FF Brittana- ¿Aún la amas? Final! 06/08

Me encanta desaparwxe las cosas q puedan alejarla por favor

:') aawww!! Caray! Quisiera que esas semanas pasaran rápido :) las brittana son tan tiernas *-* y bueno, que bien que las faberry van bien y también dani y mia ^_^
Las cosas van acomodandose poco a poco para tod@s!! Saludines

Solo un capitulo!!!!!! Me encanta esta historia!!!
Saludos
PD: soy de Mendoza!! Espero leerte prontito

Awwe me encanta que vuelban a estar tan juntitas♡♡♡♡
Espero que todo le vaya bien a brittany

ha sido mejor de lo esperado, al fin estan juntas y parece que sera para siempre!

Oww que lindos capitulos, me carga que pongas eso de que: -Su amor es muy honeste, hasta ese entonces...- o cosas como esas, me pone nerviosa ajjaaj

me encanto muy buen cap!!! tan dulce quinn me encanta, y san con britt son hermosas, me gusta la simpleza del noviazgo de dani y mia son re especiales!! yo soy de cordoba! a mil con la epoca de parciales y eso, se re complica jajaja menos mal que vayas a poner lo de beth se merece la verddad!! me encaanta leerte besitos!

Hola Hola !
Perdon por no comentar antes pero estado poco ocupada pero vengo a decir QUE AMO TU FIC !
Espero el gran final :) unos de mis fic favoritos ;)

Saludos Y besos   

3:) escribió:holap,...

me gusto,...
la pasaron bien todas en Los Ángeles,...
me encanto la convicción de quinn en quedarse en NY con rachel y su hija!!!
a ver como va a ser la boda,..

nos vemos!!!

Hola! Me alegra que te gustara, en verdad.
La idea era que la pasaran bien. Y sí, Quinn es un amor.
Saludos!

marthagr81@yahoo.es escribió:Me encanta desaparwxe las cosas q puedan alejarla por favor

No habrá nada que las aleje ya, lo prometo.

Dolomiti escribió::') aawww!! Caray! Quisiera que esas semanas pasaran rápido :) las brittana son tan tiernas *-* y bueno, que bien que las faberry van bien y también dani y mia ^_^
Las cosas van acomodandose poco a poco para tod@s!! Saludines

Gracias por comentar! Todo acomodandose para el gran final!
Saludos!

monica.santander escribió:Solo un capitulo!!!!!! Me encanta esta historia!!!
Saludos
PD: soy de Mendoza!! Espero leerte prontito

Sólo uno :(
Estuve en Mendoza, me encanta el lugar!
Saludos!

monicagleek escribió:Awwe me encanta que vuelban a estar tan juntitas♡♡♡♡
Espero que todo le vaya bien a brittany

Todo saldrá bien :) Saludos!

micky morales escribió:ha sido mejor de lo esperado, al fin estan juntas y parece que sera para siempre!

Me alegra que superara las expectativas. Ahora sí, por siempre :)

amanda2070 escribió:Oww que lindos capitulos, me carga que pongas eso de que: -Su amor es muy honeste, hasta ese entonces...- o cosas como esas, me pone nerviosa ajjaaj

No te pongas nerviosa, ya está el final jajaja.

Anddy Rivera Morris escribió:

Último capítulo... :')

Ahora sí, el último :)

tatymm escribió:me encanto muy buen cap!!! tan dulce quinn me encanta, y san con britt son hermosas, me gusta la simpleza del noviazgo de dani y mia son re especiales!! yo soy de cordoba! a mil con la epoca de parciales y eso, se re complica jajaja menos mal que vayas a poner lo de beth se merece la verddad!! me encaanta leerte besitos!

Quinn es muy dulce, San y Brittany son muy cursis jaja, y Dani y Mia son simples y cariñosas.
Debo decir que también estuve en Cordoba (estuve en muchos lugares de Argentina jajaja) y fue de todas, la provincia que más me gustó. Incluso había pensado en ir a estudiar allí, pero no se dio. Espero que vayas bien con los parciales!
Ahora me dirás qué tal lo de Beth! Saludos!

