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[Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
+2
micky morales
marthagr81@yahoo.es
6 participantes
Página 4 de 4.
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Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
micky morales escribió:como pudiste dejarlo ahi????? no es justo, me sentare aqui a esperar la actualizacion y a llorar en silencio, ahora si odio a brittany!!!!
Bueno lo deje ahi por que a mi bien saber era o mejor. Por que?? por que solo falta un capitulo y el epilogo.
Lamento no haber podido actualizar antes ya que habia que armar el arbol y esas cosas, ademas a mi madre le dio por querer hacer limpieza profunda y dejo la casa patas para arriba, recien me he duchado y preparado para dejarles ya el ulltimo cap. y el epilogo, si de mi dependiera lo hubiese hecho antes, pero a veces salen cosas y la verdad hasta este momento tengo la paz necesaria para actualizar. por favor comprendan.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
Tati.94 escribió:Pobre san, y la carla esa aprovechandose de la situacion
Sip Santana ha hecho hasta lo que no debe.
Pero Carla Bubis no es ciega y viendo a santana quiere una igual...
Última edición por marthagr81@yahoo.es el Vie Dic 23, 2016 10:12 am, editado 1 vez
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
claudia1988 escribió:Todo el dia he estado revisando actualizacion y nada (个_个)
Lo siento Claudia pero con mi madre no se puede, y al habersele ocurrido limpieza profunda toda mi casa es un caos, y eso que supuestamente yo ya habia hecho la limpieza. pero bueno, aca ya dejo el ultimo cap. y el epilogo, no importa lo cansada que este ya le habia dado mi palabra que terminaria esta semana..... asi que aca vamos....
GRACIAS A TODAS POR LEER Y COMENTAR POR QUE SIGNIFICA MUCHO PARA MI...GRACIAS TOTALES ....
Última edición por marthagr81@yahoo.es el Vie Dic 23, 2016 10:10 am, editado 1 vez
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
CAPITULO 29
De vuelta en Hermosa Beach el domingo siguiente, todavía no había escuchado de ella. Me negaba a contactarme primero, sobre todo sabiendo lo que sabía. Si no le importaba lo suficiente, al menos, debería llamarme para decirme lo que estaba pasando, no iba a darle la satisfacción de ponerme en contacto con ella.
Una bandada de gaviotas me siguió mientras caminaba por la playa cerca de mi desván. Pateando la arena, me pregunté a donde iría mi vida desde aquí, cómo me gustaría pasar mis días sin centrarme en tener a Brittany de regreso. Más que nada, me pregunté cómo podría olvidarme de ella el tiempo suficiente para seguir adelante.
Escogiendo un lugar, me senté y miré hacia el océano. El mar estaba agitado. Ligeramente el viento sopló un poco de arena en mis ojos. Unos surfistas cabalgaban las olas agitadas en la distancia. Un grupo de personas estaba jugando voleibol a unos pocos metros de distancia. Una de las chicas corrió hacia mí.
—Hey, necesitamos otro jugadora. ¿Querer unirte?
¿Por qué no? Una distracción ciertamente no podría lastimarme.
—Sí. Muy bien.
Levantando mi cuerpo lentamente del suelo, me uní a un chico y a una chica a un lado de la red. En repetidas ocasiones coloqué el balón abajo, llevando a mi equipo a la cabeza en varios juegos.
En un momento dado, nos tomamos un descanso, y el otro jugador hombre fue a buscar algo de agua para nosotros desde el puesto de concesión en la playa. Cuando regresó, se estaba desmoronando.
—Amiga, nunca vas a creer lo que acabo de ver.
—¿Qué, compañero?
—Había una chica en la línea con una cabra con una correa.
Se me cayó la pelota.
—¿Qué dijiste?
—¡Una maldita cabra con una correa! Esa chica era muy atractiva, también. Estaba…
—¿Dónde?
Él señaló en la dirección de donde vino. Cuando me levanté de inmediato, una de las chicas gritó detrás de mí.
—Hey, ¡no te vayas! Vamos a empezar otro juego.
—Jueguen sin mí —les grité sin mirar atrás.
Mi corazón se sentía como si estuviera latiendo anormalmente rápido.
Cuando llegué al puesto de comida, no había nadie en la fila. Mirando alrededor frenéticamente, me pregunté si era posible que fuera sólo una coincidencia. ¿Una cabra con una correa? De ninguna manera.
Ella estaba aquí.
Entonces, la vi.
Brittany.
Dios mío.
Ella y Mutton estaban sentadas solas en la arena. Ella le estaba dando de comer un cono de helado mientras miraba hacia el agua. El viento soplaba su cabello alrededor. Se veía tan hermosa como para detener el corazón. Mirándola con incredulidad, me quedé allí durante mucho tiempo sin decir nada. De alguna manera, ella me vio primero. La cabra ‘ciega’ de repente vino hacia mí, casi golpeándome en el proceso.
Sin saber por qué el animal se fue, Brittany saltó en estado de pánico antes de que se diera cuenta que estaba en mis brazos. Se puso de pie y se sacudió la arena al lado de su pálido vestido amarillo.
—Santana.
—Princesa. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Estoy estacionada en tu casa. ¿No recibiste mi texto?
Tomé mi teléfono de mi bolsillo y me di cuenta que había perdido un texto de ella. Debió haber llegado durante el juego de voleibol.
—No, pero lo veo ahora.
Tratando de no ponerme demasiado emocionada, me recordé a mí misma que podía muy bien haber llegado aquí sólo para darme la mala noticia en persona. A pesar de mi deseo de extender la mano y tocarla, mi cuerpo se tensó en cambio, como un mecanismo de auto-protección.
—¿Podemos caminar hasta tu casa? No quiero tener esta charla aquí.
Ella no sonrió. Su expresión sólo confirmó mis peores temores.
Un sentimiento de terror se desarrolló en la boca de mi estómago.
—Claro.
El paseo a mi casa fue en silencio. Cuando llegamos, el auto de Brittany estaba estacionado fuera en el frente. Nos sentamos en los escalones de la entrada a la buhardilla. Mutton masticó la hierba junto a nosotras.
Ella se frotó las palmas de las manos con nerviosismo.
—Vamos, Brittany. Sólo acaba de una vez.
Parecía que estaba a punto de llorar, y su pregunta me tomó por sorpresa.
—¿Estás viendo a alguien?
Mi tono fue brusco.
—¿Qué si yo estoy viendo a alguien?
—Sólo responde.
