Fanfic Brittana. En mis venas. Solo un poco mas de tiempo

Más increíble no puede ser! En verdad ha sido magnífico :)

Hola a todas :D quiero darle las gracias a  las personas que leen siempre y mas a quienes  se toman el tiempo de responder el fic y dejarme saber lo que piensan.  Quería colocar esta nota general porque creo que algunas de uds creen que ya todo se va a arreglar entre  San y Britt y siento decepcionarlas y por favor no me odien (o en ese caso a la autora :P), pero aun estamos muy lejos de eso, yo  les advertí que no iba a ser fácil. Aun así están en el proceso de desarrollar su relación y espero que le encante tanto como a mi como se van dando las cosas. Siempre me alegra mucho leer las respuestas de todas. Besos   

tatymm escribió:aaaaaaaaaaaaaaawwww que tiernas mis chicas, hay mi san sos todo un lio bebe pero te entiendo!! y britt dale que vos podes!!! gracias por actualizar el fic! entiendo lo de la uni pero la historia esta muy buena que a pesar de no ser tuya haces un hermoso trabajo al compartirla con nosotros besos!

Hola! Gracias por entenderme :D y lo de traducir y actualizar lo hago con mucho gusto, me alegra que te este gustando la historia, esa era la idea y eso es lo que me motiva a seguir haciéndolo. Muaaa! espero que te guste la próxima actualización   

adi-santybritt escribió:Hola!!!!
Ahh no puedo creerlo!!! Wow Britt se ha dado cuenta de las señales de San!!!!
Me encanto que san  fuera hasta su casa!!'
Quiero saber que pasara después de eso!!!!

Chica me encanto el CAP!!!
Comenzó algo triste pero luego ahhhh assddassddffggghhhhhhjjjkk
Espero la actu, muy desesperadamente!!!
Xoxo

Hola! Jajajajajaj bueno pues espero que esta actualización te guste lo suficiente para que valga la pena tu espera. Me alegra que te haya encantado el capitulo, a mi me encanta leer siempre tus opiniones. Saludos  y ya sabrás en breve lo que pasara después, por favor no me odies porque todavía no es lo que todas desearíamos. Saludos   

evean escribió:hola hola!!!!
están tan bien descritos los detalles y emociones en este fic que me encanta!!!
cuídate
nos leemos

Hola!! Es verdad es una de las cosas que a mi me encantaron también, Britt describe cada una de las cosas que siente detalladamente y casi puedes sentirlas con ella. Gracias por siempre tomarte el tiempo de responder. Cuidate tu tambien   

Anddy Rivera Morris escribió:

Más increíble no puede ser! En verdad ha sido magnífico :)

Me alegra que que te haya gustado el capitulo, y espero que te guste aun mas lo que viene, estaré esperando tu opinión. Saludos y gracias por siempre responder
  

Elita escribió:Ay! Hermoso :3

Es todo lo que puedo decirte, estoy feliz de que por fin ya saben que ambas se aman <3 perfecto!

Actualiza pronto.
Saludos :)

Hola :D Si ya por fin ambas lo saben, pero a veces no es suficiente con saberlo :S, aun faltan muchas cosas por aclarar. Gracias, siempre me gusta leer tus opiniones. Saludos y espero que te guste la próxima actualización. Saludos   

Dolomiti escribió:    Wow!!! En espera del próximo cap!!
Me encanta la historia, gracias por compartirla    
Saludos!! Hasta la próxima actu!

Hola no tienes que agradecerme lo hago con mucho gusto gracias a ti por tomarte el tiempo de dejare saber lo que piensas. Saludos   

YoyoMay escribió:Oh jesucristo santísimo. Por favor, actualiza pronto por todos los cielos. Lo adoro demasiado! Y ya sé que sueno un poco ridícula, pero uuugh la espera me maaata. Igual, gracias por esto, en verdad!

Jajajaja no suenas ridícula, yo era igual cuando la leí por primera vez, creo que me leí en solo 5 días la historia completa porque simplemente me atrapó. Espero que la actualización haga valer tu espera. De nada, gracias a ti, me gusta leer tus comentarios.   

Pao Up escribió:Una actualizacion porfa :)!

Hola! Jajajja ya en breve, espero que te guste. Gracias   

Linda23 escribió:Hola!

El capítulo estuvo increíble, y lo dejaste en la mejor parte, San es tan linda en ocasiones.

Actualiza, Actualiza.

Hola! Si es verdad me encanta los detalles que San tiene. Espero que te guste la actualización, gracias por dejarme saber lo que piensas. Saludos  

micky morales escribió:Este excelente capitulo ha sido muy revelador, me encanta esta Brittany tan inteligente y tan segura de sus sentimientos y la Santana asustada que al fin parece querer dar el siguiente paso, espero tu pronta actualizacion!

Es verdad, a mi también me gusto mucho cuando Britt empezó a cambiar y a no solo dejar que Santana decidiera todo en la relación, Claro que créeme, ya al final entiendes que en realidad Britt tenia mas poder del que creía. Espero que te guste la nueva actualización. Gracias   

Claru! escribió:Awww! Bello capítulo, espero actualices pronto. Este fic me ha hecho recordar muchas cosas, cosas triste que sentí cuando me enamoré pero en fin, aquí la historia parece tener un final feliz...
Adoro la ternura de Britt, amo este personaje.
Besos Majo y espero sigas adelante con la traducción...

Holaa! A mi me paso lo mismo, todo esta tan bien descrito que sientes con Britt y revives las cosas que a ti te han pasado. Me alegra mucho que el fic te llegue y lo de final feliz... solo te puedo decir que personalmente no me gustan las historias con finales tristes y esta historia me encanta. Claro que seguiré con la traducción y gracias por dejarme saber lo que piensas, si no estoy mal (espero no estarlo) es primera vez que comentas y siempre me encanta leer una nueva opinion. Muaaa   

¡Fer Brittana4ever! escribió:Excelente! Lo has hecho genial hasta ahora y creeme que al entender mejor más adictivo es el fic!

Esperando actu!

Besos!

Hola, muchas gracias :D y me alegra mucho que ahora puedas leer mejor el fic y que te guste esa era mi intención, siempre me gusta leer tus opiniones y créeme que motiva mucho a seguir traduciendo. Besos para ti también   

Pensé que habían terminado, las mentiras y las pretensiones. Deseaba tanto que tan solo se terminaran. Parecía lo justo después de lo que Santana y yo nos habíamos confesado esa noche. Pasaron horas antes de que nos durmiéramos y esas horas estuvieron bien, pero no se acercaron a lo increíbles que las hubiera podido hacer ser. Si hubiese sabido lo que iba a pasar en la mañana, nunca hubiera cerrado mis ojos. Hubiera pasado esas horas tratando de memorizar la pereza de sus parpadeos y la ternura de su sonrisa. Hubiese escuchado detenidamente su respiración y los latidos de su corazón que palpitaban calmadamente con la noche. La hubiera adorado lo suficiente para que el recuerdo en si pudiera durar una vida entera.

Pero no pensé que esa noche fuera un recuerdo que debía salvar tan cuidadosamente, porque no sabía que existiría el peligro de olvidarla.

Santana era difícil y frustrante. Ella sabía lo que yo sentía. Se suponía que esa noche iba a ser un momento crucial en nuestra relación, en el que pudiéramos finalmente dejar de escondernos detrás de la negación y aceptar que teníamos sentimientos  la una por la otra. Yo lo hice, y en primer lugar ni siquiera debía hacerlo, ya que siempre había estado consiente de lo que sentía.

Santana por otra parte, no creía en lo que sentía. Ella estaba aterrada de algo, de admitirse a sí misma que en realidad estaba sintiendo todo lo que sentía por mí. Algo vivía dentro de ella, algo peligroso que la estaba destrozando desde adentro y la estaba forzando a mantener todo en secreto. Sabía que estaba luchando una guerra contra ella misma porque por esas cuantas horas, ella me trato como alguien de quien estaba enamorada. Ella me beso con deseo. Ella me dejo sostenerla en mis brazos y contra mi pecho.

Pero cuando desperté en la mañana ella se había ido sin dejar nada, excepto el rastro del viento soplando por las cortinas a través de mi ventana. El espacio vacío que reemplazo su cuerpo en la cama, me golpeo como un carro a toda velocidad, rápida, dolorosa e inesperadamente. Fue como la primera vez  que durmió en mi casa y me dejo en la mañana. Excepto que esta vez, no había una nota. Solo la devastadora realización de que todo aún estaba exactamente como siempre había estado. Desde ese momento fue claro cómo iba a operar nuestra relación.

Era insoportable, verla aparecer por mi ventana como la chica que amaba para luego verla alejarse como la completa extraña en la que se convertía. Santana siempre esperaba a que yo me durmiera para irse, para que de esa forma no tuviera que verla hacerlo. El principio de todo fue doloroso, pero eventualmente me empecé a acostumbrar. Despertarme y darme cuenta de que se había ido solía doler. Luego se convirtió en parte de mi vida y todo lo que sentía era decepción.

Yo estaba avergonzada de la persona en la que me había convertido. Defenderme a mí misma era lo que la Brittany de 15 años hubiera hecho. Después de haber pasado años siendo molestada, había desarrollado la habilidad para dejar que todo lo que dijeran las otras personas me resbalara y de esa forma era mejor persona que ellos. No había nada malo en mí. Me tomo tiempo darme cuenta, pero cuando lo hice, era lo que me decía a mí misma cada vez que palabras ofensivas amenazaban con romperme.

