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[Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 Primer15
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Mensaje por 3:) Dom Dic 08, 2013 12:04 pm

hola,....

me encanto,....
todo se empieza por una simple amistad no?????
detesto a todas las viejas que rodean a britt,......

nos vemos!!!!!!!!!!!
3:)
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Mensaje por Dolomiti Lun Dic 09, 2013 2:03 am

Jajajaja muy buen capitulo!! [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 2414267551 
Vale la pena la espera [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 3750214905 

Y bien! pues estaré esperando tu pronta actualización!!
Saludos!!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por micky morales Lun Dic 09, 2013 9:56 am

A mi tambien me ha encantado, me alegra que traten de ser amigas,pero mas me alegrara cuando britt les haga tragar sus estupidas sonrisas a las cherios!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por naty_LOVE_GLEE Vie Dic 13, 2013 6:27 pm

adi-santybritt escribió:Hola!!!!
Me ha encantado!!!!!
Al parecer la mayoría de las chicas!! Coquetean con san!!! (Buitres)
Amigas!!! Por algo se empieza!!!!!
Me alegro que actualizaras más pronto!!!
PD:espero la actu!!!!!

Xoxo

Coquetean más con Britt porque es la atracción, Santana es más de un perfil bajo


Claro por algo se empieza! Y entre ellas ya hay mucha quimica suelta.....


Volví con la actu!! Espero te guste!


Besos!

3:) escribió:hola,....

me encanto,....
todo se empieza por una simple amistad no?????
detesto a todas las viejas que rodean a britt,......

nos vemos!!!!!!!!!!!

Digamos que sip! todo empieza con una amistad y despues depende de lo que ellas sientan *.*


Yo tambien las detesto, pero que se le hace, ella es una lesbiana orgullosa y sobretodo muy atractiva, creo que muchos se le caerían encima! sobre todo por su reputación tan llamativa :)


Aca dejo la nueva actu! Espero te guste :)

Dolomiti escribió:Jajajaja muy buen capitulo!! [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 2414267551 
Vale la pena la espera [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 3750214905 

Y bien! pues estaré esperando tu pronta actualización!!
Saludos!!

Aca dejo la actu! Perdon si tardo mucho ya me pondre al dia :)


Saludos!!

micky morales escribió:A mi tambien me ha encantado, me alegra que traten de ser amigas,pero mas me alegrara cuando britt les haga tragar sus estupidas sonrisas a las cherios!

Sip! Britt puede ser muy temperamental y siendo mujer al igual que ellas, no dudes que no les enseñaría un poco de respeto ;)

Aca dejo la actu! Espero te guste :)
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por naty_LOVE_GLEE Vie Dic 13, 2013 6:31 pm

Walking Disaster


Capitulo 3: “Dama Blanca”


 
Quinn se quedó en la puerta como una idiota enferma de amor, saludando a Rachel mientras ella abandonaba el aparcamiento. Cerró la puerta, y luego colapsó en el sillón reclinable con la más ridícula sonrisa en su cara.
 
Eres una tonta —le dije.
 
—¿Yo? Deberías haberte visto. Santana no podía irse de aquí lo suficientemente rápido.
 
Fruncí el ceño. No me pareció que Santana estuviera apurada, pero ahora que Quinn dijo algo recordé que estaba bastante callada cuando volvimos. Comencé a pasar mis dedos a lo largo de mi cabello que caía de costado, sosteniendo un mechón rubio ondulado, enredándolo y desenredándolo en mi dedo. — ¿Tú crees?
 
Quinn se echó a reír, tirándose hacia atrás en la silla y sacando el apoya pies. Conocía mi señal de nerviosismo, siempre era lo mismo, pero nunca ocurría por una chica, solo por asuntos familiares. Era como un Tic, enredaba y desenredaba un mechón con un dedo, como mi cabello era largo hacía el Tic más atractivo y más despreocupante, sin embargo Quinn lo sabia.—Te odia. Ríndete.
 
—No me odia. Di en el clavo con esa cita… cena.
 
La ceja de Quinn se disparó hacia arriba. — ¿Cita? Britt. ¿Qué estás haciendo? Porque si esto es sólo un juego y arruinas lo mío, te mataré mientras duermes.
 
Caí contra el sofá y agarré el control remoto. —No sé qué estoy haciendo, pero no es eso.
 
Quinn lucía confundida. No le iba a dejar saber que estaba tan desconcertada como ella.
 
No estaba bromeando —dijo, manteniendo sus ojos en la pantalla de la TV—. Te voy a ahogar.
 
Te escuché —espeté. Toda la cosa de sentirme fuera de mi elemento me enojaba, y luego tenía a Nikita la rubia recortada por aquí, amenazándome de muerte.
 
Quinn con un flechazo era molesta. Quinn enamorada era casi intolerable.
 
—¿Recuerdas a Anya?
 
No es como eso —dijo Quinn, exasperada—. Es diferente con Rach. Es la indicada.
 
—¿Sabes eso después de un par de meses?—pregunté dubitativamente.
 
—Lo supe en cuanto la vi.
 
Negué con la cabeza. Odiaba cuando se ponía así. Unicornios y mariposas saliendo de su trasero, y corazones flotando en el aire. Siempre terminaba con el corazón roto, y luego yo tenía que asegurarme de que no bebiera hasta morir durante seis meses. Aunque Rachel parecía gustarle.
 
Lo que sea. Ninguna mujer podría hacerme balbucear y ser una borracha babosa por perderla. Si no se mantenían alrededor, no valían la pena de todos modos.
 
Quinn se levantó, se estiró y luego se encaminó hacia su habitación.—Estás llena de mierda, Q.
 
—¿Cómo lo sabes? —preguntó.
 
Tenía razón. Nunca he estado enamorada, pero no podía imaginar que eso me pudiera cambiar tanto.
 
Decidí irme a la cama, también. Me desvestí y me tiré en el colchón, exhausta. En el segundo en que mi cabeza tocó la almohada, pensé en Santana.
 
Nuestra conversación se reprodujo textualmente en mi cabeza. Unas pocas veces mostró un brillo de interés. No me odiaba completamente, y eso me ayudó a relajarme. No estaba exactamente disculpándome por mi reputación, pero ella no esperaba que fingiera. Las mujeres no me ponían nerviosa. Santana me hacía sentir distraída y concentrada, todo al mismo tiempo. Agitada y relajada. Cabreada y malditamente cerca del vértigo. Nunca me había sentido tan en desacuerdo conmigo misma. Algo acerca de ese sentimiento me hacía querer estar más cerca de ella.
 
Después de dos horas mirando el techo, preguntándome si la vería de nuevo al día siguiente, decidí levantarme a buscar una botella de Jack Daniel’s en la cocina. Mi cabello rubio lucía salvaje como siempre, los mechones caían de costado tapándome parte de la cara y a lo largo de mi espalda semidesnuda, solamente cubierta por la parte trasera de un top negro. Noté que caía cerca de la espalda media, lo dejaría crecer un poco más, me gustaba largo, suelto y a veces lacio, aunque también rizado. Me lo recogí en un rodete más o menos aceptable y seguí mi camino a la cocina.
 
Los vasos de shot estaban limpios en el lavavajillas, así que saqué uno y lo llené hasta el borde. Después de tragarlo, me serví otro. Lo vacié, puse el vaso en el fregadero y regresé. Quinn se encontraba en la puerta de su habitación con una sonrisa en su cara.
 
—Y así empieza.
 
—El día que apareciste en nuestro árbol familiar, quise cortarlo.
 
Quinn se rió una vez y cerró su puerta. Caminé hacia mi cuarto, enojada por no poder discutir.
 
 
Las clases de la mañana parecieron durar por siempre, y estaba un poco disgustada conmigo misma por casi haber corrido hasta la cafetería. Esta vez llevaba unos jeans azules gastados y una blusa gris holgada y no sabía por qué demonios me había detenido bastante tiempo frente al espejo de mi baño esta mañana, la verdad era que quería estar segura de mi estilo y no sabía muy bien porque. No me fijaba demasiado en estas cosas, sin embargo el hecho de entrar casi corriendo creo que sólo hizo que mi enojo fluyera casi al instante dentro de mí. Ni siquiera sabía si Santana estaría allí.
 
Pero estaba.
 
Brasil se encontraba sentada directamente en frente de ella, charlando con Quinn. Una sonrisa tocó mi cara, y luego suspiré, aliviada y resignada al hecho de que era patética.
 
La señora del almuerzo llenó mi bandeja con Dios sabe qué, y luego caminé hacia la mesa, de pie en frente de Santana.
 
—Estás sentada en mi silla, Brasil.- Ella era una buena chica, miembro de la fraternidad, era hetero y no le importaba en lo absoluto mis preferencias o mi reputación, sabía cómo era y así me aceptaba. A mí solo me interesaba su amistad.
 
—Oh, ¿es ella una de tus chicas, Britt?-. No, ella definitivamente no podría compararse en lo absoluto con los buitres.
 
Santana negó con la cabeza. —Absolutamente no.
 
Esperé, y luego Brasil cumplió, llevando su bandeja a un asiento vacío al final de la larga mesa.—¿Qué hay de nuevo, San? —pregunté, esperando que escupiera veneno hacia mí. Para mi extrema sorpresa, no mostró signos de enojo.
 
—¿Qué es eso? —Miró fijamente mi bandeja.
 
Bajé la vista hacia el brebaje humeante. Estaba haciendo una conversación al azar. Sin embargo, era otra buena señal. —La señora de la cafetería me asusta. No criticaré sus habilidades culinarias.
 
Santana me vio hurgar con mi tenedor por algo comestible, y luego pareció distraída por los murmullos de los que nos rodeaban. Concedido, era nuevo para mis compañeros verme hacer un alboroto para sentarme en frente de alguien.
 
Sentía las miradas de los chicos que habían intentado conquistarme inútilmente por mucho tiempo. Yo solo esperaba que les hubiera quedado claro que no tenía ningún interés hacia ellos. En el fondo me parecía que habían pensado que él hecho de ser una mujeriega, hasta la palabra les sonaba rara, era solo una clara vacilación de mi sexualidad, por la que probaba con chicas al igual que ellas conmigo y entonces no me satisfacía debido a que no era lesbiana a fin de cuentas. Mi claro interés, todavía confuso, por Santana tal vez les aclararía, por fin, la realidad. Digo, no podían ser solo pura masa muscular inútil a la hora de enfrentarse conmigo, sin un poco de cerebro en ellos, o si?.
 
Sin embargo todavía no estaba segura de por qué había hecho tal alboroto.
 
Ugh… el examen de Bio es después del almuerzo —gimió Rachel.
 
—¿Has estudiado? —preguntó Santana.
 
La nariz de Rachel se arrugó. —Dios, no. Pasé toda la noche tranquilizando a mi novia de que no dormirías con Brittany
 
Quinn inmediatamente se volvió silenciosa ante la mención de la conversación de la noche anterior. Y yo volvía a guardar mi gratitud anterior por Rach, y ahora solo la veía un poco más enana que antes.
 
Las cheerios sentadas al final de la mesa hicieron silencio para escuchar nuestra conversación, y Santana se hundió en su asiento, disparando una mirada hacia Rachel.
 
Ella lucía avergonzada. Por alguna razón, estaba avergonzada ante cualquier atención en absoluto. Rachel ignoró a Santana y empujó a Quinn con su hombro, pero el ceño de ella no desapareció.
 
Jesús, Q. Lo pasas tan mal, ¿eh? —Le lancé un paquete de ketchup, tratando de aligerar el ambiente. Los estudiantes a nuestro alrededor pusieron su atención en Quinn y luego en Rachel, esperando algo por lo que hablar.
 
Quinn no respondió, pero los ojos marrones de Santana me echaron un vistazo con una pequeña sonrisa. Estaba de suerte hoy. No podría odiarme aunque lo intentara. No sabía por qué me preocupa tanto. No era como si quisiera salir con ella o algo. Sólo parecía el experimento platónico perfecto. Era, básicamente, una buena chica, aunque un poco enojona y no necesitaba que yo le arruinara su plan para los próximos cinco años. Si es que tenía uno.
 
Rachel frotó la espalda de Quinn. —Ella va a estar bien. Sólo le tomará un tiempo para creer que Santana es resistente a tus encantos.
 
No he tratado de seducirla —dije. Sólo me estaba acercando, y Rachel hundía mi….lo que sea—. Ella es mi amiga.
 
Santana miró a Quinn. —Te lo dije. No tienes nada de qué preocuparte.
 
Quinn encontró los ojos de Santana, y luego su expresión se suavizó. Crisis evitada. Santana salvó el día.
 
Esperé un minuto, tratando de pensar algo que decir. Quería preguntarle a Santana si quería venir a casa después, pero sería lamentable después del comentario de Rachel. Una idea brillante apareció en mi cabeza, y no dudé. —¿Tú estudiaste?
 
Santana frunció el ceño. —Ninguna cantidad de estudio me va a ayudar con la Biología. Es algo que no puedo entender del todo.
 
Me levanté, asintiendo hacia la puerta. —Vamos.
 
—¿Qué?
 
—Vamos a tomar tus notas. Voy a ayudarte a estudiar.
 
—Brittany…
 
—Levanta tu trasero, San. Vas a aprobar ese examen.
 
