FANFIC KLAINE. "El chico que se escabulle en la ventana de mi habitación" Epílogo - Parte II

—¿Blaine? —susurré. Estaba sinceramente asustándome, nunca había visto a nadie estar tan quieto en mi vida, no era natural. Él no respondió.

Intente ralentizar mi respiración mientras las lágrimas amenazaban con salir.

—Bien, Kurt, por suerte no hemos encontrado ningún hematoma en las regiones parietales. Eso significa que no hubo hemorragia intracraneal ni fractura de cráneo. Acabas de sufrir un traumatismo craneoencefálico leve, el cual no requiere hospitalización ya que solo has experimentado una pérdida de la conciencia menor a treinta minutos. —explicó en voz baja—. No debes preocuparte, el traumatismo craneoencefálico leve es sumamente frecuente y es un motivo de consulta diaria aquí. Tus radiografías no muestran una lesión cerebral importante, por lo que no será necesaria una intervención quirúrgica, pero te tendremos un par de horas en observación antes de enviarte otra vez a casa. —finalizo el doctor, sonriendo amigablemente otra vez. Di un suspiro ahogado que no sabia que estaba conteniendo y mis músculos se relajaron notablemente. Solo había sido algo “leve”, aunque no estoy totalmente seguro de que significa eso. Blaine seguía mirándolo fijamente. No había dicho nada en absoluto, ni siquiera sabía si aun seguía respirando. Estaba sentado tan quieto que era como una estatua.

—¿Puede darnos un minuto? —pidió Blaine. Oh, gracias a Dios, ¡por fin! El médico asintió y salió rápidamente—. Ángel, no puedo —murmuró Blaine una vez que estábamos solos. Tomó mis manos y me miró con los ojos vidriosos y tristes. Oh, no. Esto sonaba mal, muy mal.

—¿Qué no puedes, Blaine? —susurré, no realmente queriendo escuchar su respuesta.

—No puedo sentirme aliviado por esto —Sopló una bocanada, pasándose una mano por el pelo con brusquedad mientras se ponía de pie—. ¡No puedo quedarme aquí sentado y permitir que ese bastardo te siga haciendo daño! ¡No me perdonaría a mi mismo si algo malo te pasara, Kurt! —gritó. Nunca había visto a Blaine así, su mandíbula estaba apretada y sus ojos oscurecidos a causa de la ira y la impotencia—. Llamaré  a Finn, acabaremos con esto ahora —gruño, deslizando su teléfono a través del bolsillo. ¡Oh, mierda! Si Finn supiera lo que ocurrió, ambos cometerían una estupidez de la cual se arrepentirían tarde o temprano. Los necesitaba, no dejaría que se metieran en problemas a costa mía.

—¿Blaine? —rogué, entrelazando nuestros dedos y mirándolo suplicante—. Por favor, detente. —susurré buscando su mirada. Él me miro fijamente y sus facciones se suavizaron—. ¿Tu quieres protegerme, cierto? Entonces, por favor, no hagas esto.

Tendría que hacerlo entrar en razón de una forma u otra. Lo amaba, más que a nada. No dejaría que le hicieran daño por mi culpa. En ese momento, el doctor entró.

—Escuchen, chicos —suspiro—. Es de extrema importancia que Kurt no reciba otra lesión en la cabeza durante el periodo de recuperación, a pesar de que el cráneo es una estructura ósea sólida con una gran resistencia puede resultar fracturado si el impacto ejerce una presión excesiva sobre él, y teniendo en cuenta el antecedente en el cráneo de Kurt, las secuelas de un segundo impacto podrían resultar irremediables; probablemente conducirían a una muerte instantánea. Así que es necesario, Kurt, que si vuelves a experimentar algún síntoma fuera de lo común vuelvas inmediatamente aquí, ¿entendido? —dijo, mirándome con severidad. Asentí y el se volvió hacia la cortina—. Hablaré con las enfermeras para seguir con las observaciones de rutina —dicho esto, se alejo rápidamente.

