FanFic BRITTANA "Sweet Hope": Sinopsis + Prólogo + Epílogo & Capítulo Extra (24 de Octubre 2015)

Hola……….buenas       tardes a todas/os……….uhh, habiendo llegado al final de “Sweet home”, me complace presentarles esta nueva historia que espero les guste que se resume en:  “la apariencia y el pasado de una persona no lo es todo”.



Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad       jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)







*Actualización: día LUNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….





















https://www.youtube.com/watch?v=YCmaF13tPwM


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas    jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Hope” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Seattle y Alabama-Tusscalosa fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Seattle y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente     jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone 1 solo libro que consta de: sinopsis + prólogo + 22 capítulos + epílogo + capítulo extra. Este libro es  narrado desde la perspectiva de Brittany y Santana (es decir, algunos capítulos los narrado por una, y otros capítulos por la otra)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Sinopsis

Mi nombre es Brittany Susan Pierce y siempre he tenido mala suerte en el amor. No sé por qué, sólo… siempre la tengo.


Cuando todas mis mejores amigas estaban enamorándose de sus compañeros o compañeras del alma en la universidad, me quedé atrás. Yo era Brittany, la bonita prima de la estrella tenista de la universidad, Quinn Fabray. Era Brittany, la mejor amiga del más increíble grupo de chicas que he conocido, un título que me encantaba, pero uno que me cansé de "sólo" ser. Y era Brittany, aquella de la que todos podían depender.


Pero para mí, era Brittany, la chica con el corazón que nadie había reclamado... Y era, Brittany, la chica, que debajo de todo, estaba desgarradoramente sola.


AMO el amor; el pensamiento de él, la excitación nerviosa de enamorarse de la Persona Perfecta, el deseo de alguien convirtiéndose en todo mi mundo… de una yo convirtiéndome en suya. Siempre he querido un romance apasionado, vertiginoso, épico, que te cambie la vida… siempre he querido el cuento de hadas… siempre lo he querido todo.


Simplemente parecía que nunca lo conseguiría.


En los últimos años me he enfocado en mi carrera como conservadora de museo. Soy la mejor de los mejores, la persona que cada museo quiere contratar, así que cuando una oportunidad se presenta de mudarse a Lima-Ohio, no dejó pasar la oportunidad. Mi prima y mi mejor amiga vivían en Lima-Ohio y necesitaba un cambio.


Necesitaba un nuevo comienzo.


No esperaba conocer a nadie en esta ciudad. No me esperaba trabajar estrechamente con la nueva escultora solitaria en la que estaba enfocada el diseño de suma importancia de mi galería. Y desde luego no esperaba enamorarme de ella…, con un amor épico, vertiginoso y que te cambia la vida.


Mi verdadero cuento de hadas hecho realidad.


Pero, como en todos los cuentos de hadas, hay un villano, un alma oscura y torturada… simplemente no tenía ni idea que la villana y la heroína en mi historia acabaría siendo ella misma.

Prólogo

Una espesa niebla me tragó en la oscuridad.


—Ayúdame —su voz gritó. Traté de avanzar, pero mis piernas no se movían y no podía hacerlo aunque quisiera.


Uno me sostenían.


—Por favor, ayúdame... —su voz débil y rota rogaba una vez más. El miedo me empujó a cambiar de volverme, pero todo estaba muy oscuro. Estaba ciega. No tenía ninguna luz para mostrar el camino.


La densa niebla se espesó y penetró en mi garganta, obstruyendo mis pulmones. No podía respirar, no podía moverme... no podía ayudarla.


—Tengo miedo... Tengo tanto miedo... —sollozó.


Sus palabras se arremolinaron con el fuerte viento, azotando mi cara. Mis ojos se cerraron, incapaces de hacer frente al dolor en su voz.


—No puedo llegar a ti —le grité mientras la niebla espesa me obligaba hacia el suelo frío. Mis manos amasaron la tierra dura mientras luchaba por liberarme.


—No puedo... no puedo... seguir... estoy tan cansada... —gritó ella. Podía oírla desvanecerse.


El pánico llenó mi cuerpo. No podía perderla. Tenía que despedirme.


—¡No! —grité—. ¡No me dejes! —Arañé con más fuerza la tierra, rompiendo mis uñas bajo la presión. No importó cuánto luché para seguir hacia adelante, no pasó nada. Mi corazón latía al ritmo del estruendo del trueno por encima. La sangre fría corría por mi cuerpo. No podía salir adelante. No pude liberarme... no pude liberarme...


Las lágrimas ardientes llenaron mis ojos mientras un dolor agonizante se apoderó de mi corazón.


—Tengo que despedirme —grité en la nada—. ¡Déjame decirte adiós!


La piel de mis dedos se desgarró y sangró mientras la tierra dura se convirtió en vidrios rotos, con los bordes afilados cortando profundamente mi piel.


—Protégelos... siempre protégelos... por favor... por favor... —rogó ella.


Podía oír la derrota en su voz. Se estaba dando por vencida. Se estaba desvaneciendo.


—¡No! ¡Espera! —Traté de gritar, pero ningún ruido salió de mi boca. Forcé mi garganta, pero no pude hacer ni un sonido.


Una luz apareció en la distancia, pero estaba demasiado lejos de mi alcance.


El pavor llenó mi mente. Ella se iba. Se iba... y no podía decirle adiós.


—¡Espera! —grité en silencio...—. ¡No me he despedido! —Pero estaba atrapada aquí, enjaulada bajo el peso de la niebla negra en esta fría tierra, desesperadamente enmudecida y mi cuerpo paralizado.


La niebla se volvió más y más espesa y la luz más adelante se atenuó de blanco a gris.


—No —clamaba, silenciosamente—. ¡No!


La niebla se cerró implacablemente, eliminando la mortecina luz de la vista y con ella toda mi esperanza.


Ella se había ido...


Agobiada por la pena, luché por recuperar el aliento. Pero ya no había más aire, el vacío de la niebla lo consumió todo.


Las lágrimas llenas de rabia corrían por mi cara mientras permanecía aquí, derrotada. Traté de cerrar los ojos, traté de empujar el dolor en la parte posterior de mi mente, pero la culpa se quedó, fragmentándome desde el interior.


La niebla me empujó con más fuerza, envolviéndome herméticamente en sus garras.


La oscuridad me estaba consumiendo. La oscuridad estaba tomando mi alma.


—Adiós —murmuré con mi último aliento—: Sólo quería decir adiós...



Me incorporé de golpe sobre mi cama, jadeando con fuerza por el sueño que acababa de tener, cuando escuché:


—Tienes una llamada telefónica.


Limpiando el sueño de mis ojos, respiré profundo tratando de borrar el sueño que me perseguía. Mis manos estaban húmedas de sudor, simplemente les limpié en mis pantalones, saqué mis pies de la cama y me dirigí por el pasillo hacia el teléfono.


─¿Hola?


─Está pasando.


─¿Qué está pasando?


─Tú, Snix, tú estás pasando, tu debut.


Cada centímetro de mí se congeló, y agarré el teléfono con tanta fuerza que pensé que podría romperse bajo la presión.


─Sue…


─Estás lista. Tu trabajo está listo. Tu colección es una obra maestra y debe compartirse con el mundo.


─Sue... te agradezco todo lo que estás tratando de hacer por mí, pero…


─No hay peros. Todo está arreglado. Ya he resuelto completamente todo para ti. Necesitas esto, Snix.


Me esforcé con todas mis fuerza para tranquilizarme; la sangre caliente corría por mis venas. Dejé escapar un largo y profundo suspiro.


─Estás lista ─Sue presionó, su voz está menos potente, menos coercitiva, y más comprensiva.


Pero no quiero esto. Nada de eso.


─¿Dónde es la maldita exposición? ─espeté.


─Snix. No seas así. Eres una artista…


—¡No soy una maldita artista! —interrumpí con los dientes apretados.


—¡Eres una artista! —Sue instó—. Eres la maldita mejor escultora con quien he trabajado. Tu trabajo supera todo lo que he visto en mi vida, incluyendo mi propio trabajo. Eres alguien, Snix. Créeme, eres alguien.


—Sue…


—Va a ser en una pequeña galería, en un museo pequeño, en un ambiente académico. Es tu primera exposición, y no debe abrumarte.


—¿Dónde, Sue? —pregunté, exasperada, y pasé la mano por mi cabello largo.


—En Lima-Ohio.


El aire salió de mis pulmones mientras Sue continuó diciéndome todas las cosas buenas de Lima-Ohio, el mundo artístico, la gente, la cultura...


—Snix, sé que probablemente vas a discutir sobre que la exposición se desarrolle en Lima-Ohio, pero…


—Cuenta conmigo —interrumpí bruscamente, y me encontré con el silencio sorprendido de Sue detrás del crujido del receptor.


—¿Estás de acuerdo?


—Estoy de acuerdo.


—¿Sin discusión? ¿Sin decirme que tu arte es sólo para ti y nadie más? ¿Sin decirme que no quieres tener nada que ver con el mundo del arte y su gente?


—No.


—¡Muy bien... eso es... perfecto! He programado un vuelo para que vengas aquí en dos semanas. Te recojo del aeropuerto. Te conseguiré un apartment…


—No te molestes.


—¿Qué no me moleste? —Sue cuestionó lentamente.


—Tengo un lugar para quedarme.


—¿En Lima-Ohio?


—Sí.


—¿Dónde? ¿Con quién?


—No es asunto tuyo —le dije con frialdad. Sentí una mano dando un golpecito en mi espalda. Me volví y asentí a la tipa detrás de mí y me volví para hablar al teléfono—. Me tengo que ir.


—Correcto. Bueno, supongo que te veré en dos semanas. Pero si necesitas algo, si tu lugar no te funciona, llámame.


Me detuve, cerré mis ojos y golpeé con mi mano dos veces la desconchada pared pintada ante mí.


—Entendido.


