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FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 Primer15
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por monica.santander Lun Ago 05, 2013 10:23 pm

Hola querida escritora!!
Me fui de viaje con el primer capitulo y hoy que leo tengo 17 capitulos?? wow vas a mil cosa que me encanta, pero por auerte ya me puse al dia con la historia que cada ves me pone mas nerviosa ya que si no he mal interpretado quieren matar a San y a Britt??
Me muero muerta jaja!!
Saludos y espero leerte mañana!!
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Marta_Snix Mar Ago 06, 2013 6:02 am

aria escribió:Dioooooooos esos planes me tiene en ascuas...
No aguanto estar sin saber cuando atacaran esos traidores asquerosos...FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 3287304868 FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2236703817 

''No, estoy bien -insistió Stark, que necesitaba dar rienda suelta a las emociones que se agolpaban en su interior-. Lo que existe entre nosotras empezó antes de ese beso, antes incluso de que nos tocásemos. Porque cuando creí que te morías, me dolió por dentro un punto cuya existencia desconocía hasta entonces. Me dolió algo como si se hubiese desangrado para siempre.''

Dioos eso a sido la cosa mas linda que de todas las que le he visto decir, me derrito por Stark
Puedo robarmela?? Si??? Seria feliz con una chica asi *w*

¡Oh, Dios mío, paula! –“Te amo.”
Oh, Vamos... porque no se animo a decirle, hubiese sido perfecto... pero como dice es mejor tomarse las cosas con calma a ver si funcionan, yo espero que si :)

-Estoy deseando comprobar cosas contigo, cariño.

Mmmm ya lo creo, somos dos.. Digo, A quien no le gustaria comprobar ''cosas'' con esa preciosidad de Paula Stark???

Ella es la ternura hecha mujer!!! FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 918367557

Mi querida Comandante Pierce y la Primera hija mmmm... son pura pasion y amor, asi o mas bellas??? Solo espero que al final las cosas esten bien...
Repito, Confio plenamente en la Comandante!
Yo también quiero una Paula Stark en mi vida!! Me encanta FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551
Quieres ver a la comandante con miedo? En el siguiente capitulo...
naty_LOVE_GLEE escribió:WOOOW!!! MÁS CAPS! INTENSOS!!


LOS MOMENTOS BRITTANA!!!! POR DIOS!!! SI ME HUBIERAS DICHO QUE LEERÍA ESAS ESCENAS, EN EL PRINCIPIO DE LA PRIMERA PARTE DE HONOR CUANDO TODO ERA DIFICÍL y LA COMANDANTE y SAN NI SE ASOMABAN A SER LO QUE SON AHORA!
POR DIOS!!! NO TE CREERÍA…………………………ES QUE SIGO LA HISTORIA POR COMPLETO y VOS SABES QUE ESTOY LEYENDO DE CORRIDO………………POR LO TANTO TODAS LAS PARTES ESTAN FRESCAS EN MI MENTE y TODAVÍA NO CREO QUE SU RELACIÓN SE HALLA TORNADO TAN SERIA y ADICTIVA!!!! ES INCREÍBLE!!!!!!


ALGUNAS CITAS QUE ME ENCANTARON AQUÍ VAN:


-¿Es realmente lo que somos? ¿Lo que tú quieres que seamos?


Nada afectaba tanto a Britt como notar el más leve asomo de inseguridad en la voz de Santana. Cuando se conocieron, se había enamorado de la fortaleza de Santana y de su indomable voluntad. Saber que algo, sobre todo algo tocante a su relación, podía tambalear aquella certidumbre era como un puñetazo en el estómago. Extendió la mano y cogió la de Santana-. Te amo. Eres mi vida.


SON INCREIBLES!!! ME FASCINA SU AMOR!! ES TAN, TAN!!!WOOOOW!!!!!!!!!!!!


-Hace un año ni siquiera se me habría ocurrido que podía amar a alguien como amo a Santana. Y no he pensado en el matrimonio, pero creo en él como institución. Y amo a la hija del presidente, así que la respuesta a su pregunta es sí.


Mientras Lucinda examinaba a Britt con gesto reflexivo, Santana la miró asombrada. Por fin habló, con la voz tomada por la emoción.


-Brittany, ¿es una proposición de matrimonio?


SI!!! DEFINITIVAMENTE ME ENCANTARÍA!!! PASARÁ ESTO ALGUNA VEZ??! PORFA QUE SI!!!!!!!! ME LAS IMAGINO CASADAS!!!  CON HIJOS!!! SI!!! ESAN PREGUNTAS DE LUCINDA………..


“Has hecho una excelente elección, Santana. Se desenvuelve bien y te ama. ¡Qué suerte!”


COINCIDO POR COMPLETO CON LUCINDA!! AHORA SI QUE ME CAE UN POQUITO MEJOR ESTA MUJER…………


-Papá, ¿se trata de un rito tradicional reservado sólo a los hombres en el que el padre hace preguntas a quien aspira a la mano de su hija?


NO TE DIJE??! ME ENCANTAN!! LOS AMO!! LOS ENCUENTROS CON EL PRESIDENTE SON COMO EMOCIONANTES!!DE LO MÁS EXTRAOFICIAL!! ES EL PRESIDENTE NO?! Y BRITT SIEMPRE TAN SEGURA FRENTE A ÉL!! Y AL PARECER EL PRESIDENTE ESTA CONFORME CON LA RELACIÓN……………..


EL ENCUENTRO INTIMO BRITTANA FUE GENIAL!!


STARK y RENEE SON MUY TIERNAS!!


POR DIOS!! CADA VEZ MÁS PISTAS DE LOS TRAIDORES!! YA SABEMOS QUE UNO DE ELLOS ES UN AGENTE DE 6 AÑOS DE OFICIO COMO INFILTRADO??!! Y AHORA EL PLAN ES EJECUCIÓN??! ESTO SE PONE FEO y MIS BRITTANA NI ENTERADAS :( AUNQUE YO TMB CONFIÓ MUCHO EN LA COMANDANTE y EN SU PREPARACIÓN PARA ESTE TIPO DE ATAQUES, AUNQUE LA MAYOR DEFENSA CORRE POR LA SUERTE y LA INTUICIÓN :(


NO SE PERO ME SUENAN MUCHO LAS FECHAS QUE DAN EN LOS CAPS! SI ES ALGO QUE PASO EN LA VIDA REAL, ENTONCES TENGO UNA IDEA DE LO QUE PODRÍA SUCEDER…………..SÓLO QUE ESO ES ALGO MUY GRANDE y NO VEO COMO SANTANA PUEDA ESTAR INVOLUCRADA! AUNQUE EN ESO TMB SE ME OCURREN IDEAS………………………….
BIEN ESPERO LA ACTU COMO SIEMPRE! GRACIAS POR LOS CAPS!!


PERDON POR EL ANALISIS y LO LARGO DEL COMENT, ES QUE ME ENCANTA COMENTAR DE ESTA FORMA :)


SALUDOS!! NAT!

 
No te preocupes por lo largo del comentario o el análisis, me gusta tu forma de comentar ;)
Te atreves a aventurarte a decir lo que crees que va a pasar? Y sí, es algo muy pero que muy grande, es fácil saber de que se trata con las pistas que hay, fecha, paso en la vida real, la ciudad donde viven... Una masacre... Pronto lo sabremos...
Besos ;)
monica.santander escribió:Hola querida escritora!!
Me fui de viaje con el primer capitulo y hoy que leo tengo 17 capitulos?? wow vas a mil cosa que me encanta, pero por auerte ya me puse al dia con la historia que cada ves me pone mas nerviosa ya que si no he mal interpretado quieren matar a San y a Britt??
Me muero muerta jaja!!
Saludos y espero leerte mañana!!
Hola querida lectora!! FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551
Espero que el viaje estuviera bien, y si fue de placer que te divirtieras ;)
Sí, 17 capitulos, ¿tienes quejas?, si os quejais puedo actualizar más lento :P
No has malinterpretado nada, quieren matar a Britt y San, dos por el precio de una
Nos vemos, y me leeras!! FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551 
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Finalizado FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 18

Mensaje por Marta_Snix Mar Ago 06, 2013 6:03 am



 

