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Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

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Mensaje por awong_snix Dom Jun 15, 2014 2:34 pm

"Ven a Buscarme"





SIPNOSIS






Qué harías si una mujer irresistible deseable pero absolutamente intocable susurró a usted, si me quieres, tendrás que venir a buscarme? Esa es exactamente la situación que Santana  López, director general de López MacKenzie, se encuentra en cuando conoce a la atractiva Brittany S. Pierce, jefe del Servicio Jurídico de la lista Fortune 500.
Santana  no tiene escasez de mujeres atractivas dispuestas a compartir su cama, y a ella no le importa si se siente atraída por ella o por su dinero. Por sus reglas, si dos mujeres se sienten atraídas, la una a la otra, no hay ninguna razón por qué no deberían pasar la noche juntas, o en algunos casos, pasar la tarde. Sin compromisos, sin complicaciones hasta que aparece Brittany, fascinante pero fuera del alcance.
Brittany no encaja en el modelo de relaciones pasajeras y Santana  sabe que debería alejarse. Sin embargo, llega a una situación a la que no está acostumbrada, la situación de tener que ir detrás de una mujer, y lo más desconcertante: en las condiciones impuestas por Brittany. Santana  cae súbitamente en un torbellino de pasión y descubrimiento que promete ser el viaje de su vida.

__________________________________________________________________________

Que opinan, suena interesante o no?

Dejen sus comentarios



Aprovechando les dejo los links de mis otras adaptaciones que ya solo les falta el final:

Existence (que  pasa si la muerte se enamora de ti )


35 jovenes que pelean por ser la prometida de la princesa Brittany. Podra Santana conquistarla


Un error, una coincidencia, el destino o talvez la respuest a lo que mal empieza mal acaba o simplemente el cuento de hadas que Brittany soño un caballero de radiante armadura dispuesto a darle todo



Un matrimonio por conveniencia o amor verdadero Santan se pregunta que hizo Brittany para que se pregnte eso



Una mujer hermosa le pide a Santana que si la quiere  ella estara esperando



Un matrimonio arreglado, un divorcio  un amor verdadero  sonlas consecuencias de beber de mas para Britany y Santana


Última edición por awong_snix el Vie Mar 20, 2015 7:26 pm, editado 12 veces
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Mensaje por Dani(: Dom Jun 15, 2014 2:55 pm

Siguela suena interesante (:
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Mensaje por Jane0_o Dom Jun 15, 2014 5:38 pm

Interesante
Hasta el primer cap
Saludos
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Mensaje por lovebrittana95 Dom Jun 15, 2014 7:41 pm

Esta historia se ve muy interesante dese la sinopsis espero la sigas.Saludos
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Mensaje por fanybeaHEYA Dom Jun 15, 2014 9:19 pm

SABES YA ME CAES SUPER BIEN....
SABER Q ADAPTARAS ESTAS DOS HISTORIAS (SOLO UN NEGOCIO)BUENOS NEGOCIOS..Y ESTA ES LO MEJOR Y CON MI PAREJA FAVORITA LO SUPER
ASTUUUUUUUU
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Mensaje por awong_snix Dom Jun 15, 2014 9:24 pm

Dani(: escribió:Siguela suena interesante (:

Hola

Gracias comenzare a subir capítulos el martes, ya que de las 6 historias que tengo e visto que les han interesado entonces are un tipo calendario que a la par me dara tiempo de hacer mas adaptaciones. Pero como maximo el martes ya estaran los primeros gracias
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Mensaje por awong_snix Dom Jun 15, 2014 9:25 pm

Jane0_o escribió:Interesante
Hasta el primer cap
Saludos


Hola

Gracias comenzare a subir capítulos el martes, ya que de las 6 historias que tengo e visto que les han interesado entonces are un tipo calendario que a la par me dara tiempo de hacer mas adaptaciones. Pero como maximo el martes ya estaran los primeros gracias
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Mensaje por awong_snix Dom Jun 15, 2014 9:26 pm

lovebrittana95 escribió:Esta historia se ve muy interesante dese la sinopsis espero la sigas.Saludos


Hola

Gracias comenzare a subir capítulos el martes, ya que de las 6 historias que tengo e visto que les han interesado entonces are un tipo calendario que a la par me dara tiempo de hacer mas adaptaciones. Pero como maximo el martes ya estaran los primeros gracias
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Mensaje por awong_snix Dom Jun 15, 2014 9:28 pm

fanybeaHEYA escribió:SABES YA ME CAES SUPER BIEN....
SABER Q ADAPTARAS ESTAS DOS HISTORIAS (SOLO UN NEGOCIO)BUENOS NEGOCIOS..Y ESTA ES LO MEJOR Y CON MI PAREJA FAVORITA LO SUPER
ASTUUUUUUUU


Hola

Gracias comenzare a subir capítulos el martes, ya que de las 6 historias que tengo e visto que les han interesado entonces are un tipo calendario que a la par me dara tiempo de hacer mas adaptaciones. Pero como maximo el martes ya estaran los primeros gracias

Si te interesa tengo otras la que mas a tenido exito a sido la de Existence



http://www.gleeklatino.com/t22178-adaptacion-brittana-la-seleccion

http://www.gleeklatino.com/t22177-adaptacion-brittana-buenos-negocios

http://www.gleeklatino.com/t22175-adaptacion-brittana-entre-sabanas

http://www.gleeklatino.com/t22174-adaptacion-ven-a-buscarme

http://www.gleeklatino.com/t22176-adaptacion-brittana-amor-accidental#521346

Como mencione are un calendario y subiré así los capítulos espero que sigan comentando
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Mensaje por 3:) Dom Jun 15, 2014 10:02 pm

holap,..

yo de nuevo,.. ja!!
voy leyendo dos y me encantan,...!!!

nos vemos!!!!
3:)
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Mensaje por awong_snix Lun Jun 16, 2014 12:14 am

3:) escribió:holap,..

yo de nuevo,.. ja!!
voy leyendo dos y me encantan,...!!!

nos vemos!!!!

Entonces ya no pondre lo mismo solo dire en unos minutos como eso de las 12 subire lo de existence. Si tienes alguna recomendacion adelante ya casi acabo las adaptaciones y are mas con calma
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Mensaje por awong_snix Mar Jun 17, 2014 11:17 pm



