[Resuelto]Fic Brittana: Con otros ojos - Ultimos capítulos

Santana estaba en el trabajo, intentando terminar de escribir su propuesta de ley. Tenía una hora para conseguirlo. Quería prohibir las violaciones a Browns. Le había costado, pero contaba con unos pocos aliados que habían entendido su discurso. Para ser honesto, ella no creía en sus palabras, pero el fin justifica los medios, al menos en ese caso.

Flashback

La morena entraba en una sala llena de políticos importantes. Quería proponerles una nueva ley y debía hacerlo bien ya que sólo contaba con una oportunidad. Así que decidió empezar su discurso directamente.
– El sistema actual no se sostiene. Estamos aumentando el número de Blues a un ritmo acelerado y cada vez tenemos que exprimir más a los Brown para poder mantener nuestro estatus. Si queremos que nuestro poder no se vea perjudicado debemos empezar a controlar el número de Blues.
– ¿Y cómo piensas hacer eso? – Quiso saber uno de los hombres.
– Prohibiendo las violaciones. – Respondió la menor.
– ¿Qué? – Se formó un revuelo.
– Por favor, sólo pido que escuchen mis argumentos. Si realmente no creen que llevo razón al final de mi intervención, sólo deben decirlo. – Lopez hizo una pausa hasta que comprobó que nadie le interrumpiría. – La Revolución del Árbol está haciendo peligrar el control de los Blues. Si a eso le añadimos que cada vez somos más y tenemos que explotar a las otras clases sociales para mantener nuestro ritmo de vida, tenemos a todos descontentos. De eso se pueden aprovechar organizaciones ilegales para intentar crear problemas y romper nuestra paz. Si la sociedad percibe que somos nosotros los que comenzamos el cambio, si creen que vamos a buscar que ellos también sean felices, no tendrán motivos por los que luchar. Es cierto que habrá gente que busque la igualdad, pero cuanto más asfixiado esta un grupo, más fuerte se defiende. Tal vez sea el momento de que aflojemos para mantenernos.

Fin del Flashback

Por supuesto que esos no eran los argumentos que el corazón de Santana quería gritar, pero debía reconocer que el discurso escrito por Artie era bueno. Nadie podía argumentar nada en contra.

Afortunadamente terminó de escribir la propuesta a tiempo y se reunió con Jesse. Ambos se fueron a la tribuna de invitados para presenciar el debate. Las cámaras de televisión rodaban cada escena para que todos los ciudadanos supieran que sus mandatarios se preocupaban por ellos. Todos habían asumido que esa ley era una estrategia de Marketing que pretendía fingir que la sociedad evolucionaba, aunque realmente no lo hacía. Como cualquier régimen totalitario sin respeto por los derechos sociales, su subsistencia se basaba, en gran parte, en la habilidad de que sus habitantes vieran lo que al gobierno le interesaba que vieran.

Después de casi una hora de charla sin sentido y una exposición de motivos por los que se debía aprobar la ley, consiguieron su objetivo. St James se abrazó a la que consideraba su nuevo amiga. Ese era un gran paso porque la chica había dado cada paso de esa ley hasta el final. Era ella la única responsable de esa nueva normativa, tanto para lo bueno, como para lo malo. Sin embargo, creían ser capaces de lidiar con los Blues que habían sido perjudicados en esa ley.

Salieron de la sala y se reunieron con Richard Crawford el ministro de justicia. Estuvieron un buen rato hablando juntos.
– Creo que me vendría bien alguien como usted en mi equipo... ¿Le interesaría el puesto? – Quiso saber el mayor. Santana se sorprendió, era una oferta que no se esperaba. Se imaginó como tomarían todos la noticia
– Me encantaría, pero quiero que sepa que no tengo mucha experiencia. – Comentó la más baja.
– No todo en la vida es experiencia, señora Rose. Usted tiene algo de lo que la mayoría carece... Talento... Creo que si se lo propusiera sería capaz de vender hielo a los esquimales.
– Me alegra y halaga que confíe en mí.
– Usted no me defraude.

St James invitó a su amiga a un bar para celebrar el éxito.
– ¿Y ahora qué? ¿Cuál es la segunda gran idea de nuestra nueva asesora de justicia? – Quiso saber el Blue antes de beber de su copa.
– No lo sé, estas cosas es mejor pensarlas tranquilamente. Ahora sólo quiero llegar a casa y hablar con Brittany. – Explicó la joven.
– Al final la has conquistado... Y sin mi ayuda...
– La verdad es que sí, me siento afortunada.
– Hacéis muy buena pareja, espero que seáis felices juntas.
– A su lado es imposible ser infeliz.
– Vaya, sí que estás enamorada.
– No hay duda.
– En ese caso, haz algo por mí. Termínate esa copa cuanto antes, ve a comprar unas rosas y preséntate en casa de los Pierce. Yo avisaré a los chicos para que entretengan a sus padres, sé que tenían un evento con algunos de mis aliados, ellos os darán privacidad. Así que, cuando llegues allí, le das las rosas, la sujetas por la cintura y quiero que tu lengua pase más tiempo en su boca que en la tuya... ¿Necesitas que te explique lo que debes hacer o con esas pistas ya lo sabes?
– Creo que me hago a la idea... – La sonrisa pícara que puso la Brown le mostró a su amigo que tenía intención de seguir su consejo.

