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Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
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Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Siiiii la tercera parte GENIAL!!
Mejor comienzo que ese ninguno jejjeje me ha encantado el cap...
La boda fue perfecta, conociendo a Cincuenta pense que haria algo por todo lo alto pero NO... Aunque asi estuvo bien solo los amigos intimos y familiar claro, Ella esta para complacer a su Britt!
A caso hay una noche de bodas mas espectacular que esa??? Mmmm lo dudo!!
Oh si, hacer el amor en las alturas, Excitante!
Al fin estan casadas, ahora... Mas le vale corre a Britt la furia de Cincuenta esta desatada, Oh, vaya, como le gusta a Britt provocar a su obsesa del control, a ver como sales de esta rubia jejejejej
Mejor comienzo que ese ninguno jejjeje me ha encantado el cap...
La boda fue perfecta, conociendo a Cincuenta pense que haria algo por todo lo alto pero NO... Aunque asi estuvo bien solo los amigos intimos y familiar claro, Ella esta para complacer a su Britt!
A caso hay una noche de bodas mas espectacular que esa??? Mmmm lo dudo!!
Oh si, hacer el amor en las alturas, Excitante!
Al fin estan casadas, ahora... Mas le vale corre a Britt la furia de Cincuenta esta desatada, Oh, vaya, como le gusta a Britt provocar a su obsesa del control, a ver como sales de esta rubia jejejejej
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
que lindo, tierno y candente capitulo. espero con ansias ver como continua el fic, especialmente la parte en que britt esta sin sujetador jajaja gracias por escribir. (perdón que te escriba rápido)
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Oh! :O 50 está furiosa realmente... espero no sea... naahh será grave para Britt...
Ahh pero estoy feliz, ya estan casadas *-*
Actualiza prontoo! :*
Ahh pero estoy feliz, ya estan casadas *-*
Actualiza prontoo! :*
Elita- - Mensajes : 1247
Fecha de inscripción : 17/06/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
El capítulo está increíble.! Nuevamente te felicito por tu talento para escribir y adaptar una historia con otra :D. Espero la actualización. ^_^
Aisha_BrittanaGleek* - Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 13/07/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
jajjajajaajja ya kiero ver la reaccion de santana ante tremensa osadia de britt jajajaja pero mas quiero ver la reaccion de briit ante el despertar del diablo de santana jajajaj que hermosa su noche de bodaaaas, q tierna santana y que dulce briit,
no tarde en actualizar
saludos
no tarde en actualizar
saludos
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
jajjajajaajja ya kiero ver la reaccion de santana ante tremensa osadia de britt jajajaja pero mas quiero ver la reaccion de briit ante el despertar del diablo de santana jajajaj que hermosa su noche de bodaaaas, q tierna santana y que dulce briit,
no tarde en actualizar
saludos
no tarde en actualizar
saludos
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
que noche de bodas enserioo wow
jaja brit sin el braaa jaja
la cara de san al verlaaaa sin nadaaaa jaja lo que
le esperaa a la pobre de britt jajaja actuaaalizaaa
xfa xfa xfaa acutualizaa
jaja brit sin el braaa jaja
la cara de san al verlaaaa sin nadaaaa jaja lo que
le esperaa a la pobre de britt jajaja actuaaalizaaa
xfa xfa xfaa acutualizaa
itzel7** - Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 10/03/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola a todass.... hoy ando un poco decepcionada debido a que no tuve muchos comentarios!!
¿Ya les aburrio la historia?
Bueno vine a dejarles el capitulo espero que esten bien y espero sus comentarios..
De repente estoy totalmente despierta; mi sueño erótico queda olvidado en un abrir y cerrar de ojos.
— Oh, estaba boca arriba… Debo de haberme girado mientras dormía —digo en mi defensa sin demasiado convencimiento.
Le arden los ojos por la furia. Se agacha, coge la parte de arriba de mi biquini de su tumbona y me la tira.
— ¡Póntelo! —ordena entre dientes.
— Santana, nadie me está mirando.
— Créeme. Te están mirando. ¡Y seguro que Taylor y los de seguridad están disfrutando mucho del espectáculo! —gruñe.
¡Maldita sea! ¿Por qué nunca me acuerdo de ellos? Me cubro los pechos con las manos presa del pánico. Desde el sabotaje de Charlie Tango, esos malditos guardias de seguridad nos siguen a todas partes como unas sombras.
— Y algún asqueroso paparazzi podría haberte hecho una foto también —continúa Santana.
— ¿Quieres salir en la portada de la revista Star, desnuda esta vez?
¡Mierda! ¡Los paparazzi! ¡Joder! Intento ponerme apresuradamente el biquini, pero los dedos parece que no quieren responderme. Palidezco y noto un escalofrío. El recuerdo desagradable del asedio al que me sometieron los paparazzi al salir del edificio de Seattle Independent Publishing el día que se filtró nuestro compromiso me viene a la mente inoportunamente; todo eso es parte de la vida de Santana López, va con el lote.
— L’addition! —Grita Santana a una camarera que pasa.
—Nos vamos —me dice.
— ¿Ahora?
— Sí. Ahora.
Oh, mierda, mejor no llevarle la contraria en este momento.
Se pone un vestido de playa morado, a pesar de que tiene el biquini empapado. La camarera vuelve en un segundo con su tarjeta de crédito y la cuenta.
A regañadientes, me pongo el vestido de playa turquesa y las chanclas. Cuando se marcha la camarera, Santana coge su libro y su BlackBerry y oculta su furia detrás de sus gafas de sol espejadas de aviador. Echa Sanpas por la tensión y el enfado. El corazón se me cae a los pies. Todas las demás mujeres de la playa están en topless, no es un crimen tan grave. De hecho soy yo la que se ve rara con el biquini completo puesto. Suspiro para mí, con el alma hundida. Creía que Santana le vería el lado divertido o algo así… Tal vez si me hubiera quedado boca abajo… Pero ahora su sentido del humor se ha evaporado.
— Por favor, no te enfades conmigo —le susurro cogiéndole el libro y la BlackBerry y metiéndolos en mi mochila.
— Ya es demasiado tarde —dice en voz baja. Demasiado baja.
— Vamos. —Me coge la mano y le hace una señal a Taylor y a sus dos compañeros, los agentes de seguridad franceses Philippe y Gaston. Por extraño que parezca, son gemelos idénticos. Han estado todo el tiempo vigilando la playa desde una galería. ¿Por qué no dejo de olvidarme de ellos? ¿Cómo es posible? Taylor tiene la expresión imperturbable bajo las gafas oscuras. Mierda, él también está enfadado conmigo. Todavía no estoy acostumbrada a verle vestido tan informal, con pantalones cortos y un polo negro.
Santana me lleva hasta el hotel, cruza el vestíbulo y después sale a la calle. Sigue en silencio, pensativa e irritada, y todo es por mi culpa. Taylor y su equipo nos siguen.
— ¿Adónde vamos? —le pregunto tímidamente mirándola.
— Volvemos al barco. —No me mira al decirlo.
No tengo ni idea de qué hora es. Deben de ser las cinco o las seis de la tarde, creo. Cuando llegamos al puerto, Santana me lleva al muelle en el que están amarradas la lancha motora y la moto acuática del Fair Lady. Mientras Santana suelta las amarras de la moto de agua, yo le paso mi mochila a Taylor. Le miro nerviosa, pero, igual que Santana, su expresión no revela nada. Me sonrojo pensando en lo que ha visto en la playa.
— Póngase esto, señora López. —Taylor me pasa un chaleco salvavidas desde la lancha motora y yo me lo pongo obediente. ¿Por qué soy la única que lleva chaleco? Santana y Taylor intercambian una mirada.
Vaya, ¿está enfadada también con Taylor? Después Santana comprueba las cintas de mi chaleco y me aprieta más la central.
— Así está mejor —murmura resentida, todavía sin mirarme. Mierda.
Sube con agilidad a la moto de agua y me tiende la mano para ayudarme a subir. Agarrándole con fuerza, consigo sentarme detrás de ella sin caerme al agua. Taylor y los gemelos suben a la lancha.
Santana empuja con el pie la moto para separarla del muelle y esta se aleja flotando suavemente.
— Agárrate —me ordena y yo la rodeo con los brazos. Esta es mi parte favorita de los viajes en moto acuática. La abrazo fuerte, con la nariz pegada a su espalda, recordando que hubo un tiempo en que no toleraba que la tocara así. Huele bien… a Santana y a mar. ¡Perdóname, Santana, por favor!
Ella se pone tensa.
— Prepárate —dice, pero esta vez su tono es más suave. Le doy un beso en la espalda, apoyo la mejilla contra ella y miro hacia el muelle, donde se ha congregado un grupo de turistas para ver el espectáculo.
Santana gira la llave en el contacto y la moto cobra vida con un rugido. Con un giro del acelerador, la moto da un salto hacia delante y sale del puerto deportivo a toda velocidad, cruzando el agua oscura y fría hacia el puerto de yates donde está anclado el Fair Lady. Me agarro más fuerte a Santana. Me encanta esto… ¡es tan emocionante! Sujetándome de esta forma noto todos los músculos del delgado cuerpo de Santana.
Taylor va a nuestro lado en la lancha. Santana lo mira y luego acelera de nuevo. Salimos como una bala hacia delante, saltando sobre la superficie del agua como un guijarro lanzado con precisión experta.
Taylor niega con la cabeza con una exasperación resignada y se dirige directamente al barco, pero Santana pasa como una centella junto al Fair Lady y sigue hacia mar abierto.
El agua del mar nos salpica, el viento cálido me golpea la cara y despeina la coleta de Santana, haciendo que mechones de su pelo vuelen por todas partes al igual que mi pelo. Esto es realmente divertido. Tal vez la emoción del viaje en la moto acuática mejore el humor de Santana. No puedo verla la cara, pero sé que la está pasando bien; libre, sin preocupaciones, actuando como una persona de su edad por una vez.
Gira el manillar para trazar un enorme semicírculo y yo contemplo la costa: los barcos en el puerto deportivo y el mosaico de amarillo, blanco y color de arena de las oficinas y apartamentos con las irregulares montañas al fondo. Es algo muy desorganizado, nada que ver con los bloques siempre iguales a los que estoy acostumbrada, pero también muy pintoresco. Santana me mira por encima del hombro y veo la sombra de una sonrisa jugueteando en sus labios.
— ¿Otra vez? —me grita por encima del sonido del motor.
Asiento entusiasmada. Me responde con una sonrisa deslumbrante. Gira el acelerador otra vez y le da una vuelta al Fair Lady a toda velocidad para después volver a mar abierto… y yo creo que me ha perdonado.
