[Resuelto]FanFic Brittana: Ángel de Fuego (Adaptada) Cap 39 - Fin

Capitulo 24

Quinn acababa de abrir una cerveza y se sentó en la silla de jardín cuando vio un destello de su camioneta a través de los árboles. Se volteó hacia la puerta abierta de la casa rodante.

—Ya están aquí—gritó Quinn.

—Trata de ser amable—dijo Rachel desde la puerta.

Quinn sonrió.

—¿Yo?

—Sí, tú. Sé que tienes preguntas para Brittany, pero déjalo pasar. Ya terminó.

Quinn asintió.

Sí, tenía preguntas.

Pero en realidad ya no importaba.

Ángel estaba en custodia.

Santana y Brittany se dirigirían nuevamente a Dallas y ella y Rachel se dirigirían al norte de Colorado. Ángel ya estaría de regreso a Santa Fe por la mañana.

Todo solucionado.

Pero las insistentes preguntas que tenía seguían rondando en su cabeza.

Algo no estaba bien.

Como había dicho, era demasiado fácil. Ángel no se iría sin pelear. Ángel simplemente no conduciría hasta un puesto de control y esencialmente entregarse.

Tenía que haber una razón.

Cada movimiento que Ángel hacía, tenía una razón. Y quería apartar a Brittany de las otras, lejos de Santana y Rachel y preguntarle sobre que le decían sus instintos al respecto. Pero, en realidad, debería hacer lo que dijo
Rachel.

Dejarlo pasar.

Disfrutar el resto del día, conocerse un poco, beber unas cervezas y compartir una cena temprana. Y mañana, seguirían por caminos separados y apuntarse esto como otra misión completada.

Si sólo fuera así de fácil.
—Espero que no hayamos llegado demasiado temprano—dijo Brittany mientras salía de la camioneta.

—No. Justo a tiempo—dijo Quinn mientras elevaba su cerveza—La primera.

Santana salió sosteniendo un paquete de seis.

—Nos detuvimos en esa pequeña tienda de comestibles. No sabía cuál bebían, así que traje la que nos gustaba—dijo Santana mientras sacaba dos del paquete, entregándole una a Brittany.

Quinn se puso de pie y agarró las cervezas que le entregó.

—Voy a ponerlas en la nevera—dijo Quinn—Siéntense.

—¿Rachel necesita ayuda con algo?—preguntó Brittany.

—No, compramos unos filetes. Creo que las patatas ya están en el horno—dijo Rachel.

Rachel le recibió en la puerta y recibió las cervezas.

—Compartan…—dijo Rachel—Saldré en un minuto.

Quinn regresó a su silla, su mirada se posó primero en Santana y luego en Brittany.

Había un poco de tensión entre ellas.

Deseaba que Rachel se diera prisa.

Nunca había sido buena con las charlas.

—Así que... tremendas vacaciones ¿huh?

—Oh sí. Ocupa el lugar de las mejores—dijo Santana secamente y luego se volteó hacia Brittany—Recuérdame decirle a Marley ‘no’ la próxima vez que nos invite a alguna parte.

Brittany sonrió.

—Sólo estaba tratando de alejarnos de Dallas por un tiempo—dijo Brittany.

—Probaremos la playa la próxima vez.

Quinn se rió con ellas.

—La pareja de Marley, Kitty... ¿supongo que se recuperó bien?

Brittany asintió.

—Sí. Temprano hablé con Kitty. Parece estar bien. Sin embargo, tomará unos días de descanso antes de volver al trabajo.

—Bien—Quinn miró a Santana—¿Por qué el FBI?

Santana levantó las cejas y Quinn aclaró.

—Tus mejores amigas son de Homicidios. También eras detective ahí. No pareces material para el FBI.

Brittany se echó a reír y Santana frunció el ceño hacia Quinn.

—¿Oh? ¿Y tú lo eres?

—Sin ánimo de ofender—dijo Quinn—Sólo que... no pareces aguantar mucha mierda.

Quinn se levantó cuando Rachel se unió a ellas.

—Yo tampoco. Si me hubiera quedado atascada en una oficina siguiendo el maldito protocolo todo el tiempo, me mataría a mí misma.

Santana asintió.

—Sí, no me gusta esa parte del trabajo—miró a Brittany—En realidad, no me gusta casi nada.

—¿En serio?—preguntó Brittany—Pensaba que te encantaba.

—No. Fue un cambio que necesitaba en ese momento, eso fue todo. Como Quinn dice, mierda y política.

—En una enorme fuerza policial como Dallas, no podrías pensar que sería muy diferente—dijo Rachel quien se unió a la conversación—Solía trabajar para la policía de Los Ángeles. Recuerdo muy bien la mierda y la política ahí.

—Hay un poco, sí—dijo Santana—Pero en su mayoría, nuestro teniente se encargaba de eso.

Santana miró a Brittany.

—Lo echo de menos. Echo de menos al equipo.

Brittany se acercó y le agarró la mano.

—Entonces regresa.

Santana asintió.

—Sí, he estado pensando en ello.

Quinn vio como sus ojos se encontraron y notó la mirada tierna entre ellas.

—Creo que eso sería maravilloso—dijo Brittany mientras apretaba suavemente su mano—A Marley le encantaría—entonces rió—Me pregunto en cuántos problemas podrían meterse.

—Santana nos contó que tú y ella comenzaron como compañeras en la fuerza—dijo Rachel.

—Así fue—Brittany asintió—Ella era malvada y mandona y estoy bastante segura que le llamé abusadora en algún momento.

Rachel rió.

—También llamé abusadora a Quinn. Entre otras cosas.

Quinn miró a Santana con las cejas levantadas.

—¿Tienes alguna idea de lo que están hablando?

—Ni idea—dijo Santana con un movimiento de cabeza.

El teléfono de Quinn interrumpió su conversación y ella miró a Rachel.

¿Figgins nuevamente? Pensaba que nos daría tiempo libre por un rato.

Se levantó y sacó el teléfono de su bolsillo.

—Disculpen—le dijo a Santana y a Brittany mientras se alejaba antes de contestar.

—¿Estás en la carretera?—preguntó él.

—No. En realidad, tenemos compañía—dijo Quinn lanzando una rápida mirada por encima de su hombro—Rachel pensó que una cena temprana con la agente López y Pierce sería apropiado—dijo ella—También saldrán mañana.

Él suspiró.

—Cambio de planes—dijo él y ella reconoció el cansancio en su voz.

—¿Qué pasa?

—Ángel.

Quinn frunció el ceño.

—¿Qué pasa con él?

—Se escapó. Mató a ocho malditos hombres.

—¿Qué coño?

—Estaban de camino a Santa Fe. Cuatro alguaciles del departamento del sheriff con él en una furgoneta. Dos asistentes y nuestros dos agentes que les estaban siguiendo en un coche camuflado. Llamaron por radio avisando que se detendrían. Estaban en la carretera 285—dijo él.

—¿Por qué se detuvieron?

—Los estaba llevando a la ubicación del dinero. Esa fue la última comunicación. Cuando no llegaron a Santa Fe, bueno...

—¿Me estás tomando el pelo?

—Desearía que fuera así. Todo eso ocurrió hace dos horas—dijo él—Los detalles siguen llegando.

Quinn pasó una mano por su cabello y luego miró a sus invitadas.

Todavía estaban charlando con Rachel.

—¿Así que estamos de vuelta en el caso?

—No sé a quién diablos le compete en este momento—dijo Figgins—El departamento del Sheriff de dos condados diferentes están trabajando en el caso, los alguaciles federales están trabajando en el caso. Tengo órdenes de enviar un equipo nuevamente. No va a ser bonito. Ahora demasiados organismos tienen un interés en él. Nos tropezaremos entre nosotros mismos—dijo él.

—¿Así que la cooperación será mínima? ¿Qué pasa con la oficina de Albuquerque?

—Ahora también es personal para ellos, pero les han dicho que retrocedan. Él es exmilitar. Tienes una historia con él. Ha estado en el caso desde el principio. Estoy tratando de mover algunos hilos para que puedas tomar la iniciativa en esto, pero demonios, Quinn, ya sabes cómo es. Los locales también quieren su mano en el caso.

—En otras palabras, Ángel no será atrapado con vida—dijo ella.

—No, si llegan a él antes que nosotros.

—¿Eso es tan malo, Figgins? ¿Cuántos ha matado?

—Demasiados. Me dicen que están corriendo su foto en todas las noticias. Tendrás personas viéndolo en cada rincón, cada tienda, cada maldita estación de servicio—dijo él.

—Está bien. Bueno, déjame terminar con nuestra cena. Estaba esperando con ganas esos filetes—dijo ella.

—Lo siento—dijo él—Ve a la escena del crimen tan pronto como te sea posible. No estoy seguro que podrías encontrar que no hayan revisado. El resto de tu equipo llegará ahí esta noche.

Ella frunció el ceño.

—¿Qué equipo?

—Abrams.

—¿Abrams? ¿Para qué demonios estás llevando a Artie?

—Porque tiene un nerd de la computación que podrías utilizar y él y su equipo están a la espera de una asignación—hizo una pausa—Además, uno de los agentes que fue asesinado… Humphrey… él y Artie tenían una historia.

—¿Y piensas que eso es bueno?

—A veces… cuando las cosas son personales… hay un poco más de urgencia.

Quinn frunció el ceño.

—¿Estás sugiriendo que no fui lo suficientemente urgente en esto?

—No estoy sugiriendo tal cosa, agente Fabray. Estoy decepcionado que no lográramos atraparlo antes que los lugareños, eso es todo ¿Y qué hay de malo con Artie? Pensaba que tú y él habían funcionado muy bien juntos en el desierto.

—Cuando logré que se aflojara un poco, sí. Pero sé cómo usar mis malditos equipos, Figgins. Realmente no necesito a Artie y a su equipo en esto.

—Te necesito en el campo, Quinn. Deja que Tina haga lo suyo en los equipos. Oh y reúnete con la agente López. Ella también se queda contigo.

Quinn caminó hacia un lado de la casa rodante, sacudiendo su cabeza.

—De ninguna manera. Nosotras no nos llevamos demasiado bien para esto. Ella es... temperamental—dijo ella—No la necesito.

—Podrías necesitarla. El equipo de Artie es escaso, sólo Noah y Tina. Con la nariz de Tina enterrada en tus computadoras, es posible que necesites otro agente. López se queda. Ya lo he arreglado—él se rió un poco—Trata de ser amable con todo el mundo, Quinn.

—Sí, sí ¿Y Pierce?

—Antes de deshacerte de ella, asegúrate que tienes todo lo que necesitas de ella con respecto a Ángel. Artie y su equipo están en camino. Te encontraran en Taos. Puedes decidir si deseas mover tu operación a Santa Fe o no. Revisa tu correo electrónico. Te enviaré todos los detalles.