Capitulo 18
22 de agosto del 2001
Britt, apoyada en la columna de piedra que sostenía la puerta de hierro forjado del lado este de Gramercy Park, contemplaba la entrada del edificio de apartamentos de Santana. A las once y media de la mañana una elegante castaña con un vestido de lino azul marino, lo suficientemente corto para dejar al descubierto las esculturales pantorrillas, salió y fue hasta el bordillo. Se pasó la mano por los cabellos que le llegaban hasta los hombros con gesto indiferente y echó un vistazo a la calle, como si buscase un taxi.
-Rachel -gritó Britt, apartándose de la columna y cruzando la calle.
Rachel Berry miró a su alrededor, sorprendida, y sonrió con curiosidad al ver a Britt.
-Vaya, hola, Britt. -Su voz transmitía el calor del whisky mientras su mirada se posaba juguetona en el rostro de Britt y luego hacía una lenta valoración de su cuerpo. Rodeó con los dedos el codo de Britt en un gesto de desenfadado afecto-. Hacía mucho que no te veía. ¿Cómo estás?
-Bien. -La anormal ausencia de coqueteo en el tono de la castaña suscitó inmediatamente las sospechas de Britt. Rachel, representante e íntima amiga de Santana, era seductora por naturaleza y, aunque Britt nunca le había seguido la corriente, se había acostumbrado a sus provocaciones. Su falta confirmó las sospechas de Britt de que ocurría algo y además muy serio-. ¿Quieres acompañarme a dar un breve paseo? Después uno de mis agentes te llevará a casa.
-Sólo si me prometes que será la hermosa Felicia –respondió Rachel con una de sus irresistibles sonrisas.
Britt cabeceó encaminándose hacia el norte y sonriendo, a pesar de la inquietud que sentía por dentro.
-Felicia no está de servicio. ¿Qué te parece John Fielding?
-Por favor. No le llega a la altura de los zapatos. –Rachel suspiró con gesto sofisticado, pero en sus ojos no había la menor alegría-. No hace falta que apartes a uno de tus agentes de sus deberes, Britt. Cogeré un taxi cuando acabemos. No me importaría que estuvieses agazapada esperando para secuestrarme, pero sospecho que no se trata sólo de un paseo.
-No -admitió Britt-. Se trata de Santana. Esperaba que me explicases qué ocurre. -El cambio en la expresión de Rachel apenas se notó, pero Britt percibió su retraimiento y contuvo un brote de mal humor consecuencia de dos días de confusión y preocupación-. Llegamos a la ciudad el lunes, y no ha salido de su apartamento ni una sola vez. No la he visto, ni siquiera en las reuniones. Las ha cancelado todas.
-Seguro que habéis hablado.
-Por teléfono. -Britt cabeceó, frustrada-. Varias veces al día, en realidad. Pero cada vez que le pido que me deje verla, me pone una disculpa.
-Ya sabes que está trabajando en los cuadros de su exposición del día ocho, ¿verdad?
-Sí, lo sé, y también sé lo absorbente que es ese trabajo. Mi madre es pintora, como casi todas sus amigas. He pasado la vida entre ellas. Pero he visto trabajar a Santana contrarreloj antes, y nunca se había enclaustrado de esa forma-. “Nunca me había excluido.”
¿Y no te ha dicho... nada?
-No, cuando salimos de Washington, todo parecía normal-. “Hicimos el amor casi toda la noche. Fuimos felices.” Se había preguntado infinidad de veces a qué podía obedecer un cambio tan brusco, pero sin encontrar respuesta. No habían tenido ocasión de conversar en medio del ajetreo de la organización del equipo antes del vuelo a Nueva York. Santana estuvo callada durante el viaje, pero no habían reñido. Britt se mesó los cabellos, maldiciéndose interiormente-. Me siento como una idiota al hablar contigo de esto. Pero hoy quiso verte, así que creí... Dios, no sé lo que creí.
-El amor nos vuelve estúpidos a todos -murmuró Rachel con una voz inusitadamente amable-. Debes recordar que Santana y yo somos amigas desde la adolescencia. A pesar de que discutimos a menudo y todo el mundo sabe que competimos por... todo, nos queremos. Se siente segura conmigo.
La bondad de la voz de Rachel heló el corazón de Britt. Se detuvo en seco y arrastró a Rachel bajo la marquesina de un hotel, apartándola de los peatones que caminaban por la acera. Miró a Rachel a los ojos y le pareció notar compasión en ellos.
-Ocurre algo, ¿verdad? ¿Qué es?
-Britt. -Rachel acarició con ternura la tensa línea de la mandíbula de Britt-. Dale un poco más de tiempo. No está acostumbrada a que la amen como tú la amas.
-La espera me está matando -confesó Britt en tono atormentado.
-Lo sé. Y también a ella. -Rachel se acercó a Britt y la besó en la mejilla-. Voy a coger un taxi. Tienes mi número. Llámame cuando quieras.
Britt esperó en la acera hasta que Rachel desapareció en un taxi, y luego regresó hacia el apartamento de Santana. Si hubiese pensado que Santana era desconsiderada, despreciaba sus sentimientos a propósito o la ignoraba, habría insistido en verla para que le explicase qué demonios ocurría. Pero había notado las dudas en la voz de Santana al hablar con ella, como si Santana se esforzase por acercarse, pero no encontrase el camino. Y un sexto sentido le decía que debía ser Santana la que rompiese el silencio. No sabía cuánto podría aguantar porque nunca en su vida se había sentido tan sola.
-¿Comandante?
-¿Qué? -ladró Britt, sin apartar la vista de los informes que llevaba toda la tarde leyendo. Trabajo mecánico, cansado, aburrido. Cualquier cosa para pasar el tiempo.
-Acaba de llamar la señorita López. Ha preguntado si está usted disponible para ir...
Britt se levantó tan a prisa que su silla cayó hacia atrás, contra la pared.
-Gracias, agente Wright.
Dos minutos después, Britt llamó a la puerta del loft de Santana. La puerta se abrió casi inmediatamente, y Britt entró. El enorme espacio, dividido sólo en un rincón para separar el dormitorio y el baño de Santana, estaba iluminado por el resplandor dorado del sol del atardecer. Santana, con una camiseta sin mangas y los holgados pantalones de algodón que se ponía para pintar, se hallaba a contraluz, con el rostro entre las sombras. Tal vez no fuese verdad, pero a Britt le pareció que su amante estaba más delgada que la última vez que la había visto, dos días antes. Como no sabía si Santana había llamado a la amante o a la jefa de seguridad, no se atrevió a tocarla.
-Hola.
-Hola -dijo Santana con un matiz de agotamiento en la voz. Tras unos segundos de duda, se acercó a Britt y le cogió la mano-. Gracias por venir.
-¿Qué tal te va? -preguntó Britt con cautela. Al ver a Santana de cerca, Britt se fijó en las oscuras ojeras que mostraba, cuyo habitual color café vibrante estaba empañado por la fatiga. Los dedos que entrelazaron los suyos temblaban ligeramente. Britt alzó la barbilla de Santana con su mano libre para mirarla a los ojos-. Estás molida.
-He estado trabajando sin parar desde que regresamos. –Santana señaló por encima del hombro el estudio, situado al fondo del loft-. He pintado otros dos lienzos.
-¿Estás satisfecha con ellos? -Britt se sentía como si estuviese caminando por un campo de minas en la oscuridad. Había una barrera entre ellas tan tangible como un muro de piedra, y no sabía cómo derribarla. La separación, tan real que casi podía palparla, le provocó un dolor insoportable en el pecho.
-Sí, creo que sí. -Santana suspiró y se frotó la frente sin darse cuenta para paliar el dolor de cabeza que la estaba martirizando-. Estoy cansadísima. Si quieres, después te enseñaré lo que he hecho.
-Me encantaría. -Britt condujo a Santana a la zona de estar. Buena prueba de la fatiga de Santana era el hecho de que no protestase cuando Britt la guió hasta el sofá y se sentó junto a ella-. Estaba empezando a preocuparme. Has estado muy callada desde nuestro regreso.
Santana apartó la vista, cosa rara en ella. Cuando habló, fijó los ojos en las manos unidas de ambas, posadas sobre el cuero del sofá.
-Te he llamado porque mañana debo ir a Washington.
Britt torció el gesto.
-¿De qué se trata esta vez? ¿De Lucinda o de alguna gala real en el Ala Oeste?
-Ninguna de las dos cosas -respondió Santana en tono apagado- Mañana por la tarde tengo una cita en el Walter Reed Hospital.
Britt tardó un momento en asimilar las palabras, y luego se le heló la sangre.
-¿Por qué?
Santana miró a Britt.
-He encontrado un bulto en el pecho.
Un millón de voces gritaron dentro de la cabeza de Britt. “Dios, ¿cuánto hace que lo sabes? ¿Cómo has esperado tanto para decírmelo? Esto no está pasando, a ella no, a nosotras no. Oh, Dios, cariño, ¿tienes miedo? Por Cristo, ¿cómo voy a arreglar esto?” Y por encima de todo, un ruego desesperado: “Por favor, por Dios, que no le ocurra nada”. Britt, con la garganta tan seca que las palabras le rascaron la piel cuando habló, preguntó:
-¿Cuándo? ¿Cuándo... lo encontraste?
-El lunes por la mañana... -Santana tragó saliva, esforzándose por contener el terror. En el fondo de su mente siempre había sabido que aquello podía suceder. Tal vez que incluso era probable. Al fin y al cabo, conocía las estadísticas de memoria. Pero los números y las probabilidades eran algo muy distinto a la realidad. Se dijo a sí misma que aquella cosa que tenía dentro tal vez no fuese nada. Y aunque fuese lo que temía, estaba al tanto de todos los avances que habían experimentado los tratamientos desde el diagnóstico de su madre. Desde la muerte de su madre. Pero a pesar de lo que sabía, las experiencias forjadas en la niñez y agudizadas por la pérdida se imponían a cualquier pensamiento racional, y lo único que veía era la cara de su madre y la tristeza de su padre-. Lo noté cuando me estaba duchando.
-¿Por qué no me di cuenta? -Las palabras de Britt eran más una recriminación contra sí misma que una pregunta. “Dios, ¿cómo no lo vi?”
-Tal vez no sea nada -dijo Santana, procurando hablar con optimismo-. Seguramente no será nada. Pero... hay que revisarlo.
-Por supuesto. -Britt se acercó más a Santana y puso una mano sobre la espalda de la joven. Los muslos de ambas se rozaban y sus manos seguían entrelazadas-. ¿En qué lado?
Santana apoyó la cabeza en el hombro de Britt, con gesto cansado.
-En el izquierdo.
“El izquierdo. Te toqué ahí un montón de veces. ¿Por qué no pude...? ¿Por qué no lo sentí? Y si lo hubiera sentido, ¿habría cambiado algo? ¿Cambia algo ahora? ¡Oh, Dios! ¿Qué significa esto?” Britt rozó con un beso los cabellos de Santana y deslizó la mano por el cuello de la joven, acariciando los rígidos músculos de su columna vertebral.
-¿Puedo...? ¿Puedo tocarlo? ¿Te dolerá si lo hago?
-No -respondió Santana con voz ronca-. No duele. -Echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en la mano de Britt, contenta de sentir la fuerza de los dedos largos y tiernos de su amante. Buscó los ojos de Britt y vio algo que no había visto nunca, algo que sabía que Britt nunca le permitiría ver si se diera cuenta de que se notaba. Miedo. Alzó una mano y acarició la mejilla de Britt-. No pasa nada.
Britt volvió la cara rápidamente y besó la mano de Santana.
-Lo sé, cariño. Lo sé.
-Siento haberte preocupado.
Britt cabeceó.
-Tranquila. -Atrajo a Santana hacia sí-. Ojalá me lo hubieses dicho antes... inmediatamente.
-Quería hacerlo. Lo intenté. -En la voz de Santana había un asomo de confusión-. Pero no fui capaz de decirlo. -Negó con la cabeza. Sus dedos se aferraron a los de Britt-. Parece absurdo, ¿verdad? No soy una ingenua. Sabía que no iba a desaparecer. Pero sólo quería volver a casa y pintar.
-¿Y si vamos al dormitorio? -Britt se moría por abrazarla. Por abrazarla de verdad. Quería protegerla, interponerse entre Santana y cualquier cosa que pudiese hacerle daño. Sabía hacerlo en el mundo exterior, fuera de aquella habitación. Confiaba en su capacidad para resguardar a Santana. Pero aquello... ¿cómo podía protegerla de aquello? Nunca se había sentido tan impotente ni tan asustada, ni siquiera cuando había visto arder el coche de su padre después de la explosión, porque sabía, por mucho que se empeñase en negarlo, que lo había perdido para siempre-. Quiero abrazarte.
-Sí. ¡Dios mío, Britt, cuánto te he echado de menos!
Britt cogió el transmisor de radio que llevaba colgado del cinturón.
-¿Stark?
-Sí, comandante.
-Quedas al frente del equipo. No quiero que me pasen llamadas ni tampoco a la señorita López por ningún motivo, a excepción de una Prioridad Uno.
-Sí, comandante -respondió Stark.
Britt apagó la radio, se levantó y ayudó a Santana a ponerse en pie. Se dirigieron al dormitorio abrazadas. Al llegar junto a la cama, Britt se despojó de la chaqueta y la pistolera. Mientras se quitaba el cinturón, dijo:
-Vamos a acostarnos.
Santana, callada, aflojó el cordón de los pantalones de algodón y los dejó caer. Dudó un segundo antes de quitarse la camiseta por la cabeza. Se deslizó bajo las sábanas, desnuda, y esperó a que su amante se acostase a su lado. Britt se metió bajo las sábanas y miró a Santana.
-Enséñame dónde está.
Santana cogió la mano de Britt y la acercó a su pecho, apretando los dedos sobre un punto en la parte superior de la cara externa de su pecho izquierdo.
-Aquí.
Britt deslizó los dedos con mucho cuidado sobre la piel suave de Santana. Enseguida notó una zona del tamaño de una moneda pequeña más dura que el tejido circundante. Preguntó con voz ronca:
-¿Es eso?
-Sí.
“Parece muy pequeño. Eso no es nada, ¿verdad?” Britt se inclinó y besó el pecho de Santana, encima del minúsculo punto.
-Te amo, Santana. -Se recostó y abrazó a Santana, colocando la cabeza de la joven sobre su hombro. Aferrada a su amante, puso la mejilla sobre la cabeza de Santana-. ¿Qué puedo hacer para ayudarte?
-¿Te quedas conmigo esta noche?
-Todas las noches -afirmó Britt en tono tajante. “A la mierda el protocolo. A la mierda los medios de comunicación, el Departamento del Tesoro y la Casa Blanca. Nada me apartará de Santana. Ni ahora ni nunca.»
Santana percibió el temblor de Britt y la rabia que ocultaba. Puso una pierna sobre el muslo de Britt y se acercó, adaptándose a la curva del cuerpo de su amante. Temía que la furia se apoderase de ella.
-Siento no habértelo dicho enseguida.
-No -repuso Britt, cerrando los ojos para reprimir las lágrimas y la ira. -Lo entiendo. No tienes por qué disculparte.
Santana estiró la mano a ciegas y enterró los dedos entre los cabellos de Britt, moviendo la cabeza para besarla. Al primer roce de sus labios, sintió que desaparecía el terrible peso que agobiaba su espíritu y que su alma recobraba fuerzas. Con un sollozo de alegría y agradecimiento, se abandonó a la ternura de la boca de Britt sobre la suya. Su contacto expresaba unión, aceptación y confianza, y Santana se sumió en la fusión de ambas hasta que el dolor dejó de torturar su corazón. Con un suspiro apoyó la mejilla en el hombro de Britt.
-No comprendí cuánto te necesitaba hasta este momento.
-No lo olvidarás, ¿verdad? -Britt acarició los cabellos de Santana-. No soporto estar alejada de ti. Ni ahora ni nunca.
Santana permaneció en silencio, asombrada de creer aquellas palabras y preguntándose por qué confiaba en que Britt no la iba a dejar, pasase lo que pasase. “¿Acaso el amor es esto? ¿Creer sin cuestionar nada? ¿Saber sin la menor duda?”
-No pensé no decírtelo. Tampoco pensé en la posibilidad de que me fallaras. -En la voz de Santana había un matiz de asombro- Porque sé que me amas.
-En efecto -murmuró Britt, enterrando el rostro entre los cabellos de Santana para ocultar las lágrimas que no podía reprimir-. Te amo, Santana, con toda mi alma
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Keiri Lopierce Mar Ago 06, 2013 12:05 pm

Santana no pobre menos mal que Britt la estará apoyando me partió el corazón esa conversación pero la rubia debe ser fuerte e imaginar a Britt desesperada por saber de su morena, espero que todo se arregle y ver que sucedera espero tu próxima actualización saludos :)
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por monica.santander Mar Ago 06, 2013 4:00 pm

Hola como estas??
Primero que nada, mi comentario no fue queja, es mas me encanta con la velocidad que publicas asi que por favor siguelo haciendo!!! Gracias
Segundo pobre San afrontar esto es terrible, pero por suerte tiene a Britt que segura no la va a dejar ni a sol ni a sombra.
Saludos y espero tu actualizacion







































































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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Marta_Snix Mar Ago 06, 2013 4:30 pm

Keiri Lopierce escribió:
Santana no pobre menos mal que Britt la estará apoyando me partió el corazón esa conversación pero la rubia debe ser fuerte e imaginar a Britt desesperada por saber de su morena, espero que todo se arregle y ver que sucedera espero tu próxima actualización saludos :)
Hay cosas que ni el instinto ni el entrenamiento de Britt puede hacer que San se mantenga a salvo, esta vez solo le tocara estar ahi para su morena
Te dejo el capitulo, estos dias se que dejo menos de lo normal, pero el jueves me voy hasta el domingo a la capital con unos amigos y estoy preparando las cosas que quiero llevarme. Dejo el capitulo ;)
monica.santander escribió:Hola como estas??
Primero que nada, mi comentario no fue queja, es mas me encanta con la velocidad que publicas asi que por favor siguelo haciendo!!! Gracias
Segundo pobre San afrontar esto es terrible, pero por suerte tiene a Britt que segura no la va a dejar ni a sol ni a sombra.
Saludos y espero tu actualizacion

 Hola, estoy bien, y tu?
Si, pobre San, sobretodo habiendo pasado por lo que pasó su madre, desde que su madre se enteró le quedaron pocos meses de vida, revivir la historia debe ser tragico.
Nos vemos ;)
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Finalizado FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 19

Mensaje por Marta_Snix Mar Ago 06, 2013 4:31 pm



 

