[Resuelto]FanFic Brittana: Ángel de Fuego (Adaptada) Cap 39 - Fin

Capitulo 13

—Entonces ¿cómo obtuviste tu nombre?—preguntó Brittany.

Viajaban en suelo plano y no parecían estar subiendo en absoluto. El bosque era un poco más denso aquí que en los últimos dos días. Descubrió que la caminata era fácil esta mañana.

Lo suficientemente fácil como para hablar y no quedarse sin respiración.

—¿Quieres decir tomando en cuenta que soy un asesino?

—Bueno, tu mamá debe haber pensado que eras especial. Ella te dio un nombre tan hermoso.

Ángel se detuvo de repente, pero no se dio vuelta. Brittany se preguntaba si el tema de su mamá era tabú.

—Mi mamá era el ángel—dijo él finalmente.

Entonces se dio la vuelta para mirarla.

—Ella murió—dijo sin mucha emoción.

—Lo siento—dijo Brittany inmediatamente.

Sus ojos tenían una mirada lejana y ella supo que estaba recordándola.

—Yo... yo tenía 16 años. Y aún tengo que perdonar a mi papá.

—Él... ¿él la mató?—preguntó ella en voz baja.

Ángel asintió.

—Un accidente de coche. Él había estado bebiendo. Siempre estaba bebiendo. Tomó una curva demasiado rápido. Se desvió para esquivar a otro coche y terminó volcándose. Él se libró sin un rasguño.

Brittany instintivamente extendió la mano y le apretó el brazo.

—Lo siento mucho ¿Tuviste hermanos a quién recurrir?

—No. Y el hijo de puta ni siquiera pasó tiempo en la cárcel. Me fui de casa, fui a vivir con la familia de un amigo. Cuando cumplí los 18 años, me uní a los militares.

Quería preguntarle un centenar de preguntas más, pero se contuvo. Ella dejó que él recordara el pasado sin molestarle con preguntas.

Después de unos segundos, él asintió y dejó que su mano se deslizara por su brazo. Él comenzó a caminar nuevamente y ella la siguió. Pero, por supuesto, su curiosidad pudo más que ella.

Esperó lo que pensaba era una cantidad aceptable de tiempo antes de hacer su siguiente pregunta.

—¿Así que los militares? ¿Qué hacías?

Él se echó a reír.

—¿De verdad quieres saber?

—¿Acaso no quiero saber?—respondió ella.

—Terminé en una unidad de operaciones especiales.

—Está bien ¿Eso qué significa?

—Mi equipo estaba formado por francotiradores—se detuvo nuevamente y se volteó hacia ella—Yo era un francotirador. Asesinaba gente.

—Oh. Ya veo.

—Sí. Ahí fue donde comencé. Eres entrenado para matar sin pensar en ello. Se volvió demasiado fácil—dijo él—Y era muy, muy bueno en eso.

Está bien, así que esta conversación va rápido.

—¿Qué más quieres saber?—preguntó él.

Brittany lo miró a los ojos.

—Probablemente eso es más que suficiente.

—Pensé que lo sería.




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—¿Qué demonios?

—¿Qué pasa?—preguntó Rachel.

—Tengo dos senderos aquí.

—¿Qué quieres decir?—preguntó López mientras caminaba a su lado.

Quinn señaló hacia la colina.

—Ellos subieron por aquí. Es lo que hemos estado siguiendo.

Luego señaló hacia la izquierda, hacia el bosque.

—Pero tengo una rama rota en este arbusto ¿Ves la desigualdad donde esta roca fue movida?—se puso de pie—Así que el camino sigue por aquí.

—Tal vez sean otros excursionistas—sugirió Rachel.

—No. Son ellos.

Quinn entrecerró sus ojos hacia el sol mientras miraba la cresta.

¿Qué demonios estaba haciendo él?

—¿Retrocediendo?

—¿Qué?

Quinn negó con la cabeza.

—Pensando en voz alta.

Quinn caminó por el sendero unos pasos y luego regresó.

—Está muy empinado. No puedo creer que haya tomado esta ruta—hizo un gesto hacia Rachel—Rach, por favor, quédate ahí.

Rachel asintió.

—López, ven conmigo.