Capítulo Uno



“Bueno, ¿qué diablos pasa ahora?” Gritó Santana López desde su armario.
Estaba tratando de vestirse y, en la última hora, había recibido tres llamadas de ventas y un número equivocado. Ante el sonido del timbre de su puerta estaba dispuesta a destruir a la pobre alma del otro lado. Echando humo, se dirigió a través de la casa y se lanzó a abrir la puerta.
“¿Qué demonios estás haciendo aquí?” Sabía que era sólo una cuestión de tiempo que esta mujer apareciera en la puerta de su casa.
“¿Saludas a todas tus amantes con esta rudeza?”
“Tu no eres mi amante, Quinn” Gruñó Santana con frustración. No necesito esta mierda en este momento.
Varios meses atrás ella y Quinn Fabrey habían pasado un largo fin de semana de nieve en Aspen, entre las sábanas de franela, lo que Santana difícilmente podría clasificar como convertirlas en amantes. Habían salido por un par de semanas, pero cuando Quinn comenzó a hacer demandas, incluyendo el derecho a tener a Santana en forma exclusiva, Santana lo había terminado. Sin embargo, su corta aventura no fue calma.
Quinn batió sus duros ojos azules y volvió con su mejor sonrisa de niña de Papá. “Podríamos remediar eso muy fácilmente, Santana. Sabes que yo estoy más que dispuesta a continuar donde lo dejamos.” Esta invitación fue acentuada por un examen lento del cuerpo de Santana mientras se acercaba un paso más a ella. Santana bloqueó la puerta. “Estaría más que feliz de seguir donde lo dejamos. Si no recuerdo mal, yo te decía que todo lo que tengas que decirme a mí, se lo puedes decir a mi abogado.”
Nunca había querido que su desacuerdo fuera tan lejos como para involucrar abogados, pero el comportamiento errático de Quinn en los últimos meses le había torcido la mano.
Emociones conflictivas batallaban en su cabeza. No sabía si estaba furiosa porque esta mujer se negaba a aceptar el hecho de que su relación había terminado, o porque estaba aquí, de pie en su porche. Se decidió por lo primero y exigió, “¿Qué quieres, Quinn?”
Santana observó con cierta disociada fascinación cómo la actitud de Quinn cambió en un instante de utilizar el atractivo sexual como una incitación a usar el sexo como un arma. Había sido inevitable, suponía, que tarde o temprano sus interludios sexuales la sobrepasarían. Desde el momento en que conoció a Quinn percibió peligro, pero una mirada al perfecto cuerpo de muerte frente a ella, había arrojado su precaución al viento. No era un error que cometiera en los negocios. Había pasado los últimos tres años llegando a la cima por ser buena juez de las personas y de los riesgo. El hecho de no haber hecho caso a sus propios instintos con Quinn la hacía sentir como una idiota, y peor aún, una idiota que todavía podría tener la tentación de tocar la flama que la estaba quemando.
Irritada, se obligó a apartar la mirada de la división que mostraba la provocativa blusa de Quinn y se recordó a sí misma sobre las decenas de llamada telefónicas que había recibido de la manipuladora rubia. Quinn había intentado todo, desde las tímidas bromas sexuales a suplicar para verla de nuevo y, últimamente, a las amenazas directas si seguía rechazándola.
Ahora, un destello de triunfo en los ojos de Quinn dejaba en claro que había atrapado a Santana mirando.
Con su confianza creciendo cada vez más, dijo con una sonrisa sensual, “Sé lo que quieres, cariño.”
“No te engañes,” replicó Santana con frialdad. “Tu no sabes nada de lo que yo quiero.”
“Tal vez eso sea cierto. Pero sé lo que no quieres” Una mirada de desprecio minó la hermosura superficial de la cara de Quinn, revelando una mujer que probablemente sería proxeneta de su abuela. “Tu no quieres que todos sepan que eres rara. Y por trescientos mil dólares, no tienen que saberlo.”
Años de auto-control en la sala de juntas no le fallaron a Santana. Su corazón estaba acelerado y su mente girando, pero tan tranquila como si Quinn le hubiera pedido mantequilla, respondió: “No te estoy siguiendo.”
“Estoy diciendo que trescientos mil hacen que me vaya.” La voz de Quinn goteaba sarcasmo. Evidentemente, ella creía que tenía a Santana por los pelos. Ya había amenazado con delatar a
Santana de una manera desagradable y explícita con la junta directiva de López McKenzie, y Santana ya le había dicho que, dado que la junta ya sabía que era gay, no le importa un comino.
La demanda de dinero en efectivo era nueva y totalmente inesperada.
Santana tomó varias respiraciones profundas y relajantes antes de hablar. No le gustaba ser amenazada, y mucho menos por una mujer que se suponía que era sólo una cara bonita. “Eso es más o menos cincuenta mil dólares el polvo,” dijo con un dejo de diversión. “No se con quién has estado hablando Quinn, pero tu definitivamente no lo vales.”
Los ojos de Quinn se llenaron de furia y su rostro se coloreó de un profundo carmesí, a punto de explotar. “Cómo te atreves! Espera a que acabe contigo. ¿Qué pensarán de ti tus adorados peces gordos cuando te exponga aprovechándote y seduciendo a una inocente e indefensa mujer heterosexual?” Su voz hervía de odio. “Tu caerás en desgracia y quedarás en la calle, sin nada.”
Una calma extraña se apoderó de Santana mientras cambiaba su punto de vista sobre este problema. La verdad es que Quinn se le había propuesto descaradamente y estaba muy lejos de ser una inocente virgen lesbiana. Pero ahora, esto ya no era personal, se trataba de negocios, y Santana sabía cómo manejar los negocios.
“Déjame adivinar a quién va a creer mi Consejo. A mi, la dueña de la empresa, o a ti, una mujer que juguetea a espaldas de su marido y está tratando de obtener dinero.”
“Te crees tan inteligente!” Respondió Quinn agudamente.
“Bueno, tus amigos de negocios pueden aceptar que seas rara a puertas cerradas, pero espera a que tus sucios secretos estén por todos los tabloides. Sabes, en tu posición es muy tonto dejar que las mujeres te envíen e-mails pornográficos con fotos de ellas. Pueden caer en las manos equivocadas.” Eso tomó toda la fuerza de voluntad de Santana para no mostrar una reacción más allá del descarado desprecio. ¿Era acaso posible que Quinn hubiese accedido a su correo electrónico?
Santana se sintió débil ante el pensamiento. Sus comunicaciones de negocios se encontraban en una cuenta separada que nunca dejaba abierta. Pero había estado usando su computadora portátil cuando estuvieron en Aspen, y era posible que no hubiese salido de su correo electrónico personal. Pensó en varios e-mails francos que Quinn podría haber encontrado allí. Dos de ellos eran de la hija de un político cerrado en cuanto a valores familiares, una historia que los medios de comunicación devorarían. Santana los había eliminado recientemente. No lo suficientemente pronto, por lo visto.
Enmascarando su preocupación con un tono de indiferencia descarada, dijo, “No jodas conmigo Quinn, porque te comeré en el almuerzo. Ahora sal de aquí o necesitarás un abogado por más que amenazarme.” Santana le cerró la puerta a un error muy grande.
“Jesús, Puck me va a reventar las costillas por ésta,” le dijo a nadie mientras caminaba por el pasillo para terminar de vestirse. Involucrarse con Quinn había sido el error más grande de su vida, y Puck Smith, su abogado, le había dado instrucciones estrictas de no hablar con ella. Ese era el problema. Santana parecía tener muy poco control sobre sus acciones cuando se trataba de la bomba rubia, y definitivamente iba a pagar por ello.
Se preguntó si Quinn hablaba en serio sobre vender su historia a la prensa sensacionalista. Si era así, tal vez trescientos mil era un precio pequeño para hacer que todo desapareciera. La hija del político era una encantadora mujer joven que había sido imprudente. Nunca debería haber enviado e-mails indiscretos, y Santana se lo había dicho. Ambas habían acordado borrar todas sus comunicaciones, pero Santana había sido descuidada.
No era como si ella fuera a extrañar el dinero, pensó, sino que se trataría simplemente de otra línea en su talonario de cheques. Santana ya podía oír a Puck reírse de esa idea. Sólo sería el principio; los chantajistas nunca dejan de pedir dinero. Pero tenía que hacer algo. Esto era culpa de ella y no podía permitir que una ex, todavía en el armario, fuese puesta al descubierto en estas circunstancias, y mucho menos permitir la publicidad sórdida que nadie en su posición necesita, ni homosexuales ni heterosexuales.
Terminó de asegurar sus gemelos, se puso la chaqueta, y se paró frente al espejo mientras se ajustaba el cuello y las solapas. La mujer que le devolvía la mirada se veía tan exitosa como lo era, desde el nudo de su corbata de seda a los dedos de los pies de sus mocasines Bruno Magli. El esmoquin Armani impecablemente confeccionado sólo resaltaba su delgada forma y la hacía parecer más alta de lo que era en realidad. Su rebelde pelo oscuro había sido cortado recientemente y ella continuaba declinando el aclarado que su peluquero Randall garantizaba que escondería las pocas hebras de plata que empezaban a salpicar sus sienes. Santana se negaba a ser otra cosa que lo que era.
A los treinta y cuatro años, era la presidenta de la junta y CEO de López McKenzie, una empresa de capitales de riesgo con miles de millones de dólares invertidos en negocios y economías de todo el mundo. Hasta que tomó el mando, tres años atrás, lo más importante en su vida había sido la próxima gran aventura bajo las sábanas.
Conducía coches de lujo, entregada a lo que ella llamaba “la celebración de la vida,” tenía amigos en todo el mundo, y nunca le faltaba compañía femenina. Todo había se venido abajo cuando murió su padre y su tío, posteriormente, llevó a la empresa próxima a la quiebra. Su hermana más joven, Rachel, no estaba ni calificada ni interesada lo suficiente como para manejar el negocio, por lo que Santana se había visto obligada a reconsiderar su alegre existencia y asumir la responsabilidad que era legítimamente suya.
Junto con esa responsabilidad venían el poder y la fama, los que dieron lugar a un suministro interminable de atractivas mujeres dispuestas a compartir su cama. Santana no sabía si se sentían atraídas por ella o por su dinero y, francamente, la mayoría de las veces no le importaba. Siempre había dejado muy claro que no estaba interesada en la monogamia o en una relación, y cortaba las cuerdas si empezaban a apretar. Hasta ahora, nadie se había quejado. Santana siempre se aseguraba de elegir como compañeras a mujeres que conocían la partitura. Entonces, ¿cómo lo hice tan mal con esta?
La mujer elegantemente vestida en el espejo, dijo, “¿Cómo se atreve a chantajearme por nuestro pequeño rollo en la cama.? Que me cuelguen si le doy a esa perra un solo centavo.” Santana se peinó. Y hablando de perras, este evento de caridad era la última cosa a la que quería ir esta noche. ¿Por qué no había dicho que no?
El rostro bronceado frunció el entrecejo. “Sí, claro.” Sin mirar atrás, Santana giró sobre sus talones, apagó la luz, y salió por la puerta, en dirección a su garaje.
Tal como lo esperaba el tráfico estaba paralizado a tres cuadras de su destino, el Gran Hotel Lincoln. Esto añadió otra capa de ira a su ya corto fusible. Las responsabilidades públicas de su posición en López McKenzie eran onerosas, y a veces parecía que eran más sociales que de gestión. Esta noche era una de esas ocasiones. Santana sabía que su presencia importaba a los organizadores, y su amiga más cercana, Danielle, había insistido en que asistiera para que pudieran ser una la cita de la otra esa noche, una estrategia que por lo general les funcionaba; Santana soplaba humo si Danielle quería irse temprano, y su amiga siempre hacía lo mismo por ella.
Los coches avanzaron arrastrándose hasta que finalmente fue capaz de girar en la entrada de su destino. Le entregó las llaves al valet y entró en el vestíbulo del hotel histórico, en busca de un trago.
La electricidad estaba en el aire y la multitud de personas mezclándose puso sus dientes en el borde. La charla casual era una habilidad en la que sobresalía, sobre todo en estos tipos de asuntos sociales, pero en su mal humor, la charla benigna no vendría con facilidad. Enderezó su postura como si se preparara para la batalla y se acercó

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Mensaje por lovebrittana95 Miér Jun 18, 2014 3:55 pm

Hey muy buen cap ahora a esperar a ver si es que quinn hace algo y ya quiero ver cuando sale el personaje de britt espero actualices pronto.Saludos
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Mensaje por awong_snix Miér Jun 18, 2014 4:28 pm

lovebrittana95 escribió:Hey muy buen cap ahora a esperar a ver si es que quinn hace algo y ya quiero ver cuando sale el personaje de britt espero actualices pronto.Saludos


Yo tomo en cuenta todos los comentarios y como eras la primera en escribir tu opinion marca el camino, esta histopria ya esta al 100% pero son menos de 20 cap como los subo

PD. El viernes subo el siguiente a mas tardar después de las 7 pm de México
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Mensaje por 3:) Miér Jun 18, 2014 10:44 pm

holap,...

muy buen primer capitulo!!!
quiero ver hasta donde puede llegar quinn y que e va a hacer san,..!!!
y la pregunta general de todas,.. creo!!!! ¿CUANDO SALE BRTT?

nos vemos!!!
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Mensaje por awong_snix Miér Jun 18, 2014 11:34 pm

3:) escribió:holap,...

muy buen primer capitulo!!!
quiero ver hasta donde puede llegar quinn y que e va a hacer san,..!!!
y la pregunta general de todas,.. creo!!!! ¿CUANDO SALE BRTT?

nos vemos!!!


Seguidora de otras adaptaciones recordar "paciencia"

PD. Sale en el siguiente jajaja Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO  3750214905 

Me doy cuenta que en verdad te han gustado casi todos he visto tus comentarios, en cada uno me alegra ver que si les gustan y sino mal recuerdo (pediste esenas no aptas para niños bueno aqui las habra)
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Mensaje por Dolomiti Jue Jun 19, 2014 4:44 am

Worale! Si, al parecer quinn dará mucha lata a Santana :/ me pregunto s en esa fiesta conocerá a britt.. Jajja saludines
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Mensaje por awong_snix Vie Jun 20, 2014 9:19 pm