Capitulo 19
23 de agosto del 2001
Britt estaba despierta cuando los primeros rayos de luz que se filtraban por las claraboyas acariciaron su rostro. Santana se hallaba a su lado, acurrucada, con la cabeza sobre el pecho de Britt y un brazo y una pierna aferrados posesivamente a su cuerpo. Santana se había quedado dormida poco después de las siete de la tarde anterior y había dormido profundamente durante casi diez horas. Sin embargo, Britt apenas había conciliado el sueño. Cuando la luz abandonó el loft, empujada por la oscuridad, permaneció mirando al techo mientras acariciaba el pelo de Santana, escuchaba su respiración suave y regular y se concentraba en el calor del cuerpo de su amante contra su piel. Le parecía imposible que tan sólo unos días antes Santana y ella hubiesen visitado la Casa Blanca para declarar su amor mutuo, hablar del futuro y contemplar incluso la posibilidad de casarse. Se preguntó por qué aquellos momentos se le antojaban menos reales que la certeza de que podía perderlo todo en un segundo, por qué la pérdida resultaba mucho más factible que la felicidad. Suspiró y besó a Santana en la frente. “No sirve de nada hacerse preguntas que no tienen respuesta.”
Santana, con los ojos cerrados, deslizó la mano sobre el cuerpo de Britt, la posó entre sus pechos y acarició el centro de los mismos.
-No te preocupes tanto. Aún no.
-Es difícil no hacerlo, pero procuro recordar todos los aspectos positivos. -Britt la apretó contra sí-. Eres joven y seguramente no se trata de cosa grave; si fuese grave, habría un tratamiento; y sobre todo, las dos sabemos que eres una luchadora. -Besó a Santana en la sien.
-Te amo -murmuró Santana dulcemente, rozando con los dedos el cuello de Britt-. Ayer le pedí a Rachel que viniese para catalogar los cuadros de la exposición. No sabía que iba a contárselo hasta que la vi.
Britt continuó acariciando el hombro y la espalda de Santana, con caricias suaves y tiernas.
-Al principio me molestó que no me lo hubieses contado enseguida y que se lo dijeses primero a Rachel.
-Britt...
-No pasa nada. -Se apresuró a decir Britt-. Lo más importante es que tú sabes que no estás sola y que... –Se atragantó tratando de que no le fallase la voz-... nos amamos.
-Ojalá supieras cuánto te necesito.
-Estoy aquí.
A las cinco de la mañana Britt corría hacia el norte por su ruta habitual de jogging en Central Park. Corría automáticamente, sin pensar; el rítmico sonido de sus pies contra el suelo la acompañaba frente al dolor que la atormentaba a cada instante. Iba más rápido de lo normal, sin reparar en que respiraba entre jadeos ni en los calambres que pinchaban los sobrecargados músculos. Cuando llegó al estanque y comenzó a rodearlo, se le iba la cabeza por falta de oxígeno y le temblaban las extremidades debido a la acumulación de ácido láctico. “Se pondrá bien. Tiene que ponerse bien. No le ocurrirá nada. No lo permitiré. Dios, ¿cómo puedo evitarlo? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo... cómo puedo...? Esto no es real...” Britt, jadeando, abandonó el sendero y se internó entre la espesa maleza que bordeaba la ruta de jogging, apoyó un brazo en el tronco de un árbol y vomitó hasta que los músculos de su estómago se cansaron. Luego, se deslizó hasta el suelo, con la espalda pegada a la áspera corteza del árbol. Echó la cabeza hacia atrás y contempló los primeros rayos de sol que se filtraban entre el dosel de las copas de los árboles. Con manos temblorosas cogió la botella de agua que llevaba prendida al cinturón y enjuagó el poso que el miedo había dejado en su boca. Cuando sus ojos se aclararon, se enderezó y regresó a paso firme a su trabajo y a la mujer que era su destino.
 
Stark se apretó contra la espalda de Renee, abrazándola por la cintura, con el rostro hundido entre la columna y el omóplato de Renee. Besó la cálida piel y murmuró:
-¿Cinco minutos más?
-Tenemos que levantarnos -dijo Renee con resignación, encajando las caderas en la curva del cuerpo de Stark-. ¡Hum, Dios, qué bien estás!
-Ay... -exclamó Stark, acariciando el estómago de Renee-. Sí.
Renee murmuró, satisfecha. Era la segunda vez que se despertaban juntas, pero les parecía tan raro y emocionante como el día anterior.
-Me gusta cómo haces esto.
-¿Qué?
-Acurrucarte.
-¿Acurrucarme? -En la voz de Stark había un matiz de incertidumbre-. No suena muy sexy.
Renee se rió y guió la mano de Stark hasta su pecho. Se quedó sin respiración cuando los dedos de Stark rodearon el pezón y lo apretaron.
-Oh, sí que lo es. Tu forma de abrazarme es muy sexy.
-En ti todo es sexy. -Stark frotó la mejilla contra el hombro de Renee y la besó bajo el lóbulo de la oreja-. Y además hueles muy bien.
Renee se puso boca arriba y colocó a Stark sobre ella. Encajó una pierna entre las de Stark y levantó las caderas. Se había excitado al acariciar el pecho de Stark y sabía que esta lo había notado. Sonrió con satisfacción mientras los ojos de Stark se dilataban al primer roce.
-¿Me sientes?
-Oh, sí -respondió Stark, sin aliento. Le latía el corazón de tal forma que parecía que se le iba a salir del pecho, y lo único en que podía pensar, lo único que sentía, que percibía, era a Renee... por todas partes, llenando su mente, su corazón y su cuerpo de asombro y deseo.
-Quiero que te corras.
-Tenemos que ir a trabajar. -Renee apretó los muslos contra la pierna de Stark, y ambas se excitaron. Un temblor se agitó en el fondo de su estómago y supo que, si no paraba enseguida, se correría.
-Dame cinco minutos -insistió Stark. Besó la comisura de la boca de Renee y deslizó la lengua sobre sus labios-. Vamos, sólo cinco minutos.
Renee acarició los cabellos de Stark, riéndose.
-Que sean diez.
Stark se deslizó en la cama hasta quedar entre las piernas de Renee. Colocó los brazos bajo los muslos de Renee, bajó la cabeza y tomó a su amante con la boca. No se dio prisa, porque algunas cosas eran demasiado preciosas para apresurarse.
 
A las siete en punto, Britt entró en el centro de mando, un piso más abajo del apartamento de Santana, situado en el ático. Después de correr, se había duchado en su apartamento, que estaba frente al edificio de Santana, y se había vestido con su habitual traje oscuro a medida y una camisa un poco más clara. Como en el loft de Santana, la zona que albergaba el centro de mando era un único espacio abierto. Ocupaban el área central terminales de trabajo rodeadas por mamparas grises de aluminio; había un centro de control atestado de ordenadores, pantallas y líneas de comunicación con todos los servicios de urgencias de Nueva York en un extremo, y en el opuesto una sala de reuniones acristalada. Por pura rutina Britt se dirigió a la cabecera de la mesa de la sala de reuniones y permaneció de pie mientras hablaba con los agentes convocados a la sesión de la mañana.
-Hoy habrá cambio de turnos. -Esperó mientras los agentes buscaban en sus papeles el itinerario semanal-. Los siguientes agentes pasarán al primer equipo hasta nuevo aviso: Stark, Davis y Parker. Stark es la jefa. El segundo equipo estará formado por Fielding, Foster y Reynolds. El resto harán turnos según lo requiera la agenda. Sam se encargará de coordinar, como siempre.
Britt sólo había tenido unos minutos para echar un vistazo a los informes diarios, incluyendo los rutinarios de espionaje. Miró a Sam.
-¿Algo interesante en los informes?
-No, señora -respondió Sam. Tenía demasiada experiencia para preguntarle por los cambios de turno durante la sesión principal. Britt le diría en privado lo que él debía saber. También comprendía que no era conveniente preguntarle qué había provocado las ojeras que tenía o el sutil temblor de sus manos.
-Bien -dijo Britt bruscamente-. Sam, tenemos que estar en Washington hoy a las once. Me alojaré en mi apartamento del Aerie. Reserva habitaciones para el equipo en el hotel de siempre y llámame cuando tengas los detalles del vuelo. Deja abierta la fecha de regreso.
-Sí, señora.
-Gracias. Eso es todo. -Britt dio la vuelta y recorrió con aire rígido el centro de mando hasta llegar al vestíbulo, donde llamó el ascensor privado que conducía al apartamento de Santana.
Santana respondió inmediatamente cuando Britt llamó a la puerta. Llevaba la bata azul oscura con la que Britt la había visto por vez primera y, como aquel día, estaba despeinada y los cabellos caían desordenadamente sobre su rostro. A pesar del estrés de los últimos tres días, la mirada de Santana era clara y sus labios llenos lucían el habitual y sensual tono rosado. Era la mujer más impresionante que Britt había conocido en su vida. Amor, encandilamiento, necesidad, miedo: todas las emociones que Santana provocaba bullían dentro de Britt. Cuando la puerta se cerró tras ella, Britt enmarcó el rostro de Santana con las manos, introduciendo los dedos entre los espesos bucles negros. Bajó la cabeza y deslizó la lengua sobre el labio inferior de Santana antes de meterla en la boca de la joven. El beso ganó intensidad, del saludo a la urgencia, y Santana abrazó a Britt por la cintura, rodeándola con los brazos por debajo de la chaqueta y estrechándose contra su cuerpo. Gimió débilmente y el brote repentino del deseo la aturdió. Santana se aferró a Britt, moviendo las caderas entre las piernas abiertas de Britt. Apartó la boca, jadeando, y murmuró:
-Me haces sentir tantas cosas... tan viva...
Britt, sin darse cuenta, agarró a Santana por el pelo, echando su cabeza hacia atrás y acercando los dientes al cuello de Santana. Tenía hambre de ella, no sólo física, sino hasta lo más profundo de su ser, con una necesidad tan elemental como respirar. Hundió la lengua en el hueco de la base de la garganta de Santana y susurró:
-Tú eres todo.
-No pares -urgió Santana, cuyo ruego casi era una oración.
Desprendió la camisa de Britt del cinturón y deslizó la mano hacia la columna vertebral de Britt, sobre el costado y el abdomen. Los músculos se estremecieron y se tensaron bajo sus dedos, y el ritmo de su propio cuerpo se aceleró. Con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados, gimió mientras la boca de Britt descendía hasta el centro de su pecho. Sintió el aire fresco sobre sus pechos ardientes cuando la bata cayó al suelo-. Sí.
-Te amo -dijo Britt con voz ahogada, levantando el pecho de Santana con la mano y acercando la boca al duro pezón. Sin pensar, en realidad al margen de cualquier pensamiento, lo mordió suavemente. Oyó gemir a Santana a través de la niebla de la excitación.
Todo se detuvo. Se le heló la sangre cuando Britt levantó la cabeza.
-¡Oh, Dios mío, Santana! ¿Te he lasti...?
-No.
Antes de que Britt pudiese decir nada más, Santana puso las dos manos sobre el pecho de su amante y la empujó contra la puerta, siguiéndola con su cuerpo. Buscó la mano de Britt y la acercó a su pecho, estrujando los dedos de su amante en torno al mismo.
-Tócame. Aquí.
Se le encogió el estómago ante el desbordante placer. Buscó a ciegas la otra mano de Britt y la deslizó entre sus muslos, con la visión nublada por el acaloramiento y la presión sobre su carne hinchada. Con voz rota exigió:
-Y aquí. –“Dios. No te apartes. Te necesito ahora.”
Incluso cuando les daba miedo expresar sus emociones con palabras, sus cuerpos hablaban... de pasión, de necesidad, de amor. Britt sintió la demanda de su amante a través de su piel, bajo los dedos, contra sus labios, y respondió sin dudas ni restricciones. Acogió el pecho de Santana en el cálido refugio de su boca mientras la penetraba, arrebatándola hasta lo más hondo, arrastrándola con la marea de su pasión más allá del temor, la incertidumbre y la pérdida. Cuando el clímax la envolvió, Santana creyó que se iba a desmayar, pero sabía que Britt no lo permitiría. Gritando, con la espalda arqueada y sacudida por incontrolables temblores, giró entre los dedos de Britt y se apoyó en sus hombros para sostenerse. Cuando sus músculos se derritieron, se hundió en los brazos de Britt, con la cabeza apoyada en el hombro de su amante.
-Oh, Dios... no sé de dónde... ha salido eso.
-De nosotras. Ha salido de nosotras. -Britt abrazó a Santana por la cintura, apretándola contra su pecho, y rozó con la mejilla los cabellos de la joven. Se moría de amor por ella y casi no podía respirar. Sintió el asomo de las lágrimas y, horrorizada, parpadeó para reprimirlas. Besó la cabeza de Santana y susurró:
-Todo saldrá bien.
-Sí -murmuró Santana, cansada, con los ojos cerrados mientras escuchaba cómo los latidos del corazón de Britt recuperaban la cadencia firme y fuerte que constituía la esencia de su amante. La esencia en la que ella se apoyaba. “No importa lo que ocurra; todo saldrá bien mientras te tenga a ti.”
 
