[Resuelto]FanFic Brittana: Tras el Telón de Pino (Adaptada) Cap 36 - Final

Capitulo 34

Santana se quedó junto al balcón, maldiciendo la niebla. Ya casi era Junio.

¿Dónde se había metido el sol?

Pero ella sabía bien dónde estaba: su sol estaba en un pueblecito de Ohio.

Se llevó la mano al pecho, intentando ahuyentar el dolor. Aquellas seis semanas no habían aliviado ni lo más mínimo la pena que sentía en el alma.

Volvió al interior de la casa.

Su mirada recorrió la familiar estancia, la mesa de trabajo y el ordenador, que parecía hacerle una mueca burlona. Desde su vuelta no había sido capaz de escribir nada. Había hecho un par de desganados intentos, pero no conseguía mantener un ritmo fluido de trabajo. Lo único que la salvaba era que no tenía una fecha de entrega amenazadoramente pendiente: había acabado con las correcciones antes de abandonar Lima, Ohio.

Antes de abandonar a Brittany.

En ese momento, marcharse le había parecido lo más sensato. Cuanto más tiempo se quedase ahí, más implicada se sentiría.

Y también Brittany.

Cerró los ojos.

Seguía siendo capaz de recordar, con meridiana claridad, la boca de Brittany sobre su piel. Si se hubiera quedado habrían continuado con su aventura, su enredo secreto. Y Santana sabía que, al menos por una temporada, se habría conformado con ocultar su relación.

Pero no indefinidamente.

Aquello no iba con su manera de ser.

Había escapado de la ciudad una vez porque se negaba a esconderse, y no iba a empezar a hacerlo ahora.

Pero Brittany, ¡oh, Brittany no era capaz de asumirlo abiertamente!

Su familia y su negocio eran lo primero para ella.

La verdad es que era irónico.

Brittany se preocupaba por la posibilidad de perder su negocio, cuando ahí estaba Santana, con tanto dinero que ni sabía qué hacer con él. Decir que se había quedado anonadada al enterarse de a cuánto ascendía la riqueza de su papá era quedarse muy corta.

Obviamente, para Maribel también había sido una sorpresa. La porción que le había dejado a su mamá le permitiría vivir con todo el lujo que deseara por el resto de su vida. Y sin embargo era evidente que eso no había sido bastante para animarla a retirar la demanda presentada, a pesar de que dos jueces habían dictaminado en su contra. Will Schuester le dijo que la otra opción que tenía Maribel era impugnar el testamento y la donación de Maderas Lima, Ohio a Santana. Además, al parecer conservaba gratos recuerdos de la casa de la playa en Padre Island, porque también la quería para ella.

Santana movió la cabeza de un lado a otro, no podía comprender la obsesión de su mamá con Industrias López, con el aserradero, con su propia hija.

¿Para qué querría el quebradero de cabeza de ser la propietaria de Industrias López, cuando ahora disponía de millones de dólares y todo el tiempo libre del mundo para gastarlos?

Claro que en realidad no había sido ningún quebradero de cabeza.

Artie y ella se comunicaban casi a diario por correo electrónico, y hablaban por teléfono un par de veces a la semana. La verdad era que Artie hacía que todo fuera como la seda. Por esa parte no sentía ninguna preocupación.

No, sus únicos motivos de inquietud eran personales, como, por ejemplo, ¿se recuperaría alguna vez de lo de Brittany?

¿Cuándo sería capaz por fin de continuar con su vida?

¿Y cuándo iba a permitir que otra mujer la tocara?

Miró de reojo el teléfono que había junto al ordenador. Todos los días tenía que batallar consigo misma para reprimir sus deseos de llamar a Brittany y enterarse de cómo le iba. Obviamente debía de irle a la perfección. Desde luego, Brittany tampoco la llamaba a ella.

Después de la primera llamada a Artie, en la que se interesó por ella brevemente, tanto él como ella misma evitaron el tema. Y Artie no era ningún estúpido: seguro que se imaginaba perfectamente el motivo de su repentina marcha.

¡Seguro que todo el mundo lo sabría!

