FanFic Brittana: Tan cerca, Tan lejos -Capítulo Diecinueve-

Ho pobre britt se sintio.humillada y la jdjfkdks santana no se supo explicar mmmm muy mal aver si quinn entra en acción jeje solo pata dejar a san celosita jeje

esto se pone bueno, espero que santana no aguante y le haga ver a brittany que si la desea es solo que como su jefa tiene que hacer las cosas diferentes!

Omg mira como lo dejas ahi despues de que pasara tal cosa y san con su bocota ayy todo seria facil si dejara de pensar tanto jojo me encanto que x el orgullo britt va aver la cara de san pro k pasara al dia sig... Tengo curiosudadd!!!! Sube el capitulo x favor!!!!!

hey estuve fuera unos días y el fic avanzo de maravilla, santana por que?? pobre de bitt espero con ansias cuando se vuelvan a ver, para ver como reaccionan cada una. me encanta tu fic gracias por escribir

Hola.
el fic maravilloso espero la próxima actualización


xoxoxoxoxoxo

ohhhh Me Encanto el capitulo  estuvo buenisimo, ya estan aflorando sus deseos y sentimientos, al parecer, jeje, espero con ansias la proxima actu, besos, cuidate!

Holaa!
Ya volví y lo primero que tengo que decir es que me encantaroooon los capítulos *-*
Ya se van acercando Britt y San hasta el punto de que se han besado, me encantó el momento a pesar de que Britt se sintiese ridiculizada. Espero con ansias ver cuando se vuelvan a encontrar y como reaccionarán. Aunque viendo el nombre de los capítulos, el de postre suena muy bien :3 jaj
Respecto a lo de Quinn, a mi también me gustaría que pasase algo entre ella y Britt pero solo algo fugaz para que San se pusiese celosa y ver sus reacciones, a ver si así se olvida de las restricciones y se aventura más con Britt. A ver que pasa ^^
Se que lo he dicho muchas veces pero me gusta mucho la historia y como la adaptas. Estaré esperando el siguiente capítulo. Besos :D

Jane0_o escribió:Diossssssssssssssss como lo dejas ahi!! Quiero ver la reaccion del viernes!! Bueno muy pero muy buen capitulo, el momento brittana genial pero uffffffff espero la pronta actualizacion!

Saludos y de veras me gusta este fic :)

Hola! Pues ya verás que sucedió el viernes :
Me alegra que te guste el fic. Gracias por comentar. Besos! :D

Lorena_Glee escribió:Ho pobre britt se sintio.humillada y la jdjfkdks santana no se supo explicar mmmm muy mal aver si quinn entra en acción jeje solo pata dejar a san celosita jeje

Hola! Te diré que Quinn entrará en acción, pero no en el capítulo siguiente, pero Santana no verá nada. Creo que ya te dije mucho :3
Gracias por comentar. Saludos!

micky morales escribió:esto se pone bueno, espero que santana no aguante y le haga ver a brittany que si la desea es solo que como su jefa tiene que hacer las cosas diferentes!

Hola! Como siempre digo, cada vez se pone mejor. Siento decirlo, pero no, no sucederá eso :/ No diré nada más y sólo dejará que lo leas :3
Gracias por comentar. Besos! :D

Marta_Snix escribió:

Hubo beso!! Que tensión sexual hay entre las chicas, pero deberian de dejar de pensar tanto y actuar más. Pobre Britt se sintio rechazada y humillada, ya quiero ver que pasa al dia siguiente, esto cada vez se pone mejor. Quiero más!!

Hola! Debo decir que me encantó la frase de Brittany, que dejaba de hacer eso con el dedo o la besara. Fue genial! xD Que mal Britt :/ Ya verás que sucede :3 Y como siempre digo, esto se pone cada vez mejor.
Gracias por comentar. Besos! :D

f_snix escribió:Omg mira como lo dejas ahi despues de que pasara tal cosa y san con su bocota ayy todo seria facil si dejara de pensar tanto jojo me encanto que x el orgullo britt va aver la cara de san pro k pasara al dia sig... Tengo curiosudadd!!!! Sube el capitulo x favor!!!!!

Hola! Bueno, ya acabará la curiosidad xD En unos minutos subo el capítulo, y verás que sucede al día siguiente.
Gracias por comentar. Besos! :D

Camila18 escribió:hey estuve fuera unos días y el fic avanzo de maravilla, santana por que?? pobre de bitt espero con ansias cuando se vuelvan a ver, para ver como reaccionan cada una. me encanta tu fic gracias por escribir

Hola! Al menos se sabe los motivos de Santana. Ya verás que sucederá.
Quiero aclarar que yo no lo escribo, es sólo una adaptación.
Graciaspor comentar. Saludos! :D

Hemonay Rivera escribió:Hola.
el fic maravilloso espero la próxima actualización


xoxoxoxoxoxo

Hola! Me alegra que te guste, ya subo el capítulo.
Gracias por comentar. Besos! :D

Marielva escribió:ohhhh Me Encanto el capitulo  estuvo buenisimo, ya estan aflorando sus deseos y sentimientos, al parecer, jeje, espero con ansias la proxima actu, besos, cuidate!

Hola! Y seguirán aflorando xD Me alegra que te guste.
Gracias por comentar. Besos! Saludos! :D

Silfide escribió:Holaa!
Ya volví y lo primero que tengo que decir es que me encantaroooon los capítulos *-*
Ya se van acercando Britt y San hasta el punto de que se han besado, me encantó el momento a pesar de que Britt se sintiese ridiculizada. Espero con ansias ver cuando se vuelvan a encontrar y como reaccionarán. Aunque viendo el nombre de los capítulos, el de postre suena muy bien :3 jaj
Respecto a lo de Quinn, a mi también me gustaría que pasase algo entre ella y Britt pero solo algo fugaz para que San se pusiese celosa y ver sus reacciones, a ver si así se olvida de las restricciones y se aventura más con Britt. A ver que pasa ^^
Se que lo he dicho muchas veces pero me gusta mucho la historia y como la adaptas. Estaré esperando el siguiente capítulo. Besos :D

Hola! Me alegra que te hayan gustado los capítulos. A mí también me encantó el momento, sobre todo la frase de Britt, que dejara de hacer eso con el dedo o la besara xD Pues en unos minutos subiré el capítulo y verás que sucede. El de postre va a gustar muchisimo xD
Pues diré que entre Britt y Quinn sí habrá algo, pero no creo que sea algo de lo que imaginan :/
Me alegro que te guste. En unos minutos subiré el siguiente capítulo.
Gracias por comentar. Besos! :D

Hola! Mil perdones que ayer no subí capítulo, llegué tarde de trabajar y no tuve tiempo para entrar a la compu, lo siento u.u
Bueno, vamos por el capítulo 12 y en total son 19. Como ayer no subí, les traigo una especie de propuesta.
Si para dentro de unas 13 horas (12:00 del mediodía en Argentina) hay entre 8 y 10 comentarios, subo el capítulo a esa hora, y si para dentro de 12 horas, después de esas 13 (00:00 de la noche en Argentina) hay entre 7 y 9 comentarios, subo otro capítulo más. Lo que quiere decir que quizás mañana suba dos capítulos.
Bueno, acá les dejo el capítulo, se que es un poco corto pero dará paso al capítulo 13 que es demasiado interesante.
Espero ver comentarios y subir los dos capítulos mañana :D
Besos! :3

CAPÍTULO DOCE

—Despacho de Santana López, soy Brittany. ¿Qué desea?

