Fic Obedeciendo al corazón (St. Berry) Capitulo 14,Nosotros en Atlanta

mm no qiero q se separen :/ y obviamente ellos tampoco qieren xD
y es verdad no estuvo tan hot el capitulo pero fue muy tierno

esta muy lindo emy , siempre me sorprendes son muy buenos todos tus fic los amo :D

Rachel sintió una punzada de aprensión y frunció el ceño.

-Dilo otra vez.

-Que yo vivo en la casa de huéspedes.

Tocándose la frente como para no olvidar la información, murmuró:

-¡Qué agradable! -Jesse la miró con tanta intensidad que se preguntó si habría dicho algo malo-. Estoy realmente cansada -añadió en un débil intento por acabar la velada.

Esperaba que el vino le hiciera perder los sentidos lo bastante como para olvidar... algo y resistirse a alguien. Se mordió el labio y estudió con sospecha al hombre que tenía delante. ¿Era a Jesse al que estaba intentando evitar? No parecía dar miedo. De hecho, parecía...

Rachel ladeó la cabeza y se rió con nerviosismo.

-¿Te parece bien?

Ella detectó un tono de preocupación e inhaló el aire fresco para despejar la bruma que sentía en la cabeza.

-¿No debería?

Jesse la tomo por los brazos.

-Mírame, Rachel.

«Eres tan guapo», pensó ella comprendiendo sobresaltada que lo había dicho en voz alta.

Él suspiró y se volvió hacia la izquierda hacia una casita del tamaño de una casa de niños que le hizo reír a Rachel de nuevo. Después de unos pasos, decidió quitarse los zapatos y recorrió descalza el resto del camino. Jesse no dijo una palabra, sólo apretó los labios con gesto de irritación.

-¿Estás enfadado conmigo?

-No estoy enfadado -contestó él abriendo la puerta y tanteando para encender la luz-. Pasa y siéntate mientras hago una llamada.

Rachel entró y casi tropezó contra las bolsas de sus compras que alguien había dejado allí. Sin fiarse en su entorno, se fue directa al sofá gris donde se desplomó.

Iba a tumbarse cuando recordó los pies manchados y los posó en el suelo de madera. A sus espaldas, Jesse ya estaba hablando.

-¿Hola, Nina? Soy Jesse. ¿No estará por casualidad Parker por ahí? -suspiró-. Eso me imaginaba. Escucha, ¿no tendrás ninguna cama disponible para esta noche?
Rachel se levantó.

-Jesse, ¿dónde está el cuarto de baño?

Él lo señaló y volvió la atención al teléfono.

-Es una amiga mía y no creo que esté cómoda quedándose aquí.

Cruzando una puerta, Rachel tanteó en busca del interruptor. El dormitorio se iluminó y el ventilador del techo empezó a girar con suavidad. Allí el suelo era de fibra de coco y ella vaciló antes de entrar en sus dominios. Resistiendo las ganas de echar una siesta, se fue directamente al baño, pero al ver la ducha con mampara de cristal, empezó a quitarse la ropa pensando que terminaría de ducharse antes de que él acabara de hablar. Abrió el grifo, ajustó la temperatura y entró encantada de la benefactora acción del agua contra su piel.

Demasiado tarde recordó que había dejado sus cosas de aseo en el salón, así que usó el champú y la crema de afeitar de Jesse para retocarse las piernas. Pero la barra de jabón le pareció demasiado íntima al pensar que se habría amoldado a todos los contornos de su cuerpo. La asaltaron eróticas imágenes, pero la ducha le había despejado lo suficiente como para saber que aquella marea de pensamientos era un territorio peligroso.

Apagó el agua y se secó con una esponjosa toalla blanca que encontró en una estantería. Lavó el bikini y lo colgó del soporte de la ducha. Entonces dudó si ponerse la falda y la camisa sin ropa interior y decidió ponerse una bata de color negro que había colgado de la puerta que le cubría hasta los tobillos.

Cuando salió, cruzó por delante del mostrador de la cocina y tal y como la miró Jesse, bien habría podido ir con la fina ropa interior de seda en vez de cubierta hasta los pies.
. -¿Y bien? -preguntó anudándose por segunda vez la bata.

Jesse se apoyó contra el mostrador y se pasó una mano por el pelo.

-La habitación disponible más cercana está en Isla Morada. Lo siento. Parker no me había hecho esto nunca.

Ella apretó los labios sintiendo que la pelota estaba en su terreno de juego.

Señalando el sofá, preguntó:

-¿Es ése el sofá lleno de bultos que me habías ofrecido esta mañana?

Él esbozó una leve sonrisa. -Sí.

A pesar de la distancia que había entre ellos, Rachel sentía emanar de él una atracción como si estuvieran conectados por un cable de acero. Intentando aligerar el ambiente sexualmente cargado, lanzó una carcajada.

-Bueno, pues o bien estoy muy cansada o estabas exagerando porque a mí no me ha parecido que tuviera muchos bultos.

-Te lo estás tomando muy bien.

Ella se rió de nuevo.

-¿Yo? Una vez más te estoy en deuda por tu hospitalidad.

-Tenía miedo de que creyeras que Parker y yo habíamos planeado esto.

-¿Y no lo has hecho?

-No. De ninguna manera.

Jesse parecía tan mortificado que le creyó. Lo que significaba que no estaba tan ansioso por pasar la noche con ella.

-Odio haberme entrometido en tu vida –señaló ella con suavidad.

-No seas tonta. Yo me acostaré en el sofá y tú podrás usar mi cama.

Rachel se cruzó de brazos y sacudió la cabeza. -Insisto en usar el sofá y... gracias de nuevo. Jesse inspiró con fuerza y se movió inquieto como si no supiera que hacer con las manos.

-¿Te sientes mejor? Ella sonrió.

-Sí. Me he duchado y me he tomado la libertad de usar tu bata.

El se humedeció los labios. -Ya me había dado cuenta.

Después de acercarse turbada a las bolsas, se inclinó.

-Voy a cambiarme ahora mismo. -¿Qué?

Sonrojada de vergüenza, le preguntó:

-¿No me podrías prestar una camiseta para dormir?

Jesse se apartó del mostrador y se acercó a la habitación.

-En eso sí puedo ayudarte.

Ella lo siguió y lo vio revolver en un cajón para sacar una camiseta sin usar con un loro verde estampado y el nombre del bar.

-Me gusta -dijo con una amplia sonrisa.

-Puedes quedártela. Conozco al dueño y podré conseguir otra.

Sus miradas se quedaron prendidas durante unos segundos, los sentidos de ella alertas por su cercanía y la de su cama. Rachel se aclaró la garganta y estiró el brazo en dirección al salón.

-Tienes una casa muy bonita.

-Gracias -dijo él tirando del dobladillo de la camiseta para sacársela por la cabeza-

. El balcón de la cocina tiene una vista bastante bonita.

Rachel se quedó paralizada, hechizada por la imagen que tenía delante.

-¿Qué... qué estás haciendo?

-Voy a darme una ducha -dijo él señalado al cuarto de baño. Los músculos de sus bíceps se hincharon al enrollar la camiseta y tirarla a un enorme cesto-. He pensado pasarme por el bar a cerrarlo y así podrás descansar.

Cuando se desabrochó los botones de los pantalones para revelar la franja naranja del bañador, ella dio un paso atrás y tropezó contra el marco de la puerta. Sus pantalones cortos cayeron al suelo y Jesse los apartó a un lado tirándolos también al cesto.

Ella quería retroeder, salir de ese momento que le estaba provocando muchas cosas pero los pies de ella se negaron a obedecerla.

Él se metió los dedos por la cinturilla del bañador y suspiró.

-Mira, Rachel, hemos dicho que no íbamos a complicar las cosas y por mucho que me gustaría tenderte en mi cama, no lo haré porque he dicho que no lo haría. Pero sólo soy humano, así que si no te importa...

Rachel se volvió y salió corriendo a la sala de estar. El cuerpo le cosquilleaba y tenía la cabeza cargada de imágenes eróticas cuando oyó el chasquido de la ducha al cerrase. Entonces se detuvo y miró por encima del hombro. Eran dos adultos libres. Él la deseaba y ella a él. Entonces, ¿qué los mantenía apartados?
Dio un paso en dirección a la habitación.

¿El hecho de que sólo se conocían de un día? Ella había compartido más con él en ese tiempo de lo que había compartido con su pretendiente en años.

Jesse era un hombre con un físico fabuloso, una misteriosa intuición y un fuerte aprecio por la vida sencilla. Quizá su encuentro fortuito el día de San Valentín no hubiera sido tan fortuito, quizá estuviera destinada a cruzarse en el camino con Jesse St.James para poder aprender a seguir sus instintos.

Rachel entró en la habitación y se quedó frente el espejo. Con una mirada en dirección al cuarto de baño, inhaló y cuadró los hombros. Entonces aflojó el cordón del albornoz dejando que la fina prenda se abriera unos centímetros.