— Te ha cogido el sol —me dice Santana con suavidad mientras me desata el chaleco. Ansiosa, intento adivinar cuál es su actual estado de ánimo. Estamos en cubierta a bordo del yate y uno de los camareros del barco aguarda de pie en silencio cerca, esperando para recoger el chaleco. Santana se lo pasa.
— ¿Necesita algo más, señora? —le pregunta el joven. Me encanta su acento francés. Santana lo mira, se quita las gafas y se las cuelga del cuello del vestido.
— ¿Quieres algo de beber? —me pregunta.
— ¿Lo necesito?
Ella ladea la cabeza.
— ¿Por qué me preguntas eso? —Ha formulado la pregunta en voz baja.
— Ya sabes por qué.
Frunce el ceño como si estuviera sopesando algo en su mente.
Oh, ¿qué estará pensando?
— Dos gin—tonics, por favor. Y frutos secos y aceitunas —le dice al camarero, que asiente y desaparece rápidamente.
— ¿Crees que te voy a castigar? —La voz de Santana es suave como la seda.
— ¿Quieres castigarme?
— Sí.
— ¿Cómo?
— Ya pensaré algo. Tal vez después de tomarnos esas copas. —Eso es una amenaza sensual. Trago saliva y la diosa que llevo dentro entorna un poco los ojos en su tumbona, donde está intentando coger unos rayos con un reflector plateado desplegado junto a su cuello.
Santana frunce el ceño una vez más.
— ¿Quieres que te castigue?
Pero ¿cómo lo sabe?
— Depende —murmuro sonrojándome.
— ¿De qué? —Ella oculta una sonrisa.
— De si quieres hacerme daño o no.
Aprieta los labios hasta formar una dura línea, todo rastro de humor olvidado. Se inclina y me da un beso en la frente.
— Brittany, eres mi mujer, no mi sumisa. Nunca voy a querer hacerte daño. Deberías saberlo a estas alturas. Pero… no te quites la ropa en público. No quiero verte desnuda en la prensa amarilla. Y tú tampoco quieres. Además, estoy segura de que a tu madre y a Ray tampoco les haría gracia.
¡Oh, Ray! Dios mío, Ray padece del corazón. ¿En qué estaría pensando? Me reprendo mentalmente.
Aparece el camarero con las bebidas y los aperitivos, que coloca en la mesa de teca.
— Siéntate —ordena Santana.
Hago lo que me dice y me acomodo en una silla de tijera. Santana se sienta a mi lado y me pasa un gin—tonic.
— Salud, señora López.
— Salud, señora López. —Le doy un sorbo a la copa, que me sienta de maravilla. Esto quita la sed y está frío y delicioso. Cuando miro a Santana, veo que me observa. Ahora mismo es imposible saber de qué humor está. Es muy frustrante… No sé si sigue enfadada conmigo, por eso despliego mi técnica de distracción patentada.
— ¿De quién es este barco? —le pregunto.
— De un noble británico. Sir no sé qué. Su bisabuelo empezó con una tienda de comestibles. Su hija está casada con uno de los príncipes herederos de Europa.
Oh.
— ¿Inmensamente rico?
Santana de repente se muestra recelosa.
— Sí.
— Como tú —murmuro.
— Sí.
Oh.
— Y como tú —susurra Santana y se mete una aceituna en la boca. Yo parpadeo rápidamente. Acaba de venirme a la mente una imagen de ella con su vestido blanco ceñido; sus ojos estaban llenos de sinceridad al mirarme durante la ceremonia de matrimonio y decir esas palabras: «Todo lo que era mío, es nuestro ahora». Su voz recitando los votos resuena en mi memoria con total claridad.
¿Todo mío?
— Es raro. Pasar de nada a… —Hago un gesto con la mano para abarcar la opulencia de lo que me rodea—. A todo.
— Te acostumbrarás.
— No creo que me acostumbre nunca.
Taylor aparece en cubierta.
— Señora, tiene una llamada.
Santana frunce el ceño pero coge la BlackBerry que le está tendiendo.
— López —dice y se levanta de donde está sentada para quedarse de pie en la proa del barco.
Me pongo a mirar al mar y desconecto de su conversación con Ros —creo—, su número dos. Soy rica… asquerosamente rica. Y no he hecho nada para ganar ese dinero… solo casarme con una mujer rica. Me estremezco cuando mi mente vuelve a nuestra conversación sobre acuerdos prematrimoniales.
Fue el domingo después de su cumpleaños. Estábamos todos sentados a la mesa de la cocina, disfrutando de un desayuno sin prisa. Sam, Quinn, Grace y yo estábamos debatiendo sobre los méritos del beicon en comparación con los de las salchichas mientras Carrick y Santana leían el periódico del domingo…
— Mira esto —chilla Rachel poniendo su ordenador en la mesa de la cocina delante de nosotros.
— Hay un cotilleo en la página web del Seattle Nooz sobre tu compromiso, Santana.
— ¿Ya? —pregunta Grace sorprendida, luego frunce los labios cuando algo claramente desagradable le cruza por la mente.
Santana frunce el ceño.
Rachel lee la columna en voz alta: «Ha llegado el rumor a la redacción de The Nooz de que la soltera más deseada de Seattle, Santana López, al fin le han echado el lazo y que ya suenan campanas de boda.
Pero ¿quién es la más que afortunada elegida? The Nooz está tras su pista. ¡Seguro que ya estará leyendo el monstruoso acuerdo prematrimonial que tendrá que firmar!».
Rachel suelta una risita, pero se pone seria bruscamente cuando Santana la fulmina con la mirada. Se hace el silencio y la temperatura en la cocina de los López cae por debajo de cero.
¡Oh, no! ¿Un acuerdo prematrimonial? Ni siquiera se me había pasado por la cabeza. Trago saliva y siento que toda la sangre ha abandonado mi cara. ¡Tierra, trágame ahora mismo, por favor! Santana se revuelve incómoda en su silla y yo la miro con aprensión.
— No —me dice.
— Santana… —intenta Carrick.
— No voy a discutir esto otra vez —le responde a Carrick, que me mira nervioso y abre la boca para decir algo.
— ¡Nada de acuerdos prematrimoniales! —dice Santana casi gritando y vuelve a su periódico, enfadada, ignorando a todos los demás de la mesa. Todos me miran a mí, después a ella… y por fin a cualquier sitio que no sea a nosotras dos.
— Santana —digo en un susurro—. Firmaré lo que tú o el señor López quieran que firme. Bueno, tampoco iba a ser la primera vez que me hiciera firmar algo. Santana levanta la vista y me mira.
— ¡No! —grita.
Yo me pongo pálida una vez más.
— Es para protegerte.
— Santana, Britt… Creo que deberían discutir esto en privado —nos aconseja Grace. Mira a Carrick y a Rachel. Oh, vaya, parece que ellos también van a tener problemas…
— Britt, esto no es por ti —intenta tranquilizarme Carrick.
— Y por favor, llámame Carrick.
Santana le dedica una mirada glacial a su padre con los ojos entornados y a mí se me cae el alma a los pies. Demonios… Está furiosa.
De repente, sin previo aviso, todo el mundo empieza a hablar alegremente y Rachel y Quinn se levantan de un salto para recoger la mesa.
— Yo sin duda prefiero las salchichas —exclama Sam.
Me quedo mirando mis dedos entrelazados. Mierda. Espero que los señores López no crean que soy una cazafortunas. Santana extiende la mano y me agarra suavemente las dos manos con la suya.
— Para.
¿Cómo puede saber lo que estoy pensando?
— Ignora a mi padre —dice Santana con la voz tan baja que solo yo puedo oírle.
— Está muy molesto por lo de Elena. Lo que ha dicho iba dirigido a mí. Ojala mi madre hubiera mantenido la boca cerrada.
Sé que Santana todavía está resentida tras su charla de anoche con Carrick sobre Elena.
— Tiene razón, Santana. Tú eres muy rica y yo no aporto nada a este matrimonio excepto mis préstamos para la universidad.
Santana me mira con los ojos sombríos.
— Brittany, si me dejas te lo puedes llevar todo. Ya me has dejado una vez. Ya sé lo que se siente.
Oh, maldita sea…
— Eso no tiene nada que ver con esto —le susurro conmovida por la intensidad de sus palabras.
—Pero… puede que seas tú la que quiera dejarme.
Solo de pensarlo me pongo enferma.
Ella ríe entre dientes y niega con la cabeza, indignada.
— Santana, yo puedo hacer algo excepcionalmente estúpido y tú… —Bajo la vista otra vez hacia mis manos entrelazadas, siento una punzada de dolor y no puedo acabar la frase. Perder a Santana… Joder.
— Basta. Déjalo ya. Este tema está zanjado, Britt. No vamos a hablar de él ni un minuto más. Nada de acuerdo prematrimonial. Ni ahora… ni nunca.
Me lanza una mirada definitiva que dice claramente «olvídalo ahora mismo» y que consigue que me calle. Después se vuelve hacia Grace.
— Mamá, ¿podemos celebrar la boda aquí?
No ha vuelto a mencionarlo. De hecho, en cada oportunidad que tiene no deja de repetirme hasta dónde llega su riqueza… y que también es mía. Me estremezco al recordar la locura de compras con Caroline Acton la asesora personal de compras de Neiman Marcus a la que me empujó Santana para prepararme para la luna de miel. Solo el biquini ya costó quinientos cuarenta dólares. Y es bonito, pero vamos a ver… ¡es una cantidad de dinero ridícula por cuatro trozos de tela triangulares!
— Te acostumbrarás. —Santana interrumpe mis pensamientos cuando vuelve a ocupar su sitio.
— ¿Me acostumbraré a qué?
— Al dinero —responde poniendo los ojos en blanco.
Oh, Cincuenta, tal vez con el tiempo. Empujo el platito con almendras saladas y anacardos hacia ella.
— Su aperitivo, señora —digo con la cara más seria que puedo lograr, intentando incluir algo de humor en la conversación después de mis sombríos pensamientos y la metedura de pata del biquini.
Sonríe pícara.
— Me gustaría que el aperitivo fueras tú. —Coge una almendra y los ojos le brillan perversos mientras disfruta de su ocurrencia. Se humedece los labios.
—. Bebe. Nos vamos a la cama.
¿Qué?
— Bebe —me dice y veo que se le están oscureciendo los ojos.
