Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba1011%(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba10 11% [ 4 ]
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba1019%(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba10 19% [ 7 ]
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba1011%(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba10 11% [ 4 ]
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba1024%(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba10 24% [ 9 ]
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba1027%(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba10 27% [ 10 ]
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba108%(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
(Brittana) UGLY LOVE  Final y Epilogo - Página 2 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

(Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

+2
micky morales
marthagr81@yahoo.es
6 participantes

Página 2 de 4. Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Mayo 12, 2016 12:21 am

8
BRITTANY


Seis años antes…

—Iré a casa de Quinn está noche —digo.
A mi padre no le importa. Está saliendo con Lisa. Su mente está
en Lisa. Su todo es Lisa. Su todo solía ser Carol. A veces, su todo era
Carol y Brittany. Ahora, su todo es Lisa.
Eso está bien, porque mi todo solía ser él y Carol.
Ya no más. Le mando un mensaje para ver si ella quiere encontrarme en algún lugar. Me dice que Lisa acaba de salir para venir a mi casa. Dice que puedo ir a su casa y recogerla.
Cuando llego allí, no sé si debería salir del auto.
No sé si ella quiere que lo haga.
Yo quiero.
Camino hacia la puerta y golpeo. No estoy segura de qué decir cuando
abra la puerta. Parte de mí quiere decirle que lo siento, que
no debería haberla besado. Otra parte quiere hacerle un millón de preguntas hasta saber todo sobre ella.
Pero la mayor parte de mí quiere besarla de nuevo, sobre todo ahora que la
puerta está abierta y se encuentra justo frente a mí.
—¿Quieres entrar un rato? —pregunta—. Ella no estará
de vuelta hasta dentro de unas horas, por lo menos.
Asiento. Me pregunto si ella ama mi asentimiento tanto como yo amo el suyo.
Cierra la puerta detrás de mí, y miro alrededor. Su
apartamento es pequeño. Nunca he vivido en un lugar tan pequeño.
Creo que me gusta.
Mientras más pequeña sea la casa, la familia más se ve obligada a
amarse unos a otros. No tienen espacio extra para no hacerlo. Me hace
desear que mi papá y yo consiguiéramos un lugar más pequeño.
Un lugar donde estaríamos obligados a interactuar.
Un lugar donde dejaríamos de tener que fingir que mi madre no dejó demasiado espacio en nuestra casa luego de su muerte.
Marley se dirige a la cocina. Me pregunta si quiero algo para beber.
La sigo y le pregunto qué tiene. Me dice que tiene
casi todo excepto leche, té, refrescos, café, jugo y alcohol. —Espero que te guste el agua —dice. Se ríe de sí misma.
Me río con ella. —Agua está perfecto. Habría sido mi primera elección.
Nos consigue a cada una un vaso con agua.
Nos apoyamos contra mostradores opuestos.
Nos miramos la una a la otra.
No debería haberla besado anoche.
—No debería haberte besado, Marley.
—No debería haberte dejado —me dice.
Nos miramos un poco más. Me pregunto si me dejaría besarla de nuevo.
Me pregunto si yo lo permitiría.
—Será fácil detener esto —digo.
Estoy mintiendo.
—No, no lo será —dice ella.
Está diciendo la verdad.
—¿Crees que ellos se casarán?
Asiente. Por alguna razón, no me gusta mucho este asentimiento.
No me gusta la pregunta que está contestando.
—¿Britt?
Mira sus pies. Dice mi nombre como si fuera un arma
y estuviera disparando un tiro de advertencia del cual se supone que debo
correr.
Corro. —¿Qué?
—Sólo rentamos el apartamento por un mes. La escuché
en el teléfono con él ayer. —Me mira de nuevo.
—Nos vamos a mudar contigo en dos semanas.
Tropiezo con el obstáculo.
Ella se va a mudar conmigo.
Ella estará viviendo en mi casa.
Su madre va a llenar todos los espacios vacíos de mi madre.
Cierro los ojos. Todavía veo a Marley.
Los abro. Observo a Marley.
Me doy la vuelta y agarro el mostrador. Dejo caer la cabeza entre
mis hombros. No sé qué hacer. No quiero que ella me guste.
No quiero enamorarme de ti, Marley.
No soy estúpida. Sé cómo funciona la lujuria.
La lujuria quiere lo que la lujuria no puede tener.
La lujuria quiere que tenga a Marley.
La razón quiere que Marley se vaya.
Tomo el lado de la razón, y me giro para enfrentarla otra vez.
—Esto no irá a ninguna parte —le digo—. Esta cosa con nosotras. No
terminará bien.
—Lo sé —susurra.
—¿Cómo lo detenemos? —le pregunto.
Me mira, esperando que responda mi propia pregunta.
No puedo.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
SILENCIO FUERTE Y ENSORDECEDOR.
Quiero cubrir mis oídos con las manos.
Quiero cubrir mi corazón con una armadura.
Ni siquiera te conozco, Marley.
—Debería irme —digo.
Me dice que está bien.
—No puedo —susurro.
Vuelve a decir que está bien.
Nos miramos la una a la otra.
Tal vez si la miro lo suficiente, me cansaré de hacerlo.
Quiero saborearla otra vez.
Tal vez si logro saborearla lo suficiente, también me cansaré.
No espera que yo la alcance. Me encuentra a mitad de camino.
Agarro su rostro y ella mis brazos, y nuestras culpas colisionan
cuando nuestras bocas lo hacen. Nos mentimos acerca de la verdad.
Nos decimos que tenemos esto… cuando no lo tenemos en lo
absoluto.
Mi piel se siente mejor con ella tocándola. Mi cabello se siente mejor
con sus manos en él. Mi boca se siente mejor con su lengua
dentro de mí.
Me gustaría que pudiéramos respirar así.
Vivir así.
La vida se sentiría mejor con ella de esta manera.
Su espalda está contra la nevera ahora. Mis manos están a los lados de
su cabeza. Me alejo y la miro.
—Quiero hacerte un millón de preguntas —le digo.
Sonríe. —Supongo que será mejor que empieces.
—¿A dónde irás a la universidad?
—Michigan —dice—. ¿Qué hay de ti?
—Me voy a quedar aquí para conseguir mi licenciatura, y luego mi mejor
amiga, Quinn, y yo iremos a la escuela de aviación. Quiero ser piloto. ¿Qué
quieres ser?
—Feliz —dice con una sonrisa.
Esa es la respuesta perfecta.
—¿Cuándo es tu cumpleaños? —le pregunto.
—Tres de enero —dice—. Cumpliré dieciocho años. ¿Cuándo es el tuyo?
—Mañana —le digo—. Cumpliré dieciocho.
No cree que mi cumpleaños sea mañana. Le muestro
mi cédula de identidad. Me dice feliz casi cumpleaños. Me besa de nuevo.
—¿Qué pasa si ellos se casan? —le pregunto.
—Nunca aprobarán que estemos juntas, incluso si no
se casaran.
Tiene razón. Sería difícil explicarles a sus amigos. Difícil
de explicar al resto de la familia.
—¿Así que cuál es el punto de seguir con esto si sabemos que no
terminará bien? —le pregunto.
—Porque no sabemos cómo detenernos.
Tiene razón.
—Te vas a Michigan en siete meses, y yo estaré aquí en
San Francisco. Tal vez esa es nuestra respuesta.
Asiente. —¿Siete meses?
Asiento. Toco sus labios con mi dedo, porque sus labios son
del tipo de labios que necesitan apreciación, incluso cuando no están
siendo besados. —Hacemos esto durante siete meses. No le decimos a
nadie. Entonces… —Dejo de hablar, porque no sé cómo
decir las palabras: Nos detenemos.
—Entonces, nos detenemos —susurra.
—Entonces, nos detenemos —concuerdo.
Ella asiente, y realmente puede escuchar nuestra cuenta regresiva
comenzar.
La beso, y se siente mucho mejor ahora que tenemos un plan.
—Tenemos esto, Marley.
Sonríe en acuerdo. —Tenemos esto, Britt.
Le doy a su boca la apreciación que merece.
Te voy a amar por siete meses, Marley.

9
Santana


—Enfermera —grita Jake. Entra a la cocina y Brittany está
siguiéndolo. Jake se hace a un lado y apunta hacia Brittany. Su mano está
cubierta de sangre. Está goteando. Brittany me mira como si yo tuviera que
saber qué hacer. Esto no es una sala de emergencias. Esta es la cocina de
mi mamá.
—¿Un poco de ayuda? —dice Brittany, agarrando su muñeca con
fuerza. Su sangre está goteando por todo el piso.
—¡Mamá! —grito—. ¿Dónde está tu botiquín de primeros auxilios? —
Estoy abriendo gabinetes, tratando de encontrarlo.
—¡En el cuarto de baño de la planta baja! ¡Debajo del fregadero! —
grita.
Señalo hacia el baño y Brittany me sigue. Abro el gabinete y saco el kit.
Cerrando la tapa del inodoro, le ordeno a Britt que tome asiento, luego me
siento en el borde de la bañera y jalo su mano hacia mí. —¿Qué hiciste? —
Empiezo a limpiarla e inspeccionar el corte. Es profundo, justo a través del
centro de la palma.
—Agarré la escalera. Se estaba cayendo.
Niego con la cabeza. —Deberías haberla dejado caer.
—No pude —dice—. Jake se encontraba en ella.
Levanto la vista hacia ella y me mira con esos ojos azules intensos.
Miro su mano de nuevo. —Necesitas puntos.
—¿Estás segura?
—Sí —le digo—. Puedo llevarte a la sala de emergencias.
—¿No puedes coserla aquí?
Niego con la cabeza. —No tengo los suministros adecuados. Necesito
puntos. Es bastante profunda.
Usa la otra mano para hurgar en el botiquín de primeros auxilios.
Saca un carrete de hilo y me lo da. —Haz tu mejor esfuerzo.
—No es como coser un maldito botón, Brittany.
—No voy a pasar todo el día en una sala de emergencia por una
cortada. Haz lo que puedas. Estaré bien.
No quiero que pase el día en la sala de emergencias. Eso significa
que no estaría aquí.
—Si tu mano se infecta y te mueres, voy a negar cualquier participación mía en esto.
—Si mi mano se infecta y muero, estaría demasiado muerta para
culparte.
—Buen punto —le digo. Limpio la herida de nuevo, luego tomo los
suministros que necesitaré y los pongo sobre el mostrador. No puedo
conseguir un buen ángulo con la forma en que estamos posicionadas, así
que me pongo de pie y apoyo la pierna en el borde de la bañera, poniendo
su mano sobre ella.
Pongo su mano sobre mi pierna.
Oh, diablos.
Esto no va a funcionar con su brazo colocado sobre mi pierna así. Si
quiero que mis manos mantengan la calma y no tiemblen, voy a tener que
reposicionarnos.
—Esto no funcionará —le digo, volviéndome hacia ella. Tomo su mano
y la apoyo sobre el mostrador, y luego me paro directamente delante de ella.
La otra forma funcionaba mejor, pero no puedo tenerla tocando mi pierna
mientras hago esto.
—Te va a doler —advierto.
Se ríe como si conociera el dolor y. para ella, esto no fuera dolor.
Perforo su piel con la aguja y ni siquiera se estremece.
No hace ni un sonido.
Me mira trabajar tranquilamente. De vez en cuando, levanta la vista
de la mano y mira mi cara. No hablamos, como siempre.
Trato de ignorarla. Trato de concentrarme en su mano, en su herida
y cuán desesperadamente necesita ser cerrada, pero nuestros rostros
están tan cerca y puedo sentir su aliento en mi mejilla cada vez que
exhala. Y comienza a exhalar mucho.
—Tendrás una cicatriz —le digo en un susurro silencioso.
Me pregunto a dónde fue el resto de mi voz.
Empujo la aguja por cuarta vez. Sé que duele, pero ella no permite que
se note. Cada vez que esto perfora su piel, tengo que detenerme de hacer
una mueca de dolor por ella.
Debería concentrarme en su herida, pero lo único que puedo sentir
es el hecho de que nuestras rodillas se están tocando. La mano que no
estoy cosiendo está apoyada en la parte superior de su rodilla. Una de las
puntas de sus dedos está rozando mi rodilla.
No tengo idea de lo mucho que puede estar pasando en este
momento, pero en todo lo que me puedo concentrar es en la punta de ese
dedo. Se siente tan caliente contra mis vaqueros como un hierro de
marcar. Aquí está ella, con una herida grave, empapando de sangre la toalla
bajo su mano, mi aguja perforando su piel, y lo único en lo que puedo
concentrarme es en ese pequeño contacto entre mi rodilla y su dedo.
Me hace preguntarme cómo se sentiría ese roce si no hubiera una
capa de tela entre nosotras.
Nuestros ojos se encuentran durante dos segundos y luego,
rápidamente, vuelve la mirada a su mano. Aunque no la mira del todo
ahora. Me observa y hago mi mejor esfuerzo para ignorar la forma en que
respira. No puedo decir si su respiración se ha acelerado por lo cerca que
estamos o porque la estoy lastimando.
Dos de las puntas de sus dedos están tocando mi rodilla.
Tres.
Inhalo de nuevo y trato de concentrarme en terminar sus puntadas.
No puedo.
Es deliberado. Este contacto no es un roce accidental. Me está
tocando porque quiere tocarme. Sus dedos se arrastran alrededor de mi
rodilla y su mano se desliza hacia la parte posterior de mi pierna. Pone su
frente contra mi hombro con un suspiro, y me aprieta la pierna con la
mano.
No tengo ni idea de cómo todavía estoy de pie.
—San —susurra. Dice mi nombre dolorosamente, así que hago una
pausa en lo que estoy haciendo y espero que me diga que le duele. Espero
que me pida que le dé un minuto. Es por eso que me toca, ¿no es así?
¿Porque la estoy lastimando?
No habla de nuevo, así que termino la última puntada y amarro el
hilo.
—Se acabó —le digo, recolocando los artículos en el mostrador. No
me libera, por lo que no me alejo de ella.
Su mano lentamente comienza a deslizarse hacia arriba por la parte
posterior de mi pierna, hacia mi muslo, alrededor de mi cadera y hasta mi
cintura.
Respira, Santana.
Sus dedos agarran mi cintura y me tira más cerca, aún con la
cabeza presionada contra mí. Mis manos encuentran sus hombros, porque
tengo que aferrarme a algo para no perder el equilibrio. Cada músculo de
mi cuerpo de alguna manera se olvidó de cómo hacer su trabajo.
Todavía estoy de pie y ella sigue sentada, pero estoy posicionada entre
sus piernas ahora que me puso tan cerca. Poco a poco comienza a levantar
su rostro de mi hombro y tengo que cerrar los ojos, porque me pone tan
nerviosa que no puedo mirarla.
Siento que levanta su rostro para mirarme, pero mis ojos siguen
cerrados. Los aprieto un poco más. No sé por qué. No sé nada en este
momento. Sólo sé de Britt.
Y en este momento, creo que Britt quiere besarme.
Y en este momento, estoy malditamente segura de que quiero besar
a Brittany.
Su mano se arrastra lentamente por mi espalda hasta que está
tocándome la nuca. Siento que ha dejado marcas en cada parte de mí que
ha tocado. Sus dedos están en la base de mi cuello y su boca se encuentra
a menos de un centímetro de mi mandíbula. Tan cerca que no puedo
distinguir si son sus labios o su respiración lo que está abanicando mi
piel.
Siento como si estuviera a punto de morir, y no hay absolutamente
nada en ese botiquín de primeros auxilios que pueda salvarme.
Aprieta su agarre en mi cuello... y luego me mata.
O me besa. No puedo decir cuál, puesto que estoy bastante segura
de que se sentirían igual. Sus labios contra los míos se sienten como todo.
Como vivir, morir y renacer, todo al mismo tiempo.
Buen Dios. Me está besando.
Su lengua ya está en mi boca, acariciando suavemente la mía y ni
siquiera recuerdo cómo sucedió. Sin embargo, estoy de acuerdo con esto.
Estoy de acuerdo con esto.
Comienza a ponerse de pie, pero su boca se mantiene en la mía. Me
guía unos pocos metros hasta la pared detrás de mí, reemplazando la
mano que se encontraba en mi nuca. Ahora está tocando mi cintura.
Oh, Dios mío, su boca es tan posesiva.
Sus dedos están extendidos de nuevo, clavándose en mi cadera.
Santo infierno, acaba de gemir.
Su mano se mueve de mi cintura y se desliza hasta mi pierna.
Mátenme ahora. Sólo mátenme ahora.
Levanta mi pierna, la envuelve alrededor de ella y luego se presiona
contra mí tan maravillosamente que gimo en su boca. El beso llega a un
abrupto fin.
¿Por qué está alejándose? No te detengas, Britt.
Deja caer la pierna y su palma golpea la pared al lado de mi cabeza
como si necesitara el apoyo para seguir en pie.
No, no, no. Sigue adelante. Pon tu boca en la mía de nuevo.
Trato de mirarla a los ojos otra vez, pero están cerrados.
Están lamentando esto.
No los abra, Britt. No quiero ver que te arrepientes de esto.
Presiona la frente contra la pared al lado de mi cabeza, todavía
inclinada contra mí, mientras permanecemos en silencio, tratando de
devolver el aire a nuestros pulmones. Después de varias respiraciones
profundas, se aleja de la pared, se da la vuelta y camina hacia el
mostrador. Por suerte, no vi sus ojos antes de que los abriera y ahora se
encuentra de espaldas a mí, así que no puedo ver el arrepentimiento que
obviamente siente. Toma un par de tijeras médicas y recorta un rollo de
gasa.
Estoy pegada a la pared. Creo que me quedaré aquí para siempre.
Ahora soy un papel tapiz. Eso es todo. Eso es todo lo que soy.
—No debería haber hecho eso —dice. Su voz es firme. Dura. Como
metal. Como una espada.
—No me importa —le digo. Mi voz no es firme. Es como líquido. Se
evapora.
Envuelve la mano herida, y luego se gira y me enfrenta.
Sus ojos son firmes al igual que su voz. También son duros, como el
metal. Como espadas, cortando las cuerdas que sostenían la poca
esperanza que tenía para ella y para mí en ese beso.
—No me dejes hacer eso otra vez —dice.
Quiero que vuelva a hacerlo más de lo que quiero la cena de Acción
de Gracias, pero no lo digo. No puedo hablar, porque su arrepentimiento
está atrapado en mi garganta.
Abre la puerta del baño y se va.
Todavía estoy pegada a la pared.
¿Qué. Diablos?
Ya no estoy pegada a la pared del baño.
Ahora estoy pegada a mi silla, convenientemente sentada en la mesa
junto a Brittany.
Brittany, a quien no le he hablado desde que se refirió a sí misma, a
nosotras, o a nuestro beso, como “eso”.
No me dejes hacer “eso” otra vez.
No podía detenerla si quería hacerlo. Quiero “eso” tanto que no
puedo ni comer, y ella probablemente no sabe lo mucho que me gusta la
cena de Acción de Gracias. Lo que significa que realmente quiero mucho
“eso”, y “eso” no se refiere al plato de comida delante de mí. “Eso” es Britt.
Nosotras. Yo besando a Britt. Britt besándome.
De repente estoy muy sedienta. Agarro mi vaso y tomo la mitad del
agua en tres grandes tragos.
—¿Tienes novio o novia, Brittany? —pregunta mi madre.
Sí, mamá. Sigue haciéndole preguntas como esa, ya que estoy
demasiado asustada para hacerlas yo misma.
Brittany se aclara la garganta. —No, señora —dice.
Jake se ríe por lo bajo, lo que suscita una nube de decepción en
mi pecho. Al parecer, Britt tiene el mismo punto de vista sobre las
relaciones que Jake, y Jake encuentra divertido que mi madre asuma
que él es capaz de comprometerse.
De repente, encuentro el beso que compartimos mucho menos
impactante.
—Bueno, ¿no eres un buen partido, entonces? —dice ella—. Piloto de
aerolínea, soltera, guapa, educada.
Britt no responde. Sonríe débilmente y empuja un bocado de papas
en su boca. No quiere hablar de sí misma.
Eso es muy malo.
—Britt no ha tenido una novia en mucho tiempo, mamá —dice
Jake, confirmando mi sospecha—. Sin embargo eso no quiere decir que
sea soltera.
Mi mamá inclina la cabeza, confundida. Yo también. Lo mismo
ocurre con Brittany.
—¿Qué quieres decir? —pregunta. Sin embargo, sus ojos se amplían
de inmediato—. ¡Oh! Lo siento mucho. Eso es lo que me pasa por ser
entrometida —dice la última parte de la frase como si acabara de llegar a
una conclusión a la que todavía no he llegado.
Está disculpándose con Brittany. Está avergonzada.
Todavía confundida.
—¿Me estoy perdiendo algo? —pregunta mi papá.
Mi madre apunta su tenedor a Britt. —Es gay, querido —dice ella.
Um…
—No lo es —dice mi papá con firmeza, riéndose de su conjetura.
Estoy sacudiendo la cabeza. No sacudas la cabeza, Santana.
—Britt no es gay —digo a la defensiva, mirando a mi madre.
¿Por qué dije eso en voz alta?
Ahora Jake parece confundido. Mira a Brittany. Una cucharada de
patatas se detuvo en el aire delante de Britt y su ceja está arqueada. Ella
está mirando a Jake.
—Oh, mierda —dice Jake—. No sabía que era un secreto. Amiga, lo
siento mucho.
Brittany baja la cucharada de puré de patatas a su plato, todavía
observando a Jake con una mirada perpleja. — soy gay.
Jake asiente. Levanta las manos y murmura—: Lo siento. —Como
si no tuviera la intención de revelar un secreto tan grande.
Britt sacude la cabeza. —Jake. soy gay. Lo he sido y
estoy bastante segura de que  lo seré. ¿Qué demonios, hombre?
Jake y Britt se miran uno al otro, y todos los demás están
mirando a Britt.
—P-pero —tartamudea Jake—, dijiste... una vez me dijiste...
Brittany suelta la cuchara y se tapa la boca con la mano, sofocando la
risa en voz alta.
Oh, Dios mío, Britt. Riendo.
Ríe, ríe, ríe. Por favor, creo que esto es lo más divertido que ha
pasado, porque su risa también es mucho mejor que la cena de Acción de
Gracias.
—¿Qué te dije que te hizo pensar que no era gay?
Jake se recuesta en la silla. —No recuerdo exactamente. Dijiste
algo sobre no estar con una chica en más de tres años. Sólo pensé que era
tu manera de decirme que eras gay.
Todo el mundo se está riendo. Incluso yo.
—¡Eso fue hace más de tres años! Todo este tiempo, ¿pensaste que
era gay?
Jake sigue confundido. —Pero...
Lágrimas. Britt tiene lágrimas de reírse tan fuerte.
Es hermosa.
Me siento mal por Jake. Está de cierta forma avergonzado. Sin
embargo, me gusta que Britt piense que es divertido. Me gusta que no la
avergüence.
—¿Tres años? —dice mi papá, atorado en el mismo pensamiento en
el que todavía estoy un poco atascada.
—Eso fue hace tres años —dice Jake, finalmente riendo junto a Britt—. Probablemente ahora son seis.
La mesa lentamente se vuelve tranquila. Esto avergüenza a Britt.
Sigo pensando en ese beso en el baño y como sé que es un hecho
que no han pasado seis años desde que estuvo con una chica. Una chica con
una boca tan posesiva como esa, sabe cómo usarla y estoy segura de que
la usa mucho.
No quiero pensar en ello.
No quiero que mi familia piense en ello.
—Estás sangrando de nuevo —le digo, bajando la vista a la gasa
empapada en sangre que todavía está envuelta alrededor de su mano. Me
vuelvo a mi madre—. ¿Tienes algún vendaje líquido?
—No —dice ella—. Esas cosas me asustan.
Miro a Britt. —Después de comer, la revisaré —le digo.

Brittany asiente pero nunca me mira. Mi madre me pregunta por el
trabajo, y Britt ya no es el centro de atención. Creo que está aliviada por
eso.
Apago la luz y me arrastro en la cama, sin saber qué hacer con lo de
hoy. No volvimos a hablar después de la cena, incluso aunque tardé unos
buenos diez minutos vendando su herida en la sala de estar.
No hablamos durante todo el proceso. Nuestras piernas no se
tocaron. Su dedo no tocó mi rodilla. Ni siquiera me miró. Sólo miró su
mano todo el tiempo, se centró en eso como si fuera a caerse si desviaba la
mirada. No sé qué pensar de Brittany o de ese beso. Ella obviamente se siente
atraída hacia mí, de lo contrario no me habría besado. Lamentablemente,
eso es suficiente para mí. Ni siquiera me importa si le gusto. Sólo quiero
que se sienta atraída por mí, porque el gusto puede venir después.
Cierro los ojos y trato de conciliar el sueño por quinta vez, pero es
inútil. Ruedo hacia mi costado, de frente a la puerta, justo a tiempo para
ver la sombra de los pies de alguien acercarse a ella. Miro la puerta,
esperando a que se abra, pero las sombras desaparecen y los pasos
continúan por el pasillo. Estoy casi segura de que era Brittany, pero sólo
porque ahora ella es la única persona en mi mente. Libero unas cuantas
respiraciones controladas con el fin de calmarme lo suficiente como para
decidir si quiero seguirla. Voy sólo en la tercera respiración cuando salgo
de la cama.
Debato si cepillarme los dientes de nuevo, pero sólo han pasado
veinte minutos desde la última vez que los lavé.
Reviso mi cabello en el espejo, luego abro la puerta de mi habitación
y camino lo más silenciosamente que puedo hacia la cocina.
Cuando giro por la esquina, la veo. Por completo. Apoyada en la
barra, frente a mí, casi como si me esperara.
Dios, odio eso.
Pretendo que es sólo una coincidencia que termináramos aquí al
mismo tiempo, a pesar de que es medianoche. —¿No puedes dormir? —
Camino por su lado hacia la nevera y alcanzo el jugo de naranja. Lo saco,
me sirvo en un vaso y luego me apoyo en la encimera frente a ella. Me mira,
pero no responde a mi pregunta.
—¿Eres sonámbula?
Sonríe, empapándome, desde la cabeza a los pies, con sus ojos como
una esponja. —Te gusta mucho el jugo de naranja —dice, divertida.
Miro mi vaso, luego de nuevo a ella, y me encojo de hombros. Da un
paso hacia mí y señala el vaso. Se lo entrego, lo lleva a sus labios para
tomar un trago lento y me lo devuelve. Todos estos movimientos son
completados sin siquiera romper el contacto visual conmigo.
Bueno, ahora definitivamente me encanta el jugo de naranja.
—También me encanta —dice, aunque nunca le respondí.
Dejo el vaso junto a mí, agarro los bordes de la encimera y me
impulso hasta sentarme sobre ella. Pretendo que no invade todo mi ser,
pero sigue estando en todas partes. Llenado la cocina.
La casa entera.
Está demasiado tranquila. Decido hacer el primer movimiento.
—¿De verdad han pasado seis años desde que tuviste una novia?
Asiente sin dudarlo y, a la vez, estoy sorprendida y extremadamente
complacida por esa respuesta. No estoy segura de por qué me gusta.
Supongo que es simplemente mucho mejor de lo que me imaginaba que
era su vida.
—Vaya. ¿Por lo menos has tenido...? —No sé cómo terminar esta
frase.
—¿Tenido sexo? —interpone.
Me alegro que la única luz sea la que se encuentra sobre la estufa de
la cocina, porque estoy absolutamente ruborizada.
—No todo el mundo quiere las mismas cosas de la vida —dice. Su
voz es suave, como un edredón de plumas. Quiero rodar sobre ella,
envolverme en esa voz.
—Todo el mundo quiere amor —digo—. O al menos sexo. Es la
naturaleza humana.
No puedo creer que estemos teniendo esta conversación.
Cruza los brazos sobre su pecho. Y sus pies en los tobillos. He
notado que esta es su posición de armadura personal. Pone su escudo
invisible de nuevo, protegiéndose de dar demasiado.
—La mayoría de la gente no puede tener uno sin lo otro —dice—. Así
que me parece más fácil simplemente renunciar a ambos. —Me estudia,
midiendo mi reacción a sus palabras. Hago mi mejor esfuerzo para no
darle una.
—Entonces, ¿cuál de los dos es lo que no quieres, Britt? —Mi voz es
vergonzosamente débil—. ¿Amor o sexo?
Sus ojos siguen siendo los mismos, pero su boca cambia. Sus labios
se curvan en apenas una sonrisa. —Creo que ya sabes la respuesta a eso,
San.
Vaya.
Dejo salir un suspiro controlado, sin importarme si sabe que esas
palabras me afectaron como lo hicieron. La forma en que dice mi nombre
me hace sentir igual de nerviosa como lo hizo su beso. Cruzo la pierna
sobre mi rodilla, esperando que no note que es mi propia armadura
personal.
Sus ojos caen a mis piernas y la observo inhalar suavemente.
Seis años. Increíble.
Miro hacia mis piernas también. Quiero hacerle otra pregunta, pero
no puedo mirarla cuando la formulo—: ¿Cuánto tiempo ha pasado desde
que besaste a una chica?
—Ocho horas —responde sin dudar. Levanto la mirada hacia la suya
y sonríe, porque sabe lo que le pregunto—. Lo mismo —pronuncia en voz
baja—. Seis años.
No sé lo que me sucede, pero algo cambia. Algo se derrite. Algo duro
o frío, o cubierto en mi propia armadura personal, se convierte en líquido
ahora que comprendo lo que significó ese beso. Siento que no soy nada
más que líquido, y líquido no funciona bien para ponerse de pie o alejarse
caminando, así que no me muevo.
—¿Estás bromeando? —pregunto, incrédula.
Creo que ahora es ella quien se sonroja.
Estoy tan confundida. No entiendo cómo la he juzgado tan mal o
cómo es siquiera posible lo que dice. Es guapa. Tiene un gran trabajo.
Definitivamente sabe cómo besar, así que ¿por qué no lo ha estado
haciendo?
—¿Cuál es tu problema entonces? —le pregunto—. ¿Tienes alguna
enfermedad de transmisión sexual? —Es culpa de la enfermera en mí. No
tengo ningún filtro médico.
Se ríe. —Estoy bastante limpia —dice. Sin embargo, sigue sin
explicarse.
—Si han pasado seis años desde que besaste a una chica, ¿por qué
me besaste? Tenía la impresión de que yo ni siquiera te gustaba. Eres muy
difícil de leer.
No me pregunta por qué tenía la impresión de que no le gustaba.
Creo que si es obvio para mí que ella es diferente cuando está a mí
alrededor, lo ha hecho intencionalmente.
—No es que no me gustes, Santana. —Suspira profundamente y pasa las
manos por su cabello, agarrando su nuca—. Es sólo que no quiero que me
gustes. No quiero que nadie me guste. No quiero salir con nadie. No quiero
amar a nadie. Yo sólo... —Cruza los brazos de nuevo sobre su pecho, y
mira hacia el suelo.
—¿Tú sólo, qué? —pregunto, pidiéndole que termine la frase. Su
mirada lentamente se levanta hacia la mía y me esfuerzo por permanecer
sentada sobre la encimera, debido a la forma en que me mira; como si
fuera la cena de Acción de Gracias.
—Me siento atraída por ti, Santana —dice en voz baja—. Te quiero, pero
te quiero sin ninguna de esas cosas.
Me quedo sin mente.
Cerebro = líquido.
Corazón = mantequilla.
Sin embargo, todavía puedo suspirar, así que lo hago.
Espero hasta que soy capaz pensar de nuevo. Entonces pienso
mucho.
Acaba de admitir que quiere tener sexo conmigo; simplemente no
quiere que suceda nada más. No sé por qué esto me halaga. Debería
hacerme querer golpearla, pero el hecho de me eligiera para besarme
después de no besar a nadie durante seis años consecutivos, hace que
esta nueva confesión se sienta como si hubiera ganado un Pulitzer2.
Nos miramos de nuevo. Se ve un poco nerviosa. Estoy segura que se
pregunta si me molestó. No quiero que piense eso, porque honestamente,
quiero gritar “¡Gané!” a todo pulmón.
No tengo idea de qué decir. Hemos tenido las conversaciones más
extrañas e incómodas desde que la conocí, y ésta definitivamente lleva la
delantera.
—Nuestras conversaciones son tan raras —digo.
Se ríe con alivio. —Sí.
La palabra sí es mucho más hermosa saliendo de su boca, mezclada
con esa voz. Ella podría, probablemente, hacer que cualquier palabra suene
hermosa. Trato de pensar en una palabra que odie. Creo que odio la
palabra buey. Es una palabra fea. Demasiado corta y abreviada. Me
pregunto si su voz podría hacer que me guste esa palabra.
—Di la palabra buey.
Su ceja se levanta, como preguntándose si me escuchó bien. Piensa
que soy extraña.
No me importa.
—Sólo dila —le digo.
—Buey —dice, con una ligera vacilación.
Sonrío. Me encanta la palabra buey. Es mi nueva palabra favorita.
—Eres tan extraña —dice, divertida.
Descruzo las piernas. Lo nota. —Así que, Brittany —digo—, déjame ver
si lo entiendo bien. No has tenido sexo en seis años. No has tenido novia
en seis años. No has besado a una chica en ocho horas. No te gustan las
relaciones, obviamente. O el amor. Pero eres una chica. Las chicas tienen
necesidades.
Me mira, todavía divertida. —Continua —dice con esa sonrisa
involuntariamente sexy.
—No quieres sentirte atraída por mí, pero lo estás. Quieres tener
sexo conmigo, pero no quieres salir conmigo. Tampoco quieres amarme. Ni
que yo te ame.
Todavía lo divierto. Sigue sonriendo. —No sabía que era tan
transparente.
No lo eres, Britt. Créeme.
—Si hacemos esto, creo que debemos tomarnos las cosas con calma
—digo en broma—. No quiero presionarte para que hagas cualquier cosa
para la que no estas lista. Eres prácticamente virgen.
Pierde su sonrisa y da tres pasos deliberadamente lentos hacia mí.
Dejo de sonreír, porque se ve seriamente intimidante. Cuando llega junto a
mí, coloca las manos a cada lado de mi cuerpo, entonces se inclina cerca
de mi cuello. —Han pasado seis años, San. Créeme cuando te digo que...
estoy lista.