—A Britt no le gustan las alturas—dijo Santana mientras miraba por encima del borde—Y en este momento, a mí tampoco.

—Ves las rocas desprendidas. Sin duda subieron por aquí.

Quinn se apresuró a subir, su instinto le decía que habían dado marcha atrás.

Tal vez él había subido por aquí para exhibirlo.

Tal vez quería confundirlos.

Demonios, tal vez se volvió demasiado empinado y tuvieron que regresar. Sentía como si estaban perdiendo un tiempo precioso, pero tenía que estar segura.

Se detuvo cuando vio las marcas de deslizamiento a un lado, la suave marca como si un cuerpo hubiera sido arrastrado.

Cristo ¿ella caería por la saliente?

Quinn miró hacia abajo, viendo que el deslizamiento se había detenido.

—Mira—dijo Quinn.

—¿Qué significa eso?—López se puso en cuclillas—Parece que alguien se resbaló por aquí.

—Sí. Ese alguien es Britt.

Santana la miró.

—¿Qué estás diciendo? ¿Ella se cayó por el maldito saliente?

Santana se puso de pie, mirando a un lado como Quinn había hecho.

—No, no. No se trata de una caída por la saliente. Simplemente se deslizó veinte metros más o menos. Pero no, las marcas se detienen ahí—dijo Quinn señalando.

Caminó por el sendero un poco más, pero no encontró ninguna evidencia de que hubieran continuado.

—Mi conjetura es que estaba más pronunciado de lo que pensaba. No sólo haría que disminuyera el paso sino que al ser Brittany una excursionista inexperta sería una debilidad.

—Así que se fueron hacia abajo y tomaron una ruta más fácil.

—Exactamente ¿Pero una ruta a dónde?

Quinn sacó sus GPS, con la intención de revisar la nueva ruta hacia el bosque.

—Si tuviera acceso a mis equipos de la plataforma, podría poner nuestras coordenadas diarias en uno de los algoritmos que Mike escribió para mí. Al menos podríamos conseguir una probabilidad de su objetivo previsto.

Santana la miró fijamente.

—¿Puedes hacer eso? Entonces ¿por qué no lo haces a control remoto o algo así?

—Sí, como si fuera así de fácil—Quinn levantó el dispositivo—Esto es todo lo que tengo. Sin ordenadores.

—¿Podrías llamar? ¿Pedirle a alguien que lo hiciera?

—¿A quién? ¿A uno de los guardabosques? ¿Los ayudantes del sheriff?

—¿Figgins?

—Sí. Podría hacer eso. Cuando nos detengamos esta noche, recopilaré nuestras coordenadas. Si tengo una señal suficientemente fuerte, se lo enviaré por correo electrónico. Tal vez pueda hacer que Mike trabaje en eso.

Estudió el terreno, tratando de ver hacia dónde podría estar dirigiéndose. Esta ruta, a lo largo de la cresta, giraba hacia el otro lado. Si ahora estaban viajando alrededor de ella, sin dejar de ir un poco más arriba, terminarían... ¿dónde?

—Hay un río—dijo Quinn—Es probable que él esté llevando menos agua que nosotras. Tiene que volver a llenar—miró a Santana—Supongo que fue donde acamparon ¿Suena convincente?

Santana asintió.

—Lo suena para mí.

—Sí. Vamos.

Se dirigió nuevamente hacia donde habían dejado a Rachel.

—Entonces ¿quién es Mike? ¿Está en tu equipo?

—Mi equipo es Rachel. No, Mike está en Quantico. Un nerd de la computación. Diseñó mi configuración en el equipo de la plataforma y la camioneta. Escribió todos los programas que utilizo—sonrió—Como he dicho, realmente sería peligrosa si supiera cómo usarlos todos.

Rachel estaba esperando donde le habían dejado y ella levantó las cejas inquisitivamente.

—Se fueron por aquí ¿no?

—¿Te convertiste en una rastreadora?

Rachel sonrió.

—Sí. Es que por aquí me parece mucho más fácil.

—Sí. Encontramos donde se detuvieron. Parece que Britt tropezó y se deslizó un poco por la saliente.

—¿Qué? ¿Se cayó?

—No, sólo se deslizó un poco—dijo Santana—Tal vez lo hizo a propósito, tratando de reducir la velocidad.

