se deshizo de la chaqueta que llevaba puesta utilizándola como almohada improvisada para el chico, evitando así continuase golpeándose debido a tan bruscos movimientos. Después, cronometró la duración total de las convulsiones recordando que si excedían los cuatro minutos sería necesario llamar a emergencias. Agotado el tiempo, extrajo su teléfono celular y justo estaba por digitar los tres números correspondientes, cuando la castaña se lo arrebató sin miramientos.

Tercer y último error. Preguntándole qué rayos le sucedía, obtuvo como toda respuesta el ser expuesta a una especie de polvo rosado muy fino. Tina tosió porque sintió los pulmones sobrecargados del potente olor dulzón que consiguió adormecerla casi de inmediato. Comenzó a fallarle la visión, los sentidos y toda capacidad de razonamiento coherente. Pronto también cayó al suelo acompañando al joven que ya no se convulsionaba en agonía, sino que ahora, levantándose cuan alto era, observaba la escena como si jamás hubiese sucedido nada.

Lo último que Tina alcanzó a distinguir antes de desmayarse fueron tres sombras inclinándose sobre ella. Luego sólo oscuridad.

Al despertar estaba atada, encerrada, desorientada y aterrorizada hasta lo inimaginable. Suspirando pesarosa, se quedó quieta resignándose a esperar.

Transcurrido un tiempo muy prolongado, finalmente escuchó movimientos amortiguados fuera de aquella reducida habitación. Inmediatamente, la puerta oxidada se abrió acompañada por sonidos molestos parecidos a chirridos, permitiéndoles así el paso a dos personas. Como Tina vio a continuación, uno de ellos era un hombre rubio pulcramente uniformado cuyas facciones parecían agradables. Dos pasos atrás, estaba esa malvada embustera que la engañó con tanta facilidad.

Las manos de Tina se pusieron húmedas de repente. Si ese sujeto resultaba ser un nivel alto ya podía darse por muerta.

—Buenas tardes —saludó evidenciando de inmediato pertenecía a nacionalidad extranjera. Detalle obvio considerando el impecable acento inglés. Con toda la paciencia del mundo, caminó hacia Tina manteniendo siempre contacto visual constante, procediendo así a retirarse el sombrero en señal de cortesía por encontrarse frente a una dama—. Espero la pequeña siesta le sentara bien.

La modista se permitió hacer una mueca sarcástica—. Me resulta difícil adjudicar tal significado a un secuestro —les dijo como si repentinamente hubiesen olvidado tal irrefutable hecho, y luego, dirigió miradas asesinas hacia la otra mujer presente obteniendo un encogimiento de hombros inocente—. Sé quiénes son ustedes—lo confrontó ella con valentía, pese a estar demasiado lejos de sentirla—. Debo advertirle dese ahora sólo perderá el tiempo conmigo. Yo no sé nada.

—Discrepo con usted, señorita Cohen-Chang —Adam mantuvo una actitud serena, sonriendo con falsa cortesía. A Tina nisiquiera le sorprendió supieran cómo se llamaba—. Sí, al igual que nosotros resulta bastante lógico posean información respecto a lo qué hacemos. Suficientes “roces” han ocurrido entre ambos bandos durante años —comenzó a explicar—. Pero siendo sincero, sus conocimientos respecto a los objetivos reales que nos motivan a luchar cada día suelo compararlos con la punta de un iceberg —e inclinándose algunos centímetros hacia Tina, continuó—. Y está muy equivocada si piensa he cometido un error al traerla hasta aquí.

—Yo me dedico a labores pequeñas en Dalton, dudo pueda serle útil —agregó resignada ante sus nulas posibilidades—. Además, no entiendo cómo el utilizar chicos confundidos e incomprendidos para lograr tales “objetivos” sea algo bueno. Lo encuentro repugnante —murmuró arriesgándose a ganar castigo físico al responder de manera tan insolente.

El inglés apretó los labios demostrando inconformidad por primera vez desde que ingresó a la habitación—. Pues entonces también se convertirá en una persona repugnante, señorita Cohen-Chang —indicándole a Marley se acercara, ella obedeció al instante. Brindándole espacio suficiente, permitió a la chica castaña admirar los detalles únicos del rostro femenino ajeno, cada ínfima facción hasta que, dos segundos después, cambió su forma original por una copia idéntica de Tina. Cabello, ropa, complexión. Todo imitado con exactitud abrumadora.

—Oh, Cristo bendito —murmuró Tina anonadada, dándose cuenta demasiado tarde qué pretendían hacer. Nadie sospecharía nunca, esa chiquilla había adoptado su imagen tan perfectamente bien que, de manera bizarra, era como mirarse en un espejo.

—Ahora Tina —comenzó a decir Adam cuya voz adquirió tono inflexible —. ¿Puedo llamarte Tina, verdad? —echándose hacia atrás todo cuanto le permitieron sus ataduras, Tina respiró con dificultad pasmosa debido al terror—. Veo posees piel hermosa —enfatizando las palabras rozó apenas el antebrazo descubierto provocando rechazo instantáneo por parte de la mujer—, si quieres conservarla intacta será mejor comiences a cooperar conmigo. Te sorprendería saber qué puedo lograr teniendo tan poco tiempo disponible.

Tina no era estúpida. Ese sujeto la torturaría si fuese necesario con tal de sonsacarle la información—. Yo me ocupo de elaborar los uniformes y nunca me involucran en temas particularmente importantes.

—Me interesan los nombres —reveló—. Conocemos bastante bien Dalton a nivel estructural, Marley sabrá moverse cuando se encuentre dentro. Quienes viven ahí representan el verdadero problema.

—Soy amiga de algunos profesores pero…—impaciente ante las divagaciones de su prisionera, Adam creó una flama lo suficientemente grande y la lanzó sin piedad contra Tina. Esa era la parte que el rubio más odiaba cuando había rehenes involucrados, no obstante, con un peón presente necesitaba mostrarse cruel, intolerante e imponer control absoluto. Perder autoridad frente a un rango inferior le ocasionaría muchos problemas.

Los gritos horrorizados no se hicieron esperar nada más el fuego se detuvo justo a escasos centímetros del hombro derecho de Tina, irradiando demasiado calor. Tanto, que quemó la ropa que llevaba puesta.

—¿Tienes alguna idea sobre cuán dolorosas son las quemaduras de tercer grado? —le preguntó arrastrando las palabras con lentitud. Tina ahogó varios sollozos, negando con la cabeza e inconscientemente, removiéndose angustiada. Un penetrante olor a quemado inundó por completo el lugar—. Entonces dame la información que necesito y nunca lo sabrás.

— ¡Lo haré! —gritó sintiendo la flama más cerca. Nada podría haberla preparado para el dolor que sintió cuando el calor del fuego comenzó a quemarle—. ¡Te lo diré! ¡Diré lo que quieras! —suplicó con lágrimas recorriéndole ambas mejillas pálidas—. Por favor…

Satisfecho de haberlo logrado sin necesidad de ir más lejos, Adam retiró la fuente de calor pero sin disolverla—Nombres —exigió por segunda vez—. Y mucho cuidado con mentir.

Conforme comenzaba a hablar, Tina sabía merecía lo peor por traicionar a todos en Dalton. ¡Los estaba arexponiendo a peligros inimaginables!. Una vez creyó tener todo lo necesario, Adam envió a Marley, ahora disfrazada de la modista, de regreso al Westerville donde debería comenzar a adoptar su nuevo rol como Tina Cohen-Chang.

La jugada era sencilla, infalible y para cuando notaran algo sucedía ya sería demasiado tarde.






...






Algo de historia por aquí:


*El nombre Dinastía Julio-Claudia hace referencia a los cinco primeros emperadores romanos entroncados con Julio César: Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Gobernaron el Imperio romano del 27 a. C. al 69 d. C., cuando el último de la línea sucesoria, Nerón, se suicidó. Estos cinco emperadores estaban unidos, por matrimonio y adopciones, con las gens Julia y Claudia. Julio César es considerado algunas veces, aunque erróneamente, como el fundador; esto a pesar de que nunca fue emperador (aunque ostentó un poder superior al de ellos) y tenía conexiones con los Claudios a través del matrimonio de Augusto con Livia y de varios otros entre sus descendientes.

*Tiberio Claudio César Augusto Germánico1 (en latín Tiberius Claudius Caesar Augustus Germanicus; Lugdunum, 1 de agosto de 10 a. C.2 3 — Roma, 13 de octubre de 54 d. C.4 ) historiador y político romano, fue el cuarto emperador romano de la dinastía Julio-Claudia, y gobernó desde el 24 de enero del año 41 hasta su muerte en el año 54. Nacido en Lugdunum, en la Galia, fue el primer emperador romano nacido fuera de la Península Itálica.

Notas Autora:

Primero que nada quiero disculparme con todos ustedes por la descomunal tardanza, pero mis obligaciones escolares sumadas al terrible bloqueo creativo que he venido sufriendo desde hace días, me impidieron continuar escribiendo al ritmo que yo realmente quería.

Bueno, ¿qué puedo decirles? Este capítulo nos costó mucho trabajo a mi beta y a mi. Sobre todo porque necesitábamos considerar todos los aspectos posibles para elaborar el siguiente. ¡Estoy emocionada porque significará un gran reto para mí como aprendiz de escritora! Si todavía hay alguien por aquí que continúe siguiendo el fic, sean bienvenidas de nuevo.

Ya saben, sus opiniones siempre son bienvenidas.

¡Hasta la próxima!




Última edición por whiteflower el Dom Jun 09, 2013 2:12 am, editado 1 vez
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Kenigal Dom Abr 21, 2013 10:48 am

Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii regresaste ya me hacía muchísima falta la historia.

Dios Kurt es ful terco pero en sus palabras me sonó hay algo de razón ósea quizás los actos de Blaine si son ocasionados por esas circunstancias previas y horribles o es que acaso en verdad lo hace de corazón que gran enigma.

Lo que Sebastián hace con las manos lo deshace con los pies y eso que empezaba caerme un poco menos mal, porque empecinase en alejar a Kurt que acaso él nunca tuvo problemas o que es un egoísta para ser sincero, como que eso es todo le parece poco todo lo que le ocurrió a Kurt pero claro como no encontró expendio de drogas o asesinatos no fue suficiente Dios su madre lo alejo de su padre y luego ella muere en un “incidente” Dios.

Cielos Marly es más astuta de lo que pensé y ahora secuestraron a Tina Dios esta genial el fic gracias por escribir lo amo.

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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por logan martinez Dom Abr 21, 2013 8:56 pm

D: osea este cap tubo de TODO!! en primera me encanto la parte klaine pense que kurt iba a cedr pero no ¬¬ y su discucuion fue genial!! no dejes que blaine se rinda :) lo de seb y alber con alexa wow espero ver mas de ella :D y por ultimo asjkdhsdjk ahhh pobre tina [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 512029371 que malll esa marley ¬¬ merece la muerte okno ._. pero encerio solo espero que adam no le haga nada y para terminar que kurt descubra a marley y habra un duelo de sangre [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 364988687 ik ta me calmo ._. ACTUALIZA PRONTO :D

phh es cierto olvide decirte que yo leo tu historia en fanfiction.com pero no puedo comentar ahi xq no tengo cuento :( pero simpre comentare aquie :D
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Mensaje por alexluis Dom Mayo 19, 2013 12:29 am

Hola solo quiero decirte que tu fic es super que me encanta y que cuando comense a leerlo no pude parar. Espero que no tardes mucho en actualizar por que me muero de incertidumbre de lo que va pasarle a Tina o que quiere hacer Marley. Por favor no tardes demasiado. [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 364988687
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Invitado Vie Mayo 31, 2013 12:34 am

Nota autora:

Hola estimados lectores, yo nuevamente después de tan larga espera, sin embargo, lamento informarles no es un capítulo nuevo los motivos por los cuales me comunico con ustedes hoy. Sólo quería darles un pequeño aviso porque creo merecen explicaciones a mi constante ausencia.

Sepan sigo trabajando arduamente en el fic, ahora mismo me doy cuenta la enormidad de la trama que he elegido y me resulta muy complicado desarrollar ciertas situaciones, pero aún así lo intento. Voy lenta, pero segura. El siguiente capítulo será bastante largo, me ha costado mucho desarrollarlo pero al menos creo vale la pena, estoy segura les gustará el resultado final.

Muchas, muchas a todos por seguir el fic, especialmente a Kenigal y LoganMartinez, por su paciencia y apoyo capítulo tras capítulo. No puedo plasmar aquí palabras suficientes para expresarles mi sincera gratitud hacia ustedes. Debido a la poca aceptación que el fic ha tenido últimamente, sobre todo debido al manejo de ciertos personajes, consideré en algún momento dejarlo inconcluso, sin embargo, tras pensarlo largo y tendido llegué a la conclusión sería una atroz falta de respeto no sólo a ustedes, sino también a mi Beta, hacer algo así.

Leer sus comentarios me impulsa a seguir imaginando y escribiendo porque, sé aman tanto esta historia justo como yo lo hago.

Sin más, de nuevo reitero mis disculpas y espero verlos por aquí la próxima semana.

Cuídense.


Última edición por whiteflower el Vie Mayo 31, 2013 1:22 am, editado 1 vez
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por gabiigleek Vie Mayo 31, 2013 1:09 am

a mi Encanta este fic no recuerdo haber comentado antes pero estoy esperando tuss nuevos capitulos no demores por favor. besos
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Mensaje por Gabriela Cruz Vie Mayo 31, 2013 2:30 am

Espero que Kurt regrese, esta genial el fic.
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Mensaje por alexluis Vie Jun 07, 2013 2:14 am

Sigo todos los días revisando si actualizaste pero no x fa cuando actualizas me muero por saber que pasa.
Tu historia es una de las mejores me encanta x favor no tardes mucho [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 2824147739
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Mensaje por Gabriela Cruz Vie Jun 07, 2013 2:23 am

No tardes en actualizar por favor.
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Mensaje por Invitado Sáb Jun 08, 2013 8:16 pm

Notas:

Lectores, por fin he terminado el capítulo, ha costado lo suyo pero lo logré. Ahora mismo se encuentra en las sagradas manos de mi beta, Le Fay Morgana, así que ahora ya no depende de mi. Revisar es algo complicado sobre todo porque a veces suelo cometer tremendas barbaridades.

En fin, dentro de nada tendrán el capítulo 13.


¡Gracias por la espera!
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Mensaje por alexluis Dom Jun 09, 2013 5:18 pm

Por favor no tarden mucho me muero por leer que es lo que pasa [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 92624832
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Mensaje por Invitado Vie Jun 14, 2013 9:59 pm

Kenigal

Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii regresaste ya me hacía muchísima falta la historia.

Dios Kurt es ful terco pero en sus palabras me sonó hay algo de razón ósea quizás los actos de Blaine si son ocasionados por esas circunstancias previas y horribles o es que acaso en verdad lo hace de corazón que gran enigma.

Lo que Sebastián hace con las manos lo deshace con los pies y eso que empezaba caerme un poco menos mal, porque empecinase en alejar a Kurt que acaso él nunca tuvo problemas o que es un egoísta para ser sincero, como que eso es todo le parece poco todo lo que le ocurrió a Kurt pero claro como no encontró expendio de drogas o asesinatos no fue suficiente Dios su madre lo alejo de su padre y luego ella muere en un “incidente” Dios.

Cielos Marly es más astuta de lo que pensé y ahora secuestraron a Tina Dios esta genial el fic gracias por escribir lo amo.