Se dio la vuelta cuando la puerta del cuarto de baño se abrió y Jesse emergió desnudo secándose el pelo. Tuvo unos pocos segundos para absorber la increíble belleza de su musculoso cuerpo mojado antes de que él se enterara de que estaba en la habitación.

Su ancha y tostada espalda se conjugaba de manera armónica con su cintura . Sus costillas, su cintura y su estómago eran planos compactos de músculo y fibra separados. Con unas piernas musculosas, perfectamente talladas por las manos del mejor escultor de los tiempos de los tiempos renacentistas, era un perfecto Adonis, un dios que los griegos le habían enviado para llevar a cabo sus mas perfectas y sucias fantasias que jamas en su vida normal la podría pensar.
.
A ella se le apretó la garganta y le preocupó haber mordido más de lo que podía masticar. No importaba, decidió. Lo que le faltara de experiencia, lo supliría con el entusiasmo. Si todavía la deseaba, claro estaba. Jesse se detuvo y parpadeó.

Entonces deslizó la mirada por la abertura de la bata, que revelaba una de las pocas partes de ella que no había visto. Su expresión era en parte maravilla, en parte confusión. Sus ojos plateados estaban vivos de deseo, pero no hizo ningún movimiento hacia ella.

Hechizada por su magnífica desnudez y por su evidente pasión por ella, Rachel inspiró con fuerza y se abrió las solapas de la bata para dejarlo caer al suelo. Solo se quedaron mirando fijamente sin poder reaccionar uno o el otro. Al fin ella no pudo tolerar más el silencio.
-Jesse, di algo.
-Ven a mí, Rachel.
Ella lo hizo. Con largos y lentos pasos se acercó a él, los dedos cosquilleándole de deseo de tocar todo su cuerpo. Se unieron en un lento abrazo durante el que la mirada de él estuvo clavada en la de ella. Jesse ladeó la cabeza y le abrió la boca en un intenso y magistral beso, entonces deslizó las manos por su espalda hasta ponerla contra sí. Sus gemidos se mezclaron y vibraron dentro del propio beso ante el delicioso asombro de que sus cuerpos se tocaran por primera vez.

Miles de fuegos estallaron en diferentes partes del cuerpo de Rachel, fundiéndose juntos en una llama consumidora. Las manos de él eran firmes y delicadas.

Atrapada entre sus deliciosas manos , Rachel nunca se había sentido más embriagada de deseo y necesidad. De puntillas se colgó de su cuello deslizando las manos por los duros músculos de su espalda.

Jesse apartó la boca de ella el tiempo suficiente para levantarla en brazos y tenderla en la cama frotándole la frente con los labios.

-Rachel -murmuró al tenderla a su lado-. ¿Estás segura de esto?

Sólo una cosa podía haberla hecho cambiar de idea.

-¿Tienes protección?

-Sí.

Ella cerró los ojos con intenso alivio.

-Entonces estoy segura.

Jesse suspiró no caía en el de felicidad. Oleadas de placer la bañaron y enterrando las manos en su pelo mojado apremiándolo a que se profundizará aún mas su beso.
-Jesse, por favor.

El la exploró con ternura al principio. Fue el momento perfecto, Rachel nunca creyó que podría haber alguien que la hiciera sentir de la manera en la cual Jesse St.James lo estaba haciendo.
Despues de estar junto a Rachel somenzó a pensar de hecho, antes de recuperar el aliento, Jesse ya se estaba preguntando cómo iba a poder despedirse de aquella compleja y maravillosa mujer que le había vuelto a hacerse sentirse vivo de nuevo.

Rachel parpadeó bajo la luz y giró la cabeza para ver la hora. Las dos treinta y cinco de la mañana. Jesse permanecía dormido sobre la colcha y a pesar del fresco de la noche, sentía calor porque el cuerpo de él la tocaba en numerosas partes.

Se sonrojó al recordar su sesión amorosa y el agotamiento que se debía haber sumado al del día, porque no recordaba haber abandonado la cama.

Se desenroscó de él y abandonó la cama para ir a buscar un vaso de agua. Al instante sus músculos se quejaron.

Alcanzó la camiseta del loro y se la puso para ir al cuarto de baño. Una vez dentro, arqueó la mano y bebió del grifo. Evitó mirarse en el espejo al apagar la luz porque no quería analizarse en ese momento.

Pero al mirar a Jesse, dormido de medio lado con los brazos extendidos para acomodarla cuando volviera, reconoció que bajos las circunstancias presentes, dedicar dos minutos a pensar en lo que había hecho parecía razonable.

Eran las dos treinta y cinco de la mañana en una isla en la que no debería estar, en una cama en la que no debería estar y con el hombre que no debería estar.... Y sin embargo, nunca se había sentido más contenta.

¡Qué profundamente deprimente!

Rachel se despertó a la luz temprana de la mañana con el sonido de la ducha en el cuarto de al lado. Se incorporó y se pasó las manos por el pelo mientras las imágenes de cómo habían hecho el amor la asaltaron. ¿Y ahora qué? ¿Debía actuar con desenfado como si las aventuras de una noche no fueran una novedad para ella? ¿Agarrar sus bolsas y salir antes de que la viera? ¿O unirse a él en la ducha? Se animó ante la última opción, pero se detuvo y sacudió la cabeza. ¿En qué estaba pensando?

Salió de la cama y alisó la colcha estirando con cuidado los músculos entumecidos y con la mente en un torbellino. Su búsqueda de la bolsa de lona negra para sacar un cigarrillo acabó en el sofá gris, donde se detuvo para apreciar la eficiente decoración de su casa bajo el rosado sol de la mañana.

La sala de estar consistía en aquel sofá gris, dos sillones azules agrupados frente a una televisión, vídeo y equipo de música con una extensa colección de CD. Las pálidas paredes estaban vacías salvo por dos preciosas fotos de paisajes enmarcadas en plata. Le gustó su estilo minimalista y funcional con líneas limpias en fríos tonos de azul, blanco y gris.

En el otro extremo de la habitación estaba la cocina americana con su mostrador para desayunar, pero el punto focal de la sala era la vista panorámica del Océano Atlántico. Abrió las persianas parcialmente cerradas para revelar una pared de puertas correderas de cristal. Rachel suspiró ante la gloriosa exhibición de belleza natural y se entretuvo en pensar cómo sería despertar cada día en el paraíso con un hombre como Jesse. Una idea absurda, pensó. Pero con la nube negra que se extendía sobre su carrera en ese momento, cualquier alternativa, por muy peregrina que fuera, parecía viable.
Con un cigarrillo en la mano, se fue a la cocina y buscó en los cajones hasta encontrar unas cerillas. Entonces abrió una de las puertas de cristal y salió con la enorme camiseta de Jesse flotando alrededor de sus rodillas.
Protegida por una barandilla de hierro, la ancha terraza discurría a lo largo del frontal de la casa. Los árboles tropicales y las enredaderas cubrían la vista del vecindario a ambos lados, aunque se podía vislumbrar un poco de la pared del hostal a la derecha. Los tejados de muchos edificios eran visibles entre la casa de Jesse y la lejana orilla del mar, pero la elevación del paisaje daba la impresión de tener una vista privada.

La terraza tenía anchura suficiente como para contener una mesa de hierro y sillas, pero en vez de eso, sólo había una silla descolorida de director en el otro extremo.

No le costó imaginarse a Jesse allí, con una cerveza en la mano y los pies apoyados contra la barandilla. El hecho de que un hombre como él, que podría tener todas las mujeres que quisiera, prefiriera la soledad, confirmó sus sospechas de que Jesse evitaba el compromiso y la responsabilidad.

Se preguntó cuántas mujeres habrían cometido el error de enamorarse de él antes de descubrirlo.

Incluso en la distancia el rugido del océano reverberaba en sus oídos mientras se apoyaba contra la barandilla. Olisqueó y paladeó la sal en la brisa que le agitaba los rizos y le dificultaba encender el cigarrillo. Por fin lo encendió y dio una calada mentolada mientras consideraba su última idea.

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Se nos acerca el final, estamos a 5 capitulos, pero que hará Jesse y Rachel despues de esta fantastica noche.

por fin lo hicieron!!! no entendia porq se resistian si ademas se nota que aparte de la tarccion se quieren!!!!!! xD son un amor de pareja
mm no se me ocurre que haran despues de esa noche

Al fin ha pasado lo que tenia que pasar!

Solo era cuestión de tiempo.

La tensión sexal entre ellos era muy evidente.

Ahora, me da curiosidad ver que harán después de esto.

Asi que espero tu próxima actualización :)

Pr fin emy, yo quiero ser rachel que lindo se vio jessie

no me digas cuanto falta me esmpiezo a comer las uñas

me encanto amiga, perdon por pasar tan tardem algo ocupada ya sabes

Ok espero actualizacion porfavor....

Fic Obedeciendo al Corazón
Capitulo 10
El dia después

Se estaba involucrando emocionalmente con un hombre al que ni siquiera conocía de veinticuatro horas. Rachel apretó los labios con frustración.

Sabía que su situación caótica podía atribuirse a su estado de debilidad, pero, ¿desde cuándo el corazón escuchaba a la razón? Y todas las excusas y razonamientos no hacían que la caída resultara más fácil.