—No, Brittany. No he hecho nada más que comer, dormir y respirar por semanas. —Mi tono limitaba lo enojado— ¿Por qué me preguntas eso?
—La otra noche, volví a mi casa a buscar algunas cosas que olvidé durante la mudanza. Philomena vio mi auto y salió a decirme que habías estado allí antes en el día. Así que fui a tu hotel esa noche. Había un auto estacionado fuera. Cuando me asomé por la ventana, una chica estaba contigo, y se estaba pasando una camisa por la cabeza. Creo que era esa camarera.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
¿Estás bromeando?
Mierda.
—Princesa, escúchame. —Puse mi mano bajo su barbilla, dirigiendo su mirada—. Te prometo que nunca voy a mentirte. ¿Me crees?
—Sólo dime la verdad.
—Esa era Carla. Es una amiga. Estás en lo correcto. Es la camarera del bar que frecuentaba. Me siguió a mi habitación porque bebí demasiado esa noche. Se quitó la ropa y vino a mí, pero la detuve. No pasó nada.
—¿En serio?
—Lo juro sobre la tumba de mi madre. Carla me dio un beso y empezó a desnudarme, pero le dije que no podía hacer nada, ni quería hacerlo.
Ella dejó escapar un gran suspiro.
—Oh Dios mío. He estado perdiendo el sueño. Sé que ni siquiera tengo derecho a estar molesta después de la forma en que te traté.
—Mi juicio se fue esa noche. Estaba devastada después de que me enteré que decidiste ir a Boston. Sentí como si mi vida se hubiera acabado.
—¿A Boston? Nunca decidí ir a Boston.
—¿Qué? Pero todas sus cosas habían desaparecido.
—Sí. Me mudé... pero no para ir a Boston.
—Philomena habló con cara de Pene mientras estaba empacando. Él le dijo que habías tomado la decisión de irte con él.
—No. Eso no es cierto.
—Joder, princesa. Por eso me puse tan mal esa noche. Pensé que te había perdido.
—Richard tenía esa esperanza. Tal vez por eso, le dijo a Philomena que me mudaría con él. Seguía pensando que podía convencerme, con la promesa de un trabajo y todo. No le dije acerca de ti hasta el día siguiente. Quería empacar mis cosas antes que las cosas se pusieran feas.
—Espera. ¿Me estás diciendo...
—Nunca tuve la intención de ir a Boston, Santana. Lo tenía decidido hace mucho tiempo, pero todavía tenía miedo de ceder a ti por completo. El miedo siempre estará ahí. Siempre voy a tener miedo de perderte a causa de lo mucho que te amo. Pasar ese día contigo aquí, sin embargo, se sintió tan bien. Nunca había estado más segura de nada en mi vida. Sabía que tenía que volver y atar mis cabos sueltos. Sabía que tenía que terminar con él.
—¿Tú rompiste con Cara de pene?
—Sí. Fue un desastre. Le dije todo. Me acusó de acostarme contigo y con tu hermana gemela, la jardinera.
Las dos nos echamos a reír, sorprendiendo a la cabra que milagrosamente permaneció consciente por una vez.
—Si fueran dos personas habría duplicado el equipo contigo. ¿Le dijiste que realmente no tengo ninguna gemela?
—No. Una vez que me acusó de ser una puta, no me importó aclarárselo.
—Cabrón.
—Realmente era un buen tipo, pero desde el momento en que volviste, San, necesitas saber que nunca hubo realmente ningún concurso.
Dejé escapar un gran suspiro de alivio mientras mi mente comenzó a reconstruir lo que estaba sucediendo.
—Dejaste tu trabajo... no fuiste a Boston, pero...
—No era feliz allí de todos modos. Además, si me iba a mudar a Hermosa Beach, yo…
—¿Mudarte aquí?
Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro. En ese momento, entrecerré mis ojos para echar un vistazo más de cerca al Audi de Brittany y me di cuenta por primera vez que estaba lleno hasta las llantas con toda su mierda igual que la primera semana que nos conocimos. Mierda. Habíamos llegado al punto de partida.
—¿Todas tus cosas están ahí?
—Sí. —Ella puso su mano en mi corazón—. Pero no necesito nada más que esto.
Inclinándome, la besé con todo en mí y la levanté en el aire. La gente estaba pasando y tocando la bocina. Cuando la puse abajo, tenía lágrimas en sus ojos mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cuello.
—Espero que este complejo permita tener cabras.
—Si alguien nos da una mierda, sólo tendremos que mudarnos. Estoy pensando que necesitaremos una casa de todas formas en la que puedas tener otro jardín.
Mi respiración se aceleró mientras la magnitud de todo empezaba a pegarme. Me vi abrumada por el impulso animal de reclamar lo que por fin sabía con certeza absoluta que era mío. No podía esperar un segundo más para estar dentro de ella.
—Princesa, espero que no tengas ningún plan por un tiempo.
Ella levantó la ceja.
—¿Por qué?
—Debido a que tenemos dos años de sexo por hacer.
Tomé a Brittany de la mano, y ella me siguió al apartamento, mientras prácticamente tropezaba atravesando la puerta. Anticipando lo que iba a suceder, mi pene estaba terriblemente duro.
Agarré el mayor recipiente que pude encontrar y lo llené de agua para que Pixy no se deshidratara en caso de que no saliéramos de la habitación por horas.
—Ve a la ciudad, Bugger —le dije, poniendo el cuenco delante de ella—. Eso es exactamente lo que pretendo hacerle a tu madre.
Mientras se ponía de pie frente a mí, sentí como si un enorme peso se hubiera levantado. Era la primera vez que realmente podía estar con Brittany sin temor e incertidumbre.
Tiré de mi cabello mientras miraba hacia ella y sacudía la cabeza.
—No sé ni por dónde empezar. Hay tantas cosas que quiero hacerte.
—Estoy lista para cualquier cosa.
—¿Estás segura?
—Sí.
—Creo que necesito penetrarte duro entonces. ¿Estás de acuerdo con eso?
Ella respondió tirando de su vestido de verano por encima de su cabeza. Mientras pateaba sus bragas al suelo, yo me despojé de mi propia ropa. La forma en que estaba mirando mi cuerpo me excitó aún más. Toda la resistencia que expuse en las pasadas semanas era completamente inexistente ahora.
—Dios mío.
