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BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
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BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
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Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
INFORMACIÓN IMPORTANTE
El fic esta dividido en dos debido a que se excedió el numero de paginas, este es el link de la primera parte del fic
El fic esta dividido en dos debido a que se excedió el numero de paginas, este es el link de la primera parte del fic
http://www.gleeklatino.com/t18100-fan-fic-50-sombras-de-lopez-parte-iii-capitulo-13?highlight=50+Sombras+de+L%C3%B3pez
Holas chicas disculpen de verdad por dejarlas esperando pero el motivo fue q mientras estaba terminando de escribir la adaptación del cap mi mama me aviso que un primo tuvo un accidente y nos fuimos corriendo a la clínica, gracias a dios ya esta bien y fuera de peligro!!
Bueno ese fue el motivo de verdad un millón de disculpas
Aqui les dejo el nuevo cap espero que les guste..
Parte III – Capítulo 8
Gia Matteo es un mujer guapa; una mujer alta y muy guapa. Lleva el pelo corto de peluquería, con unas capas perfectas y peinado en una sofisticada corona. Se ha puesto un traje pantalón gris claro: unos pantalones de sport y una chaqueta ajustada que abrazan sus generosas curvas. Su ropa parece cara. En la base de su cuello brilla un solo diamante que va a juego con los pendientes de un quilate que lleva en las orejas. Va muy bien arreglada. Es una de esas mujeres de buena familia que crecieron con dinero. Pero su educación de buena familia se le ha olvidado esta noche. Lleva la blusa azul claro demasiado desabrochada. Igual que yo. Me ruborizo.
— Santana. Britt —saluda con una sonrisa que muestra unos dientes blancos perfectos y tiende una mano con una manicura cuidada primero a Santana y después a mí. Es un poquito más baja que Santana, pero lleva unos tacones increíbles.
— Gia —la saluda Santana educadamente.
Yo sonrío con frialdad.
— Qué bien se ven después de la luna de miel —dice amablemente y mira con sus ojos castaños a Santana a través de sus largas pestañas llenas de rímel.
Santana me rodea con el brazo y me acerca a ella.
— Lo hemos pasado de maravilla, gracias. —Me da un beso rápido en la sien que me pilla por sorpresa.
¿Ves? Es mía. Irritante, exasperante incluso… pero mía. Yo sonrío. Ahora mismo te quiero mucho, Santana López. Yo también le rodeo la cintura con el brazo, meto la mano en el bolsillo de atrás de su pantalón y le doy un apretón en el culo. Gia nos sonríe sin ganas.
— ¿Han podido echarle un vistazo a los planos?
— Sí —le confirmo. Miro a Santana, que me devuelve la mirada con una ceja levantada, divertida.
¿Qué es lo que le divierte? ¿Mi reacción ante Gia o que le haya tocado el culo?
— Acompáñanos, por favor —le dice Santana—. Tenemos aquí los planos —añade señalando la mesa de comedor. Me coge la mano y nos dirigimos a la mesa, con Gia detrás.
Por fin recuerdo que tengo modales.
— ¿Te apetece algo de beber? —le pregunto—. ¿Una copa de vino?
— Oh, sí, fantástico —dice Gia—. Blanco seco, si tienes.
¡Mierda! Sauvignon blanc. Eso es un blanco seco, ¿no? Apartándome de mí Esposa a regañadientes, voy a la cocina. Oigo el sonido del iPod cuando Santana enciende la música.
— ¿Tú quieres más vino, Santana? —le digo desde la cocina.
— Sí, por favor, bella —dice con voz suave y sonriéndome. Uau… Puede ser tan perfecta a veces y tan insoportable otras…
Me estiro para abrir el armario y noto que Santana me está mirando. Tengo la extraña sensación de que Santana y yo estamos haciendo una representación, jugando a algo, pero esta vez desde el mismo bando y nos enfrentamos a la señorita Matteo. ¿Sabe que a ella le atrae y lo está haciendo a propósito para que lo vea? Siento una oleada de placer cuando entiendo que está intentando que me sienta segura. O tal vez le esté mandando a esa mujer un mensaje alto y claro de que ya está pillada.
Mía. Sí, zorra… mía. La diosa que llevo dentro se ha puesto el traje de gladiadora y ha decidido que no va a hacer prisioneros. Sonriendo para mí cojo tres copas del armario, la botella de sauvignon blanc del frigorífico y lo pongo todo en la barra para el desayuno. Gia está inclinada sobre la mesa y Santana de pie a su lado señalándole algo de los planos.
— Creo que Britt tiene alguna objeción acerca de la pared de cristal, pero en general las dos estamos encantadas con las ideas que nos has presentado.
— Oh, me alegro —dice Gia, visiblemente aliviada, y al decirlo le toca el brazo a Santana en un gesto coqueto. Santana se tensa de inmediato de forma sutil. Ella no parece notarlo. Déjala tranquila ahora mismo. No le gusta que la toquen…
Dando un paso para alejarse y quedar fuera de su alcance, Santana se vuelve hacia mí.
— Por aquí empezamos a tener sed… —me dice.
— Ya voy.
Sigue jugando. Ella la hace sentir incómoda. ¿Por qué no me he dado cuenta de eso antes? Por eso no me cae bien. Ella está acostumbrada a la forma en que las mujeres reaccionan ante ella. Yo lo he visto muchas veces y ella no suele darle importancia. Pero que la toquen es otra cosa. Bien, la señora López al rescate.
Sirvo el vino rápidamente, cojo las tres copas y voy corriendo a salvar a mi dama en apuros. Le ofrezco una copa a Gia y me coloco entre ella y Santana. Ella me sonríe educadamente al coger la copa.
Le paso la segunda copa a Santana, que la coge ansiosa, con una expresión de gratitud divertida.
— Salud —nos dice Santana a las dos, pero mirándome a mí. Gia y yo levantamos las copas y respondemos al unísono. Le doy un sorbo al vino que me sienta de maravilla.
— Britt, ¿tienes objeciones sobre la pared de cristal? —me pregunta Gia.
— Sí. Me encanta, no me malinterpretes. Pero prefiero que la incorporemos de una forma más orgánica a la casa. Yo me enamoré de la casa como estaba y no quiero hacer cambios radicales.
— Ya veo.
— Quiero que el diseño sea algo armonioso… Más en consonancia con la casa original. Miro a Santana, que me observa pensativa.
— ¿Sin grandes reformas? —me pregunta.
— Exacto. —Niego con la cabeza para enfatizar lo que quiero decir.
— ¿Te gusta como está?
— En su mayor parte sí. En el fondo siempre he sabido que solo necesitaba unos toques de calor humano.
Los ojos de Santana brillan con ternura. Gia nos mira a las dos y se ruboriza.
— Está bien —dice—, creo que sé lo que quieres decir, Britt. ¿Y qué te parece si dejamos la pared de cristal, pero la ponemos mirando a un porche más grande para seguir manteniendo el estilo mediterráneo?
Ya tenemos la terraza de piedra. Podemos poner pilares de la misma piedra, muy separados para que no se pierda la vista. Y añadir un techo de cristal o azulejos como los del resto de la casa. Así conseguimos una zona techada y abierta donde comer o sentarse.
Tengo que reconocerlo… Esa mujer es buena.
— O en vez del porche podemos incorporar unas contraventanas de madera del color que elijan a las puertas de cristal. Eso también puede ayudar a mantener ese espíritu mediterráneo —continúa.
— Como los postigos azules que vimos en el sur de Francia —le digo a Santana, que me mira fijamente. Le da un sorbo al vino y se encoje de hombros, sin hacer ningún comentario. Mmm… No le gusta esa idea, pero no la rechaza, ni se ríe de mí, ni me hace sentir estúpida. Dios mío, esta mujer es una contradicción en sí misma. Me vienen a la cabeza sus palabras de ayer: «Quiero que la casa sea como tú desees. Lo que tú desees. Es tuya». Quiere que yo sea feliz, feliz en todo lo que hago. En el fondo creo que lo sé, pero es solo que… Freno en seco. Ahora no es momento de pensar en la discusión.
Mi subconsciente me mira enfadada.
Gia está pendiente de Santana, esperando a que tome la decisión. Veo que se le dilatan las pupilas y que separa los labios cubiertos de brillo. Se pasa la lengua rápidamente por el labio superior antes de darle otro sorbo al vino. Cuando me vuelvo hacia Santana me doy cuenta de que todavía me está mirando a mí, no a ella. ¡Sí! Yo voy a tomar las decisiones, señorita Matteo.
— Britt, ¿qué quieres tú? —me pregunta Santana, pasándome claramente la pelota.
— Me gusta la idea del porche.
— A mí también.
Me vuelvo hacia Gia. Oye, chica, mírame a mí, no a ella. Yo soy la que toma las decisiones en este tema.
— Me gustaría ver unos dibujos con los cambios incorporados, con lo del porche más grande y los pilares a juego con el resto de la casa.
Gia aparta a regañadientes los ojos de mi esposa y me sonríe. ¿Es que cree que no me doy cuenta?
— Claro —concede en tono agradable—. ¿Alguna otra cosa?