Él colgó antes que ella pudiera protestar aún más y ella dejó escapar el aliento antes de guardar su teléfono.

Grandioso.

Simplemente genial.

Atrapada aquí nuevamente con López.

Caminó nuevamente hacia donde estaban las demás. Los ojos de Rachel volaron hacia ella, con las cejas levantadas.

—Sí—dijo Quinn—Cambio de planes—miró a Brittany—Ángel ha escapado.

Las cejas de Brittany se dispararon por la sorpresa, pero fue Santana quien habló.

—Ese hijo de puta—murmuró Santana.

—Sí. Figgins dice que tienes que quedarte y trabajar esto con nosotros.

Santana dejó escapar un largo suspiro.

—Genial—dijo secamente.

—Sí. Ese también fue más o menos mi sentimiento.

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Capitulo 25

Brittany dio un paso atrás, sintiendo que estaba en el camino de todos los que se empujaban a su alrededor.

Rachel estaba hablando con dos alguaciles federales y Santana y Quinn estaban caminando fuera del perímetro de la cinta de la escena del crimen, en busca de pistas, había dicho Santana. Ella se dio la vuelta regresando a la camioneta de Quinn.

Quinn le había enviado por correo electrónico el archivo que Figgins había recolectado sobre Angel. Quinn quería que revisara si había algo que pudiera agregar, tomando en cuenta las conversaciones que había tenido con él.

Ella sacudió su cabeza.

No podía creer que había escapado, que había matado a ocho hombres al hacerlo.

Ocho agentes de la ley.

Aún no sabían los detalles, no sabían cómo logró eso. Pero sabía, sin que Quinn le dijera, que si Ángel era atrapado, no sería puesto bajo custodia.

No.

No esta vez.

Órdenes tácitas, pero órdenes a fin de cuenta… disparar a matar. Ángel no saldría de ésta con vida.

Quinn había dicho que Ángel era bueno.

Que era muy, muy bueno.

¿Habían bajado la guardia con él?

¿Lo habían subestimado?

Algo que él le había dicho esa misma mañana le golpeó.

Él dijo que había estado en peores situaciones que esa.

¿Había estado planeando su fuga desde el principio?

Pero ¿por qué permitió que le atraparan en primer lugar?

¿Por qué conducir hacia un puesto de control?

Tenía que ser intencional, no tenía ningún sentido en absoluto.

A menos que fuera como él había dicho, quería asegurarse que Brittany hubiera salido bien.

¿Era así?

¿Simplemente había estado lo suficientemente preocupado como para dejarse atrapar, sabiendo que podía escapar a su antojo?

No.

Nadie podría estar así de confiado.

Miró a su alrededor, más allá de la actividad, hacia el bosque que bordeaba el camino de tierra en el que estaban.

¿Estaba en alguna parte?

¿Se habría dirigido al bosque nuevamente?

¿O estaba en la carretera, huyendo?

Había dejado los ocho cuerpos en el interior de la camioneta y se había llevado el coche.

Se quitó los grilletes y se cambió de ropa, dejando atrás el mono naranja y tomó la ropa de uno de los agentes del FBI, hasta los zapatos. Zapatos, credenciales y su arma de servicio.

Se sentó en el asiento delantero del lado del pasajero, pero dejó la puerta abierta. Brittany y Santana estaba usando la camioneta. Quinn y Rachel la casa rodante que estaba estacionada en la carretera.

Se dirigirían a Taos tan pronto como terminaran aquí. Ella y Santana se quedarían en un hotel, el mismo donde el nuevo equipo de Quinn iba a quedarse. Figgins ya lo había arreglado y Rachel había asegurado que acamparían a pocos kilómetros de distancia.

Las sombras aparecieron con el sol casi desapareciendo del cielo.

Ella suspiró y sacó su teléfono, revisando el correo electrónico de Quinn. No estaba segura de cuánta ayuda podría ser, pero leería el reporte. Era un formato tipo calendario el cual era fácil de seguir, pero no era muy detallado.

Sabían que había vivido en el área de Taos de niño, notó ella. El informe hacía nota de la muerte de su mamá en California, pero no mencionaba que su padre había estado bebiendo para el momento del accidente.

Cubría sus años como militar y cuando se retiró, ahora casi seis años. Notó que había una ruptura en el tiempo, justo después de salir. Había desaparecido dos años antes de recuperarlo, con Ángel de regreso al Medio Oriente. Pero incluso entonces, había lagunas en el orden de los eventos. De acuerdo con esto, había regresado a los Estados Unidos apenas seis meses atrás.

Nada después de eso.

—¿Y bien?

Levantó la vista, sorprendida de encontrar a Quinn de pie junto a la camioneta observándola.

Brittany negó con la cabeza.

—No hay mucho aquí.

—No. No tuvieron mucho tiempo para recolectar eso. Lo esencial—dijo Quinn—Pero él se mantuvo en un perfil bajo. Cuando estábamos en las asignaciones, teníamos que aprender a desaparecer de vez en cuando. Pasar por debajo del radar. Él es bueno en eso.

—Me dijo que su padre era un bebedor, que estaba borracho cuando tuvo el accidente que mató a su mamá—Brittany se encogió de hombros—Lo sé, eso no ayuda en todo esto.

—¿Sabías que había vivido aquí?

Brittany asintió.

—Sí. Dijo que se mudaron a California cuando tenía doce años. Sin embargo, la ruta por donde nos llevó a través de las montañas fue planeada a través de la investigación. No de lo que recordaba de niño.

Brittany miró más allá de Quinn hacia donde Santana y Rachel estaban charlando.

Era casi de noche y no podía distinguir sus expresiones.

—Hay lagunas. Supongo que como has dicho, cuando estuvo fuera del radar. Pero faltan dos años—dijo Brittany.

—Sí. Cuando dejó la milicia. Desapareció—dijo Quinn—Figgins dijo que no hubo señales de él en ninguna parte durante ese tiempo.

—¿Qué crees?—preguntó Brittany.

Quinn se encogió de hombros.

—Podría haber estado trabajando. Usando un alias—dijo Quinn.

—¿Entonces reapareció usando su propio nombre? ¿Por qué?

Quinn se encogió de hombros.

—Sólo estoy adivinando, Britt, nada más.

Brittany sacudió su cabeza rápidamente.

—No parecía del tipo de utiliza alias—dijo Brittany—Parecía casi orgulloso de sus logros, tanto en el servicio militar y más allá. Ese tipo de persona quiere reconocimiento, no anonimato.

—Cierto. Pero ¿qué otra explicación puede haber?

Brittany imaginó el rostro de Ángel, viendo su sonrisa, la mirada relajada que había lucido cuando habían estado pescando. En ese momento él no era un asesino.

Era... era casi un amigo.

Miró a Quinn.

—Tal vez no estaba trabajando en ese momento. Tal vez en esos dos años, fue sólo un sujeto normal.

—¿Dónde? Figgins dijo que no pudieron encontrar nada sobre él. Su pensión militar fue transferida a una cuenta que él creó, pero no fue tocada en absoluto.

—Estuviste en su unidad, en su equipo. Imagino que las asignaciones que tuviste, debieron haber hecho mella en ti. Cuando saliste ¿qué hiciste?

Quinn le miró fijamente durante mucho tiempo y Brittany pensaba que tal vez no iba a responderle.

Quinn finalmente suspiró.

—No me retiré exactamente, Britt. No como Ángel. Era demasiado joven para eso. Pero estaba quemada. No podía hacerlo más. Tienes razón. Hizo mella y estaba lista para irme, dejarlo todo atrás. Llegamos a un acuerdo…—dijo ella.

—¿Con Figgins?

—No al principio, no. Estuve en un equipo con cuatro personas. Pero me dijeron que no lo hacía bien con los demás—dijo Quinn con una sonrisa rápida—La casa rodante, era sólo una misión experimental. Viaje sola. Eso encajaba conmigo.

—¿Hasta qué conociste a Rachel?

Quinn asintió, pero no dijo nada más.

—Así que... ¿ya no es experimental?

Brittany sabía que la pregunta podría aplicarse tanto a la casa rodante como a Rachel. La rápida sonrisa de Quinn le dijo que entendía la doble pregunta.

—No. Ya no es experimental.

Brittany hubiera hecho más preguntas, pero Santana y Rachel se acercaron.

—¿Listas para salir?—preguntó Rachel—Recibí un mensaje de Noah. Llegaron temprano a Albuquerque—dijo ella—Se reunieron ahí. Ahora vienen de camino hacia acá. Llegan en unos 45 minutos.

—Está bien. Supongo que tenemos que regresar a Taos y establecer un campamento—dijo Quinn—¿Reunión de trabajo en la cena? No sé ustedes, pero me estoy muriendo de hambre.

—¿Seremos siete?—preguntó Santana—Un poco difícil para tener una cena de trabajo ¿no es así?

—No si ordenamos pizza y comemos en la habitación de hotel—dijo Quinn con un guiño a Rachel.

—¿Cómo sabía que esa sería tu sugerencia?—Rachel miró a Brittany—¿Te he dicho que está obsesionada con la pizza?

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Pd: Siento no haber podido actualizar antes, pero por el día no pude, y no creo poder hacer la segunda actualización del día, por eso esk subiré los dos capítulos ahora.

Capitulo 26

Rachel rió afablemente como Noah le atrajo en un abrazo y la besó rápidamente en la boca.

—Estás tan hermosa como lo recordaba—dijo él.

—Y tú estás tan encantador como lo recordaba—dijo ella.

Pasó una mano por su cabello juguetonamente.

—¿Tu con el cabello largo? Tenías un corte casi militar la última vez que te vi.

—Sí, quería un cambio—dijo él mientras lo apartaba de su rostro—Además, Artie lo odia. Molestarlo es la única diversión que tengo en estos días.

Quinn se acercó a ellos.

—Sin besos—dijo Quinn con apenas un atisbo de sonrisa.

—No te tengo miedo—dijo él con una sonrisa.

Luego tomó la mano ofrecida de Quinn, agitándola enérgicamente.

—Es bueno verte de nuevo, Agente Fabray.

—Sí, igualmente ¿Dónde está Artie?

—Aún en su habitación, supongo. Tarda más tiempo en vestirse que yo—dijo él señalando sus vaqueros y camiseta—Y Tina tenía la nariz pegada en su computador.

Noah se volteó hacia Brittany y Santana y les ofreció una sonrisa fácil.

—Soy Noah Puckerman.

Santana le tendió primero la mano.

—Santana López, del FBI de Dallas.

Hizo un gesto hacia Brittany.

—Ella es Brittany Pierce, Departamento de policía de Dallas.

Noah asintió.

—Fuiste el rehén.

—Sí.

—De todo lo que hemos aprendido acerca de este sujeto, eres condenadamente afortunada—dijo él sin rodeos.

Brittany simplemente asintió con la cabeza, pero no hizo ningún comentario.

—¿Así que han trabajado juntos anteriormente?—preguntó Santana.