Inmediatamente después de colgar el teléfono, un horrible estremecimiento atravesó mi estómago y me dirigí por el pasillo oscuro y tranquilo. Recogiendo el cabello largo de mi rostro, arañando con mis uñas arañó la espesa sombra de dolor oscuro de mi cara.


Dos semanas...


En dos semanas, estaría en Lima-Ohio, lista para que empiece la siguiente parte de mi vida, pero no antes de tener que enfrentarme a un cúmulo de dolor y drama de mí pasado...

Capítulo 1
Brittany…

Ciudad de New York.

Cruzando abruptamente de la izquierda y a derecha por las calles, esquivé a gente en mi prisa por llegar a mi entrevista a tiempo. El clima en Nueva York era húmedo y sofocante. Estaba muy contenta de haber atado mi cabello largo en un moño.

Agarrando firmemente mi bolso, corrí por la acera, revisando frenéticamente mi reloj. Mi avión se había retrasado y prepararme en el pequeño cubículo de baño de un avión Boeing 737 no era exactamente lo ideal para mostrar un maquillaje y cabello impecables.

Pero valió la pena. Esto era todo para la exposición de mis sueños. Tenía la intención de concretar esta entrevista. No había otra opción. Haría cualquier cosa para encargarme de esta exposición... incluso volar a la costa este a última hora desde California para lograrlo... incluso dejar mi hermosa galería Arte Contemporáneo recién restaurada en la Universidad de California en Los Ángeles en manos del director de arte.

Al llegar finalmente frente al Met, corrí por las escaleras en mis zapatos Louboutin negros favoritos, enderezando mi vestido negro sin mangas mientras llegaba a la parte superior. Deteniéndome un momento, inhalé y exhalé lentamente por mi boca, enderecé mis hombros y caminé hacia la entrada.

En cuestión de minutos fui guiada a las oficinas privadas por el asistente del director del museo, y me indicaron que esperara en una pequeña sala dominada por una gran mesa de madera y seis sillas. Las obras de arte, de nuevos artistas, colgaban de las paredes blancas aleatoriamente. Me dejé caer en una silla, jugando nerviosamente con mis manos.

Al oír pasos fuera de la habitación, me obligué a relajarme y sentarme derecha cuando una mujer mayor entró en la habitación.

Sue Sylvester. La famosa escultora en persona.

Sue vestía completamente de ropa deportiva, con el cabello gris formando un halo llamativo envolviendo su cabeza. Cada centímetro de ella se veía como la excéntrica artista que era. Sus ojos azul claros se unieron a los míos y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡Srta. Pierce! —saludó. Me levanté de mi asiento para tomar su mano extendida.

—¡Sra. Sylvester! Es un placer conocerla, señora. He estudiado su trabajo en profundidad.

La Sra. Sylvester hizo un gesto para que me sentara. Se sentó frente a mí.

—Por favor, llámeme Sue. Y estoy muy feliz de conocerla también, Srta. Pierce. Tuve el honor de ver la exhibición de Arte Contemporáneo que organizó en Toronto el año pasado y me quedé muy impresionada.

—Gracias, Sue —le dije en respuesta, genuinamente sorprendida por el cumplido.

—No, gracias a usted. Es verdaderamente un honor conocer a alguien tan joven y tan apasionada por el arte.

—Lo soy, señora —le dije alegremente—. Es el centro de toda mi vida.

Sue se inclinó hacia delante como una niña emocionada. Tuve que controlarme para no reírme de la sonrisa en su rostro.

—Entonces —dijo con complicidad—, Snix...

—Sí —dije con voz ronca y apenas audible. La simple idea de organizar su obra me hizo sentir débil mis rodillas.

—Por fin estoy poniendo en marcha su primera exhibición y estoy buscando el conservador adecuado para organizarlo. —Sus ojos se estrecharon—. ¿Cree que podría ser usted?

—Sí, señora —le repliqué con confianza—. Tan pronto como me enteré de la situación, dejé todo para volar aquí y conocerla. Sé que soy la mejor persona para este trabajo. He estudiado su obra. He escrito revistas académicas de sus métodos y de sus temas. He escrito artículos de su ascenso a la fama.

Sue se apoyó en el respaldo de la silla, juntó las manos y asintió. Parecía haber perdido mi entusiasmo. Mi estómago dio un vuelco. Quería demasiado esta exposición.

—He leído sus artículos y revistas, Srta. Pierce —dijo. Esperé a que dijera más—. Es una estudiosa del arte excepcional y claramente tiene una pasión por mi discípula.

—Sí, señora —respondí—. Es una de mis escultoras contemporáneas favoritas. —Hice una pausa en lo que acababa de decir y bajé los ojos para inspeccionar la mesa de madera—. No, perdón —dije nerviosamente—, Snix es absolutamente mi artista contemporánea favorita, y punto.

La cabeza de Sue se inclinó hacia un lado.

—¿Por qué? —Los ojos de Sue se habían iluminado con interés.

—Porqué... —susurré, contemplando cómo podría expresar mi amor por su trabajo en palabras. Suspiré profundamente, pensando mi respuesta, y opté por hablar desde el corazón. Cerré los ojos imaginando sus esculturas y dejé que mis palabras fluyeran:

—Sus obras... son a la vez las piezas de arte más tristes y más bellas que he visto en mi vida. Cada curva del mármol viene de lo profundo de su corazón. Los temas de sus obras son tanto provocativos como desgarradores al mismo tiempo. Podría perderme en todas y cada una de ellas, todo el día, todos los días durante el resto de mi vida y nunca cansarme de ellas. Son crudas y poéticas... tan trágicas, pero a la vez tan hermosas. La más mínima mirada a cualquiera de las piezas evoca un caleidoscopio de emociones desde lo más profundo del alma. No sé qué más decir, excepto que su obra se comunica conmigo como ninguna otra. — Di unas palmaditas a mi pecho sobre mi corazón—. Le habla directamente a cada fibra de mi ser. Siento su trabajo. Lo siento, como si se viviera y respirara, igual que usted y yo.

Al abrir los ojos, me sonrojé de vergüenza al darme cuenta de lo perdida que estaba en mis pensamientos. Sue se inclinó de nuevo hacia delante y tocó mi mano con la suya.

—Bueno, Srta. Pierce, esa fue una barbaridad de respuesta —dijo Sue, con un toque de humor en su tono.

Dejando escapar una risa nerviosa, acomodé un mechón cabello suelto de mi rostro.

—Ella es una barbaridad de escultora.

—Sí que lo es —dijo Sue, luego dejó escapar un profundo suspiro—. Es una genio, un mujer brillante, muy brillante, a pesar que nunca jamás piensa eso de sí misma.

Pareciendo a olvidar que estaba en mi compañía, Sue se recompuso de su repentina tristeza. Después de varios segundos de silencio, dijo:

—Soy una mujer pasada de moda, Srta. Pierce. No me importan las entrevistas de trabajo formales y no soy alguien para las típicas respuestas que deben darse. Quiero un conservador que entienda el trabajo de Snix, alguien que sea tan apasionado sobre ella como lo soy yo.

—He estudiado cada una de esas piezas más que nadie, nadie, Sue. Estoy convencida de que soy la única conservadora que puede diseñar esa galería, la única persona que puede crear una historia digna de su obra. Sé que puedo diseñar el espacio perfecto para mostrar su talento. Puedo hacer esto, Sue, créame que puedo. Nunca he fallado en una entrega antes, y ciertamente no fallaré con esta exhibición.

Sue rió y una vez más me dio unas palmaditas en la mano.

—Srta. Pierce, después de leer sus revistas y hablar con usted hoy, estoy tan convencida de esto como usted. Pero incluso si no hubiera estado; al escucharla describir cómo el trabajo de Snix la afecta, bueno, eso habría hecho que ganara la exposición sin importar qué.

Por un momento dejé lo que ella acababa de decir colgar en el aire. Incapaz de resistir la necesidad de una aclaración, le pregunté:

—¿Tengo... tengo el puesto?

Sue asintió y se levantó.

—Lo tiene de hecho. Srta. Pierce. No soy de las que posponen las cosas. Ya he revisado sus credenciales académicas y me puse en contacto con sus anteriores jefes. Viene muy recomendada y ha dedicado su vida a la conservación por lo que visto.

El calor se extendió en mi pecho, y me dejé sentir un momento fugaz de orgullo. Había dedicado cada minuto de mi vida desde la universidad a esta carrera. Incluso en la universidad, siempre supe cuál sería mi camino.

Poniéndome de pie, le ofrecí mi mano a Sue, quien gentilmente la aceptó.

—Gracias, Sue —le dije humildemente. Le dio a mi mano un apretón firme como para sellar el contrato.

—¿Cuando me necesita aquí en Nueva York? Puedo estar de regreso desde California en los próximos días si es necesario. ¿La exhibición es aquí en el Met? ¿En el Guggenheim?

—En ninguno de ellos —dijo Sue con un gesto informal de su mano mientras se abría camino hacia la puerta. Fruncí el ceño confundida—. Va a ser pequeña, académica y cerca de mí.

—Está bien —le dije vacilante.

Sue miró hacia atrás desde la puerta.

—Será en Lima-Ohio, Srta. Pierce, en el museo de arte de la Universidad de Lima. Soy una patrocinadora allí y quiero reunir cierta exposición para ello. Además, Snix no toleraría una gran galería de renombre. Quiere intimidad.

Intimidad... El sonido de Snix junto a la palabra intimidad evocó un brillo cálido en todo mi cuerpo. Estaba obsesionada con una chica que nunca había conocido, no era más que un concepto. Y aquí me estaba poniendo a trabajar físicamente con sus obras maestras, las expresiones de mármol de su alma, las huellas de su corazón... en Lima-Ohio.

Y vaya…..en este punto era necesario reconocer que aunque antes salía con chicos y chicas a la vez, desde que conocí la obra de Snix no podía dejar de pensar en ella, y aquello me sirvió para darme cuenta que solo podrían atraerme las chicas.