Todas esas también se convirtieron en mis nuevas palabras
favoritas. Créeme, cuando, te, digo, que, estoy, y lista.
Favoritas. Todas ellas.
Se aleja y puedo decir, más que probablemente, que no respiro en
este momento. Regresa a su lugar frente de mí. Mueve la cabeza como si
no pudiera creer lo que acaba de suceder. —No puedo creer que te pedí
tener sexo. ¿Qué clase de persona hace eso?
Trago. —Casi todas.
Se ríe, pero noto que se siente culpable. Tal vez tiene miedo de que
yo no pueda manejar esto. Podría tener razón, pero no se lo haré saber. Si
piensa que no puedo manejar esto, se tendrá que retractar de todo lo que
ha dicho. Si se retracta de todo lo que ha dicho, significa que no
experimentaré otro beso como el que me dio antes.
Estoy de acuerdo con cualquier cosa si eso significa que obtendré
otro beso suyo. Especialmente si significa que experimentaré más que un
beso.
Simplemente pensar en eso hace que mi garganta se seque. Tomo mi
vaso y bebo otro trago de jugo mientras en silencio resuelvo esto en mi
cabeza.
Ella me quiere por el sexo.
Extraño el sexo. Ha pasado un tiempo.
Sé que definitivamente me siento atraída por ella, y no puedo pensar
en nadie más en mi vida. Prefiero tener sexo casual y sin compromiso con
mi vecina piloto que “dobla ropa recién lavada”.
Dejo el vaso de jugo de nuevo, luego presiono las palmas en la
encimera para inclinarme ligeramente hacia adelante. —Escúchame,
Britt. Eres soltera. Soy soltera. Trabajas demasiado y yo estoy centrada en
mi carrera de una forma casi enfermiza. Incluso si quisiéramos una
relación fuera de esto, nunca funcionaría. Nuestras vidas no encajarían
juntas. Tampoco somos amigas, por lo que no tienes que preocuparte de
que nuestra amistad se arruine. ¿Quieres tener sexo conmigo? Estoy
totalmente de acuerdo en que lo hagamos. Mucho.
Mira mi boca como si todas mis palabras acabaran de convertirse en
sus nuevas palabras favoritas. —¿Mucho? —pregunta.
Asiento. —Sí. Mucho.
Me mira a los ojos de forma desafiante. —Está bien —dice, casi como
un reto.
—Bien.
Todavía estamos a varios centímetros de distancia. Acabo de decirle
a esta chica que tendría sexo con ella sin ningún tipo de expectativas y ella
permanece allá y yo aquí, y cada vez es más claro que, definitivamente, lo
juzgué mal. Ella se siente más nerviosa que yo. Aunque creo que nuestros
nervios vienen de dos lugares diferentes. Está nerviosa porque no quiere
que esto se convierta en algo.
Y yo estoy nerviosa porque no estoy tan segura de que sólo sexo con
Britt sea posible. Basada en la forma en que me siento atraída por ella,
tengo un muy buen presentimiento de que el sexo será el último de
nuestros problemas. Sin embargo, aquí estoy sentada, fingiendo estar bien
con sólo sexo. Tal vez si inicia de esta manera, eventualmente termine
siendo algo más.
—Bueno, no podemos tener sexo ahora —dice.
Maldición.
—¿Por qué no?
- Aunque obviamente no necesitamos condon. El único condón que tengo en mi cartera, probablemente se ha desintegrado.
Me río. Me encanta su humor autocrítico.
—Sin embargo, quiero besarte de nuevo —dice sonriendo con
esperanza.
Me sorprende mucho que no me esté besando. —Por supuesto.
Lentamente regresa a donde me encuentro sentada, hasta que mis
rodillas se hallan a cada lado de su cintura. La miro a los ojos, porque me
miran como si esperaran que cambie de opinión. No cambiaré de opinión.
Probablemente quiero esto más de lo que ella lo quiere.
Levanta las manos y las desliza por mi cabello, frotando sus
pulgares en mis mejillas. Inhala una respiración temblorosa mientras mira
hacia mi boca. —Haces que sea tan difícil respirar.
Acentúa su oración con su beso, colocando sus labios sobre los
míos. Cada parte de mí que todavía no se había fundido en su presencia,
ya se encuentra en estado líquido como el resto de mí. Trato de recordar
un momento en el que la boca de un hombre o una chica se sintiera así de bien contra la mía. Su lengua se desliza a través de mis labios, luego se sumerge en el
interior, saboreándome, llenándome, reclamándome.
Oh... Dios.
Amo.
Su.
Boca.
Inclino la cabeza para que pueda saborear más de ella. Se inclina
para saborear más de mí. Su lengua tiene una gran memoria, porque sabe
exactamente cómo hacer esto. Deja caer su mano lesionada y la apoya en
mi muslo, mientras su otra mano se envuelve en mi nuca, presionando
nuestros labios. Mis manos ya no se sostienen de su camisa. Exploran sus
brazos, su cuello, su espalda, su cabello.
Gimo suavemente y el sonido hace que se presione en mí,
acercándome varios centímetros más al borde de la encimera.
—Bueno, definitivamente eres gay —dice alguien detrás de
nosotros.
Oh, Dios mío.
Papá.
¡Papá!
Mierda.
Brittany. Se aparta.
Yo. Salto bajándome de la encimera.
Papá. Pasa a nuestro lado.
Abre la nevera y toma una botella de agua, como si el entrar a una
habitación donde su hija es manoseada por su huésped fuera algo usual.
Se da la vuelta y nos enfrenta, luego bebe un trago largo. Cuando termina,
cierra la tapa en la botella de agua y la coloca de nuevo en la nevera. La
cierra y camina hacia nosotras, pasando entre nosotras, haciendo más
espacio allí.
—Ve a la cama, San —dice mientras sale de la cocina.
Me cubro la boca con la mano. Britt cubre su rostro con la suya.
Ambas estamos completamente mortificadas. Ella más que yo, estoy segura.
—Debemos ir a dormir —dice.
Estoy de acuerdo con ella.
Salimos de la cocina sin tocarnos. Llegamos a la puerta de mi
habitación primero, por lo que me detengo y me giro para enfrentarla.
También se detiene.
Mira a su izquierda y luego, brevemente, a su derecha, para
asegurarse que estamos solas en el pasillo. Da un paso hacia adelante y
me roba otro beso. Mi espalda se apoya en la puerta del dormitorio, pero
de alguna manera es capaz de retirar su boca.
—¿Estás segura de que esto está bien? —pregunta, buscando la
duda en mis ojos.
No sé si esto está bien. Se siente bien, ella sabe bien y no puedo
pensar en nada que desee más que estar con ella. Sin embargo, lo que me
preocupa son las razones detrás de sus seis años de abstinencia.
—Te preocupas demasiado —digo con una sonrisa forzada—.
¿Ayudaría si tuviéramos reglas?
Me estudia en silencio antes de dar un paso atrás. —Podría —dice—.
Sólo puedo pensar en dos en estos momentos.
—¿Cuáles son?
Su mirada se centra en la mía durante varios segundos. —No
preguntes sobre mi pasado —dice con firmeza—. Y nunca esperes un
futuro.
Absolutamente no me gusta ninguna de esas reglas. Ambas me dan
ganas de cambiar de opinión acerca de este arreglo, dar la vuelta y huir,
pero en cambio, asiento. Asiento porque tomaré lo que pueda conseguir.
No soy Santana cuando estoy cerca de Britt. Soy líquido y el líquido no sabe
cómo ser firme o ponerse de pie por sí mismo. El líquido fluye. Eso es todo
lo que quiero hacer con Britt.
Fluir.
—Bueno, sólo tengo una regla —digo en voz baja. Ella espera por mi
regla. No puedo pensar en una. No tengo ninguna. ¿Por qué no tengo
reglas? Sigue esperando—. Todavía no sé cuál es. Pero en cuanto piense
en eso, tienes que seguirla.
Britt ríe. Se inclina y besa mi frente, luego camina hacia a su
habitación. Abre la puerta, pero me echa un vistazo por un breve segundo
antes de desaparecer en el interior.
No puedo afirmarlo, pero estoy bastante segura de que la expresión
que acabo de ver en su rostro era miedo. Sólo deseo saber de qué tiene
miedo, porque el Señor sabe que yo sé exactamente a lo que le temo.
Tengo miedo de cómo vaya a terminar esto.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Jue Mayo 12, 2016 7:43 am

El pasado de Brittany es algo que definitivamente quiero conocer!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Mayo 13, 2016 2:59 am

Micky Morales Ayer A Las 6:43 Am El pasado de Brittany es algo que definitivamente quiero conocer!!!!! escribió:

Gracias Micky, aqui dos cap. mas y asi nos enteramos que paso. Que es ese pasado que marco tanto a Britt
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Mayo 13, 2016 3:27 am

10
BRITTANY


Seis años antes…


Quinn lo sabe. Tuve que decirle. Después de la primera semana de escuela, ella sabía que todo se había convertido en Marley. Marley sabe que Quinn sabe. Marley sabe que ella no dirá nada.
Le di a Marley mi habitación cuando se mudó aquí, y tomé la
habitación disponible. Mi habitación es la única que tiene
baño propio. Quiero que Marley tenga la mejor habitación.
—¿Quieres esta caja aquí? —le pregunta Quinn a Marley.
Marley quiere saber qué es, y ella le dice que son sus sostenes y bragas.
—Pensé que tal vez sólo debería ir y ponerlo en la habitación de Britt.
Marley rueda los ojos hacia Quinn. —Cállate —le dice. Ella ser ríe.
Le gusta estar en toda la cosa privada. Es el por qué
nunca lo dirá. Conoce el poder de los secretos.
Quinn se va luego de que las cajas están desempacadas. Mi padre me pasa
en el pasillo y se detiene. Que se detenga significa que debería
detenerme, también.
—Gracias, Britt.
Piensa que estoy de acuerdo con esto. Con el hecho de que le esté
Permitiendo a otra mujer eliminar los recuerdos de mi madre.
No estoy de acuerdo con ello. Sólo pretendo que estoy de acuerdo con ello, porque nada de eso importa. Marley importa. No él.
—No hay problema —digo.
Comienza a caminar, luego se detiene de nuevo. Me dice que
aprecia que sea linda con Marley. Dice que desea que él
y mamá pudieran haberme dado una hermana cuando era más joven.
Dice que soy una buena hermana.
Las palabras son horribles cuando salen de su boca.
Camino de regreso a la habitación de Marley. Cierro la puerta.
Somos sólo nosotras dos.
Sonreímos.
Camino hacia ella y envuelvo mis brazos a su alrededor, luego beso su
cuello. Han pasado tres semanas desde la primera noche que la besé.
Puedo contar las veces que nos hemos besado desde entonces.
No podemos interactuar así en la escuela.
No podemos interactuar así en público.
No podemos interactuar así frente a nuestros padres. Solo puedo
tocarla cuando estamos solas, y no hemos podido estar
solas mucho tiempo en las últimas tres semanas.
¿Ahora?
Ahora la beso.
—Necesitamos algunas pautas para no meternos en problemas —dice.
Se aparta de mí. Se sienta en mí
escritorio, y yo me siento en mi cama.
Bueno… se sienta en su escritorio, y yo me siento en su cama.
—Primero —dice—, no andarnos besándonos cuando ellos estén en casa.
Es demasiado arriesgado.
No quiero acceder a esa regla, pero estoy asintiendo.
—Segundo, sin sexo.
Ya no estoy asintiendo.
—¿Nunca? —le pregunto.
Ella está asintiendo. Oh, en serio odio ese asentimiento.
—¿Por qué?
Suspira pesadamente. —El sexo lo hará mucho más difícil cuando nuestro
tiempo se termine. Lo sabes. Tiene razón. También está completamente equivocada, pero siento que se dará cuenta de ello después.
—¿Puedo preguntar cuál es la regla número tres antes de acceder a la
regla número dos?
Se ríe. —No hay regla número tres.
Me río. —Entonces, ¿el sexo es lo único fuera de los límites? Y estamos
Hablando de penetración, ¿cierto? ¿No oral?
Se cubre el rostro con sus manos. —Oh, por Dios, ¿tienes que ser
tan específica?
Es linda cuando está avergonzada. —Sólo aclarando. Tengo
una vida de cosas que quiero hacerte y sólo me quedan seis meses
para hacerlas todas.
—Dejemos lo específico para las situaciones —dice.
—Bastante justo —digo, admirando el sonrojo en sus mejillas.
—¿Marley? ¿Eres virgen?
Sus mejillas se ponen más rojas. Niega con la cabeza y me dice
que no. Me pregunta si me molesta.
—Para nada —digo, siendo honesta.
Pregunta si soy virgen, pero su voz es tímida cuando lo hace.
—No —digo—. Pero ahora que te conozco, como que desearía serlo.
Le gusta que le diga eso.
Me levanto y me preparo para ir a mi habitación, y comenzar
a reacomodar. Antes de salir bloqueo la puerta de su habitación desde
dentro, luego me giro y le sonrío. Lentamente camino hacia ella.La tomo de las manos y la levanto. Envuelvo mi brazo alrededor
de su espada baja y la tiro contra mí.
La beso.


11
Santana



—Tengo que ir al baño.
Jake gruñe. —¿De nuevo?
—No tuve que hacerlo en dos horas —digo a la defensiva.
En realidad, no tengo que ir al baño, pero necesito salir de este
coche. Después de la conversación que tuve con Britt anoche, el coche se
siente diferente con ella arriba. Se siente como si hubiera más de ella, y cada
minuto que pasa y no habla, me pregunto lo que ocurre en su cabeza. Me
pregunto si se arrepiente de nuestra plática. Si va a fingir que nunca
ocurrió.
Desearía que mi papá hubiera fingido que nunca pasó. Antes de que
nos fuéramos esta mañana, me hallaba sentada a la mesa de la cocina con
él cuando Brittany entró.
—¿Dormiste bien, Britt? —preguntó al tiempo que este se sentaba a
la mesa. Pensé que se ruborizaría por la vergüenza, pero en su lugar, observó
a mi padre, negando con la cabeza. —No demasiado bien —le respondió
Brittany—. Su hijo habla dormido.
Mi padre tomó su vaso y lo levantó en dirección a Brittany. —Es bueno
saber que estabas en la habitación con Jake anoche.
Por suerte, Jake aún no se había sentado y oído ese comentario de
papá. Britt estuvo en silencio durante el resto del desayuno, y la única vez
que la noté hablando fue cuando Jake y yo nos encontramos en el coche.
Britt se acercó a mi padre y le sacudió la mano, diciendo algo que nada
más mi padre pudo oír. Intenté leerle la expresión, pero mantuvo un férreo
control en ella. Mi padre es casi tan bueno en ocultar sus pensamientos
como Brittany.
De verdad quiero saber lo que Britt le dijo a mi padre esta mañana
antes de que nos fuéramos.
También quiero saber la respuesta a otra docena de preguntas que
tengo sobre Brit.
Cuando éramos jóvenes, Jake y yo siempre concordamos en que si
pudiéramos tener algún superpoder, sería la habilidad de volar. Ahora que
conozco a Brittany, cambié de opinión. Si tuviera un superpoder, sería el de
infiltrarme. Me infiltraría en su mente de manera que pudiera ver cada
uno de sus pensamientos.
Me infiltraría en su corazón y me esparciría como un virus.
Me llamaría “La Infiltradora”.
Sí. Eso suena bien.
—Ve al baño —dice Jake, agitado, en lo que estaciona el coche.
Desearía volver a estar en la secundaria para poder llamarlo idiota.
Los adultos no llaman así a sus hermanos.
Salgo del coche y siento que puedo respirar otra vez, hasta que Brittany
abre su puerta y también sale. Ahora ella parece incluso más grande, y mis
pulmones más pequeños. Caminamos juntas hasta la estación de gasolina,
pero no hablamos.
Es gracioso cómo funciona eso. En ocasiones, el no hablar dice más
que todas las palabras en el mundo. En ocasiones, mi silencio dice: No sé
cómo hablarte. No sé lo que piensas. Háblame. Dime todo lo que hayas dicho
alguna vez. Todas las palabras. Comenzando por la primera.
En silencio me pregunto qué dice ella.
Una vez que estamos dentro, encuentra la señal para los baños
primero, por lo que asiente y da un paso frente a mí. Es la líder. Porque es
sólida y yo líquido, y justo ahora, sólo soy su estela.
Cuando llegamos a los baños, entra sin detenerse.
No se gira para mirarme. No espera a que entre primero. Abro
la puerta de un baño contiguo, pero no necesito usarlo. Sólo quiero respirar, pero ella no me lo permite. Me invade. No creo que lo quiera. Simplemente me invade los pensamientos, el estómago, los pulmones y el mundo.
Ese es su superpoder. La invasión.
La Invasora y la Infiltradora. Tienen más o menos el mismo
significado, así que supongo que hacemos un jodido equipo.
Me lavo las manos y pierdo suficiente tiempo como para que parezca
que de verdad necesitaba que Jake se detuviera. Abro la puerta del baño
y ella me invade nuevamente. Se interpone en mi camino, parada frente a la
puerta por la que intento salir.
No se mueve, a pesar de que me invade. En serio no la quiero aquí,
sin embargo, dejo que se quede.
—¿Quieres algo de beber? —pregunta.
Niego con la cabeza. —Tengo agua en el coche.
—¿Hambrienta?
Le digo que no. Parece ligeramente decepcionada de que no quiera
nada. Tal vez no quiere regresar al coche.
—Sin embargo, puede que quiera algunos dulces —digo.
Una de sus raras y valiosas sonrisas aparece lentamente. —
Entonces, te compraré algunos dulces. Se gira y camina hacia el pasillo de los dulces. Me detengo a su lado y miro mis opciones. Vemos los dulces por demasiado tiempo. Ni siquiera recuerdo querer alguno, pero ambas los miramos fijamente y fingimos que sí.
—Esto es extraño —susurro.
—¿Qué es extraño? —pregunta—. ¿Elegir dulces o tener que fingir
que no queremos estar en el asiento trasero justo ahora?
Guau. Siento como si en verdad me hubiera infiltrado en sus
pensamientos de alguna manera. Sólo que esas fueron palabras que dijo
voluntariamente. Palabras que me hicieron sentir muy bien.
—Ambas —digo con firmeza. Me giro para enfrentarla—. ¿Fumas?
Me da una mirada de nuevo. La mirada que dice que soy rara.
No me importa.
—Nop —responde casualmente.
—¿Recuerdas esos dulces con forma de cigarrillo que vendían
cuando éramos niños?
—Sí —dice—. Es un poco morboso, si lo piensas.
Asiento. —Jake y yo solíamos comprarlos todo el tiempo. No hay
forma en el infierno que deje que mis hijos compren esas cosas.
—Dudo que los sigan haciendo —dice Britt.
Nos volteamos a los dulces otra vez.
—¿Y tú? —pregunta.
—¿Y yo qué?
—¿Fumas?
Sacudo la cabeza. —Nop.
—Bien —dice. Observamos los dulces un poco más. Se gira para
enfrentarme, y yo la miro—. ¿Siquiera quieres algún dulce, San?
—Nop.
Se ríe. —Entonces supongo que deberíamos volver al coche.
Concuerdo, pero ninguna de las dos se mueve.
Se estira por mi mano y la toca tan suavemente que es como si fuera
consiente de que ella está hecha de lava y yo no. Agarra dos de mis dedos, ni
siquiera acercándose a sostenerme toda la mano, y les da un suave tirón.
—Espera —le digo, tirando de su mano. Me mira sobre el hombro y
luego se gira para hacerlo completamente—. ¿Qué le dijiste a mi padre esta
mañana? ¿Antes de que nos fuéramos?
Sus dedos se tensan alrededor de los míos, y su expresión no se
desvía de la penetrante mirada que perfeccionó. —Me disculpé con él.
Se gira hacia la puerta una vez más, y esta vez lo sigo. No me suelta
la mano hasta que nos encontramos cerca de la salida. Cuando finalmente
la deja caer, me evaporo otra vez.
La sigo hacia el coche y espero no creer de verdad que soy capaz de
infiltrarme. Me recuerdo que tiene una armadura. Es impenetrable.
No sé si puedo hacerlo, Brittany. No sé si puedo seguir la regla número
dos, porque de repente quiero trepar en tu futuro más de que quiero
treparme en el asiento trasero contigo.
—Larga fila —le dice Britt a Jake cuando ambas nos ubicamos en
el coche. Jake lo pone en marcha y cambia la estación de radio. No le
importa cuán larga era la fila. No sospecha, o habría dicho algo. Además,
no hay nada que sospechar aún.
Conducimos por unos buenos quince minutos antes de que me dé
cuenta que ya no pienso en Britt. Por los últimos quince minutos de
conducción, mis pensamientos han sido recuerdos.
—¿Recuerdas cuando éramos niños y deseábamos que nuestro
superpoder fuera poder volar?
—Sí, lo recuerdo —dice Jake.
—Ahora tienes tu superpoder. Puedes volar.
Jake me sonríe en el espejo retrovisor. —Sí —dice—, supongo que
eso me hace un superhéroe.
Me recuesto en el asiento y miro por la ventanilla, un poco envidiosa
de ambos. Envidiosa de las cosas que han visto. Los lugares a los que
viajaron. —¿Cómo es? ¿Ver el amanecer desde el cielo?
Jake se encoge de hombros. —La verdad es que no lo miro —dice—
. Estoy demasiado ocupado trabajando cuando ando allá arriba.
Esto me pone triste. No lo des por hecho, Jake.
—Yo miro —dice Brittany. Observa por la ventanilla, y su voz es tan
baja que casi no la oigo—. Cada vez que estoy allá arriba, lo miro.
Sin embargo, no dice cómo es. Su voz es distante, como si quisiera
mantener ese sentimiento para sí mismo. Se lo permito.
—Rompes las leyes del universo cuando vuelas —digo—. Es
impresionante. ¿Desafiar la gravedad? ¿Observar amaneceres y
atardeceres desde lugares en los que la Madre Naturaleza no tenía
intenciones de que lo hicieras? En realidad son superhéroes, si lo piensan.
Jake me mira por el espejo retrovisor y se ríe. No lo des por hecho,
Jake. Sin embargo, Britt no se ríe. Sigue mirando por la ventanilla.
—Tú salvas vidas —me dice Brittany—. Eso es mucho más
impresionante.
Mi corazón absorbe esas palabras directamente.
La regla número dos no luce muy bien desde aquí atrás.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por 3:) Vie Mayo 13, 2016 2:49 pm

hola mar,..

es frustrarte no saber todavía el por que britt es así,..
bueno ya tienen sus reglas,.. a ver si las cumplen! va respecto al amor?

nos vemos!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Vie Mayo 13, 2016 6:04 pm

Por parte de Brittany el amor se ve lejos, y si es frustrante no saber el porque Britt es como es, hasta pronto!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Dom Mayo 15, 2016 5:49 am

12
Brittany


Seis años antes…

La regla número uno sobre no besarnos cuando nuestros padres
estén en casa ha cambiado.
Ahora consiste en besarse, pero sólo cuando nos encontremos detrás
de una puerta con seguro.
La regla numero dos permanece igual, desafortunadamente.
Aún nada de sexo.
Y la regla número tres fue añadida hace poco: no andes a hurtadillas
en la noche. Lisa todavía revisa a  Marley a mitad de la
noche en ocasiones, sólo porque Lisa es mamá de
una adolescente, y es lo correcto.
Sin embargo odio que lo haga.
Hemos logrado convivir un mes entero en la misma casa. No
hablamos del hecho de que únicamente quedan algo más de cinco
meses. No hablamos de lo que sucederá cuando mi
padre se case con su madre. No hablamos sobre el hecho de que al
suceder, estaremos conectadas por mucho más tiempo que cinco
meses.
Vacaciones.
Visitas de fin de semana.
Reuniones.
Las dos tendremos que ir a cada acontecimiento,
pero asistiremos como familia.
No hablamos sobre eso, porque nos hace sentir sentir que lo que
hacemos es incorrecto.
Tampoco hablamos de ello porque es duro. Cuando pienso
en el día en que ella se mude a Michigan y yo me quede en San
Francisco, no consigo ver más allá de eso. No puedo ver nada donde
ella no sea mi todo.
—Regresaremos el domingo —dice él.
—Tendrás la casa para ti sola. Marley se quedará con una
amiga. Deberías invitar a Quinn.
—Lo hice —miento.
Marley también mintió. Marley estará aquí todo el fin de semana.
No queremos darles ninguna razón para que sospechen de nosotras.
Ya es lo bastante difícil intentar ignorarla delante de ellos.
Es difícil fingir que no tengo nada en común con ella,
cuando quiero reír de todo lo que dice. Quiero
chocharle los cinco con todo lo que hace.
Quiero presumirle a mi padre
su inteligencia, sus buenas notas, su amabilidad,
Su rápido ingenio. Quiero decirle que tengo una novia realmente
maravillosa a la cual quiero que conozca, porque él
absolutamente la amaría.
Él la ama. Simplemente no de la forma en que desearía que lo haga.
Quiero que la ame por mí.
Les decimos adiós a nuestros padres.
Lisa le dice a Marley que se comporte, pero
Lisa no está verdaderamente preocupada. Hasta ahora por lo que
Lisa sabe, Marley es una chica buena.
Marley se comporta. no rompe las reglas.
Excepto la regla número tres.Marley definitivamente rompe la
regla número tres este fin de semana.
Jugamos a la casita.
Fingimos que es nuestra. Pretendemos que es nuestra cocina, y ella
Cocina para mí.
Finjo que ella es mía, y la sigo mientras
cocina, abrazándola. Tocándola. Besando su cuello.
Alejándola de las tareas que procura completar de modo
que pueda sentirla contra mí. Le gusta, pero finge que no.
Cuando terminamos de comer, se sienta conmigo en el sofá.
Ponemos una película, pero no la vemos en absoluto.
No podemos parar de besarnos.
Nos besamos tanto que nuestros labios duelen. Nuestras manos
duelen. Nuestros estómagos duelen, porque nuestros cuerpos quieren romper la regla número dos tan, tan mal.
Será un largo fin de semana.
Decido que necesito una ducha, o comenzaré a rogar por una
enmienda a la regla número dos.
Tomo una ducha en su baño. Me gusta esta ducha. Me gusta
más de lo que me gustaba cuando era sólo mi ducha. Me gusta
ver sus cosas aquí. Me gustar mirar su afeitadora e imaginar cómo
luce cuando la usa. Me gusta mirar
sus botellas de champú y pensar en cómo su cabeza
se inclina hacia atrás debajo del torrente de agua al enjuagar
su cabello.
Adoro que mi ducha sea su ducha.
—¿Britt? —dice. Está tocando, pero ya se encuentra dentro del
baño. El agua se siente caliente en mi piel, pero su voz sólo
la hace incluso más caliente. Abro la cortina de la ducha.
Tal vez la abro demasiado porque quiero que quiera romper la regla número dos.
Inhala una respiración suave, pero sus ojos caen a donde deseo
que lo hagan.
—Marley—digo, sonriendo a la mirada avergonzada en su rostro.
Me mira a los ojos.
Quiere tomar una ducha conmigo. Sólo es demasiado tímida para
preguntar.
—Entra —digo.
Mi voz es ronca, como si hubiera gritado.
Mis voz se hallaba bien hacía cinco segundos.
Cierro la cortina de la ducha para ocultar lo que me hace pero
también para darle privacidad mientras se desviste. No la he visto
desnuda. He sentido lo que hay debajo.
Repentinamente estoy nerviosa.
Apaga la luz.
—¿Está bien? —pregunta con timidez. Digo que sí, pero desearía
que fuera más confiada. Necesito hacer que tenga más confianza.
Abre la cortina de la ducha, y veo una de sus piernas
entrar primero. Trago cuando el resto de su cuerpo le sigue.
Afortunadamente, hay suficiente luz por el resplandor de la
noche como para iluminar un
ligero brillo sobre ella.Puedo verla lo suficiente. Puedo verla perfectamente.
Sus ojos se conectan con los míos nuevamente. Se aproxima.
Me pregunto si alguna vez ha compartido una ducha con alguien,
Pero no le pregunto. Doy un paso hacia ella esta vez, porque
Parece asustada. No quiero que tenga miedo.
Yo tengo miedo. Toco sus hombros y la guío de modo que está de pie
debajo del agua. No me presiono contra ella, aunque
necesito hacerlo. Mantengo la distancia entre nosotras.
Debo hacerlo. Lo único que se conecta son nuestras bocas. La beso con suavidad, apenas tocando sus labios, pero duele tanto. Duele peor
que cualquier otro beso que hemos compartido. Besos donde
nuestras bocas colisionan.
Donde nuestros dientes colisionan. Besos frenéticos que son tan
apresurados que son descuidados. Besos que terminan conmigo mordiendo su labio o ella mordiendo los míos.
Ninguno de esos besos dolió como este lo hace, no puedo decir
por qué duele tanto.
Tengo que retirarme. Decirle que me dé un minuto, y ella asiente,
entonces descansa su mejilla contra mi pecho. Me inclino hacia
atrás contra la pared y la llevo conmigo mientras mantengo mis ojos cerrados fuertemente.
Las palabras intentan nuevamente romper la barrera que he construido alrededor de ellas. Cada vez que estoy con ella, pretenden salir,
pero trabajo y trabajo para cementar la pared que las rodea. No necesita escucharlas.
No necesito decirlas.
Pero golpean las paredes. Siempre golpean tan fuerte
hasta que nuestros besos terminan de esta manera. Yo necesitando
un minuto y ella dándomelo. Necesitan salir ahora más que nunca.
Necesitan aire. Exigen ser escuchadas.
Simplemente hay una cantidad de golpes que puedo tomar antes de
que las paredes colapsen.
Hay sólo una cantidad de veces que mis labios pueden tocar los
suyos sin que las palabras se derramen sobre las paredes, rompan las grietas,
viajen por mi pecho hasta que sostengo su rostro, la miro a
los ojos, y les permito derribar las barreras que se elevan
entre nosotras y este inevitable corazón roto.
Las palabras salen de cualquier modo.
—No puedo ver nada —le digo.
Sé que no sabe de lo que hablo. No quiero
profundizar, pero las palabras vienen de cualquier modo. Han
tomado el control.
—¿Cuándo te mudes a Michigan y yo me quede en San Francisco?
No veo nada más allá de eso. Solía ver cualquier futuro que quisiera,
pero ahora no veo nada.
Beso la lágrima que corre por su mejilla.
—No puedo hacer esto —le digo—. Lo único que quiero es verte,
y si no puedo tener eso… nada más vale siquiera la pena.
Tú lo haces mejor, Marley. Todo. —La beso con fuerza en la
boca, y no duele en absoluto esta vez, ahora que las palabras
son libres—. Te amo —le digo, liberándome por completo.
La beso otra vez, sin apenas darle la oportunidad de responder.
No necesito escucharla decirme las palabras hasta que esté lista,
y no quiero escucharla decirme que la manera en me siento
está mal.
Sus manos están en mi espalda, tirándome más cerca. Sus piernas
están envueltas a mí alrededor como si estuviera tratando de
incrustarse dentro de mí.
Ya lo ha hecho.
Es frenético otra vez. Dientes colisionando, labios mordisqueados,
apresurados, apurados, gimiendo, tocando.
Gime, y puedo sentirla tratar de alejarse de mi
boca, pero mi mano se envuelve en su cabello, y cubro
su boca con desesperación, esperando que nunca se aleje por aire.
Me hace liberarla.
Bajo mi frente a la suya, jadeando en un esfuerzo por evitar
que mis emociones se desborden.
—Britt —dice sin aliento—. Britt, te amo. Tengo tanto miedo.
No quiero que terminemos.
Me amas, Marley.
Me retiro y la miro a los ojos.
Está llorando.
No quiero que tenga miedo. Le digo que estará bien. Le digo
que esperaremos hasta que nos graduemos, luego les contaremos.
Le digo que tendrán que estar bien con ello.
Una vez que dejemos la casa, todo será diferente. Todo estará bien. Deberán entender. Le digo que tengo esto.
Asiente con intensidad.
—Tenemos esto —responde, concordando conmigo.
Presiono mí frente a la suya. —Tenemos esto, Marley —le digo.
—No puedo renunciar a ti ahora. De ninguna manera.
Toma mi rostro entre sus palmas, y me besa.
Te enamoraste de mí, Marley.
Su beso remueve el peso de mi pecho tan pesado que siento
que floto. Me siento como si ella flotara conmigo.
La giro hasta que su espalada se encuentra contra la pared.
Llevo sus brazos arriba de su cabeza y enlazo mis dedos
con los suyos, presionando sus manos en la pared detrás suyo.
Nos miramos a los ojos… y destrozamos por completo
la regla número dos.