Sin embargo, lo que le había contado seguía inquietándola.

Dijo que Brittany había estado muy callada, que había vuelto a apartarse de ellos, igual que hiciera después de su divorcio.

La idea de que Brittany se hubiera alejado de su familia, de que estuviera sola, la preocupaba más de lo que querría admitir.

Sí, era culpa suya, en parte.

Pero también era culpa de la propia Brittany.

Ella nunca habría llevado su relación hasta un nivel tan íntimo si no fuera porque Brittany lo había iniciado. Porque ella sabía bien que Brittany no podría manejar aquella situación y que acabaría teniendo que irse de nuevo.

Sin embargo, no había podido resistirse, no había podido rechazar sus caricias, aunque sólo fuera durante un par de noches. Nada le había sido tan difícil como, aquella noche, arrancarse de entre sus brazos, dejándola plácidamente dormida sin que supiera que al despertar volvería a estar sola, que Santana se iría de su vida, una vez más.

Hola, solo decirle que quedan solamente dos caps y termina esta adaptación... asik los subo mañana los dos juntos o como corresponde (osea los dos, pero durante el día) ¿? Saludos =D

Capitulo 35

Brittany alzó la vista del libro que estaba leyendo, sobresaltada por los golpes que había oído en la puerta principal.

—¡Soy yo!

Brittany suspiró, dejó una marca en el libro y lo arrojó sobre la mesita que había junto al sillón reclinable.

¿Qué demonios podía querer Kitty a esas horas?

Abrió la puerta y se quedó allí, mirándola.

—¡Son las nueve y media!

Kitty se señaló la muñeca.

—Tengo reloj, pero gracias.

—¿Qué haces aquí? ¿No tienes niños que cuidar?

—Los niños llevan una hora durmiendo, y acabo de acostar a Hanna. Cree que ya es mayor y que puede quedarse con nosotros hasta más tarde.

—¿Y tu marido?

—Artie está con la nariz metida en su ordenador, como siempre—Brittany siguió a Kitty hasta la cocina y la vio servirse un vaso de té—Bueno aquí estoy, porque ya no podía aguantarlo ni un segundo más—anunció Kitty.

—¿De qué estás hablando? ¿De Artie? ¿Estáis teniendo problemas?

—¿Con Artie? No, estamos estupendamente—contestó, reforzándolo con un gesto de la mano—Siempre ha querido más a su ordenador que a mí, en eso no ha cambiado nada. Me refería a ti.

—¿A mí?

—Sí, a ti, y no me digas que no tienes ningún problema, porque eso ya no resulta.

Brittany dio media vuelta y regresó hacia la sala.

—No sé de qué me hablas.

—¡Y una mierda! Estás volviéndome loca con tanto silencio. Mamá está enferma de preocupación, Hanna cree que estás preparándote para morir o algo así, y Ryder, mira tú, cree que es un asunto de pantalones.

—¿Un asunto de pantalones?

—Sí, se cree un gran psicólogo. Piensa volver a traer a Jake dentro de quince días.

Brittany se rodeó el cuerpo con los brazos y miró a Kitty.

—Dile a Ryder que me deje en paz con lo de Jake—dijo en voz baja—Lo digo en serio, Kitty Kit.

Su hermana se le acercó.

—Por favor, Britt, dime lo que te ocurre.

—Nada.

—Maldita sea, Brittany, llevas así desde que se fue San. Sé que la echas mucho de menos, pero no es como si no fueras a volver a verla nunca más. Conociéndolas a las dos, seguro que hablan por teléfono a diario.

Brittany negó con un gesto.

—No hablamos.

—¿Que no hablan? ¿Por qué no?—Brittany se encogió de hombros. ¡Dios, no quería tener esa conversación con Kitty! Pero tampoco era capaz de sacudirse de encima la depresión que la devoraba desde que Santana se alejó de su vida. Incluso ahora, la sonrisa que intentaba fingir se negaba a dibujarse en su rostro. Se sentía completamente vacía por dentro—¿Por qué no quieres hablar conmigo, Britt?

—¡Oh, Kitty! Porque no lo entenderías.

—¿Te sientes mal? O sea, ¿estás enferma?