—Hola, Brittany. Soy Liz, de recepción. Un tal Noah Puckerman pregunta por Santana. Dice que se ha adelantado.

El reloj de Brittany marcaba las 4.45. «¡Oh, gracias a Dios —pensó—. Este día no tiene fin.»

—Ahora bajo.

Miró por encima del hombro el despacho de Santana, que seguía entretenida con Kitty, como desde la primera hora de la mañana. Brittany no había tenido ocasión de estar un minuto a solas con Santana y deseaba disculparse por su conducta de la noche anterior. Tenía que quitarse aquello de encima para que pudiesen trabajar en un ambiente relajado.

Santana la saludó de pasada al llegar, pues Kitty la estaba esperando. Brittany correspondió al saludo, procurando no pensar en lo bien que le sentaba a Santana el traje pantalón beige y convenciéndose de que no era preocupación ni pena lo que ensombrecía su hermoso rostro.

Apretó el botón del intercomunicador y dijo:

—¿Santana? Siento interrumpir. Alguien llamado Noah Puckerman quiere verte.

Santana soltó un taco entre dientes.

—¿Ya son las cinco?

—Al parecer se ha adelantado. Bajaré a recibirlo.

—Sería estupendo. No es asunto laboral, sino personal, pero te lo agradecería mucho.

—No hay problema.

Brittany fue hasta los ascensores, sumida en sus pensamientos, como durante todo el día. Nunca había esperado con tanto afán dos días libres. Pensaba enterrarse hasta el cuello en tierra y flores y arreglar el jardín delantero de su casa, esperando así borrar el desastre de la semana. Un bonito y relajante fin de semana dedicado a la jardinería le sentaría de maravilla. Era terapéutico para ella, algo catártico y curativo para su alma que la ayudaría a vaciar la mente de la confusión que en los últimos tiempos la agobiaba.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron en el vestíbulo y Brittany salió, Quinn pasó junto a ella con los brazos llenos de paquetes de UPS. Quinn volvió la cara y se acercó a Brittany.

—Hola, monada. Estás preciosa, como siempre. Feliz viernes.

—Igualmente. —Brittany sonrió, animada por la alegría habitual y los halagos de Quinn.

—Mañana por la noche, cariño.

Brittany cabeceó y parpadeó, esperando más detalles.

—Tú. Yo. La Viuda Negra. Hace un mes que no salimos. Podemos tomar un par de copas y bailar un poco.

—Tal vez...

—No hay tal vez que valga. Necesito una pareja de baile. Te llamo mañana por la tarde. —Quinn se dirigió a la puerta, la abrió y desapareció.

Brittany se quedó mirándola, preguntándose si salir del armario sería buena idea. Sabía que al día siguiente se vería arrastrada a La Viuda, lo quisiese o no. Y que seguramente acabaría pasándolo bien. «Quizá sea lo que necesito.»

Echó un vistazo a la sala de espera del vestíbulo, y sus ojos enseguida encontraron al único ocupante. Reaccionó tardíamente cuando se dio cuenta de que se trataba del hombre con sombrero de la foto que adornaba la mesa de Santana... su ex marido.

—¿Señor Puckerman?

El hombre se levantó con la mano tendida. Sus ojos marrones eran tiernos y amables.

—Noah, por favor.

Brittany le estrechó la mano; le agradó su saludo firme, pero sin excesos, sin avasallar, como hacían muchos hombres.

—Soy Brittany Pierce, la secretaria de Santana. Está reunida, pero acabará enseguida. Tenga la bondad de acompañarme a su despacho.

Noah cogió el pase que le dio Liz en el mostrador, lo prendió en la solapa de la chaqueta azul marino y siguió a Brittany.

—Me alegro de conocerte por fin, Brittany. Me han hablado mucho de ti.

—¿De verdad? —El comentario sorprendió a Brittany.

—Según Santana eres insustituible. Y créeme, es muy significativo que diga algo así de un miembro de su equipo. Debes de ser buenísima en tu trabajo.

—Pues... —Brittany se puso colorada de satisfacción al pulsar el botón del ascensor—. Es muy fácil trabajar con ella.

—Es toda una señora. Hace veinte años que la conozco; alucino cuando lo pienso. —Soltó una carcajada profunda y cálida que arrancó una sonrisa a Brittany—. Me alegro de que se haya trasladado aquí. Esta noche cena con nosotros. Mi mujer y yo vivimos en Penfield y, como Santana aún no conoce la zona residencial, me pareció más fácil venir a buscarla y que me siga con su coche.

—Una idea estupenda —admitió Brittany mientras el ascensor subía. El trayecto duró poco, y el timbre anunció que habían llegado a la cuarta planta.

—¿Llevas mucho tiempo en Emerson? —preguntó Noah, deseando prolongar la conversación. Observó a Brittany mientras caminaban y ella respondía; le pareció guapísima y entendió muy bien lo que había visto en el rostro de Santana cuando le había hablado de ella. «¡Qué fácil sería enamorarse de ella!», pensó. Los bonitos ojos de Brittany y su cálida actitud bastaban para fascinar a cualquiera. Si se añadía el increíble color de los ojos, el cutis suave y blanco, la deslumbrante sonrisa y la estupenda figura, Brittany Pierce lo tenía todo. Ya hablaría con Santana del asunto.

Fue una decepción llegar tan pronto al despacho de Santana.

La puerta se abrió enseguida, y una rubia despampanante le sonrió al salir mientras se despedía de Brittany.


—Que pases un buen fin de semana, Kitty —respondió Brittany—. Os dejaré solos —añadió, sin mirar a Santana— Encantada de conocerte, Noah.

—Lo mismo digo, Brittany. Espero que volvamos a vernos. —La mirada de Noah siguió a Brittany cuando ésta se dirigió a su mesa; luego entró en el despacho de Santana y la miró con suspicacia.

Santana se fijó en la expresión y alzó un dedo en señal de advertencia.

—Ni una palabra —ordenó Santana.

Brittany se quitó la blusa con un gruñido de fastidio y la arrojó sobre la cama, donde se sumó a otras siete prendas que había descartado. Suspiró, rebuscó en el montón y escogió la camiseta negra con botones, sin mangas y cuello alto que se había probado primero. Se había bronceado los hombros durante las horas que había pasado arreglando el jardín y tenían buen aspecto, sembrados de pecas (para comérselos, como diría Quinn). La camiseta era corta y dejaba ver un asomo de estómago... algo a lo que Brittany no estaba acostumbrada y que no le gustaba demasiado, pero reconocía que resultaba bastante sexy.