Respiré mientras daba un vistazo a su cuerpo completamente desnudo a la luz del día. Se había afeitado una línea delgada de vello por la mitad de su hermoso montículo. Quería saborearla, pero no esta vez. Eso sería más tarde. En este momento, la necesitaba desesperadamente.
Agarré el lado de su cintura y la atraje hacia mí. En cuestión de segundos, sus piernas estuvieron envueltas a mí alrededor mientras la levantaba a mi pene hambriento.
—Aaagh —grité por lo increíble que se sentía mientras me hundía profundamente dentro de ella. Se sentía mejor que todo lo que podía recordar antes.
Ni siquiera nos habíamos molestado en movernos del mismo lugar. Su espalda estaba contra la puerta de mi habitación mientras golpeaba en ella implacablemente, rompiéndola mientras me rogaba que se lo hiciera más duro. No estaba segura de si era porque estaba con la mujer que amaba, o porque había pasado tanto tiempo, pero tener una vagina envuelta alrededor de mi pene nunca se había sentido más tenso, más caliente, más húmedo... más perfecto o hecho para mí en toda mi vida.
Agarrando su trasero con fuerza, en cuestión de minutos, sentí sus músculos dar espasmos alrededor de mí.
—Vente, Brittany. Vente sobre mi pene, Princesa. Déjate ir.
—Di mi nombre cuando te vengas. Me encanta cuando dices mi nombre —susurró sobre mi boca.
Mientras me venía dentro de ella, dije su nombre en varias ocasiones con cada embestida de mis caderas.
—Brittany... Joder... Brittany... Dios...... Brittany… Brittany... Brittany.
Nos quedamos conectadas, apoyando nuestras frentes juntas.
—Te amo, Brittany.
—Ha sido un largo camino para llegar hasta aquí, pero valió la pena —dijo ella.
—Vale cada segundo.
Nos quedamos abrazadas durante mucho tiempo antes de que finalmente la soltara.
—¿Tienes hambre?
—Un poco.
—Vamos a conseguir algo para ti... la aparte de mí. Vas a necesitar la energía para la segunda ronda.
Tiré de mi ropa interior y puse mi camiseta sobre su cabeza. Me encantaba mirar sus pezones asomando a través de mi ropa. Mientras ella me seguía hasta la cocina, puso la mano en su boca con incredulidad mientras la realidad se asentaba en ella.
—Mierda. No tengo trabajo. Nunca he estado desempleada antes.
—Estás de suerte, señora López. Tengo un puesto de esclava sexual.
—Después de lo que acabas de hacerme allí, con mucho gusto volveré a ser voluntaria para esa posición, Sra López.
—Te ayudaremos a encontrar un trabajo aquí haciendo algo que te apasione —dije seria.
—Soy una apasionada de ti, y me gustaría hacerlo contigo una y otra vez.
—Entonces, está arreglado. Esclava sexual serás.
—Pero en serio, sin embargo, no quiero ser dependiente. Literalmente seré una mantenida exprimiendo dinero de tu trasero.
Una bandada de gaviotas me siguió mientras caminaba por la playa cerca de mi desván. Pateando la arena, me pregunté a donde iría mi vida desde aquí, cómo me gustaría pasar mis días sin centrarme en tener a Brittany de regreso. Más que nada, me pregunté cómo podría olvidarme de ella el tiempo suficiente para seguir adelante.
Escogiendo un lugar, me senté y miré hacia el océano. El mar estaba agitado. Ligeramente el viento sopló un poco de arena en mis ojos. Unos surfistas cabalgaban las olas agitadas en la distancia. Un grupo de personas estaba jugando voleibol a unos pocos metros de distancia. Una de las chicas corrió hacia mí.
—Hey, necesitamos otro jugadora. ¿Querer unirte?
¿Por qué no? Una distracción ciertamente no podría lastimarme.
—Sí. Muy bien.
Levantando mi cuerpo lentamente del suelo, me uní a un chico y a una chica a un lado de la red. En repetidas ocasiones coloqué el balón abajo, llevando a mi equipo a la cabeza en varios juegos.
En un momento dado, nos tomamos un descanso, y el otro jugador hombre fue a buscar algo de agua para nosotros desde el puesto de concesión en la playa. Cuando regresó, se estaba desmoronando.
—Amiga, nunca vas a creer lo que acabo de ver.
—¿Qué, compañero?
—Había una chica en la línea con una cabra con una correa.
Se me cayó la pelota.
—¿Qué dijiste?
—¡Una maldita cabra con una correa! Esa chica era muy atractiva, también. Estaba…
—¿Dónde?
Él señaló en la dirección de donde vino. Cuando me levanté de inmediato, una de las chicas gritó detrás de mí.
—Hey, ¡no te vayas! Vamos a empezar otro juego.
—Jueguen sin mí —les grité sin mirar atrás.
Mi corazón se sentía como si estuviera latiendo anormalmente rápido.
Cuando llegué al puesto de comida, no había nadie en la fila. Mirando alrededor frenéticamente, me pregunté si era posible que fuera sólo una coincidencia. ¿Una cabra con una correa? De ninguna manera.
Ella estaba aquí.
Entonces, la vi.
Brittany.
Dios mío.
Ella y Mutton estaban sentadas solas en la arena. Ella le estaba dando de comer un cono de helado mientras miraba hacia el agua. El viento soplaba su cabello alrededor. Se veía tan hermosa como para detener el corazón. Mirándola con incredulidad, me quedé allí durante mucho tiempo sin decir nada. De alguna manera, ella me vio primero. La cabra ‘ciega’ de repente vino hacia mí, casi golpeándome en el proceso.
Sin saber por qué el animal se fue, Brittany saltó en estado de pánico antes de que se diera cuenta que estaba en mis brazos. Se puso de pie y se sacudió la arena al lado de su pálido vestido amarillo.
—Santana.
—Princesa. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Estoy estacionada en tu casa. ¿No recibiste mi texto?
Tomé mi teléfono de mi bolsillo y me di cuenta que había perdido un texto de ella. Debió haber llegado durante el juego de voleibol.
—No, pero lo veo ahora.
Tratando de no ponerme demasiado emocionada, me recordé a mí misma que podía muy bien haber llegado aquí sólo para darme la mala noticia en persona. A pesar de mi deseo de extender la mano y tocarla, mi cuerpo se tensó en cambio, como un mecanismo de auto-protección.
—¿Podemos caminar hasta tu casa? No quiero tener esta charla aquí.
Ella no sonrió. Su expresión sólo confirmó mis peores temores.
