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FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
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FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 23
Capitulo 23
Paula Stark estaba desnuda, sentada junto a la cabecera de la cama, con Renee Savard acurrucada entre sus piernas y la cabeza apoyada en su hombro. Había restos de sándwiches variados en platos sobre la mesilla de noche, junto a una botella de vino vacía. Stark, con un brazo en torno a la cintura de Renee y la mejilla apoyada en su sien, acariciaba perezosamente el abdomen de su amante.
-¿Tienes hambre? Ha sobrado comida.
-No, no -respondió Renee en tono somnoliento-. Ahora mismo no puedo pensar en nada más que en lo condenadamente bien que me siento.
-Te he echado mucho de menos.
Renee se rió.
-Ya me he dado cuenta.
Cuando el equipo de seguridad llegó a Manhattan, y Egret estuvo instalada, Stark se dirigió a su apartamento, donde la esperaba Renee. Se saludaron con un beso, llevaron al dormitorio los suculentos sándwiches que Renee había comprado al salir de las oficinas del FBI y charlaron durante diez minutos mientras compartían el vino y probaban la comida. Eso fue todo lo que aguantó Stark. Dejó el sándwich a un lado, deslizó la mano bajo el dobladillo de la falda de Renee y recorrió con la lengua el labio inferior de su amante. En medio del beso, la mano de Stark había alcanzado el punto más alto del muslo de Renee. El resto fue un arrebato de movimientos urgentes y de caricias incesantes.
-No puedo evitarlo -confesó Stark, frotando la barbilla contra el hombro de Renee-. No soy capaz de pensar en nada más que en tocarte. Bueno, y en que tú me toques, pero ya sabes a qué me refiero.
Renee, con los ojos cerrados, languidecía en medio de la niebla que seguía a la pasión, apretando la mano contra la de Stark.
-Cuando estoy así contigo, es como si no existiese nada más. Nada fuera de esta habitación, de esta cama, de tus brazos a mi alrededor. Es pura paz. -Lo que no dijo, lo que ni siquiera se atrevía a pensar, era lo correcto que le parecía. Aquellos momentos con Stark renovaban su espíritu y curaban su alma, recordándole que se podía confiar, amar y ser amada.
-A veces -susurró Stark al oído de Renee-, pienso en ti, en cómo me tocas. Nadie me ha hecho sentir nada parecido. Y creo que nunca querré que me toque nadie más que tú.
El cuerpo de Renee se puso rígido mientras el corazón zumbaba en su pecho.
-Paula. -Sintió el aliento cálido en el cuello, el sólido cuerpo que sostenía el suyo, los fuertes brazos que la rodeaban. Al ver a la dulce mujer que la había tomado con una pasión tan fuerte momentos antes, se estremeció, luchando contra lo que más deseaba. Dijo en voz baja-: No he tenido mucha suerte en el amor. -Se movió para mirar a Stark a los ojos-. Hasta ahora.
-¿Alguien te hizo daño? -En los ojos negros de Stark había un tierno velo de compasión- ¿Alguien a quien amabas?
-¿Hacerme daño? Oh. -Renee ahogó una risita-. Supongo que más bien era que nadie compartía mi visión del amor.
-¿Y cuál es?
Renee suspiró.
-Me eduqué creyendo en las cosas que leía en los libros, que el amor debía ser una cosa maravillosa de intensidad infinita y profunda conexión. Una gran pasión que acabase con todas las pasiones. La primera vez que me enamoré, pensé que lo había encontrado. La idea que ella tenía de la relación resultó...distinta. -Se esforzó por sonreír y por hablar en tono ligero-. Achaqué el fracaso a que ambas éramos demasiado jóvenes, pero lo he intentado un par de veces más sin mucho éxito.
-Entonces, ¿ya no crees en esa clase de amor? –preguntó Stark en tono amable mientras continuaba deslizando los dedos sobre la piel lisa del abdomen de Renee.
-Suponía que no. -Renee extendió la mano y la puso sobre la nuca de Stark, atrayéndola hacia sí para besarla y murmurar junto a su boca-: Me estás haciendo cambiar de idea.
-Estupendo. -Al percibir la tristeza y la añoranza en la voz de Renee, Stark deseó curar el daño que no era culpa suya; no soportaba que Renee sufriese por ningún motivo. Besó la comisura de la boca de Renee y la abrazó estrechamente, acunando un pecho pequeño y firme en su mano como si sostuviese una frágil obra de arte. Renee gimió débilmente y enlazó los brazos en torno al cuello de Stark, que deslizó de forma instintiva la mano hasta la firme llanura del abdomen de Renee, acariciándola entre los muslos.
-Paula -gimió Renee, alzando las caderas ante la promesa del contacto de su amante.
Stark rozó con la punta de la lengua el interior del labio superior de Renee antes de introducirse en el cálido refugio de su boca. Mientras su lengua jugaba con la de su amante, deslizó un dedo a cada lado del clítoris de Renee, apretándolo suavemente. El cuerpo de Renee se arqueó, y la joven jadeó, aferrándose convulsivamente a los hombros de Stark. Sus caderas se balancearon entre las piernas de Stark al ritmo de la vibración que sentía entre sus propios muslos.
-Aún estoy muy sensibilizada... No sé si aguantaré...
-Lo haré suavemente -prometió Stark, con un matiz de desesperación en la voz-. Me muero por tocarte. Por favor. -Introdujo la mano en el calor pegajoso, y Renee gimió contra su cuello. Stark tenía el corazón desbocado y el estómago encogido por el dulce dolor de la excitación que sentía en lo más profundo-. ¿Así, cariño? ¿Así?
Renee, estremeciéndose, acercó los labios al oído de Stark.
-Más fuerte. Más fuerte, como si...
Stark, apenas sin aliento, siguió los movimientos ascendentes y descendentes de las ávidas caderas de su amante mientras acariciaba su piel hinchada y movía los dedos en torno al prominente y duro manojo de nervios. Cuando rozó el rígido hueco, Renee profirió un lamento, y Stark se retiró, temiendo haberla lastimado.
-¡No! -gritó Renee-. No pares. Estás... haciendo... que me corra.
-¡Oh, Dios! -Stark se atragantó y enterró el rostro en el cuello de Renee mientras la llevaba hasta el orgasmo. “Te amo.”
Renee se corrió con un agudo vagido, mientras sus ojos se convertían en un estallido de color y el calor le quemaba la columna vertebral. Con la espalda arqueada y los ojos firmemente cerrados, cabalgó al borde de la eternidad en brazos de su amante.
-Oooh -suspiró Renee, dejándose caer sobre el pecho de Stark, con la cabeza apoyada en su hombro-. Tienes unas manos maravillosas.
Stark, con su amante en brazos, besó la frente de Renee, sus ojos, la punta de su nariz.
-Eres preciosa cuando te corres. Ojalá pudiese seguir haciéndolo.
Renee se rió, temblando.
-Sí, claro. ¿Por qué no? Sólo... dame un minuto para recuperar el aliento. -Se acercó a Stark y percibió los latidos descompasados de su corazón bajo su propia mejilla-. ¿Estás
bien, cariño?
-Humm, humm.
Renee alzó la cabeza y buscó la cara de Stark. Luego, balanceó las caderas lentamente entre los muslos de su amante.
-¿De verdad?
Con las pupilas dilatadas por la inesperada presión, Stark contuvo la respiración ante el rayo de placer que la atravesó.
-Ah... eso es estupendo.
-¿Sabes? -dijo Renee, apoyando la mejilla en la curva que se formaba entre el cuello y el hombro de Stark-. Me encanta oír cómo te corres.
-¿Sí? -Stark se quedó inmóvil.
-Pues sí. Muchísimo. -Renee buscó los dedos de Stark y los entrelazó con los suyos, deslizando las manos unidas de ambas entre los muslos de Stark. Acercó los dedos entrelazados a la prominencia del clítoris de Stark, con el pulso acelerado mientras Stark gemía débilmente-. Sí -repitió-. Así.
Stark, con los ojos cerrados, hundió el rostro en los cabellos de Renee, sujetándola con un brazo mientras la excitación del contacto la llevaba rápidamente a la cima.
-Es estupendo... maravilloso. Quédate ahí...
-Eres preciosa -susurró Renee a través del nudo que le agarrotaba la garganta. Las manos de ambas se movieron en perfecta sincronía, y Renee oyó gemir a Stark-. Háblame. Dime lo que sientes.
-Duele... me gusta... quiero correrme. -Los muslos de Stark se agitaron con la primera descarga-. Está empezando... -Se le encogió el estómago, sufrió una sacudida y un trueno rugió en su cerebro.
Renee dejó de respirar, con los sentidos totalmente centrados en el duro calor que rozaban sus dedos y en la tensa quietud del cuerpo de Stark. Permaneció callada, temiendo estropear el momento, mientras su mente pedía a gritos la rendición de Stark. Le latía el corazón con fuerza, como si fuera a explotar. Cuando Stark soltó un grito de sorpresa y echó la cabeza hacia atrás con la primera conmoción del orgasmo, también Renee gritó:
-Oh Paula, sí.
-¡Oh, Dios, oh, Dios! -murmuró Stark una y otra vez mientras se aferraba a Renee entre estremecimientos.
-Aahh -exclamó Renee, suspirando, cuando Stark se derrumbó sobre las almohadas-. Me gusta más cuando puedo oírte y sentirte. -Dio la vuelta para tenderse junto a Stark y descansar en brazos de su amante-. Yo también te he echado de menos a ti.
Stark posó la cara sobre el pecho de Renee y murmuró:
-¿Cuánto dura esto?
-¿El qué, cariño? -Renee acarició con ternura la cara de Stark.
-Esta... increíble felicidad.
Renee se mordió el labio y estrechó el rostro de Stark contra sus pechos. Cuando le pareció que no le temblaba la voz, susurró:
-Mientras recordemos lo preciosos que son estos momentos.
Britt, con un hombro apoyado en el tabique que separaba el dormitorio de Santana del resto del loft, observaba cómo Santana deshacía el equipaje.
-¿Seguro que te encontrarás bien?
-Sí -respondió Santana sin mirarla.
-¿Y para cambiarte de ropa? ¿Puedo ayudarte?
-Esperaré hasta la hora de acostarme para ducharme. La doctora dijo que podía mojar la herida esta noche. –Santana ordenó las últimas piezas de ropa-. No será muy difícil.
-¿Me llamarás si necesitas algo?
-Estaré bien, cariño. -Santana se detuvo de pronto y se sentó al borde de la cama, con una pila de camisetas en la mano-. No, no es cierto. Diablos, ya te echo de menos.
-Puedo quedarme -dijo Britt con voz grave y profunda, apartándose de la pared. “Quiero quedarme. Sobre todo ahora... es duro dejarte.”
-Lo único bueno de estos últimos días es que hemos estado juntas todo el tiempo. -Santana cabeceó y habló con voz monótona-. Pero aquí es más difícil... no sé por qué; me da la impresión de que te comprometo profesionalmente.
-Eso no viene al caso. -Britt se apresuró a salvar la distancia que las separaba, se sentó en la cama junto a Santana y la abrazó por la cintura-. Me encanta estar contigo. Me encanta acostarme contigo, despertarme a tu lado, saber que estás cerca. Me encanta levantar la vista y verte en la misma habitación, concentrada en tus dibujos.
-Yo también adoro todas esas cosas. –Santana apoyó la mejilla en el hombro de Britt, acariciando el interior del muslo de su amante-. Mi pecho está bien, y no voy a lastimarlo puesto que ni siquiera tengo tiempo de ir al gimnasio. Debo acabar dos o tres lienzos para mediados de la próxima semana si quiero que Rachel los lleve a la galería y los exponga. Tengo montones de cosas que hacer aquí antes de que vayamos a Camp David.
-Y seguramente hay columnas de papeles esperándome sobre mi mesa -añadió Britt. Besó a Santana en la comisura de la boca-. Pero eso no significa que no te eche de menos a la hora de acostarme.
-Lo sé -afirmó Santana con un extraño matiz de desánimo en la voz-. De todas formas, con todo el equipo en el piso de abajo y los periodistas que siempre hacen la ronda, no creo que debamos empezar aún a convivir.
-Tienes razón. Sé que tienes razón -suspiró Britt, sabiendo también que, cuanto más se demorase, más difícil sería para las dos-. Estaré unas horas abajo; después subiré, antes de ir a mi apartamento.
-Me parece perfecto -repuso Santana con forzada naturalidad-. Cuando llamé a Rachel desde Washington para contarle el resultado de la biopsia, me dijo que pasaría a verme esta noche.
-Estupendo. -Britt besó a Santana y se levantó. Metió las manos en los bolsillos del pantalón y observó a su amante detenidamente. Tenía ojeras y estaba pálida-. Prométeme que descansarás un poco esta noche.
Santana ladeó la cabeza y miró a Britt, sonriendo.
-Usted también parece bastante agotada, comandante.
En la boca de Britt se dibujó una sonrisa.
-En mi vida me había sentido tan bien.
-No me digas. –Santana se rió, se levantó y rozó los labios de Britt con los suyos-. Será mejor que te vayas porque estoy pensando cómo me gustaría pasar la noche realmente. Llevamos demasiado tiempo sin hacer el amor.
Britt se rió.
-Creo que sólo han pasado dos días.
-Lo que yo decía -afirmó Santana con voz ronca, deslizando la mano sobre el muslo de Britt y acariciándola. Cuando la apretó, Britt jadeó. Santana esbozó una sonrisa-. Demasiado tiempo.
Britt puso las manos en la cintura de Santana e inclinó la cabeza para besarla. Procurando no apretar su pecho contra el de Britt, la besó profundamente hasta que su ávida lengua satisfizo parte del hambre que sentía. Cuando se apartó, en sus ojos entrecerrados había una nube de deseo-. Esta noche no hagas nada, aparte de relajarte. ¿Me lo prometes?
