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[Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
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Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
hola me encanta tu fic siguelo"""""""""""
pliss!!!!!!!!!!!!!
pliss!!!!!!!!!!!!!
Lorena_Glee** - Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
A veces me sorprendo de la capacidad que tienen las personas que escriben estas historias para hacerlas tan interesantes que quien las sigue, como es mi caso, solo esperan casi con desesperacion que actualicen lo mas pronto posible, asi que nuevamente a esperar!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Sabia que el titulo del cabe era por algo... Ejejejjeej genial se han visto de nuevo, que lindo ese momento de las dos...
Por un momento pense que Britt se veria descubierta, suerte que la credibilidad de los videntes no es muy buena jajaja sino Britt estaria en serios problemas.. Aunque bueno segun el prolongo cuando empece a leer el fic, decia que ella le dice su secreto...
Buenooo.. Me encanto el cap ha sido genial la cita.. Espero la siguiente actu
Por un momento pense que Britt se veria descubierta, suerte que la credibilidad de los videntes no es muy buena jajaja sino Britt estaria en serios problemas.. Aunque bueno segun el prolongo cuando empece a leer el fic, decia que ella le dice su secreto...
Buenooo.. Me encanto el cap ha sido genial la cita.. Espero la siguiente actu
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Primero... lamento no haber comentado antes, últimamente he estado leyendo desde el celular, y la verdad, no me deja responder, así que disculpa!
Segundo: Ohhhhh!!!! un ángel rebelde!
Es genial que Britt sienta cosas por Santana... el problema es que ella no sabe que es, y Sam y Quinn saben que ella podría seer un problema.
Ahora, lo del poder de Britt, asumo que debe ser empatía y la facilidad de amar sin barreras.
Porfa siguele, quiero saber que tendrá que hacer San para que "el heroísmo en sus venas" salga a relucir
Saludos :)
Segundo: Ohhhhh!!!! un ángel rebelde!
Es genial que Britt sienta cosas por Santana... el problema es que ella no sabe que es, y Sam y Quinn saben que ella podría seer un problema.
Ahora, lo del poder de Britt, asumo que debe ser empatía y la facilidad de amar sin barreras.
Porfa siguele, quiero saber que tendrá que hacer San para que "el heroísmo en sus venas" salga a relucir
Saludos :)
Tat-Tat******* - Mensajes : 469
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Aww, me encanto como terminó el capítulo. La rebelde Brittany, escapándose de su casa para salir con Santana. Bien, muy bien echo. Lo digo porque después no se preguntará ¿Y si...? Ahora sabe que pasar tiempo con Santana para ella significa alegría.
"A veces conoces a una persona y simplemente haces clic. Estás cómoda con ella, como si la conocieras de toda la vida y no tienes que fingir ser alguien o algo"
Ese tipo de conexión no se tiene más de una vez en la vida. "Un solo amor" creo que eso le dijo la vidente....y a Santana que sufriría mucho de alguna forma. Eso es inquietante...aunque solo era una "Vidente"
—No lo creo Britt —rió Taylah—. Todo el mundo sabe que Oriente Medio se encuentra en África.
¡Sigueeee! Me encanta "Halo", se me ocurren algunas ideas para darle imagen a ti Fic (como una firma o un avatar) después te lo diré. Ok, un abrazooo....y hasta el próximo.
"A veces conoces a una persona y simplemente haces clic. Estás cómoda con ella, como si la conocieras de toda la vida y no tienes que fingir ser alguien o algo"
Ese tipo de conexión no se tiene más de una vez en la vida. "Un solo amor" creo que eso le dijo la vidente....y a Santana que sufriría mucho de alguna forma. Eso es inquietante...aunque solo era una "Vidente"
—No lo creo Britt —rió Taylah—. Todo el mundo sabe que Oriente Medio se encuentra en África.
¡Sigueeee! Me encanta "Halo", se me ocurren algunas ideas para darle imagen a ti Fic (como una firma o un avatar) después te lo diré. Ok, un abrazooo....y hasta el próximo.
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Muchas gracias, espero y te guste el siguiente capitulo, y bueno que te puedo decir solo estoy adaptando esta historia en Brittana, ok bueno saludos y hasta el próximo comentario ;) muchos abrazoslibe escribió:lo único que puedo decir es me encantooooooo síguelo, eres una de las mejores autoras de esta pagina
Bueno creo que Sam y Quinn si se molestaran un poco, pero solo un poco. Pero que puede ser Britt si ya se engancho con Santana ehh, espero y te agrade el capitulo siguiente. Muchos saludos y besos ;)Alisseth escribió:awww tan lindas ^_^
jaja ojalá Sam y Quinn no se enojen
mucho con Britt por escaparse con San .. :)
jaja me encantó el capítulo.. ! :)
Espero el próximo...
Besos
Alii C:
gracias, espero y les siga gustando mas adelanteLorena_Glee escribió:hola me encanta tu fic siguelo"""""""""""
pliss!!!!!!!!!!!!!
Saludos ;)
Ehhhh muchas gracias y espero no defraudar con el Fic, bueno no te hago esperar mas y ahorita lo subo, si tengo tiempo en la noche tratare de colgar otro ;) bueno es que voy ah estar viendo los MTV, y no se si tenga tiempo pero tratare. saludos y abrazosmicky morales escribió:A veces me sorprendo de la capacidad que tienen las personas que escriben estas historias para hacerlas tan interesantes que quien las sigue, como es mi caso, solo esperan casi con desesperacion que actualicen lo mas pronto posible, así que nuevamente a esperar!
Que bueno que te haya gustado el capitulo, y espero y te guste el próximo, bueno creo que esa vidente le atino a varias cosas ehh pero mejor no sigo con esto jajaja ;) saludos y gracias por comentar.aria escribió:Sabia que el titulo del cabe era por algo... Ejejejjeej genial se han visto de nuevo, que lindo ese momento de las dos...
Por un momento pense que Britt se veria descubierta, suerte que la credibilidad de los videntes no es muy buena jajaja sino Britt estaria en serios problemas.. Aunque bueno segun el prolongo cuando empece a leer el fic, decia que ella le dice su secreto...
Buenooo.. Me encanto el cap ha sido genial la cita.. Espero la siguiente actu
Tat-Tat escribió:Primero... lamento no haber comentado antes, últimamente he estado leyendo desde el celular, y la verdad, no me deja responder, así que disculpa!
Segundo: Ohhhhh!!!! un ángel rebelde!
Es genial que Britt sienta cosas por Santana... el problema es que ella no sabe que es, y Sam y Quinn saben que ella podría seer un problema.
Ahora, lo del poder de Britt, asumo que debe ser empatía y la facilidad de amar sin barreras.