Cuando volvimos a estar por nuestra cuenta, Blaine se subió a la cama, acostándose a mi lado.

—Ángel, yo… en serio lo siento —dijo con un hilo de voz, recostando su cabeza en mí pecho—. Siento haber reaccionado así, es solo que… es solo que la idea de perderte me hace sentir tan… —lo interrumpí, apoyando un dedo sobre su boca para callarlo. Levanté su rostro lentamente entre mis manos, obligándolo a mirarme.

—Blaine, yo estoy aquí contigo, nada me ocurrirá —cerré los ojos, evitando que las lagrimas se derramaran por mis mejillas—. Lo prometo.

—Ángel, quiero decirte algo. Escúchame, ¿está bien? —rogó. Asentí y lo miré, incapaz de ver que podría decir para que las cosas dejaran de ser tan difíciles—. Te amo más que a nada en este mundo. Antes de que esto sucediera iba a rechazar mi beca e ir a una universidad aquí —comenzó. Abrí la boca para decirle que estaba siendo estúpido, pero me tapó la boca, mirándome suplicante—. Quería pedirte que vinieras conmigo a Boston. Pero no podía pedirte que te alejaras de tu casa, de Finn y de tus amigos, así que decidí quedarme aquí contigo, en su lugar. Necesito quedarme contigo para asegurarme de que estés bien —dijo, encogiéndose de hombros.

Dios, es tan adorable, dulce y considerado. Pero no podía arruinar los sueños de Blaine, él siempre había querido jugar al hockey y no le quitaría eso. No podía hacerlo.

—Blaine, no quiero arruinar tu futuro —susurré.

Él sonrió y me besó suavemente.

—Ángel, tú eres mi futuro —contrarrestó él, deslizando la mano por mi rostro, y ubicándola en mi mejilla.

Miré su hermoso rostro; sus ojos avellanas estaban centelleando con amor mientras acariciaba mi mejilla.

—No quiero que esto te atrape aquí —dije nerviosamente.

Él se echó a reír y puso los ojos en blanco.

—Tú me atrapaste cuando tenías cuatro años de edad. Estabas usando un suéter azul oscuro con un pantalón café y pequeños mocasines. La primera vez que te vi estuve atrapado —dijo, sonriendo.

¿Podía realmente hacerlo? ¿Él se quedaría aquí para cuidarme?

—¿En realidad te quedarías aquí conmigo y renunciarías a tu beca? —pregunté un poco conmocionado. Trabajó tan duro por esa beca, era una oportunidad tan increíble, ¿y renunciaría a eso por mí?

Blaine se alejó un poco de mí.

—Te juro que no dejaré que nada más te pase —prometió.

Sonreí; no dudé de eso ni por un segundo. Besé sus labios, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura, acercándolo. Lo amaba demasiado, más que a nada. Se alejó del beso y me miró con una expresión de esperanza en su rostro.

—Está bien —acepté.

Sonrió y me besó de nuevo, moviéndose de modo que tenía medio cuerpo sobre mí. Noté que no puso nada de su peso sobre mi cabeza, estaba siendo muy dulce ahora. Me besó hacia abajo por mi cuello, bajando más y más antes de levantarse para sonreírme.

—Te amo —susurró.

Lo halé más cerca de mí.

—También te amo —Envolví mis  brazos a su alrededor, acostándolo cerca de mi lado. Apoyé la barbilla en la parte superior de su cabeza y escuché su respiración volando, mientras apoyaba su mano sobre la mía para luego entrelazarlas juntas arriba de mí estómago.

Besé la cabeza de Blaine. ¿Cómo demonios un chico tan adorable, apuesto, dulce, bondadoso, divertido, talentoso y responsable podía quererme? ¿Cómo podía amarme tanto como puedo ver que lo hace? No pude evitarlo, pero sonreí. Yaciendo, con Blaine entre mis brazos.