Renee cogió el teléfono al primer timbrazo.
-FBI, agente especial Savard. ¿En qué puedo ayudarle?
-¿Estás ocupada?
-Hola. -Renee, incapaz de reprimir una sonrisa de placer, alejó la silla del hombre que ocupaba la mesa de enfrente en el despacho que compartía con otros seis agentes del FBI. La división del FBI de la ciudad de Nueva York, instalada en los pisos 22, 23 y 24, de la Torre Norte del World Trade Center, era una de las más grandes que la agencia tenía fuera de Washington. Los destinos eran muy codiciados, como en la unidad de contraespionaje en la que Renee llevaba dos días trabajando. De momento se limitaba a leer expedientes y resúmenes de informes para familiarizarse con el alcance de las investigaciones que realizaba su nueva división. Por muchas razones, profesionales y personales, quería que le asignasen el puesto de forma permanente.
-Intentando parecer ocupada, al menos. ¿Y tú qué tal?
-Nos vamos a Washington.
-¿Oh? -Renee reprimió la decepción-. ¿Durante cuánto tiempo?
Stark suspiró.
-No lo sé. No tengo detalles.
-¿Me llamarás cuando lo sepas?
-Sí. Lo siento.
-No tienes por qué sentirlo. Lo comprendo. -Renee miró por encima del hombro, pero nadie la observaba. Bajó la voz aún más y murmuró-: Te echaré de menos.
-Yo también. Anoche me encantó llegar a casa y encontrarte allí.
-Dejemos eso durante las horas de trabajo -bromeó Renee con otra sonrisa.
-¿Qué? -preguntó Stark en tono inocente.
-Ya lo sabes.
-De acuerdo. Tal vez yo... un poco.
-Tengo que dejarte -dijo Renee dulcemente-. A propósito... Me encanta despertarme a tu lado.
Stark emitió un sonido a medio camino entre el gemido y la carcajada.
-Ahora eres tú la que no juega limpio.
-Llámame pronto. Cuídate.
-Entendido. -Stark colgó el teléfono con cuidado, preguntándose cuándo volvería a ver a su amante. “Cuídate.”
 
“Tiene un mensaje de voz. Por favor, introduzca su contraseña.”
El corpulento hombre canoso, de vientre plano y potente mandíbula, siguió las instrucciones electrónicas y pulsó los números en su teléfono móvil mientras circulaba por la carretera de circunvalación. Tenía reuniones de negocios programadas durante todo el día y otra reunión muy distinta por la noche. Esa reunión era con un grupo de hombres con el que cinco años antes habría jurado que jamás se relacionaría. Había mucho de verdad en el viejo refrán: la guerra hacía extraños compañeros de cama. Mantuvo los ojos en los cinco carriles de circulación mientras escuchaba el mensaje.
“Objetivo reubicado inesperadamente en la Zona Uno, destino concreto sin determinar. Duración desconocida. Avísenos.”
Un Mustang trucado se colocó delante de él, obligándolo a frenar bruscamente. Sin embargo, su violenta maldición no iba dirigida contra el conductor que lo había adelantado sino contra la posible alteración de sus planes, cuidadosamente orquestados. Se habían producido demasiadas salidas en falso provocadas por errores imperdonables y a veces por pura y simple mala suerte: agentes extranjeros a los que negaban el pasaporte por complicaciones burocráticas o milicianos americanos fundamentales detenidos por violencia doméstica o por agresión con lesiones. La operación estaba oficialmente en marcha y la gran maquinaria de la guerra se había puesto en movimiento, por tanto ya no podía influir en el devenir de los acontecimientos. Si sus fuerzas no atentaban contra el objetivo primario conjuntamente con los ataques de sus aliados, tal vez no tuviesen otra oportunidad. El régimen decadente que detentaba las riendas del poder en Washington se había debilitado tras años de ignorancia y orgullo desmedido. Pero no era tan tonto como para pensar que seguiría así después del primer ataque. La ventaja estaba de su lado en ese momento, y no podía perderla. Marcó el número para dejar un mensaje de respuesta:
-Cambio de ubicación de objetivo irrelevante. Plan y horarios sin alterar.
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por monica.santander Mar Ago 06, 2013 5:42 pm

buenisimo el capitulo pero obviamnete quiero mas!!!!!!
Saludos
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Mensaje por aria Mar Ago 06, 2013 10:11 pm

Ohhh Por Dioooos, no nonono... San con cáncer, en serio???
Que tristeza tengo, pobre Britt con se ha de sentir...
Y eso malditos preparando un golpe de estado o la tercera guerra??? Noooooooo FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 3287304868 FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2236703817 
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Mensaje por naty_LOVE_GLEE Mar Ago 06, 2013 11:11 pm

POR DIOS!!!

PORQUE??!! MIS BRITTANA NO TIENEN DESCANSO!!! LAS TIENEN TODAS!

EL PELIGRO INMINENTE, SUS CONDICIONES DE VIDA, y AHORA ESTO…………PORQUE??!!

SI NO FUERA POR EL AMOR QUE SE TIENEN!! POR DIOS!! NO SE COMO SEGUIRÍAN!!

EN SERIO ES MUY TRISTE y A LA VEZ MUY INTENSO EL AMOR QUE SE TIENEN!!

POR SUERTE ESTAN LA UNA PARA LA OTRA!!! ESPERO QUE SIGAN EN ESTA LUCHA QUE LLEVAN CONTRA LA VIDA ENTERA y PUEDAN GANARLE!!!! ENCIMA ESOS TIPEJOS ESTAN AL ACECHO y ESPERO QUE PIERDAN ESA OPORTUNIDAD DE LA QUE HABLAN!

Y ESTA ES MI PARTE FAVORITA?! BUENO NO TENGO UNA EN ESPECIAL PERO ESTA ME GUSTO MUCHO :)

“-No pasa nada. -Se apresuró a decir Britt-. Lo más importante es que tú sabes que no estás sola y que... –Se atragantó tratando de que no le fallase la voz-... nos amamos.”

QUE MÁS PUEDO DECIR……………..ESPERO QUE LO DE SAN NO SEA LO QUE PARECE O AL MENOS QUE LE SEA LEVE! QUE MAS QUEDA QUE ESPERAR………………

GRACIAS POR LA ACTU!!

ES CIERTO QUE AHORA NO ACTUALIZAS TAN SEGUIDO COMO ANTES :( ……………….JUSTO CUANDO ME PONGO AL CORRIENTE CON LAS ACTU :( ………………………..IGUAL GRACIAS POR ACTUALIZAR!!! DOS CAP!!

ESPERO LA SIG ACTU!!!

SALUDOS!! NAT!
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 5:15 am

monica.santander escribió:buenisimo el capitulo pero obviamnete quiero mas!!!!!!
Saludos
Ayer no pude dejarte ninguno, pero aqui tienes el primero del día ;)
aria escribió:Ohhh Por Dioooos, no nonono... San con cáncer, en serio???
Que tristeza tengo, pobre Britt con se ha de sentir...
Y eso malditos preparando un golpe de estado o la tercera guerra??? Noooooooo FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 3287304868 FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2236703817 
Aún no está confirmado, tienen que ir al médico, pero tiene toda la pinta.
naty_LOVE_GLEE escribió:POR DIOS!!!

PORQUE??!! MIS BRITTANA NO TIENEN DESCANSO!!! LAS TIENEN TODAS!

EL PELIGRO INMINENTE, SUS CONDICIONES DE VIDA, y AHORA ESTO…………PORQUE??!!

SI NO FUERA POR EL AMOR QUE SE TIENEN!! POR DIOS!! NO SE COMO SEGUIRÍAN!!

EN SERIO ES MUY TRISTE y A LA VEZ MUY INTENSO EL AMOR QUE SE TIENEN!!

POR SUERTE ESTAN LA UNA PARA LA OTRA!!! ESPERO QUE SIGAN EN ESTA LUCHA QUE LLEVAN CONTRA LA VIDA ENTERA y PUEDAN GANARLE!!!! ENCIMA ESOS TIPEJOS ESTAN AL ACECHO y ESPERO QUE PIERDAN ESA OPORTUNIDAD DE LA QUE HABLAN!

Y ESTA ES MI PARTE FAVORITA?! BUENO NO TENGO UNA EN ESPECIAL PERO ESTA ME GUSTO MUCHO :)

“-No pasa nada. -Se apresuró a decir Britt-. Lo más importante es que tú sabes que no estás sola y que... –Se atragantó tratando de que no le fallase la voz-... nos amamos.”

QUE MÁS PUEDO DECIR……………..ESPERO QUE LO DE SAN NO SEA LO QUE PARECE O AL MENOS QUE LE SEA LEVE! QUE MAS QUEDA QUE ESPERAR………………

GRACIAS POR LA ACTU!!

ES CIERTO QUE AHORA NO ACTUALIZAS TAN SEGUIDO COMO ANTES :( ……………….JUSTO CUANDO ME PONGO AL CORRIENTE CON LAS ACTU :( ………………………..IGUAL GRACIAS POR ACTUALIZAR!!! DOS CAP!!

ESPERO LA SIG ACTU!!!

SALUDOS!! NAT!

 Sí, siento no poneros más, pero mañana me voy a la capital hasta el domingo y quería dejar las cosas listas antes de irme y me lleva tiempo...Pero hoy intentaré dejaros por lo menos 3 antes de irme. Os dejo el 1º, me faltan dos!! FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551 
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Finalizado FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 20

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 5:16 am



 
Capitulo 20
Britt se hallaba de perfil junto a la ventana; rayos de sol envolvían su cuerpo y subrayaban las superficies esculpidas de su rostro. Santana, que estaba en la puerta del dormitorio de Britt, veía a su amante como una diosa guerrera labrada en oro. Había una profunda serenidad en el cuerpo y una expresión distante en el rostro que Santana identificaba con la preparación de Britt para la batalla. En esa ocasión Santana sabía que Britt se estaba preparando para enfrentarse a cualquier enemigo que la atacase a ella. “Te amo por esa expresión. Te amo porque estás deseando afrontar lo que vendrá. Ojalá no tuvieras que hacerlo, pero no tengo fuerzas para alejarte de mí.”
-¿Cariño? -murmuró Santana dulcemente, entrando en la habitación.
Britt apartó inmediatamente los ojos de la vista que no estaba contemplando realmente y recibió a su amante con una sonrisa.
-Hola. ¿Todo arreglado? -Extendió el brazo y atrajo a Santana hacia sí, acariciándole la espalda.
-Sólo he colocado unas cuantas cosas –respondió Santana, apretándose contra el costado de Britt. Deslizó una mano bajo la chaqueta de Britt y la posó en su cadera-. Por si no tenemos que quedarnos.
-¿Estás lista? -Eran las 11.50 y la cita de Santana con el especialista en cáncer de mama del Centro Médico del Ejército Walter Reed era a las 13.00. Britt había revisado el itinerario con Sam en el breve trayecto en avión esa misma mañana. El primer equipo estaba delante de su casa en ese momento.
-Sólo un minuto. -Santana se apartó y cogió la mano de Britt, llevándola hasta el sofá en el que habían hecho el amor unos días antes. Aquellas pocas horas de paz y pasión se le antojaban muy lejanas. Santana se sacudió la rabia y se centró en el presente-. Hay algo que quiero hablar contigo antes de que nos vayamos.
Britt miró a Santana fijamente, buscando en los familiares ojos oscuros señales de miedo o de renuncia. Por suerte, no encontró nada de eso. Desde la tarde anterior, cuando Santana le había contado lo que le ocurría, había temido que intentase apartarla de ella. Es lo que habría hecho la mujer que conoció un año antes. Sintió un profundo alivio al descubrir que Santana confiaba en que se quedase, que confiaba en la fuerza de su amor. Cogió la mano de su amante y la acarició entre las suyas.
-¿Qué ocurre?
-Tengo cierta idea de lo que va a pasar esta tarde. –Santana deslizó el pulgar sobre la mano de Britt. Hablaba en tono firme y sereno. Estaba preparada. El shock inicial había desaparecido, borrado por su habitual fuerza de voluntad. También ella estaba preparada para la batalla-. Por si el cirujano tiene alguna duda sobre lo que puede ser esto, quiero que me lo quiten.
-Sí, también yo. -A Britt le parecía que el examen no se hacía con la celeridad requerida. Era como si viese una bala que se dirigía hacia el cuerpo de Santana y no pudiese hacer nada. No se podía poner delante ni apartar a Santana de su trayectoria. Su impotencia le perforaba las entrañas. Si había la menor traza de elementos enemigos en el cuerpo de Santana, quería aniquilarlos. Matarlos. Destruirlos. Inmediatamente.
-Hay otra cosa que quiero que sepas -dijo Santana en voz baja.
Britt acarició la mejilla de Santana.
-Dime.
-Si es cáncer, podría haber varios tratamientos. -Santana miró a Britt a los ojos mientras hablaba-. Pero aunque sean alternativos a la cirugía, quiero una mastectomía.
-De acuerdo. -La expresión de Britt no se alteró ni le tembló la voz-. Como quieras, siempre que sea la mejor opción de cura.
-A veces la terapia de radiación parece tan buena como la cirugía, pero siempre existe la posibilidad de que aparezca posteriormente otro tumor en el mismo sitio. No quiero que me ocurra eso, mucho menos después de lo que le pasó a mi madre.
A Britt se le agarrotó la garganta cuando vio el miedo asomar a los ojos de Santana. Con voz ronca dijo:
-Entiendo.
-Britt... vi lo que sufrió mi padre. No quiero que tú...
-No -repuso Britt, posando el pulgar sobre los labios de Santana-. Aún no hemos llegado a eso, estamos muy lejos de pensar en algo así. Y ocurra lo que ocurra, te necesito. Y necesito estar contigo.
Santana cerró los ojos y rozó la mejilla contra la mano de Britt.
-Dios, ojalá no sucediese esto.
-Sí, cariño. -Britt se inclinó hacia delante y besó a Santana dulcemente-. Pero primero debemos saber a qué nos enfrentamos. Tal vez no sea nada.
Santana asintió.
-Lo sé. Pero las probabilidades no están de mi parte; si no es ahora, podría ser dentro de cinco años, de diez o de veinte. -Suspiró y miró a Britt a los ojos-. Siempre lo supe. Sólo que no pensaba en ello.
-No podemos predecir el futuro. Lo mejor que podemos hacer es aprovechar al máximo la vida que tenemos. -Britt la besó de nuevo. -Te amo con toda el alma, Santana.
Santana ahogó un grito, tomó el rostro de Britt entre las manos y buscó su boca, besándola casi con desesperación. Cuando se apartó, las lágrimas danzaban en sus pestañas.
-Confío en eso. Confío en ti. Nunca creí que habría alguien como tú en mi vida.
Britt la besó en la frente, los párpados, la boca, con ternura y temblorosa intensidad a la vez.
-Me parece como si hubiera nacido para amarte. Deja que lo haga y seré feliz.
Santana se rió, rodeó con los brazos la cintura de Britt y se apretó contra ella.
-No está en mi mano evitarlo.
 
