FANFIC KLAINE. "El chico que se escabulle en la ventana de mi habitación" Epílogo - Parte II

—Ángel, eso fue demasiado —afirmó mientras daba un paso más cerca de mí.

Di un paso atrás y choque con la pared.

—¿Demasiado? Pensé que era perfecto —respondí en broma.

Él se rió y apretó su cuerpo al mío.

—Eres perfecto —apartó un mechón de pelo de mi frente suavemente, mirándome con ternura. Puse mis brazos alrededor de él y lo acerqué más, luego moví mis manos y las puse un poco más allá de su cintura, colocándolas en su firme trasero. Él sonrió con esa sonrisa sexy y presionó sus labios contra los míos con suavidad; gemía ligeramente y lo acerqué más, con ganas de más.
Se apartó para besar mi cuello, sus manos vagaban por mi cuerpo a través de mi espalda y pecho. Una de sus manos se deslizó por debajo de mi camiseta, haciendo cosquillas con sus dedos en mi abdomen. Luego de eso lo sentí chupar suavemente mi cuello.

— Blaine, ¿qué estás haciendo? —pregunté, riendo.

Dejó de chupar por un segundo y alejó su boca de mi piel.

—Mm te estoy marcando —murmuró, antes de chupar en el mismo lugar otra vez. Después de unos segundos, se apartó para mirarlo, inspeccionando su obra. Parecía muy orgulloso de sí mismo y estaba sonriendo de oreja a oreja.

—¿Yo puedo marcarte también? —bromeé.

—Claro, si tú quieres —él estuvo de acuerdo, encogiéndose de hombros, pero en realidad luciendo un poco ilusionado. Apretó sus labios con los míos una vez más, poniendo mi cuerpo en llamas. ¿Cómo diablos me hacía esto? El era el único chico que había besado, por Dios. Sin embargo, aquí estoy, ¡manoseándolo! Sonreí cuando inclinó la cabeza hacia un lado, dándome acceso a su cuello. Justo cuando mis labios rozaron su piel, sonó la campana.
Él gimió y se alejó, mirándome con su cara de cachorro de nuevo.

—Falta a clases conmigo —sugirió él, haciendo una mueca ligeramente.

¿Faltar a clases? ¡Diablos! Odiaba faltar a la escuela.

—Umh, Blaine, no puedo. —estaba debatiendo conmigo mismo. Tenía muchas ganas de pasar tiempo con él, pero no podía soportar la idea de que mis maestros supieran que falté a clases sin necesidad.

—¿Por favor? —rogó, poniéndose de puntillas para que así estuviéramos a la misma altura.

Sus profundos ojos avellanas me estaban matando. No podía decirle que no. Suspiré sintiéndome derrotado.

—Si me atrapan, tú estarás en serios problemas —le advertí. Si obtenía detención, me aseguraría de que él también la obtuviera.

Él se rió, una hermosa sonrisa se extendía por su cara mientras sacaba su celular y llamaba a Finn para decirle que no me sentía bien y que me llevaría a casa.

—Sí, Kurt está bi-… No, dice que se siente un poco mareado, eso es todo… ¡No! ¿Qué?... ¡Claro que no!... ¿Finn?... ¡Ya basta! —su rostro se torno literalmente rojo por algo que Finn dijo—. No, lo tengo. Okay. Nos vemos —finalizó la llamada, sonriendo. Deslizo el teléfono en su bolsillo y me agarró la mano, tirando de mí desde el aula hasta el coche—. Finn va a conseguir que alguien lo lleve al trabajo. Así que, siempre y cuando te lleve a casa a las nueve, ni siquiera sabrá que faltamos a clases —dijo alegremente.

Rodé mis ojos.

—¡Como si Finn realmente creyera que estoy enfermo! Él sabe que estamos faltando. —sacudí la cabeza, riendo. Finn no era tonto, él simplemente no quería decir nada.

—Bien, Ángel, ¿qué haremos? —preguntó Blaine, saliendo del estacionamiento con rapidez antes de que alguien nos viera salir.

Me encogí de hombros con facilidad.

—No me importa. Lo que tú quieras.
Mientras involucrara pasar más tiempo con él, haría cualquier cosa.

Él sonrió.— ¿Quieres que te lleve a patinar otra vez? —ofreció.
—Claro, ¿por qué no? Pero tengo que cambiarme primero; o me congelaré el trasero otra vez —me reí mientras sus ojos inmediatamente se dirigían a mi cuerpo.

