[Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo

Capitulo 12

—No—Santana dijo inmediatamente—Quinn no está entrenados para encubierto.

—Yo puedo hacerlo—la voz de Quinn era tranquila y segura.

—Trabajo de encubierto requiere práctica, rubia—interrumpió Mike—Tienes que ser esa persona de veinticuatro a siete, porque si lo pierde por un minuto, conseguirá estar lista. Y entonces…—se encogió de hombros, y un pesado silencio cayó alrededor de la mesa.

—Quinn sería un blanco fácil—dijo Rachel en el vacío resultante—Nadie va a llevarla a cualquier cosa menos a un policía. Jesús, mírala.

—Rachel—Quinn interrumpió, su voz baja—Tómalo con calma.

—Eres lo suficientemente tonta como para intentarlo. Joder, Fabray—Rachel se cerró de golpe hacia atrás en su silla, murmurando algo acerca de policías
idiotas en voz baja.

Santana miró de soslayo a la joven castaña, contemplando la ferocidad de su voz.

Eso es simplemente perfecto. Estas dos ya están demasiado involucradas.

Maldita sea.

Otra complicación con la que no tengo tiempo para lidiar.

—No hay ningún punto en discutir esto—dijo rotundamente—Nosotros ni siquiera tenemos tiempo para crear un buen fondo de la cubierta para ti Quinn. No puedes simplemente aparecer un día. Necesitas una historia, una historia de fondo, contactos, personas quienes te conozcan como la persona que estas pretendiendo ser.

—Ahí es donde entro yo—dijo Jasmine, su tono ligeramente conciliador—Si yo la presento, ella tendrá credibilidad instantánea. Una vez que sea parte del grupo en el Troc, eso comprara su entrada a Ziggies sin hacer preguntas. No debería tomar más de una cuestión de días para establecerla como alguien habitual.

—¿Sí?—Mike preguntó agresivamente—¿Y el pequeño detalle de Quinn pareciendo un hombre? Ella no lo es, incluso si tiene el pelo corto y no hay mucho en el camino de las tetas.

—En realidad, Detective—dijo Jasmine—, Ella no tiene que parecerse a un hombre. Sólo tiene que dar la impresión de uno. Está en el andar, la actitud, el tono de la voz.

—Oh, por…

—Vamos a suponer—interrumpió, sintiendo que le asiático estaba a punto de quemar un fusible—, Que Quinn puede pasar...

—Puedo—Quinn se encontró con su mirada—¿No es lo que hacemos todo el tiempo, sargento?¿Jugar el juego?

Estudió los ojos verdes profundos, inquebrantables.

¿Así que ya sabes?

Jugar el juego, sí, eso es lo que hacemos. Pretender que las cosas que vemos no nos afectan, que el miedo no es real, que la violencia no nos toca.

Que no estamos sangrando por dentro.

—Suponiendo que Quinn se aceptada por tus amigos en el Troc, ¿qué tan pronto podemos meterla en Ziggies?

—Hay un gran espectáculo en el club este fin de semana—Jasmine respondió.

—Un grupo de nosotras por lo general suele salir después a celebrar, mientras que todavía estamos...vestidos.

Mike resopló.

—¿Para un bar nudista?

Jasmine se puso rígida, y, por primera vez, se veía enojado.

—Nuestras opciones son limitadas, Detective.

—¿Dónde vives, Quinn?—preguntó.

—Independencia Place—Quinn nombró una de los costosos edificios altos justo al sur de Walnut en la calle 6, en la frontera de Washington Square Park.

Negó con la cabeza.

—No es bueno. Vamos a tener que encontrarte un departamento un poco más inferior en la escala que eso.

—Hay un lugar abierto en mi edificio—Rachel dijo en voz baja.

Antes de que pudiera objetar, Jasmine dijo:

—Eso podría ser bueno. No estaría mal para Quinn tener una novia, tampoco. Otra pieza en la foto.

La ojiverde se sonrojó y Mike resopló.

—Está bien—dijo golpeando suavemente las manos sobre la mesa—Vamos a ir con este plan por ahora. Jasmine estás a cargo de conseguir a Quinn...dirigirla.

—¿Cuál es tu dirección, semental?—Jasmine pregunto. Cuando la ojiverde se la dio, añadió—Yo estaré otra vez en una hora. Por qué no traes a Rachel, también. Ella puede ser nuestra primera audiencia.

Se volvió a la castaña.

—¿Cuál es la situación en tu edificio?¿Hay un encargado del edificio quien maneja el alquilar de los departamentos?

—Esa es una palabra elegante para el hombre, ya que no hace una mierda por el lugar, pero sí.

—Trae a Quinn alrededor. Dile que ell...él es un amigo tuyo que necesita un lugar colocar de forma inmediata. Efectivo. Yo me encargo de conseguir el dinero para ti esta noche.

La ojiverde parecía aún más infeliz.

—Por supuesto—Rachel se encogió de hombros con indiferencia.

—Y todavía necesito que encuentres a una de esas chicas que te hablaron de hacer los videos de sexo hace unos meses. Hay una buena probabilidad de que hayan estado en el sitio de la película.

—Te lo dije antes, no voy a dar nombres.

—Yo no quiero sus nombres. Sólo quiero hablar con ellas.

—Está bien—Rachel dijo de mala gana—Veré lo que puedo hacer.

—Bueno. ¿Todavía tienes el teléfono?

—Sí, sí.

—Úsalo. Quinn, puedes irte. Rachel...—vaciló, pero tuvo que admitir que el plan de Jasmine para el nuevo personaje de la ojiverde teniendo una novia tenía sentido—Ve con ella.

—Sí, señora—Quinn dijo mientras se levantaba.

La castaña meramente respiro.

Volvió su atención a Kitty.

—Consigue los rastros informáticos interdepartamentales.

—Bien. Voy esta noche de nuevo. Menos tráfico en la red. Menos gente se fijara en mí.

Mientras observó a su equipo dispersarse, ella trataba de no adivinar sus decisiones. Poniéndolos en peligro era mucho más difícil de lo que se enfrentarlos a sí misma.








Kitty alcanzó alrededor de la esquina en el dormitorio.

Marley, su cabello castaño recién lavado, yacía en la cama en una de sus viejas camisas de algodón que había sido azul, pero ahora estaba deteriorada casi a blanco.

—¿Todo el mundo se ha ido?

—Hola amor. Sí, estoy completamente sola—Marley sonrió y le extendió la mano—Te extrañe.

—Yo también—cruzó la habitación y se acomodó en la esquina de la cama—¿Cómo estás?

—Blaine me dijo un poco acerca de lo que sucedió.

Su corazón se sacudió en su pecho, y tenía el estómago revuelto al instante.

—¿Qué quieres decir?

—Sobre el accidente.

—Maldita sea—estallo, con una mano empuñando la sabana—Es demasiado pronto…

—No es su culpa. Yo le pregunte.



Flashback


—¿Qué sucedió el sábado por la noche?

Blaine continuó suavemente secándole el cabello.

—¿Qué recuerdas?

—No mucho—una toalla de felpa gruesa envuelta alrededor de su cuerpo desnudo, se apoyó contra el pelinegro buscando apoyo—Sé que hubo un accidente, y Kitty me dijo que fui golpeada por un coche. Ella dijo que el conductor no se detuvo.

—Entonces sabes casi tanto como nosotros sabemos—Blaine trabajó cuidadosamente un peine de dientes anchos a través de los largos mechones, parando intermitentemente para eliminar las pequeñas islas de sangre coagulada que se pegaban con asiduidad a las hebras de seda.

—Sé que hay más—cerró los ojos, el agotador dolor de cabeza, por el solo hecho de su presencia constante.

—Kitty te lo dirá.

Empezó a sacudir la cabeza, pero se detuvo cuando el dolor se intensificó.

—No. Ella puede. La mata hablar sobre ello. No puedo soportar ver el dolor en sus ojos.

—Dios, lo sé—Blaine suspiró—Kitty es incapaz de ocultar sus sentimientos, a pesar de lo mucho que lo intenta. Si me duele verla herida, debe ser terrible para ti.

—Sí. Agonía—le tomó la mano de Blaine y la apretó con fuerza—Así que por las dos, ¿podrías ayudarme a entender lo que ha pasado?

—Tu recordarás dado el tiempo suficiente.

—No son los recuerdos que necesito tanto como saber lo que viene. Hay una reunión en planta baja en este momento ¿verdad ?

—Kitty es una idiota si cree que puede mantener guardado cualquier cosa de ti—dijo Blaine, su voz ronca por la ternura.

—Ella cree que me está protegiendo—respondió al instante viniendo a la defensa de su rubia—La amo por eso. Por eso y muchas otras razones.

—Usted sabe que ella vive por ti, ¿verdad?—Blaine se inclinó y le besó la cabeza—Nunca intencionalmente guardaría algo de ti, excepto para evitar que sea herida.

—Blaine—dijo suavemente—, No necesitas decirme cómo ella me ama. Ella es el corazón de mi corazón .

—Por supuesto que lo es. Siempre he sabido eso.

—Entonces, por favor, dime lo que está pasando.

—¿Recuerdas que Kurt y Kitty estaban involucrados en una investigación con la policía local y el Departamento de Justicia?

Guardó silencio durante un largo momento.

—Algo... acerca de Internet...una red de pornografía, ¿verdad?

—Sí. Algo...ah, Dios...algo salió mal. Alguien descubrió lo que Kitty y el resto de ellos estaban investigando—el silencio se prolongó más tiempo esta vez. Cuando Marley habló, su voz temblaba—Así que el accidente...no fue un accidente.

