Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Por favor,actualizaaa! :( Ya no se que más leer para esperar un capitulo mas de este fic! Saludos y.... Actualizaa porfaa! :)

Lo siento! lo siento! lo sientoooo!! ... ahora no estoy en mi país. Regreso en una semana. Sé que les debo muuuuucho por esta larga ausencia, se los recompensaré.

Espero me disculpen eh! ... un beso a todas y espero hayan pasado excelente fin e inicio de año.

Apenas regrese me pondré al día!!!

O_o una semana mas? Ya extraño el ff :(
Bah! Espero que la estes pasando bien ;) & esperare esa recompensa :D

Saluditos :)

Volve u.u

Dime donde estas, ire por ti!

Actualiza por faaaaaaaa!!!!!!!!

por favor beverly actualizaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa   

siiiii por favor!! :'( :'(

Tus fieles lectoras te esperaremos!!!!
Y claro espero la actu!!

Espero que hayas disfrutado tus vacaciones !!!

Xoxo

VUELVE, POR FAVOR!!

Me sumo a las suplicas, actualizaa!
Espero que lo estés pasando bien :)

CAPITULO 27

—Hola, Quinn— dijo Brittany al abrir la puerta —Pasa. Santana está en la cocina— Retrocedió un par de pasos para dejar entrar a Quinn —Hace un frío del demonio ahí fuera.—

—Yo sólo espero que esto no sea el aviso de lo que nos viene encima en invierno— afirmó Quinn al tiempo que se quitaba la chaqueta y la colgaba del perchero que había junto a la puerta —Deberías cambiar esa chaquetita que tienes por algo más abrigado—

—¿Eres consciente de lo que cuesta una chaqueta nueva?— dijo Brittany acercándose a ella —Hazme un favor, ¿quieres?— susurró a continuación —No le digas nada a Santana—

—¿Y cuánto tiempo supones que va a dejarte salir por la puerta con la tuya?— le preguntó Quinn imitando su tono de voz.

—Con suerte un par de semanas más. Hasta que me den la paga extra—

—¡Eh! ¿Qué estan secreteando ustedes dos?— gritó Santana desde la cocina.

—Tranquila que no estoy desvelando ningún secreto de Estado— dijo Quinn —Además, estoy segura de que esta chica ya conoce todos tus malos hábitos—

—Casi todos— dijo Santana asomándose a la puerta que conectaba la cocina y la sala —Quién sabe, a lo mejor me convence para romper uno o dos. Los milagros existen—

—¿Quieres decir que algún día podré mirar debajo del sofá y encontrar una bola de pelusa?— preguntó Quinn.

—Oye… no me presiones— contraatacó Santana limpiándose las manos en el delantal —Por ahora he descubierto que no es un crimen dejar la ropa sin doblar después de quitármela—

Quinn trasladó su mirada de Santana a Brittany.

—Está bromeando, ¿no?—

—Nop— contestó Brittany con orgullo.

—Me agarró con la guardia baja— añadió Santana en defensa propia.

—Debió ser épico— dijo Quinn palmeando el hombro de Brittany —Lo siguiente es que se meta en la cama cuando aún queda un plato en el fregadero—

—Eso jamás— afirmó Santana con confianza.

—Ya veremos— Brittany afirmó

Santana le dirigió una larga mirada de confusión antes de caer en la cuenta de a qué se refería.

—Oh— dijo Quinn relajándose de tal forma que su cuerpo no mostraba ya el torbellino de emociones que Brittany había advertido al final de su última sesión con la psicóloga.
A pesar de que había preguntado, Santana no quiso contarle gran cosa acerca de su conversación con Quinn aparte de que todo había ido bien. Si la actitud de Quinn podía tomarse como evidencia, su reunión parecía haber sido un éxito a los ojos de Brittany. Sin embargo, quedaban algunas cuestiones para las que necesitaba respuesta antes de estar totalmente segura de que los problemas habían acabado entre ellas tres.

—Oye Doc, voy al balcón un rato antes de que lleguen los chicos. ¿Te vienes a hacerme compañía?— dijo Brittany echando a andar hacia las puertas corredizas de cristal sin esperar su respuesta. Tal y como sospechaba, Quinn la siguió hasta la terraza y cerró la puerta tras de sí.