Le envié un mensaje a Rachel para decirle que iba a faltar y uno a Quinn para pedirle que recogiera cualquier trabajo que me perdiera. Cuando nos detuvimos frente a mi casa, Blaine se fue a la suya para buscar algo que dijo que necesitaba, yo corrí y busque un suéter. Verifique mi cabello rápidamente y volví al auto, inquieto por pasar tiempo a solas con él. Sonrió mientras subía.

—Oye, te traje esto —dijo, dándome uno de sus suéteres.

Fruncí el ceño ante él. Sabiendo que tenía uno de los míos, ¿por qué traería esto?

—Eh… ¿gracias?

—Es para tu trasero. Te dije que traería uno para que no te mojaras y te diera frío como la última vez. Aunque, tengo plena confianza en que patinarás por tu cuenta al final de esta lección —se jactó, sonriendo.

El patinaje fue muy divertido. Tenía razón, era mucho mejor esta vez. Fue probablemente debido al hecho de que él era un increíble profesor, y porque nos pasamos casi todo el día aquí la última vez. Fue muy divertido estar con él. Él patinó hacia atrás al igual que lo hizo antes, sosteniendo mis manos, haciendo bromas y charlando. Solo me caí un par de veces y él no dudaba en interrumpir mi caída, o en atraparme o en levantarme. Lo miré mientras patinábamos, estaba sonriendo ampliamente y mi corazón dio un vuelco. Era tan hermoso, amable y paciente. Podía sentirme enamorándome de él. Sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera loco por él.

—Oye, ¿Qué tal si presumes un poco? Me encanta verte patinar —sugerí, agarrándome de la baranda para no perder la vida en el momento en que soltara mis manos.
Él me dio un beso antes de irse patinando al revés, se volvió bruscamente y patinó hacia delante rápido, muy rápido. Mi corazón estaba golpeando en mi pecho a la vista de eso. Si se caía, mientras patinaba de esa manera, iba a resultar gravemente herido. El pensamiento de él herido me asustaba. Hizo un par de vueltas, como lo hacen los patinadores artísticos en realidad, y me mostró sus habilidades; como saltar y patinar sobre un pie. Siempre me hipnotizaba verlo patinar. Se veía tan hermoso y ligero, pero nunca lo había deseado por eso, hasta ahora. Se veía tan sexy cuando estaba patinando, tan fuerte y tan increíble.

Blaine quería jugar hockey profesionalmente, ya había sido buscado por un equipo realmente bueno, pero necesitaba estar en la universidad antes de poder firmar un contrato. Le habían ofrecido una beca deportiva completa en una escuela muy buena en Boston, lo que significaría que tendría que mudarse cuando la escuela terminara en pocos meses. El tiempo de separación iba a matarme. Yo iba a tener pesadillas todas las noches cuando él no estuviera allí, sin mencionar la angustia que sentiría al verlo irse. Odiaba el hecho de que él estaría tan lejos y que los chicos estarían cayendo sobre él. Suspiré, negándome a pensar en ello. Tenía que confiar en él. Y lo hacía, confiaba plenamente en él, creía que me amaba y que no quería hacerme daño. Cuando regresó a mí, patinó hasta detenerse, enviando un espray de hielo sobre un costado.

—¿Es eso suficiente exhibición para ti? —preguntó, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y besándome tiernamente.

—Oh, mi hombre sabe patinar —confirmé, con una media sonrisa hacia él.

—Hm, di eso de nuevo. Me gusta —refunfuño, en una sexy voz ronca que hizo temblar mis entrañas.
Envolví mis brazos con fuerza alrededor de su cuello y lo atraje más cerca.

—Mi hombre sabe patinar —murmuré seductoramente, mirándolo a los ojos.

Pude sentir la ardiente pasión estallar entre nosotros. Él se puso ligeramente en puntillas de pies para estar así al mismo nivel y me abrazó fuertemente. Sostuvo mis manos con firmeza y luego comenzó a patinar suavemente alrededor de la pista, ocasionalmente haciendo pequeños giros. Sus ojos no dejaron en ningún momento los míos.

—Te amo tanto, Ángel —susurró.

Todo mi cuerpo estaba anhelando por él, mis entrañas estaban rebosando de felicidad y pasión. Él me estaba volviendo loco; yo lo quería y lo necesitaba. Al mirar dentro de sus hermosos ojos mieles, podía ver todo su amor por mí brillando a través de ellos y eso hizo que mi corazón latiera muy rápido. De repente, me golpeó como un camión en una autopista, yo también lo amaba. Tal vez siempre lo había hecho, no estaba seguro. Él tenía una manera de deslizarse detrás de mis defensas y se abría paso dentro de mi corazón, pero siempre me había negado a verlo de esa manera. Me hacía sentir seguro, querido, necesitado y especial; yo no quería volver a dejarlo ir. Lo amaba, más que a nada, él era lo único que me faltaba para ser feliz. Abrí mi boca para decirle que yo también lo amaba, pero habló primero, interrumpiéndome.