Dani(: escribió:Hola Hola !
Perdon por no comentar antes pero estado poco ocupada pero vengo a decir QUE AMO TU FIC !
Espero el gran final :) unos de  mis fic favoritos ;)

Saludos Y besos   

Dani! Estás aquí jaja.
Muchas gracias por tu comentario, en verdad me alegra mucho.
Saludos!!

Bueno, ahora sí, el final de este fic!

Capítulo 36.

Luego del éxito de la película y toda la publicidad de la misma, Santana regresó a Nueva York. Buscó a Brittany y partieron a Ohio.
El lugar siempre la había parecido lo mismo, nunca había algo por lo cual emocionarse o asombrarse, pero ésta vez lo hubo. La esperaron con pancartas y carteles de felicitación, todos orgullosos de lo que una simple jovencita de Lima, Ohio, había logrado. Will, Emma y sus dos hijos, llamados Finn y Gustin, también estaban allí para recibirlas. El amor que tenían por ella era inmenso, y todos querían acercarse a felicitarla y hablar con la gran Santana Lopez.
Su estadía allí fue corta aunque no por eso menos relevante. Brittany vendió su casa y logró dejar de lado todas las cosas de su madre, con mucho dolor por supuesto, pero lo hizo. Donó los muebles y toda la ropa a un hogar de ancianos, y ella sólo se quedó con las fotos y dos patos de hule con los que pasaban horas jugando cuando era una niña. Nunca dejaría ir el recuerdo de su mamá, pero esas cosas ya no le servían.
Maribel y Roberto viajaron con ellas a Nueva York y alquilaron un departamento cerca, para estar cerca con los preparativos para la boda. Por supuesto la mujer quiso estar en todos los detalles, por más pequeño que fuera. Y su esposo se encargaba de poner orden cuando ella y Santana se ponían en plan pesado y peleaban.

Por su lado, Quinn y Rachel disfrutaban de sus merecidas vacaciones en México, y enviaban fotos cada noche para que las vieran. Ya habían aclarado que ellas se harían cargo de la organización cuando regresaran, y así fue. Una vez en la ciudad, Rachel tomó el mando de las cosas. Era bueno contar con ella cuando no se sabía qué hacer. Rachel siempre era solución, nunca un problema.
Todo estaba planeado para el día 15 de diciembre, y como suponían iba a hacer frío, no podían estar al aire libre, alquilaron un de los hoteles más prestigiosos de la gran manzana. Kurt vino unas semanas antes, de la mano de una diseñadora de primera clase, para hacer el vestido de Santana.

Mientras que el de Brittany fue una gran sorpresa. Un día mientras Santana había salido a almorzar con Rachel, ella había quedado en su casa con Maribel para terminar la lista de invitados. Luego se puso a arreglar su cuarto y toda la ropa que había quedado en la cama, cuando la mujer entró con una enorme caja.
- ¿Puedo?- le preguntó para ponerla sobre la cama.
- Claro.- asintió y corrió la ropa a un lado para hacer lugar.- ¿Es un regalo para Santana?
- No, es para ti.- la miró sonriente y la invitó a abrirla.
- ¿Para mí?- se sorprendió ella.- No tenía que hacerlo…
- Te equivocas, yo tenía que hacer esto. Pensé que quizás es algo que habría querido tu madre, sólo ábrelo y dime lo que piensas.
- Está bien.- abrió la caja y se encontró con uno de los vestidos más lindos que alguna vez habría imaginado tener.- Por Dios…- se admiró y lo sacó.- Maribel esto es asombroso.- lo tocaba como si nunca hubiera existido algo tan suave.
- Cuando Santana me contó que se casaban estaba tan feliz y pensativa a la vez… Pensé mucho en ti, ¿sabes? En tus ganas de compartir esto con tu mamá, contarle lo nerviosa que estás, o lo molesta que se pone tu futura esposa bajo presión, y que ella se emocionara al verte vestida de blanco.- a la rubia se le llenaron los ojos de lágrimas.- Y me dije a mí misma que tuve mucha suerte de estar aquí, ver a mi hija ser todo lo que alguna vez quiso, y aún más, verla feliz. Eso queremos nosotros, los padres, o se supone que de eso se trata ser uno. Tú no tuviste la misma suerte de Santana, pero la tienes a ella y a mí para lo que quieras.- sonrió y tomó su mano.- Pensé en este vestido los últimos meses, y traté de que fuera lo más hermoso que jamás hayas visto. Espero cumplir con eso.
- Gracias.- fue todo lo que dijo y la abrazó.- Mi mamá estaría muy contenta.
Ese fue el recibimiento de su soñado vestido de boda, el siempre tan esperado. Era todo lo que alguna vez había querido, y quizás significaba mucho más porque estaba impregnado en amor, en el amor de esa mujer que la había visto crecer y a quien le debía la existencia de quien sería su esposa.

