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[Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
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[Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Hola……….buenas noches a todas/os……….hoy pongo a consideración de uds. este nuevo proyecto de adaptación……ojala y les guste………a poco creyeron que iban a a librarse tan fácilmente de mi jejejeje……..las invito a darle una oportunidad a este nuevo proyecto de adaptación titulado “Sweet Home”
Desde la siguiente actualización les pondré los adelantos acostumbrados……..hoy no pude hacerlo debido a falta de tiempo, a la par de que este nuevo proyecto de adaptación hace unos minutos que empecé a elaborarlo jejeje
Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..
*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:
http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)
http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)
http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)
http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)
http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)
*Próxima actualización (última): día VIERNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)
Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo
Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.
Y la canción del día es……….
https://www.youtube.com/watch?v=skmxPxlOaow
*Desde que empecé a oír esta canción..sentí que era la correcta para el inicio de esta historia
NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).
Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.
Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia
Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.
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SINOPSIS
A la edad de veinte años, Brittany Susan Pierce sabe mucho.
Ella sabe de Descartes y Kant.
Ella sabe de la academia y Oxford.
Ella sabe que la gente que ama la abandona.
Ella sabe cómo estar sola.
Pero cuando Brittany deja los cielos grises de Inglaterra atrás para comenzar una nueva vida en la Universidad de Lima, Ohio, encuentra que tiene mucho que aprender, no sabía que un verano podría ser tan caliente, no sabía que los estudiantes podían ser tan intimidantes, y seguramente no sabía lo mucho que a la gente de Lima, Ohio le gustan los deportes, entre ellos el tenis.
Cuando un encuentro casual con la afamada estrella del tenis, Santana López, la deja incapaz de pensar nada de eso excepto en sus ojos marrón chocolate, cabello oscuro y el físico perfecto, Brittany pronto se da cuenta que su vida tranquila, solitaria está a punto de cambiar dramáticamente para siempre...
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PROLOGO
EASINGTON, DURHAM, INGLATERRA. HACE CATORCE AÑOS...
—Brittany, puedes venir, cariño. Tengo algo que decirte.
Mi abuela estaba en la habitación de nuestra pequeña casa, sentada en su viejo sillón marrón con la cabeza entre las manos.
Me adelanté y miré alrededor de la habitación. Mi papá no había regresado del pub. Siempre estaba en el pub desde que la horrible señora que a veces salía en la televisión cerró las minas el año que yo nací y mi papá se deprimió. La abuela me lo dijo.
Mi abuela levantó la cabeza y sonrió melancólicamente. Mi abuela tenía la sonrisa más amable que jamás había visto; podía iluminar la habitación con sólo una sonrisa.
Amaba a mi abuela, mucho.
Mientras me acercaba, me di cuenta que estaba sosteniendo una vieja foto de mamá. Mamá murió cuando yo nací, y la abuela y papá sólo se enfadaban cuando preguntaba por ella, así que evitaba preguntar nada. A pesar de eso, silenciosamente me aseguro de besar su foto junto a mi cama todas las noches. La abuela me dijo que mami me vería hacerlo desde el cielo.
—Ven aquí, mi pequeña Brittany-pops. Siéntate en mi regazo —dijo, con un movimiento para que me acercara hacia ella, colocando el marco sobre la alfombra roja.
Dejé caer mi mochila de color rosa en el suelo, me acerqué y me senté en su regazo. Olía a menta. Ella siempre olía a menta. Sabía que era para ocultar el olor de los cigarrillos que fumaba clandestinamente en el callejón. Me hacía reír cuando se escondía fuera cada mañana sin quitarse los rulos de color rosa en el cabello gris y su bata púrpura.
Puse una de mis manos en su mejilla. Se veía perturbada. —Abuela, ¿qué pasa?
Tomó mi pequeña mano entre las suyas y me sobresalté de lo fría que las tenía. Las froté entre mis manos y le di un beso en su mejilla para que se sintiera mejor. Ella decía que mis dulces besos podían hacer que cualquier problema en el mundo fuera un poquito más fácil.
La habitación estaba muy tranquila. El único sonido provenía del crepitar de la chimenea y el fuerte tic-tac del reloj del abuelo.
****
La abuela ponía siempre música, y bailábamos en frente del fuego. No había música tocando hoy, sin embargo, y la casa se sentía aburrida y triste.
Me quedé mirando el reloj y vi que el minutero estaba en las doce y puntero en las cuatro. Me esforcé por recordar lo que mi maestra, la Sra. Clarke, nos había dicho en clase. Mis ojos se cerraron con fuerza mientras trataba de pensar. Se abrieron mientras me quedaba boquiabierta. Eran las cuatro. ¡Sí! Las cuatro en punto. Papá volvería pronto.
Traté de escabullirme del regazo de la abuela para correr hacía la puerta a esperar a que mi papá entrara. Siempre me abrazaba y me hacía girar antes de decirme que era la chica más guapa del mundo, al igual que mi mamá. Era mi parte favorita del día.
Salí de las rodillas de mi abuela, pero ella me agarró del brazo.
—Abuela, ¿qué haces? Papá va a venir pronto. Necesita su abrazo diario.
La abuela aspiró profundamente y las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.
—Abuela, ¿por qué lloras? Por favor, no estés triste. ¿Necesitas un dulce beso? ¿Eso te hará sentir mejor?
La abuela me aplastó contra su pecho, y mis gafas estuvieron a punto de caer de la nariz. Con la tela de su delantal rayado contra mi mejilla. Moví ligeramente la cara para detener la picazón. Ella me echó hacia atrás y cayó de rodillas. Sus ojos tristes estaban a la misma altura que los mío ahora.
—Brittany, necesito decirte algo, algo que te hará muy, muy triste. ¿Me entiendes?
—Sí, abuela. Tengo seis años. Soy una niña grande. Entiendo muchas cosas. La señora Clarke dice que soy la niña más inteligente de toda mi clase, tal vez de la escuela.
La abuela me sonrió. No llegó a los ojos, sin embargo. No era una sonrisa completa. Papá decía que sólo las sonrisas completa muestran que eres realmente feliz. No debes perder una sonrisa completa en una cosa que no te hace muy feliz.
—Tú eres inteligente, cariño, aunque no sé a quién te pareces. Llegarás lejos. Estás destinado a dejar esta vida triste y hacer algo por ti misma. Es lo que tu madre y tu p… papá hubiera querido. —Inhaló y sacó el pañuelo de color rosa de su bolsillo. Estaba completamente bordado de rosa rojas. Habíamos elegido la tela en el mercado hacía dos semanas. Hicimos una para ella y otro para mí, un conjunto a juego, al igual que la abuela decía que éramos nosotras.
Secó su nariz roja con el pañuelo mientras miraba por la ventana, antes de que sus ojos cambiaran y ella me miró de nuevo. —Ahora, Brittany, tienes que tomar una gran bocanada de aire, de acuerdo, como te he enseñado.
Asentí y respiré durante cinco segundos a través de la nariz, sosteniendo mi estómago, y soplé lentamente durante cinco a través de mi boca.
—Buena chica —elogió, frotándose la mejilla con el pulgar.
—Abuela, ¿dónde está papá? Está retrasado. Nunca llega tarde. —Siempre estaba en casa para verme después de la escuela. Siempre olía a cerveza desagradable, sin embargo, pero él siempre había olido así. No sería papá si no lo hiciera.
—Brittany, algo le pasó a papá hoy —me dijo con una voz temblorosa.
—¿Está mal? ¿Le hacemos un poco de té para cuando llegue a casa? El té hace que todos se sientan mejor, ¿no es así, abuela? Siempre me dices eso —le dije, empezando a sentir un extraño, sospechoso remolino en mi estómago por la forma peculiar en que ella me estaba mirando.
Negó con la cabeza mientras su labio temblaba. —No, cariño. El té no será necesario hoy. Dios decidió llevarse a tu padre al cielo esta mañana para estar con los ángeles.
Levanté hacia atrás mi cabeza para mirar hacia el techo. Sabía que Dios vivía hacia arriba por encima de nosotros en el cielo. Nunca pude verlo, sin embargo, no importa cuánto lo intentara.
—¿Por qué Dios se llevó a papá lejos de nosotras? ¿Somos malas personas? ¿Era demasiada traviesa? ¿Es por eso que Dios no quiere que tenga una mamá o papá?
Mi abuela me abrazó, con la nariz metida en mi cabello largo y castaño. —No Brittany- pops, nunca, nunca pienses eso. Dios sentía la tristeza de tu padre por haber perdido a tu mamá tan pronto. Y decidió que ya era hora de volvieran a estar juntos de nuevo. Él sabía que eras valiente y lo suficientemente fuerte como para vivir sin los dos.
Pensé en ello mientras chupaba el pulgar. Siempre me chupaba el dedo cuando tenía miedo o me sentía nerviosa.
La abuela me alisó el cabello de la cara. —Quiero que sepas que nadie en todo este planeta te amaba tanto como tu mamá y papá. Cuando mami murió, papá no sabía qué hacer. Él te amaba tanto, pero también la echaba de menos. Cuando la señora de la televisión…
— ¿Margaret Thatcher? —la interrumpí. Habíamos aprendido acerca de ella en la escuela. No le gustaba a mucha gente en mi ciudad. La llamaban con nombres desagradables. Hizo a un montón de gente muy triste.
La abuela sonrió. —Sí, Margaret Thatcher. Cuando la señora Thatcher cerró las minas, tu papá ya no tenía trabajo y eso le hizo muy infeliz. Papá intentó durante mucho tiempo ganar dinero para comprarnos una casa mejor, pero sólo había trabajado en las minas toda su vida y no sabía hacer otra cosa. —Cerró sus ojos fuertemente—. Hoy murió papá, cariño. Se ha ido al cielo y no va a volver de nuevo con nosotras.
Mis labios comenzaron a temblar y sentí las lágrimas picar en mis ojos. —Pero no quiero que se vaya. ¿Podemos pedirle a Dios que lo traiga de vuelta? ¿Qué vamos a hacer sin él? —Un fuerte sentimiento se expendió por mi pecho y sentí como si no pudiera respirar. Cogí la mano de mi abuela, y mi voz se volvió ronca—. No hay nadie más que nosotras ahora, ¿verdad, abuela? Eres todo lo que me queda. ¿Y si él decide llevarte a ti también? No quiero estar sola. Tengo miedo, abuela. —Un fuerte grito arrancó de mi garganta—. No quiero estar sola.
—Brittany —abuela susurró mientras me acurrucaba cerca y caíamos al suelo juntas, llorando frente a la chimenea.
Mi papá se había ido.
Mi papá estaba en el cielo. Él nunca, nunca volverá.
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Capítulo 1
UNIVERSIDAD DE LIMA, OHIO, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. DÍA DE HOY...
¡Era una maldita tarde!
Jadeé y respiré entrecortadamente mientras corría a través de la extensión del campus de la Universidad de Lima, Ohio, intentando con todas mis fuerzas no caer de bruces.
Mis manos estaban ocupadas completamente con fotocopias del temario del curso de filosofía que me habían ordenado copiar hacía más de una hora, la primera tarea de mis deberes de asistencia técnica.
La clase literalmente había comenzado, pero mi interminable racha de mala suerte se aseguró de que la impresora en la sala de reprografía personal decidiera romperse a mitad de mi pedio con un melódico canto de cisne, un patético silbido agudo y un espasmódico escape de humo mecánico.
La sala de impresión se encontraba al otro lado de la universidad, lo que me llevó a mi situación actual, corriendo por el gigantesco patio con mis enormes Crocs naranjas nada deportivos, dignos para la formación de endiabladas ampollas en la sauna de Lima, o como se le conoce más comúnmente, un día de verano típicamente caluroso.
Eché un breve vistazo de mí misma en el reflejo de una puerta de cristal. No era bueno. No era nada bueno en absoluto.
Mi cabello rubio parecía al pelaje rizado de un perro miniatura, el sudor en mi nariz se acumulaba en mis anchas gafas de montura negra, de edición estándar británica de salud nacional como una bomba Kamikaze sobre mi cara, mis pantalones cortos de mezclilla y camiseta blanca sentían como si vistiera un mono.
Los permanentes cielos nublados de Inglaterra eran bastante atractivos en estos momentos.
Nada parecía hoy ir bien con la defectuosa impresora siendo la segunda de mis desgracias, el acoso de mí a mis locos amigos esta mañana fue el primero.
********
— ¡Toga, toga, toga...! —Kitty coreó los gritos mientras ella y Rachel se sentaban en mi cama, riéndose de mí desesperada con mi improvisada toga, agitando sus brazos en el aire con cada palabra, gritándola después.
—Me veo horrible —me quejé, intentando ajustar la sábana en numerosas posiciones para cubrir mis zonas generalmente privadas.
—¡Te ves sexy! Tus senos son irreales, tan perfectos y redondos... —Rachel trató de terminar, pretendiendo estrujar mis pechos—. ¡Te lo voy a decir, Britt, normalmente no soy aficionada a las relaciones estables, pero podría hacer una excepción contigo vestida así! ¡Mierda, tienes unas deliciosas curvas, chica!
—Rachel —la reprendí severamente, girando los ojos—. ¿Tienes que decir cosas como esa?
—Ah, baja un escalón más, ¿quieres, cariño? Te ves muy bien. Vendrás esta noche, sin dar marcha atrás. No hagas que te arrastre hasta allí... porque lo haré... si tengo que hacerlo.
—Pero…
—¡Pero, mierda! Te prometimos una vida universitaria llena de diversión, no una repetición de la maldita vida excéntrica que tenías en Inglaterra. La experiencia completa comienza esta noche.
—¡Oxford no era tan malo! ¿Y cómo a esto se puede llamar “experiencia”? ¿Primero, tengo que unirme a una maldita hermandad, luego cócteles con drogas, y dejarme caer en los clubs hasta emborrarme?
—Eso se puede arreglar, pero principalmente sólo implica una gran cantidad de chicos y chicas, sexo, orgías, orgasmos... oh, y la de experimentar con el punto G. Ya sabes, cosas para las que realmente vas a la universidad —dijo Rachel con total sinceridad.
—Vine a la universidad para estudiar, Rachel, ¡no a putearme a mí misma con las personas ebrias de la fraternidad!
Ella soltó una carcajada.
—Lo que tú digas, querida, ¡no pensarás pasar estudiando cuando tus tobillos se envuelvan alrededor del cuello de alguna conquista mientras hacen algunas cosas agradables!
Conociendo a Rachel sólo es la única respuesta que recibiría, incluso si pensaba en alguna de esas, me dirigí a mi silla reclinable marrón y me dejé caer en el mullido cojín, con la cabeza entre mis manos.
—¿En qué diablos me dejé meter con ustedes dos?
—Te dejaste caer en el mejor momento de tu vida —dijo Kitty sabiamente. Levanté la cabeza, mirando a través de mis manos a mis dos petulantes amigas, que me miraban con diversión—. Vais a hacerme ir a esa jodida fiesta esta noche, ¿verdad?
Kitty se bajó de la cama y saltó sobre mi regazo, echando los delgados brazos alrededor de mi cuello.
—Por supuesto que lo haremos, cariño. ¡Eres una de nosotras!
Sonreí renuentemente.
—Eso parece.
Rachel se unió a nosotras en la silla, aplastándome hasta que chillé bajo su peso.
—Quítate la toga para que pueda unirla por ti, ve a clase, y cuando vuelvas, podremos dejar que empiece la diversión...
******
Dicen que las cosas malas te pasan en grupos de tres. Había tenido dos ya.
Sólo me faltaba una.
Mantuve mi vertiginoso ritmo, casi hasta el punto de perder el conocimiento, atravesando las puertas dobles del bloque de humanidades, buscando las aulas, y dirigiéndome directamente hacia el aula de la profesora Holliday, mi mente implacablemente se burlaba de mí con dudosas visiones de togas bailando y desfilando ante mis ojos.
Demasiado perdida en mi confusión, no me di cuenta del pequeño grupo de estudiantes que se dirigían a la vuelta de la esquina. Pero, por desgracia, eso cambió cuando la pelirroja, ultra maquillada golpeó directamente de frente conmigo, al parecer a propósito, mi pila de papeles que cayeron de mis manos y se dispersaron por todo el suelo de baldosas blancas.
—¡Uy! ¡Mira por dónde vas, cariño! —cantó maliciosamente—. ¿Tal vez necesitas gafas con más aumento o algo así?
Y ese era el tercer golpe de mala suerte.
Me incliné de rodillas sin levantar la mirada, cuando oí la estridente risa burlona, obviamente dirigida a mí. Al instante me sentí como si estuviera de vuelta en la secundaria, con los chicos populares de la escuela burlándose de los empollones.
Nunca les hablé. Siempre ignoraba las burlas insolentes de las personas por mi ropa barata, falta de dinero, o cualquier otra burla que quisieran tirar en mi dirección, así que simplemente gruñí en voz baja y me puse a organizar la cantidad de papeles en una pila desordenada.
La puerta de la sala de conferencias se cerró, y la satisfacción de encontrarme segura en mi propia compañía, escupí—: Malditas idiotas, —un poco más fuerte de lo que pensé, me encogí cuando rebotó hasta el fondo del amplio y cavernoso corredor.
No maldigo a menudo, pero lo sentí justificado en ese momento, y me sentí bastante catártico también. Incluso en el rico mundo del vocabulario de la academia, a veces sólo la palabra “diablos” era suficiente.
Tomé los papeles en mis brazos, moviendo la cabeza, y me detuve, mis malditas gafas estaban en el proceso de caer libre de mi cara y golpearon con estrépito el suelo.
Suspiré derrotada y decidí que realmente ni siquiera debería haberme molestado en salir de la cama esta mañana.
Una breve carcajada sonó detrás de mí, sobresaltándome, y una cálida mano se apoderó de mi brazo, girándome, deslizó mis gafas a mi cara.
Entrecerré los ojos en varias ocasiones, y cuando mi visión se corrigió, me encontré con un cuerpo esbelto cubierto por indumentaria deportiva típica de chicas tenistas.
—¿Puedes ver ahora?
Seguí el sonido de la profunda voz con acento sureño, y he aquí una verdadera belleza latina morena con cabello oscuro y largo, con ojos de un color marrón oscuro, enmarcados por unas pestañas largas y negras como la tinta, era mucho más sexy de lo que alguna vez habría imaginado en una chica.
No pude evitar aspirar una bocanada de aire.
Era preciosa.
En realidad malditamente deslumbrante.
Me sacudí de mi aturdimiento y le arrebaté los papeles de las manos, tratando de pasar a su alrededor, necesitando escapar y recuperar cierta compostura, o tal vez dignidad, a pesar de que había sido prácticamente despojada de ella en el último par de horas.
Agarrando mi muñeca al pasar, la “Señorita Latina Sexy” preguntó—: Oye, ¿estás bien?
Traté de relajarme y no ser grosera, me había ayudado, después de todo, pero mis nervios estaban destrozados, el toque de su mano en mi piel sólo empeoró las cosas.
Decidí trazar esta inusual reacción hasta la deshidratación, o a un caso agudo de Toga-fobia.
Con los hombros alicaídos, le contesté—: Estoy bien.
—¿Estás segura?
Solté un largo suspiro, encontrando sus preciosos ojos color chocolate, captando las manchas casi negro alrededor del iris.
—¿Alguna vez has tenido uno de esos días en que todo se convierte en una absoluta maldita pesadilla? —Hice hincapié en las tres últimas palabras lentamente.
Soltó un fuerte resoplido y me dio una expresión divertida, sus labios carnosos pusieron mala cara en una sonrisa torcida y su nariz ligeramente se arrugó fuera del centro con el movimiento.
—Estoy teniendo uno de esos, en realidad.
—Entonces ya somos dos. —No pude evitar esbozar una sonrisa renuente a cambio. Apreté mi agarre en mi pila de papeles, y le dije—: Gracias por ayudarme. Fue muy amable de tu parte.
Cruzó sus brazos, y estuvo notable haciéndome sentir un cosquilleo nervioso.
— ¿Amable? Normalmente no es lo que la gente dice cuando hablan de mí.
Con eso, se alejó, dejándome sola en el amplio pasillo.
Me doy la vuelta para dirigirme a clase, y la chica me devuelve la mirada por encima del hombro, anunciando más o menos—: Soy Santana.
—Brittany —le digo rápidamente. Los dientes de Santana se arrastraron sobre su labio inferior mientras asentía lentamente, mirándome de pies a cabeza con una intensidad inusual y profunda. Luego, sin decir palabra, entró en el aula de filosofía.
*******
Después de tomarme un momento para recuperarme, procedí a pasar por la entrada, donde automáticamente varios pares de ojos se fijaron en mí. Me acerqué más adentro, sintiéndome un poco Bridget Jones, por mi desastrosa llegada.
La profesora Holliday me miró con dureza e hice una mueca mientras me acercaba a su escritorio, colocando encima el plan de estudio del curso y jugueteé con mis dedos en la más absoluta vergüenza. Me hizo señas para acercarme a su lado en el atril. Hice lo que me pidió y levanté mi cabeza hacia la clase, mientras veían a la novata Brittany crear un ridículo absoluto de sí misma.
La profesora señaló en mi dirección y habló con su acento inglés de reina elegante, con el aspecto de una maestra de un internado en su traje de dos piezas de tweed marrón, cabello gris con un moño francés apretado, y diminutas gafas mono focales.
—Me gustaría presentarles a Brittany. Ella, al igual que yo, es de Inglaterra, se ha comprometido a estudiar su Master en esta magnífica universidad y a continuar en su papel de ser mi asistente de investigación actualmente estoy escribiendo para una revista académica y mi profesora asistente para esta clase.
—Hace unos años que conozco a Brittany y no puedo pensar en nadie mejor para experimentar este año sabático en Estados Unidos conmigo. También todos ustedes pronto descubrirán, es una joven excepcional.
La profesora se hizo a un lado, gesticulándome para abordar la clase con un gesto de la mano.
—Brittany, ¿por qué no les dices unas palabras a tus nuevos compañeros de clase?
Respiré hondo y subí al atril, levantando los ojos con cautela.
—Hola a todo el mundo. Como la dijo profesora Holliday, me mudé a Lima desde Inglaterra para estudiar mi Master en filosofía con el objetivo de iniciar el doctorado el próximo año y lograr mi objetivo final de convertirme en profesora. —Mis ojos recorrieron las filas. Había alrededor de treinta personas en total en la pequeña sala de conferencias.
—Me encanta la filosofía de la religión desde siempre que puedo recordar y ¡estoy feliz de estar aquí para ayudar a la profesora Holliday en las conferencias, seminarios y tratar de hacer del maravilloso mundo de la filosofía un poquito más interesante! Estaré encantada de responder a cualquier pregunta sobre…
—Yo tengo una.
Seguí el sonido de la voz que me cortó y me llevó a la pelirroja del pasillo... quien estaba sentada justo al lado de Santana.
—¿Por qué demonios te gusta ser profesora de filosofía? ¿No crees que sea desperdiciar un poco tu vida?
Estaba acostumbrada a esa pregunta.
—¿Por qué no filosofía? Todo en la vida, en la tierra, puede ser cuestionado, ¿por qué, de qué manera, cómo puede ser eso? Para mí, el misterio de la vida y el universo es inspirador, la inmensidad de preguntas sin respuesta me tienta, y me encanta sumergirme en la trayectoria académica de los eruditos, tanto antiguos como nuevos.
Ella escupió una risa.
—¿Cuántos años tienes, cariño?
—Ehh... veinte. —Miré nerviosamente a la sala, viendo un montón de ojos desorbitados centrados en mí.
—¡Veinte! ¿Y ya estás haciendo un Master?
—Bueno, sí. Fui a la universidad un año más joven. Aprobé la secundaria antes.
—Maldita sea, chica, tienes que dejar de ser tan condenadamente seria y aprender a vivir un poco. La vida no es todo estudiar, se trata de divertirse. ¡De aligerar el infierno! — Sacudió la cabeza con desconcierto, su cabello largo despeinándose a la perfección con el movimiento—. Juro que nunca entenderé a las chicas como tú.
Varios estudiantes se movieron incómodos en sus asientos con sus comentarios sinceros. La pelirroja parecía satisfecha de sí misma. Estoy segura de que, en su opinión, su segundo intento de destrozarme había funcionado.
—¿A chicas como yo? —pregunté, sólo una ligera ventaja a mi voz.
Un conjunto de perlas blancas nacaradas de aspecto caro casi me cegaron mientras ella sonreía como una bruja.
—Gusanos sabelotodo, empollones... ¡aspirantes a profesoras!
Entrecerré los ojos en respuesta, tratando de mantener una actitud profesional, agarrando la madera del atril ante su tono de mierda, y rápidamente decidí que se fuera al diablo la profesionalidad. Iba a pelear. Había tenido un día de mierda hasta ahora, esta noche sería peor, así que decidí comprometerme plenamente a tener el último día desde el infierno.
—El estudio y el conocimiento, creo, le dan poder a una persona, no el dinero, el estatus o qué diseñador llevas —le dije con frialdad.
—¿En serio? ¿Realmente crees eso?
—Por supuesto que sí. Abrir tu mente a posibilidades desconocidas y aprender cómo funcionan otras culturas, lo que creen, le dan a la gente una comprensión más rica, más completa de la condición humana. La filosofía ofrece respuestas a una serie de preguntas.
—Por ejemplo, ¿por qué algunas personas atraviesan la vida con facilidad, carente de toda compasión por los demás? ¿Mientras que otras, bueno, son cariñosas, seres humanos honestos, y reciben un golpe tras otro, pero de algún modo encuentran la fuerza interior para seguir adelante? ¿No crees que si más personas se tomaran el tiempo de ser conscientes con los problemas de la humanidad, entonces tal vez el mundo sería un lugar mejor?
La chica sacudió su cabello nerviosamente, no hubo respuesta a mi pregunta, con los labios de color rojo rubí apretados mientras me miraba con fastidio.
—Es por eso que estudio en lugar de emborracharme todas las noches. El mundo merece tener gente que piense en los demás antes de en sí mismos, que se esfuerzan por ser menos egoístas y superficiales. —La miré y anuncié en voz pseudo- amigable—: Espero que te ofrezca una idea de por qué quiero ser profesora. Es lo que soy y estoy muy orgullosa de ello.
—¡Púdrete! ¡Te dijo, Shelly! ¡Edúcate! —murmuró una voz ruda, haciendo que el resto de la clase rompiera el pesado silencio con su risa. Mi cabeza giró cuando me di cuenta de que venía de Santana encorvada en su asiento, con los pies hacia arriba, y riéndose para ella, el resto de la clase se le unió. Un profundo sentido de satisfacción se instaló en mi estómago.
La boca de Shelly se entreabrió y abruptamente puso fin a la conversación con un desdeñoso—: Lo que tú digas! ¡Buena suerte encajando por aquí actuando de esa manera!
La profesora Holliday me tocó el hombro y me susurró al oído que entregara rápidamente el programa del curso antes de que la clase terminara. Me di cuenta de que estaba enojada por mi comportamiento.
Agarré rápidamente los papeles de la mesa de roble y comencé a repartirlos en cada una de las filas de estudiantes mientras la profesora explicaba cómo iba a corregir exámenes, las normas y estándares de sus clases.
Había llegado a la última fila de asientos y de inmediato vi a Santana mirándome fijamente, con un brillo inexplicable en sus ojos. Bajó la cabeza en señal de saludo con una línea dura en su boca. Le sonreí con rapidez.
****
Shelly se acercó más a ella, sin apartar sus ojos de los míos. A juzgar por la posición de su cuerpo, con las piernas dobladas, tocándose, su amplio pecho rozaba su brazo, ella y Santana eran obviamente muy amigas.
Moví una mano hacia la última hoja para Shelly cuando trinó—: Bonitos zapatos, Brittany. ¿Tienen todas las futuras profesoras de filosofía tan fantástico gusto de la moda? — Los estudiantes se rieron a mi costa.
Miré hacia mis Crocs que dentro-de-mi-presupuesto, comparándolas con sus fantásticas, sin duda caras sandalias de gladiador, y suspiré tristemente.
Santana al instante apartó su pierna de su lado y escupió—: Ya basta, Shel. ¿Por qué tienes que ser tan perra todo el tiempo? —Su comentario también silenció al resto de la sala, la actitud no-recibiré-más-mierda hizo que la clase se alejara de mi torpeza y se encogiera en sus asientos para evitar la indeseada atención.
Shelly se cruzó de brazos y se dejó caer en un mal humor.
Santana ignoró su mezquina actitud y levantó los ojos hacia mí, moviendo la barbilla.
—¿De verdad crees lo que acabas de decir?
—¿Qué parte?
Ella se movió con torpeza en su silla, con sus dedos peinando más o menos su cabello desordenado.
—Sobre que la vida es injusta. Que la filosofía te da respuestas de por qué algunas personas tienen mierda y otras no.
—Rotundamente —le contesté con inquebrantable certeza.
Santana asintió lentamente, subiendo su labio inferior, pareciendo casi impresionada.
Apresuré con urgencia mi paso y me dejé caer en el asiento detrás del escritorio de la ayudante del profesor a un lado de la sala. Mantuve la cabeza baja, mientras la clase era despedida.
—Brittany.
Levanté la cabeza para encontrar a la profesora de pie delante de mí, con la censura arrugando su cara.
—¿Te importaría explicarme lo que pasó hace un momento? Estuvo tan fuera de ética.
—Holly…
—Em, profesora Holliday en clase….
-Brittany. ¿Qué te pasó?
Haciendo una mueca, le dije—: Lo siento. Mi cabeza está dando vueltas en este momento.
—No respondiste a mi pregunta.
Como encontré su mirada severa, pude ver no sólo la decepción por mi falta de profesionalidad en sus envejecidos ojos, sino también un atisbo de preocupación.
Suspiré.
—Sólo es un mal día. Nada más. No sucederá de nuevo.
Holly bajó los brazos, con la reprimenda de mi comportamiento en el olvido.
—No dejes que la gente como esa joven te afecten. Nunca pongas excusas por lo que eres.
Una sonrisa se dibujó en mi cara.
—Gracias, profesora. Lección aprendida. Ella sólo... no sé... llegó a mí por alguna razón.
—Pude ver eso. Pero la próxima vez, bloquea su salida. Simplemente ignórala.
Asentí en acuerdo.
—Ahora, ¿por qué no te vas a casa?
—Gracias, profesora. —Agarré mi bolso de cuero marrón de la parte posterior de la silla y salí de la clase.
*****
Santana se encontraba en el pasillo con los brazos de una chica delgada rubia envueltos alrededor de su cuello, mientras ella intentaba quitársela de encima con una expresión de exasperación en su rostro.
Me quedé inmóvil en seco, sintiéndome increíblemente incómoda por la situación.
—Pero... pero... ¿por qué no? ¡Nunca me lo niegas! —Se quejó la rubia mientras a regañadientes soltaba el cuello de Santana, cruzando los brazos y golpeando el suelo con su tacón en señal de protesta.
—Las cosas cambian —declaró Santana con dureza, empujándola hacia atrás.
—¿Cambiar? ¿Tú? ¿Desde cuándo?
—¡Malditamente justo desde ahora! No te necesito más.
Con un grito indignado, la rubia salió y Santana se pasó la palma de la mano por la cara, pareciendo muy nerviosa, presionando su frente abatida contra la pared.
Aprovechando su vuelta y con mi cabeza hacia abajo con firmeza, silenciosamente pasé junto a ella, sólo respirando de nuevo cuando pasé desapercibida con éxito.
Mientras caminaba a través de las puertas en el brillante día de verano, no pude evitar sentirme un poco decepcionada por quién era Santana, obviamente, una de las chicas rompecorazones.... una conquistadora empedernida… con cada centímetro de la típica chica mala.
Con un aspecto como ese, no era exactamente sorprendente.
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
excelente historia, aqui me quedare esperando la actualizacion, hasta pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Esa santana es una mujeriega, jajajajaj, espero el segundo capitulp
JanethValenciaaf********- - Mensajes : 659
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Edad : 25
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Por supuesto que me tendras por aqui...
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
yyyyyy a qui estoy fielmente siguiendo otra de tus hermosas adaptaciones!!!
Gracias
Gracias
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
holap,..
me encanta tu nueva adap!!!!
es raro ver a san de justamente monja,.. jajajaja
nos vemos!!
me encanta tu nueva adap!!!!
es raro ver a san de justamente monja,.. jajajaja
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
micky morales escribió:excelente historia, aqui me quedare esperando la actualizacion, hasta pronto!
hola.......espero te gusten los capitulos de hoy
JanethValenciaaf escribió:Esa santana es una mujeriega, jajajajaj, espero el segundo capitulp
claro que lo era.......pero eso termina desde que conoce a Britt
Jane0_o escribió:Por supuesto que me tendras por aqui...
Saludos
gracias......su apoyo es importante para continuar con este proyecto de adaptacion
monica.santander escribió:yyyyyy a qui estoy fielmente siguiendo otra de tus hermosas adaptaciones!!!
Gracias
su apoyo me motiva a continuar......me halaga que consideres asi a las adpataciones que pongo a su consideracion
3:) escribió:holap,..
me encanta tu nueva adap!!!!
es raro ver a san de justamente monja,.. jajajaja
nos vemos!!
hola.........San hara hasta lo imposible por captar la atencion de Britt
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Hola……….buenos días a todas/os…….espero les esté gustando esta historia que recién empieza………a poco creyeron que iban a a librarse tan fácilmente de mi jejejeje
Desde la siguiente actualización les pondré los adelantos acostumbrados……..hoy no pude hacerlo debido a falta de tiempo…..los deberes universitarios están por volverme loca jejeje………hoy pensaba solo poner 2 capítulos, pero como ya tenía listo el #4 no pude resistirme a ponerlo
Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..