Al oír aquello sí sonrió.

—No, Kitty, no estoy enferma.

—Entonces, ¿qué? ¿Es sólo porque San se ha ido?

Brittany se quedó mirando fijamente a su hermana. Quería decírselo, necesitaba desesperadamente decírselo. Por fin asintió, incapaz de detener las lágrimas que le nublaban la vista.

—Sí, es sólo por San—susurró.

Kitty abrió ambas manos.

—¿Cómo? No comprendo.

—La quiero.

—Bueno... ¡Jesús, Britt! ¿Se supone que tengo que asombrarme por eso?

Brittany negó con un gesto.

—No, Kitty, te digo que la quiero...que estoy... enamorada de ella. He... he hecho el amor con ella. ¡La amo!—consiguió decir, antes de que las lágrimas la impidiesen decir más.

Después se quedó ahí de pie, abrazándose a sí misma todavía, sin dejar de sollozar.

—¡Oh, Señor!—susurró Kitty—¡Oh, Dios santo! ¿Qué has hecho el amor con ella?—Brittany notó que su hermana se le acercaba, notó el tímido abrazo con el que intentaba consolarla. Nunca en toda su vida había perdido el control ante Kitty, ni siquiera cuando Sam la envió al hospital. Sin embargo ahora, el dolor de haber perdido a Santana hizo que no pudiera evitar llorar desconsoladamente. Ya ni siquiera le importaba que su declaración pudiera conmocionar a su hermana. Se sintió tan aliviada al poder pronunciar aquellas palabras en voz alta...—Por favor, Brittany, no llores—le dijo Kitty, al tiempo que le daba palmaditas en la espalda—¡Pero si tú nunca lloras!

—Lo siento.

Brittany se apartó un momento para coger un pañuelo de papel que había junto al sillón reclinable. Se sonó y enjugó las lágrimas, aguardando el interrogatorio de su hermana.

—No sé qué decir, Britt. O sea... ¿qué ocurrió?

—Ocurrió San, Kitty, eso es todo. Ella ocurrió.

—Pero ¿lo dices en serio? ¿Te acostaste con ella?—musitó Kitty, mirando a su alrededor como si fuera a oírla alguien.

—Te dije que no lo entenderías.

—Pero Britt, ¡tú eres heterosexual! ¡Estuviste casada, por Dios santo!

—Oh, Kitty, sólo me casé con Sam porque San se había ido. ¿Es que no lo ves? No sabía lo que estaba sintiendo, no tenía ni idea de lo que era—Brittany comenzó a recorrer la sala de un lado a otro, intentando poner en palabras sus desordenados pensamientos—Ni siquiera fui capaz de intuirlo cuando me enteré de que San era lesbiana. Nunca creí que pudiera aplicárseme a mí esa etiqueta. La quería, simplemente, era mi mejor amiga, y creí que eso era todo. De modo que me casé con Sam, sí—Brittany dejó de caminar y miró fijamente a su hermana—¡Y fue horrible, Kitty! ¡Era tremendamente... bruto conmigo! Apenas podía soportar que me tocara, ¿sabes?—añadió, notando que sus ojos volvían a llenarse de lágrimas—Me... me violó varias veces, incluyendo esa última noche.

—¡Dios santo!—murmuró Kitty—¿Por qué no nos lo dijiste, Britt?

—Deciros ¿qué? ¿Que no quería hacer el amor con mi marido, y que por eso recurrió a la violación?

—¡Oh, Britt, lo siento mucho! No tenía ni idea—dijo su hermana abrazándola de nuevo.

—¿Creían que tan sólo me pegaba?

Aquel era un tema del que nunca habían hablado, los malos tratos que le infligía Sam.

—Mamá y yo sospechábamos que te pegaba, sí. Pero te envió al hospital antes de que pudiéramos reunir el valor para hablar contigo. Al desaparecer él de nuestras vidas, no vimos la necesidad de sacar el tema.

—Se los agradezco. Y tenían razón, yo no quería hablar de todo aquello.

—A San sí le contaste lo que sucedió realmente esa noche, ¿verdad?

