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Mensaje por lauravm98 Jue Jul 24, 2014 1:19 am

Yo queria seguir leyendo :'( va a ser una larga espera... pero espero y te vaya bien ;) Gracias por adaptar
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Mensaje por micky morales Jue Jul 24, 2014 11:44 am

bueno, hare mi mejor intento de no enojarme por esperar tanto, aparentemente no son nada, pero quieren serlo?
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por 3:) Jue Jul 24, 2014 7:48 pm

holap,...

fue todo en contra los intentos de verse de nuevo jajajja
pobre de san,... ya no se va a poder echar un polvo sin no pensar en birtt,...
a ver como va la cena después del tiempo que no se ven,..

nos leemos el 31!!
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Mensaje por lauravm98 Dom Ago 17, 2014 11:35 am

Este fic es muy bueno anda vuelve!
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Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 2:40 am

lauravm98 escribió:Yo queria seguir leyendo :'( va a ser una larga espera... pero espero y te vaya bien ;) Gracias por adaptar


Primero que nada una disculpa y segundo ya no hay que esperar terminare la historia de golpe como las anteriores que adapte y el viernes despues de Glee6x08 subire todos los finales
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 2:41 am

lauravm98 escribió:Este fic es muy bueno anda vuelve!



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Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 2:42 am

3:) escribió:holap,...

fue todo en contra los intentos de verse de nuevo jajajja
pobre de san,... ya no se va a poder echar un polvo sin no pensar en birtt,...
a ver como va la cena después del tiempo que no se ven,..

nos leemos el 31!!


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 2:43 am

[size=18]
Capítulo Ocho
[/size]

NOTA: si aparece un numero no le hgan caso es la pagina del libro)


Hacían una pareja impresionante en la pista de baile. Brittany
llevaba un esmoquin de seda azul medianoche, y un chaleco blanco
sin blusa. La pajarita azul real de Santana contrastaba muy bien con su
chaqueta blanca. Bailaban bien juntas y se trasladaban con gracia
por la pista de baile. Santana era una líder fuerte y Brittany se sentía tan
ligera como una pluma en sus brazos. Cuando la música se desaceleró,
atrajo a Brittany más cerca, y sus caderas se balanceaban sensualmente
con la melodía. Santana había sentido una incomodidad inicial cuando
recogió a Brittany, todavía culpable de la debacle con Isabellla en París,
a pesar de que se había convencido a sí misma de que esos
sentimientos eran irracionales. Apenas podía mirar a Brittany a
los ojos cuando entraron a la sala de recepción, pero después de la
cena había invitado a Brittany a unirse a ella en la pista de baile y los
sentimientos habían pasado.
Brittany envolvió sus brazos alrededor del cuello de Santana,
acercándola. Sintió que Santana tomaba una respiración rápida
sorprendida, luego los cálidos brazos que estaba esperando le rodearon
la cintura. “Esto me gusta más” murmuró Brittany sobre el hombro de
Santana. “El baile tradicional esta bien, pero a veces sólo quiero bailar
cerca, de esta manera.”
El aliento cálido de Brittany en su cuello envió escalofríos por la
columna vertebral de Santana. “A mi también me gusta. Particularmente
cuando es a ti a quién estoy sosteniendo en mis brazos.”
Bajó las manos un poco más abajo en la espalda de Brittany,
ligeramente rozando la parte superior de su trasero, y no por primera

vez, Santana notó cómo sus cuerpos encajaban juntos casi a la
perfección. Después de varios minutos de la canción Brittany levantó
sus ojos brillantes de deseo y sus labios pidiendo ser besados. No
siendo alguien que exige que una mujer pida dos veces, Santana bajó
lentamente su cabeza. Los besos de Brittany eran tan suaves como
recordaba, y esta vez el recuerdo era dulce. Brittany mordisqueó
su labio inferior, y Santana tuvo que contenerse para profundizar
el beso aún más. Ella no estaba segura de cómo se mantenía en
posición vertical y la guiaba en torno a los otros bailarines en la pista
por instinto.
Los sentidos de Brittany se llenaron con el olor almizclado de la
mujer en sus brazos. Su espalda ardía bajo la caricias suaves de Santana.
Pero era el sabor de los labios de Santana lo que tenía toda su atención.
El beso de Santana fue suave y tentativo al principio, luego insistió en
que se convirtiera en una participante activa. Brittany estaba más que
dispuesta a cumplir, se sentía segura y cálida. Sus manos derivaron al
cabello de Santana, y la atrajo hacia sí mientras tomaba el control del
beso. No tuvo mucho más que una breve oportunidad de disfrutar del
sabor de Santana antes de fueran separadas repentinamente por la voz
estridente del DJ anunciando la próxima canción.
Si no hubiera deseado a Santana tanto como lo hacía, Brittany
hubiera pensado que la pasión que vio en sus ojos era aterradora. Sus
piernas se sacudieron y la mano de Santana en su codo guiándola fue
reconfortante mientras volvían a su mesa. Santana continuó charlando
con amigos y sus colegas, haciendo todo lo posible por incluir a
Brittany en el tema. Sin embargo, Brittany tenía problemas para ordenar
sus pensamientos. Hizo unos cuantos comentarios inteligentes, pero la
mayoría de las veces se limitó a dejar que la conversación fluyera. No
tenía sentido tratar de concentrarse en la política o en asuntos sociales
cuando lo único que quería era estar en privado con Santana para que
pudieran continuar donde lo habían dejado dos semanas antes.
Uno por uno, sus compañeros de mesa se alejaron hasta que
finalmente estuvieron solas. La noche era fresca, pero Brittany sentía

bastante calor. Se quitó la chaqueta y la dejó en el respaldo de su silla,
luego se puso de pie alcanzando la mano de Santana. “Vamos a bailar.”
Pero Santana no se movió.
Dulce Jesús! La parte de atrás del chaleco de Brittany estaba
completamente desprovisto de la tela, dejando al descubierto su
espalda suave y bronceada, y sus hombros. No podía recuperar el
aliento, y lo único que escuchaba era la sangre rugiendo en sus oídos.
Los músculos bailaban bajo la carne expuesta, y un pequeño tatuaje en
omóplato derecho de Brittany desafiaba a Santana a que se acercara para
distinguir exactamente qué era. No podía moverse, no podía pensar, y
no podía hacer nada sino mirarla fijamente con su boca abierta.
“¿Santana?” La expresión en la cara de Santana y el anhelo en
sus ojos hicieron que Brittany se sintiera más deseada de lo que nunca
se sintió en su vida. Sintiéndose la más poderosa, la más femenina
mujer en la sala, le dio a Santana una sonrisa tímida y tiró de su mano.
“Vamos. Quiero tus brazos alrededor de mí.”
Santana no pudo hacer otra cosa que seguir a Brittany a la pista de
baile. Le tomó varios minutos recuperar la compostura. Mientras
bailaban se dio cuenta de la reacción de los otros invitados al atuendo
provocativo de Brittany. Algunos parecían conmocionados, mientras
que los demás se veían completamente envidiosos.
“Parece que has creado una gran conmoción.” Santana no podía
recordar la última vez que había sentido una reacción tan visceral
hacia una mujer.
“¿Qué quieres decir?”
Ella realmente no tiene ni idea de su belleza. “Tu chaleco,”
respondió Santana. “Cada par de ojos en la habitación está en ti.”
Brittany no se molestó en fingir que no sabía de lo que Santana
estaba hablando. “Los únicos ojos que estoy interesada en tener en mí
son los tuyos.”
Santana tropezó un poco y supo, por la contracción de la boca de
Brittany, que su reacción la había delatado. Las manos suaves se
deslizaron detrás de su cuello y comenzaron a acariciar el cabello de
bebé en su nuca.
“¿He creado una gran conmoción en ti, Santana?”
“Sí.” Sí a todo lo que quieras.
“Bien.” Brittany se acercó.
La mente de Santana se tambaleó con la sensación de la piel
desnuda y el olor de la carne cálida. Los músculos tensos saltaron por
debajo de sus dedos y enviaron impulsos de calor directamente al
punto sensible entre sus piernas. Los familiares golpes de excitación
recorrieron su cuerpo, y sus boxers de seda hicieron poco para detener
los jugos que amenazaban con deslizarse por su pierna. No podía
recordar haber estado tan excitada por una mujer aún con la ropa
puesta. Si no se cuidaba, había una clara posibilidad de que se
avergonzara a sí misma en la pista de baile. Había estado en los brazos
de muchas mujeres, pero ninguna la había hecho sentir así. Quería
hacer el amor con Brittany, de eso estaba segura. Pero había algo más
también, y luchaba por saber qué era exactamente. Inhalando la
fragancia del cabello de Brittany se dio por vencida de tratar de
descifrar sus respuestas y simplemente cerró los ojos y se perdió
en la mujer que estaba sosteniendo.
La música terminó demasiado pronto y Brittany las llevó poco a
poco de vuelta a su mesa. Santana no estaba tan conmocionada como lo
había estado cuando vio por primera vez la espalda desnuda de
Brittany, pero todavía no podía apartar los ojos de la piel que había
acariciado recientemente. Apartó la silla de Brittany y acarició sus
hombros desnudos después de que ambas estuvieron sentadas. Santana
levantó su vaso de agua y el hielo tintineó erráticamente contra los
lados debido a sus manos temblorosas. Necesito más que un vaso de
agua fría para apagar esta sed. Su pareja de baile estaba arrebatada y
sin aliento, y la miraba fijamente.
Santana puso de pie. “Salgamos a tomar aire fresco.” Tal vez me
enfriará lo suficiente como para que no la viole justo en esta mesa.
Cogió la mano de Brittany y cuando sus ojos se fijaron su
respiración se hizo profunda. Bajó la cabeza para besar a Brittany

de nuevo, pero una pareja abandonando la pista de baile tropezó con
ella, ofreciendo una disculpa a medias. La interrupción fue suficiente
para romper el hechizo, y Santana hizo lo mejor que pudo para parecer
fácilmente en control mientras se trasladaban a la puerta. Tan pronto
como entraron en la noche fría, Brittany levantó su pelo para atrapar la
brisa fresca y Santana vio una delgada capa de sudor en la parte
posterior de su cuello. Quería correr su lengua sobre la piel húmeda y
coger el líquido, pero antes de que pudiera satisfacer el impulso, un
grito agudo de reconocimiento se entrometió.
“Brittany, pensé que eras tú.”
Brittany se volvió con mal disimulado disgusto. “Unique...” El
deseo desenmascarado en la mirada de Santana casi la hizo caer.
Reuniendo fuerza de Dios sabe dónde, le sonrió a su conocida de
negocios. “Me alegro de verte de nuevo.” Mentira.
“Brittany, ¿qué has estado haciendo? Tienes que venir conmigo
a conocer a Samuel Parker.” Con su modo habitual, Unique no le dio a
Brittany la oportunidad de responder a ninguna de las preguntas que
recitó en su acento sureño. “Te ves fabulosa en ese atuendo. ¿De
dónde lo has sacado?” Cogió la mano de Brittany, y casi como una
ocurrencia tardía, dijo a Santana, “Yo soy Unique Webster, por cierto.
Nos excusa de un minuto, ¿no es así? No tardaremos mucho tiempo.”
Brittany le dirigió a Santana una mirada suplicante que decía: ¿Qué
se supone que haga? Siempre había encontrado abrasiva a Unique, y
la impresión no se disipó cuando Unique tiró de ella al salón de baile y
le preguntó en un susurro fuerte, “¿Has pensado en la oportunidad de
la que hablamos hace unos meses?”
Desconcertada, Brittany miró a su alrededor. Esperó que nadie que
conociera estuviera al alcance del oído. “Lo siento, Unique, no estoy
segura si...”
“Ay, no me vengas con esa falsa modestia,” la reprendió Unique.
“La comunidad necesita una abogada con tu habilidad y conexiones, y
serías genial en ello. La práctica privada es definitivamente la decisión
correcta para ti.”

Maravilloso. Simplemente díselo a todo el mundo. Ella y Unique
habían sido adversarias en un caso casi dos años atrás y Brittany se
había sorprendido cuando Unique se le acercó en un seminario jurídico
en Los Ángeles. Había pasado toda la noche hablando con ella sobre
una prominente abogada que estaba lista para retirarse y estaba
buscando a alguien para hacerse cargo de su práctica. La mujer
representaba a mujeres y niños en su condado y era muy respetada en
la comunidad legal. Brittany había considerado la posibilidad, pero no
estaba ni siquiera cerca de tomar una decisión de cambiar. Le
encantaba trabajar en Bradley & Taylor.
“Realmente no he pensado mucho en ello, Unique,” dijo.
“Bueno, yo le dije que la llamarías.”
Brittany suspiró. Ella no había accedido a nada, pero Unique era
una aplanadora cuando se le metía una idea en su cabeza. “Bueno,
pensaré al respecto.”
Después de unos minutos más de conversación cortés se excusó
y regresó al patio, donde Santana estaba esperando con una bebida
fresca en la mano. “Lo siento. Ella me atrapó con la guardia baja.”
“Es un huracán, ¿no?” Santana le entregó una bebida fresca, y
Brittany se sintió aliviada al ver la diversión en sus ojos, no la irritación
que esperaba. “¿Quién es ella? Una ex, tal vez?” Santana terminó la
pregunta con las cejas levantadas.
“¡No!” respondió Brittany con firmeza. No quería que Santana
pensara que ella se sentiría atraída por alguien tan falta de tacto como
Unique. “En absoluto. Ella representó a un empleado que demandó a
Bradley & Taylor por despido injustificado.” Brittany levantó la
barbilla con orgullo. “Perdió.”
“Buena chica.” Santana permitió que sus ojos se desplazaran a los
labios de Brittany, y su corazón dio un vuelco cuando Brittany pasó su
lengua por ellos. Bajó la cabeza para besar a Brittany una vez más. “Me
gustaría...”
Por segunda vez esa noche, fueron interrumpidas. Esta vez era
una compañera de clase de la facultad de derecho, y después de la

presentación y de varios minutos de ponerse al día, la mujer se fue.
“¿Qué decías?” le solicitó Brittany, dispuesta a matar a cualquier
otra persona que se atreviera a inmiscuirse entre ellas. Leyó la tensión
sexual de Santana en su lenguaje corporal y se emocionó sabiendo que
ella era la causa.
Santana la tomó del brazo y la condujo a la vegetación que
circundaba el patio, donde estuvieron ocultas a la vista. “Es muy
popular esta noche, Consejera.”
“No me propuse ser popular.” Brittany se detuvo sólo a unas
pocas pulgadas en frente de Santana.
“¿Qué te propusiste hacer?”
“ Seducirte.”
“Esta funcionando.”
Los ojos de Santana se oscurecieron más de lo que Brittany creía
posible y el aire que las circundaba se cortó con la electricidad. Su
respiración irregular formó una neblina tenue entre ellas. Dejó escapar
un gruñiente gemido de placer cuando los labios de Santana se
encontraron con los de ella en un beso que, rápidamente, se convirtió
en caliente y exigente. Brittany moldeó su cuerpo en el de Santana y se
puso de puntillas para estar más cerca de la boca tentadora. Había
sido besada muchas veces, pero nunca así. Estaba siendo devorada
pero también se esperaba que fuera una participante activa. Su corazón
latía tan fuerte en su pecho que esperaba ver moretones en la mañana.
Su mente estaba completamente en blanco, pero su cuerpo estaba
lleno de las millones de terminaciones nerviosas que cobraban vida en
los brazos de Santana.
Después de varios minutos, Santana se separó, peleando su
impulso natural de tomar a Brittany en ese mismo momento. No sería
la primera vez en su vida que la lujuria prevalecía sobre la precaución,
resultando en sus ropas, o las de la otra mujer, en ruinas, y a veces las
de ambas. Pero quería que fuera diferente con Brittany; no quería un
polvo rápido, quería toda la noche.
“Eso estuvo bien,” dijo Brittany débilmente. Bien, mierda, fue

impresionante!
“Sí, lo estuvo.”
“¿Podemos hacerlo de nuevo?” Brittany no estaba segura de que
fuera a sobrevivir otro beso así, pero moriría como una mujer feliz si
no sobrevivía. Quería ser besada una y otra vez por esta mujer y flotar
en un deseo como nunca había conocido. Y lo quería ahora.
“Definitivamente.” Santana besó la nariz de Brittany, sus ojos, su
mandíbula, y rápidamente volvió a sus labios. Simultáneamente se
movió e insertó su muslo entre los de Brittany. Sus manos estaban
igualmente ocupadas, y Brittany se quedó sin aliento cuando Santana le
cubrió el pecho. Santana recibió el mensaje fuerte y claro, y comenzó
un viaje de besos hacia el botón superior del desafiante chaleco.
Brittany presionó su clítoris palpitante contra la pierna de Santana y
lanzó un largo suspiro dando una señal de su placer. Dios, esto se
siente bien. Colocando una mano sobre el hombro de Santana, empujó
un poco. “Creo que deberíamos retomar esto en alguna parte un poco
más privada.”
Santana levantó los ojos. “¿Son las abogadas siempre tan
sensatas?”
“En realidad, sí. Te lo enseñan en la escuela de derecho, ya
sabes.”
Santana se echó a reír y de mala gana bajó la mano del pecho que
tan perfectamente cabía en la palma de su mano. “Deben hacerlo. Mi
abogado es igualmente equilibrado.”
“Espero que no lo beses como acabas de hacerlo conmigo.”
“Él no es mi tipo.”
“¿Cuál es tu tipo?”
Santana dudó un momento. “Una mujer que es segura, atrevida,
cálida, encantadora, inteligente, ingeniosa, ardientemente sensual, y
con ojos del color del cielo de verano.”
“¿Alguien así por aquí?” bromeó Brittany. No estaba segura de si
estaba buscando un cumplido o si, simplemente, disfrutaba oír hablar
de la atracción de Santana hacia ella. De cualquier manera, la

embriagaba.
“Sí. Particularmente la parte de la sensualidad ardiente.” El
cuerpo de Santana estaba tocando la conocida canción del deseo, pero
había varios nuevos versos emergiendo, y no conocía las palabras en
ellos. Había ternura por la mujer en sus brazos, una ternura que no
admitía explicación. Quería que Brittany fuera feliz. Quería que ella
tuviera todo lo que necesitaba. Quería mantenerla a salvo. Después de
lo que se sintió como una eternidad, le preguntó: “¿Estás lista?”
Definitivamente había un doble sentido en su pregunta.
“Sí.”
Brittany estaba conmocionada por cómo una simple palabra de
dos letras cambiaría su vida para siempre. Había luchado con su
creciente atracción hacia las mujeres, sin saber si estaba dispuesta a
asumir un compromiso con el lesbianismo. Había descartado la
bisexualidad. No estaba interesada en los hombres, incluso cuando
trató con mucho empeño estar comprometida con uno, y lo más
importante, no creía que la bisexualidad fuera segura. Cruzar la línea a
otro estilo de vida, especialmente uno controvertido, no era algo que
tomara a la ligera. La decisión podría afectar su carrera, sus amigos
podrían abandonarla, y su familia podría repudiarla. En el fondo, se
sentía segura de que su familia respetaría su decisión, pero no podía
estar tan segura de lo que podría ocurrir en las otras áreas de su vida.
La única cosa de la que estaba completamente segura era de que
quería hacer el amor con Santana López.
Se dirigieron al auto de Santana y de alguna manera condujeron a
la casa de Brittany con su libido bajo control. Cuando se detuvieron
fuera, Brittany tomó una respiración tranquilizante. “¿Quieres una
copa?” Jesús, que pregunta estúpida.
Santana se volvió en su asiento enfrentándola directamente. El
brillo en sus ojos redujo una cierta tensión. “Estaría más interesada en
el desayuno.”
“¿Cómo te gustan tus huevos?”
Abandonaron el coche y apenas habían entrado en el amplio

hall de entrada cuando cayeron una en los brazos de la otra. Santana no
desperdició ni un momento. Atrajo a Brittany acercándola y la besó
directamente en la boca, con su excitación creciendo de nuevo. No
había podido conducir lo suficientemente rápido para llegar aquí,
anticipando lo que iba a venir. Ahora, aquí estaba, Sosteniendo a la
mujer que deseaba, sabiendo lo mucho que ella era deseada también.
Encantada por esa certeza, Santana deslizó sus manos bajo las solapas
de la chaqueta del traje de Brittany, rozando ligeramente con sus
palmas los ya duros pezones. Brittany se quitó la chaqueta y la tiró en
la silla junto a ella, permitiendo a Santana explorar la extensión de piel
que la había atormentado toda la noche. Esta vez, cuando besó su
camino hacia abajo desde el cuello de Brittany hacia la parte superior
del chaleco no había ninguna razón para parar.
Trazó besos de ida y vuelta desde los labios de Brittany hasta la
carne expuesta con cada botón que desprendía en el chaleco de seda.
Cuando todos los botones estuvieron abiertos, mordisqueó el camino
de regreso a la boca de Brittany y la capturó en un beso. Movió sus
manos dentro del chaleco y suavemente cubrió completamente los
pechos cálidos que se hincharon en sus manos. Dios, ella se siente
bien. La rápida respiración de Brittany era un eco del ascenso y
descenso de sus pechos en sus manos. Alentada por su silencioso
estímulo, Santana utilizó sus labios y su lengua para recorrer el camino
trazado por sus manos.
“Oh, Dios,” gimió Brittany cuando la boca de Santana se cerró
sobre su pezón.
Se tambaleó unos pasos hacia atrás, usando la pared para
estabilizarse. No estaba segura si se aferraba a Santana por necesidad o
por deseo. De cualquier manera, eso realmente no importaba. Era la
primera vez que experimentaba un deseo así de intenso, y no la
asustaba. Su cuerpo estaba ardiendo y los labios de Santana y su lengua
incitaban aún más la llama. Las sensaciones eran casi abrumadoras, y
se estremeció pensando en lo que estaba por venir. Esto era lo más
cerca que alguna vez había estado con una mujer, y necesitaba el

reaseguro de un beso de Santana.
Como si Santana hubiera sentido su necesidad, puso un suave beso
final en un pezón ansioso y luego cambió su atención a la boca de
Brittany. De alguna manera Brittany encontró la fuerza para quitar la
chaqueta de Santana. La dejó caer en el piso y trataba de desabrochar la
camisa de Santana cuando sus temblorosas manos fueron sujetadas con
suavidad.
Santana la miró a los ojos llenos de incertidumbre. “Tus manos
están temblando,” comentó con suavidad.
“Estoy nerviosa,” confesó Brittany.
Los ojos azules se clavaron en su alma. “Yo estoy nerviosa
también.”
Por alguna razón, Santana encontró que la declaración era
sorprendentemente cierta. No podía recordar la última vez que se
había sentido así en los brazos de una mujer. Conocía la pasión, el
deseo, la anticipación, y en ocasiones el aburrimiento, pero el
nerviosismo nunca. Era como si esta fuera su primera vez de nuevo y
no quisiera decepcionar a su amante. Se inclinó para besar a Brittany
una vez más.
“Pero tu has hecho esto antes.”
La boca de Santana se detuvo a una fracción de pulgada de los
labios que estaban abiertos e incitantes y mantenían la promesa de
tanto más. “¿Qué dijiste?”
Brittany se quedó desconcertada, sin darse cuenta de inmediato de
lo que había dicho. Una vez que lo hizo, vaciló, sabiendo que éste era
un momento definitorio. Su mente daba vueltas, pero en su estado de
excitación, no podía pensar con claridad. Con los ojos bajos, le
susurró, “Te dije que obviamente tu has hecho esto antes.”
“¿Eso quiere decir que tu no?” Santana no estaba segura de que
quería oír la respuesta. Podía sentir el calor escurriéndose de su
cuerpo.
“No exactamente.” Brittany sintió la retirada de Santana y trató de
no entrar en pánico.

“Exactamente ¿qué es no exactamente?” Santana contuvo el
aliento. Por favor, no me digas esto.
“Exactamente... no.” Brittany habló en voz tan baja que no estaba
siquiera segura de si había hablado en absoluto. Con una decepción
devastadora, sabía que lo había hecho y que era demasiado tarde para
retractarse.
Santana dejó caer las manos de Brittany y con mucho cuidado le
cerró el chaleco, dejándolo sin abotonar. Apretó sus manos cerrando
los puños. Sabía que si buscaba los botones, sus manos terminarían de
nuevo en el interior, sobre la carne caliente y acogedora, y sus labios
las seguirían sin duda.
“Tengo que irme,” dijo secamente, en busca de su chaqueta.
El cuerpo de Brittany reaccionó ante el frío repentino en el aire y
la frialdad en donde las manos de Santana habían estado una vez.
Alargó la mano y tocó el brazo de Santana. “Santana, espera.”
“Me lo ibas a decir?” La frustración de Santana afloró en ira. El
toque de Brittany en su brazo envió un calor abrasador a través de su
cuerpo y en una fracción de segundo, visualizó esas manos encima de
ella. Cogió su chaqueta, usándolo como una excusa para alejarse del
contacto.
“Yo te lo dije,” declaró Brittany. Incluso a sus propios oídos, su
respuesta sonó evasiva. Cualquiera que fuera la esperanza que tenía de
hacer el amor con esta mujer se evaporaba rápidamente.
“Pero me lo ibas a decir?” Santana se sentía sorprendida por toda
la conversación.
“No lo se,” respondió Brittany con honestidad. Había pensado
acerca de si tenía que decírselo a Santana desde el momento en que
se dio cuenta de que quería dormir con ella, pero en su forma típica,
había enumerado metódicamente los pros y contras como si estuviera
preparando una argumentación ante la Corte Suprema de Justicia. Por
desgracia, no había podido llegar a una conclusión definitiva.
Simplemente había esperado que nunca llegaría a esto, o que de
alguna manera la perfecta noche juntas milagrosamente se

materializaría, excluyendo cualquier necesidad de incómodas
revelaciones.
“¿No lo sabes?” Santana se vio sacudida por su respuesta. “No
crees que debería haber sabido acerca de esto?” Se paseaba por toda la
sala pasándose las manos por el pelo. Su sorpresa había pasado
de ira a confusión y de nuevo a ira.
“¿Habría cambiado algo?” preguntó Brittany, conociendo ya la
respuesta.
Santana dejó de caminar. “¿Qué clase de pregunta es esa? Por
supuesto que lo habría hecho.” Se puso las manos en las caderas
desafiante. “Creo que es bastante obvio que lo cambió todo.”
Brittany no sabía qué decir, así que no dijo nada.
“Yo no soy una rata de laboratorio para que puedas experimentar,
Brittany,” dijo secamente Santana. No sabía si estaba más molesta por
que Brittany no había estado nunca con una mujer o por que ella había
podido juzgar tan mal la experiencia de su compañera.
Brittany se encogió. “Eso no es lo que estoy haciendo.” Estaba
desesperada por llevar adelante su punto. ¿Y cuál es mi punto? ¿Que
yo quería que tu fueras mi primera vez? A ella realmente le gustaría
escuchar eso ahora.
“Eso es exactamente lo que estabas haciendo, Brittany. Tu tienes
treinta y cuatro años de edad ¿y ahora has decidido que quieres ser
lesbiana? Lo siento, pero tendrás que encontrar a alguien más.”
“Santana, déjame explicarlo.” Brittany no sabía lo que diría aun
cuando Santana le diera la oportunidad.
“No, yo lo explicaré por ti.” Se acercó a través de la habitación y
se quedó cara a cara con Brittany. Esta vez, sus ojos estaban llenos de
furia, no de pasión. “Es muy simple, Brittany. Yo soy lesbiana” el dedo
de Santana tocó su propio pecho y luego se trasladó al de Brittany, “y tú
no lo eres. Tengo que admitir que hiciste un excelente trabajo
ocultándolo. No tuve ni una pista. Ni una maldita pista.”
“Santana...”
“Lo siento Brittany, pero yo no duermo con mujeres

heterosexuales. Buenas noches.” Santana se alejó, negándose a escuchar
ninguna otra palabra.
La puerta se cerró sonoramente detrás de ella, dejando a Brittany
congelada con la sorpresa y el rechazo.