Un sentimiento de terror se desarrolló en la boca de mi estómago.
—Claro.
El paseo a mi casa fue en silencio. Cuando llegamos, el auto de Brittany estaba estacionado fuera en el frente. Nos sentamos en los escalones de la entrada a la buhardilla. Mutton masticó la hierba junto a nosotras.
Ella se frotó las palmas de las manos con nerviosismo.
—Vamos, Brittany. Sólo acaba de una vez.
Parecía que estaba a punto de llorar, y su pregunta me tomó por sorpresa.
—¿Estás viendo a alguien?
Mi tono fue brusco.
—¿Qué si yo estoy viendo a alguien?
—Sólo responde.
—No, Brittany. No he hecho nada más que comer, dormir y respirar por semanas. —Mi tono limitaba lo enojado— ¿Por qué me preguntas eso?
—La otra noche, volví a mi casa a buscar algunas cosas que olvidé durante la mudanza. Philomena vio mi auto y salió a decirme que habías estado allí antes en el día. Así que fui a tu hotel esa noche. Había un auto estacionado fuera. Cuando me asomé por la ventana, una chica estaba contigo, y se estaba pasando una camisa por la cabeza. Creo que era esa camarera.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
¿Estás bromeando?
Mierda.
—Princesa, escúchame. —Puse mi mano bajo su barbilla, dirigiendo su mirada—. Te prometo que nunca voy a mentirte. ¿Me crees?
—Sólo dime la verdad.
—Esa era Carla. Es una amiga. Estás en lo correcto. Es la camarera del bar que frecuentaba. Me siguió a mi habitación porque bebí demasiado esa noche. Se quitó la ropa y vino a mí, pero la detuve. No pasó nada.
—¿En serio?
—Lo juro sobre la tumba de mi madre. Carla me dio un beso y empezó a desnudarme, pero le dije que no podía hacer nada, ni quería hacerlo.
Ella dejó escapar un gran suspiro.
—Oh Dios mío. He estado perdiendo el sueño. Sé que ni siquiera tengo derecho a estar molesta después de la forma en que te traté.
—Mi juicio se fue esa noche. Estaba devastada después de que me enteré que decidiste ir a Boston. Sentí como si mi vida se hubiera acabado.
—¿A Boston? Nunca decidí ir a Boston.
—¿Qué? Pero todas sus cosas habían desaparecido.
—Sí. Me mudé... pero no para ir a Boston.
—Philomena habló con cara de Pene mientras estaba empacando. Él le dijo que habías tomado la decisión de irte con él.
—No. Eso no es cierto.
—Joder, princesa. Por eso me puse tan mal esa noche. Pensé que te había perdido.
—Richard tenía esa esperanza. Tal vez por eso, le dijo a Philomena que me mudaría con él. Seguía pensando que podía convencerme, con la promesa de un trabajo y todo. No le dije acerca de ti hasta el día siguiente. Quería empacar mis cosas antes que las cosas se pusieran feas.
—Espera. ¿Me estás diciendo...
—Nunca tuve la intención de ir a Boston, Santana. Lo tenía decidido hace mucho tiempo, pero todavía tenía miedo de ceder a ti por completo. El miedo siempre estará ahí. Siempre voy a tener miedo de perderte a causa de lo mucho que te amo. Pasar ese día contigo aquí, sin embargo, se sintió tan bien. Nunca había estado más segura de nada en mi vida. Sabía que tenía que volver y atar mis cabos sueltos. Sabía que tenía que terminar con él.
—¿Tú rompiste con Cara de pene?
—Sí. Fue un desastre. Le dije todo. Me acusó de acostarme contigo y con tu hermana gemela, la jardinera.
Las dos nos echamos a reír, sorprendiendo a la cabra que milagrosamente permaneció consciente por una vez.
—Si fueran dos personas habría duplicado el equipo contigo. ¿Le dijiste que realmente no tengo ninguna gemela?
—No. Una vez que me acusó de ser una puta, no me importó aclarárselo.
—Cabrón.
—Realmente era un buen tipo, pero desde el momento en que volviste, San, necesitas saber que nunca hubo realmente ningún concurso.
Dejé escapar un gran suspiro de alivio mientras mi mente comenzó a reconstruir lo que estaba sucediendo.
—Dejaste tu trabajo... no fuiste a Boston, pero...
—No era feliz allí de todos modos. Además, si me iba a mudar a Hermosa Beach, yo…
—¿Mudarte aquí?
Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro. En ese momento, entrecerré mis ojos para echar un vistazo más de cerca al Audi de Brittany y me di cuenta por primera vez que estaba lleno hasta las llantas con toda su mierda igual que la primera semana que nos conocimos. Mierda. Habíamos llegado al punto de partida.
—¿Todas tus cosas están ahí?
—Sí. —Ella puso su mano en mi corazón—. Pero no necesito nada más que esto.
Inclinándome, la besé con todo en mí y la levanté en el aire. La gente estaba pasando y tocando la bocina. Cuando la puse abajo, tenía lágrimas en sus ojos mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cuello.
—Espero que este complejo permita tener cabras.
—Si alguien nos da una mierda, sólo tendremos que mudarnos. Estoy pensando que necesitaremos una casa de todas formas en la que puedas tener otro jardín.
Mi respiración se aceleró mientras la magnitud de todo empezaba a pegarme. Me vi abrumada por el impulso animal de reclamar lo que por fin sabía con certeza absoluta que era mío. No podía esperar un segundo más para estar dentro de ella.
—Princesa, espero que no tengas ningún plan por un tiempo.
Ella levantó la ceja.
—¿Por qué?
—Debido a que tenemos dos años de sexo por hacer.
Tomé a Brittany de la mano, y ella me siguió al apartamento, mientras prácticamente tropezaba atravesando la puerta. Anticipando lo que iba a suceder, mi pene estaba terriblemente duro.
Agarré el mayor recipiente que pude encontrar y lo llené de agua para que Pixy no se deshidratara en caso de que no saliéramos de la habitación por horas.
—Ve a la ciudad, Bugger —le dije, poniendo el cuenco delante de ella—. Eso es exactamente lo que pretendo hacerle a tu madre.
Mientras se ponía de pie frente a mí, sentí como si un enorme peso se hubiera levantado. Era la primera vez que realmente podía estar con Brittany sin temor e incertidumbre.
Tiré de mi cabello mientras miraba hacia ella y sacudía la cabeza.
—No sé ni por dónde empezar. Hay tantas cosas que quiero hacerte.