—¿Y bien?— preguntó Quinn con expectación.

Brittany se recostó sobre el barandal y suspiró.

—Y bien… — comenzó —¿Podremos seguir con nuestras sesiones como hasta ahora?—

—Por supuesto— afirmó Quinn.

—Genial— Brittany se giró concentrando su atención en las estrellas —Estaba preocupada, ¿sabes?—

—¿De qué?— la interrogó Quinn.

—De que no quisieras seguir ayudándome por culpa de mi relación con Santana— dijo Brittany meneando la cabeza —Maldición, hasta se me cruzó por la cabeza que intentarías recuperarla—

—Yo jamás haría algo así— dijo Quinn reclinándose sobre la barandilla y contemplando la hilera de árboles deshojados y pinos que había al frente —Santana y yo teníamos algunos asuntos sin resolver, eso es todo—

—Ahá— contestó Brittany —Y ya están totalmente resueltos, ¿no?—

—En su mayor parte —dijo Quinn.

—Tú eres la que siempre anda diciendo que los cambios no ocurren de la noche a la mañana— agregó Brittany
Quinn se volvió hacia ella y le sonrió.

—¿Sabes? Odio que utilicen mis propias frases contra mí— En ese momento hizo una pausa —Pero es verdad. Santana y yo tuvimos una historia importante en común y me resulta difícil verla con otra persona— Entonces se acercó más a Brittany —Pero también quiero que sea feliz y me ha dejado muy claro que para ella, eso significa estar contigo—

—¿Crees que nos irá bien?— preguntó Brittany con nerviosismo

—Lo que yo crea no importa— dijo Quinn.

—Para mí sí— afirmó con rotundidad Brittany al tiempo que se dirigía hacia la mesa.

—¿Que si creo que ustedes dos tienen la oportunidad de hacer funcionar esa relación? Por supuesto— dijo Quinn —¿Que si creo que va a ser fácil? No. Va a requerir un montón de sacrificios y compromisos por parte de ambas, pero si se quieren lo suficiente, todo valdrá la pena… Y ahora, ¿podemos volver adentro? Me estoy quedando helada—

—Vamos— dijo Brittany, pero sólo dio un paso hacia la puerta antes de detenerse —Oye, Quinn—

—¿Sí?—

—Es que… yo pensaba que mi vida era un desastre tan grande que nunca encontraría a nadie que quisiera estar conmigo y mucho menos enamorarse de mí— Brittany bajó la vista hasta el suelo e hizo una pausa intentando dar con las palabras adecuadas —Pero… ahora lo veo todo de una manera muy distinta a como lo hacía hace cinco meses. Creo que he… he…—

—¿Crecido?— sugirió Quinn.

Brittany, por su parte, se encogió de hombros.

—Supongo que sí. Lo que intento decir es que eso no hubiera pasado de no ser por ti—

Quinn se acercó más a ella.

—Has sido tú, amiga mía— dijo al tiempo que golpeaba a la joven con un dedo —Yo no te he hecho cambiar, yo sólo soy la que te ha ayudado a ver que ese cambio era posible. Recuérdalo siempre, eres tú la que vino a mí en busca de ayuda. Tú diste el primer paso. Y ahora…— Cubrió los hombros de Brittany con sus manos —Vamos adentro antes de que me muera por congelación—

—Gracias— dijo Brittany —Por todo—

—De nada —respondió Quinn propinándole un fuerte abrazo —Por si sirve de algo, espero que sean muy felices—

Brittany la abrazó con más fuerza. —Sirve de mucho— afirmó en voz baja.

—Ahora entremos, antes de que muramos por hipotermia— afirmó Quinn


***

—Maldita sea— dijo Brittany mientras Santana estacionaba el mercedes delante de la casa de Patty —No puedo creer que estuviera de acuerdo con esto—

—Podrías haberlo cancelado— dijo Santana

—¿Y decir que? ¿Lo siento no puedo asistir a la fiesta de cumpleaños de tu hijo? ¿Cómo va Thomas a entenderlo?— dijo Brittany guardando sus gafas de sol en la guantera —No, no puedo hacerle eso. Tengo que ir— agitó la cabeza y buscó la manija de la puerta —Simplemente tendré que manejar esto—

—No olvides su regalo— dijo Santana cuando la puerta de la casa de abría y el sobrino de siete años venía corriendo seguido de su hermana mayor.