—Sí. Asesino en serie—dijo Rachel—Desierto de California—miró a Noah—Entonces… ¿de dónde los sacó Figgins?

—Estábamos en Nevada. Un secuestro—él negó con la cabeza—No terminó bien.

—Entonces… ¿cómo está Artie?—preguntó Quinn—¿Sigue haciendo todo por el libro?

—Oh, se aflojó un poco. Muy poco.

—¿Todavía insiste en usar traje y corbata? Sé que la última vez que nos vimos, estaba disminuyendo un poco los estándares.

—Sí, le gustan sus trajes, eso es seguro. Pero no es tan fanático al respecto—dijo Noah—De hecho, esta noche, apuesto a que sólo llevará una camisa almidonada.

Quinn sonrió.

—Te apuesto diez dólares a que trae una corbata.

Noah sacudió su cabeza.

—De ninguna manera. Él te conoce. También sabe que tendremos pizza para la cena.

—Diez dólares.

—Estoy dentro.

Rachel se volteó hacia Santana y Brittany.

—Cuando estábamos en el desierto, Artie usaba traje y corbata, zapatos de vestir, todo—explicó—Él y Quinn tuvieron un desacuerdo sobre el código de vestimenta.

—Sí, San también tuvo su encuentro con el código de vestimenta—dijo Brittany con una sonrisa.

—Otra razón para regresar a Homicidios—dijo Santana.

Quinn la miró.

—Así que ordenaron pizza ¿correcto?

Rachel asintió.

—Viene en camino.

Estaban en la habitación del hotel de Santana y Brittany y ya estaba un poco lleno.

Quinn sacó la única silla y se sentó, estirando sus largas piernas.

Santana y Brittany se sentaron en una de las camas y Noah se sentó en la otra. Un golpe rápido en la puerta y Santana se levantó y la abrió.

Artie estaba ahí, su oscura piel de ébano en contraste con el blanco de su camisa almidonada. Una corbata roja colgaba de su cuello y Rachel miró a Quinn quien sonreía.

—Bonita corbata, Artie—dijo Quinn con una sonrisa, tendiéndole la mano a Noah.

Él le entregó un billete de diez dólares.

—Muchas gracias—dijo Quinn.

Artie miró a Noah con desaprobación mientras entraba en la habitación. Seguido de cerca por Tina y su computadora portátil bajo su brazo.

—Agente especial Fabray, me alegra verte nuevamente—dijo Artie.

Se volteó hacia Rachel.

—Rachel, luces muy bien.

Ella le sonrió.

—Gracias.

Rachel señaló hacia Santana y Brittany.

—Ella es Santana López, es de la oficina de Dallas. Y Brittany Pierce, departamento de policía de Dallas—las presentó Rachel—Él es el agente especial Artie.

Artie asintió mientras estrechaba sus manos.

—Tremenda prueba la que tuvieron.

—Y al parecer no ha terminado—dijo Santana.

Quinn se puso de pie, acercándose para estrechar la mano de Artie.

—¿Qué pasa con la corbata? Pensé que te habías aflojado un poco—dijo Quinn.

—Bueno, es una reunión de negocios—dijo él—Y tenemos invitadas.

—Es pizza—aclaró Quinn—Y Santana y Brittany ya no son invitadas—se volteó hacia Tina—¿Cómo diablos estás?

Tina le dio una rápida sonrisa.

—Bien. Entiendo que voy a jugar con tus computadoras nuevamente.

—Eso me dijo Figgins—dijo Quinn y lo señaló—Repasemos algunas reglas básicas en primer lugar.

—¿Sabes?... ahora Mike y yo somos muy buenos amigos—dijo Tina.

— ¿Eso es cierto? ¿Has estado acosándolo?

Tina se sonrojó.

—Bueno, tal vez un poco.

Rachel se rió, recordando el enamoramiento que Tina tenía con Mike, el gurú de la informática de Quinn.

Otro golpe en la puerta anunció la llegada de la pizza y fue un torbellino de actividad mientras todos se ubicaban alrededor de las cajas, apilando sus platos a lo alto.

Todos menos Brittany, notó Rachel.

Brittany tomó una sola pieza.

Rachel se sentó en una de las camas junto a Noah.

Quinn se apoyó en la cómoda mientras Artie tomaba la silla en la que había estado anteriormente.

—No hemos comido desde el almuerzo—dijo Noah tomando un bocado.

—Por lo menos almorzaron—dijo Quinn—Oh, Dios—murmuró mientras mordía su pieza—Esto está muy bueno.

Artie se limpió la boca con una servilleta antes de hablar.

—Entiendo que tú y Ángel estuvieron juntos en el servicio—dijo él—¿Qué tan bien lo conoces?

—Estuvimos en el mismo equipo durante algunos años—dijo Quinn—Era muy bueno. Podías confiar en que hiciera su trabajo y no metiera la pata—se encogió de hombros—Pero personalmente, no diría que lo conocía bien. Era reservado, no hablaba mucho. Sólo hacía su trabajo.

—Me imagino que es mayor que tú.

Quinn asintió.

—Supongo que ahora tiene treinta y tantos años—miró a Brittany—¿No te parece?

—Sí.

Artie volvió su atención hacia Brittany.

—Me han dicho que te reuniste con él en su celda ¿Que discutieron?

Brittany se movió incómoda bajo la mirada de Artie, Rachel se dio cuenta. También notó que Brittany había comido muy poco de la única pieza de pizza que había agarrado.

No conocía a Brittany en absoluto, pero sentía que había una batalla dentro de ella. Su interrogatorio con ella había sido superficial. Cuando Figgins llamó para decir que Ángel había sido detenido, prácticamente habían dejado a un lado las preguntas.

Ángel estaba en custodia y su trabajo había terminado. Eso, por supuesto, resultó ser por poco tiempo.

—Realmente no hablamos mucho—dijo Brittany a Artie.

—Él se limitó a solicitar tu presencia... ¿para qué?

—Dijo que quería asegurarse que había logrado salir de la montaña a salvo—dijo Brittany en voz baja—Eso es todo.

—Mira ¿qué tiene eso que ver con esto?—preguntó Santana—¿Así que él quería verla? Tal vez se sentía culpable por haberla secuestrado en primer lugar.

—No es su estilo—dijo Quinn—Él no siente culpa.

—¿Te hizo alguna pregunta? ¿Te pidió un favor?—continuó Artie—¿Mencionó sus planes?

En ese momento, Brittany soltó una risa sin sentido del humor.

—Sí, él me dijo que planeaba escapar. También me dijo cómo iba a hacerlo. Sólo pensé en guardarlo para mí. No tenía sentido darle un aviso a alguien ¿no?

Rachel y Quinn intercambiaron miradas, entonces Quinn caminó entre Artie y Brittany para conseguir otro pedazo de pizza de la mesa.

—No seas condescendiente con ella, Artie—murmuró Quinn mientras metía la mitad de la pieza en su boca.

—Sólo estoy…

—Siendo una polla—Quinn se sentó junto a Santana en la cama—Lo último que dijo Figgins es que esto sigue siendo un esfuerzo conjunto con los lugareños y el servicio de alguaciles de los Estados Unidos. Tienen fotos de Ángel cubriendo todo el maldito lugar. Todos sabemos los problemas de eso. Estarán recibiendo llamadas de todas partes. Estarán persiguiendo sombras por todo el estado—dijo ella—El departamento del sheriff tiene recursos limitados. No creo que logren acercarse a Ángel. El Servicio de alguaciles es el mejor a la hora de localizar fugitivos, o eso es lo que siguen diciéndonos—dijo con una sonrisa rápida—Pero ellos no tienen a Tina.

Tina alzó la vista cuando su nombre fue dicho. Su ordenador portátil estaba haciendo equilibrio en un muslo y el plato con la pizza en el otro.

—¿Qué quieres que haga?

Quinn se encogió de hombros.

—Simple. Encuéntralo.

Tina miró nerviosamente a Artie. La última vez que trabajaron juntos, Quinn hizo que Tina pirateara información en sistemas en los que no tenía que entrar.

Eso había sido la manzana de la discordia entre Artie y Quinn.

—Siguiendo las reglas—dijo Artie.

—Usando todos los medios necesarios…—respondió Quinn—… Y estoy citando a Figgins—añadió, luego miró a Tina—Ángel no está en la carretera. Aún no.

—¿Cómo puedes estar segura de eso?—preguntó Noah.

—Porque el objetivo de toda esta operación era conseguir tres millones de dólares. Encontramos donde escondió el dinero y lo encontramos a él.

—Siempre y cuando no lo haya recuperado y haya huido—dijo Santana.

—Dudoso—dijo Quinn—Hay fuerzas del orden arrasando todo el lugar.

Artie sacudió su cabeza.

—No estoy de acuerdo contigo—dijo él—En nuestra sesión informativa, se nos hizo creer que Ángel Figueroa era un asesino a sueldo. Acaba de matar a dos de nuestros agentes del FBI. Mató a cuatro policías federales. Mató a dos asistentes. Todo con el fin de escapar. No hay manera que permanezca por los alrededores esperando una oportunidad para recuperar el dinero. Creo que ya está muy lejos de esta zona.

Antes que Quinn pudiera hablar, Brittany se adelantó.

—Se equivoca, agente Artie. Siempre fue por el dinero—dijo Brittany—Quinn tiene razón. Si encontramos el dinero, lo encontramos a él.

Artie entrecerró sus ojos hacia Brittany.

—Así que si compartió algunas cosas con usted después de todo. Lo sospechaba.

Fue Santana quien protestó en ese momento.

—¿Por qué demonios estás tratando a Britt como una maldita sospechosa?—preguntó Santana—Ella fue la secuestrada.

Artie levantó las manos.

—Hey, simplemente estoy tratando de ponerme al día con todo—dijo él—He trabajado con Quinn anteriormente. Ella tiende a pasar por alto las cosas si no se adaptan a ella.

Quinn se rió.

—Oh, vamos, Artie ¿Regresaste a cuando estabas en el equipo de Collie? Pensaba que ya habíamos superado eso.

Rachel se acercó más a Noah.

—Creía que habías dicho que se había suavizado—susurró Rachel.

Él sonrió.

—Aparentemente no con Quinn.

Artie colocó su plato en la mesa, su mirada todavía en Quinn.

—He escuchado que nunca estuviste cerca de Ángel mientras lo estaban siguiendo ¿es eso cierto?

Las cejas de Rachel se elevaron así como las de Santana.

No podía imaginar de quien había escuchado eso Artie. Pero la explosión que esperaba de Quinn nunca llegó. Al contrario, fue una sonrisa más bien perezosa la que Quinn le dio.

—Supongo que depende de lo que consideres cerca—dijo Quinn—Tenía medio día de adelanto sobre nosotras—se encogió de hombros—Creo que lo hicimos bastante bien.

—Yo también lo creo—dijo Brittany con una sonrisa.