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Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 2:46 am



Capítulo Nueve



“¿Qué tiene tu trasero fuera de balance?”
Santana levantó la vista de los papeles de estaba firmando y miró a
Tina a través de su escritorio. “¿Perdón?”
“He dicho, que ¿qué es lo que tiene tu culo fuera de balance?”
Has sido una perra de la realeza durante dos semanas, y por mi parte
estoy cansada de ello.” La protesta sorpendida de Santana no le impidió
decir lo que pensaba. “Tienes a todo el mundo caminando sobre
cáscaras de huevo por aquí, y sea lo que sea, será mejor que lo
arregles, lo encuentres, o lo superes, porque nos estás haciendo
miserables.”
Santana estaba acostumbrada a la forma directa de Tina; habían
sido amigas durante el tiempo suficiente como para que ella pudiera
salirse con la suya. Pero nunca había regañado a Santana de este modo
antes. “Lo siento. Creo que he estado un poco en el borde.”
“¿Un poco?” Tina levantó las cejas.
“Bueno, más que un poco,” reconoció Santana, avergonzada de su
comportamiento. “Sólo estoy preocupada.” Eso fue un eufemismo.
Había estado obsesionada por Brittany desde aquella noche, analizando
minuciosamente todos los minutos que pasaron juntas, en busca de
alguna pista de que Brittany no era gay. Todavía no puedo creer que la
juzgué mal.
Tina deslizó su silla más cerca. “Santana, te he visto hacer
malabares con más bolas que lo humanamente posible y tu nunca has
estado así. Ni siquiera un poco. ¿Está todo bien?”
¿Quieres decir aparte del hecho de que he tenido una de las

mayores decepciones de mi vida, me siento como una tonta, y no
puedo dejar de pensar en la mujer más hermosa que he conocido?
“Estoy bien. Es algo que tengo que resolver, eso es todo.”
“¿Puedo hacer algo para ayudar?”
Santana hubiera deseado que lo hubiera. Ella se apoyaba en que
Tina se hacía cargo de casi todo por ella, tanto profesional como
personalmente, pero este era un problema que tenía que resolver por sí
misma. “Sólo haz lo que acabas de hacer, Tina.” Sonrió por primera
vez en el día. “Manténme en la línea, dime cuando estoy fuera de
línea, y abofetéame si no vuelvo a la línea.”
Tina no parecía convencida. “Tu necesitas un descanso. Lo
digo en serio.”
Santana le restó importancia a su preocupación. “No te preocupes.
Esto pasará.”
Salió de la oficina más tarde de lo habitual y, en piloto
automático, condujo a casa y no tardó en sentarse en el sofá con dos
dedos de Whisky en un vaso. Mientras bebía, apretó Play en su
contestadora.
El único mensaje era de Puck, insistiendo en verla. Santana se
quejó. Realmente no estaba de ánimo. Lo último que quería hacer en
estos momentos era pasar una hora tratando de descifrar cómo detener
a Quinn de que saqueara su vida; no necesitaba ninguna ayuda
externa con eso. Tal vez Tina tenía razón. Tal vez ella realmente
necesitaba un descanso. No era común en ella vacilar ante una
situación que podría afectar a su empresa. Tenía que tener algo de
perspectiva, y pronto.
Santana se sirvió otro whisky y miró alrededor de la habitación.
Cómodo, perfectamente decorado, su refugio privado era un oasis de
soledad que atesoraba. Nunca se había sentido sola aquí antes, pero de
pronto lo hizo, y en lo único en que podía pensar era en alejarse.
Conmocionada y enojada, puso su copa a un lado. ¿Cómo era posible
que le estuviera pasando esto a ella? Se sintió desplazada - de la vida
que había construido, de la persona que era, de todo lo que se sintiera

familiar, y cómodo. Y no tenía idea de cómo volver a la normalidad, o
si aún quería. Soy un desastre. ¿Qué voy a hacer?
*
Brittany escuchó el sonido de la lluvia de la mañana por cuarto
día consecutivo. El aire fresco sopló a través de una abertura de gran
tamaño en su habitación de hotel, poniéndole la piel de gallina. Miró
los grandes números rojos en el frente de su reloj de viaje y gimió.
Sólo diez minutos habían pasado desde la última vez que lo chequeó.
Frustrada por otra noche sin dormir, arrojó la colcha y sintonizó la
CNN. Durante unos minutos se sentó temblando en sus boxers de seda
cortos y musculosa mientras observaba la cobertura habitual de
noticias deprimentes, luego se dirigió hasta el baño para prepararse
para otro día aburrido.
El viaje había llegado de repente, cuando Bradley & Taylor fue
notificada por la Junta de la Bolsa de Valores de la India que
estaban siendo investigados como parte de una investigación interna
de la Bolsa de Valores de Bangalore. Los cargos eran falsos, pero aún
así Brittany fue requerida de comparecer en persona. Había tenido dos
días completos para dejar en orden su oficina, empacar y estar en un
avión que se dirigía al otro lado del mundo.
Se cepilló los dientes y estaba a punto de encender la ducha
cuando se congeló ante el sonido de una voz familiar. Poco a poco se
asomó por la puerta del baño y su corazón dio un salto en su garganta.
La cara de Santana llenaba la pantalla de televisión mientras respondía a
las preguntas de un reportero de negocios. Brittany la estudió, notando
los círculos bajo sus ojos que el maquillaje de televisión no podía
ocultar absolutamente. Una chaqueta color rojo oscuro acentúaba su
tez, y aretes de diamantes brillaban cuando hablaba. Se veía más
delgada, y Brittany detectó un costado que no había visto antes.
La esquina de la cama se hundió cuando Brittany se sentó allí,
transfigurada. Se le revolvió el estómago cuando Santana se rió de algo.

El carisma que la había atraído en su primer encuentro era evidente
incluso a través de las ondas. ¿Qué fue lo que me hizo pensar que
alguien así estaría interesada en mí? Mírala. Brittany se quedó
mirando la pantalla, atrapada en la voz melodiosa. Santana era rica y
famosa y brillante. Estaba en la televisión en todo el mundo, por el
amor de Dios. ¡Oh, y no nos olvidemos de magnífica. Ella podría tener
a cualquier mujer que quisiera.
Brittany apagó la televisión y se rió mientras marchaba de regreso
al baño. Mierda, no es de extrañar que no haya llamado. Restregó
duramente su cuerpo pero no pudo borrar el manto de inseguridad
sobre sí misma que la siguió a la ducha. Durante el vuelo de veintitrés
horas de unos días atrás, había dado vueltas al ultimátum que había
dejado en el contestador automático de Santana el día de su partida.
Nunca había rogado por la atención de un amante, y no iba a empezar
ahora. Su mensaje había sido claro y al grano. Había explicado cómo
se sentía y por qué se sentía atraída por Santana y había dejado el
próximo movimiento de su lado.
Al igual que todas las vírgenes, y entre risas se consideraba una
virgen, Brittany quería que su primera vez fuera con alguien especial.
Desde el momento en que Santana prácticamente le pasó por encima,
supo que nunca había conocido una mujer como ella, y que tal vez
nunca volvería a hacerlo. Desde su abrupta separación, se había
planteado muchas razones por las cuales Santana no la había llamado.
Iban desde el total absurdo a la morbosidad vívida, pero continuaba
volviendo a algo que le molestaba.
¿Pensaba Santana tan poco de su inteligencia que creía que Brittany
tropezaría ciegamente en los brazos de una mujer por algún tipo
del capricho? ¿No había siquiera considerado el efecto que esto podría
tener en la carrera de Brittany? Santana había sido gay toda su vida y era
simplemente aceptada por quién era. Brittany, por el contrario, lo
estaba arriesgando todo. No tenía ninguna intención de vivir en el
armario, quería compartir su vida abiertamente con quien amara,
cuando llegara ese momento. Tenía todas las de perder. ¿Pensaba

Santana que ella haría una elección tal a la ligera?
Secándose con una toalla, examinó su reflejo en el espejo. Lo
que vio no era atractivo. Junto con su orgullo, su propio respeto estaba
herido. Estaba reviviendo sus años de citas de la adolescencia y
poniendo en riesgo la confianza que había pasado cultivando toda su
vida adulta por algo tan poco importante como si una mujer regresaría
o no su llamada.
*
Santana se sobresaltó por una bocina sonando en algún lugar a la
distancia. El calambre en su cuello le indicó que se había dormido
brevemente. Parpadeando varias veces, miró a sus alrededores.
El antiguo barrio todavía se veía igual. Los árboles eran más
altos, los arbustos más tupidos, y salvo por los coches diferentes
estacionados a lo largo de la calle, Claude Boulevard estaba tal cual
Santana lo recordaba. Había pasado los primeros años de su infancia en
la casa con el sinuoso camino de entrada, y no importaba en cuántos
lugares hubiera vivido desde entonces, seguía pensando en ésta como
su casa. Bajó la ventanilla y apagó el coche. El silencio se salpicaba
con los sonidos de un perro ladrando y las aves dándole la bienvenida
a la mañana. El único movimiento en la calle durante la última hora
había sido un autobús escolar vacío conduciendo por ahí.
Santana se acomodó más en los cómodos asientos de cuero y bebió
un sorbo de café tibio de una taza de plástico que había llenado en el
mini-mart a una pocas cuadras de distancia. Desde su ubicación pudo
ver al otro lado de la calle las cortinas cerradas sobre la ventana donde
su madre se paraba, esperando que regresara a casa desde la escuela.
Recordó la última vez que la vio allí.
Santana tenía seis años y se había apresurado a casa con su
primera boleta de calificaciones apretada en su puño, completada con
letras y números que ella no había aprendido todavía, pero estaba
segura de que iban a decirle a su madre de lo inteligente que era.

Todavía recordaba cómo se había sentido ese día cuando dobló la
esquina y vio a su madre esperándola: estaba orgullosa de sí misma y
con ganas de compartir la noticia. Se sentía segura, segura de que su
madre siempre estaría ahí. También esperaba con ansiedad la llegada
de un hermanito o hermanita; su madre tenía ocho meses de embarazo.
Santana nada sabía entonces sobre las complicaciones en el embarazo.
Cuando su hermana Rachel llegó a casa unos días más tarde,
Santana fue quién estaba parada en la ventana viendo como el coche se
detenía y su padre salía con un bulto de color rosa. Era un hombre
sólido, de más de seis pies de altura, pero se veía pequeño y abatido
subiendo los escalones. Su madre no iba a venir a casa, y Santana nunca
se sentiría completamente a salvo de nuevo.
Inclinó la cabeza hacia atrás, de pronto muy cansada. No había
dormido en toda la noche anterior, y sólo había conseguido conciliar el
sueño en el período que la precedió. Había pasado algún tiempo fuera
de la ciudad en lo que se suponía que eran unas cortas vacaciones para
despejar la cabeza. No lo habían hecho, y esa era la razón por la que
estaba sentada sola en su coche en la calle en la que había crecido.
Nunca entendió completamente por qué venir aquí le daba un sentido
de pertenencia y de paz, pero lo hacía. A menudo se había sentado en
este mismo lugar en días diferentes, en diferentes coches y refrescado
la memoria de su madre, y recordando la felicidad que había conocido
hasta aquella pérdida.
Con el sonido de un coche que se acercaba, Santana comprobó el
espejo retrovisor y alcanzó a verse a sí misma. Los círculos oscuros
bajo su ojos no la sorprendieron, pero el vacío en ellos sí. Nunca había
notado el vacío en su mirada y acercó el espejo. La intensidad y el
empuje que veía en el espejo del baño todas las mañanas se habían
ido, y en su lugar no había nada. ¿Es esto en lo que mi vida se ha
convertido?
Sacudida, justificó su apariencia como mero cansancio. La
mayoría de las noches, sus sueños se llenaban con imágenes de
Brittany, y no podía escapar de ella durante el día tampoco. Santana

estaba por lo general extremadamente enfocada en el trabajo, pero las
imágenes de Brittany parada delante de ella, viva, risueña y ardiendo de
pasión, entraban y salían de su cerebro. Se preguntó qué haría falta
para expulsar a la hermosa mujer de su mente. Tal vez necesitaba bajar
la cabeza y escapar a su trabajo aún más. Tal vez necesitaba tener sexo
con alguien más - o con varias personas mas. Ambos eran un típico
modus operandi cuando estaba preocupada por algo, pero le habían
fallado esta vez.
Otra posibilidad se cernía: tal vez sólo debía enfrentarse a sus
sentimientos y aceptar que evitarlos no había resultado hasta ahora.
Tal vez la única forma en que iba a conseguir sacar a Brittany Pierce
de debajo de su piel era seguir adelante y dormir con ella. ¿Entonces
por qué eso me asusta un infierno?
*
El eco insistente de su taconeo se oía en todo el vestíbulo
mientras se acercaba a la recepción. Echando un vistazo a su reloj de
pulsera, Brittany informó al recepcionista que el taxi que había
programado aún no había llegado. Se enfureció ante la insolencia del
hombre detrás del mostrador, por lo que pidió hablar con el gerente
del hotel, quien, después de otros diez minutos, sólo fue capaz de
generar una disculpa y no un taxi. Frustrada con la falta de servicios,
incluyendo servicio de taxi confiable, decidió que, si iba a llegar a
la reunión con el tiempo que restaba, tendría que caminar.
Cinco minutos después de su decisión, se lamentó. La lluvia se
había detenido y en su lugar había un aire tan húmedo que el vapor se
elevaba de los charcos que se vio obligada a esquivar. Las calles
estaban repletas de personas, todas ellas apuradas por llegar a alguna
parte. Una mujer gorda vestida con un tradicional sari indio casi
expulsó el maletín de Brittany de su mano en su prisa por cruzar la
calle. El sudor se escurría por el costado de la cara de Brittany, y
maldijo cuando su zapato emergió de una pila de barro que no pudo

esquivar. “Mierda. puta mierda.”
Brittany viajaba generalmente bien, pero este viaje la había
drenado, física y emocionalmente, y su carácter se ponía peor a
medida que el sol subía más alto en el cielo indio caliente. El ver a
Santana en la televisión por la mañana debía haberla desconcertado más
de lo que ella pensaba. Una limusina se arrastró hasta detenerse una
cuadra frente a ella y una mujer de aspecto exquisito surgió del
interior con aire acondicionado pareciendo tan fresca como Brittany
hubiera querido estar. La mujer era tan parecida a Santana que de pronto
se detuvo, haciendo que el hombre detrás de ella prácticamente le
pasara por encima. Murmuró una disculpa a medias mientras la mujer
desaparecía en un edificio.
Entrecerrando los ojos contra el sudor que le quemaba los ojos,
finalmente ubicó el edificio que estaba buscando unas cuadras
adelante, exhaló un suspiro de alivio y cogió su ritmo. Si ella fuera a
llamar, lo habría hecho ya. Es historia. Déjalo ir.
El aire frío en el vestíbulo envió un escalofrío que recorrió su
cuerpo mientras se acercaba a un banco de ascensores. Gotas de sudor
continuaron sumándose lentamente por entre sus pechos y la parte
baja de su espalda. El reloj detrás de ella repicó, lo que indicó la
media hora, y apretó el botón de Arriba con impaciencia. Odiaba
llegar tarde a una reunión, y en particular odiaba perder la ventaja que
necesitaba si la reunión era con un adversario.
Brittany se tranquilizó cuando salió del ascensor, se tomó otro
momento para controlar su respiración mientras permanecía de pie
fuera de la sala de conferencias.
Dios, que viaje brutal. Thomas Merison la había acompañado
a la India, y detectó una hostilidad no tan sutil y resentimiento por
parte de él. En varias ocasiones lo sorprendió mirándola curiosamente,
casi como si estuviera tratando de descubrir si jugaba para el equipo
de los chicos o de las chicas. Sin duda, su posición respecto a John
Briggs, el empleado gay que Merison quería despedir, había
despertado sus sospechas. Pero Merison tenía un fuerte sentido de la

auto-conservación, y él también dependía de que ella fuera discreta
acerca de su hija, por lo que no hacía comentarios abiertos. En su
lugar, durante sus reuniones con los reguladores en Bangalore, puso en
duda la exactitud de su posición sobre cuestiones legales específicas, y
con frecuencia sus comentarios eran hechos en una sala llena con las
partes en ambos lados. Era evidente que intentaba minar su autoridad,
y después de la cena el primer día ella se lo hizo notar.
Brittany se indignó ante su negativa condescendiente y con la
insinuación de que ella llegaría a un arreglo en lugar de pelear los
cargos fabricados. Lo miró fijamente sin decir nada hasta que él
empezó a retorcerse, entonces le dijo en términos inequívocos que
nunca cuestionara su credibilidad de nuevo. Merison se había
comportado el resto de las reuniones, pero se vio obligada a estar en
guardia mucho más que lo habitual.
La puerta chirrió cuando la abrió, y todas las cabezas se
volvieron a mirarla. Estudió a los ocupantes sentados alrededor de la
mesa y no se sorprendió en lo mas mínimo de que cada uno de ellos
llevaba un traje oscuro, camisa blanca y un perfecto nudo de Windsor
en la corbata de seda. Jesús, no sólo estos abogados piensan igual,
sino que se visten igual también. Esta no era la primera vez que ella
era la única mujer en la habitación, y sabía que iba a ser otro largo día.
*
Santana lanzó las llaves del coche en el mostrador y se quitó la
la ropa mientras caminaba por su casa. Necesitaba una ducha de agua
caliente y un buen trago. Optando por combinar los dos, se detuvo en
el bar para verter Chivas en un vaso de gran espesor. Estaba desnuda
para el momento en sus pies pisaron los azulejos fríos del piso del
cuarto de Baño.
El agua hirviendo golpeó su cuello y su espalda, y se quedó
inmóvil durante varios minutos, deseando lavar su melancolía. Luego
cogió el jabón y enjabonó todo su cuerpo antes de enjuagarse. La

esencia familiar del líquido era tranquilizadora. El Champú goteó en
sus ojos y el ardor reafirmó que todavía estaba viva. Mecánicamente
cerro la llave del agua y se envolvió en una toalla.
La luz parpadeante del contestador automático se reflejaba en el
espejo de encima de la barra. Rellenó su vaso, se acercó a la mesa,
y apretó Play. Una voz familiar capturó su completa atención.
“Santana, es Brittany. ¿Estás ahí?” Unos segundos de silencio.
“Siento mucho si te decepcioné, no era mi intención. Yo iba a
decírtelo, simplemente nunca era el momento adecuado.” Santana se
aferró a la copa con ambas manos y miró el líquido dorado mientras
Brittany continuaba. “Santana, no soy un ama de casa ingenua y aburrida
en busca de emociones.” Parecía enfadada. “Yo soy una mujer
educada, con una Licenciatura en Derecho de la Universidad de
Harvard y un doctorado de Princeton. He pensado mucho esto, y
confía en mí, yo no hago nada sin pensarlo. Sólo porque nunca he
hecho el amor con una mujer no quiere decir que no soy lesbiana.
Jesucristo, Santana. Todos tienen que tener una primera vez.”
Sí, pero no voy a ser yo. He estado allí, he hecho eso, y aprendí
una valiosa lección.
“Me gustas, Santana, y me siento muy atraída por ti. Obviamente,
me siento atraída por ti.” Brittany se rió entre dientes, como si se diera
cuenta de lo absurdo del comentario. “Pero lo que es más importante,
te respeto, lo que piensas y en lo que crees. Tu me desafías, y
francamente, muy poca gente lo hace. Quiero pasar más tiempo
contigo. Yo podría fácilmente decir más. Soy una abogada. Podría
defender mi caso largo rato, pero no voy a rogar por esto.” Hubo una
larga pausa y Santana pensó que había colgado. La racionalidad de la
voz de Brittany la sorprendió. “La bola está en tu campo ahora, Santana.
No me aproximaré a ti de nuevo. Si me quieres, tendrás que venir a
buscarme.”





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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 2:47 am

Capítulo 10



La recaudación anual de fondos para el Hospital de Niños era
uno de los eventos favoritos de Santana y a menudo pujaba en varios de
los elementos de la subasta silenciosa, luego los devolvía al hospital
para que los niños los disfrutaran. Había pasado la mayor parte de la
tarde poniéndose al día con viejos amigos y conocidos de negocios y
estaba finalmente sola, sorbiendo su bebida, cuando Brittany entró en la
habitación.
Su cabeza empezó a girar y su estómago dio un vuelco.
Inmediatamente el gusto y el tacto y la suavidad del cuerpo de Brittany
volvieron desbordándola. Si eso fuera posible, estaba aún más bella de
lo que Santana recordaba, y no fue la única que lo notó. Mientras
Brittany se dirigía con seguridad a un grupo de personas, los ojos de
una mujer específica despreocupadamente recorrieron su cuerpo y se
quedaron en sus pechos. Incluso desde esta distancia Santana reconoció
el hambre, esta mujer estaba al acecho. Su estómago de hizo un nudo
y se sintió extrañamente arrebatada.
Santana estaba anonadada por los sentimientos que corrían a través
de su cuerpo. Era una combinación que no podía recordar haber
experimentado. Estaba caliente de deseo, pero más caliente ¿con qué?
¿celos? ¿Estoy celosa de que alguien más esté interesado en Brittany?
Ni siquiera estaba segura de cómo se sentían los celos. Sabía que la
idea de alguien más tocando a Brittany la volvía loca. Lo que era peor,
no tenía ni una pista de qué hacer al respecto.
Tendría que haber respondido el llamado telefónico de Brittany.
Había grabado el mensaje, y cuando finalmente fue capaz de escuchar

las palabras y el tono, sin ira, la lógica del argumento de Brittany había
comenzado a tener sentido. ¿No habían sido todas vírgenes alguna
vez? ¿No era realmente un halago que Brittany hubiera querido
compartirse a sí misma con Santana en lugar de con otra mujer? No
podía tener escasez de ofertas. Tal vez ya había satisfecho sus deseos,
o curiosidad, con otra persona.
Expulsando el pensamiento de su mente, Santana siguió todo
pequeño movimiento de las manos de Brittany, imaginando que se
movían sobre su cuerpo y respondían a su deseo. Se centró en la boca
de Brittany y anheló una vez más el roce tentador de esos labios contra
los suyos. Habían pasado semanas y no había habido ningún contacto
entre ellas. Santana se preguntó si ya era demasiado tarde; tenía el
presentimiento de que el encanto no corta mucho el hielo cuando
arruinas las cosas con un cierto tipo de mujer. Brittany había dejado la
pelota en su campo y al parecer, no estaba bromeando. Santana había
esperado recibir una llamada de seguimiento. Se había imaginado a
Brittany tratando de persuadirla a otra cita. En su lugar se había
alejado. Si no otra cosa, eso decía algo acerca de su agenda; por una
vez, la riqueza de Santana no era la carta ganadora.
Después de varios minutos de conversación benigna, Brittany
supo que estaba siendo vigilada. No quería parecer grosera,
casualmente trasladó su mirada de la mujer con la que estaba hablando
y de inmediato se conectó con un familiar par de cálidos ojos
castaños. Santana! Había sospechado que podría verla en el beneficio,
dado el compromiso de Santana con las organizaciones benéficas de
niños, y se había preparado para este momento. Una ráfaga de
agitación se le arremolinó en el estómago de todos modos.
Santana parecía compuesta, sosteniendo una copa y apoyada en
un pilar decorado. Con algo parecido a la desesperación, Brittany
se dio cuenta de lo mucho que aún la deseaba. Dios me dé la fuerza
para no perder la cabeza. Estaba decidida a no acercarse a Santana,
cualquiera que fuera el orgullo que tenía iba a permanecer intacto.
Asintió en reconocimiento cortés pero distante, y los ojos de Santana se

oscurecieron a pesar de que su expresión no cambió. Brittany sostuvo
su mirada por unos dolorosos momentos, y luego volvió su atención a
la gente a su alrededor. Una de las mujeres en la fiesta había estado
tratando de llamar su atención desde que llegó. Era madura y estaba en
buena forma. Brittany le dio una cálida sonrisa.
No vio a Santana de nuevo hasta mucho más tarde esa noche,
cuando una rubia que parecía una desnudista cortó camino a través de
la habitación y se detuvo a alrededor de un pie de distancia de la
enigmática CEO. Cuando Santana se volvió, la mujer dijo algo que
Brittany no pudo oír, y luego le dio a Santana una bofetada en la cara. En
medio de un coro de gritos de asombro y un aguacero de flashes
mientras los pocos periodistas de páginas sociales pululaban, la rubia
giró sobre sus talones y se alejó.
Durante un par de segundos, Santana se quedó donde estaba, al
parecer aturdida, luego sus ojos se lanzaron a Brittany y su mejilla
pálida se volvió tan roja como la otra. Desvió la mirada de inmediato
y parecía como si cada músculo de su cuerpo se hubiera contraído, su
rostro estaba demacrado y su postura rígida. Luego fue ella misma
otra vez. Haciendo caso omiso del zumbido de especulación, siguió
los pasos de su asaltante tetona.
Brittany no era la única mirando con la boca abierta. Kurt, su
siempre fiable escolta, comentó, “Bueno, tenía que suceder en algún
momento.”
“¿Quién es ella?” preguntó Brittany. Si eso era el “tipo” de Santana
no era de extrañar que no hubiera llamado.
“No tengo ni idea.” Kurt puso un gesto filosófico. “Pero si Santana
López alguna vez pensó que tenía una vida privada, es historia ahora.”
*
“Santana, que grata sorpresa.” la voz de Quinn rezumaba
sarcasmo.
“No juegues conmigo.” Santana dejó caer las llaves del coche en

su bolsillo. “¿Puedo pasar?” No podía decir el nombre de Quinn.
“Siempre eres bienvenida en mi casa, y en mi cama.” Quinn
deslizó una mirada llena de lujuria sobre ella y dio un paso atrás para
permitirle pasar.
La ejercitada disciplina de sus emociones impidió que Santana se
estremeciera. Conocía la casa de Quinn, por lo que se dirigió a la
sala de estar.
“¿Scotch?” le preguntó Quinn con empalagosa dulzura.
Santana declinó. “Vamos al punto. ¿Qué demonios fue todo eso?”
“¿Envías al FBI aquí y necesitas preguntar?” Los pechos casi
desnudos de Quinn se elevaron y cayeron bruscamente.
¿El FBI? Santana no reflejó sus emociones. ¿Puck había tomado
alguna medida drástica sin consultarla? Cautelosamente, dijo: “Estoy
segura de que ellos explicaron la situación.”
“Oh, sí. lo explicaron muy bien, me tendieron una trampa.
Consiguieron las grabaciones telefónicas y cintas de tu casa. Te crees
tan inteligente, ¿no es así?”
¿Inteligente? Santana se sentía increíblemente torpe, pero no podía
permitir que Quinn viera que nada de esto tenía sentido para ella.
“¿Qué vas a hacer?” -preguntó con suavidad.
“Duh! Se supone que retiraré mi demanda, pasaré de mi
evidencia, y no tendré más contacto contigo o ellos van a arrestarme.
Me tienen chantajeada, y está esa mierda acerca de la seguridad
nacional.”
¿Seguridad Nacional? Santana no podía ni siquiera imaginar lo
que Puck debía haber dicho a las autoridades. Señaló lo obvio. “Tu
me estás chantajeando a mi.?
“Podría ir a prisión.”
“Los monos son horribles.” Santana estaba desconcertada, pero
podía definitivamente verle un lado divertido a esta conversación
bizarra.
La indignación de Quinn dio paso a un mohín quejoso.
“Vamos, Santana. Sé que no me quieres encerrada o ya me hubieran

arrestado. Las cosas todavía podrían funcionar entre nosotras. Yo
estoy dispuesta.”
Santana ignoró el intento de seducción; sin embargo, estaba
intrigada. ¿Por qué el FBI no había arrestado a Quinn? La respuesta
se presentó antes de que pudiera tomar aliento. El comportamiento de
Quinn había sacudido el barco de alguna manera, pero si la
arrestaban, su operación – fuera la que fuera - sería descubierta.
Tendrían que justificar la forma en que llegaron a la evidencia del
chantaje. Me están investigando a mí y no quieren que yo lo sepa.
Estuvo a punto de echarse a reír. Habían pensado que Quinn
mantendría la boca cerrada. Equivocado.
“Quinn, es tiempo de que lo abandones,” Dijo Santana.
“Nosotras hemos terminado. Sugiero que asumas tus pérdidas y te
alejes mientras puedas.”
“No lo entiendo.” Quinn sonaba realmente desconcertada.
“Unos pocos cientos de miles no son nada para ti. ¿Por qué
simplemente no pagaste?”
“Es una cuestión de principios.”
“Gastas millones de dólares en niños que no valen nada, pero
¿no puedes ni siquiera darme un regalo por nuestro tiempo juntas?”
Me acosté con esta mujer. Disgustada, Santana dijo, “Si tu
estuvieras enferma con una enfermedad terrible, te ayudaría. Pero no
lo estas... a menos que un sentido excesivamente desarrollado del
derecho sea una enfermedad.”
Quinn dejó escapar algunas lágrimas de cocodrilo. “Te
aprovechaste de mí.”
“¿Cómo es eso?”
“Tu me sedujiste. Me metiste en la cama antes de que tuviera la
oportunidad de decir que no. Cuando todo había terminado y me di
cuenta de lo que realmente eres, yo estaba en shock.” Quinn se
sentó rígidamente en su silla.
“¿Y exactamente qué es lo que soy?”
“Un depredador,” escupió Quinn.