-¿Café?

Había estado tan ensimismada que no había escuchado a Jesse salir. Con sólo un bañador negro, llevaba dos taza de café en la mano y extendió una hacia ella. El pelo lo llevaba mojado y hacia atrás y olía a talco y jabón. Su expresión no era ni tosca ni excesivamente amistosa, simplemente educada. ¿Habría significado tan poco para él la noche que habían pasado juntos?

-No tiene nuez moscada ni canela, pero le he puesto azúcar y crema.

El pulso se le aceleró a Rachel enviando adrenalina a la nicotina que ya había inhalado. ¿Por qué no sumar cafeína a la mezcla?

-Gracias -dijo alcanzando la taza-. Me sorprende que te hayas acordado.

Él se encogió de hombros.

-Los camareros siempre recordamos lo que bebe la gente -deslizó la mirada sobre ella una sola vez-. Puedo prepararte una tortilla si tienes hambre.

-No gracias. Casi nunca como en el desayuno.

¡Qué curioso era pensar que un hombre que conocía hasta el último sonido que emitía al hacer el amor no supiera siquiera que siempre se saltaba la primera comida del día! Dio un sorbo a su taza y sonrió con nerviosismo posando la mirada en su antebrazo.

-¿Dónde te hiciste el tatuaje?

Jesse se miró el brazo doblado como si apenas se fijara nunca en el dibujo. Sonrió con timidez.

-Un artista local no podía pagarme un pedido y me lo ofreció a cambio. Me pareció una buena idea en su momento.

-¿No te gusta?

-No me disgusta -dijo él dándose la vuelta hacia el paisaje para dejar el tema.
Rachel dio una calada a su cigarrillo con cuidado de exhalar en dirección opuesta a él. Ninguno de los dos habló y ella estaba empezando a pensar que debía haberse imaginado su intimidad nocturna.

Alzando la taza hacia los labios, Jesse comentó:

-Parece que va a hacer un día precioso.

-Precioso.

Después de unos segundos de silencio, él se aclaró la garganta.

-Ni una nube en el cielo.

-Sí, completamente despejado.

-Y quizá la brisa de la tarde permita salir a navegar.

-Quizá.

El silencio se hizo tenso entre ellos. Se dieron la vuelta para mirarse y hablaron al mismo tiempo.

-Rachel...

-Jesse...

-Acerca de lo de anoche...

-No tienes qué...

-Simplemente estábamos...

-No digas nada...

-Atrapados en el momento...

-Las cosas se nos escaparon de las manos...

-Y no sucederá de nuevo....

-No, no sucederá de nuevo...

Ella lo miró en parte aliviada y en parte decepcionada. Para disimular, se dio la vuelta hacia la barandilla y dio un largo sorbo de café. Por el rabillo del ojo vio que él también estaba mirando al horizonte.

Un barco pesquero surcó el horizonte de vuelta de faenar. En los árboles que flanqueaban el balcón, dos pájaros trinaban y se respondían inquietos y Rachel pensó que todavía no debían haber hecho el amor.

-¿Qué planes tienes para hoy? -preguntó él después de otro largo silencio.
Y así simplemente, él había apartado de su mente la forma cegadora de hacer el amor como si hubiera sido un hecho incidental, una cita con el dentista o una llanta rota. Aparentemente la experiencia no le había supuesto nada. Sacudió la ceniza y dio una calada.

-Volver a comisaría, supongo. Y recoger mis cheques de viaje.

Él asintió sin dejar de mirar al horizonte.

-Y hablar con... quiero decir, con casa -dijo ella sin querer pensar en Finn en ese momento.

Pero su barco original debía estar atracando en Miami ese día, así que al menos debía llamar a sus padres para decirles que se encontraba bien antes de que Emily les contara algún drama.

-Puedes usar mi teléfono, sea quien sea a quien tengas que llamar.

Ella asintió.

-¿Te importa si me ducho antes?

-Para nada. Si quieres llamaré a la comisará mientras lo haces.

-Gracias.

-De nada.


Jesse colgó y soltó el aliento con una mezcla de frustración y alivio. El bolso de Rachel todavía no había aparecido y Tippy no le había dejado ningún mensaje en el bar. Un minuto estaba resignado a deshacerse de ella lo antes posible y al siguiente estúpidamente feliz de que su partida se retrasara unas horas más.

Después de haber hecho el amor la noche anterior, cuando ella se había quedado dormida, él se había quedado mirándola para memorizar cada contorno de su cara y cuerpo y hasta su última peca. Rachel se había girado hacia él y no había podido resistir la tentación de abrazarla sin que lo viera e interpretara en su gesto más de lo que había. Después de todo, su atracción mutua era simplemente una novedad, sin duda acentuada por la idea de que les quedaba poco tiempo juntos .Como la ducha seguía corriendo, Jesse se sintió a salvo de volver a la habitación y terminar de vestirse. Diciéndose a sí mismo que no lo hacía por Rachel, se puso una camiseta roja nueva y los únicos vaqueros que no tenía cortados.

Se pegó el pelo con un poco de gomina recordando el tiempo en que visitaba al peluquero cada quince días para que el pelo no le pasara del cuello.

¿Y el pendiente y el tatuaje? Algunas veces se había preguntado si no lo habría hecho como señales indelebles para no cambiar su decisión de no volver a la vida empresarial. Frunció el ceño con disgusto. Por supuesto, ahora los tatuajes y los pendientes ya no eran símbolos de rebeldía como en su tiempo.

El agua dejó de correr interrumpiendo sus pensamientos. Sin querer poner a prueba su fuerza de voluntad para resistirse a ella, se fue de la habitación y para no pensar en Rachel desnuda, enchufó la televisión que normalmente estaba en un canal fijo de deportes. Pero la inquietud lo hizo zapear y cuando se fijó en los cuadros de acciones de bolsa, se entretuvo en mirarlos. Volvió a sentir la ráfaga de adrenalina de los viejos tiempos y el pulso acelerado.

-Perdona que haya tardado tanto -dijo Rachel al aparecer en la sala con una sonrisa-.

¿Has hablado con comisaría?

Jesse apagó al instante el aparato y se levantó. Ella llevaba una especie de pareo con unos pantalones cortos debajo y una camiseta ajustada de color rosa brillante. Se había atado el pelo en una coleta suelta y aunque no llevaba maquillaje, la piel le resplandecía. Parecía feliz y bonita sin señales de que lo de la noche anterior le hubiera dado una pausa para reevaluar su vida. Pero después de todo, su vida tenía un propósito y un significado.

-Tu bolso no ha aparecido todavía -dijo odiando el repentino fruncimiento de ceño que apareció en su cara-. Pero el día no se ha acabado todavía.

Ella asintió con aire ausente doblando las bolsas vacías.

-¿Te importa que haga una llamada de teléfono?

-De ninguna manera -replicó él haciendo un gesto hacia el aparato.

Se fue entonces a la cocina para darle cierta intimidad. Pero a pesar de que ella estaba de espaldas a él, todavía podía escuchar sus palabras.

-... Bien... Seguro... la comisaría...

Era evidente que estaba intentando tranquilizar a Finn de que había sobrevivido a la noche. Jesse tragó al sentir un sabor amargo en la boca diciéndose que era ridículo que se sintiera celoso. Después de todo, si al tipo realmente le importaba ella, probablemente estaría enfermo de preocupación.

-... El barco mañana... Un hostal...

Sin duda no le había contado la parte de haber dormido con un camarero.

-... El martes... Te quiero...

Jesse detuvo la mano a mitad de camino. O sea que estaba más involucrada con aquel hombre de lo que le había dado a entender. ¿Querer? Él había conocido a pocas mujeres en su vida por las que hubiera sentido afecto, pero mientras había levantado su carrera, no había tenido tiempo para ninguna relación. Y después del fracaso de la empresa, no había querido arrastrar a otra persona inocente al fango. Desde que había llegado a Key West, no había querido complicaciones ni responsabilidades.

-Gracias -dijo Rachel desde el otro extremo de la sala-. ¿Vas a trabajar por la mañana?

Él asintió y esbozó una torpe sonrisa.

-Supongo que será mejor que lo haga ya que anoche ni siquiera fui a cerrar el bar.
Ella se sonrojó antes de preguntar.

-Si no es ya un abuso, ¿podrías llevarme hasta el bar?

-Claro.

-Así iré caminando hasta el banco desde allí -dijo mientras recogía el bolso de lona y se ponía las gafas.

Asombrado de su repentina oleada de independencia, Jesse asintió.

-¿Y entonces qué?

-Buscaré un sitio para quedarme esta noche.

Jesse se enderezó inquieto con la idea de que pasara la noche en alguna otra parte. Sintiendo que se le estaba deslizando entre los dedos, se acercó a ella despacio y sonrió con el mayor desenfado de que fue capaz.

-Eso no es necesario, Rachel.

-Yo creo que sí.

-No. Definitivamente dormiré yo en el sofá.

Ella se mordió el labio inferior.