Santana se movía nerviosa mientras esperaba a que su novia abriera la puerta. Deseaba estar entre sus brazos y celebrar su éxito y su nuevo trabajo. Brittany apareció frente a ella vestida con un pijama que tenía unos pantalones tan cortos que dejaban ver sus largas piernas. No pudo articular palabras, simplemente la besó pasionalmente y la empujó hasta dentro, cerrando la puerta tras ella. Chocaron contra una pared y tiraron un cuadro que estaba colgado en ella, pero eso no detuvo el que, como pidiera Jesse, la lengua de la más baja pasara más tiempo en la boca de la otra. Las manos de la más alta rodeaban el cuello de la morena impidiendo que sus bocas se separaran... Como si la latina quisiera separarse de su novio...

Subieron las escaleras hacia la habitación mientras se besaban, chocando con las paredes, la barandilla, los muebles... No se fijaban en el camino, sólo podían sentir a la otra. Para cuando llegaron a su destino, la rubia había perdido la camiseta de su pijama y la morena había perdido el vestido que llevaba.

La ojiazul terminó de desnudarse antes de tumbarse boca arriba en su cama y la Brown hizo lo mismo antes de tumbarse sobre ella.
– Creo que deberíamos calmarnos, mis padres vendrán pronto. – La Blue comentó entre jadeos.
– Jesse me dijo que los entretendrían para que tuviéramos tiempo para nosotras. – Lopez comentó antes de volver a besarse. Sus lenguas comenzaron a bailar una danza acelerada, con prisa y necesidad. La rubia percibió el ligero sabor a alcohol en la boca de la otra por la copa que había tomado con St James. La Blue tiró a su compañera a un lado para poder ponerse ella encima, sin separar sus labios de la otra. Se colocó de manera que sus clítoris estaban juntos e introdujo dos dedos en el interior de su amante antes de comenzar a moverse.

El sudor recorría la piel de ambas mientras se movían buscando más placer para ellas y para la otra. Ambas estaban totalmente entregadas a su pasión y a sus cuerpos hasta que llegaron al orgasmo. Las dos se miraron y de repente, ´la latina sintió miedo. Todo estaba siendo tan rápido y precipitado entre ellas...
– Sabes que te amo, ¿Verdad? – Preguntó la Brown.
– Claro, yo también te amo y lo sabes. – Pierce sonrió dulcemente mientras alargaba el brazo para acariciar la cara de su novia y se acurrucaba más cerca de ella.
– Es que hemos empezado casi al revés la relación, primero el sexo y luego el amor y cuando he venido aquí no hemos dicho nada, hemos ido al sexo directamente y me siento mal porque para mí eres más que una chica con la que desahogarme.
– Pero... ¡Claro que lo sé! ¿Por qué te ha dado por pensar eso?
– No lo sé, sólo que...
– Quinn. – Brittany dijo y se quedó mirando a su novia.
– ¿Qué tiene ella que ver en esto?
– Temes que sienta que nuestra relación es como la que tuviste con ella. Sexo con sentimientos pero sin futuro. Pero lo nuestro sí tiene futuro porque, hasta que se legalicen las relaciones entre personas de distinta clase social llevarás las lentillas. – La rubia se explicó.
– Te equivocas. No sentí por Quinn lo que siento por ti. La quise muchísimo, pero no la amé y estoy perdidamente enamorada de ti. Creía que la amaba a ella y ahora sé que a la que amo es a ti.
La más alta besó a su novia. La había hecho sentirse especial. Siempre temió la comparación con Fabray porque pensó que saldría perdiendo pero al ver la mirada llena de amor que su pareja le había dirigido mientras explicaba la diferencia de sus sentimientos, supo que no tenía nada que temer.
– Por cierto, no te he contado una noticia de la que no te has enterado y que es algo más que tenemos que celebrar. – Lopez reflejó su felicidad con una inmensa sonrisa.
– Te escucho.
– Soy la nueva asesora de justicia.
– ¿Qué? Pero ese puesto es muy importante ¿Cómo lo has conseguido?
– El señor Crawford quedó impresionado con mi trabajo con esa ley y con mis ideas.
La rubia saltó sobre su novia y volvió a besarla. No tardaron mucho en volver a estar excitadas y volvieron a acostarse juntas. Parecía que no tenían suficiente de la otra, que no habría un mañana para ellas.

Después de satisfacerse por segunda vez, se ducharon, se vistieron y fueron a un lujoso restaurante a cenar. Ambas disfrutaron de su amor, de su compañía y de su conversación, ajenas a que pronto todo cambiaría. No faltaba mucho para que la pareja sufriera un duro revés que alteraría su felicidad, algo muy amargo pasaría que las separaría, que impediría que estuvieran juntas. Pronto la pareja se alejaría, pronto una de esas sonrisas se transformaría en lágrimas, pronto uno de ellas sufriría mucho dolor, pronto una de ellas sentiría su corazón roto en mil pedazos...