Quinn se puso de pie luego de una breve inclinación de cabeza hacia Brittany.

—No creo que estemos haciendo un gran progreso aquí… ¿y tú?—le preguntó a Artie.

—Asumo que… como en el desierto… quieres que te entregue a Tina—dijo él.

Quinn negó con la cabeza.

—Lo que quiero ahora mismo es que tú y yo hablemos ¿Qué tal si vamos a tu habitación?

Rachel observó el rostro de Artie, sorprendida por la hostilidad que encontró ahí.

Cuando se despidieron en Barstow, Artie había sido amable con Quinn. No podía imaginar que había sucedido para que eso cambiara.

—Muy bien. Tal vez podamos llegar a un plan de acción.

La tensión en la habitación era pesada y Rachel y Noah intercambiaron miradas.

Artie abrió la puerta y Quinn lo siguió, cerrándola con fuerza detrás de ella.

Santana fue la primera en hablar.

—¿Qué demonios fue todo eso?

—No tengo idea—dijo Rachel y miró a Noah—¿Y tú?

Noah asintió.

—Sí, creo que sí. Al parecer, Quinn ha sido culpada por la muerte de los dos agentes.

Rachel se puso de pie rápidamente.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Es un montón de mierda, eso es todo—dijo Noah—Uno de los agentes asesinados era amigo de Artie. Humphrey. Trabajaron juntos hace años. Cuando nos reunimos en Albuquerque, bueno, necesitaban culpar a alguien. Parece que algunos piensan que ya que Quinn y Ángel estuvieron en el mismo equipo en el ejército, ella tenía una debilidad por él o algo así. Artie está de acuerdo con eso.

—Eso es una mierda—dijo Rachel—Quinn no ha visto a Ángel en años. Ni siquiera eran cercanos cuando trabajaron juntos—apretó sus puños con rabia—¿Qué tal si culpan a los malditos alguaciles federales que supuestamente le habían encerrado en una furgoneta?

—No he dicho que la culpo, Rach—dijo Noah—Sólo estoy diciendo cual era el ambiente en Albuquerque.

Santana se acercó y se paró entre ellos.

—Está bien, esto no está ayudando—se volteó hacia Noah—Y para que conste, nos rompimos el culo ahí tratando de alcanzarlo. Así que, para citar a Rachel, es una mierda—dijo Santana—Ahora ¿qué vamos a hacer para encontrar a Ángel?

—Disculpen—dijo Tina—Pero he leído el archivo que recolectaron de él. Es realmente breve. Entiendo que no tuvieron mucho tiempo para profundizar—miró a Rachel—Podría ser de utilidad si intento ir un poco más profundo. Por supuesto, si uso las supercomputadoras de Quinn sería mucho más rápido—dijo mientras daba unos golpecitos en su portátil—Y siempre he sido muy bueno eliminando las capas para encontrar más—levantó la vista rápidamente—Además, Mike me ha dado algunos de sus programas.

—Está bien, sí, eso es una buena idea—se volteó hacia Brittany—Y en este momento, Britt, eres la única en esta habitación que sabe algo de él.

Brittany asintió.

—Sí—miró a Tina—¿Qué necesitas?




*******************************************************************************************************************




Quinn cerró la puerta con fuerza y se paró frente a Artie, con las manos en las caderas.

—¿Qué demonios te pasa?

Artie se acercó un paso, señalándole con el dedo.

—Dime que lo que estoy escuchando no es cierto—dijo él en voz alta.

—No lo sé, hombre ¿Qué demonios has escuchando?

—Que tú y Ángel eran amigos. Que le dejaste escapar a propósito.

—Jesucristo, Artie. En realidad no crees eso ¿verdad?

—Sé la clase de equipo al que pertenecías en aquel entonces. Sé la presión… el estrés… a la que estabas sometida. Y sé el grado de tensión que tenían en un equipo como ese. Es de vida o muerte. Así que si tú y Ángel eran cercanos, si tú…

—Vamos, Artie—Quinn pasó una mano por su cabello—No puedo creer esto—murmuró—¿Después de todo lo que pasamos en el desierto de Mojave? ¿Después que tú y yo perseguimos a ese hijo de puta Baskin en ese maldito parque acuático?—sacudió su cabeza con una risa sin sentido del humor—¿En serio? ¿Crees que dejaría que un asesino escapara porque una vez estuvimos juntos en un equipo de operaciones especiales?

—Ellos dijeron que tú…

—¿Ellos quiénes?—preguntó Quinn interrumpiéndolo.

—Albuquerque.

—Oh. Por supuesto. Perdieron dos hombres.

—Perdí a un amigo... —dijo él ahora con la voz más tranquila.

—Y necesitas culpar a alguien—supuso Quinn—Ellos necesitan culpar a alguien.

Artie le dio la espalda y dejó escapar un suspiro profundo. Cuando él se dio la vuelta, se sorprendió al ver la humedad en sus ojos.

—Dime la verdad, Quinn. Dime que hiciste todo lo posible para atrapar a ese hijo de puta.

—Sabes quién era el rehén—dijo Quinn—Y ella y la agente López... están involucradas... románticamente. La agente López estaba con nosotras mientras lo rastreábamos. Tal vez deberías preguntarle a ella si hicimos todo lo posible para atraparlo.

Artie dejó caer sus hombros.

—Conocía a Humphrey mucho antes de que el FBI nos vinculara. Nos conocimos cuando teníamos 19 años. Congeniamos de inmediato. Seguimos siendo amigos todos estos años—dijo él.

—Lo siento—dijo Quinn.

Él asintió con la cabeza lentamente.

—Sí. Simplemente fue un impacto.

—En nuestra línea de trabajo…—dijo ella en voz baja.

—Lo sé—él se frotó el rostro—Demonios, lo sé—entonces la miró—Lo siento, Quinn. Tienes razón. Necesitaba culpar a alguien.

Quinn inclinó su cabeza.

—Figgins me dijo que conocías a Humphrey. Así que este caso es personal para ti.

—Sí.

Ella lo miró fijamente.

—¿Recuerdas en ese bar en Needles? ¿Después que encontramos a Rachel? Me dijiste que cuando era personal, se volvía peligroso. Dijiste que permitías que tus emociones anularan tu entrenamiento.

Él asintió con la cabeza.

—Sí. Dije eso. Por supuesto, estaba hablando de tí y Rachel. Mi relación con Humphrey era muy diferente a la tuya con Rachel.

—En cualquier caso, ahora estás dejando que tus emociones dicten tus acciones. Te conozco y no tengo mucha historia…—dijo ella—Tu primera impresión de mí fue cuando estabas con Collie. Él era un hijo de puta y me odiaba.

—Cierto.

—Pero después de Barstow, después de todo eso, pensaba que confiabas en mí—Quinn dio un paso hacia él—No cuestiones mi integridad, Artie. No siempre sigo el protocolo, ya lo sabes. Pero hago mi maldito trabajo—metió las manos en sus bolsillos—Y para que conste, Ángel y yo nunca fuimos amigos.

Él se encontró con sus ojos y no se inmutó.

Sólo asintió con la cabeza.

—Está bien…—dijo ella—… Ahora hagamos nuestro trabajo. Encontremos a ese hijo de puta.

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Capitulo 27

—¿Cómo te enteraste de todo esto?

Tina se encogió de hombros.

—Me tomó casi toda la noche—dijo ella—Él ha sido muy cuidadoso.

—¿Enviaste esto por correo electrónico a todos?

—No. Sólo a tí y a Artie—dijo Tina.

—Está bien. Enviaré esto a mi equipo—dijo Quinn—Quiero que Britt lo lea—le sonrió—Buen trabajo, Tina.

Ella se sonrojó y empujó sus gafas sobre su nariz.

—Vamos aquí atrás—dijo Quinn, guiándola a través de la plataforma hacia la pequeña habitación de las computadoras que albergaba cuatro monitores y dos computadoras diferentes—Nada ha cambiado desde la última vez que estuviste aquí.

Quinn miró por encima de su hombro, buscando a Artie. Pudo escucharlo hablar con Rachel.

—En realidad, no las uso tanto como debería.

—¿Es más fácil llamar a Mike?

Quinn se echó a reír.

—Sí. No me malinterpretes. Puedo utilizar la mayoría de los algoritmos que él ha escrito…—dijo—… Pero no siempre confío en mí misma.

—¿Quieres decir que estés alimentándolas con los datos correctos?

—Sí. Y ese es el gran problema aquí. No tenemos muchos datos para usar. No como en Barstow—dijo Quinn—Ahí usaste perfectamente los algoritmos. Pero con los asesinos en serie, tenemos una gran cantidad de datos que utilizar. Patrones y todo eso.

Tina ya le había empujado fuera del camino y se había sentado.

Quinn sonrió mientras Tina frotaba sus manos en anticipación.

—Si lo necesitamos, tengo a Mike en la marcación rápida—dijo Tina.

—Bien. Me alegra no ser la única.

—Y creo que puedo utilizar algunos de los principios que apliqué en Barstow—dijo Tina—Una vez que supimos quién era Baskin, entonces tuvimos que encontrarlo. Y lo hicimos. Probabilidad y eliminación.

—Sí, pero no tenemos el lujo del tiempo. Una vez que Ángel consiga su dinero, desaparecerá. Fin del juego. Lo único que nos favorece es que tenemos tres agencias con el personal merodeando por todo el lugar. Estoy esperando que él se esconda durante unos días.

—Lo encontraré ¿Qué clase de radio quieres?

—Tú decides—dijo Quinn—Él salió de Santa Fe y fue hacia el norte por la 84. Luego tomó la 285 al este. Luego la 64 a Taos. Supongo que el dinero fue dejado aquí en Taos. Ahí fue donde encontramos el coche para la huida y los dos primeros cuerpos de su equipo.

—¿Pudo haber dado marcha atrás hacia Santa Fe después de eso?

—Dudoso. Al menos, no muy lejos. De Taos, siguió por la 64 donde fue el accidente. Tienes toda esa información ¿no? El accidente, la muerte de esa familia. Y luego donde Brittany fue secuestrada.

—Sí, la tengo—dijo Tina ya tecleando en el teclado.

—Está bien. Te dejaré con eso—dijo Quinn—Repasaremos lo que encontraste en su verificación de antecedentes.

Tina sólo asintió con su cabeza ya en una zona donde sus dedos volaban sobre el teclado.

Quinn salió de la habitación en silencio, dejándola con su trabajo.

—¿Dónde está Noah?—preguntó Quinn cuando regresó al frente, deteniéndose para llenar su taza de café.

—Espero que no te importe, pero le di instrucciones para obtener un resumen de Brittany Pierce. Ojo fresco, por así decirlo—dijo Artie.

—En realidad, nunca terminamos de interrogarla—admitió Quinn mientras tomaba un sorbo de café—Ángel había sido capturado y Figgins nos sacó del caso. Desde entonces, no ha habido tiempo.

