FanFic Brittana: Tan cerca, Tan lejos -Capítulo Diecinueve-

Dios!!
Pobre britt la a de estar comiendo con ansias hablar con santana!
Santana no acabes como tu padre! Dios!

Bueno me gusto el capitulo y ya quiero leer el de la platica Brittana!

Saludos y hasta la siguiente actualizacion!

Hola que tal??
Pobre Santana que lio tiene en esa cabecita y Britt, Dios pobre ya esta que camina por las paredes!!
quiero ese reencuentro!!
Saludos cuando vuelves a actualizar??

bueno, se que este no es el lugar para escribir esto pero de verdad espero de corazon que las escritoras de fics no se dediquen ahora a escribir historias de amor entre santana y dani( demi lovato) pq yo jamas las leere! y en cuanto a este capitulo solo espero que santana se recupere y no siga tratando a britt como un calenton!

Holaa!
Me gustó el capítulo (como todos :3 xdd), pero me pareció también un poco triste.
No me gusta ver a Santana así tan destrozada y hundida y por supuesto espero que no acabe como su padre. Aunque estoy segura que ella no dejará que así sea.
Me gustó mucho ver a Britt preocupada por Santana y siempre con la idea de contactar con ella, me encantó.
Estoy ansiosa por leer estos últimos capítulos aunque me de pena que se acabe T.T
Estaré esperando como siempre el siguiente capítulo. Besos :D

santana tiene un enredo en su cabeza, britt no se queda atras no saben que hacer ninguna. gracias por escribir

Hola! Nuevamente mil perdones por demorarme en actualizar, mi idea era y es hacerlo seguido, pero por el trabajo mucho no puedo. Ahora encontré un momento, pensé en actualizar cuando pueda y responder sus comentarios uno por uno, pero creo que es mejor que actualice. Por lo que pido disculpas por no responder comentario por comentario, la verdad no me gusta publicar el capítulo y listo, pero era esto o tenían que esperar más días.
Bueno, este es el anteúltimo capítulo de este fic, ya sólo queda uno, espero que les guste este capítulo y acá verán la conversación de Brittany y Santana.

Besos! :D


CAPÍTULO DIECIOCHO

Brittany estaba tumbada en el sofá el sábado por la tarde viendo por enésima vez Todo en un día. Conocía el guión de memoria y le recordaba sus tiempos de instituto. Cuando al zapear encontraba esa película, se detenía y la veía, aunque estuviese empezada o a punto de acabar.

Mientras recitaba las frases con los actores, percibió el olor de la tormenta que se avecinaba en la brisa que entraba por las ventanas abiertas y sintió un cosquilleo de emoción. Barajó la posibilidad de encender el aire acondicionado, pero el ruido de la lluvia la serenaba, a pesar del ambiente bochornoso, y no quería cerrar las ventanas. Las tormentas veraniegas le encantaban.

Se arrellanó en los cojines, poniéndose cómoda, aunque le dolía la cabeza. Bebió un trago de agua de la botella que estaba sobre la mesita y tomó la segunda pastilla de Motrin, alegrándose de haber elegido un día gris y lluvioso para tener resaca. Había sido una excelente idea salir con Sugar la noche anterior.

Lo habían pasado genial... hasta el cuarto martini. Por mucho que lo intentó, a partir de entonces Brittany no pudo sacarse a Santana de la cabeza. Para ser más precisa, no podía sacarse de la cabeza que no la hubiese llamado ni una sola vez el jueves y el viernes.

Supuso que podría digerir las cosas con una buena cantidad de vodka y vermut. Por suerte Sugar tenía poco aguante y quiso retirarse a las diez. Si hubiese tomado una copa más, Brittany aún estaría mucho peor de lo que estaba.

La buena noticia era que tenía el nombre y el teléfono de la criadora que Sugar le había mencionado la semana anterior. Al ver la cesta con los juguetes de Rip Brittany pensó que, cuando la última camada estuviese en condiciones de separarse de la madre, al cabo de unas tres semanas, ella estaría en condiciones de ir a ver los cachorros. Hacía casi cuatro meses que Rip se había ido, y Brittany sentía su vida vacía sin un perro.

Estaba pensando en prepararse una sopa de tomate y un sándwich de queso gratinado cuando sonó el teléfono. No le apetecía nada charlar, pero algo la impulsó a responder. Nunca filtraba las llamadas, y por tanto solía caer en las redes de los vendedores telefónicos.

—¿Diga? —respondió en tono apático.

—¿Brittany?

Brittany se sentó al reconocer la voz de Santana. Debido a la rapidez del movimiento, la cabeza empezó a darle vueltas, se le encogió el estómago y tuvo que reprimir una queja.

—Hola.

—Hola. ¿Cómo estás? —Santana parecía insegura, como si caminase de puntillas. «Y con razón.»

—Bien. ¿Y tú? —Brittany procuró mostrarse agradable, permanecer neutral, a pesar del cosquilleo que la voz de Santana provocaba en el fondo de su estómago.

—Sigo adelante. Oye, ¿qué vas a hacer?

—¿Hoy?

—Ahora mismo.

Brittany miró el decodificador. Eran las 4.27. No tenía ningún plan, aunque en ese momento casi lo habría preferido. Ni siquiera se había duchado y aún estaba en pijama.

—Hummm... en este momento estoy ocupada, pero habré acabado a las cinco. —Torció el gesto y le dio un puñetazo al cojín más próximo, fastidiada por lo blanda que era con los demás, y con Santana en particular.

—¿Te importa si voy a tu casa? Tenemos que hablar.

«Tenemos que hablar.» Las palabras más temidas en la historia de las relaciones, y Santana acababa de pronunciarlas.

Brittany cerró los ojos, respiró a fondo y exhaló lentamente.

—Claro —dijo con resignación—. Ya sabes dónde vivo.

—Estupendo. Nos vemos a las cinco.

Brittany miró el teléfono que tenía en la mano durante varios minutos después de cortar. Había pensado que las cosas tal vez acabasen así, por tanto no estaba sorprendida. Pero sentía un dolor en el pecho, un malestar constante y agudo, y se esforzó por controlarse; sabía que, si se dejaba ir, acabaría estallando, tirada en el suelo de la sala sacudida por el llanto.

Por nada del mundo quería que Santana supiese cuánto daño le iba a hacer. Debía mostrarse fuerte, insensible, al menos hasta que Santana se marchase. Arregló el sofá, llevó la botella de agua a la cocina y subió a ducharse, sin saber muy bien por qué se tomaba la molestia.