Santana asintió, acariciando la mejilla de Britt.
-Te amo. Te has portado de maravilla en todo esto. Gracias...
-Santana -murmuró Britt, entrelazando los dedos de Santana con los suyos y volviendo la cabeza para besar la mano de su amante. Cerró los ojos y frotó la mejilla contra los dedos de Santana-. No me agradezcas que te ame, cariño. Nada podría hacerme más feliz.
-Sé que lo dices de veras -apuntó Santana, echando la cabeza hacia atrás para examinar el rostro de Britt-. Lo que no entiendo muy bien es por qué te hace feliz, pero a mí me haces sentir como si fuese el centro de tu mundo.
-Y lo eres -afirmó Britt. Deslizó el pulgar sobre el labio inferior de Santana y sobre la mandíbula hasta llegar al cuello de Santana-. ¿Te molesta?
-No, por Dios. -Santana se rió-. A veces me asusta. -Vio que Britt fruncía el entrecejo y se apresuró a añadir-: No porque no quiera. No es nada de eso. Sino... porque estaría perdida si eso acabase.
Britt sonrió con ternura.
-No acabará.
-Es extraño -murmuró Santana antes de besarla-, pero te creo.
A las 23.30 ocho hombres se reunieron en la sala de descanso de oficiales del complejo de Tennessee. Se hallaba presente el general con sus cuatro ayudantes principales. Los tres recién llegados eran hombres que dirigían sus propias facciones paramilitares: una en Carolina del Sur, otra en Nebraska y la última en Michigan. Todas habían aportado su granito de arena al plan de gran envergadura que llevaba tres años gestándose. Habían colaborado antes en la preparación del bombardeo de la sede federal de Oklahoma City. A pesar de que varios miembros habían sido capturados, esa había sido la primera acción de la red patriótica en el país y les había garantizado un gran éxito a la hora de reclutar personal y de recaudar dinero. En ese momento estaba en marcha un plan mucho más ambicioso.
-Estamos preparados para ejecutar nuestra parte de la operación -declaró el general sin rodeos, y miró a sus hombres-. Y estos son los patriotas que realizarán la acción sobre el terreno.
Hubo felicitaciones mientras los hombres se saludaban y se hacían las presentaciones. El general continuó:
-Según el último informe del agente infiltrado, el objetivo ha regresado a la base. En este punto, debemos centrar toda nuestra atención en ella.
-¿Y si surge otro inconveniente como en Francia? –preguntó el escuálido y nervioso tipo de Nebraska-. Esos extranjeros han diseñado un plan muy ambicioso y hay muchas posibilidades de que lo jodan.
-Cierto -admitió el general-. Pero bastará con que al menos una parte de la operación principal funcione. Y al margen de lo que ocurra, en septiembre ejecutaremos nuestra parte del plan.
-Miró a los hombres uno por uno-. ¿De acuerdo?
Todos asintieron.
-Muy bien. Que Dios bendiga a América
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
hola.....lei toda la serie haste este punto...lo admito cuando lo vi por primera vez no me llamo la atencion pero dije porq no?....y menos mal lei....muy buena historia bien escrita te mantiene atrapado....asi que estare pendiente por los proximos capitulos.... buenas vibras
atercio********- - Mensajes : 650
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 32
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Odio esa estupida frasecita!!
Vendido, traidor.. son unos asquerosos de lo peor!!!
No se cuanto mas pueda aguantar esperando a que estos tipos ataquen
Ya quiero que hagan lo que sea que quieran hacer pero YA, la espera me esta matando...
Solo confio en que Britt sea tan igual o mas a la altura que lo de Loverboy.. No quiero ni imaginar lo que pasara :(
Que te diviertas en tu paseo, disfruta mucho, bebe mucho y gasta poco jejeje ok,no.. Divierte y te quiero fresquesita y descansada para que nos de mas caps jejejejej
PD: Oh si, mi querida y hermosa Stark *w*... En cuanto a Savard ya vere como despistarla ;)
Vendido, traidor.. son unos asquerosos de lo peor!!!
No se cuanto mas pueda aguantar esperando a que estos tipos ataquen
Ya quiero que hagan lo que sea que quieran hacer pero YA, la espera me esta matando...
Solo confio en que Britt sea tan igual o mas a la altura que lo de Loverboy.. No quiero ni imaginar lo que pasara :(
Que te diviertas en tu paseo, disfruta mucho, bebe mucho y gasta poco jejeje ok,no.. Divierte y te quiero fresquesita y descansada para que nos de mas caps jejejejej
PD: Oh si, mi querida y hermosa Stark *w*... En cuanto a Savard ya vere como despistarla ;)
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
atercio escribió:hola.....lei toda la serie haste este punto...lo admito cuando lo vi por primera vez no me llamo la atencion pero dije porq no?....y menos mal lei....muy buena historia bien escrita te mantiene atrapado....asi que estare pendiente por los proximos capitulos.... buenas vibras
Hola, me alegra que le dieras una segunda oportunidad y aún más que te este gustando ;)
Que te vaya bien ;), nos vemos
Que te vaya bien ;), nos vemos
aria escribió:Odio esa estupida frasecita!!
Vendido, traidor.. son unos asquerosos de lo peor!!!
No se cuanto mas pueda aguantar esperando a que estos tipos ataquen
Ya quiero que hagan lo que sea que quieran hacer pero YA, la espera me esta matando...
Solo confio en que Britt sea tan igual o mas a la altura que lo de Loverboy.. No quiero ni imaginar lo que pasara :(
Que te diviertas en tu paseo, disfruta mucho, bebe mucho y gasta poco jejeje ok,no.. Divierte y te quiero fresquesita y descansada para que nos de mas caps jejejejej
PD: Oh si, mi querida y hermosa Stark *w*... En cuanto a Savard ya vere como despistarla ;)
Yo también odio la frase.
Gastar poco en la capital, fuera de tu casa...es dificil xD
Sobre el ataque, es facil saber que es lo que va a pasar, te han dado fecha y lugar, piensa y sabras que va a pasar. Fue algo muy sonado, así que es dificil no hacerse una idea, aunque hayan pasado casi 12 años ya
PD: Si Savard se pone pesada mandamela :P
Os dejo el último capitulo que he conseguido terminar antes de acostarme, no creo que mañana pueda poneros otro, pero lo intentare, sino a esperar hasta mi regreso
Gastar poco en la capital, fuera de tu casa...es dificil xD
Sobre el ataque, es facil saber que es lo que va a pasar, te han dado fecha y lugar, piensa y sabras que va a pasar. Fue algo muy sonado, así que es dificil no hacerse una idea, aunque hayan pasado casi 12 años ya
PD: Si Savard se pone pesada mandamela :P
Os dejo el último capitulo que he conseguido terminar antes de acostarme, no creo que mañana pueda poneros otro, pero lo intentare, sino a esperar hasta mi regreso
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 24
Capitulo 24
00.15 26 de agosto del 2001
Britt llamó discretamente a la puerta de Santana. Tenía llave, igual que Sam y los jefes de equipo. Nunca la había usado y nunca la usaría, salvo en caso de emergencia. Cuando se abrió la puerta, se sorprendió al ver que la mujer que estaba frente a ella, con las piernas desnudas y vestida tan sólo con una enorme camiseta, no era su amante.
-Hola, comandante -saludó la despampanante castaña con una sonrisa juguetona en la boca sensual.
-Rachel -respondió Britt en tono interrogativo.
Rachel se llevó un dedo a los labios, se apartó y señaló el sofá con la cabeza. Britt entró en el loft, deteniéndose cuando vio a Santana acurrucada en el sofá con los ojos cerrados, cubierta por un chal de algodón de alegres colores. Britt miró a Rachel con cara de curiosidad y salió al pasillo.
-Se quedó dormida en medio de una frase -explicó Rachel en voz baja mientras entrecerraba la puerta tras ella.
-¿Se encuentra bien? -En la voz de Britt vibraba la tensión. Sólo había estado alejada de Santana unas horas, pero le parecían meses-. ¿Se quejó de algún dolor? No tiene fiebre ni nada por el estilo, ¿verdad? ¿Está...?
-Eh, tranquila -dijo Rachel en tono inusitadamente amable-. Creo que sólo está agotada. -Ladeó la cabeza; los largos cabellos castaños flotaban alrededor del elegante cuello mientras los ojos marrones recorrían el cuerpo de Britt de arriba abajo-. Tú también tienes pinta de necesitar una cama. Pensaba quedarme a pasar la noche por si Santana necesita algo, pero...
-No -interrumpió Britt-. Quédate. Será mejor que estés aquí por la mañana.
-No estoy tan segura de eso. Seguramente me acribillará a preguntas cuando se entere de que has estado aquí y no la desperté.
Britt sonrió.
-Limítate a aguantar el chaparrón hasta que yo hable con ella. Le diré que obedecías órdenes y que no tuviste otra opción.
-Me parece bien... aunque preferiría que te achicharrase a ti. -Rachel extendió el brazo, tomó la mano de Britt, y luego la soltó-. ¿Te encuentras bien?
-Sí, claro.
Rachel profirió un sonido de exasperación.
-El rollo machista tal vez le vaya a alguna gente, pero he visto cómo os enamorabais. Y sé lo que Santana significa para ti-. “Y daría cualquier cosa por tener a una mujer que me mirase como tú la miras a ella.”
Por primera vez Britt reconoció que estaba cansadísima y muy preocupada.
-Me sentiré mejor cuando tengamos los resultados del examen genético. Por lo demás, estoy bien.
-Hablaba en serio cuando te dije que me llamases, Britt. El hecho de que Santana y yo seamos amigas no significa que tú y yo no podamos serlo también. Las dos la queremos.
-Sé que la quieres y me alegro.
La forma en que Britt lo dijo, como si lo supiese de verdad, dejó helada a Rachel, que examinó los tranquilos ojos celestes, en busca de un mensaje oculto, pero no encontró nada en ellos.
-¿No te molesta?
Britt se encogió de hombros y se apoyó en el marco de la puerta.
-Santana es una mujer preciosa. No imagino que alguien pueda amarla sin desearla.
-Ésa es la diferencia entre nosotras, Britt. Cuando tuve la oportunidad, me dio miedo hacer las dos cosas a la vez. Pero a ti no. -Rachel se estiró, con un suspiro, y besó la mejilla de Britt-. Vete a casa. Acuéstate. Tienes una pinta horrible.
-Dile que me llame cuando se despierte. Y…dile que la quiero.
-Eso, comandante, no es ninguna novedad -dijo Rachel con una risita que borró la tristeza de su mirada-. Pero transmitiré el mensaje.
-¿Por qué no me despertaste?
Rachel tuvo la prudencia de no responder; se limitó a ofrecer una taza de café recién hecho a su amiga y a sentarse a su lado en el sofá. Esperó hasta que Santana, con gesto malhumorado bajo el cubrecama de algodón de colores paradójicamente alegres, bebiese unos sorbos. La noche anterior había tenido una hora para inventar una historia antes de quedarse dormida.
-Britt parecía cansadísima. La única forma de enviarla a casa a descansar fue decirle que a mi modo de ver tú tenías que dormir.
Santana frunció el entrecejo.
-Creo que aquí hay gato encerrado, pero aún no he tomado suficiente café para descubrirlo.
-Dijo que te ama y que la llames en cuanto estés en pleno uso de tus facultades.
-No dijo nada de mis facultades. -Santana entrecerró los ojos-. ¿O sí?
Rachel sonrió con recato, y Santana se rió.
-¡Qué contenta estoy de tenerte aquí!
-Y yo de estar contigo. -Rachel salvó el espacio que las separaba y acarició con el dorso de los dedos la mejilla de Santana-. ¿Estarás bien aquí sola todo el día? Puedo quedarme o puedes venir a mi casa.
-No, gracias. Tengo que trabajar, y Britt vendrá a menudo. Estaré perfectamente.
-¿Me llamarás en cuanto hables con la doctora?
-Sí, claro. Dijo que metería prisa al laboratorio, pero no sé cuándo tendremos los resultados.
-Cuando sea... de día o de noche. -Rachel cogió la mano de Santana-. Y si quieres hablar de algo en cualquier momento, llámame, ¿de acuerdo?
-Te lo prometo. -Santana se inclinó y besó a Rachel en la mejilla- Gracias. Te quiero.
-Yo también te quiero.
27 agosto 2001
Panther Motel, Deerfield Beach, Florida
Informe - Equipo de Ataque Uno. Confirmados cinco miembros esenciales y el piloto, Equipo de Ataque Dos, reunión según lo previsto. Establecida fecha de la operación: 11 de septiembre de 2001. Punto de partida: Boston. Vuelo 11 de American Airlines a Los Ángeles. Objetivo: Nueva York. Billetes comprados con tarjeta de débito Sun Trust y enviados a un apartado de correos de Hollywood, Florida.
06.15 27 de agosto del 2001
-Me gusta el aspecto que tienes cuando te arreglas para trabajar -comentó Stark, sentada con las piernas cruzadas sobre las sábanas y un albornoz amarillo de toalla sujeto en la
cintura.
-¿De verdad? -Renee salió del vestidor donde había estado buscando en su joyero de viaje los pequeños aretes de oro que quería lucir ese día. Se había puesto una sencilla camisa blanca y pantalones negros y llevaba la pistolera sobre la cadera derecha. Una chaqueta a juego estaba colgada en el respaldo de una silla, junto al armario abierto-. ¿Qué tal estoy?
Stark se recostó, apoyándose en los brazos, sin importarle que el albornoz se abriese dejando sus pechos al descubierto.