¿Aparte de follarte con la mirada a mí esposa?
— Santana quiere remodelar la suite principal —continúo.
Se oye una tosecita discreta desde la entrada. Las tres nos giramos y nos encontramos con que Taylor está allí de pie.
— ¿Qué quieres, Taylor? —le pregunta Santana.
— Necesito tratar con usted un asunto urgente, señora López.
Santana apoya las manos en mis hombros desde detrás de mí y le habla a Gia.
— La señora López está a cargo de este proyecto. Tiene carta blanca. Haz lo que ella quiera. Confío completamente en su instinto. Es muy lista. —Su voz cambia sutilmente; ahora hay orgullo y una advertencia velada. ¿Una advertencia para Gia?
¿Que confía en mi instinto? Oh, esta mujer es imposible… Mi instinto le ha dejado esta tarde pasar por encima de mis sentimientos sin la menor consideración. Niego con la cabeza frustrada, pero me alegro de que le esté diciendo a la señorita demasiado provocativa pero desgraciadamente buena en su trabajo que yo soy la que está al mando. Le acaricio la mano que tiene sobre mi hombro.
— Discúlpenme. —Santana me da un apretón en el hombro antes de seguir a Taylor. Me pregunto qué estará pasando.
— Hablábamos de la suite principal… —retoma nerviosa Gia.
La miro y espero un momento para asegurarme de que Santana y Taylor no pueden oírnos.
Entonces, reuniendo toda mi fuerza interior y aprovechando que he estado muy enfadada las últimas cinco horas, me decido a descargarlo con ella.
— Haces bien en ponerte nerviosa, Gia, porque ahora mismo tu trabajo en este proyecto pende de un hilo. Pero no tiene por qué haber ningún problema siempre y cuando mantengas las manos alejadas de mi esposa.
Ella da un respingo.
— Si no, te despido, ¿entendido? —digo pronunciando todas las palabras con mucha claridad.
Parpadea muy rápido, totalmente asombrada. No se puede creer lo que acabo de decir. Yo misma no me puedo creer lo que acabo de decir. Pero me mantengo firme y miro impasible sus ojos marrones que se abren cada vez más.
¡No te eches atrás! ¡No te eches atrás! He aprendido de Santana, que es la mejor en estas cosas, esa expresión impasible que descoloca a cualquiera. Sé que renovar la residencia de Santana López es un proyecto prestigioso para el estudio de arquitectura de Gia, una bonita pluma para poner en su sombrero.
No puede perder este encargo. Y ahora mismo me importa un comino que sea amiga de Sam.
— Britt… Señora López… Lo siento. No pretendía… —Se ruboriza sin saber qué más decir.
— Seamos claras. A mi esposa no le interesas.
— Por supuesto… —dice ella y se queda pálida.
— Solo quería ser clara, como he dicho.
— Señora López, me disculpo si es que ha pensado que… he… —no termina la frase porque sigue sin saber qué decir.
— Bien, siempre y cuando nos entendamos, todo irá bien. Ahora voy a explicarte lo que tenemos en mente para la suite principal y después quiero que veamos la relación de materiales que tienes pensado usar. Como sabes, Santana y yo queremos que esta casa sea ecológicamente sostenible y quiero saber qué materiales vamos a utilizar y de dónde proceden, para que ella se quede tranquila.
— Claro, claro… —balbucea todavía con los ojos muy abiertos y parece sinceramente intimidada por mí. He triunfado. La diosa que llevo dentro da una vuelta al estadio saludando a la multitud enfervorecida.
Gia se toca el pelo para colocárselo y me doy cuenta de que es un gesto de nerviosismo.
— Bien, la suite… —dice nerviosa con un hilo de voz.
Ahora que tengo el control me siento relajada por primera vez desde mi reunión con Santana de esta tarde. Puedo hacer esto. La diosa que llevo dentro está celebrando que ella también lleva dentro una bruja.
Santana vuelve con nosotras justo cuando ya estamos terminando.
— ¿Ya está? —pregunta. Me rodea la cintura con el brazo y se vuelve hacia Gia.
— Sí, señora López. —Gia sonríe ampliamente, pero su sonrisa parece tensa—. Volveré a enviarle los planos modificados dentro de un par de días.
— Excelente. ¿Estás contenta? —me pregunta directamente con la mirada cariñosa y a la vez inquisitiva.
Asiento y me sonrojo no sé por qué.
— Tengo que irme —dice Gia con demasiado entusiasmo. Extiende la mano para estrechar la mía primero y después la de Santana.
— Hasta la próxima, Gia —me despido.
— Sí, señora López.
Taylor aparece en la entrada del salón.
— Taylor te acompañará a la salida —digo lo bastante alto para que ella me oiga.
Ella vuelve a tocarse el pelo, se gira sobre sus tacones altos y sale de la habitación seguida de cerca por Taylor.
— Estaba bastante más fría —señala Santana, mirándome burlonamente.
— ¿Ah, sí? No me he dado cuenta. —Me encojo de hombros intentando parecer indiferente.
— ¿Qué quería Taylor? —le pregunto en parte porque tengo curiosidad y en parte porque quiero cambiar de tema.
Con el ceño fruncido Santana me suelta y empieza a enrollar los planos sobre la mesa.
— Era sobre Rose.
— ¿Qué pasa con ella?
— Nada de lo que preocuparse, Britt. —Deja los planos y me atrae hacia sus brazos.
— Por lo que parece no ha pasado por su apartamento en semanas, eso es todo.
Me da un beso en el pelo, me suelta y termina lo que estaba haciendo.
—. ¿Qué has decidido? —me pregunta y sé que es porque no quiere que siga interrogándole sobre Rose.
— Lo que tú y yo hablamos. Creo que le gustas —le digo en voz baja.
Ella ríe.
— ¿Le has dicho algo? —me pregunta y yo me ruborizo. ¿Cómo lo sabe? Como no sé qué decir, me miro los dedos.
— Éramos Santana y Britt cuando ha entrado y señoras López cuando se ha ido. —Su tono es seco.
— Es posible que le haya dicho algo —murmuro. Cuando levanto la vista para mirarla, ella me está observando con ojos tiernos y por un momento parece… encantada.
Baja la mirada, niega con la cabeza y su expresión cambia.
— Solo reacciona ante esta cara. —Suena un poco resentida, incluso un poco asqueada.
Oh, Cincuenta, no…
— ¿Qué? —Le sorprende mi expresión de perplejidad. Sus ojos se abren por la alarma.
— No estarás celosa, ¿verdad? —me pregunta horrorizada.
Me sonrojo, trago saliva y me miro los dedos entrelazados. ¿Lo estoy?
— Britt, es una depredadora sexual. No es mi tipo. ¿Cómo puedes estar celosa de ella? ¿De cualquiera? Nada de lo que ella tiene me interesa.
Cuando levanto la vista, está mirándome como si me hubiera salido una extremidad de más. Se pasa una mano por el pelo.
— Solo existes tú, Britt —dice en voz baja—. Siempre existirás solo tú.
Oh, Dios mío… Dejando los planos una vez más, Santana se acerca a mí y me coge la barbilla entre el pulgar y el índice.
— ¿Cómo has podido pensar otra cosa? ¿Te he dado alguna vez señales de que podía estar remotamente interesada en otra persona? —Sus ojos sueltan llamaradas, fijos en los míos.
— No —le susurro—. Me estoy comportando como una tonta. Es que hoy… tú… —Todas las emociones en conflicto de antes vuelven a salir a la superficie. ¿Cómo puedo explicarle lo confusa que estoy? Me ha desconcertado y frustrado su comportamiento de esta tarde en mi despacho. En un momento me estaba pidiendo que me quedara en casa y poco después me estaba regalando una empresa. ¿Cómo voy a entenderls?
— ¿Qué pasa conmigo?
— Oh, Santana —me tiembla el labio inferior
— Estoy intentando adaptarme a esta nueva vida que nunca había imaginado que llegaría a vivir. Todo me lo has puesto en bandeja: el trabajo, a ti… Tengo una esposa guapísima a la que nunca, nunca habría creído que podría querer de un modo tan fuerte, tan rápido, tan… indeleble. —Inspiro hondo para calmarme y ella se queda boquiabierta.
— Pero eres como un tren de mercancías y no quiero que me arrolles, porque entonces la chica de la que te enamoraste acabará desapareciendo, aplastada. ¿Y qué quedará? Una radiografía social vacía que va de una organización benéfica a otra.
Vuelvo a detenerme, luchando por encontrar las palabras para expresar cómo me siento.
— Y ahora quieres que sea la presidenta de una empresa, algo que nunca ha pasado por mi cabeza. Voy rebotando de una cosa a otra, sin comprender, pasándolo mal. Primero me quieres en casa. Después quieres que dirija una empresa. Es todo muy confuso.
Me detengo al fin, con las lágrimas a punto de caer y reprimo un sollozo.
— Tienes que dejarme tomar mis propias decisiones, asumir mis propios riesgos y cometer mis propios errores y aprender de ellos. Tengo que aprender a andar antes de echar a correr, Santana, ¿no te das cuenta? Necesito un poco de independencia. Eso es lo que significa mi nombre para mí. —Por fin… Eso es lo que quería decirle esta tarde.
