[Resuelto]FanFic Brittana: A los 17 (Adaptada) Cap 43 Final

Capitulo 33

Santana seguía el automóvil de Quinn, los limpiaparabrisas se movían intermitentemente por la lluvia continua. Echó un vistazo a Elaine, que la observaba con una sonrisa que Santana conocía muy bien.

Esa sonrisa…y la mano que se deslizaba hacia atrás y adelante a través de su muslo…indicaban solo una cosa.

—Te he echado de menos—dijo Elaine—Pensé que si veníamos aquí, no serías capaz de huir esta vez.

Santana levantó las cejas.

—¿Así que esto fue idea tuya?

Había pensado que quizá Quinn había planeado esto.

—Oh, tomamos demasiado vino la otra noche. Parecía una buena idea en ese momento—dijo Elaine con una sonrisa.

—Entonces ¿dónde van a quedarse?

—Rach encontró un bonito hotel—los dedos de Elaine presionaron su muslo—Sin embargo, no parece haber mucha vida nocturna en esta ciudad.

Santana negó con la cabeza.

—No, no la hay.

—Entonces, supongo que tendremos que encontrar otra manera de matar el tiempo—dijo Elaine con una sonrisa seductora.

Santana quería sentir algo.

Realmente lo quería.

Pero el toque de Elaine no significaba nada para ella y no iba a pretender lo contrario. Redujo la velocidad, girando por una calle lateral y finalmente se detuvo.

—Tenemos que hablar—dijo ella.

—¿Hablar?—la mano de Elaine se deslizó hacia la parte superior a lo largo de su muslo—Santana, te lo aseguro, no conduje cinco horas para hablar.

—Lo siento si viniste aquí con la esperanza de que dormiríamos juntas—dijo ella—He tratado de ser honesta contigo desde el principio.

—Sí, lo sé. Sólo sexo. Y también fui honesta contigo. No estoy buscando una relación, Santana. Si así fuera, no sería contigo.

—Sí, has sido brutalmente honesta acerca de eso—dijo Santana secamente.

Elaine sonrió.

—¿Pero el sexo? Lo hicimos bastante bien, si mal no recuerdo.

Santana miró por la ventana, observando la lluvia, que caía con más fuerza ahora.

Estaba cansada.

Cansada de juegos.

Cansada de fingir.

Cansado de que sólo fuera sexo.

—Lo siento—dijo Santana nuevamente—He...he cambiado. No quiero acostarme contigo.

Elaine la miró desapareciendo la sonrisa seductora de su rostro.

—Ella es muy hermosa ¿Sigues enamorada de ella?—Santana levantó las cejas, sorprendida por su suposición—Quinn me habló de ti y Brittany. Acerca de su pasado—Elaine finalmente retiró la mano del muslo de Santana—¿Y? ¿Lo estás?

Santana dejó escapar un profundo suspiro, incapaz de huir de la verdad.

—Sí. Sí, lo estoy.

Elaine soltó una breve carcajada.

—Wow. No creía que realmente lo admitirías ¿Enamorada de una mujer casada? Diciéndolo sin rodeos, eso apesta.

Santana regresó al tráfico nuevamente, dirigiéndose hacia su hotel. No tenía ninguna intención de hablar de sus sentimientos hacia Brittany con Elaine.


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Quinn y Rachel estaban esperando por ellas en el vestíbulo.

—¿Se perdieron?—dijo Quinn con una sonrisa—¿O están felices de verse la una a la otra?

—Casi—dijo Elaine secamente—Tendremos suerte si podemos convencerla para que cene con nosotras.

—Bueno, tenemos un montón de tiempo antes de la cena—dijo Rachel—Vamos a la barra. Podemos sentarnos y compartir—sugirió con la mirada alterna entre Elaine y Santana.

Santana asintió.

—Por supuesto.

—Tengo que correr a mi habitación—dijo Elaine—Quiero cambiarme de zapatos. Entré en un charco.

Santana no perdió la mirada que Quinn le dio a Rachel así que no se sorprendió cuando escuchó a Rachel ofrecerse para ir con ella.

—Vamos a tomar una mesa—sugirió Quinn.

Temprano en la tarde de un Domingo, el bar estaba casi vacío. Quinn eligió la mesa más alejada de los dos hombres que veían un partido de béisbol.

—Supongo por tu conducta que no estás encantada de vernos.

Santana apoyó los codos en la mesa, con la barbilla apoyada en las manos unidas.

—Algo de aviso hubiera sido agradable—dijo ella.

—Bueno, entonces no hubiera sido una sorpresa.

—¿Y de quién fue la idea?

—Elaine en un principio. Pero tengo que admitir, que estaba curiosa en cuanto a lo que sería tu reacción.

Santana se acercó más.

—No soy una de tus pacientes, Quinn. Si somos amigas, entonces trátame como a una amiga, no como un experimento.

Quinn lucía sorprendida por sus palabras.

—Por supuesto que eres nuestra amiga, San. Lamento si sientes que te tengo en mi sofá—hizo una pausa—¿Así que estás enojada porque estamos aquí?

—¿Enojada? No sé si enojo es lo que estoy sintiendo. Un poca molesta, sí—dijo ella.

—¿Porque interrumpimos tu tiempo con Brittany?

—Jesús, Quinny, simplemente no puedes evitarlo ¿verdad?—dijo suavizando sus palabras con una sonrisa—Está bien. Quieres que sea una de tus pacientes, vamos a hacerlo—se echó hacia atrás—Sí. Estoy molesta porque interrumpieron mi tiempo con Britt. Estoy molesta por lo que Britt está pensando en estos momentos. Le he hablado de Elaine. Probablemente está asumiendo que me voy a quedar aquí esta noche.

—¿Y no lo harás?

—No, no lo haré.

Quinn la miró sorprendida.

—Así que tú y Brittany... ¿qué?

—Somos amigas. Hemos hablado un poco...ya sabes, sobre el pasado, sobre nosotras. Estamos tratando de recuperar nuestra amistad. Eso es todo. Ella tiene mucho por hacer. Dejó a Sam y se mudó. Ella y mi mamá son muy cercanas, así que esta mucho alrededor.

—¿Así que realmente va a seguir con el divorcio?

—Eso parece.

—¿Cómo te sientes sobre eso?

—Estoy feliz por ella. Ha tenido una vida miserable.

—¿Eres feliz por ella? ¿Estás molesta por eso?

—¿Molesta?

—Molesta porque se casó con él y perdió todos estos años. Años que tú podrías haber tenido.

Santana negó con la cabeza.

—No pienso en eso de esa manera. En aquel entonces, ella no podía simplemente no casarse con él. Debido a que era quien era. Pero ha cambiado. Las dos hemos cambiado.

—Pero ¿todavía tienes sentimientos por ella?

Santana sonrió.

—¿Es común decir que siempre he tenido sentimientos por ella?

—¿La atracción está todavía ahí?

—Sí

—¿Para las dos?

Santana no tuvo que dudar mucho, recordando la mirada en los ojos de Brittany cada vez que Santana la descubría mirándola intensamente.

Asintió con la cabeza.

—Sí, para las dos.

—Ella es muy bonita. No estoy seguro de que esperaba, pero ella es...muy hermosa, San—Quinn miró hacia la puerta de la entrada—Están de vuelta—dijo en voz baja.