Las tarjetas fueron impresas una semana después, y eso le dio un toque más real y cercano. Fueron enviadas a todos: Sam, quien venía acompañado de Mercedes; Artie y su también futura esposa, Kitty; Puck; Blaine; la familia Schuester; Sugar; Tina y Mike, que ya esperaban su primer hijo, sorpresa incluso para ellos; Marley y Ryder; incluso la entrenadora Sue junto a Becky. Era la excusa perfecta para reunirlos a todos. Por supuesto que a Dani y toda su familia, incluyendo a Mia; compañeros de elenco y familia de Santana; algunos compañeros de Britt; Shelby y Beth; y a su padre quien ni siquiera respondió. Excepto por él, todos confirmados.
El gran día llegó, y en el mismo hotel donde se llevaría a cabo toda la celebración, en habitaciones separadas, cada una de las protagonistas estaba acompañada por alguien.
Con Brittany estaban Quinn y Rachel, ambas vestidas de un color celeste apenas claro y con el cabello recogido a un lado en una perfecta trenza.
- ¿Estás nerviosa?- preguntó Rachel mientras arreglaba la parte de la espalda en el vestido blanco de la novia.
- Siento que podría estar bailando en una cuerda floja sobre el Everest y no me sentiría tan nerviosa como ahora.- respondió y Quinn rió fuerte.
- Ya, Britt, tranquila.- le dijo aún riendo.- No morirás. Y debo decir que estás preciosa, realmente lo estás.
El vestido le encajaba a la perfección, con sus mangas largas de encaje y un ligero escote. Lograba marcar perfectamente la cintura de la bailarina. Además, los pequeñísimos pero finos bordados que iban desde el torso hasta llegar a la altura de las caderas eran realmente bellos, y le aportaban elegancia. Lo suficientemente largo para cubrir sus pies, y una cola corta también bordada. En toda la falda estaban aplicadas pequeñas flores a tono, y acompañaban zapatos plateados. Llevaba aros pequeños y brillantes, con un collar haciendo juego. Su cabello completamente recogido, adornado con piedras blancas formando flores.
Su rostro expresaba temor, ansias, muchas ganas de correr al altar para casarse en ese momento. Pero aún faltaba una hora.
Del otro lado, Santana estaba sola en ese momento. Kurt había terminado de arreglarla y se había marchado para ver si Brittany necesitaba algo. Caminaba por todo el lugar, cuando alguien golpeó la puerta.
- Adelante.- dijo.
- Ay por Dios, estás hermosa.- Dani entraba con cara de asombro.
- Gracias amiga.- agradeció nerviosa.
- Tu vestido es… Impactante, esa es la palabra correcta. ¿Cómo te sientes?
- ¿Recuerdas cuando iba a cantar contigo en el escenario y sentía que iba a morir? Bueno, esto es mucho peor.
- Exagerada.- rió.
- No sabes todas las emociones que tengo adentro. Creo que voy a explotar.
- Quédate tranquila, estarás bien. Además Brittany va a esperarte para ser tu esposa, no explotes antes de eso.
- Gracias por todo tu apoyo, por ser tan increíble conmigo.
- Estoy muy feliz de que esto por fin esté pasando. Se lo merecen, y sé que serán felices. Vine aquí a darte algo.- sacó un sobre del bolsillo de su saco.- No creas que este es el regalo, con Mia nos jugamos la vida en su regalo.- la otra rió.- Esto es mi forma de estar presente en una manera especial. Ahora, debo irme, te esperaré abajo.
Santana se quedó muy extrañada, y abrió el sobre cuando ella se fue. Adentro no había una carta larga y llena de palabrería, sino una foto de ellas dos juntas en la primera cita oficial que habían tenido, y sonrió ante el recuerdo de una relación que la salvó de caerse en un momento difícil para ella. Además, atrás tenía unas cuantas líneas: ‘Hay recuerdos que van a estar ahí por siempre. Gracias por darme muchos recuerdos para sonreír. Deseo que seas muy feliz. Te quiere mucho, tu amiga Dani.’
- Adoro a esta chica.- murmuró antes de que su madre entrara al cuarto.
- Hija…- la miró de pies a cabeza, tratando de guardarse las lágrimas.- Estás tan hermosa.
- Necesitaba que estuvieras aquí mamá. Estoy muy nerviosa.
- Tranquila, ya está todo listo, Brittany está hermosa y está esperándote para ser tu esposa.
- ¿Estuviste con ella?
- Sólo un rato, iré luego, Kurt estaba dando los últimos detalles.
- ¿Está nerviosa?
- Tienen la misma cara de susto las dos, y a la vez jamás las había visto tan hermosas y contentas.
- ¿Te das cuenta que voy a casarme con la misma chica que presenté en casa por primera vez?
- Lo supe desde ese día. Ven.- la abrazó despacio para no arrugar su vestido y luego la hizo dar una vuelta para contemplarla completamente.- Este vestido es una maravilla.
- Kurt tuvo grandes ideas.
- Te ves fantástica, como una princesa.
El vestido de Santana tenía apenas unas tiras finas para sostenerse a sus hombros, dejando al descubierto su cuello de donde colgaba un collar de diamantes, regalo de su padre.
Empezaba con la tela cruzada en su pecho, con pequeñas piedras blancas para adornar. Todo perfectamente adherido al cuerpo, resaltando su figura. En la zona de la cadera se abría en una falda de encaje blanco sobre una tela un poco más opaca para resaltar. A diferencia del vestido de Britt, el suyo no tenía cola pero era largo hasta cubrir sus pies. La espalda, también cruzada, con flores aplicadas. Su cabello estaba medio recogido con los mismos apliques que tenía su futura esposa, pero en ella caían unas ondas hacia un costado. Estaba ligeramente maquillada, pero siempre resaltando sus perfectas y llamativas pestañas.
- Cuando estaba en tu lugar…- dijo Maribel.- Tu abuela me dijo que estaba a punto de cometer una de las más bellas locuras de toda mi vida, y que de alguna forma siempre había pensado que ese día llegaría pero lo que sentía en ese momento no podía haberlo imaginado nunca. Me siento exactamente igual, siento que apenas ayer te tuve en brazos o que empezaste a caminar, y hoy estás así, tan grande y hermosa, y no sé ni lo que siento. Te amo Santana, te amo desde el instante en que supe que vendrías a mi vida, y te amaré toda la vida. Espero que puedas ser completamente feliz. Ya no queda nada mi niña, estás a sólo unos minutos de jurarle amor eterno a Brittany, y deseo que seas siempre tan feliz como hoy.
- Lo soy, soy muy feliz mamá.- la abrazó fuerte sin importarle el vestido.- Ve a ver a Brittany, necesita una madre ahora. Dile que la amo, y que estaré aquí contando los minutos para que sea mi esposa.
- ¿Estarás bien sola?
- Sí, nos veremos luego.- la vio salir por la puerta y sonrió. Tenía todo lo que quería en la vida, en ese preciso momento.