Hola Kenigal, gracias por tu paciencia, significa mucho para mi que aún continues siguiendo este fic. La verdad las razones de Blaine estarán justificadas, lo prometo, y cuando las explique sabrán porque él muestra tanta reticencia a dejar ir a Kurt.
Sebastian, bueno, él sólo se preocupa por su mejor amigo, pero no es malo. ¡Lo prometo!

¡Marley me encanta! Es otro de mis personajes favoritos, tengo grandes planes para ella. En fin, de nuevo gracias por seguir aquí, comentando y leyendo sin falta. ¡Saludos!



logan martinez escribió:D: osea este cap tubo de TODO!! en primera me encanto la parte klaine pense que kurt iba a cedr pero no ¬¬ y su discucuion fue genial!! no dejes que blaine se rinda :) lo de seb y alber con alexa wow espero ver mas de ella :D y por ultimo asjkdhsdjk ahhh pobre tina [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 512029371que malll esa marley ¬¬ merece la muerte okno ._. pero encerio solo espero que adam no le haga nada y para terminar que kurt descubra a marley y habra un duelo de sangre [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II" - Página 4 364988687ik ta me calmo ._. ACTUALIZA PRONTO :D

phh es cierto olvide decirte que yo leo tu historia en fanfiction.com pero no puedo comentar ahi xq no tengo cuento :( pero simpre comentare aquie :D

¡Eso intento! Que los capítulos sean fluidos y así puedan disfrutarlo tanto como yo lo hago al escribirlo. ¡La discución Klaine me costó un montón! Mi Beta decia debía haber más intensidad al momento de que ellos hablaran, me facina saber que logrué proporcionar el ambiente adecuado.

¡Marley si tendrá su duelo de sangre! Pero no con Kurt, con alguien más. Bueno, al menos eso tengo planeado.

Gracias por seguir aquí, Logan.


alexluis escribió:Hola solo quiero decirte que tu fic es super que me encanta y que cuando comense a leerlo no pude parar. Espero que no tardes mucho en actualizar por que me muero de incertidumbre de lo que va pasarle a Tina o que quiere hacer Marley. Por favor no tardes demasiado


Hola AlexLuis, bienvenido al fic. Lamento mucho haberte causado tanta incertidumbre, pero ocasionalmente tengo problemas de autoestima respecto al fic, es decir, no creo sea tan bueno como para publicar más caps, pero comentarios como los tuyos me animan a seguir adelante.

¡Gracias por no rendirte ante mis constantes atrasos!



gabiigleek escribió:a mi Encanta este fic no recuerdo haber comentado antes pero estoy esperando tuss nuevos capitulos no demores por favor. besos

Hola Gabiigleek, gracias por respondera la nota que dejé en un momento de desesperación total. Te agradezco mucho el que dedicaras preciados minutos de tu tuempo a seguir estas locuras mías. ¡Espero no desepcionarte!



Gabriela Cruz escribió:spero que Kurt regrese, esta genial el fic.

Gracias Gabriela. Pues aquí tienes un nuevo cap, o jalá la espera valiese la pena. ¡Gracias por leer!


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Mensaje por gabiigleek Vie Jun 14, 2013 10:37 pm

Cuando subiras el nuevo capitulo???? espero que pronto
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Invitado Vie Jun 14, 2013 10:38 pm

He tenido problemas al momento de públicar, así que lo he puesto de esta manera.

Advertencia: Este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, basado en el cómic de X Men. Contendrá Original Character, Out of Character y Slash. Nada referente a Glee, Fox o Marvel Comics me pertenece.

Agradecimientos especiales: A Le Fay Morgana por ser mi Beta, soportar mis atrasos y todas mis dudas existenciales. De verdad, ¡no sé qué haría yo sin ti! Lo más seguro es que acabaría corriendo en círculos, como una completa desquiciada.

Por otra parte, también agradezco a quienes  leen pero no comentan, los que comentan y me hacen saber su opinión, y a quienes sin decir nada, siguen el fic. ¡Los amo a todos!


Sin más, disfruten la lectura.





...





Capítulo XIV
"No man's land"




Blaine se situó justo en frente de aquella puerta que tantas veces lo había conducido directamente al despacho de Artie, sintiendo como si un león salvaje estuviese haciéndole diversos estragos dentro del estómago. Dios, nisiquiera podía recordar con exactitud la última vez que había estado así de nervioso. Mientras reunía valor suficiente para anunciarse, brevemente se acordó de las fabulosas épocas cuando portó el característico uniforme rojo y azul de Dalton. Cabía destacar durante toda su estancia, fue un estudiante modelo académicamente hablando, sin embargo, al ser mejor amigo de Santana y Sebastian resultó inevitable los tres terminasen metiéndose en diversos problemas.

Sonrió nostálgico. Los profesores de aquél tiempo que prestaban servicios al colegio, casi enloquecían ante tales accesos de constante rebeldía. Sólo Artie, con su increíble y dotada paciencia, supo lidiar con ellos sin perder la cabeza en el intento. Ahora, muchos años después, ya convertido en un adulto responsable y con suficiente experiencia respecto al hombre que consiguió cambiarle toda perspectiva del mundo, apostaba su adorada Harley que Artie le pidió acudir hasta allí porque quería respuestas. Respuestas relacionadas al complicado tema cuyo nombre y apellido le sonaba demasiado familiar últimamente: Kurt Hummel.

Respirando profundo, golpeó la puerta utilizando los nudillos sin demasiada fuerza, obteniendo de manera inmediata un amortiguado "pase". Obedeciendo, eso hizo. Ingresando al sitio, nada más cruzar el umbral Blaine encontró al director ubicado justo tras ese escritorio bellamente tallado, completamente enfrascado en chequear diversos papeles cuyo contenido desconocía. Supuso podrían ser proyectos o tareas pendientes asignadas a los chicos a quienes solía impartirles clases; jóvenes cuyas capacidades intelectuales superiores formaban parte del respectivo don con el cual habían nacido.

Aunque Artie ya notaba su presencia, carraspeó ligeramente— ¿Me llamaste?

—Oh, buenas tardes Blaine —el saludo fue emitido derrochando cortesía permitiéndole a Blaine casi respirar aliviado. Sin embargo, también sabía Artie solía cambiar realmente rápido no de actitudes, sino más bien de argumentos, empujándole hacia un sitio peligroso donde conseguiría lo que buscaba demasiado fácil. Debía andarse con cuidado y permitir la conversación flotase sólo hacia dónde creía conveniente—. En verdad lamento muchísimo hacerte venir hasta aquí cuando seguro has pasado un día complicado pero, es importante —explica señalando con un ligero movimiento las dos elegantes sillas vacías, invitándole a ocupar cualquiera de ellas.

—Prefiero quedarme de pie, gracias —Blaine necesita mostrarse sereno y firme frente al director. No importaba si Kurt acudió primero dispuesto a exponer sus actitudes como las del villano más malvado de cualquier historia jamás escrita por el hombre. No. En cierta forma conciliadora cree Artie evitaría emitir cualquier juicio porque lo conocía bastante bien, él querría escuchar su versión del asunto también. Corría con bastante ventaja. Haber sido pupilo suyo incluso después de terminar Dalton significaba mucho, sobre todo debido al alta estima forjada entre ambos mientras los años pasaron indemnes uno tras otro.—. ¿Ya estuvo aquí, cierto?

—Así es —confirma lo evidente tras olvidar detener el constante escrutinio en los documentos impresos, prosiguiendo a colocar ambos codos sobre la ordenada superficie del escritorio, entrelazando sus dedos sin prisas ni presiones—. Debo agregar parecía molesto.

—Me imagino —acomentó impregnando cierto toque sarcástico al comentario. Entonces, una vocecilla proveniente de ningún sitio especifico se encargó de susúrrale debe mantenerse sereno. Artie pronto comenzaría a hacerle preguntas y, creía conveniente seguir manteniendo en secreto ciertos detalles importantes relacionados con las horripilantes discusiones que mantuvo durante el último mes con Kurt. Blaine odiaba perder. Detestaba escuchar ese famoso "te lo dije" tan frecuentemente ligado al fracaso. Y aunque todavía no consideraba a Kurt tal cual, prefería ahorrarse los regaños (indudablemente justificados).

—Hablamos largo y tendido —Artie, ajustándose las estilizadas gafas sobre el puente de su nariz, envió una mirada tan perspicaz al moreno que consigue ponerlo incómodo—. Dijo cosas condenadamente razonables considerando los diversos acontecimientos suscitados dese su abrupta llegada a Dalton—entonces, regresando a la actividad anterior pendiente, comenzó a organizar cada documento con absoluta naturalidad—. También mencionó el querer marcharse cuanto antes.

—Lo sé —coincide llevándose casi inconscientemente una mano justo a la parte posterior del hombro, rozando el área apenas sobre las prendas de ropa que llevaba puestas. Si Artie notó o no tal gesto, prefirió quedarse callado—. Intenté hacerle desistir explicándole existen tipos mezquinos cuyo único propósito consiste en reclutar chicos ingenuos, cuyos poderes les convierte sin problemas en simples herramientas desechables. Incluso dije cuán peligroso será si se expone tan irresponsablemente al abandonar los seguros muros del instituto, pero —negando repetidas ocasiones, continua— Kurt es demasiado testarudo, no escuchó ni escuchará nada que provenga de mi.

—Comprendo —oh, lo hace, aunque no exactamente de la misma forma en que otros generalmente lo razonarían gracias al privilegiado conocimiento que ha adquirido durante los años, la vida y la experiencia. Por eso, también entiende algo andaba mal. Podía sentirlo. Blaine no estaba siendo del todo sincero con él. Esto resultaba bastante obvio debido a tan descomunales intentos de proyectarle una imagen creíblemente sólida e imperturbable, casi perfecta. Cualquiera le creería nada sucedía, pero Artie era demasiado inteligente para ser engañado; y le preocupaba mucho. Le preocupaba porque consideraba al telepata parte de su familia, además, Blaine nunca se mostró tan reticente antes a compartirle sus inquietudes debido a la profunda confianza existente entre los dos. Sin embargo, tampoco puede obligarlo a hablar—. Entonces, dadas las circunstancias actuales creo no me queda ningún otro remedio.

—¿Qué intentas decirme con eso? —pregunta dividido entre evidente sorpresa e incredulidad—. ¿Enviarás a Kurt de regreso a Lima? —Artie prefiere guardar silencio, el cual Blaine interpreta como una respuesta afirmativa. Y su reacción ciertamente no es nada buena. Apresurado, avanzó los escasos metros que le separaban del escritorio colocándose justo frente al director, encarándole, dispuesto a dar batalla. Artie sólo le mira con total reprobación. Justo comienza a considerar tal comportamiento tan fuera de lugar le parece inaceptable—. No puedes simplemente dejarle ir —señala, apuntando hacia una ventana enfatizando las palabras—. ¡Dos días! ¡Le doy dos días antes de que ellos lo encuentren!

—Yo cálculo sería cuestión de horas— repuso circunspecto Artie, cerrando los ojos adoptando el aspecto de alguien que ha repetido un sin sentido durante mil veces seguidas, incapaz de hacerse entender del todo—. Hummel ya decidió y una vez fuera, dejará de ser responsabilidad nuestra —casi horrorizado ante ello, Blaine se dispuesto a contraatacar, no obstante, le resultó imposible—. Mira, Kurt nisiquiera le encuentra sentido a quedarse aquí porque nunca le ha interesado aprender nada respecto a sus habilidades, por eso —suspiró alargando la vocal durante varios segundos—, apegándonos a las reglas, debemos respetar sus deseos.

—¡Cometerás un grave, grave error! —bramó Blaine perdiendo los estribos—. ¡Kurt necesita quedarse! —entonces, casi como si hubiese tenido una revelación, consideró opciones—. Kurt cree yo soy el problema, entonces, renunciaré a cualquier intento de acercármele. Incluso buscaré otro mentor dispuesto a enseñarle, limitare cualquier interacción a meros asuntos escolares estrictamente necesarios. ¡Demonios, Artie! —maldijo—. ¡Si Kurt deja Dalton, sería enviarlo a una muerte segura!

Artie frunció los labios. Ya había escuchado suficiente.

Trasladándose con total parsimonia, bordeó el espacioso escritorio hasta colocarse en otro ángulo más despejado, enfrentando al otro hombre—. Parece ser últimamente olvidas soy yo quien toma las decisiones aquí —reprende sin mostrar un ápice de molestia o enfado, sin embargo, Blaine percibió autoridad impregnada en toda la oración—. Jamás, en todo mi mandato he retenido ningún estudiante contra su voluntad pese a saber necesitaban constante guía, y ten por seguro Blaine, no pienso comenzar ahora —cuando notó el moreno replicaría, continuó—. Debes aceptarlo.

—¡No puedo! —soltó desesperado. Colocándose ambas manos sobre la cadera luchando horrores contra si mismo, intentó recuperar la calma pérdida. Entonces, los dos se quedaron callados. Y Blaine cree es el silencio más desagradable que ha experimentado nunca en presencia del director; el miedo, las constantes dudas, los "¿qué tal si?" le atosigan con tanta fuerza que cree asfixiarse—. Yo…

—Ya lo he preguntado antes pero esta vez necesito seas sincero conmigo —pide cuando tan descomunal indecisión por parte del telepata enciende una especie de potente alarma en su pensamiento lógico. Ciertos sucesos que antes creyó imposibles y hasta descabellados cobran sentido, justificando las actitudes tan inusuales adoptadas por Blaine últimamente. Y ahora Artie creía, entre esos dos cabezas huecas ocurrieron mucho más que simples altercados ocasionales—. Sucedió algo entre ustedes, no es así.

Mierda. ¡Mierda!. Blaine siente como si le hubiesen tirado encima mil pesados cubos de gélido hielo solido. Maldiciendo en cuanto idioma conoce, comprendió aquel comentario había sido una jodida afirmación. Una correcta. ¿Ahora qué carajos se suponía debía responder? ¿Acaso lo más sensato sería decir la verdad? Abrumado ante los poco frecuentes problemas de control emocional, retrocedió sin querer varios pasos restringiendo cierta distancia.

Y eso fue todo. Artie no necesitó ninguna otra explicación.

—Nada pasó —mintió. Era mejor así, Kurt ya tenía suficientes problemas por los cuales preocuparse y Blaine definitivamente no le añadiría ningún otro a su interminable lista. Sí, tarde o temprano descubrirían ese suceso, sin embargo, él planeaba cargar con cualquier posible responsabilidad—. ¿Kurt te dijo lo contrario? —quiso saber con una gran tención atenazándole la boca del estómago.

—No —contestó, sin creerle nada—. Mira Blaine, será mejor digas si las cosas…

Nada más saber a qué rayos estaba refiriéndose, Blaine sintió un inusual calor irradiarle del rostro. ¡No tenía catorce años, cielo santo! Ante tal azoramiento, casi creyó regresar a la época cuando descubrió el sexo por primera vez —. ¡¿Acaso te volviste loco?! —exclamó casi escandalizado ante la simple idea. En cierta forma sólo concebirlo conseguía hacerle experimentar raros malestares de diversas dimensiones. No porque Kurt fuese repulsivo o algo. ¡Cristo bendito, no! Kurt quizá era el chico más atractivo que conocía. Con esos grandes ojos azul-grisáceo, piel blanca cual porcelana y porte perfecto bien podía conquistar sin esfuerzo a quien se propusiera, sin embargo, Blaine creía que aprovecharse de la actual posición inestable del jovencito aberraba contra sus principios y ética profesional—. ¿Te das cuenta eso qué insinúas se considera delito al ser Kurt un menor?

