FANFIC KLAINE. "El chico que se escabulle en la ventana de mi habitación" Epílogo - Parte II

—Sólo déjalo, ¡puedo ayudarlo! —gritó una voz que reconocía. 

—Llama al 911 por el amor de Dios. ¡No puede respirar! —gritó Finn.

—Finn, ¡déjalo! Yo me encargo, lo prometo —dijo urgentemente la voz de nuevo.

Fui ligeramente empujado hacia dos grandes brazos que me rodearon instantáneamente, presionándome hacia un duro pecho; había un hermoso aroma que reconocería en cualquier lugar. Blaine.

Oh, gracias a Dios, ¡Blaine está aquí! La carrera de mi corazón comenzó a frenar mientras sentía que presionaba sus labios en mi cuello y respiraba lento y calmadamente por mi espalda. Intenté igualar mi respiración con la suya. Me concentré en sentir el constante latido de su corazón contra mi pecho, y los puntos negros comenzaron a desaparecer. Después de unos minutos, recuperé el control de mis brazos, y los enredé apretadamente alrededor de su cintura, aferrándome a él como si fuera la única cosa que evitaba que me cayera del borde del mundo. Mi padre estaba regresando, pero yo estaba con Blaine, y él no dejaría que nada me lastimara, lo sabía. Así que comencé a sentirme a salvo en sus brazos. Después de lo que pareció una eternidad, fui capaz de hacerme hacia atrás y mirarlo.

—¿Estas bien ahora? —preguntó, poniendo sus manos a ambos lados de mi rostro y presionando su frente contra la mía.

Asentí y lamí mis labios, los cuales por algún motivo sabían a sal. Me di cuenta de que estaba llorando. Me limpié el rostro con la manga de mi camiseta y lentamente me volví consciente de lo que me rodeaba. Aún estaba en la sala. Levanté la vista para ver a Finn sentado ahí, conmocionado, observándonos a mí y a Blaine. Su boca colgaba abierta, y sus ojos parecían que pronto saldrían de órbita. Pensé en hacerme hacia atrás, pero no podía. No me podía alejar de Blaine, era mi seguro; era lo que necesitaba, el que me mantendría a salvo de todo esto.

Finn caminó hacia mí, y me sacó de los brazos de Blaine, haciéndome lloriquear. Me rodeo en un fuerte abrazo.

—Demonios, Kurt. ¡Nunca me hagas eso de nuevo! ¡Creí que te ibas a morir! Mierda, me asustaste —despotricó Finn mientras me apretaba con más fuerza hacia él.

—Estoy bien —dije débilmente. Mire hacia a Blaine, para tranquilizarme y vi que no estaba ahí, el pánico comenzó a levantarse en mi pecho mientras mi respiración comenzaba a acortase.

—¿Dónde está Blaine? —apenas pude susurrar, las lágrimas fluyendo por mi rostro de nuevo. ¡Oh Dios, me dejó!

Finn me abrazó más fuerte.

—Shh está bien. Sólo respira, shh —murmuró, pero no podía, mis pulmones se negaban a funcionar.

—¡Mierda! —jadeó Finn al mirarme—. ¡Blaine, vuelve aquí rápido! —casi gritó.

Blaine corrió de regreso al cuarto, sosteniendo un vaso de agua que dejó en la mesa bruscamente, tirando la mitad del contenido, antes de envolver sus brazos a mi alrededor nuevamente.

—Está bien, Ángel —susurró, poniendo sus labios en mi cuello otra vez.

Después de un par de minutos, cuando pude recuperarme, le sonreí a Blaine gratamente. Finn se veía mordazmente enojado.

—¿Qué demonios? Ustedes dos están juntos, ¿no? —rugió.

—Mira Finn, tú y yo hablaremos de esto, pero justo ahora no es el momento. Necesito asegurarme de que él esté bien —dijo con severidad poniéndole fin a la conversación.

Finn, me miró arrepentido y asintió.

—Lo siento, Kurt, pero tenía que decírtelo, asegurarme de que lo supieras, pero te prometo que nunca dejaré que te lastime. No tienes que preocuparte por nada. Lo mataré antes de que te toque —dijo Finn tomando mi mano.

Sonreí, pero tengo la sensación de que se vio más como una mueca.

—Lo sé, Finn. Siento haberme vuelto loco y asustarte. —levanté una temblorosa mano y limpié mis lágrimas de nuevo.

—Está bien. Sólo, no lo hagas de nuevo —dijo sonriéndome. Reí débilmente y asentí.

Blaine me dio el vaso de agua y lo bebí. Noté que Finn observaba cada movimiento de Blaine, mirándolo con resentimiento.

—Deja de mirarlo así Finn, él no ha hecho nada malo —dije frunciendo el ceño.