Cualquiera hubiera pensado que yo iba a ser capaz de defenderme ante Santana.  De decirle que los papeles habían cambiado y que debía escoger entre su ego y yo. Bueno, eso hubiera sido si alguien hubiera sabido de nosotras, pero nadie sabía. Desde el principio no había sido capaz de alejarme de ella. El grado en el que la amaba iba más allá de lo patético. Mi voluntad, mi fuerza, todo se había desvanecido por amarla. Me había despojado de todo por la forma en la que me trataba cuando estábamos afuera de nuestras habitaciones.

Pero lo gracioso acerca de Santana era que aunque ella podía amarme en instante y al siguiente no,  siempre regresaba a mí, a veces por unas cuantas horas, otras veces solo por una. Aun así, me daba una razón para aferrarme.

Habían pasado seis meses, seis meses de lo mismo. Verán, Santana si me amaba, pero me amaba en su propio tiempo y bajos sus propias reglas. Yo no estaba de acuerdo con estas, pero era débil y estaba asustada, pensando que si no la dejaba ser quien quería ser, iba a perderla. Me enfermaba, lo cobarde y sin esperanza que me había vuelto. La dejaba tenerme cuando quería. La dejaba ignorarme cuando lo necesitaba, cuando se volvía muy difícil para ella. Le preguntaba constantemente de que estaba tan asustada y ella siempre me besaba como respuesta y no sabía que hacer excepto dejarla hacerlo.

Nuestra relación era una margarita sin fin, ella me amaba, ella no me amaba, ella me amaba, ella no me amaba.

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Era la mitad de la semana, el día en el que Santana solía desparecer. La única razón por la que me acorde de eso era porque Santana no había ido al colegio. Había pasado un tiempo desde la última vez que había faltado, por la razón que fuera. Estábamos apenas en la primera hora de clases y cada pedazo de información que dejaba los labios del profesor se había transformado en un pensamiento acerca de Santana. Estaba desesperada por escapar de mi mente porque últimamente, los pensamientos que tenía acerca de ella no eran tan agradables como solían ser.

Había peleas, muchas. No era de la clase que involucraba gritarnos o decirnos cosas la una a la otra. Era de hecho de la peor clase para mí, los tratamientos silenciosos, las malas miradas, el evitarnos.  No podíamos durar ni un día sin hablarnos  pero era increíble todas las cosas que podían pasar en 24 horas.  Era claro que yo había cambiado porque ya no sentía pánico, meses atrás, solo el estrés de pelear con ella me habría  hecho halarme el cabello. Pero no era que ya no me importaba más, era que ya no me preocupaba a mí misma porque sabía que ella iba a regresar a mí. Era como si hubiera un hilo invisible alejándonos y alejándonos lo suficiente hasta que nos liberaba, enviándonos a estrellarnos la una contra la otra como si nunca nos hubiéramos alejado en primer lugar.

Mis ojos barrieron cada escritorio en el salón de clases. Santana definitivamente no estaba ahí. La voz en el frente, lentamente se desvaneció y ya no fui más una víctima de esas palabras sin vida.

Una camisa roja cruzo por mi visión borrosa y me detuve para enfocarme bien. Mike. Esa era otra cosa, Mike y yo no nos habíamos ni volteado a mirar en meses. Desde que le conté acerca de Santana, él se volvió diferente y no podía culparlo. El intento que todo permaneciera igual entre nosotros y yo también pero no paso mucho tiempo antes de que nos diéramos cuenta de que lo único que podíamos hacer era darnos un espacio por un tiempo.

Sus ojos oscuros eran tan familiares como los de un extraño. La distancia entre nosotros era incomoda y me hacía removerme por dentro. Aunque Santana se había vuelto mi vida, Mike y yo teníamos 6 y medio años de amistad que pesaban mucho.

Sus cejas se curvaron, lo que me hizo dejar de mirarlo fijamente. El levanto su mano y me saludo con dos dedos, con una pequeña sonrisa apareciendo en su cara. Me sorprendió, pero le devolví el gesto. Extrañaba a Mike terriblemente y con cómo estaban las cosas con Santana, lo necesitaba. Él no era un reemplazo para ella, él nunca lo era. Lo sabía porque lo necesitaba a el- a nadie más. Mike era la única persona  hacia la que estaba dispuesta a abrirme.

Quinn solía ser esa persona también, pero ella se había ocupado con un nuevo novio y además había tomado un interés especial en ser amiga de Reachel Berry. Como eso había logrado suceder era más que difícil de entender para mí, considerando que ella solía pasar horas maquinando como arruinar a la chica. Tal vez tenía un motivo oculto. Pero Quinn y yo nos habíamos alejado gradualmente, separándonos sin que ninguna de las dos lo notara.

Los restantes diez minutos de clase los pase mirando fijamente a la nada. La campana reventó mi pequeña burbuja de inconciencia cuando el sonido de sillas rastrillándose contra el suelo de baldosas se volvió más fuerte. Introduje los libros en mi morral y lo coloque en mi hombro caminando hacia la salida del salón.

- Oye Brittany

Me encontré a mí misma perdida en el mar de gente cuando voltee a mirar por la mención de mi nombre. No fue sino hasta una mano me toco el brazo que vi sus ojos de nuevo. Eran diferentes de cerca, un poco más reconfortantes de lo que habían sido momentos atrás. Mike siempre llevaba consigo un sentido de pertenencia. El me recordaba a mí misma, o al menos a quien yo solía ser.

-Mike

Su nombre dejo mis labios alegremente

- Hola

El dudo en acercarse a mí, su voz temblaba bajo los sonidos altos del pasillo

- Hola

Había tensión entre nosotros pero eso no me sorprendía. En lugar de eso, quise abrazarlo porque el siempre hacia eso muy bien, sus brazos envueltos alrededor de mi cuerpo me hacían sentir segura. Santana hacia eso también, pero últimamente era yo quien la protegía. Ella siempre actuaba tan fuerte y dura pero Santana era una de las personas más débiles que alguna vez había conocido. Podía notar que ella no quería que yo supiera eso, pero era obvio. Estaba empezando a creer que el miedo, la cosa que se la estaba comiendo por dentro tenía algo que ver con el hecho de que ella no era capaz de admitir que me amaba, al menos no con palabras, Santana nunca me había vuelto  a decir que me amaba después de la noche en la que me lo dijo  por primera vez. Aunque yo podía verlo en sus ojos, en su sonrisa y en todo lo demás. Ella me mostraba de todas las formas que me amaba, de todas las formas excepto de aquella que lo haría oficial.

- Como has…como estas?

El busco que palabras decir y yo espere hasta que terminara

- Estoy bien y tú?
- Bien

La gentil sonrisa en mi rostro influencio las esquinas de sus labios y él sonrió también

- Te extraño Mike

No se me había ocurrido en ese momento que mis palabras podían ser potencialmente peligrosas para él, no estaba segura si el aun tenia sentimientos por mi o si ya los había dejado ir. Pero él me estaba hablando por primera vez en meses, eso debía significar que ya había hecho algún progreso en pasar la página, o al menos lo suficiente para estar cerca de mí otra vez. Mike era inteligente. Si él hubiera sentido que estaba en peligro, no hubieses estado tan entusiasmado por volverme a  hablar. Pero me alegraba mucho que estuviera alii. Necesitaba alguien aparte de Santana en quien invertir mi tiempo. El baile era aún mi vía de escape, pero normalmente bailaba sola. No había nadie más en quien invertir mi tiempo excepto yo.

El inhalo profundamente y apretó los libros en su mano aún más fuerte antes de responderme

- Britt… quieres ir a tomar café, o hacer algo después del colegio?

Yo contuve mi respiración porque estaba empezando a pensar que iniciaría de nuevo el ciclo que no quería repetir  si decía que si

- …y no te preocupes. Estoy bien. No va a ser algo de…. Yo sé que tu…
- Me encantaría Mike, de verdad.

Yo le sonreí dulcemente y el me respondió con otra sonrisa

- Oye Mike, que bueno verte…no te importaría si me robo a mi mejor amiga otra vez, cierto? Gracias

Separándome lejos de Mike, encontré a Santana. Mis ojos se encogieron en confusión antes de que quemaran con furia. Rápidamente volví a mirar a Mike y lo vi con sus labios presionados en una línea delgada como si estuviera conteniendo una respuesta no muy agradable. Una parte de mi deseaba que el dijera lo que quería decir. En lugar de eso, el asintió con la cabeza y me miro de nuevo.

- Te veo después Britt

Él se fue antes de que mis palabras pudieran alcanzarlo. La multitud se tragó su figura y momentos después había desaparecido.

- Qué demonios Santana?!
- Qué? Te estaba salvando de el
- Esta bromeando, cierto?

Pase por el lado de ella y camine hacia mi casillero, sintiendo la rabia hacer burbujas en mi estómago con cada paso que daba. Ella me siguió recostando su hombro contra la pared mientras que sus ojos vagaban por mi cuerpo. Tome los libros que necesitaba para mi siguiente clase.

- No puedes simplemente hablarle así
- Ayy por favor, él es un chico. Lo va a superar. Además, tu no lo necesitas.
- Qué? Entonces ahora no puedo tener otros amigos?
- Yo no dije eso Britt. Qué te pasa? Por qué estás tan enojada?