Apenas un cuarto de hora después estaba limpia y vestida, con unos viejos shorts azul marino y una camiseta amarilla con el escudo de la Universidad de Rochester. Las prendas tenían más de diez años y la suavidad de la ropa gastada. Retiró el pelo mojado de la cara y se preguntó si debía secarlo. Pero el ambiente era pegajoso, y pensar en el calor del secador la desanimó. Se roció con perfume y se miró con cara de perplejidad. «Como si a Santana le importase a qué huelo mientras me da la patada.»

Cuando bajaba las escaleras, le rugió el estómago. Se le ocurrió entonces comer algo, cogió un helado del congelador y se repantigó en el sofá para seguir viendo la tele mientras esperaba a Santana.

Ojalá fuese algo rápido, como arrancarse una tirita. Estaba decidida a mostrarse entera mientras Santana estuviese allí; ya se lamentaría más tarde, cuando se quedase sola.

Brittany estaba comiendo el último bocado de helado cuando sonó el timbre y fue a abrir la puerta, lamiéndose los dedos. Respiró a fondo antes de abrir. Lo que vio la dejó atónita.

Santana estaba en la entrada, bajo la lluvia. Vestía unos shorts de color caqui y una camiseta negra y estaba preciosa. Brittany no pudo controlar los ojos, que se deslizaron por las piernas desnudas de Santana, y luego ascendieron hasta su cara.

Santana esbozó una sonrisa insegura.

—Hola.

Brittany parpadeó.

—Hola.

La sonrisa de Santana se desdibujó cuando ambas se miraron.

—Hummm... ¿puedo pasar?

Brittany reaccionó.

—Oh, sí. Lo siento. —Se hizo a un lado para que entrase Santana.

—Me alegro de verte —dijo Santana, sin saber qué hacer en el vestíbulo.

—Yo también me alegro de verte. Tienes muy buen aspecto. —Brittany se arrepintió en cuanto pronunció las palabras, riñéndose en silencio por no haber sabido contenerlas.

—Tú también. —Santana se fijó en lo sexy que resultaba el pelo mojado de Brittany y admiró su figura. Se preguntó cómo era posible que una mujer con ropa vieja y gastada resultase tan seductora. Centró la atención en el rostro de Brittany—. ¿Podemos hablar?

—Claro. —Brittany observó a Santana mientras se sacudía la lluvia del pelo suelto. Apretó los dientes para reprimir el familiar impulso que la impelía a hundir los dedos en los cabellos de Santana y coger un mechón de negros rizos. Se mordió el interior de la mejilla, muy enfadada consigo misma por sucumbir tan fácilmente—. Entra y siéntate.

Santana siguió a Brittany a la sala. Se sentó en el sofá y dio una palmadita en el asiento contiguo, invitando a Brittany a sentarse a su lado. Esta obedeció, dejando bastante espacio entre ambas, pues no se fiaba de sí misma si la distancia era muy corta.

—¿Sabes qué? —Santana se sentía totalmente expuesta mientras los ojos azules de Brittany parpadeaban ante ella, con expectación—. ¿Podrías darme un vaso de agua?

—¿Agua? —Brittany se fijó en el ligero temblor de las manos de Santana y se esforzó por reprimir una risa sarcástica ante la idea de que Santana se pusiese nerviosa por cortar con ella—. Claro. Ahora mismo.

Dos minutos después, estaban de nuevo una frente a otra.

Santana bebió un buen trago de agua y puso el vaso en el suelo para no derramarlo sobre el sofá. Tomó aliento y permaneció varios minutos con la vista baja. «¿Cómo es posible que esto resulte tan difícil?» Cuando alzó los ojos y tropezó con los de Brittany, una oleada de calor inundó su corazón. En las profundidades azules, bajo la capa de rabia y dolor, vio preocupación, interés y amor... mucho amor. Santana recobró el valor y se preguntó cómo conseguía Brittany hacer aquello: ayudarla en los momentos más difíciles sólo con su mirada.

—Esta semana he hecho algunos cambios —anunció, disimulando una mueca. «Vale, no ha sido un comienzo muy brillante.» No le quedaba más remedio que continuar.

—Claro —dijo Brittany, llenando el hueco.

—He tenido mucho tiempo para pensar.

—Hummm. —Brittany recordó la llamada de Jessica Scott esa misma semana y se le encogió el corazón.

—Y me he dado cuenta de un montón de cosas sobre mí misma.

Brittany asintió. Santana parecía muy nerviosa, y era tan raro en ella mostrarse nerviosa que a Brittany casi le dio pena. «Dios, pues dímelas», pensó con cierta irritación.

—He hecho algunas llamadas.

Brittany no pudo aguantar más.

—Y te vas de Emerson —explotó.

Santana parpadeó, sorprendida.

—Sí, ¿cómo lo sabes?

Brittany contempló por la ventana el cielo oscurecido, incapaz de seguir mirando a Santana a la cara. Aquello era más difícil de lo que había pensado, el dolor de su pecho se había agudizado y eclipsaba su rabia, con gran disgusto por su parte.

—Jessica Scott llamó preguntando por ti la semana pasada y dijo que la habías llamado desde Poughkeepsie. Sólo tuve que sumar dos y dos.

Santana se sintió desbordada por el sesgo que había adquirido la conversación.

—Y... ¿qué te parece?

—¿Que te marches?

—Sí.

Brittany se encogió de hombros.

—Oye, tienes que hacer lo que tienes que hacer y basta, ¿de acuerdo?

A Santana le sorprendió la indiferencia de Brittany.

—Sí, supongo que sí.

—La empresa te echará de menos. —Brittany seguía mirando por la ventana—. Se te daba bien tratar con el personal de ventas. Lamentarán que te vayas.

—La empresa me echará de menos —repitió Santana dulcemente—. Oh.

Brittany giró la cabeza de repente.

—¿Puedo decir una cosa?

—Naturalmente.

Brittany sintió una extraña mezcla de depresión y rabia al hablar.

—Lo siento, Santana. No diré que ojalá las cosas hubiesen sido distintas, pero me siento mal. Me siento responsable. Y al mismo tiempo, ojalá tuvieses el valor de afrontar esto en vez de huir. Yo...—se le quebró la voz, como si se hubiese quedado sin aire. Añadió en voz baja—: lamento muchísimo que todo haya acabado así.

Santana cabeceó con la confusión reflejada en el rostro.

—El valor de afrontar... ¿acabado cómo?