Oh, Dios mío. La mirada que me acaba de dedicar sería suficiente para provocar el calentamiento global por sí sola. Cojo mi copa de gin—tonic y me la bebo de un trago sin apartar mis ojos de ella. Se queda con la boca abierta y alcanzo a ver la punta de su lengua entre los dientes. Me sonríe lasciva. En un movimiento fluido se pone de pie y se inclina delante de mí, apoyando las manos en los brazos de la silla.
— Te voy a convertir en un ejemplo. Vamos. No vayas al baño a hacer pis —me susurra al oído.
Doy un respingo. ¿Que no vaya a hacer pis? Qué grosera. Mi subconsciente, alarmada, levanta la vista del libro (Obras completas de Charles Dickens, volumen 1).
— No es lo que piensas. —Santana sonríe juguetona y me tiende la mano.
— Confía en mí.
Está increíblemente sexy, ¿cómo podría resistirme?
— Está bien. —Le cojo la mano. La verdad es que le confiaría mi vida. ¿Qué habrá planeado? El corazón empieza a latirme con fuerza por la anticipación.
Me lleva por la cubierta y a través de las puertas al salón principal, lleno de lujo en todos sus detalles, después por el estrecho pasillo, cruzando el comedor y bajando por las escaleras hasta el camarote principal.
Han limpiado el camarote y hecho la cama. Es una habitación preciosa. Tiene dos ojos de buey, uno a babor y otro a estribor, y está decorado con elegancia y gusto con muebles de madera oscura de nogal, paredes de color crema y complementos rojos y dorados.
Santana me suelta la mano, se saca el vestido y lo tira a una silla. Después deja a un lado las chanclas y se quita el biquini en solo dos movimientos. Oh, madre mía… ¿Me voy a cansar alguna vez de verla desnuda? Es hermosa y todo mío. Le brilla la piel morena (a ella también le ha cogido el sol), y el pelo, que ahora lleva más largo, le cae después de los hombros. Soy una chica con mucha, mucha suerte.
Me coge la barbilla y tira de mi labio inferior con el pulgar para que deje de mordérmelo y después me lo acaricia.
— Mejor así. —Se gira y camina hasta el impresionante armario en el que guarda su ropa. Saca del cajón inferior dos pares de esposas de metal y un antifaz como los de las aerolíneas.
¡Esposas! Nunca ha usado esposas. Le echo una mirada rápida y nerviosa a la cama. ¿Dónde demonios va a enganchar las esposas? Se vuelve y me mira fijamente con los ojos oscuros y brillantes.
— Estas pueden hacerte daño. Se clavan en la piel si tiras con demasiada fuerza —dice levantando un par para que las vea.
— Pero tengo ganas de usarlas contigo ahora.
Vaya. Se me seca la boca.
— Toma —dice acercándose y pasándome uno de los pares.
— ¿Quieres probártelas primero?
Son macizas y el metal está frío. En algún lugar de mi mente pienso que espero no tener que llevar nunca un par de esas en la vida real.
Santana me observa atentamente.
— ¿Dónde están las llaves? —Mi voz tiembla.
Abre la mano y en su palma aparece una pequeña llave metálica.
— Es la misma para los dos juegos. Bueno, de hecho, para todos los juegos.
¿Cuántos juegos tendrá? No recuerdo haber visto ninguno en la cómoda del cuarto de juegos.
Me acaricia la mejilla con el dedo índice y va bajando hasta mi boca. Se acerca como si fuera a besarme.
— ¿Quieres jugar? —me dice en voz baja y toda la sangre de mi cuerpo se dirige hacia el sur cuando el deseo empieza a desperezarse en lo más profundo de mi vientre.
— Sí —jadeo.
Ella sonríe.
— Bien. —Me da un beso en la frente que es poco más que un roce—. Vamos a necesitar una palabra de seguridad.
¿Qué?
— «Para» no nos sirve porque lo vas a decir varias veces, pero seguramente no querrás que lo haga.
Me acaricia la nariz con la suya, el único contacto entre nosotras. El corazón se me acelera. Mierda… ¿Cómo puede ponerme así solo con las palabras?
— Esto no va a doler. Pero va a ser intenso. Muy intenso, porque no te voy a dejar moverte. ¿Vale?
Oh, Dios mío. Eso suena excitante. Mi respiración se oye muy fuerte. Joder, ya estoy jadeando.
Gracias a Dios que estoy casada con esta mujer, de lo contrario esto me resultaría muy embarazoso.
Bajo la mirada y a su sexi y noto su humedad.
— Vale. —Apenas se oye mi voz cuando lo digo.
— Elige una palabra, Britt.
Oh…
— Una palabra de seguridad —repite en voz baja.
— Pirulí —digo jadeando.
— ¿Pirulí? —pregunta divertida.
— Sí.
Sonríe y se inclina sobre mí.
— Interesante elección. Levanta los brazos.
Obedezco y Santana agarra el dobladillo de mi vestido playero, me lo quita por la cabeza y lo tira al suelo. Extiende la mano y le devuelvo las esposas. Pone los dos juegos en la mesita de noche junto con el antifaz y retira la colcha de la cama de un tirón, arrojándola luego al suelo.
— Vuélvete.
Me giro y me suelta la parte de arriba del biquini, que cae al suelo.
— Mañana te voy a grapar esto a la piel —murmura. Después me quita la goma del pelo para soltarlo.
Me lo agarra con una mano y tira suavemente para que dé un paso atrás hasta quedar contra su cuerpo.
Contra sus pechos erectos.
Gimo cuando me ladea la cabeza y me besa el cuello.
— Has sido muy desobediente —me dice al oído provocándome estremecimientos por todo el cuerpo.
— Sí —respondo en un susurro.
— Mmm. ¿Y qué vamos a hacer con eso?
— Aprender a vivir con ello —digo en un jadeo. Sus besos suaves y lánguidos me están volviendo loca. Sonríe con la boca contra mi cuello.
— Ah, señora López. Siempre tan optimista.
Se yergue. Me divide con atención el pelo en tres mechones, me lo trenza lentamente y lo sujeta con la goma al final. Me tira un poco de la trenza y se acerca a mi oído.
— Te voy a dar una lección —murmura.
Con un movimiento repentino me agarra de la cintura, se sienta en la cama y me tumba sobre su regazo y me da un azote en el culo, fuerte. Chillo y al segundo siguiente estoy boca arriba en la cama y ella me mira fijamente con sus ojos oscuros penetrantes. Estoy a punto de empezar a arder.
— ¿Sabes lo preciosa que eres? —Me roza el muslo con las puntas de los dedos de forma que me cosquillea… todo. Sin apartar los ojos de mí, se levanta de la cama y coge los dos juegos de esposas. Me agarra la pierna izquierda y cierra una de las esposas alrededor de mi tobillo.
¡Oh!
Me levanta la pierna derecha y repite el proceso; ahora tengo un par de esposas colgando de cada tobillo. Sigo sin tener ni idea de dónde las va a enganchar.
— Siéntate —me ordena y yo obedezco inmediatamente—. Ahora abrázate las rodillas.
Parpadeo, subo las piernas hasta que quedan dobladas delante de mí y las rodeo con los brazos. Me coge la barbilla y me da un beso suave y húmedo en los labios antes de ponerme el antifaz sobre los ojos.
No veo nada y solo oigo mi respiración acelerada y el agua chocando contra los costados del yate, que cabecea suavemente en el mar.
Oh, madre mía. Estoy muy excitada… ya.
— ¿Cuál es la palabra de seguridad, Brittany?
— Pirulí.
— Bien.
Me coge la mano izquierda y cierra las esposas alrededor de la muñeca. Después repite el proceso con la derecha. Tengo la mano izquierda esposada al tobillo izquierdo y la derecha al derecho. No puedo estirar las piernas. Oh, maldita sea…
— Ahora —dice Santana con un jadeo.
— Te voy a follar hasta que grites.
¿Qué? Todo el aire abandona mi cuerpo.
Me agarra los dos tobillos y me empuja hacia atrás hasta que caigo de espaldas sobre la cama. Las esposas me obligan a mantener las piernas dobladas y me aprietan la carne si tiro de ellas. Tiene razón, se me clavan casi hasta el punto del dolor… Me siento muy rara, atada, indefensa y en un barco. Santana me separa los tobillos y yo suelto un gruñido.
Me besa el interior de los muslos y quiero retorcerme, pero no puedo. No tengo posibilidad de mover la cadera. Mis pies están suspendidos en el aire. No puedo moverme.
— Tendrás que absorber todo el placer, Brittany. No te muevas —murmura mientras sube por mi cuerpo y me besa a lo largo de la cintura de la parte de abajo del biquini. Suelta los cordones de ambos lados y el trocito de tela cae. Ahora estoy desnuda y a su merced. Me besa el vientre y me muerde el ombligo.
— Ah —suspiro. Esto va a ser duro… No tenía ni idea. Va subiendo con besos suaves y mordisquitos hasta mis pechos.
— San…
—Intenta calmarme. Eres preciosa, Britt.
Vuelvo a gruñir de frustración. Normalmente estaría moviendo las caderas, respondiendo a su contacto con un ritmo propio, pero no puedo moverme. Gimo y tiro de las esposas. El metal se me clava en la piel.
— ¡Ah! —grito, aunque realmente no me importa.
— Me vuelves loca —me susurra
—Así que te voy a volver loca yo a ti.
Está sobre mí ahora, el peso apoyado en los codos, y centra su atención en mis pechos. Morder, chupar, hacer rodar los pezones entre los índices y los pulgares… todo para sacarme de mis casillas. No se detiene. Es enloquecedor. Oh. Por favor.
— Santana… —le suplico, y siento su sonrisa triunfante contra mi piel.
— ¿Quieres que te haga correrte así? —me pregunta contra mi pezón, haciendo que se ponga aún más duro.
— Sabes que puedo.
Succiona el pezón con fuerza y yo grito porque un relámpago de placer sale de mi pecho y va directo a mi entrepierna. Tiro indefensa de las esposas, abrumada por la sensación.
— Sí —gimoteo.
— Oh, bella, eso sería demasiado fácil.
— Oh… por favor.
— San.
Siento que se levanta de la cama y escucho que se abre una gaveta, la cierra y regresa a la cama colocándose en la misma posición, siento contra mi piel algo frio y liso.
Me araña la piel con los dientes mientras se acerca con los labios a mi boca y yo suelto un grito ahogado. Me besa. Su hábil lengua me invade la boca saboreando, explorando, dominando, pero mi lengua responde a su desafío retorciéndose contra la suya. Sabe a ginebra fría y a Santana López, que huele a mar. Me coge la barbilla para sujetarme la cabeza.