Maribel caminó hasta donde estaba la rubia y entró a verla. Estaba sola también.
- Santana dijo que está contando los minutos para ser tu esposa, y que te ama.- comentó al entrar.
- Su hija es muy dulce cuando quiere.
- Sólo si lo quiere. ¿Cómo te sientes?
- Tranquila. Deseando con todas mis fuerzas que mamá estuviera aquí. Anoche la soñé, me decía que todo estaría bien y que estaba contenta de verme feliz. No recuerdo ver su rostro pero sí recuerdo sus palabras. ¿Es posible eso?
- Hay cosas en este mundo que simplemente no tienen explicación. Ella está contigo y te lo hizo saber.
- ¿Me daría un abrazo por ella?
- Ven aquí niña, te abrazaré todo lo que quieras.
Y así pasaron esos minutos. Todos estaban allí, no faltaba nadie. Quinn y Rachel vestidas iguales al lado del altar, siendo las perfectas damas de honor.
Roberto tuvo que contener las lágrimas al entregar a su hija, all ver en sus ojos a aquella pequeña a la que sostuvo en brazos y le enseñó a andar en bicicleta. Encontrarse frente a frente, verse a los ojos y sentir admiración por la belleza de la otra, allí se encontraban frente a frente, sonrientes a causa de los nervios, sin poder quitarse la vista de encima. No había algo en el mundo más emocionante que eso, ver a dos almas que estaban juntas desde siempre, jurarse amor eterno, prometiendo estar por el resto de su vida juntas. La alianza en sus manos ya las unía simbólicamente, en un amor que no necesitaba de símbolos.