13
SANTANA


—Gracias por obligarme a ir —le dice Brittany a Jake—. A pesar de
haberme ganado otra herida en la mano y enterarme de que pensabas que
no era gay, la pasé muy bien.
Jake se ríe y se gira para abrir nuestra puerta. —No es
exactamente mi culpa asumir que no eras gay. Nunca hablas de chicas, y
aparentemente has dejado el sexo fuera de tu agenda por seis años
seguidos.
Jake  abre la puerta y entra hacia su habitación. Me paro en el
marco de la puerta, enfrentando a Brittany.
Me está mirando directamente. Invadiéndome. —Ahora está en la
agenda —dice con una sonrisa.
Ahora soy su agenda. No quiero ser una agenda. Quiero ser un plan.
Un mapa. Quiero estar en el mapa de su futuro.
Pero eso rompe la regla número dos.
Britt regresa a su apartamento después de abrir la puerta, y asiente
en dirección a su habitación.
—¿Después de que se vaya a dormir? —susurra.
Bien, Britt. Puedes dejar de rogar. Seré tu agenda.
Asiento antes de cerrar la puerta.
Me baño, rasuro y lavo los dientes; y canto y me pongo sólo el
maquillaje suficiente para que parezca que no me puse nada. Me arreglo el
cabello para que parezca que no me lo arreglé. Y me pongo otra vez la
misma ropa que tenía más temprano, así no parece que me cambié la
ropa. Pero en realidad, me cambié el sostén y las bragas, porque no
combinaban, pero ahora lo hacen. Y luego entro en pánico porque Britt
verá mi sostén y mis bragas esta noche.
Y posiblemente los toque.
Si es parte de su agenda, tal vez incluso sea quien los quite.
Mi teléfono recibe un mensaje, y el sonido me sobresalta, porque un
mensaje no está en mi agenda a las once de la noche. Es de un número
desconocido. Y todo lo que dice es:
¿Ya está en su habitación?
Yo: ¿Cómo tienes mi número?
Britt: Lo robé del teléfono de Jake mientras conducíamos.
Hay una voz extraña en mi cabeza, cantando: “Na na na na boo boo.
Robó mi número”.
Soy una gran niña.
Yo: No, está viendo televisión.
Britt: Bueno, tengo algo que hacer. Regreso en veinte minutos. Dejaré
el apartamento abierto en caso de que se vaya a la cama antes de que
llegue. ¿Quién tiene cosas que hacer a las once de la noche?
Yo: Nos vemos.
Miro mi último mensaje y hago una mueca. Suena tan casual. Le
estoy dando la impresión de que hago esto todo el tiempo. Probablemente
piensa que todos los días me pasa algo como esto:
Chico al azar: San, ¿quieres tener sexo?
Yo: Seguro. Déjame terminar con estos dos chicos, e iré. Por cierto, no
tengo reglas, así que todo como va.
Chico al azar: Asombroso.
Quince minutos pasan, y la televisión finalmente se apaga. Tan
pronto como la puerta de la habitación de Jake se cierra, la mía se abre.
Estoy del otro lado de la sala, saliendo por la puerta delantera y luego
tropezándome con Britt, quién está parada en el pasillo.
—Buen cronómetro —dice.
Está cargando una bolsa. La mueve a su otra mano para que no la
vea.
—Después de ti, San —dice abriendo su puerta.
No, Britt. Te sigo. Es como funcionamos. Eres sólida, soy líquido. Tú
arrastras el agua, yo soy tu ola.
—¿Sedienta? —Camina hacia la cocina, pero no estoy segura de sí
puedo seguirla esta vez. No sé cómo hacer esto, y tengo miedo de que
notará que nunca he tenido una regla número uno, o dos, antes. Si el
pasado y el futuro están fuera de los límites, eso sólo deja el presente, y no
tengo idea de qué hacer en el presente.
Camino hacia la cocina en el presente. —¿Qué tienes? —le pregunto.
La bolsa ahora está en el mostrador, y me ve mirándola, así que la
hace a un lado, fuera de mi vista.
—Dime lo que quieres, y te diré si lo tengo —dice.
—Jugo de naranja.
Se ríe, y se estira hacia la bolsa. Saca un envase de jugo de naranja,
y el simple hecho de que siquiera pensó en ello es una declaración de su
generosidad. También es una declaración que no le toma mucho para
lograr que me derrita. Debería decirle que mi única regla se acaba de
convertir en: “Deja de hacer cosas que me hagan querer romper tus reglas”.
Tomo el jugo de naranja con una sonrisa. —¿Qué más hay en la
bolsa?
Se encoge de hombros. —Cosas.
Me mira abrir el jugo. Me mira mientras tomo un trago. Me mira
poner la tapa de regreso. Me mira dejar el jugo en el mostrador de su
cocina, pero no me mira tan cerca como para notar cuán rápido puedo
lanzarme sobre la bolsa.
La agarro antes de que sus brazos se envuelvan alrededor de mi
cintura.
Se está riendo. —Ponla de regreso, San.
La abro y miro en el interior.
Productos de Higiene femenina de toda clase, estimuladores, lubricante.
Me río y la lanzo de regreso en el mostrador. Cuando me giro, sus
brazos no me dejan. —En serio quiero decir algo inapropiado o vergonzoso,
pero no puedo pensar en nada. Sólo pretende que lo hice y ríete.
No se ríe, pero sus brazos siguen a mí alrededor —Eres tan rara —
dice.
—No me importa.
Sonríe. —Todo esto es raro.
Me está diciendo cuán raro es, pero se siente malditamente bien
para mí. No estoy segura si raro se siente bien o mal para ella. —¿Raro es
bueno o malo?
—Las dos cosas —dice—. Ninguna.
—Eres rara —le digo.
Se ríe. —No me importa.
Mueve sus manos arriba de mi espalda, hacia mis hombros, y
lentamente se dirige abajo por mis brazos hasta que sus manos están
tocando las mías.
Eso me recuerda…
Tiro de su mano entre nosotras. —¿Cómo está tu mano?
—Bien —dice.
—Probablemente debería revisarla mañana —digo.
—No estaré aquí mañana. Me voy en unas horas.
Dos pensamientos cruzan mi mente. Uno, estoy muy decepcionada
de que se vaya esta noche. Dos, ¿por qué estoy aquí si se va esta noche?
—¿No deberías estar durmiendo?
Niega con la cabeza. —No puedo dormir ahora.
—Ni siquiera lo intentaste —digo—. No puedes volar un avión sin
dormir, Britt.
—El primer vuelo es corto. Además, soy copiloto. Dormiré en el
avión.
Dormir no está en su agenda. Santana sí.
Santana tacha dormir en su agenda.
Me pregunto, ¿qué más tacha Santana?
—Entonces —susurro mientras dejo caer su mano. Hago una pausa
porque no tengo nada que decir luego del Sol. Nada. Ni siquiera un la-sido.
Todo está tranquilo.
Se está poniendo raro.
—Entonces —dice. Sus dedos moviéndose entre los míos y
separándolos. A mis dedos le gustan sus dedos.

—¿Quieres saber cuánto tiempo ha pasado para mí, ya que sé un
detalle tan íntimo sobre ti? —le pregunto.
No es justo, considerando que toda mi familia sabe cuánto tiempo ha
pasado para ella.
—No —dice simplemente—. Pero sí quiero besarte.
Mmm. No estoy segura de cómo tomar eso, pero no voy a analizar su
no, cuando le sigue una declaración como esa.
—Pues bésame —digo.
Sus dedos dejan los míos y los mueve a los lados de mi cabeza. Me
mantiene quieta. —Espero saborear un poco de jugo de naranja otra vez.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez.
Cuento las palabras en la última oración, luego busco en mi cabeza
un lugar para almacenar esas diez palabras para siempre. Quiero
esconderlas en un cajón en mi mente y etiquetarlo “Cosas para sacar y
leer cuando su estúpida regla número dos se vuelva un presente triste y
solitario”.
Britt está en mi boca. Invadiéndome de nuevo. Cierro el cajón
mental, salgo de mi cabeza y regreso a ella.
Me invade, me invade, me invade.
Debo saborear jugo de naranja, porque ciertamente actúa como si lo
disfrutara. También debo disfrutar probarla, porque la estoy atrayendo
hacia mí, besándola, haciendo lo mejor que puedo para infiltrarlo con nada
más que Santana.
Se aleja para recuperar el aliento y habla—: Olvidé cuán bien se
siente. Me está comparando. No quiero que me compare con quien sea que
alguna vez la hizo sentir así de bien.
—¿Quieres saber algo? —dice.
Sí. Quiero saber todo, pero por alguna razón, elijo este momento
para tener la revancha de esa palabra que me dijo.
—No. —La obligo a regresar a mi boca. No me besa de inmediato,
porque no sabe qué pensar sobre lo que acaba de pasar. Sin embargo, su
boca se pone al día bastante rápido. Creo que odió mi respuesta cortada
tanto como yo odié la suya, y ahora está usando sus manos para tener su
venganza. No puedo decir dónde me está tocando, porque tan pronto como
me toca en un lugar, sus manos se mueven a otro. Me está tocando en
todos lados, en ningún lado, en absoluto, todo a la vez.
Mi parte favorita de besar a Britt es el sonido. El sonido de sus
labios cuando se cierran sobre los míos. El sonido de nuestras
respiraciones siendo tragadas por la otra. Me encanta la forma en que
gruñe cuando nuestros cuerpos se unen. Los chicos usualmente tienden a
contener sus sonidos más que las chicas.
Britt no. Britt me quiere, y quiere que lo sepa, y eso me encanta.
Dios, me encanta eso.
—San —murmura contra mi boca—. Vamos a mi habitación.
Asiento, por lo que se aleja de mi boca. Se estira sobre la barra para
agarrar la caja de lubricantes y demas. Comienza a caminar conmigo hacia su
habitación, pero rápidamente camina de regreso a la cocina y agarra el
jugo de naranja. Cuando sus hombros me pasan para liderar el camino a
su habitación, me regala un guiño.
La manera en que ese pequeño guiño me hace sentir, me aterroriza
sobre lo que sentiré cuando esté dentro de mí. No sé si pueda sobrevivir a
eso.
Una vez que estamos en su habitación, comienzo a ponerme
aprensiva. Más porque este es su lugar, y toda la situación es en sus
términos, y me siento un poco en desventaja.
—¿Qué pasa? —pregunta. Se quita los zapatos. Camina hacia el
baño, y apaga la luz, luego cierra la puerta.
—Sólo estoy un poco nerviosa —susurro. Permanezco de pie en
medio de su habitación, sabiendo exactamente lo que está a punto de
suceder. Usualmente, estas cosas no se discuten y preestablecen así. Son
espontáneas y calientes, y ninguna parte sabe lo que pasa hasta que pasa.
Pero Brittany y yo, ambos sabemos lo que va a pasar.
Camina hacia la cama y se sienta en la orilla. —Ven aquí —dice.
Sonrío y camino unos metros hasta donde está sentada. Acuna la parte de
atrás de mis muslos, luego presiona sus labios en la camisa cubriendo mi
estómago. Mis manos caen en sus hombros, y bajo la mirada hacia ella. Me
está mirando, y la calma en sus ojos es contagiosa.
—Podemos ir lento —dice—. No tiene que ser esta noche. Esa no fue
una de las reglas.
Me río, pero también agito la cabeza. —No, está bien. Te vas en unas
horas y no regresarás, por cuánto, ¿cinco días?
—Nueve esta vez —dice.
Odio ese número.
—No quiero hacerte esperar nueve días después de ilusionarte —
digo.
Sus manos se deslizan arriba detrás de mis muslos y se pasean
hasta la parte delantera de mis vaqueros. Abre el botón sin esfuerzo.
—Ser capaz de imaginar hacer esto contigo no es una forma de
tortura para mí —dice mientras sus dedos tocan mi cierre. Comienza a
bajarlo, mi corazón está golpeando contra mi pecho tan fuerte que se
siente como si algo se estuviera construyendo. Tal vez mi corazón
construye una escalera hasta el cielo, ya que sabe que explotará y morirá
en el segundo en que esos vaqueros se deslicen.
—Seguro que será una tortura para mí —susurro.
Mi cierre está abierto, y su mano se está deslizando dentro de mis
vaqueros. Presiona su mano alrededor de mi cadera, luego comienza a
bajarlos. Cierro los ojos e intento no balancearme, pero su otra mano está
levantando mi cabeza sólo lo suficiente para que sus labios se presionen
en mi estómago. Es abrumador.
Ambas manos se deslizan en mis vaqueros ahora, alrededor de mi
parte trasera. Baja mis vaqueros lentamente hasta que están en mis
rodillas. Su lengua encuentra mi estómago, y mi mano se pierde en su
cabello. Cuando mis vaqueros ya se encuentran en mis tobillos, salgo de
ambos: los vaqueros y mis zapatos al mismo tiempo. Sus manos se
deslizan de regreso hacia arriba por mis muslos y hasta mi cintura. Me
tira para que me siente a horcajadas. Ajusta mis piernas a cada lado de ella,
luego acuna mi trasero y me aprieta hasta que estoy a su altura. Jadeo.
No sé por qué parece que soy la inexperta aquí. Ciertamente
esperaba que no tomara tanto el control, pero no discutiré.
Para nada.
Levanto mis brazos cuando intenta sacar mi camisa. La lanza en el
suelo detrás de mí, y sus labios reconectan con los míos mientras sus
manos trabajan con el gancho de mi sostén.
No es justo. Estoy a punto de ser dejada totalmente desnuda, y ella no
se ha quitado nada.
—Eres tan hermosa —susurra, alejándose para quitarme el sostén.
Sus dedos se deslizan debajo de las tiras, y comienza a deslizarlas por mis
brazos. Estoy conteniendo el aliento, esperando a que lo quite. Quiero
tanto su boca en mí que no puedo pensar correctamente cuando el sostén
baja, revelando todo de mí, exhala—: Guau —dice con respiración
temblorosa.
Lanza el sostén en el piso y me mira de nuevo. Sonríe y brevemente
presiona sus labios con los míos, besándolos suavemente. Cuando se
aleja, lleva su mano a mi mejilla y me mira a los ojos. —¿Te diviertes?
Muerdo mi labio inferior para contenerme de sonreír tanto como
quiero justo ahora. Se inclina hacia adelante y toma mi labio en su boca,
apartándolo de mis dientes. Lo besa unos segundos, luego lo libera. —No
muerdas tu sonrisa de nuevo —dice—. Me gusta verte sonreír.
Por supuesto, vuelvo a sonreír.
Mis manos están en sus hombros, por lo que las deslizo sobre su
espalda y empiezo a tirar de su camisa. Libera mi rostro y levanta sus
brazos así puedo sacársela. Me recuesto y la examino, justo como ella está
examinándome ahora mismo. Paso mis manos sobre su pecho, tocando
cada contorno de cada montículo blanco y su pezón rosa. —Eres hermosa, también.
Presiona sus palmas en mi espalda, instándome a sentarme recta.
Tan pronto como lo hago, baja su boca a mi pecho y lentamente desliza su
lengua sobre mi pezón. Gimo, y lo cubre completamente con su boca.
Una de sus manos se mueve a mi cadera y se desliza debajo del
dobladillo de mi ropa interior. —Te quiero acostada —susurra. Mantiene
una mano en mi espalda mientras perfectamente cambia las posiciones,
llevándome de su regazo a la cama. Se cierne sobre mí ahora, sacando mi
ropa interior mientras su lengua se hunde dentro de mi boca. Mis manos
inmediatamente aterrizan en el botón de sus vaqueros, y los desabrocho,
pero se aparta rápidamente—. Yo no haría eso aún —advierte—. De otra
forma esto acabará más rápido de lo que empezó.
Soy de la clase de “no me importa cuánto dure”. Es sólo que
realmente la quiero sin ropa.
Empieza a deslizar mi ropa interior fuera de mí. Curva una de mis
piernas y la retira por mi pie, entonces hace los mismo con la otra.
Definitivamente ya no me mira a los ojos.
Le permite a mis piernas caer de vuelta a la cama mientras se pone
de pie con la espalda recta y da dos pasos lejos de mí.
—Guau —susurra, mirándome. Sólo está parada allí, mirando
mientras permanezco desnuda en su cama, mientras ella aún está en la
comodidad de sus vaqueros.
—Esto se siente un poco injusto —digo.
Sacude su cabeza y coloca un puño contra su boca, mordiendo sus
nudillos. Se da la vuelta hasta que su espalda está hacia mí y toma una
larga y profunda respiración. Me enfrenta de nuevo, desplazándose sobre
la longitud de mi cuerpo hasta que encuentra mis ojos. —Es demasiado,
Santana.
Siento la decepción filtrarse con esas palabras. Ella aún está
sacudiendo su cabeza, pero camina hacia la mesita de noche. Recoge lubricante.
—Lo siento —dice, frenéticamente saliendo de sus vaqueros—.
Quería que esto fuera bueno para ti. Quería que fuera memorable, por lo
menos. —Está fuera de sus vaqueros ahora. Mirando mis ojos, pero
encuentro difícil mantener el contacto visual con ella, porque ahora no lleva
ropa interior—. Pero si no estoy dentro de ti en dos segundos, esto va a ser
muy embarazoso para mí.
Camina rápidamente hacia mí y de alguna manera se coloca  entre mis piernas en un angulo en el que también puede llegar a penetrarme, cuando ya ha separado mis rodillas a cada lado con su otra mano. —Te lo recompensaré en un par de minutos. Lo prometo —dice, deteniéndose entre mis piernas, esperando por mi aprobación.
—Britt —digo—, no me preocupa nada de eso. Sólo te quiero dentro
de mí.
—Gracias a Dios —suspira. Toma mi pierna detrás de la rodilla con
su mano derecha, y entonces sus labios encuentran los míos.  Junta nuestros sexos y  lleva dos dedos a mi abertura, la cual esta de los mas preparada para recibirla. Se empuja dentro de mí tan inesperadamente duro y rápido que prácticamente grito en su boca. No se detiene a preguntar si duele. No reduce el ritmo. Se empuja más duro y profundo hasta que no hay alguna forma posible en la que podríamos estar más cerca.
Duele, pero de la mejor manera posible.
Estoy gimiendo en su boca, y ella está gimiendo en mi cuello, y sus
labios están por todas partes, junto con sus manos. Es duro. Es carnal,
áspero y ardiente, y no es silencioso en lo absoluto. Es rápido, y puedo
decir por la tensión en su espalda, debajo de mis manos, que tenía razón.
Esto no le tomará mucho.
—San —respira—. Dios, Santana.
Los músculos de sus piernas se ponen tensos, y empieza a temblar.
—Joder —gime. Sus labios presionan los míos, duro y permanece quieta, a
pesar de los temblores avanzando a través de sus piernas y espalda.
Aparta su boca de la mía y exhala una gran bocanada de aire, dejando
caer su frente al lado de mi cabeza—. Jesús, jodido Cristo —dice, todavía
tensa, temblando. Aún presionado profundamente dentro de mí.
Al segundo que sale de mí, sus labios están en mi cuello,
moviéndose hacia abajo hasta que encuentran mis pechos. Los besa pero
sólo brevemente antes de regresar a mi boca de nuevo. —Quiero probarte
—dice—. ¿Eso está bien?
Asiento.
Asiento vigorosamente.
Se aparta de la cama,  y volviendo a su lugar junto a mí. La observo todo el tiempo, porque por mucho que ella no quiso saber cuánto tiempo ha pasado desde que estuve con un chico, ha sido casi un año. Eso no es nada cerca de los seis años que ella ha esperado, pero ha sido tanto que no quiero perderme esto por mantener mis ojos cerrados. Especialmente ahora que tengo la oportunidad de mirar libremente esa V y no tener que estar avergonzada por el hecho de que no
puedo quitar mis ojos de ella.
Mira mi cuerpo con la misma fascinación mientras sus manos se
deslizan sobre mi estómago, luego se mueven hacia abajo hasta llegar a
mis muslos. Separa mis piernas mientras observa lo que está haciéndome
con tanto embelesamiento que tengo que mantener los ojos abiertos para
poder verla mirarme. Darme cuenta de lo que le provoco es suficiente para
encenderme sin que ella me esté tocando siquiera.
Dos de sus dedos se deslizan dentro de mí, y de repente encuentro
un poco demasiado difícil continuar observándola. Su pulgar se mantiene
afuera, jugando con cada punto que pueda tocar. Gimo y dejo caer mis
manos en la cama sobre mi cabeza mientras mis ojos se cierran.
Ruego para que no se detenga. No quiero que se detenga.
Su boca encuentra la mía, y me besa suavemente, sus labios un
fuerte contraste a la presión de sus manos. Su boca lentamente empieza a
explorar un camino hacia mi barbilla hasta que está en mi cuello, la curva
en mi garganta, deslizándose por mi pecho, cubriendo mi pezón, bajando
hacia mí estómago, hacia abajo, abajo, santa mierda, abajo.
Se posiciona entre mis piernas, dejando sus dedos dentro de mí
mientras su lengua encuentra mi piel, separándome, causando que mi
espalda se arqueé y mi mente se vaya lejos.
Sólo la dejo ir. No me importa estar gimiendo tan fuerte que probablemente acabo
de despertar a todo el piso.
No me importa estar enterrando mis talones en el colchón, tratando
de apartarme porque es demasiado.
No me importa que sus dedos me abandonen con el fin de agarrar
mis caderas y sostenerme contra su boca, negándose a dejarme ir, gracias
a Dios.
No me importa estar más que probablemente hiriéndola, tirando de
su cabello, empujándola dentro de mí. Haciendo lo que sea que puedo para
alcanzar un punto tan alto en el que estoy casi segura que nunca he
estado antes.
Mis piernas empiezan a temblar, y sus dedos encuentran su camino
dentro de mí. Estoy muy segura de que trato de silenciarme con su
almohada, porque no quiero que la echen del edificio por gritar tan alto
como necesito gritar ahora mismo.
Y de repente, siento como si estuviera en el aire, volando. Siento que
si pudiera bajar la mirada, habría un sol saliente debajo de mí. Siento
como si estuviera volando.
Estoy…
Oh, Dios.
Estoy…
Jesús, Cristo.
Estoy… Esto… ella.
Estoy cayendo.
Estoy flotando.
Guau.
Guau, guau, guau.
Nunca quiero tocar el suelo de nuevo.
Cuando me he derretido completamente en la cama, sube su boca
hambrienta por mi cuerpo. Quita la almohada de mi cara y la arroja a un
lado, entonces me besa brevemente.
—Una vez más —dice. Está fuera de la cama y vuelve a ella en
cuestión de segundos. Luego está dentro de mí de nuevo, pero ni siquiera
trato de abrir mis ojos esta vez, mis brazos permanecen extendidos por
encima de mi cabeza, y sus dedos entrelazados con los míos, y está
empujando, empujando, viviendo dentro de mí. Nuestras mejillas están
presionadas juntas, y su frente está contra mí almohada, y ninguna de
nosotras tiene la energía restante para siquiera hacer un sonido está vez.
Inclina su cabeza hasta que sus labios encuentran mi oreja, y luego
ralentiza a un movimiento suave, empujando dentro de mí para después
salir completamente. Se sostiene, entonces empuja dentro de mí de nuevo,
y luego sale una vez más. Lo repite varias veces, y todo lo que puedo hacer
es acostarme aquí y sentirla.
—Santana —susurra, sus labios cerca de mi oreja. Sale de mí y se
detiene de nuevo—, ya puedo decir esto con un cien por ciento de certeza.
Se empuja de vuelta dentro de mí.
—La.
Se sale, luego repite su movimiento otra vez.
—Mejor.
De nuevo.
—Cosa.
De nuevo.
—Que.
De nuevo.
—Alguna vez.
De nuevo.
—He sentido.
Se queda quieta, respirando pesadamente contra mi oreja,
agarrando mis manos tan duro que duelen; pero no hace un sólo sonido
mientras se viene por segunda vez.
No nos movemos.
No nos movemos por un largo tiempo.
No puedo quitar la sonrisa exhausta de mi rostro. Estoy segura que
es permanente ahora.
Britt se aparta y me mira. Sonríe cuando ve mi cara, y al mirarla me
llama la atención que nunca hizo contacto visual conmigo durante todo el
tiempo que estuvo dentro de mí. Eso me hace preguntarme si fue
intencional o sólo una coincidencia.
—¿Comentarios? —pregunta en broma—. ¿Sugerencias?
Sonrío. —Lo siento. Sólo... no puedo… palabras... —Sacudo mi
cabeza, dejándole saber que todavía necesito un poco más de tiempo para
hablar.
—Estupefacta —dice—. Aún mejor.
Me besa en la mejilla, luego se pone de pie y camina a su baño.
Cierro mis ojos y me pregunto cómo demonios haremos para que toda esta
cosa entre nosotras termine bien.
No puede terminar bien.
Ya puedo decirlo, porque nunca quiero hacer esto con nadie más de
nuevo.
Solo con Britt.
Regresa del baño y se agacha para recoger su ropa interior. También
recoge mi ropa interior y mis vaqueros en el proceso, y los tiende en la
cama junto a mí.
¿Supongo que esta es su señal de que me quiere vestida?
Me siento y observo mientras recoge mi sostén y camiseta, y me las
entrega. Cada vez que sus ojos encuentran los míos, ella sonríe, pero se me
está haciendo muy difícil sonreírle de vuelta.
Una vez que estoy vestida, me detiene y me besa. Luego envuelve
sus brazos a mi alrededor. —He cambiado de opinión —dice—. Después de
esto, estoy muy segura que los próximos días serán pura tortura.
Mordisqueo mi sonrisa, pero no lo nota, porque aún estoy envuelta
en sus brazos. —Sip.
Besa mi frente. —¿Puedes cerrar la puerta cuando salgas?
Trago mi decepción y de algún modo encuentro la fuerza para
sonreírle cuando me libera. —Seguro. —Camino hacia la puerta de su
dormitorio y la escucho caer en su cama.
Me voy, sin saber qué sentir. No me prometió nada más que lo que
acaba de pasar entre nosotras. Hicimos lo que de buen agrado acepté, lo
cual fue tener sexo.
Sólo no esperaba esta abrumadora sensación de vergüenza. No por
la forma en que me despidió inmediatamente después de hacerlo, sino por
la forma en que el despido me hizo sentir. Creí que quería que esto fuera
estrictamente sexo entre nosotras, tanto como ella, pero basada en el latir
que mi corazón tomó en los últimos minutos, no estoy tan segura de ser
capaz de algo simple con ella.
Hay una pequeña voz en la parte posterior de mi cabeza que me
advierte que me aleje de esta situación antes de que las cosas se tornen
demasiado complicadas. Desafortunadamente, hay una voz más fuerte
alentándome a sólo ir por ello, diciéndome que merezco un poco de
diversión en mi vida, con todo el trabajo que tengo.
Sólo pensar sobre cuánto disfruté esta noche es suficiente para
hacerme aceptar, e incluso abrazar, su indiferencia posterior. Tal vez con
un poco más de práctica, incluso hasta logre aprender cómo ser
indiferente también.
Camino a la puerta de mi apartamento, pero me detengo cuando
escucho a alguien hablando. Presiono mi oreja en la puerta y escucho.
Jake  está teniendo una conversación unilateral en la sala,
presumiblemente con alguien en el otro extremo de su celular.
No puedo entrar ahora. Él cree que estoy en la cama.
Miro de vuelta hacia la puerta del apartamento de Britt, pero no
pienso tocar. No sólo porque eso sería raro, sino también porque
significaría que ella dormiría menos de lo que ya va a dormir.
Camino al ascensor y decido sentarme por la próxima media hora en
el vestíbulo, esperando que Jake regrese a su habitación pronto.
Es ridículo que incluso sienta que tengo que esconder esto de
Jake, pero la última cosa que quiero es que se moleste con Britt. Y eso
es exactamente lo que pasaría.
Llego al vestíbulo y camino fuera del ascensor, para nada segura de
lo que estoy haciendo. Supongo que podría esperar afuera en mi auto.
—¿Estás perdida?
Echo un vistazo a Sue, que está sentada en su lugar habitual, a
pesar del hecho de que es casi medianoche.
Palmea la silla vacía a su lado. —Toma asiento.
Camino hacia la silla vacía. —No traje nada de comida esta vez —
digo—. Lo siento.
Sacude su cabeza. —No me gustas por tu comida, Santana. No eres tan
buena cocinera.
Río, y se siente tan bien reír. Las cosas simplemente han sido muy
intensas en el último par de días.
—¿Cómo estuvo Acción de Gracias? —pregunta—. ¿Tuvo la chica un
buen momento?
La miro e inclino mi cabeza con confusión. —¿la chica?
Ella asiente. —La señorita Pierce. ¿No pasó las festividades contigo y tu
hermano?
Asiento, entendiendo su pregunta ahora. —Sí —digo. Quiero agregar
que estoy muy segura de que la señorita Pierce acaba de pasar la mejor
Acción de Gracias que haya tenido en seis años, pero no lo hago—. La señorita
Pierce lo paso genial.
—¿Y por qué esa sonrisa?
Inmediatamente, quito la sonrisa que no me había dado cuenta que
estaba plasmada en mi rostro. Arrugo mi nariz. —¿Cuál sonrisa?
Sue ríe. —Oh, demonios —dice—. ¿Tú y la chica? ¿Estás enamorada,
Santana?
Sacudo mi cabeza. —No —digo inmediatamente—. No es así.
—¿Cómo es, entonces?
Aparto la mirada rápidamente, tan pronto como siento el rubor
corriendo hacia mi cuello. Sue ríe cuando ve mis mejillas tornarse rojas
como la silla donde estamos sentadas.
—Puedo ser vieja, pero eso no significa que no pueda leer el lenguaje
corporal —dice—. ¿Esto significa que tú y la chica están… cuál es el
término que se usa ahora? ¿Conectando? ¿Follando?
Me inclino hacia delante y entierro mi cara entre mis manos. No
puedo creer que esté teniendo esta conversación con una mujer de
ochenta años.
Rápidamente, sacudo mi cabeza. —No voy a responder eso.
—Lo veo —dice Sue con un asentimiento. Ambas estamos calladas
por un momento mientras procesamos lo que más o menos le acabo de
decir—. Bueno, bueno —dice ella—. Quizás la chica realmente sonreirá de
ahora en adelante.
Asiento concordando por completo. Definitivamente me gustaría ver
más de su sonrisa. —¿Podemos cambiar de tema ahora?
Sue gira lentamente la cabeza hacia mí y arquea su gruesa ceja gris.
—¿Alguna vez te he contado sobre la vez que encontré un cadáver en el
tercer piso?
Niego con la cabeza, aliviada de que ella cambiara de tema, pero
confundida de que saber sobre un cadáver, de alguna manera, me haya
ayudado a encontrar alivio.
Soy tan morbosa como Sue .
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Dom Mayo 15, 2016 2:23 pm

no se que decir, brittany fue bastante fria e impersonal luego del polvo, habria sido mejor ir a un burdel y acostarse con una prostituta, digo yo, no se!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por 3:) Dom Mayo 15, 2016 3:18 pm

hola mar,..