Añadió un ancho cinturón negro a los vaqueros de tiro bajo y se calzó unas sandalias bonitas y a la vez cómodas para bailar. Tras ponerse unos pequeños pendientes de plata con una gargantilla a juego y un par de pulseras, se sintió satisfecha y convencida de que iba bien. Entró en el diminuto cuarto de baño y se arregló el pelo con los dedos una vez más, aplicándose un poco de laca.

Estaba rociando perfume Liz Claiborne detrás de las orejas cuando oyó una rápida llamada y la puerta lateral se abrió. La voz de Quinn llegó hasta ella.

—Ahora bajo —respondió Brittany, mirándose por última vez en el espejo de cuerpo entero de la puerta del baño.

«Tengo casi cuarenta años. ¿Qué más da cómo vaya vestida a un bar? ¿A quién le importa?» Suspiró, se desabrochó un botón dándose por vencida y bajó las escaleras.

La expresión de Quinn hizo que valiesen la pena todas las molestias.

—¡Madre mía!

Brittany esbozó una sonrisa.

—¿Qué?

—¡Vaya estilazo! No hay nadie más sexy que tú. —Estiró la mano y pellizcó de broma el ombligo de Brittany.

—Sé sincera —pidió Brittany, cruzándose de brazos con gesto serio—. ¿Parezco una cuarentona empeñada en aparentar veinticinco años? Porque lo odio.

Quinn le dedicó una sonrisa cálida y franca.

—En absoluto. Se te ve madura y... fascinante. ¿Tienes que enseñar tanto escote? Dios, esta noche voy a tener que espantarlas a bastonazos, Britt.

Brittany se sintió aliviada. Sabía que Quinn le diría la verdad y no dudaría en obligarla a cambiarse de ropa si era necesario.

—Hazme un favor, no las espantes a todas, ¿quieres? —Sacó el permiso de conducir de la cartera y lo metió en el bolsillo—. Por cierto, tú también estás condenadamente sexy, vaquero. Tal vez me toque a mí emplear el bastón.

Quinn llevaba unos vaqueros negros ceñidos que resaltaban su musculoso trasero divinamente. La camiseta roja también era ajustada; había elegido las piezas de ropa perfectas para realzar su bien esculpido cuerpo, consecuencia de ejercicios habituales. Se había cortado el pelo la semana anterior, con un estilo limpio y elegante que mostraba unos cuantos mechones grises en torno a las orejas. Sus ojos, como siempre, eran el punto central de su rostro, y el color verde parecía más intenso aquella noche.

Farfulló un agradecimiento, rascándose la nuca, y preguntó:

—¿Lista para una noche de baile?

Brittany, divertida al ver que Quinn se había ruborizado, respondió:

—No hace falta que lo repitas. —Y guardó dinero en el bolsillo.

Salieron. Cuando Brittany cerró la puerta, se sentía bien. Le apetecía salir con su mejor amiga, bailar como una loca, tomar unas copas y olvidar a cierta morenita con una voz que le ponía un nudo en el estómago y una boca que besaba como no la había besado nadie.

«Cualquier cosa. Por Dios, esta noche quiero pensar en cualquier otra cosa. Es lo único que pido...»



El estudio/apartamento de Emily era una obra de arte en sí, una dicotomía de hogar y lugar de trabajo que configuraba un espacio interesante. Situado sobre un popular restaurante de East Avenue, era grande y abierto; se dividía con pantallas plegables de estilo japonés colocadas estratégicamente, que separaban las dos mitades. Los ventanales que llegaban desde el suelo hasta el techo en la parte frontal y trasera permitían la entrada de abundante luz natural, y los altos techos hacían que el lugar pareciese aún más grande de lo que era.

La mirada de Santana se fijó en la gran cama sin hacer en un rincón. La cubrían lujosas sábanas de satén verde y un edredón a juego. En aquella esquina estaba la única puerta del estudio, que daba a un cuarto de baño increíblemente grande. La zona de la cocina, en el lado opuesto, consistía en una sencilla aglomeración de frigorífico, cocina, fregadero y varios armarios blancos en fila.

Emily había colocado una mesita y cuatro sillas delante para las comidas; sobre la mesa se amontonaban libros y correo.

La otra mitad del rectángulo abierto se destinaba a taller. En un rincón había una especie de pequeño escenario cubierto con tejido negro y con un telón de fondo del mismo paño. También había luces colgadas en varios puntos que apuntaban al escenario. Una pared estaba forrada de estanterías con libros, cámaras, objetivos y focos. La pared opuesta era la más interesante y lo que centró la atención de Santana. Nunca había tenido ocasión de contemplar las docenas de fotos que Emily había colgado en la pared; las dos o tres veces que había estado allí, siempre habían ido directamente a la cama.

Se entretuvo mientras Emily terminaba de vestirse, fijándose en el arte de la mujer con la que acababa de acostarse. Lo que más sorprendió a Santana fue que no se trataba de fotos profesionales de Emily. Parecían más ingenuas, fotos de sus amistades y familia, y sin saber por qué el corazón de Santana se enterneció un poquito.

Vio a Quinn en varias, y había una instantánea de grupo de una fiesta al aire libre de veinte años antes como mínimo, a juzgar por la ropa de la gente. Santana se acercó, reconoció a la madre de Brittany en el grupo y se dio cuenta de que se trataba de una barbacoa de la familia Pierce de casi dos décadas atrás. Sonrió y continuó mirando fotos hasta que se quedó sin respiración al ver una preciosa foto en blanco y negro de Brittany de tamaño 20x25.

Era muy natural, un retrato de medio perfil; daba la impresión de que Brittany no sabía que la estaban fotografiando. Se encontraba en un exterior, con el rostro levantado hacia el cielo, exponiendo el largo cuello, lo cual le daba un aspecto increíblemente vulnerable.

La piel sedosa pedía caricias a gritos, y un viento invisible apartaba los rubios cabellos del rostro, dejando al descubierto una oreja adorable adornada con un diamante que resplandecía bajo el sol.

Incluso en una foto sin color se percibía que Brittany tenía los ojos más azules del mundo. La boca dibujaba una leve sonrisa que parecía albergar un secreto, como si supiese algo que los demás ignoraban y que tal vez compartiese si la convencían con las armas adecuadas... Había algo muy íntimo en aquella foto que encogió el estómago de Santana. De pronto, casi no podía respirar ni moverse. Permaneció inmóvil y humedeció los labios mientras contemplaba el retrato, deslumbrada.

—Soberbia, ¿verdad? —La voz de Emily al oído de Santana asustó a ésta.

—Ella es... yo... es. Mucho. ¿Cuándo la hiciste?

—Oh, creo que hace cinco o seis años. Fuimos en grupo a hacer senderismo por Lago Cayuga. Era en otoño, un día precioso, y por casualidad encontré a Brittany sola, contemplando el paisaje. Creo que estaba mirando un halcón, un águila o algo parecido. Me pareció... fascinante. No pude resistirme e hice la foto. Ni siquiera creo que se diese cuenta.

—¿Vosotras...? —Santana dudó, sin saber cómo formular la pregunta que la obsesionaba—. ¿Entre vosotras... ya sabes... hubo algo?

Emily se rió con cierta tristeza.

