[Resuelto]FanFic BRITTANA “Sweet Home” (2da parte) - Sinopsis + Prólogo + Capítulos 37 & Epílogo + Capítulo Extra (07 de Septiembre 2015)

Hola……….buenas noches a todas/os……….uhh, escuchando la canción de hoy casi me brotan algunas lagrimillas jejejeje………esto de llegar prácticamente al final de la historia me tiene asi (en la siguiente actualización terminara la historia)….a propósito, la siguiente historia es una sobre otra pareja que se aborda en esta historia (solo que yo la adaptaré a Britt y San…lo haré así porque es una historia que me conmovió bastante. Solo se me ocurre una frase para resumirla “la apariencia y el pasado de una persona no lo es todo”)



Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)







*Actualización: día JUEVES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….





















https://www.youtube.com/watch?v=KMUgJZRuCv4


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 33
CAMPEONATO NACIONAL DE TENIS
ESTADIO DE PASADENA, CALIFORNIA

Aquí viene El Boom de P.O.D. bombeaba de los altavoces del vestuario mientras el equipo ―el famoso equipo competitivo de la Universidad de Lima― se preparaba para el partido más importante del año. Algunos chicos gritaban de emoción; otros en silencio escuchando los auriculares; algunos estaban vomitando en el baño; la mayoría simplemente estaba esperando el silbato del árbitro para iniciar el juego.

Marley y Rachel estaban usando mis entradas para el partido. Habían volado a California, junto con miles de aficionados de Lima, para ver el enfrentamiento contra los integrantes del equipo Fighting Irish de Notre Dame. Como senior, este era mi último partido con mi equipo. Cielos. Era mi último partido con un grupo de personas que eran mi familia. Tenía que ganar el partido para ellos. Tenía que entrar en el área y jugar el partido de mi vida.

La entrenadora entró en la habitación y lentamente contempló la escena. Absolutamente todas y todos nos quedamos en silencio.

―Pónganse de rodillas. Recemos.

Hicimos lo que instruyó y recitó la oración del señor. Cada integrante del equipo después miró a la entrenadora, quien instruyó―: Levántense. Escuchen bien.

Todos nos pusimos de pie y la entrenadora tomó su lugar en el centro de nuestro círculo de jugadoras y jugadores. Moviéndose a mirar cada uno a los ojos, declaró―: Luchemos contra los irlandeses... todo... sobre... el... campo. ―Hizo hincapié en las últimas cuatro palabras. Mi sangre se agolpó en mis oídos y la construcción de energía entre el equipo era contagiosa.

―Defensa, ofensa, equipos especiales. Manténgase alerta. Todos saben sus tareas.―La entrenadora hizo una pausa, señalando su reloj―. Serán los minutos más largos probablemente, ni más, ni menos. No tomen esta victoria para mí. Tómenla por los demás. Vamos a dejarlo todo en el campo.

Los cuerpos temblaron de adrenalina, mis compañeras y compañeros se mecían en donde estaban, ansiosos de pisar el campo, y la entrenadora volvió a animarlos.

―¡Somos el equipo actual campeón! ¿Quieren todos ustedes seguir siendo campeones? Bueno, ¿¡Lo quieren!? ―preguntó en voz alta.

―¡SÍ! ―gritó el vestuario, el entusiasmo por las nubes.

Negando con la cabeza con decepción, la entrenadora gritó―: No es suficiente, así que voy a preguntarles de nuevo. ¿¡Quieren seguir siendo los campeones!?

―¡SI, SI, SIIII! ―Cantó el equipo, el sonido de gritos retumbando a lo largo de las taquillas, y los jugadores empezaron a golpear las puertas y las paredes con las manos, el ruido de la multitud afuera de la construcción y la emoción de los jugadores casi demasiado de asumir.

―Entonces agarren sus cosas, entren al campo, y... ¡a luchar!

Rumbo a la puerta del vestuario, al unísono, el equipo, mi equipo, corearon―: ¡a luchar, a luchar!

Como regresábamos campeones del BCS, tuvimos el honor de entrar al campo primero. Balanceando mis hombros y saltando sobre el terreno, con las rodillas a pecho, agarré mi casco con fuerza, tratando lo imposible para estar psicológicamente preparada.

Intenté muy duro no dejar que mi mente recurriera a Brittany. Había estado esperando que se presentara después del mensaje de voz que había dejado ayer. Pero, como siempre, no hubo respuesta. Había resuelto conmigo misma de que ella no iba a regresar a los Estados Unidos. Mis planes estaban firmemente en su lugar, ganar este maldito campeonato, luego volar a Oxford y ordenar lo nuestro de una vez por todas.

El anuncio de nuestro equipo se produjo. Al igual que el año pasado, era un borrón ya que el equipo corrió al campo. Noah y Quinn abrieron el camino, exaltando a la multitud en un volumen loco.

Tomando una sobria respiración, salí fuera del túnel, con la pirotecnia apagándose a mí alrededor, manteniendo la cabeza baja mientras nos movíamos sobre el campo. Robóticamente canté The Star Spangled Banner con todo mi corazón y mientras... The home of the braves se apagó en el aire de la noche, llegó el momento para que las capitanas de los equipos rivales se reunieran para el lanzamiento de la moneda y se definieran los turnos de los equipos individuales y de pareja.

Disfruté esta calma antes de la tormenta.

La capitana del Fighting Irish fue llamada correctamente y elegida para recibir.

Hacia el final del lanzamiento de la moneda, los fans de Lima se levantaron al unísono y comenzaron a cantar―: Beso, beso, beso... ―Tan condenadamente ruidoso que era ensordecedor. Ahora, de vuelta al banquillo, bajé la cabeza avergonzada y cerré mis ojos con fuerza, tratando de ignorar el dolor de la ausencia de Brittany. ¿Cómo podrían saber ellos que su amuleto de la suerte estaba al otro lado del océano Atlántico? Me encogí, sabiendo que no podía cumplir, ya que decenas de miles de fans de Lima exigían el ritual que creían había llevado a nuestro equipo a través de una temporada invicta.

A pesar de ello, el volumen creciente me dejó sin aliento, el crescendo del ruido de los fans era casi intolerable.

Me concentré en mis jugadas, cualquier cosa para bloquear el rugido ensordecedor. Mis compañeros de equipo comenzaron a caminar hacia adelante, mirando un nuevo revuelo en la multitud, pero como una gatita asustada, me encogí de nuevo, no estaba interesada. No podía esperar por el silbido del árbitro para empezar.

Alguien de repente se me echó encima, Noah.

―¡San, mira! ―Señaló hacia la pantalla gigante. Cuando levanté la vista, mi corazón estalló en mi pecho como una granada.

¿Brittany?

Giré mi cabeza en dirección a las gradas, escrutando por un rostro familiar, y nuestras miradas se encontraron.

Cielos. Se veía espectacular: el pelo rubio largo y suelto, vestido blanco... tan, hermosa.

Una profunda emoción surgió a través de mi cuerpo, pero lo único que se me ocurrió mientras caminaba como si estuviera en el aire hacia ella, vino, en serio volvió por mí.

Cuanto más me acercaba, mi garganta más se secaba y se apretó mi pecho. Sus ojos azules se abrieron con nervios.

Dejé caer mi raqueta, ya no la necesitaba para mantenerme centrada... calmada.

Mientras me deslicé hasta detenerme ante mi chica, miré hacia arriba y la vi tomar una respiración profunda, el estadio rodeándonos extrañamente quieto y en silencio.

―Hola, Britt ―dije con voz ronca por la emoción.

―Hola, tú ―susurró. Entonces cerré los ojos por un momento, saboreando ese acento familiar una vez más.

―¿Vas a darme ese dulce beso de la suerte?

―Si eso es lo que quieres.

La pesada carga que había estado llevando durante semanas se levantó, y respondí―: Definitivamente, claro que sí.

Llegando hacia delante, levanté a Britt encima de la barrera y la envolví en mis brazos, estrellando sus labios contra los míos, saboreando el dulce sabor de la fresa que era tan único en ella.

Mi chica tomó todo lo que le di, su desesperación a juego con la mía cuando permitimos que nuestra necesidad enloquecida por el otro se hiciera cargo.

Necesitando un respiro, me separé y le pregunté―: ¿Estás realmente aquí? — Pasando mis manos sobre la mayor cantidad de ella como pude.

Ahuecando mi cara, con lágrimas en sus ojos, gritó―: Cariño, lo siento por irme. No podía hacer frente, pero... Te amo. Te amo tanto, tanto. Por favor, perdóname. Por favor...

Me amaba. Ella me amaba, y el alivio que esas palabras conjuraban me tenía, literalmente, cayendo al suelo, sin soltar a Brittany de mi agarre.

Nunca iba a dejar que se fuera de nuevo.

―¿Has vuelto por mí? ¿Para siempre?

Su cálido aliento soplo en mi nuca.

―Por primera vez, cielo, regresé por algo, por ti... Eres solo mía Santana y yo soy tuya.

Yo era suya; no tenía idea de cuánto.

―Nunca vas a huir de nuevo. ¿Lo entiendes ahora? ―le dije con firmeza, buscando sus ojos por alguna duda. No había ninguna.

―Lo entiendo.

―Me dejaste sola durante semanas, sin una palabra, ninguna explicación. ¿Sabes lo enojada que estoy contigo por eso?

―Lo sé. ―La tristeza y el arrepentimiento en su voz suave casi me cortan como un cuchillo. Pero tenía mi respuesta. Ella estaba conmigo ahora para siempre.

Presionando mi frente a la de ella, dije―: Voy a ganar este partido. Después voy a marcarte, de una vez y por todas. Parece que he sido demasiado indulgente contigo, Pierce ―presioné―. Quizás no entendiste bien que eres mía y como tal no puedes, nunca dejarme, incluso si tu corazón está roto. Porque si estás dolida, mi amor, puedes apostar que estoy dolida también.

Mis músculos se sentían vigorizados y permanecí de pie, alzando a Brittany de vuelta a su asiento, ordenando―: Tú. Regresa a tu lugar. Ahora. Tendré un título de campeonato para llevar a casa. Luego me ocuparé de ti. Francamente, no sé por cuál estoy más emocionada.

Ruborizándose rojo remolacha y lanzándome una sonrisa enorme, dijo―: Dales duro, cariño. ―Luego me plantó otro dulce beso de la suerte completo en mis labios, los fans de Lima rugían en reacción.

Nuestro equipo jugó incansablemente, pero Notre Dame nunca fue demasiado lejos detrás de nosotros, nunca demasiado lejos en el frente.

Casi al final del partido definitivo, a unos minutos en el reloj, el último cuarto. Yo había dirigido un juego en pareja. Teníamos que anotar un set; una jugada simple no era suficiente para asegurar la victoria. La pareja rival de Notre Dame no se había perdido un maldito golpe toda la noche y tuve una última oportunidad de quitarle el triunfo de sus tenaces garras.

Inmediatamente me puse a buscar algún indicio que me mostrara espacios abiertos. ¡Rayos! Todo estaba cubierto. Comprobé a todos lados. ¡Demonios! No una opción. Dando un paso atrás, examiné el campo más amplio, Quinn dándome ánimos antes de los preciosos escasos segundos finales.

¡Ahora!

Viendo un espacio libre, me puse en camino, con mi respiración resonando en mi pecho mientras accioné en adelante, la zona de anotación clara en la mira. Me visualicé haciendo la jugada definitiva. Sentí la alegría de ganar el juego, haciéndolo en realidad.

Presioné mis piernas cansadas hasta sus límites absolutos, con cada músculo gritando, y rompí el camino, dando instrucciones precisas a mi pareja de juego….y luego hice la última pero magistral jugada que nos llevó a la victoria.

La sensación de victoria me golpeó duro, pero no me congelé. Lo habíamos logrado.

Nuestro equipo había ganado espectacularmente.

Mirando hacia el cielo, bajé mi brazo izquierdo, besé mi mano, la coloqué sobre mis alas tatuadas en mi brazo derecho. Y las sostuve en alto, orando “Esto es para ti, mi ángel. Esto es para ti...”

De repente, todo el equipo se lanzó sobre mí. Los reporteros de televisión, personal de la universidad, y fans inundaron el campo. Sweet Home Lima arremetió en torno al estadio cuando cientos de fuegos artificiales estallaban en el cielo, celebrando nuestra victoria.

Después de muchas felicitaciones y abrazos, quedé en un mar de cabezas para ver a mi chica sentada en su silla, llorando, Marley sostenía a Brittany en sus brazos. Eché un vistazo a la pantalla gigante, aun mostrando las repeticiones de mi celebración.

Las alas. Había visto las alas. Sólo esperaba que también las amara.

Los miembros del equipo quedaron rápidamente atrapados en el torbellino de nuestra victoria. Después de la entrega de trofeos y la entrevista de televisión dolorosa elogiando mi premio como MVP del campeonato, salté fuera del escenario y corrí hacia mi chica, inmediatamente levantándola y exclamando―: ¡Ganamos, mi amor!

Lanzándome una sonrisa, respondió―: Estoy tan orgullosa de ti.

Una mano sosteniéndola y la otra acariciando la piel desnuda de su espalda, le confesé―: Necesito estar a solas contigo. Ahora.

Salimos en dirección al túnel de los jugadores, haciendo caso omiso de los gritos desde el cuerpo técnico llamándome de nuevo. Que se arruinen todos. Necesitaba estar a solas con mi chica.

Brittany rió, acariciando mi cuello, y preguntó―: ¿No tienes que estar con el equipo?

―¿Quieres darles un show después del partido? Porque en este momento en todo lo que puedo pensar es en estar contigo y no importa donde estemos en treinta minutos, va a pasar.

Sus ojos azules se abrieron, y contuvo el aliento.

―Necesitamos ir... como ahora.

Relajándome por primera vez en semanas, exhalé con alivio.

―Me alegro de que finalmente estemos en la misma página.

Capítulo 34
SELECCIÓN DE LA LIGA PROFESIONAL DE TENIS
RADIO CITY MUSIC HALL, NUEVA YORK CUATRO MESES DESPUÉS…

“La primera seleccionada… para la próxima temporada de la liga profesional de tenis… para el equipo de Seattle … es… la capitana… Santana López… de… Lima-Ohio!!!”

Una cálida ola de alivio inundó mi cuerpo y cerré los ojos.

Lo hice. Y demonios, fui la primera elección. Era la mejor jugadora en el país… valía algo después de todo.

Un agudo grito emocionado sonó en mi oído y mi preciosa rubia me regresó a mis pies.

Incapaz de resistir ser atrapada en el momento, la alcé hacia mis labios, la besé una y otra vez. Me alejé y susurró—: Cariño, lo hiciste.