Después que el camarero tomó sus órdenes y después de servirles, la conversación fue esporádica. Rachel hizo todo lo posible para mantener fluyendo las cosas, pero Santana simplemente no estaba de humor para aplacarla.

—Entonces ¿qué haces para divertirte aquí en Lima, San?—pregunto Rachel

—¿Qué hago o que hace la mayoría?—preguntó Santana.

—¿Has hecho amigas aquí?—preguntó Elaine con una pizca de burla en su voz.

Santana movió sus ojos hacia ella, sin humor para juegos.

—En realidad no. Britt y yo hemos vuelto a conectar, obviamente. Paso la mayor parte de mi tiempo en la nueva tienda o con mi mamá. O con Jake y su familia—decidió no evitarles detalles de la tienda en este momento—El interior está saliendo más rápido de lo que esperábamos. Ya he empezado a trabajar en nuestro inventario. Y, por supuesto, he tenido que hacer viajes a las otras tiendas, así que he estado muy ocupada—dijo—Nuestro objetivo es lograr la inauguración en Noviembre.

—¿Cuánto tiempo vas a permanecer aquí después que se abra?—preguntó Rachel.

—No lo sé todavía. No hemos decidido si vamos a contratar a un gerente o no. Ya que Jake se ha trasladado aquí permanentemente, podría manejarlo. Eso está todavía en el aire—dijo ella.

—Eso parece lógico, ya que él va a estar viviendo aquí—dijo Quinn.

—Sí, pero si él es el responsable de la tienda de aquí, de cabo a cabo como lo sería un gerente, entonces me toca encargarme de las otros tres tiendas.

—Pero todas tienen administradores ¿no?

Santana asintió.

—Todavía nos gusta hacer acto de presencia, al menos, una vez a la semana. Voy a estar viajando mucho, si llega a tocarme a mí.

—Parece que te inclinas hacia la contratación de un gerente—dijo Quinn.

Santana asintió.

—También tengo que tomar en cuenta a mi mamá.

—Así que cuéntanos sobre Brittany—dijo Elaine cambiando de tema abruptamente.

—Pensé que Quinn ya te había hablado de ella—dijo mirando fijamente a Quinn.

—Ella me dijo que solían ser amantes. Y que está casada—tomó un sorbo de su bebida con los ojos fijos en Santana—¿Estás teniendo una aventura con ella?

—¿Me lo estás preguntando como a una amiga...o porque quieres acostarte conmigo?

Elaine sonrió.

—Creo que ya has dejado claro que no vas a dormir conmigo.

Santana era consciente de la atención absorta de Quinn y de Rachel y se preguntaba por qué todas parecían tan curiosas sobre su relación con Brittany.

Deslizó su vaso hacia el centro de la mesa.

—¿Saben qué? He tenido una semana muy ocupada y un largo día. Estoy cansada—se puso de pie—Llámenme mañana cuando estén levantadas. Les voy a mostrar todo, les llevaré hasta la nueva tienda. Hay un pequeño lugar de comida mexicana, tomaremos el almuerzo ahí.

Se volteó para salir y supo que Quinn le seguía. Se detuvo en la puerta cuando sintió un ligero toque en su brazo.

—¿Estás bien?—pregunto Quinn

—Sí. Yo...yo tengo que irme. Lo siento.

Quinn apretó su brazo.

—¿Necesitas hablar?

Santana negó con la cabeza.

—No, estoy bien. Nos vemos mañana—hizo una pausa—Pídele disculpas a Rach por mí ¿lo harías?

—¿Sólo a Rach?

—Sí. Sólo Rach.

Tan pronto como salió, la lluvia se convirtió en un aguacero. Corrió hacia su camioneta, esquivando los charcos, aun así estaba empapada cuando se metió en su camioneta. Se estiró hacia el asiento trasero, encontrando la toalla de mano que siempre mantenía allí y se secó el rostro y el cabello.

Se sentó ahí un par de minutos consciente de que había sido muy grosera con sus amigas, sobre todo desde que habían viajado cinco horas para verla.

—No es que las haya invitado—murmuró ella.

Bueno, eso no era una excusa y tendría que hacer las paces con ellas mañana.

Pero en este momento quería...sólo quería ver a Brittany.

Probablemente no era una buena idea, pero condujo en esa dirección de todos modos. Un trueno retumbó encima de ella cuando llegó a Lost Creek Lima, pero la lluvia había disminuido a una lluvia constante.

Se detuvo en la calzada de Brittany, dudando, preguntándose si debería irse.

Pero seguía viendo esa mirada en los ojos de Brittany cuando se fue…una mirada herida bordeada de tristeza que provocó dolor en el corazón de Santana.

Sin pensarlo, corrió bajo la lluvia, apoyando su cabeza contra la puerta de Brittany durante unos segundos. Tocó el timbre y luego llamó a la puerta.

—Britt—gritó—Britt!—volvió a llamar—BRITT.

La puerta se abrió finalmente y Brittany se quedó ahí, sorprendida...reflejando algo más en su rostro.

Santana se había quedado sin palabras.

Olvidando que estaba empapada, entró, tirando de Brittany en un fuerte abrazo.

Los brazos de Brittany la acercaron aún más y Santana sintió ese antiguo y familiar dolor… deseando a Brittany con todas sus fuerzas, pero consciente que no podía tenerla realmente.

¿Eso seguía siendo el caso?

¿Quién se movió primero?

No lo supo, pero con la boca de Brittany a una pulgada de distancia, no pudo resistirse. El fuego se encendió cuando sus labios se encontraron y sostuvo a Brittany contra la pared, sus cuerpo tan cercanos que parecían uno.

Tuvo que haberse detenido, debió haberse apartado, pero los brazos de Brittany la abrazaban con fuerza, con su boca abierta, su lengua se encontró con la de Santana mientras el beso se profundizaba.

Las rodillas de Santana se sentían débiles, pero su cuerpo estaba en llamas.

Sus manos se deslizaron por el cuerpo de Brittany, ahuecando sus pechos, sintiendo sus pezones endurecidos.

Brittany alejó su boca, respirando con dificultad mientras se presiona contra Santana.

—Dios...Sanny—susurró antes de que su boca encontrara la de Santana nuevamente.

Santana estuvo a punto de patear la puerta con el pie, estuvo a punto de tirar la blusa de Brittany sobre su cabeza...y estuvo a punto de llevarla al dormitorio para hacerle el amor.

Sin embargo, un fuerte trueno trajo de vuelta su cordura y se alejó de Brittany.

Sus pechos estaban pesados, ambas respirando con dificultad, ambas excitadas. Pero se quedaron ahí en silencio sorprendidas, sus ojos se sostuvieron uno al otro, las preguntas volaron entre ellas… preguntas que ninguna estaba lista para responder.

Bajó la mirada hacia los labios de Brittany… rojos, humedecidos, casi magullados por sus besos.

Se separaron levemente mientras Brittany mantenía respiraciones rápidas.

Fue la cosa más difícil que jamás hubiera hecho, pero dio un paso más lejos de ella. Sin decir palabra, se volteó, de regreso a la lluvia, las gotas refrescándola, templando su excitación.

No miró hacia atrás.

Si lo hacía, estaba segura que regresaría hacia Brittany, cerrándole esta vez la puerta al mundo.

En vez de eso, se metió en su camioneta y se fue.

Hola, aki otro cap, por dos motivos, el primero es por reyes y el segundo esk como esta semana empieza glee iré subiendo dos o más cap durante el día.

