[Resuelto]FanFic Brittana: Sorpréndeme (Adaptada) Epilogo

Epílogo.

El espectáculo en la guardería era un momento especial para los padres. Ataviados con disfraces de verduras, los niños cantaban y bailaban, mientras ellos los grababan en vídeo y les hacían infinidad de fotografías.

Sami, vestida de zanahoria, cuando terminó su número corrió a los brazos de Santana, que la cogió encantada. La maestra corrió tras la niña y, agarrándola de la mano, dijo:

—No, Sami... regresa a la fila.

—Quiedoo con mi mamáááá Saaaan.

Brittany soltó una carcajada. Sami sentía pura adoración por Santana. Desde que vivían juntas, la niña le había otorgado ese título y Santana, encantada, lo había aceptado.

Emocionada como una tonta, Santana se colgó la cámara de fotos al cuello y cuando fue a hablar, la maestra dijo:

—Samantha..., quítate la corona. Todavía no te la puedes poner.

Santana, al ver la cara de su pequeña, miró a la mujer y, con gesto enfado, dijo:

—La función ha terminado. Sami ha estado sin su corona durante el espectáculo. Ha cumplido su promesa y ahora nosotras tenemos que cumplir la nuestra. Le dijimos que se pondría la corona de princesa cuando acabara la función y así ha de ser.

La maestra cruzó una mirada cómplice con Brittany y ésta puso los ojos en blanco. Al final, dando su brazo a torcer, la maestra dijo:

—De acuerdo. Pero que regrese a la fila con los demás.

Santana, encantada por haberse salido con la suya, miró a Sami, que, con su corona de princesa, la observaba, y dijo con convicción:

—Eres la princesa zanahoria más bonita que he visto en mi vida. Pero ahora tienes que volver a la fila. Prometo ir a recogerte a la puerta de la guardería en cinco minutos con mami Britt, ¿vale?

La niña, tras regalarle una espectacular sonrisa, asintió y corrió junto a sus compañeros. Brittany, que había permanecido en un segundo plano, agarró la mano de Santana y, tirando de ella, dijo:

—No sé quién es peor. Si tú o la princesa zanahoria.

Santana sonrió y agarrando a Brittany, caminó hacia la puerta de la guardería, donde habló con otros padres del maravilloso espectáculo que los niños les habían ofrecido.

Era una madrazo orgullosa.

Una vez recogieron a su pequeña, las tres subieron al coche y se fueron a casa de sus amigas.


Rachel, al ver llegar a la pequeña aplaudió.

—Samiiiiiiiii...., estás preciosaaaaaaa.

La niña, aún con su disfraz de zanahoria, las miró a todas y aclaró:

—Soy la pinsesa zanahodia.

Quinn soltó una risotada y Santana exclamó:

—¡Mi princesa es la bomba! Tenían que haberla visto en el escenario. Se ha comido en su número al tomate y a la coliflor.

Brittany puso los ojos en blanco. Cualquier cosa que Sami hiciera, para Santana siempre estaba bien.

Rachel, al oírla, se acercó a su amiga Brittany y cuchicheó:

—Te aseguro que mi Quinny, el día que los peques vayan a la guardería, babeará igual. ¡Menuda es ella con sus niños!

Divertidas por el comentario, todas entraron a tomar algo, mientras Brittany agarraba a Santana y, besándola, le decía:

—Venga, muñeca..., te mereces una copita.


En el año que llevaban juntas todo había sido estupendo.

Maravilloso.

Se habían trasladado a vivir con Santana y esta había adaptado su casa a las necesidades de Sami.

Fort Worth estaba olvidado.

En repetidas ocasiones, le había pedido a Brittany que se casaran, pero ella se hacía de rogar, aunque le había prometido que si un año después seguían juntas, lo harían.

Santana finalmente aceptó.

En ese tiempo, Santana conoció a Artie, a Finn y a otros militares y nuevamente se dio cuenta de lo equivocada que había estado. Aquellos americanos eran una gran familia y sólo había que ver cómo se cuidaban entre ellos, y cada vez que Brittany tenía que pilotar, le prometían que la cuidarían.

Al principio, cada vez que Brittany se tenía que ir a Afganistán, o Irak o a cualquier otra parte, Santana no dormía y estaba todo el día pegada al noticiero. Cuidaba de Sami con cariño y sólo pensar que algo le pudiera pasar a Brittany le quitaba la vida.

Pero el tiempo había pasado y, como Brittany le prometió, en cuanto el ejército lo permitió pasó a ser una civil. Dormía todas las noches con su hija y con Santana y era completamente feliz.

Ahora tenía tiempo para terminar el curso de diseñadora gráfica que un día comenzó y disfrutaba de una tranquila vida. No sabía si a la larga echaría el ejército de menos, pero lo que sí sabía era que por primera vez era completamente feliz y estaba creando su propia familia.



Aquella noche, cuando los pequeños se durmieron, Brittany y Rachel propusieron ir a la fiesta que unos amigos daban en su casa. Quinn y Santana, tras mirarse con complicidad, aceptaron encantadas. Emma y Will se quedaron con los niños y ellos se marcharon a divertirse.


Al llegar a la fiesta, Brittany y Rachel, tras saludar a algunos conocidos, se dirigieron a una barra para tomar algo. Una vez pidieron las bebidas, Brittany se acercó a su amiga Rachel y cuchicheó:

—Vaya...vaya..., acabo de ver a Emily y a su novia Hanna.