-Siento que estoy abusando de tu generosidad.

-No. No te lo ofrecería si no quisiera que estuvieras a salvo.

Ella vaciló y Jesse deseó poder verle los ojos.

-Gracias, pero veré lo que puedo encontrar -dijo con suavidad.

Levantó una sola bolsa abultada indicando que se llevaba todas sus pertenencias por si encontraba otro sitio.

Jesse tragó saliva.

-Espera un minuto.

Se fue a la habitación y se arrodilló para sacar de debajo de la cama la pequeña maltea de cuero de lujo que llevaba diez años allí acumulando polvo. La limpió con una camiseta sin dejar de pensar en el día en que la había hecho en su enorme casa de Atlanta. Sólo había metido un par de vaqueros, unas pocas camisas, ropa interior y la gorra del equipo de Atlanta. Todos los caros trajes de Hugo Boss y su ropa de ejecutivo habían ido a parar Dios sabía donde. Pasó una mano por el rico cuero antes de sacarla a la sala y pasársela.

-¿Qué es eso?

-No puedes ir por ahí con una bolsa como una vagabunda -dijo con una sonrisa tímida-. Pon tus cosas aquí.

Ella se quitó las gafas de sol con los ojos muy abiertos.

-No puedo aceptar tu maleta.

-Claro que puedes. No la uso para nada. -Todo el mundo necesita una maleta. -No si no piensas irte -razonó él.

Ella arrugó el ceño al no encontrar respuesta. -Nunca digas nunca jamás.

-Yo digo nunca -dijo él con más brusquedad de la que había pretendido-. Pero podrás enviármela cuando llegues a casa y así me contarás como te ha ido con el trabajo.
Rachel acarició la preciosa maleta de cuero vacilando ante la idea de entremezclarse más en la vida de Jesse St.James después de volver a Cincinatti. -De acuerdo -dijo arrodillándose -para pasar la ropa a la maleta.

Cuando agarró el traje de baño nuevo, Jesse estiró la mano para rozar la de ella.

-Si todavía te apetece esa lección de windsurfing, déjalo fuera.

Ella vaciló de nuevo.

-¡Vamos, disfruta de tu último día! -dijo él con una sonrisa radiante-. Así te llevarás buenos recuerdos.

Aquél era el problema, pensó ella, que ya llevaba a casa demasiados recuerdos buenos e inquietantes.

Mas tarde en la Playa.

-De acuerdo -aceptó con un suspiro-. Pero tómalo con calma conmigo. Con la suerte que tengo, puede que acabe con las dos piernas rotas.

Los ojos de Jesse bailotearon.

-Así quizá tu jefe se compadezca de ti.

Rachel había tenido miedo de llamar a Finn unos minutos antes, por lo que había marcado el número de sus padres para tranquilizarlos y para darse un alivio momentáneo de la desastrosa situación laboral que la esperaba.

-Para eso debería romperme el cuello -dijo abatida.

Pero cuando la carcajada de buen humor de Jesse le expandió el pecho con inesperado anhelo, comprendió que tendría suerte si escapaba de Key West sin el corazón roto.

Rachel emergió e inhaló con fuerza.

-¡Sólo estaba bromeando acerca de las piernas rotas!

La carcajada de Jesse llegó hasta ella. Parpadeó para quitarse el agua de los ojos y verlo en su traje de goma, en la tabla de surf avanzando hacia ella.

-Nunca lo conseguiré -se quejó temblando a pesar del traje de goma que llevaba.
La temperatura del agua había descendido notablemente después de haber salido de la orilla caliente y después de caer de cabeza a las profundidades más de una docena de veces, se sentía empapada. Por el contrario, Jesse todavía tenía el pelo seco.

-Lo estás haciendo de maravilla -dijo estirando la mano hacia ella antes de sonreír-.

A ustedes, los navegantes, les gusta poco el agua, ¿verdad?

Rachel esbozó una dulce sonrisa agarrando su mano.

-¡No!

Entonces tiró de él encantada de su cara de sorpresa cuando perdió el equilibrio y acabó en el agua dejando la tabla balanceándose. Jesse salió escupiendo y ella se rió y pataleó en dirección a la tabla para evitar su represalia lanzando un grito cuando sintió su mano tomarle el tobillo.

Jesse tiró de ella con facilidad y la apretó contra su pecho enroscando los brazos alrededor de ella por detrás. Rachel sintió un estremecimiento sensual cuando él se rió como un villano que hubiera capturado a una víctima despistada.

-¡Ah, mi descuidada sirena! -murmuró a su oído-. ¿No sabes que hay tiburones en estas aguas?

Rachel volvió la cabeza y le apretó los brazos entrelazados alrededor de su pecho.

-Tiburones hambrientos -le mordisqueó el cuello por detrás-, esperando para comerte.

Se rió contra su cuello y le mordisqueó más despertando sus terminaciones nerviosas. Rachel tiró de sus brazos para llevar sus palmas contra sus caderas. Cuando notó que le castañeteaban los dientes, alzó la cabeza y de espaldas empezó a arrastrarla con él.

-Vamos a llevarte a la orilla.

Cuando alcanzaron la tabla, Jesse la ayudó a montar en la tabla y tiró de ella hasta que el agua le llegó por los hombros.

Cuando llegaron a las toallas, en el mismo sintio que la tarde anterior, Rachel alzó la cabeza hacia el sol agotada agradeciendo el calor.

-Soy una windsurfista muy torpe.

-Eso no es verdad. El agua está demasiado fría. Si no, aprenderías enseguida.
Rachel admiró la silueta de su fabuloso cuerpo en la segunda piel de su traje de agua negro mientras se despojaba de él con facilidad. Bajo él, tenía el bañador negro amoldado al cuerpo resaltando su cuerpo. Se dio la vuelta y empezó a buscar la cremallera dorsal de su propio traje.

-El agua está bastante fría, la verdad -dijo al notar cómo piel se ponía de gallina.
Jesse se acercó a ella por detrás, le apartó las manos y empezó a desabrocharle el traje.

-¿Sabes, Rachel? Si pudieras estar aquí cuando el agua se caliente, te prometo que te encantaría.


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Espero que les guste tanto como a mi este nuevo capitulo, estamos bajando la intensidad, porque ya nos estabamos descuadrando un poquito, pero no vamos a perder el romantisismmo, y la magestuosidad de la pareja St. Berry, espero sus comentarios

Amiga me encanto el romanticismo, y la ocnfusion por la llamada

MEencanto qeu se esten dando cuenta de lo que sientes que sobrepasa solo el pasar una noche

Me encanto el cap amiga y deseosa del siguiente

Los setimientos se estan volviendo más fuertes!

Jesse cree que ese "Te quiero" fue dirigido a Finn, cuando en realidad fue para los padres de Rachel.

En este capítulo no hubo tanta pasión, pero si que hubo sentimientos :)

Espero tu actualización :)

Jesse definitivamente esta celoso y aunque ambos no quieren reconocerlo se estan enamorando.
Pobres no sabían que hacer al verse al dia siguiente de su gran noche.
En verdad se va alejar Rachel de Jesse?
Yo creo que no :D
Espero el siguiente capítulo

Tatislutz* escribió:Amiga me encanto el romanticismo, y la ocnfusion por la llamada

MEencanto qeu se esten dando cuenta de lo que sientes que sobrepasa solo el pasar una noche

Me encanto el cap amiga y deseosa del siguiente

Amiga gracias por seguir leyendo los siguientes capitulos seran los que nos decifraran todo este misterio St.Berry, espero que te siga gustando

Turn Around Bright Eyes escribió:Los setimientos se estan volviendo más fuertes!

Jesse cree que ese "Te quiero" fue dirigido a Finn, cuando en realidad fue para los padres de Rachel.

En este capítulo no hubo tanta pasión, pero si que hubo sentimientos :)

Espero tu actualización :)

Gracias amiga las cosas van a dar unos giros que ni siquiera podemos imaginar, asi que espero que sigas leyendo por que se vienen buenisimos los siguientes capitulos...

Elizabeth Gonzales escribió:Jesse definitivamente esta celoso y aunque ambos no quieren reconocerlo se estan enamorando.
Pobres no sabían que hacer al verse al dia siguiente de su gran noche.
En verdad se va alejar Rachel de Jesse?
Yo creo que no :D
Espero el siguiente capítulo

Sucederan cosas que no te las imaginas, pero ya veras que aunque le cueste .... sigue leyendo y veras...

¿El qué? ¿Key West? ¿Hacer surf? ¿O estar con él? .Las ideas le daban vueltas a mil por hora, además que con el solo hecho de pasar mas tiempo junto a Jesse le revolucionaba el corazón, asi que decidió seguir la conversación pero de la manera mas superficial posible.
-¿Y cuándo se calienta?
-En un par de meses estará como el agua de la bañera.
-En un par de meses estaré inmersa hasta el cuello en mi proyecto.
-Pensé que ibas a despedirte.
Ella se desprendió del traje mojado de los brazos.
-Gracias por recordármelo.
Tirando por detrás, él le ayudó a deslizar la goma por las caderas.
-¿Y bien? -¿Bien qué?