—Vamos a cenar —sugirió, patinando fuera de la pista de hielo y sentándome en el banquillo. Él se puso de rodillas y me quitó los patines. Sólo lo miré mientras lo hacía, incapaz de mantener mi corazón dentro de mi pecho. ¿Era este chico realmente mío? ¿Cómo conseguí ser tan afortunado? Después de que conseguimos de nuevo nuestros zapatos, nos fuimos a un pequeño restaurante italiano que según él hacía la segunda mejor lasaña en el mundo.

—¿La segunda mejor? —pregunté riendo.

—Sí. Tu lasaña es genial —afirmó, sosteniendo mi mano con fuerza mientras seguíamos al camarero a la mesa.

—Sabes que soy tuyo, ya no tienes que decir esas cosas—me burlé, riendo. Él sonrió y sacudió la cabeza, rodando sus ojos como si hubiera dicho algo estúpido.

***

La comida era buena y el restaurante era realmente bonito, tenía velas en cada mesa y las personas a nuestro alrededor parecían estar totalmente desinteresadas en nuestras muestras de afecto, eso era extraño pero a la vez muy tranquilizador. Era tan divertido estar cerca de él que no había ni siquiera un silencio incómodo. No podía dejar de preguntarme cómo no sabía nada de él antes de que estuviéramos juntos. Supongo que fue porque la única personalidad que alguna vez me mostró fue su lado idiota que, en realidad, no parecía ser parte de su temperamento en absoluto.

—Blaine, ¿puedo preguntarte algo?

—Por supuesto, Kurt. Lo que tú quieras. —se encogió de hombros, tomando un sorbo de su bebida, mirándome con curiosidad.

—¿Por qué siempre fuiste tan estúpido conmigo? Si te he gustado todo este tiempo, ¿por qué siempre me hacías enojar cuando éramos niños, siendo siempre así como un perfecto idiota? Sabes que solía odiarte, ¿cierto? —pregunté, alzando mis cejas, mirándolo en tono de disculpa.

Él se rió.

—Ya sabes, hay una delgada línea entre el amor y el odio. Tal vez me amabas y no te diste cuenta —sugirió, sonriendo. Suspiré porque eso era exactamente lo que estaba pensando antes.

—No, Blaine. Eras un idiota. Pero la mayoría de eso era actuación, ¿no? Entonces, ¿por qué lo hiciste? —pregunté, necesitando la respuesta, me estaba matando porque simplemente no lo entendía.

—Finn —se encogió de hombros.

—¿Finn? —le di mi mejor cara de “¿qué demonios?”.

Él sonrió con tristeza.

—Finn realmente no me quería cerca de ti. Me golpeó bastante un par de veces cuando éramos niños por ello. Él es realmente protector contigo. Era más fácil para mí mantenerme alejado de ti si en realidad no querías estar conmigo. Pensé que si te hacía querer estar lejos de mí, entonces seria más sencillo para mí mantenerme lejos de ti —dijo, frunciendo el ceño. Espera, ¿él fingió ser un idiota porque así yo no querría estar con él debido a Finn? Maldito seas, Blaine.

—Todos estos años, Blaine, simplemente me parece una pérdida de tiempo —suspiré y sacudí la cabeza; si me lo hubiera dicho antes, tal vez podríamos haber estado juntos durante más tiempo—. Sabes, yo siempre pensé que tenías una doble personalidad —le dije, riendo.

Él también se rió.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Bueno, siempre pensé en ti como el Blaine del día, que era un idiota, imbécil, un hombre prostituto y engreído. Luego estaba el Blaine de la noche, que era adorable, dulce y cariñoso. Siempre me ha gustado más el Blaine de la noche, sabes —le dije con sinceridad.

Él sonrió feliz.

—Bueno, la noche era cuando me detenía de tratar de alejarte. Decidí que ya que Finn no sabía nada, podría ser yo mismo y disfrutar de mi tiempo contigo. Pero para que lo sepas, sin embargo, ambas de mis personalidades te han amado desde siempre — dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo hacia mí.

Ow, eso es tan ridículamente dulce. Me estiré y sostuve su mano con fuerza.

—Me gustaría que me lo hubieras dicho antes, realmente te odié a veces —admití tímidamente, haciéndolo reír.