Porfa siguele, quiero saber que tendrá que hacer San para que "el heroísmo en sus venas" salga a relucir
Saludos :)
Hola... no hay problema con lo primero y bueno creo que casi le atinas con el poder de britt pero mejor no les digo ahorita, ya lo leerán después, ya sabrás lo que hará Santana para poder proteger a Britt... muchos saludos ;)
Heyyy que bien que te haya gustado el capitulo, bueno yo soy de esas que siempre se pregunta ¿Y SI? , pero estoy tratando de corregirlo jejeje, bueno te digo que esa vidente si es muy buena con respecto a todo lo que dijo ehhhh. y pues con Taylah yo me morí de la risa con eso del Oriente Medio que queda en África xDAli_Pearce escribió:Aww, me encanto como terminó el capítulo. La rebelde Brittany, escapándose de su casa para salir con Santana. Bien, muy bien echo. Lo digo porque después no se preguntará ¿Y si...? Ahora sabe que pasar tiempo con Santana para ella significa alegría.
"A veces conoces a una persona y simplemente haces clic. Estás cómoda con ella, como si la conocieras de toda la vida y no tienes que fingir ser alguien o algo"
Ese tipo de conexión no se tiene más de una vez en la vida. "Un solo amor" creo que eso le dijo la vidente....y a Santana que sufriría mucho de alguna forma. Eso es inquietante...aunque solo era una "Vidente"
—No lo creo Britt —rió Taylah—. Todo el mundo sabe que Oriente Medio se encuentra en África.
¡Sigueeee! Me encanta "Halo", se me ocurren algunas ideas para darle imagen a ti Fic (como una firma o un avatar) después te lo diré. Ok, un abrazooo....y hasta el próximo.
Y bueno respecto a las ideas que tienes son siempre bienvenidas, creo que eres mi salvadora... saludos y abrazos ;)
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Fanfic [Brittana] Halo. Capitulo 11: Patas Arriba
Capitulo 11:
Patas Arriba
Patas Arriba
La puerta delantera se abrió antes de que tuviera oportunidad de tocar. Quinn estaba de pie ahí, con la preocupación frunciendo su frente. Sam se sentó con la cara pétrea en el salón. Podía haber sido una figura en un cuadro de tan quieto que estaba su porte. Por lo general había provocado remordimiento abrumador, pero yo todavía oía la voz de Santana y recordando lo suave de su mano sobre mi espalda mientras me hacia entrar en Sweethearts, al igual que el fresco olor de su perfume.
Muy abajo había sabido cuando bajé del balcón que Sam habría sentido mi ausencia casi inmediatamente. También habría adivinado a dónde habría ido y con quién estaba. Sabía que la idea de venir a buscarme le había pasado por la cabeza, sólo para ser rechazada. Ni él ni Quinn querrían llamar la atención hacia nosotros tan públicamente.
—No deberías haber esperado, estaba perfectamente bien —dije. Las palabras inintencionadamente salieron sonando demasiado bruscas, imprudentes más que de disculpa—. Lo siento si te preocupé —añadí como una reflexión tardía.
—No, no lo sientes, Brittany —dijo Samuel suavemente. Todavía no había levantado la cabeza—. No lo sientes o no lo habrías hecho—. Odiaba que no me mirara.
—Sam, por favor —empecé, pero me silenció levantando su mano en protesta.
—Estaba preocupado por tenerte con nosotros en esta misión, y ahora has demostrado ser completamente inestable—. Parecía como si las palabras le hubieran dejado un mal sabor de boca—. Eres joven e inexperta, tu aura es más cálida y más humana que la de cualquier otro ángel que haya conocido, y aún así fuiste elegida. Me di cuenta que tendríamos problemas contigo, pero los otros creían que todo iría bien. Pero ahora veo que has tomado tu decisión, has elegido un capricho pasajero sobre tu familia—. Se levantó abruptamente.
— ¿Podemos al menos hablar de ello? —pregunté. Sonaba muy dramático, y estaba segura que no era necesario, si sólo pudiera hacerle a Sam entender.
—No ahora. Es tarde. Lo que sea que quieras decir puede esperar hasta mañana—. Y con eso nos dejó.
Quinn me miró, con sus ojos muy abiertos y tristes. Odiaba terminar la noche con una nota tan agria, especialmente ya que hace un momento, no podía estar más feliz.
—Ojalá Sam no hiciera esa rutina de profeta de la fatalidad —dije.
Quinn parecía de repente cansada.
— ¡Oh, Brittany, no digas cosas como esas! Lo que hiciste esta noche estaba mal incluso si no puedes verlo todavía. Nuestro consejo puede que no tenga sentido para ti ahora mismo, pero lo menos que puedes hacer es pensar sobre ello antes de que las cosas se te vayan de las manos. Te darás cuenta de que esto no es nada más que un amor ciego. Tus sentimientos por esta chica pasarán.
Quinn y Samuel estaban hablando con acertijos. ¿Cómo esperaban que viera el problema cuando ellos ni siquiera pueden expresarlo correctamente? Sabía que mi salida con Santana era una desviación menor de la agenda, ¿pero cuál era el daño en eso? ¿Cuál era el punto de estar en la tierra y vivir experiencias humanas si íbamos a fingir que no nos importaban? A pesar de lo que mis hermanos pensaran que era lo mejor, no quería que mis sentimientos por Santana se pasaran. Eso lo hacía sonar como un resfriado o un virus que en algún momento saldría de mi sistema. Nunca había experimentado tal deseo que consume todo por la presencia de alguien. Una expresión que he leído en algún lugar cruzó por mi cabeza: el corazón quiere lo que el corazón desea No podía recordar de dónde venía, pero quién quiera que lo escribiera tenía razón. Si Santana era una enfermedad, entonces no quería recuperarme. Si mi atracción hacia ella constituía una ofensa que podía sufrir las consecuencias de una venganza divina, que así sea. Deja que llueva. No me importa.
Quinn subió a su habitación y me dejaron sola con Phantom, quien parecía saber instintivamente lo que necesitaba. Vino y me empujo detrás de las rodillas, sabiendo que eso me forzaría a inclinarme y acariciarlo. Al menos un miembro de la casa no me odiaba.
Subí las escaleras y me quité la ropa, dejándola en un montón en el suelo. No tenía sueño; sino que me hundía con una sensación de estar atrapada. Caminé hacia la ducha y permití que el agua caliente me golpeara en los hombros y relajara mis tensos músculos. Incluso aunque nunca habíamos aceptado hacer esto en la casa en caso de que pudiéramos ser vistos, parcialmente liberé mis alas hasta que se presionaron contra el cristal de la mampara de la ducha. Estaban rígidas por tantas horas de estar dobladas, y las sentí doblarse por el peso mientras absorbían el agua. Eché la cabeza hacia atrás, dejando que el agua corriera hacia abajo por mi cara. Quinn me había pedido que pensara sobre lo que estaba haciendo, pero por una vez no quería pensar, sólo quería ser.
Me sequé deprisa y con mis alas todavía húmedas me metí a la cama. La última cosa que quería era hacer daño a mi hermano y a mi hermana, pero mi corazón parecía volverse de piedra siempre que pensaba en no volver a ver nunca a Santana. Deseé que estuviera en mi habitación en ese momento. Sabía lo que le pediría: Acompañarme en mi prisión. Y sabía que ella no vacilaría. En mi imaginación yo era la doncella atada a las vías del tren, y la cara de mi verdugo se alternaba entre la de mi hermano y la de mi hermana. Me di cuenta que estaba siendo irracional, convirtiendo la situación en un melodrama, pero no podía detenerme. ¿Cómo podía explicarle a mi familia que Santana era mucho más que una chica con la que había tenido un flechazo? Sólo habíamos tenido unos cortos encuentros y una cita, pero eso era irrelevante. ¿Cómo podía hacerles ver que un encuentro similar era improbable aunque me quedara en la tierra durante un millar de vidas? Todavía tenía mi sabiduría celestial, y lo sabía con la misma certeza con la que sabía que mis días en este planeta verde estaban contados.
