[Resuelto]FanFic Brittana: A los 17 (Adaptada) Cap 43 Final

Capitulo 17

Brittany se detuvo en seco al verla.

Santana estaba tan linda y delgada como siempre, con el cabello atado en una cola de caballo.

Pero el top que estaba usando dejaba poco a la imaginación.

Los ojos hambrientos de Brittany vagaron sobre ella, los músculos de sus brazos y espalda se esforzaban con el peso del escritorio que ella y Jake estaban descargando.

Como si sintiera su presencia, Santana se detuvo girando su cabeza y elevando ligeramente las cejas.

Brittany sonrió tímidamente.

No sabía que Santana estaría allí.

Maribel no había mencionado cuando llegarían. Estaba a punto de ofrecer una disculpa y hacer un escape rápido cuando Santana le sonrió.

—Un poco de ayuda aquí, si no te importa, Britt.

Ella se apresuró, sus ojos se encontraron brevemente con los de Santana antes de agarrar una esquina.

Ella sonrió a Jake y asintió.

—Me alegro de verte nuevamente, Jake.

—Yo también—dijo—Esta…—dijo señalando a Santana—… pensó que podíamos mover este monstruo sin ayuda. Me alegro que hayas venido.

—Venía a ver a Maribel. No sabía que ustedes estarían aquí—dijo ella.

—Oficialmente me mudo la próxima semana—dijo Santana—Pero necesitaba un escritorio—dijo mirando la pesada pieza mobiliaria que todos tenían cargada—Si puedes ayudarnos a girarla y subirla por las escaleras, eso sería genial.

—¿Dónde está tu mamá?

—Haciendo lo que mejor sabe hacer…—dijo Jake—…cocinar.

Brittany no estaba segura de estar ayudando en absoluto, pero se las arregló para mantener su agarre en uno de los bordes del escritorio. Jake llevaba la peor parte del peso mientras maniobraba a través de la puerta principal.

—¡No rayen la pared!—expresó Maribel desde la cocina.

—Voy a arreglarlo si lo hacemos—dijo Santana mientras estaba apretujada en la puerta.

—¡Britt! Qué sorpresa—dijo Maribel mientras se acercaba para inspeccionar los daños—Y te pusieron a ayudar.

—Sin embargo, no estoy segura de estar haciéndolo—dijo con una sonrisa mientras mantenía una mano sobre el escritorio.

—Aquí—dijo Santana dirigiéndolos hacia la habitación de invitados.

Ya había sido transformada, notó Brittany. La cama doble y la vieja cómoda habían sido sustituidas por una cama matrimonial y un tocador a juego.

No podía imaginar cómo encajaría el escritorio.

—Un poco apretado, Tana—dijo Jake con escepticismo.

—Lo sé, pero lo he medido. Va a encajar.

—¿Estoy en el camino?—preguntó Brittany cuando ella y Santana estuvieron apretujadas contra la pared, el escritorio estaba apoyado pesadamente contra ellas.

—Hemos estado en lugares más ajustados—murmuró Santana con una sonrisa.

Brittany sonrió en respuesta.

Había pasado tanto tiempo desde que ella y Santana habían estado juguetonas la una con la otra, no sabía cómo reaccionar.

—Ni siquiera vas a tener espacio para caminar por aquí—dijo Jake mientras ponía el escritorio en la esquina.

—No me importa. Necesito mi escritorio—dijo Santana pasando una mano por la superficie pulida—Ruédalo hacia atrás un poco—dijo mientras agarraba una esquina y la empujaba contra la pared.

—Se ve bien aquí—dijo Brittany—¿Supongo que es un escritorio especial?

—Bueno, no es una pieza antigua de fantasía ni nada—dijo Santana—Cuando tuve mi propia casa, fue la primera pieza mobiliaria que compré. Antes, cuando las computadoras eran computadoras y no laptops—dijo con una sonrisa—Pero es cómodo y necesito dos laptops así que de esta manera podré extenderme y no violar el espacio de mamá.

—Más bien el desbarajuste de tu mamá—su mamá corrigió. Echó un vistazo a Brittany—¿Te quedas a comer, Britt?

—Oh, no quiero molestar—dijo—Sólo vine a verte. No sabía que San y Jake ya estarían aquí.

—Tú no estás molestando. Preparé un pequeño asado esta mañana. Vamos a tener sándwiches de carne asada—miró a Santana—Bueno, nosotros lo tendremos. Tana tiene algunas rebanadas de tofu marinado. No tengo ni idea de lo que planea hacer con ellos.

—Voy a freírlos y servirlos en una tortilla sin gluten con lechuga, pimientos y coles y remataré con mi salsa secreta—dijo Santana—Y va a estar crujiente y fresco y todos ustedes querrán uno.

—Me quedo con la carne asada, Tana—dijo Jake

—Eres dueño de tiendas de alimentos saludables—dijo Santana—¿Cómo puedes seguir comiendo de esa manera?

