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[Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
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FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 8
Capitulo 8
Santana condujo su coche a través de la autopista hacia el sur de Filadelfia.
Mike encorvado en el asiento del pasajero, al lado de ella, estaba compasivamente silencioso. Giró hacia la izquierda, sobre la avenida Delaware, una carretera de cuatro carriles anchos, que bordeaban el agua, hasta llegar al aparcamiento junto al museo marítimo.
Una vez ahí, aparcó el coche y salió.
Un momento más tarde, el asiático se unió a ella en el borde del muelle. Directamente debajo de ellos, bajo el muelle de madera dos cuerpos habían sido encontrados, seis meses antes.
A pesar del tiempo que había pasado, todavía tenía muy clara aquella imagen en su mente.
Todavía podía ver los cuerpos de su socio Jeff Cruz, y del detective infiltrado de estupefacientes, Jimmy Hogan.
—¿Novedades?—Mike preguntó cuidadosamente.
—Deberíamos tener algo a estas fechas, Mike—su tono era de frustración—Todavía no hemos relacionado las muertes con la organización de Zamora. Algo se nos está pasando—bufó burlonamente—No tenemos pruebas del asesinato de dos de los nuestros—volteó su cabeza, mirando a su compañero fijamente.
—¿Qué diablos nos falta?
—Lo único que sabemos es que fue un trabajo de encargo. Pero es imposible de encontrar al asesino.
Volvió la mirada hacia el agua.
—Nunca podríamos llegar hasta el asesino. A menos que demos con la persona que dio la orden—dejo de mirar al agua y se dio la vuelta elevando su mirada hacia la línea del horizonte de la ciudad—Jimmy y Jeff, o uno de ellos se acercó demasiado a algo grande. A algo tan grande que no les importó correr el riesgo de matar a dos policías.
—La pornografía—Mike insinuó—Cerrar ese negocio haría que Zamora perdiera mucho dinero. Tal vez Hogan llegó a conectar el porno con la droga y quiso incluir a Cruz para que le ayudara. Tal vez fue eso lo que los mató.
—¿Cuánto tiempo crees que será antes de que esta red esté arriba y funcionado de nuevo?
Mike se encogió de hombros, mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo.
—Seis meses tal vez un año. El equipo no era muy costoso y siempre hay pervertidos al acecho de chicas jóvenes en las calles.
Inclinó la cabeza.
—Tú lo sabes. Yo lo sé. Seguro que Zamora también. Entonces, ¿por qué llamar a sí la atención con dos asesinatos?—negó con la cabeza—Simplemente no lo entiendo.
—Quizá Jimmy descubrió algo demasiado grande, algo que valía más que la vida de dos policías.
—De acuerdo—distraídamente, se inclinó hacia adelante con las manos rígidas sobre la madera, en un intento para estirar los músculos apretados de su pecho.
Entre las incisiones quirúrgicas y la herida en el lado izquierdo de su pecho sentía a menudo leves molestias, que acababan siempre produciéndole dolores de cabeza.
—Supón que Jimmy habló de ello con alguien de narco y no con nosotros.
—Vale puede ser una idea—Mike se inclinó mirando en el río—, Pero estamos como al principio, nada nos relaciona.
—¿Huh?
—El sexo vende. Zamora lo necesita. Lo utiliza como denominador común en toda su organización. Tenemos que concentrarnos en las chicas.
—Vale—dijo frustrado—, Pero ¿cómo lo haremos? La mayor parte de ellos no tienen pasados que podamos rastrear, ninguna dirección permanente, nada que pueda ayudarnos. Seguro que hay algo delante de nuestras narices, algo que lleva todo el tiempo delante nuestro y no somos capaces de verlo.
—Exactamente. Necesitamos comenzar a crear algunos puntos sólidos. Basarnos en hechos, no en fantasías—lo dijo con un bufido—Debería ser algo más fácil. Pero, ¿por dónde empezamos?
—Por Ziggies—dijo convencida.
—¿Cariño?
—¿Sí?—Rachel respondió, apoyándose en el armario mientras ordenaba la ropa que había traído en su maleta, desde su departamento.
—Voy a necesitar tu ayuda esta noche. ¿Podrías organizarte para estar de vuelta aquí sobre la medianoche? Lo digo por si tienes que salir.
Lentamente, su castaña se giró, la miró y le enseñó un conjunto de lo más sexy.
—¿Qué te parece? Pensaba ponerme esto.
—Creo que realmente es sexualmente atractivo—dijo, tratando de mantener el control de su voz.
Creo que si sales con eso puesto me va a dar algo.
—Bien.
—A mí también. Había pensado en quedarme aquí viendo videos contigo y con Marley, pensé que podrías pensar en ello, mientras comes palomitas de maíz…
—¿Te gusta tomarme el pelo no?—empezó a rodar hacia el borde de la cama e intentando levantarse con las muletas.
—Espera, deja que te ayude—Rachel le ofreció su brazo—Simplemente espera, súper policía. Y sí, me gusta bromear contigo. Me gusta ver cómo reaccionas. ¿te molesta?
—No—ignorando a su castaña, cerró la distancia entre ellas hasta que se quedó a escasos centímetros de su amante. Luego apoyó las muletas contra la pared y colocó ambas manos sobre la cintura para mantenerse—¿Pero sabes lo que pasa si haces bromas?—empezó a acariciarla acercando su boca.
Su castaña la golpeó con una mano el pecho.
—Detente. Michel está pidiendo una pizza y no podemos hacer esto.
Apretó su abrazo más allá, alrededor de cintura y se entregó a las caricias en el cuello.
—Dame unos minutos. Prometo hacerle feliz.
—Todo lo que tengo que hacer es empujarte—le susurró tentadoramente, acercando la boca sobre la oreja de su amante—Y caerás al suelo.
—No me importa si terminas encima mío. Me excitas—se rió ahogadamente
cuando su castaña le mordió el lóbulo de la oreja.
Apartándose un poco Rachel le preguntó:
—¿Para qué me necesitas luego?
—Jazmín trae de visita a los chico para verme. Tengo que prepararme.
La castaña mirándola fijamente se apartó de ella.
—¿Piensa salir con ellos esta noche?
—No. Uh-uh. Solo quieren saber cómo se encuentra Quincy.
—Vale—su noto era dudoso.
—Mañana por la tarde tengo que visitar a la Dra. Pierce—le informó—Rach, necesito quedar autorizada si en algún momento tengo que volver a las calles.
—Pero si todavía estás con la muletas.
—Mañana por la mañana, también tengo cita con el Dr. Evans. ¿Vendrás conmigo?
—Dije que iría.
—Entonces—dijo despreocupadamente—, A lo mejor puedo empezar a utilizar sólo un bastón.
Rachel se sentó a un lado de la cama, apoyada sobre los brazos, y miró fijamente a su amante.
—Prométeme que no volverás a las calles hasta que estés al cien por cien.
La ojiverde desvió la mirada.
—Quinn..
—Ya he planificado ir al club este fin de semana. Seguro que para entonces ya estoy bien.
—¿Vas a subirte a tu moto?
La rubia se encogió de hombros.
—Probablemente.
—Será si el Dr. Evans te da su aprobación.
—Oh Cristo, Rach.
—Prométemelo.
Cuidadosamente, la rubia se sentó junto a la castaña pasando un brazo a su alrededor.
—Te lo prometo.
Rachel agradeció el abrazo y se acercó más a su amante.
—Bien te ayudaré a que Quincy esté listo esté listo esta noche.
—Gracias.
—Pero con una condición.
Quinn suspiró.
—De acuerdo
Levantado la cabeza y miró a su rubia curiosamente.
—¿De acuerdo? ¿Así sin más?
—Al final acabo haciendo siempre lo que tú quieres.
Riéndose, la castaña la besó en la barbilla, Quinn le devolvió el beso.
—¿A qué acuerdo quieres que lleguemos?
Llevó su pequeña mano bajo la camiseta de su rubia, mientras se colocaba entre las piernas.
—Quincy deberá llevar todo su equipaje puesto.
No me digas.
La respuesta de Quinn no se hizo esperar y empezó a besar a Rachel.
—¿Qué tal estás?—Kitty llevó sus manos sobre el hombre de Marley y se apoyó para besarle el cuello.
—Mmm—inclinó la cabeza de regreso contra el pecho de su rubia y cerró los ojos cuando unos fuertes dedos masajearon sus apretados músculos de la columna vertebral—Mejor que ayer. Realmente empiezo a poder leer durante casi diez o quince minutos sin tener dolor de cabeza.
—Eso es genial cariño—cuidadosamente, Kitty dio la vuelta a la silla y se quedó frente a su amante, para arrodillarse delante de ella. Le acarició la cara viendo aquello preciosos ojos demasiado tristes y oscurecidos—¿Cansada?
Cubrió su mano, con la suya, y se la llevó a su mejilla.
—Sí. Pero ahora estoy mucho mejor.
—Bien.
—¿Cómo fue tu día?—llevó sus dedos sobre el pelo rubio. Luego los posó sobre el cuello—Pareces un poco acosada.
Su rubia le dio una sonrisa abierta torcida.
—Simplemente había olvidado lo que es trabajar con la burocracia. Lleva demasiado tiempo hacer cualquier cosa. Y el equipamiento es demasiado viejo, su sistema es peor que el de los delincuentes—se rió—Es todo un reto.
—¿Tienes ayuda?
—Un par de tipos regulares—Kitty pensó acerca del dos detectives que le habían asignado para ayudarla. Parecían salidos del colegio y apenas tenían experiencia. Forzó una sonrisa, determinada a concentrarse en su castaña y olvidarse de todo lo demás, durante algunas horas—Te he echado de menos.
—Te quiero—Marley le acarició la mejilla—Sabes que si no hablamos de ello no puedo ayudarte.
La rubia frunció el ceño.
—¿De qué hablas?
—Hay algo que no me estás diciendo.
—Veo que estás mejorando, ya hasta puedes leer mi mente.
—Puede que haya olvidado algunas cosas, carió, pero recuerdo todo sobre ti—se apoyó sobre Kitty y la besó. Fue un beso cortés pero posesivo—Sabes que no puedes ocultarme las cosas. Sabes que soy buena escuchando. Puedo darte mi punto de vista.
—No es nada. Nada por lo que necesites preocuparte.
—¿Es algo que tiene que ver contigo?—le preguntó suavemente.
—No exactamente. Tal vez.
—Luego tiene que ver conmigo.
Con un suspiro, la rubia avanzó lentamente más cerca y apoyó su cabeza sobre la almohada, mientras acariciaba el pecho de su amante.
La castaña a su vez acarició la parte de atrás de su cuello. Finalmente, habló entre dientes:
—Es sobre la filtración. Si hay alguien ahí implicado, mi presencia en el edificio de la policía podría ponerles sobre aviso y podrían empezar a cubrir sus huellas. Ya sabes, si lo hacen, no podría rastrearlos por ordenador. Estoy trabajando contra el tiempo.
—Ellos saben quién eres.
—Probablemente.
—Saben que les estas investigando.
La rubia asintió, sin necesidad de palabras.
—Y crees—dijo vacilantemente—, Que mi accidente no fue un accidente. Que alguien estaba tratando de lastimarte y yo acabé en medio de su planes.
—No lo sabemos con seguridad—Kitty dijo rápidamente.
—Pero es lo que piensas.
—Marley.
—Mierda, me gustaría poder pensar claramente. Crees que si continuas mucho tiempo trabajando en los ordenadores de la policía podrían sentirse aún más amenazados.
—Pero no tiene por qué ocurrir—Kitty se reclinó y la tomó de las manos, deteniéndose en la curva de su mandíbula—Cariño, no hay nada por lo que preocuparse.
—Prométeme que serás cuidadosa.
—Siempre.
—¿Puedes quedarte aquí esta noche en lugar de ir a trabajar? Rachel está escogiendo unos videos y yo tenía pensado pedir una pizza.
Kitty pensó sobre el trabajo que había pensado hacer escaleras abajo, repasando los datos que Kurt y Quinn habían recopilado en los últimos días.
También pensó sobre la cantidad de horas que había estado lejos de casa, desde el principio del caso, y en las que Marley había estado sola.
Para cuando se acostaba ya era casi por la mañana, y a penas dormía una o dos horas antes de volver al trabajo.
Sintiéndose culpable, miró a los ojos tristes de su amante y le susurró:
—¿La comedia o el drama?
—Realmente, creo que ha traído la Noche de los Muertos Vivientes y cada una de sus secuelas.
—Me apunto—la respuesta de Marley no se hizo esperar y la abrazó fuertemente, dejándose envolver por aquellas acogedoras curvas.
—¿De qué has pedido la pizza?
—De queso.
—Entonces me olvido totalmente de trabajar esta noche. Después de la sesión de cine, podemos desaparecer y acostarnos temprano.
Marley se acercó a la boca de la rubia la besó con suavidad.
—Te quiero.
Mike encorvado en el asiento del pasajero, al lado de ella, estaba compasivamente silencioso. Giró hacia la izquierda, sobre la avenida Delaware, una carretera de cuatro carriles anchos, que bordeaban el agua, hasta llegar al aparcamiento junto al museo marítimo.
Una vez ahí, aparcó el coche y salió.
Un momento más tarde, el asiático se unió a ella en el borde del muelle. Directamente debajo de ellos, bajo el muelle de madera dos cuerpos habían sido encontrados, seis meses antes.
A pesar del tiempo que había pasado, todavía tenía muy clara aquella imagen en su mente.
Todavía podía ver los cuerpos de su socio Jeff Cruz, y del detective infiltrado de estupefacientes, Jimmy Hogan.
—¿Novedades?—Mike preguntó cuidadosamente.
—Deberíamos tener algo a estas fechas, Mike—su tono era de frustración—Todavía no hemos relacionado las muertes con la organización de Zamora. Algo se nos está pasando—bufó burlonamente—No tenemos pruebas del asesinato de dos de los nuestros—volteó su cabeza, mirando a su compañero fijamente.
—¿Qué diablos nos falta?
—Lo único que sabemos es que fue un trabajo de encargo. Pero es imposible de encontrar al asesino.
Volvió la mirada hacia el agua.
—Nunca podríamos llegar hasta el asesino. A menos que demos con la persona que dio la orden—dejo de mirar al agua y se dio la vuelta elevando su mirada hacia la línea del horizonte de la ciudad—Jimmy y Jeff, o uno de ellos se acercó demasiado a algo grande. A algo tan grande que no les importó correr el riesgo de matar a dos policías.
—La pornografía—Mike insinuó—Cerrar ese negocio haría que Zamora perdiera mucho dinero. Tal vez Hogan llegó a conectar el porno con la droga y quiso incluir a Cruz para que le ayudara. Tal vez fue eso lo que los mató.
—¿Cuánto tiempo crees que será antes de que esta red esté arriba y funcionado de nuevo?
Mike se encogió de hombros, mientras sacaba un cigarrillo de su bolsillo.
—Seis meses tal vez un año. El equipo no era muy costoso y siempre hay pervertidos al acecho de chicas jóvenes en las calles.
Inclinó la cabeza.
—Tú lo sabes. Yo lo sé. Seguro que Zamora también. Entonces, ¿por qué llamar a sí la atención con dos asesinatos?—negó con la cabeza—Simplemente no lo entiendo.
—Quizá Jimmy descubrió algo demasiado grande, algo que valía más que la vida de dos policías.
—De acuerdo—distraídamente, se inclinó hacia adelante con las manos rígidas sobre la madera, en un intento para estirar los músculos apretados de su pecho.
Entre las incisiones quirúrgicas y la herida en el lado izquierdo de su pecho sentía a menudo leves molestias, que acababan siempre produciéndole dolores de cabeza.
—Supón que Jimmy habló de ello con alguien de narco y no con nosotros.
—Vale puede ser una idea—Mike se inclinó mirando en el río—, Pero estamos como al principio, nada nos relaciona.
—¿Huh?
—El sexo vende. Zamora lo necesita. Lo utiliza como denominador común en toda su organización. Tenemos que concentrarnos en las chicas.
—Vale—dijo frustrado—, Pero ¿cómo lo haremos? La mayor parte de ellos no tienen pasados que podamos rastrear, ninguna dirección permanente, nada que pueda ayudarnos. Seguro que hay algo delante de nuestras narices, algo que lleva todo el tiempo delante nuestro y no somos capaces de verlo.
—Exactamente. Necesitamos comenzar a crear algunos puntos sólidos. Basarnos en hechos, no en fantasías—lo dijo con un bufido—Debería ser algo más fácil. Pero, ¿por dónde empezamos?
—Por Ziggies—dijo convencida.
*****
—¿Cariño?
—¿Sí?—Rachel respondió, apoyándose en el armario mientras ordenaba la ropa que había traído en su maleta, desde su departamento.
—Voy a necesitar tu ayuda esta noche. ¿Podrías organizarte para estar de vuelta aquí sobre la medianoche? Lo digo por si tienes que salir.
Lentamente, su castaña se giró, la miró y le enseñó un conjunto de lo más sexy.
—¿Qué te parece? Pensaba ponerme esto.
—Creo que realmente es sexualmente atractivo—dijo, tratando de mantener el control de su voz.
Creo que si sales con eso puesto me va a dar algo.
—Bien.
—A mí también. Había pensado en quedarme aquí viendo videos contigo y con Marley, pensé que podrías pensar en ello, mientras comes palomitas de maíz…
—¿Te gusta tomarme el pelo no?—empezó a rodar hacia el borde de la cama e intentando levantarse con las muletas.
—Espera, deja que te ayude—Rachel le ofreció su brazo—Simplemente espera, súper policía. Y sí, me gusta bromear contigo. Me gusta ver cómo reaccionas. ¿te molesta?
—No—ignorando a su castaña, cerró la distancia entre ellas hasta que se quedó a escasos centímetros de su amante. Luego apoyó las muletas contra la pared y colocó ambas manos sobre la cintura para mantenerse—¿Pero sabes lo que pasa si haces bromas?—empezó a acariciarla acercando su boca.
Su castaña la golpeó con una mano el pecho.
—Detente. Michel está pidiendo una pizza y no podemos hacer esto.
Apretó su abrazo más allá, alrededor de cintura y se entregó a las caricias en el cuello.
—Dame unos minutos. Prometo hacerle feliz.
—Todo lo que tengo que hacer es empujarte—le susurró tentadoramente, acercando la boca sobre la oreja de su amante—Y caerás al suelo.
—No me importa si terminas encima mío. Me excitas—se rió ahogadamente
cuando su castaña le mordió el lóbulo de la oreja.
Apartándose un poco Rachel le preguntó:
—¿Para qué me necesitas luego?
—Jazmín trae de visita a los chico para verme. Tengo que prepararme.
La castaña mirándola fijamente se apartó de ella.
—¿Piensa salir con ellos esta noche?
—No. Uh-uh. Solo quieren saber cómo se encuentra Quincy.
—Vale—su noto era dudoso.
—Mañana por la tarde tengo que visitar a la Dra. Pierce—le informó—Rach, necesito quedar autorizada si en algún momento tengo que volver a las calles.
—Pero si todavía estás con la muletas.
—Mañana por la mañana, también tengo cita con el Dr. Evans. ¿Vendrás conmigo?
—Dije que iría.
—Entonces—dijo despreocupadamente—, A lo mejor puedo empezar a utilizar sólo un bastón.
Rachel se sentó a un lado de la cama, apoyada sobre los brazos, y miró fijamente a su amante.
—Prométeme que no volverás a las calles hasta que estés al cien por cien.
La ojiverde desvió la mirada.
—Quinn..
—Ya he planificado ir al club este fin de semana. Seguro que para entonces ya estoy bien.
—¿Vas a subirte a tu moto?
La rubia se encogió de hombros.
—Probablemente.
—Será si el Dr. Evans te da su aprobación.
—Oh Cristo, Rach.
—Prométemelo.
Cuidadosamente, la rubia se sentó junto a la castaña pasando un brazo a su alrededor.
—Te lo prometo.
Rachel agradeció el abrazo y se acercó más a su amante.
—Bien te ayudaré a que Quincy esté listo esté listo esta noche.
—Gracias.
—Pero con una condición.
Quinn suspiró.
—De acuerdo
Levantado la cabeza y miró a su rubia curiosamente.
—¿De acuerdo? ¿Así sin más?
—Al final acabo haciendo siempre lo que tú quieres.
Riéndose, la castaña la besó en la barbilla, Quinn le devolvió el beso.
—¿A qué acuerdo quieres que lleguemos?
Llevó su pequeña mano bajo la camiseta de su rubia, mientras se colocaba entre las piernas.
—Quincy deberá llevar todo su equipaje puesto.
No me digas.
La respuesta de Quinn no se hizo esperar y empezó a besar a Rachel.
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—¿Qué tal estás?—Kitty llevó sus manos sobre el hombre de Marley y se apoyó para besarle el cuello.
—Mmm—inclinó la cabeza de regreso contra el pecho de su rubia y cerró los ojos cuando unos fuertes dedos masajearon sus apretados músculos de la columna vertebral—Mejor que ayer. Realmente empiezo a poder leer durante casi diez o quince minutos sin tener dolor de cabeza.
—Eso es genial cariño—cuidadosamente, Kitty dio la vuelta a la silla y se quedó frente a su amante, para arrodillarse delante de ella. Le acarició la cara viendo aquello preciosos ojos demasiado tristes y oscurecidos—¿Cansada?
Cubrió su mano, con la suya, y se la llevó a su mejilla.
—Sí. Pero ahora estoy mucho mejor.
—Bien.
—¿Cómo fue tu día?—llevó sus dedos sobre el pelo rubio. Luego los posó sobre el cuello—Pareces un poco acosada.
Su rubia le dio una sonrisa abierta torcida.
—Simplemente había olvidado lo que es trabajar con la burocracia. Lleva demasiado tiempo hacer cualquier cosa. Y el equipamiento es demasiado viejo, su sistema es peor que el de los delincuentes—se rió—Es todo un reto.
—¿Tienes ayuda?
—Un par de tipos regulares—Kitty pensó acerca del dos detectives que le habían asignado para ayudarla. Parecían salidos del colegio y apenas tenían experiencia. Forzó una sonrisa, determinada a concentrarse en su castaña y olvidarse de todo lo demás, durante algunas horas—Te he echado de menos.
—Te quiero—Marley le acarició la mejilla—Sabes que si no hablamos de ello no puedo ayudarte.
La rubia frunció el ceño.
—¿De qué hablas?
—Hay algo que no me estás diciendo.
—Veo que estás mejorando, ya hasta puedes leer mi mente.
—Puede que haya olvidado algunas cosas, carió, pero recuerdo todo sobre ti—se apoyó sobre Kitty y la besó. Fue un beso cortés pero posesivo—Sabes que no puedes ocultarme las cosas. Sabes que soy buena escuchando. Puedo darte mi punto de vista.
—No es nada. Nada por lo que necesites preocuparte.
—¿Es algo que tiene que ver contigo?—le preguntó suavemente.
—No exactamente. Tal vez.
—Luego tiene que ver conmigo.
Con un suspiro, la rubia avanzó lentamente más cerca y apoyó su cabeza sobre la almohada, mientras acariciaba el pecho de su amante.
La castaña a su vez acarició la parte de atrás de su cuello. Finalmente, habló entre dientes:
—Es sobre la filtración. Si hay alguien ahí implicado, mi presencia en el edificio de la policía podría ponerles sobre aviso y podrían empezar a cubrir sus huellas. Ya sabes, si lo hacen, no podría rastrearlos por ordenador. Estoy trabajando contra el tiempo.
—Ellos saben quién eres.
—Probablemente.
—Saben que les estas investigando.
La rubia asintió, sin necesidad de palabras.
—Y crees—dijo vacilantemente—, Que mi accidente no fue un accidente. Que alguien estaba tratando de lastimarte y yo acabé en medio de su planes.
—No lo sabemos con seguridad—Kitty dijo rápidamente.
—Pero es lo que piensas.
—Marley.
—Mierda, me gustaría poder pensar claramente. Crees que si continuas mucho tiempo trabajando en los ordenadores de la policía podrían sentirse aún más amenazados.
—Pero no tiene por qué ocurrir—Kitty se reclinó y la tomó de las manos, deteniéndose en la curva de su mandíbula—Cariño, no hay nada por lo que preocuparse.
—Prométeme que serás cuidadosa.
—Siempre.
—¿Puedes quedarte aquí esta noche en lugar de ir a trabajar? Rachel está escogiendo unos videos y yo tenía pensado pedir una pizza.
Kitty pensó sobre el trabajo que había pensado hacer escaleras abajo, repasando los datos que Kurt y Quinn habían recopilado en los últimos días.
También pensó sobre la cantidad de horas que había estado lejos de casa, desde el principio del caso, y en las que Marley había estado sola.
Para cuando se acostaba ya era casi por la mañana, y a penas dormía una o dos horas antes de volver al trabajo.
Sintiéndose culpable, miró a los ojos tristes de su amante y le susurró:
—¿La comedia o el drama?
—Realmente, creo que ha traído la Noche de los Muertos Vivientes y cada una de sus secuelas.
—Me apunto—la respuesta de Marley no se hizo esperar y la abrazó fuertemente, dejándose envolver por aquellas acogedoras curvas.