Capítulo Dos



Brittany Pierce se desconectó de la voz del hombre calvo que hablaba desde el podio. Su cita de la noche era igual de aburrido, y le tomaba toda su fuerza de voluntad prestarle atención a cualquiera de ellos. Como única mujer en el equipo ejecutivo de Bradley & Taylor, por no mencionar única mujer soltera ejecutiva, se le había asignado la tarea de escoltar al sobrino del jefe esa noche.
Brittany se había indignado por la suposición de que, no sólo renunciaría a su tiempo libre por el evento, sino que estaría agradecida por la oportunidad de pasar la noche con un macho casadero bien conectado. Todavía estaba enojada varias horas después, cuando el muy bien cuidado, pomposo MBA de Princeton seguía tratándola como si ella fuese algo vistoso en su brazo, en vez de entender que él era el hombre que tenía que tener una cita arreglada.
Tiene que haber una ley en contra de esta mierda. Lo curioso era que Brittany conocía la ley de arriba a abajo, como consejera legal principal de una de las 500s compañías Fortune. Dos años atrás, se había sorprendido cuando un caza talentos la contactó como candidata potencial para cubrir la posición que pronto sería dejada vacante por el consejero que se retiraba. Nunca estuvo segura de quién la había puesto en la mira del reclutador, ya que sólo era una abogada relativamente exitosa de nivel medio en una empresa legal local. Siete entrevistas y ocho meses más tarde, estaba en un trabajo que amaba, con un alto salario de seis dígitos, una oficina con vista, y una secretaria, y estaba siendo ignorada por el “atractivo” Sr. GQ.
Su mirada recorrió el salón de baile del Gran Lincoln exquisitamente decorado. Hombres guapos y mujeres hermosas se estaban poniendo de pie aplaudiendo desde las mesas cubiertas con manteles de lino blanco y porcelana china. El código de vestimenta de la noche era la etiqueta, y por la forma en que lucían las mujeres, y algunos de los hombres, cada caja de seguridad en San Diego había sido vaciada de su contenido para este evento.
Los ricos, famosos y poderosos de su ciudad se reunieron en masa para ser vistos y para recaudar fondos para el Fondo de Educación de los Niños del Gran Condado de San Diego. Brittany había estado en varias de tales galas en el último año y estaba convencida de que estas personas estaban más interesadas en la deducción de impuestos y la distinción de tener su nombre en la lista de benefactores, de lo que lo estaban en realidad con la ayuda a los niños pobres de su ciudad natal.
El presidente de la Cámara de Comercio y su esposa ocupaban la mesa directamente en frente del estrado junto con el obispo de la arquidiócesis. Junto a ellos estaba el director general del banco más grande de la ciudad, que estaba mirando a una rubia platinada con pechos quirúrgicamente mejorados, mientras que su mujer de veintidós años lo miraba por encima de su vaso vacío de Chardonnay. En la mesa del alcalde estaba su esposa y Steven Stark, una envejecida estrella de cine de la ciudad, para promover su más reciente película.
La esposa trofeo de Stark estaba sentada junto a él luciendo una expresión que decía que prefería estar en cualquier lugar que no fuera este.
La mirada de Brittany se detuvo en una mujer en una mesa al otro lado de la amplia habitación. Era más alta que todo el mundo en su mesa, e incluso desde esta distancia, Brittany pudo discernir una figura larga y delgada que se hizo evidente en su atuendo formal cuando se puso de pie y aplaudió al ganador del premio. Brittany se sintió intrigada por el hecho de que ella era la única mujer en la sala con un esmoquin, y lo llevaba con comodidad. Le resultaba vagamente familiar, pero Brittany no podía ubicar donde la había visto antes.
Definitivamente la hubiera recordado si se hubiesen conocido. Se dio cuenta de que estaba mirando fijamente, cuando su acompañante se inclinó y le murmuró algo ininteligible al oído.
Asintió con la cabeza vagamente e hizo un comentario socialmente apropiado, agradecida de que esta farsa terminaría pronto y que podría irse a casa y ver viejos reestrenos de Amo a Lucy. Durante todos los llamamientos de dinero, sus ojos continuaban volviendo a la mujer en el esmoquin, que estaba sentada cómodamente en su silla, dando vueltas a la copa de vino medio vacía en su mano. Se veía preocupada, pensó Brittany, infeliz de estar aquí, pero lo esconde muy bien.
Santana permitió que los discursos de largo aliento resbalaran sobre ella mientras trazaba sus opciones y planeaba lo que le iba a decir a su abogado en esta ocasión. ¿Qué era lo peor que podría suceder si tan sólo le dijeran a Quinn que se jodiera a sí misma? La sexualidad de Santana no era un secreto celosamente guardado, pero tampoco quería que fuera un tema de conversación diaria, y Quinn podría ser un problema. Santana podía manejar cualquier consecuencia en su vida personal - su familia hacía mucho tiempo había aceptado el hecho de que ella era lesbiana - pero estaba más preocupada por la vergüenza que esto podría traer a su empresa.
Había trabajado sin parar para llevar a la empresa a su anterior nivel de confianza, respeto y normas éticas impecables, los principios establecidos por su padre hacía muchos años. Sería una gran distracción si sus clientes siquiera sospecharan que había seducido a una mujer que no estaba dispuesta. A través de algunas lecciones muy duras, había aprendido que no se puede cambiar lo que piensa la gente y había dejado de intentarlo muchos años atrás. Ella era muy consciente de que el foco rápidamente pasaría de su brillante mente y la cantidad de dinero que había hecho, a su entrepierna, como parece ser el caso para la mayoría de los hombres cuando fantasean con dos mujeres juntas. Varios clientes le vinieron a la mente, a los conservadores estaba segura de que los perdería si Quinn comenzaba los rumores, y habría asociados que comenzarían a tomar distancia de su empresa. Estaba en las negociaciones finales con el desarrollador de software más grande del país, tratando de conseguir financiación adicional de capital de riesgo, y sabía, sin duda, que ese acuerdo podría detenerse en forma abrupta si había cualquier publicidad de mala “moral”.
Los rostros de sus empleados destellaban en frente de ella. Estas serían las personas más perjudicadas en un escándalo. Si los clientes y los gestores de inversión llevaban su negocio a otra parte, se vería obligada a despedir a personas relacionadas con dichas cuentas. Los empleados de López McKenzie ya habían sufrido en el desastroso reinado de su tío. Ella había logrado volver a contratar a muchos cuando la empresa volvió a estar de pie, y ahora tenía un personal excepcional. Santana tragó ante la idea de defraudarlos.
Mientras consideraba las complicadas posibilidades, los cabellos de la parte posterior de su cuello se levantaron y se distrajo con la sensación familiar de que alguien la estaba mirando. Santana estaba acostumbrada a ser el objeto de las miradas indiscretas en las reuniones de la empresa, o durante un discurso que estuviera dando, o en un bar. Este último era generalmente el único momento en que le prestaba atención, ya que era generalmente el preludio de una noche de entretenimiento agradable en los brazos de una mujer hermosa.
Pero esta noche, un encuentro casual, era lo último que en lo que estaba interesada. Su encuentro con Quinn todavía estaba fresco en su mente, y no se sentía de ánimo como para conducir el contrainterrogatorio que garantizaría que la mujer ligando con ella compartiera las mismas ideas sobre el sexo sin ataduras. En este momento, todo lo que Santana quería era la oportunidad de escapar después de que hubiera pagado lo que adeudaba, y volver a casa a remojarse en un baño caliente.
Mientras el discurso continuaba, sutilmente exploró la multitud. Caras, igualmente aburridas, salpicaban el paisaje de las mesas, y una o dos cabezas asintieron por el sueño. Finalmente, sus ojos se posaron en una cara cuidadosamente adiestrada en esmaltada concentración, como si el hombre que hablaba en el micrófono de verdad demandara atención. Santana reconoció la expresión. Ella está tan encantada de estar aquí como yo, y lo oculta mejor que la mayoría. Me pregunto en la lista de mierda de quién está ella? Una fracción de segundo después, sus ojos se encontraron.
Brittany se ruborizó. Sabía que había sido sorprendida mirando. La mujer en el esmoquin le sostuvo la mirada durante un largo momento, firme, y la expresión de su rostro cambió de aburrida indiferencia e irritación, a débil interés, luego desvió la mirada. Brittany sintió como, a pesar de que acababa de ser considerada para algo importante, fue dejada de lado por no valer la pena el esfuerzo.
Bueno, lo mismo para ti también. Ella volvió su enfoque a la parte delantera del escenario y valientemente continuó con su falso interés. Veinte minutos más tarde, los discursos habían terminado y el baile estaba en pleno apogeo. Un grupo de músicos tocaba una mezcla de música clásica y jazz ligero, la cual era bien recibida, obviamente, a juzgar por el número de parejas en la pista de baile. Las mesas habían sido absueltas de toda prueba de la cena con entusiasmo consumida por los invitados, y los manteles blancos había sido reemplazados con rojos.
Brittany abandonó a su cita y fue en busca de un nuevo cóctel, ya que se figuró que iba a morir de sed si esperaba a que él notara su vaso vacío. Una vez que su misión estuvo cumplida, eligió una zona donde sabía que podía esconderse de la multitud sin estar muy lejos de la vista de las festividades si su presencia se necesitaba. Asegurándose de no hacer contacto visual con cualquier persona que quisiera charla, se dirigió rápidamente hacia el refugio. Cuando doblaba la esquina, tropezó casi de cabeza con la mujer alta en el esmoquin y se quedó inmóvil, murmurando una disculpa que fue ignorada. La mujer estaba tan preocupada, que apenas pareció darse cuenta.
“Yo sé lo que me dijiste, Puck, pero te lo digo otra vez, No voy a darle un maldito centavo. Sí, sé que mi reputación no es la única cosa en juego.” Santana parpadeó mientras virtualmente pisó a una invitada en su camino. Irritada, informó a la extraña a modo de disculpa, “Disculpe, estoy teniendo una conversación privada aquí.”
Brittany tuvo que inclinar la cabeza para mirar hacia los fríos, casi negros, ojos de la mujer que era varios centímetros más alta que sus propios 5 pies 6. Fue entonces cuando notó el teléfono celular en su oreja y los signos de ira en su rostro. Esa misma tarde le había parecido un rostro muy atractivo, pero ahora la mirada mordaz dirigida a ella estropeaba su encanto.
“Sólo un minuto, Puck.” Santana levantó el teléfono de su oreja y traspasó a Brittany con una mirada que usualmente convertía a hombres adultos en apologéticos bufones llorones.
“Hola! No me oíste? Estoy al teléfono teniendo una conversación privada.” Hizo hincapié en la palabra privada para marcar su punto.
Brittany se recuperó de la conmoción inicial de su cuasi colisión y alzó la barbilla en respuesta al desafío. “Te he oído. Pero esta no es tu terraza privada, y no es necesario que seas tan imbécil. Tal vez si estuvieras prestando más atención a tu entorno, podrías no toparte con extraños, y no sería necesario que los culpes de tu propia torpeza.” Brittany no tuvo que alzar la voz para hacerle llegar su punto. Era una experta en poner a las personas de rodillas con su tono de voz e inflexión. Le dio a la mujer una mirada fulminante y se alejó. Todavía estaba en llamas por el encuentro cuando vio a su acompañante encarar hacia ella. Rápidamente, miró a su alrededor y se encontró con que no tenía una vía de escape adecuada.
Reteniendo una mueca, se armó de valor para lo que él quisiera ahora.
Las manos de Santana temblaban cuando cerró el teléfono y lo regresó a su bolsillo. No estaba molesta por el regaño que había recibido de ambos, tanto de su abogado, como de la mujer enojada que simplemente se fue, sino por el hecho de que sus acciones lo habían hecho necesario en primer lugar. Jesús, que grupo! Le pidió un whisky al camarero más cercano y se concentró en su respiración. Volvió más rápidamente de lo esperado y le dio una propina generosa para asegurarse que continuara su buen servicio el resto de la noche. Sorbiendo su bebida, buscó en la multitud, repasando mentalmente la lista de personas con las que necesitaba estrechar manos antes de que pudiera salir y buscar a la atractiva mujer que le había dado la bofetada verbal.
Como en la repetición de una mala película, Santana recordó su rudeza y la estupefacta conmoción de la mujer. Su estómago dio un vuelco. Normalmente, nunca habría volcado su ira sobre una inocente desconocida, especialmente una tan hermosa de contemplar. Avergonzada, y sabiendo que tenía que corregir un error, se encaminó hacia la mujer que había ofendido y comenzó a ensayar una disculpa amable.