Jake negó con la cabeza.

—Bree cocina comidas sin carne muy a menudo—dijo—Pero trazo la línea con el tofu—dijo haciendo una mueca.

Santana miró a Brittany.

—¿Tú, Britt?

—Bueno, ya que tu mamá se tomó todas estas molestias, probablemente también debería tomar el sándwich de carne asada—dijo con una sonrisa.

—Gallina—murmuró Santana.

Brittany se echó a reír.

—Nunca he probado un tofu que me haya gustado, lo siento.

—Entonces tú y Jake tendrá que probar el mío.

Aunque ella y Santana no habían tenido un segundo a solas, la conversación no había sido tensa en lo más mínimo.

Había sido agradable, en realidad.

Por primera vez en los últimos dieciocho años, no había tensión subyacente entre ellas.

Eso había sido un poco desconcertante.

Quizás Santana…

¿La había superado?

Habían pasado cinco años desde que se habían visto.

La última vez, bueno, habían tenido algunos momentos robados en el coche, eso había sido todo.

El fuego aún había estado ahí.

¿Ahora?

Ahora Santana parecía haberlo superado, la llamaba Britt sin ningún problema.

Tal vez había seguido adelante. Tal vez estaba saliendo con alguien. Tal vez estaba enamorada de alguien. Ese pensamiento trajo un fuerte dolor a su corazón.

Estaba siendo egoísta, lo sabía.
Santana se merecía una vida, merece ser feliz.
Lo que parecía ser mientras charlaba con su mamá y hermano, siempre incluyendo a Brittany en la conversación.

—Así que ¿mamá dice que el chico genio fue a la facultad de medicina?

Brittany asintió y sonrió.

—Sí. Se fue hace tres semanas—se volvió hacia Maribel—Él me dijo que te dijera que echa de menos tus brownies y si llegas a hacer una tanda, le prometí que le enviaría un paquete.

—Oh, por supuesto que lo haré.

—Quince y en la escuela de medicina—dijo Jake con un movimiento de cabeza—Increíble.

—Lo sé. Me ha tomado años acostumbrarme a eso y todavía me sorprende a veces—miró a Santana—Especialmente tomando en cuenta mis habilidades matemáticas—dijo con una risa.

Santana también se rió.

—Por supuesto, tu mamá pensaba que tú me estabas dando tutoría—le recordó—¿Cuántas veces nos capturaron?

Sus miradas se sostuvieron y Brittany sonrió ante la mirada maliciosa en los ojos de Santana.

—Sólo nos capturó…en tutoría un par de veces.

La mirada que pasó entre ellas trajo un montón de recuerdos haciendo otras cosas de las que temían que su mamá las capturara.

La alegría abandonó los ojos de Santana y fue reemplazada por algo que Brittany había extrañado a muerte.

Deseo.

Capitulo 18

—Fue muy bueno verlas a Britt y a ti juntas nuevamente—dijo su mamá mientras limpiaban la cocina.

—¿Sí?

—Solían ser tan cercanas.

—Mamá, por favor—dijo Santana—Te lo dije, es complicado.

Su mamá asintió con la cabeza.

—Sí. Debido a que ella está casada. Lo sé.

Santana se detuvo.

—¿Qué quieres decir?

—Oh, Tana, no soy estúpida y soy tu mamá y te conozco.

Santana fingió ignorancia.

—No sé de qué estás hablando.

—Has estado enamorada de ella desde que eran unas niñas—declaró su mamá sin rodeos.

Santana tuvo un momento de pánico.

Después de todos estos años.

¿Estarían a punto de tener la conversación?

Jesús, tenía treinta y ocho años

¿Era realmente necesario?

Bueno, no quería ser parte de eso. Se volteó para salir de la cocina, pero su mamá la llamó.

—¿Tana?

Se detuvo dándole la espalda a su mamá.

—¿Qué?

—¿No crees que es hora de que me lo digas?

Santana tragó nerviosamente.

—¿Decirte que?

—Que eres gay.

Santana dejó caer la barbilla hacia su pecho con un gemido silencioso.

Oh, Dios mío. Negó lentamente con la cabeza.

—Hemos pasado mucho tiempo sin hablar de esto—dijo—No sé por qué quieres sacar el tema ahora.

—¿Por qué no has hablado conmigo al respecto, Tana?

Santana se dio la vuelta.

—¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?

Su mamá sonrió.

—Siempre, Tana. El hecho de que nunca hayas tenido citas, nunca hablabas de chicos, eso era una pista. Siempre fuiste una persona muy privada. Pero tú y Britt…

—Britt no es gay—dijo rápidamente.

Su mamá inclinó la cabeza y sonrió.

—Las he visto a las dos desde que tenían diez años, Tana.

—Mira, no quiero hablar de ello.

—Cariño ¿no crees que una mamá sabe cuándo sus hijos se están enamorando?