Luego fue una fiesta a lo grande, tal como a Rachel le gustaba organizar las cosas. Por supuesto, Will no se resistió a hacer cantar al viejo club Glee, acompañados por Shelby, Beth y Lizzie.
El cierre de la noche lo dio Roberto, quien venía guardando todas sus emociones. Habló frente a todos los invitados, pero dirigiéndose siempre a las dos personas que se llevaban la atención esa noche.
- Hace casi 25 años vino al mundo mi primera y única hija. Una niña pequeña, frágil, que dependía completamente de sus padres. Desde ese momento supe que mi único deseo para ella era que nada la lastimara nunca. Y luego fue creciendo, dando sus primeros pasos, y yo sólo deseaba que aprendiera a caminar sin caer, y más tarde a tener amigos sin salir lastimada. Ya más grande, siempre deseaba que nunca nada la hiriera, y la adolescencia llegó. Cuando un padre no sabe qué hacer, deja la tarea a mamá, que tiene más capacidades para eso, y así fue, aunque dentro mío deseaba que ella jamás sintiera que yo no era necesario en su vida. Y luego, mi niña, la pequeña Tana, se enamoró. Nos presentó a una dulce e inocente rubia, compañera de las animadoras, una chica que contagiaba su alegría. Y entonces, ya sabrán lo que deseé: que no le rompiera el corazón.- Santana miraba a Brittany con puro amor.- Y luego se graduó, y esa relación terminó. Rcuerdo a mi niña llorando, pidiendo a su mamá que le explicara por qué dolía tanto amar. Y entonces pensé que todos mis deseos no habían sido suficientes, y entonces creí que lo mejor era desear que ella fuera feliz de alguna forma. Entonces se fue a Nueva York, luchando por ser una artista reconocida, y allí fue feliz mucho tiempo. Aunque luego eso dejó de ser suficiente, y ella necesitó otra vez esa persona que completaba cada una de sus cosas. Pensé entonces que el único y último deseo para mi niña era que encontrara a alguien que la quisiera y la respetara tanto como yo, que fuera capaz de amarla con sus defectos y virtudes, sin limitaciones, para toda la vida. Y apareció otra vez aquella simpática bailarina que conocimos en casa, en una cena bastante incómoda debo decir.- todos rieron.- Brittany, tú la hiciste feliz y hoy la entregué a ti para siempre. Continúa deseando cosas buenas para ella, continúen levantándose cada día recordando su gran amor, logren vencer los obstáculos y sean felices, muy felices. A partir de hoy empiecen a soñar ustedes. Gracias.- bajó del escenario y abrazó a las dos que lo esperaban para agradecer todas sus palabras, mientras los invitados aplaudían.

Ellas partieron a París, para vivir su luna de miel alejadas de todo lo que ya conocían. Estar casadas era el paso más grande que habían dado en sus vidas, y estaban completamente felices de haberlo hecho. Sus alianzas mostraban que pertenecían la una a la otra, donde sea que fueran.