Mientras caminaba hacia ella, apreció la elegancia del sobrio vestido negro que favorecía sus curvas pero no hacía alarde de ellas, a diferencia de los vestidos reveladores elegidos por muchas de las mujeres en la habitación. Su piel estaba muy bien bronceada por la exposición natural al aire libre, no con el curtido sombrío de salón que Santana veía en la mayor parte de las mujeres con las que salía. Me pregunto si tendrá algunas marcas de bronceado?
Asombrosamente para su tono de piel, tenía el cabello rubio rojizo que parecía natural. Era grueso y ondulado, e iluminado con reflejos que hicieron que Santana deseara correr sus manos a través de él. Gimió para sus adentros. Sólo pide disculpas y sal de aquí, López.
“Discúlpame,” dijo, y se quedó pasmada con los ojos azules más vividos que había visto nunca. Tenían el color de una bahía del Caribe y eran claros, nítidos, y curiosos. El rostro ligeramente inclinado hacia el suyo era suave e impecable, perfectamente proporcionado, y sugería un toque de maquillaje. Ella era absolutamente preciosa. “¿Puedo hablar contigo un momento?”
Cuando no hubo respuesta inmediata, Santana agregó, “¿Por favor.?” Brittany sintió una oleada de ternura hacerse curso a través de su cuerpo con la simple palabra, sumándose al arrebato que había provocado la directa mirada de la mujer. Había estado tratando de llevar su parte de la conversación con un pequeño grupo de abogados que habían gravitado juntos, pero se había distraído al ver la alta figura acercándose. Murmurando una excusa cortés, se alejó del grupo.
“Siento alejarte de tu cita, pero yo...” Brittany la interrumpió antes de que la mujer pudiera continuar. “Él no es mi cita.” Tan pronto como lo dijo se preguntó por qué estaba explicándose con esta extraña - esta extremadamente grosera extraña.
Santana asintió con la cabeza y sólo pasó un momento preguntándose por qué se sentía aliviada con la información. “Mi error, entonces. Yo quisiera pedir disculpas por mi terrible conducta de antes. Estaba en medio de algo y me sorprendiste. Me la tomé contigo, que no tenías absolutamente nada que ver con eso. Por favor, acepta mis disculpas.” Comenzó a retorcerse cuando la mujer no respondió como ella lo esperaba.
“¿Y si no lo hago?”
“Oh, por el bien de Cristo” Santana no estaba de humor para que jugaran con ella. “Es una simple disculpa, no un tratado de paz global.” Su encantadora compañía reaccionó como si le hubieran dado una bofetada. Mierda, Ni siquiera puedo hacer ésto bien esta noche.
Santana se frotó la mano en la frente. “Espera, por favor. No suelo ser un ogro. Permíteme empezar de nuevo. Soy Santana López. Estaba en medio de algo difícil y me lo tomé contigo y al parecer, todavía no estoy haciendo las cosas bien. Una vez más, por favor, acepta mis disculpas.” Empujó toda seriedad a un lado y puso la palma de su mano en el pecho. “Si no lo haces estaré devastada y tendré que postrarme a tus pies. Luego tendré que sacar un anuncio de página completa en el Wall Street Journal o en el USA Today, el que prefieras.
Y si eso no funciona, entonces simplemente tendré que invitarte a cenar.”
La última oración se derramó de su boca antes de Santana supiera lo que estaba diciendo. Miró atentamente para ver si había sobrepasado sus límites.
Brittany frunció el ceño mientras consideraba los puntos de acción en la lista. No conocía a esta mujer en absoluto, y no estaba segura de su sinceridad. Una cosa era evidente, sin embargo:
“Santana López” estaba acostumbrada a salirse con la suya, y
Brittany estaba segura de que había pedido perdón en más de una ocasión si pensaba que le serviría hacerlo. Quería estar molesta, pero por alguna razón, no lo estaba y se unió al juego. “Mmm. Eso es mucho que considerar. Tendré que pensar en ello.”
“Eso es justo.” Santana ocultó su sorpresa. Normalmente las mujeres caían con la frase, incapaces de resistirse a ella cuando se humillaba. En contra de su mejor juicio, de repente no quería que su conversación terminara. “Dado que ese tipo no es tu cita,
¿puedo tener la oportunidad de convencerte de tomar una copa en el patio?”
El corazón de Brittany comenzó a latir más rápido ante la mirada expectante de la atractiva mujer. “Esta bien. Tienes cinco minutos.”
El pulso de Santana se aceleró inmediatamente con la cadencia familiar del deseo. Las perspectivas de la noche han cambiado definitivamente para mejor. “Puedo hacer tremendamente mucho en cinco minutos.”
No sabía por qué en la tierra estaba coqueteando con esta mujer. Debido al incidente con Quinn, había tenido bastante de mujeres, al menos por los próximos días. Pero encontraba a ésta completamente hermosa y le pareció perfectamente razonable distraerse de su molestia. ¿Por qué no ver a dónde podían conducir
“cinco minutos”? En su experiencia, por lo general señalaban una tarde larga y placentera.
Brittany había captado la insinuación de Santana, pero decidió dejarla caer. “Yo tomaré un vodka gimlet,” -dijo, mientras se trasladaban hacia uno de los numerosos bares ubicados estratégicamente alrededor del salón. “Soy Brittany Pierce, por cierto.”
“Es un placer conocerla, señorita Pierce.” Santana extendió su mano.
Brittany sintió la cálida carne en contacto con la suya, y los ojos de la mujer parecieron oscurecerse a medida que escaneaban su cara. El calor que se inició en la palma de su mano se movió rápidamente por el resto de su cuerpo y se estableció en la boca del estómago. Brittany se sentía un poco mareada mientras escuchaba a Santana hacer el pedido al camarero, solicitando un
Chivas para sí misma.
Tardíamente, se dio cuenta que seguía sosteniendo la mano de Santana y rápidamente dejó caer su compresión, intrigada por su reacción física a esta mujer. Conocía gente todos los días, de todas las formas, tamaños y grados de encanto, pero ninguna la había afectado como esta. Su respiración estaba en una carrera con su pulso, sus manos estaban mojadas, y quería perderse en los ojos profundos y líquidos de color marrón que estaban mirándola sólo a ella. Si no hubiera sabido que no era así, habría pensado que estaba por enfermarse de algo. Sacudió la cabeza para despejarse y se las arregló para chirriar un agradecimiento cuando Santana le entregó la copa.
Mientras caminaban por la habitación, Brittany aprovechó la oportunidad para estudiar más de cerca a la mujer a su lado. Cabello castaño oscuro que llegaba justo por debajo del cuello de una camisa blanca almidonada cubierta con una contrastante corbata de lazo de color azul real. Su piel estaba bronceada y no llevaba maquillaje para ocultar las pequeñas líneas de la risa que rodeaban sus ojos. Pernos de diamantes brillaban en sus oídos cuando se asomaban por debajo de los rizos ondulados.
Sorprendiéndose a sí misma, Brittany encontró a Santana extremadamente atractiva de una manera sutil pero sensual. Siempre había tenido un alto nivel de apreciación por las mujeres hermosas, como lo tenía con los hombres guapos, pero la sensación de hormigueo en el estómago le dijo que algo sobre Santana López era más interesante que de costumbre. Brittany no era en absoluto una mojigata, ni dormía con todo el mundo que le hiciera la más mínima invitación. No era común que tuviera pensamientos sexuales sobre alguien que acababa de conocer, sin embargo, allí estaba, con inquietantes destellos corriendo a través de su mente. Jesús, ¿cuándo fue la última vez que tuve sexo? Tuvo que pensar mucho sobre esta pregunta. Aceptar la posición en Bradley & Taylor había significado semanas de trabajo de ochenta horas, aprendiendo acerca de su nueva empresa y manejando la multitud de litigios que se amontonaban sobre su escritorio.
Cualquiera que fuera el tiempo libre, se la pasaba restaurando la casa de cien años, que había comprado recientemente. Como resultado, había perdido contacto con todos, excepto sus amigos más cercanos y no había salido a una cita real en mucho tiempo.
Afortunadamente, no era una mujer que creía que estaba incompleta sin una pareja o amante. Conservaba su libertad y valoraba su privacidad. Se decía a menudo que podría estar sola, pero nunca solitaria. Sin embargo, de pronto, aquí con esta mujer, era muy consciente de su estado solitario. Brittany supuso que no era irracional imaginar ser tocada y sostenida, a pesar de que era inusual que tuviera esos pensamientos por una mujer. Para ser honesta, de hecho rara vez los tenía por nadie.
Santana sostuvo las puertas francesas abiertas, esperando a que Brittany pasara por ellas. Mientras lo hacía, cogió una bocanada del perfume de Santana y lo reconoció como Carisma, la nueva fragancia que a todos en su oficina les encantaba. Eso es apropiado. Cuando salieron al patio, el nivel de ruido disminuyó sustancialmente y se reunieron con la fragancia del jazmín llevado por una brisa fresca.
“¿Qué te trae a este evento de gala, señora Pierce?” Preguntó
Santana mientras apoyaba la cadera en la barandilla que separaba los jardines de la zona donde se encontraban.
“Una obligación de negocios.” Brittany no sabía por qué sentía importante reiterar que no estaba con el Sr. Suave por propia elección. “¿Y a ti?”
“Un buen amigo mío esta con la agencia de relaciones públicas que promovía esta fiesta. Danielle no tenía una cita, por lo que me pidió que fuera su acompañante.”
Brittany se sorprendió con la sensación de hormigueo en la boca de su estómago por el uso de Santana del término cita. Lo dijo inocentemente, pero Brittany sabía exactamente a lo que se refería.
Santana captó la reacción de Brittany y sonrió. “Danielle es sólo una amiga.” Tomó un sorbo de su bebida. “Intentamos el romance en la universidad pero ambas coincidimos en que somos mejores como amigas que como amantes.”
Ahí esta, A la intemperie, abiertamente. ¿Vas a tomarlo y correr o sólo a correr? ¿Y por qué me importa? Santana sabía por qué le importaba. Brittany era hermosa y encantadora, características que normalmente no iban de la mano en las mujeres con las que salía.
Estaban definitivamente en la categoría de hermosas y muchas habían encantado su camino hacia su cama, pero en comparación con sólo los pocos minutos que había pasado con Brittany Pierce, algo les faltaba.
Santana pensó en eso y decidió que el atributo que les faltaba era la clase. Y mira donde mi gusto habitual por las mujeres me ha llevado hasta ahora. Frunció el ceño ante su fugaz pensamiento en Quinn. Brittany vio una gama de emociones reflejarse a través de la cara de Santana, la última de las cuales era cinismo. La expresión le recordó a Brittany que debería hacer lo políticamente correcto y regresar a su cita. A la mierda. Por alguna razón no podía hacerlo, mejor pasar el resto de la velada hablando con Santana. El hecho de que Santana acababa de admitir que era lesbiana no frenó su interés ni un poco. En todo caso, Brittany lo encontró refrescante; al menos una persona en esta habitación no estaba siendo falsa.
Haciendo caso omiso del llamado del deber, dijo, “Me gusta tu nombre. Parece a tu medida.” Dios mío, ¿por qué digo esto? Apenas si conozco a esta mujer. A ella no podría importarle menos si te gusta su nombre o no.
Santana no pareció dejarse intimidar por su comentario soso. Con una nota de exasperación fingida, dijo, “Gracias. Era mi turno de continuar la tradición familiar. A medida que he ido haciéndome mayor he llegado a apreciarlo, pero hubo momentos, cuando estaba creciendo, en que fue un dolor en el culo.”
Brittany sonrió. “No te hubiera tomado por tradicionalista.” Otra suposición apresurada. Se preguntó qué la había poseído para que hiciera tales comentarios personales. No era su estilo habitual.
Sintió el calor de lo ojos de Santana quemar un sendero a través de su cuerpo. Aún envuelta en el vestido de seda negro que le caía en suaves pliegues justo por encima de sus rodillas, se sentía demasiado expuesta. Cuando la mirada de Santana se detuvo demasiado tiempo en el modesto escote que mostraba una insinuación de división, Brittany sintió que sus pezones se endurecían y supo que eran visibles a través de la seda pura del corpiño. Tenía los hombros al descubierto, excepto por las correas finas del vestido, y se sintió muy cálida mientras lo ojos de Santana se movían por encima de ellos. Se quedó sin aliento en la garganta cuando vio la reacción que sus miradas habían causado. Se sentía como si hubiera sido acariciaba. Oh, sí, esta mujer es definitivamente gay.
“Así que, señora Pierce, ¿qué haces cinco día a la semana que te permite ponerte un hermoso vestido de Vera Wang?” le preguntó Santana, indicando el vestido que Brittany había comprado recientemente específicamente para este evento.
“Soy abogada,” dijo, peleando con la necesidad de cubrir sus pechos o acercarse a esta atractiva mujer atractiva, no sabía con cuál.
“¿Estás en la práctica privada o con un bufete?” Eres magnífica!
“Soy Consejera en Jefe de Bradley & Taylor.”