—Tía Britt, tía Britt, ¿me has traído un regalo por mi cumpleaños?— preguntó

—Mami ha dicho que se supone que no debes preguntar por los regalos— dijo Jessica con su mejor tono de reprimenda cuando los dos llegaron hasta Brittany. —Tía Britt, me han puesto una A en mi exámen—

—Oh, muy bien Jess, te felicito— dijo Brittany —Y si Thomas, te hemos traído un regalo—

—¿Ves?— dijo el pequeño dirigéndose a Jessica —Te dije que me traerían un regalo—

Jessica cruzó sus brazos y balbuceó —Yo no tuve un regalo en mis cumpleaños—

En esos momentos Brittany agradeció la sugerencia de Santana cuando estaban en la tienda de juguetes.

—Jess— dijo mientras se agachaba, llamando la atención de la niña —Creo que si miras en el asiento trasero del auto encontrarás un tardío regalo de cumpleaños—

Los ojos de Jessica se abrieron en la misma proporción que su sonrisa

—¿Un regalo… para mi?—

—Si— afirmó Brittany mirando por encima de la cabeza de la niña para compartir una sonrisa con Santana. —Uno para ti y otro para tu hermano—

Santana retuvo a Thomas cuando intentaba abrir la puerta del auto

—Espera pequeño. Yo lo haré— dijo, moviendo cuidadosamente al niño a un lado y abriendo la puerta —El tuyo es el de la caja grande y plana. Yo cogeré el de Jessica—

—Hey, su caja es más grande que la mía— dijo con voz de niño mimado.

Santana se arrodilló cerca de él —Pero el tuyo tiene más piezas— dijo —Créeme, te gustará. Ahora no mires lo que hay en la bolsa hasta que hayamos entrado, ¿de acuerdo?—

—Si— dijo el chico emocionado, sacando su regalo del auto e inmediatamente intentando levantar la solapa del papel en el que estaba envuelto.

—Muy bien— dijo Santana quitándole el paquete de sus manos con una sonrisa —Te diré que. Tú vas a decirle a tu madre que estamos aquí y tu tía Britt y yo llevaremos los regalos adentro—

La coloreada decoración atrapó la mirada de Brittany cuando entraron al salón. Cintas azules y blancas estaban colgadas cruzando el techo mientras los globos de colores brillantes se agrupaban en las esquinas. La mesilla de café enfrente del sofá estaba cubierta por papel de regalo desgarrado. Patty, que había estado sentada en la mecedora leyendo las instrucciones del nuevo video juego de Thomas, se levantó cuando entró Brittany recibiéndola a medio camino con un abrazo.

—Estoy encantada de que hayas venido— dijo la hermana mayor cogiendo el regalo de las manos de Brittany y dejándolo encima de la mesita de café.

—No podemos quedarnos mucho tiempo— dijo Brittany, mirando alrededor buscando a la mujer que intentaba evitar —¿Dónde está ella?—

—En la cocina, adornando el pastel— dijo Patty —No te preocupes, no va a decirte nada—

—No estaba… — dijo Brittany con fingida indiferencia.

—Quiero abrir el regalo de Tía Brit— dijo Thomas cogiendo el regalo

Patty hizo una pausa tan solo unos segundos y lo dejó estar.

—Muy bien, pero tendrás que esperar hasta después de tu pastel y del helado para abrir los otros regalos—

Thomas asintió y comenzó a abrir la bolsa donde estaban los regalos

—Esta bien— La bolsa negra no fue un problema para el niño de siete años, abriéndola para mostrarle el papel de envoltorio del que se deshizo rápidamente, mostrándole de inmediato un circuito de autos de carreras. —¡Oh, vaya! Gracias tía Britt—

—Es de parte de Santana y mía— dijo Brittany mientras se agachaba para recibir el abrazo ofrecido

Thomas se apartó de su cuello y se dirigió a Santana

—Gracias tía Santana— dijo el pequeño

Brittany intercambió una sonrisa con su amante mientras Santana se agachaba para otro abrazo.