*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:
http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)
http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)
http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)
http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)
http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)
*Próxima actualización (última): día LUNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)
Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo
Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.
Y la canción del día es……….
https://www.youtube.com/watch?v=w48V-1Gej74
NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).
Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.
Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia
Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.
**********************************************************************************************
Capítulo 2
— ¿Dime otra vez por qué demonios estoy paseando con una sábana envuelta apenas alrededor mis casi expuestos pechos y trasero?—le pregunté un poco más fuerte de lo necesario ya que mis amigas y yo nos dirigíamos a la temida noche de iniciación en nuestra elegida hermandad de mujeres.
Kitty se detuvo en el acto y tiró de mi brazo para que la mirara.
— ¡Porque yo, por fin seré animadora, maldita sea, y esta es la manera más fácil de entrar! La cretina encargada de las animadoras corre por toda esta hermandad, tengo la intención de codearme con ella y utilizarla para mi propio beneficio. He intentado durante tres años estar en una hermandad y nada. Este es mi último año para intentarlo, ¡así que cállate la boca y vamos!
—Lo dije una vez, y lo diré de nuevo. ¡Somos demasiado viejas para esta tontería! Todas estamos en el último año, en la parte de arriba de nuestra clase, ¿por qué diablos querrían que nos uniéramos a su fraternidad?
—Porque —dijo ella con tono exasperado—. Están por debajo en sus cuotas para alumnos de segundo ciclo e inscritas, ¡Y esas somos nosotras! —El ceño se frunció en su cara impresionantemente blanca.
Kitty estaba como un metro y medio de parecer una autentica romana con su figura excesivamente esbelta, su cabello rubio de corte pixie, maquillaje blanco puro, y delineador negro en sus ojos y labios. Era la antítesis absoluta de una animadora estereotipada, pero tenía ese sueño loco de que un día estaría en la parte superior de la pirámide en un partido de fútbol.
Yo, su compañera de cuarto, había sido arrastrada para apoyarla. Bueno, yo y Rachel, la castaña texana más parlanchina en la vida, quien iba a la zaga, escogiendo a qué chicas o chicos le gustaría devorar esta noche. Como siempre, Rachel llevaba puesto su sombrero blanco Stetson y negras botas de cowboy de cuero, junto con la requerida toga ajustada, de la hermandad que parecía una funda de almohada, en la que la habían catapultado.
Mientras miraba a las tres juntas, no pude evitar pensar que no íbamos a encajar exactamente con las atléticas y hermosas bellezas sureñas que nos esperaban al otro lado de la gran puerta blanca.
*****
En la primera semana de mi estancia aquí (semana de reclutamiento), habíamos sido molestadas, en cierto sentido, por una morena muy vehemente. Las semanas de selecciones habían pasado, y nos dijeron que asistiéramos esta noche para la iniciación oficial.
Kitty vio eso como un mensaje divino de su Dios todopoderoso amante de las animadoras.
Yo lo vi como un castigo cruel e inusual.
Rachel se paró frente a nosotras y nos preguntó—: ¿Qué pasa, perras? ¿Nos dirigiremos al lado de esa plantilla o qué? Quiero ver el ganado de primera calidad que se ofrece. Yo sí quiero divertirme esta noche.
Cuando llegué hace un mes, me alojé inmediatamente en un apartamento de la universidad en el campus, y la única habitación disponible era con estas dos chicas. Al instante me encantaron, sin poses, gracias, y completamente orgullosas de su identidad. Me tomaron bajo sus alas sureñas y de inmediato nos unimos. Sin embargo, en la presentación a estas bellas damas, no me di cuenta de que este lema de “todas para una y una para todas”' que habíamos adoptado me haría aterrizar en un algodón con valor cero de Wal-Mart, todo para ayudar a mi amiga rubia emo a desfilar para alcanzar su fantasía de pompones.
Había pasado una vida de soledad, en sesiones de la biblioteca de dieciocho horas, y cenas en la cafetería que había en Oxford, para terminar vestida con una sábana se destinaba a parecerse a las modas de la antigua Roma.
No lo parecía.
Ni siquiera cerca.
Rachel sacó una petaca de whisky de alguna grieta oculta en su toga ajustada y tomó un trago largo. —¡Woo! ¡Siente el calor, cariño! —cantó, moviéndose atrás y golpeando su muslo. Se pasó la lengua por los dientes, lamiendo las últimas gotas, y le pasó el frasco primero a Kitty, quien, después del trago, bailó alrededor, chillando y agitando los brazos, luego me la pasó a mí. Tomé un vacilante sorbo y sentí que mis ojos se salían fuera de sus órbitas.
— ¡Oh Dios mío, Rachel! ¿Cómo puedes beber eso? —Escupí mientras pasaba mis manos a lo largo de mi garganta, tratando de calmar la quemadura. Rachel había transformado una parte de su cuarto de baño en una destilería de whisky. Adoraba esas cosas.
— ¿Me estás tomando el pelo? Es como beber leche materna, y me encanta el Buzzzzzz... —Alargó la palabra y actuó como si la electricidad atravesara su piel, después sacó el tabaco de mascar de su bolso escondido y se lo metió en el labio inferior.
Puse los ojos en blanco ante sus travesuras y le devolví la petaca. Con los brazos entrelazados, nos dirigimos a las fosas de fuego del infierno.
*******
El vestíbulo de las Delta Epsilon Nu Omega... Beta... Pi... Kappa, ¿a quién le importa? Era enorme. Una escalera de roble dominaba la entrada de la imponente mansión de ladrillo rojo y las lámparas de araña que colgaban del techo parecía como si pertenecieran al palacio de Versalles.
Nos acompañaron inmediatamente como ganado en un cuarto trasero en expansión por las hermanas de la hermandad. Las promesas fueron un hervidero de emoción al oír que pronto nos reuniríamos con la esquiva presidenta. Me sorprendió la forma en que una persona podía causar tal frenesí.
Las chicas de la hermandad nos dijeron que nos calláramos, y con un dramático redoble de tambor, cortesía de una hermana golpeando sus manos sobre una mesa, la presidenta salió por una serie de puertas dobles con graves toques dramáticos para poner la noche en movimiento.
Al instante me tensé. Era Shelly, enormemente emperifollada y luciendo un vestido amarillo muy ajustado, corto.
—Bienvenidas, hermanas. Todo aquí esta noche es para asistir a la iniciación final de esta respetada hermandad de primera clase. En esta habitación se encuentra parte de una apretada hermandad y de una familia, mientras que estén aquí en la universidad y para el resto de su vida. —Comenzó a pasearse delante de la multitud—. Esta noche es para divertirse. Pero antes de que comience la fiesta, hemos decidido darles una pequeña tarea... para demostrar lo mucho que quieren estar aquí.
Un presentimiento llenó mi estómago con la sonrisa satisfecha en su rostro.
—La tarea es muy rápida y fácil —dijo ella mientras se acercaba para detenerse al lado de una mesa cubierta con una sábana negra. Con una risita, estiró de la sábana, dejando al descubierto la sorpresa debajo de las líneas y las líneas de los ojos vendados.
Shelly se pavoneó ante todas y cada una de nosotras, sus ojos pequeños y brillantes evaluaron a cada una de sus víctimas, y se tensó un poco cuando aterrizaron en mí.
—Vaya, Brittany. ¿Qué es esto? ¿Pensé que no encontrarías esta cosa ni pizca de divertida? ¿Hmm? Tal vez piensas unirte a una hermandad de mujeres que te ayuden a comprender mejor la condición humana, ¿eh?
Cerré los ojos y respiré lentamente, ignorando las miradas interrogativas de Rachel y Kitty.
No me gustaba en serio esa chica.
Con una sonrisa de suficiencia y una carcajada, Shelly continuó.
—Para la tarea de iniciación, utilizaremos a hermanas vinculadas de nuestra fraternidad. Se les vendarán los ojos y tendrán que besar con lengua, a una hermana griega de otra fraternidad o algún hermano griego compañero y adivinar el alimento que acaba de comer. No es mucho para mostrar su compromiso, y todas nos reiremos de esto. —Hizo el anuncio, digno de champú para el cabello al resto de las chicas de la hermandad, a lo que todas rieron en respuesta.
Sodomitas.
No me gustaba como sonaba eso.
Agarré el brazo de Kitty y me apoyé estrechamente.
— ¿Pensé que habías dicho que a las novatadas no estaban permitidas debido al escándalo reciente o algo así? Mira esas vendas. Esto es para que todas seamos completamente humilladas, ¡lo que lo certifica como una maldita novatada! No puedo hacer esto, Kitty. Estoy fuera de jurisdicción aquí.
Kitty me golpeó con su montura negra de ojos de cachorro.
—Por favor, Britt. ¿Por mí? No es exactamente una mala novatada, es sólo un beso con alguien, ¡por el amor de Dios!
Dejé caer mi cabeza y gemí. Era inútil luchar contra ella. Sólo me lloraría otra vez, y me haría sentir culpable.
— ¡Totalmente me debes una!
—Caminen hacia la mesa y tomen una venda para sus ojos. Las pondremos en una línea y los chicos y chicas se presentarán ante ustedes —cantó Shelly, disfrutando a fondo a sí misma a costa nuestra.
Hicimos lo que mandó, después de unos minutos, oí la puerta abrirse y el sonido de varios pares de pies entrando en la habitación. Sentí que alguien se encontraba de pie delante de mí y casi vomité por el hedor. Tenía un fuerte, pútrido olor corporal a licor.
Asqueroso.
—Cuando las toquen en el hombro, distinguirán, supongo la comida correctamente, y estarán dentro, simple —informó Shelly con una cadencia alegre.
Me di cuenta de que estaba en el extremo de la línea, porque cuando hice un gesto con la mano a mi lado, lo único que sentí fue el vacío.
Sería la última promesa en irse.
El sonido característico de lenguas sorbiendo y chicas haciendo conjeturas llenaron la habitación, y un coro de chicas de la hermandad emitiendo risas maliciosas a mitad del proceso desde todas direcciones.
Podía sentir mi pulso acelerarse con nerviosa aprehensión y mis manos pararon de moverse, traicionando mi pánico creciente.
El tiempo parecía inmóvil mientras mi turno se acercaba. El chico de la fraternidad olía… mal. Pero lo haría por Kitty.
******
Un ligero golpe en la espalda señaló que era mi turno. Me preparé y me incliné hacia delante, sólo para sentir una ráfaga de aire pasar mi cabeza y un gran estruendo venir de un lado, con las risas haciéndose eco a mí alrededor.
—Muévete, Macmillan. Creo que estás en mi lugar —una voz femenina ronca y sexy arrastró las palabras.
—Ah n-no... ¡T-T-Tana! Shelly dijo... dijo... —Macmillan arrastró las palabras desde la dirección del suelo, semi-coherente.
—No me importa nada lo que dijo. Ve a buscar un estúpido trago, desmáyate, o algo así. ¿Me entiendes? —La amenaza en la voz de esta chica “Tana” era inconfundible.
—Yo… Te entiendo. Te entiendo, morena.
No tenía ni idea de lo que pasaba o quién estaría peleando por besarme. Este día sólo se hacía cada vez más y más raro a cada segundo.
— ¡Espera! Mac tienes que… —gritó Shelly.
—Cierra la boca, Shel. —Su tono no dejó lugar a discusión, y Shelly se quedó en silencio.
Yo estaba ocupada masticando mi pulgar, un hábito nervioso que adopto en situaciones incómodas mientras la chica nueva de la fraternidad se movía delante de mí, huele deliciosamente mejor que la persona anterior, a verano, a vainilla, y a menta. Era familiar. Reconfortante. Atrayente.
Una mano delicada sacó el pulgar de mi boca y lo puso sobre una cintura definida y esbelta. Mis dedos se arrastraron a lo largo de la tela parecida al algodón que cubría su cuerpo, identificando las curvas peligrosamente atrayentes de la chica. Al tener vendado los ojos definitivamente era un despertar sensorial; olías, sentías y oías mucho más.
Un par de manos agarraron los dos lados de mi cara y pude sentir el momento en que comenzó a moverse hacia mí, sólo para acariciar de repente mis labios, en broma, con los suyos.
Sin previo aviso, mi captora soltó un gemido de frustración, dejando caer toda su dulzura, y su ansiosa lengua, húmeda invadió mi boca, en duelo contra la mía, luchando por el control. Se lo di con mucho gusto. No había otra opción.
Nunca había sentido nada igual.
Con cada segundo que pasaba, el beso se hacía más frenético, más intenso, y pude probar claramente el sabor fresco de la menta, la comida o el sabor que tenía que identificar que era menta. Pude probar todo de su boca, cada esquina, y a lo largo de la superficie de sus carnosos labios.
De repente rompí mi lujuria y recordé dónde estaba, en una sala llena de gente, y antes de que me perdiera por completo con sus caricias, coloqué mis pensamientos de nuevo bajo control y de mala gana rompí la conexión.
Saqué mi lengua primero, sostenida en sus muñecas y sus manos seguían fijas a cada lado de mi cara. Mis labios se deslizaron de los suyos, pero lamí a lo largo de su unión para saborear por último, ganándome un nuevo gemido de satisfacción.
Traté de recuperar el aliento y me di cuenta de que por primera vez la habitación estaba absolutamente en silencio.
Las manos de mi captora apretaron una de mis mejillas, de una forma dominante e inflexible, su aliento caliente y dulce se desplegó por mi mejilla jadeando superficialmente.
Me aclaré la garganta y anuncié en voz baja:
—Es menta. El sabor de su boca es…
Mi respuesta fue interrumpida con un gemido bajo y los labios de la chica de fraternidad se estrellaron de nuevo en los míos con mucho más entusiasmo que antes, con su lengua inmediatamente volando de regreso a mi boca.
Un cabello suave y con olor delicioso, me hizo cosquillas en la nariz mientras se presionaba contra el mío casi hasta el punto del dolor en su rostro. Ella gimió con cada golpe de su lengua y se adentró profundamente como si devorara el mejor postre del mundo, yo no podía hacer otra cosa que corresponder.
Mis manos se levantaron para envolverse en su largo cabello suave y enredé mis puños, ganándome un gemido duro y malvado mientras nos liábamos con la otra para acercarnos aún más.
No tenía ni idea de cuánto tiempo nos besamos, pero pensé que mi corazón iba a saltar fuera de mi pecho cuando más tiempo pasaba.
Ella controlaba, yo obedecía, y ambas nos deleitamos en los brazos de la otra.
El momento en que sentí una de sus manos moverse a mi cuello, alguien tiró de mi hombro y la mano que sostenía mi cara se aflojó.
— ¡Basta! Qué demonios, ¿Santana? ¡Suéltala, ahora! —trinó Shelly, su voz sonaba notablemente como clavos rayados por un pizarrón.
Mis ojos vendados fueron destapados y cuando el manto de oscuridad cayó, Santana estaba ante mí, igual que directamente delante de mí, las puntas de nuestras narices casi se tocan. Iba vestida con la misma ropa que antes, haciendo caso omiso de Shelly que lanzaba un ataque a nuestro lado, y mirándome con una expresión de falta flagrante.
—Hola, Britt —dijo con voz áspera, mirando todo el tiempo de mis ojos a mis labios hinchados y viceversa.
—Oye, tú... —le susurré, incapaz de encontrar ninguna otra palabra en mi cansado cerebro.
Santana se inclinó una vez más, mientras la gravedad nos sacaba, y mi barbilla instintivamente se inclinó en respuesta. Shelly tomó el brazo de Santana, ella retrocedió varios metros hacia atrás, pero aun así, no rompió nuestro pequeño y extraño concurso de miradas.
*****
— ¡Oye! —gritó ella bruscamente y dio una palmada en su mejilla con una fuerza considerable. Eso llamó su atención y se ganó unos jadeos de sorpresa de todos en la habitación.
Dejando caer sus manos acomodadas de mi cara, Santana agarró su muñeca, con suavidad pero con firmeza, y habló con los dientes apretados, con una mueca terrible en su cara.
—No me golpees jamás si quieres estar a salvo. Nunca. Ni una vez más.
Los ojos de Shelly se abrieron ante su dura y amenazante advertencia mientras los otros en la sala me miraban como si fuera un experimento científico que había salido mal.
—Era menta —solté, Shelly movió su cuello para mirarme—. Santana sabía a menta. Eso es lo que querías, ¿verdad, para esta tarea ridícula de iniciación? —Incluso para mis oídos, mis palabras sonaban bien frías mientras miraba a Shelly, tratando de disipar la atmósfera crepitante que había descendido sobre el ambiente.
La mirada airada de Santana se centró en la mía, y por un momento perdí el aliento. Nunca nadie me había hecho sentir así antes y empecé a entrar en pánico por mi desconocida atracción hacia ella.
Su boca se apretó en una línea dura y sus fosas nasales se dilataron como si pudiera oler mi intensa atracción.
—Ella tiene razón. Acababa de masticar un chicle.
Quitando su brazo del fuerte agarre de Shelly, Santana la empujó hacia atrás, rápidamente dio la vuelta y salió de la habitación con un duro golpe de la puerta.
Después de varios segundos de tensión, el resto de las chicas de la fraternidad hicieron lo mismo, eso sólo dejó a las hermanas de la fraternidad embobadas y mirándome con un cóctel de sonrisas impresionadas y expresiones de asombro.
Kitty y Rachel vinieron hacia mí, la emoción irradiaba de sus amplias sonrisas. Kitty me tomó la mano y chilló—: Brittany, ¿sabes quién era?
—Sí, era Santana. La conocí hoy, está en mi clase de ética y filosofía.
Rachel resopló.
—Claro que sí, es Santana, pero es algo más que una simple estudiante, Britt.
— ¿Ah sí? —le contesté, confundida.
Kitty se inclinó.
—Brittany, es una estudiante senior y, para que lo sepas, completamente inalcanzable. Es distante, con todo el mal humor y oscuro, pero lo más importante, ¡Es la estrella indiscutible del tenis de la universidad!
—Las estadísticas oficiales, sus métodos de jugar a límite cada partido, y bueno, su cuerpo de infarto hacen de ella ¡una verdadera estrella universitaria! —añade Rachel con excitación.
— ¿Qué es una qué? ¿Para quién?
Rachel retrocedió y puso sus manos en su abultado pecho como si acabara de maldecir al Papa.
—Es la deportista más famosa de toda Lima, Ohio.
- ¡Oh! me di cuenta de que se trataba de una deportista cuando la conocí por la ropa que llevaba. Se trata de que ella es parte de un equipo de tenis o algo así, ¿no?
— ¿Cierto? ¿CIERTO? ¿No tienen equipos deportivos universitarios en Inglaterra?
—Sí, pero como que jugamos con una pelota redonda. Futbol, lo llaman. Eso y rugby, cricket, tenis. No jugamos con frecuencia algún otro deporte, al menos no de forma profesional.
—Dulce niño Jesús... No puedo imaginar la vida sin los deportes. Sin puertas traseras, barbacoas, o perros calientes. La vida sería insoportable- exclama Rachel.
—Fui criada por mi abuela en un pequeño pueblo minero al norte de Inglaterra. Su idea de diversión era tejer bufandas y jugar ajedrez. Luego fui a Oxford, donde estudié veinticuatro horas los siete días de la semana para mi licenciatura. ¡Disculpen si los deportes no fueron una parte muy importante de mi vida! —Traté de bromear, pero sentí la familiar ansiedad empezar a enroscarse en mí con la sola mención de mi antigua vida. Me atraganté antes de abrumarme.
Kitty agitó la mano con desdén.
—Está bien, te dimos una pista. Santana Marie López es la deportista estrella de esta universidad y ciudad, y definitivamente va rumbo a convertirse en la reina del tenis de EE.UU. a finales de año. Se esperaba que esto ocurriera antes, pero por alguna razón decidió quedarse y terminar la universidad antes de ir al gran momento. Tú, Brittany Susan Pierce, acabas de hacerte pública con la chica más deseada del campus. Una chica que nunca se compromete con nadie. Alguien que asusta e intimida a otras personas y por la que las chicas y chicos con mucho gusto renunciarían a un pulmón.
—Sí, ¡perra suertuda! —agregó Rachel, con un golpe suave en mi brazo.
Mi pálida cara debió de haberle dado a entender que seguía sin entender el verdadero impacto de lo que acaba de suceder.
Rachel giró teatralmente sus ojos.
—Déjame decirlo de esta manera para que puedas comprenderlo. Tú, Kate Middleton, acabas de besar a la versión femenina más sexy que pueda existir del Príncipe Guillermo de la Universidad de Ohio.
Por fin entendí la situación.
— ¿Así que Santana es una especie de gran cosa por estos lares? —Sus enormes sonrisas me enseñaron que esa frase había sido subestimada enormemente.
—Santana López. Es un poco intensa, ¿no? —dije en voz baja, recordando su sabor único, adictivo, con las manos posesivas sobre mi rostro, y sus profundos gemidos de satisfacción.
— ¡Intensamente follable! Querrás verla en acción en un partido... Cristo, ¡eso es algo! Ella pierde la calma, mucho, despedaza a la gente cuando se cruzan en su camino, pero a las chicas y chicos como que les gusta un poco esa cosa de mal humor y súmale a ello que Santana es tan sexy, con unas piernas magníficas, de color canela. Mierda, ¡casi tengo un orgasmo pensando en ella! — Hice una mueca por la crudeza de Rachel. Ella se limitó a sacudir la cabeza ante mí en conclusión—. ¡Pero ella no se cansaba de ti, chica! ¡Pensé que iba a rasgarte la ropa ahí mismo, en el acto! Estuvo a punto de decapitar a Mac cuando iba a besarte. Cuando lo empujó al suelo, la mirada asesina de su rostro daba mucho miedo. ¡Sentí escalofríos! —Extiende su brazo y se lo frotó para demostrarlo.
Mis cejas se arrugaron mientras absorbía lo que había dicho.
—Santana López —murmuré en un ensueño. Ella me había besado con tanta desesperación, con tanta cruda necesidad, agitando algo desconocido desde lo más profundo dentro de mí.
—Sip, y Brittany Susan Pierce la gran fanática de las obras de Shakespeare, ¡hey! ¡Santana “Romeo” y Brittany “Julieta”, la versión moderna y más sexy que haya existido de esa pareja de enamorados! ¿Cuán hilarante es eso? — dijo Rachel, emocionada, lo que la hizo que su toga casi cayera y se rasgara más de lo que estaba.
— ¡Dios mío! ¡Se supone que debe ser así! —Kitty rió, poniendo su pequeña mano sobre su boca.
Shelly eligió ese momento para aparecer ante mí, con sus ojos azules clavados y monótonos en los míos.
— ¡Sal de esta casa inmediatamente… guarra! —Espetó, rociando mi cara con su saliva mientras lo hacía.
Me quité las gafas y limpié el líquido infractor con el fondo de mi toga.
—Con mucho gusto. No necesito esto de todos modos. Venir aquí fue una gran equivocación. Rachel, Kitty, lo siento, pero esto de que todas sean hermanas en un festival del amor no lo es para mí. Las veré en casa.
Necesitaba alejarme de esa chica horrible y dejar de tratar de ser algo que no era. Lo había intentado por mi amiga y eso era lo único que importaba. Sólo tenía que dejar atrás este día. Por la mañana, todo volvería a la normalidad.
Rachel silbó con sus dedos llamando de la atención de todos.
—Ella está dentro, Shelly. Le dio un beso a una chica y adivinó lo que había comido. No me pongas a prueba en esto, todo el mundo fue testigo de ello. Cristo, ¡A Britt le vendaron los ojos por el amor de Dios! No era como si fuera tras de Santana. —Después de eso, cruzó los brazos sobre su pecho con una mirada amenazadora en su rostro.
La dura fachada de Shelly cayó por un momento. No podía culparla, si tuviera que cruzarme con la ira de Rachel, también me estremecería.
— ¡Ella no tenía la intención de darle un beso! ¡Se supone que San es mía! —Shelly le gritó a sus compañeras de hermandad, que simplemente la miraron con indiferencia.
—Creo que encontrarás que Santana la besó... dos veces —anunció una hermosa morena que me guiñó un ojo mientras se dirigía hacia mí desde el fondo de la habitación.
Ella puso su mano en mi hombro.
—Ella está dentro. No lo impugnes o perderás, Shelly —dijo con una sonrisa satisfecha en su hermoso rostro—. Es culpa tuya por hacer promesas como esta mierda todos los años, sólo para que tú y tus lacayas puedan patearlas. Sólo que esta vez se volvió contra ti. Es una pena, digo.
Shelly se alejó de mí, pero no sin antes pinchar con su dedo en mi pecho.
—Mantente alejada de mi Santana o habrá problemas, ¿me oyes? No tienes ni idea de con quién te estás metiendo, ¡ni maldita idea! —Cerró la puerta cuando salió de la habitación.
Un silencio sepulcral siguió.
La morena se dirigió a las hermanas.
— ¡Felicitaciones! Todas ustedes son ahora parte de esta fantástica hermandad, ¡qué suerte! Los barriles están en el patio. Vayan a disfrutar.
Las nuevas salieron de la habitación con sonrisas felices, dejando a Kitty, a Rachel, y a mí con la belleza de piernas largas. Ella llevaba un vestido corto de verano de color rojo y tenía bronceada su piel aceitunada, el cabello largo y oscuro a la mitad de su espalda, y los ojos de color azul. Era impresionante. Como una supermodelo impresionante.
Se acercó a mí y se presentó con una gran sonrisa.
—Siento lo de Shelly. Siempre se le sube el poder en eventos como este y está hartándome totalmente sobre su muy acalorada muestra pública de afecto con mi prima.
— ¿Prima? —chillé.
Ella se echó a reír.
—Sí, Santana es mi prima, es más como una hermana de verdad. Soy Marley Hollidaye. Shelly quería ser su novia desde que teníamos como diez años de edad. Sólo ignórala. Como yo lo hago.
—Ella parecía un poco demasiado posesiva con Santana.
Marley soltó una carcajada.
—No sé por qué. Nunca han estado juntas oficialmente. Sólo a veces estuvieron unidas en el pasado, aunque Shelly nunca tiende a notar que se terminó. Santana no es exactamente la chica monógama, sólo le presta atención porque sus padres son socios de negocios. Ella es exactamente lo que sus padres han elegido como su futura esposa. Todos los tipos con dinero se pegan por aquí. Sus amigos ya actúan como si estuvieran comprometidas.
Mi corazón se cayó un poco con esa brizna de información. ¿Santana estaba destinada a comprometerse con ella?
Marley tendió la mano para tocar mi hombro, con la diversión exagerando sus rasgos.
—Nunca he visto a Santana actuar así antes, chica. Tampoco Shelly. De ahí el hecho de que esta última esté siendo una vaca. Incluso me pareció que San se vio excitada, ¡soy su prima y no me va totalmente el incesto, para tu información! —bromeó.
Marley unió mi brazo con el suyo.
—Vamos a tomar una cerveza. Puedo decir que tú y yo vamos a ser buenas amigas, Srta. Brittany, incluso si es sólo para poder verte torturar a Shelly. Además, te nominaré para una de las habitaciones aquí en la casa, a tus amigas también. Sólo tenemos unas pocas habitaciones disponibles, pero si te mudas, Shelly estará enojada constantemente, y conseguirás que mi año sea mucho más emocionante.
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Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Capítulo 3
Dos horas más tarde, me encontraba sentada en una mesa de picnic en el exuberante jardín con Rachel, Kitty, y Marley. Kitty estaba adulando a Marley tanto como era posible, sabiendo muy bien que Marley había sido titular en el equipo de las animadoras del equipo universitario, engatusándola acerca de las pruebas y qué estaban buscando en las nuevas incorporaciones. Rachel estaba ocupada haciéndole ojitos a una muy atractiva rubia que se encontraba justo a la derecha, mientras disfrutaba de su Moonshine de contrabando.
La falta de conversación que implicaba mi participación permitió a mi cabeza divagar a un único tema: Santana. Ella no había regresado después del beso. Por lo menos, no la había visto en la fiesta, así que supuse que se había ido a casa. Lamentablemente, tuve que admitir a mí misma que estaba un poco decepcionada por su ausencia. Había conseguido meterse bajo mi piel con su extraño trato hacia mí y no podía quitarme de encima ese beso.
Me hizo pensar en cosas que no eran parte de mi modus operandi habitual, cosas que implicaban desnudez, camas y un montón de sudor.
Me centré de nuevo en la conversación y me consterné al oír a las chicas cambiar de los temas de animadoras a sus antecedentes familiares. Decidí que este era el momento perfecto para tomar un respiro rápido.
—Oye, Marley, ¿dónde está el baño aquí? —le pregunté abruptamente.
—Puedes usar el mío, querida. Está en la planta superior, tercero a la derecha. —Sacó una llave de su bolso y la puso en mi mano—. Lo mantengo bloqueado para que la gente no pueda utilizarlo para follar en fiestas como esta.
—Bien pensado. Gracias. Estaré de vuelta en un santiamén.
Caminé a través de las puertas del patio y me dirigí a la escalera principal, subiendo rápidamente los tres tramos, tratando de ignorar los quejidos y gemidos que emanaban de puertas cerradas. Marley tenía razón en mantener la puerta cerrada con llave. Parecía que había una manada de lobos y lobas en celo en todos los niveles.
Llegué a la puerta correcta y giré la llave en la cerradura, cerrándola detrás de mí y bloqueándola de nuevo por medidas de seguridad. No quería salir y encontrarme con un show de sexo en vivo de estudiantes universitarios ansiosos en su cama.
La habitación era hermosa. Las paredes eran de color blanco roto, unas sábanas rojas cubrían una enorme cama tamaño extra grande y había un gran escritorio antiguo en una esquina. El verdadero ganador, sin embargo, era su balcón privado. Cortinas de gasa roja fluían en la brisa suave de verano sobre las puertas abiertas y las luces de las estrellas brillaban contra las hebras de hilo plateadas sutilmente entretejidas en la tela.
Negué ante el hecho de que ella tenía todo esto y todavía estaba en la universidad. Algunas personas nunca experimentan este nivel de lujo en toda su vida, mi padre y mi abuela vivieron en cuatro habitaciones pequeñas toda su vida. Me imaginaba que costaba mucho vivir aquí, también. Ese pensamiento me despertó de mi sueño, y empecé a buscar el baño como pretendía.
Llegué al otro lado de la habitación cuando una voz rasgada desde el balcón gritó—: Mar, ¿eres tú?
Me sobresalté y sostuve mi pecho, con mi corazón latiendo rápidamente por el susto.
Me apoyé en el poste de la cama cuando la dueña de la voz entró al cuarto oscuro.
Santana.
Miré con mayor atención para verla mirándome fijamente, obviamente sorprendida por mi presencia.
—Esta habitación está fuera de límites, Britt —dijo secamente mientras tomaba un trago de cerveza de su botella marrón.
Britt. Me encantó cómo su lengua se enrolló alrededor de mi nombre.
Me enderecé con nerviosismo, su voz ronca dificultaba mi respiración y levanté la llave en el resplandor de la luz de la luna.
—Sí, lo sé. Marley me dio la llave para usar su baño.
Se lamió los labios y sin decir una palabra, se marchó de nuevo al balcón solitario con los pies descalzos. La observé y me escabullí al baño. Me hice cargo de mis necesidades rápidamente y me miré en el espejo, obligándome a recuperar mi compostura.
Tomé prestado el cepillo de Marley del lavabo y lo pasé por mi cabello y arreglé el nudo en la parte superior de mi cabeza para contener la masa de rizos rubios. Vi su pasta de dientes y puse un poco en mi dedo, corriéndolo sobre mis dientes, y finalmente, enderecé mi ropa arrugada, ajustándola sobre mis pechos Copa-C y alrededor de mis curvas traseras. El tatuaje de la cadera no era visible, para mi satisfacción, y alisé mis cejas, me pellizqué un poco las mejillas con mis dedos, y dejé la seguridad del baño.
Gentilmente abrí la puerta y fui de puntillas hacia la salida. Estaba casi en la puerta cuando Santana gritó secamente—: ¿Britt?
Me quedé inmóvil en el acto.
— ¿Sí?
— ¿Quieres quedarte un rato aquí... conmigo? —Su voz sonaba tensa, como si luchara contra su mejor juicio al pedírmelo.
Eso hace que seamos dos. No confiaba en mí misma a su alrededor... en absoluto.
— ¿Britt?
—Sí... está bien.
Cuando salí a la terraza abierta, localicé a Santana sentada en una silla blanca en torno a una mesa de jardín, mirando a través de la barandilla, hacia abajo al jardín trasero de la casa de la hermandad con una expresión de aburrimiento en su rostro.
Saqué una silla del frente y me deslicé hacia abajo, tratando de ver qué le había cautivado tanto. Santana no reconoció mi presencia hasta que deslizó una botella de Bud en mi dirección y sorbió de la suya, encorvada en la silla con sus pensamientos ocupados.
Examiné el balcón detrás de mí, mirando la hermosa decoración de esplendidas plantas en macetas, y cuando me di la vuelta en dirección a Santana, me encontré con toda la atención de su intensa mirada marrón oscura, y tenía una pequeña sonrisa en sus labios carnosos por primera vez desde que accedí a hacerle compañía.
Tomé un sorbo de mi bebida sólo para hacer algo con mis manos. Ella permaneció en silencio y apoyó la cabeza en su mano que estaba posada en el brazo de la silla.
— ¿Desde cuándo llevas gafas? —me preguntó, claramente sólo para iniciar una conversación.
—Desde que tenía unos tres años, creo. Más o menos. Mi vista siempre ha sido una dificultad —le contesté, y se giró, con la mirada perdida, una vez más en la multitud de abajo.