Los siguientes tres segundos pudieron haber sido los más largos de mi vida. Santana finalmente se levantó. Pasó a Rachel y tiró de su cabello. —Te veo en clases, Rach.
 
Ella sonrió. —Te voy a guardar un asiento. Necesitaré toda la ayuda que puedas conseguir.
 
Sostuve la puerta abierta para ella mientras dejábamos la cafetería, pero no pareció notarlo. De nuevo, me sentí terriblemente decepcionada. No es como que fuera una dama muy caballerosa?, la cuestión era mi deseo por mostrarle algo de respeto, no sé, que no viera todo lo malo en mí, podía ser ruda pero también amable?. Maldición!
 
Metiendo las manos en los bolsillos de mi chaqueta azul ajustada me mantuve al mismo ritmo con ella durante el corto camino a Morgan Hall, y luego la observé mientras jugueteaba con la llave de la puerta de su dormitorio.
 
Santana finalmente abrió la puerta, y luego tiró su libro de biología en la cama. Se sentó, cruzó las piernas, y yo caí sobre el colchón, notando lo rígido e incómodo que era. No era extraño que todas las chicas de esta escuela estuvieran de mal humor. Posiblemente no podían tener una buena noche de sueño en ese maldito colchón. Jesús.
 
Santana se volvió hacia la página correcta de su libro de texto, y me puse a trabajar. Fuimos sobre los puntos claves de cada capítulo. Era algo lindo como me miraba cuando hablaba. Casi tanto como si estuviera colgando de cada palabra. Un par de veces, podía decir por su expresión, que no entendía de qué hablaba, así que retrocedía, y sus ojos brillarían más.
 
Empecé a trabajar duro por la luz en su rostro después de eso.
 
Antes de que me diera cuenta, era tiempo de que fuera a clases. Suspiré, y luego, en broma, le golpeé la cabeza con su guía de estudio.
 
—Lo tienes. Ahora sabes esta guía al derecho y al revés.
 
—Bueno… Ya veremos.
 
Te acompañaré a clases. Te cuestionaré en el camino. —Esperé por un rechazo educado, pero me ofreció una pequeña sonrisa y un asentimiento.
 
Caminamos por el pasillo, y suspiró. —No te enfadarás si repruebo el examen, ¿verdad?
 
¿Le preocupaba que me fuera a enfadar con ella? No estaba segura de si debería pensar sobre eso, pero me sentí bastante malditamente asombrosa. —No reprobarás, San. Tenemos que empezar antes del siguiente, sin embargo —dije, acompañándola hacia el edificio de ciencias. Le hice pregunta tras pregunta.
 
Respondió casi todas bien, en algunas dudaba, pero las respondió correctamente.
 
Llegamos a la puerta de su salón de clases, y pude ver el agradecimiento en su rostro. Aunque era demasiado orgullosa como para reconocerlo.
 
Patea sus traseros —dije, sin saber realmente que otra cosa decir. Me pasaba la mano por el mechón que caía de costado, una y otra vez. Maldita sea, estaba nerviosa sin saber muy bien porque.
 
Emily Fields pasó a mi lado y asintió. —Hola, Britt.
 
Odiaba a esa cretina. —Emily —dije, asintiendo. De pronto mi nerviosismo cambio a uno ofuscado tan rápido como su rostro apareció dentro de mi vista.
 
Emily era una de esas tipas que les gustaba seguirme y usar su condición de Dama Blanca (blanca por la pureza fingida) para tener sexo. Ella era lesbiana y no era justamente de las que me perseguían para tenerme por completo, Emily más bien, me retaba con la mirada, quería tener todo lo que yo tenía, quería ser todo lo que yo era y poder con todas las chicas que yo pudiera. Le gustaba referirse a mí como una mujeriega, pero la verdad era que Emily jugaba un juego más sofisticado. No era honesta sobre sus conquistas. Fingía que le importaba y luego las decepcionaba fácilmente.
 
Una noche de nuestro primer año, llevé a Janet Littleton desde The Red Door hasta mi apartamento. Obviamente ella era una buitre, segura de su sexualidad. Emily intentaba tener suerte con su amiga, la que parecía muy hetero. Nos fuimos por caminos separados. Después que estuve con ella, y no fingí querer una relación, llamó enojada a su amiga para que la fuera a buscar. Su amiga todavía estaba siendo acosada por Emily, así que ella terminó llevando a Janet a casa.
 
Después de eso, Emily tuvo una nueva historia para contarle a sus conquistas. Con cualquier chica que yo estuviera, ella usualmente barría mis sobras relatándoles la vez que salvó a Janet.
 
La toleraba, pero sólo apenas.
 
Los ojos de Emily apuntaron a San e inmediatamente se encendieron. — Hola, Santana.
 
No entendía por qué Emily insistía tanto en ver si podía desembarcar las mismas chicas que yo, pero había tenido clase con Santana durante varias semanas y acababa de mostrar interés. Saber que era porque la vio hablando conmigo casi me envolvió en una furia.
 
Hola —dijo Santana, atrapada con la guardia baja. Claramente no sabía la razón por la que ella de repente le hablaba. Estaba escrito en toda su cara—. ¿Quién es? —me preguntó.
 
Me encogí de hombros casualmente, pero quería entrar al salón y golpear su culo de muy buen gusto. Y sé que podría hacerlo a mi antojo y no necesitaría de tácticas inteligentes como con los chicos. —Emily Fields —dije. Su nombre dejó un mal gusto en mi boca—. Es una de mis hermanas de Sig Tau. —Eso dejó un mal gusto también.
 
Tenía hermanas, ambas, de fraternidad y de sangre. Emily se sentía como ninguna de ellas. Era más como la archienemiga que mantienes lo suficientemente cerca como para poder vigilarla.
 
—¿Estás en una fraternidad? —preguntó, su pequeña nariz arrugándose.
 
—Sigma Tau, al igual que Q. Pensé que ya lo sabías.
 
Bueno… no pareces la tipa de fraternidad —dijo, mirándome atentamente. Claro, aquí estaba el dilema que tenía la mayoría, yo una mujeriega en una fraternidad de chicas, obvio que pensaría que era para ligarme a la mayoría o por lo menos intentarlo con las seguras, sin embargo no necesitaba de ningún truco para eso.
 
El hecho de que los ojos de Santana estuvieran de nuevo en mí inmediatamente me puso de mejor humor. —Mi mamá es una ex alumna, y todas mis hermanas son Sig Tau… es una cosa de familia.
 
—¿Y ellas esperan que jures? —preguntó, escéptica.
 
En realidad no. Sólo son chicas buenas—le dije, agitando sus papeles. Se los di a ella—. Es mejor que vayas a clases.
 
Esbozó una sonrisa perfecta. —Gracias por ayudarme. —Me empujó con el codo, y no pude evitar sonreír de nuevo. Y casi. Casi le ofrezco de nuevo mi mejilla, la verdad es que tal vez la besaría sin embargo no podría arriesgar esta especie de amistad con algo tan parecido al coqueteo. Me contuve, siendo lo suficientemente respetuosa como una dama caballerosa podría serlo.
 
Entró al salón de clases y se sentó junto a Rachel.
 
Emily las miraba fijamente, observándolas hablar. Me imaginaba agarrando una silla y lanzándola hacia su cabeza, mientras caminaba por el pasillo. Sin más clases por el día, no había razón para quedarme. Un largo paseo en la Harley me ayudaría a evitar que la idea de Emily coqueteando con Santana me volviera loca, así que me aseguré de tomar el camino largo a casa para que me diera más tiempo para pensar. Mi pelo se balanceaba furiosamente libre durante el trayecto, el viento golpeaba mi cara, dejándole un dulzor refrescante y hasta casi relajante. Un par de alumnas dignas del sofá cruzaron por mi camino, pero la cara de Santana seguía apareciendo en mi mente, tantas veces que ya empezaba a molestarme.
 
Había sido notoriamente una imbécil con todas las chicas con las que estuve, por más buitres que fueran. Nuestra historia podría haber sido una típica, si contábamos con la igualdad de géneros: chica mala se enamora de chica buena, pero Santana no era ninguna princesa, obvio yo tampoco. Ella ocultaba algo.
 
Quizás esa era nuestra conexión: lo que fuera que estaba dejando de lado.
 
Estacioné en el apartamento y bajé de la moto. Mucho para pensar mejor en la Harley. Todo lo que había resuelto en mi mente no tenía malditamente sentido.
 
Sólo había tratado de justificar mi extraña obsesión con ella.
 
De repente, de un muy mal humor, cerré la puerta de golpe detrás de mí y me senté en el sofá. Até mi cabello, violentamente rebelde con una gomita que llevaba puesta en la muñeca izquierda, solo tres vueltas y lo tenía completamente resguardado en un rodete algo desprolijo. Me puse de un peor humor cuando no pude encontrar el control remoto enseguida.
 
El plástico negro aterrizó junto a mí mientras Quinn pasaba a sentarse en el sillón. Ella no tenía ningún problema con el cabello, es suyo estaba recortado, tanto que ni siquiera tocaba sus hombros, estaba de tan mal humor que hasta eso me molestaba en este momento. Lo recogí y apunté a la TV, encendiéndola.
 
—¿Por qué te llevas el control remoto a tu habitación? Luego hay que traerlo de vuelta aquí —le espeté.
 
—No lo sé, mujer, es sólo un hábito. ¿Cuál es tu problema?
 
—No lo sé —me quejé, dando vueltas por la TV. Presioné el botón de silencio—. Santana López.
 
Las cejas de Quinn se elevaron. —¿Qué hay con ella?
 
—Se mete bajo mi piel. Creo que necesito bolsearla y superarlo.
 
Quinn me miró por un rato, insegura. —No es que no me guste que no estés jodiendo mi vida con tu recién descubierta moderación, pero nunca has necesitado mi permiso antes… A menos que... no me digas que finalmente te importa la mierda de alguien.
 
—No seas una idiota.- Mierda, con el rodete sujetando mis mechones, ahora no podía llevar mis dedos hacía ellos y empezar con esa especie de acción que trataba de tranquilizarme de vez en cuando.
 
Quinn no podía contener su sonrisa. —Te preocupas por ella. Supongo que sólo bastaba con que una chica que te interesara se negara a dormir contigo por un periodo mayor a veinticuatro horas.
 
—Laura me hizo esperar una semana.- Lo recuerdo, ella inicio una nueva lista en mi clasificación, era un buitre profesional, casi me convence de su absoluta preferencia al sexo opuesto, la verdad no me interesaba lo suficiente como para remarla más. Sin embargo al ver que dejaba de insinuarme se me tiro encima como una fiera embravecida dentro de la cafetería, creo que fue uno de los momentos donde los estudiantes estuvieron más incómodos que nunca, presenciando una demostración tan homosexual en sus narices, algunos con repudio otros con envidia. No me importó en lo absoluto, terminó probando mi sofá y después tuvo que seguir aparentando heterosexualidad frente a los demás.
 
—¿Aunque Santana no te da ni la hora del día?
 
Sólo quiere que seamos amigas. Supongo que tengo suerte de que no me trate como a una leprosa.
 
Después de un silencio incómodo, Quinn asintió. —Tienes miedo.
 
—¿A qué? —le dije con una sonrisa dudosa.
 
—Al rechazo. MadBich es una de nosotras, después de todo.
 
Abrí mucho los ojos. —Sabes que odio eso malditamente, Q.
 
Sonrió. —Lo sé. Casi tanto como odias la forma en la que te sientes ahora.
 
—No me estás haciendo sentir mejor.
 
—Así que te gusta y estás asustada. ¿Ahora qué?
 
Nada. Sólo que apesta que finalmente encontré la chica que vale la pena tener, y es demasiado buena para mí.
 
Quinn trató de ahogar una risa. Era irritante que estuviera tan divertida con mi situación. Enderezó su sonrisa y luego dijo—: ¿Por qué no la dejas tomar esa decisión por sí misma?
 
—Porque me preocupo por ella lo suficiente como para tomarla por ella.
 
Quinn se estiró y se puso de pie, con los pies descalzos arrastrándose por la alfombra. — ¿Quieres una cerveza?
 
—Seh. Brindemos por la amistad.
 
—¿Así que vas a seguir saliendo con ella? ¿Por qué? Eso me suena a tortura.
 
Pensé en ello por un minuto. Sonaba como a tortura, pero no tanto como tenerla lejos. —No quiero que termine conmigo… o cualquier otra idiota.
 
—Te refieres a cualquier otra?
 
—Busca mi maldita cerveza y cállate.- Volví a desenredarme el rodete y deje que los rizos se esparcieran por mi espalda, quería sentirme tan libre como ellos, pero había algo distinto. Dejé de pensar en ello.
 
Quinn se encogió de hombros, sabía cuándo callarse.
 


*****************************
 


Hola chicas! Yo de nuevo! Acá les dejo otro cap! Espero que les guste, tmb actualizo “Mi linda Santana”. Hoy a full con las actu!
 