—Oh, Dios mío—murmuró sintiendo que su rostro se ponía rojo—Realmente no quiero hablar de esto—dijo nuevamente.

—Esta parte de tu vida... ¿por qué no quieres compartirla conmigo?

Santana se encogió de hombros.

—¿Por qué nunca me lo preguntaste?

—Pensé que me dirías cuando estuvieses lista. Por supuesto, seguí haciéndome mayor, tú te hacías cada vez mayor. Estuvimos evitando el tema de tu vida personal. Eso fue lo que hicimos, supongo.

—Entonces tal vez deberíamos atenernos a eso—sugirió.

—No voy a estar aquí para siempre—dijo su mamá—Quiero saber que eres feliz.

—Soy feliz—dijo ella.

—No, no lo eres Tana, y tampoco lo es Britt.

—Mamá, Britt está casada. Eso no va a cambiar.

—La Sra. Pierce era tan...tan exigente con ella. Eras tan joven, probablemente no te diste cuenta de lo mucho que su mamá esperaba de ella. Ella siempre se salía con la suya...nunca le permitió ser sólo una niña.

—Lo sé. Cuando Britt llegó a la secundaria, nuestro tiempo juntas disminuyó. Sé lo ocupada que la mantenía.

Su mamá asintió con la cabeza.

—Britt también estaba enamorada de ti, hija—declaró.

Un rubor fresco cubrió el rostro de Santana.

—Mamá...por favor—dijo en voz baja.

—No, Tana. Finalmente estamos hablando de esto después de todos estos años. Quiero saber. Quiero entender.

—
—Oh, Dios mío, no puedo creer que esto esté sucediendo—Santana sacó una silla de la mesa del desayuno y se sentó, decidiendo cumplir con su destino—¿Qué quieres saber?

—¿Por qué Britt se casó?—preguntó su mamá mientras se sentaba frente a ella.

Santana se echó a reír amargamente.

—¿Tenía otra opción?

—Sé cómo es la señora Pierce, por supuesto, pero de seguro ni siquiera ella obligaría a Britt a eso.

—Todo lo que Britt hacía en su vida era dictado por su mamá, como bien sabes—dijo ella—Su matrimonio era una conclusión inevitable.

Su mamá negó con la cabeza lentamente.

—Britt siempre tenía esa mirada triste en sus ojos, aún hoy en día. En el exterior, parece estar bien. Pero si nos fijamos en el interior, todo lo que ves es infelicidad—dijo ella.

—Tana, la noche antes de su boda, ella estaba realmente desconsolada. Traté de calmarla. Nada de lo que le dije le ayudó. Fue entonces cuando lo supe—dijo ella.

—¿Supiste qué?

—Que la persona de la que estaba enamorada no era con la que estaba a punto de casarse.

Santana cerró sus ojos y apretó el puente de su nariz con los dedos, deseando estar en otro lugar que aquí teniendo esta discusión con su mamá, entre todas las personas. Abrió los ojos, descubriendo que su mamá la miraba.

—¿Qué quieres que diga?

—Quiero que me hables de la relación entre ustedes.

—Oh, por el amor de Dios, mama ¿qué tipo de relación se puede tener cuando estás en la secundaria? Nosotras éramos unas niñas.

—Niñas o no, te colaste lo suficiente en su habitación, Santana.

Santana sintió que su rostro se volvía a poner rojo una tercera vez y apoyó la cabeza sobre la mesa.

—¿En serio? ¿Vamos a tener esta discusión?

—Oh, las dos somos adultas ¿cuál es el problema?

—Tú eres mi mamá—dijo Santana mientras levantaba la cabeza—Tengo treinta y ocho años—dijo nuevamente—¿No es un poco tarde para hablar de mi vida amorosa?

—Oh, Tana, la vida es tan corta. Sólo quiero que seas feliz, eso es todo.

Santana la miró a los ojos y sonrió.

—Soy lo suficientemente feliz, mamá. Tengo un negocio de éxito, soy súper cercana a mi hermano y su familia, tengo un puñado de buenos amigos—dijo—Y ahora tengo la oportunidad de pasar un tiempo de calidad contigo—asintió con la cabeza—Estoy bastante contenta.

—Cariño, todo eso es grandioso. Realmente lo es. Sin embargo, tener a alguien en tu corazón…—dijo ella apretando su pecho—…es lo único importante.

—Espero algún día encontrar a alguien—dijo Santana—Y no puedo creer que estés tan...tan normal con respecto a esto—dijo ella.

—¿Te refieres a que Britt sea una mujer? Oh, lo reconozco, estuve molesta en ese momento. No era algo que entendía ¿Dos chicas? No sabía qué hacer ni qué decir, así que no dije nada. Pero al verte, la forma en que la mirabas, la forma en que ella te miraba, no hubo dudas del amor entre ustedes.

