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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por 3:) Jue Nov 21, 2013 1:08 pm

hola,....

me encanto el capitulo!!!!!!!!!!!

me encanto todas babeando por britt!!!!!!!!!!!!! jajajajaja
yo seria la primera en la fila para pagare un trago,.. va le compro el bar entero jajajaja
quiero el capitulo en el bar,... a ver cuantas se pelean por britt,... y que arra san???!!!

nos vemos!!!!

LU!!!
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Mensaje por facot Jue Nov 21, 2013 1:20 pm

Hola! buen capítulo, gracias a Britt pudieron hacer unas carreras, es que con una distracción como ella haaaa... conquistó a más de una. Me alegra que Britt, aunque sea a fuerza, se vaya abriendo poco a poco, muy muy poco a poco, con San. Quiero ya saber como les va en esa celebración!!, gracias, saludos y suerte!!
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Mensaje por O_o Jue Nov 21, 2013 1:23 pm

engorroso significa fastidioso o molesto!!!.....


que te puedo decir me gusta como va la historia pero me muero esperando tus actualizaciones jajaja es que me deja con ganas de leer mas y mas Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 3 2145353087 
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Mensaje por micky morales Jue Nov 21, 2013 6:22 pm

Esas mujeres parecen unas lobas en celo, y se que teniendo a santana cerca brittany no sera hetero por mucho tiempo!
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Vn-Hide Jue Nov 21, 2013 10:46 pm

Como siempre me encantooo actualiza pleaseee ....
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por adi-santybritt Jue Nov 21, 2013 11:19 pm

me encanto el cap, me gusta esta historia, Brittany puso locas a las chicas!!!!!
no me gustan los vicios de britt
espero la actu

PD: desesperadamente esperando la actu

XOXO
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Vie Nov 22, 2013 12:31 am

Por aquí ando para traerles en unos minutos sus actualizaciones diarias, y como parece que un capítulo no es suficiente, subiré esta misma noche dos (ves Kristen Rivera que no soy mala nada XD). Bueno con respecto a la acción, la trama trata sobre la vida de Britt y sus cambios, así que te debo las balas y persecusiones, pero si que hay una que otra situación medio dramática. Amor? claro que hay, pero todo a su debido tiempo (aquí si soy mala XD) y con respecto a Rachel, pues... tal vez si, tal vez no, tal vez si, tal vez... tocará leer :P

Gracias a todas por sus comentarios!! leo cada uno de ellos. Sirven de mucho! este doble capitulo es por ustedes!

Besitosss!!!
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Vie Nov 22, 2013 1:10 am

CAPITULO 8


****



El bar de Ameilia estaba sobre la calle principal con sólo un pequeño estacionamiento para los autos de sus clientes. Quinn logró conseguir uno de los últimos espacios en el estacionamiento. Varias jugadoras, ya habían llegado, algunas de ellas con sus respectivas parejas sumándose al estado de ánimo alegre del lugar. —Hey Brittany— una de las Halcones la llamó. —¿Vas a quitarte la blusa de nuevo?— Su comentario fue acompañado por gritos alegres de sus amigas.

—Perdón por el comportamiento de estas niñas— Santana se disculpó. —Nunca faltan este tipo de personas. Solo mantente cerca de mí y de Quinn y estarás bien—.

—Sabes muy bien que no soy una pequeña e inocente virgen que sale a su primera cita— dijo Brittany —Solamente porque nunca antes he estado en un bar con varias lesbianas no quiere decir que necesite protección—

Santana intercambió miradas con Quinn. Ellas conocían demasiado bien a sus amigas. —Solo para mayor seguridad, quédate cerca de nosotras—.

Brittany no se sorprendió de encontrar a Dani sosteniendo la puerta abierta para que entrara. Sintiéndose avergonzada por el detalle, rápidamente entro sintiendo la mirada fija y lujuriosa que le dirigía a ella. —Sip, supongo que no tendré que comprar ninguna bebida esta noche—. Pensó para sí misma.

—Gracias— dijo Brittany.

—Es un placer— Dani dijo con un movimiento sensual de su mano.—¿Me acompañas dentro para que puedas saciar tu sed?—.

Santana tuvo que extender la mano rápidamente para atrapar la puerta que había soltado la mujer para seguir a Brittany dentro.

—Cómo puedes ver— Dijo Santana sosteniendo la puerta para Quinn. —Dani es incorregible—.

—No es su culpa que Brittany tenga las palabras carne fresca tatuada en su frente—. Quinn se puso de puntillas para buscar a su amiga de pelo rubio. —Ah, allí esta—.

Brittany se encontraba en el extremo más alejado de la barra, rodeada por Dani y Sam. Ambos del campo de juego, Sam solía apoyar a las chicas desde las bancas, aparte de disfrutar de un buen juego, también asistía a los partidos para admirar a las bellas chicas, aunque con alguna de ellas sabía no tenía ninguna posibilidad. — ¿Deberíamos ir a rescatarla?-- Santana preguntó.

—¿No te dijo que podía cuidarse ella sola?—Dijo Quinn, guiando a la escritora hacia las mesas de billar.

—Pero ella... — La protesta de Santana fue interrumpida por los dedos de su ex-amante sobre sus labios.

—No tengo ninguna duda de que ella tiene mucha experiencia en defenderse y mantenerse alejada de los lujuriosos hombres. ¿Qué te hace pensar que ella es incapaz de manejar esta situación con una mujer?—Señaló la mesa pequeña delante de ellas. —Toma asiento, traeré unas bebidas —.

—Esto esta asqueroso.—

Suspirando, Quinn sonrió y palmeó el hombro de Santana. —Traeré algunas servilletas. ¿Quieres algún coctel o te sientes aventurera esta noche? —

—Un coctel está bien.—. Santana recogió una servilleta cercana y comenzó a remover las cenizas derramadas de la mesa.

—No olvides poner nuestros nombres en la pizarra o nunca conseguirás una mesa de billar— Dijo Quinn antes de abrirse paso a través de la gente.

En el otro extremo de la barra, Brittany sacó un cigarrillo haciendo que Sam se levantara y sacara un encendedor. —Permíteme— Él ofreció.

—¿Desde cuándo permites que este cavernícola te compre una bebida?— Dani dijo, ganándose un bufido del chico —¿Bailarías conmigo?—

—Ah, no gracias—. El escocés con soda estaba suave y lo tomó rápidamente. Brittany se encontró con cierta comodidad en el bar, la alerta que normalmente mantenía para protegerse de los hombres del club de striptease no la necesitaba aquí. Estaba segura que con un simple “No” podría mantener a raya a los y las posibles conquistadores.

—Yo tampoco bailo mucho— Sam dijo, acercando más su silla y mirando de reojo a Dani con sonrisa burlona, al notar el rechazo de Brittany a su oferta de baile —¿Y dime qué haces para ganarte la vida?—

—Soy... — Brittany se detuvo, dándose cuenta de que la usual respuesta de que era bailarina striptease no era buena idea, giró hacia la mujer a un lado de ella. —mmhm... — Vio la barra con algunas chicas alborotadas del partido. No creo que decir la verdad sea una buena idea Había habido suficientes comentarios y silbidos en el campo de softbol sin siquiera saber que ella era una stripper. Carajo, piensa rápidamente. El bartender llegó en ese momento con la bebida de Dani. —Soy Bartender— Brittany murmuró. —En el centro de la Ciudad—.

—Oh, eso es interesante— Sam dijo, colocando su mano sobre la barra sólo a unos centímetros de la de Brittany. —El Halcón está en el centro. Ese es el bar que frecuento. Creo que andan buscando que alguien le eche una mano los fines de semana. Deberías ir allí esta noche y mirar—

—Trabajo esta noche— Ella dijo, pensando sólo en dar una excusa para no ir al bar

—¿No me digas? Tal vez podría ir a visitarte y saludarte, ¿Dónde es?—

—mmhm... — maldición, maldición, maldición. Atrapada en su propia telaraña de mentiras, Brittany entro en pánico y tomó la anterior invitación como salida rápida.

—Sabes Dani, creo que aceptaré tu oferta—. Puedo hacer esto, puedo bailar con una mujer, ella se dijo a sí misma mientras Dani ahora feliz se ponía de pie y tomaba su mano.

—Estaré de regreso en pocos minutos— Dani dijo a Sam, con mirada triunfante mientras este las observaba con disgusto.

Mientras era conducida a través de la gente a la pista de baile, Brittany comenzó a dudar. Las luces de variados colores rebotaban en la pelota de cristal de la disco y la pista de baile estaba dividida en diferentes coloridos paneles que se iluminaban al ritmo de la música. El área de baile estaba levantada más alto que el resto del bar, dejándola de vez en cuando convertirse en una doble pista de baile. El bar de Ameilia se había construido a finales de los años setenta y aparentemente el dueño no encontró razón alguna para actualizarla. Al menos el Dj sabía en qué década estaban y mantenía a los visitantes entretenidos con los últimos éxitos para bailar.

Cuando Dani la condujo a un lugar cerca de la parte de enfrente de la pista, Brittany perdió el valor y comenzó a caminar fuera de ella. —No no no. ¿A dónde vas?—Dani preguntó, extendió su mano y la detuvo tomándola del brazo.

—No puedo hacer esto—.

—Por supuesto que puedes—. La mujer tomó las manos de Brittany con las de ella y comenzó a contonearse con la música, moviendo sus brazos al mismo ritmo. Era una canción conocida para la rubia y admitió de mala gana que Dani era una buena bailarina. Con propia voluntad, las caderas de Brittany y sus piernas la acompañaron. —Lo ves, cariño, sabía que podías hacerlo—, La chica dijo, soltándole las manos. Bailaron durante dos canciones antes de que Brittany finalmente se disculpara y saliera de la pista multicolor.

Las mesas de billar estaban entre la pista de baile y la barra, facilitándole a Brittany solucionar el problema de ir con Sam, sentándose a la mesa de Santana. —Hola—.

—Hola— la escritora dijo con recelo. —Supongo tienes sed ¿Quieres beber algo?—

—Si, escocés y soda, por favor— Dijo frunciendo el ceño por el tono de Santana mientras la observó alejarse. Quinn se acercaba a ella, con un taco en la mano.

—¿Oh, entonces decidiste bajar de la pista de baile después de todo? Pensé que ibas a bailar con las chicas durante toda la noche—la mujer de cabello rubio bromeó.

—No sé por qué hice eso. Nunca antes había bailado con una mujer—.

—Pues bien, parecía como que estabas pasando un buen rato ahí arriba. No vi a Dani sujetando tu brazo para mantenerte ahí—. Quinn se sentó en la silla cercana y recogió su cerveza —¿O si lo hizo?—

—¿Hacer que?— preguntó Brittany

—¿Sujetar tu brazo para mantenerte en la pista de baile?—

—No. Yo simplemente… —

—Bailas bien…para ser una chica heterosexual—.

—Oh, Muchas gracias, Doc— Brittany contestó sarcásticamente. —Tú sabes que algunas de estas mujeres son tan malas como los hombres. Llamo más la atención aquí que en un bar de verdad—.

—Éste es un bar de verdad— Quinn corrigió.

—Sabes a lo que me refiero. Es extraño, eso es todo. No estoy acostumbrada a ver más mujeres que hombres aquí—. Ella miró hacia la pista de baile, divisando a Dani bailando con otras dos mujeres.

—¿Te divertiste?—

—Bueno, eso... —Brittany desabotonó su blusa de mangas. —Demonios, que calor hace aquí dentro—.

—Me alegro que no hayas hecho eso en la pista de baile —, Dijo Quinn. —Ya causaste bastante daño en el partido de softbol. Si Sam hubiera estado jugando billar probablemente habría golpeado la pelota a través de una ventana—. Ambas se rieron de la imagen. —Así que contesta la pregunta. ¿Te divertiste bailando?—

—Sí. Fue diferente—.

—¿Diferente en que forma? ¿De bailar con hombres?—Brittany asintió con la cabeza, ella continuó. —¿de que forma?—

—No lo sé simplemente fue diferente—.

—Esto es interesante. Trata de ordenar tus sentimientos. ¿Que hace la diferencia entre bailar con una mujer a bailar con un hombre?—

—No lo sé— Brittany comenzó, moviéndose nerviosamente en su asiento. —No tuve que preocuparme por nada excepto bailar con ella—. Ella negó con la cabeza, consciente de que sus palabras no tenían ningún sentido.

—Te preocupas demasiado, ¿no es así?— Quinn agregó gentilmente.

—Algunas veces— la stripper admitió sin mirar hacia arriba, poniéndose cómoda. —No entenderías—. Ella negó con la cabeza. —Nadie lo entiende—.

—Te sorprenderías que tanto puedo entender— Dijo Quinn. —Entiendo lo que es vivir el hoy preocupándote por el ayer y el estar asustada por el mañana. Entiendo que una pequeña niña herida no puede curarse si nunca ha recibido amor—

Ante las palabras de Quinn, Brittany cambió su expresión. La postura relajada desapareció, reemplazada por el rudo aspecto que mostró el día que Quinn le había llevado a la licorería. —Demasiado tarde para eso, Doc—. Santana llegó en ese momento, dando a Brittany lo que ella necesitaba desesperadamente en ese momento. Ella redujo drásticamente la mitad del vaso antes de ponerlo sobre la mesa. Esta conversación se acabó, pensó para sus adentros, agitada por como Quinn podía fácilmente leerla. —¿Oye Santana, quieres jugar billar?—

—Tienes que poner tu nombre en la pizarra pero puedo averiguar si la siguiente persona quiere jugar en parejas—. Sin esperar respuesta, Santana miró alrededor. —¿Oye Tina, quieres jugar en parejas?—

—Espera—. La chica volteó y le preguntó a su novio que tenía su atención en la pantalla de tv de la barra. Intercambiando unas cuantas palabras antes de devolver su atención a Santana. —Seguro, Mike y yo contra ti y ¿quién? ¿Quinn?—

—No, Brittany—.

—Seguro. Será fácil muñeca— Dijo Mike dándole un beso en el pelo a su amante.

—¿Eres buena? — Santana preguntó tranquilamente.

—Paso la mayor parte de mi vida en bares y clubs. Puedo manejar muy bien un taco de billar— contestó Brittany.

—Muy bien, Por una jarra de cerveza… Listo bebe?— Dijo Tina levantando la mirada al galán de pelo negro

—Trato— Santana contestó —Nosotras comenzamos—.

El juego progresó con normalidad hasta que terminaron con Tina metiendo la bola ocho cuando aún no le tocaba, haciendo que Santana y Brittany ganaran el juego.
Las dos mujeres regresaron a su mesa para encontrar nuevas bebidas esperándolas cortesía de Quinn. Momentos más tarde otra jarra de cerveza fue servida según la apuesta hecha con Tina. Brittany tomó rápido su trago, y después alcanzó otro vaso de cerveza.

Rachel se encontraba observando desde el otro extremo del bar, en cuanto las chicas terminaron la partida, se acercó encantadora como siempre y convenció a la rubia terapeuta que no había dejado de admirar a la distancia, para unírsele a ella en la pista de baile, mientras Sam tiraba de Santana para otro juego de billar.

Ahora libre para observar, Brittany miró a varias mujeres saliendo por una puerta lateral. —Ajá—. Asegurándose de que el encendedor estaba en su bolsillo, la rubia cruzó el bar y salió a través de la puerta.

La puerta lateral conducía al callejón, todavía alumbrado por el sol de la tarde. Brittany vio a un grupo de personas paradas a un lado de un contenedor. La mayoría vestían las blusas rojas de las Halcones pero también había dos de las Airhearts. Una hielera roja estaba sobre el suelo al lado de ellas, la tapa abierta revelaba varias latas de cerveza en hielo. —Bingo. Cerveza y cigarros gratis, ¿hay lugar para alguien más?— Brittany preguntó.

—Seguro— una de las mujeres de rojo contestó. —soy Diane y ésta es Liz, Susan, y Bree—.

—Nos conocimos en el juego— Bree dijo ofreciéndole una botella envuelta en una bolsa de papel. —¿Brittany, no?...como olvidarlo—

—Si— ella contestó, tomando el fuerte licor ofrecido. —Compañera de apartamento de Laura—.

—No me digas— Diane dijo. —La heterosexual—.Tomó el cigarro que Brittany acababa de encender y dio una larga inhalación. —Pues bien, tú me pareces muy bella de cualquier manera—.

Oh gracias, la stripper pensó para sus adentros.

—No hay nada como beber un fuerte y buen licor en ocasiones especiales— Dijo Bree

—Sip, como el atardecer— dijo Brittany, causando risas entre el grupo.

—Oh, Rubita tienes un gran sentido del humor, ¿eh? jodete —.Bromeó Bree

Brittany tomó resto del cigarro de Liz. —Naaa, lo disfrutarías demasiado—. Las mujeres rieron otra vez.

—Te la cobró esta vez, Bree— Liz bromeo. —Esta es probablemente la primera vez que alguien te ha dejado callada—.

—Bien—Bree miró a Brittany. —Todo lo que puedo decir está vez es que si tu follaras conmigo, jamás volverías a estar con un hombre—.

Brittany se limitó a permanecer en silencio mientras escuchaba a la coqueta mujer hacerle insinuaciones, cuando horas antes la había visto en los estacionamientos del campo apretujándose con una de las chicas. ¿No se sacia nunca? Pensó para si.

Brittany permaneció en el callejón con las mujeres, fumando y uniéndose a los chistes cada vez que ella podía. Se apoyó contra el contenedor y dejó que el fuerte licor y los cigarros penetraran en su sistema a través de todo su cuerpo. Se relajó y se permitió disfrutar de un nuevo grupo de gente. Para cuando Quinn la encontró, los ojos del Brittany era dos pequeñas rayas y su modo de andar eran puros tropezones en lugar de caminar. Sus nuevas amigas no estaban tampoco en mejores condiciones, riendo sin control.

—Es hora de irnos— dijo la terapeuta, poniendo una mano en el hombro de Brittany.

—Yo la llevaré a su casa— Bree ofreció.

—Creo que ella preferiría llegar a casa con toda su ropa puesta. Yo la llevaré a casa— dijo Quinn firmemente. —Creo que ya ha tenido bastante diversión por un día—.

—Gusto en conocerlas— Dijo Brittany, agitando su mano lentamente. La combinación de licor fuerte, cerveza, y cigarros tenían a la stripper completamente fuera de control. Ella no se quejó cuando Quinn la guío de vuelta al bar y hacia su mesa.

—¿Dónde la encontraste?—Pregunto Santana, poniéndose de pie para ayudar a Quinn a guiar a Brittany a una silla.

—Afuera con Bree y sus compinches—.

—Si, eso se nota. ¿Cómo es que terminó conviviendo con ellas?—

—No lo sé. Ella se ha de haber imaginado lo que estaban haciendo allá afuera y debió de haberse invitado sola, supongo —.

—Y tú pensaste que sería buena idea que ella viniera con nosotras. Debió haberse quedado en casa —.

Quinn miró a la mujer semiconsciente sentada sobre la silla enfrente de ella.—Sigo pensando que fue una experiencia positiva para ella. Vamos, llevémosla al auto —.

—¿Y cómo haremos eso?—Santana preguntó al poner un brazo alrededor de la mujer rubia adormecida. —Britt … Brittany, es hora de irnos. ¿Crees que puedas levantarte?—

—Ss…sseguro—. Agarrando el brazo de Santana para apoyarse, la stripper se puso ella misma de pie. Se balanceó por un momento antes de agarrar el brazo de su compañera de apartamento con ambas manos. —Demonios, supongo que bebí más de lo que pensé—.

—No me digas…— Santana masculló. —¿Quinn, la sostienes del otro lado?—

—La tengo. Vamos—.

—Puedo caminar— Brittany protestó, no queriendo ser ayudada a salir del bar.

—Si, caminar directo a una pared, querrás decir—. Santana dejó que su frustración se notara en su voz. Su agarre jamás disminuyó mientras se conducían a la puerta. —Puedo ver que ésta fue realmente una buena experiencia para ella, Quinn—. Usó su cadera para empujar y abrir la puerta. —Ahora ella tiene un nuevo lugar para conseguir sus vicios—.

—No creo que sea para tanto San—.

—¿Viste la manera que todos actuaban alrededor de ella hoy? Si Brittany dijese que ella quería algo estoy segura que al menos media docena de mujeres se ofrecerían. Oh, eso sí que es algo positivo. Brittany aprendió que puede seducir a las mujeres para conseguir bebidas gratis—. Santana hizo una pausa en su discurso el tiempo suficiente para abrir la puerta trasera del auto. —Creí que la pobre Dani iba a tener un orgasmo allí mismo en medio del campo de juego cuando Brittany se quitó su blusa—.

—¿Eso fue muy divertido, no te parece? Me alegro que ella no hiciera eso de nuevo en la pista de baile—.