— Quieta, bella. Quiero que estés quieta —me susurra contra la boca.
— Quiero verte.
— Oh, no, Britt. Sentirás más así. —Y de una forma agónicamente lenta flexiona la cadera y entra parcialmente en mi interior. ¡Oh dios! mío se coloco el arnés y eso me encanta. En otras circunstancias inclinaría la pelvis para ir a su encuentro, pero no puedo moverme. Ella sale de mí.
— ¡Oh! ¡Santana, por favor!
— ¿Otra vez? —me tienta con la voz ronca.
— ¡Santana!
Empuja un poco para volver a entrar y se retira a la vez que me besa y sus dedos me tiran del pezón.
Es una sobrecarga de placer.
— ¡No!
— ¿Me deseas, Brittany?
— Sí —gimo.
— Dímelo —murmura con la respiración trabajosa mientras vuelve a provocarme dentro… y fuera.
— Te deseo —lloriqueo.
— Por favor.
Oigo un suspiro suave junto a mi oreja.
— Y me vas a tener, Brittany.
Se yergue sobre las rodillas y entra bruscamente en mí. Grito echando atrás la cabeza y tirando de las esposas cuando me toca ese punto tan dulce. Soy todo sensación en todas partes; una dulce agonía, pero sigo sin poder moverme. Se queda quieta y después hace un círculo con la cadera. Su movimiento se expande por todo mi interior.
— ¿Por qué me desafías, Britt?
— Santana, para…
Vuelve a hacer ese círculo en mi interior, ignorando mi súplica, y luego sale muy despacio para volver a entrar con brusquedad.
— Dime por qué. —Habla con dificultad y me doy cuenta vagamente de que es porque tiene los dientes apretados.
Solo me sale un quejido incoherente… Esto es demasiado.
— Dímelo.
— Santana…
— Britt, necesito saberlo.
Vuelve a dar una embestida brusca, hundiéndose profundamente. La sensación es tan intensa… Me envuelve, forma espirales en mi interior, en el vientre, en cada una de las extremidades y en los sitios donde se me clavan las esposas.
— ¡No lo sé! —chillo.
— ¡Porque puedo! ¡Porque te quiero! Por favor, Santana.
Gruñe con fuerza y se hunde profundamente, una y otra vez, y otra y otra, y yo me pierdo intentando absorber el placer. Es para perder la cabeza… y el cuerpo… Quiero estirar las piernas para controlar el inminente orgasmo pero no puedo. Estoy indefensa. Soy suya, solo suya para que haga conmigo lo que ella quiera… Se me llenan los ojos de lágrimas. Es demasiado intenso. No puedo pararla. No quiero pararla… Quiero… Quiero… Oh, no, oh, no… es demasiado…
— Eso es —dice Santana—. ¡Siéntelo, bella!
Estallo una y otra vez, sin parar, chillando a todo pulmón cuando el orgasmo me parte por la mitad y me quema como un incendio que lo consume todo. Estoy retorcida de una forma extraña, me caen lágrimas por la cara y siento que mi cuerpo late y se estremece.
Noto que Santana saca el juguete de goma y escucho un sonido en el suelo, se sienta.
Y me incorpora sobre su regazo, me separa las piernas, y une sexo con el mío su humedad es abundante, se mueve de forma rápida sintiendo como nuestros clítoris rozan. Me agarra la cabeza con una mano y la espalda con la otra y se corre con violencia esparciendo su humedad en mi sexo. Mi cuerpo todavía sigue temblando por las últimas convulsiones. Es demoledor, agotador, es el infierno… y el cielo a la vez. Es el hedonismo elevado a la enésima potencia.
Santana me arranca el antifaz y me besa. Me da besos en los ojos, en la nariz, en las mejillas. Me enjuga las lágrimas con besos y me coge la cara entre las manos.
— Te quiero, señora López —dice jadeando.
— Aunque me pongas como una furia, me siento tan viva contigo…
No tengo energía suficiente para abrir los ojos o la boca para responder. Con mucho cuidado me tumba en la cama.
Intento protestar pero no puedo. Se baja de la cama y me suelta las esposas. Cuando me libera, me masajea las muñecas y los tobillos y después se tumba a mi lado otra vez, arropándome entre sus brazos.
Estiro las piernas. Oh, Dios mío. Qué gusto. Qué bien me siento. Ese ha sido, sin duda, el orgasmo más intenso que he experimentado en mi vida. Mmm… Así es un polvo de castigo de Santana López…
Cincuenta Sombras. Tengo que portarme mal más a menudo.
Una necesidad imperiosa de mi vejiga me despierta. Al abrir los ojos me siento desorientada. Fuera está oscuro. ¿Dónde estoy? ¿En Londres? ¿En París? No… en el barco. Noto el cabeceo y oigo el ronroneo suave de los motores. Nos estamos moviendo. ¡Qué raro! Santana está a mi lado, trabajando en su portátil, vestida informal con una camiseta blanca, unos short cortos y descalza. Todavía tiene el pelo húmedo y huelo el jabón de la ducha reciente en su cuerpo y el olor a Santana… Mmm.
— Hola —susurra mirándome con ojos tiernos.
— Hola —le sonrió sintiéndome tímida de repente.
— ¿Cuánto tiempo llevo dormida?
— Una hora más o menos.
— ¿Nos movemos?
— He pensado que como ayer salimos a cenar y fuimos al ballet y al casino, esta noche podíamos cenar a bordo. Una noche tranquila à deux.
Le sonrío.
— ¿Y adónde vamos?
— A Cannes.
— Vale. —Me estiro porque me siento entumecida. Por mucho que me haya entrenado con Claude, nada podía haberme preparado para lo de esta tarde.
Me levanto porque necesito ir al baño. Cojo mi bata de seda y me la pongo apresuradamente. ¿Por qué me siento tan tímida? Siento sus ojos sobre mí. La miro, pero ella vuelve a su ordenador con el ceño fruncido.
Mientras me lavo las manos distraídamente en el lavabo recordando la velada en el casino, se me abre la bata. Me quedo mirándome en el espejo, alucinada.
Dios Santo, pero ¿qué me ha hecho?
¿Ya les aburrio la historia?
Bueno vine a dejarles el capitulo espero que esten bien y espero sus comentarios..
Parte III – Capítulo 2
De repente estoy totalmente despierta; mi sueño erótico queda olvidado en un abrir y cerrar de ojos.
— Oh, estaba boca arriba… Debo de haberme girado mientras dormía —digo en mi defensa sin demasiado convencimiento.
Le arden los ojos por la furia. Se agacha, coge la parte de arriba de mi biquini de su tumbona y me la tira.
— ¡Póntelo! —ordena entre dientes.
— Santana, nadie me está mirando.
— Créeme. Te están mirando. ¡Y seguro que Taylor y los de seguridad están disfrutando mucho del espectáculo! —gruñe.
¡Maldita sea! ¿Por qué nunca me acuerdo de ellos? Me cubro los pechos con las manos presa del pánico. Desde el sabotaje de Charlie Tango, esos malditos guardias de seguridad nos siguen a todas partes como unas sombras.
— Y algún asqueroso paparazzi podría haberte hecho una foto también —continúa Santana.
— ¿Quieres salir en la portada de la revista Star, desnuda esta vez?
¡Mierda! ¡Los paparazzi! ¡Joder! Intento ponerme apresuradamente el biquini, pero los dedos parece que no quieren responderme. Palidezco y noto un escalofrío. El recuerdo desagradable del asedio al que me sometieron los paparazzi al salir del edificio de Seattle Independent Publishing el día que se filtró nuestro compromiso me viene a la mente inoportunamente; todo eso es parte de la vida de Santana López, va con el lote.
— L’addition! —Grita Santana a una camarera que pasa.
—Nos vamos —me dice.
— ¿Ahora?
— Sí. Ahora.
Oh, mierda, mejor no llevarle la contraria en este momento.
Se pone un vestido de playa morado, a pesar de que tiene el biquini empapado. La camarera vuelve en un segundo con su tarjeta de crédito y la cuenta.
A regañadientes, me pongo el vestido de playa turquesa y las chanclas. Cuando se marcha la camarera, Santana coge su libro y su BlackBerry y oculta su furia detrás de sus gafas de sol espejadas de aviador. Echa Sanpas por la tensión y el enfado. El corazón se me cae a los pies. Todas las demás mujeres de la playa están en topless, no es un crimen tan grave. De hecho soy yo la que se ve rara con el biquini completo puesto. Suspiro para mí, con el alma hundida. Creía que Santana le vería el lado divertido o algo así… Tal vez si me hubiera quedado boca abajo… Pero ahora su sentido del humor se ha evaporado.
— Por favor, no te enfades conmigo —le susurro cogiéndole el libro y la BlackBerry y metiéndolos en mi mochila.
— Ya es demasiado tarde —dice en voz baja. Demasiado baja.
— Vamos. —Me coge la mano y le hace una señal a Taylor y a sus dos compañeros, los agentes de seguridad franceses Philippe y Gaston. Por extraño que parezca, son gemelos idénticos. Han estado todo el tiempo vigilando la playa desde una galería. ¿Por qué no dejo de olvidarme de ellos? ¿Cómo es posible? Taylor tiene la expresión imperturbable bajo las gafas oscuras. Mierda, él también está enfadado conmigo. Todavía no estoy acostumbrada a verle vestido tan informal, con pantalones cortos y un polo negro.
Santana me lleva hasta el hotel, cruza el vestíbulo y después sale a la calle. Sigue en silencio, pensativa e irritada, y todo es por mi culpa. Taylor y su equipo nos siguen.
— ¿Adónde vamos? —le pregunto tímidamente mirándola.
— Volvemos al barco. —No me mira al decirlo.
No tengo ni idea de qué hora es. Deben de ser las cinco o las seis de la tarde, creo. Cuando llegamos al puerto, Santana me lleva al muelle en el que están amarradas la lancha motora y la moto acuática del Fair Lady. Mientras Santana suelta las amarras de la moto de agua, yo le paso mi mochila a Taylor. Le miro nerviosa, pero, igual que Santana, su expresión no revela nada. Me sonrojo pensando en lo que ha visto en la playa.
— Póngase esto, señora López. —Taylor me pasa un chaleco salvavidas desde la lancha motora y yo me lo pongo obediente. ¿Por qué soy la única que lleva chaleco? Santana y Taylor intercambian una mirada.
Vaya, ¿está enfadada también con Taylor? Después Santana comprueba las cintas de mi chaleco y me aprieta más la central.
— Así está mejor —murmura resentida, todavía sin mirarme. Mierda.