— ¿Sientes que te voy a arrollar? —me pregunta en un susurro.
Asiento.
Cierra los ojos, inquieta.
— Solo quiero darte todo lo del mundo, Britt, cualquier cosa, todo lo que quieras. Y salvarte de todo también. Mantenerte a salvo. Pero también quiero que todo el mundo sepa que eres mía. Me ha entrado el pánico cuando he visto tu correo. ¿Por qué no has hablado conmigo de lo de tu apellido en el trabajo?
Me sonrojo. Tiene parte de razón.
— Lo pensé cuando estábamos de luna de miel, y, bueno… no quería pinchar la burbuja. Y después se me olvidó. Me acordé ayer por la noche, pero pasó lo de Marley… Me distraje. Lo siento, debería haberlo hablado contigo, como hablamos antes de casarnos quien llevaría el apellido de casada, pero no conseguí encontrar un buen momento.
La intensa mirada de Santana me pone nerviosa. Es como si estuviera intentando meterse en mi cabeza, pero no dice nada.
— ¿Por qué te entró el pánico? —le pregunto.
— No quiero que te escapes entre mis dedos.
— Por Dios, Santana, no voy a ir a ninguna parte. ¿Cuándo te vas a meter eso en tu dura cabeza? Te amo —digo agitando una mano en el aire como ella hace algunas veces para dar énfasis a lo que dice.
—Más que… «a la luz, al espacio y a la libertad».
Abre unos ojos como platos.
— ¿Con el amor de una hija? —me sonríe irónica.
— No. —Río a pesar de todo.
— Es que es la única cita que se me ha ocurrido.
— ¿La del loco rey Lear?
— El muy amado y loco rey Lear. —Le acaricio la cara y ella agradece mi contacto cerrando los ojos.
— ¿Te cambiarías tú el apellido y te pondrías Santana Pierce para que todo el mundo supiera que eres mía?
Santana abre los ojos bruscamente y me mira como si acabara de decir que la tierra es plana.
Frunce el ceño.
— ¿Que soy tuya? —susurra como probando el sonido de las palabras.
— Mía.
— Tuya —me dice repitiendo las palabras que dijimos en el cuarto de juegos ayer.
— Sí, lo haría. Si eso significara tanto para ti.
Oh, madre mía…
— ¿Tanto significa para ti?
— Sí —dice sin dudarlo.
— Está bien. —Lo voy a hacer por ella. Para darle la seguridad que sigue necesitando.
— Creía que ya me habías dicho que sí.
— Sí, lo hice, pero ahora lo hemos hablado mejor y estoy más contenta con mi decisión.
— Oh —murmura sorprendida. Después sonríe con esa preciosa sonrisa juvenil que me deja sin aliento. Me agarra por la cintura y me hace girar. Yo chillo y empiezo a reírme; no sé si está feliz, aliviada o… ¿qué?
— Señora López, ¿sabe lo que esto significa para mí?
— Ahora sí lo sé.
Se inclina y me da un beso mientras enreda los dedos en mi pelo para que me quede quieta.
— Significa mil veces peor que el domingo —me dice junto a mis labios y me acaricia la nariz con la suya.
— ¿Tú crees? —le pregunto apartándome un poco para mirarla.
— Has hecho ciertas promesas… Si se hace una oferta, después hay que aceptar el trato —me dice y sus ojos brillan con un placer malicioso.
— Mmm… —Todavía estoy dudosa, intentando descubrir cuál es su humor ahora.
— ¿No tendrás intención de faltar a una promesa que me has hecho? —me pregunta insegura con una mirada especulativa.
— Tengo una idea —añade.
Oh, qué perversión se le habrá ocurrido…
— Hay un asunto importante del que tenemos que ocuparnos —continúa de repente muy seria.
— Sí, señora López, un asunto de gran importancia.
Un momento… Se está riendo de mí.
— ¿Qué? —le pregunto.
— Necesito que me cortes el pelo. Aparentemente lo llevo demasiado largo y a mi mujer no le gusta.
Santana sonríe y sacude la cabeza de forma que el pelo del fleco le tapa los ojos.
— ¡Yo no puedo cortarte el pelo!
— Sí que puedes, además solo serán tres dedos de largo y el fleco, dejare que mi estilista descanse por mi esposa me lo cortara.
— Bueno, creo que la señora Jones tiene unos tazones… —Río.
Ella también se ríe.
— Vale, entendido. Le diré a Franco que me lo corte.
¡No! Franco trabaja para la bruja… Quizá yo pueda cortárselo un poco. Lo he hecho con mi madre durante años y ella nunca se quejó.
— Vamos —le digo cogiéndole la mano.
Ella me mira con los ojos muy abiertos. La llevo hasta el baño, donde le suelto la mano para coger la silla blanca de madera que hay en un rincón. La coloco delante del lavabo. Cuando miro a Santana veo que ella me está contemplando con una diversión que no puede ocultar, los pulgares metidos en las trabillas del cinturón de sus pantalones y los ojos ardientes.
— Siéntate —le digo señalando la silla vacía e intentando mantener mi ventaja momentánea.
— ¿Me vas a lavar el pelo?
Asiento. Arquea una ceja por la sorpresa y durante un momento creo que se va a echar atrás.
— Vale. —Se desabrocha lentamente los botones de la camisa blanca. Sus dedos diestros se ocupan de un botón cada vez hasta que se abre toda la camisa.
Oh, Dios mío… La diosa que llevo dentro se detiene en mitad de su vuelta de honor al estadio.
Santana me tiende uno de sus puños en un gesto que indica «suellatamelo tú» y su boca esboza esa media sonrisa tan sexy y desafiante que a ella se le da tan bien.
Cuando tomo la manga de la camisa la miro y su expresión divertida ha desaparecido para dejar paso a algo más excitante… mucho más excitante. Estiro los brazos y le bajo la camisa por los hombros, dejando que caiga al suelo dejando a la vista su sujetador de encaje morado, el cual se le ve muy sexy.
— ¿Lista? —le susurro.
— Para lo que tú quieras, Britt.
Mis ojos abandonan los suyos y bajan hasta sus labios separados para poder inspirar más profundamente. Esculpidos, cincelados o lo que sea… Tiene una boca increíble y sabe más que de sobra qué hacer con ella. Me doy cuenta de que me estoy acercando para besarla.
— No —me dice y coloca las dos manos sobre mis hombros.
— Si sigues por ahí, no llegarás a cortarme el pelo.
¡Oh!l
— Quiero que lo hagas —continúa, y su mirada es directa y sincera por alguna razón que no me explico. Eso me desarma.
— ¿Por qué? —pregunto en un susurro.
Me mira durante un segundo y sus ojos se abren un poco más.
— Porque me hace sentir querida.
Prácticamente se me para el corazón. Oh, Santana, mi Cincuenta… Y antes de darme cuenta la estoy abrazando y besándole los montículos de pechos antes de apoyar la mejilla sobre ellos.
— Britt. Mi Britt —murmura. Me envuelve con sus brazos y las dos nos quedamos de pie inmóviles, abrazándonos en nuestro baño. Oh, cómo me gusta estar entre sus brazos. Aunque sea una imbécil dominante y presumida, es mi imbécil dominante y presumida que necesita una dosis de cariño que dure toda la vida. Me aparto un poco, pero no la suelto.
— ¿De verdad quieres que lo haga?
Asiente y sonríe con timidez. Yo le devuelvo la sonrisa y rompo el abrazo.
— Entonces siéntate —le pido otra vez.
Ella obedece sentándose de espaldas al lavabo. Me quito los zapatos y los alejo con el pie hasta donde está su camisa tirada en el suelo del baño. Cojo de la ducha su champú de Chanel que compramos en Francia.
— ¿Le gusta este champú a la señora? —le digo mostrándoselo con ambas manos como si estuviera vendiendo algo en la teletienda.
— Traído personalmente desde el sur de Francia. Me gusta como huele… huele a ti.
Añado en un susurro abandonando el estilo de presentadora de televisión.
— Sigue, por favor —dice sonriendo.
Cojo una toalla del toallero eléctrico. La señora Jones sí que sabe hacer que las toallas estén de lo más suaves.
— Échate hacia delante —le ordeno y Santana obedece.
Le cubro los hombros con la toalla y abro los grifos para llenar el lavabo de agua tibia.
— Ahora échate para atrás. —Me gusta estar al mando. Santana me obedece.
Se sienta más al borde e inclina la silla hasta que la parte alta del respaldo se apoye contra el lavabo.
Una distancia perfecta. Deja caer la cabeza. Sus ojos me miran fijamente y yo sonrío. Cojo uno de los vasos que tenemos sobre el lavabo, lo sumerjo en el agua para llenarlo y después la vierto sobre la cabeza de Santana para mojarle el pelo. Repito el proceso inclinándome sobre ella.
— Huele muy bien, señora López —murmura y cierra los ojos.
Mientras le voy mojando el pelo metódicamente, aprovecho para mirarla con total libertad. Dios…
¿Me voy a cansar alguna vez de mirarla? Sus largas pestañas oscuras están desplegadas sobre sus mejillas, tiene los labios un poco separados formando un pequeño rombo oscuro y respira tranquila.