—No intentes cambiar el tema, Quinn—. Juntas ayudaron a Brittany a entrar en el asiento trasero. —¿Cómo diablos esto es una experiencia positiva para ella?—

—Pensé acerca de lo que me contaste de sus pesadillas y la manera de cómo se sentía respecto a los hombres— dijo Quinn, apoyándose contra el lado del auto blanco—¿Crees que ella es capaz de relajarse tanto así alrededor de un grupo de personas?—

—¿Relajarse de la manera de que ella se tenga que emborrachar?—

—Pon a un lado el vicio de la bebida y la nicotina por un minuto. La semana pasada ella ni siquiera salió de su cuarto cuando tuviste visita en la casa. Hoy ella vino al juego de softbol con la más mínima resistencia y aparte asistió a un bar donde su mayoría eran chicas gay. Se relajó y se divirtió, aun antes de que comenzara a beber—.Miró a Brittany, quien ponía el máximo empeño por ponerse derecha en el asiento. —Creo que me voy a ir en la parte trasera con ella—.

—Bien, de esa manera me puedes advertir si ella decide volver a decorar la tapicería—. Santana abrió la puerta del conductor. —¿Pasarás la noche en mi apartamento?—

—Sí, he tomado algunas cervezas... Brittany voy a viajar aquí contigo—. Santana echó a andar el elegante bmw de Quinn y salieron del estacionamiento.

—¿Santana está molesta conmigo otra vez?— Brittany murmuró.

—¿Por qué dices eso?—

Encogiéndose de hombros, Brittany dijo. —Siempre la molesto—.

—¿Eso crees?. ¿Por qué piensas que Santana estaría molesta contigo?—

—Ella usualmente es, muy espec…cial cuando bebo—.Dijo la rubia con dificultad.

—¿Por qué bebiste demasiado esta noche?— Quinn miró hacia arriba para ver a Santana tomar una rampa hacia la carretera principal.

—Estaba de buen humor para eso—. Sus pequeños ojos se ampliaron ligeramente. —Oooh—.

—¿Qué?—

—Mira eso—. Brittany señaló las luces de una rueda de la fortuna a lo lejos.

— Hmm, parece que la feria está de regreso en la ciudad… ¿Bebes siempre que te sientes incómoda?—

—¿Qué? ¿Piensas que soy una alcohólica, Doc?—

—¿Crees tú que eres una alcohólica?—

La frente del Brittany se arrugó. —N-no, no lo creo. Realmente nunca he pensado acerca de eso. Yo solo bebo—.

—¿Eso te ayuda?—

—Algunas veces—. Miró a su lado derecho de nuevo, sus ojos centrados en la iluminada feria. —No he estado en una feria desde que era una niña—. Observó en silencio hasta que las luces ya no podían verse. —¿Intentas jugar a la loquera conmigo, Doc?— Ella giró para mirar a Quinn. —Si te contara, no me creerías—.

—Si tú me contaras algo que fuera la verdad, Brittany, sin duda alguna, la creería—.

—Sí, lástima que tú no estabas cerca cuando yo era una niña— dijo fieramente. —no tiene importancia ahora—
.
—Si te provoca aun momentos incómodos, sí que importa—. Quinn giro en su asiento para mirar a Brittany. —Un día de éstos ni toda la cerveza y los cigarrillos del mundo van a mantener a raya a esos demonios. ¿Qué es lo que vas a hacer entonces?—


* * *

Santana estacionó el auto dentro del aparcamiento. —¿Crees que deberíamos levantar el capote?—

—No, así está bien— Dijo Quinn. —¿La despertamos?—

—A menos que quieras cargarla—.

—De ninguna manera—. Quinn se aproximó al hombro de la dormida mujer. —Britt, llegamos a casa—.

—¿Hmm? Oh —. Ella bostezó y se restregó los ojos. —¿Qué hora es?—

—Pasadas las nueve—.

Santana gimió mientras salía del coche y se estiraba. —Siento como si me hubiera atropellado un camión—.

—De hecho lo fuiste— dijo Quinn.

—No sé ustedes dos pero yo voy a entrar, y me iré a la cama— Dijo Brittany, apoyándose contra el auto. Miró la puerta principal con la mirada cansada, calculando mentalmente que oportunidad tenía de caminar con éxito. Dando un paso adelante, sintió que la tierra debajo se movía y todo sentido de equilibrio desapareció.

—¡Agárrala!— Santana gritó, tomando el brazo de Brittany para evitar que cayera. Quinn rápidamente tomó la posición en el otro lado y juntas acompañaron a la ebria mujer a la casa.


A pesar de estar demasiado ebria para caminar por ella misma, Brittany estaba de muy buen humor y siguió los consejos de la terapeuta de irse a dormir. Cuando Quinn bajó la escalera, encontró a Santana en la cocina colocando agua caliente en dos tazas grandes.

—Pensé que te gustaría algo de manzanilla—.

—Oh, eso suena bien—. Quinn se sacó sus zapatos deportivos y se dejó caer en un extremo del sofá, sus pies descansando sobre el cojín intermedio. —No he tenido esto en meses—.

—Probablemente no desde la última noche que pasaste aquí.— Tomando una posición similar en el otro extremo del sofá, Santana tomó un sorbo de su té. —¿Dónde te gustaría dormir esta noche?—

—¿Me estas preguntando o me estas sugiriendo?—

—Como quieras, puedes dormir al aire libre en tu auto—.

Quinn sonrió burlonamente ante la amenaza. —Ya somos demasiado viejas como para divertirnos en el asiento trasero. ¿Desde cuándo me tienes que preguntar sobre donde voy a dormir cuando estoy aquí?—. Conociendo a su ex-amante de que siempre le gustaba hacer lo correcto, inmediatamente adivinó el problema. —¿Por Brittany? Santana, no pienso que ella caiga muerta de un shock si nos encuentra durmiendo en la misma cama. Después de todo, las compañeras de apartamento tienen que respetar la privacidad tanto de una como de la otra.—

—Sigo pensando que esto no va a funcionar, Quinn. Ella es tan diferente—.

—¿Por qué?—

—¿Además de ser una alcohólica?— Santana colocó sobre el suelo su taza y flexionó sus dedos. —Veamos… ella tiene un carácter del infierno—.

—¿Y tú nunca tienes tus malos momentos? Te puedo recordar que has tenido tus momentos de explosión—

—Eso es diferente— Santana se defendió. —Sólo me pongo así cuando estoy bajo mucho estrés—.

—¿Tú crees que no es estresante despertarse cada noche a causa de las pesadillas?— Observó a Santana moverse nerviosamente. —¿O el no tener conocimiento de dónde estará tu única hermana?— Quinn recibió un suspiro pesado en respuesta. —¿Bueno, y que más? —

—Esa maldita cortina de baño. ¿Ya la viste? ¿A quién en el mundo le gustaría tener una cortina transparente para el baño? Tengo una gran vista del inodoro mientras me estoy bañando.—

—Bueno, al menos puedes admirar la tapa peluda del inodoro—.

—¡Ah! Ella no baja la tapa cuando termina. Me sorprende que recuerde al menos bajarle la palanca al inodoro—. miró a Quinn quien intentaba no reírse. —Es solo que no entiendo por qué quiso una transparente—.

—No lo sé— dijo Quinn atentamente. —¿Qué más puedes ver además del inodoro?—

—Nada. Solamente el lavamanos y la puerta—. Ella negó con la cabeza. —¿Por qué quería ella ver eso?—

—Porqué...— Quinn se inclinó hacia adelante, —Sola, desnuda, vulnerable. ¿No puedes imaginar por qué ella necesita poder ver hacia la puerta todo el tiempo?—.

—¿Así es que ella necesita ver la puerta cerrada?—

—Ella necesita sentirse segura, y eso significa cualquier cosa que la pueda mantener segura—. Quinn colocó su mano en la rodilla de Santana. —Así como tú te sientes segura cuando las cosas están limpias y ordenadas—.

—No me gustan los vicios, Quinn. Su último apartamento se incendió. Dijo que estaba durmiendo. ¿Qué tal si ella le prendió fuego durante una alucinación?—

—Por lo que he podido observar, ella no le da a los alucinógenos. Ella sólo quiere sentirse insensible, no estar viendo cosas que no están ahí—.

—No me digas… eso está mucho mejor— la escritora se burló. —Aun así tiene problemas—.

—Tienes que mirar los síntomas para ver el verdadero problema—. dijo Quinn incorporándose y tomando su taza de té. —Las personas que han sido severamente abusadas harán cualquier cosa para protegerse, no importa cuán irracionales puedan parecer para otros—. En vista de que Santana no quedó convencida, ella probó un acercamiento diferente. —Piensa esto de esta manera. Ella creció a lado de un padre abusador y su único refugio aparentemente era su hermana. Piensa que tienes catorce años de edad y que lo único de lo que dependes en la vida te fuera arrebatado. Luego imagínate viviendo sola por tu cuenta, sin apoyo, a la edad de quince años—.

—Es tan difícil de creer que un hombre pueda ser tan cruel con su hija—.

—Con sus hijas— Quinn corrigió. —¿Y cómo crees que él se comportaría con Brittany después que su hermana escapara?— Colocando la taza ahora vacía en el suelo, ella bajo su cabeza colocándola sobre el regazo de Santana. —¿Es ella culpable de que nunca haya aprendido correctamente a manejar sus problemas y emociones?—

—Creo que no tiene muchos amigos—. Dijo Santana. —¿Es decir, cuántas personas podrían socializar con ella?—

—No muchos— Quinn admitió. —La mayoría probablemente la describirían completamente como un caso perdido—. Le dio a su ex pareja una mirada significativa. —Solo le dan la espalda y se marchan—.

—¿No juegas limpio, lo sabías?— Se inclinó rozando el flequillo color dorado, y plantó un beso suave en la frente de Quinn.

—Todo es por justicia y por amor, y trato de que veas las cosas que yo veo— Dijo Quinn con una sonrisa abierta. —¿Y dime, tendrás un poco de lavanda para un baño de espuma?—

—Sí, hay un poco arriba en el armario. ¿Por qué?, ¿Estás pensando en tomar un baño?—

—Inmediatamente después de ti—.

—Supongo que necesito uno—.Agregó Santana mientras sonreía

—¿Supones? Después de correr por todo el campo todo el día y luego estar en ese bar lleno de humo, un baño es necesario a menos que quieras dormir en el sofá esta noche—

Se enderezo y se desperezó, gimiendo mientras los tensos músculos protestaron por el movimiento. —Creo que sería bueno un largo baño ahora—.

—Entonces ve tu primero. Me pondré al día con mi correo electrónico y escribiré algunas palabras. ¿Quieres el pijama azul o el rojo?—

—El azul. Hace demasiado calor para usar franela—.

—También podrías vestir al natural, sabes—. Santana meneó sus cejas lascivamente. —no me importaría—.

—Oh, que sutil— Dijo Quinn sarcásticamente. Ella puso sus manos en los hombros de Santana y le señalo las escaleras. —Tal vez deberías tomar un baño de agua fría mejor—.

—Brrr, no es gracioso.—

—Tú solo ve arriba y pon tu mente a trabajar o escribe algo—.

—Sí Madre—.

—Hazlo— Quinn le advirtió en broma. —Mi amenaza de hacerte dormir en el sofá todavía sigue en pie—Recogió las tazas vacías. —Y no creas que dudare en hacerlo—.
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Vie Nov 22, 2013 2:30 am

CAPITULO 9


****


Brittany daba golpes en su cama, la manta enredándose alrededor de sus piernas. En su sueño, su padre estaba acercándosele, gritando obscenidades. Sintiéndose atrapada, luchó más duro, los frenéticos movimientos finalmente la despertaron. Miró alrededor del cuarto, momentáneamente desorientada. —Maldición ...— Tomó aire profundamente, se restregó su cara con sus manos y sacó sus piernas fuera de la manta. Sus ojos adormilados apenas se abrían, se levantó de la cama y con caminar lento se dirigió al cuarto de baño.

Cuando terminó, Brittany apenas medio despierta apagó la luz y giró a la izquierda, abrió la puerta y entró. En ese momento se dio cuenta de su error. ¿Tuviste suerte esta noche, Doc? Las dos mujeres estaban de cara a ella, el brazo de Quinn estaba envuelto protectoramente alrededor de la cintura de Santana. Brittany comenzó a salir pero se encontró incapaz de dejar de mirar. Pensé que eso sólo pasaba en las películas. Ella había visto a una mujer y un hombre durmiendo en la misma cama pero nunca había visto una pareja abrazándose tan cerca una de la otra y con tanta suavidad. No era que no hubiera más lugar donde poder dormir, era obvio que las mujeres quisieron dormir juntas. Molesta por la pesadilla y sintiendo envidia por la relación que Quinn y Santana compartían, Brittany finalmente se dio la vuelta y se dirigió de nuevo a su habitación.

Esto apesta. Ahora estoy despierta sin nada que hacer, Brittany miró alrededor de su cuarto. ¿Dónde está? Pateó las mantas fuera de su camino, encontrando una bota y un calcetín pero no el perdido control remoto. Probablemente no haya nada que ver a esta hora de cualquier manera. Abrió las verticales persianas y miró afuera hacia el oscuro cielo. La luna daba poca luz, apenas suficiente para ver el contorno de los árboles que separaban el complejo del lago. Ella tomó sus cigarrillos y su encendedor antes de abrir la puerta de cristal corrediza y salió un momento al balcón. Sin darse cuenta de donde estaba la silla, chocó contra ella, y las patas de metal rasparon contra la cubierta de madera.

—¿mmhm? ¿Qué pasa?— Santana murmuró, levantando su cabeza fuera de la almohada. Quinn levantó una mano y amablemente presionó la oscura cabeza de regreso a la almohada.

—Shh. Creo que Britt está en el balcón—. La voz de Quinn era más clara, habiéndose despertado unos minutos antes por el sonido del inodoro y la puerta de la habitación abriéndose. —Vuelve a dormir, Cariño—.

—¿Hmm? ¿Qué hora es?—

—Es hora de que te relajes. Yo iré a ver si ella está bien—.

Santana masculló algo ininteligible y rápidamente se volvió a dormir. Quinn esperó un minuto y entonces lentamente se deslizó fuera de los cobertores.

Brittany volvió su cabeza hacia el claro sonido de la puerta corrediza abriéndose. —No quise despertarte.—

—Tengo el sueño ligero— dijo Quinn mientras daba un paso hacia la cubierta y cogía una silla vacía.—¿Dime que te tiene levantada a esta hora?—

—Tuve que ir al baño—. Ella frunció el ceño cuando vio a la terapeuta sentarse y poniendo los brazos en la mesa.

—Esa es siempre una buena razón—. En ese momento el búho se hizo notar —Suena como que no somos las únicas despiertas— Quinn observó. —Buenas noches, George—. Como si reconociera su nombre, el búho echó otros gritos en respuesta. —Cuando me sentía con un estado de ánimo melancólico, salía aquí fuera y lo escuchaba.

—¿Tu?— Brittany bufó con incredulidad. —Vamos, Doc. No te puedo imaginar haciendo eso—.

—Todo el mundo tiene un día difícil… o una noche— ella agregó.

—No dije que tuviera una noche difícil—.

—No fue necesario que lo dijeras— Quinn contestó.—soy terapeuta, ¿recuerdas?—

Brittany pasó sus dedos por su cabello, acomodando algunos mechones rubios rebeldes. —Ya te dije que no me gustan las charlas profundas—.

—No, a ti te gusta mantener todo encerrado en una botella— Quinn desafíó —¿Sabes cuál es el significado de ser insano? Es estar haciendo lo mismo una y otra vez esperando diferentes resultados—.

Brittany se ofendió por las palabras. —¿Y tú piensas que hablar de eso es la solución?. Paty lo hizo y ella se ganó una enorme paliza. Toda tu terapia no va a cambiar lo que sucedió—. Ella arrancó un cigarrillo de su paquete y lo encendió, arrojando el encendedor sobre la mesa.

—¿Así que solo quieres seguir existiendo en lugar de vivir?— Quinn negó con la cabeza. —Tú eres más fuerte que eso—.

—¿Tu como sabes eso?— El resplandor anaranjado del cigarrillo brilló, luego perdió intensidad detrás de una ceniza gris. —Tú no sabes por lo que pasé, por lo que Paty pasó—. Gruñendo con frustración, tiró el cigarrillo sobre el barandal. —¿Puedes hacer que las pesadillas desaparezcan?—

—No— Dijo Quinn.

—Lo sabía—. Levantó sus manos al aire y se puso de pie.

—Sólo tú puedes hacer que las pesadillas desaparezcan, Brittany—.

Su mano se detuvo en la manilla de la puerta. —¿Cómo?— Se inclinó hacia adelante, presionando su frente en contra del frio vidrio. —He intentado— susurró, las palabras sonaron extrañas a sus oídos. —Algunas veces....— Algunas veces duele tanto.—No se irán—.

Quinn se puso de pie y caminó detrás de ella. —Se irán si tú las afrontas—. La mano de la terapeuta tocó su hombro y Brittany se sobresaltó involuntariamente. —No dejes que el pasado controle tu presente—.

—Yo....— la mano en su hombro presiono alentadoramente. Brittany intentó pero no pudo recordar la última vez que alguien había sido tan gentil con ella. Su corazón golpeaba en su pecho. —No sé si puedo—.

—Tal vez no lo creas pero yo si— Dijo Quinn suavemente. —Da miedo dar ese primer paso pero créeme, es el más importante—. La mano, que le había calmado, ahora se movía en pequeños círculos en la espalda de Brittany.

—¿Cómo puedo hablar de esto con un desconocido?— El cuerpo de Brittany se puso rígido cuando la mano de Quinn comenzó a moverse, relajándose sólo ligeramente cuando la mano se detuvo en su hombro de nuevo.

—Se inicia dando pequeños pasos. No tienes que dar un salto grande. Puedo recomendarte a varios buenos terapeutas que se especializan en asuntos de abuso infantil—. Brittany se puso rígida de nuevo y esta vez Quinn retiró su mano.

Brittany se dio la vuelta. —Pensé que eso era lo que tu hacías—.

—Lo hago pero creo que no sería apropiado que yo te aconsejara. Eres la compañera de apartamento de Santana y ella es mi ex-novia—.

—¿Y?—

—Hay una confidencialidad que puede estar comprometida en lo referente a esa situación y no puedo permitirlo. No quiero tener que preocuparme por lo que Santana y yo hablemos acerca de ti o si tú y yo tenemos una relación profesional y social a la vez, no quiero que esa línea accidentalmente se confunda—.

—Oh—. ¿Me dices que necesito ayuda y luego te rehúsas a ayudarme? Esto apesta. Tú simplemente no quieres ocuparte de mi jodida vida. Agarró la manilla de la puerta. —Como sea. No te preocupes por eso —.

—Todavía podemos ser amigas y si alguna vez necesitas hablar...—

—¿Para eso son las terapeutas, correcto Doc?— Sacudió con fuerza la puerta y entró. —Buenas noches—. Cerró la puerta y las persianas, dejando a Quinn parada en la cubierta del balcón. Algunos segundos más tarde Escuchó la otra puerta corrediza abrirse y cerrarse, seguido por voces apagadas y luego silencio. Eso es, Doc. Ve a abrazarte con tu novia. No tienes por qué preocuparte por mí. Se recostó en su cama, hasta entonces recordó que sus cigarrillos y su encendedor se habían quedado fuera sobre la mesa. Maldición. Apagando la luz y dándose la vuelta, dio dos puñetazos a su almohada antes de acomodarse finalmente. Las palabras de Quinn rodaban por su mente.
Si alguna vez necesitas hablar...

—Necesito hablar— susurró en la oscuridad.


* * *


Brittany cogió el cordón, alertando al chofer que quería bajarse en la siguiente parada. Mirando el papel que arrancó de la guía telefónica, comprobó dos veces la dirección y se bajó del autobús. El grupo de oficinas del edificio hizo aparición justo delante de ella, los grandes números de piedra en el frente confirmaban que era el lugar correcto. Fue entonces cuando su miedo apareció de nuevo. No puedo hacer esto. No puedo decirle lo que sucedió. Dándose cuenta que ella ya estaba frente a las puertas, cambió de dirección y comenzó a caminar por la calle.

Esto es estúpido, ella pensó mientras se alejaba del edificio. ¿Qué bien me haría hablando de lo que pasó de cualquier manera? dio vuelta a la izquierda en la esquina, ajena a lo que pasaba a su alrededor. Quinn no puede hacer que todo esté mejor. Ella no puede curar el dolor. ¿Así que, que es lo que hace entonces por sus pacientes? No seguirían viéndola si ella no hiciese algo para ayudarlos. Tal vez el hablar ayuda.
Volvió a recordar la conversación de anoche con Quinn, sin rumbo iba doblando las esquinas y se dio cuenta de que solo le había estado dando vueltas a la manzana, yendo a parar de nuevo a la parte delantera del edificio del cual se sentía temerosa de entrar. Caminó nerviosamente con pasos lentos y largos fuera por varios minutos antes de finalmente entrar y subir al segundo piso.

Las letras en el brillante cristal decían, Q. Fabray - Clinical Social Worker, Licenciatura en Acupuntura. Que diablos. Con gran determinación, giró hacia abajo la agarradera y dio un paso adentro.

—¿En qué puedo ayudarle?— La recepcionista preguntó amablemente.

—Uhm, tengo una cita con la Señorita Fabray a las tres en punto—. Miró nerviosamente el reloj en la pared. Cinco minutos antes de las tres.