Lo que no podía determinar y no me atrevía a preguntar era lo que pasaría una vez que los poderes en el Reino averiguaran mi transgresión. No imaginé que la reacción sería leve. ¿Pero era mucho pedir un poco de compasión y comprensión? ¿No me merecía de ellos como cualquier ser humano ser perdonado sin pensarlo dos veces? Me pregunté qué pasaría después. ¿Me retirarían en deshonor? Sentí un escalofrío recorrerme por el pensamiento, pero luego el recuerdo de la cara de Santana me llenaba de calor otra vez.
El asunto no fue planteado a la mañana siguiente ni durante el resto del fin de semana. El lunes por la mañana Samuel continuó con el ritual de hacer el desayuno en silencio. El silencio continuó hasta que alcanzamos las puertas de Bryce Hamilton y la compañía se separó.
Rachel y sus amigos ofrecieron una distracción de bienvenida. Dejé que su conversación se arrastrase sobre mí; me detuvo de pensar. Hoy su fuente de entretenimiento era la disección de los últimos pasos en falso de moda de sus profesores menos favoritos. Según las chicas, el señor Phillips parecía como si su pelo se lo hubieran cortado con un cortacésped; la señorita Pace llevaba faldas que quedarían mejor de alfombra; y la señora Weaver, con sus pantalones a medida metidos bajo sus pechos, la llamaban Harry High Pants. La mayoría veían a los profesores como una especie de aliens, que no merecían su cortesía, pero a pesar de sus risas, sabía que no había malicia real en sus burlas; tan sólo estaban aburridas.
Pronto la conversación cambió a asuntos de mayor importancia.
— ¡Qué emoción, porque nos vamos de compras pronto! —Dijo Hayley—. Pensamos en tomar el tren al centro y comprobar las tiendas de ropa en Punch Lane. Rachel, ¿vienes?
—Cuenta conmigo —contestó Rachel—. ¿Y tú, Britt?
—Ni siquiera sé si voy a ir al baile de graduación —dije.
— ¿Por qué pensarías en perdértelo siquiera? —Rachel miraba atónita, como si sólo un apocalipsis sirviera como una razón válida para no ir.
—Bueno, no tengo una cita.
No le confesé esto a Rachel, pero varios chicos y una chica ya habían mencionado el tema, viendo la oportunidad de encontrarme a solas entre clases. Yo los rechacé con respuestas evasivas. Le dije a todo el mundo que me preguntó que no estaba segura de si iba a ir, lo cual no era una mentira por completo. Estaba haciendo tiempo y secretamente esperando que Santana me lo pidiera.
Una chica llamada Montana puso los ojos en blanco. —No te preocupes por eso. El vestido es mucho más importante. Si te desesperas, siempre puedes encontrar a alguien.
Estaba a punto de decir algo sobre comprobar mi agenda cuando sentí un fuerte desliz en el brazo alrededor de los hombros. El grupo se congeló, sus miradas fijas en el espacio por encima de mi cabeza.
—Hola, chicas, no les importa si me robo a Britt un minuto, ¿verdad? —preguntó Santana.
—Bueno, estábamos en medio de una conversación importante —objetó Rachel. Sus ojos se estrecharon suspicaces y me miró expectante.
—La traeré de vuelta —dijo Santana.
Había algo familiar en su forma de dirigirse hacia mí, la cual ellas no dudaron en darse cuenta. Aunque me gustó, era también incómodo ser de repente el centro de atención. Santana con sus manos sobre las mías me guió a una mesa vacía.
— ¿Qué estás haciendo? —susurré.
—Parece que hago un hábito de rescatarte —contestó—. ¿O quieres pasar el resto de la comida hablando sobre sprays de bronceado y pestañas postizas?
— ¿Cómo sabes de lo que estábamos hablando?
—Amigas —dijo.
Se sentó cómodamente en la mesa, ignorando las miradas de reojo dirigidas hacia nosotras ahora desde todas direcciones de la cafetería. Algunos miraban envidiosos, otros simplemente curiosos. Santana había elegido sentarse conmigo cuando casi cualquier mesa en la sala le hubiera acogido y codiciado su compañía.
—Parece que llamamos la atención —dije y me revolví.
—A la gente le gusta cotillear, no podemos evitarlo.
— ¿Por qué no estás con tus amigas?
—Tú eres más interesante.
—No hay nada interesante sobre mí —dije, con una nota de pánico arrastrándose en mi voz.
—No estoy de acuerdo. Incluso tu reacción de ser llamada interesante es interesante, dijo con una sonrisa que derretía hasta el mismo Sol
Fuimos interrumpidas por dos chicas más pequeñas acercándose a nuestra mesa.
—Hey, San —La más alta de las dos la saludó con un gesto de respeto—. La natación fue alucinante. Gané cuatro de las seis rondas.
—Buen trabajo, Pam —dijo Santana, deslizándose fácilmente en su papel de capitana del colegio y mentora—. Sabía que íbamos a patearle el culo a Westwood.
La chica sonrió con orgullo.
— ¿Crees que hare los nacionales? —preguntó con ansiedad.
—No me sorprendería, la entrenadora estaba bastante satisfecha. Sólo asegúrate de aparecer en los entrenamientos la semana que viene.
—Lo tienes, linda —dijo la chica—. ¡Te veo el miércoles!
Santana asintió y se despidieron de besos en la mejillas.
—Nos vemos, chica.
Vi enseguida que Santana era buena tratando con la gente; era cariñosa sin invitar a la familiaridad. Cuando la chica se había ido, su expresión cambió a una de concentración, como si lo que tuviera que decir realmente importara. Hacía que mi piel hormigueara y las esquinas de mis labios se retorcieron en una sonrisa. Podía sentir un rubor empezando en mi pecho, y pronto viajaría generalizándose por mi cara.
— ¿Cómo haces eso? —pregunté para cubrir mi confusión.
— ¿Hacer qué?
—Hablar con la gente tan fácilmente.
Santana se encogió de hombros. —Viene con el territorio. Hey, casi lo olvido, te arrastré hasta aquí para devolverte algo —Sacó una gran pluma blanca e iridiscente, salpicada de rosa, del bolsillo de su chaqueta—. Encontré esto en mi coche anoche después de llevarte a casa.
Cogí la pluma de su mano y la deslicé entre las páginas de mi agenda. No tenía ni idea de cómo había terminado en el coche de Santana. Mis alas se habían escondido firmemente.
— ¿Un amuleto de la buena suerte? —añadió Santana, con sus ojos marrones mirando mi cara con curiosidad.
—Algo así —respondí con cautela.
—Pareces molesta, ¿algo va mal?