Mmm, qué ganas tengo de meter por ahí la lengua…
Le echo agua en los ojos accidentalmente. ¡Mierda!
— Perdón.
Coge una esquina de la toalla y se ríe al quitarse el agua de los ojos.
— Oye, ya sé que soy una petulante, pero no intentes ahogarme, además me corriste el maquillaje.
Me inclino, le beso la frente y suelto una risita.
— No me tientes.
Me coge la nuca y se acerca para juntar sus labios con los míos. Me da un beso breve a la vez que emite un sonido satisfecha desde el fondo de la garganta. Ese sonido entra en conexión con los músculos de lo más profundo de mi vientre. Es un sonido muy seductor. Me suelta y vuelve a colocarse obedientemente, mirándome con expectación. Durante un momento parece vulnerable, como una niño. Se me ablanda el corazón.
Me echo un poco de champú en la palma y le masajeo la cabeza. Ella cierra los ojos y vuelve a hacer ese sonido grave y ronroneante.
— Qué gusto… —dice un momento después y se relaja bajo el firme contacto de mis dedos.
— ¿A que sí? —Vuelvo a besarle la frente.
— Me gusta que me rasques con las uñas. —Sigue con los ojos cerrados, pero tiene una feliz expresión de satisfacción; ya no queda ni rastro de su vulnerabilidad. Oh, cuánto ha cambiado su humor… Me alegra saber que he sido yo quien ha logrado ese cambio.
— Levanta la cabeza —le ordeno y ella obedece. Mmm… Cualquier mujer se podría acostumbrar a esto.
Le froto con la espuma la parte de atrás de la cabeza, rascándole con las uñas.
— Atrás otra vez.
Vuelve a colocarse y le aclaro el champú con ayuda del vaso. Esta vez consigo no salpicarle la cara.
— ¿Otra vez? —le pregunto.
— Por favor. —Abre los ojos y su mirada serena se encuentra con la mía. Le sonrío.
— Ahora mismo, señora López.
Me voy al lavabo que normalmente usa Santana y lo lleno de agua templada.
— Para aclararte —le digo cuando me mira intrigada.
Repito el proceso con el champú mientras escucho su respiración regular y profunda. Cuando tiene la cabeza cubierta de espuma, me tomo otro momento para contemplar el delicado rostro de mi esposa.
No me puedo resistir. Le acaricio la mejilla tiernamente y ella abre los ojos para observarme, casi adormilada, a través de sus largas pestañas. Me inclino y le doy un beso suave y casto en los labios. Ella sonríe, cierra los ojos y deja escapar un suspiro de total satisfacción.
¿Quién iba a creer que después de nuestra discusión de esta tarde podría estar ahora tan relajada? Y sin sexo… Me inclino más sobre ella.
— Mmm… —murmura encantado cuando le rozo la cara con los pechos. Conteniendo las ganas de sacudirme, quito el tapón para que se vaya el agua llena de espuma. Ella me pone las manos en la cadera y después las desliza hasta mi culo.
— No se manosea al servicio —le digo fingiendo desaprobación.
— No te olvides de que estoy sorda —dice con los ojos todavía cerrados mientras me baja las manos por el culo y empieza a subirme la falda. Le doy un manotazo en el brazo. Me lo estoy pasando bien jugando a la peluquería. Sonríe con una gran sonrisa infantil, como si la hubiera pillado haciendo algo de lo que en el fondo se sintiera orgullosa.
Cojo el vaso otra vez, pero ahora utilizo el agua del otro lavabo para aclararle el champú del pelo.
Sigo inclinada sobre ella, que no me aparta las manos del culo y mueve los dedos de un lado a otro, de arriba abajo, otra vez de un lado a otro… Mmmm… Me contoneo un poco. Ella gruñe desde el fondo de la garganta.
— Ya está. Todo aclarado.
— Bien —dice. Sus dedos me aprietan el culo y se incorpora en el asiento con el pelo mojado goteándole por todo el cuerpo. Tira de mí para sentarme en su regazo y sus manos suben desde mi culo hasta la nuca. Después pasan a mi barbilla para mantenerme quieta. De repente doy un respingo al notar sus labios sobre los míos y su lengua caliente y dura dentro de mi boca. Entierro los dedos entre su pelo mojado y empieza a resbalar agua por mis brazos. Su mano baja de mi barbilla al primer botón de mi blusa—. Ya vale de tanto acicalamiento. Quiero follarte mil veces peor que el domingo y podemos hacerlo aquí o en el dormitorio. Tú decides.
Los ojos de Santana lanzan llamaradas, calientes y llenos de promesas, y su pelo nos está mojando a las dos. Se me seca la boca.
— ¿Dónde va a ser, Brittany? —me pregunta todavía sujetándome en su regazo.
— Estás mojad —le respondo.
Agacha la cabeza y me pasa el pelo mojado por la parte delantera de la blusa. Me retuerzo e intento
zafarme, pero ella me agarra más fuerte.
— Oh, no sabes cuánto estoy mojada, no te escaparás, bella. —Cuando levanta la cabeza sonriéndome traviesa me he convertido en Miss Camiseta Mojada 2011. Tengo la blusa empapada y se me transparenta todo. Estoy mojada… por todas partes.
— Me encanta esta vista —susurra y se agacha para rodearme una y otra vez un pezón con la nariz. Me retuerzo.
— Respóndeme, Britt. ¿Aquí o en el dormitorio?
— Aquí —le susurro ansiosa. A la mierda el corte de pelo… Ya se lo haré luego.
Sonríe lentamente; sus labios se curvan en una sonrisa sensual llena de una promesa lasciva.
— Buena elección, señora López —dice junto a mis labios. Me suelta la barbilla y baja la mano hasta mi rodilla. Después la desliza sin dificultad por mi pierna, subiéndome la falda y acariciándome la piel, lo que me provoca un cosquilleo. Me va recorriendo la línea de la mandíbula desde la base de la oreja sin dejar de besarme.
— Vamos a ver, ¿qué te voy a hacer? —me susurra. Detiene los dedos en el principio de mis medias.
—Me gusta esto —me dice y mete un dedo bajo la media y la va rodeando hasta llegar a la parte interior del muslo. Doy un respingo y vuelvo a retorcerme en su regazo.
Ella gruñe desde el fondo de su garganta.
— Te voy a follar mil veces peor que el domingo. Pero tienes que quedarte quieta.
— Oblígame —la desafío con la voz grave y jadeante.
Santana inhala con fuerza. Entorna los ojos y me mira con una expresión excitada y los párpados entrecerrados.
— Oh, señora López, solo tiene que pedirlo. —Su mano pasa de la parte de arriba de las medias a mis bragas.
— Vamos a quitarte esto. —Tira un poco y yo me muevo para ayudarla. Deja escapar el aire entre los dientes apretados cuando lo hago.
— Quieta —me ordena.
— Te estoy ayudando… —me defiendo con un mohín y ella me muerde el labio inferior.
— Quieta —repite con voz ronca.
Me baja las bragas por las piernas y me las quita. Me sube la falda hasta que queda toda arrugada en mis caderas. Después me coge de la cintura con las dos manos y me levanta. Todavía tiene mis bragas en la mano.
— Siéntate. A horcajadas —me ordena mirándome intensamente a los ojos.
Hago lo que me pide; me quedo a horcajadas sobre ella y la miro provocativa. ¡Vamos a por ello, Cincuenta!
— Señora López —me dice en un tono de advertencia.
— ¿pretende incitarme? —Me mira divertida pero a la vez excitada. Es una combinación muy seductora.
— Sí, ¿qué vas a hacer al respecto?
Sus ojos se encienden con un placer lujurioso ante mi desafío.
— Junta las manos detrás de la espalda.
¡Oh! Obedezco y ella me ata las manos con mis bragas con una habilidad asombrosa.
— ¡Son mis bragas! Señora López, no tiene vergüenza —la regaño.
— No en lo que respecta a usted, señora López, pero seguro que ya lo sabía… —Su mirada es intensa y excitante. Me rodea la cintura con las manos y me desplaza para que quede sentada un poco más atrás en su regazo. Le cae agua por el cuello y por el pecho. Quiero agacharme y lamerle las gotas que resbalan, pero atada como estoy resulta difícil.
Santana me acaricia los dos muslos y baja las manos hasta mis rodillas. Suavemente me las separa un poco más y abre un espacio entre las suyas para que quede encajada en esa posición. Sus dedos empiezan a ocuparse de mi blusa.
— No creo que vayamos a necesitar esto —dice y empieza a desabrochar mecánicamente los botones de la blusa húmeda que tengo pegada al cuerpo.
No aparta su mirada de la mía. Se toma su tiempo en la tarea y sus ojos se oscurecen cada vez más según se acerca al final. El pulso se me acelera y mi respiración se vuelve superficial. No me lo puedo creer. Casi no me ha tocado y ya estoy así: excitada, necesitada… preparada. Quiero retorcerme. Me deja la blusa húmeda abierta. Me acaricia la cara con las dos manos y su pulgar me roza el labio inferior.