Nos vemos la próxima :)
 

Saludos!! NaT!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por micky morales Vie Dic 13, 2013 10:01 pm

por favor no tardes mucho, tu historia es una adiccion y me cuesta esperar, estuvo de lo mejor, que pensara santana de britt?
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por adi-santybritt Vie Dic 13, 2013 11:53 pm

Hola!!!
Me alegro que San!! No se negara a estudiar con Britt!!
Al parecer Emily quiero todo lo de Britt!!! Quiere ser como ella????
Britt siente algo por San pero no se atreve a admitirlo!!!
Espero la actu!!!!
PD: me alegro que actualizaras!!!
Xoxo
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por 3:) Lun Dic 16, 2013 2:02 pm

hola,....

siempre odie a emily por estar siempre en la relación de san y britt,....
amo a quinn con sus consejos/amenazas a britt,.... jajajajaj


nos vemos!!!!!!!!!!!!!!
3:)
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Sáb Dic 21, 2013 6:24 pm

micky morales escribió:por favor no tardes mucho, tu historia es una adiccion y me cuesta esperar, estuvo de lo mejor, que pensara santana de britt?

Hola!


Aca te dejo la actu, perdón por la tardanza. Espero meterle ritmo de una :)

adi-santybritt escribió:Hola!!!
Me alegro que San!! No se negara a estudiar con Britt!!
Al parecer Emily quiero todo lo de Britt!!! Quiere ser como ella????
Britt siente algo por San pero no se atreve a admitirlo!!!
Espero la actu!!!!
PD: me alegro que actualizaras!!!
Xoxo

Emily resulto ser toda una fichita, ya iras viendo. Siempre Gracias por comentar! :)


Acá te dejo la actu, tarde pero seguro, y voy a ponerme las pilas para los demás caps!!


Britt esta jodida :)


Besos! NaT!

3:) escribió:hola,....

siempre odie a emily por estar siempre en la relación de san y britt,....
amo a quinn con sus consejos/amenazas a britt,.... jajajajaj


nos vemos!!!!!!!!!!!!!!

Si, yo tambien la odie, pero ahora más, por el simple hecho de que no nos dieramos cuenta lo que realmente planeaba con Santana. Y Britt nunca se lo dijo, eso hace que la ame más porque es obvio que no quiso herirla y solo pudo aguantarse todo ella sola.


Britt es mi idola!


Quinn y Britt son lo mejor!


Aca dejo la actu, espero que te guste :)
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Sáb Dic 21, 2013 6:32 pm

Walking Disaster
 
Capitulo 4: “Distraída”
 
 
La decisión fue loca, pero también liberadora. Al día siguiente entré a la cafetería y sin pensarlo dos veces, me senté en el asiento libre frente a Santana.
 
Estar a su alrededor era natural y fácil, y aparte de tener que soportar las insistentes miradas de la población estudiantil en general, e incluso la de algunos profesores, a ella parecía gustarle que lo hiciera.
 
—¿Estudiaremos hoy, o qué?
 
Lo haremos —dijo, imperturbable.
 
La única cosa negativa acerca de salir como amigas era que cuanto más tiempo pasábamos juntas, más me gustaba y eso era otra cosa que la hacía ver diferente alrededor de mis demás amigas y hermanas de la fraternidad.
 
 Era difícil olvidar el color y la forma de sus ojos, o el olor a perfume en su piel. También otras cosas, como cuán largas eran sus pestañas y los colores que vestía con mayor frecuencia. Claro, y esos hoyuelos….
 
Aunque para su pesar, Santana no era exigente como la mayoría de las chicas. La única cosa que parecía afectarla eran las ocasionales preguntas acerca de nuestra relación, pero tan pronto como me ocupé de eso, ella lo superó.
 
Cuanto más tiempo pasaba, la gente especulaba menos. Comíamos juntas la mayoría de los días, y por las noches cuando estudiábamos, la llevaba a cenar.
 
Quinn y Rachel nos invitaron a ver una película una vez. Nunca fue incómodo, nunca hubo una pregunta de si éramos más que amigas. No estaba segura de cómo sentirme respecto a eso, especialmente desde mi decisión de no perseguirla de esa manera, lo cual no me impidió fantasear sobre ella gimiendo en mi sillón, hasta que una noche la vi con Rachel empujándose y haciéndose cosquillas en el apartamento, y entonces me la imaginé en mi cama.
 
Necesitaba sacarla de mi cabeza.
 
La única cura era dejar de pensar en ella el tiempo suficiente como para buscar a mi próxima conquista.
 
Unos pocos días después, un rostro familiar me llamó la atención. La había visto antes con Janet Littleton. Gaby era bastante caliente, nunca perdía la oportunidad de mostrar su escote, y era una buitre.
 
Afortunadamente me tomó treinta minutos, y una invitación tentativa a The Red para llevarla a casa. Apenas había cerrado la puerta antes de que estuviera quitándose la ropa. Hasta allí llegaba el profundo pozo de odio que había albergado hacia mí el año pasado.
 
Se fue con una sonrisa en el rostro y decepción en los ojos.
 
Todavía tenía a Santana en mi mente.
 
Ni siquiera el cansancio post-sexo iba a solucionarlo, y sentí algo nuevo: culpa.
 
Al día siguiente, corrí a la clase de historia y me deslicé en mi escritorio junto a Santana. Ya había sacado su laptop y su libro, apenas reconociendo mi presencia cuando me senté.
 
El salón de clases estaba más oscuro de lo usual; las nubes privaban a la habitación de la luz natural que solía entrar por las ventanas. Empujé su codo, pero no estaba tan receptiva como siempre, así que tomé el lápiz de su mano y comencé a garabatear en los márgenes. Caritas enojadas, mayormente, pero escribí su nombre en unas letras geniales. Me miró con una sonrisa apreciativa.
 
Me incliné y le susurré en el oído—: ¿Quieres almorzar fuera del campus hoy?
 
No puedo —susurró.
 
Escribí en su cuaderno.
Xq?
Porque tengo que hacer uso de mi plan de comidas.
Pura mierda.
De verdad.
 
Quería discutir pero me quedaba sin espacio en la página.
Bien. Otra comida misteriosa. No puedo esperar.
 
Sonrió, y disfruté ese sentimiento de “por encima del mundo” que experimentaba cuando la hacía sonreír y ella me dejaba ver esos hoyuelos tan lindos. Unos pocos garabatos y un dibujo legítimo de un gato obeso después, Shuester dejó salir a la clase.
 
Arrojé el lápiz de Santana en su mochila mientras guardaba el resto de sus cosas, y luego caminamos hacia la cafetería.
 
No obtuvimos tantas miradas como las que solíamos tener en el pasado. La población estudiantil se había acostumbrado a vernos juntas regularmente.
 
Cuando fuimos a la fila, tuvimos una pequeña charla sobre el nuevo documento de historia que Shuester había asignado. Santana pasó su tarjeta de comida y luego hicimos nuestro camino hacia la mesa. Inmediatamente noté que faltaba una cosa en su bandeja: el zumo de naranja que tomaba todos los días.
 
Escaneé la fila de las robustas y sensatas servidoras que estaban detrás del buffet.
 
Una vez que la mujer de aspecto severo detrás del mostrador quedó a la vista, supe que había encontrado a mi objetivo.
 
—Oiga, Señorita… uh… Señorita…
 
La mujer de la cafetería me evaluó antes de decidir que iba a causarle problemas.
 
Armstrong —dijo finalmente.
 
Mostré mi sonrisa más encantadora. —Me preguntaba, porque pareces como la jefa aquí… ¿no hay zumo de naranja hoy?
 
—Hay algo en la parte de atrás. He estado demasiado ocupada para traerlos aquí.
 
Asentí. —Siempre estás muy ocupada. Deberían aumentarte el sueldo. Nadie más trabaja tan duro como tú. Todos lo notamos.
 
Levantó su barbilla, lo que minimizó los pliegues en su cuello. —Gracias. Ya era tiempo de que alguien lo hiciera. ¿Necesitas zumo de naranja?
 
—Sólo uno… si no te importa, por supuesto.
 
Me guiñó un ojo. Mi mirada inocente y el movimiento de mis dedos alisando mi cabello largo de costado la convencieron, seguro que, hasta pensó que no era tan ruda como suponía—No, en lo absoluto. Regresaré enseguida.
 
Lo llevé a la mesa y lo dejé junto a la bandeja de Santana.
 
No tenías por qué haberlo hecho. Yo iba a tomar uno. —Se quitó la chaqueta y la puso sobre su regazo, dejando al descubierto sus hombros. Éstos aún seguían bronceados y un poco brillantes, rogándome que los tocara.
 
Una docena de cosas sucias pasaron por mi mente.
 
Bueno, ahora no tienes que hacerlo —dije. Le ofrecí una de mis mejores sonrisas, pero esta vez fue genuina. Este era uno de esos Momentos Felices de Santana, los cuales, en cierto modo, deseaba para estos días.
 
Brasil hablo inocentemente. —¿Ella te convirtió en su sirvienta, Brittany? ¿Qué sigue después, abanicarla con una hoja de palmera, mientras usas un bikini?
 
Le di una mirada asesina a Brasil. No quiso decir nada con eso, pero arruinó mi momento y me molestó. Probablemente parecía una idiota trayéndole la bebida.
 
Santana se inclinó hacia adelante. —Tú no podrías verte bien en un bikini, Brasil. Cierra tu estúpida boca.
 
—¡Tranquila, Santana! ¡Estaba bromeando! —dijo Brasil, levantando sus manos.
 
Sólo… no hables así de ella —dijo ella, frunciendo el ceño.
 
La observé por un momento, viendo como su ira disminuía un poco mientras giraba su atención hacia mí. Eso definitivamente fue una primera vez. — Ahora sí que lo he visto todo. Acabo de ser defendida por Santana. —Le ofrecí una pequeña sonrisa y luego me puse de pie, mirando a Brasil por última vez antes de irme para vaciar mi bandeja. No estaba tan hambrienta, de todos modos.
 
Las pesadas puertas de metal cedieron fácilmente cuando las empujé. Saqué los cigarrillos del bolsillo delantero de mis shorts ajustados y encendí uno, intentando olvidar lo que acababa de ocurrir. Hice el ridículo por una persona, y aunque no fuera una buitre, nunca lo había hecho antes, no era mi estilo, y fue particularmente satisfactorio para mis hermanas y hermanos de la fraternidad porque había sido yo quien les había dado un tiempo difícil, durante dos años, por siquiera mencionar que querían hacer más que tener sexo con alguien. Era mi turno ahora, y no podía hacer una maldita cosa por ello, porque no podía. ¿Lo peor? No quería.
 
Cuando los otros fumadores a mí alrededor rieron, hice lo mismo, a pesar de que no tenía idea de qué hablaban. Por dentro estaba enojada y humillada, o enojada de estar humillada. Lo que sea. Asentí y sonreí para ser agradable, pero lo que realmente quería era salir de ahí y golpear algo. Un berrinche público mostraría debilidad, y no iba a soportar esa mierda.
 
Santana pasó y corté a una de las chicas a mitad de una oración para alcanzarla.
 
—Espera, San. Te acompaño.
 
—No tienes que acompañarme a todas las clases, Brittany. Sé cómo llegar por mí misma.
 
Lo admito: Eso dolió un poco. Ni siquiera me miró cuando lo dijo, fue completamente indiferente.
 
En ese momento, una chica con una falda corta y piernas kilométricas pasó de largo. Su brillante cabello negro se balanceó contra su espalda mientras caminaba. Ahí fue cuando me golpeó: tenía que rendirme. Ella me sonrío y entendí que le atraía. Santana no quería nada más que ser mi amiga. Pensé en hacer lo correcto y mantener las cosas platónicas, pero si no hacía algo drástico, ese plan se perdería en la maraña de pensamientos contradictorios y emociones girando dentro de mí.
 
Era tiempo de finalmente dibujar una línea. No merecía a Santana, de todas maneras. ¿Cuál era el punto?
 
Me hice la indiferente. —Te veré más tarde, San.     
 
Puse mi cara de juego, pero no duraría mucho. Se había cruzado en mi camino a propósito, esperando que captara su atención. Me puse delante de ella y me giré, agitando mi cabello suelto  y sonriendo de manera coqueta.
 
—¿Tienes prisa?
 
Sonrió. Ya la tenía. —Voy a clases.
 
—¿O sí? ¿Qué clase?
 
Se detuvo, su boca estirándose en una sonrisa. —Brittany Pierce, ¿correcto?
 
—Correcto. ¿Mi reputación me precede?
 
—Lo hace.
 
—Culpable.
 
Sacudió la cabeza. —Tengo que ir a clases.
 
Suspiré, fingiendo decepción. —Eso es una lástima. Estaba a punto de preguntarte si me ayudarías con algo.
 
—¿Con qué? —Su tono era dudoso, pero aún seguía sonriendo. Podría sólo haberle pedido que me siga a casa para un polvo rápido y probablemente hubiera accedido, pero había cierta cantidad de atractivo en ello.
 
—Para llegar a mi apartamento. Tengo un terrible sentido de la dirección.- Hacerme la tonta, también me salía muy bien.
 
—¿Es eso entonces? —preguntó, asintiendo, frunciendo el ceño y luego sonriendo. Intentaba no verse halagada.
 
Terrible. —Sonreí, viendo su mirada irse a la deriva, hacía mis ojos. No sé por qué, pero mis ojos siempre parecían cerrar el trato.
 