Santana se echó a reír, y por la expresión de enojo en la cara de
Quinn, probablemente no era lo más prudente de hacer. “¿Y en qué
punto cuando estabas desnuda y encima de mí, me convertí en un
depredador? ¿Antes o después de que empujaras tus dedos tan adentro
de mi coño que la parte posterior de mi garganta sintió cosquillas? Fue
cuando te uniste a mí en la ducha y me suplicaste que te hiciera venir?
¿O qué tal cuando me follaste en el baño de damas en el Ritz? Dime,
Quinn, ¿en cuál de esos momentos fue? Debido a que esas fueron
las únicas veces que estuvimos juntas, y me parece recordar que fuiste
una participante muy dispuesta. De hecho, cada vez que traté de irme,
me follaste de nuevo.” Para el momento en que terminó, su enojo
había sacado lo mejor de ella y estaba casi gritando.
“Esa no es la forma en que sucedió.”
“Esa es exactamente la forma en que sucedió. Tú lo sabes y yo lo
sé. Estabas aburrida de tu vida y querías dar un paseo por el lado
salvaje. Fuimos por ese camino, Quinn, y tu ibas a la cabeza.” por
segunda vez vio a Quinn transformarse.
“¿Tu nueva novia te folla así?”
Santana no pudo ocultar su conmoción por la pregunta de Quinn.
No tenía idea de lo que Quinn sabía, o creía que sabía, de Brittany.
El nudo en el estómago se apretó.
“Así es, tu nuevo apretón. La guapa pelirroja. Es abogada,
¿verdad? ¿Me pregunto qué diría si tuviéramos una charla? Tal vez yo
despida a mi abogado y la contrate a ella.”
Cualquier control de Santana había partido con la mención de
Brittany en el contexto de esta conversación desagradable. “No te
atrevas a meterla a ella en esto.”
“¿O qué, Hmm? ¿Qué vas a hacer? ¿Decirle a mi marido? Gran
cosa, a él no le importa. ¿Decirle a mi mamá? ¿De quién crees que lo
aprendí? Hey, yo sé, tal vez harás que tus amigos del FBI me hagan
desaparecer. Poof.” Quinn usó sus manos para acentuar el acto de
desaparición.
Santana saltó de la silla y en un instante estaba en la cara de

Quinn. “Escúchame, tú pequeña perra intrigante. Te dije que te
comería para el almuerzo, y si le dices una sola palabra a ella... una
palabra... cualquier palabra, te garantizo que lo haré.?
*
Brittany se quedó mirando el techo de su habitación, sin poder
dormir después del extraño giro de los acontecimientos en el
beneficio. Obviamente, una ex enojada quería avergonzar a Santana en
público, y había tenido éxito. Los medios de comunicación estarían
tras esta historia hasta que llegara el próximo escándalo. Brittany estaba
agradecida de que no se había involucrado con Santana; su cara estaría
en todas partes también, y ¿cómo se lo explicaría a Thomas Merison y
Charles Comstock?
Pensó en llamar a Santana con unas palabras de apoyo. Sin
importar lo que pasó, o no pasó, entre ellas, éste iba a ser un momento
difícil para ella y lo más decente que podía hacer era acercarse.
Durante varios minutos puso su mano vacilante en el teléfono junto a
su cama. Su despertador marcaba la 01 a.m. Los amigos no se llaman
unos a otros en la mitad de la noche. Eso es algo que sólo los amantes
harían.
Esta no era una emergencia, y si fuera por completo sincera
consigo misma, tenía un motivo ulterior. Sin duda quería asegurarse
de que Santana estaba bien, pero también quería sentir los labios de
Santana en los suyos, y el toque de sus manos. Necesitaba escuchar a
Santana decir que no tenía sentido tener esperanza. Se puso de lado y se
sintió muy sola en su cama, pero a pesar de sus anhelos reafirmó su
posición: no iba a acercarse a Santana de nuevo. Si ella me quiere,
entonces va a tener que venir a buscarme.
*
“Puck, ¿a quién conocemos en el FBI?”

“Es la una de la mañana,” murmuró Puck.
“Sé qué hora es, Puck.” Santana pudo descifrar los ruidos de
fondo. Él le estaba diciendo algo a su esposa, a continuación sonó
como si llevara el teléfono a la cocina y abriera la nevera. “Por
Dios, despierta. El FBI. Hablaron con Quinn.”
“¿Qué? ¿Por qué el FBI hablaría con ella?”
“Estaba esperando que tu pudieras decírmelo. ¿Tu no los
llamaste para esto, no?”
Puck bostezó. “No, pero esto es muy interesante. ¿Qué fue
exactamente lo que dijo?”
“Algo acerca de un asunto de seguridad nacional. Le dijeron que
tienen grabaciones de sus amenazas de chantaje y que podría ir a la
cárcel. Ella piensa que yo orquesté todo esto para poder vencerla en su
propio juego.”
“Quinn esta a punto de conseguir lo que quiere,” señaló Puck.
“¿Estás segura de que esto no es un juego?”
“¿Por qué iba a mentir acerca de esto?” Sería bueno, en este
punto, creer que Quinn había ideado otro camino para manipularla,
pero Santana sabía lo que había visto. “Estaba asustada, Puck. Esta
retirando la demanda y me dio una bofetada a la vista de todos.”
“Bueno, probablemente deberíamos haberlos involucrado,” dijo
Puck. “Supongo que tu no eres la única persona que Quinn trató de
estafar. Ellos deben haber estado observándola.”
“No,” dijo Santana sombríamente. “Ellos la habrían detenido si
fuera su objetivo, simplemente le dijeron que diera marcha atrás.”
“La trama se complica.” Sonando perdido en sus pensamientos le
preguntó: “¿Estás diciendo que eres tú en quien están interesados?”
“Bueno, si ella está diciendo la verdad, han estado escuchando
mis llamadas telefónicas.”
“Y si el teléfono ha sido víctima de espionaje, tu casa
probablemente tiene escuchas también.” Concluyó Puck. “Por lo
tanto, debemos tener esta discusión en otro lugar.”
Santana se sintió mal. ¿Era esto su vida? ¿Cómo habían podido

ponerse las cosas fuera de control, tan rápido? “No puedo creer esto.”
Puck se lanzó a la especulación rápida. “Sabes, esto puede
no tener que ver contigo específicamente. Podrías estar atrapada en
una investigación más amplia. No asumamos nada en ese sentido.
Tenemos que llegar al fondo de esto.”
¿Una investigación? Ella estaba escuchando cosas.
“Por cierto, he visto el incidente de la recaudación de fondos en
las noticias de la tarde.” Puck sonó inalterable. “He empezado ya-”
“¿Estuvo en la televisión?” Tendría que haber adivinado que
alguien habría tenido un teléfono celular grabando.
“Temo que sí. Como ya he dicho, he comenzado ya a controlar
los daños. Tu cuñado me llamó justo después de que lo pasaron. Vas a
tener que mantener un ojo sobre él.”
“Oh, a Brody le va a encantar esto.” Él lo usaría en su contra
si pudiera, no había duda sobre eso. Santana esperaba que no pudiera
rastrear a Quinn; tendría que atarle las manos de alguna manera
antes de lo hiciera.
“Le dije que era una acosadora,” dijo Puck. “Pero en realidad no
deberíamos tener esta discusión ahora. Tenemos que encontrarnos tan
pronto como llegues al trabajo. Me daré una vuelta por ahí. No, mejor
aún, encontrémonos en la cafetería de Sandstone Drive. Por lo menos
sabemos que no está intervenida.”
“Bueno,” Santana estuvo de acuerdo con la sombría resolución. Su
próximo pensamiento lo expresó en voz alta. “Dejé que esto avanzara
demasiado.” Se había permitido distraerse, y había sido terca. Su
negativa a pagarle a Quinn había sido una cuestión de principios,
pero a veces los principios eran un lujo.
Puck leyó su mente, como lo hacía con más frecuencia de lo que
a ella le gustaba. “Es bueno que no le hayas pagado.”
“De alguna manera, No estoy entendiendo eso.”
El humor seco de Santana, sacó una pequeña risita de su viejo
amigo.
“Piensa en ello. Los culpables son, por lo general, los primeros

en pagar, y tú eres inocente, ¿por qué lo harías?”
Su tono prudente y la cuidadosa elección de las palabras la hizo
repentinamente muy consciente de su situación. En este momento, los
agentes del FBI estaban escuchando. Lo que fuera que ella y Puck
dijeran podía ser mal interpretado o utilizado en su contra.
“Nada de esto tiene sentido,” dijo. “¿Por qué diablos estaría el
FBI interesado en mí?”
“Eso es algo que tendremos que averiguar. ¿Cómo te van las 08
a.m.?”
“Estaré allí”
“Mientras tanto,” advirtió, “No hables con nadie.”
Santana estuvo de acuerdo, la línea se cortó y ella estaba segura de
que podía oír extraños ruidos de clic. Preocupada, dejó caer el receptor
en su cuna y comenzó una búsqueda metódica en su estudio. No
estaba segura de lo grande que era un dispositivo de escucha, pero si
los habían plantado alrededor de su casa necesitaba encontrarlos. Le
llevaría toda la noche, e incluso entonces pudiera ser que le faltara
alguno.
Santana dejó de mirar debajo de los cojines y se hundió en
su sofá. Esta era una pesadilla. Su vida había estado fluyendo
perfectamente, y ahora, de repente, se había convertido en una mierda.
Realmente en una mierda de miedo. Chantaje de una ex codiciosa era
una cosa, pero ¿el FBI? ¿seguridad nacional? Era tan descabellado que
sentía que acababa de saltar a otra realidad. Su mente se tambaleó a
Brittany. La había llamado desde esta casa, con su línea de teléfono
intervenida. Sin darse cuenta podía haber involucrado a Brittany en
algo.
Santana se sentía mal del estómago. Tenía que decírselo. Puck
quería que mantuviera la boca cerrada hasta que pudieran reunirse y
ponerse de acuerdo sobre cómo manejar la situación, pero ella debía a
Brittany más que eso. Brittany tenía una gran carrera en qué pensar, y no
podía arriesgarse quedar atrapada en algo como esto, lo que sea que
“esto” fuera en realidad. No importaba lo que Brittany debía pensar de

ella después de esta noche, Santana tendría que correr el riesgo de caer
aún más bajo en su opinión, diciéndole todo lo que sabía.
Se levantó y localizó las llaves del coche, tratando de recordar
dónde había puesto su teléfono celular. ¿Cómo tomaría Brittany una
extraña llamada telefónica de ella a estas horas de la noche? Le
sonaría como una loca, hablando del FBI y las escuchas telefónicas.
Tengo que verla, cara a cara, y esto no puede esperar.


Última edición por awong_snix el Vie Feb 20, 2015 7:34 am, editado 1 vez
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:06 am


Capítulo 11



“¿Estás dónde?” Brittany se incorporó y buscó a tientas el
interruptor de la lámpara, cambiando su teléfono de una oreja a la otra.
“Estacionada en tu calzada,” le dijo quien la llamaba tarde en la
noche.Apartándose el pelo de la cara, Brittany pasó las piernas sobre el
lado de su cama y caminó por la habitación para mirar por la ventana.
Ciertamente, Santana estaba de pie apoyada en su coche, mirando
a su casa. “Te veo.”
“Te veo también.” Santana saludó.
“¿Qué estás haciendo aquí? Son las dos y media de la
madrugada”
“¿Está bien si entro, fuera del frío?” Había un toque de ironía en
la pregunta.
“¿Es eso un doble sentido?” preguntó Brittany.
“¿Te gustaría que lo fuera?” Preguntó Santana en voz baja.
El corazón de Brittany cambió sus ya rápidos latidos por un más
errático patrón. “Nos vemos en la puerta.”
Tiró el teléfono sobre la cama, se puso una bata, y se apresuró a
salir de su habitación. Santana estaba en su casa en medio de la noche y
le hablaba como si hubiera algo entre ellas, o tal vez eso era
simplemente la expresión de sus deseos. A veces Brittany tenía la
impresión de que Santana flirteaba con las mujeres de forma
automática. Ahora que pensaba en ello con un poco de perspectiva,
casi parecía como una manera agradable de evitar una conversación
más significativa.

Al bajar las escaleras y acercarse a la puerta principal, comprobó
que su bata cubría su osito de seda fina, y luego cogió a la manija.
“Gracias.”
Santana lucía mas desarreglada de lo que Brittany la había visto
nunca, en pantalones vaqueros y camisa arrugada, con el pelo
despeinado. Seguía siendo la más sexy mujer viva. “Por favor. Entra”
“Siento mucho esto,” dijo Santana mientras caminaban a la sala de
estar. “Necesito hablar contigo.”
“Estoy escuchando.” Brittany se sentó en un sillón, invitando a
Santana a hacer lo mismo. No dijo nada más. Si Santana quería hablar,
iba a tener que llevar la conversación.
El silencio parecía ensordecedor, y Santana registró finalmente que
Brittany estaba esperando que explicara por qué estaba allí. Ella no me
va a hacer esto fácil. Se sentó en la esquina del gran sofá, lo más
cercano que pudo a Brittany. No se le escapó que Brittany había
decidido sentarse sola.
“Es difícil saber por dónde empezar,” dijo.
“Lo siento, no te ofrecí nada.” Brittany miró hacia la barra.
“¿Quieres un trago? O puedo hacer chocolate caliente o café.”
“No, pero gracias. No quiero alargar esto.” Tan pronto como
habló, se dio cuenta de que su comentario había herido a Brittany. Los
suaves ojos azules miraron hacia otro lado y los hombros de Brittany se
encogieron lo suficiente para alterar los pliegues de su túnica. Santana
no podía pasar por alto el contorno de su cuerpo debajo del satén
pesado. Era tan hermosa que era una tortura no extender la mano y
tocarla. De repente, desesperada por no ser mal interpretada, dijo, “Lo
que quiero decir es que es tarde, y yo sé que deberías estar durmiendo.
No estaría aquí si no fuera importante.”
“Sí.” Brittany nerviosamente esperaba para ver a dónde iba Santana
con esto.
“Lo qué pasó en la recaudación de fondos... es algo que necesito
explicar.”
“No necesitas explicarme nada a mí,” Dijo Brittany.

Hasta hacía muy poco, Santana habría estado de acuerdo. Acababa
de pasar el último par de semanas tratando de convencerse de que no
era de ninguna manera responsable de la mujer frente a ella. Sin
embargo, aquí estaba, a punto de explicarse y pedir comprensión.
“La mujer que me dio una bofetada es Quinn Fabrey. Tuve una
breve aventura con ella un tiempo atrás.” La expresión de Brittany no
se alteró, pero Santana podía sentir la emoción en ella y se preguntó de
qué se trataba. ¿Vergüenza? ¿Aversión? ¿Celos? Puedo tener
esperanza. “Los últimos dos meses, ha estado tratando de
extorsionarme.”
Esta vez una emoción perceptible agitó la suave perfección
de la cara de Brittany. Sus ojos se agrandaron y su boca se abrió en
estado de shock. “¿Chantaje?”
“Sí. Cuando me negué a pagar, me amenazó con una demanda.
Puedo mostrarte los papeles.” Santana no estaba segura de por qué hizo
esa oferta. Lo último que quería era que Brittany leyera una lista de
mentiras sórdidas que trataban de asesinar su persona.
“No tienes que hacer eso,” dijo Brittany con el ceño perplejo,
como si hubiera algo extraño en la oferta. “Creo lo que me estás
diciendo.”
“Para no hacer largo el cuento, fue a la reunión de beneficencia,
porque estaba enojada. El FBI acababa de decirle que diera marcha
atrás.”
“¿Tu llamaste al FBI?” Brittany se sintió aliviada. Con demasiada
frecuencia las personas siendo chantajeadas tenían miedo de informar
a las autoridades debido a que estaban en una posición vulnerable. Un
chantajista, por lo general, tenía algo sucio y contaba con el deseo de
la víctima de mantenerlo oculto. Si el FBI estaba involucrado, eso
significaba que la amenaza sería tratada, y ciertamente explicaba por
qué Quinn había estado lo suficientemente enojada como para crear
un espectáculo público. Había avergonzado a Santana por despecho.
Santana estaba tan distraída por la calidez que invadía la mirada de
Brittany que se olvidó de hablar durante unos segundos. Dejó que sus

ojos se rezagaran en los labios de Brittany, y la memoria barrió el orden
de su mente.
Con voz ronca, de mala gana, dijo, “No, yo no los llamé, a pesar
de probablemente debería haberlo hecho.” Se encontró con la mirada
desconcertada de Brittany. “Realmente no sé cómo decir esto, pero creo
que estoy siendo investigada. Le dijeron a Quinn que habían
grabado sus amenazas de chantaje. Le dijeron que se trataba de un
asunto de seguridad nacional.”
Brittany podía sentir la sangre abandonando su rostro. “En qué
diablos estaba involucrada Santana que atrajo la atención de los
federales?
“¿Tienes alguna idea acerca de qué podría tratarse esto?”
“Te juro, no tengo ni idea. Esto salió de la nada. No he hecho
nada malo. ¿Por qué estarían investigándome? No tiene ningún
sentido. Me está volviendo loca.” Santana se aferró a la mano de Brittany
como a un salvavidas.
“No lo sé. Y es muy interesante que corrieran el riesgo de
ponerse en contacto con Quinn. Si te lo decía, podría arruinar su
caso. Su cubierta se estaría arruinada. Ella debe haber sido un
problema para ellos, de alguna manera. Estoy segura de que no
quieren a los medios de comunicación husmeando a tu alrededor y de
tu empresa, y ella tenía la intención de buscar publicidad si no le
pagabas. Tal vez ése era el problema para ellos.”
Santana todavía estaba desconcertada, pero la teoría de Brittany
tenía más sentido que cualquier otra cosa que hubiera considerado,
incluyendo la posibilidad de que el senador Jarvis se hubiera enterado
de alguna manera de la situación. Obviamente, el FBI no quería a los
entrometidos periodistas dando vueltas. “¿Qué voy a hacer?”
“Descubre todo lo que puedas acerca de lo que están haciendo, y
empieza a buscar un problema cerca de casa... personas que se
comporten de forma extraña a tu alrededor, acontecimientos inusuales
en el trabajo... algo debe haber atraído su atención.”
“Pero no pueden intervenir mi teléfono sin orden judicial, ¿no?”

No es que ella lo supiera. Las escuchas telefónicas no eran algo como
allanar su casa.
“Legalmente, no, pero eso no significa que no pase. Es sabido
que el FBI usa la seguridad nacional para justificar casi todo lo que
hace estos días.”
“Mierda.”
Brittany miró la mano que sostenía la suya. El contacto hizo
cosquillear su carne en alerta, recordándole que quería mucho más. Se
imaginó levantándose y arrastrando a Santana con ella, apoyándose en
el cuerpo inolvidable, dejando que su bata cayera al suelo. Santana
debió haber confundido su distracción con un silencio expectante;
empezó a hablar otra vez a la carrera.
“Pensé en lo que dijiste.” Santana se sumergió en el otro tema que
agobiaba su mente. “En tu mensaje telefónico. Expusiste algunos
buenos puntos.” Todavía le era difícil admitírselo a sí misma, y mucho
más a Brittany.
“Bueno, soy abogada, tu sabes.” El corazón de Brittany comenzó
a latir de manera uniforme de nuevo.
Santana se echó a reír, y parte de la tensión abandonó su cuerpo.
“Sí, y de alguna manera, creo que no tendría oportunidad de ganarte
en una discusión.”
Una calidez se extendió a través de las extremidades de Brittany
cuando Santana se rió. Se dio cuenta de lo mucho que la extrañaba.
“Seguro que sí la tendrías. No creo que una mujer tan exitosa como tú
carezca de la habilidad de ser persuasiva y ganar una discusión o dos.”
“Sí, bueno, yo he tenido suerte una vez o dos.”
“¿Una vez o dos? Tu eres demasiado modesta, Santana.”
El sonido de Brittany diciendo nombre envió escalofríos por su
espalda. He sido una tonta. Con una rara impulsividad, dijo,
“Yo te he echado de menos.”
“Estuve aquí,” respondió Brittany, estableciendo su punto de
vista, con suavidad pero firmemente. Santana podría haberla llamado en
cualquier momento, pero había decidido no hacerlo. Su reproche sutil

dio en el blanco, y Santana trató de aligerar la conversación. “Pasé
algún tiempo en París.”
“Y yo estuve en Bangalore.”
“¿Maine?”
“No Bangor, de Bangalore.”
“¿La India? ¿Cuánto tiempo estuviste allí?” Santana se encogió
ante la estúpida pregunta, pero se sintió aliviada de que estaban
hablando de cosas mundanas por un momento. Necesitaba un poco de
tiempo para planificar la conversación que sabía que tenía que tener.
“Casi dos semanas,” dijo Brittany. “Tengo todo un nuevo aprecio
por nuestros taxis y por el aire acondicionado.” Ahogó un bostezo.
No queriendo quedarse más tiempo que por el que había sido
bienvenida, Santana dijo, “Voy a dejarte ir. Yo sólo quería avisarte sobre
el FBI debido a que es probable que estés en las cintas también. Tengo
que asumir que mi teléfono esta intervenido y mi casa cableada.”
No deseaba liberar la mano de Brittany pero sintió un pequeño
tirón y relajó sus dedos, entregando ese único hormigueante punto de
conexión entre ellas.
Brittany estaba decepcionada de que la conversación estuviera
llegando a un fin, pero no haría nada para prolongarla. Si Santana tenía
algo más que decirle, sabía cómo formar una frase. Se miraron la una
a la otra, y Brittany tuvo la clara impresión de que Santana estaba
esperando una señal de ella.
Brittany adoptó un tono de preocupación amistosa. “Gracias por
decirme acerca de esto. Fue lo más honorable de hacer.”
“En realidad, fue más que eso,” Santana reconoció tímidamente.
“Yo quería verte.”
“Esta bien.” Era difícil para Brittany no añadir nada más.
Me está haciendo ir allí. Santana tenía que admirar la fuerza de
voluntad de su compañera. Había dictado su ultimátum y no haría
concesiones. La pelota continuaba en el campo de Santana. Vacilante,
dijo: “Lo siento.”
Brittany la estudió con atención, pero no dijo nada.

“Por haberme echado atrás. No puedo explicar exactamente por
qué lo hice, pero no lo estoy pasando bien, ni un poco.” Santana lanzó
un suspiro. “Brittany, tengo mucha experiencia en los asuntos casuales,
pero soy una principiante en lo que a cualquier otra cosa se refiera, lo
cual, si lo piensas, nos hace a ambas inexpertas en nuestras propias
formas.”
Contuvo el aliento y fue recompensada con una sonrisa que
transformó la cara de Brittany de una distancia plácida a algo tan
atractivo y real que Santana sólo pudo sonreír de la misma manera
en devolución.
“Me alegra que dijeras eso,” respondió simplemente Brittany.
“Yo también”
“¿Qué vamos a hacer con esta investigación?”
“¿Nosotras?”
“No puedes imaginarte que sólo me mantendré aparte y esperaré
a que algo lamentable te suceda,” Dijo Brittany. “Es obvio que ha
habido algún tipo de error, y tenemos que llegar al fondo de esto.”
Santana consultó su reloj de pulsera. “Bueno, me estaré
encontrando con mi abogado más tarde esta mañana.”
“¿Alguna objeción si me uno a ustedes?”
¿Desde cuándo una mujer había estado a su lado, que no fuera un
familiar o Tina? Era lo último que hubiera esperado, viniendo aquí.
“No, ninguna en absoluto.” Una sonrisa tonta se dibujó en los labios
de Santana.
“Bueno.” Brittany se puso en pie y la parte delantera de su bata se
separó sólo lo suficiente para ofrecer una imagen que Santana sabía que
no sería capaz de quitar de su mente en todo el día. “¿Dónde es la
reunión?”
Santana se levantó y tomó una tarjeta de visita de su cartera.
Brittany le proveyó un lápiz del escritorio de tapa corrediza en una
esquina del cuarto, y ella anotó los datos de Puck en el reverso.
Mientras caminaban a la puerta de entrada, dijo, “Aprecio esto,
Brittany.”

“Haría lo mismo por cualquier persona que me importe.”
Allí estaba, una abertura. Santana la evitó, no del todo lista para
saltar vacío. “Esto significa mucho,” , dijo cálidamente. “Duerme un
poco.”
“Tú también.” Brittany no hizo ningún movimiento para invitar al
beso que sintió flotando entre ellas. Dejó que Santana se alejara y
esperó a que mirara hacia atrás.
Y Santana lo hizo.
*
El sol de media mañana entibiaba el rostro de Brittany cuando se
sentó en su deck disfrutando de la segunda taza de café mientras
esperaba que Santana la recogiera. Se había sorprendido por la
invitación al juego de béisbol este fin de semana. Santana la había
llamado después de su reunión del Lunes con Puck, dándole las
gracias de nuevo y le había preguntado si quería acompañarla. En los
días posteriores, Santana le había enviado una cesta de frutas y la había
llamado por teléfono un par de veces para mantenerla al tanto sobre su
progreso con la nube que se cernía sobre ella. Hasta el momento, no
habían averiguado mucho, y Puck estaba instando a Santana a que
hicieran arreglos para hablar con un agente especial que conocía.
Santana había dicho que lo pensaría.
Los ojos de Brittany se sintieron atraídos por una de entre varias
personas que corrían a lo largo de la costa. Saludó con la mano
reconociendo a la menuda mujer en traje naranja que pasó corriendo
por delante de ella. Anne vivía al lado, y en los pasados cinco años se
habían hecho amigas. Brittany tuvo claro desde el principio que Anne
era lesbiana, y en ocasiones habían hablado de ello.
Brittany recordó la primera fiesta a la que Anne la había invitado.
Había estado un poco nerviosa siendo una de las pocas mujeres
heterosexuales en un grupo principalmente de lesbianas, pero Anne le
había asegurado que no intentarían ligar con ella y que,

probablemente, conocería a algunas mujeres interesantes. Brittany
lo había disfrutado a fondo, y a lo largo de la noche, se había sentido
intrigada por la manera en que las huéspedes interactuaban unas con
otras y con sus parejas. Varias parejas estaban, obviamente,
profundamente enamoradas, algunas estaban en la segunda o tercera
década de su relación, y unas pocas mujeres eran claramente solteras
en la búsqueda.
Lo qué más la impresionó fue el vínculo que sentía con estas
mujeres. Esta conexión se fortaleció mientras pasaba más tiempo con
Anne y sus amigas, y poco a poco cayó en la cuenta de que le faltaba
mucho de esto en sus relaciones con los hombres. Había tenido citas
en sus años en la universidad y la escuela de leyes y en sus años
profesionales. Había estado cerca de casarse con un hombre en
particular, pero rompió el compromiso en el último minuto. De alguna
manera, en el fondo sabía que no quería pasar el resto de su vida con
él.
En los últimos años había hablado con Anne acerca de su
sospecha creciente de que era lesbiana, y Anne había sido maravillosa
guiando a Brittany en sus pensamientos y sentimientos sin llevarla por
un camino específico. Con tazas de café, copas de vino de por medio,
y kilómetros de caminata en la costa de California, Brittany había
vocalizado y debatido con Anne lo que le estaba pensando y lo que
estaba sintiendo, y en última instancia llegó a su propia conclusión.
A lo largo de este proceso había salido con mujeres a veces y
había estado cerca de dormir con una de ellas, pero no se había sentido
lo suficientemente cómoda para hacer el amor con ella. Había
atribuido su duda a perder su virginidad en esa ocasión, a su nivel de
madurez, en comparación con veinte años atrás, cuando se había
manoseado con Steve Casper en su patio trasero. Sabía que la primera
vez que hiciera el amor a una mujer sería un momento definitorio en
su vida, y no iba a lanzarse a ello sin estar absolutamente segura.
Brittany no era tan ingenua como para pensar que tendría que estar
enamorada de la mujer, pero estaba segura de que sabría cuando

estuviese bien.
“¿Brittany?” Santana estaba parada en la esquina del deck,
mirándola con curiosidad.
Y está definitivamente bien contigo, Santana López. “Hola.”
“Pensé que podrías estar aquí. Toqué el timbre varias veces y no
tuve respuesta.” Sin que Brittany lo supiera, Santana había tomado la
oportunidad de observarla en silencio antes de anunciar su llegada.
Observar a Brittany le quitó el aliento. Estaba absolutamente
hermosa, relajada, con la brisa del mar agitando su pelo.
Brittany se enderezó en su silla. “Lo siento, me sorprendiste
soñando despierta.”
“Si esta fuera mi casa, eso todo lo que sería capaz de hacer.
Puedo ver por qué te gusta estar aquí.”
“Podría sentarme aquí todo el día. De hecho, algunos días lo
hago,” dijo Brittany con una sonrisa nostálgica. “Pero no hoy. Hoy
tengo un juego de béisbol al que ir, y amo el béisbol”
La tarde era hermosa, pensó una hora más tarde cuando
estuvieron finalmente en el estadio. “Estos asientos son fabulosos,”
dijo ella, mirando al campo. Estaban en el segundo nivel, directamente
detrás del plato.
“Gracias. Habrá un montón de pelotas de foul, por lo que
tendremos que prestar atención al juego.” Y tú estas demasiado linda
con esa gorra de béisbol y tus Ray-Ban.
Santana se había sorprendido al enterarse de que Brittany era una
ávida aficionada al béisbol. Santana disfrutaba la experiencia de ir a un
juego, comer un perro caliente y beber una o dos cervezas, mientras
animaba a su equipo local, pero Brittany mantenía un diálogo abierto
sobre los jugadores y sus estadísticas de principio a fin. Varias veces
durante el juego Brittany se acercó y tocó el brazo de Santana cuando no
podía controlar su entusiasmo en una jugada especialmente
interesante. Cada vez que esto sucedía, Santana podía sentir el calor
viajando de su brazo y aterrizando en su entrepierna. ¡Dios mío, Hace
calor hoy.