-Tienes un aspecto tan... eficiente... Me gusta. Es sexy.
-¿Sexy? -Renee cabeceó con una cariñosa sonrisa-. Te diré lo que es sexy. Sexy es que andes por ahí con ese albornoz sin nada debajo, enseñando todo lo que tienes. Vamos, ten piedad... debo irme a trabajar dentro de cinco minutos.
Stark siguió la mirada de su amante sobre su propio cuerpo y sonrió.
-Si no ves nada...
-Cariño -respondió Renee en tono amenazante mientras se acercaba a la cama-. No me hace falta ver. Sé lo que hay debajo. Por eso es tan peligroso que me lo recuerdes. –Se inclinó y besó a Stark en la boca, rematando con un leve mordisco en el labio inferior de su amante antes de ponerse derecha.
Stark, con la mirada borrosa, soltó un tembloroso suspiro.
-No me parece muy bonito por tu parte. Ahora estoy excitadísima.
Renee se puso la chaqueta y guardó su placa en el bolsillo.
-Estupendo. Piensa en mí hoy.
-Como si pudiese olvidarme -murmuró Stark. Cerró los ojos y se tumbó en la cama, escuchando el suave eco de las carcajadas en Renee.
07.30 27 agosto 2001
Delray Beach, Florida
Informe - Equipo de Ataque Dos. Confirmado punto de salida: Boston. Vuelo 175 de United Airlines a Los Ángeles. Objetivo: Nueva York. Dos billetes de ida en primera clase que costaron 4.500 dólares cada uno; dirección de contacto: Delray Beach, Florida.
09.10 27 de agosto del 2001
Santana dejó el pincel al oír que llamaban a la puerta y miró el reloj. Llevaba desde las cinco de la mañana trabajando, vestida con una camiseta desteñida y vaqueros y el pelo recogido con un pañuelo azul. Se quitó el pañuelo y se limpió las manos mientras iba hacia la puerta. Por pura rutina miró por la mirilla y vio a su amante al otro lado. Descorrió los cerrojos rápidamente y abrió la puerta.
-Hola. Llegas pronto.
-¿Aún no sabes nada? -Britt entró en el apartamento y esperó a que Santana cerrase la puerta para besarla. -He acabado la reunión temprano... bueno, en realidad la empecé temprano. No quería perderme la llamada de la doctora Saunders.
-De momento nada. Tal vez no tengan hoy los resultados del examen. -Cogió a Britt de la mano y la llevó a la mesa de desayuno-. Siéntate. Te haré café. ¿Has comido?
Cam negó con la cabeza.
-Con el café me basta.
Santana entrecerró los ojos. Britt siempre parecía en plena forma, incluso cuando acababa de recuperarse de una herida de bala casi mortal. Pero en aquel momento tenía mal color, en sus mejillas había arrugas de cansancio y el agotamiento empañaba su voz habitualmente vibrante.
-Britt, ¿has comido algo?
-En realidad, no tengo...
-Apenas hace dos días que regresamos y ya estoy a punto de volverme loca -dijo Santana con voz grave y crispada-. Si pudiese tenerte a mi lado todo el tiempo, seguramente no querría. Pero no tenerte conmigo está minando mi concentración. Y dormir sin ti... -Alzó las manos en un gesto de frustración-. Y para colmo tengo que preocuparme porque no te cuidas.
-Lo siento -dijo Britt en voz baja.
Santana se detuvo bruscamente con la jarra de café inclinada sobre la taza de cerámica azul vidriada que estaba en medio del mostrador de la cocina de azulejo blanco.
-¿Qué parte de esto te ha mantenido despierta toda la noche? –“¿Qué es lo que te está destrozando?”
Un músculo se tensó en la mandíbula de Britt.
-No hemos hablado de lo que haremos si las pruebas son positivas -continuó Santana en tono apagado mientras servía el café y le entregaba la taza a su amante-. No hemos hablado de que, tarde o temprano, es probable que padezca cáncer de mama. -Miró a Britt a los ojos con tristeza-. No te he preguntado qué supone todo esto para ti. Lo siento.
-Santana... -dijo Britt, levantándose.
-No. -Santana alzó una mano-. Quédate al otro lado del mostrador. Se me nubla la razón cuando me tocas.
Aunque Britt tenía los ojos velados, sus labios dibujaron una fugaz sonrisa. Luego, tomó aliento mientras la preocupación borraba el humor de su expresión.
-Si los exámenes son negativos, no habrá gran diferencia entre lo que pueda pasarte a ti y a cualquier otra mujer, ¿no? El cáncer de mama es algo en lo que todas debemos pensar. Únicamente tendrás que mantenerte alerta: autoexploración, mamografías frecuentes, chequeos médicos... los procedimientos habituales.
Santana asintió en silencio, contemplando el rostro de Britt, muy seria. A Britt se le daba muy bien mostrarse fuerte. No era una actuación. Pero a veces esa misma fuerza ocultaba su dolor hasta el punto de que ni siquiera Santana lo notaba.
-Y si los exámenes son positivos -añadió Britt con firmeza-, haremos lo que tú decidas.
-Ya sabes cuáles son las recomendaciones si tengo los genes, ¿verdad?
-Sí. -Durante el último día y medio, cuando no estaba trabajando, Britt había leído todo lo que había encontrado en Internet sobre el cáncer de mama. Se daba cuenta de que con el historial familiar de Santana, si tenía los genes del cáncer de mama, la probabilidad de que desarrollase la enfermedad era muy alta, seguramente en forma agresiva, antes de los cuarenta años. También se daba cuenta de que muchos especialistas recomendaban mastectomías bilaterales para evitarlo-. Sé lo de la cirugía.
-¿Cómo te sentirías si decidiera hacerla?
-¿Es lo que quieres?
Santana cabeceó.
-Cuidas tan condenadamente bien de mí que a veces ni siquiera me doy cuenta. Quiero saber cómo te sentirías tú. –Por primera vez estiró el brazo sobre el mostrador y cogió la mano de Britt, entrelazando los dedos de ambas-. Déjame consolarte igual que tú me consuelas a mí.
En un gesto tan raro que a Santana se le encogió el corazón, Britt evitó el contacto visual y bajó la cabeza. Con mano temblorosa se cubrió los ojos.
-¡Oh, Dios! -exclamó Santana, dirigiéndose al otro lado del mostrador. Rodeó con los brazos los hombros de Britt y con una mano apoyó el rostro de su amante contra su pecho. Luego, la besó en la cabeza-. Cariño, no pasa nada.
Britt abrazó a Santana, con los ojos firmemente cerrados, deslizando los dedos sobre los fuertes músculos de la espalda de la joven.
-No sé qué hacer. No soporto la idea de que algo te haga daño.
Britt habló en voz tan baja que Santana tuvo que esforzarse para oírla. El corazón de Britt resonaba contra el suyo, y Santana sintió cómo la tensión estremecía el cuerpo de Britt.
-Ahora nada me hace daño. -Introdujo los dedos entre los espesos cabellos de la nuca de Britt y echó su cabeza hacia atrás con cuidado. La pena reflejada en los ojos de Britt hizo aflorar un mar de lágrimas a los suyos-. Si tengo que operarme, puedo soportar el dolor. Estoy segura de que incluso puedo soportar los... resultados. -Acarició el pelo de Britt-. Pero no creo que pueda soportar que cambie algo entre nosotras.
Britt se enderezó de repente, apretando el cuerpo contra el de Santana, a la que abrazó por la cintura.
-No hay nada que pueda cambiar lo mucho que te amo. –Besó a Santana tiernamente, pero su cuerpo temblaba con fiera urgencia. Cuando apartó la boca, murmuró con voz ronca-: Ni una cicatriz, ni dos, ni cien harán que seas menos hermosa para mí.
Santana hundió la cara en el cuello de Britt, deslizando las manos bajo su chaqueta y adhiriéndose a cada milímetro del cuerpo de su amante. Con voz apagada murmuró:
-Te necesito muchísimo.
-Yo también te necesito. -Britt besó los mechones de pelo de la sien de Santana-. Debería haberme quedado contigo este fin de semana.
-Lo sé. Ya buscaremos una solución a eso. -Con Britt a su lado, con su amor para curar el dolor compartido, Santana sintió que se le animaba el corazón y añadió, riéndose-: Pero al menos he acabado el trabajo.
-Me alegra oír eso. -Britt deslizó una mano bajo la camiseta de Santana y hundió los dedos en los vaqueros de la joven, acariciando el hueco de la base de su columna vertebral.
-Hum. -Santana besó el cuello de Britt, la parte inferior de su mandíbula y el lóbulo de la oreja. Sonrió cuando sintió los acelerados latidos del corazón de Britt contra su pecho. Con los muslos pegados a los de Britt, se reclinó en sus brazos-. Pero te eché de menos.
-¿De verdad? -Britt se movió e introdujo un muslo entre los de Santana-. ¿Y sufriste mucho?
-La frustración sexual se puede sublimar. -Santana tiró de la camisa de Britt y la desprendió de los pantalones; luego, acarició el abdomen desnudo de Britt. Los músculos se retorcieron bajo los dedos de Santana y su propio estómago se encogió-. He trabajado muchísimo.
A Britt se le nubló la visión. El repentino brote de deseo provocó la fiera necesidad de tener a Santana junto a ella, a salvo, suya. Britt tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para reprimir las apremiantes ganas de derribar, de deshacer (destruir) hasta la última barrera que amenazaba con separarlas. La ropa parecía la más accesible, pero lo intangible, las cosas que no podía tocar ni combatir con su cuerpo eran las que la estaban volviendo loca. Rumores, insinuaciones, opinión pública, y por si no bastase con esas cosas amorfas, el espectro de un asesino letal dentro del cuerpo de su amante la acosaba en sueños y despierta.
-Dios mío, Brittany, estás temblando de arriba abajo. –La pasión cedió ante la preocupación, y Santana se apartó un poco.
-No -protestó Britt-. Por favor, no te apartes.
-Oh, cariño -susurró Santana, acariciando la mejilla de Britt-. No voy a ningún lado. -Cogió la mano de Britt y la sujetó con fuerza mientras retrocedía unos pasos-. Ven al dormitorio. Necesito abrazarte. Necesito que me abraces.
Britt la siguió en silencio; le bastaba el contacto de la mano de aquella mujer para que su universo se centrase. Se desnudaron lentamente junto a la cama, bañadas por un rayo de luz, sin apremios, disfrutando de la paz. Santana apartó la sábana, se metió debajo y esperó a que su amante se acostase a su lado. Cara a cara, con los cuerpos tocándose, se besaron. Un tierno suspiro, un leve gemido, el retumbar de dos corazones latiendo se perdieron en el aire. Piel ardiente, músculos tensos y la maravilla de pasión hecha carne que unía cuerpo y alma. Adoración, deseo, el dulce dolor de la necesidad que retemblaba mientras los ojos azules se fundían con los de color café.
-Tócame -susurró Santana contra los labios de Britt, deslizando los dedos sobre el abdomen y entre las piernas de su amante. Esperó a que Britt la imitase antes de introducir los dedos en el anhelante calor, conteniéndose un instante mientras las caderas de Britt se alzaban en su mano. La caricia de la mano de Britt sobre su clítoris la llevó casi al borde del orgasmo y le costó conservar la cordura-. Satisfáceme ahora... todo lo que puedas.
Britt, aturdida por el olor y la sensación de la excitación de Santana, la penetró mientras Santana imitaba el movimiento. El orgasmo surgió al instante y se puso rígida, esforzándose por contener la oleada de placer que ya se había desatado. Santana se retiró y a continuación empujó más a fondo, y Britt ya no pudo aguantar. La acometida que brotaba de sus entrañas la sacudió, y sus dedos percibieron la vibración de Santana. El grito de alivio de su amante desencadenó otro orgasmo y enterró el rostro en la curva del cuello de Santana, gimiendo levemente. Santana, en pleno orgasmo, se aferró a Britt y le acarició el rostro con gestos entrecortados mientras susurraba:
-Te amo. Siempre te amaré.
Cuando Britt recuperó la visión y el aliento, se puso boca arriba y acomodó a Santana entre sus brazos.
-¿Y ahora dirías que eres todo lo que necesito?
-Sí. -Santana apoyó la mejilla en el pecho de Britt. El borde de la cicatriz, más duro que la suave piel circundante, le recordó que había estado a punto de perder a la mujer que amaba. Le angustiaba que Britt experimentase aquel horrible dolor por culpa suya. No había respuesta ni protección contra algo así, no podía prometer ni garantizar nada sin mentir. Sólo les quedaba aquel momento y la esperanza de que hubiese más en el futuro.
-Mientras viva, siempre tendrás mi corazón.
-Y tú el mío -susurró Britt-, mientras viva.
Sonó el teléfono, quebrando la tranquilidad, pero no la paz que impregnaba sus almas.
Santana cogió el auricular y, mirando a Britt, dijo con voz firme.
-Soy Santana López.
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
11/09/2001 atentado a las torres gemelas, tiene que ver con las chicas??
mmmmm ansiedad es la unica palabra para describir lo que siento.
Saludos, no se si mañana publecas, per si no espero que disfrutes mucho de tu viaje.
mmmmm ansiedad es la unica palabra para describir lo que siento.
Saludos, no se si mañana publecas, per si no espero que disfrutes mucho de tu viaje.