bueno que mas se puede pedir,.. es un polvo y nada mas,..!!!
a ver que no termine afectando mas de lo que ya esta san,..
si sue se dio cuenta,..

nos vemos!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Mayo 16, 2016 12:07 am

14
BRITTANY


Seis años antes…
—¿Crees que el hecho de que no deberíamos estar haciendo esto es
el por qué nos gusta tanto? —pregunta Marley.
Se está refiriendo a besarme. Nos besamos demasiado.
Cada vez que podemos e incluso en oportunidades que no tenemos.
—¿Cuándo dices no deberíamos, te refieres a que nuestros padres
están juntos?
Dice que sí. Su voz suena sin aliento, porque estoy
besando un camino hacia su cuello.
Me gusta saber que la dejo sin aliento.
—¿Recuerdas la primera vez que te vi, Marley?
Gime un sonido que significa sí.
—¿Y me recuerdas acompañándote a la clase del Sr. Clayton?
Me da otro sí sin palabras.
—Quería besarte ese día. —Trabajo mi camino de vuelta hacia
su boca y la miro a los ojos—. ¿Querías besarme?
Dice que sí, y puedo ver en su mirada que está pensando
nuevamente en ese día.
El día que ella se convirtió en mi todo.
—No sabíamos sobre nuestros padres en ese momento —explico—.
Sin embargo, aún queríamos hacer esto. Así que no, no creo que sea
el motivo por el que nos gusta ahora.
Sonríe.
—¿Ves? —susurro, rozando mis labios suavemente sobre los suyos
para mostrarle cuán bien se siente.
Se inclina para incorporarse, sosteniéndose en un codo.
—¿Qué sucede si sólo nos gusta besarnos? —pregunta—. ¿Y si eso
no tiene que ver conmigo o contigo particularmente?
Siempre hace eso. Le digo que debería ser abogada, porque
le gusta tanto jugar al abogado del diablo. Pero me encanta cuando
lo hace, así que siempre le sigo el juego.
—Buen punto —le digo—. Me gusta besar. No conozco a nadie a
quien no le guste. Pero hay una diferencia entre esto
y simplemente el gusto de besar.
Me mira curiosamente. —¿Cuál es la diferencia?
Bajo mi boca a la suya una vez más. —Tú —susurro—. Me gusta
besarte.
Eso responde a la pregunta, porque se calla y lleva
su boca de regreso a la mía.
Me gusta que Marley cuestione todo.
Eso me hace ver las cosas en una forma diferente.
Siempre he disfrutado de besar a las chicas con las cuales lo hice en el pasado,
pero era sólo porque me sentía atraído por ellas. No tiene, realmente,
nada que ver con ellas en particular.
Cuando besaba a todas las otras chicas, sentía placer. Es por eso
Que las personas disfrutan del acto de besar, porque se siente bien.
Pero cuando te gusta besar a alguien debido a quien es, la
diferencia no se encuentra en el placer.
La diferencia se encuentra en el dolor que sientes cuando no
estás besándola.
No duele cuando no estoy besando alguna de las otras chicas a las
que he besado.
Sólo duele cuando no estoy besando a Marley.
Tal vez esto explica por qué enamorarse es tan malditamente
doloroso.
Me gusta besarte, Marley

15
Santana



Britt: ¿Estas ocupada?
Yo: Siempre ocupada. ¿Qué pasa?
Britt: Necesito tu ayuda. No tomará mucho.
Yo: Estaré allí en cinco.
Debí haberme dado diez minutos en vez de cinco, porque no he
tomado una ducha hoy. Después de un turno de diez horas anoche, estoy
segura que necesito una. Si hubiese sabido que ella estaba en casa, una
ducha hubiera sido mi prioridad número uno, pero pensé que no
regresaba hasta mañana.
Sujeto mi cabello en un moño flojo y me cambio mis pantalones de
piyamas por unos vaqueros. Aún no es mediodía, pero estoy avergonzada
de admitir que todavía me encontraba en la cama.
Ella grita que entre después de que toco a su puerta, así que la abro.
Está de pie sobre una silla, cerca de una de las ventanas de la sala. Baja la
mirada hacia mí, luego asiente en dirección a una silla.
—Agarra esa silla y tráela justo acá —dice, señalando un punto a
unos metros de ella—. Estoy intentando medir estas, pero nunca antes he
comprado cortinas. No sé si se supone que mida desde fuera del marco o
sólo la ventana.
Bueno, que me condenen. Está comprando cortinas.
Empujo la silla al otro lado de la ventana y subo en ella. Me entrega
el final de la cinta métrica y comienza a tirar.
—Todo depende de qué tipo de cortinas quieras, por lo que deberías
tomar medidas para ambas —sugiero.
Está vestida de forma casual otra vez, en un par de vaqueros y una
camisa azul oscuro. De alguna forma, el azul oscuro en su camisa hace
que sus ojos luzcan menos azules. Los hace ver claros. Casi transparentes,
pero sé que eso es imposible. Sus ojos son cualquier cosa menos
transparentes, no con esa pared que mantiene detrás de ellos.
Anota la medida en su teléfono, y luego toma una segunda. Cuando
tiene ambas anotadas en su teléfono, nos bajamos y empujamos las sillas
debajo de la mesa.
—¿Que tal una alfombra? —pregunta, mirando al piso debajo de la
mesa—. ¿Crees que debería conseguir una alfombra?
Me encojo de hombros. —Depende de lo que te guste.
Asiente lentamente, aún mirando al piso desnudo.
—Ya no sé lo que me gusta —dice tranquilamente. Lanza la cinta
métrica al sofá y me mira—. ¿Quieres venir?
Me abstuve de asentir inmediatamente. —¿A dónde?
Quita el cabello de su frente y alcanza su chaqueta tirada sobre el
respaldo del sofá. —A donde sea que las personas compran cortinas.
Debería decir no. Escoger cortinas es algo que las parejas hacen.
Escoger cortinas es algo que los amigos hacen. Escoger cortinas no es algo
que Brittany y Santana  deberían hacer si quieren apegarse a sus reglas, pero
absolutamente, positivamente, más que definitivamente, no quiero hacer
nada más.
Me encojo de hombros para hacer parecer mi respuesta mucho más
casual de lo que es. —Seguro. Déjame cerrar mi puerta.
—¿Cuál es tu color favorito? —le pregunto una vez que estamos en el
ascensor. Estoy intentando enfocarme en la tarea en mano, pero no puedo
negar el deseo de que estire su mano y me toque. Un beso, un abrazo...
cualquier cosa. Sin embargo, estamos de pie en lados opuestos del
ascensor. No nos hemos tocado desde la primera noche que tuvimos sexo.
Ni siquiera hemos hablado o nos hemos escrito mensajes desde eso.
—¿Negro? —dice, insegura de su propia respuesta—. Me gusta el
negro.
Sacudo mi cabeza. —No puedes decorar con cortinas negras.
Necesitas color. Tal vez algo cercano al negro, pero no negro.
—¿Azul marino? —pregunta. Me doy cuenta que sus ojos ya no
están enfocados en los míos. Sus ojos están desplazándose lentamente
desde mi cuello todo el camino abajo hasta mis pies. En cualquier parte
que sus ojos se enfocan, la puedo sentir.
—Azul marino podría funcionar —digo tranquilamente. Estoy
bastante segura de que sólo estamos conversando por conversar. Puedo
decir, por la forma en que está mirándome, que ninguno de las dos está
pensando en colores, o cortinas, o alfombras.
—¿Tienes que trabajar hoy, San?
Asiento. Me gusta que esté pensando en esta noche, y me encanta
cómo la mayoría de sus preguntas terminan con mi nombre. Me encanta
como dice mi nombre. Debería pedirle que diga mi nombre cada vez que
me habla. —No debo estar hasta las diez.
El ascensor llega a la planta baja, y ambas nos movemos hacia la
puerta al mismo tiempo. Su mano se conecta con mi espalda, y la corriente
que se mueve a través de mi es innegable. Me han gustado chicos antes,
diablos, he estado enamorada de chicos antes, pero ninguno de sus
toques, alguna vez, me ha hecho responder de la forma en que el de Brittany  lo
hace.
Tan pronto como salgo del ascensor, su mano deja mi espalda. Soy
más consciente de la ausencia de su toque ahora, que antes de que
incluso me tocara. Cada pedacito que obtengo, lo ansío mucho más.
Sue no está en su sitio habitual. Sin embargo, eso no es una
sorpresa, considerando que es sólo mediodía. Ella no es una persona
matutina. Tal vez es por eso nos llevamos tan bien.
—¿Te sientes con ganas de caminar? —pregunta Brit.
Le digo que sí, a pesar del hecho de que hace frío afuera. Prefiero
caminar, y estamos cerca de varias tiendas que deberían funcionar para lo
que está buscando. Sugiero una tienda por la que pasé hace un par de
semanas, y que está a solo dos cuadras de donde estamos.
—Después de ti —dice, sosteniendo la puerta abierta para mí. Salgo
y cierro mi abrigo un poco más fuerte. De verdad dudo que Britt sea la
tipa de chica que sostiene manos en público, así que ni siquiera me
preocupo de tener mis manos accesibles para ella. Me abrazo a mí misma
para mantenerme cálida, y comenzamos a caminar lado a lado.
Permanecemos calladas la mayor parte del camino, pero estoy bien
con eso. No soy alguien que siente la necesidad de una conversación
constante, y estoy aprendiendo que ella podría ser igual.
—Está justo aquí —digo, señalando a la derecha cuando llegamos a
un paso peatonal. Bajo la mirada hacia un anciano sentado en la acera,
envuelto en un fino y harapiento abrigo. Sus ojos están cerrados, y los
guantes en sus manos temblorosas están llenos de hoyos.
Siempre he sido compasiva con las personas que no tienen nada, y
tampoco a dónde ir. Jake odia que nunca pueda pasar cerca de personas
sin hogar sin darles dinero o comida. Dice que la mayoría de ellos están
sin hogar porque tienen adicciones y que cuando les doy dinero, eso sólo
las alimenta.
Honestamente, no me importa si es el caso. Si alguien está sin hogar
porque tiene una necesidad, por algo que es más fuerte que su necesidad
por un hogar, no me desalienta en lo más minino. Tal vez porque soy una
enfermera, pero no creo que la adicción sea una decisión. La adicción es
una enfermedad, y me duele ver a las personas forzadas a vivir de esta
forma porque son incapaces de ayudarse a sí mismos.
Le hubiese dado dinero si hubiera traído mi bolso.
Me doy cuenta de que ya no estoy caminando cuando siento a Britt
mirar hacia atrás, en mi dirección. Está viéndome observar al anciano, así
que recupero el ritmo y la alcanzo. No digo nada para defender la
expresión de preocupación en mi rostro. No tiene sentido. He pasado por
esto con Jake y sé que no deseo intentar cambiar todas las opiniones
con las que no estoy de acuerdo.
—Esta es —digo, deteniéndome frente a la tienda.
Britt deja de caminar e inspecciona el escaparate dentro de la
ventana de la tienda. —¿Te gusta eso? —pregunta, señalando a la ventana.
Me acerco un paso y lo observo con ella. Es el escaparate de un dormitorio,
pero tiene los elementos que está buscando. La alfombra en el piso es gris
con algunas figuras geométricas en varios tonos de azul y negro. De hecho
luce como algo que encajaría en su gusto.
Sin embargo, las cortinas no son azul marino. Son de un gris
pizarra, con una sólida línea blanca atravesando verticalmente el lado
izquierdo del panel.
—Si me gusta —respondo.
Se pone en frente de mí y abre la puerta para dejarme entrar
primero. Una vendedora está caminando hacia el frente aún antes de que
la puerta se cierre detrás de nosotras. Pregunta si puede ayudarnos a
encontrar algo. Britt señala la ventana. —Quiero esas cortinas. Cuatro de
ellas. Y la alfombra.
La vendedora sonríe y hace señas para que la sigamos. —¿Que
anchura y altura necesita?
Britt  saca su teléfono y le lee las medidas. Ella lo ayuda a escoger
las barras de las cortinas y nos dice que regresara en pocos minutos. Se
dirige a la parte de atrás y nos deja solas en la caja registradora. Miro
alrededor, de repente desarrollando el deseo de escoger decoraciones para
mi propio lugar. Planeo quedarme con Jake por un par de meses más,
pero no dolería tener una idea de lo que querría para mi propio lugar
cuando finalmente me mude. Estoy deseando que sea tan fácil de comprar
cuando llegue ese momento como lo fue hoy para Britt.
—Nunca he visto a alguien comprar así de rápido —le digo.
—¿Decepcionada?
Rápidamente sacudo mi cabeza, si hay una cosa que no hago bien
como toda chica, es comprar. De hecho, estoy aliviada de que sólo tomara
un minuto.
—¿Crees que debería ver por más tiempo? —pregunta. Se está
apoyando contra el mostrador ahora, observándome. Me gusta la forma en
que me mira… como si yo fuera la cosa más interesante en la tienda.
—Si te gusta lo que ya escogiste, no sigas viendo. Cuando lo sabes,
lo sabes.
Encuentro su mirada, y en el segundo en que lo hago, mi boca se
seca. Se está concentrando en mí, y la expresión seria de su rostro me
hace sentir incomoda, nerviosa e interesante, todo al mismo tiempo. Se
aleja del mostrador y da un paso hacia mí.
—Ven aquí. —Sus dedos bajan y se envuelven alrededor de los míos,
y comienza a arrastrarme detrás de ella.
Mi pulso está siendo ridículo. Es triste, en realidad.
Sólo son dedos, Santana. No los dejes afectarte así.
Continúa caminando hasta que llega a un biombo de madera,
decorado por afuera con escritura Asiática. Es el tipo de biombo que las
personas colocan en las esquinas de los dormitorios. Nunca los entendí. Mi
madre tiene uno, pero dudo que alguna vez se haya colocado detrás de él
para cambiarse de ropa.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunto.
Da la vuelta y me mira, aún sosteniendo mi mano. Sonríe y camina
detrás del biombo, llevándome con ella, así estamos las dos protegidas del
resto de la tienda. No puedo evitar reír, porque se siente como si
estuviéramos en la secundaria, escondiéndonos del profesor.
Su dedo encuentra mi labio. —Shh —susurra, sonriéndome
mientras observa mi boca.
Inmediatamente dejo de reír, pero no porque ya no encuentro esto
divertido. Dejo de reír porque tan pronto como su dedo está presionado
contra mis labios, olvido cómo reír.
Olvido todo.
Ahora mismo, la única cosa en la que puedo enfocarme es en su
dedo mientras se desliza suavemente de mi boca hasta mi barbilla. Sus
ojos siguen la punta de su dedo mientras continua moviéndose, siguiendo
por mi garganta, todo el camino hasta mi pecho, abajo, abajo, abajo hasta
mi estómago.
Ese único dedo se siente como si estuviera tocándome con la
sensación de mil manos. Mis pulmones y su incapacidad de seguir el ritmo
son signos de eso.
Sus ojos aún están enfocados en el dedo mientras se detiene por
encima de mis vaqueros, justo sobre el botón. No está haciendo contacto
con mi piel, pero no sabrías eso basado en la rápida respuesta de mi
pulso. Toda su mano comienza a tocarme ahora mientras ligeramente
traza mi estómago por encima de mi camisa hasta que su mano se
encuentra con mi cintura. Ambas manos agarran mis caderas y me
empujan hacia delante, asegurándome contra ella.
Sus ojos se cierran brevemente, y cuando los abre de nuevo, ya no
está mirando abajo. Está mirándome directamente.
—He estado esperando para besarte desde que entraste por mi
puerta hoy —dice. Su confesión me hace sonreír. —Tienes una paciencia increíble. Su mano derecha deja mi cadera, y la sube a un lado de mi cabeza,
tocando mi cabello tan suavemente cómo es posible. Comienza a negar con
su cabeza en un lento desacuerdo. —Si tuviera una paciencia increíble, no
estarías conmigo ahora mismo.
Me aferro a esa oración e inmediatamente intento descifrar el
significado detrás de ella, pero en el segundo en que sus labios tocan los
míos, ya no estoy interesada en las palabras que dejan su boca. Sólo estoy
interesada en su boca y cómo se siente cuando invade la mía.
Su beso es suave y calmado, completamente opuesto a mi pulso. Su
mano derecha se mueve hacia mi nuca, y su mano izquierda se desliza a la
parte baja de mi espalda. Explora mi boca pacientemente, como si
planeara mantenerme detrás de esta división por el resto del día.
Estoy convocando a cada parte de mi fuerza de voluntad que puedo
hallar a fin de contenerme de envolver mis brazos y piernas alrededor de
ella. Estoy intentando buscar la paciencia que de alguna forma él muestra,
pero es difícil cuando sus dedos, manos y labios pueden obtener este tipo
de reacciones físicas de mí.
La puerta del cuarto de atrás de abre, y el sonido de los tacones de
la vendedora se oyen contra el piso. Deja de besarme, y mi corazón llora.
Por suerte, el llanto sólo puede sentirse, no escucharse.
En vez de alejarse y caminar de regreso al mostrador, lleva ambas
manos a mi rostro y me sostiene mientras me mira en silencio por varios
segundos. Su pulgar roza suavemente contra mi mandíbula, y suelta una
respiración suave. Su ceño está fruncido, y sus ojos cerrados. Presiona su
frente contra la mía, aún sosteniendo mi rostro, y puedo sentir su lucha
interna.
—Santana.
Dice mi nombre tan suavemente que puedo sentir su lamento en las
palabras que todavía no ha dicho. —Me gusta... —Abre sus ojos y me
observa—. Me gusta besarte, San.
No sé por qué esa oración le pareció difícil de decir, pero su voz se
apagó hacia el final, como si estuviera intentando detenerse de terminar
sus palabras.
Tan pronto como la oración deja su boca, me suelta y rápidamente
camina fuera de la división como si estuviera intentando escapar de su
propia confesión.
Me gusta besarte, San.
A pesar del lamento que creo que siente por decirlo, estoy bastante
segura que estaré repitiendo silenciosamente esas palabras por el resto del
día.
Paso unos buenos diez minutos curioseando sin pensar, repitiendo
su cumplido en mi cabeza una y otra vez mientras espero que termine su
transacción. Está entregando su tarjeta de crédito cuando llego al
mostrador.
—Le llevaremos esto en una hora —dice la vendedora. Devuelve la
tarjeta de crédito y comienza a tomar las bolsas del mostrador para
colocarlas detrás de ella.
Ella toma una de las bolsas cuando la vendedora comienza a
levantarla—. Tomaré esta —dice. Luego, se da la vuelta y me mira. —
¿Lista?
Salimos, y de alguna forma se siente como si la temperatura hubiese
descendido veinte grados desde que estuvimos afuera la última vez. Eso
puede ser porque Britt hizo que las cosas parecieran mucho más
cálidas adentro.
Llegamos a la esquina, y comienzo a dirigirme hacia el complejo de
apartamentos, pero noto que ella ha dejado de caminar. Me doy la vuelta, y
está sacando algo de la bolsa que está sosteniendo. Arranca una etiqueta,
y una manta se desdobla.
No, no lo hizo.
Sostiene la manta para el anciano que todavía se encuentra en la
acera. El hombre sube la mirada y toma la manta. Ninguno de ellos dice
una palabra.
Britt camina hasta un bote de basura cercano y lanza la bolsa
vacía, luego regresa a mí mientras estoy mirando al suelo. Ni siquiera hace
contacto visual conmigo cuando ambas comenzamos a caminar en
dirección al complejo de apartamentos.
Quiero decirle gracias, pero no lo hago. Si le digo gracias, parecería
que asumo que lo hizo por mí.
Sé que no lo hizo por mí.
Lo hizo por el hombre que tenía frío.
Britt me pidió que fuera a casa tan pronto como regresamos. Dijo
que no quería que viera su apartamento hasta que tuviera todo decorado,
lo cual era bueno, porque de todas formas, tenía mucha tarea con la cual
ponerme al corriente. Realmente no tenía tiempo fuera de mi horario para
colgar cortinas, así que aprecié que no esperara mi ayuda.
Parecía un poco entusiasmada acerca de colgar cortinas nuevas. Tan
emocionada como Britt podía parecer, de todas formas.
Han pasado varias horas desde que llegamos. Debo estar en el
trabajo en menos de tres horas, y tan pronto cuando comienzo a
preguntarme si va a pedirme que regrese, recibo un mensaje suyo.
Britt: ¿Ya has comido?
Yo: Sí.
Estoy repentinamente decepcionada de haber cenado. Pero me cansé
de esperarla, y nunca dijo algo acerca de tener planes para la cena.
Yo:  Jake hizo pastel de carne anoche, antes de irse. ¿Quieres que te
lleve un plato?
Britt: Me encantaría eso. Estoy hambrienta. Ven a ver ahora.
Sirvo un plato y lo envuelvo en papel de aluminio antes de dirigirme
por el pasillo. Está abriendo la puerta antes de que pueda tocar. Toma el
plato de mis manos. —Espera aquí —dice. Entra a su apartamento y
regresa un segundo más tarde sin el plato—. ¿Lista?
No tengo idea de cómo sé que está entusiasmada, porque no está
sonriendo. Sin embargo, puedo escucharla en su voz. Hay un cambio sutil,
y me hace sonreír, sabiendo que algo tan simple como colgar algunas
cortinas la hace sentir bien. No sé por qué, pero parece que no hay
muchas cosas en su vida que la hagan sentir de esa forma, así que me
gusta que esto lo haga.
Abre completamente la puerta, y doy unos pasos dentro del
apartamento. Las cortinas están puestas, y aunque es un cambio pequeño,
se siente gigante. Saber que ha vivido aquí por cuatro años y apenas ahora
está colocando cortinas le da a todo el apartamento una sensación
diferente.
—Tomaste una buena decisión —le digo, admirando cuán bien
combinan las cortinas con lo poco que sé de su personalidad.
Bajo la mirada a la alfombra, y puede ver la confusión mientras pasa
por mi rostro.
—Sé que se supone que va debajo de la mesa —dice, mirándola
también—. Lo hará. Eventualmente.
Está posicionada en un lugar extraño. No está en el centro del
cuarto o siquiera en frente del sofá. Estoy confundida de por qué la colocó
donde lo hizo, como si supiera donde luciría mejor.
—La dejé aquí porque estaba esperando que pudiéramos bautizarla
primero.
Levanto la mirada y veo la adorable expresión esperanzada en su
rostro. Me hace sonreír. —Me gusta esa idea —digo, volviendo a mirar la
alfombra.
Un largo silencio pasa entre nosotras. No estoy segura si quiere
bautizar la alfombra justo en este momento, o si quiere comer primero.
Estoy bien con cualquiera de las dos opciones. Mientras su plan encaje en
mi marco de tiempo de tres horas.
Ambas estamos aún mirando la alfombra cuando habla de nuevo. —
Comeré más tarde —dice, respondiendo la pregunta que estaba
silenciosamente pasando a través de mi cabeza.
Saca su camisa, patea sus zapatos, y el resto de nuestras ropas
eventualmente terminan juntas, al lado de la alfombra.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Lun Mayo 16, 2016 7:48 am

Brittany no va a aceptarlo tan facilmente pero ya esta empezando a sentir algo por santana, que manera de decorar, dandole uso a la alfombra!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Mayo 17, 2016 8:21 pm

MICKY Y DESPUES DE USAR LA ALFOMBRA PASA LO SIGUIENTE, BAUTIZAN OTROS SITIOS AQUI OTROS CAP.
GRACIAS POR LEER
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Mayo 17, 2016 8:22 pm

16
BRITTANY


Seis años antes…

Todo es mejor ahora que tengo a Marley.
Quedarme dormida es mejor sabiendo que Marley duerme justo al
otro lado del pasillo.
Despertarse es mucho mejor sabiendo que Marley
se está despertando al otro lado del pasillo.
Ir a la escuela es mejor, ahora que vamos juntas.
—Hay que faltar hoy —Le digo a Marley cuando aparcamos en el
estacionamiento de la escuela.
Estoy segura de que saltarse clases es incluso mejor con Marleyl.
—¿Qué pasa si nos atrapan?
No suena como si realmente le preocupara que nos atraparan.
—Espero que nos atrapen —digo—. Eso significaría que estaremos
castigadas. Juntas. En la misma casa.
Mis palabras hacen a Marley sonreír. Se estira en el asiento y
desliza su mano en mi cuello. Amo cuando hace eso.
—Estar castigada contigo suena muy divertido. Hay que hacerlo —Se
endereza y me da un simple y rápido toque en los labios.
Los besos simples son mejores cuando vienen de Marley.
—Haces que todo sea mejor —digo—. Mi vida. Es mejor
contigo en ella. Mis palabras hacen sonreír a Marley otra vez. Marley no lo sabe,
pero cada palabra que hablo es dicha por esa sola razón. Para
hacerla sonreír. Salgo del estacionamiento y le digo a Marley que vamos a la
playa. Dice que quiere su traje de baño, así que vamos a
casa primero, por nuestros trajes de baño. También empacamos el
almuerzo y una toalla. Vamos a la playa.
Marley quiere broncearse mientras lee.
Yo quiero ver a Marley broncearse mientras lee.
Está recostada en su estómago, apoyada en sus codos. Descanso la
cabeza en mis brazos y la miro.
Mis ojos siguen las curvas de sus hombros… la oscilación de su espalda… la manera en que sus rodillas están dobladas y sus piernas están levantadas en el aire con los pies cruzados en los tobillos.
Marley está feliz.
Hago a Marley feliz.
Hago la vida de Marley mejor.
Su vida es mejor conmigo en ella.
—Marley —susurro.
Pone su marca páginas dentro del libro y lo cierra, pero
no me mira.
—Quiero que sepas algo.
Asiente, pero cierra sus ojos como si quisiera enfocarse
en mi voz y en nada más.
—Cuando mi mamá murió, dejé de creer en Dios.
Descansa la cabeza en sus brazos y mantiene los ojos cerrados.
—No creía que Dios hiciera que alguien tuviera que atravesar ese
dolor físico. No creía que Dios fuera capaz de hacer a alguien pasar
por algo tan feo.
Lágrimas caen de los ojos cerrados de Marley.
—Pero cuando te conocí, y cada día desde entonces, me he
preguntado cómo puede siquiera haber alguien tan hermoso si no
existiera un Dios.
Me he preguntado cómo alguien puede hacerme tan increíblemente
feliz si Dios no existiera. Y he comprendido… justo
ahora…. que Dios nos da lo feo para que no tomemos
las cosas hermosas de la vida a la ligera.
Mis palabras no hicieron a Marley sonreír.
Mis palabras hicieron que Marley frunciera el ceño.
Mis palabras hicieron a Marley llorar.
—Britt —susurra.
Dice mi nombre tan calladamente, como si no quisiera que
la oyera. Me mira, y puedo ver que este momento no es uno de los más
hermosos para ella. No como lo es para mí.
—Britt… tengo un retraso.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Mayo 17, 2016 8:24 pm