—Pues que estás tan incómoda trabajando conmigo que tienes que dejar el trabajo. —Había un mudo «ni más ni menos» al final de la frase que a punto estuvo de provocar las carcajadas de Santana.

—Brittany. —Santana sonreía de oreja a oreja, cosa que a Brittany le pareció extremadamente irritante.

—¿Qué? —repuso.

—He dejado mi trabajo para continuar viéndote. Para salir contigo. —Se apresuró a añadir—: Si quieres, naturalmente. — Esperó durante lo que le parecieron horas, mientras Brittany abría y cerraba la boca varias veces sin pronunciar una palabra—. Pareces un pez. Por favor, di algo. Lo que sea.

—¿Quieres salir conmigo? —preguntó Brittany con la vocecita de una niña incrédula.

—Sí, claro que quiero. —Abandonando toda precaución, añadió—: En realidad... quiero algo más que salir contigo.

—¿Sí? ¿Por qué?

—¿Por qué? ¿Por qué? ¿A qué viene esa pregunta tan tonta?—La sonrisa de Santana limó la aspereza de sus palabras, pero Brittany insistió con una seriedad que coincidía con la expresión de su rostro.

—Pero... desapareciste de mi vida, Santana. Sí, ya sé que tenías cosas que arreglar en casa de tu padre, pero... te fuiste. Eso duele. Después del tiempo que pasamos juntas el fin de semana, duele un montón. No sabía qué pensar.

Santana se humedeció los labios.

—Lo sé y lo lamento. De verdad. Tenía muchos asuntos que resolver, Brittany. Estaba muy confundida con tantas cosas... cosas de mi padre y de ti. Me moría de ganas de hablar contigo.

—Y en vez de hacerlo me dejaste un críptico mensaje de necesito-tiempo-para-pensar en el buzón de voz.

—Lo sé. No debería haberlo hecho.

—No, no deberías haberlo hecho —recalcó Brittany.

—Me moría por hablar contigo.

—Pero no lo hiciste.

—No podía. ¿Es que no lo ves? —Santana se acercó a Brittany y cogió sus manos entre las suyas, las estudió y recordó su tacto, lo suaves y exigentes a un tiempo que podían llegar a ser aquellos dedos. Buscó las palabras en su cabeza—. Tenía que hacer autoexamen en serio y debía hacerlo sola, sin influencias externas... ni siquiera tuyas, por mucho que lo desease. Era la única forma de entender lo que estaba sucediendo en mi cabeza. La única forma de llegar a una conclusión sincera y sin prejuicios sobre lo que sentía.

Brittany permaneció callada, pero sus ojos no se apartaron del rostro de Santana. Como si esperase que las respuestas apareciesen escritas en la piel de Santana.

—¿Y a qué conclusión llegaste sobre lo que sentías?

Brittany era tan dulce y hermosa que Santana pensó que se iba a derretir allí mismo, en el sofá. La emoción se apoderó de ella hasta el punto de que las palabras se escaparon de su boca sin ni siquiera tiempo para procesarlas.

—Estoy enamorada de ti, Brittany. Estoy tan enamorada de ti que no doy una a derechas. Lo digo sin segundas intenciones. —Exhaló con un gesto de alivio—. Ya está. Lo he dicho.

Santana soltó una risita nerviosa y le pareció como si le hubiesen quitado un gran peso de encima y de pronto fuese ligera como una pluma. Respiró a fondo y repitió, para recalcarlo bien:

—Estoy enamorada de ti. —Vio con enorme cariño que los ojos increíblemente azules de Brittany se empañaban y una lágrima brotaba de cada uno, rodando por las acaloradas mejillas—. Por favor, dime que son lágrimas de alegría —susurró.

Brittany asintió, con un nudo de emoción en la garganta. Santana abrió los brazos.

—Ven.

Brittany se lanzó a los brazos que la esperaban.

—Yo también te quiero —murmuró contra el hombro de Santana, que la apretó contra sí.

De pronto, un enorme trueno sacudió la casa. Santana bromeó ante semejante casualidad.

—Espero que no sea la señal para que empieces a reírte como una loca y yo me dé cuenta de que he vendido mi alma al diablo.

Los hombros de Brittany se agitaron con las carcajadas, pero en vez de una respuesta verbal, Santana sintió el calor de unos labios en el cuello, que mordisqueaban suavemente mientras ascendían hasta la oreja. Brittany sostuvo la cara de Santana entre las manos, la inclinó hacia atrás y la miró a los ojos. El destello de un relámpago tiñó la sala de un gris fantasmal durante una milésima de segundo.

—Te amo, Santana —susurró Brittany—. Desde hace tiempo. —Sin esperar respuesta, atrajo a Santana hacia sí y la besó lenta y profundamente, tratando de expresar con aquel acto todo lo que sentía.

Santana se perdió en el beso, dejó que todo su ser se centrase en el contacto de ambas bocas, dedicando su energía al intensísimo calor que ardía entre ellas.

Otro relámpago iluminó la sala un instante y fue seguido por el estruendo de un trueno y el ruido de un chaparrón sobre la casa.

Las dos mujeres del sofá ni se inmutaron, tan absortas estaban la una en la otra. Sin embargo, los besos no duraron mucho, pues Brittany comenzó a quitarle la ropa a Santana porque su excitación había alcanzado un punto insoportable al fundir su boca con la de Santana.

—Llevas demasiada ropa —se quejó—. Quítatela. Ahora.

Santana arqueó una ceja, como si hubiese pensado lo mismo de Brittany, y tiró de la hombrera de la camiseta amarilla.

—Quizá sea mejor que hagamos esto en tu habitación.

Brittany asintió, bajó el cuello de la camiseta de Santana y besó la piel al descubierto, deslizando la boca sobre la garganta. Santana gimió y hundió los dedos en el pelo húmedo y maravillosamente suave de Brittany. Mientras le acariciaba la cabeza, Santana bajó la vista fascinada por las sensaciones de lo que Brittany hacía con la boca en su ingle.

Consiguió enderezarse, haciendo lo propio con Brittany. Le quitó la camiseta. Y, como si fuera un duelo, Brittany agarró la camiseta de Santana y se la quitó por la cabeza hasta que ambas quedaron en sujetador y shorts, casi sin respiración, mirándose fijamente. Sus bocas se fundieron de nuevo y realizaron la hazaña casi imposible de besar y caminar al mismo tiempo, llegando al medio de las escaleras, donde perdieron el equilibrio.