Se encogió de hombros, tratando de mantener la calma. —Muéstrame el camino. Si veo que te desvías de la ruta, tocaré la bocina.
 
—Estoy por este lado —dije, asintiendo en dirección al parque de estacionamiento.
 
 
Tenía su lengua en mi garganta antes de que hubiéramos subido las escaleras del apartamento, y empujaba de mi blusa antes de que pudiera sacar la llave correcta. Éramos torpes, pero fue divertido. Tenía un montón de práctica abriendo la puerta de mi apartamento con mis labios sobre los de alguien más.
 
Me metió dentro de la sala de estar en el segundo en que el cerrojo se desbloqueó, tomé sus caderas y las empujé contra la puerta para cerrarla. Metí una de mis piernas entre las suyas, presionando contra ella. Yo llevaba unos shorts de Jeans ajustados y muy cortos, así que pude sentir su piel contra la mía, la suya estaba caliente y la mía extrañamente tibia.
 
Me besó como si se estuviera muriendo de hambre y supiera que había comida en mi boca. No estaba segura. Como que me gustaba eso. Mordió mi labio inferior y di un paso atrás, perdiendo el equilibrio y estrellándome contra el final de la mesa junto al sillón. Varias cosas golpearon el suelo.
 
Ups —dijo riendo.
 
Sonreí y miré mientras caminaba hacia el sofá y se inclinaba sobre el respaldo de tal manera que sus nalgas quedaron visibles, junto con la tira más delgada de encaje blanco.
 
Di un paso. Iba a hacerlo fácil. Arqueó su cuello y tiró de su largo cabello contra la espalda. Diablos, era caliente. Mis bragas ya estaban húmedas de la excitación. Pero esta vez solo me satisfacía su necesidad, era una de esas muchas veces en las que solo quería hacerlo y no que me lo hicieran. Se volteó para verme y me incliné, plantándole un beso en los labios.
 
—¿Tal vez debería decirte mi nombre? —susurró.
 
—¿Por qué? —jadee—. Me gusta esto.
 
Sonrió, enganchó sus pulgares a cada lado de sus bragas y entonces las bajó hasta que cayeron a sus tobillos. Sus ojos se conectaron con los míos, refrescantes y malvados.
 
La decepción de Santana pasó por mi mente.
 
—¿Qué estás esperando? —preguntó, excitada e impaciente.
 
—Absolutamente nada —dije, sacudiendo la cabeza. Tener que concentrarme para satisfacer a alguien era algo definitivamente nuevo y diferente, y todo era culpa de Santana.
 
Se acercó, me quitó la blusa, y entonces enganchó sus pulgares en los bolsillos traseros de mi corto short. Maldición.
 
Trabajaba a paso de tortuga o era una versión masculina de mí. Me quité las botas y sostuve sus manos para que no me tocara de más. Sus ojos estaban clavados en mi top negro ajustado que sostenía mis pechos firmes. Pero no podía tocarme.
 
Una de sus piernas se levantó y su rodilla se enganchó a mi cadera. —He querido esto durante mucho tiempo —susurró contra mi oído—. Desde que te vi en orientación el año pasado.
 
Deje una de sus manos en mi cintura, esperando que no la moviera de allí, y llevé mi mano a su muslo, intentando pensar si había hablado con ella antes. Para el momento en que mis dedos alcanzaron el final de la línea, éstos estaban empapados. No bromeaba. El equivalente a un año en juegos mentales hizo mi trabajo mucho más fácil.
 
Gimió al segundo que mis dedos tocaron su piel tierna. Estaba tan mojada que mis dedos se deslizaban con facilidad. Sólo me había follado dos mujeres, como mucho, en las últimas semanas. Esta chica, y la amiga de Janet: Gaby. Oh, espera. Con Megan, hacían tres. La mañana siguiente que conocí a Santana. Santana. La culpa se apoderó de mí, y tuvo un efecto negativo sobre mi concentración.
 
No te detengas —dijo, temblando entre mis dedos y solo la estaba provocando todavía no entraba en ella. Se sostenía y no me tocaba más que la cintura y la espalda. Estaba pendiente de ello.
 
Después de un poco de creatividad con su lengua en mi garganta, tuve luz verde para empujarla contra el sillón.
 
Así que lo hice. Boca abajo con sus manos apretando mi espalda, nuestros pechos rosándose, aunque los míos estuvieran cubiertos por mi top. Mis dedos dentro de ella y su respiración entrecortada. Amó cada minuto de ello.
 


*************************
 
Hola!! Acá dejo la actu!
Como siempre, espero que les guste!
Ya saben cualquier cosa solo díganla :)
Se aceptan quejas ;)
 

Besos! NaT!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por 3:) Sáb Dic 21, 2013 8:22 pm

definitivamente san se la baja a britt,...... enserio se acostó con 3 nada mas,.... jajajajja
y no va a ser fácil para britt si sigue así,.... hasta que no haga la apuesta,.....
3:)
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Mensaje por micky morales Sáb Dic 21, 2013 10:39 pm

Que importa que se tire a 6, total a Santana no le importa, en fin a ver que pasa en la actualizacion!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por adi-santybritt Dom Dic 22, 2013 3:19 pm

Hola!!!
Me encanto que Britt le llevará la bebida a San!!!!
No me gusto el comentario de Brasil!!! Aunque me gusto que San defendiera a Britt!!!
San trae vuelta loca a Britt!!!
Espero la actu!!!
Xoxo
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Mensaje por Dolomiti Lun Dic 23, 2013 10:22 pm

Excelente cap!!! jajajajaja Es genial ver ahora la perspectiva de Britt  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 1215408055 [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 1215408055 
Hasta la siguiente actu!!!  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 3750214905 
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Sáb Dic 28, 2013 10:56 pm

3:) escribió:definitivamente san se la baja a britt,...... enserio se acostó con 3 nada mas,.... jajajajja
y no va a ser fácil para britt si sigue así,.... hasta que no haga la apuesta,.....

Sip, tal parece que Britt estaba en abstinencia :P y digamos que ya no hay nada facil con Santana :)


Aca dejo la actu, espero te guste :)


Abrazo!

micky morales escribió:Que importa que se tire a 6, total a Santana no le importa, en fin a ver que pasa en la actualizacion!

Epa! MMMM......no se si a Santana no le importa....


Y acá va la actu!! espero que te guste :)


Saludos!!

adi-santybritt escribió:Hola!!!
Me encanto que Britt le llevará la bebida a San!!!!
No me gusto el comentario de Brasil!!! Aunque me gusto que San defendiera a Britt!!!
San trae vuelta loca a Britt!!!
Espero la actu!!!
Xoxo

Si Britt es toda una ternura cuando quiere :)
Brasil solo se equivoco pero no lo hizo con malicia y San la defendió por impulso, parece que siempre será así :)


Digamos que loca es poco, pero ya te iras dando cuenta. Gracias por comentar :)


Espero que te guste esta actu


Besos!!

Dolomiti escribió:Excelente cap!!! jajajajaja  Es genial ver ahora la perspectiva de Britt  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 1215408055 [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 1215408055 
Hasta la siguiente actu!!!  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 3750214905 

Sip Britt es otro mundo y sus pensamientos son lo mejor :)


Acá va la actu, espero sea de tu agrado :)
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por naty_LOVE_GLEE Sáb Dic 28, 2013 10:59 pm

Walking Disaster
 
Capitulo 5: “Compañeras de habitación”
 