—Espero que esté dispuesta a colaborar—dijo él.

—En realidad, creo que Rach debería hablar con ella.

Rachel movió sus ojos y asintió.

Habían hablado un poco sobre eso la noche anterior. Brittany era muy fría con sus respuestas, nada emocional en absoluto.

Quinn había sugerido que tal vez el trauma era más de lo que Brittany demostraba. Tal vez necesitaba hablar con alguien.

Un profesional.

Pero Rachel no lo creía.

Rachel pensaba que había tensión entre Brittany y Santana, una tensión provocada por Ángel. Pensaba que Brittany quería hablar pero Santana estaba demasiado cerca.

—¿Crees que ella podría sacarle más de lo que Noah podría?—preguntó Artie.

—Sería más una charla de chicas y no un interrogatorio—dijo Rachel.

—Sé que anoche pensaste que estaba siendo demasiado duro con ella. Ciertamente la agente López lo pensó. Pero en realidad no sabemos mucho sobre Ángel—dijo él—Pierce ha pasado más tiempo con él como nadie lo ha hecho en años. Al menos nadie que sepamos.

—Estoy de acuerdo—dijo Quinn—Pero tienes que tomar en cuenta que ella es de nuestro equipo. Llegaste aquí acusándola.

Artie la miró fijamente.

—¿De verdad crees que es prudente tenerla a ella y a la agente López involucradas en esto? Hablando de personal—dijo él.

—Figgins quiere que López se quede. Dijo que nos deshiciéramos de Brittany cuando consigamos todo lo que necesitamos de ella.

Rachel rió ligeramente.

—Si te deshaces de Britt, López se va con ella. De ninguna manera Santana se quedara aquí sin ella.

—Órdenes son órdenes—dijo Artie.

Ante eso, Quinn también se rió.

—Sí, bueno, López es como yo cuando se trata de órdenes—dijo Quinn.

—¿Se arriesgaría a ser reprendida y posiblemente a perder su trabajo?

—En un santiamén.

Artie sacudió su cabeza.

—Ya no hay disciplina.

Quinn sonrió.

—Al menos hoy no estás usando un maldito traje—bajó su taza de café—Venga. Regresemos al hotel. Debemos repasar esta información que Tina recolectó—se volteó hacia Rachel—Y tal vez podrías escabullirte con Britt por un rato.

—Sí. Si puedes mantener a Santana ocupada.

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Capitulo 28

—¿Así que él estuvo casado?—preguntó Brittany.

—Sí. También me sorprendió—dijo Quinn—Nunca pareció de ese tipo.

Brittany leyó el informe que Tina había recopilado. Era mucho más revelador que el que Figgins les había dado.

El intervalo de dos años que había faltado en el informe de Figgins él había estado en España, viviendo en una pequeña villa cerca del mar. Y se había casado.

Esposa e hijo.

Ella casi se quedó sin aliento al leer la siguiente frase.

Asesinada.

Miró a Quinn quien asintió.

—Supongo que no te dijo nada de eso.

Brittany negó con la cabeza.

No.

De hecho, ella le había preguntado si alguna vez había estado enamorado. Tal vez por eso su respuesta había sido tan brusca. Su esposa había sido asesinada.

Tal vez trataba de no recordar esa parte de su vida.

Brittany miró a Santana, quien la observaba con atención. Ella se encontró con sus ojos, preguntándose qué pensamientos estaban pasando por su mente.

Ayer por la noche, después que todos habían salido de su habitación, hablaron poco. Pero Brittany no pudo encontrar las palabras para explicarle a Santana cómo se sentía.

Santana estaba confundida, Brittany lo sabía. También sabía lo emocionalmente vulnerable que era Santana a veces.

Había visto la duda en sus ojos y Brittany no podía pensar en ninguna manera de tranquilizarla.

Anoche habían hecho el amor con tal abandono, que se había sentido casi como al principio de su relación, cuando el hambre de la una por la otra no podía satisfacerse con una sola vez.

Incluso esta mañana, la pasión seguía ardiendo a fuego lento.

Brittany había tratado de decirle a Santana sin palabras que todo estaba bien.

Que ella estaba bien.

Finalmente las lágrimas habían brotado de ambas y fue casi un alivio compartirlas.

Santana alejó sus ojos, mirando a Quinn.

—Entonces… ¿cuál es el plan?

—Esperaremos que Tina nos de algo—dijo Quinn.

—¿Cómo qué?

Quinn se encogió de hombros.

—Los lugares más probables para ocultar tres millones de dólares.

—¿Cómo es que siquiera sabe por dónde empezar?

—Tomando en cuenta que no tenemos muchos datos, va a utilizar diferentes escenarios—dijo ella—Los programas que escribió Mike manejan un montón de diferentes bases de datos así es que Tina puede conectarse casi con cualquier criterio que quiera y conseguir algo de rendimiento razonable.

—¿Así que sólo nos queda esperar?—preguntó Santana.

—Me temo que si—dijo Artie—Toma un poco de tiempo acostumbrarse. Pero Tina es muy buena.

Brittany no podía imaginar cómo esperaban encontrar a Ángel usando las computadoras de Quinn, pero no dijo nada.

—Estoy a cargo de la comida—dijo Rachel—Pensé en hamburguesas—se volvió hacia Brittany—¿Quieres venir conmigo y echarme una mano?

Brittany asintió.

—Claro.

—También puedo ayudar, si quieren—ofreció Noah—No está pasando mucho aquí.

Brittany vio que Quinn y Rachel intercambiaron miradas y se dio cuenta que el almuerzo era un montaje.

Noah le había inundado con preguntas esta mañana. Supuso que ahora era el turno de Rachel.

—Creo que podemos manejarlo—dijo Rachel a Noah—¿Por qué no tomas las órdenes de todos y me las envías por correo electrónico?—extendió su mano y sonrió—No obstante tomaré las contribuciones monetarias.

Todos se movieron alrededor mientras le entregaban algo de dinero.

Brittany estuvo a punto de ir a su mochila cuando Santana la detuvo.

—Yo lo cubro.

Quinn le arrojó las llaves a Rachel, quien hábilmente las atrapó en una mano.

—Vuelvo enseguida.

Brittany apretó el brazo de Santana mientras pasaba, entonces obedientemente siguió a Rachel hacia el pasillo. Se sorprendió cuando Rachel se acercó más, con una sonrisa en su rostro.

—Sé lo que estás pensando—dijo Rachel.

—¿Qué? ¿Un interrogatorio inminente?

Rachel rió en voz baja.

—Sí. Creo que eso es lo que pensabas.

—¿Quieres decir que no lo es?

Caminaron fuera del hotel… el Pueblo Inn. Se trataba de un auténtico diseño del sudoeste, revestimiento de adobe y todo lo demás.

Brittany pensaba que era encantador y deseaba estar ahí en diferentes circunstancias. El cielo estaba nuevamente sin nubes y el aire era fresco y agradable, con sólo una ligera brisa.

—Es tan diferente de la gran ciudad—dijo ella—He llegado a amar a Dallas, pero echo de menos lugares como éste.

—¿De dónde eres originalmente?—preguntó Rachel.

—Denver—negó con la cabeza—Y no… no regreso ahí a menudo.

—Soy de Los Ángeles—dijo Rachel—No hay manera de que regrese. Conocí a Quinn en Sedona. Me encantaba estar ahí. Pero viajando como lo hacemos ahora, hemos visto muchos pequeños pueblos encantadores. No puedo decidir cuál es mi favorito.

Rachel abrió la camioneta de Quinn y se metió adentro.

—Creo que extrañaría tener una casa—dijo Brittany—¿Y tú?

—En realidad no. La plataforma se ha convertido en un hogar para nosotras. Simplemente cambiamos la vista del patio trasero muy a menudo—dijo ella con una sonrisa—Aunque Quinn ha mencionado asentarse en alguna parte.

Brittany asintió.

Después de unos segundos en silencio, preguntó lo qué tenía en su mente

—Entonces… ¿realmente que vamos a hacer si no es un interrogatorio?

Rachel la miró rápidamente, luego volvió su atención a la carretera.

—¿Honestamente? Pensaba que podrías necesitar hablar.

Brittany casi fue sorprendida por la declaración.

¿Era tan fácil de leer?

—Si estoy fuera de límites, por favor dilo—dijo Rachel—Podemos comprar las hamburguesas y regresar de inmediato. Pero hay un parque a pocas cuadras de distancia. Podríamos sentarnos y hablar.

Brittany sabía que la oferta era sincera y que Rachel no estaba simplemente pescando información… información que ellos asumían estaba reteniendo.

Brittany suspiró y asintió.

—Sí. El parque suena bien.

Fiel a su palabra, Rachel encontró el parque sin ningún problema. Era pequeño, con sólo un puñado de mesas de picnic. Había una zona de juegos hechos con materiales naturales. No se veían ni azules brillantes, amarillos o rojos.

Una joven madre con dos niños pequeños ocupaba los columpios. Ella y Rachel pasaron junto a ellos hacia una de las mesas de picnic y se sentaron.

Rachel le sonrió tranquilizadoramente.

—En el caso que tuvimos con el equipo de Artie, cerca de Barstow…—dijo ella—… Fui secuestrada por el asesino en serie—miró hacia otro lado por un momento—Básicamente, yo era el cebo. Colocamos un dispositivo de rastreo en su camión. Y por suerte, también en un reloj que llevaba puesto—Rachel volvió a mirada—Nos subimos a otro camión, así que Quinn y Artie estaban siguiendo al equivocado.

—Oh, no.

—Él era un loco. Y yo estaba aterrorizada de que fuera a terminar como esas mujeres. Después que él las atrapaba, básicamente les practicaba la eutanasia y entonces... las decapitaba.

Brittany negó con la cabeza.

—Lo siento. Obviamente, Quinn te encontró.

—Sí. Pero tu situación es diferente ¿no es así? No creo que tuvieras esa sensación de miedo que yo tenía.

Brittany le miró a los ojos y Rachel continuó rápidamente.

—No quiero dar a entender que no tenías miedo de él. Sé a cuántos ha matado. Y supongo que debiste haber tenido miedo de él. Simplemente…

—Tienes razón. Al principio, lo estaba.

Fue el turno de Brittany para apartar la mirada.

—San no entiende lo que está pasando conmigo. Y no puedo encontrar las palabras para decirle.

—Puedo ver que hay un poco de tensión entre las dos.

—Sí—Brittany le sonrió—Sin embargo estamos bien. No hay nada que pueda separarnos. Ella es... ella es la otra mitad de mi alma—dijo con facilidad.

Su sonrisa se desvaneció un poco.