Negué con la cabeza rápidamente y aparté la mirada.
—Sabes que puedes confiar en mí.
—En realidad, eso no lo sé todavía.
—Lo descubrirás una vez que pasemos más tiempo juntas —dijo—. Soy una chica bastante leal y buena, un poco sexi también.
No la oí. Estaba demasiado ocupada escaneando las caras de la multitud en caso de que alguno de ellos perteneciera a Samuel. Sus miedos no parecían tan infundados ahora.
—No me abrumes con tu entusiasmo —rió Santana. Sus palabras me devolvieron al presente con una sacudida.
—Lo siento —dije—. Estoy un poco preocupada hoy.
— ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?
—No lo creo, pero gracias por preguntar.
—Ya sabes, guardar secretos no es saludable para una relación —Santana cruzó sus brazos confortablemente sobre su pecho y se acomodó en su silla.
— ¿Quién dijo algo sobre una relación? Además, no es obligatorio compartir todo; no es como si estuviéramos casadas.
— ¿Quieres casarte conmigo? —Preguntó Santana, y vi algunas caras volverse hacia nosotros por curiosidad—. Estaba pensando en empezar despacio y ver cómo funcionaban las cosas, pero hey, ¡qué mierda! Pues si tu quieres
Puse los ojos en blanco—. Cállate o estaré forzada a darte una paliza.
—Oh, —se burló—. La última amenaza. No creo que hayas dado una paliza antes.
— ¿Estás sugiriendo que no puedo hacerte daño?
—Al contrario, creo que tienes el poder de hacer grandes daños.
La mire con curiosidad y luego me sonrojé cuando el significado despertó.
—Muy graciosa —dije secamente.
Su brazo extendido por la mesa rozó el mío. Algo dentro de mí se movió.
No había nada que pudiera hacer sobre eso. Mi atracción hacia Santana López era instantánea y devoradora. De repente mi propia vida parecía muy lejana. Sin duda no añoraba el Cielo como sabía que Sam y Quinn lo hacían. Para ellos, la vida en la tierra era un recordatorio diario de las limitaciones de la carne. Para mí, era un recordatorio de las maravillas de ser humana.
Me convertí en una experta en enmascarar mis sentimientos por Santana enfrente de mi hermano y mi Hermana. Sabía que estaban al tanto de ello, pero si lo desaprobaban, debían haber hecho un pacto para mantenerlo para sí mismos. Por eso, estaba agradecida.
Sentí una grieta entre nosotros ahora que no había estado ahí antes. Nuestra relación parecía más frágil, y había silencios incómodos en la mesa a la hora de la cena. Cada noche me dormía con los sonidos de sus conversaciones susurradas y sentía que mi desobediencia era el objeto de su discusión. Elegí no hacer nada sobre la distancia creciente entre nosotros aunque sabía que podía llegar a lamentar la decisión más tarde.
Por ahora, tenía otras cosas en las que pensar. De repente no podía esperar a levantarme por la mañana y saltar de la cama sin necesitar que Quinn me despertara. Me quedaba mirándome frente al espejo, probando diferentes cosas en mi pelo, viéndome a mí misma como si Santana me estuviera viendo. En mi cabeza volvía a reproducir fragmentos de la conversación, intentando determinar la impresión que había dado. A veces estaba satisfecha con un comentario ingenioso que había hecho, otras veces me reprendía por decir o hacer algo torpe. Tenía un pasatiempo de pensar frases y memorizarlas para un futuro uso.
Tenía envidia de Rachel y su grupo ahora. Lo que ellas daban por hecho, yo nunca podría tenerlo: Un futuro en este planeta. Crecerían para tener sus propias familias, carreras que estudiar y una vida de memorias que compartir con los compañeros que eligieran. Yo era sólo una turista viviendo un tiempo prestado. Por sólo esta razón sabía que debería contener mis sentimientos por Santana en lugar de dejarlos desarrollarse. Pero si había aprendido algo sobre los romances adolescentes, era que la intensidad no estaba dictada por la duración. Tres meses era la norma, seis meses marcaba un punto de inflexión, y si una relación duraba un año, la pareja estaba más o menos comprometida. No sabía cuánto tiempo tenía en la Tierra, pero si fuera un mes o un año, no iba a malgastar un solo día de ella. Después de todo, cada minuto pasado con Santana formaría la base de mis recuerdos, los cuales necesitaría para sostenerme durante toda la eternidad.
No tenía problemas coleccionando esos recuerdos porque no había un día que pasara sin tener algún tipo de interacción con ella. Nos buscábamos la una a la otra rutinariamente en el colegio en cualquier momento que tuviéramos libre. A veces nuestros contactos no eran más que una conversación breve en las taquillas o sentarnos juntas en el almuerzo. Cuando no estaba en clase, me encontraba a mí misma en máxima alerta, mirando por encima del hombro, intentando espiarla salir de los vestuarios, esperando el momento en que subiera al escenario durante la asamblea o echarle un ojo para salir entre las jugadoras en el campo de Lacrosse. Rachel sarcásticamente sugería que quizás necesitaba gafas.
Por las tardes cuando ella no tenía entrenamiento, Santana me acompañaba a casa, insistiendo en llevarme la mochila. Nos asegurábamos de alargar el paseo tomando un desvío a través de la ciudad y parando en Sweethearts, al que rápidamente convertimos en ―nuestro lugar.
A veces hablábamos de nuestro día, otras veces nos sentábamos en un cómodo silencio. Estaba contenta de sólo mirarla, algo de lo que nunca me cansaba de hacer. Podía llegar a hipnotizarme con su pelo flexible, sus ojos del color de la oscuridad y el hábito que tenía de levantar una ceja. Su cara era tan fascinante como una obra de arte. Con mis sentidos afilados, aprendí a identificarla por su olor distintivo. Siempre sabía cuándo estaba cerca, antes de poder verla, por la limpia y arbolada fragancia en el aire.
A veces durante esas tardes soleadas, miraba furtivamente alrededor, esperando venganza celestial. Me imaginé ser vista por ojos secretos reuniendo pruebas de mi mal comportamiento. Pero nunca pasaba.
Era en gran parte por Santana que pasé de ser una extraña a una parte integrada de la vida en Bryce Hamilton. A través de mi asociación con ella, hice el descubrimiento de que la popularidad podía ser transferida. Si la gente podía ser culpable por asociación, podían lograr el reconocimiento de la misma forma. Casi de un día para otro fui aceptada simplemente porque me contaba entre los amigos de Santana. Incluso Rachel, quien había desalentado inicialmente mi interés en ella, parecía calmada. Cuando estábamos juntas, Santana y yo volvíamos las cabezas, pero ahora era más un resultado de admiración que de sorpresa. Me daba cuenta de la diferencia incluso cuando estaba sola. La gente me daba saludos amistosos cuando pasaba por el pasillo, hacían pequeñas charlas en la clase mientras esperábamos a que llegara el profesor, o me preguntaban cómo me había salido el último examen.
Mi contacto con Santana en el colegio estaba limitado por el hecho de que estábamos en su mayoría en diferentes clases. De lo contrario puede que hubiera corrido el riesgo de seguirla como un perrito. Aparte de la clase de francés que compartíamos, su fuerte eran las matemáticas y las ciencias mientras que yo estaba atraída por las artes.