—Estoy lista para cualquier cosa.
—¿Estás segura?
—Sí.
—Creo que necesito penetrarte duro entonces. ¿Estás de acuerdo con eso?
Ella respondió tirando de su vestido de verano por encima de su cabeza. Mientras pateaba sus bragas al suelo, yo me despojé de mi propia ropa. La forma en que estaba mirando mi cuerpo me excitó aún más. Toda la resistencia que expuse en las pasadas semanas era completamente inexistente ahora.
—Dios mío.
Respiré mientras daba un vistazo a su cuerpo completamente desnudo a la luz del día. Se había afeitado una línea delgada de vello por la mitad de su hermoso montículo. Quería saborearla, pero no esta vez. Eso sería más tarde. En este momento, la necesitaba desesperadamente.
Agarré el lado de su cintura y la atraje hacia mí. En cuestión de segundos, sus piernas estuvieron envueltas a mí alrededor mientras la levantaba a mi pene hambriento.
—Aaagh —grité por lo increíble que se sentía mientras me hundía profundamente dentro de ella. Se sentía mejor que todo lo que podía recordar antes.
Ni siquiera nos habíamos molestado en movernos del mismo lugar. Su espalda estaba contra la puerta de mi habitación mientras golpeaba en ella implacablemente, rompiéndola mientras me rogaba que se lo hiciera más duro. No estaba segura de si era porque estaba con la mujer que amaba, o porque había pasado tanto tiempo, pero tener una vagina envuelta alrededor de mi pene nunca se había sentido más tenso, más caliente, más húmedo... más perfecto o hecho para mí en toda mi vida.
Agarrando su trasero con fuerza, en cuestión de minutos, sentí sus músculos dar espasmos alrededor de mí.
—Vente, Brittany. Vente sobre mi pene, Princesa. Déjate ir.
—Di mi nombre cuando te vengas. Me encanta cuando dices mi nombre —susurró sobre mi boca.
Mientras me venía dentro de ella, dije su nombre en varias ocasiones con cada embestida de mis caderas.
—Brittany... Joder... Brittany... Dios...... Brittany… Brittany... Brittany.
Nos quedamos conectadas, apoyando nuestras frentes juntas.
—Te amo, Brittany.
—Ha sido un largo camino para llegar hasta aquí, pero valió la pena —dijo ella.
—Vale cada segundo.
Nos quedamos abrazadas durante mucho tiempo antes de que finalmente la soltara.
—¿Tienes hambre?
—Un poco.
—Vamos a conseguir algo para ti... la aparte de mí. Vas a necesitar la energía para la segunda ronda.
Tiré de mi ropa interior y puse mi camiseta sobre su cabeza. Me encantaba mirar sus pezones asomando a través de mi ropa. Mientras ella me seguía hasta la cocina, puso la mano en su boca con incredulidad mientras la realidad se asentaba en ella.
—Mierda. No tengo trabajo. Nunca he estado desempleada antes.
—Estás de suerte, señora López. Tengo un puesto de esclava sexual.
—Después de lo que acabas de hacerme allí, con mucho gusto volveré a ser voluntaria para esa posición, Sra López.
—Te ayudaremos a encontrar un trabajo aquí haciendo algo que te apasione —dije seria.
—Soy una apasionada de ti, y me gustaría hacerlo contigo una y otra vez.
—Entonces, está arreglado. Esclava sexual serás.
—Pero en serio, sin embargo, no quiero ser dependiente. Literalmente seré una mantenida exprimiendo dinero de tu trasero.
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
EPILOGO
BRITTANY
LAS VEGAS, UN AÑO DESPUES
Santana y yo estábamos de pie en la puerta de la pequeña capilla blanca, hogar de nuestra boda falsa hace tres años. Piel de gallina salpicaba mi piel, ya que todo parecía igual que ayer. Estar aquí era nostálgico y, al mismo tiempo, me ponía un poco triste por los años perdidos en medio.
Con su cabello muy rizado de color rojo y sobre la parte superior de la bata multicolor, Zelda parecía casi exactamente la misma que recordaba.
Ella entrecerró los ojos y miró a Santana.
—¿No has estado aquí antes?
Ella sonrió. Volver aquí había sido idea suya.
—Muy perspicaz. Esta vez tenemos una cita. Está bajo López. A las seis —dijo Santana, levantando el trozo de papel—. Y una licencia de matrimonio real. Haremos el asunto verdadero en esta ocasión.
Ella movió su dedo.
—Eso es correcto. Eres la tipa Latina... esos votos... ¿cómo podría olvidarlos? Debería haber sabido que lo de ustedes dos era verdadero. Una de las pocas parejas por las que en realidad me lo pregunté después de que salieron. ¿Por qué les tomó tanto tiempo?
—Eh, dimos un par de golpes durante el resto de nuestro viaje por carretera. Pero aterrizamos sobre nuestros pies, ¿no es así, Princesa?
Oírla decir eso fue agridulce. Cada vez que pensaba en los dos años que estuvimos separadas, me ponía muy triste. Ella me miró con ojos de adoración. Dios, ¿cómo había tenido tanta suerte de encontrar a una chica que me amara con tanta fuerza?
—¿Están listas para empezar? —preguntó ella.
—Sí. —Sonreí, sin dejar de mirar arriba a los ojos oscuros número trece de Santana.
Adele y su novio Harry estaban con nosotros para servir como testigos. Debido a que manejamos por carretera. Trajimos a Pixy también. Era la mejor madrina. Ya ataviada con un vestido de mi elección, venía preparada esta vez. Santana se veía increíblemente sexy en una camisa de lino blanca enrollada en las mangas y pantalones de vestir que abrazaban su magnífico trasero, trasero que todavía me ayudaba a mantenerme hasta este día. Había renunciado a mi carrera de derecho por un trabajo mucho más satisfactorio dirigiendo el refugio de animales local en Hermosa Beach. El pago era una mierda, pero tenía ganas de levantarme y de estar con los animales todos los días y nunca temía ir a trabajar. Santana todavía ganaba buen dinero de las regalías de su carrera futbolística en el modelaje, pero también abrió su propio negocio de jardinería con un equipo completo de empleados. Todavía incursionaba en el arte reciclado también. Mientras me abría paso por el pasillo, la canción que Santana había escogido me tomó por sorpresa: The Long and Winding Road de los Beatles. Era poco convencional, pero el significado era completamente perfecto para nosotras.