Elliot estaba orgulloso de lo que su hermana había conseguido y no podía esperar al día en el que todo cambiara y pudiera gritar que era un Lopez más. Sin embargo, sabía que antes debía proteger a Santana. Desconocía las intenciones de Artie con ella y eso le preocupaba porque estaba corriendo el mayor riesgo de todos los “soldados” de La Revolución del Árbol. Sabía que todos corrían peligro pero... Quería asegurarse de que la latina tenía su recompensa. Cuando llegó a casa de los Abrams, el mayordomo lo dejó pasar y lo llevó a un despacho. Había una mesa de oficina sobre la cual se encontraba un ordenador y muchos papeles, estanterías con libros y dos sillones de dos plazas con una mesas auxiliar. Se sentó en uno y al cabo de un rato llegó el anfitrión, colocando su silla de ruedas al lado de su invitado.
– Hola. – Saludó el menor.
– Artie, quiero hablar contigo. Me preocupa lo que está pasando con Santana. Quiero que me asegures que mi hermana tiene un futuro.
– Vas directo, no quieres dar rodeos al tema. Está bien, yo también seré directo. Depende del éxito de la misión. Si fracasamos, ella y otros muchos estaremos condenados. Si tenemos éxito, mi intención es que tenga el futuro que se merece.
– Y según tú, ¿Cuál es? – Quiso saber Rose, analizando cada gesto en busca de una indicación de que mentía.
– Si ella quiere, me gustaría que fuera la primera presidenta de la era de la libertad. Se merece y tiene las cualidades necesarias para realizar la transición.
– ¿No será mucha presión? Además... Debería ser elegida... Porque proclamarás una democracia... ¿no?
– Claro que será una democracia, pero Santana tendrá el apoyo de Browns porque intentaré que sea la única de ellos que se presente. Tendrá el apoyo de Greens porque amó a una de ellos y buscó lo que era mejor para ella, aunque eso fuera doloroso. Y habrá Blues que la apoyarán porque su pareja es una de ellos y la cuida y la ama... Cualquiera que vea a Brittany y Santana juntas se dará cuenta de su amor... Probablemente tu hermana sea una de las pocas personas que tiene amigos y gente a la que ama en todas las clases sociales por lo que nunca perjudicaría a ninguna. Eso puede llegar a ser la mejor propaganda para su candidatura.
– Y una vez sea presidenta... ¿Qué? – Elliot analizó cada palabra, debía admitir que parecía que todo estaba muy bien pensado.
– Brittany y ella disfrutarán de los lujos que conlleva el cargo y tendrán sus responsabilidades. Serán libres de vivir su amor, buscaremos la manera idónea para que formen una preciosa familia y, cuando tu hermana lo desee o la sociedad deje de votarla, se jubilará y se irá a vivir a la casa que nosotros le habremos preparado para disfrutar de la compañía de todos a los que ama. Tengo muchas cosas preparadas e intento que nada se salga de mi control porque, ante todo, quiero que Santana tenga ese final. Se lo merece y sé que será una gran líder.
– Suena perfecto para mí. – Confesó Lopez.
– ¿Cuento con tu ayuda?
– Claro que sí. Cualquier cosa que ayude a proteger a Santana, Brittany y lo que ambas tienen.
– La verdad es que he visto pocas parejas tan entregadas y tan enamoradas como ellas.

***

Cuando Elliot se fue, Artie se quedó pensativo. El futuro que tenía pensado para Santana era algo bueno y era su prioridad número uno en esos momentos. Quería que la Brown consiguiera la libertad y la igualdad en esa sociedad y el premio que obtendría por conseguirlo sería ese. Pasaría a la historia, eso era lo único seguro en esos momentos. Si tenían éxito, lo haría como la salvadora de la sociedad, como una líder que consiguió vencer al dictador. Si fracasaban, sería una traidora. Sin embargo, le preocupaba algo. Últimamente su mente no estaba despejada. Se había enamorado y eso hacía que no pudiera pensar en nada que no fuera una Green de melena rubia y piel clara. Kitty... Una mezcla entre dulzura y maldad que le volvía loco. No podía entretenerse en esos pensamientos, pero era incapaz de controlarse. Por eso decidió visitar la sede donde Quinn y sus ayudantes buscaban a los niños apartados de sus familias. Quería verla, así se inventó una excusa para la visita. Una vez en la oficina de Fabray, le ordenó que llamara a sus tres compañeros y la rubia por la que suspiraba entró junto a Sam y July. Después de saludarse educadamente, el Blue comenzó con su discurso.
– Como habéis podido comprobar, el plan de cambiar la sociedad está saliendo según lo previsto. Ya tenemos una ley y Santana trabaja en la siguiente. Es hora de tomar partido. ¿Estáis con nosotros?
– Luchamos contra una ley estúpida... ¿Qué te hace pensar que no estamos en tu bando? – Preguntó Evans.
– Sólo quería asegurarme de quienes son mis aliados, se aproxima la guerra y necesito preparar a los soldados. – Informó el ojiazul.
El moreno no tenía más excusa para permanecer allí, por lo que comenzó a salir. Cuando estaba a punto de abandonar el edificio, escuchó que alguien le llamaba. Al volverse, vio a la joven que le había robado el corazón.
– ¿De verdad pensabas irte sin que hablemos? Sé que ha pasado tiempo, ¡meses!, pero tú y yo nos besamos y... – Kitty comenzó pero fue interrumpida.
– Y luego besaste a Jake. – Abrams dijo serio.
– ¿Lo viste? – Susurró la chica.
– Si. – Afirmó él.
– Fue un momento de debilidad, de intentar negarme a mí misma lo que realmente sentía. No puedo quererte, no podemos estar juntos y no por esa estúpida norma. Somos conscientes de que somos parte activa de algo ilegal. Nuestros nombres son los primeros de una lista de personas a las que matar. No lo podemos evitar ni controlar. Las probabilidades de que acabemos sufriendo son infinitas. No quiero eso ni para ti ni para mí.
– ¿Te crees que no lo he pensado? Pero sabes una cosa. ¡Voy a sufrir igual! Da igual si estamos juntos o no, si te pasa algo yo moriré contigo. Así que, si estás dispuesta, preferiría disfrutar a tu lado del tiempo que sea que nos quede.
Ambos se besaron. No iban a perder ni un segundo más sin demostrar lo que realmente sentían. Porque tal vez nunca más podrían hacerlo. ¿Era una relación condenada o sobrevivirían a lo que viniera?