—Literatura es mi asignatura favorita —le dije un día en la cafetería como si fuera un descubrimiento vital. Llevaba mi cuaderno de términos literarios, y lo dejé caer abierto en una página al azar—. Apuesto a que no sabes qué es el encabalgamiento.
—No, pero suena doloroso —dijo Santana.
—Es cuando una línea de poesía se une con la siguiente.
— ¿No sería más fácil de seguir si tan sólo pones palabras completas?
Esa era una de las cosas que me gustaban de Santana; su visión del mundo era tan blanca o negra. Me reí.
—Posiblemente, pero no sería tan interesante.
—Honestamente, ¿qué es lo que te gusta tanto de la literatura? —Preguntó con genuino interés—. Odio como no hay una respuesta correcta o incorrecta. Todo está abierto a la interpretación.
—Bueno, me gusta la forma en que cada persona puede tener una comprensión diferente de la misma palabra o frase —dije.
—Puedes pasarte horas discutiendo el significado oculto de un poema y no haber alcanzado la conclusión al final. ¿Y eso no te frustra? ¿No quieres saber la respuesta?
—A veces es mejor pararse a intentar sacar el sentido de las cosas. La vida no es clara, siempre hay zonas grises.
—Mi vida está bastante clara —dijo Santana—. ¿No lo está la tuya?
—No —dije con un suspiro, pensando en el conflicto en curso con mis hermanos—. Mi mundo es desordenado y confuso. Se vuelve cansado a veces.
—Creo que voy a tener que cambiar tu mundo —contestó Santana, acercándome con ella
Nos miramos la una a la otra en silencio por un momento, y me sentía como si sus ojos brillantes pudieran ver justo dentro de mi cabeza y sacar mis pensamientos y sentimientos más íntimos.
─Sabes, siempre puedes diferenciar a los estudiantes prodigio─, continuó sonriendo.
─Ah, ¿sí? ¿Cómo?
─Son los que caminan alrededor usando boinas y esa expresión de yo-sé-algo-que-tú-no-sabes.
— ¡Eso no es justo! —objeté—. Yo no soy así.
—No, tú eres demasiado autentica para eso. Nunca cambies, y bajo ninguna circunstancia empieces a llevar una boina.
—Lo haré lo mejor que pueda —me reí.
El timbre sonó, indicando el comienzo de la siguiente clase.
— ¿Qué tienes ahora? —preguntó Santana.
Alegremente le pasé mi glosario de términos literarios por la nariz como respuesta.
Siempre estaba contenta de ir a literatura con la señorita Castle. Era una clase diversa a pesar de que había sólo doce de nosotros. Había dos chicas de aspecto gótico, que llevaban delineador de ojos negros y cuyas mejillas estaban tan blancas que parecía que nunca les había dado el sol. Había un grupo de chicas diligentes con limpias cintas para el pelo y estuches bien equipados, que estaban obsesionadas con las notas, y estaban normalmente demasiado ocupadas en las mismas para contribuir al debate de la clase. Sólo había dos chicos: Blaine Anderson, que era arrogante pero astuto, y le encantaban las discusiones; y Tyler Jensen, un fornido jugador de Lacrosse, quien para no variar llegaba tarde y se sentaba en medio de la clase poniendo una expresión aturdida y mascando chicle. Nunca contribuía a nada y su presencia en la clase era un misterio para todo el mundo.
Debido al pequeño tamaño del grupo, habíamos sido relegados a un salón apretado en la parte antigua del colegio que se adjuntaba a las oficinas de administración. Como la habitación no era usada para ningún otro propósito, nos permitieron mover los muebles y colgar posters. Mi favorito era uno de Shakespeare representando un pirata llevando un pendiente. La única ventaja de la clase era que venía con una vista de los jardines y las calles con palmeras. Al contrario que otras asignaturas, la clase de literatura nunca podría describirse como mediocre. En su lugar, todo el lugar parecía estar cargado de ideas compitiendo para ser oídas.
Me senté al lado de Blaine y lo vi buscar sus bandas favoritas en su portátil, una actividad que continuaba una vez que la clase empezaba. La señorita Castle llegó llevando una taza de café y un montón de folletos. Era una mujer alta y delgada de cuarenta y pocos años con masas de pelo oscuro rizado y ojos soñadores. Siempre llevaba unas gafas de montura pesada y un fino cordón rojo alrededor de su cuello y blusas en colores pastel. Juzgando por la forma en que se conduce y la forma en que habla, podía haber estado más cómoda en una novela de Jane Austen, en las que las mujeres llevaban carruajes y replicaban ingeniosamente a lo largo de un salón como destellos. Se apasionaba con la lectura, y no le importaba qué texto estábamos estudiando, se identificaba vívidamente con la heroína cada vez. Su enseñanza era tan animada, que la gente a veces paraba a examinar la clase, donde verían a la señorita Castle golpeando la mesa del profesor, disparando preguntas o gesticulando intensamente para ilustrar un punto. No me sorprendería entrar un día y encontrarla arriba de su escritorio o colgando de la lámpara.
Empezamos el tema de Romeo y Julieta en conjunción con los sonetos de amor de Shakespeare. Ahora se nos asignó escribir nuestros propios poemas de amor, los cuales serían recitados en clase. Las chicas estudiosas, quienes nunca habían tenido que confiar en su propia imaginación antes, entraron en pánico. Esto era algo que no podían buscar en Internet.
— ¡No sabemos qué escribir! —se quejaron—. Es muy difícil.
—Sólo piensen en ello un momento —dijo la señorita Castle con su voz.
—Nada interesante se nos ocurre.
—No tiene que ser personal —convenció—. Puede ser un producto total de tu imaginación.
Las chicas se quedaron sin respiración.
— ¿Nos puede dar un ejemplo? —Insistieron.
—Hemos estado buscando ejemplos en todos los términos —dijo la señorita Castle en un tono desanimado. Entonces le vino una idea para un punto inicial—. Piensa en todas las cualidades que encuentras atractivas en un chico.
—Bueno, creo que la inteligencia es muy importante —una chica llamada Bianca se ofreció voluntaria.
—Obviamente, debería ser un buen proveedor —Su amiga Hannah abrió la boca.
La señorita Castle miraba sin poder explicárselo. Se libró de tener que comentar la contribución de un trimestre diferente.
—La gente sólo está interesada si son oscuros y perturbados —dijo Alicia, una de las góticas.
—Las pollitas no deberían hablar tanto —arrastró las palabras Tyler desde la parte de atrás del salón. Era la primera cosa que le oía decir en todo el tiempo, y la señorita Castle estaba amable para pasar por alto su naturaleza despectiva.
—Gracias, Tyler —dijo con sarcasmo entre líneas—. Acabas de demostrar que la búsqueda de un compañero es una cosa muy individual. Algunos dicen que no podemos elegir de quién nos enamoramos; el amor nos elige. A veces la gente se enamora de la antítesis total de todo lo que habían creído que buscaban. ¿Algún otro pensamiento?