Fue uno de los juegos más agradables a los que Santana hubiera
asistido en un buen tiempo, terminando con una nota positiva, cuando
los Padres vencieron a los Astros en entradas extras. Santana sugirió que
tuvieran una cena temprana en el Dugout, un bar-parrilla ruidoso y
lleno de gente, no muy lejos del estadio, y repasaron la partida con
pizza y cerveza, fieles a su acuerdo de no hablar de trabajo o de “la
situación,” que era como se referían al dilema de Santana con el FBI. El
sol estaba empezando a ponerse en el momento en que se detuvieron
en la calzada de Brittany mucho más tarde.
“Lo pasé muy bien, Santana. Gracias por invitarme.” Dios, me
encanta decir su nombre.
“Si hubiera sabido que serías mi propia comentarista jugada por
jugada te habría invitado a principios de temporada,” bromeó Santana
mientras acompañaba a Brittany a su puerta.
Brittany se encogió. “¿Fui demasiado locuaz? Mis amigos siempre
están diciéndome que me calle, cuando vemos un partido.” Dirigió
una cautelosa mirada a Santana y se encontró con ojos risueños.
“Por supuesto que no. De hecho, cuando fuiste al baño, el
hombre sentado a mi lado me preguntó si eras una buscadora de
talentos por todo lo que sabes de cada jugador.”
“Oh jeez...” Brittany se avergonzó un poco al abrir la
puerta de su casa.
“Él incluso me preguntó si vendrías a la serie la próxima semana
con los Diamondbacks. Creo que realmente le gustaste.” Como a mí.
“Bueno, a veces quedo atrapada en todo esto.” Brittany barrió
un pedazo de tierra de su umbral con el pie.
“¿Un poco?” Santana inclinó la cabeza con picardía.
Brittany sabía que Santana se burlaba de ella y se relajó. No quería
que el día terminase y anhelaba invitar a Santana a entrar, Sin embargo,
cuando Santana no hizo ningún movimiento para sugerir que le
agradaría la invitación, Brittany se limitó a decir, “Gracias de nuevo,
Santana,” y se retiró al interior.
Dejada sola, parada en el porche, Santana contempló llamar a la

puerta, pero estaba extrañamente reacia a cambiar el estado de ánimo
de su día juntas, por la noche.
Se dio cuenta de que acababa de estar en una cita, una cita
común que no se trataba de cómo llevar a la mujer con la que estaba a
la cama lo más rápido como fuera posible. Aún más asombroso era el
hecho de que lo había disfrutado como lo que había sido y no podía
esperar para estar con Brittany otra vez, independientemente de las
circunstancias.


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Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:07 am

Capítulo 12


Dos días más tarde, llegó una tarjeta de la directora del refugio
de niños agradeciendo a Santana por las entradas al mismo juego al que
ella y Brittany habían asistido. Estaba firmada, con diferentes niveles
de caligrafía y colores de tinta, por los veinte niños que habían ido al
juego. Sonriendo, Santana abrió la caja de madera en su escritorio
que prácticamente rebalsaba de notas similares. Antes de deslizar
la tarjeta en su interior, estudió una firma en particular.
La escritura era tan pequeña que apenas podía leer el nombre. No
sabía nada de análisis de caligrafía o de niños, pero tuvo la impresión
de que la autora era una niña pequeña asustada. Se imaginó una
mirada en blanco exactamente igual a la de la niña que a veces
perseguía sus sueños.
Santana no había soñado con ella regularmente por años, pero
conocía el sueño de memoria. Tenía 15 años y estaba sentada en el
asiento trasero del vehículo asignado para recogerla en el aeropuerto
para Navidad. Iba a encontrarse con su padre y su hermana y pasar
una semana esquiando en las Montañas Rocosas pero sabía, por
Navidades anteriores, que lo más probable es que fuera a pasar las
vacaciones sin su padre.
Estaba amargamente frío afuera, pero ella estaba más que
cómoda en la limusina con buena calefacción. Las ventanas tenían un
tinte casi negro pero le proporcionaban una visión del mundo exterior.
La escena era una que jamás olvidaría. La limusina se había detenido
en un semáforo en rojo, y vio a una madre acurrucada en una puerta
con una niña en su regazo. Ambas estaban envueltos en una manta

harapienta, tratando de mantener el calor. La niña no tenía más de
cuatro años de edad, y levantó la cabeza y parecía mirar directamente
a Santana. La mirada encantada en sus ojos hablaba de desesperación y
desesperanza en vez de emoción ante las próximas vacaciones. La luz
cambió a verde entonces, y la limusina se alejó.
Santana no había olvidado la mirada en los ojos de esa niña,
y había pasado la mayor parte de su descanso en busca de la madre y
la niña, no queriendo nada más que poner una sonrisa en la cara de esa
niña. La niña no tenía prácticamente nada, pero tenía a su madre.
Santana, por otro lado, tenía todos los arreos que el dinero podía
comprar, pero había perdido a su madre hacía mucho tiempo, y lo que
realmente quería era a su padre. Se acordó de haber ido a una fiesta
donde la forma de romper el hielo era decir la peor cosa que jamás
habías hecho. Ella mintió. ¿Cómo podía decirle a una sala llena de
extraños que lo peor que había hecho fue dejar que el chofer del coche
se alejara de la niña y su madre?
Trataba cada día de compensarlo dando cientos de miles de
dólares para ayudar a llevar una pequeña esperanza a un niño infeliz.
Una lágrima se deslizó por su mejilla y ella la enjugó, maldiciendo
las emociones que todavía estaban tan cerca de la superficie después
de todos estos años. Después de regresar la caja a su lugar habitual,
giró su silla ante el sonido de la apertura de la puerta y se encontró
cara a cara con la única persona con la que no quería lidiar como
primera cosa esta semana. De todos modos, no se sorprendió al verlo
en su oficina. “¿Por qué pienso que no estás aquí para darme una
buena noticia?”
“Santana...”
Odiaba que Puck usara ese tono con ella. La hacía sentir
como una niña petulante.
“Ellos quieren hablar contigo.” Puck no tuvo la necesidad de
decir que ellos eran el FBI. Había hecho algunas llamadas y
finalmente le habían pasado con el agente especial a cargo. Él le había
dado muy poca información, salvo que quería hablar con ella.

La sola idea hizo que apretara los dientes. ¿Por qué debería ella,
un miembro inocente del público, justificarse ante una agencia federal
que había ignorado por completo su derecho a la privacidad” Ellos
deberían estar aquí, explicándose a sí mismos con ella.
“Tienes que tener cuidado con esto. Si no lo haces a tu manera,
va a pasar a su manera, y confía en mí en esto Santana, tú no quieres
eso.”
Golpeó su puño en el escritorio. “Sabes tan bien como yo que los
ricos pagan todo el tiempo para hacer que este tipo de mierda
desaparezca. ¿No puedes simplemente elevar una moción o algo así?
Hazlos presentar cargos o que salgan de mi vida.”
Su paciencia se estaba agotando. “No es tan simple. Tenemos que
saber por qué eres su blanco. Si cooperas ahora, al menos podremos
ver hacia dónde van sus preguntas.”
“Puede ser cualquier cosa personal.” Vivía su vida como ella
quería, no de la manera que los otros esperaban que lo hiciera, pero no
estaba haciendo nada ilegal y mientras por mas tiempo estaba a la
cabeza de López McKenzie, menos vida personal tenía de todos
modos. “Se que no soy exactamente de la clase dirigente, deben tener
cosas mejores que hacer que fastidiarme debido a...” Se fue apagando.
“Todavía no tenemos una idea acerca de lo que se trata.”
“No podemos estar seguros de que es a ti a quien están
investigando,” le recordó Puck. “Es sólo una posibilidad. De todos
modos, ¿cuándo fue la última vez que te miraste al espejo? Tu eres de
la clase dirigente, ya sea que te guste o no. Sólo has tenido la maldita
suerte de haber navegado a través de la vida de la forma en que lo has
hecho hasta ahora.” Cuando ella no respondió, él quitó todos los
frenos. “Estoy sorprendido, Santana. No es típico de ti huir de un reto.”
Estaba en lo cierto. Nunca se había retirado de una pelea en su
vida. Podía vivir con las risitas de especulación de los medios sobre la
bofetada - su publicista se estaba asegurando de que sus consecuencias
también fueran impresas: Rica CEO acechada por una busca fortunas
que estaba inventando historias acerca de su asociación.

Por suerte un par de reporteros sensacionalistas habían hecho su
tarea con Quinn y habían encontrado que una vez trabajó como
bailarina exótica durante seis meses. Esto, junto con un marido treinta
años mayor que ella que había anunciado sus planes de divorcio, hizo
que los periódicos fueran más cuidadosos. Hasta ahora, era la historia
de Santana la que ellos creían. Uno de ellos había incluso publicado un
perfil halagador de ella como filántropa, comentando en el artículo
que ella, como mucha gente rica, era el blanco de oportunistas. El
control de daños estaba funcionando bien. Lo que no necesitaban era
un titular que dijera: FBI investiga CEO.
“Bueno,” dijo. “Cooperaré.”
*
Brittany abrió la puerta a Santana que vestía jeans descoloridos que
acentuaban sus largas piernas, una camisa de cambray azul, y botas.
¡Oh mi Dios, ella luce ardiente. Mantente fresca Brittany.
“Hola, siento no haber llamado. ¿Estás libre para cenar?”
preguntó Santana esperanzada.
Había estado sentada en su coche al final de la calle de Brittany
durante treinta minutos antes de llamar al timbre. Sabía que debería
haber llamado primero, pero la reunión con el FBI esa mañana había
sido inquietante y tenía una necesidad imperiosa para ver Brittany.
Había respondido preguntas durante horas, y a instancias de Puck se
acogió a la Quinta Enmienda en varias. Cuando todo terminó, ella y
Puck no tenían nada concreto, pero la dirección del interrogatorio les
dio algunas pistas. El FBI quería tener acceso a la información de
todos los clientes de López McKenzie. Ellos se negaron a señalar a
clientes individuales o a identificar cualquier sector de la industria en
particular que quisieran explorar. Sin embargo, en algunas de las
preguntas que le hicieron, Santana había detectado un sesgo hacia las
compañías extranjeras. También le hicieron muchas preguntas sobre
sus viaje al extranjero, incluidas las previsibles acerca de sus

contactos en el Medio Oriente.
Santana les había dicho que iba a pensar acerca de su pedido
de tener acceso a los archivos confidenciales. Necesitaba ganar algo
de tiempo para investigar la lista de clientes actual y las ofertas que
tenía sobre la mesa.
“¿Cenar? Me encantaría,” dijo Brittany. El trabajo había estado
tan ocupado en los últimos días que había estado salteándose algunas
comidas. Ahora se sentía necesitada; la sorpresiva invitación de Santana
no podía haber sucedido en un mejor momento. “Entra.” Abrió la
puerta de par y miró al reloj. Tenía que comunicarse con su oficina
antes de quedar libre por el resto de la noche. “¿Quiéres servirte una
copa mientras me cambio?”
“Gracias, lo haré.”
Santana entró en el vestíbulo y Brittany tuvo una inquietante y
breve visión del beso intenso que habían compartido aquí mismo,
hacía apenas unas semanas. Sus rodillas empezaron a temblar y sus
ojos se sintieron atraídos por los labios que habían quemado su piel
con tanta pasión. De alguna manera se las arregló para cerrar la puerta
del frente.
“Hay cerveza en el refrigerador. ¿Por qué no sales afuera al
deck?” Mientras se movía hacia las escaleras, Santana dijo, “Viste casual.”
“Aún mejor.” Santana escuchó el deleite en la voz de Brittany y
su sangre latió un poco más rápido.
Después de la emoción inicial de ver a Santana nuevamente,
Brittany se había calmado, pero su pulso estaba acelerado aún. No
estaba segura de qué se trataba esta noche, pero estaba ansiosa por
averiguarlo.
Santana observó las mejillas de Brittany colorearse. Casi podía
saborear su piel y escuchar su gemidos de excitación. Sus dedos
ardían en deseos de tocar la piel suave, pero no se rindió ante el deseo.
“¿Te gustaría que te prepare algo a ti también?”
“Claro. Una cerveza suena bien. Te veré ahí afuera.”

Santana encontró la cocina y sirvió sus bebidas, disfrutando de la
sensación doméstica de satisfacción al compartir este sencillo ritual,
después del trabajo con otra persona. El deck de Brittany estaba frente
al mar, y Santana se vio afectada de inmediato por una fría brisa salada
cuando llevó sus vasos al aire libre. Apenas podía ver las olas
rompiendo en la costa bajo la luz del sol moribundo. Inhalando el aire
limpio empezó a relajarse. Todavía no estaba segura de por qué estaba
aquí, pero se alegraba de que Brittany hubiera aceptado su invitación.
Se apoyó en la barandilla del deck y se perdió en los sonidos suaves
del océano.
En algún momento sintió que estaba siendo observada, pero no
escuchó a Brittany salir al exterior hasta que estuvo de pie junto a ella,
vestida informalmente con pantalones cómodos y una camisa azul de
manga corta que resaltaba las motas en sus ojos. Oh, mierda. Tengo
que tener cuidado aquí.
“Este es mi refugio en el mundo.” Brittany miró hacia el
horizonte. “Me paro aquí y de inmediato empiezo a descomprimirme.
Cuando pienso que me estoy poniendo demasiado grande para mis
pantalones miro al agua y hace que todo vuelva a estar en foco. Me
hace dar cuenta de que sólo soy una mota insignificante en el esquema
general de las cosas.” Cuando Santana se rió entre dientes, preguntó,
“¿Qué?”
“Tu comentario sólo me sorprendió.”
“¿Por qué?”
“Bueno...” Santana empujó por encontrar las palabras adecuadas.
“Probablemente es un estereotipo y te pido disculpas por adelantado si
te ofendes, pero la mayoría de los abogados que conozco son bastante
arrogantes y nunca se considerarían a sí mismos solo una mota
insignificante en el esquema general de las cosas.”
Brittany tomó un sorbo de cerveza, mientras consideraba la
observación de Santana. “Tienes razón, es un estereotipo que,
lamentablemente, es más cierto que no. Pero no me defino a mí misma
como una abogada.” Brittany esperó no haber sonado tan a la defensiva

como se sentía. Sabía que el lado más sórdido de su profesión creaba
los chistes sobre abogados, pero ella no era una de ellos y nunca se
convertiría en una.
“¿Cómo te defines a ti misma?” Santana estaba fascinada por saber
cuál sería su respuesta.
Brittany pensó por un momento. “Bueno, yo diría que soy una
mujer primero.” Estaba orgullosa de ser mujer y se había esforzado
siempre por ser ecuánime y expresarse bien.
Sí, tu eres definitivamente una mujer. “¿Qué viene en segundo
lugar?”
“Soy una hija y luego una amiga.”
“¿Y en dónde ubicarías ser una abogada?” Santana pensó que esta
conversación era una manera interesante de aprender más acerca de la
mujer elegante de pie con tanta indiferencia a su lado.
“Ser una abogada está en algún lugar más abajo en la lista. Es un
trabajo, es lo que hago, no lo que soy.” Brittany nunca había
verbalizado esto realmente, pero de repente estaba muy claro. “¿Y qué
hay de Santana López? ¿Cómo defines quién eres?”
Santana se sintió incómoda inmediatamente cuando el
cuestionamiento se volvió hacia ella. En realidad, ella ya no sabía
realmente cómo responder a eso. “¿La mejor definición en este
momento? Me muero de hambre. ¿Nos vamos?”
Brittany no se perdió la forma no tan sutil en que Santana desvió
la pregunta. “Estoy lista.”
*
“¿Quieres dar un paseo por la costa?” preguntó Santana cuando se
detuvieron en lo de Brittany varias horas después. Había tenido una
noche agradable y no estaba preparada para que terminara.
“Me encantaría. Necesito bajar esta cena.”
Había comido demasiado, incluyendo una pieza decadente de
pastel de queso, y se sentía más que un poco repleta. Un poco más de

ejercicio era justo lo que necesitaba, y le encantaba la tranquilidad
de la costa. Caminó en silencio junto a Santana, recordando una
caminata similar que compartieron la noche del ballet. La quietud de
la noche se rompía únicamente con las olas rodando suavemente sobre
la arena con la marea alta.
Rompiendo el silencio, Brittany comentó en voz baja “Después de
pasar dos semanas con los 1,2 mil millones de personas en la India,
creo que aprecio este lugar aún más. Y gracias. Esta noche fue
maravillosa.” Lo que realmente quería decir es que era maravilloso
pasar la tarde con Santana y que no hubiera importado lo que
hubieran hecho.
“Me alegro de que lo hayas pasado bien. Yo también lo hice.”
Santana había pensado varias veces cuán agradable había sido la noche.
Encontraba a Brittany encantadora, ingeniosa y muy versada en
política, eventos sociales y las artes. Cuando las luces del patio de
Brittany se hicieron visibles, se dio cuenta de que, fuera de un
dormitorio, nunca había estado en presencia de una bella mujer
durante tanto tiempo sin sentir como si tuviera que intercambiar una
sola palabra.
La experiencia era nueva para ella y un poco incómoda, pero
antes de poder pensar en ello, Brittany ladeó la cabeza y le preguntó:
“¿Cómo estuvo tu entrevista?”
“Me gustaría poder decir que esclarecedora, pero no puedo”
Brittany quería hacer más preguntas, sabía acerca de la reunión
con el FBI. Sin embargo, Santana estaba claramente intranquila, por lo
que cambió de tema. “Santana, me gustaría pedirte un favor, pero no
quiero que te sientas obligada.” Esa era una ominosa manera de
comenzar una conversación, pero quería decirlo bien de frente.
La leve melancolía en la expresión de Santana se remozó, como si
estuviera aliviada de centrarse en otra cosa. “Bueno, no me sentiré
obligada. ¿Qué es?”
“Yo soy mentora de una adolescente, y una de las cosas que estoy
haciendo es presentarle a mujeres de éxito para darle una idea de lo

se puede lograr en la vida si se queda en la escuela y se mantiene
alejada de los problemas.”
“¿En serio?” ¿Siempre me sorprenderá esta mujer? “¿Cuánto
tiempo has estado haciendo esto?”
“Hace unos tres años. Marley tiene siete hermanos y vive en la
vivienda pública en la Tercera y Lancaster.”
Santana conocía el lugar. Los niños de ese distrito escolar a
menudo eran los destinatarios de sus donaciones anónimas.
“Ella tiene un gran potencial, y en los últimos seis meses o así
finalmente empezó a darse cuenta de ello.” Brittany sonrió, recordando
la primera vez que Marley vio eso en sí misma.
“¿Qué edad tiene?” Santana tomó nota de la forma en que se
iluminaron los ojos de Brittany mientras hablaba de la chica.
“Quince, para treinta y tres.” Brittany se unió a Santana riendo.
“¿Cómo puedo ayudar?”
Brittany respiró hondo. A pesar de lo que estaba pasando entre
ellas, o lo que no estaba pasando, Santana sería un excelente modelo a
seguir para Marley. “Me gustaría que te conociera. No tienes que
preparar nada.”
“Estaría feliz de conocerla,” dijo Santana sin vacilar.
“Si pudieras apartar una hora para hablar con ella, responder sus
preguntas.”
“Absolutamente.”
La respuesta de Santana pareció caer en oídos sordos; Brittany
mantuvo su argumento de venta en marcha. “Sólo hablarle acerca de
los desafíos que enfrentas como mujer que es dueña de un negocio y
lo importante que es mantenerse enfocada en sus metas. Ya sabes, ese
tipo de cosas.” Brittany apenas se había tomado un respiro.
Con calma, Santana dijo, “Brittany, he dicho que estaría feliz de
hacerlo.”
“¿Lo harías?” Brittany no había esperado que ella estuviese de
acuerdo, sin embargo, al mismo tiempo no estaba sorprendida en
absoluto.

“Por supuesto. Me encantan los niños y estaría más que dispuesta
a ayudar a alguien a no cometer los mismos errores que yo.” Santana
miró su calendario. “¿Cuando?”
“¿El sábado es demasiado pronto?” Brittany esperaba que Santana
estuviese libre ese día. Se reunía con Marley cada dos semanas, y
Marley necesitaba apoyo y aliento con rapidez ahora que estaba en el
buen camino.
“No, el sábado esta bien.”
Coincidieron en que sería a las 10:30 y Brittany dijo, “Perfecto.
¿Sería demasiada imposición, si vamos a tu oficina?” Estaba segura de
que impresionaría a Marley, y no estaba de más usar todo a su
disposición para ayudarle, incluyendo los adornos de una oficina de
lujo.
“No hay problema. Es después de horas, así que no va a haber
nadie. ¿Necesito hacer algo especial?”
“No. Sólo sé tú misma. Creo que Marley quedará muy
impresionada.” Como yo lo estoy.
“Creo que puedo hacerlo. Trataré de no ser demasiado
extravagante e indignante.” Santana dejó escapar un suspiro de alivio
cuando Brittany se echó a reír.
“Gracias, Santana, te lo agradezco.”
“Es un placer.” La voz de Santana era suave y ronca.
A Brittany le gustaba el sonido de eso y el sonido de la voz de
Santana al decirlo. Ella quería perderse en la sensación que la voz
enviaba en cascada a través de ella.
Santana se preguntó cuánto le había costado pedir este favor. Se
sintió intrigada por el personaje que surgía mientras más llegaba
a conocer a Brittany. Tuvo que admitir que la oportunidad de verla de
nuevo era definitivamente agradable. Después de pasar tiempo con
Brittany, se había dado cuenta de que le faltaba compañía. puro y
simple compañerismo, sin la presión de los negocios o el sexo, y sin
otra intención que pasar tiempo con alguien especial.
Cuando se acercaban a la casa de Brittany, dijo, “Te acompaño a

la puerta.”
“No tienes que hacerlo.”
“Mi padre me crió mejor que eso. Él volvería como un fantasma
si permitiese que una hermosa mujer caminara hacia la puerta sin
compañía.”
Santana puso la mano en la parte baja de la espalda de Brittany de
nuevo a medida que ascendían los pocos escalones hasta la puerta
principal.
La mente de Brittany se aceleró mientras abría el cerrojo. ¿Fue
esto una cita? ¿Qué hacemos ahora? ¿Va a darme un beso? Después
de varios momentos era evidente que Santana no sabía las respuestas.
“Gracias de nuevo por una noche encantadora, Santana. Buenas
noches.”
Santana se sintió sorprendida y aliviada cuando Brittany cerró la
puerta. Su mente y su cuerpo había estado en conflicto directo sobre lo
que quería hacer, de pie junto a Brittany en su porche. Luchó con si
debía decirle simplemente buenas noches o besarla sin sentido. Brittany
no había dado ninguna indicación de su preferencia, y Santana sintió
que no sería rechazada si se movía hacia ella. Pero antes de que una
opción pudiera prevalecer sobre la otra, Brittany había tomado la
decisión de sus manos diciendo Buenas Noches. Con agudo
entendimiento Santana recordó las palabras de Brittany: No me
aproximaré a ti de nuevo. Mientras caminaba de regreso a su coche,
entendió que Brittany quiso decir exactamente lo que había dicho.
*
“Brody, te lo he dicho antes, no te quiero en mi oficina si no estoy
aquí.” Su cuñado tenía el culo en su silla y sus pies sobre su escritorio.
Ella quería darle una bofetada a la mirada de suficiencia de su cara,
pero se abstuvo. Ella estaba casi al límite con él, condenada Rachel.
“Buenas tardes a ti también, Santana.” Él no se movió.
Santana caminó alrededor de la mesa y golpeó los pies fuera del

cerezo pulido. El impulso lo hizo ponerse de pie, y él se pavoneó a la
silla frente a ella. A menudo pensaba que caminaba como un pavo real
disecado. “¿Qué quieres?”
“Sin preámbulos, El? No ¿cómo estas Brody?, o ¿cómo están
Rachel y los niños? Tsk, tsk. Sé que tienes una mejor etiqueta de
oficina que esta.”
Odiaba cuando él la llamaba El y odiaba aún más cuando
le recordaba que estaba casado con su hermana. Se pegó una mirada
de aburrimiento en la cara y no le respondió.
“He venido a decirte que tengo los materiales preliminares de
comercialización elaborados en el negocio Gallien.”
El acuerdo Gallien era una inversión de varios millones de
dólares, propuesta que Brody le había lanzado sin éxito varias semanas
atrás. Mientras escuchaba su propuesta, había detectado más que la
cantidad habitual de codicia en sus ojos. Al parecer, Brody no había
oído lo que no quería oír.
“Te dije que López no va a recomendar a Gallien a nadie.”
“Santana, esto podría significar millones de dólares para nuestros
clientes y para nosotros. Podríamos escribir nuestro boleto con esto.”
Te refieres a millones para ti “Ya tenemos nuestro boleto. Está
construido en cosas como la honestidad e integridad. No voy a aprobar
un acuerdo que no cumple con nuestros estándares.”
“No entiendo.” Brody estaba tratando de mantener la ansiedad
fuera de su voz, pero ella lo conocía mejor que eso. “Tu leíste el
prospecto, viste los números. Es dinero en efectivo en el banco.”
No tenía tiempo para su mierda y no estaba interesada en
pacificarlo. “Brody, la respuesta es no.”
Su expresión se volvió desagradable. “Santana, estas cometiendo
un error. Gallien va en grande, y la Junta va a querer respuestas en
cuanto a la razón por la que no participamos.”
Se negó a morder el cebo. No iba a dejar que las insinuaciones de
Brody de ir a la Junta determinaran lo que hacía. Esto era un mal
negocio y lo sabía. “¿Hay algo más, Brody? Tengo cosas que hacer.”

Su respuesta fue un portazo detrás de él. Una fracción de
segundo más tarde se abrió de nuevo y entró Tina. “Quinn esta
aquí.”