Rachel se inclinó para sacar una pierna y luego la otra y él extendió el traje a secar al sol al lado del suyo. Su silencio despertó su curiosidad, pero se contuvo.
Jesse se estiró lentamente antes de agarrar su mano para llevarla a la sombra de la palmera. Ella miró sus dedos entrelazados, el contraste del bronce y el rosa maravillada del simple placer de estar de la mano con alguien que te atraía tanto físicamente.

Se tendieron en sus respectivas toallas sin soltarse del todo las manos. Cuando él le volvió la palma y dibujó su contorno con la suavidad de una pluma, Rachel ya creyó que no iba a contestar.

-¿Por qué no te quedas conmigo... una temporada?

Asombrada, Rachel lo estudió sopesando su seriedad. Una temporada. Eso significaba sin ataduras ni compromisos.

-¿Ese preciso ceño fruncido quiere decir que lo estás pensando?

-Es una locura -dijo ella sacudiendo la cabeza.

-Absurdo -susurró él al cubrir sus labios entreabiertos.

Rachel se fundió en su cuerpo y alzó las manos para acariciar su torso y subir sus manos hasta sus hombros. El deslizó la mano por su espalda hasta llegar a sus caderas y poder abrazarla con la intensidad que él quería. Sabiendo muy bien los placeres que Jesse podía despertar.

Él alzó la cabeza con los ojos chispeantes.

-¿Es eso un sí?

Ella intentó analizar la situación de la forma más objetiva posible bajo la extraordinaria influencia de aquel hombre tan sexy y aquella brisa tropical. Reconocía que era una tentación tirarlo todo por la borda. Podría llamar a Finn y a su jefe, disculparse por lo que había pasado, dimitir y quedarse con Jesse en el paraíso... por una temporada.

Sin embargo, por muy atractiva que le resultara la idea, se conocía lo bastante bien como para saber que no podía dar la espalda a sus responsabilidades.

Y probablemente a los pocos días estaría aburrida a muerte. Además, ¿podía permitirse atarse a una persona tan contraria a su estilo de vida?.

Sacudió la cabeza y abrió los labios para decirle que su sugerencia estaba fuera de cuestión, pero él se los tapó con el dedo silenciando sus palabras.

-Sólo piénsalo, Rachel-murmuró con tono ronco y sensual antes de besarla-. Mientras tanto, aquí tengo algo para que lo pienses.

Y entonces la besó con tanta profundidad y dulzura que todos sus pensamientos se desvanecieron.

Jesse la tendió en la toalla y alzó la cabeza para mirarla. Unos pocos mechones danzaban sobre sus ojos.

-Rachel, quiero verte temblar en mis brazos de nuevo.

El cuerpo le gritaba que sí, pero la cabeza le decía que se retirara.

-Jesse, dos equivocaciones no hacen un acierto.
Él esbozó una sonrisa radiante.
-¿Y qué te parecen tres? A pesar de sus reservas, Rachel lanzó una carcajada. Era un encantador imposible. -¿Cuatro? -insistió él besándola en el cuello-. No soy joven, pero estoy relativamente sano.

La besó con intensidad acariciándole la cintura y parte de la espalda. Ella suspiró contra su boca deseando retrasar la realidad por el momento. Jesse acercó la boca a su hombro, deslizando el tirante de su bañador con los labios y ella entrecerró los ojos apretándole la cabeza contra su cuerpo.

Las palmeras se agitaban sobre ellos y el sol se filtraba al compás de la brisa. La duna de arena bloqueaba la mayor parte de la brisa, pero de vez en cuando llegaba alguna ráfaga para refrescarlos.

Dada la perfección erótica del momento, Rachel cerró los ojos y cuando él deslizó los tirantes por sus brazos y tiró del bañador hasta su cintura. Jesse se detuvo lo suficiente para besar cada milímetro de su piel con dedicación antes de moverse hacia abajo, apartando el bañador para dar paso a su hambrienta boca.

-¡Jesse! -susurró en protesta.
-Estamos solos, Rachel -le aseguró él deslizando los labios por su estómago-. Abandónate a la fantasía. ¿No disfrutas del sol y el viento en el cuerpo?

Ella suspiró apartando las inhibiciones que le tensaban solo se dejó llevar por los acontencimientos que Jesse proporcionaba en su cuerpo.
Cuando terminó de besarla, Jesse se quedó mirándola y ella sintió vergüenza de repente e intentó incorporarse, pero él alzó la mano.

-Por favor, no te muevas.

Sonrojándose de placer y de la cosquilleante sensación de abandonarse a una fantasía sexual a plena luz del día, Rachel se volvió a tender y cerró los ojos. En ese momento entendió el placer de los nudistas. Había algo maravilloso en desnudar tu cuerpo fuera de la intimidad de tu casa.
-Rachel, debes ser la mujer más preciosa que he visto en mi vida.

Un crujido de tela le hizo abrir los ojos a ella. Jesse se había quitado el bañador y estaba de pie sobre ella, el agua y el sol a sus espaldas.

Ella contempló su maravilloso cuerpo sin disimulo.

-Eso debe ser lo que le dices a todas las turistas en apuros.

-No -jadeó él mientras se arrodillaba junto a ella-. Ni por asomo –se agacho y la tomo del rostro y tiró de ella con suavidad hacia su boca. Inhalando con fuerza, Rachel se quedó paralizada, hechizada por la imagen de su boca que estaba ansiosa-.

Relájate. Déjame a mí hacer todo el trabajo.

El mundo desapareció a su alrededor cuando Jesse cerró con firmeza los labios sobre el lóbulo de su oreja.

-Jesse -gimió ella clavándole las uñas en los hombros.

Él gimió en respuesta, la vibración de su profunda voz contra su piel produciendo cálidas oleadas en su estómago y desatando el intenso anhelo de ser suya nuevamente. Rachel gritó su nombre y se estremeció bajo su boca y su cuerpo. Al final se calmó apartándose de sus labios cuando incluso la presión más delicada era una tortura para su cuerpo.

Suspiró de placer abandonándose a la perfección de uno de los actos humanos más básicos.

Pero no tuvo mucho tiempo para analizar cómo Jesse conseguía elevar los mecanismos esenciales de una relación a una experiencia emocional tan satisfactoria.
Él se incorporó con una nublada expresión de deseo y le dio un beso en la boca.

-Tienes unas piernas muy fuertes.
Le dio otro beso en la boca y ella se rió embriagada de su olor y sabor flotantes en los labios de él.

-Espera un minuto, amor. Haces que mi cuerpo se olvide de lo decrépito que es.
Ella tomó el control de la situación, solo quería acaraciar ese maravilloso cuerpo, esa piel tostada por el sol y la brisa del mar.

-Necesito tu cuerpo, Rachel -gimió con voz ronca-. Hazme el amor.
Y así fue.



Jesse lanzó un fuerte suspiro y atrajo a Rachel contra su pecho.

Cerró los ojos y le acarició el pelo, con el corazón inflamado de una desconocida emoción que lo asustaba.

Se había unido de una forma sorprendente a aquella mujer en tan poco tiempo, que deseó tener más días para explorar la asombrosa química que los atraía. ¿Se olvidaría de su trabajo y de aquel novio de Cincinatti para quedarse con él... por una temporada?

-Sí -susurró Rachel contra su hombro.

La mano de Jesse se paralizó en la melena de ella y abrió los ojos en el acto.

-¿Sí qué?

-Que sí, que me quedaré contigo... por una temporada.

A Jesse le dio un vuelco el corazón ante la mezcla de sentimientos: sorpresa, felicidad, miedo y ansiedad.

Ella alzó la cabeza de su pecho y sonrió.

-Parece que te va a dar un ataque al corazón: ¿Es que ya has cambiado de idea?

-No -dijo con una lenta sonrisa mientras la atraía para besarla de nuevo-. Supongo que eso quiere decir que tendré que comprar una máquina para hacer capuchinos.

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Espero que les guste este capitulo, por que estaba muy inspirada y tuve que editar muchas partes del fic, por que este Jesse isleño, me revoluciona....Espero sus comentarios.

que bueno que por fin rachel se dejo llevar totalmente xD, aunq si uno lo piensa igual no se conozen mucho osea aprte de la atraccion q tienen no saben mucho el uno del otro pero aun asi soy feliz por q se halla qedado por una temporada :D

Rachel acepto quedarse por una temporada con Jesse :cheers:
Es innegable la atracción que siente va mas allá de lo sexual.
Me causo gracia esa ultima frase de la maquina de capuchinos.
Me pregunto si algún día llegara a recuperar su portafolio Rachel?? y si lo llega a recuperar cambiara de idea??
Espero tu siguiente capítulo.

Siii!

Rachel se queda...por una temporada xD!