—Aquí, ponte esto—Blaine ordeno, sosteniendo la camisa que había sacado del armario de Kitty. La ayudó a levantarse y terminó de secarla.

Su expresión era cuidadosamente en blanco mientras acariciaba suavemente el algodón suave en las grandes contusiones en las costillas y su espalda.

—Debería poner algo en esa raspadura en la cadera. Espera un minuto—rápidamente, conteniendo las lágrimas, se volvió hacia el botiquín y buscó alrededor hasta que encontró un gran tubo de pomada antibiótica.

A pesar de su cuidado, hizo una mueca cuando Blaine extendió el ungüento calmante sobre la superficie en carne viva que estaba en la piel que había sido arrancada por el impacto de su cuerpo con la superficie áspera de la calle.

—Lo siento.

—No. Eso está bien—apoyó una mano sobre el hombro del ojiverde para mantener el equilibrio—Pero ellos no podrían haber pensado en hacerme daño, ¿podrían? Yo no sabía nada.

Cuando Blaine encontró con los ojos celestes, su angustia era claramente evidente.

Las lágrimas se desbordaron en las mejillas la castaña.

—Kitty. Por supuesto que querían a Kitty. Oh Dios.


Fin Flashback


—Hey—Kitty dijo ansiosa, moviéndose más cerca de la cama. Pasó los dedos por las mejillas de la castaña, capturando las lágrimas con las puntas de los dedos—Hey, hey bebé. Todo está bien. Todo está bien.

—¿Hay alguien que todavía está tratando de hacerte daño?

—¡No! No—se acomodó en la cama junto a su castaña y le pasó el brazo por los hombros—Todo está bien. No hay nada de lo que tengas que preocuparte.

—¿Estás segura?—Marley se acercó más , tragando un gemido cuando sus sensibles costillas protestaron.

Se sentía demasiado bueno estar en los brazos de su rubia como para alejarse, incluso para aliviar el dolor.

—Absolutamente—Kitty conscientemente disminuyo su agarre, ya que lo único que quería hacer era sostener a la castaña con más fuerza.

Marley apoyó la mejilla contra el pecho de la rubia, enumerando la rápida ráfaga de respiración y los salvajes latidos de su corazón.

Siempre le había gustado el calor del cuerpo la ojiverde y el rápido aumento de su pasión, pero nunca más que ahora. El hecho de saber que alguien había querido hacerle daño hizo desesperarse por mantenerla a salvo.

—No puedo imaginar la vida sin ti.

—Nunca tendrás que hacerlo—Kitty temblaba mientras le besó con ternura los labios.

La volvió a besar, suavemente, cuidadosamente, su pasión contenida, pero su devoción desenfrenada.

Capitulo 13

—¿Tienes hambre?—Quinn preguntó, rompiendo el silencio. Rachel había
estado callada desde que habían salido de Wilde—¿Deberíamos conseguir una pizza o algo?

—¿Qué sobre ir a alguna después de que Jasmine haga sus cosas? Necesitas la práctica.

Hacer sus cosa.

Enrojecido.

—Sí claro. Ese…

¿Y si no puedo hacerlo?

¡Por Dios!, ¿y si Rachel se ríe?

—Estás loca por hacer esto.

—Es mi trabajo—miraba hacia delante, su ritmo acelerado.

—No lo es—Rachel le agarró la muñeca y la tiró hasta que la miraba—Se supone que tienes que caminar por un golpe, no arrastrarse en el club y... recoger zorras.

—Recogiendo...!Oh, Vamos! sabes que lo que haga mientras estoy encubierto no significa nada. Es sólo trabajo.

—¿Eso incluye follar a una de ellas también?—Rachel empujo su mandíbula y se preguntó dónde demonios había venido eso.

Como si me importara a quien se folla.

—Eres imposible, ¿lo sabes?—Quinn se pasó una mano por el pelo en señal de frustración—No voy a estar follando a nadie. Jesús.

Ninguna de las dos dijo nada más hasta que estuvieron dentro del vestíbulo. Llegó el ascensor y, cuando entraron, estuvieron a solas.

—¿Estás enojada?—preguntó.

—No

—¿Segura?—se inclino con un hombro contra la pared, su cadera ladeada, una franja de piel desnuda se veía por encima de la cintura de sus pantalones ajustados.

—Sí—Quinn dijo con voz ronca, su atención fija a esa morena y suave pulgada de carne.

Quería ver si era realmente tan suave como parecía. Se sentía caliente y un poco mareada.

Afortunadamente, el ascensor se deslizó a una parada.

—Todo bien.

De repente tímida, Rachel vaciló.

—¿Estás segura de esto? Ya sabes, si la gente te ve conmigo…

Con impaciencia, casi con rabia, le tomó la mano y la sacó del ascensor.

—¿Qué te hace pensar, que tienes un gran cartel que dice Zorra en el cuello? Déjalos que piensen lo que quieran pensar.

—¿Qué tal tu trabajo? Eso podría ser un problema, ¿verdad?

Su cabeza se giró bruscamente y miró fijamente a la castaña.

—¿Quién te dijo eso?

—Nadie.

López...Santana López...

Empujo su llave en la cerradura y la retorció brutalmente. Abrió la puerta y esperó por la castaña para entrar antes de seguirla a su departamento y encendiendo el interruptor de la luz a la derecho.

—¿Qué te dijo López?

Rachel no pudo perderse la corriente de dolor en la voz desesperada de la rubia.

—Escucha...López solo estaba preocupándose por ti y tu trabajo, ¿de acuerdo?

—No la necesito preocupada por mí, especialmente, no cuando estas interesada. ¿Qué dijo ella?— Quinn dio un paso adelante, y cuando la castaña se estremeció, se echó hacia atrás, al instante sintiéndose enferma del estómago—Dios, Rach, ¿crees que te haría daño?

—No—Rachel sacudió la cabeza. Tentativamente, colocó su palma de la mano contra su pecho, justo por encima su corazón—No, yo...No pienso eso.

Se quedó muy quieta, con miedo de que si se movía de la castaña quitaría su mano. El calor de la mano pequeña quemaba su piel a través de la tela de su camisa.

No podía sentir nada más, excepto aquellas pequeñas pulgadas de carne, y en ese único contacto, se sentía terriblemente viva.

—No lo haría—susurró—Nunca. Lo juro.

Temblorosa, Rachel sonrió.

El corazón de la ojiverde latía ruidosamente contra su palma. No podía recordar haber sentido nada como ese insistente golpeteo, salvaje y fuerte y extrañamente dulce.

Como Quinn.

—No me preguntes cosas, y no tendré que mentir.

La rubia dio un cauteloso paso hacia adelante. Ella no movió su mano, pero le deslizó más arriba en el pecho, hasta que sus dedos tocaron la piel de su garganta.

—No es así cómo funciona—la voz de Quinn era ronca, su cuerpo tenso por la tensión.

—¿Cómo funciona?—preguntó incapaz de apartar la mirada de la cara de la rubia.

Sus ojos se ponen tan oscuro como cuando estas Excit... oh dios.

Se tambaleó hacia atrás y dejó caer su mano.

La rubia se inclinó hacia ella, la respiración rápida, pero no la siguió.

Se sonrieron la una a la otra.

—¿Estás bien?—preguntó finalmente.

Asintió.

—¿Si, tú?

—Por supuesto.

El timbre sonó.

Quinn respiró profundamente.

"Tiempo de la función."







Brittany se empujó en un codo y se apartó el pelo de la cara con la mano libre.

—¿Qué es?

—Cristo, Lo siento—Santana se incorporó rápidamente y pasó las piernas por el borde de la cama. Su voz fue ahogada cuando dijo—Mira, no eres tu ¿de acuerdo?

—Podría señalar que yo soy la única en la cama contigo, así que lo más probable es que soy yo, pero estoy demasiado vieja para perder el tiempo con el falso orgullo—con cuidado apoyó la mano sobre la espalda desnuda su morena. La piel estaba resbaladiza con el calor de su pasión, los músculos tensos por la tensión—Y, afortunadamente, hemos estado juntas el tiempo suficiente como para creerte. Por lo tanto, si no soy yo, ¿qué es?

—Nada, es sólo que... —la Detective se pasó una mano por el pelo.

Así es como empieza. Primero ella estará confundida, luego estará herida, y con el tiempo ella estará enfadada. Esto es cuando todo comienza a desmoronarse.

—No es nada. Supongo que estoy cansada. Lo siento.

—San—dijo mientras se sentaba y deslizó una pierna alrededor de cada lado del cuerpo moreno, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura desde atrás al mismo tiempo. Apoyó la barbilla en el hombro de su amante—Hemos hecho el amor cuando estaba tan agotada que apenas podías mover un músculo. Hemos hecho el amor cuando aún te estabas recuperando de una herida de bala. Señor, hemos hecho el amor en los lugares y en momentos en que la gente sana no podría concebir de ser encendidas. No se trata sobre estar cansada.

Sin mirar alrededor, Santana encontró la mano blanca donde descansaba sobre su estómago y la sostuvo. Los pechos estaban contra su espalda, una comodidad suave y cálida.

Tal vez, tal vez esta vez sí que estaría bien.

—Es el caso.

—Mmm, yo pensaba lo mismo—Brittany acurrucó la mejilla contra su cuello—¿Qué te preocupa sobre ello?

Dejó escapar un suspiro.