Y también inteligente. Santana se dio cuenta de que le gustaba esta mujer. De hecho, le gustaba mucho, y estaba impresionada. Brittany no podía tener más de treinta y cinco años, sin embargo, ocupaba la más alta posición jurídica en una de las compañías Fortune 500 que hicieron su hogar en el sur de California. “Muy bueno,” dijo, asintiendo con la cabeza en apreciación.
“Es una gran oportunidad,” respondió Brittany, contenta de estar moviéndose a terreno familiar. “¿Y tú?” Se echó hacia atrás reconociendo a la diseñadora del esmoquin que Santana llevaba tan bien. “Algo me dice que una mujer que lleva Armani no esta atrincherada en la América corporativa,”
Sonriendo, Santana le preguntó. “¿Has oído hablar de López McKenzie?” Quedó a la expectativa de la reacción que sabía que vendría.
Tomó un momento antes de que Brittany conectara el nombre con la cara. No era de extrañar que Santana López le pareciera tan familiar.
En el mismo instante reprimió un gemido en su interior. ¡Oh, Cristo. Ella es obscenamente rica. Recordó haber leído un artículo hace unos meses en el San Diego Business Journal que reseñaba a López McKenzie como una empresa familiar de tercera generación que se había administrado mal llevándola al borde de la quiebra. En los últimos tres años la compañía había hecho una transformación radical, transformándose en una de las empresas de capitales de riesgo más grandes del país, todo bajo el liderazgo de la mujer con la que compartía el patio.
“Muy impresionante también,” respondió.
“Bueno, ya sabes,” Santana se detuvo, “Era una gran oportunidad que no podía dejar pasar.” Apenas contenía su sonrisa mientras se hacía eco de la observación anterior de Brittany.
Se sorprendió por la respuesta de bajo perfil, genuina de Brittany.
No era la reacción que normalmente recibía cuando alguien se daba cuenta de quién era ella. O Brittany era muy buena ocultando sus emociones o no estaba demasiado impresionada. De cualquier manera, el interés de Santana creció y se acercó a esta mujer intrigante. La disminución de espacio entre ellas se llenó con una energía que aumentó mientras escaneaba la cara de Brittany y se detenía en su boca. Instintivamente, Santana se humedeció los labios. “Te invitaría a bailar pero no creo que esta multitud esté preparada para eso todavía.”
Había algo peligroso y emocionante en la forma en que Santana planteó la cuasi-pregunta que hizo que Brittany quisiera decir Sí, independientemente del resultado. Santana exudaba la confianza de un aventurero salvaje, y Brittany pensaba que si alguien podía concluir con éxito un baile lento del mismo sexo en una sociedad de recaudación de fondos, era esta mujer.
Santana se pateó a sí misma por su última declaración. Menos de una hora antes no quería tener nada que ver con seducir a una mujer, y aquí estaba, trabajando en eso. Tomando la vacilación de Brittany por malestar, miró su reloj. “Por mucho que he disfrutado de nuestra conversación, mis cinco minutos han terminado. ¿Puedo acompañarte de regreso?”
Santana se movió hasta pararse directamente en frente de Brittany.
Sus ojos se oscurecieron mientras se clavaban en ella, y luego con la misma rapidez el cambio se había ido. Alargó la mano y tomó la mano de Brittany entre las suyas. Su pulgar acarició suavemente la carne sensible cerca de la muñeca de Brittany mientras dijo: “Una vez más, por favor, acepta mis disculpas y disfruta el resto de tu noche.”
El sonido de su voz y la mirada en sus ojos volvieron jalea las rodillas de Brittany. Mientras caminaban por el pequeño patio, no se dio cuenta de lo solas que habían estado hasta que volvieron a entrar en la ruidosa y hacinada habitación. No pudo dejar de mirar mientras Santana se detenía a saludar a la gente, moviéndose a través de la multitud con la gracia de una gacela y la seguridad de un tigre. Pronto cautivó a un grupo de invitados y Brittany notó que la mayoría de los hombres e incluso algunas de las mujeres miraban a Santana con admiración, algunos de ellos más interesados que otros. Sintió una punzada de celos inesperados y saltó con sentimiento de culpa cuando una voz interrumpió su escrutinio.
“Hola, cariño. No esperaba verte aquí esta noche.”
El espacio a su derecha fue llenado por Kurt Humel. Había conocido a Kurt muchos años antes en la universidad y habían congeniado inmediatamente. Se estrellaron e incendiaron en la ruta romántica cuando se dieron cuenta de que las chispas no volaban cuando estaban juntos. Habían sido amigos desde entonces y, con frecuencia se acompañaban el uno al otro en eventos sociales donde se necesitaba un acompañante.
“Hola, Kurt. No sabía que iba a venir hasta hace unos días. El sobrino del Jefe está en la ciudad y me dieron orden de aparición.” El tono de Brittany transmitió su disgusto permanente con la situación. Sabía que debería estar volviendo con el sobrino, pero su atención estaba todavía puesta en Santana. “¿Qué puedes decirme acerca de la mujer a través de la sala de pie junto a la dama en el vestido azul?” Dirigió su mirada en dirección de Santana y trató de no lucir como si estuviera apuntando.
“¿En el esmoquin?” Con más que un poco de admiración, Kurt dijo: “Esa mujer de aspecto delicioso es Santana López.” Brittany se sobresaltó con la acertada descripción de su amigo sobre Santana. “Sí, lo es. Pero ella no es realmente tu tipo, o lo es, Kurt?” La preferencia de su amigo era por los hombres de esmoquin.
“No tiene que ser mi tipo para que haga comentarios sobre ella. Yo aprecio todas las formas de belleza física.”
“Kurt, eres imposible.” Brittany le dio un puñetazo en broma en el brazo. A menudo se burlaban el uno del otro acerca de las personas sobre las que se sentían atraídos. En una época, varios años atrás, lo había sido por el mismo hombre. Fue bastante incómodo cuando ambos descubrieron que el hombre de los sueños de Kurt, y el efímero interés de Brittany, en realidad estaba casado con Miss Colorado.
“Oye tú mejor no me trates como si esperaras que renuncie a los bienes de la Señorita Golpe de Gracia,? dijo, frotándose el brazo juguetonamente.
“Lo siento, tu acabas de sacar lo mejor de mí,” le arrojó en respuesta Brittany.
“Odiaría ver lo peor de ti.” Kurt miró hacia Santana. “¿Por qué el interés?”
“Hablábamos hace unos minutos.”
Antes de Brittany pudiera agregar nada a su comentario, la mirada de Santana se apartó del hombre que la acompañaba para explorar la habitación. Cuando vio a Brittany sus ojos ardieron y le dio un pequeño guiño de reconocimiento. Brittany le devolvió una sonrisa.
Kurt se volvió para ver lo que la mantenía paralizada. “Tierra llamando a Brittany.” Hizo un gesto con la mano delante de su cara para llamar su atención.
Apartando su mirada, Brittany dijo: “Haces demasiadas preguntas. Sólo sentí curiosidad acerca de ella.?
“Uh, Brittany, cariño, Tu sí sabes que Santana es lesbiana, no?” Dios, espero que sí. Su mente se agitó y sintió un hormigueo en el estómago. Había desarrollado su propio radar gay durante sus años en la escuela de leyes; su compañera de cuarto era lesbiana y a menudo intercambiaba impresiones con Brittany sobre las posibles ligues. No se sorprendió realmente cuando Kurt confirmó sus sospechas. Sabía que no se había imaginado la naturaleza de la franca evaluación de Santana y que no había malinterpretado sus comentarios. Kurt estaba sencillamente preocupado de que ella pudiera estar tomando un camino equivocado, por lo que lo tranquilizó. “Sí, Kurt, sé que Santana es lesbiana.” Más bruscamente de lo que pretendía, dijo, “Ahora suéltalo. ¿Qué sabes de ella?”
Kurt tomó un respiro y pareció poner en orden sus pensamientos. El hecho de que Brittany hubiera contestado tan fácilmente a su pregunta acerca de la orientación sexual de Santana, obviamente, le preocupaba. Sin embargo, él siempre dijo que no era quién para decirle qué hacer, y Brittany supuso que estaba midiendo sus palabras ahora. “Ella es la CEO de López McKenzie,” dijo. “Se hizo cargo de las riendas cuando su tío condujo a la compañía a la ruina un par de años atrás. Es brillante, elocuente, maneja un negocio sólido, y tiene una manera especial de cortejar a los inversores y empleados. Algunos lo llaman poder, Yo lo llamo carisma.•
“Yo definitivamente diría que eso es lo que ella tiene,” murmuró Brittany.
“Pienso que está en sus treinta y tantos años,” continuó Kurt.
“Vive en Barrington Estates. Definitivamente del lado correcto de la vía.”
Brittany sabía de la vecindad a la que Kurt se refería. Era una zona de bienes raíces de primera a lo largo del litoral del Pacífico, donde cada casa tenía su propia playa privada y un precio mínimo de dos millones de dólares.
“Le da cubos de dinero a sus caridades favoritas, pero lo mantiene bastante en secreto,” dijo.
“¿Por qué?”
“Supongo que no quieren hacer un alboroto. En los últimos cinco años le ha dado casi un millón de dólares al Centro de Crisis Infantil.”
“Nunca lo sabrías con mirarla,” Dijo Brittany. Pero si alguien sabía de la generosidad de Santana sería Kurt. El era el Presidente del Comité de Premios esta noche. “Me parece muy modesta.”
“También le da a la Escuela de Barrett, ya sabes, la que esta en el centro para los niños sin hogar,” continuó Kurt. “Paga por los autobuses escolares que dan vueltas y recogen a los niños de los diversos albergues y campamentos. ¿Te acuerdas del chico con el que con salí un tiempo? ¿John? Él es el gerente de la Casa Azul.” Hizo una pausa como para comprobar que Brittany reconocía el nombre de un local de ropa minorista. “Le compró a cada niño en la escuela ropa y zapatos nuevos, y las mochilas con todo lo que necesitaban para la escuela. Doscientos niños.” Bajó la voz y se acercó más. “Ella era en realidad la seleccionada para recibir el premio de benefactor esta noche y nos rechazó. Lanzó a todo el comité de selección en picada.”
Brittany se quedó asombrada. Muy poca gente que conociera rechazaría un elogio público por sus buenas obras. Eso decía algo acerca de quién era Santana, pensó: una persona más interesada en lo que podría lograr que en lo que la gente pensaba de ella, tal vez.
“Tuvimos que reagruparnos y elegir a otro como destinatario.” suspiró Kurt. “Por Dios, ella hace todo lo necesario por estos niños y no quiere que nadie se entere! Me pregunto si está huyendo de la ley o algo así.”
“¿Qué hay de socialmente?” Preguntó Brittany sin mucha sutileza.
“¿Por qué la curiosidad?”
Impaciente por que Kurt estaba siendo cauteloso, dijo un poco demasiado fuerte, “Porque quiero saber, y no es de su incumbencia por qué.”
“¡Ay!? Kurt actuaba como si estuviera herido por la respuesta.
“Lo Siento, ha sido un día largo. ¿Qué más sabes? Si no es molestia,? añadió con una sonrisa de “por favor, perdóname”.
Kurt entró con ambos pies. “Ahora, fíjate, son todos rumores y no tengo conocimiento de primera mano o experiencia ...”
Brittany le interrumpió. “Lo entiendo, Kurt.”
“Es toda una mariposa social.” Ante la mirada de perplejidad de Brittany él aclaró, “Rara vez sale con la misma mujer dos veces. Cada vez que la he visto está con una mujer diferente, y todas son impresionantes. Es un buen partido, pero parece que no tiene planes de atarse.”
“¿En serio?” Brittany volvió su mirada por la habitación a tiempo para ver a Santana estrechando la mano de un hombre y caminar hacia la salida. Santana se dio la vuelta y miró como si quisiera volver a donde Brittany estaba, pero cambió de idea cuando vio que hablaba con
Kurt. En cambio, le hizo un pequeño gesto de adiós con su mano antes de salir por la puerta.
“Debe ser duro preguntarte si una mujer está interesada en ti o en tu dinero,” dijo Kurt con simpatía.
“Sí, supongo que debe serlo.” Brittany definitivamente no estaba interesada en el dinero de Santana. Había heredado una cantidad sustancial cuando murió su abuela quince años antes, y la había invertido sabiamente en los últimos años. Estaba en camino de una cómoda jubilación para cuando tuviera cincuenta si así lo deseaba.
“Mmm. Escuchando la charla las chicas, ella es una mujer hábil y nadie se va a casa decepcionada, si sabes lo que quiero decir.” Kurt arqueó las cejas, en reminiscencia de Groucho Marx.
No dudo de eso. Brittany mantuvo pareja su expresión, para que Kurt no pudiera leer nada personal en sus preguntas.
“Eso es lo que se dice en la calle sobre la Sra. López. Tómalo como lo oyes,” dijo con racionalidad. Después de algo de conversación general se despidieron y, mientras Kurt se alejaba, Brittany continuó reflexionando sobre lo que había aprendido. La generosidad de Santana con los niños de San Diego señalaba que había mucho más en su carácter de lo que nadie podría adivinar. A primer rubor, Brittany había pensado que era, probablemente, demasiado narcisista como para que le importara un comino de los demás.
Con una punzada de pesar, miró hacia la puerta por la que Santana había salido. Sabía que podía haber extendido su conversación si lo hubiera elegido, y ahora deseaba haberlo hecho. Preguntándose si alguna vez se encontraría con Santana López otra vez, Brittany fue en busca de su cita. Estaba dispuesta a poner fin a la farsa de la noche.