—Usted debe ser la Señorita Peaks— dijo la recepcionista. —Tome asiento. La Señorita Fabray está un poco retrasada—. La mujer pelirroja tomó un sujetapapeles con algunos documentos adjuntos. —Puede llenar esto mientras espera. Necesitamos su información de seguro y algunos otros datos vitales—.

—No tengo seguro. Voy a pagar al contado—.

—Oh, está bien. Tenemos un listado de honorarios. Asegúrese de complementar la sección tres—.

Brittany se sentó en una silla y comenzó a llenar la forma. Ella había usado un apellido falso, el apellido con el que todos la conocían en el club para obtener la cita, pero puso en la parte de abajo de la forma Pierce, sabiendo que Quinn la reconocería al instante. Dejó vacío el espacio donde se pedía información de un contacto para emergencias, dolorosamente admitió que no tenía a nadie a quien poner. A nadie le importa si algo me pasara, pensó tristemente. Devolvió el portapapeles a la recepcionista y regresó a su asiento.

Era obvio que todo el material de lectura en la sala de espera de los clientes de Quinn era dirigido a las mujeres. Un pequeño folleto sobre la mesa trataba de como las mujeres debían hacerse su exploración mensual de mama. Las revistas estaban todas orientadas hacia las mujeres y varios pósteres de auto-afirmación adornaban las paredes rosadas. Brittany tomó una copia de ejercicios para mujeres y estaba leyendo un artículo sobre aeróbicos cuando Quinn entró en la habitación.

—¿Brittany?— la observó un tanto sorprendida

Ella lanzó la revista sobre la mesa y se puso de pie, ahora mucho más nerviosa que antes. —Yo… uhm ...—

—Vamos a mi oficina—. Quinn abrió la puerta y se apartó, su cara no revelaba nada su estado de ánimo.

Brittany entró en la oficina y se dio cuenta de que no era lo que ella esperaba. El escritorio estaba situado pulcramente en una esquina, mirando hacia la pared. Un sofá de cuero colocado de frente a una silla que hacia juego con los otros muebles. Varios cojines coloridos estaban esparcidos junto con casi una docena de almohadas. En la pared estaban varios diplomas, el nombre Quinn L. Fabray claramente visible.

—Toma asiento donde tú desees— Dijo Quinn en un tono cortés. Brittany escogió el asiento reclinable, haciendo a un lado los cojines y sentándose rígidamente. La mujer de cabello rubio y ojos verdes lo notó y se sentó en el sofá.—¿Te apetece algo de agua o jugo?—

—No—. ¿Qué estoy haciendo aquí? Ella debe pensar que soy una loca. No debería haber venido. —Lo siento. No debí haber venido aquí —Comenzó a levantarse del reclinable pero Quinn la detuvo con un gesto de su mano.

—Un momento. Puedes permanecer sentada si quieres. Todavía tienes cuarenta y cinco minutos—.

—Bien—

—Brittany, te dije que te podía recomendar a varios buenos terapeutas porque yo...—

—Ya se lo que dijiste— ella interrumpió. —Pero...— Apartó la mirada, enfocando su atención en un cojín verde vivo. —No puedo hacer esto con un desconocido. No sé siquiera si lo puedo hacer contigo— agregó con su voz apenas en un susurro. Su corazón palpitaba más rápido y el deseo de salir corriendo crecía. —Tal vez debería irme—.

—No puedes estar huyendo por siempre, Brittany. Llega un momento en el que es más difícil estar huyendo que resistir y afrontar tus demonios—. La terapeuta se inclinó hacia adelante, apoyando sus antebrazos sobre sus rodillas. —No te puedo aceptar como cliente. No sería justo para ti—.

¿Justo? El miedo fue opacado por su rápidamente creciente temperamento. —¿Justo? ¿Quieres hablar de justicia?— Agresivamente se recostó en el reclinable y abrazó sus rodillas sobre su pecho. —¡No he tenido un solo día justo en mi vida desde que desgraciadamente nací! Todas las personas que he conocido me han jodido, ¿por qué serías la excepción? ¿Crees que es justo que yo tuviera que escapar por culpa de toda la mierda que él provoco? ¿Crees que es justo que el haya obligado a Paty a que huyera? ¿Crees que debo de ser castigada solo porque a ti y a Santana les gusta jugar en la cama debajo de las sabanas?— Coléricamente pateó sus piernas, parpadeando para que las lágrimas no salieran. —no es justo—. Una lágrima solitaria se escabulló y se giró a un lado, esta vez clavando los ojos sobre un cojín rojo. —Maldita sea—.

—Tienes razón— Dijo Quinn después de un largo silencio. —Lo que sucedió no es justo y no fue tu culpa—. Contestó amablemente, consciente del estado vulnerable de la bailarina, —No estoy tratando de lastimarte o castigarte de ninguna forma—. Hizo una pausa. —La confianza es un asunto importante con mis clientes—.

—¿Si yo no viviera allí, me ayudarías?—

—Por supuesto. No es que yo no quiera ayudarte, Britt, lo hago—.

—Así que estoy jodida de nuevo— la stripper dijo abatidamente, cayendo sobre el reclinable totalmente derrotada. —Está bien, Doc. No hay problema—.

—Déjame darte los nombres de algunos que están muy cualifi ...—

—No te molestes— Dijo Brittany despectivamente. —Sabía que era estúpido pensar que podía solucionar esto—. Se secó las lágrimas con la manga de su blusa y se puso de pie para retirarse.

—No, no es estúpido— Dijo Quinn, haciendo una señal para que se sentara. —Valiente—. Dejó a un lado el portapapeles. —Se requiere coraje para curarse—. Hizo una pausa, esperando que Brittany la mirara. —Si acepto verte, hay ciertas reglas que deben quedar claras para empezar—.

La rubia de ojos azules tragó saliva y asintió con la cabeza, sus emociones se le atravesaban en la garganta como para permitirle hablar. No quería hacer o decir nada que pudiera romper la débil esperanza.

—Lo más importante es saber que cualquier cosa que se diga en esta habitación se queda en esta habitación. Este es un lugar seguro para ti. Nada que me digas aquí será de nuevo repetido al menos que trates de dañarte tú misma o a otros. Puedes llorar, gritar todo lo que quieras. Las paredes están aisladas así que nadie en el área podrá escucharte.—

—Está bien—. Como si fuera a llorar o gritar, pensó dudosamente, frunció el ceño cuando recordó que apenas sólo unos minutos antes ella estaba próxima a romper a llorar.

—Tengo ciertas expectativas también —.

Brittany aspiró profundamente y estaba lista para protestar. Quinn se puso de pie y caminó hacia el escritorio, abrió una gaveta y sacó un pequeño libro grueso. Al principio Brittany pensó que era una Biblia hasta que miro las flores y aves en la portada.

—Éste es un libro diario de meditación. Espero que leas el pasaje correcto cada mañana y otra vez en la noche—. Brittany tomó el libro y lo abrió. Cada página estaba etiquetada con el mes y las citas, pero no por día.

—¿Quieres que medite?—
—No estoy hablando de cánticos o yoga— Dijo Quinn. —Toma diez o quince minutos en la mañana para leer y pensar acerca del tema del día—

¿El tema? Curiosa, Brittany miró de nuevo. Cada día se enfocaba en un diferente problema o sentimiento. El desánimo, la autoestima, la vergüenza, la culpabilidad, y la cólera eran algunos de los temas para los siguientes cinco días. —Parece una lectura divertida— dijo sarcásticamente.

—No se supone que sea divertido, se supone que te debe hacer pensar. Esto no va a ser fácil, Britt. Si quieres cambiar entonces tienes que hacer algunos cambios—. La stripper siguió pasando las páginas mientras Quinn continuaba. —Recuerda, ser insano es estar haciendo la misma cosa una y otra vez y esperar diferentes resultados—.

—¿Te gusta esa frase, verdad Doc?—

—Me gustan muchas frases. Esa es una de mis favoritas—. Dijo mientras se reclinaba en el sofá.

—¿Cómo funciona esto? Me haces preguntas y yo contesto o qué? Nunca he hecho esto antes—.

—No estás en la oficina del director aquí, Britt. Lo haremos de la forma que te haga sentir más cómoda, ese es el punto—.

—¿El punto?—

—El cambio es incómodo y aterrador. No voy a dejar que ese miedo aumente. Te presionaré de vez en cuando pero lo haré solo porque me preocupas, y no con el deseo de causarte dolor —. Una leve sonrisa se asomó en sus labios. —Ya la he ido conociendo, Señorita Pierce, sé que puedes ser muy testaruda como el infierno—.

—Y a mí me da la impresión de que puedes ser un dolor en el culo si te lo propones— Brittany le dio una sonrisa igual. —Algunas veces Paty me presionaba para que hiciera mi tarea o algo. Desearía haberle hecho caso en ese entonces—.

—¿Tu hermana te alentaba a cumplir con tu tarea? ¿Dónde estaba tu madre?—

Con esa pregunta se ganó un bufido burlón de la rubia. —¿Mi madre? Oh, quieres decir la borracha que se la pasaba en la habitación todo el tiempo viendo tv por cable con su Doggie Dew—.
—¿Doggie Dew?—

—Mad dog, twenty-twenty y Mountain Dew... Todos los licores que pudiera mezclar. Toda esa mierda—.

—Suena que es justo eso— Quinn estuvo de acuerdo. —¿Bebía tu padre también?—

—Cualquier cosa que estuviera de oferta esa semana—. Brittany escuchó la furia en su propia voz y tomó una aspiración profunda. —Después de que Paty se fue, él comenzó a tomar whisky—. Y yo, Agregó silenciosamente.

—Regresemos un poco— Dijo Quinn. — Ayúdame a asegurarme de que tengo la información correcta ¿Tu hermana se escapó cuando ella tenía ...?—

—Diecisiete—.

Ella asintió con la cabeza. —Y tu cuando escapaste tenías...—

—Quince y medio—.

—¿En qué grado estabas?—

—A mitad del noveno grado. Debería haber estado en décimo pero quede debiendo un año—.

—¿Regresaste alguna vez?—

Brittany miró los diplomas en la pared y sacudió su cabeza. —Estaba demasiado ocupada intentando vivir día a día para preocuparme por la escuela—. Ella miró la costura de la silla, demasiado avergonzada como para mirar a Quinn. —No lo hice bien cuando estuve ahí, así que ¿por qué molestarme? Puedo leer y puedo escribir. Con eso me las puedo arreglar—.

—¿Te conformas con lo que haces? ¿Solo ganar dinero para pasar la semana y no pensar en el futuro?—

—¡Es todo lo que tengo!— Brittany explotó. ¿Que no lo captas? No soy nada. —Me quito la ropa por dinero porque es en lo único que soy buena. No puedo hacer mejor dinero en ninguna otra parte—.

—Entonces necesitas hacer lo que sea para hacer eso posible. ¿Qué edad tienes, veintitrés?—

—Veinticuatro—.

—Veinticuatro. ¿Cuántos años más piensas que puedes seguir de stripper? ¿Cuánto tiempo más pasará para que sigas siendo stripper y ya no te sea suficiente para poder pagar las cuentas? ¿Qué vas a hacer cuando eso pase?—

Brittany agarró con fuerza los brazos del reclinable, sus defensas cayendo ante el tono retador en la voz de Quinn.

—Vamos, Brittany. ¿Qué cosas has hecho por ti misma que no te haga terminar como un número más de las estadísticas?— Quinn esperó algunos segundos por una respuesta, luego continuó. —¿Bien, qué cambios estas dispuesta a hacer para no ser parte de las estadísticas?—

—No lo sé—.

—Otra regla, Señorita Pierce. No permito "No lo sé". Hagamos otro intento. ¿Qué cambios estas dispuesta a hacer para que no termines muerta en algún lugar por algún depravado de ese lugar?—

—Soy demasiado grande ya para volver a la escuela—.

—Respuesta equivocada. Puedes estudiar en casa para poder hacer un examen equivalente. Pasándolo obtienes un diploma de bachillerato que tiene el mismo valor. Puedes de hecho bajar material de investigación de internet—.

—No tengo una computadora—.

—Pero las tienen en la biblioteca— Quinn afirmó. —No permito excusas tampoco—.

—No vine aquí para que me sermonearan para volver a la escuela— Dijo Brittany. ¿Qué demonios tiene esto que ver con las malditas pesadillas?

—¿Dime, a que viniste?—

—¿Qué?— Tú sabes a que vine. ¿Por qué me presionas de esta manera?

Quinn repitió la pregunta. —¿Por qué viniste aquí? ¿Qué es lo que esperas lograr?—

—Tú lo sabes.—

—Dímelo.—

—Tú lo sabes!— Brittany repitió coléricamente.

—Dilo.—

—Quiero que esto pare— contestó. —Quiero que desaparezcan las pesadillas. Quiero que desaparezcan los malos recuerdos. ¡Quiero que el maldito dolor desaparezca!—

—¿Y qué vas a hacer para cambiar eso?— Quinn preguntó, desconcertada por el despliegue de emociones. —¿Qué cambios estas dispuesta a hacer para que el dolor desaparezca?—

Brittany se volteó, presionando con fuerza su mandíbula y rehusándose a contestar.

—Te dije que no sería fácil— Dijo Quinn. —Nadie más puede hacer el trabajo. Es decisión tuya hacer cambios y tomar decisiones difíciles tomando en cuenta como está tu vida. Ya no eres esa pequeña niña desvalida de quince años—.

—Ahora soy una chica totalmente pérdida de veinticuatro años— Brittany susurró, rehusándose a mirar a la terapeuta. —¿Es eso lo que intentas decirme?—

—No… pienso que es lo que tú estás intentando decirme— Dijo Quinn gentilmente. —Creo que es suficiente por hoy—.

—Pero....— Brittany miró su reloj de pulsera. — Todavía tengo cinco minutos—.

—Tiempo suficiente para que hablemos de algunas otras reglas—.

—Oh yupi—. Aquí viene.

—Sabía que te gustaría esta parte—.

Brittany rodó sus ojos y levantó una ceja hacia la mujer de cabello rubio.

—Primero, nada de alcohol antes de la cita. Éste es un trabajo serio y no me gusta perder el tiempo con alguien que no toma esto en serio también—.

—Bien—. Solo me aseguraré de programar las citas por las mañanas

—Segundo, hay una manera correcta e incorrecta de manejar la rabia. Te dije que este es un lugar seguro y puedes gritar todo lo que quieres, pero … — La terapeuta levantó su dedo. —Las únicas cosas que puedes tirar o golpear son las almohadas—. Brittany inclinó la cabeza en acuerdo. —y no solo aquí— Quinn agregó. —En casa también. Consíguete un cojín o una muy rellena almohada—.

—Ok, ¿alguna otra cosa?—

—Consíguete un cuaderno de apuntes, uno grueso. Quiero que escribas un diario en el—.

—¿Quieres que escriba un diario?— ¿Estás loca? ¿Escribirlo puede hacer que alguien pueda leerlo. Ella negó con la cabeza. —De ninguna manera—.

—Ok. Escribe cuando quieras pero al menos hazlo una vez al día—.

—¿Acerca de qué?—

—Cualquier cosa que quieras. Cómo te sientes, como va tu vida, cualquier cosa que desees escribir—. Quinn se puso de pie y tomó el libro de las manos de Brittany. Encontrando la página correcta, ella se lo dio de regreso. —Todavía tienes algunos minutos. El tema de hoy es la autoestima. Léelo ahora y de nuevo a la hora de acostarte. Léelo en la mañana cuando te hayas despertado y otra vez a la mitad del día. Date diez o quince minutos tres veces al día para leer las meditaciones y pensar acerca de ellas—.

—¿Y esto va a ayudar, Doc?—

—Recuerda lo que dije de ir paso a paso. Lee las meditaciones tres veces al día en toda la semana entrante y luego hablaremos de ellas—.

Caminaron hacia la puerta y Quinn apoyó su mano sobre la manija curvada. —Usualmente mis clientes se ganan abrazos cuando terminan una cita—.

De ninguna manera. Brittany dio un paso hacia atrás. —No soy de las que abrazan—.

Quinn levantó sus manos. —Ok. Simplemente te digo que los abrazos siempre son bienvenidos—. Puso su mano en la manija otra vez. —Una última cosa. Todo lo que se dice aquí es personal y es una relación profesional, lo digo en serio. Podemos hablar de muchas cosas aquí pero si nos encontramos en los juegos de softbol o cuando este con Santana, solo seremos Quinn y Brittany, entendido?—.

—¿Eso quiere decir que ya no me ayudaras si tomo algunas bebidas de más después de algún juego?—

—Lo haré si te comportas responsablemente y no conduces y te pongas tú misma en situaciones peligrosas—. Ella abrió la puerta. —Te veré aquí la próxima semana—.

La próxima semana. Ya lo dijo. Quinn había acordado ayudarla. Ella hizo una pausa en la puerta. —¿Oye Quinn?—

—¿Si?—

—Gracias—. Brittany forzó una sonrisa. Dentro de ella se sentía emocionada y asustada. —Yo…yo no sé si puedo hacer esto pero lo intentaré. Solo no te decepciones de mí si no lo logro, ¿ok?—

—Britt ...— La mano de Quinn trató de alcanzar su hombro. —Te dije que esto no sería fácil. No espero perfección y tú tampoco lo esperes. Lo que importa es que aprendas de tus errores y lo intentes de nuevo—. Ella guió a Brittany al escritorio de la recepcionista. —¿Catherine, podrías por favor programar citas regulares para la Señorita Pierce?—
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Mensaje por facot Vie Nov 22, 2013 2:51 am

Excelente! dos grandiosos capítulos, en verdad que los leí y me gustaron mucho, me encanta la trama que manejas.

Ver a San que aun no está muy convencida de que Britt esté ahí, pero tiene una rubia que le hacer ver lo contrario, golpes bajos de parte de Quinn, pero al fin y al cabo sirven.

Que bueno que aceptó al fin ir con Quinn, esto dejará ver más la vida de Britt, espero en verdad pueda salir adelante.

Es raro encontrar un fic en el cual se mencione un diario y a Britt no le guste tenerlo, eso es lo que me gusta de tu fic que todo cambia, ahora que la obligan a llevarlo será interesante lo que escribe en él.

Gracias por estos 2 capítulos, estaré ansiosa por seguir leyendo tan buen fic, saludos y suerte!
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Mensaje por 3:) Vie Nov 22, 2013 12:43 pm

hola,...
me encantaron los dos capítulos,....

fue divertido ver a sam y dani peleando por quien conquista a britt,... jajajaja

se va a poner intenso, cuando britt empiece el tratamiento con quinn y siga todos los pasos que le pidió!!!!

como va a reaccionar san cuando se entere que quinn es la nueva terapeuta de britt!!!!????

nos vemos

LU!!!!
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Mensaje por Kristen Rivera Vie Nov 22, 2013 10:18 pm

Awww lo ame me encanta Quinntana jaja xD espero que el siguiente sea algo bien wanky algo hot entre Santana y Quinn , para que Britt sepa como esta la situación que a lo que veo creo que le gustan las ladys jaja xD


Saludos

Actualiza actualiza actualiza jaja okey ya


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Mensaje por O_o Vie Nov 22, 2013 10:53 pm

buenos esos capitulos pero regalanos 2 mas jaja me siento enviciada con tu fic
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Mensaje por Jane0_o Vie Nov 22, 2013 11:26 pm

Ojala britt lo logre, falta mucho para la parte brittana.?
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Mensaje por adi-santybritt Sáb Nov 23, 2013 12:55 pm

Me ha encantado los caps !!! Al fin britt decidió hablar de sus problemas !!! Me alegro!!!
No esperaba que britt se equivocara de habitación!!
Espero la actu!!!
Xoxo
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Mensaje por micky morales Sáb Nov 23, 2013 2:49 pm

vaya pobre Britt, esto va a ser muy duro para ella, no se como dos personalidades tan diferentes se puedan enlazar ( britt y san)
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Mensaje por monica.santander Sáb Nov 23, 2013 8:24 pm

Que buenos capitulo me encanta como Quinn se ha interesado en ayudar a Britt, la verdad que lo necesita y mucho
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Mensaje por Kristen Rivera Sáb Nov 23, 2013 9:19 pm

Hola quiero decirte que estoy ansiosa quiero leer tu fic y ajaja


También eh visto que tus CAP son demasiado cortos :((( por que ??
Me rompes el corazón sabias :(
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Mensaje por akarencilla Lun Nov 25, 2013 12:46 pm

me encanta pobre britt enserio espero q Quinn la ayude Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26 - Página 3 2145353087  espero el proximo capitulo
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Mensaje por facot Miér Nov 27, 2013 3:54 am

Hola, como estás?, espero en verdad que muy bien, paso molestando para preguntar por nuevos capítulos, tu fic es fantástico, espero pronto seguir disfrutando de él, gracias de antemano y suerte!
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Mensaje por monica.santander Miér Nov 27, 2013 2:55 pm

Hola que tal actualizaras pronto??
Saludos
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Mensaje por Beverly_87 Miér Nov 27, 2013 5:46 pm

Holaaa por aquí otra vez, gracias por comentar y mantenerse a la expectativa, se que ha pasado más de lo que acostumbro en actualizar, pero es que tuve una de las peores semanas con respecto a trabajo se refiere. Por suerte ya acabó y tengo un par de días libres, los que aprovecharé para descansar y obvio para traerles todos los capítulos que pueda subir en el proceso.