Uno pensaría que después de todo este tiempo, no habría estado nerviosa, pero me temblaban las manos mientras la ceremonia comenzó. No fue diferente de la primera vez aquí.
Elvis habló:
—Si alguien puede demostrar una causa justa por la que no pueden estar legalmente unidas entre sí, que hable ahora o calle para siempre.
Como si fuera una señal, Pixy dejó escapar un largo:
—Baaaaaa.
Santana se dio la vuelta y bromeó:
—No crearás problemas en este momento, ¿no es así, Bugger?
—¿Quién entrega a esta mujer para casarse?
Adele habló desde detrás de mí.
—Yo.
Ella y yo habíamos llegado a ser como hermanas. Estaba agradecida por mi nueva familia. Me tocó cuando Santana tomó mis manos entre las suyas y dijo:
—Ojalá mamá pudiera haberte conocido.
Elvis interrumpió nuestro momento privado.
—¿Van a utilizar los votos estándar, o tienen los propios?
Respondimos exactamente al mismo tiempo.
—Estándar —Santana dijo mientras yo hablé sobre ella.
—No, yo tengo los míos.
Ella pareció aturdida mientras se inclinaba y susurraba:
—Princesa, ¿escribiste tus votos? Yo solo quería estar oficialmente casada contigo lo más rápido posible. Iba a renunciar a ellos esta vez.
Asintiendo, le dije:
—Es mi turno. Tengo algo que decir.
Cuando Santana los repitió después de Elvis, yo me aclaré la garganta.
¿Cómo podría poner en palabras lo que ella significaba para mí?
Respirando profundamente, compuse mis pensamientos antes de hablar.
—Santana, cuando nos conocimos, no supe lo que me golpeó. Todo lo que sabía era que, por primera vez en mi vida, estaba viviendo el momento. Me enseñaste mucho en poco más de una semana sobre lo que es importante en la vida. Me enseñaste a disfrutar de la vida y a no tomármela tan en serio. Me hiciste enamorarme tan locamente de ti, que cuando creí que me habías lastimado, todavía no pude sacarte de mí. Sólo podía fingir que no me importabas ya. Pensé que te amaba entonces. Pero no me imaginaba que nuestra historia de amor real, ni siquiera había empezado. Nunca te amé más que cuando volviste y luchaste por mí con todo lo que tenías. Día tras día, tiraste lejos tu orgullo y nunca renunciaste a mí, incluso cuando te hice creer realmente duro que las cosas nunca funcionarían entre nosotras. Te ganaste de nuevo mi confianza y algo más. Me dijiste que deseabas que tu madre pudiera haberme conocido. Bueno, me gustaría que estuviera aquí también, así podría darle las gracias por la forma en que te crió. Pensar que podría haber dado una vuelta equivocada, que podría nunca haberte conocido cuando lo hice en la parada de descanso en Nebraska. Un sólo minuto puede cambiar una vida entera. Sin embargo, todavía siento como que de alguna manera nos habríamos conocido de todos modos. Eso es porque sé ahora que eres mi alma gemela. El camino que nos trajo hasta aquí no siempre fue fácil, pero nos hizo más fuertes y más preparadas que nunca para dónde nos llevaría después. No puedo esperar por la próxima aventura. Te amo, Santana.
No creo que jamás hubiera visto llorar a Santana, pero sus ojos comenzaron a brillar mientras en silencio articulaba:
—Te amo, Princesa.
Elvis nos hizo intercambiar anillos. Santana siempre se había negado a quitarse el viejo y falso a pesar de que había vuelto su dedo verde. Deslicé un nuevo anillo de platino en su dedo a cambio esta vez. Santana me había sorprendido con—nada menos—un anillo de diamantes de corte princesa hace pocos meses. Colocó el anillo de diamantes de la eternidad en mi mano en frente de ella.
—Por el poder que me confiere el estado de Nevada, ahora puede besar a la novia.
Santana me levantó en sus brazos y me besó como si no hubiera mañana. Sus cálidos labios envolvieron los míos, saber que oficialmente era mi mujer se sentía como el cielo.
Pixy se impacientó y empezó a decir baa de nuevo, mientras Adele y Harry aplaudían.
Santana me dejó, y Zelda habló desde detrás de nosotras.
—¡Ese beso! Ahora, sé exactamente que es por eso me acuerdo de ustedes dos.
Zelda tomó fotos de Santana y de yo solas y algunas más con Adele y Pixy.
Reservamos una habitación en el mismo hotel donde nos alojamos hace tres años y planeábamos quedarnos en Las Vegas para una mini luna de miel.
Adele y Harry llevaron a Pixy de regreso a su SUV. Nosotros la abrazamos diciéndole adiós, ya que estarían conduciendo de vuelta a Hermosa Beach.
Mientras nos bajábamos al calor seco con la puesta de sol en las Vegas, tuve una sorpresa especial esperando a Santana en frente de la capilla.
Ella estalló en carcajadas cuando vio el BMW negro, de la misma marca y modelo que el de nuestro viaje por carretera.
—¿Alquilaste un Beemer?
BEE-MA. Mi amor con su acento que nunca se desvanecía.
—Sabíamos que íbamos un avión de vuelta a casa, pero pensé que este sería un toque agradable.
Hice que Adele decorara el auto con la escritura brillante en la parte de atrás que decía: Recién Casadas... Otra vez. Estaba más emocionada de mostrarle algo que estaba dentro.
—Es perfecto. ¿Quiere que conduzca, señora López?
—Sí. Creo que me gustaría simplemente mirar a mi bella esposa y sin ningún tipo de distracciones.
Cuando llegamos, una amplia sonrisa se extendió por su rostro en el momento que vio el tablero.
—¡El Sr. Obama! ¿Lo mantuviste durante todos estos años?
—Tengo que contarte una historia. Antes, cuando llegué por primera vez a Temecula y cambié el BMW, dejé el muñeco en el interior. La empleada del concesionario corrió detrás de mí y me preguntó si lo quería. Le dije que se lo quedara. Estaba tratando de deshacerme de todas las señales físicas de ti, porque perderte me dolía mucho. Todavía estabas en mi corazón, y eso no se iría, así que hice lo que pude para eliminar todos los otros recordatorios. Unas semanas más tarde, estaba estacionada en una gasolinera. Un chico de alrededor de doce estaba esperando en el auto junto a mí a que su padre saliera del mini-market. Noté al muñeco en el frente. No lo podía creer. Sabía que tenía que ser nuestro. Le pregunté que de dónde lo sacó. Dijo que su padre se lo dio. Resulta que el padre trabajaba en el concesionario. No sabía lo que significaba, pero de alguna manera sentí que era una señal de que no se suponía que debía dejarte ir. Le pregunté cuánto dinero podía darle para comprárselo de nuevo. Me cobró diez dólares, pero habría pagado casi cualquier cosa. Fui un lío lloriqueando ese día. Aunque todavía me obligué a seguir adelante, cuando apareciste de nuevo, pensé en el muñeco y supe que el universo había estado tratando de decirme que esperara por ti, que no me diera por vencida.