—¿No hubo dudas? Ella se casó. Había un montón de dudas.

—Me atrevería a decir que estaba tan asustada de su amor por ti como lo estaba de la idea de casarse con un hombre por quien no tenía ningún interés.

Santana se encogió de hombros. Su madre sonrió tristemente.

—Britt y yo nos hemos acercado mucho estos últimos diez años. Ashton, por supuesto, estaba alrededor. La única vez que había vida en los ojos de Britt era cuando Ashton estaba cerca de ella. Ahora me preocupa, ahora que él se ha ido—se inclinó sobre la mesa y tomó la mano de Santana—Britt ha cambiado. En los últimos cuatro o cinco años, ha salido un poco de su caparazón. Al menos conmigo. Me temo que su mamá todavía tiene mano dura sobre ella—apartó la mano mirando al vacío—Probablemente eras demasiado joven en ese momento para verlo, entenderlo, pero la mamá de
Britt era mucho más dominante de lo que tú e incluso…Britt…sabían.

—¿Qué quieres decir?

—Era como un guion. Cada pequeño detalle. Todo tenía un propósito. Qué lecciones tomaba y cuándo. Clases de música, danza, tenis. Todo estaba arreglado de antemano. Britt no tenía opinión al respecto. Su vestuario, desde el día en que nació hasta bueno, mucho después de su matrimonio, su mamá decidía todo. Como has dicho, había escogido a Sam Evans para ella, al igual que había escogido la universidad para ella, su fecha de la boda, el nombre de su hijo.

—¿Ashton?

—Sí. Todo en su vida, cada detalle, fue planeado por su mamá. Britt, aunque lo esconde muy bien, no tiene autoestima, le falta confianza. Nunca se le dio la oportunidad de ser ella misma, nunca se le permitió tomar decisiones, buenas o malas—tomó la mano de Santana nuevamente—Solía pensar que para la Sra. Pierce Britt era como una muñeca, un juguete un juego. Simplemente la movía de un escenario a otro, todo perfectamente montado y esperando por ella, como una casa de muñecas. Britt solo tenía que estar ahí y cumplir su papel. Eso es muy triste para una joven.

—Sí, pero Britt lo permitió. Cuando estuvo más grande, pudo haberlo detenido—dijo Santana recordando el día que Britt le había dicho que se iba a casar.

Santana le había suplicado que no lo hiciera, pero ella dudaba que alguna vez hubiese pasado por la mente de Britt decir no.

—Bueno, como he dicho, no tenía confianza. Pero ella ha cambiado. Puedo ver su crecimiento, poco a poco. Ashton ha ayudado. Pero me preocupa, ahora que se ha ido. Por eso, Tana y no por otra cosa, tal vez puedas, al menos, salvar su amistad. Sus viejos amigos de la escuela, bueno, son tan diferentes a Britt. Ellos son en lo que la Sra. Pierce quería convertir a Britt. Me gusta pensar que tuviste un papel importante al mantener los pies de ella sobre la tierra.

—Britt nunca encajó en ese molde. Ella lo odiaba ¿Te acuerdas cómo siempre planeaban una gran fiesta de cumpleaños para ella?

—Sí, a la que nunca fuiste invitada.

—Cierto. Y ella lo odiaba, pero seguía las reglas del juego. Y al día siguiente, teníamos nuestra propia fiesta de cumpleaños. Sólo nosotras.

—Siempre me pediste que hiciera un pequeño pastel para ti.

Santana sonrió ante el recuerdo.

—Si. Eso era todo lo que ella quería.

Su mamá le apretó la mano.

—Tana, lo que ella quería era estar contigo. Eso era todo.

Santana asintió.

No era la torta.

Nunca fue tan sencillo.

Suspiró y apartó la mano de su mamá.

—Es demasiado tarde para regresar, mamá. Ella está casada, tiene un niño prodigio, ahora tiene su propia vida. Y yo tengo la mía. Estamos tan lejos. No sé si alguna vez podamos recuperar nuestra amistad.

Su mamá se puso de pie señalando…afortunadamente…el fin de la conversación.

—Dale una oportunidad, Tana. Britt te necesita en su vida. Y creo que tú la necesitas a ella.

—Mamá…

—¿Por favor? ¿Por mí?

—¿En serio, mamá? ¿Vas a jugar esa carta?

Su mamá sonrió.

—Por supuesto. Cuando tienes mi edad y estás luchando contra el cáncer, puedes jugar mucho con esa carta.

Santana se echó a reír.

—Está bien. Por ti.

Capitulo 19

Brittany abrió los ojos perdiendo la esperanza de que el sueño llegara rápidamente por una vez. Sam estaba acostado a su lado, frente a la pared opuesta, incluso su respiración hacía poco para arrullarla para dormir.

Se preguntaba por qué todavía se molestaban en compartir una cama. Ashton se había ido. Era la única razón por la que seguían fingiendo que su matrimonio era...normal.