—Lima-Ohio es perfecto —le dije, el entusiasmo enlazado en cada letra de mis palabras—. Tengo la sensación, a juzgar por su trabajo, que Snix no está en esto por la fama o el reconocimiento de otros artistas. No es el prestiElaine del lugar. Es la exquisitez de la técnica, lo que es el foco. —Sonreí y me perdí en mi cabeza solo imaginando esas esculturas que había admirado en imágenes, solamente después de haber tenido el placer de ver una pieza en vivo—. Va a ser increíble; una experiencia impresionante para tanta gente.

—Habla como una verdadera conservadora —dijo Sue con cariño. Podía oír la sonrisa en su voz.

—No —le dije y me sonrojé—. Eso fue dicho por una verdadera fan.

Sue me miró con curiosidad.

—Ha descrito perfectamente a Snix, Srta. Pierce. Un pequeño museo es ideal para su primera exhibición, y usted es ideal como su organizadora. Tengo una muy buena sensación sobre esta asociación, Srta. Pierce. Una sensación muy buena en realidad.

Sonriendo, respondí:

—Al igual que yo, Sue.

—Mi asistente se pondrá en contacto en breve con todos los detalles más específicos. Mientras tanto, si puede llegar a Lima-Ohio tan pronto como sea posible, podemos retomarlo desde allí.

—Gracias, Sue —le dije de nuevo, y con el más mínimo movimiento de su mano salió de la habitación.

Minutos más tarde, el mismo asistente me acompañó fuera del museo. Mientras estaba en la parte superior de la impresionantes escalera del Met, levanté mi cabeza hacia atrás para contemplar el cielo claro de verano y traté de contenerme con todas mis fuerzas para no gritar de felicidad.

Lo había hecho.

Estaba a punto de empezar a trabajar con la mejor escultora en la era moderna.

Había conseguido el trabajo de mis sueños.

Volviendo al aquí y ahora, saqué mi celular y desbloqueé la pantalla. Por un momento me quedé mirando el fondo de pantalla, mi pieza favorita de Snix, un ángel de mármol blanco de Carrara sin nombre.

Un rayo de emoción cruzó por mi cuerpo mientras presionaba el dos en mi marcación rápida, solo para luego escuchar a un familiar y amado acento inglés decir:

—¡Hola, extraña!

—¡Rach! —saludé con entusiasmo—. ¿Tienes una habitación libre en sea mansión tuya? ¡Porque tú mejor amiga va para quedarse!

Hola……….buenas noches a todas/os……….uhh, casi me vuelvo loca pensando que el foro había desaparecido jejejeje……estaba ya a punto de abandonar cualquier intento de encontrarlo, hasta que intente una vez más y al fin di con el objetivo…..uffff, esta semana que empieza sera la más tormentosa para mí, porque tengo que dar exámenes en materias complicadas en la uni
Este fic se resume en: “la apariencia y el pasado de una persona no lo es todo”.



Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






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(Safe with Me)






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(Beutiful stranger)







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(Lick)




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(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)







*Actualización: día JUEVES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….















https://www.youtube.com/watch?v=wkRI9np2NGM



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Hope” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Seattle y Alabama-Tusscalosa fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Seattle y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone 1 solo libro que consta de: sinopsis + prólogo + 22 capítulos + epílogo + capítulo extra. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany y Santana (es decir, algunos capítulos los narrado por una, y otros capítulos por la otra)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 2
Brittany

Lima-Ohio.

El taxi se detuvo justo en el borde del lago Washington. Me quedé mirando fijamente la impresionante mansión de piedra blanca situada al otro lado de un par de hectáreas de tierras protegidas por enormes puertas de hierro. La nueva casa de Rachel y Quinn.

Quinn... pensé y sonreí. De ninguna manera Rachel elegiría esta casa.

Agarrando mis maletas, me doy la vuelta hacia las puertas, cuando de repente empezaron a abrirse. Esbocé una sonrisa y saludé a una cámara grande en la cima de un poste recargado en la pared de piedra blanca circundante.

Mientras andaba por el camino de entrada, me maravillé de los jardines: exuberante hierba verde, fuentes de agua ornamentales, árboles de todo tipo, y un millón de flores iluminando los jardines.

Un gran conjunto de peldaños pavimentados apareció a la vista, que conducían a una puerta blanca. Esta se abrió justo cuando levanté mi mano para llamar a la puerta. Mis labios se abrieron con una sonrisa de oreja a oreja cuando mi prima, Quinn Fabray, apareció en la puerta, su habitual cabello rubio arena enredado y sus ojos verdes brillantes. Seguía siendo el epítome del estilo pueblerino mientras permanecía de pie, con los brazos cruzados, vestida con una camiseta blanca ajustada y jeans desgastados.

—Hola, prima —saludó con una amplia sonrisa, su fuerte acento tan particular como siempre mientras daba un paso hacia adelante, con los brazos extendidos y me levantaba del suelo en un abrazo de oso.

No pude dejar de reír mientras la abrazaba de vuelta. Quinn me plantó en el suelo, y me dio un beso en la mejilla.

—¡Hola a ti también, Srta. Tenista Estrella Todopoderosa!

Quinn puso los ojos en blanco y pasó delante de mí para tomar mi equipaje. La seguí dentro de la casa. Mis ojos se ampliaron mientras asimilaba el vestíbulo, porque así era como todo podría describirse, vestíbulo. El lugar era enorme.

—Quinn… —Iba a continuar, cuando fui interrumpida.

—Ridículo, ¿no es así?

Mi cabeza se volvió hacia la escalera. Rachel Fabray-Berry bajaba, cubierta con un vestido de verano largo, sin mangas de cintura imperio color púrpura. Su largo cabello castaño se posaba sobre sus hombros y su bonito rostro portaba una sonrisa de felicidad.

—¡Rach! —grité de emoción y, mientras Rachel descendía el último escalón, la envolví en mis brazos. Inmediatamente me devolvió el abrazo—. ¡Te he echado de menos! —confesé, y la dejé ir, para que pudiéramos caminar de regreso al vestíbulo.

—Te he echado de menos también, cariño —dijo Rachel, apretando mi mano, solo para dejarme ir cuando Quinn extendió la mano y la atrajo hacia su pecho, con sus brazos envolviéndose alrededor de sus hombros desde atrás. Las manos de Rachel se levantaron para aferrarse a sus brazos, y esa mirada que ambas tenían cuando estaban la una con la otra se deslizó en sus rostros.

Un dolor momentáneamente apuñaló mi pecho. Viendo lo felices que eran solo destacaba lo sola que me sentía. Trabajar hasta altas horas de la noche podría ser una buena distracción, pero por mucho que adoraba mi trabajo, nunca podría sustituir al amor vertiginoso y apasionado que ansiaba tan desesperadamente.

—Vamos. ¡Vamos a tomar una copa! —dije alegremente, luchando contra mi momento de tristeza, y dejé a Quinn y Rachel liderar el camino hacia su cocina blanca de estilo rústico.

Rachel debió haberme visto jadeando ante la opulencia de la habitación y se sonrojó.

—Es demasiado, ¿no es así?

Mi atención se deslizó hacia mi tímida amiga y su expresión avergonzada.

—No, en absoluto, cariño. Es Hermosa.

Rachel se unió a mí mientras miraba alrededor de la habitación. Me encantaba que todavía encontrara incómodo tener dinero. No creía que alguna vez se acostumbrara. Pero no podía dejar de pensar que era un rasgo adorable de poseer.

—Ella discutió conmigo por la compra de este lugar, pero quería un lugar seguro para vivir... algún lugar para empezar una familia —declaró Quinn.

Los ojos de Rachel, que habían estado pegados en la mesa, se dispararon a su esposa y comenzaron a llenarse de lágrimas.

Quinn levantó la mano de Rachel hasta sus labios. Me sentía como una intrusa en su momento privado y significativo. Rachel pareció recomponerse y me dio el atisbo de una sonrisa.

—Brittany, debes tener sed. ¿Puedo ofrecerte una bebida?

—No te preocupes, querida. ¡Lo tengo todo controlado! —declaré con entusiasmo, corrí hasta mi equipaje de mano y saqué la botella de champán que había comprado de camino a su casa.

Cuando levanté la mirada, noté que Rachel se había puesto verde y corrió fuera de la habitación.

—¡Eh... estaré de vuelta en un momento! —Rachel salió corriendo al pasillo.

Me puse de pie en medio de la cocina, frunciendo el ceño.

Me volví hacia Quinn, que estaba inquieta en su asiento.

—¿Ella está bien, cariño? —le pregunté—. Parecía que iba a vomitar.

Los ojos de Quinn siguieron la dirección en la que Rachel había desaparecido.

—Está bien. —Pude ver la preocupación en su rostro. Pero Quinn siempre había sido toda seria y posesiva con Rachel. Su necesidad de mantenerla a salvo y cuidarla permanecía por encima de cualquier otra cosa en su vida.

Sintiéndome incómoda por el silencio que siguió inmediatamente, le pregunté:

—¿Dónde están tus copas de champán?

Quinn salió de su preocupación y se acercó a un aparador. Extendiéndose hacia arriba, sacó dos copas de champán y las puso sobre la mesa mientras yo sacaba el corcho. Cuando fui a verter, me quede inmóvil.

—Quinn, se te olvidó una. Solo hay dos aquí.

Quinn se puso tensa a mi lado, y cuando levanté la vista, sus ojos miraban fijamente la dirección en que Rachel había desaparecido. Mis ojos se estrecharon, y le di un empujón con el codo.

—¡Oye, prima! ¿Estás conmigo?

Quinn giró la cabeza hacia mí y se pasó la mano por el cabello.

—Sí, lo siento, Britt.

—¿Qué pasa? —le pregunté—. Porque están actuando verdaderamente extrañas.

Bajé la mirada a las dos copas de champán y dejé escapar un suspiro emocionado.

—¿Por qué ella no se lo bebe?

Quinn abrió la boca, pero...

—Estoy embarazada. —La tranquila voz de Rachel flotó desde la puerta de entrada hacia donde estaba. Tanto Quinn como yo rápidamente giramos la cabeza para mirarla. Estaba pálida, y me di cuenta de que acababa de vomitar.