—¿Brittany y yo? ¡Qué va! —Bajó la vista durante unos instantes—. Aunque no me habría importado nada, sobre todo entonces. Pero ahora soy mayor, lo suficiente para saber que está fuera de mi alcance.

Santana ladeó la cabeza, sorprendida ante el comentario. Su expresión debió delatarla porque Emily se rió.

—Oh, vamos, Santana. Sabes que es verdad. Es el tipo de mujer que merece algo mejor que yo o que tú, ¿no crees? —Emily cruzó la estancia hasta la mesa y cogió las llaves, sin ver la expresión de dolor que velaba el rostro de Santana—. ¿Nos vamos? —Preguntó sin volver la cabeza—. Tengo ganas de cenar.

Santana parpadeó varias veces; tenía un amargo nudo en la garganta. Se esforzó por no mirar de nuevo la fotografía.

—Claro. Vámonos.

Me encanta la historia y epero que puedas subir los dos capitulos hoy!!
Saludos

Uffff esperaba mas brittana pero no me desespero se que los proximos capitulos estaran geniales
Hasta la proxima actualizacion!

Saludos!

Kiero otro no m puedes drjar ahi x fas!!! Mira k es noche promete muchi!!!

uyy espero los dos capitulos, jeje emily sigue sin gustarme ese comentario estuvo de mas u.u excelente historia, besos!!

monica.santander escribió:Me encanta la historia y epero que puedas subir los dos capitulos hoy!!
Saludos

Hola! Me alegra que te guste la historia. Por desgracia no se pudo subir los dos capítulos, pero lo subo antes de lo que tenía pensado subirlo xD Espero que este capítulo te guste.
Gracias por comentar. Besos! :D

Jane0_o escribió:Uffff esperaba mas brittana pero no me desespero se que los proximos capitulos estaran geniales
Hasta la proxima actualizacion!

Saludos!

Hola! de hecho en el próximo capítulo habrá un poco más Brittana, pero mejor leelo y no te cuento nada ;)
Gracias por comentar. Saludos :D

f_snix escribió:Kiero otro no m puedes drjar ahi x fas!!!  Mira k es noche promete muchi!!!

Hola! Te quedarás con la intriga con este que viene ahora que con el que acabas de leer xD
Espero que te guste el capítulo. Gracias por comentar. Besos! :D

Marta_Snix escribió:

Quiero más, estoy volviendome adicta al fic, la historia esta genial y Quinn ruborizada no tiene desperdicio, solo Britt lo consigue.
Ya quiero ver que pasa esa noche, algo me dice que los capitulos siguientes estaran geniales.
San no pierde el tiempo, buscando a Emily...

Hola! Quinn y Britt son geniales :3 Ya verás qué sucede esa noche, será todo muy muy interesante.
Espero que te guste el capítulo. Gracias por comentar. Besos! :D

Marielva escribió:uyy espero los dos capitulos, jeje emily sigue sin gustarme ese comentario estuvo de mas u.u excelente historia, besos!!

Hola! Por desgracia sólo subiré uno hoy u.u Pues Emily será, según mi entendido, muy importante para Brittana, ya verás más adelante. Ahora subiré el siguiente capítulo.
Gracias por comentar. Saludos! :D

Hola! ¿Cómo andan? Espero que todo bien :3
Bueno, como no se llegó a al menos 8 comentarios, sólo subiré este capítulo esta noche. Quería avisar que mañana no creo que suba capítulo porque no se si podré, pero el jueves si subiré.
Quizás, dependiendo de la cantidad de comentarios que vea, puede que más tarde suba el capítulo 14 pero no lo sé, no prometo nada.
Quiero acotar algo: No odien a Quinn
Ahora sí, dejo que lean el capítulo :3
Espero que les guste y que comenten.
Besos! :D

CAPÍTULO TRECE

La Viuda Negra estaba muy concurrido, lo cual sorprendió no poco a sus clientas. Los bares de mujeres no gozaban de gran reputación en Rochester; generalmente duraban seis meses y acababan cerrando. Pero La Viuda había conseguido mantenerse y tener clientela propia durante cinco años, resistiendo los cambios de tiempo y el mudable paisaje de la ciudad. Estaba situado a una distancia del centro que le permitía ubicarse «en la ciudad», pero no tanto como para formar parte de «la zona mala de la ciudad». Las dueñas habían elegido bien.

La clientela se componía de una mezcla de edades. Eran las once, así que las lesbianas más jóvenes, las estudiantes, comenzaban a aparecer. Su aspecto era totalmente distinto al de las más mayores que habían ido antes: tatuajes, piercings y cabezas peladas frente a vaqueros, camisetas y prácticos cortes de pelo.

Las mayores jugaban al billar. Las jóvenes sacaban fotos.

Brittany arrancó miradas de ambos grupos. No dio muestras de enterarse, aunque Quinn sí. A Quinn nunca le pasaban desapercibidas las miradas de envidia de personas que no las conocían y que suponían que Brittany le pertenecía. Disfrutaba.

—¿Qué te apetece tomar? —Quinn tuvo que acercar mucho la boca al oído de Brittany para hacerse oír sobre el estruendo de la música. No le importaba; acercarse le permitió inhalar el agradable aroma del evocador perfume de Brittany.

—Vodka con tónica —respondió Brittany, mirando a su alrededor mientras Quinn se abría paso hasta la barra y pedía las bebidas a Marley, la camarera. Disimuló un bostezo y se rió para sus adentros por ser tan birria. «Me acuesto a las diez todos los días. ¿Por qué tendría que ser distinto el sábado?» La DJ había puesto una agradable mezcla de música de los ochenta, así que seguramente se espabilaría en cuanto se pusiese a bailar. Le gustaba salir.

—Aquí tienes, bien fresquita. —Quinn dio a Brittany la consumición—. ¿Qué te parece? La música está muy bien. No es como esa mierda de rap que suena siempre lo mismo.

Brittany asintió, bebiendo y sonriendo, satisfecha, a Marley.

—Caramba, esa chica sí que sabe preparar un combinado.

—Sólo para las que somos especiales. —Quinn se rió.

—No sé si tú haces esto muy a menudo —comentó Brittany—. Pero yo me caigo de sueño.

—¡Vaya lesbiana! —En ese momento la DJ decidió poner «Vogue», de Madonna, y Quinn le quitó el vaso a Brittany y lo puso junto a su cerveza en una mesa—. Vamos —ordenó—. Esto te espabilará.

Quinn tenía razón. Una hora después Brittany bailaba con toda su alma, agradablemente aturdida y con un pie en la borrachera, aunque pensando en cambiar y pedir una Coca-Cola. Quinn bailaba de maravilla, pero Brittany era un poco tímida, así que abrazó a Quinn y dejó que la guiase. La fuerza de su amiga, su solidez, resultaban reconfortantes, y Brittany enlazó los brazos sobre los hombros de Quinn sin dudarlo.

