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Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
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Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
que bonito capitulo se ve que ya se les estan uniendo mas y eso es genial, y que mal que no pudo hablar mucho con Blaine pero almenos tuvo nuevas integrantes y detecto un poco de celos por parte de Kurt hacia Blaine por ir al baile con Jeremahia pero talvez me equivoque?
PD: Se que me ausente mucho asi que LO SIENTO TANTO!!!!! juro no volver a hacer eso PERDON!!!!
me encanto el capitulo espero y ya alla mas Klaine :3 lo amo <3
PD: Se que me ausente mucho asi que LO SIENTO TANTO!!!!! juro no volver a hacer eso PERDON!!!!
me encanto el capitulo espero y ya alla mas Klaine :3 lo amo <3
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Pronto habrá una!!!! al fin!! gracias por leerRiveraMyLove escribió:Ya quiero que Blaine haga alguna movida (sé que le gusta Kurt, es fácil de ver).
JBJDSGBDSFH, me gusta mucho, seguí.
lamento la demora,
Me alegra que te haya gustadoAlexx Colfer Klainer escribió:Me encanto.
Fue tan divertida la pelea entre Santana y su hermano.
Me gusta que la idea de Kurt fuera empleada por varias chicas.
Y que Rachel se haya unido.
Ya quiero leer el próximo capitulo.
Saludos!!
LOL lo sé, todos los hermanos son iguales, pero igual los queremos
Es un genio si, ya era hora de que Rachel recapacitara
Gracias por leer!!!
Saludos
Gracias por leer, lamento mucho la demoragleeclast escribió:Me encanto mucho el capitulo que bueno que actualizaste que bueno qie ya se unieron mas personas al club de kurt espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare con muchas ansias me encanta mucho esta historia
Gracias, pronto habrá Klaine, bueno mas o menos =/
Gracias por leer, me alegra que te guste lamento la demora =(darckel escribió:ame este capitulo, esperaba actualización con ansias, este fic es muy bueno
Gracias socia!!!! me alegra que te guste no sé, tengo ésta extraña obsesión donde me encanta Kurt con básicamente todo el mundo, me gusta Blaine celoso así que...bueno ya sabes ;) pandicornio???? ok :P jajajaja espero que me expliques eso eheh♫Anny Hummel♫ escribió:Oh God, este es de mis fics favoritos y déjame decir que amo este fic de verdad, todo esto me mata, ame el capitulo ¿Artie y Kurt? suena guay pero no se...aun así me encanta este fic, es hermoso me encanto que adaptaras el libro, ajajaj de verdad y realmente soy un unicornio (?. Err...me salí de tema okay no soy unicornio pero si un pandicornio.
Jajaja bueno espero y no te moleste y sigue.
Hola Dany!!! lo sé, pero no puedo dejar atrás la escuela -_- jaja exacto, al fin un poco de descanso! ya era tiempo, me alegra que te haya gustado.kurtblainelover escribió:You're Back!!!!!!!! jij y te entiendo totalmente con lo de la demora, yo igual estuve atrapada en el caos estudiantil jiji pero lo bueno es que ya pasó me gustó el capitulo !!!
Sooofi que buenisimo que el club se volvió populars aaay espero que los hombres no le hagan nada a mi Kurtie ¬¬
y Blainey days pobre mi pequeño queria hablar y lo interrumpieron chan chan
espero saber pronto que pasa , graaacias por actualizar !! i love it
Lo sé, son unos envidiosos, no lo sé, tal vez? =/
Lo sé, no se si debería decir, probablemente no, pero ya lo hice, se aproxima Klaine!!! ya era hora no?
Mil gracias por leer!!! lo sé, al fin, iniciaron sólo 2 personas, pero finalmente está mejorando, ash, sí, no pudo hablar con Blaine celos??? tal vez, bueno sí, es un posesivo, ok no, pronto habrá un poco de Klaine, yo también me ausente =( nos perdonamos mutuamente?? gracias, saludinesgleeismylife escribió:que bonito capitulo se ve que ya se les estan uniendo mas y eso es genial, y que mal que no pudo hablar mucho con Blaine pero almenos tuvo nuevas integrantes y detecto un poco de celos por parte de Kurt hacia Blaine por ir al baile con Jeremahia pero talvez me equivoque?
PD: Se que me ausente mucho asi que LO SIENTO TANTO!!!!! juro no volver a hacer eso PERDON!!!!
me encanto el capitulo espero y ya alla mas Klaine :3 lo amo <3
Sofi Hummel** - Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/07/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Diecinueve
Llegó un momento en que perdí la cuenta de las chicas que se íbamos a reunir en casa el sábado por la noche. Desde luego, eran muchas las que habían confirmado su asistencia. Tana me había comentado que Michelle, la novia de Jake, había roto con él únicamente para poder asistir. Él, por su parte, se había buscado a otra persona para que le llevara en coche al instituto. Yo me sentía dividido: no quería que Jake sufriera; pero si Michelle era capaz de abandonarlo por algo como el club, seguramente la relación no estaba destinada a durar mucho tiempo.
—¿Todo bien, hijo? —me preguntó mi padre justo antes de que llegaran mis amigas. Mamá había salido sola porque papá se estaba recuperando de un catarro—. Si te preocupa que pueda interrumpiros, puedes estar tranquilo. Tengo una taza de té y un periódico, y me quedaré en mi habitación sin dar la lata.
—Todo bien, papá. Sólo estoy un poco inquieto por la cantidad de gente que se pueda presentar.
—Kurt Hummel, tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti, así que no te preocupes por el número de chicas que vayan a venir. Marisa Klein ha estado esta mañana en la clínica para hacerse una limpieza, y me ha contado que tú y tu club de los Beatles sois todo un éxito en el instituto.
—Papá, te he dicho…
—Sí, ya lo sé —levantó las manos en el aire—. Aun así, sigo estando orgulloso de ti, hijo mío.
Sonó el timbre y me dispuse a abrir la puerta.
—Vete arriba y mejórate —le dije mientras se encaminaba a las escaleras.
Tana y Sebastián fueron los primeras en llegar.
—¡Esta noche lo vamos a pasar en grande! —exclamó Sebastián.
Dirigí la vista a la calle y vi una hilera de coches que se iban deteniendo. Unique y Tina habían llegado, habían traído a Jessica Chambers y a Teresa Finer. Maria Gonzales y Cyndi Alexander aparcaron la furgoneta de Maria detrás de ellas.
—Hola, chicas. Venga, entrad.
Nos encaminamos hacia el sótano y el timbre volvió a sonar: Hilary Jacobs, Christine Murphy, Meg Ross y Karen Brown.
Al poco rato: Jackie Memmott y Marisa Klein, con Erin Fitzgerald y Laura Jaworski, ambas de segundo de bachillerato.
Y después, Michelle —la ahora ex novia de Jake—, Eileen Vodak y Annette Ryan: el contingente de tercero de secundaria.
Y para rematar: Mercedes y Rachel, con Paula Goldberg.
Entré en el sótano y me costaba creer que hubiera más de veinte chicas del McKinley: de tercero y cuarto de secundaria, de primero y segundo de bachillerato.
Todas me clavaban la mirada. Me quedé petrificado. Contaban con que les dijera algo, y yo sólo había pensado en ver una película y comer pizza, o algo parecido.
—¡Bravo, Kurt! —vociferó Hilary, y rompió a aplaudir. La concurrencia al completo estalló en aplausos.
¿Había provocado yo todo aquello? Me giré, esperando encontrarme con algún famoso que se hubiera colado en el sótano.
—¡Shh! ¡Que hable Kurt!
¿Quién había dicho eso? No tenía ni idea de lo que esperaban de mí. Abrí la boca a la vez que rezaba por poder salir del paso.
—Gracias, muchas gracias por venir. Mmm, me sorprende un poco el número de asistentes. No sé muy bien qué esperabais, pero…
Miré a Sebastián y a Tana en busca de ayuda, y vi que ambos me sonreían. Se notaba que confiaban en mí; ojalá me pasara lo mismo.
—La verdad es que no sé muy bien por qué habéis decidido asistir a esta reunión. Yo sólo puedo explicaros mis propios motivos para estar aquí, aparte del hecho de que es mi casa, claro está —todo el mundo se echó a reír mientras yo respiraba hondo—. Para ser sincero, ya estoy harto. De los partidos…, de los chicos…, de todo. Dudo que haya una sola chica o gay inocente entre nosotros que no se haya obsesionado por si un chico lo va a llamar o no, o por si va a tener pareja para asistir a una fiesta. Y por culpa de la presión de conseguir un chico para ir aquí o allá, acabamos conformándonos con alguien que no nos merece.