—Yo también quiero abrir mi regalo ahora— dijo Jessica, abriendo rápidamente la caja y empujando el plástico de su interior —Es una caja con joyas y centro de maquillaje— dijo abriendo inmediatamente la caja —Gracias—

—¿Puedo yo también jugar con el mío ahora mami?— preguntó Thomas

—Si cariño, pero primero tienes que montar el circuito de carreras— dijo Patty —Y creo que algo así debe estar en tu habitación y no aquí fuera donde cualquiera pueda tropezar. Jess, creo que deberías dejar el tuyo también en tu habitación—

Jessica seguía intentando abrir la caja —Quiero enseñárselo a la abuela primero. ¡Hey, abuela!— La llamó en voz alta.

—¿Qué te he dicho sobre gritar?— dijo Patty justo cuando su madre se asomaba por la puerta de la cocina.

—Abuela, mira lo que tía Britt me trajo— dijo la niña emocionada mientras levantaba la caja

Thomas se alzó y se dirigió a ella. —Yo también— dijo.

Sin querer, Brittany se encontró con los ojos de su madre, y por un momento, se encontró incapaz de desviar la mirada de la cara de tristeza de la mujer mayor. En esa fracción de tiempo, Brittany recordó la mañana de una Navidad muchos años atrás cuando su madre le entregó felizmente un regalo. No podía recordar que regalo era o dónde estaba su padre o su hermana, pero sí recordó ser abrazada por su madre, sostenida por esos brazos y por un breve instante sintiéndose especial. Ese flash de su memoria desapareció devolviéndola a la realidad y para su sorpresa, experimentó un sentimiento diferente al enfado hacia la persona que le había dado la vida.

Jessica insistió en llamar la atención de su abuela, haciendo que las mujeres rompieran el contacto visual. Brittany miró a Santana, preguntándose si su amante podía ver la confusión en su cara. Quería marcharse, alejarse de esa mezcla de emociones arremolinándose en su interior, pero antes de que la urgencia por huir la moviera, Jessica se le acercó pidiéndole ayuda para ponerse los anillos y collares de su nuevo joyero. Agradecida por el escape, siguió a su sobrina hasta su habitación.

—Parece que vamos a tener que desenredar esto antes de que podamos ponértelo— dijo Brittany mientras miraba la pila de collares en el vestido de Jessica. —¿Necesitas ayuda para hacerlo?— preguntó de espaldas a su sobrina.

—No, yo puedo— dijo Jessica dejando la caja sobre la cama y quitando las piezas de plástico rosa. —¿Tuviste un estuche de maquillaje como este cuando eras pequeña?—

Brittany continuó fijando su atención en la pila de collares enredados.

—No. Tenía un árbol de plástico en el que colgaba mis pendientes de aro, pero no recuerdo haber tenido ningún joyero o estuche de maquillaje—

—Oh— la niña de pelo rubio continuó sacando de la caja varias piezas de su nuevo regalo —¿Tia Britt?—

—¿Hmm?—

—¿Por qúe no te agrada la abuela?—

Los dedos de Brittany se detuvieron mientras registraba las palabras

—¿Por qué preguntas eso?—

—He escuchado a mamá y a la abuela hablando— dijo Jessica —La abuela estaba llorando y diciendo que tú la odiabas—

—¿Qué dijo tu madre? —

Con el regalo olvidado por un momento, Jessica miró a su tía fijamente.

—Mami dijo que ella no creía que tú odiaras a la abuela, pero que hablaría contigo otra vez, y la abuela dijo que no, porque entendía por qué la odiabas— la niña ladeó la cabeza, un gesto muy típico de su madre. —¿Qué te hizo la abuela para que la odies tía Britt?—

—Umm…— Brittany se revolvió para encontrar las palabras adecuadas para evitar la pregunta  —No creo que debieras chismear las conversaciones de adultos—

—Dijo que lo sentía— dijo Jessica —Cuando lloraba. Le dijo a mamá que lo sentía muchísimo—

Brittany se volvió y continuó desenredando los collares

—Realmente has enrollado esto— dijo, intentando no pensar en lo que su sobrina le estaba contando.