Tenían su versión particular de baile caliente: el muslo de Quinn se encajaba entre las piernas de Brittany mientras su mano acariciaba el final de la espalda de Brittany, cuya piel asomaba bajo la camiseta arrugada. Debido a la diferencia de estatura, Quinn envolvía a Brittany y componían un cuadro muy sexy. Abundaban las espectadoras, tanto disimuladas como descaradas.

Una canción enlazaba con la siguiente hasta que Brittany tuvo sed y se sintió cansada. Riéndose, se limpió el sudor del labio superior y alejó a Quinn de la pista de baile. Cogió su consumición de la mesa donde la había dejado Quinn y bebió un buen trago. Sus ojos deambularon hasta el rincón de la barra, y en ese momento se le borró la sonrisa y a punto estuvo de atragantarse con el vodka con tónica que se deslizaba por su garganta.

Emily charlaba alegremente con Marley, mientras rodeaba con un brazo a Santana López, nada más y nada menos. A pesar de lo mucho que le fastidiaba la situación, Brittany no pudo evitar que sus ojos recorriesen el cuerpo de Santana, desde los ceñidos vaqueros, la camiseta blanca de manga corta y la mata de pelo en la que se moría por hundir los dedos. Santana estaba como para comérsela.

«Maldita sea.»

Brittany bebió el resto de su consumición, cogió a Quinn por el brazo y la arrastró a la pista de baile.

—Fíjate, Emily está aquí —comentó Quinn, aunque Brittany la conducía en dirección opuesta.

—Sí, ya lo sé.

Quinn se fijó en el ligue de Emily y miró a Brittany, pensando que su amiga no había visto la barra. La siguió obediente e hizo todo lo que pudo por bailar con Brittany de espaldas al resto de la gente.

Brittany sabía que estaba manifestando tensión en vez de alegría y que bailaba como si hiciese un trabajo en lugar de disfrutar. Pero no era capaz de otra cosa. Había perdido la capacidad de divertirse.

Bailaron casi media hora sin hablar, y sin apenas sonrisas por parte de Brittany, hasta que una voz familiar interrumpió los pensamientos de ambas.

—Disculpen, señoras, ¿me permiten participar? —Emily dio un golpe de cadera a Brittany, ocupando su lugar como pareja de baile de Quinn.

—Claro —respondió Brittany antes de que Quinn pudiese protestar—. Necesito otra copa.

Dejó a las dos meneando el esqueleto al ritmo de «Brand New Lover» y se dirigió a la barra. Se abrió paso entre el gentío y pidió a Marley otro vodka con tónica. Cuando iba a pagar, Marley la rechazó con la mano.

—No. Estás invitada. —Señaló con la barbilla el final de la barra. Santana la saludó.

«Mierda.» Brittany alzó el vaso, agradeciendo la invitación en silencio, dio la espalda a la barra y a Santana, y bebió la mitad del combinado en tres tragos, disimulando un estremecimiento. Se disponía a beber de la misma forma el resto cuando la bonita voz profunda sonó peligrosamente cerca de su oído.

—Te ha dado sed la pista de baile, ¿eh?

Un escalofrío recorrió la espalda de Brittany y cerró los ojos un instante para disfrutar de aquella sensación. Por fin se volvió y tropezó con la intensa mirada castaña de Santana; sus ojos le parecieron más tiernos que de costumbre. Brittany no pudo disimular una sonrisa.

—Hola —dijo Brittany.

—¿Qué tal? —respondió Santana con un matiz de alivio en la voz, que se notaba a pesar del estruendo de la música.

Santana se había pegado a Brittany para hacerse oír, y Brittany percibió el calor que emanaba de ambos cuerpos y se entremezclaba en el aire.

—Gracias por la copa —dijo alzando el vaso; su rostro se cubrió de vergüenza cuando se dio cuenta de que el vaso estaba vacío.

Santana se rió e hizo un gesto a Marley mientras permanecían en un incómodo silencio, esperando otra consumición. El sonoro repiqueteo de la música cesó de repente, dando paso a una canción lenta. Brittany vio con alarmado placer que Santana extendía la mano.

—¿Bailas conmigo?

Si Brittany no hubiese estado bebiendo, habría hecho acopio de fuerzas para rechazarla. Se habría negado educadamente. Incluso podría haberse reído en las narices de Santana. Pero en aquel estado se hallaba impotente... frente a los ojos de Santana, su voz, la mano pequeña y fuerte que imploraba para conducirla a la pista de baile. Brittany no dudó ni un instante. Dio la mano a Santana, procurando no derretirse ante su calor y firmeza y se dejó acompañar hasta un rincón de la diminuta pista de baile. La zona estaba en penumbra, sólo de vez en cuando la iluminaba un resplandor rojo y azul, ideal para resguardar la intimidad.

Brittany no dio importancia al hecho de que Emily apenas se fijase en ellas. Tampoco prestó atención a la mirada de fastidio que Quinn les dedicó. Tenía los ojos bajos y sólo estaba pendiente del balanceo de las esbeltas caderas de Santana, del movimiento de su trasero mientras la guiaba.

Casi eran de la misma estatura: las sandalias de Brittany y los botines de tacón de Santana favorecían a ésta. Cuando Santana se volvió para mirarla, Brittany tragó saliva. De pronto se sintió inmersa en la presencia de Santana, como si el dominio físico de Santana fuese lo único que le impedía ahogarse. Santana alzó las manos unidas de ambas y las apoyó en su pecho; Brittany sintió la suavidad de la camiseta blanca y los latidos constantes del corazón de Santana debajo. La piel de su espalda hormigueó de forma insoportable cuando Santana posó sobre ella la otra mano, describiendo pequeños círculos perezosos con el dedo.

Cuando Santana ciñó con el brazo los cuerpos de ambas, Brittany apenas pudo reprimir el jadeo que brotó entre sus labios. Tenía el corazón desbocado, y la boca de Santana estaba a menos de cinco centímetros de la suya. Apoyó la mano en el hombro de Santana, sintiéndose posesiva y poseída en el mismo grado. Como si aquél fuese su lugar.

«No quiero apartarme nunca. Nunca.»

Se balancearon sin dificultad, cómodamente, sin fijarse en la canción que sonaba. Brittany había pensado que tenía mucho que decir a Santana, pero no le salía la voz y tampoco le apetecía.

Temía romper el hechizo. Quería seguir así siempre, meciéndose en brazos de Santana, firmemente sujeta, sintiéndose protegida. En aquel momento no existían el trabajo, las normas o la ética. Sólo las dos y el calor que las envolvía.

Los ojos de Santana no se apartaron de los labios de Brittany desde que empezaron a moverse al ritmo de la música, y Brittany tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no adelantarse ni un milímetro y fundir su boca con la de Santana, pero se había hecho el firme propósito de esperar a que Santana tomase la iniciativa.

No tenía prisa por acabar en el mismo punto vergonzoso que había experimentado el jueves por la noche en la oficina. Por la expresión del rostro de Santana... los ojos velados, los labios entreabiertos, la lengua asomando... Brittany calculó que no tendría que esperar mucho.

—Eh, basta ya —dijo Emily en tono burlón, sorprendiéndolas de tal modo que ambas se sobresaltaron—. Quiero presentarte a alguien.