—Casi cada maldita cosa que puedas imaginar. He conseguido un equipo variopinto, corto de policías y mucho tiempo de civiles, una de los cuales es una condenada prostituta—Y otra que es mi amante—Tengo a Kitty tratando de ahuyentar a un informante dentro del departamento, alguien quien probablemente podría estar conectado a la mafia, alguien que probablemente trató de matarla una vez ya. La carrera de Mike, tal vez incluso su pensión, es un tiro al infierno si esta operación entra en conflicto con alguien con mucho más peso, o conexiones, de la que podemos manejar. Estoy poniendo a una novata encubierto, sin tiempo de preparación y apenas ningún respaldo. Civil de respaldo en eso. Jesús, que lío. Debería ser sacada y fusilada.

—Ni siquiera bromees—Brittany se puso rígida, y por primera vez, su voz tenía un borde.

Las pesadillas sólo habían comenzado a disminuir, y aún había noches cuando se despertaba con sudor, las imágenes de la vida de la morena sangrado lejos entre sus dedos.

—Lo siento—Santana volvió la cabeza—Lo siento.

—Eres la líder del equipo. Comandante. Tu carga es tan grande como las de ellos, y te importan—la besó suavemente—Eres exactamente la persona adecuada para dirigirlos.

Santana giro su cara hacia el cuello pálido y apretó los labios contra la piel suave. La siguió con su cuerpo, dando vueltas y tirándola debajo de ella.

Descansando sobre sus codos, un muslo entra las piernas blancas, contemplando la oferta, sabiendo en sus ojos que nunca dejaba de darle la bienvenida.

Eso la tomó por sorpresa, cada vez, cómo rápidamente la comodidad de la fuerza apacible de la rubia podría transformarse en deseo.

Sintiendo la subida sensual de las caderas y el ligero rose de los pezones en su contra, se olvidó de todo excepto del creciente calor en su interior.

Cuando la ojiazul le acarició sus pechos, su abdomen, la curva de sus caderas, se dejó llevar más allá del pensamiento sobre las mareas de su deseo singular.

Rindiéndose a la fuerza de la boca de la rubia y las prisas de los dedos sobre su piel, cerró los ojos mientras la ojiazul la reclamaba, abandonando el control mientras el conocedor toque encontraba los lugares que la debilitaban, haciéndola jadear, haciéndola gritar con el aumento rápido del placer aumentando demasiado rápido a la cresta y rompiéndose.

—Ahora sólo estas tu—murmuró, montando la oleada de excitación que se reunía el fondo de su estómago y se vertía por sus muslos, ahogándola en el placer—Ah Britt, estás haciendo que me corra.

Brittany la miraba, asombrada, como la morena se arqueó por encima de ella, apoyada en los temblorosos brazos, estremeciéndose al borde del orgasmo.

Tan terriblemente indefensa, tan terriblemente preciosa.

—Te amo.

Los ojos oscuros se abrieron, su mirada normalmente penetrante, vidriosa y fuera de foco.

—Te...necesito. Mucho.

—Estoy aquí—susurró, deslizando sus dedos desde el clítoris palpitante, moviéndose más abajo, adentro, tomando posesión de lo que era suyo—Y aquí—empujó más profundo, y la morena se puso tensa, a punto de romperse—Y… aquí.

Cuando la rubia cogió la piel por debajo de su mandíbula en sus dientes, el borde afilado del dolor, atravesó el pozo profundo de placer, y perdió su tenue agarre sobre el control.

—Oh Dios, no... voy.

La rubia la atrajo en sus brazos mientras se corría, acunándola mientras que el aliento rasgo de ella un grito ronco de plenitud.

—Estoy aquí, estoy aquí—tranquilizó, una y otra vez hasta que Santana se relajó en su abrazo.

Capitulo 14

Rachel estaba encorvada en el borde de la cama de Quinn, y, mientras Jasmine clasificaba a través de la ropa en el armario de la rubia, la estudió.

¿Cómo sería la rubia viéndose como un hombre?

No era alta como uno, pero un poco por encima de la altura media y bien construida.

Sus hombros eran finos, per estaban bien desarrollados y las caderas y los muslos tonificados y firmes.

Eso podría ayudar.

Pero más que su cuerpo, estaba su cara.

Barbilla y pómulos audazmente esbozadas por unas líneas, largas, profundos ojos verdes, una generosa boca.

Su pelo rubio, estaba un poco más arriba de sus hombros.

Peinada de la manera correcta sí, eso podría funcionar. Y, por supuesto, ella no tiene que parecerse como un chico; tiene que parecerse a un muy buen Drag King.

Sí, Quinn puede hacer eso.

—¿Qué piensas?—preguntó Jasmine, dirigiéndose a ella mientras se giraba desde el armario con una camisa azul pálido de seda en una mano y un par de pantalones oscuros y una chaqueta a juego en la otra—¿Tal vez añadir una corbata?

Estudió el traje muy bonito, y luego sacudió la cabeza.

—Demasiado de la zona alta de la ciudad. Ella va a encajar mejor si sólo se parece a un chico una versión más joven de sí misma.

—¿Qué quieres decir?—pregunto Quinn, incómoda.

—Tiene razón—dijo Jasmine, dándole una mirada apreciativa—No podemos simplemente disfrazarte y esperar que funcione. Aún tienes que ser tan naturalmente como sea posible—coloco de nuevo la ropa.

—¿Puedo mirar?—preguntó.

—Claro—dijo Quinn, resignada a tener poco que decir en el proceso.


Un minuto más tarde, le entregó a Jasmine primero un par de suaves pantalones negro de cuero, muy usados, y luego, una camiseta blanca, y finalmente un par de desgastadas botas de moto negras con pesados tacones y una correa ancha a través del arco.

—¿Tienes una chaqueta para ir con estos pantalones, Q?

—Sí.

—¿Supongo que no tienes una moto, también?

—Sí.

Miró a Jasmine.

—¿Bien?

—Los chicos en el Troc morirán de envidia—Jasmine puso la ropa en el armario cercano y se dirigió a la ojiverde, su expresión repentinamente seria—La primera vez o dos vas a necesitar ayuda para envolver tu pecho. No es tan simple como suena, ya que no quieres el as viéndose debajo de tu camisa. ¿Está bien conmigo ayudándote?

—Yo...claro—Quinn tiró de su camisa de sus pantalones vaqueros y comenzó a desabotonarla—Vamos a hacerlo.

—Voy a tomar una cerveza. ¿Tienes cerveza, Q?—de repente se dio cuenta de que no quería que ver a la ojiverde desnuda.

O mejor dicho, lo hacía.

Mucho.

Y eso era una buena razón para no hacerlo.

—En la nevera. No te irás, ¿verdad?

—Nah. Voy a pasar el rato por un tiempo—se dirigió hacia la puerta y dijo por encima del hombro—Diviértete.

Jasmine abrió una pequeña bolsa de lona que había llevado a la habitación antes y extrajo una ligera venda elástica blanca de algodón. Manteniendo su mirada en la cara de la ojiverde, se acercó con el as en la mano.

—Levanta los brazos.

Ésta cumplió, y Jasmine rápida y experta la envolvió alrededor del pecho.

—¿Demasiado apretado?

—No—Quinn bajó los brazos, flexionó sus hombros—Parece estar bien.

Cogió la camiseta blanca cerca de la cómoda.

—Vamos a ver como se ve. Y recuerda, tienes que ampliar tus movimientos, no hacerlos más pequeños. Los chicos ocupan mucho espacio.

—Al igual que los policías—Quinn sonrió y tiró de la camiseta—He tenido mucha práctica actuando como si fuera físicamente más grande que yo.

—Lo sé. Esa es una de las razones del por qué creo que esto va a funcionar, ya tienes el andar. Además, tu cara fue hecha para esto—le tomó la mano y la atrajo hacia la cama—Hice una llamada a uno de los chicos tan pronto como la reunión se disolvió, y él me llevó en un rápido viaje de compras para tu equipo de Drag.

Quinn se frotó la parte de atrás de su cuello mientras miraba a los elementos
establecidos en su cama.

¡Oh Por Dios!.

—Tengo unos cuantos diferentes, porque necesitas usar uno lo suficientemente grande como para darte un poco de bulto, que es más o menos necesario para una Drag King. Pero, personalmente, no voy por la apariencia perpetuamente dura. Las pollas de embalaje son sólo para mostrar, ellas no van a funcionar, pero no se parecen a los plátanos en los pantalones, ya sea.

Cogió el consolador de embalaje de color rosa pálido en su envoltura de plástico transparente y apretó.

Se sentía real.

—Bueno, no voy a necesitarlo para trabajar—mantuvo su rostro inexpresivo mientras se bajó la cremallera de sus pantalones vaqueros y los empujó hacia abajo.

Abruptamente, Jasmine se volvió y se dirigió a la ventanas altas en el lado opuesto de la habitación espaciosa. Dándole la espalda, ella comentó:

—Has conseguido una increíble vista de la plaza de aquí. Por todo el centro, en realidad.

—Sí—respondió mientras se ponía los pantalones de cuero y se acomodaba—Bien.

Jasmine se volvió, la ojiverde estaba parada con las caderas empujadas ligeramente hacia adelante, un pulgar enganchado en la parte superior de sus pantalones, sus dedos extendidos a través del cuero, cerca pero sin tocar la sutil pero evidente hinchazón a la derecha de su bragueta.

—Bueno, Quincy—dijo en voz baja—, Estoy teniendo un momento de confusión de género.