Una botella se estrelló en el piso inferior y ella se asomó a través de la barandilla para comprobarlo.
—Hay mucho ruido allí abajo —murmuró prosaicamente.
—Sí. Bueno, deberías tratar de caminar por los pasillos. Suena como un burdel. No me di cuenta que la vida universitaria puede ser tan... activa.
Se rió silenciosamente y sostuvo su botella en un brindis fingido.
—Bienvenida a la vida griega.
Sonreí y también levanté la botella, luego me bajé la mitad de un sorbo interminable para permitirme sobrevivir al ataque guerrillero de nervios que se fueron acercando a mi cuerpo.
Puse la botella sobre la mesa cuando Santana arqueó una ceja.
—Me gusta la cerveza —le expliqué débilmente.
—Puedo decirlo —respondió con la misma sonrisa divertida.
Me sonrojé y apoyé mi barbilla en mi mano ahuecándola. —Entonces, ¿por qué estás aquí, escondiéndote?
Santana se encogió de hombros. —No me siento con ánimo esta noche.
Me burle-suspiré. — ¿La “deportista más famosa y sexy” no quiere mezclarse con sus seguidores?
Su actitud cambió de divertida a cabreada en un instante y procedió a rasgar la etiqueta de su botella Bud con frustración.
—Bueno, eso no tomó mucho tiempo. ¿Quién te dijo quién soy?
—Kitty y Rachel.
— ¿Quiénes?
—Mis compañeras de habitación, me lo dijeron después de que... umm, después de que... ya sabes...
— ¿De besarnos? —dijo sin rodeos y sin vergüenza. Fijé mis ojos en el suelo de baldosas rojas.
—Eh... sí.
—Entonces, ¿qué dijeron acerca de mí?
—Que eras Santana Marie López, una conquistadora incorregible, pero una romántica empedernida, algo así como una versión femenina y caliente de “Romeo” y así sueles considerarte todas las chicas del campus, la extraordinaria tenista más prometedora y famosa de todo Lima, Ohioe y que eras la versión femenina y aún más sexy que “el príncipe William” del tenis universitario, bla, bla, bla...
Detuvo la destrucción de su etiqueta y puso la palma de su mano sobre su boca para ahogar la risa.
Fruncí los labios con disgusto. — ¿Qué?
—De Ohio.
— ¿Eh?
—Es Lima, Ohio. No Ohioe.
Me encogí de hombros y desestimé su corrección despectivamente. —Lo que sea.
Tomate tomato.
—Bueno, será mejor que eso se quede entre nosotras. No es tomate tomato por aquí. Aquí lo es... todo. Es vida y muerte. —Suspiró y volvió a recoger la etiqueta.
Di unos sorbos más y anuncié—: Así, que Marie, ¿eh?
Sus ojos chocolate se congelaron. —Es Santana.
Negué, arqueando mis cejas.
— ¡Ah-ah! Es Marie. He sido informada de forma fiable.
Me frunció el ceño, su cara rígida. —Nadie me llama así, Britt.
—Al igual que casi nadie me llama “Britt” —repliqué, y mis ojos se abrieron ante mi audacia inusitada.
Esto me valió una mirada de sorpresa.
—Touché, ¿Brittany...? —Se calló, esperando que le dijera mi apellido con una sonrisa expectante.
—Brittany Susan Pierce, una fiel fanática de las obras de “Shakespeare”
Santana se acercó más, su boca apretada.
—¿Qué?
—Fanática de Shakespeare. Brittany Susan Pierce.
La molestia era evidente en su expresión intimidante. — ¿Estás tratando de ser graciosa?
—Nop. Marie, soy una inglesa y me fascinan las obras de Shakespeare, nací y me crié leyéndolas incansablemente.
Se quedó quieta un momento antes girar su cabeza hacia atrás y sostuvo su estómago mientras resonaba una carcajada. Su camiseta roja se levantó ligeramente, mostrando un fragmento de piel de su muy definido abdomen.
—Eso no es lo único extraño sobre nuestros apodos —anuncié nerviosamente.
— ¿En serio? Porque las cosas han sido del todo tipo raras desde que te conocí hoy. No estoy segura de entender lo que significa todo esto todavía. —Frunció el ceño y sacudió la cabeza.
—Bueno, consigue un billete de ida a la cuidad de locos, amiga mía, porque mi apodo desde la primaria, Santana, es Julieta —solté, golpeteando mis dedos sobre la mesa de cristal.
La bebida de Santana se congeló en el aire y su lengua quedo atrapada entre sus dientes.
— ¿Hablas en serio?
—Sí, mi padre fue el de la idea y pensó que sería un merecido homenaje a nuestra herencia inglesa.
Echó la cabeza hacia un lado, mirándome con una expresión curiosa. —Muy adecuado.
—Sí, pero al mismo tiempo es algo embarazoso.
—Bueno, fanática de Shakespeare, ¿me vas a tratar de manera diferente ahora, también? ¿Ahora que sabes que soy Santana “Snix” López?
— ¿Snix? —Mi nariz se arrugó por la confusión.
Rascándose la mano en su frente, dijo—: Sí. Apodo deportivo. Por mi forma de juego.
La consideré sin comprender.
—Mi intensidad en el juego...
Mi expresión no cambió. Santana se señaló a sí misma.
—Los deportes... El tenis... es apasionante... es un deporte intenso... puedes controlar el juego.
—Si tú lo dices —le dije con una sonrisa y un encogimiento de hombros.
—Vaya, realmente no sabes mucho de deportes, ¿verdad? —Realmente estaba pasmada. Podía verlo en su expresión.
—Nop. Y sin ofender, tampoco quiero. No me interesa. Los deportes y yo no nos mezclamos.
Con un chirrido en el suelo de baldosas rojas, Santana movió su silla a la mesa para estar más cerca de mí y se inclinó en su mano para enfrentarme.
—Me gusta que no sepas mucho de deportes. Va a ser un cambio, hablar con alguien acerca de algo que no sea deportivo o difundir la formación.
— ¿Eh...?
—Me encanta que no tengas ni idea de lo que estoy hablando —reflexionó.
—Feliz de estar de servicio.
Mientras Santana alcanzaba el recipiente de cervezas, pareciendo más relajada, golpeó la parte superior de la mía contra el borde de la mesa y me la entregó, haciendo lo mismo con la suya antes de poner sus piernas en mi dirección con sus pies desnudos tocando los míos.
A partir de ese simple roce, me sentí como si hubiera robado todo mi aliento.
—Así que, Pierce, ¿qué hay de ti? Supongo que eres un cerebrito si ya estás en tu Master y has sido asistente de investigación de la profesora Holliday el último par de años. De hecho, ¿debes ser fantástica para ella como para traerte desde tan lejos a Lima, Ohio?
Me moví con incomodidad y me quedé mirando la mesa. —Vaya, sí. Algo por el estilo.
—No te gusta hablar de lo buena que eres en la escuela, ¿verdad? —me preguntó, intrigada.
—En realidad, no. Se vuelve embarazoso, hablar de ser bueno en algo. Cualquier persona que disfruta de ese tipo de atención, creo, es raro.
—Entonces, eso es algo que tenemos en común. —Parecía feliz... sorprendida.
Puse mi mano sobre la suya y le susurré—: Bueno, eso y nuestros épicos apodos dramaturgos isabelinos, debido a nuestra forma de ser.
El calor subió rápido por mi brazo de nuevo y al ver mi reacción, sonrió con complicidad.
—Eso también.
— ¿Santana? ¿Santana? ¿Alguien ha visto a Santana? ¿Dónde fue?
Shelly.
Santana gimió y puso su cabeza entre sus manos. Acabé mi cerveza y deslicé la silla hacia atrás, mi ansiedad apareciendo de repente.
Tenía que irme.
Santana levantó rápidamente la cabeza, con el rostro afligido.
— ¿Vas a alguna parte?
*******
Me incliné sobre el balcón, viendo a Kitty, Rachel, y Marley charlando y riendo en la hierba. Debería estar con ellas y no con Santana. Shelly se tambaleaba por el césped, asumí en búsqueda de Santana y estaba hecha un desastre.
Señalé hacia el patio trasero. — ¿No vas a ir a verla? Parece muy borracha por su aspecto.
— ¡Rayos, no! Ella sólo desea atención. Dormirá con alguien más.
Llevando mi silla hacia atrás a donde estaba, me ordenó—: Siéntate, Pierce, y toma otra cerveza conmigo. Tú no me vas a dejar todavía.
Los ojos de Santana demandaban que obedeciera, y giré mis ojos juguetonamente a cambio, agarrando otra Bud y sentándome en el asiento.
—Si no dejo de beber pronto, seré yo la que se tambaleará por el césped. ¿Quieres que grite por ti, también?
Santana se lamió su labio inferior, e involuntariamente imité su acción. —Suena más tentador cada segundo. —No sabía qué decir en respuesta.
Al ver mi inquietud, cambió de tema, claramente emocionada.
—Así que, ¿te has unido a una hermandad?
—Sí, y Marley quiere que me mude a la casa principal, con Kitty y Rachel, por supuesto. No es exactamente lo mío, pero estoy esforzándome mucho para acoger la vida universitaria.
Sonrió. — ¿Tú y Marley han estado hablando?
—Sí. Después de que te fuiste... de la habitación... antes... después del... umm...
—Del beso —ofreció una vez más, pero esta vez con los ojos ligeramente entrecerrados y un timbre ronco mientras sus atenciones se centraban en mi boca.
—Vaya, sí. Bueno, Shelly me gritó que saliera y Marley me defendió, y básicamente le dijo a Shelly que se largara.
Deslizó los dedos por su cabello oscuro, riendo en voz baja. —Ella no es exactamente la mayor fan de Shel. Mar es genial. Va a ser una buena amiga para ti por aquí. Es mi prima y mi mejor amiga. Por lo tanto, tengo la llave de repuesto de esta habitación cuando se pone muy loco por ahí. —Usó su pulgar para señalar por encima de su hombro a la horda de estudiantes.
—Ella parece agradable.
—Es la mejor. —Echándose hacia atrás, puso sus manos detrás de su cabeza—. Entonces, Pierce, ¿de dónde eres, en Inglaterra? No te atrevas a decir Stratford- upon-Avon como Shakespeare o me voy a ingresar yo misma en un manicomio.
—No, ni de lejos. Soy de Durham —le respondí con una risita.
Chupó su labio inferior concentrándose. —No, nunca lo he escuchado.
— ¿Has visto a Billy Elliot? —le pregunté, tratando de enmarcar una referencia.
— ¿La película sobre los chicos bailarines?
Sonreí. —Síp. Bueno, soy de la misma urbanización en la que él está en la película.
— ¿En serio? —Podía verla imaginándose la urbanización en la cabeza. Las filas y filas de pequeñas casas adosadas de la calle, el gris, y la pobreza relativa en comparación con este estilo de vida.
Los ojos oscuros de Santana bajaron a la mesa. Puse mi mano sobre la de ella y se estremeció ante el contacto inesperado.
—Está bien. Sé que soy pobre. No tienes que sentirte mal por pensarlo.
—Yo… no lo estaba —tartamudeó tímidamente y dio la vuelta a su mano para que nuestras palmas se encontraran, mirando fijamente a la acción con curiosidad.
Luché para calmar mis nervios. —Sí, estabas pensando eso. Está bien. Sé que de donde soy no es exactamente glamoroso, pero estoy orgullosa de todos modos. Es el lugar donde crecí y me encanta a pesar de su reputación, aunque no he estado allí en años.
— ¿Tu familia sigue ahí?
Familia. Sentí el recurrente dolor agudo a través de mi corazón por la palabra y tosí para ocultar mi pánico. En silencio, le rogué a un poder superior que me deje enterrarme en lo más profundo de nuevo antes de que perdiera el control frente a Santana. Su mano tocó mi espalda y la ansiedad comenzó a retirarse, la amenaza retrocediendo ante la fuerza del contacto de apoyo.
— ¿Estás bien? Te has vuelto pálida —preguntó Santana, inclinándose hacia delante y frotando mi espalda con presión añadida.
Junté las manos para detener mi agitación y levanté la mirada para ver su hermoso rostro.
—Sí, gracias —le respondí, un poco perdida en cuanto a por qué el pánico había decaído con su gesto.
Observándome con preocupación e inclinando de su barbilla, me instó a responder a su pregunta.
Respiré fortaleciéndome. —No, no tengo familia.
La expresión de su rostro no tenía precio. Si no fuera tan condenadamente trágica, hubiera sido divertido. —Cielos, ¿eres huérfana?
—No, pero no me queda ninguna familia. No estoy segura de si un adulto todavía puede ser clasificado como un huérfano.
— ¿Tu mamá?
—Murió dándome a luz.
— ¿Papá?
—Murió cuando tenía seis años.
— ¿No hay abuelos, tías o tíos?
—Una, una abuela.
— ¿Y?
—Murió cuando tenía catorce.
—Pero entonces, ¿dónde…?
—Hogares tutelados.
— ¿Y eso es todo? Has vivido por tu cuenta... Tienes veinte, ¿no?
—Sí.
— ¿Por tu cuenta durante seis años?
—Bueno, fui a la universidad, así que tuve algunos amigos allí y la profesora Holliday me llevó como asistente de investigación en mi primer año y me cuidó cuando se dio cuenta de que no tenía otra familia. Pero sí, he estado sola mucho tiempo. Ha sido... difícil.
Santana se había movido involuntariamente hacia mí, como si yo fuera la gravedad atrayéndola a la tierra. Era algo dulce. Se sentía bien que me cuidara y extrañamente calmante dejar entrar a cualquiera después de años de silencio. No cualquiera, se sentía bien dejar que... ella entre. La chica mala de la universidad. Me felicité. Sólo la dejaría entrar por diversión.
Pasé la mano por su brazo. —No quiero ser grosera, pero esta conversación está más o menos desanimándome, Santana. Muerte y Budweiser nunca deben ir de la mano.
Asintió, y el tenso silencio llenó el aire una vez más. Había dejado su mano en mi espalda, sin embargo y sutilmente se movió en contra de ella para aumentar la presión. — Así que, ¿tú y Shelly?
—Buen cambio de tema.
—Bueno, tenía que haber una razón por la que estaba tan enojada con nuestro beso.
Incluso si fue sólo por la iniciación.
—Somos... complicadas —respondió vacilante.
—Eso suena como una manera de escabullirse si es que alguna vez he oído una.
—No, no es una manera de escabullirse. Ella me ha estado acosando desde sexto grado. Nuestras familias están presionando para un compromiso. Ya sabes, para proteger sus inversiones, mantener el dinero de la compañía en la familia. Nuestros padres son socios de negocios. Ni siquiera me agrada ella, es una gran espina al costado.
— ¿Pero? ¿Vas a seguir con esto? El compromiso, quiero decir. Me sorprende que te conformes con alguien que no quieres. O incluso establecerte en absoluto, si son los rumores ciertos.
Santana dejó escapar un suspiro largo y constante. —Malditos rumores. Mira, las chicas sólo se lanzan hacia mí. Cuando lo ofrecen, lo tomo. ¿Por qué no? No tengo una novia, nunca la he tenido. El sexo ayuda a calmarme de estar tan irritada todo el tiempo y muestra a la gente que definitivamente no estoy con Shelly. No voy a pedir disculpas por ello. Me gusta follar mucho y nunca a la misma chica dos veces.
Estoy segura de que mi boca se abrió de par en par por su grosería. Pero, al parecer, ignoraba mi reacción horrorizada.
—Mis padres tienen un plan establecido. Esperan que me gradúe, que me case con Shelly, me haga cargo del negocio familiar, y vivir sus estúpidos sueños frustrados.
—Así que, ¿no quieres jugar al tenis profesionalmente? ¿Me pareció oír que estabas destinada para grandes cosas?
Su rostro se iluminó. —Sí, sí quiero jugar. Me encanta. Es tan natural para mí como respirar, la emoción, el rugido de la multitud el día del partido, haciendo el perfecto tiro para un ganar el partido. Mis padres no lo apoyan. Simplemente... Diablos, no importa. Sólo odio que mi vida esté dictada por mis familiares, eso es todo.
—Haz lo que quieras. Que todos los demás se vayan a la mierda.
La cabeza de Santana se echó hacia arriba con una sonrisa abatida en sus labios. —Es más fácil decirlo que hacerlo.
—No puedes vivir tu vida por los demás, Santana. Tienes que hacer las cosas que tu deseas, alcanzar tus sueños, en la forma que desees hacerlo. Si eres feliz, entonces tus padres seguramente lo estarán también y si no, van a superarlo con el tiempo. No estés con alguien que no te gusta como Shelly. Tienes que estar con una chica a la que no puedes resistirte, la que realmente deseas por encima de cualquier otra persona. Alguien con quien conectarte.
— ¿Igual que tú, Britt...? ¿Una chica como tú?
—Ni siquiera me conoces —le susurré, con los ojos abiertos, ya que inconscientemente se movió hacia mí.
Su mano se levantó y su dedo índice acarició mi mejilla, haciéndome temblar. —Sólo le tomó a Romeo una mirada a Julieta y su destino estuvo sellado. Tal vez yo sea igual que él, y tal vez tú eres como ella.
Su mano cayó sobre mi rodilla y rodeó mi muslo desnudo, esa lengua rosada suya pasando a lo largo de su labio inferior. Si las dos nos inclinamos solo... un… poco... más cerca... nosotras... podríamos... casi…
El pomo de la puerta de Marley empezó a temblar y un chillido agudo interrumpió nuestro momento.
— ¿Santana? ¿Santana? ¡Abre! ¡Sé que estás ahí!
Shelly. Una vez más.
— ¡Diablos! —gritó Santana, poniéndose en pie para tirar su cerveza vacía en la papelera.
Me puse de pie bruscamente, la ira corriendo por mis venas por la interrupción.
— ¡Esa chica! —chillé, y tuve que sostenerme a la barandilla del balcón para calmarme.
******
Con gran atención, Santana me miró a mí y mi reacción desde el otro lado del balcón.
Apretó los puños mientras nos miramos la una a la otra con necesidad evidente.
—Me voy a ir, Santana —dije en voz baja, cerrando los ojos para calmar mi compostura.
Santana se quedó allí, mirándome silenciosamente. No podía decir lo que estaba pensando y su falta de respuesta me enfureció.
—Te dejo con ella. Probablemente sea lo mejor —le dije con mayor firmeza esta vez. Suspiró, dejando caer las manos para descansar en la parte posterior de su cuello.
—Britt…
Se detuvo de todo lo que iba a decir y lo tomé como mi señal para irme.
¡Tanto para Romeo queriendo molestar a Julieta!
Cuando pasé por su lado, agarró mi mano, tirando de mí hacia su pecho.
Golpeándome contra su cuerpo con la fuerza y el contacto me quitó la respiración.
Santana metió un mechón de pelo detrás de mí oreja. —Me gustó hablar contigo, Brittany Susan Pierce. Fue diferente... —Se veía tan desconcertada como yo me sentía, la brecha entre sus cejas frunciéndose juntas mientras agarraba el lado de mi ropa, tirando de mí contra su cuerpo de infarto.
Suspiré. —Tú también, Santana. Pero nuestra pequeña conversación parece haber llegado a su fin. Me imagino que probablemente es lo mejor de todos modos.
Saqué mis brazos de su agarre y abrí la puerta con desgana. Shelly pasó borracha tambaleándose, ignorando completamente que estuviera a un lado y saltó de manera descuidada en los brazos de Santana, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura.
—Te deseo, San. Puedes hacer conmigo lo que quieras, aquí y ahora.
Sacudí la cabeza. Shelly llevó sus labios a los de ella y comenzó a mover sus caderas contra mi latina, ¿mi latina?. Santana lanzó un grito de sorpresa, agarrando sus brazos.
Me calmé durante lo que pareció una eternidad y llena de una rabia al rojo vivo, las dejé. Estaba tan enojada. Por ser toda coqueta conmigo, luego follar a una chica prácticamente delante de mis ojos. Supuse que la reputación de mujeriega se la merecía después de todo. Debería haber sabido mejor que pensar tontamente que había sentido una extraña e intensa conexión con alguien así. Rachel y Kitty me advirtieron, y yo era una tonta por haber bajado mi guardia... a pesar de que se había sentido tan bien con ella.
Caminé de regreso a mis amigas y me dejé caer sobre el banco de madera, notando que Rachel se acurrucó en los brazos de la chica rubia de antes.
— ¿Y quién es esta linda señorita? ¿Hay algo que hace a las mujeres tan hermosas y yo no lo sepa? —preguntó, mirando teatralmente alrededor, haciéndome reír y sacándome de mi tormentoso estado de ánimo.
—Soy Brittany. ¿Tú? —Al instante me gustaba: cariñosa, mimoso, con las mejillas sonrosadas y brillantes.
—Soy Quinn Fabray, cariño. Sumamente un placer conocerte. —Inclinó su cabeza y se volvió a besar a una Rachel riendo en su cuello.
Marley me atrajo a su lado.
— ¿Dónde demonios has estado?
—Con Santana en tu habitación. Utilizó la llave de repuesto.
Ella golpeó su mano sobre la mía, sus ojos se abrieron, y una sonrisa brillante iluminó su rostro.
— ¿Y?
— ¡Cálmate! No ocurrió nada. Sólo hablamos, tenía un par de cervezas —contesté apresuradamente, callándola.
— ¿Te beso otra vez? —Estaba prácticamente saltando en su asiento. Negué con incredulidad.
—No. Sólo me dio un beso por la iniciación, Marley.
—No lo creo.
Levanté mi mano, interrumpiéndola. —Shelly la encontró en su habitación. Ellas están allí ahora. Es posible que desees cambiar las sábanas después por el aspecto de las cosas cuando me fui.
Dejó caer la cabeza sobre la mesa. — ¿¡Qué!? ¿Por qué iba ir allí de nuevo después de todos estos años? Pensé... —Me dio una rápida mirada de reojo.
— ¿Qué? ¿Pensaste qué?
Me estudió, mordiéndose el labio contemplativamente y luego se limitó a agitar la cabeza.
—Nada, obviamente era un error.
Aparté la vista y vi a Kitty mostrándole a una chica dar una vuelta hacia atrás.
— ¿Quieres otra copa? —preguntó Marley, suspirando de decepción.
—Claro —le contesté. Puedo también disfrutar de la noche y tratar de no pensar en Santana junto a la Srta. Animadora Impresionante en el suntuoso dormitorio rojo de mi nueva amiga.
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Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Capítulo 4
—Sólo se clara y concisa, habla desde tu diafragma no desde tu garganta, ah, respira profundamente. Conoces bien el tema, así lo harás bien.
Asentí mientras la profesora Holliday me informaba sobre el seminario que estaba a punto de dar. Ella había estado ocupada con la discusión del diseño de la revista académica que estaba escribiendo, así que me pidió que liderara el grupo de discusión de hoy.
—Ahora, si no me equivoco, el equipo de fútbol americano y quienes practican tenis todavía está fuera, por lo que sólo deberías tener a unos trece o catorce personas en la clase.
Estiré mi espalda, para destensarla. —Está bien. Creo que estoy lista. —Amontoné mis notas en una pila delante de mí y en secreto observé a los estudiantes comenzar a llenar la sala de seminarios a través del pasillo de la oficina de la profesora.
Holly estaba a mi lado, divertida con mi comportamiento ridículo.
—Entonces, ¿me dijeron que te mudaste de casa?
—Sí. Nos unimos a una hermandad, así que a Rachel, Kitty, y a mí nos han dado una habitación allí.
Puso su brazo sobre mi hombro.
—Me alegro por ti, Brittany. ¿Qué aspecto tiene? ¿Linda?
Dejé escapar una carcajada.
—Más bien como increíble. Hay una cama enorme, relucientes paredes blancas y tiene un balcón... ¡un condenado balcón!
— ¡Ah, ¿en serio?! ¡Es un cambio de las habitaciones en la residencia de Oxford, entonces!
—Eh... sólo un poco. —Me volví hacia ella—. ¿Te acuerdas de hace un par de años cuando tomaste la clase para recorrer Italia?
Holly asintió con entusiasmo.
—Mm-hmm.
—Bueno, mi balcón se parece al que visitamos en Verona, extrañamente igual que el que está en la casa de Juliet. ¡No puedo creer que la gente viva así en la universidad! Es una locura absoluta. Pero ahora oficialmente tengo un presupuesto ajustado, eso es seguro.
Holly se rió, poniendo sus frágiles manos sobre mis hombros. —Disfrútalo, mi niña. Te lo mereces.
******
Caminé hasta el aire acondicionado y lo subí a un nivel superior antes de que me derritiera. La pequeña oficina parecía un horno ya que el clima seguía siendo agobiante, y por lo tanto, llevaba pantalones cortos de mezclilla y una blusa blanca de mangas anchas de lino. Incluso cambié mis favoritos Crocs anaranjados por los blancos sólo para completar el atuendo general, y tal vez también para molestar a Shelly sólo un poco con mi aparente sentido de la moda extravagante. Mi cabello, como de costumbre, estaba recogido en un desordenado moño alto y mis gafas estaban firmemente en su lugar.
Revisé la sala de seminarios una vez más y no pasó mucho tiempo antes de que los asientos estuvieran casi llenos. Shelly entró con su séquito de cabezas huecas y, sorprendentemente, Santana apareció un segundo detrás del grupo, charlando con Marley. Maldije por dentro; los deportistas debían de haber regresado. Como si conducir un seminario no fuera de por sí suficientemente abrumador, tratar con mis problemas de Santana reprimidos afectaría gravemente mis nervios.
Miré por la rendija de la puerta de la oficina cuando ella entró en la sala y sus ojos inmediatamente buscaron mi escritorio en la parte delantera. Al ver que estaba vacío, sus hombros se hundieron y su cabeza se inclinó. Eso sólo me hizo enfurecer. ¿Por qué le entristecía mi ausencia cuando la chica por la que me había despreciado estaba sentada en la última fila, esperando con impaciencia su llegada y atención? Me dije a mí misma que me centrara en la conferencia, e ignorara que ella estaba aquí.
Agarrando mis notas, salí de la oficina de la profesora hacia el aula, y Santana giró la cabeza en mi dirección ante el movimiento. Vestía casualmente, su cabello del mismo estilo sexy despeinado que de costumbre, y una sonrisa tranquila irrumpió en su rostro cuando se dio cuenta de que era yo.
Pasó junto a mí e inclinó su barbilla, reconociéndome con un breve, "Britt", luego subió las escaleras para tomar su asiento habitual. Shelly intentó tomar su mano, pero ella la liberó de su agarre con una mirada dura, y ella se cruzó de brazos, haciendo un mohín. Sonreí un poco ante eso, pero me recompuse cuando la profesora Holliday entró en la sala y con un gesto de la mano, me animó a empezar.
Me acerqué al estrado e inspiré profundamente. —Hola, a todos. La profesora Holliday me pidió que dirigiera el seminario de hoy, sobre la introducción al utilitarismo, y en las próximas sesiones, les daré algunas notas breves sobre los principales argumentos antes de explorar algunos ejemplos para la discusión. —Me acerqué al lado del escritorio, y coloqué mis notas encima. Conocía este argumento como la palma de mi mano.
—En términos simples, la idea del utilitarismo es la teoría de que las acciones de un individuo se basan en el hecho de que nosotros, como humanos, buscamos activamente placer al tomar decisiones. Por lo tanto, este argumento es visto como el enfoque hedonista a la ética; hacemos las cosas para sentirnos bien, impulsados por la búsqueda de placer. Jeremy Bentham propuso que los seres humanos funcionan con un principio de placer- dolor, es decir, que buscamos placer y evitamos el dolor a toda costa.
Examiné a los estudiantes para asegurarme de que estaban prestando atención. Hasta aquí todo bien. —Bentham creía que este principio podría ser adaptado a la sociedad en su conjunto y que funcionaría mejor si operaba en un sistema que considerara el mayor bienestar para la mayor cantidad de personas. Esto es evidente en muchos sectores de la sociedad, pero un buen ejemplo de ello es la forma en la que se vota en una democracia. El voto de la mayoría beneficia a la mayoría de la gente. Por lo tanto, la mayoría de la gente en esa sociedad es feliz, es decir, siente placer por el resultado, creando una sociedad más activa.
Oí una tos y alguien se movió ruidosamente en su asiento. Mis ojos se dirigieron en la dirección de la perturbación, y vi a Santana inclinándose hacia adelante, con su atención centrada en mí, con la barbilla apoyada en sus manos juntas.
Mi medidor de molestia interno estaba resonando, pero reuní mi ingenio y comencé una vez más, tratando de ignorarla. — ¿Dónde estaba? Oh, sí. Hoy vamos a discutir el concepto del principio de placer-dolor y si los humanos realmente funcionan de esta manera. Yo, por mi parte, tiendo a estar de acuerdo con la mayor parte de esta teoría…
— ¿En serio?
Giré mi cabeza con brusquedad para encontrar a la clase mirando boquiabierta hacia Santana. Deduje por su reacción que ella no era habitualmente muy habladora en clase.
— ¿Perdón?
Hizo rodar el lápiz entre sus dedos, clavándome con una mirada arrogante. —Estaba expresando mi sorpresa que estés de acuerdo con Bentham, en su mayor parte.
Podía sentir mis mejillas comenzar a arder por la agitación. —Entonces, la respuesta es sí, has oído bien.
— ¡Eh! —Dejó el tema y mordió el lápiz entre los dientes, enfocando su atención en Marley, quien le había dado un codazo en las costillas y le hizo un gesto para que se detuviera.
Mi enojo fue en aumento. Las acciones rudas siempre tenían ese efecto en mí. Traté de seguir siendo profesional, siempre he tratado de ser profesional, pero algo dentro de mí estaba empezando a romperse. Santana López me estaba afectando realmente mal.
—Eh, ¿qué? ¿Santana? —pregunté, sabiendo que le estaba poniendo un cebo al usar su primer nombre completo.
Su mirada se endureció y apartó el lápiz para sostenerlo en su mano. —Creo que es absurdamente idealista pensar de tal manera, Brittany, y para alguien de tu supuesta inteligencia, estoy sorprendida de que eso saliera en absoluto de tu boca.
Mis dientes involuntariamente rechinaron. Fui a explicar con más detalle mis razones cuando intervino de nuevo.
—Quiero decir, mira a la analogía de votación que diste: mayor bienestar para el mayor número de personas. Mencionaste cómo era considerado bueno para la sociedad, cuando la mayoría de la gente estaría contenta con el resultado, pero todo lo que veo son defectos. ¿Y si la "mayoría" que la gente vota son malos o tienen malas intenciones y la minoría son personas inocentes y buenos son puestos en peligro por el hecho de que son superados en número? ¿Qué pasa si la persona que votaste tiene motivos ocultos y se retracta de lo que dijeron que iban a hacer?
—Mira a Hitler. Fue elegido por el voto democrático, y por un momento, él fue lo que era correcto para la mayoría de las personas que estaban viviendo en la pobreza sin ninguna esperanza real. Pero mira cómo terminó eso... Yo sólo estoy diciendo que aunque parece bueno en teoría, la parte práctica realmente no da resultado, ¿o sí?
Honestamente creí que una planta rodadora podría pasar rodando a través del lugar de un momento a otro, la habitación estaba así de silenciosa. Santana parecía más que satisfecha con su pequeño estallido y sentí que los pelos se me ponían de punta. Instintivamente me moví hacia las escaleras, asegurándome de que ella podía verme para mi perorata. Más arriba, sus comentarios malintencionados salieron por la ventana abierta.
Levanté mi dedo en el aire. —Para empezar, hazme el honor de dejarme terminar antes de interrumpir bruscamente. Con lo que estoy de acuerdo en esa idea es que los individuos sí viven, en muchos casos, por el placer sobre el dolor, al menos la mayoría. Seguramente tú estás de acuerdo con eso, Srta. Oh-tan-fantástica. ¿No tomas la mayor parte de tus decisiones basadas en tu ilustre carrera deportiva, algo que te produce placer?
Las cabezas de los estudiantes iban de un lado a otro como si estuvieran viendo un partido muy reñido de tenis.
—Tienes razón, lo hago, pero también lo hago por los espectadores, por quienes me apoyan. Ellos encuentran alegría en el deporte, a diferencia de algunas.
— ¿Qué significa eso?
—Significa que, en Lima-Ohio, Pierce, el tenis por ejemplo es el mayor placer que hay; lo juegas, lo observas, entrenas. Mi entrenamiento, y por lo tanto mi éxito, me beneficia tanto a mí como a otros. Tú pareces ser la única a la que no le gusta.
—Entonces has demostrado que tengo razón. En Lima-Ohio, el mayor bien para el mayor número de personas es el deporte, ya que da placer a la mayoría de la población —le contesté, con aire de suficiencia.
Se pasó la mano por su barbilla. —En este sentido, puede que tengas razón, pero no siempre es así de simple.
Me crucé de brazos, ansiosa por escuchar la respuesta. —Adelante.
—Tú hablas de que los individuos hacen las cosas por placer y para evitar el dolor, ¿cosas que no les gustan?
Asentí. —Sí.
—Pero muchas personas hacen cosas que causan a sí mismos dolor o desagrado para satisfacer las necesidades y deseos de otras personas.
Supuse que se refería a su relación extraña con Shelly, quien actualmente tenía el ceño fruncido ante nuestro debate. —Oh, no estoy segura de que siempre sea tan sufrido; hacer ciertas cosas o ciertos hechos que otros deseen, quiero decir.
Santana sostuvo el lápiz entre sus manos y siseó entre dientes—: Sé completamente clara, Pierce. ¿A qué quieres llegar?
Parecía que no podía detenerme una vez empecé. Esta rabia que había sentido hacia ella durante días estaba explotando fuera de mí.