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Hola volvi despues de un tiempo que te digo hermosos los capitulo casi me muero con lo de santana el cancer de mama es algo delicado yo pase malos momentos porque mi madre lo tubo pero esa es otra historia volviendo al fic sin ofender pero odio la frase "Que dios bendiga América" mas si es de alguien qe esta planeando matar o lo que sea grax x los cap. y que pases lindo con tus amix
Flor_Snix2013***** - Mensajes : 230
Fecha de inscripción : 28/06/2013
Edad : 26
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Pues eso palabra que dios bendiga América no me gusta nada ah las chicas tan hermosas me gusta mucho ese amor Britt la pobre como se ha sentido debe ser feo tener que cargar con ese peso y no poder desahogarse bueno espero tu próxima actualización cuando regreses de tu viaje Marta saludos xoxo
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
que espectaculo todos estos capitulos, me han mantenido en suspenso todo el tiempo, lamentablemente todavia no tengo internet en mi nueva casa y me conecto cuando encuentro alguna oportunidad a donde llego de visita, gracias de nuevo y espero te diviertas, hasta tu proxima actualizacion!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Oh Por Dioos!!!
Aun no habia leido este cap..
Y estoy ansiosa por saber los resultados de los analisis, ojala todo salga bien..
Aun no habia leido este cap..
Y estoy ansiosa por saber los resultados de los analisis, ojala todo salga bien..
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
monica.santander escribió:11/09/2001 atentado a las torres gemelas, tiene que ver con las chicas??
mmmmm ansiedad es la unica palabra para describir lo que siento.
Saludos, no se si mañana publecas, per si no espero que disfrutes mucho de tu viaje.
No tardaste mucho en unir los puntos, un gran atentado sin dudas.
Que tal sigues de tu ansiedad después de tantos dias sin leer nada?
Gracias por los buenos deseos, el viaje estuvo genial, me divertí mucho, pero os extrañé
Que tal sigues de tu ansiedad después de tantos dias sin leer nada?
Gracias por los buenos deseos, el viaje estuvo genial, me divertí mucho, pero os extrañé
Flor_Snix2013 escribió:Hola volvi despues de un tiempo que te digo hermosos los capitulo casi me muero con lo de santana el cancer de mama es algo delicado yo pase malos momentos porque mi madre lo tubo pero esa es otra historia volviendo al fic sin ofender pero odio la frase "Que dios bendiga América" mas si es de alguien qe esta planeando matar o lo que sea grax x los cap. y que pases lindo con tus amix
Hola Flor!! Ya te extrañaba, me alegra que volvieras. Siento mucho lo de tu madre, espero que este bien. SObre la frase, no eres la unica que la odia
Keiri Lopierce escribió:Pues eso palabra que dios bendiga América no me gusta nada ah las chicas tan hermosas me gusta mucho ese amor Britt la pobre como se ha sentido debe ser feo tener que cargar con ese peso y no poder desahogarse bueno espero tu próxima actualización cuando regreses de tu viaje Marta saludos xoxo
Volvi y como lo prometido es deuda, os dejo el capitulo que dije que dejaria nada más volviera ;)
micky morales escribió:que espectaculo todos estos capitulos, me han mantenido en suspenso todo el tiempo, lamentablemente todavia no tengo internet en mi nueva casa y me conecto cuando encuentro alguna oportunidad a donde llego de visita, gracias de nuevo y espero te diviertas, hasta tu proxima actualizacion!!!!!!
Ey!! Que bueno, me preocupaste se me hacia raro no verte comentando, espero que la mudanza y la nueva casa haya ido bien ;)
Me diverti mucho, pero os extrañaba y echaba en falta actualizar, pero no se puede tener todo
Me diverti mucho, pero os extrañaba y echaba en falta actualizar, pero no se puede tener todo
aria escribió:Oh Por Dioos!!!
Aun no habia leido este cap..
Y estoy ansiosa por saber los resultados de los analisis, ojala todo salga bien..
Ya estoy aqui y traigo conmigo los resultados de los analisis, así que te lo dejo ya!!
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 25
Capitulo 25
10.00 27 de agosto del 2001
Santana dijo sólo unas palabras y escuchó sin alterar la expresión, mientras Britt, conteniendo la respiración, buscaba la verdad en los ojos de su amante.
-Sí, gracias. Lo haré. No, veré a alguien aquí –respondió Santana.
“Vera alguien aquí.” El dolor en el pecho de Britt explotó con más fuerza que la bala que la había atravesado. Aquel día, mientras se desangraba en la acera contemplando el cielo más azul que había visto en su vida, había comprendido en un fugaz momento de lucidez que se estaba muriendo. Pero antes de perder el conocimiento, se había dado cuenta de que arrastraban a Santana hacia el edificio, apartándola del peligro. Con esa imagen en mente, no había sentido miedo ni dolor. Había cumplido con su deber, y Santana se hallaba a salvo. Pero en aquel momento, sólo sentía dolor. Britt se esforzó por serenarse, recurriendo desesperadamente a las reservas de fortaleza que le habían permitido soportar la muerte de su padre, su propio devaneo con la muerte y la pérdida de una agente bajo su mando; y permaneció muy quieta, temiendo que, si se movía, Santana notaría su temblor.
-Le comunicaré dónde debe enviar mi informe. Gracias otra vez. Se ha portado usted de maravilla. -Santana apagó el teléfono y sostuvo el auricular sobre el pecho. Miró a Britt a los ojos, con las pupilas dilatadas-. Yo... –A Santana le falló la voz y tragó saliva-... soy negativa. No tengo los genes.
-¡Oh, por Cristo! -Britt cerró los ojos durante una fracción de segundo, y luego buscó a su amante. Sólo las separaba un milímetro, pero era más de lo que podían soportar. Sin embargo, tuvo en cuenta la reciente operación de Santana y, aunque deseaba estrecharla contra sí, se contentó con acariciar el cuello y la espalda de su amante-. Dios, cariño, ¡qué feliz soy!
Santana se rió, nerviosa.
-Me parece increíble. Estaba segurísima de que era positiva. -Cogió la mano de Britt y la estrechó-. Intentaba convencerme a mí misma de que todo saldría bien si tenía que someterme a otra operación.
-Y saldría bien. -Britt la besó en la frente, los párpados y la boca. Acarició con ternura el rostro de Santana y murmuró-: Fuese lo que fuese, todo saldría bien. Pero me alegro muchísimo de que no necesites operarte.
-La doctora enviará los resultados de los exámenes a mi ginecóloga, y sólo tendré que hacer controles dos veces al año. -Santana dio un largo y profundo beso a Britt. Cuando se apartó, el amor y el deseo nublaban sus ojos. -Se ha acabado, cariño. Se ha acabado de verdad.
-Sí. -Britt se incorporó y puso a Santana boca arriba. Con mucho cuidado se inclinó y besó el interior del pecho izquierdo de Santana, al otro lado de donde la habían practicado la biopsia. Luego, levantó la cabeza y besó a Santana en la boca-. Te amo. Santana puso una mano tras la nuca de Britt y acercó la boca de su amante al otro pecho. Cuando sintió que los labios de Britt le acariciaban el pezón, murmuró:
-Ámame otra vez.
10.15 28 agosto 2001
Miami Beach, Florida
Informe - Equipo de Ataque Dos. Piloto confirma compra de billete de ida en el mostrador de United Airlines sin incidentes. Coste 1.600 dólares. Vuelo 175 UA a Los Ángeles.
22.30 30 de agosto del 2001
-Eh, no levantes eso -dijo Britt bruscamente-. Ya lo hago yo.
-Brittany -repuso Santana, irritada-. Es un cuadro. No pesa.
-¿Por qué no lo llevo yo? -sugirió Rachel en tono amable, interponiéndose entre las dos mujeres para coger el lienzo de un metro veinte por metro y medio envuelto en papel de burbujas. Dedicó una tierna sonrisa a Britt y apartó a Santana, que estaba acalorada y sudorosa, con gesto impaciente-. Mejor os sentáis por ahí y tomáis algo mientras yo superviso el transporte del resto.
-Soy muy capaz de hacerlo. -Santana estaba cansada, nerviosa y le daba un miedo injustificado la próxima exposición. Había trabajado tres días sin parar, durmiendo muy poco y tomando demasiada cafeína, y tenía los nervios destrozados. No contribuía a la situación el hecho de que Britt también estuviese muy irritable. Y sobre todo no contribuía que apenas pudiesen disfrutar de tiempo juntas y, cuando podían, las dos se mostraban quisquillosas.
-Claro que sí. Perfectamente capaz, pero ahora los cuadros son míos y los vigilaré yo. -Ignorando las protestas de Santana, Rachel señaló un montón de cuadros envueltos de forma similar y apoyados contra la pared a la ayudante de la galería y a otro empleado, que entraron acompañados por Paula Stark-. Jamie, esos son los que van. Llévalos directamente al almacén. No se te ocurra dejarlos en la furgoneta sin vigilancia.
-Hecho -dijo la joven de buena gana y saludó a Santana-: Buenas noches, señorita López.
Santana se mesó los cabellos y sonrió:
-Hola, Jamie. ¿Cómo estás?
-Genial. Deseando ver su exposición. -Jamie señaló los cuadros al hombre que la acompañaba-. Deja los más pequeños para el final, Dick. Gracias.
Los cuadros, la culminación de un año de trabajo, desaparecieron en cuestión de minutos. Mientras Rachel se despedía, Santana contempló el estudio casi vacío con una compleja mezcla de inquietud e ilusión. Se iba a exponer una parte esencial de su alma y ya no podría seguir protegiéndola, defendiéndola ni explicándola. Su arte hablaría por sí mismo. “¿Por qué hago esto? Sería igual de feliz pintando aunque mis cuadros no saliesen nunca de esta habitación.” Durante un instante de locura quiso detener a Rachel en el ascensor y decirle que le devolviese los cuadros.
-¿Te encuentras bien?
-No -respondió Santana, sobresaltada, mirando a Britt-. Me parece increíble estar haciendo esto. Ni siquiera quiero hacerlo. -Vio la sorpresa en el rostro de Britt ante el acaloramiento de su propio tono y una llamarada instantánea en sus ojos. Apoyó las caderas en el respaldo del sofá y cabeceó-. Dios, soy una verdadera arpía. Lo siento.
-No pasa nada -repuso Britt, acercándose a su amante-. Esta última semana ha sido infernal.
Santana deslizó los dedos sobre el borde de las solapas de seda de Britt y metió las manos bajo la chaqueta, posándolas sobre su pecho. Una mano acarició la correa de piel que cruzaba el pecho izquierdo de Britt hasta la pistolera que llevaba bajo el brazo.
-Tampoco ha sido una fiesta para ti. -Jugueteó con la correa, apoyó la frente en el hombro de Britt y cerró los ojos-. Creí que después de saber que no tenía el gen BRCA me sentiría mejor, pero sigo teniendo un nudo en el estómago.
Britt acarició el cuello de Santana y le dio un masaje en los tensos músculos de los hombros.
-Ha hecho renacer en ti muchos recuerdos dolorosos. Eso, añadido a la operación, la presión de ultimar las cosas para la exposición... no me extraña que estés un poco... -Se calló, buscando la palabra adecuada.
-¿De mala uva? -sugirió Santana, riéndose.
-Pues sí, podría valer. -Britt sonrió.
-De acuerdo, es bastante acertado. Pero ¿y tú? -Santana rozó la barbilla de Britt con la yema de un dedo-. ¿Qué mosca te ha picado?
-¿A mí?
Sí, Brittany. A ti. Nunca te impacientas, pero cuando subes aquí, te dedicas a pasear de un lado a otro delante de mis ventanas.
-Vaya. -Britt se puso colorada.
-¿Qué?
-Me pone nerviosa el fin de semana.
Santana parpadeó.
-¿Por qué?
-Santana. -Britt cabeceó en un gesto de cariñosa exasperación-. Voy a pasar el fin de semana con mi amante, en compañía de su padre. Por primera vez. Y oh, a propósito, da la casualidad de que su padre es el presidente de los Estados Unidos. ¿No crees que tengo derecho a estar un poco nerviosa?
Santana se rió, encantada.
-No me lo puedo creer. Es enternecedor.
-Cállate -gruñó Britt, bajó la cabeza y sin miramientos mordió a Santana en el cuello.
Santana echó la cabeza hacia atrás.
-Hum, eso está mejor.
-Como nos vamos dentro de unas horas, no tenemos tiempo para más.
-Sí -murmuró Santana-, pero ahora que ya no tengo que preocuparme por mi salud ni por mi trabajo, puedo concentrarme en lo que he echado tanto de menos. –Desabotonó con habilidad parte de la camisa de Britt y deslizó la mano debajo. Los dedos de Santana vagaron sobre el pecho de Britt y dijo con voz ronca-: O sea, comandante, a usted.
Britt puso su mano sobre la de Santana, apretándola contra el pecho.
-No tengo la menor intención de mantener relaciones sexuales contigo cuando estemos con tu padre.
-Bueno, la casa es muy grande. -Santana deslizó los dedos más abajo y acarició el pezón de Britt, ronroneando al sentir cómo se endurecía bajo su tacto.
Britt protestó, entre jadeos:
-No lo suficientemente grande.
-Eso lo dices tú.
07.00 2 de septiembre del 2001
Britt, desnuda, apoyó el trasero en el lavabo del espacioso cuarto de baño y contempló cómo Santana se secaba con la toalla, observando con satisfacción que el pecho de su amante apenas estaba hinchado.
-¿Cómo va la herida?
-Me pica. Ojalá me quiten los malditos puntos.
-Eres una paciente horrorosa.
Santana arqueó una ceja.
-¡Mira quién habla! Creo recordar que tenías quemaduras de segundo grado en un brazo y en el hombro y...
Britt levantó la mano, rindiéndose.
-Vale, vale. Tú ganas. -Se acercó a Santana, riéndose, y puso lamano bajo el pecho de la joven, alzándolo levemente para examinar la línea de sutura-. Tiene buen aspecto. Es una marca muy pequeña. ¿Crees que debería...?
-Cariño -la interrumpió Santana-, es mi pecho el que estás inspeccionando.