—¿De qué has pedido la pizza?
—De queso.
—Entonces me olvido totalmente de trabajar esta noche. Después de la sesión de cine, podemos desaparecer y acostarnos temprano.
Marley se acercó a la boca de la rubia la besó con suavidad.
—Te quiero.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
nunca se mueven tan rápido las organizaciones si jode la policía así que a tener paciencia!!!
espero que kitt en efecto de vengarse no joda todo!!!
nos vemos!!
nunca se mueven tan rápido las organizaciones si jode la policía así que a tener paciencia!!!
espero que kitt en efecto de vengarse no joda todo!!!
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Yo si deseo que Kitty consiga vengarse pero sin perjudicar al equipo o a la operacion de Santana, en cuanto a Quinn y Rachel a ver que tal va esa visita!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
nunca se mueven tan rápido las organizaciones si jode la policía así que a tener paciencia!!!
espero que kitt en efecto de vengarse no joda todo!!!
nos vemos!!
Hola lu, ¬¬ las cosas de la vida, no¿? ¬¬...esperar¿? Saludos =D
micky morales escribió:Yo si deseo que Kitty consiga vengarse pero sin perjudicar al equipo o a la operacion de Santana, en cuanto a Quinn y Rachel a ver que tal va esa visita!!!!!
Hola, tmbn lo espero y kiero la vrdd...las cosas no se pueden quedar así, no¿?..., pero como bn dices, espero q no perjudique a su equipo. Ufff esas faberry xD Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
Rachel la ayudo a que se incorporara, estudiando a Quincy que terminaba de arreglarse.
Con el pelo rubio engominado, terminaba de colocarse bien la camisa negra, dentro del pantalón, negro y descolorido, que le marcaba las caderas estrechas.
Se veía atractivo y poderoso.
Él miró hacia arriba, se asombró y se preocupó.
—¿Qué pasa?—se miró al pecho—¿Es demasiado voluminoso? Me marca demasiado la camisa?
Sacudió su cabeza.
—No, se ve bien.
—¿Segura?—se tocó la mandíbula dónde le había le había aplicado maquillaje para acentuar su fuertes facciones. Otra sacudida principal negativa—¿Entonces?
—No es tu cara—sonrió débilmente, viendo la expresión de desasosiego de su amante, a la que llevó los brazos alrededor de su cuello. Tirando de ella le susurró en la oreja—Es por lo que podemos hacer con eso de ahí abajo.
Quincy se rió, con una combinación de vergüenza y orgullo.
La acercó más, tirando de su parte trasera inferior. La presión de su cuerpo contra la plenitud en sus pantalones vaqueros envió una descarga de electricidad a todo su cuerpo.
—Esto era lo que querías, ¿verdad?
—Sí—Rachel empezó a rodar sus caderas sobre él perezosamente—Pero no quiero que Marley se levante y nos oiga.
—¿Por qué?—Quincy registró su cara, frunciendo el ceño—¿Te da vergüenza?
Chocó su cuerpo contra el de él, ingle contra ingle, haciéndole quedarse casi sin aliento por la sorpresa.
—No. Simplemente no quiero que otra mujer me vea revisando tu equipamiento.
—Rach—se quejó, ante la sutil insistencia de aquellas caderas moviéndose contra de él—Eso es parte de Quincy. Estoy seguro de que a Marley no le interesará.
—No lo sabes—deslizó una mano en medio del estómago acariciándolo suavemente—Estás tan sexy—continuó acariciándolo—Y esto es el mío.
Quincy estaba perdiendo el enfoque, cada sentido se concentraba en lo exquisito de la presión de la mano de su castaña sobre su cuerpo.
Su estómago, y sus piernas temblaron.
—Rach, cariño. Tienes que parar.
Con una mano entre sus piernas y la otra alrededor de sus hombros, Rachel lo acercó al tocador hasta dejar caer todo su peso sobre él.
—¿Te gusta?
—Oh. Cariño—Quincy tembló y gimió—Me vas a volver loco.
—Podría—le dijo dulcemente, apretando su mano mientras le besaba en la boca. Sin separarse de él, acarició su lengua dentro de su boca hasta hacerle estremecerse como hacía cuando se iba a correr. Luego ella aflojó el agarre—Pero ahora tengo que irme.
Quincy reforzó su apoyo sobre el borde del intentando mantener el control.
—¿Te marchas? Cariño, ¿cuál es el problema?
Le acarició la mejilla y lo besó otra vez.
—Quiero que recuerdes a quién perteneces. Ahora termina de transformarte.
—Si continuas podría correrme.
—No me digas—le mordió su barbilla amablemente—Ahora cállate—haciendo un gran esfuerzo se apartó de él, cuando lo que realmente quería era desabotonarle los pantalones vaqueros y subirse encima de él—Venga termina de arreglarte—le dijo con una sonrisa de satisfacción.
Cuando se dio la vuelta oyó un resoplido de frustración.
—¿Cariño?—Marley llamó a Kitty que tenía la cabeza apoyada sobre su pecho.
—¿Mmm?
—Creo que hay una fiesta en la otra habitación.
—Mmm.
—¿Estás despierta, o simplemente me está llevando la corriente?
—Mmm-hmm.
Suavemente se incorporó sobre la cama.
—Creo que estoy oyendo la voz de Blaine.
La ojiverde se puso boca arriba y perezosamente abrió los ojos.
—¿Pero cómo es posible que me haya dormido?
—Porque hiciste todo el trabajo—se quejó, acariciándole la mejilla—De hecho, tuviste uno de esos ataques tuyos de posesividad y no me dejaste hacer nada—empezó a acariciarla lentamente—¿Tenías miedo de excitarte demasiado?
La rubia se puso rígida.
—No... ¿tuviste un orgasmo, verdad?
—Sí—estuvo de acuerdo amablemente—Uno muy dulce y muy tierno. Pero cuando quise tocarte…
—Cariño—Kitty interrumpió—, Simplemente no podía esperar. Solo fue eso.
—Lo sé, y me gusta horrores cuando lo haces. Me encanta verte así y que te corras en mis brazos—se movió para mirarla directamente a los ojos—Pero dígame que no estabas intentando librarte de mí.
—Sam dijo…
—El Doctor Sam dijo que podíamos tener relaciones sexuales—la interrumpió—Dijo que podíamos tener relaciones sexuales si nos lo tomábamos con calma. Pero esa no es la forma en que hacemos el amor—la besó para acabar su tono de angustia—Me gusta cuando me haces gritar.
—Jesús—Kitty gimió, su cuerpo empezando a dar sacudidas—Sabes cómo me pongo sólo con oírte hacer eso.
—Sí, y eso es maravilloso. Excepto cuando haces lo posible para que no te toque.
Deslizó su mano bajando su mano desde el pecho de su rubia, sobre el estómago hasta detenerse entre sus piernas. Cerró sus dedos y le vio los ojos nublarse.
—Quiero hacerte esto—sin perder de vista los ojos de su amante, continuó deslizando sus dedos sobre el clítoris todavía abotagada de su orgasmo reciente—Quiero hacer que te corras.
El pecho de Kitty se sacudió con fuerza, con alientos espásticos, con sus manos temblando sobre las sábanas.
—Por favor. Marley, por favor, te quiero así.
—Lo sé, cariñó, lo sé—le susurró, mientras continuaba empujando—Lo sé.
Rachel estaba sentada en un extremo del sofá de cuero, frente a Jazmín, vestida con ropa de raso negra, al lado de una pelirroja con camisa verde pálida tipo Oxford y unos pantalones chinos.
Los observaba con cierta curiosidad.
Cada vez que Blaine se dirigía a Jazmín, descansaba su mano ligeramente sobre la rodilla de él. Kurt le había dicho, no hacía mucho tiempo, que a Jazmín le había gustado ayudar a Quincy a vestirse.
Ella Rachel le había dejado bien claro que Quincy era suyo, y Kurt le había respondido que no era problema, que ya tenía pareja. Pero en lo referente a Jazmín no estaba nada segura.
Quizá Quincy fuera su tipo.
—¿Qué estás pensando, cariño?—Quincy murmuró, deslizando un brazo alrededor de su cintura, apoyando una cadera en el brazo del sofá para sujetarse.
Estaba usando una sola muleta para desenvolverse mejor, y la sostenía en contra de la parte de atrás.
Ella se recostó en su cuerpo e inclinó la cabeza para ver su cara.
—Jazmín lo está excitando, ella…
Quincy sonrió abiertamente.
—¡Rachel!
—¿Qué? ¡Mira a Phil!—le susurró, indicando la parte pequeña, del cuerpo duro que marcaban los vaqueros ajustados de uno de los amigos.
Quincy gruñó y la besó en la parte trasera de su oreja izquierda.
—A estos tipo se les cae la baba nada más verla—dijo Rachel como quien no quiere la cosa—Al menos a mí me miraron a la cara antes que a mis tetas.
Él rubio se rió suavemente.
—Eso es una elección difícil.
—¿Así lo crees?—le dio un beso rápido en el cuello—¿Está todo yendo bien?
—Sí, todos ellos parecen tranquilos.
—¿Ninguna preguntas de por qué estás aquí?
Quincy negó con la cabeza.
—Jazmín ya se encargó de eso. Les dijo que somos amigos de Kitty y Marley. Que se ofrecieron a dejarme quedarme aquí durante unos días hasta que mi pierna mejore.
—Bien—llevó un brazo alrededor de su pierna, distraídamente acariciando el interior de su muslo, todavía mirando a Phil que hablaba con Jazmín.
A pesar de que no podía oír la conversación, la mirada y el tono de voz de Phil le confirmó su estado de excitación.
Lo estaba pensando mal y ella debía estar dándose cuenta.
—¿Estás bien?
—¿Qué?
Él se apoyó, acercándose más a ella.
—Digo que ella es preciosa. Sexualmente atractiva. Y la única mujer que me puede poner caliente. Es un poco como tú. Ya sabes—Rachel le susurró, restregando la boca por el borde de su mandíbula—Cariño, es la verdad.
Quincy le acarició el brazo desnudo. Ella llevaba puestos unos pantalones flojos rojos de raso, con un top blanco en la parte superior, marcando sus pechos.
—Además, ¿crees que tengo energía para algo después de lo que me haces?
Antes de que Rachel pudiera contestar, una voz través del cuarto captó su atención.
—¿Es una fiesta?—Kitty preguntó, acercándose de la mano de Marley.
Inmediatamente, al verlas, se levantaron para saludar a las dos hermosas mujeres.
La castaña estaba vestida con una camiseta vieja y descolorida de la rubia. Se movía con total naturalidad, a pesar de los indicios persistentes del trauma que oscurecía su cara.
Sus ojos eran claros y acogedores cuando sonrío a sus inesperados invitados.
—Hola, soy Marley—alargó su mano.
—Un gusto—Ken se quejó, y besos con sus labios sobre sus nudillos con total gracia—Le he visto alguna vez en el club con Kitty, pero no nos habían presentado—dijo con una sonrisa.
Marley se rió, agradecida por su encanto.
—Me alegro volver a verte. Y ciertamente entiendo por qué Kitty por nos ha presentado antes.
Ken lanzó una sonrisa abierta a Kitty, que meramente lo saludó un gruñido, antes de continuar con las presentaciones.
—Estos son Phil E. Pride y Dino.
—Caballeros, encantada de conoceros—Marley contestó, extendiéndole la mano a cada uno de ellos—¿Tienen todo lo que necesitan? ¿Comida? ¿Algo a beber?
—Gracias, estamos bien—Dino dijo señalando también a Philly, que levantaba una botella de cerveza—Jazmín se encargó de nosotros.
—Gracias—Marley se dirigió a Jazmín a la que besó agradecida, en la mejilla—Hola, Blaine.
—Hola—éste le devolvió el saludo, deslizando un brazo alrededor de la cintura de su amiga—Estás maravillosa.
—Gracias—pero sabía que su buen amigo estaba mintiendo. Agarrada del brazo de su rubia, mientras esta hablaba con Ken, continuó—, Pero me siento maravillosa.
Blaine se rió.
—No voy a preguntarte qué han estado haciendo, aunque no hace falta más que verlas a las dos.
Se sonrojó y lo hizo callar.
—Shh. Tenemos invitados.
—No creo que estos chicos se fueran a escandalizar.
—Puede que no. Pero preferiría no hacer un anuncio.
—Me parece bien—Blaine desvió la mirada hacia el sofá donde Phil estaba sentado al lado de Jazmín—Creo que mi novia tiene otro admirador. Algunas veces me pregunto por qué la dejo salir sola de casa.
Siguió su mirada y sonrió.
—¿No estarás preocupado verdad? Todo esto me tiene también un poco confundida, pero Phil sabe quién es Jazmín, sabe de la existencia de Kurt.
—Oh, claro. Phil sabe que Jazmín es travesti, algo así como que Jazmín sabe que Kitty es lesbiana. Y sé que sólo bromean. Pero son muy atractivos y a veces me confunden. ¿Qué piensas?
—Bueno bien—dijo—, Es verdad que ambas, Kitty y Jazmín, son muy atractivas y hacen una bella pareja—Blaine inclinó su cabeza atentamente—Pero tú también, y Jazmín te eligió a ti. Creo que no deberías preocuparte, ella te quiere. También yo creo que eres muy atractivo y te quiero eres un buen amigo, pero de ahí a…
—Vale, vale, lo entiendo. ¿Así que no estoy entre tus fantasías?
—Realmente, nadie lo está, excepto Kitty—le murmuró, observando a su amante que sonreía ante algo que Rachel había dicho.
—¿No estarás molesta por eso?—el tono de Blaine fue de curiosidad, no de censura.
—Difícilmente podría estar molesta con ella por algo—se chocó con los ojos de su amigo—Confío plenamente en ella.
—Jazmín es más una buena amiga que una amante, aunque a veces—Blaine se encogió de hombros—Cruzamos líneas.
—A veces cuando la miró, en entra este deseo abrumador que me olvido de todo lo demás—se rió conscientemente—Y luego, cuando estamos en mitad de eso me pregunto si estará bien.
—Creo que me hago una buena idea de ello—se rió—Creo que algunas veces sólo debemos aceptar las cosas como son, y no pensar en cómo deberían ser. Aunque no sea fácil.
—Mmm. Especialmente esta noche—Blaine se apoyó cerca para no ser oída—Quincy es ciertamente una sorpresa. Los otros tipos son hermosos, los conozco desde hace tiempo, pero Quincy es diferente. Parece mucho más natural. ¿No crees?
—Si tienes razón. Cualquier podría pensar que es hermano de Quinn. El parecido es increíble. No son exactamente iguales, pero sí de la forma en que se parecen los hermanos. Con similares características, pero sin llegar a provocar confusión sobre cuál es la parte masculina y quién es la parte femenina.
—Sí, es fascinante. ¿Te has dado cuenta de que su novia le vigila muy de cerca?
—Si. La joven Rachel—Marley sonrió cariñosamente—Ella es muy dulce y a la vez muy fuerte. Tengo el presentimiento de que la vida no le ha tratado nada bien.
—Entonces, continúan trabajando en ello.
Herida por el tono serio en la voz de Blaine, Marley sintió una oleada de aprensión.
—¿Cómo?
—Sólo pensé que Kitty podría haberte dicho algo. Kurt ha estado trabajando sin para desde el fin de la semana pasado, y creo que están cerca de resolver este caso. Jazmín está, en cierta forma, involucrada.
—¿Y ella no te ha dicho nada?
—Oh, como si alguna vez lo hiciera. Siempre está tratando de protegerle. De
mantenerme alejada de su trabajo.
—¿Porque simplemente no se permiten ser chicas, en vez de superhéroes rudos?—la voz de Blaine tenía un indicio de exasperación mezclado con afecto.
Marley suspiró.
—Creo que Kitty y yo debemos tener una conversación.
—Uh-oh. ¿He metido la pata? No pretendía provocar ningún problema.
—Oh—le suavemente, Ella sobrevira. Después de todo, ella es una chica grande y un superhéroe rudo.”
Ante el sonido de la risa de Marley, Kitty se alejó de la conversación que tenía con Ken y miró fijamente a su amante.
Hacía mucho, quizá demasiado tiempo, que no oía a su amante libre de dolor y su corazón empezó a latir con fuerza.
Marley y Blaine obviamente compartían un chiste privado. En ese instante, su castaña chocó con sus ojos, y ella casi se tambaleó ante el impacto de su mirada.
Con aquella mirada, y a pesar de la distancia, sintió que la acariciaba. Hacía mucho que no se sentía de aquella manera.
Nadie, nunca, la había tocado como lo hacía Marley.
—Ella es increíble—Ken le comentó pudiendo leer sus pensamientos.
—Sí. Lo es.
—La primera vez que las vi en una de nuestras funciones, pensé que era un error. Me alegro de que seas tan afortunada.
—Si yo pensé lo mismo.
—Te agradezco que estés ayudando a Quincy—lentamente, Ken estudió a Kitty.
—Jazmín me lo pidió y es difícil negarle algo—respondió sonriendo—Es un buen tipo y su novia. En fin, son de lo más ardientes. Ella es algo difícil de olvidar.
Estimó a Rachel, que todavía estaba sentada dentro de los brazos de Quincy, hablando con Dino.
—Él mencionó que no estaba casado—Ken dijo—Pero si me lo preguntas creo que está de lo más atado—Antes de que Kitty pudiera responderle, Ken continuó—, Conozco a Jazmín desde hace mucho tiempo. Todos nos conocemos. No importa qué sea. Estaremos ahí. Simplemente quiero que lo sepas.
—Gracias. Te lo agradezco. Antes de que te vayas quiero darte un par de números de teléfono, por si acaso… alguna vez lo necesita.
—Eso sería bueno. Ahora—Ken dijo con una sonrisa lenta—…, Voy a invitar a invitar a Marley a una de nuestras funciones. En asientos de primera fila, esta vez. La cortesía de la casa.
—Son unos tipos peligrosos—se quejó.
Ken levantó la cabeza y se encogió de hombros despreocupadamente.
—Tenemos que mantener nuestras reputaciones.
Lo observó marcharse dando media vuelta, sabiendo que había logrado un nuevo aliado en esa guerra clandestina que estaba por venir.
Con el pelo rubio engominado, terminaba de colocarse bien la camisa negra, dentro del pantalón, negro y descolorido, que le marcaba las caderas estrechas.
Se veía atractivo y poderoso.
Él miró hacia arriba, se asombró y se preocupó.
—¿Qué pasa?—se miró al pecho—¿Es demasiado voluminoso? Me marca demasiado la camisa?
Sacudió su cabeza.
—No, se ve bien.
—¿Segura?—se tocó la mandíbula dónde le había le había aplicado maquillaje para acentuar su fuertes facciones. Otra sacudida principal negativa—¿Entonces?
—No es tu cara—sonrió débilmente, viendo la expresión de desasosiego de su amante, a la que llevó los brazos alrededor de su cuello. Tirando de ella le susurró en la oreja—Es por lo que podemos hacer con eso de ahí abajo.
Quincy se rió, con una combinación de vergüenza y orgullo.
La acercó más, tirando de su parte trasera inferior. La presión de su cuerpo contra la plenitud en sus pantalones vaqueros envió una descarga de electricidad a todo su cuerpo.
—Esto era lo que querías, ¿verdad?
—Sí—Rachel empezó a rodar sus caderas sobre él perezosamente—Pero no quiero que Marley se levante y nos oiga.
—¿Por qué?—Quincy registró su cara, frunciendo el ceño—¿Te da vergüenza?
Chocó su cuerpo contra el de él, ingle contra ingle, haciéndole quedarse casi sin aliento por la sorpresa.
—No. Simplemente no quiero que otra mujer me vea revisando tu equipamiento.
—Rach—se quejó, ante la sutil insistencia de aquellas caderas moviéndose contra de él—Eso es parte de Quincy. Estoy seguro de que a Marley no le interesará.
—No lo sabes—deslizó una mano en medio del estómago acariciándolo suavemente—Estás tan sexy—continuó acariciándolo—Y esto es el mío.
Quincy estaba perdiendo el enfoque, cada sentido se concentraba en lo exquisito de la presión de la mano de su castaña sobre su cuerpo.
Su estómago, y sus piernas temblaron.
—Rach, cariño. Tienes que parar.
Con una mano entre sus piernas y la otra alrededor de sus hombros, Rachel lo acercó al tocador hasta dejar caer todo su peso sobre él.
—¿Te gusta?
—Oh. Cariño—Quincy tembló y gimió—Me vas a volver loco.
—Podría—le dijo dulcemente, apretando su mano mientras le besaba en la boca. Sin separarse de él, acarició su lengua dentro de su boca hasta hacerle estremecerse como hacía cuando se iba a correr. Luego ella aflojó el agarre—Pero ahora tengo que irme.
Quincy reforzó su apoyo sobre el borde del intentando mantener el control.
—¿Te marchas? Cariño, ¿cuál es el problema?
Le acarició la mejilla y lo besó otra vez.
—Quiero que recuerdes a quién perteneces. Ahora termina de transformarte.
—Si continuas podría correrme.
—No me digas—le mordió su barbilla amablemente—Ahora cállate—haciendo un gran esfuerzo se apartó de él, cuando lo que realmente quería era desabotonarle los pantalones vaqueros y subirse encima de él—Venga termina de arreglarte—le dijo con una sonrisa de satisfacción.
Cuando se dio la vuelta oyó un resoplido de frustración.
*****
—¿Cariño?—Marley llamó a Kitty que tenía la cabeza apoyada sobre su pecho.
—¿Mmm?
—Creo que hay una fiesta en la otra habitación.
—Mmm.
—¿Estás despierta, o simplemente me está llevando la corriente?
—Mmm-hmm.
Suavemente se incorporó sobre la cama.
—Creo que estoy oyendo la voz de Blaine.
La ojiverde se puso boca arriba y perezosamente abrió los ojos.
—¿Pero cómo es posible que me haya dormido?
—Porque hiciste todo el trabajo—se quejó, acariciándole la mejilla—De hecho, tuviste uno de esos ataques tuyos de posesividad y no me dejaste hacer nada—empezó a acariciarla lentamente—¿Tenías miedo de excitarte demasiado?
La rubia se puso rígida.
—No... ¿tuviste un orgasmo, verdad?
—Sí—estuvo de acuerdo amablemente—Uno muy dulce y muy tierno. Pero cuando quise tocarte…
—Cariño—Kitty interrumpió—, Simplemente no podía esperar. Solo fue eso.
—Lo sé, y me gusta horrores cuando lo haces. Me encanta verte así y que te corras en mis brazos—se movió para mirarla directamente a los ojos—Pero dígame que no estabas intentando librarte de mí.
—Sam dijo…
—El Doctor Sam dijo que podíamos tener relaciones sexuales—la interrumpió—Dijo que podíamos tener relaciones sexuales si nos lo tomábamos con calma. Pero esa no es la forma en que hacemos el amor—la besó para acabar su tono de angustia—Me gusta cuando me haces gritar.
—Jesús—Kitty gimió, su cuerpo empezando a dar sacudidas—Sabes cómo me pongo sólo con oírte hacer eso.
—Sí, y eso es maravilloso. Excepto cuando haces lo posible para que no te toque.
Deslizó su mano bajando su mano desde el pecho de su rubia, sobre el estómago hasta detenerse entre sus piernas. Cerró sus dedos y le vio los ojos nublarse.
—Quiero hacerte esto—sin perder de vista los ojos de su amante, continuó deslizando sus dedos sobre el clítoris todavía abotagada de su orgasmo reciente—Quiero hacer que te corras.
El pecho de Kitty se sacudió con fuerza, con alientos espásticos, con sus manos temblando sobre las sábanas.
—Por favor. Marley, por favor, te quiero así.
—Lo sé, cariñó, lo sé—le susurró, mientras continuaba empujando—Lo sé.
*****
Rachel estaba sentada en un extremo del sofá de cuero, frente a Jazmín, vestida con ropa de raso negra, al lado de una pelirroja con camisa verde pálida tipo Oxford y unos pantalones chinos.
Los observaba con cierta curiosidad.
Cada vez que Blaine se dirigía a Jazmín, descansaba su mano ligeramente sobre la rodilla de él. Kurt le había dicho, no hacía mucho tiempo, que a Jazmín le había gustado ayudar a Quincy a vestirse.
Ella Rachel le había dejado bien claro que Quincy era suyo, y Kurt le había respondido que no era problema, que ya tenía pareja. Pero en lo referente a Jazmín no estaba nada segura.
Quizá Quincy fuera su tipo.
—¿Qué estás pensando, cariño?—Quincy murmuró, deslizando un brazo alrededor de su cintura, apoyando una cadera en el brazo del sofá para sujetarse.
Estaba usando una sola muleta para desenvolverse mejor, y la sostenía en contra de la parte de atrás.
Ella se recostó en su cuerpo e inclinó la cabeza para ver su cara.
—Jazmín lo está excitando, ella…
Quincy sonrió abiertamente.
—¡Rachel!
—¿Qué? ¡Mira a Phil!—le susurró, indicando la parte pequeña, del cuerpo duro que marcaban los vaqueros ajustados de uno de los amigos.