Unos años después…

Kurt regresó a Nueva York, con un disco a punto de lanzarse. Rachel y Quinn habían comprado una casa en las afueras de la ciudad, para tener un patio grande como les gustaba. Pero en su vida personal, a la rubia aún le quedaba algo por hacer.
Eligió un día sábado para llevar a Beth, de ahora once años, a su casa. Lo había hablado con Shelby anteriormente y les pareció que ya era hora de hacerlo. Luego de almorzar, se sentaron a hablar.
- Sé que tu mamá te contó que hoy sería un día raro para ti.- empezó Quinn.
- Sí, y luego me buscaste. Necesito saber qué pasa, ¿hay algo que me estén ocultando? ¿Es sobre Rachel?
- No, no es sobre ella. Es algo muy importante, más de lo que crees, y llevo mucho tiempo tratando de hacerlo.
- Es sobre ti entonces…
- Se trata de mí, y de ti. Mira, hace casi doce años una jovencita se enteraba que estaba esperando a su primer hijo, y el miedo la invadió por completo. Pasó por muchas cosas, fue duro para ella, y luego nació la pequeña. Ella jamás imaginó lo que sería verla a los ojos, lo que se sentiría tenerla en sus brazos, muy cerca de su corazón, pero tuvo que tomar decisiones grandes. Su vida cambió por completo, empezó a hacer locuras y desviarse de todo lo que había construido.
- No comprendo… Es decir, quizás sé a dónde vas, pero no quiero imaginarlo.
- Espera niña, necesito que entiendas la historia, que trates de comprender a esta muchacha. Estaba desesperada, no sabía qué hacer y luego…
- Me dejó.- completó.- Estás hablando de mi madre, ¿cierto? ¿Tú la conociste? Todo este tiempo supiste quien era ella, ¿cierto?- frunció el ceño y sus ojos empezaron a cristalizarse.
- Es mucho más que eso Beth.- se arrodilló frente a ella.- Esa jovencita fui yo.- confesó llena de temor.- Yo soy tu madre pequeña, y necesitaba que lo sepas.
- No, tú no…- lloraba y quiso librarse de ella.- ¡No puedes ser tú! ¡No!
- Escucha.- lloraba también y trataba de sostenerla.- Lo siento en verdad. Te llevé en mi mente todos estos años, desesperadamente. Todo fue muy difícil, yo sólo tenía 16 años.
- No Quinn, no…- se calmó un poco pero seguía llorando.- No puedes ser tú.
- Lo soy, lo siento, en verdad.
- ¡Te admiraba Quinn! ¡Te quiero demasiado como para aceptar que me mentiste tanto tiempo! Cómo no lo noté… Somos tan parecidas. ¿Por qué no me quisiste?- preguntó enojada.
- Te amé, te amé toda la vida, entiéndelo. No llores por favor.- se acercó a abrazarla y ella hizo fuerza para soltarse pero no lo logró. Quinn la apretó mucho más contra ella, tratando de protegerla, de calmar su dolor.- Perdóname mi niña, perdóname…
- Quiero irme.- le dijo.- Dile a mi mamá que venga a buscarme, quiero irme de aquí.
Shelby la buscó, no sin antes decirle a Quinn que debía estar tranquila, porque todo era cuestión de tiempo. Hablar con Beth era cada día más difícil. No sólo estaba enojada con la rubia, sino también con su mamá, y trataba de entender muchas cosas, aunque no podía.
Luego de sentarse a hablar con Shelby, decidió que quería ir con ella a Canadá durante la nueva obra que estaban presentando, y estar alejada de Nueva York en ese tiempo le serviría. Shelby aceptó y acordó con Rachel para que las despidiera del aeropuerto. Por supuesto la castaña no se lo mencionó a su novia y salió ese día sin decirle a dónde iba.

Al regresar del lugar, encontró a Quinn sentada bajo el árbol que estaba en frente de la casa, leyendo un libro. Se sentó a su lado luego de saludarla con un suave beso en los labios.
- Ahora puedo decirte dónde estaba.- le dijo.
- Ya no tienes que hacerlo, Santana accidentalmente se encargó de hacerlo.
- Voy a matarla.
- Está bien, entiendo.- ese tono triste que la había acompañado los últimos días seguía allí.- Sé que Beth no va a hablarme nunca más.
- Bueno, yo no estaría tan segura.- sacó un sobre rosa de su cartera.- Beth me dejó esto para ti. Ella tiene otra cosa en común contigo: ama las cartas, y escribirlas significa darle la importancia y el valor que merecen, piensa que son mejores a un e-mail o un mensaje.- estiró la mano con el sobre y la miró sonriente.- Léela, ella es muy buena escribiendo.- Quinn tomó el objeto y lo miró unos segundos.- Voy a preparar el almuerzo. Te amo preciosa, ¿lo sabes?- acarició suavemente su mejilla.
- Sí, lo sé. Te amo también.
- Llámame si quiere compañía luego.- se levantó y entró a la casa.
La rubia miró un par de veces más el sobre y luego se animó a abrirlo. La perfecta e inclinada caligrafía de Beth estaba plasmada en toda la hoja blanca.