—Necesitaba confirmarlo —murmura moviéndose de nueva cuenta, dirigiéndose hacia una de las ventanas cuya privilegiada vista a los jardines le encantaba—. Ahora qué lo comprobé, iniciaré los trámites correspondientes a la transferencia cuanto antes.

Blaine cerró los ojos, derrotado. Sabía no importaba qué otro argumento dijera o cuál método pudiese emplear, sería en vano. Artie nunca cedería—. ¿El padre de Kurt vendrá?

—Planteó la idea de viajar solo —Blaine creyéndolo ridículo, abrió la boca dispuesto a rechazar semejante idea tan descabellada—. Obviamente se lo negué porque como bien has dicho ya, todavía es menor y es necesario le acompañe un profesor.

—Yo me ofrezco a llevarle.

—No creo sea muy buena idea y tú sabes muy bien por qué —señala lo evidente—. Quinn será quien lo haga.

—Artie, Kurt posee un temperamento condenadamente complicado, dudó Quinn logré lidiar con él sin volverse loca primero—agregó basándose en las experiencias pasadas propias—. Yo recién comenzaba a adaptarme a sus abruptos cambios de actitud tan constantes así que, puedo serle bastante útil —Blaine era telepata, más eso no significaba necesitase leer los pensamientos del director para darse cuenta qué le cruzaba por la cabeza—. Por favor, si me permites hacer esto prometo jamás mencionar el asunto otra vez.

Artie suspiró con pesadez. ¿Le quedaría acaso otro remedio? Lo dudaba. Blaine quizá había cedido al hecho de enviar a Hummel de regreso a casa, pues sabía él tenía razón en todos los aspectos, sin embargo, en esto se negaría—. Bien —concedió, arrancándole una enorme sonrisa agradecida al moreno—. Sólo diré una cosa más antes de que te marches —atento, Blaine escuchó —. Siendo director sabes mi obligación consiste en respetar las normas que rigen y hacen funcionar este lugar, aún así, como amigo me gustaría darte un consejo totalmente ajeno a eso. ¿Podría?

—Claro.

—Debes saber, considero las últimas oportunidades son siempre mucho mejores simplemente porque te hacen recapacitar dónde te has equivocado, permitiéndote saber hacia qué dirección dirigirte —mientras hablaba, contempló entretenido los múltiples colores del cielo vespertino—. El camino a Lima es largo y yo recomendaría lo utilices para pensar.

Blaine asiente, comprendiendo de inmediato el significado oculto de aquellas palabras. En silencio, Artie le indicaba que dentro de Dalton el posee poder y autoridad, no obstante, una vez fuera era diferente. Y Blaine hará todo cuanto estuviese en su poder para hacer las cosas bien. Agradeciéndole al director sin utilizar palabras, procedió a marcharse. Una vez solo, Artie se retiró las gafas de su rostro procediendo luego a apretarse el puente de la nariz, derrotado. Definitivamente, sabe terminará arrepintiéndose más tarde.

Con Kurt Hummel ahora ya todo era posible.

Casi noventa minutos después de que Blaine abandonara la oficina de Artie, Marley hacía lo propio y retornó al colegio justo antes del anochecer. El guardia que resguardaba el acceso principal pareció algo sorprendido de verla aparecer tan pronto, sobre todo cuando recién aquella mañana "ella" misma se encargó de explicarle con detalles posiblemente tardaría en realizar las diligencias pendientes en Westerville. Marley, comportándose amable ante los constantes parloteos del hombre demasiado confiado, explicó necesitaba sólo ciertas cosas para reabastecer la bodega donde almacenaba sus materiales de trabajo. Así pues, sometiéndose a los chequeos rutinarios, la joven espía comprobó no sería descubierta porque estos consistían en reconocimiento ocular y huella digital, así como en deslizar credenciales de acceso personalizadas. Además, Tina había proporcionado suficiente información respecto a los procedimientos comunes realizados por seguridad. Nada podía salir mal.

Con acceso concedido, Marley condujo entre los pequeños senderos pavimentados repasando las indicaciones exactas sobre dónde debería dirigirse a continuación. Según Tina, cada que abastecía mercancía nueva debía aparcar justo al lado del almacén que había sido construido junto al taller en que comenzaría a trabajar pronto. Sus "nuevos" ayudantes eran avisados anticipadamente sobre su llegada, así, procedederían a descargar la vagoneta y trasladarlo todo al lugar correspondiente.

Sin embargo, esa ocasión nadie acudiría porque simplemente no era Tina quien regresaba.

Le tomó poco esfuerzo localizar el sitio indicado. Aparcando el vehículo, lo aseguro y se dispuso a comenzar un recorrido de reconocimiento inicial. Comprobando llevaba lo necesario dentro del bolso robado a la mujer con fuerte aspecto asiático (esto consistía de un comunicador portátil de alto alcance disfrazado de pendiente, localizador ultrasensible que permitía revelar su ubicación actual si algo se complicaba, así como también los planos electrónicos de Dalton) procedió a ejecutar sus órdenes.

Y entonces, vagando entre los múltiples pasillos, aulas, patios y jardines, Marley encontró su primer gran problema.

Pese a memorizar hasta el cansancio cada complicado trozo de plano pertenecientes a los distintos edificios que conformaban el campus, nunca era igual verlo todo desde una escuálida pantalla a caminar entre esos elegantes corredores, ahora vacíos. Y sucedió lo inevitable: terminó desubicandose. Afortunadamente, casi ningún estudiante o profesor pululaban cerca, eso le brindaba excelentes oportunidades de explorar sin levantar ninguna sospecha innecesaria. No la complacía nada pensar debería matar si era puesta en peligro su actual misión.

Así pues, recorriendo diversas rutas memorizándolas sobre la marcha, encontró lo que creyó era una de las tantas salas comunes destinadas para los estudios independientes de los alumnos. Era muy refinada, tenía amplios ventanales cuyos cristales blancos brindaban mayor luz, enmarcados por finos labrados rectangulares. También había mezas y sillas elaboradas con madera oscura alineadas unas tras otras de manera ordenada, piso color perla inmaculado, sofás distribuidos aleatoriamente entre el amplio espacio, e inclusive, también tenía disponibles dos maquinas expendedoras de café. Marley quedó maravillada. Si Jake pudiese ver todo aquello, seguro le encantaría tanto o más que a ella.

Tan enfrascada estaba Marley en admirar cada centímetro de la habitación, que muy tarde notó no estaba sola.

De espaldas a ella, un hombre se hallaba sentado varias mesas más allá. Poseía cabello oscuro pulcramente peinado con gel, que brillaba tenue bajo las luces fluorescentes del techo. Llevaba puestas ropas formales cuyo estilo favorecía su esculpido cuerpo y parecía demasiado distraído puesto que nisiquiera notó cuando entró. Según los pocos detalles que alcanzaba a apreciar sumado a las descripciones otorgadas, ese sujeto encajaba perfecto con un tal Blaine Anderson. El excesivo producto cosmético aplicado en su oscuro cabello le delataba. Más tampoco podía confiarse, así que, prometiéndose verificar después, creyó conveniente marcharse. No obstante, el sujeto se percató tenía compañía.

—Hey —saludó él girándose sobre la silla, colocando uno de sus codos sobre el respaldo. Marley contempló ese desconocido rostro ajeno de piel bronceada. Bueno, Blaine Anderson era sin dudas era un hombre muy, muy apuesto.

—Hola —responde utilizando tono correcto. No muy efusivo aunque tampoco demasiado desganado.

—¿Sucedió algo malo, Tina? —pregunta con preocupación latente en su grave voz—. Creí haberte escuchado decir quizá regresarías hasta mañana.

—Bueno —comienzó, explotando sus capacidades actorales—, encontré todo cuanto necesitaba y no vi sentido a quedarme más tiempo en Westerville. Así que, aquí estoy.

—Genial —murmura sentándose correctamente otra vez y bebió un largo sorbo del vaso desechable que tenía enfrente.

—¿Te encuentras bien? —no es que a Marley le interesase. Oh, no. Pero fingirlo formaba parte de suplantar a otra persona, y, según Tina Cohen-Chang, casi todos en Dalton eran amigos o intentaban serlo. Levantaría sospechas si mostrara indiferencia. Acortando distancias, ocupó el asiento vacío frente al moreno cuya expresión mortificada dejaba mucho que desear. Realizaría preguntas neutrales, preguntas sencillas cuya relación fuese interpretada por su interlocutor abiertamente—. ¿Tuviste dificultades con tus alumnos?

—¿Por qué crees eso? —dijo trazando pequeños círculos imaginarios con los dedos sobre la superficie del vaso repetidas veces.

—Es lo más común —encogiéndose de hombros, Marley pretende hacerlo sonar cotidiano, sin importancia—. ¿O me equivoco?

—No, la verdad no —concluye Blaine recargándose completamente en su silla, emocionalmente exhausto. Durante la última hora estuvo ahí, pensando sobre el asunto que tanto lo aquejaba hasta casi devanarse los sesos y, teniendo a Tina enfrente, comprendió necesitaba hablar con alguien al respecto. Alguien capaz de escucharle sin juzgar ni discutirle sobre cuán equivocadas eran sus determinaciones, alguien dispuesto a comprenderle. Ella siempre fue buena escuchando. ¿Sería buena idea confiarle lo que le inquietaba? —. En realidad tengo problemas sólo con uno —comenzó. Aquello quizá le iba a hacer mucho bien.

—¿Carácter o habilidad difícil?

—Ambas —Blaine no puede evitar emitir una risa sardónica—. Eso es lo irónico del asunto. He intentado acercarme a él porque quiero ayudarle, pero lo único que hace en respuesta es alejarse cada vez más y más. Y los conflictos entre nosotros han sido, bueno…bastante fuertes.

—Entiendo —comenta Marley empática estudiándolo fijamente. No conoce al hombre sentado frente a ella cuyo aspecto compungido le hace recuperar durante breves segundos su olvidada conciencia, sobre todo porque él parece un buen tipo. Le hacía creer era esa clase de personas desinteresadas, dispuestas a brindar una mano amiga, sin embargo, aunque Marley podía considerarse a si misma joven, no era tonta. Trabajar encubierta requería saber manipular situaciones, evitar crear cualquier vínculo emocional con el entorno o víctimas potenciales, significaba conocer el perfecto arte del engaño y también implicaba arruinar vidas inocentes durante la operación, desapareciendo después sin dejar rastro. No podía dejarse deslumbrar ante la amabilidad de nadie. Desde hace mucho decidió con certeza donde colocar absolutamente toda su lealtad—. ¿Qué piensas hacer ahora?

—¿La verdad? —Blaine nisiquiera sabía qué debe responder exactamente. Si bien había estado dándole vueltas al asunto muchas veces, aún no es capaz de idear ninguna estrategia factible para cuando llegase el momento de escoltar al joven telepata a Lima—. Prefiero evitar seguir con ello por ahora. Estoy demasiado agobiado y eso nubla mi juicio complicándolo todo aún más.

—Bueno, dirás sonará atrevido pero —finge dudar, manteniendo la frase en suspenso durante tiempo suficiente otorgando la impresión adecuada—, ¿no crees le das demasiada importancia? Digo, ese chico parece reacio a aceptar cualquier consejo u ayuda sea de quien sea. Quizá sería mejor dejarle tener cierta porción de realidad y posiblemente eso le ayudará a aprender ciertas lecciones importantes.

—Exactamente eso quiero evitar —dice frunciendo el entrecejo—. Tina, tú desconoces en gran parte cómo solía vivir antes de que Artie me ofreciera una segunda oportunidad de convertirme en alguien totalmente diferente. Al dejar Dalton, esas lecciones lastimarán tanto a Kurt como a su propia familia y él parece haber sufrido ya suficiente con guardar silencio respecto a sus habilidades durante años. Además, siendo nivel alto corre mayores riesgos que cualquier otro chico promedio.

Marley se tensó ante eso último. ¿Nivel alto? Si recordaba bien, ellos solían llamar así a los individuos tipo Alfa. ¡El muchacho obstinado del cual hablaban era uno de los dos Alfas que Adam mencionó debería localizar entre los muros del colegio!. ¿Lo mejor? Ese terco jovencito renunciaría pronto a la protección de Dalton por voluntad propia, facilitándoles maravillosamente la tarea a sus compañeros. ¡Debía comunicar tan importante descubrimiento cuanto antes!

—Lo sé —coincide, conteniendo su emoción—. Lamento haberlo mencionado.

—Tranquila, me dejabas saber tu opinión, eso es todo.

—¿Y cuándo se marchará? —Marley pretende sonar desinteresada. A sus propios oídos, cree haberse expresado demasiado entusiasmada e intentó mitigar la sensación jugando con los botones adheridos al bolso perteneciente a la verdadera Tina, por debajo de la mesa.

—Este mismo fin de semana será —responde pesaroso Blaine, terminando con el café dentro del contenedor térmico blanco—. Le acompañaremos Quinn y yo, aunque también consideré pedirle a Santana unírsenos. Sé suena ridículo tantos profesores escolten a un solo estudiante, sin embargo, me sentiría más tranquilo.

Marley asiente tomando nota mental—. Espero esto resulte bien —menciona conciliadora.

—Igual yo —casualmente, Blaine consulta su reloj de pulsera—. Oh, ya es bastante tarde y seguro debes estar cansada después de viajar desde Westerville hasta aquí.

—Un poco, sí.

—Entonces será mejor retirarme, así podrás regresar tranquilamente a tú habitación —poniéndose en pie, acomodó correctamente la silla antes utilizada—Gracias Tina.

—Gracias a ti —Marley le regala su más amplia y encantadora sonrisa—. Ya sabes, por tenerme confianza.

Despidiéndose con un ligero ademan educado, Blaine abandona aquella sala común ignorando completamente recién había otorgado información vital a una peligrosa enemiga, cuyo perfecto disfraz logró engañarlo sin esfuerzo. Tampoco imaginó siquiera que, gracias a su descomunal imprudencia, pondría en riesgo no sólo su propia vida sino también la de dos profesores más. Y sobre todo, guiaría al joven Alfa directo hacia los acontecimientos que precisamente buscaba evitarle.

Sip. Con la primera fase del plan ya en marcha, Marley en esos instantes creía encontrarse en la cima más grande del mundo entero.









Maldecía su constante racha de mala suerte.

Calculando ya habían transcurrido al menos dos horas desde que los potentes efectos de todas aquellas porquerías conjuntas que esos tipos tan extraños ataviados con batas blancas estuvieron administrándole durante días, en intervalos diferentes pero siempre constantes, Tina al fin pudo gozar cierto grado de apreciada lucidez. Le costó mucho esfuerzo regresar la movilidad pérdida a sus entumecidas extremidades, sin embargo, en cuanto logró ponerse en pie, inmediatamente comenzó a chequear cada pequeño rincón del sitio donde fue recluida desde el instante mismo de ser capturada.

Aquella habitación destinada a ser su prisión personal era poco amplia, cuyas gruesas paredes parecían haber sido recubiertas con algo parecido a colchonetas; Tina supuso evitarían así cualquier intento de suicidio en un futuro no muy lejano. Del techo, una blanquecina luz fluorescente brindaba al sitio fuerte aspecto pulcro debido a la obvia escases de mobiliario, como todo acceso tenía dos pequeñas rendijas diminutas que proveían aire acondicionado y una puerta cerrada, suponía, eléctricamente desde el exterior. Y estaba también esa jodida cámara vigilando cada movimiento suyo durante las veinticuatro/siente, provocándole a la modista ciertos accesos de paranoia espantosos.