—Bueno, vamos a usar el sexo, por ejemplo. Una de las dos personas que toma parte en el acto podría querer más, y la segunda persona podría ser del todo indiferente en sus afectos, pero la segunda persona cede en última instancia, y lo hace de todos modos para hacer a la primera persona feliz. Sin embargo; y aquí radica la ironía; el que es infeliz todavía encuentra la liberación sexual, por lo tanto, en realidad no experimenta desagrado en absoluto. ¿O lo hace? —Me dirigí absolutamente en su dirección.
El lápiz se partió en sus manos. —O, ¿qué tal una persona que decide que sería una buena idea besar a otro, debido a alguna extraña e inexplicable atracción, pero luego, en retrospectiva, decide que fue un maldito error. Que hablaron de cosas personales por primera vez con alguien diferente, alguien nuevo, pensando “¿tal vez pueda confiar en esta persona para que conozca a la verdadera yo?” Sólo para darte cuenta de que lo que hiciste fue estúpido y nunca debió haber sucedido. ¡Afianzando que la gente es sólo una gran decepción! —Lanzó las partes del lápiz al suelo y se pasó las manos por el cabello agresivamente. Unos murmullos se extendieron por toda la habitación.
Nuestras miradas se trabaron, ambas respirando agitadamente por el esfuerzo emocional de nuestra discusión, sin que ninguna de las dos supiera qué hacer a continuación. La falta de familiaridad de una emoción tan cruda que experimentábamos era una sensación nueva para nosotras.
La profesora Holliday nos interrumpió con una tos. Me volví hacia el reloj de la pared, notando que la conferencia casi había terminado.
—El próximo seminario analizará las notas personales de Bentham. La lectura esencial está en el esquema del curso. Clase terminada.
Corrí de vuelta a la seguridad de mi escritorio, luchando contra un ataque repentino de náuseas. Yo estaba más confundida que la primera vez que leí a Friedrich Nietzsche en el alemán original.
La profesora Holliday se acercó abanicándose con la mano. —Bueno, eso fue diferente, Brittany. En realidad no tenía nada que ver con el tema que teníamos que cubrir, fue muy inapropiado, pero seguro que fue interesante verlas batallar. ¿Quieres hablar de algo? El ambiente aquí causado por el calor de las dos era tan eléctrico como una tormenta de verano.
—No, no quiero hablar. —Recogí mis libros en una mano—. Lo siento. Sólo voy a recoger mis cosas e ir a la biblioteca. Tengo que estudiar. Tengo una fecha de entrega.
Sus labios se fruncieron. —Está bien, pero ya sabes dónde estoy si me necesitas.
Evité sus ojos. —Gracias. —Aliviada de que la sala de conferencias estuviera ahora vacía, abandoné la sala.
Salí corriendo a través de la puerta, y Santana se cruzó en mi camino, colocándose justo en frente de mi cara hasta el punto de que compartíamos el mismo aire.
— ¿De qué estupidez se trató todo eso? —Estaba furiosa.
—Fuiste grosera —la acusé, comprobando que estábamos solas. Lo estábamos... absolutamente.
—Estaba debatiendo. Eso es lo que haces en Filosofía. Tú lo hiciste personal.
— ¡También lo hiciste tú!
Nos fulminamos con la mirada la una a la otra; un concurso de voluntades; la piel de gallina propagándose como el fuego por mi cuerpo.
Santana se rompió primero. — ¿Por qué sacaste a colación lo de la otra noche? Lo que te conté fue en confianza. Te dije cosas que nunca le he dicho a otra persona jamás, ¿y me lo echaste en cara en clase públicamente? Deposité mi confianza en ti y ¿tú lo sacaste a la luz en tu conferencia para su tu propio maldito provecho de sabelotodo?
Solté una risotada. — ¡Confianza, maldición! Toda la universidad sabe que utilizas a las chicas para tener relaciones sexuales, lo que, sinceramente, me hace sentir enferma. Por lo que vi la otra noche con ella, lo hiciste entonces también, después de que me confiaste que no te gustaba, después de haber conectado tan profundamente conmigo. ¿Dónde está la moral en eso? ¿Asumo que no pudiste resistirte a una sesión de sexo fácil?
Exhaló una risa carente de humor y avanzó hacia adelante. Me mantuve firme, dando la impresión de tener confianza.
Me hizo retroceder a un rincón oscuro, aislado.
— ¿Por qué te importa a quien me follé? ¿Qué significa para ti?
La miré, permaneciendo en silencio durante varios segundos antes de sisear—: No significa nada para mí.
Se burló enojada y golpeó su palma de la mano contra la pared por encima de mí.
— Estás mintiendo.
Sentí como si mi estómago estuviera en fuego con enemistad, los puños curvándose contra mis libros. —No estoy mintiendo. No tiene que interesarme con quien follas, ¡cómo tan elocuentemente lo pones!
Santana movió su rostro un centímetro más cerca. — ¡Tonterías! ¡No te creo! Empujé su pecho con una mano; ella no se movió.
—Dije, ¡que no te creo! Dime por qué te importa ¡y no me mientas! — dijo de nuevo.
Ella había bloqueado por completo cualquier salida y lancé un gemido exasperado.
— ¡Bien! ¡Me importa porque me besaste! Me besaste como si no tuvieras otra opción, ¡maldita sea! No me gusta ser sólo otro juguete cuando confié en ti. Nunca hago eso ¡y ahora recuerdo exactamente por qué!
Su pecho firme rozó dolorosamente el mío y sus labios se separaron, jadeando aire cálido.
—Para tu información, no la follé. De hecho, le dije directamente que no iba a seguir con ella. Lo que me dijiste tenía sentido... sobre vivir mi propia vida. Lograste llegarme al corazón. Tú... me afectaste. Y entiende esto claramente... no eres el juguete de nadie, Brittany. Puedo andar follando por ahí, pero no voy a jugar contigo. —Abrí la boca para hablar cuando ella presionó su dedo índice sobre mis labios, sus ojos tensos en señal de advertencia—. Eres valiente, al hablarme así. Yo no lo... tolero de nadie. La gente de por aquí sabe que no deben abordarme. Tienen el sentido de dejar las cosas en paz.
Aparté su mano de un golpe, entrecerrando los ojos. — ¿Me estás amenazando?
Sonrió sombríamente y no pude decidir si quería darle un puñetazo en la cara o rendir mi cuerpo a su control y ver lo que sucedería a continuación.
—No estoy amenazándote, Brittany, sino aconsejándote. Encuentro que tú y esa boca que tienes son verdaderamente excitantes. Pero estoy más interesada en enseñarte cómo mantenerla cerrada.
Mi corazón se sobresaltó y el calor se propagó entre mis muslos. Luché contra mi reacción traidora con todo lo que tenía. —Guarda ese tipo de conversación para cuando te revuelques con Shelly de nuevo.
— ¡Te dije que no la toque, por Dios!
—Eso no es lo que ella ha estado diciendo.
—No podría importarme menos lo que dice. Pensé que eras diferente, Britt. ¿Por qué remover el tema sobre Shelly o el tenis después de lo que te conté de las cosas que estaba atravesando? —Parecía realmente decepcionada conmigo.
La culpa y las dudas se deslizaron en mi pecho, y froté mi palpitante sien.
—Mira, simplemente estoy de un humor terrible. No debería haberte atacado de esa manera y me disculpo por haber traicionado tu confianza. Fue mala educación de mi parte. Estaba enojada contigo, he estado cabreada contigo durante días. No sé cómo estar cerca de ti. Tú... me confundes.
Recurrimos nuevamente al silencio. Santana seguía mirándome malhumorada como si fuera a romperme en dos con las manos desnudas y me mantuvo acorralada. Traté de moverme a su alrededor cuando me agarró del brazo con su mano.
— ¿A dónde diablos crees que vas?
Exhalé lentamente. —Me voy. He terminado con esto... con nosotras y con lo que sea que acaba de pasar.
Traté de pasar junto a ella una segunda vez cuando dijo—: ¡Me estás volviendo condenadamente loca, Brittany! —Envolvió su mano libre alrededor de la parte trasera de mi cuello, me empujó hacia adelante hasta que sus labios encontraron su blanco previsto contra los míos.
No fue amable, cuidadosa, o considerada. Tomaba lo que quería, sin pensar en mí, y a mí me encantaba, amaba que tomara el control total y dominara mi cuerpo.
Dejé caer mis libros al suelo junto con las inhibiciones persistentes y mis manos ya no fueron capaces de hacer cualquier otra cosa excepto sostenerse para el paseo.
Gimiendo, me retorció en sus brazos y me empujó contra la pared, estrellando mi espalda contra el cemento duro, dejándome sentir como la afectaba. Su lengua luchó con la mía, y extrajo toda mi necesidad latente con cada latigazo mojado.
Con un suspiro de exasperación, nos hizo separar, su piel morena hervía al tacto.
—Dios, Britt, ¿por qué no puedo sacarte de mi cabeza? Eres todo en lo que pienso y no sé cómo tratar con ello.
— ¿En serio? —pregunté con voz áspera.
Sus ojos desorbitados se fijaron en los míos. —Cada minuto. De cada día.
Santana dio un paso atrás, dándome espacio muy necesario de su presencia sofocante. Tenía que irme; no podía pensar con claridad. Me incliné para recoger mis libros y cuando me enderecé, ella estaba de pie con las manos detrás de la cabeza, y un hambre desenfrenada en sus ojos oscuros.
Se lamió el labio inferior muy lentamente y deseé más que nada ser esa pieza de carne rolliza.
—No sé qué hacer contigo. Está confundiéndome y no me gusta. Nunca estuve así por una chica. —Inclinó la cabeza, evaluando—. Pero no creo que seas simplemente una chica. He pensado eso desde el momento que te vi toda nerviosa en el pasillo el primer día de clases. Cristo, no he sido capaz de probar nada excepto a ti desde que nos besamos en la maldita iniciación. —La llama oscura que alimentaba sus ojos color medianoche casi me hizo gemir de deseo.
Así que hice lo que mejor cuando no puedo hacer frente a una situación. Escapar.
—T…Tengo que ir a la biblioteca —dije apresuradamente en un tartamudeo nervioso y eché a correr hacia la salida. Estaba temblando y confundida, enojada, pero tan increíblemente excitada. Estaba preocupada por mi aparente afición por su asertividad. Encima de todo lo que había pasado entre nosotras, eso es lo que más me molestaba.
Cuando estaba abriendo las puertas al exterior, me arriesgué a mirar hacia atrás.
Gran error.
Santana permanecía de pie en el centro del pasillo, mirándome con los brazos cruzados, tensos.
Palmeé el picaporte cuando su voz me inmovilizó.
—Esto está lejos de terminar, Brittany... ¡lejos de que se termine!
Me entró el pánico de nuevo ante la inmediata ráfaga de lujuria que se construyó dentro de mí y aceleré mi paso, decidiendo eludir la biblioteca e ir directamente a casa. Estaba a punto de derrumbarme, y necesitaba el santuario de mi habitación.
Santana no se había acostado con Shelly. En mí era todo lo que ella pensaba, y no pude evitar sentir una oleada de felicidad apoderándose de mi corazón por primera vez en años.
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Me encanta este fic amo a esta santanay a esta brittany
Heya Morrivera********- - Mensajes : 633
Fecha de inscripción : 07/05/2014
Edad : 35
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
me encanta esta version de las chicas, shelly es drogadicta? es que lo parece!!!!! vive en su propio mundo donde cree que santana le pertenece, hay sitios de ayuda!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
No soporto a Shelly!!
Veremos que hace Britt con todo lo que le dijo San!!
Saludos
Veremos que hace Britt con todo lo que le dijo San!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
hola!! Enhorabuena por el fic, es genial en serio! He leído todas tus adaptaciones y... Woww, chica eres genial en lo que haces, sigue así. Y por supuesto esta nueva va por el mismo camino que las anteriores, a ser igual de bueno, me refiero, espero que actualices pronto! Un saludo desde España!!
PD: mi favorita es 5a Avenida Neoyorkina ;)
PD: mi favorita es 5a Avenida Neoyorkina ;)
MeryBrittana*** - Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 19/06/2015
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Heya Morrivera escribió:Me encanta este fic amo a esta santanay a esta brittany
hola.....espero te gusten los capitulos de hoy
micky morales escribió:me encanta esta version de las chicas, shelly es drogadicta? es que lo parece!!!!! vive en su propio mundo donde cree que santana le pertenece, hay sitios de ayuda!!!!!
gracias por tus palabras..........en serio, no pude evitar reírme con tu comentario sobre Shelly, de hecho aun continuo haciendolo jejejeje
monica.santander escribió:No soporto a Shelly!!
Veremos que hace Britt con todo lo que le dijo San!!
Saludos
uhh........yo creo que dirás lo mismo de los padres de San, en esta historia se pondrán bastante insoportables (la palabra se queda corta para describirlos.....en el transcurso de la historia ya entenderas porque lo digo)
MeryBrittana escribió:hola!! Enhorabuena por el fic, es genial en serio! He leído todas tus adaptaciones y... Woww, chica eres genial en lo que haces, sigue así. Y por supuesto esta nueva va por el mismo camino que las anteriores, a ser igual de bueno, me refiero, espero que actualices pronto! Un saludo desde España!!
PD: mi favorita es 5a Avenida Neoyorkina ;)
BIENVENIDA A LA HISTORIA....mil gracias por tus palabras......5ta Avenida Neoyorkina tiene un lugar especial en mi corazón por ser la primera de mis proyectos de adaptacion
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Hola……….buenas noches a todas/os……….al fin les puse un par de adelantos de lo que se viene próximamente en la historia…..mil disculpas por no actualizar antes.....estoy que me caigo de sueño, pero valió la pena pues trabajaba en los capítulos de donde extraje los adelantos………desde ya les digo que van a “odiar” a los padres de Santana
Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..
*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:
http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)
http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)
http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)
http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)
http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)
*Próxima actualización: día JUEVES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)
Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo
Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.
Y la canción del día es……….
https://www.youtube.com/watch?v=EBdKtnZk8C4
NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).
Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.
Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia
Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.
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Había estado despierta durante cuatro horas viendo las sombras de los pinos bailar a través del techo. Esta sería la quinta noche consecutiva. Tenía insomnio, estaba frustrada y tan malditamente confundida que no podía pensar con claridad, no podía dormir, y francamente, no podía funcionar. La causa: Santana "Snix" López.
Había estado fuera otra vez toda la semana con el equipo de tenistas de la universidad en Arkansas, y se fue inmediatamente después de nuestro pequeño “altercado” en el pasillo, dejándome completamente nerviosa por saber dónde nos encontrábamos la una con la otra. No ayudó el haber visto fotos del resto de los chicos y chicas tenistas besuqueándose con chicas en clubes nocturnos de mala muerte y fiestas de fraternidades posteriores a los partidos que se habían publicado en Facebook para que todo el mundo pudiera verlo, y cuando pensé en Santana haciendo lo mismo, me dieron nauseas.
Renunciando a dormir, tiré de mi colcha y entré en el baño, me metí en la ducha, dejando que el agua caliente me despertara.
No funcionó.
Dejé caer mi cabeza contra las frías baldosas, suspirando. No sabía qué iba a hacer cuando la viera de nuevo. Marley me había dicho que el equipo debía volver hoy, así que había decidido esconderme en el lugar donde un deportista superestrella sin duda no estaría: la biblioteca.
En treinta minutos, me había vestido, recogido mis libros, y cruzado el césped del patio, tomando el sol de la mañana. Siete de la mañana era el momento perfecto para caminar por la calzada principal bordeada de árboles, era aislado y me dio la oportunidad de pensar, relajarme y recargar.
Estaba a mitad de camino por el sendero cuando el sonido de una acalorada discusión me llamó la atención. Al principio, todo lo que vi fue un Bentley aparcado y un hombre mayor alto, de pie frente el coche plateado.
Estaba delante de Santana, gritándole furiosamente.
Me desvié y me oculté detrás de un gran árbol y observé el altercado desde mi escondite. Pude ver que Santana estaba furiosa, con las manos encrespadas y su postura proyectando furia. El hombre mayor vestía un traje oscuro y sus brazos se agitaban con ira, justo en frente del rostro de Santana, mientras gritaba una retahíla de horribles y ofensivas maldiciones. Él se inclinó hacia delante, extendió una de sus manos, y fui testigo de cómo Santana recibió una potente bofetada en la mejilla, su cabeza zarandeando por la fuerza. No se lo devolvió pero se mantuvo estoica, tomando el poderoso golpe.
— ¡Oh por Dios! —susurré para mí misma.
Busqué ayuda frenéticamente alrededor, pero sólo estaba yo... y ellos. Antes de que tuviera la oportunidad de correr para llamar a seguridad, el hombre del traje saltó en su Bentley y se alejó con un chirrido, y vi como una Santana llena de ira marchó hasta un árbol muy grande y se puso a golpear el tronco una y otra vez, expulsando fuertes gritos antes de desplomarse en el suelo, con la cabeza entre sus manos. Me apoyé contra la áspera corteza del árbol, tratando de averiguar exactamente lo que acababa de presenciar.
Debatí conmigo misma sobre qué hacer. Santana acababa de ser atacada, golpeada. Echando un vistazo alrededor del gran roble, me quedé mirando su figura triste durante varios minutos, aguantando en toda su magnificencia sureña la sangre y el dolor. Me dolía el corazón, y antes de que mi cerebro pudiera realmente registrar lo que hacía, mis pies se dirigían automáticamente en la dirección de su apartado lugar.
No me había oído acercar, y me agaché delante de ella, mi conjunto negro sin mangas se ensució con el barro seco de verano. Tranquilamente, saqué una botella de agua y mi viejo pañuelo rosado de mi mochila marrón. Ante el sonido de mi susurro, Santana me miró, con la boca chorreando de sangre, los dientes blancos y perfectos perdidos en el baño color escarlata.
—Santana, Dios... —susurré mientras luchaba por contener las lágrimas. Ella no habló, sólo me miró, aturdida.
Desenrosqué el tapón de la botella de agua Evian y levanté su mano manchada de sangre hacia mí, con los dedos flojos y maltratados. Vertí un poco de agua, limpiando los profundos cortes llenos de corteza de árbol y suciedad. Sequé su piel herida con mi pañuelo. Ni siquiera se inmutó.
— ¿Te duele? —pregunté en voz baja. Ella negó con la cabeza.
Cuando su mano estuvo limpia, me deslicé hacia adelante hasta ponerme de rodillas entre sus piernas encorvadas. Vaciante llevé el pañuelo a sus labios y limpié el exceso de sangre, encontrando una gran herida abierta en la esquina de su hermoso labio superior. Apliqué un poco de presión y mi mirada se desvió a la suya. Sus ojos castaños penetraron en los míos a través de la barrera de mis gafas, y vi el conflicto y desolación parpadeando en la superficie. Cuando su labio dejó de sangrar, le pasé la botella de agua.
—Enjuaga tu boca, Santana. Esa sangre no puede saber demasiado bien.
Tomó la botella robóticamente, haciendo todo lo que le indiqué. Me agaché junto a ella en la tierra, compartiendo el respaldo del gran árbol. No dije nada. No quería correr el riesgo de hacerla sentirse peor. Simplemente no quería que estuviera sola.
Finalmente relajó su postura rígida y miró a lo lejos. Ya no podía soportar su tristeza, y al ver que necesitaba consuelo, alcancé su mano buena, colocándola en la mía. Ella giró la cabeza hacia nuestros dedos entrelazados y sutilmente inclinó su hombro aún más cerca. Sabía que teníamos problemas sin resolver, sobre todo después de nuestra... lo que fuera que pasó en el pasillo, pero en este momento, sólo podía pensar darle mi apoyo de cualquier forma que necesitase.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Santana habló—: Hola, Britt.
—Hola, tú.
— ¿Cuánto viste?
Apoyé la cabeza en su hombro, para controlar el ligero tirón en su aliento. —Lo suficiente.
Su cabeza cayó contra la corteza, con los ojos fuertemente cerrados.
— ¿Quién era el hombre en el Bentley?
—Mi papá.
Levanté la cabeza en asombro.
— ¿Tu padre?
Dejó caer la cabeza de nuevo, evitando el contacto visual. No estaba segura de sí era por la vergüenza o tristeza extrema.
El silencio regresó.
— ¿Estás bien?
Ella se tensó y volvió la cabeza hacia mí, con angustia en sus ojos. —No.
— ¿Quieres hablar de ello?
Ella negó firmemente con la cabeza.
— ¿Te pega mucho?
Encogiéndose de hombros, respondió—: Ya no tiene muchas oportunidades para hacerlo. Estaba enojado con algo que yo podría haber hecho. Me llamó para reunirnos y... bueno, viste el resto.
Me arrastré hacia adelante y me senté frente a ella.
— ¿Qué hiciste tan mal para que él te golpeara de esa manera?
—Dinero, decepción, el no ser la hija obediente. Lo de siempre. Sin embargo, nunca había llegado tan lejos en público antes. Nunca lo he visto tan enfadado.
— ¡Pero eres su hija! ¿Cómo se atreve a tratarte de esa manera? ¿Qué demonios has hecho para merecer que te golpeen?
Con su boca cerrada, no dijo nada en respuesta. Me di cuenta que no iba a hablar, sus labios estaban cerrados firmemente negándose. Tomé su mano otra vez y ella se apoderó de la mía, asegurándose de que no pudiera soltarme.
Parecía tan perdida, su habitual máscara de chica ruda estaba rota, dejando al descubierto su debilidad. Necesitaba cambiar el tema, volver a sellar gradualmente la cicatriz.
— ¿Cómo fue tu partido en Arkansas?
Una pequeña llama de alivio cruzó su cara por el cambio en la conversación.
—Ganamos. Aunque sin mi ayuda.
— ¿Jugaste mal?
Se lamió los labios, insistiendo en su cortada reciente, y cogió una ramita del suelo, rompiéndola en su puño cerrado.
—Una pesadilla de juego.
—Bueno, sólo eres humana.
—Nunca he tenido un mal comienzo de temporada en toda mi vida. En mi último año, en el que voy a ser observada por cazadores de talento deportivo, y todo se está yendo por el desagüe.
— ¿Por qué va tan mal?
—Porque no puedo completar siquiera uno de mis pases. Estoy decepcionando a la universidad, a mis amigos que forman parte del equipo universitario y a los aficionados. Mis padres no van a dejar de molestar por lo de Shelly, lo que acabas de presenciar es la insistencia de mi padre sobre esa cuestión. Está siendo una sanguijuela más grande de lo normal y estoy constantemente peleando con ella. Mi cabeza está dispersa, no puedo dormir o centrarme….y estoy pensando en una cierta muchacha inglesa que me mantiene despierta toda la noche. Cada noche. Ella está plagando mis sueños.
Llevó nuestras manos a su mejilla y las rozó a lo largo de su rostro.
—Sí, sé lo que es eso —dije en voz baja, mirando como mis dedos rozaron su boca, completamente sin aliento por su confesión.
—He pensado en nuestro último encuentro sin cesar mientras estuve fuera. —La voz de Santana era casi inaudible, como si la admitiera haber cometido un pecado capital. Parecía nerviosa, no era una emoción que hubiera visto en ella antes. Supongo que el hecho que en realidad le gustara una chica era un mundo completamente nuevo para la reina del sexo sin sentido.
—Sí. Yo también. Ha sido... diferente el tener la cabeza llena de cierta latina sexy que es un bombón de Ohio y no de Dante, Descartes o Kant.
Ella me dio un pequeño rodillazo, con la diversión iluminando sus ojos apagados.
— ¿Crees que soy un bombón?
Me sonrojé y le di un codazo a la espalda. —Estás bien.
Echándome un vistazo por debajo de sus largas pestañas, ella esbozó una sonrisa.
— ¿A dónde ibas a esta hora de la mañana cuando viste a esta bombón recibiendo una paliza?
—Santana.
—Responde la pregunta, Pierce.
Negué con la cabeza. La ruda Santana comenzó a despertar de su sueño.
—A la biblioteca. Tengo unas notas que necesitaba escribir para la profesora Holliday. Ella tiene una oficina allí donde puedo trabajar sin ser molestada. Vi... lo que pasó contigo y tu papá y pensé que me necesitabas más de lo que el apasionante mundo de la academia en este momento.
Con una palmada en la pierna, me puso de pie, con las manos todavía unidas firmemente. —Vamos.
— ¿A dónde?
—La biblioteca. Te voy a ayudar. No podemos decepcionar al mundo de la academia ahora, ¿verdad?
—Santana... ¿estás segura de que no quieres ir a casa o hacer otra cosa? Podríamos hablar más si quieres. Todo lo que necesites.
Perdiendo su tono jovial, subrayó—: No. Vamos a ir a la biblioteca y te voy a ayudar con tu ensayo. —Ella no era una persona con la que se juega. No estaba lejos de romperse y pude verlo, agresión sin explotar esperando con impaciencia por su oportunidad para saltar a la superficie. Ella necesitaba la distracción y pensé que lo mejor era llevarla conmigo para salvar a un pobre compañero de encontrarse con el puño de Santana cuando finalmente perdiera los estribos.
— ¿Vas a ayudarme con la filosofía?
Un puchero malhumorado se formó en sus labios. —Oye, sólo porque soy deportista no significa que sea estúpida. —Ella envolvió sus brazos alrededor de mis hombros desde atrás—. Para tu información, soy sobresaliente en esa clase. Puedo ser capaz de enseñarte una o dos cosas.
Alejándose, se llevó un dedo a su mejilla, dando a entender que estaba sumida en sus pensamientos. —Por ejemplo, Immanuel Kant fue un verdadero cobarde que muy rara vez estaba estable.
Una enorme sonrisa se extendió por mi cara y solté una carcajada, cantando—:
Heidegger, Heidegger era un mendigo borracho que podría pensar debajo de la mesa.
Se paseó por delante de mí en modo-conferencista. —Aristóteles, Aristóteles era un estúpido por beber, y Hobbes estaba encariñado con su copita. —Hizo una reverencia en broma para que yo continuara.
—Y René Descartes fue un borracho. Bebo, luego existo.
Me cubrí la risita con la mano, sintiéndome ligera y coqueta, y Santana, con una sonrisa impresionante, levantó su mano en alto para chocar los cinco. Le di una palmada con gusto.
— ¿Así que, eres un fan de los Monty Python ? —le pregunté emocionada.
—Bueno, no se puede estudiar filosofía y no estar familiarizados con los Filósofos de la canción Bruce.
—Estoy de acuerdo, pero nunca te vinculé como una fanática de la comedia británica.
Ella soltó un bufido. —Es Python. —Tan simple como eso—. Así que vamos. Te sorprendí una vez con mis conocimientos de filosofía. Estoy bastante segura de que puedo hacerlo de nuevo.
Hice un gesto desdeñoso.
—Lo que tú digas, tienes veintiuno. Yo tengo sólo veinte años y ya estoy haciendo un Master. Dudo que haya algo que me pueda mostrar, superestrella. Esta es mi especialidad.
En un instante, Santana me había empujado contra su pecho y capturó mi oreja entre sus dientes.
—Tal vez no en la filosofía, pero puedo asegurarte como el infierno que puedo enseñarte otras cosas, Britt, en mi área de especialización.
— ¿Y cuál es esa? —le pregunté sin aliento.
Presionó sus persistentes labios en la pulsación con que latía furiosamente en mi garganta.
—Muchas más... placenteras que el trabajo.
Me paralicé y ella se movió delante, tirando de mí para caminar de nuevo. —Vamos, mega cerebro, vamos a investigar y a sacar de tu mente sucia las vulgaridades.
Santana se quedó conmigo en la biblioteca durante horas, ayudándome a escribir notas y contraargumentos de investigación para mi trabajo. Para ser justas, estaba muy bien informada sobre el tema. Ella parecía diferente cuando nos separamos, de algún modo más ligera y yo también. Me ajusté a su compañía y aunque podría ser ocasionalmente abrupta y un poco atemorizante, descubrí que me gustaba. Pero, por desgracia, eso significaba que había vuelto a pensar en ella constantemente.
Tuve que ir a la biblioteca de nuevo al día siguiente y me dirigí directamente a la puerta de la oficina y cerré la cerradura, sólo para encontrar a Santana con sus piernas apoyadas sobre la mesa, sus brazos detrás de su cabeza, con una sonrisa en su rostro. —Ya era hora, Pierce. Ya he escrito una maldita tesis esperándote.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté con una sonrisa radiante, feliz porque su labio parecía menos hinchado y con los nudillos vendados.
Balanceando sus piernas de la mesa, se puso delante de mí. —Estoy aquí para asistir al asistente. Ponme a trabajar. Tengo ganas de ayudar.
Coloqué mis libros sobre la mesa y puse las manos en mis caderas. — ¿Quieres decirme cómo entraste aquí, en una sala cerrada con llave?
Santana se encogió de hombros juguetonamente. —Tengo una admiradora secreta en la biblioteca. La abrió para mí después de una pequeña dulce charla.
— ¿La Sra. Rose? ¡Ella, tiene cerca de noventa!, ¿Cómo te sientes al respecto?
—Más como una puma cazando —bromeó con un estremecimiento simulado.
No podía dejar de reír. —¡Mm-hmm! ¿Y por qué, Santana, quieres ayudarme a escribir notas de nuevo?
Ella perdió su sonrisa juguetona, el mismo destello de vulnerabilidad que vi extenderse por su cara ayer desanimando sus hermosas facciones, y cruzó los brazos a la defensiva. — ¿Tú no quieres que esté aquí? Me iré si me estoy entrometiendo. No quiero estar donde no me quieren.
Me moví frente a ella y tomé su rostro ceñudo en mis manos. —Oye, no he dicho eso. Estoy sorprendida por el hecho de que quieras estar aquí conmigo. Es...agradable estar contigo, en cualquier momento.
Inclinó su cabeza y dio un beso en la palma de mi mano. —Me gusta estar cerca de ti también, Britt. Me siento bien cuando lo estoy. Además, te lo debo por lo que hiciste por mí ayer.
—No me debes nada.
Su dedo acarició mi mejilla y casi me caí al suelo. —Me quedo contigo.
— ¿Qué hay de tus clases?
—Me quedo contigo. Como que me estoy volviendo un poco “adicta”.
Tragué en seco. —¿Adicta?
—Eso es correcto. Por ti y lo que me haces sentir.
Me sonrojé y jugueteé con la correa de mi bolso. —Bien, bueno... vale... pongámonos a trabajar, entonces.
Me hizo una reverencia y se sentó frente a mí con una enorme sonrisa autocomplaciente.
Un interminable suspiro, espectacular sonó, sobresaltándome.
—Necesitamos un descanso —solicitó Santana al entrar por la puerta, sosteniendo dos grandes cafés, con una mirada de desaprobación en su cara.
Como no había notado que se había ido, tuve que estar de acuerdo que un descanso probablemente era una necesidad. Me encorvé en mi silla y me froté los ojos cansados.
—¿Cuánto tiempo hemos estado aquí?
Dejándose caer en su silla, empujó mi café y una bolsa marrón que tenía un panecillo con queso crema encima del escritorio.
—Cerca de seis horas.
Mis ojos se abrieron. —Oh. Mierda.
—Sí, mierda.
Tomé un sorbo de mi café, cerré los ojos y gemí en voz alta de placer mientras el familiar tirón de la energizante cafeína fluía como el opio a través de mis venas. Una silla raspó en el piso de vinilo y oí a Santana saltar, maldiciendo. Abrí mis ojos para verle sacudiendo el café de su camiseta gris mojada.
—¿Estás bien?
Ella asintió secamente. —Simplemente... no hagas ese tipo de sonido a mi alrededor, porque no podré detenerme si lo vuelves a hacer, Britt.
Me retorcí cuando noté su expresión humeante mientras ella observaba mi pecho subir y bajar como reacción a sus palabras. Volvió a sentarse y comimos en un tenso, crepitante silencio.
Romeo se estiró. —Ya debes haber casi terminado ahora. Nunca he visto a nadie trabajar tan duro en algo. Diablos, no tengo dudas de que va a ser una buena profesora.
Me encogí de hombros. —Me encanta estudiar. Me mantiene ocupada.
Moviendo su cabeza en interrogación, me preguntó—: ¿De qué?
—De pensar en otras cosas.
—¿Cómo?
Hice clic repetidamente con la parte superior de mi pluma.
—Cosas malas... cosas inquietantes... cosas de mi pasado.
Su mano encerró la mía. —¿Así que estudiar hace para ti lo que tú me haces a mí?
Tragué saliva, sin saber cómo responder a tal declaración.
—Es cierto. Me estás haciendo algo, Britt.
—Yo... ¿Qué? ¿Tú...? —Me reconcentro en la mesa y escucho mientras ella se ríe de mi reacción. Entonces arranco un trozo de mi panecillo y se lo tiro a su pecho. Lo cogió de su camiseta y se lo metió en la boca, meneando las cejas. No pude contener mi risa.
—Entonces, ¿cómo te sientes hoy? —pregunté, cuando la pesada atmósfera se disipó.
—Mejor. Esta linda chica me ayudó a pasar a travesar una mierda personal.
— ¿Qué chica? ¿Qué aspecto tiene? —bromeé.
Ella fingió pensar. —Rubia, acento cálido, malditamente sexy como el infierno de bibliotecarias con gafas.
Mi estómago dio un vuelco.
—Cierto. Pero en serio, ¿estás bien?
Dejando caer su sonrisa, dijo en voz baja—: Llegando allí. Un día a la vez.