—Una vez mi amiga Katie y yo nospeleamos porque me empujó demasiado fuerte y me caí y me corté en la rodilla, y mami dijo que porque Katie lo sentía yo tenía que perdonarla, y lo hice, y ahora somos amigas otra vez. ¿Vas a perdonar a la abuela?—

Brittany se giró para mirarla —No lo sé— dijo —Lo que pasó entre tu abuela y yo es diferente—

Moviéndose hacia la cama, se sentó encima y comenzó a quitarle el precinto que venía en el estuche de maquillaje.

—las cosas entre los adultos no son sencillas como las de los niños. Ahora, montemos esto para que podamos salir y comernos el pastel y el helado— Rápidamente cogió dos piezas y las unió esperando así distraer a Jessica. Mirando el dibujo de la caja, jessica cogió la pieza siguiente y se la pasó a Brittanny —Bien. ¿Ves? Habremos terminado en un momento—

A pesar de haber hecho que Jessica dejara el tema, Brittany se encontró incapaz de dejar de pensar en ello. Sentada en el salón más tarde, miró a su madre por el rabillo del ojo lo suficientemente a menudo para que Santana se diera cuenta y le lanzara una mirada interrogativa. Brittany agitó su cabeza como para decir que todo iba bien y bajó la vista a su plato. En los minutos que le siguieron, Brittany se concentró en mirar a todas partes menos al sofá donde estaban su hermana y su madre. Toqueteó su helado por todo el plato hasta que no fue más que una mezcla deshecha antes de dejar el plato sobre la mesita de café.

—Aquí, dame eso— dijo Patty, alzándose sobre sus pies y cogiendo el plato —Thomas, si has terminado con el tuyo, dame el plato, lávate las manos y entonces podrás abrir el resto de tus regalos—

—Están limpias— protestó

—No, no lo están— dijo Patty con su inconfundible tono de madre —Anda. Jess, las tuyas también podrían con un poco de jabón y agua—

—Ayudaré a limpiar— dijo Santana mientras los niños desaparecían por el pasillo

Brittany pensó en ayudar, pero sabía que Santana lo tenía todo bajo control, mientras los platos desaparecían de encima de la mesa. Tenía la sensación de ser observada y giró su cabeza para cazar a su madre mirándola. La mujer mayor miró a otro lado rápidamente pero no antes de que Brittany viera la tristeza en su cara.

Para cuando empezaba a oscurecer, Brittany se había vuelto progresivamente más callada, dando una o dos palabras como respuesta. Ella y su madre continuaban esquivándose las miradas siendo descubiertas, no tanto por Patty y Santana como la una por la otra. La tensión fue creciendo dentro de ella y Brittany se encontró a sí misma luchando por mantenerla bajo control. Las preguntas que podían ser contestadas por una sola persona se repetían una y otra vez en su cabeza. Cada vez sonaban más y más fuertes hasta que Brittany supo que era hora de darles voz. Tomando aire profundamente, se preparó para lo que tendría que venir y se levantó con la mirada firme sobre su madre.

—Quiero hablar contigo—

La habitación se quedó en completo silencio a excepción del sonido del nuevo videojuego de Thomas. Incluso Jessica entendió el grado de magnitud del momento y miró a las adultas intensamente. Patty fue la primera en romper el silencio, levantándose y situándose entre su hermana y su madre.

—Brittany, ¿puedo hablar contigo un minuto en la cocina? —

Santana se levantó y se situó cerca de Brittany también —¿Estás segura?— preguntó en voz baja

Brittany quería decir que no, que lo había reconsiderado, pero era demasiado tarde. Reticentemente asintió.

—Estoy segura— dijo

—Patty— dijo Margaret, levantando su mano —Ayúdame a levantarme—

—Tal vez la cocina sea un buen lugar para charlar— sugirió Santana, haciendo un gesto con su cabeza en dirección a los niños.

—No creo que sea un buen momento para esto, independientemente de la habitación en la que sea— protestó Patty, mientras ayudaba a levantar a su madre.