—Ángel nunca fue... bueno, él nunca me hizo daño físicamente. Mis muñecas estaban atadas el primer día y estaba atada a él. Pero cuanto más hablábamos, menos le temía y más confiaba en él. Compartimos comidas. Recolectamos leña. Era casi como si estuviésemos en un viaje de excursión juntos—Brittany dejó escapar el aliento y miró a Rachel—Por supuesto, sabía que no era así ¿Debí haber tratado de escapar? Probablemente. Pero tenía más miedo de la naturaleza, de los pumas, de perderme… que de él.

—Eso debió haber sido aterrador—dijo Rachel.

—Sí. Exactamente—dijo Brittany—Me cuestionaba a mí misma. Era policía. Sin embargo, nunca traté de escapar. Nunca traté de desarmarlo. Nunca…

—Por lo que dijo Quinn, Ángel también está altamente capacitado, Britt. No podías haberlo desarmado.

—Ya sé eso ¿Pero al menos no debí haberlo intentado?

—Mira lo que le hizo a ocho hombres armados sólo para escapar.

Brittany asintió.

—Sí. Ha matado a tantos. Sin embargo, no fui uno de ellos.

—¿Por qué crees que fue así?

—Porque en ese corto período de tiempo, creamos una relación. Yo le gustaba.

—Y él te gustaba—terminó Rachel por Brittany.

Sus miradas se encontraron nuevamente.

—Sí. Me gustaba—una sonrisa se formó nuevamente—Tenía esas horribles raciones de estofado—dijo ella—Las odiaba. Así que le pedí que pescara. Y él improvisó cañas de pescar y pescó una trucha. Y porque vio lo mucho que disfruté de eso, decidió cazar ardillas al día siguiente, en lugar del horrible estofado.

—Cuando escuchamos los disparos, Santana casi enloqueció.

Brittany asintió.

—Imagino que sí—Brittany miró hacia otro lado—Nunca consideré eso ni una vez. Estaba feliz cenando, sin pensar que ella podría haber escuchado los disparos.

—¿Te sientes culpable?

—Sí. Me siento culpable por todo. Ustedes me estaban siguiendo ¿Se tomaron el tiempo para darse un baño? ¿Para nadar? ¿Comieron trucha fresca?

—No.

—No. Y San estaba preocupada de que él me mantuviera atada a un árbol o algo así. Preocupada de que me estuviera alimentando—Brittany agitó su mano en el aire—Y yo estaba actuando como si estuviera en un maldito viaje de mochileros.

—Todos hacemos cosas diferentes para hacerle frente a las cosas—dijo Rachel.

La risa de Brittany fue inmediata.

—¿Estás tratando de hacerme sentir mejor? Ese hombre con el que viajaba había noqueado a mi mejor amiga. Ni siquiera sabía si Kitty estaba bien o no. Sin embargo, le estaba siguiendo alrededor de la montaña como si simplemente estuviésemos... escalando, por el amor de Dios.

—Britt… eres la única que puede conciliar esta culpa que sientes. Lo que estoy tratando de decir es que lo enfrentaste de la mejor manera que pudiste. Y, obviamente, fue la manera correcta. Él no te mató.

—Pero se escapó. Y entonces intencionalmente se dirigió a un puesto de control. Y ellos le dieron una paliza—Brittany negó con la cabeza—Y también me siento culpable por eso. Él dijo que fue atrapado porque quería asegurarse que estaba bien. Y le creo. Creo que eso fue exactamente lo que hizo.

Brittany alargó la mano y agarró el brazo de Rachel, apretando sus dedos alrededor de ella.

—Debí haber sabido que iba a escapar. Me dijo que había estado en situaciones peores que esa. Debí haberlo sabido. Debí haberle dicho algo a Quinn.

—No puedes sentirte culpable por eso, Britt.

—Mató a ocho personas más—susurró Brittany—Ocho.

—No puedes asumir la culpa por sus acciones, Britt. También fuiste una víctima.

—De eso se trata. No me siento como una víctima.

La sonrisa de Rachel era amable.

—Y esa es la causa por la qué te sientes tan culpable.

Brittany asintió.

—Sí. Sé por lo que pasó San emocionalmente. Sé por lo que pasó Kitty físicamente. Sin embargo, no sufrí—dijo ella.

—¿No lo hiciste? Creo que estás eligiendo olvidar cómo te sentiste la primera vez que te tomó. Estás olvidando el miedo que tenías—la voz de Rachel se suavizó nuevamente—Estás sufriendo en este momento, Britt.

Sí.

Lo estaba.

Pero era un tipo diferente de sufrimiento.

Brittany suspiró.

—¿Hemos logrado algo?

—Espero que te haya ayudado en algo decirlo en voz alta—dijo Rachel con una leve sonrisa.

—Sí, lo hizo.

Brittany se acercó y tocó el brazo de Rachel nuevamente.

—Gracias por hablar conmigo. Y no interrogarme.

—Claro—hizo una pausa—¿Eso fue lo que hizo Noah esta mañana?

—Trató. San interfirió—dijo ella con una risa rápida.

Rachel también sonrió.

—Noah es un buen sujeto. Estaba siguiendo órdenes.

—Oh, lo sé. Él estaba muy preocupado al respecto. Pero, en realidad, todo lo que Ángel y yo hablamos, fue sobre cosas personales. Él no me dio ninguna idea de dónde puede estar escondido. O donde está el dinero. No tengo ni idea—Brittany suspiró—Artie parece pensar que estoy reteniendo algo. O intencionalmente omitiendo algo.

—Artie es de la vieja escuela y se guía por las reglas. Además, para él también es personal. Uno de los agentes asesinados era un buen amigo suyo.

Brittany la miró a los ojos.

—Dijiste que para él también era personal... significa que es personal para mí.

—¿No lo es?

¿Era por eso que estaba en tal estado de depresión?

¿Lo que sentía por toda esta situación ahora era personal para ella?

Como si tuviera algún tipo de participación.

Rachel sintió su vacilación y esta vez fue ella quien se acercó para tocar el brazo de Brittany.

—No me refiero a eso de una manera despectiva, Britt. No te estoy juzgando. Pero como has dicho, sientes como si tuvieras una relación con él. La culpa que estás albergando proviene de una gran cantidad de diferentes caminos.

—Todo lo que él ha hecho, la muerte de personas inocentes, esa familia…—dijo ella—… Y sin embargo, no quiero que le ocurra lo mismo—se encogió de hombros—Supongo que quiero que lo capturen sin incidentes y pase su vida en prisión—se encontró con la mirada de Rachel—Por supuesto, sé que eso no va a suceder. Él no será capturado con vida.

Rachel asintió.

¿Qué pasa si Santana es quien le dispara?

—Me sentiría terrible—admitió Brittany—Y me preguntaría si lo hizo por justicia... o si simplemente estaba ajustando cuentas con él.

Rachel se apoyó en la mesa, su mirada fue a los columpios donde los niños se reían.

—Cuando Quinn y yo trabajamos juntas por primera vez, no tenía ni idea de cómo funcionaban los equipos de Figgins. Creo que la intención de Quinn cuando encontramos a Patrick Doe… era matarlo sin siquiera intentar detenerlo. Le dije que no iba a ser juez y jurado. Así no era como había sido entrenada—se volteó hacia Brittany—Pero cuando llegó el momento, fui yo quien le disparó. Y en ese instante, no tenía otro pensamiento sino disparar para matar. Él tenía un cuchillo. Había herido a Quinn. Fui juez y jurado en ese momento. Y disparé.

Brittany asintió con tristeza.

—Sí, cuando llegamos a eso, supongo que Patrick Doe y Ángel realmente no son diferente ¿Ángel merece un juez y un jurado?

Rachel dejó escapar el aliento.

—Podríamos decir lo mismo de tantos ¿no es así? Me gustaría decir que debemos dejar que nuestro sistema legal siga su curso en esto, pero no creo que eso vaya a suceder. Ha matado a muchos. Es personal para todo el que lo persigue. Así que tienes razón. Él no será capturado con vida.

Brittany asintió nuevamente, porque sabía que las palabras de Rachel eran ciertas.

Rachel se puso de pie e hizo un gesto hacia la camioneta.

—Creo que deberíamos irnos. No sé tú, pero yo estoy hambrienta. No desayunamos.

—Yo también estoy hambrienta.

Y lo estaba.

Había tenido poco apetito últimamente.

Supuso que había sido bueno hablar con Rachel tomando en cuenta cómo se sentía.

Pudo haberle dicho a Santana todas esas cosas, sobre todo acerca de la culpa que sentía. Pero Santana no sabría cómo solucionarlo y a Santana le gustaba arreglar las cosas.

Ella no quería transferir su culpa a Santana.

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Capitulo 29

Quinn se paseaba junto a la mesa donde estaba su teléfono, mordisqueando una papa frita mientras lo hacía.

Su hamburguesa era cosa del pasado.

Tina le había enviado mensajes de texto, diciendo que tenía algo. Estaba esperando a que ella llamara.

—Jesús ¿cuánto tiempo ha pasado?

—45 segundos—dijo Artie secamente—Había olvidado lo impaciente que eras.

—Estoy lista para seguir adelante con esto—dijo ella.

Echó un vistazo alrededor de la habitación, viendo a Rachel sentada en el borde de una de las camas con Noah. Estaban compartiendo papas fritas.

Santana y Brittany estaban en la otra cama. Brittany todavía estaba comiendo su hamburguesa.

Artie estaba en la silla. Él también estaba terminando su almuerzo.

No había tenido la oportunidad de hablar a solas con Rachel, pero podía decir que ahora Brittany parecía estar un poco más relajada. Si bien Rachel no había recibido ninguna nueva información de ella, tal vez ahora Brittany estaría más inclinada para un interrogatorio minucioso.

Eso sí podía hacerlo sin Santana alrededor.

El timbre de su teléfono atrajo su atención nuevamente y lo contestó.

—Te tomó mucho tiempo—dijo Quinn.

—Lo siento. Quería recopilar los tres informes—dijo Tina.

—Está bien. Deja que te ponga en altavoz. Todos estamos aquí—colocó el teléfono sobre la mesa—¿Puedes oírme?

—Sí. Pero si quieres podemos hacer esto con vídeo. Puedo enlazarme a la laptop de Artie—ofreció Tina.

—No es que no quiera ver tu bonito rostro, pero simplemente comencemos—dijo Quinn.

—Está bien. Bueno, probé los vínculos obvios con él. Encontré dos direcciones donde vivió cuando era niño. Una casa fue derribada y una subdivisión fue construida ahí. La otra era una casa alquilada cerca del complejo Angel Fire—dijo Tina.

—¿Qué irónico es eso?—dijo Noah—¿Angel Fire?

—Sí. Ahí era donde vivían cuando él nació. Hace que te preguntes si así fue cómo obtuvo su nombre.

Quinn se paseó nuevamente.

—No me importa cómo obtuvo su nombre, Tina.

—Por supuesto. Lo siento—aclaró su garganta—Esa casa sigue en pie, pero está ocupada. Sigue siendo propiedad de alquiler. Casi ha desaparecido por el complejo. El propietario no venderá. Bueno, lo hará, pero está pidiendo una cantidad exorbitante de dinero.