Se mordió el labio.

Por supuesto Ashton sabía la verdad.

Ella sospechaba desde hacía tiempo que él sabía que sus padres no eran felices. Pero ella, al igual que Sam, fingieron que él no sabía.

Era más fácil así, más fácil que enfrentarse a la realidad. Ella rodó su cabeza levemente, mirando la espalda de Sam. No podía recordar la última vez que habían tenido relaciones sexuales.

Demasiados años para recordar.

Siempre había sido capaz de seguir todo mecánicamente, había podido desconectar su mente de su cuerpo.

Por alguna razón, la última vez, no pudo.

No pudo hacerlo más.

Había llorado, casi histéricamente. No había sido capaz de parar y eso le había asustado a él, lo sabía.

Pero como casi todo en su vida…en su matrimonio…nunca lo discutieron.

Asumía que Sam ahora tenía una amante ya que esa fue la última vez que trató de tocarla.

En público, cumplían con las reglas, ambos fingían que tenían un matrimonio maravilloso. Para el mundo exterior, era la hija perfecta, la esposa perfecta, la madre perfecta.

Ella y Sam todavía compartían la cama.
Ella seguía siendo su esposa. Seguía siendo tan infeliz como lo había sido desde hacía dieciséis años, cuando se había casado. Y a pesar de que Ashton había dado su bendición, como lo había llamado, estaba aterrada de hacer un cambio.

Aterrorizada de tomar una decisión. Porque las decisiones no le pertenecían a ella. Le pertenecían a su mamá, incluso años después de haberse casado.

Más recientemente, las decisiones fueron dejadas a Sam.

Nunca a ella.

Era su culpa porque nunca se había enfrentado a su mamá, por permitirle tener tanto control.

Nunca había aprendido a decirle no.

Al crecer, estaba tan condicionada a seguir todos los deseos de su mamá, que no se dio cuenta de cuan manipulada estaba realmente.

La única parte de su vida que su mamá nunca controló fue su tiempo con Santana. Los momentos con Santana eran preciosos y tan escasos, pero no obstante también fueron los momentos más felices de su vida.

En los últimos quince años, apenas se habían visto la una a la otra y mucho menos hablado, pero las pocas ocasiones que tuvieron le recordaron una vez más cuan vacía era su vida. Incluso cuando se peleaban, incluso cuando Santana le había dicho que no podía verla nunca más, esos habían sido momentos preciosos ya que eran reales.

Bien sea que se estuviesen robando besos o que Santana le estuviera diciendo adiós, su corazón se rompía por igual.

Debido a Santana…por mucho que la quería…era alguien que nunca podría tener.

Ahora aquí estaban, completando el círculo.

Santana estaba de vuelta.

En realidad habían sido capaces de interactuar una con la otra de una manera normal.
Se había sentido tan bien estar con ella, junto a ella, una vez más. Maribel y Jake le habían acogido en su familia y disfrutaba compartir una comida con todos ellos.

Pero era Santana quien la atraía, como siempre.

Santana estaba de vuelta.

¿Cómo iban a manejarlo?

¿Tratarían de construir una amistad nuevamente?

¿Podrían?

¿Podrían estar a solas y no… Dios…querer rasgar sus ropas la una a la otra?

Respiró profundamente recordando cómo había sido con Santana.

Siempre tan intenso, su atracción más grande de lo que cualquiera de ellas pudiera controlar.

Miró nuevamente la forma dormida de Sam, preguntándose si él era tan infeliz como ella. O incluso cuestionándose si le importaba.

La separación y el divorcio probablemente nunca entraría en su mente.

No con sus aspiraciones políticas a punto de ponerse en marcha…iba a postularse para el Senado…no podría permitirse nada que dañara su reputación.

Cerró sus ojos.

¿Se atrevería a abordar el tema con él?

Podía imaginarse su reacción y la de su mamá…si ella anunciaba que lo iba a dejar, dejar el matrimonio.

¿Sorprendido?

No estaría sorprendido porque ella no era feliz y quería  dejarlo…él ya lo sabía. Pero estaría sorprendido de que ella realmente hubiera pronunciado las palabras en voz alta, que en realidad ella considerara dejarlo.

¿Sería lo suficientemente fuerte?

¿Podría luchar contra él y su mamá?

El ataque de ellos sería implacable, se lo imaginaba. Ella estaría pisando tierra sagrada manchando los apellidos Pierce y Evans por conseguir un divorcio.

Sabía que la única persona en quien confiaba para hablar de esto era Santana, pero,

¿Sería justo hacerla pasar por eso?

Ya le había causado tanto dolor.

Si ella iba a hacer un cambio y dejar a Sam, entonces tendría que ser capaz de hacerlo por su cuenta.

Oh, pero sería tan bueno tener un amigo en quien apoyarse.

¿Santana haría eso por ella?

¿Sería su amiga?

¿Podría serlo?