Una esbelta pelirroja vestida con el uniforme del ejército de Estados Unidos, en el que lucía la insignia de teniente coronel, entró en el amplio y funcional despacho y atravesó la moqueta gris hasta donde estaba Santana sentada en una de las dos sillas que había ante una sencilla mesa de madera noble. Britt estaba sentada a su lado. La mujer le ofreció la mano a Santana y dijo:
-Señorita López, soy la doctora Leah Saunders.
-Encantada, doctora Saunders -respondió Santana, estrechando la mano de la doctora y señalando a Britt-: Mi compañera, la agente Brittany Pierce.
-Doctora -dijo Britt estrechando a su vez la mano de la  doctora Saunders.
Tras las presentaciones, la cirujana rodeó la mesa y se sentó. Puso una sencilla carpeta de papel manila sobre el secante de piel verde oscura y cogió un bolígrafo. Abrió la carpeta y miró a Santana a los ojos:
-Necesito datos para el historial médico antes de hacer el examen. Tengo aquí sus datos básicos, así que podemos concentrarnos en el problema actual.
-Por supuesto. -Santana tenía la garganta seca, pero habló con voz normal.
-¿Le preocupa un bulto en el pecho izquierdo?
-Sí.
-¿Cuándo lo notó?
-Hace tres días.
-¿Alguna molestia o traumatismo en la zona?
-No. Lo noté por casualidad cuando me estaba duchando.
La doctora garabateó unas notas.
-¿Ha tenido antes problemas en los pechos: bultos, supuraciones del pezón, erupciones en la piel?
-No, nunca.
-¿Le han hecho alguna mamografía?
-No.
La doctora Saunders hizo otra pausa para anotar la información. Luego alzó la vista, con los ojos muy atentos aunque amables.
-Generalmente, no le haría una mamografía a una persona de su edad. Sin embargo, dado el historial familiar, como al parecer tiene usted una lesión palpable, me gustaría tener la imagen de ambos pechos para establecer conclusiones.
-Sí -afirmó Santana en voz baja-. Me parece bien.
-¿Tiene otros problemas mencionables de salud?
Ante el gesto negativo de Santana, la doctora Saunders añadió:
-¿Toma medicación o algún tipo de droga?
-No.
-De acuerdo. -La doctora Saunders se levantó y señaló una puerta en el extremo opuesto de la habitación-. La sala de reconocimientos está por ahí. Una enfermera le dará una bata y yo iré dentro de unos minutos. Su compañera puede ir con usted.
-Gracias. -Santana dio la mano a Britt, y ambas siguieron a la doctora.
Cinco minutos después, Santana estaba desnuda de cintura para arriba, cubierta sólo por una fina bata de papel y sentada en una mesa de reconocimiento forrada de vinilo. Apareció la doctora Saunders, se lavó las manos en el lavabo del rincón y miró a Santana.
-¿Lista?
-Sí. -Santana miró a la doctora y a Britt y esbozó una débil sonrisa.
Britt permaneció en la habitación de tres metros alicatada en blanco mientras la doctora pedía a Santana que se acostase, que se sentase y que levantase los brazos y la observaba y palpaba los pechos de la joven. Mientras presenciaba el examen, a Britt le corría el sudor por la espalda, aunque no hacía demasiado calor en el lugar. Nunca había visto aquella falta de expresión en los ojos de Santana, como si su cuerpo estuviese presente, pero su mente no. La doctora era eficiente, profesional y amable, pero Britt no podía evitar ver a Santana como víctima durante todo el proceso. Apretó los puños contra los costados y se esforzó por contener la rabia. No tenía a nadie con quien enfadarse ni nada para descargar su frustración.
-Puede cerrar la bata -indicó la doctora Saunders, apartándose. Esperó a que Santana anudase las tiras de papel que cerraban la bata para continuar-: Tiene una densidad de un centímetro en el cuadrante superior externo del pecho izquierdo.
El rostro de Santana no se inmutó. A Britt se le revolvió el estómago, pero se obligó a escuchar.
-Es una zona del pecho en la que muchas mujeres de su edad suelen tener tejido excesivamente denso. Sin embargo, esta es una masa considerable y merece una evaluación más profunda.
-¿Qué tipo de evaluación? -preguntó Santana en tono grave y controlado.
-En primer lugar la mamografía. Quiero cerciorarme de que no haya otras anomalías que no percibo a simple vista.
El tono de la doctora era natural y directo. A Santana no la sorprendió nada de lo que había dicho hasta el momento. Desde el primer instante supo que lo que tenía en el pecho no era producto de su imaginación. Había leído sobre la enfermedad, había dado conferencias sobre ella y la había vivido, aunque en la época de la enfermedad de su madre no comprendía las molestias del tratamiento.
-¿Y luego?
-Si no aparece nada más en las placas, hay que hacer una biopsia de la zona.
Mientras la doctora Saunders hablaba, Britt se acercó a Santana y posó la mano en la parte baja de la espalda de la joven, sobre la bata de papel azul celeste. Sus dedos percibieron el temblor de su amante. Britt preguntó en voz baja:
-¿Y si la mamografía es normal? ¿Sigue siendo necesaria la biopsia?
-Buena pregunta -admitió la doctora Saunders-. La respuesta es sí porque una mamografía no es exacta al cien por cien. Aunque su resultado sea normal, ante una masa palpable de cierta dimensión se recomienda la biopsia. -Miró primero a Britt y luego a Santana-. Puedo hacer una biopsia por aspiración con aguja aquí mismo. Es sencilla y prácticamente indolora. El problema es que sólo nos muestra una pequeña porción de la masa. Si el resultado es normal, no sabremos si existe una zona adyacente anormal que la aguja no haya aspirado.
Santana no dudó.
-Quiero que me lo quiten. Todo.
-Muy bien -dijo la doctora-. Haré la mamografía esta tarde para confirmar que no hay problemas en el resto del pecho ni en el lado derecho. Realizaremos una biopsia abierta del pecho izquierdo mañana a las siete de la mañana. Debo practicar una pequeña incisión encima de la lesión. Estará sedada, pero no se le administrará anestesia general. La incisión será de dos centímetros y medio. Le quedará una cicatriz, pero con el tiempo no se notará.
-Sí. Muy bien.
Por primera vez, la doctora Saunders se mostró un poco nerviosa.
-Señorita López, ¿desea que informe a su padre?
Santana la miró a los ojos.
-Prefiero que no lo sepa de momento.
Tras unos segundos de duda, la doctora asintió.
-Si le deja su número de teléfono a mi secretaria, la llamaré en cuanto estudie la mamografía. Dentro de unos minutos le darán instrucciones sobre la operación de mañana y la llevarán a radiología. ¿Alguna de ustedes quiere preguntar algo?
-No, gracias -respondió Santana.
Britt negó con la cabeza.
-Entonces, hablaremos después.
Cuando la doctora Saunders se marchó, Santana soltó un largo suspiro y se apoyó en el costado de Britt.
-Uff.
Britt rodeó con el brazo los hombros de Santana y la besó en la cabeza.
-¿Te encuentras bien?
-Supongo que sí. Es lo que esperaba. -Santana cerró los ojos y hundió la mejilla en el pecho de Britt-. Me alegro mucho de que estés aquí.
-Yo también -susurró Britt.
 
Renee contempló el apartamento aún extraño. Como Stark, estaba limpio y ordenado. Y como en ella, había algún que otro sorprendente toque de ternura. Un cojín bordado a mano en el sofá con las palabras “El hogar está donde está el corazón”. Parecía cosa de una colegiala, y Renee apostaba a que seguramente era un regalo de alguna amiga o de un familiar. Que Stark lo conservase demostraba lo cariñosa que era. Había un pequeño y bien cuidado acuario, lleno de peces de colores, sobre una mesa de pie central en un rincón de la sala, y junto a él una lista de detalladas instrucciones sobre el cuidado y la alimentación de sus moradores, con un surtido de comida y medicamentos. Evidentemente, alguna amiga o vecina los cuidaba cuando Stark estaba fuera trabajando. Por algún motivo la conmovedora atención que Stark prestaba a aquellos pequeños seres enterneció a Renee. “Eres un encanto. Dios, ¿cómo llegué a encontrarte?” Como si fuera una respuesta, el teléfono móvil de Renee sonó y el lector de pantalla identificó a Stark. Renee respondió, sonriendo.
-¡Hola! En este preciso momento estaba pensando en ti.
-¿Qué tal? ¿Estás en casa?
“Casa.” Renee contempló el apartamento. Había vaciado las maletas traídas de casa de su hermana. Había poco más de ella en el apartamento, salvo unos cuantos libros comprados durante su convalecencia. “¿Acaso es eso? ¿Un hogar? ¿Estoy preparada para algo así?”
-Acabo de llegar -respondió Renee-. ¿Y tú qué tal?
-Estoy en el hotel. Seguramente me quedaré aquí toda la noche.
-¿Cuánto tiempo estaréis en Washington?
-No lo sé -dijo Stark, en tono reflexivo-. Hay un bloqueo de información. Ni siquiera sé qué haremos mañana por la mañana. La comandante ha convocado al primer equipo a las 05.30.
-¿Sólo al primer equipo? -preguntó Renee con curiosidad-. Ese no es el procedimiento estándar, ¿verdad?
-No. Generalmente el equipo entero es informado del itinerario completo y del programa con varios días de antelación. -Stark se quedó callada unos momentos, y luego dijo-: Hemos pasado toda la tarde en el Walter Reed. Sólo el primer equipo.
Renee tomó aliento, sorprendida.
-¿Santana?
-Sí.
-¡Oh, Dios!
-Sí -repitió Stark con pena-. No tengo ni idea de lo que ocurre, pero no debe de ser nada bueno cuando hemos venido corriendo para... algo.
-¿Y la comandante? -preguntó Renee, pensando en lo bien que le caían las dos y en lo mucho que habían sufrido.
-Igual que siempre, totalmente controlada. Salvo que... no sé, parece... demasiado controlada. Como a punto de estallar.
-Sí. -Renee se dejó caer en el sillón, echó la cabeza hacia atrás y contempló el techo-. ¿Te encuentras bien?
-Un poco preocupada.
Renee esbozó una leve sonrisa al oír la respuesta.
-Me gustaría estar ahí contigo.
-Sí, te echo de menos.
-Yo también, cariño -musitó Renee. “Más de lo que tú imaginas.”
 
En la pantalla del televisor la teniente Ripley, encarnada por Sigourney Weaver, recorría las entrañas del Nostromo en busca del alienígena que había asesinado a casi toda la tripulación. Britt estaba tendida en la cama, con una camiseta gris desteñida y pantalones de gimnasia. Santana, con un conjunto similar, se había acurrucado junto a ella, con la cabeza sobre el hombro de Britt. Estaba tan quieta que parecía dormida, aunque Britt sabía que estaba despierta. Le latía el corazón demasiado fuerte.
-Creo que deberías decírselo a tu padre -sugirió Britt.
-Ya tiene bastantes cosas en la cabeza. Y aún no sabemos nada.
-No se trata de eso. -Britt acarició el brazo desnudo de Santana-. Seguro que le gustaría estar a tu lado.
-Lo sé, pero no quiero preocuparlo sin motivos.
-Cariño -murmuró Britt, bajando la cabeza para besar a Santana en los labios-. Tengo la sensación de que ser tu padre es muy importante para él. Creo que querría que le dieses la oportunidad de preocuparse.
Santana apretó los ojos cerrados.
-No puedo ni imaginar lo que supondría para él.
A Britt se le encogió el corazón, pero continuó con voz dulce:
-El mismo dolor que supone para ti. Por eso los dos tenéis que estar juntos en esto.
-Dios, sigo esperando que todo pase.
-Lo sé. Y tal vez pase. -Britt la abrazó con fuerza-. Seguramente pasará. Pero hasta entonces, tenemos que estar juntos. Todos nosotros. Como una familia.
Santana lloró por primera vez desde que, al rozar el pecho con los dedos, había notado algo extraño. Britt la sostuvo entre sus brazos, acunándola suavemente, hasta que cesaron las lágrimas. Luego, levantó el dobladillo de la camiseta y secó las mejillas de su amante.
-No pienso sonarme con tu camiseta -farfulló Santana.
-No, por Dios. El sudor y las lágrimas son una cosa, pero los mo...
El teléfono móvil de Santana sonó y las sobresaltó. Santana lo cogió antes de que sonase otra vez.
-¿Diga?... Sí, yo soy... de acuerdo... sí. Sí, ya entiendo...estaré ahí. Gracias.
Britt contuvo la respiración mientras Santana cerraba el teléfono y lo dejaba a un lado.
-Salvo un incremento de densidad en la zona del bulto, la mamografía es normal -se apresuró a explicar Santana.
-¡Oh, gracias a Dios! -Britt abrazó a Santana y la besó-. Es una noticia estupenda.
-Sí. -Santana se rió, temblando-. Ahora sólo nos queda superar la biopsia de mañana.
-Lo conseguiremos, cariño -murmuró Britt-. Lo conseguiremos, te lo prometo
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por aria Miér Ago 07, 2013 11:31 am

Ohhh si!! GRacias al cielo que fue normal...
Sino a estas horas estuviera mordiendome las uñas de la preocupacion...