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Que les parece la aparición de Britt, la interacción con Santana  y que tal no es tan mala como parece o si????
A modo personal yo también asi me disculpo de una manera amable, que logra mostrar mas interes, ustedes lo arian

Que opinan dejen sus comentarios

El domingo siguiente capitulo depsues de la 1 pm
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Mensaje por 3:) Sáb Jun 21, 2014 3:01 pm

holap,..

me gusto la aparición de britt,..
linda forma de conocerse con san,...
a ver cuanto le va a durar la vida narcisista a san ahora que britt apareció!! jajaja

nos vemos!!
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Mensaje por micky morales Sáb Jun 21, 2014 8:06 pm

excelente asi que espero tu muy pronta actualizacion!
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Mensaje por awong_snix Sáb Jun 21, 2014 8:10 pm

3:) escribió:holap,..

me gusto la aparición de britt,..
linda forma de conocerse con san,...
a ver cuanto le va a durar la vida narcisista a san ahora que  britt apareció!! jajaja

nos vemos!!

No es narcisista tiene muchos problemas (Quinn) jajaja, creo que un ex que se aparece asi de esa forma y que al parecer no es la primera vez es complicado. Ademas nunca sabes cuando aparecera el amor  Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO  918367557  eso es cursi pero "dicen" que pasa ¿que opinas?
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Mensaje por Dani(: Sáb Jun 21, 2014 10:53 pm

waaaaaaaaaaaa actualizaaaaaaaaaaaa
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Mensaje por awong_snix Dom Jun 22, 2014 12:02 am

Dani(: escribió:waaaaaaaaaaaa actualizaaaaaaaaaaaa

tranquiliza los nervios ya mañana actualizo, disculpen pero debo encargarme de mis negocios y de mis actividades. Anexado que estoy leyendo 10 historias para adaptar de las cuales seleccionare 4. Dame tiempo por favor  Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO  210293833 
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Mensaje por lauravm98 Dom Jun 22, 2014 2:00 am

Muy buen fic pero la verdad estoy anciosa por leer el proximo capitulo
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Mensaje por awong_snix Jue Jun 26, 2014 5:10 pm