Capitulo 20

Los ojos de Santana estaban pegados a la pantalla, su mano derecha movía el ratón lentamente mientras añadía una mesa redonda cerca de la barra de delicateses.

¿Funcionaría eso en Lima?

¿Realmente las personas vendrían a la tienda para tomar el desayuno?

¿Almuerzo?

—Hay que hacer algo con todo este espacio—murmuró mientras cambiaba la mesa redonda a una más alta mesa cuadrada.

Tres mesas, dos sillas en cada una.

—¿Ocupada?

Levantó la vista, encontrando a Brittany quien le miraba desde la puerta.

Sonrió rápidamente, sorprendida de verla.

Sentándose hacia atrás, le indicó que entrara a su dormitorio-oficina. El escritorio había ocupado el poco espacio que quedaba después que había mudado la cama de su casa.

No había espacio para una silla extra.

—Lo siento, está un poco estrecho

—No quiero interrumpir—dijo Brittany—Vine a visitar a Maribel.

—Oh.

Santana recordó que Brittany era amiga de su mamá, no de ella.

Brittany le sonrió, aunque algo nerviosa, aun le gustaban esos lindos hoyuelos de Santana cuando sonreía.

—¿Estás trabajando en el diseño?

—Sí—Santana se detuvo y volteó su laptop hacia Brittany—Aquí, mira—dijo ella. Salvó lo que había estado trabajando, entones abrió un esquema en una escala más pequeña del interior—Nuestras tiendas son un poco pequeñas, la más grande es de diez mil metros cuadrados y la más pequeña…la primera…sólo siete mil. Así que esta será enorme para nosotros. Es de más de veinte mil metros cuadrados. El doble de lo que estamos acostumbrados—dijo—No estoy segura de que pueda duplicar nuestro inventario, por lo que tengo que llenar el espacio de alguna manera—se detuvo en el área de delicateses nuevamente—Quiero hacer un área para comer. Como un patio de comidas, con diferentes opciones. No sería del todo vegano o vegetariano—dijo—Nada comercial o de granjas industriales. Eso está fuera de límites. Pero trataremos de comprar localmente siempre que podamos. Tiene que ser orgánico. Una barra de ensalada, un barra de tacos…—se detuvo—Lo siento, estoy segura que no quieres oír hablar de todo esto.

—No. Es emocionante.

Santana se echó hacia atrás.

—No sé si lo llamaría emocionante, pero me gusta la etapa de planificación.

Brittany asintió.

—Eso se nota—vaciló, sus ojos vagaron alrededor de la habitación antes de volver a Santana—Me preguntaba si...si quieres salir a...a cenar. Esta noche, San.

—Oh, no lo sé—dijo Santana—Sin ánimo de ofender, Britt, pero la última cosa que quiero hacer es cenar contigo y Sam—dijo ella.

Brittany negó con la cabeza.

—Sam está...bueno, no importa. Él no está. Él no estará ahí.

Sus ojos se encontraron y Santana trató de leer a Brittany, preguntándose lo que estaba planeando.

Finalmente se apartó, mirando hacia su pantalla.

—¿Crees que sea una buena idea?

—¿Qué quieres decir, San?

—Quiero decir, estaríamos solas.

Los ojos de Brittany se ampliaron.

—Te preocupas por...

—Bueno...

Brittany sonrió.

—No tengo segundas intenciones, si eso es lo que te preocupa. La última vez que nos vimos, estuvimos de acuerdo en que no habría...no habría romance—dijo su voz tranquila—Ya que han pasado cinco años desde que nos vimos la una a la otra y todavía estoy casada...

Santana se mordió el labio inferior y finalmente se encogió de hombros.

—Está bien. Tienes razón. De todos modos ya deberíamos estar más allá de eso.

Brittany se encontró nuevamente con sus ojos.

—Te extraño en mi vida, extraño un montón de cosas, San—añadió con una sonrisa rápida—Extraño hablar contigo, extraño que seas mi amiga. No tengo a nadie cercano a mí, alguien con quien pueda hablar—tomó una respiración profunda—Sólo necesito hablar, San.

Santana asintió con la cabeza, preguntándose si quería ser esa persona en la que Brittany se apoyara.

¿Podría serlo?

Pero como siempre, tenía un momento difícil para decirle no a Brittany.

—Está bien ¿Dónde y cuándo?

Ella deslizó un bloc de notas hacia Brittany, quien rápidamente anotó su dirección. Después de una ligera pausa, añadió más y luego le regaló a Santana una sonrisa.

—Gracias, San.

Santana asintió nuevamente recogiendo el block cuando Brittany se fue, cerrando la puerta detrás de ella. Santana miró la dirección, sin reconocer el nombre de la calle.

Ella sonrió ante lo que Brittany había escrito debajo de ella.


19:00. Por favor, ven temprano ¡Puedes ayudarme a cocinar!