Cada vez mas me derrite lo encantadora que es Stark
No me has dicho si me la puedo robar... la quiero para mii FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 918367557 
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Mensaje por saibelli Miér Ago 07, 2013 12:47 pm

Las amo estan la una para la otra britt es un pilar fundamental para san no se rendiran tan facil gracias a dios la prueba fue normal *-* todo estara bien la relacion de savard y stark aawww me encantan son tan tiernas .... gracias x actualizar besos hermosa
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Mensaje por Keiri Lopierce Miér Ago 07, 2013 1:12 pm

OH por dios la mamografía salio bien ahora toca la biopsia ver a las Brittana en esa situación es triste Britt esta siendo muy fuerte y aguantando todo pobre pero todo lo que hace por amor. Stark y Renee me gusta mucho su relación todo son tan geniales. Y respecto a tu viaje espero que los disfrutes de verdad :) espero tu actualización
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Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 1:13 pm

aria escribió:Ohhh si!! GRacias al cielo que fue normal...
Sino a estas horas estuviera mordiendome las uñas de la preocupacion...

Cada vez mas me derrite lo encantadora que es Stark
No me has dicho si me la puedo robar... la quiero para mii  FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 918367557 
Esta bien...te dejo que la robes...pero después no te quejes si Savard va a por ti con todo el FBI. Yo me quedo con San o con Britt, o mejor con las dos FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551 
saibelli escribió:Las amo estan la una para la otra britt es un pilar fundamental para san no se rendiran tan facil gracias a dios la prueba fue normal *-* todo estara bien la relacion de savard y stark  aawww me encantan son tan tiernas .... gracias x actualizar besos hermosa
Lo que han cambiado en tan poco tiempo, desde la primera parte hasta aqui parecen otras FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551  Definitivamente han madurado las dos y ahora estan las dos seguras de su amor.
De Stark y Savard que decir...me encanta esa pareja!!
No tienes que agradecer nada, me conformo con que sigas llamandome hermosa FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551  Fuera de broma, gracias ;)

ANUNCIO IMPORTANTE (Bueno no tanto)
Aviso de que mañana jueves me iré a la capital a vivir la vida loca con unos amigos FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 418230605, no en serio, me ire a pasar los dias con unos amigos en la capital, por lo que no volvere hasta el domingo, así que no tendréis actualizaciones hasta entonces  FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 872680082 
Os dejare hoy por lo menos dos capitulos más, si puedo, solo si me da tiempo, mañana antes de irme os dejaria otro, pero dos os lo aseguro, tres ya seria demasiado
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 1:20 pm

Keiri Lopierce escribió:
OH por dios la mamografía salio bien ahora toca la biopsia ver a las Brittana en esa situación es triste Britt esta siendo muy fuerte y aguantando todo pobre pero todo lo que hace por amor. Stark y Renee me gusta mucho su relación todo son tan geniales. Y respecto a tu viaje espero que los disfrutes de verdad :) espero tu actualización

 Me pillaste actualizando!! La 1º prueba salio bien, veamos que pasa con la 2º, no os voy a dejar mucho con la intriga, os pongo ya el capitulo.
Muchas gracias por lo del viaje, yo también espero disfrutarlo :P, estare 4 dias fuera, 2 dias en casa de un amigo gay (por lo que investigare para mis fic acudiendo por 1º vez a un bar de ambiente) y otros 2 dias con mi mejor amiga (como si fuera mi hermana), por lo que de verdad estoy ansiosa de ir, a ambos solo los veo una vez al mes desde que se fueron a la capital y estar unos dias fuera del pueblo y hacer "locuras" sentaran bien. Si no doy señales a partir del lunes llamad al equipo de rescate!! FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551
PD: Tu como sigues?
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Finalizado FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 21

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 1:20 pm



 

Capitulo 21
24 de agosto del 2001
Aún era de noche cuando Britt notó que Santana se levantaba de la cama. Al oír la ducha en el cuarto de baño, apartó las sábanas y se dirigió a la habitación contigua. Una vez dentro, llamó suavemente a la mampara de cristal de la ducha antes de abrirla unos centímetros. Santana estaba bajo el agua humeante, con los cabellos chorreando sobre la cara y los ojos cerrados. Tenía ojeras, prueba de que había dormido poco, si había dormido algo, la noche anterior.
-¿Puedo ducharme contigo? -preguntó Britt.
Sin abrir los ojos, Santana deslizó la mampara y extendió la mano.
-Pues claro.
Britt se puso detrás de su amante y cogió el jabón. Abrazó a Santana por la cintura y la apretó contra su pecho. Luego, apoyó la barbilla en el hombro de Santana y le enjabonó el cuerpo con la otra mano. Santana arqueó el cuello, echó la cabeza hacia atrás y suspiró.
-Tus manos son las mejores.
Britt se rió y deslizó las manos enjabonadas sobre los pechos y el abdomen de Santana.
-Y tú eres una mujer preciosa. -Notó que Santana se ponía rígida y continuó sin alterar el tono-: No hay parte de ti que no ame. -Puso los dedos sobre el punto en el que latía el corazón de Santana-. Pero esto es lo que más amo de ti, Santana. Lo que está... aquí dentro.
Santana se volvió en el círculo de los brazos de Britt y se aferró al cuello de su amante. Hundió el rostro en el suave calor que brotaba entre el cuello y el hombro de Britt y se inclinó hacia ella, agradeciendo su sólida fuerza.
-Con un poco de suerte, sólo será una cicatriz. Y es más...
-Las cicatrices, por numerosas o grandes que sean, no harán que te ame menos. -Britt levantó la barbilla de Santana y alzó la cara de la joven para besarla en la boca. Fue un beso prolongado: exploró los labios, la superficie interna de los mismos y el interior de la boca. Britt la acarició, la tocó y la veneró hasta que sintió cómo Santana temblaba en sus brazos. Entonces, se apartó y susurró-: Y nada conseguirá jamás que te desee menos.
-¿Cómo logras saber siempre lo que hay que decir?
Britt cabeceó y clavó los ojos en los de Santana.
-No lo sé. Sólo trato de decirte lo mucho que significas para mí. Y siempre me parece que me quedo corta.
-Oh, comandante. -Santana soltó una risa trémula mientras deslizaba los dedos sobre el pelo mojado de Britt-. Créame: nunca se queda corta.
-¿Te encuentras bien? -preguntó Britt cuando salieron de la ducha y le dio a Santana una gruesa toalla de baño de color turquesa.
-Sí, creo que sí. -Santana se envolvió en la enorme toalla y la anudó encima de los pechos-. Sé que habría superado esto, sea lo que sea. -Extendió la mano y acarició el rostro de Britt-. Pero que estés a mi lado... Creo que nunca me he sentido tan amada.
Britt dejó a un lado la toalla que estaba utilizando para secarse el pelo y se acercó a Santana. Con ternura tomó la cara de Santana entre las manos y la besó suavemente.
-Me volvería loca si no estuviese contigo en este momento.
La mirada de Santana se enterneció al mirar el rostro de Britt.
-¿Te encuentras bien? Bien sabe Dios que no eres indestructible, aunque a veces consigues que cueste mucho recordarlo.
-Gracias. -Una sonrisa se dibujó en la comisura de la boca de Britt-. Y estoy perfectamente.
-Entonces todo saldrá bien. -Santana besó a Britt una vez más y salió del baño-. Estaré lista dentro de unos minutos.
Unos segundos después, a través de la puerta abierta, Britt oyó la voz tenue de Santana hablando por teléfono. A continuación, escuchó claramente las palabras de su amante.
-Hola, papá. Escucha, tengo que decirte algo.
Los cuatro agentes del Servicio Secreto que estaban en la sala de la suite del hotel se levantaron automáticamente cuando Britt entró acompañada por la primera hija.
-No se levanten, por favor -dijo Britt a Sam, Felicia, Stark y Parker-. La señorita López quiere estar presente en la sesión informativa de esta mañana.
Los cuatro asintieron con gestos respetuosos. Sin embargo, Stark parecía preocupada, y la mirada de Sam era especialmente intensa. Felicia se mostraba serena, como siempre. Cynthia Parker, la miembro más nueva del equipo, siguió el ejemplo de los demás y esperó pacientemente, con la atención centrada en Britt.
-La señorita López se va a someter a una intervención quirúrgica ambulatoria a las 07.00 -explicó Britt en tono normal-. Quiero un bloqueo informativo total al respecto. Que nadie haga declaraciones. Que nadie se acerque a ella para preguntar.
Santana apoyó una cadera en el brazo de un panzudo sillón mientras Britt hablaba. Estaba acostumbrada a la actitud de mando de Britt y, curiosamente, la reconfortaba, aunque tenía que luchar al mismo tiempo con la sensación de estar desvinculada de todo lo que la rodeaba. Se daba perfecta cuenta de que su futuro entero podía cambiar en las horas siguientes. Los planes que había hecho, los sueños que había alimentado desde la niñez, y la alegría de un amor recién descubierto podían verse alterados por un minúsculo grupo de células que habían invadido su cuerpo. Aquello era casi imposible de asimilar, pero sabía que debía hacerlo. Sólo asumiendo la realidad podía salir victoriosa. Recuperaría su vida, fuese cual fuese el resultado de la biopsia. Parpadeaba cuando se dio cuenta de que Britt se había callado.
-Lo siento. -Santana se levantó, con una sonrisa de disculpa-. Sólo quería estar aquí cuando la comandante explicase la situación. Sé que harán todo lo posible para que esto no trascienda a la prensa. -Se encogió de hombros-. Pero también sé que son muy persistentes. Si se sabe...
-No se sabrá -aseguró Stark, rotunda, mirando primero a Santana y luego a sus colegas-. ¿De acuerdo?
La serie de Entendidos hizo sonreír a Santana. Extendió el brazo y dio la mano a Britt.