—¿Sí? ¿Cómo la vez que le corté la cabeza a tu osito de peluche y la lancé a la basura? —preguntó, riendo. Fruncí el ceño recordando, ¡me había olvidado de eso! Finn había sacado mi oso de la basura, lo coció  y lo puso de nuevo en mi cama.

—Sí, idiota —lo regañé, luchando contra una sonrisa.

—Sabes que nunca hice eso, ¿verdad? Fingí cortarle la cabeza, lo escondí en mi suéter y lo puse de nuevo en tu cama un par de horas después —dijo, sin dejar de reír.

—¡No es cierto! ¡Finn me dijo que él lo recuperó para mí! —me reí.

Él sacudió su cabeza.

—No. Esa fue una de las veces que Finn pateó mi trasero. Me agarró cuando entre a escondidas en tu habitación ese día. Le dije que iba al baño —dijo, riendo y sacudiendo la cabeza.

—No puedo creer que mi hermano pateara tu trasero. Eso es muy gracioso.

—¡¿No puedes creerlo?! ¡El me dobla en tamaño, Santo Cielo! De igual manera, me alegro de no haber muerto por salir contigo. Puedo soportar un par de golpes, pero Finn es un maldito psicópata cuando se trata de ti. —Blaine frunció el ceño, moviendo ligeramente su cabeza, una sonrisa tirando en las esquinas de su boca.

—Sí, bueno, mejor asegurarte de no hacerme daño, ¿eh? —bromeé.

Él asintió con la cabeza.

—Nunca te haría daño. —apretó suavemente mi mano, mirando directamente a mis ojos, todo su comportamiento mostrándome la verdad de sus palabras.

Le creí, no creía que alguna vez me lastimaría a propósito, pero sabía que rompería mi corazón tarde o temprano. Cuando fuera a la universidad y estuviéramos separados, aunque no me engañara, eso iba a doler mucho. Incluso si no estuviéramos saliendo sería terrible estar sin él, pero ahora sería como una tortura. Aparté los pensamientos de mi mente. Yo no podía pensar en ello, no hasta que sucediera. Lo amaba lo suficiente para esperar por él. Sólo esperaba que él sintiera lo mismo dentro de cuatro meses cuando todas las alimañas de la universidad se arrojaran sobre él y estuviera a un viaje de tres horas de distancia de mí.

—Correcto, entonces, ¿listo para irnos? —preguntó Blaine después de haberme comido un pedazo enorme de pastel de chocolate yo solo. Asentí y él arrojó algo de dinero sobre la mesa, extendiendo una mano para entrelazarla con la mía.

Sonreí.

—Te estás postulando para el mejor novio del mundo, sabes —dije suspirando satisfactoriamente.

—Me encanta cuando me llama así —sonrió mientras caminábamos hacia afuera del restaurante.

Me agarré fuertemente de su mano, negándome a dejarlo ir. Cuando llegamos al auto incluso abrió la puerta por mí.

Lo vi dar la vuelta hacia el lado del conductor. Era tan hermoso, y era mío, no podía dejar de sonreír ante ese conocimiento. Nunca había soñado que alguna vez tendría algo como esto con un chico. Cuando solía pensar acerca de las citas me asustaba enormemente porque no podía soportar que la gente me tocara, y todo el tiempo tuve al chico perfecto, quién estaba enamorado de mí, quien me abrazó y me hacía sentir seguro cada noche, y yo ni siquiera sabía. ¿Cómo pude haber sido tan estúpido?

Cuando llegamos a mi casa, eran apenas las ocho. Finn no estaría en casa durante otra hora más, así que teníamos la casa para nosotros solos.

—Ven aquí, quiero hablar contigo —le dije, tirando de él hacia el sofá. Parecía un poco preocupado y nervioso. Lo atraje a mi lado, sentándome cerca de él. Pude sentir el amor construyéndose dentro de mí y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera dispuesto a llevar las cosas más lejos. Nunca me había sentido así antes, y aunque sólo habíamos estado poco tiempo juntos, lo había conocido desde siempre.

Confiaba en él como en nadie y sabía que no me haría daño. No estaba preocupado porque no fuera capaz de esperar por mí, podía ver en sus ojos que iba a esperar tanto tiempo como yo quisiera, y ese conocimiento me estaba empujando hacia delante. Si dudaba de que me esperara, entonces no habría manera de que me sintiera así. Agarré su mano con fuerza mientras me limitaba a mirarlo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos por él.

—¿Sucede algo, Ángel?—preguntó en voz baja, con el ceño fruncido y repiqueteando su pie en el piso insistentemente.

Oh, mierda, ¿puedo decirlo? Estaba avergonzado, nunca había dicho algo como esto a nadie antes. Tomé una respiración profunda, tratando de que mi voz no mostrara los nervios que estaba sintiendo en mi interior en este momento.