Mientras miraba a Brittany a los ojos, recordé el momento cuando no estaba segura de si regresaría a mí, nunca imaginé que estaría aquí a mi lado mientras mi vida cambiaba y mi sueño se hacía realidad o por lo menos la mitad de éste.

Una camarera golpeó ligeramente mi hombro. —Señorita López, necesitamos ir al escenario ahora. Por favor sígame.

Asentí y apreté la mano de Brittany una vez más. Me giré hacia el corredor, una cámara enorme me siguió todo el camino. Tomé la gorra de Seattle que me ofrecieron, poniéndola en mi cabeza, caminé hacia el escenario.

Las luces y el ruino eran deslumbrantes.

El comisionado me empujó más cerca cuando sacudió mi mano, diciendo—: ¡Bien hecho, hija! ¡Tienes que estar sintiéndote muy feliz ahora!

Ligeramente aturdida por toda la intención, sólo asentí atontada, me entregó mi chaqueta del equipo de Seattle, la sensación de estos elementos en mis manos y un logo de “LÓPEZ…lo mejor del tenis” en la espalda fue demasiado para asimilar.

Tuve que hacer una conferencia de prensa, respondiendo pregunta tras pregunta sobre cómo me sentía de ir a Seattle ¿Cómo se puede verbalizar un sueño hecho realidad? Estaba emocionada, más que emocionada y eso le dije a un millar de periodistas, después de todo era la Liga Profesional de Tenis, pero algo no me estaba cayendo bien en el estómago. Una sensación de duda estaba tirando de mi mente. Sabía lo que era… Britt. Ella aún no había elegido una universidad para su Doctorado. Habíamos estado viviendo juntas durante meses. Después de nuestra separación, nos mudamos casi inmediatamente a nuestro propio departamento, la había visto aplicar para un montón de universidades y no me atreví a sacar mi inquietud sobre nosotras teniendo que vivir separadas. En este punto de mi vida, sabía que no podía estar sin ella. Cielos, no dormiría más si no estaba acurrucada en mis brazos.

Esos pensamientos seguían jugando en mi mente mientras estrechaba un millón de manos, se reunió por docenas el personal del equipo de Seattle, para cuando volví a la habitación verde—mis amigos y Brittany aun aturdidos por mi logro— estaba lista para arrancar mi cabello por la preocupación.

Lanzándome una enorme sonrisa, mi chica se arrojó en mis brazos, presionando besos por toda mi cara, cantando: —Te amo, te amo, te amo…

Tratando de borrar mi preocupación, la empujé hacia mi pecho, probablemente sosteniéndola demasiado apretada. Obviamente lo hice, porque cuando la dejé ir, sus cejas estaban arrugadas y preguntó —¿Qué? ¿Qué está mal?

Podía leerme como un libro.

Miré sobre mi hombro y vi a nuestros amigos mirándonos, sonriendo… Bueno, excepto por Marley. Estaba frunciendo el ceño también, sintiendo mi raro cambio de humor.

Levanté una mano hacia mis amigos, disculpándonos a Brittany y a mí, necesitaba lidiar con esto ahora, la arrastré por el pasillo, asegurándome de que estábamos solas. Sonrió y juguetonamente tiró de la punta de la gorra, pero puede ver la tensión alrededor de sus ojos… pensaba que no era feliz.

Alcanzando la gorra me la quité, diciendo —Soy feliz, mi amor —no quería que malinterpretara eso —Pero no puedo hacerlo sin ti. Seattle. Voy a ir a Seattle. Que yo sepa tú aplicaste para Harvard, Yale y Stanford. Has sido tan reservada y me estoy volviendo loca. Por lo que sé, podríamos estar en diferentes lados del país y te necesito conmigo. No creo que pueda hacer esto sin ti.

—San —trató de interrumpirme, pero tenía que sacar todo esto antes de que me comiera viva.

—Me siento como si estuviera demandándote porque sé que dejarías todo por mí. Pero también quiero que tus sueños se vuelvan realidad. No sé cómo tenerlos a ambos, a ti y al tenis.

Su rostro era impasible, relajado incluso y no podía entender cómo no estaba enloqueciendo como yo ¿Estaba realmente bien con que nos separáramos?

Sosteniendo mi mano, presionó un beso en cada uno de mis dedos antes de confesarme.

—Santana, he huido de mis problemas toda mi vida, para nunca volver, pero eres la primera persona por la que he regresado. Eso significa mucho para mí. Me sacaste de la oscuridad —tragué duro cuando tomó la mano que acababa de besar y la presionó contra su vientre plano. Decidimos esperar para tener más hijos, esperar a ser mayores, más estables, pero aun así me destrozaba saber que debíamos estar preparándonos para la llegada de nuestro ángel si las cosas hubieran sido diferentes.

Con un suave apretón en mi mano, hizo que me reenfocara. —Y me dio esperanza. Esperanza de que un día seré una buena madre… cuando sea el momento adecuado, que tenga una familia… en ti.

No podía hablar, cuando se inclinó hacia adelante y presionó un beso en el tatuaje de las alas de un ángel en mi brazo derecho, mis ojos se cerraron, tomé una respiración profunda.

―Me dijiste una vez que un día querías irte, que un día serias tu propia persona y que un día tendrías todo lo que querías,—y lo hice, todos esos meses atrás en su habitación, pero lo que quería ahora aterrizó exclusivamente en sus manos.

Ahuecando su cara, le dije—: Pero lo que quiero eres tú. Todo lo que quiero es a ti. Eres mi “un día”.

Me entregó un sobre de su bolsillo, una pequeña sonrisa en sus labios —Tu “un día” finalmente está aquí.

Inmediatamente abrí el sobre y leí el breve párrafo:

“Señorita Pierce:
Nosotros de la Universidad de Washington, Seattle, estamos complacidos de informarle que ha sido aceptada en el programa de Doctorado de Filosofía Religiosa.
Para confirma su lugar, por favor contáctenos por uno de los siguientes métodos”.

Mi corazón latía con fuerza y mis manos estaban realmente temblando. Mirando al amor de mi vida, no podía asimilarlo ¿Iba a venir conmigo? ¿Había hecho esto por mí?

¿Pero… cómo?

Su mirada era expectante, pero todo lo que pudo salir de mi boca fue: —Tú… ¿Hiciste? ¿Qué?

Riéndose, quitó la carta de mis manos y dijo—: También apliqué por Seattle. Cuando el Doctor Adams, todos esos meses atrás, mencionó que había una posibilidad de que fueras allí, investigué cómo funcionaba la selección de jugadoras de tenis y tomé una prueba en Seattle. No quería decírtelo, sólo en caso de que no funcionara. Pero valió la pena. Voy a Seattle contigo, cariño. Estás mirando a la nueva estudiante de Doctorado de Filosofía. Envié mi mail de confirmación hace unos veinticinco minutos.

Cielos. Mientras decía esas palabras, me di cuenta que lo habíamos hecho. Contra todas las posibilidades, contra todos los obstáculos en nuestro camino, la perdida y el dolor, lo hicimos. Ambas obtuvimos lo que queríamos y aun estábamos juntas.

Incapaz de contener mi felicidad, aplasté mis labios contra los suyos, mi mente se dirigió al último paso que faltaba. Quería a Brittany para siempre, en mi corazón sabía que había sólo una cosa que haría todo perfecto.

Separándome de sus labios, miré a mi rubia a los ojos y dije—: Cásate conmigo.

Su boca cayó con sorpresa y murmuró —¿Q-qué?

Sosteniendo su cara en mis manos, repetí—: Cásate conmigo. Cásate conmigo mañana, esta noche, tan rápido como podamos. Sólo…. cásate conmigo, Britt. Déjame hacerte oficialmente mía.

—Pero…pero…

La presioné contra la pared y repetí—: Te amo. Te amo más que a nada. No puedo y no estaré sin ti nunca más. Quiero darte todo lo posible. Quiero darte felicidad… Quiero darte niños algún día… Cásate conmigo. Quédate conmigo. Ten un para siempre… conmigo.

Su respiración era rápida mientras mantenía mi mirada en ella. Una ola de satisfacción se apoderó de su rostro, entonces hizo mi vida mucho mejor.

—¡Sí! —gritó.

—Dilo otra vez —necesitaba oír esa pequeña, pero poderosa, palabra una vez más… sólo para estar segura.

—Sí ¡Por supuesto que me casaré contigo! —se rió y la besé con todo lo que tenía hasta que se rió contra mis labios.

—¿De qué demonios te estás riendo ahora, Pierce? —le pregunté, su felicidad se volvía contagiosa.

—Que las dos amantes trágicas, en nuestra historia, encontraron una forma de estar juntas contra todas las posibilidades, todos los obstáculos, teniendo finalmente su felices por siempre.

Tristes Romeo y Julieta……..ellos nunca tuvieron lo que nosotras.

Ah, lo que sea. ¿Mi chica quería un cuento de hadas? Maldición podía muy bien tener uno. Sosteniéndola cerca, susurré—: Nunca hubo una historia real de amor mejor que esta, la de Brittany “Julieta” y su Santana “Romeo”.

Las dos hicimos una pausa, nuestras miradas se encontraron, antes de estallar en risas.

—¿Y dónde, Santana López, aprendiste eso?

Encogiéndome de hombros, contesté —Google ¡Donde más! Además tenía que honrar nuestros famosos apodos universitarios —Brittany no pudo evitar reírse.

Llevándome su mano izquierda a la boca, besé su dedo anular desnudo —Necesitas un anillo.

—Está bien. Lo resolveremos más tarde. Aun no necesito un anillo. Estoy feliz con sólo tenerte a ti.

—Al diablo con eso —le dije un poco muy fuerte—. Lo vamos a resolver ahora.

—Pero…pero… la selección…

—Está hecho. Vamos a Seattle. No hay necesidad de quedarnos aquí más tiempo y justo ahora vamos a conseguirte un anillo —hice una pausa, miré a mi nerviosa prometida, ¡Cielos! Mi prometida, una pregunta me vino a la mente—. ¿O deberíamos casarnos ahora?

Tragando, susurró—: ¿Qué? ¿Dónde?

Me encogí de hombros—: ¿Las Vegas? Podemos estar ahí en un par de horas, —el entusiasmo que el pensamiento trajo fue casi demasiado para soportar. Podría ser mi esposa en un par de horas.

—No —dijo en voz baja y la emoción dentro de mí se desvaneció.

—¿No?

Apretando mi mano, dijo—: Quiero casarme contigo, lo más pronto posible, pero no en una iglesia barata o por algún dudoso Elvis gordo.

Empujándola a mi pecho y envolviendo mi puño alrededor de su cabello, pregunté—: ¿Entonces dónde?

Sonriendo tristemente, dijo—: Mis padres se casaron en Gretna Green.

—¿Dónde está eso?

—Escocia

¿Escocia? Bien, lo que sea. —Hecho. Conseguiremos el próximo vuelo.

Negando pero riéndose esta vez, dijo—: No. Estoy bromeando. No quiero eso. Quiero que tengamos nuestra propia historia. Quiero que hagamos nuestros propios recuerdos. Quiero que está boda se haga bien.

Gemí con exasperación. —Britt, Cielos, sólo quiero hacerte mía. Me perteneces en todos los sentidos, formas y maneras. Sólo dame esto, pronto. Déjame tenerte también.

Pasando una mano por mi mejilla, presionó un beso en mis labios y susurró—: Está bien, bebé. Como quieras. Donde quieras.

—Hecho, nos casaremos tan pronto como regresemos a Lima, pero justo ahora vamos a conseguirte un anillo.

Tomando la mano de Brittany, amando en sonido de su chillido excitado detrás de mí, entramos de nuevo a la sala verde, caminamos hasta nuestros amigos, puse mi brazo alrededor de los hombros de Brittany. Nuestros amigos lanzaron entre sí miradas interrogativas, mirándonos detenidamente.

—Nos vamos a casar —anuncié orgullosamente —y justo ahora le vamos a conseguir a Brittany un anillo de compromiso. Si quieren venir, vamos —todas sus bocas cayeron abiertas en shock antes de que la dramática de Rachel Berry mostrara una enorme sonrisa, diera un grito ensordecedor y todos comenzaran a emocionarse.

—Entonces ¿Qué tipo de vestido estás pensando?

—Bueno… yo

—Porque tengo algunas ideas, ya sabes, sobre vestidos que se adapten a sus figuras ―continuó Marley, no pude evitar reírme cuando Brittany se sentó, tartamudeando a través de la lluvia de preguntas que sus amigas le estaban haciendo. Hemos estado comprometidas tres horas y sus amigas habían planeado toda la boda en un día.

—Y puedo hacer tu peinado así puedes tachar eso de la lista. Oh y puedo hacer que mi mamá haga los vestidos de damas de honor —Kitty hizo una pausa y sus ojos se abrieron—. Eso es, por supuesto, si nosotras somos tus damas de honor —señaló a todas las chicas.

Brittany se estiró sobre la mesa y estrechó la mano de Kitty. —Por supuesto que son mis damas de honor. Son mis mejores amigas. —Rachel y Kitty brillaban con emoción. Brittany se giró hacia Marley—. ¿Y me estaba preguntando si serías mi dama de honor?

Marley se quedó sin aliento y las lágrimas llenaron sus ojos marrón oscuro antes de lanzarse a los brazos de mi chica. —¡Oh mi Dios, cariño, sería un honor!

Brittany le dio unas torpes palmaditas en la espalda, con una sonrisa de felicidad en su rostro, atrapó mi mirada, rodando sus ojos, causando que riera.

Era tan linda.

Después de aceptar mi propuesta, todas salimos a las bulliciosas calles de Nueva York y comenzamos nuestra búsqueda de un anillo de compromiso para ella. Marley sólo tenía un lugar en mente y nos arrastró a Tiffany, burlándose. —San es rica como el infierno ¡No es como si no se lo pudiera permitir!

Cuando Brittany vio el precio de la mayoría de los anillos, sus ojos casi se habían salido de su cabeza. Apretando mi mano, dijo—: San, yo… no puedo, algunos de estos anillos son tan caros como un auto. Es demasiado.

Encogiéndome de hombros y tirándola más cerca, repliqué—: Lo vales, mi vida. Consigue el que quieras —pero podía ver que estaba resuelta en su decisión.

A pesar de la insistencia de Marley en una enorme piedra y mi voluntad de comprarle lo que deseara, treinta minutos después, nos encontrábamos en una pequeña tienda antigua en Little Italy. Mi chica eligió un simple anillo de diamantes de 1930 de medio quilate. Tan pronto como el vendedor le había contado la historia detrás de él, Brittany se enamoró.