Brittany y Santana entraban de la mano en el hospital y se fueron discretamente a la zona donde se atendía a los Browns. La morena llevaba sus lentillas azules porque había riesgo de que la reconocieran y era muy peligroso que alguien se diera cuenta de su relación. Por eso tampoco podían ir al lugar que se dirigían de manera directa porque se suponía que los Blues no podían ir allí. Cuando llegaron, Blaine se abrazó a su hermana. Ambos estaban nerviosos por saber lo que pasaría con Rachel, que estaba dando a luz en ese momento.
– Está con Finn, Carole y Mandy. Mi padre está atendiendo el parto. En cuanto sepan algo vendrán a avisarnos. – Informó Marley.
Con los nervios a flor de piel, la latina se sentó junto a su pareja, que sostenía sus manos. Necesitaba a la rubia a su lado. Pasó bastante rato hasta que la señora Lopez salió a informar a sus hijos, todos se levantaron y se acercaron a ella.
– Es una niña. Se va a llamar Maria. – Después de decir eso, la mujer miró disimuladamente a su hija, ya que ese era su segundo nombre y sabía que le haría ilusión. Vio como se le iluminaba la cara. – Está totalmente sana y tiene los ojos marrones. El doctor Rose dice que los bebés que nacen con ojos azules pueden tenerlos marrones con el tiempo, pero no al revés, por lo que la niña es una Brown y no nos la van a quitar.
Todos lo celebraron aunque Santana no se movió. Brittany se preocupó y se acercó a ella. Puso una mano en su hombro que la hizo reaccionar, pero de una forma que nadie se esperaba. Avanzó hacia su madre y la abrazó mientras se ponía a llorar. La mujer la sostuvo y la consoló todo lo que pudo. No olvidaba que, al final, era una joven de diecisiete años a la que le había tocado crecer antes de tiempo. Desde los quince años había estado llevando el peso de su familia. Sin embargo, en esos momentos, era una niña con necesidad de cariño y consuelo. Blaine rompió el momento de intimidad de ambas uniéndose al abrazo. La tía del bebé no paraba de llorar y su novia y Elliot acudieron a mostrarle su apoyo. Lopez no estaba sola y nadie permitiría que lo sintiera así.

***

Como tenían que esperar a que Rachel y Maria estuvieran listas para recibir visitas, decidieron salir un rato del hospital ya que no hacían nada allí. Todos los Brown salieron y se sentaron en un parque cercano. Santana no pudo acompañarlos porque llevaba las lentillas. Kurt y Blaine se escondieron en el despacho del doctor Rose porque no querían separarse y los hermanos Rose se inventaron una excusa para dejar a la pareja sola. La latina y Brittany decidieron ir a una cafetería.
– La llamada de mi madre ha interrumpido nuestra cita. Tenía una sorpresa para ti. Puede que ya no sea tan romántico pero... Quiero hacerlo hoy, no puedo esperar un segundo más. – La rubia la miró confundida mientras la menor sacaba una fina pulsera. – Entenderé que no la quieras llevar en un sitio que se vea, es algo sencillo y ni siquiera es plata real, solo lleva un baño. Tienes cosas más valiosas y bonitas, me conformo con que la tengas. Lleva en mi familia varias generaciones. El primogénito se la regala a la persona con la que quiere compartir el resto de su vida. No le he pedido permiso a Elliot pero sé que no le importará que me la quede yo, y ya he encontrado a su dueña. No te voy a pedir matrimonio ya porque es pronto y somos jóvenes pero sé que lo nuestro es eterno. Te amo y quiero demostrártelo de todas las maneras posibles.
La más alta tenía los ojos húmedos y luchaba por contener las lágrimas. Alargó el brazo para que su novia pusiera la pulsera en su sitio y la latina la miró extrañada.
– No existe otro lugar en el mundo en el que deba estar esa pulsera que no sea mi muñeca, así que ponla en el sitio que le corresponde. No hay nada más valioso y bonito que esa pulsera y es mía y quiero enseñársela a todo el mundo y contarle lo que significa. – Dijo la rubia.
– Creo que deberíamos buscarle otro significado para que nadie sospeche. – Propuso la morena mientras le ponía la pulsera.
– Bueno... Pensaremos en algo.
Se besaron con pasión. Estaban enamoradas y eran correspondidas, por lo que nada podía hacerlas más felices.
– Te amo. – Exclamó la más alta al separarse.
– Yo también te amo. – Respondió la menor.