También quería recordarles lo distinto de la trama. Si bien ya saben que Brittany y Santana son personas con carácter completamente diferentes, y contrario a los flechazos a primera vista y todo lo demás, lograr que dos personas tan distintas se unan es algo que no sucede de la noche a la mañana, por ende les recomiendo un poquito de paciencia (se que es difícil XD) para las escenas Brittana, que de seguro vendrán.

Disfruten de la historia y déjense llevar por la trama. Para mi concepto es sumamente interesante ver como estas dos personas tan complicadas se van conociendo y como hacen para conseguir al fin el famoso "click". Ojalá que disfruten tanto como yo ver como sucede esto.

Gracias por sus comentarios y por leer la historia. Ya sin más les dejo el próximo capítulo y continuo editando el que le sigue para subirlo lo antes posible.

Un besoooo!!
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Mensaje por Beverly_87 Miér Nov 27, 2013 5:47 pm

CAPITULO 10



****

—En una ráfaga de fuego…— Santana arrugó la frente. —En una ráfaga de fuego…—Sacudiendo su cabeza, presionó la barra para borrar repetidamente. —Suena como si fuera una película de gangsters —La espalda estaba comenzando a dolerle por estar sentada en la misma posición por mucho tiempo, pero la fecha tope estaba ya muy cercana como para poder relajarse. —Las balas parecían una lluvia sobre…no no no no.— Suspirando fuertemente, borró la oración y se quedó mirando la pantalla. Odio escribir acción. Vamos solo dame una buena frase hoy. —La policía abrió fuego, rociando a los terroristas con una lluvia de balas.—Bien, eso está mejor. ¿Y luego que?— El cursor parpadeaba repetidamente mientras los segundos pasaban. —Bien.— Comenzó a escribir. —La policía abrió fuego… —¿Por qué abriría fuego sin saber dónde están los rehenes?— Restregó su cara vigorosamente y miró sorprendida la hora sobre la pantalla. —Grrr…No puedo creer que sea tan tarde ya—. El pronunciado bostezo y sus ojos confirmaban lo mismo. Era ya más cerca de la madrugada que medianoche y si daba un vistazo a lo que había en la pantalla sabría que en realidad mostraba muy poco para el prolongado esfuerzo que había hecho.

Los segundos se convirtieron en minutos pero ninguna palabra más apareció sobre la pantalla de la computadora. Frustrada, Santana empujó el teclado y recostó su cabeza hacia atrás, viendo solo el cielo raso. —Bien, pensemos sobre esto— dijo en voz alta, como si el escuchar sus palabras la ayudara un poco a enfocar las cosas. —Los rehenes están en el segundo sótano pero la policía no sabe eso. ¿Entonces dónde cree la policía que están cuando los pistoleros salen disparando?— ¿Necesitan aun estar en el almacén?¿Si no están allí, dónde los pongo?¿Necesito aun a los rehenes?¿Por qué roban el banco en primer lugar?.
—Oooh, odio esto!— Poniéndose derecha en su asiento, Santana se colocó de nuevo delante del teclado. La presión para poder terminar la escena y terminar el capítulo a tiempo no estaba ayudando en nada a su creatividad. Bien, solo tengo que pensar por un minuto. Para su sorpresa, la puerta principal se cerró, anunciando que Brittany llegaba a casa del trabajo. Escuchó como la puerta del refrigerador era abierta, luego cerrada otra vez, recordándole a Santana que tenía que hablar con su compañera acerca de cuándo se terminara la leche se debía de anotar en la lista de comestibles para comprar. Pesados pasos subían las escaleras, deteniéndose al llegar arriba.

—Estoy despierta— Dijo Santana, preguntándose que causo qué Britany se detuviera en lugar de seguir hasta su habitación.

—Estás levantada muy tarde—. La voz del otro lado de la puerta le contestó.

—La fecha tope hace que este aun despierta—. Ella se restregó los ojos y se reclinó. —¿cómo estuvo el trabajo?—

—Solo fue trabajo. Buenas noches—.

—Buenas noches—. ¿Qué te pasa? El tono derrotado en la voz de Brittany le preocupó. Santana abrió las persianas y deslizó la puerta, dejando en su lugar el mosquitero. Por si acaso quiere hablar, la escritora se dijo a sí misma.
Varios minutos pasaron y Santana decidió averiguar que pasaba cuando escuchó la puerta abrirse y a Brittany salir hacia el balcón. Sabía que algo estaba mal. Apagando la computadora, salió hacia el balcón. El resplandor anaranjado del cigarrillo era la única luz en la oscuridad al lado de Brittany. Sopló de pronto un aire muy frio y Santana se abrazó a si misma al sentir la ráfaga de viento. —Oh, no me percaté que estuviera tan fresco aquí fuera—.

—Mmhm—.

—¿Te gustaría algo de compañía?—

—No soy buena compañía esta noche— Dijo Brittany abatidamente.

—Está bien, yo tampoco lo soy—. Cogió una silla y se sentó, suspirando mientras lo hacía. —Simplemente ya no puedo estar viendo esa pantalla por más tiempo—.

—¿La Pantalla?— La stripper miró a Santana. —¿Qué hay de malo con la pantalla?—

—Sí , la pantalla de mi computadora. Estoy en una intensa lucha por lograr escribir un párrafo—.

—Oh—.

Santana observó como la punta del cigarrillo brillaba con una llamarada, luego se oscureció al igual que su compañera. No estás de buen humor como para hablar ¿no es así?. Mientras se debatía en intentar iniciar una conversación de nuevo, se sorprendió cuando Brittany habló.

—¿Puedes entrar a Internet con esa cosa?—

—A 1 Giga cuando todo el mundo en la ciudad no está en línea— Dijo Santana orgullosa.

—Uhm—.

¿No tienes ni idea de lo que te estoy hablando verdad? —Así es, puedes entrar a internet con esa cosa. ¿Por qué?, ¿Te sientes con deseo de navegar un rato?—

—¿Navegar?—

—De hacer búsquedas, mirar diferentes sitios—. Santana mentalmente se reprendió así misma por no decirlo más claramente. —¿Buscas algo en específico?—

—¿Um, no.... ¿tienes que pagar para usarlo?—

—Pago una retribución mensual y tengo acceso ilimitado—. Que bien. Era la primera vez que Brittany se mostraba interesada en algo que a ella le gustaba. Santana se puso derecha y apoyó sus brazos sobre la mesa, sus ojos ajustándose lo suficiente en la oscuridad para poder ver el contorno de la cara de Brittany. Creo que compraré algunas velas para la mesa la próxima vez que vaya de compras. —Puedes usarlo si quieres, solo no hagas ninguna descarga—

—Naaa, solo sentía curiosidad. No sé cómo usarlo de cualquier manera—.

—Bueno, tienes que aprender alguna vez. ¿Por qué no ahora?—

—No lo sé— Brittany contestó con vacilación. —es tarde y es probable que estés cansada—.

—Si me voy a la cama ahora, solo daré vueltas en ella toda la noche. Realmente, estoy completamente despierta—.

—Tal vez solo podrías mostrarme cómo hacerlo y después podría ir a la biblioteca y usar alguna computadora de allí—. Brittany apagó su cigarrillo en el cenicero y se puso de pie. —¿No interferiré con tu escritura o algo?—

—Difícilmente— Santana bufó. —Tendré suerte si logro terminar dos párrafos esta noche—. Se levantó y abrió la puerta de tela metálica. —Vamos, será divertido—.

Una vez dentro, Santana abrió el cajón del escritorio donde se encontraba el teclado de su computador y tomó asiento. —Adelante— ella dijo, señalándole la silla.

—No sé nada sobre esto— Dijo Brittany mientras miraba por encima la pantalla plana del  monitor, el CPU y la impresora. —¿éste es el mouse, correcto?—

—Sip, aunque está programado para personas zurdas. Presiona el botón derecho para dar click sobre algo—.

—¿Se supone que debe de ser del otro lado para las personas diestras?— Ella movió cautelosamente el mouse sobre la superficie suave del mousepad. Sus ojos azules se ensancharon cuando observó como el puntero en la pantalla imitaba sus movimientos. —No lo sé. Parece tan fácil para usarlo de este lado—.

—Lo es. Es solo cómo te acostumbras, supongo. Mi mamá también es zurda y ella siempre se aseguró de enseñarme de ese modo. Pongámonos en línea y te mostraré cómo buscar en la red—. Levantándose ligeramente, Santana colocó entre sus piernas el teclado y acerco más la silla de Brittany. —¿Ves ese globo amarillo en la parte superior de la pantalla? Da un click sobre eso—.

—¿Así que muevo el puntero hacia arriba … y doy un click sobre este botón?—

—Sí, tienes que dar doble click sobre eso—. Observó el cursor ir despacio torpemente de arriba abajo por la pantalla, Santana hizo un esfuerzo para no sonreír burlonamente. Le tomó a Brittany dar tres clicks para abrir el programa.

—¿Qué hice?— La stripper preguntó nerviosamente cuándo las ventanas y los programas comenzaron a abrirse de pronto. Esta vez Santana no pudo contener su risa.

—Nada. Hago que estén disponibles todos los programas necesarios en cuanto entro al sistema—.

—Me pudiste haber advertido— Dijo Brittany con una mirada un poco amenazadora.

—Debí hacerlo— admitió. —Pero fue más divertido verte saltar fuera de tu asiento—. Santana tomó el control del mouse, rozando levemente la mano de Brittany —¿Ves este botón aquí? Un click y la pantalla cambia… Ok, escribe cualquier cosa que quieras buscar en el recuadro—. Santana se recostó y esperó a que su compañera introdujera alguna información.

Brittany tecleó con sus dedos índices. —Demonios. ¿Cómo borras en esta cosa?—

—Usa la tecla de retroceso, arriba del lado derecho justo abajo de la tecla F12—.

—¿Dónde? No veo ninguna tecla que diga retroceso—.

—Oh, la tecla ya está desgastada. Ella se apoyó para señalarle la tecla. —Suelo usar a menudo la tecla de retroceso—.

—¿Cometes muchos errores?—

—Prefiero no pensar tanto así de que cometo muchos errores— Dijo Santana sintiéndose más relajada con su compañera. —Realmente tiendo a reescribir una escena varias veces antes de quedar totalmente satisfecha—.

—Suena como a mucho trabajo— Dijo Brittany, sus ojos mirando rápidamente sobre el teclado en busca de la tecla correcta.

—Lo es— Dijo Santana, señalando la posición de la tecla N. —Pero también es divertido—.

—¿Qué clase de historias escribes?—

—En su mayoría de misterio y de suspenso, pero ocasionalmente he escrito historias cortas para revistas cuando ando ajustada de dinero—. Que es la mayoría de las veces, ella silenciosamente agregó.

—¿Ok, y ahora qué?—

Santana miró las palabras de búsqueda. —¿La página de Educación del estado de Nueva York? ¿Que estas exactamente buscando?—.

—Solo estoy mirando— Dijo Brittany, colocando un mechón de pelo rubio detrás de su oreja. —Alguien me dijo que podía obtener alguna información acerca de algo—.

No me digas, eso está perfectamente claro. —Bien pero quizá si me dijeras que es lo que estás buscando específicamente, podría ser más fácil de encontrar la información—.

—Alguien me dijo que podría obtener los cursos del bachillerato sin tener que volver a la escuela—. Repentinamente Brittany encontró un interés especial en sus cortas y delicadas uñas. —Me dijeron que había manera de estudiar para el examen sacando la información del internet—.

—Hmm, estoy segura de que así es—. Mmh, ahora entiendo. ¿Cuántos años tenía ella cuándo escapó? —Aún debe haber guías de estudio para que las puedas imprimir. Tengo suficiente tinta y papel— ella ofreció. —mmm.... ¿Te puedo preguntar algo?—

Brittany se encogió de hombros. —supongo que si—.

—Cuando escapaste, ¿Cómo le hiciste para sobrevivir? Debiste haber necesitado documentos para poder obtener un trabajo en dondequiera y está por supuesto la preocupación de que un oficial te descubriera por ser menor—.

La mujer más joven vaciló antes de contestar y cuando lo hizo, deliberadamente miró a cualquier parte menos a Santana. —¿Realmente quieres saber la respuesta a esa pregunta?—

¿Qué diría Quinn en esta situación? —mmm, solo si tú quieres decírmelo— Bien.....esa fue una respuesta correcta, Santana se dijo a sí misma.

—Digamos que en algunos trabajos no se requieren papeles para trabajar o identificación—.

—Oh—. La escritora cambió de posición con inquietud y ahora fue ella quien fue incapaz de mantener cualquier contacto visual. Brittany comentó una vez que el striptease fue solo un paso más arriba. —Entiendo, bueno.....umm......— Negando con la cabeza, Santana quedamente admitió, —no sé qué decir—.

—No hay nada que decir de cualquier manera— Brittany se encogió. —hice lo que tuve que hacer—. Ella movió el mouse. —¿Y ahora qué sigue?—

Le tomó a Santana un segundo para poner a funcionar sus engranajes mentales y fijar la atención en la información en la pantalla. —Pon el puntero sobre la búsqueda y da un click sobre él—. Ella miró todos los temas sobresalientes y negó con la cabeza. —Tienes que desplegar la página hacia abajo—.

—¿Ahora me lo podrías decir en español?—

Ella le sonrió ante su error, complacida de ver la cara de confusión de Brittany —Lo siento. Se me olvidaba. Es solo parte del vocabulario que suelo utilizar. No estoy acostumbrada a que las personas sean capaces de entender de lo que les estoy hablando—. Le explicó cómo navegar por la pantalla, dándose cuenta para su sorpresa que Brittany aprendía rápido y raras veces necesitó explicarle las cosas más de una vez. En algunos minutos más encontraron un sitio que ofrecía los programas de estudio. —Esto es perfecto— ella dijo. —Mira esto—. Excitada por el descubrimiento, Santana sin darle importancia se apoyó para asumir el control del mouse. —Puedes trabajar en cada tema hasta que estés lista y hacer un auto examen al final. Eso lo facilitará. Aquí—. Ella dio un click sobre un enlace. —Mira todos los módulos disponibles—.

Los ojos de Brittany se ensancharon. —Nunca seré capaz de aprender todo eso—.

—Por supuesto que puedes. No es tan difícil como parece—.

—Fácil para ti decirlo. Tú tienes una Licenciatura de la Universidad. Yo ni siquiera termine el noveno grado—.

— Oye, no nací con esa Licenciatura, ¿sabes?. Tuve que aprender todo también—. Ella dió un click sobre el mouse otra vez. —No tienes que aprender todo al mismo tiempo. Intenta hacer uno de los módulos. ¿En qué temas eras buena?—

—No lo sé. Realmente nunca puse mucha atención en la escuela—. Brittany se encogió en un gesto ya familiar. —Estoy sorprendida pues sólo fallé una asignatura—. Empujó hacia atrás la silla, para cruzar las piernas. —No soy estúpida o algo así, es solo que estudiar y hacer la tarea en ese entonces no era importante para mí—. Ella entrelazó sus dedos y los apoyó sobre su regazo. —Apuesto que tú fuiste una estudiante sobresaliente. Obtenido puras A y todo eso—.

—Bueno, en su mayor parte fueron A— Santana admitió.

—mhmm—. balbuceó Brittany sabiendo que era así. —¿A dónde fuiste, Harvard o Yale?—

—A ninguna— ella contestó. —Se suponía que iría a Punta Oeste pero terminé yendo a UCLA—.

—¿A Punta Oeste? Oh, ya me parecía. Eres una pequeña diablilla Militar. ¿Y por qué no fuiste allá?—

—Es muy largo de contar—. Viendo la apariencia expectante en la cara de Brittany, Santana movió su barbilla señalando hacia el balcón. —Vayamos allí afuera. Será más cómodo—.


****


—¿Qué pasó?—Brittany preguntó una vez que ya estaban en el balcón.

—Bien. Tienes que entender que la vida militar no es la misma que la vida de civil. Las cosas no se manejan tan fácilmente—. Santana agradeció la oscuridad, haciéndole más fácil contar su historia. —La apariencia lo es todo y los chismes se mueven a través de las tropas más rápido de lo que te puedes imaginar. Era una senior en la escuela secundaria y mi padre había sido situado en West Point cuatro meses antes. En el otoño tienen un baile de etiqueta para celebrar durante el fin de semana el regreso a casa. Mi padre me arregló una cita para salir con un cadete de cuarto año llamado David Karofsky—.

—¿Karofsky?— Brittany bufó y buscó sus cigarrillos. —¿Qué clase de apellido es ese?

—Probablemente uno muy importante, porque él fue David Karofsky tercero, el nieto del General Edward D. Karofsky y el hijo del Capitán David E. Karofsky—.

—Que fastidioso eso de los mismos nombres—.

—De cualquier manera, el ego del Cadete Karofsky estaba sólo empequeñecido por sus hormonas, especialmente después de haber tomado varios sorbos de no sé qué licor que llevaba escondido en su chaqueta. Después de pasar la mayor parte de la noche hablando de sí mismo, el Señor personalidad pensó que tenía derecho a más que sólo unos cuantos bailes formales—.

—¿Quieres decir que él intentó ...?—

—Oh sí, ciertamente lo intentó— Santana dijo. —Dimos un paseo por la base y él hizo todo lo posible por abrazarme. Yo lo empujé y comencé a caminar de regreso, dispuesta a dejarlo pasar sólo como una mala cita, pero él no se dio por vencido tan fácilmente. Me empujó contra un árbol e intento meter sus manos por debajo de mi vestido. Ahí fue cuando grité y le di con la rodilla—.

—Bien, el bastardo se lo tenía merecido— dijo Brittany, dando una larga inhalada a su cigarrillo. —Deberías haberle arrancado las pelotas—.

—Hubiera deseado haberlo pensado mejor en ese momento— Santana admitió. —Darle con la rodilla no fue suficiente para quitármelo de encima. Me derribó al suelo y comenzó a tocarme. Otro cadete escuchó mis gritos y corrió hacia mí. Si él no hubiera estado paseando por ahí, dios … estábamos demasiado lejos del resto de la fiesta —.

—¿Supongo que como era el nieto del General no le castigaron ni nada, verdad?—

Santana suspiró y descansó su pie en su rodilla opuesta. —No es tan simple. La Academia es muy estricta en hacer cumplir el Código de Honor—.

—¿Qué pasó?—

—Estaba bastante alterada para cuando el cadete me trajo de regreso. Cuando llegamos a la puerta principal ahí estaba parado mi padre, el General Karofsky, y otros oficiales de alto rango. Imagínate como me veía. Allí estaba, mi vestido desgarrado todo lleno de lodo, pasto y manchas en toda mi espalda. Mi padre me hizo pasar a un cuarto privado y le dije lo que había sucedido. Él salió y regresó algunos minutos después para llevarme a casa—. Mirando las estrellas centelleantes, Santana dejó que sus emociones flotaran en su mente de nuevo. —Mi padre nunca me mintió, y se lo agradezco. Él me dijo que era mi palabra contra la de David y por supuesto ya sabrás cual fue su historia—.

—Qué tú lo deseabas— la stripper adivinó.

—Él dijo que yo lo había provocado y que cuando él se rehusó a acceder a lo que yo quería comencé a gritar—.

—Por supuesto— Brittany dio un bufido.

—Mi padre también me dijo que el General Karofsky le recordó que el padre de David había muerto como un héroe en Líbano cuando David aún estaba en el bachillerato—. Ella negó con la cabeza, distraídamente identificando las diversas constelaciones flotando en el cielo. —Todo lo que hubiera pasado es que con solo una llamada del General mi padre hubiera sido enviado fuera de la base o algo peor—.

—¿Así es que tu padre te hizo retirar los cargos?—

Santana asintió con la cabeza. —No había realmente mucho de donde elegir. Si presentaba una queja, habría traído a los medios de comunicación y habrían destrozado a la academia y al General Karofsky. Mira lo que les hicieron a los Kennedy. ¿Imagínate si al nieto de un general e hijo de un héroe de guerra fuera acusado de intento de violación?— Apoyando sus codos sobre los brazos de la silla, entrelazó sus dedos. —Mi padre y el General acordaron algo a puerta cerrada. Él nunca me dijo qué pasó, sólo que se había terminado y que yo debería olvidarme del asunto. Escuché a uno de los cadetes decir que David había perdido su rango como Comandante del Batallón y estaba recluido en la base, pero que aun así se le permitió graduarse—.

—¡Oh! que gran castigo—, Brittany se burló.

—De hecho perder un rango en la academia es un punto negativo para tu carrera. Él nunca podrá subir un rango más en la cadena de orden. Pero de lo que sí estoy segura es que no creo que piense en tocar a otra chica de nuevo—.

—¿Por qué no? Él logró salirse con la suya una vez, ¿qué podría detenerlo?—

—Los otros cadetes. Después de una semana del incidente, un grupo de cadetes atrapó a David en las regaderas y supongo que le dieron una buena paliza. Él pasó un par de días en el hospital pero nunca reveló quién estaba involucrado—.

—Se lo merecía. Espero que hicieran un buen trabajo de modo que él ya no pueda usarlo de nuevo—.