Aparentemente había pertenecido a una pareja que pasó toda su vida junta, nunca pasando ni siquiera un día separados, después de sobrevivir a la persecución religiosa en Alemania y venir a los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Vivieron hasta una edad muy avanzada, tuvieron una gran familia con muchos niños y murieron con pocos días de diferencia, el que quedó vivo fue incapaz de sobrevivir sin el otro. En su testamento, pidieron que el anillo fuera vendido a una mujer que realmente amara y lo mereciera

Brittany había escuchado al viejo vendedor con lágrimas en los ojos, sabía que había encontrado el anillo de su elección. Le gustaba todo el significado profundo de las cosas y pensó que este anillo, después de todo lo que habíamos pasado, era perfecto.

Y viendo esa pequeña pieza de oro en su dedo también era la perfección para mí.

El grito alborotado de Quinn me sacó de mis recuerdos, la miré saltar de arriba
abajo en la barra y girándose hacia mí, sus manos presionadas contra su pecho. — ¡Caramba, San! Sé que soy tu madrina ¡Tengo el vestido perfecto en mente! Tengo el día planeado… ¡Será sólo… simplemente mágico!

Rachel frunció el ceño ante su burla de la emoción de las chicas y le dio un puñetazo en el brazo. Brittany estalló en un ataque de risa.

Golpee a Quinn en la espalda y dije con toda seriedad: —Lo sabes, Quinny. Ryder también —eso rápidamente detuvo sus bromas y pude ver que ambos estaban genuinamente desconcertados, mudos incluso.

—Voy a conseguir champagne para celebrar —dije, levantándome de la cabina y moviendo mi barbilla hacia Noah—. ¿Vienes Puckerman?

Asintió y se unió a mi caminando hacia el bar. —¿Cómo te sientes, morena? Muy asombrosa, me imagino.

Echando un vistazo atrás, hacia Brittany y a nuestros amigos, felices y riendo, dije―: Muy bien, amigo. No puedo creer que una chica como ella realmente vaya a casarse conmigo. Soy un muy afortunada.

Girándome de vuelta hacia al bar, ordené una botella de Cristal y enfrenté a Noah.

—¿Así que vas a ser mi padrino o qué?

Noah tragó y una lenta sonrisa se extendió en su rostro. Golpeando su mano en la mía, se movió para apretar mi hombro. —¡Maldición, latina sexy, claro que lo haré!

—Sólo parece lo correcto después de haberte conocido durante toda la vida. Además, eres la persona más parecida a un hermano que tengo. Ambos hemos pasado por el ring y estamos aquí para ver otro día —el pobre tuvo seis meses duros, pero Cielos gracias, él ahora estaba en un mejor lugar.

—¡Estoy muy honrado, San, honrado! —su mirada se movió hacia Kitty sentada junto a Brittany, con una expresión satisfecha en el rostro—. Sólo si me devuelves el favor algún día.

Ahora sonriendo, dije—: Trato hecho.

El resto de la noche celebramos y nunca me sentí tan feliz. Brittany y yo iríamos a Seattle, mi dulce y hermosa Brittany Susan Pierce había aceptado ser mi esposa y cuando regresáramos a Ohio, teníamos una boda que planear.

Capítulo 35
BIRMINGHAM, LIMA. UN MES MÁS TARDE...

—¿Estamos todos listos?

—Estamos bien, hija. Solo falta que todos ustedes se pongan sus respectivas vestimentas y esperar a que la hermosa novia rubia aparezca.

Había pasado un mes desde el reclutamiento, y mi regreso y el de Brittany a Lima, mi tía y mi tío escucharon la noticia de nuestro compromiso y nos ofrecieron usar su casa en Birmingham para nuestra boda. Habíamos decidido que fuera intima. De hecho, solo nuestros amigos y amigas más cercanos sabían de ella. No era un día para la prensa o para la gente que haría ooh y ahh frente a la versión femenina más sexy de Romeo y Julieta de la vida real de Lima, lo que nuestros malditos papeles de “las trágicas amantes” nos habían hecho ser.

Desde que el equipo de nuestra universidad había ganado el campeonato, la publicidad que nos rodeó a Brittany y a mí ha sido enloquecedora una terminado el partido, el reclutamiento solo aumento más el enfoque, y necesitábamos tanto alejarnos lo más posible, alejarnos del circo mediático que nuestra boda se convertiría sin duda.

Nuestra boda era sobre nosotras. Sin suntuosidad, sin ceremonia.

—¿Ella está bien? —le pregunté a mi tío con impaciencia mientras ponía los últimos toques a la decoración del jardín.

—Ella está genial. Marley y las chicas durmieron todas en su habitación la noche anterior, riendo y quedándose despiertas hasta tarde. Tu tía Anita está en su elemento, atareada en arreglar a Brittany para hoy. —Se detuvo y levantó la vista para atar el último foco de color al altar de madera blanco—. Tu chica se ve absolutamente impresionante, hija. Impresionante... Lo has hecho bien.

Lo único que podía hacer era fruncir el ceño.

—¿Por qué esa cara? —pregunto tío Gabe, dándome su sonrisa sabionda, mientras Noah, Ryder, y Quinn entraron en el patio.

—¡Porque no estuve con Britt anoche! No hemos pasado una noche separadas desde que la tuve de vuelta, y no pude pegar un ojo en la habitación de hotel, sabiendo que estaba aquí. ¡Claro que lo odié! Tienes suerte de que no arruinara la tradición y apareciera en su cama.

—¡Oye! —protestó Quinn—. ¡Fuimos una gran compañía! ¿Por qué no ibas a querer esto para Brittany?

No le hice caso, y mi tío me dio unas palmaditas en la espalda.

—Sabes que tu tía quería que lo hicieran bien. Créeme, hija, valdrá la pena. La ausencia hace que el corazón aumente más en cariño. —Mi tío hizo un gesto hacia el patio—. Bueno, ¿qué te parece?

La zona del jardín había sido completamente transformada. Al final del césped, las flores y las masas de lámparas solares brillantes hacían un sendero hacia un gran altar de madera, blanco, donde se situaría el pastor. Habían focos de colores por todas partes: en los árboles, cubriendo el exterior de la casa, las vallas... Britt iba a amarlo; era el ambiente romántico perfecto.

Mi tío se había estado matando a sí mismo, para conseguir que la casa estuviera lista para hoy. Sabía que era porque él todavía se sentía culpable por lo que había sucedido el año pasado, los últimos veintidós años, pero no debería hacerlo. Todo estaba bajo el puente ahora desde que mi papá estaba en la cárcel y mi mamá al parecer, había ido a vivir con su hermana en Louisiana.

Ellos estaban completamente fuera de mi vida. Para siempre.

—Está muy bien, muchas gracias —le contesté, sorprendiéndolo por arrojar un brazo alrededor de su hombro y besándole en la cabeza. Sí, sí, yo estaba toda atrapada en el momento también.

De repente, un fuerte golpe de una puerta nos hizo a todos a mirar a nuestro alrededor. Tía Anita salió corriendo de la casa, toda nerviosa.

—¡Gabe! ¡Santana! El pastor está aquí. —Ella hizo un gesto con las manos violentamente a los cinco de nosotros, aún en nuestra ropa desaliñada—. ¡Ay, ay! ¡Ni siquiera están vestidos! ¡Vamos! ¡Tienen treinta minutos! —Gritando como un alma en pena española, volvió a entrar en la casa casi tan rápidamente como salió.

Noah, Quinn, y Ryder se quedaron mirando hacia la puerta ahora vacía, y riendo, mi tío puso las dos manos sobre mis hombros desde atrás.

—Las alegrías de la vida conyugal... ¡algo por lo que puedes esperar!

Aunque mis amigos rieron de lo que mi tío había dicho, todo en lo que podía pensar era que esos treinta minutos, no podían pasar lo bastante rápido.

Estar de pie en el altar era surrealista, y el vestido que llevaba era muy hermoso, sabía que Britt lo amaría. Noah estaba de pie a mi izquierda como mi padrino de bodas, Quinn, Ryder, y el tío Gabe de la misma manera.

Música comenzó a reproducirse, algo música clásica que mi tía había escogido, y eso inmediatamente calmó mis nervios. Quería casarme. Quería casarme con Brittany tanto que la realidad de este momento era difícil de digerir.

En realidad estaba sucediendo.

Tía Anita salió de la casa primero y mi tío sonrió con orgullo mientras miraba a su esposa. Tía Anita era Marley dentro de veinte años: el cabello largo de color marrón, ojos marrones, piel aceitunada, muy hermosa. Incluso después de todos estos años de matrimonio, era obvio seguía loco por ella. Él se había alejado de mis abuelos y toda su familia por ella, y era reconfortante ver que el verdadero amor podría resistir el paso del tiempo.

Rachel y Kitty salieron a continuación, vistiendo idénticos vestidos de color rosa y sosteniendo pequeños ramilletes de flores blancas. Kitty estaba despojada de su intenso maquillaje de costumbre, y Noah se movió a mi lado, una enorme sonrisa en su cara mientras la veía caminar más cerca.

Marley era la última de las damas del Brittany, la dama de honor, y sabía que en solo unos minutos, mi chica daría un paso fuera de la puerta. Mi corazón latía furiosamente ante la expectativa.

Mientras Marley tomaba su lugar junto a Rachel y Kitty en el lado opuesto del altar, cerré los ojos, dando un suspiro largo y calmante, y cuando los abrí de nuevo, ese mismo aliento fue eliminado justo fuera de mí.

Por Dios…….

Brittany acababa de salir de la casa y estaba caminando lentamente hacia mí... y ella estaba tan hermosa. Su largo cabello rubio había sido retirado de su cara, sujeto por una rosa blanca. Su vestido era de encaje blanco, sin mangas, de cuello alto, y abrazaba cada lado de su cuerpo de diosa. Por último, sostenía un ramo de rosas blancas en sus manos y se aferraba a ellas como si su vida dependiera de ello.

No pude evitar sonreír mientras ella mantenía la mirada fija en el suelo. Odiaba la atención, incluso esta pequeña aventura, pero cuando levantó con nerviosismo esos ojos azules para encontrarse con los míos, una sonrisa de alivio tiró de sus labios, con los hombros relajados, y nunca apartó la vista de mí mientras llegaba a mi mano extendida.

Tan pronto como su mano encontró con la mía, me incliné y le susurré—: Hola, Britt.

Sonrojándose, respondió—: Hola, tú.

Y ambas rompimos en carcajadas, con toda la tensión disipándose para dar paso a la emoción y la felicidad.

—Te ves hermosa —le dije en voz baja, y el pastor se aclaró la garganta. Su rostro estaba lleno de humor, y entrecerrando mis ojos en su sutil reprimenda, di un paso atrás, indicándole que comenzara la ceremonia.

No podía comportarme exactamente como una fiera con un hombre de Dios ahora, ¿verdad?

Después de escuchar el consejo y las oraciones del pastor, y las lecturas de la Biblia del tío Gabe y Marley, ya era hora de los votos. Decidimos escribir los nuestros, y agarrándome las manos de Britt y aclarando mi garganta, empecé.

—Brittany. El año pasado, capturaste mi corazón, siendo exactamente quién eres, la persona más amable y comprensiva que he conocido. No solo me has hecho enamorarme locamente de ti, sino que te convertiste en mi mejor amiga y me llevaste a través de los buenos y malos tiempos. Tú eres la razón por la que sonrío cada mañana y eres la persona que me da consuelo cuando estoy deprimida. Creíste en mí cuando nadie más lo hizo, y me enseñaste a amar cuando nunca pensé que podría. Pero sobre todo, me diste tu aceptación incondicional.

Extendiendo mi mano, sequé una lágrima de los ojos de Britt.

—No estoy segura de que toda una vida sea tiempo suficiente para tratar de darte todo lo que me has dado, pero te prometo que voy a pasar todos mis días tratando de hacerte feliz. Voy a reír y llorar contigo, y si huyes, estaré huyendo al lado tuyo. Prometo amarte para siempre, y te prometo, cuando llegue el día, que voy a ser la mejor madre que un niño podría esperar.

Las lágrimas nublaron mi visión, pero necesitaba terminar.

—Nunca he estado más segura de nada en mi vida como lo estoy de que siempre estuvimos destinadas a ser. Estamos mejor juntas que separadas, y no importa lo que suceda en nuestras vidas, sé que despertar y verte cada mañana siempre será la mejor parte de mi día.

—Santana... eso fue hermoso... —susurró Brittany entre lágrimas, y tuve que luchar para mantener mis emociones bajo control también. Sorbidas de nariz y llantos sonaban a nuestro alrededor, pero yo solo tenía ojos para mi chica.

—Brittany, tus votos, por favor —ordenó el pastor, aunque su voz sonaba un poco ronca.

Recomponiéndose y enderezando sus hombros, Brittany habló.

—Santana. Si alguien me hubiera dicho hace un año que estaría aquí, casándome con mi alma gemela a los veintiún años de edad, nunca le habría creído. Si alguien me hubiera dicho todo por lo que pasamos como pareja, nunca lo habría creído. —Ella sacudió la cabeza con incredulidad y presionó su suave mano contra mi pecho, sus ojos azules fijos en los míos—. Tú me salvaste, San. Me has salvado de una vida de soledad. Me mostraste que había más en la vida de lo que me había estado concediendo a mí misma, y me enseñaste a depender de ti y dejarte en mi corazón. Voy a reír y llorar contigo también, y te prometo que nunca huiré de ti otra vez y estaré siempre a tu lado. Mi padre me dijo que un día iba a entender lo que sería dar a alguien como regalo mi alma, y ahora entiendo, te lo di a ti desde el primer momento en que nos conocimos. Eres mi todo, Santana López, y no puedo esperar para pasar el resto de mi vida al lado de la mejor persona que he conocido.

En el momento en que terminó, me zambullí en sus labios. Maldita espera. Su voto para mí fue increíble y más de lo que podía haber esperado.

Alejándome, le acaricié su rostro y le dije—: Te amo, mi vida. Te amo tanto.

—Te amo, también —dijo entre lágrimas de felicidad.

Una tos sacó nuestra atención, y el pastor sonrió, sosteniendo una Biblia abierta.

—Si intercambiamos los anillos, puedo pronunciar que son esposas ahora, y pueden volver a su beso.

Mirando a Brittany y nuestros amigos, todos empezamos a reír, y Noah me dio el anillo.