—Sí.

Kitty se aclaró la garganta antes de preguntar:

—¿Cuándo se hicieron...? Ya sabes...

—¿Amantes?—Kitty asintió, sonrojándose ligeramente—La verdad es que fue el Domingo anterior a su marcha.

—Pero entonces, ¿por qué se fue, Britt?

—Se fue porque le dije que yo no podría llevar aquello abiertamente. Le dije que nunca sería capaz de contárselo a mamá o a ti. Estaba preocupada por mi negocio—suspiró—No hacía más que darle vueltas a mil estupideces sin sentido.

—Seguro que comprendió perfectamente tu preocupación. Ella sabe bien que esto es Lima, Ohio, no California. Por Dios, ¿te imaginas lo que dirían en el pueblo si se convirtieran en pareja?

—Si no me lo imaginara no estaría tan preocupada.

—Pero... ¿estás...? ¿De verdad estás enamorada de ella?

—Sí, mucho.

—¿Y ella lo está también de ti?

Santana nunca se lo había dicho, eso era cierto.

Pero ella sabía que sí.

Lo sabía por la forma en que la miraba, por cómo la tocaba... por la forma en que gritaba su nombre al llegar al orgasmo.

—Me quiere, sí.

Kitty movió la cabeza de un lado a otro.

—No acabo de entender todo eso de los homosexuales, Britt, lo siento. Ni siquiera soy capaz de imaginarme cómo es eso en la cama. O sea, ¿qué hacen?

—Por Dios, Kitty, te estoy confesando que estoy enamorada de otra mujer, que llevo dos meses viviendo un infierno por estar sin ella... ¿y quieres que te dé detalles sobre cómo hacemos el amor?

—Lo siento, Britt, pero es que no soy capaz de hacerme a la idea.

—Lo sé, ya te dije que no lo entenderías. De todas formas no importa, Kitty. Se ha ido—dijo, y volvió a recorrer la sala de un lado a otro—Y estoy segura de que no querías enterarte de todo esto, pero me siento mejor después de habértelo dicho. Se siente bien poder decirlo en voz alta.

—¿Y ahora, qué?

—¿Ahora qué? Nada—contestó Brittany moviendo la cabeza de un lado a otro.

—¿Nada? ¡Pero si acabas de decirme que la quieres!

—Y es cierto, Kitty. Pero también es cierto que vivo aquí, en Lima, Ohio, donde tengo mi negocio y mi familia, y que ella está en California. Y esos dos mundos no son compatibles.

—No puedo creer que te haya dejado y ya está.

—No me ha dejado y ya está, Kitty—dijo Brittany, volviendo a abrazar a sí misma—Fui yo quien decidió que mi negocio y mi familia estaban por encima de ella.

—Pero Britt...

—Y ni una palabra de esto a mamá. Prométemelo, Kitty. No podría soportar que mamá lo supiera.

—Por supuesto que no se lo diré. ¡Dios! ¿Te imaginas su reacción?


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Brittany no tuvo que esperar mucho para saber si su mamá se enteraba.

Exactamente a las nueve en punto del día siguiente, su mamá entró en la tienda.

¡Kitty, te mataré!

—Britt, tenemos que hablar.

—No sé para qué. Está claro que Kitty ya te ha puesto al tanto de todo—murmuró, mirando de reojo a la señora Rhodes—¡Y puedes decirle de mi parte que vaya preparándose para lo que le espera!

—Vayamos a tu despacho—dijo su mamá, al tiempo que saludaba con un gesto a la señora Rhodes— ¿Qué tal estás, April?

—Muy bien, gracias. ¿Qué haces fuera de la cafetería?

—Oh, Kitty lleva trabajando ahí el tiempo suficiente para saber arreglárselas con los que faltan por desayunar. Mañana tienes que pasarte por ahí a almorzar.

Capitulo 36 - Final

Santana estaba sentada ante su escritorio, tamborileando con los dedos sobre el teclado sin darse cuenta al tiempo que leía los últimos párrafos que había escrito.

Movió la cabeza de un lado a otro, decepcionada, seguía sin conseguir fluidez. Por un momento se preguntó, aterrorizada, si algún día volvería a tenerla.