»Entonces, cuando realmente encontramos a un chico al que consideramos especial, nos olvidamos de nuestras amigas —procuré no mirar a Sebastián—. O bien cambiamos de costumbres para agradarle, en vez de hacer lo que nos apetece o lo que sabemos que es lo correcto.
»¿Por qué? ¿Por qué tenemos que pasar por eso?
Noté que mis nervios se mitigaban y me percaté de que todas y cada una de las presentes asentían en señal de acuerdo.
—Sé que habrá quien piense que soy pesimista; pero, en serio, examinemos a la población masculina del McKinley, ¿os parece? —las risas resonaron por la estancia—. No es que tengamos precisamente una enormidad de chicos pasables entre los que elegir.
Algunas socias aclamaron:
—¡Eso, eso!
—A ver, no estoy diciendo que tengamos que renunciar a los chicos para el resto de nuestra vida. No estoy loco hasta ese punto. Pero sé que no deberíamos conformarnos, sé que quiero pasar mis últimos dos años en el McKinley divirtiéndome con mis amigas. Y los chicos no harían más que estropearlo.
»Si miráis a vuestro alrededor, veréis que hoy hemos reunido a un increíble grupo de gente, un sistema de apoyo perfecto. Si nos unimos, podemos hacer cualquier cosa. Sólo debemos tener fe en nosotros mismos. Y nos merecemos todo aquello que queramos. Si uno de nosotros necesita ayuda con un examen, allí estaremos con ella. Si una de nosotros quiere perseguir sus sueños, a pesar de lo que los otros puedan pensar —guiñé un ojo a Sebastián—, allí estaremos con él o ella, bueno, Sebastián y yo somos y seremos los únicos miembros masculinos del club.
»De modo que lo único que pedimos es que las socias se coloquen a ellas mismas y a sus amigas por delante de los chicos. Los sábados por la noche tenemos una cita permanente los unos con los otros. Tenemos que estar aquí unos por otras, para recordarnos lo especiales que somos.
»¿Y lo mejor? ¡No habrá que soportar más estupideces de los chicos!
Tina se levantó.
—¡Por Kurt!
—No —protesté—. No se trata de mí, se trata de nosotros. ¡Por el Club de los Corazones Solitarios!
El sótano se inundó de escandalosos hurras. Sebastián se acercó al equipo de música y dio entrada a los únicos chicos permitidos en las reuniones del club: los Beatles.
—¿Sabes, Kurt? —me dijo Sebastián por encima de la música—. De haber sabido que el plantón que me ha dado Blaine iba a tener una influencia tan positiva en tanta gente, le habría pedido que rompiera conmigo mucho antes.
Solté una carcajada. No sabía si era por el entusiasmo que me provocaba el club, por la música o por el sentido del humor de Sebastián; pero, por algún motivo, me pareció lo más gracioso que había oído en mi vida.
—¿A qué vienen tantas risas? —preguntó Tana, meciendo las caderas de un lado a otro al ritmo de la música. Golpeó su cadera contra la mía y estuve a punto de caerme—. Señor Kurt Hummel, ¿tienes idea de la que has montado? Nosotros solos hemos cambiado la estructura social del instituto McKinley. ¿Sabes lo que significa eso?
Nunca me lo había planteado de esa manera.
—¿Qué?
Sonrió.
—Bueno, antes de esto ya pensábamos que los chicos son unos cretinos, ¿no? Pues te garantizo que a partir de ahora se mantendrán a kilómetros de distancia.
Los tres intercambiamos miradas y luego nos volvimos a reír.
Si estar sin pareja el resto de mis años de instituto iba a ser así, no me importaba en lo más mínimo.
Hola Klainers!!! espero que les haya gustado el capítulo de hoy, no olviden comentar alegran mi día cuando lo hacen y gracias por leer! FELIZ DIA DE REYES! :3 y para los que regresan a la escuela, feliz regreso a clases, saludos—¿Todo bien, hijo? —me preguntó mi padre justo antes de que llegaran mis amigas. Mamá había salido sola porque papá se estaba recuperando de un catarro—. Si te preocupa que pueda interrumpiros, puedes estar tranquilo. Tengo una taza de té y un periódico, y me quedaré en mi habitación sin dar la lata.
—Todo bien, papá. Sólo estoy un poco inquieto por la cantidad de gente que se pueda presentar.
—Kurt Hummel, tu madre y yo estamos muy orgullosos de ti, así que no te preocupes por el número de chicas que vayan a venir. Marisa Klein ha estado esta mañana en la clínica para hacerse una limpieza, y me ha contado que tú y tu club de los Beatles sois todo un éxito en el instituto.
—Papá, te he dicho…
—Sí, ya lo sé —levantó las manos en el aire—. Aun así, sigo estando orgulloso de ti, hijo mío.
Sonó el timbre y me dispuse a abrir la puerta.
—Vete arriba y mejórate —le dije mientras se encaminaba a las escaleras.
Tana y Sebastián fueron los primeras en llegar.
—¡Esta noche lo vamos a pasar en grande! —exclamó Sebastián.
Dirigí la vista a la calle y vi una hilera de coches que se iban deteniendo. Unique y Tina habían llegado, habían traído a Jessica Chambers y a Teresa Finer. Maria Gonzales y Cyndi Alexander aparcaron la furgoneta de Maria detrás de ellas.
—Hola, chicas. Venga, entrad.
Nos encaminamos hacia el sótano y el timbre volvió a sonar: Hilary Jacobs, Christine Murphy, Meg Ross y Karen Brown.
Al poco rato: Jackie Memmott y Marisa Klein, con Erin Fitzgerald y Laura Jaworski, ambas de segundo de bachillerato.
Y después, Michelle —la ahora ex novia de Jake—, Eileen Vodak y Annette Ryan: el contingente de tercero de secundaria.
Y para rematar: Mercedes y Rachel, con Paula Goldberg.
Entré en el sótano y me costaba creer que hubiera más de veinte chicas del McKinley: de tercero y cuarto de secundaria, de primero y segundo de bachillerato.
Todas me clavaban la mirada. Me quedé petrificado. Contaban con que les dijera algo, y yo sólo había pensado en ver una película y comer pizza, o algo parecido.
—¡Bravo, Kurt! —vociferó Hilary, y rompió a aplaudir. La concurrencia al completo estalló en aplausos.
¿Había provocado yo todo aquello? Me giré, esperando encontrarme con algún famoso que se hubiera colado en el sótano.
—¡Shh! ¡Que hable Kurt!
¿Quién había dicho eso? No tenía ni idea de lo que esperaban de mí. Abrí la boca a la vez que rezaba por poder salir del paso.
—Gracias, muchas gracias por venir. Mmm, me sorprende un poco el número de asistentes. No sé muy bien qué esperabais, pero…
Miré a Sebastián y a Tana en busca de ayuda, y vi que ambos me sonreían. Se notaba que confiaban en mí; ojalá me pasara lo mismo.
—La verdad es que no sé muy bien por qué habéis decidido asistir a esta reunión. Yo sólo puedo explicaros mis propios motivos para estar aquí, aparte del hecho de que es mi casa, claro está —todo el mundo se echó a reír mientras yo respiraba hondo—. Para ser sincero, ya estoy harto. De los partidos…, de los chicos…, de todo. Dudo que haya una sola chica o gay inocente entre nosotros que no se haya obsesionado por si un chico lo va a llamar o no, o por si va a tener pareja para asistir a una fiesta. Y por culpa de la presión de conseguir un chico para ir aquí o allá, acabamos conformándonos con alguien que no nos merece.
»Entonces, cuando realmente encontramos a un chico al que consideramos especial, nos olvidamos de nuestras amigas —procuré no mirar a Sebastián—. O bien cambiamos de costumbres para agradarle, en vez de hacer lo que nos apetece o lo que sabemos que es lo correcto.
»¿Por qué? ¿Por qué tenemos que pasar por eso?
Noté que mis nervios se mitigaban y me percaté de que todas y cada una de las presentes asentían en señal de acuerdo.
—Sé que habrá quien piense que soy pesimista; pero, en serio, examinemos a la población masculina del McKinley, ¿os parece? —las risas resonaron por la estancia—. No es que tengamos precisamente una enormidad de chicos pasables entre los que elegir.
Algunas socias aclamaron:
—¡Eso, eso!
—A ver, no estoy diciendo que tengamos que renunciar a los chicos para el resto de nuestra vida. No estoy loco hasta ese punto. Pero sé que no deberíamos conformarnos, sé que quiero pasar mis últimos dos años en el McKinley divirtiéndome con mis amigas. Y los chicos no harían más que estropearlo.