Pero leí que algunas querían maratón, pero como dije antes durante esta semana tenia pensado subir uno o dos caps durante el día y el viernes como empieza glee subir mas y el final del fic, PERO si hago el maratón el fic acabaría antes =/... asik dejo que ustedes tomen al decisión o maratón o subo mas de un cap durante el día hasta el viernes que subiría hasta el final del fic¿?

Saludos =D

Capitulo 34

Brittany miró los papeles en su mano y luego los metió en el sobre, lentamente deslizando su mirada hacia su mamá.

—¿Él te pidió que le llevaras los papeles del divorcio? ¿Es eso legal?

—Almorcé ayer con Samuel. Él no puede creer que en realidad estés haciendo esto. Él pensaba… todos lo hicimos…que volverías a tus cabales para este momento.

—Madre ¿vamos a tener esta conversación cada vez que vengas aquí? ¿Cada vez?—preguntó ella—Porque nada ha cambiado. Todavía voy a firmar los papeles.

—Y cuando te divorcies de él ¿entonces qué? ¿Vas a empezar a tener citas? ¿Vas a recorrer las entrañas de Lima, Ohio tratando de encontrar a alguien con quien tener citas? Ya casi tienes cuarenta años, Brittany ¿Qué vas a hacer?

Brittany volteó sus ojos dramáticamente.

—Apenas tengo treinta y ocho ¿Y eso es lo que más te preocupa? ¿Con quién voy a tener citas? ¿Si son de la clase social correcta?

—Esto no es para tomarse a la ligera, Brittany. Hay buscadores de oro en Lima, Ohio, por si no lo sabías. Es por eso que Samuel es perfecto para ti. Nunca fue una cuestión de dinero o de la posición de su familia. Y quieres tirar todo eso por la borda—dijo ella con su voz cada vez más fuerte—¿Qué es lo pasa contigo?

Brittany estaba harta de este argumento y sólo conocía una manera de ponerle fin a la misma.

Se enfrentó a su mamá, mirándola a los ojos enojados.

—¿Quieres saber lo que está mal? ¿De verdad? ¿Quieres saber por qué me estoy divorciando de Sam?

Su mamá la miró y creyó ver un atisbo de miedo en sus ojos.

No miedo de Brittany, pero de lo que estaba a punto de decir.

El pulso de Brittany latía nerviosamente, pero enderezó los hombros mientras tomaba una respiración profunda.

—Soy gay. Gay. Es por eso que me estoy divorciando de él.

Dios, se sentía tan bien decirlo.

Su mamá realmente se quedó sin aliento y se llevó una mano al pecho.

—¿Gay?—susurró—Tú no eres gay, Brittany. Los Pierce no son gay.

Brittany lanzó una sonrisa rápida.

—Sí, aparentemente lo son. Uno de ellos por lo menos.

—Has perdido la cabeza—dijo su mamá lentamente, pronunciando cada palabra con precisión—No puedes ser gay. Tienes un hijo.

Brittany se echó a reír.

—Oh, Dios mío, soy la primera lesbiana en casarse y tener un hijo—dijo con sarcasmo—¡Llamen a la prensa!

—No hay necesidad de burlarse de mí—dijo su mamá—Esto es serio.

La sonrisa de Brittany se desvaneció.

—Sí, lo sé.

Entonces su mamá comenzó a caminar y Brittany esperó su próximo estallido.

—¿A quién le has contado esta historia ridícula? ¿Te imaginas si esto sale a la luz?—Brittany rodó los ojos otra vez—¿Crees que esto es gracioso? ¿Es esa la excusa que vas a utilizar? ¿No tienes ninguna razón legítima para el divorcio por lo que vas a utilizar esa?

—¿Razón legítima? Estoy en un matrimonio sin amor, uno al que me obligaste a entrar—dijo ella.

Los ojos de su mamá se clavaron en los suyos.

—Tienes un hijo—dijo enfáticamente—Debe haber habido algo de intimidad.

—Sí. Porque traté de no ser gay—dijo ella sorprendida de que en realidad estaba teniendo esta conversación con su mamá—Sam y yo no hemos sido...íntimos en años.

Su mamá parecía estar sin las palabras. Pero sólo fue temporal, ya que su caminata comenzó nuevamente en serio. Brittany se preparó para la siguiente batalla.

—¿Supongo que me vas a decir que Santana López no tiene nada que ver con esto?

Brittany debió haber sabido que traería a relucir el nombre de Santana.

Era una discusión muy antigua entre ellas.

Fingió ignorancia.

—¿Qué quieres decir?

—Oh, vamos, Brittany. Santana aparece de nuevo en la ciudad y ¿de repente decides dejar a Samuel? Santana...que nunca se ha casado ¿Crees que soy estúpida?

—San no tiene nada que ver con mi decisión de dejar mi matrimonio, como ya te he dicho—dijo creyendo que era la verdad—He querido dejarlo durante años, pero nunca he tenido ningún tipo de apoyo. San regresó y su buena disposición de ser una amiga me dio el impulso que necesitaba.

—¿Así que admites que te anima?

—Eso no es lo que quise decir, madre. Si quieres señalar con el dedo a alguien, dirígelo hacia Ashton. Él fue el primero en sacar el tema, el primero en darse cuenta de lo infeliz que era. El primero en sugerir que hiciera un cambio.

Su mamá sonrió con tristeza.

—¿Ahora estás culpando a tu hijo? ¿Por qué estás tratando de quitarle la culpa a Santana?—los ojos de su mamá se entornaron—Te advertí sobre ella, Brittany. Te dije que iba a rebajarte. No me escuchaste. Insistes en dejarla entrar nuevamente a tu vida. Ahora mira lo que ha hecho.

Por un momento, Brittany sintió como si estuviese en la secundaria, a los quince años y su mamá nuevamente sermoneándola sobre tener a Santana como amiga.

En aquel entonces, se había parado en silencio mientras su mamá le daba una lista de todas las razones por las que Santana Lópezr no era lo suficientemente buena como para que Brittany desperdiciara su tiempo con ella.

Ella había asentido como si estuviera de acuerdo…parte de ella todavía había querido apaciguar a su mamá…e incluso había ido tan lejos como para evitar a Santana por un día o dos.

Pero eso nunca duraba.

La atracción entre ellas era demasiado fuerte.

Como ahora.

Todavía no se había reconciliado con lo que había ocurrido la otra noche.

Había sido consumida por los celos, viendo a Elaine con Santana.

Su imaginación se había hecho cargo y ella misma se había convencido de que Santana estaba con ella en su habitación del hotel…tocándola, besándola, haciéndole el amor.

Casi se había enfermado a sí misma con las imágenes de ellas apareciendo intermitentemente en su mente. Entonces, el fuerte golpe en la puerta, la voz de Santana llamándola.

Su corazón estuvo martilleando en su pecho mientras Santana permanecía de pie ahí, empapada por la lluvia, aun así sus ojos estaban inundados de esa clase de calor que Brittany solía conocer tan bien.

No había negación en Santana.

No en ese momento.

No ahora.

Enderezó sus hombros nuevamente, levantando su barbilla desafiante, mientras miraba a su mamá.
—San ha sido mi única verdadera amiga en toda mi vida. Si quieres culpas, entonces mírate en el espejo. Si no hubiera sido por ti, nunca me habría casado con Sam en primer lugar. Entonces no tendrías que sufrir esta vergüenza de un divorcio.