***

Santana y Brittany llegaban al lugar donde Rachel descansaba después del parto. La más bajo se abrazó con la joven mientras la rubia felicitaba a Finn. Después intercambiaron posiciones. Cuando ya terminaron, la morena se acercó a la cuna en la que dormía el bebé.
– Puedes cogerla si quieres. – Ofreció la feliz mamá.
A su hermana se le iluminaron los ojos como si eso fuera lo que más quería hacer en el mundo. Con mucho cuidado sacó a la niña de su cuna y la sostuvo en sus brazos, moviéndola con cuidado mientras tarareaba una canción de cuna. Maria estaba dormida con su manita en su boca. La rubia se acercó y miró dulcemente a la pequeña mientras acariciaba su cara.
– ¿Nos imaginas a nosotras dentro de diez años así, con un bebé nuestro? – Preguntó la más baja, atrayendo las miradas de los otros tres jóvenes allí presentes.
– La verdad es que mentiría si te dijera que no he pensado en ello. – Confesó su novia. Ambas se dedicaron una mirada llena de amor.
– Lucharé para que lo tengamos. No pienso rendirme. Mientras haya un rayo de esperanza, yo lucharé por nosotras.
La feliz mamá miró a su marido para intentar ver si él pensaba lo mismo. Sabía que las palabras de su hermana eran ciertas y sinceras y ella debía reconocer que temía por su ella. Sabía que estaba dispuesta a dar su vida para que todos los que amaba fueran felices aunque, el pensar que en ese momento tenía unos objetivos propios era algo tranquilizador. Había una posibilidad de que fuera más racional y se sacrificara algo menos. Debía hablar sobre el tema con la Blue porque sabía que conseguiría su apoyo para mantener a Santana con vida.

El resto de la visita fue más tranquila. Los cuatro reían y charlaban mientras se turnaban para sostener a Maria. Rachel insistió en que Brittany también la cogiera porque, como ella decía, también era su tía. La rubia se sintió parte de la familia Lopez por primera vez y debía reconocer que le encantaba esa sensación. En ese rincón del hospital, ocultos tras unas cortinas blancas, dos parejas de enamorados compartían la felicidad que en ese momento sentían, sin saber que pronto todo cambiaría y que dos de ellos se separarían, tal vez para siempre...