—Bueno no creo que hayan llegado a tanto— dijo Santana, con tono de cólera en su voz. —Creo que mi padre sabía quiénes lo hicieron pero jamás me lo dijo—.

—¿Estabas molesta con él porque no te defendió?—

¿Estaba molesta con él? Se quedó con la mirada fija hacia las estrellas de nuevo. —En ese momento estaba furiosa con él porque creí que no estaba de mi lado. Culpé al Ejército por haberlo obligado a encubrir al General. Por eso es que acepté una beca para UCLA. No fue hasta que fui adulta que entendí porque hizo esas cosas de la manera en que las hizo.—

—No lo entiendo— dijo Brittany.

—Quinn me dijo una vez que algunas veces la única forma de ganar es comprometiéndose. Eso fue lo que tuvo que hacer mi padre con el General Karofsky. Él no pudo lograr echar a David de la academia pero se aseguró de que su carrera fuera arruinada. Cada vez que le ofrezcan un ascenso, será cuestionado por ese incidente. Por hostigamiento sexual y porque oficiales se aprovechan de las reclutas femeninas, no creo que pueda jamás tener un ascenso en su carrera—.

—¿Y consideras que con eso ganaste?—

—Claro que sí. No tienes que cortar las manos de un hombre solamente porque robo una barra de pan. David todavía podrá tener una carrera en el Ejército, solo que no será nada cómodo—.

—Aún sigo pensando que lo tuvo demasiado fácil— Brittany se quejó. —Siempre lo hacen. Solo porque el tipo tiene dinero o poder puede salirse con la suya—. Un cigarrillo fue encendido —Ah, a quien engañamos. Hasta los patanes borrachos piensan que pueden salirse con la suya cada vez que se les da la gana—.

Santana de nuevo deseo tener una vela sobre la mesa y poder ver la expresión que provenía junto con ese duro tono de voz. —¿Pasó algo en el trabajo esta noche?—

—Nada que no haya ocurrido antes— la stripper dijo con un suspiro. —Fue solo un riesgo típico del trabajo. Un idiota decidió esperarme fuera de la salida hasta que yo saliera. Habría estado bien si el seguridad hubiera estado donde se supone debía de estar—.

Santana alarmada, se enderezó. —¿Te lastimó? ¿Por qué no me lo dijiste antes?—

—Estoy bien. He trabajado por mucho tiempo lo suficiente como para saber cómo arreglármelas con un borracho estúpido— dijo despectivamente.

—Pero aun así te molesta—. Santana intentó reprimir un bostezo pero falló. —Ya me estoy haciendo vieja para las desveladas. El sol saldrá en un par de horas—. Ella esperó por una respuesta y no recibió ninguna. —Bien, supongo que es hora de ...—

—¿Puedes usar el computador para encontrar personas?— preguntó Brittany.

—ehmm … sí, hay lugares en línea donde puedes buscar personas—.Debería estar ya acostumbrada a la forma en que rápidamente cambia de tema, Santana pensó para sí misma. —¿Piensas buscar a tu hermana?—

—No lo sé, tal vez—.

—Bien, eres bienvenida para usar el computador y tratar de encontrar a tu hermana si tú quieres—. Olvida la vela, voy a comprar una de esas linternas de baterías. Algunos segundos pasaron antes de recibir un gruñido de la rubia—¿Sabes que hay compañías que se dedican a buscar personas pagándoles una retribución?—.

—Lo sé. Hace tres años gasté cerca de quinientos dólares en buscarla. No sabía el número de su seguro social así que no había mucho que ellos pudieran hacer—. Santana escuchó el sonido de la silla raspando la madera mientras Brittany se ponía de pie. —Sólo estaría desperdiciando mi dinero otra vez—. golpeó ligeramente la mesa. —Estoy cansada. Buenas noches—.

Santana se quedó sentada ahí por pocos minutos después de cerrar la puerta, escuchando los sonidos de la noche. Pensando acerca de su infancia, trató de recordar cómo había sido su vida a los quince. Imágenes de ella en bicicleta, largas sesiones de llamadas telefónicas, videos de música y sus visitas a parques vinieron a su mente. ¿Cómo pudo sobrevivir ella? A los quince años nunca habría sido capaz de valerme por mi misma. Se estremeció al pensar por lo qué Brittany tuvo que haber pasado y se encontró a si misma pensando en su compañera de apartamento con gran admiración. Con un gran bostezo se levantó y entró.

El computador la tentaba a ir a ella pero la cama le tentaba más. Después de quitarse la ropa, la dobló pulcramente y la metió en el cesto. Vistió su pijama de seda y una esquina de la manta fue doblada pulcramente hacia un lado antes de apagar la luz y meterse en la cama.


* * *

Santana sonrió al dar click sobre el botón de guardar. Se había despertado solo hacía dos horas, y ya había logrado escribir cuatro páginas completas. Estaba tan concentrada en su escritura, que no escuchó los primeros dos timbrazos del teléfono. —No ahora— suspiró, haciendo rodar su silla con ruedas hacia el borde de la cama y contestó el teléfono que estaba sobre la mesita de noche. —¿Hola?—

—¿Me has estado llamando?—

—¿Kurt?— Usó sus pies para empujar la silla de regreso al computador. —¿Dónde has estado?—

—Mira Santana, solo escúchame ¿Ok? Sé que debes estar un poco molesta conmigo … —

—¿Molesta?— Ella puso su pie en el borde de su escritorio y puso el otro sobre el. —Creo que molesta es una palabra muy sutil para esto, ¿no lo crees? ¿Sabías que ella era la stripper del Tom Cat Club?—

—Bueno eehmm...—

—Kurt, tus orejas se están poniendo rojas. No me mientas, te conozco demasiado bien—.

—Santana, cuando ella entró en mi oficina pensé en que había sido una intervención divina. Tú sabes que ya ha pasado mucho tiempo—.

—No necesito que me arregles encuentros amorosos—.

—Te lo recompensaré, lo juro— él dijo, con su voz subiendo de tono. —Ya le encontré a ella otro lugar. Un dormitorio en el otro extremo del complejo. Y aun seguirá pagando la misma renta que ahora—.

—¿Tú le encontraste ...?— Santana vaciló. ¿Acaso eso no era lo que quería? No podía estar viviendo con una bebedora, que fumaba, que era una stripper bastante mal educada, quería que se fuera, ¿o no? Eso es lo que estaba deseando ¿no es así?

—¿Santana?—

—Sí, aún sigo aquí, Kurt. ¿Así es que le encontraste otro apartamento?—

—Está cerca de los contenedores y tiene solo un baño pero creo que será suficiente para ella. Lo tome por 175 dólares y puedo hacer uso de los viejos muebles y el hecho que no ha sido rentado en 4 meses no causara problemas con la oficina central. Será perfecto, Santana. Te prometo que le gustará y se mudará— él dijo alentadoramente. —Todas las alfombras han sido limpiadas y ella podrá mudarse a su nueva casa el fin de semana—.

—ahmm.....— Maldición, ¿qué estoy pensando? —¿Kurt? ¿Me puedes hacer el favor de no mencionarle esto a Brittany?—

El silencio invadió la línea telefónica. —¿Escuché correctamente? ¿No quieres que ella se mude?—

—Bueno…mira, tú dijiste que el apartamento no había sido rentado en 4 meses, ¿correcto?—

—Así es. La gente siempre quiere muebles y alfombras nuevas y no se podrán remplazar hasta el próximo año—.

—Así que si las cosas cambian y el apartamento está todavía disponible, ella podría tenerlo al mismo precio, ¿correcto?—

—Supongo, pero no se lo puedo estar apartando. Si puedo conseguir un inquilino para el apartamento, lo rentaré—.

—Entiendo— ella dijo, sintiéndose más confiada de que había tomado la decisión correcta. —Creo que las cosas podrían funcionar por aquí después de todo—.

—Oh, ¿en serio?— Él dijo, acentuando más las últimas palabras. —¿Tú cama esta teniendo algo de más acción?—

—Kurt Hummel, basta con eso— ella reclamó. —Brittany es heterosexual y yo no estoy interesada en mujeres heterosexuales. Es sólo que…pues, nos estamos llevando bien, eso es todo—.

—Se están llevando realmente bien, estoy seguro—.

—¡Kurt!—

—Está bien, está bien. ¿Estás segura de esto?—

¿Lo estoy? Ella aspiró profundamente y soltó el aire lentamente. —Estoy segura—.

—¿Y ya no estas molesta conmigo?—

—Ya no estoy molesta contigo… ¿Y dime como están las cosas entre tú y Blaine?—

—Lo usual, tenemos nuestros momentos.—

—¿Qué hizo esta vez? ¿O, debería decir con quién?—

—No hizo nada esta vez. Pero no sé por qué no puedo dejar de pensar que si lo ha hecho—

—Sólo pasó una vez y por lo que sé, estuvo muy arrepentido. Vamos, te casaste con él después de eso, y aun sigues pensando en ello?. Si sigues así de paranoíco le darás motivos para que te engañe de nuevo.—

—Parece que haber compartido la cama con Quinn por tanto tiempo te sirvió de algo eh?—

Santana puso los ojos en blanco por el comentario de su amigo —En fin…así que como ahora ya no estoy molesta contigo, cuando vienen Blaine y tú a cenar?—

—¿Qué tal esta noche? Él se queja que no sale lo suficiente… ¿Te sientes con ánimos de cocinar?—

—Bueno... — riéndose, Santana negó con la cabeza y sonrió. —Bien. No creo que Brittany tenga que salir a trabajar hasta las siete más o menos. Hagamos la cena como a las cinco treinta—.

—Maravilloso—

—¿Estás a dieta otra vez?—

—Oh cielos, por favor. ¿Con estos muslos? Ningún fettuccine alfredo para mí—.

—Bien. ¿Qué tal un pollo con limón?—

—¿Quieres que traigamos alguna cosa? Blaine acaba de aprender a cocinar un soufflé de espinacas de miedo—.

—Suena delicioso—

—Espléndido. Él dice que no aprecio demasiado lo que cocina. ¿Casual o semi-formal?—

—Casual, por favor. Es una simple cena, Kurt, no un banquete—

—Casual entonces. Las veremos entonces a ti y a la señorita grandes tetas a las cinco —.

—Kurt, ni siquiera se te ocurra hacer ese tipo de comentarios delante de ella— Dijo Santana, sabía demasiado bien que su amigo tenía ese hábito de señalar las características más sobresalientes de las personas de una forma no muy sutil. —Ella es un poco sensible—.

—Ok Santana—

—Bye Kurt —

—Bye—

Colgó el teléfono y devolvió su atención a la escritura. Minutos más tarde escuchó a Brittany salir de su habitación y entrar al baño. Después escuchó el chasquido del cerrojo. Hora de bañarse, ella adivinó. Lo confirmó un minuto más tarde por el sonido de agua corriendo. Decidió tomar un descanso breve, Santana vestía su bata de seda y se dirigió hacia abajo.

El ruido del secador de pelo ahogó por completo todos los demás sonidos en el modesto cuarto de baño. Brittany observó su reflejo mientras usaba el secador y cepillaba su rubio cabello. Necesito un corte de pelo, pensó cuando un largo mechón se rehusó a acomodarse. Un olor agradable flotó en el aire por debajo de la puerta. Mmm, maravilloso ¿que estará cocinando? Huele bien. Le dió a su pelo algunos cepillados finales antes de apagar el secador y desenchufarlo. Vistió unos cómodos pantalones cortos y una camiseta sin mangas, esperando pasar el resto del día relajándose antes de ir a trabajar al club más tarde. Deslizando sus pies en sus sandalias planas, lanzó su toalla sobre el tubo de la ropa sucia y dejó el cuarto de baño.

Encontró a Santana en la cocina retirando una bandeja de rollos del horno. —Buenos días—.

—Buenos días— la escritora contestó, colocando cuidadosamente la bandeja caliente sobre el estante. —Realmente ya son diez minutos después de mediodía así que buenas tardes—. Movió los rollos hacia un plato. —¿dentro o fuera?—

Brittany se asomó a las puertas de cristales corredizas y vio el cielo nublado. —Mejor dentro—.

—Compré un buen racimo de moras ayer si es que quieres ponerle algo a tu cereal— dijo Santana mientras llevaba el plato de rollos a la mesa. —¿A menos que quieras compartir una toronja conmigo?—.

¿Toronja? Ugh. —Gracias pero yo me las arreglaré con mi cereal alto en azúcar—. Cruzó el cuarto y abrió el refrigerador, sacando la leche y las moras. —¿Podrías llevarme a Dunphy’s mas tarde? Es que debo recoger mi auto. Se supone que ya está listo—.

—Seguro. Tengo que ir al mercado de cualquier manera para comprar algunas cosas para la cena. Kurt y Blaine vienen esta noche—.

—¿El tipo que me alquiló el lugar?—

—Y su esposo— Dijo Santana mientras cortaba su toronja por la mitad.

Brittany llenó un tazón de cereal y se dirigió hacia la mesa. —¿A qué hora vendrán?—

—Alrededor de las cinco. Calculé que podríamos cenar alrededor de las cinco treinta así que tendrás tiempo para prepararte para tu trabajo después—.

Sorprendida por la idea, Brittany sólo podía tartamudear como respuesta. —Ee…eso suena bien. ¿Viene Quinn?—

—No. Los viernes tiene sesiones de grupo hasta las nueve. Ella estará en el juego mañana—.

—Oh, entonces ¿solo somos nosotros cuatro?—

—Sí. Pensé que sería genial que tuvieras la oportunidad de conocer a los chicos. Kurt es un amor—. Santana colocó un pedazo de toronja en su boca. —Y Blaine te recordará a un osito de peluche, es muy agradable. —

—Suena como si fueran el uno para el otro—

—Lo son— Santana sonrió. —Bien, tú ya has visto a Kurt. Blaine es un hombre que hace de todo. Él puso los estantes del gabinete y el armario en tu habitación—.

—¿Tiene un hermano que sea mecánico?— Preguntó mientras vaciaba la leche sobre las hojuelas —No puedo creer que me costara trescientos dólares arreglar mi auto esta vez. Acabo de gastar doscientos cincuenta hace apenas tres meses—.

—Creo que su hermano es sacerdote—.

—Mejor aún. Él podría hacerle a mi auto un exorcismo—. Sonrió cuando Santana se rió pero por dentro ella se preocupó. Las reparaciones se estaban volviendo más frecuentes y más caras. Sabía que no pasaría mucho tiempo para que tuviera que comprar otro vehículo pero estaba corta de dinero y el mudarse a este apartamento le había costado mucho del dinero que tenía ahorrado. Además había pagado las últimas cuentas de servicios públicos de su anterior apartamento y simplemente no tenía dinero para otro auto. Lentamente masticó un bocado de cereal. ¿Qué voy a hacer? No pasará mucho tiempo antes de que Santana le pida la mitad de las cuentas más recientes. Iba a ser un verdadero esfuerzo asegurar apenas el dinero de la renta para pagarla a tiempo. El día de paga es dos días después.

—¿A qué hora quieres ir a recoger tu auto?—

—Oh—. La pregunta de Santana la sacó de sus pensamientos. —Creo que después de que comamos. Cuando te hayas desocupado—.

—Podemos irnos dentro de una hora más o menos. Tengo que darme una ducha y vestirme primero. No creo que sea buena idea pasearme en pijama por las calles—.

—A alguien le gustaría eso, estoy segura— Dijo Brittany, usando su cuchara para seguir una mora de su cereal. Atrapándola, finalmente la metió en su boca. —Éstas saben bien. Deberías comer algo—.

—Pensaba hacerlas en molletes caseros de postre para esta noche—.

—Oh—. Brittany sonrió y asintió la cabeza con entusiasmo, su boca se le hizo agua ante el pensamiento. —Amo los molletes de mora—.

—Entonces habrá molletes de mora para el postre—.

—Genial—. Apartando su tazón vacío, trató de alcanzar su café. —¿Y qué habrá para la cena?—

—Pollo con limón acompañado de arroz tipo oriental y soufflé de espinacas—.

—Suena… interesante—. Miró hacia arriba para ver los ojos negros de Santana que le sonreían.

—La comida sana no te matará—.

—Eso es lo que tú crees. Mi estómago no la reconocerá—. Se reclinó en su silla, ya no sentía el deseo de irse rápidamente de la mesa una vez que terminaba la comida. Santana le dió la confianza de que era bienvenida de sentarse y quedarse. —¿Puedo preguntarte algo sin que pienses que soy estúpida?—

—Britt, puedes preguntarme cualquier cosa y no pensaré que eres estúpida—.

—¿Qué es el soufflé de espinacas?—

—¿Nunca has comido espinacas?—

—Solo una vez durante una cena pero nunca les di importancia. Usualmente están frías cuando las he comido—.

—Bien… se le llama soufflé cuando es horneado y las hace ser ligeras y vaporosas. Es realmente muy bueno—. Santana hizo una pausa. —Blaine lo traerá—.

—Bien. Supongo que no me matará si pruebo algo—.

—Intentaré poner una pequeña cantidad en tu plato—.

—¿Quieres que te ayude con la cena?—

—No, yo me haré cargo. Tú puedes entretener un rato a los chicos—.

Brittany observó la sonrisa que asomaba en la cara de Santana. —¿Por qué? ¿Qué estas intentando decirme?—

—Nada. Tú adoras a los chicos—. La sonrisa se ensanchó.

—Santana—. Brittany golpeó ligeramente con sus uñas repetidamente sobre la mesa con énfasis, secretamente gustándole la amistosa broma. Le hizo recordar las mañanas que pasaba con su hermana. —Dime o esconderé la aspiradora—.

—¿Esconderla? Tendrás que encontrarla primero. ¿Sabes acaso donde la guardo?—

Ups, gran error. Dándose cuenta de que había sido atrapada, le dio a su compañera una sonrisa tímida. —Lo sabría de seguro, pero tú mantienes el lugar tan limpio que no le vi la necesidad—

—mhm huh—

—¿No me crees?—

—Ni un poco— Santana contestó con una sonrisa.

—Bien. Es solo que no suelo usar las aspiradoras, limpiar o hacer cosas como esas—. Nadie me enseñó y eso nunca pareció tener importancia. No es como si al idiota ese le importara si el lugar estaba limpio o no. Memorias de su pasado le llegaron de pronto, Brittany sintió el peso familiar sobre sus hombros. Miró hacia abajo en la mesa. Perdida en sus pensamientos, no escuchó la voz de Santana la primera vez. —¿Qué?—

—Dije que lo estás haciendo bien—

—Tonterías… Tienes razón. No tengo ni idea donde guardas la aspiradora o la escoba y el trapeador o cualquier otra cosa que utilices para limpiar—. Ya tengo casi dos semanas aquí y aún no he pensado en ayudarle a limpiar el lugar. —Necesito un cigarrillo—. Poniéndose de pie, rápidamente cruzó el cuarto y abrió la puerta para salir hacia la cubierta. Maldición.

El balcón de arriba ofrecía sombra protegiéndola del sol del mediodía mientras apoyaba su cabeza contra las tablas de madera. No puedo creer que no supe dónde las guardaba. Pensó recordando el remolque de sus padres. Ella sabía muy bien donde se guardaba la escoba en ese lugar. Había sido usada contra ella demasiadas veces cuando su madre se encontraba enfurecida cuando andaba borracha. Una mano firme agarró su hombro y Brittany saltó.

—Lo siento—, Dijo Santana mientras salía completamente a la cubierta. —No quise asustarte—.

—Está bien. Yo simplemente uhm …— ¿Se lo digo así nada más? —No es nada, no importa—. Intentó marcharse dando media vuelta pero se encontró incapaz de resistir la amable presión de las manos de su nueva amiga.

—Brittany, sentémonos y hablemos un poco—

¿Esto será bueno o malo? Brittany se preguntó, a regañadientes tomó asiento. Sé que necesitaré un cigarrillo para esto. Encendió uno y esperó a que Santana comenzara.

—Lo que quise decir ahí dentro, es que lo estás haciendo mejor ahora ayudando a mantener el lugar limpio—.

Ella miró a Santana. —¿Cómo?—

—En primer lugar, cuando entro al cuarto de baño ya no encuentro la toalla tirada en el piso o toda el agua derramada por el lavabo. Ya no dejas tus platos por todas partes. Ahora los encuentro en el fregadero o en el lavaplatos. Yo definiría eso como un buen avance—

—¿Y dónde guardas la aspiradora y la escoba?—

—La escoba y la plancha están en el gabinete pequeño cerca de la lavadora. La aspiradora está en el armario cerca de las escaleras—

—Oh—

—Hagamos un trato, ¿Ok? Tengo un cierto modo de hacer las cosas. Eso incluye la limpieza. Seamos honestas, Britt. Tú no limpiaras de la manera que yo limpio y yo terminaría haciéndolo de nuevo—. Santana se reclinó en su silla. —Sólo encárgate de recoger tus cosas y yo me encargaré del aseo general—.

Genial, ahora ella piensa que soy una buena para nada. —Mira, si me mostraras como hacerlo yo ... —

—Realmente, no te preocupes por eso. Soy un poco neurótica sobre mantener el lugar limpio, mira que lo sé. Mi padre era muy especial en cuanto a la limpieza y el orden—.