Su mamá también enderezó los hombros.

—No habrá divorcio—dijo enérgicamente—Me niego a dejarte firmar estos papeles—dijo mientras se los arrebataba—No seré el hazmerreír de Lima, Ohio…ni lo será Samuel…porque tú has decidido repentinamente que eres gay. Eso no pasará.

Unos meses atrás, Brittany simplemente se hubiera rendido a sus deseos, haciendo caso omiso de su propia felicidad con el fin de calmar a su mamá, al igual que lo había hecho toda su vida.

Supuso que este era el intento de su mamá por recuperar el control nuevamente.

Pero no iba a funcionar esta vez.

La sonrisa de Brittany fue tan amenazante como la mirada de su mamá.

—No eres mi dueña—dijo en voz baja—No hablas por mí. No me controlas. Ya no tienes el poder de prohibirme que haga algo—señaló hacia la puerta—Ahora deja los papeles y vete.

Los labios de su mamá se fruncieron mientras su mano apretaba posesivamente el sobre. Brittany sostuvo su mirada, negándose a dar marcha atrás. Su mamá finalmente tiró el sobre de regreso en la mesa, pero no sin antes soltar su última frase de despedida.

—Creo que necesitas ayuda psiquiátrica.

Tan pronto como la puerta se cerró, Brittany dejó escapar el aliento y se dejó caer en una silla. Sus manos temblaban ligeramente mientras su nerviosismo regresaba con todas sus fuerzas.

¿Realmente acabo de decirle a mi mamá que soy gay?

—Sí.

Negó con la cabeza lentamente.


Sí, lo había hecho.

Y su mamá estaba más preocupada por la opinión pública que el hecho de que su hija había estado en un matrimonio sin amor durante los últimos dieciséis años.

Se echó hacia atrás, dejando que una sonrisa llegara a su rostro. En realidad se había enfrentado a su mamá, en realidad le había dicho que era gay.

Y se sentía tan condenadamente bien.

Su mirada se deslizó hacia la mesa donde estaba el sobre.

No necesitaba leerlo.

El abogado de su papá ya se había encargado de él. Ya que ella no quería la casa ni nada de lo que contenía, Sam le estaría pagando la mitad.

Todo lo demás se había dividido de manera uniforme.

Todo lo que tenía que hacer era firmar.

Firmar con su nombre y sería libre.

Y lo hizo.

Capitulo 35

Santana caminó lentamente a través de la tienda vacía, tocando las estanterías vacías mientras caminaba. Casi habían terminado el interior…un par de semanas cuando mucho. Entonces ella y Jake tendría su propio paseo oficial con el contratista, pero ella se encontraba aquí casi todas las noches, comprobando el trabajo. El patio de comidas resultó ser exactamente como lo había previsto y los estantes inclinados a cada lado de la tienda, añadían una dimensión diferente a los pasillos de la tienda de comestibles estándar.

Su mirada recorrió de un lado al otro; se sintió nuevamente abrumada por el espacio.

Necesitarían una gran cantidad de inventario para llenarla.

El pánico la inundó por un momento.

Tal vez era demasiado grande

¿Qué pasaría si no tuviera buena acogida?

¿Qué pasaría si nadie en Lima estuviera interesado en los alimentos naturales?

—Me encanta—Santana se volteó sorprendida por la voz. Brittany era la última persona que esperaba ahí—Es grande, San.

—No es demasiado grande—Santana caminó dirigiéndose hacia la parte trasera donde estaban los refrigeradores. Sintió que Brittany la seguía—¿Cómo sabías que estaba aquí?—preguntó finalmente.

—Vi la camioneta al frente. Y probablemente deberías cerrar las puertas si estás aquí sola—dijo Brittany con una sonrisa.

—Sí. Nunca se sabe quién pudiera entrar de la calle—bromeó ella. Su sonrisa se desvaneció cuando sus ojos se encontraron—Acerca de la otra noche…—dijo ella—…debo pedir disculpas.

—¿Y por qué exactamente vas a pedir disculpas, San?

Santana miró hacia otro lado.

—No las invité aquí. Y Elaine y yo...no hay nada entre nosotras, Britt.

—No tienes que darme explicaciones, San.

Santana se encontró nuevamente con sus ojos.

—¿No tengo que hacerlo?

Brittany fue la primera en apartar la mirada.

—Ella parecía...muy posesiva contigo—dijo ella—Dejó muy claro que eran más que amigas.

—Es solo eso. Realmente ni siquiera somos amigas—dijo ella—Quinn le habló de ti, de nosotras, de nuestro pasado. Creo que más que nada su curiosidad se despertó.

—Y ella quería hacerme saber que ustedes dos también tenían un pasado—declaró Brittany.

Santana se volvió hacia ella.

—A Elaine le gustan los juegos. A mí no.

Brittany se acercó más, alcanzando con su mano la de Santana, entrelazando sus dedos.

—Bien. Porque soy demasiado vieja para los juegos, San.

Santana tiró de ella acercándola más, sus ojos se sostuvieron.

—¿Qué quieres de mí, Britt?

Brittany inclinó su cabeza.

—Creo que la pregunta es... ¿qué quieres tú de mí, San?

Santana apretó los dedos de Brittany, tirando de ella aún más cerca.

—Quiero lo que siempre he querido, Britt. Pero que nunca pude tener—dijo ella bajando su cabeza y rozando la mejilla de Brittany con sus labios—Quiero todo de ti, Britt—susurró ella. Deslizó su mano hacia arriba por el cuerpo de Brittany, deteniéndose debajo de su pecho—No sólo tu cuerpo—dijo ella, permitiendo que su mano continuara su trayecto, viendo como los ojos de Brittany se oscurecían mientras pasaba su pulgar por su pezón—Tu cuerpo, tu alma...tu corazón, Brittany.

—Siempre has tenido mi corazón, Sanny—murmuró Brittany mientras sus labios se movían hacia la boca de Santana.

Santana permitió que el beso se profundizara, su lengua trazó el labio inferior de Brittany antes de deslizarse hacia adentro, encontrando la lengua de Brittany en una batalla hambrienta. La presionó contra la puerta del refrigerador, empujando su muslo entre las piernas de Brittany separándolas.

Brittany se aferró a ella, pequeños sonidos de placer provocaron gemidos recíprocos de Santana. Santana se retiró lentamente, sonriendo contra los labios de Brittany.

—¿Por qué siempre pasa esto, Britt?

Brittany se alejó de ella, sus miradas encontrándose intensamente.

—Porque estamos enamoradas la una de la otra, Sanny.

Santana asintió.

—Sí. Siempre Britt-Britt.

Brittany entonces bajó su cabeza, pero no antes de que Santana viera las lágrimas en sus ojos. La abrazó, sosteniéndola con fuerza.

—Lo siento muchísimo, Sanny—susurró Brittany mientras enterraba el rostro en el cuello de Santana—Tantos años perdidos.

—No, no llores, Britt-Britt—dijo Santana en voz baja—Aquí mismo, ahora mismo...nada se ha perdido—la apretó con más fuerza y luego la soltó, elevando su barbilla con su mano—Éramos unas niñas en aquel entonces ¿Qué se suponía que debíamos hacer? ¿Huir? Como dijiste entonces, sabíamos que tus padres nunca lo permitirían.

—Debí habérselos dicho, San.

—¿Acerca de nosotras?

Santana negó con la cabeza.