-Entonces, acabemos de una vez.
Santana, desnuda salvo por una fina bata de algodón atada a la espalda, estaba tendida en una camilla con la espalda elevada cuarenta y cinco grados y una sábana que le cubría hasta la cintura. Britt se hallaba junto a ella, con los dedos entrelazados. Stark montaba guardia ante la puerta de la zona de preingreso: la antesala en la que se preparaba a los pacientes antes de llevarlos al quirófano. Felicia y Cynthia estaban apostadas en el vestíbulo exterior, y Sam esperaba con el coche en un aparcamiento subterráneo. No había más pacientes en la zona de preingreso. Eran las 06.45. Britt oyó una voz en el pasillo que gritaba Firmes y vio que Stark obedecía la orden, plegando las manos a los costados y mirando al frente. Andrew López entró en la habitación seguido por tres hombres. Se detuvo bruscamente y se volvió para decir algo al que tenía más cerca. El jefe de su equipo de seguridad torció el gesto, pero junto con los otros dos hombres salió al pasillo. Luego, el presidente cruzó a toda prisa la habitación y se acercó a la camilla, situándose frente a Britt. Se inclinó y besó a Santana en la frente.
-Hola, cariño.
-Hola, papá.
El presidente miró a Britt.
-Señor.
-¿Qué tal estás? -preguntó el presidente apartando un inexistente mechón de cabello de la mejilla de Santana. Sus ojos oscuros, del mismo color que los de Santana, brillaban de emoción.
Santana le sonrió con un expresión serena.
-Estoy bien. De verdad
-Por supuesto. -La miró, muy serio-. Me alegro de que me llamases.
Santana miró a Britt y luego a su padre.
-Debería haberte llamado antes. Lo siento.
El presidente cabeceó.
-Tenías demasiadas cosas en qué pensar. -Se aclaró la garganta-. ¿Te molesta que hable con la doctora?
-No, pero aún no hay nada que contar. Lo sabremos después de la biopsia. -Santana tomó aliento-. Papá, seguramente no será nada. Se trata sólo de prevenir.
-Ya lo sé -aseguró el presidente, convencido.
En ese momento Leah Saunders, vestida con un mono quirúrgico azul marino, entró por una puerta del fondo. Cuando vio al presidente junto a Santana, se apresuró a saludarlo:
-Señor, soy la coronel Saunders, médico de su hija.
-Doctora -dijo López.
-Estamos preparados -afirmó la doctora Saunders, mirando a Santana-. ¿Lista?
-Sí.
-Los dejo un minuto, y luego las auxiliares la llevarán. La veré allí.
Andrew López besó a su hija en la frente de nuevo.
-Nos vemos dentro de un rato, cariño.
-Papá -protestó Santana-, no hace falta que te quedes.
-Aquí puedo recibir llamadas como en cualquier otro sitio. -Sonrió, y retrocedió para que su hija y su amante disfrutasen de un momento de intimidad.
Britt besó a Santana en los labios.
-Te quiero, cariño.
-Yo también te quiero.
-Hasta luego -susurró Britt, sintiéndose incapaz, inútil y furiosa contra su impotencia.
Mientras los auxiliares empujaban la camilla hacia la puerta del quirófano, Britt caminó a ellos, sosteniendo la mano de Santana hasta que llegaron a la zona restringida. Luego, se quedó en la puerta hasta que Santana desapareció de su vista. Al volverse, vio que el presidente seguía esperando y se reunió con él.
-¿Me permite invitarla a un café? -preguntó.
-Sí, señor. No quiero propasarme. -Lo que quería era empujar las puertas dobles con el gran letrero rojo que ponía “Zona Restringida”, coger a Santana y sacarla de allí como fuese. Sus sentimientos debían reflejarse en su rostro, porque la expresión del presidente se dulcificó y la compasión asomó a sus ojos.
-Se ocuparán de ella. Además, hace falta mucho más que eso para acabar con Santana.
Britt esbozó una leve sonrisa.
-Lo sé. Es una persona increíble.
El presidente asintió.
-Sí que lo es.
Britt, cuyo café se enfriaba sobre una mesita, caminaba ante la ventana de una sala de espera privada mientras el presidente hablaba por teléfono sentado en un sofá. Sus agentes de seguridad flanqueaban la puerta. Britt había situado a Felicia y a Stark en la sala de reanimación, donde llevarían a Santana después de la operación. Miró el reloj por enésima vez: las 07.25. Trató de imaginar qué le ocurría a Santana mientras ella era incapaz de ayudarla. Los hospitales eran lugares sumamente fríos e impersonales. Se acordó de la última vez que le habían disparado. Las luces de la UCI eran demasiado fuertes, las voces atenuadas muy confusas y la desorientación aterradora. Y el dolor. Dios, el dolor.
-No quiero que le hagan daño.
-La biopsia no es tan grave -afirmó Andrew López.
Britt lo miró a los ojos, sorprendida al oír su voz.
-Lo siento. No pretendía interrumpirle.
-Y no lo has hecho. -Dejó los papeles a un lado y se acercó a ella-. Le dolerá un poco durante unos días, pero no creo que le moleste demasiado.
Britt contempló la extensión de césped que se veía a través de la ventana, pensando que sólo estaba experimentando una mínima parte de la ansiedad y la angustia que aquel hombre había sufrido cuando la mujer que amaba había pasado por algo mucho peor.
-Odio no saber qué hacer para ayudarla.
-Sí -admitió el presidente-. Lo sé.
Permanecieron en silencio unos momentos hasta que el teléfono del presidente volvió a sonar, y él se alejó tras darle una palmadita en el hombro a Britt.
A las 07.50 apareció la doctora Saunders. El presidente cortó la llamada y se levantó. La doctora miró primero a Britt y luego al presidente.
-La señorita López se encuentra bien. Está en la sala de reanimación, descansando.
Britt y Andrew López hablaron a la vez.
-¿Y qué hay...?
-¿Ha visto...?
El presidente señaló a Britt.
-Adelante.
-¿Puede decirnos algo? -Britt tenía el corazón desbocado y la garganta seca. Ni siquiera en los peores momentos su ritmo cardíaco subía de sesenta. Pero en aquel instante le parecía como si su corazón estuviese a punto de reventar.
-Nada concluyente -respondió la doctora, con gesto de disculpa-. No podemos saber nada sin un examen patológico completo, pero la lesión me ha parecido pequeña, y estoy segura de que he eliminado todo. Había un pequeño nódulo linfático en esa zona y también lo he extirpado. Parecía totalmente normal.
-¿Cuánto tardará el informe patológico? -preguntó el presidente.
-Les he metido prisa, señor. Mañana.
-¿Podemos verla? -quiso saber Britt.
-Sí. Está sedada, pero sin duda se alegrará al verlos.
Britt extendió la mano.
-Gracias.
La doctora Saunders sonrió.
-De nada. -Se volvió hacia el presidente y lo saludó-. Señor.
-Gracias, coronel -respondió el presidente, devolviéndole el saludo.
-Hola -dijo Santana con voz pastosa, parpadeando para centrar la vista-. ¿Seguís aquí?
-Sí -murmuró Britt, y se inclinó para besar a su amante en la frente-. ¿Qué tal estás?
-Bien. Duele un poco, pero... he sufrido golpes peores... en el ring. -Volvió la cabeza con trabajo y miró a su padre-. ¿Qué tal?
-Bien, cariño. Tengo una reunión, así que debo irme dentro de un minuto. La doctora dice que te has portado de maravilla.
-No... me acuerdo de nada. -Santana frunció el entrecejo-. Malditas drogas.
Britt sonrió.
-¿Por qué no cierras los ojos y duermes un poco?
-¿Se sabe... algo? -Santana se esforzó por aclarar las ideas, pero no lo consiguió-. Odio... la espera.
-Lo sé, cariño -murmuró Britt dulcemente, acercándose a la barandilla para acariciar los cabellos de Santana-. Nos lo dirán pronto. Y entonces nos ocuparemos de ello.
-¿De verdad?
-Te lo prometo -afirmó Britt, rotundamente. Continuó acariciando la mejilla de Santana mientras los párpados de su amante aleteaban y se cerraban. Cuando se cercioró de que Santana estaba dormida, se irguió y se topó con la mirada del presidente clavada en ella- Esta noche estaremos en mi apartamento, señor. Le llamaré para ponerle al día, si le parece bien.
-Me parece estupendo. Ya veo que Santana se encuentra en buenas manos.
-Gracias, señor.
El presidente cabeceó y dijo en voz baja:
-No, Britt. Gracias a usted.
Britt, al quedarse sola, se sentó y se dispuso a esperar. Stark y Davis se encontraban ante la puerta, haciendo guardia en silencio.
-Me encuentro perfectamente, y estoy harta de la cama.
Britt nunca había oído a Santana hablar en tono tan petulante, y le resultó divertido. Sin embargo, disimuló la sonrisa para no estimular la escasa paciencia de su amante.
-¿Qué te parece si tomamos la pizza en la cama mientras vemos una película? No hace falta que te pases el día durmiendo.
Santana miró a su amante con suspicacia. El dolor del pecho, el aturdimiento de cabeza, y tanta amabilidad por parte de Britt la ponían de mal humor. No le gustaba que la cuidasen... bueno, sí, un poco, y eso también la fastidiaba.
-¿Qué tipo de pizza?
-De queso.
-¿Sin salchichón?
-Ah... me pareció excesivo después de la anestesia y todo eso. -Britt se echó en la cama y acarició el muslo de Santana. Con voz ronca murmuró-: Tengo El regreso de la momia.
-¿En formato reducido?
Santana se movió con cuidado para dejar sitio en las almohadas a Britt.
-De acuerdo. El queso me parece genial.
-¿Quieres un analgésico?
-No.
-Tal vez después de comer.
Santana iba a protestar, pero vio un asomo de preocupación en los ojos de Britt. Puso su mano sobre la de Britt y la estrechó cariñosamente.
-Lo tomaré si lo necesito. Te lo prometo.
-De acuerdo. Voy a buscar platos de cartón y más refresco.
Santana se quedó dormida en medio de las peripecias de la momia por Londres. Britt se levantó de mala gana, recogió las sobras y las llevó a la cocina. Le dolía la cabeza, pero no estaba cansada. Con Santana en casa y a salvo, los últimos días le parecían una pesadilla. Le costaba creer que pudiese ocurrirle algo a Santana, aparte de las amenazas contra su vida. Sin embargo, Britt sabía que aún no había acabado todo. Y la espera era una verdadera tortura. Se apoyó en la encimera de la cocina y se frotó la cara con las manos en un vano intento de despejar el dolor de cabeza y de serenarse. De pronto, cogió el teléfono y marcó un número.
-¿Mamá? Quiero hablar contigo
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por monica.santander Miér Ago 07, 2013 2:35 pm