—Podría ser—dijo Quinn—Ella lo ha hecho muy bien dejando marcas detrás. Como romper esta rama aquí—se dirigió hacia el bosque—Veamos si podemos hacer un poco de tiempo en ellos—hizo una pausa, sus ojos viajaron hacia el cielo—Escuchen—dijo Quinn.

—¿Qué? No oigo nada—dijo Santana.

—Espera un poco.

Tal vez era su entrenamiento militar, pero reconocería el ruido sordo y distante de un helicóptero en cualquier lugar.

Rachel fue la primera en escucharlo.

—Un helicóptero.

—Lo escucho ahora—dijo Santana.

—Esperemos que Ángel también pueda escucharlo.




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Brittany ladeó la cabeza, escuchando.

Ángel se detuvo, haciendo lo mismo. Se volteó hacia ella.

—Parece que finalmente renunciaron a buscarnos con un control de carretera—dijo él.

—No suena como si estuviera muy cerca—dijo ella.

—Probablemente estén haciendo una búsqueda perimetral alrededor del campamento en todas las direcciones—dijo él.

Empezó a caminar nuevamente.

—Si ese es el caso, es probable que no suban hasta acá hasta mañana.

Brittany se apresuró para alcanzarlo.

—No pareces preocupado—dijo ella.

—Puedo ocultarme de un helicóptero—él le miró mientras seguían caminando—Siempre y cuando no hagas nada estúpido.

—¿He hecho algo estúpido hasta ahora?

—No. Has sido una modelo de rehén—dijo con diversión en su voz—¿Por qué no has intentado escapar?

—¿A dónde puedo ir? Quiero decir, podría correr más rápido que tú porque, bueno, tal vez tropieces con una roca y te noquees a ti mismo—dijo con una risa rápida—Así podría escapar. Entonces ¿qué? No sé dónde estoy. No tengo ni comida ni agua. No tengo ninguna tienda.

—Cierto.

—Y luego está el miedo al puma. Gracias por poner esa semilla en mi cabeza—dijo Brittany.

—Así que has aceptado tu destino ¿huh?—él la miró nuevamente—¿O todavía mantienes la esperanza de ser rescatado?

—Sí. Santana vendrá por mí. Lo sé.

Y lo hizo.

Era más que una ilusión.

Casi podía sentir su venida.

—Admiro tu fe—dijo Ángel.

—Es fácil. Ella me ama. Ella haría cualquier cosa para encontrarme.

Cuando él no dijo nada, ella decidió probar.

—¿Alguna vez has estado enamorado, Ángel?

Sólo se detuvo un momento y luego respondió con un muy brusco no.

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Capitulo 14

Rachel echó agua en su rostro en el río, dejando escapar un gemido de satisfacción.

Estaba caliente y sudorosa y se sentía tan bien.

—Ojalá tuviéramos tiempo para un baño—dijo con nostalgia.

—Lo siento—dijo Quinn.

Se agachó junto al anillo de fuego y sintió la ceniza.

—Acamparon aquí anoche. Estamos haciendo un mejor tiempo.

—¿Cuán adelantados están?—preguntó Santana.

—Diría que todavía unas horas—dijo Quinn evasivamente.

También se acercó al arroyo y se arrodilló, salpicando su rostro tanto como había hecho Rachel.

—Sin embargo, no creo que nos pongamos al día mañana.

—Todavía tenemos la mayor parte del día—dijo Santana.

—Como ellos—dijo Quinn—Cuando llenes tus botellas de agua, no olvides agregar las tabletas de purificación.

Rachel pasó las manos mojadas por su cabello, luego se colocó la coleta y la deslizó a través de la parte posterior de la gorra.

Era consciente que Quinn le observaba.

—Creo que voy a cortarme el cabello—dijo Rachel preguntándose cuál sería la reacción de Quinn.

Quinn la miró, luego deslizó su mirada hacia Santana antes de mirar hacia atrás con las cejas levantadas.

—¿Ah, sí? ¿Por qué?

Rachel se encogió de hombros.

—Estoy caliente y sudorosa y no me gusta en mi cuello. Sería algo diferente. Y no tendría que hacer esto para apartarlo de mi rostro.

—Pero si lo cortas, no serías capaz de hacer eso.