Quinn miró a Rachel, observando su expresión divertida.

Quinn rodó sus ojos.

—¿Tienes algo útil?—preguntó Artie.

—Esas son las únicas propiedades que lo vinculan a esta área. Por supuesto, él tenía doce años cuando se fue, así que imagino que no tienen mucha conexión con él. He descubierto que ningún familiar vive aquí. Su padre vive en California así como sus abuelos. No he encontrado ninguna evidencia de que alguna vez los haya contactado. La familia de su mamá ha muerto a excepción de una tía que vive en Tucson. Una vez más, no hay evidencia de que haya estado en contacto con ella en años.

—Está bien…—dijo Quinn—… Estoy asumiendo que fue sólo uno de los programas que corriste.

—Sí. Quería eliminar lo más obvio. Luego, corrí el que utilizamos en Barstow.
Encontrar una propiedad abandonada que no tuviera tráfico humano. Significado, abandonadas y que no estuvieran en venta. Realmente hay demasiadas para nombrarlas—dijo Tina—Hice varias pruebas diferentes. Propiedad abandonada junto a otra propiedad abandonada. Propiedad abandonada sin vecinos cercanos. Tuve algunos aciertos, pero son como…

—…Disparos en la oscuridad—Quinn terminó por Tina.

—Correcto. No hay suficientes datos para utilizar en ninguno de los algoritmos para obtener una buena lectura.

Quinn suspiró.

—¿Qué más?

—Bueno, él tiene que haber hecho alguna vigilancia de la zona en algún momento.

—Sí, no robas tres millones por capricho—dijo Noah.

—Sabemos que regresó a los Estados Unidos hace seis meses. Estoy revisando los recibos de tarjetas de crédito. Hoteles, gasolina y ese tipo de cosas. Partiendo desde Santa Fe hasta acá en Taos.

—¿Cómo podría ayudar eso?—preguntó Santana—Seguramente no utilizó su verdadero nombre.

—Probable no…—dijo Quinn—…Pero Tina podría encontrar un patrón con los recibos. Así fue como encontramos a nuestro hombre en Barstow.

—Exactamente—dijo Tina[/i]—El programa se está ejecutando ahora. Sin embargo, tomará varias horas.

—Así que… ¿básicamente estás pirateando servidores donde no estás autorizado a estar?[/i]—preguntó Artie.

Tina hizo una pausa.

—Sí, señor—dijo en voz baja.

Cuando Quinn estuvo a punto de hablar, Artie levantó la mano.

—Lo sé. Lo sé—dijo él—Cualquier medio que sea necesario. Simplemente no estoy de acuerdo con eso.

Quinn se volteó hacia el teléfono nuevamente.

—Bueno, tenemos que hacer algo. Envíame lo que encontraste de las propiedades. Podríamos echarles un vistazo. Podríamos tener suerte.

—Lo haré. También estoy tratando de encontrar videos de vigilancia en tiempo real y hacer el reconocimiento de rostros. Supongo que los policías federales y el departamento del sheriff están haciendo lo mismo. No anticipo encontrar nada tan temprano. Creo que Quinn tiene razón y él podría estar pasando desapercibido por un día o dos. Su fotografía está en todas partes en las noticias.

—Sí, no puedo imaginar que se sienta cómodo saliendo por la ciudad—dijo Artie.

—Está bien. Parece que nuestra mejor apuesta son los recibos de las tarjetas de crédito—dijo Quinn—Infórmame tan pronto consigas algunos datos.

—Lo haré. Y te estoy enviando la lista de las propiedades que encontré.

—Gracias, Tina. Buen trabajo.

—Claro—hizo una pausa—Y por cierto, estoy un poco hambrienta ¿Hay algo aquí que pueda comer?

Quinn miró a Rachel con las cejas levantadas.

—Siéntete en la libertad para asaltar la nevera—dijo Rachel—Y la despensa.

—Mantente alejada de mis cervezas—añadió Quinn.

Tina se rió.

[i]—Lo haré.

Quinn cerró su teléfono, poniendo fin a la llamada. Abrió su correo electrónico, encontrando el archivo de Tina.

—Bueno, no son muchas. Seis propiedades.

—Mejor que estar sentados aquí—dijo Santana—Verifiquemos.

—¿Se supone que tenemos que compartir alguno de estos datos con las otras agencias?—preguntó Artie.

Quinn negó con la cabeza.

—No. Figgins todavía está tratando de girar esto de tal manera que estemos a la cabeza. Hasta el momento, sin suerte. Los alguaciles federales quieren a este sujeto. Sienten que deben estar a la cabeza.

—No puedo culparlos—dijo Rachel—Estoy segura que la oficina del sheriff se siente de la misma manera.

—Sí, sólo que no tienen los recursos para jugar duro.

Todos se pusieron de pie y Artie la miró inquisitivamente.

—¿Nos dividimos en dos equipos o permanecemos juntos?

Quinn vaciló.

La última vez que ellos se habían separado, había habido una explosión y dos miembros del equipo de Artie habían sido asesinados.

Miró a Rachel, sabiendo que ella también lo estaba recordando. Pero la razón por la que Figgins había enviado a otro equipo era para compartir los deberes.

Por eso había insistido en que López también se quedara.

—Dos equipos—dijo Quinn—Rachel y Santana se quedarán conmigo. Tú y Noah pueden tomar tres propiedades, nosotras tomaremos tres.

Artie asintió.

—Está bien.

—¿Y yo qué?—preguntó Brittany.

—Realmente no estás autorizada para trabajar en esto, Britt.

—Ella pertenece aquí tanto como yo—dijo Santana.

Quinn se sorprendió por su protesta.

Había esperado que Santana estuviera feliz de que Brittany se quedara atrás, fuera del peligro.

—Ella no es del FBI—explicó Artie—Va en contra del protocolo.

Quinn se rió.

—Sí, es así ¿no?—miró a Brittany—Está bien. Puedes venir con nosotras.

Artie sonrió.

—Gracias. Trataré de mantenerme fuera del camino del FBI.

Artie simplemente negó con su cabeza mientras salía de la habitación.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 30

Santana pateó una roca con su bota, sintiendo que simplemente estaban esperando el momento oportuno hasta que Tina les diera algo más concreto.

Decir que tenía poca fe en sus algoritmos… fuera lo que fueran… era un eufemismo.

Tal vez había estado en homicidios demasiado tiempo.

Estaba acostumbrada a patear calles, entrevistar personas, buscar pistas. No estaba acostumbrada a esperar que un programa de computadora le dijera dónde buscar.

—Estás con el ceño fruncido—dijo Rachel—Esto no es tu estilo ¿huh?

Santana se volteó hacia Rachel.

Por alguna razón, Rachel le podía leer casi tan bien como Brittany.

—No. Estoy acostumbrada al verdadero trabajo policial—dijo Santana sin pensar.

Rachel rió de buena gana.

—Sí. Yo también. Pero no siempre es así.

Rachel volvió a mirar hacia la camioneta donde Brittany estaba esperando. Aunque le permitió venir con ellas, Quinn había sido firme en que Brittany permaneciera en la camioneta mientras verificaban la propiedad.

Santana pensaba que era innecesario… no era como si pudieran tropezar con Ángel o algo así… pero al menos Quinn no insistió en que Brittany permaneciera en el hotel.

En realidad le había dado una tarea… seguir la charla entre los alguaciles y el departamento del sheriff. Con la ayuda de Tina, por supuesto.

—Supongo que ustedes dos están listas para irse de aquí—dijo Rachel.

Santana rió rápidamente.

—Oh sí. Han sido unas vacaciones soñadas hasta ahora—dijo con sarcasmo.

Quinn guardó su teléfono después de finalizar la llamada y se dirigió hacia ellas.

—No tienen nada.

—¿Realmente pensabas que encontraríamos algo?—preguntó Santana.

Quinn se encogió de hombros.

—Tenía que verificarlas todas. No tenemos nada mejor que hacer.

Santana suspiró.

—Lo sé. Nos queda otra ¿Dónde está?

Ellas regresaron a la camioneta.

—Es la más lejana—dijo Quinn—A pocos kilómetros de la ciudad. Carretera Pueblo Canyon.

Brittany abrió la puerta cuando se acercaron.

Santana negó con su cabeza ante su pregunta no formulada.

—¿Te pusiste al día con Tina? ¿Alguna noticia?—Quinn preguntó a Brittany.

Brittany asintió.

—Ellos han estado recibiendo cientos de llamadas. Al parecer, Ángel ha sido visto en todo el estado.

—Sí, me imagino. Eso es lo que sucede cuando publicas su foto por todo el maldito lugar.

—Nada se ha filtrado—continuó Brittany—Tina también dijo que Figgins estaba informando al departamento del sheriff de nuestro progreso.

—¿Progreso?—preguntó Santana—¿Qué progreso?

—Él está tratando de apaciguar a todos—dijo Quinn—Y no cabrearlos.

Quinn se alejó de la antigua y solitaria casa, que resultó estar tan vacía como anunciaban.

Santana no tenía fe de que la tercera y última en su lista fuera diferente. Se volteó hacia Brittany, quien la estaba observando. Santana arqueó una ceja y Brittany le sonrió.

Santana se relajó y se concentró en las imágenes de cuando hicieron el amor la noche anterior.

Brittany había estado casi desesperada por sus caricias. Era una de esas ocasiones en las que estaban totalmente conectadas en cada nivel… cuerpo, mente y espíritu.

Había sido tan emocional, que no había podido contener las lágrimas.

Avergonzada por ello, había tratado de alejarse, pero Brittany la sostuvo, besando en silencio sus lágrimas mientras sus propias lágrimas caían.

Santana se acercó y agarró su mano, entrelazando sus dedos. Brittany apretó su mano, sus ojos suavizándose mientras se encontraba con los de Santana.

Se preguntaba si Brittany estaba lista para regresar a casa tanto como ella.

Sí, a casa.

Y regresar a su vida, a la normalidad.

—¿Tina logró algún acierto con las tarjetas de crédito?

Brittany alejó su mirada de Santana y miró al frente.

Quinn las estaba observando por el espejo retrovisor.

—Ella dijo que necesitaba al menos un par de horas más—dijo Brittany.

Quinn negó con su cabeza.

—Supercomputadoras... podrías pensar que serían un poco más rápidas que esto.

Brittany se encogió de hombros.

—Sólo repito lo que dijo.

—Bueno, verificaremos este último lugar y entonces regresamos al hotel—dijo Quinn—Ella tendrá algo para nosotros antes del anochecer. Tal vez no perderemos el día por completo.




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Quinn miró con incredulidad el sencillo camino de tierra que conducía hacia la casa desocupada… y abandonada.

Unas huellas de neumáticos indicaban que podría no estar tan abandonada después de todo.

No podía ser tan fácil.