Quincy gruñó y la besó en la parte trasera de su oreja izquierda.
—A estos tipo se les cae la baba nada más verla—dijo Rachel como quien no quiere la cosa—Al menos a mí me miraron a la cara antes que a mis tetas.
Él rubio se rió suavemente.
—Eso es una elección difícil.
—¿Así lo crees?—le dio un beso rápido en el cuello—¿Está todo yendo bien?
—Sí, todos ellos parecen tranquilos.
—¿Ninguna preguntas de por qué estás aquí?
Quincy negó con la cabeza.
—Jazmín ya se encargó de eso. Les dijo que somos amigos de Kitty y Marley. Que se ofrecieron a dejarme quedarme aquí durante unos días hasta que mi pierna mejore.
—Bien—llevó un brazo alrededor de su pierna, distraídamente acariciando el interior de su muslo, todavía mirando a Phil que hablaba con Jazmín.
A pesar de que no podía oír la conversación, la mirada y el tono de voz de Phil le confirmó su estado de excitación.
Lo estaba pensando mal y ella debía estar dándose cuenta.
—¿Estás bien?
—¿Qué?
Él se apoyó, acercándose más a ella.
—Digo que ella es preciosa. Sexualmente atractiva. Y la única mujer que me puede poner caliente. Es un poco como tú. Ya sabes—Rachel le susurró, restregando la boca por el borde de su mandíbula—Cariño, es la verdad.
Quincy le acarició el brazo desnudo. Ella llevaba puestos unos pantalones flojos rojos de raso, con un top blanco en la parte superior, marcando sus pechos.
—Además, ¿crees que tengo energía para algo después de lo que me haces?
Antes de que Rachel pudiera contestar, una voz través del cuarto captó su atención.
—¿Es una fiesta?—Kitty preguntó, acercándose de la mano de Marley.
Inmediatamente, al verlas, se levantaron para saludar a las dos hermosas mujeres.
La castaña estaba vestida con una camiseta vieja y descolorida de la rubia. Se movía con total naturalidad, a pesar de los indicios persistentes del trauma que oscurecía su cara.
Sus ojos eran claros y acogedores cuando sonrío a sus inesperados invitados.
—Hola, soy Marley—alargó su mano.
—Un gusto—Ken se quejó, y besos con sus labios sobre sus nudillos con total gracia—Le he visto alguna vez en el club con Kitty, pero no nos habían presentado—dijo con una sonrisa.
Marley se rió, agradecida por su encanto.
—Me alegro volver a verte. Y ciertamente entiendo por qué Kitty por nos ha presentado antes.
Ken lanzó una sonrisa abierta a Kitty, que meramente lo saludó un gruñido, antes de continuar con las presentaciones.
—Estos son Phil E. Pride y Dino.
—Caballeros, encantada de conoceros—Marley contestó, extendiéndole la mano a cada uno de ellos—¿Tienen todo lo que necesitan? ¿Comida? ¿Algo a beber?
—Gracias, estamos bien—Dino dijo señalando también a Philly, que levantaba una botella de cerveza—Jazmín se encargó de nosotros.
—Gracias—Marley se dirigió a Jazmín a la que besó agradecida, en la mejilla—Hola, Blaine.
—Hola—éste le devolvió el saludo, deslizando un brazo alrededor de la cintura de su amiga—Estás maravillosa.
—Gracias—pero sabía que su buen amigo estaba mintiendo. Agarrada del brazo de su rubia, mientras esta hablaba con Ken, continuó—, Pero me siento maravillosa.
Blaine se rió.
—No voy a preguntarte qué han estado haciendo, aunque no hace falta más que verlas a las dos.
Se sonrojó y lo hizo callar.
—Shh. Tenemos invitados.
—No creo que estos chicos se fueran a escandalizar.
—Puede que no. Pero preferiría no hacer un anuncio.
—Me parece bien—Blaine desvió la mirada hacia el sofá donde Phil estaba sentado al lado de Jazmín—Creo que mi novia tiene otro admirador. Algunas veces me pregunto por qué la dejo salir sola de casa.
Siguió su mirada y sonrió.
—¿No estarás preocupado verdad? Todo esto me tiene también un poco confundida, pero Phil sabe quién es Jazmín, sabe de la existencia de Kurt.
—Oh, claro. Phil sabe que Jazmín es travesti, algo así como que Jazmín sabe que Kitty es lesbiana. Y sé que sólo bromean. Pero son muy atractivos y a veces me confunden. ¿Qué piensas?
—Bueno bien—dijo—, Es verdad que ambas, Kitty y Jazmín, son muy atractivas y hacen una bella pareja—Blaine inclinó su cabeza atentamente—Pero tú también, y Jazmín te eligió a ti. Creo que no deberías preocuparte, ella te quiere. También yo creo que eres muy atractivo y te quiero eres un buen amigo, pero de ahí a…
—Vale, vale, lo entiendo. ¿Así que no estoy entre tus fantasías?
—Realmente, nadie lo está, excepto Kitty—le murmuró, observando a su amante que sonreía ante algo que Rachel había dicho.
—¿No estarás molesta por eso?—el tono de Blaine fue de curiosidad, no de censura.
—Difícilmente podría estar molesta con ella por algo—se chocó con los ojos de su amigo—Confío plenamente en ella.
—Jazmín es más una buena amiga que una amante, aunque a veces—Blaine se encogió de hombros—Cruzamos líneas.
—A veces cuando la miró, en entra este deseo abrumador que me olvido de todo lo demás—se rió conscientemente—Y luego, cuando estamos en mitad de eso me pregunto si estará bien.
—Creo que me hago una buena idea de ello—se rió—Creo que algunas veces sólo debemos aceptar las cosas como son, y no pensar en cómo deberían ser. Aunque no sea fácil.
—Mmm. Especialmente esta noche—Blaine se apoyó cerca para no ser oída—Quincy es ciertamente una sorpresa. Los otros tipos son hermosos, los conozco desde hace tiempo, pero Quincy es diferente. Parece mucho más natural. ¿No crees?
—Si tienes razón. Cualquier podría pensar que es hermano de Quinn. El parecido es increíble. No son exactamente iguales, pero sí de la forma en que se parecen los hermanos. Con similares características, pero sin llegar a provocar confusión sobre cuál es la parte masculina y quién es la parte femenina.
—Sí, es fascinante. ¿Te has dado cuenta de que su novia le vigila muy de cerca?
—Si. La joven Rachel—Marley sonrió cariñosamente—Ella es muy dulce y a la vez muy fuerte. Tengo el presentimiento de que la vida no le ha tratado nada bien.
—Entonces, continúan trabajando en ello.
Herida por el tono serio en la voz de Blaine, Marley sintió una oleada de aprensión.
—¿Cómo?
—Sólo pensé que Kitty podría haberte dicho algo. Kurt ha estado trabajando sin para desde el fin de la semana pasado, y creo que están cerca de resolver este caso. Jazmín está, en cierta forma, involucrada.
—¿Y ella no te ha dicho nada?
—Oh, como si alguna vez lo hiciera. Siempre está tratando de protegerle. De
mantenerme alejada de su trabajo.
—¿Porque simplemente no se permiten ser chicas, en vez de superhéroes rudos?—la voz de Blaine tenía un indicio de exasperación mezclado con afecto.
Marley suspiró.
—Creo que Kitty y yo debemos tener una conversación.
—Uh-oh. ¿He metido la pata? No pretendía provocar ningún problema.
—Oh—le suavemente, Ella sobrevira. Después de todo, ella es una chica grande y un superhéroe rudo.”
Ante el sonido de la risa de Marley, Kitty se alejó de la conversación que tenía con Ken y miró fijamente a su amante.
Hacía mucho, quizá demasiado tiempo, que no oía a su amante libre de dolor y su corazón empezó a latir con fuerza.
Marley y Blaine obviamente compartían un chiste privado. En ese instante, su castaña chocó con sus ojos, y ella casi se tambaleó ante el impacto de su mirada.
Con aquella mirada, y a pesar de la distancia, sintió que la acariciaba. Hacía mucho que no se sentía de aquella manera.
Nadie, nunca, la había tocado como lo hacía Marley.
—Ella es increíble—Ken le comentó pudiendo leer sus pensamientos.
—Sí. Lo es.
—La primera vez que las vi en una de nuestras funciones, pensé que era un error. Me alegro de que seas tan afortunada.
—Si yo pensé lo mismo.
—Te agradezco que estés ayudando a Quincy—lentamente, Ken estudió a Kitty.
—Jazmín me lo pidió y es difícil negarle algo—respondió sonriendo—Es un buen tipo y su novia. En fin, son de lo más ardientes. Ella es algo difícil de olvidar.
Estimó a Rachel, que todavía estaba sentada dentro de los brazos de Quincy, hablando con Dino.
—Él mencionó que no estaba casado—Ken dijo—Pero si me lo preguntas creo que está de lo más atado—Antes de que Kitty pudiera responderle, Ken continuó—, Conozco a Jazmín desde hace mucho tiempo. Todos nos conocemos. No importa qué sea. Estaremos ahí. Simplemente quiero que lo sepas.
—Gracias. Te lo agradezco. Antes de que te vayas quiero darte un par de números de teléfono, por si acaso… alguna vez lo necesita.
—Eso sería bueno. Ahora—Ken dijo con una sonrisa lenta—…, Voy a invitar a invitar a Marley a una de nuestras funciones. En asientos de primera fila, esta vez. La cortesía de la casa.
—Son unos tipos peligrosos—se quejó.
Ken levantó la cabeza y se encogió de hombros despreocupadamente.
—Tenemos que mantener nuestras reputaciones.
Lo observó marcharse dando media vuelta, sabiendo que había logrado un nuevo aliado en esa guerra clandestina que estaba por venir.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Interesante reunion!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Hola morra,...
Ahí que recuperar tiempo perdido jajaja
Ammm a kitt de le viene la noche con Marley!!!
A ver cómo termina la reunión???
Nos vemos!!
Ahí que recuperar tiempo perdido jajaja
Ammm a kitt de le viene la noche con Marley!!!
A ver cómo termina la reunión???
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Interesante reunion!!!!!
Hola, jajajaaj si¿? esperemos y siga así..., no¿? jajajajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra,...
Ahí que recuperar tiempo perdido jajaja
Ammm a kitt de le viene la noche con Marley!!!
A ver cómo termina la reunión???
Nos vemos!!
Hola lu, jajajaajaja esas loquillas jajajajaaj. Ufff complicada la cosa...o no¿? jajajajaja. Aki otro cap para saber mas! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
Miércoles
—Hola—Brittany la saludó con una sonrisa—Te veo mucho mejor que la última vez.
Quinn apoyó su bastón sobre el brazo de la silla delante del escritorio de la ojiazul, dejando estirada su pierna izquierda.
—Sí, gracias. Me siento mucho mejor.
—¿Cómo está la pierna?
—Ya casi curada. Me quitarán los puntos la próxima semana, pero…—señaló su bastón con la barbilla—, Por lo menos ya no tengo que utilizar las muletas.
—Eso es genial—se acomodó en la silla y cruzó las piernas. Era un hábito cuando estaba con sus pacientes—¿Sigues en casa de Kitty y Marley?
—Probablemente nos quedaremos otro día más. Luego volverá a mi departamento.
—¿Al que está en el edificio de Rachel?
—Ajá.
—¿Eso quiere decir que estás de nuevo trabajando?
Quinn se movió en la silla y se miró los pantalones negros chinos, que estaba usando junto con una camisa blanca y unos zapatos tipo Oxford, que se había puesto para ver a la doctora .
—Porque no deberías volver al trabajo hasta que yo lo apruebe. ¿Qué te ha dicho el Dr. Evans—le preguntó directamente—¿Te permite volver al trabajo?
—No en pocas palabras—Quinn admitió—Dijo que podría hacer cualquier cosa que quisiera excepto andar en moto o coger pesos.
—¿Cualquier cosa? Eso es excelente.
La ojiverde se puso de buen humor y se incorporó.
—¿Crees que eso significa que puedes doblegar físicamente a un sospechoso?—el tono de la doctora era suave, aunque lo que mostraban sus ojos no lo parecía—¿Le explicaste bien lo que tienes que hacer en el cumplimiento de tu trabajo?
—Le conté la mayor parte de ello—su voz fue bajando.
Brittany no dijo nada.
Quinn suspiró.
—Realmente, le conté a estaré trabajando con Kurt adelante delante de los ordenadores.
—Básicamente es un trabajo sedentario.
—No le dije que era un trabajo del escritorio—levantó sus ojos para chocar con los de la doctora.
Ésta inclinó la cabeza.
—Pero le dejaste creer que así sería. ¿Por qué dejaste que pensara eso?—le insistió.
—Porque quiero regresar al trabajo—le respondió con fuerza en cada una de las palabras, sin importar cómo pudiera sonar.
—Lo sé. ¿Pero por qué mañana y no dentro de una semana?
—Porque ésta es mi oportunidad, y no quiero perderla.
—¿Tu oportunidad? ¿Seguir la pista de los pornógrafos de Internet?
Negó con la cabeza impacientemente.
—No. Lo que digo es que es una muy buena oportunidad de trabajar con estas personas, y no quiero desaprovecharlo. Me gusta lo que hago—se inclinó hacia delante—Y me gusta trabajar infiltrado. Es una oportunidad muy buena para un detective. Especialmente un detective novato como yo. Y no quiero que por mi culpa se retrase o pierda este caso. Y la teniente me ha dado esta gran oportunidad.
Es una buena oportunidad pero también es peligros y lo sabe, Brittany llevaba trabajando, con la policía, mucho tiempo antes de haberse enamorado de una de ellos, y sabía perfectamente la excitación que les provocaba estar inmersos en una investigación importante, pero también sabía cómo se jugaban la vida por lo que ellos llamaban su deber.
Santana, amaba la cacería, las vigilancias, pero sus motivaciones más profundas eran filosóficas.
Santana buscaba justicia.
Por un momento se preguntó qué buscaría Quinn.
—¿Por qué crees que eso es bueno?
—¿Estás bromeando? Ésta es una oportunidad para hacer algo bueno. Para que esos tipos dejen de utilizar a las chicas como escoria. Para que dejen de utilizarlas y luego las tiren como si fueran basura—le respondió la joven sonrojada y seria. Después de un segundo, más calmada, se disculpó—Perdona.
—¿Por qué, Quinn?—le preguntó suavemente.
—Porque es mi trabajo. Éste es un caso importante, y quiero cumplir con lo que se espera de mí.
La ojiazul consideró seguir preguntando, pero lo dejó pasar durante un momento.
Había aprendido, en sus sesiones anteriores, que la ojiverde a menudo necesitaba más tiempo a la hora de expresar sus sentimientos por lo que no había necesidad de presionarla.
Además, la joven detective estaba pálida y trepidante. Un recordatorio de lo que había vivido, y llevado al hospital unos día antes.
—Sé lo importante que es el trabajo para ti. Pero debes entender mi preocupación por tu seguridad.
La rubia más baja inclinó la cabeza.
—¿Si el Dr. Evans me da el visto bueno para volver al trabajo, me permitirás hacerlo?
—El Dr. Evans y yo estamos interesados ligeramente en cosas diferentes, Quinn—le sonrió—¿Estás teniendo algún problema para dormir?
—No cuando tengo la oportunidad.
La miró desconcertada.
—No te entiendo.
—Yo simplemente…, bueno Rach se está quedando conmigo en casa de Marley y Kitty. Así que, algunas veces, me duermo tarde.
—¿Cómo van las cosas están entre las dos?
—Bueno…—se sonrojó—Las cosas son más o menos, fantásticas.
Se rió.
—Entonces entiendo tu falta de sueño. ¿La relación va en serio?
—Si.
—Felicitaciones.
La joven sonrió abiertamente.
—Gracias.
—¿Alguna pesadilla?
—¿Qué?—la miró sorprendida, presionando las palmas sobre sus muslos—No.
Ya estaba familiarizada con esa postura. La había visto cuando la joven había sido referida en su anterior suspensión temporal, después de haber sufrido un altercado físico con un sospechoso.
Se podría interpretar su lenguaje corporal como a la defensiva, pero lo reconocía ahora, como protector.
Su pregunta había provocado algo en la mente de la joven. Fragmentos del episodio que había vivido con anterioridad, cuando habían lastimado a Rachel.
—No—Quinn dijo, con voz repentinamente grosera—Nada como aquello.
—¿Cómo qué, Quinn?—le preguntó suavemente.
Ésta contempló a la ojiauzl, pero veía el pasado.
—Háblame de ello—la invitación de Brittany fue cortés. El tono de su voz sosegada tenía fuerza, como si supiera lo que esperaba oír.
Ella parpadeó y se estremeció, como si algo hubiera había salido a la superficie del fondo de un estanque lóbrego en luz del día brillante.
Sonrió.
De repente parecía demasiado cansada.
—Ibas a contarme sobre las pesadillas.
—No tengo nada que decir—Quinn dijo enérgicamente—No tengo pesadillas.
—¿Ya no las tienes?—volvió a insistir de forma cortés.
Los ojos de la joven resplandecieron, con una combinación de dolor y tristeza.
—Así es, ya no.
Esperó, pero la ojiverde guardó silencio. El reloj seguía su ritmo.
—¿Cuándo tienes que ver al Dr. Evans otra vez?
—No hasta el comienzo de la próxima semana, para que retire las suturas.
—Quinn, no estás lista para el deber.
La mandíbula de la joven oficial se tensó.
—¿Cuánto tiempo?
—En realidad, seguramente no antes de que el Dr. Evans te vea. Tendré que reevaluarte de nuevo antes de salir a las calles. Hablaremos mañana.
—¿Mañana?
Se rió.
—De por qué quieres salir aquí y volver al trabajo.
—Lo deseo casi más que cualquier otra cosa.
—Entonces, te veo mañana—observó a la joven detective levantarse cuidadosamente y empezar a andar hacia la puerta.
A pesar de sus mejores esfuerzos, se la veía algo torpe, se dio cuenta de que además de los dolores por el cuchillazo, había algo en el interior de aquella joven que la estaba lastimando.
Fuera lo que fuera ese dolor viejo, tenía el potencial suficiente como para salir a la superficie nuevamente y causar cualquier tipo de destrucción.
Santana hizo una mueca cuando su busca vibró en su cinturón.
Estaba a veinte metros de la puerta del despacho de Brittany, ya que esperaba poder estar con ella, entre paciente y paciente, para comer algo rápido o tomar un café.
Se había pasado casi las dos noches anteriores vigilando a George Beecher, por lo que apenas había tenido tiempo para estar con su amante.
En sus anteriores relaciones, los días incluso algunas veces las semanas habían pasado sin contacto significativo con su amante, cuando estaba centrada en un caso.
Su excusa siempre había sido que tenía que trabajar, hasta que finalmente terminaban por romperse la relación. La verdad era que se sentía más cómoda sola durante las noches en las que perseguía a sus sospechosos, y si el trabajo resultaba mal ahuyentaba sus demonios en la bebida.
A pesar de todo ello, se había seguido sintiendo llena de furia y frustración.
Ahora, tenía otra necesidad.
Necesitaba la cercanía, el tacto de la mano de Brittany que la tranquilizaba, el sonido de su voz para apaciguarla, y el contacto de su cuerpo para reabastecerla.
Ahora sentía que era una mejor policía, mejor mujer, y todo ello debido a Brittany.
Su busca volvió a vibrar otra vez.
Jurando, lo sacó de su cinturón y leyó el número. Sacó su teléfono móvil y llamó al número dos de su marcación abreviada.
—¿Qué?—dijo a modo de saludo.
—Podría tener algo—Mike la informó, esquivando delicadezas sociales igualmente.
—¿Algo sobre Campbell?—también estaban vigilando a Margaret Campbell, que parecía la más probable sospechosa de haber entregado información.
Ya que George Beecher pareció no es más que un tipo rico que pasaba el tiempo ligando con mujeres.
—No. Es bastante aburrida. Del trabajo se va directamente casa y se queda ahí, excepto si tiene que salir para hacer algún tipo de compra o ir a la farmacia, como hizo ayer.
—¿Entonces por qué me llamas?—le preguntó mientras miraba su reloj de pulsera.
Era un poco antes de las seis, y sabía que Brittany tenía libre hasta las siete, que empezaría con otro de sus pacientes. Si quería pasar algo de tiempo con ella debería darse prisa.
—Porque encontré un par de faxes que Jimmy Hogan había guardado en su casillero. Alguien había limpiado sus cosas y lo había dejado todo en una caja de cartón, incluyendo lo que tenía en su escritorio.
—Espera un momento. ¿Nadie reclamó sus artículos personales?
—No.
—¿Y pudiste revisar todo ello?
—Sí.
—Bien pensado, Mike—masculló.
—¿Qué fue eso?——su tono cambió claramente.
—Nada. Sigue.
Oyó el chasquido de metal, luego su larga toma de aliento y se lo imaginó fumando.
—Había un montón de papeles y demás cosas, pero lo importante eran unos faxes de la autoridad portuaria. Se detallan horarios de dos meses antes de ser asesinado.
—Te envío los horarios—se frotó el puente de su nariz, asimilando este trozo de información nueva—¿Qué piensas? Algo relacionado con autos o drogas?
—No sabría decirte. Espera a que haga una serie de comprobaciones y vea a dónde nos lleva. Cristo. Eso serían un millón de horas de trabajo de oficina.
—Puede que no.
Esperó, y cuando él no dijo nada, finalmente se quejó:
—Vamos, Mike. Tengo mejores cosas que hacer esta noche que leer tu mente retorcida.
Mike se rió.
—Los tres faxes venían de la misma persona. Del supervisor de la Autoridad Portuaria. Quizá sepa algo. Mañana a primera hora hablaré con él.
—¿Alguna oportunidad de que podemos reunirnos primero donde Kitty? Su café es mucho mejor que el de la comisaría.
—A las Siete treinta. Avisa a los demás. Y buen trabajo Mike.
—¿Qué fue eso?
Santana ya había colgado el teléfono.
Quinn canturreaba mientras esperaba al ascensor para subir a casa de Kitty.
Rachel debería estar por ahí ahora, y tal vez no habría nadie más.
Kurt, suponía, estaría siguiendo pistas a través del ordenador, mientras la rubia más baja probablemente seguiría en el edificio del policía.
Marley había salido con Blaine para una revisión con su médico.
Eso quería decir que ella y Rachel estarían solas. Que estuvieran a solas no era un requisito para hacer el amor, pero seguro que podrían hacer cosas divertidas si no tenían que preocuparse por hacer ruido.
Y en cierta forma, Rachel siempre la obligaba a haber ruidos.
Sonriendo abiertamente al pensar e imaginar lo que podían hacer, uso su llave para programar el ascensor hasta la residencia privada del edificio, en el cuarto piso.
Cuando las puertas se abrieron silenciosamente, se dirigió directamente a la sala de estar y llamó:
—Cariño. ¿Rach?
—Quinny—le llamó desde la cocina.
Aflojándose el cinturón, y quitándoselo con un chasquido como si fueran un látigo para toros, cambió de dirección con rumbo a su castaña.
—Oye, sexualmente atractiva, yo…—lo primero que vio fue su uniforme.
Por alguna razón, todavía la conmovía verla con él, con esas barras de plata destellantes, las arrugas crujientes dentro del material verde profundo, la fila de listones y medallas arancelarias.
Sus ojos siguieron hacia arriba, sobre la chaqueta pulcramente abotonada, hacia su cara que estaba enmarcada por su pelo rubio, centímetros más largos que el de ella.
Aquellos ojos verdes eran totalmente suyos. Como el resto de su cara.
Su mirada saltó sobre la rubia, que se la veía pálida ,con los ojos a punto de llorar por la incertidumbre y el dolor.
Eso es parte del pasado. Y el pasado está muerto. Sepultado.
—Eh, hola, Quinn—la voz modulada y raramente falta de emoción, la devolvió hacia su amante.
—Erica—susurró el nombre cuando clavó los ojos en la cara que reflejaba aquella imagen idéntica a la de ella.
Quinn apoyó su bastón sobre el brazo de la silla delante del escritorio de la ojiazul, dejando estirada su pierna izquierda.
—Sí, gracias. Me siento mucho mejor.
—¿Cómo está la pierna?
—Ya casi curada. Me quitarán los puntos la próxima semana, pero…—señaló su bastón con la barbilla—, Por lo menos ya no tengo que utilizar las muletas.
—Eso es genial—se acomodó en la silla y cruzó las piernas. Era un hábito cuando estaba con sus pacientes—¿Sigues en casa de Kitty y Marley?
—Probablemente nos quedaremos otro día más. Luego volverá a mi departamento.
—¿Al que está en el edificio de Rachel?
—Ajá.
—¿Eso quiere decir que estás de nuevo trabajando?
Quinn se movió en la silla y se miró los pantalones negros chinos, que estaba usando junto con una camisa blanca y unos zapatos tipo Oxford, que se había puesto para ver a la doctora .
—Porque no deberías volver al trabajo hasta que yo lo apruebe. ¿Qué te ha dicho el Dr. Evans—le preguntó directamente—¿Te permite volver al trabajo?