Santana se encontró de espaldas sobre la escalera, con la piel desnuda sobre la áspera moqueta. Se descalzó y oyó el ruido de los zapatos al caer por los peldaños. Brittany estaba encima de ella, tratando de desabotonar los shorts, con la lengua hundida en la boca de Santana, sin pensar en nada.

Brittany sólo quería que Santana estuviese completamente desnuda bajo sus manos, pero los escalones dificultaban la operación. Despegó la boca de la de Santana, que gimió al perder el contacto, y se puso de pie. Le dio la mano a Santana y la condujo por el resto de las escaleras y el pasillo hasta que cayeron de espaldas sobre la cama de Brittany.

Las ventanas estaban abiertas y una brisa pegajosa y caliente envolvía la habitación, impregnándola de olor a lluvia y ozono. Las dos mujeres, desnudas al fin, pugnaron por ponerse encima, luchando con manos, labios y dientes. Santana era mucho más fuerte de lo que parecía, pero no podía competir con el cuerpo más alto y musculoso de Brittany, y acabó de espalda, con Brittany a horcajadas sobre sus caderas, sujetándole los brazos por encima de la cabeza.

Las dos respiraban con dificultad, con el pecho congestionado, la piel pegajosa de sudor, y el ambiente saturado con la embriagadora combinación de sexo, deseo y amor. Sostenían la mirada en una conexión casi eléctrica. Brittany se movió, sujetando las muñecas de Santana con una mano y acariciando su cuerpo con la otra. Sus ojos no se apartaron de los de Santana en ningún momento mientras los dedos recorrían la piel morena y suave del hombro de Santana, su pecho hasta el centro del torso, y luego se posaban en el tembloroso abdomen, donde había una leve barriguita que arrancó una afectuosa sonrisa a Santana.

«Como debe ser.»

La mano se alzó de nuevo hasta coger un menudo pecho.

Santana se retorcía debajo de ella, mientras Brittany apretaba la carne, deleitándose en ella. Sintió cómo el rosado pezón se endurecía bajo su palma y se centró en él, capturándolo entre dos dedos, apretándolo y tirando de él suavemente hasta que Santana se mordió el labio inferior y cerró los ojos. Cuando Brittany se inclinó hacia delante y lo introdujo en la boca, Santana gimió y hundió la cabeza en la almohada, retorciendo las muñecas que sujetaba Brittany.

—¡Por Dios, Brittany! Me vas a volver loca.

—Vete acostumbrando —repuso Brittany, mordisqueando y sonriendo cuando el cuerpo entero de Santana se encogió.

La tormenta continuaba implacable, como la boca de Brittany.

Cuando soltó las manos de Santana y encajó la cabeza entre sus muslos, Santana creyó que iba a explotar. Intentó participar hundiendo los dedos en los cabellos de Brittany, pero esta descuidó sus atenciones sólo un instante para ordenar: «Déjame», y sujetó las muñecas de Santana con firmeza, presionándolas contra el colchón, a ambos lados de Santana.

A Santana le costaba mucho ceder el control y se resistió un poco, pero Brittany no aflojó la presión. Se apoyó en las muñecas de Santana e introdujo la boca en su centro, utilizando hábilmente la maniobra y disfrutando de los jadeos que le arrancaba. Repitió la operación tres veces hasta que un gemido gutural surgió de lo más profundo del cuerpo de Santana y salió de su garganta cuando el orgasmo la sacudió con plena intensidad. Santana arqueó la espalda, su cabeza rebotó contra la almohada y susurró el nombre de Brittany, con las manos inmovilizadas por la fuerza de su amada.

Brittany continuó, moviendo la boca y saboreando, pero sus ojos recorrieron el cuerpo de Santana. El espectáculo era magnífico, de una sensualidad deslumbrante, y acentuaban su hermosura los destellos de los rayos que barrían la habitación.

—Vale —susurró Santana, con la voz ronca y sin aliento y el pecho alterado—. Vale. Para ya. Por Dios.

Brittany sonrió y soltó las manos de Santana. Dio un último y tierno beso en la piel cálida y resbaladiza que tenía bajo la boca, provocando un espasmo en las caderas de Santana.

—Por favor —imploró Santana—. Acércate.

Brittany obedeció, sintiéndose más satisfecha que nunca. Besó a Santana delicadamente en la boca, demorándose un poco hasta que Santana la rodeó con sus brazos y la puso encima de su cuerpo.

—¡Oh, Dios! —gimió Santana mientras Brittany se acomodaba—. ¡Qué cariñosa eres!

Brittany se acurrucó y suspiró, feliz, mientras los brazos de Santana la estrechaban. Se deslizó hacia un lado para no aplastar a Santana con su peso, puso una pierna sobre ella y apoyó la cabeza en el hombro de Santana. Sintió la humedad de Santana contra su rodilla y tuvo que esforzarse para no penetrarla. Santana besó la frente de Brittany, y ambas permanecieron en gozoso silencio durante un buen rato. Brittany estaba a punto de dormirse cuando Santana habló.

—¿Brittany? ¿Estás dormida?

—Sí —respondió Brittany en tono irónico.

—¿Podemos hablar?

—Habla todo lo que quieras. No tienes ni idea de hasta qué punto me provoca tu voz.

—¿De verdad?

—Si no fueras una gerente de ventas tan buena, te recomendaría que te dedicases al sexo telefónico.

Santana sonrió.

—Lo recordaré para otra ocasión. Quizá te llame algún día para que me des tu opinión.

—Hazlo.

—Brittany, yo... —A Santana se le quebró la voz, como si estuviese buscando las palabras.

Brittany levantó la cabeza.

—¡Oh, Santana! No me vas a plantar ya, ¿verdad?

—¿Qué? —Santana la miró con ojos desorbitados—. ¡No! Claro que no.

Brittany se relajó.

—Gracias a Dios.

Santana se rió.

—Supongo que te he dado motivos para esperar semejante cosa, ¿verdad?

—Digamos que te gusta dar la espantada.

Santana torció el gesto, reconociendo la verdad de la frase.

—¿Te entra el pánico? —preguntó Brittany con voz dulce, sin la menor acusación.

Santana asintió.

—Sí, supongo que sí.

—¿Y ahora tienes miedo?

—No. —Santana respiró a fondo y exhaló lentamente—. Pero estoy preocupada.

—¿Por qué?

—Por un montón de cosas.

Brittany trazó dibujitos sobre el estómago de Santana con los dedos.

—Dime un par de ellas.

Santana carraspeó.