Brittany, Elliot y Marley estaban compartiendo confidencias en la casa de los Rose cuando unos hombres enmascarados y armados entraron. Agarraron a los tres Blues, a Finn, Rachel y la bebé y los sacaron de la casa. Todos estaban asustados mientras eran introducidos en el remolque de un pequeño camión.
– ¿Dónde nos llevan? – Quiso saber Hudson mientras rodeaba con sus brazos a su mujer y su hija.
– No tenéis que saber donde nos dirigimos. Tenéis que estar tranquilos. No os vamos a hacer daño. – Uno de los desconocidos contestó.
Después de dos horas de viaje, pararon en un lugar y los llevaron hasta una fábrica que parecía abandonada. Allí estaban muchos de sus amigos, junto a sus padres.
– ¿Qué hacemos todos aquí? – Preguntó Pierce.
– Nos han descubierto, poco a poco irán viniendo todos. – Informó Artie.
– ¿Y Santana? ¿Dónde está Santana? – Gritó la rubia. Abrams miró a los tres hermanos de la latina y a su madre antes de volver la vista a la joven que estaba delante de él.
– La han matado. La han descubierto. Pensaba que la torturarían durante un tiempo, lo suficiente para que pudiéramos sacarla de allí pero... No sé si saben que tengo infiltrados allí o qué pero... Uno de mis hombres ha tenido que sacar varios cuerpos hace unos minutos y estamos convencidos de que uno de ellos es el de Santana.
La ojiazul se apoyó en la pared y se dejó caer, sentándose en el suelo, en estado de shock, Rachel se escondió entre los brazos de su marido que la apretó con fuerza contra su pecho. Kurt se acercó a Blaine para consolarlo y Elliot acudió junto a su madre biológica.
– ¿Estáis seguros? – Marley intentó mantener la calma. La latina era la cuñada y amiga de su hermano biológico y la hermana de su otro hermano, además de la pareja de una de sus mejores amigas y hermana de la pareja de otro de sus amigos. Si lo pensaba seriamente, era un lío, pero así era su familia.
– Sí. Han matado a varios presos y las celdas donde la retenían están vacías. – Comentó el líder de La Revolución del Árbol con semblante muy serio.
Comenzaron a escucharse los gemidos y sollozos de Brittany. No podía soportar el pensar que no podría volver a ver a su novio. Comenzó a temblar e hipar mientras sentía los brazos de Marley rodeándola. Pero por mucho que su amiga se esforzase, en esos momentos lo que deseaba era que la abrazara otra persona. Quería sentir unos brazos que no volverían a rodearla nunca más, al igual que no volvería a ver esa sonrisa que le hacía suspirar o esos ojos que, incluso con lentillas, eran capaces de transmitir amor. Se agarró la muñeca con fuerza, presionando la pulsera que ella le regalara días atrás, como si Santana fuera capaz de abrazarla a través de ella.
– ¿Qué vamos a hacer a partir de ahora? – La señora Rose entendía el dolor de todos, al final era hermana de su hijo, pero tenían cosas más importantes en las que pensar.
– Acelerar el plan. Ya no tenemos tiempo ni capacidad para hacer el cambio de forma lenta. Tendremos que hacerlo de la manera que quería evitar. Debemos empezar la guerra. – Comunicó Artie.
– ¿Tendrás el valor de pedirnos que luchemos después de haber perdido a Santana? – Quiso saber Mandy mientras miraba con preocupación a sus tres hijos vivos. Había perdido a dos de sus pequeños y a su marido, no se sentía con fuerza para perder a nadie más.
– Tengo un lugar seguro para que os refugiéis hasta que todo pase. – El joven de la silla de ruedas informó. – ¿Quién quiere ir allí?
Blaine se adelantó antes de que nadie pudiera decir nada. Quería hablar.
– Antes de nadie se aparte de la guerra, quiero que penséis bien en lo que vais a hacer. Santana ha muerto por un objetivo, la libertad. Si queremos que su memoria siga presente, debemos hacer que su muerte haya servido para algo. No voy a dejar que su sacrificio quede impune. Van a pagar por lo que le han hecho y vamos a conseguir que su sueño se haga realidad, por ella.
Nadie dijo nada más, Finn convenció a su madre y a Mandy para que se llevaran a Maria al lugar seguro y la cuidaran mientras él y su mujer luchaban por el futuro de la bebé. La señora Rose también se unió a ellas, aunque su marido se opuso, a pesar de la insistencia de sus hijos. Los señores Pierce, Rose, Fabray y Evans decidieron luchar por sus ideales mientras que el resto se fueron. Antes de que salieran, Brittany se acercó a la madre de la joven que ocupaba su corazón y le mostró la pulsera.
– Entenderé que te la quieras llevar. Pertenece a tu familia y Elliot o Blaine querrán dársela a alguien. – Dijo la Blue.
– Santana te la dio a ti. Me lo contó y sé que sabes lo que significa. Eres una Lopez, pase lo que pase es tuya. Aunque no la quieras llevar porque no tiene valor, es algo que te pertenece a ti. – La mujer acarició la cara de la joven mientras esta lloraba.
– Santana se parece mucho a ti. Me dijo lo mismo. Para mí es lo más valioso del mundo. Me hubiera dolido devolverla pero pensé que era lo correcto. – Las dos dejaron de intentar retener las lágrimas y se abrazaron.
Todos los que no querían formar parte de la revolución se fueron y Blaine y Rachel se acercaron a Pierce y lo rodearon con sus brazos.
– Eres una Lopez, Brittany, no lo olvides. – Susurró la más baja.
– Siento romper un momento tan mágico, pero tenemos que ponernos a trabajar. Hay mucho que hacer y cuanto antes empecemos, antes cumpliremos nuestro objetivo... – Artie comenzó a decir pero en ese momento entró Schuester, uno de sus aliados.
– Tenemos el anuncio del gobierno. Ha sido emitido por la televisión hace unos minutos. – El hombre mostraba un DVD.
– Ponlo para que lo veamos, tendremos que contra-atacar. Parte de la batalla la vamos a vivir en la prensa. Esa va a ser una de las maneras de conseguir soldados para uno u otro bando.
– No creo que sea algo que deban ver los Lopez. – Dijo Will.
– Será mejor que salgáis...
– No lo haré, si tiene que ver con Santana me quedo. – Por primera vez desde que escuchó la noticia, Piere mostró entereza.
No tardó en arrepentirse de su decisión. El vídeo contenía imágenes de tortura hacia su novia. Entre ellas, una realmente preocupante que parecía que suponía la muerte de la Brown. Todos contuvieron las lágrimas y prefirieron sacar su rabia. Tenían ganas de luchar y eso harían todos. Elliot, Brittany, Blaine, Kurt, Finn y Rachel se cogieron de las manos. Lucharían por la libertad y por vengar a una joven que lo dio todo por ellos.
– Debemos luchar, no hay otra opción. – Blaine parecía ansioso por empezar la lucha. Quería sacar la rabia que contenía, quería venganza, quería que todo fuera como su hermana lo había soñado.
– No todo es tan fácil, tenemos que encontrar la manera de atacar y debemos entrenaros para la lucha. Muchos de vosotros no habéis cogido un arma en vuestra vida, no os mandaremos a morir. No vamos a entrenaros mucho, pero al menos debéis aprender las cosas básicas. – Artie se mostró tajante, quería que todo fuera mejor posible. Apreciaba demasiado a la mayoría de los que estaban allí, no quería más bajas.

Mientras los demás aprendían a manejar armas, Artie se centraba en crear un plan. Debía reconocer que el video era muy impactante y que evitaría que muchos se enfrentasen al gobierno. Debía buscar algo con lo que contra-atacar, algo que fuera capaz de remover conciencias y mover personas. Su mirada se dirigió a Blaine y Kurt, que escuchaban como se maneja un arma manteniendo sus manos entrelazadas. Ellos habían sido su plan original pero lo cambió cuando vio la oportunidad de disponer de la ayuda de Santana. Un joven Blue fuerte y amable, un chico Brown muy inteligente, sencillo y cariñoso. Una relación condenada al fracaso a pesar de su amor y un talento desperdiciado por unas tontas normas. Si a eso se le añadía que él era hermano de una persona a la que el gobierno había torturado y asesinado porque quería darles una vida mejor, que su hermano mayor fue dado en adopción por su color de ojos, que su padre murió en la fábrica... Tenía los mejores candidatos para la campaña. Se acercó a ellos y ambos se quedaron mirándolo, esperando a que hablara. Rachel, Finn, Marley, Brittany y Elliot se acercaron a la pareja para apoyarlos, temían lo que el otro haría. Abrams pasó los siguientes minutos contándole a los chicos su plan. Tenían que grabar unos anuncios llamando a la rebelión y contando que ellos estaban enamorados, que futuro les gustaría tener y como se sentían tras la pérdida de Santana. Además debían realizar varias fotos en las que ambos sostenían carteles con mensajes como “igualdad”, “¿Por qué no podemos amarnos?” o “Queremos un futuro”. La pareja aceptó y se fueron junto a Will Schuester a realizar los vídeos y fotos.