De repente me mete el pulgar en la boca.
— Chupa —me ordena poniendo énfasis en la CH. Cierro la boca alrededor del dedo y hago exactamente lo que me ha pedido. Oh, me gusta este juego. Sabe bien. ¿Qué otra cosa podría chuparle?
Los músculos de mi vientre se tensan solo de pensarlo. Ella abre los labios cuando le rozo con los dientes y después le muerdo la yema del pulgar.
Gime, saca lentamente el pulgar húmedo de mi boca y lo baja por la barbilla, la garganta y el esternón. Engancha con él una de las copas de mi sujetador y tira de el hacia abajo, liberando mi pecho.
Su mirada nunca se separa de la mía. Está observando todas las reacciones que su contacto provoca en mí y yo la observo a ella. Es muy excitante. Devoradora, posesiva. Me encanta. Empieza a hacer lo mismo con la otra mano, de forma que en un segundo tengo ambos pechos libres. Me cubre los dos con las manos y me pasa los pulgares sobre los pezones rodeándolos muy lentamente, provocándolos y excitándolos hasta que los dos se endurecen y se dilatan por su hábil contacto. Intento con todas mis fuerzas no moverme, pero parece que mis pezones están conectados con mi entrepierna y no puedo evitar gemir y echar atrás la cabeza hasta que finalmente cierro los ojos y me rindo a esa tortura tan dulce.
—Shhh… —El sonido que emite Santana está en total contradicción con sus caricias y el ritmo constante y sostenido de sus diestros dedos.
— Quieta, bella, quieta…
Deja un pecho y me coloca la mano extendida sobre la nuca. Se inclina hacia delante, se mete en la boca el pezón que acaba de descuidar su mano y lo chupa con fuerza. Su pelo mojado me hace cosquillas.
Al mismo tiempo deja de acariciar el otro pezón y en su lugar lo coge entre el pulgar y el índice y lo gira suavemente y después tira.
— ¡Ah! ¡Santana! —gimo y siento que mi cadera da una sacudida. Pero ella no se detiene. Sigue con su provocación lenta, pausada y desesperante. Mi cuerpo empieza a arder cuando el placer me invade.
— Santana, por favor —gimo.
— Mmm… —ronronea—. Quiero que te corras así. —Mi pezón logra un respiro mientras sus palabras me acarician la piel. Es como si estuviera dirigiéndose a una parte profunda y oscura de mi mente que solo ella conoce. Cuando retoma lo que estaba haciendo, con los dientes esta vez, el placer es casi intolerable.
Gimo muy alto, me revuelvo en su regazo e intento lograr algo de fricción contra sus pantalones. Tiro de las bragas que me atan sin conseguir nada. Quiero tocarla, pero me pierdo… me pierdo en esta traicionera sensación.
— Por favor… —le susurro de nuevo suplicante y el placer me llena el cuerpo desde el cuello hasta las piernas y los dedos de los pies, tensándolo todo a su paso.
— Tienes unos pechos preciosos, Britt —gime—. Algún día te los tengo que follar.
¿Qué demonios significa eso? Abro los ojos y la miro con la boca abierta mientras sigue chupando.
Mi piel responde a su contacto. Ya no siento la blusa húmeda ni su pelo mojado. No siento nada aparte del fuego. Arde deliciosamente con un calor que nace de lo más profundo de mi interior. Todos los pensamientos desaparecen cuando mi cuerpo se tensa y los músculos aprietan… listos, muy cerca… buscando la liberación. Ella no se detiene, no deja de chupar y de tirar, volviéndome loca. Quiero… quiero…
— Déjate ir —jadea Santana.
Y yo lo hago, bien alto, mi orgasmo haciéndome estremecer el cuerpo. Entonces ella para esa tortura tan dulce y me abraza apretándome contra ella a la vez que mi cuerpo entra en la espiral del clímax.
Cuando por fin abro los ojos, tengo la cabeza apoyada en su pecho y ella me está contemplando.
— Dios, cómo me gusta ver cómo te corres, Britt. —Suena maravillada.
— Eso ha sido… —Me faltan las palabras.
— Lo sé. —Se acerca a mí y me besa, todavía con la mano en mi nuca, sujetándome la cabeza ladeada para poder darme un beso profundo, lleno de amor y de veneración.
Me vuelvo a perder en ese beso.
Se aparta para respirar y sus ojos tienen ahora el color de una tormenta tropical.
Me quita la falda y me quita el nudo de mis bragas y libero mis manos.
— Ahora me vas a follar con fuerza —murmura.
Madre mía. Me agarra por la cintura, me levanta de entre sus muslos y me sienta más cerca de sus rodillas. Con la mano derecha se desabrocha el botón de los pantalones se los quita y también se quita su braga de encaje morada y los tira en el suelo al lado de mi falda, con la mano izquierda me acaricia el muslo arriba y abajo, parándose cada vez que llega al borde de las medias. Me está mirando fijamente. Estamos cara a cara y yo estoy indefensa, en sujetador y medias. Creo que este es uno de nuestros momentos más íntimos; aquí, cerca, sentada en su regazo, mirando sus hermosos ojos marrones. Me hace sentir un poco descarada y a la vez muy conectada con ella; no siento ni vergüenza ni timidez. Es Santana, mi esposa, mi amante, mi presumida dominante, mi Cincuenta… el amor de mi vida. Se queda desnuda de la cintura para abajo y a mí se me seca la boca al ver aparecer su sexo, libre al fin.
Sonríe.
— ¿Te gusta? —susurra.
— Ajá —le digo. Se envuelve el sexo con la mano y empieza a moverla arriba y abajo. Oh, madre mía.
La miro a través de mis pestañas. Joder, es tan sexy…
— Se está mordiendo el labio, señora López.
— Eso es porque tengo hambre.
— ¿Hambre? —Abre la boca sorprendida y los ojos se le abren un poco más.
— Sí —le digo humedeciéndome los labios.
Me dedica una sonrisa enigmática y se muerde el labio inferior sin dejar de tocarse. ¿Por qué ver a mi esposa dándose placer me pone tanto?
— Ya veo. Deberías haber cenado. —Su tono es burlón y de censura a la vez—. Pero tal vez yo pueda hacer algo… —Me pone la mano en la cintura.
— Ponte de pie —me dice en voz baja y yo ya sé lo que va a hacer. Me pongo de pie; ya no me tiemblan las piernas.
— Y ahora de rodillas.
Hago lo que me pide y me arrodillo sobre el frío suelo de baldosas del baño. Se acerca al borde del asiento.
— Bésame —me pide la miro y advierto que se está pasando la lengua por los dientes superiores. Es excitante, muy excitante ver su deseo, su deseo desnuda por mí y por mi boca. Me acerco sin dejar de mirarle y le doy un beso en la punta del clítoris. Veo como inhala con fuerza y aprieta los dientes. Santana me coge la cabeza con la mano y yo le paso la lengua por la punta para saborear su dulce sabor.
Mmm… sabe bien. Abre más la boca para poder respirar por ella cuando yo me lanzo sobre ella, metiéndole la lengua y chupando con fuerza su clítoris con mi boca.
— Ah…
Suelta el aire entre los dientes apretados y proyecta la cadera hacia delante, empujando. Pero eso no me hace parar. Me cubro los dientes con los labios y muevo mis labios por todo su sexo. Me coloca la otra mano en la cabeza para agarrármela por ambos lados, enreda los dedos en mi pelo y lentamente va moviendo sus caderas en mi boca. Su respiración se acelera y se hace cada vez más trabajosa. Rodeo la punta con la lengua y después se la vuelvo a meter toda en su interior en perfecto contrapunto a su movimiento.
— Dios, Britt. —Suspira y aprieta los párpados. Se está perdiendo y verla así se me sube a la cabeza.
Es por mí. Muy lentamente aparto los labios y lo que la roza ahora son mis dientes.
— ¡Ah!
Chupo y miro por debajo de las pestañas a unos ojos abrasadores que me devuelven la mirada con amor, necesidad y lujuria. Y de repente me doy cuenta de que soy yo la que quiere follarla mil veces peor que el domingo. La deseo con todas mis fuerzas. Quiero verla correrse por mí. Le chupo el clítoris y muevo mi lengua más rápido y ella emite un sonido gutural y salvaje desde el fondo de la garganta.
— Quieta —le digo con voz ronza y sus uñas van clavándose en la carne de mi espalda.
Se mueve yo gimo y cierro los ojos.
— Este es mi lugar favorito —susurro.
— Dentro de ti. Dentro de mi mujer.
— Oh, joder, Brittany. No puedo aguantar más.
Desliza los dedos. Ella gime fuerte y noto sus manos en mi pelo y en mi espalda.
Después de todas las discusiones del día, de mi frustración con ella y la suya conmigo, al menos todavía tenemos esto. Siempre tendremos esto. La quiero tanto que es casi demasiado.
— Sí, Britt, sí… —dice entre dientes y yo muevo mi lengua rápido.
— Bella… —jadea.