Hola que tal!!
Pobre Britt como sufre!!
Espero que disfrutes mucho tu viaje!!
Y vuelvas prontito!!!
Que egoista soy, lo que pasa es que tus historias son adictivas!!
Saludos
monica.santander
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por saibelli Miér Ago 07, 2013 3:21 pm

Hermosaaa disfruta tu viaje te extrañare pero espero que la pases genial!
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 3:26 pm

monica.santander escribió:Hola que tal!!
Pobre Britt como sufre!!
Espero que disfrutes mucho tu viaje!!
Y vuelvas prontito!!!
Que egoista soy, lo que pasa es que tus historias son adictivas!!
Saludos
Sufren las dos, pero Britt como siempre intenta que no se le note, que nervios :P
Me alegra que seas egoista, yo también lo soy por irme y dejaros sin actualizaciones :\'(: 
saibelli escribió:Hermosaaa disfruta tu viaje te extrañare pero espero que la pases genial!
Yo también os extrañaré, aun no me he ido y ya os extraño!!
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Finalizado FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 22

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 3:27 pm



 ´

Capitulo 22
25 de agosto del 2001
Santana estaba acurrucada en un rincón del sofá, con la espalda apoyada en una almohada y una manta sobre las rodillas. Dibujaba en un cuaderno que tenía en el regazo: sus ojos iban del papel a la mujer que estaba sentada frente a ella ante una mesita, junto a la ventana. Britt vestía una camisa vaquera desteñida y muy gastada y pantalones rojos de algodón. Llevaba la camisa abotonada sólo con dos botones debajo del pecho. Sus rubios cabellos estaban despeinados, y su perfil resultaba pálido y ausente, como tallado en piedra.
-Tienes una cara que haría llorar a un artista -murmuró Santana mientras dibujaba con rápidos trazos.
-¿Qué? -Britt alzó la vista y miró a Santana-. ¿Necesitas algo?
Una sonrisa lenta y sugerente iluminó el rostro de Santana.
-Tal vez.
-¿Te sientes mejor? -Britt sonrió, arqueando una ceja. Se alegraba de que Santana se concentrase en su trabajo porque lo único que a ella le apetecía desde que se había despertado era llamar a la doctora para preguntar si estaba listo el informe patológico. No lo había hecho, pues sabía que, en cuanto la doctora Saunders tuviese alguna información, se pondría en contacto con Santana. No iba a mantener a la primera hija en la ignorancia sobre algo tan importante durante más tiempo del absolutamente imprescindible.
-Estoy bien. -Santana señaló el espacio vacío en el otro extremo del sofá-. Pero un poco sola.
Britt dejó el periódico y atravesó la habitación para sentarse junto a su amante. Luego, dobló una pierna sobre los cojines y extendió el brazo sobre el respaldo, mirando a Santana. Sus pies descalzos rozaron la manta que cubría las rodillas de Santana.
-¿Te encontrarás bien para la exposición y lo tendrás todo listo?
-Humm -murmuró Santana con aire ausente, buscando una página en blanco en el cuaderno de dibujo-. Tal vez me queden pendientes una o dos cosas... según... el tiempo que debamos permanecer aquí. Pero aun sin ellas, estará todo bien. -Alzó la vista y miró a Britt a los ojos-. ¿Te importaría desabotonarte la camisa?
-De acuerdo -respondió Britt con voz grave y morosa. Con un leve movimiento de la mano, soltó los dos botones y dejó que la camisa se abriese sobre sus pechos-. ¿Así?
-De momento.
Permanecieron calladas mientras la mano de Santana dibujaba trazos firmes y rápidos sobre la superficie del papel, moviendo los ojos oscuros, empañados por la decisión, entre su amante y su trabajo.
-Deslízala sobre el hombro izquierdo un poquito, para que se vea el pecho -pidió Santana sin levantar la vista.
Britt, procurando no mover el resto del cuerpo, apartó la camisa para dejar el pecho al descubierto. Hacía calor en la habitación, pero su pezón se contrajo, no por el contacto del aire, sino por el efecto de la mirada de Santana sobre su piel. De niña había asistido a las clases de pintura de su madre con modelos desnudas. De mayor también ella había posado desnuda. Las experiencias no tenían nada de sexual, y en consecuencia había aprendido a amar el cuerpo humano desde un punto de vista puramente estético. Sabía que posar para Santana sería distinto, pero no había calculado hasta qué punto. A pesar de que comprendía que Santana contemplaba su cuerpo en aquel momento en el contexto de las luces y las sombras, las texturas y las líneas, los ángulos y las curvas, ser objeto del interés de Santana la excitaba. Su pulso se aceleró, se le puso piel de gallina y, a pesar de sí misma, la excitación cosquilleó en la boca de su estómago. Procuró no alterar la respiración.
-¿Estás bien? -murmuró Santana, con los ojos en el cuaderno mientras volvía otra página.
-Sí.
-¿Puedes quitarte los pantalones y seguir en la misma postura?
-Claro -respondió Britt con voz ronca.
Santana cambió el lápiz por el carboncillo casi sin darse cuenta. Con la cabeza inclinada, dibujaba sin el menor esfuerzo, concentrándose en la curva del pecho de Britt junto a la larga línea de su brazo en un momento y dibujando los ángulos y contornos del perfil al momento siguiente. De pronto, alzó la cabeza.
-Ahora la camisa.
Britt obedeció sin decir nada. Mientras se preparaba para hacer un nuevo dibujo, Santana deslizó los ojos por el rostro de Britt, la columna de su cuello y el pecho hasta la larga planicie de su abdomen. Britt tenía una pierna doblada sobre el borde del sofá y la otra bajo la rodilla, extendida hacia Santana. Se adivinaba una sombra del oscuro triángulo entre sus muslos.
-He dibujado mujeres desnudas antes -comentó Santana, contemplando el rostro de Britt.
-Ya lo sé -admitió Britt, cuyos muslos se pusieron rígidos-. Yo también he posado antes.
-Nunca me excité sexualmente mientras dibujaba. -La mano de Santana descansaba sobre el cuaderno, inmóvil.
Britt tragó saliva a través del nudo que se le había formado en la garganta.
-Ni yo mientras posaba.
-Ahora sí. -Santana se quedó sin respiración al notar el rubor de la excitación en el pecho de su amante.
-Yo también.
-Eres preciosa -susurró Santana.
-No -se apresuró a decir Britt cuando Santana dejó el carboncillo y el cuaderno-. No podemos.
En los ojos de Santana centelleó la frustración, pero asintió. La mera acción de inclinarse le había provocado una punzada de dolor en el pecho que le recordó la reciente operación. Suspiró y puso con cuidado los artículos de dibujo sobre la mesita del café.
-He perdido la concentración.
-¿Me visto?
-No lo sé -dijo Santana en tono sugerente, sacando una pierna de debajo de la manta y rozando con el pie el interior del muslo de Britt-. ¿Te sientes muy audaz?
Britt se rió y sujetó el tobillo de Santana antes de que el impertinente pie llegase más arriba.
-En este preciso momento estoy a punto de estallar. Tócame ahí y me acaloraré muchísimo.
-No me importaría ver cómo ardes.
Britt cabeceó y cogió su camisa, que había arrojado al suelo.
-No confío en que te conformes con ver.
-He demostrado otras veces que puedo contenerme –protestó Santana-, aunque al parecer no tengo mucho que hacer contigo.
Britt se levantó para ponerse los pantalones y miró a Santana de reojo.
-Probaremos tu capacidad de contención en otro momento, cuando no importe tu reacción.
-Te lo recordaré.
-No te lo discutiré. -Britt se inclinó para besarla. Cuando Santana enredó los dedos en sus cabellos, sujetando la cabeza con firmeza, y chupó la lengua de su amante, el calor del vientre de Britt se convirtió en fuego. Retrocedió, jadeando-. No es justo.
Santana la miró con una mezcla de hambre y ferocidad.
-Amo la forma en que me deseas. No soportaría perderla.
Britt se arrodilló junto a Santana y le acarició la mejilla.
-Y no la perderás. Te lo prometo. Pero no quiero hacerte daño.
Santana suspiró y apoyó la frente en la de Britt.
-Lo sé. Sé que tienes razón.
-La próxima vez que pose para ti -murmuró Britt-, debemos asegurarnos de que tenemos tiempo para acabar todo.
-Te amo -dijo Santana con una sonrisa.
Britt le devolvió la sonrisa y se levantó.
-¿Tienes ham...?
El teléfono sonó, y ambas se miraron durante una milésima de segundo antes de que Britt contestase.
-Pierce. -Escuchó, y luego le tendió el teléfono a Santana-. Es Marcea.
-Hola -dijo Santana en tono afectuoso, observando cómo Britt salía de la habitación-. Sí, me contó que te había llamado... No, claro que no me importa... No, aún no. Hoy mismo, espero.
-“Gracias”, dibujó Santana con la boca cuando Britt puso ante ella una taza de café-. Oh, me encantaría verte, pero no hace falta que vengas al Este sólo por eso. -Bajó la voz, aunque Britt ya había regresado a la cocina-. Si tuviese que sufrir otra operación, sería bueno porque no me preocuparía tanto Britt. -Al escuchar la voz cálida y amable, las lágrimas afloraron a sus ojos y le costó trabajo hablar sin desmoronarse-. Estoy perfectamente. Sí... te llamaremos cuando sepamos algo más. -Parpadeó y susurró-: Gracias.
-¿Va todo bien? -preguntó Britt, preocupada, cuando regresó con una bandeja en la que había bollitos ingleses tostados y más café.
Santana asintió, frotándose las mejillas.
-Tu madre es encantadora. -Dedicó a Britt una trémula sonrisa-. Me ha dicho que me quiere.
-Si te lo ha dicho es porque es verdad -repuso Britt-. ¿Te parece bien?
-Oh, sí -murmuró Santana-. Yo...
El teléfono sonó de nuevo. En esa ocasión Britt se lo entregó a Santana con expresión seria.
-La doctora Saunders pregunta por ti.
Santana se apresuró a coger el teléfono.
-Sí, al habla Santana López. De acuerdo. Sí. Gracias.
-¿Y bien? -preguntó Britt antes de que Santana hubiese colgado, con un nudo en el estómago.
Santana apartó la manta que cubría sus rodillas y se levantó, tendiendo la mano a su amante.
-Espera el informe patológico dentro de una hora y me ha dicho si podemos ir.
Britt, con el corazón desbocado, apretó los dedos de Santana.
-Vamos.
Menos de una hora después, Santana y Britt estaban de nuevo sentadas en las sillas del despacho de la doctora Leah Saunders. Les daba la impresión de que el eco reverberaba sus pensamientos no expresados en la vacía habitación. Britt acercó su silla para apoyar la mano en el brazo de la silla de Santana y entrelazar los dedos con los de su amante.
-¿Te encuentras bien?
Santana estrechó la mano de Britt.
-Un poco nerviosa.
-No importa lo que...
La puerta se abrió y entró la doctora con una carpeta bajo el brazo derecho. Saludó con un gesto a Britt y a Santana y se apresuró a decir, antes de sentarse.
-La biopsia es benigna.
Britt se sintió mareada, como si acabasen de darle un puñetazo en el estómago. Apenas tuvo fuerzas para murmurar:
-Gracias a Dios.
El aliento de Santana se convirtió en un suspiro de alivio, pero permaneció rígida, con los ojos clavados en el rostro de la doctora.
-¿Qué más?
-Nada específico -respondió la doctora, sentándose-. La histología muestra el patrón celular normal de una mujer de su edad. -Hizo una pausa, miró primero a Santana y luego a Britt-. Sin embargo, hay unas cuantas áreas de hiperplasia ductal atípica, que algunos especialistas consideran precancerosa o, al menos, un posible indicador del posterior desarrollo de un cáncer de mama.
-¿Qué significa eso para mí en términos prácticos? –preguntó Santana con voz firme, pero aferrando salvajemente la mano de Britt.
-Por desgracia, no lo sabemos. -La doctora se encogió de hombros, con gesto de frustración-. Si todas las muestras estuviesen afectadas, me preocuparía mucho más. En su caso, se ha examinado un porcentaje de tejido muy pequeño. Sin embargo, dado su historial familiar, debemos ser cautelosas.
-¿Y eso qué significa? -preguntó Britt bruscamente, asumiendo el tono de mando sin darse cuenta. La salud de su amante se hallaba en juego, estaba cansada y nerviosa y no soportaba la permanente sensación de impotencia.
Santana centró la atención en Britt y sonrió.
-No pasa nada, cariño. Lo superaremos.
-Lo siento -susurró Britt, mirando a Santana.
-No tienes por qué sentirlo -murmuró Santana, antes de dirigirse de nuevo a la doctora-. ¿Qué recomienda?
La doctora Saunders, acostumbrada al nerviosismo de las pacientes y de sus familiares, continuó con voz serena:
-Como su madre sufrió cáncer de mama a temprana edad, un cáncer de mama premenopáusico, debemos tener en cuenta la herencia genética. Recomendaría que se hiciese un examen genético para determinar si tiene los genes BRCA1 o BRCA2 del cáncer de mama.
-¿Y en caso afirmativo? -quiso saber Santana.
-Entonces tiene un veinte por cien de posibilidades de sufrir cáncer de mama a los cuarenta años y un cincuenta por cien de posibilidades a los cincuenta años -la doctora Saunders añadió, sin apartar los ojos de Santana-: Y podría usted optar por una mastectomía voluntaria antes del brote de la enfermedad si quisiera.
Por lo visto, la pesadilla no había terminado, pero Santana ya contaba con ello. Agradecía inmensamente no tener que afrontar un diagnóstico de cáncer de mama en ese momento de su vida. Pero oír los números aplicados a ella de forma tan contundente le recordó que nunca estaría libre de la amenaza. Por primera vez se dio cuenta de que estaba estrujando los dedos de Britt y procuró relajar la presión.
-¿Cuántas probabilidades hay de que tenga los genes?
-No puedo calcularlas porque no hay forma de saber si su madre tenía los genes. Si los tenía, sus posibilidades de tenerlos son del cincuenta por cien.
-¿Cómo se sabe? -preguntó Santana con decisión.
-Se puede hacer una prueba de ADN con una muestra de sangre.
-¿Y la podemos hacer hoy? Me gustaría volver a Nueva York lo antes posible.
La coronel Saunders asintió.
-Le diré a uno de los técnicos que tome la muestra. Los resultados tardarán varios días, pero la llamaré. Cuando compruebe su incisión, si la herida está curando de forma satisfactoria, no veo motivo para no que regrese a casa.
Santana miró a Britt.
-¿De acuerdo?
-Sí -respondió Britt inmediatamente. Conocer al enemigo era preferible a ser sorprendidas de improviso por un enemigo oculto en la sombra-. Totalmente.
 
Stark llamó a Renee mientras esperaba junto al asiento de acompañante del coche principal, ante el edificio de apartamentos de la comandante. Sam se dirigía al aeropuerto, y ella viajaría de escolta.
-¡Hola! ¿Estás después?
Renee tomó aliento.
-¿Hablamos de una cita en persona o de una sesión telefónica?
-No lo sé -musitó Stark-. Me estoy aficionando al sonido de tu voz.
-Te aseguro que soy mejor en carne y hueso -murmuró Renee, bajando la voz en tono seductor.
Stark notó un estremecimiento en el estómago y vibraciones más abajo.
-Dios mío. Estoy de servicio.
-Empezaste tú. -Renee se rió.
-Sí, y es estupendo.
-Déjalo ya. Las dos tenemos que trabajar. Y por si te has olvidado, el sonido de tu voz también a mí me produce efectos interesantes.
Stark dijo, sonriendo:
-Regresamos a Nueva York esta tarde, y quedo libre de servicio a las siete. ¿Quieres cenar en alguna parte?
-Pues sí. En la cama.
Stark parpadeó y notó que se ponía húmeda.
-Oh, Dios. Es demasiado.
-¿Decías algo, cariño?
-Sí. -Stark oyó su voz temblorosa y repitió con más firmeza-: He dicho que sí. Rotundamente sí.
-Hum. -Renee se rió-. Estoy impaciente.
 
15.10 25 agosto 2001
Falls Church, Virginia
Un coche de alquiler en el que viajaban cuatro hombres se detuvo en un aparcamiento próximo a unos grandes almacenes que permanecían abiertos las veinticuatro horas. Un salvadoreño de mediana edad salió de un destartalado Mercury y se acercó a la ventanilla del conductor.
-¿Es usted el caballero enviado por nuestro común amigo? -preguntó en tono conciso y educado.
-El general nos dijo que nos proporcionaría documentos -respondió el conductor de barba.
-En efecto, cincuenta dólares cada uno en moneda estadounidense. Y no proporciono documentos, sino la ayuda para que usted los consiga.
El conductor, confuso, miró a los otros hombres del coche, y luego se dirigió al salvadoreño.
-Nos indicaron que usted nos proporcionaría documentos de identidad legales a todos nosotros.
-En Virginia lo único que se necesita para determinar el estatus legal es un avalista que declare que tienen ustedes una dirección permanente en este estado. Yo los avalaré a ustedes, y el estado de Virginia les proporcionará documentos de identidad. -Miró su reloj-. Si nos vamos ahora, habremos acabado al final de la tarde.
Cuando los hombres obtuvieron sus permisos de conducir estadounidenses, el conductor se detuvo en un local de reprografía Kinko's y pagó en efectivo diez minutos de conexión a Internet. Desde allí envió el mismo correo electrónico a dos direcciones diferentes de Yahoo. Los destinatarios llevaban varias semanas en Las Vegas, mientras se ultimaban los detalles y horarios de las operaciones.
“Credenciales obtenidas. Nos vamos mañana. Nos vemos dentro de tres días.”
Se acababa de confirmar la reunión cumbre de los seis pilotos.
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por monica.santander Miér Ago 07, 2013 4:17 pm

holaaa, podre soportar hasta el domingo???
Mmmmmmm que dificil lo veo!1
saludos
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Keiri Lopierce Miér Ago 07, 2013 4:46 pm

Oh Stark y Renee me encanta definitivamente jajajaja Britt pobre pero ojala todo salga bien el tumor fue benigno pero igual deben salir de dudas si es hereditario o no. Espero tu proxima actualización saludos
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Finalizado Re: FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final

Mensaje por Marta_Snix Miér Ago 07, 2013 5:01 pm

monica.santander escribió:holaaa, podre soportar hasta el domingo???
Mmmmmmm que dificil lo veo!1
saludos
Puedes no tener que esperar hasta el domingo, vente aqui conmigo y te digo que va a pasar FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551  También sirven las llamadas telefonicas, pero las llamadas internacionales salen caras, te sale más barato viajar :P
Keiri Lopierce escribió:
Oh Stark y Renee me encanta definitivamente jajajaja Britt pobre pero ojala todo salga bien el tumor fue benigno pero igual deben salir de dudas si es hereditario o no. Espero tu proxima actualización saludos

 Te dejo un poco más de Stark y Renée en el siguiente capitulo. Y tú lo has dicho hay que esperar los resultados para saber si es genetico, pero os tocara esperar unos dias xD
Aunque bueno, os dejo otro capitulo, hoy estoy esforzandome por dejaros varios, no os podreis quejar FanFic [Brittana] Guardias de Honor. Capitulo 35. Final - Página 4 2414267551 
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