Blaine, quien había estado poniendo los ojos en blanco y poniendo una expresión martirizada durante el debate, se puso la cara en las manos.
—Las grandes historias de amor tienen que ser trágicas —dije de repente.
—Sigue —me incitó la señorita Castle.
—Bueno, tienes a Romeo y Julieta como ejemplo: el hecho que se mantienen separados hace su amor más fuerte.
—Vaya cosa, ambos terminaron muertos —Bufó Blaine.
—Hubieran acabado divorciándose si hubieran seguido vivos —anunció Bianca—. ¿Alguien más notó que le llevó a Romeo cinco segundos pasar de Rosaline a Julieta?
—Eso es porque él sabía que Julieta era la única desde el momento en que la conoció —dije.
—Por favor —replicó Bianca—. No puedes saber que amas a alguien después de dos minutos. Él sólo quería meterse bajo sus pantalones. Romeo es como cualquier otro adolescente en celo.
—No sabe nada sobre ella —dijo Blaine—. Todos sus elogios son por sus atributos físicos: Julieta es el sol y bla bla bla. Tan sólo piensa que es una nena.
—Yo creo que es porque después de conocerla todo lo demás se convirtió en insignificante —dije—. Él sabía de inmediato que iba a ser todo su mundo.
—Oh dios —Gimió Blaine.
La señorita Castle me dio una sonrisa significativa. Siendo una romántica empedernida, no podía evitar ponerse del lado de Romeo. Al contrario que la mayoría de los profesores en Bryce Hamilton, quienes competían por ver quién podía llegar al aparcamiento primero antes que el timbre sonara, ella no era hastiada. Era una soñadora. Sospechaba que si le decía a la señorita Castle que era un ser celestial en una misión para salvar el mundo, ella ni siquiera parpadearía.
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Justo pensaba que está historia me recordaba a Romeo y Julieta...y la historia misma lo dijo entre lineas. Me gusta mucho la forma en que Brittany y Santana están conviviendo cada día más *suspiro* parecen perfectas juntas.
Me encantaron estas lineas:
"Santana:...guardar secretos no es saludable para una relación" ¿Es decir que Brittany y Santana tiene una relación? XD
Santana: ¿Quieres casarte conmigo? —Preguntó Santana, y vi algunas caras volverse hacia nosotros por curiosidad—. Estaba pensando en empezar despacio y ver cómo funcionaban las cosas, pero hey, ¡qué mierda! Pues si tu quieres.
Jajaja, Santana y sus ocurrencias. Me encanta. Ahora que Brittany ya no siente culpa por desobedecer a sus hermanos -y ser en parte egoísta- creo que tal vez haya un poco más de Brittana :3 siento que nos va a encantar cuando se besen por primera vez. Bien, me encanto el capítulo. Nos leemos hasta el próximo. Saludos!
Me encantaron estas lineas:
"Santana:...guardar secretos no es saludable para una relación" ¿Es decir que Brittany y Santana tiene una relación? XD
Santana: ¿Quieres casarte conmigo? —Preguntó Santana, y vi algunas caras volverse hacia nosotros por curiosidad—. Estaba pensando en empezar despacio y ver cómo funcionaban las cosas, pero hey, ¡qué mierda! Pues si tu quieres.
Jajaja, Santana y sus ocurrencias. Me encanta. Ahora que Brittany ya no siente culpa por desobedecer a sus hermanos -y ser en parte egoísta- creo que tal vez haya un poco más de Brittana :3 siento que nos va a encantar cuando se besen por primera vez. Bien, me encanto el capítulo. Nos leemos hasta el próximo. Saludos!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
wow que bien se llevan las brittana espero el próximo capitulo, prometí nunca obsesionarme con un fic lo único que puedo decir es adiós promesa
libe** - Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 09/01/2012
Edad : 30
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Vaya, vaya.. ahora si que se esta poniendo cada vez mejor!
Me encanta que las chicas esten mas unidas, es genial.. Aunque por otro lado, me da algo de pena que las cosas esten frias en casa de Britt, es que ellos tiene que entender que esas cosas no se buscan ni se planean, simplemente pasan...
Son angeles, pero eso no los salva del amor :D jejejeje
Ya quiero ver como van las cosas de aqui en adelante, ahora que estan tan unidas los sentimientos sera mas notorios... Muero por ver la reaccion de San cuando Britt le diga su secreto.. seguramente eso sera mas adelante...
Me encanta que las chicas esten mas unidas, es genial.. Aunque por otro lado, me da algo de pena que las cosas esten frias en casa de Britt, es que ellos tiene que entender que esas cosas no se buscan ni se planean, simplemente pasan...
Son angeles, pero eso no los salva del amor :D jejejeje
Ya quiero ver como van las cosas de aqui en adelante, ahora que estan tan unidas los sentimientos sera mas notorios... Muero por ver la reaccion de San cuando Britt le diga su secreto.. seguramente eso sera mas adelante...
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
me encantan como van las cosas entre ellas aunque los hermanos de britt no lo quieran entender!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Hola que tal, bueno esta historia esta reinteresante, y eso que todavía se viene lo bueno respecto a nuestras protagonista ehh pero ya no quiero tirar mas spoilers jejeje muchos saludos ;)Ali_Pearce escribió:Justo pensaba que está historia me recordaba a Romeo y Julieta...y la historia misma lo dijo entre lineas. Me gusta mucho la forma en que Brittany y Santana están conviviendo cada día más *suspiro* parecen perfectas juntas.
Me encantaron estas lineas:
"Santana:...guardar secretos no es saludable para una relación" ¿Es decir que Brittany y Santana tiene una relación? XD
Santana: ¿Quieres casarte conmigo? —Preguntó Santana, y vi algunas caras volverse hacia nosotros por curiosidad—. Estaba pensando en empezar despacio y ver cómo funcionaban las cosas, pero hey, ¡qué mierda! Pues si tu quieres.
Jajaja, Santana y sus ocurrencias. Me encanta. Ahora que Brittany ya no siente culpa por desobedecer a sus hermanos -y ser en parte egoísta- creo que tal vez haya un poco más de Brittana :3 siento que nos va a encantar cuando se besen por primera vez. Bien, me encanto el capítulo. Nos leemos hasta el próximo. Saludos!
Jajajaja bueno que te puedo decir, es una historia muy interesante, ya se viene lo bueno con Brittana, espero que te guste el nuevo capitulo ehh saludos y muchos abrazos ;)libe escribió:wow que bien se llevan las brittana espero el próximo capitulo, prometí nunca obsesionarme con un fic lo único que puedo decir es adiós promesa
No te preocupes, lo de Britt, con sus hermanos se solucionaran muy pronto ya veras y puesaria escribió:Vaya, vaya.. ahora si que se esta poniendo cada vez mejor!
Me encanta que las chicas esten mas unidas, es genial.. Aunque por otro lado, me da algo de pena que las cosas esten frias en casa de Britt, es que ellos tiene que entender que esas cosas no se buscan ni se planean, simplemente pasan...