Rachel sonrió. En aquel tiempo se habían encontrado con ellas en el reservado del Sensations más de una vez y cada una a su manera, lo había pasado bien. Divertida, miró a su esposa, que hablaba con Santana y le preguntó a Brittany:

—¿Qué te parece si jugamos con ellas?

Brittany las miró y entendiendo lo que proponía, asintió. Santana, al ver la mirada de su chica, sonrió y le guiñó un ojo.

—Cuatro mujeres para nosotras dos. ¡Bien!

Rachel sonrió y cuchicheó tras cruzar su mirada con Quinn:

—A Icewoman, por su gesto también le gusta.

Quinn, que como Santana se había percatado del cuchicheo de las otras dos mujeres, divertida le comentó algo a su amiga Santana y esta asintió. Sin necesidad de hablar, fueron hablar con Emily y Hanna.

Rachel y Brittany, sonriendo, cogieron sus bebidas y se encaminaron hacia un lateral del salón. Segundos después, las otras cuatro mujeres caminaron hacia ellas y Santana, abrazando a su mujer la besó en el cuello, abrió una cortina y vieron varias camas con varias personas practicando sexo y unos columpios de techo.

Brittany, al ver aquello, asintió.

Pegó sus labios a los de Santana y la besó. Santana, excitada, respondió a aquel ardoroso beso ofreciéndole su lengua, que Brittany saboreó.

Sin demora, entraron en la estancia. Ahí, Santana y Quinn se sentaron en una de las camas y mirando a Emily y a Hanna que estaban junto a Brittany y Rachel les pidieron que las desnudaran. Una vez estuvieron las dos desnudas, caminaron hacia sus parejas y al llegar a su altura se sentaron a horcajadas sobre ellas.

Santana, tras devorar los labios de Brittany, dijo:

—Siéntate al revés, mirando a Emily—Brittany lo hizo. Santana, excitada, le tocó los muslos y susurró en su oído—Emily se muere por saborearte otra vez, cariño, y yo deseo que lo haga. ¿Qué te parece?

Brittany sonrió. Miró a Rachel y a Quinn, que se divertían sobre la cama con Hanna, y dijo:

—Me parece una idea excelente.

Santana paseó sus manos por las piernas de su mujer y, abriéndole los muslos, dijo, mirando Emily que las observaba:

—Juega con su clítoris... eso le gusta, tú ya lo sabes.

Emily sonrió y, poniéndose de rodillas, contestó:

—Voy a jugar con tu clítoris hasta que te corras en mi boca.

Se puso de rodillas y, tras echar agua sobre su vagina y secarla con un paño limpio, acercó la boca y succionó con deleite. Las manos de Santana le abrían los labios internos y, dándole acceso a Brittany, murmuraba en su oído:

—Así, Britt..., permíteme abrirte para ella...

Echando las caderas hacia atrás, Brittany preguntó:

—¿Así te gusta?

Acalorada por lo que Brittany le hacía sentir, Santana asintió y murmuró:

—Sí, cariño..., sí... Métete en su boca.

Un chillido escapó de los labios de Brittany al sentir cómo Emily cogía con sus labios su clítoris, mientras con la lengua le daba dulces golpecitos.

—Te quiero, preciosa..., chilla..., disfruta.

Las manos de Santana subieron hacia sus pechos y comenzaron a pellizcarle los pezones mientras murmuraba:

—Estoy muy húmeda, Britt... Córrete para que yo te pueda follar.

El cuerpo de Brittany tembló y cuando Emily la cogió de los muslos y se los abrió más, volvió chillar mientras Santana cuchicheaba:

—Sí..., así..., cariño.... Para mí. Sólo para mí.

Su voz... las cosas que decía, cómo se entregaba y el morbo era excitante. Escuchar la voz apasionada y caliente de Santana en su oído mientras sus manos le pellizcaban los pezones siempre la volvía loca. Cuando Brittany gritó y al llegar al clímax se convulsionó, Santana dijo:

—Sí..., cariño... sí... Córrete en su boca...

Sin fuerzas, Brittany apoyó sus manos en la cabeza de Emily, apretándola contra ella, mientras Emily chupaba y lamía enloquecida su clímax.

Así estuvo unos minutos hasta que Santana, deseosa, le indicó que su momento había acabado y que la lavara. Emily lo hizo, la secó y cuando se levantó, Santana, ansiosa, le dio la vuelta a Brittany y, mirándola a los ojos, preguntó:

—Dime, Cat Woman, ¿quieres ser mía sobre la cama o sobre un columpio?

Brittany, excitada por la mujer que adoraba y que la trataba como a una princesa, la besó en los labios y, deseosa de recibirla como Santana quisiera, murmuró:

—Sorpréndeme..., Batichica.

—Te amo Britt-Britt.

—Te amo Sanny.

Hola, aquí el fin otra linda historia, MUCHAS GRACIAS! a todas las personas que se dieron el tiempo de leer y comentar esta historia. También a todas las personas que siguen mis adaptaciones =D

Como dije antes al terminar una adaptación, dejo el prólogo de otra historia, para que no de tanta "pena" dejar esta!

Otra vez Muchas Gracias! Saludos =D