La ojiverde se rió un poco temblorosa.

—"Bueno. Yo también.

—Ookaay—respiró hondo y se preguntó brevemente cómo Blaine se sentiría acerca de una cita completa de travestismo.

Quinn, un poco más allá de andrógina ahora, era Eros personificado.

—Tiempo para los toques finales. Lleva esa silla al baño. Necesito una buena luz para esto.



Un minuto más tarde, la ojiverde se sentó, deslizando una mano de forma automática por el interior de su muslo para ahuecar su entrepierna, ajustándose en la nueva posición.

—Buen movimiento—murmuró, pasando los dedos por el pelo rubio—Los hombres y las Drag Kings son aficionados a comprobar frecuentemente sus pollas—rió—Para que no desaparezcan.

—Debería ser divertido en la moto—murmuró Quinn.

La presión desacostumbrada entre los muslos que se intensificó de manera intermitente con cada pequeño movimiento era preocupadamente excitante.

Su cuerpo entero hormigueaba, y no podía esperar para que Rachel la viera.

[]¡Oh Dios!.

¿Y si a ella no le gusta?

Jesucristo.

¿Y si lo hace?[/i]

—¿Están Rachel y tú juntas?—Jasmine preguntó mientras alteraba el arco de sus cejas rubias con varios trazos expertos del cepillo de cejas.

Encontró con la mirada azul en el espejo.

—No ¿porque?

Jasmine cambió a un cepillo más amplio y cogió una sombra oscura del tóner. A medida que acentuaba la anchura de su mandíbula, dijo:

—Ella está caliente por ti.

Se retorció.

Por todos lados.

—No hay nada sucediendo con nosotras.

—Uh-huh—Jasmine dio la vuelta por detrás de la silla y le tendió la mano, y luego sacó a la nueva Drag King de pie.

Comprobó la sombra de barba de Quincy, pasó sus ojos sobre el pecho, dejó que sus ojos bajaran a la prominencia de los genitales ubicados en el suave oscuro cuero.

Bonito.

—¿Quieres que exista?

—¿Que quiero que sea?—Quinn era consciente del lánguido escrutinio, y de forma inesperada, se puso caliente.

Si esto que ocurre todavía, me voy a volver loca.

—Algo sucediendo entre tú y la Señorita Monada.

—Sí—se sentía tan bien decirlo.

—Bueno, entonces, clávalo—dijo Jasmine, tomándole la mano—Creo que estás a punto de conseguir tu oportunidad.





Cuando oyó pasos, Rachel levantó la vista del sofá donde había estado bebiendo su segunda cerveza y hojeando en una revista de coches de época.

Jasmine entró en la sala de estar con su brazo alrededor de la cintura de...

Oh, mierda, Quinn. Mírate. Eres tan, tan caliente.

—Rachel, este es Quincy.

La voz de Mike hizo eco en su memoria.

Tienes que ser la persona veinticuatro a siete, porque si lo pierdes por un minuto, tú conseguirás estar lista. Y entonces…

—Yeahh Rachel—Quinn esperaba que su nerviosismo no se mostrara.

Rachel no dijo una palabra, y no podía decir si le gustaba o no.

Tal vez a ella no le gustaban las Drag; tal vez no le gustaban las mujeres de ninguna manera en absoluto.

Cristo, tal vez ella era hetero.

Quizás...

Bueno, si se supone que debe ser mi novio, tiempo para probarlo.

La castaña puso la botella sobre la mesa de café y fue directamente hacia ella, sin detenerse hasta que sus pechos casi tocaban su pecho.

Sin decir una palabra, se puso de puntillas y le dio un beso en la boca.

Su cabeza daba vueltas violentamente. Se había imaginado una gran cantidad de reacciones cuando lo viera, pero no esto.

Su primer pensamiento, antes de la increíble sensación de su boca condujo cada pensamiento de su cerebro ardiente, era que ella sólo lo estaba besando porque era un chico.

Pero entonces sabía que esto no era lo que la castaña hacía cuando estaba con los hombres.

Esto era algo especial, sólo entre ellas.

Entonces no podía pensar en absoluto, porque su corazón latía tan fuerte y su interior daba vueltas, y sus piernas temblaban demasiado mal para hacer nada más que luchar para mantenerse en pie.

Y Dios puede besar a ella.

—Por lo tanto, novio—Rachel dijo con calma después de que rompió el beso—, Me prometiste pizza.

Jasmine se rió, sacudiendo la cabeza con deleite y admiración por el aplomo de la castaña.

—Quincy, amor, si esa es la forma en que ella pide pizza, es posible que desees ir a un restaurante de cuatro estrellas la próxima vez—salió, su risa suave a la deriva de nuevo a ellos.

—¿Está bien?—Quinn preguntó en voz baja cuando estuvieron solas.

Todavía no se había movido, y tampoco la castaña.

—Te ves genial.

—¿Estás bien llamándome Quincy?

La castaña sacudió la cabeza, exasperada.

—Tú eres Quincy. Tienes que serlo o de lo contrario vas a conseguir tu culo muerto—le tomó la mano y la apretó—Le dijiste a Santana que podías hacer esto, y estoy empezando a creerlo. Por lo tanto hazlo, novata.

—¿Por qué me besaste?

La castaña esbozó una pequeña sonrisa reservada.

—Debido a que te veías un poco nervioso, y eso no es como tienes que verte. Necesitas verte duro y seguro, y pensé que un beso podría ponerte en marcha.

Y porque te veías tan bien que yo sólo tuve que hacerlo.

—No estoy nervioso ahora—la voz de Quincy era baja y ronca.

—Entonces funcionó—atrevió a darle un pico rápido encontrando los ojos verdes.

Eran de un color más oscuro…de nuevo.

Nebuloso y caliente.

Le gustaba saber qué esa mirada era por ella. Pero no estaba lista para más.

—¿Vas a alimentarme o no?

—Sí—la garganta de Quincy dolía con su deseo, pero tendría que estar en sus términos. Él sacó su chaqueta de cuero, se la puso, y luego mantuvo abierta una segunda, más suave marrón—Está haciendo frío en la noche ahora.

Vaciló y luego se giro dejando a Quincy deslizar el abrigo sobre los brazos. Durante un segundo se apoyó en él. Sintió el roce de sus labios contra su cuello, y se estremeció.

—Gracias.

—Vamos, novia—Quincy le al murmuró al oído—Vamos a buscar esa pizza.

Capitulo 15

Kitty cerró los ojos y se frotó la cara con cansancio.

Los símbolos en la pantalla se habían desdibujado hasta el punto en que sabía que iba perder algo crítico pronto.

Estaba sola en el laboratorio de CSU y la tranquilidad confabulo con su agotamiento para adormecerla en el letargo.

—Una exploración más—murmuró—, Entonces voy a dejarlo todo por esta noche—abrió el directorio raíz y comenzó a buscar el registro de actividades del período en cuestión.

Datos desplazados, toda la rutina.

Tanta rutina, de hecho, que casi la hizo perder. Una consulta de contraseña, una serie de ellos, y luego un cambio de contraseña seguido del acceso de los archivos.

Se sacudió en posición vertical, su atención centrada por completo, su mente absolutamente clara. Los dedos volando sobre el teclado, se sumergió rápidamente en el flujo de datos, funcionando en un nivel subconsciente, guiada por la lógica intuitiva saltando que sólo los piratas informáticos maestros alguna vez alcanzaban.

Fue tras la pista de su presa, y estaba cerca.







Quincy miró alrededor del pequeño oscuro departamento vacío que estaba justo al final del pasillo de Rachel.

—Voy a estar bien aquí esta noche.

—No hay muebles—Rachel tiró de su brazo hacia la puerta—¿Qué vas a hacer, desplomarte en el suelo?

—Voy a conseguir algunas cosas mañana. No necesitaré mucho.

—Jodete. Estarás durmiendo en mi casa.

Ignorando el hecho de que nunca había ganado una discusión con la castaña aún, estaba demasiado cansada para discutir.

Había sido angustiante estar fuera en público con la más baja, a pesar de que habían andado en el Tenderloin alrededor de la 13 y Locust donde casi todo vale.

Nadie había parecido prestarles ninguna atención mientras caminaban alrededor, con su brazo alrededor de la cintura de la castaña, quien con un pulgar enganchado por encima del cinturón en la parte trasera.

A pesar de su aparente anonimato, eso era sólo una parte del problema.

Durante tres horas, la castaña había estado por todas partes en él, y eso lo estaba volviendo loco.

Ello frotaba su mano arriba y abajo por su espalda mientras caminaban, apretando su trasero de vez en cuando, y se acercaba a él cuando se detenían a mirar en la ventana de una tienda de videos, su pelvis presionándose con su cadera, sus pechos contra su brazo, sus dedos acariciando su abdomen justo por encima de los pantalones.

Cuando terminaron la noche en un bar de barrio porque la castaña había dicho que sería bueno para que pudieran ser vistos juntos, ella prácticamente se subió a su regazo.

Todo eso había dejado sus nervios rotos y su cuerpo gritando por alivio.

Mucho más de cualquier cosa de ella e iba a salir de su piel.

—Bueno, está bien—admitió mientras caminaban por el corto sucio pasillo y en el sorprendente cálido oasis del departamentos de la castaña—Voy a desplomarme en tu piso. Al menos está limpio.

Ésta lo observó de forma constante.

—Puedes dormir conmigo.

—No puedo—su voz era baja, casi triste.

—¿Por qué no?