—No. Tu mamá probablemente me hubiera mandado a la cárcel, Britt—dijo con una sonrisa—Y mi mamá hubiera quedado en la calle—hizo una pausa—Las cosas hubieran sido diferentes. No tendría mis tiendas. Tu no tendrías a tu chico genio—agregó ella—Tal vez las cosas debieron suceder de esta manera, Britt.

La mano de Brittany rozó el rostro de Santana y luego su cabello.

—Quiero estar contigo, Sanny—susurró ella—Quiero hacer el amor contigo.

Como siempre, el corazón de Santana se aceleró, pero negó con la cabeza.

—Te lo dije, no voy a tener un...

—Yo...yo he firmado los papeles, San—dijo Brittany—Y se lo dije a mi mamá.

Santana frunció el ceño.

—¿Has firmado los papeles del divorcio, Britt?

—Sí.

Ella dejó escapar un profundo suspiro.

—Tenía tanto miedo de que no siguieras adelante con eso—admitió ella. Entonces levantó las cejas—¿Qué le dijiste a tu mamá?

—Le dije...que era gay—el corazón de Santana casi dejó de latir y la miró con incredulidad. Brittany le sonrió—¿Estás sorprendida?

—Dios mío, sí—dijo ella—Nunca pudiste admitírmelo a mí.

—No pude admitírmelo a mí misma—Brittany la corrigió—La otra noche cuando llegaste, todo fue tan claro como el cristal. Odiaba que estuvieses con Elaine y lo que podrían estar haciendo. Y cuando apareciste, la mirada en tus ojos...todo estaba tan claro. Esa es la mirada que quiero ver el resto de mi vida.

—Dios...Britt—Santana llegó hasta ella acercándola nuevamente, sintiendo como los brazos de Brittany rodeaban su cintura—Quiero que esto sea real.

—Es real. Esta vez es real, Sanny.

Santana la besó lentamente, pero se retiró cuando sintió que las manos de Brittany se movieron por su cuerpo. Por todo lo que quería con Brittany, la tienda no era el lugar para iniciarlo.

—¿Y tu mamá? ¿Enloqueció?

Brittany asintió, alejándose de Santana.

—Por decir lo menos. Sus últimas palabras fueron: Creo que necesitas ayuda psiquiátrica.

Santana sonrió.

—No puedo creer que se lo dijeras. Dios, me gustaría haber estado ahí.

—Tú estabas ahí en espíritu. No creas que ella no te culpó.

—Si sólo tuviera el poder—murmuró mientras acercaba a Brittany nuevamente, incapaz de resistirse a ella.

—Ven conmigo a casa, Sanny—le susurró Brittany al oído—Ha pasado tanto tiempo, Sanny. Quiero hacer el amor contigo. Esta noche.

Santana la besó con fuerza.

—Sí. Dios, sí.

Ella le tomó la mano, llevándola rápidamente a través de la tienda. Estuvo a punto de cerrar cuando su teléfono sonó.

Era Jake. Tenía toda la intención de ignorarlo, pero Brittany asintió.

—Está bien. Respóndele, Sanny.

Ella asintió con la cabeza.

—Hey ¿qué pasa?—preguntó ella.

—Es mamá, Tana. Estamos de camino al hospital.

Santana se quedó helada.

—¿Qué pasó, Jake?

—No lo sé. La encontramos en el suelo. Estaba aturdida, no responde.

Santana tomó la mano de Brittany y la apretó.

—Estuve ahí, no hace ni una hora—dijo ella.

—Diablos, no lo sé, Tana. Tal vez tiene un derrame cerebral o algo así.

—Está bien. Estoy en camino, Jake—miró a Brittany viendo el miedo en sus ojos.

—¿Maribel?

—Sí. Jake la encontró en el suelo. Él piensa que pudo haber tenido un derrame cerebral o algo así.

Brittany apretó su mano con fuerza.

—Vamos.

Capitulo 36

Brittany miró a través de la sala de espera hacia Bree, la esposa de Jake.

Emily y Santiago estaban sentados a su lado, los tres con miradas solemnes en sus rostros. Brittany estaba sentada en silencio, negándose a creer lo peor.

Con los años, Maribel se había convertido en mucho más que una amiga para ella. Brittany estaba más cerca de Maribel que de su propia mamá. Cerró los ojos por un segundo, deseando tener el derecho de estar con Santana.

Santana lucía tan asustada.

Brittany había querido consolarla, pero, bueno, no sabía cuánto…si acaso…Jake y Bree sabían de su pasada relación. Se preguntaba si pensarían que era extraño que incluso estuviese aquí en primer lugar.

—Sabes que Mariel piensa en ti como a una hija ¿no?

Brittany fue sorprendida por la voz de Bree. Sonrió ligeramente

—Te lo agradezco. He conocido a Maribel toda mi vida. A través de los años, ha sido más una mamá para mí que mi propia mamá.

Bree abrió su bolso y sacó unos billetes, entregándolos a Santiago y a Emily.

—¿Por qué no nos traen algo de beber?—miró a Brittany con las cejas levantadas, pero Brittany negó con la cabeza—tan pronto como se fueron los chicos, Bree se levantó uniéndose a Brittany en su lado de la sala de espera—¿Puedo sentarme contigo, Britt?

—Por supuesto.

Bree juntó las manos, dejando escapar un profundo suspiro.

—Jake ha estado tan emocionado de estar de regreso aquí, con su mamá y con San. Siente que perdió tanto mientras estaba en el ejército. Él quería un poco de tiempo con ellas. Como una familia.

—Maribel es una mujer muy fuerte—le recordó Brittany.

—Es sólo que ha pasado por tanto—Bree la sorprendió al extenderse y tomar su mano—Sé que tú y yo no somos exactamente amigas, pero con el paso de los años, Maribel me ha hablado de ti a menudo. Espero no estar fuera de lugar al decir esto, pero su mayor deseo siempre había sido que tú y San se reencontraran otra vez.

Brittany fue sorprendida por sus palabras.

—Y yo que pensaba que tú y Jake no tenían idea de nuestro pasado—dijo ella sintiéndose un poco avergonzada por saber que era así.

—Sí. Hemos tratado de incluirte en nuestra familia—le apretó la mano y luego la soltó—San piensa que esconde las cosas muy bien, pero cuando ella te mira, bueno, tendrías que ser un tonto para no ver cómo ella se siente.

—¿Lo saben los niños?

—Ellos saben que su tía San es gay, sí. No sé si aún las han vinculado a las dos—sonrió—¿O estoy siendo presuntuosa?

Esta vez Brittany se sonrojó libremente.

—No—dijo ella.

Afortunadamente, los niños regresaron, poniendo fin a la conversación, y se sentaron al lado de su mamá después de entregarle una Coca-Cola.

Brittany apoyó la cabeza contra la pared, esperando que Santana regresara.

No tuvo que esperar mucho tiempo antes de que Santana y Jake volvieran a entrar en la sala de espera. Sus ojos volaron hacia los de Santana, encantada de ver que algo de la angustia había desapareció. Se puso de pie cuando Bree lo hizo, esperando noticias.

—No sabemos mucho…—dijo Jake—…pero han descartado un ataque.

—Es una buena noticia ¿no?—preguntó Bree.

—Supongo—dijo Santana—Van a mantenerla aquí. Quieren hacer más pruebas mañana. Ella no recuerda lo que pasó. Ella dice que estaba viendo la televisión y lo siguiente que supo fue cuando Jake estuvo ahí, ayudándola a levantar.