Cuando Emily arrastró a Santana por el brazo, Brittany reparó en que la música había cambiado; la canción lenta había desaparecido, siendo sustituida de nuevo por un estruendo ensordecedor. Siguió la figura de Santana, vio la mueca de disculpa que le dedicó y soltó un suspiró de frustración. Santana y Emily se perdieron en medio de un abultado grupo de personas, al fondo de la barra.

Brittany se dirigió al otro extremo, donde la esperaban Quinn y su consumición. Se le nubló la vista y se dio cuenta de que estaba más bebida de lo que había pensado. Y además excitadísima. «Maldita seas, Santana.»

—Muy interesante —comentó Quinn, con un destello de irritación en la mirada.

—¿El qué? —Brittany bebió la mitad de la consumición, alegrándose de que condujese Quinn.

—El baile. —Quinn entrecerró los ojos mientras Brittany terminaba su bebida—. Cuidado, Britt. Mañana te va a doler la cabeza como nunca.

—¿Y qué? —Brittany miró al otro lado de la barra y vio a Santana sonriendo educadamente al grupo de gente reunida en torno a Emily y ella. Emily la abrazaba otra vez por los hombros, cosa que hizo rechinar los dientes a Brittany.

Sacó un billete de cinco dólares para pagar la bebida que Marley le había servido, sin prestar atención a la indicación silenciosa de Quinn a Marley para advertir que Brittany ya había bebido bastante.

De nuevo estuvo a punto de atragantarse con los dos tragos largos que bebió mientras miraba al otro lado de la barra. Se atragantó con el tercero, y todo lo que tenía en el estómago amenazó con salir a la superficie cuando Emily abrazó a Santana y la besó en la boca.

A Brittany todo le daba vueltas. Dejó el vaso, miró a Quinn y la agarró por el brazo.

—Llévame a casa.

—¿Qué? ¿Ahora?

—Llévame. A casa.

La preocupación ensombreció la mirada verde de Quinn cuando vio lágrimas en los ojos de Brittany.

—Por favor, Quinn. —Brittany apenas podía centrar la vista. Sólo quería salir de allí antes de que la sacudiese un humillante llanto.

—De acuerdo. Vámonos.

Tras el tercer intento de Brittany de introducir la llave en la cerradura, Quinn le quitó el juego de llaves y metió la adecuada.

Abrió la puerta y se apartó para que Brittany entrase. Luego, la siguió a la sala, cabeceando. Brittany casi nunca bebía hasta emborracharse; era muy cuidadosa al respecto porque le daba vergüenza el tópico holandés. Sólo bebía demasiado cuando estaba disgustada.

—¿Qué ocurre? —preguntó Quinn amablemente.

Brittany no encendió la luz. Sólo el resplandor de los faroles de la calle que se colaba a través de las ventanas abiertas de la sala les permitía verse, bañadas en una suave luz anaranjada. Brittany se acercó a Quinn.

—Abrázame.

—Claro. —Quinn era incapaz de negarle nada a su mejor amiga, sobre todo cuando utilizaba aquel tono tan dulce, implorante y femenino. Rodeó con los brazos a Brittany y la apretó contra sí, apoyando la barbilla sobre la cabeza rubia y procurando no sentir nada más que la intimidad de su amistad.

Brittany frotó la mejilla contra el pecho de Quinn, sintiéndose protegida por los brazos fuertes que la sostenían. No era la misma sensación de protección que le proporcionaba Santana, pero... descartó aquella idea con enojo y miró a Quinn.

—Bésame.

Quinn, totalmente desconcertada, parpadeó.

—¿Qué?

—Que me beses. Ahora. —Brittany puso la mano tras la nuca de Quinn y la atrajo hacia sí.

—Britt, ¿qué...? —Las protestas de Quinn murieron cuando los labios de Brittany se fundieron con los suyos. Sujetó a Brittany por los brazos, tratando de apartarse, pero aquellos labios eran demasiado tiernos, demasiado dulces e insistentes. No podía hacer nada, no podía resistirse.

Quinn cogió entre las manos el rostro de Brittany y le devolvió el beso, primero con ternura, tímidamente, explorando. Pero enseguida sucumbió al deseo de saborear la boca de Brittany a fondo y deslizó hábilmente la lengua en el calor que la esperaba. Brittany gimió y apretó el cuerpo menudo contra el más voluminoso de Quinn. No se oía nada más que el leve roce de sus labios.

Tal vez fue el recuerdo de Brittany y Santana bailando. O el repentino cambio de actitud de Brittany. O que aquella situación casi convertía un deseo en realidad, y Quinn era escéptica. Lo cierto fue que Quinn apartó la boca de pronto, respirando con dificultad y con el corazón latiendo desaforadamente.

—Un momento, Britt, un momento. ¿Qué estás haciendo?

Brittany atrajo de nuevo la cabeza de Quinn, con los brazos enlazados en torno al cuello de su amiga.

—Quinn. Sólo bésame. Por favor. Sólo... —Sus bocas se unieron otra vez, y Brittany introdujo la lengua en la boca de Quinn.

Quinn gimió, sintiéndose atrapada. La dulzura de la boca de Brittany, la intensidad de su deseo, la dejaban sin fuerzas para resistirse. Había soñado con aquello, con besar a Brittany, con que Brittany la quisiese. Había fantaseado muchísimas veces, se había masturbado con imágenes similares en infinitas ocasiones. Y en aquel momento todo era real. Pero no estaba bien.

Se apartó de nuevo, procurando mantener a Brittany a raya.

—Brittany. Espera, por favor. Sólo... un momento.

—No quiero esperar —repuso Brittany. A pesar de la oscuridad, Quinn se dio cuenta de que Brittany estaba ebria y descentrada. Quinn estiró el brazo para encender la lámpara de la mesita, pero Brittany la detuvo—. ¡No! No, no enciendas la luz, por favor. No la enciendas y bésame otra vez.

Y en ese momento Quinn vio las cosas con dolorosa claridad.

Recordó de nuevo a Brittany bailando con Santana, a Emily besando a Santana, y la inmediata necesidad de huir de Brittany.

Respiró a fondo, mientras la ira se superponía al dolor... al menos de momento.

—Se trata de Santana, ¿verdad? —Era una afirmación más que una pregunta.

En el rostro de Brittany se combinaron expresiones que indicaron a Quinn que su amiga se estaba esforzando para fingir que no había dado en el clavo, pero había bebido demasiado para acertar.

—¿Qué ocurre con ella, eh? —Quinn se acercó a Brittany, que se encogió un poco—. ¿Por qué ella?

—No lo sé. —La voz de Brittany apenas era un susurro.

—¿Pensaste que, si apagabas la luz, creerías que yo era ella?

El silencio de Brittany sirvió de elocuente respuesta.

—Genial. —Quinn sujetó la cara de Brittany entre las manos y siseó—: ¿Es esto lo que quieres?

Quinn aplastó la boca contra la de Brittany e introdujo la lengua a la fuerza mientras le impedía moverse. Brittany intentó retroceder, pero Quinn la siguió y se oyó un fuerte golpe cuando la espalda de Brittany empujó la mesa contra la pared y las fotos que estaban sobre ella cayeron.