—Brittany, te amo. Con este anillo, que se dé a conocer que te elegí sobre todas las demás. Que se sepa que con este anillo, te prometo estar contigo la eternidad, hasta que la muerte nos separe. —Deslizar el anillo de platino en el dedo de Britt me hizo algo. Me sentí renacer. Como si el pasado, todo el abuso y la infelicidad, finalmente fueran enterrados, y solo un futuro emocionante y perfecto con mi chica esperaba. Sentí como si, por primera vez en años, me gustaba realmente quién era yo, y todo era debido a la chica delante de mí, entregándose en unión a mí para siempre, en todas las formas posibles.

Marley le entregó Brittany el anillo, y ella se apoderó de mi mano izquierda.

—Santana, te amo. Con este anillo, que se sepa que te elegí sobre todas los demás. Que se sepa que con este anillo, que te prometo estar contigo eternamente, hasta que la muerte nos separe.

—Y por el poder que se me otorga, yo los declaro unidas en matrimonio. —El pastor me miró con una sonrisa divertida—. Santana, ahora puedes besar a la novia... otra vez.

No perdí cualquier momento y tomé la boca de Brittany con la mía, suavemente, saboreando cada momento de esta sensación increíble.

Brittany era mi esposa.

Capítulo 36

Tirando de mi nueva esposa, más cerca, en mis brazos, susurré—: ¿Estás lista para irnos?

El mordisco en su labio inferior y sus ojos nublados me dijeron que lo estaba. Me levanté y me enfrenté a nuestros invitados, que estaban terminando de comer. —Chicos, nos estamos dirigiendo fuera.

Marley se puso de pie en señal de protesta. —¡No, ni siquiera han hecho el primer baile todavía!

Vaya... Bajé la mirada a Brittany, su rostro estaba lleno de sorpresa.

—¿Primer baile? Pero casi no hay nadie aquí. No tenemos que hacer un primer baile.— Sonreí mientras trataba de salir de ello, pero le tendí la mano, una mirada expectante en mi rostro.

Con un suspiro de derrota, tomó mi mano tendida y la atraje hacia el pequeño patio, rodeado de miles de luces blancas. Marley corrió hacia el estéreo y los primeros compases de nuestra canción de boda se reprodujeron. Brittany levantó la vista hacia mí, con los ojos brillantes. —Santana... ¿Cómo?

Acariciando un mechón suelto de cabello de su rostro, le dije—: Hace unos meses me hablaste sobre esta canción. Pensé que podría ser nuestro homenaje para tus padres, por lo que es nuestra canción también.

Me acordaba de ese día tan bien...

“—¿Britt? ¿Dónde estás, cariño?

Encontré a Brittany de pie en la cocina de nuestro nuevo hogar, preparando el desayuno, con la música reproduciéndose a su lado desde los altavoces del iPhone. Vi sus hombros temblando y me entró el pánico. Al instante fui a su espalda, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura.

—¿Qué pasa, mi amor?

Dándose la vuelta en mi pecho, me dio una sonrisa llorosa y se puso a limpiar sus lágrimas.

—Es una tontería. Estoy siendo una tonta

Sabía que estaba frunciendo el ceño. Estaba tan perdida en cuanto a qué diablos estaba pasando.

—Britt, dime lo que está mal. ¿Ha sucedido algo malo?

Riendo entre sollozos, dijo—: No, te lo prometo, San. Es sólo que...

—¿Qué?

—Esta canción. ―Sus ojos se encontraron con los míos, y sabía que todavía me veía tan confundida.

—¿Estás alterada por esta canción?

—No estoy alterada. —Vi como tomó una respiración profunda, la levanté a la barra, tomando su rostro para poder verla mejor, y me coloqué entre sus piernas.

—Vas a tener que explicarme, nena. ¿Por qué lloras debido a una canción?

—Era la canción favorita de mi madre. Mi padre siempre la ponía en su aniversario de boda, una especie de homenaje, supongo. Es una especie de tradición... una buena. Me encantaba, esperaba aquello todos los años. Él lo hacía para que conectara con mi madre de alguna manera, y ¿sabes qué? Sí me hizo entenderla un poco. Después de la muerte de papá, mi abuela siguió haciéndolo por los dos. Y así, cuando ella murió también, era algo que continué haciendo por mí misma. Cuando la escucho, se siente como que todos de alguna manera todavía están conmigo.

Exhalé y presioné mi frente con la suya. ¿Era el aniversario de bodas de sus padres?

Rayos. No sabía qué diablos decir en respuesta, así que simplemente dije—: Te amo, mi cielo.

Rozando un beso en mis labios, susurró—: Yo también te amo”.

"Fields of Gold" de Sting se reproducía mientras mi esposa y yo nos balanceábamos sobre nuestro sitio, lágrimas de felicidad caían de sus ojos. Supe que hice lo correcto al elegir esta canción. Era significativa para ella, y ahora para siempre le recordaría este día. Las palabras no necesitaban ser dichas, y sabía que iba a entender por qué la había elegido—quería que ella sintiera como si su familia estuviera aquí, de alguna manera.

Nuestra familia y amigos se pararon y nos vieron hacer nuestro primer baile como esposas y, finalmente, se unieron a nosotras en la pista.

Era perfecto.

Mientras las últimas notas se reproducían, Brittany levantó la cabeza, su mano apretada contra mi mejilla, y susurró—: Vámonos, San. Necesito tenerte a solas.




—¡Cristo, cuántos botones tiene este vestido! —Me quejé mientras trataba de desnudar a mi chica, la larga fila de diminutos botones de perlas en la parte trasera del vestido peligrosamente cerca de ser destrozada debido a mi creciente frustración.

—Date prisa —Brittany ordenó, con voz áspera por la necesidad. Estábamos en una cabaña privada de lujo. Escogimos un lugar alejado de la zona, completamente aislada, para nuestra primera noche juntas como una pareja casada.

Mientras desabrochaba el último botón, empujé el ajustado vestido y se cayó al suelo.

—Britt, estás matándome —gemí mientras permanecía de pie delante de mí en un corsé de encaje blanco, unas diminutas bragas de encaje blanco, medias blancas y una liga envuelta alrededor de su muslo.

Sonriendo, preguntó—: ¿Te gusta?

—¡Claro que me encanta! —dije con voz ronca, mi ansiedad por ella era tan grande que rápidamente me libré de mi vestido para estar en igualdad de condiciones.

Brittany estaba delante de mí, viéndose como una diosa virginal, y mis manos se crisparon, necesitando tocarla.

—Sube a la cama, cariño —le instruí, observando su trasero apretado mientras subía en el colchón y se sentaba en sus rodillas, esperando a lo que venía después.

—Sácate el corsé.

Con una sonrisa excitada, Brittany comenzó desatar la apretada pieza de vestir. Ella estaba empujando su suerte, tomándose su dulce tiempo, y por el brillo juguetón en sus ojos, sabía que casi me tenía en mi punto de explotar por la emoción.

—No juegues conmigo, Britt —le advertí—. Estoy apenas aguantando esto.

Metiendo la mano en mi sujetador, acaricié mi cuerpo. Sus grandes ojos miraban el movimiento, y con un tirón final, la ropa interior cayó a la cama de color crema y sus pechos estaban completamente en el programa.

—Tócalos —gemí, señalando a sus pechos. Recorrí mis ojos por su locura de cuerpo. Lo único que quedaba eran las medias, la liga y las bragas. Las bragas eran un problema.

Sonrojándose en entusiasmo, Brittany movió las manos sobre su pecho, suavemente acariciando su carne, tirando de sus pezones y cerrando los ojos de placer.

Cielos, me quebré.

Marchando a la cama, me arrastré hacia Brittany, golpeando lejos sus manos.

—Basta, son míos ahora.

Corté su risa sorprendida con mis labios. Hundí mi lengua directamente en su boca y ella empujó la suya contra la mía, sus uñas arañando lo largo de mi espalda. Mi mano se acercó al sur y acaricié mis dedos sobre su cadera y la cinturilla de sus bragas.

—Necesito estas fuera —le dije mientras separaba mis labios de Brittany y me moví hasta que mi rostro se encontró con el pequeño trozo de encaje blanco.

—Santana... por favor... —Britt gimió cuando pasó sus dedos por mi cabello.

Las bragas tardaron dos segundos en ser quitadas, y me senté hacia atrás, sólo bebiendo la imagen increíble que era mi esposa. ¡Cristo! Mi esposa. Casi gemí en voz alta de lo feliz que ese pensamiento me hizo.

Pasando mis manos suavemente sobre los muslos de Britt, levanté su rodilla derecha y la puse sobre mi hombro. Dejando un beso en su liga blanquiazul, sonreí con los ojos entrecerrados y le dije—: Esto se queda —y enganchando el dedo bajo la parte superior de las medias blancas, dije—: Estas también.

—Está bien.

Centrándome entre sus piernas, me incliné y lamí a lo largo de su centro con un golpe largo, sus caderas saliendo disparadas hacia adelante ante la acción.

—Mmm, nena, tan dulce.

—Santana, por favor, necesito... necesito... —murmuró, tomando un puñado de mi cabello.

—Dilo, cariño. Quiero oírte decirlo —le exigí.

Con un suspiro tembloroso, con voz áspera dijo—: Lámeme... por favor... Acercándome de nuevo, las súplicas de mi chica estimulándome, chupé su clítoris, hundiendo dos dedos en su canal. La trabajé bien, cada segundo que pasaba llevándola más cerca del borde y mi necesidad cada vez más y más desesperada.

—¡San! Estoy... estoy... —las piernas de Brittany se pusieron rígidas y con un fuerte grito, se rompió, viniéndose con fuerza contra mi lengua.

Retrocedí de nuevo, viendo a mi chica recuperar el aliento, con los ojos cerrados, y perdiendo todo freno. En un segundo, me quité el resto de la ropa que aún me cubría y, tirando de la pierna de Britt hacia mí, corrí la liga por su muslo, la pantorrilla, y fuera de su pie.

Al abrir los ojos, preguntó—: ¿Qué...?

—Muévete a la cabecera de la cama, mi amor. —Brittany hizo lo que le pedí—. Junta las manos alrededor de una de las barandas. Quiero jugar. —Ella levantó las manos lentamente, entrelazando sus manos en una de las barandas de metal blanco, y, tomando la liga, me moví por encima de ella, asegurando sus manos para que no pudiera moverse. Sus ojos azules brillaron de emoción y su pie corrió hasta mi muslo y se frotó contra mi centro.

—¿Lo quieres, señora López? —le pregunté, moviéndome más cerca hasta que me senté a horcajadas sobre su pecho.

—Ven aquí —dijo Britt y me llevó a su boca, mi cabeza cayendo hacia atrás en un siseo.

—Cielos, nena, eso se siente muy bien.

Gimió y las vibraciones casi me volvieron loca. Era demasiado. Necesitaba estar en su interior, necesitaba dar los pasos finales para hacerla mi esposa de todas las maneras posibles.

Tirando de su boca, me moví entre sus piernas y procuré estar lo más cerca de ella. Brittany puso a prueba la fortaleza de la liga con un tirón en sus manos, pero se mantuvo firme, y un rubor ansioso se deslizó hasta su piel delicada.

—¿Estás lista, mi amor?

—Dios, sí. Hazme el amor, San. —Ese fue todo el ánimo que necesité, y en un movimiento rápido, deslicé mis dedos en su interior, ambas gimiendo de placer.

Estirando mi mano, pasé los dedos de mi mano libre por su cabello, mirándola directamente a los ojos mientras la hacia mía.

—Te amo, Britt. Te amo tanto —le dije, presionando besos a lo largo de sus mejillas y sus labios.

—Yo también te amo, cariño.

Sus caderas se sacudieron contra las mías, y mientras la miraba a los ojos, sabía que tenía que sentir sus manos sobre mí, con los brazos envueltos alrededor de mí mientras alcanzábamos la gloria del placer.

Alzando una mano, solté el material alrededor de sus muñecas, y Brittany inmediatamente me abrazó, metiendo su nariz en el hueco de mi cuello.

Sus gemidos se incrementaron, su respiración cada vez más rápida ya que mi ritmo se incrementó.

—Santana... me voy a venir —susurró, apretando mis brazos.

La acaricié con pasión y reverencia, nuestros movimientos la hacían gritar fuertemente en su liberación.

—Britt... —gemí cuando me calmé y me vine, con los músculos de mi cuello tensándose ante el esfuerzo con la gravedad de mi orgasmo.

Brittany se relajó debajo de mí, sus dedos mesaron lentamente mi cabello. Al bajar la mirada a su saciado y sonriente rostro, sus ojos brillantes, llevó una mano a mi mejilla y susurró—: Mi esposa latina tan dulce y sexy.

En ese momento, estaba convencida de que no habían otras dos personas que hubieran compartido algo tan fuerte, entonces aplastando su boca con la mía, miré a la chica más hermosa en la tierra, y le susurré—: Mi dulce esposa.

Hola……….buenas      tardes a todas/os……….uhh, escuchando la canción que dio inicio y dará final a esta historia me brotan algunas    lagrimillas     jejejeje………y si, hemos llegado al final de esta historia……..como siempre me hallo envuelta en una contradicción de emociones (tristeza, felicidad, etc.). En fin, las invito a pasarse por el nuevo proyecto de adaptación titulado “SWEET HOPE”, solo se me ocurre una frase para resumirla “la apariencia y el pasado de una persona no lo es todo”)



Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad    jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)



http://www.gleeklatino.com/t22614-fanfic-brittana-sweet-hope-sinopsis-prologo-cap-1#546816
*NUEVA HISTORIA (“Sweet Hope)













Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….






















https://www.youtube.com/watch?v=skmxPxlOaow


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas    jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Home” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Inglaterra y EE.UU (Alabama, Tusscalosa fundamentalmente), tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Inglaterra y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente     jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de dos libros, el primero consta de: sinopsis + prólogo + 27 capítulos + epílogo + capítulo extra (aunque el último capítulo corresponde a la rememoración de uno de los primeros capítulos desde el punto de vista de Santana, en el caso de esta adaptación) / (este primer libro es absolutamente desde el punto de vista de Brittany; el segundo libro se compone de: sinopsis + prólogo + 37 capítulos + epílogo + capítulo extra (este segundo libro es narrado desde la perspectiva de Santana rememorando varios capítulos descritos en el primer libro, a la par que se agregan otros más)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.














―¿Hola?

―¡Santana López! ¡Cuánto tiempo sin verte, hija!

―¿Entrenadora?

Hubo una risa ronca antes que dijera―: ¡Sí, soy tu vieja entrenadora! Sigo fuerte aquí con el equipo universitario. ¡Veinticinco años este año!