Rachel ladeó la cabeza y frunció el ceño.

—Cierto. Ese es mi punto.

—Pero...

Quinn miró nuevamente hacia Santana y se volteó ligeramente, logrando un poco de intimidad.

—¿Rach? ¿Cortarlo muy corto? No.

—¿No? ¿Por qué no? El tuyo está corto.

Miró hacia Quinn y luego a Santana.

—El de Santana también está más corto.

—En primer lugar, el mío no es tan corto. Eres la que siempre me recuerda que necesito un corte—dijo Quinn mientras pasaba los dedos por su cabello rubio—Ahora López, lo tiene un poco más corto que tuo. Por favor, dime que no lo vas a cortar tanto.

Rachel casi puso los ojos en blanco.

—Britt ahora también usa el suyo más corto—dijo Santana detrás de ellas—No es que alguna vez estuviera muy largo—hizo una pausa—Es rubio sedoso. Y cuando me pidió mi opinión sobre cortárselo, le dije que de ninguna manera—Santana sonrió—Se lo cortó ese mismo día—se encogió de hombros—Y ahora me encanta.

Rachel asintió.

—Sí. Creo que voy a cortármelo.

Quinn levantó las manos.

—Como quieras. Corta tu hermoso cabello si quieres. Es tu cabello.

Santana se rió.

—Sí, creo que esas fueron las palabras que usé.

Rachel sonrió y negó con la cabeza mientras llenaba sus botellas de agua como las demás estaban haciendo.

Quinn ya había rastreado el área y determinó que no habían cruzado el río.

Por supuesto, eso no significaba que no lo cruzaran más tarde.

Caminaron en una sola fila nuevamente, esta vez con Santana entre ellas. Rachel sabía que Santana estaba preocupada por Brittany, pero había hecho un buen trabajo ocultándolo.

Incluso su disputa con Quinn había disminuido.

O Quinn había disminuido su disputa con ella.

Ambas eran de carácter fuerte y pensaban que tenían la razón.

Rachel había aprendido a templar la terquedad de Quinn. Se preguntaba si Brittany también podía controlar a Santana con tan sólo una mirada.

Trató de imaginar cómo era Brittany Pierce. El afecto de Santana por ella era profundo, obviamente. Rachel imaginaba que ella era suave cuando Santana era difícil. Imaginaba que Brittany era una persona sociable, compensando el comportamiento brusco de Santana.

Por supuesto, el comportamiento de Santana en esta situación no sería nada parecido como era en realidad.

Las situaciones estresantes generalmente exponían todos los lados de una persona.

Aunque su ritmo era rápido, Quinn tuvo que detenerse varias veces para orientarse. En un punto, perdió la pista bajo una hilera de árboles frondosos. Caminaban en nada más que pinos y nada parecía perturbado.

Rachel y Santana esperaron mientras Quinn rastreaba la zona, finalmente encontró una marca que Brittany había dejado.

—Aquí.

Rachel se acercó.

No era más que una pequeña alteración en la tierra y se preguntaba cómo Quinn incluso la había visto.

—¿Estás segura?

Quinn hizo una pausa.

—No. Hijo de puta…—murmuró Quinn—Quédate aquí. Ambas.

Rachel asintió y miró a Santana que estaba observando atentamente a Quinn.

Quinn regresó a donde habían perdido el rastro y dio marcha atrás un poco, luego regresó nuevamente sobre él. Caminó con cuidado, tal vez poniendo sus pies donde pensaba que Ángel y Brittany los habían puesto.

Cuando llegó a la base de los pinos, se detuvo.

—¿Qué está haciendo?—susurró Santana.

—Por la cobertura del suelo, Ángel podría haber usado eso como una oportunidad para hacer un giro brusco—dijo Quinn y miró a Santana—Ella encontrará el rastro. No te preocupes.

Santana asintió, pero sus ojos permanecieron pegados a Quinn.

Quinn miró hacia arriba.

—Rach, ven aquí.

Rachel asintió y se unió a ella.

—Sigue mi marca.

Rachel se quedó donde había estado Quinn, luego observó mientras Quinn iba hacia la izquierda y la derecha, diez pasos afuera, luego de regreso. Ella repitió eso tres veces antes de encontrar su rastro nuevamente.