Gime y me toma mi cabeza con fuerza, abandonándose al clímax con un sollozo lastimero. Y eso es justo lo que necesitaba para volver a llevarme al borde del abismo y me dejo ir con ella solo sentir como se corre en mi boca, me excitó tanto que también me corrí en sincronía con ella, todo es tan hermoso ella me hace sentir amada. Tengo los ojos llenos de lágrimas porque la quiero muchísimo.
— Oye… —me susurra agarrándome subiéndome a su regazo y mirándome
Preocupada.
— ¿Por qué lloras? ¿Te he hecho daño?
— No —le digo para tranquilizarla.
Me aparta el pelo de la cara y me seca una lágrima con el pulgar a la vez que me besa tiernamente en los labios.
— ¿Qué te pasa, Britt? Dímelo.
Sorbo por la nariz.
— Es que… Es solo que a veces me abruma darme cuenta de cuánto te quiero —le confieso. Ella me sonríe con esa sonrisa tímida tan especial que creo que tiene reservada solo para mí.
— Tú tienes el mismo efecto en mí —me susurra y me da otro beso. Yo sonrío y en mi interior la felicidad se despereza y se estira encantada.
— ¿Ah, sí?
Ella sonríe.
— Sabes que sí.
— A veces sí lo sé. Pero no todo el tiempo.
— Ídem, señora López.
Le sonrío y le doy besitos en el cuello. Santana me acaricia el pelo y me pasa una mano por la espalda. Me suelta el sujetador y me baja un tirante. Me muevo para que me quite el otro tirante y ella deja caer al suelo el sujetador.
Y ella también se quita su sujetador.
— Mmm… Piel contra piel —dice feliz y me abraza otra vez.
Me da un beso en el hombro y sube acariciándome con la nariz hasta mi oreja.
— Huele divinamente, señora López.
— Y usted, señora López. —Vuelvo a acariciarla con la nariz y aspiro el aroma de Santana, que ahora está mezclado con el embriagador perfume del sexo. Podría quedarme así para siempre: en sus brazos, feliz y satisfecha. Es justo lo que necesitaba después de este día de mucho trabajo, discusiones y de poner a una zorra en su sitio. Aquí es donde quiero estar, y a pesar de su obsesión por el control, este es el sitio al que pertenezco. Santana entierra la nariz en mi pelo e inspira hondo. Yo suspiro satisfecha y noto su sonrisa. Y así nos quedamos; sentadas, abrazadas y en silencio.
Pero un instante después la realidad se entromete en nuestro momento.
— Es tarde —dice Santana mientras me acaricia metódicamente la espalda con los dedos.
— Y tú sigues necesitando un corte de pelo.
Ríe.
— Cierto, señora López. ¿Tiene energía suficiente para acabar lo que ha empezado?
— Por usted, señora López, cualquier cosa. —Le doy otro beso en sus pechos y me levanto a regañadientes.
— Un momento. —Me coge de las caderas y me gira.
— Es usted una visión espectacular, señora López. —Se apoya en el respaldo de la silla y cruza los brazos mientras me mira de arriba abajo solo tengo puestas las medias.
Yo doy una vuelta para que ella me vea.
— Dios, soy una hija de puta con suerte —dice con admiración.
— Sí que lo eres.
Sonríe.
— Ponte mi camisa para cortarme el pelo. Así como estás ahora me distraes y no conseguiríamos llegar a la cama hoy.
No puedo evitar sonreír. Como sé que está observando todos mis movimientos, voy pavoneándome hasta donde dejamos mis zapatos y su camisa. Me agacho despacio, cojo la camisa, la huelo (mmm…) y después me la pongo. Santana me mira con los ojos muy abiertos. Se ha vuelto a poner el sujetador y las bragas, me está contemplando atentamente.
— Menudo espectáculo, señora López.
— ¿Tenemos tijeras? —le pregunto con aire inocente, agitando las pestañas.
— En mi estudio —me dice.
— Voy en su busca. —La dejo allí, entro en el dormitorio y cojo el peine de mi tocador antes de encaminarme a su estudio.
Cuando entro en el pasillo, advierto que la puerta del despacho de Taylor está abierta. La señora Jones está de pie junto al umbral. Me quedo parada como si hubiera echado raíces. Taylor le está acariciando la cara con los dedos y sonriéndole dulcemente. Entonces se inclina y le da un beso.
Vaya… ¿Taylor y la señora Jones? Me quedo con la boca abierta por el asombro. Bueno, yo creía…
La verdad es que sospechaba algo. ¡Pero ahora es obvio que están juntos! Me sonrojo porque me siento como una voyeur y por fin consigo que mis pies vuelvan a echar a andar. Cruzo corriendo el salón y entro en el estudio de Santana. Enciendo la luz y voy hasta su escritorio. Taylor y la señora Jones… ¡Vaya!
Mi mente va a mil por hora. Siempre he pensado que la señora Jones era mayor que Taylor. Oh, tampoco es tan difícil de entender… Abro el cajón de arriba de la mesa y me distraigo inmediatamente: dentro hay un arma. ¡Santana tiene un arma!
Un revólver. Dios mío… No tenía ni idea de que Santana tuviera un arma. Lo saco, abro el tambor y lo examino. Está cargado pero es ligero, muy ligero. Debe de ser de fibra de carbono. ¿Por qué puede querer tener Santana un arma? Oh, espero que sepa usarla. Me vienen a la mente las advertencias constantes de Ray sobre las armas de fuego (nunca olvidó su entrenamiento militar): «Esto te puede matar, Britt. Siempre que cojas un arma de fuego debes saber cómo usarla». Devuelvo el arma al cajón y busco las tijeras. Las cojo y salgo corriendo para volver con Santana, con la mente trabajando a mil por hora: Taylor y la señora Jones… El revólver…
En la entrada del salón me topo con Taylor.
— Perdón, señora López. —Se sonroja al ver lo que llevo puesto.
— Oh, Taylor, hola… Le voy a cortar el pelo a Santana —le digo avergonzada.
Taylor está pasando tanta vergüenza como yo. Abre la boca para decir algo, pero vuelve a cerrarla y se aparta.
— Después de usted, señora —dice formalmente.
Creo que estoy del color de mi antiguo Audi, el que Santana les compraba a todas sus sumisas.
Esta situación no podría ser más embarazosa…
— Gracias —murmuro y me apresuro por el pasillo. Mierda. ¿No me voy a acostumbrar nunca al hecho de que no estamos solas? Corro al baño.
— ¿Qué pasa? —Santana está de pie delante del espejo con mis zapatos en la mano. Toda la ropa que estaba tirada en el suelo ahora está colocada ordenadamente al lado del lavabo.
— Me acabo de encontrar con Taylor.
— Oh. —Santana frunce el ceño—. ¿Así vestida?
Oh, mierda.
— No ha sido culpa de Taylor.
El ceño de Santana se hace más profundo.
— No, pero aun así…
— Estoy vestida.
— Muy poco vestida.
— No sé a quién le ha dado más vergüenza, si a el o a mí. —Intento la técnica de la distracción.
— ¿Tú sabías que él y Gail están… bueno… juntos?
Santana ríe.
— Sí, claro que lo sabía.
— ¿Y por qué no me lo has dicho nunca?
— Pensé que tú también lo sabías.
— Pues no.
— Britt, son adultos. Viven bajo el mismo techo. Ninguno tiene compromiso y los dos son atractivos.
Me ruborizo y me siento tonta por no haberlo notado.
— Bueno, dicho así… Yo creía que Gail era mayor que Taylor.
— Lo es, pero no mucho. —Me mira perpleja—. A algunas personas les gustan las mayores…
Se calla de repente y se le abren mucho los ojos.
La miro con el ceño fruncido.
— Ya… —le respondo molesta.
Santana parece arrepentida y me sonríe tiernamente. ¡Sí! ¡Mi técnica de distracción ha funcionado!
Mi subconsciente pone los ojos en blanco: Sí, pero ¿a qué precio? Ahora vuelve a cernirse sobre mí el fantasma de la innombrable señora Robinson.
— Eso me recuerda algo —dice contenta.
— ¿Qué? —le pregunto. Cojo la silla y la giro para que quede mirando al espejo que hay sobre el lavabo.
— Siéntate —le ordeno. Santana me mira con indulgencia divertida, pero hace lo que le digo y se acomoda en la silla. Empiezo a peinarle el pelo que ya solo tiene un poco húmedo.
— Estaba pensando que podríamos reformar las habitaciones que hay encima del garaje en la casa nueva para que vivan ellos —me explica Santana.
— Convertirlo en un hogar. Así tal vez la hija de Taylor podría venir a quedarse con el más a menudo.
Me observa con cautela a través del espejo.
— ¿Y por qué no se queda aquí?
— Taylor nunca me lo ha pedido.
— Tal vez deberías sugerírselo tú. Pero nosotras tendríamos que tener más cuidado.
Santana arruga la frente.
— No se me había ocurrido.
— Tal vez por eso Taylor no te lo ha pedido. ¿La conoces?
— Sí, es una niña muy dulce. Tímida. Muy guapa. Yo le pago el colegio.
¡Oh! Paro de peinarla y la miro desde el espejo.
— No tenía ni idea.