aqui un cap. largo....... pero super Hot


17
Santana



Jake: ¿Quieres ir a cenar? ¿A qué hora sales del trabajo?
Yo: En diez minutos. ¿Dónde nos encontramos?
Jake: Estamos cerca. Tendremos que encontramos en frente.
¿Estamos?
No puedo pasar por alto la emoción que me inunda con ese mensaje.
Sin duda, el estamos significa él y Britt. No puedo pensar en nadie más
que vendría con Jake, y sé que Britt llegó a casa anoche.
Termino el último de mis papeles de trabajo, y luego hago una
parada en el baño para comprobar mi cabello (odio que me importe), antes
de salir a su encuentro.
Los tres están de pie cerca de la entrada cuando salgo. Quinn, y Britt
están con Jake. Quinn sonríe cuando me ve, ya que ella es la única de frente
a mí. Jake se da vuelta cuando los alcanzo.
—¿Lista? Vamos a Jack’s.
Son absolutamente un grupo. Todos guapos a su manera, pero más
aún cuando están luciendo sus chaquetas de piloto y caminando en grupo
de esa forma. No puedo negar que me siento un poco mal vestida,
caminando al lado de ellos en mi uniforme. —Vamos —le digo—. Estoy
hambrienta.
Echo un vistazo a Britt, y ella me da el más mínimo asentimiento,
pero ni una sonrisa. Sus manos están firmemente plantadas en los
bolsillos de su chaqueta, y mira hacia otro lado, mientras todos comienzan
a caminar. Se queda un paso por delante de mí todo el tiempo, así que
camino junto a Jake.
—¿Cuál es el motivo? —pregunto a medida que nos dirigimos hacia
el restaurante—. ¿Estamos celebrando el hecho de que los tres no trabajan
la misma noche?
Una conversación silenciosa pasa a mí alrededor. Quinn mira a Britt.
Jake mira a Quinn. Britt no mira a nadie. Ella mantiene sus ojos fijos hacia
adelante, centrándose en la acera.
—¿Recuerdas cuando éramos niños y mamá y papá nos llevaban a
La Caprese? —pregunta Jake.
Recuerdo esa noche. Nunca he visto a mis padres más felices. No
podría haber tenido más de cinco o seis años, pero es uno de los pocos
recuerdos que tengo de esa temprana edad. Fue el día en que mi padre se
convirtió en Capitán de su compañía aérea.
Me detengo en seco y miro inmediatamente a Jake. —¿Te has
vuelto Capitán? No puedes ser Capitán. Eres demasiado joven. —De hecho
sé cuán difícil es volverse Capitán y cuántas horas de vuelo el piloto debe
tener para ser considerado. La mayoría de los pilotos en sus veinte años
son copilotos.
Jake niega con la cabeza. —No me volví Capitán. He cambiado
demasiado de aerolíneas. —Coloca su mirada en Britt—. Pero la señorita
Regístrame En Más Horas aquí tuvo una linda promoción hoy. Rompió el
récord de la compañía. Miro a Britt, y ella está moviendo la cabeza hacia Jake. Puedo decir que está avergonzada de que él simplemente lo dijera, pero su modestia es sólo una cosa más que encuentro atractiva. Tengo la sensación de que si a su amigo Noah lo hubieran convertido en Capitán, estaría subido a
cualquier barra, anunciándolo al mundo entero con un megáfono.
—No es la gran cosa —dice Britt—. Es una aerolínea regional. No
hay mucha gente para ascender.
Quinn niega con la cabeza. —No me han ascendido. A Jake no lo han
ascendido. A Noah no lo han ascendido. Has estado en esto un año menos
que cualquiera de nosotros, por no mencionar el hecho de que sólo tienes
veinticuatro. — Ella se da vuelta y camina hacia atrás, frente a nosotros—.
Abandona la modestia por una vez, mujer. Frótalo en nuestras caras un
poco. Lo haríamos si los papeles estuvieran invertidos.
No sé cuánto tiempo han sido amigas, pero me gusta Quinn. Puedo
decir que ella y Britt son cercanas, porque Quinn está realmente orgullosa de
Ella, y no del todo celosa. Me gusta que estas sean las amigas de Jake. Me
hace feliz que tenga este apoyo. Siempre lo he imaginado viviendo aquí,
trabajando demasiado, pasando todo su tiempo solo y lejos de casa. Sin
embargo, no sé por qué. Nuestro padre era piloto, y estaba en casa una
justa cantidad de tiempo, así que no debería tener ideas erróneas cuando
se trata de la vida de Jake como piloto.
Supongo que él no es el único que se preocupa innecesariamente por
su hermana.
Llegamos al restaurante, y Jake mantiene la puerta abierta para
nosotros. Quinn camina primero, y Britt da un paso atrás, permitiéndome
pasar delante de ella.
—Voy al baño —dice Quinn—. Los encontraré chicos.
Jake camina hacia el puesto de la anfitriona, y Britt y yo nos
quedamos detrás. Robo un vistazo en dirección a Britt. —Felicitaciones,
Capitana.
Lo digo en voz baja, pero no sé por qué. No es como si Jake tendría
sospechas si me escuchara felicitando a Brittany. Supongo que si lo digo en
un tono que sólo Britt pueda escuchar, hay más significado detrás de ello.
Britt encuentra mi mirada y sonríe, luego mira a Jake. Cuando ve
que él sigue de espaldas a nosotras, se inclina y planta un beso rápido a
un lado de mi cabeza.
Debería estar avergonzada de mi debilidad. Una mujer no debería
ser capaz de hacerme sentir como ese beso robado me hizo sentir. Es como
si de repente estoy flotando o nadando o volando. Cualquier cosa que no
requiera el apoyo de las piernas, ya que se han vuelto en inútiles para mí.
—Gracias —susurra, aún luciendo esa hermosa, pero de alguna
manera modesta, sonrisa. Le da un codazo a mi hombro con el suyo y baja
la mirada a sus pies—. Te ves bonita, San.
Quiero enmarcar esas cuatro palabras en una valla publicitaria y
exigirme pasarla en mi camino al trabajo todos los días. Nunca faltaría al
trabajo de nuevo.
Por mucho que quiero creer que está siendo sincera con su
cumplido, frunzo el ceño y bajo la mirada hacia el uniforme que he usado
durante doce horas seguidas. —Estoy usando un uniforme de Minnie
Mouse.
Se inclina hacia mí otra vez, hasta que nuestros hombros se tocan.
—Siempre he tenido algo por Minnie Mouse —dice en voz baja.
Jake se da la vuelta, así que quito inmediatamente la sonrisa de
mi rostro. —¿Barra o mesa?
Britt y yo nos encogemos de hombros. —Cualquiera —dice ella. Quinn regresa del baño al mismo tiempo que la anfitriona nos conduce
a nuestros asientos. Jake y Quinn lideran el camino, y Britt me sigue de
cerca. Muy cerca. Su mano se apodera de mi cintura mientras se inclina
hacia delante, hacia mi oreja. —Como que también tengo algo por las
enfermeras —susurra.
Levanto mi hombro para frotar la oreja en la que acaba de susurrar
su admisión, porque ahora todo mi cuello está cubierto de escalofríos. Ella
libera mi cintura y pone distancia entre nosotras cuando llegamos a la
cabina. Jake y Quinn se sientan uno en cada lado. Britt se sienta junto a
Quinn, así que yo me siento junto a Jake, justo enfrente de Britt.
Britt y yo pedimos refrescos, en comparación con las cervezas de
Quinn y Jake. Su elección de bebidas es sólo una cosa más para
reflexionar. Hace varias semanas, admitió que no suele beber, pero
teniendo en cuenta que se hallaba más que demacrada la primera noche
que la conocí, imaginé que tendría al menos un trago esta noche. Sin duda
tenía una razón para celebrar. Cuando las bebidas son traídas a la mesa,
Quinn levanta su vaso. —Por enseñarnos —dice ella.
—Una vez más —añade Jake.
—Por trabajar el doble de horas que cualquiera de los dos —dice
Britt, fingiendo estar a la defensiva.
—Jake y yo en verdad tenemos vidas sexuales que interfieren con
el trabajo de horas extras —replica Quinn.
Jake niega con la cabeza. —No hables de mi vida sexual delante de
mi hermana.
—¿Por qué no? —Empiezo a hablar—. No es como si no notara todas
las noches que pasas fuera del apartamento cuando no estás trabajando.
Jake gime. —Lo digo en serio. Cambia de tema.
Le concedo su petición con mucho gusto. —¿Hace cuánto tiempo se
conocen ustedes tres? —Hago la pregunta a nadie en particular, excepto
que sólo me preocupo por escuchar las respuestas que involucran a Britt.
—Britt y yo conocemos a tu hermano desde la escuela de vuelo,
hace unos años. He conocido a Britt desde que tenía nueve o diez —dice
Quinn.
—Las dos teníamos once —lo corrige Britt—. Nos conocimos en el
quinto grado. No tengo ni idea de si esta conversación está rompiendo la regla de
no preguntar sobre el pasado, pero Britt no parece incómoda hablando de
ello.
La camarera nos trae una cesta de pan, pero ninguno de nosotros
siquiera ha abierto un menú, por lo que nos dice que volverá a tomar
nuestra orden.
—Todavía no puedo creer que eres gay —le dice Jake a Britt,
cambiando completamente el tema de nuevo, mientras abre su menú.
Britt se asoma por encima de su menú. —Pensé que no hablaríamos
de la vida sexual.
—No —dice Jake—. Dije que no hablaríamos de mi vida sexual.
Además, no tienes ni siquiera una que discutir. —Jake puso su menú
sobre la mesa, mirando directamente a Britt—. Sin embargo, en serio,
¿Por qué nunca sales?
Britt se encoge de hombros, más interesada en la bebida entre sus
manos que en tener que mirar a mi hermano. —El resultado final de las
relaciones no vale la pena para mí.
Algo en mi corazón se rompe, y empiezo a preocuparme de que uno
de los chicos en realidad pueda oírla fragmentarse en silencio. Jake se
inclina hacia atrás en el asiento.
—Maldita sea. Ella debió ser una perra importante.
Mis ojos de repente están pegados a Brittany, a la espera de su
respuesta ante una posible revelación de su pasado. Ella da una ligera
sacudida de cabeza, desestimando en silencio la suposición de Jake. Quinn
se aclara suavemente la garganta, y su expresión cambia mientras pierde
la sonrisa que normalmente ocupa su rostro. Es obvio, por la reacción de
Quinn, que sin duda conoce cualquier asunto del pasado de Britt.
Quinn se sienta con la espalda recta y levanta su vaso, forzando una
sonrisa en sus labios. —Britt no tiene tiempo para chicas. Está demasiada
ocupada rompiendo records en la compañía al convertirse en la Capitana
más joven que nuestra aerolínea haya visto jamás.
Tomamos la interrupción de Quinn como lo que es, y levantamos
nuestros vasos. Los chocamos juntos, y cada uno toma del suyo.
La mirada apreciativa que Britt le dispara a Quinn no me pasa
desapercibida, aunque Jake parece estar despistado. Ahora estoy aún
más curiosa por Britt. E igualmente preocupada por estar perdiendo mi
cabeza, ya que cuanto más tiempo paso con ella, más quiero saber todo lo
que le concierne.
—Tenemos que celebrar —dice Jake.
Britt mueve su menú desplegable. —Pensé que eso era lo que
hacíamos.
—Quiero decir después de esto. Vamos a salir esta noche. Tenemos
que encontrar una chica para poner fin a tu sequía —dice Jake.
Casi escupo mi bebida, pero por suerte, soy capaz de contener mi
risa. Brittany se da cuenta de mi reacción y me golpea el tobillo debajo de la
mesa con el pie. Luego lo deja justo al lado del mío.
—Estaré bien —dice Britt—. Además, la Capitana necesita descansar.
Todas las letras en el menú comienzan a desdibujarse cuando mi
mente las reemplaza con palabras como fin, periodo de sequía y descansar.
Quinn mira a Jake y asiente. —Yo iré. Deja que la Capitana vuelva a
su apartamento y duerma por los efectos de su cola.
Britt me mira fijamente y se ajusta ligeramente en su asiento de
modo que nuestras rodillas se tocan. Envuelve el pie en la parte trasera de
mi tobillo. —Dormir en realidad suena muy bien —dice. Cambia su mirada
de mí hacia el menú en frente de ella—. Dense prisa y ordenen, así puedo
volver a mi apartamento y dormir. Se siente como que no he dormido en
más de nueve días, y es en todo lo que he sido capaz de pensar.
Mis mejillas arden, junto con algunas otras áreas de mi cuerpo.
—De hecho, como que tengo la necesidad de conciliar el sueño en
este momento —dice Britt. Levanta los ojos para encontrarse con los
míos—. Aquí mismo en la mesa.
Ahora la temperatura en el resto de mi cuerpo coincide con el calor
en mis mejillas.
—Dios, eres defectuosa —dice Jake, riendo—. Debimos traer a
Noah en tu lugar.
—No, no debimos traerlo —dice Quinn inmediatamente rodando
exageradamente sus ojos.
—¿Cuál es el trato con Noah? —pregunto—. ¿Por qué lo odian
tanto?
Jake se encoge de hombros. —No es que lo odiemos. Simplemente
no podemos soportarlo, y ninguno de nosotros se dio cuenta de ello hasta
después de que ya lo habíamos invitado a nuestras noches de juego. Es un
idiota. —Jake me lanza esa mirada demasiado familiar—. Y no te quiero
nunca a solas con él. Estar casado no le impide ser un imbécil.
Y allí está el posesivo, el amor fraternal que me he perdido todos
estos años.
—¿Es peligroso?
—No —dice Jake—. Sólo sé cómo trata su matrimonio, y no quiero
que te involucres con eso. Pero ya he dejado en claro que tú estás fuera de
los límites.
Me río de sus absurdas palabras. —Tengo veintitrés años, Jake.
Puedes dejar de actuar como papá ahora.
Su rostro se contrae, y por un segundo, hasta comienza a parecerse
a nuestro padre. —Por supuesto que no lo haré. —Jake gruñe—. Eres mi
hermana pequeña. Tengo estándares para ti, y Noah ni de cerca cumple
uno solo de ellos.
Él no ha cambiado nada. Tan molesto como fue en la escuela
secundaria, y todavía es el mismo tipo, amo que él quiera lo mejor para mí.
Aunque tengo miedo de que su versión de lo que es mejor para mí no
exista.
—Jake, ningún hombre jamás se acercará a las normas que has
establecido para mí.
Él asiente, poniéndose todo honrado. —Claro que sí.
Si él le advirtió a Noah que se mantenga alejado de mí, me pregunto
si le advirtió a Britt también. Por otra parte, él pensó que Britt
no era gay, así que probablemente no vio una posibilidad allí.
Me pregunto si Britt cumpliría con los estándares de Jake.
Mis ojos quieren mirar tanto a Britt en este momento, pero me temo
que sería demasiado obvio. En su lugar, fuerzo una sonrisa y niego con la
cabeza. —¿Por qué no pude nacer primero?
—No habría hecho una diferencia —responde Jake.
Quinn le sonríe a la camarera y le pide la cuenta. —Va por mí esta
noche. —Pone el dinero suficiente para cubrir la factura y la propina, y
todos nos levantamos y estiramos.
—Entonces, ¿quién va a dónde? —pregunta Britt.
—Bar —responde Jake inmediatamente, impulsivamente como si
eso llamara a las chicas.
—Acabo de terminar un turno de doce horas —le digo—. Estoy
abatida.
—¿Te importa si te llevo? —pregunta Britt cuando todos salimos—.
No me siento con ganas de salir esta noche. Sólo quiero dormir.
Me gusta la forma en que no disfraza el énfasis en frente de Jake
cuando dice dormir. Es como si quisiera asegurarse de que soy consciente
sobre sus pocas intenciones de realmente dormir.
—Sí, mi coche está en el hospital —digo, apuntando a esa dirección.
—Muy bien, entonces —dice Jake, juntando las manos—. Ustedes
culos flojos vayan a dormir. Quinn y yo saldremos. —mi hermano gira, y
ambos no pierden el tiempo yéndose en la otra dirección. Jake se da
vuelta, caminando hacia atrás al ritmo de Quinn—. ¡Tomaremos un trago en
su honor, Capitana!
Britt y yo permanecemos inmóviles, encerradas en un círculo de luz
bajo una farola mientras los vemos irse. Bajo la mirada hacia la acera y
deslizo uno de mis zapatos hasta el borde del círculo de luz, viéndolo
desaparecer en la oscuridad. Levanto la vista hacia la farola,
preguntándome por qué está brillando sobre nosotras con esa intensidad.
—Se siente como si estuviéramos en un escenario —le digo, sin dejar
de mirar hacia la luz.
Inclina la cabeza hacia atrás y se une a mi inspección del
alumbrado. —El Paciente Inglés —dice. La miro inquisitivamente. Hace un
gesto hacia la farola por encima de nuestras cabezas—. Si estuviéramos en
un escenario, probablemente sería una producción de El Paciente Inglés. —
Ella mueve su mano hacia atrás y adelante entre nosotras—. Ya estamos
vestidas para la pieza. Una enfermera y una piloto.
Reflexiono sobre lo que dice, probablemente un poco demasiado. Sé
que dice que es ella piloto, pero si esto realmente fuera una producción
teatral de El Paciente Inglés, creo que sería la soldado más que la piloto. El
soldado es el personaje que está involucrado sexualmente con la
enfermera. No el piloto. Sin embargo, el piloto es el que tiene el pasado secreto...
—Esa película es la razón por la que me convertí en enfermera —
digo, mirándola con una cara seria.
Regresa las manos a sus bolsillos, cambiando su mirada de la luz en
lo alto hacia mí. —¿En serio?
Mi risa se escapa. —No.
Britt sonríe.
Eso rima.
Ambas giramos al mismo tiempo para volver hacia el hospital. Me
encuentro con la pausa en la conversación para construir un muy mal
poema en mi cabeza.
Britt sonríe
Para nadie más
Britt sólo sonríe
Para mí.
—¿Por qué te ríes? –pregunta.
Porque estoy recitando rimas vergonzosas de un nivel de tercer grado
sobre ti.
Sello mis labios, forzándome a sonreír. Cuando sé que lo ha
olvidado, le respondo. —Sólo pienso en lo cansada que estoy. Esperando
tener un muy buen —la miro a los ojos— sueño esta noche.
Ella es quien sonríe ahora. —Sé lo que quieres decir. Creo que nunca
me he sentido tan cansada. Incluso podría dormir tan pronto como
estemos dentro de tu coche.
Eso estaría bien.
Sonrío, pero termino la conversación cargada de metáforas. Ha sido
un día largo, y en realidad estoy cansada. Caminamos en silencio, y no
puedo dejar de notar que sus manos se hallan metidas con fuerza en sus
bolsillos de la chaqueta, como si me estuviese protegiendo de ellas. O tal
vez las protege de mí.
Sólo estamos a una cuadra del estacionamiento cuando sus pasos
son más lentos, y luego se detiene por completo. Naturalmente, dejo de
caminar y doy la vuelta para ver lo que le llama la atención. Mira hacia el
cielo, y mis ojos se centran en la cicatriz que corre a lo largo de su
mandíbula. Quiero preguntarle al respecto. Quiero preguntarle acerca de
todo. Quiero hacerle un millón de preguntas, empezando por cuándo es su
cumpleaños y luego cómo fue su primer beso. Después de eso, quiero
preguntarle sobre sus padres, toda su infancia y su primer amor.
Quiero preguntarle sobre Marley. Quiero saber lo que pasó con ellas,
y por qué eso la llevó a querer evitar cualquier forma de intimidad durante
más de seis años. Más que nada, quiero saber lo que hay en mí que finalmente puso fin a la misma.
—Britt —le digo, cada pregunta que quiero hacerle buceando en la
punta de la lengua.
—Sentí una gota de lluvia —dice.
Antes de que la oración deje su boca, siento una también. Las dos
miramos hacia el cielo ahora, y me trago todas las preguntas junto con el
nudo en la garganta. Las gotas empiezan a caer más rápido, pero seguimos
de pie allí, con nuestros rostros inclinados hacia el cielo. Las gotas
esporádicas se convierten en virutas, que luego se transforman en lluvia,
pero ninguna de nosotras se mueve. Ninguna de nosotras hace una carrera
loca para llegar al coche. La lluvia se desliza por mi piel, mi cuello, mi pelo,
y empapa mi blusa. Mi cara todavía está inclinada hacia el cielo, pero mis
ojos están cerrados ahora.
No hay nada en el mundo que pueda compararse con la sensación y
el olor de la lluvia cayendo.
Tan pronto como ese pensamiento cruza mi mente, manos cálidas
alcanzan mis mejillas y se deslizan por mi nuca, roban la fuerza de mis
rodillas y el aire de mis pulmones. Su altura me protege de la mayor parte
de la lluvia ahora, pero sigo con los ojos cerrados e inclinados hacia el
cielo. Sus labios bajan suavemente sobre los míos, y me encuentro
comparando la sensación y el olor de la lluvia nueva con su beso.
Su beso es mucho, mucho mejor.
Sus labios se encuentran húmedos por la lluvia, y están un poco
fríos, pero ella lo contrarresta con la cálida caricia de su lengua contra la
mía. La lluvia que cae, la oscuridad que nos rodea, y ser besada así hacen
que me sienta como si de verdad estuviéramos en un escenario y nuestra
historia acabara de llegar a su punto culminante. Se siente como si mi
corazón, mi estómago y mi alma luchan por salir de mí y adentrarse en ella.
Si todos mi veintitrés tres años fueran colocados sobre un gráfico, este
momento sería la cresta en mi curva de utilidad.
Probablemente debería estar un poco triste sobre esta comprensión.
Tuve unas cuantas relaciones serias en el pasado, pero no puedo recordar
un solo beso con alguno de esos tipos donde me sentí de este modo. El
hecho de que ni siquiera esté en una relación con Britt y que me sienta
tan afectada por ella debería decirme algo, pero estoy demasiado interesada
como para escudriñar esos pensamientos.
La lluvia se ha convertido en un aguacero, pero ninguno de las dos
parece afectada por ella. Sus manos bajan a mi espalda, y cierro mi puño
en su camisa, acercándolo más. Su boca se ajusta a la mía como si
fuéramos dos piezas de un mismo rompecabezas.
La única cosa que posiblemente me podría separar de ella en este
momento sería un rayo. O el hecho de que está lloviendo tan fuerte que no
puedo respirar. Mis ropas están pegadas a partes de mí donde ni siquiera
sabía que la ropa pudiera pegarse. Mi cabello está tan empapado que no
puede absorber una gota más de agua.
Empujo contra ella hasta que libera mi boca, y luego entierro mi
cabeza bajo su barbilla y miro hacia abajo para poder respirar sin
ahogarme. Envuelve su brazo alrededor de mis hombros y me hace
caminar hacia el estacionamiento, levantando su chaqueta por encima de
mi cabeza. Toma ritmo, e igualo sus pasos hasta que las dos estamos
corriendo.
Finalmente llegamos a mi coche, y se acerca a la puerta del
conductor conmigo, todavía protegiéndome de la lluvia. Una vez que estoy
en el interior, ella se apresura hacia el lado del acompañante. Cuando
nuestras dos puertas están cerradas, el silencio dentro del coche aumenta
la intensidad de nuestra pesada respiración. Pongo mis manos detrás de
mi cabeza y me recojo el pelo, luego escurro el exceso de agua. Ésta baja
por el cuello, la espalda y el asiento. Es la primera vez que estoy aliviada
de tener asientos de cuero en California.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás y suspiro fuertemente, después de
robar una mirada en su dirección. —Creo que nunca he estado tan mojada
en mi vida. Observo como una lenta sonrisa se extiende por su rostro. Sus
pensamientos obviamente se desploman en lo más vulgar con esa
afirmación.
—Pervertida —susurro juguetonamente.
Eleva la ceja y sonríe. —Por tu culpa. —Me alcanza a través del
asiento y envuelve sus dedos alrededor de mi muñeca, tirando de mí hacia
ella—. Ven aquí.
Hago un rápido inventario de lo que nos rodea, pero la lluvia cae con
tanta fuerza que ni siquiera puedo ver lo que hay afuera. Eso significa que
nadie puede ver hacia dentro.
Me ajusto en la parte superior de ella, a horcajadas sobre su regazo,
mientras ella mueve el asiento hacia atrás todo lo que puede. Sin embargo,
no me besa. Sus manos se deslizan por mis brazos y vienen a descansar
en mis caderas.
—Nunca he tenido relaciones sexuales en un coche antes —dice con
un poco de esperanza en su confesión.
—Nunca he tenido relaciones sexuales con una Capitana antes —le
ofrezco.
Pasa sus manos debajo de mi blusa del uniforme, deslizándola por
mi estómago, hasta que se reúne con mi sujetador. Ahueca ambos pechos,
luego se inclina hacia adelante y me besa. Su beso no dura mucho, porque
lo rompe para hablar de nuevo. —Nunca he tenido relaciones sexuales
como Capitana antes.
sonrío. —Nunca he tenido relaciones sexuales en uniforme antes.
Sus manos se deslizan en torno a mi espalda, y las mete por la
cinturilla del pantalón. Empuja mis caderas hacia ella, al mismo tiempo que
se levanta a sí misma muy ligeramente, provocando de inmediato que mi
agarre sea más fuerte alrededor de sus hombros y un jadeo pase por mis
labios. Su boca se mueve a mi oído mientras sus manos vuelven a crear el
ritmo sensual entre nosotras, tirando mis caderas hacia delante de nuevo.
—Aunque te ves tan sexy en el uniforme, me gustaría mucho más tener
sexo contigo con absolutamente nada.
Estoy avergonzada por la facilidad con la que sólo sus palabras
pueden hacerme gemir. También estoy avergonzada de lo rápido que su
voz me puede deshacer, hasta el punto en que probablemente quiero que
mi ropa desaparezca más de lo que ella lo hace. —Por favor, dime que has
venido preparada —digo, mi voz ya pesada de deseo.
Niega con la cabeza. —Sólo porque sabía que iba a verte esta noche
no significa que viniera con expectativas —De inmediato me lleno de
decepción. Se levanta fuera del asiento y desliza su mano en el bolsillo de
atrás—. Sin embargo lo hice, vine con un montón de esperanza. —Saca un sobre de lubricante, del cual ella no sabe aun que no lo necesito cuando se trata de ella, lo saca de su cartera con una sonrisa, y ambas comenzamos de inmediato
a tomar medidas. Mis manos se conectan con el botón de sus pantalones
vaqueros más rápido de lo que nuestras bocas lo hacen. Ella desliza sus
manos por la parte de atrás de mi blusa y comienza a desabrochar el
sujetador, pero niego con la cabeza.
—Sólo déjalo puesto —dije sin aliento. Mientras menos ropa nos
quitemos, más rápido seremos capaces de vestirnos si nos pillan.
Continúa desatándolo, a pesar de mi protesta. —No quiero estar
dentro de ti a menos que te pueda sentir contra mí.
Guau. Bien, entonces.
Cuando se deshace de mi sujetador, levanta mi blusa sobre mi
cabeza, y sus dedos se deslizan bajo los tirantes de mi sujetador. Tira de
ellos por mis brazos hasta que el sujetador se cae. Lo arroja en el asiento
trasero y luego se saca su camisa sobre su cabeza y también su sujetador viaja al asiento trasero. Cuando su camisa se une a mi sostén en el asiento trasero, envuelve sus brazos alrededor mío y me tira contra ella hasta que nuestros pechos desnudos se encuentran.
Ambas, inmediatamente, inhalamos respiraciones agudas. El calor
de su cuerpo crea una sensación de la que no quiero alejarme. Comienza
besando el camino hasta mi cuello, su respiración en fuertes olas contra
mi piel.
—No tienes idea de lo que me haces —susurra contra mi garganta.
Sonrío, porque esa misma idea exacta acaba de pasar por mi cabeza.
—Oh, creo que tengo una idea —respondo.
Deja su mano izquierda en uno de mis pechos, y gime mientras su
mano derecha se sumerge en mis pantalones.
—Fuera —dice simplemente, tirando de la banda elástica.
No tiene que pedírmelo dos veces. Vuelvo a mi asiento vacío y
comienzo a quitarme el resto de mi ropa mientras la veo desabrochar sus
vaqueros.
Sus ojos están sobre mí. Cuando la única prenda de ropa que queda entre nosotras es su par de pantalones vaqueros desabrochados, me muevo hacia ella.
Me siento ridículamente auto consciente de que estoy en mi coche en
el estacionamiento de mi trabajo, completamente desnuda. Nunca he
hecho nada como esto antes. Nunca he querido hacer algo como esto
antes. Me encanta lo desesperadas que estamos la una de la otra en este
momento, pero también sé que nunca he sentido esta clase de química con
nadie antes.
Pongo mis manos sobre sus hombros y me coloco a horcajadas sobre
ella.
—Mantenlo en silencio —dice en broma—. No me gustaría ser la
razón por la que te despidieran.
Echo un vistazo a la ventana, aún no puedo ver el exterior. —Está
lloviendo demasiado fuerte para que nadie nos escuche —digo—. Además,
tú fuiste la que grito más alto la última vez.
Desestima eso con una sonrisa rápida y comienza a besarme de
nuevo. Sus manos agarran mis caderas, y me atrae hacia ella, preparándose
contra mí. Esta posición normalmente me hace gemir, pero de repente me
siento terca con mis ruidos ahora que ella lo menciona.
—No hay manera de que fuera ella que gritara más fuerte —dice con
sus labios todavía tocando los míos—. En todo caso, empatamos.
Niego con la cabeza. —No creo en terminar las cosas con un empate.
Es la manera en que se escabullen las personas a quienes les asusta
demasiado el poder perder.
Sus manos encuentran mis caderas, y está contra mí, posicionada
de tal manera que todo lo que tendría que hacer para llevarla dentro de mí
sería permitir que esto suceda. Sin embargo, me niego a rebajarme a ella,
simplemente porque me gusta la competencia y me siento a punto de
comenzar.
Levanta las caderas, obviamente lista para que las cosas sucedan
entre nosotras. Mis piernas se encuentran tensas, y me alejo lo suficiente.
Se ríe de mi resistencia. —¿Qué pasa, San? ¿Tienes miedo ahora?
Ten miedo una vez que esté dentro de ti, ¿vamos a ver quién es la que grita
más fuerte?
Hay un brillo desafiante en sus ojos. No acepto verbalmente su
desafío para ver quién puede quedarse en silencio. En cambio, mantengo
mis ojos encontrándose con los suyos mientras poco a poco dejo que sus dedos se deslicen dentro de mi, con su sexo muy pegado al mio, me penetra con esos dedos maravillosos tan blancos, delgados y largos y con tanta facilidad dentro de mí. Ambas jadeamos al mismo tiempo, pero ese es el único sonido que pasa entre nosotras.
Tan pronto como sus dedos se halla completamente dentro de mí, una mano
se encuentra con mi espalda, y me tira contra ella. Los únicos sonidos que
hacemos son suspiros y jadeos aún más pesados. El golpeteo de la lluvia
contra las ventanas y el techo aumenta el silencio que experimentamos en
el interior del coche.
La fuerza que se necesita para contenerse esta igualada con la
necesidad de aferrarnos la una a la otra con más desesperación. Sus brazos
están alrededor de mi cintura, agarrándome con tanta fuerza que hace que
sea difícil moverse. Mis brazos se envuelven alrededor de su cuello, y mis
ojos están cerrados.
Apenas nos movemos ahora a causa del tenso agarre que tenemos la
una de la otra, pero me gusta. Me gusta cómo de lento y constante se
mantiene el ritmo, mientras ambas nos centramos en cómo continuar
suprimiendo los gemidos atrapados en nuestra garganta.
Durante varios minutos, continuamos de la misma manera,
moviéndonos lo suficiente, pero al mismo tiempo ni cerca de lo que
necesitamos. Creo que ambas nos encontramos demasiado asustadas para
hacer ningún movimiento brusco, o de que la intensidad causará que uno
de nosotras pierda.
Una de sus manos se desliza en torno a la parte baja de mi espalda,
Y luego la mueve a la parte de atrás de mi cabeza. Toma un
puñado de mi cabello y suavemente tira hasta que mi garganta se expone
a su boca. Me estremezco al segundo en que sus labios se encuentran con
mi cuello, porque permanecer tranquila es mucho más difícil de lo que
imaginaba que sería. Sobre todo porque ella se encuentra en una situación
ventajosa con la forma en que estamos posicionadas. Su mano es libre de vagar por donde quiera, y eso es exactamente lo que hacen en este
momento.
Vagando, acariciando, arrastrando hacia abajo por mi estómago para
que ella pueda tocar el único lugar que podría hacerme ceder la victoria.
Me siento como si ella hiciera trampa de alguna manera.
Tan pronto como sus dedos encuentran el punto exacto que
normalmente me hace gritar su nombre, aprieto mi agarre alrededor de
sus hombros y posiciono las rodillas de modo que tengo más control de
mis movimientos. Quiero hacerlo pasar por la tortura que me hace
atravesar en estos momentos.
Cuando me acomodo y soy capaz de calmarme impulsándome en sus dedos,
desaparece el ritmo lento y constante. Su boca se reúne con la mía en un
frenético beso, uno con más necesidad y más fuerza que cualquier beso
antes. Es como si tratáramos de alejar con besos el deseo natural de
verbalizar lo bien que se siente.
De repente, me golpea una sensación que ondula a través de todo mi
cuerpo, y tengo que levantarme de encima de sus dedos y quedarme quieta antes
de perderla. A pesar de mi necesidad de ralentizar las cosas, ella hace lo
contrario y me aplica más presión con su mano. Entierro mi cara contra
su cuello y muerdo suavemente su hombro para no gemir su nombre.
En el segundo que mis dientes encuentran su piel, oigo el enganche
en su respiración y siento la rigidez en sus piernas.
Casi pierde.
Casi.
Si se mueve dentro sólo un centímetro más, mientras que me está
tocando de esta manera, va a ganar. No quiero que gane.
Por otra parte, quiero que lo haga, y estoy pensando que ella quiere
ganar con la forma en que respira contra mi cuello, bajando suavemente
de nuevo sobre sus dedos y su sexo.
Britt- Britt, Briiitt!!!!!!!.
Ella puede sentir que esto no va a terminar en un empate, por lo que
añade más presión sobre mí con sus dedos, al mismo tiempo que su
lengua encuentra mi oído.
Oh, guau.
Estoy a punto de perder.
En cualquier momento.
Oh, de verdad.
Levanta las caderas cuando ella me tira contra sus dedos y su sexo, obligando salir un involuntario "¡Britt!" fuera de mi boca, junto con un suspiro y un gemido.
Me levanto de encima de ella, pero en cuanto se da cuenta de que acaba de
ganar, exhala fuertemente y me tira sobre ella con más fuerza.
—Finalmente —dice sin aliento en mi cuello—. No creo que pueda
durar un segundo más.
Ahora que la competición ha terminado, nos dejamos perder por
completo hasta que estamos gritando tan fuerte que tenemos que besarnos
otra vez para ahogar nuestros sonidos. Nuestros cuerpos se mueven en
sincronía, acelerando, estrellándose juntas, duro. Continuamos nuestro
frenético ritmo unos minutos más, aumentando en intensidad hasta que
estoy segura de que no puedo tomar ni un segundo de ella.
—San —dice contra mi boca, ralentizando el ritmo de mis caderas
con sus manos—. Quiero que nos corramos juntas.
Oh, infierno santo.
Si ella quiere que yo dure más tiempo, no puede decir cosas como
esas. Asiento, incapaz de formar una respuesta coherente.
—¿Estás casi ahí? —pregunta.
Asiento de nuevo y doy lo mejor de mí para hablar esta vez, pero no
sale nada que no sea otro gemido.
—¿Eso es un sí?
Sus labios han dejado de besar los míos, y está centrada en mi
respuesta ahora. Pongo mis manos en la parte posterior de su cabeza y
presiono mi mejilla con la suya.
—Sí. —De alguna manera lo dejo salir—. Sí, Britt. Sí —Siento que
comienzo a tensarme, al mismo tiempo que aspiro aire con dificultad.
Pensaba que estábamos abrazadas con fuerza antes, pero eso no era
nada comparado a este momento. Se siente como si todos nuestros
sentidos se han fusionado mágicamente y estamos sintiendo exactamente
las mismas sensaciones, los mismos ruidos, experimentando exactamente
la misma intensidad, y compartiendo la misma respuesta.
Nuestro ritmo poco a poco comienza a disminuir, junto con los
temblores en mi cuerpo. Los puños apretados que tenemos alrededor de la
otra comienzan a aflojarse. Ella entierra su cara en mi pelo y exhala
profundamente.
—Perdedora —susurra.
Me río y me muevo para morderla juguetonamente en el cuello. —
Has hecho trampa —le digo—. Trajiste refuerzo ilegal cuando comenzaste a
utilizar tus manos tan habilmente.
Se ríe con una sacudida de la cabeza.—Las manos son un juego
justo. Pero si crees que hice trampa, tal vez deberíamos tener una
revancha.
Levanto mis cejas. —¿Al mejor de tres?
Me levanta por la cintura y me empieza a empujar hacia la puerta
del copiloto mientras lucha por ponerse al volante. Me tiende la ropa, tira
de su camisa por encima de su cabeza, y abrocha sus vaqueros. Una vez
que está situada, me ajusto en el asiento del pasajero y termino de
vestirme mientras hace girar el coche. Lo saca en reversa y comienza a
retroceder. —El cinturón de seguridad —dice con un guiño.
Apenas logramos salir del ascensor, y mucho menos llegar a su
cama. Casi me tomó allí mismo, en el pasillo. La parte triste es que no me
hubiera importado.
Ganó de nuevo. Estoy empezando a darme cuenta de que la
competencia por quién puede ser más silenciosa no es realmente una
buena idea cuando mi competidora es, naturalmente, la persona más
silenciosa que he conocido.
Le ganaré en la tercera ronda. Pero no esta noche, porque es más
que probable que Jake vuelva a casa pronto.
Britt me mira. Yace boca abajo, con las manos cruzadas sobre su
almohada y la cabeza apoyada en sus brazos. Me estoy vistiendo porque
quiero adelantarme a Jake, así que no tengo que mentir acerca de donde
he estado.
Britt me sigue con los ojos mientras me visto.
—Creo que tu sostén todavía se encuentra en el pasillo — dice con
una sonrisa—. Puede que quieras buscarlo antes que Jake lo encuentre.
Me hace fruncir mi nariz ante eso. —Buena idea —digo. Me arrodillo
en la cama y la beso en la mejilla, pero ella envuelve su brazo alrededor de
mi cintura y me tira hacia adelante mientras rueda sobre su espalda. Me
da un beso, incluso mejor que el que yo le daba.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
Ella asiente, pero es un gesto forzado. Está nerviosa acerca de mis
preguntas.
—¿Por qué nunca haces contacto visual cuando tenemos sexo?
Mi pregunta la sorprende. Me mira durante varios momentos en
silencio hasta que me pone aún más lejos y me siento a su lado en la
cama, esperando su respuesta.
Se empuja y se inclina hacia atrás en contra de su cabecera, con la
mirada fija en sus manos. —Las personas son vulnerables durante las
relaciones sexuales —dice encogiéndose de hombros—. Es fácil confundir
los sentimientos y emociones por algo que no son, especialmente cuando el
contacto visual está involucrado —levanta sus ojos hacia los míos—. ¿Te
molesta?
Sacudo mi cabeza en un no, pero mi corazón está llorando ¡Sí! —Me
voy a acostumbrar a ello, supongo. Tenía curiosidad.
Me encanta estar con ella, pero me odio más y más a mí misma con
cada nueva mentira que pasa por mis labios.
Sonríe y me empuja de nuevo hacia su boca, besándome con más
firmeza esta vez. —Buenas noches, San.
Retrocedo y salgo de su cuarto, sintiendo sus ojos en mí todo el
tiempo. Es curioso cómo se niega a hacer contacto visual durante el sexo y
no puede dejar de mirarme el resto del tiempo.
Sin embargo, no tengo ganas de ir al apartamento, así que después
de recuperar mi sujetador, camino a los ascensores y me dirijo a la
recepción para ver si Sue todavía está allí. Apenas tuve la oportunidad de
saludarla, antes de que Britt me empujara hacia el ascensor y me violara.
Efectivamente,Sue sigue plantado en su silla, a pesar de que son
más de las diez de la noche.
—¿Alguna vez duermes? —pregunto mientras me pongo en la silla a
su lado.
—Las personas son más interesantes por la noche —dice—. Me
gusta dormir hasta tarde. Evito todos los tontos que tienen demasiada
prisa por las mañanas.
Suspiro mucho más fuerte de lo que pretendo cuando inclino mi
cabeza hacia atrás en la silla. Sue se da cuenta y se vuelve para mirarme.
—Oh, no —dice—. ¿Problemas con la chica? Vi como ustedes dos se
estaban llevando bien hace un par de horas. Creo que podría haber visto
siquiera un atisbo de sonrisa en su cara cuando entró contigo.
—Las cosas están bien —digo. Hago una pausa durante unos
segundos, reuniendo mis pensamientos—. ¿Alguna vez has estado
enamorada, Sue?
Una lenta sonrisa se extiende por su cara. —Oh, sí —dice—. Su
nombre era Wanda.
—¿Cuánto tiempo estuviste casada?
Ella me mira y arquea una ceja. —Nunca he estado casada mas que conmigo misma —dice—.
Sin embargo, creo que el matrimonio de Wanda duró unos cuarenta años
antes de morir.
Inclino mi cabeza, tratando de entender lo que dice. —Tienes que
darme más que eso.
Se sienta erguida en su silla, la sonrisa aún en su rostro. —Ella vivía
en uno de los edificios para lo que hice mantenimiento. Estaba casada con
un hombre hijo de puta que sólo iba a casa alrededor de dos semanas al
mes. Me enamoré de ella cuando tenía casi treinta años. Ella tenía
veintitantos. La gente simplemente no se divorciaba en aquel entonces.
Especialmente las mujeres como ella, que venían del tipo de familia del
que ella provenía. Así que me pasé los próximos veinticinco años amándola
tanto como pude durante dos semanas al mes.
La miro, sin estar segura de cómo responder a eso. No es la típica
historia de amor que la gente suele contar. Ni siquiera estoy segura de si
puede ser considerada una historia de amor.
—Sé lo que piensas —dice—. Suena deprimente. Más como una
tragedia.
Asiento, confirmando su suposición.
—El amor no siempre es bonito, Santana. A veces te pasas todo el
tiempo esperando que finalmente sea algo diferente. Algo mejor. Entonces,
antes de que te des cuenta, has vuelto al punto de partida, y perdiste tu
corazón en algún lugar a lo largo del camino.
Dejo de observarla y miro hacia adelante. No quiero que vea el ceño
fruncido que parece que no puedo quitar de mi rostro.
¿Eso es lo que estoy haciendo? ¿Esperando que las cosas con Britt
se conviertan en algo diferente? ¿Algo mejor? Contemplo sus palabras por
demasiado tiempo. Tanto tiempo, de hecho, que la oigo roncar. Reduzco
mis ojos en dirección a Sue, y su barbilla se ha bajado hacia su pecho. Su
boca se encuentra muy abierta, y está profundamente dormida.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Miér Mayo 18, 2016 9:44 am