—No en pocas palabras—Quinn admitió—Dijo que podría hacer cualquier cosa que quisiera excepto andar en moto o coger pesos.
—¿Cualquier cosa? Eso es excelente.
La ojiverde se puso de buen humor y se incorporó.
—¿Crees que eso significa que puedes doblegar físicamente a un sospechoso?—el tono de la doctora era suave, aunque lo que mostraban sus ojos no lo parecía—¿Le explicaste bien lo que tienes que hacer en el cumplimiento de tu trabajo?
—Le conté la mayor parte de ello—su voz fue bajando.
Brittany no dijo nada.
Quinn suspiró.
—Realmente, le conté a estaré trabajando con Kurt adelante delante de los ordenadores.
—Básicamente es un trabajo sedentario.
—No le dije que era un trabajo del escritorio—levantó sus ojos para chocar con los de la doctora.
Ésta inclinó la cabeza.
—Pero le dejaste creer que así sería. ¿Por qué dejaste que pensara eso?—le insistió.
—Porque quiero regresar al trabajo—le respondió con fuerza en cada una de las palabras, sin importar cómo pudiera sonar.
—Lo sé. ¿Pero por qué mañana y no dentro de una semana?
—Porque ésta es mi oportunidad, y no quiero perderla.
—¿Tu oportunidad? ¿Seguir la pista de los pornógrafos de Internet?
Negó con la cabeza impacientemente.
—No. Lo que digo es que es una muy buena oportunidad de trabajar con estas personas, y no quiero desaprovecharlo. Me gusta lo que hago—se inclinó hacia delante—Y me gusta trabajar infiltrado. Es una oportunidad muy buena para un detective. Especialmente un detective novato como yo. Y no quiero que por mi culpa se retrase o pierda este caso. Y la teniente me ha dado esta gran oportunidad.
Es una buena oportunidad pero también es peligros y lo sabe, Brittany llevaba trabajando, con la policía, mucho tiempo antes de haberse enamorado de una de ellos, y sabía perfectamente la excitación que les provocaba estar inmersos en una investigación importante, pero también sabía cómo se jugaban la vida por lo que ellos llamaban su deber.
Santana, amaba la cacería, las vigilancias, pero sus motivaciones más profundas eran filosóficas.
Santana buscaba justicia.
Por un momento se preguntó qué buscaría Quinn.
—¿Por qué crees que eso es bueno?
—¿Estás bromeando? Ésta es una oportunidad para hacer algo bueno. Para que esos tipos dejen de utilizar a las chicas como escoria. Para que dejen de utilizarlas y luego las tiren como si fueran basura—le respondió la joven sonrojada y seria. Después de un segundo, más calmada, se disculpó—Perdona.
—¿Por qué, Quinn?—le preguntó suavemente.
—Porque es mi trabajo. Éste es un caso importante, y quiero cumplir con lo que se espera de mí.
La ojiazul consideró seguir preguntando, pero lo dejó pasar durante un momento.
Había aprendido, en sus sesiones anteriores, que la ojiverde a menudo necesitaba más tiempo a la hora de expresar sus sentimientos por lo que no había necesidad de presionarla.
Además, la joven detective estaba pálida y trepidante. Un recordatorio de lo que había vivido, y llevado al hospital unos día antes.
—Sé lo importante que es el trabajo para ti. Pero debes entender mi preocupación por tu seguridad.
La rubia más baja inclinó la cabeza.
—¿Si el Dr. Evans me da el visto bueno para volver al trabajo, me permitirás hacerlo?
—El Dr. Evans y yo estamos interesados ligeramente en cosas diferentes, Quinn—le sonrió—¿Estás teniendo algún problema para dormir?
—No cuando tengo la oportunidad.
La miró desconcertada.
—No te entiendo.
—Yo simplemente…, bueno Rach se está quedando conmigo en casa de Marley y Kitty. Así que, algunas veces, me duermo tarde.
—¿Cómo van las cosas están entre las dos?
—Bueno…—se sonrojó—Las cosas son más o menos, fantásticas.
Se rió.
—Entonces entiendo tu falta de sueño. ¿La relación va en serio?
—Si.
—Felicitaciones.
La joven sonrió abiertamente.
—Gracias.
—¿Alguna pesadilla?
—¿Qué?—la miró sorprendida, presionando las palmas sobre sus muslos—No.
Ya estaba familiarizada con esa postura. La había visto cuando la joven había sido referida en su anterior suspensión temporal, después de haber sufrido un altercado físico con un sospechoso.
Se podría interpretar su lenguaje corporal como a la defensiva, pero lo reconocía ahora, como protector.
Su pregunta había provocado algo en la mente de la joven. Fragmentos del episodio que había vivido con anterioridad, cuando habían lastimado a Rachel.
—No—Quinn dijo, con voz repentinamente grosera—Nada como aquello.
—¿Cómo qué, Quinn?—le preguntó suavemente.
Ésta contempló a la ojiauzl, pero veía el pasado.
—Háblame de ello—la invitación de Brittany fue cortés. El tono de su voz sosegada tenía fuerza, como si supiera lo que esperaba oír.
Ella parpadeó y se estremeció, como si algo hubiera había salido a la superficie del fondo de un estanque lóbrego en luz del día brillante.
Sonrió.
De repente parecía demasiado cansada.
—Ibas a contarme sobre las pesadillas.
—No tengo nada que decir—Quinn dijo enérgicamente—No tengo pesadillas.
—¿Ya no las tienes?—volvió a insistir de forma cortés.
Los ojos de la joven resplandecieron, con una combinación de dolor y tristeza.
—Así es, ya no.
Esperó, pero la ojiverde guardó silencio. El reloj seguía su ritmo.
—¿Cuándo tienes que ver al Dr. Evans otra vez?
—No hasta el comienzo de la próxima semana, para que retire las suturas.
—Quinn, no estás lista para el deber.
La mandíbula de la joven oficial se tensó.
—¿Cuánto tiempo?
—En realidad, seguramente no antes de que el Dr. Evans te vea. Tendré que reevaluarte de nuevo antes de salir a las calles. Hablaremos mañana.
—¿Mañana?
Se rió.
—De por qué quieres salir aquí y volver al trabajo.
—Lo deseo casi más que cualquier otra cosa.
—Entonces, te veo mañana—observó a la joven detective levantarse cuidadosamente y empezar a andar hacia la puerta.
A pesar de sus mejores esfuerzos, se la veía algo torpe, se dio cuenta de que además de los dolores por el cuchillazo, había algo en el interior de aquella joven que la estaba lastimando.
Fuera lo que fuera ese dolor viejo, tenía el potencial suficiente como para salir a la superficie nuevamente y causar cualquier tipo de destrucción.
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Santana hizo una mueca cuando su busca vibró en su cinturón.
Estaba a veinte metros de la puerta del despacho de Brittany, ya que esperaba poder estar con ella, entre paciente y paciente, para comer algo rápido o tomar un café.
Se había pasado casi las dos noches anteriores vigilando a George Beecher, por lo que apenas había tenido tiempo para estar con su amante.
En sus anteriores relaciones, los días incluso algunas veces las semanas habían pasado sin contacto significativo con su amante, cuando estaba centrada en un caso.
Su excusa siempre había sido que tenía que trabajar, hasta que finalmente terminaban por romperse la relación. La verdad era que se sentía más cómoda sola durante las noches en las que perseguía a sus sospechosos, y si el trabajo resultaba mal ahuyentaba sus demonios en la bebida.
A pesar de todo ello, se había seguido sintiendo llena de furia y frustración.
Ahora, tenía otra necesidad.
Necesitaba la cercanía, el tacto de la mano de Brittany que la tranquilizaba, el sonido de su voz para apaciguarla, y el contacto de su cuerpo para reabastecerla.
Ahora sentía que era una mejor policía, mejor mujer, y todo ello debido a Brittany.
Su busca volvió a vibrar otra vez.
Jurando, lo sacó de su cinturón y leyó el número. Sacó su teléfono móvil y llamó al número dos de su marcación abreviada.
—¿Qué?—dijo a modo de saludo.
—Podría tener algo—Mike la informó, esquivando delicadezas sociales igualmente.
—¿Algo sobre Campbell?—también estaban vigilando a Margaret Campbell, que parecía la más probable sospechosa de haber entregado información.
Ya que George Beecher pareció no es más que un tipo rico que pasaba el tiempo ligando con mujeres.
—No. Es bastante aburrida. Del trabajo se va directamente casa y se queda ahí, excepto si tiene que salir para hacer algún tipo de compra o ir a la farmacia, como hizo ayer.
—¿Entonces por qué me llamas?—le preguntó mientras miraba su reloj de pulsera.
Era un poco antes de las seis, y sabía que Brittany tenía libre hasta las siete, que empezaría con otro de sus pacientes. Si quería pasar algo de tiempo con ella debería darse prisa.
—Porque encontré un par de faxes que Jimmy Hogan había guardado en su casillero. Alguien había limpiado sus cosas y lo había dejado todo en una caja de cartón, incluyendo lo que tenía en su escritorio.
—Espera un momento. ¿Nadie reclamó sus artículos personales?
—No.
—¿Y pudiste revisar todo ello?
—Sí.
—Bien pensado, Mike—masculló.
—¿Qué fue eso?——su tono cambió claramente.
—Nada. Sigue.
Oyó el chasquido de metal, luego su larga toma de aliento y se lo imaginó fumando.
—Había un montón de papeles y demás cosas, pero lo importante eran unos faxes de la autoridad portuaria. Se detallan horarios de dos meses antes de ser asesinado.
—Te envío los horarios—se frotó el puente de su nariz, asimilando este trozo de información nueva—¿Qué piensas? Algo relacionado con autos o drogas?
—No sabría decirte. Espera a que haga una serie de comprobaciones y vea a dónde nos lleva. Cristo. Eso serían un millón de horas de trabajo de oficina.
—Puede que no.
Esperó, y cuando él no dijo nada, finalmente se quejó:
—Vamos, Mike. Tengo mejores cosas que hacer esta noche que leer tu mente retorcida.
Mike se rió.
—Los tres faxes venían de la misma persona. Del supervisor de la Autoridad Portuaria. Quizá sepa algo. Mañana a primera hora hablaré con él.
—¿Alguna oportunidad de que podemos reunirnos primero donde Kitty? Su café es mucho mejor que el de la comisaría.
—A las Siete treinta. Avisa a los demás. Y buen trabajo Mike.
—¿Qué fue eso?
Santana ya había colgado el teléfono.
*****
Quinn canturreaba mientras esperaba al ascensor para subir a casa de Kitty.
Rachel debería estar por ahí ahora, y tal vez no habría nadie más.
Kurt, suponía, estaría siguiendo pistas a través del ordenador, mientras la rubia más baja probablemente seguiría en el edificio del policía.
Marley había salido con Blaine para una revisión con su médico.
Eso quería decir que ella y Rachel estarían solas. Que estuvieran a solas no era un requisito para hacer el amor, pero seguro que podrían hacer cosas divertidas si no tenían que preocuparse por hacer ruido.
Y en cierta forma, Rachel siempre la obligaba a haber ruidos.
Sonriendo abiertamente al pensar e imaginar lo que podían hacer, uso su llave para programar el ascensor hasta la residencia privada del edificio, en el cuarto piso.
Cuando las puertas se abrieron silenciosamente, se dirigió directamente a la sala de estar y llamó:
—Cariño. ¿Rach?
—Quinny—le llamó desde la cocina.
Aflojándose el cinturón, y quitándoselo con un chasquido como si fueran un látigo para toros, cambió de dirección con rumbo a su castaña.
—Oye, sexualmente atractiva, yo…—lo primero que vio fue su uniforme.
Por alguna razón, todavía la conmovía verla con él, con esas barras de plata destellantes, las arrugas crujientes dentro del material verde profundo, la fila de listones y medallas arancelarias.
Sus ojos siguieron hacia arriba, sobre la chaqueta pulcramente abotonada, hacia su cara que estaba enmarcada por su pelo rubio, centímetros más largos que el de ella.
Aquellos ojos verdes eran totalmente suyos. Como el resto de su cara.
Su mirada saltó sobre la rubia, que se la veía pálida ,con los ojos a punto de llorar por la incertidumbre y el dolor.
Eso es parte del pasado. Y el pasado está muerto. Sepultado.
—Eh, hola, Quinn—la voz modulada y raramente falta de emoción, la devolvió hacia su amante.
—Erica—susurró el nombre cuando clavó los ojos en la cara que reflejaba aquella imagen idéntica a la de ella.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
nooooo pq lo dejas hasta ahi, por Dios quien es Erika????????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Hola morra,...
No puedes dejar el cap justo ahí!!!!
Nunca el pasado está enterado!!!
Nos vemos!!!
No puedes dejar el cap justo ahí!!!!
Nunca el pasado está enterado!!!
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:nooooo pq lo dejas hasta ahi, por Dios quien es Erika????????
Hola, esk ai kedaba, pero aki dejo mas! Interesante pregunta...espero y este cap nos diga mas! Saludos =D
Pd: lamento la demora =/
3:) escribió:Hola morra,...
No puedes dejar el cap justo ahí!!!!
Nunca el pasado está enterado!!!
Nos vemos!!!
Hola lu, esk no fui yo...ai kedo =/ Oooohh que! dices tu¿? =S Saludos =D
Pd: lamento la demora.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
—¡San!—Brittany echó a un lado el formulario de seguros que estaba a medio completar y se apresuró alrededor de su escritorio para saludar a su amante.
—Hola—le contestó precipitadamente—Sé que no tienes mucho tiempo, pero…
Detuvo sus palabras con un beso. Llevando sus palmas sobre los hombros, apoyándose en ella, mientras saboreaba su boca. Luego se echó para atrás con una sonrisa y un suspiro.
—Tengo casi una hora. Es tan bueno verte.
Su morena le pasó un brazo alrededor de la cintura.
—No sabes cuánto te echo de manos, a pesar de que te veo todos los días.
—Cariño—la regañó amablemente—, Nos vemos sólo unos minutos en mitad de la noche, cuando ambas estamos demasiado cansadas hasta para hablar—le acarició la mejilla, luego la besó con delicadeza—Está siendo una semana larga. Yo también te echo de menos—al instante se dio cuenta de la preocupación que intentaba ocultar su morena—Sé lo duro que estás trabajando. Sé lo importante que es este caso. Lo entiendo.
—¿Segura?—le preguntó, casi para sí misma, porque las anteriores mujeres con las que había estado y perdido, no entendían su obsesión por su trabajo.
Brittany no. Dios mío, ella no puede dejarme.
—Sí, lo entiendo, no te preocupes—se apoyó en el cuerpo de su morena apretando su agarre—Pareces exhausta. ¿Qué más te molesta?
—Nada. No es nada.
—San—le insistió.
Puedo oír la evasión en tu voz.
—Es solo que necesito que sepas lo importante que eras para mí, aunque no pueda estar ahora mucho tiempo contigo. Yo no sé cómo…—se pasó la mano por el pelo.
—Oh, Sanny—se quejó—, Estás aquí. Es suficiente para mí—le tomó la mano y la condujo al sofá, situado contra la pared al frente de su escritorio—Simplemente con preocuparte de que tengamos estos pocos momentos juntas ya me demuestres lo que sientes por mí.
—Si—con un suspiro, Santana descansó su cabeza sobre sus hombros—Sólo necesito estar contigo unos momentos para saber que estaré bien—inclinó su cabeza lo suficiente como para chocar con ojos de su amante—Realmente no estoy segura de cómo podría continuar con mis día sin ti.
—Oh, Sanny—se quejó, amablemente acariciándola hasta besarle en la frente—Amo tantas cosas de ti. Tu fuerza, tu convicción, tu necesidad para enmendar los males del mundo, tu preocupación por esas cosas que parecen no tener importancia para muchos otras personas—inconscientemente, mientras hablaba, continuó acariciándola para que se relajara contra las curvas de su cuerpo—Y por encima de todo amo el saber
lo importante que soy para ti. Te quiero. Has marcado una diferencia en mi vida.
—Yo sé cómo he podido vivir hasta conocerte, Britt—cerró los ojos y relajó en los brazos, olvidando todas aquellas noches de soledad y desolación.
Olvidando aquellos años con su entumecimiento inducido por el alcohol y encuentros sin sentido con mujeres cuyos nombres no era capaz de recordar.
—Te quiero. Te quiero.
Brittany la sintió distanciarse y sujetó con fuerza.
—Estaba feliz con mi vida, antes de conocerte—le susurró, acariciándole pelo—, Tenía una carrera a la que dedicarme, buenos amigos—descansó su barbilla sobre pecho de su amante, deleitándose con el olor de su perfume afilado y limpio—San tú me has despertado. Me has hecho ver que no estaba viviendo, me has hecho sentir amor. Has traído la pasión a mi vida. Oh, cariño, tú eres mi vida—sin apenas moverse, se quedó en silencio dejando pasar el resto de la hora, oyendo, para su quietud, la respiración de su amante que se había quedado dormida.
Hasta ahora no se había dado cuenta, que sin quererlo, había creado un lugar para que su amante se refugiara, para que pudiera sanar.
Se dio cuenta de lo mucho que se necesitaban.
—Cariño—murmuró.
—¿Hmm?—había habido un tiempo en que Santana, al más leve sonido, trataba de alcanzar su arma, pero ahora, se demoró al despertarse se sentía renuente para renunciar a la seguridad que sentía al estar entre los brazos de su amante.
—Es la hora—Brittany anunció amablemente.
—Lo sé—aflojó pero conservó el abrazo—Tenía la intención de invitarte a salir a cenar.
—¡Oh, genial. Ya casi no salíamos!
Sonrió abiertamente.
—Lo siento.
—Esto estaba mucho mejor—Brittany se inclinó hacia adelante y la besó suavemente—Gracias.
—¿Por qué?—le preguntó extrañada.
—Por dejar que te amé.
Le lanzó una risa corta e incrédula.
—¿Dejarte? Jesús, ¿pero tengo opciones?
Brittany sonrió.
—Bien. Recuérdalo. Siempre.
Con un suspiro, se levantó y se desperezó, frotando enérgicamente su cara.
—Yo probablemente esté retrasada otra vez esta noche.
—Ten cuidado—levantándose, colocó un brazo alrededor de la cintura de su morena para acompañarla hasta la puerta—Te veo cuando llegues a casa.
A casa.
La palabra permaneció durante un mucho tiempo en el aire, entre ellas, hasta que Brittany la miró fijamente.
¿Cuándo dejarás realmente que sea nuestra casa?
¿En su corazón, y en el mío?
Sabía que esa pregunta se reflejaba en sus ojos, porque al instante vio aparecer una sombra a través del rostro de su morena.
Esperó y la observó.
La observó luchar con esa barrera que no terminaba de caer.
—Te veo más tarde—Santana dijo al fin, acariciándole la mejilla.
—Sí—Brittany la besó una vez más y se apartó.
Quinn desvió la mirada fija en Erica, y caminó a grandes pasos directamente hacia Rachel, en voz baja, le preguntó:
—¿Estás bien?
La castaña perpleja, desviaba su mirada de su amante a la cara de la otra mujer, que las observaba fijamente a través del cuarto, con expresión carente de emoción, exceptuando su frialdad.
—Jesús, Q. ¿Qué diablos?
—Te lo puedo explicar—soltó con un tono frenético de desesperación en su voz. La agarró de la muñeca para que no se apartara, pero su toque provocó que se distanciara—Rach. Por favor deja que te lo explique.
—Eso sería bueno, ¿no crees?—los ojos castaños echaban fuego—No sabíamos nada de ella. Kurt le ha abierto pensando que eras tú. Probablemente estaba ocupado con su cabeza metida como siempre entre ordenadores y simplemente miró de pasada el monitor.
—Ella es mi hermana.
—Bueno bien—la agarró de la pretina de los pantalones y la arrastró dentro de la cocina para poder hablar sin ser escuchadas. Una vez dentro, con voz baja por los nervios, continuó—Lleva aquí casi una hora sin decir ni una palabra, excepto para preguntar si la oficial Quinn vivía en esta dirección…Oh, y para presentarse como la Teniente Fabray. Joder, si parece un zombi con ese uniforme.
—Esa es su actitud normal.
—¡Debiste advertirme que vendría!
—No lo sabía.
—¡Maldita sea, son como una copia la una de la otra!—Rachel recorrió con la mirada a Erica, otra vez—Me mira como si le gustara—tembló—Dios mío, me mira como tú lo haces.
—No, no, no lo hace—dijo, con voz quebrada y apremiante.
—Cuando ella entró, pensé en…—la joven sacudió su cabeza—Menos mal que no me quité la ropa.
Se rió quedamente, viendo la tenue luz de esperanza regresando a su corazón.
—Mierda, no sabía qué decirle. No sé por qué está aquí. Tengo que hablar con ella.
—Bien, hazlo ya—Rachel repentinamente seria, se desenredó del agarre—Yo me largo.
—No—dijo, más fuerte de lo que pretendía.
—Sí, Q—le insistió—Esto son cosas familiares.
—Por favor Rach, no te vayas. Es importante para mí—algo en el sonido de pánico en su voz hizo que su castaña se quedara—Por favor.
Los ojos de Rachel se clavaron en los de su amante.
—¿Ella te ha hecho algo? ¿Te ha lastimado de alguna manera?
—No—respondió con una risa temblorosa—No. Sólo que no quiero perderte.
—¡Perderme!. ¿Perderme cómo, Q?
Ésta apenas podía respirar. El sudor goteó de su pelo hacia el cuello. Su estómago amenazó con levantarse.
—No les dejé que supieran.
—¿Ellos? ¿Quién?
—Las personas a las que defraudé—su voz apenas fue un susurro. Su cara se volvió color ceniza. Sus ojos, normalmente claros, no estaban centrados, parecía totalmente atormentada.
—Quinny.
Avanzó dando sacudidas y parpadeó. Enfocó su atención en la cara de su castaña, aliviada al ver su temperamento.
—¿Sí?
—¿Me estás escuchando?—la joven insistió, llevando su mano sobre la mandíbula—Eres policía. Deberías ser más lista que todo esto.
—¿Sí?—dijo conteniendo el aliento.
—Volveré—le acarició tiernamente la cara y apoyó una mano sobre su pecho—Te veré más tarde, novata.
—Rach—hubo un momento interminable de silencio, o es lo que a ella le pareció.
Por favor.
Por favor te necesito.
—Te lo prometo Quinny—le susurró.
Quinn no se movió hasta que oyó las puertas del ascensor abrirse y cerrarse.
Acto seguido oyó el zumbido del ascensor que llevaba a Rachel fuera. Esperó unos segundos para buscar fuerzas, y reprimir su cólera.
Luego cambió de dirección y afrontó a su hermana gemela.
—¿Qué haces aquí?
—¿Es tu chica?
—Te he preguntado primero.
—El hospital necesitaba algo de información sobre tu seguro y no tenían tu número de teléfono actual. Al menos no una al que respondieras. Aparentemente localizaron la información sobre tu contacto de emergencia en el departamento de policía. Me llevó algunas llamadas, pero finalmente pude dar con tu nueva dirección—examinó el loft—No es donde esperaba encontrarte.
Ignoró la petición tácita por una explicación. No necesitaba darle ningún tipo de explicación.
—¿Por qué has venido?
—Soy tu hermana, Lucy.
—¿Y qué se supone que quieres decir con eso?
Erica la estudió. Tenía el mismo tono verde oscuro en los ojos, como los que en esos momentos estaba mostrando su gemela con ira.
—Yo no soy la que renuncié a mi comisión. Yo no soy la que se marchó.
—¿Qué es que tenía alguna otra opción?
—Tenías opciones. Tenías otras opciones antes de irte a la cama con…
—Ya es suficiente—Quinn no quería alzar la voz, pero no pudo evitarlo—Deberías irte.
El cuerpo de Erica se puso rígido, volvió a enderezar sus brazos y hombros. Parecía un anuncio de reclutamiento, perspicaz y justo.
—Maldita seas—su voz fue sorprendentemente suave, casi plañidera—¿Sabes lo que me dolió perderte?
—Lo sé—había simpatía y amargura en su voz.
Habían compartido el mismo vientre, el mismo cumpleaños, las mismas esperanzas y los mismos sueños.
Estaban más cerca que los propios amantes.
Había sufrido como si le hubieran amputado una extremidad. Se había sentido como si se hubiera desangrado hasta que su corazón había dejado de fluir.
—Esa chica parece que no tenga más de dieciséis años. No puedes estar seriamente pensando…
—Olvídalo, Erica.
—¿Has perdido la cabeza, Quinn?—perdió las formas y se acercó a su hermana, deteniéndose a unos metros.
No se tocaron.
—Echaste por la borda tu carrera. Ahora estás dispuesta a volver a arriesgarlo todo por otra…¿Alguien así?
—¿Alguien así?—repitió muy lentamente.
Su cuerpo entero se estremeció.
Tuvo miedo de moverse.
Tuvo miedo de no ser capaz de contener su furia.
—Lo de Robin casi podría entenderlo, pero, ¿esta niña? Esta joven insignificante? Ni de lejos es como nosotros.