Sube con agilidad a la moto de agua y me tiende la mano para ayudarme a subir. Agarrándole con fuerza, consigo sentarme detrás de ella sin caerme al agua. Taylor y los gemelos suben a la lancha.
Santana empuja con el pie la moto para separarla del muelle y esta se aleja flotando suavemente.
— Agárrate —me ordena y yo la rodeo con los brazos. Esta es mi parte favorita de los viajes en moto acuática. La abrazo fuerte, con la nariz pegada a su espalda, recordando que hubo un tiempo en que no toleraba que la tocara así. Huele bien… a Santana y a mar. ¡Perdóname, Santana, por favor!
Ella se pone tensa.
— Prepárate —dice, pero esta vez su tono es más suave. Le doy un beso en la espalda, apoyo la mejilla contra ella y miro hacia el muelle, donde se ha congregado un grupo de turistas para ver el espectáculo.
Santana gira la llave en el contacto y la moto cobra vida con un rugido. Con un giro del acelerador, la moto da un salto hacia delante y sale del puerto deportivo a toda velocidad, cruzando el agua oscura y fría hacia el puerto de yates donde está anclado el Fair Lady. Me agarro más fuerte a Santana. Me encanta esto… ¡es tan emocionante! Sujetándome de esta forma noto todos los músculos del delgado cuerpo de Santana.
Taylor va a nuestro lado en la lancha. Santana lo mira y luego acelera de nuevo. Salimos como una bala hacia delante, saltando sobre la superficie del agua como un guijarro lanzado con precisión experta.
Taylor niega con la cabeza con una exasperación resignada y se dirige directamente al barco, pero Santana pasa como una centella junto al Fair Lady y sigue hacia mar abierto.
El agua del mar nos salpica, el viento cálido me golpea la cara y despeina la coleta de Santana, haciendo que mechones de su pelo vuelen por todas partes al igual que mi pelo. Esto es realmente divertido. Tal vez la emoción del viaje en la moto acuática mejore el humor de Santana. No puedo verla la cara, pero sé que la está pasando bien; libre, sin preocupaciones, actuando como una persona de su edad por una vez.
Gira el manillar para trazar un enorme semicírculo y yo contemplo la costa: los barcos en el puerto deportivo y el mosaico de amarillo, blanco y color de arena de las oficinas y apartamentos con las irregulares montañas al fondo. Es algo muy desorganizado, nada que ver con los bloques siempre iguales a los que estoy acostumbrada, pero también muy pintoresco. Santana me mira por encima del hombro y veo la sombra de una sonrisa jugueteando en sus labios.
— ¿Otra vez? —me grita por encima del sonido del motor.
Asiento entusiasmada. Me responde con una sonrisa deslumbrante. Gira el acelerador otra vez y le da una vuelta al Fair Lady a toda velocidad para después volver a mar abierto… y yo creo que me ha perdonado.
— Te ha cogido el sol —me dice Santana con suavidad mientras me desata el chaleco. Ansiosa, intento adivinar cuál es su actual estado de ánimo. Estamos en cubierta a bordo del yate y uno de los camareros del barco aguarda de pie en silencio cerca, esperando para recoger el chaleco. Santana se lo pasa.
— ¿Necesita algo más, señora? —le pregunta el joven. Me encanta su acento francés. Santana lo mira, se quita las gafas y se las cuelga del cuello del vestido.
— ¿Quieres algo de beber? —me pregunta.
— ¿Lo necesito?
Ella ladea la cabeza.
— ¿Por qué me preguntas eso? —Ha formulado la pregunta en voz baja.
— Ya sabes por qué.
Frunce el ceño como si estuviera sopesando algo en su mente.
Oh, ¿qué estará pensando?
— Dos gin—tonics, por favor. Y frutos secos y aceitunas —le dice al camarero, que asiente y desaparece rápidamente.
— ¿Crees que te voy a castigar? —La voz de Santana es suave como la seda.
— ¿Quieres castigarme?
— Sí.
— ¿Cómo?
— Ya pensaré algo. Tal vez después de tomarnos esas copas. —Eso es una amenaza sensual. Trago saliva y la diosa que llevo dentro entorna un poco los ojos en su tumbona, donde está intentando coger unos rayos con un reflector plateado desplegado junto a su cuello.
Santana frunce el ceño una vez más.
— ¿Quieres que te castigue?
Pero ¿cómo lo sabe?
— Depende —murmuro sonrojándome.
— ¿De qué? —Ella oculta una sonrisa.
— De si quieres hacerme daño o no.
Aprieta los labios hasta formar una dura línea, todo rastro de humor olvidado. Se inclina y me da un beso en la frente.
— Brittany, eres mi mujer, no mi sumisa. Nunca voy a querer hacerte daño. Deberías saberlo a estas alturas. Pero… no te quites la ropa en público. No quiero verte desnuda en la prensa amarilla. Y tú tampoco quieres. Además, estoy segura de que a tu madre y a Ray tampoco les haría gracia.
¡Oh, Ray! Dios mío, Ray padece del corazón. ¿En qué estaría pensando? Me reprendo mentalmente.
Aparece el camarero con las bebidas y los aperitivos, que coloca en la mesa de teca.
— Siéntate —ordena Santana.
Hago lo que me dice y me acomodo en una silla de tijera. Santana se sienta a mi lado y me pasa un gin—tonic.
— Salud, señora López.
— Salud, señora López. —Le doy un sorbo a la copa, que me sienta de maravilla. Esto quita la sed y está frío y delicioso. Cuando miro a Santana, veo que me observa. Ahora mismo es imposible saber de qué humor está. Es muy frustrante… No sé si sigue enfadada conmigo, por eso despliego mi técnica de distracción patentada.
— ¿De quién es este barco? —le pregunto.
— De un noble británico. Sir no sé qué. Su bisabuelo empezó con una tienda de comestibles. Su hija está casada con uno de los príncipes herederos de Europa.
Oh.
— ¿Inmensamente rico?
Santana de repente se muestra recelosa.
— Sí.
— Como tú —murmuro.
— Sí.
Oh.
— Y como tú —susurra Santana y se mete una aceituna en la boca. Yo parpadeo rápidamente. Acaba de venirme a la mente una imagen de ella con su vestido blanco ceñido; sus ojos estaban llenos de sinceridad al mirarme durante la ceremonia de matrimonio y decir esas palabras: «Todo lo que era mío, es nuestro ahora». Su voz recitando los votos resuena en mi memoria con total claridad.
¿Todo mío?
— Es raro. Pasar de nada a… —Hago un gesto con la mano para abarcar la opulencia de lo que me rodea—. A todo.
— Te acostumbrarás.
— No creo que me acostumbre nunca.
Taylor aparece en cubierta.
— Señora, tiene una llamada.
Santana frunce el ceño pero coge la BlackBerry que le está tendiendo.
— López —dice y se levanta de donde está sentada para quedarse de pie en la proa del barco.
Me pongo a mirar al mar y desconecto de su conversación con Ros —creo—, su número dos. Soy rica… asquerosamente rica. Y no he hecho nada para ganar ese dinero… solo casarme con una mujer rica. Me estremezco cuando mi mente vuelve a nuestra conversación sobre acuerdos prematrimoniales.
Fue el domingo después de su cumpleaños. Estábamos todos sentados a la mesa de la cocina, disfrutando de un desayuno sin prisa. Sam, Quinn, Grace y yo estábamos debatiendo sobre los méritos del beicon en comparación con los de las salchichas mientras Carrick y Santana leían el periódico del domingo…
— Mira esto —chilla Rachel poniendo su ordenador en la mesa de la cocina delante de nosotros.
— Hay un cotilleo en la página web del Seattle Nooz sobre tu compromiso, Santana.
— ¿Ya? —pregunta Grace sorprendida, luego frunce los labios cuando algo claramente desagradable le cruza por la mente.
Santana frunce el ceño.
Rachel lee la columna en voz alta: «Ha llegado el rumor a la redacción de The Nooz de que la soltera más deseada de Seattle, Santana López, al fin le han echado el lazo y que ya suenan campanas de boda.
Pero ¿quién es la más que afortunada elegida? The Nooz está tras su pista. ¡Seguro que ya estará leyendo el monstruoso acuerdo prematrimonial que tendrá que firmar!».
Rachel suelta una risita, pero se pone seria bruscamente cuando Santana la fulmina con la mirada. Se hace el silencio y la temperatura en la cocina de los López cae por debajo de cero.
¡Oh, no! ¿Un acuerdo prematrimonial? Ni siquiera se me había pasado por la cabeza. Trago saliva y siento que toda la sangre ha abandonado mi cara. ¡Tierra, trágame ahora mismo, por favor! Santana se revuelve incómoda en su silla y yo la miro con aprensión.
— No —me dice.
— Santana… —intenta Carrick.
— No voy a discutir esto otra vez —le responde a Carrick, que me mira nervioso y abre la boca para decir algo.
— ¡Nada de acuerdos prematrimoniales! —dice Santana casi gritando y vuelve a su periódico, enfadada, ignorando a todos los demás de la mesa. Todos me miran a mí, después a ella… y por fin a cualquier sitio que no sea a nosotras dos.
— Santana —digo en un susurro—. Firmaré lo que tú o el señor López quieran que firme. Bueno, tampoco iba a ser la primera vez que me hiciera firmar algo. Santana levanta la vista y me mira.
— ¡No! —grita.
Yo me pongo pálida una vez más.
— Es para protegerte.
— Santana, Britt… Creo que deberían discutir esto en privado —nos aconseja Grace. Mira a Carrick y a Rachel. Oh, vaya, parece que ellos también van a tener problemas…
— Britt, esto no es por ti —intenta tranquilizarme Carrick.
— Y por favor, llámame Carrick.
Santana le dedica una mirada glacial a su padre con los ojos entornados y a mí se me cae el alma a los pies. Demonios… Está furiosa.
De repente, sin previo aviso, todo el mundo empieza a hablar alegremente y Rachel y Quinn se levantan de un salto para recoger la mesa.
— Yo sin duda prefiero las salchichas —exclama Sam.
Me quedo mirando mis dedos entrelazados. Mierda. Espero que los señores López no crean que soy una cazafortunas. Santana extiende la mano y me agarra suavemente las dos manos con la suya.
— Para.
¿Cómo puede saber lo que estoy pensando?
— Ignora a mi padre —dice Santana con la voz tan baja que solo yo puedo oírle.
— Está muy molesto por lo de Elena. Lo que ha dicho iba dirigido a mí. Ojala mi madre hubiera mantenido la boca cerrada.