-¿En serio? -preguntó Britt, enderezando la cabeza con una mueca burlona-. No me había dado cuenta.
Santana se puso rígida cuando uno de sus pezones se endureció bajo el dedo de Britt.
-Mi padre y seis agentes del Servicio Secreto nos esperan para ir a correr. No podré hacerlo si me excito tanto.
-Ay. -Con los ojos centelleando, Britt inclinó la cabeza y besó el pezón de Santana. Al oír los rápidos jadeos de su amante, soltó una risita y se apartó antes de que Santana reaccionase-. Será mejor que me vista.
-Sí, será mejor que lo hagas, porque no me importa que la Junta de Jefes de Estado Mayor esté en la habitación de al lado. No aguanto mucho más.
Britt cogió los shorts, una camiseta y un sujetador deportivo de la silla y fue al otro lado de la habitación, vistiéndose mientras caminaba. Desde su llegada, habían pasado casi todo el tiempo con el presidente. El presidente trabajaba parte del día, pero comían con él, salían a hacer ejercicio juntos por las mañanas y después de cenar se relajaban en la sala de ocio. Aunque Santana y Britt compartían habitación y cama, no habían hecho el amor en las dos noches que llevaban en Camp David. En realidad, las dos estaban física y emocionalmente exhaustas y les bastaba con dormir abrazadas.
-Dime que no estás a punto -pidió Santana, sentándose al borde de la cama para atarse las zapatillas de correr. Había cosas con las que Britt no bromeaba. Se arrodilló junto a Santana y posó la mano en el muslo desnudo de la joven. Con expresión muy seria, dijo:
-Te he añorado mucho esta semana. Abrazarte por las noches ha sido maravilloso.
-Britt...
-Pero -interrumpió Britt, jugueteando con los dedos sobre la pierna de Santana-... estoy a punto de estallar.
Santana esbozó una brillante sonrisa.
-¡Oh, qué bien! Eso es estupendo. -Se inclinó y dio un rápido beso a Britt en la boca, luego esquivó a su amante, que seguía arrodillada, y se levantó con gran agilidad-. Vamos, cariño. No hagamos esperar al presidente.
Britt, riéndose, salió con su amante de la habitación de invitados, y ambas se dirigieron al salón principal. Como hacía por sistema varias veces al día, repasó mentalmente el itinerario próximo. La hija del presidente no tenía viajes previstos durante dos meses, y la inauguración de la exposición en la galería era su única comparecencia pública en el plazo de dos semanas. Eso significaba que afrontaban una etapa bastante tranquila. “Gracias a Dios. Necesitamos un respiro.”
-Buenos días -dijo el presidente con simpatía-. ¿Estáis preparadas?
-Sí, señor -respondió Britt, situándose junto al presidente en la acera que rodeaba la parte delantera del complejo. Santana se quedó atrás para correr junto a Deborah Kling, la única agente femenina del primer equipo de su padre y vieja amiga suya. Cuando el grupo enfiló por un camino de tierra que se internaba en el bosque que rodeaba el complejo, el presidente preguntó:
-¿Cuáles son sus planes a largo plazo, Britt?
-¿Señor?
-¿Es usted una agente vocacional o ha pensado en trasladarse al sector privado en el futuro?
-La verdad es que no he pensado mucho en ello, señor -respondió Britt, mirando por encima del hombro en dirección a Santana. Su amante estaba pendiente de algo que le contaba la agente del Servicio Secreto que corría a su lado-. De momento no pienso hacer cambios, señor.
-¿Supongo que se refiere a mientras dure mi mandato?
Britt asintió.
-Muy diplomático por su parte no establecer un plazo de tiempo.
-Estoy segura de que saldrá reelegido...
Andrew López la interrumpió, riéndose:
-Nos ocuparemos de eso cuando llegue la hora. Sin embargo, no creo que Santana quiera que continúe usted más tiempo del absolutamente necesario en este tipo de trabajo.
El tono del presidente era coloquial, y a Britt no le dio la impresión de que la estuviese examinando por algo personal relacionado con su amante. Sin embargo, dijo en tono neutro:
-No hemos hablado del asunto, pero ella ya ha sacrificado mucho por el bien público. No le pediré que lo haga siempre.
-Quiere decir que se ha sacrificado por mi carrera, ¿verdad?
-Señor. -Britt se puso colorada-. No pretendía faltarle al res...
-Soy Andrew, ¿recuerda? Y sé que no lo pretendía, Britt. Tampoco hace falta que se disculpe por amar a mi hija.
Britt volvió la cabeza y miró al presidente a los ojos.
-Nunca lo haría, señor.
El presidente sonrió y durante un momento pareció mucho más joven.
-Me alegro de que haya venido este fin de semana, Britt.
-Sí, señor. Yo también.
11.00 02 septiembre 200l
Informe - Equipo de Ataque Tres. Salida confirmada: Aeropuerto internacional Dulles de Washington. Vuelo 77 de American Airlines. Destino: Los Ángeles. Objetivo: Washington DC. Billetes comprados por Internet con tarjeta de crédito. Equipo en ruta por automóvil hasta Silver Springs, Maryland.
Al volver a la habitación, Santana se quitó la camiseta y los shorts. Intentó hacer lo mismo con el sujetador y torció el gesto. Britt se acercó a ella inmediatamente y preguntó:
-¿Te ayudo?
-No, no pasa nada -respondió Santana-. Creo que los puntos se han enganchado.
Britt apartó con cuidado la prenda del pecho de Santana y se la quitó por la cabeza. Tras arrojar el sujetador sobre la cama, examinó la incisión.
-Parece normal.
-No sé -murmuró Santana-. Tal vez me sentiría mejor si me besases.
-¿Cuánto tiempo tenemos?
-De sobra.
Britt se despojó de los shorts, y luego de la camiseta y el sujetador con un solo movimiento.
-¿Nos duchamos?
Santana se acercó a ella: sus pezones rozaron los de Britt y se endurecieron al momento, pero no sintió dolor, sólo la llamada del deseo.
-Me parece un lugar estupendo para empezar.
El agua, muy templada, se le antojó casi fría a la piel recalentada de Santana. Apoyó los hombros en los azulejos resbaladizos y miró a Britt, arrodillada entre sus muslos abiertos. Santana, que se sostenía con la mano izquierda apoyada en la pared, metió los dedos entre los rubios mechones mojados de su amante mientras la expectación se anudaba como un puño apretado en el hueco de su estómago. Con los párpados casi cerrados, arqueó el cuello y ahogó un gemido cuando los dientes de Britt tiraron del anillo de oro que adornaba su ombligo. El rostro de Britt flotaba ante sus ojos. La oleada de deseo que estalló dentro de la cabeza de Santana empañó su visión.
-Pon los labios sobre mí -susurró Santana, pero sus palabras se perdieron entre el agua que caía sobre ellas. Se tensó cuando los dedos de Britt se extendieron en el interior de sus piernas, abriéndola-. Por favor... chúpame. -Pero la súplica murió en un sollozo cuando se quedó sin respiración. Levantó las caderas y se aferró a los cabellos de Britt, frotando su sexo contra la mejilla de su amante-. Oh, Dios, necesito tu boca. -Pero Britt apartó la cabeza y lamió la piel suave del interior del tembloroso muslo de Santana.
El dolor interior era casi una tortura, y cuando los músculos del estómago de Santana sufrieron un espasmo, empujándola hacia delante y casi doblegándola, gritó de desesperación. Hundió las dos manos bajo los cabellos de Britt y arrastró el rostro de su amante hasta ella, poniendo la boca de Britt sobre su clítoris.
-Por favor... cariño, por favor.
Britt rodeó con un brazo los muslos de Santana e hizo lo que había que hacer, utilizando la lengua, los dientes y los labios para encender la sangre y abrasar las terminaciones nerviosas que latían con salvaje desesperación bajo su boca. Sintió cómo se ponían rígidas las piernas de Santana, cómo hinchaba el clítoris y que se iba a correr. Y sólo entonces introdujo los dedos, llevándola a un segundo clímax antes de que hubiese terminado el primero. Cuando Santana gimió y comenzó a deslizarse hacia abajo, Britt se levantó, con la mano humedecida, y apretó a Santana contra su cuerpo, impidiendo que cayese.
-Abrázame, abrázame -rogó Santana con la boca junto al cuello de Britt.
-Nunca te dejaré -susurró Britt.
Santana la creyó y se rindió al tierno cuidado de su amante.
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Hermoso!
Actualiza pliss!
No se me da mala espina las fechas!
Será que va vinculado con el 11 De septiembre!
Actualiza pliss!
No se me da mala espina las fechas!
Será que va vinculado con el 11 De septiembre!
Lorena_Glee** - Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
erotico capitulo y a la vez de seriedad con la interaccion con el presidente, pero excelente como siempre!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Lorena_Glee escribió:Hermoso!
Actualiza pliss!
No se me da mala espina las fechas!
Será que va vinculado con el 11 De septiembre!
Hola!! Unos capitulos atras se decia que la "operación" sería el 11 de septiembre, asi que si, esta vinculado con esa fecha ;)
micky morales escribió:erotico capitulo y a la vez de seriedad con la interaccion con el presidente, pero excelente como siempre!
Saben como comportarse dependiendo del momento
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
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Edad : 36
FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 26
Capitulo 26
06.00 05 septiembre 200l
Informe - Equipo de Ataque Cuatro. Salida confirmada: Vuelo 93 de United Airlines desde Newark. Destino: San Francisco. Objetivo: Washington DC. Billetes comprados en el Aeropuerto Internacional Baltimore-Washington, pago en efectivo.
07.00 06 septiembre 200l
El general Matheson, solo en un austero despacho del rústico complejo de montaña, entró en Internet y abrió una web de coches clásicos. Navegó por los menús hasta una página en la que se mostraba un Mercury Cruiser del 57 y movió el cursor sobre la imagen hasta que encontró un vínculo html que abrió.
Comunicado final. Cuatro equipos reunidos y enviados: sólo objetivos 1-4 de la Costa Este. Equipos cinco y seis desactivados. Fecha confirmada: 09.00 11 sept 200l. Gloria a los justos.
Matheson soltó un gruñido y ahuyentó una sombra de aprensión. No había vuelta atrás aunque quisiera. Aquellos hombres eran fanáticos y nada los disuadiría. Querían luchar, y sus compatriotas y él aprovecharían el shock y el caos para hacer oír sus voces. Nunca habían tenido una ocasión tan buena para la misión patriótica. Con decisión cogió el teléfono móvil y marcó un número conocido. Recibió respuesta inmediata.
-Hola, agente -dijo Matheson-. Tiene luz verde. Su equipo se reunirá mañana.
-¿Operación confirmada?
-09.00. 11-9.
-Muy bien. -Hubo unos segundos de silencio-. Asumiré el mando del equipo de ataque. Es mejor que no volvamos a comunicarnos.
Matheson dudó, considerando sus opciones y las posibles repercusiones si fallaba alguna parte de la misión. Por encima de todo tenía que proteger a su organización para garantizar el futuro del movimiento en pro de la libertad.
-De acuerdo. Buena suerte y que Dios le acompañe.
05.15 7 de septiembre del 2001
Britt dio un salto, completamente despierta, al oír el primer timbrazo del teléfono. Cogió el móvil de la mesilla de noche y se sentó, abriendo el teléfono con una mano y apartando las mantas con la otra. Sus pies rozaron el suelo y se levantó, diciendo sucintamente:
-Pierce.
Un segundo después se sentó de nuevo al borde de la cama.
-No hay problema, Tom. ¿Qué puedo hacer por ti?... Por Dios, estás de broma... No, comprendo... ¿Qué quieres de mí?
Mientras escuchaba con atención, hizo una lista mental de las cosas que debía hacer.
-De acuerdo. Me ocuparé. -Se rió-. No, claro que no facilitan las cosas.
Tras acabar la llamada, miró el reloj. Tenía tiempo de ir a correr antes de la reunión de la mañana. Estaba cansada; cuando no dormía con Santana, dormía mal. Y a Santana la esperaba un ajetreado fin de semana, lo cual significaba más trabajo para el equipo y más preocupaciones para ella. Pensó en la llamada sorpresa que acababa de recibir de Washington y cabeceó. Más complicaciones que no le hacían ninguna falta.
-¡Cristo. Qué trabajo!
07.00 7 de septiembre del 2001
-Buenos días a todos -dijo Britt en tono enérgico dirigiéndose a la cabecera de la mesa-. El itinerario del fin de semana se mantiene. Esta noche a las 20.00 Egret tiene la inauguración privada en la Galería Bleeker. Mañana a las 21.00 es la apertura general. Sin embargo, hay un cambio en los turnos de esta noche. Por favor, reúnanse con Sam a las 09.00 para que les dé detalles.
Sam se enderezó de forma casi imperceptible, pero su expresión permaneció neutral. No le habían advertido de ningún cambio.
-Aparte de la lista personal de invitados, Egret ha aceptado, a petición de la señorita Berry, que un pequeño número de marchantes de arte asistan a la preinauguración de esta noche. -No era raro que los marchantes que representaban a clientes ricos o a grandes empresas asistiesen a una preinauguración antes de que una galería abriese una exposición al público. Britt miró a Sam-: ¿Has realizado todas las comprobaciones de antecedentes?
-Lo he hecho yo -respondió Cynthia Parker, repartiendo información entre los agentes-. Biografías y fotos. Nada anormal.
-Bien -repuso Britt, abriendo una carpeta. Había visto la lista de nombres y reconoció a dos habituales de las exposiciones de su madre-. Procuren familiarizarse con las... -Hizo una pausa contemplando una foto-... las fotos de los marchantes. -“Dios mío.” El nombre de debajo de la foto: Quinn Fabray. Apoyó los dedos sobre la mesa para controlar el leve temblor-. Seguro que los demás invitados de la lista les suenan.