El aire salió de mis pulmones en un silbido y mi mano voló sobre mi boca.

Rachel se adelantó, y su labio se curvó de felicidad.

—Estoy de dieciséis semanas... —Miró a Quinn y las lágrimas de felicidad llenaron sus ojos—. ¿Puedes creerlo? ¡Vamos a tener un bebé de nuevo!

Entonces las lágrimas se derramaron por sus mejillas. Las mías hicieron exactamente lo mismo mientras corría hacia mi mejor amiga, sus manos ahora dando forma a la pequeña protuberancia redonda bajo el vestido holgado. La tomé en mis brazos.

—Estoy tan feliz por ti, cariño —le susurré mientras sentí a Rachel aferrarse a mí con fuerza.

Ella temblaba.

Me aparté y sequé las lágrimas con mis pulgares.

—Estoy tan malditamente feliz por ti.

—Gracias, Brittany —dijo con una risa emocionada. Todo su rostro resplandecía de emoción. Pero esa expresión vaciló cuando sus ojos se dirigieron a Quinn, que todavía no se había movido de su posición encorvada cerca de la encimera. Nos miraba de cerca, pero había dolor en su mirada oscura.

Rachel se alejó de mí, apretando suavemente mi brazo en señal de agradecimiento antes de soltarme y se dirigirse a su esposa. Levantando la cabeza, puso sus dedos bajo su barbilla y levantó la cabeza de Quinn antes de presionar un beso en sus labios.

—Voy a estar bien —susurró con dulzura.

Quinn la miró durante lo que pareció una eternidad antes de tirar de ella en su regazo y envolverla en sus brazos. Rachel me vio mirarlas confundida y explicó:

—Tengo preclamsia, Brittany. El embarazo puede ser difícil, ya que no debería haber desarrollado preclamsia tan pronto. Nuestro médico me ha dado una lista de cosas que tengo que hacer para ayudarme a estar bien, pero este de aquí está aterrorizado. —Se pasó la mano por el cabello largo de Quinn para enfatizar su opinión—. Es la razón por la que no se lo hemos dicho a nadie. Ya sabes, por si acaso algo sale mal de nuevo. Kitty y Jake lo saben, pero quería esperar y decírtelo cara a cara. Por supuesto Quinny no puede dejar de preocuparse.

Esa espiral en mis entrañas estaba de vuelta de nuevo.

—Estoy aterrorizada de perderte —dijo Quinn con voz profunda y ronca, luego bajó su voz—: Ningún bebé vale eso.

La cabeza de Rachel se inclinó lentamente hacia un lado mientras la observaba.

—No me vas a perder. Todo va a ir bien. Vamos a tener un bebé y todo estará bien.

Se miraron a los ojos y parecieron hablarse mutuamente simplemente a través de su conexión.

Me balanceé torpemente en mis pies y me moví hacia mis maletas. Rachel me vio por el rabillo del ojo y se levantó del regazo de Quinn.

—Quinn, muéstrale a Brittany su cuarto, cariño. Voy a ir a acostarme. —Ella puso los ojos en blanco—. Órdenes del médico. Muchísimo descanso y nada de estrés.

Le sonreí y vi como salió de la habitación. Rachel se detuvo entonces y se volvió.

—Ah, casi se me olvida. Hemos organizado una cena de celebración para ti esta noche, cariño. Todo el mundo viene. Una gran bienvenida para ti y tú llegada a la ciudad.

—Rach, yo… —empecé a discutir, preocupada por si la estaba presionando demasiado.

—Tú también no, Brittany! Tengo suficiente con mi melancólica y sexy estrella del tenis, tratándome como si fuera una muñeca frágil. —Rachel señaló a Quinn y le hizo una mueca juguetona. Los ojos de Quinn se estrecharon, siendo juguetonas de nuevo—. Estoy bien. —Su mano fue a su estómago—.¡Ambos estamos bien, y no voy a tenerlos a todos pisando huevo alrededor de mí durante los próximos meses!

—Sí, señora —le dije y simulé un saludo militar. Rachel se rió y sacudió su cabeza.

—Y después quiero escuchar todo sobre esta nueva galería que estás diseñando en mi colegio, ¿de acuerdo?

—Claro que sí —le contesté, divertida.

Rachel asintió en señal de triunfo, luego caminó con cuidado subiendo las escaleras, dejándome sola con Quinn. Quinn tomó mi equipaje, se dirigió rápidamente hacia la escalera, y la seguí.

Me llevó a una habitación al final de un largo pasillo. Cuando abrió la puerta, mi boca cayó abierta. Era hermosa, espaciosa y luminosa, una habitación totalmente blanca con un enorme cuarto de baño, con la bañera más grande que jamás había visto.

—Quinn... esto es... —susurré y me volví hacia mi prima, que estaba apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Puedes quedarte todo tiempo que quieras, ¿me oyes? A Rachel le encanta tenerte alrededor. Y no me parece nada mal tampoco.

Me quedé mirando a mi prima, al oír el trasfondo en su voz mientras trataba de cubrir su aprehensión sobre su esposa con una broma. Me acerqué a su cuerpo y agarré sus brazos tensos.

—Ella va a estar bien, lo sabes. Este bebé es algo bueno. Es una bendición.

Quinn bajó la mirada hacia el suelo.

—Sé que lo es, Britt, y estoy feliz. Hemos querido un bebé durante mucho tiempo. Lo sabes. Pero, Cristo, Britt, escuchar a ese doctor hablar sobre los riesgos de nuevo y recordar constantemente que su madre murió de lo mismo que Rach tiene... y... —Quinn dejó de hablar, y apretó mi mano en su brazo. Sus fosas nasales se dilataron y continuó—: …recordar a mi chica en esa cama del hospital rota y perdida, me mata. Podría volver a ocurrir. O podría ser peor.

—Eso no va a pasar, Quinn. Todo es diferente esta vez. Estás en una posición mucho mejor, eres más madura, no tienes a tus padres respirando en tu nuca y toda esa tensión con la que lidiar. Y te conozco. Tú no vas a dejar que nada le suceda a esa esposa tuya nunca más.

El labio de Quinn se curvó en una sonrisa renuente, y le devolví la sonrisa.

—¡Voy a ser una tía! —grité con entusiasmo, y Quinn se echó a reír. Mi corazón se rompió por lo preocupada que estaba, pero luego por lo emocionada que estaba cuando por fin dejó brillar su felicidad.

—Sí, sí, vas a ser. Tía Brittany.

—Y tú vas a ser mamá.

Dejó escapar un suspiro, pasando las manos por su rostro.

—Sí... cielos...

—Y vas a ser una buena, Quinn. La mejor mamá en el planeta.

Quinn me dio una enorme sonrisa agradecida, y pude ver la alegría pura en su expresión. Pude ver lo mucho que quería a ese pequeño bebé que Rachel cargaba.

Quinn sacudió su cabeza divertida y revolvió mi largo cabello color rubio con la mano.

—¡Quinn! —grité—. ¡Basta, aléjate! —Traté de darle un manotazo, pero saltó hacia atrás fuera de mi alcance.

—Me alegro de que estés aquí, prima. Ha pasado demasiado tiempo desde que te vimos —dijo, cada vez más seria—. Vamos a salir a celebrar en unas pocas horas, así que tienes que estar lista a las siete.

Quinn se alejó antes de que pudiera alegar, dejándome en esta enorme habitación de invitados. Me senté en la cama.

Estaba en Lima-Ohio, a punto de hacerme cargo de la exposición de mi vida, y además, iba a ser tía.

Este cambio parecía completamente perfecto…

Capítulo 3
Brittany…

Unas horas más tarde entramos al restaurante, y el camarero nos llevó a un espacio privado en la parte trasera. Me alegré, porque cuando atravesamos por el concurrido comedor, la gente comenzó a mirar fijamente a Quinn susurrando entre sí, fanáticos de las celebridades reconociendo a la tenista más famosa de Lima-Ohio. Rachel agachó la cabeza y trató de seguir a toda prisa hacia adelante, claramente avergonzada, pero Quinn la tomó de la mano, acercándola a su lado. Ella odiaba ser el centro de atención también.

Cuando entramos en el espacio privado, el cual daba a la gran vista de la hermosa noche de The Sound, exhalé, alisando mi vestido sin mangas con rayas negras, solo para escuchar a alguien gritar mi nombre desde el otro lado de la sala.

—¡Brittany!

Esbocé una sonrisa hacia Kitty, una de mis mejores amigas, quien se había levantado de su asiento y corría hacia mí. Mi corazón se llenó mientras se acercaba, aún pequeña y delgada figura, pero de aspecto saludable ahora que había estada comiendo más desde la universidad. Su cabello rubio ahora era largo y liso, hasta la mitad de la espalda. Llevaba un vestido verde largo hasta las rodillas con mangas largas y botines.

Se veía hermosa.

Extendiéndome, tomé las manos de Kitty entre las mías y me incliné para besarla en la mejilla. Apreté sus dedos con fuerza y di un paso atrás. Tuve que reprimir las ganas de acercarla en un abrazo. Kitty no podía ser tocada de esa manera a causa de su anorexia. A pesar de que estaba en recuperación, todavía era un detonante para ella que la tocara en la espalda.

—Te he echado de menos —dijo Kitty suavemente, sonriéndome tiernamente.

—También te he extrañado, cariño. ¡No puedo creer que estén viviendo en Lima-Ohio también! ¡Es una locura! ¡Dos chicos de excepcionales jugando para la Liga Profesional de Tenis!

En ese momento, Jake López, el mejor amigo de Quinn, apareció detrás de su esposa y se inclinó sobre ella para darme un beso en la mejilla.

—Brittany —saludó y, retrocediendo, envolvió sus brazos completamente tatuados alrededor de los hombros de Kitty y la apretó contra su pecho. Jake era la única excepción a los detonantes de Kitty, la única persona que podía tocarla. Jake había salvado su vida hacia cinco años cuando casi perdió la batalla con su trastorno alimenticio, pero el amor entre ellos demostró ser más fuerte. Él era su razón para vivir, y ella la de él.