—Rachel, por el amor de Dios—Jesús, ella nunca hace nada fácil—Soy
homosexual.

—No me engañabas—la sonrisa de Rachel cuando se giro a mirar a la guapa Drag King era extrañamente tierna—¿Y? ¿No puedes ser buena?

—Generalmente—Quinn dejó escapar un suspiro de frustración, frotándose el as de restricción en su pecho.

Quiero que me toques tanto.

Si estás a mi lado...

—Pero no esta noche. Estoy tan enrolladla... yo ... yo no creo que pueda.

—Bueno, no estoy preocupada, Q—se acercó un paso, que en la pequeña sala las llevo al alcance de la mano—Y no estoy asustada.

Su corazón se triplicó programado.

—Bueno, yo lo estoy.

—¿Duele?—Rachel preguntó con preocupación, señalándole el pecho—Has estado frotándote.

—Pica.

La castaña le tomó la mano.

—Ven aquí y siéntate.

—Rachel…

—Cállate, Q—dijo mientras ponía ambas manos sobre sus hombros y suavemente la forzó hacia abajo en el borde del sofá cama.

Luego se arrodilló entre las piernas y alcanzó la parte inferior de la camiseta blanca.

Su vientre rozó el cuero entre sus muslos.

—Estoy tan excitada—confesó en un susurro—Me estas volviendo loca, no puedo soportarlo.

—Bien.

Cuando la castaña tiró de la camisa de sus pantalones, cerró los ojos y se apoyó en los codos, incapaz de hacer nada más que rendirse.

Tenía el estómago hecho nudos, su piel ardiendo, su clítoris lleno y duro y latiendo.

Sea lo que era, lo que sea que esto no era, no importa lo que dijeran, ella necesitaba esto.

Necesitaba las pequeñas manos sobre ella, necesitaba esa cálida boca...

—Oh Jesús—se quejó cuando la castaña se inclinó hacia delante y besó su
abdomen—Tus labios son tan suaves.

—Mmm, así como tu piel—murmuró Rachel , lamiendo un círculo alrededor del ajustado ombligo. Sus pechos descansaron contra la bragueta, y las froto un lado a otro lentamente mientras trabajaba sus labios sobre los músculos tensos—Sabes bien.

El peso del cuerpo de la castaña presionando en su entrepierna forzó la forma firme en sus pantalones con más fuerza contra su tirante carne.

El malestar se convirtió en estimulación aguda, y su clítoris se contrajo con
espasmos de advertencia.

—Espera...espera un segundo—pronunció desesperada, con una mano sosteniendo la mejilla de la más baja y la otra buscando el cierre de su traje de cuero—Déjame conseguir esto fuera aquí.

Ésta le agarró su mano y levantó la vista.

—Déjalo durante un rato. Es sexy.

Se sonrojó y se encontró con los ojos castaños.

—No es...no va a funcionar.

—No necesito que funcione, idiota—Rachel le sacó la camiseta por la cabeza y alcanzó la cinta que sujetaba la venda elástica en su lugar—Yo sé lo que eres, Q.

Bajó la vista mientras la castaña cuidadosamente liberaba sus senos, la cabeza inclinada sobre su carne desnuda.

Con dedos temblorosos, le acarició la mejilla y luego corrió su pulgar sobre los labios llenos de color rosa. La castaña le mordió la punta de su dedo pulgar, y sus muslos apretados.

Cuando le rozó sus dedos sobre sus pezones, se tensó y gritó.

La respiración de la castaña salía más rápido, con las manos temblando mientras apoyó las palmas de las manos sobre los pequeños y firmes pechos, masajeando suavemente.

Gimiendo de sorpresa, se sintió mojarse.

En realidad, no se lo esperaba. Durante toda la noche se había dicho que sólo estaba jugando con Quinn para que se acostumbrara a ser tratado como un chico.

Pero había disfrutado de eso, más que disfrutarlo.

No había querido admitirlo, pero había estado caliente toda la noche. Y quería a la rubia ahora, la deseaba la forma en que ella no hubiera pensado que era capaz de desear a nadie, no esta manera, no en su cuerpo, en su sangre.

—Oh sí, te sientes tan jodidamente bien.

A través de los ojos idos tenues con excitación, observó a la castaña chupar un pezón duro en su boca, y la visión y sensación la condujo cerca del borde.

Gimiendo débilmente, colgando al borde de la explosión, volvió la cabeza y buscó la mirada marrón.

—Por favor, Rach...por favor.

—Mmm—Rachel murmuró, acercándose—Eres tan atractiva cuando estás caliente, ¿sabías eso? Quiero mantenerte de esta manera durante un tiempo.

—Voy a morir...—dolía por el tacto de la piel contra su piel, por la carne de la castaña bajo sus manos.

Ambas se sacudieron como un anillo agudo atravesó la habitación. Se puso rígido como una maldición de la castaña.

—Hija de puta.

—¿Qué es?—pregunto, su estómago tan estrechamente con la necesidad no correspondida que pensó que estaría enferma.

—Mi teléfono—la voz de Rachel era salvaje.

—Ignóralo, está bien—atrajo la mano hasta su bragueta y apretó los dedos a la inflamación ahí. Gimió; no podía evitarlo—Por favor.

El sonido sonó de nuevo.

—No, es mi teléfono. Jesucristo—Rachel estaba teniendo problemas para pensar con claridad. Estaba tan excitada que su cerebro era papilla—El teléfono de Santana. Esa es ella llamando.

Se quedó fría.

El teléfono sonó por tercera vez y la castaña se lanzó a por su bolso.

—¿Sí? ¿Qué?

—¿Cómo estás, Rachel?

—Aterciopelada—miró a la ojiverde, quien se había incorporado y estaba tirando de su camiseta con rápidos movimientos enojados.

—¿Conseguiste arreglar a lo de Quinn?

—Sí—rió sin humor.

Oh, sí, me ocupé de ella en todos los derechos.

Mierda.

—Todavía necesito la información de la calle de los filmadores.

—Está bien. ¿Cuándo?

—Qué hay en este momento.

Entro en pánico.

—No puedes venir aquí.

—No iba a hacerlo—un momento de silencio—¿Cuál es el problema? ¿Tienes a alguien ahí contigo?

Oh no, sólo Quinn con una excitación y molesta como el infierno. Jesús, ella
probablemente vaya a su garganta en este momento.

Tomo una decisión rápida.

—Un John.

—Ese no era el trato. Trabajas para mí, no gires trucos.

—Mira, me encontrare contigo en este momento.

Otra pausa.

—Está bien. Nos vemos en Woody, en la trastienda.

Corto la llamada y se enfrentó a la ojiverde.

—Tengo que salir.

—¿Ella llama y tu saltas? ¿Ella es tan buena?

—Eres una idiota—recogió su pequeño bolso y se dirigió a la puerta.

—Toma mi chaqueta.

Tiro de un pequeño top de satén azul con cremallera del perchero de su puerta y se la puso.

—¿No sabes ya que no compran lo que ellos no pueden ver?

Quinn palideció.

—Rachel…—pero ya estaba hablando con una puerta cerrada.

Capitulo 15

Rachel se abrió paso entre la multitud agrupada alrededor del bar por la última llamada y entró en los oscuros recovecos de la parte trasera.

Se dejó caer en el asiento frente a Santana López en una mesa pequeña.

—Lugar divertido para una reunión, a menos que estés buscando sexo. ¿Estás buscando algo de acción? Porque yo estoy libre ahora, gracias a ti.

Santana hizo caso omiso de las burlas.

La ira de la castaña era una cosa con la que contaba, y tenía la sensación de que era una gran parte de lo que la mantiene de ser tragada por la calle.

—¿Te deshiciste de tu visitante?

—¿Qué piensas? ¿Que lo dejé en mi casa?—Rachel trato de no pensar en que Quinn haya ido, lo que estaba haciendo, con quien podría estar—¿Vas a estar llamando todo el tiempo ahora? Pone obstáculos a mi estilo.

—No se supone que tienes un estilo más largo, ¿recuerdas?

Cada noche mientras conducía por las calles, Santana vio a las chicas jóvenes vender su cuerpos para sobrevivir, sabiendo que no había nada que pudiera hacer para cambiar sus destinos.

Intentó, y probablemente seguirá intentando, escaneando las caras, en busca de semejanzas a las imágenes borrosas en los boletines de personas desaparecidas, tomando a las que podría convencer de dejar la vida a los refugios o centros de mujeres, pero era una batalla sin fin condenada al fracaso.

Todos los días había más de ellas.

¿Por qué Rachel significaba más para ella que cualquiera de las otras, ella no podía decirlo.

—Tengo una inversión en ti, y espero que tengas cuidado por ti.

—Me las he arreglado muy bien hasta ahora.

—Sí, esa nueva cicatriz en tu frente es prueba de ello. Alguien golpeó el infierno fuera de ti, ¿no?

—No fue nada. Podría haber manejado eso incluso si Q…—Rachel apretó la
mandíbula.

¡Mierda!

Sus ojos se estrecharon.

—¿Porque Quinn tiene que ver con esto?

—En Nada.

—Su vida está en la línea ahora, Rachel. No me jodas, no tengo tiempo—su tono era duro, no con ira, pero preocupado.

¿Qué demonios me he perdido?

—Un tipo me estaba maltratando. Q lo detuvo.

—¿Lo detuvo cómo?

—Al igual que hacen los policías, ella tomó al hijo de puta abajo y lo arresto. Se metió en problemas por ello, también, porque sacó su arma y se metió en problemas…o algo así.