»Si miráis a vuestro alrededor, veréis que hoy hemos reunido a un increíble grupo de gente, un sistema de apoyo perfecto. Si nos unimos, podemos hacer cualquier cosa. Sólo debemos tener fe en nosotros mismos. Y nos merecemos todo aquello que queramos. Si uno de nosotros necesita ayuda con un examen, allí estaremos con ella. Si una de nosotros quiere perseguir sus sueños, a pesar de lo que los otros puedan pensar —guiñé un ojo a Sebastián—, allí estaremos con él o ella, bueno, Sebastián y yo somos y seremos los únicos miembros masculinos del club.
»De modo que lo único que pedimos es que las socias se coloquen a ellas mismas y a sus amigas por delante de los chicos. Los sábados por la noche tenemos una cita permanente los unos con los otros. Tenemos que estar aquí unos por otras, para recordarnos lo especiales que somos.
»¿Y lo mejor? ¡No habrá que soportar más estupideces de los chicos!
Tina se levantó.
—¡Por Kurt!
—No —protesté—. No se trata de mí, se trata de nosotros. ¡Por el Club de los Corazones Solitarios!
El sótano se inundó de escandalosos hurras. Sebastián se acercó al equipo de música y dio entrada a los únicos chicos permitidos en las reuniones del club: los Beatles.
—¿Sabes, Kurt? —me dijo Sebastián por encima de la música—. De haber sabido que el plantón que me ha dado Blaine iba a tener una influencia tan positiva en tanta gente, le habría pedido que rompiera conmigo mucho antes.
Solté una carcajada. No sabía si era por el entusiasmo que me provocaba el club, por la música o por el sentido del humor de Sebastián; pero, por algún motivo, me pareció lo más gracioso que había oído en mi vida.
—¿A qué vienen tantas risas? —preguntó Tana, meciendo las caderas de un lado a otro al ritmo de la música. Golpeó su cadera contra la mía y estuve a punto de caerme—. Señor Kurt Hummel, ¿tienes idea de la que has montado? Nosotros solos hemos cambiado la estructura social del instituto McKinley. ¿Sabes lo que significa eso?
Nunca me lo había planteado de esa manera.
—¿Qué?
Sonrió.
—Bueno, antes de esto ya pensábamos que los chicos son unos cretinos, ¿no? Pues te garantizo que a partir de ahora se mantendrán a kilómetros de distancia.
Los tres intercambiamos miradas y luego nos volvimos a reír.
Si estar sin pareja el resto de mis años de instituto iba a ser así, no me importaba en lo más mínimo.
Sofi Hummel** - Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/07/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Me encanto.
Que genial que hayan ido muchas chicas.
Y que Kurt este feliz y se divierta sin necesidad de un novio.
Al igual que todos los que estaban con el.
Debe estar muy orgulloso de lo que hizo.
Ya quiero leer el próximo capitulo.
Saludos!!
!Feliz dia de Reyes!
Que genial que hayan ido muchas chicas.
Y que Kurt este feliz y se divierta sin necesidad de un novio.
Al igual que todos los que estaban con el.
Debe estar muy orgulloso de lo que hizo.
Ya quiero leer el próximo capitulo.
Saludos!!
!Feliz dia de Reyes!
★Alex Colfer★- - Mensajes : 1210
Fecha de inscripción : 11/11/2013
Edad : 25
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Me encanto y fascino este grandioso capitulo que bueno que ya son mas en el club ya quiero que klaine este junto espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta y fascina mucho esta grandiosa historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Ayyy me perdi de un capitulo, pero ya me puse al tanto...
Estoy tan orgullosa de Mi Kurt (Si estoy loca por Kurt/Chris, lo se XD)...
Me pregunto que pasara con le club si es que se forma Klaine...
Estoy tan orgullosa de Mi Kurt (Si estoy loca por Kurt/Chris, lo se XD)...
Me pregunto que pasara con le club si es que se forma Klaine...
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Sofi que coool jiji ahora si que las cosas se pusieron buenisimas, con aquel discurso que se mando mi Kurtie , adios chicos ! Como que hasta a mi me dieron ganas de unirme.xDD
eso si me preocupa ... Ahora si que si Kurt esta bajo presion.. Despues de aquello costara mucho dar un paso a atras, y cuando Blainey comience a conquistarlo... ¿que hará? Aaay lo espero ansiosa jii
Gracias por actualizar linda espero leernos pronto jis un besito y feliz dia de Reyes para ti tambn ( aunque no se muy bn que significa ya que en mi pais nunca antes habia escuchado algo parecido xd a google se ha dicho jiji)
cuidate mucho, un besito ! Chau !
eso si me preocupa ... Ahora si que si Kurt esta bajo presion.. Despues de aquello costara mucho dar un paso a atras, y cuando Blainey comience a conquistarlo... ¿que hará? Aaay lo espero ansiosa jii
Gracias por actualizar linda espero leernos pronto jis un besito y feliz dia de Reyes para ti tambn ( aunque no se muy bn que significa ya que en mi pais nunca antes habia escuchado algo parecido xd a google se ha dicho jiji)
cuidate mucho, un besito ! Chau !
Dablerry********- - Mensajes : 655
Fecha de inscripción : 26/01/2013
Edad : 29
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
hola Alex, me alegra que te haya gustadoAlexx Colfer Klainer escribió:Me encanto.
Que genial que hayan ido muchas chicas.
Y que Kurt este feliz y se divierta sin necesidad de un novio.
Al igual que todos los que estaban con el.
Debe estar muy orgulloso de lo que hizo.
Ya quiero leer el próximo capitulo.
Saludos!!
!Feliz dia de Reyes!
lo sé, la idea de Kurt es un éxito
ahahaha Sí, al inicio de la historia aclaré que no sería un fic muy romántico =/ pero me alegra que tu lo veas por ese lado, ese es el propósito después de todo ;)
Yo me sentiría orgullosa
Gracias por leer!!!
Saludis
Me alegra que te guste, lamento la demora ahahahaha habrá una pequeña pizca de KLAINEgleeclast escribió:Me encanto y fascino este grandioso capitulo que bueno que ya son mas en el club ya quiero que klaine este junto espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta y fascina mucho esta grandiosa historia
Yo quiero un club así
Me alegra que te guste la historia ....Gaby Klainer escribió:Ayyy me perdi de un capitulo, pero ya me puse al tanto...
Estoy tan orgullosa de Mi Kurt (Si estoy loca por Kurt/Chris, lo se XD)...
Me pregunto que pasara con le club si es que se forma Klaine...
Gracias por no perderte las actualizaciones ;)
lo sé, se lo merece
muajajaja al fin habrá, muy poco, muy poco, pero veremos las intenciones de Blaine
Hola Dany =) XD lo sé, es todo un orador...ok no =/ jajajajkurtblainelover escribió:Sofi que coool jiji ahora si que las cosas se pusieron buenisimas, con aquel discurso que se mando mi Kurtie , adios chicos ! Como que hasta a mi me dieron ganas de unirme.xDD
eso si me preocupa ... Ahora si que si Kurt esta bajo presion.. Despues de aquello costara mucho dar un paso a atras, y cuando Blainey comience a conquistarlo... ¿que hará? Aaay lo espero ansiosa jii
Gracias por actualizar linda espero leernos pronto jis un besito y feliz dia de Reyes para ti tambn ( aunque no se muy bn que significa ya que en mi pais nunca antes habia escuchado algo parecido xd a google se ha dicho jiji)
cuidate mucho, un besito ! Chau !
Espero que te guste el siguiente capítulo Dany, habrá un pequeño avance...
Gracias a tí por leer linda ;) jis un besito ammm es cuando le pides algo "Los Reyes Magos" y lo dejan bajo tu arbolito de Navidad aquí se acostumbra partir rosca, etc, es el 6 de enero
Sofi Hummel** - Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/07/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Veinte
—Hola, Kurt. Soy Blaine.
Me quedé mirando el número que aparecía en mi teléfono. ¿Por qué me llamaba Blaine? Era martes por la noche, y unas horas antes lo había visto en el instituto. El hecho de que únicamente hubiéramos mantenido conversaciones intrascendentes desde la fiesta hacía que escuchar su voz resultara aún más extraño.
—¿Hola? ¿Kurt?
«¡Habla! ¡Di algo!».
—Sí, Blaine. ¿Cómo te va?
—No demasiado mal. Tenía una pregunta sobre Historia. No sé si anoté bien la lección que tenemos que repasar. ¿Es la doce?