Tensando la mandíbula para no decirle algún improperio a su hermana, cruzó el salón como un rayo hacia la cocina, golpeando con la palma de su mano la puerta para abrirla. Su enfado por la sobreprotección de Patty hacia su madre fue rápidamente reemplazada por los nervios al darse cuenta de lo que estaba a punto de pasar.

La puerta de la cocina fue abierta tras ella para revelar a Patty y a Margaret. Por detrás de Patty, una preocupada Santana miró adentro.

—Quiero hablar con ella a solas— dijo Brittany, cuando Patty siguió a su madre por la cocina.

—Me quedo— dijo firmemente Patty, guiando a su madre hacia la silla más cercana.

—No— dijo Brittany —Esto es entre nosotras— Se movió hasta el lugar más alejado de la mesa queriendo poner la mayor distancia posible entre ella y su madre.

—Está bien— dijo Margaret a su hija mayor —Quédate con los niños—

Brittany levantó los hombros casualmente ante la mirada de advertencia de su hermana, contestándole ella con otra rebelde y desafiante. Patty iba a protestar otra vez, pero finalmente se giró y entró en el salón.

Incapaz de hacer salir las palabras, Brittany escuchó la voz de Santana y luego la de Patty a través de la puerta cerrada. Sintiendo que el suelo se agitaba, le tomó un segundo imaginarse que los niños andarían corriendo por el pasillo. Hizo una nota mental para preguntarle a su amante sobre ello más tarde, entonces se giró y volvió a centrar su atención en la mujer que tenía delante. Inhalando profundamente, levantó los ojos para encontrarse con los de su madre, viendo la misma mirada que presenció antes. Las rabiosas palabras que habían estado esperando tanto tiempo para salir, estaban atascadas en su garganta sin querer salir en el momento en el que podían hacer más daño.

—¡Maldita seas, doc!— susurró, girándose y caminando hacia la ventana. Parte de ella deseaba tanto azotar verbalmente a su madre y hacerla pedazos. Después de todo le vino bien enumerar en sus sesiones de terapia con Quinn todos los defectos de su madre. ¿Qué  peso aguantaban sus espaldas ahora?

—¿Sabes cuántas veces he deseado no haber nacido?— Preguntó todavía de cara a la ventana —¿No tener que vivir este infierno que era mi vida?— Girándose reveló una mirada acusadora hacia su madre —¿Nunca se te ocurrió durante todas esas noches que mientras tú te emborrachabas con el whisky tus hijas podrían necesitarte, ni siquiera un poco?—

—Brittany, sé que te fallé a ti y a tu hermana…—

—Oh, tienes razón— dijo cortando a su madre —¿Sabes lo que me pasó después de que me largara?—

Margaret dejó caer la cabeza, sus ojos parpadeando.

—Tu hermana me lo contó— dijo muy despacio

—¿Te contó cómo tuve que acostarme con hombres para poder ganar suficiente dinero?—
Parte de ella tomó una sensación de orgullo con la aflicción de su madre, pero al mismo tiempo otra parte la hizo sentir hueca, Dándole una patada a la silla, la empujó y se sentó sobre el asiento de vinilo.
—Hice lo que tenía que hacer— dijo suavemente —No podía volver al infierno— Cruzando los brazos por delante, se inclinó sobre la mesa —Solía soñar que algún día tú vendrías y que nos alejarías de él, que dejarías de beber y que serías una madre para nosotras como la que tenían los demás. Una que se preocupara por sus hijos, que se asegurara de llevar a sus hijos al colegio con la ropa limpia, que les hiciera la cena en lugar de hacerles preparársela ellos mismos—
Ignorando la presión en su pecho, Brittany continuó presionando, bajando su mirada hacia la nada.
—¿Por qué?— Tragando con dificultad subió la cabeza para mirar a su madre —¿Por qué no podías ser como las otras madres? ¿Por qué no te podías haber preocupado por nosotras como te preocupabas del maldito whisky?—

Margaret sacó un pañuelo de su bolsillo y se secó los ojos con él
—Lo siento— dijo, su voz desgarrándose —Siento haberme casado con tu padre, siento no haberlas alejado de él cuando eran unas niñas. Y lamento no haber podido darme cuenta de lo mucho que la bebida estaba destrozándolo todo alrededor mío. Siento no haber sido la madre que debías haber tenido— Se secó los ojos otra vez y sorbió por la nariz.