Era casi 25 metros desde donde Rachel estaba de pie.

—Lo tengo—Quinn señaló el extremo roto de la rama de un pino joven—Ella lo está haciendo bien.

Sin embargo, no habían avanzado diez pasos, cuando escucharon un solo disparo, muy lejos en la distancia, que rompió el silencio.

Rachel y Quinn intercambiaron miradas.

Santana inclinó la cabeza.

—¿Has escuchado eso?

—Sí. Podría ser cualquiera.

Rachel podía ver el pánico en los ojos de Santana.

—Podría ser Britt—dijo Santana mientras se dirigía hacia la colina.

Quinn le agarró del brazo y tiró de ella hasta detenerla.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo?

—¡Podría ser Britt!—gritó Santana, liberando su brazo del agarre de Quinn.

—Podría ser cualquiera—dijo Quinn—Seguiremos su rastro.

Antes que Santana pudiera responder, se escuchó otro disparo. Santana se estremeció y Quinn agarró su brazo nuevamente.

—Todavía estamos a un par de horas detrás de ellos, López ¿Crees que somos los únicos en esta montaña? Podría ser cualquiera. Tenemos que mantener la concentración.

Rachel deseaba poder encontrar consuelo en las palabras de Quinn.

Pero no fue así.

Y sabía que Santana López tampoco.

Estaban en medio de la nada, no estaban cerca de ningún sendero. Las posibilidades de que fuera la bala de un tercero eran leves.

Rachel lo sabía.

Quinn lo sabía.

Y lo más probable era que Santana lo sabía.

—Vamos.

Santana asintió, pero no dijo nada.

Rachel notó su mandíbula apretada, sus manos estaban en puños. Sólo podía imaginar lo que estaba pensando.



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Brittany negó con la cabeza.

—No estoy segura que pueda hacerlo.

—Saben a pollo, Britt.

Brittany miró a las dos ardillas que él mantenía elevadas por las colas.

Pequeñas y lindas ardillas.

Miró nuevamente a Ángel con escepticismo.

—Comiste pescado— le recordó él.

—Sí, pescado. No lindas ardillitas.

—Entonces piensa en ellas como roedores.

Ella se echó a reír.

—Oh sí. Eso ayudará a mi apetito, Ángel.

—Bueno, hay un poco más del caldo de res que te gusta tanto—dijo mientras sacaba su cuchillo—Voy a limpiarlas y pelarlas. No tienes que comer si no quieres.

—Ya veremos.

Anduvo recogiendo leña para la fogata. Todavía había un poco de luz y se sorprendió de que se hubieran detenido.

No es que se quejara.

La última hora habían subido constantemente y sus piernas se sentían como gelatina.

Miró hacia atrás, por donde habían venido. Era un mar infinito de árboles y arbustos, algunas rocas y espacios abiertos. El arroyo donde habían acampado era más como un manantial. El agua estaba fría y clara, pero apenas tenía tres pies de ancho.

No había lugar para los peces.

Pero le permitiría lavarse incluso aunque no fuera lo suficientemente ancho o profundo para un baño. Su mirada se alejó del arroyo y se dirigió hacia donde Ángel había ido río abajo para limpiar las ardillas.

No estaba segura de que sería menos apetitoso… si el guiso de carne o la horrible idea de comer una ardilla.

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Capitulo 15

Santana atizó distraídamente el fuego con un palo, viendo como las brasas subían y luego desaparecían. Era una noche tranquila y el humo giraba directamente hacia arriba.

Era consciente que Rachel estaba mirándola, pero mantuvo sus ojos en el fuego.

Su cena… un tipo de carne liofilizada que no se veía nada mal… estaba olvidada a su lado, gran parte intacta.

El nudo en su estómago no le permitía comer.

Como Quinn había dicho, los disparos que habían escuchado podrían haber sido de cualquiera.

Pero en sus entrañas, sabía que no era cierto.

Y por el comportamiento de Quinn y Rachel, ellas también lo sabían. Por mucho que quisiera mantener una actitud positiva, por mucho que quisiera creer que Brittany estaba bien, tenía que enfrentar el hecho de que Brittany era un rehén, en manos de un asesino.