—Veamos. —Hizo una pausa para decidir hasta qué punto podía ser sincera y optó por el cien por cien—. Me preocupa estropear todo esto. Me preocupa no ser lo que crees que soy. Me preocupa hacerte daño.

Brittany sonrió.

—Eres totalmente predecible. ¿Lo sabías?

Santana miró a la mujer que tenía en brazos, con expresión entre ofendida y desconcertada.

—¿Soy predecible?

—No te lo tomes a mal, cariño. Lo que quiero decir es que no me sorprende en absoluto que te preocupen esas cosas.

—¿No?

—No. Eres perfeccionista y una obsesa del control. —Se rió al ver el gesto de falso enfado de Santana—. Oh, vamos. No te estoy diciendo nada que tú no sepas. Lo que digo es que, dada tu personalidad, sería rarísimo que no te preocupasen esas cosas.

—Oh. —Fue lo único que se le ocurrió decir a Santana en respuesta a una afirmación tan certera.

—Y, por si sirve de algo, yo también me preocupo. Para que lo sepas.

—¿Sí? ¿Por qué?

—Por lo mismo que tú. No quiero estropearlo. No quiero hacerte daño. Y quiero ser todo lo que quieres que sea, todo lo que crees que soy, pero sé que no lo conseguiré.

Santana asimiló la información en silencio.

—Sólo nos queda hacer todo lo que podamos, ¿no crees? —preguntó Brittany.

Y como siempre, la respuesta más simple era la correcta.

Santana asintió y estrechó a Brittany entre sus brazos. Subió la sábana para cubrir los cuerpos de ambas. Permanecieron abrazadas, escuchando el sonido de la lluvia que caía dulcemente a su alrededor, mientras que la tormenta era un recuerdo lejano y retumbante que se alejaba hacia el este.

—Te amo, Santana —susurró Brittany, antes de rendirse y permitir que el sueño la venciese.

Brittany se sentía como si estuviera bajo el agua, entre sonidos amortiguados, con el cuerpo vibrando mientras pugnaba por despertar. Estaba segura y cómoda en aquel lugar, con un sensual cosquilleo que la recorría provocando que sus miembros pareciesen tremendamente pesados y ligerísimos al mismo tiempo. El cosquilleo se intensificó, convirtiéndose en un latido que brotaba directamente entre sus piernas, una necesidad deliciosamente dolorosa dotada de un ritmo inconfundible.

Emergió de las profundidades con esfuerzo y abrió los ojos ante tres maravillosas realidades: el cuerpo de Santana sobre el suyo, la boca de Santana chupando uno de sus pechos, y los dedos de Santana entre sus piernas, provocando estallidos de placer en su cuerpo como si la controlase por completo desde aquel centro nervioso.

—¡Oh, Dios! —Susurró mientras trataba de ver en la oscuridad de la habitación—. Santana.

—Lo siento —susurró Santana, alzando la vista, pero sin que sus dedos cesasen de moverse—. No he podido evitarlo. Desperté, estaba contemplando cómo dormías y eres tan increíblemente hermosa que tuve que tocarte. —No parecía nada arrepentida y arqueó las cejas en un gesto travieso tras añadir—. Además, estabas muy mojada.

Brittany respondió con un gemido, y de pronto la boca de Santana cubrió la suya con un beso arrebatador. Las lenguas se enlazaron, la presión aumentó, y Brittany llegó a la cima antes de estar completamente despierta; su cuerpo no quería esperarla. Sus músculos se tensaron y se estiró mientras vibraba, ansiando el desahogo. El cuerpo de Brittany se arqueó, y Santana sintió el delicioso dolor de las uñas de Brittany al clavarse en su espalda.

—Te amo —susurró al oído de Brittany, dándole el impulso final con los dedos, la voz y el corazón.

El erótico grito que surgió del pecho de Brittany a punto estuvo de hacer caer a Santana de espaldas. «¡Dios, cómo me gusta ese sonido!» Contempló y escuchó, maravillada por el efecto que el clímax de Brittany ejercía sobre ella, llenándola por completo de amor, pasión y confianza. Deseaba con cada poro de su ser que siempre fuera así y sabía instintivamente, en lo más profundo, que era posible. Con Brittany a su lado, no había nada imposible.

Permanecieron juntas en la cama. No hubo más palabras mientras Brittany trataba de recuperar el aliento. Santana la besó en el cuello, en la mejilla, en la frente, y retiró los dedos con delicadeza. Se enredaron la una en la otra hasta quedar convertidas en un conjunto de miembros entrelazados y exhaustos, pulmones sin aire y corazones al límite, cubiertas por una sábana de algodón negro azulado.

Hola que tal!!
Que lindo capitulo!!!!
Me gusto mucho de verdad!!!
Solo queda uno para el final??
Gracias y saludos

Me a gustado de verdad este
Capitulo bien tiernas

Ahora a esperar el ultimo capitulo

Saludos!

hola como estas?, me perdi dos capitulos, estaba enfermita, peeero ya regresé y wow, me encantaron sobretodo este, me encanta como va terminando la historia, y cuando subas la otra adaptacion me tendras aqui leyendo y comentando! :)

Holaa!
Bueno que puedo decir, es obvio que este capítulo me encanto *-*
Por fin hablaron y solucionaron las cosas! Me hizo mucha gracias cuando empezaron a hablar y Britt todo el rato pensando que la iba a dejar, pero bueno al final las cosas salieron bien y fue muy bonito.
Y la escena de después fue muy tierna y también wanky (como la anterior jaj).
Me alegra que por fin se han aclarado las cosas y quieran estar juntas !
Estaré esperando el último capítulo con ansiosas.
Besos :D

Hola.
bueno no siempre comento. pero el capitulo esta de lo mejor
y mi parte favorita.


—Lo siento, Santana. No diré que ojalá las cosas hubiesen sido distintas, pero me siento mal. Me siento responsable. Y al mismo tiempo, ojalá tuvieses el valor de afrontar esto en vez de huir. Yo...—se le quebró la voz, como si se hubiese quedado sin aire. Añadió en voz baja—: lamento muchísimo que todo haya acabado así.

Santana cabeceó con la confusión reflejada en el rostro.

—El valor de afrontar... ¿acabado cómo?