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Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:08 am

Capítulo Once




“Cristo.” El estómago de Santana se contrajo. Esto no iba a ser
lindo.
“¿Quieres que ponga a Puck al teléfono?” ofreció Tina.
“No, él está en Cancún con su familia. Vé y tráela. Si nadie sale
después de diez minutos, llama al 911. ¿Vale?”
Tina le dio una sonrisa forzada. “Es tu funeral.”
Santana se armó de valor. Había comenzado a engañarse a sí
misma con que Quinn estaba fuera de su vida para siempre, asustada
por el FBI y expuesta por los medios de comunicación. Sin embargo,
la bomba rubia entró como si fuera la dueña del lugar y se sentó en
uno de los sillones de orejas frente a su escritorio. Llevaba un traje
caro, y la falda dejó al descubierto la mayor parte de su muslo cuando
cruzó las piernas. Nunca cruzó la mente de Santana echar un vistazo.
“Quinn” dijo a modo de saludo. Era demasiado pronto para
adivinar su estado de ánimo, por lo que se mantuvo en alerta máxima.
“Iré directo al punto” dijo Quinn. “Estuve pensando en nuestra
última charla.”
Charla no era la palabra que Santana habría utilizado. “¿Qué pasa
con ella?”
“Terminamos las cosas mal. No creo que entiendas mi posición,
Santana.” Su voz era suave y dulce.
“Refresca mi memoria.”
“No me gusta hablar de dinero. Es tan grosero.” Quinn se
imaginaba a sí misma como de clase alta cuando en realidad había
cambiado simplemente en su aspecto para dejar el parque de casas

rodantes atrás. “Pero gracias a ti, mi marido se está divorciando de mí,
y eso es un problema.”
“Así es la vida.” Santana se relajó en su silla y sonrió.
Una extraña sensación de calma se apoderó de ella. Podía
manejar a Quinn. Hasta el último rastro de deseo había
desaparecido. Le permitió a sus ojos derivar sobre el cuerpo que una
vez la había distraído tan por completo. Algo había cambiado en la
apariencia de Quinn. Tal vez había perdido peso o lo había
trabajado. Sus ojos parecían mas de piedra y la nariz más porosa. Su
boca parecía hinchada en vez de en un mohín. Santana ni siquiera la
encontraba atractiva, y mucho menos irresistible. Sabiendo que
finalmente tenía la clarividencia para hacerle frente de la forma
adecuada, escuchó la última demanda.
“Así que se me debe algún tipo de compensación. Ahora estoy
sufriendo gracias a ti. Si no fuera por quién eres, no hubiera tenido
reporteros de televisión molestándome.”
Santana se encogió de hombros. “No me habrías golpeado si no
fuera por quién soy, tampoco. O tratado de chantajearme.”
“Dejé caer la demanda y no estoy hablando con los periodistas,
tal como dijo el FBI. Y me quitaron la computadora, por lo que no
puedo hacer nada con aquellos e-mails. ¿Qué más quieres?”
“Quiero que te vayas,” dijo Santana. “Sólo sal de mi vida.”
Los ojos de Quinn brillaron y se alisó el top ajustado sobre sus
pechos amplios. “Entonces podemos hacernos ambas un favor. Estoy
dispuesta a dejar San Diego si tengo el dinero suficiente para
establecerme en alguna parte.”
“Me suena a más chantaje” señaló Santana.
“Llámalo como quieras. Yo lo llamo la compra de la paz y la
tranquilidad.”
Santana apoyó los codos sobre la mesa y juntó los dedos debajo de
la barbilla. “Mi vida será pacífica si te pago para que estés callada. ¿Es
así como es?”
“Sabía que ibas a verlo a mi manera.” una presumida satisfacción

enlució la cara de Quinn.
“No, no lo hago.” Santana cogió el teléfono. “Tina, por favor,
muéstrale la salida a La Sra. Fabrey.”
“¿No?” La voz de Quinn se volvió tan fuerte como el brillo en
sus ojos. “No creo que quieras hacer eso.”
“¿Por qué, porque me insultarás en mi Junta?” Santana se echó a
reír. “Sé mi invitada. Te lo dije, saben que soy lesbiana, y cualquiera
que lo hubiera olvidado lo ha visto en el periódico ahora. Mis clientes
también lo saben, y por lo que les concierne, mientras siga
haciéndolos ricos, no les importa.”
“Lo harán cuando ponga un video de nosotras en Internet.”
Quinn anunció su carta de triunfo con alegría tangible.
Santana no tenía ni idea de si Quinn se había guardado la prueba
más embarazosa para el final, o si simplemente estaba inventando una
nueva palanca ahora que el FBI le había impedido hacer públicos los
dañinos e-mails. Ya no importaba. Buscó tranquilamente bajo una pila
de papeles y sacó la pequeña grabadora que habitualmente utilizaba
para registrar sus pensamientos acerca de varios proyectos. Tina más
tarde convertía sus divagues en notas coherentes.
“Tu no tienes una ventaja, Quinn. Tienes un acantilado, y yo
tengo lo que se necesita para empujarte a él. Voy a darle esta cinta al
FBI y estarás fuera de mi vida para siempre. Tu sabes, Quinn, yo no
creo que vayan a estar felices de saber que actuaste en contra de sus
instrucciones en un asunto de seguridad nacional. Pero relájate, estoy
segura de que vas a hacer nuevos amigos en la cárcel. Puede ser que
incluso aprendas a coger mejor.”
Quinn parpadeó con incertidumbre. “Tu no me harías eso a
mí.”
Desde la puerta, Tina habló. “Sra. Fabrey, ¿puedo llamarle un
taxi?”
“¿Santana?” Quinn finalmente pareció entender que no tenía
moneda de cambio. Su pecho agitado, se puso de pie. “¿Qué se supone
que voy a hacer? No puedo trabajar.”

Tina resopló.
“Hay una cosa que voy a hacer por ti, Quinn,” dijo Santana en
tono benévolo. “Tu me estas pidiendo dinero porque tuvimos sexo,
¿verdad?”
Quinn asintió con la cabeza, inquieta. “Si lo pones de esa
manera.”
“Las putas tienen derecho a ser pagadas por sus servicios. Debo
admitir, no era consciente de que se suponía que nuestro acuerdo era
profesional, pero conozco mis responsabilidades.” Santana abrió el
cajón lateral de su escritorio y sacó un fajo de billetes, luego se
levantó y caminó alrededor de su escritorio para estar delante de
Quinn. Arrojó los billetes en su regazo. “Esto es lo que vales. Ahora
vete.”
Quinn no dijo otra palabra. Puso el dinero en efectivo en su
bolso Gucci y se marchó.
*
“Ella parece ser una gran chica,” observó Santana mientras ella y
Brittany esperaban fuera del probador a que Marley terminara de
probarse pantalones vaqueros. Su conversación de esa mañana se
había convertido en almuerzo y en fiesta de compras.
Brittany sonrió. “Sí lo es. Ha recorrido un largo camino.”
“Estoy segura de que tú eres la razón. Es evidente que te
admira.”
Brittany aceptó el cumplido. “Gracias. Es una gran
responsabilidad, pero Marley a hecho todo el trabajo. Sólo estoy
disfrutando de ayudarla a llegar allí. No hemos perdido un sólo día
programado desde que estamos juntas. Es importante para las dos.”
“Continuamente me sorprendes” dijo Santana, pensando en voz
alta.
“Lo tomaré como un cumplido... supongo” bromeó Brittany.
La conversación se vio frustrada cuando Marley salió del

probador, decidida a encontrar una camisa que coincidiera con los
pantalones vaqueros en su mano. “Y Brittany necesita un traje de
baño,” anunció con entusiasmo.
“Puedo ayudar con eso,” ofreció Santana. “Tengo experiencia en
trajes de baño.” Miró largo y duro en las zonas del cuerpo de Brittany
que estarían cubiertas por un traje de baño. Mientras más pequeño,
mejor. “Estoy segura que la tienes.” Brittany esperó hasta que Marley
estuviera distraída en un exhibidor de trajes de baño, y luego le dio un
codazo a Santana bruscamente. “Ya está bien. Me estas poniendo-”
Estuvo a punto de decir “mojada” pero añadió, “nerviosa.”
La mirada audaz de Santana y sus cejas levantadas no hicieron más
que empeorar las cosas, y Brittany se refugió en los bastidores de trajes
provocativos. Bajo la incesante presión de sus compañeras, finalmente
aceptó probarse un traje que Marley había elegido. Tomó varios
minutos de mendicidad y simples halagos de Marley para convencerla
de que saliera y lo modelara. ¡No puedo ir ahí afuera vestida con
esto! En realidad, ¡no puedo salir desnuda de esta manera! Brittany se
dio un último vistazo en el espejo y habló de modo que tan sólo ella
pudo oír. Pensándolo bien, tal vez debería.
Santana estaba sentada junto a Marley, ambas riendo, cuando
Brittany salió. La risa cesó y los ojos muy abiertos de su audiencia la
miraron fijamente en silencio.
El aliento de Santana se detuvo en su garganta. Santa Madre de
Dios. Su sangre palpitaba y sus oídos rugían mientras recorría la
extensión de piel sin cubrir por el bikini. Estaba agradecida de estar
sentada, porque empezó a sentirse mareada mientras sus ojos se
clavaron en el cuerpo de bronce que estaba tan cerca que podía
tocarlo. Agarró la parte inferior del asiento para evitar acercarse y
acariciar la hermosa forma. Mientras Brittany realizaba un giro lento,
Santana sintió un chorro de excitación humedecer sus bragas.
¡Bingo! Brittany no tenía ninguna duda de lo que vio en los ojos
de Santana, y estaba orgullosa de saber que podía hacerla reaccionar de

esta manera. Sabía que Santana la había deseado una vez, y siempre
había un nivel de coqueteo entre ellas, pero hasta este momento había
estado insegura de sus verdaderos sentimientos. El deseo no
disimulado de sus ojos era tan fuerte y claro como si lo hubiera
gritado desde la cima de una montaña. El cuerpo de Brittany se ponía
caliente en los lugares por donde viajaban los ojos de Santana y supo
que sus pezones se habían endurecido cuando los ojos de Santana se
agrandaron al llegar a ese punto.
Afortunadamente, o desafortunadamente, Marley se puso delante
de Brittany para mostrarle otro traje de baño antes de que cualquiera de
ellas pudiera actuar, y Brittany no sabía si se sentía aliviada o
decepcionada. Dio un paso atrás al vestuario con piernas temblorosas.
Nunca se había sentido tan desnuda como lo había hecho cuando vio
la mirada de deseo ardiente en los ojos de Santana. Se tomó su tiempo
para vestirse, reacia, sin embargo ansiosa de estar cara a cara con la
mujer que la había violado con sus ojos. Su mejillas se sonrojaron
cuando regresó con sus compañeras y cuando sus ojos se encontraron
con los de Santana se sintió tan desnuda como lo había hecho hacía un
momento, a pesar de que estaba completamente vestida.
Santana estuvo apagada el resto del viaje de compras y mantuvo
su distancia de Brittany para aliviar la tentación de extender la mano y
tocarla. Si obedecía a sus impulsos, sabía que no sería capaz de
detenerse y le daba miedo. A medida que iban de tienda en tienda,
Santana se distrajo hablando con Marley y haciéndose cargo del
creciente número de bolsas de compras.
“¿Qué tal si las llevo a ustedes dos, hermosas mujeres, a cenar?”
Dirigió la pregunta a Brittany cuando todo el mundo había aceptado
que sus pies estaban matándolas y que era hora de parar.
Marley aceptó entusiasmada, y después de una cena de
hamburguesas y helado la llevaron a su casa, a continuación Brittany
llevó a Santana de regreso al estacionamiento de su oficina a recoger su
coche.
“Lo pasé muy bien hoy,” dijo Santana mientras Brittany

estacionaba. “No puedo recordar cuando me divertí tanto, sobre todo
de compras. En general, odio ir de compras.” Giró los ojos en forma
expresiva.
“¿Odias ir de compras? Santana, eso es casi anti-americano?”
Santana se echó a reír y Brittany continuó. “Si odias ir de compras, ¿por
qué quisiste venir?”
Santana dudó unos instantes mientras pensaba acerca de su
respuesta. Decidió que la honestidad era la mejor política. “Porque
sonaba divertido.” Bueno, una verdad a medias era honesta también.
“Bueno, sé que Marley disfrutó de tenerte con nosotras. Gracias
por aceptar reunirte con ella.”
“Ha sido un placer.”
La voz de Santana parecía tensa, y Brittany se volvió para mirarla.
Había notado que Santana se había retirado de ella después de lo del
traje de baño y trató de no especular sobre las razones. En cierto
modo, fue un alivio. Brittany sabía que no sería capaz de irse sola si
cogía otra vislumbre de aquel deseo desnudo. Sabía que debía estar
satisfecha de que la Santana confortable había regresado, pero se sintió
defraudada y ligeramente amargada.
Tratando de no demostrarlo, dijo, “Yo lo pasé bien también.”
Hubo un momento de incomodidad en el interior del coche antes
de que Santana saliera y cerrara la puerta detrás de ella. Se apoyó en la
ventana abierta. “Una cosa más.” Sus ojos se volvieron oscuros
y sensuales. “Te veías muy caliente en ese traje de baño.” Dijo adiós a
una Brittany de color rojo brillante.
*
No puedo hacer esto! No puedo hacer esto! La cara de Brittany
centelleaba en frente de sus ojos, y Santana se apartó de la morena
desnuda acostada debajo de ella. “No puedo hacer esto, Lo siento.”
Rápidamente recogió sus ropas y salió por la puerta antes de que la
mujer saliera de la cama.

No dejó de moverse hasta que aparcó su coche en un lote vacío
a dieciocho cuadras de distancia. Su corazón latía con fuerza cuando
apagó el encendido y se sentó en silencio, apoyando su cabeza en el
reposa-cabezas. Oh, Dios mío, ¿qué estuve a punto de hacer? Abrió
los ojos y miró la noche negra a través de su parabrisas. El pánico que
la envolvió cuando estaba a punto de hacer el amor con la mujer había
desaparecido. Su respiración fue volviendo a la normalidad y su
cabeza estaba empezando a aclararse. Cuando lo hizo, luchó por
ordenar sus pensamientos. Qué demonios está pasando conmigo?
Pero ella sabía exactamente cuál era el problema. Había
permitido que Brittany se marchara. Debían haber pasado la noche
juntas. Todo lo que habría sido necesario era decirle a Brittany la
verdad, que la deseaba y se preocupaba por ella. No parecía tan
complicado, sin embargo, había escogido el camino seguro y familiar,
una noche en un bar con extraños.
Después de varios tragos estaba sentada cerca de una morena que
tenía un cuerpo en el que ella quería perderse, y por lo menos por diez
minutos Santana se había sentido como su viejo yo. La mujer estaba
más que dispuesta y tuvo sus manos sobre Santana en el momento en
que se encontraron dentro de su apartamento. Por desgracia, desde ese
punto en adelante, todo se fue al infierno.
Santana arrancó su auto y volvió a la carretera. No estaba de
humor para ir a casa a su cama vacía, por lo que se dirigió a la más
cercana fuente de consuelo y apoyo. Veinte minutos más tarde estaba
sentada en un sofá de cuero rojo con una gran taza de café, y los
pronunciamientos tranquilizadores de Danielle.
“Así que, vamos a ver si lo entiendo - sin juego de palabras. Has
conocido esta mujer maravillosa, una mujer como nunca encontraste
antes, que te desafía, está interesada en ti, y que ademas es hermosa.
Así que... esta noche saliste y bebiste demasiado y dormiste
con otra persona. ¿Entendí bien?”
Ouch. “No dormí con ella,” aclaró Santana.
“Santana, estabas desnuda en la cama encima de ella. No

objetemos la semántica.”
“Me sentí como si la estuviera engañando.” Santana se sorprendió
al escucharse a sí misma diciendo esto. “Nunca he sentido así por
nadie. Quiero saber todo sobre ella, lo que hace, lo que piensa, lo que
le gusta para el desayuno, y donde le gusta ir de vacaciones. ¿Llora en
las películas tristes?, ¿cuál es su helado favorito?...” se calló
y se frotó la parte de atrás de su cuello. “Quiero ser una mejor persona
para ella.”
“Eso no suena como tú.” Danielle frunció el ceño. “No has tenido
un accidente o algo, ¿verdad? Tal vez una lesión en la cabeza...”
“¿Piensas que estoy loca?”
“No, creo que algo ha puesto algo de sentido en ti al final. Me
estaba preguntando cómo sucedió.”
“Podría haber sabido que no tendría ninguna simpatía de ti”
Santana hizo una pausa, sumida en sus pensamientos por un momento,
tratando de analizar el problema. “No sé qué hacer, Vic. Quiero decir,
Dios mío, hemos salido unas cuantas veces, y salvo por el principio,
apenas nos hemos besado. Si no tengo una mujer en la cama para la
segunda cita, sigo adelante.”
“¿Entonce por qué sigues ahí?” La pregunta de Danielle era
sencilla.
“Porque me gusta. Me refiero a que realmente me gusta. Creo
que nunca me había gustado una mujer antes.”
“Santana, tu sólo has estado interesada en entrar en los pantalones
de una mujer, no en su cabeza. ¿Quién es esta diosa, de todos modos?”
“Es Brittany Pierce.”
“La mujer que conociste en los Premios de la Alcaldía”
“Sí.”
“No estoy escuchando por qué es un problema,” dijo Danielle.
Santana lanzó un profundo suspiro. “Ella es heterosexual.”
“¿Qué? ¡Estás bromeando!”
“Ojalá lo estuviera.”
“Mierda. Nunca me hubiera imaginado eso. Comienza desde el

principio” mandó Danielle, “Y no dejes nada fuera.”
Santana empezó por el principio y concluyó su historia con el
ultimátum telefónico de Brittany. “Ella dejó muy claro que el próximo
movimiento es mío. Diablos, cada movimiento ha tenido que ser mío.
Ella ni siquiera me llama.” Pasó sus dedos por su pelo. “Es diferente
de cualquier mujer que he conocido, Vic. Es cálida e ingeniosa y
extremadamente inteligente. Ella me desafía y me hace pensar en
cosas que yo nunca había siquiera pensado antes. No está interesada
en mi dinero. Es honesta, tiene un trabajo respetable, y es mentora de
una adolescente. No es egocéntrica y creo que no tiene ni idea de lo
hermosa que es. Es la primera mujer real que he conocido en no sé
cuánto tiempo.”
“Suena como que has estado conociendo a Brittany por quién
es, no por lo que es. Detente y piensa en ello, Santana. No hagas de esto
algo malo sólo porque es diferente. Podría ser algo maravilloso.”
“Lo sé.”
“Entonces, ¿cuál es el problema? Hasta el momento ella no me
ha sonado muy heterosexual, por lo que no puede ser eso.”
Santana la miró como si esa fuera la pregunta de los cincuenta mil
dólares. “Realmente no se qué es lo que está pasando.” Se levantó del
sofá y se acercó a la ventana. “Quiero dar ese paso, pero cada vez que
estoy cerca, no puedo pasar por ello.”
“¿A qué le tienes miedo?” le preguntó Danielle.
Santana lanzó un suspiro de frustración. Luchar con un problema
de negocios nunca había sido tan difícil como esto. “No estoy segura.
Supongo que no siento que tenga el derecho de comenzar algo... a
hacer promesas. Tú me conoces. Yo no me comprometo. Si empiezo
algo con ella eso es lo que cabría esperar, y yo no quiero
decepcionarla...”
“Entonces, tu no confiás en ti misma en ninguna situación,
excepto la de una sola noche?”
“Eso es duro.” Santana tenía un pensamiento. “Tal vez tengo
miedo de otra Quinn.”

Danielle la miró con curiosidad. “Santana, Quinn no fue una
relación, ella fue un asunto. ¿Estás diciendo que Brittany es un tipo
similar de mujer?”
“No. Dios, no!” La falta de lógica de ese pensamiento la pasmó a
la fuerza. Cayó de nuevo en su posición normal. “Vic, yo creo que
sólo estoy siendo realista acerca de lo que soy. Hay demasiadas
mujeres interesantes en el mundo como para que me establezca con
una sola.” Sin embargo, inmediatamente pensó en Brittany. ¿Puede
haber alguien más interesante que Brittany?
“Vamos, Santana. ¿Eres tan superficial?”
“¿Perdón?”
“Tienes cuánto, treinta y seis, treinta y siete? Cristo, eso es casi
cuarenta años. Las chicas se secan cuando tu te secas.”
“Jesús, lo haces sonar como si estuviera a punto de convertirme
en una vieja pasa seca.” No se ofendió; siempre había confiado en
Danielle para que fuera real con ella. Tal vez no tan real.
Danielle no había terminado. “Santana, ¿qué ves en el espejo
todas las mañanas?”
“¿A qué quieres llegar?” Sabía que Danielle se preocupaba por
ella, y no había sentido en lo que estaba diciendo, pero ella estaba
harta de defenderse.
“¿Quién eres, Santana? No me refiero a Santana la CEO o a Santana
la niña rica que dona millones a la caridad o incluso a la que recibe
todas las chicas. Estoy hablando de Santana la mujer. ¿Quién es ella?”
Santana no respondió. “Yo voy a decirte quién es. Es alguien que tiene
miedo. Miedo de acercarse demasiado a nadie, especialmente a una
mujer, por temor a que pueda comenzar a tener sentimientos por ella y
tenga que confiar en ella. Se esconde detrás de su trabajo y utiliza su
dinero para hacer feliz a la gente cuando debería estar usando su
ingenio, inteligencia y personalidad. Pero no, eso es demasiado
personal, y ella nunca se involucra en algo personal.”
“¿Qué carajo está pasando aquí?” Santana exigió al limite ahora.
“Soy la misma persona que era ayer y el día anterior y el día antes.

¿Ahora, de repente soy superficial y una ramera? Y no olvidemos una
cobarde.” Se detuvo y se obligó a sí misma a hablar con más calma.
“Bueno, déjame decirte algo. He estado en la televisión nacional, me
he puesto de pie en frente de miles de personas y charlado durante
horas sin ningún tipo de notas, negociado millones de dólares de
ofertas e invertido miles de millones de dólares de otras personas.
Confía en mí, Danielle, no tengo miedo.”
“Pero ¿alguna vez le has dicho Te amo a una mujer?” Danielle
habló en voz baja y con calma.
El estómago de Santana se cayó al suelo. Danielle la había
descripto mejor que lo que ella misma podía, e hicieron falta las
palabras de su antigua amiga para ver cuando ella misma no podía.
Una mano suave y cálida cubrió la suya.
“El, tú sabes que te quiero más que nadie sobre la faz de la tierra.
Sí, tú eres la misma persona que eras ayer y el día antes y el día antes.
Y eso es lo que es tan triste. No puedes dejarte llevar para poder crecer
como ser humano, como mujer. Necesitas cambiar eso, Santana, o vas a
estar sola el resto de tu vida.”
“Has conocido a alguien especial. Ella es más que otro juguete
que puedes usar y tirar, y lo sabes. Por favor, El, hazte un favor a ti
misma. No arruines esto.”


Última edición por awong_snix el Vie Feb 20, 2015 7:43 am, editado 2 veces
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:08 am

Capítulo 14  


La mano de Santana tembló cuando tocó el timbre. Ella y Danielle
habían hablado hasta bien entrada la noche y finalmente se había
derrumbado en la habitación de invitados de su amiga. Después de un
desayuno de muffins y café Santana condujo a casa, tomó un baño
caliente, y se quedó dormida bajo el cobertor fresco. Se despertó
fresca y segura de su próximo movimiento. Bueno, casi segura.
Brittany no esperaba a nadie, mientras miraba a través de la
mirilla de seguridad en la puerta de su casa. ¿Santana? Abrió la puerta.
“Hola.” ¿Por qué no puedo pensar en algo más que decir?
Santana cambiaba su peso de un pie a otro. “Sé que no te llamé. Espero
no estar molestándote.”
“No, en absoluto. Por favor entra” Brittany abrió más la puerta
para permitir que Santana entrara.
Santana pasó a través del umbral. “Gracias.” Se detuvo en el
centro de la habitación y se volvió hacia Brittany. “Yo...” No tuvo la
oportunidad de terminar.
“¡Sra. López!” Marley estaba de pie en la puerta de la cocina,
su pelo castaño ondulado ligeramente atado en una coleta.
“Marley, hola. Me alegro de verte de nuevo.” Santana se sintió
ridícula por no llamar primero. Se volvió hacia Brittany. “Lo siento,
no sabía que tenías compañía. No quiero interrumpir su tiempo
juntas.”
Brittany extendió la mano e impidió que Santana se moviera
nuevamente en dirección a la puerta. “No estás molestando. De hecho,
estábamos hablando de ti. Marley tenía la esperanza de poder hablar

contigo de nuevo. ¿Te quedarías a cenar con nosotras?”
“¿Cenar?” Santana estaba haciendo todo lo posible por cambiar su
foco de su misión original a esta nueva cadena de acontecimientos.
“Sí, ya sabes. La comida que comes en la noche, por lo general
seguida de un exquisito postre.” Marley se rió de la broma ligera de
Brittany. “Por favor. No estás interrumpiendo nada. Nos encantaría
tenerte.” Brittany llevó a Santana hacia la otra habitación. “Estábamos
recién empezando en la cocina.”
A los pocos pasos Santana se recuperó y se sintió como la misma
de antes, aunque de hecho, se sentía un poco mareada. “Puedes
cocinar también?”
“Tengo muchos talentos ocultos.”
Los ojos de Santana escanearon el cuerpo de Brittany de pies a
cabeza, deteniéndose durante mucho tiempo en sus pechos. “No puedo
esperar a descubrirlos,” dijo con voz ronca.
Brittany se quedó mirándola fijamente.
“Me has oído bien,” dijo Santana con un brillo peligroso en sus
ojos. “Vamos, me muero de hambre.”
La cena estuvo deliciosa. La conversación fue dominada por
Marley y Santana, y Brittany estaba encantada de que se estuvieran
llevando tan bien. Sería una situación difícil si Santana no respetara su
compromiso con Marley o si a Marley no le gustase Santana.
Afortunadamente, parecía que no tenía de que preocuparse.
Después de la cena, Brittany y Santana limpiaron la cocina,
mientras que Marley terminaba algo de tarea. Pasaron al deck con una
botella de vino después de Marley se acostó. De cara al océano,
sus manos en la barandilla, estuvieron en silencio por un momento. El
resplandor de la luna llena creaba una suavidad en la cara de Brittany
que le quitó a Santana el aliento.
“¿Brittany?” Santana lentamente inclinó la cabeza para besar los
labios que habían estado tentándola durante semanas. Se detuvo a una
fracción de pulgada de entrar en contacto con ellos.
“Sí.” La sangre de Brittany se aceleró y su estómago dio un salto.