Capítulo Tres


Santana tenía sentimientos encontrados acerca de los lunes por la mañana, y hoy no era diferente. Amaba su trabajo y la energizaban los desafíos que enfrentaba. Su negocio estaba invirtiendo en ideas, y la gente que conocía era brillante y retorcida. Las propuestas de negocios que López McKenzie evaluaba todos los días le daban la oportunidad de perfeccionar sus habilidades en los negocios con algunos y de confiar en su instinto en otros. Los individuos astutos siempre tenían la intención de obtener algo por nada y eso mantenía a Santana con los pies en la tierra. Era responsable de miles de millones de dólares y no podía permitirse el lujo de dejarse engañar por un estafador con facilidad de palabra.
Lo que odiaba era el tráfico de los lunes. Había más coches en la carretera que cualquier otro día de la semana. Santana los separaba en tres categorías distintas: La primera eran los conducidos por gente que se había quedado dormida y competían entre los coches para obtener la mejor posición en el carril. El segundo grupo de conductores eran los que Santana creía que debían odiar su trabajo y no tenían prisa por llegar a dónde iban. La última eran los que estaban en cualquiera de las dos primeras categorías y estaban hablando por sus teléfonos celulares.
La minivan azul directamente delante de ella definitivamente tenía prisa, la mujer al volante hablando febrilmente por su teléfono celular. Santana se hundió en el asiento de cuero de su BMW azul oscuro 745i con un suspiro ruidoso mientras era encerrada por segunda vez por esta conductora desconsiderada. Diciéndose a sí misma que debía mantener la calma, permitió que sus pensamientos reprodujeran los acontecimientos de la noche del sábado.
No mucho tiempo después de que llegara al Gran Lincoln, Pamela Whitney la había acorralado en el baño de damas. Pamela era la hija del Jefe de Policía y se habían conocido en una beneficencia unas semanas antes. Ella le dejó muy claro que estaba interesada en una repetición de las horas que pasaron juntas en su apartamento aquella noche. El sexo había sido emocionante y satisfactorio, pero independientemente del recuerdo, Santana tenía la sensación de que
Pamela estaba interesada en algo más que en una relación informal, por lo que dio marcha atrás.
No se arrepentía de haberse ido a casa sola. Por lejos, la parte más agradable de la noche habían sido los pocos minutos que había pasado con Brittany Pierce. Incluso ahora, pensando en ella en ese ajustado vestido de negro, Santana tenía problemas para concentrarse en la carretera. Podría patearse a sí misma. ¿Por qué no había invitado a Brittany a salir?
Quinn. Ese era el por qué. La idea hizo martillear su pulso. Podía escuchar su corazón latir con fuerza en sus oídos. Tenía que sacar a esa sanguijuela de su vida, y pronto. Justo cuando estaba a punto de cambiar de carril, la camioneta azul con la conductora distraída se desvió y chocó contra el guardabarros delantero derecho de su su coche. Santana pisó el freno y la camioneta dio la vuelta y se detuvo frente a ella.
“Hija de puta!” Santana se desabrochó el cinturón de seguridad y saltó de su auto en furia. Abrió de golpe la puerta de la conductora en falta y empezó a gritarle a la mujer en el interior. “Perra estúpida!
¿Qué coño crees que estás haciendo? Deja el maldito teléfono y presta atención a la carretera.” Su cólera se elevó dos escalones cuando la mujer aún no había colgado el teléfono. Santana tomó de su mano el objeto culpable y lo cerró. “Dije, que dejes el maldito teléfono.”
Fue entonces cuando Santana escuchó gritos procedentes del asiento de atrás. Inclinó su cabeza y miró en el interior. Un bebé, de no más de un par de semanas, estaba llorando a pleno pulmón.
La mujer agarró el brazo de Santana y empezó a suplicar. “Lo siento. Por favor, tengo que llevar a mi bebé al hospital. Esta enfermo y ardiendo en fiebre y, por favor, por favor tengo para llegar al hospital. Estaba hablando con el doctor y me dijo que me diera prisa.
Puedes seguirme. Por favor, te pagaré lo que sea para que arregles tu coche. Tengo que irme.”
El estómago de Santana se cayó cuando miró a la cara de la suplicante mujer. Cristo, cuando llegué a convertirme en alguien tan imbécil? Entregándole el teléfono, suavizó su tono. Esta bien. Ve y ocúpate de tu bebé y no te preocupes por esto.”
La mujer no le dio a Santana una oportunidad de cambiar de opinión; salió a toda velocidad en dirección del hospital local.
Santana se desplomó contra el capó de su coche. Las manos le temblaban y estaba respirando pesadamente. Santana, le acabas de gritar a una mujer con un bebé enfermo. Vas a ir al infierno por eso. Se sentía avergonzada de sus acciones. Su paciencia y su típica actitud calmada definitivamente habían desaparecido en las últimas semanas.
Se encontraba a si misma saltándole a la gente sin motivo aparente y tenía poca tolerancia para los errores. Y la forma en que había estallado con esta pobre mujer era imperdonable. Tengo resolver esto. Pocos minutos después de las nueve, entró en su oficina, casi chocando a un hombre de mantenimiento que estaba saliendo. Estaba calma por fuera, pero hirviendo en su interior. “Buenos días,” saludó a Tina, como si todo estuviera bien.
Su asistente le devolvió el saludo, sólo que el de ella no sonó falsa. “¿Cómo estuvo la fiesta?”
“Ya sabes,” respondió Santana. “Misma comida, mismas caras, el mismo pedido de dinero.”
“¡Dios mío, Santana, apenas son las nueve de la mañana y estas en un estado de ánimo de mierda. Tienes que darte la vuelta y regresar por la puerta que acabas de llegar, y esta vez, deshazte de esa actitud.”
Tina mantuvo el contacto visual, no tenía miedo de enfrentarse a su jefa.
Santana le dio una sonrisa irónica y se dejó caer en la silla al otro lado del escritorio de Tina. Tina había sido su asistente durante varios años, y en ese tiempo habían compartido sus experiencias con los hombres, las mujeres, la lujuria, el desamor, y uno que otro amante obsesivo. Podían hablar de cualquier cosa y en general lo hacían.
Santana la trataba más como a una amiga que como a una empleada, y a cambio, Tina mantenía la vida de Santana en orden. Dejando que su maletín se deslizara fuera de su mano y cayera al suelo, Santana se inclinó hacia delante, apoyando los antebrazos sobre los muslos y ocultando su rostro entre las manos. Se sintió aún más pequeña de lo que se había sentido antes cuando le gritó la madre desesperada. ¿Hay alguien más a quien pueda cabrear esta mañana?
“Jesús, Tina. ¿Qué está pasando conmigo? ¿Sabes lo que hice esta mañana? Le grité a una señora que estaba en camino al hospital con su bebé enfermo.” Santana aún no podía creer que había actuado de manera tan horrible.
Tina frunció el ceño. “¿Que hiciste qué?” Santana se recostó en la silla, sintiéndose agotada antes de que el día hubiese comenzado. Le relató los sucesos desagradables de su encuentro con la mujer una hora antes. “Ella estaba hablando por teléfono con su pediatra, quien le estaba diciendo que llevara al bebé al hospital inmediatamente, y yo gritándole en la cara que colgara.” Si hubiera podido rodar como una bola y desaparecer en ese momento, lo habría hecho.
“Eso es lamentable.” El disgusto de Tina era evidente. “Nunca supe que hicieras nada como eso, y has tenido un montón de oportunidades.”
Tina estaba en lo cierto - desde que asumió las riendas de López McKenzie, Santana no había perdido ni una vez el control, o tenido una reacción exagerada ante cualquier situación, aunque fuese desafiante. Por el contrario, cuando se trataba de su trabajo y en particular de sus acciones en la oficina, tenía la conducta de una santa y la paciencia de la melaza en invierno. Nada la agitaba o la hacía reaccionar de la manera en que lo había hecho esta mañana. Al menos no hasta el constante deterioro de su estado de ánimo durante las últimas semanas.
Cogió su maletín y se levantó lentamente de la silla. “Necesito unas vacaciones. Tal vez en algún lugar cálido y tropical, con un suministro sin fin de bebidas con esos pequeños paraguas en ellas.”
“Sí, y servida por rubias en bikini,” añadió Tina conociéndola demasiado bien.
Santana pensó por un momento. “No, necesito mantenerme alejada de las mujeres, sobre todo de las chicas en bikini, por un tiempo.” Sospechaba por la expresión de Tina que su rostro la había delatado.
“¿Qué más le molesta?” Dudó Tina. “Quinn te ha contactado de nuevo?”
Santana había confiado en Tina después de que Quinn le dejó diecisiete mensajes telefónicos en el lapso de tres días, y no dejaba que Tina le llevara un mensaje que no fuese Mejor que la perra me llame. Santana hizo una mueca al pensar en la conversación dos días atrás. “Apareció en mi puerta la noche del sábado y no lo manejé muy bien. Ahora esta muy enojada conmigo, y Puck esta enojado conmigo. Y tu estas enojada conmigo, y yo estoy enojada conmigo misma por no mantener mi boca cerrada.” La lista era más larga, en realidad. Sin embargo, Santana no quiso pensar acerca de su cuñado de mentalidad desagradable y sus últimos intentos de hacer olas en López McKenzie.
“Yo no estoy enojada contigo, Santana,” se compadeció Tina.
“Siento mucho por lo que estas pasando con ella. ¿Qué quiere ahora?”
“Trescientos mil dólares.” Santana manejaba cantidades más grandes que esta en base horaria, pero no había principios personales en juego en esas transacciones.
“¿Por qué?”
“Por una media docena de vueltas en la cama.” La expresión de Tina hizo que Santana reformulara su explicación para que fuera un poco menos cruda. “Creo que sus palabras exactas fueron algo como para hacer que me vaya.”
“No lo estas considerando ¿verdad?” Preguntó Tina. Uno de los rasgos que más admiraba de Santana era su honestidad e integridad. No pensaba que su jefa cedería al chantaje, pero en este momento no estaba tan segura. Sentía que Santana estaba más afectada por las amenazas de Quinn de lo que dejaba ver. Santana siempre era un ejemplo de profesionalidad y no permitía que su vida personal infiriera. Era tan dura como debía serlo en sus relaciones comerciales, pero siempre era justa. Tina admiraba a cualquiera que pudiera manejar la complejidad de llevar adelante una conferencia telefónica mientras respondía e-mails y pedía del almuerzo, sin perder el ritmo; sin embargo, creía que Santana era una notable excepción por motivos más importantes, a saber, los cheques que firmaba mensualmente en la carpeta marcada como Nuestro Futuro. Estas generosas donaciones iban a varias organizaciones de niños, y Santana nunca buscó publicidad en ello. A Tina le dolía el corazón al ver a una mujer, que estaba dando tanto y de buen corazón, estar involucrada con alguien tan desagradable como Quinn.
“Por supuesto que no. No voy a darle a esa buscadora de oro lo que quiere.” Santana se detuvo. “Oh sí, Estoy esperando una llamada de Puck más tarde esta mañana para que me muerda el culo de nuevo, así que pásamelo.”
La gruesa alfombra amortiguo el sonido de los pasos de Tina unos minutos más tarde, y Santana se sobresaltó cuando una taza de café apareció frente a ella. “Gracias” -murmuró, sin levantar la vista del montón de papeles que estaba leyendo.
“De nada. Por cierto, una tal Brittany Pierce llamó justo antes de que llegaras.” La cabeza de Santana se sacudió tan rápido que Tina retrocedió. “Oh, oh, ¿tiene ella algo que ver con Quinn?”
“¿Has dicho Brittany Pierce?” A la afirmación de Tina, respondió, “No, ella no tiene nada que ver con Quinn. Por lo menos no que yo sepa. Por Dios, espero que no. ¿Dijo lo que quería?”
Santana estaba sorprendida por su reacción ante la mención de la mujer hermosa del sábado por la noche. Normalmente no recibía llamadas telefónicas personales su oficina, y estaba segura de que no le había dado su número a Brittany. Un extraño hormigueo se escurrió por sus venas al saber que Brittany se había tomado la molestia de rastrearla.
Tina colocó la nota rosa “Mientras no estabas” sobre la agenda negra que en el escritorio de Santana. “Pidió que la llamaras. Ella tiene una reunión hasta las once, pero estará libre después de eso.”
Santana alcanzó el mensaje. “¿Qué estaba haciendo aquí el chico de mantenimiento? ¿Es el aire acondicionado de nuevo?” Tina hizo una pausa en su salida. “Yo no llamé a nadie. Dijo que era mantenimiento de rutina.”
Santana miró hacia las rejillas de ventilación. Por lo menos este hombre había dejado todo en orden, no como el de la última vez. Se quedó mirando la pared de enfrente, extrañamente desmotivada para trabajar. Tenía dos horas que matar antes de que pudiera llamar a Brittany, el tiempo suficiente para reunirse con un par de altos miembros del personal y asegurarse de que la presentación de su reunión con el cliente al día siguiente estaba lista. Sin embargo, estaba distraída sin remedio. Molesta con ella misma, se imaginó a su abuelo sentado aquí, detrás de esta misma mesa de madera de cerezo.
¿Qué pensaría de ella ahora?
No necesitó mucha imaginación para escuchar al patriarca diciéndole que ya era hora de que creciera y asumiera la responsabilidad que era su derecho de nacimiento. No había conocido muy bien al anciano, pero parecía cobrar vida cuando entraba en la oficina y Santana sabía que ella había heredado ese gen. Le encantaba lo que hacía, era buena en eso y no podía esperar a ir a trabajar casi todas las mañanas. Pero hoy lo único que quería era que las agujas en el reloj Waterford se movieran. Con un suspiro melancólico, dirigió su atención a una pila de papeles, y se obligó a concentrarse en los negocios.
*