Al día siguiente se emitieron los anuncios por televisión gracias a los técnicos de La Revolución del Árbol, que consiguieron robar minutos de emisión. Muchos voluntarios colocaban los carteles mientras los demás seguían en el escondite. A última hora de la tarde, varios aliados entraron y uno de ellos se subió a una silla.
– ¡Lo hemos conseguido! Los accesos al congreso y a los palacios ministeriales están sellados. Browns, Greens y Blues han salido a la calle y llaman a sus líderes. No llaman a los St James, llaman a Blaine y Kurt. La revolución a comenzado. Somos mayoría.
Todos comenzaron a aplaudir, esa era la señal que esperaban. Ya no estaban solos y eso podía suponer una gran ventaja. Comenzaron a prepararse para la batalla. Sabían que sería difícil y que probablemente habría bajas, pero era el momento que esperaban. Sin embargo, también era el momento de las despedidas. Querían decirse lo que no se habían dicho.

Se dividieron en grupos. Se abrazaban y deseaban volver a verse después de que todo pasara. Eran conscientes de que las cosas no volverían a ser igual.

Sam se acercó a July. La chica lo miró curioso mientras él se rascaba la nuca en un gesto nervioso.
– Yo... Hace años que me gustas. No había reunido el valor de decírtelo pero no quiero ocultarlo más. Cada vez que te veo es como si el resto del mundo dejara de existir. Te amo. – Se confesó el joven.
– Yo también te amo.
Tras estas palabras, ambos se besaron. Era la primera vez que lo hacían, pero también podía ser la última. Por eso el beso se hizo muy ansioso y desesperado. Cuando acabaron, juntaron sus frentes y se dedicaron a mirarse con mucho amor.

Kitty se acercó a Artie y se sentó sobre sus piernas mientras rodeaba su cuello con sus brazos. Él agarró su cintura y se besaron. No necesitaban decirse nada, ya lo habían hecho antes. Los nervios eran evidentes en la chica, que temía por su vida y por la del otro.
– Sabíamos que este momento llegaría. – Dijo el Blue.
– Eso no lo hace menos doloroso. – Susurró la joven.
– Prométeme que pase lo que pase no arriesgarás tu vida por mí. – Pidió él.
– No puedo hacerlo.
Volvió a besar al otro para evitar que volviera a pedirle lo mismo. No haría promesas que no estaba dispuesta a cumplir.

Kurt y Blaine estaban igual que las otras parejas. El Blue lloraba desconsoladamente entre los brazos de su novio. Sabían que ellos eran los que más peligro corrían porque estaban expuestos por la campaña. Sin embargo ninguno de los dos se arrepentía de lo sucedido. El castaño sabía que nada habría conseguido que el joven no luchara y vengara la muerte de su hermana y él era incapaz de dejarlo solo.

Finn y Rachel también estaban como los demás.
– Si me pasa algo, prometeme que mi familia podrá ver a Maria. Blaine, Elliot, mi madre... Son su familia. – Pidió ella.
– No tienes que pedirlo, sabes que lo haré. Yo no te pido que dejes a mi madre ser parte de su vida porque sé que lo será.
Se besaron de una manera dulce. Ellos tenían algo por lo que volver. Sabían que su pareja no arriesgaría nada porque tenían un objetivo mayor. Se separaron y el más alto se subió a la misma silla que antes fuera ocupada por uno de los aliados.
– Quiero pedir algo. En caso de que a Rachel y a mí nos pase algo, queremos que Blaine y Kurt se encarguen de Maria. Si ellos no pudieran, Marley es la siguiente en la lista. Por último, Elliot. Si ninguno de nuestros hermanos puede... – Al joven se le humedecieron los ojos al pensarlo. – Nuestros amigos junto con nuestras madres buscarán la mejor opción. Sé que os pedimos mucho pero quiero estar seguro de que el futuro de nuestro bebé está con la gente que amamos.
Todos asintieron. Marley se acercó a él y lo abrazó mientras sus parejas hacían lo mismo. Rose y Hudson apenas habían tenido relación entre ellos pero eran familia.
– Gracias por confiar en nosotros. Espero no tener que cuidar a Maria porque eso significará que al menos uno de vosotros está bien pero quiero que sepas que si algo ocurre, la criaré como si fuera mía y siempre sabrá quienes fueron sus padres y conocerá a sus dos abuelas... Lo prometo. – La Blue informó.

Después de esa escena, se separaron en grupos de cuatro para dirigirse a diferentes puntos de la revolución. Artie distribuyó a todos de manera que no coincidieran dos personas enamoradas o familia en el mismo grupo porque eso era peligroso ya que podía interferir en sus decisiones. A pesar de todo, eso fue muy difícil debido a que había muchos relacionados directa o indirectamente. Los únicos que debían ir juntos y no separarse bajo ningún concepto eran Kurt y Blaine. La guerra había comenzado...