Las lágrimas empezaron a caer de mis ojos mientras pensaba en lo afortunada que era porque ella había llegado de nuevo a mi vida y mucho más.
—Esa historia es increíble, Princesa.
Santana limpió con los dedos las lágrimas cayendo de mis ojos y dijo:
—Gracias por darme una segunda oportunidad.
Se inclinó y besó mi vientre de cinco meses de embarazo que se extendía a través del encaje de la cintura de mi vestido imperio. El bebé que esperábamos llevaría el nombre de su mamá.
Mi segunda Santana.
Santana mantuvo su cabeza en mi estómago. Yo pasé los dedos por su cabello y dije:
—Suficientemente justo. Te di una segunda oportunidad, y ahora tú me estás dando la mía.
FIN
Con su cabello muy rizado de color rojo y sobre la parte superior de la bata multicolor, Zelda parecía casi exactamente la misma que recordaba.
Ella entrecerró los ojos y miró a Santana.
—¿No has estado aquí antes?
Ella sonrió. Volver aquí había sido idea suya.
—Muy perspicaz. Esta vez tenemos una cita. Está bajo López. A las seis —dijo Santana, levantando el trozo de papel—. Y una licencia de matrimonio real. Haremos el asunto verdadero en esta ocasión.
Ella movió su dedo.
—Eso es correcto. Eres la tipa Latina... esos votos... ¿cómo podría olvidarlos? Debería haber sabido que lo de ustedes dos era verdadero. Una de las pocas parejas por las que en realidad me lo pregunté después de que salieron. ¿Por qué les tomó tanto tiempo?
—Eh, dimos un par de golpes durante el resto de nuestro viaje por carretera. Pero aterrizamos sobre nuestros pies, ¿no es así, Princesa?
Oírla decir eso fue agridulce. Cada vez que pensaba en los dos años que estuvimos separadas, me ponía muy triste. Ella me miró con ojos de adoración. Dios, ¿cómo había tenido tanta suerte de encontrar a una chica que me amara con tanta fuerza?
—¿Están listas para empezar? —preguntó ella.
—Sí. —Sonreí, sin dejar de mirar arriba a los ojos oscuros número trece de Santana.
Adele y su novio Harry estaban con nosotros para servir como testigos. Debido a que manejamos por carretera. Trajimos a Pixy también. Era la mejor madrina. Ya ataviada con un vestido de mi elección, venía preparada esta vez. Santana se veía increíblemente sexy en una camisa de lino blanca enrollada en las mangas y pantalones de vestir que abrazaban su magnífico trasero, trasero que todavía me ayudaba a mantenerme hasta este día. Había renunciado a mi carrera de derecho por un trabajo mucho más satisfactorio dirigiendo el refugio de animales local en Hermosa Beach. El pago era una mierda, pero tenía ganas de levantarme y de estar con los animales todos los días y nunca temía ir a trabajar. Santana todavía ganaba buen dinero de las regalías de su carrera futbolística en el modelaje, pero también abrió su propio negocio de jardinería con un equipo completo de empleados. Todavía incursionaba en el arte reciclado también. Mientras me abría paso por el pasillo, la canción que Santana había escogido me tomó por sorpresa: The Long and Winding Road de los Beatles. Era poco convencional, pero el significado era completamente perfecto para nosotras.
Uno pensaría que después de todo este tiempo, no habría estado nerviosa, pero me temblaban las manos mientras la ceremonia comenzó. No fue diferente de la primera vez aquí.
Elvis habló:
—Si alguien puede demostrar una causa justa por la que no pueden estar legalmente unidas entre sí, que hable ahora o calle para siempre.
Como si fuera una señal, Pixy dejó escapar un largo:
—Baaaaaa.
Santana se dio la vuelta y bromeó:
—No crearás problemas en este momento, ¿no es así, Bugger?
—¿Quién entrega a esta mujer para casarse?
Adele habló desde detrás de mí.
—Yo.
Ella y yo habíamos llegado a ser como hermanas. Estaba agradecida por mi nueva familia. Me tocó cuando Santana tomó mis manos entre las suyas y dijo:
—Ojalá mamá pudiera haberte conocido.
Elvis interrumpió nuestro momento privado.
—¿Van a utilizar los votos estándar, o tienen los propios?
Respondimos exactamente al mismo tiempo.
—Estándar —Santana dijo mientras yo hablé sobre ella.
—No, yo tengo los míos.
Ella pareció aturdida mientras se inclinaba y susurraba:
—Princesa, ¿escribiste tus votos? Yo solo quería estar oficialmente casada contigo lo más rápido posible. Iba a renunciar a ellos esta vez.
Asintiendo, le dije:
—Es mi turno. Tengo algo que decir.
Cuando Santana los repitió después de Elvis, yo me aclaré la garganta.
¿Cómo podría poner en palabras lo que ella significaba para mí?
Respirando profundamente, compuse mis pensamientos antes de hablar.
—Santana, cuando nos conocimos, no supe lo que me golpeó. Todo lo que sabía era que, por primera vez en mi vida, estaba viviendo el momento. Me enseñaste mucho en poco más de una semana sobre lo que es importante en la vida. Me enseñaste a disfrutar de la vida y a no tomármela tan en serio. Me hiciste enamorarme tan locamente de ti, que cuando creí que me habías lastimado, todavía no pude sacarte de mí. Sólo podía fingir que no me importabas ya. Pensé que te amaba entonces. Pero no me imaginaba que nuestra historia de amor real, ni siquiera había empezado. Nunca te amé más que cuando volviste y luchaste por mí con todo lo que tenías. Día tras día, tiraste lejos tu orgullo y nunca renunciaste a mí, incluso cuando te hice creer realmente duro que las cosas nunca funcionarían entre nosotras. Te ganaste de nuevo mi confianza y algo más. Me dijiste que deseabas que tu madre pudiera haberme conocido. Bueno, me gustaría que estuviera aquí también, así podría darle las gracias por la forma en que te crió. Pensar que podría haber dado una vuelta equivocada, que podría nunca haberte conocido cuando lo hice en la parada de descanso en Nebraska. Un sólo minuto puede cambiar una vida entera. Sin embargo, todavía siento como que de alguna manera nos habríamos conocido de todos modos. Eso es porque sé ahora que eres mi alma gemela. El camino que nos trajo hasta aquí no siempre fue fácil, pero nos hizo más fuertes y más preparadas que nunca para dónde nos llevaría después. No puedo esperar por la próxima aventura. Te amo, Santana.