—Un momento, voy a comprobarlo… —salí corriendo hacia mi escritorio para coger el libro—. ¡Mierda! —un latigazo de dolor me fustigó el dedo gordo del pie izquierdo al golpearlo contra la pata de la silla. Genial—. Sí, lección doce.
Se produjo una pausa al otro extremo de la línea.
—¿Estás bien?
Pues no, no estaba bien.
—Sí, perfectamente. Me he hecho daño en el dedo gordo…
—De acuerdo. Gracias, Kurt—otra prolongada pausa—. En realidad, hay algo más que quería preguntarte… Eh, mis padres compraron entradas para el concierto de ese grupo que canta canciones de los Beatles. Es en el Centro Municipal, dentro de unas semanas; pero se han dado cuenta de que tienen que asistir a una boda fuera de la ciudad, así que pensaban enterarse de si alguno de sus amigos las quería. Bueno, se me ha ocurrido que estaría bien ir… si te apetece.
Blaine hablaba mucho más deprisa que de costumbre, por lo que tardé unos instantes en comprender lo que decía.
No me estaría proponiendo salir, ¿verdad?
Pues claro que no. Qué estupidez. Blaine estaba saliendo con esa cosa bajita de pelo rizado.
Yo era su amigo. Un amigo que, para colmo, tenía un club que se llamaba como una canción de los Beatles. Tenía sentido que me pidiera una «no cita» para ver a una banda que imitaba a los Beatles.
—¿Hola? ¿Kurt?
«Ups».
—Mmm, suena genial.
Podía seguir siendo amigo de los chicos. Blaine y yo siempre habíamos sido amigos, y no había forma de que me llegara a ver de otra manera. ¿Qué había dicho en la fiesta de Artie? «Nunca haría nada con él».
—Estupendo —respondió Blaine ahora—. Sebastián me ha contado que tus padres están en contra de los grupos que hacen versiones y cosas por el estilo, pero le pareció que a ti te podía apetecer.
¡Sebastián lo sabía! ¿Por qué no me había advertido de que Blaine iba a invitarme… a… una especie de cita de cortesía?
Me aclaré la garganta.
—Será divertido. Gracias por pensar en mí.
—¡Pues claro! Molará un montón asistir a un concierto de homenaje con el mismísimo Kurt Hummel.
«¡Uf!».
—Ya hablaremos de los detalles pero, si quieres, podemos ir al centro temprano y tomar algo antes de la actuación. ¿Te parece bien?
—Me parece genial, Blaine. Hasta mañana.
Colgué y me quedé mirando el teléfono.
Entonces, caí en la cuenta. Había accedido a asistir con Blaine Anderson a un concierto de versiones de los Beatles. Y ahora tenía que decírselo a la única persona a quien la idea le iba a horrorizar.
—¡Ay, Kurt! No, no y no. Me has desilusionado. Pero ¿cómo has podido?
Iba a resultar más difícil de lo que me imaginaba.
Me senté a la mesa de la cocina.
—Venga, mamá, no es para tanto.
Mi madre soltó su taza de café y me miró como si yo fuera un monstruo de dos cabezas.
—Mira, Kurt: creía que, por la educación que tu padre y yo te hemos dado, nunca se te ocurriría ir a escuchar a una banda que se dedica a plagiar. Es tan… ¡Burt, échame una mano!
Papá dejó de atrincherarse detrás del periódico y lo apartó.
—Verás, Carole, no creo que sea necesariamente algo malo. Al menos, Kurt se interesa por sus raíces. Además, considero que debemos darle un voto de confianza, en el sentido de que sabrá distinguir que lo que escucha no es nada comparado con lo auténtico, lo de verdad. ¿Te acuerdas de la vergüenza que le dio aquella masacre en la graduación de Finn?
Sí, me había muerto de vergüenza en la graduación de Finn, pero, por desgracia, las armas de humillación masiva fueron precisamente mis progenitores. Un pobre graduado hizo una interpretación no demasiado satisfactoria de Yesterday, y mis padres estuvieron a punto de abandonar el auditorio. Se negaron incluso a aplaudir. No habría sido para tanto si los padres del chico no hubieran estado sentados a nuestro lado, grabándolo todo. Seguro que les encantó el vídeo con la banda sonora de los comentarios de sus vecinos: «Bah, qué horror… ¿Por qué la gente se empeña en manipular a los clásicos?… Sólo existe un Paul McCartney y tú, niñato, no eres Paul».
—Sí, papá. Fue terrible —me levanté y empecé a vaciar el lavavajillas. Pensé que tal vez ayudaría a que el humor de mi madre mejorara.
—¿Qué dices, Carls? —papá alargó el brazo por encima de la mesa y dio un apretón a mamá en la mano.
—De acuerdo… —mamá se mostraba derrotada.
Traté de no echarme a reír mientras abría el armario superior para guardar los vasos.
—Venga, anímate. Y recuerda, ¡dentro de unas semanas tendremos invitados! —papá se esforzaba para que sonriera.
—¡Es verdad! Kurt, se nos ha pasado decírtelo. Tenemos una noticia magnífica. Los Crawford van a pasar el día de Acción de Gracias con nosotros. ¿No es…?
Parpadeé varias veces para recobrar la concentración mientras notaba que un vaso se me escurría de la mano. Se produjo un estallido en el suelo. Alcé la mirada y vi un gesto de conmoción en el rostro de mis padres.
¿De verdad acababan de decir…?
—Ay, Kurt—mamá se levantó y sacó la escoba y el recogedor del armario de la limpieza. Me quedé ahí, parado, mientras empezaba a barrer a mi alrededor—. ¿Qué te ha pasado?
No podía ni siquiera empezar a explicarlo.
Era una auténtica pesadilla.
Hola Klainers.....me disculpo por la demora, en fin, como disculpa y por que el cap de hoy es algo corto, subiré dos capítulos seguidos, espero me disculpen, he estado un poco enferma y con algo de trabajo en las vacaciones pero muchas gracias por leer y comentar, alegran mi día...
—Hola, Kurt. Soy Blaine.
Me quedé mirando el número que aparecía en mi teléfono. ¿Por qué me llamaba Blaine? Era martes por la noche, y unas horas antes lo había visto en el instituto. El hecho de que únicamente hubiéramos mantenido conversaciones intrascendentes desde la fiesta hacía que escuchar su voz resultara aún más extraño.
—¿Hola? ¿Kurt?
«¡Habla! ¡Di algo!».
—Sí, Blaine. ¿Cómo te va?
—No demasiado mal. Tenía una pregunta sobre Historia. No sé si anoté bien la lección que tenemos que repasar. ¿Es la doce?
—Un momento, voy a comprobarlo… —salí corriendo hacia mi escritorio para coger el libro—. ¡Mierda! —un latigazo de dolor me fustigó el dedo gordo del pie izquierdo al golpearlo contra la pata de la silla. Genial—. Sí, lección doce.
Se produjo una pausa al otro extremo de la línea.
—¿Estás bien?
Pues no, no estaba bien.
—Sí, perfectamente. Me he hecho daño en el dedo gordo…
—De acuerdo. Gracias, Kurt—otra prolongada pausa—. En realidad, hay algo más que quería preguntarte… Eh, mis padres compraron entradas para el concierto de ese grupo que canta canciones de los Beatles. Es en el Centro Municipal, dentro de unas semanas; pero se han dado cuenta de que tienen que asistir a una boda fuera de la ciudad, así que pensaban enterarse de si alguno de sus amigos las quería. Bueno, se me ha ocurrido que estaría bien ir… si te apetece.
Blaine hablaba mucho más deprisa que de costumbre, por lo que tardé unos instantes en comprender lo que decía.
No me estaría proponiendo salir, ¿verdad?
Pues claro que no. Qué estupidez. Blaine estaba saliendo con esa cosa bajita de pelo rizado.
Yo era su amigo. Un amigo que, para colmo, tenía un club que se llamaba como una canción de los Beatles. Tenía sentido que me pidiera una «no cita» para ver a una banda que imitaba a los Beatles.
—¿Hola? ¿Kurt?
«Ups».
—Mmm, suena genial.
Podía seguir siendo amigo de los chicos. Blaine y yo siempre habíamos sido amigos, y no había forma de que me llegara a ver de otra manera. ¿Qué había dicho en la fiesta de Artie? «Nunca haría nada con él».
—Estupendo —respondió Blaine ahora—. Sebastián me ha contado que tus padres están en contra de los grupos que hacen versiones y cosas por el estilo, pero le pareció que a ti te podía apetecer.