La sexoadicta estaba en el baño, vistiéndose y arreglándose. No dijo mucho después de haber terminado, y pensé que iba a tener que conseguir su número y ponerla en la lista muy corta de las chicas, como Megan, que no requerían una relación para tener sexo, y que también merecían la pena repetir. Aún cuando no deje que me tocara.
Yo no necesitaba arreglarme, esta vez solo disfrute del placer de mi conquista. Seguía tumbada en el sofá, ahora con el pelo atado en un rodete, después de la pasión me había quedado todo revuelto y ahora el baño estaba siendo ocupado por la chica, así que mejor lo até como pude.
El teléfono de Quinn sonó. Hubo un ruido de beso, por lo que debió haber sido Rachel. Ella había cambiado el tono de texto en su teléfono, y Quinn estaba más que feliz de cumplir. Estaban bien juntas, pero también me daban ganas de vomitar.
Estaba sentada en el sofá haciendo clic a través de canales, esperando a que la chica saliera para que pudiera enviarla a su casa, cuando me di cuenta de que Quinn estaba moviéndose enérgicamente por todo el apartamento.
Mis cejas se juntaron. —¿Qué estás haciendo?
—Es posible que desees recoger tu mierda. Rach va a venir con Santana.
Eso llamó mi atención. —¿Santana?
—Sí. La caldera se estropeó de nuevo en Morgan.
—¿Y?
—Así que se van a quedar aquí por unos pocos días.
Me senté. —¿Ellas? ¿Cómo que Santana se va a quedar aquí? ¿En nuestro apartamento?
—Sí, tonta. Escucha lo que estoy diciendo. Estarán aquí dentro de diez minutos. Con el equipaje.
—De ninguna jodida manera.
Quinn se detuvo en seco y me miró desde debajo de su frente. —Mueve el culo y ayúdame, y saca tu basura —dijo, señalando hacia el baño.
—Oh, mierda —le dije, saltando a mis pies.
Quinn asintió, con los ojos muy abiertos. —Sí.
Finalmente me golpeó. Si Rachel se molestaba porque tenía una rezagada todavía aquí cuando llegue con Santana, pondría a Quinn en su lado vulnerable.
Si Santana no quería quedarse aquí por eso, se convertiría en su problema, y el mío.
Mis ojos se centraron en la puerta del baño. El grifo había estado funcionando desde que se había ido allí. Ni yo tardaba tanto para lo que sea que ella esté haciendo ahí dentro.
De ninguna manera iba a sacarla del apartamento antes de que las muchachas llegasen. Se vería mal si fuera atrapada tratando de echarla, así que me decidí a cambiar las sábanas de mi cama y recoger un poco, en su lugar.
—¿Dónde va a dormir Santana? —le pregunté, mirando el sofá. No iba a permitir que su cama estuviera llena de catorce meses de fluidos corporales.
—No lo sé. ¿El sillón?
No va a estar durmiendo en el sillón de mierda, tonta. —Acomode un mechón rebelde detrás de mi oreja—. Creo que va a dormir en mi cama.
Quinn aulló, su sonrisa extendiéndose por lo menos dos manzanas. Se agachó y agarró sus rodillas, su cara poniéndose roja.
—¿Qué?
Se puso de pie y señaló, sacudiendo su dedo y la cabeza hacia mí. Estaba demasiado divertida para hablar, así que se alejó, tratando de continuar la limpieza mientras su cuerpo se estremecía.
Once minutos después, Quinn corría a través de la habitación frente a la puerta. Se abrió camino por las escaleras, y luego nada. El grifo del cuarto de baño finalmente se apagó, y se volvió muy tranquilo.
Después de unos minutos más, oí la puerta abrirse, y Quinn quejándose entre gruñidos.
—¡Jesús, Rach! ¡Tú maleta pesa nueve kilos más que la de Santana!
Entré en la sala, viendo mi última conquista salir del baño. Se quedó inmóvil en el pasillo, echó un vistazo a Santana y Rachel, y luego terminó de abotonarse la blusa. Ella definitivamente no estaba refrescándose allí. Todavía tenía maquillaje corrido por toda la cara.
Qué diablos? Supongo que no era tan sencilla como pensaba, haciendo la visita sorpresa de Rachel y Santana aún más agradable. Aún cuando yo todavía estaba sin la blusa y descalza, en top y shorts.
Hola —le dijo a las chicas. Miró a su equipaje, la sorpresa volviéndose confusión total.
Rachel miró a Quinn.
Ella levantó las manos. —¡Ella está con Brittany!
Esa fue mi señal. Doblé la esquina y bostecé, di unas palmaditas en la espalda de mi huésped.
—Mis invitadas están aquí. Será mejor que te vayas.
Ella pareció relajarse un poco y sonrió. Envolvió sus brazos alrededor de mí, y luego me besó en el cuello. Sus labios se sentían suaves y cálidos no como hace una hora. Frente a Santana, eran como dos bollos pegajosos forrados con alambre de púas.
—Voy a dejar mi número en el mostrador.
Eh... no te preocupes por eso —le dije, deliberadamente indiferente.
—¿Qué? —preguntó, inclinándose hacia atrás. El rechazo brilló sus ojos, buscando en mí cualquier otra cosa de lo que realmente quería decir. Me alegro de que esto sucediera ahora. Podría haberla llamado de nuevo y estropear aún más las cosas. Confundirla con un posible pasajero frecuente era un poco sorprendente.
Solía ser una jueza mejor.
—¡Otra vez! —dijo Rachel. Miró a la chica—. ¿Cómo es que estás sorprendida por esto? ¡Ella es Brittany folladora Pierce! Ella es famosa por esto mismo, y aún así se sorprenden —dijo, dirigiéndose a Quinn. Ella puso su brazo alrededor de ella, haciendo un gesto para que se calmara.
Los ojos de la chica se estrecharon, ardiendo con ira y vergüenza, y entonces salió, agarrando su bolso en el camino.
La puerta se cerró de golpe, y los hombros de Quinn se tensaron. Esos momentos le molestaban. Yo, en cambio, tenía una fierecilla que domar, por lo que entré en la cocina y abrí la nevera como si nada hubiera pasado. El infierno en sus ojos predijo una cólera como nunca había experimentado. No porque no me hubiera encontrado con una mujer a la que quisiera entregar mi culo en bandeja de plata, sino porque nunca me había importado quedarme alrededor para escucharlo.
Rachel negó con la cabeza y caminó por el pasillo. Quinn la siguió, inclinando su cuerpo para compensar el peso de la maleta mientras la arrastraba a sus espaldas.
Justo cuando pensaba que Santana huiría, se dejó caer en el sillón. Eh. Bueno… ella estaba enojada. Bien podría acabar de una vez.
Me crucé de brazos, manteniendo una distancia mínima de seguridad por estar en la cocina. —¿Qué pasa, San? ¿Día duro?
—No, estoy profundamente disgustada.
Era un comienzo.
—¿Conmigo? —le pregunté con una sonrisa.
—Sí, contigo. ¿Cómo puedes usar a alguien así como así, y tratarla de esa manera?
Y así empezó todo. —¿Cómo la traté? Ella ofreció su número, yo me negué.
Su boca se abrió. Traté de no reír. No sabía por qué me divertía tanto verla aturdida y horrorizada por mi comportamiento, pero lo hacía.
—¿Puedes tener relaciones sexuales con ella, pero no tomarás su número?
—¿Por qué iba a querer su número si no la voy a llamar?
—¿Por qué dormir con ella si no la vas a llamar?
—No prometo nada a nadie, San. Ella no estipuló una relación antes de estirar sus piernas en mi sofá.
Se quedó mirando el sofá con repugnancia. —Es la hija de alguien, Brittany. No todas son como tú. ¿Qué pasa si, en el futuro, alguien trata así a tu hija o hijo, si ellos no son como tú y sufren por alguien que sí lo es?
El pensamiento había cruzado mi mente, y estaba preparada. —Mi hija, si fuera el caso, sabrá algo mejor que quitarse las bragas por un imbécil o una imbécil que acaba de conocer, vamos a decirlo de esa manera.
Esa era la verdad. ¿Las mujeres merecemos ser tratadas como putas? No.
¿Putas merecen ser tratadas como putas? Sí. Yo era una puta. La primera vez que bolseé a Megan y se fue sin siquiera un abrazo, no lloré por eso ni comí un litro de helado. No me quejé con mis hermanas y hermanos de fraternidad sobre encamarme en la primera cita, y Megan me trató de acuerdo con la forma en que me comporté.
Era lo que era, no tenía sentido pretender proteger su dignidad y mucho menos la mía, si ella se disponía a destruirla, al igual que yo con la mía. Nosotras, las mujeres, éramos conocidas por juzgar a los demás, de todos modos, sólo estaba tomando un descanso lo suficiente como para juzgar a una mujer por hacerlo. Las oiría etiquetar a una compañera de clase de puta antes de que el pensamiento hubiera cruzado por mi mente. Lo habían hecho conmigo, pero era diferente, yo así lo quería y parecía que por ello parecía más normal. Sin embargo, si llevaba a otra puta igual que yo, a casa, la bolseaba, y la liberaba de sus cadenas, de repente yo era la chica mala.
Tonterías.
Santana se cruzó de brazos notablemente incapaz de discutir, y eso la puso aún más furiosa. —Así que, además de admitir que eres una imbécil, estás diciendo que porque ella se acostó contigo, ¿ella merecía ser desechada como un gato callejero?
—Estoy diciendo que fui honesta con ella. Ella es una adulta, fue de mutuo acuerdo… ella estaba un poco ansiosa al respecto, si quieres saber la verdad. Actúas como si hubiera cometido un crimen.
—Ella no parecía entender tus intenciones, Brittany.
—Las mujeres solemos justificar nuestras acciones con lo que nuestras cabezas nos dicen. Ella no me dijo por adelantado que esperaba una relación más de lo que yo le dije que esperaba sexo sin compromiso. ¿Cómo es diferente?
—Eres una cerda.
Me encogí de hombros. —Me han llamado peor. —A pesar de mi indiferencia, oírle decir eso se sintió tan bien como si me hubiera empujado un trozo enorme de madera bajo la uña del pulgar. Incluso si era cierto.
Se quedó mirando el sofá, y luego retrocedió. —Creo que dormiré en el sillón reclinable.
—¿Por qué?
—¡No voy a dormir en esa cosa! ¡Dios sabe sobre lo que estaría acostándome!
Levanté la bolsa de lona en el suelo. —No dormirás en el sofá o en el sillón reclinable. Dormirás en mi cama.
—La qué es más antihigiénica que el sofá, estoy segura.
—Nunca ha habido nadie en mi cama, aparte de mí.
Puso los ojos en blanco. —¡Dame un respiro!
—Hablo absolutamente en serio. Las bolseo en el sofá. No las dejo entrar en mi habitación.
—Entonces, ¿por qué me dejas a mí en tu cama?
Quería decirle. Jesús, alguna vez quería decir las palabras, pero apenas podía admitirlo ante mí misma, y mucho menos frente ella. En el fondo sabía que era una imbécil, y ella se merecía algo mejor. Una parte de mí quería llevarla a la habitación y mostrarle por qué era diferente, pero eso fue también lo único que me detuvo.
Ella era mi contrario: inocente en la superficie, y dañada profundamente en su interior. Había algo en ella que necesitaba en mi vida, y aunque no estaba segura de lo que era, no podía entrar en mis malos hábitos y echarlo a perder. Era de las que perdonan, podía verlo, pero tenía líneas dibujadas que sabía que no debía cruzar.
Una mejor opción apareció en mi cabeza, y sonreí. —¿Estás planeando tener sexo conmigo esta noche?
—¡No!
—Por eso. Ahora levanta tu trasero malhumorado, toma tu ducha con agua caliente, y después podemos estudiar algo de Bio.
Los ojos de Santana me miraron, pero cumplió. Casi me empujó con su hombro mientras me pasaba, y luego cerró la puerta del baño. Los tubos bajo el piso inmediatamente se quejaron en respuesta a la apertura del grifo del agua.
Empacó lo justo: sólo lo esencial. Encontré unos pantalones cortos, una camiseta y un par de bragas de algodón blanco con rayas moradas. Las levanté delante de mí, y luego excavé un poco más lejos. Todas eran de algodón.
Realmente no tenía intención de desnudarse conmigo, o incluso de bromear. Un poco decepcionante, pero al mismo tiempo hizo que me gustase aún más. Me pregunté si tenía alguna tanga en absoluto.
¿Era virgen?
Me eché a reír. Una virgen en la universidad era algo inaudito en estos días.
Una crema dental, el cepillo de dientes y un pequeño bote de crema para el rostro estaban en la maleta también, así que los llevé conmigo al final del pasillo, agarrando una toalla limpia del armario de la ropa en el camino. Viendo sus cosas, me fije que teníamos algunas cosas en común, por más que esta vez solo sean gustos en cremas o en el tipo de ropa, incluso alguna que otra lencería. Sacudí mi cabeza al darme cuenta de lo absurdo de mi pensamiento, Brittany Pierce fijándose en esas cosas. Cosas en común, que venía después?, nos prestaríamos la ropa como buenas amigas?. Dios.
Llamé inmediatamente a la puerta, todavía abrumada, pero no contestó, así que entré. Estaba detrás de la cortina, de todos modos, y no tenía nada que no hubiera visto antes.
—¿Rach?
—No, soy yo —le dije, poniendo sus cosas en la mesa al lado de la pileta.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¡Fuera! —gritó.
Me reí una vez. Qué bebé. —Olvidaste una toalla y he traído tu ropa, cepillo de dientes y la crema para el rostro que encontré en tu bolsa.
—¿Buscaste entre mis cosas? —Su voz subió una octava.
La risa repentina quedó atrapada en mi garganta y me contuve. Traje las cosas para ser una buena chica, y ella estaba enloqueciendo. No es como si fuera a encontrar nada interesante en su bolso, de todos modos. Era tan mentirosa como un maestro de escuela dominical.
Apreté un poco de su pasta de dientes en el cepillo y abrí el grifo.
Santana estaba extrañamente escondida hasta su frente y los ojos salieron de detrás de la cortina. Traté de ignorarla, sintiendo como hacían un agujero en la parte de atrás de mi cabeza.
Su irritación era un misterio. Para mí, todo el escenario era extrañamente relajante. Ese pensamiento me hizo hacer una pausa; la domesticidad no era algo que pensé en disfrutar.
—¡Fuera, Brittany! —gruñó.
—No puedo ir a la cama sin cepillarme los dientes.
—Si te acercas a un metro de la cortina, te sacaré los ojos mientras duermas.
No voy a mirar, San. —En realidad, la idea de ella inclinada sobre mí, incluso con un cuchillo en la mano, era un poco caliente. Más la parte inclinada que la del cuchillo.
Terminé de cepillarme los dientes y trate de arreglar mejor mi cabello, lo alisé con el peine varias veces, sin embargo las ondas estaban presentes por el rodete de antes, esta vez lo deje suelto, al menos un rato más, también me quite el maquillaje, preguntándome por primera vez si le gustaría verme más natural, sin maquillaje. Mis pecas se hicieron más visibles y mi piel un poco más pálida, aunque mis ojos estaban más azulados y tal vez eso le guste. Sacudí la cabeza, de nuevo pensando de más y luego me dirigí a la habitación, sonriendo todo el camino. En cuestión de minutos los tubos se silenciaron, pero tardó una eternidad en salir.
Impaciente, asomé la cabeza por la puerta del baño. —¡Vamos, San! ¡Me estoy haciendo vieja! —Su aparición me sorprendió. La había visto sin maquillaje antes, pero su piel era de color canela y brillante, y su pelo largo y húmedo había sido puesto hacia atrás de su cara. No podía dejar de mirar. Y esperaba poder verme algo presentable en su presencia.
Santana echó hacia atrás el brazo y tiró su peine contra mí. Me agaché, y luego cerré la puerta, riendo todo el camino por el pasillo.
Podía oír sus pequeños pies repiqueteando hasta mi habitación, y mi corazón empezó a latir en mi pecho.
Buenas noches, Santana —dijo Rachel desde la habitación de Quinn.
—Buenas noches, Rach.
Me tuve que reír. La novia de Quinn me había introducido a mi droga personal. No podía conseguir lo suficiente, y no quería dejarlo. A pesar de que sólo podía llamarlo una adicción, no me atreví incluso a mostrar una miga. Sólo la mantenía cerca, sintiéndome mejor con sólo saber que estaba allí. No había esperanza para mí.
Dos pequeños golpes me trajeron de vuelta a la realidad.
—Entra, San. No tienes que tocar.
Santana se deslizó dentro, su cabello oscuro y húmedo, en unos pantalones cortos marrones y camiseta a cuadros. Sus amplios ojos vagaron por la habitación mientras decidió diferentes cosas sobre mí basadas en la desnudez de mis paredes.
Era la primera vez que alguien que me interesaba había estado allí, incluso cuando Santana era diferente a las demás. En ese momento no era algo que yo había pensado, pero Santana cambiando la forma en la habitación se sentía como algo que no me esperaba.
Antes, sólo era donde dormía. Un lugar donde nunca había pasado mucho tiempo en absoluto. La presencia de Santana hacía a las paredes blancas evidentes, hasta el punto de hacerme sentir una versión menor a la vergüenza. Santana estando en mi habitación la hacía sentir como mi casa, y el vacío ya no parecía correcto.
—Bonita pijama —dije finalmente, sentándome en la cama—. Bien, ven. No voy a morderte.
Su barbilla bajó y alzó las cejas. —No te tengo miedo. —Dejó su libro de biología a mi lado con un ruido sordo, y luego se detuvo—. ¿Tienes una pluma?
Asentí hacia la mesa de noche. —Primer cajón. —Al segundo que dije las palabras, me arrepentí. Iba a encontrar mis tips secretos.
Puso una rodilla en la cama y se acercó, abriendo el cajón y buscando alrededor hasta que su mano se tambaleó hacia atrás. Lo miro más detenidamente, sacó un pote de crema y dejo dentro la bucleadora, las demás cremas y el maquillaje, sonrió victoriosa y burlona.
—¿Qué? —le pregunté, fingiendo escanear a través de las palabras en el libro de biología.
—¿Veo que MadBich después de todo tiene un lado femenino he?
El que sea ruda no me hace menos femenina San- dije rodando los ojos, siempre el mismo prejuicio. Podía pelear como un chico, podía parecer una mujeriega, podía ser lesbiana al igual que ella, sin embargo siempre las dos primeras cosas me hacían ver masculina y no los culpaba, pero también tenía lo mío aunque no me gustaba que lo supieran. Extrañamente hasta en esto Santana era diferente.
Su cara se torció. —Ok! Perdón, a veces pareces tan despreocupada aunque siempre no parezca que lo necesites- y al momento desvió la mirada ante el cumplido que se le escapo. Mientras mi sonrisa no podía ser mayor.
Aquí viene. —Entonces…. no lo necesito San? Me ves igual de linda con o sin empeño en ello? —Ella no podía discutir con eso.
En lugar de los gritos y los insultos que me esperaba, rodó sus ojos. Pasé las páginas del libro de biología, tratando de no parecer demasiado emocionada.
—Bueno, podemos empezar aquí. Jesús... ¿fotosíntesis? ¿No aprendiste esto en la escuela secundaria?
Más o menos —dijo a la defensiva—. Es Biología 101, Britt. No elegí el plan de estudios.
—¿Y estás en cálculo? ¿Cómo puedes estar tan avanzada en matemáticas y tan atrasada en ciencias?
—No estoy atrasada. La primera mitad es siempre crítica.
Levanté una ceja. —No realmente.
Ella escuchaba mientras yo repasaba los aspectos básicos de la fotosíntesis, y luego la anatomía de las células vegetales. No importaba cuánto tiempo habláramos, o lo que decía, se aferraba a cada palabra. Era fácil fingir que estaba interesada en mí y no en una calificación aprobatoria.
—Lípidos. No lípidos. Dime lo que son otra vez.
Se quitó las gafas. —Estoy muerta. No puedo memorizar una macromolécula más.
Maldita sea. Hora de acostarse. —Está bien.
Santana de repente parecía nerviosa, lo que curiosamente fue un alivio para mí.
La dejé sola con sus nervios para tomar una ducha. Ahora sí me cambiaría los shorts de jean por unos de algodón más cortos y otro top, esta vez azul. También sujeté mi cabello húmedo en un rodete, y no me volví a preocupar por cómo me veía sin maquillaje, ya que Santana acababa de decirme que le gustaba como era, tanto desarreglada como arreglada, pude sentir una sonrisa amplia en mi cara.
Cuando volví a la habitación, Santana estaba tendida de costado, con los ojos cerrados, y tiesa como una tabla. Me acerque ignorando el nerviosismo que sentía y me metí en la cama, volteándome para apagar la luz. Santana no se movió, pero no dormía.
Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, pero se apretó aún más justo antes de volverse hacia mí.
—¿Dormirás aquí, también?
—Bueno, sí. Esta es mi cama.
Lo sé, pero... —Fue apagándose, sopesando sus opciones.
—¿Aún no confías en mí? Me comportaré mejor que bien, lo juro. —Levanté mi índice, medio y meñique, cariñosamente conocido por mis hermanas y hermanos de fraternidad como la "sorpresa". Ella no lo entendía.
Por más que ser buena sería un asco, no iba a huir la primera noche haciendo algo estúpido.
Santana era un delicado equilibrio de duro y blando. Empujarla demasiado lejos parecía provocar la misma reacción que un animal acorralado. Era divertido caminar por la cuerda floja que ella requería en una aterrorizante conducción a mil millas por hora, hacia atrás en una moto.
Se apartó de mí, la manta alrededor marcando cada curva de su cuerpo.
Otra sonrisa se deslizó por mi rostro, y me incliné a su oído.
—Buenas noches, San.
 