Cuando sonó su móvil lo miró un instante y después volvió a atender al monitor.

Sería Quinn.

Llevaba todo el mes llamándola sin parar. En los últimos mensajes que le había dejado en el móvil amenazaba con presentarse ante su puerta si Santana no regresaba al mundo de los vivos, como ella decía.

Pero no estaba de humor.

No estaba de humor para hablar, no estaba de humor para soportar la compañía de nadie, no estaba de humor para... vivir.

Así que dejó que saltara el buzón de voz, como siempre. Tal vez por eso no la sobresaltaron los golpes en la puerta. Dejó escapar un hondo suspiro, maldiciendo a Quinn para sus adentros por haberse molestado en viajar hasta ahí.

Abrió la puerta, pero el rapapolvo que pensaba dirigirle a Quinn murió en sus labios al encontrarse cara a cara con Brittany.

De repente, se dio cuenta de que había dejado de respirar.

—¿Qué... qué estás haciendo aquí?

Los azulísimos ojos de Brittany se clavaron el los suyos, haciendo que el corazón le saltara dolorosamente en el pecho.

—Te quiero, Sanny, y no pienso vivir ni un día más sin ti.

Santana buscó apoyo en la puerta para no tambalearse, sin dejar de mirar a Brittany.

—Pero ¿y tú... y tu familia?

Brittany sonrió dulcemente.

—Mamá me dijo que, si no venía a buscarte, ella misma lo haría.

Santana cerró los ojos.

—¿Se lo dijiste, Britt?

—Sí.

Volvió a abrirlos, y Brittany seguía ahí.

—¿Y dices que me quieres?—musitó.

—Con toda el alma, Sanny.

Santana dio un paso atrás.

—Creo que voy a llorar, Britt—murmuró, presa de mil emociones distintas mientras intentaba hacerse a la idea de que Brittany estaba ahí de verdad, de que Brittany la quería.

¡Oh, Dios mío!

Se frotó lentamente el pecho, notando cómo iba cediendo el constante y tremendo dolor que había sentido durante aquellos últimos meses.

Cuando sus ojos volvieron a encontrarse, Brittany formuló la única pregunta que había estado torturándola:

—Sanny, ¿tú estás...? O sea, ¿tú me...?

—¡Dios mío, Brittany, te he querido desde siempre!

Brittany se permitió por fin a sí misma expresar el alivio que sentía, y su mirada se volvió más dulce.

—Me alegro. Ah, Sanny, hay una cosa que quiero dejar clara: ¡nunca más vuelvas a dejarme!

Santana dio rienda suelta a sus lágrimas, dejándolas fluir libremente, sin importarle que Brittany pudiera contemplar su vulnerabilidad.

La única debilidad que ella tenía era la propia Brittany.

—Nunca te dejaré, lo prometo, mi Britt-Britt—musitó Santana.

Fue Brittany quien cerró la puerta, quien halló el valor necesario para hundirse entre los brazos de Santana.

—Te quiero muchísimo mi Sanny—musitó, rozando con sus labios los de Santana—No llores, Sanny. Siento haber tardado tanto en llegar hasta aquí.

Santana no podía hablar.

Se limitó a atraer a Brittany hacia sí, a abrazarla estrechamente, a dejar que sus cuerpos volvieran a reconocer.

Ya tendrían tiempo de sobra para hablar.

Ahora, en ese momento, lo único que deseaba era absorber por completo a Brittany.

Respiró hondo, consciente de la sonrisa de satisfacción que se pintó en su rostro cuando los labios de Brittany comenzaron a recorrerla.

¡Oh, sí!

¡Ahora sí que estaba de humor para vivir!

Hola, bueno aquí esta el final de esta linda historia =D, bueno esk las brittana quedaron juntas!!!

Muchas GRACIAS! a tod@s las personas que se dieron el tiempo de leer y comentar, esta y las anteriores adaptaciones! de vrdd muchas GRACIAS!. Saludos =D

PD: ya tengo lista otra adaptación para no extrañar tanto esta =/ ajajajajaj.