No había ninguna posible manera de escapar.

Frustrada hasta lo inimaginablemente posible, arrastró sus pies descalzos por el piso alfombrado y tomó asiento sobre la cama individual cubierta con un simple edredón gris. Clavando los ojos casi de manera enfermiza en la puerta metálica bloqueada, creyó buena idea verificar qué podía haber más allá. Si no podía abrirla (a menos claro que tuviese a mano cualquier explosivo potente, y aún así lo dudaba porque nisiquiera sabía cómo funcionaban tales artilugios), al menos vería dónde se encontraba exactamente. Concentrándose, cosa fácil debido al constante silencio reinante, tomó una profunda respiración disponiéndose a utilizar su poder, sin embargo, cinco segundos después Tina notó no sucedía nada.

Alarmada, lo intentó de nuevo obteniendo resultados similares. Respirando frenética, comenzó a caminar llevándose ambas manos al largo cabello, devanándose los sesos al tratar de encontrar un motivo coherente para explicar semejante atrocidad. ¿Qué carajos le habían hecho? Bien, ella era nivel bajo, aún así, le arrebataron sus habilidades. ¿Cómo? ¿Por qué?

Entonces sufrió un espantoso acceso de rabia inaudita y acabó arremetiendo contra lo primero que tuvo al alcance, que resultó ser una de las acolchadas paredes. Tina gritó hasta quedarse ronca, lloró desconsolada y profirió mil insultos, todo mientras propinaba constantes golpes importándole poco gastar energías en vano. Progresivamente, sus fuerzas menguaron y las piernas ya no le respondieron por lo cual cayó al suelo sin recato alguno aún con lágrimas recorriéndole ambas mejillas pálidas.

Se sentía como una verdadera basura.

Ella no sólo estaba metida en grandes problemas, sino que también arrastró consigo a todos en Dalton. Era una vil y asquerosa traidora. Le dijo sin chistar a ese miserable extranjero todo cuanto necesitaba saber, permitiéndole idear sólo Dios sabía qué tipo de plan macabro para destruir el colegio desde dentro. Y tenía miedo. Miedo por los estudiantes, por sus amigos, por Mike. ¡Cristo bendito, sólo imaginar pudiese sucederle cualquier cosa al hombre del cual estaba enamorada, creía enloquecer!.

¿Cuanto planeaban mantenerla prisionera? ¿Acaso no sería mejor matarla y acabar ese asunto de una buena vez? ¿Por qué la dejaban con vida?

En ese preciso instante, una delgada mujer ataviada con chocantes prendas atravesó sin problemas la solidez de la puerta como si estuviese hecha de humo. Tras dirigirle miradas reprobatorias, avanzó calmada hasta situarse justo frente a Tina e hincándose, suspiró resignada —. Si fuera tú, lo cual afortunadamente no resulta ser el caso, evitaría sucumbir ante semejante comportamiento lunático. A menos claro que desees volver a los sedantes —le dijo como si estuviese dirigiéndose a un niño especialmente estúpido. Tina, aún alterada, retrocedió todo cuanto le fue posible y envolvió sus brazos torno a las rodillas —. Oh cariño, tener miedo es normal.

—¿Quién rayos eres tú? —quiso saber, confusión y miedo absoluto impregnada en cada palabra.

—Me llamo Sugar —dijo sonriéndole quizá demasiado alegre considerando las circunstancias —. A partir de hoy yo seré quien te cuide.

—¿Cuánto tiempo más planean tenerme aquí encerrada?

—Bueno, considerando nuestro tercer General no ha dictaminado ninguna orden concreta todavía, por el momento deberás ser paciente— explicó utilizando tono agradablemente lento, tratándola cual retrasada—. Aconsejaría evitaras hacer mucho ruido o los otros dos Generales vendrán y puedo asegurarte no mostraran ninguna indulgencia contigo, cariño. Ellos son muy diferentes a Crawford —irguiéndose cuan alta era, le ayudó aponerse de pie. Tina inicialmente dudó aceptar la ayuda, sin embargo, finalmente lo hizo. ¿Tenía otra opción?

—¿Qué me hicieron? —pregunta desconfiada, permitiéndole guiarla y Sugar al instante entiendió qué quería decir.

—Ésta habitación fue construida a base de características especiales —comenta casual, impregnándole cierta aura misteriosa a sus palabras conforme avanzaban la corta distancia hasta donde estaba situada la cama—. En resumen, cualquiera que ingrese aquí quedará imposibilitado de utilizar cualquier tipo de habilidad.

—¡Mentirosa! —estalló Tina enfadada, rehuyendo cualquier contacto—. Tú recién acabas de atravesar esa maldita pared —remarcó señalando hacia esa gruesa barrera hecha con duro hormigón.

Sugar en toda respuesta encogió ambos hombros simulando inocencia y acabó tomando asiento junto a la modista, cuya arisca actitud le hizo alejarse varios centímetros, estableciendo distancia prudente entre ambas—. Tenemos ciertos métodos secretos, Tina —reveló, guiñándole un ojo de manera cómplice.

—Todos ustedes están chiflados —acusó intolerante. Quizá Sugar pudo ser algún día alguien buena, incapaz de realizar ningún daño a otras personas, sin embargo, tras toparse con esos miserables bastardos hijos de perra acabó con el alma podrida—. ¿Acaso no tienes familia? ¿Alguien importante por quien preocuparte? ¡¿Por qué hacen esto?!

—Claro que tengo familia, tontuela —comenta sonriéndole—. Mi papi, quien tiene mucho dinero, es uno de los inversionistas económicos más grandes que se han interesando en apoyar ésta enorme causa —explica, extendiendo ambas manos haciendo hincapié todo cuanto las rodeaba fue posible construirlo gracias a él—. Yo, siendo su única hija también debía contribuir de una u otra manera, debido a ello estoy aquí. Es muy simple en realidad.

¡No! ¡No era nada simple! Tina creyó vomitaría en cualquier instante. Encontraba condenadamente inaudito que un padre estuviese de acuerdo con el hecho de que su propia hija estuviese inmiscuida entre tanta mierda—. Fuera —murmuró entre dientes, conteniendo más lágrimas. Sugar pareció genuinamente confundida puesto que le miró como si hubiese escuchado cualquier otra cosa—. Vete —repitió encarándola, nada contenta—. ¿Acaso eres sorda? ¡He dicho largo!

—¿Sabes? No hay necesidad de ser mal educada, Tina —reprende Sugar, captando al fin—. Debes saber aprecio los buenos modales, crecí siguiendo ciertos estándares en cuanto a conducta se refiere y si sabes lo que te conviene, deberás aprender a mostrar un mejor comportamiento. Piénsalo detenidamente querida, mientras mayor disposición muestres, créeme, será mejor.

Y sin más, salió del sitio agitando su cabellera castaña enérgicamente ofendida. Tina dejó escapar un gemido ahogado permitiéndole al llanto hacer acto presencial otra vez. ¿A quién carajos le importaba? Ella sabía seguía viva porque podía serles útil de una u otra manera, sólo sería cuestión de tiempo.

Y lo merecía. Merecía cualquier castigo en pago a su vil traición. Resignada a su suerte, se permitió torturarse, esperando que quienes se encargasen de hacerle pagar, lo hicieran cuanto antes.








—Chicos, vengan aquí un momento por favor —colocándose ambas manos sobre la boca simulando una bocina, Blaine prácticamente necesitó gritar para hacerse oír entre tanto barullo ocasionado por las diversas habilidades empleadas en ese momento. Deteniendo toda actividad, sus pupilos acudieron obedientes comenzando a rodearle y nada más encontrarse lo suficientemente cerca, se dirigieron entre si mismos diversas miradas de extrañeza total, esperando encontrar alguna respuesta coherente ante semejante anormalidad. En lo que a los entrenamientos respectaba, Anderson era extremadamente disciplinado, debido a ello, les pareció inusual interrumpir una sesión del mismo sin haber sido prevenidos antes. Sin embargo, Blaine lo hizo porque Sam había aparecido allí de pronto, ubicándose a cierta distancia prudente esperando el momento indicado y así hablar con él. A juzgar por los pensamientos del Empático, era importante—. Debido a su excepcional desempeño he decidido concluir el resto de las lecciones —varios suspiros aliviados se dejaron escuchar—. Sepan estoy muy orgulloso de ustedes; resistieron los nuevos ajustes del entrenamiento sin emitir ninguna queja, sin embargo, aconsejo no se acostumbren. En nuestra próxima reunión deberé exigirles doblemente para compensar así el tiempo perdido de hoy. ¿Queda claro? —todos asintieron, aunque poco conformes—. Bien, pueden retirarse —entre gemidos derrotados, cada estudiante procedió a marcharse—. Directo a sus dormitorios si son tan amables —pidió, señalando a dos muchachos específicamente—. Sí, lo digo por ustedes dos, Duval y Sterling.

Ambos jovencitos, sonrojándose hasta lo inimaginable, siguieron sus respectivos caminos al interior del colegio. Al verlo desocupado, Sam se le acercó arrastrando los pies en el verde césped del jardín más amplio con que Dalton contaba. El clima era agradable y podían charlar sin ningún problema mayor—. Hey —saludó tranquilamente—. Vine a despedirme.

—Eso intuí —dijo, sonando quizá poco entusiasmado ante la idea.

El empático, claramente con mucho mejor aspecto luego de recibir las excelentes atenciones médicas que Mercedes le brindó durante los últimos días, creyó conveniente que nada más restablecerse del todo, lo más sensato sería regresar cuanto antes a Los Ángeles, de donde ya se había ausentado más que suficiente. Tras enterarse por boca del mismo Blaine que Kurt decidió abandonar Dalton voluntariamente, le pareció innecesario seguir alargando su estadía porque al no tener ningún estudiante al cual enseñar, sus posibles funciones terminaban automáticamente. Además, aún cuando tenía gente cualificada para encargarse de su compañía constructora, había ciertos proyectos independientes que requerían atención personalizada constante.

Por lo tanto, hizo las maletas, compró vía internet un pasaje y pronto estaría viajando en un avión en un par de horas más. Sí, notó cierta reticencia del telepata a dejarle ir, sin embargo, al hablarlo largo y tendido, Blaine comprendió él debía volver.

—Sabíamos esto sucedería tarde o temprano —dijo con absoluta calma, dejándole caer casualmente una mano sobre el hombro al moreno. Blaine ante el gesto, arrugó la frente en un obvio puchero descontento—. Aunque las cosas tomaron rumbos distintos a como lo planeaste, me dio mucho gusto verte nuevamente, amigo —Sam sonrió fraternal ante semejante aspecto infantil que Blaine se empeñaba en adoptar gracias a su partida. Y le parecía divertido que pese a ser adultos, todavía continuasen conservando ciertas actitudes propias de la adolescencia—. ¡Vamos Anderson, no seas bebé! —reprendió bromista—. Sabes puedes llamarme siempre que quieras.

—Lo sé —suspiró resignado, regresándole la sonrisa—. Es sólo que…—dudó. Sam arqueó la ceja e inclinándose un poco hasta colocarse justo al tamaño del Telepata, le alentó a continuar—. Perdón, sé soy demasiado egoísta respecto a este tema y todos seguro ya estarán hartos pero, teniéndote aquí significaba mantener vivas ciertas esperanzas.

—¿Aún crees puedes convencerlo de recibir un entrenamiento apropiado? —Blaine miró al suelo derrotado. Sonaba ridículo, era consciente. Otros chicos antes siguieron el mismo ejemplo que Kurt, no obstante, le resultaba impensable siquiera pretender desistir cuando se trataba del castaño. Kurt despertaba en él un profundo instinto protector e ignoraba si resultaba ser porque desde un inicio lo vio tan confundido, perdido e incomprendido pero, Blaine sentía debería seguir insistiendo todo cuanto hiciera falta y no desanimarse ante cada nuevo obstáculo impuesto gracias al terrible carácter del inexperto muchacho.

—Todavía tengo fe —murmuró apesumbrado. Sam bien podía no ser una de las personas más perspicaces del mundo entero, ni mucho menos perceptiva, antes al contrario, derrochaba torpeza e ingenuidad en sinfines de sentidos, sin embargo, lo sintió tan fuerte, tan profundo que casi le quita la respiración. ¿Cómo no se dio cuenta antes? ¡Dios santo! Era tan graciosamente obvio que le impresionaba siquiera plantearse nadie lo hubiese notado ya.

—Voy a preguntarte una sola cosa y me gustaría respondieras lo más sinceramente posible —dijo, desconcertando un poco a Blaine ante tal comentario. Últimamente todos parecían necesitar cierto grado de franqueza—. ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste dejarte llevar por tus sentimientos? —preguntó, mirándolo directo a los ojos color avellana que le observaron sorprendidos. Y los notó titubear, asustados—. ¿Y bien?

—Yo…

—Mira, aún nisiquiera te das cuenta pero como tu amigo te daré un consejo que sé podrá serte útil más adelante: Nuestro corazón rara vez elige de manera anticipada de quien se enamora —comentó encogiendo los hombros—. Si tú crees vale la pena sobrellevar y luchar contra cualquier cosa que se interponga con tal de asegurar el bienestar de esa personita especial, entonces hazlo. ¡Arriésgate! ¿Qué carajos podría importarte tales o cuales opiniones emitidas por los demás? —Blaine se mantuvo callado, impresionado ante las palabras del rubio—. Confía siempre en ti mismo, Blaine, ¿queda claro?

—Sam — rió involuntariamente nervioso—, no entiendo por qué dices tales cosas.

—Sólo confía en mí —pidió guiñándole un ojo—. Anda, dame un abrazo —tomándolo del codo, lo obligó a acercarse y le pasó ambos brazos a escasos centímetros bajo los hombros, palmeándole cariñosamente la espalda dos veces—. Voy a extrañarte, viejo.

—Yo también —respondió disfrutando la tranquilidad que le infundía tenerle cerca —. Aún cuando creo estás chiflado—dijo, haciéndolos reír a ambos.

—No tendrás esa opinión pronto, puedo apostártelo.

Tomándolo a broma, los dos se separaron y Blaine le acompañó hasta la salida, esperando volver a verle en un futuro no muy lejano. Sam y él intercambiaron breves charlas posteriores a despedirse definitivamente, fue entonces que el telepata creyó conveniente enfrentarse con otro problema cuyas dimensiones serían más complicadas de sobrellevar.

Justo media hora más tarde, Blaine terminó de ajustarse apropiadamente las vendas sobre ambas manos, brindándoles cierta protección del ejercicio que pronto realizaría y procedió a abandonar los silenciosos vestidores disponiéndose a internarse dentro de aquel espacioso gimnasio cuyo uso exclusivo era reservado únicamente para miembros docentes en Dalton. Analizando con la mirada cada extensión disponible, finalmente centró toda atención al área donde sabía se encontraban dispuestas las herramientas necesarias para quienes disfrutaban practicar boxeo. Con paso seguro, avanza completamente determinado en hablar con la persona que había estado intentando localizar durante los dos pasados días, sin ningún grado de éxito posible.