—¿Desde cuándo Britt sabe cocinar?—murmuró ella.


***************************************************************************************


—Es un día hermoso ¿no?

Brittany se sentó junto a Maribel en su pequeño patio, aceptando el vaso de té con una sonrisa.

—Sí, no puedo creer que ya sea Mayo.

Maribel la miró un momento.

—¿Lograste compartir con Tana?

—Sólo un poco. Estaba ocupada, además, he venido a verte—Brittany le recordó.

Maribel le sonrió, pero Brittany podía ver las preguntas que se formaban en sus ojos.

Con los años, Maribel solo había hecho una breve mención sobre del hecho de que ella y Santana ya no se veían más...ni hablaban.

Aunque nunca con indiscreción, Brittany sabía que Maribel sentía curiosidad con respecto a la brecha entre ellas.

—Fueron tan cercanas una vez. Inseparables.

Brittany miró hacia otro lado.

—Nosotras éramos unas niñas. Y no diría exactamente inseparables. Mi mamá se aseguró de ello.

Maribel se rió un poco.

—Oh, tu mamá trató de mantenerte ocupada ¿verdad? Nunca te dije esto y ciertamente nunca se lo dije Tana…pero tu mamá se acercó a mí una vez, insistiendo en que hiciera algo para romper la amistad entre ustedes. Ella sentía que San te estaba rebajando, que te impedía formar amistades profundas con las chicas de tu escuela.

—Eso no me sorprende—dijo Brittany—¿Qué le dijiste?

—Le dije que ustedes dos tenían una relación especial y que sería cruel mantenerlas alejadas—Maribel negó con la cabeza—Ella no quería escuchar eso. Me despidió.

—¿Qué?.

—Sí. Me dijo que me fuera. Que no tendría ni a mí ni a mi hija interfiriendo con tu vida.

—Oh, Dios mío. No puedo creerlo ¿Qué hiciste?

—Bueno, no teníamos un lugar donde ir. Hubiésemos estado en la calle. Así que hice lo único en lo que pude pensar. Llamé a tu papá.

—Ya que no te fuiste, supongo que él se lo prohibió—dijo Brittany.

Mientras crecía, Brittany siempre creyó que su mamá era la que tenía el control.

—Sí. Y ella no me habló por mes—dijo Maribel—Estaban comenzando la secundaria, creo.

—Sí. Fue entonces cuando se duplicaron mis actividades—recordó Brittany—San y yo...bueno, no tuvimos mucho tiempo libre.

Maribel sostuvo su mirada.

—Pero tuvieron el suficiente.

Brittany frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que la amistad no sufrió—Maribel miró hacia otro lado, mirando por encima de su pequeño patio—Tana nunca estuvo así de cerca con nadie más. No en todos esos años. Sospecho que lo mismo fue cierto para ti.

—Es cierto—dijo con un suspiro—La extraño.

—Lo sé. Ella también te extraña—Maribel regresó su mirada hacia Brittany—Te conozco desde hace mucho tiempo, Britt. Debe ser agotador fingir que eres feliz—Brittany arqueó una ceja, pero no dijo nada. Maribel al parecer la conocía demasiado bien—Los ojos no pueden ocultar el verdadero estado del alma—dijo Maribel en voz baja—Miro tus ojos y solo veo tristeza. Incluso la presencia de Ashton no podía suprimir eso en su totalidad—Brittany miró hacia otro lado ¿Qué podía decir a eso? Era la verdad—Sea lo que sea que haya sucedido entre tú y Tana…—continuó Maribel—…Sólo espero que puedan encontrar el camino de regreso juntas. La vida es tan corta. No debes malgastarla siendo infeliz. Y no debes malgastarla tratando de complacer a los demás.

Brittany sintió como una lágrima se le escapaba y la limpió con impaciencia y luego miró a Maribel.

—Ya lo sabes ¿no?

—¿Saber qué? ¿Qué te casaste con un hombre que no amabas? Estaba contigo la noche antes de tu boda ¿recuerdas?—Brittany asintió—Te he visto crecer, te he visto enamorarte. Y te he visto yendo a la universidad con lágrimas en los ojos. Te he visto casarte con lágrimas en los ojos. Sí, lo sé.

Brittany limpió las lágrimas que seguían cayendo, sin saber qué decir.

—¿Lo sabe San?

—¿Si ella sabe que lo sé? Sí.

Brittany sonrió mientras aceptaba el pañuelo que Maribel había hecho. Se sonó la nariz, parpadeando para contener las lágrimas.

—Y nosotras creyendo que nadie lo sabía—se aclaró la garganta—Supongo que no éramos muy buenas ocultando nuestros sentimientos.

—Como le dije a Tana, una mamá sabe cuándo su hijo se está enamorando. Especialmente cuando lo hace justo delante de ti.