Y las piezas cayeron en su lugar.

Quinn en suspensión.

Quinn sometiéndose a asesoramiento obligatorio en situaciones como esta.

Brittany y Quinn.

Brittany que debe conocer todo sobre esto.

¿Cuánto de eso Brittany no me dijo?

—Está bien—dijo en voz baja—Así que vamos a hablar de negocios. Necesito que encuentres a una chica asiática llamada Lucy.

—¿Lucy, qué?

—Sin apellido, esta sobre los dieciséis años, y podría trabajar para Ángel Rivera.

—Ángel significa proxeneta—los ojos de Rachel se endurecieron—Él engancha a sus chicas con heroína para que sigan trabajando.

—Lo sé—su rabia apenas contenida. Y me encantaría encerrarlo, o patear la basura fuera de él, pero siempre se las arregla para deslizarse a través de alguna grieta en el sistema—He intentado mostrar la imagen de la chica del video por Chinatown. Pensé que tal vez ella estaría en una pista de aterrizaje y alguien podría conocerla—cuatro horas dentro y fuera de cada bodega y restaurante en un área de diez manzanas y una ligera ventaja para demostrarlo—Nadie la conocía, pero alguien dijo que pensaba que tal vez ella era amiga de esta Lucy.

—Eso es un poco delgado, ¿no te parece?

—Es lo que he conseguido—miró su reloj—¿Dónde está Quinn ahora?

Ese giro de dolor fue inesperado y Rachel se sacudió involuntariamente. Para cubrir su sorpresa, rió con dureza.

—¿Cómo debería saberlo? Eres la única que me dijo que me quedara lejos de ella, ¿recuerdas?

—Las cosas han cambiado—Santana se inclinó hacia delante con atención—Ella buena, pero es novata. Necesito que tú mires su espalda.

—Entonces, ¿qué quieres que haga? ¿Vivir con ella?

—Si tienes que hacerlo.

La castaña se puso de pie.

—¿Sabes una cosa, López? Utilizas a la gente.

No contestó y la más baja se alejó.

Utilizas a la gente.

No era la primera vez que lo había oído, aunque no tan completamente honesto como lo puso Rachel.

Elaine se había quejado de que Santana ponía primero el trabajo y le daba lo que quedaba.

Lo cual nunca fue suficiente.

Pensó en Brittany, y lo mucho que la necesitaba.

Cómo tan a menudo llegaba a la ojiazul, cansada y agotada, y dejarla a su comodidad con su cuerpo y su alma tierna.

Yo la utilizo también.






*****


Brittany rara vez dormía profundamente cuando Santana estaba trabajando.

Se dio la vuelta y abrió los ojos, después de haber sido despertada por un ruido suave en la habitación a oscuras.

—¿San?

—Lo siento. Estaba tratando de estar en silencio—Santana rellenada por el suelo, se deslizó desnuda en la cama, y hundió la cara en la dulce suavidad de su cabello.

—¿Todo está bien?

—Mmmh. Te amo mucho.

Oyó el débil captura en la voz de su amante.

—¿Cariño? ¿Paso algo?

—No, sólo estoy superada—Santana dio un largo suspiro.

No iba a cargar a su rubia con más de su culpabilidad.

Brittany vaciló, sabiendo que había más. Siempre sabía.

Le besó la frente a continuación, sus párpados, y finalmente la boca.

—Hablaremos mañana.

—Britt—susurró. Te necesito tanto. Yo no sé si podría seguir adelante...

—¿Qué, cariño?

—Yo...eres lo mejor que hay en mi vida. Lo más importante—le rozo sus dedos sobre la mejilla a lo largo de su cuello, y luego bajó la cabeza para besarla en su pecho justo por encima de su corazón—Sólo quiero que sepas eso.

—Te amo—Brittany la abrazo con fuerza, dejando que sea suficiente.






*****


Marley se levantó cuidadosamente.

El reloj marcaba las cinco y media. El lado de la cama donde había estado Kitty estaba fría.

Fue al baño, se echó agua fría en la cara, y luego miró en el espejo por primera vez desde el accidente. Parpadeó, respiró temblorosa, volvió a parpadear.

Gracias a Dios Blaine lavo mi cabello, porque el resto de mi cuerpo es un
horror.

Con una claridad espantosa, recordó bruscamente la conversación con Blaine.

Accidente de coche...fractura de cráneo...costillas rotas...riñón magullado.

Alguien había intentado matar a Kitty, y ella había sido herida en su lugar.

—Dios mío…—se abrió paso cuidadosamente a la habitación de invitados en el extremo opuesto de la buhardilla y se detuvo en la puerta—¿Blaine?

Se encendió una luz, y el pelinegro estaba al instante a su lado.

—¿Marley? ¿Qué es? ¿Estás enferma?

—¿Dónde está Kitty?

—Yo...¿Qué?—Blaine le tomó la mano—Tienes que ir a la cama. Estas blanca como una hoja.

Miró más allá del ojiverde a ojiazul, quien acababa de atar sus pantalones de chándal.

—¿Dónde está ella, Kurt?

Él la miró impotente.

—Ella dijo que iba a ver algunos datos para Santana.

—¿La dejaste sola?—su voz se levantó con ira y miedo—¿Qué estabas pensando? Alguien trató de matarla—su visión se oscureció y una ola de dolor rodó a través de la cabeza y se inundó en su conciencia.

Se balanceó y Blaine la agarró del brazo.

—Marley. Siéntate.

—Estoy bien—sin embargo, dejó a el ojiverde llevarla a la cama—Lo siento—levantó los ojos angustiados a Blaine y Kurt, quien estaba de pie al otro lado a unos pocos pasos de distancia, ambos viéndose angustiados.

—Ah, diablos—Kurt murmuró, mirando a Blaine por orientación.

Su voz cortó el aire.

—Dime. ¿Qué?

—Ella estaba trabajando en la búsqueda de la fuga en el departamento, tal vez lo encontró.

—Alguien trató de matarla y casi me mató en su lugar. ¿No te das cuenta de lo que te haga? Dios, ella estará loca—su voz era fría y extrañamente plana—Encuéntrala, Kurt. La encuentras en este momento y tráela a casa.






*****


Seis de la mañana. Hora de salida.

Rachel caminaba por la escalera oscura y estrecha a la tercera planta en piloto automático.

Abrió la puerta del departamento, entró y se quedó mirando a la mujer sentada en el borde de la cama.

Por un momento, ninguna de las dos habló.

Luego encontró su voz.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Yo quería decir que lo siento por ser una idiota.

—Está bien. Lo has dicho.

Quinn cerró los dedos sobre las rodillas para ocultar los temblores. Estaba tan jodidamente cansada.

—Yo no tenía ningún derecho a ir sobre ti por salir la noche anterior. Estaba... estaba un poco loca.

—Estabas muy loca si piensas que López y yo tenemos cualquier cosa sucediendo.

—Lo sé. Yo solo...—Quinn aspiró profundamente—Estaba equivocada. Lo siento.

Cuando la ojiverde empezó a levantarse, le puso una mano en el muslo, deteniéndola.

—Lo siento por dejarte en un estado. No quise hacerlo.

La rubia se sonrojó.

—No es tu culpa.

—¿No?—le golpeó el hombro con el de ella—Me pareció que lo fue.

—Estaba tan caliente por ti—susurró Quinn, mirándola con su cabeza ladeada—No podía pensar con claridad. No sabía qué coño estaba diciendo.

—¿Estabas caliente por mí?

—Lo estoy—Quinn le tomó la mano acariciándola suavemente—Ha sido durante bastante tiempo.

—Lo mismo digo— apoyó la cabeza en el hombro de más alta—¿Quieres quedarte?

—Sí. Me gustaría eso.

En silencio, las dos se levantaron, desnudándose lentamente, mirando la una a la otra en la luz del amanecer de última hora.

Levantó las mantas y se deslizó bajo, y luego las mantuvo abiertas para la ojiverde.

La cama era estrecha, y ellas se giraron para enfrentarse entre sí, sus cuerpos tocándose ligeramente.

La rubia puso su mano suavemente sobre su cadera y ella se acomodó su cara cerca de ésta en la almohada.

—¿Está bien si nosotras sólo...—se estremeció. Nunca había sido así con nadie—¿Sólo dormir está bien por ahora?

—Eso está bien—el cuerpo de Quinn estaba haciendo todo ese cosquilleo de nuevo, y estaba mojada.

Pero eso estaba bien.

Era bueno, grandioso.

Perfecto.

—Eres realmente hermosa, sabes.

—Q—dijo con suavidad—Eres tan tonto.

Con cuidado, la rubia avanzó un poco y la besó, un susurro tierno de los labios rozando ligeramente.

—Lo sé. Pero todavía eres hermosa.

Capitulo 16

Brittany levantó el teléfono a mitad de camino a través del segundo tono.

—¿Hola?...Sí, ella está aquí—extendió el receptor a Santana—Es Kurt.

—Lo siento, Santana...parece que no podemos encontrar a Kitty.

La morena se sentó, instantáneamente en alerta.

—Llego en un momento.




Kurt, sin afeitar, con la ropa arrugada, miró hacia arriba esperanzado mientras ella entraba en la zona central de la oficina justo después de las 8:00 AM

—¿Algo?

—Nada.

Nunca lo había visto con un pelo fuera de lugar, incluso cuando había estado tumbado en el suelo con las manos esposadas a la espalda, las rodillas de Quinn entre los omóplatos.