********************************
 
Bien, aca va otro cap! En serio perdonen la tardanza, las fiestas me distrajeron demasiado pero ya estoy acá y espero que después de año nuevo todo se vuelva más fluido :)
Por cierto, Feliz año nuevo anticipado!! Falta poco para 2014!!! Les deseo un buen comienzo y un buen final de año!!!
Siempre esperando por más cosas positivas :)

Besos! NaT!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por micky morales Dom Dic 29, 2013 1:16 am

vaya por fin feliz año para ti tambien, estuvo excelente y espero que no se tarde la actualizacion, aunque ni te preocupes son muy pocas las personas que actualizan!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por Dolomiti Dom Dic 29, 2013 11:27 am

Genial el cap!! Jajajja es comprensible que hayas estado ocupada con las fiestas, pero que bueno que no te olvidas de tus fieles lectoras  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 3750214905  Jajajajaja
Igualmente!! Feliz año nuevo anticipado también!! Besos!! Felices fiestas!!  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 210293833 
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por adi-santybritt Dom Dic 29, 2013 4:08 pm

Hola!!!!
Ha llegado la hora de compartir la cama jajaja!!!!
Ohhh San a reconocido (de cierta manera ) que Britt es linda sin maquillaje!!!! Wow!!!
Espero la actu!!!
PD: Féliz año nuevo parar ti !!!!
Xoxo
Me alegro que actualizaras!!!!
adi-santybritt
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por 3:) Lun Dic 30, 2013 11:14 am

me encanta britt,....
punto para britt x no dejar que san duerma en ese sofá,....!!!!
cuando britt se de cuenta que dio en el clavo cuando se de cuenta que san es virgen ja,.....

nos vemos!!!!!!!!!!!!


PD: FELIZ AÑO NUEVO!!!!!!!!!
3:)
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por naty_LOVE_GLEE Miér Ene 08, 2014 8:27 pm

micky morales escribió:vaya por fin feliz año para ti tambien, estuvo excelente y espero que no se tarde la actualizacion, aunque ni te preocupes son muy pocas las personas que actualizan!

Bueno, ahora no se que responder, perdon por la tardanza, el tiempo a veces te juega una mala pasada, pero creo que casi siempre no tardo más de dos semanas, incluso actualizo casi, cada semana, espero poder mejorar eso :)
Aca dejo la actu!, espero que te guste
Besos!
Dolomiti escribió:Genial el cap!!  Jajajja es comprensible que hayas estado ocupada con las fiestas, pero que bueno que no te olvidas de tus fieles lectoras  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 3750214905  Jajajajaja
Igualmente!! Feliz año nuevo anticipado también!! Besos!! Felices fiestas!!  [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo" - Página 2 210293833 

Nunca podría olvidarme del fic, como ya explique, puede que tarde tal vez un poco más de una semana casi siempre, pero siempre dejo un nuevo cap y ahora estoy acá para dejar otro. Espero que te guste!
Saludos!!
adi-santybritt escribió:Hola!!!!
Ha llegado la hora de compartir la  cama jajaja!!!!
Ohhh San a reconocido (de cierta manera ) que Britt es linda sin maquillaje!!!! Wow!!!
Espero la actu!!!
PD: Féliz año nuevo parar ti !!!!
Xoxo
Me alegro que actualizaras!!!!
Hola!
Gracias por leer! siempre me alegro de que les siga gustando :). 
San puede ser obstinada pero digamos que a quien no le escaparía algún elogio para la fuerte Britt?! XD
Acá te dejo la actu, y como siempre espero que te guste!
Abrazo virtual! NaT!
3:) escribió:me encanta britt,....
punto para britt x no dejar que san duerma en ese  sofá,....!!!!
cuando britt se de cuenta que dio en el clavo cuando se de cuenta que san es virgen ja,.....

nos vemos!!!!!!!!!!!!


PD: FELIZ AÑO NUEVO!!!!!!!!!

Oh! a mi también me encanta Britt, puedes estar segura.
Sip, digamos que Britt fue logica en no dejarla dormir en ese sofá. y lo otro...ya veremos :)
Acá dejo la actu! Espero que te guste :)
Besos! NaT!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por naty_LOVE_GLEE Miér Ene 08, 2014 8:29 pm

Walking Disaster
 
Capitulo 6: “Chupitos”
 