Divisando una cabeza de cabello oscuro desordenado detrás de Jake y Kitty, me incliné rodeándolos, solo para ver a una chica joven y guapa de pie nerviosa. Era atractiva y atlética. Me miró sonriendo tímidamente, y mi boca se abrió cuando me di cuenta de quién era...

—¿Violeta? ¿La pequeña Violeta López? ¿Eres tú, querida? —le pregunté. Me encontré con sus ojos grises cuando levantó la cabeza, con un profundo rubor rojo recubriendo inmediatamente la piel aceitunada de sus mejillas.

—Hola, Britt. —Fue su respuesta tranquila mientras corrí hacia ella y lanzaba mis brazos alrededor de su cintura, apretándola con fuerza.

Violeta exhaló una risa tranquila por encima de mí, abrazándome de vuelta. Me empujé hacia atrás y extendí los brazos, estudiando lo mucho que había cambiado.

—¡Violeta, estás tan grande y me has superado! —bromeé, y ella bajó sus ojos para evitar mi mirada, con una tímida sonrisa en sus labios—. ¿Cuántos años tienes ahora, cariño?

—Diecinueve, señora —respondió.

Quinn caminó detrás de ella y le alborotó el cabello. Violeta le dio un codazo alejándola.

—¡Bueno, basta! ¡Diecinueve!

—Y una de las mejores promesa tenistas que he visto en mi vida —la elogió Kitty al estirarse para acariciar su mejilla con su esbelta mano. Violeta le dio una amplia sonrisa, y uno simplemente podía ver el amor que sentía por nuestra pequeña amiga irradiar de cada uno de sus poros.

—Igual que tu hermano, entonces, ¿eh? —bromeé, viendo a Jake tomar asiento a la mesa junto a Quinn, Rachel y Kitty se movieron para sentarse al lado de sus parejas.

Entrelazando mi brazo a través del de Violeta, le dije:

—Bueno, parece que eres mi cita de esta noche, Vio. Puedes sentarte a mi lado.


Violeta caminó junto a mí y nos sentamos.

—¿Así qué, estas en la universidad, Vio? ¿Estás aquí en Lima-Ohio para visitar a Jake y Kitty?

—No, señora, todavía vivo con ellos. Asisto a la Universidad de Lima; me trasladé de la UCLA.

La miré, sintiéndome de algún modo confundida.

—¿No querías quedarte en Los Ángeles?

Jake se movió en su asiento mientras miraba a su hermana menor. Violeta bajó la cabeza.

—Quería estar cerca de mi hermano y Kitty. Eso es todo. Las chicas no son tan malas, y lo estamos haciendo muy bien este año.

Mi corazón se hundió cuando vi un dejo de vulnerabilidad pasar rápidamente a través de su hermoso rostro.

—La mejor jugadora en ese campo, ¿eh, hermanita? —dijo Jake, rompiendo el silencio, y Violeta levantó la cabeza, sonrojándose ante la expresión de orgullo de Jake.

—¿Por lo tanto, Britt, Rach y Quinn dijeron que estás organizando una exhibición extravagante en la Universidad? —dijo Jake quitando la atención de Violeta, justo después que Quinn ordenó una ronda de bebidas del camarero que estaba justo fuera de nuestra línea de visión.

Me reí de la forma en que lo expresó.

—Sí, estoy organizando una exposición extravagante.

—¿Qué? Es extravagante, ¿no? —dijo Jake, mientras Kitty sacudía la cabeza con exasperación a su lado.

—Ignóralo. Él es todo tenis, tenis, tenis, no es exactamente un aficionado al arte —provocó Kitty a Jake, ganándose un ceño amenazador.

Kitty agitó su mano y me miró otra vez.

—Háblanos de ella, Britt.

—Sí, cuéntanos al respecto Srta. Brittany Susan Pierce —dijo Quinn, secamente. Había utilizado el nombre de soltera de mi madre para los negocios, y Quinn siempre se burlaba por eso. Simplemente no quería el estigma de Fabray Oil siguiéndome. Quería conseguir el éxito de forma independiente, sin estar conectada con el apellido.

Mis ojos se llenaron de emoción al instante.

—¿Qué puedo decir? Es mi sueño hecho realidad. Esta exposición es la exposición debut de la artista, y me escogieron a mí como su organizadora. ¡Todavía no me lo puedo creer!

—¿Qué es lo que pinta? —preguntó Rachel.

—No. Es una escultora. —Solté un largo suspiro—. Es la escultora más valiente, torturada, talentosa, inspiradora y oscura que me he encontrado... —Miré fijamente el panorama oscuro de The Sound, perdida en las imágenes de sus esculturas dando vueltas por mi cabeza, cada una más poética y trágica que la anterior.

Meneando la cabeza, me encontré con las miradas de asombro de mis amigos y amigas, con ansiedad retiré el cabello de mi rostro.

—Su obra, es... es... es mi alma. Esa es la única manera que puedo explicarlo. Es la vida, la muerte, el amor, tragedia, y todo lo demás, cada condición humana... todo. Su obra habla directamente a mi corazón.

—Brittany... —expresó Rachel con lágrimas contenidas en los ojos. Cuando sentí una humedad en mis mejillas, me di cuenta de que estaba llorando. Rápidamente enjugándome las lágrimas, respiré hondo y expulsé una risa nerviosa.

—Realmente me encanta su trabajo.

—Se nota —dijo Quinn cariñosamente.

—Estoy tan feliz por ti —dijo Kitty con entusiasmo y se inclinó hacia delante—. ¿Cómo es ella? ¿Es guapa? —Jake le lanzó una mirada incrédula a Kitty, pero ella o no la vio o de plano no le hizo caso.

Me encogí de hombros.

—De eso se trata, nunca la he visto. Nadie lo ha hecho. Es una ermitaña total. Fui comisionada por otra artista, su mentora, quien está al frente de todo. Es una patrocinadora del museo de arte de la universidad y reside en Lima-Ohio. Realmente debería haber estado en un museo más grande, pero dijo que querían mantenerlo pequeño.

—¿Sue Sylvester? —ofreció Rachel.

—Sí, ¿la has conocido?

—Una o dos veces. —Una sonrisa se extendió en su rostro—. Es un personaje peculiar. Ella trajo algunos de los escritos originales de Platón al museo de arte para una exposición temporal de muestra filosofía y arte de la que formaba parte. Ayudé con la historia y la traducción del latín para los tableros de texto. La adoro.

—Entonces, ¿cuál cómo se llama? —preguntó Kitty cuando el camarero volvió con nuestras bebidas.

—¿Nombre? —cuestioné mientras una copa de champán era colocada delante de mí.

—¡La escultora, el nombre de la Srta. Dueña De Tu Alma! —subrayó, e hizo un puchero con sus labios para detener la sonrisa que iluminaba su rostro.

—Oh, cierto, lo siento. Ahh... Snix. Ella responde por Snix —le contesté.

Jake resopló a mi lado.

—No he oído ese nombre en mucho tiempo.

—¿Has oído hablar de él? —le pregunté.

—Era el apodo del nombre de nuestra nonna —respondió Jake—. El nombre de la madre de nuestra mammá. No es muy común ahora...

—¿Así que es italiano? —le pregunté, emocionada de al menos se hubiera revelado algo más sobre la solitaria artista.

Jake asintió, ahora demasiado ocupado comiendo sus palitos de pan como para añadir más.

—Bueno, Britt —dijo Quinn y se inclinó, agarrando su copa de champán y levantándola en el aire—. Tengo que decir, me alegro que estés aquí con nosotros en Lima-Ohio, y buena suerte con tu nuevo trabajo.

Todos levantaron sus copas y tomaron un sorbo.

—¡Estoy muy contenta de estar aquí también!

Capítulo 4
Snix…

Lima-Ohio.

Sue estacionó el auto delante a la dirección que le había dado. La dirección a la que me aferré todo el viaje en avión hasta aquí, la tinta de esa dirección ahora manchada en el pedazo de papel gastado en mi mano.

Mis manos temblaban mientras miraba hacia adelante, demasiado asustada como para mirar directamente a la casa que sabía estaba allí esperándome. Todo permanecía silencioso mientras trataba de respirar a pesar de los nervios. Podía sentir los ojos de Sue mirándome.

―¿Estás bien, Snix? ―preguntó, rompiendo el silencio.

Abrí la boca para responder pero no salió ninguna palabra. Asintiendo una vez, solté un largo suspiro y moví mi mano temblorosa hacia el pomo de la puerta. Mientras esta se abría, y sin mirar a Sue, dije:

—Gracias por recogerme.

―No hay problema, Snix ―replicó―. Nos vemos en el estudio mañana, ¿de acuerdo? Te mostraré el lugar que te conseguí para que sigas con tu trabajo.

―Bien ―le dije en un tono cortante y salté fuera del auto, dando un portazo tras de mí.

Tirando la mochila sobre mi hombro, me forcé a levantar la cabeza y vi una gran mansión de ladrillos frente a mí.

Mi corazón palpitaba demasiado rápido, el camino de entrada parecía un maldito paredón. Di un paso hacia adelante, con las manos temblando más fuerte mientras pensaba en lo que me esperaba al otro lado de la puerta negra.

Forzándome a moverme, la grava crujía bajo mis botas. Mi estómago se retorcía y el sudor corría por mi rostro bajo mi espeso cabello largo.

Todo lo que había dejado en el mundo estaba en el otro lado de esa puerta. Todo lo que había dejado, pero nada de lo que merecía. Un montón de preguntas comenzaron a bombardear mi mente: ¿Y si me rechazaban? ¿Y si las únicas personas a las que amaba ya no me amaban? No los había visto en tres años, corté con ellos sin ninguna explicación. ¿Y si no podían perdonarme por eso? ¿Y si de verdad estaba sola? ¿Qué diablos haría entonces?