Mis ojos se encogieron. Esta versión de Santana estaba colmando mi paciencia

Yo tire fuerte la puerta de mi casillero para cerrarla, tan fuerte que algunas cabezas del pasillo voltearon a mirar. Ella se paró derecha, mirando a la gente que pasaba. No estaba de humor para pelear con ella, al menos no en frente de todo el mundo. Santana y yo no nos habíamos estado llevando bien. A ella le gustaba pretender que estábamos bien, pero ambas sabíamos que había algo sin resolver entre nosotras. Y esa cosa nos estaba alejando.

Ella aún no estaba ahí cuando voltee a mirarla, esperaba que en medio de la oscuridad que inundaba sus ojos, yo fuera capaz de encontrarla. Solía funcionar todo el tiempo. Sus ojos eran lo único que me evitaban volverme loca. Necesitaba una señal, algo que me dijera que ella estaba ahí dentro. Pero oscuridad fue todo lo que pude ver cuando mire a sus orbitas marrones.  Y con eso sentí escalofríos y temblores en mi piel.

Suspire y sacudí mi cabeza

- Olvídalo. Mmm donde has estado?

Ella dejo ver una diminuta muestra de preocupación pero decidió ignorarla

- Aaa sí, me quede dormida y seguí derecho…

Yo asentí con mi cabeza, como era de esperarse, las mentiras seguían agrupándose. Conocía lo suficiente a Santana para saber que ella nunca seguirá durmiendo derecho. Además cada vez que se quedaba a dormir en mi casa, ella siempre se iba temprano en la mañana, incluso antes de que el sol saliera. Ella me dijo una vez que las mañanas eran sus partes favoritas del día. Que eran simplemente tan silenciosas e imperturbables, antes de que las personas, los monstruos del mundo, llegaran a teñirlas con veneno. Santana amaba temprano en la mañana más que cualquier   parte del día. Ella nunca se quedaba durmiendo.

- Entonces, hacemos algo después del colegio?

A pesar de las peleas, Santana y yo compartíamos muchas tardes íntimas. Nuestros besos se habían vuelto más largos y complejos en los últimos seis meses. Ya no estaban limitados solo a nuestras bocas, sino que se habían trasladado a nuestros cuellos y detrás de nuestras orejas y a otros lugares espontáneos. Aun así eso era todo. No estaba ni siquiera segura de que existía más allá de ese punto. Después de todo, estar enamorada de una chica aún era relativamente nuevo para mí. Sabía lo básico de como operaba- el sexo entre dos chicas- pero eso era todo. Después de todo, nunca había tenido una razón para pensar en eso antes de Santana.

No sabía en realidad en donde estaba la línea para Santana. Ni siquiera sabía si ella era gay. Para mí era un  tema confuso. Santana era la única chica por la que alguna vez había sentido algo. No pensaba que eso era suficiente como para ponerme una etiqueta. Pero ni siquiera me importaba en realidad. No me había enamorado de ella porque era una chica. Santana, la verdadera ella, era lo que contaba.

Hubiera estado mintiendo si dijera que los pensamientos de llegar hasta ese punto con ella no habían cruzado por mi cabeza. Pensaba mucho en eso en realidad. Una parte de mi lo anhelaba. Lo deseaba todo de ella. La otra parte estaba tratando de convencerme desesperadamente que me alejara. Que dar ese siguiente paso significaría dejarla destruirme, destrozarme para luego volverme a reconstruir. Una vez que Santana supiera como hacerlo, probablemente nunca se detendría.

El último pensamiento se mantuvo en mi mente mientras volvía de nuevo en la conversación.  Me acorde de Mike y de repente estaba eligiendo entre dos de las personas más importantes en mi vida. Solo estaba decidiendo una tontería tal como con quien iba a pasar unas cuantas horas de mi tarde, pero aun así se sentía como algo más grande, casi como escoger mi destino, con quien iba a estar de ahora en adelante.

Escogí a Mike porque aunque deseaba a Santana, recordé la única constante entre nosotras. Santana y yo siempre volvíamos la una a la otra, sin importar que pasara. Y por eso, podía escoger a Mike por ahora. Santana siempre actuaba fuerte, pero cuando se trataba de mí, ella nunca se marchaba. Ella podía tener poder sobre mí, pero yo también lo tenía sobre ella.

- Lo siento San, hoy no. Estaré ocupada.

Su rostro se movió en confusión, ella sacudió su cabeza y encogió sus ojos.

- A?? Y con quién?
- Con Mike
- Maldita sea, estas bromeando, cierto? Britt, el solo es un estúpido chico que quiere joderte y confundirte la cabeza

Me burle silenciosamente para mí misma antes de responderle

- Si está bien, bueno al menos a él le IMPORTO la suficiente como para preguntarme como me estoy sintiendo antes de hacerlo.

Las palabras dejaron mis labios como completas extrañas. Me voltee inmediatamente y me aleje caminando. Mis ojos se abrieron en shock al darme cuenta de que había tenido la fuerza de decir lo que dije. Ni siquiera recordaba la oración formándose en mi cabeza antes de que de repente dejara mi boca. Luche contra el impulso de devolverme y disculparme. Me concentre en el suelo en frente de mí para de esa forma no tropezarme o de repente girar y salir corriendo hacia ella. Voltee en la misma esquina que Mike había volteado minutos atrás. Ella ya no podía verme y solté un respiro que ni siquiera me había dado cuenta que estaba conteniendo.

Segundo después estaba en el baño con mi espalda contra la puerta. Mire hacia el techo para tratar de darle a mi garganta mas espacio porque estaba empezado a cerrarse. Mi respiración estaba descontrolada y temblorosa. Espere allí, perdiéndome la mitad de la segunda hora de clase en el proceso, decidí entonces no volver hasta el final de la hora.

Estaba de alguna forma orgullosa de mi misma. Me sentía horrible, por supuesto, pero al menos había hecho algo valedero con mi dignidad. No sabía que significaba para Santana y para mí, que iba a pasar ahora. No sabía cómo había reaccionado a lo que dije porque no vi su cara en absoluto, nunca di vuelta atrás. Santana pudo haberse encogido de hombros y seguir con su día normalmente, aunque dudaba mucho eso. Ella pudo haberse congelado quedándose sin palabras considerando que yo nunca le contestaba mal. O pudo haberla destrozado, de la forma en la que ella me había estado destrozando a mí.

Una gran parte de mi estaba deseando lo último. Quería que ella sintiera otra cosa aparte de solo poder sobre mí. Era terrible querer hacer sufrir a alguien, pero en ese momento quería que Santana sufriera.
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El resto del día pasó tranquilamente, a parte del hecho de que no pude encontrar a Santana en ningún lugar y de que apenas si dejo mis pensamientos.  Está bien, tal vez no paso tan tranquilamente. Estaba preocupada pero no mucho como para alejarme de la realidad completamente. Solo cuando el ocasional dolor en mi estómago aparecía, me preguntaba a donde se había ido.

Al final de la última hora de clase, decidí invertir mi tiempo en Mike. Él estaba en su casillero cuando lo encontré y toque su hombro.

- Estas listo para irnos?
- Britt hola?  Pensé que ya no irías conmigo
- De que estas hablando?

Sus ojos se movieron para cerrar su casillero

- A bueno… pues es que… Santan…
- Es verdad si, bueno, podemos solo no….preferiría no hablar de ella en este momento
- Está todo bien?
- Perfectamente, estamos… genial!

El sonrió por mi sarcasmo y yo sacudí la cabeza riéndome. A pesar de lo mucho que nos habíamos alejado, no tomo mucho tiempo volver a caer en el confort que el ofrecía.

Caminamos hacia Lima Bean mientras él me contaba acerca de sus notas y lo bien que le estaba yendo. Yo exprese que me sentía orgullosa de él pero podía ver en sus ojos que su éxito estaba siendo conducido por alguien más. Los papas de Mike lo tenían todo planeado para él, la escuela de medicina de Harvard. Pero siempre supe que al baile era a lo que el pertenecía. Venia de su alma, la parte de él que definía todo lo que era. Los libros, el estudio, las notas altas, todo era forzado. El baile, nunca podría ser forzado para él.

El café siempre era un sitio donde se reunían a pasar el rato los estudiantes de McKinley  y también los chicos de la academia Dalton. Vimos a Quinn y a Rachel sentadas a unas pocas mesas de nosotros y nos saludamos incómodamente.

- Y eso cuando paso?

Mike me susurro mientras yo me reía silenciosamente y me encogía de hombros

- No tengo idea… ella solía odiarla
- Mmm…tal vez hicieron tregua
- Tal vez

Nos tomamos nuestros vasos de café, mientras charlamos de varios temas. Yo no mencione a Santana en absoluto y Mike me entendió completamente e intento no mencionarla. No quería pensar en ella y en los problemas que estaban permanentemente unidos a ella.

No me había dado cuenta que habían pasado dos horas hasta que el café comenzó a vaciarse y nosotros éramos de los pocos clientes que quedaban. Nuestra conversación se había enfocado en las dichas del baile y recuerdos del pasado. Fue agradable, tener a esa persona que siempre podía recordarme quien era yo realmente. Incluso si no podía traer a la chica de vuelta completamente, era bueno saber que una vez había existido. Eso al menos, me daba paz.