en algun momento brittany se abrira con santana??? que sera lo que tanto esconde???
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Mayo 19, 2016 3:42 am

Micky Morales Ayer A Las 8:44 Am en algun momento brittany se abrira con santana??? que sera lo que tanto esconde??? escribió:

Britt esta muy marcada por su pasado, y casi casi traumada por eso no quiere ningun tipo de lazo con San, pero ya esta cayendo, que esconde lo descubriras si sigues leyendo y si claro que abrira su corazon a San con ayuda de Sue.... te estoy dando mucha informacion. Continua leyendo y apoyando la adaptacion. Gracias Saludos
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Mayo 19, 2016 3:43 am

18
BRITTANY

Seis años antes…


Acaricio su espalda tranquilizadoramente. —Dos minutos más —le digo.
Asiente, pero mantiene la cara presionada en las palmas de
sus manos. No quiere mirarme. No le digo que de hecho no necesitamos esos dos minutos. No le digo que los resultados ya están ahí, claros como el día.
Aun no le digo a Marley que está embarazada, porque aún le
quedan dos minutos de esperanza. Continúo acariciando su espalda. Cuando el tiempo se acaba, no se mueve. No se gira para ver los resultados. Agacho
la cabeza al lado de la suya hasta que mi boca está en su oído.
—Lo siento, Marley —susurro—. Lo siento mucho.
Estalla en llanto.
Mi corazón se rompe con el sonido.
Esto es mi culpa. Esto es toda mi culpa.
La única cosa en la que puedo pensar ahora es encontrar
como retractarme de eso.
Me giro hacia ella y envuelvo los brazos a su alrededor. —Les diré
que no nos sentimos bien y que no puedes ir a la escuela hoy. Yo
quiero que te quedes aquí hasta que regrese.
Ni siquiera asiente. Continúa llorando, así que la cargo
y la llevo a la cama. Regreso al baño y empaco la prueba, luego la escondo debajo del lavabo hasta atrás. Entro a mi cuarto y me cambio la ropa.
Me voy. Me voy la mayor parte del día.
Estoy retractándome. Solo dos crias que un arrebato por demostrar lo real que era nuestra amor, cometimos la imprudencia de crear algo que era algo nuestro, sometiéndonos ambas a un tratamiento para concebir el fruto de nuestro amor, para que nadie pudiera separarnos, una decisión a la ligera y que ahora puede destrozarnos, destrozar nuestro futuro. Algo que nos esta separando, algo que me tiene aterrorizada.
Cuando finalmente aparco en nuestra casa, sigo teniendo por lo menos
Una hora antes de que mi padre y Lisa lleguen. Agarro todo
lo que está en el asiento delantero y entro para revisarla. Dejé mi
teléfono atrás en mi carrera esta mañana, así que no he tenido forma
de contactarla para nada, y estaría mintiendo si dijera que no mataba.
Entro. Voy a su puerta. Intento abrirla, pero está bloqueada.
Toco. —¿Marley?
Escucho movimientos. Algo se estrella contra la puerta, y
salto hacia atrás. Cuando me doy cuenta de que sucede, camino hacia
adelante otra vez y golpeo la puerta. —¡Marley! —grito, frenética—. ¡Abre
la puerta! La escucho llorar. —¡Vete!
Retrocedo dos paso, luego me lanzo hacia adelante, estrellando
mi hombro en la puerta tan fuerte como puedo. La puerta se abre
y me apresuro dentro. Marley está enrollada en la cabecera,
llorando en sus manos. La alcanzo. Me empuja lejos.
Vuelvo a ella.
Me da una bofetada, luego sale de la cama. Se pone de pie, empujándome,
golpeando sus palmas contra mi pecho. —¡Te odio! —grita
a través de sus lágrimas. Agarro sus manos y trato de calmarla.
La enoja más—. ¡Solo vete! —grita—. ¡Si no quieres
tener nada que ver conmigo, solo vete!
Sus palabras me detienen.
—Marley, detente —ruego—. Estoy aquí. No voy a ir a ningún lado.
Sus lágrimas son más ahora. Me grita. Dice que la dejé. La puse en la cama esta mañana y la dejé por que no podía manejarlo. Estaba decepcionada de ella.
Te amo, Marley. Más de lo que me amo a mi misma.
—Nena, no —digo, atrayéndola hacia mí—. No te dejé. Te dije que
regresaría. Odio que no entienda porque me marché hoy.
Odio no habérselo explicado.
La llevo de nuevo a la cama, y la posiciono recargada en la
cabecera. —Marley —digo, tocando su mejilla manchada
de lágrimas—.No estoy decepcionada de ti —digo—. Ni un poco. Estoy
decepcionada de mí mismo. Así que quiero hacer todo lo
posible para que esto funcione para ti. Para nosotras. Eso es lo que
he estado haciendo hoy. He estado tratando de encontrar una manera
para hacer esto mejor para nosotras. Me levanto y agarro las carpetas, esparciéndolas en la cama, mostrándole todo. Le muestro los folletos de la vivienda familiar que tomé del campus. Le muestro los formularios
que tenemos que llenar para la guardería gratis del campus. Le muestro los
folletos de ayuda financiera y las clases de noche y el examen de
curso en línea y la lista de asesores académicos y como todo
se coordinará con mi horario de clases de vuelo. Todas las posibilidades se
abren delante de ella, y quiero que vea que a pesar de que no queríamos esto, a pesar de que no lo habíamos planeado, que solo fue arrebato el querer embarazarnos inconscientemente no pensando en el momento, en el resultado, en nuestro futuro ... podemos hacer esto.
—Sé que será mucho más difícil con un bebé, Marley. Sé eso.
Pero no es imposible. Se queda mirando todo lo que puse frente a ella. La miro
en silencio hasta que sus hombros se empiezan a sacudir y cubre
su boca con su mano. Encuentra mi mirada mientras enormes lágrimas
caen de sus ojos. Se arrastra hacia adelante y arroja los brazos en mi cuello.
Me dice que me ama.
Me amas tanto, Marley.
Me besa una y otra vez.
—Superaremos esto, Brittany—susurra en mi oído.
Asiento y la abrazo de vuelta. —Superaremos esto, Marley.

19
Santana


Es jueves. Noche de juego. Normalmente, el sonido del juego de los jueves por la noche me molesta. Esta noche es música para mis oídos, sabiendo que Brittany debería estar en casa. No tengo ni idea de qué esperar de ella o de este arreglo que continuamos teniendo. No le he enviado mensajes de texto o he hablado
con ella en los cinco días desde que se fue.
Sé que por más que piense en ella, no debería hacer esto. Para algo
que se supone que es casual, se ha sentido todo menos casual. Para mí,
ha sido sumamente de compromiso. Intenso, incluso. Es más o menos
todo en lo que he pensado desde aquella noche en la lluvia, y es bastante
patético el que esté alargando la mano para agarrar la manija y así entrar
al apartamento, y que mi maldita mano esté temblando, sabiendo que ella
podría estar allí.
Abro la puerta del apartamento, y Jake es el primero en levantar la
mirada. Asiente, pero ni siquiera saluda. Quinn me saluda con la mano desde
su asiento en el sofá, y luego vuelve a mirar la televisión.
Los ojos de Noah vagan de arriba abajo por mi cuerpo, y hago lo que
puedo para no rodar los ojos. Brittany no hace nada, porque Brittany no está aquí.
Todo mi cuerpo suspira de decepción. Dejo caer la cartera sobre la
silla vacía en la sala de estar y me digo que es bueno que no esté aquí,
porque tengo demasiada tarea que hacer de todos modos.
—Hay pizza en la nevera —dice Jake.
—Excelente. —Entro a la cocina y abro el armario para agarrar un
plato. Oigo pasos acercándose a mí, y mi ritmo cardíaco aumenta.
Una mano me toca en la espalda baja, e inmediatamente sonrió y
giro para estar en frente de Brittany.
Sólo que no es Brittany. Es Noah.
—Hola, Santana —dice, extendiendo los brazos a mí alrededor para
llegar al gabinete. La mano que tocó mi espalda todavía está en mí, pero
ahora que me he vuelto para estar enfrente de él, su mano se deslizó a mi
cintura. Mantiene sus ojos fijos en los míos mientras se extiende más allá
de mí y abre el armario—. Sólo necesito un vaso para mi cerveza —dice,
excusando el hecho de que esté aquí. Tocándome. Su cara a escasos
centímetros de la mía. No me gusta que me viera sonreír cuando me di la vuelta. Sólo le di una idea equivocada.
—Bueno, no encontrarás un vaso en mi bolsillo —digo, quitando su
mano de mí. Aparto la mirada de Noah justo cuando Brittany se mete en la
cocina. Sus ojos están haciendo agujeros en la parte de mí que Noah
tocaba. Brittany vio la mano de Noah en mí.
Ahora está mirando a Noah como si acabara de cometer un
asesinato.
—¿Desde cuándo bebes cerveza de un vaso? —dice Brittany.
Noah se da la vuelta y mira a Brittany, luego me da un vistazo y sonríe
una sonrisa coqueta muy descarada. —Desde que Santana se encontraba
parada tan cerca del gabinete.
Mierda. Ni siquiera lo esconde. Cree que estoy interesada en él.
Brittany camina hacia la nevera y la abre. —Así que, Noah. ¿Cómo está
tu esposa? Brittany no hace un intento por sacar algo. Está allí de pie, mirando a
la nevera, con los dedos agarrando la manilla de la puerta más duro de lo
que nunca ha sido agarrada, estoy segura.
Noah aún me mira. —Está en el trabajo —dice enfáticamente—.
Durante al menos cuatro horas. Brittany cierra de golpe el refrigerador y da dos rápidos pasos hacia Noah. Este se endereza, y de inmediato me alejo dos metros de ella. — Jake te dijo específicamente que mantuvieras tus manos alejadas de su
hermana. ¡Muéstrele un poco de respeto, maldición!
La mandíbula de Noah se tensa, y no retrocede o aparta la mirada
de Brittany. De hecho, da un paso hacia ella, cerrando el espacio entre ellos. —
A mí me parece que esto no es realmente sobre Jake —dice Noah,
furioso. Mi corazón late con fuerza en mi pecho. Me siento culpable por
haberle dado la idea equivocada a Noah, y aún más culpable porque
discutiendo sobre ello ahora. Pero maldita sea, amo que Brittany lo odie
tanto. Sólo deseo saber si es porque no le gusta que Noah esté
coqueteando cuando tiene una esposa en casa, o si no le gusta que Noah
esté coqueteando conmigo.
Y ahora Jake está de pie en la entrada.
Mierda.
—¿Qué es lo que realmente no es sobre de mí? —pregunta Jake,
viéndolos enfrentarse.
Brittany retrocede un paso y se gira de manera que pueda mirar a
Noah y Jake al mismo tiempo. Sus ojos permanecen fijos en Noah. — Está tratando de follar a tu hermana.
Jesucristo, Britt. ¿Has oído hablar de endulzar las cosas?
Jake ni siquiera se estremece. —Vete a tu casa con tu esposa, Noah —dice firmemente. Tan vergonzoso como es todo esto, no hago nada para intervenir y
defender a Noah, porque tengo la sensación de que Brittany y Jake han
estado buscando una excusa para dejar de ser sus amigo desde hace un
tiempo. Aunque nunca defendería a un hombre que no tiene respeto por
su matrimonio. Noah se queda mirando a Jake durante varios segundos
minuciosamente largos, luego se vuelve hacia mí, de espaldas tanto de
Brittany como de Jake.
Este chico tiene seriamente deseos de morir.
—Vivo en el décimo piso, departamento doce —susurra con un
guiño—. Pasa algún día. Ella trabaja las noches entre semana. —Se da la
vuelta y camina entre Jake y Brittany—. Ambos pueden irse a la mierda.
Jake se gira, y sus puños se aprietan. Comienza a caminar hacia
Noah, pero Brittany toma su brazo y lo jala de regreso a la cocina. No suelta
el brazo de Jake hasta que la puerta delantera se cierra.
Jake se voltea para estar frente a mí, y se ve tan enfadado que
estoy sorprendida de que el vapor no salga de sus oídos. Su cara es de
color rojo, y está tronando sus nudillos. Había olvidado lo increíblemente
protector que es conmigo. Siento que tengo quince años otra vez, sólo que
ahora de repente tengo un hermano y una hermana sobre protectores.
—Borra ese número de apartamento de tu cabeza, Santana —dice
Jake. Niego, un poco decepcionada porque creyera que me gustaría
recordar el número del apartamento de Noah. —Tengo estándares,
Jake. Asiente, pero todavía está intentando calmarse. Inhala una
respiración profunda, chasqueando la mandíbula, y luego vuelve a entrar
en la sala de estar. Brittany se apoya contra la encimera, bajando la mirada a sus pies. La observo en silencio hasta que finalmente levanta sus ojos y me mira. Echa un vistazo hacia la sala de estar, y luego se aleja de la encimera y camina
hacia mí. Entre más se acerca, más me presiono contra el mostrador
detrás de mí, haciendo un intento de alejarme de la intensidad de sus ojos,
a pesar de que no puedo ir a ninguna parte.
Me alcanza. Huele bien. Como a manzanas. La fruta prohibida.
—Pregúntame si puedes estudiar en mi casa —susurra.
Asiento, preguntándome por qué demonios haría tal petición
después de todo lo que acaba de suceder. Aun así, lo hago de todos modos.
—¿Puedo estudiar en tu casa?
Estalla en una enorme sonrisa y pone su frente en el lado de mi
cabeza para que sus labios estén directamente encima de mi oreja. —Me
refería a que me preguntes en frente de tu hermano —dice, riendo en voz
baja—. Así tengo una excusa para ir allí.
Bueno, esto es vergonzoso.
Ahora sabe exactamente lo mucho que no soy Santana cuando estoy
cerca de ella. Soy líquido. Ajustable. Haciendo lo que pide, lo que me dice, lo
que quiere que haga.
—Oh —digo en voz baja mientras la veo alejarse de mí—. Eso tiene
mucho más sentido.
Sigue sonriendo, y no me di cuenta de lo mucho que extrañaba ver
esa sonrisa. Debería sonreír todo el tiempo. Para siempre. A mí.
Sale de la cocina y se dirige de nuevo a la sala de estar, así que me
voy a la habitación y me baño en tiempo récord.
No sabía que fuera buena actriz.
Sin embargo, tuve práctica. Cinco minutos de práctica. Me quedé en
mi habitación, tratando de pensar en la mejor línea, la más casual para
cuando entrara en la sala de estar para pedirle a Brittany su llave. Decidí
esperar hasta un momento particularmente ruidoso durante el juego, y
luego salí de mi cuarto y les grité.
—¡Tienen que bajarle al maldito televisor o ir a ver el juego al lado,
porque estoy tratando de estudiar!
Brittany me echó un vistazo y trató de ocultar su sonrisa. Quinn me miró
con sospecha, y Jake rodó los ojos. —Tú ve al lado —dijo Jake—.
Estamos viendo el juego —Miró a Britt—. Puede usar tu departamento,
¿no?
Brittany se levantó de inmediato y dijo—: Por supuesto. La dejaré
entrar.
Agarré mis cosas, la seguí fuera de mi apartamento, y ahora aquí
estamos. Brittany abrió la puerta de su apartamento para mí, a pesar de que no
está con llave. Sin embargo, Jake no lo sabe. Entra y lo sigo. Cierra la
puerta, y nos volteamos y estamos una enfrente de la otra.
—Realmente tengo tarea —digo. No sé lo que espera que suceda,
pero siento que tengo que hacerle saber que sólo porque aparece después
de unos días de distancia, eso no significa que es mi prioridad número
uno.
A pesar de que más o menos lo es.
—Realmente tengo un juego que ver —dice, señalando por encima
del hombro a mi apartamento, pero caminando hacia mí al mismo tiempo.
Saca los libros de mis manos y camina con ellos a la mesa, donde los deja.
Empieza a caminar hacia mí, y no se detiene hasta que sus labios se
presionan contra los míos y no podemos seguir caminando más lejos
porque mi espalda esta contra la puerta del apartamento.
Sus manos agarran mi cintura, y las mías están agarrando sus
hombros. Su lengua se desliza entre mis labios y dentro de mi boca, y la
tomo, con mucho gusto. Gime y se aprieta contra mí mientras mis manos
se deslizan por su cuello y cabello. Se aleja igual de rápido y retrocede
varios metros.
Me mira como si fuera de alguna manera mi culpa que se tenga que
ir. Pasa las manos sobre su cara con frustración y exhala profundamente.
—No, tienes que comer antes —dice—. Te voy a traer un poco de pizza. —
Camina hacia mí, y me muevo a un lado sin responder.
Abre la puerta y desaparece.
Ella es tan rara. Camino a la mesa y empiezo a poner todo lo que necesito para
estudiar. Estoy retirando la silla para sentarme cuando la puerta de su
apartamento se abre de nuevo. Me doy la vuelta, y está caminando hacia la
cocina con un plato en sus manos. Pone la pizza en su microondas,
presiona algunos botones y la inicia, y luego se dirige directamente hacia
mí. Está haciendo esa cosa intimidante de nuevo, esa que me hace
retroceder naturalmente ante ella, pero su mesa está detrás de mí, y no
puedo ir a ninguna parte.
Me alcanza y rápidamente presiona sus labios contra los míos. —
Tengo que volver —dice—. ¿Estás bien?
Asiento.
—¿Necesitas algo?
Niego.
—Hay jugo y agua embotellada en la nevera.
—Gracias.
Me besa brevemente antes de que me libere y salga por la puerta.
Me desplomo contra la silla. Es tan agradable.
Podría acostumbrarme a esto. Pongo el cuaderno delante de mí y empiezo a estudiar. Una hora y media pasa, y entonces recibo un mensaje de ella.
Britt: ¿Cómo va la tarea?
Estoy leyendo el texto en mi teléfono, sonriendo como una idiota.
Han pasado nueve días sin verme o enviarme mensajes de texto, y ahora
me está en enviando mensajes, a veinte metros de distancia.
Yo: Bien. ¿Cómo va el juego?
Britt: Medio tiempo. Estamos perdiendo.
Yo: Que mal.
Britt: Sabías que no tenía cable.
Yo: ¿¿¿???
Britt: Antes, cuando nos gritaste. Nos dijiste que fuéramos a mi casa
para ver el juego, pero ya sabías que no tenía cable. Creo que Quinn sospecha
ahora.
Yo: Oh, no. No pensé en eso.
Britt: Es genial. Está mirándome como si supiera que algo está
pasando. Sinceramente, no me importa si lo sabe. Sabe todo lo demás sobre
mí.
Yo: Me sorprende que no se lo hayas dicho ya. ¿No todos los chicos y chicas
hablan de sus ligues?
Britt: Yo no, Santana.
Yo: Supongo que eres la excepción. Ahora déjame en paz, tengo que
estudiar.
Britt: No vuelvas hasta que te diga que el juego ha terminado.
Pongo el teléfono en la mesa, intento de borrar la sonrisa de mi
cara.
Una hora más tarde, la puerta de su apartamento se abre. Levanto
la mirada y ella entra, cierra la puerta y se apoya casualmente contra ella. —
El juego ha terminado —dice. Suelto el bolígrafo. —Justo a tiempo. Acabo de terminar mi tarea. Sus ojos caen a mis libros, esparcidos por toda la mesa. —Jake
probablemente te está esperando.
No sé si esa es su forma de decirme que debo irme o si es sólo una
conversación. Me pongo de pie de todos modos y empiezo a recoger mis
libros, tratando de ocultar la decepción en mi cara.
Camina directamente hacia mí y me quita los libros de las manos,
bajándolos otra vez. Les da un empujón, alejándolos unos cuantos
centímetros y entonces me agarra de la cintura y me pone sobre la mesa.
—Eso no significa que quiero que te vayas —dice con firmeza,
mirándome firmemente a los ojos.
No sonrío esta vez, porque me puso nerviosa de nuevo. Cada vez que
me mira con tanta intensidad, me pongo nerviosa.
Me desliza hasta el borde de la mesa y se ubica entre mis piernas.
Sus manos siguen en mi cintura, pero sus labios están en mi mandíbula.
—Estaba pensando —dice en voz baja, su aliento acaricia mi cuello,
cubriéndome en escalofríos—, en esta noche y que has estado en clases
todo el día. —Desliza sus manos por debajo de mí, levantándome de la
mesa—. Y cómo trabajas todo el fin de semana, cada fin de semana. —Mis
piernas se envuelven alrededor de ella. Me está llevando a su dormitorio.
Ahora me recuesta en su cama.
Ahora está encima de mí, colocando mi cabello hacia atrás y
mirándome a los ojos. —Y me di cuenta de que nunca tienes un día libre.
—Su boca regresa a mi mandíbula, besándome suavemente entre cada
frase—. No has tenido un día libre desde Acción de Gracias, ¿verdad?
Niego con la cabeza, sin entender por qué está hablando tanto, pero
al mismo tiempo me encanta. Su mano se desliza bajo mi camisa, y su
palma encuentra mi estómago, continuando hacia arriba hasta que acuna
mi pecho. —Debes estar muy cansada, Santana.
Niego con la cabeza. —En realidad no. Estoy mintiendo. Estoy agotada.
Sus labios dejan mi cuello y me mira a los ojos. —Estás mintiendo —
dice, pasando su pulgar sobre la fina tela del sostén que cubre mi pezón—
. Me doy cuenta de que estás cansada. —Baja la boca hasta que se
presiona contra la mía tan suavemente que apenas la siento—. Sólo quiero
besarte por unos minutos, ¿de acuerdo? Luego puedes ir a descansar un
poco. No quiero que pienses que esperaba algo sólo porque las dos
estamos en casa. Su boca toca la mía otra vez, pero sus labios no se pueden comparar a lo que me hacen sus palabras. Nunca supe que la consideración podría excitar tanto.
Pero, oh, Dios mío. Es tan caliente.
Su mano se desliza por debajo de mi sostén y su boca me invade.
Cada vez que su lengua acaricia la mía, mi cabeza da vueltas. Me pregunto
si eso nunca dejará de pasar. Sé que dijo que sólo quería besarme por unos minutos, pero su definición de beso y mi definición de beso están escritos en dos idiomas diferentes. Su boca está en todas partes.
Y las manos también.
Empuja mi camisa por encima de mi sujetador, tirando un lado de
éste hacia abajo hasta que mi pecho queda expuesto. Se burla de mí con
su lengua, mirándome mientras lo hace. Su boca es cálida y su lengua es
incluso más caliente, provocando que se me escapen suaves gemidos.
Pasa la mano por mi estómago y se aleja un poco de mí, sosteniendo
su peso en un codo. Su mano se arrastra sobre mis pantalones vaqueros
hasta que llega a la parte interna de mis muslos. Pasa sus dedos contra el
material entre las piernas, y dejo caer la cabeza hacia atrás, cerrando los
ojos.
Dios mío, me encanta su versión de besar.
Comienza a frotar su mano sobre mí, presionando firmemente contra
mis vaqueros hasta que todo mi cuerpo está rogándole en silencio. Su boca
ya no está en mi pecho. Está en mi cuello y me está besando,
mordisqueando, chupando, todo en un solo lugar, como si estuviera
tratando de marcarme.
Estoy tratando de ser silenciosa, pero es imposible cuando está
creando esta increíble fricción entre nosotras. Pero eso está bien, porque ella
tampoco es silenciosa. Cada vez que gimo, gruñe o suspira o susurra mi
nombre. Es por eso que estoy siendo tan ruidosa, porque me encantan sus
sonidos. Los amo.
Su mano se mueve rápidamente al botón de mis vaqueros y los
desabrocha, pero no cambia de posición ni se aleja de mi cuello. Baja la
cremallera y desliza sus manos por encima de mi ropa interior. Retoma los
mismos movimientos, sólo que esta vez son un millón de veces más
intensos y al instante sé que no va a tener que hacerlo durante mucho
más tiempo. Mi espalda se arquea en la cama, y se necesita todo lo que tengo
para no alejarme de su mano. Es como si supiera exactamente los lugares
correctos para tocarme y que me hagan reaccionar.
—Cristo, Santana. Estás tan mojada. —Dos de sus dedos apartan a un
lado mis bragas—. Quiero sentirte.
Y eso es todo.
Soy una desahuciada.
Su dedo se desliza dentro de mí, pero el pulgar se mantiene fuera,
provocándome gemidos y, oh, Dios mío y no te detengas como si yo fuera
un disco rayado. Me besa, tragando todos mis sonidos mientras mi cuerpo
empieza a temblar bajo su mano.
La sensación dura tanto tiempo y es tan intenso que tengo miedo de
soltarla cuando haya terminado. No quiero que su mano me abandone.
Quiero dormirme así.
Estoy completamente inmóvil, pero las dos estamos respirando tan
pesadamente que somos incapaces de movernos. Su boca sigue en la mía y
nuestros ojos están cerrados, pero no me está besando. Después de unos
momentos, finalmente saca su mano de mis pantalones y luego sube la
cremallera y abrocha los botones. Cuando abro los ojos, está deslizando
lentamente los dedos de su boca con una sonrisa.
¡Cielo santo!
Me alegro mucho de no estar de pie en este momento, o el verla
hacer eso habría hecho que me cayera.
—Vaya —le digo mientras exhalo—. Eres malditamente buena en
esto. Su sonrisa se amplía más. —Vaya, gracias —dice. Se inclina y besa
mi frente—. Ahora, ve a casa y duerme un poco, chica.
Comienza a levantarse de la cama, y le agarro los brazos y la jalo
hacia abajo. —Espera —le digo. La empujo sobre su espalda y me deslizo
por encima de ella—. Eso no es muy justo para ti.
—No voy a llevar la cuenta —dice, girándome sobre mi espalda—.
Seguro que Jake se pregunta por qué sigues aquí. —Se levanta y me
agarra las muñecas para levantarme con ella. Me atrae hacia su cuerpo lo
suficientemente cerca para notar que todavía no está completamente lista
para que me vaya.
—Si Jake dice algo, sólo le voy a decir que no quería irme hasta
que terminara con mi tarea.
Brittany sacude la cabeza. —Tienes que volver, Santana —dice—. Me
agradeció por protegerte de Noah. ¿Cómo crees que se sentiría si supiera
que sólo lo hice porque estaba siendo egoísta y te quería toda para mí?
Sacudo la cabeza. —No me importa cómo se sentiría. No es asunto
suyo.
Brittany lleva las manos a mis mejillas. —A mí me importa. Es mi
amigo. No quiero que descubra lo hipócrita que soy. —Me besa la frente y
me saca de la habitación antes de que pueda responder. Recoge mis libros
y me los da cuando llego a la puerta principal, pero antes de que salga, me
agarra el codo y me detiene. Baja la mirada hacia mí, pero en esta ocasión
hay algo más en su expresión.
Algo en sus ojos que no desea ni quiere o decepcionante o
intimidante. Es algo tácito. Algo que quiere decirme pero tiene mucho
miedo de hacerlo.
Sus manos acunan mis mejillas y presiona su boca en la mía con
tanta fuerza que golpeo el marco de la puerta detrás de mí.
Me besa de manera posesiva y desesperadamente, una que me
pondría triste si no me gustara tanto. Inhala profundamente y se aleja,
exhalando lentamente y mirándome fijamente a los ojos. Aleja la mano y
da un paso atrás, esperando a que salga al pasillo antes de que cierre la
puerta. No tengo ni idea de qué se trataba, pero necesito más de eso.
De alguna manera hago que mis piernas se muevan y entro en el
apartamento de Jake.
Jake no se encuentra en la sala de estar, así que pongo mis libros sobre la encimera.
Oigo la ducha de Jake.
Jake está en la ducha.
Inmediatamente salgo por la puerta, cruzo el pasillo y golpeo. Su
puerta se abre con tanta rapidez que es como si Brittany siguiera de pie en el
mismo lugar. Mira por encima de mi hombro a la puerta de mi
apartamento.
—Jake está en la ducha —le digo.
Brittany me mira, y antes de pensar que ni siquiera tiene tiempo para
procesar mis palabras, me jala dentro de su apartamento. Cierra la puerta
y me empuja contra ella, y una vez más, su boca está en todas partes.
No pierdo tiempo, desabrochando sus pantalones vaqueros y
jalándolos hacia abajo quitándolos llevando también sus bragas. Sus manos toman el control y me bajan los pantalones por completo, junto con mi ropa interior. Tan pronto como los deslizo por mis pies, me lleva con urgencia hacia la mesa de su cocina. Me gira, posicionándome hasta que estoy inclinada encima
de la mesa sobre mi estómago.
Lleva la mano entre mis piernas, procurando abrirme más. Sus dos manos se mueven a mi cintura y me agarra con fuerza. Se ubica a sí misma en mi contra y luego introduce dos dedos cuidadosamente dentro de mí. —Oh, Dios —gruñe.
Presiono una palma sobre la mesa. No hay nada a lo que pueda
agarrarme y la necesito con desesperación.
Se inclina hacia delante, presionando sus senos contra mi espalda.
Sus respiraciones son pesadas y calientes y se estrellan contra mi piel. —.
—Está bien —exhalo.
Sin embargo, todavía no se ha retirado y mi cuerpo naturalmente
quiere tomarla por completo. Me presiono contra ella, llevándola más dentro
de mí, lo que le hace cavar sus dedos en mis caderas tan fuerte que me
estremezco.
—No, Santana.
Su voz es una advertencia.
O un desafío.
Lo hago de nuevo y gime, saliendo de mí rápidamente por completo.
Sus manos siguen clavadas en mis caderas y todavía está presionado
contra mí —sólo que ya no está dentro de mí.
—Estoy limpia, siempre me reviso, recuerda trabajo en un hospital, asi que me reviso con regularidad —le susurro.
No se mueve.
Cierro los ojos, necesitando que haga algo. Cualquier cosa. Me estoy
muriendo.
—Santana —susurra. No continúa con nada. Seguimos quietas, con ella
en la misma posición, ubicado apenas fuera de mí.
—Maldita sea. —Suelta mi cintura y encuentra mis manos con las
palmas hacia abajo sobre la mesa. Desliza sus dedos entre los míos y
aprieta, y luego entierra su cara en mi cuello por detrás de mí—.Prepárate.
Se estrella contra mí tan inesperadamente que grito. Una de sus
manos suelta la mía, y la lleva a mi boca y la cubre. —Shh —advierte. Se
queda quieta, dándome un momento para adaptarme a sus largos dedos dentro de mí.
Sale con un gemido y choca contra mí otra vez, haciéndome gritar
una vez más. En esta ocasión su mano amortigua mis ruidos.
Repite sus movimientos.
Más duro.
Más rápido.
Gruñe con cada embestida y estoy haciendo ruidos que ni siquiera
sabía que podía hacer. Nunca he experimentado nada como esto.
No sabía que podía ser tan intenso. Tan primitivo. Tan bestial.
Bajo mi cara y apoyo la mejilla contra la mesa.
Cierro los ojos.
Dejo que me folle.
Está silenciosa.
Está muy silenciosa y no sé si es porque las dos fuimos tan ruidosas
hace apenas unos segundos, o si sólo necesita un minuto para
recuperarse.
Sigue dentro de mí, pero ha terminado. Sólo que no se mueve. Una
de sus manos todavía me cubre la boca y la otra sigue apretando mis
dedos. Su cara todavía está enterrada en mi cuello.
Pero está tan increíblemente quieta que tengo miedo de moverme. Ni
siquiera la siento respirar.
Lo primero que mueve es la mano, para alejarla de mi boca. Separa
los dedos de los míos y los endereza, alejándolos lentamente de los míos.
Presiona las manos contra la mesa y levanta la cara de mi cuello. Sale de
mí sin hacer ruido.
Todavía está muy silenciosa, así que no me muevo.
La escucho mientras se acomoda los pantalones y sube la
cremallera.
Oigo sus pasos mientras se aleja.
Está alejándose.
La puerta del dormitorio se cierra y me estremezco. Mi mejilla y las
palmas y el estómago siguen completamente contra su mesa, pero ahora
también lo están mis lágrimas.
Están cayendo.
Cayendo, cayendo, cayendo y no puedo detenerlas.
Estoy apenada. Estoy avergonzada. No tengo ni idea de qué diablos
le pasa, pero tengo demasiado orgullo y muy poco coraje como para ir a
descubrirlo.
Esto se siente como un fin. No estoy segura de si estaba lista para
que esto fuera el final. No estoy segura de si estaba lista para que alguna
vez haya un final y me odio por permitir que mis sentimientos lleguen a
ese punto.
También estoy enojada porque aquí estoy, de pie en su apartamento,
buscando mis pantalones, tratando de detener mis ridículas lágrimas,
todavía sintiendo los restos de ella deslizándose por mi pierna y no tengo ni
puta idea de por qué tuvo que arruinarlo.
Arruinarme.
Termino de vestirme y me voy.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Jue Mayo 19, 2016 8:45 am