Britt realizó el resto de la sesión informativa automáticamente y, cuando acabó, dijo a Sam:
-Espera un minuto, ¿te importa, Sam?
-Por supuesto, comandante.
Cuando se quedaron solos, Britt apartó la silla de la cabecera de la mesa y se sentó en ella, procurando disimular el cansancio.
-Necesito que reorganices los turnos de esta noche. Hay que contar con todo el equipo.
-¿Todo el equipo, comandante?
-Sí. -Se frotó la cara para aliviar el dolor de cabeza que comenzaba a sentir entre los ojos-. Busca un diagrama de la zona en un radio de dos manzanas, por favor.
Sin decir nada, Sam enchufó un cable de vídeo a su portátil y pinchó en un icono de la pantalla. En la pantalla mural del fondo de la sala de reuniones apareció un detallado plano callejero. Britt se levantó y se acercó a la pantalla, sacando un fino puntero láser del bolsillo interior de la chaqueta.
-Llama a la capitán Landers y dile que necesitamos vehículos y patrullas de a pie aquí, aquí y... aquí.
-Hecho -dijo, aunque no le encontraba sentido a la orden. La capitán Stacy Landers era el vínculo de seguridad del Departamento de Policía de Nueva York con el equipo de Egret, pero las fuerzas del orden locales sólo se desplegaban en salidas públicas de largo alcance.
-Ahora quiero ver el edificio de la galería al nivel de la calle.
Un segundo después apareció un plano del edificio en el que estaba la Galería Berry. Semicírculos rojos marcaban las entradas principal, trasera y lateral con la distancia en metros a la calle o travesía más próxima en números de color amarillo brillante. En el interior de la estructura, las salas y los pasillos, así como los conductos de la calefacción y los del gas, agua y electricidad, se distinguían con diferentes colores.
-Pon a dos personas aquí, aquí y aquí -ordenó Britt, señalando las zonas con el minúsculo puntito rojo brillante.
-Eso nos dejará poca gente para la propia Egret –comentó Sam en tono aséptico.
-Menos de la que me gustaría -admitió Britt-. Que Stark esté conmigo dentro de la galería. Tú ocúpate de la entrada principal. Así estará bien.
-¿Comandante? ¿Hay algún problema que yo deba saber con respecto al itinerario de esta noche?
-No, Sam. Ningún problema. –“Eso espero, al menos, y de momento no puedo contarte nada.”
Sam asintió, reservándose las preguntas. Confiaba en la franqueza de Britt, y aunque no la tuviese, debía obedecer órdenes. Sin embargo, en ocasiones como aquella, era fundamental que Britt contase con la absoluta confianza de todos sus agentes.
-Me ocuparé de ello.
-Gracias. -Britt tomó aliento lentamente y exhaló el aire en un suspiro. Luego, regresó a la cabecera de la mesa-. Hay otra cosa.
Su segundo al mando la miró sin pestañear.
-Una de las marchantes de arte -dijo Britt, buscando el informe que había preparado Cynthia Parker-, Quinn Fabray. Necesito saberlo todo sobre ella y lo necesito esta mañana.
-La revisión de antecedentes está ahí, comandante. -Sam la miró con gesto confundido-. Es muy amplia.
Britt asintió, pues conocía las revisiones estándar.
-Quiero una revisión a fondo.
-¿Finanzas, escaneos de bases de datos, series de fotos?
-Sí -afirmó Britt, abriendo el expediente y entregándoselo a Sam-. Todo.
Sam miró el expediente.
-¡Jesús! -exclamó, con una extraña falta de contención-. ¿Qué ocurre?
-No lo sé. -Britt contempló la foto-. Pero tenemos que averiguarlo.
-Hola -dijo Santana, sonriendo, cuando abrió la puerta a su amante.
Britt le devolvió la sonrisa, pero su mirada era seria.
-Estás preparada -observó, fijándose en la bolsa de gimnasia que había junto a la puerta y en el atavío de Santana, consistente en una camiseta, pantalones de chándal y zapatillas deportivas.
-Y tú no. ¿No vienes? -Santana habló en tono desenfadado, pero por dentro sentía un brote de decepción. Britt era su amante, pero aquel fin de semana era sobre todo su jefa de seguridad.
Después de más de una década viviendo bajo vigilancia, Santana sabía cuántos planes había que hacer antes de un evento público como el de aquella noche. Y también sabía que Britt lo supervisaría todo personalmente.
-Claro que voy -dijo Britt-. He dejado mis cosas abajo, en los vestuarios. Pero ha ocurrido algo y tengo que hablar contigo.
-De acuerdo. -Santana dio la mano a Britt y la condujo a la barra de la cocina. Apoyó una cadera en uno de los taburetes y esperó a que Britt se sentase frente a ella-. ¿Qué ocurre, cariño?
-No sé si debería tratar el tema en este momento... diablos, o en cualquier momento. -Britt cabeceó, disgustada ante su propia indecisión-. He pasado los últimos cuarenta minutos intentando decidirme. Y al final pensé que, si no te lo decía, tal vez te cabreases.
-Brittany -Santana habló en tono firme-. Dímelo de una vez.
-Una de las marchantes de arte que Rachel ha invitado a la preinauguración de esta noche es Kitty.
-Kitty. -Santana frunció el entrecejo; el nombre no le decía nada. Pero no recordaba haber visto a Britt tan incómoda en su vida. Enfadada, preocupada e incluso, alguna vez, asustada. Pero nunca así. De pronto, Santana se puso rígida, sabiendo con el sexto sentido de una leona que su territorio estaba a punto de ser invadido por la persona a la que aludía su amante. Con un tono peligrosamente sereno, Santana repitió-: Kitty. Tu Kitty, la del hermoso rostro, el cuerpo elegante y el porte súper sofisticado. Esa Kitty.
-No es mi Kitty -corrigió Britt-. Y…
-Observo que no disientes del resto de mis afirmaciones -comentó Santana en tono coloquial, pero sus ojos lanzaban chispas como fragmentos de cristal heridos por el sol.
Durante un momento Britt no entendió el cariz que había tomado la conversión, y luego se rió. No era lo más prudente, pero no pudo evitarlo.
-¿Estás de broma? No puedes pensar en serio que miraría a otra mujer cuando te tengo a ti.
-Has hecho mucho más que mirarla. -Santana no soportaba la idea de que Britt estuviese con otra mujer, mucho menos saber que había estado con alguien tan guapa y bien dotada. En todos los aspectos. Le daban ganas de romper todo lo que tenía a su alcance.
-Eso fue antes de conocerte -dijo Britt en tono amable-. Ahora sólo estás tú y siempre estarás sólo tú.
Santana parpadeó.
-Odio que hagas eso.
¿Qué?
-Hacerme olvidar que estoy enfadada contigo.
Britt se levantó y se colocó entre las piernas de Santana, apoyando las manos en la cintura de su amante. La besó en la boca y sonrió.
-Te amo.
Santana hundió la cabeza en el pecho de Britt.
-Será mejor que lo hagas, porque juro por Dios que no respondo de mis actos si no lo haces.
Britt se rió, rodeó con un brazo los hombros de Santana y se apoyó en la barra con Santana adherida a la curva de su cuerpo.
-Créeme, no tienes por qué preocuparte.
-Entonces, ¿qué ocurre? -Santana miró a Britt con curiosidad-. ¿Con Kitty?
-Por lo visto, no es Kitty. Bueno, sí que lo es o lo era, pero también se llama Quinn Fabray.
-¿Un alias?
-No. -Britt masajeó suavemente los músculos de los hombros de Santana-. Según nuestras comprobaciones de antecedentes, es realmente Quinn Fabray.
-¿Y es marchante de arte de verdad?
Britt asintió.
-Al parecer sí.
-Vaya. ¡Qué mujer más misteriosa! -Santana prendió los dedos en el cinturón de Britt y los deslizó bajo el pantalón, acariciando con el dorso de la mano el estómago de Britt-. Prostituta de alto nivel en Washington, marchante de arte de altos vuelos y mujer fatal que está como una diosa.
-No encontramos nada que indique que es una amenaza -repuso Britt sin alterarse-. Pero puedo decirle a Rachel que se ponga en contacto con ella y anule la invitación. O puedo ordenarle a Sam que la detenga en la puerta.
-¿Por qué? -preguntó Santana con curiosidad. Sin darse cuenta desprendió la camisa de Britt del pantalón para acariciarle la piel.
-Porque se trata de una noche especial para ti, y no quiero que nada te la estropee.
Santana se apartó para mirar a su amante a los ojos.
-¿Lo harías?
En el rostro de Britt se reflejó la confusión.
-Claro que sí.
-No me importa que venga. -Santana pensó en los breves momentos que había pasado una noche bajo un farol con la amante de Britt, si es que aquella era Kitty-Quinn. Recordaba a una hermosa mujer de ojos profundamente tristes. Reconoció la tristeza producto de la soledad porque ella también la había sentido-. Seguramente ni siquiera se dará cuenta de que estamos allí. Cuando la galería ofrece una exhibición privada a unos cuantos marchantes selectos antes de la inauguración, la artista no suele asistir. Además, si tiene un cliente interesado, no podría renunciar a la invitación. Perjudicaría su negocio.
Britt se encogió de hombros, sorprendida.
-No me interesan sus motivos, sólo me interesa lo mejor para ti.
-No pasa nada, cariño. -Santana se levantó, rodeó con el brazo el cuello de Britt mientras deslizaba la mano sobre su abdomen. Apretó los muslos y la pelvis contra Britt, moviendo las caderas sutilmente-. Bueno, ¿vas a venir conmigo al gimnasio a boxear?
-Santana -respondió Britt con voz ronca-, no sería un combate justo cuando estoy demasiado excitada para caminar.
Santana soltó una risita.
-En el amor y en la guerra todo vale, comandante.
14.45 07 septiembre 2001
Cinco hombres rodeaban una mesa de comedor, de cristal, en un piso de cuatro habitaciones con vistas a Central Park. Ninguno de ellos contemplaba la vista. Había un plano extendido en el centro de la mesa, y varios de ellos sujetaban las esquinas con las manos.
-El plan es sencillo -afirmó el jefe del equipo, un hombre de pelo castaño, subrayando las palabras con golpecitos sobre el diagrama-. Entradas principal y trasera, aquí y aquí.
-¿Vigiladas? -preguntó un hombre corpulento con voz grave.
El líder, parpadeando irritado ante la interrupción, respondió:
-La trasera no. Generalmente sólo hay un hombre apostado en el vestíbulo principal. El segundo ascensor que conduce al ático tiene una clave -señal, pero el que lleva al resto del edificio no. Al ascensor del ático se puede acceder desde el vestíbulo, el centro de mando, aquí, o desde el mismo ático.
-Por tanto -comentó un joven de lozano aspecto y cabellos muy rubios-, tenemos dos posibles rutas de acceso: desde el vestíbulo con un ataque frontal o, si eso falla, con una maniobra de flanqueo en los pisos superiores.
-Exacto. -El jefe del equipo señaló la puerta de atrás-. Y esta es la única salida, aparte de la del vestíbulo. Lo lógico sería que, en medio de toda la confusión y si actuamos con rapidez, estuviéramos fuera antes de que nadie se enterase de lo ocurrido.
-Entonces, repasémoslo -sugirió el hombre corpulento en tono impaciente-. Sólo nos quedan tres días
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Sé que muchos os habreis quedado confusos con lo de Kitty/Quinn, pero es algo que queria desde un principio, las descripciones de Kitty y Quinn son las mismas, ojos verdes, pelo rubio...son muy parecidas, al poner la foto de "presentación" puse a Kitty porque es a la que todos os estabais imaginando, si ponía a Quinn descubririais demasiado pronto la sorpresa y no queria eso :lol:A partir de la siguiente parte (la 5º), la imagen de presentación sera de Quinn, las anteriores siguen y seguiran siendo de Kitty para los lectores que lean más tarde el fic se lleven la misma sorpresa que espero os hayais llevado vosotras. Y bien, ¿os lo esperabais?
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Volvisteeeeeeeeeee,!!! Espero que te haya ido bien en tu paseo :D
Genial.. me encanta cada vez que estan juntas, el presidente es mas que genial, me encantaaa
Dios!! Eso detalles del atentado me tienen de los nervios
No me esperaba eso de Kitty/Quinn... aunque ciertamente prefiero a la Quinn Quinn, a la Kitty que no es Kitty sino Quinn??? Ok, creo que estoy un poco liada jajajaja
Ya quiero ver como se desenvuelve ese enredo..
Mmmm me da penita con Rach, tan sola y falta de amor.. seria genial que esta Kitty/Quinn haga algo al respecto.. Ambas estan solas y tristes
Genial.. me encanta cada vez que estan juntas, el presidente es mas que genial, me encantaaa
Dios!! Eso detalles del atentado me tienen de los nervios
No me esperaba eso de Kitty/Quinn... aunque ciertamente prefiero a la Quinn Quinn, a la Kitty que no es Kitty sino Quinn??? Ok, creo que estoy un poco liada jajajaja
Ya quiero ver como se desenvuelve ese enredo..
Mmmm me da penita con Rach, tan sola y falta de amor.. seria genial que esta Kitty/Quinn haga algo al respecto.. Ambas estan solas y tristes
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
What? kitty es quinn!
No entendí muy bien pero me encanta ya quiero que llegue el día aver.que pasara!
Actualiza cuando puedas!
Saludos.
No entendí muy bien pero me encanta ya quiero que llegue el día aver.que pasara!
Actualiza cuando puedas!
Saludos.