A esas horas, el gimnasio era ocupado casi en su totalidad porque otros colegas suyos, tras verse libres de cualquier actividad académica o extracurricular pendiente, aprovechaban el tiempo enfocándose en fortalecer sus respectivas habilidades individuales. Justo como sucedía con los estudiantes, ellos también debían apegarse a cierto reglamento interno obligatorio. Cuando les contrató, Artie fue bastante especifico referente a ello; al menos tres veces por semana debían dedicar bloques completos sin importar el horario a entrenarse. Al ser profesores, su deber consistía en servir de sólido ejemplo a los estudiantes, sin embargo, muy lejos de verlo cual molesta obligación, solían sacarle el lado creativo al asunto. Debido a tan diversas disciplinas marciales que manejaban, organizaban ocasionalmente pequeños combates amistosos cuya única finalidad consistía en aportar cierta diversión a sus ya de por si rutinarias vidas cotidianas. Les ayudaba a no oxidarse ni perder práctica.

Blaine participaba seguido, le permitía liberar cierto estrés acumulado, no obstante, en aquella ocasión realmente debería negarse a cualquier tentadora posible invitación, todo porque precisaba encontrar a Santana cuanto antes. Ella realmente sabía ponerse condenadamente evasiva y escurridiza cada que presentía algo no le atribuiría ninguna conveniente retribución. Justo igual que ahora. Y Anderson puede jactarse lo suficiente de conocerla para intuir la latina se lo pondrá difícil. Muy difícil. Santana era famosa gracias a su terrible temperamento así como también por ser absurdamente terca. Blaine esperaba que, si su plan original fallaba, las otras opciones disponibles funcionasen mejor.

Blaine salió de sus pensamientos cuando pasó casi al lado de tres profesores que, nada más verle, comenzaron a hacerle diversas señas exageradas pidiéndole acercarse. Reconociéndolos de inmediato, acortó cualquier distancia encontrándose pronto cara a cara con David, Thad y Quinn. El moreno conoció a los dos hombres durante su adolescencia, los tres formaron en su momento parte del coro escolar llamado los Warblers que actualmente Quinn dirigía, eran excelentes y pese a nunca realizar demostraciones externas debido a la naturaleza de Dalton, actuaban seguido y eran bien conocidos de manera interna.

Nada más tenerle enfrente, David se puso en pie chocando palmas con Blaine amistosamente—. ¡Anderson! —saludó entusiasmado el afroamericano, regalándole una henorme sonrisa de casi mil vatios permitiéndole apreciar una perfecta hilera de blancos dientes cuyo contraste con su piel oscura, resaltaba con obviedad—. ¿Dónde carajos te metiste últimamente, hombre? Ya te has perdido varias peleas esta semana y créeme, sin ti pululando por aquí complicándome la vida, ganar tan seguido va restándole cierta gracia al asunto.

Thad revoleó los ojos sarcástico. Quinn en tanto, emitió ligeros resoplidos burlones ante tanta "modestia" —. Otros asuntos más importantes ocuparon casi todo mi tiempo —dijo, ignorando olímpicamente las miradas socarronas que la rubia le dirigió.

—¿Y a qué debemos el honor de tú visita? —quiso saber Thad, apoyándose contra una maquina de ejercicios—. ¿Acaso tendrá relación con cierta latina endemoniadamente sexy?

—Así es —dijo sin rodeos, ganándose ciertas exclamaciones burlonas.

—Pues mucha suerte con eso, amigo —meneando la cabeza David señaló con el pulgar hacia atrás, como si la recién mencionada hubiese estado escondida allí desde siempre—. Satán parece muy entusiasmada con su rutina hoy, y apuesto cualquier cosa terminará arrancándote las pelotas si osas acercarte demasiado —haciendo muecas adoloridas, continuó—. Si yo fuera tú, mejor regresaría mañana.

—Ya he esperado suficiente —Blaine aseguró, consiguiendo arrancarles diversos comentarios osados a sus compañeros—. Ahora, si me disculpan, debo concluir un asunto de suma importancia.

Alejándose, se dirigió hacia donde creía encontraría a la latina. Efectivamente, Santana estaba practicando arduamente contra una pesada bolsa de boxeo. La joven morena movía su estilizado cuerpo enfundado en ajustadísima ropa de ejercicio que no dejaba nada a la imaginación, mientras propinaba brutales puñetazos sin misericordia al saco hasta casi hacerlo reventar, en consecuencia, pequeñas motas de aserrín flotaban en el ambiente, envolviéndola, proporcionándole un aspecto rudo, dominante y austero. Blaine detuvo sus pasos a escaso medio metro, dedicándose a observarla. Si Santana notó o no su cercanía, simplemente fingió desinterés absoluto.

—Pareces tener mucha energía —comienza él, ganándose ciertas miradas fugaces disgustadas.

—¿Qué rayos puedes querer ahora, chico maravilla? —pregunta sin ningún ápice de cortesía o educación al aplicar mayor fuerza, potencia y precisión a sus golpes. Santana realizó diversos movimientos agiles y fluidos, corrigiendo cualquier postura mal ejecutada e impactó el puño izquierdo sin compasión, provocando en consecuencia, un espantoso ruido cuando los nudillos desprovistos de cualquier protección chocaron contra el duro saco de cuero—. ¡Espera! —lo detiene, evitándole decir nada—. Mi tercer ojo Mexicano psíquico prevé estarás pidiéndome algo pronto.

—Pues tiene razón—concuerda. Por propia experiencia sabe es mejor ir directo al punto con ella, sin rodeos ni medias tintas—. Necesito un favor.

Aunque Santana ya esperaba una respuesta similar luego de todos esos días evadiéndole, haciéndose descaradamente la desentendida respecto al asunto, no por ello puede evitar sentirse menos inquieta. ¿Qué carajos planeaba Blaine lograr con ese asunto? Deteniendo sus actividades, evalúa al moreno con sumo interés. Tras un prolongado silencio embarazoso, Santana sacó sus propias conclusiones y resopló disconforme pese a la notoria cara confundida del hombre, que, inocentemente, ignoraba era tan transparente como el cristal mismo—. ¿Esto tiene relación con Lady Hummel, cierto?

—¿Lady qué?... —repite a medias lo anterior, inusualmente ofendido ante tal apodo grosero.

—Ya me oíste Anderson, no finjas que no —agregó de mala gana, dejando completamente el asunto de seguir entrenando. Con absoluta calma, tomó un botellín con agua que siempre llevaba consigo al realizar cualquier actividad física. Bebiendo largos tragos, sintió a su cuerpo rehidratarse—. ¿Qué idiotez hizo ese niño ahora?

—El favor es para mí Santana, creo es todo cuanto debería importarte —dejando de lado la botella, Santana colocó ambas manos sobre sus caderas adoptando una clara pose desafiante. Y es todo cuanto necesita—. Kurt dejará Dalton pronto —explica apretando los puños gracias a la impotencia que aún le carcome—. Quinn y yo le escoltaremos, pero me sentiría más seguro si vinieras con nosotros.

—¿Por qué yo? —consulta auténticamente curiosa—. Pídeselo al suricato, apuesto estará encantado, ya sabes, con lo mucho que Lady Hummel le agrada —cada palabra dicha viene cargada de sarcasmo puro.

—Pensé podrías ayudarme —indica dolido.

—Lástima Anderson, tengo mejores cosas de las cuales ocuparme que llevar de paseo a un mocoso malcriado cuya única preocupación gira torno a si mismo.

—Nosotros también tuvimos dudas en nuestro momento, Santana —le hace recordar. Ella frunce el entrecejo nada contenta ante semejante comentario alusivo al pasado—. ¿Qué clase de profesores seríamos si abandonamos a nuestros estudiantes sólo porque son difíciles o incorregibles? ¿Dónde estaríamos nosotros ahora si Artie se hubiese rendido?

—Es muy diferente y lo sabes jodidamente bien, Blaine —apunta ella, comenzando a cansarse demasiado pronto del testarudo telequinetico. Como siguiera así, el desenlace no sería nada bonito—. Según tengo entendido, Hummel tuvo cada maldito minuto de su preciosa vida arreglada con esa familia a la cual menosprecia como si fueran basura. Jamás ha necesitado luchar por sobrevivir, ni mucho menos aferrarse a cualquier miserable pequeña esperanza que le permitiera creer valía algo intentar seguir adelante —le reclama furiosa, encarándolo sin piedad—. ¿Cómo te atreves tú, de todas las personas a venir aquí e intentar convencerme cuando conoces los acontecimientos que nos preceden? ¿Acaso creíste utilizando argumentos y tácticas tan pobres lograrías algo? —chasqueando la lengua exasperada, se ubicó justo frente a Blaine—. Creí me conocías, ahora comienzo a dudar —retirándose, reunió sus pertenencias sin disimular su enfado—. Te respeto Hobitt, pero últimamente me has decepcionado demasiadas veces.

—Tienes un punto, lo acepto, pero discrepo totalmente —dice, comenzando a jugar sus cartas inteligentemente porque, dependiendo de cuán bien lo haga, las piezas encajarían por si mismas en cada respectivo sitio según lo tenía pronosticado—. Kurt y cada estudiante perteneciente a Dalton merecen una oportunidad.

—Déjalo Blaine —advierte Santana dispuesta a marcharse. Ya no le interesa seguir discutiendo más—. Ese "muchachito" nubla tu sensatez increíblemente fácil. Mejor deja de comportarte como estúpido y céntrate en quienes realmente aprecian estar aquí para aprender —aconseja, comenzando a alejarse.

—No voy a dejarte tranquila hasta haberte sacado un sí —advierte Anderson, dado un paso al frente. Santana tras detenerse, dejó caer la mochila que cargaba al hombro y, girándose, le confronta—. ¿Me estás retando? —pregunta burlonamente—. No hablaras en serio —arquea su delineada ceja al darse cuenta es así—. Oh, lo haces —Blaine señala un pequeño cuadrilátero situado varios metros más allá—. ¿Te das cuenta hasta qué punto has caído?

—Agoto posibilidades, nada más.

—Anderson, voy a asegurarme de patearte tan fuerte el trasero que desearas nunca haber comenzado esta tontería en primer lugar —amenaza con aterradora seguridad en si misma, y el moreno entiende posee pocas posibilidades de ganar, sin embargo, si no lo intenta de ningún modo se sentirá satisfecho.

Los dos amigos subieron al ring que usualmente era utilizado para los combates organizados. Los otros profesores presentes, al darse cuenta una pelea comenzaría, inmediatamente acudieron curiosos, estallando inmediatamente después en absoluta exaltación al saber quiénes eran los contendientes. Santana "puño de hierro" López contra Anderson. La reputación de ambos como peleadores les precedía, ninguno se dejaría vencer fácilmente.

—¿Preparada? —dice Blaine indiferente ante las sonrisas insolentes que la latina le dirigía.

—Eres hombre muerto.

—Ya veremos —respondió, sintiendo la intensa adrenalina recorriéndole cada vena, cada posible terminación nerviosa cual potente veneno que se esparce por el torrente sanguíneo, intoxicándole.

Santana fue quien atacó primero. Desplazándose con extraordinaria velocidad, dobló su brazo derecho hasta tener el puño justo a la altura del pecho, utilizando así el codo buscando asestar un fuerte golpe directo al rostro del moreno. Posiblemente dejarle ciertas marcas le haría meditar primero con seriedad el no hacerla enfadar en el futuro. Blaine por otra parte, preparándose, emitió un ligero gruñido de protesta cuando al moverse justo en dirección contraria, logró esquivarle procediendo a retroceder varios pasos, imponiendo distancia prudente entre uno y otro. Como Blaine era más del tipo estratega, Santana quería evitar la posibilidad de permitirle idear ningún plan y, tomando impulso utilizando ambas piernas, ganó altura suficiente para intentar conectar una de sus rodillas contra la mandíbula del telepata. Viéndolo venir, Blaine echó el cuerpo hacia atrás eludiéndola eficazmente.

Con el corazón latiéndole contra las costillas frenéticamente, Blaine prefirió ignorar los vítores emocionados elevándose cada vez más alto, centrándose en la manera de salir victorioso aún cuando el orgullo de su mejor amiga estuviese involucrado. Rondándose entre si cual animales salvajes asechando una posible presa, esperan pacientes cualquier posible reacción. Por supuesto Blaine prefiere tomarse cierto tiempo, sobre todo porque le hace falta pensar; si bien Santana jamás utilizaría al máximo esa monstruosa fuerza física que poseía, eso no significaba debía confiarse. Si accidentalmente ella perdía control, acabaría matándolo. O bien, en un caso menos trágico, le dejaría con dolorosas fracturas múltiples. ¡Rogaba al cielo ni una cosa ni otra ocurriera!

—Olvidémonos de esta mierda Anderson —ofrece, trayéndolo de regreso a la realidad—. Créeme cuando te digo no quiero lastimarte.

—Lo dejaré hasta arrancarte ese "si" —espetó terco—. ¿O a caso temes sea yo quien acabe lastimándote?

La provocación tiene efectos positivos y hace a Santana emitir un suspiro exasperado—. ¡Te lo he advertido!

Elevando su pierna izquierda, sin piedad Santana propinó una patada contra el costado del profesor quien, utilizando el antebrazo, lo bloqueó soportando gran parte del impacto experimentando al instante ese característico cosquilleo recorriéndole, gracias al dolor tan familiar. Santana repitió la operación dos, tres, cuatro veces obligándolo poco a poco a retroceder sobre la superficie del cuadrilátero, intentando claramente arrinconarlo contra las cuerdas. Ellos dos ya habían participado en suficientes peleas y tenían experiencia de sobra para saber que si Santana terminaba acorralando a Blaine, le sería mucho más sencillo derribarlo y sacar ventaja.

Esquivándola nuevamente, Blaine cerró el puño y aplicando fuerza suficiente lanzó un certero puñetazo que Santana de inmediato evitó, aunque este alcanzó a rozarle el rostro. Sonriéndole satisfecha ante la respuesta, consiguió arrancar aullidos eufóricos del improvisado público que les rodeaba.

—Te apuesto cinco dólares a que López puede acabarlo en veinte minutos —comenta David a Thad, elevando lo suficiente su voz para hacerse escuchar entre los otros gritos, sin molestarse siquiera en ocultar cuanto entusiasmo le provocaba atestiguar desde la parte inferior del cuadrilátero semejante duelo entre "titanes". Quinn, que decidió unirse también por curiosidad más que nada, les dirigió una espantosa mirada desaprobatoria. No sirvió de mucho porque ambos hombres prefirieron ignorarla olímpicamente.

—No sé —dijo Thad inseguro, al ver como Santana aplicaba sujeción sobre el cuello de Blaine con uno de sus brazos, haciéndole inclinarse varios centímetros. Utilizando suficiente presión, ella le imposibilitó cualquier movimiento libre y valiéndose de su peso corporal y un certero golpe tras las rodillas, lo envió de cara contra la dura lona ocasionando diversas exclamaciones inconformes e incluso adoloridas—. ¿Qué tal si lo dejamos en diez?

—¡Tenemos un trato!— aceptó encantado.

—¿Realmente ustedes no lo entienden, cierto? —Quinn se mantuvo callada evitando proferir ningún comentario ni a favor ni en contra, sólo miró a sus dos amigos pelear entre si igual que dos niños caprichosos. Ciertas cosas seguían manteniéndose igual pese a los años. Entonces, no le sorprendió que Blaine, arreglándoselas, consiguió invertir las posiciones actuales y ahora era Santana quien yacía tendida boca abajo, intentando frenéticamente liberarse mientras Blaine luchaba por mantenerla sometida todo cuanto hiciera falta—. Ganar o perder, nada de eso importa aquí. Él sólo busca la manera de conseguir lo que le interesa, e intuyo, aunque Santana resulte vencedora, terminará saliéndose con la suya.