Los labios de Santana estaban escasamente a un pelo de distancia de los
suyos. Todo lo que tenía que hacer era cerrar la brecha, pero esperó a
que Santana hiciera esa elección.
“Ven aquí.” Santana atrajo a Brittany a sus brazos y bajó la cabeza
la distancia restante para tomar sus labios. El beso se sintió diferente
esta vez, y por cierto se dio cuenta de que Brittany respondió también.
Después de varios minutos, Brittany se echó hacia atrás para mirar
en los ojos de Santana. Era todo lo que podía hacer para arrastrar sus
ojos de la boca que había sacudido su mundo. “¿Qué estás haciendo?”
“Besándote. Algunas personas incluso van tan lejos como para
llamarlo juegos preliminares.”
“¿Estas segura?”
“Absolutamente,” respondió Santana firmemente. Se besaron
durante varios minutos hasta que Santana se retiró de mala gana. Se
inclinó para que sus frentes se tocaran, mientras ambas luchaban por
respirar. “Sin embargo, por mucho que me gustaría continuar esto,
tienes una invitada. Mejor me voy mientras pueda.”
El corazón de Brittany se disparó al saber que Santana no sería
capaz de dejarla si continuaban. Su excitación era tan intensa que
las bragas ya estaban mojadas con anticipación, y se aferró a Santana
para sostenerse. Tomando una respiración profunda para mantener el
equilibrio, comentó: “Nuestro timing es una mierda.”
Santana sonrió y la besó de nuevo. Esta vez intencionalmente lo
hizo breve, porque si la besaba mucho tiempo, sabía que lo haría
sin parar hasta besar cada centímetro cuadrado del cuerpo que
perseguía sus pensamientos. “Todo lo bueno se hace esperar.”
“Estas implicando que seras buena en ello.” Brittany había
extrañado sus bromas sexuales y las estaba disfrutando ahora.
“Me comprometo a estar en mi mejor comportamiento.” Santana
sostuvo a Brittany con sus manos por la cintura.
Brittany miró con avidez a sus labios. “No es en tu mejor
comportamiento en lo que estoy interesada.” Se mudaron a un beso
más profundo, más largo. Brittany sintió las manos de Santana moverse

por su espalda en una danza sensual.
Trazó besos calientes y húmedos en la cara de Brittany,
deteniéndose para mordisquear un lóbulo delicioso. Brittany jadeó su
placer y apretó con más fuerza el pelo de Santana mientras sus pechos
eran reclamados y Santana besaba el cuello expuesto. Con sonidos
amortiguados Brittany la llamó por su nombre y su pasión se encendió.
Brittany se estremeció con el tacto y se habría caído si no hubiera
estado apoyada en la barandilla del deck. Casi no podía respirar
debido a las sensaciones abrumadoras que estaba experimentando en
los brazos de Santana. Arqueó su espalda para que sus pechos llenaran
completamente las manos de Santana y gimió a su placer. Quitando sus
manos del cabello de Santana, llegó detrás de sí para tirar de la camiseta
por sobre su cabeza. Necesito sentir tus labios sobre mí.
Santana se glorió de la sensación de los pechos de esta mujer en
sus manos, y su dedos se cerraron en torno a dos pezones erguidos.
Oh Dios, ella se siente maravilloso! No supo que fue lo que la trajo de
vuelta a la realidad, pero deslizó sus manos por debajo de la camisa
para cubrir las manos de Brittany, deteniendo su movimiento. Al
mismo tiempo dejó de besar la lisa y suave piel, y levantó la cabeza.
La mirada de ansia en los ojos de Santana disparó justo entre las
piernas de Brittany. Su clítoris palpitaba y rogaba ser tocado, y el
aliento se detuvo en su garganta. Se preguntó si Santana había vuelto a
cambiar de opinión.
Santana leyó la mirada de sus ojos y suavemente la besó. “No, no
voy a dar marcha atrás. Por el contrario, te deseo tanto que apenas
puedo pensar con claridad. Pero tienes compañía, y cuando te haga el
amor te quiero toda para mi.”
Brittany no sabía si podría llegar a estar más excitada de lo que
estaba en ese momento, pero las palabras de Santana la llevaron a un
lugar donde nunca había estado antes. Era incapaz de hablar. Santana
le tomó delicadamente la mano y caminó con ella a través de la casa a
la puerta de entrada. Cuando la abrió, se volvió y le dio un beso rápido
en la mejilla. Esta vez, cuando le dio las buenas noches y cerró la

puerta, Brittany sabía que volvería.
*
La esencia familiar llenó la nariz de Santana cuando Brittany pasó a
su lado. “Te ves genial.? En realidad te ves fabulosa.
Brittany llevaba pantalones azul marino y camisa blanca oxford de
manga larga con cuello con botones. Sus mocasines marrones hacían
juego con su cinturón y usaba un clip en la base del cuello sosteniendo
el cabello lejos de su rostro.
“Gracias.” De repente, sintió que sus nervios se asentaron y se
sintió sorprendentemente tranquila. Había sido una ruina desde que
Santana llamó y la invitó a su casa a cenar.
Santana estaba tan nerviosa que apenas podía comer, y mucho
menos disfrutar del sabor de la cocina servida por uno de los más
finos restaurantes en la ciudad. Cuando Brittany le sonrió, dejó caer el
tenedor y murmuró una disculpa avergonzada. Su incertidumbre sobre
hacia dónde las llevaría esta noche anulaba su confianza. La cena era a
menudo el preludio del sexo, y en algunas ocasiones era una barrera
irritante para su objetivo final. Esta noche, sin embargo, era diferente.
No estaba segura de que quería que la comida terminara, sin embargo,
no podía esperar.
Mientras más nerviosa estaba Santana, más tranquila se volvía
Brittany. Era casi cómico ver la lucha de Santana cuando siempre había
sido tan pulida y sofisticada.
Al término de la comida Brittany se ofreció a ayudar a limpiar el
mesa.
“No, no es necesario. Ruth vendrá en la mañana y limpiará las
cosas.”
“¿Ruth?”
“Mi ama de llaves,” aclaró Santana. “En realidad, es más un
elemento de la familia que una criada. Ella ha trabajado para mi
familia probablemente por veinticinco años. No puedo comer

zanahorias sin recordar a Ruth amenazando con que si no lo hacía
tendría que usar anteojos.”
Se llevaron una botella de vino a la terraza y pusieron dos
sillas del patio juntas, luego se hundieron en los cojines de felpa. El
aire era frío y la noche clara. Miles de estrellas brillaban como
pequeños diamantes sobre ellas. Las casas vecinas estaban lo
suficientemente lejos como para ser puntos de luz a su izquierda y
derecha. Santana le alcanzó a Brittany una copa de merlot y dejó la
botella sobre la mesa entre ellas. El vino caliente la relajaba, e inclinó
la cabeza hacia atrás para mirar el cielo. A su lado, Santana estaba
inquieta y Brittany se preguntó si había cambiado de opinión acerca de
la dirección de su relación. Apenas la había mirado en toda la noche y
no había hecho ningún movimiento para tocarla. La noche, sin duda,
no había continuado en el punto en que lo habían dejado la última vez.
“Santana, ¿hay algo que te molesta?”
Santana se quedó en silencio brevemente, se sentó en el borde de
lo que parecía una caída libre, luego respiró hondo e hizo la
inmersión. “Si no te toco pronto voy a explotar.”
Brittany dejó el vaso sobre la mesa. El corazón le latía a doble
tiempo y su respiración era poco profunda, pero estaba increíblemente
tranquila. “Entonces hazlo.”
Santana se estiró y tocó la cara de Brittany suavemente. Sus dedos
trazaron los labios que la estaban invitando, y la expresión de los ojos
de Brittany le quitó el aliento. Liberó el clip que sostenía el cabello de
Brittany. Hebras de cabello cayeron a través de sus dedos como cintas
de oro suave. Santana tiró de ella hacia delante y la besó tiernamente. El
beso continuó en su dulzura a pesar de que el cuerpo de Santana le
ordenaba violar a la mujer en sus brazos. Quería saborear este
momento, y descubrió que no podía tener lo suficiente de los suaves
labios que respondían a los suyos. Los brazos de Brittany rodearon su
cuello y al mismo tiempo empujó a Santana contra la barandilla. El
movimiento agresivo encendido su pasión más allá de los límites de la
moderación.

Sin decir palabra, tomó la mano de Brittany y la condujo por el
pasillo hasta el dormitorio. Se detuvo justo en el interior de la
habitación y la besó de nuevo. Los labios de Brittany estaban ansiosos
y mordisquearon una respuesta. Antes de perder totalmente el control,
Santana se apartó y encendió la luz próxima a la cama. Un suave
resplandor bañó la habitación. “¿Está bien?”
Brittany se tragó el nudo en la garganta. “Sí.”
“¿Tienes miedo?”
Dios, apenas puedo respirar. “Sí y no. Pero estoy contigo, y
te deseo.”
Los ojos de Santana buscaron con avidez la cara de Brittany
mientras con suavidad cubrió su barbilla. “Eres tan hermosa.”
A medida que sus labios se encontraron, Brittany envolvió sus
brazos en el cuello de Santana y sus lenguas comenzaron la danza del
deseo. No estaba segura de cuál de las dos gemía, porque estaba
totalmente concentrada en el beso que la consumía. Necesitaba sentir
los labios de Santana en su cuerpo y se apartó de mala gana, lo que
indicaba su deseo.
Los labios de Santana se movieron sobre la fina piel. Besó su
camino a la apertura de la camisa de Brittany, moviendo sus manos
lentamente acariciando su espalda hasta cubrir sus pechos. Brittany
gimió con el contacto y Santana continuó con sus besos, y lentamente
comenzó a desabrochar la camisa. Al abrir cada botón besaba la piel
expuesta en el tenso estómago, sintiendo los músculos estremecerse
debajo de sus labios. Besó su camino de regreso al cuello de Brittany y
la mordió en un hombro, ahora desnudo al caer la camisa al suelo. Los
pechos de Brittany estaban todavía escondidos por su sostén, y Santana
remontó su lengua a lo largo del perímetro de seda, volviendo a besar
los labios de Brittany mientras abría el cierre delantero del sujetador.
Brittany se sacudió en Santana cuando sus pechos fueron liberados y se
derramaron en las manos de Santana.
Brittany estaba casi superada con el placer y sus rodillas se
volvieron débiles cuando Santana tomó un pezón en la boca. Dios, la

última vez que estuviste en esta situación dijiste algo que echó agua
fría a esta pasión. No digas una palabra. Rápidamente tiro de la
camisa de Santana fuera del pantalón. Cuando buscó bajo la tela, Santana
saltó, y la respuesta a su contacto hizo que el corazón de Brittany se
disparara. Exploró la carne dura, suave, con ambas manos y Santana
se alejó de ella un poco, un instante antes de que el botón de su
pantalón se abriera.
Brittany la animó de la única manera que sabía, con su cuerpo y
sus manos, y pronto su cremallera se deslizaba hacia abajo. Los dedos
de Santana se movieron dentro de sus pantalones y presionaron
ligeramente entre sus piernas. A través del rugido de su propio placer
en sus oídos Brittany trabajó sus manos lentamente a lo largo del
estómago de Santana a sus pechos hasta que Santana gimió y aumentó la
presión de sus dedos en la entrepierna de Brittany.
Brittany arrastró la boca de los labios que seguían devorándola.
“¿Santana?”
La pasión de Santana se enardeció al oír el sonido sin aliento de su
nombre.
“¿Hmm...?” Acarició con la nariz el cuello de Brittany.
“Creo que no puedo sostenerme más.”
Santana sonrió contra su cuello. “Entonces tal vez mejor nos
recostamos.”
Sus miradas se encontraron mientras Santana buscó detrás de ellas
y sacó el cobertor sobre la cama king-size. Recostó a Brittany sobre las
sábanas almidonadas y Brittany la atrajo hacia abajo, asegurándose de
que su contacto fuese completo. Santana se volvió rápidamente a los
pechos que estaban rogando por su atención, y lo que empezó como
besos de mariposa, rápidamente se volvió más profundo cuando sus
labios y su lengua no podían tener lo suficiente.
La sensación era tan exquisita que Brittany agarró la sábana
con ambas manos. Se quedó sin aliento en la garganta mientras Santana
besaba su camino hasta la parte superior de sus pantalones. Santana
levantó la boca el tiempo suficiente para deslizarlos hacia abajo sobre

las caderas de Brittany y tirarlos al piso. Esta vez, volvió a trazar un
patrón desde la parte superior de las piernas de Brittany hasta la parte
inferior de sus pies, haciéndole suavemente cosquillas en los dedos del
pie. Sus manos se unieron al viaje de regreso y se instalaron en el
triángulo húmedo entre los muslos de Brittany, la última barrera a su
placer. Poco a poco retiró los boxeadores de seda y se echó hacia atrás
sobre sus talones para mirar a Brittany con asombro.
“Eres tan hermosa,” dijo y se inclinó sobre ella para besarla,
en esta ocasión evitando que sus cuerpos se tocaran.
¡Tu me estas torturando! Brittany no pudo aguantar más y aflojó
sus manos y tiró de la camisa de Santana por sobre su cabeza. Santana no
tenía sujetador, y Brittany sintió rápidamente la piel tocando la piel.
Santo Jesús. Exploró la carne bajo sus dedos mientras Santana
reanudaba sus besos. Sus manos encontraron material rígido y ella no
fue capaz de ahogarlo, “Quítate la ropa. Quiero sentir todo de ti”
Santana se quedó inmóvil, completamente superada por el deseo.
Poco a poco se levantó y se quitó los pantalones, sin apartar sus ojos
de los de Brittany. Cuando estuvo completamente desnuda, dudó en
silencio, indicándole a Brittany que era su decisión seguir adelante.
No había vuelta atrás, y ni siquiera considerándolo, Brittany llegó
a Santana, atrayéndola hacia abajo para que el cuerpo de Santana cubriera
por completo el suyo.
Santana lanzó un suspiro de placer. Poco a poco, vé poco a poco.
Quería prolongar las sensaciones durante el tiempo que pudiera y
hacer que esto fuera tan maravilloso para Brittany como lo era para
ella. Los dedos de Brittany estaban en su cabello.
“Tu te sientes tan bien,” dijo Brittany maravillada.
Santana sonrió y acarició suavemente las mejillas de Brittany con la
parte posterior de sus dedos. “Esto es sólo el principio.” La besó de
nuevo. ¿Alguna vez voy a tener suficiente de esta boca? Moviéndose
hacia abajo tomó un pecho en su boca y suavemente mordió el pezón.
Por debajo de ella, Brittany arqueó la espalda y gimió enérgicamente.
Santana continuó su banquete en el pecho mientras deslizaba sus manos

por el estómago y las caderas de Brittany, acariciando siempre tan
cerca de la calidez que la esperaba. Se detuvo en el interior de sus
muslos y llegó agonizantemente cerca del clítoris, a la espera de ser
invitada. Brittany levantó sus caderas en anticipación, y Santana detuvo
su mano sólo a una fracción del clítoris de Brittany y la miró a los ojos.
El fuego que Brittany vio reflejaba el suyo propio y no dejaba
ninguna duda en cuanto a lo que deseaba su pareja. Movió su mano de
la espalda de Santana y la hizo correr lentamente por su brazo, sintiendo
los músculos de Santana responder. Colocó su mano sobre la de Santana
y la llevó a su clítoris. Oh, Dios, por favor, tócame. Al primer
contacto, cerró los ojos y gimió con placer.
¡Oh dulce Jesús! Santana se quedó sin aliento al sentir el cálido,
centro de humedad de la mujer debajo de ella. Exploró poco a poco
con sus dedos mientras besaba suavemente a Brittany, sus lenguas
expresando su deseo mutuo. Brittany comenzó a moverse rítmicamente
por debajo de ella y sus caderas empezaron a empujar. Santana
respondió al tempo a la creciente ola de deseo de Brittany. Lenta, muy
lentamente. Quiero que esto dure para siempre.
El tacto de la mano de Santana sobre ella era más que lo que
Brittany podía soportar, y enterró su rostro en el cuello de Santana,
arqueando su cuerpo lejos de la cama, mientras llegaba al clímax en la
mano de Santana. Explotaron luces detrás de sus ojos y se olvidó de
respirar mientras sacudida tras sacudida atormentaba su cuerpo.
Cabalgando una sensación de euforia que nunca había imaginado,
Brittany temblaba incontrolablemente. Santana seguía acariciándola
cuando los espasmos la alcanzaron por segunda vez, apretándola y
susurrando suaves palabras de cariño.
“Shh, esta bien. Esta bien. Sólo disfrútalo.” Relajó sus caricias
y atrajo a Brittany hacia ella. Las manos de Brittany todavía estaban en
su pelo, y a medida que aflojaba su dominio, Santana levantó la cabeza
y miró a la mujer a la que acababa de hacer el amor. Los ojos de
Brittany estaban cerrados y tenía absoluto placer impreso en su cara,
era la más bella mujer que Santana había visto nunca. Una capa de

sudor cubría su cuello y atrajo los labios de Santana una vez más.
Mientras besaba y lamía la piel sensible, comenzó a acariciarla de
nuevo. Brittany inmediatamente levantó las caderas en respuesta.
Santana rápidamente cambió de posición y reemplazó su mano con
el primer contacto tentativo de sus labios. Brittany se quedó sin aliento,
y su cabeza comenzó a flotar mientras Santana lentamente utilizaba su
lengua para explorar cada centímetro de ella.
“Oh, Dios, Santana.”
Santana cubrió con sus manos el culo firme de la mujer que estaba
disfrutando plenamente. Levantó a Brittany ligeramente para permitir
un mayor acceso y abrió sus ojos, esta vez quería ver como Brittany
llegaba a su clímax. El clítoris por debajo de su lengua se volvió duro
y Brittany se apoderó de las sábanas con las dos manos, retorciéndose
en la cama. Se vino con una mayor intensidad que antes, y Santana casi
llegó a su clímax al ver esta hermosa mujer temblar de deseo.
Mientras Brittany bajaba de su orgasmo, Santana desaceleró su
lengua, saboreando los jugos que fluían libremente. Respirando con
dificultad, Brittany se quedaba sin aliento cada vez que la lengua de
Santana se deslizaba ligeramente por encima de su clítoris. Finalmente
Santana dejó el lugar cálido, fragante y rodó sobre su espalda, teniendo
a Brittany en sus brazos y acunándola mientras las secuelas de su
orgasmo abandonaban su cuerpo. Brittany se acomodó como si
siempre hubiera estado allí. Santana se agachó y tiró de la sábana
para cubrirse los dos. Acarició suavemente la espalda de Brittany y
alejó los mechones de pelo húmedo de la cara.
“¿Estás bien?” -preguntó en voz baja.
Le tomó varios minutos a Brittany recuperar el aliento y pensar
claramente de nuevo. Nunca había imaginado el exquisito placer que
acababa de experimentar. De hecho, nunca había tenido orgasmos
múltiples.
“No estoy segura,” -dijo con una débil sonrisa. “Me siento como
si acabara de morir y hubiese ido al cielo.”Movió el brazo para rodear
la cintura de Santana y apoyó la pierna por encima de los muslos duros

de Santana.
“Puedo decir honestamente que estás muy viva.” Santana se rió y
besó la parte superior de la cabeza de Brittany.
“Dios, mas que nunca. Eso fue increíble.”
Las mujeres yacieron en silencio durante varios minutos, y
Santana estaba contenta simplemente con sostener a Brittany y sentir su
cuerpo caliente contra el suyo. A pesar de que su propio cuerpo estaba
ardiendo en deseo, dejaría que Brittany marcara el ritmo de este lado de
su unión.
Brittany no se había dormido, y su mente se devanaba con
pensamientos de la mujer que la abrazaba. Fue tan delicada. De
pronto, experimentó un deseo irresistible de tocar a la mujer que le
había dado tanto placer. Tentativamente movió su mano sobre el
estómago de Santana en una suave caricia. Los músculos bajo
sus dedos se estremecieron y Santana la sostuvo con más fuerza. Así
que esto es lo que siente que una mujer responda a tu tacto. Es
maravilloso. Sintiéndose facultada por la respuesta de Santana a su
caricia, Brittany trasladó su mano sobre el estómago tenso, acercándose
al pecho, donde descansaba su cabeza. Se dio cuenta de que la
respiración de Santana era poco profunda y su cuerpo se arrebataba.
“¿Santana?” -preguntó tímidamente.
“¿Hmm...?” La mano errante de Brittany comenzaba a volverla
loca. Cuando ella no continuó después de unos momentos, Santana
tiró de ella encima de sí. Dios, se siente bien tenerte allí. “¿Qué pasa,
Brittany?” -preguntó ella, quitándose el pelo de la cara.
Brittany vaciló, incapaz de pronunciar las palabras. Santana miró
suavemente en sus ojos, lo que le dio la fuerza para decir, “No sé qué
hacer.” Apartó sus ojos de los de Santana. Suponía que lo que había
sucedido había sido una lección, pero ¿cómo podía estar segura de que
Santana disfrutaría de las mismas cosas? “Me siento tan inadecuada. Me
siento como si fuera una virgen de dieciséis años de edad, de nuevo.”
Santana levantó la barbilla de Brittany con sus dedos, atrayendo
sus ojos a los suyos de nuevo. “Escucha con tus sentidos. Escucha con

todos tus sentidos.” Las manos de Santana se movieron sobre la espalda
de Brittany de nuevo mientras ella continuaba. “Escucha con tus ojos y
tus oídos. Escucha con tu sentido del tacto y del olfato para escuchar
lo que tu amante te está diciendo.” La besó con suavidad. “Brittany,
cualquier cosa que hagas me va a dar placer.” Sólo hazlo ahora!
Brittany estaba abrumada con el deseo una vez más. Bajó la
cabeza y besó los labios que recientemente le habían dado placer. A
medida que sus lenguas se encontraron, se sintió urgida por el deseo
de tocar y saborear cada centímetro de Santana y arrastró su boca lejos,
besando el cuello de Santana, sus manos se volvieron audaces en sus
andanzas. Santana respondió con un gemido y empezó a moverse con
ella.
Lo he oído.
Brittany capturó el pezón de Santana con su boca, y las manos de
Santana fueron a su cabello y la atrajo hacia sí. Brittany sintió el calor
y la humedad del deseo de Santana mientras se empujaba contra el
muslo de Brittany.
Sentí eso.
Se deleitó con el sabor y la sensación del otro pecho de Santana, y
deslizó su mano por el estómago apretado para quedarse entre los
muslos de Santana. Movió sus dedos muy ligeramente y Santana arqueó
su espalda mientras gemía. “Oh Dios.”
Lo he oído.
“Estas tan caliente.” Brittany estaba conmocionada mientras sus
dedos se movían libremente a través de la superficie de esta mujer, y
luego con delicadeza localizó su clítoris. Sintiéndose audaz, Brittany
preguntó entre beso y beso en el pecho, “¿Te gusta eso?”
“Oh, definitivamente me gusta,” gruñó Santana, recuperando su
respiración. Segundos después, Brittany la tocó de nuevo y la voz de
Santana se llenó de deseo, “Si sigues haciendo eso sabrás exactamente
lo mucho que me gusta.”
Brittany sonrió y su corazón hinchó sabiendo que le estaba dando
placer a Santana, cuya respiración venía ahora en rápidos jadeos y su

cuerpo se movía al ritmo de la exploración de los dedos de Brittany.
Queriendo dar tanto placer como había recibido, Brittany desaceleró su
mano y ubicó su cuerpo entre las piernas de Santana. Se maravilló de la
mujer expuesta delante de ella. Un delicioso aroma la empujó hacia
adelante, y tocó suavemente con su lengua la superficie de color rojo
brillante.
Santana se quedó sin aliento otra vez. Brittany la exploró
totalmente, detectando el inminente climax de Santana.
Te he oído. No voy a parar.
De repente, Santana se arqueó hacia arriba mientras se montaba en
la cresta del deseo. “Oh, Dios, Brittany”
Brittany llegó a su clímax una vez más, simplemente con el
sonido de su placer. Poco a poco volvió a la tierra y descansó su
cabeza sobre el muslo de Santana, bebiendo de las vistas, sonidos y
olores de su amante. Mi amante. Sólo el pensamiento de esa frase hizo
que su sangre se levantara nuevo.
“Ven aquí,” exhortó Santana con voz temblorosa.
“No quiero dejar este hermoso lugar,” protestó Brittany, tocando
suavemente la carne brillante una vez más.
Con un fuerte jadeo, Santana calmó la mano. “No te preocupes.
Definitivamente puedes ir allí de nuevo. Ven aquí. Quiero abrazarte.”
Se dio unas palmaditas en el pecho para indicar dónde quería que
estuviera Brittany.
Brittany se trasladó sobre el cuerpo caliente y se instaló en los
brazos de Santana una vez más.
“Eso fue maravilloso.”
“Me alegra que te haya gustado.” Brittany estaba llena de asombro
por su capacidad para complacer a la mujer que la sostenía en sus
brazos.
“Ah, sí, me gustó. Me gustó mucho.” Santana atrajo a Brittany más
cerca, amando la sensación de sus cuerpos fundidos juntos. Tomó
varios minutos que su corazón volviera a su ritmo normal y su
cabeza se despejara. “¿Estás bien?” -preguntó. Instintivamente sabía la

respuesta, pero tenía que oírlo. Sintió la sonrisa de Brittany mientras su
aliento cálido le acariciaba el pecho.
“Sí. En realidad, estoy más que bien. Estoy tan bien que quiero
hacerlo de nuevo.” Brittany pudo oír el corazón de Santana acelerarse de
inmediato en respuesta.
Santana rodó encima de ella, con un brillo travieso en sus ojos. “Es
lo mejor de estar con una mujer. Puedes hacerlo toda la noche.” Bajó
la cabeza, saboreando su propia pasión en los labios que comenzó a
besar de nuevo.
De repente, Santana estaba en todas partes. Brittany sintió manos
sobre su cuerpo en lugares que en los que ella no sabía que podía
sentir un placer tan exquisito. Santana trató de controlar su deseo, pero
sus sentidos se tambalearon cuando Brittany respondió una vez más,
esta vez sin inhibiciones. Santana quemó un recorrido con sus labios a
través de su rostro y de la piel suave y cremosa de su garganta.
“Oh, Dios, Santana, eso se siente maravilloso,” gimió Brittany
cuando la boca de Santana se trasladó a reclamar su pezón erecto.
Brittany movió sus piernas para presionar contra el muslo de Santana.
Cualquiera que fuera el control que le quedaba a Santana desapareció
cuando Brittany dijo con voz áspera, “Tócame.”
Santana pasó a llevar su mano hasta el lugar deseado, y Brittany
respondió con un gemido de placer que de nuevo se llevó toda la
razón de su mente. Santana se trasladó del pecho que estaba devorando
a la boca de la que no podía tener suficiente. Al tacto de sus labios
deslizó un dedo en el canal caliente de Brittany y Brittany respondió de
inmediato, abriendo las piernas para conceder un mayor acceso. Santana
lentamente sacó su dedo y suavemente circundó la tierna carne del
clítoris de su amante. Volvió a entrar con dos dedos y Brittany aplastó
sus labios a ella.
Brittany se sacudía al ritmo de los empujes de Santana. Nunca había
sentido su mente y su cuerpo tan sincronizados, y a la vez tan fuera de
control. La mujer acariciando su cuerpo parecía saber exactamente lo
que su cuerpo necesita aun cuando ella no lo sabía. Los dedos de

Santana continuaron sus arremetidas, el pulgar moviéndose en círculos
alrededor de su clítoris. Con la presión renovada, Brittany explotó con
enormes espasmos, arrancando sus labios de los de Santana y
escondiendo la cara en el cuello de la mujer llegando a su clímax junto
con ella.
Yacieron desgastadas entonces, su respiración volviéndose cada
vez más pareja mientras pasaban los minutos. Santana salió de Brittany,
causando un gemido. “Shh,” dijo con suavidad y atrajo a Brittany a su
corazón. Mientras su cuerpo se tranquilizaba, cálido y saciado, Santana
se dio cuenta de que la mujer en sus brazos se había quedado dormida.
Alargó la mano, apagó la luz, y tiró del cobertor para que las cubriera
a las dos.


___________________________________________________________________________

En la noche estara el final despues de glee 6x08 y como dije antes si quieren una ultima historia para esperar al final y la ultima aparicion de unos 30 seg de Brittana digando y subire la mejor historia que tenga


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:09 am

Este espacio queda vacio ya acomode la historia una disculpa


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:11 am

Igual queda vacio por el error al subir


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:11 am

Este queda igual vacio pero aprovechando les dejo los links de mis otras adaptaciones que ya solo les falta el final:

Solo dar click en la descipcion y los envia

Existence (que  pasa si la muerte se enamora de ti )


35 jovenes que pelean por ser la prometida de la princesa Brittany. Podra Santana conquistarla


Un error, una coincidencia, el destino o talvez la respuest a lo que mal empieza mal acaba o simplemente el cuento de hadas que Brittany soño un caballero de radiante armadura dispuesto a darle todo



Un matrimonio por conveniencia o amor verdadero Santan se pregunta que hizo Brittany para que se pregnte eso



Una mujer hermosa le pide a Santana que si la quiere  ella estara esperando


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:13 am

Este queda igual vacio pero aprovechando les dejo los links de mis otras adaptaciones que ya solo les falta el final:

Existence (que pasa si la muerte se enamora de ti )


35 jovenes que pelean por ser la prometida de la princesa Brittany. Podra Santana conquistarla


Un error, una coincidencia, el destino o talvez la respuest a lo que mal empieza mal acaba o simplemente el cuento de hadas que Brittany soño un caballero de radiante armadura dispuesto a darle todo



Un matrimonio por conveniencia o amor verdadero Santan se pregunta que hizo Brittany para que se pregnte eso



Una mujer hermosa le pide a Santana que si la quiere ella estara esperando


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Jue Feb 19, 2015 3:14 am

Este queda igual vacio pero aprovechando les dejo los links de mis otras adaptaciones que ya solo les falta el final:

Existence (que pasa si la muerte se enamora de ti )


35 jovenes que pelean por ser la prometida de la princesa Brittany. Podra Santana conquistarla


Un error, una coincidencia, el destino o talvez la respuest a lo que mal empieza mal acaba o simplemente el cuento de hadas que Brittany soño un caballero de radiante armadura dispuesto a darle todo



Un matrimonio por conveniencia o amor verdadero Santan se pregunta que hizo Brittany para que se pregnte eso



Una mujer hermosa le pide a Santana que si la quiere ella estara esperando


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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por 3:) Jue Feb 19, 2015 12:36 pm

holap,...

a san se le fue todo de las manos,...
ahora que de verdad la ama,.. britt ya no quiere nada con ella,.
a ver que llega a hacer para que britt la pueda perdonar!!!

nos vwmos!!!
3:)
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-*-*-*
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Vie Feb 20, 2015 7:11 am

3:) escribió:holap,...

a san se le fue todo de las manos,...
ahora que de verdad la ama,.. britt ya no quiere nada con ella,.
a ver que llega a hacer para que britt la pueda perdonar!!!

nos vwmos!!!