Narrás también las escenas que me haces sentir cada uno de esos momentos, ya quisiera yo estar así con Jesse xD

Me encanto este capítulo, espero tu próxima actualización :)

Emy ahora me tarde pero me encanto el capitulo OMG esta fantastico y me deja mas emocionada que nada, por dios se qeudara? qeu pasara entre ellos? el portafolio algundia regresara?, de verdad comprara la maquina de capuchinos?

que capitulo tan hot y porfavor quiero las partes editadas jajajaja

Espero actualizacion

la.dori escribió:que bueno que por fin rachel se dejo llevar totalmente xD, aunq si uno lo piensa igual no se conozen mucho osea aprte de la atraccion q tienen no saben mucho el uno del otro pero aun asi soy feliz por q se halla qedado por una temporada :D

Amiga. esos mismos prejuicios que me indicas serán el gatillante de un problema entre esta pareja, lo verás en el siguiente capitulo...Gracias por leer...

Elizabeth Gonzales escribió:Rachel acepto quedarse por una temporada con Jesse :cheers:
Es innegable la atracción que siente va mas allá de lo sexual.
Me causo gracia esa ultima frase de la maquina de capuchinos.
Me pregunto si algún día llegara a recuperar su portafolio Rachel?? y si lo llega a recuperar cambiara de idea??
Espero tu siguiente capítulo.

Eli: en el siguiente capitulo, el bendito portafolios es quizas el gran causante de la desdicha de esta pareja, y tambien Jesse sabrá que muchas cosas le estan sucediendo...Gracias amiga por leer

Turn Around Bright Eyes escribió:Siii!

Rachel se queda...por una temporada xD!

Narrás también las escenas que me haces sentir cada uno de esos momentos, ya quisiera yo estar así con Jesse xD

Me encanto este capítulo, espero tu próxima actualización :)

Turn: ahora vendrá la parte fea de la historia, ya veras :x

CattaBelen escribió:OMG Emy, de verdad te luciste, el cap esta increíbleee !

Que geniaaal, Rachel se quedará... Una temporada

Jesse es TAN SEXY ! de verdad me encaanta, quisiera ser Rachel jjaaajja

Amé la parte de la playa

Espero Actualización :D

Vienen aun mas encuentros, pero sin olvidar los conflictos que existen en las relacions humanas por la falta de dialogo.

Tatislutz* escribió:Emy ahora me tarde pero me encanto el capitulo OMG esta fantastico y me deja mas emocionada que nada, por dios se qeudara? qeu pasara entre ellos? el portafolio algundia regresara?, de verdad comprara la maquina de capuchinos?

que capitulo tan hot y porfavor quiero las partes editadas jajajaja

Espero actualizacion

tati: Como le dije a Eli, ese portafolio, quizas sea el gatillante a la ruptura de nuestra pareja faorita.

Todavía asombrada por su propio anuncio de quedarse en Key West, Rachel se preguntó qué pensarían sus padres. Pero decirles que había dejado su trabajo por un hombre sonaba mejor que decirles que le habían despedido. De cualquier manera perdería su trabajo y así al menos tendría a Jesse. Y aunque no fuera una relación duradera con un hombre estable como ella siempre había soñado, él era el tipo de hombre apasionado, de espíritu libre y... fácil de amar.

No era ninguna tonta y sabía que el interés de Jesse era más físico que espiritual aunque ella misma reconocía la poderosa química sexual que había entre ellos. Pero también había desarrollado un afecto puro por aquel hombre y algo más... gratitud. Porque en el poco tiempo que había pasado al lado de Jesse St.James, él le había enseñado que estaba llevando una vida como si al final pudiera cambiarla por otra. Por supuesto, no esperaba que Jesse correspondiera a aquellos fuertes sentimientos.
Podría ayudarlo a llevar el bar hasta que decidiera qué hacer después. Tenía suficientes ahorros para unos cuantos meses y un plan de pensiones al que recurrir si hacía falta. Por primera vez en su vida estaba trabajando sin red debajo y la experiencia le resultaba... liberadora. Y al mismo tiempo, las dudas se agolpaban en lo hondo de su mente y el miedo a que le rompiera el corazón.

Se pasaron el resto de la tarde durmiendo siesta y cuando despertaban hacían el amor, hablando de surf y vela y de sus familias, pero evitando el tópico de que Rachel se quedara como si los dos comprendieran que su decisión era poco firme todavía y era mejor dejar las cosa así.

Al saltar de la moto en el callejón de siempre, Rachel decidió que definitivamente tendría que comprar otra ropa si la moto iba a ser su forma de transporte habitual, por ejemplo, unas deportivas. También pensó en comprarse una motocicleta, para ir más a su ritmo. Entonces se detuvo. ¡Qué vacía debía haber estado su vida para aclimatarse con tanta facilidad! Cuando Jesse le dio un beso en la sien, se le atenazó la garganta. Muy vacía, de hecho.

La expresión de él fue de broma cuando desabrochó la maleta que había ido con ellos todo el día en la moto.

Jesse no le permitió llevarla cuando se encaminaron los dos al bar y ella se pasó la mano por el pelo y se estiró el pareo.

-¿Cómo estoy?

El sonrió.

-Como si te hubieran agitado.

-Gracias.

-No, gracias a ti.

Con un bufido, Rachel le siguió para entrar al bar asombrada de que sólo con haber entrado en aquel lugar el día anterior, hubiera cambiado su vida. A la seis de la tarde, la clientela del sábado por la noche ya estaba empezando a llegar. El interior estaba fresco y acogedor, los ventiladores giraban con suavidad y la música de Bob Marley sonaba en los altavoces.

Kate estaba de nuevo tras la barra y al ver a Jesse se le iluminaron los ojos pero se le ensombrecieron en cuanto vio a Rachel. Ella sintió una punzada de celos. ¿Habrían sido amantes? Con aprensión pensó que cuanto más tiempo se quedara en Key West, más posibilidades había de que tropezara con alguna antigua amante de Jesse. ¿Y cuánto tardaría ella en ser relegada a la fila de las ex?

-¿Te vas? -preguntó Kate animada cuando Jesse posó la maleta en un taburete.

-¡Ah, no! -respondió Rachel mirando con nerviosismo a Jesse.

Él sonrió inconsciente de la corriente de competitividad entre las dos mujeres.

-Rachel va a quedarse una temporada en KeyWest, Kate. Voy a dejar esta maleta en la oficina

-echó un vistazo a la jaula cubierta y sonrió-. ¿Tweety duerme la resaca?
Kate asintió.

-Algún animal le metió un vaso de tequila en la jaula. El pobre no podía ni colgarse de la percha. Jesse sacudió la cabeza.

-Recuérdame que compre un candado para su puerta. Dudo que mi seguro cubra la rehabilitación de un loro alcohólico. ¿Cómo ha ido el negocio? -Bien, como siempre -replicó la joven con poco entusiasmo-. Ha preguntado mucha gente por ti. Jesse enarcó las cejas. -¿Tippy?

¿Sería otra amante?

Kate negó con la cabeza y el cambio de actitud en él indicó que ya no le interesaba quién más hubiera preguntado por él.

Jesse sacó dos botellas de agua de la nevera y le pasó una a Rachel. En ese momento sonó el teléfono.

-Yo contestaré -dijo Jesse agarrando la maleta para irse a la oficina con una sonrisa de disculpa en dirección a Rachel-. De vuelta al trabajo.

Ella abrió la botella y dio un sorbo esperando que Kate se fuera al otro extremo de la barra. Pero la chica no se movió.

-¿Llevas mucho tiempo trabajando para Jesse? -preguntó por fin Rachel con tono amistoso.

La camarera sonrió con tensión.

-Lo suficiente para ver a muchas novias aparecer y desaparecer.

La sonrisa de Rachel se desvaneció.

-Nos veremos -dijo Kate a sus espaldas mientras se acercaba a un cliente-. Por una temporada, claro está.

Rachel se sintió avergonzada y las mejillas le ardieron. ¿Se estaba poniendo en ridículo al aceptar ser una más en la lista de cama de él?

-No le haga caso, señorita Berry.

Rachel se volvió cuando Parker Grimes se sentó en el taburete de al lado con una sonrisa.

-Caprichos de colegiala -dijo asintiendo hacia Kate-. Es una chica muy agradable, pero su encaprichamiento con el señor St.James le afila la lengua.

-¿Han estado... juntos?

Parker lanzó una carcajada.

-Desde luego que no. Jesse tiene suficiente sentido común como para no liarse con una empleada. De hecho, tiene como norma no salir con mujeres de la localidad.

-¿Y qué hay de malo en ellas?

Él se encogió de hombros con gesto de complicidad.

-Que están aquí, querida.

-¿Quiere decir que Jesse sólo sale con turistas? -Se podría decir así.

-Sólo sale con turistas porque son temporales, ¿verdad?

-Tú puedes sacar tus propias conclusiones. Pero debes saber que Jesse es un buen hombre que nunca haría daño a nadie intencionadamente Y... -dirigió la mirada hacia la oficina-, he oído que ibas a quedarte una temporada.

-Una temporada -repitió ella cada vez menos convencida.

-Entonces supongo que los arreglos de alojamiento te han resultado satisfactorios.

-Nos engañó -lo acusó ella.