Sé que Santana todavía está resentida tras su charla de anoche con Carrick sobre Elena.
— Tiene razón, Santana. Tú eres muy rica y yo no aporto nada a este matrimonio excepto mis préstamos para la universidad.
Santana me mira con los ojos sombríos.
— Brittany, si me dejas te lo puedes llevar todo. Ya me has dejado una vez. Ya sé lo que se siente.
Oh, maldita sea…
— Eso no tiene nada que ver con esto —le susurro conmovida por la intensidad de sus palabras.
—Pero… puede que seas tú la que quiera dejarme.
Solo de pensarlo me pongo enferma.
Ella ríe entre dientes y niega con la cabeza, indignada.
— Santana, yo puedo hacer algo excepcionalmente estúpido y tú… —Bajo la vista otra vez hacia mis manos entrelazadas, siento una punzada de dolor y no puedo acabar la frase. Perder a Santana… Joder.
— Basta. Déjalo ya. Este tema está zanjado, Britt. No vamos a hablar de él ni un minuto más. Nada de acuerdo prematrimonial. Ni ahora… ni nunca.
Me lanza una mirada definitiva que dice claramente «olvídalo ahora mismo» y que consigue que me calle. Después se vuelve hacia Grace.
— Mamá, ¿podemos celebrar la boda aquí?
No ha vuelto a mencionarlo. De hecho, en cada oportunidad que tiene no deja de repetirme hasta dónde llega su riqueza… y que también es mía. Me estremezco al recordar la locura de compras con Caroline Acton la asesora personal de compras de Neiman Marcus a la que me empujó Santana para prepararme para la luna de miel. Solo el biquini ya costó quinientos cuarenta dólares. Y es bonito, pero vamos a ver… ¡es una cantidad de dinero ridícula por cuatro trozos de tela triangulares!
— Te acostumbrarás. —Santana interrumpe mis pensamientos cuando vuelve a ocupar su sitio.
— ¿Me acostumbraré a qué?
— Al dinero —responde poniendo los ojos en blanco.
Oh, Cincuenta, tal vez con el tiempo. Empujo el platito con almendras saladas y anacardos hacia ella.
— Su aperitivo, señora —digo con la cara más seria que puedo lograr, intentando incluir algo de humor en la conversación después de mis sombríos pensamientos y la metedura de pata del biquini.
Sonríe pícara.
— Me gustaría que el aperitivo fueras tú. —Coge una almendra y los ojos le brillan perversos mientras disfruta de su ocurrencia. Se humedece los labios.
—. Bebe. Nos vamos a la cama.
¿Qué?
— Bebe —me dice y veo que se le están oscureciendo los ojos.
Oh, Dios mío. La mirada que me acaba de dedicar sería suficiente para provocar el calentamiento global por sí sola. Cojo mi copa de gin—tonic y me la bebo de un trago sin apartar mis ojos de ella. Se queda con la boca abierta y alcanzo a ver la punta de su lengua entre los dientes. Me sonríe lasciva. En un movimiento fluido se pone de pie y se inclina delante de mí, apoyando las manos en los brazos de la silla.
— Te voy a convertir en un ejemplo. Vamos. No vayas al baño a hacer pis —me susurra al oído.
Doy un respingo. ¿Que no vaya a hacer pis? Qué grosera. Mi subconsciente, alarmada, levanta la vista del libro (Obras completas de Charles Dickens, volumen 1).
— No es lo que piensas. —Santana sonríe juguetona y me tiende la mano.
— Confía en mí.
Está increíblemente sexy, ¿cómo podría resistirme?
— Está bien. —Le cojo la mano. La verdad es que le confiaría mi vida. ¿Qué habrá planeado? El corazón empieza a latirme con fuerza por la anticipación.
Me lleva por la cubierta y a través de las puertas al salón principal, lleno de lujo en todos sus detalles, después por el estrecho pasillo, cruzando el comedor y bajando por las escaleras hasta el camarote principal.
Han limpiado el camarote y hecho la cama. Es una habitación preciosa. Tiene dos ojos de buey, uno a babor y otro a estribor, y está decorado con elegancia y gusto con muebles de madera oscura de nogal, paredes de color crema y complementos rojos y dorados.
Santana me suelta la mano, se saca el vestido y lo tira a una silla. Después deja a un lado las chanclas y se quita el biquini en solo dos movimientos. Oh, madre mía… ¿Me voy a cansar alguna vez de verla desnuda? Es hermosa y todo mío. Le brilla la piel morena (a ella también le ha cogido el sol), y el pelo, que ahora lleva más largo, le cae después de los hombros. Soy una chica con mucha, mucha suerte.
Me coge la barbilla y tira de mi labio inferior con el pulgar para que deje de mordérmelo y después me lo acaricia.
— Mejor así. —Se gira y camina hasta el impresionante armario en el que guarda su ropa. Saca del cajón inferior dos pares de esposas de metal y un antifaz como los de las aerolíneas.
¡Esposas! Nunca ha usado esposas. Le echo una mirada rápida y nerviosa a la cama. ¿Dónde demonios va a enganchar las esposas? Se vuelve y me mira fijamente con los ojos oscuros y brillantes.
— Estas pueden hacerte daño. Se clavan en la piel si tiras con demasiada fuerza —dice levantando un par para que las vea.
— Pero tengo ganas de usarlas contigo ahora.
Vaya. Se me seca la boca.
— Toma —dice acercándose y pasándome uno de los pares.
— ¿Quieres probártelas primero?
Son macizas y el metal está frío. En algún lugar de mi mente pienso que espero no tener que llevar nunca un par de esas en la vida real.
Santana me observa atentamente.
— ¿Dónde están las llaves? —Mi voz tiembla.
Abre la mano y en su palma aparece una pequeña llave metálica.
— Es la misma para los dos juegos. Bueno, de hecho, para todos los juegos.
¿Cuántos juegos tendrá? No recuerdo haber visto ninguno en la cómoda del cuarto de juegos.
Me acaricia la mejilla con el dedo índice y va bajando hasta mi boca. Se acerca como si fuera a besarme.
— ¿Quieres jugar? —me dice en voz baja y toda la sangre de mi cuerpo se dirige hacia el sur cuando el deseo empieza a desperezarse en lo más profundo de mi vientre.
— Sí —jadeo.
Ella sonríe.
— Bien. —Me da un beso en la frente que es poco más que un roce—. Vamos a necesitar una palabra de seguridad.
¿Qué?
— «Para» no nos sirve porque lo vas a decir varias veces, pero seguramente no querrás que lo haga.
Me acaricia la nariz con la suya, el único contacto entre nosotras. El corazón se me acelera. Mierda… ¿Cómo puede ponerme así solo con las palabras?
— Esto no va a doler. Pero va a ser intenso. Muy intenso, porque no te voy a dejar moverte. ¿Vale?
Oh, Dios mío. Eso suena excitante. Mi respiración se oye muy fuerte. Joder, ya estoy jadeando.
Gracias a Dios que estoy casada con esta mujer, de lo contrario esto me resultaría muy embarazoso.
Bajo la mirada y a su sexi y noto su humedad.
— Vale. —Apenas se oye mi voz cuando lo digo.
— Elige una palabra, Britt.
Oh…
— Una palabra de seguridad —repite en voz baja.
— Pirulí —digo jadeando.
— ¿Pirulí? —pregunta divertida.
— Sí.
Sonríe y se inclina sobre mí.
— Interesante elección. Levanta los brazos.
Obedezco y Santana agarra el dobladillo de mi vestido playero, me lo quita por la cabeza y lo tira al suelo. Extiende la mano y le devuelvo las esposas. Pone los dos juegos en la mesita de noche junto con el antifaz y retira la colcha de la cama de un tirón, arrojándola luego al suelo.
— Vuélvete.
Me giro y me suelta la parte de arriba del biquini, que cae al suelo.
— Mañana te voy a grapar esto a la piel —murmura. Después me quita la goma del pelo para soltarlo.
Me lo agarra con una mano y tira suavemente para que dé un paso atrás hasta quedar contra su cuerpo.
Contra sus pechos erectos.
Gimo cuando me ladea la cabeza y me besa el cuello.
— Has sido muy desobediente —me dice al oído provocándome estremecimientos por todo el cuerpo.
— Sí —respondo en un susurro.
— Mmm. ¿Y qué vamos a hacer con eso?
— Aprender a vivir con ello —digo en un jadeo. Sus besos suaves y lánguidos me están volviendo loca. Sonríe con la boca contra mi cuello.
— Ah, señora López. Siempre tan optimista.
Se yergue. Me divide con atención el pelo en tres mechones, me lo trenza lentamente y lo sujeta con la goma al final. Me tira un poco de la trenza y se acerca a mi oído.
— Te voy a dar una lección —murmura.
Con un movimiento repentino me agarra de la cintura, se sienta en la cama y me tumba sobre su regazo y me da un azote en el culo, fuerte. Chillo y al segundo siguiente estoy boca arriba en la cama y ella me mira fijamente con sus ojos oscuros penetrantes. Estoy a punto de empezar a arder.
— ¿Sabes lo preciosa que eres? —Me roza el muslo con las puntas de los dedos de forma que me cosquillea… todo. Sin apartar los ojos de mí, se levanta de la cama y coge los dos juegos de esposas. Me agarra la pierna izquierda y cierra una de las esposas alrededor de mi tobillo.
¡Oh!
Me levanta la pierna derecha y repite el proceso; ahora tengo un par de esposas colgando de cada tobillo. Sigo sin tener ni idea de dónde las va a enganchar.
— Siéntate —me ordena y yo obedezco inmediatamente—. Ahora abrázate las rodillas.
Parpadeo, subo las piernas hasta que quedan dobladas delante de mí y las rodeo con los brazos. Me coge la barbilla y me da un beso suave y húmedo en los labios antes de ponerme el antifaz sobre los ojos.
No veo nada y solo oigo mi respiración acelerada y el agua chocando contra los costados del yate, que cabecea suavemente en el mar.
Oh, madre mía. Estoy muy excitada… ya.
— ¿Cuál es la palabra de seguridad, Brittany?
— Pirulí.
— Bien.
Me coge la mano izquierda y cierra las esposas alrededor de la muñeca. Después repite el proceso con la derecha. Tengo la mano izquierda esposada al tobillo izquierdo y la derecha al derecho. No puedo estirar las piernas. Oh, maldita sea…
— Ahora —dice Santana con un jadeo.
— Te voy a follar hasta que grites.
¿Qué? Todo el aire abandona mi cuerpo.