—Te amo, Blaine —le dije con sinceridad. Me miró conmocionado. Su boca colgaba y sus ojos avellanas estaban muy abiertos mientras asimilaba lo que dije. No pude evitar reír—. Está bien, no es así como me imaginaba tu reacción. —hice una mueca, esperando que dijera algo.

Me empujó hacia abajo sobre mi espalda, rodando por encima de mí.

—¿Me amas? ¿En serio? —preguntó, el shock desapareciendo de su rostro para ser reemplazado por una expresión de profundo amor.

Asentí con la cabeza, sonrojándome levemente.

—Sí, te amo.

Se rió y me besó apasionadamente. Cuando se apartó sus ojos brillaban, simple y pura felicidad reflejaba con claridad en su rostro.

—¡Por el amor de Dios, Kurt! Pensé que me ibas a dejar o algo así. Te veías tan serio que pensé que ya no querías estar conmigo —dijo, sacudiendo su cabeza y suspirando entrecortadamente.

Tracé mi dedo por su labio inferior, dibujando su hermosa sonrisa.

—¿En serio? ¿Es por eso que parecías tan preocupado? —pregunté, riendo.

—Dilo otra vez —susurró.

Envolví mis brazos alrededor de su cintura y tiré de él más cerca de mí, su boca aproximándose a la mía.

—Te amo —susurré.

—Yo también te amo, Kurt —me besó, duro, y no dude en devolverle el beso con la misma intensidad. Pasé mis manos por su espalda y agarré la parte inferior de su camisa, tirándola hacia arriba sobre su cabeza, arrastrando mis dedos por su pecho, simplemente asombrado de cuán perfecto era. Sus manos vagaban por todo mi cuerpo ansiosamente, se apoderó de la parte inferior de mi camiseta y comenzó a subirla pausadamente, demasiado lento, como si estuviera esperando algún tipo de reacción. Sentí mi amor por él incrementarse a otra velocidad por su forma reflexiva y paciente de tratarme. Sonreí contra sus labios y él se apartó, mirándome con curiosidad.

—¿Así está bien? —preguntó con la preocupación coloreando su voz. Asentí con la cabeza y lo empujé fuera de mí para poder sentarme. Tire de mi camiseta con arrebato y me la quité, tirándola al suelo. Me estaba mirando en estado de shock. Tiré de él de nuevo hacia mí, besándolo profundamente. Sus manos estaban por todas partes pero no hizo nada que no quería que hiciera. Fue perfecto y dulce. Un final increíble para una cita increíble. Después de un tiempo se retiró y yació a mi lado, hablamos felizmente por un rato.

—Sí. No creo que le guste mucho la idea de llegar a casa y descubrir que me has visto sin camisa, Hummel —dijo con fingido horror, haciéndome reír y negar con la cabeza. Se rió y se sentó, agarrando mi camiseta del suelo y pasándomela. Tentativamente unimos nuestros labios otra vez.

Cuando los dos estábamos completamente vestidos de nuevo, nos sentamos a ver la televisión hasta que Finn volvió a casa. No podía mantener mi alma dentro de mi cuerpo, Blaine me amaba, yo lo amaba y todo era perfecto. Finn volvió a casa y ellos jugaron a la Wii mientras yo hacía mi tarea, tratando sin éxito de no mirar el trasero de Blaine mientras permanecía de pie delante de mí. A las diez se fue a casa para cambiarse de ropa y ver a sus padres durante media hora antes de meterse por mi ventana esta noche. Apenas podía contener la alegría de estar de nuevo con él.

—Así que, ¿cómo van las cosas entre ustedes? —preguntó Finn, casualmente, cuando estábamos solos.

Sonreí con cariño.

—Muy bien en realidad. Gracias por no enloquecer ni hacerle daño ni nada —dije, frunciendo los labios ante la idea.

Él sonrió con tristeza.

—Eso está bien. Sólo ten cuidado, ya sabes cómo es Blaine, no quiero que salgas lastimado. —me miró con preocupación. Él siempre fue sobreprotector. Creo que por crecer en la forma en que lo hicimos, siempre sintió la necesidad de protegerme de nuestro padre. Supongo que ese instinto nunca se fue, incluso después de que mi padre lo hizo.

Sonreí y negué con la cabeza.

—No me lastimará —afirmé con seguridad.

Él se rió.

—Toda esa confianza en un chico que nunca se las arregló para conservar un novio antes —reflexionó, sacudiendo la cabeza.

—Finn, Blaine es un gran chico, no me lastimará. Él me ama.