Tratando de deshacerme del miedo, mis pies siguieron moviéndose hacia adelante con mi respiración agitándose más a medida que me acercaba a la casa. Todo se hallaba en silencio, solo un par de aves cantaban entre los altos árboles que rodeaban la propiedad. Odiaba la tranquilidad, hacía que los pensamientos de frustración sonaran más fuerte en mi cabeza.

Alcanzando la puerta, traté de escuchar algún signo de vida adentro, pero no pude oír nada. Adentro estaba tan silencioso como afuera. No estaba acostumbrada a eso. Estaba acostumbrada a los gritos, a las puertas metálicas haciendo ruido, a las órdenes gritadas... no este silencio. No a esta inquietante paz.

El sonido de mi sangre corriendo tronaba en mis oídos y levanté la mano para llamar. Pero no podía dejar de temblar. ¡Rayos! No podía dejar de temblar. Inmediatamente bajé la cabeza.

No pensé que pudiera hacerlo. Después de todo este tiempo… ¿Y si no me querían? Cerré los ojos con fuerza. ¡Era una cobarde!

Apretando la mano en un puño, respiré profundamente, abrí los ojos y antes de que pudiera convencerme de no hacerlo, llamé a la puerta dos veces, dejando caer la mano para esperar una respuesta.

Demasiados pensamientos corrieron por mi mente mientras estaba ahí parada, con los pies pegados al suelo, temblando como una niña, ¡Rayos! Luego, escuché pasos del otro lado.

Conteniendo la respiración, escuché cómo las cerraduras se abrían lentamente y, como si el tiempo pasara en cámara lenta, vi el picaporte girar. El cabello me cubría el rostro mientras trataba de calmar mis nervios, pero cuando vi un par de pies, supe quien estaba ahí… justo delante de mí… finalmente, después de todos estos años.

―¿Puedo ayudarte?

Cerré los ojos cuando escuché la voz familiar.

Levantando lentamente la cabeza, vi que era incluso más grande de lo que recordaba. Estaba vestido con un holgado chándal gris y una camiseta blanca de manga corta, sus brazos expuestos estaban cubiertos de tatuajes oscuros. Me forcé a levantar la vista y encontrar sus ojos y me tambaleé hacia atrás. Fue como si lo hubiese visto tan solo ayer, y dándome cuenta de eso, una tonelada de recuerdos desagradables inundaron mi mente, recuerdos que trataba de bloquear para no ahogarme en la culpa.

Su cabello oscuro estaba más largo, no demasiado, pero más largo de lo que hubo estado la última vez que nos vimos. Exhalando, me pasé la mano por el cabello, tirándolo hacia atrás, mostrándole más de mi rostro troturado.

Y entonces lo vi, el momento en que se dio cuenta exactamente de quién estaba de pie en su puerta. Sus ojos marrones se abrieron tanto que parecían antinaturales. Dio un paso hacia atrás, sorprendido, boquiabierto como si tratara de decir algo pero no le salían las palabras.

―Jake ―saludé con voz áspera, mirando a otro lado, sintiéndome más nerviosa de lo que había estado en toda mi puta vida. Esperando… solo esperando a que me alejara.

Jake agarró el borde de la puerta, mirándome, hasta que cambié de postura y asentí. Entendí el significado de su silencio: no era bienvenida.

―Entendido ―dije secamente.

Me di la vuelta para irme justo cuando dio un paso adelante y susurró:

—¿Santana?

La voz de Jake era tensa, mezclada con emoción. Me quedé helada y de mala gana miré por encima de mi hombro.

―Chico ―le respondí y vi como la sorpresa en su rostro, ahora más crecido, se fundía en la sonrisa más grande que había visto alguna vez. Jake se lanzó fuera de la puerta y tiró sus brazos alrededor de mi cuello.

Nunca me había abrazado tan fuerte.

La mano temblorosa de Jake sostenía la parte de atrás de la cabeza, apretándome contra su cuerpo.

―Mierda… no puedo… no puedo creer que seas tú… ―Su voz era áspera y mi garganta estaba tan apretada que no podía hablar. Acariciando a Jake en la espalda, esperé que se apartara, pero cuando sentí que su espalda también temblaba, sabía que no lo haría. El chico estaba llorando.

Y rayos si no me rompió.

―Fratello, mírame ―le dije luchando contra mis propias lágrimas. Como siempre, mi hermano pequeño hizo lo que le pedí, siempre lo hacía.

Jake mantuvo los ojos hacia abajo mientras me enfrentaba, sus manos permanecieron en mis hombros pero pude ver las lágrimas cayendo de sus ojos. Agarrando la parte de atrás de su cabeza, lo llevé de nuevo hasta mi pecho susurrando:

—¡Rayos! Te extrañe, muchacho.

―¿Lo giuri? ―preguntó Jake tembloroso, con la voz ahogada por mi camisa.

Resoplé con una risa.

―Lo giuro.

Retrocediendo, Jake me miró, sacudiendo la cabeza sin poder creerlo.

―¿Cómo... qué... San? ¿Cómo diablos saliste? ¿Cómo es que estás aquí?

―Buen comportamiento, Jake.

El orgullo que brilló en sus mejillas sin afeitar casi me deshizo. Por qué siempre había tenido tanta fe en mí, no lo entendía.

No lo merecía. No lo merecía a él… nada de esto. Jake lanzó su brazo alrededor de mi hombro y dijo:

—Siempre supe que podías hacerlo. Agachar la cabeza y enderezarte.

Comenzó a guiarme hacia la casa y empujó su mano sobre mi cabello largo.

―¿Qué diablos te pasa con el cabello largo y ese rostro indescifrable? Nunca te había visto con nada más que el cabello mediano.

―No lo sé. Solo que nunca me molesté en cortarlo.

Jake se detuvo, y pude sentir su dura mirada. Finalmente levanté la vista y alcé una ceja.

―¿Qué?

―Solo que casi no te reconozco, eso es todo. Es como si fueras otra persona. Y… ―Sus ojos marrones se clavaron en mi brazo izquierdo y levanté la mano hacia donde mi Stidda, mi estrella negra tatuada, solía estar, la marca que le decía a todo el mundo que era una Heighter para toda la vida―. La cubriste…

Aparté la mirada.

―Sí… ―contesté, no necesitaba más información.

―¿Por qué? ―presionó.

―Porque sí, muchacho.

―¿Por una águila? ―preguntó, pero solo me encogí de hombros. Jake todavía me seguía mirando, pero no iba a entrar en detalles.

―Tú te quitaste la tuya ―dije con orgullo.

―Esa ya no es mi vida, San. Era hora de dejar pasar toda ese drama.―Asentí, entendiéndolo, y Jake lo tomó como una señal para movernos dentro de la casa.

A medida que entrábamos por la puerta, pude sentir que Jake todavía me miraba como si pensara que desaparecería si no seguía vigilándome. Su brazo nunca dejó mi hombro.

Jake tomó mi bolsa y la colocó en el suelo de mármol negro. Eché un vistazo alrededor y tuve que respirar a través de la inquietud que sentía al estar en tal lugar. Estaba acostumbrada a las delgadas paredes, techos de zinc, y ventanas de plástico de remolques o los suelos de piedra y puertas metálicas de las celdas, no las elegantes mansiones como en la que estaba ahora... una mansión que mi hermanito compró con su esfuerzo, por su propio talento. Era increíblemente surrealista.

Jake me dio una palmada en la espalda y yo sacudí la cabeza.

―¿Qué? ―me preguntó mientras yo hacía un gesto hacia el gran pasillo y la sala de TV que parecía una gran sala de cine.

―Lo hiciste bien, muchacho.

Jake agachó la mirada.

―Dije que lo haría. Te dije que tendría una casa a la que podrías venir y en la que podrías vivir también, cuando salieras.

Esa maldita garganta obstruida estaba de vuelta otra vez, y supe que Jake entendía que no pudiera hablar.

―¿Jake? ¿Cariño? ¿Quién estaba en la puerta?

Una voz femenina llegó desde la derecha, por un pasillo que vi que llevaba a la cocina. Poco después, una chica pequeña, delgada y con el cabello rubio apareció.

Se me revolvió el estómago. Mierda. Kitty.

―¿Cariño? ―lo llamó otra vez, caminando con la cabeza gacha mientras secaba un vaso con un paño de cocina. Jake se tensó a mi lado. Cuando Kitty levantó la mirada, saltó, asustada de lo que le daba la bienvenida.

―San.. ¿Santana...? ―susurró. Sus manos comenzaron a temblar tanto que el vaso que sostenía se cayó al suelo y se rompió en pedazos.

―Pix ―dijo Jake y pude oír la preocupación en su voz―. Cielos, Pix, ¿estás bien?

Sus grandes ojos color miel fueron de mí a Jake mientras asentía, pero no pasó ni un maldito segundo antes de que volvieran a mí.

Jake se detuvo delante de ella y acunó sus mejillas, obligándola a mirarlo.

―Pequeña, mírame. —Lo hizo―. ¿Estás bien?

Despacio asintió y Jake la envolvió en sus brazos como si la estuviera manteniendo a salvo. A salvo de mí. Sabía que ella tenía problemas. Rayos, sabía que casi murió. Vio me lo había dicho cuando me llamó desde el hospital hace cinco años y me gritó por haberlos decepcionado a todos.

Mi pulso palpitaba en mi cuello mientras veía cuanto me temía. ¡Rayos!

Estaba aterrada.

―Kitty ―saludé, pero mi voz fue áspera.

Sus ojos miel nunca dejaron los míos mientras Jake la abrazaba más fuerte.

―Santana ―respondió con voz temblorosa. No pude soportarlo.

Dando un paso adelante, observé cómo se tensaba su cuerpo así que me detuve y levanté las manos.

―Mira, Kitty, quiero disculparme por la manera en que te traté. Fue muy malo. Fui una estúpida imbécil. ―Bajé la cabeza, sintiendo la tensión de Jake desde donde yo estaba parada―. Ya no soy esa clase de chica.