Sonriendo ante el sonido familiar de la mujer que me ayudó a atravesar mis años de Universidad, dije―: Lo sé, entrenadora. Todos los récords rotos para ganar el campeonato nacional. ¡No está mal! He observado sus juegos cada año. Se convirtió en una leyenda.

―También yo te he observado hija. Serás parte del salón de la Fama del Tenis, no hay duda al respecto. En unos pocos años, serás incluida.

―Gracias, entrenadora. Eso espero. ―Me serví un café de la máquina y me moví a la mesa de la cocina, sentándome―. ¿Entonces a qué debo este placer?

―Estoy en Seattle y quería invitar a tu esposa y a ti a cenar esta noche si están libres.

―¡Por supuesto! Dígame dónde y cuándo y allí estaremos. Será bueno volver a verla.

―A ti también, hija. Tengo una reunión en cinco minutos, pero dame un par de horas y te mandaré un mensaje con los detalles.

―No hay problema. Nos vemos esta noche.

―Te veo, hija.

Al poner fin a la llamada, me senté en mi silla, tomando una respiración profunda. Diablos, escuchar su voz trajo muchos recuerdos. ¿Fue hace veinte años que había jugado para el equipo de mi universidad?

¡Rayos! Me estaba haciendo vieja.

La puerta principal se cerró de golpe y miré hacia el pasillo. Solo era la una de la tarde y Brittany no había regresado aún.

―¿San? ¿Estás aquí? ―gritó, y una sonrisa tiró de mis labios.

―Sí, cariño, estoy en la cocina.

Unos segundos después, ella entró, vestida con un vestido negro ajustado hasta la rodilla, con su cabello recogido en un moño suelto, y las gafas más sexys colgadas en su nariz.

Me levanté, tomando su pesado maletín de sus manos y le di un beso en los labios.

―Volviste temprano.

―Sí, mi reunión fue cancelada, así que pensé, me voy a casa. ―Brittany se inclinó y puso sus brazos alrededor de mi cintura, apretando su mejilla contra mi pecho―. Mmm, te extrañé.

―Te extrañé también, hermosa. ―Sus brazos apretaron mi cintura como respuesta y dije―: Acabo de recibir una interesante llamada.

―¿En serio?

―Sí. Era la entrenadora. No he sabido nada de ella desde hace años. Pero está en la ciudad y quiere cenar con nosotras esta noche.

―¿La entrenadora de Lima? ―preguntó ella, sus sorprendidos ojos fijos en los míos.

―Sí. ―reí―. La entrenadora de Lima.

Sus cejas se juntaron mientras pensaba.

―Me pregunto qué quiere.

―Tener una cena ―le respondí, un poco confundida porque ella pensara que era algo más. Dando un paso atrás hacia el mostrador de mármol inclinó su cabeza mientras me miraba.

―¿San, te vas a retirar para esta temporada y de repente una entrenadora de nuestra universidad aparece aquí en Seattle?

Hmm… tal vez tenga razón. Su sonrisa de suficiencia me dijo que también lo sabía.

―Está bien, Pierce, estoy escuchando. ¿Qué piensas que quiere?

Se movió cerca de mí, sus dedos deslizándose por mi espalda, y me dio un rápido beso en los labios.

―A ti.

Una extraña emoción se estableció en mi cuerpo. Realmente nunca había pensado en volver a Lima-Ohio. Lo amo, es mi hogar, pero dejamos un montón de dolor atrás todos estos años, y habíamos construido una buena vida para nosotras en Seattle.

Eché un vistazo a Brittany de nuevo y le pregunté―: ¿Realmente crees que eso es lo que podría querer?

―Apostaría mi vida a ello. Te quiere como entrenadora. Santo Dios, San, eres una de las jugadoras de tenis más exitosas de la historia de la Liga Profesional de Tenis. Si te unes al equipo de la universidad de Lima, ¿te imaginas lo bueno que podría ser? ¿La cantidad de reclutas que ellos podrían adquirir?

―¿Y cómo te sientes acerca de regresar?

Sus ojos cayeron al suelo.

―N-no sé. Me encanta estar aquí. Nuestras vidas están aquí y Ohio… no sé, tengo un montón de recuerdos en conflicto conmigo… con nosotras.

Le acaricié la mejilla con un dedo.

―Entonces no vamos a ir, aunque me ofreciera algo en absoluto.

―¿Ser entrenadora es algo que tú deseas, sin embargo? ¿Es algo que te verías a ti misma haciendo el resto de tu vida?

―Probablemente. Es el equipo de nuestra universidad. No sabía que iba a hacer cuando el tenis llegara a su fin pero la idea de estar involucrada de nuevo con el tenis de Lima… Tengo que decir que me excita. Lo llevo en la sangre. Soy del equipo de nuestra universidad hasta que me muera.

Asintiendo lentamente, Brittany me mira y dice―: Vamos a escucharla. Si te ofrece algo, hablaremos de ello y decidiremos lo que es lo mejor para nuestra familia.

Comienza a morderse el labio y su mano recorre mi cuerpo para liberar el botón de mis jeans. Cielos me encanta esa mirada en sus ojos.

―Hoy he vuelto a casa temprano del trabajo, tenemos un par de horas antes de que tengamos que recoger a los niños de la escuela, y usted señora López luce tan pero tan sexy, lo suficientemente caliente como para hacerme pensar un poco en maneras traviesas de cómo pasar la tarde.

Sentí mi cuerpo reaccionar bajo su ligero toque, e instantáneamente levantándola del piso comencé a correr hacia el dormitorio, Brittany riendo por encima de mi hombro, gritando―: ¡Santana!

―¡Oh, no te atrevas, Pierce! ―le digo dando una palmada en su trasero―.¡Tú comenzaste esto y voy a asegurarme que lo termines… por lo menos tres veces!






―¡Susan, Isaac, Archie, Ian! ¡Vengan aquí, nos tenemos que ir al campo en un minuto! ¡Todos tienen que calmarse!

El rugido de la multitud retumbó en todo el estadio, moviendo las vigas del techo mientras esperábamos en la parte posterior del túnel de los vestuarios. Brittany estaba ocupada corriendo detrás de los niños, tratando de alcanzarlos directamente. No pude evitar sonreír a todos ellos con sus jersey del equipo de Seattle con la leyenda “LÓPEZ….la reina del tenis”, el jersey de Ian era tan pequeño que él se tambaleaba alrededor de las piernas de su madre, había comenzado a caminar y ya estaba corriendo alrededor de nosotras. Y luego estaba Brittany, con su largo cabello suelto, ajustados jeans, sus botas vaqueras favoritas café y también llevaba una chaqueta con la misma leyenda.  Me  di  cuenta  de  que  estaba  nerviosa,  los  años  de  sentarse  en la  “sección de esposas” no la habían preparado para la locura de hoy.

Me retiraba. Después de casi veinte años jugando para Seattle desde el día que fui reclutada, y debido a eso, Seattle me enviaba fuera de la única manera que sabían… grande y ruidosamente.

Alguien tiró de mis jeans, y cuando miré hacia abajo, mi hijo Archie estaba mirando hacia mí con una expresión extraña en su rostro lindo-como-el-cielo.

Agachándome a su altura, pregunté―: ¿Estás bien, hombrecito?

Se movió hacia la dirección donde la multitud gritaba, sus grandes ojos marrones, con sus mejillas encendidas de color rojo, y susurró―: ¿Eres una superheroína, mami?

Sonriendo, contesté―: No, hijo. ¿Por qué lo preguntas?

El dio un paso adelante, poniendo su regordeta mano de cinco años en mi  hombro, y dijo―: Porque todas estas personas están aquí el día de hoy por ti. Siguen diciendo que tú eres la mejor, siempre, y las únicas otras personas que reciben tratamiento como éste son los superhéroes.

Levantándolo en mis brazos, le dije―: No soy una heroína, hombrecito. Solo di un buen juego por un montón de años y es por eso que estamos aquí hoy, para decir adiós a todos los aficionados antes de que nos dirijamos a Lima.

Él asintió comprendiendo, pero frunció los labios, se inclinó y me susurró―: Tengo un secreto.

Me aparté, moviendo mi boca con exagerado jugueteo, y le dije―: ¿En serio?

Él asintió sabiamente.

―¿Puedo saberlo también?

Haciendo una pausa un momento y pensándolo mucho, Archie finalmente suspiró y asintió. Su pequeña boca fue a mi oído y susurró―: Pienso que tú eres una superheroína secreta y estás diciendo que no lo eres porque a los superhéroes no se les permite decírselo a nadie, ¿cierto? Basta con mirar a Superman, nadie sabía quién era realmente.

―¿Y cuál es mi poder? ―pregunté, jugando un rato.

―Puedes lanzar una pelota de tenis más lejos que nadie, siempre, y… me indica que me incline más cerca de su boca, murmurando―: Eres la mejor mamá del mundo. Los niños en la escuela siempre me dicen lo afortunado que soy. Pero ellos no lo saben. Solo yo lo sé.

Me calmé y cerré mis ojos, sus palabras me conmovieron profundamente, pero sus dos fuertes manitas empujaron mis mejillas.

―No le diré a los otros, sin embargo. ¿Estás de acuerdo? Es nuestro secreto.

―Está bien ―estuve de acuerdo con una voz grave, colocándolo de nuevo en el piso, dejándolo reunirse con sus hermanos y su hermana que jugaban todo el camino con un pequeño balón, ellos tienen el tenis hasta la médula.

Una mano suave me frotó la espalda y Brittany me dedicó una amplia y conocedora sonrisa.

―¿Estás bien, cariño? ―Un destello de orgullo brillaba en sus ojos azules, y estaba claro que había escuchado lo que nuestro hijo acaba de decir.

Avanzando poco a poco, presioné un beso en sus labios.

―Mm-hmm, más que bien.

Ella puso su boca en mi oído y susurró―: También creo que eres la mejor mamá del mundo… y también la mejor esposa.

Agarrando su rostro con mis dos manos, apreté mis labios firmemente contra los de ella otra vez, riéndome de su chillido de sorpresa.

Una garganta se aclaró a nuestro lado, y echando un vistazo a mi lado, vi al  gerente del estadio, avergonzado.

―Señora López, ya casi estamos listos.

Brittany rápidamente se arregló el cabello y apretó mi mano para tranquilizarme. Siempre ha estado allí para mí, y hoy no era diferente. Había asistido a todos los partidos, a los campeonatos, funciones de caridad, nombramientos, desde hace años, y sobre todo, me había dado cuatro hermosos hijos. Amaba a mi hermosa esposa ahora más que nunca y todavía daba gracias a Dios todos los días porque él la trajo a mi vida.

―Está bien, niños, vengan aquí ―gritó Brittany, y los cuatro corrieron, todos sonrientes e híper excitados. Brittany se puso de cuclillas, mirándoles a cada uno a los ojos, y explicó―: Ahora vamos a salir al estadio. Va a ser muy ruidoso, así que prepárense, ¿de acuerdo?

Un coro de―: “Sí, mamá” ―salió como respuesta, y Brittany se movió hacia Ian y luchó con él tratando de asegurar los auriculares para acallar el ruido del lugar.

Después de darse por vencida y dejarlos colgando alrededor de su cuello, dijo―: Ahora, ¿qué es lo que todos ustedes tienen que decirle a su mamá?

Entrecerré los ojos a Brittany y encontré una expresión de felicidad en su rostro.

Susan, nuestra hija, nuestra primogénita… nuestra adolescente, dio un paso adelante y me agaché mientras me abrazaba.

―Todos estamos muy orgullosos de ti, mami, y queríamos hacerte saber lo mucho que te amamos. ―Me dio una tarjeta hecha a mano, con un dibujo de todos nosotros en el patio de enfrente y una foto enmarcada de los seis el año pasado en el Campeonato, mis cuatro hijos en mis brazos en el centro del campo, con sus enormes sonrisas de felicidad en sus rostros y Britt besando mi mejilla―. Los chicos hicieron la tarjeta, pero todos la firmamos para ti. Elegí la foto, de todos bien juntos con mamá, es nuestra favorita. ―Eché un vistazo a la foto de nuevo. Era mi favorita también. Una mano se posó en mi hombro―. Realmente me siento muy orgullosa de ti, mami.

Besando su mejilla, carraspee―: Gracias, Princesa.

Nuestros tres hijos vinieron a mi lado, y yo apenas podía hablar a través de cada abrazo y―: “Te amamos, mami.” ―Brittany estaba a mi lado, haciendo clic a la distancia con su cámara y sin vergüenza de llorar mientras observaba la presentación improvisada.

Mis hijos habían capturado claramente mi batalla con mis emociones, sus miradas en sus ojos abiertos era una clara indicación. Y tuve que apartarme por un momento, tratando todo lo posible de reponerme. La última cosa que quería era salir al campo como un “maldito desastre emocional”.

Y después de todo, las superheroínas nunca lloran.

Mientras miraba a mis hermosos hijos, mi pecho se hinchó. Nunca he olvidado lo afortunada que soy, de lo que tengo en esta vida. Tengo a mi chica cuando casi la pierdo y tengo cuatro hijos perfectos en la tierra —y uno en el cielo— cuando nunca pensé que tendría alguno.

―Señora López, estamos listos. Por favor sígame ―el gerente del estadio anunció, y oí detrás de mí a Brittany dando instrucciones―. Está bien, ustedes dos tomen mis manos, y ustedes dos tomen las de mamá.

Dos manos inmediatamente agarraron las mías, sabía quién estaría conmigo y quien estaría con Britt. Mirando hacia abajo, sonreí al ver que tenía razón: Susan, nuestra chica y Archie, que al parecer creía que era una superheroína.

Me volví a Brittany, que estaba sosteniendo la mano de Isaac e Ian —ahora felizmente con sus auriculares puestos— y respiré hondo y murmuré―: ¿Estás lista?

Rodando sus ojos, sacudió su cabeza de manera dramática y articuló atrás―: ¡No!

La música comenzó a sonar, y el locutor dio la publicidad mientras me reía y le guiñaba un ojo al rostro de mi preocupada esposa.

―¡Seattle, por favor, den la bienvenida al campo, por última vez, a su estrella deportiva favorita, Santana “Snix” López!

Con un apretón de manos, mi familia y yo caminamos hacia adelante hacia fuera del túnel. A medida que entramos en el campo entre los fuegos artificiales y rugidos de la multitud, finalmente me dejé exhalar. Éste campo, estos aficionados, eran mi segunda casa y los iba a extrañar mucho.

Después de dar una vuelta al campo, saludando y agradeciendo a los fans, llegamos a una tarima en la línea de las cincuenta yardas. Brittany y los niños estaban a mi lado mientras caminaba hacia el micrófono para dirigirme a la multitud.

