FANFIC KLAINE. "El chico que se escabulle en la ventana de mi habitación" Epílogo - Parte II

Le eché un vistazo a Blaine, se veía herido y enojado. ¡Oh, mierda! ¿Qué hice? ¡No debí hacer eso! A veces soy tan estúpido. Traté de llamar su atención pero él apartó la mirada al tablero de puntuaciones, ignorándome. Mi corazón se hundió.

Finn fue a buscar bebidas entre los juegos así que tomé la oportunidad para hablar con Blaine; ni siquiera había mirado en mi dirección desde todo el incidente de Matt.

—Hola —dije, moviéndome para sentarme junto a él.

—Hola —murmuró, mirando a las personas a nuestro lado jugar.

—¿No me vas a hablar? —pregunté, asustado de que dijera que no.

Suspiró.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó tristemente, sacudiendo la cabeza, aún sin mirarme.

Tomé su mano y lo arrastré hasta los baños. Cuando entramos cerré la puerta detrás de nosotros y la trabé con llave. Para mi suerte el baño se encontraba completamente vacío.

—Lo siento. No quise decir nada con eso. Estaba coqueteando conmigo, sólo estaba bromeando, eso es todo —expliqué, levantando lentamente su barbilla para que me mirara a los ojos.

—Ángel, eso fue difícil de ver. —dijo mirándome fijamente.

—Lo siento, Blaine. Honestamente, no quise decir nada con eso, sólo estaba bromeando. Ellos no saben que estamos juntos así que difícilmente podía decir: “Matt, deja de coquetear conmigo, mi novio está sentado justo allí” ¿o sí? —pregunté, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura.

Suspiró.

—Supongo que no. —todavía se veía molesto, y me sentía terrible por haberlo lastimado.

—Aunque necesitas confiar en mí, nunca haría nada para lastimarte a propósito. Lo siento. —me incline y lo besé tiernamente.

Respondió de inmediato, profundizando el beso y tirándome más cerca de él. Deslizó una mano y la coloco en la parte baja de mi espalda, ni siquiera me afectó en lo absoluto, bueno, lo hizo pero no en una mala manera, me gustó, quería más. Tomé su otra mano y la puse encima de mi cuerpo, haciéndola apretar mi trasero. Se apartó, mirándome un poco sorprendido; le sonreí y lo volví a empujar hacia mí. Me besó con avidez. Su boca viajó por mi cuello, haciéndome temblar con deseo. Deslicé lentamente mi mano por debajo de su camiseta, dibujando los músculos de su pecho, haciéndolo gemir.

Después de unos minutos se apartó, sonriéndome. Junto nuestras frentes. Ambos estábamos respirando con dificultad.

—Lo siento. No quise ser posesivo —dijo, besando la punta de mi nariz.

—No tienes nada porque disculparte. Ninguno de los dos ha hecho esto antes, así que tenemos que encontrar la manera de que funcione para ambos. —lo besé tiernamente otra vez, saboreando la sensación de sus labios suaves contra los míos.

Suspiró.

—Creo que deberíamos salir ahora, antes de que se den cuenta de que faltamos.

—Otro minuto no hará daño —susurré, jugando con los botones de su camiseta. Se rió antes de volver a unir sus labios con los míos.

***

Esa noche estábamos todos apretados en mi sala de estar. Sam había traído “The Hunger Games” y ninguno la había visto antes, así que los diez estábamos sentados, comiendo comida rápida de McDonald’s. Íbamos a poner la película más tarde. Yo estaba apoyado contra las piernas de Blaine; Finn no pareció pestañear, lo que ambos tomamos como una buena señal.

Matt se movió del sofá.

—Aquí, Santana, siéntate aquí, me sentaré en el suelo —sugirió, mientras se dejaba caer a mi lado con una sonrisa. Me moví incómodo para tener un poco más de espacio. Sentí a Blaine tensarse, así que puse mi mano sobre su pie, frotando mi pulgar sobre la parte superior tranquilizadoramente—. Así que, Kurt, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre? —preguntó.

—Un montón de cosas. Ya sabes, cosas normales de secundaria —contesté, añadiendo énfasis a la palabra secundaria.
Se rió.

—Wow, realmente eres un luchador, ¿verdad? —dijo, sacudiendo la cabeza.

—No tienes idea —murmuré, dándome vuelta fingiendo ver la televisión.

—¿No quieres hablar conmigo? —preguntó, fingiendo estar herido.

Dejé escapar un suspiro exagerado.

—Sólo estoy tratando de ver esto.

Miró a la televisión y rió.