Un hombre que había llevado a cabo una matanza y en un solo día había asesinado al menos a once personas, entre ellas su propio equipo. Eso decía que no tenía ninguna lealtad con nadie.

Y eso también decía que Brittany estaba en grave peligro.

Los disparos que habían escuchado hoy le recordaban eso.

Ella se negaba a creer que había matado a Brittany.

No.

No podía siquiera pensar en eso.

Tal vez los disparos habían sido una advertencia. Tal vez Brittany había intentado escapar.

Rachel se movió y Santana le miró.

Como era de esperar, los ojos de Rachel estaban sobre ella. En la luz del fuego, Santana reconoció la mirada comprensiva en ellos.

Rachel seguramente sabía qué pensamientos estaban inundando su mente.

Pero Santana no dijo nada y tampoco lo hizo Rachel.

Quinn también había estado silenciosa.

Y realmente… ¿qué podrían decir?

Nada.

Así que se sentó ahí a solas, meditando en silencio sobre la posibilidad de que pudiera haberle pasado algo a Brittany.

Si le arrebataban a Brittany, pensaba que su alma probablemente podría morir en ese mismo momento.

¿Volvería a los viejos tiempos?

¿Se alejaría de todo el mundo?

¿Regresaría a la oscuridad en la que había estado sumida después del asesinato de su familia?

Trataría, sin duda.

Pero sabía que Marley y Kitty no se lo permitirían.

Ellas la querían.

Ellas la mantendrían sana.

También trataría de esconderse de ellas, pero sabía que Rose le fastidiaría hasta que ella les permitiera entrar.

Sacudió su cabeza, odiando la dirección de sus pensamientos.

Brittany estaba bien.

Brittany tenía que estar bien.

Simplemente tenía que estar bien.




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—Está bien, si sabe un poco a pollo—dijo Brittany mientras sacaba la carne del hueso—Un poco.

—Le gana a ese estofado de carne ¿no es así?—preguntó Ángel mientras colocaba otra pequeña extremidad en el fuego.

—Por supuesto—Brittany dejó de masticar por un momento, mirándolo mientras él sorbía de su botella de agua.

Él le estaba mirando fijamente y ella levantó las cejas inquisitivamente.

—¿Dónde creciste?

La pregunta era inesperada.

Aunque Brittany le había hecho preguntas durante sus caminatas diarias, rara vez él preguntaba algo.

Por lo general, sólo sobre Santana y su relación.

—Mi familia es de Denver—dijo Brittany.

Entonces suspiró.

—Realmente no somos muy cercanos. Mi hermano... bueno, él es todo para ellos. Yo era más que todo invisible.

—¿Por qué era así?

—Él es sacerdote. Sin importar lo que hiciera, nunca podía igualarlo.

—Un sacerdote ¿huh?—él sonrió—¿Cómo tomaron lo de ser gay?

Brittany negó con su cabeza.

—Eso fue más o menos la última gota. Ser policía no hizo mucho bien para empezar. Pero cuando llevé a San a casa para que le conociera...bueno, digamos que hubo una gran cantidad de rezos involucrados—dijo riendo.

—¿Así que no los ves?

—No. Hablamos por teléfono un par de veces al año, eso es todo—se encogió de hombros—Mi hermano... realmente no tenemos una relación en absoluto.

Él le entregó otra porción de la ardilla y ella la tomó.

—¿Y tú? ¿Dónde creciste?

Él le sorprendió al responderle tan rápido como lo hizo.

—En realidad, por aquí.

—¿Nuevo México? ¿O aquí?

—Taos.

—Guau ¿Así que has estado en estas montañas anteriormente?

—Era un niño. Nos mudamos a California cuando tenía 12 años—dijo él—Todo lo que sé sobre esta montaña es sólo lo que he investigado.

—¿Cómo dónde están los arroyos?

—Sí.

—¿Por qué te mudaste a California?

Él atizó el fuego con un palo con una expresión pensativa en su rostro.

—Mi papá perdió su trabajo aquí. Una vez más—él puso el palo en la parte superior de las llamas—Te dije que bebía. Tenía dificultades para mantener sus trabajos. Tenía un tío en California. Le ofreció un trabajo. Así que nos mudamos.

Ángel se encogió de hombros.

—Aunque no cambió mucho.