El me acompaño caminando hasta mi casa mientras el cielo se oscurecía

- Me alegra que estemos bien Britt
- A mí también Mike, de verdad

El sonrió y me abrazo fuertemente antes de dejarme en mi puerta e irse caminando hacia su casa. Yo suspire felizmente, sabiendo que probablemente íbamos a estar bien de ahora en adelante.

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El siguiente día fue otra ausencia de Santana. Ella no fue al colegio y yo casi no lo note por el mucho tiempo que pase con Mike. Claro está, como siempre, de vez en cuando miraba alrededor esperando verla pero me daba cuenta de que ella no estaba ahí. Eventualmente acepte el hecho de que ella probablemente no iba a asistir al colegio ese día. A veces, tenía un límite para el cuanto de la Santana falsa podía tolerar. De hecho, se había vuelto  agotador soportar a esa chica, por lo que a menudo la ignoraba completamente. Era la verdadera Santana en la que estaba interesada. Desafortunadamente, ella no hacía mucha presencia tampoco. Me decía a mí misma que ella estaría bien, que ella volvería a mí. Ella siempre lo hacía. Y yo la necesitaba, eso era aún verdad. Pero la necesidad de necesitarla ya no era tan apasionada como antes. Era triste de alguna manera, porque estábamos perdiendo una parte de lo que nos hacía tan especiales.

Mi casa estaba vacía cuando volví del colegio. Era raro porque mi papa no trabajaba por lo que siempre estaba ahí. Mi hermanita debería estar también. Cuando entre en la cocina, observe que había una nota en la mesa y la tome para leerla.

Cariño

Tu padre y yo tenemos el evento del que te habíamos contado esta noche. Katie se va a quedar en la casa de una amiga hasta que la recojamos. No llegaremos muy tarde pero no nos esperes despierta. La comida está en el refrigerador.

Con amor, Mamá

Tenía la casa solo para mí por el resto de la noche. No pude evitar sentirme un poco sola. Abrí el refrigerador para tomar una botella de agua y me dirigí hacia las escaleras. Cuando entre a mi cuarto, una parte de mi comenzó a preguntarse dónde estaba Santana. Era tan fácil para mi mente correr hacia ella cuando no tenía nada que la ocupara.

Me recosté en la cama y saque el celular de mi bolsillo para colocarlo al lado mío. Sintiéndome envuelta por la suavidad del colchón, traje mis brazos a descansar encima de mis ojos y pronto todo se puso oscuro.

Momentos después, abrí mis ojos y me quede mirando al celular que estaba al lado mío. El no haberla visto hoy, lo cual era más largo de lo normal, me empezó a preocupar. Santana aún era todo para mí, aún era la chica de la que estaba locamente enamorada. Puede que yo ya no haya estado tan desesperada por saber dónde estaba pero eso no quería decir que ella me importara menos.

Mis ojos se encogieron, evaluando el dispositivo antes de tomarlo finalmente. Recostada en la cama, abrí un nuevo mensaje y dude que escribir con los botones.

Escribí “Hola” y lo borre varias veces. Luego intente escribir “Lo siento”, pero me di cuenta de que en realidad no me sentía culpable de lo que había pasado entre nosotras el día anterior. Escribí unos cuantos “Estas bien?” o “Donde estás?” pero seguía borrando todo lo que escribía. Eventualmente, arroje mi celular contra las almohadas y deje mis manos caer sobre mis ojos. Inhale profundamente, dándome cuenta que sin nadie alrededor, me sentía muy sola. Y no era algo que cualquiera pudiera arreglar – solo Santana.

Mis ojos se abrieron minutos después por el sonido del timbre de la puerta. Me senté confundida, antes de pararme para bajar por las escaleras. Me tomo completamente por sorpresa ver a Santana de pie en frente mío cuando abrí la puerta. Traía una pequeña bolsa de plástico en la mano y no tenía ningún bolso o morral, su cabello estaba suelto y caía naturalmente sobre sus hombros. El brillo de sus ojos estaba allí, el que siempre me indicaba que era ella.

Trague fuertemente para absorber todo en su apariencia, ella me quitaba el aliento. No tenía nada especial a parte de jeans ajustados y un suéter manga larga. Pero aun así, Dios, ella era deslumbrante, fácilmente la persona más hermosa que alguna vez haya conocido.

Ella se paró reservadamente en la puerta. Su cabeza estaba hacia abajo pero sus ojos estaban mirando los míos. Ella estaba mordiendo el interior de su mejilla y yo recosté mi peso hacia mi lado derecho. Santana no dijo nada al principio. Ella simplemente se mantuvo ahí preocupadamente como si estuviera esperando que yo le tirara la puerta en la cara. En lugar de eso, me recosté contra el marco de madera e incline la cabeza hacia un lado, para mostrarle de alguna forma que estaba aliviada porque ella estaba ahí, pero también que estaba decepcionada por lo que había pasado antes.

Luego ella abrió su boca para hablar y yo contuve mi aliento

- No sé cuál es tu flor favorita

Su voz era pequeña. Esforcé a mis oídos para escucharla. No entendí lo que estaba diciendo y me encontré completamente desubicada al otro lado de la puerta.

- Qué?
- No sé cuál es tu flor favorita?

Pude escucharla mejor pero aun no tenía ningún sentido lo que estaba diciendo. Sus manos vinieron en frente suyo y se unieron, la bolsa se agitaba mientras ella jugueteaba con sus dedos ansiosamente antes de empezar a pellizcarse las uñas. Ella estaba nerviosa otra vez.

- Aaamm, ok espera donde has es…
- Estaba en el centro, estaba caminando…y pase por un florería… y pensé que ya que había hecho un gran trabajo haciéndote enojar ayer tal vez te gustarían flores…pero luego la señora me pregunto qué quería comprar y… no pude decirle nada porque no sabía cuál era tu flor favorita

Mis labios se abrieron involuntariamente. Las palabras no estaban teniendo sentido. Se sentía tan irreal. Santana era buena haciendo las cosas parecer como un sueño. Ella era como el soñado caballero de armadura brillante del que cualquier chica se quería enamorar. Ya no estaba sorprendida de que ella estuviera en mi puerta, pero si de lo que me estaba diciendo. Era en momentos como ese que ella hacia que todo valiera la pena. Ella había vuelto a mí. Ella siempre volvía a mí. Pero cada vez, lo hacía de una forma diferente. Cada vez de una forma más significativa. Y esa era la razón por la que seguía aferrada. Ese era el porqué, a pesar de estar tan cansada de sus estupideces, todavía podía amarla al final del día.

- Entonces ahora estoy aquí…sin flores pero…

Ella miro hacia abajo a la bolsa antes de levantarla y encogerse de hombros

- Traje helado?

Respire fuertemente antes de exhalar una sonrisa. No podía evitarla incluso si  tratara. El empuje de las esquinas de mis labios era tan fuerte que mi sonrisa se convirtió en una risa silenciosa. Santana, por otra parte, estaba un poco más seria de lo que yo estaba. Ella siempre se mostraba preocupada cada vez que pensaba que yo estaba enojada con ella. Pero por primera vez desde la noche de mi cumpleaños, ella lucia intensamente aterrada de haber jodido las cosas conmigo. Sus labios se apretaron y sus cejas se curvaron lo suficiente como para cuestionarme si había algo más que preocupación circulando por sus venas….

Hola quería agradecerles por todos y cada uno de sus comentarios, me encanta leer siempre lo que opinan y todas las preguntas que tienen acerca de lo que va a pasar,  sus palabra son muy importantes. Siento no tener tiempo hoy de responder uno por uno, estoy un poco apurada y quería dejarles la próxima actualización.

Espero que este capítulo responda algunas de sus preguntas pero lamentablemente creo que les generara muchas mas. Disfrútenlo mucho y en la próxima actualización responderé todas sus opiniones.

Esta actualización contiene temas delicados, es un poco triste (bueno muy triste) pero recuerden lo que siempre les digo por fa, tengan paciencia con la historia, no se van a arrepentir.

Saludos a todas y gracias de nuevo.   

Me hice a un lado y abrí completamente la puerta, señalándole que podía entrar. Ella dio un paso al frente como si fuera una casa totalmente nueva, cuidadosa y lentamente. De hecho Santana no había usado la puerta del frente, normalmente escalaba por mi ventana. Algo acerca del hecho de que ella no hiciera eso esta vez me pareció extraño.

Estaba oscuro afuera, era más o menos las 7 de la noche. No tenía ganas de calentar la cena por lo que me pareció mejor opción comernos directamente el helado. Ella entro a mi cuarto y se sentó en la cama con las piernas cruzadas. Antes de unirme a ella, cerré la puerta y las cortinas. Ella siempre quería que estuviéramos encerradas, sin interrupciones. No sabía porque era tan importante pero hacia lo que podía por ella.

El colchón se hundió debajo de mí y me senté en la misma posición en la que estaba ella con el helado y dos cucharas que había tomado antes de subir. Le entregué una y abrí el vaso, introduciendo mi cuchara en el chocolate llano primero. Mi corazón salto cuando me di cuenta del sabor, porque una vez le había dicho que aunque amaba los sabores exóticos, escogería el chocolate clásico sobre cualquier otro sabor siempre. Y ella lo recordó.