Levantando de nuevo la cabeza, Kitty me observó en silencio durante un momento demasiado largo. Luego, finalmente, dejó escapar un largo suspiro, echándole un vistazo a Jake.

―¿Pix? ―preguntó Jake. Kitty levantó la mano y, con el pulgar, secó la humedad que todavía quedaba en las mejillas de Jake. Vi las lágrimas llenar sus ojos también.

Hundiendo los hombros derrotada, se volvió hacia mí y bajó la barbilla.

―Eso pertenece al pasado, Santana. Ninguno de nosotros se hallaba en un buen lugar en aquel entonces. Todos estábamos haciendo lo que pensábamos que teníamos que hacer para sobrevivir. Tiene que quedarse en el pasado.

Sentí como si un enorme peso hubiera sido levantado de mis hombros.

―Pix ―susurró Jake, y pude oír el nivel de gratitud en su voz. Gratitud por dejar que su hermana ex convicta entrara en su casa, Rayos, que irrumpiera de nuevo en sus vidas.

Jake abrazó a su esposa y no pude parar de mirarlos. Realmente nunca había visto cuánto amaba mi hermano a Kitty, o siquiera me importó nada cuánto ella, obviamente, lo adoraba también. Cuando ya estás arrastrada en el infierno, supongo que no piensas en cómo podría ser del otro lado.

Pero mi hermano lo tenía. Lo tenía todo. Había salido de nuestro inmundo parque de casas rodantes y estaba viviendo el gran sueño americano.

―¿Jake? ¿Kitty? ¿Han visto mis zapatillas deportivas de tenis? Necesito ir a entrenar.

La voz grave sonó desde el piso de arriba y mi estómago se hundió. Mi corazón pareció haberse saltado un latido como si tuviera un maldito soplo en el corazón o alguna cosa así, porque sabía exactamente a quién pertenecía esa voz.

―¿Kitty? ¿Has las viste?

Los pasos sonaron arriba en el primer piso, y Jake y Kitty se miraron enseguida el uno al otro y luego a mí, con la misma expresión de preocupación en sus rostros. Justo entonces, un par de piernas comenzaron a bajar las escaleras, poco a poco revelando la hermosa y atlética estructura del cuerpo de mi hermana pequeña, Violeta.

Mis labios se abrieron cuando me di cuenta de que había crecido un montón, su cabello negro oscuro se encontraba revuelto como si acabara de salir de la cama. Usaba un chándal azul marino y una camiseta con las letras "Huskies Tenis Universidad de Lima" escritas en el pecho. Permaneció cabizbaja mientras buscaba en las escaleras sus botas, cuando comenzó levantar la mirada una sonrisa tímida tiraba de su boca.

En un instante, sus ojos grises se abrieron, su sonrisa se convirtió en una mueca, apretó las manos en puños y su pecho comenzó a agitarse.

Violeta bajó las escaleras y Kitty la encontró en el último escalón, moviendo su mano para agarrar su brazo.

―Violeta…

―¿Qué demonios está haciendo aquí? ―dijo Violeta fríamente con los dientes apretados y tiró de su brazo para liberarse.

Jake se adelantó y le agarró el brazo.

―Vio...

—¿Qué está haciendo ella aquí?

Un enorme sentimiento indeseado se incrustó en mi pecho. Violeta estaba ardiendo de rabia.

—¡Violeta, diablos, cálmate! —le exigió Jake, pero Violeta sacudió la cabeza con incredulidad.

—¿Calmarme? ¿Calmarme, maldita sea? ¿Me estás tomando el pelo?

—¡Es nuestra hermana, Vio! ¿Qué diablos te pasa? —gritó Jake, parado delante de Violeta. Pero Violeta no se calmaría.

Violeta empujó a Jake a un lado y dio un paso adelante, sus ojos encendidos con fuego, y espetó:

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por qué no sigues pudriéndote en esa celda donde deberías estar?

Kitty se apresuró y tomó los brazos de Violeta entre sus manos:

—Violeta, por favor…

Pero los ojos de Violeta siguieron fijos en los míos. La adolescente que había venido por esas escaleras buscando sus zapatos de tenis hacía un minuto, ahora cada milímetro de ella parecía una verdadera López, cada milímetro como la ex miembro de la pandilla Heighter y como a la pequeña calamidad que le había obligado a ser.

Al ver el odio que ahora sentía por mí, cuando esos ojos color gris claro solían mirarme solo con el más absoluto respeto y amor, me destruyó.

—Violeta, mírame —le presionó Kitty de nuevo, pero tomé inspiré profundamente y di un paso hacia adelante, enfrentando una vez más la mirada de mi hermana pequeña.

—Kitty, está bien —dije. Su cabeza se volvió en mi dirección. Pude ver el pánico y la molestia en su expresión, pero le di un vistazo a Jake y asentí. Él me regresó el gesto.

Estirándose, Jake tomó la mano de Kitty y la atrajo hacia él, susurrándole algo en su oído.

Respirando profundamente, me volví hacia Violeta:

—Vio, sé que estás cabreada…

—¿Cabreada? —espetó y se acercó aún más, sus nudillos blancos de lo tensos que sus puños estaban apretados—. Cabreada ni siquiera se acerca a lo que estoy sintiendo por el hecho de que estés aquí, en nuestra casa. —La vi tomar una respiración larga—. Se suponía que ibas a estar lejos durante otros cinco años. Se suponía que tú no ibas a venir aquí.

—Se suponía que siempre iba a venir aquí, Vio. Una vez que saliera, está siempre iba a ser la casa de Santana… con nosotros —dijo Jake detrás de Violeta, y Violeta miró hacia atrás.

Jake estiró el brazo y puso su mano en el hombro de Violeta:

—Es nuestra hermana, Violeta. Estamos aquí para ella pase lo que pase. Somos López.

Quería hablar, traté de hablar, pero sabía que si abría la boca, me derrumbaría como una cobarde. Jake, este chico siempre me cubría la espalda. Incluso ahora, después de haber cortado todo el contacto desde hace años, actuaba como que no tuviéramos nada excepto cosas buenas en nuestro pasado.

La boca de Violeta se apretó y una mirada de pura repulsión se estableció en su rostro.

—Sí, ¿tenemos que estar ahí para ella? —Trató de dar un paso hacia mí, pero la mano de Jake la retuvo. Eso solo pareció cabrear más a Violeta—. Dime, Jake. ¿Dónde estuvo nuestra hermana después de la sobredosis de Porter y huyó? ¿Dónde estuvo nuestra hermana cuando te dejó trabajar junto a Elaine y sacrificaste tu título? ¿Dónde estuvo nuestra hermana cuando la mammá se estaba muriendo y casi perdimos a Pix? ¿Y dónde estuvo nuestra hermana cuando esparcimos las cenizas de la mammá en Florencia, el único lugar al que ella había llamado hogar? —Violeta dijo la palabra “hermana” como si no significara nada para ella, como si yo no significara nada para ella, y cada vez que me echó en cara mis pecados, eso solo me mataba un poquito más en el interior.

¿Por qué diablos había regresado? ¿En qué diantres estaba pensando?

—Nah, Jake —dijo Violeta, mostrándome su labio curvado como si fuera un montón de dolor que acababa de pisar—. Ella no es una hermana para nosotros. No es una López… Simplemente es una estúpida perdedora ex convicta que no va a ninguna parte en la vida, y ha venido aquí para utilizar tu dinero y arruinarnos de nuevo también.

Con el rostro enrojecido, Violeta golpeó la mano de Jake, camino hacia el armario debajo de las escaleras para recoger una bolsa de entrenamiento, y sin volver a mirar, caminó directamente hacia la puerta principal, dejando a Jake, Kitty y a mí estupefactos en silencio.

Kitty pasó a Jake y corrió hacia la puerta:

—¡Violeta! ¡Espera! —Escuché su grito desde la calzada, pero el sonido de un auto alejándose en la grava la ahogó, y entró corriendo.

—¡Jake! Tenemos que ir tras ella.

Jake pasó la mano por su rostro y negó:

—Nah, Pix, déjala. Necesita enfriarse.

Viendo a Kitty limpiarse los ojos y a Jake claramente estresado, sacudí mi cabeza.

No debería estar aquí.

Caminando hacia la puerta, me dirigí afuera, agarrando mi bolsa del suelo.

—¡San, espera! —gritó Jake, y me detuve a regañadientes con los hombros caídos. Solo quería largarme de una vez. Ya no era bienvenida aquí—. San, ¿qué estás haciendo? —preguntó Jake, poniéndose delante de mí y bloqueando mi camino.

—Mira, muchacho, debí de llamar antes y decir que salí. No debí haber venido aquí y punto… solo pensé… yo, no lo sé… no creí que…

—Pensaste que tus hermanos querrían verte.

Manteniendo mis ojos en el suelo, asentí:

—Sí, debí haberlo sabido mejor. Arruiné sus vidas, no te hablé durante años, después aparezco cinco años antes de lo que debería. Lo entiendo, chico, lo sé.

Jake se apoderó de la correa de mi bolsa y la recogió del suelo, haciéndome levantar la vista. Iba a protestar, cuando levantó su mano y me interrumpió.

—Conseguiste salir de la mierda, San —dijo con fuerza y le echó un vistazo a San, quien le lanzó a él, después a mí, una sonrisa acuosa. Fijando sus ojos oscuros de nuevo en mí, agregó—: De la forma en que lo veo, saliste antes por hacer algo bueno. La San que conocía siempre tuvo algo bueno en ella. Solo que nunca tomó buenas decisiones.

Jake se colgó la bolsa al hombro y se dirigió a las escaleras, hablando mientras caminaba.

- Pero el que vinieras aquí directamente de prisión me dice que finalmente, por primera vez en tu vida, piensas con claridad.

Apartando el cabello largo de mi rostro, vi a Jake subir las escaleras:

—Jake, puedo conseguir otro lugar para quedarme. Vio expresó sus sentimientos sobre mí condenadamente claro. No me quiere. No quiero estar donde no me quieren.

Jake se detuvo a medio paso pero mantuvo su enfoque directo. No dijo nada durante unos veinte segundos y el silencio fue muy sofocante.