“Quinn:
Sé que es injusto para ti que te diga estas cosas por medio de una carta, sé que debería tener el valor de acercarme y hablarlo frente a frente, pero no puedo aún. Tengo once años, y muchas cosas por aprender. A veces creo que soy grande, y aún soy muy niña para muchas cosas, y eso me molesta demasiado.
Le pedí a mamá que me llevara a Canadá con ella, y creo que fue una gran elección en este momento. Sin embargo, tengo algunas cosas para decirte.
En primer lugar, debo pedir disculpas, te traté muy mal y no lo mereces, sé que no ha sido fácil para ti todo esto, y tener que darme esa noticia. Actué como lo que soy: una niña que todavía no puede dominar sus impulsos. Y sé que es muy injusto de mi parte pedirte que me entiendas, porque no quise hacer lo mismo contigo, pero quizás tú seas un poco más buena.
En segundo lugar, quiero contarte que hablé con Rachel, y le pregunté sobre todo lo que pasaste cuando supiste que estabas embarazada. Por supuesto no dijo mucho, ella cree que debería hablarlo contigo, pero me contó lo esencial. Sé cuánto sufriste, que te echaron de tu casa, y que luego de verme por primera vez nada fue igual para ti. Me contó que intentaste recuperarme, que estabas obsesionada con tenerme otra vez y que simplemente ya no había marcha atrás.
Rachel me dijo, entre otras cosas, que todo lo que hiciste fue para darme una vida feliz, para que alguien pudiera cuidarme y protegerme como lo merecía. Y aclaró que no es porque tú no pudieras o no me quisieras, pero que eras muy chica para tener a cargo una vida más. Estabas asustada, y eso es completamente normal. Todo lo que dijo Rachel es que me amaste siempre y que sólo deseaste lo mejor para mí. ¿Sabes algo? Ella te ama demasiado, realmente lo hace.
Ahora debería hablar por mí. Te busqué toda mi vida, y cuando por fin estás aquí, no puedo aceptarlo. Pero no se trata ya de enojo o decepción, sino de confusiones, preguntas. La realidad es que no puedo estar más orgullosa de que seas tú, de que seas la persona que un día me vio a los ojos y me llevó en el alma para siempre. Estoy orgullosa de tu lucha, de tu amor, de tu silencio por años para no lastimarme. Y sí, quizás no parece, pero esa es mi verdad. Y es también por eso que me cuesta tanto aceptarlo. Es decir, apenas te vi pensé que teníamos muchas más en cosas en común de las que jamás tendré con Rachel o Shelby, había una familiaridad en ti que no encontré nunca en nadie, y eso me agradaba tanto.
¿Y si Shelby no hubiera dado a Rachel en adopción y tú no lo hubieras hecho conmigo? ¡Me enoja no saber qué hubiera pasado!
Pero si pienso un poco más, creo que es cosa del destino. Shelby dejó a Rachel, ella fue feliz con dos papás que la motivaron a hacer una gran carrera, te conoció, te ayudó luego de que yo naciera, tú me dejaste en manos de una mujer maravillosa que me ama con toda su alma, te enamoraste de la persona indicada, eres exitosa y me encontraste otra vez. Tenía que ser así, porque todos esos puntos inconclusos se ordenan en el futuro, y hoy estamos uniendo los nuestros.
Te agradezco amarme tan profundamente, con tantas fuerzas. Yo también lo hago, lo hacía antes de saber quién eras y ahora lo hago mucho más.
Tendremos que empezar de nuevo, dejar de mirar el pasado y mirar hacia adelante. Espero regresar de Canadá y verte esperándome para darte un abrazo, ese fuerte abrazo que he querido darte siempre y hoy me niego a recibir.
Gracias por darme el mejor regalo que se le puede hacer a una persona: mi vida.
Orgullosamente tu hija, Beth.”