Introduje la cuchara en mi boca y arrugue mi cara cuando sentí el frió contra mis dientes. Yo la mire de reojo para encontrarla sacudiendo la cabeza con una gran sonrisa. ERA ELLA.

- Cuantas veces te he dicho que no muerdas la cuchara Britt?  Tienes dientes sensibles!

Encogí mis ojos juguetonamente y abrí mi boca para hablar pero la sólida bolita de helado aún estaba en mi lengua.

- Se me olvido, está bien?

No salió como algo coherente pero ella entendió. Santana continuo comiendo mientras yo disolvía la bolita de helado que estaba en mi boca. Mis dos dientes delanteros inferiores eran extremadamente sensibles a cosas frías y yo nunca me acordaba de tener cuidado. Era muy difícil porque yo amaba el helado. Probablemente tanto cuando era niña que esa era la razón por la que mis dientes eran tan sensibles en primer lugar.

Mirar a los ojos mientras comía nunca fue algo que me gustara hacer, pero con Santana, era simplemente lo que hacíamos. Ella nunca dejaba de mirarme y yo no podía quitar mis ojos de ella. Sabía que ese momento este momento no iba a durar para siempre. Me mataba pensar en eso, pero era la realidad y me había acostumbrado a saber que ella se marcharía eventualmente. Era por eso que tenía que aprovechar lo que más pudiera con ella. Sabía que estaba cayendo en la misma rutina que me estaba haciendo estar constantemente enojada y cansada, pero no podía evitarlo. A veces, yo incluso juraba que no iba a volver a ella y que me iba a mantener firme. Pero luego ella volvía a mí y me recordaba todas las cosas que amaba de ella.

Esa era la cosa con Santana. Había una razón para odiarla, pero otras miles para amarla.

En un instante, había dejado de comer porque estaba ocupada mirándola, no fue sino hasta que ella tomo una bolita de helado con su cuchara y la llevo a mi boca que me di cuenta que había estado perdida en el momento. Cuando terminamos el vaso, me levante y lo arroje a la basura, y tome mi cuchara y la suya para colocarlas en el escritorio.

- Me voy a cambiar rápido

Yo baje la cremallera de mi uniforme y lo deje caer en el suelo. Tome una sudadera y una camiseta porque era la ropa más cómoda en la que podía pensar. Después de colocarme la camiseta por encima de mi cabeza, cerré la puerta del closet y enrollé las mangas de mi sudadera.

- Britt…

Voltee para mirarla. Su sonrisa se había desvanecido y había sido reemplazada por el mismo peso que tenía cuando la deje entrar en mi casa. El recuerdo de como habíamos dejado las cosas el día anterior llego a mí y suspire.

- Que quisiste decir con lo que dijiste ayer?

Yo apreté mis labios. Mis manos rozaron mi sudadera antes de acercarme más a ella. Ella estaba frotando sus manos bruscamente, como si estuviera desesperada por arrancar o incluso romper algo. Sus nudillos se estaban  colocando blancos. Quería sentarme en la cama al lado de ella, pero mi cuerpo se endureció y no podía descifrar por qué.

- Tú de verdad … Tú piensas que no me importa?

Los ojos que se encontraron con los míos estaban brillosos. Mi cuerpo no estaba respondiendo a las órdenes de mi cabeza. Quería responderle pero de repente mi mente se puso en contra mía también y se rehusó a reunir las palabras que necesitaba. Al final, solo me mantuve allí sin saber que hacer mientras veía la preocupación incrementar rápidamente en sus ojos.

- Britt?

Mire hacia abajo, rompiendo el contacto visual con ella. Sabía que eso solo la enviaría a un estado de preocupación más profundo pero en ese momento había algo más en mi mente. Si decía que si, ella se rompería, si decía que no, que iba a hacer ella? Supuse que se calmaría y luego todo volvería a la normalidad como si nunca hubiera pasado nada. Era mi oportunidad de hacerla sentir algo real por una vez. Me sentía cruel por hacerlo, pero yo prácticamente lo necesitaba por mi propio bien, para ver si ella era capaz de encarar las dudas que tenía sobre ella.

La mire de nuevo y mientras intente pararme firme, sentí lagrimas quemar en la parte de atrás de mis ojos.

- Tiene si quiera importancia lo que yo responda?

Ella hizo una mueca de dolor y una parte mía lo sintió también cuando pude ver lo duro que mis palabras la golpearon. Las manos de Santana continuaban frotándose y sus uñas estaban arañando su propia piel.

Finalmente me rendí, porque ella se estaba colocando cada vez más ansiosa. Abrí mi boca para decirle lo que quería escuchar pero el aire que salió de esta fue un duro recordatorio de que mi voz ya no estaba ahí. Yo retracte mis palabras y trague el bulto que crecía en mi garganta.

Ella estaba superada por el miedo. Podía verlo esparcido por su cara cuando ella empezó a temblar. Santana empujo so rostro contra sus manos y vi como empuñaba partes de su cabello fuertemente.

- Mierda…mierda…mierda…

Ella se maldijo a sí misma silenciosamente. Y yo no sabía que le estaba pasando o que estaba haciendo. Me estaba empezando a asustar y no sabía cómo o que hacer para arreglarlo. Me sentía horrible por haberle dicho eso porque yo honestamente pensaba que Santana si se preocupaba por mí. Sabía que sí, era obvio. Lo que había dicho el otro día había sido solo impulsado por la furia del momento porque estaba enojada.

Cuando escuche el primer sollozo, mi cuerpo se desboco de su posición y corrí hacia la cama. Mis manos atraparon las de ella y la detuve para que no siguiera tirando de su cabello. Las aleje de ella y las coloque contra mi pecho. Sus ojos estaban totalmente rojos. Ella se estaba desmoronando rápidamente justo en frente mío.

Ella mantuvo su cabeza hacia abajo, con miedo de mostrarse ante mí, pero me rehusé a darle ese confort. Quería que me mirara. Quería disculparme pero también quería que ella dejara de esconderse de lo que estaba tan aterrada.

- Santana…

Mi voz no era nada más que un susurro ronco y ella sacudió su cabeza al escucharme, repitiendo la misma maldición una y otra vez. Era como si se estuviera reprochando a si misma por lo que había hecho y sentí la presión oprimiendo mi corazón. Podía escuchar su llanto silencioso mientras este incitaba el mío que empezaba a temblar en mis labios. La solté y moví mis manos para colocarlas en cada lado de su cara. Traje nuestras frentes juntas porque fue en la única cosa en la que mi mente pudo pensar en el momento.

- Está bien…está bien…aquí estoy.

Continúe susurrando las mismas palabras una y otra vez hasta que sentí que su respiración se calmó y sus manos soltaron un poco el agarre de mis muslos.

Era la primera vez que veía a Santana tan alterada. Era aterrador. Ella se había desmoronado  al chasquido de mis dedos. Ella era tan frágil y débil. No podía creerlo. Había pensado que YO estaba desesperadamente enamorada de ella. Pero verla colocarse de esa forma por mí me dijo más de lo que las palabras podían. Que si algo pasaba, era que Santana estaba tan loca por mí como yo esta por ella.

Cuando ella dejo de llorar, traje su rostro hacia arriba y seque las lágrimas con mis pulgares. Cerró sus ojos y me dejo cuidar de ella. Sus brazos se elevaron y se envolvieron alrededor de mi torso, acercándome más a ella. Eso me recordó la diferencia entre Santana y Mike. El confort de Mike era algo que me llevaba al pasado. El de Santana me hacía preguntarme por el futuro.

Luego el desapareció y lo único que permaneció en mi mente fue ella. Yo articule con mis labios la frase “Te amo“ y ella me vio deletrearla lentamente. Ella se quedó mirando mi boca fijamente como si fuera la primera vez que alguien se lo decía. Sus ojos se centraron en las curvas de mis labios. Ella quería que se lo siguiera diciendo, y lo hice. Le dije que la amaba cien veces esa noche.

Se lo hubiera dicho por siempre si no hubiese sido silenciada por sus labios contra los míos. Su cara estaba húmeda y se rozaba contra mis mejillas. Ella aún estaba respirando fuertemente en mi boca y yo asegure mi mano contra su cuello. Una de sus manos se posó sobre mi pecho y apretó la tela de mi camiseta. La presiono fuertemente y tiro de esta para que yo viniera hacia ella. Ella se estaba adhiriendo a mi literal y emocionalmente.


Su lengua se deslizo a través de mi labio inferior y yo sentí mi corazón latir forzadamente contra mi pecho. Canalice esa fuerza en mis labios para abrirlos y profundizar más el beso. Se había vuelto familiar, sabíamos cómo explorar la boca de cada una muy bien. Pero también se sentía diferente. La sensación de su lengua contra la mía hizo que mi mente diera vueltas hasta que todo lo que quedo fue una colección de placidos torbellinos en medio del mar de pensamientos.

Nos quedamos así por unos momentos, dejando a la otra entrar. Luego sus manos viajaron al borde de mi camiseta y las yemas de sus dedos rozaron mi espalda, sentí sus nudillos contra mi piel descubierta y me hormigueaba cada parte que ella rozaba. Eventualmente, la camiseta se subió por encima de mi cabeza y rompió el beso momentáneamente.

Sus manos regresaron a mi espalda baja mientras apretaba mi cintura y me acercaba aún más a ella. Nuestras bocas aún se movían apasionadamente la una contra la otra. Perdí la noción del tiempo cuando sus manos alcanzaron mi cabello, desatándome la moña  para que cayera en ondas sobre mi hombro desnudo y flote de vuelta a la realidad.