La voz de Quinn fue peligrosamente suave, mientras apretaba sus puños a ambos lados de su cuerpo, evitando buscar algo para romperlo:
—¿Y Robin lo era? Ambas conocemos lo noble y honesta que fue—agarrándose la cabeza, dio un pago atrás, intentando retener su furia—Escogí una vida honesta.
—¡Echaste tu vida por la borda!—Erica se rió, un sonido vacío—Dios mío, siempre fuiste tan condenadamente idealista.
Los ojos de Quinn viajaron a través del uniforme prístino, símbolo de todo en lo que ella una vez había creído hace mucho tiempo. En ser buena y honorable.
Pensó en Rachel, una joven que luchaba sin descanso para sobrevivir, y que debería haber estado endurecida y agotada por tanta la lucha.
Las manos de su castaña, su corazón, todo ella.
Recordó lo bien que se sentían entre sus brazos. Volvió a pensar la mirada fija en su hermana.
—No es idealismo cuando realmente…
—¿Qué?
—No importa—recordó el tacto de du castaña. Volviendo a sentir aumentar su furia continuó—No lo entenderías.
—Hola—le contestó precipitadamente—Sé que no tienes mucho tiempo, pero…
Detuvo sus palabras con un beso. Llevando sus palmas sobre los hombros, apoyándose en ella, mientras saboreaba su boca. Luego se echó para atrás con una sonrisa y un suspiro.
—Tengo casi una hora. Es tan bueno verte.
Su morena le pasó un brazo alrededor de la cintura.
—No sabes cuánto te echo de manos, a pesar de que te veo todos los días.
—Cariño—la regañó amablemente—, Nos vemos sólo unos minutos en mitad de la noche, cuando ambas estamos demasiado cansadas hasta para hablar—le acarició la mejilla, luego la besó con delicadeza—Está siendo una semana larga. Yo también te echo de menos—al instante se dio cuenta de la preocupación que intentaba ocultar su morena—Sé lo duro que estás trabajando. Sé lo importante que es este caso. Lo entiendo.
—¿Segura?—le preguntó, casi para sí misma, porque las anteriores mujeres con las que había estado y perdido, no entendían su obsesión por su trabajo.
Brittany no. Dios mío, ella no puede dejarme.
—Sí, lo entiendo, no te preocupes—se apoyó en el cuerpo de su morena apretando su agarre—Pareces exhausta. ¿Qué más te molesta?
—Nada. No es nada.
—San—le insistió.
Puedo oír la evasión en tu voz.
—Es solo que necesito que sepas lo importante que eras para mí, aunque no pueda estar ahora mucho tiempo contigo. Yo no sé cómo…—se pasó la mano por el pelo.
—Oh, Sanny—se quejó—, Estás aquí. Es suficiente para mí—le tomó la mano y la condujo al sofá, situado contra la pared al frente de su escritorio—Simplemente con preocuparte de que tengamos estos pocos momentos juntas ya me demuestres lo que sientes por mí.
—Si—con un suspiro, Santana descansó su cabeza sobre sus hombros—Sólo necesito estar contigo unos momentos para saber que estaré bien—inclinó su cabeza lo suficiente como para chocar con ojos de su amante—Realmente no estoy segura de cómo podría continuar con mis día sin ti.
—Oh, Sanny—se quejó, amablemente acariciándola hasta besarle en la frente—Amo tantas cosas de ti. Tu fuerza, tu convicción, tu necesidad para enmendar los males del mundo, tu preocupación por esas cosas que parecen no tener importancia para muchos otras personas—inconscientemente, mientras hablaba, continuó acariciándola para que se relajara contra las curvas de su cuerpo—Y por encima de todo amo el saber
lo importante que soy para ti. Te quiero. Has marcado una diferencia en mi vida.
—Yo sé cómo he podido vivir hasta conocerte, Britt—cerró los ojos y relajó en los brazos, olvidando todas aquellas noches de soledad y desolación.
Olvidando aquellos años con su entumecimiento inducido por el alcohol y encuentros sin sentido con mujeres cuyos nombres no era capaz de recordar.
—Te quiero. Te quiero.
Brittany la sintió distanciarse y sujetó con fuerza.
—Estaba feliz con mi vida, antes de conocerte—le susurró, acariciándole pelo—, Tenía una carrera a la que dedicarme, buenos amigos—descansó su barbilla sobre pecho de su amante, deleitándose con el olor de su perfume afilado y limpio—San tú me has despertado. Me has hecho ver que no estaba viviendo, me has hecho sentir amor. Has traído la pasión a mi vida. Oh, cariño, tú eres mi vida—sin apenas moverse, se quedó en silencio dejando pasar el resto de la hora, oyendo, para su quietud, la respiración de su amante que se había quedado dormida.
Hasta ahora no se había dado cuenta, que sin quererlo, había creado un lugar para que su amante se refugiara, para que pudiera sanar.
Se dio cuenta de lo mucho que se necesitaban.
—Cariño—murmuró.
—¿Hmm?—había habido un tiempo en que Santana, al más leve sonido, trataba de alcanzar su arma, pero ahora, se demoró al despertarse se sentía renuente para renunciar a la seguridad que sentía al estar entre los brazos de su amante.
—Es la hora—Brittany anunció amablemente.
—Lo sé—aflojó pero conservó el abrazo—Tenía la intención de invitarte a salir a cenar.
—¡Oh, genial. Ya casi no salíamos!
Sonrió abiertamente.
—Lo siento.
—Esto estaba mucho mejor—Brittany se inclinó hacia adelante y la besó suavemente—Gracias.
—¿Por qué?—le preguntó extrañada.
—Por dejar que te amé.
Le lanzó una risa corta e incrédula.
—¿Dejarte? Jesús, ¿pero tengo opciones?
Brittany sonrió.
—Bien. Recuérdalo. Siempre.
Con un suspiro, se levantó y se desperezó, frotando enérgicamente su cara.
—Yo probablemente esté retrasada otra vez esta noche.
—Ten cuidado—levantándose, colocó un brazo alrededor de la cintura de su morena para acompañarla hasta la puerta—Te veo cuando llegues a casa.
A casa.
La palabra permaneció durante un mucho tiempo en el aire, entre ellas, hasta que Brittany la miró fijamente.
¿Cuándo dejarás realmente que sea nuestra casa?
¿En su corazón, y en el mío?
Sabía que esa pregunta se reflejaba en sus ojos, porque al instante vio aparecer una sombra a través del rostro de su morena.
Esperó y la observó.
La observó luchar con esa barrera que no terminaba de caer.
—Te veo más tarde—Santana dijo al fin, acariciándole la mejilla.
—Sí—Brittany la besó una vez más y se apartó.
*****
Quinn desvió la mirada fija en Erica, y caminó a grandes pasos directamente hacia Rachel, en voz baja, le preguntó:
—¿Estás bien?
La castaña perpleja, desviaba su mirada de su amante a la cara de la otra mujer, que las observaba fijamente a través del cuarto, con expresión carente de emoción, exceptuando su frialdad.
—Jesús, Q. ¿Qué diablos?
—Te lo puedo explicar—soltó con un tono frenético de desesperación en su voz. La agarró de la muñeca para que no se apartara, pero su toque provocó que se distanciara—Rach. Por favor deja que te lo explique.
—Eso sería bueno, ¿no crees?—los ojos castaños echaban fuego—No sabíamos nada de ella. Kurt le ha abierto pensando que eras tú. Probablemente estaba ocupado con su cabeza metida como siempre entre ordenadores y simplemente miró de pasada el monitor.
—Ella es mi hermana.
—Bueno bien—la agarró de la pretina de los pantalones y la arrastró dentro de la cocina para poder hablar sin ser escuchadas. Una vez dentro, con voz baja por los nervios, continuó—Lleva aquí casi una hora sin decir ni una palabra, excepto para preguntar si la oficial Quinn vivía en esta dirección…Oh, y para presentarse como la Teniente Fabray. Joder, si parece un zombi con ese uniforme.
—Esa es su actitud normal.
—¡Debiste advertirme que vendría!
—No lo sabía.
—¡Maldita sea, son como una copia la una de la otra!—Rachel recorrió con la mirada a Erica, otra vez—Me mira como si le gustara—tembló—Dios mío, me mira como tú lo haces.
—No, no, no lo hace—dijo, con voz quebrada y apremiante.
—Cuando ella entró, pensé en…—la joven sacudió su cabeza—Menos mal que no me quité la ropa.
Se rió quedamente, viendo la tenue luz de esperanza regresando a su corazón.
—Mierda, no sabía qué decirle. No sé por qué está aquí. Tengo que hablar con ella.
—Bien, hazlo ya—Rachel repentinamente seria, se desenredó del agarre—Yo me largo.
—No—dijo, más fuerte de lo que pretendía.
—Sí, Q—le insistió—Esto son cosas familiares.
—Por favor Rach, no te vayas. Es importante para mí—algo en el sonido de pánico en su voz hizo que su castaña se quedara—Por favor.
Los ojos de Rachel se clavaron en los de su amante.
—¿Ella te ha hecho algo? ¿Te ha lastimado de alguna manera?
—No—respondió con una risa temblorosa—No. Sólo que no quiero perderte.
—¡Perderme!. ¿Perderme cómo, Q?
Ésta apenas podía respirar. El sudor goteó de su pelo hacia el cuello. Su estómago amenazó con levantarse.
—No les dejé que supieran.
—¿Ellos? ¿Quién?
—Las personas a las que defraudé—su voz apenas fue un susurro. Su cara se volvió color ceniza. Sus ojos, normalmente claros, no estaban centrados, parecía totalmente atormentada.
—Quinny.
Avanzó dando sacudidas y parpadeó. Enfocó su atención en la cara de su castaña, aliviada al ver su temperamento.
—¿Sí?
—¿Me estás escuchando?—la joven insistió, llevando su mano sobre la mandíbula—Eres policía. Deberías ser más lista que todo esto.
—¿Sí?—dijo conteniendo el aliento.
—Volveré—le acarició tiernamente la cara y apoyó una mano sobre su pecho—Te veré más tarde, novata.
—Rach—hubo un momento interminable de silencio, o es lo que a ella le pareció.
Por favor.
Por favor te necesito.
—Te lo prometo Quinny—le susurró.
Quinn no se movió hasta que oyó las puertas del ascensor abrirse y cerrarse.
Acto seguido oyó el zumbido del ascensor que llevaba a Rachel fuera. Esperó unos segundos para buscar fuerzas, y reprimir su cólera.
Luego cambió de dirección y afrontó a su hermana gemela.
—¿Qué haces aquí?
—¿Es tu chica?
—Te he preguntado primero.
—El hospital necesitaba algo de información sobre tu seguro y no tenían tu número de teléfono actual. Al menos no una al que respondieras. Aparentemente localizaron la información sobre tu contacto de emergencia en el departamento de policía. Me llevó algunas llamadas, pero finalmente pude dar con tu nueva dirección—examinó el loft—No es donde esperaba encontrarte.
Ignoró la petición tácita por una explicación. No necesitaba darle ningún tipo de explicación.
—¿Por qué has venido?
—Soy tu hermana, Lucy.
—¿Y qué se supone que quieres decir con eso?
Erica la estudió. Tenía el mismo tono verde oscuro en los ojos, como los que en esos momentos estaba mostrando su gemela con ira.
—Yo no soy la que renuncié a mi comisión. Yo no soy la que se marchó.
—¿Qué es que tenía alguna otra opción?
—Tenías opciones. Tenías otras opciones antes de irte a la cama con…
—Ya es suficiente—Quinn no quería alzar la voz, pero no pudo evitarlo—Deberías irte.
El cuerpo de Erica se puso rígido, volvió a enderezar sus brazos y hombros. Parecía un anuncio de reclutamiento, perspicaz y justo.
—Maldita seas—su voz fue sorprendentemente suave, casi plañidera—¿Sabes lo que me dolió perderte?
—Lo sé—había simpatía y amargura en su voz.
Habían compartido el mismo vientre, el mismo cumpleaños, las mismas esperanzas y los mismos sueños.
Estaban más cerca que los propios amantes.
Había sufrido como si le hubieran amputado una extremidad. Se había sentido como si se hubiera desangrado hasta que su corazón había dejado de fluir.
—Esa chica parece que no tenga más de dieciséis años. No puedes estar seriamente pensando…
—Olvídalo, Erica.
—¿Has perdido la cabeza, Quinn?—perdió las formas y se acercó a su hermana, deteniéndose a unos metros.
No se tocaron.
—Echaste por la borda tu carrera. Ahora estás dispuesta a volver a arriesgarlo todo por otra…¿Alguien así?
—¿Alguien así?—repitió muy lentamente.
Su cuerpo entero se estremeció.
Tuvo miedo de moverse.
Tuvo miedo de no ser capaz de contener su furia.
—Lo de Robin casi podría entenderlo, pero, ¿esta niña? Esta joven insignificante? Ni de lejos es como nosotros.
La voz de Quinn fue peligrosamente suave, mientras apretaba sus puños a ambos lados de su cuerpo, evitando buscar algo para romperlo:
—¿Y Robin lo era? Ambas conocemos lo noble y honesta que fue—agarrándose la cabeza, dio un pago atrás, intentando retener su furia—Escogí una vida honesta.
—¡Echaste tu vida por la borda!—Erica se rió, un sonido vacío—Dios mío, siempre fuiste tan condenadamente idealista.
Los ojos de Quinn viajaron a través del uniforme prístino, símbolo de todo en lo que ella una vez había creído hace mucho tiempo. En ser buena y honorable.
Pensó en Rachel, una joven que luchaba sin descanso para sobrevivir, y que debería haber estado endurecida y agotada por tanta la lucha.
Las manos de su castaña, su corazón, todo ella.
Recordó lo bien que se sentían entre sus brazos. Volvió a pensar la mirada fija en su hermana.
—No es idealismo cuando realmente…
—¿Qué?
—No importa—recordó el tacto de du castaña. Volviendo a sentir aumentar su furia continuó—No lo entenderías.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Pd2: Lamento mucho la demora, no volverá a pasar.
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Pd2: Lamento mucho la demora, no volverá a pasar.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Y ahora una gemela y no parece muy amable en realidad, esperemos no sea una piedra de tranca en la relacion de Quinn y Rachel!!! Y porque Santana no termina de irse a vivir con Brittany?????? gracias por estar de regreso!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Y ahora una gemela y no parece muy amable en realidad, esperemos no sea una piedra de tranca en la relacion de Quinn y Rachel!!! Y porque Santana no termina de irse a vivir con Brittany?????? gracias por estar de regreso!!
Hola, uff esk esa quinn tiene de todo, no¿? =/ NOOO!! ni lo digas q pasa =S Esa es una gran pregunta...espero q este cap diga mas... No, gracias a ustedes por seguir! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Hola morra,...
Ándale!!! Siempre sale un gemelo maldito jajaja,... buuuueno un deslis lo tiene cualquiera no??? (Pone le) jaja
San y sus miedo,.. muy imposible que britt la abandone!!!
Nos vemos
Ándale!!! Siempre sale un gemelo maldito jajaja,... buuuueno un deslis lo tiene cualquiera no??? (Pone le) jaja
San y sus miedo,.. muy imposible que britt la abandone!!!
Nos vemos
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra,...
Ándale!!! Siempre sale un gemelo maldito jajaja,... buuuueno un deslis lo tiene cualquiera no??? (Pone le) jaja
San y sus miedo,.. muy imposible que britt la abandone!!!
Nos vemos
Hola lu, jajaajajajja esk q pasa con las gemelas q aparecen¿? Mmm si¿? mmm¿? dices tu¿? mm¿? ajajajaajjaj. UFf esk no siempre se puede olvidar o sacar todo de la cabeza, no¿? Eso dilo todo el rato xq espero q si pase jajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 12
Capitulo 12
Clarke Griffin continuó sin levantar la cabeza de su microscopio ante el sonido de unos pasos en el laboratorio vacío.
Había terminado su jornada de trabajo, pero quería dejar finalizada su investigación sobre unas pruebas que habían recogido de la escena del crimen de un asesinato.
Lexa había ya se había ido a casa para preparar cena, otro de esas comida que terminaría comiendo fría, a causa de su trabajo.
—Está cerrado—la jefe del CSI gruñó—Vuelve a partir de mañana a las 7:30 de la mañana.
—Siento molestarte—Kitty dijo suavemente, mientras deslizaba un disco sencillo con una hoja de papel, encima del mueble mostrador de granito, al lado de mano derecha—Simplemente te estaba buscando para hablar contigo sobre este informe.
Lentamente, se incorporó y miró fijamente al pecho de Kitty.
Haciendo una mueca, la ojiverde miró el distintivo laminado en el bolsillo de su camisa azul descolorida.
—Asesor especial civil. Es bonito, ¿huh?
Casi gruñó.
—Sabes, a López le costó caso diez años que la dejara pasearse por aquí sin supervisión.
La más baja se meció casualmente de acá para allá en sus talones, con su pulgares en forma de gancho sobre los bolsillos delanteros de sus pantalones vaqueros.
—Lo sé. Pero López me enseñó las reglas. No tocar nada.
Aparentemente había olvidado decirle que no le gustaba que la interrumpieran cuando estaba procesando una prueba.
La ojiceleste no estaba nada contenta.
—Siento la interrupción, pero es algo en lo que estarás interesada.
Entrecerró los ojos, evaluando a la ojiverde, que no apartaba la mirada. Luego, moviendo la cabeza una vez más, se dio cuenta de que le gustaba la determinación de aquella joven.
—Veamos. ¿Qué es eso?
—Los resultados de las pruebas de tóxicos de un cuerpo que fue dejado en un contenedor, anoche, detrás del Hospital Metodista.
Su postura se desvió sutilmente, como un perro a punto de atrapar a su presa.
—Ese informe todavía no está terminado. Ni tan siquiera lo he enviado.
Kitty inclinó su cabeza hacia la página en el mueble mostrador.
—Te interesará su lectura.
Con su mirada fija todavía en la baja, recogió la hoja y rápidamente la estudió. Un músculo a lo largo de su mandíbula se apretó, y algo parecido a un gruñido reverberó en su pecho.
Cuando sus ojos se elevaron a la altura de los de Kitty otra vez, mostraban un reto en sus profundidades melancólicas. La mayoría de la gente habría dado un paso atrás, pero ésta no hizo.
—¿De dónde sacaste esto?
—De tu ordenador.
Automáticamente, disparó su mirada hacia la puerta, para asegurarse de que esta estaba cerrada, tal y como la había dejado antes.
—Pero cómo es posible. ¿Quién podría?
—No lo sé. Lo saqué de un ordenador del tercer piso, a través de vuestra red.
Sin saber que decir, se separó de los bancos del laboratorio. Abrió la puerta y encendió la luz de un pequeño cuarto, aún más claustrofóbico, por los montones de publicaciones, carpetas, envases de especímenes, y bolsas de pruebas amontonadas.
Su escritorio, pasado de moda, ya cubierto de arañazos y abolladuras, estaba sorprendentemente ordenado. Haciendo gestos con las manos hacia una silla, le dijo:
—Toma asiento y explícamelo.
Despejando otra de las sillas de su despacho, se sentó junto a Kitty.
—Tienes privilegios de operadores de sistema de boletines electrónicos—empezó a explicar—Quieres decir que puedes fisgonear—se inclinó apoyando sus brazos sobre la mesa.
Parecía que estaba más relajada, excepto por la perforación de su mirada.
Parecía un tirador calmado y apostado a la espera de su presa.
—Esencialmente, sí. Me he familiarizado con tu sistema, claro está, porque trabajé aquí hace una semana, poco más o menos atrás. Pero entonces, sólo estaba tratando de introducirme en el sistema principal. Hoy hice el proceso a la inversa.
—¿Por qué?
Kitty se encogió de hombros.
—Supongo que por curiosidad. Además tu departamento es el epicentro de todas las pruebas del departamento de policía. Aquí se guardan los informes de las autopsias, los análisis, las pantallas del tox, todas las pruebas que se recogen de las escenas de los crímenes. Todo caso pasa a través de aquí. Aquí se producen los resultados de las investigaciones.
—Y encontraste este informe de mi unidad de disco duro.
—Sí.
No movió un músculo, pero su voz había descendido peligrosamente.
—Creí que debías saberlo—la voz de Kitty fue constante, su expresión impasible.
—No tengo que.., vamos que ahora sabemos que tengo el sistema controlado.
Las dos mujeres clavaron los ojos la una en la otra, hasta que finalmente Clarke sonrió.
—Ahora sé por qué formas parte del equipo de López. Aunque apuesto a que no siempre has seguido las normas, a menos que tú quieras.
—Ordinariamente tendrías razón—Kitty levantó un hombro—, Pero ahora mismo, no creo que nada de lo que haga pueda impresionar a López.
—Bueno a mí me has impresionado.
La ojiverde sonrió abiertamente.
—¿Le puedo decir a López que dijiste dijo eso? Acerca de ser ¿Impresionada?
—Se lo negaré.
—Sabía que lo dirías.
—¿Entonces, tengo un problema aquí abajo?—preguntó con algo de mezcla entre tristeza y furia.
—Lo tienes. Desde que empecé a mirar alrededor, descubrí que yo no ha sido la única que he accedido a tu ordenador con los privilegios de operadores de sistema de boletines electrónicos. Deduzco, por lo que he visto hoy que desde arriba pueden acceder a tu información. Y por alguien que sabe lo que está haciendo—Kitty se inclinó hacia adelante, con los codos en sus rodillas, su manos abrochadas. Había un poco de excitación, en su voz—Supongo que alguien te ha enviado un Phatbot.
—¿Un factbot?
—No. Phatbot—Kitty le deletreó, luego continuó—Es un pedacito de troyano, es como si fuera un código malicioso que aparentemente es inofensivo. Un correo electrónico, un informe médico, una imagen. Las cosas que uno abre y revisa docenas de veces a lo largo del día.
—¿Qué hacen exactamente?
Kitty levantó sus manos y las dejó caer.
—Simplemente lo que quiere el agente externo. Si un ordenador está infectado, el asaltante remoto habrá podido acceder a todos los archivos y programas. Pueden copiar datos, pueden alterar datos, insertar datos. Pueden hacer lo que quieran.
—Jesucristo—Clarke dijo en un susurro—Cuando hablamos de esto, lo único que podía hacer era poner un parcha encima de tu sistema, darle un poco más de cuerpo. Ahora, con acceso irrestricto para la red, puedo hacer algo realmente bueno. Necesito proteger la prueba—se irguió de golpe tan rápidamente que la silla se dio contra la pared—Cristo—se inclinó hacia adelante mirando fijamente a la ojiverde—Necesito que hagas lo que sea necesario.
—Lo haré. Lo que haremos es seguir las migajas de pan para que nos lleven hasta la fuente. La ventaja que tengo ahora, y que no tenía hace una semana, es que puedo eliminar el número de fuentes potenciales y estrechar el círculo a posibles sospechosos. Voy a insertar un código mío en tu sistema operativo y veremos si alguien pica. Será nuestra trampa. Tendrás que ayudarme de alguna forma para que me digas si algo ha sido manipulado.
—¿Cómo?
La ojiverde sonrió abiertamente.
—Sabes lo que dicen de estas cosas. Es casi imposible cometer el crimen perfecto.
En el mismo momento en que Rachel se bajó del ascensor en el loft oscurecido, la sintió en las sombras.
Esperando.
—¿Q?
—Aquí.
Se dirigió hacia el eco vacío de voz de la ojiverde, hasta que alcanzó el sofá delante del ventanal que permitía ver el cielo raso por alto del rio Delaware.
Aun ahora, bien entrada la noche, se podían ver las luces en el agua, deslizándose a dentro y fuera del Puerto de Filadelfia.
Quinn estaba encorvada en una esquina del ancho sofá de cuerpo, con su pierna dañada apoyada sobre la mesita de café.
Rachel, llevaba unos zapatos de fiesta, de tacón algo, con una falta de cuerpo y una top ajustado.
Se acercó a la joven oficinal y se situó junto a ella, con sus pechos presionados contra el brazo derecho de la ojiverde, y metiendo una pierna entre las parte interior de los muslos de la oficial, sin llevar a tocarla.
—¿Dónde está tu gemela mala?
Su ojiverde se rió, una risa corta, afilada se astilló con dolor.
—Se ha ido.
—¿A dónde?
—No lo sé. Probablemente de regreso a su base.
—¿Ella vive ahí?
—Está destinada a ahí.
Le acarició el interior de pierna rítmicamente.
—¿Eso no es lo mismo?
—No realmente. Una emisora arancelaria nunca es realmente una casa, sin importar el tiempo que estés ahí—se encogió de hombros—De todas formas, uno puede ser enviado a otro sitio en cualquier momento. Uno nunca se quiere asentar demasiado en un mismo sitio.
—Suena como cuando estaba a la espera de ser adoptada—dijo secamente.
Lentamente, Quinn giró su cabeza y la miró directamente.
—¿Es así cómo te sentías?
—Sí.
Quinn pasó sus dedos abajo de brazo de Rachel y se enganchó entre sus muslos, cubriéndola con su cuerpo.
—¿Cómo fue?...¿ya sabes estar bajo el sistema?