—¿Ese anuncio de sofás nuevos?

Miré a la televisión que estaba pretendiendo ver, y era de hecho, un anuncio. ¡Maldita sea!

—Si, nunca puedes tener suficientes sofás —bromeé.

—Eres gracioso —se rió, acercándose a mí.

—Gracias, y tú eres muy mayor para mí —declaré, sonriendo con dulzura.

—Sólo tengo diecinueve —me miró desafiante.

Asentí.

—Sí, pero dieciocho es mi límite, así que estás fuera de combate, amigo —dije. Oí a Blaine reír detrás de mí.

—Podría hacerte cambiar de opinión —declaró Matt con confianza.

Reí sin humor.

—¿Sabes qué? Te apuesto veinte dólares a que no tienes nada que me interese —contesté con la misma confianza.

Se rió sombríamente.

—Tomaré esa apuesta, pero tienes que esperar hasta que tu hermano no esté mirando. —miró a Finn  nerviosamente.

Suspiré.

—¿Qué es exactamente lo que crees que me interese? ¿Tienes un gatito en el bolsillo? ¿O tal vez un chocolate? ¿O las respuestas del examen que tengo mañana de cálculo? —bromeé, haciéndolo reír de nuevo.

—No. Voy a besarte, y lo vas a amar. —se encogió de hombros, sonriéndome de nuevo.

Las piernas de Blaine se sacudieron detrás de mí mientras se movía para levantarse. Me empujé contra sus piernas y comencé a frotar su pie otra vez.

—¿En serio? Si tú me besas voy a patearte las bolas. —sonreí a Matt, inocentemente.

—¿Crees que eso me va a alejar de ti? —preguntó, mirándome poco a poco, haciendo que mi piel se ponga de gallina.

—Es sólo una advertencia amistosa. —me encogí de hombros, volviéndome a la televisión que, afortunadamente, estaba transmitiendo la película y no un anuncio de sofás.

—Estoy bastante seguro de que mi dinero está a salvo. No he tenido quejas antes —susurró en mi oído, haciendo que me tensara notablemente.

—Hm, bueno, hay una primera vez para todo —dije entre dientes, todavía frotando el pie de Blaine.

Cuando la película terminó Blaine fue a su casa, a decirles a sus padres que se iba a quedar aquí y a traer un cambio de ropa. En realidad tenía ropa de repuesto en mi habitación, pero no podíamos decirle eso a nadie. Finn y Rachel estaban haciendo más palomitas de maíz. Ahora íbamos a ver “The Avengers”, porque la mayoría no la había visto. Fui al baño. Cuando salí alguien me agarró y me empujó contra la pared. Al principio pensé que era Blaine, pero luego me di cuenta de que este chico no era lo suficientemente bajo. Mi corazón comenzó a correr, el miedo formándose en mi estómago. Matt se rió y estrelló sus labios contra los míos, bruscamente, sujetando los lados de mi cara para que no pudiera moverme a ningún lado. Traté de apartarlo, pero no se movía. Me mordisqueo el labio, pidiendo entrar, así que apreté mi boca, cerrada, y subí mi rodilla tan fuerte como pude contra su entrepierna. Me soltó inmediatamente, inclinándose y gimiendo.

—Te lo dije. Esos son veinte dólares que me debes —dije con dulzura mientras pasaba junto a él y me dirigía a la sala con una sonrisa triunfante pegada a la cara.

Blaine estaba sentado de nuevo en el sofá así que rápidamente tomé el lugar junto a él antes que alguien más lo hiciera.

—¿Estás bien? —preguntó, mirándome y sonriendo.

—Sip —contesté, haciendo estallar la “p”.

Sonrió.

—¿Qué es tan gracioso? —Me reí.

—Matt —contesté, sonriendo. Justo en ese momento, Matt entró a la sala, cojeando con su mano sobre su entrepierna, luciendo como si estuviera ligeramente adolorido. Tiró un billete de veinte dólares en mi regazo y se sentó en el otro lado de la habitación.

Blaine estalló en carcajadas.

—Ese es mi chico —susurró, haciéndome sonreír.

***

Después de que todos se habían ido era casi medianoche. Rachel y yo fuimos a la cama, dejando a Finn y a Blaine en la sala. Me puse una camiseta abotonada sin mangas y unos pantalones de unos dos o tres años de antigüedad del mismo tono negro que la playera. Me miré en el espejo y de repente me puse nervioso. Tal vez me debería cambiar, ¿estaba dando la impresión equivocada? Me mordí el labio. No, está bien, me ha visto con esto antes así que lo usaré.