Bueno, no es mucho lo que pdo decir pq la actitudes de brittany son incomprensibles hasta ahora, seguire esperando para descubrir el secreto, hasta pronto!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por 3:) Jue Mayo 19, 2016 11:12 pm

hola,..

la mierda del pasado de britt la jodio y mucho,...
si llega a sentir algo aunque sea muy en el fondo deja mucho que decaer,..
esta bien que tengan sexo pero que tan poco la trate a si a veces.. a veces parece que la tratara como su puta particular,..

nos vemos!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Mayo 20, 2016 2:49 am

Micky Morales Ayer A Las 7:45 Am Bueno, no es mucho lo que pdo decir pq la actitudes de brittany son incomprensibles hasta ahora, seguire esperando para descubrir el secreto, hasta pronto! escribió:

3:) Ayer A Las 10:12 Pm hola,.. la mierda del pasado de britt la jodio y mucho,... si llega a sentir algo aunque sea muy en el fondo deja mucho que decaer,.. esta bien que tengan sexo pero que tan poco la trate a si a veces.. a veces parece que la tratara como su puta particular,.. nos vemos!! escribió:

Hola chicas, un gusto siempre saludarlas.
Bueno recuerden que Santana acepto este trato no pasado, solo presente, y nada de futuro.
Ambas son amigas con derecho, solo por quitarse las ganas, lo unico malo es que quien decide los tiempos es Britt. Pronto se sabra el secreto de Britt, aunque creo que ya lo pueden suponer.

Gracias por leer y ya subo unos cap.
Saludos
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Mayo 20, 2016 3:20 am

20
Brittany

Seis años antes…


—Se te está saliendo el ombligo —le digo. Paso mis dedos sobre su
estómago desnudo, y la beso—. Es lindo.
Presiono mi oído en su piel y cierro los ojos. —Apuesto a que te
sientes solo allí —digo—. ¿Te sientes solo ahí, amigo?
Marley se ríe. —Sigues hablándole a un niño. ¿Y si es una niña?
Le digo Marley lo que sea que sea, lo amaré igual. Ya lo amo.
O a ella.
Nuestros padres están fuera de la ciudad. Jugamos a la casita otra vez,
excepto que esta vez, realmente no jugamos. Es algo serio.
—Entonces, ¿qué pasa si esta vez él le pide matrimonio?
—pregunta.
Le digo que no se preocupe. Le digo que no le va a pedir
matrimonio. Iba a preguntarme primero antes de hacerlo. Lo conozco bien.
—Tenemos que decirles —digo.
Asiente. Sabe que tenemos que decirles. Han pasado tres
meses. Nos graduamos en dos. Se le está empezando a notar.
Se le está saliendo el ombligo. Es lindo.
—Debemos decirles mañana —digo.
Está de acuerdo.
Me alejo de su estómago y me acuesto a su lado. La pongo
contra mí. Toco su cara.
—Te amo, Marley —le digo.
No está tan asustada ahora. Me dice que también me ama.
—Estás haciendo un buen trabajo —digo. No sabe de lo que
hablo, por lo que sonrió y toco su estómago—. Lo estás cuidando
muy bien. Seguro que vas a crear al
mejor bebé que haya creado una mujer.
Se ríe de mi estupidez. Me amas tanto, Marley.
La miro —a la chica que le di mi corazón—, y me pregunto
cómo soy tan afortunada. Me pregunto por qué me ama tanto como la amo.
Me pregunto lo que va a decir mi papá cuando se entera de
nosotras. Me pregunto si Lisa me odiará. Me pregunto si querrá llevarla
de regreso a Phoenix. Me pregunto cómo puedo convencerlos de que lo tenemos bajo control.
—¿Cómo vamos a llamarlo? —pregunto.
Está emocionada cuando le pregunto esto. Le gusta hablar de nombres.
Dice que si es una niña, quiere llamarla Claire. Como su abuela.
Digo que me hubiera gustado conocer a su abuela. Quiero saber de la
mujer que le dará el nombre a mi hija. Me cuenta que su
abuela me habría amado. Digo que me encanta el nombre Claire.
—¿Y si es un niño? —pregunto.
—Puedes escoger el nombre del niño —dice.
Digo que es un montón de presión. Digo que tendrá que vivir con
su nombre el resto de su vida. Dice—: Entonces es mejor que escojas
uno bueno.
Más vale que escoja uno bueno.
—Uno que significa algo para ti —dice.
Uno que signifique algo para mí.
Le digo que tengo el nombre perfecto para él.
Quiere saber cuál es. Digo que no le voy a decir. Voy
a decírselo después de que se convierta en su nombre.
Después de que nazca.
Me dice que estoy demente. Que se niega a dar a luz a nuestro bebé hasta que sepa su nombre.
Me río. Le digo que no tiene elección.
Me dice que estoy loca.
Te encanta eso de mí, Marley.


21

SANTANA


Trabajé todo el fin de semana, por lo que no había visto ni hablado
con Britt desde el jueves por la noche. Me sigo diciendo que es lo mejor,
pero estoy muy segura que no se siente así por la forma en que dejo que
me consuma. Hoy es lunes, y es el primero de los tres días en que Jake
no estará en casa y Britt sí. Sé que sabe que Jake se fue, pero en base a
cómo dejó las cosas el jueves, dudo que le importe demasiado. Casi
esperaba que eventualmente me explicara si hice algo mal o por lo menos
me dijera qué le molesta tanto, pero lo último que recibí de ella fue el
portazo en la entrada de su dormitorio luego de que se fue.
Puedo ver por qué no ha estado en una relación desde hace seis
años. Obviamente, no tiene ni idea de cómo debe tratar a una
chica, lo que me sorprende, porque tengo esta sensación de que ella es una
tipa decente. Sin embargo, sus acciones durante y después del sexo
parecen contradecir su carácter. Es como si las piezas de la chica que era se
destiñen sobre las de la chica que está intentando ser.
Si cualquier otro hombre me tratara como lo hizo ella, sería la primera
y única vez que estaría con ella. No aguanto las cosas que suelo ver soportar
a muchas de mis amigas. Sin embargo, me encuentro buscando excusas
para ella, como si algo en realidad pudiera justificar sus acciones durante la
semana pasada.
Empieza a asustarme que probablemente no sea tan dura después
de todo.
Ese temor se confirma inmediatamente con el salto que da mi
corazón, tan pronto como salgo del ascensor. Hay una nota pegada a la
puerta de mi departamento, por lo que me precipito y la tomo. Es sólo un
pedazo de papel doblado sin nada escrito en la parte exterior. La abro:
Necesito hacer un recado. Pasaré a las siete si quieres venir. Leo la nota
varias veces. Es obvio que es de ella y es obvio que es para mí, pero la nota
es tan increíblemente informal que por un segundo, empiezo a dudar que
lo del jueves sucediera de verdad.
No obstante, ella se encontraba allí. Sabe cómo terminó esa noche
entre nosotras. Sabe que yo debería estar molesta o enojada, pero
absolutamente nada en su nota lo demuestra.
Abro mi puerta y entro antes de que logre instigarme hasta llegar al
punto de golpear su puerta para gritarle.
Suelto mis cosas una vez dentro de mi departamento y leo la nota
una vez más, analizando todo, desde su escritura hasta su selección de
palabras. A continuación, hago una pelota en mis manos con ella y la tiro
hacia la cocina, completamente cabreada.
Estoy enojada porque sé que iré con ella.
No sé cómo no hacerlo.
Exactamente a las siete en punto golpea suavemente mi puerta. Su
puntualidad me molesta sin razón. No tengo nada en contra de la
puntualidad. Tengo la sensación de que cada cosa que Britt haga esta
noche me molestará.
Camino a la puerta principal y abro.
Está de pie en el pasillo, a varios metros de distancia. En realidad,
tal vez está más cerca de su puerta que de la mía. Cuando la abro tiene la
mirada baja, centrada en sus pies, pero finalmente levanta la vista para
encontrar la mía. Sus manos se encuentran escondidas en los bolsillos de
su chaqueta de nuevo y no eleva completamente la cabeza. Lo tomo como
una señal de sumisión, a pesar de que es más probable que no lo sea.
—¿Quieres venir?
Su voz me invade. Me debilita. Me convierte en líquido otra vez.
Asiento mientras salgo al pasillo y cierro la puerta detrás de mí. Le pongo
llave y me giro para mirarla. Inclina la cabeza en dirección a los
ascensores, diciéndome silenciosamente que irá detrás de mí. Trato de leer
la expresión de sus ojos, pero sé que no debería esperar poder hacerlo.
Camino hacia el ascensor y pulso el botón.
Se pone de pie a mi lado, pero no hablamos. El ascensor parece
tardar años en llegar a nosotras. En lo que por fin se abre, ambas
exhalamos un suspiro aliviado silencioso, pero tan pronto como entramos
y las puertas se cierran, ninguno puede respirar nuevamente.
La siento observándome, pero no la miro.
No puedo.
Me siento estúpida. Siento como si tuviera ganas de llorar de nuevo.
Ahora que me encuentro aquí y no sé a dónde vamos, me siento como una
tonta por permitirle llegar tan lejos.
—Lo siento. —Su voz es débil, como también sorprendentemente
sincera.
No la miro. Ni siquiera respondo.
Da tres pasos en el ascensor, se para a mi lado y presiona el botón
de detención de emergencia. Su dedo permanece en el botón mientras me
mira, pero mantengo la mirada baja. Mi cara se encuentra al nivel de su
pecho, pero mi mandíbula está tensa y no la miro.
No lo haré.
—Santana, lo siento —repite. Sigue sin tocarme, pero se acerca de
nuevo. Está de pie tan cerca de mí que consigo sentir su aliento, a ella y lo
mucho que lo siente, pero ni siquiera sé qué es lo que supuestamente debo
perdonarle. Nunca me prometió nada que no sea sexo y eso es
exactamente lo que me dio.
Sexo.
Nada más y nada menos.
—Lo siento —dice de nuevo—. No te mereces esto.
Esta vez, me toca la barbilla, levantándola para que mis ojos
encuentren los suyos. Sentir sus dedos en mi cara hace que mi mandíbula
se tense más. Hago todo lo posible para mantener mi armadura, aunque
me resulta difícil combatir las lágrimas.
Vuelvo a ver lo que vi en sus ojos al besarme en la puerta la noche
del jueves. Algo implícito que desearía poder decir, pero las únicas
palabras que salen de su boca son disculpas.
Hace una mueca como si experimentara un dolor físico y presiona su
frente contra la mía. —Lo siento.
Presiona las palmas contra la pared del ascensor y se inclina hacia
mí hasta que nuestros pechos se tocan. Mis brazos están a los costados y
mis ojos se encuentran cerrados, y aunque tengo muchas ganas de llorar
en este momento, me niego a hacerlo frente a ella. Todavía no me siento
segura de por qué específicamente pide disculpas, pero eso no importa,
porque suena como si lo hiciera por todo. Por empezar algo conmigo que
sabíamos que no terminaría bien. Por no ser capaz de abrirse sobre su
pasado. Por no ser capaz de abrirse sobre su futuro. Por destruirme
cuando entró en su dormitorio y cerró la puerta.
Una de sus manos se envuelve alrededor de un lado de mi cabeza, y
me jala hacia ella. Su otra mano se ubica en mi espalda y me aprieta,
presionando su mejilla contra la cima de mi cabeza. —No sé qué es esto,
Santana —confiesa—. Pero te juro que no quise lastimarte. Es que no sé qué
demonios hago.
La disculpa en su voz es suficiente para que mis brazos quieran
sostenerla. Los elevo, agarro las mangas de su camisa y luego presiono mi
cara en su pecho. Nos quedamos así por varios minutos, completamente
perdidas. Completamente novatas en esto.
Completamente confundidas.
Finalmente me libera y golpea el botón para que el ascensor nos lleve
a la planta baja. Todavía no he hablado, porque ni siquiera estoy segura de
qué palabras usar en esta situación. Cuando las puertas del ascensor se
abren, toma mi mano en la suya y la mantiene hasta que llegamos a su
coche. Abre la puerta y espera a que suba al interior, luego la cierra y
camina hacia su lado.
Nunca estuve dentro de su coche.
Estoy sorprendida por la sencillez del mismo. Sé que Jake hace
una buena cantidad de dinero y por lo general le gusta gastarlo en cosas
agradables.
Este coche es sencillo, igual que Britt.
Sale de la cochera y viajamos en silencio durante varios kilómetros.
Estoy cansada del silencio y de sentir curiosidad, así que lo primero que le
digo desde que me fastidió es—: ¿A dónde vamos?
Es como si mi voz hiciera que la incomodidad se desintegre
totalmente, porque ella exhala como si estuviera aliviada de oírla.
—Al aeropuerto —dice—. Sin embargo, no es por trabajo. A veces voy
allí a ver despegar a los aviones.
Cruza la consola y toma mi mano en la suya. Es reconfortante y
aterrador al mismo tiempo. Sus manos están calientes y eso me hace
querer que sostenga todo mi cuerpo con ellas, pero al mismo tiempo me
asusta lo mucho que la deseo.
Nuevamente nos mantenemos en un completo silencio hasta que
llegamos al aeropuerto. Hay señales de acceso restringido, pero ella las pasa
como si supiera exactamente a dónde va. Por fin nos detenemos en un
aparcamiento con vistas a la pista de aterrizaje.
Varios jets están en fila, esperando despegar. Ella señala a la izquierda
y observo, mientras uno de los aviones comienza a acelerar. Su coche se
llena con el sonido de los motores, que ya se están alejándose. Lo
observamos ascender, hasta que el tren de aterrizaje desaparece y el avión
es tragado por la noche.
—¿Vienes mucho aquí? —le pregunto mientras sigo mirando por mi
ventana.
Se ríe tan naturalmente, que me giro para mirarla.
—Eso sonó a una frase de conquista —dice, sonriendo.
Su sonrisa me hace sonreír. Sus ojos caen a mi boca y mi sonrisa
hace que desaparezca su sonrisa.
—Sí, lo hago —dice cuando mira por la ventana de nuevo para ver al
próximo jet preparándose para el despegue.
Me doy cuenta en este momento que las cosas no son como antes
entre nosotras. Cambió algo enorme y no sé si es bueno o malo. Ella me
trajo aquí porque quiere hablar. Pero no sé de qué quiere hablar.
—Britt—le digo, deseando que me mire otra vez. No lo hace.
—No es divertido —dice en voz baja—. Esto que hacemos.
No me gusta esa frase. Quiero que la retire, porque parece que me
dañara. No obstante tiene razón. —Lo sé —le digo.
—Si no nos detenemos ahora, se pondrá peor.
No concuerdo en voz alta con ella en esta ocasión. Sé que tiene razón, pero no quiero detenerme. La idea de no estar con ella otra vez hace que mi estómago se sienta hueco. —¿Qué hice para molestarte tanto?
Mantiene la mirada en la mía y apenas la reconozco por el hielo acumulado detrás. —Esto es todo por mí, Santana —dice con firmeza—. No pienses ni por un segundo que mis problemas se deben a cualquier cosa que hagas o dejes de hacer.
Siento un pequeño alivio con su respuesta, pero aún no sé qué le resultó mal. Sostenemos nuestras miradas, esperando que la otra termine
nuevamente con el silencio.
No tengo ni idea de qué fue lo que sufrió en el pasado, pero debe haber sido extremadamente duro, si no consigue seguir adelante luego de
seis años.
—Actúas como si fuera algo malo que nos gustáramos.
—Tal vez lo es —dice.
Quiero que deje de hablar ahora, porque todo lo que dice acaba causándome más dolor y me confunde más. —¿Por tanto me trajiste aquí para terminarlo?
Suspira profundamente. —Sólo quería que fuera divertido, pero... creo que podrías tener expectativas diferentes a las mías. No quiero hacerte daño y si seguimos haciendo esto... lo haré. —Mira por la ventana de nuevo.
Quiero golpear algo, pero en cambio, me refriego la cara con las dos manos y caigo de nuevo fuertemente contra mi asiento. Nunca conocí a nadie que pudiese decir tan poco incluso hablando. Definitivamente ha
perfeccionado el arte de la evasión.
—Tienes que darme más que eso, Britt. ¿Una explicación simple, quizás? ¿Qué demonios te sucedió? Su mandíbula y el agarre que todavía mantiene del volante se aprietan con fuerza. —Te pedí que hicieras dos cosas por mí. No preguntes
por mi pasado y nunca esperes un futuro. Estás haciendo las dos cosas.
Asiento. —Sí, Britt. Tienes razón. Así es. Porque me gustas y sé que te gusto, y cuando estamos juntas, es fenomenal, así que eso es lo que hace la gente normal. Cuando encuentran a alguien con quién son
compatibles, se abren. Permiten entrar al otro. Quieren estar juntos. No los follan contra la mesa de la cocina y luego se alejan, y lo hacen sentir
como una completa mierda.
Nada. No me da nada. No hay reacción alguna.
Mira hacia delante y arranca su coche. —Tenías razón —dice. Pone marcha atrás y se prepara para salir de la zona de aparcamiento—. Es algo bueno que no fuéramos amigas. Hubiera hecho esto mucho más difícil. Me alejo, porque estoy avergonzada por lo enojada que me hacen sentir sus palabras. Me da vergüenza que me esté lastimando de esta
forma, pero duele todo lo que tiene que ver con Britt. Me duele porque sé los lindos que son nuestros buenos momentos y sé cuán fácilmente desaparecerían los malos si ella dejara de intentar luchar contra esto.
—Santana —dice con remordimiento.
Quiero arrancar la voz de su garganta.
Su mano se encuentra con mi hombro y el coche no se mueve más. —Santana, no quise decir eso.
Empujo la mano. —¿No? —le digo—. Admite que me quieres para algo más que sexo, o llévame a casa.
Se queda en silencio. Tal vez contempla mi ultimátum. Admítelo, Britt. Admítelo. Por favor.
El coche comienza a moverse de nuevo.
—¿Qué esperabas que sucediera? —pregunta Sue, entregándome otro pañuelo.
Cuando regresamos al complejo de departamentos, no podía soportar compartir el ascensor con ella, así que me senté al lado de Sue y dejé que se fuera sola. A diferencia del exterior duro que intento mostrarle
a Britt, me rompo totalmente mientras le derramo todos los detalles a Sue, ya sea que se preocupe por escucharme o no. Me limpio la nariz otra vez y suelto el pañuelo, añadiéndolo a la pila junto a mí en el suelo. —Fui ilusa —le digo—. Me dije que lograría manejar la situación si ella nunca quería más. Supongo que pensé que si la dejaba
tomarse su tiempo, finalmente entraría en razón.
Sue agarra un cubo de basura que está a su lado y lo coloca entre nosotras, así tengo un lugar para tirar mis pañuelos. —Si ese chica no es capaz de ver lo bueno que podría tener contigo, entonces no vale tu
tiempo. Asiento, de acuerdo con ella. Tengo cosas mucho más importantes que hacer con mi tiempo, pero por alguna razón, siento como si Britt pudiera
ver lo bueno que podría tener conmigo. Siento que ella desearía que esto funcione entre nosotras, pero algo más grande que ella o yo, o nosotras la
detiene. Ojalá supiera qué es. —¿Ya te he contado mi broma favorita? —pregunta Sue. Niego con la cabeza y tomo otro pañuelo de la caja en sus manos,
aliviada por el cambio en el tema.
—Toc, toc —dice.
No esperaba que su broma favorita fuera una broma de “toc-toc”,
pero sigo el juego. —¿Quién es?
—Interrupción vaca —dice.
—Interrupción…
—¡MUU! —grita en voz alta, cortándome.
La miro. Entonces me río. Me río más fuerte de lo que he reído en un largo y endemoniado
tiempo.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por 3:) Vie Mayo 20, 2016 1:20 pm

hola mar,..

todo lo de britt esta relacionado a ese bebe,... se aya gestado o no!!!
esta claro el acuerdo que tuvieron,.pero ahí mucha diferencia,.. entre solo sexo,.. amigas con derechos,..y prácticamente tratarla menos que una puta a san,..
espero que britt recapacite, y se de la oportunidad con san!

nos vemos!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Vie Mayo 20, 2016 9:36 pm

detesto esa actitud de brittany, santana es la hermana de su amigo no su puta particular la cual pde desechar cuando quiera!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Mayo 21, 2016 10:59 pm