Suspiró y asintió con la cabeza.

—Yo sé que lo hace. —frunció el ceño con desaprobación mientras lo decía. No creo que Finn alguna vez aprobara a alguien que yo trajera a casa, era tan jodidamente protector. Siempre creí que él veía el rostro de nuestro padre en cada hombre que se acercaba a mí. Era el mejor hermano que cualquier persona podría desear—. Entonces, ¿necesitas hablar conmigo sobre papá o algo? —preguntó, haciendo una mueca ligeramente mientras decía la palabra papá. Cerré mis ojos, había estado posponiéndolo, negándome a pensar en que ese hombre regresaría.

—Yo no quiero verlo —susurré.

Él me atrajo en un abrazo.

—Está bien, entonces no vamos a verlo —frotó mi espalda tranquilizadoramente, mirándome preocupado, como si pensara que iba a tener otro ataque de pánico como la última vez que hablamos de él.

—Puedes verlo si quieres —dije, sintiéndome un poco culpable. No quería detener a Finn de verlo si él quería hacerlo.

Se rió sin humor.

—En realidad, necesito verlo —se encogió de hombros y mi corazón se estrujo. No quería a Finn cerca de ese imbécil.

—Bien, bueno, si eso es lo que quieres… —me callé, tragando el nudo que se formo instantáneamente en mi garganta. Finn se alejó y me miró con tristeza.

—Yo no quiero verlo, Kurt, quiero matarlo —afirmó, encogiéndose de hombros casualmente. Reí y golpeé su hombro haciéndolo reír también—. Te prometo que no dejaré que te haga daño, no otra vez —besó mi cabeza con suavidad, todo su cuerpo se tenso.

Finn siempre se sintió culpable por no haber hecho algo antes. No creo que aún haya logrado perdonarse a sí mismo por ello, pero era una creencia irracional, nada de eso fue su culpa, sin embargo se hizo responsable por no haber detenido a nuestro padre antes de que las cosas se nos fueran de las manos. Creo que olvida que él pasó por eso también, simplemente se preocupa siempre por mí y no por él mismo. En realidad nunca habla del hecho de que probablemente se lesionó el doble de lo que yo porque siempre me estaba protegiendo. Siempre parece olvidar que era un niño en ese momento también, que no podía haber hecho nada al respecto de todos modos porque no era lo suficientemente fuerte.

—Eres el mejor hermano del mundo ¿sabes? —dije, sintiéndome afortunado.

Asintió con la cabeza, sonriendo hacia mí.

—Sí, lo sé —respondió engreídamente, haciéndonos reír.

Suspiré, sintiendo el agotamiento filtrándose en mí.

—Me voy a la cama. Buenas noches, Finn —besé la parte superior de su cabeza y luego dirigí mis perezosos pasos hacia mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí al entrar.

Me puse la vieja camiseta de los “Lakers” de Finn y justo cuando estaba a punto de conciliar el sueño, oí mi ventana abriéndose. Sonreí felizmente cuando sentí que la cama se hundía detrás de mí y que unos brazos se envolvían a mí alrededor ajustadamente. Suspiré acurrucándome contra él.

—Hola, tú —murmuré somnolientamente.

—Hey —respondió, hundiendo la cabeza en mi espalda.

—Te amo, Blaine —sonreí mientras decía las palabras, simplemente se volvía cada vez más fácil y más fácil decirlo.

—Te amo más, Ángel. —suspiré y cerré mis ojos, a la deriva en el sueño, seguro y cálido, envuelto en su abrazo.

Estaba impaciente porque la noche llegara. Como de costumbre, había una fiesta en la casa de Finn —la celebración post-partido. Definitivamente estaba planeando bailar con mi novio esta noche. Me puse un par de pantalones vaqueros ajustados, una camisa blanca en “v” y me dirigí hacia su casa. Estaba tan emocionado por verlo que podría romper a cantar en cualquier momento. Aún no podía creer que alguien como yo fuera tan afortunado de tener a alguien como él. Podría tener a cualquier chico que quisiera; era atractivo, listo, divertido, dulce… pero a la vez tan increíblemente sexy. Kurt era hermoso por dentro y por fuera.

Fui directo a la cocina, ayudando a Finn a ordenar las bebidas y los aperitivos como de costumbre. Kurt estaba probablemente en su habitación vistiéndose y arreglándose, sólo para sacarme la vida de nuevo. Había insistido en coquetear conmigo todos los días en la escuela por la tonta apuesta. Cada día se ponía peor y peor cuando el golpeaba otro mecanismo. Se estaba volviendo más seguro de sí mismo ahora; sabía exactamente cuánto me afectaba, y definitivamente lo usaba para su ventaja.