Después de un par de horas, me dieron de alta. Aparentemente, Blaine iba a despertarme cada hora para asegurarse de que no tenía una contusión o algo. Acordamos no decirle a nadie sobre mi estado. Después de todo lo que había ocurrido, no era el mejor momento para agregar una preocupación más a nuestra familia.

—¿Deberíamos llamar un taxi o algo? —pregunté mientras Blaine me sacaba caminando del hospital, sosteniéndome apretadamente a su lado.

—No. Finn nos dejó su auto. Él fue a casa con Sebastian y me dio sus llaves —explicó, guiándome hacia el estacionamiento. Me ayudó a entrar al auto, incluso poniéndome el cinturón de seguridad por mí.

Mi cabeza latía con fuerza; los analgésicos que me dieron estaban comenzando a desaparecer. Apoyé cuidadosamente la cabeza hacia atrás contra el reposacabezas y cerré los ojos. Iba a ser difícil mentirle a Finn. Yo odiaba mentir y en realidad era terrible en eso, pero necesitaba hacerlo por unas cuantas semanas. Si se enteraba de que debido a los golpes que recibí a manos de nuestro padre mi salud había resultado afectada, no dudaría ni un segundo en salir a buscarlo y estrangularlo con sus propias manos. Yo necesitaba a mi hermano junto a mí, y no dentro de una oscura celda.

Cuando estacionamos en mi casa, ni siquiera había salido del auto antes de que Finn me atacara en un abrazo.

—¡Mierda, asustaste a todo el mundo, Kurt! —reclamó.

Sonreí y le devolví el abrazo.

—Lo siento, Finn. No planeé exactamente desmayarme enfrente de todo el mundo y golpearme la cabeza —respondí sarcásticamente mientras ponía los ojos en blanco. ¿Por qué demonios estaba enojado conmigo?

Él suspiró y se apartó.

—Así que, ¿qué dijeron? ¿Por qué te desmayaste en primer lugar? —preguntó, luciendo preocupado.

Oh, mierda, ¿qué digo?

—Estrés aparentemente. Eso, y que no había comido en todo el día —intervino Blaine, viniendo a mi lado.

Silenciosamente le agradecí a Dios que Blaine fuese mejor mentiroso que yo. Finn me miró, claramente molesto de nuevo.

—¿Por qué diablos no comiste en todo el día? —preguntó acusadoramente.

Sonreí y dejé que Blaine me guiara a la casa.

—Simplemente vamos adentro y déjalo sentarse, Finn, luego puedes gritarle todo lo quieras —sugirió Blaine, sacudiendo la cabeza con una ligera sonrisa.

Finn nos siguió adentro y se sentó a mi lado en el sofá, Sebastian y Ruby vinieron y se sentaron también. Todo el mundo estaba mirándome con preocupación.

—Dejen de preocuparse, chicos. Aparentemente era falta de comida. Azúcar baja o algo. Honestamente, estoy bien ahora —les aseguré, asintiendo, tratando de no lucir demasiado culpable. Sólo esperaba que Finn no enloqueciera cuando se enterara, y que no fuera directamente a degollar a nuestro padre o algo así.

—El golpe en su cabeza necesitó suturas. Tengo que despertarlo cada hora para asegurarme de que está bien, así que me quedaré esta noche —declaró Blaine, más para el beneficio de Ruby que el de alguien más, Finn ya sabía que él estaría aquí de todas formas.

Bostecé. Ya eran casi las nueve y sólo quería irme a la cama, había sido un día largo y estresante.

—Me voy a la cama, chicos. Oh, y Ruby, es realmente un placer verte de nuevo. Lamento no haber tenido la oportunidad de conversar contigo apropiadamente más temprano —dije, sonriendo a modo de disculpa.
Ella se rió un poco entre dientes.

—Hablaremos mañana, cariño, no te preocupes. Si necesitas cualquier cosa en la noche entonces házmelo saber. Finn dijo que podíamos dormir en la habitación de tu mamá, sólo para que sepas dónde estoy, ¿está bien? —preguntó amablemente.

¡Vaya, ella es en realidad agradable!