―¡Buenas noches, Seattle! ―el auge en respuesta de la multitud era ensordecedor, el mar de cámaras parpadeaba junto a los aplausos de los fans, todos ellos de pie, era un espectáculo que nunca olvidaría. Todos estaban aquí esta noche para mí y mis piernas temblaban ligeramente por la enormidad del momento.

Saludé con la mano a la multitud, ellos recobraron gradualmente el silencio.

―Cuando vine a ustedes hace veinte años, no tenía ni idea de qué esperar. ―Me reí atreves del micrófono y me volví hacia Brittany, quien asintió―. Nunca había dejado Lima por un gran período de tiempo, acababa de casarme con mi chica. ―Extendí mi mano, y Brittany se colocó a mi lado, sosteniéndola de nuevo―. Y de repente estábamos metidas en el loco mundo de la Liga Profesional de Tenis, y ustedes nos recibieron con los brazos abiertos. ―La multitud estampó sus pies en las gradas y el megáfono sonaba por todo el estadio lleno.

Miré a mis niños abrir sus bocas por la reacción ensordecedora y en estado de shock por las miles de personas que gritaban por su mamá. Volviéndome hacia el micrófono, esperé hasta que se calmaran y continúe―: El equipo y el personal son mi familia, ustedes que nos apoyan semana tras semana son mi familia, y vamos a extrañarlos a todos ustedes condenadamente demasiado. Nunca supe lo que haría después de retirarme del tenis profesional, pero la oportunidad ha llegado, y estoy feliz de anunciar que he aceptado   la oferta de entrenadora de la universidad local de Lima-Ohio. Después de muchos felices años en Seattle, mi familia y yo vamos a volver al sur, de vuelta a casa, pero nunca voy a olvidar  a Seattle y todos los increíbles años que he disfrutado aquí.

Apretando la mano de Brittany por fuerza, la atraje a mis labios y le di un beso a su anillo de bodas. La entrenadora me había ofrecido un puesto en el cuerpo técnico del equipo universitario la noche que fuimos a cenar, y Brittany acordó que deberíamos tomarlo. Ella pensó que un cambio sería bueno para nosotras.

―Mi esposa ha sido profesora en la Universidad de Washington durante más de diez años, y mis hijos, bueno, todos mis hijos nacieron en Seattle y se han criado aquí, algo que nunca voy a dejar que olviden.

Di una mirada errante por todo el enorme estadio por última vez, bajé la mirada, sosteniendo el nudo mortal avanzando poco a poco hasta mi garganta, y dije―: Gracias a todos ustedes por hacer mi carrera aquí el mejor momento de mi vida.

La multitud estalló una vez más, y con un redoble de tambores de la banda, una gran pancarta cayó de las vigas: mi nombre y leyenda, ahora estampado en el muro central oficialmente en mi honor.

Mirando hacia la bandera, un sentimiento de logro me llenó. Viví mi sueño con lo mejor de mi capacidad y me encantó cada minuto que jugué para este equipo.

De repente, sentí varios pares de manos alrededor de mi cintura y piernas, ya que mis hijos corrieron hacia mí dándome su apoyo, y un brazo familiar se deslizó alrededor de mi cintura: Brittany.

―Lo hiciste, cariño ―susurró, sin dejar de mirar con orgullo mi nombre inmortalizado en el muro principal del estadio, lágrimas de felicidad en sus ojos¯. Todos lo hicimos.

Ahuecando su rostro, presioné un beso en sus labios y dije―: ¿Está lista para volver a Lima, señora López?

Moviéndose para otro beso, ella rió y respondió―: ¡Claro que sí!

Epílogo
OHIO, LIMA. SEIS MESES MÁS TARDE...

Vaya. El capitán del equipo que estaba viendo en las nuevas grabaciones de juego que la entrenadora acaba de enviarme me había dejado sin habla. Sus pies rápidos, el poder de sus pases y su juego eran mortales. Él era una triple amenaza y, sin duda, el chico tenía grandes habilidades.

Oyendo el zapateo rápido de pies subiendo las escaleras, rápidamente apagué el televisor, buscando el control remoto y salté en mis pies justo mientras Britt entró por la puerta.

Ella me miró a los ojos y frunció el ceño. —¡Santana López! ¿Estás viendo cintas de juego cuando deberías estar ayudándome a arreglar todo para esta condenada fiesta de inauguración para reunirnos todos que tú planeaste?

Pssss. No iba a ganar esta.

—Yo…

—¡No quiero oírlo! —Brittany levantó la mano, silenciándome—. Estoy corriendo alrededor de esta casa revoloteando como una mosca, ordenando la comida, lidiando con los niños, y ¿tú te escondes aquí, en nuestra habitación? —Ella se adelantó y me empujó en el pecho—.¡Una semana Santana! Hemos vuelto hace una semana y ya planeaste una fiesta... ¡Gracias! ¡Apenas hemos desempacado!

Brittany estaba delante de mí, toda alterada, vestida con un vestido de verano de color lila, ella se veía tan hermosa.

—Oh, no —advirtió con un movimiento firme de su dedo índice.

Extendiendo la mano, agarré la tela de su vestido y la acerqué. —¿Qué? —le pregunté con una sonrisa.

Empujando en mi pecho, ella negó con la cabeza. —Ni siquiera lo pienses.

—Pero, mi amor…

—Pero, mi amor, nada. —Brittany quitó mi mano de su cintura y dio un paso atrás—. Ahora pon tu trasero en ese patio trasero y enciende la parrilla.

Estrechando los ojos, me incliné, susurrando—: Definitivamente voy a hacerte el amor esta noche por esa actitud, Pierce. —Entonces salí de la habitación y me dirigí hacia las escaleras, riendo mientras escuché el largo suspiro de mi rubia, frustrada sexualmente.

El sonido de los niños jugando en su sala de juegos se filtró en la sala, y justo cuando estaba dirigiéndome a la cocina, la puerta de entrada sonó. Comprobando del reloj en la pared, me quejé con exasperación. Nuestros amigos llegaban una hora antes. Brittany me iba a matar.

Balanceando la puerta abierta, inmediatamente me quedé helada. Un niño adolescente, no corrección, un chico adolescente; alto, de gran constitución, con la sonrisa más arrogante extendida en su rostro.

—¡Snix López! Gran aficionado, señora. —Se acercó para un saludo, pero ni siquiera me moleste en levantar la mano.

—¿Quién diablos eres? —le pregunté, y el chico palideció un poco mientras cruzaba los brazos sobre mi pecho. Sí, puede que acabara de retirarme pero todavía tenía un buen conjunto de armas de fuego en la mirada cuando se trataba de intimidar a la gente.

—Err... yo... yo...

—¡Asher! —Mi cabeza dio la vuelta sólo para ver a mi hija caminando hacia mí, todas las sonrisas para el imbécil en mi puerta.

Oh. Infierno. No.

De frente totalmente a Susan, y bloqueando toda la puerta, le pregunté—: ¿Quién es él y qué diablos está haciendo en mi puerta?

Susan se detuvo en seco y su rostro radiante rojo. —¡Mamá! ¡Basta! ¡Me estás avergonzando!

—¿Quién es él? No voy a preguntar de nuevo.

Poniendo los ojos, dijo—: Él es mi cita.

Estaba segura que el humo comenzó a soplar de mis oídos, porque esas tres palabras casi me hicieron arder.

—¿Repítelo? —le pregunté secamente, ya saben, sólo para una aclaración.

—Él es. Mi. Cita —dijo lentamente, cada palabra exagerada.

Rayos. No sólo ella se veía exactamente como yo, el pelo oscuro y ojos marrones, pero ella tenía la actitud irritada y sin aguantar nada para igualar. Ahora podía ver el punto de Brittany sobre cómo malditamente molesto podría ser tratar con este drama de mal humor.

—Snix, vamos. Podemos resolver esto…

Me giré para enfrentar al chico en mi puerta mientras hablaba, y sin una sola palabra como respuesta, estrellé la puerta cerrándola en su puta cara.

—¡Mamá! —gritó Susan. —¡Tenía una cita con él!

—¡Cómo diablos que tenías! ¿Desde cuándo tienes citas, y por qué diablos no has pedido permiso? Porque te lo diré ahora, chica, el chico solo tiene una cosa en su mente, y ¡como el infierno que está haciendo esas cosas a mi hija de catorce años! ¿Me entiendes?

—¡Mami Britt!

—¡Britt!

Brittany entró disparada por las escaleras, mientras me enfrentaba a mi hija, su postura ahora imitando la mía, nuestros ojos trabados.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué ambas se están gritando la una a la otra?

Girándome a Britt, le pregunté—: ¿Sabías que ella estaba pensando tener una cita hoy?

Los ojos de Brittany se ampliaron y se dispararon a nuestra hija. —Susan, sabes que no eres lo suficientemente mayor para tener citas.

—¡Pero, mami! Yo… —Con la verdadera moda adolescente, ella golpeó sus manos en sus caderas.

—Pero nada. Estás castigada una semana por ser tan taimada y por ir en contra de nuestras reglas. Ahora, entra ahí y vigila a tus hermanos. Nuestros invitados van a llegar pronto y no tengo tiempo para esto.

Giró sobre sus talones con un sonido estridente enojado, Susan salió hecha una furia a la sala de juegos, gritando—: ¡Fascistas!

Cuando la puerta se cerró de golpe, exhalé lentamente para calmar mi ira y miré a Brittany que todavía estaba en las escaleras, parpadeando en estado de shock. —¿Tener citas, Britt? Definitivamente no estoy lista para esto.

Brittany esbozó una sonrisa y comenzó a reírse. —Ella es una adolescente, estaba destinada a comenzar tarde o temprano. Eso es lo que consigues cuando tienes una niña, cariño. Años y años de citas que esperar.

—Hemos regresado a Lima desde hace una semana y ¿de repente ella tiene cabrones cargados hormonalmente persiguiéndola? —Me recosté contra la pared y pasé mi mano por la cara. —Yo era una de esas personas rompecorazones, Britt. Sé exactamente lo que quieren hacer con ella. ¡Cristo! ¡Los voy a matar! ¡Esto me hará envejecer prematuramente!

Brittany negó con la cabeza y pasó por mí, riendo. —Ella sabe que no puede tener citas hasta que tenga dieciséis años, así que relájate, tienes dos años para prepararte para la cosa real. —Ella continuó pavoneándose hacia la cocina, mirando por encima del hombro para añadir—. Y dos años para abastecerte de paciencia, por supuesto. Ya sabes, para todas las canas prematuras que conseguirás.

Destellándome una sonrisa burlona, Brittany se dirigió rápidamente hacia el patio trasero. Oh, lo había conseguido ya.

Corriendo tras de mi esposa, la levanté en mis brazos, haciéndola aullar de sorpresa. Me senté en un banco aislado, muy lejos de la vista, recostándola en mi regazo.

Hundiéndome en sus suaves labios, empuñe manojos de su cabello largo y rubio, y tomé lo que quería.

Como siempre, se rindió a mis demandas.

Nos separamos del abrazo varios minutos más tarde, ambos jadeando, y Brittany retorciéndose contra mis brazos.

—Britt... —le advertí.

—¿Ajamm? —respondió ella con inocencia, tan caliente como el infierno brillo en sus ojos azules.

Mi mandíbula se apretó mientras combatía mi necesidad, y siseé entre dientes. —No juegues con fuego, Pierce. Es demasiado para que niñas bonitas inglesas le hagan frente.

—¿Qué puedo decir...? Me gusta el riesgo. —Ella se encogió de hombros y sonrió ampliamente.

Britt observó mientras mi labio se torció, y en cuestión de segundos, las dos nos echamos a reír y la agarre apretadamente alrededor de su cuello, metiendo mi cabeza en su pelo.

Cuando ambas nos habíamos calmado, levanté mi cabeza y dije—: No puedo creer que te haya dicho eso en ese entonces. Yo estaba tan arruinada y llena de mi propio dolor.

—¿Me estás tomando el pelo? ¡Me tenías tan reprimida por ti que casi ardí en el lugar! Me podría haber quedado en ese arroyo para siempre.

Me incliné cerca y le susurró seductoramente—: Si no me equivoco, tú si hiciste combustión alrededor de tres de mis dedos poco después.

Golpeando mi pecho juguetonamente, Britt respondió—: ¡Sí, y yo te hice arder de placer y pasión!

Me quedé inmóvil en su respuesta y prácticamente la dejé caer al suelo, incapaz de contener mi risa histérica. —¿Me hiciste arder?

Brittany empujó la lengua fuera y me le di una palmada en su trasero apretado. —¿Cómo es que, incluso después de haber vivido en Estados Unidos durante más de veinte años, ese acento tuyo sigue siendo tan intenso como siempre?

—¡Y lo dices tú! No hay nada que sacuda ese acento sureño de ti, ¿verdad?

Oh, ella sólo estaba buscando problemas.

Agarrando sus muslos, la tiré a horcajadas en mi cintura, haciéndola gemir mientras instantáneamente movía mi mano contra su centro, con mi otra mano libre cerrada en sus mejillas, y dije en voy baja—: Debería llevarte a la vieja cabaña y hacerte mía tantas veces por los viejos tiempos. Hay algo en el agua de Lima que me hace querer adueñarme de cada parte de ti, para llenar cada parte de mi mente y corazón contigo.

—Bueno, creo que los nuevos propietarios podrían tener algo que decir sobre eso —murmuró ella, tratando de contenerse de gemir en voz alta.

—¡No podría dar nada por los nuevos propietarios! —dije secamente, y mis ojos se cerraron cuando ella comenzó a mecerse hacia atrás y adelante en contra de mi mano.

—Te tomare justo aquí, Britt. No creas que no lo haré —la amenacé, esta vez sin humor, mientras tiró de mis dientes a lo largo de mi labio inferior, mi mano cayendo de la cara de Britt para exprimir y pellizcar sus pechos.

—Es bueno que todavía me quieras después de todos estos años. Cuatro niños no son exactamente halagadores con el cuerpo de una mujer.

Coloque besos a lo largo de su cuello, lamiendo y mordiendo mientras dije—: ¿Estás bromeando? Eres tan caliente que es irreal. Cristo, te deseo más ahora que nunca.

—¡Sí, de nuevo, cuatro niños en cierta forma demuestran eso! Eres insaciable, siempre lo has sido.

Mis cejas bailaban. —¿Quieres intentar para el número cinco?

Yo estaba mortalmente seria.

—¡De ninguna manera!