No tenía ninguna intención de detenerme. Santana ya era una adicción. La anhelaba cada día a pesar de que a menudo peleábamos y fingíamos. Todo el deseo que había estado circulando dentro de mí por un año completo finalmente estaba surgiendo a la superficie, listo para florecer, mientras nos acercábamos cada vez más la una a la otra. Podía sentir mi corazón hincharse y mi pecho expandirse. Podía sentir pequeñas explosiones ocurriendo simultáneamente en mi estómago.

Sus manos se movieron por mi piel desnuda, trayendo mucha suavidad con las yemas de sus dedos. Mis músculos se retorcieron a su toque. Me incline sobre ella aún más, sus manos se movieron hacia atrás para sostenerse mientras yo la guiaba hacia las almohadas. El suave material del suéter de Santana colisiono contra mi abdomen, recordándome que yo estaba medio desnuda. Antes de que pudiera procesar algo más ella se levantó y nos dio la vuelta para quedar encima de mí.

Mis manos se alejaron de su cuello y se trazaron hacia abajo de su cuerpo, encontrando el borde de su suéter y tirando de este hacia arriba. Todo era demasiado y no lo suficiente a la vez. Había un calor construyéndose dentro de mí, anhelando más. Era el mismo tipo de deseo que normalmente sentía con ella,  pero más intenso. Después de todo, era diferente esta vez. Nos estaba llevando a un lugar en el que yo nunca había estado antes.

Levante el borde de su suéter, deteniéndome en su estómago. Mis manos se metieron debajo de la tela para tocar su piel, su respiración se frenó con mi caricia y mi corazón latió violentamente en mi pecho, amenazándome con anticipación.

Levante su suéter aún más y Santana se separó del beso para sentarse montándose sobre mis caderas en el proceso. Sus propios dedos alcanzaron el borde exponiendo su abdomen bronceado al cual no hice más que quedarme mirándolo con deseo y admiración.

Ella atrapo mi boca de nuevo después de arrojar el suéter hacia un lado. Los labios de Santana se presionaron contra los míos y profundizamos el beso como si estuviéramos a punto de fundirnos en una sola. Luego ella se separó y me encontré a mí misma mirando a sus ojos oscuros. Trague audiblemente y sus labios se movieron como si quisiera sonreír pero no podía hacer la conexión dentro de ella. Tal vez sus pensamientos habían estado tan nublados y borrosos en el momento que era difícil concentrarse en algo que no fuera yo.

Yo parpadee lujuriosamente y envolví mis brazos alrededor de su torso. Mis manos se unieron en su espalda y quedamos sentadas, ella apretando sus piernas alrededor de mis caderas. Nuestras respiraciones se volvieron más pesadas y solo pude asumir que era porque estábamos intentando domar los fuertes latidos de nuestros corazones. Era una tarea casi  imposible. En un punto deje de intentarlo y deje a mi cuerpo ser y ella hizo lo mismo; y me di cuenta que después de hacerlo, nuestros cuerpos cayeron en completa sintonía. Casi como si nuestros corazones hubieran estado compartiendo secretos el uno con el otro todo este tiempo.

Mis labios salieron de su boca y bajaron por su cuello, plantando besos livianos por cada pedazo de piel expuesta. Quería besarla por todas partes y no podía decidir por dónde empezar y por donde seguir y donde terminar. No que alguna vez quisiera parar. Mientras bese su cuello, sentí sus pulsaciones contra mis labios y sonreí notando que eran rápidas y descontroladas. Me quede allí momentáneamente succionando fuerte en donde podía sentir sus latidos  ganándome un suave gemido de Santana. Ella ladeo su cabeza hacia el otro lado, dándome todo el espacio que necesitaba.

Cuando deje una descolorida marca en su cuello, me moví hacia su clavícula y continúe dejando besos por todo su pecho, estaba tan cerca a su corazón que podía sentirlo latir, casi podía escucharlo también. No estaba segura de que se suponía que era lo siguiente que debía hacer. Tenía tantas opciones, pero no quería hacer nada que ella no quisiera. Mi besos continuaron sin embargo y ella sostuvo el lado de mi cuello con su mano, voltee envuelta por su brazo para besar su muñeca avanzando poco  a poco hacia abajo de su piel con mis labios.

Luego me detuve completamente y me aleje. Trague fuertemente. Era difícil ver porque ya era de noche y no había ninguna luz encendida en mi cuarto, pero con lo cerca que estaba de ella, era inconfundible. Mi mano se movió de su espalda y vino a tocar suavemente encima del bulto antes de darme cuenta lo que era. Luego note dos bultos más pero menos evidentes, menos frescos.

Parpadee llena de confusión, preocupación y miedo, todo a la misma vez. Mi estómago se apretó, posiblemente se revolvió un poco también; y yo la mire. Cuando ella noto que había dejado de besarla, sus ojos se abrieron revoloteando y miro hacia abajo para verme. Ella estaba desubicada al principio, pero se dio cuenta segundos después lo que mis dedos habían descubierto. Los ojos de Santana se abrieron y ella lentamente soltó mi cuello, intentando esconder su brazo detrás de su espalda pero lo atrape antes de que ella tuviera la oportunidad de hacerlo. Ella trato de zafarse pero yo nunca la deje ir.

Ella apretó sus labios juntos fuertemente y respiro profundo por su nariz. Fue como si de repente el aire hubiera sido succionado de sus pulmones y ella estuviera luchando por reemplazar el que había perdido.

Eran 3 cortes, profundos y derechos, posicionados horizontalmente justo antes del comienzo de su codo. El que vi primero era rojo y apenas estaba cicatrizando y sobresalía mas de su piel que los otros dos. De hecho, apenas si podía percibir los otros porque se habían desvanecido muy bien. El que estaba hinchado, en donde había cortado su piel al principio, era reciente. Se veía tan doloroso y yo apreté mis dientes fuertemente. Luego recordé que no la había visto en un día. Los pensamientos se apuraron en mi mente rápidamente y mi cabeza les estaba gritando para que pararan.  

Sentí  mi ojos arder y quite mi mirada de ella para mirar a las marcas. Mi visión era demasiado borrosa para ver claramente.

No podía explicar porque pero me sentía un poco traicionada. Me odie a mí misma por sentir eso, pero ver esos cortes fue como descubrir que ella había estado ocultando algo de mí todo este tiempo. Era como si contuvieran una parte de ella que se había negado a mostrarme por completo. Era egoísta de mi parte pensar eso, pero también difícil de ignorar.

Aunque, estaba más asustada que herida. El corte era lo suficientemente profundo como para dejar una cicatriz, justo como los otros dos. Había estudiantes en el colegio que lo hacían también. Yo a menudo me preguntaba cuál era la lucha interna por la que pasaban para sentir la necesidad de hacer eso, pero nunca me pasaba mucho tiempo considerándolo porque ninguno de ellos era relevante para mí. Pero ahora, estaba justo en frente de mí y ya no podía descartar  la idea. El solo pensamiento de destrozar mi piel a propósito era aterrorizante. Mi mente estaba de repente sugiriendo razones posibles y mi estómago se revolvió de dolor cuando me di cuenta de que había una gran probabilidad de que tuviera que ver conmigo.

- Espera…San…
- Déjalo…por favor…

Sacudí mi cabeza y apreté su brazo más fuerte y ella intento escapar débilmente de mí.

- Por favor…

Aunque apenas si podía escucharla, pude notar el miedo temblando en su susurro. Ella evito mirar a mis ojos  y trato de liberarse de mi pero yo me rehusé a dejarla.

- Brittany…por favor…

La última parte de su suplica fue tragada por el bulto que estaba alojado en su garganta. Ella dejo caer las lágrimas. Y las mías rápidamente llenaron mis ojos pero me había olvidado de mi misma por completo. Su cuerpo tembló suavemente mientras lloraba y yo actué tan rápido como pude. Mis brazos la envolvieron en un abrazo uniéndonos fuertemente. Nuestra piel se encontró con calidez y ella inmediatamente se aferró a mi espalda, sus dedos se clavaron en mi piel y se sostuvo contra mi cuerpo. Sus lágrimas mojaron mi hombro y yo no hice nada más que sostenerla fuertemente.

Santana estaba mucho más rota de lo que yo alguna vez había pensado. Yo sabía que ella tenía una lucha interna consigo misma. Sabía que la lucha tenía que ver con el hecho de encarar nuestra relación. Sabía que tenía muchos miedos que la destrozaban por dentro. Pero lo que pensé que era todo, resulto ser solo una pequeña parte de lo que entendía. De hecho había mucho más. Estaba confundida más allá de mis límites y de mi experiencia. En un sentido, me sentía como si ya no conociera más a Santana. Ella se sentía diferente en mis brazos, pero yo continúe sosteniéndola a pesar de eso.

Su mano se envolvió más en mi cuello mientras la otra se sumergió en mi cabello, empuñando algunos mechones. Ella me acerco más y sollozó silenciosamente en mi oído. Yo había estado preocupada por los inexplicables sentimientos de desconocimiento pero de repente mi pecho se comprimió y mi corazón ardió violentamente disparando dolo por todo mi cuerpo, a pesar de todo, no podía evitar sentirme aliviada porque sabía que mi corazón se estaba rompiendo por Santana, lo que quería decir que aun la amaba. Todo lo demás se sentía diferente pero al menos yo no la amaba ni un poco menos que antes.