—Está bien. Buenas noches, chicos. Y tú, niño, ve a conseguir tus cosas así puedes quedarte aquí —ordené, sonriéndole a Blaine.

Él se levantó rápidamente.

—Está bien. Volveré en un rato entonces. —Besó mi frente suavemente antes de dirigirse hacia la puerta principal para decirle a sus padres que iba “oficialmente” a quedarse aquí.

Fui a mi dormitorio y me miré en el espejo. Mi cabello era un desastre, tenía algo así como una tela adhesiva pegada detrás de la oreja sobre las suturas, me veía cansado pero no pude evitar sonreír. No me molesté en ponerme pijamas mientras me deslizaba en la cama; quería sentir la piel de Blaine contra la mía. Él llegó aproximadamente después de quince minutos, viéndose tan apuesto que me hacía querer llorar.

Blaine se quitó la ropa hasta quedar en calzoncillos y se metió en la cama conmigo. Jadeó repentinamente y se echó hacia atrás para mirarme.

—¿Estás desnudo? —preguntó, un poco sorprendido.

Sonreí.

—Si. Pensé que deberías aprovecharme al máximo ahora, antes de que me ponga feo y decrépito —me burlé.

Él sonrió y rodó encima de mí, suspendido, apenas tocándome.

—Ángel, nunca serás feo —susurró, mirándome con adoración—. Por más que lo intentes —agregó, deslizando su mano hacia abajo por mi pecho. Sonreí cuando atraje su boca hacia la mía.

Drama, drama, EVERYWHERE. Creo que nunca te había visto por aquí así que muchas gracias caty :)

caty2802 escribió:A la pregunta que hiciste anteriormente yo te recomendaría :Escenas borradas de Klaine fan  ya que es uno de mayor continuidad y con altas dosis de Klaine y uno que rompió el corazón Klainer : klaine-remember me de tamy22 Gracias por las actualizaciones son  tan rapidas

Creo que soy la única Klainer que no ha leído Escenas Borradas, que fracaso. Gracias a tí por las sugerencias y por leer!!!

Tener a Sebastian, a Ruby y a Tyler quedándose con nosotros fue realmente impresionante. Ruby hizo panqueques la mañana del sábado, y pasé el día conversando con ella y jugando con mi hermoso hermano pequeño. Ella estaba planeando quedarse en la ciudad porque Sebastian no quería cambiar de escuela de nuevo. Santana vino en la tarde, y Sebastian finalmente le pidió que saliera con él… lo que ella obviamente aceptó con entusiasmo. Ellos eran tan dulces, siendo todos tiernos y seductores. Santana decía cosas que hacían sonrojar a Sebastian. Él era demasiado inocente… pero conociendo a Santana, él no sería así por mucho tiempo si ella se salía con la suya.

El domingo, Ruby, Sebastian, Santana y Tyler fueron a pasar el día en el zoológico. Querían salir y hacer algo que sacara de la mente de Ruby el hecho de que hoy mi padre estaría en casa de regreso de su viaje de negocios. Él llegaría a casa para encontrar la nota que ella le dejó, y que todas las cosas de ellos habían desaparecido de su casa. Ella se había librado de sus números telefónicos y había comprado nuevas tarjetas SIM para sus teléfonos celulares de modo que él no tuviera forma de contactarlos o saber dónde estaban. Pero sentarse por ahí, preocupándose por eso, no estaba ayudando a nadie, así que quisieron hacer algo que los mantuviera ocupados.

Yo estaba sentado en el sofá, leyendo, con las piernas en el regazo de Blaine mientras él jugaba a la PlayStation con Finn, cuando el teléfono sonó. Me moví para agarrarlo pero Finn lo hizo primero. Cuando respondió todo su cuerpo se tensó.