—¿Cómo está ahora?—preguntó Brittany—¿Está enfocada? ¿Alerta?

—Sí, parece estar bien—dijo Santana—Ella quiere verte—Santana miró hacia Bree—Y luego quiere verte a ti y a sus nietos—agregó ella—Sala 2118.

Brittany estaba agradecida de que Maribel hubiera pedido a verla y sonrió rápidamente hacia Bree.

—No voy a tardarme. Sé que tú y los niños están ansiosos por verla.

Brittany apretó la mano de Santana mientras pasaba junto a ella y caminaba hacia el pasillo. Giró hacia la derecha, siguiendo las indicaciones de la amplia gama de habitaciones.

La puerta estaba abierta, pero llamó suavemente.

—¿Maribel?

—Entra Britt.

Maribel estaba sentada erguida, sin lucir deteriorada. Ella sonrió y dio unas palmaditas en la cama, haciendo señas para que Brittany se uniera a ella.

—Nos diste a todos un susto—dijo Brittany.

—Eso parece. Se han estado quejando conmigo. Sólo tuve un pequeño percance—dijo mientras tomaba la mano de Brittany.

Brittany se sentó en el borde de la cama a su lado, sonriendo mientras Maribel envolvía su mano con la de ella.

—Te has desmayado. Fue más que un percance—dijo ella—Tenían miedo de que tuvieras un derrame cerebral.

Maribel sacudió la cabeza.

—Dudo que cuando deje este mundo, sea a causa de un ataque—dijo ella.

Fue entonces cuando Brittany lo vio…lo cansada que Maribel lucía, cuan decaído estaba su rostro.

La miró a los ojos y los sostuvo.

—¿El cáncer regresó?—susurró ella.

Maribel apretó con fuerza sus manos casi dolorosamente.

—Sí.

Los hombros de Brittany se hundieron mientras estiraba su espalda.

—¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?

—Hace un par de semanas. Ha sido agotador tratar de ocultárselo a Tana y a Jake, tratando de poner un rostro feliz cada vez que están cerca—dijo ella—Creo que mentalmente me afectó todo esto, la preocupación, intentando mantenerlo para mí misma.

Brittany se inclinó y la abrazó.

—Podrías haberme dicho—dijo ella.

—Tienes suficientes problemas en tu vida. No quería ser una carga.

—Oh, Maribel, has estado ahí para mí muchas veces. Nunca serías una carga.

Maribel miró hacia otro lado.

—No sé si soy lo suficientemente fuerte como para pasar por todo esto otra vez. Los tratamientos te quitan tanto de ti, no sé cuánto más me quede.

—Eres fuerte. Eres una luchadora. Lo has vencido dos veces—le recordó Brittany.

—Sí, pero tal vez la tercera sea la vencida—dijo con un suspiro—Pero ya basta de eso. Ellos lo sabrán muy pronto, así que estoy segura que hablaremos de esto hasta la muerte—suspiró nuevamente—Es de ti de lo que quiero hablar. De ti y de Tana—dijo Maribel.

Brittany asintió.

—Estamos...estamos bien—dijo ella.

—No dejes que Tana se quede sola esta noche. Llévatela contigo. Para tu casa. Cuando vaya a dormir esta noche, quiero saber que mis niñas están juntas.

Brittany sintió un hilillo de lágrimas bajando por sus mejillas y asintió con la cabeza.

—Yo me encargaré de ella—susurró ella.

—Bien. Y ella se ocupará de ti. Así es como debe ser—Maribel se recostó contra las almohadas—De repente estoy muy cansada. Será mejor que traigas a Bree y a mis nietos.

Brittany se levantó, luego se inclinó y besó su mejilla.

—No estarás pensando en dejarnos esta noche ¿verdad?

Maribel sonrió débilmente.

—No por el momento. Como has dicho, soy una luchadora.

—Está bien. Entonces te veré mañana—se volteó para irse, pero se detuvo—Te amo.

Se sorprendió al ver lágrimas en los ojos de Maribel.

—Yo también te amo.

Brittany se fue rápidamente, temerosa de derramar sus propias lágrimas.

Esas eran palabras que nunca le había dicho a su mamá. Palabras que su mamá nunca le había pronunciado a ella.

Se detuvo en la puerta de la sala de espera, sabiendo que la carga ahora era suya.

¿Debería decírselo a Santana?

¿Podría escondérselo?

No, Santana merecía saberlo.

Respiró profundamente, dejando que el aire saliera lentamente, finalmente, abrió la puerta. Sonrió, esperando que su sonrisa llegara a sus ojos mientras miraba a Bree.

—Ella pregunta por ti.

Capitulo 37

—Vaya manera de terminar el día—dijo Santana cuando las llevó de vuelta a la tienda por el coche de Brittany.

Brittany se inclinó sobre la consola y apoyó la mano en el muslo de Santana.

—Maribel me dio algunas instrucciones, Sanny—dijo ella.

—¿Oh, sí?

—Tienes que venir a casa conmigo.

Santana se echó a reír.

—Ella dijo eso ¿huh?

—Entre otras cosas, sí—Brittany se mordió el labio, sabiendo que ahora no era el momento de decirle—No hemos cenado ¿Qué tal si recogemos algo y lo llevamos a casa?

—¿Estás segura?

—Sí. Tenemos que hablar—dijo vagamente. Santana la miró durante un largo momento y Brittany vio las preguntas en sus ojos. Le ofreció una sonrisa rápida—Quiero dormir contigo esta noche, Sanny—dijo ella—No tenemos que hacer el amor. Sólo quiero estar contigo.

Santana cubrió su mano con una de las suyas, presionándola con fuerza contra su muslo.

—No he olvidado nuestra anterior conversación—dijo ella.

Brittany asintió con la cabeza, relajando la mano, dejando que la calidez de Santana se filtrara en ella.

Después que Santana se aseguró que sus hamburguesas vegetarianas estaban en el menú del restaurante de comida rápida, escogieron hamburguesas, patatas fritas y coca-colas grandes, algo que rara vez tenía Brittany.

Ella se adelantó hacia su casa mientras Santana recogía la cena. Era una noche agradable, no tan calurosa. Salió al patio y encendió el ventilador de techo, decidiendo que comerían afuera cerca de la piscina. Sólo deseaba que la conversación fuera más ligera, pero no le escondería a Santana las noticias sobre el cáncer de Maribel.

Diez minutos más tarde Santana entró con dos bolsas. Brittany tomó una de ellas, oliendo el aroma adictivo de las papas fritas de la comida rápida. Sacó una de la bolsa, masticándola con una sonrisa.

—Esto está muy bueno—dijo ella—¿Me pregunto por qué no tengo esto más a menudo?

—Porque no es bueno para ti—dijo Santana mientras robaba una de la bolsa. Echó un vistazo al patio, que estaba iluminado—¿Quieres comer fuera?

—¿Te importa?

—Por supuesto que no. La piscina parece atractiva—dijo ella moviendo sus cejas.

Brittany sonrió, deseando poder olvidarse de todo y...y desnudarse de una vez. Podía imaginarse la piel reluciente de Santana con el agua cayendo como cascada sobre ella.

—¿Qué pensamientos traviesos están pasando por tu mente?—pregunto Santana con picardía.

En ese momento Brittany rió.

—Inmersión al desnudo.

La mirada de Santana sostuvo la de ella.