Por lo que él había dicho, eso habría ocurrido 4 años antes que muriera su mamá. Tenía curiosidad acerca de su infancia, pero decidió mantener las cosas en el presente.

—¿Alguna vez vas a decirme lo que hiciste?

—¿Lo que hice?

—Sí, lo que hiciste—dijo ella—Debes haber hecho algo. Cuando mataste a esa familia, dijiste que necesitabas una distracción ¿Por qué? ¿Y por qué necesitas un rehén?

Él apartó la mirada de ella y por primera vez, pareció ver remordimiento… incluso vergüenza… en su expresión.

Así como con las otras preguntas que le había hecho, no esperaba obtener una respuesta inmediata.

Normalmente le instaba para poder hacerle hablar.

—Fue un día muy largo…—dijo él, su voz tranquila en la silenciosa oscuridad—… Tenía todo planeado. Incluso un par de planes de contingencia—él le devolvió la mirada—Porque siempre hay algo que podría salir mal. Cuanta más gente haya involucrada, más posibilidades de que algo salga mal. Así que ahora estoy llevando a cabo uno de esos planes de contingencia.

Brittany aguardó, esperando que él continuara sin que ella tuviera que preguntar.

—Los militares me entrenaron para una cosa. Para matar. Y era muy bueno en mi trabajo. También aprendí que podía hacer un montón de dinero haciéndolo de manera privada, en vez de hacerlo con los militares.

—¿Como un asesino a sueldo?

—Sí. Trabajé en el Medio Oriente, sobre todo. Europa. A veces Asia. Pero estoy listo para retirarme de esa línea de trabajo. Este trabajo me dio la oportunidad de hacerlo.

Brittany casi tuvo miedo de preguntar.

Pero lo hizo de todos modos.

—¿Qué trabajo?

—Mi contrato era... eliminar a un sujeto. Resulta que trabajaba para una compañía de vehículos blindados.

—¿Qué hizo? ¿Por qué alguien querría matarlo?

Ángel negó con la cabeza.

—No pregunto, no lo dicen. No necesito saber el por qué.

—Entonces ¿qué pasó?

—Mi plan era dar el golpe mientras él estaba en el trabajo. Y luego aliviar a su compañía de varios millones de dólares. Lo que significaba que necesitaba un equipo.

—¿Trabajas solo?

—Siempre. En mi línea de trabajo, no puedes permitirte cometer errores.

Brittany asintió.

—Así que asumo… ¿Qué entonces hubo errores?

—Mi primer error fue contratar a dos ex militares que pensaban que eran más inteligentes que yo—dijo él—Tenía a la empresa bajo vigilancia. Sabía la rutina. Había escondido un coche una milla cerca del lugar. Tenía a un hombre ahí esperando por nosotros. El guardia que estaría el día del golpe iniciaba su turno a las 5 de la mañana. También sabía su rutina. Siempre aparecía unos minutos después de la primera guardia. Necesitábamos sus códigos de acceso al edificio—la miró—Sin entrar en todos los detalles, nos fuimos con el vehículo blindado lleno de dinero en efectivo. Supongo que alrededor de 3 millones de dólares. Descargamos el dinero en nuestro coche y nos dirigimos a Taos. Ahí fue donde las cosas se vinieron abajo.

—¿Los dos sujetos que pensaban que eran más inteligentes que tú?

—Sí. Ellos pensaron que simplemente tomarían todo el dinero para ellos.

—¿Así que los mataste?

—Sí. Y dejé el coche.

—¿Y el dinero?

Él se echó a reír.

—Diablos, no. Éramos cinco. Luego 3. Robamos un coche, tomamos el dinero y salimos nuevamente. Pero estábamos fuera de tiempo y no había discreción en nuestra huida. Había policías por todas partes.

—Así que necesitabas una distracción—dijo Brittany.

Él la miró fijamente.

—Sí, necesitaba una distracción. Necesitaba varias distracciones. Y tenía que esconder el dinero y deshacerme del equipo restante.

—Oh.

—Te lo dije Britt, soy un asesino.

—Sí, lo hiciste. No lo he olvidado.

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Capitulo 16

Quinn pensaba que estaban ganando terreno, pero no lo sabría a ciencia cierta, no hasta que sintiera las cenizas de su fogata más reciente.