¡Sebastián lo sabía! ¿Por qué no me había advertido de que Blaine iba a invitarme… a… una especie de cita de cortesía?
Me aclaré la garganta.
—Será divertido. Gracias por pensar en mí.
—¡Pues claro! Molará un montón asistir a un concierto de homenaje con el mismísimo Kurt Hummel.
«¡Uf!».
—Ya hablaremos de los detalles pero, si quieres, podemos ir al centro temprano y tomar algo antes de la actuación. ¿Te parece bien?
—Me parece genial, Blaine. Hasta mañana.
Colgué y me quedé mirando el teléfono.
Entonces, caí en la cuenta. Había accedido a asistir con Blaine Anderson a un concierto de versiones de los Beatles. Y ahora tenía que decírselo a la única persona a quien la idea le iba a horrorizar.
—¡Ay, Kurt! No, no y no. Me has desilusionado. Pero ¿cómo has podido?
Iba a resultar más difícil de lo que me imaginaba.
Me senté a la mesa de la cocina.
—Venga, mamá, no es para tanto.
Mi madre soltó su taza de café y me miró como si yo fuera un monstruo de dos cabezas.
—Mira, Kurt: creía que, por la educación que tu padre y yo te hemos dado, nunca se te ocurriría ir a escuchar a una banda que se dedica a plagiar. Es tan… ¡Burt, échame una mano!
Papá dejó de atrincherarse detrás del periódico y lo apartó.
—Verás, Carole, no creo que sea necesariamente algo malo. Al menos, Kurt se interesa por sus raíces. Además, considero que debemos darle un voto de confianza, en el sentido de que sabrá distinguir que lo que escucha no es nada comparado con lo auténtico, lo de verdad. ¿Te acuerdas de la vergüenza que le dio aquella masacre en la graduación de Finn?
Sí, me había muerto de vergüenza en la graduación de Finn, pero, por desgracia, las armas de humillación masiva fueron precisamente mis progenitores. Un pobre graduado hizo una interpretación no demasiado satisfactoria de Yesterday, y mis padres estuvieron a punto de abandonar el auditorio. Se negaron incluso a aplaudir. No habría sido para tanto si los padres del chico no hubieran estado sentados a nuestro lado, grabándolo todo. Seguro que les encantó el vídeo con la banda sonora de los comentarios de sus vecinos: «Bah, qué horror… ¿Por qué la gente se empeña en manipular a los clásicos?… Sólo existe un Paul McCartney y tú, niñato, no eres Paul».
—Sí, papá. Fue terrible —me levanté y empecé a vaciar el lavavajillas. Pensé que tal vez ayudaría a que el humor de mi madre mejorara.
—¿Qué dices, Carls? —papá alargó el brazo por encima de la mesa y dio un apretón a mamá en la mano.
—De acuerdo… —mamá se mostraba derrotada.
Traté de no echarme a reír mientras abría el armario superior para guardar los vasos.
—Venga, anímate. Y recuerda, ¡dentro de unas semanas tendremos invitados! —papá se esforzaba para que sonriera.
—¡Es verdad! Kurt, se nos ha pasado decírtelo. Tenemos una noticia magnífica. Los Crawford van a pasar el día de Acción de Gracias con nosotros. ¿No es…?
Parpadeé varias veces para recobrar la concentración mientras notaba que un vaso se me escurría de la mano. Se produjo un estallido en el suelo. Alcé la mirada y vi un gesto de conmoción en el rostro de mis padres.
¿De verdad acababan de decir…?
—Ay, Kurt—mamá se levantó y sacó la escoba y el recogedor del armario de la limpieza. Me quedé ahí, parado, mientras empezaba a barrer a mi alrededor—. ¿Qué te ha pasado?
No podía ni siquiera empezar a explicarlo.
Era una auténtica pesadilla.
Hola Klainers.....me disculpo por la demora, en fin, como disculpa y por que el cap de hoy es algo corto, subiré dos capítulos seguidos, espero me disculpen, he estado un poco enferma y con algo de trabajo en las vacaciones pero muchas gracias por leer y comentar, alegran mi día...
Sofi Hummel** - Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/07/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Veintiuno
A la mañana siguiente continuaba en estado de shock. Me senté, aturdido, mientras esperaba a que Tana viniera a buscarme. Tras la espantosa noticia de la noche anterior, necesitaba más que nunca a mi mejor amiga.
El coche giró por Ashland y prácticamente me planté corriendo en mitad de la calle. No había llegado a detenerse del todo cuando abrí la puerta y me subí al asiento del acompañante.
—Madre mía, sé de una que se muere por llegar al instituto —bromeó Tana.
—¡No te vas a creer lo que pasó anoche! —la voz me temblaba, y me encontraba al borde de una crisis nerviosa en toda regla.
—¡Caramba, Kurt! ¿Qué demonios te pasa? Con lo que ha ocurrido en las dos últimas semanas, no puede ser tan malo.
—¡Ay! ¡En serio, en serio, en serio…! Vas a tener que pararte para escuchar esto.
Tana detuvo el coche y le conté la noticia. Las palabras salían de mis labios como si me hubieran estado infectando por dentro desde hacía semanas, en vez de horas.
—¡¡¡¿CÓMO?!!! ¿Por qué no me llamaste?
—Te dejé unos catorce mensajes.
Tana metió la mano en el bolso y empezó a soltar tacos mientras encendía el móvil. Continué:
—Es…, es… tan horrible. No quiero volver a verlo. ¿Qué se supone que voy a hacer? —las lágrimas se me agolpaban bajo los párpados.
—¿Aparte de asesinarlo, quieres decir? ¿Qué te dijeron tus padres exactamente? Y otra cosa, ¿les explicaste que ese capullo no puede ser bien recibido en tu casa?
Negué con la cabeza.
—Pues claro que no. Sabes que mis padres no tienen ni idea de lo que pasó con Adam este verano. A veces, juraría que no se enteran de nada.
—De acuerdo, hazme un resumen. Y luego voy a convocar una reunión de emergencia del Club de los Corazones Solitarios a la hora del almuerzo, para que podamos juntarnos y echarte una mano.
No sólo estaba pasando la mañana más terrible de mi vida, sino que también me fue de pena en las clases.
Por suerte, me tocó Tyson de compañero de laboratorio para la disección de un feto de cerdo y, aparentemente, sabía de biología tanto como de punk rock. Yo debía de tener una pinta espantosa, porque hasta él se percató de mi estado de ánimo.
—¿Va todo bien? —preguntó, a la vez que levantaba la mirada del programa de la asignatura.
Asentí con gesto débil.
—Bueno, ¿cómo te parece que lo llamemos?
No me imaginaba de qué estaba hablando.
—¿Cómo?
Una sonrisa le cruzó el semblante. Me sorprendí al descubrir que tenía unos dientes perfectos.
—Ya sabes, ¿cómo lo llamamos? —señaló al feto de cerdo, colocado en la bandeja de disección.
—Ah, ya.
—Bueno —Tyson se inclinó hacia delante y empezó a examinar al animal—. Estaba pensando en llamarlo Babe, o acaso Wilbur.
Me quedé mirándolo, sorprendida.
—¿Qué pasa? ¿Crees que lo llamaría algo así como Masacre, o Asesino?
No tuve más remedio que echarme a reír. Eso era exactamente lo que había pensado.
—Me gusta Wilbur —miré al pobre cerdo.
—Pues Wilbur, no se hable más —Tyson cogió un rotulador y escribió el nombre en la bandeja.
Cuando terminó la clase, reuní mis libros a toda prisa y prácticamente salí corriendo del laboratorio, atropellando a la mitad de mis compañeros. La visión de los alumnos charlando y las taquillas cerrándose de un golpe se volvió borrosa ante mis ojos a medida que me precipitaba hacia la cafetería.
Al llegar, vi que Unique y Tana estaban juntando mesas en el rincón más apartado.
—Me parece que hoy vamos a tener mucho público —comentó Tana, mientras acercaba unas cuantas sillas. La gente que se sentaba a nuestra mesa ya había superado en número al conjunto de deportistas y animadoras.
Las socias empezaron a llegar a toda velocidad. Me sonreían o me abrazaban antes de tomar asiento.
Pasados unos minutos, se hizo el silencio alrededor de la mesa, y caí en la cuenta de que todo el mundo me miraba con una sonrisa alentadora.
—Bueno, supongo que debería empezar —aparté mi sándwich y me incliné hacia delante para que me oyeran bien—. En primer lugar, muchas gracias por estar aquí por mí. La verdad es que necesito toda la ayuda posible —paseé la mirada por los rostros de mis amigas, las de toda la vida y las nuevas. Respiré hondo, dispuesta a explicar mi dilema—. Mmm, ¿alguna de ustedes se acuerda de Adam…?