El sol acababa de empezar a arrojar sombras sobre las paredes de mi habitación cuando abrí los ojos. Sentí mi propio pelo cubriéndome parte de la cara, como siempre el rodete terminaba aflojándose de una u otra manera pero no solo sentí mi pelo, el pelo de Santana estaba enredado y desordenado, cubriendo la otra parte de mi cara. Respiré profundamente en su dirección.
Brittany. ¿Qué estás haciendo… además de ser espeluznante? pensé. Me giré sobre mi espalda, pero antes de poder detenerme a mí misma, inspiré otra vez. Ella todavía olía a champú y loción. Antes de seguir comportándome rara, traté de peinar mi cabello desordenado con los dedos y al final lo até con la misma gomita que la noche anterior sostenía mi rodete.
Unos segundos más tarde, sonó la alarma y Santana empezó a despertarse.
Pasó su mano por mi cintura y luego la retiró.
—¿Brittany? —dijo aturdida—. La alarma. —Esperó un minuto y luego suspiró, estirándose por encima de mí, esforzándose hasta que finalmente alcanzó la alarma y luego le dio un golpe contra el plástico hasta que el ruido se detuvo.
Se dejó caer contra la almohada y resopló. Una risita escapó de mis labios y jadeó.
—¿Estabas despierta?
—Prometí que me portaría bien. No dije nada al respecto de permitirte acostarte sobre mí.
—No me acosté sobre ti. No podía alcanzar el despertador. Esa tiene que ser la alarma más molesta que he oído. Suena como un animal moribundo.
—¿Quieres desayunar? —Pasé un mechón rebelde detrás de mi oreja.
—No tengo hambre.
Parecía enfadada por algo, pero ignoraba por qué. Probablemente no era una persona mañanera. Aunque con esa lógica, en realidad no era una persona de tarde o una persona nocturna, tampoco. Ahora que lo pensaba, era una especie de perra malhumorada… y me gustaba.
—Bueno, yo sí. ¿Por qué no vienes conmigo a la cafetería que está cerca?
—No creo que pueda soportar tu falta de habilidad para conducir tan temprano.
Se levantó y caminó arrastrando los pies hasta la puerta.
—¿A dónde vas?
Se enfadó al instante. —A vestirme e ir a clase. ¿Necesitas un itinerario mientras estoy aquí?
¿Quería jugar duro? Está bien. Jugaría. Caminé hacia ella, todavía en top y mini shorts, casi sin importarme lo mal que debía lucir mi cabello a diferencia del suyo, apoyé las manos sobre sus hombros. Maldita sea, su piel se sentía bien contra la mía. —¿Siempre eres tan temperamental o eso cambiará una vez que creas que no estoy elaborando ningún complejo plan para meterme en tus bragas?
—No soy temperamental.
Me incliné, susurrando en su oído—: No quiero acostarme contigo, San.
Me gustas demasiado.
Su cuerpo se tensó, y luego me fui sin decir otra palabra. Saltar de un lado a otro para celebrar la emoción de la victoria habría sido un poco obvio, así que me contuve hasta que estuve lo suficientemente escondida detrás de la puerta, y luego di unos cuantos saltitos silenciosos de modo festivo. Parecía una completa mansita pero no me importo en ese momento.
Hacerla estar en guardia no era siempre fácil, pero cuando funcionaba, me sentía como si estuviera un paso más cerca de…
¿De qué? No estaba exactamente segura. Simplemente se sentía correcto.
Había pasado mucho tiempo desde que había ido a comprar algo de comida, así que el desayuno no era muy elaborado, pero era lo suficientemente bueno. Rompí unos huevos en un bol, añadí una mezcla de cebolla, pimientos verdes y rojos, y luego lo vertí en un sartén.
Santana entró y se sentó en un taburete.
—¿Estás segura de que no quieres desayunar?
—Estoy segura. Gracias, sin embargo.
Acababa de salir rodando de la cama y aun así lucía hermosa. Era ridículo. Estaba segura de que no podía ser normal o eso pensaba cuando me veía en el espejo, después de levantarme. Esperaba que yo no luciera tan mal después de todo, por lo menos no esta mañana.
Quinn tomó unos platos y los sostuvo frente a mí. Recogí los huevos con la espátula y los dejé caer en cada plato. Santana miró con leve interés. Rachel soltó un resoplido mientras Q dejaba el plato delante de ella. — No me mires de esa manera, Q. Lo siento, simplemente no quiero ir.
Quinn había estado abatida durante días por el rechazo de Rachel de su invitación a la fiesta de citas. No la culpaba. Las fiestas de citas eran una tortura. El hecho de que ella no quisiera ir era algo impresionante. La mayoría de las chicas se morían por ser invitadas a esas cosas, en nuestro caso Q la invitó porque ella quería ir y obviamente Rach no la invitó primero porque no quería ir. Todas las chicas, sin importar preferencias, todas irían complacidas con sus respectivas parejas o conquistas comprometidas. Se suponía que Rach y Quinn eran una, sin embargo Rach no parecía interesada en la fiesta.
Rach—replicó Quinn—, la Hermandad tiene una fiesta de citas dos veces al año. Falta un mes. Tendremos tiempo de sobra para encontrar nuestros vestidos.
Rachel no cedió. Me desconecté de ellas hasta que me di cuenta de que Rachel concordaba con ir sólo si Santana también lo hacía. Si Santana iba, eso significaba que iría con una cita. Rachel me miró y alzó una ceja.
Quinn no dudó. —Britt no va a las fiestas de citas. Es algo a lo que llevas a tu pareja… y Brittany no… ya sabes.
Rachel se encogió de hombros. —Podríamos emparejarla con alguien.
Empecé a hablar, pero Santana claramente no estaba feliz. —Las puedo oír, ¿saben? —replicó.
Rachel hizo un mohín. Esa era la cara a la que Quinn no podía negarle nada. —Por favor, Santana. Te encontraremos una buena chica que sea divertida e ingeniosa, y sabes que me aseguraré de que sea caliente. ¡Te prometo que te lo pasarás bien! Y ¿quién sabe? Quizás consigas ligar.
Fruncí el ceño. ¿Rachel le encontraría una chica? Para la fiesta de citas.
Una de mis hermanas lesbianas o bi de la fraternidad, incluso alguna que otra curiosa exploradora en potencia?. Oh, demonios, no. La idea de ella teniendo relaciones con cualquiera, incluso si no fuera ninguna de ellas, hizo que se me erizaran los vellos de la nuca.
La sartén hizo un ruido fuerte cuando la arrojé al fregadero. —No he dicho que no la llevaría.
Santana rodó los ojos. —No me hagas ningún favor, Brittany.
Di un paso, mientras pasaba un mechón, tal vez el mismo de siempre, rebelde, detrás de mi oreja—Eso no es lo que quise decir, San. Las fiestas de citas son para parejas, y todo el mundo sabe que a mí no me va ese rollo del noviazgo. Pero no tendré que preocuparme porque esperes un anillo de compromiso después, incluso teniendo la ley de matrimonio igualitario aprobado en el estado.- Lo último lo supe por Quinn y algunas hermanas de fraternidad interesadas en el tema. Para mí eran mil pasos más adelante, peor de tortuosos, después del noviazgo.
Rachel hace un mohín de nuevo. —¿Por fis, Santana?
Santana parecía como si estuviera padeciendo algún dolor. —¡No me mires así! Brittany no quiere ir. Yo no quiero ir… no seríamos una compañía muy agradable.
Cuanto más pensaba en ello, más me atraía la idea. Me apoyé en el fregadero, intentando de todas las formas, dejar el tic nervioso que empezaba con el dedo enredado en mi mechón de cabello —No dije que no quisiera ir. Creo que será divertido si vamos las cuatro.
Santana retrocedió cuando todos los ojos se volvieron hacia ella. —¿Por qué no pasamos el rato aquí?
Yo estaba bien con eso.
Los hombros de Rachel se desplomaron y Quinn se inclinó hacia adelante.
Porque tengo que ir, Santana —dijo Quinn—. Soy una estudiante de primer año. Tengo que asegurarme de que todo vaya bien, de que todo el mundo tenga una cerveza en la mano, cosas así.
Santana estaba mortificada. Claramente no quería ir, pero lo que más miedo me daba era que ella no podía decirle que no a Rachel, y Quinn estaba dispuesta a decir cualquier cosa para que su novia fuera. Si Santana no iba conmigo, podía terminar pasando la noche, toda la noche, con una de mis hermanas de fraternidad.
Atravesé la cocina y envolví mis brazos alrededor de los hombros de Santana.
—Vamos, San. ¿Quieres ir conmigo?
Santana miró a Rachel, luego a Quinn. Pasaron sólo unos pocos segundos hasta que me miró a los ojos, pero pareció una maldita eternidad.
Cuando sus ojos finalmente se encontraron con los míos, sus barreras se derrumbaron. — —dijo con un suspiro. El entusiasmo en su voz era inexistente, pero no importaba. Iría conmigo, y esa certeza me permitió respirar otra vez. Ya después me preocuparía de las implicancias de los vestidos y los insufribles tacos que tendría que aguantar por unas horas.
Quinn gritó del modo en que lo hacen las chicas que, extrañamente para mí, son felices por una cita, dio palmadas y luego agarró a Santana y la abrazó.
Luego me ofreció una sonrisa agradecida, y luego otra a San. —Gracias, Santana —dijo, mientras Rachel se acercaba para hacer el mismo gesto, colocándole una mano en la espalda.
Nunca había visto a nadie menos feliz de ir a una cita conmigo, pero de nuevo, yo no era la causa por la que ella se sentía infeliz.
Las chicas terminaron de prepararse y se fueron temprano para su clase de las ocho. Quinn volvió a ocuparse de los platos, feliz de por fin haberse salido con la suya.
—Britt, gracias. Creía que Rachel no iría.
—¿Qué demonios? ¿Intentaban emparejar a San con alguien?
—No. Quiero decir, Rachel podría hacerlo. No lo sé. ¿Qué importa?
—Importa.
—¿Si?
—Simplemente no… no hagan eso, ¿está bien? No quiero verla besándose en un rincón oscuro con Emily Fields.
Quinn asintió, frotando los restos de huevo del sartén. —O con cualquier otra chica.
—¿Y?
—¿Cuánto tiempo crees que esto permanecerá así?
Fruncí el ceño. —No lo sé. Tanto como pueda. Simplemente no me presiones.
—Brittany, ¿la quieres o no? Hacer todo lo posible para impedir que salga con otra persona cuando ni siquiera estás con ella, eso es una forma un poco idiota de actuar.
—Sólo somos amigas.
Quinn me dirigió una sonrisa dudosa. —Las amigas hablan de un polvo de fin de semana. De algún modo, no veo que eso pueda suceder entre ustedes.
—No, pero eso no significa que no podamos ser amigas.
Las cejas de Quinn se alzaron con incredulidad. —En cierto modo, sí, Britt.
No se equivocaba. Simplemente yo no quería admitirlo. —Es sólo que…
Hice una pausa, observando la expresión de Quinn. De todas las personas, ella sería la última que me juzgaría, pero me hacía sentir débil admitir lo que había estado pensando y cómo frecuentemente pensamientos sobre Santana cruzaban mi mente. Quinn lo entendería, pero eso no me hacía sentir mejor para decirlo en voz alta—. Hay algo en ella que necesito. Eso es todo. ¿Es extraño que piense que es fantástica como el infierno y que no quiera compartirla?
—No puedes compartirla si no es tuya.
—¿Qué sé acerca de tener citas, Q? Tú. Tú y tus retorcidas y necesitadas relaciones. Si ella conoce a alguien más y empiezan a salir, la perderé.
—Entonces, sal con ella.
Negué con la cabeza. —Todavía no estoy lista.
—¿Y eso por qué? ¿Tienes miedo? —preguntó Quinn, arrojándome el trapo a la cara. Cayó al suelo y me incliné para recogerlo. La tela retorcida y estirada en mis manos mientras la retorcía de un lado a otro.
—Ella es diferente, Quinn. Es buena.
—¿Qué estás esperando?
Me encogí de hombros. —Sólo una razón más, supongo.
Quinn hizo una mueca de desaprobación y luego se agachó para encender el lavavajillas. Una mezcla de sonidos mecánicos y líquidos llenó la habitación y Quinn se fue a su habitación. —Se acerca su cumpleaños, ya sabes. Rach quiere que organicemos algo juntas.
—¿El cumpleaños de Santana?
—Sí. En poco más de una semana.
—Bueno, tenemos que hacer algo. ¿Sabes qué le gusta? ¿Tiene Rachel algo en mente? Supongo que mejor le compro algo. ¿Qué demonios le compro?
Quinn sonrió mientras cerraba la puerta de su habitación. —Te las arreglarás. Las clases empiezan en cinco minutos. ¿Vendrás en mi coche?
—Nah. Voy a ver si puedo conseguir llevar a Santana en la parte trasera de mi moto. Es lo más cerca que puedo estar dentro de sus muslos.
Quinn se rió y luego cerró la puerta detrás de ella.
Me dirigí a mi habitación y me puse un par de jeans celestes ajustados  y una remera negra con figuras, también ajustada, junto con las converse negras comunes.
Cartera, llaves, teléfono. Pasé por el baño, como siempre, solté mi pelo y lo alisé con el peine, para luego, ondearlo un poco, dejando esta vez mi flequillo de costado. Un poco de maquillaje ligero de siempre, esta vez usaría delineador celeste, en vez de negro, para combinar con el pantalón y los ojos. Era más o menos todo lo que sabía o podía permitirme, un poco de rímel, maquillaje que cubra levemente mis pecas, mi cadenita negra con un dije de plata con la letra B en mayúscula y cursiva, bien definida. No usaba lápiz labial, solo manteca de cacao, de vez en cuando.
No podía imaginar ser una chica muy detallista. La rutina de mierda por la que tendría que pasar sólo para salir por la puerta consumía la mitad de sus vidas. Santana no era así, en eso nos parecíamos. No perdíamos el tiempo.
La clase duró una maldita eternidad y luego atravesé corriendo el campus hasta Morgan Hall. Santana estaba de pie en la entrada principal con un tipo, y mi sangre empezó a hervir al instante, tiñendo mis mejillas de un rojizo intenso. Incluso sabiendo que San era lesbiana, no me gustaría que alguien intente conquistarla, así como hacían conmigo pensando que podrían cambiarme. Unos pocos segundos más tarde, reconocí a Kurt y suspiré con alivio. Kurt agitaba los brazos, obviamente en medio de una gran historia, tomándose una pausa únicamente para darle una calada a su cigarrillo.
Cuando me acerqué, Kurt le hizo un guiño a Santana. Lo tomé como una buena señal. —Hola, Brittany —cantó.
Kurt. —Asentí, cambiando rápidamente mi atención a Santana—. Me dirijo a casa, San. ¿Necesitas un aventón?
—Estaba a punto de entrar —dijo, sonriéndome.
Mi estómago se hundió, y hablé sin pensar. —¿No te vas a quedar conmigo esta noche?
—No, sí lo haré. Sólo tenía que recoger un par de cosas que olvidé.
—¿Cómo qué?
—Bueno, mi maquinilla de afeitar para empezar. ¿Qué te importa?
Maldita sea, me gustaba. —Ya es hora de que te afeites las piernas. Están destrozando las mías. Igual yo te puedo prestar la mía.
Los ojos de Kurt casi se salieron de sus órbitas.
Santana frunció el ceño. —¡Así es como empiezan los rumores! —Miró a Kurt—. Estoy durmiendo en su cama... sólo durmiendo.
Correcto —dijo Kurt con una sonrisa de suficiencia.
-Sí, solo dormimos como buenas amigas que también pueden hacer un pijama partie, ya sabes, peinándonos, viendo una peli, abrazándonos cariñosamente- Kurt estaba a punto de llorar de la risa y yo prácticamente quería desaparecer en ese momento, era obvio, Brittany Pierce haciendo una pijamada, que sucedería después? Iría de compras todo un día entero?. Mi lado poco femenino, según las patéticas estiradas superficiales, se hundió un poco más.
Antes de saber lo que ocurría, ella estaba dentro, pisoteando las escaleras hasta su habitación. Di dos pasos a la vez para emparejarme a su paso.
—Oh, no te enojes. Sólo bromeaba.
Todo el mundo ya asume que estamos saliendo. Estás empeorando las cosas.
Al parecer, que ella tuviera sexo conmigo era algo malo. Si tuviera preguntas acerca de si se interesaba en mí de esa manera en absoluto, ella daría la respuesta: No, sólo no, pero infiernos no. —¿A quién le importa lo que piensen?