Thad y David se observaron confundidos, elevando ambas manos preguntándose en silencio si el otro entendía—. ¿A qué te refieres?

Revoleando los ojos cansinamente, Quinn soltó las cuerdas y prosiguió a marcharse—. Eso es —sentencia alejándose—. Exactamente porque no comprenden son unos verdaderos tontos— David abrió la boca preparando una respuesta acorde, pero otro giro en la pelea le distrajo obligándole a prestar absoluta atención.

Blaine, todavía sobre Santana, presionó sólidamente el femenino cuerpo infringiendo dominio sobre cada extremidad que consideraba peligrosa, forzándola a permanecer en esa misma posición hasta que él decidiera dejarla ir—. Escúchame Tana —jadeó con dificultad, acercándose lo suficiente, permitiéndole escucharle sobre tantos gritos exaltados—. Sólo di "sí" y habremos terminado.

—¡Muérdeme! —espetó ella. Importándole poco o nada provocarse a si misma cierta cantidad de dolor, se zafó de la sujeción infringida emitiendo un alarido debido al esfuerzo. Con renovadas energías giró enganchando su pantorrilla contra el cuello y hombro del telepata, obligándolo a derrumbarse. Un feo sonido sordo resonó tras la caída del cuerpo masculino e inmediatamente después, Santana, situándose justo a la altura de la cabeza del moreno, procedió a aprisionarlo utilizando los muslos para conseguirlo. Blaine, sosteniéndola de las caderas, se retorció cual pez muerto fuera del agua—. ¿Sigues creyendo podrás vencerme? —le preguntó altanera, haciendo oídos sordos ante los bufidos frustrados que Blaine emitía debido al esfuerzo—. Podría seguir durante horas y lo sabes bien.

—Ig-igual yo —resopló alzando sus propias piernas cruzándolas contra el voluptuoso pecho de la latina. Ella, en respuesta, exclamó varias groserías cuando Blaine aprovechó la diferencia entre pesos corporales para inclinarse hacia adelante y así hacerla caer por segunda vez. Ahora, los dos estaban atrapados, en igualdad de condiciones, en una extraña posición y primero preferían quedarse así un largo rato antes de decidir soltarse.

—Es-esto es tan ri-ridículo —refunfuñó Santana con la vista clavada al techo.

—Pi-pienso lo mismo pero —agregó con el rostro rojo y transpirado debido al esfuerzo, además, ella apretaba tan enérgicamente que le costaba respirar—, podrías habernos aho-ahorrado esto al aceptar. Y ca-cabe resaltar te lo pedí am-amablemente.

—¿Qué ob-obtendría yo si decido acom-acompañarte? —dijo demostrando por primera vez cierto interés.

—Pídeme cualquier cosa y si está a mi al-alcance, lo ha-haré —respondió al sentir más estrecho el afiance sobre su cuello.

Sopesando la infinidad de posibilidades que abarcaba tal propuesta, Santana cambió de parecer—. ¡Bien! —pronunció triunfante, dejándole ir. Blaine rodó sobre si mismo intentando recuperar el aliento perdido, pero no le duró demasiado el gusto porque Santana cayó sobre él tras tomar impulso, impactándose contra su espalda, sofocándolo. Tras rebotar contra la lona, aprovechándose del momentáneo estado de aturdimiento, Santana lo sujetó y obviando los buenos setenta kilogramos que pesaba el otro, lo levantó cual muñeco sobre su propia cabeza con ambos brazos totalmente extendidos. Blaine se removió en vano, antes de ser dejado caer estrepitosamente acompañado de alaridos proferidos por los otros profesores.

Blaine se retorció debido al dolor nada más se estrelló contra la dura superficie de lona. Era todo. Había perdido. Ya le sería imposible levantarse y dar más pelea.

Las alabanzas hacia la latina no se hicieron esperar y ella, pavoneándose, aceptó cada una orgullosa. David emitió un juramento al perder su apuesta y Thad se limitó a carcajearse. Aún con actitud pedante debido a la deliciosa sensación que otorgaba la victoria, se acuclilló al lado de él—. A partir de mañana serás mi nuevo compañero de entrenamiento —informó. Blaine dejó escapar un quejido angustioso en protesta; santana tenía rutinas mortales que nadie podía soportar, a menos que deseara acabar lastimado—. Espero esto te enseñé una excelente lección, Bob Reynolds.

Cuando Santana se marchó, importándole poco o nada estar ahí tirado boca arriba, Blaine no pudo evitar sonreír porque, pese a haberle vendido su alma al diablo y terminar con cada músculo del cuerpo magullado, no se arrepentía. Cree ha valido enormemente la pena. Y volvería a hacerlo si fuese necesario—. ¡Vaya paliza, amigo! —exclamo David, subiendo al cuadrilátero disponiéndose a ayudarle—. ¿Puedes levantarte?

—Creo —murmuró tosiendo ligeramente—. Esto va a dolerme durante días.

—Y mañana será peor, compañero —dijo Thad ofreciéndole su mano—. Sólo dime algo…—Blaine le miró al ponerse en pie trabajosamente—. ¿Lograste lo que querías?

—Por supuesto —sonrió complacido. Ahora, sólo esperaba pagar el precio al favor requerido porque, Santana no tendría piedad alguna con él.


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cerrado XIV

Mensaje por Invitado Vie Jun 14, 2013 10:44 pm

Pese a que no era la primera ocasión en que Adam visitaba aquel sitio, esa abrumadora sensación de encontrarse demasiado fuera de lugar siempre sería igual, no importaba cuantas veces debiera estar allí obligatoriamente. Si realmente necesitara emplear alguna palabra para describir todo cuanto le rodeaba, "elegante" sería la más correcta. Discreto, recorre con sus ojos cada rincón del enorme despacho poco iluminado, encontrando sofisticación evidente en cada ostentoso mueble, estantería repleta por gruesos ejemplares cuyos títulos abarcan temas diversos, los candelabros de bello cristal pulido colgando del techo indemnes, el imponente ventanal al fondo y, evidentemente, ese hombre que ahora mismo le daba la espalda mientras contemplaba pensativo a través del vidrio transparente algo qué sólo él podía entender.

Y aunque el silencio ya es palpable e incómodo, Adam demuestra absoluta disciplina quedándose justo donde está, esperando paciente cualquier señal que le brinde autorización para comenzar a hablar. Controlando eficazmente sus propias emociones, nada complicado considerando sus arduos años de severa preparación, se mantiene tranquilo, ignorando por completo la presencia de Cassandra quien, inmóvil, reposaba sobre uno pequeño sofá ubicado justo dos o tres metros lejos del Inglés. En realidad, ella nisiquiera había dicho ni una palabra desde que Adam llegara, no obstante, desconfiaba totalmente de aquella extraña mujer muchísimo más que de cualquier otro miembro del grupo. Todos sabían Casandra era la servidora más fiel del rango más alto y diversos rumores circulaban por los pasillos, entre cada escuadrón, creando diversas historias sobre cuán peligrosa podía llegar a ser.

Y Adam nunca se consideró a si mismo estúpido. Tenerla cerca significaba peligro inminente asegurado y valoraba demasiado su vida al igual que la posición que alcanzó tras tantos horribles tropiezos. Lo más sensato a hacer, era llevar las cosas con absoluto cuidado y pericia.

—¿Entonces? —escucha preguntar a ese imponente hombre ataviado con ropas costosas, cuyo estricto dominio siempre sale a relucir. Él nisiquiera está mirando hacia Adam, tampoco le parece prestar ninguna atención especial, no obstante, el general ya sabe cómo proceder porque tiene suficiente experiencia respeto al otro—. ¿Quisieras explicarme por qué tanta urgencia por tener una audiencia conmigo, Crawford?

—Lamento los posibles inconvenientes que esto le ocasiona, señor —Adam se disculpa inclinando ligeramente su cabeza, brindando la impresión adecuada—, pero usted mismo ordenó lo mantuviese informado respecto a los Alfa que la señorita Cassandra detectó en esa última búsqueda que realizó.

—Lo recuerdo —asiente, todavía mirando al exterior—, aunque a decir verdad pensé debería castigarte conforme pasara el tiempo pues nunca creí obtuvieras ningún resultado —agrega condescendiente, ajustándose la oscura chaqueta que llevaba puesta y Adam sólo atinó a morderse la lengua—. ¿Y bien? ¿Qué has logrado? Supongo debe ser importante sino, ahora mismo no estarías aquí.

—He conseguido infiltrar un espía dentro de Dalton —informa consiguiendo con ello al fin su oficial superior se girara lo suficiente para encararle. Esos fríos ojos verdes clavados en él consiguen hacerle sentir potentes escalofríos, los cuales recorren toda su espina dorsal. Sin embargo, Adam evita demostrar cualquier emoción o sabe podría utilizarlo cual peligrosa arma en contra suya—. Nunca sospecharán nada, mi subordinada que ahora funge el papel de una torpe modista siempre supo desempeñarse bastante bien durante otras misiones asignadas, no hay posible margen de error.

—Excelente estrategia, Crawford —felicita con una extensa sonrisa altanera adornándole los labios—, si fuese descubierta y terminan asesinándola, nosotros no notaríamos ninguna diferencia.

Adam colocó ambas manos tras su espalda y apretó fuerte. Reconociendo el ligero hormigueo gracias a las llamas que luchaban insistentes por explotar, flexionó los dedos respirando profundo, intentando calmarse. Sería suicidio siquiera concebir atacarle, así que sólo se conformó con apretar los labios mientras sonreía casi imperceptiblemente—. Gracias, señor —menciona, pese a sentir demasiado lejos esa supuesta gratitud, todo porque él tenía su propia opinión sobre esos chicos y le ponía furioso los demás tuviesen una percepción tan equivocada—. Hace poco se me informó uno de los estudiantes abandonará pronto las instalaciones del colegio, le acompañarán dos o quizá tres profesores nivel Gamma. Todo parece indicar el muchacho es un tipo Alfa.

—¡Maravilloso! —exclamó extasiado el hombre cuya expresión resplandece dichosa ante semejante noticia. A percepción de Adam, se veía hasta desquiciado ante la mueca codiciosa que se había instalado en ese perfecto rostro atractivo, haciéndole sentir nauseas—. ¿Cuándo sucederá?

—Este mismo fin de semana, señor.

—Bien, muy bien —asiente emocionado y complacido—. Será mejor prepararles una increíble sorpresa que jamás olviden —dice emitiendo ligeras risas—. Cuando los embosquen, pueden jugar todo cuanto quieran con ellos, tortúrenlos si es necesario y luego mátenlos. Recuerda nosotros jamás tomamos rehenes a menos que nos puedan ser útiles —entonces, apoyándose contra la costosa silla color rojo que tenía al lado, continuó—. Quiero vivo a ese chiquillo ¿entiendes?

—Haré el trabajo yo mismo de ser necesario —sentenció. Tiene otros subordinados capacitados para hacerse cargo, gente dispuesta a obedecer cualquier cosa que les pida hacer, no obstante, Adam aprendió nunca confiar asuntos tan importantes a nadie de ser necesario porque podrían arruinarlo, por lo tanto, prefería realizar la labor personalmente garantizando así el éxito absoluto.

—Tonterías —él resta importancia al asunto, agitando su mano en el aire como si espantara algún bicho molesto—. Karofsky es tú capitán, tengo plena seguridad podrá ocuparse del asunto sin mayores complicaciones —Adam inmediatamente cree eso puede ser un precursor directo hacia un inevitable desastre. David era efectivamente uno de sus elementos más fuertes, cuya capacidad destructiva propició muchas veces el éxito en innumerables misiones, sin embargo, dada a su naturaleza agresiva solía sucumbir ante la impaciencia orillándolo a comportarse cual verdadero bastardo de mierda. Un imbécil demasiado peligroso e inestable — Sé lo qué piensas, Crawford —agregó demasiado seguro sobre ello—. ¿Acaso creíste enviaría a Karofsky sin supervisión apropiada? —el extranjero arqueó la ceja, sin comprender—. Kitty le acompañará.

Adam se tensó al escucharle nombrar a aquella maldita mujer. ¡No!. Por los mil diablos, no podía siquiera considerar enviar al violento capitán del primer General. Eso era sin dudas una mala, muy mala idea. Si Karofsky era poco discreto al momento de combatir, Kitty Wilde resultaba ser muchísimo peor, y juntos, organizarían un verdadero carnaval del infierno—. Señor, si me permite expresar mi opinión al respecto, yo…

—¡Me importa un demonio tu opinión, Crawford! —grita, haciéndole callar de inmediato—. ¿Acaso eres idiota? Si no puedes limitarte a obedecer órdenes, tal vez debería degradarte y dejarle el trabajo a Pukerman —dijo, ocasionando que Adam se tensara—. Él podrá carecer de inteligencia privilegiada pero al menos sabe mantener su boca cerrada —siseó despectivo.

—No volverá a suceder, señor.

—Eso espero. Ahora lárgate —dictaminó acercándose a Cassandra y procedió a proporcionar lascivas caricias al rostro femenino con enfermiza parsimonia. Adam no duda y camina hasta la salida manteniendo siempre su completa atención centrada en la puerta cerrada. Una vez afuera, maldice conforme recorría los pasillos vacios, dirigiéndose al área de prácticas donde sabe Karofsky se encontraría pateándole el trasero a algún desafortunado novato. Apostaba ese animal adicto a las peleas mostraría suma felicidad nada más saber le asignaría un nuevo trabajo, y más aún siendo decretado desde los niveles más altos. Luego, necesitaría hablar con el otro General, transmitiendo el mismo mensaje. Ninguno se negaría. Aceptarían hacerlo porque simplemente encontrarían divertido retar a tres Gamma al mismo tiempo.

Adam quería completar el objetivo, por supuesto que sí, pero consideraba sería mucho mejor empleando estrategias inteligentes, trazando procedimientos de acción eficaces. Y sin ninguna táctica previa, seguro ese par acabaría arruinándolo todo.









Inspeccionando a conciencia todo cuanto le rodeaba, Kurt se aseguro al menos dos veces de no olvidar empacar ninguna de las pocas pertenencias que había llevado consigo cuando se "mudó" a aquella pequeña habitación en Dalton. Satisfecho consigo mismo, arrastró una pequeña maleta gris cuyas ruedas permitían fácil traslado, hasta colocarla justo junto a la puerta ligeramente entre abierta, lo cual serviría mucho cuando llegase el momento de marcharse. Evitaría retrasos innecesarios. Encaminándose hacia el escritorio, procedió a sellar algunas cajas cuyo contenido mayormente eran libros, utilizando una gruesa cinta de embalaje para ello.

Trabajando en completo silencio, no pudo evitar ponerse a pensar sobre muchas cosas que aún le causaban ciertos conflictos. Primeramente, nisiquiera tenía idea sobre si estaba haciendo lo correcto al abandonar Dalton. Ahora, tras meditarlo con más calma, aceptaba haber actuado bajo la influencia del enojo que le provocó enterarse sobre las acciones nada acertadas de Anderson. Además de su padre, Carol e incluso Finn, no estaba acostumbrado a que otras personas mostraran preocupación alguna por él, sin pedir nada a cambio primero, y tener a Anderson rondándole tan insistentemente le ponía nervioso porque lograba confundirlo. Y Kurt odiaba sentirse confuso sobre sus propias emociones.