—¿Y qué pasaba si no se limpiaba?— Brittany preguntó.

Santana se inclinó hacia adelante, descansando sus antebrazos contra de la mesa. —Una vez tenía prisa para ir al centro comercial con mis amigos e hice un mal trabajo haciendo mi cama antes de irme—.

—¿Qué sucedió?—

—Él reaccionó justo como un sargento lo haría. Él tiró mi colchón al suelo. Desafortunadamente, cuando él hizo eso encontró algo que jamás hubiera querido que viera—. Su cara cobró una apariencia que Brittany no le había visto antes… de vergüenza. Santana aspiró profundamente y continuó. —Encontró algunas revistas de chicas—.

—¿Tenías revistas pornográficas de mujeres bajo tu cama?—

—Tres. Ninguna era de esas sucias. Simplemente eran de esas que puedes conseguir en una simple tienda de comestibles—. La cara de la bella escritora se ruborizó ante la confesión. —Sólo tenía curiosidad—.

—¿Y es por eso que eres una neurótica de la limpieza? ¿Porque tu padre encontró tus revistas pornográficas?—

—Habría preferido cualquier otra cosa, a que encontrara esas revistas—

—¿Se molestó mucho? — Brittany preguntó, sabiendo que su padre la habría golpeado por algo así.

—Molesto es una palabra suave— Dijo Santana. —Mandó a Jake a la casa de un amigo y me estaba esperando junto con mamá cuando llegué a casa—

—Oh cielos—

—Él no estaba nada contento. No había hecho nada aún. Como dije, solo sentía curiosidad—. El rostro de Santana cobró una apariencia distante. —Tuve que sentarme por casi dos horas teniendo una conversación acerca de sexo con mis padres—.

—Oh diablos, eso tuvo que ser horrible—

—Ni lo dudes, Mamá hablando sobre la reputación y mientras que Papá daba largos lentos pasos por toda la habitación preguntándome repetidas veces que si tenía que ver con el incidente en la base—. Santana sacudió su cabeza. —Aparentemente él creía que todas las lesbianas eran de esa manera porque habían tenido malas experiencias con los hombres. Se convencieron a sí mismos que sólo era una fase y que pronto se me pasaría, hasta que me mudé con Linda—.

—Ella fue tu primera, uhm... —

—¿Novia?— Santana ofreció. —Sí. Vivimos juntas alrededor de dos meses después de la graduación. Después de eso el romance se acabó y ella encontró imposible seguir viviendo conmigo. Por supuesto para entonces ya no había necesidad de seguir negándolo a mis padres. Creo que para ese entonces lo habían aceptado—. Se reclinó en su silla. —Tal vez ese es el por qué soy tan cuidadosa, limpia y ordenada en todo. Una que otra vez Quinn me daba terapias y decía que era en parte por eso—. Giró su cabeza para mirar el reloj de pulsera de Brittany. —¿Qué hora es?—

—Casi la una treinta—.

—Será mejor que nos vayamos ya, si es que queremos ir al taller y a la tienda y regresar antes que lleguen los chicos—

—Oh. Sí—. Secretamente Brittany dio un suspiro de alivio de que la conversación se acabara. El relato de Santana provocaba recuerdos que ella no quería que regresaran. Apagando el cigarrillo en el cenicero, siguió a Santana dentro. Para su sorpresa, la mesa había sido despejada. ¿Cuándo tuviste tiempo de… Entonces recordó que Santana no la había seguido hacia fuera inmediatamente. ¿No puedes dejarlo pasar ni por un minuto, no es así? Se preguntó silenciosamente mientras observaba a Santana subiendo las escaleras. Ella caminó hacia el teléfono y llamó al taller para asegurarse de que su auto estaba listo antes de ir a su habitación para tomar su cartera y sus zapatos de lona. Tal vez podamos hacer una parada en la tienda de helados. pensó emocionada para sus adentros.
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por Beverly_87 Miér Nov 27, 2013 7:36 pm

CAPITULO 11



****


Brittany apoyó su codo contra el mueble del mostrador, descansando su barbilla en su mano. —Nunca tendría la paciencia para eso—.

Santana echó una mirada a su labor, rociando los condimentos sobre las pechugas de pollo.—Es muy fácil seguir la receta—.

—Demasiados pasos— dijo Brittany, cambiando de posición sus brazos que descansaban sobre el mostrador. —Prefiero algo que sea más fácil y rápido de preparar—.

—Sí, ya lo he visto—. Santana colocó la cacerola en el horno. —Mi congelador nunca antes había visto comida de esa antes de que te mudaras a esta casa. Tu estómago debe estar hecho de hierro—.

—Lo tengo acostumbrado. Crecí con este tipo de comidas congeladas sólo listas para servir y comer, y pizza congelada también—.

Santana hizo una pausa pasando un paño sobre el mueble del mostrador. —¿Has comido mucho de eso, mhm?—

¿Cómo comenzamos a hablar de mí otra vez? Ella se encogió de hombros. —Supongo. Cualquier cosa que tenía macarrones y queso en una caja, eso se comía—. Sus ojos cayeron sobre el libro abierto de recetas y cogió el libro más cercano a ella. —Sabes, he visto estos en televisión y en las casas de amigos pero creo que mi madre nunca tuvo uno—. Ella volvió la página.

—¿Nunca cocinaste algo agradable para ti?—

—Era más barato comprar cosas pre-preparadas que comprar todos los ingredientes y hacer todo el trabajo—. Fue salvada de seguir con la conversación por el timbre de la puerta.

—Esos deben ser los chicos— Dijo Santana, doblando el paño de lavar platos y colocándolo pulcramente sobre el grifo.

—Yo abro—. Brittany fue a la puerta y se asomó por la mirilla, viendo sólo la imagen distorsionada del hombre que le alquiló el apartamento.

—¡Señorita Pierce!— El hombre castaño exclamó cuando la puerta fue abierta. Antes de que ella pudiera reaccionar Brittany se encontró atrapada en un abrazo entusiasta. Kurt dió un paso atrás, sus manos apretando amablemente sus brazos. —Es tan agradable verla otra vez—.

—Uhm, hola—. Sorprendida por el saludo, tomó toda su fuerza de voluntad para no quitarse de su agarre. Forzó una educada sonrisa y sutilmente dio un pasó fuera de su alcance. Giró hacia la puerta abierta y recibió otra sacudida cuando vió al esbelto y elegante hombre parado delante de ella. Su cuerpo sutilmente trabajado se transparentaba por la camisa pulcramente blanca. El cabello negro perfectamente peinado, ni un pelo salía de su lugar. Su cara era delgada con delicadas mejillas, tenía cejas tupidas  pero aun así Brittany podía ver fácilmente el alegre brillo en sus ojos color avellana.

—Señorita Pierce, éste es Blaine.— Kurt dijo dulcemente. Quitó el plato cubierto de las manos de su amante y se fue caminando hacia la cocina.

Brittany encontró su mano sujetada entre dos manos más grandes mientras Kurt se alejaba dejándola sola con el hombre que era más alto que ella. De pronto, el tamaño del desconocido le provocó que el corazón comenzara a latirle con fuerza trayendo así un antiguo miedo y el deseo de escapar inmediatamente. Entonces el pelinegro abrió su boca.

—Es un placer conocerla— él dijo, su voz casi tan suave como la de ella. —Soy Blaine Anderson, el esposo de Kurt—.

—Hola—. Brittany se sorprendió ante el contraste de la suave voz juvenil con el elegante hombre parado delante de ella. —Brittany—.

—Bien, es un verdadero gusto conocerte, Brittany— dijo calmando con cada palabra su miedo. —Debes disculpar a Kurt. Los buenos modales a veces se le escurren entre los dedos—.

—No empieces— una voz se escuchó desde la cocina. —No es mi culpa que no pongas atención—.

El galán hombre rodó sus ojos. —Él piensa que me dice las cosas— Susurró conspiradoramente. Brittany no podía evitar que una sonrisa cambiara su expresión. —Apenas hace cuatro horas me dijo que teníamos que traer soufflé—. Él suspiró y negó con la cabeza. —Pero tú no necesitas saber de nuestros problemas—.

—Ehm … bueno, uhm …huele delicioso—

—Espera hasta que lo pruebes—.

—Hola Blaine— Dijo Santana cuando entraba a la habitación, ofreciendo su mejilla para un beso ya acostumbrado. —Es bueno verte otra vez—.

—Siempre es un placer. Es bonito salir de la casa de vez en cuando— él contestó, ganando un bufido de su amante parado cerca de la entrada de la cocina. Brittany miró hacia Kurt que negó con la cabeza y entró completamente a la cocina. Blaine se sentó sobre el sofá cruzando su pierna. —Quería ir este fin de semana a la feria pero él le prometió a su madre que yo le arreglaría su porche—.

—¿Prefieres que mi madre se quiebre sus caderas cayéndose por esas tablas todas flojas?— El hombre castaño dijo mientras entraba en la sala de estar, con una bandeja de cóctel con bebidas en la mano. Él miró a Santana con una risita. —Juro que él está irreflexivo algunas veces. Aquí tienes San—. Dió el vaso a la escritora, luego fijó su atención en Brittany. —No sabía lo que a usted le gustaba pero me imagino que le gusta el gin tonic—.

¿Ginebra? Ella miró con sorpresa a Santana, luego a su bebida. ¿Ella tiene bebidas alcohólicas en alguna parte? Oh qué idiota soy. Al no haber visto a su compañera beber o haber visto alguna botella por ahí, Brittany asumió que no había licor en la casa. Aquel día que me quede aquí y sufrí por algo de beber, y ¿tú tenías aquí guardado todo este tiempo? Ella tomó nota mental para revisar lo que había realmente en los gabinetes de la cocina la próxima vez que Santana saliera. —Gracias—.

Kurt tomó su bebida no antes sin pasarle la de Blaine.

—¿Blaine, qué tan difícil sería instalar una lámpara en el balcón de arriba?— Preguntó Santana

El esbelto hombre se encogió de hombros. —No creo que sea tan difícil. ¿Es solo una pared de madera por fuera y tabla roca por dentro, verdad?—

—Así es—.

—No debería tomar más de un par de horas si hay un buen lugar para conectar el cableado. Probablemente lo podría terminar en una tarde—.

Kurt se inclinó a un lado del rostro de Santana. —No me haría ilusiones si fuera tú— él dijo. —He estado esperando cinco semanas a que el señor arregla todo termine mi nuevo alimentador de pájaros—.

—Lo arreglé… dos veces— el hombre se defendió. —Y ambas veces lo has estropeado—.

—Bien, ¿cómo se supone que debo de verlo desde la ventana del dormitorio si tú lo escondes debajo de todas esas hojas?— El castaño se enderezó y tomó un sorbo de su bebida. —Honestamente simplemente no sé lo que piensas algunas veces—.El joven entornó sus ojos con gesto divertido.

—Pienso lo agradable que sería arreglar algo por tan sólo una vez y que no tengas que estar estropeándolo todo como si tuvieras cinco años—.

Kurt mantuvo su bebida muy cerca de su pecho y golpeó ligeramente su pie en el alfombrado —¿Santana, me acompañas a la cocina por favor? Hay algo que quiero mostrarte—.

—No creo que esas frases funcionen con ella— dijo Blaine, su joven voz otra vez llamando la atención de Brittany. —Esos son cuentos para chicos adolescentes— él continuó.

Brittany llevó el vaso hacia sus labios, saboreando un poco de gin-tonic Unos pocos más de estos y no tendré que ir arriba a por un cigarro para relajarme, tomando otro sorbo, se percató que Blaine todavía le estaba hablando. —¿Qué?—

—Pregunté si quieres mostrarme el balcón, así le podré dar a Santana una mejor idea de cuánto podría costarle la instalación de la luz—.

—Uhm......— ¿Arriba? ¿A solas? Un pensamiento racional le decía que el elegante pelinegro no le iba a hacer daño pero aun así no pudo evitar tensar su cuerpo. Derramando el resto de su bebida, Brittany luchaba en pensar en dar una excusa para no subir arriba con él. Afortunadamente Santana sin intención vino a su rescate.

—¿Alguien quiere algo de ensalada de frutas?— Santana preguntó entrando en la sala de estar.

Perfecto. —Suena genial—. Brittany se levantó rápidamente. —La serviré mientras tú le muestras donde quieres la lámpara—.

—Oh, ok. Está en el tazón verde en el refrigerador—.

—Ok—. Brittany escapó a la cocina, encontrando a Kurt apoyándose contra la verja de hierro en la cubierta. Ella encontró el tazón y lo colocó en el mueble del mostrador cuando él habló.

—Oh no, querida—. Kurt se acercó y tomó la cuchara de ella. —Una buena regla Señorita Pierce es darle a su invitado solo una pequeña probada. Los platos del entremés siempre deben ser pequeños. ¿No quiere correr el riesgo de arruinar el apetito de alguien, verdad?—.

Oh discúlpame, Martha Stewart, ella pensó al ver como él le hacía la observación de ajustar las porciones. Mirando alrededor, divisó la botella de ginebra en el mueble del mostrador. —¿Le gustaría tomar otra bebida, señor Hummel?—.

—Oh por favor llámame Kurt, y no gracias—. Él cogió su vaso medio lleno y lo meneo. —Blaine no me dejará tomar más que un par de bebidas mientras estamos fuera—.

—Él está arriba ahora— ella apuntó hacia fuera, sujetando la botella en su mano.

El joven castaño miró hacia la sala de estar vacía, luego a las escaleras antes de acercar su vaso a ella. —Pues bien supongo que no hay nada de malo en tomar un poco más—.

—No, absolutamente— ella dijo mientras llenaba su vaso.

—Gracias— él dijo, llevando la bebida a sus labios. —Ooh, esto sí que está como para noquear a alguien, ¿no le parece?—.Tomó otro sorbo. —A usted le gusta prepáralos fuertes, Señorita Pierce—.

—Britt y si, mientras más fuertes mejor—. Ella tomó un buen trago de su bebida y se dirigió hacia la puerta de cristal corrediza. —Necesito algo de humo—.

—Por lo que veo, Señorita… quiero decir Britt—. Él la siguió fuera. —veo que Santana está aplicando la regla de no fumar—.

—Mmm… Una de sus muchas reglas— la stripper masculló mientras encendía su cigarrillo. —Deberías ser un vendedor de autos usados—.

Kurt rió nerviosamente. —Bueno, supongo que no fui completamente claro con todas las pequeñas peticiones de Santana—.

—No, no exactamente— ella estuvo de acuerdo.

—Pero ustedes dos se están llevando muy bien por lo que veo— agregó en defensa. —A Santana le gustas—.

—¡Kurt mejor deja de hablar de mí!— la voz de la Santana se escuchó desde la cubierta superior. La cara del hombre se puso más roja que un tomate.

—Oh dios, pero que vergüenza—. Subiendo el tono de voz él hablo —Solamente estaba comentando lo bien que se están llevando tú y la señorita Pierce—.

—ajá, sé exactamente lo que estabas intentando hacer— dijo Santana, recargándose sobre el riel superior. —¿No te puedo dejar solo ni un minuto, verdad?—

—Uhm, la ensalada de frutas está lista, —Dijo Brittany—Y ya me está dando hambre—

—Ok, bajaremos en un minuto—.

El tenedor de Brittany cuidadosamente evitaba todo menos las uvas y los melocotones mientras escuchaba a Blaine hablar incansablemente de cómo poner una instalación fija en la cubierta superior. Kurt y Santana estaban en una conversación profunda, acerca de algo que la stripper no estaba segura. Decidió que era más interesante que los beneficios de colocar una luz en el balcón, Brittany fijó su atención en ellos. Kurt negaba con su cabeza en desacuerdo con algo que dijo Santana.

—Bien, ¿entonces que van a hacer? ¿Decidir no publicar tu libro?—

—Podrían hacer eso. Pero lo más probable es que presionen con acortar la fecha de entrega.—

—Eso significa que te retiraran tus cheques— dijo Kurt. —¿hay posibilidades de que puedas entregar antes del plazo?—

—Aun si me sentara delante del ordenador día y noche no lo lograría. No puedo resolver hacia qué dirección irán los personajes y toda la escena en proceso parece una estupidez en este momento—. Santana comió otro poco de su ensalada de frutas y apartó a la fuerza el tazón, limpiando las esquinas de sus labios con su servilleta. —Odio el bloqueo de los escritores—. La alarma del cronómetro del horno terminó con la conversación. —Me disculpan— dijo mientras se ponía de pie. —Tengo que revisar la cena—.

—Te ayudaré— Brittany se ofreció, no queriendo quedarse atrapada entre los amigos de la escritora, la siguió a la cocina.

—¿Qué te parecen los chicos hasta ahora?— la escritora dijo mientras sacaba la cacerola del horno.

—Son…agradables—.

—Te dije que eran un amor—. Santana comenzó a mover el pollo a la bandeja de servir. —¿Te puedes traer el soufflé a la mesa?—

—Seguro—. Utilizando los guantes de cocina, recogió el plato de cerámica y se dirigió hacia la cubierta. El aroma flotó en el aire bajo su nariz, haciéndole agua la boca a Brittany. A pesar de sus anteriores dudas, estaba ahora deseando probar un poco de soufflé de espinacas. Encontró a Kurt y Blaine mirando hacia diferentes direcciones cuando salió a la cubierta.

—Oh, permíteme ayudar— dijo Blaine, haciendo un poco de espacio en el centro de la mesa.

—Tienes que dejar lugar para el plato fuerte— Kurt dijo moviendo también algunos platos para dejar espacio para el pollo. Una vez que Brittany se aseguró de colocar el soufflé sobre la mesa, regresó para ir a ayudar a Santana, pero se encontró a la mujer pelinegra cruzando la puerta con el plato fuerte en las manos.

—El arroz y la salsa todavía están dentro— Dijo Santana, señalando con su barbilla hacia la cocina.

—Los traeré— rodeo a su compañera y regresó a la cocina. Sacando el arroz de la cazuela en el tazón, ella no pudo resistir probarlo un par de veces. Afortunadamente Santana había hecho suficiente.

Se sentaron en la mesa redonda sobre la cubierta, las mujeres sentadas una enfrente de la otra, Blaine a la izquierda de Brittany y Kurt a su derecha.

—Huele delicioso— Kurt dijo entusiasmadamente —No he comido pollo con limón en años—.

—Bien, yo tampoco lo he probado, pero huele bien— Dijo Brittany mientras alcanzaba un plato.

—Oh no, querida, permíteme— Kurt dijo, tomándole el plato. Puso dos pedazos en su plato y vertió una cantidad abundante de salsa sobre ellas. —Confía en mí, te encantará—.

Ámalo u ódialo, Brittany determinó poner una buena cara a su compañera. Ella esperó hasta que todos habían llenado sus platos antes de recoger su tenedor. Decidiendo que el arroz lucía más seguro, ella apuntó su tenedor hacia el.

—¿No has probado el soufflé todavía?— Blaine preguntó antes de hacer contacto con su comida.

—No seas tonto, Blaine— Kurt amonestó. —Por supuesto que lo hará solo que ella va a probar el pollo de Santana primero. Adelante querida, pruébalo—.

—De hecho... — ella empezó, mirando con vacilación el vegetal verde.

—No, está bien— Dijo Santana. —Puedes probar el soufflé primero si quieres. No me molestare—.

—¿Ves?— Kurt dijo impacientemente a su amante. —Continua, Brittany. Se derretirá en tu boca, lo juro—.

Seis ojos observaban como Brittany tomó un poco con el tenedor del plato y lo llevó a sus labios. —Mmm—. Como Blaine había predicho, realmente se derritió en su boca. —Esta bueno— habló entre dientes, metiéndose en la boca otro pedazo.

—Sabía que te encantaría— Dijo Blaine, con cara resplandeciendo de orgullo.

—Por supuesto que esta delicioso— Agregó Santana, tirando a Kurt una mirada para anticipar algún comentario.

Brittany bajó su cabeza para cubrir su sonrisa ante el intercambio silencioso. Animada por el soufflé, tomó su cuchillo y comenzó a cortar en pedazos el pollo.

—Entonces Santana…— dijo Kurt, con una apariencia casi siniestra en su cara. —¿Vas a asistir al baile el próximo viernes en el centro comunitario? Escuché de buena fuente que April estará allí—.

—Ella es demasiado oscura para ti, Santana— Dijo Blaine

—Oh por favor—. Kurt se recostó en su silla, —¿Le gusta tener piercings en el cuerpo, y que con eso?—

—Pues que prefiero que mis mujeres no parezcan almohadillas para alfileres—, Santana replicó.

Brittany masticó su pollo lentamente, más interesada en la conversación que en lo que comía.

—Eres demasiado selectiva— el chico castaño dijo. —Ya te lo he dicho antes. Enfréntalo cariño, ya no eres una jovencita—.

—Es mi vida, puedo permitirme el lujo de ser exigente al escoger— Santana protestó. —Además, no voy a ir al baile. Tengo que quedarme en casa y lograr terminar algo de escritura—.

—¿Vas a ir al juego mañana?— Brittany preguntó.