-Es cierto, pero sinceramente, señorita Berry, sabía que estaba en buenas manos. Y puedo decir que los dos hacéis una pareja deliciosa.

-Gracias.

Jesse apareció de repente detrás de Parker y a Rachel le dio un vuelco el corazón sólo con verlo.

-No intentes siquiera robármela, viejo -dijo guiñando un ojo en dirección a ella-. Rachel, necesito hacer un recado rápido. ¿Te importa quedarte por aquí?

-Por supuesto que no -dijo ella con rapidez pensando que podía aprovechar para poner un par de conferencias muy difíciles.

-Estupendo -señaló a la maleta-. La llevaré a casa de camino. Siéntete como en casa.

Después de darle un casto beso en la sien, desapareció.

Rachel lo miró con el ceño fruncido. ¿Habrían sido imaginaciones suyas o había evitado mirarla a los ojos?

-Querida, ¿te apetece sentarte en mi mesa?

Rachel asintió intrigada por el distinguido escritor que Jesse había mencionado con frecuencia y por el que parecía sentir evidente afecto. Lo acompañó a su mesa habitual y rechazó la bebida de la coctelera que olía mucho a ron.

-Jesse me contó que fue usted quien lo animó a comprar este bar -dijo mirando a su alrededor y sopesando sus posibilidades: música en vivo, aperitivos...

-Considerando mi cuenta semanal, debería haberlo comprado yo mismo.

Ella se rió y señaló el cuaderno blanco. Las gafas de leer descansaban al lado de un bolígrafo. -¿Se pasa los días aquí escribiendo?

-Algunos días escribiendo y otros pensando en escribir.

¿Y en qué se inspira?

El frunció el ceño y miró al techo con gesto teatral.

-Un retazo de conversación que escucho, una estrofa de una canción -la miró con intensidad-, una mirada entre amantes... -Rachel se sintió sonrojar-. Eres un bonito cambio para Jesse -declaró en tono paternal-. Alguien que le ponga en marcha el cerebro de nuevo.

-Me temo que no tengo ni idea de lo que está hablando.

-El chico tiene un cerebro brillante -aseguró Parker mientras rellenaba la copa-. ¿Y qué hace con su talento? Servir bebidas a gente con más dinero que sentido común.
Rachel sonrió ante la alabanza de Parker; era evidente que adoraba a Jesse.

-Jesse fue muy modesto cuando me habló de su carrera en Atlanta.

El viejo asintió.

-Es muy misterioso con todo ese asunto. Yo mismo no me hubiera enterado salvo por un conocido mío, que me contó la habilidad del chico con las acciones técnicas. Jesse le hizo ganar al caballero una respetable suma de dinero antes de que dejara el juego y se fuera de la ciudad.

-¿Era un actor ese hombre?

Parker frunció el ceño.

-No, estaba en el sector inmobiliario.

Confundida, Rachel abrió los labios para hacer más preguntas, pero comprendió que se enteraría de más cosas si estaba atenta. La ansiedad le contrajo el estómago la comprender que estaba escudriñando en la vida privada de Jesse, pero se recordó a sí misma que tenía derecho a saber algo del hombre que le había capturado el corazón, maldito fuera.

-Sí, las circunstancias por las que Jesse dejó su trabajo en Atlanta servirían para el argumento de una novela, ¿no cree?
********************


-Trescientos, cuatrocientos, quinientos...

-Siento lo del monedero -dijo Tippy doblando los billetes para guardarlos en el bolsillo de la camisa-. Pero el chico no pudo recordar donde lo había tirado.
Jesse frunció el ceño al hombre sentado en el taxi.

-¿Cuánto le has dado al ladrón?

Los dientes de Tippy brillaron en la oscuridad.

-Lo suficiente para que salga bajo fianza por robo en una tienda.

-¿Robo en una tienda?

-Sí. Mañana por la mañana, la policía recibirá una denuncia anónima de que el chico tiene una radio que fue robada la semana pasada en una tienda de audiovisuales.
Jesse sonrió.

-Eres un buen hombre, Tippy.

El taxista se metió,, la mano en el bolsillo y sacó un billete de cien dólares para ponerlo en la mano de Jesse.

-Lo que bien acaba, bien está -dijo antes de arrancar.

-Lo que bien acaba, bien está -repitió Jesse para sí mismo mientras miraba el sucio maletín negro que Tippy le había dado. El cuero era de una calidad soberbia, pero tampoco había esperado menos de una alta ejecutiva.

Abrió la tapa y sacó el portafolio con el nombre y el logo de Autovías Ohio por los que Rachel había estado agonizando... hasta esa misma tarde. Esa tarde en la playa había ganado perspectiva gracias a un poco de tiempo y de distracción y había decidido darle la espalda al mundo corporativo y quedarse con él... por una temporada.

Jesse frunció el ceño. ¿Y si con el portafolio en la mano decidiera volver a Cincinatti? ¿Y si la única razón para quedarse con él fuera que no quisiera enfrentarse al despido si volvía sin el portafolio?

Jesse se mordió el labio con furia. ¿Era de verdad necesario que Rachel supiera que él tenía aquel portafolio? Ahora que había decidido abandonar su trabajo, ¿qué pasaría si simplemente lo tiraba al mar?

Lo que pasaba, comprendió, era que todo un equipo de gente dependía de aquella información y él no quería ser responsable de la destrucción de docenas de vidas como le había pasado antes. También podría enviar los documentos de forma anónima a Autovías Ohio con una nota de que lo había encontrado en Key West...

Sí, eso es lo que haría en una semana o dos y si Rachel lo descubría ya estaría tan adaptada a la vida de la isla y a él que ya no le importaría.

Pero eso era más fácil de decir que de hacer, comprendió cuando vio sus enormes ojos color caramelo en el bar que lo miraban como si la hubiera traicionado de alguna forma. O quizá fuera su propio sentimiento de culpabilidad.

Mas tarde en el Bar

Tomaron unas cuantas cervezas en la mesa de Parker y Jesse rió sus viejas historias como si no las hubiera oído ya una docena de veces.

La compañía impidió que hablaran mucho, pero aún así notó a Rachel distante. No se encogió ante su contacto sin embargo, y en el camino de vuelta a casa ella se pegó tanto a él que parecía parte de su cuerpo. A pesar de su prisa por llevarla a la cama, Jesse condujo despacio, permitiendo que el viento y la vibración de la moto se hicieran los dueños, consciente de las curvas, las de debajo de las ruedas y las apretadas contra su espalda.

Desde la moto a la habitación apenas hablaron.

Ella parecía tan ansiosa como él por hacer el amor. Sin hacer caso a las punzadas de culpabilidad, Jesse guardó la bolsa de deportes con el portafolio en el armario y la llevó al cuarto de baño. Mientras el chorro de agua se calentaba, la desvistió con cuidado mimando cada parte de piel que descubría con suaves besos. Pero la boca y manos de ella llevaban más urgencia y para cuando los dos estuvieron desnudos y bajo el agua, Jesse había adoptado contento su ritmo apresurado.

Se enjabonaron el uno al otro con jabón oloroso, después Rachel le frotó la espalda con un cepillo rígido y aquella fricción le resultó más íntima y erótica que si le estuviera tocando sus partes privadas. Para cuando se aclararon, Jesse no estaba seguro de que llegaran a la cama.

Después de eso solo fue capaz de murmurar:

-Rachel... Oh, sí... Rachel, Rachel...

El cuerpo de ella se desplomó sobre él y podría haberse quedado allí dormida si Jesse no la hubiera llevado en brazos a la cama y la hubiera tapado a su lado. Mientras su cuerpo se recobraba, su mente era un torbellino. Él siempre había disfrutado del sexo, pero aquella... aquella emoción y ternura era una experiencia excepcional. Suspiró y pensó en no abandonar nunca la habitación o simplemente mantener a Rachel tan cerca de él como pudiera todo el tiempo que pudiera. Cuando pensó en su portafolio en el armario, la apretó más contra sí antes de cerrar los ojos y quedarse dormido.

Rachel intentó dormir. El cuerpo le dolía y después de la gimnasia mental de las pasadas horas, también la mente. No podía quedarse en Key West. Quería, pero ya estaba demasiado ligada emocionalmente a Jesse St.James. Después de la humillante conversación con Parker, comprendió lo poco que realmente sabía del hombre al que había entregado con deseo el cuerpo y el corazón.

Había confundido la química sexual y la compatibilidad con el afecto y mientras que podría tener su atención durante algunos días o semanas, sabía que nunca tendría su corazón; Jesse lo mantenía muy bien guardado.

Deteniéndose a agarrar el paquete de cigarrillos y el encendedor, deslizó la puerta corredera y salió a la terraza. La noche era tan bella que le hizo sonreír. La luna casi llena iluminaba la superficie del agua recortando las palmeras y edificios de forma tan perfecta que sólo faltaba una pareja enlazada de la mano para parecer una tarjeta postal.

Cerró los ojos casi deseando ser el tipo de mujer que pudiera quedar tan enganchada con un romance de fin de semana como para tirar todo lo demás por la borda. Pero no podía sacrificarlo todo por algo menos que por amor. Además, se debía a sí misma dejar lo de Cincinatti solucionado.