- Lo siento tanto…

Mi corazón se detuvo cuando ella susurro eso en mi oreja. No quería creer que la había escuchado correctamente, pero luego ella lo dijo de nuevo y todo en mi interior comenzó a derrumbarse.

- No digas eso, detente.

No sabía que más decirle pero tenía que hacer que ella dejara de disculparse. Escuchar esas palabras se sintió como fuertes puños en el estómago y no se sentía correcto escucharla diciéndolas.

Ella continúo diciendo que lo sentía una y otra vez. Llego hasta el punto en el que y ya no sabía a quién se lo estaba diciendo, si a mí o a ella misma. Mis objeciones no la detuvieron y aunque yo la sostuve de cerca, ella siguió susurrando disculpas apresuradamente. Tan solo hoy en la mañana yo estaba bien con el hecho de no saber dónde estaba ella. Yo estaba bien esperando que ella volviera a mí en vez de salir a buscarla. Me deje a mí misma creer que ella estaba bien, incluso cuando sabía que debía ir a encontrarla. La culpa se apilo en mis adentros como una torre y me quemo completamente.

Finalmente la solté, y con mi manos desenvolví sus brazos de detrás de mí cuello. Sostuve sus muñecas firme pero cuidadosamente. Ella era frágil. Podía verlo claramente ahora. Su cabeza aun colgaba de mi hombro y su cuerpo aun temblaba pero ya no escuchaba más sus sollozos. Todo lo que Santana hacia era sacudir su cabeza y por el momento yo no podía entender por qué.

Mis palabras no le estaban llegando, o quizás ella se negaba a escucharlas, porque nada de lo que yo le estaba diciendo estaba arreglando las cosas. Miedo y preocupación quemaban dentro de mí, pero  otra vez los apague. Aun, no había ninguna experiencia en la que pudiera basar mis acciones o mis pensamientos. Nunca había lidiado con una situación tan delicada y emocional como a la que estaba siendo arrojada esa noche. Luego recordé que a veces las palabras no eran siempre la mejor solución para Santana y para mí. Nosotras siempre profundizábamos nuestros sentimientos y nuestras acciones más que nada. Sus ojos por ejemplo, siempre me decían más de lo que las palabras podían.

Sostuve su mentón entre mis dedos y lo levante suavemente para revelar su rostro.  Sus labios estaban hinchados, sus mejillas infladas y sus ojos habían sido consumidos por el color rojo. Apenas si podía reconocerla hasta que me miro y supe que era ella. Era difícil mirar más allá de todo lo demás que había sido arrastrado por su tristeza. Limpies su cara gentilmente con mis dedos y los deje acariciarla para tocar su garganta. Varios mechones de cabello estaban cubriendo partes de sus ojos, entonces los coloque detrás de su oreja. Removí el resto de mis propias lágrimas mientras ella continuo removiendo las suyas.

Mi garganta estaba hinchada pero yo continúe ignorándome a mí misma. Ella se quedó mirándome tan impotentemente que mi pecho ardió. Estaba en el borde de lo insoportable, verla tan rota, despojada de su poder y de su fuerza. El retorcijón en mis entrañas no se detuvo, pero de nuevo bloquee mi propio dolor porque tenía que protegerla.

Mis ojos se movieron de ella y bajaron a su brazo de nuevo. Ella se dio cuenta a donde estaba mirando y trato de cubrirlo pero yo a apreté lo suficiente como para no dejarla hacerlo. Santana estaba temblando y tenía que encontrar una forma de hacerla detenerse. Quite mis ojos de la herida y la mire a ella, con la imagen aun en mi mente.

- Todo está bien, shhh…

Trate de usar palabras para convencerla de que todo estaría bien. Pero era difícil hacérselo creer cuando no siquiera yo estaba segura.

Ella tomo aire y se quedó mirándome por un momento y yo solo la deje. Podía notar que su mente estaba acelerada pero no sabía con qué contendido. Ella se inclinó hacia mí y mi corazón exploto contra mi pequeño. Ella atrapo mis labios en los suyos y mis ojos se cerraron. Ella no cerro su boca completamente solo la roció contra la mía mientras respiraba.

Santana continuaba temblando, sus labios estaban temblando contra los míos. Podía sentir lágrimas derramándose en mi cara mientras ella continuaba llorando. Ella estaba tratando de hacerme olvidar todo besándome. Normalmente habría funcionado, pero su aliento se estremecía contra mi boca y su cuerpo temblaba demasiado mientras la sostenía. Santana estaba intentando desesperadamente evadir el tema pero después de verla tan rota, no podía besarla o seguir con lo que ella tenía planeado.

- Santana…

A la mención de su nombre ella dejo escapar un sollozo desesperado y yo encogí  mis ojos preocupadamente. Tome su frágil brazo y lo apreté en la muñeca. Lo hice suavemente sabiendo que ella estaba muy débil. Santana sostuvo la parte de atrás de mi cuello pero yo me aleje y coloque su mano entre nosotras.  Cuando se dio cuenta de que me estaba liberando de ella, dejo de besarme y lloro aún más. Su frente se presionó contra la mía. Y una lágrima mía se deslizo por mi ojo y aterrizo en mi mejilla, forzándome a estar consiente de mis propios sentimientos. Preste la suficiente atención a mí misma para darme cuenta que mi corazón se estaba rompiendo y todos los pedazos estaban punzando mi pecho.

Su cuerpo se sentía blando. Ella se estaba derrumbando rápidamente y la mano que estaba descansando en mi hombro cayó en su regazo. La vi mientras temblaba sola.

- Oye, oye…shhh…para…

Mis susurros eran inútiles pero también lo era el resto de mi cuerpo. No había una solución clara en mi mente y pretender que mis sentimientos no existían hacia todo más complicado. Era como si ella se estuviera cayendo y yo sabía que podía atraparla, pero no sabía cómo. No había tiempo que perder. Tenía miedo de que Santana se agotara a si misma más allá del punto donde pudiera tener arreglo. Necesitaba arreglarla, incluso si solo era algo temporáneo.

La abrace, envolviendo mis brazos alrededor de su cuerpo. Santana se agarró de mí como si me estuviera sosteniendo por su vida. Tal vez lo estaba haciendo. Su piel estaba caliente cuando la toque, recordándome que no estábamos completamente vestidas. Me hizo preguntarme que tan lejos hubiéramos llegado esa noche si yo no la hubiera detenido.

Ella lloro sobre mí, se desmorono, me dejo entrar. Ella hizo todo lo que una vez pensé que deseaba. De repente, ahora que lo estaba haciendo, prácticamente le estaba rogando para que parara. La gente siempre decía “ten cuidado con lo que deseas” pero nunca los había entendido hasta ese momento.

El tiempo era irrelevante para mí, no podía notar si había pasado un minuto o una hora. De lo siguiente que me di cuenta fue que su cuerpo había dejado de temblar. Ella no se estaba estremeciendo contra mí u hormigueando en mi oído con respiros desesperados, yo volví de nuevo a la realidad y solté un poco mi  agarre. Ella aun me sostenía como desesperanzada pero su pecho  había dejado de moverse contra el mío tan rápidamente. Ella estaba calmada lo cual quería decir que había dejado de llorar. Quería suspirar de alivio, pero tenía miedo de moverme. Tenía miedo que cualquier cosa que hiciera actuaría como un detonante. Entonces solo para estar segura, la sostuve por un rato más.

- Lo siento tanto Brittany

Escuche el susurro llegar a mi oído y fue casi como si las palabras desataran un batalla dentro de mí. Ella seguía diciendo lo mismo “lo siento tanto” y solo me confundía. No quería escucharlo más porque me hacía sentir enferma. No de ella, sino de mí. Lentamente quite mis manos de ella, aun teniendo cuidado con mis movimientos y sostuve su rostro.

- Vamos…

Me moví hacia el borde de la cama y le ofrecí mi mano. Santana me miro confundida antes de darme su mano. Caminamos hacia el baño y sentí mis rodillas increíblemente frágiles y débiles. Tenía miedo de colapsar. Ese pensamiento me recordó a Santana y voltee a mirarla para ver si estaba bien. Ella camino lentamente detrás de mí, aun apretando mi mano. Mire de nuevo en frente mío rápidamente ya que todo lo que podía ve era sus ojos hinchados. Me mataba porque la persona a la que pertenecían era desconocida.

Cuando llegamos al baño yo la posicione contra el mostrador del lavamanos. Ella se quedó quieta, sus ojos miraron cada movimiento. Estaba fascinada por lo que yo estaba haciendo. Yo asumí que ella necesitaba algo para mantenerse en tierra. Tal vez necesitaba algo en que enfocarse para no pensar en ella misma y me escogió a mí.

Me estire por detrás de ella para tomar una toalla pequeña. Abrí el grifo con agua caliente y al sentir el líquido contra mis dedos temblé un poco. Ella introdujo su rostro en mi cuello mientras mis manos trabajaban en el lavamanos detrás de ella. Ella respiro calmadamente.