La dejé con sus pensamientos y bebí mi cappuccino, leyendo de nuevo mis notas. Rápidamente me volví distraída mientras Santana se levantó lentamente de su silla y caminó hacia mí, los párpados encapuchados y sus labios entreabiertos. Me agarré de los brazos de mi silla cuando ella puso una mano en la estantería detrás de mí y la otra sobre el escritorio, atrapándome y lentamente se inclinó hacia adelante. Cerré los ojos mientras su boca se detuvo delante de la mía.
—Santana, que…
Su lengua salió y lamió lentamente la esquina de mi labio. Me quedé quieta.
—Tenías espuma en el labio. —Su voz era ronca y tensa. Me desinflé. —Oh, yo…
Zambulléndose de nuevo, acunó mi cabeza entre sus manos y estrelló sus labios contra los míos. Me rendí y gemí cuando encerró su puño en mi cabello, tirándome hacia atrás para tomar aún más profundo, masajeando a fondo mi boca.
Después de varios segundos, finalmente se retiró.
—¿Y entonces? —murmuré, mirando fijamente a sus ojos salvajes y el roce de la humedad de mis labios.
Al presionar su frente con la mía, me silenció—: Bueno, entonces yo sólo quería besarte.
Se dejó caer de rodillas, así estaba a la altura de mis ojos y sus manos trazando círculos en mis muslos.
—Ven a mi partido este fin de semana.
—Tengo que estudiar —respondí automáticamente. Su mirada de decepción me cortó.
—Es sólo por unas horas, Britt.
—Lo sé, pero me pagan por ayudar a la profesora y me enorgullezco por conseguir tener todo listo a tiempo. Necesito de mi cheque para sobrevivir, Santana. Vivir en la casa de la hermandad es caro. Voy a estar aquí el sábado, cuando el partido comience.
Asintiendo, soltó sus hombros.
—Está bien, claro que no me gusta, pero lo entiendo.
—Por favor, no te decepciones. Los deportes no son lo mío. No tengo ni idea del tenis, o de sus jugadas, ¿recuerdas?
Inclinando a mi toque, dijo—: Te escucho, Britt. De todos modos nunca tengo a nadie para apoyarme. Nada nuevo.
—Santana…
Ella se puso de pie, rascándose la cabeza.
—Tengo entrenamiento. Mejor me voy.
Extendí mi mano y la rocé entre sus dedos tensos. —Voy a estar aquí unas horas más todavía. Te veré después, ¿está bien? —Me sentí muy mal por decepcionarla. Había estado haciéndolo tan bien desde ayer, que se sintiera más feliz. Habíamos regresado de nuevo al punto de partida.
Santana se agachó, buscando mis ojos, luego se volvió bruscamente y salió de la sala y me dejó congelada en mi asiento.
Durante las siguientes dos horas, me quedé mirando los nudos en la mesa de roble y me preguntaba una y otra vez ¿qué diablos estaba pasando entre Santana "Latina Sexy" López y yo?
Mientras recogía mis cosas para salir, una nota debajo de la puerta me llamó la atención.
“Por favor, ven al partido.
Te quiero ahí.
Por siempre tuya…..Santana”
¿Mi Santana? Bueno…
Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..
*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:
http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)
http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)
http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)
http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)
http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)
*Próxima actualización: día JUEVES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)
Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo
Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.
Y la canción del día es……….
https://www.youtube.com/watch?v=EBdKtnZk8C4
NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).
Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.
Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia
Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.
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Capítulo 5
Había estado despierta durante cuatro horas viendo las sombras de los pinos bailar a través del techo. Esta sería la quinta noche consecutiva. Tenía insomnio, estaba frustrada y tan malditamente confundida que no podía pensar con claridad, no podía dormir, y francamente, no podía funcionar. La causa: Santana "Snix" López.
Había estado fuera otra vez toda la semana con el equipo de tenistas de la universidad en Arkansas, y se fue inmediatamente después de nuestro pequeño “altercado” en el pasillo, dejándome completamente nerviosa por saber dónde nos encontrábamos la una con la otra. No ayudó el haber visto fotos del resto de los chicos y chicas tenistas besuqueándose con chicas en clubes nocturnos de mala muerte y fiestas de fraternidades posteriores a los partidos que se habían publicado en Facebook para que todo el mundo pudiera verlo, y cuando pensé en Santana haciendo lo mismo, me dieron nauseas.
Renunciando a dormir, tiré de mi colcha y entré en el baño, me metí en la ducha, dejando que el agua caliente me despertara.
No funcionó.
Dejé caer mi cabeza contra las frías baldosas, suspirando. No sabía qué iba a hacer cuando la viera de nuevo. Marley me había dicho que el equipo debía volver hoy, así que había decidido esconderme en el lugar donde un deportista superestrella sin duda no estaría: la biblioteca.
En treinta minutos, me había vestido, recogido mis libros, y cruzado el césped del patio, tomando el sol de la mañana. Siete de la mañana era el momento perfecto para caminar por la calzada principal bordeada de árboles, era aislado y me dio la oportunidad de pensar, relajarme y recargar.
Estaba a mitad de camino por el sendero cuando el sonido de una acalorada discusión me llamó la atención. Al principio, todo lo que vi fue un Bentley aparcado y un hombre mayor alto, de pie frente el coche plateado.
Estaba delante de Santana, gritándole furiosamente.
Me desvié y me oculté detrás de un gran árbol y observé el altercado desde mi escondite. Pude ver que Santana estaba furiosa, con las manos encrespadas y su postura proyectando furia. El hombre mayor vestía un traje oscuro y sus brazos se agitaban con ira, justo en frente del rostro de Santana, mientras gritaba una retahíla de horribles y ofensivas maldiciones. Él se inclinó hacia delante, extendió una de sus manos, y fui testigo de cómo Santana recibió una potente bofetada en la mejilla, su cabeza zarandeando por la fuerza. No se lo devolvió pero se mantuvo estoica, tomando el poderoso golpe.
— ¡Oh por Dios! —susurré para mí misma.
Busqué ayuda frenéticamente alrededor, pero sólo estaba yo... y ellos. Antes de que tuviera la oportunidad de correr para llamar a seguridad, el hombre del traje saltó en su Bentley y se alejó con un chirrido, y vi como una Santana llena de ira marchó hasta un árbol muy grande y se puso a golpear el tronco una y otra vez, expulsando fuertes gritos antes de desplomarse en el suelo, con la cabeza entre sus manos. Me apoyé contra la áspera corteza del árbol, tratando de averiguar exactamente lo que acababa de presenciar.
Debatí conmigo misma sobre qué hacer. Santana acababa de ser atacada, golpeada. Echando un vistazo alrededor del gran roble, me quedé mirando su figura triste durante varios minutos, aguantando en toda su magnificencia sureña la sangre y el dolor. Me dolía el corazón, y antes de que mi cerebro pudiera realmente registrar lo que hacía, mis pies se dirigían automáticamente en la dirección de su apartado lugar.
No me había oído acercar, y me agaché delante de ella, mi conjunto negro sin mangas se ensució con el barro seco de verano. Tranquilamente, saqué una botella de agua y mi viejo pañuelo rosado de mi mochila marrón. Ante el sonido de mi susurro, Santana me miró, con la boca chorreando de sangre, los dientes blancos y perfectos perdidos en el baño color escarlata.
—Santana, Dios... —susurré mientras luchaba por contener las lágrimas. Ella no habló, sólo me miró, aturdida.
Desenrosqué el tapón de la botella de agua Evian y levanté su mano manchada de sangre hacia mí, con los dedos flojos y maltratados. Vertí un poco de agua, limpiando los profundos cortes llenos de corteza de árbol y suciedad. Sequé su piel herida con mi pañuelo. Ni siquiera se inmutó.
— ¿Te duele? —pregunté en voz baja. Ella negó con la cabeza.
Cuando su mano estuvo limpia, me deslicé hacia adelante hasta ponerme de rodillas entre sus piernas encorvadas. Vaciante llevé el pañuelo a sus labios y limpié el exceso de sangre, encontrando una gran herida abierta en la esquina de su hermoso labio superior. Apliqué un poco de presión y mi mirada se desvió a la suya. Sus ojos castaños penetraron en los míos a través de la barrera de mis gafas, y vi el conflicto y desolación parpadeando en la superficie. Cuando su labio dejó de sangrar, le pasé la botella de agua.
—Enjuaga tu boca, Santana. Esa sangre no puede saber demasiado bien.
Tomó la botella robóticamente, haciendo todo lo que le indiqué. Me agaché junto a ella en la tierra, compartiendo el respaldo del gran árbol. No dije nada. No quería correr el riesgo de hacerla sentirse peor. Simplemente no quería que estuviera sola.
Finalmente relajó su postura rígida y miró a lo lejos. Ya no podía soportar su tristeza, y al ver que necesitaba consuelo, alcancé su mano buena, colocándola en la mía. Ella giró la cabeza hacia nuestros dedos entrelazados y sutilmente inclinó su hombro aún más cerca. Sabía que teníamos problemas sin resolver, sobre todo después de nuestra... lo que fuera que pasó en el pasillo, pero en este momento, sólo podía pensar darle mi apoyo de cualquier forma que necesitase.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Santana habló—: Hola, Britt.
—Hola, tú.
— ¿Cuánto viste?
Apoyé la cabeza en su hombro, para controlar el ligero tirón en su aliento. —Lo suficiente.
Su cabeza cayó contra la corteza, con los ojos fuertemente cerrados.
— ¿Quién era el hombre en el Bentley?
—Mi papá.
Levanté la cabeza en asombro.
— ¿Tu padre?
Dejó caer la cabeza de nuevo, evitando el contacto visual. No estaba segura de sí era por la vergüenza o tristeza extrema.
El silencio regresó.
— ¿Estás bien?
Ella se tensó y volvió la cabeza hacia mí, con angustia en sus ojos. —No.
— ¿Quieres hablar de ello?
Ella negó firmemente con la cabeza.
— ¿Te pega mucho?
Encogiéndose de hombros, respondió—: Ya no tiene muchas oportunidades para hacerlo. Estaba enojado con algo que yo podría haber hecho. Me llamó para reunirnos y... bueno, viste el resto.
Me arrastré hacia adelante y me senté frente a ella.
— ¿Qué hiciste tan mal para que él te golpeara de esa manera?
—Dinero, decepción, el no ser la hija obediente. Lo de siempre. Sin embargo, nunca había llegado tan lejos en público antes. Nunca lo he visto tan enfadado.
— ¡Pero eres su hija! ¿Cómo se atreve a tratarte de esa manera? ¿Qué demonios has hecho para merecer que te golpeen?
Con su boca cerrada, no dijo nada en respuesta. Me di cuenta que no iba a hablar, sus labios estaban cerrados firmemente negándose. Tomé su mano otra vez y ella se apoderó de la mía, asegurándose de que no pudiera soltarme.
Parecía tan perdida, su habitual máscara de chica ruda estaba rota, dejando al descubierto su debilidad. Necesitaba cambiar el tema, volver a sellar gradualmente la cicatriz.
— ¿Cómo fue tu partido en Arkansas?
Una pequeña llama de alivio cruzó su cara por el cambio en la conversación.
—Ganamos. Aunque sin mi ayuda.
— ¿Jugaste mal?
Se lamió los labios, insistiendo en su cortada reciente, y cogió una ramita del suelo, rompiéndola en su puño cerrado.
—Una pesadilla de juego.
—Bueno, sólo eres humana.
—Nunca he tenido un mal comienzo de temporada en toda mi vida. En mi último año, en el que voy a ser observada por cazadores de talento deportivo, y todo se está yendo por el desagüe.
— ¿Por qué va tan mal?
—Porque no puedo completar siquiera uno de mis pases. Estoy decepcionando a la universidad, a mis amigos que forman parte del equipo universitario y a los aficionados. Mis padres no van a dejar de molestar por lo de Shelly, lo que acabas de presenciar es la insistencia de mi padre sobre esa cuestión. Está siendo una sanguijuela más grande de lo normal y estoy constantemente peleando con ella. Mi cabeza está dispersa, no puedo dormir o centrarme….y estoy pensando en una cierta muchacha inglesa que me mantiene despierta toda la noche. Cada noche. Ella está plagando mis sueños.
Llevó nuestras manos a su mejilla y las rozó a lo largo de su rostro.
—Sí, sé lo que es eso —dije en voz baja, mirando como mis dedos rozaron su boca, completamente sin aliento por su confesión.
—He pensado en nuestro último encuentro sin cesar mientras estuve fuera. —La voz de Santana era casi inaudible, como si la admitiera haber cometido un pecado capital. Parecía nerviosa, no era una emoción que hubiera visto en ella antes. Supongo que el hecho que en realidad le gustara una chica era un mundo completamente nuevo para la reina del sexo sin sentido.
—Sí. Yo también. Ha sido... diferente el tener la cabeza llena de cierta latina sexy que es un bombón de Ohio y no de Dante, Descartes o Kant.
Ella me dio un pequeño rodillazo, con la diversión iluminando sus ojos apagados.
— ¿Crees que soy un bombón?
Me sonrojé y le di un codazo a la espalda. —Estás bien.
Echándome un vistazo por debajo de sus largas pestañas, ella esbozó una sonrisa.
— ¿A dónde ibas a esta hora de la mañana cuando viste a esta bombón recibiendo una paliza?
—Santana.
—Responde la pregunta, Pierce.
Negué con la cabeza. La ruda Santana comenzó a despertar de su sueño.
—A la biblioteca. Tengo unas notas que necesitaba escribir para la profesora Holliday. Ella tiene una oficina allí donde puedo trabajar sin ser molestada. Vi... lo que pasó contigo y tu papá y pensé que me necesitabas más de lo que el apasionante mundo de la academia en este momento.
Con una palmada en la pierna, me puso de pie, con las manos todavía unidas firmemente. —Vamos.
— ¿A dónde?
—La biblioteca. Te voy a ayudar. No podemos decepcionar al mundo de la academia ahora, ¿verdad?
—Santana... ¿estás segura de que no quieres ir a casa o hacer otra cosa? Podríamos hablar más si quieres. Todo lo que necesites.
Perdiendo su tono jovial, subrayó—: No. Vamos a ir a la biblioteca y te voy a ayudar con tu ensayo. —Ella no era una persona con la que se juega. No estaba lejos de romperse y pude verlo, agresión sin explotar esperando con impaciencia por su oportunidad para saltar a la superficie. Ella necesitaba la distracción y pensé que lo mejor era llevarla conmigo para salvar a un pobre compañero de encontrarse con el puño de Santana cuando finalmente perdiera los estribos.
— ¿Vas a ayudarme con la filosofía?
Un puchero malhumorado se formó en sus labios. —Oye, sólo porque soy deportista no significa que sea estúpida. —Ella envolvió sus brazos alrededor de mis hombros desde atrás—. Para tu información, soy sobresaliente en esa clase. Puedo ser capaz de enseñarte una o dos cosas.
Alejándose, se llevó un dedo a su mejilla, dando a entender que estaba sumida en sus pensamientos. —Por ejemplo, Immanuel Kant fue un verdadero cobarde que muy rara vez estaba estable.
Una enorme sonrisa se extendió por mi cara y solté una carcajada, cantando—:
Heidegger, Heidegger era un mendigo borracho que podría pensar debajo de la mesa.
Se paseó por delante de mí en modo-conferencista. —Aristóteles, Aristóteles era un estúpido por beber, y Hobbes estaba encariñado con su copita. —Hizo una reverencia en broma para que yo continuara.
—Y René Descartes fue un borracho. Bebo, luego existo.
Me cubrí la risita con la mano, sintiéndome ligera y coqueta, y Santana, con una sonrisa impresionante, levantó su mano en alto para chocar los cinco. Le di una palmada con gusto.
— ¿Así que, eres un fan de los Monty Python ? —le pregunté emocionada.
—Bueno, no se puede estudiar filosofía y no estar familiarizados con los Filósofos de la canción Bruce.
—Estoy de acuerdo, pero nunca te vinculé como una fanática de la comedia británica.
Ella soltó un bufido. —Es Python. —Tan simple como eso—. Así que vamos. Te sorprendí una vez con mis conocimientos de filosofía. Estoy bastante segura de que puedo hacerlo de nuevo.
Hice un gesto desdeñoso.
—Lo que tú digas, tienes veintiuno. Yo tengo sólo veinte años y ya estoy haciendo un Master. Dudo que haya algo que me pueda mostrar, superestrella. Esta es mi especialidad.
En un instante, Santana me había empujado contra su pecho y capturó mi oreja entre sus dientes.
—Tal vez no en la filosofía, pero puedo asegurarte como el infierno que puedo enseñarte otras cosas, Britt, en mi área de especialización.
— ¿Y cuál es esa? —le pregunté sin aliento.
Presionó sus persistentes labios en la pulsación con que latía furiosamente en mi garganta.
—Muchas más... placenteras que el trabajo.
Me paralicé y ella se movió delante, tirando de mí para caminar de nuevo. —Vamos, mega cerebro, vamos a investigar y a sacar de tu mente sucia las vulgaridades.
Santana se quedó conmigo en la biblioteca durante horas, ayudándome a escribir notas y contraargumentos de investigación para mi trabajo. Para ser justas, estaba muy bien informada sobre el tema. Ella parecía diferente cuando nos separamos, de algún modo más ligera y yo también. Me ajusté a su compañía y aunque podría ser ocasionalmente abrupta y un poco atemorizante, descubrí que me gustaba. Pero, por desgracia, eso significaba que había vuelto a pensar en ella constantemente.
Tuve que ir a la biblioteca de nuevo al día siguiente y me dirigí directamente a la puerta de la oficina y cerré la cerradura, sólo para encontrar a Santana con sus piernas apoyadas sobre la mesa, sus brazos detrás de su cabeza, con una sonrisa en su rostro. —Ya era hora, Pierce. Ya he escrito una maldita tesis esperándote.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté con una sonrisa radiante, feliz porque su labio parecía menos hinchado y con los nudillos vendados.
Balanceando sus piernas de la mesa, se puso delante de mí. —Estoy aquí para asistir al asistente. Ponme a trabajar. Tengo ganas de ayudar.
Coloqué mis libros sobre la mesa y puse las manos en mis caderas. — ¿Quieres decirme cómo entraste aquí, en una sala cerrada con llave?
Santana se encogió de hombros juguetonamente. —Tengo una admiradora secreta en la biblioteca. La abrió para mí después de una pequeña dulce charla.
— ¿La Sra. Rose? ¡Ella, tiene cerca de noventa!, ¿Cómo te sientes al respecto?
—Más como una puma cazando —bromeó con un estremecimiento simulado.
No podía dejar de reír. —¡Mm-hmm! ¿Y por qué, Santana, quieres ayudarme a escribir notas de nuevo?
Ella perdió su sonrisa juguetona, el mismo destello de vulnerabilidad que vi extenderse por su cara ayer desanimando sus hermosas facciones, y cruzó los brazos a la defensiva. — ¿Tú no quieres que esté aquí? Me iré si me estoy entrometiendo. No quiero estar donde no me quieren.
Me moví frente a ella y tomé su rostro ceñudo en mis manos. —Oye, no he dicho eso. Estoy sorprendida por el hecho de que quieras estar aquí conmigo. Es...agradable estar contigo, en cualquier momento.
Inclinó su cabeza y dio un beso en la palma de mi mano. —Me gusta estar cerca de ti también, Britt. Me siento bien cuando lo estoy. Además, te lo debo por lo que hiciste por mí ayer.
—No me debes nada.
Su dedo acarició mi mejilla y casi me caí al suelo. —Me quedo contigo.
— ¿Qué hay de tus clases?
—Me quedo contigo. Como que me estoy volviendo un poco “adicta”.
Tragué en seco. —¿Adicta?
—Eso es correcto. Por ti y lo que me haces sentir.
Me sonrojé y jugueteé con la correa de mi bolso. —Bien, bueno... vale... pongámonos a trabajar, entonces.
Me hizo una reverencia y se sentó frente a mí con una enorme sonrisa autocomplaciente.
*****
Un interminable suspiro, espectacular sonó, sobresaltándome.
—Necesitamos un descanso —solicitó Santana al entrar por la puerta, sosteniendo dos grandes cafés, con una mirada de desaprobación en su cara.
Como no había notado que se había ido, tuve que estar de acuerdo que un descanso probablemente era una necesidad. Me encorvé en mi silla y me froté los ojos cansados.
—¿Cuánto tiempo hemos estado aquí?
Dejándose caer en su silla, empujó mi café y una bolsa marrón que tenía un panecillo con queso crema encima del escritorio.
—Cerca de seis horas.
Mis ojos se abrieron. —Oh. Mierda.
—Sí, mierda.
Tomé un sorbo de mi café, cerré los ojos y gemí en voz alta de placer mientras el familiar tirón de la energizante cafeína fluía como el opio a través de mis venas. Una silla raspó en el piso de vinilo y oí a Santana saltar, maldiciendo. Abrí mis ojos para verle sacudiendo el café de su camiseta gris mojada.
—¿Estás bien?
Ella asintió secamente. —Simplemente... no hagas ese tipo de sonido a mi alrededor, porque no podré detenerme si lo vuelves a hacer, Britt.
Me retorcí cuando noté su expresión humeante mientras ella observaba mi pecho subir y bajar como reacción a sus palabras. Volvió a sentarse y comimos en un tenso, crepitante silencio.
Romeo se estiró. —Ya debes haber casi terminado ahora. Nunca he visto a nadie trabajar tan duro en algo. Diablos, no tengo dudas de que va a ser una buena profesora.
Me encogí de hombros. —Me encanta estudiar. Me mantiene ocupada.
Moviendo su cabeza en interrogación, me preguntó—: ¿De qué?
—De pensar en otras cosas.
—¿Cómo?
Hice clic repetidamente con la parte superior de mi pluma.
—Cosas malas... cosas inquietantes... cosas de mi pasado.
Su mano encerró la mía. —¿Así que estudiar hace para ti lo que tú me haces a mí?
Tragué saliva, sin saber cómo responder a tal declaración.
—Es cierto. Me estás haciendo algo, Britt.
—Yo... ¿Qué? ¿Tú...? —Me reconcentro en la mesa y escucho mientras ella se ríe de mi reacción. Entonces arranco un trozo de mi panecillo y se lo tiro a su pecho. Lo cogió de su camiseta y se lo metió en la boca, meneando las cejas. No pude contener mi risa.
—Entonces, ¿cómo te sientes hoy? —pregunté, cuando la pesada atmósfera se disipó.
—Mejor. Esta linda chica me ayudó a pasar a travesar una mierda personal.
— ¿Qué chica? ¿Qué aspecto tiene? —bromeé.
Ella fingió pensar. —Rubia, acento cálido, malditamente sexy como el infierno de bibliotecarias con gafas.
Mi estómago dio un vuelco.
—Cierto. Pero en serio, ¿estás bien?
Dejando caer su sonrisa, dijo en voz baja—: Llegando allí. Un día a la vez.
La dejé con sus pensamientos y bebí mi cappuccino, leyendo de nuevo mis notas. Rápidamente me volví distraída mientras Santana se levantó lentamente de su silla y caminó hacia mí, los párpados encapuchados y sus labios entreabiertos. Me agarré de los brazos de mi silla cuando ella puso una mano en la estantería detrás de mí y la otra sobre el escritorio, atrapándome y lentamente se inclinó hacia adelante. Cerré los ojos mientras su boca se detuvo delante de la mía.
—Santana, que…
Su lengua salió y lamió lentamente la esquina de mi labio. Me quedé quieta.
—Tenías espuma en el labio. —Su voz era ronca y tensa. Me desinflé. —Oh, yo…
Zambulléndose de nuevo, acunó mi cabeza entre sus manos y estrelló sus labios contra los míos. Me rendí y gemí cuando encerró su puño en mi cabello, tirándome hacia atrás para tomar aún más profundo, masajeando a fondo mi boca.
Después de varios segundos, finalmente se retiró.
—¿Y entonces? —murmuré, mirando fijamente a sus ojos salvajes y el roce de la humedad de mis labios.
Al presionar su frente con la mía, me silenció—: Bueno, entonces yo sólo quería besarte.
Se dejó caer de rodillas, así estaba a la altura de mis ojos y sus manos trazando círculos en mis muslos.
—Ven a mi partido este fin de semana.
—Tengo que estudiar —respondí automáticamente. Su mirada de decepción me cortó.
—Es sólo por unas horas, Britt.
—Lo sé, pero me pagan por ayudar a la profesora y me enorgullezco por conseguir tener todo listo a tiempo. Necesito de mi cheque para sobrevivir, Santana. Vivir en la casa de la hermandad es caro. Voy a estar aquí el sábado, cuando el partido comience.
Asintiendo, soltó sus hombros.
—Está bien, claro que no me gusta, pero lo entiendo.
—Por favor, no te decepciones. Los deportes no son lo mío. No tengo ni idea del tenis, o de sus jugadas, ¿recuerdas?
Inclinando a mi toque, dijo—: Te escucho, Britt. De todos modos nunca tengo a nadie para apoyarme. Nada nuevo.
—Santana…
Ella se puso de pie, rascándose la cabeza.
—Tengo entrenamiento. Mejor me voy.
Extendí mi mano y la rocé entre sus dedos tensos. —Voy a estar aquí unas horas más todavía. Te veré después, ¿está bien? —Me sentí muy mal por decepcionarla. Había estado haciéndolo tan bien desde ayer, que se sintiera más feliz. Habíamos regresado de nuevo al punto de partida.
Santana se agachó, buscando mis ojos, luego se volvió bruscamente y salió de la sala y me dejó congelada en mi asiento.
Durante las siguientes dos horas, me quedé mirando los nudos en la mesa de roble y me preguntaba una y otra vez ¿qué diablos estaba pasando entre Santana "Latina Sexy" López y yo?
Mientras recogía mis cosas para salir, una nota debajo de la puerta me llamó la atención.
“Por favor, ven al partido.
Te quiero ahí.
Por siempre tuya…..Santana”
¿Mi Santana? Bueno…
Última edición por _Claudia_100%fanGLEE_Bol el Sáb Jul 04, 2015 12:00 pm, editado 2 veces
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
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Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Capítulo 6
—¡Ah, vamos Santana! ¡Pon tu cabeza en el partido! —Marley estaba de pie, agitando las manos, con Rachel y cualquiera de las otras personas de los cien mil asientos del estadio, bueno, todos menos yo. Literalmente, no tenía ni idea de qué diablos estaba pasando.
Había decidido ir al partido. Marley tenía una entrada extra y había tratado de convencerme de usarla desde el principio de la temporada, pero siempre rehusaba. Esta vez, sin embargo, no pude quitar de mi cabeza la mirada de dolor en el rostro de Santana cuando le había dicho que no iba a ir, por eso me derrumbé y me encontraba sentada en mi primer juego del equipo de la universidad.
Fue la nota.
Me había convertido en la chica romántica empedernida que nunca pensé que sería, y sus dulces palabras me habían llevado al límite.
—¡Santana! ¿Qué demonios? ¡Argh! —gritó Marley una vez más.
Estábamos sentadas en la zona de estudiantes en el nivel inferior del Estadio Bryant- Denny viendo a Santana jugar contra una chica de Auburn University, y uno de los más grandes rivales, y, al parecer, Santana no estaba jugando bien sus partidos, el tercero de la temporada donde estaba fuera de su desempeño habitual. Miré a la pantalla gigante y vi un primer plano de ella mostrándose fastidiada y maldiciendo como un marinero, golpeando su puño contra el suelo, y fulminando con la mirada a todos, obviamente, insatisfecha con lo que acababa de pasar.
Todo el asunto de chica mala que estaba mostrando en el campo era muy sexy, y junto con la manera como su uniforme mostraba su impresionante forma, bueno, prácticamente debería haber sido ilegal.
Marley tenía su cabeza entre las manos, mirando detenidamente a través de los espacios entre sus dedos, con cara de desesperación. Rachel, que acababa de embutirse su tercer perro caliente y estaba sacudiendo la cabeza decepcionada.
Las animadoras comenzaron sus acrobacias y vi como Kitty pateó sus piernas con regocijo. Había estrenado en el equipo de animadoras con gran éxito, con su suelo al revés en la competición de primavera y la voltereta de división triple. Era una gótica feliz.
Aproveché ese momento para disfrutar de mi entorno. El estadio que era el hogar de los equipos deportivos de la universidad y era inmenso. El ambiente era eléctrico, y me di cuenta rápidamente porque Santana era tan conocida en todo el campus y, francamente, en todo Ohio.
En el momento en que ella salía del túnel, su cara y estadística estaban difundidas en la pantalla gigante en la zona de anotación. Mientras ella y el resto del equipo saltaban al campo, los cien mil espectadores coreaban, a todo pulmón “¡Ustedes pueden lograrlo!” con el acompañamiento de cuernos resonantes y el tronar de los tambores. Esto estuvo más allá de lo que jamás había visto antes.
Cada vez que Santana hacia alguna jugada, los aficionados contenían el aliento, casi rezando, y lamentablemente, hasta ese momento, ella no había completado con éxito ninguna de sus jugadas. Me dijo Rachel, en términos muy claros, que esto era una cosa muy mala.
De vuelta en el terreno de juego, una Santana enojada arrastró su cuerpo atrás al banco donde una entrenadora procedió a gritarle en la cara, golpeando su mano contra un portapapeles para dar énfasis a su punto. Tuve un repentino impulso de saltar de mi asiento y apartar a esa mujer de San.
Encaré a Marley. —¿Por qué la están regañado? ¿Y qué? Ella perdió algunas oportunidades ¿Es realmente tan malo?
—Sí, es así de malo. Santana no puede permitirse el lujo de perder todas estas jugadas, Ella. Ella es una sénior y considerada como la mejor de todo Ohio, y un triunfo seguro para el anteproyecto. Todos los ojos están puestos en ella. Además, si la universidad va a ganar el Campeonato Nacional de nuevo este año con su ayuda, la necesitamos al ciento diez por cien. Actualmente está tirando unos veinte. Nunca la había visto así tan mal. Simplemente no lo entiendo. —Se veía desconcertada.
La multitud comenzó a aplaudir de nuevo y cuando miré, Santana estaba regresando al campo de juego, fijando con autoridad en su puesto.
Como de costumbre, el sol estaba radiante en Lima y el estadio con techo abierto estaba demasiado caluroso. Me había puesto un vestido corto de lino blanco sin mangas las botas vaqueras marrón a media pierna de Marley, que ella amablemente me había dado como un regalo de “Aleluya, irás al partido”. Me había dicho sin rodeos, que tenía que encajar y adoptar una actitud descarada del sur. Yo también había honrado esta ocasión con un maquillaje ligero, y me di cuenta de que en realidad me gustó el look country.
—Me voy tomar una Coca-Cola light. ¿Alguna de ustedes quiere algo? —pregunté, gritando por encima de los rugidos y aplausos, golpeando lejos un mosquito con la mano, necesitando un respiro del intenso calor en el estadio.
Marley negó con la cabeza, demasiada absorta en ver el partido, y Rachel metió la mano en su bolsillo y sacó un billete de veinte.
—Una bolsa de patatas fritas grande y una cerveza de raíz, cariño.
Tomé el dinero e caminé a lo largo del lateral del campo hacia los vendedores en el interior. Sólo di aproximadamente diez pasos cuando miles de cabezas comenzaron a girar en cámara lenta, siguiendo mi camino. Antes de que tuviera la oportunidad de adivinar siquiera por qué, la pelota de tenis se disparó cayendo entre la multitud y dos hombres comenzaron a pelear sobre quién se lo quedaría. Su alboroto hizo que ellos viraran bruscamente en mi camino, y un codo me golpeó en la nariz, cuyo impacto me hizo aterrizar sobre mi trasero. Para complementar la respuesta positiva, la multitud dejó escapar un colectivo “oooh” y los de seguridad se acercaron y arrastraron lejos a los dos hombres.
Mis manos instintivamente volaron a mi nariz, que se sentía un poco sensible pero intacta, y por lo que pude ver, no había sangre. Mis gafas, sin embargo, eran una historia diferente y se desmontaron en mis manos. Me aferré a las piezas mientras la gente se apresuró, preguntando si estaba bien. Oí a un hombre gritando que él era un médico y se inclinó junto a mí, con las manos rodeando mi cara.
—Creo que el impacto de la bola solamente rompió mis gafas —dije aún en cuclillas, tomando la ayuda ofrecida del médico calvo y bajito para ponerme de pie. Cuando me levanté, la multitud comenzó a aplaudir y sostuve mis gafas rotas en la cara, una pieza en cada mano, e inspeccioné el estadio, notando mortificada que mi torpeza había sido captada en la pantalla gigante.
—¡López! ¡LÓPEZ! ¿Dónde diablos crees que vas a ir? —gritó una enfadada voz femenisa y la pequeña multitud a mi alrededor empezó a apartarse.
Asomé mi cabeza en la dirección de la apertura, sólo para ver a Santana corriendo hacia mí. La expresión en su rostro era de horror absoluto mientras yo sostenía mis gafas rotas en mis ojos.
—¡Cielos, Brittany! Lo siento tanto. ¿Estás bien? —me preguntó, con voz sobresaltada. Dejó caer su raqueta al suelo y ahuecó mi cara con sus manos, inclinando mi cabeza, buscando lesiones con sus grandes ojos marrones.
—Santana, estoy bien. Me salvaron mis gafas. Ellas pusieron su vida en peligro para salvar a mi nariz. No tienes que disculparte. ¡Los dos idiotas borrachos que aterrizaron en mi cara son unos imbéciles! —Levanté ahora mí juego de piezas de marco negro perdiendo la visión durante un segundo antes de que los regresara a su lugar.
Cuando pude ver nuevamente, noté que Santana esbozaba una pequeña sonrisa y negaba con la cabeza.
—Tenías que ser tú. De todos en este maldito estadio entero, tenías que ser la que estuviera involucrada. Yo ya no me sorprendo; siempre estás allí. Creo que hay alguien tratando de decirme algo.