Brittany, Quinn, Puck y un agente formaban un equipo. La tensión era evidente cuando se montaron en el coche que conducía uno de los soldados de la Revolución del Árbol. La Green y la Blue evitaban mirarse. Llegaron a la entrada sur del edificio donde residía el vicepresidente Gorvy. Ellos se encargarían de liderar el asalto al lugar.

El soldado subió las escaleras hasta la entrada del lugar con un megáfono en su mano, dispuesto a informar a los allí presentes.
– Todos nosotros estamos aquí para luchar por nuestro futuro, pero no estamos solos. La novia de Santana está con nosotros. Brittany, ven por favor.
La rubia le hizo caso y comenzó a caminar hacia donde estaba el hombre. Mientras avanzaba sentía las manos de los allí presentes que intentaban darle consuelo. No pudo evitar que sus ojos se humedecieran y las lágrimas amenazaran con salir. Sentía a Noah detrás de ella, como si fuera un guardaespaldas. Cuando llegó, tomó el megáfono para hablar. Intentó controlar sus lágrimas pero no lo pudo hacer. La chica que ocupó su corazón estaba presente en cada uno de sus pensamientos. Sujetó la pulsera que le había regalado como si fuera el más valioso de los tesoros, porque para ella lo era.
– Santana quería un mundo mejor para todos. Nunca fue egoísta, siempre miraba por los demás, sobre todo por sus hermanos. Fui la mujer más feliz a su lado, a pesar de que nuestro amor era prohibido, a pesar de que ya sabíamos los peligros que tenía el que ambas perteneciéramos a la Revolución del Árbol. No me engañó, la conocí y me enamoré de ella como Brown, aunque cuando nuestra relación empezó ya fingía ser una Blue. Hoy estoy aquí por ella y por todas las personas a las que amó, para que tengan una vida más justa. Sobre todo estoy aquí para ayudar a los Lopez y a la pequeña Maria. Es la hija de su hermana, apenas tiene un mes y es una Brown que merece lo mejor y que tiene el derecho de saber lo que su tía hizo por ella. Yo estoy dispuesto a dar mi vida por la libertad... ¿Quién está conmigo?
Todos levantaron la mano mientras daban gritos de aprobación. Esas palabras habían sido sinceras e inspiradoras, el mejor de los discursos sale directo del corazón, sin preparar, sin guión.

Sin embargo, Fabray no estaba nada contenta con lo dicho por la joven. No soportaba pensar que Pierce se quedaba con todo y ella era relegada a un segundo plano. Ella había sido el primer amor de la latina y rompieron por culpa de las limitaciones que tenían por ser de diferente clase. Ellas no habían podido permitirse lentillas todos los días para poder vivir su amor.
– ¿Quién te has creído que eres? Nunca amaste a Santana, lo único que querías eran los beneficios que te podría suponer ser la novia de la líder del cambio, tanto si vivía como si moría. – La ojiverde exclamó.
– Eso no lo digas jamás. La amo más de lo que tú lo has hecho. – Se defendió la Blue.
– Seguro que hiciste el papel de damisela en apuros a la espera de alguien que la salve. – Se burló la Green.
– Mejor eso que ser una bruja que sólo le servía a Santana para el sexo. – La menor no pudo controlarse.
– Mejor ser eso que una muñeca asquerosa que no sirve ni para el sexo. – Brittany no pudo contenerse más y le dio una bofetada a Quinn.
– Amo a Santana. Ni tú ni nadie podrá hacerme decir lo contrario. Te quiso muchísimo, no lo negaré, pero ella y yo tuvimos algo que nunca tuvo contigo.
– Eso es difícil. Me encargué de satisfacer a Santana de todas las maneras posibles. No hay ninguna en la cual tú pudieras ganarme. Fuiste el segundo plato. Estuvo contigo porque no pudo estar conmigo.
– Hay algo que no pudiste hacer por ella. Yo estuve ahí cuando las cosas estaban mal...
– Tal vez deberíais pensar en lo que tenemos por delante y no en esas tonterías. Conozco a Santana y os amó a las dos. No hay más discusión. – Puckerman intervino cansado de los gritos y las acusaciones.
Todos estuvieron de acuerdo con las palabras de Noah y comenzaron a distribuir las diferentes armas que habían llevado al lugar. Crearon grupos dependiendo de las habilidades de los allí presentes. Los más fuertes derribaron la puerta y todos entraron.

Los sonidos de los disparos inundaron el lugar. Gritos de dolor, sangre, cuerpos sin vida... Todo demostraba que había comenzado la guerra. Una lucha que tendría muchas muertes. Una batalla que traería lágrimas de tristeza, lágrimas de felicidad, llantos de dolor...

Pero lo más importante era que nada volvería a ser como antes. Para bien o para mal, todo cambiaría. Si las cosas salían según lo previsto, cambiarían el gobierno pero... ¿Luego qué? ¿Qué tenía Artie planeado tras la muerte de Santana? El Brown no podía ser el nuevo presidente... ¿Quién más podía liderar el cambio? ¿O por el contrario habría una nueva lucha para ver quién se quedaba con el poder?

Tal vez todo cambiara y pasaría algo que les indicara el camino a seguir. Alguien liderará la rebelión, alguien que les sorprenderá, alguien que nunca pensaron que lucharía junto a ellos.... Pero eso sería en el futuro... Lo primero era luchar.