—Pues que estás tan incómoda trabajando conmigo que tienes que dejar el trabajo. —Había un mudo «ni más ni menos» al final de la frase que a punto estuvo de provocar las carcajadas de Santana.

me encantan estas dos, jajajajajja
un abrazo y esperando tu próxima actualización

sigue sigue por favor!!!

al principio me senti como britt, pero al seguir leyendo entendí a santana. gracias por escribir

monica.santander escribió:Hola que tal!!
Que lindo capitulo!!!!
Me gusto mucho de verdad!!!
Solo queda uno para el final??
Gracias y saludos

Hola! Me alegra que te haya gustado el capítulo. Sí, sólo queda uno y en minutos lo subo.
Gracias por comentar. Saludos :D

Jane0_o escribió:Me a gustado de verdad este
Capitulo bien tiernas

Ahora a esperar el ultimo capitulo

Saludos!

Hola! Sí, la verdad es muy bueno este capítulo, muy tiernas ellas dos :3
Gracias por comentar. Besos! :D

Marielva escribió:hola como estas?, me perdi dos capitulos, estaba enfermita, peeero ya regresé y wow, me encantaron sobretodo este, me encanta como va terminando la historia, y cuando subas la otra adaptacion me tendras aqui leyendo y comentando! :)

Hola! Todo bien y vos? Uh! Qué tenías? Espero que ya estés mejor. Espero que la próxima adaptación te guste, es mi libro favorito de este tema :3
Gracias por comentar. Besos! :D

Silfide escribió:Holaa!
Bueno que puedo decir, es obvio que este capítulo me encanto *-*
Por fin hablaron y solucionaron las cosas! Me hizo mucha gracias cuando empezaron a hablar y Britt todo el rato pensando que la iba a dejar, pero bueno al final las cosas salieron bien y fue muy bonito.
Y la escena de después fue muy tierna y también wanky (como la anterior jaj).
Me alegra que por fin se han aclarado las cosas y quieran estar juntas !
Estaré esperando el último capítulo con ansiosas.
Besos :D

Hola! Me alegra que te haya encantado. Sí, esa parte o cuando se adalanta de "ya me vas a dejar" o algo así, también fue graciosa xD Muy wanky fue :3
Gracias por comentar, en unos minutos lo subo. Besos! :3

Hemonay Rivera escribió:Hola.
bueno no siempre comento. pero el capitulo esta de lo mejor
y mi parte favorita.


—Lo siento, Santana. No diré que ojalá las cosas hubiesen sido distintas, pero me siento mal. Me siento responsable. Y al mismo tiempo, ojalá tuvieses el valor de afrontar esto en vez de huir. Yo...—se le quebró la voz, como si se hubiese quedado sin aire. Añadió en voz baja—: lamento muchísimo que todo haya acabado así.

Santana cabeceó con la confusión reflejada en el rostro.

—El valor de afrontar... ¿acabado cómo?

—Pues que estás tan incómoda trabajando conmigo que tienes que dejar el trabajo. —Había un mudo «ni más ni menos» al final de la frase que a punto estuvo de provocar las carcajadas de Santana.

me encantan estas dos, jajajajajja
un abrazo y esperando tu próxima actualización

Hola! Si, esa parte está muy buena :3 En minutos actualizo.
Gracias por comentar. Saludos! :D

Marta_Snix escribió:

Por fin aclararon las cosas, me alegro bastante, aunque la pobre Britt estaba muy nerviosa por culpa de Santana  

Espero que el trabajo de San no este lejos y puedan verse siempre que quieran

Nos vemos, besos ;)

Hola! Bueno, ahora sabrás cómo termina todo. Espero que te guste el último capítulo.
Gracias por comentar. Besos! :3

annyhummel escribió:sigue sigue por favor!!!

Hola! En minutos subo el siguiente y último capítulo.
Gracias por comentar. Saludos! :D

Camila18 escribió:al principio me senti como britt, pero al seguir leyendo entendí a santana. gracias por escribir

Hola! Sí, pobre Britt, pero al menos las cosas ya están mejor.
Gracias por leer y comentar. Saludos! :3

Hola! Nuevamente quiero pedir disculpas por demorarme tanto en subir el capítulo, se me complicó un poco con el trabajo. Pero bueno, aún así acá estoy subiendo el último capítulo, y aunque tenía pensado más adelante subir la sinopsis de la siguiente adaptación, decidí subirla ahora y dejar debajo de este capítulo el link, así que quien quiera puede pasar y leerlo, y espero comenten.
Espero que la historia les haya gustado, sinceramente a mí me gustó mucho y por eso decidí adaptarlo a Brittana.
Bueno, acá les dejo el último capítulo.


CAPÍTULO DIECINUEVE

—Oficina de Stephen Jenkins, soy Brittany. ¿Qué desea?

—¿Qué llevas puesto?

—¿Quién es?

—Muy graciosa.

—¿Por qué me atosigas en el trabajo? —Brittany hizo todo lo posible por disimular la sonrisa, aunque sabía que Santana la percibía—. Tengo cosas muy importantes que hacer.

—¿Llevas el conjunto de seda negra o el azul?

—Creo que tú solita vas a mantener el negocio de Victoria’s Secret.

—Si no estuvieses tan condenadamente atractiva con esas cosas, no me vería obligada a comprarlas. Sólo dime el color. Por favor.

—Si hubieses venido anoche, lo habrías visto; ahora te fastidias.—Brittany adoptó un tono burlón para quitar hierro a las palabras.

—Tienes razón. Lo siento, cariño. —La voz de Santana sonaba a disculpa sincera—. Tenía que cuadrar mis cifras mensuales de ventas y sabía que, contigo cerca, no podría trabajar. Por no hablar de que necesito dormir un poco.

—¿Insinúas que te distraigo?

—Muchísimo.

—¿Y te robo horas de sueño?

—No tienes ni idea de cuántas.

—Pues lo siento mucho.

—Mentirosa.

Brittany se rió porque era cierto. Aún estaba descubriendo los efectos que provocaba en Santana, tanto físicos como emocionales. Se rió para sí porque Santana provocaba los mismos efectos en ella y aún no se había dado cuenta. Una sola mirada de Santana bastaba para borrar todos los pensamientos de Brittany.

Cuando estaba hablando con otras personas, si Santana la miraba, enmudecía en medio de una frase, olvidando por completo lo que iba a decir. Era desquiciante... e increíblemente sexy.

Brittany sabía que aquella «novedad» acabaría alguna vez, o al menos se mitigaría, y que lograrían dormir cuando estuviesen juntas. Recordó con todo lujo de detalles cuando, tres noches antes, habían hecho el amor en el suelo de la cocina de Santana, incapaces de esperar a llegar al dormitorio. Carraspeó, frunció los labios y miró a su alrededor, avergonzada, preguntándose si sus compañeras leerían lo que maquinaba su sucia mente.