Me encogí de hombros. —Iba por una Coca-Cola.
Se rió suavemente. —¿Durante mi jugada?
—Vaya, bueno, sinceramente, no sabía qué diablos estaba pasando, y tenía sed.
Unas chicas se inclinaron sobre la baranda, gritando a Santana—: ¡Te queremos, morena!
— ¡Llévame a casa contigo, cariño!
— ¡Fóllame!
Su sonrisa cayó con mi distraída atención. Agarró mi barbilla, así que me centré exclusivamente en ella.
—Has venido.
—Vine —le respondí con una sonrisa.
—¿Por qué cambiaste de opinión?
—Lograste llegar a mi corazón —me burlé, repitiendo exactamente sus palabras de nuestra acalorada conversación en el pasillo.
Santana dejó escapar una carcajada.
—¿Señorita? Necesitamos llevarla a la sala médica para examinarla, política del estadio, me temo. Acompáñeme, por favor. —El médico sostuvo mi brazo y trató de alejarme.
Santana alzó su dedo para hacer una pausa por un segundo antes de inclinarse ligeramente para mirarme a los ojos.
—¿Estás segura de que estás bien?
—Estoy bien. Ahora, ¿no tienes un partido que ganar? Estoy segura de que todas estas personas no vinieron hoy aquí a vernos chalar.
—Sí, estaba un poco en el medio de algo antes de que decidieras meterte en una pelea de borrachos.
Iba a seguir el médico, cuando Santana de repente se inclinó, poniendo un prolongado beso sobre mis labios. Era tierno y suave, diferente de nuestro habitualmente frenético, impulsivo y torpe momento.
Nos miramos a los ojos por un segundo más antes de que Santana regresara al campo de juego, con la determinación escrita en su rostro. La multitud se quedó literalmente boquiabierta, preguntándose por qué la estrella tenista de la universidad había estado tan interesada en la joven herida.
En la seguridad de la sala de médicos, empecé a recuperar la compostura cuando un entusiasta rugido abrupto pareció sacudir los cimientos mismos de la cancha, haciéndome saltar del asiento.
—¿Qué pasa? —pregunté en pánico.
El médico contempló la pequeña pantalla de la TV en la esquina.
—¡Maldición!
—¿Qué?
—Snix acaba de lograr una jugada fabulosa.
—Esa es una buena cosa, ¿verdad?
Cambió su atención del partido hacia a mí, sin duda preguntándose si tenía una lesión en la cabeza después de todo.
—Sí, eso es una cosa muy buena, sobre todo faltando tan poco tiempo. Estamos atados. Tenemos quince minutos para tomar la V.
—¿La V?
—La victoria —respondió en un suspiro exasperado.
—Cierto. Lo pillé —murmuré, decidiendo que era mejor callarme.
El médico apagó el televisor para eliminar la distracción, terminó su examen, y me ayudó a usar la cinta blanca deportiva para reunir las partes rotas de mis gafas de nuevo, un ordinario trabajo de reparación plenamente visible en el puente de la nariz. No era el último grito de moda, sino lo que tendría que hacer. Como diría mi abuela: “lo que ha de ser, será.”
Volví a mi asiento, sólo para oír el silbato final y la multitud estallar en gritos de éxtasis. Rachel y Marley daban brincos y al verme, se apresuraran en mi dirección, casi me tumbaron al suelo. Me sostuve con fuerza. No me golpearía la cubierta dos veces.
—¡Brittany! ¿Estás bien? Te vimos en la pantalla gigante —preguntó Marley, ensanchando sus ojos oscuros mientras me miraba detenidamente a la cara—. ¡Querida, tus gafas! —Se inclinó hacia atrás y frenéticamente buscó por alguna marca visible.
—Sí, Britt, no puedo creer que te llevaras un codazo en la cara, Brittany Susan Pierce, el miembro más reciente del club de lucha. Fue muy hilarante. —Se rió Rachel, sosteniendo su estómago como si estuviera sufriendo. De repente ella perdió su sonrisa—. ¿Dónde están mis patatas fritas y la cerveza de raíz?
—¡No llegué ni cerca de ella, Rachel! —Hizo un mohín y se cruzó de brazos decepcionada—. ¿Hemos ganado?
Marley pasó un brazo alrededor de mis hombros.
—¿Ganar? Los destrozamos completamente, cariño. Después de que Santana te besara, regresó a la cancha como una persona diferente y golpeó cada pase, cada jugada. Fue una maldito JMV.
Mis ojos se desorbitaron. —Bien, eso es bueno, ¿verdad? ¿La jugadora más valiosa?
—¿Bueno? Cariño, la gente dice que fue tu beso que le dio alguna buena suerte muy necesaria.
Di un paso atrás y le miré con escepticismo. —¿Por qué daría eso suerte?
—Resultó que su juego dio un giro de ciento ochenta grados. —Sonrió y aplaudió con entusiasmo.
Rachel puso sus manos en mi cintura y me volvió hacia la pantalla gigante. —¿Lo ves?
Maldita sea.
Los chicos que controlan la pantalla habían trabajado duro en mi ausencia. El collage en la repetición comenzó con Santana fallando una serie de jugadas. Entonces cortaron hacía mí al ser aplastada entre los dos idiotas borrachos, que me golpearon en la cara con un codo, y cayendo al suelo, me veía peor de lo que había sentido. A continuación, Santana saliendo corriendo del campo, ignorando a la entrenadora, dejando a sus compañeros de equipo boquiabiertos cuando era enfocada capturando mi cara entre sus manos y se inclinó para darme un beso. El segmento final mostró sus jugadas ganadoras que me había perdido, mientras estuve en la sala médica.
Era demasiado. Los latidos de mi corazón despegaron en un ritmo febril y apretaron mi pecho. Odiaba ser el centro de atención, y ser retransmitido a miles de personas era más de lo que podía manejar. Agregando el beso de Santana en la mezcla y yo era un desastre de ansiedad. Era una firme creyente de que no todos el mundo deberían ser el centro de atención; siendo la primera en esa cola.
Me giré lentamente para afrontar el campo donde Santana estaba dando entrevistas y, sorpresa, sorpresa, Shelly saltó como una bala a su lado, besándola en la mejilla, actuando como la novia orgullosa.
Sentí mi corazón desplomarse mientras miraba a Shelly y Santana juntas, y una cosa se hizo evidentemente obvia, yo estaba fuera de mi liga.
Había sido tan estúpida al venir aquí, pensando que podría suceder algo con alguien como Santana. Ella era la chica más popular en el campus, codiciada por una estampida de chicos y chicas agresivamente decididas, y yo era un ratón de biblioteca, una introvertida dolorosamente tímida.
Santana López debería estar con alguien como Shelly. Alguien que encajaba a la perfección en su vida tan presionada, glamorosa.
Giré hacia Marley y Rachel, tratando de ocultar mis emociones.
—Me voy a casa. Tengo que volver al estudio. Las veré luego chicas.
Salí del estadio antes de que ellas pudieran protestar e intentar una y otra vez, olvidar la sensación de los labios maravillosamente suaves de Santana contra los míos.
Citando a la propia Santana: “Es más fácil decirlo que hacerlo.”
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Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Capítulo 7
—Britt, ¡saca tu jugoso culo inglés a fuera! Estamos siendo destrozadas y necesitamos la cuarta mosquetera!
—En serio, Rachel, por última vez, paso, pero gracias de todos modos. —Una maldición en un susurro alto sonó a través del altavoz y tuve que mantener mi teléfono lejos de mi oído. Rachel estaba claramente ya en estado de maldita embriaguez del maldito licor.
—¿Brittany? ¡Brittany! —Marley se había hecho cargo del teléfono.
—Estoy aquí, Marley.
—¿Estás segura de que no quieres venir, cariño? No me gusta que estés sola en tu habitación y todos aquí estén pasando un buen rato.
—En serio, Marley, estoy bien. Solo estoy cansada.
Hubo una larga pausa, permitiéndome escuchar la banda de Zac y el fuerte parloteo en auge en el fondo.
—Está bien, cariño. Te veré por la mañana, pero si cambias de opinión, me llamas.
—Vale, quejica. ¡Diviértanse!
Presioné terminar la llamada y me dejé caer en mi cama, frotando mi pulgar por la pantalla, mirando el fondo de pantalla de una flor de loto de color rosa en un estanque tranquilo.
Una vez que llegué a casa, me duché y me vestí con mi descolorido y viejo camisón de color rosa, rechazando las invitaciones de salir a una de las fiestas que celebran el gran triunfo de la universidad en los partidos de tenis.
Rachel, Kitty, y Marley habían decidido asistir a la fiesta de la fraternidad de Santana cruzando la calle y habían intentado todo en su arsenal para conseguir que me uniera a ellas. Necesitaba alejarme de todas las cosas de Santana López, así que utilicé todas mis excusas para no ir.
Fui lo suficientemente inteligente como para saber que estaba enamorándome de ella, a lo grande, y el batallón de mariposas en mi estómago, el nerviosismo de mi corazón, y los innumerables sueños eróticos que estaban rondando mis sueños confirmaron eso definitivamente para mí.
El tiempo que había pasado con Santana a solas durante la semana pasada había llevado a mis sentimientos a un nivel superior y no sabía cómo hacer frente a lo que éramos la una para la otra. Así que mi plan, aunque es cierto que no es exactamente digno de la CIA, era simplemente evitar estar tan cerca de la superestrella tenista de la universidad.
Ese plan comenzó con efecto inmediato.
Cambié de postura en cama y, me solté mi pelo largo, sintiendo la melena a través de mi columna vertebral, masajeé mi cuero cabelludo para aliviar la tensión por el esfuerzo de sostener la masa de rizos durante todo el día, y me instalé bajo las sábanas lilas con un buen libro. Recogí mi manoseado ejemplar de Jane Eyre y felizmente me instalé en el mundo de la vieja Inglaterra, el Sr. Rochester, y me perdí en sus páginas.
Alrededor de una hora más tarde, estaba completamente absorta y relajada, cuando oí el ruido de alguien golpeando la puerta. Miré alrededor de mi habitación vacía, la única luz provenía del suave resplandor rojo de la lámpara al lado de mi cama. Empecé a sentirme nerviosa, yo era la única hermana en toda la casa.
Cuando lo escuché de nuevo, me levanté de un salto, de pie en medio de la habitación, venía de las puertas de mi balcón.
Me acerqué con cautela hacia adelante y torcí la cerradura, comprobando que no hubiera ningún extraño esperando al otro lado. Cuando abrí la puerta, había piedras esparcidas por el suelo de baldosas rojas. Di un paso hacia adelante, dejando que la suave brisa de la noche me envolviera, y me incliné a recoger una piedra. Justo cuando me levanté, otra más aterrizó en mi hombro.
Respiré hondo y me dirigí hacia la barandilla y me aventuré a echar un vistazo por encima. Al principio todo lo que vi fue la oscuridad. Luego de ella salió una figura.
—¿Brittany?
No había duda de ese atractivo acento sureño.
Santana salió desde entre las sombras a la suave luz proveniente del porche. Su cuerpo silueteado en el resplandor oscuro y se veía absolutamente magnífico. Ella volvió a la normalidad, —vestida con unos jeans desteñidos y una camiseta roja sin mangas de la universidad— traté de detener la intensa excitación a través de mi cuerpo.
—Hola Britt —susurró con una tímida sonrisa.
—Hola tú —respondí tranquilamente—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Vine a verte.
—¿Lo hiciste? ¿Por qué? —Estaba realmente sorprendida. Supuse que estaría celebrando la victoria.
Santana se encogió de hombros y se metió las manos en los bolsillos, echando una mirada tímida en mi dirección.
—Porque me di cuenta de que tú no estabas. —Ella dio un paso más hacia adelante, haciendo más fácil verla—. Y quería comprobar que estabas bien después de hoy. He estado pensando en ti toda la noche.
—¿No deberías estar con Shelly?
—¿Por qué demonios debería estar con ella?
Me encogí de hombros. —Ella estaba contigo después del partido, las dos se veían cómodas. Pensé que podrías haber querido celebrarlo con ella esta noche.
Todo su cuerpo se tensó.
—Vamos a aclarar esto ahora. Ella no es nada para mí. Nunca lo será. — Su cabeza se inclinó hacia un lado mientras miraba hacia mí—. ¿Es por eso que abandonaste la fiesta? ¿Porque pensabas que estaría con esa zorra conspiradora?
Hice una mueca ante toda esta conversación. —Santana, simplemente no me apetecía la fiesta de esta noche, eso es todo. Ve y disfruta. No necesitas saber cómo estoy.
—No voy a ir a ningún lado.
Mi corazón latía rápidamente mientras la miraba directamente debajo de mi habitación, debajo de mi habitación, me aseguraba que no pasaba nada con Shelly. Me relajé y me di cuenta de lo mucho que me había afectado el pensar en ella con otra persona.
Miré por encima de la barandilla y no pude controlar la imperceptible risa que se me escapó de mi garganta.
Sus ojos de color chocolate se entrecerraron, amenazadoramente.
— ¿Qué encuentras tan divertido, Pierce?
—Que una dulce versión femenina y muy sexy de “Romeo” ha venido a mi balcón para luchar por mi atención. —Contuve un grito ahogado en mi boca con mi mano antes de apretarlas juntas y apoyarlas contra mi hombro—. Los muros de esta puerta son altos y no se pueden escalar; aquí podrías encontrar la muerte, teniendo en cuenta quien eres, si alguno de mis parientes te encuentra aquí... te matará. —Abaniqué mis pestañas para darle un efecto adicional.
Un lado de su labio superior tiro hacia arriba mientras luchaba, sin éxito, para evitar sonreír.
—¿Cómo te sabes eso de memoria?
—Ya sabes que soy una fanática de Shakespeare. Lo he leído aproximadamente un centenar de veces. Es maravillosamente trágico. —Solté una risita—. Un poco como nosotras, ¿no crees?
Santana desapareció de mi vista y detecte el sonido de un crujido. Corrí hasta el último rincón de mi balcón para ver lo que estaba haciendo, y allí estaba ella, escalando el enrejado de madera que recorría la pared.
—Santana, ¡ten cuidado! ¿Qué demonios estás haciendo?
Alcanzando la siguiente frágil pieza de madera, miró hacia arriba con un brillo juguetón en sus ojos. —Subiendo a ver a mi Julieta.
Tropecé hacia atrás. Iba a subir a verme... en mi habitación... sola.
Mierda.
Dos manos se apoderaron de la barandilla de piedra del balcón y Santana apareció en la parte superior, enderezándose sobre sus pies y quitando el polvo de sus manos en sus jeans ajustados. Cuando ella me miró, su respiración se detuvo y sus manos se paralizaron, fascinada ante la visión de mí en camisón.
Echando un vistazo hacia abajo, me estremecí interiormente por mi estado de exposición. Levanté mi cabeza para explicar que ya estaba en la cama cuando apareció, pero ella ya estaba delante de mí, a un pelo de distancia. Sus grandes ojos oscuros bebían en cada curva de mi cuerpo, su larga lengua rosada lamia sus labios carnosos, y observé mientras sus ojos errantes se deslizaron desde mis caderas a mis pechos.
Santana levantó una mano y la pasó por mi pelo largo y ondulado. —Me gusta tu cabello suelto —dijo con voz ronca, como si le doliera decirlo.
Automáticamente fui a jugar con mis cabellos, pero en cambio, mi palma aterrizó encima de la suya. Iba retirarla cuando sus dedos capturaron los míos y ella los bajó a nuestro costado. Cuando miré hacia abajo, su pulgar acarició a través de mi palma, provocando escalofríos a pasaron por mis brazos. Santana retiró suavemente mi pelo de mi hombro, con el dedo índice recorriendo arriba y abajo la piel expuesta con un movimiento hipnotizante.
Mis ojos se cerraron y mis pezones se endurecieron, rozando casi dolorosamente contra la tela de algodón ligero. —¿Santana? ¿Q-qué estás haciendo?
Su aliento mentolado hizo cosquillas en la piel de mi cara. —No estoy segura. Pero no quiero parar.
—Santana, no creo… —Abrí los ojos al oír el sonido repentino de algunas hermanas de fraternidad borrachas que regresaban a la casa, interrumpiendo nuestro momento. Si se esforzaban lo suficiente, serían capaces de vernos aquí tocando, acariciando, cada vez más cerca a cada segundo.
Santana acarició mi cuello y mi espalda se arqueó por instinto, rindiéndose a sus atenciones hacia adelante.
—Nosotras… necesitamos parar.
Gruñendo, Santana lamió mi piel besada por el sol. —No, Britt. Me he mantenido fuera durante suficiente tiempo. He tratado de tomar las cosas con calma, pero ya no más. No voy seguir siendo nada para ti nunca más. Te quiero. Te deseo tanto...
—Santana. Eso no es una buena idea. No puedo hacerlo.
—Seguro que puedes —dijo con un borde de humor en su voz, sus manos a la deriva abajo en mi cintura.
Empujé en sus pechos. —Por favor... sólo... espera un momento.
Santana dio un paso atrás y parpadeó sorprendida. —¿Qué? —le pregunté reaccionando a su repentina quietud.
—Nunca nadie me dijo que no antes. —Estaba completamente perdida.
—¿Hablas en serio?
—Así es.
—Eso es… patético.
Bordeó hacia adelante con una sonrisa, sus dedos recorriendo por mi brazo y estableciéndose en mi cadera, agarrando el fino material. —Pero es cierto. —Ella tragó visiblemente, un destello de nerviosismo se solapó—. ¿No quieres esto? No me quieres…¿a mí?
—Santana… yo…
—¿Qué? —pregunto impaciente.
Arrastré mis manos por mi cara. —Eres mucho para asumir, sabes.
—Lo sé.
Ella exhaló un largo suspiro con una engreída sonrisa torcida.
—No sé lo que quieres de mí. Me confundes y no estoy acostumbrada a ello.
Recortando lentamente la distancia, envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, diciendo—: Entonces déjame mostrarte lo que quiero. Deja de pelear contra esto.
Traté de romper su agarre. —No, Santana, esto es sólo... sólo...
—Quiero estar contigo —presionó, con sus grandes ojos marrones casi suplicantes—. Vamos, Britt. Te necesito. Dime que me entiendes. Dime que estás tan dentro de mí como yo lo estoy en ti.
Cerré los ojos y sentí sus manos moviéndose a la parte baja de mi espalda, mis entrañas temblaron en respuesta. Se sentía muy bien. No hubo respuesta, ningún debate interno prolongado. Iba a dárselo.
—Ven adentro —le dije con voz ronca, mi voz mezclada con nostalgia. Santana presionó su frente contra la mía y suspiró de puro alivio. —Cielos. Sí.
Tomando su mano, la llevé desde el balcón y deslicé la puerta en silencio cerrándola. Cuando di vuelta la cerradura, sentí calor en mi espalda, y Santana envolvió sus brazos hacia atrás alrededor de mi cintura, sus manos masajeaban mi estómago a través de la fina tela mientras se inclinaba y presionaba un suave beso justo debajo de mi oreja. Sus suaves dedos se deslizaron hasta mis caderas y tiró de mí acercándome aún más.
Me giré en sus brazos y al instante en que la enfrenté, sus labios encontraron su hogar contra los míos. Al principio, sus movimientos eran suaves, casi rozando mi boca, trazando su forma delicada con la suya. Mis manos bordearon hacia arriba y en su cabello, acercándola más. Su lengua exploró contra mis labios y empujó hacia delante, acariciándose contra la mía en dulces, torcidas caricias.
Estaba pérdida por ella.
Supe en ese momento que las cosas habían cambiado categóricamente para mí, que no iba de volver a mi estado pre-Santana. Mi cuerpo quería lo que ella ofrecía y mi corazón no me permitiría resistir.
******
Santana me retorcía en sus brazos y, sin romper nuestro beso, me empujó hacia atrás hasta que mis piernas golpearon la cama y se deslizó hacia abajo, su cuerpo aterrizando al ras contra el mío. Fuertes gemidos de aprobación me incitaron a que continuara, y me encontré su entusiasmo con todo lo que tenía.
Mis manos se movieron de su cabello hasta el dobladillo de su camiseta, deslizándose debajo, y mis dedos trazaron círculos en su espalda mientras San gemía en mi boca, la emoción vibrando contra nuestras lenguas en duelo. Su mano alisó mi cintura y siguió hacia abajo. Unos dedos largos y experimentados acariciaban mi muslo muy ligeramente, y su boca se apartó de la mía.
La mirada de Santana se dejó caer y sentí su mano viajando al norte, pasando a la parte interior de mi camisón. Inmediatamente detuve su mano y se paralizó, sus ojos buscaron rápidamente los míos.
—Y-yo no puedo. Vamos demasiado rápido —susurré y aparté la mirada avergonzada.
Suspiró, su mano se movió desde debajo de mi camisón, y tomó mi barbilla entre el índice y el pulgar. —No hagas eso —declaró con firmeza.
—¿Hacer qué?
—Sentirte mal por parar. Nunca te sientas mal por eso. Cuando te tenga, será cuando te tenga retorciéndote de necesidad, rogando que te haga mía. Nunca te sientas mal por parar. Cuando te entregues a mí, estarás tan excitada que no podrás soportarlo.
—¿Cuando me entregue a ti? —le pregunté, ligeramente molesta con su suposición de que sería incapaz de resistirme a sus encantos, pero al mismo tiempo tan encendida.
—Cuando te entregues a mí —respondió con conocimiento.
Mi boca se abrió. —Estás muy segura. Podría rechazarte.
Se encogió de hombros con desdén y arrastrando su dedo índice alrededor de mi rodilla. —Vamos a ver. Las dos sabemos que es verdad, y estoy contando los días hasta que llegue a tenerte solo para mí y hacer muchas cosas calientes contigo... una y otra vez. —Lamió sus labios, la humedad hizo que brillaran—. Por supuesto que estoy contando los minutos…
Luché para pensar y le insté de nuevo hacia mi boca caliente, con el deseo superando la lógica.
Con un gruñido frustrado me apartó sobre el colchón, reprochando con su postura de enfrentamiento. —No debería haberte presionado. No estás preparada.
—Tú no lo hiciste. Es solo… es solo que… yo… no soy muy experta… y yo…
Sus ojos se abrieron y él se echó hacia atrás. —Cielos, ¿eres virgen?
Bajé el dobladillo de mi camisón y me arrodillé. Sus ojos nunca dejaron los míos sorprendidos mientras metía mi cabello detrás de la oreja.
—No, no soy virgen, pero no soy muy experta exactamente en todas las cosas... de seducir. Sólo he dormido con una persona y sólo una vez, el año pasado —solté precipitadamente de un tirón.
Un atisbo de posesividad tensó su cuerpo. —¿Cuándo paso esto?
—Cuando estaba en Oxford. Sam y yo…
—¿Sam? —espetó con frialdad.
—Sí, Sam Evans.
Ella perdió su enojo y peleó contra una sonrisa.
Entrecerré los ojos. —¿Qué?
—¿Sam Evans? Muy… Británico.
—¡Él es Británico! ¡Como yo! ¡Deja de burlarte!
Me di la vuelta y me crucé de brazos. Me arrastró de vuelta a mirarla a la cara, sin poder ocultar su diversión. —Está bien, está bien. Lo siento. —Desplegué mis brazos, incapaz de permanecer molesta y tomé su mano en la mía.
—Entonces, Sam, ¿era tu novio?
—Sí, eso supuse. Traté de tenerlo como mi novio de todas maneras.
—¿Trataste?
—Sí. Yo… realmente no soy muy cercana con la gente. Traté con él, pero, al final, simplemente no pude. Habíamos estado saliendo durante algo así como unos meses, citas para tomar café, compañeros de estudio, ese tipo de cosas, y me decidí a dar el siguiente paso, simplemente llegar de una vez. Él quería mucho. Yo era indiferente. Así que pensé ¿por qué no? Sam era dulce para mí y él me gustaba bastante. El sexo, no tanto.
Retrocedió horrorizada, dejando caer mi mano. —¿Qué? ¿No te gusto el sexo?
Me sonrojé avergonzada, picoteando los hilos sueltos de algodón en mi sabana. — Fue incómodo, torpe, y no todo lo que se exageraba que iba a ser.
Santana pasó un dedo por la longitud de mi brazo, mirando la reacción de la piel a su paso. —Sam, simplemente no lo hizo bien.
Una segunda oleada de piel de gallina se extendió a lo largo de mi piel expuesta. Se dio cuenta de mi reacción traidora y sonrió con complicidad.
—Me imagino contigo Brittany, sería increíble. Nunca he querido nada tanto en mi vida, probarte, sentirte... oírte gritar mi nombre.
—Santana… —Me moví para darnos espacio antes que las cosas fuera demasiado lejos.
Extendió la mano y tomó mi brazo. —Voy a detenerme, pero no voy a ocultar el hecho de que lo deseo mucho, Brittany. Esto es real y mucho.
Gemí, golpeando teatralmente mi almohada sobre mi cabeza, oyendo la risa gutural de Santana junto a mí.
—Necesitamos encontrar algo que hacer, Santana. Realmente necesito distraerme ahora mismo.
Sonrió ampliamente, enseñando sus relucientes dientes. —Me robaste mi línea, Pierce. ¿Acaso no soy la que debería decir eso?
Reí. —Probablemente, pero estoy a punto de saltar sobre ti y prefiero que esta noche no si se puede evitar. ¡Me gustaría no ir de casi virgen a zorra después de una noche en tu compañía!
Santana echó la cabeza hacia atrás, soltando una carcajada y me uní a ella, incapaz de resistir. Me tomó la mano y la envolvió entre las suyas. —¿Qué debemos hacer entonces, casi virgen, sólo para que no te rindas, y saltes sobre mí? Aunque, es muy tentador para mí sólo dejarte que hagas lo tuyo.
Le golpeé el pecho juguetonamente. —Tengo la cosa perfecta, ¿si estás en el juego?
Santana palmeó mi trasero mientras saltaba de mi cama. Negué con la cabeza en reproche e inserté un DVD en mi reproductor. Subiendo de nuevo en el colchón, puse un casto beso en los labios de Santana y me senté a descansar contra el cabecero, con las mariposas revoloteando en mi estómago.
La película comenzó y Santana dio un codazo a mi hombro, la alegría en su mirada chocolate. —¿La vida de Brian de los Monty Python?
—Es Python.
Santana levantó el brazo y lo puso alrededor de mis hombros. —Si no consigo tocarte ahora, supongo que Python es un sustituto aceptable.
Tragando saliva, me encontré con su mirada, detectando la lujuria descarada en sus ojos.
—B-bien… bueno. —Ella se echó a reír de mi tartamudez.
Desplazándome de la cama y enderezando mi camisón, apunté a Santana y le ordené—: No te muevas. Iré a buscar unos aperitivos.
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Breves adelantos de los caps. 8, 9 & 10
Santana repentinamente volvió su mirada hacia fuera de la ventana. —Lo sé, lo siento, pero odio toda esa exageración cuando juego. No sabes cuánto. No quiero ser “Snix” para ti. Eres la primera persona que alguna vez no se vio afectada por toda la fama del tenis. —Ella me miró una vez más, ahuecando mis mejillas—. Para ti... sólo quiero ser Santana.
Mi estómago se revolvió y me incliné para darle un beso suave en la mejilla. —No estoy afectada por tu fama en el tenis, no del todo, pero no puedo negarte que realmente fue algo emocionante verte jugar hoy. ¿No te pone nerviosa toda esa gente?
****
Su brazo serpenteó alrededor de mi cintura, acercándome a su pecho, su boca al ras de mi oreja. —No te confundas a ti misma con una de las otras, Britt. Eres mucho, mucho más. Convenceré con gusto a cualquiera que piense lo contrario.
—¿Por qué soy más? No lo entiendo.
—Sólo lo eres. De alguna manera me das paz en mi mundo completamente revuelto. Me tienes, nadie lo ha hecho antes. Es así de simple.
Un estallido de felicidad pura golpeó directamente mi corazón y me volví, mi nariz pasando a través de la mejilla de Santana. —Tú... puedes quedarte aquí si quieres. Pero... sólo para dormir, para no tener que responder a las preguntas de la gente.
+++++
Santana esquivó a la horda de chicas con una negación de cabeza o un saludo desinteresado con la mano. Eso me hizo inmensamente feliz, pero las miradas sospechosas de sus compañeros y compañeras de equipo por su rechazo al grupo de hermosas chicas compitiendo por su atención me hizo darme cuenta que no podríamos ocultar nuestra relación por mucho tiempo. No creía que su paciencia o mi calma durarían de todos modos.
Después de unos quince minutos, Shelly entró en la cafetería con su característica voz y su risa irritante. Al verme, entró hecha una furia y me miró fijamente con puro odio distorsionando su falsa cara.
******
―Brittany, maldita sea, no me salgas con eso. Indirectamente fui yo quien rompió las malditas gafas con mi pasado trivial. Fui yo quien sacó de quicio a Shelly por demostrarles a todos que me gustabas, y permití que su ego se inflara por tolerar sus locuras de reina universitaria los últimos tres años. Te conseguiré las gafas nuevas y tú me lo permitirás, no tienes otra elección. Esto no se trata de vergüenza; se trata de proteger lo que es mío. ―Su voz severa no admitió discusión.
Normalmente me habría molestado si alguien me diera órdenes de tal forma, pero su actitud autoritaria, tomó el control, su actitud de “no estoy para rodeos” me tenía bajo una ola de lujuria sin censura ahí mismo donde estaba parada.
+++++++++
Fuimos en coche durante unos treinta minutos, no tenía ni idea de a dónde. Nunca había sido buena con las direcciones, así que decidí recostarme y disfrutar del paisaje. Campos y campos de vibrantes verdes y amarillos pasaban a toda prisa, campos de maíz y de trigo dominaban la vista. El cielo azul se extendía durante kilómetros y nubes blancas esponjosas recorrían perezosamente en el sol de la tarde. Fue impresionante.
Santana había puesto su mano sobre mi rodilla cuando entramos en la camioneta y, sin embargo, tuvo que retirarla. Sentí su mirada caer en mí de vez en cuando y me pregunté en qué estaba pensando. Esperaba que sólo en cosas buenas. Pulsó el intermitente y giró en un largo camino de entrada. —Ya casi estamos allí, — anunció.
******
—Santana, ¿qué es? —presioné.
De repente, confesó. —No sabía antes de esta noche lo que se sentía el ser querida... sólo por mí.
Sus palabras me golpearon más duro que una roca de granito en el pecho, y casi lloré por ella.
—¿Por qué me quieres, Britt? Estoy tratando de averiguarlo.
Me acerqué más y besé la mano envuelta en la mía. —Simplemente te quiero.
—Eso es lo que no entiendo. ¿Por qué me quieres sin motivo? Nunca nadie lo ha hecho antes. Estoy fastidiada las veinticuatro horas, los siete días de la semana. Soy posesiva y no soy buena con los compromisos, ¿dónde está el atractivo?
—Entonces yo soy la primera, porque te quiero sin nada a cambio. ¿Por qué un ser humano quiere a otro? Mi cuerpo te reconoce como algo que es bueno para mí. Mi mente te reconoce como alguien que es correcta para mí, y mi alma te reconoce como alguien que está destinada para mí.
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
demasiado lindas, me encanta como es santana, hasta la proxima!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
BUENISIMO!!! Cada día me engancha más y con esos adelantos me dejas desesperada hasta la próxima actualización noooo!!!
MeryBrittana*** - Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 19/06/2015
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Ya odie al padre de San!!!!!!!
Hermosos capitulos!!
Saludos
PD:" Llevó nuestras manos a su mejilla sin afeitar y las rozó a lo largo de su rostro" jajjaja no me imagino a San con barba jajajaja!!
Hermosos capitulos!!
Saludos
PD:" Llevó nuestras manos a su mejilla sin afeitar y las rozó a lo largo de su rostro" jajjaja no me imagino a San con barba jajajaja!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
micky morales escribió:demasiado lindas, me encanta como es santana, hasta la proxima!
Hola........espero te gusten los capitulos de hoy
MeryBrittana escribió:BUENISIMO!!! Cada día me engancha más y con esos adelantos me dejas desesperada hasta la próxima actualización noooo!!!
uhhh........desde ya les digo que odiaran como nunca a los padres de San
monica.santander escribió:Ya odie al padre de San!!!!!!!
Hermosos capitulos!!
Saludos
PD:" Llevó nuestras manos a su mejilla sin afeitar y las rozó a lo largo de su rostro" jajjaja no me imagino a San con barba jajajaja!!
y lo odiaras aun mas jejejeje.........mil disculpas por ese lapsus de no haber revisado a detalle esa frase, en mi defensa dire que desde que empece este proyecto de adaptacion lo empece y aun sigo haciendolo en horas de la noche (ultimamente ando muy ocupada y cuando estoy adaptando los capitulos a veces me quedo dormida frente a la compu jejeje). En fin PROMETO PONERLE MÁS ATENCIÓN A LOS DETALLES DE LA HISTORIA para que disfruten como se debe el argumento de este fic
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Hola……….buenas noches a todas/os……….al fin les puse un par de adelantos de lo que se viene próximamente en la historia…..estoy que me caigo de sueño, peor valió la pena pues trabajaba en los capítulos de donde extraje los adelantos………desde ya les digo que van a “odiar” a los padres de Santana. MIL DISCULPAS POR NO ACTUALIZAR ANTES.......LOS DEBERES UNIVERSITARIOS ESTÁN A PUNTO DE VOLVERME ALGO LOCA JEJEJE
Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..
*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:
http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)
http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)
http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)
http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)
http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)
http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)
*Próxima actualización: día LUNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)
Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo
Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.