Me agarra los dos tobillos y me empuja hacia atrás hasta que caigo de espaldas sobre la cama. Las esposas me obligan a mantener las piernas dobladas y me aprietan la carne si tiro de ellas. Tiene razón, se me clavan casi hasta el punto del dolor… Me siento muy rara, atada, indefensa y en un barco. Santana me separa los tobillos y yo suelto un gruñido.
Me besa el interior de los muslos y quiero retorcerme, pero no puedo. No tengo posibilidad de mover la cadera. Mis pies están suspendidos en el aire. No puedo moverme.
— Tendrás que absorber todo el placer, Brittany. No te muevas —murmura mientras sube por mi cuerpo y me besa a lo largo de la cintura de la parte de abajo del biquini. Suelta los cordones de ambos lados y el trocito de tela cae. Ahora estoy desnuda y a su merced. Me besa el vientre y me muerde el ombligo.
— Ah —suspiro. Esto va a ser duro… No tenía ni idea. Va subiendo con besos suaves y mordisquitos hasta mis pechos.
— San…
—Intenta calmarme. Eres preciosa, Britt.
Vuelvo a gruñir de frustración. Normalmente estaría moviendo las caderas, respondiendo a su contacto con un ritmo propio, pero no puedo moverme. Gimo y tiro de las esposas. El metal se me clava en la piel.
— ¡Ah! —grito, aunque realmente no me importa.
— Me vuelves loca —me susurra
—Así que te voy a volver loca yo a ti.
Está sobre mí ahora, el peso apoyado en los codos, y centra su atención en mis pechos. Morder, chupar, hacer rodar los pezones entre los índices y los pulgares… todo para sacarme de mis casillas. No se detiene. Es enloquecedor. Oh. Por favor.
— Santana… —le suplico, y siento su sonrisa triunfante contra mi piel.
— ¿Quieres que te haga correrte así? —me pregunta contra mi pezón, haciendo que se ponga aún más duro.
— Sabes que puedo.
Succiona el pezón con fuerza y yo grito porque un relámpago de placer sale de mi pecho y va directo a mi entrepierna. Tiro indefensa de las esposas, abrumada por la sensación.
— Sí —gimoteo.
— Oh, bella, eso sería demasiado fácil.
— Oh… por favor.
— San.
Siento que se levanta de la cama y escucho que se abre una gaveta, la cierra y regresa a la cama colocándose en la misma posición, siento contra mi piel algo frio y liso.
Me araña la piel con los dientes mientras se acerca con los labios a mi boca y yo suelto un grito ahogado. Me besa. Su hábil lengua me invade la boca saboreando, explorando, dominando, pero mi lengua responde a su desafío retorciéndose contra la suya. Sabe a ginebra fría y a Santana López, que huele a mar. Me coge la barbilla para sujetarme la cabeza.
— Quieta, bella. Quiero que estés quieta —me susurra contra la boca.
— Quiero verte.
— Oh, no, Britt. Sentirás más así. —Y de una forma agónicamente lenta flexiona la cadera y entra parcialmente en mi interior. ¡Oh dios! mío se coloco el arnés y eso me encanta. En otras circunstancias inclinaría la pelvis para ir a su encuentro, pero no puedo moverme. Ella sale de mí.
— ¡Oh! ¡Santana, por favor!
— ¿Otra vez? —me tienta con la voz ronca.
— ¡Santana!
Empuja un poco para volver a entrar y se retira a la vez que me besa y sus dedos me tiran del pezón.
Es una sobrecarga de placer.
— ¡No!
— ¿Me deseas, Brittany?
— Sí —gimo.
— Dímelo —murmura con la respiración trabajosa mientras vuelve a provocarme dentro… y fuera.
— Te deseo —lloriqueo.
— Por favor.
Oigo un suspiro suave junto a mi oreja.
— Y me vas a tener, Brittany.
Se yergue sobre las rodillas y entra bruscamente en mí. Grito echando atrás la cabeza y tirando de las esposas cuando me toca ese punto tan dulce. Soy todo sensación en todas partes; una dulce agonía, pero sigo sin poder moverme. Se queda quieta y después hace un círculo con la cadera. Su movimiento se expande por todo mi interior.
— ¿Por qué me desafías, Britt?
— Santana, para…
Vuelve a hacer ese círculo en mi interior, ignorando mi súplica, y luego sale muy despacio para volver a entrar con brusquedad.
— Dime por qué. —Habla con dificultad y me doy cuenta vagamente de que es porque tiene los dientes apretados.
Solo me sale un quejido incoherente… Esto es demasiado.
— Dímelo.
— Santana…
— Britt, necesito saberlo.
Vuelve a dar una embestida brusca, hundiéndose profundamente. La sensación es tan intensa… Me envuelve, forma espirales en mi interior, en el vientre, en cada una de las extremidades y en los sitios donde se me clavan las esposas.
— ¡No lo sé! —chillo.
— ¡Porque puedo! ¡Porque te quiero! Por favor, Santana.
Gruñe con fuerza y se hunde profundamente, una y otra vez, y otra y otra, y yo me pierdo intentando absorber el placer. Es para perder la cabeza… y el cuerpo… Quiero estirar las piernas para controlar el inminente orgasmo pero no puedo. Estoy indefensa. Soy suya, solo suya para que haga conmigo lo que ella quiera… Se me llenan los ojos de lágrimas. Es demasiado intenso. No puedo pararla. No quiero pararla… Quiero… Quiero… Oh, no, oh, no… es demasiado…
— Eso es —dice Santana—. ¡Siéntelo, bella!
Estallo una y otra vez, sin parar, chillando a todo pulmón cuando el orgasmo me parte por la mitad y me quema como un incendio que lo consume todo. Estoy retorcida de una forma extraña, me caen lágrimas por la cara y siento que mi cuerpo late y se estremece.
Noto que Santana saca el juguete de goma y escucho un sonido en el suelo, se sienta.
Y me incorpora sobre su regazo, me separa las piernas, y une sexo con el mío su humedad es abundante, se mueve de forma rápida sintiendo como nuestros clítoris rozan. Me agarra la cabeza con una mano y la espalda con la otra y se corre con violencia esparciendo su humedad en mi sexo. Mi cuerpo todavía sigue temblando por las últimas convulsiones. Es demoledor, agotador, es el infierno… y el cielo a la vez. Es el hedonismo elevado a la enésima potencia.
Santana me arranca el antifaz y me besa. Me da besos en los ojos, en la nariz, en las mejillas. Me enjuga las lágrimas con besos y me coge la cara entre las manos.
— Te quiero, señora López —dice jadeando.
— Aunque me pongas como una furia, me siento tan viva contigo…
No tengo energía suficiente para abrir los ojos o la boca para responder. Con mucho cuidado me tumba en la cama.
Intento protestar pero no puedo. Se baja de la cama y me suelta las esposas. Cuando me libera, me masajea las muñecas y los tobillos y después se tumba a mi lado otra vez, arropándome entre sus brazos.
Estiro las piernas. Oh, Dios mío. Qué gusto. Qué bien me siento. Ese ha sido, sin duda, el orgasmo más intenso que he experimentado en mi vida. Mmm… Así es un polvo de castigo de Santana López…
Cincuenta Sombras. Tengo que portarme mal más a menudo.
Una necesidad imperiosa de mi vejiga me despierta. Al abrir los ojos me siento desorientada. Fuera está oscuro. ¿Dónde estoy? ¿En Londres? ¿En París? No… en el barco. Noto el cabeceo y oigo el ronroneo suave de los motores. Nos estamos moviendo. ¡Qué raro! Santana está a mi lado, trabajando en su portátil, vestida informal con una camiseta blanca, unos short cortos y descalza. Todavía tiene el pelo húmedo y huelo el jabón de la ducha reciente en su cuerpo y el olor a Santana… Mmm.
— Hola —susurra mirándome con ojos tiernos.
— Hola —le sonrió sintiéndome tímida de repente.
— ¿Cuánto tiempo llevo dormida?
— Una hora más o menos.
— ¿Nos movemos?
— He pensado que como ayer salimos a cenar y fuimos al ballet y al casino, esta noche podíamos cenar a bordo. Una noche tranquila à deux.
Le sonrío.
— ¿Y adónde vamos?
— A Cannes.
— Vale. —Me estiro porque me siento entumecida. Por mucho que me haya entrenado con Claude, nada podía haberme preparado para lo de esta tarde.
Me levanto porque necesito ir al baño. Cojo mi bata de seda y me la pongo apresuradamente. ¿Por qué me siento tan tímida? Siento sus ojos sobre mí. La miro, pero ella vuelve a su ordenador con el ceño fruncido.
Mientras me lavo las manos distraídamente en el lavabo recordando la velada en el casino, se me abre la bata. Me quedo mirándome en el espejo, alucinada.
Dios Santo, pero ¿qué me ha hecho?
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
ufffffff esta chica va a romper a Britt!! Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Dios!! *.*
Que manera de castigar. Sii.. No seria mala idea portarse mal de vez en cuando.
Un dia de estos la hara morir de placer xD
Ohhh nuestra querida Cincuenta y sus celos, tan posesiva como siempre!
Ok, ahora estoy muy intrigada, que LE HICISTE A BRITT CINCUENTA???
Que manera de castigar. Sii.. No seria mala idea portarse mal de vez en cuando.
Un dia de estos la hara morir de placer xD
Ohhh nuestra querida Cincuenta y sus celos, tan posesiva como siempre!
Ok, ahora estoy muy intrigada, que LE HICISTE A BRITT CINCUENTA???
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
no te sientas mal por no recibir muchos comentarios, supongo que a la mayoria le pasa como a mi, que al no ver actualizaciones diarias se decepcionan un poco pero no significa que el fic haya perdido su interes! Muy buen capitulo!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Oh Dios Mio.. Como amo este Fic, Buen trabajo! :D
CarolinaAnArias* - Mensajes : 19
Fecha de inscripción : 16/04/2013
Edad : 25
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
jaja brit se deveria de portar mal mas seguidoo
me encanta tu fic espero actulizes hoyyy :D
¿que le paso a brit ?
me encanta tu fic espero actulizes hoyyy :D
¿que le paso a brit ?
itzel7** - Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 10/03/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
¡Oh Dios!
Me perdí de 3 capítulos alucinantes pero ya no más... *-*
Disculpa por no haber comentado antes pero es que en realidad no podía, salí de la ciudad por unos cuantos días y estuve un tanto ocupada :/
Qué te digo... El segundo libro es el mejor a mi parecer ya que es cuando verdaderamente "comienza la historia"... *w*
Sin más, me despido; no tengo muchos ánimos que digamos por la lamentable noticia de Cory, te imaginas, apenas y me enteré! :(
Hasta el siguiente capítulo bella...