—Todavía está caliente—dijo Quinn—Supongo que no mucho más de una hora, menos de dos.

—¿Así que podremos alcanzarlos hoy?—preguntó Santana.

—Si no tenemos ningún contratiempo, podríamos hacerlo—dijo Quinn.

Señaló el pequeño arroyo.

—Llenen ahí si es necesario.

—Hey, chicas—dijo Rachel—Creo que he encontrado la razón de los disparos que escuchamos.

Quinn y Santana se acercaron a ella, viendo como pateaba un pequeño montón de huesos.

—¿Qué es?—preguntó Santana.

—Probablemente ardillas—dijo Quinn.

Rachel asintió.

—Parece que no tenían carne fresca para la cena.

Santana negó con la cabeza.

—De ninguna manera Britt comería eso.

—Dos ardillas. Escuchamos dos disparos.

—Si tienes hambre, comes casi cualquier cosa—dijo Quinn—Hablo por experiencia.

Escuchó el ruido sordo de un helicóptero y miró su reloj.

—Justo a tiempo.

—¿Qué tan cerca van a llegar?—preguntó Santana.

—No tan cerca. Sólo lo suficiente para hacerle pensar que lo están buscando.

—¿De verdad crees que se dirige a la carretera?

Quinn se arrodilló cerca del arroyo y llenó su botella de agua.

—Eventualmente. Él ha estado viajando paralelo a ella. Podría girar hacia el norte en cualquier momento y llegar a la carretera a medio día, yo lo pensaría.

Santana echó agua en su rostro y luego en su cabello peinándolo hacia atrás.

—No puedo esperar por una ducha—dijo Santana.

—Ambas—dijo Rachel.

Miró a Quinn.

—¿Cómo puedes soportar pasar semanas sin un baño?

—¿Semanas?—preguntó Santana—¿En serio?

Quinn asintió.

—Pasé tres meses en el desierto con pocas provisiones. El agua era solo para beber—se puso de pie—¿Listas para seguir?

—Sí. Atrapemos a ese hijo de puta—dijo Santana.




*******************************************************************************************************************



—Helicópteros nuevamente—dijo Brittany—Sin embargo, todavía se escuchan lejos.

La mirada de Ángel fue hacia el cielo.

—No. Deben estar revisando cuadrícula por cuadrícula.

—No debo tener mucho peso como rehén—dijo ella—Me gustaría pensar que habría un centenar de helicópteros buscándome.

Él soltó una risa rápida.

—Lamento reventar tu burbuja, pequeña, pero ahora mismo, supongo que están más interesados en mí que en ti.

—¿Porque tienes tres millones de dólares?

—Bueno, eso y porque tienen una morgue llena de cuerpos.

Oh sí.

Brittany a veces tenía que recordarse a sí misma lo que él había hecho. Desde ese primer día, él le había tratado más como una compañera de excursión que como un rehén. Y ella, a su vez, había empezado a pensar en él como algo más que un asesino y secuestrador.

Eso era un poco inquietante.

—¿Qué vas a hacer si se acercan? Los helicópteros, quiero decir.

—Nos cubriremos.

—Sí, pero ¿y si tienen tecnología para rastreo de imágenes térmicas?

Él negó con la cabeza.

—Has visto demasiadas películas, Britt.

—Vamos, Ángel. Fuiste militar. Incluso en Dallas, tenemos la capacidad.

—Suena como si estuvieran usando un helicóptero de búsqueda y rescate. No es militar, lo que es sorprendente.

—¿Cómo sabes que no lo es?

—Simplemente lo sé.

Brittany caminaba tras él.

Hoy parecía tener más prisa.

Y aunque su sentido de la orientación no era muy grande, sentía como si estuvieran regresando.

Por supuesto, en qué dirección, no lo sabía.

Miró hacia arriba, encontrando el sol. Tal vez ahora se dirigían hacia el norte o el noroeste.

Abrió la boca para preguntar, luego la cerró.

Él no parecía estar en un estado de ánimo locuaz. Tal vez los helicópteros le tenían más asustado de lo que aparentaba. Ahora parecía estar en su modo profesional.

Eso le asustaba un poco.

Está bien... mucho.

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