Brittany quería dudar de la sinceridad de la mujer que tenía delante, de pasar los temblorosos labios y lágrimas como un intento desesperado de ganar su simpatía, pero no podía negar que había arrepentimiento de corazón y dolor en la voz de su madre.
—Yo también…— dijo —Yo también…— repitió suavemente. Sus oídos captaron el sonido de Patty y Santana hablando en el salón. Más bien acaloradamente si el creciente volumen era una indicación de ello. Intentó escuchar pero sólo cogió una palabra o dos a la vez que las voces volvían a bajar.

Mirando a la nada, Brittany dejó que los segundos se convirtieran en minutos, el silencio únicamente roto por el tic-tac del reloj de la cocina y de las pisadas de los niños al correr por el pasillo. Estaba cansada. Cansada de todo el enfado, todas las lágrimas, todo el dolor. Nada iba a cambiar la pesadilla que fue su infancia. Era hora, si no de perdonar el pasado, vivir con el presente. Tomando aire fuertemente, levantó la cabeza y miró fijamente a los ojos brillantes de su madre.

—No puedo perdonarte por lo que pasó, pero no te odio— Levantándose, le dirigió otra mirada —Supongo que solo quería que lo supieras— dijo, volviendo a colocar la silla en su sitio —Santana y yo nos vamos a marchar ahora— dijo caminando hacia la puerta.

—¿Brittany?—

Se paró delante de la puerta y se giró para mirar a su madre. —¿Sí?—

Margaret se levantó descansando sus manos en la mesa para ayudarse
—Gracias— dijo, permitiendo que rodara una lágrima por su mejilla

Brittany la miró incómoda

—Sí, bueno…— puso su mano en la puerta —Lo hice por mí— empujó la puerta y salió antes de que Margaret pudiera decir nada.

uffff,... intenso!!!!!
la conversación que faltaba,....
a ver si mas adelante las cosas con la mama de britt mejoran!!!

Qué habrán hablado Santana con la hermana de Britt :O
gracias por actualizar, eso fue rápido tomando en cuenta que casi recién había comentado xD
pero aun así quiero otra actualización !!!!


Saludos :D

oh como extrañaba este fic ...

intenso..... britt y su madre ...
si que intriga la conversación de patty y san uuuuu


saludos!! hasta la prox Actualización ....

Uff al fin britt pudo hablar aunque sea un poco con su mama
Esperando la pronta actualizacion!
Saludos

Owwwww


Por fin un CAP tuyo

Te echaba mucho de menos en vdd
Espero que estés muy bien


Quiero decirte que cada CAP es mejor y más emocionante!!
Me encanta esos detalles hermosos entre mis brittanas!


Quiero más amor , pasión

Espero y hagas una segunda tercera y cuarta temporada

Y agregarás a rachel como al principio
No quiero que mi quinn este sola :(


Saludos


Un abrazo y besote :**



Esperando actualización

Volvisteeeeee :D & con una gran & emocional cap.

Seria lindo que Britt perdonara a su mamá o al menos lidiara un poco mas con ello.

En fin...

Saludos :*

Hola este fic es demasiado bueno nunca lo habia comentado es la primera vez mis respetos neta amo a las Brittana son tan cueras juntas ♥ *-* hasta la proxima actualizacion saludos

me engancha con el fanfic muy interesante porfa actualiza ;)

Nena actualizaaaaaaaa hoy anda :)!!

Hola!

Dios, este capítulo me dejó intrigada, que hablo la hermana de mi rubia con san? actualiza HOY, HOY, HOY.

Esperando actualización

Hola!!!
Me gusto que Britt y Quiinn hablarán!!
Jjaja me dio risa cuando san ha aceptado que ha dejado de doblar la ropa.
La verdad no esperaba que Britt hablara con su madre, wow, esa ha sido una plática dolorosa, para ambas!!
Me encanto el cap, gracias por volver.
Espero la actu!!!

Xoxo

PD: este ff es muy adictivo :) :D

Actualiza, Actualiza, ACTUALIZA.