Y la canción del día es……….
https://www.youtube.com/watch?v=tHhc_GOh800
NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).
Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.
Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia
Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.
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Capítulo 8
—¡Él no es Mesías, es un muchacho muy travieso! ¡La. Mejor. Línea. Jamás!
Santana se rió de mi imitación, tomando el resto de las palomitas de maíz.
Cogí el cuenco de sus manos y quedé boquiabierta. —¡Estás destinada a ser una atleta! ¿No tienes una sobrecarga de almidón o algo así? ¡Te lo acabaste todo, codiciosa!
Ella movió las cejas, flexionando sus brazos. —Soy una máquina, Pierce. ¡Las palomitas no son rivales para mí!
Levanté mis manos, con las palmas hacia adelante. —Lo siento, me olvidé de que estaba hablando con “Snix”.
Las manos de Santana salieron disparadas, agarrando mis muñecas y amenazó: —No.—Con un tono áspero.
Yo no paré, suponiendo que era una broma, y me arrastré más cerca de su cuerpo expuesto.
—¡Limmmmaaa! ¡Levántense para recibir a su estrella del tenis local, Santana... “Snix”... López! —Imité el rugido de la multitud y comencé a cantar su canción personal de la pantalla gigante—. Hay una bala en tu pistola. Hay fuego en tu corazón. Moverás todas las montañas que se interpongan en tu camino...
Ella me tiró hacia delante y aterricé contra su cuerpo de un golpe, mi nariz casi a ras contra la suya. —Déjalo, Brittany. ¡En serio!
Fruncí el ceño ante su estado de ánimo, apartando mis muñecas de su mano, y sentándome. —Estoy bromeando. No tienes que ponerte toda malhumorada conmigo.
Santana repentinamente volvió su mirada hacia fuera de la ventana. —Lo sé, lo siento, pero odio toda esa exageración cuando juego. No sabes cuánto. No quiero ser “Snix” para ti. Eres la primera persona que alguna vez no se vio afectada por toda la fama del tenis. —Ella me miró una vez más, ahuecando mis mejillas—. Para ti... sólo quiero ser Santana.
Mi estómago se revolvió y me incliné para darle un beso suave en la mejilla. —No estoy afectada por tu fama en el tenis, no del todo, pero no puedo negarte que realmente fue algo emocionante verte jugar hoy. ¿No te pone nerviosa toda esa gente?
—Nah. La uso, ahora. Este es mi cuarto año con el equipo universitario. Sin embargo, ha sido la peor temporada hasta ahora por mucho. Bueno, hasta hoy.
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Los sonidos de botellas rompiéndose afuera hicieron eco por toda la habitación. Yo me arrastré a su lado, con mi cabeza en su pecho, amando lo que había entre nosotras... correcto... natural. Santana felizmente tomó un mechón de mi pelo y lo enrolló alrededor de su dedo, sólo para dejarlo ir y hacerlo de nuevo.
— ¿Así que, JMV ? —pregunté en voz baja después de unos minutos, disfrutando del pequeño oasis tranquilo que habíamos creado en mi habitación púrpura y blanca.
—Sí. Una locura considerando que no pude marcar un punto en la primera mitad. —Su mirada parpadeó hacia la mía y luego hacia abajo. Parecía nerviosa—. Los fanáticos y el equipo están presionando, diciendo que “eso” es por tu culpa. Que eres mi amuleto de la buena suerte, todo desde ese dulce beso.
Me quedé helada y mi respiración se detuvo, el disparó pegándome duro. Podía sentir mi corazón pararse, y un hormigueo devorar mi brazo. Mi mano dio una palmada a mi pecho y se frotó contra mi esternón, tratando de hacer a la sensación irse, desaparecer. Me concentré en mi respiración y me acordé de los consejos de la abuela: “Respira durante cinco segundos por la nariz e inhala lentamente por la boca”.
Alarmada, Santana levantó la cabeza, con el rostro golpeado por la preocupación.
—¿Qué? ¿Qué está mal? ¿Qué dije?
Cogió mi mano. Apreté los ojos cerrados y una vez más la amenaza de un ataque de ansiedad pareció pasar ante su toque.
Santana alisó el pelo lejos de mi pegajosa frente. —¿Qué pasa, Britt? Dime.
—Lo siento, es sólo algo que mi abuela solía decirme. Me llevó de nuevo a esos días. Me entró el pánico. S-sólo... estaba sorprendida cuando lo dijiste. De todas las formas en las que lo podrías haberlo dicho, la citaste palabra por palabra.
Su mano se quedó en mi cabello, masajeando la parte trasera de mi cuello. —¿Qué te decía? ¿Qué dije?
—Que tenía dulces besos. —Sonreí débilmente ante el recuerdo agridulce—. La abuela diría que un dulce beso de mi parte haría que cualquier problema se volviera un poco más fácil.
Una sonrisa entrañable se dibujó en el rostro de Santana. —Creo que ella podría estar en lo cierto. Debe de haber sido una mujer sabia, porque eso es exactamente lo que hiciste por mí esa noche en el partido.
Las lágrimas llenaron mis ojos al pensar en la mujer que me había criado, la parte que faltaba de mi corazón. —Lo era. Ella era todo para mí. Solíamos decir que éramos los engranajes de una máquina. Cuando murió, se llevó la mitad de mi alma con ella. No me gusta mucho pensar en mi pasado... Me mata recordar todo lo que he perdido.
Luché contra las lágrimas mientras Santana se quedaba en silencio, simplemente dejando que mi tristeza pasara. Después de un tiempo, me recosté en la almohada y escuché la risa y la diversión afuera. Santana se quedó a mi lado, mirando nuestras manos mientras jugaba con mis dedos.
—¿Así que te fuiste de tu propia fiesta? —Traté de cambiar de tema.
—Tú no estabas allí —respondió de inmediato. Ni siquiera tuvo que pensar en ello.
Me moví sobre mi codo, admirando las tres pequeñas pecas que estaban asentadas en el puente de su nariz. —¿Importo mucho para ti?
—¿De verdad no lo sabes?
Negué y ella rápidamente me sujetó contra la cama debajo de ella atrapando mis brazos a mis costados. —Me gusta la forma en que estás conmigo. Yo me gusto cuando estoy contigo. Me siento como si pudiera decirte todo lo que tengo en mi maldita alma negra. Me haces sentir... buena... ya sabes... ¿Me entiendes? —Inclinó la cabeza hacia adelante con timidez.
Sonreí ante su respuesta tímida. —Te entiendo, Santana.
Sus labios se curvaron en una sonrisa. —Sólo espero que todo lo que te diga no sea usado en mi contra en una conferencia pública.
Haciendo una mueca, liberé una mano y peiné mis dedos por su pelo largo y negro, su cabeza apoyándose en mi tacto. —Realmente lo siento por eso. Estuvo muy mal de mi parte. Pero esa noche en el balcón, pensé que habíamos conectado, y cuando Shelly saltó a tus brazos, estaba tan enojada... me sentí... traicionada. Es estúpido.
Santana pasó un dedo por mi mejilla. —No es estúpido. Sentí la conexión entre nosotras también. Estaba sorprendido por Shel. En un momento tú y yo estábamos riéndonos y hablando, y al siguiente ella estaba pasando a través de la puerta, atacándome. Vi tu cara cuando te fuiste y eso fue lo que hacía falta para que por fin me diera cuenta de que había terminado oficialmente con ella, con todos ellos. Le dije que habíamos roto y que por muchas suplicas y maquinaciones con mis padres cambiarían eso.
—¿Terminado con todos ellos? ¿Todas las chicas?
Me dio un beso en la punta de mi nariz. —No he estado con nadie desde el día que te conocí. Por primera vez en mi vida, quiero estar con una sola persona. Quiero estar contigo. Es todo un poco nuevo para mí. El infierno se ha congelado oficialmente y estoy cruzando al “lado oscuro de la monogamia”.
Me reí. —¿En serio?
—En serio.
—¿Qué pasa con el plan de compromiso de tus padres para ti y Shelly? No les gustará que estés conmigo ahora.
Su labio se rizó con disgusto y su expresión se oscureció. —Que se fastidien. No me importa.
—Pero…
—Dije que se jodan, Britt, no quiero hablar de eso.
Moví un pelo suelto de su mejilla, contemplando por qué era tan hostil. —Dime qué tipo de negocio es el tienen tus padres con los de Shelly. ¿Qué vale la presión sobre ambas para casarse?
Su boca se apretó y San giró los ojos en derrota. —Petróleo. Mi padre está en el petróleo. Posee una petrolífera.
—Entonces... tú eres...
—Rica —ofreció con una sonrisa sin humor.
—Bueno... sí.
—Mi padre es rico. Su empresa es responsable de una gran cantidad de puestos de trabajo en Lima. —Romeo tiró de mi mano sobre su pecho—. No me importa el dinero, Britt. Estoy enferma y cansada de que ellos traten de dictar mi vida.
Le di un beso en la mejilla y me arrastré hacia abajo. —Shelly debe estar molesta de que la hayas dejado de una vez por todas.
Se pasó las palmas de las manos sobre la cara. —Es como si ella viviera en su propio mundo. Le digo que no somos nada, y ella asiente y me dice que me tome algún tiempo para pensar en ello, para volver recapacitar. Le aseguro de nuevo que he terminado completamente con sus juegos y ella me da unas palmaditas en el brazo y anuncia que entiende la presión bajo la que estoy y que por lo tanto sabe que no estoy pensando bien. ¿Cómo diablos puedes estar al lado de alguien tan loca?
No pude ayudar con la risa que se me escapó. —No lo sé.
Santana frunció los labios, reprimiendo su risa aflorando.
—¿Qué? —pregunté, al darme cuenta de que estaba estudiando mi cara.
Tocando la cinta en mis gafas, ella respondió—: Lindo estilo, Pierce. ¿Ajustes tuyos de tendencia?
—Sí, bueno, es mi único par. Es eso o estar tan ciega como un murciélago. Estoy tratando de sobrevivir con todo el asunto de la lamentable-elegancia hasta que me paguen.
—Oh, estás sobreviviendo, claro. Estás sobreviviendo realmente bien.
La fiesta fuera repentinamente aumentó el volumen y la voz profunda de Luke Bryan se bombeó a través del estéreo con un recuento de decibelios ensordecedores. Santana y yo nos levantamos para revisar la conmoción desde el balcón, mirando a una multitud de estudiantes borrachos bailando y besándose vigorosamente.
Un cálido aliento corrió junto a mi oreja y estremecimientos al rojo vivo corrieron por mi espalda. Santana puso su barbilla en mi hombro, con los ojos fijos en la escena de abajo, sosteniéndome en una trampa entre sus brazos.
—Va a ser muy incómodo bajar por tu balcón a ese hoyo negro.
Mis ojos se ampliaron y mi pulso se aceleró. —La gente va a hablar, Santana.
Ella salpicó besos a través de mi hombro desnudo. Noté que desde que había llegado esta noche, siempre me había tocado de alguna manera.
—Entonces dejémoslos hablar. No me importa.
—Pero a mí sí. No quiero que piensen que soy sólo otra de sus fulanas. Yo no soy así.
Sus brazos se estrecharon, indicando su ira. —No van a atreverse a pensar esa estupidez. Me aseguraré de ello.
—¿Lo harás?
Su brazo serpenteó alrededor de mi cintura, acercándome a su pecho, su boca al ras de mi oreja. —No te confundas a ti misma con una de las otras, Britt. Eres mucho, mucho más. Convenceré con gusto a cualquiera que piense lo contrario.
—¿Por qué soy más? No lo entiendo.
—Sólo lo eres. De alguna manera me das paz en mi mundo completamente revuelto. Me tienes, nadie lo ha hecho antes. Es así de simple.
Un estallido de felicidad pura golpeó directamente mi corazón y me volví, mi nariz pasando a través de la mejilla de Santana. —Tú... puedes quedarte aquí si quieres. Pero... sólo para dormir, para no tener que responder a las preguntas de la gente.
Los dientes de Santana rozaron mi cuello, mordisqueando la piel, y ella gimió. —Gracias, me gustaría eso, Britt, probablemente demasiado.
Agarrando mi mano y caminando hacia atrás, Santana me llevó a mi habitación. Cerré las cortinas púrpuras y me moví nerviosamente hacia mi cama. Observé mientras cruzaba sus brazos alrededor de su cintura, sacando la camiseta por su cabeza y dejando al descubierto una cruz tatuada en negro en su espalda baja. Lo reconocí como un signo especial para ella. Calor pasó entre mis piernas y me arrastró hacia el colchón mientras admiraba su piel morena y sus pechos. Su segundo tatuaje era una hermosa escritura de caligrafía corriendo por la parte posterior de su hombro derecho, demasiado compleja para leerla a distancia.
Jadeé cuando sus manos abrieron de golpe el botón de la parte superior de sus pantalones jeans, destacando sus piernas definidas. El material pesado cayó al suelo y Santana se dirigió hacia mí, vestido sólo con lencería finísima que destacaban su figura y el hecho de que ella estaba bastante entusiasmada con nuestra cercanía recién descubierta. Un tercer tatuaje yacía en su cadera, en posición casi exacta al mío. La inscripción decía “One Day2. Mi curiosidad se despertó.
Santana llegó al lado de mi cama y tiró de las sabanas de color lila, causando que mis muslos se apretaran por la pura necesidad abordando mi cuerpo. Subió y su olor me golpeó como una tonelada de ladrillos: sensual, fresca y sexy como el infierno. Me acosté de espaldas, mirando al techo, insegura sobre cómo proceder. Enroscó su brazo alrededor de mi cintura y me tiró hacia ella. Su piel se sentía al rojo vivo contra mi espalda y el movimiento a cámara lenta de sus caderas me hizo gemir en voz alta.
Santana metió su cabeza en el lugar debajo de mi oreja. —Tenemos que tratar de dormir o las cosas van a salirse de control. Sólo tengo limitada moderación.
—E-está bien —le contesté sin aliento, y puse mis gafas en la mesa junto a mí.
—Buenas noches, Brittany —murmuró mientras su mano subía y bajaba por mi estómago.
—Buenas noches, Santana Marie López.
Resopló en mi espeso cabello, causando que una hebra se colocara sobre mi pecho.
—De hecho, me gusta el sonido de mi segundo nombre en tus labios. Algo que nunca pensé que iba a suceder. Creo que es el acento inglés. Suena muy apropiado, de la forma en que Shakespeare pretendía. Nadie me llama Marie, jamás me han llamado Marie. No lo permito. Pero extrañamente, me gusta cuando tú lo haces.
Traté de girarme, pero sus brazos se apretaron como un torno a mí alrededor. Me decidí por besar sus manos entrelazadas en su lugar, recitando—: “¿Qué hay en un nombre? Eso que llamamos rosa con ningún otro nombre olería igual de dulce”; así era con Romeo, donde no lo llamaban Romeo.
Santana exhaló un silbido agudo por sus labios y sus caderas se ondularon entre mis muslos. —No… por favor...
—¿Por qué no lo permites? —pregunté vacilantemente, empujando hacia atrás contra sus movimientos.
—Es una larga historia.
—Tenemos tiempo.
—Ahora no —dijo con firmeza en su tono y me apretó con sus brazos y su lengua rozaba mi piel mientras se mecía aún más cerca.
Luché contra mi necesidad, aquietando sus caderas con las manos, cambiando rápidamente a un tema más seguro, ignorando su suspiro de protesta.
—¿Qué dice el tatuaje en tu hombro derecho?
—“El logro más grande no consiste en nunca caer, sino en levantarnos otra vez cuando lo hacemos”. Es de Vince Lombardi.
Las palabras me hablaron como si se relacionaran directamente con mi vida. Cerré los ojos y vi las palabras inspiradoras circular a través de mi cabeza como un mantra.
—Es hermosa. Este filósofo Vince Lombardi debe ser bueno. ¿Por qué nunca he oído hablar de él?
San se rió entre dientes y tiró en broma de los extremos de mi pelo.
—¿Y ahora qué? —pregunté, exasperada.
—Él era un entrenador de tenis. Un muy famoso entrenador de tenis.
—Oh. Realmente tengo que ponerme al día en todo lo relacionado al tenis y los deportes.
Su agarre se apretó alrededor de mi cintura. —Me gustaría que no lo hicieras. No estás impresionada por el alboroto que viene conmigo al jugar al tenis y quisiera que nunca lo hicieras tampoco. Es mejor si no sabes a fondo lo que significa todo esto para la gente que ronda por aquí.
—¿Quieres decir que realmente no quieres que te llame “Snix”? —bromeé.
—Cielos, no.
—Lo que sea que te haga feliz.
—Duerme, Britt —repitió con los dientes apretados—, o terminaremos haciendo eso que me hace increíblemente feliz.
Tuve que morderme el labio para no gemir solicitando de forma gratuita lo que había amenazado con hacer.
—Una pregunta más, entonces voy a dormir.
Suspiró. —Una más. Estás tentando tu suerte.
—¿Por qué un día?
Ella se puso rígida. Pasé un dedo por encima de su mano y se relajó, presionando un beso en la parte superior de mi espalda. —Que saldré de este lugar un día. Que seré yo misma, un día. Que haré lo que yo quiera… un día —dijo en voz tan baja que tuve que esforzarme por oírla.
El agua llenó mis ojos ante su respuesta descorazonadora. —¿Siempre ha sido tan mal para ti?
—Esas son dos preguntas, Brittany. Estuve de acuerdo con una. Ahora, duerme.
Me di por vencida, acomodándome en sus brazos.
Después de cinco minutos de pensamientos preocupados, dije—: ¿Santana? No quiero que todos sepan acerca de nosotras todavía. Quiero mantener nuestra relación para nosotras mismas.
Retiró sus brazos de alrededor de mi estómago y rodó lentamente para sentarse en el borde de la cama, dejando caer su cabeza entre sus manos.
—Lo entiendo. Estás avergonzada de estar conmigo. “Snix”, la agresiva, la busca putas … no es buen material para novia, ¿verdad? Pero bueno, para una follada en secreto...
Estiré la mano, agarrando su brazo y acariciando su espalda. —¿Qué? ¡No! Yo... ¡estoy nerviosa!
—¿Nerviosa por qué? —Se dio la vuelta para mirarme, preocupada.
—Mira, no soy lo que persigues normalmente. No me parezco a las otras, pulida, perfecta, de las que se ven bien desde todos los ángulos. —Cogí el destello de diversión en sus ojos—. Por favor, ¿podemos esperar un poco más antes de que todo el campus se entere? ¿Por mi bien? Voy a tener que hacer algún tipo de ajuste para estar contigo. Sólo necesito un poco de tiempo.
Presionó su frente contra la mía, con los labios apretados. —Quiero mostrarle a todo el mundo que estoy contigo ahora. No voy a escondernos, y no me importa nada lo que la gente piense. En cuanto a mi pasado, eso no es lo que quiero de ti. Quiero más. ¿No lo has entendido a estas alturas? ¡Cristo!
Seguía sin cambiar nada. —Por favor. Sólo por un tiempo. Eres Santana López. Tu... reputación me asusta un poco. Vamos estar en privado sólo por un tiempo, ver cómo va sin que nadie interfiera.
Soltó un fuerte suspiro cabreado y sacudió la cabeza. —¡Ufff, Britt!
—Por favor.
—¡Muy bien! Lo mantendremos malditamente en secreto... no me gusta esto, pero voy a hacerlo por ti, incluso si la idea de que seamos un secreto me hace querer darle un puñetazo en la cara a alguien.
Chasqueé la lengua y sacudí la cabeza con desaprobación.
—¿Y ahora qué? —se quejó.
—Tú, maldices muchísimo. ¿Tienes que usar la palabra con M o alguna groseria en cada frase que dices?
—Rayos, sí —respondió con una sonrisa satisfecha, empujándome abajo contra la cama y presionando besos por toda mi cara. Chillé y tomé su mano, deteniendo el asalto y envolviéndola a través de mi cintura, lo que le obligó a acurrucarse en mi espalda.
—Y, por cierto, no vas a golpear a nadie. Yo te doy paz, ¿recuerdas?
—¡Duerme! Haz lo que te dicen por una vez, por el bien de ambas —dijo rígidamente, y yo cerré los ojos, con una sensación de seguridad al estar envuelta en su fuerte y dulce abrazo.
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Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Capítulo 9
Caminé hacia la cafetería, un poco cansada de la clase de ética a la que acababa de asistir ―realmente, retiro eso― estaba algo agotada por la falta de sueño que había tenido durante las últimas noches, debido a las frecuentes visitas de Santana a la hora de dormir. No podía evitar la sonrisa que tenía en mis labios cuando recordaba como de tierna y dulce estuvo conmigo, como nunca me presionó más allá de lo que estaba dispuesta a ir, y me pareció adorable, diciéndome que era diferente a cualquier otra chica que había conocido.
Santana era maravillosa.
Estaba casi en la puerta, perdida en mis pensamientos, cuando divisé a Santana fuera al teléfono. Sonreí y me moví para saludarla cuando vi su rostro alterado, con la mano en su frente, y sus labios fruncidos por la rabia mientras le hablaba bruscamente a la persona que llamaba con pocas palabras y gruñidos mordaces.
Sin notarme, acabo la llamada y se dirigió hacia el interior, pero no sin antes dar una patada al cubo de la basura con un ruidoso ¡uff! y desfiló a través de las puertas, los estudiantes se apartaron de su camino, presintiendo el peligro y corriendo por su propia auto-preservación.
Al entrar en la cafetería, me uní a mis amigos, discretamente mirando a Santana mientras caminaba por la sala con pasos pesados, sacó su silla y se sentó con el equipo de tenis de la universidad, pellizcándose el puente de su nariz, y su rostro contorsionado con ira.
―Mm.... pastel de carne. ¡Ammmmmoo el pastel de carne! ―Rachel llamó mi atención mientras hurgaba en su almuerzo con mayor vigor y Marley y Kitty estaban hablando sobre el club al que aparentemente íbamos a ir la noche del sábado.
― ¿Vendrás, Britt, sí? ―preguntó Marley mientras tomaba mi bocadillo de mi bolsa.
―Por supuesto ―le respondí. Nunca había estado en un club antes así que, sin duda, esto sería una experiencia interesante.
Rachel tenía oficialmente “en una relación estable” con la adorable rubia Quinn y la llevaría a bailar después del partido, nosotras tres la acompañaríamos y pasaríamos la noche haciendo algo.
La conversación se trasladó a las opciones de atuendo y peinados apropiados y aproveché la oportunidad para dirigir otra mirada furtiva a Santana, quien parecía haber estado mirándome fijamente un rato. Me saludó con una sutil inclinación de su barbilla. Me sujeté a mi silla para evitar caminar hacia ella y preguntarle si estaba bien.
El rumor sobre su separación oficial de Shelly se había extendido, e incluso algunas chicas más de lo normal estaban haciendo su jugada por la sexy latina estrella del tenis universitario, y mi paciencia se forzaba con cada movimiento de pestañas o latigazos de una cola de caballo sobreactuado. Marley parecía haber percibido mi frustración y frunció el ceño, mirando entre Santana y yo mientras mordisqueaba sus palitos de zanahoria. Decidí simplemente evitar su escrutinio detallado.
Santana esquivó a la horda de chicas con una negación de cabeza o un saludo desinteresado con la mano. Eso me hizo inmensamente feliz, pero las miradas sospechosas de sus compañeros y compañeras de equipo por su rechazo al grupo de hermosas chicas compitiendo por su atención me hizo darme cuenta que no podríamos ocultar nuestra relación por mucho tiempo. No creía que su paciencia o mi calma durarían de todos modos.
Después de unos quince minutos, Shelly entró en la cafetería con su característica voz y su risa irritante. Al verme, entró hecha una furia y me miró fijamente con puro odio distorsionando su falsa cara.
La habitación se quedó en silencio. ¯¡Dios, Brittany! Si tengo que verte caminando alrededor con esas malditas gafas pegadas con cinta un día más, ¡voy a gritar! ¿No tienes otro par? ―Ella estiró la mano y antes de que supiera lo que había ocurrido, arrancó las gafas de mi cara y las arrojó detrás de ella en el suelo, provocando un atronador estruendo en la sala silenciosa.
Me puse de pie para enfrentarla, pero a medida que empecé a levantarme, ella presionó mi hombro, haciendo que me volviera a sentar. ― ¡Siéntate cuando esté hablando contigo! ―Se inclinó a unos centímetros de mi cara―. ¿Qué pasa? ¿Mamá y papá no tienen dinero? ¿Pobre, Brittany?
A pesar de mis esfuerzos, cada una de sus palabras me azotó como un látigo de veneno paralizante, su ponzoña golpeó cada objetivo previsto con exactitud. Quería defenderme, quería aferrarme a mis creencias pero sus palabras me paralizaron, revelando todo el miedo que sentía.
―¡Ya basta! ―Un rugido furioso hizo eco a través de la sala―. Apártate de ella. ¿Qué tienes, veintiuno o doce años? ―unas fuertes pisadas se acercaron y una mano tocó mi hombro y deslizó mis gafas de vuelta en mi cara. Incliné mi cabeza y Santana estaba de pie detrás de mí, cabreada con Shelly, quien palideció con un tono blanco sepulcral cuando cayó en cuenta de que sus manos estaban tocando mi cuerpo.
―¡Aparta tus manos de ella! ―dijo furiosa.
Santana se dirigió a ella con una sonrisa burlona. ―Métetelo en la cabeza. No estamos juntas, nunca lo estaremos. Ya es hora de acabar esta tontería. ―Ella dirigió su atención a todo el cuerpo estudiantil, extendiendo los brazos completamente―. A pesar de las cosas que puede haber escupido, sepan que yo no estoy con ella, nunca lo he estado, y ¡todo lo que dice es una absoluta mentira!
Kitty y Rachel estaban mirándome fijamente con sus bocas abiertas en shock, desviando sus miradas de mí a Santana, de Santana a Shelly y de vuelta otra vez. Marley tenía los brazos cruzados y la satisfecha diversión sobresalía desde cada uno de sus poros.
Santana inclinó su cabeza y susurró con una voz tensa―: ¿Estás bien?
Asentí pero mantuve mi cabeza baja por la vergüenza. Agarró mi mano, levantándome de mi silla, la acción provocó que nuestros compañeros de clase murmuraran y cotillearan por la discusión de su extraño comportamiento hacia la callada Brit.
― Recoge tu bolsa, Brittany. Nos vamos.
Alcancé mi bolso marrón con borlas y traté de seguir el ritmo de su paso mientras que ella salió hecho una furia por las puertas, la fuerza hizo que chocaran contra la pared, dejando a una despojada y estupefacta Shelly de pie sola con una rabieta.
Caminamos con fuertes y rápidas pisadas por el pavimento del patio interior; casi estaba corriendo para seguir su ritmo.
― Santana, detente. ¿A dónde vamos? ―pregunté, intentando mantener mi respiración bajo control.
Nos paramos al lado de una enorme camioneta Dodge nueva y negra y tiró de la puerta del lado del pasajero abriéndola. ― Entra ―me ordenó con rudeza.
Salté sobre el asiento y cerró de golpe la puerta. Santana subió en el lado del conductor y encendió el motor. La música metálica sonó a través de los altavoces y giró sus ruedas mientras que salíamos disparadas del aparcamiento. No sabía que decir, nunca había visto a alguien tan furioso.
Después de dos canciones con mucha percusión y roncos chillidos, Santana comenzó a relajar su férreo agarre sobre el volante.
―¿Segura que estás bien? ―preguntó con voz cansada.
―Sí. Un poco avergonzada, pero estoy bien.
―¿Cómo se atreve ella a hablarte así? ¡Es una perra! ¿Por qué diablos malgasté tanto de mi tiempo con ella? ―espetó mientras golpeaba con su puño el salpicadero.
―Me quitaste las palabras directamente de la boca.
Su labio se curvó en una divertida y renuente sonrisa de suficiencia.
Serpenteamos dentro y fuera de las calles, y apoyé mi cabeza contra la ventana mientras la ciudad pasaba como un borrón e intenté borrar de mi memoria las maliciosas y precisas palabras de Shelly.
Nos detuvimos fuera del centro comercial de la universidad. Levanté mi cabeza de la ventana y cuando me giré hacia Santana, estaba apoyada contra su mano mirándome.
―Britt, siento mucho lo que te dijo sobre tus padres. No puedo imaginar cómo te debiste sentir ante eso. ―Sus ojos marrones estaban llenos de dolor.
Me aproximé y puse mi mano en su rodilla. ―No tienes nada por lo que pedir disculpas.
Cubrió mi mano con la suya. ―No es cierto. Ella te estaba humillando porque vio mi interés en ti. Lo vio desde nuestro primer beso. Eres el enemigo ahora Britt, y no puedo decir lo mucho que lo siento por esto. Te puse en esta posición y ella está tratando y haciendo de tu vida un infierno.
No pude evitarlo pero sonreí por sus palabras preocupadas, y me moví más cerca junto a su asiento para recostar mi cabeza en su hombro. Suspiró y pasó su brazo desnudo alrededor de mi cuello.
La recorrí con mi mirada apreciativa a lo largo de su camiseta básica sin mangas, esta vez en azul, sus jeans desteñidos, y botas de vaquera desgastadas marrones. Lucía ese estilo como nadie más, una auténtica chica vaquera.
Después de unos minutos en un cómodo silencio y consuelo en sus brazos, alcé mi cabeza. ― Santana ¿con quién hablabas al teléfono fuera de la cafetería antes?
Ella se tensó y soltó una firme y lenta respiración.― ¿Me viste?
― Sí.
― Realmente no quiero hablar sobre ello.
Suspiré con decepción. ―Bien. Sólo respóndeme una cosa. ¿Era algo de tus padres?
Su brazo se tensó alrededor de mis hombros y el sonido del reloj en el salpicadero hizo tic-tac a todo volumen sobre el repentino y tenso silencio. Pasaron varios segundos en silencio antes de que ella dijera muy bajo. ―Sí.
Decidí archivar mis preguntas en otra parte para otro momento cuando no estuviera tan enfadada. Podía ver que le había costado revelar ese bocado de información.
Me enderecé, confundida con el entorno. ― ¿Por qué estamos aquí?
Santana abrió la puerta, tomó mi mano, y me sacó el asfalto caliente. ―Vamos a comprar unas gafas nuevas. Ven.
Me detuve, alejándome de sus brazos. ―Santana, no puedo permitírmelas todavía.
Su dura mirada se estrechó y sus fosas nasales se ensancharon. ―Yo te las compraré. Ahora ¡Vamos! ―Intentó tirar de mí un paso una vez más.
Me quedé estoica. ―Santana, no soy una obra de caridad. Conseguiré mis propias y malditas gafas cuando haya reunido dinero suficiente. No me las comprarás. No te lo permitiré. Ser pobre no me avergüenza, ¡Aceptar el dinero por piedad sí!
Tiró de mí con brusquedad hacia su pecho y me rodeó con sus brazos alrededor de mi espalda.
―Brittany, maldita sea, no me salgas con eso. Indirectamente fui yo quien rompió las malditas gafas con mi pasado trivial. Fui yo quien sacó de quicio a Shelly por demostrarles a todos que me gustabas, y permití que su ego se inflara por tolerar sus locuras de reina universitaria los últimos tres años. Te conseguiré las gafas nuevas y tú me lo permitirás, no tienes otra elección. Esto no se trata de vergüenza; se trata de proteger lo que es mío. ―Su voz severa no admitió discusión.
Normalmente me habría molestado si alguien me diera órdenes de tal forma, pero su actitud autoritaria, tomó el control, su actitud de “no estoy para rodeos” me tenía bajo una ola de lujuria sin censura ahí mismo donde estaba parada.
Sus manos recorrieron mi espalda hasta agarrar mi cabello y Santana inclinó mi cabeza para encontrarme con su mirada decidida. ― ¿Me entiendes?
Me rendí y suspiré derrotada. ―Te entiendo.
Depositando un cálido beso en mi cabeza, Santana tomó mi mano con firmeza en la suya y me guió dentro del gran complejo.
*****
― Solo inclina tu cabeza hacia atrás y abre bien... sí, así... y... ¿Cómo están? ―El oftalmólogo preguntó mientras pestañeé a un ritmo furioso para expulsar el exceso de solución.
El mundo volvía a parecer correcto. ―Sí, creo que ya está. ¿Cómo se ven?
Me acerqué al espejo y por primera vez en años, me vi a mi misma con claridad sin las grandes monturas bloqueando la vista.
― Te ves muy preciosa, cariño ―me dijo dulcemente con entusiasmo.
―Mis ojos... ―susurré mientras registraba cada detalle de color en mi iris, azul intenso como el cielo, justo como mi padre siempre me decía. Nunca los había visto como aquellos, tan brillantes, sin ningún obstáculo en medio, y alcancé mi reflejo, pasando mi mano por el cristal.
Santana le había dicho al oftalmólogo cuando llegamos que solo me diera lo mejor y dejó su tarjeta de crédito oro sobre el mostrador, en buena parte para ignorar mi protesta. Nos decidimos por las lentes de contacto, y no podía creer lo mucho que cambiaba mi apariencia.
― Bien, tienes suministro para un mes de lentillas y unas gafas de carey de Chanel para cuando no quieras ir sin las lentillas. Todo está pagado Srta. Pierce, así que ya puedes marcharte.
Recogí la bolsa que me ofrecía el doctor y acaricié mi rostro. Sonreí y entré en el vestíbulo. Santana estaba sentada en una silla acolchada, encorvada, viendo algún programa de televisión mundano. Cuando percibió movimiento a su lado, miró por encima y se giró de nuevo hacia la televisión antes de girar rápidamente su cabeza hacia atrás dos veces. La expresión de asombro en su cara lo dijo todo.