—¡A mí, Brittany! ¡A mí! —Abrió la puerta de su dormitorio empujándola, luego miró de un lado del cuarto al otro, abriendo y cerrando cajones, empujando cosas en una bolsa. De repente, me ahogaba en un intenso sentimiento de pérdida, de esos donde tienes que reír o llorar. Una risita se escapó de mi garganta.
Los ojos marrones de Santana se oscurecieron y se dirigieron a mí. —No es gracioso. ¿Quieres que todo el colegio piense que soy una de tus putas?
¿Mis putas? No eran mías. Pero sí eran putas… como yo.
Cogí el bolso de sus manos. Esto no iba bien. Para ella, asociarse conmigo, por no hablar de estar en una relación conmigo, significaba hundir su reputación.
¿Por qué todavía quería ser mi amiga, si eso era lo que sentía?
—Nadie piensa eso. Y si lo hacen, mejor que se aseguren que no me entere.
Sostuve la puerta abierta, y pasó a través de ella. Justo cuando la solté y comencé a seguirla, se detuvo y me obligó a mantener el equilibrio sobre las puntas de los dedos de los pies para no topar con ella. La puerta se cerró detrás de mí, empujándome hacia adelante. —¡Guau! —dije, chocando con ella.
Se dio la vuelta. —¡Oh, Dios mío! —Al principio pensé que nuestro choque la había lastimado. La mirada de asombro en su rostro me había preocupado por un segundo, pero luego continuó—: Probablemente piensen que estamos juntas y que tú estás descaradamente continuando con tu... estilo de vida. ¡Debo verme patética! —Hizo una pausa, sumida en el horror de su conclusión, y luego negó con la cabeza—. No creo que deba quedarme contigo. Deberíamos estar lejos la una de la otra, en general, por un tiempo.
Tomó su bolso de mis manos, y lo agarré de nuevo. —Nadie piensa que estamos juntas, San. No tienes que dejar de hablarme para probar tu punto. — Me sentí un poco desesperada, lo que era bastante inquietante.
Tiró del bolso. Decidida, lo tiré hacia atrás. Después de unos cuantos tirones, gruñó con frustración.
—¿Has tenido alguna vez a una chica, una amiga, con nuestras mismas preferencias, que se quedara contigo? ¿Alguna vez has llevado clases con esas chicas en la escuela? ¿Has almorzado con ellas todos los días? ¡Nadie sabe qué pensar de nosotras, incluso cuando se los décimos!
Me acerqué al estacionamiento con su bolso, mi mente corriendo. —Voy a arreglar esto, ¿de acuerdo? No quiero que nadie piense mal de ti por mi culpa.
Santana era siempre un misterio, pero la mirada afligida en sus ojos me tomó por sorpresa. Era inquietante hasta el punto en que quería hacer algo para que su sonrisa no desapareciera. Estaba inquieta y claramente molesta. Lo odiaba tanto que me hizo lamentar todo lo cuestionable que alguna vez había hecho porque era una cosa más que se ponía en el camino.
Fue entonces cuando la realización me golpeó. Como pareja, no íbamos a funcionar. No importa lo que hiciera o cómo me las arreglara para complacerla, nunca sería lo suficientemente buena. No quería que ella terminara con alguien como yo. Sólo tendría que conformarme con las migajas de tiempo que podría conseguir.
Admitir eso para mí misma era una píldora difícil de tragar, pero al mismo tiempo, una voz familiar me susurró desde los oscuros rincones de mi mente que necesitaba luchar por lo que quería. Luchar parecía mucho más fácil que la alternativa.
Déjame compensártelo —dije—. ¿Por qué no vamos esta noche a The Dutch? —The Dutch era un hoyo en la pared, pero mucho menos concurrido que The Red. Sin tantos buitres dando vueltas.
—Ese es un bar peligroso. —Frunció el ceño. Era cierto, yo también podía serlo, ruda y fría contra cualquiera, ella lo sabía pero justamente no era su estilo.
Está bien, entonces vamos al club. Vamos a cenar y luego podemos ir a The Red Door. Yo invito.
—¿Cómo es que salir a cenar y luego a un club va a solucionar el problema? Cuando la gente nos vea juntas, lo hará peor.
Terminé de atar la bolsa a la parte trasera de mi moto y luego me senté a horcajadas en el asiento. No discutió acerca de la bolsa. Eso siempre era prometedor.
—Piénsalo. Yo, borracha, ¿en una habitación llena de mujeres con poca ropa? Tal vez me una a ellas, ya sabes borracha, a veces suelo ser…un poco suelta. No tomará mucho tiempo para que la gente sepa que no somos una pareja.
—Entonces, ¿qué se supone que debo hacer? ¿Llevar a casa a una chica borracha del bar para probar el punto?
Fruncí el ceño. La idea de que saliera con una chica hizo que mi mandíbula se tensara, como si hubiera derramado jugo de limón en mi boca. —No me refería a eso. No hay necesidad de excederse.
Rodó los ojos, y luego se subió al asiento, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. —¿Alguna chica extraña nos seguirá a casa desde el bar? ¿Así es como vas a arreglar las cosas conmigo?
—No estás celosa, ¿verdad, San?
—¿Celosa de qué? ¿De la imbécil a quien mandarás al diablo en la mañana?
Me reí, y luego encendí el motor. Si ella supiera lo imposible que era. Cuando la tenía alrededor, todo el mundo parecía desaparecer. Me tomó toda mi atención y concentración mantenerme un paso por delante de ella.
Informamos a Quinn y Rachel de nuestros planes, y luego las chicas comenzaron su rutina. Me metí en la ducha primera, dándome cuenta de que esta vez tardaba más de lo habitual, diablos, esto era algo nuevo, otra cosa nueva.
Quinn se pondría un vestido corto y los maravillosos tacos. Ella era un poco más amable con estas cosas. Yo solía zafarme de todo eso, pero esta vez era diferente. Se trataba de Santana y por primera vez me interesaba demasiado verme bien para alguien, para ella. Tendría que empeñarme en ello. Me apoye en la puerta de la habitación de Q, Rachel y San estaban en mi cuarto. Como suponía, Quinn ya estaba casi lista.
Emm…esto…Q, necesito tu ayuda— Ella no disimulo su sorpresa al verme tan nerviosa y obviamente viendo el tic que hacía acto de presencia, sin que lo notará.
Ajam, creo saber de qué se trata— Agradecí que no le diera más profundidad al asunto, en el fondo ella lo sabía, tal vez lo entendía mejor que yo misma. Ya era suficiente penoso tener que decirlo en voz alta, menos manteniendo mi propia sorpresa, inquieta, acerca de mis mejillas enrojecidas de vergüenza, esto era demasiado. Otra primera vez y también esperaba que Quinn no tomara nota de ello.
Bien, entonces…— Ambas sabíamos que casi todos mis pocos vestidos estaban en su closet, ya que no los usaba muy seguido que digamos. Además ella tenía más y tal vez los suyos serían las mejores elecciones.
—Sí, justo tengo algunos acá, veamos cómo te quedan.
Luego de la fase más vergonzosa que haya recordado alguna vez, Quinn pudo encontrar uno, según ella, perfecto para mí. Era de un azul oscuro metálico, suyo por supuesto, los míos, tendría que renovarlos, igual me gustaba como se veían mis pechos, más firmes que cuando usaba las blusas holgadas, bajo la tela suave que también remarcaba mi cintura. Luego, unos odiosos tacos negros, esta vez, míos, pero no por ello menos incómodos. Un poco de maquillaje habitual, otra vez el delineador celeste, el pelo suelto, esta vez, liso con un flequillo de costado, eso era todo. Quinn no volvió a hablar del tema, solo asintió con satisfacción y yo me sentí mucha más aliviada por su reserva y por el paso de la vergüenza y el momento algo frustrante.
Igualmente, minutos después de la rara fase, Quinn, Rachel y yo esperamos una eternidad para que Santana saliera del baño, pero cuando por fin salió, casi perdí el equilibrio. Sus piernas se veían fatales con su corto vestido negro. Sus pechos jugaban a “me ves, ahora no me ves,” sólo apenas haciendo su presencia cuando se giró, y sus largos rizos negros colgaban a un lado en lugar de sobre su pecho.
No recordaba que estaba bronceada, pero su piel tenía un brillo saludable contra la tela de su vestido oscuro.
Bonitas piernas —dije. Ella parecía contrariada?, sorprendida?. No entendí su expresión pero pude ver sus ojos marrones oscurecerse un poco más, o tal vez lo imagine, la cuestión es que parecía haberse quedado sin palabras. No estaba muy pendiente de ello, ya que su jodida belleza hacía que me perdiera de mi misma.
Al final, sonrió. —Tú…tú también te ves bien….muy bien….demasiado— Tal vez imaginé lo último, no podía haber dicho demasiado, susurró cada palabra, el final casi inentendible, de seguro lo último fue una confusión mía. Dejé esa nueva frustración de imaginar cosas, a un lado. Ella era jodidamente hermosa.
La saqué de la puerta de la mano, no se alejó, y la sostuve hasta que llegamos al coche de Q. Se sentía mal dejarla ir. Cuando llegamos al restaurante de sushi, entrelacé los dedos entre los de ella mientras caminábamos en el interior.
Pedí una ronda de sake, y luego otra. La camarera no nos pidió identificación hasta que pedí cerveza. Sabía que Rachel tenía una identificación falsa, y me quedé impresionada cuando Santana sacó la de ella como una campeona.
Una vez que la camarera la miró y se fue, la agarré. Su foto estaba en la esquina, y todo parecía de fiar por lo que yo sabía. Pero esta era perfecta. El nombre que se leía era Jessica James, y por alguna razón, eso me excitó. Fuerte.
Santana sacudió la identificación y se salió de mis manos, pero la atrapó en pleno vuelo al suelo, y en segundos estaba escondida dentro de su cartera.
Sonrió y le devolví la sonrisa, apoyándome en los codos. —¿Jessica James?
Reflejó mi posición, apoyándose en los codos y emparejando mi mirada. Era tan segura. Increíblemente sexy.
—Sí. ¿Y qué?
—Interesante elección.
Quinn se echó a reír, pero se detuvo abruptamente cuando Rachel retomó su cerveza. —Cálmate, cariño. El sake tarda en golpear.
Rachel se limpió la boca y sonrió. —He tomado sake antes, Q. Deja de preocuparte.
Cuanto más bebíamos, más fuerte gritábamos. A los camareros no parecía importarle, pero eso era probablemente porque era tarde y sólo había otras cuantas personas en el otro extremo del restaurante, y estaban casi tan borrachos como nosotras. Excepto Quinn. Era demasiado protectora con su coche como para beber demasiado cuando conducía, y amaba a Rachel más que a su coche. Cuando ella apareció, ella no sólo controló su consumo, sino que también siguió todas las leyes de tráfico y utilizó las luces intermitentes.
Dominada.
La camarera trajo la cuenta, y tiré un poco de dinero sobre la mesa, empujando hasta que Santana se deslizó fuera de la cabina. Me dio un codazo jugando, y arrojé con indiferencia fingida mi brazo alrededor de ella mientras caminaba por el estacionamiento.
Rachel se deslizó en el asiento delantero junto a su novia, y comenzó a lamerle la oreja. Santana me miró y rodó los ojos, pero a pesar de ser una audiencia cautiva, ella estaba teniendo un buen momento.
Después de que Quinn se detuvo en The Red, nos llevó a través de las filas de autos dos o tres veces.
Es para esta noche, Q —murmuró Rachel.
—Oye, tengo que encontrar un amplio espacio. No quiero que un idiota borracho raye la pintura.
Quizás. O simplemente prolongaba el baño de lengua que su oído recibía de Rachel. Qué asco.
Quinn estacionó en el borde de la parcela, y ayudé a Santana a bajar, ignorando la molestia que los tacos no se hicieron esperar. Salió y tiró de su vestido, y luego sacudió sus caderas un poco antes de tomar mi mano. Miré por un segundo el mío, casi olvide que tenía uno, de no ser por los tacos que me recordaban la incomodidad del estilo.
Quería preguntarles acerca de sus identificaciones —dije—. Son perfectas. No las consigues por aquí. —Lo sabría. Había comprado muchas.
Es algo bueno tener conexiones —dijo Rachel, riendo.
Dios, mujer —dijo Quinn, sosteniendo su brazo antes de que cayera al suelo—. Creo que ya has terminado por esta noche.
Fruncí el ceño, preguntándome qué demonios significaba todo aquello. — ¿De qué estás hablando, Rach? ¿Qué conexiones?
—Santana tiene algunos viejos amigos que...
Son identificaciones falsas, Britt —dijo Santana, interrumpiendo antes de que Rachel pudiera terminar—. Tienes que conocer a las personas adecuadas si quieres que se hagan bien, ¿verdad?
Miré a Rachel, a sabiendas de que algo no estaba bien, pero miraba a todas partes, excepto a mí. Presionar el asunto no parecía inteligente, sobre todo porque Santana me había llamado Britt. Podría acostumbrarme a eso, viniendo de ella.
Le tendí la mano, de nuevo. —Correcto. —La tomó, sonriendo con la expresión de una estafadora. Pensó que me había engañado. Definitivamente iba a volver a eso más tarde.
—¡Necesito otro trago! —dijo ella, tirando de mí hacia la gran puerta roja del club.
—¡Chupitos! —gritó Rachel.
Quinn suspiró. —Oh, sí. Eso es lo que necesitas. Otro chupito.
Todas las cabezas en la sala se giraron cuando las cuatro entramos, incluso un par de tipos con sus novias, descaradamente rompiendo sus cuellos o recostándose en sus sillas para mirar por más tiempo. Eran tan idiotas, insistentes e ignorantes.
Oh, joder. Esta será una noche muy mala, pensé, apretando mi mano alrededor de la de Santana.
Caminamos hasta la barra más cercana a la pista de baile. Megan estaba en las sombras humeantes de las mesas de billar. Su sitio de caza habitual. Sus grandes ojos verdes se clavaron en mí antes de que incluso la reconociera parada allí, me miraban asombrados, supongo que por mí estilo más arreglado. La mano de Santana todavía seguía en la mía, y la expresión de Megan se hizo mucho más profunda en el momento que lo vio. Asentí hacia ella, y sonrió.
Mi asiento habitual en el bar estaba libre, pero era el único libre a lo largo de la barra. Cami me vio llegar con Santana, por lo que se rió una vez, y luego puso en alerta de mi llegada a las personas sentadas en los taburetes alrededor, advirtiéndoles de su desalojo inminente. Se fueron sin quejarse.
Digan lo que quieran. Ser una psicópata cabrona, incluso en vestido y tacos, tenía sus ventajas.
 
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Hola!! Acá va la actu!
Como siempre, espero que les guste :). Esta es la primera actu del año. 2014. Todavía sigo asimilándolo :S. Bueno, como verán es más largo que el anterior, espero que no se aburran mucho, es una forma de compensar el tiempo en que no puedo actualizar.
Nos vemos la próxima y ya saben cualquier queja solo díganla y trataré de mejorar la adap :)

Besos! NaT!
naty_LOVE_GLEE
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por micky morales Miér Ene 08, 2014 10:23 pm

perfecto, como siempre, me encantan los pensamientos de Britt!
micky morales
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por 3:) Jue Ene 09, 2014 11:45 am

me encanta britt,... me gusta cuando se pone nerviosa jajajajajaja
definitivamente megan y emily son las dos de mi lista negra,... ja

nos vemos,...

PD: feliz año!!!
3:)
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

Mensaje por Claru! Jue Ene 09, 2014 1:53 pm

Adoro este Fic! Es genial! Resulta raro porque ya leí Beatiful Disaster pero leer los pensamientos de Britt es realmente llamativo. Muy bueno!
Claru!
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Activo Re: [Resuelto]Fic Brittana: Walking Disaster! *Capitulo 7: "Viendo rojo"

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