—Tengo que ir al juego pero no me quedaré por ahí después—. Una sonrisa se formó en los labios de la escritora mientras miraba el plato de la rubia. —Parece que disfrutaste el pollo. Estabas más hambrienta de lo que creías—.

—Lo he disfrutado— Brittany se metió en la boca otro pedazo. —Esto es realmente bueno—.

—Así es, nuestra pequeña señorita López es absolutamente espléndida en lo que se refiere a materias culinarias—. Kurt sonrió y usó su cuchillo para cortar su pollo. —Ella será una excelente esposa un día de estos—.

—Basta— Dijo Santana, un sonrojo subió lentamente por su cuello.

Brittany sonrió a su incómoda compañera, sabiendo que sería sólo un comentario leve. La conversación cambiaba rápidamente de una persona a otra.

—Eres tan linda cuando te sonrojas— dijo Kurt. —¿No lo crees, Britt?—

—Bueno, umm ... — ella recorrió con la mirada su plato, notando que solo quedaba algo de arroz en el. —Yo realmente no ... —

—Oh, está bien—. El joven castaño puso su mano sobre la de Brittany apretandola. —Lo siento, cariño. Es solo que me olvido de que tú estas del otro lado de la cerca—.

Del otro lado de la...... oh. —Sí, bueno...—

—No importa— Dijo Santana firmemente. —Kurt, será mejor que te comportes o ...— Ella se inclinó y susurró algo en su oreja. Brittany observaba como el tragaba nerviosamente e inclinó la cabeza. Cualquier cosa que le este diciendo, apuesto a que es algo serio. Blaine simplemente se rió y se sirvió otra porción de pollo.

—eehm… entonces....— Kurt recogió su tenedor y lo sujetó sobre su plato. —¿Ya te enteraste de que Blaine cerró un contrato de remodelación para ese edificio en la esquina de Exhange y State?—

—¿Dónde solía estar la unión de crédito antes del incendio?—

—Exactamente. Están planeando hacer veinticinco oficinas así como también un salón y un vestíbulo—. Él mordisqueó un poco de pollo antes de continuar. —¿No es eso correcto, Blaine?—

—Además de todos los cuartos de baño— el pelinegro contestó. —Contrataré a los subcontratistas la semana próxima—.

—Qué emocionante— Dijo Santana —¿Cuánto tiempo piensas te tomará ese trabajo?—

—Depende. Estamos haciendo el trabajo de demolición ahora mismo y eso tomará al menos dos semanas o más. Una vez hecho eso creo no más de tres o cuatro meses—.

—Si él lo hace en tres meses, tendremos lo suficiente como para hacer ese viaje a Amsterdam con el que hemos estado soñando—.

Brittany levantó las cejas. Después de todo el pleito y comentarios sarcásticos entre estos hombres toda la tarde, Kurt estaba hablando de ir de vacaciones juntos. ¿Cómo puedes ser tan malo con él un momento y después actuar como si fueran una pareja de recién casados?

—Igual podemos ir si logro terminar el trabajo en cuatro meses, solo que no podríamos hacer ese pequeño paseo a Munster para ver la Piedra de Blarney—.

Kurt se volvió hacia Brittany. —Santana ha oído esta historia antes pero hice una búsqueda de genealogía en mi familia unos cuantos años atrás y me enteré de que mis antepasados realmente fungieron como Sirvientes para Lord McCarthy—.

—Oh no, no la historia familiar Hummel otra vez— Santana gimió en broma. —Al menos espera hasta después del postre. Hablando de eso… —Se limpió sus labios con la servilleta y se puso de pie. —Si me disculpan tengo que entrar para meter los molletes al horno—.

Brittany observó como la compulsiva mujer comenzaba a levantar la mesa, apilando los platos y demás utensilios. ¿Por que hace eso en este instante? Ella se preguntó. No es como si necesitáramos usar la mesa para otra cosa ahora mismo. Aun así una breve punzada de culpabilidad fue suficiente para ponerla en movimiento, levantándose y ayudando a la escritora a llevar las cosas a la cocina.

—¿La mesa o la sala de estar?— Kurt cuestionó.

—En la sala de estar— Dijo Santana antes de sacar un tazón para batir al estante superior. —Estaremos allí en un minuto—. Ella tomó las moras, los huevos, y la mantequilla del refrigerador. ¿Quieres pasarme la cacerola para los molletes?—

—Oh, claro—. Brittany miró los gabinetes inferiores, intentando adivinar en cual estaría la cacerola.

—En el segundo de la izquierda al lado de la estufa—

—Gracias—. Arrodillándose, abrió la puerta y miró con atención dentro del espacio oscuro. Por supuesto. Las cacerolas cuadradas estaban pulcramente acomodadas al lado de una pila similar de cacerolas rectangulares. Las cacerolas para los molletes estaban en el estante más bajo. —¿Cuál de todos?—

—El cuadrado número nueve al lado de la pila de seis tazones—

Encontrando la correcta, Brittany se levantó y la colocó sobre el mueble mostrador. Santana le daba la espalda a ella, permitiendo a la stripper observar como mezclaba la leche, huevos y otros ingredientes dentro del tazón. La batidora salpicó sobre el mostrador y Santana limpió de inmediato. De nuevo la batidora eléctrica salpicó fuera del tazón y Santana volvió a limpiar nuevamente.

—Era más fácil dejarlo así hasta que hubieras terminado y después limpiarlo— ella sugirió, sabiendo que desperdiciaba sus palabras.

—¿Crees que dejaría ese desorden, tan sólo por un minuto?— Ella arrastró el tazón y se apoyó contra el mueble mostrador al lado de Brittany. —Esta es una de mis pequeñas manías, así como tú tienes la costumbre de poner los ojos en blanco cuando algo te irrita—.

—¿Que?... Yo no hago eso—

—Sí que lo haces— Dijo Santana. —Mira, lo estás haciendo ahora mismo—

—Nadie antes me había dicho que lo hacía—

Santana se movió más cerca y se inclinó para que su boca quedara cerca del oído de Brittany. —¿Y a cuántas personas les has permitido acercarse lo suficiente para poder notarlo?— Sin esperar respuesta, volvió su atención al postre tomando el tazón de las moras. —Toma, puedes mezclar las moras. Usa una cuchara de madera y hazlo suavemente—

La rubia solo parpadeo un par de veces, congelada por el leve roce de los labios de su compañera sobre su oreja, antes de emplear la tarea que le había asignado. —Ee... ehm.. ok—


* * *

Brittany presionó el botón de eject y metió otro cd en el estéreo mientras mantenía su atención en el tráfico. Estaba retrasada y estaba ignorando los límites de velocidad con el propósito de llegar a tiempo. La conversación sobre el postre fue convirtiéndose en innumerables temas diferentes y se encontró con cierta dificultad para salir del lugar. Así que, tuvo que ir al menos a veinte millas sobre el límite de velocidad a manera de lograr llegar al club a tiempo para cuando abrieran las cortinas del escenario.

Cuando entró con su coche al estacionamiento del lugar, frunció sus labios. El lugar estaba lleno de coches y ella sabía que los pocos espacios que había en la calle estaban igual de llenos también. Una mirada sobre el toldo del club explicó el por qué. En letras negras en contra del plástico blanco iluminado estaba anunciado que el Tom Cat Club ofrecería luchas en lodo esta noche. Oh mierda. Justo lo que me faltaba. Los usuales clientes que iban serían reemplazados por un grupo de bebedores compulsivos de cerveza, hombres que vomitaban y que generalmente no podían abstenerse de enfrascarse en peleas al menos tres veces durante la noche. Los seguridad adicionales fueron requeridos para la lucha de lodo después que una noche una de las mujeres fuera atacada en el lodo por un calenturiento borracho varios meses atrás. Brittany odiaba trabajar en este tipo de eventos. Pues el hostigamiento sexual era mayor. Encontrando un lugar pequeño detrás de un contenedor, estacionó su auto y corrió hacia la puerta trasera. Tuvo que tocar varias veces antes de que la puerta de emergencia se abriera.

—¿Dónde has estado?— Gunther demandó. —Ya entras en cinco minutos—

—Tráfico— ella expresó con un gruñido, atropellándolo y yendo rápidamente caminando por el vestíbulo hacia los vestidores. Casi alcanzaba la puerta cuando un fuerte agarre en su brazo la detuvo en seco.

—Necesito verte después de tu primera presentación—

—¿Para que?—

—Búscame después de la presentación. No tenemos tiempo para hablar de eso ahora— dijo él, soltando su agarre.

Genial, ¿Y ahora que carajos hice? Ella pensó para si misma mientras entraba al vestidor. Paró repentinamente cuando vio a Mónica parada enfrente del espejo. —¿Por qué estas vistiendo así?—

—Oh gracias a Dios que estás aquí. Gunther volvió a cambiar el número de apertura. Vamos a presentar el número de la reina del sombrero primero, luego el de las pollitas—

—Eso es ridículo— ella se quejó, quitándose su tanga de tiritas y tomando el traje de spandex. —Toma el doble de tiempo de vestir dentro de ese traje de cuero que ese. Necesitaremos un largo intermedio—. Ella subió el elástico material por sus muslos. Demonios esto esta muy ajustado. Será mejor dejar de comer molletes.

—Creo que él va a presentar la primera lucha entre nosotras—

—Oh no, estás bromeando—. Brittany hizo una pausa cuando estaba metiendo su brazo a través de una manga. —¿Acaso esta loco?—

—Él dice que puede así ofrecer dos luchas adicionales de este modo— Mónica se encogió de hombros. Un golpe fuerte en la puerta anunció la creciente impaciencia de Gunther

—Ya vamos!— Brittany gritó, sacudiendo con fuerza su brazo para terminar de colocar el traje. Ella aun no había pisado el escenario y ya estaba temiendo por la noche que iba a ser.

Brittany tenía razón para estar intranquila esta noche. El anuncio de mujeres forcejeando sobre lodo aseguraba el hecho de que habría muchos borrachos alborotados. Varias mesas se llenaron con miembros de una fraternidad de una universidad local. Mirando a hurtadillas hacia fuera a través de la cortina del escenario, vió un mar de sudaderas rojas con letras griegas en ellas, las mesas llenas de botellas de cerveza. Demonios. Otra mirada por el lugar le mostró con súbita desazón que solo había un seguridad y no dos colocados cerca del escenario. Fantástico, realmente fantástico. Por qué no simplemente ponemos un letrero que diga, "Ataque a las bailarinas, no nos importa". Ella bajó y tiró fuertemente el traje de spandex acomodándolo en su entrepierna.

Mónica subió detrás de ella. —No se ve nada bien, ¿verdad?—

—Noche de Universitarios— Britttany contestó. —Sólo veo a Tony trabajando sobre el escenario—

—No te acerques demasiado al borde del escenario— dijo la stripper mayor. —Esos niños de fraternidad son algo peligrosos. Estarías tres filas atrás en el regazo de alguno antes de que te dieras cuenta—

—Gunther será mejor que estés muy atento con esto, es todo lo que puedo pedir— Dijo Brittany suspirando. El manejador en cuestión apareció en ese momento.

—Vamos chicas. Hay clientes ahí fuera que pagan bien si ustedes dos les dan un buen show. Britt, usa el tubo de la derecha. Eres más del tipo que quieren ver esos tipos—

Más bien quieres decir que los niños te pidieron ponerme de ese lado del escenario, pensó para si misma, pasando de largo a Mónica para posicionarse cerca del tubo derecho.
Gunther dió un paso entre las cortinas y el gentío se calmó. —La gerencia del Tom Cat Club les da la bienvenida a todos ustedes esta noche para ofrecerles un show especial. No sólo tendremos seis luchas por separado programadas a lo largo de la noche…— él tuvo que hacer una pausa ante los estrepitosos gritos de aprobación del público. Brittany sentía que bajaba su estado de ánimo mientras pasaban los segundos. Estoy tan jodidamente cansada de esto. El micrófono de Rick amplificó su voz sacándola de sus pensamientos. —.Además tenemos a la muy sensual Brittany Peaks para entretenerlos junto con la también popular Mónica — En la mención de sus nombres, las artistas de striptease se colocaron en los tubos, preparándose para el inicio de la música y el levantamiento de la cortina. —Y sin más preámbulos, permítanme presentarles a Brittany Peaks y Mónica— Los altavoces sobre el escenario comenzaron a sonar con un gran rítmico estruendo.
La primera cosa que ella notó cuándo la cortina subió fue a todos los estudiantes acaparando todo su lado del escenario. Esto no va a estar nada bien. Siguiendo los consejos de Mónica, ella hizo una vuelta rápida alrededor del tubo, deteniéndose enfrente para hacer unos movimientos con los hombros.

—¡Aw, basta de estupideces y muéstranos esas tetas!— Uno de los chicos de la fraternidad gritó. Varios de sus compañeros gritaron apoyándolo, golpeando con sus botellas de cerveza sobre la mesa con énfasis. El resultado fue un masivo revoltijo de espuma corriendo por las botellas y sobre las mesas. Brittany mantuvo su atención sobre el alboroto, perdiendo la pista y seguimiento de la música.
Demonios. Ella hizo un rápido doble paso para volver a tomar el ritmo de la música. Concentrándose en su rutina, bailó de acá para allá cálidamente intentando seducir a los hombres con su cuerpo. El único seguridad del escenario fue colocado del lado de Mónica, dejándola sin ninguna protección ante la calenturienta fraternidad.

—Vamos señoras— gritó otro chico —¡Queremos ver tetas y las queremos ahora!— Sus amigos se unieron al cántico, golpeando con sus puños en las mesas.

—¡Queremos tetas! ¡Queremos tetas!—

Gunther corrió a través del escenario y bajó las escaleras para enfrentar a los chicos. Las cosas se tranquilizaron rápidamente después de eso y Brittany pudo continuar con su rutina. Mirando hacia Mónica, ella inclinó la cabeza y reanudó el ritmo con la música. En sincronía ambas mujeres se bajaron las cremalleras de las partes superiores del traje de spandex, revelando por debajo la piel desnuda. Normalmente Brittany jugaba con sus manos en esta parte, provocando a la audiencia por lo que estaba por venir. Esta noche sin embargo, no tenía el menor interés de provocar de esa manera. Las chaquetas fueron quitadas de encima y ondeadas detrás de ellas en el escenario, seguido rápidamente por los pantalones del spandex. Mónica se acercó al borde del escenario hincándose ante una mesa de hombres de mediana edad. Los billetes de dólares rápidamente fueron colocados bajo la tira delgada de su tanga. Los chicos de la fraternidad daban gritos y agitaban los billetes también pero Brittany no quería de ninguna manera acercarse a ellos, en lugar de eso fue al frente del escenario y siguió con sus movimientos sensuales allí. Los chicos abuchearon su decepción y comenzaron a golpear las mesas otra vez. Ella miró por encima a Mónica, esperando a que la mujer mayor se apiadase de ella y entretuviese a los chicos de la fraternidad pero ni el dinero extra fue suficiente para obligar a la pelirroja stripper a moverse hacia el lado del escenario donde estaba Brittany.

Maldición!. Ella sabía que Gunther estaba en algún lado en medio del mar de chicos de camisas rojas y esperó que el los mantuviera bajo control. Mostrando una sonrisa falsa en sus labios, Brittany se acercó a ellos con vacilación. Un tipo musculoso bastante ebrio se recostó sobre el riel y tendió un billete de cinco dólares. Arrodillándose delante de él, ella se movió y se contoneó, haciendo a sus pechos ondear y rebotar. Ella le ofreció un lado de su cadera mostrando las tiras de su tanga para que deslizara el billete debajo de ella, pero él tenía otra idea en mente. Él enganchó sus dedos alrededor de la tira de la tanga y tiró fuertemente, sacándola con fuerza fuera del escenario. Brittany cayó sobre la mesa, botellas de cerveza pegaron contra su espalda. En tan sólo un segundo sintió el dolor de un cigarrillo quemando su espalda y quedó a disposición de un apretón doloroso en su pezón que le provocaron los dedos del atleta. Ella pateó y se sacudió con fuerza, causándole a él rasguños sobre la piel. —¡Hija de puta!— Él gritó cuando el tacón de Brittany golpeó contra sus costillas.

Concentrándose más en detener el dolor de la quemadura en su espalda no se daba cuenta lo que sus pies golpeaban, Brittany vió el revés venir a ella. Los duros nudillos y un anillo demasiado grande conectaron un fuerte golpe. —¡Maldita perra!—
Unas manos firmes la sacaron y alejaron de la mesa lejos del hombre borracho. Las luces se encendieron, llenando de claridad el lugar y la música se detuvo. Brittany no se dio cuenta de nada, sus ojos estaban fuertemente cerrados inconsciente de lo que estaba ocurriendo. Había voces gritando, mezcladas juntos con un ensordecedor ruido. Unas manos estaban apretando sus hombros, tocando su cara. Su pezón izquierdo punzaba dolorosamente por el fuerte apretón recibido, todo esto provocándole una mezcla de recuerdos entre el pasado y el presente hasta que Brittany se encontró incapaz de distinguir donde estaba. Visiones del rostro de su padre surgían debajo de sus párpados cerrados, mareada por la carga de sensaciones, Brittany dejó que la oscuridad la inundara.

Ella despertó y se encontró recostada sobre el sofá del vestidor. Mónica estaba sentada sobre una silla al lado de la mesa, leyendo una novela romántica. ¿Oh Dios, qué pasó? Pensó para sus adentros, subiendo su mano para restregarse los ojos. —Auch— Se sobresaltó por el dolor en su cara.

—¿Britt? ¿Estás despierta? Dios mío querida amiga, nos tenías muy preocupados. Gunther dijo que si no despertabas para el final de la próxima presentación llamaría una ambulancia—

—Oh que amable de su parte— ella habló entre dientes, cuidadosamente tocando el área sensible de lado derecho de su boca. —¿Que sucedió?—
—No estoy segura. Sólo escuché la gran conmoción pero para cuando llegué allí tu estabas inconsciente o algo así. Gunther hizo que te trajeran aquí dentro. Él tuvo que presentar a las luchadoras antes de lo programado y les dijo que tenían que hacer peleas extras— Fue entonces cuando Brittany se fijó que Mónica vestía su ropa de calle. —Tú pensarías que al menos el bastardo podría pagarme por la mitad de la presentación, porque ya no haría la otra parte del show el resto de la noche, ¿pero sabes lo que hizo ese maldito desgraciado? Me dijo que si quería trabajar el resto de la noche tenía que participar como una de las luchadoras—

Ella se levantó, inhalando agudamente, pues la quemadura le ardía. —Si supongo que probablemente luzco como un esperpento ahora— Aun sin un espejo ella sabía que su labio estaba abierto y sangrando. —¿Puedes darme un paño o algo para limpiarme?—

—Claro amiga— Mónica contestó, tomando un pedazo de tela que se encontraba sobre una percha. —Supongo que el señor sabelotodo no cree que puedo continuar el show yo sola— La stripper apareció por detrás de Brittany ofreciéndole la tela humedecida. —Que se joda. Aprovecharé para pasar este viernes por la noche en casa para relajarme. ¿Vas a estar bien verdad?—

—Auch… si—. Ella presionó la tela cautelosamente alrededor de su labio, cuidadosamente enjugando la sangre. —No me voy a pasar pagando todo el resto del año por una habitación de hospital solo por un labio sangrante— Poniéndose de pie lentamente, Brittany caminó hacia el tocador y se dejó caer bruscamente en la silla. —Maldición. Parece que alguien me utilizó como saco de arena—

—Oh cielos, Britt, ¿qué te pasó en la espalda?—

—Aterricé en un cigarrillo, creo— Ella se volvió en su asiento, estirando el cuello para ver la quemadura ennegrecida, cubierta de ceniza. Dió un resoplido ante lo que veía. —Ooh eso luce repugnante—

—Creo que necesitas que alguien le eche un vistazo a esa herida— Mónica dijo.

—No. Solo me limpiaré un poco en la tina de baño cuando llegue a casa— Ella miró en el espejo para ver la expresión de la pelirroja. —No te preocupes. He pasado por cosas peores que esta, de verdad— Aunque nunca antes había tenido una alucinación en medio de una actuación, admitió para si misma. —Oye, Mon. ¿Podrías hacerme un favor? Espérame a que termine de vestirme y acompáñame hasta el auto, ¿Lo harías?— Ella lanzó una mirada sobre el espejo, notando la magulladura color púrpura que se había formado alrededor de su pezón izquierdo. Otros espejos, otras magulladuras le vinieron a la mente de viejos recuerdos haciéndola sentir mas vulnerable. —¿Por favor? Sólo serán pocos minutos—

—Dios, realmente te asustaste, ¿verdad?— Mónica preguntó, colocando sobre la mesa su bolso. —Por supuesto que te espero y te acompañaré hasta tu auto. ¿Dónde estas estacionada?—

—A un lado del contenedor. Sabes que aun no arreglan la lámpara—

—Por supuesto que aun no. Mientras no funcione ellos no pagarán más por la electricidad— Metió la mano en el cubículo privado y sacó las ropas de Brittany. —Aquí tienes amiga—

—Gracias— Ella tomó la blusa y, cuidando de no lastimar su labio herido, tiró de ella sobre su cabeza. Después la pasó con cuidado sobre su lastimado seno y sin rozar contra la quemadura de cigarrillo en su espalda. Mónica agradecidamente notó su apuro y la ayudó a ponerse la blusa. Brittany se puso sus pantalones y sus zapatos. El ruido del gentío se filtró a través de la pared, recordándole que estaba a tan sólo unos metros de donde había sido atacada. —¿Gunther sacó fuera a ese tipo?— Un silencio fue suficiente para saber la respuesta. —Por supuesto que no—

—Britt, recuerda que el tipo está allí con todos sus amigos. Si Gunther lo saca los demás se irían también—

—Sí si, lo he oído antes…Estoy lista— dijo con enfado. Caminaron hacia fuera por la entrada lateral y hacia donde el coche de Brittany estaba estacionado. —Gracias otra vez, Mónica. ¿Estas segura que no quieres que te acompañe a tu auto?—

—No, estoy estacionada justo por aquí— Ella señaló la mini furgoneta estacionada varios lugares atrás de la fila. —¿En cuánto tiempo crees que puedas volver?—

—Serán algunos días antes de que la hinchazón se baje pero usando algo de maquillaje, quién sabe. Yo te llamo— Miró hacia el club, una neblina de humo salía por las ventanas, Brittany sintió un nudo en su estomago ante el pensamiento de volver otra vez. Con su mano derecha se cubrió su herido seno. Cerró sus ojos y se apoyó contra su auto, esperando que el aire de la noche despejara su mente.