Kurt había estado metiéndose más y más en nuestra relación desde que me dijo que me amaba, llevando las cosas más y más lejos. Estaba un poco preocupado al principio. No quería que pensara que todo lo que quería de él era sexo ¡Dios, no! Le había dicho que esperaría y esperaría todo el tiempo que necesitara. Realmente lo quería más que a nada. Si supiera que su respuesta sería sí, le pediría que se casara conmigo ahora mismo, pero no quiero apresurarlo o presionarlo a nada, teníamos todo el tiempo del mundo.

Finn había sido genial hasta ahora también. Parecía gustarle el hecho de que Kurt estaba feliz así que no me criticó demasiado acerca de salir con él. Tuvimos algunas palabras, pero nunca se lo había dicho a Kurt. Fueron básicamente amenazas de decapitación y castración —lo que sabía que decía en serio. No es que importara, no sería el que le hiciera daño o terminara esta relación, eso definitivamente dependía de Kurt. Todo lo que yo quería era cuidar de él y hacerlo feliz.

Una hora más tarde, la gente empezó a llegar a la fiesta. Observé el pasillo, esperándolo. Normalmente, nunca salía de su habitación hasta que la fiesta se llenara completamente, así que sabía que tenía un poco de tiempo. Vi a Jessica entrar y gemí mientras agarraba a Thad del brazo, poniéndolo delante de mí para que no me viera. Había estado asqueándome tan feo toda la semana con todo ese coqueteo, bueno, todos lo hicieron. No podía creer que las personas  hagan ese tipo de cosas, y caray lo que estaban ofreciendo, era literalmente en cualquier lugar, a cualquier hora, y cualquier cosa que yo quisiera. Ni siquiera quería pensar en lo que Jessica me había ofrecido, pequeña cara de chimpancé. Mi mente subconscientemente vagó al par de veces que habíamos salido y tenido sexo, me estremecí con el pensamiento.

Thad estaba partiéndose de risa.

—En serio, Blaine, sólo sé humano y fóllate a alguien para acabar de una vez —dijo, riendo.

Puse los ojos en blanco ante su estúpido comentario.

—Lo que sea, el único con el que estaré será mi novio. No estoy interesado en ninguna de estas alimañas. —agité la mano con desdén mientras un par de chicos me miraban desde el otro lado de la habitación. Alguien agarró mi brazo, apretándolo para conseguir mi atención. Oh, por el amor de Dios, ¿por qué diablos no pueden dejarme en paz?— Mira, ¡no estoy interesado! ¡Tengo novio! —gruñí con enojo mientras me daba la vuelta.

Mi aliento se atascó en mi garganta, Kurt estaba parado allí con un pantalón blanco perfectamente amoldado a su cuerpo y una ceñida camisa color salmón con los primeros botones abiertos. Su cabello estaba perfectamente arreglado hacia arriba y sus ojos azules estaban brillando con diversión mientras me miraba. No podía respirar. Estaba tan hermoso que era irreal. Todo lo que podía hacer era mirarlo como un idiota. Oh diablos, ¡estoy mirándolo fijamente! Bueno, vamos, Blaine, di algo.

Di algo. Blaine, ¡maldita sea di algo!

—Umh… hola —balbuceé, mi voz sonando torpe y escasa. Wow, ¡eres increíble, Blaine!

Me miró ladeando su cabeza tiernamente.

—Hola, Blaine —ronroneó. Gemí mentalmente. Bueno aquí viene; finalmente va a matarme.

—Estás muy guapo, Kurt —dije honestamente, mirándolo otra vez.

Se miro a sí mismo mientras sonreía y mi corazón comenzó a latir más rápidamente.

—¿Tu crees?

Asentí y di un paso más cerca. Podía oler su colonia dejando mi cabeza un poco difusa.

—Por supuesto —confirmé.

Sonrió ladeadamente y cerró la distancia, presionando su pecho contra el mío. No pude evitar poner mi mano en su cadera, sintiendo el fino material bajo mis dedos.

—¿Sabes? Creo que te gustará lo que está debajo incluso más —susurró en mi oído.

Apreté mi agarre en él mientras trataba de dar un paso atrás, manteniéndolo firmemente contra mí, negándome a que se alejara.

—No te burles de mí esta noche, Ángel. En serio, te ves demasiado sexy, no puedo soportarlo —supliqué. Rió y agarró la parte delantera de mi camisa, empujándome riesgosamente cerca de él. Lo miré a los ojos, sintiendo como mi alma era succionaba de a poco.