Al inicio, creyó conseguir manejar la situación sin problemas, ingenuamente creyó podría alejarlo adoptando la peor de las actitudes; tal método difícilmente fallaba. Sin embargo, Blaine se quedó. Aguantó grosería tras grosería sin quejas, le ayudaba cuando tenía dificultades y hasta pasó por alto la insolencia del beso robado.

Encontraba semejante insistencia perturbadora. Nisiquiera cuando Elizabeth vivía, Kurt tuvo ningún apoyo o guía respecto a sus inusuales habilidades y, que de pronto apareciera alguien interesado, aceptaba le causaba infinito terror.

Elizabeth Andrews, antes Hummel, fue, según Kurt recordaba, una humana común y corriente. Durante los horribles escasos años conviviendo juntos, años en los cuales debieron mudarse al menos doce veces en menos de seis meses cada vez, pasando múltiples carencias y penas, jamás demostró poseer ninguna característica especial o diferente. A menos claro que, avergonzada ante la sola idea de ser un "fenómeno", evitara usarlas ocultándolas así del mundo entero. Y aunque tales detalles antes le importaban poco, conforme crecía despertaron cierto interés en la siempre viva curiosidad del joven castaño. Tras mucho meditarlo, Kurt dudaba hubiese sido ella la responsable de heredarle semejante "maldición". Su padre quedaba descartado también porque lo comprobó personalmente nada más caer bajo su tutela. No. Hummel sospechaba todo provenía dese mucho más atrás, específicamente del padre que Elizabeth tan fervorosamente maldecía mientras se ahogaba en cualquier bebida alcohólica barata que pudiese costearse.

Lo creía así debido a todas esas veces en que ella le gritaba ellos dos eran endemoniadamente parecidos.

Durante casi toda su infancia, sin importar cuánto se esforzara, Kurt recibió desinterés, inestabilidad e indiferencia absoluta. Los castigos físicos nunca fueron necesarios, un pequeño niño de ocho años sólo necesitaba escuchar la misma basura una y otra vez cada maldito minuto del día para creérselo. En resumidas cuentas, Elizabeth le enseñó a desconfiar, a ser duro emocionalmente, a alejarse antes de exponerse demasiado, a lastimar primero si podía. Poco a poco le amoldó cual suave figura de arcilla hasta conseguir lo deseado; lo que era hoy día.

Cuando ella falleció y Kurt debió pasar a manos de Burt, su padre biológico, muchas cosas cambiaron de pronto. De estar solo, pasó a tener una familia. Una familia real. De huir a establecerse en un mismo sitio permanentemente, también tuvo oportunidad de ir a la escuela y hacer cosas que a su edad eran normales. Inclusive también ganó un hermano, aunque no de sangre. Pese a ser un completo desconocido, le recibieron con los brazos abiertos y para alguien tan roto como él, resultó tarea titánica adaptarse. Pero ellos también debieron ajustarse tanto cuanto pudieron. Eran buenas personas.

Eso le llevaba a considerar la segunda de sus grandes preocupaciones: Burt Hummel. Obviamente su padre desconocía pronto estría regresando a Lima, mucho menos sospechaba que lo haría para quedarse de manera definitiva; y Kurt conocía suficiente al hombre mayor, sabía pediría explicaciones, unas bastante buenas que justificaran semejante decisión. Sólo esperaba creyera lo que había planeado decirle sin oponer demasiada resistencia. Al menos eso tenían ambos en común: eran desmedidamente obstinados.

Justo estaba terminando su tarea, regresó a la realidad cuando escuchó llamaban a la puerta. Girándose, esperó encontrar al profesor asignado para acompañarle, sin embargo, quien estaba allí parado era Vladimir, quien se debatía entre entrar o quedarse fuera. Llevaba consigo dos vasos con café y parecía confundido ante lo que veía. Revoleando los ojos fastidiado, Hummel lo confrontó—. ¿Otra vez tú? —dijo cruzándose ambos brazos sobre el pecho. Durante la semana, Bulgákov estuvo siguiéndole prácticamente a todas partes: la biblioteca, los jardines, las salas comunes, cada maldito sitio donde Kurt iba, Vladimir también. Ya le parecía molesto—. ¿Acaso eres un acosador? ¡Déjame tranquilo!

—No lo soy —bromeó divertido, depositando las bebidas calientes sobre un pequeño buró—. ¿Vas a alguna parte? —quiso saber sin evitar sonar curioso, ante las muecas reprobatorias del otro muchacho.

—No es asunto tuyo —espetó impaciente, aunque por el equipaje resultaba bastante evidente—. ¿Podrías marcharte? Estoy ocupado.

—Mi visita tomara poco tiempo, lo prometo —entusiasmado, tomó uno de los vasos e inmediatamente se lo entregó mostrándole su mejor sonrisa ganadora—. Te debía un café ¿recuerdas? —agregó haciendo hincapié en que lo aceptara.

Hummel, arqueando la ceja se preguntó qué rayos sucedía ahí exactamente—. No me apetece —dijo tajante y Bulgákov encogió ambos hombros sin, al parecer, importarle demasiado.

—Tal vez sería mejor invitarte a comer —murmuró mirando al cielo casi esperando respuestas provenir del techo—. Tengo memorizado cada acceso disponible del colegio y nuestro escape será garantizado, ser prefecto brinda ciertos beneficios ¿sabes?

—¡Nunca sucederá! —exclamó impaciente. Tratar con ese chico estaba siendo jodidamente frustrante—. Mejor vete —casi ordenó, señalando hacia la puerta dándole a entender demasiado directo debía dejarle solo. ¡Ahora!

—¿Interrumpo algo?

Los dos jóvenes sobresaltados ante el repentino sonido, dirigieron toda atención a la persona recién llegada. Kurt bufó molesto nada más comprobar se trataba de Blaine, que, ceñudo, observaba sin pasar desapercibido cuan cerca parecían uno del otro. Kurt ya sabía (gracias a Artie), Anderson, acompañado por otros dos profesores más, serían quienes le escoltarían a Lima. Al inicio quiso quejarse, pero acabó aceptando porque daba lo mismo, igual se largaba de Dalton si o si—. Buenas tardes tenga usted, profesor —saludó Vladimir inclinando su cabeza en claro gesto respetuoso y encantador—. No interrumpe nada importante, señor. Aún —añadió casi entre dientes, permitiéndole sólo a Kurt escucharle.

—¿Puedo saber qué hace aquí, Bulgákov? —pregunta casual, fingiendo absoluto desinterés aún cuando en verdad quería saber.

—A diferencia de otros estudiantes, suelo pasar los fines de semana en Dalton; desafortunadamente mis padres viven demasiado lejos y me resulta imposible visitarles fechas fuera del calendario festivo —explicó agradable, irritando al mayor demasiado fácil—. Y usted, ¿qué le trae a los humildes dormitorios estudiantiles, profesor?

Blaine regaló al rubio una fugaz sonrisa condescendiente. Nunca fue su intención mostrarse hostil contra Vladimir, pero le resultaba difícil controlarse. Él se encargó de decirle todo a Kurt respecto al "incidente" ocurrido en el jardín ignorando la petición de guardar silencio expedida ese día—. He venido por Kurt.

—¿Entonces te vas? —Kurt emitió una pesada exhalación mortificado ante tan evidente desilusión grabada en los ojos azul agua del prefecto. ¿Acaso ninguno tenía vida o qué? ¿Era tan divertido inmiscuirse en la propia cada dos por tres, arruinándola? Tentado a decirles unas cuantas verdades nada agradables, nisiquiera logró abrir la boca cuando Vladimir lo sujetó de la muñeca utilizando fuerza suficiente para mantenerle abierta la palma. Hummel, indignado ante semejante atrevimiento, luchó por liberarse despertando los instintos protectores del profesor. Blaine, enfadado, avanzó dos pasos decidido terminar semejante situación, no obstante, justo entonces Bulgákov le soltó—. Es un regalo de despedida — escuchó decirle tras detenerse en seco—. Mantendrá esa forma sin importar el clima. Espero me recuerdes si lo ves.

Antes siquiera de brindarle oportunidad alguna de objetar, Vladimir se fue dirigiendo otra leve inclinación de cabeza al moreno. Fue hasta ese momento que Blaine apreció una pequeña figura de hielo solido sobre la mano abierta del castaño; ésta tenía forma de ave, un canario cuyas alas extendidas simulaban pronto emprendería el vuelo—. ¿Eso es todo tu equipaje? —le interesó saber ignorando qué otra cosa decir. Kurt a su vez, evitando dirigirle ninguna palabras se hizo cargo de la maleta, dejándole a Blaine las cajas repletas con libros.

Sí. Iba a ser un viaje muy largo.

Medía hora, docenas de comprobaciones vehiculares decentes, quejas horribles (casi todas provenientes de Santana) cincuenta suspiros resignados y mucha paciencia perdida después, los cuatro emprendieron el camino hacia Lima. Santana y Quinn, obstinadas, ocuparon la parte trasera en la vagoneta mientras Kurt y Blaine la delantera. Resultó inevitable. Ambas mujeres, confabulándose a traición, creyeron divertido atrincherarse atrás importándoles muy poco los argumentos tan ridículos del moreno para evitarles hacer aquello. Sin embargo, las damas no aceptaron replica alguna. Blaine, sin otra alternativa, debió hacerse del volante mientras Kurt adoptaría el papel de copiloto.

Sobraba decir era una situación muy poco agradable.

Kurt lucía terriblemente enfadado y evitaba bajo cualquier circunstancia desviar los ojos del panorama afuera, en completo mutismo. No había dicho nada desde que abandonaron los dormitorios. ¿Debía preocuparse? Desalentado, Blaine creyó buena idea encender la radio para aligerar el pesado ambiente. Eligiendo una estación en particular porque le gustaba transmitiesen lo mejor del top 40, tarareó quedamente "Tennage Dream" de Katy Perry.

—¡Demonios! ¿Quién carajos eres tú? ¿Rosie O´Donnell? —bufó la latina obviamente ofendida—. Pensé sería suficiente tortura soportarlos a ustedes dos rositas fresitas durante quien sabe cuántas horas, y ahora resulta también deberé escuchar semejante porquería —mostrándose poco decorosa, Santana se estiró sobre la palanca de cambios luchando por alcanzar los botones de la radio, casi causando que Blaine necesitara maniobrar al menos dos veces, evitando así perder control sobre el transporte—. Oh, Lady Hummel parece ofendido ante mi comentario —Kurt la fulminó con la mirada, ganándose una potente carcajada—. El unicornio tiene agallas.

—Santana, por favor, regresa a tu asiento —pidió el moreno, queriendo evitar cualquier discusión innecesaria.

—No lo haré, tengo hambre y cuando mi estómago carece de alimentos suelo ponerme de mal humor —dijo apoyándose contra el hombro de Blaine; aunque en realidad Santana rara vez estaba de buen humor—. Así que realizaremos una pequeña escala en Westerville., una vez allí compraremos lo necesario.

—¿Y quién pagará? —Quinn intervino, adoptando la misma posición que su compañera, sólo que del lado contrario. Las tres cabezas giraron hacia el hombre de ojos pardos, cuyos hombros se hundieron derrotados.

Así pues, nada más arribar a la ciudad de Westerville, eligieron un pequeño centro comercial donde encontrarían lo necesario y Blaine, cumpliendo, entregó una tarjeta de crédito a Quinn porque sabía ella sabría utilizarla responsablemente. Mientras las dos mujeres realizaban las compras, Blaine y Kurt se quedaron en la vagoneta esperándolas.

Momento idóneo para permitirle a Blaine hablar con Kurt.

—Todavía podemos dar marcha atrás —dijo dejándose caer completamente sobre su asiento—. Todavía no es demasiado tarde—el joven pálido fingió no escucharle. Parecía demasiado interesado en los autos que entraban y salían del estacionamiento público donde se encontraban—. ¿Sabes cómo nosotros terminamos asistiendo a Dalton? —Blaine creyó tal pregunta seguro podría causarle cierta curiosidad a Kurt, aún cuando él permanecía allí, indemne, sin prestarle atención—. Santana vivía entre los peores barrios bajos en Lima —inició, perdiéndose entre los recuerdos—. Sus padres no eran precisamente las mejores personas del mundo. Ellos eran apostadores compulsivos. Al descubrir Santana tenía habilidades diferentes, se aprovecharon de ella y reuniendo un puñado de gente cuya dudosa reputación dejaba mucho que desear, organizaron peleas clandestinas donde Santana solía ser la atracción principal. Dinero fácil —dijo, negando suavemente—. Toda esa mierda duró hasta que Tana cumplió quince, para cuando Artie dio con ella, gracias al cielo todavía no era demasiado tarde. Pagó una escandalosa cantidad por su libertad sin dudarlo dos veces y, aún cuando Santana estaba en deuda, Artie le permitió elegir: cualquier camino que tomara, no la detendría. Ella decidió quedarse.

Guardando silencio sólo algunos segundos, continuó relatando—. Quinn tampoco pasó momentos mejores —agregó exhalando profundo, desviándose hacia otra historia completamente distinta—. Tuvo una infancia relativamente feliz, hasta que gracias a malas decisiones y compañías equivocadas la llevaron a cometer muchos errores. Terminó embarazada a los dieciséis; como era de esperarse, el tipo que contribuyó a concebir creyó mucho más inteligente deslindarse de cualquier responsabilidad, dejándola sola. Sus padres no tomaron con agrado tal noticia. Desorientada, comprendió que un instante era hija de una familia respetable y al siguiente una donnadie sin nada más que veinte dólares en los bolsillos. Pasó los primeros tres meses planeando abortar tras descubrir era diferente, sólo imaginarlo la aterraba, y gracias a sus constantes dudas el embarazo avanzó tanto que finalmente le fue imposible. Entonces debió aprender a sobrevivir. Hurtaba, mentía, se aprovechada de personas buenas, evitaba a quienes pudiesen lastimarla. Un buen día, conoció a Artie cuando le robó un reloj de bolsillo. Él vio potencial en Quinn y ofreció otras opciones. Quinn necesitó semanas para considerarlo, pero también se quedó. Tuvo a su bebé dentro de la seguridad que Dalton ofrece.

A lo lejos, distinguieron las dos figuras femeninas conocidas acercarse, cargando bolsas de plástico repletas. Blaine sonrió con infinito cariño—. Sebastian —rió entre dientes—. Sebastian siempre ha sido un idiota con muy buena suerte. Sus padres son adinerados, aceptaron su sexualidad y habilidades casi tan bien que le costó creérselo. Artie dio con él porque accidentalmente hizo explotar un generador de energía dentro de su propia casa. Salió anunciado en los periódicos. Aceptó ir a Dalton debido a que le gustaban las nuevas experiencias. Nada interesante —concluyó divertido. Entonces, Blaine notó los ojos azules de Kurt le observaban detenidamente.

—¿Por qué me cuentas todo esto?

—Porque —alargó las vocales girando la llave dentro del contacto, poniendo en marcha el motor—, quiero que entiendas existen otros cuyas vivencias no han sido nada sencillas, comparadas con la tuyas.

—Tú no sabes nada sobre mi —soltó ofendido, negándole otra vez cualquier contacto visual.

—Puede ser —concordó—, aún así sé cómo se siente no tener en quien confiar. Justo igual que tu.