—¿A qué hora me recoges esta noche? —preguntó, aprovechando para cambiar de tema.

—Sobre las seis y media —dijo Santana con voz dulce—. ¿Nerviosa?

—Un poco. Sí.

—No tienes por qué, amor mío. Noah te adora, y Alyson es la mujer más encantadora del mundo. Seguro que os llevaréis de maravilla, y tendré que sacarte de allí a empujones cuando llegue la hora de irnos.

—¿Tú crees?

—Estoy segura.

—De acuerdo. —En realidad, Brittany estaba deseando cenar por primera vez con unos amigos en plan pareja. Habían pasado varias semanas, y las cosas iban despacio, pero la cena con Noah y Alyson era un gran paso para Santana. Brittany lo sabía. Constituían una parte de la vida de Santana que no compartía con casi nadie. Brittany entendía las consecuencias—. ¿Qué tal el día?

—Muy bien. Se me hace extraño trabajar en una empresa pequeña como ésta. Aún espero que surja el rollo y la política corporativa, pero aquí no hay de eso. Resulta muy agradable.

—Pareces mucho más relajada. —Brittany notó enseguida el cambio de Santana. No estaba tan agobiada—. Ese nuevo trabajo se adapta muy bien a ti.

—Creo que también influyen otros factores.

Brittany se enterneció.

—Tal vez.

—Escucha, cariño, tengo que atender otra llamada, así que debo dejarte. Me pasaré por tu casa dentro de nada y sacaré a Jake a pasear durante la comida, ¿te parece?

Brittany no pudo disimular la sorpresa.

—¿Seguro que tienes tiempo? Puedo hacerlo yo.

—No, no. Quiero hacerlo. Si no te importa.

—¿Importarme? Claro que no. De todas formas, Sugar me había invitado a comer.

—Dile que estás comprometida.

Brittany se rió.

—Es heterosexual, cariño.

—Sí, bueno, todas somos heterosexuales hasta que se demuestra lo contrario. Tengo que darme prisa. Por cierto, no me has dicho el color. ¿Azul o negro?

—Esas cosas las sé yo y tú tienes que averiguarlas.

—Coqueta. Adiós.

—Adiós. —Brittany colgó el teléfono con una sonrisa.

Le parecía increíble que las cosas funcionasen tan bien. A veces chocaban, sí. A Santana le costaba desconectar del trabajo al final del día, aunque trabajaba en una empresa mucho más pequeña con menos presión y disfrutaba inmensamente. De vez en cuando Brittany tenía que recordarle que dejase la oficina en la oficina. Era algo que estaban perfilando, algo que llevaría tiempo, pero que sin duda valía la pena.

Jake era otra sorpresa. Un cachorro de ocho semanas no siempre era lo más adecuado para familiarizar con los perros a alguien que nunca había tenido ninguno, pero Santana había aceptado al pastor australiano moteado de blanco, negro y castaño inmediatamente. Había ido con Brittany a recogerlo y lo había sostenido en brazos durante el trayecto a casa. Ambos se habían compenetrado, Santana y Jake, y a Brittany le encantaba mirarlos.

Sólo hacía una semana que le había dado a Santana la llave de su casa, y el hecho de que Santana no dudase en utilizarla le sorprendió. Brittany tenía sus manías, como la de ir paso a paso. Las cosas marchaban muy bien, tan increíblemente bien que parte de ella estaba convencida de que todo acabaría en algún momento.

Ninguna de las dos poseía grandes antecedentes. Tenían más probabilidades de estrellarse que de vivir juntas para siempre.

Erin le reñía por su incapacidad para relajarse y disfrutar de la relación. Brittany sabía que tendía a analizar en exceso las cosas, así que procuraba no hacerlo, pero le costaba trabajo. Intentaba no preocuparse, no hurgar, pero la duda y la incertidumbre surgían en el fondo de su mente a intervalos regulares. «¿Y acaso no es normal preocuparse un poco? ¿Existe alguien seguro al cien por cien de su vida, de sus relaciones y de adónde llegarán?»

Una palmadita en el hombro interrumpió sus pensamientos y la sobresaltó. Volvió la cabeza y vio a Sue Sylvester retirando la mano como si se hubiese quemado. Las dos se rieron.

—Lo siento, Brittany. No pretendía asustarte. —Sue estaba muy elegante con un traje de chaqueta y falda verde oscuro, una blusa de seda color marfil y el cabello retirado del rostro.

—No pasa nada. Esto me ocurre por soñar despierta.

—Sólo quería saber qué tal van las cosas con Steve. Dos jefes nuevos en el plazo de tres meses es demasiado para cualquier secretaria.

Brittany sonrió.

—Muy bien. Es estupendo. Muy amable y eficiente. Los vendedores están contentos con él.

—Me alegro. Él habla maravillas de ti, así que parece que encajáis.

Brittany asintió.

—De acuerdo. Continúa. —Sue hizo ademán de marcharse, pero retrocedió con un destello en la mirada—. Dale recuerdos de mi parte a Santana.

—Lo haré.

Brittany se puso colorada mientras Sue se alejaba por el pasilo.

Santana le había dicho a Brittany que había sido completamente sincera con Sue al presentar la dimisión, y Brittany no ocultaba su sexualidad, pero le resultaba raro saber que Sue Sylvester lo sabía.

Se encogió de hombros y miró el reloj. Casi era mediodía, y Sugar aparecería en cualquier momento. Brittany respondió a una llamada de Steve, activó su buzón de voz y abrió el Outlook para enviar un breve correo antes de salir. Estaba a punto de escribirlo cuando alguien llamó al marco de su cubículo. Como esperaba a Sugar, cuando alzó la vista no pudo ocultar la sorpresa al ver a Quinn.

No habían vuelto a hablar desde aquella nefasta noche en casa de Brittany, y esta la echaba muchísimo de menos. Había estado a punto de llamarla montones de veces, incluso había marcado el número y escuchado el contestador automático de Quinn en varias ocasiones, pero no sabía qué decir. Casi sin que se diese cuenta, pasó un mes en el que ambas lograron la notable hazaña de evitarse tanto en el trabajo como en casa. Brittany se mortificaba por ser tan cobarde.

Quinn, vestida con sus habituales pantalones de soldado perfectamente planchados, un polo y el pelo recién cortado, parecía tan pulcra y natural como siempre. También parecía un poco nerviosa, pues no dejaba de cambiar de postura.