HOLA


Un error me acabo de percatar me equivoque al subir los capítulos esta pertenece a otra historia a la de buenos negocios no a la ven a buscarme uan disculpa lo voy a corregir
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por lovebrittana95 Jue Feb 26, 2015 12:13 pm

hola muuuy buenos caps, me gusta el camino que esta tomando la historia, que bueno que hayas regresado a actualizar todas tus historias y espero que puedas actualizar pronto esta y tus otras historias que también me gustan mucho.Saludos
lovebrittana95
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Vie Mar 20, 2015 7:31 pm


Capítulo Quince



Cuando Brittany se despertó, todavía estaba oscuro y sintió calor
en su espalda y una respiración en su oído. Momentáneamente
sorprendida, se tensó y luego se acomodó en el calor del abrazo de
Santana. Santana la atrajo más cerca, acariciándole el cuello y
cubriéndole el pecho con su mano, y Brittany yació despierta pensando
que su vida nunca sería la misma de nuevo. Por ello, estaba
agradecida; un ser completamente nuevo había surgido en los brazos
de esta mujer poderosa, generosa. Comenzó a moverse cuando la
necesidad de hacerse cargo de algunos asuntos personales fue mayor
que su deseo de permanecer en los brazos de Santana.
“Vuelvo enseguida,” -susurró-. Terminó en el cuarto de baño,
hizo un rápido desvío a la cocina, y en silencio volvió a la cama,
acurrucándose junto a Santana y cayendo dormida al instante en el
cálido capullo.
Brittany se despertó más tarde sintiendo las manos de Santana
moviéndose por su cuerpo con caricias suaves, dulces, mientras que
sus labios cálidos mordisqueaban su cuello. Aún medio dormida,
sintió que se caía cuando Santana la dio vuelta y se puso sobre ella. Se
despertó completamente cuando la lengua de Santana la tocó y llegó
rápido al orgasmo con el sol apenas asomándose en el horizonte.
“Buenos días.” Santana le colocó un ligero beso en los labios
mientras Brittany contenía la respiración.
“Mmm, sí, lo es,” Brittany estuvo de acuerdo, invitando a su
amante a acercarse. Antes de que su beso se volviera apasionado de
nuevo, se apartó y dijo: “Yo no soy normalmente una persona

mañanera.”
Santana miró a los ojos que estaban llenos del resplandor de
después de hacer el amor. “Pudiste haberme engañado.”
“Debe ser la compañía que he estado teniendo últimamente.”
Brittany le hizo cosquillas a Santana en el estómago.
Un perro del vecino ladraba, señalando el comienzo de otro día.
Santana ofreció, “¿Café?”
“Más tarde,” dijo Brittany mientras empujaba a Santana sobre su
espalda y se sentaba a horcajadas sobre sus muslos.
Más audaz y segura de lo que había estado la noche anterior,
exploró el cuerpo de Santana, disfrutando de su belleza a la luz de las
primeras horas del día. Vio como la carne de Santana reaccionaba a su
contacto y cómo su pecho subía y bajaba con cada respiración
profunda. Se quedó hipnotizada cuando vio los ojos de Santana
cristalizarse cuando sus dedos entraron y le acarició el clítoris. Santana
tenía razón cuando había hablado acerca de cómo los sentidos te
cuentan la historia de la pasión de tu amante. Las vistas y sonidos de
Santana llegando al climax bajo sus caricias eran abrumadoras.
Brittany estaba más feliz de lo que había estado nunca cuando
salió de la cama después de otro clímax. Músculos que nunca supo
que tenía le hablaron. Entró en el cuarto de baño, se lavó la cara y se
miró en el espejo. Su reflejo le mostró a la misma mujer con los ojos
claros y el pelo que definitivamente necesitaba una visita al salón de
belleza, pero no reflejaba el cambio que ahora sentía en su interior.
Vio a Santana aproximándose por detrás mientras ponía sus brazos
alrededor de ella, mirando por encima de su hombro.
“¿Qué ves?”
“Una mujer distinta” respondió Brittany con calma.
Santana frunció el ceño. “Me gustaba tal como era.”
Brittany miró profundamente a los ojos de color marrón en el
espejo. “Creo que que te gustará mas esta.” Se dio la vuelta en los
brazos de Santana y la besó.
Después de un momento Santana se apartó y le preguntó: “¿Lo

prometes?”
“Voy a hacer mi mejor esfuerzo.”
“Bueno, ya sabes la única manera de ser bueno en algo es la
práctica, práctica, práctica.” Mientras decía cada una de las tres
últimas palabras, inclinó la cabeza y besó suavemente a Brittany.
Sus besos se inflamaron de deseo una vez más y Brittany sintió
que la estaban levantando. Lo siguiente que supo, fue a segundos
del orgasmo mientras la boca de Santana hacía su magia. “Oh,
Dios, Santana,” -exclamó mientras estallaban cohetes detrás de sus
párpados cerrados.
Le tomó varios minutos comprender lo que había pasado, y
mientras Santana la alejaba suavemente de la mesada del baño,
Brittany fluyó en sus brazos. Movió sus manos hacia abajo por la
espalda de Santana y le tomó el trasero. Mientras lo apretaba, le gruñó,
“Estoy definitivamente despierta ahora,” y empujó a Santana de nuevo
al dormitorio.
Una hora más tarde, tumbada cómodamente en los brazos de
Santana, Brittany dijo: “Ahora necesito café.”
Santana se quejó con fingida decepción y miró hacia abajo la
suave carne bronceada de la mujer en sus brazos. A regañadientes se
levantó de la cama. “Por mucho que odie ocultar este hermoso cuerpo,
no confío en mí misma.” Le entregó a Brittany una túnica del armario y
se puso un par de calzoncillos y una vieja camiseta. Besándola una
vez más, tomó su mano y la llevó a la cocina.
Brittany sonrió con timidez cuando Santana se inclinó hacia delante
a través de la mesada mientras tomaba un sorbo de café unos minutos
más tarde y le dijo: “A riesgo de repetirme a mí misma, eres tan
hermosa.”
Brittany se ruborizó. “Repentinamente me siento tímida y no
tengo ni idea de por qué.” Hizo una pausa. “Es un poco tonto después
de lo que hicimos durante toda la noche.”
Santana se inclinó sobre la mesa y le tomó la mano. “No es tonto
en absoluto. De hecho, creo que es bastante encantador. Es refrescante

ver a alguien impresionada de algo. Rara vez se ve eso.”
“Sí, bueno, puede desaparecer en cualquier momento a partir de
ahora” dijo desconcertada. Había estado en la misma situación de la
“mañana después” antes con hombres y nunca se había sentido tan
torpe como se sentía en estos momentos.
Santana dejó la taza y tiró de Brittany lejos de su silla y a su regazo.
“Espero que nunca se vaya.” Le besó suavemente los labios
entreabiertos. Al instante, el beso encendió la pasión, y Santana desató
el nudo en la bata azul. Puso sus manos dentro y capturó los pechos de
Brittany, haciendo que se arqueara en las manos que la acariciaban.
Santana arrastró su boca y tomó un pezón erecto en su boca. “Oh, Dios,
Santana.” Se quejó Brittany. “Me vuelves loca cuando haces eso.”
Santana movió su boca a una fracción de pulgada de distancia de
del pecho incitante. “Y me vuelve loca cuando haces eso,” respondió
cuando Brittany enredó sus dedos en su pelo y tiró de ella más fuerte
contra su pecho. Con el deseo latiendo entre sus piernas, se levantó y
tiró de Brittany de nuevo al dormitorio. No hubo quejas de Brittany
cuando Santana la tomó rápido y duro. Mientras Brittany montaba su
muslo, Santana dijo, “Tócame,” y Brittany de inmediato hizo lo que se le
pedía. En el momento en que sus dedos tocaron el centro cálido y
húmedo de Santana, ambas se estremecieron en un orgasmo.
Su respiración volvió lentamente a la normalidad mientras las
dos mujeres yacían deshechas en los brazos una de la otra. Santana
lanzó un suspiro. “No puedo creer que esté diciendo esto, pero tengo
que llegar a la oficina.”
“¿Tu qué?” Brittany se sentó, incrédula.
“Tengo una reunión de junta hoy que, de ninguna manera, puedo
perderme. Si hubiera tenido la menor idea de que despertaría contigo
en mis brazos esta mañana, la habría cancelado.”
“Bueno. No tengo absolutamente nada en mi calendario esta
mañana, por lo que date prisa y yo estaré aquí, durmiendo, en esta
cálida y suave, cama que huele a sexo.” Brittany se recostó y se quejó
suavemente mientras se estiraba en la cama de lujo.

Santana se dio cuenta de que Brittany se burlaba de ella. “¿Cómo
lograste eso?” Sabía lo difícil que era obtener una mañana completa
sin compromisos.
“Llamé a Michelle y le dije que había surgido algo y que volviera
a programar todo lo que tenía esta mañana” , dijo, orgullosa de sí
misma.
“¿Cuándo hiciste eso?” Bueno, bueno, bueno.
“Esta mañana cuando me levanté para ir al baño.”
“Tú perra!” exclamó Santana, sentándose y haciéndole cosquillas.
“No es justo!”
“Un buen abogado siempre sabe su próximo movimiento,” dijo
Brittany entre risas.
Santana se inclinó y la besó. “Ciertamente sé cuál es mi próximo
movimiento,” dijo mientras se movía encima de ella una vez más.
Cuando Brittany estuvo totalmente excitada, Santana saltó de la
cama. “Oops, mejor empiezo a prepararme.” Al moverse hacia el
cuarto de baño, miró por encima de su hombro para ver la expresión
de asombro en la cara de Brittany.
Santana todavía estaba riéndose cuando entró en la ducha. Se
estaba lavando el pelo cuando sintió una corriente de aire y luego las
manos de Brittany sobre ella. Pudo sentir rizos apretados que
empujaban contra sus nalgas mientras Brittany buscaba a su alrededor y
largos y delgados dedos entraban en ella. Todavía estaba mojada por el
encuentro en la cama unos minutos atrás, y sus rodillas se doblaron
cuando Brittany dijo: “La venganza es el infierno.”
Brittany tenía la intención de dejar a Santana tan excitada como lo
había estado ella, pero cuando Santana llegó a ese punto, ella estaba
totalmente superada por el deseo y no habría podido parar, incluso si
hubiera querido.
Santana jadeó y colocó ambas manos contra la pared de la ducha,
el agua caía en cascada sobre su espalda. A través de su bruma, sabía
que Brittany se estaba tocando con el mismo ritmo con que la estaba
tocando a ella. Ese conocimiento acrecentó su excitación y dijo, “Eso

es, justo ahí,” alentando a Brittany a continuar. Mientras se venía gritó
y su voz fue ahogada por el grito simultáneo de Brittany.
Después de que se restablecieron, Brittany tomó el jabón y lavó a
Santana. Inspeccionó cada centímetro cuadrado del cuerpo que la
excitaba, con su pasión aumentando de nuevo. Se había duchado con
otros amantes, pero con ninguno con la intimidad que sentía ahora con
Santana. Antes de llegar al punto de no retorno, enjuagó a su nueva
amante y apagó el agua.
*
“¿Qué estás haciendo?” Santana dejó caer su maletín en sus
escritorio y se sentó con su teléfono celular acunado en su oído.
El corazón de Brittany se aceleró con el sonido ronco de la voz en
el otro extremo de la línea. “Estoy recostada aquí, en tu cama,
pensando en ti.” Había visto a Santana vestirse para su día en la oficina
y había disfrutado profundamente atestiguar la transformación de
amante apasionada a respetada mujer de negocios. En realidad, cuanto
más pensaba en ello, más excitada se ponía.
“¿En serio?” Santana se recostó en su silla, sosteniendo el teléfono
como si fuera Brittany.
“Sí, en serio. ¿Qué estás haciendo tú?”
Santana sacudió la cabeza y sonrió. “Pensando en ti.” Un calor se
difundió a través de su cuerpo con el pensamiento.
Brittany se recostó en la almohada que Santana había utilizado las
pocas horas que durmió. “Tu probablemente sabes esto, pero eres una
amante increíble.”
Oh, Dios mío. El calor se había instalado en el lugar directamente
entre sus piernas que estaba sobre-calentado ya. “No deberías decir
cosas como esa.”
“¿Por qué no?” preguntó Brittany.
“Permítanme expresarlo de otro modo. No deberías decir cosas
como esa cuando tengo que pasar el resto del día en una reunión de

consejo.” Estoy segura de que no estoy esperando con ansias el tener
que tratar de concentrarme en finanzas y estrategias de largo plazo.
“¿Y por qué es eso?” Brittany ya sabía la respuesta, pero quería
escuchar a Santana decirlo.
“Hay varias razones.”
“Dime.” Brittany adoraba escuchar la caricia de la voz de Santana.
Santana sabía que Brittany estaba disfrutando de su conversación
tanto como como ella. “Bueno, primero, sólo soy tan buena como la
mujer a la que le estoy haciendo el amor, por lo que todo es culpa
tuya. En segundo lugar, preferiría mas bien estar ahí contigo, y en
tercer lugar, mis bragas ya están totalmente empapadas y son sólo las
diez y media de la mañana.” Brittany se quedó callada por tanto tiempo
que Santana no estaba segura si todavía estaba en la línea. “¿Brittany?”
“Sí, estoy aquí. Sólo estaba tratando de pensar en algo que
decir.”La incertidumbre en su voz causó en Santana una rápida
respiración. “¿Qué te gustaría decir?”
Brittany respiró hondo y dio el salto. “Que quiero verte esta
noche.”
“Me gustaría.” En realidad, quiero hacer el amor contigo en
estos momentos. “¿Qué tal si voy por tu casa? Debería estar libre
alrededor de las ocho treinta.”
Brittany trató de mantener el alivio de su voz. “Estaré esperando.”
“Bueno, si no cuelgo de inmediato no voy a servir para nada el
resto del día.” Como si no fuese así ya.
Mientras colgaba el teléfono oyó la risa de Brittany.
*
Santana fue una ejecutiva de exitosa el resto del día, pero no pudo
concentrarse por completo hasta que tocó el timbre de Brittany esa
noche.Brittany estaba de pie en la puerta usando un suéter de cachemira

y unos jeans. Tenía el pelo suelto y sus pies estaban desnudos. Dios,
se ve hermosa.
“Hola. Pasa” Así puedo tomarte aquí mismo, en el piso del estar.
“Hola a ti.” Santana cruzó el umbral y se volvió para hacer frente a
Brittany cuando cerró la puerta. Lo que ella tenía la intención de que
fuera un simple beso de saludo rápidamente explotó en el fuego del
deseo cuando Brittany respondió con varios de los suyos.
“Creo que llevas demasiada ropa,” dijo Brittany, sosteniendo la
chaqueta del traje de negocios que le quedaba a Santana tan bien.
“Entonces tal vez deberías hacer algo al respecto.”
Habiendo recibido rienda suelta, Brittany deslizó sus manos bajo
las solapas de la chaqueta, rozando suavemente los pezones
endurecidos de Santana mientras empujaba la chaqueta de sus hombros
y la dejaba caer en el piso. Brittany tiró la camisa de seda de la
cinturilla de los pantalones entallados de Santana. Manos ansiosas se
encontraron con la piel al mismo tiempo, y su pasión explotó.
Santana se apartó por un instante para sacar el suéter por sobre la
cabeza de Brittany para tener acceso sin trabas a los senos que habían
llenado su mente todo el día. Se estremeció cuando Brittany pasó sus
uñas hacia arriba y hacia abajo por su espalda y luego se movió
rápidamente para desabrochar su cinturón. Al sonido de la cremallera
siendo derribada, Santana deslizó su mano en la cintura de los
pantalones de Brittany y se encontró con la cálida humedad. No pudo
detenerse cuando sus dedos se deslizaron sobre la carne hinchada y
sintió que las piernas de Brittany comenzaban a doblarse.
“Oh, Dios, Santana, no te detengas.”
Brittany estaba sin aliento por el deseo, y Santana no estaba segura
de poder detenerse si tenía que hacerlo. Movió hábilmente sus dedos y
Brittany abandonó la cremallera de Santana para poner los brazos
alrededor de su cuello, atrayéndola más cerca. Santana podía sentir la
respiración irregular de Brittany en su oído mientras se acercaba a la
liberación final. Su pasión estaba llevando a Santana hasta el punto del
clímax, pero empujó los pensamientos de su propia satisfacción de su

mente, totalmente comprometida con el placer de la hermosa mujer
que sostenía.
Brittany se habría venido abajo en una pila en el piso si Santana
no la hubiera clavado contra la puerta. Sus piernas temblaban y sentía
sus brazos como pesos de plomo sobre los hombros de Santana. No
estaba segura de poder mover ninguna parte de su cuerpo y no sabía
incluso si quería.
Sintiendo disminuir los espasmos, Santana retiró lentamente su
mano y reunió a Brittany en sus brazos. Susurró, “No he pensado en
otra cosa todo el día.”
“¿En qué... en tener sexo en la puerta principal?” Brittany sonrió.
Santana tocó las mejilla de Brittany con los dedos todavía húmedos
con la evidencia de su deseo. “No. En ti viniéndote en mis brazos.”
La mirada de ternura en los ojos de Santana volvió a Brittany débil con el
deseo de nuevo. “Ven conmigo” -murmuró, tomando la mano de
Santana.
Se movieron por el pasillo y Brittany terminó lo que empezó
en el hall de entrada, y no demasiado pronto, estaba empujando a
Santana a la cama. Cubrió el cuerpo de Santana con el suyo y dejó
escapar un largo suspiro. “Se te siente tan bien.”
Santana podía sentir la humedad del deseo de Brittany en el muslo,
y su propio nivel de excitación aumentó. “A ti también,” respondió,
levantando su pierna lo suficiente para mostrar su punto.
Brittany se movió un poco. “Nada de eso ahora mismo, o perderé
mi línea de pensamiento.”
“¿Y qué estás pensando?” Santana sabía que la respuesta era la que
su cuerpo necesitaba.
“En todas las cosas que pasé todo el día pensando en hacerte,”
Brittany dijo entre beso y beso en el cuello de Santana.
“¿Por ejemplo?” Las manos de Santana estaban buscando y
explorando la piel suave bajo sus dedos.
Los ojos de Brittany se reunieron con los suyos, y el anhelo
reflejado en ellos hizo a Santana borbotear con anticipación.

“Recuéstate y te lo mostraré.”
La promesa en la voz de Brittany hizo a Santana murmurar, “Dios
dame fuerza.”
Dios le dio fuerza a Santana, y fue varias horas después cuando fue
capaz de recuperar el aliento. “¿Estás segura de que no habías hecho
esto antes?”
Brittany lentamente serpenteaba con sus dedos en el pecho y
el vientre de Santana antes de dar vueltas alrededor de su ombligo.
“¿Qué cosa quieres decir?” -preguntó con un acento sureño exagerado.
Santana se echó a reír y se agachó para detener la mano que la
estaba atormentando de nuevo. “Sabes lo que quiero decir.”
Bien no era una palabra lo suficientemente fuerte para describir
cómo hacían el amor, y como para demostrarlo, se acercaron de
nuevo. Brittany estaba en todas partes. Sus manos exploraban
continuamente y su boca nunca dejó de mordisquear y succionar en
los lugares que volvían loca de deseo a Santana. Cuanto más Santana
respondía, más excitada se ponía Brittany. Finalmente, después de lo
que pareció una eternidad, Brittany se posó en el lugar en donde Santana
la necesitaba más. No pasó mucho tiempo antes de que supiera cuán
desesperada estaba Santana por su lengua, y la sostuvo con fuerza,
mientras Santana elevaba el cuerpo para llegar al clímax.
“Creo que tu lo dijiste mas temprano, Santana.” Brittany sonrió con
el pensamiento. “Soy tan buena como la mujer con la que estoy, por lo
que debe ser todo tu culpa.” Ella retiró su mano de la de Santana y la
deslizó en los rizos húmedos y tibios entre las piernas de Santana.
Santana saltó con el contacto inesperado. “Whoa, Tengo que
descansar un minuto.” Quitó la mano de su sensible clítoris. “Eres
como un niño en una tienda de dulces.”
La broma hizo reír Brittany y acurrucarse cerca. “Y creo que he
desarrollado un preocupante gusto por lo dulce.”
Luchando contra la lasitud del buen sexo, Santana se agachó y
tiró de la sábana para cubrirse las dos. “Dichosa de mi,” fue lo último
que dijo antes de quedarse dormida.

*
Brittany se despertó con el canto de los pájaros fuera de la ventana
de su habitación y el sonido de una cortadora de césped al otro lado de
la calle. Estaban acostadas de lado una frente a la otra, y aprovechó la
oportunidad para estudiar a la mujer que seguía durmiendo
plácidamente a su lado. Santana se veía en paz. Las líneas de tensión se
habían suavizado y el pelo alborotado la hacía parecer varios años más
joven. Eres tan maravillosa. ¿Qué está pasando aquí? Su mirada se
trasladó a las manos que le habían dado placer durante toda la noche,
y su cuerpo empezó a sentir un hormigueo ante el recuerdo.
Reflexionó acerca del tiempo que pasaron juntas en la agonía de la
pasión y no podía haber imaginado que podía sentir tanto placer en
una función básica del cuerpo. Ahora sabía lo que la frase quería decir:
las mujeres hacen el amor con el cerebro más que con sus cuerpos. Su
relación con Santana era inconfundible, y el deseo de besarla era
abrumador.
“Tu has tenido suficiente descanso,” susurró Brittany mientras
Santana comenzaba a responder a sus besos.
“Mmm. ¿Qué hora es?”
“Es hora de volver a hacerlo.” Brittany tomó un pezón rosado en
su boca.
“Oh, Dios,” gritó Santana cundo Brittany mordió ligeramente en la
pico duro. Se había despertado completamente excitada y sabía que no
llevaría mucho tiempo antes de que fuera incapaz de pensar con
coherencia. Rápidamente se apoderó de la ofensiva, rodó a Brittany
sobre su espalda. “Oh, no, tu no,” dijo, a caballo entre sus muslos,
sosteniendo las manos de Brittany sobre su cabeza. “Es mi turno.”
La mirada posesiva en los ojos de Santana hizo que la boca de
Brittany se secara. Dios mío, yo te deseo tanto. “¿Es siempre así?”
preguntó.
“¿Así cómo?” Le preguntó Santana, ya bajando su cabeza para

besarla.
“No siendo capaz de tener lo suficiente la una de la otra.” Brittany
intentó mover sus manos, pero Santana las sostenía firme.
Ella se inclinó y susurró al oído de Brittany, “Voltéate”
La sangre de Brittany corrió través de su cuerpo en un
nanosegundo, y la aprehensión comenzó a extenderse sobre su
columna vertebral. “¿Por qué?”
“¿Confías en mí?”
“Sí.”
“Entonces, voltéate. No voy a hacerte daño.”
Con la ayuda de Santana, Brittany se volteó sobre su estómago.
Su excitación se disparó cuando sintió el peso Santana asentarse sobre
ella. Los rizos suaves le hacían cosquillas en el trasero y los pezones
que presionaban contra su espalda estaban duros como rocas. Santana
empezó a moverse lentamente hacia arriba y abajo sobre su cuerpo,
haciendo que Brittany se retorciera en la cama. Santana movió la mano
por debajo de Brittany y de inmediato encontró el lugar que estaba
buscando.
Brittany gimió de placer cuando Santana comenzó las rítmicas
caricias que ella necesitaba. Su cuerpo se arqueó con cada embestida
audaz, y la sensación de los dedos de Santana sobre su clítoris y su
cuerpo prensado contra su espalda la condujeron rápidamente al
orgasmo. Mientras ella bajaba podía sentir a Santana moviéndose contra
ella con más urgencia que antes. Brittany arqueó su espalda para que su
trasero quedara en contacto directo con las embestidas de la pelvis de
Santana, y después de unos momentos, Santana se vino y se desplomó
sobre su espalda. Al escuchar su respiración entrecortada, Brittany
se deleitó en el conocimiento de que podía dar el mismo placer a
Santana.
Suspirando por algo de aire Santana respondió la pregunta original
de Brittany. “Con la persona adecuada, sí. Es siempre es así.”
¿Y yo soy la persona adecuada para ti, Santana?
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Activo Re: Adaptación Brittana "Ven a buscarme " TERMINADO

Mensaje por awong_snix Vie Mar 20, 2015 7:31 pm



Capítulo Dieciséis


Brittany estaba alcanzando el teléfono, planeando llamar a Santana,
cuando sonó. “Brittany Pierce,” respondió con rapidez, planeando
poner fin a la llamada tan pronto como pudiera.
“¿Es esta la Brittany Pierce?” La voz era suave y sexy, y su pulso
comenzó a acelerarse.
“¿A cuál Brittany Pierce se refiere?”
La voz se hizo ronca a medida que continuó, “La que me deja sin
aliento con sólo mirarla. La que hace que mi corazón lata con fuerza
en mi pecho con solo una mirada. Aquella cuyos dedos son como
fuego cuando tocan mi piel y cuya piel es tan suave como un pétalo de
rosa. La que me vuelve loca de deseo, y la que me vuelve aún más
loca con su deseo.” La voz estaba casi jadeando en el teléfono.
“Lo siento,” respondió Brittany con frialdad-. “Debe haber
llamado a la Brittany Pierce equivocada. Esta es sólo una simple vieja
abogada corporativa con un estilo muy reservado.”
“Esa puede ser la Brittany Pierce diurna. Yo estoy describiendo a
la nocturna.”
“¿Por qué no lo dijo en primer lugar?” Brittany no pudo aferrarse
a la farsa por más tiempo. “Santana, ¿qué estás haciendo?”
“Te estoy llamando.”
“Lo sé.”
“En realidad, quería que supieras que he estado pensando en
ti. Te extrañé.”
Brittany se rió suavemente. “Hablamos todos los días.” Había
estado fuera de la ciudad, lidiando con la SEC, y Santana la había

llamado cada noche.
“Te hubiera enviado flores, pero tenía miedo de que generaría
más preguntas de las te gustaría contestar.” Era un hábito en Santana
enviar flores a las mujeres que pasaban la noche con ella como una
forma de darles las gracias por la experiencia. Ahora sólo le parecía
barato.
“Tiene razón, pero aprecio el pensamiento y la consideración.”
Brittany trataba de evitar la recepción de cualquier cosa de carácter
personal en el trabajo. El ramo paraguas que Santana había enviado
después de haberse conocido todavía estaba dando que hablar.
“¿Cómo estuvo tu día?”
Santana miró los montones de papeles sobre su escritorio y
suspiró. “Parece que no se detiene nunca. ¿Y tú?”
“No está mal, pero me divierto más contigo.”
“¿Quieres tener un poco más de diversión, pequeña niña?” La
imitación de Santana de Groucho Marx era para reírse.
Brittany estaba a punto de responder cuando cogió un movimiento
en su puerta y miró hacia arriba para encontrarse a Charles Comstock
en su umbral. Oh, mierda! ¿Cuánto hará oído? “Sí, definitivamente
estaría interesada en esa propuesta. Me pondré en contacto con usted
más tarde y podremos ultimar los arreglos.”
Santana estaba perpleja por el repentino cambio en el tono de voz
de Brittany y la conversación. “¿Alguien acaba de entrar?”
“Sí, es verdad” respondió Brittany, mirando a su jefe buscando
cualquier indicación de que él había oído demasiado.
“Bueno, diles que se vayan. Estás ocupada hablándole sucio a tu
amante” bromeó Santana.
“En realidad, me encantaría, pero eso realmente no es posible.”
Brittany señaló a Charles que entendía sus gestos con las manos, y que
lo vería en su oficina en poco tiempo.
“Bueno, te daré una prórroga, esta vez,” dijo Santana. “Pero
la próxima vez tendrás que acordarte de cerrar y bloquear la puerta.”
¿Cerrar la puerta? Jesús, me está volviendo loca. “Tienes toda la

razón. Hablaré contigo más tarde.” Sin darle a Santana la oportunidad
de responder, dijo adiós y se puso de pie. Lo último para lo que se
sentía de humor era para una reunión con su jefe y, por la expresión
tensa en su rostro, no iba a ser agradable.
*
Brittany estaba furiosa. Acababa de argumentar con éxito ante la
SEC para que dimitiera los cargos contra Bradley & Taylor. Aunque
ambos hombres deberían haber estado extasiados con el giro de los
acontecimientos, habían estado extrañamente apagados en el vuelo de
regreso, y ahora estaban tratándola como al enemigo.
Charles estaba sentado detrás de su escritorio y Thomas Merison
estaba sentado en la silla a su izquierda. El escritorio de Charles
estaba despejado a excepción de una carpeta manila. Él prefería tener
las reuniones y conversaciones en su mesa de conferencias o en la
pequeña zona de descanso junto a la ventana. El hecho de que
estuviera del otro lado del masizo escritorio señalaba que esto era
grave y que la involucraba.
“Brittany, por favor, ven y siéntate.” No hubo informalidad
en su voz.
Merison casi se regodeó mientras se sentaba en la silla contigua.
“Brittany, algo ha llegado a mi conocimiento y estoy muy
perturbado por ello.”
El estómago de Brittany se encogió pero no dijo nada.
“He recibido unas fotografías que son, por así decirlo, no
apropiadas para la imagen que mantenemos aquí en Bradley & Taylor.
Estoy decepcionado de ti, Brittany. La empresa tenía grandes
expectativas en ti, pero parece que nuestra confianza estaba en el lugar
equivocado.”
“¿Fotografías? ¿Puedo verlas, Charles?” Brittany no tenía ni idea
lo que iba a ver cuando abriera la carpeta, pero no estaba dispuesta a
retractarse de lo que fuera. Se sintió aliviada de que sus manos

estuvieran firmes cuando tomó la carpeta que Comstock le deslizó por
sobre el escritorio. Él tuvo tan poco contacto físico con la carpeta
como le fue posible, dándole la impresión de que tenía miedo de que
pudiera contagiarse de lo que pudiera haber adentro. Sintió, más que
vio, los ojos de los dos hombres sobre ella mientras la abría.
Mirando hacia ella había una fotografía de Santana. Su experiencia
como abogada le permitió no mostrar ninguna reacción mientras
estudiaba la primera foto y a continuación la siguiente. Estaba
encerrada en un abrazo apasionado en los brazos de Santana. Reconoció
su patio trasero como el escenario. Instantáneamente supo de qué se
trataba. Oh, Dios mío, Santana. Ella estaba enferma del estómago y no
quería nada más que vomitar sobre los mocasines italianos de Merison
y la alfombra persa de Comstock, pero no les daría la satisfacción.
Había varios fotografías similares en la pila. Ella las hojeó de manera
desinteresada, y luego arrojó la carpeta de nuevo al escritorio de
Comstock, sin decir nada. Hizo contacto visual frío, desafiante con
ambos hombres pero permaneció en silencio. Que tiren la primera
volea.
“Puedes ver por qué estamos molestos, Brittany” dijo Comstock.
“¿Por dos adultos que consienten en compartir su atracción el
uno por el otro?” Su voz era fuerte y firme.
“Es repugnante!” Escupió Merison desde su silla.
“Tom...”
“No, Charles. Ella es una pervertida, y lo que está haciendo en
esas fotos - y Dios sabe qué otra cosa hizo después de eso - es
repugnante. No podemos tener este tipo de degenerados como
miembros de esta empresa.” Él estaba hirviendo. Todas las cartas
estaban ahora sobre la mesa.
“¿Brittany?” le preguntó su jefe. “¿Tienes algo que decir respecto
de esto?”
Brittany sabía lo que querían de ella. Esperaban que ella lo negara
o pusiera excusas por besar a Santana. Querían que dimitiera humillada,
y si ella no lo hacía la intimidarían y le harían la vida imposible.