Kurt estuvo a punto de replicar utilizando una grosería, sin embargo, como Santana y Quinn ya estaban subiéndose al auto le quitaron toda intención. Blaine mientras tanto, cambió su actitud rápidamente, fingiendo esa conversación nisiquiera había tenido conversación en primer lugar, procediendo luego a retomar el largo recorrido que todavía tenían por delante. Hummel, dolido ante una suposición tan estúpida, se repitió Blaine estaba equivocado. Él no tenía ni la más mínima idea sobre cuanto debió sobrellevar siendo apenas un niño. Dirigiendo sus claros ojos azules al hombre mayor, indignación lo recorre por entero. No. Blaine no tenía ni una mínima idea.

El trayecto desde Westerville hasta Marysville utilizando la autopista 292, que según Blaine les ahorraría algo de tiempo, fue incómodo debido al pesado silencio reinante entre los ocupantes del transporte. Quinn, olvidándose de todos, escuchaba música desde un Ipod y parecía reacia a soltarlo en un muy buen rato, mientras tanto, Santana mantenía absoluta atención en su teléfono celular; enviaba y recibía mensajes a la vez que comía de una bolsa de papas fritas cada tanto. Kurt por otra parte, quería pretender disfrutaba los paisajes sub-urbanos conforme dejaban atrás Westerville y se internaban entre los vastos kilómetros de recta carretera.

Para cuando arribaron a Marysville, era apenas medio día. Existía una breve distancia respecto a ambas ciudades, aún así, pararon allí brevemente en una estación de autoservicio. Kurt, en secreto, se maravilló ante tan fantástica infraestructura con la que contaba el sitio, nunca antes visitó apropiadamente tan bella aunque pequeña urbe, sin embargo, bien podría agregar esa intención a su cada vez más extensa bouquet list.

Que podría cumplir si él tuviese una vida normal.

Indicándoles debían seguir adelante, Blaine condujo fuera de Marysville y siguiendo la ruta 33, se internó otra vez al camino correspondiente a seguir. Varias horas más tarde relativamente tranquilas, el cielo comenzó a encapotarse brindándole un rudo aspecto amenazante. Se acercaba una fea tormenta, todo lo indicaba así y seguro estaría alcanzándolos dentro de nada.

Efectivamente, así fue. Casi diez minutos después, gruesas gotas de agua impactaron contra el parabrisas, repiqueteando constantes, creando sonidos amortiguados tras chocar unas tras otras, empapándolo todo a su paso. Pronto, Blaine se vio obligado a encender las luces largas porque resultaba condenadamente difícil obtener plena visibilidad debido a la intensidad de tan descomunal lluvia. Kurt, nervioso, de manera instintiva ajustó su cinturón de seguridad. Tenía un mal presentimiento.

Al notarlo, Blaine le sonrió tranquilizadoramente—. Todo estará bien —dijo, pese a cuan borrosos parecían los objetos al otro lado del cristal—. Sólo es lluvia.

—Aún así… —murmuró poco convencido—, no me gusta.

—Lady Hummel tiene razón —Santana concordó, analizando la situación. Ahora, potentes relámpagos y vientos excesivos cargaban de electricidad pura el ambiente exterior—. Esta no es una tormenta cualquiera.

Incrédulo, Blaine así lo constató cuando presenció cómo dos torbellinos, cuyo tamaño considerable alcanzaban unos postes metálicos que permitían transferencia eléctrica continua, comenzaban a tomar forma sin explicación aparente justo frente a ellos, serpenteando irregulares conforme arrastraban consigo ridículas cantidades de aire y agua. Los silbidos que producían al girar helaban la sangre—. ¡Cuidado al frente, Anderson! —gritó Quinn en clara advertencia.

Reaccionando lo más rápido posible, Blaine pisó a fondo el freno ocasionando que la vagoneta donde viajaban pegara un tumbo terrible; Santana, quien no traía puesto el cinturón de seguridad, terminó estrellándose contra el asiento del conductor sin demasiada delicadeza. Profiriendo a todo pulmón una maldición, nisiquiera tuvo oportunidad de hacer nada más porque para entonces Blaine ya maniobraba sobre la palanca de cambios, e inmediatamente emprendió marcha atrás entre estridentes chirridos emitidos por los neumáticos rozando la húmeda calzada.

Sin detenerse, Blaine utilizó su habilidad y trabajó frenético en disolver las peligrosas masas de aire que se aproximaban cada vez más y más rápido, implacables—. ¡Tenemos compañía acá también! — López gritó irritada al ver justo detrás una gruesa y alta barrera rocosa emerger del suelo, desgarrando cual delgada tela el sólido pavimento. Blaine soltó varias injurias entre dientes y necesitó virar el volante todo cuando pudo hasta casi dar un giro completo en "u". Para ese entonces, las tolvaneras ya disueltas representaban nula amenaza, debido a ello, Blaine arrancó a toda velocidad siguiendo de frente en línea recta—. ¡¿Acaso este maldito vejestorio no puede ir más rápido!? —frenética, Santana movía su cabeza con dirección al conductor y parte trasera del vehículo sucesivamente—. ¡Hijos de perra! —vociferó al ver diversos montículos circulares, largos y afilados brotar uno tras otro siguiéndoles, amenazando con atravesarles.

Quinn, cubriéndoles las espaldas, desplegaba constantes barreras protectoras que no aguantaban lo suficiente debido a tan descomunal fuerza empleada al atacar—. ¡Apresúrate Blaine!

—¡Voy tan rápido como puedo! —respondió este también a gritos. Sólo dos segundos después, una poderosa explosión se suscitó dentro del pequeño espacio cerrado, amplificando el sonido a tal punto que lo hizo parecer casi un cañonazo ensordecedor. El vidrio polarizado de atrás había sido alcanzado y voló hecho añicos en todas direcciones, permitiéndole entrada directa al gélido viento.

Todos emitieron chillidos espantados y se protegieron como mejor pudieron, encogiéndose sobre si mismos.

Kurt se irguió apenas porque temblaba tanto que le resultaba imposible sentarse correctamente. Decir estaba aterrorizado era poco. Sentado allí, escuchando los diversos sonidos tan hostiles rodeándole fueron demasiado para sus destrozados nervios. Nunca antes estuvo inmiscuido entre el fragor de una batalla real, una pelea donde tenían altas posibilidades de salir lastimados o morir.

Y así la realidad lo golpea e incluso ve cuan severas son las consecuencias de todas y cada una de las decisiones que ha tomado. ¡Blaine siempre tuvo razón! ¡Cualquiera podría fallecer allí por causa suya! Agitado, inconscientemente extendió su brazo aferrándose al moreno justo como un naufrago lo haría a un madero en mar abierto. Blaine, hasta entonces demasiado concentrado en evadir al enemigo, desvió su atención del camino sólo breves fracciones de segundo ante la inusitada reacción de Kurt y eso fue todo cuanto necesitaron los adversarios para inclinar la balanza justo del lado que les favorecía.

Hummel no supo a ciencia cierta qué carajos se les cruzó por delante, pero la colisión fue brutal. Casi de manera irreal, Kurt escuchó cada pesado sonido del duro metal al retorcerse cual frágil papel, pronto, todo cuando les rodeaba daba vueltas espantosas sin control haciéndole apreciar diversas manchas informes pasarle demasiado cerca. Lleno de desasosiego, cerró los ojos esperando lo peor.

Y rogó que llegado el momento todo acabase rápido y sin dolor.








Si aún quedan lectores dispuestos a seguir con esta idea loca junto a mí, sólo puedo decirles: ¡Bienvenidos otra vez!

Para elaborar este cap pasé muchas horas viendo películas, videos, animes y caricaturas que contuvieran mucha genialosa acción para lograr hacer algo decente. ¡Avatar: The Last Airbender fue un gran aportador de material! ¿Alguien lo ha visto? ¡Yo lo amo! *o*

Ahora bien, sé debería darme vergüenza porque ha pasado mucho tiempo desde la última vez que actualicé como corresponde, sin embargo, la vida escolar me absorbió completamente impidiéndome adelantar el fic tanto como hubiese querido. Ya saben, la realidad a veces apesta. Debo tener buenas calificaciones si quiero mantener mi beca en la universidad, y pues bueno, pasaba casi todos mis días metida en una silenciosa biblioteca devanándome los sesos hasta el cansancio, pretendiendo comprender todo lo relacionado con mis materias regulares.

Aún así, no saben cuánto significa para mi saber que dentro del maravilloso mundo del fanfiction aún hay personitas que todavía esperan un nuevo capítulo sin perder las esperanzas. A veces creía no podía seguir haciendo esto, debido a la enorme complejidad del tema que elegí para desarrollar, sin embargo, cada que leía sus comentarios pensaba valía la pena seguir escribiendo. ¡Por ustedes es que aún continuó aquí!

Ahora bien, quizá parezca exijo algo pero no es así, es más, estoy segura será más incómodo que otra cosa (especialmente para ustedes). Necesito su ayuda en este capítulo y en el que viene. Este fic contendrá escenas de acción, soy novata en ello y quisiera pedirles su opinión respecto a la manera sobre cómo se van desarrollando las escenas; esto con intenciones de mejorar más que nada. A veces creo estoy haciéndolo mal, y aún cuando mi increíble Beta (Le Fay Morgana) me ha enseñado un montón de cosas que nisiquiera consideraba antes existían, no sabré si estoy dando la calidad adecuada al escrito si ustedes no me lo hacen saber.

No sé si me he explicado de manera correcta pero, en verdad estaría muy agradecida de conocer sus comentarios al respecto.

Bien, el siguiente capítulo será algo intenso.  Ya trabajo en él y espero tenerlo pronto.

Sin más, nuevamente mil gracias por seguir y llegar hasta aquí.

¡Pasen bonito día!

PD: Les recomiendo mi otro fic, lo pueden encontrar aquí mismo. ¡Es puro romance a nivel diabético pero espero les guste! ¡Gracias!


Última edición por whiteflower el Sáb Jun 15, 2013 1:03 am, editado 1 vez
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Gabriela Cruz Vie Jun 14, 2013 10:59 pm

Me dio gusto que hayas actualizado por fin, espero con ganas el siguiente capítulo.
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Kenigal Sáb Jun 15, 2013 4:40 pm


POR Dios no lo puedo creer casi muero con este fic hasta prepare críspetas y todo cuando me di cuenta del nuevo cap y debo decir me encanta de pies a cabeza está demasiado genial en serio tienes futuro para la escritura o ser guionista o no sé qué más te mereces un óscar esta súper el fic.


Que palera le dieron al pobre Blaine jamás pensé que Santana pudiera tratarlo tan mal pero ya veo que si me encanto la pélela hasta les dedique una que otra porra ero no me decidía a favor de quien.


En serio Bladimir está loco por Kurt o son cosas mías cielos le regalo un canario de hielo eso es para saltar osea un canario de hielo haber jajajajajajajajaj pero es que Kurt no se deja querer teniendo en cuenta que Bladimir no se rinde para que pero el hombre es muy perseverante ridículamente pero con todo lo que le dice Kurt y el hay y hay estoy seguro que ir a por él.


Tina no sé si odiarte o preocuparme la tienen apresada como si de una loca esquizofrénica se trate pero quien la manda a ser sapa aunque la perder la vida hace dudar a cualquiera eso lo logro entender pero hajjjjjjj por s culpa todo están en un gran aprieto pero hay hombre no se no que pensar sobre ella.


Amo a Marley es mala y todo pero me encana como personaje es genial y esta con Jake ósea el existirá en este fic lo leí y no lo creí y cuando mencionaste a Kitty y a karofsky casi me caigo de la silla osea ese dúo para una batalla será no se algo como DIIIOOOOOSSSSSS ya quiero saber cómo se desenvolverá dicha situación estoy impaciente.


Por favor que den buen pele que Kurt le de sus bueno golpes a los enemigo ojala y no lo atrapen tan rápido que o les salga fácil Dios Dios Dos.



Para terminar me encanta tu fic esta genial parece película y a propósito narras muy bien excelente diría yo pero las pelea con poderes y eso trata de describirlas un poquito solo un poquito más para que sean más reales eso sería todo me encanta el fic miles miles de gracias por escribir.
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por gabiigleek Sáb Jun 15, 2013 4:49 pm

Me encanto no tardes en actualizar todas las escenas estuvieron  fantasticas y escribes genial ya quiero saber que pasara no tardes
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cerrado Aviso

Mensaje por Invitado Miér Jul 31, 2013 11:30 pm

Hola de nuevo queridos lectores, otra vez lamentablemente vengo a ustedes pero no con un nuevo capítulo, sino con otro aviso de intermedio para que no crean que abandoné el fic o algo peor. En estos momentos estoy atravesando un duro momento, tanto mi familia como yo recién comenzamos a hacernos a la idea de que alguien muy querido posiblemente nos deje pronto, aún así continuamos conservando la esperanza de que las cosas pueden cambiar para mejor.

Respecto al fic, desafortunadamente tardaré todavía más de lo planeado en actualizar. Con lo ocurrido últimamente en mi vida las ideas simplemente no vienen, inclusive puedo sentarme horas frente al monitor esperando inspiración me asalte, pero nada. Sólo veo parpadear el cursor una y otra vez sin descanso, hasta que termino dándome por vencida.

Lectores, en verdad aprecio mucho su espera y paciencia. ¡Saber ustedes están ahí me infunde animo y valor!

Ahora, voy a adelantarles ciertos acontecimientos relacionados con el capítulo para que la espera sea menos larga, así como también les dejaré un pequeño fragmento de lo que llevo escrito, sometido tal vez a futuros posibles cambios.

Aquí van los adelantos:

Karofsky y Kitty harán su primera aparición en este capítulo, dispuestos a todo por llevarse a Kurt.
Habrá muchas escenas de acción entre Santana, Blaine, David y Kitty.
En este capítulo un personaje recibirá un daño físico importante en una área específica de su cuerpo.
Jake Pukerman también tendrá cierta participación en la pelea.
Más de un personaje resultará gravemente herido.
Interacción Quinntana y Klaine asegurada.

Bueno, esos forman parte de los puntos más importantes, creo. Como ya dije antes, están sometidos a cambios así que todo depende sobre la manera en que se desarrollen las cosas para ello.

Ahora, pasamos a lo siguiente:

Spoiler:


¡Eso sería todo por ahora!

Sigo trabajando, lento pero seguro. ¡Gracias por ser tan fieles al fic!

¡En verdad los amo a todos, tanto a los que comentan y me hacen saber su opinión, como a los que sólo leen y disfrutan mis ocurrencias!

¡Cuídense!
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Gabriela Cruz Jue Ago 01, 2013 12:32 am

Espero que tu y tu familia estén bien, lo primero es la familia cuídate y no te preocupes te estaremos esperando con capítulos nuevos.
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Aloklainer Jue Ago 01, 2013 12:45 am

No te preocupes, aquí estaremos esperando el siguiente capítulo :) Yo también pase por una situación así hace unas semanas, pero mantente fuerte y seguramente todo saldrá bien. Aquí estamos apoyando.
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por darckel Jue Ago 01, 2013 2:23 am

es la primera vez que comento tu fic desde aca ya que lo lei por fanfiction, solo te quiero decir que estes tranquila, conserva la calma y todo saldrá bien, fuerza para ti y tu familia, nos leemos cuando estes lista
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

Mensaje por Veronica Everett Criss Jue Ago 01, 2013 10:14 pm

Hola, soy nueva lectora... Esperaremos actualices cuando puedas, no te preocupes por eso, la familia es primero... Cuidate :)
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cerrado Re: [Fic Klaine] "Mentalmente Accesible"XV "No man's land" "Part II"

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