Se acercó a la silla de director de Jesse y se sentó a fumar el cigarrillo.

-Esas cosas te matarán -dijo Jesse a sus espaldas.

A Rachel le dio un vuelco el corazón y alzó la cabeza.

-Eso es lo que he oído -dijo con suavidad sin darse la vuelta.

-¿Insomnio? -Podría decirse así.

-¿Te importa que me quede contigo? Ella se rió.

-Es tu terraza,

La puerta de malla se abrió y cerró. -Tengo algo que contarte.
Sintiendo un falso valor, Rachel dijo: -Déjame adivinar. ¿Nunca has sido actor? Hubo una corta pausa.

-Tienes razón. Nunca he sido actor. Era broker y consultor de inversiones. La compañía para la que trabajaba llegó a la bancarrota y arrastró a mucha gente con ella.

-¿Hiciste algo ilegal? -No conscientemente. -Entonces, ¿a qué tanto secreto?
Rachel no podía verle, pero oyó sus pasos cerca de la silla y un suave crujido al apoyarse contra el metal de la barandilla.

-Fue hace mucho tiempo y yo era una persona diferente. De hecho, cuando te conocí, vi una parte de mi antiguo yo en ti: ambiciosa, orientada al triunfo, una real adicta al trabajo.

A Rachel se le ocurrió una idea horrible. -¿Y decidiste salvarme de mí misma? -

-Supongo...

Rachel sintió un nudo en el estómago. Ella se había enamorado de él y él sólo la había contemplado como un proyecto, algo a reparar.

-Vaya, gracias.

-No parecías muy feliz. -Me acababan de asaltar.

-Ya sabes a lo que me refiero.

-Bueno, quizá no esté extasiada con mi trabajo, pero soy una buena analista, me gano la vida de forma muy decente y trabajo con gente estupenda. -¿Como Finn?
-Como Finn -se preguntó como reaccionaría el pobre de Finn cuando se enterara de que había perdido la documentación. Debía estar loco de ansiedad esperando el fax que le había prometido-.

Es una auténtica joya por haberme aguantado tanto.

-Te vas en el barco de hoy, ¿verdad?

Rachel intentó descifrar algo en su voz, anhelo, deseo, pesar, algo... Pero había dicho con tanto desenfado como si le hubiera preguntado que qué quería beber.

-Sí. Puede que tú seas feliz aquí, Jesse, pero si me quedara sólo estaría huyendo de mis problemas.

-¿Qué harás si te despiden?

Rachel se encogió de hombros.

-No lo sé. Empezaré a hacer entrevistas, supongo. Algo saldrá -dio otra calada al cigarrillo-.

¿Tenías algo que contarme?

-Sí -dijo él con suavidad-. Tengo algo para ti y ahora que piensas volver a tu trabajo, me parece lo más apropiado.

-¿Qué? -exclamó asombrada cuando Jesse le posó el portafolio en el regazo-. ¡Mi portafolio!

¡Oh, Dios mío! ¿Dónde lo has encontrado?

Metió la mano dentro con un suspiro de alivio al tocar los discos también.
-Un amigo mío lo encontró.

-¿Qué amigo? -preguntó con sospecha al instante.

-Un taxista con una buena oreja.

-¿Cuándo lo encontró?

-Esta tarde. Ése era mi recado, reunirme con él.

-¿Por qué no me llevaste contigo?

-No quería levantar tus ilusiones por si acaso.

-¿Y por qué has esperado tanto para dármelo?

-Yo... bueno, no quería que te sintieras obligada a volver al trabajo.

-¡No me siento obligada! -exclamó ella furiosa.

-Pues yo creo que sí.

-Quiero decir, que no me sentía obligada a volver al trabajo -explotó-. Quería... quiero volver al trabajo.

-¡Ah! En ese caso... Bueno, tendré que cambiar los planes de la máquina de capuchinos.

O sea que se alegraba de que ella hubiera cambiado de idea. Rachel se levantó, agarró el maletín como si su amor... su vida dependiera de ello.

-Creo que será mejor que duerma algo.

No se movió sabiendo que él estaba a su lado desnudo. Y desde luego no pensaba pasar la noche en su cama.

Hablaron los dos al mismo tiempo.

-Yo dormiré en el sofá -ofreció ella.

-Yo dormiré en el sofá -declaró él.

Antes de que él sugiriera que durmieran los dos en el sofá, Rachel aceptó:

-De acuerdo. Hasta mañana.

Entonces le rozó al pasar por delante de él contenta de que las sombras de la noche ocultaran sus lágrimas.

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Se que muchas me van a matar por haberlos separado, pero mi rachel es un tanto tonta, pero se que se dará cuenta de que Jesse esta enamorado locamente de ella, espero que les haya gustado el capitulo, espero sus comentarios...Gracias

Por qqqqqqqqqqqqq?? Rachel reacciona así, esta asustada cree ser una conquista más de Jesse. Como no se da cuenta que él también esta enamorado de ella. :'(
Por que se cuestiona por todo, yo que pensaba que se quedaría. Bueno era obvio con lo sexy que es Jesse habría algunas rivales o envidiosas, pero...
Por lo menos Jesse no callo mucho tiempo que tenía el portafolio, quizás las cosas hubieran sido peores.
Espero que se arreglen y que por fin Rachel entienda que Jesse esta locamente enamorado de ella, pero que tb es un testarudo que no sabe como decir las cosas. :D
Espero tu siguiente capítulo.

oo dios mio soy adivina! xD
lo bueno es que rach al menos ya sabe algo mas sobre el, y en verdad no me parese tan raro que se haya qerido ir, despues de todo es la rachel oficinista xD, ademas que se que de alguna manera vana estar juntos y de eso tu te encargaras xD

yo realmente los entiendo a los dos y me encanto la forma como descibiste y la relacion, entiendo a rachel las dudas al saber tantas cosas del ambiente de jesse y a la vez no saber nada y de jesse no quiere que se quede por lastima si no por amor el no quiere ser una carga asi que los entiendo y es el bache a atravesar para que surja la confianza entre los dos y asi puedan estar juntos

Espero actualiozacion amiga

Nooooo, Rachel no se puede ir.
Los dos estan profundamente enamorados el uno del otro.
Coincido con eli, con ese Jesse tan sexy, es comprensible que le salgan rivales a Rachel xD
Espero que esa Kate no se meta de por medio en la relación.
Adoro esta relación St.Berry, tan pasional, delicada, dulce.
Lo adoro.
Espero tu actualización :)

Elizabeth Gonzales escribió:Por qqqqqqqqqqqqq?? Rachel reacciona así, esta asustada cree ser una conquista más de Jesse. Como no se da cuenta que él también esta enamorado de ella. :'(
Por que se cuestiona por todo, yo que pensaba que se quedaría. Bueno era obvio con lo sexy que es Jesse habría algunas rivales o envidiosas, pero...
Por lo menos Jesse no callo mucho tiempo que tenía el portafolio, quizás las cosas hubieran sido peores.
Espero que se arreglen y que por fin Rachel entienda que Jesse esta locamente enamorado de ella, pero que tb es un testarudo que no sabe como decir las cosas. :D
Espero tu siguiente capítulo.

Las cosas para ambos darán un giro que nadie lo podrá creer...espero que te guste

la.dori escribió:oo dios mio soy adivina! xD
lo bueno es que rach al menos ya sabe algo mas sobre el, y en verdad no me parese tan raro que se haya qerido ir, despues de todo es la rachel oficinista xD, ademas que se que de alguna manera vana estar juntos y de eso tu te encargaras xD

Dorita: ahora veras la mejor manera en la cual volveran a encontrarse...

Tatislutz* escribió:yo realmente los entiendo a los dos y me encanto la forma como descibiste y la relacion, entiendo a rachel las dudas al saber tantas cosas del ambiente de jesse y a la vez no saber nada y de jesse no quiere que se quede por lastima si no por amor el no quiere ser una carga asi que los entiendo y es el bache a atravesar para que surja la confianza entre los dos y asi puedan estar juntos

Espero actualiozacion amiga

Amiga: las cosas será tan distintas que hasta a mi me dejo vuelta loca lo que salio de mi cabeza...

CattaBelen escribió:Me encantó Emy !

De verdaad el capitulo estuvoo geniaal

Aunqe me dio pena que los separaraas

pero sé que los volverás a juntaar aaaww !

Espero ansioosa actualización :D

Todas las separaciones tienen una vuelta..pero está será distinta....

Turn Around Bright Eyes escribió:Nooooo, Rachel no se puede ir.
Los dos estan profundamente enamorados el uno del otro.
Coincido con eli, con ese Jesse tan sexy, es comprensible que le salgan rivales a Rachel xD
Espero que esa Kate no se meta de por medio en la relación.
Adoro esta relación St.Berry, tan pasional, delicada, dulce.
Lo adoro.
Espero tu actualización :)

Kate es solo una traspie en la vida de nuestra pareja favorita, ahora veras lo que sucederá-----