Sacudió la cabeza y tensó su mandíbula, tomando un profundo aliento, obviamente intentando calmarse a si mismo antes de hablar.

—Ustedes dos están juntos —dijo simplemente, esperando una confirmación. Me moví incómodo en mi asiento. De acuerdo, demasiado para un par de semanas.

—Sí —respondió Blaine asintiendo. Su brazo envuelto apretadamente a mí alrededor. Me moví más cerca de él, esperando que todo esto fuera un sueño. No sólo mi padre abusivo estaba regresando sino que mi hermano iba a comenzar a golpear a mi novio.

—¿Desde cuándo? —preguntó Finn, su mandíbula aún estaba tensa, pero parecía estar haciendo lo mejor que podía con su autocontrol.

—Desde el viernes —respondió Blaine en voz baja. Se veía realmente culpable, y sabía que era mi culpa, porque yo le había pedido que mintiera sobre esto.

—El te lo quiso decir Finn, pero yo quería esperar. No quiero que ustedes dos peleen ¿por favor? —rogué mirando a mi hermano, poniendo carita de cachorro.

—¿Te gusta Kurt? —preguntó Finn, cerrando los ojos, pareciendo triste y decepcionado.

—Sí —admití, aún rogándole con mis ojos que lo aceptara y no fuera a culpar a Blaine por esto.

Él asintió pero no abrió sus ojos.

—¿Qué fue lo que hiciste, Blaine? ¿Cómo hiciste eso? ¿Calmarlo de esa forma? —preguntó abriendo los ojos y mirándolo con gratitud.

—No lo sé. Es sólo algo que lo calma, eso es todo. Siempre lo ha hecho —dijo Blaine con un encogimiento de hombros.

—¿Qué siempre lo ha hecho? ¿Cuándo lo hiciste antes? —preguntó Finn, pareciendo confundido.

—Sí, he tenido que tranquilizarlo un par de veces —respondió Blaine tristemente.

Pensé a lo que se refería, todas las veces que me había visto llorar, probablemente cada noche, hasta los 14 años.

—¿Qué? ¿Cuándo? Nunca te había visto hacer eso —protestó Finn, negando con su cabeza, pareciendo aun más confundido.

Saqué un inestable suspiro. Ahora va a descubrir que Blaine duerme conmigo.

Crucé mis dedos y recé a cualquier Dios existente porque esto saliera bien, que Finn estuviera de acuerdo, y no muy enojado con su mejor amigo. Blaine me miró pidiéndome permiso para decirle, y asentí mordiéndome el labio, sabiendo que esto se iba a saber tarde o temprano.

—Finn, por favor no enloquezcas —rogué, moviendo mi cuerpo hasta que estuvo ligeramente enfrente de Blaine, en caso de que Finn se lanzara hacia él o algo. Mi pequeño movimiento, podría detenerlo de atacar a mi novio.

—Finn, chico, nada nunca ha pasado, lo juro —prometió Blaine, Finn levanto las cejas—. Cuando tenía diez, lo vi a través de mi ventana llorando en su cama. Así que me acerqué para asegurarme de que estaba bien, y terminé durmiendo en su cama —Finn lo miraba como si estuviera a punto de asesinarlo en ese momento—. Sucedió de nuevo la noche siguiente y la siguiente. El lloraba y yo entraba a hurtadillas por su ventana. Después de un tiempo, se convirtió en un hábito —dijo Blaine frunciendo ligeramente el ceño.

Finn saltó con su puño en alto. Sus ojos estrechos miraban a Blaine. Tan rápido como un rayo, agarré del brazo a Blaine y lo puse detrás de mí, protegiéndolo.

Los ojos de Finn, llamearon antes de que su rostro se calmara.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Finn, jadeando y mirándome intensamente.

—¿Hacer qué? —pregunté, aun sosteniéndolo detrás de mí.

—Ponerlo detrás de ti de esa forma —dijo Finn, completamente calmado ahora.

Sacudí la cabeza, la razón era muy obvia a mi parecer.

—Es sólo que no quiero que lo lastimes, eso es todo.

Finn volvió a sentarse, pasando sus manos a través de su cabello castaño.

—¿De verdad te gusta mi hermano? —preguntó mirando el piso.

—Finn, estoy enamorado de tu hermano, lo sabes —Blaine se sentó en el sofá y me hizo sentar junto a él.
Finn asintió.

—Y has dormido en su cama antes, cuando éramos niños —declaró Finn, como si estuviera asegurándose de que había entendido bien las cosas.

—No sólo cuando éramos niños, eso es lo que estaba intentando decirte. El solía llorar, así que me metía a escondidas para tranquilizarlo cada noche. Es sólo que se volvió una costumbre, y ahora ninguno de los dos puede dormir bien, sin el otro ahí —admitió Blaine, frunciendo el ceño.