Ella se encoge de hombros.
— Era lo menos que podía hacer. Además, así su padre no deja el trabajo.
— Estoy segura de que le gusta trabajar para ti.
Santana me mira sin expresión y después se encoje de hombros.
— No lo sé.
— Creo que te tiene mucho cariño, Santana.
Acabo de peinarla y la miro. Sus ojos no se apartan de los míos.
— ¿Tú crees?
— Sí.
Ríe burlona sin darle importancia, pero suena satisfecha, como si se alegrara en el fondo de caerle bien a su personal.
— Entonces, ¿le dirás a Gia lo de las habitaciones sobre el garaje?
— Sí, claro. —Ya no siento la misma irritación que antes cuando menciona su nombre. Mi subconsciente asiente satisfecha. Sí, hoy lo hemos hecho bien. La diosa que llevo dentro se regodea.
Ahora dejará en paz a mi esposa y así no le hará sentir incómoda.
Ya estoy preparada para cortarle el pelo a Santana.
— ¿Estás segura? Es tu última oportunidad de echarte atrás.
— Hágalo lo peor que sepa, señora López. Yo no tengo que verme; usted sí.
Le sonrío.
— Santana yo podría pasarme el día mirándote.
Niega con la cabeza, exasperada.
— Solo es una cara bonita, bella.
— Y detrás de esa cara hay una mujer muy bonita también.
Le doy un beso en la sien.
— Mi mujer.
Ella sonríe tímida.
Cojo el primer mechón, lo peino hacia arriba y lo sostengo entre los dedos índice y corazón. Agarro el peine con la boca, cojo las tijeras y doy el primer corte, con el que me llevo un centímetro y medio más o menos. Santana cierra los ojos y se queda sentada como una estatua, suspirando satisfecha mientras yo sigo cortando. De vez en cuanto abre los ojos y siempre la encuentro observándome. No me toca mientras trabajo, lo que le agradezco. Su contacto… me distrae.
En quince minutos he acabado.
— Terminado. —Me gusta el resultado. Está tan guapa como siempre, con el pelo un poco caído y sexy, solo que algo más corto a la altura de los hombros.
Santana se mira en el espejo y parece agradablemente sorprendida. Sonríe.
— Un gran trabajo, señora López. —Gira la cabeza a un lado y luego al otro y me rodea con un brazo.
Me atrae hacia ella, me da un beso y me acaricia el vientre con la nariz.
— Gracias —me dice.
— Un placer. —Me agacho para darle un beso breve.
— Es tarde. A la cama. —Y me da un azote juguetón en el culo.
— ¡Ah! Deberíamos limpiar un poco esto. —Hay pelos por todo el suelo.
Santana frunce el ceño como si eso no se le hubiera pasado por la cabeza.
— Vale, voy por la escoba —dice.
— No quiero que andes por ahí avergonzando al personal con ese atuendo tan inapropiado que llevas.
Se coloca una bata de baño.
— Pero ¿sabes dónde está la escoba? —le pregunto inocentemente.
Santana se queda parada.
— Eh… no.
Río.
— Ya voy yo.
Cuando me meto en la cama y mientras espero que Santana venga también, pienso en el final tan diferente que podía haber tenido este día. Estaba tan enfadada con ella antes y ella conmigo… ¿Cómo puedo tratar esa tontería de que quiere que yo dirija una empresa? No deseo dirigir una empresa. Yo no soy ella.
Tengo que pararla ya. Tal vez deberíamos tener una palabra de seguridad para los momentos en que ella sea demasiado dominante y autoritaria, para cuando sea petulante… Suelto una risita. Tal vez esa precisamente debería ser la palabra de seguridad: petulante. Me gusta la idea.
— ¿Qué? —me dice al entrar en la cama a mi lado, llevando solo los pantalones del pijama y un sujetador.
— Nada. Una idea.
— ¿Qué idea? —Se estira en la cama a mi lado.
Ahí va…
— Santana, creo que no quiero dirigir una empresa.
Se apoya sobre uno de los codos y me mira.
— ¿Por qué dices eso?
— Porque es algo que nunca me ha llamado la atención.
— Eres más que capaz de hacerlo, Brittany.
— Me gusta leer, Santana. Dirigir una empresa me apartaría de eso.
— Podrías ser una directiva creativa.
Frunzo el ceño.
— Mira —continúa—, dirigir una empresa que funciona se basa en aprovechar el talento de los individuos que tienes a tu disposición. Ahí es donde está tu talento y tus intereses; luego estructuras la empresa para permitir que puedan hacer su trabajo. No lo rechaces sin pensarlo, Brittany. Eres una mujer muy capaz. Creo que podrías hacer lo que quisieras solo con proponértelo.
Vaya… ¿Cómo puede saber que eso se me daría bien?
— Me preocupa que me ocupe demasiado tiempo.
Santana frunce el ceño de nuevo.
— Tiempo que podría dedicarte a ti —digo sacando mi arma secreta.
Su mirada se oscurece.
— Sé lo que te propones —susurra divertida.
¡Mierda!
— ¿Qué? —pregunto con fingida inocencia.
— Estás intentando distraerme del tema que tenemos entre manos. Siempre lo haces. No rechaces la idea todavía, Britt. Piénsatelo. Solo te pido eso. —Se inclina y me da un beso casto y después me acaricia la mejilla con el pulgar. Esta discusión va para largo. Le sonrío y de repente algo que ha dicho antes me viene a la cabeza sin saber cómo.
— ¿Puedo preguntarte algo? —digo con voz suave y tentadora.
— Claro.
— Antes has dicho que si estaba enfadada contigo, que te lo hiciera pagar en la cama. ¿Qué querías decir? Se queda quieta.
— ¿Tú qué crees que quería decir?
Dios, ahora tengo que decirlo…
— Que quieres que te ate.
Levanta ambas cejas por el asombro.
— Eh… no. No era eso lo que quería decir en absoluto.
— Oh. —Me sorprende la ligera decepción que siento.
— ¿Quieres atarme? —me pregunta porque obviamente ha identificado mi expresión correctamente.
Suena alucinada. Me ruborizo.
— Bueno…
— Britt, yo… —No acaba la frase y algo oscuro cruza por su cara.
— San… —susurro alarmada. Me muevo para quedar tumbada de lado y apoyada en un codo como ella. Le acaricio la cara. Tiene los ojos muy abiertos y llenos de miedo. Sacude la cabeza con tristeza. ¡Mierda!
— Santana, para. No importa. Solo creía que querías decir eso.
Me coge la mano y se la pone sobre el corazón, que le late con fuerza. ¡Joder! ¿Qué pasa?
— Britt, no sé cómo me sentiría si estuviera atada y tú me tocaras…
Se me eriza el vello. Es como si me estuviera confesando algo profundo y oscuro.
— Todo esto es demasiado nuevo todavía —dice en voz baja y ronca.
Joder. Solo era una idea. Soy consciente de que ella está avanzando bastante, pero todavía le queda mucho. Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta… La ansiedad me atenaza el corazón. Me inclino y ella se queda petrificada, pero yo le doy un beso en la comisura de la boca.
— Santana, no te he entendido bien. No te preocupes por eso. No lo pienses, por favor. —Le doy un beso más apasionado. Ella cierra los ojos, gruñe y responde a mi beso. Después me empuja contra el colchón y me agarra la barbilla con las manos. Y en unos momentos las dos estamos perdidos… Perdidas la una en la otra una vez más.
Última edición por O_o el Miér Ago 28, 2013 4:57 pm, editado 5 veces
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Oh Nina, siento mucho lo de tu primo, ojalá y se encuentre bien lo más pronto posible :)
..En cuanto el capítulo fue muy lindo, tierno.. me ha fascinado jiji :'3
Y sin más,
nos leemos en tu próxima actualización
..En cuanto el capítulo fue muy lindo, tierno.. me ha fascinado jiji :'3
Y sin más,
nos leemos en tu próxima actualización
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Que feo lo de tu primo, pero que bueno que ya esta bien y no paso a mayores...
Quiero decir que este capitulo me encanto, al fin Britt le dice a Santana como se siente realmente, es un avance.
Se me retuerce el corazón con la pobre de Cincuenta, esta toda atormentada, lo bueno que tiene a Britt a su lado para salir juntas adelante y dejar todas sus sombras en el pasado ♥
Gracias por actualizar, esperare el próximo (:
Quiero decir que este capitulo me encanto, al fin Britt le dice a Santana como se siente realmente, es un avance.
Se me retuerce el corazón con la pobre de Cincuenta, esta toda atormentada, lo bueno que tiene a Britt a su lado para salir juntas adelante y dejar todas sus sombras en el pasado ♥
Gracias por actualizar, esperare el próximo (:
LittleShipper* - Mensajes : 44
Fecha de inscripción : 11/07/2013
Edad : 33
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
woooooooow ke capitulooo jajaj tierno, salvaje, tierno de nuevo, mas miedos de santana britt siendo una bitch jajajaja aztualiza pronto pliiiiis
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
meee encanta eres perfecta a la hora de escribir este finc continua porfaaa <3
LunaHummel* - Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 05/08/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Oh pobre Cincuenta, tiene mucho que superar.. pero va muy bien hasta ahora..