Brittany luchó débilmente, apartando a Quinn, debatiéndose no sólo con ella, sino también con el creciente deseo que ardía en su vientre. Había bebido demasiado, y Quinn era mucho más fuerte que ella; así que, antes de que se diese cuenta, estaba sentada sobre la mesa con la espalda contra la pared y los brazos en cruz sobre la cabeza, sujetos por una de las potentes manos de Quinn.

Quinn se puso entre las rodillas abiertas de Brittany, que se sintió vencida. La diferencia de tamaño con Quinn, aunque era mínima, siempre le había proporcionado sensación de protección y seguridad. Pero en ese momento se sentía atrapada, prisionera. Y lo que más la asustaba era la mezcla de miedo y excitación.

—¿Es esto lo que quieres? —Se burló Quinn, acercando la boca al oído de Brittany—. ¿Quieres que te folle aquí mismo, encima de la mesa? ¿Hummm?

La pregunta irritó a Brittany, pero gimió cuando la mano de Quinn se posó sobre uno de sus pechos y lo estrujó. La boca de Quinn dibujó una senda húmeda y ardiente sobre el cuello de Brittany y mordió y lamió la piel más sensible de aquella zona, utilizando los dientes y la lengua mientras seguía las alteraciones de la respiración de Brittany. Quinn tiró con fuerza de la camisa de Brittany y los botones saltaron; la camisa se abrió, dejando al descubierto los pechos generosos envueltos en precioso encaje negro.

—Ella no te merece —murmuró Quinn, cubriendo el encaje con la mano y acariciando primero un pecho y luego el otro—. No merece esto. Yo sí.

Brittany luchó contra la mano que la inmovilizaba, el despectivo comentario sobre Santana y su propia excitación. Sus pulseras se entrechocaron cuando intentó soltar las manos. Los dedos de Quinn se centraron en los pezones erectos y pellizcaron uno a través del tejido del sujetador. Brittany se golpeó la nuca contra la pared; pero sus gemidos de excitada protesta fueron sofocados por la boca de Quinn, que se fundió con la suya otra vez.

A Quinn le daba vueltas la cabeza. El estímulo provocado por el contacto con el cuerpo de Brittany había eclipsado su ira, aunque seguía notándola. La visión deformada que Brittany tenía de Santana la volvía loca y quería que Brittany abriese los ojos. «¿Por qué no puedes mirarme?» No se dio cuenta de que estaba expresando sus pensamientos en voz alta. Sólo sentía el calor del cuerpo de Brittany, el dulce olor de su piel, sus finas muñecas, sus pechos sensibles y suaves, su vano intento de resistencia.

—No te merece —repitió Quinn, deslizando la boca sobre el cuello de Brittany—. ¿Por qué crees que es ella? ¿Qué le ves? No le importas. Si le importases, ¿hubiese estado besando a Emily esta noche? ¿Por qué no ves lo que tienes delante de las narices?

—Quinn —susurró Brittany con voz tensa—. Basta.

—Estoy aquí. Soy yo la que está aquí —insistió Quinn, mordiendo el cuello de Brittany mientras deslizaba la mano por su espalda y desabrochaba hábilmente el sujetador.

—Basta. —Brittany mantuvo los ojos cerrados, debatiéndose por dentro mientras su mente recobraba la cordura.

—Habría hecho cualquier cosa por ti, Brittany Susan. ¿No lo sabías?—Quinn deslizó la mano bajo el sujetador, que colgaba sobre los pechos de Brittany, y acarició la piel, gimiendo ante el cálido y dulce tacto—. ¡Oh, Dios! Cualquier cosa.

Brittany retorció las manos en otro intento por soltarse, pero Quinn la sujetaba con fuerza mientras bajaba la cabeza. Capturó un pezón entre los labios y lo chupó primero con suavidad, y luego con firmeza. Brittany jadeó.

—Quinn...

Quinn repitió la operación con el otro pezón. Brittany se agitó; el calor sacudía su cuerpo como una descarga eléctrica desde sus pechos a la ingle.

—Te trataría como a una reina —susurró Quinn. Su mano libre acarició el costado desnudo de Brittany y el suave y tembloroso estómago. Cuando apretó con decisión la entrepierna de Brittany, ésta gimió—. ¡Dios, qué mojada estás! Lo siento a través de los vaqueros. —Describió un lento movimiento circular con el dorso de la mano, manteniendo a Brittany firmemente apoyada contra la pared—. ¿Lo ves? ¿No ves lo bien que lo podemos pasar? Santana no puede hacer esto contigo.

«Pero Santana lo hizo.» El cerebro de Brittany se despejaba rápidamente, y la mención del nombre de Santana la puso a cien. Redobló sus esfuerzos y protestó en serio

—Quinn. Basta. Por favor. —Su voz sonó fuerte—. Ahora mismo.

Quinn no le hizo caso y utilizó la resistencia de Brittany para rendirla aún más, sujetándola con fuerza, aplastándola contra la pared como si fuese una mariposa ensartada en un alfiler.

—Por favor, Quinn. Hablo en serio. Déjalo.

—Relájate, Britt. Yo lo arreglaré.

—No, Quinn. Por favor.

—Te lo prometo.

Brittany, asustada, interpuso una rodilla entre ambas para tener cierto margen de movimiento y la apretó contra la cadera de Quinn con todas sus fuerzas.

—¡Basta!

El grito seco llamó la atención a Quinn, que se sobresaltó como si despertase de un sueño. Retrocedió, sorprendida, soltando las muñecas de Brittany. Ambas se miraron con la respiración entrecortada, llenas de confusión, dolor y rabia.

Quinn habló primero con una voz herida, un susurro desgarrado mientras veía cómo Brittany se desprendía de sus manos.

—Nunca serás mía, ¿verdad?

Brittany frunció el ceño, con la vista clavada en el regazo.

—Quinn...

—Ella te hará daño.

Brittany suspiró.

—Tal vez.

—Hago lo que me pides. En cualquier momento. Me llamas y vengo corriendo. —La voz de Quinn ya no rezumaba amargura y perplejidad, y la rabia empañaba de nuevo sus ojos verdes.

—Lo sé.

—Te arreglo la casa. Salgo contigo cuando estás sola. Te ayudé a enterrar a tu perro. Te doy masajes en los jodidos pies, por amor de Dios.

Brittany no dijo nada.

—¡Dios, qué egoísta eres, Britt, y qué ciega estás! Estás totalmente ciega. —La rabia de Quinn se alimentaba del dolor subyacente, y a Brittany le dolía verla, saber que la culpa era suya y que no podía hacer nada para cambiar las cosas—. Esa bruja te arrancará el corazón.

Brittany sintió una punzada de fastidio y se levantó con cuidado.

Cruzó los brazos sobre el pecho en un débil intento de protegerse.

—Es mejor que te marches.

Los ojos de Quinn echaban chispas.

—Claro. La situación es muy incómoda, ¿verdad? Digo algo que no quieres oír y es hora de que me vaya. —Se agachó para mirar directamente a los ojos de Brittany—. ¿Por qué ella? En serio, ¿por qué?