Poco a poco se levantó de su silla, con su garganta moviéndose arriba y abajo a medida que tragaba saliva al acercarse. Jugueteé con las asas de la bolsa blanca y agaché mi cabeza. Sus botas marrones ralladas se detuvieron ante mí, y su dedo alzó mi barbilla para enfrentarla. La miré y sus labios carnosos ligeramente separados en un suspiro y me sonrió. ―Te ves hermosa, Britt.
Me sonrojé y bajé mi mirada.
Su dedo la alzo de nuevo. ― No. No te escondas de mí. Tienes unos ojos impresionantes. Me tienes aún más deslumbrada justo ahora.
― Gracias ―dije con suavidad, el calor subiendo por mis mejillas.
Alcanzándome, tomó mi mano. ―Vámonos.
― ¿A dónde vamos a ir ahora? ―pregunté con una sonrisa mientras ella rápidamente me sacaba de la tienda, arrastrándome detrás.
― Quiero enseñarte un sitio.... y necesitamos llegar rápido.
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Re: [Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)
Capítulo 10
Fuimos en coche durante unos treinta minutos, no tenía ni idea de a dónde. Nunca había sido buena con las direcciones, así que decidí recostarme y disfrutar del paisaje. Campos y campos de vibrantes verdes y amarillos pasaban a toda prisa, campos de maíz y de trigo dominaban la vista. El cielo azul se extendía durante kilómetros y nubes blancas esponjosas recorrían perezosamente en el sol de la tarde. Fue impresionante.
Santana había puesto su mano sobre mi rodilla cuando entramos en la camioneta y, sin embargo, tuvo que retirarla. Sentí su mirada caer en mí de vez en cuando y me pregunté en qué estaba pensando. Esperaba que sólo en cosas buenas. Pulsó el intermitente y giró en un largo camino de entrada. —Ya casi estamos allí, — anunció.
—¿Dónde es allí?
—Sólo un lugar al que me gusta ir para estar sola.
Santana giró bruscamente a la izquierda hasta la mitad de la unidad y fue por un camino de grava lleno de baches. Habíamos viajado unos dos kilómetros, cuando un enorme arroyo de agua cristalina azul, rodeado de altos árboles y flores de colores brillantes, apareció a la vista. Fue simplemente hermoso. —Dios mío, Santana, es increíble, —le dije, encaprichada por la escena delante de mí.
Acariciando mi pierna, estacionó la camioneta detrás de un gran roble, abrió la puerta del conductor, y echó un paso atrás para dejarme salir. Salté y tomé la mano que me ofrecía mientras paseábamos con el sonido del agua fluir. A la orilla del agua, me tiró hacia abajo para sentarme junto a ella en un punto de hierba suave.
Los pájaros cantaban en lo alto de las copas de los árboles, los grillos cantaban, y el aire era cálido y tranquilo. No creo que jamás me haya sentido más en paz. Santana estaba viéndome admirar mi entorno con una expresión satisfecha.
—Bueno, ahora en serio tienes que decirme dónde estamos. Posiblemente es el lugar más bonito en la tierra.
Dudó. —Es el arroyo en la parte trasera de la casa de mis padres.
—¿La casa de tus padres?
Ella asintió secamente, tensando la mandíbula.
Giré mi cabeza, dándome cuenta de hectáreas y hectáreas de exuberante tierra. Volviendo de nuevo a Santana, le pregunté—: ¿Ellos son dueños de todo esto?
Ella se acostó en el suelo y se pasó las manos por la cara, murmurando—: Es una plantación, Britt.
Me calmé. —¿Una plantación? ¿Tus padres son dueños de toda una plantación? — Pase mis ojos alrededor en busca de la casa. Estaba casi fuera de la vista.
Se apoyó en un codo, rodando una hebra de hierba seca entre los dedos. —Relájate, ellos ni siquiera sabrán que estamos aquí. Vengo aquí siempre, Britt. Es el lugar donde me alejo de todo.
Me relajé un poco y suspiré, sacudiendo la cabeza.
—¿Qué? —preguntó Santana con el ceño fruncido.
—Esto. Tú. Una plantación. Somos de mundos completamente diferentes. —Hice un gesto hacia los campos ondulados de algodón blanco-rosado, comparándolo en mi cabeza a las estrechas calles empedradas de mi casa de la infancia.
Santana alcanzó mi mano extendida y la llevó a sus labios cálidos. —No se trata de mí, créeme. Si supieras... Todo esto pertenece a mis padres, no a mí. Yo sólo soy la misma yo y tú eres sólo tú, Santana y Brittany “Julieta”. ―Inclinó la cabeza hacia un lado—. Ven aquí. — Ella tiró de mi brazo.
Me apoyé en mi frente, apoyando mi torso en mis antebrazos. Santana me miró. —No puedo creer lo hermosa que te ves con esas lentillas. Tus ojos son del color azul más intenso... Estoy tratando con todas mis fuerzas de abstenerme de tocarte de la forma que quiero.
Me sonrojé y lleve la uña de mi pulgar a mis labios. Ella observaba cada movimiento.
—Puedes tocarme si quieres —le dije con nerviosismo.
Sus ojos oscuros brillaban con lujuria y sus párpados bajaron. —No juegues con fuego, Pierce. Es demasiado para una niña bonita inglesa para hacer frente.
—¿Qué puedo decir...? Soy una persona a la que le gusta el riesgo.
—Britt..., —amenazó en un siseo.
Me arrastré lentamente hacia su cuerpo estirado, con las manos y las rodillas crujiendo contra la hierba seca.
Sus ojos se volvieron salvajes cuando me acerqué. —Britt... —Su amenaza era más fuerte esta vez. No me detuvo, sin embargo. Me hizo sentir audaz.
Llegué a su lado y miré directamente hacia abajo en las piscinas de sus ojos oscuros, con mis rígidas cadenas de autocontrol rompiéndose, libremente me dejé caer en el misterioso y peligroso atractivo de Santana.
Sus hábiles manos se movieron y suavemente a lo largo de mis muslos desnudos, hasta el dobladillo de mi vestido verde, avanzando poco a poco hasta justo debajo de mi ropa interior. Las palmas de Santana recorrían arriba y abajo mis piernas, ganando altura con cada asalto, y me incliné hacia abajo, rozando vacilantemente mis labios contra los suyos. Santana me permitió imponer mi ritmo mientras mordisqueaba su boca, pasando la punta de la lengua por su labio inferior.
Sabía que estaba poniendo a prueba sus límites, al ver lo lejos que Santana me dejaría ir. Ella gimió y tiró de mis muslos, separándolos sólo una fracción, acercándose cada vez más a mi núcleo. Apreté mi boca con la suya, pero aun así no como ella quería, torturándola con caricias lentas. Me dejó jugar, tomarle el pelo, y seducirla.
Sintiéndome más valiente, puse mi palma en sus pechos y Santana se estremeció ante el contacto. Mis manos comenzaron su deambular, en un primer momento en círculos lentos. Entonces dejé que mis dedos se deslizaran por su fina vestimenta, sobre su cuerpo, deteniéndome en la cintura de sus pantalones jeans, mi dedo se deslizó justo debajo, rozando la piel sensible.
En un abrir y cerrar de ojos, las manos de Santana se movieron hasta la parte superior de mis muslos, apretando los músculos internos, y con un movimiento feroz, colocó mis piernas a horcajadas sobre ella.
Mi boca se separó de la suya y luchó por recuperar el aliento. Los ojos de Santana eran salvajes, sus iris negros fundiéndose para erradicar el marrón chocolate, y al instante supe que había desatado un deseo interior, rompiendo su autocontrol.
Unas manos cálidas serpenteaban alrededor de mi cuello y la suave boca de Santana aplastó la mía. Su lengua saqueó a través de la barrera de mis labios, llenando mi boca con su sabor a menta, y la dejé. Me entregué por completo. Estaba atrapada completamente, y en ese momento, no lo habría deseado de otra manera.
Sus manos se movieron de mi pelo, viajando a la garganta y hasta mis pechos sin sujetador. A continuación, la palma de Santana capturó mi sensible pezón y masajeó la carne dura, mis caderas meciéndose hacia adelante y hacia atrás en reacción. Su lengua se envolvió alrededor de la mía, y sus gemidos de deseo se hicieron más desesperados.
Con una caricia áspera final, la mano de Santana dejó a mi pecho y aterrizó en el fondo de mi vestido corto, resbalando hasta el borde de mi ropa interior de algodón de color negro. Yo estaba casi loca de deseo, y ella sonrió cuando volvió y estudió mis lujuriosos ojos zules.
—Santana... —gemí y cerré los ojos en señal de frustración. La necesitaba tanto.
—Britt... yo... yo...
Mis ojos se abrieron y vieron los suyos. —Por favor... —le supliqué, desesperada por sentirla tocarme, realmente tocarme.
—Britt... Dios... me estás volviendo loca... —Me di cuenta de que estaba tratando de controlarse.
—¡Santana... ahora! —Prácticamente grité.
Sus dedos arrancaron el material de mis bragas a un lado, corriendo a lo largo de mi costura, y cuando estrelló sus labios con los míos, de inmediato empujó su largo dedo medio dentro de mí, acariciando suavemente, mi aliento tartamudeando con cada avance.
—No vuelvas a decirme qué hacer. —Santana dobló sus dedos, tirando hacia adelante, lo que me hizo convulsionar—. ¿Me escuchas?
—Sí. Sí, —le dije rápidamente. Me encantó la forma en que me controlaba, y mi cuerpo tarareaba con satisfacción a cada pedido.
Santana se movió para posicionarse mejor, mi cabeza retrocedió ante las indescriptibles sensaciones rompiendo finalmente todas mis defensas. Puse mi brazo izquierdo alrededor de su cuello mientras me marcaba con su mano ansiosa y palpitante. Necesitaba complacerla también. Yo quería, así que me agaché para desabrochar el botón de sus jeans.
Santana se quedó helada. —Britt, no, no…
—Déjame cuidar de ti. Te voy a dar lo que necesitas. Por favor...
Los ojos cacao de Santana se cerraron mientras la acariciaba traviesamente, pese a ser la primera vez que intentaba algo con ella. Exhalando fuertemente con cada caricia. Nuestros movimientos se incrementaron mientras ambas buscábamos nuestra liberación, y me moví en su regazo mientras la deliciosa tensión comenzó a construirse dentro de mí. Sin poderme enfocar, presioné mi frente contra la suya y gemí mientras ella añadía otro dedo.
—Ah, Santana... yo... —No tenía palabras.
— Déjate ir, Britt... solo déjate ir, —gimió, y con un movimiento final, puso su boca contra la mía consumiendo mis gemidos. Su mano no detuvo su ritmo y apuró hasta la última gota de placer de mi cuerpo que se retorcía nervioso sobre ella.
Yo seguía acariciándola y con un gemido gutural, alcanzó el clímax por lo que acabábamos de hacer.
Mientras disminuimos progresivamente nuestros movimientos hasta detenernos, envolví ambos brazos alrededor de su cuello, y nuestros alientos se mezclaron en el pequeño espacio, la mano de Santana todavía presionaba íntimamente contra mí.
Los dedos de Santana acariciaron tranquilamente a lo largo de mi sexo y maúlle contra su mejilla mientras mordisqueaba la piel en el hueco de mi cuello. Levanté la cabeza y me incliné hacia atrás para poder mirar a sus ojos color café
—Oye, Britt, —dijo con voz ronca, su pecho todavía errático por las sensaciones experimentadas.
Me sonrojé. —Oye, tú.
—¿Estás bien? —preguntó, buscando algo en mis ojos.
No estaba segura de qué. Bajé la mirada y asentí. —Más que bien.
—Mírame —me ordenó con severidad.
Accedí con impaciencia.
—¿Te gustó eso? ¿Te ha gustado la forma en que te hablé? ¿Cómo te ordene? — Parecía nerviosa, de mal humor, como si esperara que estuviera enojada.
Me gustó. Yo tenía poca experiencia con el sexo, pero la forma en que ella me mandó despertó algo dentro de mí. Me hizo sentir liberada en algún nivel desconocido.
—Britt, te gustó... ¿no? —La vulnerabilidad afectó la dureza habitual de su voz.
—Me gustó, Santana. No sabía que me gustaría... como eso... pero... creo que las dos sabemos que me gustó.
Una pequeña sonrisa transformó sus facciones normalmente severas, tomó mi mano y la pasó al otro lado de sus costillas.
—¿Están todas ahí?
Fruncí el ceño. —¿Qué?
—Mis costillas. ¿Falta una?
Mi mano se deslizó arriba y abajo a los lados. —Bien, creo que has perdido un tornillo. ¿Crees que perdiste una costilla?
Ella exhaló una risita. —Sólo pensaba que Dios tomó una de las mías cuando te hizo.
A pesar de que estaba jugando, sus palabras hicieron que me derritiera por dentro.
—Santana. A veces eres muy dulce, ¿lo sabías?
Guiñó un ojo.—Sólo para ti.
Besé la palma de su mano, reflexionando sobre lo que acaba de suceder. Me confunde lo bien que se sentía, sus órdenes, demandas, instrucciones, pero no quería más que eso.
Yo podría renunciar al control con Santana, pero no ahondar en los territorios más oscuros.
—¿Qué estás pensando? —San ahuecó mis mejillas.
Mordí mi uña. —Cuando dices que te gusta mandar, ¿hasta qué punto tienes la necesidad de dominar?
Ella se rió entre dientes. —No soy una sádica, así que puedes quitar esa expresión de tu cara bonita. A mí me gusta tener el control... No sé... Soy así. Hay algunas cosas bastante malas en mi vida en las que no puedo tener poder, por lo que necesito tenerlo en las cosas que se me dan bien. Simplemente tener la seguridad de que estoy a cargo. Soy una buena tenista porque me gusta ejecutar mis planes de juego a la perfección. Es lo mismo con el sexo.
Tenía sentido, necesitaba control. No de una manera deshonesta, sino como una necesidad para su salud mental. —Me gustó la forma en que tomaste el control. Estoy tan acostumbrada a tener que ser independiente y autosuficiente, siempre tomar las decisiones, y lo odio. Eso se sintió... liberador, entregarme a ti, entregarte las riendas.
Una extraña expresión se extendió por su cara, la fiereza de ella tirándome hacia atrás lo suficiente como para perder el equilibrio. Santana me mantuvo firme en sus brazos. — Ahora eres mía, Britt. Ya lo sabes, ¿verdad? Nunca he tenido a nadie respondiendo a mí como tu pareces hacerlo, cada movimiento, beso, caricia, y la entrega total de ti misma.
Sus dedos, todavía planos contra mi calor, tomaron velocidad.
Sollocé un grito y mordí la uña de mi pulgar para contener los gritos. —Sí, soy tuya.
Santana tomó el pulgar en su mano. —Vas a volverme loca con ese movimiento, Britt. Prefiero hacer algunas cosas más satisfactorias contigo.
Expulse un pequeño grito de asombro. —Yo... yo...
—Con el tiempo. Todavía no, —aseguro, algo divertida. Mis ojos en blanco. —Santana... tu mano...
—Voy a satisfacerte de nuevo. Y voy a verte soltarte. Voy a verte desentrañar en mis brazos y me va a encantar, Britt. ¿Lo entiendes? Voy a controlar de todos tus deseos —siseó entre dientes mientras sus dedos se hundieron más profundamente dentro de mí.
—Sí... Sí...
Y así lo hizo. Ejecutó cada nota a la perfección.
Me estremecí cuando se me escapó un chillido y me desplomé sobre su cuerpo. Permanecimos así durante mucho tiempo y finalmente quitó las manos de mi interior, cerró la cremallera de sus jeans, y me llevó a recostarme sobre su regazo. Cerré los ojos y dormite contra su cálido pecho, disfrutando de la sensación de sus suaves caricias en mi mejilla, totalmente agotada.
Me desperté lentamente a medida que Santana me retorció suavemente entre sus piernas, poniendo mi espalda contra su pecho. —El sol se está poniendo. Pensé que te gustaría verlo conmigo.
Una oleada de felicidad brotó de mi corazón. —Me gustaría eso.
El cielo era de color rojo sangre, el calor del sol proyectando un tinte en tonos rosados y la gran esfera amarilla reducida a un medio círculo, atenuando el gran arroyo en un resplandor de oro ardiente.
El aliento de Santana dispersó el aire en mi oído.—Háblame de tu familia, Britt.
Me estremecí cuando los fragmentos de pánico apuñalaron en mi pecho, y me puse rígida, tratando de encontrar algún tipo de alivio. Santana, al sentir mi reacción, me agarró la mano en la suya, tomándome en su abrazo. Su abrazo cálido y seguro. —Dime, Britt. Háblame de tu familia. ¿Por qué estás tan llena de dolor?
Respiré fortaleciéndome y vi cómo los últimos brotes rebeldes de sol de color naranja fueron arrastrados hasta el horizonte. —No sé por dónde empezar realmente.
—Por el principio. Quiero conocerte, todo de ti, por dentro y fuera. —La reverencia en su voz me hizo temblar.
—Está bien.
Me moví en una posición cómoda, con la cabeza en su pecho, al oír el ruido sordo reconfortante de su corazón.
—Mi madre murió cuando yo nací. Yo era su única hija. Murió por complicaciones. —Apreté mis ojos cerrados, concentrándome en el agarre de Santana, y los abrí de nuevo para mirar a las tranquilas aguas del arroyo, dejando que el silencio de la superficie me calmara—. Tengo una foto. Me parezco a ella.
—¿Ella era muy bonita, entonces? —dijo mientras besaba mi hombro desnudo.
Florecí por sus palabras y descansé más contra ella.
—Mi padre no tenía familia, excepto a mi abuela. Ella también vivía con nosotros. Cuando tenía seis años, mi padre murió también. —Cogí una larga brizna de hierba, corriéndola entre mis dedos—. Lo recuerdo como si fuera ayer. Llegué a casa de la escuela y mi abuela estaba molesta y me senté en la sala principal. Ella me dijo que a mi papá había se lo habían llevado al cielo —Negué con la cabeza, riendo melancólicamente—. En ese momento pensé que me habían castigado por ser una niña mala. Pronto quedó claro que no había muerto de una enfermedad o porque Dios me estaba castigando, si no que él se levantó como de costumbre, me vio, a su niña, entrando por la puerta de la escuela, se metió en el baño, y se cortó las muñecas con una hoja de afeitar.
Santana silenciosamente exhaló detrás de mí, su cálido aliento haciendo que los pelos de la nuca picaran. —Dios, nena. No creí que... lo siento mucho.
La fuerza de su compasión me permitió hablar de ese día, por primera vez en la historia, en profundidad. —Nunca he sabido cómo manejar lo que hizo mi padre. Entiendo que no podía vivir sin mi madre, pero me tenía a mí. Lo necesitaba. ¿Por qué no podía ser fuerte por mí? ¿Por la abuela? Él dijo en su carta de suicidio que algún día lo entendería, pero no entiendo cómo ningún padre puede dejar a su hija sola.
Sentí que me ponía cada vez más molesta, la amargura goteaba de cada recuerdo.
Santana siguió siendo un apoyo fuerte y silencioso.
—La salvación de toda esta molesta situación, supongo, era que siempre fui lista. Cuando tenía siete años, mi maestro me admitió para las pruebas de estudiantes superdotados. Entré, supe que tenía un coeficiente intelectual anormalmente alto, y así fue como hice frente con las cosas, el estudio y la adquisición de conocimientos. Me obsesioné con la religión y la filosofía, tratando de encontrar una razón para la muerte de mi papá, por qué las cosas malas le suceden a la gente buena. Nunca recibí la respuesta que estaba buscando. Entonces, justo cuando estaba empezando a controlar mi vida, la abuela fue diagnosticada con cáncer y durante tres meses lentos, cuide de ella mientras se debilitaba cada día, sólo para morir finalmente en mis brazos, las dos solas en nuestra pequeña casa, sin nadie a quien recurrir.
Respiré profundamente y vi como ave tras ave regresaban a sus nidos cerca del arroyo preparándose para la noche.
—¿Entonces qué? —Santana presionó.
—Me pusieron en un hogar de acogida después de que ella muriera. Por suerte, fue con una familia agradable cerca de mi casa. Ellos no eran muy cariñosos y estaban claramente en esto por el dinero, pero era seguro y supongo que eso es todo lo que puedes pedir. He encontrado la vida difícil de sobrellevar, y me alejé de todo el mundo para evitar ser más daño. Me sentía sola, pero sólo... seguí adelante.
—Una vez más, mis estudios me mantuvieron centrada y sabía que era mi billete para alejarme de esa casa de acogida y de todos los recuerdos que me rondaban en mi ciudad natal. Simplemente tenía que alejarme.
Santana me dio un beso suave en mi hombro desnudo.
—Cuando tenía diecisiete años, pasé mis exámenes antes, fui a la universidad un año más joven, y me ofrecieron un lugar avanzado en Oxford. Me gradué y vine aquí. Me iré a vivir a otro lugar para mi doctorado.
Santana lanzó un profundo suspiro. —Así que huyes.
Me tensé y traté de alejarme, distanciarme de ser criticada por mi estrategia de vida.
Santana sólo se aferró a mí con más fuerza. —No luches. Responde a la pregunta.
—¡No tienes idea de lo que ha sido mi vida! ¡No tienes derecho a juzgarme!
Su voz se convirtió en una octava imperativamente baja. —No te estoy juzgando.
Pero huyes de tus problemas, ¿no?
—¿Y qué? No tengo un hogar, ni familia. ¿Por qué no?
—Eso puede haber sido cierto antes, pero ahora tienes gente que se preocupan por ti, realmente se preocupan por ti. No dejaré que huyas de mí.
Las lágrimas empañaron mi visión. Las palabras de Santana fueron un gran consuelo, y me moría de ganas de creerle.
—No voy a permitir que huyas de mí —reiteró con firmeza.
Algo dentro de mí se rompió y grité, lloré por primera vez en años, colocando la cabeza entre mis manos. Santana me acarició el pelo, negándose a liberarme de la seguridad de sus brazos, porque eso es lo que era: mi seguridad... mi paz.
Cuando todas mis lágrimas se habían derramado, me preguntó—: ¿Por qué huiste de Oxford a aquí?
Suspiré derrotada, decidiendo ser honesta. —Sam quería más de mí. Él se quedó para hacer su doctorado y quiso dar un paso más. No lo hice, no sabía nada de mí. Nunca se lo dije.
—Después de que nos acostáramos, sabía que no podía volver a hacerlo. Pensé que tener intimidad con él me ayudaría acércame más, que derribaría mis muros. Pero todo lo que sentí fue una estrangulada decepción. Pensé que era incapaz de estar así cerca de otra persona de nuevo. Al final, me asusté. Huí. Sencillo. Se despertó y me había ido. No he hablado con él desde entonces.
Los grillos cantaban más fuerte al caer la noche y el amplio manto de estrellas comenzó a brillar en el cielo cristalino.
—Eso fue hasta que te conocí. Estoy cerca de ti. Te dejé entrar. Tal vez no estoy tan dañada como pensaba.
Escuché su trago fuerte. —Tú no eres la única que se siente enloquecer cuando los tiempos se ponen difíciles, cariño, pero a partir de ahora, no voy a dejar que huyas a cualquier lugar si no voy corriendo a tu lado.
Giré mi cabeza hacia sus labios y roce suavemente su boca contra la mía. Cuando nos separamos, acune sus mejillas y le pregunté—: Háblame de ti.
Los ojos de Santana se cubrieron de hielo y se encogió de hombros y miró hacia otro lado, sólo había silencio negativo de su cuerpo rígido.
Una brisa fría de repente rompió en el aire de la noche y la piel de gallina se arrastró por mis brazos y piernas desnudas. Santana se dio cuenta. —Tenemos que irnos.
La abracé con más fuerza. —Yo no quiero irme todavía. Quiero saber de ti.
Ella inclinó la cabeza con desconcierto. —No quiero separarnos tampoco. Pero se hace tarde y ya está haciendo frío. Vamos, nena. Es hora de terminar la noche.
Santana me ayudó a ponerme en pie y tomó mi mano mientras caminábamos de regreso a la camioneta, sin más comentarios sobre su pasado.
Una vez que estábamos dentro y costeando por la autopista, me di cuenta de que Santana estaba sumida en sus pensamientos. Me acerqué y tomé su mano libre. —¿Estás bien? Parece a millas de distancia.
Tragó saliva como si estuviera nerviosa. Yo nunca la había visto tan fuera de sí antes.
—Sí.
Yo no estaba convencida... ―¿Estás segura? No lo pareces.
Sus dedos agarraron los míos mientras sus ojos me miraban con incertidumbre.
—Santana, ¿qué es? —presioné.
De repente, confesó. —No sabía antes de esta noche lo que se sentía el ser querida... sólo por mí.
Sus palabras me golpearon más duro que una roca de granito en el pecho, y casi lloré por ella.
—¿Por qué me quieres, Britt? Estoy tratando de averiguarlo.
Me acerqué más y besé la mano envuelta en la mía. —Simplemente te quiero.
—Eso es lo que no entiendo. ¿Por qué me quieres sin motivo? Nunca nadie lo ha hecho antes. Estoy fastidiada las veinticuatro horas, los siete días de la semana. Soy posesiva y no soy buena con los compromisos, ¿dónde está el atractivo?
—Entonces yo soy la primera, porque te quiero sin nada a cambio. ¿Por qué un ser humano quiere a otro? Mi cuerpo te reconoce como algo que es bueno para mí. Mi mente te reconoce como alguien que es correcta para mí, y mi alma te reconoce como alguien que está destinada para mí.
Una sonrisa tímida acaba en sus labios y sus tensos hombros se relajaron.
—Estamos profundamente heridas, ¿no es cierto, Brittany? —dijo en voz baja, su cuerpo irradiando una felicidad apacible.
Una sensación de la alegría se apoderó de los dos. —Creo que eso es un eufemismo.
—Ven aquí. —Envolvió su brazo alrededor de mi hombro, besándome suavemente mientras las luces de la ciudad pasaban a nuestro lado.
Santana me dejó en la puerta principal de la casa de la hermandad y me precipité por las escaleras, alegrándome de que estaba tranquilo y la puerta de la sala de televisión estaba bien cerrada.
Tomé una larga ducha caliente y eché mi cabeza hacia atrás, dejando que el agua golpeara en mi pelo y piel. Me sentía diferente. No podría describir cómo. Sólo... cambiada a un nivel molecular. Mi mano se desvió hacia mi estómago al recordar la sensación de su mano dentro de mí, y ahogué un gemido. Había sido tan severa y fuerte, dirigiendo la música de nuestros movimientos, creando una sinfonía con nuestros gritos y gemidos.
Nunca había sentido algo así antes.
Salí de la ducha antes de que mis piernas cedieran ante el recuerdo. Me sequé, me vestí con un camisón de color púrpura, y me acomodé en la cama.
En cuestión de minutos, el golpeteo comenzó.
Tiré mis mantas y corrí hacia el balcón, mirando hacia abajo. Santana me sonrió y escaló el enrejado, casi saltando en mis brazos, con aprecio sonriendo a mi elección de la camisa de dormir.
—Volví a la casa de la fraternidad y de inmediato me pregunté qué estarías estabas haciendo. Decidí dejar de preguntarme y venir a averiguarlo.
—Lo único que quieres es quedarte otra vez, ¿verdad? ¿Planeas hacer de esto una cosa normal?
—Oh, puedes contar con eso, cariño. Después de hoy, tengo derecho a ciertos privilegios.
—En serio, y ¿cuáles son?
—Ya lo sabrás a su debido tiempo, Britt. Ahora propongo que tu lindo trasero, se meta en la cama y en mis brazos.
Me moví a la habitación y tímidamente miré por encima de mi hombro. —¡No recuerdo a Romeo siendo tan insistente con Julieta!
San arqueó las cejas de manera significativa. —Y mira cómo les fue a ellos. Mi sistema es mejor, menos muerte, más orgasmos.
Traté de fingir sorpresa, pero no podía dejar de reír.
—Tú. Cama. Ahora. —Señaló mientras se deshizo de su ropa, dejando sólo su lencería puesta en su cuerpo tonificado.
Todavía estaba riendo después de su instrucción mientras saltaba detrás de mí. De inmediato cambié la risita por gemidos mientras sus dedos corrieron directamente debajo de mi camisón y acariciaban mi núcleo.
—Ahora sobre esos privilegios...
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Breves adelantos de los caps. 11, 12 & 13
Con mis palabras, sus ojos se desorbitaron de sus órbitas. —¡Mi prima y la palabra dulce no pertenecen en la misma frase, pero de nuevo, ella ha sido totalmente diferente contigo desde el primer día. Me asustó al principio, pero ahora me encanta! Eres buena para Santana, chica.
Marley se puso de pie y se dirigió a la puerta, pero justo antes de irse, se volvió hacia mí dirigiendo una expresión seria.
—Britt, tienes que entender que Santana puede ser una chica bastante compleja. Ha tenido que aguantar mucho de sus padres en los últimos años y eso lo ha golpeado muy duro. ¡Tienes que darle tiempo y perdonarla si se pone demasiado prepotente. Veo cómo es a tu alrededor, y te puedo decir que, para ella, tú eres diferente. Creo que si ambas siguen adelante con esta relación, eres exactamente la persona que podía romperla por completo si las cosas van mal. Sé paciente con ella, preocúpate por San, atesórala... Se lo merece.
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—Nunca te tocaría de nuevo y no estaría contigo aunque fueras la última persona en la Tierra. Eres una perra vengativa y amargada. En cuanto a mis padres, estoy aprendiendo rápidamente que no me importa lo que digan. Quiero a Britt y ella me quiere. Fin de la discusión. Nada que tú o mis padres digan hará una maldita diferencia para cambiar eso. Ahora déjanos en paz, estúpida. —Giró su cuerpo y se dirigió al resto de la pandilla—. Eso se aplica a todos. ¡Déjennos malditamente en paz o lidiarán conmigo! ¡La siguiente persona que interfiera o incluso respire mal en nuestra dirección, no voy a ser tan malditamente indulgente con ellos!
Suspiré y cerré los ojos. Aborrecía la violencia.
Shelly se alisó el cabello y, al ver cientos de ojos mirando con nerviosismo a nuestra escena, se alejó. Vi como sacó su iPhone rosa —no necesitaba ser un genio para adivinar a quién estaba llamando.
+++++
Me dejé caer en el asiento de terciopelo rojo en la tienda de lencería lujosamente decorada y puse mi cabeza entre mis manos. Kitty se sentó a mi lado y me chocó con su hombro. —¿Lo estás haciendo bien, Britt?
Deslizando mis manos por mi cara, me di vuelta para mirarla. —¿Qué está mal con mi ropa interior normal? Estoy segura de que cuando finalmente tenga una noche de pasión con Santana, no le importará exactamente lo que estaba usando antes.
—Probablemente. Pero disfruta de todos modos, chica. Solo consigue algo con lo que te sientas cómoda. Quizás un camisón o algo para después. —Sonrió, con sus ojos brillando—. Te quieres sentir sexy, ¿no?
Suspiré. —Si, por supuesto.
—¿Qué hay de este, cariño? —Marley sostuvo una bata de seda negra de media longitud para que la viera—. Tiene un camisón a juego. Es sexy sin ser… bueno… —Señaló a Rachel, que estaba presionando un corsé sin sujetador contra su pecho, asintiendo con aprobación—. Bueno, francamente… ¡pornográfico!
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La cara agobiada de Rachel se suavizó con mi arrebato. —Vayamos a casa. Por favor, vámonos.
Los nervios se alborotaron alrededor de mi estómago. Mis amigas estaban escondiéndome algo, algo que necesitaba ver. Lentamente me di la vuelta, mi corazón se hizo añicos cuando vi lo que las tenía tan nerviosas.
Santana estaba sentada en un restaurante de lujo en la lujosa terraza con Shelly y otras dos mujeres. Todo el aire desapareció de mis pulmones en un rápido silbido.
La mano de Marley se envolvió alrededor de mi hombro, apretándome en apoyo. — Brittany, la mujer de pelo negro es la madre de Santana y la pelirroja la de Shelly, la Señora Blair. Las dos son realmente un par de cuervos mal hablados.
+++++++++
Miré frenéticamente a Santana y en la parte de atrás, ligeramente por detrás de todos los demás, salió, agitando su raqueta con sus manos, con la cámara siguiendo todos sus movimientos.
Al llegar a la cancha, parecía que cada partidario comenzó a cantar.
"Beso, beso, beso, beso". Una y otra vez hasta que seguramente podía oírse en el estado de al lado. Marley agarró mi mano mientras la cara divertida de Santana controlaba el norte y sur con las pantallas gigantes y con un saludo de su mano, giró hacia la dirección de nuestros asientos, irrumpiendo en un suave trote.
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Sigilosamente, las manos de Santana se extendieron hacia adelante, agarrando mi trasero y tirando de mí hacia ella. Las chispas de deseo volaron de sus cálidos ojos marrones. Supe en ese instante que esta noche iba a ser una prueba de nuestro control. Mis entrañas se quejaron casi dolorosamente por la lujuria sexual; un calor deslumbrante se había apoderado de mi cuerpo. Y por la sensación de las manos suaves y errantes de Santana y sumada a ello mi cercanía con ella, estaba luchando por mantener su compostura también.
Santana se inclinó y presionó sus labios suaves contra los míos. Jugué con los mechones de cabello de la parte de atrás de su cuello, y susurró—: Cielos, Britt. Estás poniendo a prueba mi autocontrol así de hermosa. ¿Cómo demonios se supone que debo pasar la noche? Voy a estar peleando con los cretinos que traten de pasarse de listos contigo. Ellos van a meterse en problemas si te miran un segundo.
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
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Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
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Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
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