—¿Entonces por qué no lo hacemos, Britt-Britt?—sugirió ella.

—Tentador...pero tenemos que hablar, Sanny—dijo ella guiando a Santana hacia exterior. Brittany temía haber perdido su apetito, pero un bocado a la hamburguesa la trajo de vuelta con fuerza—Esto está delicioso—murmuró con la boca casi llena.

—Una vez más, no es bueno para ti—dijo Santana mientras mordía su hamburguesa vegetariana—No está mal—dijo ella antes de sumergir una papa frita en salsa de tomate—Ahora ¿de qué es lo que quieres hablar, Britt?

Brittany limpió su boca con la servilleta y luego tomó un sorbo de su bebida.

No tenía sentido aplazarlo.

—Es Maribel—dijo ella.

Santana bajó su hamburguesa levantando las cejas.

—¿Algo que te dijo?—Brittany asintió. Santana la miró, sacudiendo lentamente la cabeza—¿El cáncer ha vuelto?—supuso ella.

—Lo siento, Sanny—dijo Brittany en voz baja—Ella dice que lo ha sabido desde hace un par de semanas, pero no quería decirlo.

—Mierda—murmuró Santana mientras se inclinaba hacia atrás, pasando sus manos por su cabello.

—No me había dado cuenta anteriormente lo cansada que lucía—dijo Brittany—Tendida en la cama del hospital, lucía casi frágil. Exactamente no me lo contó…—dijo ella—Le pregunté.

Santana asintió.

—Sí, ahora que lo dices, últimamente parece muy cansada—dejó escapar un profundo suspiro—Así que ¿cuándo planea darnos la noticia?

—Imagino que mañana. No creo que estaba lista para tratar con eso esta noche—se inclinó sobre la mesa y tomó la mano de Santana—Lo siento Sanny. Pero tu mamá es una mujer fuerte. Sólo tenemos que estar ahí para ella y asegurarnos que no se rinda.

—Ella ya ha pasado por mucho—dijo Santana—Ahora que Jake y yo estamos aquí, bueno, esperaba que pudiéramos tener un poco de tiempo con ella.

—Sanny, esto no es una sentencia de muerte. Ella lo ha vencido dos veces anteriormente—le recordó Brittany.

—Sí, lo sé. Pero era más joven. Ahora tiene más de setenta años ¿Aún será lo suficientemente fuerte?

—Si su espíritu está dispuesto, entonces sí—Brittany miró su hamburguesa, entonces dobló el papel alrededor de ella—Supongo que debí haber esperado hasta después de comer—dijo ella.

Santana tomó una papa frita y la mordisqueó lentamente.

—¿Ella quería que me lo dijeras?

—No, pero no iba a escondértelo.

—Gracias. Odiaría ser sorprendida mañana. Supongo que debería dejar que Jake lo sepa—dijo Santana mientras sacaba su teléfono de su bolsillo.

—¿Por qué no esperas hasta la mañana, San?—sugirió Brittany—No hay nada que pueda hacer esta noche.

Santana vaciló y luego guardó su teléfono nuevamente.

—Tienes razón—sonrió ligeramente—¿Es por eso que te dijo que debería regresar a casa contigo?

—Sus palabras fueron: Cuando vaya a dormir esta noche, quiero saber que mis niñas están juntas—se sorprendió al ver una bruma de lágrimas en los ojos de Santana.

—Piensa en ti como familia ¿lo sabes?

Brittany asintió.

—Sí. El sentimiento es mutuo. Mientras crecíamos, a menudo deseaba que ella fuera mi mamá—admitió Brittany—Siempre fue tan cálida y afectuosa, algo que mi mamá nunca fue.

—Cariñosa—dijo Santana.

—Siempre fue cariñosa conmigo. Incluso ahora—Brittany se quedó mirando la piscina, el agua se movía ligeramente haciendo que las luces destellaran bajo la superficie—¿Sabes que mi mamá nunca me ha abrazado?—sintió los ojos de Santana—sobre ella y se volteó hacia ella—Ni siquiera cuando era niña. No tengo ningún recuerdo de ella abrazándome.

—¿Tu papá?

Brittany negó con la cabeza.

—No. De hecho, ahora… atravesando el divorcio…es lo más cerca que he estado de él. Por primera vez, en realidad hablamos—permitió que sus dedos se entrelazaran mientras cubría la mano de Santana. Brittany se encontró con sus ojos—Tú me enseñaste cómo ser cariñosa, Sanny—vio como Santana tragaba, al parecer agrupando sus pensamientos.

—Yo...yo estaba locamente enamorada de ti, Britt—dijo Santana—Casi al punto de la desesperación. En aquel entonces, estaba consumida por eso...por ti—el pulgar de Santana acariciaba lentamente su mano, fascinándola—Nunca pude hacer el amor con nadie...nunca hubo un momento que no pensara en ti, deseando que fueses tú a quien tocara. Quería que fueras tú. Siempre quise que fueras tú, Britt.

Santana tenía lágrimas en los ojos. Brittany se levantó y se acercó a ella, tirando también de ella.

Santana siempre había sido la más fuerte.

Se preguntaba hasta qué punto la noticia de su mamá estaba afectando ahora sus emociones. Ahuecó su rostro, mirándola a los ojos.

—Lo siento, Sanny.

Santana negó con la cabeza.

—No. No digamos que lo sentimos. Ya ha terminado. Está en el pasado. No volvamos a decir nuevamente que lo sentimos—Brittany rozó la esquina de su ojo, secando una lágrima—Quiero...quiero pensar en el futuro ahora—continuó Santana—Realmente quiero que mi futuro sea contigo, Britt—tomó la mano de Brittany y besó la palma—¿Es demasiado pronto? Estos últimos cinco o seis meses, he sentido como si hemos llegado a conocernos la una a la otra de una manera diferente. No como cuando éramos jóvenes y simplemente queríamos estar juntas. Siento como si he llegado a conocer tu verdadero yo y que tú has llegado a conocerme—dijo ella—Sé que ahora somos personas diferentes de la que solíamos ser cuando jóvenes, pero la única cosa que sigue igual...es que todavía estoy locamente enamorada de ti, Brittany.

Brittany secó una lágrima de su propio ojo.

—Te he lastimado tanto, Sanny—puso un dedo a través de la boca de Santana cuando intentó hablar—Te prometo que nunca voy a hacerte daño de esa manera nuevamente. Porque también estoy enamorada de ti. Quiero estar contigo. No tuvimos una vida entonces, pero ahora podemos tener una. Una vida, a la luz, sin escondernos. También quieres eso ¿no es así?

Santana se inclinó aún más cerca y rozó sus labios con los de ella.

—Lo quiero todo de ti mi Britt-Britt.

Brittany se deslizó entre sus brazos, atrayendo a Santana en otro beso, permitiendo que se profundizara, sabiendo que no tenían que darse prisa, sabiendo que ya no había ninguna restricción sobre ellas. Sintió que Santana levantó su blusa, exponiendo su piel al aire de la noche antes de que las manos cálidas de Santana se deslizaran alrededor de ella.

—Quiero hacer el amor contigo, Britt—murmuró Santana mientras sus labios abandonaban la boca de Brittany y se trasladaban hacia su cuello, succionando ese punto sensible que sólo Santana conocía.

—Sí—susurró arqueando el cuello y dándole a Santana acceso completo.

Gimió cuando las manos de Santana se deslizaron por su piel, ahuecando sus pechos.