22
BRITTANY


Seis años antes…

Mi papá dice que necesita hablar con nosotras.
Me pide que busque a Marley y los encuentre a él y Lisa en la
mesa de la sala. Le digo que sí, que hay algo de lo que tenemos que
hablar con ellos. La curiosidad destella en sus ojos, pero sólo por un breve segundo. Él piensa en Lisa otra vez, y ya no siente curiosidad.
Lisa es su todo. Me voy a la habitación de Marley y le digo a mi todo que ellos quieren hablar con nosotras. Todos nos sentamos en la mesa del comedor.
Sé lo que va a decir. Va a decirnos que le propuso casamiento.
No quiero que me importe, pero me importa. Me pregunto por qué no
me lo dijo primero. Me entristece, pero sólo un poco. No va
a importar después de que les diga lo que tenemos que decirles.
—Le pedí a Lisa que se case conmigo —dice. Lisa le sonríe. Él
le sonríe a ella. Marley y yo no sonreímos.
—Entonces lo hicimos —dice Lisa, mostrando su anillo.
Entonces. Lo. Hicimos. Marley jadea en voz baja.
Ya están casados.
Se ven felices. Nos miran, esperando una reacción.
Lisa está preocupada. No le gusta que Marley se vea tan molesta.
—Cariño, fue un impulso. Estábamos en Las Vegas.
Ninguno de nosotros quería una gran boda. Por favor, no te enfades.
Marley comienza a llorar en sus manos. Envuelvo un brazo alrededor de
ella y quiero consolarla. Quiero darle un beso tranquilizador, pero
mi padre y Lisa no lo entenderían. Tengo que decirles.
Mi papá parece confundido porque Marley esté tan molesta. —No creí
que a alguno de ustedes le importara —dice—. Ambos se irán a
la universidad en un par de meses. Cree que estamos enojadas con ellos.
—¿Papá? —le digo, manteniendo mi brazo alrededor de Marley—. ¿Lisa?
Los miro a los dos. Voy a arruinar su día.
A arruinarlo.
—Marley está embarazada.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
SILENCIO ENSORDECEDOR.
Lisa está en shock.
Mi padre reconforta a Lisa. Su brazo está alrededor de ella y le frota la espalda.
—Ni siquiera tienes novio —le dice Lisa a Marley.
Marley me mira.
Mi padre se pone de pie. Está enfadado. —¿Quién es el responsable?
—grita. Me mira—. Dime quién es, Britt. ¿Qué tipo de hombre embaraza a una chica y no tiene las pelotas para estar con ella cuando le dice a su propia madre? ¿Qué tipo de hombre permitiría que la hermana de la muchacha sea el que dé las noticias?
—No soy su hermana —le digo a mi padre.
No lo soy.
Ignora mi comentario. Se pasea por la cocina.
Odia a la persona que le hizo esto a Marley.
—Papá —le digo. Me pongo de pie.
Deja de pasearse. Se vuelve y me mira.
—Papá...
De repente no estoy tan segura como cuando me senté a hacer esto. Lo tengo bajo control.
—Papá, fui yo. Yo soy la que la dejó embarazada.
Mis palabras son difíciles de asimilar para él.
Lisa mira de un lado a otro entre Marley y yo. Ella
tampoco puede asimilar lo que digo.
—Eso no es posible —dice mi padre, tratando de alejar toda los pensamientos que le dicen que es posible. Espero que sean procesados. Su expresión cambia de la confusión a la ira. Me mira como si ni siquiera fuera su hija. Me mira como si fuera la chica que dejó embarazada a su nueva hijastra.
Él me odia. Me odia. Realmente me odia.
—Fuera de esta casa.
Miro a Marley. Me agarra la mano y niega con la cabeza, rogándome silenciosamente que no me vaya.
—Fuera —dice de nuevo. Me odia.
Le digo Marley que debo irme. —Sólo por un rato.
Me pide que no me vaya. Mi padre rodea la mesa y me empuja. Me empuja hacia la puerta. Libero la mano de Marley.
—Voy a estar en lo de Quinn —le digo—. Te amo.
Esas palabras son, obviamente, demasiado para mi padre, porque su puño viene inmediatamente a mí. Aleja la mano y se ve casi tan sorprendido como yo por darme un puñetazo. Salgo y mi padre cierra la puerta. Mi padre me odia. Camino a mi coche y abro la puerta. Me siento en el asiento del conductor, pero no arranco el motor. Me miro en el espejo. Mi labio está sangrando. Odio a mi padre. Salgo de mi coche y cierro la puerta. Regreso a la casa. Mi padre se acerca rápidamente a la puerta. Levanto mis palmas. No quiero pegarle, pero lo haré. Si él me toca de nuevo, voy a pegarle. Marley ya no está en la mesa.
Marley está en su habitación.
—Lo siento —le digo a los dos—. No quisimos que esto ocurriera, pero sucedió y ahora tenemos que lidiar con eso. Lisa está llorando. Mi padre la abraza. Miro a Lisa.
—La amo —le digo—. Estoy enamorada de tu hija. Me ocuparé de ellos. Tenemos esto bajo control. Lisa no puede ni siquiera mirarme.
Los dos me odian.
—Esto comenzó antes de conocerte, Lisa. La conocí antes de saber que estabas con mi padre y tratamos de detenerlo. Eso es un poco mentira. Mi padre se adelanta. —¿Todo el tiempo? ¿Esto ha estado pasando todo el tiempo que ella ha vivido aquí?
Sacudo la cabeza. —Ha estado sucediendo desde antes que ella viva aquí. Ahora me odia más. Quiere golpearme de nuevo, pero Lisa lo jala hacia atrás. Ella le dice que lo resolverán. Le dice que puede “resolverlo”. Le dice que va a estar bien.
—Es demasiado tarde para eso —le digo a Lisa—. Ella está muy avanzada. No espero a que mi padre me golpee de nuevo. Paso corriendo por el
pasillo y voy con Marley. Cierro la puerta tras de mí. Ella me encuentra a mitad de camino. Lanza los brazos alrededor de mi cuello y llora en mi camisa.
—Bueno —le digo—, la parte difícil ya terminó.
Se ríe entre el llanto. Me dice que la parte más difícil todavía no ha terminado. Me dice que la parte más difícil es sacar al bebé. Me río. Te amo tanto, Marley.
—Te amo tanto, Britt —susurra.

23

SANTANA



Te extraño tanto, Britt.
Por pensamientos como ese me encuentro ahogando mis penas en
chocolate. Ya han pasado tres semanas desde que me trajo a casa. Ya han
pasado tres semanas desde que puse mis ojos en ella. Navidad llegó y se fue,
pero apenas lo noto, ya que he estado trabajando para pasar el tiempo.
Britt no se presentó a dos jueves de juego. Año Nuevo vino y se fue. Otro
semestre en la escuela comenzó.
Y San aún extraña a Britt.
Tomo las chispas de chocolate y la leche achocolatada, y me dirijo
hacia la cocina para ocultarlos de la persona que está tocando la puerta
del apartamento. Yo ya sé que no es Britt, porque el golpe en mi puerta pertenece a Joe y Elliot Con lo ocupada que estoy, son los únicos amigos que he
hecho aquí, y ellos sólo son amigos míos porque estamos en el grupo de
estudio juntos. Es por eso que están tocando mi puerta en este momento.
La abro, y Elliot se encuentra sin Joe de pie en la entrada.
—¿Dónde está Joe?
—Lo llamaron para cubrir un turno —dice—. No podrá venir esta
noche. Abro más la puerta para dejarlo entrar. Tan pronto como pasa por el
umbral, Britt abre la puerta de su apartamento al otro lado del pasillo. Se
congela cuando nuestras miradas se encuentran. Con su mirada, me mantiene cautiva durante varios segundos, hasta que sus ojos se deslizan por encima de mi hombro para posarse sobre Elliot.
Le echo un vistazo a Elliot, quien me mira y arquea una ceja. Al
parecer, puede darse cuenta que sucede algo, por lo que respetuosamente
se retira a mi apartamento. —Voy a estar en tu habitación, San —dice.
Es muy lindo gesto de parte de Elliot... ofreciéndome privacidad con
la tipa del otro lado del pasillo. Sin embargo, al anunciar que estará
esperando en mi habitación probablemente no sea el respeto que Britt
quería que le mostraran, porque ahora está dando un paso de vuelta a su
apartamento. Sus ojos caen al suelo justo antes de que se cierre la puerta.
La expresión de su rostro envía punzadas de culpa directamente a
mi estómago. Debo recordarme que fue su elección. No tengo nada de qué
sentirme culpable, incluso si está juzgando mal la situación con tan sólo
abrir la puerta. Cierro la puerta y me uno a Elliot en mi habitación. La charla
silenciosa que intenté darme no hizo nada por aliviar mi culpa. Me siento
en la cama, y él se sienta en el escritorio. —Eso fue raro —dice,
mirándome—. Ahora me da un poco de miedo salir de aquí.
Niego con la cabeza. —No te preocupes por Britt. Ella tiene
problemas, pero ya no son míos. Elliot asiente y no pregunta más. Abre la guía de estudio y la pone en su regazo mientras coloca los pies sobre la cama.
—Joe ya tomó notas para el capítulo dos, así que si tienes el tres,
yo cubriré el cuatro.
—Trato hecho —le digo. Me deslizo hacia atrás contra mi almohada y
paso la siguiente hora preparando notas para el capítulo tres, pero no
tengo ni idea de cómo me las arreglo para concentrarme, porque lo único
en que puedo pensar es en la mirada que cruzó por el rostro de Britt antes
de cerrar la puerta. Podía darme cuenta que la había lastimado.
Eso nos pone a la par ahora, supongo.
Después de que Elliot y yo intercambiamos notas y contestamos las
preguntas finales de cada capítulo, hago copias en mi impresora. Me doy
cuenta que tres personas repartiéndose capítulos, y compartiendo
respuestas es engañar, pero ¿a quién diablos le importa? Nunca dije ser
perfecta. Una vez que terminamos, camino de vuelta con Elliot. Me doy cuenta
que se siente un poco nervioso después de haber visto la mirada en el
rostro de Britt hace un rato, así que espero a que entre en el ascensor
antes de cerrar la puerta del apartamento. Para ser honesta, estaba un
poco nerviosa por él, también.
Camino a la cocina y empiezo a calentar un plato de sobras. No tiene
sentido cocinar, ya que Jake no estará en casa hasta tarde en la noche.
Antes de que haya terminado de servir los alimentos a mi plato, la puerta
principal se abre con un golpe. Britt es la única que abre la puerta y toca al mismo tiempo.
Tranquilízate.
Tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate.
¡Tranquilízate, San, demonios!
—¿Quién era ese? —pregunta Britt a mi espalda.
Ni siquiera me doy la vuelta. Sigo sirviendo mi plato, como si su
presencia aquí, luego de semanas de silencio, no revuelve una tormenta de
emociones dentro de mí. La ira es la más prominente de todas.
—Vemos clase juntos —le digo—. Estábamos estudiando.
Puedo sentir la tensión saliendo de ella, y ni siquiera la estoy mirando.
—¿Durante tres horas?
Me doy la vuelta y la miro, pero los improperios que quiero gritarle
se quedan atascados en mi garganta cuando la veo. Está de pie en la
puerta de la cocina, sosteniéndose al marco de la puerta sobre su cabeza.
Al parecer, no ha trabajado en varios días, lo supongo por su aspecto. Se encuentra descalza y su camisa se ha elevado con sus brazos, revelando su V.
Al principio, la miro fijamente.
Luego le grito.
—Si quiero follar a un chico en mi habitación durante tres horas,
¡entonces bien por mí! No tienes ningún absoluto derecho a opinar sobre lo
que pasa en mi vida. Eres una idiota, y tienes serios problemas, y no quiero
ser parte de ellos nunca más.
Estoy mintiendo. Realmente quiero ser parte de sus problemas.
Quiero sumergirme en sus problemas y convertirme en sus asuntos, pero
se supone que tengo que ser una chica independiente, una chica testaruda
que no se derrumba sólo porque le gusta una chica.
Sus ojos se estrechan, y su respiración se vuelve fiera y acelerada.
Deja caer los brazos y se acerca rápidamente a mí, tomando mi cara, y
obligándome a mirarla.
Sus ojos son frenéticos, y saber que tiene miedo de que haya seguido
adelante se siente demasiado bien. Espera unos segundos antes de hablar,
permitiendo que sus ojos vaguen por encima de mi rostro. Sus pulgares se
deslizan ligeramente a lo largo de mis mejillas, y sus manos se sienten
protectoras y a gusto, haciéndome odiar por completo querer sentirlas por
todo mi cuerpo. No me gusta en quién me convierte.
—¿Estás durmiendo con él? —pregunta, finalmente descansando
sus ojos en los míos para seguir en su búsqueda de la verdad.
Eso no es asunto tuyo, Britt.
—No —le digo, en vez de eso.
—¿Lo has besado?
Aún no es asunto tuyo, Britt.
—No.
Cierra los ojos y exhala, aliviada. Deja caer las manos sobre la barra
a mis costados y descansa su frente en mi hombro.
No me pregunta nada más.
Está sufriendo, pero no sé qué diablos hacer al respecto. Ella es la
única que puede cambiar las cosas entre nosotras, y hasta donde yo sé,
todavía no está dispuesta a hacerlo.
—San —susurra dolida. Su cara se mueve a mi cuello, y una de sus
manos se apodera de mi cintura—. Maldita sea, San. —Su otra mano se
mueve a la parte posterior de mi cabeza mientras sus labios se apoyan
contra la piel de mi cuello—. ¿Qué hago? —susurra—. ¿Qué diablos hago?
Aprieto los ojos con fuerza, porque la confusión y el dolor en su voz
son insoportables. Niego con la cabeza. Niego con ella porque no sé cómo
responder a una pregunta de la que ni siquiera conozco el significado.
También sacudo la cabeza porque no sé cómo empujarla físicamente lejos.
Sus labios encuentran el punto justo debajo de mi oído, y quiero
acercarla, y al mismo tiempo, empujarla lo más lejos que pueda. Su boca
avanza por mi piel, y siento mi cuello inclinarse para que pueda besar aún
más de mí. Sus dedos se enredan en mi pelo mientras sujeta la parte de
atrás de mi cabeza para sostenerme contra su boca.
—Haz que me vaya —dice, con voz suplicante y cálida contra mi
garganta—. No necesitas esto. —Besa un camino hasta mi garganta,
respirando sólo al hablar—. Simplemente no sé cómo dejar de desearte.
Dime que me vaya, y me iré.
No le digo que se vaya. Niego con la cabeza. —No puedo.
Giro la cara justo al mismo tiempo que la suya y hace su camino
hacia mi boca, luego agarro su camisa y la acerco a mí, sabiendo
exactamente lo que me estoy haciendo a mí misma. Sé que esta vez no va a
terminar mejor que las otras veces, pero aun así la quiero. Si no más.
Hace una pausa y me mira a los ojos con fuerza. —No puedo darte
más que esto —susurra, a modo de advertencia—. Simplemente no puedo.
La odio por decir eso, pero al mismo tiempo la respeto.
Respondo empujándola más cerca hasta que nuestros labios se
encuentran. Abrimos la boca al mismo tiempo y nos devoramos por
completo la una a la otra. Nos movemos con frenesí, tirando de la una a la otra,
gimiendo, cavando en la piel del otro. Sexo, me recuerdo a mí misma. Es sólo sexo. Nada más. Ella no me da ninguna otra parte de su ser.
Puedo decirme a mí misma todo lo que quiero, pero al mismo
tiempo, estoy tomando, tomando, tomando tanto como pueda conseguir.
Descifrar todos los sonidos que hace y cada toque, tratando de
convencerme de que lo que me está dando es mucho más de lo que
probablemente es.
Soy una tonta.
Por lo menos soy una tonta consciente de sí misma.
Desabrocho sus pantalones, y ella desata mi sujetador, y antes de si
quiera llegar a mi dormitorio, mi camisa está afuera. Nuestras bocas
nunca se separan mientras cierra la puerta, y luego da un tirón a mi
sujetador. Me empuja sobre la cama y me quita los vaqueros, luego se
levanta y se quita los suyos, igual que su ropa interior
Es una carrera. Somos Britt y yo contra todo lo demás.
Competimos contra nuestra conciencia, nuestro orgullo, nuestro
respeto, la verdad. Ella está intentando entrar en mí antes que cada una de
esas cosas nos alcance.
Tan pronto como regresa a la cama, se sube sobre mí, contra mí, y
luego dentro de mí.
Nosotros ganamos.
Su boca encuentra la mía una vez más, pero eso es todo lo que hace.
No me besará. Nuestros labios se tocan y nuestro aliento choca mientras
nuestras miradas se encuentran, pero no hay un beso.
Lo que nuestras bocas hacen es mucho más que eso. Con cada
embestida, sus labios se deslizan sobre los míos, y sus ojos se vuelven más
hambrientos, pero ella nunca me besa.
Un beso es mucho más fácil que lo que hacemos. Cuando besas,
puedes cerrar los ojos. Puedes alejar los pensamientos con besos. Puedes
alejar el dolor con besos, la duda, la pena. Cuando cierras los ojos y besas,
te proteges de la vulnerabilidad.
Esto no nos protege.
Se trata más bien de una confrontación. De un callejón sin salida.
Se trata de un combate cara a cara. Un reto, de mí hacia Britt, de Britt
hacia mí. Te reto a intentar detener esto, las dos gritamos en silencio.
Sus ojos permanecen centrados en los míos durante todo el tiempo
mientras se mueve dentro y fuera de mí. Con cada embestida, escucho
repetirse en mi cabeza las palabras que dijo hace sólo unas pocas
semanas.
Es fácil confundir los sentimientos y emociones con algo que no son,
especialmente cuando el contacto visual se involucra.
Ahora lo entiendo por completo. Entiendo tan bien que casi deseo
haber cerrado los ojos, porque es más probable que no sienta lo que sus
ojos me demuestran en estos momentos.
—Te sientes tan bien —susurra. Las palabras caen sobre mi boca,
obligándome a gemir en reciprocidad. Baja la mano derecha entre
nosotras, ejerciendo presión contra mí, de una manera que normalmente
causaría que mi cabeza cayera hacia atrás y los ojos se me cerraran de
placer.
Esta vez no es así. No voy a dar marcha atrás a partir de esta
confrontación. Especialmente no cuando me mira directamente a los ojos,
desafiando sus propias palabras. A pesar de que me niego a dar marcha atrás, le dejo saber que me gusta lo que me hace. No ayuda dejarla saber eso, porque no tengo control sobre mi voz en estos momentos. Está poseída por una chica que piensa que ella quiere esto de ella.
—No te detengas —dice mi voz, cada vez más poseída por ella durante
el tiempo que dure. Aplica más presión, tanto dentro como fuera de mí. Agarra mi pierna detrás de la rodilla y tira de ella entre nuestros pechos, buscando un
ángulo ligeramente diferente para frotar nuestros sexos. Tiene mi pierna
firmemente contra su hombro y de alguna manera la siento aun más.
—Britt. Oh, Dios mío —gimo su nombre y el nombre de Dios, e
incluso le grito a Jesús un par de veces. Empiezo a temblar bajo sus pies,
y no estoy segura de quién de nosotras se quiebra primero, pero ahora nos
estamos besando. Nos besamos tan fuerte y tan profundo como sus
embestidas. Ella es fuerte. Yo lo soy aún más.
Yo estoy temblando. Ella tiembla aún más.
Ella fuerza su respiración. Yo inhalo suficiente por las dos.
Me da una última estocada y con su pecho me sostiene firmemente
contra el colchón. —San —dice, gimiendo mi nombre contra mi boca,
mientras su cuerpo se recupera de los temblores—. Mierda, San. —Tira
lentamente de mí y aprieta su mejilla contra mi pecho—. Mierda. —
respira—. Es tan bueno. Esto. Nosotras. Tan jodidamente bueno.
—Lo sé.
Rueda hacia un lado y mantiene su brazo cubriéndome. Nos
acostamos juntas en silencio.
Yo, sin querer admitir que sólo permití que me usara de nuevo.
Ella, sin querer admitir que se trata de algo más que sólo sexo.
Ambos mintiéndonos a nosotros mismos.
—¿Dónde está Jake? —pregunta.
—Estará en casa esta noche.
Levanta la cabeza y baja la mirada hacia mí, con el ceño fruncido
llena de preocupación. —Tengo que irme. —Sale de mi cama y vuelve a
ponerse sus vaqueros—. ¿Vuelvo más tarde?
Asiento mientras me levanto y me pongo mis propios pantalones. —
Agarra mi camisa de la cocina —le digo. Me pongo mi sujetador y lo fijo. Ella
abre la puerta de mi dormitorio, pero no sale. Se detiene en la puerta. Está
mirando a alguien.
Mierda.
No tengo que verlo para saber que Jake se encuentra allí.
Inmediatamente me precipito hacia la puerta para detener lo que va a
suceder. Cuando llego a la puerta, Jake está de pie en su lado del
pasillo, mirando a Britt. Hago el primer movimiento. —Jake, antes de decir algo...
Levanta la mano para hacerme callar. Sus ojos caen por un segundo
a mi sostén, y se estremece como si estuviese esperando que lo que
escuchó en realidad no haya sucedido. Aparta la mirada, y me cubro a mí
misma de inmediato, avergonzada de que se enterara de todo. Mira a
Britt, y en sus ojos se refleja una mezcla entre ira y preocupación. —
¿Cuánto tiempo?
—No respondas eso, Britt —digo. Sólo quiero que se vaya. Jake no
tiene derecho a cuestionarle esto. Es ridículo.
—Un tiempo —dice Britt, avergonzada.
Jake asiente lentamente, dejando que se hunda en él. —¿La amas?
Britt y yo nos miramos la una a la otra. Ella mira a Jake como si
estuviera tratando de decidir a cuál de nosotras quiere que su respuesta
complazca.
Estoy segura que la lenta sacudida de su cabeza no complace a
ninguno de los dos.
—¿Al menos planeas hacerlo? —pregunta Jake.
Sigo estudiando a Britt como si alguien le preguntara el sentido de
la vida. Creo que quiero la respuesta a esa pregunta mucho más que el
propio Jake.
Britt exhala y niega otra vez. —No —susurra.
No.
Ni siquiera está planeando amarme.
Sabía la respuesta. Lo esperaba. Sin embargo, aún así me duele
como el demonio. El hecho de que ni siquiera puede mentir para salvarse
de decepcionar a Jake, demuestra que esto no es un simple juego para
Ella. Esta es Britt. Britt no es capaz de amar. Ya no, de todos modos.
Jake agarra el marco de la puerta y presiona su frente contra su
brazo, respirando lenta y constantemente. Levanta la mirada hacia Britt
con los ojos como flechas dirigidas a un objetivo. En toda mi vida, nunca
he visto a Jake así de enojado.
—¿Sólo estás follando a mi hermana?
Espero que Britt caiga hacia atrás por el impacto de las palabras de
Jake, pero en lugar de eso, da un paso hacia él. —Jake, es una mujer
adulta. Jake da un paso rápido hacia Britt. —Sal de aquí.
Britt me echa un vistazo, y sus ojos están llenos de disculpa y
pesar. No estoy segura si es por mí o por Jake, pero hace lo que le pide.
Se va.
Todavía estoy de pie en la puerta de mi dormitorio, mirando a Jake
como si pudiera volar a través de esta sala y derribarlo de un golpe.
Jake me perfora con una mirada tan firme como su postura. —No
sabes lo que es ser un hermano, San —dice—. No te atrevas a decirme que
no estoy autorizado a estar enojado. —Da un paso atrás a su dormitorio y
cierra la puerta de un golpe. Parpadeo rápido, luchando por contener las lágrimas de ira a causa de Jake, lágrimas de dolor a causa de Britt, y lágrimas de vergüenza a causa de las decisiones egoístas que hice por mí misma. Me niego a llorar delante de cualquiera de ellos.
Camino a la cocina y recupero mi camisa, y luego tiro de ella encima
de mi cabeza mientras me dirijo hacia la puerta principal y el pasillo.
Llamo a su puerta, y Britt la abre inmediatamente. Ve detrás de mí, como
esperando ver a Jake allí de pie, entonces se hace a un lado y me deja
entrar.
—Ya lo superará —le digo después de que cierra la puerta.
—Lo sé —dice en voz baja—. Pero no va a ser lo mismo. —Britt
camina hacia el salón y se sienta en su sofá, así que la sigo y me siento
junto a ella. No tengo ninguna palabra de consejo, ya que tiene razón. Las
cosas más que probable no serán las mismas entre ella y Jake. Me siento
una mierda por ser la razón de ello.
Britt suspira mientras saca la mano de su regazo. Entrelaza sus
dedos con los míos. —San —dice—. Lo siento.
La miro, sus ojos ascienden y se encuentran con los míos. —¿Por
qué? No sé por qué estoy actuando como que no sé lo que está pasando.
Sé exactamente lo que está diciendo.
—Cuando Jake preguntó si planeaba amarte —dice—. Lo siento,
no pude decir que sí. Simplemente no quería mentirle a ninguno de los
dos. Niego. —Has sido más que honesta acerca de lo que quieres de mí,
Britt. No puedo estar enojada contigo por eso.
Inhala profundo mientras se pone de pie y comienza a caminar por
la sala de estar. Me quedo en el sofá y la observo mientras ordena sus
pensamientos. Con el tiempo se detiene, y coloca las manos detrás de la
cabeza. —Tampoco tenía derecho a interrogarte sobre ese tipo. No permito
que me cuestiones a mí o a mi vida, así que no tengo derecho a cuestionar
la tuya.
No discuto con esa lógica.
—Es sólo que no sé qué hacer con lo que hay entre nosotras. —Da
un paso hacia mí, y me pongo de pie. Envuelve los brazos alrededor de mis
hombros y me abraza contra su pecho—. No sé una manera fácil, o incluso
buena de decirlo, pero lo que le dije a Jake es la verdad. Nunca amaré a
nadie. No vale la pena para mí. Pero estoy siendo injusta contigo. Sé que
estoy jugando con tu cabeza, y sé que te he hecho daño, y lo siento por
eso. Simplemente me gusta estar contigo, pero cada vez que estoy contigo,
tengo miedo que veas más de lo que realmente es.
Sé que debería tener algún tipo de reacción a todo lo que acaba de
decir, pero todavía me encuentro procesando sus palabras. Todas y cada
una de sus admisiones deberían ser tener una bandera roja, ya que todas
también fueron acompañadas de la dura verdad de que no tiene planes de
amarme o tener una relación conmigo, pero la bandera roja no se levanta.
La verde sí.
—¿Se trata específicamente de no querer amarme a mí, o se trata del
amor, en general, lo que no quieres experimentar?
Me aleja de su pecho para poder mirarme mientras contesta mi
pregunta. —El amor en general es lo que no quiero, San. Nunca. Sólo eres
tú específicamente lo que... quiero.
Me enamoro y desenamoro, y con esa respuesta me vuelvo a
enamorar.
Estoy tan jodida. Todo lo que dice debería enviarme a correr, pero en
cambio, me da ganas de envolver mis brazos a su alrededor y darle lo que
sea que esté dispuesto a tomar de mí. Estoy mintiéndole a ella, me estoy
mintiendo a mí misma, y no le sirvo a ninguno de las dos, pero no puedo
detener las palabras que salen de mi boca.
—Puedo manejar esto, siempre y cuando se mantenga simple —
digo—. ¿Cuándo haces esa mierda que hiciste hace unas semanas? ¿De
alejarte y cerrar la puerta? Eso no es hacer que sea simple, Britt. Cosas
así hacen que todo sea complicado.
Asiente, contemplando lo que he dicho. —Simple —dice, poniendo la
palabra en torno a su boca—. Si puedes hacerlo simple, yo puedo hacerlo
simple.
—Bueno —digo—. Y cuando se vuelva demasiado difícil para
cualquiera de nosotras, vamos a terminarlo por siempre.
—No estoy preocupada de que sea demasiado difícil para mí —dice—
. Estoy preocupada de que se vuelva demasiado difícil para ti.
Estoy preocupada por mí también, Britt. Pero quiero el aquí y ahora
contigo mucho más de lo que me importa cómo me afectará en el final.
Con ese pensamiento, de repente imagino mi única regla. Ella ha
tenido sus límites todo este tiempo, protegiéndose de la vulnerabilidad que
he sufrido.
—Creo que por fin tengo mi única regla —digo. Me mira y levanta
una ceja, esperando a que hable—. No me vengas con la falsa esperanza de
un futuro —digo—. Especialmente si sabes en tú corazón que nunca
tendremos uno. Su postura se endurece inmediatamente. —¿He hecho eso? —
pregunta, verdaderamente preocupada—. ¿Te he dado falsas esperanzas
antes? Sí. Hace treinta minutos, cuando me miraste a los ojos todo el tiempo
que estuviste conmigo, dentro de mi, junto a mi de la manera mas intima y amorosa de lo jamás lo haz hecho.
—No —digo rápidamente—. Sólo asegúrate de no hacer o decir cosas
que me harían creer lo contrario. Mientras que ambas veamos esto como lo
que es, creo que estaremos bien.
Me mira en silencio por un rato, estudiándome. Evaluando mis
palabras. —No puedo entender si es que eres muy madura para tu edad o
si realmente estás delirando.
Me encojo de hombros, guardando mis delirios muy dentro de mi
pecho. —Una mezcla saludable de ambas, estoy segura.
Aprieta los labios contra el lado de mi cabeza. —Esto se siente
realmente jodido decirlo en voz alta, pero te prometo que no te daré
esperanzas, San. Mi corazón frunce el ceño ante sus palabras, pero mi cara fuerza una sonrisa.
—Bueno —digo—, tienes problemas del tipo que me asustan, y algún
día prefiero enamorarme de alguien emocionalmente estable.
Ríe. Seguramente porque sabe que las probabilidades de encontrar a
alguien que pueda aguantar este tipo de relación, si se puede llamar así,
es extremadamente bajo. Pero de alguna manera, la única chica que
podría estar bien con ella, acaba de atravesar el salón por ella. Y a ella
realmente le gusta ella.
Te gusto, Britt.
—Jake se enteró —digo mientras tomo lo que se ha convertido en
mi lugar habitual junto a Sue.
—Uh-oh —dice ella—. ¿la chica aún está viva?
Asiento. —Por ahora. Sin embargo, no estoy segura de cuánto
tiempo va a durar.
Las puertas del vestíbulo se abren, y veo a Noah entrar. Se quita el
sombrero de su cabeza y sacude la lluvia mientras camina hacia el
ascensor.
—A veces desearía que los vuelos que envío se estrellaran —dice
Sue, mirando a Noah. Supongo que a Sue no le gusta Noah, tampoco. Estoy empezando a sentirme un poco mal por Noah.
Él nos ve justo antes de llegar a los ascensores. Sue se mueve para
pulsar el botón, pero Noah llega antes que ella. —Soy bastante capaz de
buscar mi propio ascensor, vieja —dice.
Vagamente recuerdo haber tenido un breve pensamiento hace diez
segundos acerca de Noah y cómo sentía lástima por él. Me retracto.
Noah me mira y guiña un ojo. —¿Qué haces, San?
—Lavando elefantes —digo con cara seria.
Noah me lanza una mirada confusa, en absoluto comprendiendo mi
respuesta aleatoria.
—Si no quieres una respuesta sarcástica —le dice Sue—, no hagas
una pregunta estúpida.
Las puertas del ascensor se abren, y Noah nos rueda los ojos antes
de entrar al ascensor.
Sue rueda los ojos en mi dirección, y sonríe. Sostiene la palma de su
mano hacia arriba, y yo choco los cincos con ella.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por micky morales Dom Mayo 22, 2016 12:48 pm

De verdad es preocupante la actitud de brittany, en serio nunca se va a volver a enamorar????? que fue eso tan grave que la marco asi, incluso si marley se hubiese muerto, tarde o temprano eso tambien se supera!!!!!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: (Brittana) UGLY LOVE Final y Epilogo

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 2 de 4. Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.