Son angeles, pero eso no los salva del amor :D jejejeje
Ya quiero ver como van las cosas de aqui en adelante, ahora que estan tan unidas los sentimientos sera mas notorios... Muero por ver la reaccion de San cuando Britt le diga su secreto.. seguramente eso sera mas adelante...
su secreto ya se viene ehhh muchos saludos ;)
Lo de sus hermanos se solucionaran muy pronto, y ya veremos mas Brittanamicky morales escribió:me encantan como van las cosas entre ellas aunque los hermanos
de britt no lo quieran entender!
saludos:)
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Fanfic [Brittana] Halo. Capitulo 12: Gracias Salvadora
Al rato subiré otro capitulo mas
Nunca había visto a Dios. Había sentido su presencia y había escuchado su voz pero en realidad nunca había estado frente a frente con él. Su voz no era lo que las personas imaginaban, resonando en auge como lo muestran las películas épicas de Hollywood. En vez de eso era tan sutil como un suspiro y se movió a través de nuestros pensamientos tan gentilmente como la brisa se mueve a través de los altos juncos. Quinn lo había visto. Una audiencia en la corte de Nuestro Padre había sido reservada sólo para el serafín. Como arcángel, Samuel tenía el nivel más algo de interacción humana. Él veía el más grande sufrimiento, del tipo que muestran en las noticias; guerra, desastres naturales, enfermedades. Él era guiado por Nuestro Padre y trabajaba con el resto de su grupo para guiar a la tierra en la dirección correcta. Aunque Quinn tenía una línea directa de comunicación con Nuestro Creador, ella nunca podría ser inducida a hablar del tema. Sam y yo habíamos intentado varias veces sacarle información pero había sido inútil. Entonces, lo suficientemente extraño, termine imaginando a Dios en casi la misma manera que Miguel Ángel lo había hecho: un hombre sabio y viejo con una barba, sentado en un trono sobre el cielo. Mi imagen mental era probablemente inexacta, pero había una cosa que no podía ser discutida: No importaba cuál fuera su apariencia, Nuestro Padre era la completa personificación del amor.
Por más que saboreara cada día que pasaba en la tierra, había una cosa que a veces extrañaba del Cielo: como todo allí era claro. No había conflicto, no había disensiones, aparte de ese levantamiento histórico que dio lugar a la primera y única expulsión del Reino. A pesar que había alterado el destino de la humanidad por siempre, raramente se hablaba de eso.
En el Cielo yo estaba ligeramente consiente de la existencia de un mundo más oscuro, pero esto fue removido de nosotros y estábamos usualmente demasiado ocupados trabajando para pensar acerca de eso.
Nosotros los ángeles teníamos asignado cada uno roles y responsabilidades: Algunos de nosotros les daba la bienvenida a las nuevas almas del Reino, ayudando a hacer más fácil la transición; algunos se materializaban en el lecho de muerte para ofrecer consuelo a las almas que partían; y otros eran guardianes asignados a los seres humanos. En el Reino, cuidaba las almas de los niños cuando entraban al campo. Había sido mi trabajo darles consuelo, decirles que en un tiempo verían a sus padres de nuevo si dejaban ir sus dudas. Yo era un tipo de acomodadora de niños de preescolar.
Me alegraba no ser un ángel guardián; generalmente tenían exceso de trabajo. Era su trabajo escuchar las oraciones de sus muchos humanos a cargo y guiarlos fuera del camino del peligro. Se podía poner un poco loco – una vez había visto a un guardián tratar de llegar a la ayuda de un niño enfermo, una mujer pasando por un divorcio desastroso, un hombre que acababa de ser despedido, y la víctima de un accidente de auto todo en un mismo instante. - Había mucho trabajo que hacer y nunca suficientes de nosotros para estar por ahí.
***
Santana y yo nos sentamos debajo de la sombra de un árbol de maple en el patio, para almorzar. No pude evitar darme cuenta de su mano descansado a tan sólo unos centímetros de la mía. Era fina. Tenía una banda plateada alrededor de su dedo índice. Estaba tan embelesada en mirarla que a duras penas me di cuenta cuando me hablo.
— ¿Puedo pedirte un favor?
— ¿Qué? Oh, por supuesto. ¿Qué necesitas?
— ¿Podrías corregir este ensayo que he escrito? Lo he hecho dos veces, pero estoy seguro que me faltan cosas.
—Seguro. ¿Para qué es?
—Para una conferencia de liderazgo la próxima semana —dijo con informalidad, como si fuera algo que hiciera todos los días—. No tienes que hacerlo ahora. Puedes llevártelo a casa si quieres.
—No, está bien.
Estaba halagada de que ella valorara mi opinión lo suficiente para preguntarme. Extendí las páginas en el pasto y las leí. El discurso de Santana era elocuente, pero se le habían escapado unos detalles mínimos de gramática que yo identifique fácilmente.
—Eres una buena editora —Ella comentó—. Gracias por hacerlo.
—No hay problema.
—En serio, te debo una. Déjame saber si hay algo que pueda hacer por ti.
—No me debes nada —dije o Dios esa mirada tan encantadora.
—Sí, te lo debo. Por cierto, ¿cuándo es tú cumpleaños?
Me desconcerté por la pregunta.
—No me gustan los regalos —dije rápidamente, en caso de que tuviera alguna idea.
— ¿Quién dijo algo sobre regalos? Sólo estoy preguntando por tú fecha de nacimiento.
—Treinta de Febrero —dije, lanzando la primera fecha que se me vino a la mente.
Santana levantó una ceja.
— ¿Estás segura de eso?
Entré en pánico. ¿Qué había dicho mal? Recorrí todos los meses en mi cabeza y me di cuenta de mi error. ¡Oops! - ¡Sólo había veintiocho días en Febrero!
—Quiero decir treinta de Abril —corregí y le sonreí tímidamente.
Santana se empezó a reír —. Eres la primera persona que conozco que olvida su propio cumpleaños.
Incluso cuando me avergonzaba a mí misma, mis conversaciones con Santana siempre eran atractivas.
Ella podía hablar de la cosa más mundana y todavía se las arreglaba para hacerlas fascinantes. Amaba el sonido de su voz y podía haber sido feliz escuchándolo leer nombres de un directorio telefónico. Me pregunte, ¿Sería este un síntoma de enamoramiento?
Mientras Santana garabateaba notas en los márgenes de su discurso, le di un mordisco a mis vegetales asados e hice un gesto mientras un extraño sabor amargo asaltaba mis papilas gustativas. Sam nos había presentado la mayoría de productos alimentarios, pero todavía había unas cuantas cosas que tenía que intentar. Levanté la tapa y miré con cautela la sustancia untada con verduras.
— ¿Qué es eso? —le pregunte a Santana.
—Creo que tiene el nombre de planta de huevo —Ella contestó—. Algunos lo llaman berenjena en los restaurantes elegantes.
—No, la otra cosa —señale a la capa de pasta desmenuzable.
—No sé, pásamelo —La miré darle un mordisco y masticar pensativamente—. Pesto —anunció.
—Porque todo tiene que ser tan complicado —dije irritada—. ¿Incluyendo sándwiches?
—Tienes toda la razón —reflexionó Santana. —El pesto hace la vida mucho más complicada —Se rió y le dio otro mordisco, empujando su ensalada sin tocar hacia mí.