Condujo más allá del camino y estacionó junto a la carretera Pueblo Canyon a unos treinta o cuarenta metros de distancia.

—¿Crees que están frescas?—dijo Rachel.

—No hay manera de asegurarlo—dijo Quinn.

Sacó sus binoculares y enfocó a través de los árboles, consiguiendo una visión bastante clara de la casa. Las ventanas estaban cubiertas con persianas o cortinas.

No podía ver el interior.

Al lado de la casa, podía distinguir la esquina trasera de un coche blanco.

—Un modelo antiguo de coche—murmuró Quinn—Parece un sedán. Ford o Chevy. No veo ningún movimiento.

Le entregó los binoculares a Rachel y sacó su teléfono, llamando a Tina. Ella contestó al segundo repique.

—Sí, estamos en la propiedad sobre la carretera Pueblo Canyon. Hay un coche en la parte trasera. Necesito que verifiques ocupación—dijo Quinn.

—Verifiqué 3 veces todas las propiedades que te envié—dijo Tina—Ha estado vacía durante más de un año. No hay servicios públicos. No hay servicio de correo. No está en el mercado.

—¿Quién es el propietario? Tal vez sean locales.

—Espera…—dijo Tina y Quinn escuchó el silencioso golpeteo en el teclado—Propiedad de Robert Carrillo. Sí. Vive en Taos.

—Está bien. Podría ser él. Echaremos un vistazo. Gracias, Tina.

—Seguro.

Quinn guardó su teléfono otra vez.

—El dueño de la propiedad vive aquí en Taos—dijo Quinn—Podría ser él.

Entonces miró hacia el asiento trasero, donde estaban sentadas Santana y
Brittany.

—Tú te quedas donde estás—le dijo a Brittany.

—Sí. Conozco el procedimiento.

Quinn asintió.

—Sería demasiado fácil si se tratara de Ángel. Pero seremos precavidas, por si acaso.

Quinn, Santana y Rachel sacaron sus armas.

Aunque llevaban chalecos, Quinn todavía se sentía expuesta.

Tomó la delantera, con los ojos pegados a la casa, en busca de movimiento. Tal vez era su imaginación, pero parecía extrañamente tranquila. Cada paso que daban sonaban ruidosos a sus oídos, la grava del camino crujía bajo sus botas.

—Voy por la parte trasera—dijo Quinn en voz baja—Ustedes dos tomen la delantera. Denme la oportunidad de llegar atrás.

Miró a Rachel, encontrándose con sus ojos.

—Con cuidado—murmuró Quinn.

Rachel asintió.

Quinn siguió caminando, acercándose más al lado de la casa.

Rachel y Santana esperaron hasta que Quinn logró rodear el lugar, luego comenzaron a caminar nuevamente.

Un par de ruidosas aves en blanco y negro… urracas… volaron desde los árboles acercándose a la carretera y Quinn se volteó rápidamente, sorprendida de descubrir que tres coches del departamento del sheriff patinaron deteniéndose en el borde del camino de tierra.

—¿Qué demonios?

Pero no tuvo tiempo para considerarlo.

Un solo disparo desde la casa… un rifle… el vidrio de una ventana destrozada y el silencio fue perturbado.

Vio que Rachel y Santana cayeron al suelo y se zambulleron detrás de un árbol mientras los asistentes respondían al fuego, las balas impactaron la casa a su antojo.

Las ventanas explotaron con un rugido ensordecedor y Quinn sacó su teléfono mientras se arrastraba sobre su estómago alejándose de la casa.

Su mano temblaba mientras marcaba a Tina y se limpió el sudor de los ojos con impaciencia.

Ya no podía ver ni a Rachel ni a Santana, pero sabía que estaban atrapadas en el fuego cruzado.

—Tina... llama a tu maldito contacto de la oficina del sheriff ¡Ahora!—gritó Quinn—Están disparando a nuestra casa. Rachel y Santana se encuentran atrapadas ¡Haz que detengan esta mierda!

—Estoy en ello—respondió Tina inmediatamente.

Terminó la llamada, entonces llamó a Artie.

—¡Ven aquí!—dijo Quinn al momento que él respondió.

—¿Qué diablos está pasando? Escucho disparos.

—No me digas. Los malditos asistentes del sheriff están disparando a la casa.

—Qué están haciendo ahí?

—No tengo tiempo para charlar, Artie. Supongo que Ángel está adentro. Alguien dentro de la casa disparó primero.

Quinn se agachó aún más cuando una bala levantó el polvo a cinco metros de ella.

—Santana y Rachel se encuentran atrapadas entre ellos. Necesito tu maldita ayuda aquí.

—Voy hacia allá.

Quinn se dio la vuelta, tratando de visualizar a Rachel.

Escuchó un coche que arrancaba y giró la cabeza, justo a tiempo para ver cómo se alejaba el Ford blanco en una nube de polvo, en dirección hacia la colina, lejos de ellos.

—Maldita sea... hijo de puta—murmuró Quinn.

El tiroteo se detuvo casi tan rápidamente como había empezado y el silencio inundó una vez más el lugar.

Se sentó, echando un vistazo hacia los árboles.

—¿Rach?—gritó Quinn.

—Estoy bien—gritó Rachel.

—Gracias a Dios—murmuró Quinn mientras dejaba escapar un suspiro de alivio.

Se puso de pie, levantando sus manos mientras caminaba poniéndose al descubierto.

—Soy del maldito FBI—gritó Quinn mientras sostenía en alto sus credenciales—¡No disparen sus armas!

Quinn vio como Brittany corría detrás de los seis asistentes y se detuvo por un segundo antes de correr por el camino de entrada hacia la casa.

Rachel se sentó así como Santana.

Incluso desde esta distancia, Quinn pudo ver la sangre. Ella también echó a correr, pero Brittany le ganó en su carrera.

—Jesucristo ¿Qué tan malo es?—preguntó Quinn mientras miraba a Santana, su boca con una mueca dolorosa.

Rachel negó con la cabeza.

—No lo sé todavía.

—¿Estás herida?—preguntó Quinn.

—Uno me impactó en el chaleco.

—¿San? Jesús ¿por qué siempre te pasa esto?—preguntó Brittany mientras se arrodillaba a su lado—Háblame ¿Qué tan malo es?

—Herida superficial—dijo Santana—Ayúdame a ponerme de pie.

Su chaleco tenía no menos de tres balas en él y la sangre se deslizaba a lo largo de su brazo.

—Creo que estoy bien—miró con furia a los asistentes—¿Quién de ustedes idiotas me disparó?

La ira de Quinn se desbordó cuando se encontró con la mirada de Santana. Se dirigió hacia los asistentes, su mirada ocasionó que varios de ellos dieran un paso hacia atrás.

—Le dispararon a un maldito agente del FBI—gritó Quinn señalando hacia Santana—¿En qué demonios estaban pensando? Este es nuestro maldito caso ¡No el suyo!—golpeó con su puño en el capó de uno de los coches—Si nos vuelve a seguir, voy a hacer que los lancen en su propia maldita cárcel—dijo ella en voz alta.

—Hey, espera un minuto. No los seguimos. Nos enviaron aquí—dijo uno de ellos.

—¿De qué demonios estás hablando?

—Hubo una llamada desde esta residencia por un 911. Dijeron que Ángel Figueroa había sido visto aquí.

—¿Una llamada por un 911?—Quinn negó lentamente con su cabeza—Increíble—murmuró y miró hacia ellos—¿Así que simplemente no nos vieron o qué? Le dispararon a un maldito agente del FBI.

—¿Cómo sabes que fuimos nosotros? Él... él pudo haberlo hecho—dijo uno de los asistentes señalando hacia la casa.

—No, él no lo hizo—Quinn entrecerró sus ojos—Si él hubiera disparado, la habría matado. Ahora, todo lo que lograron fue dejarlo escapar y estamos de regreso al punto de partida—pasó las manos por su cabello—Maldita sea—murmuró—Lo teníamos—sacudió su cabeza nuevamente—Tienen suerte que todavía están vivos.

Antes que pudiera decir algo más, Artie y Noah llegaron.

La mirada de Artie se encontró con la de Quinn y ella negó con la cabeza.

—Él se escapó.

—¿Lo dejaste escapar?

Quinn entrecerró sus ojos.

—No empieces conmigo, Artie—dijo Quinn—No, no dejé que escapara. Estos sujetos estaban disparándonos. Una amistosa puta ráfaga de fuego. Mientras nos estábamos cubriendo de estos sujetos, Ángel escapó.

Artie se dirigió hacia los asistentes.

—¿Qué demonios estaban pensando?

—Él nos disparó primero—dijo uno de ellos—Solo estábamos respondiendo al fuego.

Quinn se alejó, dejando a Artie con ellos.

Santana se había quitado su chaleco y estaba sentada en el porche de la casa. Su camiseta estaba destrozada. Asumió que Brittany la había desgarrado para hacer un vendaje.

—¿Ambulancia?—le preguntó a Santana.

—Diablos, no—dijo Santana.

—Tienen que revisarte—le contradijo Brittany.

—Estoy bien.

—Es una herida de bala, Santana—dijo Brittany—No discutas conmigo.

—Britt…

—No está en discusión. Vas a ver a un médico.

Quinn y Rachel se miraron y ella asintió con la cabeza ante la mirada divertida en los ojos de Rachel.

Era una conversación que las dos también habían tenido anteriormente.

Quinn las dejó y caminó rodeando la casa. Una maldita decisión estúpida por parte de ella, lo sabía.

Si realmente habían pensado que Ángel estaba dentro ¿cuán inteligente había sido simplemente acercarse como lo hicieron?

Quinn negó con su cabeza.

Su instinto le había dicho que de ninguna manera era Ángel quien estaba adentro.

Era demasiado fácil.

Pero debió haber sido más inteligente. Tenía que haber esperado el respaldo. Simplemente debieron asegurarse antes de deambular hacia la casa como lo hicieron.

—Hey.

Se dio la vuelta, descubriendo que Rachel la observaba.

—Lo siento, Rach—dijo Quinn—Las metí directamente en esto. Tú y Santana, tú pudiste haber sido…

—Estamos bien.

Quinn negó con su cabeza.

—Yo sólo... realmente no creía que Ángel estuviera adentro—explicó Quinn—Y él es un maldito francotirador—dijo y su voz cada vez más fuerte—Y les hice caminar hacia la casa como si estuviéramos haciendo una visita o algo así.

—Basta, Quinn. Eso no nos ayuda para nada.

Quinn pasó las manos por su cabello.

No.

No les ayudaba.

Las manos de Rachel se extendieron, atrapando la suya y Quinn permitió ese rápido momento de contacto. Se apretaron con fuerza, diciendo todo lo que necesitaban decir con ese simple toque.

Bueno, casi todo.

—Te amo, lo sabes.

Rachel le ofreció una sencilla y gentil sonrisa.

—Yo también te amo, Quinny.
 

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