—Te he extrañado, San —dijo finalmente.

Un bulto obstruyó mi garganta cuando la voz de Jake se quebró, y mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Eres mi hermana mayor, San. Siempre fuimos tú y yo. Vio era demasiado pequeña para entenderlo, pero todo recayó en ti y en mí cuando éramos niños… te quiero. Eres de mi sangre. Y no quiero que vayas a ningún lugar sin mí otra vez.

Apartando la mirada, incapaz de ver a Jake romperse, de repente sentí a Kitty junto a mí. Cuando levanté la mirada hacia las escaleras, Jake había desaparecido dejándonos solas a su esposa y a mí.

—Él estaba destrozado cuando empezaste a rechazar sus solicitudes de visita hace unos años, nunca explicaste la razón del por qué…

Giré mi cabeza a la derecha solo para ver a Kitty mirando fijamente detrás de Jake, antes de mirarme de nuevo.

—Ha tenido mucho con lo que lidiar: la muerte de tú madre, el reclutamiento, mudarse a San Francisco. —Sus ojos se llenaron de lágrimas y limpió sus mejillas—. Y yo… tuvo mucho con que lidiar mientras me rehabilitaba… mientras mejoraba, lo que no fue un camino fácil. —Kitty sorbió, descansando una mano en mi brazo.- Todos los días habla de ti. Cada día se pregunta qué estás haciendo, si estás a salvo… si tu madre cuida de ti.

—Kitty… —susurré, apagándome mientras la emoción se secaba en mi garganta. No podía manejar el imaginar a Jake haciéndose cargo de todo mientras me pudría en una maldita celda, incapaz de hacer nada sino desperdiciar mi vida.

—Y ha estado contando los días hasta tu liberación para poder estar allí, en las puertas de la prisión, cuando salieras. No podía esperar para traerte a casa.

Cerré los ojos brevemente e inhalé por la nariz:

—Cielos, Kitty… pero Violeta.

—Todavía está tratando de superar la muerte de su madre. Es demasiado callada, no expresa sus sentimientos.

—¿Sí? Bueno, no tuvo problema en lo que siente por mí lo suficientemente claro —repliqué.

—Y esa es la razón de que el que estés aquí es una bendición.

Mis cejas bajaron por la confusión, y Kitty se encogió de hombros:

—Eso es lo más apasionado que he visto hacer a Violeta desde que regresamos todos de San Francisco. Cinco años de guardarse todo dentro. Acabas de liberar algo en su interior.

—Odio —dije, sintiendo la verdad de esas palabras en el fondo en mi pecho.

Kitty apretó mi mano y empezó a alejarse, solo para mirar hacia atrás y decir:

—Amor. Solo el sentimiento de amor sacaría eso en Vio. La conozco lo suficiente para saber eso. Solo lastimas a los que amas. Creo que el que estés aquí la obligará a enfrentar cosas que ha tratado de enterrar profundamente. Tenerte aquí la hará enfrentarse a su dolor.

Kitty se dirigió a la cocina de nuevo, y pregunté:

—Oye, ¿Kitty?

Se volvió y sonrió tristemente.

—¿Por qué no me estás echando? —Agaché mi cabeza avergonzada—. Te amenacé, te asusté… yo, quise callarte la boca. —El remordimiento, un remordimiento verdadero corrió a través de mí cuando me encontré con sus ojos—. Y tampoco hubiera dudado, si Jake no me hubiese detenido. Yo… yo lo habría hecho, Kitty. ¿Entiendes eso? Te habría lastimado para proteger a los Heighters.

Kitty tragó saliva y pude ver un destello de puro miedo cruzar su rostro:

—Lo sé, Santana. Recuerdo tus amenazas tanto como tú y recuerdo la intención en tus ojos mientras lo hacías. Pero estoy trabajando en ser más fuerte y el aferrarme al odio solo me mantendrá débil. —Su mirada se desvió a las escaleras de nuevo, en donde podía escuchar lo que sonaba como las puertas de un armario abiertas y cerradas—. Y Jake te quiere.

Fruncí el ceño.

Kitty se dio cuenta.

—Jake me pone a mí en primer lugar. Soy todo para él. Lo he sido durante mucho tiempo ahora. Él es mi protector y se niega a dejarme recaer o estar en cualquier clase de peligro.

Me quedé mirándola en silencio y Lexi se ruborizó sonrojó. Pude ver en su rostro lo mucho que amaba a mi hermano. Me hizo sentir incómoda. Nunca había sido testigo de esa clase de amor antes y sabía al cien por cien que nunca podría ser tan importante para nadie mientras viviera.

Kitty suspiró:

—Santana, si Jake pensara que de alguna manera fueras un peligro para mí o para Violeta, no estarías aquí en este momento. Mi Jake confía en ti, implícitamente, y porque sé que mi esposo nunca me dejaría caer, también confío en que has cambiado… confío en que la Santana que llevas incrustada profundamente dentro de ti, el que tiene el amor de Jake, finalmente se está abriendo camino hacia la superficie.

Kitty rodeó el anillo de bodas en su dedo. Encontrando mi mirada, movió rápido su barbilla en dirección a las escaleras:

—Será mejor que subas y le digas que te vas a quedar. Por los sonidos, ya ha desempacado por ti. Ha estado guardando tu habitación desde que nos mudamos.

Kitty desapareció en la cocina y me quedé en la puerta de entrada solo durante un rato. Sus palabras daban vueltas en mi cabeza y antes de siquiera darme cuenta, me dirigí hacia la larga escalera de caracol y llegué a un enorme pasillo con puertas que conducían en todas direcciones.

Siguiendo el pasillo con el sonido de los cajones abriendo y cerrándose, no pude dejar de mirar las fotografías alineadas en las paredes: Jake cuando fue seleccionado, vestido con traje, sosteniendo su camiseta oficial de tenis profesional, después este último verano firmando aquí con la Liga Profesional de Tenis. Violeta graduándose de la secundaria, sin su stidda en su brazo. Sentí una mezcla de remordimiento y orgullo ante eso. Avergonzado de que ella se hubiera ganado una en primer lugar, pero orgullosa de que no fuera aquella chica ahora.

Me acerqué más hacia la habitación, pero una foto al final, una más grande que todas las demás, paralizó mis pasos.

Mammá.

La Mammá, aproximadamente con la misma edad que Violeta tenía ahora, cantando sobre un escenario en Verona.

No sé cuánto tiempo me quedé allí, pero cuando mi rostro estuvo húmedo con lágrimas y mis pies se hubieron vuelto insensibles, supe que había pasado mucho tiempo.

La vergüenza llenó de pena mi estómago y casi caí de rodillas.

Le había fallado a mi mammá. Ella me había pedido —no, rogado— que me enderezara, que salvara a mis hermanos. En cambio, los había condenado a la vida de pandilleros mientras ella estaba atrapada en su cama con su enfermedad, incapaz de hacer nada al respecto. Ellos le habían disparado a gente, traficado con drogas… y yo los había aclamado todo el tiempo.

—Es mi favorita —habló Jake detrás de mí, pero no me di la vuelta. No podía apartar la mirada del rostro sonriente de mi mammá.

—Estaba guardada en un baúl que tenía bajo su cama. No sabía nada. Esta, las fotos de nuestros abuelos que nunca conocimos. —Jake se detuvo junto a mí—. Fotos de nosotros cuando éramos niños… tantas malditas fotos.

Continué sin decir nada. No podía.

—Ella sabía que la amabas —dijo Jake en una voz ronca como si supiera lo que me mataba por dentro.

No podía soportarlo más. No podía soportar más dolor… no podía hablar de mi mammá, mirándola tan joven y saludable, cuando mi último recuerdo de ella estaba enjaulado en su cuerpo roto en su pequeña cama de dolor. Así que limpié mis ojos y me volví hacia Jake.

Él parecía igual de roto a como yo me sentía. Abrí la boca para hablar, cuando me interrumpió:

—Te vas a quedar, San. No voy a permitir que te vayas.

Lo único que pude hacer fue asentir.

Suspirando profundamente, pasé mi brazo alrededor del cuello de Jake, y él me llevó al dormitorio más grande que había visto en mi vida. Solía sentirme clJakerofóbica en una celda de metro ochenta por dos y medio. Esto era un sueño.

—Todo está desempacado.

—Gracias, muchacho —dije en voz baja mientras caminaba hacia la ventana, una ventana que daba a un lago tranquilo y silencioso.

Podía sentir a Jake cerniéndose en la puerta, podía sentir su mirada en mi espalda:

—Solo pregunta, Jake —le dije sin girarme. Escuché chirriar el parquet.

—Solo… solo me pregunto cuáles son tus planes, ya sabes, ¿aquí en Lima-Ohio?

Me reí en silencio para mí mismo. ¿Qué demonios diría si le dijera el verdadero motivo por el que estaba en Lima-Ohio?

—Está todo arreglado, trabajaré en algún mercado de pescados de la zona costera. —Me encogí de hombros—. Las condiciones de mi libertad condicional. Empiezo mañana.

Mi hermanito suspiró con alivio:

—Estoy orgulloso de ti, San —dijo, y pude escuchar la sinceridad en su voz—. Todavía tengo tu viejo “El Camino” en mi garaje. Cuando me mudé, no podía soportar la idea de deshacerme de él. Hice que lo afinaran, repintaran y lo volvieran a tapizar.

Mi corazón se hundió al saber que había hecho eso con mi auto viejo. Un auto, que en mi época, probablemente cuidaba más que a mi familia.

Cuando me volví para agradecérselo, se había ido. Mientras me quedaba mirando de nuevo por la ventana, capturé un vistazo de un estadio de tenis a lo lejos y pensé de nuevo en Violeta y sus palabras…

“Ella no es una hermana para nosotros. No es una López… Simplemente es una perdedora ex convicta que no va a ninguna parte en la vida, y ha venido aquí para utilizar tu dinero y arruinarnos de nuevo también”.


No había ninguna esperanza.