Cuando me volví hacia ella, emergió de mi clavícula y se quedó mirándome. Yo fui tan gentil como pude. Presione la toalla húmeda contra sus mejillas y debajo de sus ojos. La pase por encima de sus parpados y su frente. La moví hacia su cuello y luego limpie la piel de su pecho. Regrese a su cara para acariciarla de nuevo suavemente. La cara de Santana aún estaba hinchada pero eventualmente estuvo menos enrojecida.

Después de terminar, tome su mano en la mía. Nuestros dedos se entrelazaron pero ya no podía sentir su importancia. Mi cuerpo estaba gradualmente ido. La guie fuera del baño y hacia la cama y la senté en el borde. Recogí la ropa del suelo y deslice mi camiseta por encima de mi cabeza, luego mire su suéter y me di cuenta porque lo había usado para ir a mi casa. Por un momento me pregunte porque no había notado los otros antes. El corte más nuevo debió haber sido reciente porque no se lo había visto el día anterior o el lunes o el martes de esa semana. Pero luego, me acorde de que ella había utilizado unas mangas blancas debajo de su uniforme todos los días desde el fin de semana. Ni siquiera lo había cuestionado. No pensé que tuviera que hacerlo. Los cortes desvanecidos eran fáciles de evadir. Yo trague el bulto en mi garganta y tire el suéter de nuevo al suelo. Tome una camiseta grande y unos short de mi closet y se los entregue.

Ella tenía todo puesto excepto su suéter por lo que tuve que quitarle la mayoría de la ropa. Durante el proceso me di cuenta que era algo que puede haber estado haciendo con mucha más pasión si las cosas no hubieran cambiado de rumbo. Pero empuje el pensamiento de hacerle el amor a Santana fuera de mi mente enfocándome solo en vestirla. Ella no fue de mucha ayuda. Su cuerpo estaba prácticamente sin vida. Todo excepto sus ojos. Sus orbitas oscuras aún estaban llenas de emoción.

- Mmm, deberías dormir

Mi voz era tosca. La sentí raspar los adentros de mi garganta. Mi tono seco hizo que mis adentros se removieran. Santana me miro preocupadamente pero intente mostrarle mis ojos lo más gentiles y calmados posibles. Rogué para que ella no buscara en ellos lo suficiente para ver los sentimientos conflictivos que se movían por mi cuerpo. Solo la hubiera alterado más. Y no pensé que pudiera tolerar otra caída.

Acomode las sabanas y las almohadas para que ella pudiera acostarse. Santana escucho mis palabras y se movió hacia la parte superior de la cama. Evite sus ojos y sabía que aún estaban enfocados en mí. Ella lentamente se recostó hacia un lado y yo me arrodille para que estuviéramos al mismo nivel, pero no la mire sino hasta la  mitad de mi oración.

- Quédate aquí bueno? Yo mmm necesito asearme. Cierra tus ojos.

Ella asintió lentamente y cerró sus ojos. Yo pensé en darle un beso en la frente pero me retracte. Me pare para caminar hacia el baño y cerré la puerta suavemente. Me sentí mareada y mis piernas se debilitaron mientras camine hacia el mostrador. A mitad del camino, colapse. Me caí contra los cajones del lavamanos y recosté mi espalda contra estos. Traje las rodillas a mi pecho y las apreté fuertemente.

Todo lo que había estado bloqueando cuando estaba cuidando de ella me golpeo fuerte e inesperadamente.  Con ella dormida justo detrás de la puerta significaba que estaba segura, al menos por el momento, y no había más una razón para ignorarme a mí misma. Las imágenes de ella perseguían cada uno de mis pensamientos. Incluso pensé en las cuchillas o los cuchillos o lo que sea que utilizo para hacerlo goteando con sangre. Sus labios hinchados y sus ojos continuaron rompiendo mi corazón mucho después de que había terminado. La realidad de que yo tal vez no tenía ni una sola pista de con quien estaba lidiando me ataco tan abrumadoramente que deje caer mi rostro en mis rodillas y llore.

El bulto estaba quemando en mi garganta. Mi estómago se estaba revolviendo hacia todos los lugares equivocados. Los latidos de mi corazón habían llegado a todas partes, al fondo de mi garganta, mi cien y las puntas de mis dedos. Algo estaba rodando furiosamente dentro de mí y yo quería gritar. Hice mi mejor esfuerzo para ahogar mis sollozos apretando los labios pero se sintió como ser asfixiada bajo mi propia voluntad. No podía quitarme el peso de encima. No podía hacerlo desaparecer por mí, como podía hacerlo por Santana. Las lágrimas continuaron saliendo y mi cuerpo temblando.

En un momento, sentí tantas nauseas que me arrastre hacia el inodoro y vomite lo que estaba ardiendo en mi estómago. La bilis quemo mi garganta, no podía cerrar mis ojos, cuando lo hice, la oscuridad fue reemplazada por su cara y sus cortes. Luche por mantenerlos abiertos para que la realidad me mantuviera a tierra. De otra forma, todo lo demás dentro de mí habría estado huyendo de la pesadilla en la que estaba atrapada.

Me limpie la boca y me pare sosteniéndome del inodoro. El bulto repugnante aún se mantenía allí, listo para atacar en cualquier momento, por lo cual sabía que no podía salir del baño todavía. Apreté los bordes del lavamanos para mantenerme balanceada. Mi cabeza dio vueltas implacablemente. Use la toalla mojada que había usado con Santana para limpiar mis manos y el resto de mi cara.

La chica que estaba parada frente al reflejo del espejo no era yo. No podía reconocerla. Mi cuerpo sintió escalofríos cuando apareció tan familiar como una extraña. Me di la vuelta porque el reflejo me aterraba.

Me quede mirando a la puerta, ella estaba justo al otro lado, acostada en la cama, posiblemente esperando por mi o posiblemente dormida. Los pensamientos de lo que pudo haber pasado volvieron y me deje a mí misma pensar en estos. Si yo no hubiera notado el corte en su brazo, hubiéramos seguido? Hubiera seguido besándola y tocándola? Si yo no me hubiera detenido, hubiéramos ido hasta el final?

En mi corazón sabía que si lo hubiéramos hecho. Pero mi mente me estaba diciendo lo contrario y por mi propio bien, le permití convencer al resto de mi cuerpo. No quería sentirme tan unida a ella. Sin Santana presente para distraerme, sentí que era verdad. Había estado forzando todo hacia afuera porque necesitaba ayudar a Santana primero. Pero ella ya no estaba conmigo. Estaba sola y podía sentir.

De repente tuve miedo de cuanto la amaba. Había mucho más que ni siquiera me imaginaba que era parte de ella. El sentimiento de traición que había sentido al principio se transformó en miedo. Miedo de lo que escondía detrás de sus cicatrices. Miedo de lo que pudiera hacer después.

Se suponía que yo debía ser fuerte por ella, se suponía que debía protegerla. Había sido un trabajo tan fácil antes. Todo lo que tenía que hacer era sostenerla en mis brazos y decirle que la amaba. Y aunque no pudiera hacerlo afuera de nuestras habitaciones, era solo cuestión de tiempo antes de que ella volviera de nuevo a mí, más rápido de lo que ella pudiera tratar de detenerlo.

Me di cuenta de que Santana tal vez no me había mostrado esa parte de ella porque tenía miedo de mí. Tenía miedo de que eso cambiara la manera en la que me sentía, la manera en la que la miraba. Ella tenía miedo de que fuera mucho para mí. De que ella estuviera demasiado estropeada y rota para yo poderla reparar.

Entre más miraba a la puerta, más pequeña y lejana se veía. Decidí darme una ducha. La noche estaba perdida para mí, solo fragmentos de la realidad se aparecían. Me salte algunos momentos inconscientemente. Cuando envolví la toalla alrededor de mi cuerpo desnudo, me quede mirando a la puerta. Gire la perilla y mi cabeza volvió de nuevo a la realidad que había intentado evitar.

Tal vez Santana tenía razón en habérmelo ocultado todo este tiempo. Tal vez tenía razón de tener miedo de que yo cambiara. Tal vez había sumergido mi cabeza primero solo para darme cuenta de que no sabía cómo nadar.

Ella estaba dormida cuando salí del baño. Me coloque una blusa y unos shorts y ni me inmute en secarme el cabello antes de sentarme en el asiento de mi ventana. Le di la espalada a Santana para no tener que mirarla acostada en la cama. En lugar de eso me enfoque en el cielo. No había estrellas esa noche, ni una sola brillando en la oscuridad.

Frote mis brazos por un momento para calentar mi piel antes de apoyar mi barbilla contra mis rodillas.

Mis pensamientos se devolvieron a la primera vez que vi a Santana afuera de mi ventana. Ella me había llamado inesperadamente y recordé haberme sentido tan nerviosa y feliz de que estuviéramos hablando. Santana me dijo que tenía miedo de algo esa noche. De repente me golpeo el pensamiento de que ella pudo haber estado hiriéndose a sí misma incluso desde entonces, eso explicaría los otros cortes que estaban casi desvanecidos.

Mire sobre mi hombro a la espalda de Santana. El dolor que se seguía en mi pecho fue suficiente para recordarme que aún estaba profundamente enamorada de ella, pero ahora tenía miedo del amor. Tenía miedo de lo que nos iba a hacer a las dos, a mas allá de que limites nos empujaría, que sacrificios nos forzaría a hacer.

Las cicatrices de Santana no cambiaban lo mucho que la amaba.

Solo me hacían sentir aterrorizada de sentirlo.