Me perdí de 3 capítulos alucinantes pero ya no más... *-*
Disculpa por no haber comentado antes pero es que en realidad no podía, salí de la ciudad por unos cuantos días y estuve un tanto ocupada :/
Qué te digo... El segundo libro es el mejor a mi parecer ya que es cuando verdaderamente "comienza la historia"... *w*
Sin más, me despido; no tengo muchos ánimos que digamos por la lamentable noticia de Cory, te imaginas, apenas y me enteré! :(
Hasta el siguiente capítulo bella...
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
qué manera de castigarla jajaja :)
qué le hizo a Britt???
Dios me mata la curiosidad..! x3
espero tu actualización ;)
Besos
qué le hizo a Britt???
Dios me mata la curiosidad..! x3
espero tu actualización ;)
Besos
Alisseth***** - Mensajes : 254
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Me encanto! Lo amé así como a todos los capítulos, pero... ¿Qué le hizo su Cincuenta Sombras a Britt? ¡Ya quiero saber!
Gracias por actualizar, espero y lo vuelvas a hacer pronto.
Gracias por actualizar, espero y lo vuelvas a hacer pronto.
LittleShipper* - Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 11/07/2013
Edad : 33
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Cómo nos va a aburrir la historia? eso JAMÁS! Leer tu fic es una de las mejores partes de mi día.
Que intriga, qué le hizo san? Esa mujer y su manera de aplicar disciplina. Cualquiera podría acostumbrarse a eso!
Ya me urge saber! Espero tu pronta actualización, que estés bien
Saludos
Que intriga, qué le hizo san? Esa mujer y su manera de aplicar disciplina. Cualquiera podría acostumbrarse a eso!
Ya me urge saber! Espero tu pronta actualización, que estés bien
Saludos
Karla Soto* - Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Edad : 31
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
madre santaaaa! pues cuantos trucos de esos conoce santana??? un dia de estos va terminar acabando con britt jajaajajaj no pienses que no nos gusta la historia o nos dejo de interesaaar, puedo jurar que eso esta muy alejado de la realidad :)
por mi parte, de verdad muchas gracias por adaptar esta historia, yo no he leido el libro y ke mejor manera de hacerlo teniendo en mente mi pareja favorita, te anotaste un puntazo y de verdad estoy muy muy agradecida contigo. simplemtne estoy obsesionada con el fic, creeme , y como yo hay muchas mas
Saludos y en espera de tu actu
por mi parte, de verdad muchas gracias por adaptar esta historia, yo no he leido el libro y ke mejor manera de hacerlo teniendo en mente mi pareja favorita, te anotaste un puntazo y de verdad estoy muy muy agradecida contigo. simplemtne estoy obsesionada con el fic, creeme , y como yo hay muchas mas
Saludos y en espera de tu actu
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola... este fic es demaciado bueno y mas por la adaptación que aces
no siempre tengo el tiempo de comentar.......
pero siempre espero el momento de tu actualización...
y no me he perdio ninguna. es demaciado bueno como para no seguirlo.
saludos.
no siempre tengo el tiempo de comentar.......
pero siempre espero el momento de tu actualización...
y no me he perdio ninguna. es demaciado bueno como para no seguirlo.
saludos.
Hemonay Rivera*** - Mensajes : 145
Fecha de inscripción : 24/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Me encanta el fic gracias x actualizar y seguir con la historia *-* saludos y besos!
saibelli** - Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/03/2013
Edad : 33
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
ajjaja yo sabia que sanatan reaacionaria asi ante lo que britt hizo, que buen capitulo tuvo de todo, el tema del acuerdo prenunpcional, las palabras me amor, lo erotico marca presencia siempre. estoy intrigada que tiene britt? acaso las esposas le dejaron marcas en la piel? o santana le hizo algo mas? esperando el próximo capitulo. gracia por escribir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Que le hizo.?
Espero con ansias tu actu. :$
Y una vez mas Gracias por este Fic
Espero con ansias tu actu. :$
Y una vez mas Gracias por este Fic
LilianaM.* - Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 14/06/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola. Que buenos capítulos, excelente
calidad. la tercera parte comienza con
buen ritmo y conserva la expectativa y
eso es muy bueno en la historia.
Espero el próximo capitulo (y los que vienen)
agradezco que te des el tiempo para escribir.
Saludos
calidad. la tercera parte comienza con
buen ritmo y conserva la expectativa y
eso es muy bueno en la historia.
Espero el próximo capitulo (y los que vienen)
agradezco que te des el tiempo para escribir.
Saludos
yo_mera* - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola,nueva lectora,la verdad es que me encanta tu adaptación,hace tiempo que quería leer el libro pero primero me encontré con la adaptación de Brittana y bueno no me pude resistir.Gran trabajo!
Estoy realmente viciada con Santana y su historia jajaj.
Espero la próxima actu,saludos!
Estoy realmente viciada con Santana y su historia jajaj.
Espero la próxima actu,saludos!
Floracing- ---
-
Mensajes : 522
Fecha de inscripción : 08/04/2012
Edad : 30
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
HOLA!!! PRIMERO QUE NADA SEÑORITA NINA PERDÓNEME POR NO COMENTAR ANTES ES QUE TUVE UNA SEMANA DE FINALES EN LA FACU y ESO NO ME DEJABA NADA MÁS QUE ESTUDIAR y ESTUDIAR :(
BUENO ESTOY DE VUELTA y LEÍ EL FINAL DE LA SEGUNDA PARTE y LOS DOS PRIMEROS CAP DE LA TERCERA PARTE!!!
WOOOOOW TANTAS COSAS SIN DUDA LAS NECESITABA DESPUÉS DE TANTO ESTUDIO ESTO DE VERDAD ME RELAJO AUNQUE NO CON LA PARTE FINAL DEL 2DO CAP!! QUE LE HIZO SANCINCUENTA A BRITT??!
Bueno por donde comienzo:
El final fue tan “WTF!!” fue lo mejor de verdad, Sancincuenta me derritió con su proposición a Britt y la entrega del anillo fue todo tan especial y lindo!! De verdad fue increíble esta vez Sancincuenta si que se lució como siempre pero esta vez fue todo sentimientos!!! Que sin duda Britt corresponde porque quien podría negarse a semejante mujer tan enigmática y encantadora como ella sola :)
Lo último del final no me dejo muy bien fue como una mezcla de emociones estaba tan feliz por las Brittana hasta que pusiste lo de Marley?? Porque para mi es Marley, esa Hija de………… como puede volver y amenazar la vida de mis Brittana! Eso no me gusta para nada.
VAMOS CON EL 1er CAP DE LA TERCERA PARTE:
Fue lo más de verdad, todo felicidad y ternura, me encanto que gracias a los recuerdos de Britt no nos perdimos nada de la boda y algunos detalles de más. Fue todo tan emocionante y conmovedor!!!
Su encuentro en el Avión fue de lo más sensual pero a la vez de lo más tierno sin duda amor puro!!! Cada palabra que se soltaban era de lo más dulce!!!
Y la parte final?! Britt si que es atrevida he rosa un poco el atrevimiento con la intención la verdad fue gracioso pero un poquito se paso.
EL 2do CAP DE LA TERCERA PARTE:
Fue de lo más caliente!!! Quien no quisiera un castigo como el que Sancincuenta le dio a Britt??!! Hasta ella pensó que lo mejor sería portarse mal más a menudo. Jajjajajaj Fue un cap de infarto!! Me encanta que Sancincuenta este rendida a los pies de Britt y que ella sea la única que puede doblegar la furia de Sancincuenta y hasta tal vez manejar sus sombras!!! Eso del final?? Que le habrá hecho a Britt?! Algunas evidencias de su encuentro sexual??!!
GRACIAS POR LOS CAPS!! DE VERDAD NO ME CANSO DE REELEERLOS SON DE LO MEJOR!!!!!!
ESPERO LA ACTU!!
SALUDOS!! NATY.
BUENO ESTOY DE VUELTA y LEÍ EL FINAL DE LA SEGUNDA PARTE y LOS DOS PRIMEROS CAP DE LA TERCERA PARTE!!!
WOOOOOW TANTAS COSAS SIN DUDA LAS NECESITABA DESPUÉS DE TANTO ESTUDIO ESTO DE VERDAD ME RELAJO AUNQUE NO CON LA PARTE FINAL DEL 2DO CAP!! QUE LE HIZO SANCINCUENTA A BRITT??!
Bueno por donde comienzo:
El final fue tan “WTF!!” fue lo mejor de verdad, Sancincuenta me derritió con su proposición a Britt y la entrega del anillo fue todo tan especial y lindo!! De verdad fue increíble esta vez Sancincuenta si que se lució como siempre pero esta vez fue todo sentimientos!!! Que sin duda Britt corresponde porque quien podría negarse a semejante mujer tan enigmática y encantadora como ella sola :)
Lo último del final no me dejo muy bien fue como una mezcla de emociones estaba tan feliz por las Brittana hasta que pusiste lo de Marley?? Porque para mi es Marley, esa Hija de………… como puede volver y amenazar la vida de mis Brittana! Eso no me gusta para nada.
VAMOS CON EL 1er CAP DE LA TERCERA PARTE:
Fue lo más de verdad, todo felicidad y ternura, me encanto que gracias a los recuerdos de Britt no nos perdimos nada de la boda y algunos detalles de más. Fue todo tan emocionante y conmovedor!!!
Su encuentro en el Avión fue de lo más sensual pero a la vez de lo más tierno sin duda amor puro!!! Cada palabra que se soltaban era de lo más dulce!!!
Y la parte final?! Britt si que es atrevida he rosa un poco el atrevimiento con la intención la verdad fue gracioso pero un poquito se paso.
EL 2do CAP DE LA TERCERA PARTE:
Fue de lo más caliente!!! Quien no quisiera un castigo como el que Sancincuenta le dio a Britt??!! Hasta ella pensó que lo mejor sería portarse mal más a menudo. Jajjajajaj Fue un cap de infarto!! Me encanta que Sancincuenta este rendida a los pies de Britt y que ella sea la única que puede doblegar la furia de Sancincuenta y hasta tal vez manejar sus sombras!!! Eso del final?? Que le habrá hecho a Britt?! Algunas evidencias de su encuentro sexual??!!
GRACIAS POR LOS CAPS!! DE VERDAD NO ME CANSO DE REELEERLOS SON DE LO MEJOR!!!!!!
ESPERO LA ACTU!!
SALUDOS!! NATY.
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
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