—Hola —dijo Brittany con un tintineo de felicidad. Quería levantarse y abrazar a Quinn, pero le pareció precipitado por su parte, así que se limitó a dedicar a su amiga una radiante y sincera sonrisa—. Me alegro de verte. ¿Cómo estás?

—Bien, Britt. —Quinn esbozó una leve sonrisa—. Muy bien. ¿Y a ti cómo te va?

—Estupendamente. Estoy muy contenta.

Quinn señaló por encima del hombro el antiguo despacho de Santana.

—¿Qué tal es el nuevo? ¿Te llevas bien con él?

Brittany asintió.

—Sí. Es genial. Muy amable y muy competente.

—Eso me han dicho. A la gente le cae bien.

Ambas asintieron como muñecas de cabezas oscilantes. La conversación languideció, sin que supiesen cómo continuar. Por fin, Quinn respiró a fondo y clavó los ojos en sus botas.

—Escucha, Britt, este fin de semana doy una pequeña fiesta en casa. Nada del otro mundo. Una docena de amigas, la gente de siempre. Si no estás muy ocupada, tal vez tú y... hum... Santana podáis ir, tomar una copa, picar algo. —Miró el pasillo, la pared, cualquier cosa menos la cara de Brittany—. Si no estás muy ocupada—repitió.

A Brittany se le puso un nudo en la garganta y durante un momento fue incapaz de decir nada. Conocía a Quinn muy bien y sabía lo difícil que era para ella formular aquella invitación, así que la tomó como lo que efectivamente era: un ramo de olivo. Significaba que Quinn echaba de menos su amistad tanto como ella. Naturalmente, las cosas no iban a mejorar por arte de magia, pero era un principio. Brittany estaba orgullosa de Quinn por haber dado el primer paso... algo que ella no había tenido el valor de hacer.

Se inclinó hacia un lado para ver los velados ojos verdes de Quinn y dijo:

—Parece muy divertido. Iremos encantadas.

Una sonrisa sincera iluminó la cara de Quinn.

—Genial. El sábado por la noche, cuando queráis a partir de las seis. —Se despidió de Brittany con un gesto y huyó antes de sentirse más expuesta.

—Hasta entonces —dijo Brittany a su desaparecida amiga.

Cabeceó con una sonrisa, pensando en lo curiosa que resultaba la vida y en que las cosas tenían la rara facultad de arreglarse cuando una menos lo esperaba. Por tercera vez sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando se presentó Sugar, lista para salir.

Brittany la miró, sonriendo.

—Espera un momento a que envíe este correo. —Volvió al mensaje que acababa de iniciar cuando Quinn apareció. Era para Santana en su nuevo trabajo. Brittany escribió una palabra: Negro.

Sin dejar de sonreír, pulsó la tecla de enviar.

—Últimamente te pasas la vida sonriendo —comentó Sugar, dándole un afectuoso empujón con un hombro mientras caminaban por el pasilo.

—¿Sí? —preguntó Brittany, sabiendo que era cierto.

—De oreja a oreja. Pareces feliz.

—Lo soy.


Nuevamente gracias por leer y por comentar. Espero se pasen por la nueva adaptación y dejen su opinión al respecto.
Saludos! :D

"Sólo por esta vez"
http://www.gleeklatino.com/t19711-fanfic-brittana-solo-por-esta-vez-sinopsis#467823

lindo, tierno, increible, gracias por siempre!

Me a gustado la llamada Brittana bien tiernas

Bueno ya esperando tu siguiente adaptacion!


Saludos!

excelente capitulo, excelente fic, me encantó, estuvo buenisimo, entiendo que a veces se te haga dificl actualizar por el trabajo, pero sin duda vale la pena esperar, nos vemos en la otra historia, besos!

Asdfghjkl pobre Quinn se quedo como sólo la amiga de Britt, pero me gusta como Brittany y Santana son muy dulces juntas :)

Hasta la próxima actualización. ^^

micky morales escribió:lindo, tierno, increible, gracias por siempre!

Hola! Te agradezco que hayas leído la historia y sobre todo que hayas comentado.
Espero verte por la otra adaptación.
Saludos!

Jane0_o escribió:Me a gustado la llamada Brittana bien tiernas

Bueno ya esperando tu siguiente adaptacion!


Saludos!

Hola! La llamada fue excelente, a mí me encantó xD
Gracias por leer y sobre todo por comentar. Espero que nos veamos en la siguiente adaptación.
Saludos!

Marta_Snix escribió:

Muy corto, pero me gustó!! Las Brittana después de todo lo que pasaron muy tiernas juntas, llenas de amor.

Me alegra que Quinn haya dado ese paso, hubiera sido una pena perder esa hermosa amistad por el orgullo o el miedo de no dar el primer paso.

Gracias por adaptarla!! Nos vemos, en la siguiente adaptación. Besos!!

Hola! la verdad que sí, es una historia algo corta, me hubiera gustado que durara más xD
Cierto las Brittana perfectas juntas, y es bueno saber que Quinn y Brittany pueden volver a tener aquella amistad que siempre tuvieron.
Gracias a vos por leer y sobre todo por comentar.
Saludos! :D

Marielva escribió:excelente capitulo, excelente fic, me encantó, estuvo buenisimo, entiendo que a veces se te haga dificl actualizar por el trabajo, pero sin duda vale la pena esperar, nos vemos en la otra historia, besos!

Hola! Me alegra que te haya gustado, eso me hace saber que no hice mal en adaptar la historia :3
Gracias por leer y por comentar. Espero verte en la próxima adaptación.
Besos! :D

Gatupizza escribió:Asdfghjkl pobre Quinn se quedo como sólo la amiga de Britt, pero me gusta como Brittany y Santana son muy dulces juntas :)

Hasta la próxima actualización. ^^

Hola! Al menos volvieron a hablarse, y seguramente Quinn encuentre a alguien en algún futuro :3 Son excelentes juntas :D
Gracias por leer y por comentar.
Espero verte en la siguiente adaptación.
Saludos!

Este comentario es sólo para poner como finalizado el tema xD

Holaa!
Por fin puedo comentar, por donde empiezo.
Me encantó el capítulo final. Se empieza a ver como están organizado sus vidas juntas y como cada una se involucra en la vida de la otra, también me gustó que Britt y Quinn hiciesen las paces y que Quinn aceptase a Santana.
Acabó como debería ser, todo solucionado y con expectativas de futuro *-*
Por último te diré que me ha encantado tu adaptación, desde el principio hasta el final y que gracias por haberla adaptado, seguiré leyendo todas las adaptaciones que hagas.
Besos :D