—Lo siento, Maribel. Éramos...éramos unas niñas. Nosotras…

—Te enamoraste. No lo sientas. Pero estoy segura que debió haber sido un momento difícil para ti Consciente de que tenías que casarte con Sam, quiero decir.

—Ser gay no era una opción para mí—dijo—¿Puedes imaginar lo que mi mamá habría hecho?

—Oh, sí, puedo. Tana y yo sin duda hubiésemos sido arrojadas a la calle—dijo Maribel con una sonrisa—Pero Tana me dijo que no eras gay.

Brittany miró a Maribel rápidamente.

—San y yo nunca hablamos mucho sobre eso, realmente. Nosotras no lo etiquetamos. Pero todo lo que siempre soñé tener con alguien, lo tuve con San—negó con la cabeza—Pero sabía que no podía conservarlo. San aceptó que ella era gay. Yo no pude.

—¿Y ahora?

—¿Quieres decir ahora que San está de vuelta?

—No. Quiero decir...tu vida ¿Y ahora qué?

Brittany miró hacia otro lado, apretando el pañuelo con fuerza en su mano.

—Quiero dejar a Sam—decir las palabras en voz alta parecía haberle quitado de encima algo de presión. Miró a Maribel nuevamente—Quiero el divorcio.

Maribel asintió y tomó su mano, sosteniéndola suavemente.

—Entonces eso es lo que debes hacer.

—Mi mamá…

—Es hora de que tu mamá deje de dirigir tu vida, Britt. Es tiempo pasado.

—Eso es más fácil decirlo que hacerlo.

—No. Eso no es cierto. El primer paso siempre es el más difícil. Tu mamá lo toma por sentado, Britt. Siempre lo has permitido. Lo vi cuando eras una   niña, lo vi en la secundaria, en la universidad y en tu boda—negó con la cabeza—¿Tuviste algo que decir en la planificación?

—No. Por supuesto, realmente no me importaba. No quería casarme.

—No. Pero te casaste de todos modos. Y tu mamá eligió tu casa y lo permitiste. Tenía la esperanza de que cuando te casaras y te mudaras lejos de ella, las cosas cambiarían. Incluso cuando Ashton nació, tenía la esperanza de que ella te dejaría seguir, que te permitiría ser quien realmente eres.

—Oh, Maribel... ¿Por qué no fuiste mi mamá?

Maribel sonrió y le apretó la mano.

—Todas las cosas suceden por una razón, supongo. La vida tiene muchos picos y valles, altas y bajas, simplemente tienes que apreciar las alturas y aprender de los bajones… además tendrías descendencias latinas y no holandesas—dijo—Voy a estar aquí para lo que necesites, Britt. Has sido como una hija para mí, lo sabes. Cuando Tana permaneció alejada como lo hizo…

—Lo siento tanto. Ella lo hizo por mí.

—Sé que lo hizo. Nunca me lo dijo, pero lo sabía. Podía ver el dolor en sus ojos oscuros, como también en los veía en los tuyos claros, sin importar el color de sus ojos estaba la misma tristeza en ellos.

Brittany respiró profundamente.

—No tengo ninguna expectativa para nosotras. Ha pasado tanto tiempo, no sé si podamos lograr recuperarlo todo. Pero espero que podamos salvar la amistad. Realmente la necesito en este momento, Maribel. Es sólo que no sé cuánto confía en mí.

—También espero que puedan recuperar la amistad nuevamente. Tienes que tomarlo con calma. Ella se convencerá.

Brittany sonrió.

—La invité a cenar—dijo ella—Sam se ha ido esta semana. Quería hablar con ella acerca de...bueno, de dejar mi matrimonio. Ella es muy independiente y yo soy todo lo contrario. Espero poder aprender de ella.

—¿Ella aceptó?

Brittany asintió.

—Después de un poco de insistencia—dijo con una sonrisa—Voy a hacer los espaguetis que me enseñaste. Verduras en vez de albóndigas.

—La he visto hacer una especie de salsa blanca, con tofu, que pone sobre la pasta—Maribel sonrió y le dio unas palmaditas en la mano—Me alegro de que Tana vaya.

—Creo que San quería declinar—admitió Brittany.

—Sí, bueno, Tana se ha vuelto algo terca en con la vejez—dijo Maribel con una sonrisa.

—¿Perdón?

Se volvieron encontrando a Santana de pie en la puerta, observándolas.

Brittany se preguntaba cuánto había escuchado mientras los ojos de Santana estudiaban los de ella.

—Admitiré la parte de ser terca, pero ¿vieja?—continuo Santana

Maribel le sonrió.

—Ven y únete a nosotras, Tana—ofreció—Hay té.

—Creo que voy a tomar una cerveza, si eso está bien—dijo Santana—He hecho tanto daño como he podido en el diseño por un día—miró a Brittany—¿Te está bien o te gustaría algo más?

—Té está bien—dijo—No puedo quedarme por mucho más tiempo. Tengo una cena planeada—dijo con una sonrisa.