—¿Qué diablos quieres? —gruñó, saltando fuera del sofá. Me senté tan rápido que eso casi hizo que cayera al suelo—. ¿Estás jodidamente ebrio? —Casi le gritó al teléfono. Lo observé, sintiéndome enfermo, sabiendo que mi padre estaba al otro lado de la línea—. Sí, ¿y qué? ¿Qué vas a hacer al respecto, anciano? —espetó Finn, volviéndose rojo de la rabia—. No queremos verte, así que vete a la mierda. No. El no quiere verte. Te lo juro, si te acercas por aquí de nuevo te mataré —gruñó él, dándome la espalda—. En realidad, ¿sabes qué? A la mierda, ven, ven justo ahora. Estamos en casa, así que ven y hablemos de eso —sugirió Finn.

¿Qué demonios está haciendo?

—¿Finn? —chillé, asustado.

—Seguro. Recuerdas dónde está la casa, ¿cierto? Absolutamente. Te veo en un rato —dijo Finn, colgando y lanzando el teléfono al otro lado de la sala.

Afortunadamente éste aterrizó con un ruido sordo en el otro sofá y no se rompió. ¿Acababa de decirle que viniera?

—Finn, él no va a… —Mi voz se desvaneció, y no fui capaz de terminar la oración.

Finn volteó para mirarme, con el rostro severo.

—Sí. Ve a casa de Blaine —ordenó.

Miré a Blaine en busca de ayuda. Él estaba mirando a Finn; tenía la misma expresión severa en su rostro.

—¡Blaine, dile que toda esta mierda es estúpida! —susurré, con lágrimas agolpando contra mis ojos.

Blaine no me miró; Finn y él estaban trabados en alguna clase de intercambio silencioso con sus ojos. Salté fuera del sofá y agarré el teléfono planeando devolverle la llamada para cancelar. No podía dejarlo venir aquí, no con estos dos viéndose así.

Finn me arrancó el teléfono de las manos.

—No va a dejar de molestarte, Kurt. Él quería verte. También está realmente furioso porque Ruby lo dejó. Sabe que los ayudé; un vecino vio mi auto en la entrada. Está seriamente molesto conmigo, así que sólo necesito decirle que se vaya al demonio —dijo, jalándome en un abrazo.

Sacudí la cabeza, eso no era lo que él estaba planeando en absoluto, ellos no iban a decirle nada, Finn y Blaine iban a golpearlo hasta la inconsciencia y mostrarle cómo debía irse al demonio.

—Por favor no lo hagas, te meterás en problemas. ¿Por favor? —susurré. Mis entrañas estaban retorciéndose por el miedo.

—No si él comienza algo primero —respondió Finn, resistiendo una sonrisa.

Oh Dios, esto era malo. La primera cosa que disparó a través de mi cerebro era que necesitaba mantener a Finn bajo control. Claro, yo quería matar a ese imbécil tanto como él, pero en serio necesitábamos tener cuidado. Si, literalmente, le saltábamos encima tan pronto como entrara, nos seríamos responsables. No dejaría que Finn fuera a la cárcel por ese idiota, Ángel necesitaba a su hermano mayor, sobre todo en este momento. La segunda cosa que surgió en mi mente era que necesitaba sacar a mi chico fuera de aquí, ahora.

—Ángel, vamos, te llevaré a mí casa —declaré, agarrando su mano y tirando de él lejos de Finn.

El arrancó su mano de la mía y me miró.

—¡No voy a ninguna parte! No voy a dejarlos hacer esto, a ninguno de los dos. Ustedes no pueden darle una paliza, se meterán en problemas. ¡Estás siendo tan jodidamente estúpido! —gritó. Las lágrimas rodaban por su rostro mientras hablaba.

—Ángel, tienes que irte, ahora —ordené. No se iba a quedar aquí, cerca de ese hombre, de ninguna forma, porque si él lo miraba de manera equivocada no sería capaz de contenerme, y mucho menos de mantener a Finn bajo control. Sacudió la cabeza con fuerza. Siempre había sido terco, por lo general me encantaba eso de él —pero no en estos momentos, no lo hacía. Bueno, si lo quiere así, entonces al diablo. Lo tomé, envolviéndolo en mis brazos, levantándolo del suelo.