Ufff hasta yo pense que se referia a que la ataran... mmmm Que habra querido decir??
Bien, Britt y sus celos jajajajaj increible.. Es que quien se resiste a Santana Lopez?!
Ufff hasta yo pense que se referia a que la ataran... mmmm Que habra querido decir??
Bien, Britt y sus celos jajajajaj increible.. Es que quien se resiste a Santana Lopez?!
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hasta Britt ya dijo que Santana era una imbécil JAJAJAJAJAJA' pues me gusto mucho el capítulo, tienes que actualizar pronto por favor! ;c
Invitado- Invitado
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
excelente capitulo, muy bien britt así se hace que sepan que es tuya ajaja creo que yo si entendí a lo que se refería santana jaja ojala sea así. gracias por escribir (espero que tu primo este mejor)
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
excelente capitulo, como siempre... actualiza pronto! :3
javavera** - Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/05/2012
Edad : 34
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Ah y olvidé comentar que espero que no te tardes mucho en actualizar.. :$
cada capítulo es más interesante *-*
cada capítulo es más interesante *-*
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
no nos hagas sufrir tantooo, actualiza plis!!!!!
nayistica* - Mensajes : 5
Fecha de inscripción : 29/07/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
hola!!!!!!
como siempre me encanto!!!
pero antes solias actualizar pronto ahora ya no :( !!!!
la historia me encanta aunque no he leido los libros asi que no se que viene,
pero aveces como quisiera leer como reaccionaria santana si le llegase a
pasar algo a brit!!!!!!!!!!
aunque sea un accidente pequeño jejej !!!!!!!
actualiza porfaaaaaaaaaaa..........
como siempre me encanto!!!
pero antes solias actualizar pronto ahora ya no :( !!!!
la historia me encanta aunque no he leido los libros asi que no se que viene,
pero aveces como quisiera leer como reaccionaria santana si le llegase a
pasar algo a brit!!!!!!!!!!
aunque sea un accidente pequeño jejej !!!!!!!
actualiza porfaaaaaaaaaaa..........
Lorena_Glee** - Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Me leí los 3 libros y debo decir que esta muy bien adaptado. no debe ser nada sencillo mantener este fic actualizado entre estudios y demás. Así que aquí te dejo por primera vez mi comment, ya que he estado leyendo en silencio durante un tiempo. Y que sepas que he descuidado mi fic, por estar pendiente al tuyo jeje.. Saludos y me mantengo en espera del próximo capitulo.
Beverly_87*** - Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola que tal!! ya no se que decirte con repecto a la historia ms que cada ves me gusta mas!!!
Gracias por compartir la historia!!
Gracias por compartir la historia!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola..
cada capitulo me gusta mas el carácter de Britt.
esperando la próxima actualización.
cada capitulo me gusta mas el carácter de Britt.
esperando la próxima actualización.
Hemonay Rivera*** - Mensajes : 145
Fecha de inscripción : 24/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Me ultra encanto el capitulo, no lo habia podido comentar antes
pero aqui estoy :D
Adore a Britt toda celosa y Santana dandole seguridad
jajajajaja y su corte de cabello estubo bastante divertido!
Porque no has actualizado D:
Espero que lo hagas pronto :D
Saludos !
pero aqui estoy :D
Adore a Britt toda celosa y Santana dandole seguridad
jajajajaja y su corte de cabello estubo bastante divertido!
Porque no has actualizado D:
Espero que lo hagas pronto :D
Saludos !
Avrilita_LopezPierce*** - Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 21/09/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Muero por esta adaptación, excelente trabajo! espero la próxima actu.
Saludos!
Saludos!
Floracing- ---
-
Mensajes : 522
Fecha de inscripción : 08/04/2012
Edad : 30
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Actualiza ya por favooor :(
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola que. tal me llamó kimberly tengo como 2 semanas de conocer tu fic y me lo lei en una sem me a gustado mucho es muy interesante en si la historia y convertida en nuestras queridisimas brittana esta mucho mejor solo quería decirte que soy una fiel lectora de tu fanfic! Siempre esperando tu actualizacion ! Gracias hasta el prox capitulo
kimberly_wanky*** - Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 28/02/2013
Edad : 34
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
08.07.201319:37:13
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
actualiza actualizaa acuslizaaaaaaa xfaaaaaaaaaaaa
ya me desesdpereeeeeeeeeeeee :(
ya me desesdpereeeeeeeeeeeee :(
itzel7** - Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 10/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
HOLA!!!!
QUE CAP!!! POR DIOS!!! ME ENCANTAN TODOS TUS CAPS!!! SON INCREIBLES!!! LOS AMO!!!!!!
AQUÍ MIS PARTES FAVORITAS :)
¿Ves? Es mía. Irritante, exasperante incluso… pero mía. Yo sonrío. Ahora mismo te quiero mucho, Santana López.
Mía. Sí, zorra… mía. La diosa que llevo dentro se ha puesto el traje de gladiadora y ha decidido que no va a hacer prisioneros.
— Haces bien en ponerte nerviosa, Gia, porque ahora mismo tu trabajo en este proyecto pende de un hilo. Pero no tiene por qué haber ningún problema siempre y cuando mantengas las manos alejadas de mi esposa.
Ella da un respingo.
— Si no, te despido, ¿entendido? —digo pronunciando todas las palabras con mucha claridad.
Parpadea muy rápido, totalmente asombrada. No se puede creer lo que acabo de decir. Yo misma no me puedo creer lo que acabo de decir. Pero me mantengo firme y miro impasible sus ojos marrones que se abren cada vez más.
POR DIOS!!! AMO A LA BRITT CELOSA!! ES INCREIBLE!!!!! LA ADORO!!!! COMO SE ENFRENTO, COPIANDO LA IMPONENCIA DE SANTANA CUANDO QUIERE INTIMIDAR A ALGUIEN!! ESO FUE MUY WOOOOW!!!!!
¡Vamos a por ello, Cincuenta!
JAJAJJAJ ESTA FRASE ME HIZO REIR!!! POR EL CONTEXTO EN QUE LO DIJO :P
Aunque sea una imbécil dominante y presumida, es mi imbécil dominante y presumida que necesita una dosis de cariño que dure toda la vida.
Es Santana, mi esposa, mi amante, mi presumida dominante, mi Cincuenta… el amor de mi vida.
COMO ME GUSTAN ESTAS FRASES!! BRITT ES MUY PROFUNDA CUANDO QUIERE :)
Y SANCINCUENTA! DIOS!!! SANCINCUENTA ES ADORABLE!!! TODAVÍA VULNERABLE!! ES TAN TIERNA!
ESPERO LA ACTU COMO SIEMPRE!!
SALUDOS!! NAT!
QUE CAP!!! POR DIOS!!! ME ENCANTAN TODOS TUS CAPS!!! SON INCREIBLES!!! LOS AMO!!!!!!
AQUÍ MIS PARTES FAVORITAS :)
¿Ves? Es mía. Irritante, exasperante incluso… pero mía. Yo sonrío. Ahora mismo te quiero mucho, Santana López.
Mía. Sí, zorra… mía. La diosa que llevo dentro se ha puesto el traje de gladiadora y ha decidido que no va a hacer prisioneros.
— Haces bien en ponerte nerviosa, Gia, porque ahora mismo tu trabajo en este proyecto pende de un hilo. Pero no tiene por qué haber ningún problema siempre y cuando mantengas las manos alejadas de mi esposa.
Ella da un respingo.
— Si no, te despido, ¿entendido? —digo pronunciando todas las palabras con mucha claridad.
Parpadea muy rápido, totalmente asombrada. No se puede creer lo que acabo de decir. Yo misma no me puedo creer lo que acabo de decir. Pero me mantengo firme y miro impasible sus ojos marrones que se abren cada vez más.
POR DIOS!!! AMO A LA BRITT CELOSA!! ES INCREIBLE!!!!! LA ADORO!!!! COMO SE ENFRENTO, COPIANDO LA IMPONENCIA DE SANTANA CUANDO QUIERE INTIMIDAR A ALGUIEN!! ESO FUE MUY WOOOOW!!!!!
¡Vamos a por ello, Cincuenta!
JAJAJJAJ ESTA FRASE ME HIZO REIR!!! POR EL CONTEXTO EN QUE LO DIJO :P
Aunque sea una imbécil dominante y presumida, es mi imbécil dominante y presumida que necesita una dosis de cariño que dure toda la vida.
Es Santana, mi esposa, mi amante, mi presumida dominante, mi Cincuenta… el amor de mi vida.
COMO ME GUSTAN ESTAS FRASES!! BRITT ES MUY PROFUNDA CUANDO QUIERE :)
Y SANCINCUENTA! DIOS!!! SANCINCUENTA ES ADORABLE!!! TODAVÍA VULNERABLE!! ES TAN TIERNA!
ESPERO LA ACTU COMO SIEMPRE!!
SALUDOS!! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
excelente capitulo como siempre! espero pronta actualizacion!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
actualiza porfas esta genial la adaptación
Nayelovesbritt** - Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 24/04/2013
Edad : 33
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