Volví a mi habitación y Rachel me silbó.

—Wow, Kurt, deberías hacer un pequeño viaje a la cocina para tomar un poco de agua o algo. Dale a Blaine algo con que soñar —sugirió, mirándome de arriba a abajo.

En realidad eso no era mala idea, de otra forma no lo vería hasta la mañana.

—¿Eso crees? —pregunté nerviosamente. Asintió con entusiasmo así que decidí hacerlo antes de arrepentirme—. Está bien —dije riendo mientras abría la puerta.

—¡Adelante! Dale una emoción —hizo señas con entusiasmo cuando dudé en la puerta.

Tomé una respiración profunda y caminé por el corredor con confianza. Por la forma en la que está construida nuestra casa tienes que pasar por la sala para ir a la cocina. Me pavoneé en la sala con mi pijama.

—¿Alguien quiere algo? —pregunté casualmente, caminando junto a Finn y Blaine, que estaban sentados viendo el canal de deportes.

—No, gracias —contestó Finn, sin siquiera mirarme.

Los ojos de Blaine se pegaron en mí, su mirada literalmente siguió cada uno de mis movimientos, con la boca ligeramente abierta y los ojos amplios. Me mordí el labio para no reírme. Oh sí, valió la pena. Tomé un vaso con agua y volví a pasar por la sala, con Blaine quitándome la poca ropa que tenía con los ojos. Finn lo vio mirando y lo golpeó en la nuca.

—Amigo, ¡deja de pervertir a mi hermano pequeño! De todos modos, tienes novio —gruñó, claramente molesto.

Blaine se frotó la nuca.

—Claro, sí, novio —murmuró sonriendo.

Volví a mi habitación, riéndome con fuerza.

—Eso fue gracioso —le dije a Rachel, que estaba sentada en la cama esperándome.

Ella también comenzó a reír.

—¿Le gustó? —preguntó, moviendo las cejas.

—Si —me subí a la cama con una sonrisa en el rostro.

Un poco más tarde escuché a Finn irse a la cama así que sabía que Blaine estaba en el sofá.

—Rach, voy a ir a ver a Blaine un rato —dije, una vez que supe que Finn estaría dormido.

—Oh, ¿enserio? ¿Vas a darle otra vista? —bromeó sonriendo.

Me reí.

—Algo por el estilo. No me esperes despierta —le guiñé un ojo mientras me paraba de la cama, tomando un celular para poder usar la alarma.

—Diviértete, y no hagas nada que yo no haría —bromeó. En realidad no había mucho que Rachel no haría, había tenido unos pocos novios y definitivamente no era virgen. Me reí y dejé la habitación, yendo por el corredor hasta la sala de estar, donde Blaine ya estaba acostado en el sofá bajo el edredón de repuesto. Puse la alarma a las seis; la hora “sacar a Blaine por la ventana” usual, y lo puse en el suelo.

—Hola, Ángel —susurró sonriéndome y quitando el edredón para que pudiera acostarme a su lado. Me subí con entusiasmo y fundí mi cuerpo contra el suyo. Suspiró con satisfacción y me envolvió con sus brazos con fuerza—. Por cierto, eso no fue justo —me regañó, mientras me besaba la frente. Sonreí burlonamente.

—¿En serio? ¿No te gustó? —pregunté inocentemente.

—Claro que sí, pero no cómo paseaste tu sexy trasero en frente mío con tu hermano sentado allí —se quejó.

—¿Piensas que tengo un trasero sexy? —lo provoqué.

—Hm, no lo puedo recordar, déjame ver de nuevo —dijo con voz ronca. Me reí y giré sobre mi estómago, poniendo las manos bajo mi cabeza.

Volvió a gruñir y lentamente pasó su mano por mi espalda, a través de mi trasero y por uno de mis muslos antes de volver a subir por el otro, haciéndome temblar. Vaya, ¿qué me estaba sucediendo? En realidad quería que me tocara. Si hiciera un movimiento para tocarme, no lo iba a detener esta vez. Inclinó su cabeza y besó mi hombro antes de descender y desparramar besos a través de mi espalda y caderas. Pasó su lengua a través del final de mi trasero, justo donde se encuentra con la pierna. Di un grito ahogado y él se tensó.

Se apartó rápidamente.

—Lo siento, lo siento. Me dejé llevar —dijo en tono de disculpa.

Me sonrojé como loco.

—Me gusto, Blaine —dije con voz ronca, y temblando un poco por la excitación que estaba corriendo por mis venas.

—¿En serio? —preguntó, sonando sorprendido.