Por lo visto, se acordaban, ya que escuché un coro de gruñidos y capté las palabras «imbécil», «cerdo» y «capullo».
—Bueno, pues anoche mis padres soltaron la bomba: Adam y su familia van a pasar Acción de Gracias con nosotros.
Hilary levantó la mano.
—¿Sí, Hilary?
—¿Por qué no les cuentas a tus padres lo que pasó? Lo más seguro es que lo entiendan perfectamente y cancelen la invitación a ese cretino y su familia.
—Lo había pensado, pero el señor Crawford es uno de los mejores amigos de mi padre. No quiero que se entere de que el hijo de su amigo es un auténtico cerdo.
Jackie Memmott fue la siguiente en levantar la mano.
—Chicas, no estamos en clase —indiqué—. No tenéis que levantar la mano.
Jackie bajó la suya al instante, a todas luces avergonzada.
—Perdona, Jackie. ¿Querías decir algo?
—Kurt, si te apetece, puedes pasar el día de Acción de Gracias con mi familia.
Un grito sonó al unísono: «¡Y con la mía!». Era la prueba que me faltaba para saber que, pasara lo que pasase, lo superaría.
—Muchas gracias a todas. Puede que haya reaccionado de una manera un tanto exagerada. Posiblemente, volver a verlo me vendrá bien. En realidad, nunca acabamos de aclarar la ruptura. Me limitaba a huir cuando me lo encontraba por casa.
—Oye, Kurt —intervino Tracy—. Me encantaría ayudarte en lo de aclarar la ruptura. Es decir, si con «ruptura» te refieres a «darle una patada en el culo».
Empecé a relajarme. Además, quizá Tana no fuera descaminada. No es que pensara ejercer la violencia contra Adam, pero no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de aclarar las cosas con él.
—De acuerdo, basta ya de hablar de mí. ¿Alguien más tiene algún asunto, relacionado con los chicos o con lo que sea?
Unique se levantó como un resorte de su silla.
—¡Pues sí, ahora que lo dices! —señaló con un gesto a Jessica y Sebastián —. Como muchas de ustedes saben, el equipo femenino de baloncesto necesita uniformes nuevos urgentemente. Y ya que, por lo que parece, todos los fondos destinados al deporte se dedican a los equipos masculinos, tenemos que organizar algún tipo de colecta. Este año queríamos hacer algo diferente, en lugar de lavar coches o de la típica venta de golosinas. ¿Qué os parece una noche de karaoke para recaudar fondos?
Erin Fitzgerald gritó:
—¡Unique, me encanta la idea! ¡Excelente!
Nadie se sorprendió por la reacción de Erin, ya que el instituto entero sabía que tenía la mejor voz del McKinley y que la oportunidad de demostrarlo la emocionaba.
—Gracias, pero ¿en serio creén que la gente se apuntaría? —preguntó Unique—. ¿Pagarían un dólar por canción para actuar en público? —Erin levantó la mano—. Aparte de Erin, quiero decir.
—¿Podríamos salir en grupo? —se interesó Rachel.
—No veo por qué no —las presentes se pusieron a hablar unas con otras, y cuando empezaron a comentar sobre las canciones casi todo fueron señales de asentimiento y demostraciones de entusiasmo.
Unique se mostraba optimista.
—De acuerdo, lo haremos. Pero, chicas, prométanme que ayudarán a animar el ambiente si el personal se acobarda.
Erin se puso de pie.
—Te prometo que seré la primera persona en subir al escenario. ¡Me muero de ganas!
—Bueno, Sebastián, ¿cómo van los entrenamientos? —preguntó Tina.
Sebastián sonrió.
—La verdad es que los últimos días la gente me ha estado mirando de una manera distinta porque… —suspiró mientras se levantaba y colocaba un pie sobre la mesa.
Tana ahogó un grito.
—¡Sebastián! ¿Tú, con deportivas?
—¡Sí! La versión oficial es que tengo molestias y no puedo llevar mocasines. Me muero de risa de que no os hayáis dado cuenta, chicas.
—¡Sabía que había algo diferente! —vociferó Tana.
—Ah, y eso no es todo —Sebastián puso una expresión traviesa mientras abría su bolsa del almuerzo y sacaba un pedazo de pan de grandes proporciones—. ¡Ahora como hidratos de carbono complejos!
—¡Madre mía! —Tana tenía los ojos como platos—. Pareces otra persona, completamente.
Sebastián lanzó una servilleta a Tana.
—No, lo que pasa es que con las sesiones de entrenamiento me entra hambre. Chicas, es alucinante. Estoy entusiasmado.
—Les aseguro que va a conseguir plaza en el equipo —declaró Unique—. Meg, tienes que redactar un artículo sobre nuestro jugador más reciente, es el único hombre permitido en el equipo y así será.
Meg Ross sonrió.
—Por cierto, hay algo que quería comentar con ustedes el próximo sábado; pero tengo fechas límite, así que no hay momento mejor que el presente. Como algunas sabéis, soy la redactora de la sección de Sociedad del McKinley Monitor, y, en fin, me gustaría escribir un artículo sobre el Club de los Corazones Solitarios.
«Ay, Dios santo, no».
No me sentía capaz de enfrentarme a ningún otro acontecimiento extraordinario en mi vida. ¡El periódico del instituto!
Meg prosiguió:
—La noticia empieza a correr por todas partes y hay mucha gente que no acaba de entender del todo de qué va el club. Me parece importante que demos a conocer nuestra versión de la historia. ¿Qué les parece, chicos?
Meg me miró directamente al formular la pregunta, y entendí que sólo cabía una respuesta.
El Club de los Corazones Solitarios estaba a punto de darse a conocer a lo grande.
Entonces, ¿a tus padres les parece bien lo del concierto? —me preguntó Blaine al final de las clases.
—Bueno, digamos que todo lo bien que les puede parecer.
Blaine me sonrió y noté que el corazón me daba un vuelco. Realmente, tenía que superar lo que me ponía tan nervioso en relación con nuestra salida, fuera lo que fuese.
—Hola, chicos. Blaine, ¿listo para una carrera? —Sebastián se acercó a nosotros con su ropa de entrenamiento.
—Sí, sólo tengo que entregar a Figgins unas cosas de la asesoría sobre el alumnado —repuso Blaine.
—Oye, en serio, ¿de qué va eso?
Blaine se encogió de hombros.
—En cuanto acabe de enterarme, te lo cuento. Ahora hemos pasado del tema del fútbol americano a la próxima temporada de baloncesto. Empieza a molestarme perder tiempo de estudio una vez a la semana.
Sebastián elevó los ojos al cielo.
—¡Ay, pobrecito!
Blaine le hizo una mueca y luego se encaminó al despacho del director.
Parecían llevarse estupendamente…, aunque yo sabía mejor que nadie que sólo eran amigos, nada más.
—Por fin estamos solas —Sebastián me sonrió—. Bueno, se ha descubierto el pastel.
Me detuve en seco.
—¿Se puede saber de qué estás hablando?
—Dime, ¿cuándo, exactamente, pensabas contarme que Blaine y tú van a ir a un concierto?
El corazón me dejó de latir.
—Ay, Bas, lo siento. Con todo el lío de Adam, bueno, se me ha pasado. Iba a contártelo, y también a las del club; pero no quería que pensaran que se trata de una cita ni nada por el estilo. Verás, pensaba decirle que no; pero Blaine más o menos dio a entender que había sido idea tuya, de modo que decidí que no te importaría…
Sebastián se echó a reír.
—¡Eh, Kurt! Tranquilo, ¿vale? No estoy enfadado. Sólo estaba esperando a que dijeras algo. ¿En serio te preocupa lo que puedan opinar las del club?
—¿Sinceramente? Pues no lo he pensado mucho, la verdad. Me llamó anoche y luego, antes de que pudiera darme cuenta, mis padres me soltaron la bomba de lo de Adam. Así que… —la situación me resultaba violenta—. ¿Qué te contó Blaine exactamente?
La sonrisa de Sebastián se amplió.
—No gran cosa. Me preguntó si, en mi opinión, te gustaría acompañarlo al concierto. Temía ofenderte.
—¿Por qué?
Sebastián se acomodó su cabello.
—Pensaba que serías un fan empedernida de los Beatles y que no te apetecería escuchar a una de esas bandas horteras que interpretan versiones. Conozco la opinión de tus padres.