Del otro lado de la ciudad, en el piso 42 del edificio de Bradley & Taylor, Brittany también estaba sentada en su oficina, pero no estaba sola. Estaba luchando por mantener su mente en lo que se estaba discutiendo con las tres personas sentadas alrededor de la mesa de conferencias. Brittany siempre se enfocaba cuando estaba trabajando, pero su mente seguía derivando a la impresionante mujer de esmoquin que había conocido dos noches atrás. Algo sobre Santana López había colonizado sus pensamientos y no estaba durmiendo bien a causa de ella. Pero lo que le preocupaba a Brittany, aún más que el cansancio y la pérdida de concentración, era su comportamiento inusual de esta mañana, cuando recogió el teléfono y llamó a Santana. Brittany nunca hacía nada sin pensarlo hasta el cansancio, y por cierto, nunca perdía el tiempo con alguien tan voluble como Santana.
Brittany había visto su ciclo a través de la ira, la grosería, la frustración, la humildad y el encanto siempre presente e, inexplicablemente, había encontrado a cada una más apasionante que su precursora. El día anterior había pasado horas en Internet buscando información acerca de la intrigante mujer. Afortunadamente para Brittany, había abundante material, y algunos artículos incluso se referían abiertamente a Santana como lesbiana. Otros se hacían eco de lo que le había arrancado a
Kurt y proporcionan unos cuantos chismes jugosos adicionales. Cuanto más leía sobre Santana, más quería saber, hasta que finalmente arrastró sus ojos legañosos a la cama bien pasada la medianoche. Se quedó totalmente atónita cuando se encontró hablando con la asistente de Santana a primera hora de esta mañana.
¿No era suficiente haber investigado a la CEO de López McKenzie, como si de ello pudiera salir una demanda legal? “Lo siento, ¿qué dijo usted?” Brittany se sintió avergonzada de haber perdido el rastro de la conversación. Enfócate Brittany. Desterró todos los pensamientos de Santana de su mente cuando le repitieron la pregunta dirigida a ella por tercera vez.
“Él debería irse.”
“No puedes hablar en serio.” Brittany no sabía si reírse o golpear a Thomas Merison en la cabeza con un ladrillo. Él acababa de preguntarle si podía despedir a un empleado porque era raro, como lo expreso él. Merison era el CFO y empleado de veintitrés años de antigüedad en Bradley & López.
“¿Por qué no lo haría? No puedo tener ese tipo de alteración en mi organización.”
Desde su primera reunión, Brittany supo que este tipo era un pedante que no reconocería un pensamiento progresista ni aunque le mordiera el culo. Estaba tan lejos a la derecha que pronto se iba a caer de la faz de la tierra. Este hombre y su actitud necesitan extinguirse.
Reprimió una sonrisa.
Brittany conocía a John Briggs, el empleado en cuestión, y admitió para sí que era polémico, pero nunca había oído ninguna queja sobre él. Por el contrario, parecía tener una buena relación de trabajo con sus compañeros y muchas veces lo había visto en la cafetería, sentado a una mesa llena de sus compañeros de trabajo. Ladeó la cabeza. “¿Y exactamente qué tipo de alteraciones están sucediendo?”
“Es tan obvio,” dijo Merison como si eso fuera la respuesta a todo.
“¿Y?”
Merison no era bueno para ocultar sus emociones. “¿A qué te refieres? Él da cabriolas alrededor de la oficina todo como Nelly con su muñeca quebrada y sus caderas ondulantes. Siempre charlando y riendo. Y esas ropas.”
Una imagen de Merison vestido con un peluche de Danielle`s Secret destelló en la mente de Brittany. Tomó un largo trago de su café para borrar ese pensamiento aterrador. “¿Has recibido alguna queja sobre su trabajo?”
“No, pero eso no quiere decir que no este causando una alteración. La gente probablemente tiene miedo de decir algo.”
“¿Y por qué sería eso?”
Merison miró a Brittany como si fuera estúpida. “Tienen miedo de que el comenzaría rumores y diría que son maricas también.” No puedo creer que realmente estoy teniendo esta conversación.
Este tipo es un idiota.
Merison continuó con su justificación. “Tengo que responder al gobierno federal. Esta compañía tiene una reputación impecable y tengo la intención de que siga siendo así. Dirijo un negocio sólido y no soporto ninguna disensión en mis filas.”
Hasta ahora, el tercer miembro de la mesa, su CEO Charles Comstock, no había pronunciado una palabra en este tópico de conversación. Brittany lo miró, invitándolo a opinar, pero él permaneció en silencio, por lo que dijo, “Por lo que me has dicho, no puedes despedirlo Thomas.”
“¿Qué más necesitas?”
Mantén la calma. Recuerda que este tipo es un idiota. “En primer lugar, Thomas, el término es gay. En segundo lugar, es contra la ley despedirlo únicamente en base de sospechas acerca de con quién sale en su tiempo libre. En tercer lugar, esta empresa y tú personalmente, pueden ser demandados por el simple hecho de pronunciar la palabra raro en este contexto.” Brittany se aseguró de hacer hincapié en el tú personalmente en su último comentario. “En cuarto lugar, nadie se ha quejado, ya sea oficialmente o extraoficialmente. Y finalmente, tu no tienes motivos para despedirlo.”
“¿Qué quieres decir con ningún motivo?” Merison de nuevo se había endurecido, y Brittany pudo ver apretarse el nudo Windsor en su corbata.
“Me refiero a que no me has mostrado nada de lo que haya hecho que justifique la terminación. Su actuación es ejemplar. Tu mismo lo has dicho en sus últimas tres revisiones de desempeño.” Brittany le indicó el expediente frente a ella. “Nadie se ha quejado y él no ha violado ninguna política de la empresa. No ha hecho nada malo,” –dijo con racionalidad.
Merison dirigió una mirada suplicante hacia el consejero delegado, quien finalmente habló. “Ahora, Brittany, seguramente hay algo que podemos hacer aquí” Ella no se perdió la inflexión en su pregunta, ni la expectativa que él tenía en que ella apoyaría la posición de Merison. Brittany sabía que su siguiente comentario sería un punto que definiría su carrera en Bradley & Taylor.
“No, Charles, no hay nada que podamos hacer. No podemos despedirlo por el simple hecho de ser gay. No voy a apoyar una posición que no es ética, por no hablar de moralmente equivocada.”
Ella observó cómo los dos hombres tensaron sus ojos ante su último comentario como si la vieran por vez, y ella supo que acababa de entrar en un campo minado.
“Brittany -”
“Es obvio que no es la respuesta que están buscando, pero no obstante, es mi decisión.” En su opinión, no había nada más que decir al respecto.
Los dos hombres se levantaron de su mesa. Merison habló con los labios ajustados. “Muy bien, acepto eso por ahora, pero puedo garantizar que el Sr. Nelly-Hada será un problema. Puedes tomar nota de mis palabras sobre eso.”
Antes de que él se apartara de la mesa, Brittany se levantó y clavó sus ojos en él. “Thomas, mi consejo hacia ti como consejero en jefe es que dejes de utilizar términos inadecuados y dejes de hacer comentarios despectivos acerca de un empleado de esta empresa.”
Brittany se derrumbó en el pequeño sofá pequeño en su oficina. “Santo Cristo. Creo que estoy de mierda hasta el cuello ahora mismo.” No había nadie en la sala a su confirmar su observación.
*
Santana podría jurar que las manecillas del reloj de cristal no se habían movido en la última hora. Los papeles sobre su escritorio habían pasado de un lado al otro, dando una apariencia de haber sido terminados, cuando en realidad que ni siquiera habían sido leídos.
Finalmente, después de una hora, se dio por vencida a la pretensión de conseguir terminar cualquier trabajo y se fue en busca de algo para comer. Cuando volvió, Tina le entregó una nota de mensaje rosa. Brittany Pierce había llamado de nuevo. Ella estaba ahora libre de su reunión.
Santana no esperó a escuchar si había algún otro mensaje. Se apresuró a su oficina y cerró la puerta detrás de ella. Nunca había sentido este tipo de aprehensión antes de hacer una llamada telefónica.
Todos los días hacía llamadas que podían cambiar el curso de las vidas de las personas, pero esta sensación era totalmente ajena a ella.
Mientras marcaba, su mente se aceleró recorriendo varias razones por las que Brittany podría haber llamado y lo que quería, pero se quedó completamente en blanco cuando la línea comenzó a sonar. Santana trató de ensayar lo que quería decir, pero se quedo atrapado en “hola.” Brittany estaba abriendo un expediente que tenía por lo menos dos pulgadas de espesor cuando el teléfono comenzó a sonar. Jesús, ¿por qué nosotros los abogados no podemos decir algo en cincuenta páginas o menos? El teléfono sonó varias veces antes de que ella recordara que su asistente, Michelle, estaba en el centro de copiado haciendo las copias necesarias del material que Brittany necesitaba para su reunión de mañana por la mañana.
“Brittany Pierce,” respondió distraídamente.
“Es Santana López.” ¿Por qué estoy tan nerviosa? El corazón de Brittany comenzó a correr con el sonido de la rica, suave voz en el otro extremo de la línea. Dejó caer la carpeta nuevamente al escritorio y se quitó las gafas de lectura. “Hola. Uh, gracias por devolverme el llamado.” Eso fue una estupidez. ¿Por qué no me devolvería la llamada?
“Yo siento haberme perdido tu llamada anterior. Finalmente sucumbí a un deseo insaciable por una barra de Snickers y bajé a la cafetería en el vestíbulo.”
Brittany podía oír la sonrisa en la voz de Santana. “Personalmente, soy adicta a los Peanut Butter Cup de Reese “ admitió con culpabilidad.
“Ah, tu ves, no importa cuán adultas seamos o el éxito que tengamos, todas tenemos nuestros vicios ocultos.” Santana se echó a reír.
“No diré nada si tu tampoco lo haces,” dijo Brittany como si el secreto fuera un asunto de seguridad nacional.
“Es un trato.” Santana realmente no sabía qué decir a continuación.
Brittany contuvo una risita nerviosa. Se sentía absolutamente ridícula, atemorizada, y tan excitada como no lo había estado en años.
“Yo quería hacerte saber que acepto tus disculpas.” La pausa en el otro lado la puso nerviosa.
Por último, la voz suave respondió, y Brittany relajó su mano que apretaba el receptor. “Gracias. Estaba un poco preocupada. Tenía miedo de que iba a tener que decirle a mi hermana que me había comportado de ese modo y ella me haría vivir el santo infierno durante semanas hasta que hiciéramos las paces. Y confía en mí, no sería un bonito espectáculo.”
“Me alegro de haberte salvado de su ira. ¿Tiene muchas oportunidades de fastidiarte así?” Esta nueva percepción de la vida de Santana era fascinante para Brittany. Santana echó un vistazo a la foto de Rachel que estaba ubicada en un lugar destacado en la esquina de su escritorio. “Más de lo que que me gustaría, pero no tanto como solía hacerlo. Me he asentado un poco en los últimos años, y ahora centra su atención en hacer parejas entre sus amigos. No creo que ellos estén completamente emocionados al respecto.” El ritmo cardíaco de Santana aumentó cuando oyó reír a Brittany. Qué maravilloso sonido.
“Sólo puedo desearlo. Soy hija única.” Brittany hizo una mueca, recordando que había pasado varias semanas desde que había llamado a su madre.
“¡Caramba, y yo pensaba que lo tenía difícil.” Ambas mujeres rieron.
Actuando en un impulso, Brittany preguntó “¿Vas a cenar conmigo el sábado por la noche?” Jesús, no puedo creer que eso acaba de salir de mi boca. Contuvo el aliento.
Santana no esperaba la invitación, y sospechaba que Brittany no había planeado hacerla. Estaba acostumbrada a que las mujeres e incluso algunos hombres despistados hicieran el primer movimiento para seducirla, pero esta vez no estaba segura de que la invitación fuera una insinuación.
Sin saber lo que se había metido en ella, Brittany estaba completamente avergonzada y trató desesperadamente de pensar en una manera de salir de esto. Nunca había estado tan poco preparada para lo que había salido de su boca. “Um... Yo...”
Santana se apresuró a decir, “Me encantaría.” Y ahora qué demonios digo. ¡Piensa! ¡Piensa! Brittany estaba aturdida por su reacción a esta mujer, y sacudió su cabeza en un intento de apresurar su cerebro a la acción. Su mente estaba completamente en blanco mientras luchaba por llegar al nombre de cualquier restaurante de la ciudad. Su salvación llegó en la forma de una invitación a una reunión-almuerzo ubicada un lugar destacado en su bandeja de entrada.
“¿Has estado en el nuevo restaurante en el Borgotta llamado Madison?” Se refirió a la tiendas de lujo recién remodeladas en el paseo marítimo.
“No, no he estado. He oído que es maravilloso.” Santana se recostó en su silla y puso sus pies sobre su escritorio.Una imagen vívida de Santana sentada frente a ella en un pequeña mesa íntima invadió los pensamientos de Brittany. Vio la luz de las velas centelleando en los ojos oscuros que mantenían el misterio y la aventura. Largos dedos sosteniendo una copa de Dom Perignon que se movía lentamente hacia los labios que Brittany realmente pudo sentir acariciar sus pechos.
“¿Brittany?”
Aliviada de sus pensamientos lascivos, Brittany dijo, “Sí, aquí estoy, lo siento. Necesito tu dirección.” No podía dejar de pensar en los labios de Santana y tuvo que pedirle que repitiera la dirección dos veces. “Seis treinta. Eso nos debe dar tiempo suficiente para llegar allí.”
“Que sea a las seis y podemos tomar un cóctel primero si tu quieres.” Santana tenía la esperanza de que podrían tener unos minutos juntas antes de unirse a la multitud de otros clientes. Tal vez ni siquiera lleguemos a la cena.
“Muy bien.” Queriendo prolongar la conversación, pero totalmente perdida de cómo, Brittany asintió, “Está bien, entonces, nos vemos a las seis.”
“Estaré lista,” dijo Santana con doble sentido intencional. Basado en el largo silencio en el otro extremo, parecía evidente que Brittany había captado la insinuación.
“Bien, nos vemos entonces,” respondió Brittany débilmente y colgó el teléfono antes de que Santana pudiera provocarla más. Sentada de nuevo en su silla, miraba el aire, en espera de que su corazón redujera su velocidad. Dios, ¿qué es lo que tiene esa mujer? Me siento como si hubiera sido atropellada por un camión.

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La primera "cita" que no es cita es la mas dificil no creen

Les dejo solo este cap en esta historia el domingo les pongo mas disculpen de nuevo pero el trabajo manda












awong_snix
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