—Oh, diablos, sí —admití con voz entrecortada, sonrojándome otra vez. Wow, ¿acababa de decir eso? ¡Es tan vergonzoso!

Gimió ligeramente y bajó la cabeza, pasando su lengua de nuevo. Esta vez no pude evitar el pequeño gemido que se escapó de mis labios. El sonido pareció alentarlo porque lo hizo de nuevo, y deslizó su mano por mi muslo masajeando mi trasero y espalda. Me besó en la espalda, levantando la tela de mi camiseta para poder besar mi piel. Me di vuelta para que estuviéramos cara a cara y lo besé, tirando de él hacia mí para que todo su cuerpo estuviera presionando el mío. Podía sentir su piel contra la mía y me alegré por haberme decidido por la escasa ropa de dormir.

Me estaba excitando escaleras abajo, al igual que él; podía sentirlo presionando contra mi muslo, pero no estaba asustado esta vez, me alentó.

Él sólo estaba usando pantalones de chándal así que froté mis manos por su pecho y estómago, simplemente asombrado de cuán perfecto era. Mis manos se enredaron en su cabello oscuro y sedoso mientras besaba su camino hasta mi estómago, apoderándose de mí camiseta con los dientes mientras desprendía los botones y la tiraba hacia arriba, lentamente, exponiendo mi estómago. Gemí y bajó su boca a mi piel desnuda, lamiendo suavemente y soplando sobre ella, haciendo que mi cuerpo casi vibrara por la emoción. Su camino de besos comenzó a bajar mientras deslizaba sus dedos por mis caderas. Pero estaba besando más bajo ahora y mi respiración estaba empezando a acelerarse en la anticipación de él besando mi erección.

Oh, Dios, sí. ¡Esto es demasiado rápido!

—Lo siento... Blaine... para —murmuré.

Retiró su cabeza inmediatamente, y sonrió, con su hermosa sonrisa.

—No tienes que disculparte, Ángel —inclinó su cabeza y me besó de nuevo, tiernamente. Le sonreí agradecido mientras se giraba para salir de encima de mí, poniéndose cerca de mi pecho, dibujando pequeños circulitos en el mientras me miraba con amor—. Eres tan hermoso —murmuró, besando mi nariz gentilmente mientras bajaba mi camiseta por mí. Reí y sacudí mi cabeza. ¡Realmente estaba lleno de líneas cursis! Tal vez eso le funcionaba para conseguir que los chicos se acostaran con él. Sonrió, luciendo un poco herido—. No me crees —afirmó.

—¿A cuántos chicos le has dicho eso, Blaine? —susurré, no muy seguro de que mi voz sonara bien si hablaba normalmente.

Suspiró luciendo un poco derrotado.

—No puedo cambiar mi pasado, Ángel, créeme que lo haría si pudiera. Nunca he sentido algo así por nadie más, lo juro. Nunca le he dicho a nadie que era hermoso, sólo a ti. Nada se compara a ti —dijo, mirándome intensamente, deseando que entendiera. Mi respiración se atoró en mi garganta ante sus dulces palabras. Me apreté más cerca de él. Suspiró con alegría y envolvió sus brazos con fuerza a mí alrededor, besando mi pecho—. Buenas noches, Ángel —susurró.

—Buenas noches, Blaine —murmuré contra su cabello.

Tenía la sensación de que el plan de no darle mi corazón, había desaparecido completamente. Todo lo que podía hacer ahora era rogar porque no lo rompiera. Me acurruqué más cerca de él, descansando mi cabeza sobre la suya y quedándome dormido en minutos. Justo cuando comenzaba a perderme creí que lo escuche susurrar algo que sonaba como “te amo”, pero Blaine no diría eso, así debió haber sido algo más.

***

—¡¿Qué mierda es esto?! —escuché a Finn bramar cerca. Abrí mis ojos y lo miré. Su cara estaba de un rojo brillante y lucía criminalmente molesto.

—¡Finn, cierra la boca! ¿Qué pasa? —pregunté, sentándome. Pero tan pronto como me moví, me di cuenta de  lo que estaba mal. Aún estaba en el sofá con Blaine. ¡Oh no! salté rápidamente y miré a Blaine, el cual estaba con la boca abierta, luciendo completamente en shock. Está bien, necesitaba salvar la situación rápidamente—. ¡Maldita sea Blaine! ¡Puaj! ¿Tenías tus manos sobre mí? —exclamé, pretendiendo estremecerme del horror. Finn me miró, su rostro aún se veía enojado, pero parecía ligeramente confundido ahora.