Cuando rompí a carcajadas se relajó. Sabía que ella amaba a tener hijos, adoraba ser mamá, pero ella continua diciéndome que tres niños menores de siete años y una adolescente en plena pubertad eran más que suficiente para hacer frente junto a ser una profesora a tiempo completo.

—Sólo para que sepas, sin embargo, estoy lista cuando tú lo estés. Quiero tantos hijos como podemos hacer, —le dije de manera significativa. Me encantaba tener una gran familia y me lanzaría uno al año si me saliera con la mía. Me encantaba ser mamá. Era la mejor cosa en el mundo.

Esos ojos azules se estrecharon en broma. —Estás tratando de hacer tu propio equipo de tenis, ¿verdad?

—Síp, y eso es un infierno de un montón de niños. Necesitamos un buen ataque, la defensa, ah, y los equipos especiales, por supuesto... —Britt se rió y me calló apretando sus labios contra los míos.

—¡Eww! ¡Eso es asqueroso! —Un agudo chillido nos inmovilizó a ambas y giramos nuestras cabezas a un lado, viendo la cara asqueada y sorprendida de nuestra hija mirando nuestra comprometedora posición.

Si ese chico Asher estaba de vuelta, iba a matarlo con mis propias manos.

Inmediatamente enderezando su cabello, Brittany iba a moverse de mi regazo, pero la agarré con fuerza de la cintura, susurrándole al oído—: No te muevas a menos que quieras dejar cicatrices en nuestra niña de por vida. —Sabía el momento en que ella lo sintió, mi mano inquieta dentro de su lencería, y ella no pudo evitar sonrojarse mientras se mantenía quieta, ocultando nuestra... umm... situación incómoda.

—¿Qué necesitas, cariño? —preguntó Brittany, fingiendo normalidad.

Susan negó con la cabeza, horrorizada, su actitud todavía como antes. —He estado llamándolas a las dos, pero no me oyeron. ¡Ahora puedo ver por qué! —Brittany miró hacia mí y tuvimos que obligarnos a no reírnos de la reprimenda de nuestra hija.—Lo que sea. Miren, son la atracción principal en el noticiero de la noche, pensé que querrían saberlo. Se trata de mamá tomando el puesto de entrenadora para la universidad local. Y de ti también, mami, acerca de ti convirtiéndote en profesora de la Universidad de Lima, y que ambas han tomado posiciones en la misma escuela. Dijeron que van a contar la historia de su vida o algo así.

Brittany se volvió hacia mí y enarcó las cejas. —¿Sabías sobre esto?

Yo no tenía ni idea y sacudí la cabeza con desconcierto.

—Vamos a estar allí pronto, princesa. Regresa dentro. —Susan se volvió y corrió hacia adentro sin mirar atrás.

Brittany inmediatamente saltó de mi regazo y se pasó la mano por la frente. —¿Me pregunto qué estarán diciendo?

Incluso después de todo este tiempo, ella odiaba ser el centro de atención.

Me puse de pie, arreglando mis jeans, y tendí la mano para que ella la tomara. —Vamos a ver, ¿eh? —Agarrando su mano en la mía, seguimos el camino hacia la casa y directamente a la habitación de la familia. Nuestros cuatro hijos estaban alineados en el enorme módulo de cuero negro, con los ojos pegados a la pantalla. Y Britt se congeló en el acto, una sonrisa cariñosa esbozándose en sus labios.

Cuando me volví a la TV, un montaje de nosotras estaba reproduciéndose para la música "Hall of Fame" de The Script. Todo estaba allí, un carrete de nuestras vidas, los besos antes de los juegos de mi viejo equipo universitario, cuando estábamos en la universidad... nosotras dos cogidas de la mano mientras caminábamos por el campus... los besos en el Campeonato de la Conferencia del Sureste... el dramático regreso de Britt en el Campeonato Nacional... el desfile bienvenida de la universidad en el que me había negado a dejar ir de su mano... el momento de selección donde había sido la primera en ser seleccionada y me prometí a mi chica... nuestro día de graduación, abrazándonos y riendo en nuestras togas... la foto paparazzi desde el aeropuerto, mientras nos marchamos a Seattle, todos nuestros amigos en el fondo, despidiéndonos... mi primer partido para Seattle y Brittany sentándose en las gradas, animándome... fotos de Britt en los últimos años, embarazada de cada uno de nuestros cuatro hijos... las muchas victorias de Seattle bajo mi mando y, finalmente, yo, hace unos meses en el Estadio Centurylink, mientras ellos estamparon mi leyenda “López…reina del tenis” en el muro principal, rodeada por mi esposa y nuestros cuatro hijos. El montaje terminó con una simple inscripción, el texto leyendo:
"BIENVENIDAS A CASA, SANTANA Y BRITTANY LÓPEZ.
¡POR SIEMPRE, NUESTRAS MUSAS!"

Los presentadores siguieron discutiendo el plan de juego para la próxima temporada del equipo universitario y cuando miré a nuestros hijos, que estaban en silencio mirándonos fijamente, me di cuenta que Britt estaba llorando. Yo estaba bastante emocionada también.

—Mami, mamá, se veían tan jóvenes en esas fotos, —Isaac, nuestro hijo mayor, dijo en voz baja. Con su pelo rubio rizado y gafas, él era el único de los cuatro que era como Britt, con un coeficiente intelectual igual... un pequeño y lindo friki de cabo a rabo.

—Éramos jóvenes, hombrecito, —murmuré, sin dejar de mirar a los comentaristas de la pantalla, pero sin escuchar ni una palabra de lo que tenían que decir, mi mano agarrando casi dolorosamente la de Britt. —Parece tan lejano, pero extrañamente, justo como si fuera ayer.

—Las llamaron las propias Romeo y Julieta de Lima por sus apodos universitarios —dijo Susan en voz baja, su estado de ánimo en el olvido. —Al principio, dijeron que su historia era famosa por aquí.

Riendo, Brittany asintió con la cabeza. —Así es como la prensa empezó a llamarnos. Debido a todos los problemas que tuvimos al estar juntas, públicamente, por desgracia.

—¿Con los padres de mamá? —preguntó tentativamente, y esa vieja puñalada en el pecho me desgarró en un instante.

—Sí, cariño, —Britt respondió mientras deslizaba su brazo alrededor de mi espalda, frotando hacia arriba y hacia abajo con movimientos suaves. Odiaba cualquier recuerdo de mis padres y de los años de drama que sufrí a manos de ellos... especialmente el aborto involuntario. Nunca los volví a ver después de la reunión en el despacho de mi padre ese día. Y ambos habían muerto ya hace mucho. Mi mamá se bebió a sí misma hasta una muerte prematura sólo dos años después de salir de Lima y mi padre sufrió un ataque al corazón hace diez años en la cárcel. Habíamos decidido hace mucho tiempo el ser siempre honestas con nuestros hijos, bueno, tan honestas como sus edades lo permitieran. Nuestros problemas han sido bien documentados y no queríamos que ellos escucharan cualquiera cosa de nuestro pasado de nadie salvo nosotras.

—¡Animo, mamá! —Ian y Archie de repente gritaron desde el sofá, ignorando por completo la conversación, ambos saltando arriba y abajo con entusiasmo, atrayendo nuestra atención de nuevo a ellos. Nuestros chicos más jóvenes corrieron hacia la parte frontal de la TV grande, aplaudiendo y gritando mientras foto tras foto de mí jugando al tenis aparecían, corriendo, dando pases, anotando grandes jugadas. Todos nos echamos a reír cuando Ian, el más joven, corrió hacia Archie, tirándolo al suelo, gritando, —¡Boom! —Y acariciando su pecho, sosteniéndolo hacia el cielo, mi, ahora famosa, celebración de victoria.

Separándome de la mano de Britt y corriendo juguetonamente hacia Ian, lo levanté por encima de mi cabeza, tirándolo al suelo. Chillando y riendo, Ian se retorcía en el suelo mientras le hacía cosquillas y Archie luego saltó sobre mi espalda, envolviendo sus pequeños brazos alrededor de mi cuello. Mientras miré hacia los otros dos en el sofá, Isaac arrojó su iPad, amontonándose también. Incluso Susan, que en un primer momento puso los ojos en nosotras, finalmente sucumbió a la tentación y, con un chillido, corrió y saltó encima.

—¡Déjenme levantarme, monstruos! —grité dramáticamente mientras trataba de tirarlos de mi espalda.

—¡Nunca!

—¡Te tenemos inmovilizado, mamá!

—¡Hemos derribado a Snix!

Éramos una masa de brazos y piernas, risas y gritos. Y entonces miré a Britt observando, riendo de todos nosotros, y entonces me tranquilice mientras cinco pares de ojos se centraron en ella, y ella rápidamente perdió su sonrisa.

Retrocediendo con sus palmas hacia arriba, Brittany advirtió—: Oh, no. Ni siquiera piensen en ello, no tengo tiempo...

Mis cejas bailaron mientras decía—: Niños, mami Britt se está librando. Defensa, ¿están conmigo? Uno, dos, tres, rompan...

Gritos de acuerdo resonaron por la gran sala mientras los cinco nos lanzamos a una persecución. Con un grito, Britt se volvió y corrió hacia la cocina, dirigiéndose directamente para el enorme patio. Ella lo había logrado hasta el primer parche de hierba cuando la golpeé por detrás, protegiéndola de ser herida con mi cuerpo mientras nos caímos al suelo, nuestros cuatro hijos locos saltándonos encima.

—¿Te rindes? —grité mientras todos le hicimos cosquillas hasta la sumisión, su cuerpo saltando y retorciéndose en el césped blando.

—¡Me doy, me doy! —Ella se atragantó con una risa histérica, incapaz de soportar las cosquillas a sus costillas, que era su punto débil.

—Niños, vayan a buscar el balón. Mamá y yo necesitamos tener todo listo para la fiesta —indiqué y, aún excitados, nuestros cuatro hermosos niños corrieron al cobertizo de juegos y fuera de nuestra vista. Susan miró de regreso a mí y me lanzó una pequeña sonrisa de disculpa, estábamos bien de nuevo.

Mirando hacia abajo a mi esposa excitada y alterada, sujeté sus brazos por encima de su cabeza y me senté a horcajadas en sus caderas. —Mmm... Como que empieza a gustar esta posición en que te tengo.

Brittany sacudió sus caderas, tratando en vano de tirarme, frunciendo sus labios suaves. Sacudiendo la cabeza con desaprobación, le susurré—: ¿Lo quieres, mi amor?

—¡Santana! —ella gritó de nuevo, y la cortó al estrellar mis labios contra los suyos, mi lengua inmediatamente sumergiéndose en su boca caliente. Gimiendo contra del asalto, Britt dejó escapar un gemido renuente, y se echó hacia atrás, lamiendo provocadoramente el borde de su labio superior.

—Hola, Britt, —dije con una sonrisa.

Sintiendo su acelerado corazón contra mi pecho, ella respondió—: Hola, tú.

—¿Vas a darme ese beso dulce de la suerte?

Britt no pudo contener la risa en el uso de nuestro viejo ritual pre-juego. —Si eso es lo que quieres.

Mi cara se rompió en la mayor puta sonrisa, y respondí—: ¡Oh, definitiva y malditamente, que sí! —Liberando los brazos atrapados de Brittany, acuné su mejilla, acercándome para el más suave de los besos.

Pero todas las cosas buenas nunca duran, o debería decir que son cortadas por una gritona tejana. —¡Maldición, chicas! ¡Consigan una maldita habitación!

Suspirando contra los labios de Brittany, retiré mi cabeza una fracción. —Parece que nuestros amigos están aquí temprano, —anuncié con un mohín de decepción. Un par de botas de vaquero negro aterrizó al lado de nuestras cabezas, y Rachel miró hacia abajo, hacia nosotras dos, moliendo sus caderas y mordiéndose el labio. —¡Todavía follando, como conejos, ya veo! ¡Sí, Santana, siiiiiiiiiii!!!!

—Hola, Rachel, —dijo Brittany, desplomarse de nuevo frustrada, haciendo caso omiso de las bromas inapropiadas habituales de Rachel. Empecé a ponerme de pie, sonriendo a Rachel y levantando a Britt del suelo mientras lo hacía.

—¡Hola, Britt! ¡Te he echado de menos, cariño! —Rachel gritó, extendiendo sus manos y tirando de Brittany a su enorme pecho, el impacto robándole el aliento.

Una mano golpeo mi espalda, y cuando me di la vuelta, Quinn me tendía los brazos. —¡Snix, trae el infierno aquí, muchacha!

No podía dejar de reír mientras ella me jaló en un abrazo completo, sólo retirándose para decir —: Todo el mundo está aquí, chicas. Los adultos están ya en el interior bebiendo cerveza.

—¡Cielos, sí! ¡Vamos a emborracharnos! —Rachel gritó y, mirándome con afecto, procedió a darme un abrazo a mí también.

—¿Dónde están los niños? —Escuché a Brittany preguntar, saludando a Kitty, Noah, Marley, y su marido en la casa. El marido de Marley. Cielos. Todavía luchaba con quién era.

—Jugando a la pelota detrás de los árboles. ¡Todos están teniendo una explosión, no te preocupes! —dijo Rachel y, con un guiño y una palmada en mi trasero, caminó por delante para tomar el brazo que Quinn le ofrecía y partió hacia la casa.

Me acerqué a mi esposa, enganchando un brazo alrededor de su cuello, y coloqué un suave beso en su cabeza, susurrando—: Dios, yo, te amo, cariño. Vamos a terminar lo que empezamos más tarde.

—San, te amo también. Y no puedo esperar para que hagamos el amor —Britt susurró en respuesta, apretando sus dos brazos alrededor de mi estómago, y yo no pude dejar de reír por ese apropiado acento Inglés maldiciendo.

Ella era tan linda.

La risa de todos nuestros mejores amigos se derramó desde el interior de nuestra casa, ecos de la risa de nuestros niños llevados por la brisa de verano, y me aferré con fuerza a la chica más perfecta del mundo.

Todo era como debía ser, cómo estaba destinado a ser. Teníamos felicidad, teníamos una familia, siempre nos teníamos la una a la otra, y mientras metí a mi increíble esposa bajo la protección de mi brazo, me sentí como la persona más afortunada del mundo.

Brittany Susan Pierce de López es, y siempre será, mi dulce hogar.

Capítulo Extra
BRITTANY
VEINTISÉIS AÑOS DE EDAD
SEATTLE, WASHINGTON

—Brittany… Brittany… despierta para mí, cariño… vamos ahora…


Estaba flotando sin peso en un sueño pasajero, pero una voz distante me hizo volver de nuevo a mi cuerpo con una sacudida, y mis ojos abrieron fijos en un techo blanco borroso.