—No estoy burlándome, Blaine. Por cierto, tu ropa se ve malditamente sexy en ti, pero tengo la sensación de que se verá incluso mejor en el suelo de mi habitación más tarde —dijo tranquilamente, haciéndome gemir. Cerré los ojos. En serio, me estaba matando. Besó mi mejilla y se alejó rápidamente, dirigiéndose a la multitud de personas, dejándome parado en medio de la cocina, con la respuesta natural de mi organismo creciendo.

Me volví hacia Thad que estaba mirando a Kurt también.

—Kurt se ve genial esta noche. Creo que iré a ver si puedo anotar con él, tú me entiendes ¿no? —dijo, meneando las cejas mientras se dirigía a buscarlo.

Agarré su brazo y sacudí la cabeza, pretendiendo lucir amenazante.

—No, Thad. Sólo mantente alejado de él, no está disponible.

Me miró con curiosidad, luego sus ojos se agrandaron.

—El no es tu… —se calló, mirándome sorprendido.

¡Oops! Bueno ahora él también lo sabe. Asentí lentamente.

—Sí —confirmé. No pude evitar la sonrisa orgullosa que se extendió por mi cara, por fin alguien sabía sobre nosotros.

Se echó a reír, sacudiendo la cabeza.

—Finn va a tener tus pelotas en un frasco cuando lo sepa. En serio, te va a hacer un nuevo agujero en el trasero.

Sonreí y palmeé su hombro.

—Mi querido Thad, Finn ya lo sabe —me encogí de hombros con facilidad, sonriendo mientras su cara se transformaba en conmoción.

—¡Mientes! ¿Te dio una paliza? —preguntó con curiosidad.

Me reí y me señalé a mí mismo—. ¿Me veo como alguien que le han dado una paliza? —pregunté, riendo.

De repente se vio molesto.

—¿Todo este  tiempo nunca hable con él porque pensé que Finn me cortaría las pelotas, y él no hizo nada? Demonios, ¡debí haberle hablado! —refunfuñó, viéndose fastidiado.

—Demasiado tarde, amigo —me burlé, palmeando su hombro de nuevo mientras iba a conseguir una bebida.

Agarre dos tragos de vodka y me dirigí a buscarlo y a contarle que Thad sabía. No me molesté en decirle que no contara nada; quería esto al descubierto. No podía preocuparme menos por el dinero. En un par de años, cuando estuviera jugando al hockey profesionalmente, esa cantidad parecería una miseria.

Lo vi bailando con Rachel, Santana y Quinn a un lado. Sonreí mientras entrelazaba nuestras manos, haciéndolo brincar.

—Hey, novio —susurré en su oído. Me sonrió por encima del hombro mientras recibía gustoso uno de los tragos.

—Gracias. —me miró agradecidamente mientras se lo tragaba, estremeciéndose ligeramente.

—Así que, tengo algo que contarte —admití tímidamente.

Se volvió para enfrentarme, nuestras manos aún entrelazadas, pero nadie parecía notarlo.

—¿Qué es? —preguntó, sonriendo.

—Thad sabe que somos novios —dije en voz baja, inclinándome hacia él para que nadie más pudiera oírnos.

Jadeó—. ¿Él sabe? ¿Cómo? —preguntó, claramente sorprendido, mientras miraba alrededor sospechosamente.

—Se lo dije por accidente —admití, sonriendo en tono de disculpa, esperando que no me regañara por arruinar su plan con la apuesta y eso.

Puso los ojos en blanco y se acercó a mí.

—Tú y tu gran bocota, Anderson —me regañó cómicamente, mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cintura, bailando conmigo. Lo empujé más cerca de mí envolviéndolo en mis brazos apretadamente, amando la sensación de su cuerpo contra el mío. Sonrió—. Entonces, Blaine, si la gente lo va a averiguar, bien podríamos darles un espectáculo —flirteó, elevando una ceja. ¿Qué significaba eso? Sonrió y bajó su cara hasta la mía, besándome, duro. Escuché a la gente jadear y empezar a hablar apresuradamente a nuestro alrededor, pero no me importó. Estaba besando al chico de mis sueños y él me amaba. Lo empujé más cerca, delineando su labio con mi lengua, queriendo más.

Después de un minuto o algo así me retiré del beso y apoye mi cabeza en su hombro. Sonreí contra su cuello porque sabía que la gente estaba mirando. Finalmente, no más fingir. Me aleje un poco para mirarlo, estaba mirándome con una expresión de amor infinito, viéndose tan hermoso que era increíble.

—Te quiero, Blaine —dijo, sus ojos fijos en los míos.