—Era lo que era.
—¿Cuánto tiempo?—Quinn preguntó amablemente.
—Diez años. Hasta que cumplí los quince y luego me fui. Tres años en las calles. Muchas chicas no sobreviven mucho tiempo sin terminar metidas en drogas o víctimas de violencia o de enfermedad.
—Nunca volverás ahí otra vez—Quinn dijo con total convicción, sus dedos se cerraron hermética e inconscientemente alrededor de la pequeña mano de su novia.
—¿A dónde, cariño?—su voz era cortés, tranquilizadora.
—Las calles.
—Trabajo ahí.
—¿Has estado trabajando esta noche?
Dejó de mover en su mano contra el muslo de su rubia.
—Recuerdo que dijimos que no habríamos preguntas cuyas respuestas no quisiéramos.
—Estás vestida para trabajar—Quinn soló una triste risa—¿Y sabes qué? Creo que se te ve sexualmente atractiva.
—¿Por qué es tan malo?
—Porque pienso en tus clientes mirándole, y me vuelto loca—Quinn expresó con gemidos, casi un sollozo—No quiero a nadie más tocándote.
—¿Qué quieres que haga, Q? ¿Qué me muera de hambre porque no quieres que nadie se acerque a mí?
Quinn avanzó dando tumbos como si hubiera recibido un golpe. “
—Bien. Esto es lo que quiero de ti—se apoyó sobre un brazo del sofá y se incorporó para no estar de pie sobre su pierna débil, la castaña la arrastró en la parte de atrás de sus pantalones vaqueros y la sujetó.
—Mira, yo lo siento—Rachel dijo con mal humor—No sé qué hacer. Yo tampoco quiero que nadie más me toque excepto tú.
La tensión del cuerpo de la oficial retrocedió de inmediato.
—Yo... Te quiero.
—Necesitas comer algo, Q—la voz de Rachel fue suave cuando le habló—Así que déjame que te compre el desayuno.
—No estoy hablando simplemente del desayuno—envolvió un brazo alrededor de los hombros de su novia, y la sujetó apretadamente, presionando sus labios sobre la parte superior de la cabeza castaña.
—Ni yo.
—Creo que es mejor que no hablamos más de esto, por el momento.
—¿Te estoy poniendo nerviosa?
—Sí.
—No voy a ceder, y lo sabes—Quinn se quejó.
—¿Qué quieres decir?—preguntó intentando mantener el pequeño temblor de necesidad en su voz.
—Lo digo en serio.
—Vale.
—¿Vale?
—Conforme, me puedes fastidiar sobre la vida, si quieres, pero no todo el tiempo.
—¿Dónde has estado esta noche?
—En ninguna parte el especial—tiró de la camiseta fuera de los pantalones vaqueros de la rubia, deslizado su mano dentro, acariciándole, con los dedos, a lo largo de la curva de costillas—Revisé algunos lugares, y terminé abajo de adelante Delaware en el Diamante Azul.
—¿El Diamante Azul?—la voz de Quinn se endureció—Jesús. Ese es uno de los locales de Zamora. ¿A qué fuiste ahí?
—Estaba buscando a Trudy
—Para Santana—aquello era más una afirmación que una pregunta.
—Tal vez.
Quinn agitada, restregó su mano de arriba abajo por el brazo desnudo de la castaña.
—Quiero que seas cuidadosa. No me gusta que vayas preguntando por esos lugares.
—¿Crees que soy estúpida, Q? ¿Crees que no sé cómo funcionan las calles? Eres idiota—le gritó—Jesús. Algunas veces eres igual que todos esos tipos.
—Sabes lo que quiero decir. Raach.
—Simplemente porque estemos follando no significa que tengas que preocuparte por mí.
—¿Qué ocurre si quiero?
—No soporto cuando te comporta como una burra.
—¿Qué ocurre si quiero que te preocupes por mí?
Rachel se quedó sin aliento.
—¿Lo quieres?
—Algunas veces, creo que lo hago.
—Quinny—se acercó más a la oficial, buscando el calor de su piel con sus dedos, otra vez—Yo...tu sabes. Yo también te quiero, novata.
—Te he echado de menos esta noche.
Le besó el hombro y descansó su mejilla sobre él:
—¿Por qué vino tu hermana hoy?
—No lo sé. Ella dijo que fue porque los del seguro me estaban buscando. O eso me dijo.
—¿Por qué parece que no le crees?
—Porque con ella, toda cautela es poca.
—¿Por qué lo dices?—le acarició el estómago, llegando a la pretina de sus pantalones vaqueros.
Inconscientemente, Quinn levantó sus caderas ante el toque.
—Dejamos de vernos desde hace dos años.
—¿Qué hizo?
—Ella siguió las reglas—Quinn se quejó suavemente, alcanzando el botón de sus pantalones vaqueros.
—Q, cariño, qué…
—No quiero hablar de ello ahora mismo—le susurró. Cerró los ojos, queriendo sólo la paz que le transmitía el toque de Rachel, mientras ésta continuaba vagando con sus dedos bajo el pantalón de la joven oficial—Por favor...
—Shh Quinny—le dijo dulcemente, mientras le acariciaba tiernamente hasta que la rubia dio un pequeño grito—Está bien, cariño. Toda va a estar bien.
Había terminado su jornada de trabajo, pero quería dejar finalizada su investigación sobre unas pruebas que habían recogido de la escena del crimen de un asesinato.
Lexa había ya se había ido a casa para preparar cena, otro de esas comida que terminaría comiendo fría, a causa de su trabajo.
—Está cerrado—la jefe del CSI gruñó—Vuelve a partir de mañana a las 7:30 de la mañana.
—Siento molestarte—Kitty dijo suavemente, mientras deslizaba un disco sencillo con una hoja de papel, encima del mueble mostrador de granito, al lado de mano derecha—Simplemente te estaba buscando para hablar contigo sobre este informe.
Lentamente, se incorporó y miró fijamente al pecho de Kitty.
Haciendo una mueca, la ojiverde miró el distintivo laminado en el bolsillo de su camisa azul descolorida.
—Asesor especial civil. Es bonito, ¿huh?
Casi gruñó.
—Sabes, a López le costó caso diez años que la dejara pasearse por aquí sin supervisión.
La más baja se meció casualmente de acá para allá en sus talones, con su pulgares en forma de gancho sobre los bolsillos delanteros de sus pantalones vaqueros.
—Lo sé. Pero López me enseñó las reglas. No tocar nada.
Aparentemente había olvidado decirle que no le gustaba que la interrumpieran cuando estaba procesando una prueba.
La ojiceleste no estaba nada contenta.
—Siento la interrupción, pero es algo en lo que estarás interesada.
Entrecerró los ojos, evaluando a la ojiverde, que no apartaba la mirada. Luego, moviendo la cabeza una vez más, se dio cuenta de que le gustaba la determinación de aquella joven.
—Veamos. ¿Qué es eso?
—Los resultados de las pruebas de tóxicos de un cuerpo que fue dejado en un contenedor, anoche, detrás del Hospital Metodista.
Su postura se desvió sutilmente, como un perro a punto de atrapar a su presa.
—Ese informe todavía no está terminado. Ni tan siquiera lo he enviado.
Kitty inclinó su cabeza hacia la página en el mueble mostrador.
—Te interesará su lectura.
Con su mirada fija todavía en la baja, recogió la hoja y rápidamente la estudió. Un músculo a lo largo de su mandíbula se apretó, y algo parecido a un gruñido reverberó en su pecho.
Cuando sus ojos se elevaron a la altura de los de Kitty otra vez, mostraban un reto en sus profundidades melancólicas. La mayoría de la gente habría dado un paso atrás, pero ésta no hizo.
—¿De dónde sacaste esto?
—De tu ordenador.
Automáticamente, disparó su mirada hacia la puerta, para asegurarse de que esta estaba cerrada, tal y como la había dejado antes.
—Pero cómo es posible. ¿Quién podría?
—No lo sé. Lo saqué de un ordenador del tercer piso, a través de vuestra red.
Sin saber que decir, se separó de los bancos del laboratorio. Abrió la puerta y encendió la luz de un pequeño cuarto, aún más claustrofóbico, por los montones de publicaciones, carpetas, envases de especímenes, y bolsas de pruebas amontonadas.
Su escritorio, pasado de moda, ya cubierto de arañazos y abolladuras, estaba sorprendentemente ordenado. Haciendo gestos con las manos hacia una silla, le dijo:
—Toma asiento y explícamelo.
Despejando otra de las sillas de su despacho, se sentó junto a Kitty.
—Tienes privilegios de operadores de sistema de boletines electrónicos—empezó a explicar—Quieres decir que puedes fisgonear—se inclinó apoyando sus brazos sobre la mesa.
Parecía que estaba más relajada, excepto por la perforación de su mirada.
Parecía un tirador calmado y apostado a la espera de su presa.
—Esencialmente, sí. Me he familiarizado con tu sistema, claro está, porque trabajé aquí hace una semana, poco más o menos atrás. Pero entonces, sólo estaba tratando de introducirme en el sistema principal. Hoy hice el proceso a la inversa.
—¿Por qué?
Kitty se encogió de hombros.
—Supongo que por curiosidad. Además tu departamento es el epicentro de todas las pruebas del departamento de policía. Aquí se guardan los informes de las autopsias, los análisis, las pantallas del tox, todas las pruebas que se recogen de las escenas de los crímenes. Todo caso pasa a través de aquí. Aquí se producen los resultados de las investigaciones.
—Y encontraste este informe de mi unidad de disco duro.
—Sí.
No movió un músculo, pero su voz había descendido peligrosamente.
—Creí que debías saberlo—la voz de Kitty fue constante, su expresión impasible.
—No tengo que.., vamos que ahora sabemos que tengo el sistema controlado.
Las dos mujeres clavaron los ojos la una en la otra, hasta que finalmente Clarke sonrió.
—Ahora sé por qué formas parte del equipo de López. Aunque apuesto a que no siempre has seguido las normas, a menos que tú quieras.
—Ordinariamente tendrías razón—Kitty levantó un hombro—, Pero ahora mismo, no creo que nada de lo que haga pueda impresionar a López.
—Bueno a mí me has impresionado.
La ojiverde sonrió abiertamente.
—¿Le puedo decir a López que dijiste dijo eso? Acerca de ser ¿Impresionada?
—Se lo negaré.
—Sabía que lo dirías.
—¿Entonces, tengo un problema aquí abajo?—preguntó con algo de mezcla entre tristeza y furia.
—Lo tienes. Desde que empecé a mirar alrededor, descubrí que yo no ha sido la única que he accedido a tu ordenador con los privilegios de operadores de sistema de boletines electrónicos. Deduzco, por lo que he visto hoy que desde arriba pueden acceder a tu información. Y por alguien que sabe lo que está haciendo—Kitty se inclinó hacia adelante, con los codos en sus rodillas, su manos abrochadas. Había un poco de excitación, en su voz—Supongo que alguien te ha enviado un Phatbot.
—¿Un factbot?
—No. Phatbot—Kitty le deletreó, luego continuó—Es un pedacito de troyano, es como si fuera un código malicioso que aparentemente es inofensivo. Un correo electrónico, un informe médico, una imagen. Las cosas que uno abre y revisa docenas de veces a lo largo del día.
—¿Qué hacen exactamente?
Kitty levantó sus manos y las dejó caer.
—Simplemente lo que quiere el agente externo. Si un ordenador está infectado, el asaltante remoto habrá podido acceder a todos los archivos y programas. Pueden copiar datos, pueden alterar datos, insertar datos. Pueden hacer lo que quieran.
—Jesucristo—Clarke dijo en un susurro—Cuando hablamos de esto, lo único que podía hacer era poner un parcha encima de tu sistema, darle un poco más de cuerpo. Ahora, con acceso irrestricto para la red, puedo hacer algo realmente bueno. Necesito proteger la prueba—se irguió de golpe tan rápidamente que la silla se dio contra la pared—Cristo—se inclinó hacia adelante mirando fijamente a la ojiverde—Necesito que hagas lo que sea necesario.
—Lo haré. Lo que haremos es seguir las migajas de pan para que nos lleven hasta la fuente. La ventaja que tengo ahora, y que no tenía hace una semana, es que puedo eliminar el número de fuentes potenciales y estrechar el círculo a posibles sospechosos. Voy a insertar un código mío en tu sistema operativo y veremos si alguien pica. Será nuestra trampa. Tendrás que ayudarme de alguna forma para que me digas si algo ha sido manipulado.
—¿Cómo?
La ojiverde sonrió abiertamente.
—Sabes lo que dicen de estas cosas. Es casi imposible cometer el crimen perfecto.
*****
En el mismo momento en que Rachel se bajó del ascensor en el loft oscurecido, la sintió en las sombras.
Esperando.
—¿Q?
—Aquí.
Se dirigió hacia el eco vacío de voz de la ojiverde, hasta que alcanzó el sofá delante del ventanal que permitía ver el cielo raso por alto del rio Delaware.
Aun ahora, bien entrada la noche, se podían ver las luces en el agua, deslizándose a dentro y fuera del Puerto de Filadelfia.
Quinn estaba encorvada en una esquina del ancho sofá de cuerpo, con su pierna dañada apoyada sobre la mesita de café.
Rachel, llevaba unos zapatos de fiesta, de tacón algo, con una falta de cuerpo y una top ajustado.
Se acercó a la joven oficinal y se situó junto a ella, con sus pechos presionados contra el brazo derecho de la ojiverde, y metiendo una pierna entre las parte interior de los muslos de la oficial, sin llevar a tocarla.
—¿Dónde está tu gemela mala?
Su ojiverde se rió, una risa corta, afilada se astilló con dolor.
—Se ha ido.
—¿A dónde?
—No lo sé. Probablemente de regreso a su base.
—¿Ella vive ahí?
—Está destinada a ahí.
Le acarició el interior de pierna rítmicamente.
—¿Eso no es lo mismo?
—No realmente. Una emisora arancelaria nunca es realmente una casa, sin importar el tiempo que estés ahí—se encogió de hombros—De todas formas, uno puede ser enviado a otro sitio en cualquier momento. Uno nunca se quiere asentar demasiado en un mismo sitio.
—Suena como cuando estaba a la espera de ser adoptada—dijo secamente.
Lentamente, Quinn giró su cabeza y la miró directamente.
—¿Es así cómo te sentías?
—Sí.
Quinn pasó sus dedos abajo de brazo de Rachel y se enganchó entre sus muslos, cubriéndola con su cuerpo.
—¿Cómo fue?...¿ya sabes estar bajo el sistema?
—Era lo que era.
—¿Cuánto tiempo?—Quinn preguntó amablemente.
—Diez años. Hasta que cumplí los quince y luego me fui. Tres años en las calles. Muchas chicas no sobreviven mucho tiempo sin terminar metidas en drogas o víctimas de violencia o de enfermedad.
—Nunca volverás ahí otra vez—Quinn dijo con total convicción, sus dedos se cerraron hermética e inconscientemente alrededor de la pequeña mano de su novia.
—¿A dónde, cariño?—su voz era cortés, tranquilizadora.
—Las calles.
—Trabajo ahí.
—¿Has estado trabajando esta noche?
Dejó de mover en su mano contra el muslo de su rubia.
—Recuerdo que dijimos que no habríamos preguntas cuyas respuestas no quisiéramos.
—Estás vestida para trabajar—Quinn soló una triste risa—¿Y sabes qué? Creo que se te ve sexualmente atractiva.
—¿Por qué es tan malo?
—Porque pienso en tus clientes mirándole, y me vuelto loca—Quinn expresó con gemidos, casi un sollozo—No quiero a nadie más tocándote.
—¿Qué quieres que haga, Q? ¿Qué me muera de hambre porque no quieres que nadie se acerque a mí?
Quinn avanzó dando tumbos como si hubiera recibido un golpe. “
—Bien. Esto es lo que quiero de ti—se apoyó sobre un brazo del sofá y se incorporó para no estar de pie sobre su pierna débil, la castaña la arrastró en la parte de atrás de sus pantalones vaqueros y la sujetó.
—Mira, yo lo siento—Rachel dijo con mal humor—No sé qué hacer. Yo tampoco quiero que nadie más me toque excepto tú.
La tensión del cuerpo de la oficial retrocedió de inmediato.
—Yo... Te quiero.
—Necesitas comer algo, Q—la voz de Rachel fue suave cuando le habló—Así que déjame que te compre el desayuno.
—No estoy hablando simplemente del desayuno—envolvió un brazo alrededor de los hombros de su novia, y la sujetó apretadamente, presionando sus labios sobre la parte superior de la cabeza castaña.
—Ni yo.
—Creo que es mejor que no hablamos más de esto, por el momento.
—¿Te estoy poniendo nerviosa?
—Sí.
—No voy a ceder, y lo sabes—Quinn se quejó.
—¿Qué quieres decir?—preguntó intentando mantener el pequeño temblor de necesidad en su voz.
—Lo digo en serio.
—Vale.
—¿Vale?
—Conforme, me puedes fastidiar sobre la vida, si quieres, pero no todo el tiempo.
—¿Dónde has estado esta noche?
—En ninguna parte el especial—tiró de la camiseta fuera de los pantalones vaqueros de la rubia, deslizado su mano dentro, acariciándole, con los dedos, a lo largo de la curva de costillas—Revisé algunos lugares, y terminé abajo de adelante Delaware en el Diamante Azul.
—¿El Diamante Azul?—la voz de Quinn se endureció—Jesús. Ese es uno de los locales de Zamora. ¿A qué fuiste ahí?
—Estaba buscando a Trudy
—Para Santana—aquello era más una afirmación que una pregunta.
—Tal vez.
Quinn agitada, restregó su mano de arriba abajo por el brazo desnudo de la castaña.
—Quiero que seas cuidadosa. No me gusta que vayas preguntando por esos lugares.
—¿Crees que soy estúpida, Q? ¿Crees que no sé cómo funcionan las calles? Eres idiota—le gritó—Jesús. Algunas veces eres igual que todos esos tipos.
—Sabes lo que quiero decir. Raach.
—Simplemente porque estemos follando no significa que tengas que preocuparte por mí.
—¿Qué ocurre si quiero?
—No soporto cuando te comporta como una burra.
—¿Qué ocurre si quiero que te preocupes por mí?
Rachel se quedó sin aliento.
—¿Lo quieres?
—Algunas veces, creo que lo hago.
—Quinny—se acercó más a la oficial, buscando el calor de su piel con sus dedos, otra vez—Yo...tu sabes. Yo también te quiero, novata.
—Te he echado de menos esta noche.
Le besó el hombro y descansó su mejilla sobre él:
—¿Por qué vino tu hermana hoy?
—No lo sé. Ella dijo que fue porque los del seguro me estaban buscando. O eso me dijo.
—¿Por qué parece que no le crees?
—Porque con ella, toda cautela es poca.
—¿Por qué lo dices?—le acarició el estómago, llegando a la pretina de sus pantalones vaqueros.
Inconscientemente, Quinn levantó sus caderas ante el toque.
—Dejamos de vernos desde hace dos años.
—¿Qué hizo?
—Ella siguió las reglas—Quinn se quejó suavemente, alcanzando el botón de sus pantalones vaqueros.
—Q, cariño, qué…
—No quiero hablar de ello ahora mismo—le susurró. Cerró los ojos, queriendo sólo la paz que le transmitía el toque de Rachel, mientras ésta continuaba vagando con sus dedos bajo el pantalón de la joven oficial—Por favor...
—Shh Quinny—le dijo dulcemente, mientras le acariciaba tiernamente hasta que la rubia dio un pequeño grito—Está bien, cariño. Toda va a estar bien.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Vaya manera que tiene Rachel de tratar a Quinn y esta que se deja, ese trabajo no es facil ni para quien lo hace ni para quien tiene que ver a su pareja hacerlo!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Cada vez va a pesar más el trabajo de Rachel. Y Quinn que ya había pasado por una relación asi?? Se va a añadir al desastre si no comparte esa parte de su pasado con . La hermana gemela esta rara algo va a hacer??
Tati.94******* - Mensajes : 442
Fecha de inscripción : 08/12/2016
Edad : 30
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Vaya manera que tiene Rachel de tratar a Quinn y esta que se deja, ese trabajo no es facil ni para quien lo hace ni para quien tiene que ver a su pareja hacerlo!!!!
Hola, jajaajaj esk son perfectas la una para la otra jaajajajajaj. =/ nop...no lo es...es muy complicado, no¿? =/ Saludos =D
Tati.94 escribió:Cada vez va a pesar más el trabajo de Rachel. Y Quinn que ya había pasado por una relación asi?? Se va a añadir al desastre si no comparte esa parte de su pasado con . La hermana gemela esta rara algo va a hacer??
Hola perdida!, si que si =/ Complicada la vida de la ojiverde en su pasado...y presente, no¿? AKi dejo otro cap para saber mas. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 13
Capitulo 13
Jueves
Eran las 7:20, cuando Santana se reacomodó, en su silla habitual, de la sala de reuniones en las instalaciones de Wilde Seguridad, luchando por ignorar el dolor de cabeza detrás de sus ojos.
A penas había dormido unas horas en toda la semana, y ya estaba agotada.
Sabía que había algo que se le estaba escapando, desde el mismo día que vio los cuerpos de Jeffs y Jimmy. Fuera lo que fuera no era capaz de verlo.
La investigación les estaba llevando rápidamente a diferentes direcciones. Desde el principio todo habían sido obstáculos.
Jeff había sido asesinado por un asesino a sueldo, mientras ella seguía a un violador-asesino, y había tenido que seguir trabajando en su caso y sólo había podido enterrarle y asumir su dolor en silencio.
Luego le habían disparado, y casi matado, todo ello en el transcurso de unas semanas. Tan pronto como había podido volver al trabajo, se había visto inmersa en la investigación de la pornografía infantil por Internet.
Y ahora, tenía que conseguir descubrir al topo, del departamento, que estaba filtrando información, y que probablemente había orquestado el intento de asesinado de Kitty, mientras estaban investigando a la red de pornografía infantil.
También debía descubrir por qué los dos policías habían sido ajusticiados.
De momento no tenían nada concreto que conectara ambos casos.
Suspiró, recostó la cabeza, y cerró sus ojos.
—¿Mala noche?—Kitty preguntó.
—Unas cuantas de ellas—no se permitía mostrar su debilidad a nadie, excepto a la ojiverde, ya que en muchos aspectos eran iguales en el trabajo.
Cualquier cosa que la rubia hubiera hecho para el gobierno, en su vida pasada, no dudaba que lo había hecho siendo el jefe y no una de las tropas.
Girando la silla, se dio cuenta del aspecto de Kitty. Llevaba la camiseta arrugada y el rostro sudado.
—Tú tampoco tienes muy buena pinta.
Ésta gruñendo, se dejó caer en su silla, frente a ella con una taza de café entre las manos.
—¿Has pasado toda la noche en las oficinas de la policía?
Sorbiendo su café, la rubia inclinó la cabeza.
Se incorporó rápidamente.
—¿Algo nuevo?
—Conozco quién es.
Repentinamente se sentía muy despierta, al pensar que la rubia había descubierto a la persona que estaba detrás de su intento de asesinado, y que casi había matado a Marley.
—¿Por qué no me has llamado?
—Simplemente acabo de juntas las piezas.
—¿Y?
La ojiverde se encontró con la mirada fija en ella.
—Ninguno de los sospechosos.
—Bien—dijo y la tensión en su pecho empezó a disiparse.
—¿Me van a gustar las noticias?
—¿Te gustará saber que no es un policía?
—¿Qué no lo es?—Mike preguntó, nada más entrar en la habitación, dirigiéndose a la cafetera.
—Puedes esperar un momento, ¿por favor?—le pidió—Esperaremos a que estén todos para empezar la reunión.
Soltando un gruñido, Mike se llevó su taza de café en una mano y unos donuts en la otra.
—¿Quien prepara todas estas cosas?
Desde la entrada, Kurt contestó:
—Yo lo hago.
—Seguro que harás feliz a tu esposo—Mike le dijo entre bocado y bocado.
—Y también tengo un gran guardarropa.
El asiático volvió a gruñir, viendo que Kitty también se reía de él.
Todavía respiraba con dificultad cuando Quinn llegó, caminando lentamente pero sin su bastón.
—¿Qué tal pierna, Detective?—le preguntó mientras se acercaba a ella con una taza de café.
Levantó una taza en la dirección a la rubia más alta en señal de invitación.
—Bien, Teniente. Gracias—Quinn se esmeró en que nadie se diera cuenta de su falta de movilidad, dirigiéndose hacia la cafetera—Me lo puedo servir yo, señora, pero gracias.
Levantó una ceja.
—Pensé que habíamos dejado claro que prescindiríamos de las formalidades.
—Sí, señora, teniente—Quinn tomó la taza de café que le ofrecía.
—Me alegro verte mejorada.
—Debería estar lista para el deber, en cualquier momento.
—Lo quiero por escrito, tanto del doctor Evans como de…—desvió su mirada hacia los demás, sentados en la mesa, y bajó la voz—…Quien quiera a quien estés viendo.
—La Dra. Pierce—le aclaró Quinn, mientras le mantenía fija la mirada, buscando una reacción.