—Bienvenida de nuevo, señora López. —Una mujer rubia con una bata color durazno estaba encima de mí, tratando de despertarme. Eche un vistazo alrededor de la habitación con los ojos pesados y note que estábamos solas.


¿Dónde está Santana?


—¿Que…? —Traté de aclarar mi garganta reseca—. ¿D-dónde estoy?


—Shh… bebe primero. —Puso en mis labios un vaso azul con una larga pajilla. Me tomé la bebida ofrecida y después de un gran trago de agua, el líquido humedeció mi garganta seca, lo siguiente fue que intente despejar la espesa niebla de mi mente.


¡No!


Me tensé, mi mano voló hacia mi estómago e hice una mueca de dolor. Me sentí como si hubiera sido abierta. El miedo me golpeó en el pecho. No de nuevo… esto no puede estar pasando de nuevo…


Comprendiendo, los ojos azules de la enfermera se encontraron con los míos, y frotó su mano sobre mi brazo, diciendo—: Tuvimos que hacerle una cesárea de emergencia, debido a su preeclampsia. El bebé estaba en peligro y su presión arterial estaba llegando a un nivel peligroso.


Destellos de recuerdos volvieron a mí. Reposé en cama los últimos tres meses, luego era nebuloso, retazos dispersos, Santana llevándome al hospital en sus brazos, desesperada, aterrorizada incluso, y Marley. ¿Marley nos trajo aquí al hospital? Eso es cierto. Marley se quedó con nosotras aquí en Seattle. Ella había conseguido una comisión como coadjutor en el Museo de Burke en el campus de la Universidad de Washington no hace mucho tiempo y estaba en nuestra habitación de invitados hasta que volviera a su plaza habitual en el Smithsonian en Washington D.C.


Forcé mi aturdida mente a reorientarse… El bebé… ¡Nuestro bebé!


Abrí la boca, a punto de hablar en una canaleta de pánico, cuando la enfermera me sonrió. —Fue un parto exitoso, Brittany. Tu bebé está bien, es absolutamente precioso. — Ella se agachó un poco más para susurrar—: Y con ganas de conocer a su mamá rubia.


Un sentimiento de excitación nervioso estalló en mi pecho, con un toque de miedo que era también evidente. Mis emociones estaban fuera de la gráfica, y la enfermera me apretó la mano como apoyo.


¡Dios Mío… soy una mamá!


Extendiendo mi mano, agarré la muñeca de la enfermera cuando comenzó alejarse.


—¡Quiero ver a mi bebé, por favor espere! —Tiré un poco hacia adelante—. ¿Que tuvimos? —Mis ojos recorrieron cada centímetro alrededor de la habitación—. ¿Y dónde está mi esposa? ¿Dónde está mi bebé?


—Ellas están afuera. —Su cara se iluminó con una gran sonrisa—. Su esposa es una persona agresiva, señora López. Ella ha sido implacable con sus preguntas sobre su bienestar mientras le explicábamos todo el procedimiento. No tuvimos más remedio que ponerle anestesia general. Las cosas se estaban poniendo demasiado arriesgadas para darle la anestesia epidural. Su esposa no ha dejado de estar a su lado, negándose a pasar a la sala de estar hasta que estuvieras consiente de nuevo. Está causando un gran revuelo aquí en el hospital. La sexy capitana tenista rompecorazones de Seattle acunando un recién nacido en sus brazos, suspirando por su esposa… ¡asombroso! Esa chica está reduciendo a las enfermeras y doctores a adolescentes por ahí, ¡incluso con su bata de color azul!


Mi corazón se derritió. Conociendo a mi San, estaría muerta de miedo. Mi aborto hace seis años casi la mató. Me la imagino sentada con nuestro bebé en sus brazos mientras ella estaba asustada hasta la médula. Había sido tan sobreprotectora a lo largo de los últimos meses, aterrorizada por el riesgo de mi condición.


Era demasiado parecido a un déjà vu.


—Por favor déjela entrar. Necesito verla… necesito verlas a ambas —le di instrucciones a toda prisa, con la voz ronca por la emoción. La enfermera asintió, comprendiendo mi ansiedad, y salió de la habitación. Mis palmas se humedecieron y mi respiración se agitó.


Era mamá. En realidad había pasado… finalmente. Había sido un embarazo de infierno, y cuando me senté aquí en esta extraña cama, me sentí que me robaron la experiencia completa del parto. Pero tuvimos un bebé. Las palabras no pueden expresar la alegría que viene al conocerlo. Estaba de suerte.


La puerta de la pequeña habitación de golpe fue abierta y Santana se apresuró vestida con su bata azul. Supuse que aún estábamos en urgencias, y estaba de acuerdo con las enfermeras, ella era un rompecorazones, pero por otra parte ella siempre había sido hermosa para mí.


Mis ojos inmediatamente se fijaron en el pequeño bulto en sus brazos, luego de vuelta a mi esposa. Sus ojos estaban cansados, con su cabello oscuro alborotado con una parte aplastada donde sin duda había está pasando su mano por el estrés y sus mejillas estaban enrojecidas, en carne viva.


Había estado llorando.


Tan pronto como nuestros ojos se encontraron, el alivio inundó el rostro de Santana y lanzó un largo y adolorido suspiro. —¡Brittany! —gimió y le eché un vistazo rápido a nuestro bebé en sus brazos, con cuidado caminó hacia mí y agarró mi mano extendida, besándome la palma, luego la parte posterior y cada dedo antes de colocarla en su mejilla presionándola contra su piel.


—Dios, Britt, pensé que te había perdido… Cielos, mi vida, me he estado volviendo loca como el infierno… —Sus palabras fueron tensas mientras acariciaba a lo largo de su mejilla.


—Estoy bien cariño. Estamos todos bien. Era solo una cesárea. Sabíamos que era probable. Se producen miles de veces al día. Estaba en buenas manos.


Asintió con la cabeza una vez, mirándome ligeramente—: Pez fuera del agua. —Echó un vistazo a nuestro bebé envuelto en una manta de color amarillo, un color que no indicaba nada sobre su género.


—Santana… —susurro con asombro, al ver una pequeña mano salir por arriba, mi mano extendida también reaccionó, pero mi estómago se tensó por el movimiento y me estremecí y susurré por la punzada de dolor.


San lo notó, una expresión preocupada se colocó en su rostro y se puso de pie lentamente, inclinándose a mi nivel. —¿Quieres abrazar a nuestra pequeña Princesa? —Y una gran sonrisa de orgullo iluminó su rostro.


Princesa… exhalé lentamente, cerrando mis ojos, y sonreí. Habíamos tenido una niña.


Teníamos una hija.


Un gemido feliz escapó de mi boca, y cálidas lágrimas de alivio comenzaron a bajar por mis mejillas. Me las había arreglado para llegar a término a pesar de mis problemas de salud y era mamá y mi Santana también era mamá.


Inmediatamente extendí mis brazos y Santana gentilmente colocó a nuestra hija contra mi pecho, poniendo el peso lejos de mi estómago herido, el calor de su piel contra la mía. El movimiento perturbó a nuestra hija dormida, y cuando ella se retorció y abrió los ojos, enseguida se encontraron con los míos.


Respirando fuerte, me quedé mirando a mi hija, ojos café oscuros…. Al igual que su sexy madre latina, regordetas mejillas rosadas, un mohín con labios color rosa y un arco perfecto de Cupido. Había leído que sus ojos podrían ser azules, pero los de ella eran igual a los de su madre deportista, sus genes de ojos café eran aparentemente más allá de dominante. El tiempo se suspendió. Era como si el mundo se hubiera desplomado y solo nosotras estuviéramos.


Nos quedamos mirando la una a la otra lo que pareció días; era como que ya sabía quién era yo: Su mamá.


Levantando mi mano izquierda, mi derecha sin soltarla hacia mí, le pasé un dedo por su suave mejilla rosa y susurré—: Hola, niñita mía. Soy tu mami y te amo mucho, demasiado. —Oí un suspiro de satisfacción a mi lado —Santana— pero no podía apartar la mirada de mi hija para prestarle atención.


Con un gran bostezo, los ojos de nuestra bebita luchaban contra la pesada fuerza de dormirse, pero finalmente se venció, su respiración era lenta, se quedó dormida, el sonido de su respiración rítmica me calmaba.


Las lágrimas empañaban mi visión y dos pulgares limpiaron mis mejillas, enjugando las lágrimas. Al mirar hacia arriba, Santana se había sentado junto a las dos con los brazos extendidos, cuidando de no tocar la herida de mi cesárea.


—Es hermosa —le dije en voz baja, y San acarició con un dedo su pequeña frente. Mi corazón dio un vuelco cuando la vi mostrar tanto afecto a nuestra pequeña añadiendo—: Igual que tú.


—Si… nena —dijo ella como respuesta, sus ojos revoloteando brevemente a los míos.


Su reacción ahogada, miré hacia arriba y le agarré la mano. —¿Estás bien?


Resoplando dejó escapar un suspiro controlado, sonrió con ironía y se frotó los ojos.


—Sí, estoy abrumada con todo esto. La idea de ser madre y la realidad de que… yo… puedo perder la cabeza con esto. —Su mirada café brillante fija en nuestra hija dormida en mi pecho, expresando con claridad su absoluta sorpresa e incredulidad.


—Lo hiciste bien, cariño, mientras yo no podía. Ella es tan perfecta. —Las lágrimas brotaron de nuevo de los ojos de San, pero no hubo sollozos, solo gotas felices que caían libres.


Frotando una temblorosa mano sobre su rostro, ella me confió—: Por un momento pensé que las había perdido a las dos. Te encontré inconsciente en la cama. Estabas tan quieta y pálida… y había sangre. Sentí como que todo se estaba despedazando nuevamente.—Inhaló profundamente—. Y luego cuando nuestra Princesa…


—¿Princesa?


Santana sonrió apenada. —No hemos decidido un nombre, ¿verdad? Querías verla primero, ver cuál era el nombre que le quedaba bien, y me rehusé a nombrarla sin ti, y Princesa fue la primera cosa en la que pensé. "Bebé López" no parecía correcto. —Dándole un beso a la cabeza de nuestra hija, añadió—: Ella es mi Princesa y tú mi reina, y siempre la trataré como una. Las dos son todo para mí.


Levantando su mano hacia mis labios, roce un beso en su palma y susurré—: Gracias.


Ella devolvió el beso, y acariciando mi despeinado cabello hacia atrás, continuó:


—Cuando nuestra Princesa nació saludable, las enfermeras la pusieron en mis brazos, fue tan surreal. Bajé la mirada hacia ti, asombrada, simplemente deseando compartir el momento contigo, pero estabas inconsciente, con la cinta sobre tus ojos, un tubo en tu garganta, y no podía verte de la cintura para abajo, un aparato tipo caja me lo impedía. Los de la sala de emergencia se volvieron locos tratando de reanimarte. Las maquinas resonaban, y la gente corría de un lado a otro y tú solo estabas ahí tan quieta, pero nosotras dos, nuestra pequeña niña y yo, estábamos simplemente ahí de pie viendo todo ocurrir. Inútiles. Por un momento, entré en pánico cuando pensé que podíamos quedarnos solas, ella y yo para siempre si algo iba mal. No estarías tú. No pude evitar pensar lo peor sabes que no puedo vivir sin ti. Mi amor, ni ahora… ni nunca.


—Hey cálmate, no voy a ir a ningún lado. —Apreté su mano nuevamente, dándome cuenta del largo suspiro de alivio, me acerqué un poco para abrazar a mi hija y no pude evitar sonreír cuando inhalé.


—¿Una locura verdad? —Mi atención se volcó hacia San, quien lucía marginalmente más feliz que hacía unos segundos.


—¿Que es una locura?


—Lo bien que huele. Como toda una recién nacida. Diferente. Rico. ¿Está bien? ―Ella movió la cabeza y se sonrojó—. Es una locura. He estado metiendo mi nariz en su cuello todo el tiempo que has estado aquí. Su olor me calmaba. Evitaba que perdiera la cabeza. Es la única persona que puede hacer eso por mí…. Además de ti.


Suspiré mientras ella intentaba darle palabras a lo imposible. Y sostuve a nuestra hija para que la tomara. San la tomó voluntariamente y se la acercó para besarla, su rostro completamente perplejo y lleno de asombro mientras miraba cada uno de sus movimientos.


Nunca pensé que fuera posible amar a Santana López más de lo que ya lo hacía, pero al verla con nuestra niña llevó las cosas a un nuevo nivel. La manera en que la miraba con completa adoración me demostraba que estaba en lo cierto todos estos años.


San siempre se había preocupado por ser una mala madre como lo eran los suyos, debido a la genética. Pero al verla ahora, lo gentil y protectora que era con nuestra hija, me demostraba en un instante lo buena madre que sería… Que ya era.


—Te amo —le dije suavemente, completamente enamorada de mi alma gemela y la prueba viviente de nuestro amor durmiendo suavemente entre sus brazos. Algo fundamental había cambiado dentro de mí.


Inclinándose hacia mí, Santana dijo—: También te amo, mucho. Eres increíble para mí. —Una enorme sonrisa se colocó en su rostro, se acercó y me besó suavemente alejándose para decirme—: Finalmente somos madres, mi amor. Hemos querido esto desde hace demasiado tiempo.


Llorando de felicidad, metí la cabeza en el espacio entre el cuello y el hombro de Santana mientras se me unía en la cama, con nuestro pequeño regalo de Dios profundamente dormida en sus brazos.


Las dos nos quedamos en ese cuarto de hospital durante horas, solo mirando fijamente a nuestra pequeña hija y besándonos la una a la otra ensimismadas. Instantáneamente quedé enamorada y no podía imaginarme algo que pudiera cambiar este sentimiento especial.


Según C. S. Lewis, la mayor forma de amor es el amor incondicional. Se dice que este amor es el más fuerte que uno puede expresar hacia otra persona y que sobrevive cualquier cambio en la vida y cualquier circunstancia es puro, sin mancha y nunca será sacudido o desaparecerá.


Mirando a nuestra niña en el fuerte abrazo de mi esposa, sabía que Lewis tenía razón, al menos en mi caso. Había llevado a nuestra niñita nueve meses nutriéndola y protegiéndola ella fue concebida con amor absoluto, y mientras Santana y yo la mirábamos dormir en silencio, sabía que todo era verdad.


Había capturado la más grande forma de amor justo aquí, justo hoy, con mi perfecta pequeña familia, amorosa, amándolas tanto que a veces se sentía que era demasiado para ser contenido, completamente, y con todo el corazón…


Incondicionalmente.







FIN