—He soñado contigo tantas veces—le susurró Santana al oído.

Brittany cerró sus ojos mientras los pulgares de Santana hacían círculos en sus pezones.

—No tenemos que soñar más, mi Sanny—tomó una respiración profunda y luego aquietó las manos de Santana—Vamos a la cama.


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Brittany permaneció quieta, contradiciendo el nerviosismo que sentía mientras Santana le quitaba lentamente la ropa. Había pasado tanto tiempo y ya no era una mujer joven. Sus nervios la superaron y detuvo a Santana cuando estuvo a punto de deshacerse de su sujetador.

—Ya no tengo veintiún años, Sanny—dijo en voz baja.

Santana la miró fijamente a los ojos, luego se inclinó y la besó suavemente.

—Eres hermosa, Britt. Me encanta la mujer en la que te has convertido—entonces Santana le quitó el sujetador, bajando sus ojos hacia sus pechos. Se alegró al ver como los ojos de Santana se oscurecían—Eres tan hermosa como lo recuerdo.

Esas palabras alejaron su nerviosismo y alcanzó la camisa de Santana, tirando de ella por su cabeza. Sus manos se desvistieron a tientas la una a la otra, riendo en voz baja cuando el sujetador de Santana se enredó en su camisa. Las sábanas estaban frescas cuando se acostó, su mirada recorrió el cuerpo de Santana cuando permaneció de pie frente a ella.

Santana siempre había sido un poco más baja que ella, un poco más delgada.

Viéndola ahora… desnuda…después de todos estos años soñando con ella, se dio cuenta de lo realmente magnífica que era Santana en realidad.

Tomó su mano, tirando de ella hacia la cama.

Por un instante, tuvo que recordarse a sí misma que no estaba soñando.

Santana estaba ahí, en su cama.

Estaban a punto de hacer el amor.

Los años se desvanecieron cuando los besos de Santana se volvieron más exigente y Brittany cedió ante ella, dándole la bienvenida al peso de Santana sobre ella. Todos los pensamientos coherentes se perdieron cuando la boca de Santana rozó su pecho, su lengua lamió su pezón volviéndolo duro como roca.

Gimió en voz baja mientras Santana jugueteaba con ella, con labios y lengua.

Santana finalmente cerró por completo su boca sobre su pezón, succionando suavemente y Brittany gimió nuevamente, sosteniendo a Santana contra ella temiendo que se detuviera.

Había sido tan terriblemente lejano desde que habían estado juntas, pero lo recordaba como si fuera ayer.
La piel de Santana era tan tersa y suave como lo había sido siempre y ahora recorría con sus manos sobre su espalda, atrayéndola aún más cerca de su cuerpo.

Santana empujó sus piernas distanciándolas y Brittany se abrió para ella, sorprendida por la humedad que sentía entre ellas. Había pasado tanto tiempo desde que había estado excitada sexualmente que casi no lo reconoció. Sus caderas se arquearon involuntariamente hacia Santana.

—Te he echado tanto de menos, Britt—murmuró Santana mientras sus labios trazaban besos a lo largo de su cuello hacia su boca.

Su beso fue lento, pero profundo y Brittany lo saboreó, dejando que Santana hiciera lo que deseara, su cuerpo simplemente se estaba derritiendo debajo de ella...todo por solo un beso.

No habían sido los calientes y feroces besos que habían compartido cuando eran más jóvenes, besos que significaban darse prisa…antes de ser atrapadas. No había nadie para atraparlas en este momento, no tenían necesidad de apresurarse.

Pero cuando Santana bajó su cabeza nuevamente contra su pecho, cuando su mano se movió entre ellos, la prisa era lo único en lo que Brittany estaba pensando.

—Ha pasado tanto tiempo, Sanny—susurró ella—Date prisa.

Santana levantó la cabeza, su sonrisa suave y lenta, sus ojos nublados por el deseo.

—¿Qué me dé prisa? No, mi Britt-Britt. Quiero tomarme mi tiempo—murmuró mientras sus dedos se deslizaron sin esfuerzo dentro de su humedad, rozando su clítoris, haciendo que sus caderas se sacudieran.

—Podemos ir lento la segunda vez, Sanny—respondió Brittany mientras sostenía su mirada—Y la tercera y la cuarta. Pero en este momento, quiero tu boca en mí.

Los labios de Santana fueron gentiles por su cuenta.

—¿Es eso lo que quieres, Britt?—murmuró ella.

—Dios, sí, Sanny—susurró Brittany.

Escuchó como Santana se quedaba sin aliento ante sus palabras, vio como sus ojos se oscurecieron aún más.

Apenas escuchó el murmullo de Santana.

—Entonces eso es lo que quiero—mientras se movía hacia abajo por su cuerpo.

Oh, había pasado tanto tiempo.

Gimió cuando Santana extendió aún más sus muslos. Sus ojos se cerraron cuando sintió el cálido aliento de Santana sobre ella, cuando sintió el primer toque de su lengua.

—Sanny...sí—suspiró abriéndose totalmente cuando la boca de Santana se apoderó de ella, su lengua y sus labios devorándola.

Jadeando en busca de aire, apretó con una mano la sabana y con la otra el hombro de Santana mientras sus caderas se movían violentamente contra el rostro de Santana.

Nadie más que Santana le había hecho esto a ella.

Los recuerdos regresaron rápidamente, recuerdos de dos jóvenes inventando excusas para besarse, tocarse y por último, hacerse el amor.

Dos jóvenes, aprendiendo la una de la otra y enamorándose cada vez más.

Ahora, como entonces, Santana sabía exactamente cómo…y dónde…tocarla, llevándola justo al borde, dejando que creciera y creciera hasta que Brittany explotaba.

Pero ahora, a diferencia de entonces, no tuvo que moderar su respuesta, no tenía que temer ser descubiertas. Arqueó sus caderas nuevamente, sintiendo como Santana la sujetaba mientras succionaba su clítoris dentro de su boca caliente. Al igual que todos esos años, su mundo explotó en deslumbrantes colores y gritó, el sonido procedente de lo más profundo de su alma mientras Santana provocaba su orgasmo, su lengua sólo se detuvo cuando Brittany se derrumbó inerte en la cama.

Sintió como Santana dejaba pequeños besos en sus muslos, su vientre, sus pechos, su rostro y sintió como su piel caliente cubrió la suya nuevamente.
Sus ojos se abrieron y esbozó una sonrisa cuando Santana le besó en la boca.

—¿Estás bien, Britt-Britt?

—Dios, sí—murmuró alcanzando a Santana y tirando de ella para acercarla—Te amo, Santana.

Santana apartó el cabello de su rostro, mirándola a los ojos.

—Te amo, Brittany. Siempre te he amado.

Brittany asintió.

—Sí. Siempre, Sanny—les dio la vuelta, descansando ahora sobre Santana—Se siente tan increíblemente bien estar contigo—dijo ella—Tenemos la noche para nosotras—susurró mientras la besaba—Sin interrupciones. Sin toques de queda. Tenemos un montón de tiempo para compensar.

—Puedes tomar todo el tiempo que quieras, Britt.

Brittany sonrió mientras se movía hacia abajo, capturando el pezón de Santana con su boca, los recuerdos nuevamente regresaron…su suavidad, su olor, su sabor.

Sí, todo el tiempo del mundo.

Y tenía la intención de usar cada minuto de él.