Meramente inclinó la cabeza.
—Bastante bueno. Ahora, vamos a empezar la reunión.
Quinn hizo maniobras en un asiento, junto a Kurt, mientras ella regresaba a la cabecera de la mesa.
—Bien, ¿dónde estábamos? ¿Mike?
Al darse por aludido, tragó lo que estaba comiendo, se aclaró la garganta e inició su explicación.
—La garganta. Las vigilancias no han reportado nada nuevo. Ni Campbell ni Beecher han hecho nada sospechoso. Considerando nuestra falta de efectivos para este trabajo, yo retiraría la vigilancia.
—Volveremos a eso en otro momento. ¿Algo más?
—Charlie Horton y Tina Cohen-Chang no han podido llegar a nada en su investigación sobre los asesinatos de Hogan y Cruz. Prácticamente, están igual que al principio. Tampoco he sacado nada en claro cuando he hablado con sus compañeros de narcóticos. Nadie parece saber nada. Lo más probable, es que Hogan informara directamente a los federales.
—De Puckerman no sacaremos nada—dijo glacialmente—Si se está guardando información…
Mike masculló una observación menospreciativa sobre el linaje de Puckerman:
—En fin, otra cosa, he conseguido una pista en la Autoridad Portuaria.
—Deberíamos investigarlo—aconsejó.
Mike relató su viaje a los archivos, el descubrimiento de los objetos personales de Hogan, todavía sin haber sido reclamados, entre los que se encontraban algunos papeles que les podía interesar, sobre las actividades del Puerto de Filadelfia.
—Hay varias anotaciones escritas sobre los horarios en el puerto. Hoy mismo iré a comprobarlo.
Estudió a Kitty, que se mantenía callada con el ceño fruncido.
—¿Qué piensas?
—Supongo que es posible que Hogan estuviera sobre algo ilegal en los muelles, que lo llevaron a su muerte: autos robados entrando en barcos, drogas, cualquier cosa que pudiera entrar por el puerto, a diario, sin provocar sospechas. Es fácil desviar mercancía en el muelle, donde a diario entran millones de mercancías que a su vez se trasladan a diferentes destinos, sin que nadie presta demasiada atención.
—Es lo que nosotros pensábamos, también—dijo—Sería una explicación de lógica de por qué arriesgarse a matar a dos policías, protegiendo una operación tan lucrativa como esa.
—Aunque no era fácil de probar—Kurt intervino—El rastreo de entradas y salidas del puerto llevará demasiado tiempo.
Les lanzó una sonrisa abierta.
—¿Y si pudiéramos acceder a sus ordenadores? ¿Eso ayudaría?
Los ojos tanto de Kitty como de Kurt centellearon, y al unísono dijeron:
—Tal vez.
—Dejarme que veamos cómo está la situación ahí, y luego presionaremos para que nos dejen entrar en su sistema.
Mike soltó un bufido.
—Sí, eso sería una novedad. La policía de la autoridad portuaria colaborando con nosotros.
—Eso fue un hecho desafortunado. Normalmente las instituciones no con muy cercanas a la hora de compartir información. Algunas veces ni tan siquiera comparten la información más básica sobre sus operaciones. Simplemente se aseguran de que cada uno mantenga firme sus posiciones. Deberemos ser insistentes.
Esa idea pareció complacer a Mike, porque él sonrió abiertamente y cruzó sus manos, como un hombre contento.
Ella inclinó la cabeza hacia Kitty.
—Adelante.
Ésta no dio signos de tensión, aparte de sus manos agarradas con fuerza a la taza de café que sostenía, mientras empezó a hablar con tono relajado.
—La red que conecta los diferentes departamentos en el Edificio Plaza de la policía y los poderes instituidos están llévanos de gusanos y virus. Alguien ha estado monitoreando casi yodo lo que pasa por ahí. No sabría decir durante cuánto tiempo, pero sí sé que ha sido desde hace más de un año.
—Eso significa que quien lo está haciendo, tiene grandes conocimientos informáticos—Quinn puntualizó.
—Tienes razón. Y dudo que alguien dentro del sistema pudiera hacerlo. No creo que nadie de dentro tenga ese nivel de conocimiento. Creo que se ha contratado a alguien externo para hacerlo, y sea quien sea programó el código malicioso en un ordenador portátil. Llevó el ordenador al edificio y lo conectó a la red interna.
—Mucha gente tiene los recursos para llevar a cabo algo parecido—Kurt intervino.
—Sí, pero…—Kitty continuó mirándola fijamente—…, Es algo muy típico de los federales. Siempre quieren saber quiénes son sus enemigos.
—¿Puedes saber quién está detrás de eso?
—No directamente—admitió—Si los programas estaban inscriptos fuera de sitio y enviados desde una posición remota, desde un portátil, el intruso es esencialmente imposible de encontrar.
Mike soltó un gruñido.
—Pero se puede rastrear la fuente interna de contaminación, desde donde se accedió a la red, y desde dónde se insertó el virus al sistema—Quinn puntualizó.
—Correcto—Kitty sorbió su café, con cuidado de que no se notara el pequeño temblor de su mano—George Beecher.
—Hijo de puta—Mike murmuró. Se incorporó en su silla golpeando la mesa—Maldito adultero bastardo. Me gustaría quedarme a solas en una habitación.
—¿Kitty?—la miro—¿Tenemos suficiente para una autorización?
Ésta negó con la cabeza.
—Ahora mismo, todo lo que puedo hacer es señalarle como punto fuente de la intrusión. Sus abogados simplemente demostrarían que es una prueba circunstancial. Dirían que cualquier habría podido acceder a su ordenador.
—¿Estamos seguros de que es él?—le insistió, excesivamente consciente de que la ojiverde apenas podía ser objetiva, dada la situación.
No se asombró cuando ésta se puso rígida, a pesar de la calma de sus ojos.
—He rastreado dos intrusiones desde dos puntos diferentes: ordenador del Capital Schuester y laboratorio de pruebas. Dame más tiempo y te daré una docena.
—Solo quiero estar segura de tener pruebas de que él es el responsable.
—Entonces tal vez le deberíamos hacerle una visita—le sugirió malamente—, Y preguntarle.
La rubia más alta cambió de posición sutilmente en su asiento, e intervino:
—¿Qué pruebas necesitamos? Tal vez Kurt y yo encontrar algún punto de conexión entre los datos personales de Beecher, que puedan fortalecer nuestro caso—miró al castaño de forma inquisitiva—¿Qué pasaría si encontramos algo que lo relacione? Quizá pueda tener algunas cuentas corrientes ocultas en alguna parte. Propiedades, transacciones, acciones, gastos inexplicado, algo…
—Lo pescaremos—Kurt pensó en voz alta—Veamos si podemos llegar hasta él haciéndole una petición falsa de información de su tarjeta de crédito, a través de algún sitio porno de internet.
—Hazlo—dijo—Hoy mismo.
—Sí, señora—Quinn dijo, su voz apremiante con anticipación.
—Yo volverá a hablar con mis fuentes en la calle—siguió—Y veremos si relacionamos algo. Tal vez a él le guste probar la mercancía.
La ojiverde se la quedó mirando fijamente, con postura rígida. Notó su reacción pero con satisfacción vio que la joven detective se mantenía bajo control, algo que con anterioridad no habría hecho.
—Mike y yo…—continuó hablando—, Iremos hasta los muebles por si podemos sacar algo en claro de los papeles que guardaba. Esta noche, continuaremos con la vigilancia de Beecher. Tarde o temprano tendrá que dar un paso en falso—se levantó, indicando que la reunión había terminado. Recurriendo a Kitty, le dijo—Demos un paseo.
Sin hablar, la siguió hacia el elevador.
Una vez dentro, apoyó un hombro contra la pared y deslizó sus manos en los bolsillos del pantalón.
—¿Estás lista para poder manejar la situación con este Beecher?
Las puertas del ascensor se abrieron y salieron andando por el garaje hasta la calle, encontrándose de pleno con el brillo del sol brillante y frío del mes de octubre.
—Depende de lo que ocurra—Kitty le respondió.
—Esa no la respuesta que esperaba.
La rubia giró su cabeza y le sonrió, sin humor:
—¿Qué esperas que diga? ¿Que estaré bien conmigo misma, si al final no podemos conseguir las pruebas necesarias para acorralarle?
Llevaba puestos sólo una camisa tipo Oxford y pantalones vaqueros sin chaqueta, pero el frío no parecía molestarla.
—Si él se nos escapa, tendrás que superarlo de alguna manera.
—Sabes que no lo haré.
—Entonces, tendré que asegurarme de que lo hagas.
—No podrás hacer nada para que yo…
Le puso una mano sobre el hombro, de forma amistosa.
Ellas muy raras veces se emocionaban, y aquello era una mezcla entre confrontación y gesto amigable.
Era un gesto honesto.
Le apretó el agarre lentamente y la obligó a girarse para estar una frente a la otra.
—Sé cómo te sientes.
—Sé que lo sabes—Kitty dijo, sin resistirse al agarre—, Pero cuando amenazaron a tu amante, hiciste lo necesario.
—Soy policía. No tuve alternativa.
—No sabemos cómo acabará esto.
—Sabes que si vas tras este tipo tu misma, y Marley se entera…
La rubia la cortó con furia:
—No hablarás de esto con Marley.
—No quiero tener que hacerlo, Kitty—su voz era nivelada y suave—, Pero ella se entere. Porque...siempre lo hacen. Las mujeres que nos aman.
La rubia aguantó todavía su mirada fija inquebrantable. Luego, sus músculos se fueron relajando y apareció su genuina sonrisa:
—Seguro. Ellas siempre acaban enterándose de todo.
—Si—dejó caer su mano y empezó a relajarse al ver el cambió de actitud en la rubia—Te prometo esto: Si se nos escapa ahora, lo perseguiré hasta tenerlo detenido, bien sea ahora, mañana o el mes que viene. El no podrá evadir su responsabilidad. Tienes mi palabra.
—Bien—Kitty tembló—¿Ya se ha terminado tu interrogatorio teniente? Porque me estoy congelando aquí fuera.
Riéndose, le pasó un brazo por los hombros, en señal de camaradería, y empezaron a volver a las instalaciones.
La ojiverde mantendría también su palabra, de no actuar directamente, por Marley.
A penas había dormido unas horas en toda la semana, y ya estaba agotada.
Sabía que había algo que se le estaba escapando, desde el mismo día que vio los cuerpos de Jeffs y Jimmy. Fuera lo que fuera no era capaz de verlo.
La investigación les estaba llevando rápidamente a diferentes direcciones. Desde el principio todo habían sido obstáculos.
Jeff había sido asesinado por un asesino a sueldo, mientras ella seguía a un violador-asesino, y había tenido que seguir trabajando en su caso y sólo había podido enterrarle y asumir su dolor en silencio.
Luego le habían disparado, y casi matado, todo ello en el transcurso de unas semanas. Tan pronto como había podido volver al trabajo, se había visto inmersa en la investigación de la pornografía infantil por Internet.
Y ahora, tenía que conseguir descubrir al topo, del departamento, que estaba filtrando información, y que probablemente había orquestado el intento de asesinado de Kitty, mientras estaban investigando a la red de pornografía infantil.
También debía descubrir por qué los dos policías habían sido ajusticiados.
De momento no tenían nada concreto que conectara ambos casos.
Suspiró, recostó la cabeza, y cerró sus ojos.
—¿Mala noche?—Kitty preguntó.
—Unas cuantas de ellas—no se permitía mostrar su debilidad a nadie, excepto a la ojiverde, ya que en muchos aspectos eran iguales en el trabajo.
Cualquier cosa que la rubia hubiera hecho para el gobierno, en su vida pasada, no dudaba que lo había hecho siendo el jefe y no una de las tropas.
Girando la silla, se dio cuenta del aspecto de Kitty. Llevaba la camiseta arrugada y el rostro sudado.
—Tú tampoco tienes muy buena pinta.
Ésta gruñendo, se dejó caer en su silla, frente a ella con una taza de café entre las manos.
—¿Has pasado toda la noche en las oficinas de la policía?
Sorbiendo su café, la rubia inclinó la cabeza.
Se incorporó rápidamente.
—¿Algo nuevo?
—Conozco quién es.
Repentinamente se sentía muy despierta, al pensar que la rubia había descubierto a la persona que estaba detrás de su intento de asesinado, y que casi había matado a Marley.
—¿Por qué no me has llamado?
—Simplemente acabo de juntas las piezas.
—¿Y?
La ojiverde se encontró con la mirada fija en ella.
—Ninguno de los sospechosos.
—Bien—dijo y la tensión en su pecho empezó a disiparse.
—¿Me van a gustar las noticias?
—¿Te gustará saber que no es un policía?
—¿Qué no lo es?—Mike preguntó, nada más entrar en la habitación, dirigiéndose a la cafetera.
—Puedes esperar un momento, ¿por favor?—le pidió—Esperaremos a que estén todos para empezar la reunión.
Soltando un gruñido, Mike se llevó su taza de café en una mano y unos donuts en la otra.
—¿Quien prepara todas estas cosas?
Desde la entrada, Kurt contestó:
—Yo lo hago.
—Seguro que harás feliz a tu esposo—Mike le dijo entre bocado y bocado.
—Y también tengo un gran guardarropa.
El asiático volvió a gruñir, viendo que Kitty también se reía de él.
Todavía respiraba con dificultad cuando Quinn llegó, caminando lentamente pero sin su bastón.
—¿Qué tal pierna, Detective?—le preguntó mientras se acercaba a ella con una taza de café.
Levantó una taza en la dirección a la rubia más alta en señal de invitación.
—Bien, Teniente. Gracias—Quinn se esmeró en que nadie se diera cuenta de su falta de movilidad, dirigiéndose hacia la cafetera—Me lo puedo servir yo, señora, pero gracias.
Levantó una ceja.
—Pensé que habíamos dejado claro que prescindiríamos de las formalidades.
—Sí, señora, teniente—Quinn tomó la taza de café que le ofrecía.
—Me alegro verte mejorada.
—Debería estar lista para el deber, en cualquier momento.
—Lo quiero por escrito, tanto del doctor Evans como de…—desvió su mirada hacia los demás, sentados en la mesa, y bajó la voz—…Quien quiera a quien estés viendo.
—La Dra. Pierce—le aclaró Quinn, mientras le mantenía fija la mirada, buscando una reacción.
Meramente inclinó la cabeza.
—Bastante bueno. Ahora, vamos a empezar la reunión.
Quinn hizo maniobras en un asiento, junto a Kurt, mientras ella regresaba a la cabecera de la mesa.
—Bien, ¿dónde estábamos? ¿Mike?
Al darse por aludido, tragó lo que estaba comiendo, se aclaró la garganta e inició su explicación.
—La garganta. Las vigilancias no han reportado nada nuevo. Ni Campbell ni Beecher han hecho nada sospechoso. Considerando nuestra falta de efectivos para este trabajo, yo retiraría la vigilancia.
—Volveremos a eso en otro momento. ¿Algo más?
—Charlie Horton y Tina Cohen-Chang no han podido llegar a nada en su investigación sobre los asesinatos de Hogan y Cruz. Prácticamente, están igual que al principio. Tampoco he sacado nada en claro cuando he hablado con sus compañeros de narcóticos. Nadie parece saber nada. Lo más probable, es que Hogan informara directamente a los federales.
—De Puckerman no sacaremos nada—dijo glacialmente—Si se está guardando información…
Mike masculló una observación menospreciativa sobre el linaje de Puckerman:
—En fin, otra cosa, he conseguido una pista en la Autoridad Portuaria.
—Deberíamos investigarlo—aconsejó.
Mike relató su viaje a los archivos, el descubrimiento de los objetos personales de Hogan, todavía sin haber sido reclamados, entre los que se encontraban algunos papeles que les podía interesar, sobre las actividades del Puerto de Filadelfia.
—Hay varias anotaciones escritas sobre los horarios en el puerto. Hoy mismo iré a comprobarlo.
Estudió a Kitty, que se mantenía callada con el ceño fruncido.
—¿Qué piensas?
—Supongo que es posible que Hogan estuviera sobre algo ilegal en los muelles, que lo llevaron a su muerte: autos robados entrando en barcos, drogas, cualquier cosa que pudiera entrar por el puerto, a diario, sin provocar sospechas. Es fácil desviar mercancía en el muelle, donde a diario entran millones de mercancías que a su vez se trasladan a diferentes destinos, sin que nadie presta demasiada atención.
—Es lo que nosotros pensábamos, también—dijo—Sería una explicación de lógica de por qué arriesgarse a matar a dos policías, protegiendo una operación tan lucrativa como esa.
—Aunque no era fácil de probar—Kurt intervino—El rastreo de entradas y salidas del puerto llevará demasiado tiempo.
Les lanzó una sonrisa abierta.
—¿Y si pudiéramos acceder a sus ordenadores? ¿Eso ayudaría?
Los ojos tanto de Kitty como de Kurt centellearon, y al unísono dijeron:
—Tal vez.
—Dejarme que veamos cómo está la situación ahí, y luego presionaremos para que nos dejen entrar en su sistema.
Mike soltó un bufido.
—Sí, eso sería una novedad. La policía de la autoridad portuaria colaborando con nosotros.
—Eso fue un hecho desafortunado. Normalmente las instituciones no con muy cercanas a la hora de compartir información. Algunas veces ni tan siquiera comparten la información más básica sobre sus operaciones. Simplemente se aseguran de que cada uno mantenga firme sus posiciones. Deberemos ser insistentes.
Esa idea pareció complacer a Mike, porque él sonrió abiertamente y cruzó sus manos, como un hombre contento.
Ella inclinó la cabeza hacia Kitty.
—Adelante.
Ésta no dio signos de tensión, aparte de sus manos agarradas con fuerza a la taza de café que sostenía, mientras empezó a hablar con tono relajado.
—La red que conecta los diferentes departamentos en el Edificio Plaza de la policía y los poderes instituidos están llévanos de gusanos y virus. Alguien ha estado monitoreando casi yodo lo que pasa por ahí. No sabría decir durante cuánto tiempo, pero sí sé que ha sido desde hace más de un año.
—Eso significa que quien lo está haciendo, tiene grandes conocimientos informáticos—Quinn puntualizó.
—Tienes razón. Y dudo que alguien dentro del sistema pudiera hacerlo. No creo que nadie de dentro tenga ese nivel de conocimiento. Creo que se ha contratado a alguien externo para hacerlo, y sea quien sea programó el código malicioso en un ordenador portátil. Llevó el ordenador al edificio y lo conectó a la red interna.
—Mucha gente tiene los recursos para llevar a cabo algo parecido—Kurt intervino.
—Sí, pero…—Kitty continuó mirándola fijamente—…, Es algo muy típico de los federales. Siempre quieren saber quiénes son sus enemigos.
—¿Puedes saber quién está detrás de eso?
—No directamente—admitió—Si los programas estaban inscriptos fuera de sitio y enviados desde una posición remota, desde un portátil, el intruso es esencialmente imposible de encontrar.
Mike soltó un gruñido.
—Pero se puede rastrear la fuente interna de contaminación, desde donde se accedió a la red, y desde dónde se insertó el virus al sistema—Quinn puntualizó.
—Correcto—Kitty sorbió su café, con cuidado de que no se notara el pequeño temblor de su mano—George Beecher.
—Hijo de puta—Mike murmuró. Se incorporó en su silla golpeando la mesa—Maldito adultero bastardo. Me gustaría quedarme a solas en una habitación.
—¿Kitty?—la miro—¿Tenemos suficiente para una autorización?
Ésta negó con la cabeza.
—Ahora mismo, todo lo que puedo hacer es señalarle como punto fuente de la intrusión. Sus abogados simplemente demostrarían que es una prueba circunstancial. Dirían que cualquier habría podido acceder a su ordenador.
—¿Estamos seguros de que es él?—le insistió, excesivamente consciente de que la ojiverde apenas podía ser objetiva, dada la situación.
No se asombró cuando ésta se puso rígida, a pesar de la calma de sus ojos.
—He rastreado dos intrusiones desde dos puntos diferentes: ordenador del Capital Schuester y laboratorio de pruebas. Dame más tiempo y te daré una docena.
—Solo quiero estar segura de tener pruebas de que él es el responsable.
—Entonces tal vez le deberíamos hacerle una visita—le sugirió malamente—, Y preguntarle.
La rubia más alta cambió de posición sutilmente en su asiento, e intervino:
—¿Qué pruebas necesitamos? Tal vez Kurt y yo encontrar algún punto de conexión entre los datos personales de Beecher, que puedan fortalecer nuestro caso—miró al castaño de forma inquisitiva—¿Qué pasaría si encontramos algo que lo relacione? Quizá pueda tener algunas cuentas corrientes ocultas en alguna parte. Propiedades, transacciones, acciones, gastos inexplicado, algo…
—Lo pescaremos—Kurt pensó en voz alta—Veamos si podemos llegar hasta él haciéndole una petición falsa de información de su tarjeta de crédito, a través de algún sitio porno de internet.
—Hazlo—dijo—Hoy mismo.
—Sí, señora—Quinn dijo, su voz apremiante con anticipación.
—Yo volverá a hablar con mis fuentes en la calle—siguió—Y veremos si relacionamos algo. Tal vez a él le guste probar la mercancía.
La ojiverde se la quedó mirando fijamente, con postura rígida. Notó su reacción pero con satisfacción vio que la joven detective se mantenía bajo control, algo que con anterioridad no habría hecho.
—Mike y yo…—continuó hablando—, Iremos hasta los muebles por si podemos sacar algo en claro de los papeles que guardaba. Esta noche, continuaremos con la vigilancia de Beecher. Tarde o temprano tendrá que dar un paso en falso—se levantó, indicando que la reunión había terminado. Recurriendo a Kitty, le dijo—Demos un paseo.
Sin hablar, la siguió hacia el elevador.
Una vez dentro, apoyó un hombro contra la pared y deslizó sus manos en los bolsillos del pantalón.
—¿Estás lista para poder manejar la situación con este Beecher?
Las puertas del ascensor se abrieron y salieron andando por el garaje hasta la calle, encontrándose de pleno con el brillo del sol brillante y frío del mes de octubre.
—Depende de lo que ocurra—Kitty le respondió.
—Esa no la respuesta que esperaba.
La rubia giró su cabeza y le sonrió, sin humor:
—¿Qué esperas que diga? ¿Que estaré bien conmigo misma, si al final no podemos conseguir las pruebas necesarias para acorralarle?
Llevaba puestos sólo una camisa tipo Oxford y pantalones vaqueros sin chaqueta, pero el frío no parecía molestarla.
—Si él se nos escapa, tendrás que superarlo de alguna manera.
—Sabes que no lo haré.
—Entonces, tendré que asegurarme de que lo hagas.
—No podrás hacer nada para que yo…
Le puso una mano sobre el hombro, de forma amistosa.
Ellas muy raras veces se emocionaban, y aquello era una mezcla entre confrontación y gesto amigable.
Era un gesto honesto.
Le apretó el agarre lentamente y la obligó a girarse para estar una frente a la otra.
—Sé cómo te sientes.
—Sé que lo sabes—Kitty dijo, sin resistirse al agarre—, Pero cuando amenazaron a tu amante, hiciste lo necesario.
—Soy policía. No tuve alternativa.
—No sabemos cómo acabará esto.
—Sabes que si vas tras este tipo tu misma, y Marley se entera…
La rubia la cortó con furia:
—No hablarás de esto con Marley.
—No quiero tener que hacerlo, Kitty—su voz era nivelada y suave—, Pero ella se entere. Porque...siempre lo hacen. Las mujeres que nos aman.
La rubia aguantó todavía su mirada fija inquebrantable. Luego, sus músculos se fueron relajando y apareció su genuina sonrisa:
—Seguro. Ellas siempre acaban enterándose de todo.
—Si—dejó caer su mano y empezó a relajarse al ver el cambió de actitud en la rubia—Te prometo esto: Si se nos escapa ahora, lo perseguiré hasta tenerlo detenido, bien sea ahora, mañana o el mes que viene. El no podrá evadir su responsabilidad. Tienes mi palabra.
—Bien—Kitty tembló—¿Ya se ha terminado tu interrogatorio teniente? Porque me estoy congelando aquí fuera.
Riéndose, le pasó un brazo por los hombros, en señal de camaradería, y empezaron a volver a las instalaciones.
La ojiverde mantendría también su palabra, de no actuar directamente, por Marley.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Excelente, me encanta el grupo que formo Santana, van camino a una solida amistad que es mas que trabajo!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Excelente, me encanta el grupo que formo Santana, van camino a una solida amistad que es mas que trabajo!!!!!
Hola, si a mi tmbn, asik vamos bn, no¿? SI! Espero lo mismo, tanto en el trabajo como en la amistad! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Justicia IV (Adaptada) Cap 14
Capitulo 14
Santana giró por la avenida Delaware hacia el sur de Filadelfia.
El puente Walt Whitman hacia Nueva Jersey surgía amenazadoramente como una enorme tela de araña melancólica.
Las sombras de los vehículos circulando entre carriles parecían presas luchando por escapar. No les llevó más de diez minutos llegar a la entrada del puerto de Filadelfia.