El rostro de Finn se endureció.

—¿Aún duermes en su cuarto? ¿Cada noche desde que tenias diez? Maldición, Blaine. ¡Mierda!, ¡hijo de puta! —rugió Finn, no realmente capaz de detener las palabras, dando un paso al frente, con sus puños cerrados otra vez.

Apreté los ojos. ¡Dios, aquí viene! Levanté mis manos, intentando detenerlo.

—Finn, ¿recuerdas cuándo solía despertarme gritando todo el tiempo? —pregunté desesperado. Necesitaba hacerlo entrar en razón antes de que ocurriera algo peor.

Asintió y cerró los ojos.

—Sí, dejaste de hacerlo cuando tenías como ocho o algo así.

Asentí.

—Sí, tenía ocho. Eso fue cuando Blaine comenzó a dormir conmigo. Ya no tuve pesadillas, gracias a Blaine —dije sonriendo, y apretando la mano de mi novio.

—¡Sí las tenías! Tuve que dormir un par de veces contigo —protestó Finn.

—Sí, lo hiciste, pero seguí teniendo pesadillas aun cuando estabas ahí —lo contradije.

Finn se estremeció y asintió, probablemente recordando como solía gritar en su cama—. Sólo he tenido unas pocas pesadillas desde entonces, y la única vez que las he tenido fue cuando Blaine no estaba ahí. Como cuando estaba de vacaciones o algo —expliqué mirando a Finn, viendo la comprensión pasar por su rostro. Nos quedamos en silencio por un momento.

Blaine acariciaba la parte de atrás de mi mano, Finn sólo miraba el piso. Después de lo que pareció una eternidad, Finn miró a Blaine.

—Blaine, si lastimas a mi hermano, mejor amigo o no, te mataré —le advirtió Finn.

Podía ver que lo decía en serio.

—No lo haré, lo prometo —juró Blaine, con una sonrisa tranquilizadora.

—De acuerdo, entonces me voy a la cama. Supongo que los veré en la mañana, asegúrense de cerrar la puerta antes de irse a la cama —instruyó Finn parándose y dejándonos sentados en el sofá completamente en shock.

Miré a Blaine, se veía tan anonadado como yo me sentía.

—Wow, eso fue más fácil de lo que pensé —reflexionó, sonriéndome mientras ponía sus manos a ambos lados de mi rostro.

Sonreí, satisfecho de que todo esto finalmente saliera a la luz.

—¿Quieres ir a la cama Blaine? No estoy de humor para hacer tareas, sólo quiero dormir. —Sólo necesitaba meterme en la cama y tenerlo a él, nada más.

Asintió y besó mi nariz.

—Sí, sólo necesito regresar a mi casa primero. Finn llamó y dijo que tú estabas mal, así que solo salí corriendo de mi casa, sin decirles a mis padres a dónde iba. —acaricié su rostro con mis pulgares suavemente, el sólo estaba mirándome con una sonrisa triste.

—Está bien. Supongo que me iré a la cama, y te veré cuando estés listo —dije levantándolo y empujándolo hacia la puerta.

—Hey, ¿puedo usar la puerta ahora que Finn sabe? —sonrió.

Reí por su emoción, pero negué con la cabeza.

—No, tus padres podrían verte… a menos que quieras decirles que te estás quedando aquí —sugerí.
Sonrió felizmente.

—Me encantaría caminar por tu puerta de enfrente, y encontrarte en tu cama.

Nunca había pensado en eso. Saqué mis llaves y se las pasé.

—Asegúrate de cerrar bien la puerta, ¿sí? —besé su mejilla e hice mi camino hacia mi habitación.

Eran casi las diez pero mi cuerpo se sentía tan exhausto por todo el drama emocional que parecía que no hubiera dormido en días. Me saqué la ropa y me metí en mi camiseta favorita, que solía ser de Blaine. Me dormí de inmediato. Un par de minutos después, sentí dos brazos rodeándome y una pesada pierna deslizarse sobre la mía. Sonreí y me presioné contra él. Mi novio. Al único que necesitaba cuando las cosas se salían de control.

Es raro, pero cuando Finn me apartó de Blaine esta noche, me sentí extraño, como si hubiera dejado mi corazón atrás. No me di cuenta hasta entonces cuán fuertemente estaba conectado a él. Literalmente lo era todo para mí. Cuando sentí sus brazos a mí alrededor más temprano, me sentí como en casa, todo el pánico había comenzado a retroceder. Me sentía, como si mientras él estuviera conmigo, todo estaría bien.

Entrelacé nuestras manos y lo escuché susurrar:

—Te amo —justo antes de caer en un profundo y tranquilo sueño. Esta vez no dudé de sus palabras.