Quinn sostuvo la carta contra su pecho y lloró un rato antes de entrar a la casa y abrazar a Rachel sin decir una palabra. Todo lo que acababa de leer le demostraba lo mucho que Beth la amaba y que también quería tener una buena relación con ella. Por supuesto la esperó a la vuelta de su viaje, y le dio ese abrazo que ambas habían esperado tanto tiempo.
Cuando las cosas tomaron forma, Beth solía pasar mucho tiempo en esa casa, con ellas, para conocer a fondo a su mamá, sí, por fin a su mamá.

Por otro lado, Santana y Brittany habían comprado uno de los más lujosos pent-house de Nueva York, con vista a toda la ciudad. Su departamento había sido vendido a Dani y Mia, quienes lo compraron para sus vacaciones. Britt tenía una academia de baile de alto prestigio, donde enseñaba desde niños a celebridades. Y Santana seguía su camino en la actuación, cada vez más importante y con más premios para coleccionar.

Un día sábado por la tarde, Kurt, Rachel y Santana se juntaron en aquel departamento donde todo había empezado. Ya no había muebles ni cortinas, estaban a punto de cerrar el contrato para venderlo. Los tres estaban parados en el centro del enorme lugar, mirando lo que los rodeaba.
- Aquí empezó todo…- suspiró Rachel.
- Y luego cada uno siguió su camino.- agregó Kurt.
- Hasta que al final no quedó nada.- completó Santana.- Ha sido un buen viaje…
- Cuesta dejarlo.- Rachel se acercó y raspó la pared donde alguna vez había escrito el nombre de Finn.- Algunas cosas nunca se pueden ir del todo.
- Pero uno se reinventa, vuelve al ruedo con más fuerzas amiga.- el chico le tocó el hombro en señal de apoyo.
- Tenemos que dejarlo ir…- esta vez fue la latina quien se puso al lado de ellos.- El viaje continúa. Han sido buenos compañeros, y eso es lo más lindo de todo esto.- se dirigió a la puerta.- ¿Vienen?
- Luego.- respondieron juntos.
- Chicos…- los obligó a mirarla.- Gracias por la aventura.
Bajó las escaleras y abajo la esperaban Brittany y la pequeña Ashley, su hija de apenas un año, quien tenía como madrina nada menos que a Dani.
- ¿Listo?- preguntó la ojiazul.
- Se terminó.- sonrió y cargó a la pequeña en sus brazos. Era rubia como Britt, con profundos y oscuros ojos azules, aunque de tez morena como ella.
- No terminó amor, esto recién empieza.- la besó en los labios y le dedicó una hermosa sonrisa.

Allí iban, tomadas de la mano como cuando empezaron en su pequeño Ohio, sólo que ahora cargaban a una hermosa bebé que mostraba sus primeras sonrisas. Dos chicas que habían vencido prejuicios, tiempo y distancia, dos mujeres dispuestas a mostrarle al mundo lo que era amar para siempre. Más allá de la fama y todos los sueños cumplidos, caminar por la ciudad con su bebita en brazos era probablemente la mayor felicidad en sus vidas. Felicidad que algunos no entendían, pero que otros festejaban; que algunos condenaban y otros defendían. Se amaban, amaban a su hija, ¿quién podía demostrar lo contrario?
Ese era el futuro que alguna vez imaginaron, y lo que pasara después se lo dejaban a la suerte, a la vida, al destino o lo que fuere. Estaban felices y el resto… El resto es otra historia.



GRACIAS INFINITAS POR TODOS SUS COMENTARIOS, Y ESPERO PODER CUMPLIR CON UN BUEN FINAL. SALUDOS Y HASTA PRONTO ;) VOLVERÉ!

hola, no se si no comente antes pero igual ya no importa, muy buena historia, me gusto bastante, muy buen final , te felicito por esta excelente historia te deso muy buenas vibras   

Muy lindo el final, ame la carta de beth jeje hermoso final para mis chicas Brittana ojala y vuelvas con otra historia Brittana por supuesto porque escribes muy bien

Oh, se terminó :(

Pero has hecho un gran trabajo con el ff, podría decir que es de mis favoritos.

Está decir que el final fue precioso, quisiera algo asi en Glee :D deberías postularte para escritora xD
Has manejado cada tema excelentemente :)

Te felicito :*

gracias, gracias y gracias que mas te pdo decir!!!!!!