Lorena_Glee** - Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Te extrañe aaawww amo esta historia mis brittana*-* y ps siii vaya sorpresa la de kitty/quinn jeje sera q habra faberry??? Besos hermosas espero la hayas pasado excelente
saibelli** - Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/03/2013
Edad : 33
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Eso de Kitty/Quinn que no me lo esperaba, me pillado de sorpresa!!! uuuh i like it!
britt y quinn grrr! Aunque supongo que ahora pondrás a rachel y quinn no? LOL.
A ver que pasa... tic tac tic tac
britt y quinn grrr! Aunque supongo que ahora pondrás a rachel y quinn no? LOL.
A ver que pasa... tic tac tic tac
AndreaDaru- ---
- Mensajes : 511
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Edad : 31
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
aria escribió:Volvisteeeeeeeeeee,!!! Espero que te haya ido bien en tu paseo :D
Genial.. me encanta cada vez que estan juntas, el presidente es mas que genial, me encantaaa
Dios!! Eso detalles del atentado me tienen de los nervios
No me esperaba eso de Kitty/Quinn... aunque ciertamente prefiero a la Quinn Quinn, a la Kitty que no es Kitty sino Quinn??? Ok, creo que estoy un poco liada jajajaja
Ya quiero ver como se desenvuelve ese enredo..
Mmmm me da penita con Rach, tan sola y falta de amor.. seria genial que esta Kitty/Quinn haga algo al respecto.. Ambas estan solas y tristes
Sí, volvi!! Los dias fuera estuvieron geniales, aunque demasiada calor (mas de 40 grados) y os extrañé mucho
Lo del atentado ya queda menos para saber que va a pasar...
Al comenzar la 1º parte quise poner a Quinn, pero después lo pense mejor y puse a Kitty porque las descripciones eran igual, y como Kitty era un alias le veia genial, pero a la hora de poner la foto...si ponia a Quinn se estropeaba la sorpresa... Y sobre el nombre cuando todas dejen de estar tan sorprendidas como vosotras, se llamara solo Quinn no Kitty/Quinn
Lo del atentado ya queda menos para saber que va a pasar...
Al comenzar la 1º parte quise poner a Quinn, pero después lo pense mejor y puse a Kitty porque las descripciones eran igual, y como Kitty era un alias le veia genial, pero a la hora de poner la foto...si ponia a Quinn se estropeaba la sorpresa... Y sobre el nombre cuando todas dejen de estar tan sorprendidas como vosotras, se llamara solo Quinn no Kitty/Quinn
Lorena_Glee escribió:What? kitty es quinn!
No entendí muy bien pero me encanta ya quiero que llegue el día aver.que pasara!
Actualiza cuando puedas!
Saludos.
Quinn mintio a Britt sobre su nombre, diciendo que se llamaba Kitty, más adelante se sabra el porque, pero como al poner Kitty sabia que os imaginariais a Kitty, la imagen de presentación os puse a Kitty, para no revelaros la verdad, pero es realmente Quinn Fabray. Se que os ibais a liar, pero lo hice queriendo, soy mala :P
Nos vemos ;)
Nos vemos ;)
saibelli escribió:Te extrañe aaawww amo esta historia mis brittana*-* y ps siii vaya sorpresa la de kitty/quinn jeje sera q habra faberry??? Besos hermosas espero la hayas pasado excelente
Hola, yo tambien te extrañe, Faberry...posiblemente, o posiblemente no
Besos y me lo pase genial, gracias ;)
Besos y me lo pase genial, gracias ;)
AndreaDaru escribió:Eso de Kitty/Quinn que no me lo esperaba, me pillado de sorpresa!!! uuuh i like it!
britt y quinn grrr! Aunque supongo que ahora pondrás a rachel y quinn no? LOL.
A ver que pasa... tic tac tic tac
Esa era mi intención, pillaros de sorpresa. Faberry es posible, o no...no adelantemos acontecimientos, aunque Rachel ya se ha quedado prendada de Quinn
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 27
Capitulo 27
15.23 7 de septiembre del 2001
-Déjame verlo a la luz -dijo Santana, acercando la mano a la barbilla de Britt.
-No es nada -se apresuró a decir Britt, apartando la cabeza. El movimiento le provocó un dolor punzante en la base del cráneo. Tuvo que esforzarse para no torcer el gesto.
-Maldita sea, Brittany, ¿cómo que no es nada? Veo el moretón desde aquí. -Santana se puso entre Britt y el único banco del centro de la habitación, impidiéndole así que se moviese en el minúsculo ropero de las mujeres, demasiado pequeño para darle el nombre de vestuario, y situado en un rincón del austero gimnasio en el que Santana llevaba casi dos años practicando kickboxing-. ¿Qué ha ocurrido? Te falló el bloqueo por completo.
-Se había acabado el tiempo.
-Tu tiempo nunca se acaba.
Britt movió la mandíbula de un lado a otro para ver cómo estaba. Le dolía, pero los dientes seguían en su sitio y todo parecía estable.
-No se ha roto. Estaré perfectamente cuando me ponga un poco de hielo.
Santana miró a Britt con una mezcla de rabia y preocupación.
-Y antes jamás habías fallado ese bloqueo. ¿Estás fastidiada por Kitty?
Britt arqueó las cejas.
-No. Ni siquiera estaba pensando en ella.
-Entonces, ¿en qué estabas pensando? -repuso Santana. -Porque seguro que no en boxear. Lo único que tenías que hacer para desviar esa patada era arremeter contra mi cuerpo y derribarme... -Se le desorbitaron los ojos. “Arremeter contra mi cuerpo y derribarme. Contra mi cuerpo. Contra mi pecho.” Santana estampó la mano en el medio del pecho de Britt y la empujó contra las tres destartaladas taquillas metálicas, con la cara a un milímetro de la de su amante, y la voz grave, controlada y llena de furia. -Maldita sea, te podía haber roto el cuello, no sólo la mandíbula. Si no querías boxear conmigo porque te preocupa hacerme daño, deberías habérmelo dicho.
-No lo hice adrede -dijo Britt en voz baja-. Únicamente dudé cuando me di cuenta de que habías recibido el golpe.
-Y entonces dejaste que te diese una patada en la cara. –Santana acercó los dedos a la hinchazón de la mandíbula de Britt-. Dios mío.
Britt abrazó a Santana por la cintura y la besó en la frente, procurando no mover la cabeza demasiado. El dolor se había convertido en una punzada sorda. La habían pegado antes, y sabía que el daño no era grave.
-Sólo ha sido un accidente. La próxima vez procuraré darte una patada en el culo. Y con fuerza, si eso te hace feliz.
Santana se rió muy a su pesar, apoyando el rostro en el pecho de Britt.
-Odio que sufras.
-Lo sé. -Britt desató el pañuelo rojo que Santana se ponía en la frente cuando boxeaba. Lo arrojó sobre el banco y entrelazó los dedos en las trenzas mojadas que rozaban el cuello de su amante-. ¿Te encuentras bien?
-Llevo un sujetador deportivo tan ceñido que casi no me deja respirar. Mi pecho está bien. -Santana echó la cabeza hacia atrás y besó el oscuro manchón que crecía en el ángulo izquierdo de la mandíbula de Britt-. Que es más de lo que se puede decir de eso.
-Hum. Creo que la cosa podría mejorar. -Britt apoyó la cabeza en la descascarillada taquilla verde, disfrutando del cuerpo de Santana entre sus brazos. Boxear con Santana siempre le había entusiasmado porque nunca estaba tan hermosa como cuando mostraba toda su fuerza. Estaba magnífica en el ring, con los musculosos brazos al desnudo, una camiseta recortada que dejaba ver su estómago y las ejercitadas piernas bailando sobre la lona.
-¿En qué estás pensando? -murmuró Santana, besando el punto que latía en la base del cuello de Britt-. Tu corazón galopa como loco.
-En ti -respondió Britt-. Estaba pensando que eres una mujer increíble y que me excitas muchísimo.
La inesperada respuesta y la seriedad de la voz de Britt derritieron las entrañas de Santana.
-No te muevas. -Lamió con la punta de la lengua una minúscula gota de sudor prendida en un hueco de la clavícula de Britt. Ronroneando, se adhirió lánguidamente al cuerpo de Britt-. ¡Qué bien sabes!
Britt suspiró, cerrando los ojos.
-Y tú estás de maravilla.
-Sí, es cierto. -Santana se echó hacia atrás, con las piernas enredadas en las de Britt, y se quitó la camiseta.
-Santana -advirtió Britt.
-Somos las dos únicas mujeres del gimnasio, Britt. –Santana habló en tono sereno, se llevó la mano a la espalda y desprendió el sujetador-. Quítamelo.
Britt metió los dedos bajo las hombreras y deslizó el sujetador sobre los hombros de Santana, dejando sus pechos al descubierto. Bajó la vista y suspiró al ver cómo los pezones empapados de sudor se endurecían al contacto con el aire.
-¡Oh, Dios!
Santana sonrió con gesto perezoso, mientras seguía la mirada de Britt.
-Y ahora, pon las manos encima de ellos. -Cuando Britt obedeció, moviendo los dedos automáticamente sobre los pezones, Santana cerró los ojos y arqueó la espalda-. Oh, sí.
-Tienes unos pechos preciosos -murmuró Britt con voz ronca.
-Sigue tocándome. -Santana se movió unos centímetros, colocó las piernas a horcajadas sobre el muslo de Britt y luego, con un movimiento rápido, le metió los dedos bajo la cinturilla de los shorts e introdujo la mano entre las piernas de su amante.
Britt dio un respingo y gimió, sorprendida.
-Chiss -susurró Santana mientras rozaba el clítoris de Britt con los dedos-. No hagas ruido.
-No puedo evitarlo -dijo Britt, desesperada-. Por Dios, Santana.
-Apriétame los pezones. -Tras decir eso, Santana acarició el cuerpo de Britt, haciendo hervir la sangre de los tensos tejidos con los dedos y jugando con las terminaciones nerviosas que vibraban y se estremecían a punto de explotar. Mientras Santana arrastraba a Britt hacia el orgasmo, los dedos de Britt apretaban espasmódicamente los pechos de Santana, y los agudos puntos de dolor se convirtieron en dulce placer en sus entrañas- Así. Así, cariño... sostén mis pechos en las manos mientras hago que te corras.
Britt, temblando, cerró los ojos con fuerza y se centró en el orgasmo que ascendía rápidamente por su columna vertebral. No podía pensar, no sabía qué estaba haciendo con las manos, no quería hacer nada más que sentir el peso, el calor y la maravilla de los pechos de Santana contra su piel mientras se corría. Se le doblaron las rodillas y no se cayó gracias a que la sostenía el cuerpo de Santana abierto sobre el suyo. Gimió, ahogó un grito y se corrió con fuerza contra la mano de Santana.
Santana contempló el rostro de Britt mientras el orgasmo la dominaba. “Nunca conseguiré pintar nada tan hermoso como tú en este momento.” Al sentir las caricias de las tiernas manos de Britt en los pechos y la desbordada pasión de su amante, intentó contener las lágrimas, sin lograrlo. A pesar de la humedad que cubría sus mejillas cuando apoyó la cabeza en el hombro de Britt, la embargaba una felicidad absoluta.
19.30 7 de septiembre del 2001
Britt llamó a la puerta del apartamento de Santana y miró el reloj. Cinco minutos antes Sam había confirmado que los vehículos esperaban en la calle. La capitán Landers se había encargado de que su gente estuviese apostada en el perímetro, y el equipo avanzado había llamado desde la galería para decir que todo estaba en orden. Todo normal. Todo tan seguro como Britt era capaz de garantizar. La puerta se abrió, y Britt se concedió un minuto para actuar como amante de Santana. La encontraba atractiva con cualquier cosa, fuesen unos vaqueros desteñidos y una camiseta salpicada de pintura o un elegante traje de noche realzado con diamantes. Aquella noche Santana había elegido un vestido negro sin mangas, de diseño tan sencillo que ni siquiera parecía de diseño. El brillante y ceñido vestido de seda tenía un escote redondo que dejaba entrever un levísimo asomo de clavícula y desaparecía en un airoso corte que acentuaba la fuerza sensual del cuerpo de Santana. En las orejas y en el cuello relucían zafiros, y aquella noche, en claro contraste con su estilo habitual en los actos oficiales, llevaba los cabellos sueltos. Los morenos bucles caían por el cuello y los hombros, y Britt apenas pudo reprimir las ganas de hundir los dedos en ellos.
-¡Dios, qué guapa estás!
-Gracias -respondió Santana en tono sereno y esbozó una sonrisa fugaz-. ¿Te puedes creer que estoy nerviosa?
-Lo imagino. -Britt se inclinó hacia delante y la besó, deslizando la punta del dedo índice por el borde de la mandíbula de Santana-. Pero eres una pintora soberbia, y tus cuadros son muy especiales. Disfruta de la noche, te lo mereces.
-Lo intentaré. -Santana dio el brazo a Britt mientras se dirigían al ascensor. Su amante llevaba un traje gris pizarra y una camisa de seda abierta en el cuello, de color carbón, que daba a su cuerpo alto y esbelto un aspecto anguloso y firme-. Tu mandíbula tiene mejor aspecto. Y resultas muy apetecible.
-Se supone que no debo resultar apetecible. Soy tu acompañante y además estoy trabajando. -Britt llamó el ascensor con el ceño fruncido-. Esta noche se supone que debo ocupar un segundo plano.
-No es trabajo -declaró Santana, cuya tensión se alivió mientras bajaban al vestíbulo-. Bueno, sí que es trabajo, pero seguramente no como lo habías planeado.
Cuando las puertas se abrieron y ante ellas apareció Stark, esperando para acompañar a Santana al vehículo, Britt murmuró:
-No empieces. Necesito concentrarme.
Santana se rió y se olvidó por completo de los nervios.