—¿Estas segura que te sientes bien? Mónica preguntó.

—Sí, lo siento. Simplemente supongo que estoy cansada— Ella abrió la puerta del auto. —Mándame un mensaje. Y te haré saber como estoy— Entró en el auto y esperó hasta que escuchó cerrarse la puerta del vehículo de Mónica para poner en marcha su propio motor y marcharse del estacionamiento.

Brittany manejó por la transitada avenida principal de la ciudad, mirando más de una vez que los seguros de las puertas estuvieran puestos. No encendió la radio, prefiriendo en su lugar, la soledad que le permitía el silencio. Su labio le punzaba al igual que su espalda y su seno, no permitiéndole olvidar lo sucedido hace unas horas. Aparcó dentro de un alumbrado estacionamiento de una licorería, percatándose de que aun había tiempo antes de que cerraran. La necesidad de buscar olvidar era más fuerte en cada minuto que pasaba. El poco dinero que traía en efectivo le permitió comprar solo una pequeña botella de whisky la cual abrió en ese mismo momento mientras regresaba al vehículo.

Mierda— Ella tomó otro trago, sintió el líquido quemándole a través de su garganta. —¿Por qué carajos me pasa esto a mí?— golpeó con su talón en dirección del neumático. —Estoy tan cansada de esto, extremadamente cansada— El calor de sus lágrimas se formó en sus ojos pero se rehusó a ceder, en lugar de eso echó a andar el auto y aceleró rechinando las llantas mientras salía del aparcamiento.


* * *

Santana escuchó la puerta abrirse y paró de escribir. Una mirada rápida al reloj en la esquina inferior derecha de su pantalla del computador le confirmó que aun era muy temprano para que Brittany estuviera en casa. —¿Britt?— Ella llamó, poniéndose de pie y abriendo la puerta de su dormitorio.

—Sí, soy yo— Mientras entraba por el pasillo, Santana pudo fácilmente observar con asombro y preocupación los labios hinchados y la piel abierta. —Hubo un… incidente en el club esta noche—

—Oh Britt…—dijo con dolor en su voz—Vamos a limpiar eso— Guió a Brittany dentro del cuarto de baño, pretendiendo no darse cuenta de la bolsa de papel que contenía la botella de licor que traía la stripper y que colocó discretamente sobre el piso a un lado del inodoro.

—Yo puedo... —

—Sin discusiones... — dijo Santana, parando la protesta. —Si quieres decirme lo que sucedió o no es tu decisión pero no voy a dejar esto sin curartelo— Ella abrió el botiquín y sacó el peróxido, las bolitas de algodón, y la crema antibiótica. —Aquí, siéntate sobre el inodoro e inclina la cabeza hacia atrás—

—¿Está realmente mal?—

—No quieres que te quede cicatriz, ¿verdad?—Sujetando una bolita de algodón sobre el lavabo, Santana lo remojó con peróxido. —Tengo que limpiarlo primero para ver qué tan grave está realmente…Aguanta, esto podría arder—

—¡Mier…shh!—

—Te lo dije. Ahora quédate quieta— Limpió suavemente una y otra vez el área. —Esto luce bastante mal—

—Creo que él llevaba puesto un anillo—

Eso explica el corte, ella pensó para sus adentros. —¿Y me dirás que es lo que pasó?—

—Había luchas en lodo, un imbécil borracho y un imbécil gerente del club—dijo Brittany suspirando. —Así de simple—

—Lo siento. En realidad, creo que necesitarás unos puntos aquí solo para mayor seguridad—

—No. Realmente no quiero usar esas cosas—

—Ok. Creo que tengo algunas mariposas en el botiquín de primeros auxilios. Pero vas a tener que ponerte ungüento para prevenir que quede cicatriz— Santana dejó de limpiar y amablemente tomó la barbilla de Brittany con sus dedos. Tienes una cara tan bonita… El pensamiento pasó por su mente y casi acarició sus labios. —Deja que traiga las mariposas—

Después de que el vendaje fue colocado en su lugar y curada el área amoratada, Santana dió un paso hacia atrás para darle un último vistazo. —Creo que tendrás que cuidarte bien eso. Tendrás que seguir poniéndote el ungüento pero creo que sanará bien— Ella comenzó a ordenar las cosas.

—¿Santana?—

—¿Sí?— Volteó a ver a Brittany que la miraba nerviosamente.

—Uhm… hay otro lugar— ella comenzó, poniéndose de pie y dándole la espalda a la escritora.—Creí que con sólo lavarme en la tina se curaría pero....—

—Déjame ver— Para su sorpresa, Brittany comenzó a levantar su blusa. —¿En dónde está la herida?—

—En mi espalda. Creo que caí sobre un cenicero y me quemé—

Santana se inclinó hasta que su cara estuviera al nivel de la delicada espalda de Brittany. Se acercó a ella y se dió a la tarea de levantar la blusa. Justo detrás del hombro derecho estaba la quemadura.—Ooh—

—¿Es una quemadura, verdad?—

—Oh sí, tiene el aspecto de que aterrizaste sobre un cigarro. Traeré la crema para quemaduras y una gasa— Se marchó dando media vuelta rápidamente, abriendo el armario buscando la crema. ¿Por qué terminas siempre lastimándote? —¿Esto ocurrió en el club?—

—Justo a la mitad de la primera presentación—

Santana presionó sus dedos sobre el tubo de crema. —¿Y cosas como ésta ocurren a menudo?—

—No a menudo, sólo de vez en cuando. Usualmente no consiguen nada más que tocar un poco gracias a que los de seguridad los mantienen alejados—

¿Y el que logren tocarte está bien? Deberías dejar ese trabajo, ella pensó para sus adentros antes de recoger el tubo. —Tengo que limpiar la herida primero antes de que pueda poner la crema. ¿Crees que puedes mantener arriba tu blusa?—

—Sí—

Brittany permaneció parada frente al espejo mientras Santana limpiaba el área lastimada con el algodón húmedo. —¿Y vas a trabajar con el labio así?—

—No voy a ir a trabajar. La gente no paga para ver labios estropeados. Esperaré hasta que la hinchazón baje y ver que tan bien lo cubre el maquillaje. Eso y mi espalda—

—No sé si estés interesada o no pero Blaine me comentó después de que te fueras acerca de su nuevo proyecto en el centro—

—¿La remodelación de oficinas de la que hablaba en la cena?—

—Ese mismo. Mencionó que estaban en la etapa de demolición. Tú sabes, limpiar todo los muebles viejos, alfombrados y cosas así— Ve con cuidado, López. —Él anda buscando un poco de ayuda extra para que saquen las cosas del edificio. Es trabajo duro pero paga bien. Incluso estaba pensando en trabajar un día o dos después de la fecha límite de mi libro y ahorrar un poco de dinero extra—

—¿Él contratará personas por sólo un día o dos? ¿Qué ocurre si no tienen experiencia en construcción?—

—Bueno... — Santana se puso en cuclillas para mirar mejor la quemadura. —¿Cuánta experiencia necesitas para recoger pedazos de escombro y tirarlos en el contenedor?— Lanzó la bolita de algodón al bote de basura. —Diez dólares la hora—

—¿Diez? ¿Sólo por limpiar un edificio viejo?—

—Estate quieta— ella amonestó. —Te has quemado muy feo, Britt. Se ampolló en la parte de arriba y rompió la piel. Tendrás que ser muy cuidadosa. La tienes en una zona un poco inaccesible—

Brittany trató de alcanzar su espalda, esforzándose por tocar con la punta de los dedos la cinta y la gasa. —Lo está. Apenas la puedo tocar—

—Yo me encargaré de eso entonces. Solo échame un grito después de que te bañes y te pondré un vendaje nuevo. Y sí, diez dólares por hora. Es trabajo duro pero el pago que ofrecen es lo suficiente bueno—

—¿Quieres decir que él no se queda con las personas mucho tiempo porque paga mucho?—

Santana sujetó el último pedazo de cinta y se enderezó. —Algunas personas simplemente no quieren trabajar tan duro, aunque sea buena paga. La mayoría solo trabajan algunos días mientras encuentran otro trabajo—

—¿Pero si ellos hacen un buen trabajo, Blaine se queda con ellos? — Brittany preguntó mientras bajaba su blusa.

—No lo sé. Imagino que él siempre tiene un trabajo o dos que necesitan hacerse aun teniendo a los subcontratistas. Le he ayudado algunas veces por un día o dos cuando él ocupaba trabajadores. Es trabajo arduo pero el siempre aprecia un buen trabajo— Vamos, Britt. Todo el sudor por un trabajo duro es aun diez veces mejor que quitarte la ropa para los hombres. Mira lo que te pasó esta noche. Santana quería decir en voz alta esas palabras, pero se contuvo. Era decisión de Brittany dar el siguiente paso y presionarla no ayudaría.

La rubia dió la vuelta para afrontarla. —Gracias por ayudarme con esto—

—De nada. ¿Estas segura de que no quieres hablar sobre lo que pasó?—Ella puso su mano sobre el hombro de Brittany pero la quitó rápidamente cuando sintió la rigidez de ella al tocarle. —Soy buena escuchando. Aun podemos salir fuera a la cubierta si quieres—

—No. Es tarde y necesitas trabajar en tu libro. Creo que mejor me voy a la cama—

—¿Vendrás al juego de mañana?—

—Uhmm… seguro, si tú quieres—

—Bien— dijo con una sonrisa en su rostro —Recuérdame prestarte una de mis gorras para que te protejas del sol— La crema, el algodón, gasa y peróxido fueron devueltos al gabinete. De pronto se encontraron sólo paradas allí, en el cuarto de baño sin nada que decir. —emm… entonces… uhmm—

— Uhmm… sí. Gracias de nuevo por ayudarme con esto— Brittany dijo, señalando el labio hinchado.

—De nada. Hasta mañana. Que tengas dulces sueños— Ella oyó el bajo resoplido y el sonido de la bolsa de papel mientras alcanzaba la manilla de la puerta. Entró en su cuarto y contempló el techo. Ha tenido un día bastante difícil. Por favor, déjala dormir tranquila esta noche. Suspiró con resignación sabiendo que había hecho todo lo que estaba en sus manos, Santana se sentó frente al computador y miró la pantalla, leyendo los últimos pocos párrafos que había escrito. Apretando sus nudillos para desentumecerlos, comenzó a escribir, dejando al mundo afuera y enfocando la atención en sus personajes y en la fecha tope de entrega.

Una frase, luego dos aparecieron en la pantalla. Está caluroso aquí dentro. Presionando con sus pies, rodó su silla hacia la puerta de cristal corrediza y la abrió, dejando entrar el aire de la noche a través del mosquitero. Inmediatamente el olor ya conocido del cigarro mezclado con incienso invadió el aire. Hmm … inhaló por la nariz el aire otra vez. No es cereza o vainilla. ¿Es lila? Poniendo atención, escuchó los sonidos de un vaso de vidrio. Poniéndose de pie colocó su silla debajo del escritorio, Santana abrió la puerta y caminó a través del pasillo y se paró enfrente del dormitorio de Brittany. Tocó ligeramente.

—¿Estas ocupada?—

—Uh— Santana oyó una gaveta abrirse y cerrarse a lo que ella asumió que eran los cigarros que estaban siendo guardados —Entra—

—Yo… uhmm— Ok, ¿y ahora qué?— Sólo me preguntaba que aroma de incienso estabas usando— Ella pasó a un lado del tocador y observó la pequeña vara encendida en el plato de metal.

—Se llama Lluvia— Brittany estaba sentada sobre su cama, sentada al estilo indio. La lámpara al lado de la cama estaba encendida, un espejo en la pared reflejaba la luz sobre el techo blanco, dándole al cuarto un brillo tenue. La stripper se había puesto unos pantalones cortos grises y una camiseta blanca, sus pechos se notaban a través de la delgada tela blanca.

—Creo que no habías usado este aroma antes— Ella cogió la caja llena de varas de incienso y leyó la etiqueta, deliberadamente manteniendo sus ojos fuera de vista de los obvios atributos de su compañera. —Difícil saberlo, ya que parece que usas una gran variedad de aromas—

—Depende de mi estado de ánimo. Abre esa gaveta sobresaliente— Santana obedeció y encontró varias cajas de incienso así como también varias varas largas sueltas y un pedazo de madera curvado para sujetarlas.

—Esta parece de... — Ella tomó uno olfateándolo y se encogió de hombros. —Reflexión—

—Supongo que es una forma de llamarlo—

—Los usas bastante. ¿O es sólo para esconder el olor a cigarrillo?—

—No fumo a cada minuto del día— Brittany dijo, sonrió quitando importancia a sus palabras. —Me gustan los olores. Cuando estaba creciendo, todo olía como a mi padre. Sus cigarrillos, su colonia barata…—La pausa causó que Santana la mirara fijamente y viera a Brittany estremecerse. —Simplemente todo— la joven dijo molesta.

—Bien... — ¿Ahora qué le digo? Si tuviese a un padre como el tuyo, haría lo que fuera que estuviera en mi poder para no recordarlo también. —Me gusta el olor. Hace que toda la parte de este piso huela muy agradable. Si quieres encender alguno— y nada más que eso, sus ojos silenciosamente añadieron, —puedes dejar tu puerta abierta—

—Santana, ¿Te puedo preguntar algo?—

—Seguro, cualquier cosa— Ella intentó mirar los ojos de Brittany pero estaban escondidos detrás de unas pequeñas rayas. Realmente debes de haber bebido mucho de eso antes de que entrara, pensó para sus adentros. —¿Te importaría si me siento?—

Brittany hizo señas con su pie hacia la cama. —Adelante— dio un largo trago a su bebida. —¿Alguna vez tu padre te golpeó?—

—Cuando era pequeña me gané una paliza o dos pero no de la forma que te imaginas. Él nunca hizo nada más que eso—Santana estiró sus pies cruzándolos sobre la cama. —Algunas veces él actuaba como un sargento de entrenamiento pero aun así él sabía la diferencia de tratar con sus reclutas y con sus hijos—

—Debió ser agradable…El mío solía pensar que todo se solucionaba con los puños. Él…—la voz de Brittany disminuyó y apartó su mirada. —Él solía la...lastimarme—

El corazón de Santana dió un vuelco cuando escuchó la dificultad para hablar en la voz de su compañera. Hasta ese momento Brittany había ocultado el abuso, y esa noche sin más lo confesó.

—Um, sabes que él ya no te puede lastimar ahora— ella ofreció. Brittany respondió cogiendo su vaso medio lleno y bebiéndolo completamente.

—Aun después de todo este tiempo tengo pesadillas de que me encuentra y me lleva arrastrando de regreso a casa con él— Los párpados pesados por el efecto del alcohol solo dejaban ver una pequeña raya medio abierta de su ojo izquierdo pero aun podía enfocar su atención en Santana. —Esta noche... — Ella miró con anhelo la gaveta de la mesita de noche, obviamente queriendo el escape que le ofrecía lo que había dentro de ella.

No, no me dejes ahora, Sanana pensó. Vamos, Britt lo estás haciendo muy bien. Ella se apoyó sobre su rodilla. —¿Qué pasó esta noche?—

—Yo… eso....— Brittany comenzó y se detuvo varias veces y sacudió sus manos por la frustración. Provocando con esto tirar un poco de líquido sobre las sábanas.

Santana rápidamente sacudió para limpiar lo derramado. Al final, ella terminó atravesada diagonalmente en la cama, sus hombros al ras de la cadera de Brittany. Giró sobre su lado y se apoyó en un codo. —Shh… tranquila. Simplemente aspira profundamente e inténtalo de nuevo—

—No, está bien, yo... —

—Brittany— ella interrumpió, poniéndose sobre sus rodillas otra vez. —No puedes sentarte aquí y decirme que lo que pasó hoy no te ha molestado. Tienes tu labio prácticamente partido en dos, un cigarrillo quemó tu espalda y sabe Dios que más pasaría que no me has dicho— Corriendo el riesgo, se acercó más a ella, sus rodillas quedaron a sólo unos centímetros de las de la rubia, quien permaneció con las piernas cruzadas a la cabecera de la cama. —Y creo que cualquier cosa que haya pasado hoy te hizo recordar a tu padre—

—¿Y eso es nuevo?— Ella bufó —Ese bastardo lo fastidió todo. Todo lo que él tocó, todo lo que él dijo…— Alcanzó la bolsa de papel y sacó la botella de whisky. —Lo odio—

Eso es poco, Santana pensó para sus adentros. —¿Te puedo decir algo?— Ella esperó hasta que Brittany asintiera con la cabeza. —Sé que no tenemos mucho tiempo de conocernos, y que no somos exactamente las mejores amigas—

—No exactamente— la rubia estuvo de acuerdo.

—Pero…— Santana le sonrió ante la respuesta. —De igual forma te he ido conociendo un poco más y te considero una amiga. No sé si debería decir algo o no pero cuando pienso en lo que él te hizo... la manera en que te ha lastimado, bueno... yo lo odio también—

Los ojos de Brittany se abrieron con sorpresa. Ella abrió su boca como si quisiera decir algo pero no lo hizo, en lugar de eso llenó el vaso con whisky. Recostándose hacia atrás con el vaso en sus manos, miró hacia el líquido ámbar oscuro. —Paty lo odiaba también. Creo que Mamá también lo odiaba pero fue demasiado débil como para dejarlo. Ella simplemente no nos protegía— gruñó, sacando el veneno con sus palabras. —Ella nos dejó solas a su merced— El vaso fue llevado a sus labios y una buena tercera parte de su contenido se redujo drásticamente. —¿No te esperabas una compañera de departamento tan jodida, eh?— La bombilla de la lámpara emitía bastante luz para que Santana notara el brillo de lágrimas en sus ojos. Brittany colocó el vaso sobre la mesita de noche. —Solía preguntarme que había hecho mal para merecer una familia tan mala— ella dijo, mirando abajo hacia su regazo.

Santana reaccionó de la única forma que sabía, se acercó a ella y envolvió sus brazos alrededor de la asustada y hermosa rubia. —Sabes…no podemos escoger a nuestras familias— ella comenzó, atenta a la rigidez del cuerpo que sujetaba. —Pero cuando nos convertimos en adultos podemos escoger nuestra propia familia—

La rubia se tensó por el sorpresivo contacto de su compañera, hasta que gradualmente se fue relajando bajo los brazos de Santana —Con mi suerte sería algo así como cuando te dejan de lado cuando escogen a los miembros de un equipo de fútbol—Brittany dijo quedamente.

—Oh no— Santana susurró, ajustando más su agarre de modo que la cabeza de la mujer más joven quedara debajo de su barbilla. —Yo siempre te escogería a ti— ¿No puedes creer que alguien pueda quererte? ¿Crees que no eres digna de importarle a nadie? Ella acabó el abrazo con un apretón rápido y retrocedió, dándole a Brittany su propio espacio. —Amo a mi hermano con todo mi corazón pero siempre tuve la ilusión de tener una hermana pequeña— Brittany le dió una mirada. —Bueno, tal vez no tan…compleja como tú, pero es igual— Santana intentó, aliviada cuando vió una gran sonrisa asomar en la cara de su compañera.

—Creo que estoy siendo un total desastre— Para la sorpresa de la escritora, Brittany golpeo cariñosamente su muslo. —Pero gracias— Ella frotó sus manos. —Creo que es hora de dormir por ahora—

Entendiendo la indirecta, Santana se movió a un lado de la cama y se puso de pie. —Te veré por la mañana entonces. Buenas noches— Está bien si por ahora no quieres decir más, ella pensó para sus adentros. Santana sintió un gran progreso entre ellas y se sintió satisfecha con eso.
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Activo Re: Fanfic Brittana - El Corazón De Brittany - Capítulo 26

Mensaje por micky morales Miér Nov 27, 2013 9:41 pm

Que buen progreso, Santana lo esta haciendo bien y Brittany se esta abriendo cada vez mas, excelente tu historia!
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