—Debería de haberme dado cuenta de que ella iría detrás de quien hirió a Marley por su cuenta. Marley es todo para ella...

Entendía eso.

Eso es lo que haría si alguien lastimaba a Brittany.

—Es mi culpa. No tuya.

—La conozco me…—él ladeó la cabeza, escuchando el sonido del ascensor descendiendo hasta el primer piso, y luego el zumbido constante lento de los engranajes en marcha atrás.

Juntos vieron como las puertas dobles se deslizaron silenciosamente abierta.

Los ojos de Kitty estaban bordeados con sombras oscuras, sus mejillas demacradas, más allá de su ropa arrugada. Sus hombros se hundieron, y su paso era inestable.

—¿Estas herida?—Santana preguntó bruscamente.

La rubia sacudió la cabeza y se dejó caer en la silla más cercana.

—Lo tengo.

Jesús, Dios. Su cuerpo se convirtió en hielo.

—¿Quién?

—El Capitán William Schuester.

Su cara nunca cambió de expresión, pero su estómago se revolvió. Con esfuerzo, mantuvo la voz aún.

—¿Qué hiciste?

La ojiverde la miró, sus ojos ligeramente fuera de foco.

—Me senté en la calle con mi arma en mi regazo, bloqueada y cargada, toda la noche. Sabía que él iba a estar antes de tiempo.

Kurt se puso de pie.

—¡Kitty, No digas nada más! Estoy llamando a Sebastián Smythe.

La rubia se enderezó.

—No necesito un abogado.

—¿Estás dispuesta a hablar conmigo sin un abogado, Kitty?—estaba tranquila, no amenazante, y no se había movido una pulgada desde la llegada de la rubia.

—No, no lo hará—dijo Kurt rotundamente.

—Yo no hice nada—Kitty inclinó la cabeza hacia atrás y se quedó mirando el techo—Él salió, subió a su coche y se fue.

—¿Eso es todo?—preguntó.

La rubia asintió.

—¿La llevas ahora?

Una vez más la ojiverde asintió.

Se acercó a ella y le tendió la mano.

—Dame el arma.

Después de un largo momento, la rubia cumplió.

—Kurt—dijo expulsando el cartucho y poniéndolo junto con la automática en su bolsillo—, Llévala arriba y ve que se quede ahí.

—No puedes hacer eso. Este tipo es mío—Kitty se levantó de un salto, con los ojos repentinamente brillantes.

—Sácala de aquí Kurt—su voz era plana y dura—Ahora—permaneció inmóvil hasta que Kurt y Kitty desaparecieron en el ascensor.

Capitán Schuester.

Kitty casi lo mato.

Cristo, ¿cuántas formas más puedo atornillar a este caso.





[center*****[/center]


Quinn fue despertada por un impulso persistente de placer centrado en su pecho izquierdo.

Levantando la cabeza, se centró en la castaña cabeza inclinada sobre su pecho y observó a Rachel chupar su pezón entre sus labios.

—Ahh, cielos de Rach—su cabeza cayó hacia atrás y cerró los ojos de nuevo—¿Qué estás haciendo?

—No podía dormir—susurró tumbada encima de ella uno de sus muslos entre los suyos—Y yo no podía soportar sólo mirar por más tiempo.

Con los ojos todavía cerrados, pasó los dedos al costado de la más baja acariciando la curva de su pecho desnudo.

—Se siente bien. Tan bueno.

—Mmm—se movió, colocando su propio pecho en la palma de la ojiverde y con voz era suave cuando dijo—Tú me puedes tocar ahora.

Siempre tan cuidadosamente la rubia corrió los dedos por la suave curva de la piel de seda, manoseando ligeramente hacia atrás y adelante a través del
pezón erecto.

He hizo un pequeño maullido.

—¿Bueno?—Quinn pregunto, abriendo los ojos y empujándose hacia arriba contra las almohadas.

Asintió, sus párpados medio cerrados, mientras se balanceaba lentamente contra la pierna de la rubia.

—Puedes hacerlo...más duro.

—¿Estás segura?—pregunto Quinn, apretando rítmicamente, cada vez más
fuerte.

—Es...oh...Q...puedo sentirlo...todo el camino hacia abajo.

La ojiverde gimió y le capturó el otro seno en su mano. Se arqueo hacia arriba sobre los brazos extendidos, presionando sus pechos con más fuerza contra las palmas blancas.

Cuando la rubia se lanzó y tiró de sus pezones, ella comenzó a temblar, sus caderas moviéndose insistentemente contra el muslo Quinn.

—Detente—se quedó sin aliento bruscamente—Q, detente.

Inmediatamente, la rubia se quedó quieta, todo su cuerpo rígido. Su voz ronca por la tensión y la excitación.

—¿Qué? Rach, ¿qué? ¿Te lastimé?

Se dejó caer contra el cuerpo de la rubia y apretó la cara contra el cuello.

Estaba temblando.

La ojiverde le acariciaba su espalda, meciéndola suavemente en sus brazos.

—Oye. Oye. ¿Que está mal?

—No pasa nada—murmuró, sus dedos trazando la curva de la mandíbula de la rubia. Le besó el lado del cuello a continuación, la comisura de la boca.

Quinn la trabajó para mantener la concentración a través de la bruma de excitación.

—¿Rachel? Venga. Echarme una mano.

—Nunca he llegado con nadie tocándome antes.

Los ojos verdes se oscurecieron; su respiración tartamudeo hasta detenerse. Ella bajó sobre su costado, manteniéndola en sus brazos.

Sus cabezas descansaban juntas en la almohada, sus pechos y muslos tocándose ligeramente.

—¿Lo quieres?

—Casi lo hice, y entonces...—giro la cara.

La rubia le dio un golpecito con el dedo en la barbilla.

—¿Y entonces?

—Me asuste.

—Ah, bebé—Quinn la besó suavemente—Quiero lo que tú quieras. Tú dime.

—Quiero tocarte—pasó un dedo por el centro del cuerpo pálido, apoyando los dedos en el triángulo oscuro en la base de su abdomen—Quiero hacerte correr. Gimió suave—Quiero tocarte, también. Mucho.

—Quiero que lo hagas—susurró. Encontró la mano de Quinn y presiono entre sus propios muslos. Sus ojos parpadearon en cerrase, entonces se abrieron, las pupilas grandes y oscuras—No sé si puedo.

Ésta sintió el calor, sintió la dura forma de su deseo, la sintió temblar.

—Cualquier cosa que digas...sólo voy a acariciarte un poco, ¿de acuerdo?

—Sí. Sí—deslizó sus dedos entre las piernas de la rubia, apretó suavemente, y sonrió cuando ésta se quedó sin aliento y cuando reflejo el movimiento, ella gimió—Agradable. Q...eso es tan agradable.

—Sí—Quinn se esforzó para no venirse inmediatamente.

—Q—respiró. Tocar a la rubia la volvía tan excitada, que apenas podía discernir lo que la excitaba más, el placer de ésta o el suyo—Oh...estas tan
dura.

—Voy a venirme—jadeó Quinn.

Ella presionó sus frentes, gimiendo suavemente mientras convulsiono en su palma de la mano estremeciéndose con la rápida y misericordiosa liberación de la tensión en sus profundidades.

—Rach. Rach.

—Oh sí—observó con asombro como la rubia cerró los ojos y arqueó su espalda, tan hermosa.

El fuerte aumento de su propio orgasmo la tomó por sorpresa y ella gritó, cada músculos apretándose mientras llegaba.

—Increíble—susurró Quinn. Su garganta se cerró alrededor de las repentinas lágrimas, y tragó saliva—Eres tan hermosa.

—¿Sí?—todavía tenía la mano entre los muslos blancos. Apretó la base del clítoris hinchado, luego acarició.

—UH Huh—Quinn se sacudió, gimiendo suavemente.

—Estás haciendo eso de nuevo.

—¿Qué?—la voz de Quinn era ronca, su estómago apretado.

—Poniéndote muy dura.

—Eso es porque...me estás haciendo correr de nuevo. Ah...dios.

Rachel se apoyó en un codo, sonriendo:

—¿Sí?

—Si...—Quinn se atragantó con la palabra, viniéndose demasiado duro como para hacer otra cosa que luchar por aire. Cuando la última ondulación del orgasmo se desvaneció, ella callo de espalda, jadeando—Gracias.

La sonrisa de autocomplacencia de Rachel cambió a una expresión de asombro.

—Quinn, Jesús. Estás loca.

Ésta trató de concentrarse y finalmente se fijó en la cara de la castaña.

—¿Por qué?

—Debido a que...quería estar contigo—se inclinó hacia ella y la besó. Largo y profundo y duro—¿Tienes novia, novata?

—No.

—¿Por qué?

—Estoy esperando por la chica de Quincy.

Rió.

—No lo sé, Q. Quincy es jodidamente caliente.

—Ajá. Noté que pensabas eso.

—Sí, lo hice—dio la vuelta y se sentó a horcajadas de las caderas de la rubia, frotándose contra la base de su vientre, todavía estaba húmeda y la fricción fugaz contra su clítoris erecto la hizo gemir—Pero entonces, por lo que eres tú. Gran tiempo.

Quinn llegó a sus pechos chupando suavemente mientras arqueaba sus caderas, haciéndola morderse el labio inferior y cerrar los ojos.

—¿Así que tengo una oportunidad?

— Ya veremos novata—susurró—Ya veremos.

Capitulo 17

Marley apoyó la palma de la mano contra el pecho de Kitty y sonrió débilmente.