20.43 7 de septiembre del 2001
Santana contemplaba uno de sus óleos con Marcea, a la que daba el brazo.
-No sé si la textura de la pintura se adapta al tono de la obra.
-Oh, claro que sí. -Marcea ladeó la cabeza, examinando de nuevo el cuadro-. Si fuera más tenue, se perdería el impacto del color.
-Ha sido muy amable de tu parte venir hasta aquí para esto -dijo Santana-. Sé que estás muy ocupada.
Marcea le dedicó una cariñosa sonrisa.
-No quería perdérmelo. En primer lugar, me encanta tu trabajo. Y me apetecía estar aquí por ti. -Rodeó la cintura de Santana con un brazo, en un gesto de afecto-. Sé lo difícil que puede ser desnudar tu corazón y colgarlo en las paredes para que todo el mundo lo vea. Aunque no tienes por qué preocuparte.
-He expuesto cuadros en galerías antes, pero nunca he hecho una exposición en solitario. -Santana miró la sala y vio muchas partes de sí misma. La mayoría de los presentes eran amigos en los que confiaba, pero aún así, no solía exhibir su alma de esa forma ante nadie. “Sólo Britt la ha visto”-. Casi será más fácil mañana por la noche en la inauguración pública, con desconocidos. En cierto modo, sus reacciones no me parecen tan importantes.
-Me gustaría asegurarte que te acostumbrarás, pero no es cierto. Cada vez que expongas, te preguntarás si alguien comprenderá lo que veías cuando pintabas, qué fue lo que sentías y qué te impulsó a crearlo. -Marcea se encogió de hombros, con expresión distante-. Pero seguirás haciéndolo, porque eso eres tú.
Curiosamente, a Santana la consoló la reflexión, porque al proceder de Marcea, una pintora que admiraba, sus propias incertidumbres parecían mucho menos importantes.
-Es una sensación maravillosa en el momento, ¿verdad? Cuando en mitad del cuadro empiezas a ver cómo las emociones indefinibles adquieren vida en el lienzo. -Los ojos de Marcea se iluminaron y se rió. -No diría que es lo mejor que he experimentado, pero se acerca mucho.
-Sí. -Inconscientemente, los ojos de Santana buscaron a Britt, que estaba a unos metros de ellas, con la atención centrada en la concurrencia. A pesar de la expresión ausente del rostro de su amante, Santana estaba segura de que Britt sabía dónde estaba ella. “Se acerca mucho, pero no puede compararse con ella.”
-Todo está bien, ¿verdad? -preguntó Marcea en tono amable, siguiendo la mirada de Santana-. ¿La prensa ha dejado de molestaros?
Santana se encogió de hombros.
-Aún hacen preguntas cada vez que me presento en público, pero no hay mucho que añadir a lo que ya hemos dicho. De momento los cazanoticias se conforman con sus especulaciones.
-Supongo que es lo mejor que se puede esperar.
-Al parecer sí. -Santana se sobresaltó cuando vio a Rachel hablando con otra mujer al fondo de la sala-. ¿Me disculpas unos minutos?
-Naturalmente. Quiero disfrutar de estos magníficos cuadros a solas.
Santana besó a Marcea en la mejilla y se dirigió a donde estaba Rachel con Quinn Fabray. Por separado, cada una de ellas era preciosa. Las dos contrastaban castaña y rubia, de pieles claras, huesos delicados y belleza clásica e irradiaban sensualidad y confianza. Sin embargo, juntas resultaban imponentes. Rachel emitía el calor dorado del sol. A Santana su lenguaje corporal y la voz seductora le recordaban a Barbra Streisand de joven. En contraste, Quinn era como Ingrid Berg man. Engañosamente fría y distante en la superficie, pero el hielo también quemaba. En otras circunstancias Santana habría disfrutado observándolas, especulando cómo una, o las dos, se comportarían con ella en un ambiente íntimo. En aquel momento captó su magnetismo individual y la forma en que su atractivo se magnificaba cuando estaban juntas, pero no sintió ningún impulso ni el menor deseo de experimentarlo personalmente. Las dos mujeres estaban tan absortas en la conversación que no vieron a Santana hasta que se acercó a ellas.
-Buenas noches.
-¡Santana! -Rachel le dio un beso en la mejilla y señaló a su interlocutora-. Esta es Quinn Fabray, una de las marchantes de arte que han venido a la preinauguración. Es la primera vez que nos visita.
Santana miró a Quinn a los ojos mientras le estrechaba la mano, observando, como no había podido hacerlo en Washington bajo la tenue luz de las farolas, lo penetrantes e inteligentes que eran.
-Santana López, señorita Fabray.
-Hola.
-Me alegro de que nos acompañe esta noche -dijo Santana con delicadeza tras saludar a Quinn. El saludo de la otra mujer había sido firme, con una mano cálida y seca. No parecía nerviosa, pero miraba a Santana fijamente.
-Tengo un cliente que ha visto algunas obras suyas en San Francisco hace poco y está muy interesado en esta exposición.
Santana frunció el entrecejo.
-¿San Francisco? No he expuesto nada... -Se rió-. ¿El boceto que Marcea Casells incluyó en su última exposición?
Quinn hizo un gesto afirmativo.
-Sí. Al parecer mi cliente quedó completamente fascinado y consiguió persuadir a la señora Casells para que le revelase su nombre. Espero que no le moleste.
-En absoluto. ¿Ha tenido ocasión de echar un vistazo esta noche?
-Acabo de llegar. -Quinn sonrió a Rachel-. La señorita Berry y yo nos estábamos presentando.
A Santana la sorprendió ver que Rachel se ponía colorada. No recordaba haber visto esa reacción en su amiga nunca.
-¿Le interesa algo en particular?
-Mi cliente tiene unos gustos bastante eclécticos –respondió Quinn enfatizando levemente la palabra-. Pensaba echar un vistazo. ¿Le molesta?
-Por supuesto que no -respondió Rachel, adoptando su papel de agente de Santana-. Tómese el tiempo que quiera. Si desea preguntar algo, estaré encantada de explicarle lo que desee, igual que la señorita López. -Miró a Santana con gesto interrogativo.
-Naturalmente, cuente con ello. -Santana señaló la pequeña barra del otro extremo de la sala-. Iba a tomar una copa de vino. ¿Le apetece otra?
-Sí, muchísimo.
-Entonces, hasta luego, Rachel -dijo Santana, mientras Quinn y ella se alejaban.
Cuando se internaron entre la gente, Quinn comentó en voz baja:
-Lo siento. Esto resulta embarazoso. La invitación decía que se trataba de una preinauguración privada. ¿Quiere que me marche?
Habían llegado a la barra, y Santana se limitó a decir:
-¿Vino blanco?
Cuando Quinn asintió, Santana pidió a la mujer vestida con un esmoquin que se encargaba de las bebidas dos copas y ofreció una a su acompañante. Condujo a Quinn a un lugar apartado antes de hablar de nuevo.
-¿Hay un cliente de verdad?
Las esculpidas cejas de Quinn se alzaron.
-Sí. Uno muy rico que estoy segura de que comprará algo.
-Britt está aquí.
-Sí, ya la he visto.
-¿Ha venido por ella?
Quinn sostuvo la mirada de Santana sin pestañear.
-No.
Santana bebió un sorbo de vino y asintió.
-Soy una artista, Quinn, y usted es marchante. Si Rachel la ha invitado es porque le parece importante que esté aquí. Por tanto, yo también me alegro de que esté.
-Gracias, señorita López. -Quinn probó el vino. Era un borgoña blanco buenísimo, mucho mejor que el que solían servir en acontecimientos similares-. ¿Prefiere que no hable con Brittany?
Brittany. Santana tomó aliento, y luego esbozó una sonrisa con la comisura de los labios.
-Dudo que haya en el planeta una lesbiana inmune a sus encantos, pero confío en que Britt resista.
Quinn se rió y dijo con una bonita voz de contralto:
-¿Puedo preguntarle si se incluye usted en esas legiones?
-Claro que puede -respondió Santana.
-No, no hace falta que lo haga. -Quinn miró un instante por encima del hombro de Santana y vio a Britt entre la gente-. Ya conozco la respuesta. Lo que quiero es ver sus cuadros y tengo trabajo que hacer. En algún momento me gustaría saludar a...una vieja amiga.
-Lo comprendo. -Santana le ofreció la mano-. Por favor, no dude en preguntarme lo que quiera sobre los cuadros.
-Lo haré. Gracias. Encantada de conocerla, señorita López.
Santana hizo un gesto afirmativo.
-Lo mismo digo, señorita Fabray.
21.25 7 de septiembre del 2001
Britt contempló el encuentro con expresión impasible. Santana y Quinn parecían absortas en la conversación, pero no había signos de un inminente derramamiento de sangre. Tampoco esperaba que los hubiese. Si Santana no hubiera querido que Quinn asistiese a la preinauguración, lo habría dicho. Y Quinn era demasiado lista y sofisticada para perder el decoro. Y, sobre todo, sabía que Britt amaba a Santana y que lo que habían compartido pertenecía al pasado. De hecho, su relación pertenecía a una vida completamente distinta. Britt miró el reloj. Un minuto. Marcó en el micro el número del canal abierto con todos sus agentes.
-A todos los equipos: que nadie entre en el edificio a partir de ahora, tenga o no invitación. ¿Recibido?
Sonó un coro de afirmaciones mientras Britt se abría paso entre la gente para acercarse a Santana.
-¿Va todo bien?
-Hum. -Santana posó los dedos en el brazo de Britt-. Sí, estupendamente. ¿Y tú qué tal?
-Bien. -En ese momento Britt oyó la conmoción que había estado esperando y cogió la mano de Santana-. Estoy muy orgullosa de ti.
Confundida, Santana miró a Britt y luego al fondo de la galería, donde vio a un hombre alto y delgado seguido por otros dos agentes del Servicio Secreto, Lucinda Washburn y su padre.
-¡Oh, Dios mío. Mi padre!
El presidente divisó a Santana y, luciendo una amplia sonrisa, atravesó la sala con su habitual paso decidido, en compañía de Lucinda Washburn, y besó a una atónita Santana.
-Hola, cariño.
-¿Papá? ¿Lucy? -Santana miró a Britt-. ¿Lo sabías?
-Me he enterado esta mañana. Y juré mantenerlo en secreto - se apresuró a explicar.
-No eches la culpa a Britt. Quería darte una sorpresa -dijo el presidente-, y ya sabes que no puedo ir a ningún lado sin que lo pregonen. Ni siquiera pudo comunicárselo a su propio equipo.
-Esto es tan... -Santana rodeó con los brazos el cuello de su padre y lo abrazó. Con voz entrecortada murmuró-: Muchísimas gracias.
-No me lo agradezcas, cariño -susurró Andrew López-. Te quiero.
Santana lo abrazó de nuevo y retrocedió con una brillante sonrisa.
-¿Queréis echar un vistazo?
-¿Qué te parece una visita guiada?
Santana, flanqueada por su padre y por Lucinda, se dirigió a la parte delantera de la galería. Tom Turner, jefe de seguridad del presidente, se puso a su altura, acompañado por los otros agentes.
-Es la exposición de pintura más emocionante en la que he estado -comentó Quinn, acercándose a Britt.
Britt contempló los familiares ojos verdes con expresión impenetrable.
-¿Has estado en muchas?
-En unas cuantas a lo largo de los años.
-¿Te van bien las cosas? -Britt seguía a Santana con la vista mientras hablaba con la mujer a la que en otra época había confiado una parte de su ser, tal vez incluso una parte de su corazón.
-Sí. No hay repercusiones de la situación de Washington.
-Estupendo. -Britt miró a Quinn-. Me alegro.
-Sólo quería saludarte y desearte felicidad, Brittany.
-Gracias. -Britt sonrió-. Lo mismo te deseo yo, Quinn.
Cuando Quinn se perdió entre la gente, la mirada de Britt se había posado de nuevo en Santana.
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
Edad : 36
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
estuvo de lo mejor este capitulo, espero que no ocurra nada lamentable en esta la primera exposicion de Santana, que bueno que el presidente fue de sorpresa y quinn a pesar de su anterior trabajo de scort se comporta como una autentica dama!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Edad : 54
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
Vaya, me ha encantado el cap...
Rach colorada por la señorita Fabray?? Mmmmm interesante... y genial! ojala que esten juntas jejeje
No ha señales, ni mas detalles del atentado?? Uii ni se que me desespera mas, si saber o no saber :(
Rach colorada por la señorita Fabray?? Mmmmm interesante... y genial! ojala que esten juntas jejeje
No ha señales, ni mas detalles del atentado?? Uii ni se que me desespera mas, si saber o no saber :(
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final
micky morales escribió:estuvo de lo mejor este capitulo, espero que no ocurra nada lamentable en esta la primera exposicion de Santana, que bueno que el presidente fue de sorpresa y quinn a pesar de su anterior trabajo de scort se comporta como una autentica dama!
Sí, Quinn es un encanto, podría haber dicho ya varias cosas para herir a San, pero en cambio siempre le ha dejado claro que Britt la quiere a ella y que entre las dos solo hay una "amistad"
aria escribió:Vaya, me ha encantado el cap...
Rach colorada por la señorita Fabray?? Mmmmm interesante... y genial! ojala que esten juntas jejeje
No ha señales, ni mas detalles del atentado?? Uii ni se que me desespera mas, si saber o no saber :(
Si, Rach ha caido en los encantos de Quinn
Sobre el atentado...se acerca el día, en el siguiente capitulo tendrás noticias de ellos
Sobre el atentado...se acerca el día, en el siguiente capitulo tendrás noticias de ellos
Marta_Snix-*- - Mensajes : 2428
Fecha de inscripción : 11/06/2013
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