—¡Blaine, no! —gritó, su rostro poniéndose rojo de ira mientras luchaba por bajarse. Negué con la cabeza, lidiaría con su enojo después, no estaría enfadado conmigo por mucho tiempo y una noche bajo la ley del hielo valdría totalmente la pena, solo si sabía que él estaba completamente a salvo. Comenzó a sollozar y  a envolver sus brazos alrededor de mí, mientras lo cargaba fuera de la casa. ¡Maldita sea, me estaba matando! Odiaba verlo así.

Le di un beso al lado de su cabeza.

—Shh, todo va a estar bien, te lo prometo. Sólo te necesito a salvo para poder concentrarme en mantener tranquilo a Finn, ¿de acuerdo? —dije honestamente.

Llegamos a mi casa y abrí la puerta rápidamente, en dirección al sofá. Me senté y lo mantuve a mi lado, mirándolo fijamente, esperando por una reacción.

—Por favor, no te metas en problemas, Blaine, por favor —suplicó, abrazándome con fuerza.

—No lo haré. Necesito irme ahora. Tú te quedas aquí, no vayas a ningún lado hasta que yo venga a buscarte. ¿Me entiendes? ¿Puedes hacer eso por mí? —pregunté con desesperación.

El suspiró y se alejó sin mirarme.

—Sólo vete —espetó enfadado, alejándose de mi para sentarse en el otro extremo del sofá. Esto realmente no le gustaba en lo absoluto.

Gruñí, odiando su expresión de enojo.

—Te amo, Ángel. Sólo necesito que estés seguro —expliqué mientras besaba su mejilla, pasando mi mano sobre su suave cabello. Asintió y cerró los ojos, lágrimas silenciosas estaban aún cayendo por su rostro.

Me puse de pie y me volví para irme.

—¿Blaine? —llamó justo cuando llegué a la puerta. Me di la vuelta, con la esperanza de una sonrisa—. Te amo, más que a nada. Si te envían a la cárcel por asesinato entonces… esperaré por ti —afirmó sin ninguna emoción en su voz en absoluto. No era una broma, él realmente pensaba que iba a ir a la cárcel. No le respondí, sólo me fui. No había respuesta para eso. Estaba seriamente enfadado conmigo y tendría mucho que hacer después de esto. Nunca había hecho nada que él no quisiera antes y odiaba tener que hacerlo ahora.

Corrí de nuevo hacia Finn. Él se paseaba en la sala, luciendo mortalmente enojado.

—Finn, tienes que escucharme —dije, agarrando su hombro y haciéndolo enfrentarme.

—Lo sé, lo sé. No puedo hacer nada a menos que él comience, nada. Sólo quiero hablar con él y decirle que se largue de nuestras vidas, pero si se acerca a mí, juro... —Apretó los dientes. No le hacía falta terminar la frase, ya sabía lo que haría y no sería indoloro tampoco.

Después de unos diez minutos un coche se detuvo en el frente. Agarré el brazo de Finn cuando se levantó del sofá.

—Tranquilízate de una maldita vez, Finn. ¿Entiendes? —ordené. Él asintió y me dirigí a la puerta. La abrí y el imbécil se quedó mirándome furiosamente. Mis manos estaban ansiosas de estrangularlo. No lo había visto desde que lo echamos por la puerta seguido de todas sus cosas, hace tres años, pero lucía exactamente igual a lo que recordaba.

—Blaine Anderson, has crecido un poco, ¿eh? —afirmó, mientras me examinaba lentamente.

—Christopher Hudson, ¿todavía abusando sexualmente de las personas? —respondí, mi mano apretando la manija de la puerta con tanta fuerza que mis dedos estaban doliendo.

Él me miró y se abrió paso en la casa.

—¿Dónde diablos están Finn y Kurt? —preguntó con enojo.

—Estoy aquí. Y Kurt no está en la casa —dijo Finn con calma. Tal vez iba a lograr mantenerlo bajo control después de todo.