No creo que jamás hubiera visto llorar a Santana, pero sus ojos comenzaron a brillar mientras en silencio articulaba:
—Te amo, Princesa.
Elvis nos hizo intercambiar anillos. Santana siempre se había negado a quitarse el viejo y falso a pesar de que había vuelto su dedo verde. Deslicé un nuevo anillo de platino en su dedo a cambio esta vez. Santana me había sorprendido con—nada menos—un anillo de diamantes de corte princesa hace pocos meses. Colocó el anillo de diamantes de la eternidad en mi mano en frente de ella.
—Por el poder que me confiere el estado de Nevada, ahora puede besar a la novia.
Santana me levantó en sus brazos y me besó como si no hubiera mañana. Sus cálidos labios envolvieron los míos, saber que oficialmente era mi mujer se sentía como el cielo.
Pixy se impacientó y empezó a decir baa de nuevo, mientras Adele y Harry aplaudían.
Santana me dejó, y Zelda habló desde detrás de nosotras.
—¡Ese beso! Ahora, sé exactamente que es por eso me acuerdo de ustedes dos.
Zelda tomó fotos de Santana y de yo solas y algunas más con Adele y Pixy.
Reservamos una habitación en el mismo hotel donde nos alojamos hace tres años y planeábamos quedarnos en Las Vegas para una mini luna de miel.
Adele y Harry llevaron a Pixy de regreso a su SUV. Nosotros la abrazamos diciéndole adiós, ya que estarían conduciendo de vuelta a Hermosa Beach.
Mientras nos bajábamos al calor seco con la puesta de sol en las Vegas, tuve una sorpresa especial esperando a Santana en frente de la capilla.
Ella estalló en carcajadas cuando vio el BMW negro, de la misma marca y modelo que el de nuestro viaje por carretera.
—¿Alquilaste un Beemer?
BEE-MA. Mi amor con su acento que nunca se desvanecía.
—Sabíamos que íbamos un avión de vuelta a casa, pero pensé que este sería un toque agradable.
Hice que Adele decorara el auto con la escritura brillante en la parte de atrás que decía: Recién Casadas... Otra vez. Estaba más emocionada de mostrarle algo que estaba dentro.
—Es perfecto. ¿Quiere que conduzca, señora López?
—Sí. Creo que me gustaría simplemente mirar a mi bella esposa y sin ningún tipo de distracciones.
Cuando llegamos, una amplia sonrisa se extendió por su rostro en el momento que vio el tablero.
—¡El Sr. Obama! ¿Lo mantuviste durante todos estos años?
—Tengo que contarte una historia. Antes, cuando llegué por primera vez a Temecula y cambié el BMW, dejé el muñeco en el interior. La empleada del concesionario corrió detrás de mí y me preguntó si lo quería. Le dije que se lo quedara. Estaba tratando de deshacerme de todas las señales físicas de ti, porque perderte me dolía mucho. Todavía estabas en mi corazón, y eso no se iría, así que hice lo que pude para eliminar todos los otros recordatorios. Unas semanas más tarde, estaba estacionada en una gasolinera. Un chico de alrededor de doce estaba esperando en el auto junto a mí a que su padre saliera del mini-market. Noté al muñeco en el frente. No lo podía creer. Sabía que tenía que ser nuestro. Le pregunté que de dónde lo sacó. Dijo que su padre se lo dio. Resulta que el padre trabajaba en el concesionario. No sabía lo que significaba, pero de alguna manera sentí que era una señal de que no se suponía que debía dejarte ir. Le pregunté cuánto dinero podía darle para comprárselo de nuevo. Me cobró diez dólares, pero habría pagado casi cualquier cosa. Fui un lío lloriqueando ese día. Aunque todavía me obligué a seguir adelante, cuando apareciste de nuevo, pensé en el muñeco y supe que el universo había estado tratando de decirme que esperara por ti, que no me diera por vencida.
Las lágrimas empezaron a caer de mis ojos mientras pensaba en lo afortunada que era porque ella había llegado de nuevo a mi vida y mucho más.
—Esa historia es increíble, Princesa.
Santana limpió con los dedos las lágrimas cayendo de mis ojos y dijo:
—Gracias por darme una segunda oportunidad.
Se inclinó y besó mi vientre de cinco meses de embarazo que se extendía a través del encaje de la cintura de mi vestido imperio. El bebé que esperábamos llevaría el nombre de su mamá.
Mi segunda Santana.
Santana mantuvo su cabeza en mi estómago. Yo pasé los dedos por su cabello y dije:
—Suficientemente justo. Te di una segunda oportunidad, y ahora tú me estás dando la mía.
FIN
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
Realmente hermosa historia, me ha encantado, gracias por compartirla. ( ˘ ³˘)♥
claudia1988* - Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 21/08/2016
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
no me importa que tuvieses que tardarte por limpiar si ibas a regalarnos este increible final, gracias, gracias y mil gracias, hasta una nueva oportunidad!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]BASTARA ARROGANTE GP (BRITTANA). cap. 29 y Epilogo
Hermosa historia!!!!
Britt fue por su morena y se dieron su segunda oportunidad.
Ahora si matrimonio de verdad y la rubia embarazada!!! San súper feliz obviamente ya empezaron con el primero de los 6 que quería jajajajaja
Y tuvieron la mejor dama de honor jajaja
*** y bueno lo de la limpieza se entiende cuando empiezan las mamas ni como pararlas jajaja
Britt fue por su morena y se dieron su segunda oportunidad.
Ahora si matrimonio de verdad y la rubia embarazada!!! San súper feliz obviamente ya empezaron con el primero de los 6 que quería jajajajaja
Y tuvieron la mejor dama de honor jajaja
*** y bueno lo de la limpieza se entiende cuando empiezan las mamas ni como pararlas jajaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
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