—Sí, no entienden que se hagan versiones de nada, ni siquiera de películas. Son muy conservadores, aunque el término «conservador» es probablemente el último que la gente emplearía para describir a mis padres.
Sebastián me sonrió.
—Bueno, estoy seguro de que lo pasarán en grande.
—Bas, ¿de verdad te parece bien que vaya al concierto?
Sebastián asintió.
—Pues claro. Los dos son las personas más importantes de mi vida. ¿Por qué iba a molestarme?
Guardé silencio unos segundos.
—De acuerdo.
—Me marcho a calentar. ¿Le dices a Blaine que lo espero en la pista?
—Claro.
De pronto, la idea de tener que encontrarme a solas con Blaine me resultó incómoda.
Transcurridos unos minutos, regresó.
—Sebastián ha dicho que se reunirá contigo en la pista.
—De acuerdo, gracias.
Me dirigí a la taquilla de Tana.
—Oye, Kurt—dijo Blaine elevando la voz.
—¿Sí?
Me giré y vi que me sonreía.
—Me alegro mucho de que quieras acompañarme al concierto. Será genial pasar juntos un rato, fuera del instituto.
Me quedé mirándolo.
—Hasta mañana —concluyó. Al pasar corriendo a mi lado, alargó la mano y me dio un suave apretón en el brazo.
Aquello no podía terminar bien, de ninguna manera.
El coche giró por Ashland y prácticamente me planté corriendo en mitad de la calle. No había llegado a detenerse del todo cuando abrí la puerta y me subí al asiento del acompañante.
—Madre mía, sé de una que se muere por llegar al instituto —bromeó Tana.
—¡No te vas a creer lo que pasó anoche! —la voz me temblaba, y me encontraba al borde de una crisis nerviosa en toda regla.
—¡Caramba, Kurt! ¿Qué demonios te pasa? Con lo que ha ocurrido en las dos últimas semanas, no puede ser tan malo.
—¡Ay! ¡En serio, en serio, en serio…! Vas a tener que pararte para escuchar esto.
Tana detuvo el coche y le conté la noticia. Las palabras salían de mis labios como si me hubieran estado infectando por dentro desde hacía semanas, en vez de horas.
—¡¡¡¿CÓMO?!!! ¿Por qué no me llamaste?
—Te dejé unos catorce mensajes.
Tana metió la mano en el bolso y empezó a soltar tacos mientras encendía el móvil. Continué:
—Es…, es… tan horrible. No quiero volver a verlo. ¿Qué se supone que voy a hacer? —las lágrimas se me agolpaban bajo los párpados.
—¿Aparte de asesinarlo, quieres decir? ¿Qué te dijeron tus padres exactamente? Y otra cosa, ¿les explicaste que ese capullo no puede ser bien recibido en tu casa?
Negué con la cabeza.
—Pues claro que no. Sabes que mis padres no tienen ni idea de lo que pasó con Adam este verano. A veces, juraría que no se enteran de nada.
—De acuerdo, hazme un resumen. Y luego voy a convocar una reunión de emergencia del Club de los Corazones Solitarios a la hora del almuerzo, para que podamos juntarnos y echarte una mano.
No sólo estaba pasando la mañana más terrible de mi vida, sino que también me fue de pena en las clases.
Por suerte, me tocó Tyson de compañero de laboratorio para la disección de un feto de cerdo y, aparentemente, sabía de biología tanto como de punk rock. Yo debía de tener una pinta espantosa, porque hasta él se percató de mi estado de ánimo.
—¿Va todo bien? —preguntó, a la vez que levantaba la mirada del programa de la asignatura.
Asentí con gesto débil.
—Bueno, ¿cómo te parece que lo llamemos?
No me imaginaba de qué estaba hablando.
—¿Cómo?
Una sonrisa le cruzó el semblante. Me sorprendí al descubrir que tenía unos dientes perfectos.
—Ya sabes, ¿cómo lo llamamos? —señaló al feto de cerdo, colocado en la bandeja de disección.
—Ah, ya.
—Bueno —Tyson se inclinó hacia delante y empezó a examinar al animal—. Estaba pensando en llamarlo Babe, o acaso Wilbur.
Me quedé mirándolo, sorprendida.
—¿Qué pasa? ¿Crees que lo llamaría algo así como Masacre, o Asesino?
No tuve más remedio que echarme a reír. Eso era exactamente lo que había pensado.
—Me gusta Wilbur —miré al pobre cerdo.
—Pues Wilbur, no se hable más —Tyson cogió un rotulador y escribió el nombre en la bandeja.
Cuando terminó la clase, reuní mis libros a toda prisa y prácticamente salí corriendo del laboratorio, atropellando a la mitad de mis compañeros. La visión de los alumnos charlando y las taquillas cerrándose de un golpe se volvió borrosa ante mis ojos a medida que me precipitaba hacia la cafetería.
Al llegar, vi que Unique y Tana estaban juntando mesas en el rincón más apartado.
—Me parece que hoy vamos a tener mucho público —comentó Tana, mientras acercaba unas cuantas sillas. La gente que se sentaba a nuestra mesa ya había superado en número al conjunto de deportistas y animadoras.
Las socias empezaron a llegar a toda velocidad. Me sonreían o me abrazaban antes de tomar asiento.
Pasados unos minutos, se hizo el silencio alrededor de la mesa, y caí en la cuenta de que todo el mundo me miraba con una sonrisa alentadora.
—Bueno, supongo que debería empezar —aparté mi sándwich y me incliné hacia delante para que me oyeran bien—. En primer lugar, muchas gracias por estar aquí por mí. La verdad es que necesito toda la ayuda posible —paseé la mirada por los rostros de mis amigas, las de toda la vida y las nuevas. Respiré hondo, dispuesta a explicar mi dilema—. Mmm, ¿alguna de ustedes se acuerda de Adam…?
Por lo visto, se acordaban, ya que escuché un coro de gruñidos y capté las palabras «imbécil», «cerdo» y «capullo».
—Bueno, pues anoche mis padres soltaron la bomba: Adam y su familia van a pasar Acción de Gracias con nosotros.
Hilary levantó la mano.
—¿Sí, Hilary?
—¿Por qué no les cuentas a tus padres lo que pasó? Lo más seguro es que lo entiendan perfectamente y cancelen la invitación a ese cretino y su familia.
—Lo había pensado, pero el señor Crawford es uno de los mejores amigos de mi padre. No quiero que se entere de que el hijo de su amigo es un auténtico cerdo.
Jackie Memmott fue la siguiente en levantar la mano.
—Chicas, no estamos en clase —indiqué—. No tenéis que levantar la mano.
Jackie bajó la suya al instante, a todas luces avergonzada.
—Perdona, Jackie. ¿Querías decir algo?
—Kurt, si te apetece, puedes pasar el día de Acción de Gracias con mi familia.
Un grito sonó al unísono: «¡Y con la mía!». Era la prueba que me faltaba para saber que, pasara lo que pasase, lo superaría.
—Muchas gracias a todas. Puede que haya reaccionado de una manera un tanto exagerada. Posiblemente, volver a verlo me vendrá bien. En realidad, nunca acabamos de aclarar la ruptura. Me limitaba a huir cuando me lo encontraba por casa.
—Oye, Kurt —intervino Tracy—. Me encantaría ayudarte en lo de aclarar la ruptura. Es decir, si con «ruptura» te refieres a «darle una patada en el culo».
Empecé a relajarme. Además, quizá Tana no fuera descaminada. No es que pensara ejercer la violencia contra Adam, pero no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de aclarar las cosas con él.
—De acuerdo, basta ya de hablar de mí. ¿Alguien más tiene algún asunto, relacionado con los chicos o con lo que sea?
Unique se levantó como un resorte de su silla.
—¡Pues sí, ahora que lo dices! —señaló con un gesto a Jessica y Sebastián —. Como muchas de ustedes saben, el equipo femenino de baloncesto necesita uniformes nuevos urgentemente. Y ya que, por lo que parece, todos los fondos destinados al deporte se dedican a los equipos masculinos, tenemos que organizar algún tipo de colecta. Este año queríamos hacer algo diferente, en lugar de lavar coches o de la típica venta de golosinas. ¿Qué os parece una noche de karaoke para recaudar fondos?
Erin Fitzgerald gritó:
—¡Unique, me encanta la idea! ¡Excelente!
Nadie se sorprendió por la reacción de Erin, ya que el instituto entero sabía que tenía la mejor voz del McKinley y que la oportunidad de demostrarlo la emocionaba.