Desaceleró y bajó la ventanilla para que el vigilante de la autoridad portuaria, dentro de su garita, les atendiera. Él los ignoró durante unos treinta segundos antes salir de la misma y mirar fijamente a la placa de la teniente.
—¿Sí?
—Policía de Filadelfia. Quisiéramos hablar con el Sr. Howell.
—Ese sería la capitán Howell. Está en la zona C. Sigan toda la vía de entrada hasta el final. ¿El capitán sabe que vienen a verle?
—No. Es una visita social.
Mirándola con cara de pocos amigos comentó:
—Ajá. Seguro—tomándose su tiempo, volvió a su garita y pulsó el botón de accionado del motor que levantaba la barrera de seguridad, y le dio una inclinación de cabeza maquinal—Que tengan un buen día.
Aceleró el coche y se dirigió a la zona C, mientras oía a Mike decir:
—Que tengas también un buen día, hijo de puta. ¡Será retrasado mental!
—¿Cómo crees que deberíamos enfocar esto?—le preguntó, mientras maniobra entre centenares de contendores de mercancías listos para ser transportados.
El día era laboral por lo que estaba en plena actividad, y una multitud de carretillas elevadoras anaranjadas, cargaban y descargaban contendores.
En eso momento pensó que sería mejor haber traído un vehículo oficial y no el suyo propio, dado la forma en que maniobraban las carretillas. Lo último que deseaba era que dañaran su coche.
—Bueno, podríamos jugar un poco con él—Mike propuso servicialmente.
—Tú podías ser el poli malo y yo el poli bueno—le lanzó una mirada traviesa.
—Como si pudiéramos hacerlo de otra manera.
—Por qué no simplemente le hablamos de la investigación de los asesinados de los policías. Al fin y al cabo Jeff era compañero nuestro. Eso tendría sentido.
Llegaron hasta una zona pequeña, paralela a la carretera del agua, donde había un almacén de metal a modo de hangar.
—Creo que a partir de aquí iremos andando.
—Cristo, parece un kilómetro de distancia—encendió un cigarrillo nada más salir del coche.
—No te vendría nada mal hacer algo de ejercicio.
—Sí, sí.
Observó como una grúa en la cubierta superior de un buque carguero enorme pivotaba sobre el agua con un contenedor tan grande como una casa de campo, que bamboleaba sobre su brazo macizo.
Con asombrosa precisión, el operario desplazaba el contendor encima de una docena de más contenedores en una misma fila.
—Es asombroso el trabajo que hacen aquí, con tantos contenedores—negó
con la cabeza—Lo que es una forma perfecta de pasar contrabando.
Mike estuvo de acuerdo. Señalando hacia la mitad de una docena edificios idénticos, apenas unos metros delante de ellos, dijo:
—Debe ser ahí.
Después de detenerse para pregunta a un estibador, continuaron por una puerta lateral que daba entrada a un almacén. Una vez dentro, siguieron por un pasillo, sin apenas iluminación, hasta dar con la parte interior del edificio.
Ahí vieron una puerta abierta y ambos entraron.
El lugar estaba abarrotado de archivos apilados en una pared, una mesa de metal en el centro del cuarto y una tv en una esquina junto a una máquina de café.
Un hombre en un uniforme inmaculado, se encontraba sentado en la parte trasera de la mesa. Los estudió con una expresión de interés curioso.
—¿Puedo ayudarles?
—¿Capitán Howell?—preguntó.
—El mismo—les respondió.
—Soy la Teniente Santana López, y éste es el Detective Mike del departamento de policía.
Howell empujó hacia atrás su silla y se levantó para darles la mano, en señal de saludo. Ambos le devolvieron el saludo, mientras miraban donde sentarse.
Con arrepentimiento, les pidió disculpas por no poderles ofrecer un asiento.
—Gracias, estamos bien así—dijo.
Sentado otra vez, Howell inclinó la cabeza.
—¿En qué puedo ayudarles?
—Quisiéramos hacerle unas preguntas sobre el Detective Jimmy Hogan.
Howell ni tan siquiera cambió de expresión.
—Alguien le metió una bala en su cabeza, aquí abajo, hace aproximadamente seis meses—Mike dejó caer.
—Ah, sí. Lo recuerdo. Los mataron a él y a otro policía.
—Pensamos que usted podría decirnos que es lo que él estaba haciendo aquí—su tono fue casual, amistoso, pero el azul de sus ojos era frío como hielo.
—¿Hay alguna razón por la que piensan que yo podría saber algo?—Howell contestó, viendo la intensidad en los ojos de la teniente.
—Mike—sugirió suavemente.
Éste metió la mano en su chaqueta de lana y extrajo tres hojas de papel arrugadas. En silencio, se inclinó hacia adelante y las dejó en el centro del escritorio del capitán Howell.
Después de sólo un instante de vacilación, el capitán de la Autoridad Portuaria recogió las hojas y las estudió detenidamente. Finalmente, las volvió a dejar donde el detective las había dejado.
—Llamó por teléfono. Dijo que estaba trabajando con la patrulla portuaria. Que estaba rastreando barcos sospechosos por tráfico ilegal de desperdicios. Basura en su mayor parte. Algunas veces incluso artículos industriales—frunciendo el ceño, giró su silla y se quedó mirando hacia el puerto, más allá del almacén débilmente alumbrado—Creo que él quería una lista de barcos y horarios. Su información de origen y manifiestos.
Asintió.
Hogan había estado investigando algo aquí abajo. Casi con certeza, algo relacionado con algún tipo de cargamento.
Desde hace muchos años, la patrulla portuaria era la que se encargaba de controlar lo que ocurría dentro del puerto, mientras que otras divisiones de agencias controlaban la vías fluviales.
—¿Alguna razón por la que no ha informado antes de esto?—Mike cuestionó irritado.
Howell lo miró fijamente.
—No hice la conexión. Ahora que me habéis enseñado estos papeles he recordado la llamada, porque en su momento no le di importancia. Aunque tampoco pensé que fuera una petición inusual. Normalmente la patrulla portuaria está más interesada en las violaciones de la vía fluvial que de civiles—les dijo frunciendo el ceño—A lo largo del día recibimos una gran cantidad de manifiestos. Hasta ahora no le había dado importancia—negó con la cabeza—No pensé que esos dos policías pudieran estar relacionados con algo de lo que ocurre aquí. Tal vez no sea él.
—Capitán, sus nombres están en esos informes.
—Sí. Veo eso—todavía parecía más curiosa que alarmada.
Estudió al hombre.
Howell un poco más alto que ella, pero más bajo que Mike, fuerte y rondaría los treinta y muchos o cuarenta y pocos años. Su actitud era tranquila, no parecía que quisiera ocultarles nada.
Así que decidió arriesgarse.
—Creemos que Hogan tropezó con algo aquí, que hizo que lo mataran.
Inmediatamente, Howell se incorporó, posando sus manos en el escritorio.
—¿Con qué?
Negó con la cabeza.
—Nosotros no lo sabemos. Esperábamos que usted nos ayudaría.
—Tal vez lo tres deberíamos dar un paseo—sin esperar respuesta, se levantó y cogió un abrigo de lana negro de un estante de aluminio en la esquina. Poniéndoselo se fijó en Mike que llevaba un abrigo y en ella que llevaba una chaqueta de sport de seda—Van a congelaros ahí afuera.
—Estaremos bien—le reconfortó a pesar de oír el gruñido de su compañero.
Mike y ella siguieron a Howell que los guiaba fuera del almacén hacia la parte posterior, en la zona de un muelle de carga.
No había exagerado.
El viento helador penetraba a través de sus ropas con la facilidad de una hoja del cuchillo. El cargamento de un barco les bloqueó su vista del río, mientras era aplicado en la cubierta.
—Cada año recibimos y enviamos, en el puerto de Filadelfia, cargas de más de tres mil barcos—Howell gritó para oírse por encima del viento. Manipulamos más de una cuarta parte de todo el norte del distrito atlántico—Somos el cuarto puerto más grande en Estados Unidos de importación de mercancía—mientras hablaba, otro contenedor era sacado del barco y colocado para ser transportado por un camión que estaba a la espera, señaló hacia la grúa—Esa es una de las grúas más grandes que utilizamos. Nos permite mencionar con mercancía de todo tipo: contendores, vehículos, comida, etc; cualquier mercancía que venga de cualquier puerto—se encogió de hombros—Trabajamos con cuatrocientas compañías de transporte. Ellas se encargan de llevarse la mercancía que viene de los barcos a los almacenes de destino.
—¿Es posible que se pueda perder alguna caja de mercancía?
—Probablemente. Tenemos un sistema por ordenador con unos 10 personas que cruzan los datos de origen y destino para ser verificados. Revisan los manifiestos.
—¿Se comprueba cada barril, cada caja de madera, y cada envase?
—No. Eso se supone que ha sido verificado por la Aduana en su punto de origen, y de nuevo en Estados Unidos por los agentes de aduanas que hacen inspecciones visuales en la llegada.
—Capitán, no estamos sugiriendo que hayan cometido errores.
Howell miró alrededor. Estaban rodeados de estibadores, pero nadie les prestaba atención.
—La mayor parte del personal que ven, son civiles que han estado trabajando durante años como camioneros, transportistas. Ellos no trabajan para mí.
—¿Para quién entonces?—Mike cuestionó.
—Las uniones—Howell mantuvo su mirada fija en él—Supuestamente.
—Huh—este se dio cuenta de que aquello no le agradaba a la capitana—Conocemos quién contestan para…
No hizo comentario, observándolo, intentando descifrar cuánto sabía aquel hombre de los diferentes grupos del crimen organizado, que actuaban en la zona lindera con el agua, o de lo mucho que quería contarles.
Estaba claro que aquel hombre no había querido tener esta conversación, dentro del almacén, a la vista de los trabajadores.
Eso es, él sospecha algo.
—No sé lo que su hombre encontró, Teniente—Howell dijo mirándola—Tampoco sé si realmente encontró algo. No sé si realmente había algo para encontrar. Pero si algo gordo...
—Pero si alguien robara un cargamento importante lo sabría—Mike terminó por él.
Howell sonrió.
—Obviamente, los vehículos son comprobados cuando regresan, pero eso no significa que algo pueda pasar. Que alguien pueda llevar mercancía oculta.
—No creo que Jimmy Hogan estuviera interesado en algo así—dijo—¿Qué hay de las drogas?
—Existe la importación de mercancía desde Sudamérica pero insisto en que la mercancía, sea la que sea, es comprobada en el punto de origen, y luego por los aduaneros, una vez que llega aquí. No será la primera vez que se descubren bolsas de cocaína entre otro tipo de mercancía, como café o algo similar. Aunque no sería fácil.
—Pero no imposible—Mike mencionó.
—No—Howell estuvo de acuerdo—No es imposible.
—¿Ha notado algo fuera de lo común sobre la información que le pidió en su día Hogan? ¿Ya sabe aumento de pedidos?—le preguntó.
—No improvisadamente, pero si me deja una copia de esas peticiones, haré un reparo de ello, y en cuanto lo tenga revisado le llamaré.
—Me parece bien. Se lo agradezco Capitán—le extendió la mano y se despidieron.
Cinco minutos más tarde, detenía su vehículo frente al mismo guarda taciturno en su garita, que apenas los miró mientras se marchaban.
—¿Qué piensas de él? ¿Crees que es legal?—Mike le preguntó.
—Sí, lo creo—le contestó inmediatamente—¿Qué crees tú?
—Ha sido muy cuidadosa, pero algo la molestaba. A nadie le gusta que vengan a tocarle las narices, sin causa justificada.
—Sí, estoy de acuerdo. Ese pequeño paseo fuera tiene que ser porque sospecha algo, y no quería que la oyeran hablar con nosotros.
—Bueno tampoco es que no dijera gran cosa.
Guardó silencio durante casi minuto.
—Creo que tiene un infierno de trabajo intentando controlar tanta mercancía entrando y saliendo del puerto. Siempre hay algo que se puede hacer desaparecer.
—Estoy de acuerdo. ¿Sino por qué le importaría a Jimmy Hogan?—puntualizó.
—Podría ser que Zamora estuviera moviendo mercancía hasta aquí. Tal vez utilizaba los ingresos para subscribir sus operaciones de droga. Jimmy quizá lo descubrió y quiso investigar más afondo—continuó especulando.
Mike la miró pensativo.
—Eso tiende a hacer a las personas sospechosas.
Inclinó la cabeza, desacelerando para incorporarse a la I-95.
—¿Tanto como para que Jeff se descubriera?
—¿Cruz y Hogan eran muy amigos, verdad? ¿Desde la academia? Quizá Jimmy se aprovechó de su amistad para atraer a Jeff—Mike desvió su mirada, mientras intentaba estirar sus piernas en el estrecho espacio del coche de su compañera.
—No creo que Jimmy se dejara involucrar en ningún negocio de Zamora solo para cubrir a Hogan—suspiró.
—Necesitamos conocer más de cerca la organización Zamora.
—De momento ya tenemos dos vías de entrada—el tono de Mike sugería entusiasmo——Nuestro muchacho Quincy y la linda jovencita.
—Quinn y Rachel—suprimió otro suspiro.
Un detective caído del nido y una mujer de la calle de boca lista.
Bravísimo.
El puente Walt Whitman hacia Nueva Jersey surgía amenazadoramente como una enorme tela de araña melancólica.
Las sombras de los vehículos circulando entre carriles parecían presas luchando por escapar. No les llevó más de diez minutos llegar a la entrada del puerto de Filadelfia.
Desaceleró y bajó la ventanilla para que el vigilante de la autoridad portuaria, dentro de su garita, les atendiera. Él los ignoró durante unos treinta segundos antes salir de la misma y mirar fijamente a la placa de la teniente.
—¿Sí?
—Policía de Filadelfia. Quisiéramos hablar con el Sr. Howell.
—Ese sería la capitán Howell. Está en la zona C. Sigan toda la vía de entrada hasta el final. ¿El capitán sabe que vienen a verle?
—No. Es una visita social.
Mirándola con cara de pocos amigos comentó:
—Ajá. Seguro—tomándose su tiempo, volvió a su garita y pulsó el botón de accionado del motor que levantaba la barrera de seguridad, y le dio una inclinación de cabeza maquinal—Que tengan un buen día.
Aceleró el coche y se dirigió a la zona C, mientras oía a Mike decir:
—Que tengas también un buen día, hijo de puta. ¡Será retrasado mental!
—¿Cómo crees que deberíamos enfocar esto?—le preguntó, mientras maniobra entre centenares de contendores de mercancías listos para ser transportados.
El día era laboral por lo que estaba en plena actividad, y una multitud de carretillas elevadoras anaranjadas, cargaban y descargaban contendores.
En eso momento pensó que sería mejor haber traído un vehículo oficial y no el suyo propio, dado la forma en que maniobraban las carretillas. Lo último que deseaba era que dañaran su coche.
—Bueno, podríamos jugar un poco con él—Mike propuso servicialmente.
—Tú podías ser el poli malo y yo el poli bueno—le lanzó una mirada traviesa.
—Como si pudiéramos hacerlo de otra manera.
—Por qué no simplemente le hablamos de la investigación de los asesinados de los policías. Al fin y al cabo Jeff era compañero nuestro. Eso tendría sentido.
Llegaron hasta una zona pequeña, paralela a la carretera del agua, donde había un almacén de metal a modo de hangar.
—Creo que a partir de aquí iremos andando.
—Cristo, parece un kilómetro de distancia—encendió un cigarrillo nada más salir del coche.
—No te vendría nada mal hacer algo de ejercicio.
—Sí, sí.
Observó como una grúa en la cubierta superior de un buque carguero enorme pivotaba sobre el agua con un contenedor tan grande como una casa de campo, que bamboleaba sobre su brazo macizo.
Con asombrosa precisión, el operario desplazaba el contendor encima de una docena de más contenedores en una misma fila.
—Es asombroso el trabajo que hacen aquí, con tantos contenedores—negó
con la cabeza—Lo que es una forma perfecta de pasar contrabando.
Mike estuvo de acuerdo. Señalando hacia la mitad de una docena edificios idénticos, apenas unos metros delante de ellos, dijo:
—Debe ser ahí.
Después de detenerse para pregunta a un estibador, continuaron por una puerta lateral que daba entrada a un almacén. Una vez dentro, siguieron por un pasillo, sin apenas iluminación, hasta dar con la parte interior del edificio.
Ahí vieron una puerta abierta y ambos entraron.
El lugar estaba abarrotado de archivos apilados en una pared, una mesa de metal en el centro del cuarto y una tv en una esquina junto a una máquina de café.
Un hombre en un uniforme inmaculado, se encontraba sentado en la parte trasera de la mesa. Los estudió con una expresión de interés curioso.
—¿Puedo ayudarles?
—¿Capitán Howell?—preguntó.
—El mismo—les respondió.
—Soy la Teniente Santana López, y éste es el Detective Mike del departamento de policía.
Howell empujó hacia atrás su silla y se levantó para darles la mano, en señal de saludo. Ambos le devolvieron el saludo, mientras miraban donde sentarse.
Con arrepentimiento, les pidió disculpas por no poderles ofrecer un asiento.
—Gracias, estamos bien así—dijo.
Sentado otra vez, Howell inclinó la cabeza.
—¿En qué puedo ayudarles?
—Quisiéramos hacerle unas preguntas sobre el Detective Jimmy Hogan.
Howell ni tan siquiera cambió de expresión.
—Alguien le metió una bala en su cabeza, aquí abajo, hace aproximadamente seis meses—Mike dejó caer.
—Ah, sí. Lo recuerdo. Los mataron a él y a otro policía.
—Pensamos que usted podría decirnos que es lo que él estaba haciendo aquí—su tono fue casual, amistoso, pero el azul de sus ojos era frío como hielo.
—¿Hay alguna razón por la que piensan que yo podría saber algo?—Howell contestó, viendo la intensidad en los ojos de la teniente.
—Mike—sugirió suavemente.
Éste metió la mano en su chaqueta de lana y extrajo tres hojas de papel arrugadas. En silencio, se inclinó hacia adelante y las dejó en el centro del escritorio del capitán Howell.
Después de sólo un instante de vacilación, el capitán de la Autoridad Portuaria recogió las hojas y las estudió detenidamente. Finalmente, las volvió a dejar donde el detective las había dejado.
—Llamó por teléfono. Dijo que estaba trabajando con la patrulla portuaria. Que estaba rastreando barcos sospechosos por tráfico ilegal de desperdicios. Basura en su mayor parte. Algunas veces incluso artículos industriales—frunciendo el ceño, giró su silla y se quedó mirando hacia el puerto, más allá del almacén débilmente alumbrado—Creo que él quería una lista de barcos y horarios. Su información de origen y manifiestos.
Asintió.
Hogan había estado investigando algo aquí abajo. Casi con certeza, algo relacionado con algún tipo de cargamento.
Desde hace muchos años, la patrulla portuaria era la que se encargaba de controlar lo que ocurría dentro del puerto, mientras que otras divisiones de agencias controlaban la vías fluviales.
—¿Alguna razón por la que no ha informado antes de esto?—Mike cuestionó irritado.
Howell lo miró fijamente.
—No hice la conexión. Ahora que me habéis enseñado estos papeles he recordado la llamada, porque en su momento no le di importancia. Aunque tampoco pensé que fuera una petición inusual. Normalmente la patrulla portuaria está más interesada en las violaciones de la vía fluvial que de civiles—les dijo frunciendo el ceño—A lo largo del día recibimos una gran cantidad de manifiestos. Hasta ahora no le había dado importancia—negó con la cabeza—No pensé que esos dos policías pudieran estar relacionados con algo de lo que ocurre aquí. Tal vez no sea él.
—Capitán, sus nombres están en esos informes.
—Sí. Veo eso—todavía parecía más curiosa que alarmada.
Estudió al hombre.
Howell un poco más alto que ella, pero más bajo que Mike, fuerte y rondaría los treinta y muchos o cuarenta y pocos años. Su actitud era tranquila, no parecía que quisiera ocultarles nada.
Así que decidió arriesgarse.
—Creemos que Hogan tropezó con algo aquí, que hizo que lo mataran.
Inmediatamente, Howell se incorporó, posando sus manos en el escritorio.
—¿Con qué?
Negó con la cabeza.
—Nosotros no lo sabemos. Esperábamos que usted nos ayudaría.
—Tal vez lo tres deberíamos dar un paseo—sin esperar respuesta, se levantó y cogió un abrigo de lana negro de un estante de aluminio en la esquina. Poniéndoselo se fijó en Mike que llevaba un abrigo y en ella que llevaba una chaqueta de sport de seda—Van a congelaros ahí afuera.
—Estaremos bien—le reconfortó a pesar de oír el gruñido de su compañero.
Mike y ella siguieron a Howell que los guiaba fuera del almacén hacia la parte posterior, en la zona de un muelle de carga.
No había exagerado.
El viento helador penetraba a través de sus ropas con la facilidad de una hoja del cuchillo. El cargamento de un barco les bloqueó su vista del río, mientras era aplicado en la cubierta.
—Cada año recibimos y enviamos, en el puerto de Filadelfia, cargas de más de tres mil barcos—Howell gritó para oírse por encima del viento. Manipulamos más de una cuarta parte de todo el norte del distrito atlántico—Somos el cuarto puerto más grande en Estados Unidos de importación de mercancía—mientras hablaba, otro contenedor era sacado del barco y colocado para ser transportado por un camión que estaba a la espera, señaló hacia la grúa—Esa es una de las grúas más grandes que utilizamos. Nos permite mencionar con mercancía de todo tipo: contendores, vehículos, comida, etc; cualquier mercancía que venga de cualquier puerto—se encogió de hombros—Trabajamos con cuatrocientas compañías de transporte. Ellas se encargan de llevarse la mercancía que viene de los barcos a los almacenes de destino.
—¿Es posible que se pueda perder alguna caja de mercancía?
—Probablemente. Tenemos un sistema por ordenador con unos 10 personas que cruzan los datos de origen y destino para ser verificados. Revisan los manifiestos.
—¿Se comprueba cada barril, cada caja de madera, y cada envase?
—No. Eso se supone que ha sido verificado por la Aduana en su punto de origen, y de nuevo en Estados Unidos por los agentes de aduanas que hacen inspecciones visuales en la llegada.
—Capitán, no estamos sugiriendo que hayan cometido errores.
Howell miró alrededor. Estaban rodeados de estibadores, pero nadie les prestaba atención.
—La mayor parte del personal que ven, son civiles que han estado trabajando durante años como camioneros, transportistas. Ellos no trabajan para mí.
—¿Para quién entonces?—Mike cuestionó.
—Las uniones—Howell mantuvo su mirada fija en él—Supuestamente.
—Huh—este se dio cuenta de que aquello no le agradaba a la capitana—Conocemos quién contestan para…
No hizo comentario, observándolo, intentando descifrar cuánto sabía aquel hombre de los diferentes grupos del crimen organizado, que actuaban en la zona lindera con el agua, o de lo mucho que quería contarles.
Estaba claro que aquel hombre no había querido tener esta conversación, dentro del almacén, a la vista de los trabajadores.
Eso es, él sospecha algo.
—No sé lo que su hombre encontró, Teniente—Howell dijo mirándola—Tampoco sé si realmente encontró algo. No sé si realmente había algo para encontrar. Pero si algo gordo...
—Pero si alguien robara un cargamento importante lo sabría—Mike terminó por él.
Howell sonrió.
—Obviamente, los vehículos son comprobados cuando regresan, pero eso no significa que algo pueda pasar. Que alguien pueda llevar mercancía oculta.
—No creo que Jimmy Hogan estuviera interesado en algo así—dijo—¿Qué hay de las drogas?
—Existe la importación de mercancía desde Sudamérica pero insisto en que la mercancía, sea la que sea, es comprobada en el punto de origen, y luego por los aduaneros, una vez que llega aquí. No será la primera vez que se descubren bolsas de cocaína entre otro tipo de mercancía, como café o algo similar. Aunque no sería fácil.
—Pero no imposible—Mike mencionó.
—No—Howell estuvo de acuerdo—No es imposible.
—¿Ha notado algo fuera de lo común sobre la información que le pidió en su día Hogan? ¿Ya sabe aumento de pedidos?—le preguntó.
—No improvisadamente, pero si me deja una copia de esas peticiones, haré un reparo de ello, y en cuanto lo tenga revisado le llamaré.
—Me parece bien. Se lo agradezco Capitán—le extendió la mano y se despidieron.
Cinco minutos más tarde, detenía su vehículo frente al mismo guarda taciturno en su garita, que apenas los miró mientras se marchaban.
—¿Qué piensas de él? ¿Crees que es legal?—Mike le preguntó.
—Sí, lo creo—le contestó inmediatamente—¿Qué crees tú?
—Ha sido muy cuidadosa, pero algo la molestaba. A nadie le gusta que vengan a tocarle las narices, sin causa justificada.
—Sí, estoy de acuerdo. Ese pequeño paseo fuera tiene que ser porque sospecha algo, y no quería que la oyeran hablar con nosotros.
—Bueno tampoco es que no dijera gran cosa.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.
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