—No quiero hablar de eso contigo. —Brittany trató de esquivar a Quinn, pero ésta le bloqueó el paso.

—¿Por qué no? Soy tu mejor amiga, ¿o no? —El sarcasmo teñía su voz—. ¿Qué coño pasa? ¿Estás loca por ella?

—Es hora de que te vayas, Quinn.

—No saldrá bien. Tú no eres de ligues de una noche. ¿Qué crees que te va a ofrecer?

—Por favor. Vete ya.

—Lleva aquí menos de tres meses y ya se ha tirado a Marley y a Emily. ¿Por qué piensas que contigo sería distinta?

El rostro de Brittany se endureció.

—Fuera.

—Sólo quiere meterse dentro de tus bonitas bragas de encaje negro, Brittany. —Quinn no parecía dispuesta a ceder—. Eso es lo que suele hacer. Y luego, seguramente te dará la patada.

—Fuera. Ahora.

—No eres nada más que otro culo para ella. ¿Por qué no te entra en la cabeza?

—¡Porque estoy enamorada de ella! —Permanecieron una frente a otra, mirándose en la penumbra, mientras el eco de la frase de Brittany resonaba contra las paredes de la sala—. Estoy enamorada de ella.—La verdad de la afirmación llenó de lágrimas los ojos de Brittany, que bajó la vista al suelo—. ¡Dios mío!

—Entonces, eres tonta.

Brittany echó la cabeza hacia atrás y miró a Quinn con dolor y sorpresa.

—¿Por qué dices eso? ¿Por qué no puedes alegrarte por mí, apoyarme? ¿Por qué me haces daño?

Los ojos de Quinn siguieron clavados en ella, y a Brittany le sorprendió ver lágrimas en ellos. Jamás había visto llorar a Quinn en todos sus años de amistad.

Quinn respondió con voz casi inaudible:

—Porque me has roto el corazón todos los días desde que teníamos diecisiete años. Y lo que más me duele es que ni siquiera te dieses cuenta.

Quinn dio la vuelta para marcharse. Brittany la oyó coger las llaves del coche en la cocina, y luego la puerta se cerró tras ella. El motor del coche se encendió en el camino de entrada y, cuando apenas habían transcurrido cinco minutos desde que Brittany declarase su amor por Santana, Quinn se había ido, tal vez para siempre. El peso de la circunstancia abrumó a Brittany, que cayó al suelo.

Poco después un sollozo sacudió su pecho. Brittany se abrazó, balanceándose y derramando ardientes lagrimones que abrasaban sus mejillas. Varias prendas colgaban en la parte superior de su cuerpo y las arrancó con una queja airada y doliente, arrojando la camisa y el sujetador al otro lado de la sala con todas sus fuerzas.

El material no provocaba el mismo impacto que platos o vasos lanzados al aire, pero aún así se sintió un poquito mejor.

Al mirar hacia la derecha vio la cama grande y mullida de Rip en su rincón. Gateó hasta ella, se acurrucó encima y el reconfortante olor de su fiel compañero la envolvió como una manta. Se quedó dormida en vaqueros y sandalias, desnuda de cintura para arriba.

Wwwwooooowww que capitulo!!!!!
Pobre Quinn no la odio para nada pero las dos se dijieron lo que se tenian que decir. POr favor regalanos el capitulo 14!!! Premio para las que te seguimos!!
Saludos

Uffff que capitulo
Dios pobre quinn y santana por dios que le pasa!!

Bueno esperando la siguiente actualizacion
Saludos!

wow, que capitulo tan fuerte, me da cosa quinn, pero tiene que entender, estuvo excelente como siempre, espero que puedas actualizar pronto, besos! :)

wooow un capitulo que tuvo de todo, por que por que?? san no agarro a birtt y no la soltó mas, la parte de britt y quinn fue intensa me hizo sentir mal por quinn, gracias por escribir (se que es una adaptación es una muy buena por cierto)

Wooooooewe si k el alcohol te suelta la boca pro tenian k decir eso y k mal espero k no termene la amiastad

danos el capp 14 kiero saber k pasa!!!!

monica.santander escribió:Wwwwooooowww que capitulo!!!!!
Pobre Quinn no la odio para nada pero las dos se dijieron lo que se tenian que decir. POr favor regalanos el capitulo 14!!! Premio para las que te seguimos!!
Saludos

Hola! Que bueno que no la odies, porque lo que sucedió no es su culpa, más bien yo diría que es culpa de Brittany. Sí, al menos sirvió para que se dijeran todo.
No tenía pensado subir hoy, pero aún así lo estoy haciendo, así que ahora lo subo :3
Gracias por comentar y por seguir la historia. Saludos! :D

Jane0_o escribió:Uffff que capitulo
Dios pobre quinn y santana por dios que le pasa!!

Bueno esperando la siguiente actualizacion
Saludos!

Hola! Santana es la jefa, y no puede hacer mucho más de lo que ya hizo. Pobre Quinn u.u
En minutos subo el capítulo. Gracias por dejar tu comentario. Besos! :)

Marielva escribió:wow, que capitulo tan fuerte, me da cosa quinn, pero tiene que entender, estuvo excelente como siempre, espero que puedas actualizar pronto, besos! :)

Hola! A mí me da lástima Quinn, debe ser horrible estar en su lugar u.u
En unos minutos subo el capítulo.
Gracias por comentar. Besos! :3

Camila18 escribió:wooow un capitulo que tuvo de todo, por que por que?? san no agarro a birtt y no la soltó mas, la parte de britt y quinn fue intensa me hizo sentir mal por quinn, gracias por escribir (se que es una adaptación es una muy buena por cierto)

Hola! Hubiera estado genial esa parte, pero mejor todo a su tiempo ;)
También me siento mal por Quinn, ya veremos que sucede.
Lo sé, sólo quiero aclara para que no haya mal entendidos.
Gracias por comentar. Besos! :D

f_snix escribió:Wooooooewe si k el alcohol te suelta la boca pro tenian k decir eso y k mal espero k no termene la amiastad

danos el capp 14 kiero saber k pasa!!!!

Hola! Al menos Brittany reconoció que está enamorada de Santana, eso es bueno xD
Lo subo en unos minutos.
Gracias por comentar. Saludos! :3

Marta_Snix escribió:

Odio más a San que a Quinn, se que no tengo motivos pero, que se deje besar por Emily cuando sabe que Britt esta alli...pobre Britt

Pero aun más pobre Quinn, la pobre todo lo que esta sufriendo, tuvo que ser un infierno para ella estar enamorada de su mejor amiga y que ella no supiera lo que sentia...Me da pena Quinn y Britt :\'(: 

Hola! Sí, pero ellas saben que no pueden estar juntas, porque una es la jefa y la otra la secretaria, es muy complicado. A mí me da pena Quinn, Britt no la registraba más que como su mejor amiga, pero la llama cuando quiere quitarse de la cabeza a Santana y Emily xD Aún así, me da lástima Britt :3
Ya subo el siguiente capítulo :3 Gracias por comentar! :D