—Gracias, pero ¿en serio creén que la gente se apuntaría? —preguntó Unique—. ¿Pagarían un dólar por canción para actuar en público? —Erin levantó la mano—. Aparte de Erin, quiero decir.
—¿Podríamos salir en grupo? —se interesó Rachel.
—No veo por qué no —las presentes se pusieron a hablar unas con otras, y cuando empezaron a comentar sobre las canciones casi todo fueron señales de asentimiento y demostraciones de entusiasmo.
Unique se mostraba optimista.
—De acuerdo, lo haremos. Pero, chicas, prométanme que ayudarán a animar el ambiente si el personal se acobarda.
Erin se puso de pie.
—Te prometo que seré la primera persona en subir al escenario. ¡Me muero de ganas!
—Bueno, Sebastián, ¿cómo van los entrenamientos? —preguntó Tina.
Sebastián sonrió.
—La verdad es que los últimos días la gente me ha estado mirando de una manera distinta porque… —suspiró mientras se levantaba y colocaba un pie sobre la mesa.
Tana ahogó un grito.
—¡Sebastián! ¿Tú, con deportivas?
—¡Sí! La versión oficial es que tengo molestias y no puedo llevar mocasines. Me muero de risa de que no os hayáis dado cuenta, chicas.
—¡Sabía que había algo diferente! —vociferó Tana.
—Ah, y eso no es todo —Sebastián puso una expresión traviesa mientras abría su bolsa del almuerzo y sacaba un pedazo de pan de grandes proporciones—. ¡Ahora como hidratos de carbono complejos!
—¡Madre mía! —Tana tenía los ojos como platos—. Pareces otra persona, completamente.
Sebastián lanzó una servilleta a Tana.
—No, lo que pasa es que con las sesiones de entrenamiento me entra hambre. Chicas, es alucinante. Estoy entusiasmado.
—Les aseguro que va a conseguir plaza en el equipo —declaró Unique—. Meg, tienes que redactar un artículo sobre nuestro jugador más reciente, es el único hombre permitido en el equipo y así será.
Meg Ross sonrió.
—Por cierto, hay algo que quería comentar con ustedes el próximo sábado; pero tengo fechas límite, así que no hay momento mejor que el presente. Como algunas sabéis, soy la redactora de la sección de Sociedad del McKinley Monitor, y, en fin, me gustaría escribir un artículo sobre el Club de los Corazones Solitarios.
«Ay, Dios santo, no».
No me sentía capaz de enfrentarme a ningún otro acontecimiento extraordinario en mi vida. ¡El periódico del instituto!
Meg prosiguió:
—La noticia empieza a correr por todas partes y hay mucha gente que no acaba de entender del todo de qué va el club. Me parece importante que demos a conocer nuestra versión de la historia. ¿Qué les parece, chicos?
Meg me miró directamente al formular la pregunta, y entendí que sólo cabía una respuesta.
El Club de los Corazones Solitarios estaba a punto de darse a conocer a lo grande.
Entonces, ¿a tus padres les parece bien lo del concierto? —me preguntó Blaine al final de las clases.
—Bueno, digamos que todo lo bien que les puede parecer.
Blaine me sonrió y noté que el corazón me daba un vuelco. Realmente, tenía que superar lo que me ponía tan nervioso en relación con nuestra salida, fuera lo que fuese.
—Hola, chicos. Blaine, ¿listo para una carrera? —Sebastián se acercó a nosotros con su ropa de entrenamiento.
—Sí, sólo tengo que entregar a Figgins unas cosas de la asesoría sobre el alumnado —repuso Blaine.
—Oye, en serio, ¿de qué va eso?
Blaine se encogió de hombros.
—En cuanto acabe de enterarme, te lo cuento. Ahora hemos pasado del tema del fútbol americano a la próxima temporada de baloncesto. Empieza a molestarme perder tiempo de estudio una vez a la semana.
Sebastián elevó los ojos al cielo.
—¡Ay, pobrecito!
Blaine le hizo una mueca y luego se encaminó al despacho del director.
Parecían llevarse estupendamente…, aunque yo sabía mejor que nadie que sólo eran amigos, nada más.
—Por fin estamos solas —Sebastián me sonrió—. Bueno, se ha descubierto el pastel.
Me detuve en seco.
—¿Se puede saber de qué estás hablando?
—Dime, ¿cuándo, exactamente, pensabas contarme que Blaine y tú van a ir a un concierto?
El corazón me dejó de latir.
—Ay, Bas, lo siento. Con todo el lío de Adam, bueno, se me ha pasado. Iba a contártelo, y también a las del club; pero no quería que pensaran que se trata de una cita ni nada por el estilo. Verás, pensaba decirle que no; pero Blaine más o menos dio a entender que había sido idea tuya, de modo que decidí que no te importaría…
Sebastián se echó a reír.
—¡Eh, Kurt! Tranquilo, ¿vale? No estoy enfadado. Sólo estaba esperando a que dijeras algo. ¿En serio te preocupa lo que puedan opinar las del club?
—¿Sinceramente? Pues no lo he pensado mucho, la verdad. Me llamó anoche y luego, antes de que pudiera darme cuenta, mis padres me soltaron la bomba de lo de Adam. Así que… —la situación me resultaba violenta—. ¿Qué te contó Blaine exactamente?
La sonrisa de Sebastián se amplió.
—No gran cosa. Me preguntó si, en mi opinión, te gustaría acompañarlo al concierto. Temía ofenderte.
—¿Por qué?
Sebastián se acomodó su cabello.
—Pensaba que serías un fan empedernida de los Beatles y que no te apetecería escuchar a una de esas bandas horteras que interpretan versiones. Conozco la opinión de tus padres.
—Sí, no entienden que se hagan versiones de nada, ni siquiera de películas. Son muy conservadores, aunque el término «conservador» es probablemente el último que la gente emplearía para describir a mis padres.
Sebastián me sonrió.
—Bueno, estoy seguro de que lo pasarán en grande.
—Bas, ¿de verdad te parece bien que vaya al concierto?
Sebastián asintió.
—Pues claro. Los dos son las personas más importantes de mi vida. ¿Por qué iba a molestarme?
Guardé silencio unos segundos.
—De acuerdo.
—Me marcho a calentar. ¿Le dices a Blaine que lo espero en la pista?
—Claro.
De pronto, la idea de tener que encontrarme a solas con Blaine me resultó incómoda.
Transcurridos unos minutos, regresó.
—Sebastián ha dicho que se reunirá contigo en la pista.
—De acuerdo, gracias.
Me dirigí a la taquilla de Tana.
—Oye, Kurt—dijo Blaine elevando la voz.
—¿Sí?
Me giré y vi que me sonreía.
—Me alegro mucho de que quieras acompañarme al concierto. Será genial pasar juntos un rato, fuera del instituto.
Me quedé mirándolo.
—Hasta mañana —concluyó. Al pasar corriendo a mi lado, alargó la mano y me dio un suave apretón en el brazo.
Aquello no podía terminar bien, de ninguna manera.
No olviden comentar klainers....su opinión es oro para mí ;) odio a Adam, así que....Blaine invitó a Kurt jajaja que piensan que sucederá??? mil veces perdón por demorar =(
Sofi Hummel** - Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/07/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Me encanto y fascino mucho este grandioso capituli que bueno que kurt acepto ir con blaine al concierto y sus papás le dieron permiso aunque que mal que adam va a regresar pobre kurt lo va a tener que soportar espero actualices pronto ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo lo esperare ansioso me encanta mucho esta grandiosa historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Me encqnto mucho este genial capitulo yo tambien odio a adam ya quiero ver como le va a kurt en el concierto con blaine espero con ansias otro grandioso capitulo me encanta mucho esta historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Hola, ame los capitulo, acabo de leer tu Fic y me encanto, en muy lindo, actualiza pronto.
Invitado- Invitado
Re: Fic El club de los corazones solitarios Capítulos 20 y 21
Hola Sofi!!
Ame los capítulos, que mal que Adam pasara acción de gracias con Kurt... espero que no le cause muchos conflictos a Kurt, que lindo lo del concierto con Blaine... sera tan lindo verlos juntos, que tierno que Blaine se pusiera nervioso al invitar a Kurt.
Saludos!!
Ame los capítulos, que mal que Adam pasara acción de gracias con Kurt... espero que no le cause muchos conflictos a Kurt, que lindo lo del concierto con Blaine... sera tan lindo verlos juntos, que tierno que Blaine se pusiera nervioso al invitar a Kurt.
Saludos!!
★Alex Colfer★- - Mensajes : 1210
Fecha de inscripción : 11/11/2013
Edad : 25
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