—Te ves horrible. Toma una ducha y ve a la cama.



Unos minutos más tarde, la ojiverde desnuda y todavía húmeda, salió del baño.

—Ven a la cama—desato su bata y se deslizó bajo las sábanas, estirando un brazo al otro lado de la almohada.

La rubia se acostó a su lado, apoyó la mejilla sobre su hombro y suspiró.

Le había parecido tan claro cuando ella había llegado fuera de la casa del Capitan Schuester de lo que tenía que hacer, pero a medida que pasaba el tiempo, ella había se había vuelto confusa e incierta.

Sabía que Marley no querría que tomara el asunto en sus propias manos; López sabría de inmediato que sería ella quien lo había hecho si algo le sucediera al hombre y, mientras giraba la automática una y otra vez en sus manos, había llegado a dudar de que pudiera apretar el gatillo.

—Lo siento. No pretendía preocuparte.

—No me haces preocuparme mucho—respondió Marley, enredando los dedos en su cabello grueso y claro—Me asustaste.

—Estoy realmente superada, bebé—murmuró—La jodi anoche. Yo...no estoy pensando bien. No he estado bien desde que te lastimaste.

—Lo se amor—Marley le besó la frente—Todo va a estar bien. Voy a estar bien. Tú también.

No respondió.

Ya estaba dormida.

Marley cerró los ojos.

Estaban juntas, y eso era un comienzo.








Quinn salió del ascensor de Wilde Seguridad y corrió por el pasillo hacia el sonido de las voces.

Llegaba tarde. Demasiado tarde.

Pensó en Rachel en como la había visto por última vez, desnuda, dormida en medio de las sábanas revueltas.

Sintiéndose casi superior, sonrió, sabiendo que no habría cambiado nada acerca de las últimas horas.

—Siento llegar tarde—dijo sus ojos en Santana.

Mike le dio una mirada dura.

—¿Hasta tarde anoche con los chicos, oficial?

—No, señor, yo…

—¿Conseguiste instalarte en el departamento?—Santana pregunto enérgicamente.

—Sí, señora, yo…

—Bueno. Siéntate. Estábamos en medio de una sesión de información.

Estaba sentada, con la mirada hacia adelante.

¿Qué demonios ha sucedido?¿Y dónde está Kitty?

—Kitty piensa que ha clavado con nuestra fuga. Quiero estar segura, porque vamos a tener que concentrar todos nuestros recursos en construir un caso contra él si ella esta tiene razón—con un marcador negro, escribió a los sospechosos en la parte superior del tablero en blanco y lo subrayó—Vamos a ir a través de ellos, uno por uno.

A continuación escribió Departamento de la policía en el extremo izquierdo del tablero.

Debajo de ella, escribió Capitán Schuester, Adams de Crímenes Especiales, Civiles Clerk-SC, Tina Cohen-Chang de Homicidios, Charlie Horton de Homicidios.

Se movió más de una pulgada y escribió Ayuntamiento.

—¿Mike? ¿Quieres completar a los jugadores?

El asiático sacó un cuaderno de cuero hecho jirones desde el interior de su chaqueta de traje marrón, lo abrió y leyó desapasionado.

—Dos miembros del departamento manejaron la orden de aprehensión en el LongJohn's. Esos serían Margaret Campbell y...eh...George Beecher. El juez era de Sally Marchamp.

Mientras hablaba, Santana añadió los nombres. Con un turno más a su derecha, se dirigió hacia la última columna bajo Sospechosos Civiles.

Debajo de eso, escribió Hudson y Pierce.Cuando se dio la vuelta, se encontró con la mirada de su amante.

Por mucho que ella había esperado, Brittany la miró con calma, pero había una expresión burlona en sus ojos.

Examinó la habitación.

—¿A quién podemos eliminar absolutamente?

Mike se aclaró la garganta.

—Marks y Horton. Ellos son asignados a la Cruz y Hogan realiza una rotación aleatoria, y no tienen ninguna otra conexión a cualquier persona en el caso que no sea esa.

Sabía que Mike estaba sesgado en contra de la fuga siendo de un policía, pero ella tendían a estar de acuerdo con él en que, Marks y Horton estaban bajos en la lista.

—¿Quién más puede ir?

—Dr. Pierce—Quinn dijo claramente, miró brevemente quien le devolvió la sonrisa—No le dije nada sobre los detalles, sólo que estaba en él. No discutí la naturaleza de la operación o el momento de la redada.

—No había nada en ninguna de mis notas o informes que especifique que la Oficial Fabray participó en forma profesional en el momento de nuestras sesiones—Brittany reflexiono suavemente.

—Justo lo suficientemente—tachado el nombre de su rubia.

—Si puedo añadir—dijo Brittany constantemente—He conocido a Finn Hudson profesionalmente durante muchos años. Aunque todo es posible, No puedo verlo estando involucrado en algo nefasto.

—Él tiene una casa en los Hampton, conduce un Ferrari clásico, y posee una enorme finca en Merion. Él no consiguió todo eso con lo que el PPD le paga como consultor— Kurt señaló.

—Además de eso, tiene demasiadas posibles vías de acceso a la información dentro del departamento—dijo rotundamente—Se queda en la lista hasta que tengamos sus datos financieros en profundidad, por lo menos.

—Adams, el secretario, fue contratado por el departamento después de que la información de los reportes de Griffin desaparecieron. Ya que estamos suponiendo que la persona que ha configurado Kitty, también está detrás de eso, ella se puede ir—Kurt recomendó.

—De acuerdo. Estamos a cinco, entonces—le dijo al castaño—Tienes que ejecutar el ADAS y a la juez—respiró hondo—Y necesitamos todo lo que puedas conseguir del Capitán Schuester. Tan pronto como Kitty este apta, quiero hablar con ella. Va a tener que darnos una razón sólida para ir tras él. Él es un oficial superior con una buena representativa.

Kurt aspiró y cuidadosamente no miro a Mike.

—Las tarjetas de crédito Schuester están a tope, tiene una segunda hipoteca sobre su casa, y nada muestra en la forma de activos. Él ha pedido prestamos contra su fondo de retiro también. El dinero podría ser un motivo para que se torciera.

—¿Cualquier indicación de hacia dónde va su dinero?

—No hay señales aún—Kurt mantuvo su tono de voz—Voy a tener más mañana.

—Que sea hoy. Quiero todo lo que tengas sobre esa lista de sospechosos. Quiero todo lo que haya en cada uno de ellos, lo antes posible—explicó sobre la posible conexión entre la niña asiática en el vídeo y la prostituta llamada Lucy—He conseguido una ligera ventaja en una de las chicas de vídeo de LongJohn, y tengo a las fuentes en la calle buscándola.

Quinn se puso rígida.

Rachel.

—Quinn, ¿tú con nosotros?—Santana preguntó bruscamente.

La rubia se irguió.

—Sí, señora.

Santana le dio una mirada dura.

—¿Dónde nos encontramos en la acción en el interior Ziggies?

Kurt dijo:

—Jasmine se llevará a Quincy esta noche al Troc. Presentarlo alrededor. Debemos estar listos para él golpear en Ziggies dentro de un día o dos.

—¿Quincy? ¿Quién demonios es Quincy?—Mike ladró.

La mención de Jasmine puso sus dientes en el borde.

—Un amigo mío—Quinn respondió de manera uniforme, encontrando su mirada.

—Por el amor de Dios—Mike parecía como si quisiera decir algo más, pero una mirada mortal de Santana lo tenía tosiendo en su puño en su lugar—Correcto. Quins.

La ojiverde se enderezó en su asiento, y casi parecía crecer en tamaño. Su voz de contralto resonó con advertencia.

—Es Quincy. No Quins.

Por un segundo, el asiático se quedó observándola. A continuación, la comisura de la boca se torció y, finalmente, sonrió:

—Está bien, chica. Bueno. No consigas tus... bolas... en un alboroto.

—No pienso en ello, Detective. Señor.

Santana se frotó el puente de la nariz.

Cristo. Ambos son como niños.

Pero reconoció la camaradería debajo de las burlas, y eso es lo que hacia el trabajo en equipo. Eso es lo que hacía que alguien pusiera su vida en peligro sin pensarlo dos veces.

—Estamos en busca de cualquier información sobre el hombre en el vídeo pornográfico quien podría trabajar o haber trabajado en Ziggies, y cualquier información que las chicas ahí puedan tener acerca de cómo los vídeos están siendo hechos. ¿Quién lo organiza, quien recoge a las chicas, cuándo y dónde Están disparando a las películas. Cualquier cosa que nos apunte a una ubicación. ¿Preguntas?

Nadie tenía ninguna.

—Nos vemos aquí a la hora habitual esta noche. Si alguien consigue algo antes entonces, esperare una llamada. Nadie hace un movimiento sin que yo lo diga.


A medida que el grupo se dispersó, Mike se acercó a Quinn. En voz muy baja para que Santana no escuchara, preguntó:

—Entonces, chica ¿Cuál es el problema? Cuando entraste esta mañana, tenías esa mirada de 'acabo de ser arrastra anoche.

—¿Sí?—Quinn respondió con curiosidad—¿Cómo puedes recordar, teniendo en cuenta el tiempo que debe haber sido ya que te hayas visto de esa manera?

Mike sacudió la cabeza con remordimiento. Él tenía una dura pareja femenina patea trasero que lo superaba, que era bastante malo, pero ahora tenía a una mocosa novata dándole mierda.

Se rió en voz alta.

La vida es buena.