Podían mantenerla en la nómina, pero la iban a despojar de sus
funciones, dejándola impotente para hacer lo que le gustaba, ejercer la
abogacía. Según se manejara estos próximos minutos la definiría,
personal y profesionalmente, para el resto de su vida.
“¿Brittany?” Comstock estaba esperando su respuesta.
Miró a uno y otro hombre Y tomó la decisión más significativa
de su vida. “No, Charles, no tengo nada que decir acerca de esto
porque no es asunto de ustedes. Soy una buena abogada... no, soy una
excelente abogada, y tu lo sabes. Mi vida personal no es un maldito
asunto de esta empresa y no voy a ser amenazada por ella.”
Desvió su atención a Merison, que se sentó con aire de
suficiencia en su silla. “Dime, Tomás, ¿cómo le va a Summer? ¿Ha
vuelto a la escuela? ¿Cuanto ha pasado, dos o tres meses? Espera, ¿no
es eso lo mismo que un trimestre?” La mirada de asombro en la cara
de Merison le dijo que había golpeado perfectamente en su marca.
Ambos hombres se sentaron sin palabras. Habían trabajado duro
para asegurarse de que el incidente con la hija de Merison fuera
manejado con discreción y nunca apareció en los medios. Que los
sórdidos detalles salieran ahora volvería loco a Merison.
Brittany se paró sobre piernas sólidas. “No estoy segura si alguna
vez podré alinearme con la degeneración moral de una adolescente
embarazada intentando intercambiar sexo por favores de un policía, y
siendo apoyada en su conducta ilegal por parte de un padre que debía
actuar de otra manera.” Suspiró. “La tragedia es, los errores como el
de Summer a veces son considerados más duramente por las personas
que tienen sus propios secretos que esconder. Los hipócritas necesitan
desviar la atención de ellos mismos, supongo.” Volvió su mirada a
Merison. “Tu sabes todo acerca de eso, Thomas.”
“No creo que las dos situaciones se pueden comparar.” La
indignación de Comstock sonó vacía.
“No, no pueden” Brittany estuvo de acuerdo. “Una de ellas
implica un delito, y la otra no. ¿Quién envió las fotos, Charles?”
“Llegaron de manera anónima.”

La mente de Brittany corrió a toda velocidad. ¿Había Merison
diseñado esto? Era posible, debido a que era un homófobo y parecía
tener una venganza personal en su contra. Pero él tenía que saber que
Brittany no protegería su pequeño secreto sucio si era colgada por su
vida personal.
“Estoy muy decepcionada de que esta empresa no sea la empresa
que yo creía que era.” Levantó la mano cuando Comstock abrió su
boca. “No, Charles, yo realmente no quiero oír ninguna otra cosa más
que tengan que decirme.” Ella cambió su tono de enojo a compasión.
“Tu eres mi mayor decepción en todo esto. Yo te respetaba. Lo habría
hecho todo por ti y por esta compañía, ¿y esto es lo que obtengo
porque puede ser que quiera traer a mi novia para la fiesta de
Navidad? Perderme te hace el gran perdedor aquí, Charles.” Brittany
apuntó con su dedo al hombre aturdido para enfatizar su punto. “Tu y
esta empresa, y lo siento por los dos.”
Ella comenzó a salir, pero vaciló y se volvió hacia los hombres.
“Ah, otra cosa. Si alguna vez escucho que John Briggs ha dejado la
empresa por cualquier otra razón que porque se harto de esta mierda,
todo el mundo sabrá que Summer es algo más que una estación.”
Dejó la puerta abierta mientras salía.
*
“¿Estás absolutamente segura acerca de esto?” Le preguntó
Santana a Tina.
“Las encontré por casualidad. Estaba buscando el archivo
Colchester. Brody tiende a ser un vago, así que estaba revisando su
escritorio, y... ahí estaban, tapadas bajo algunos papeles en el cajón de
abajo.”
“¿En una carpeta con la tarjeta de visita de un investigador
privado?”
“Hubiera tomado la carpeta, pero él simplemente podía negarlo a
continuación y actuar como si le hubieran tendido una trampa.”

“Bien pensado.” Santana le dio espacio en su mente a un par de
escenarios diferentes. Podía llamar a Puck y seguir con esto
formalmente, o podía marchar allí y enfrentarlo a ella misma. “Yo me
ocuparé de esto. ¿Está él aquí ahora?”
“Todos sus cien kilos de humanidad irresistible” respondió
Tina con humor agrio.
Santana se dirigió por el pasillo y bajó las escaleras un nivel.
Como de costumbre, reservó un pensamiento para Rachel, pero su
joven hermana ya no era un factor en la ecuación, Rachel había
hecho su elección y tendría que vivir con ello. No había duda de que
se le ocurriría una buena excusa para explicar por qué su marido había
contratado a un investigador privado para tomar fotos de Santana
besando a una mujer.
Santana no llamó. Empujó la puerta y cruzó la habitación para
golpear con su mano sobre el escritorio. Una mirada a su rostro
culpable y supo que él había hecho todo lo que Tina dijo, y
posiblemente más.
“El.” Él se tragó el bocado de pizza que estaba masticando.
“¿Qué te trae a mi humilde morada?”
“No me hagas perder el tiempo.” Se puso las manos en las
caderas. “Tu sabes por qué estoy aquí.”
Su cuñado lanzó la mirada más allá de ella, a la puerta, como si
en realidad estuviera pensando en correr por ella. Luego, con una
arrogancia que no podía sostener, dijo, “Cálmate. No sé lo que has
estado escuchando, pero la Compañía Gallien no tiene absolutamente
ninguna relación con los Sirios. Son rumores sin fundamento. Yo
personalmente verifiqué a los directores de ´buena fe´.”
“¿Qué?” Santana explotó, sin poder creer lo que oía. Distraída
de su curso de acción previsto, le preguntó, “¿Estás diciendo que
todavía estás persiguiendo ese acuerdo a mis espaldas?”
De repente, algunas de las preguntas extrañas que había
contestado en la reunión con el FBI comenzaron a tener sentido.
¿Había estado alguna vez en Siria? ¿Podría proporcionar una lista de

todos los contactos de negocios en el Medio Este? ¿Su empresa tiene
relaciones comerciales con cualquier proveedor de armas francés? El
último clavo en el ataúd de Brody cayó en su lugar.
“Simplemente estoy montando la información adecuada, para
que puedas estar en posesión de todos los hechos,” dijo Brody. “Sé por
qué te preocupaba, pero esos rumores los hizo circular un competidor.
El acuerdo es - “
“El acuerdo está muerto! Tengo todos los datos que necesito, y
no es por lo que estoy aquí.” La mente de Santana estaba trabajando
horas extras. ¿Estaba el FBI interesado en ella debido a Gallien? Si era
así, podía aclararlo en cinco minutos.
Esta vez Brody no tenía nada que decir. Él frunció el ceño con un
mezcla de miedo y perplejidad.
Santana golpeó fuertemente su escritorio. “Ponlo aquí.”
“¿Qué?”
“La carpeta y las fotografías.”
La cara de Brody se volvió de color rojo brillante e hizo un sonido
sibilante y se aferró a su pecho. Por favor, no un ataque al corazón.
Santana no estaba de ánimo para administrarle RCP a este chupasangre.
“Hazlo!” -gritó ella.
“No sabía que iba a tomar fotos, te lo juro,” Brody comenzó a
decir tonterías mientras se inclinaba para sacar la carpeta de la parte
inferior de su cajón. “Todo lo que le pedí que hiciera fue que te
vigilara y me reportara, pero esos tipos, actúan como si alguien les
hubiera cortado sus bolas si no pueden tomar fotos.”
Dame fuerza. “Contrataste a un investigador para vigilarme?”
“No es lo que piensas. No fue mi idea. Esa mujer... Quinn. Ella
vino aquí un día -”
“Tu te la cogiste.”
Incluso con la mierda hasta el cuello, no podía contenerse. “Ella
sabía que yo te odiaba. Al infierno, todo el mundo sabe que te odio.
Pareció ser muy feliz con un hombre de verdad como un cambio.”

La expresión de regocijo desapareció cuando Santana dijo, “Estas
despedido Brody”
“No puedes despedirme.”
“Lo acabo de hacer.” Santana tomó el teléfono y llamó a la
seguridad. “Tienes cinco minutos. No te lleves nada de tu escritorio o
de los gabinetes de archivos. Haré que te envíen tus efectos personales
a tu casa.”
Por una vez, pareció perdido, sin palabras. El color se escapó de
su cara. “Ella dijo que sólo necesitaba algún tipo de seguro.”
“Brody, un consejo - piensa con el cerebro.” Santana hojeó las
fotografías. “¿Quién más ha visto esto?”
Él parpadeó. Santana pudo verlo construir una mentira. “Nadie.”
Con cansancio, dijo, “Puedo hacer las cosas mucho más difíciles
para ti. Cuéntamelo todo y esto se queda aquí. Le avisaré a la Junta
que has renunciado para pasar más tiempo con tu familia.”
La cara de Brody se encorvó. “Los envié a su Compañía.”
“A la Compañía de Brittany” Santana se quedó atónita. Se obligó a
a sí misma a mantener la calma para no estrangularlo con sus propias
manos. “¿Por qué?”
“Ella es una perra.”
Santana lo miró con los ojos entrecerrados, haciéndole saber con
una sola mirada fría que estaba en un terreno peligroso.
“Bueno, ella me rechazó. Joder, todo lo que hice fue tocarle el
culo, Y yo ni siquiera sabía que era ella hasta que vi las fotos. No es
como si yo hubiera planeado todo esto.”
“¿Pero cuando la viste decidiste aprovechar y vengarte?”
Trató de mostrar remordimiento. “¿Qué coño importa. Ella es
sólo otra de tus -”
Dilo y te rompo la mandíbula. Santana apretó los puños. “Estas
hablando de la mujer que amo, imbécil. Y si alguna vez pones una
mano sobre ella de nuevo, ayúdame, yo te mato.”
No estaba segura de quién estaba mas atónito; Brody se quedó
mirándola con la boca abierta, y ella se distrajo tomando las llaves de

su escritorio y cerrando sus gabinetes. Seguridad llegó cuando ella se
aseguraba de que nada podría ser retirado del edificio.
Las palabras de despedida de Brody fueron previsiblemente
cobardes. “Por favor, El... por el amor de Rachel... por favor, no le
digas.”
Santana no respondió. Su mente tenía espacio para un solo
pensamiento. La mujer que amo.

Capítulo Diecisiete
“Necesito verte,” dijo Santana cuando finalmente logró pasar más
allá de la asistente “perro guardián” de Brittany.
“Este no es un buen momento.” Brittany habló con cuidado. No
quería sonar desalentadora, pero tampoco quería que su llamada fuese
escuchada por casualidad.
“Es urgente,” dijo Santana. “Y no podemos hacerlo por teléfono.”
“Está bien, pero podría no ser muy buena compañía. Mi CEO
acaba de dejar caer una bomba sobre mí.”
Santana se quedó en silencio, repentinamente asustada. La
situación que había esperado prevenir estaba claramente en juego, y
no podía predecir cómo iba a reaccionar Brittany cuando se enterara de
por qué su carrera se encontraba bajo amenaza. “Brittany, sólo
contéstame una pregunta. ¿La bomba involucra fotografías?”
Brittany se quedó sin aliento. “¿Cómo lo sabes?”
“Como ya he dicho, no podemos hablar sobre esto por teléfono.
Por favor, ¿puedo pasar esta noche?”
Una hora más tarde, cuando se sentaron en la sala de estar de
Brittany, Brittany comenzó la conversación. “¿Las fotos?”
“Es culpa mía,” reconoció Santana.
“¿Cómo es tu culpa?” Brittany se sentía mareada.
“Recuerdas a mi cuñado?”
Brittany hizo una mueca. “¿El hombre con un centenar de
manos?”
“Me hubiera gustado que me hubieras dicho que te tanteó.”
Santana lucía dolida.

“Él es de la familia. No quise causar un problema.”
“Tu no eres el problema, él lo es.” Con un gemido, dijo, “Brittany,
él envió las fotos. Contrató a un detective privado para que me
vigilara. El tipo tomó las fotos. Brody te reconoció y pensó que podría
conseguir una cierta venganza.”
“Debido a que yo lo cepillé?” Brittany no podía creerlo. “Trató de
destruir mi carrera por eso?”
“¿Qué puedo decirte? El hombre es un imbécil.” Santana se
detuvo. “Hay más.”
“Tengo miedo de preguntar.”
El humor ligero en su tono calmó a Santana. Su peor temor había
sido que Brittany perdiera el control y la culpara y que fuera el final de
ellas. La mente de Santana saltó de nuevo a su intercambio con Brody, y
trató de poner su comentario en su contexto. En el calor de
el momento, había espetado la mujer que amo. Estudió a Brittany,
poniendo a prueba las palabras contra sus sentimientos. Nada
desentonaba, excepto que la idea le era tan ajena que se preguntó si
realmente sabía lo que significaba.
Había gente que amaba. Sabía lo que era el amor. Sin embargo,
sus sentimientos por Brittany eran diferentes. Para empezar, podía estar
lejos de la gente que amaba y no sentirse vacía y carente. Podía
contemplar tener una pelea con alguien como Danielle sin el miedo
atroz de perderla.
“¿Santana?” Brittany la miraba con curiosidad. “¿Qué otra cosa
ibas a decir?”
Santana pasó sus dedos sobre la frente y a través de su pelo
mientras ordenaba sus pensamientos. “Quinn instigó esto. Ella se
acostó con Brody y lo convenció para contratar al Investigador
Privado. Esta era su idea de un seguro, algo que podría utilizar contra
mi... contra nosotras... más tarde, me imagino.”
Brittany se quedó en silencio brevemente, preguntándose si debía
decirle a Santana ahora lo que había hecho. Podía ver que Santana estaba
indignada y apenas controlaba sus emociones. Con cuidado, dijo, “En

primer lugar, no te culpo por esto. Quinn y Brody son los
responsables. En segundo lugar, renuncié hoy.”
“¡Oh, Dios. No. Yo lo siento mucho. Hablaré con tu jefe. Esto no
tiene que -”
“Espera. Escúchame Santana, iba a venir.” Había estado luchando
con la decisión desde la discusión acerca de John Briggs. “Yo estaba
empezando a ver exactamente el tipo de empresa que Bradley &
Taylor es y no me gustaba.”
“¿Qué vas a hacer?” Le preguntó Santana.
“No lo se.”
“¿Qué quieres hacer?”
“Soy una abogada de primera clase. No me voy a morir de
hambre. Hay tres Firmas que podría llamar mañana y tendría un
trabajo.”
“Si hay algo que yo pueda hacer... Conozco a un montón de
gente.”
“No necesito ningún favor” Brittany dijo firmemente.
Santana sonrió para sus adentros a la nota de orgullo en la voz de
su amante. Debería haberlo sabido en lugar de ofrecer nada. Brittany no
era el tipo de mujer que subía la escalera a través de los auspicios de
amigos poderosos. Era demasiado ética, y con clase también. Suspiró
mientras un pensamiento no deseado entró en su mente. Esto siempre
iba a ser un problema para Brittany.
Conteniendo la respiración, dijo: “Creo que deberíamos dejar de
vernos.”
Brittany se disparó del sofá. “¿Qué?”
“Brittany, los dos estamos en posiciones muy públicas en lugares
muy públicos, y si seguimos siendo vistas juntas, y se nos fotografía
juntas, la gente va a hablar.” Santana pensó en una fotografía que
había visto en la revista San Diego recientemente de dos mujeres
asistiendo juntas a un evento para recaudar fondos para mujeres
maltratadas. La cámara nunca miente y eso quedaba sin duda
demostrado por la mirada que las mujeres estaban intercambiando

cuando el obturador hizo clic. Tal vez pensaron que estaban siendo
discretas, pero su conexión era evidente.
“No quiero que continúes siendo lastimada por nuestra relación.”
Me va a matar si la terminamos. Pero lo haré por ti.
“No puedes hablar en serio” dijo Brittany con incredulidad. El
pánico inundaba su cuerpo.
“Si, lo hago.”
“Bueno, creo que estás jodida si crees que voy dejar de verte
debido a esto” Brittany comenzó a caminar por la habitación. “Te amo,
Santana López, y, maldita sea, nadie va a interponerse entre nosotras,
especialmente algunos imbéciles como Charles Comstock.” Brittany se
detuvo cuando se dio cuenta de lo que había dicho.
Santana tomó la primera respiración profunda en varios minutos.
“¿Qué dijiste?”
Brittany se acercó y se arrodilló delante de ella. “Dije que estas
jodida.”
“Eso es bastante evidente, pero yo me refería a la otra parte.”
“La parte sobre el imbécil de Comstock o el hecho de que Te
Amo?” dijo Brittany con todo el amor que sentía brotando de ella
. El corazón de Santana comenzó a cantar. Trató de hablar pero su
garganta estaba tan insoportablemente apretada que todo lo que podía
hacer era hacer un pequeño sonido quejumbroso.
“Te amo, Santana. I no quiero dejar de verte. Quiero pasar el resto
de mi vida contigo.” Tomó la cara de Santana entre sus manos y la miró
a los ojos con tanta pasión y anhelo, que Santana no podía respirar. Su
expresión se tornó grave. “Por favor... no uses esto como una excusa
para huir de mí.”
Las palabras dieron en el blanco con una fuerza mucho mayor
que la suave entrega que Brittany había elegido. Sacudida hasta la
médula, reconociendo que Brittany había cortado derecho a la verdad,
Santana dijo, “No puedo huir de ti Te amo demasiado, Brittany. Tú eres
todo para mí, y me está matando ver que esto te suceda. No puedo
soportar que, debido a mi, has sido tratada de esta manera.”

Brittany se sentó en el regazo de Santana. “Santana, sin ti no soy
nada. Tu eres mi corazón y mi alma y mi razón para levantarme cada
día.” Los ojos de Brittany brillaban con amor. “No tengo miedo de nada
si sé que estás conmigo. Entonces, ¿y qué si renuncié?. Aquellas
personas no me merecían. Tengo demasiado respeto por mí misma
como para permanecer allí. Eso no tiene nada que ver contigo. Es mi
decisión.”
“Dios, Brittany, Te amo tanto,” Santana jadeó mientras la besaba.
Hicieron el amor en el piso de la sala de estar como nunca lo
habían hecho antes. Palabras de devoción se hablaron en susurros y
gemidos mientras compartían la culminación de su amor. Cuando
finalmente yacieron acurrucadas una contra la otra, exhaustas, Brittany
dijo, “Llévame a la cama.”
Santana hizo exactamente eso. Llevó a Brittany al dormitorio y
la acostó en la cama, y luego miró abiertamente a la mujer que
encendía su cuerpo como nadie. Me haces sentir como una persona
diferente. Alguien que nunca he sido. Y se siente bien.
Brittany miró a los brillantes ojos marrones. “¿Qué?”
“¿Perdón?”
“¿Por qué me miras así?”
“¿Así cómo?” Santana tenía miedo de lo que Brittany podría haber
visto en sus ojos.
“No lo sé, como...” Brittany pensó por un minuto antes de
continuar. “Perpleja, supongo, es como yo lo describiría.”
“Creo que estoy pensando en cómo sería si viviéramos
juntas... volver a casa, a ti. Compartir mi vida contigo.” Tengo
la sensación de que estaría perfectamente contenta.
Una benigna marea de felicidad barrió a Brittany al éxtasis. Se
había atrevido a imaginar ese escenario, pero había pensado que
pasaría largo tiempo antes de que Santana le diera a la idea cualquier
espacio. Estas llena de sorpresas esta noche. Por curiosidad, le
preguntó: “¿Qué estarías normalmente haciendo en casa, si estuvieras
sola?”

Santana pensó por un momento. “Bueno, si yo estuviera en casa,
probablemente estaría trabajando.” Esa declaración era más cierta que
lo que quería que fuera. Por lo general trabajaba hasta entrada la noche
ya fuera en su oficina o en casa.
“¿Y si viviéramos juntas?”
La sonrisa de Santana se volvió cálida. “Si yo estuviera con una
mujer tan bella como tu, sin duda no estaría analizando declaraciones
financieras.”
“¿Qué estarías haciendo?” Brittany sabía la respuesta a la
pregunta, y por la forma en que Santana la estaba mirando, su cuerpo
estaba empezando a decírselo también.
“Yo estaría haciendo el amor con ella, suave y lento, hasta que
me suplicara que la tomara rápido y duro.” Santana vio una llama arder
en los ojos de Brittany que reflejaba la que ella sentía en la boca del
estómago.
Brittany arrastró una mano por la garganta de Santana y la colocó
entre sus pechos. “Bueno, yo no quiero arruinar tu historial.”
“Creo que ya lo has hecho.”
Brittany sonrió seductoramente. “¿Podemos omitir la parte suave
y lenta e ir directamente a la rápida y dura?”
El corazón de Santana dio un vuelco y de repente se sintió
mareada por el deseo que se apoderó de su cuerpo. Brittany diciéndole
lo que quería, y cómo lo quería, era casi suficiente para poner a Santana
fuera de sí. La besó duro y con pasión.
Las manos y la boca de Santana rápidamente tuvieron a Brittany
aferrada a ella por apoyo. Se sentía como si estuviera en un tren de
carga que no podía parar y era incapaz de controlar. Su pasión se vio
alimentada por los murmullos de placer de Brittany mientras deslizaba
un dedo en ella. Otro dedo se unió al primero y Brittany la mordió con
fuerza en el cuello, lo que encendió a Santana aún más.
“Oh, Dios, Santana, más rápido” gritó Brittany. Estrellas
comenzaron a estallar en su cabeza cuando Santana hizo lo que le pidió.
“¡Sí!” gritó Brittany mientras ola tras ola sacudían su cuerpo. Su

respiración era tan entrecortada que estaba hiperventilando. Poco a
poco se dio cuenta de algún movimiento cuando Santana le subió a la
cama un poco más y reemplazó inmediatamente sus dedos con su
boca, empujando a Brittany a elevarse de nuevo con placer.
Santana absorbió los remanentes de la liberación de Brittany y
suavemente besó la carne aún palpitante. Eres la más hermosa, la más
apasionada mujer que he conocido. Finalmente, se quedó inmóvil, su
corazón latiendo con fuerza por la emoción, su cabeza apoyada sobre
el vientre de Brittany. Su forma de hacer el amor era más intensa cada
vez, hasta el punto que la dejaba sin aliento. Quiero darte tanto
placer.
“Ven aquí,” susurró Brittany. Estaba físicamente agotada, y
lo único que podía hacer era envolver a Santana en sus brazos
letárgicos. “Eres maravillosa.” Eso ni siquiera comienza a describir
cómo me siento.
Santana, perezosamente pasó sus dedos por la piel desnuda a su
lado. “Fue un placer para mí.” Dios, lo es siempre. Santana escuchó la
risa profunda de Brittany en el pecho.
“En realidad, creo que fue mío.” Brittany besó la parte superior de
su cabeza.
Santana se levantó sobre sus codos para mirar directamente a los
ojos de Brittany. “Darte placer me da placer. La forma en que
respondes me enciende y me dan ganas de darte aún más.”
El letargo que amenazaba con superar a Brittany pronto
desapareció, y en su lugar entró el deseo de darle a Santana todo lo que
acababa de recibir. “Yo sé exactamente lo que quieres decir,” dijo, y
volteó a Santana sobre su espalda. Con toda la pasión que sentía, dijo,
“Te amo.”
Santana no podía creer lo absolutamente feliz que la hizo
responder, “Te amo demasiado, Brittany. Te amo con todo lo que soy.”
Capítulo Dieciocho
“Brittany, ¿qué estás haciendo aquí?" Preguntó Santana tres
semanas después, cuando su amante se presentó en López McKenzie.
“¿Es esa la manera de saludar a la mujer que amas?” Brittany se
sentía tan ligera como una mariposa con la alegría de saber que esta
mujer la amaba.
“Supongo que sólo estoy sorprendida de verte.” Santana notó que
las recientes líneas de tensión se habían ido de la cara de Brittany y ella
estaba absolutamente resplandeciente. “Entonces, ¿qué hay de
nuevo?”
“¿Puede escaparte el resto de la tarde?”
Santana recordó la última vez que había salido temprano con
Brittany, y su estómago dio un vuelco. Habían pasado la tarde en la
cama. “Por ti, cualquier cosa.”
Brittany le tomó la mano. “Mi coche está en el frente.”
“Bueno, ¿a dónde vamos?”
“Ya lo verás. Ten paciencia, mi amor.”
El pulso de Santana saltó de cariño. “Sabes que no tengo paciencia
cuando se trata de ti. Especialmente cuando tienes tus manos sobre
mí.”
Brittany deslizó su mano por el muslo de Santana. “Paciencia. Te
prometo que haré que tu espera valga la pena.”
“Sabes que eso me vuelve loca.” Santana quería hacerle el amor a
Brittany aquí, ahora mismo, sobre su escritorio. Pero eso sería
indecoroso en horario de trabajo. Tiró de las riendas de sus hormonas,
recogió sus cosas y le dijo a una sonriente Tina que se iba por el

resto del día, y debidamente escoltó a su amante a los ascensores.
Diez minutos después se detuvieron en un pequeño complejo de
oficinas. Los coches estaban estacionados frente a los diferentes
negocios, los cuales estaban agrupados alrededor de un pequeño patio.
“¿Qué estamos haciendo aquí?” preguntó Santana desconcertada.
“Ven conmigo.”
Las mujeres salieron del coche y Brittany tomó la mano de Santana
y tiró de ella hacia la parte trasera del patio. El paso de Brittany se
apresuró mientras se acercaban a una oficina vacante, y preguntó,
“¿Recuerdas a Unique Webster?”
“¿La aplanadora del Sur? ¿Cómo podría olvidarla?”
Brittany se echó a reír. “Bueno, en esa oportunidad me contó...”
“¿Brittany?” Santana leyó la plantilla en la puerta principal.
“Rechacé la oferta de Powell y Powell.” Le habían ofrecido el
puesto de socia en una de los más prestigiosos Estudios de Abogados
en la zona. Brittany apretó mas fuerte la mano de su amante. “Quiero
ayudar a la gente. Quiero ayudar a las mujeres y los niños que no
pueden ayudarse a sí mismos. No puedo hacerlo desde detrás de un
gran escritorio a cincuenta y tres pisos sobre el suelo. Quiero trabajar
para gente a la que no le importa con quién me acuesto, sino sólo
cómo puedo ayudarlos. Quiero hacer una diferencia en la vida de la
gente.”
La mirada de emoción y convicción en los ojos de Brittany era
exactamente la expresión que Santana creía que pertenecía a ellos, y se
sintió superada por el amor a esta mujer fuerte, apasionada. La recogió
en sus brazos y le susurró: “Te quiero, Brittany” justo antes de besarla.
“Y me siento orgullosa de ser tu pareja. Ahora dame un recorrido.”
Antes de que abriera la puerta a su futuro, el futuro que
compartiría con la mujer que amaba, Brittany pasó ligeramente la mano
sobre las letras:
Brittany Pierce, Abogada
Especializada en la Práctica de la Ley para Mujeres Y Niños
FIN









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