—No seas tonta —dije—. Comete tu almuerzo, puedo hacerle frente al pesto.
Pero se rehusó a devolverme mi sándwich a pesar de mis quejidos. Me rendí y me comí el de ella a cambio, disfrutando la familiaridad entre las dos.
—No te sientas mal —ella dijo—.me comeré lo que sea.
En nuestro camino a clase después del almuerzo, nos encontramos con una conmoción en el corredor. Las personas estaban hablando agitadamente acerca de alguna clase de accidente. Nadie estaba muy seguro quien estaba involucrado, pero los estudiantes se estaban moviendo en masa por las puertas principales, donde una multitud estaba asomada afuera alrededor de algo o de alguien. Sentí dolor humano y sentí que una ola de pánico crecía en mi pecho.
Seguí a Santana a través de la multitud, que parecía guiarme por la escuela instintivamente. Una vez que fuera mis ojos encontraron el vidrio roto regado por el pavimento, y seguí el rastro hacia un carro con la capota completamente aplastada, y con humo saliendo del motor. Había habido un accidente frente a frente entre dos jóvenes de último año. Uno de los conductores estaba parado al lado de su carro, luciendo un poco mareado y desorientado. Afortunadamente, él parece haber sufrido sólo pequeños golpes. Mi mirada cambio de su destrozado Volkswagen para fijarse en el carro enredado en este. Me di cuenta con un choque que el otro conductor estaba todavía adentro, desplomado en el asiento, su cabeza colgando contra el volante. Incluso desde donde yo estaba, podía ver que ella estaba gravemente herida.
La multitud miraba con la boca abierta, inseguros de que era lo que podrían hacer. Sólo Santana se las arreglo para mantener su sano juicio. Se desapareció de mi lado para pedir por ayuda y alertar a los profesores.
Sin estar completamente segura de lo que debería estar haciendo, actuando más por impulso que por otra cosa, me moví hacia el auto, tosiendo mientras el espeso humo llenaba mi garganta. La puerta del conductor había sido golpeada por el impacto y se había desprendido casi completamente del resto del vehículo. Ignorado el metal caliente que excavaba en mis palmas, la quite de allí y me congele cuando vi a la chica de cerca. Sangre estaba corriendo libremente de una cortada en su frente, su boca estaba abierta, pero sus ojos estaban cerrados y su cuerpo estaba flácido.
Incluso en el Cielo siempre me había sentido desmayar cuando veía escenas que involucraran derramamiento de sangre en la tierra, pero hoy a duras penas pensé en eso. Asegure mis brazos debajo de los hombros de la chica y, tan cuidadosamente como pude, empecé a sacarla de la destrucción. Ella era más pesada que yo, así que estuve agradecida cuando dos chicos bien formados, todavía en su ropa de gimnasio, aparecieron para ayudar. La recostamos en el pavimento a una distancia segura del humo del vehículo.
Me di cuenta que ese era el límite de lo que los chicos podían ayudar. Ambos seguían mirando nerviosamente sobre sus hombros, esperando que llegara la ayuda. Pero no hacía tiempo para esperar.
—Mantengan la multitud apartada —les di instrucciones y luego puse mi atención sobre la chica. Me arrodille y puse dos dedos contra su cuello, como Samuel me había mostrado una vez. No podía encontrar un pulso. Si ella estaba respirando en lo absoluto, no era obvio a través de una señal visible. En mi cabeza llame por Samuel para que viniera y me ayudara. No había una oportunidad de que pudiera pasar por todo esto sola. Ya estaba perdiendo la batalla. La sangre cálida supurando de la herida en su frente le había vuelto una maraña el cabello. Había anillos azulados debajo de sus ojos y estaba mortalmente pálida. Sospeche heridas internas pero no podía poner mis dedos exactamente donde eran.
—Resiste —susurré cerca a su oído—. La ayuda viene en camino.
Acune su cabeza, con la sangre pegajosa tiñendo mis manos, y me concentre en enviar mi energía curativa a través de ella. Sabía que tenía solo unos minutos para ayudarla. Su cuerpo casi se había rendido a luchar, y podía sentir su alma tratando de separarse. Pronto estaría mirando su cuerpo inerte desde afuera.
Me concentre tanto que sentí que también perdería la conciencia. Luche contra el mareo y me concentré aún más profundamente. Imaginé una fuente de poder surgiendo de muy dentro de mí, viajando a través de mi sangre y arterias para cargar la punta de mis dedos y fluir por el cuerpo en el piso. Mientras sentía el poder saliendo de mí, pensé que tal vez, sólo tal vez, la chica podría sobrevivir.
Escuche a Sam antes de verlo, afanando a la multitud para que lo dejaran pasar. En la presencia de la autoridad los estudiantes soltaron un respiro colectivo de alivio. Habían quedado absueltos de más responsabilidades. Lo que quiera que hubiese pasado ahora estaba fuera de sus manos.
Mientras Santana iba como ayuda hacia el otro conductor, Sam se arrodillo a mi lado y uso su poder para cerrar las heridas de la chica. Él trabajaba rápida y tranquilamente, sintiendo las costillas rotas, el pulmón perforado, la muñeca torcida que se había roto tan fácil como una ramita. Para el momento en que los paramédicos llegaron, la respiración de la chica había regresado a lo normal aunque no había recuperado la conciencia. Me di cuenta que Sam había dejado sin curar sus heridas menores, probablemente para prevenir levantar sospechas.
Mientras los paramédicos estaban levantando la chica hacia una camilla, un grupo de sus amigos se apresuraron histéricos hacia nosotros.
— ¡Grace! —Uno lloro—. Oh por Dios, ¿está bien?
— ¡Gracie! ¿Qué paso? ¿Puedes escucharnos?
—Ella está inconsciente, —dijo Sam—, pero va a estar bien.
Aunque las chicas continuaron lloriqueando y aferrándose las unas a las otras, podía ver que Sam las había calmado.
Después de dirigir a los estudiantes de vuelta a clase, Samuel me llevo del brazo y me llevo por las escaleras frontales, donde Quinn nos estaba esperando. Santana, que no había seguido a los demás adentro, corrió cuando vio mi rostro.
—Oh Britt, ¿estás bien? —Su cabello color negro estaba despeinado por el viento, y la tensión se veía por las venas pulsando en su cuello.
Quería responder, pero estaba luchando por respirar y el mundo estaba empezando a girar. Sentí que Sam estaba ansioso porque estuviéramos solos.
—Mejor que te vayas a clase —le dijo a Santana, adoptando su voz de maestro.
—Estoy esperando a Britt—contesto Santana. Sus ojos pasaron por mi cabello despeinado, las mangas llenas de sangre de mi camiseta, y mis dedos agarrándose al brazo de Sam.
—Ella sólo necesita un minuto. —dijo Samuel fríamente—. Puedes venir a verla después.
Santana se quedo donde estaba.
—No me voy a menos que Britt me lo pida.
Me pregunte qué clase de mirada habría en la cara de Samuel, pero cuando giré mi cabeza para mirar, los pasos sobre los que estaba parada se sintió como si se fueran a alejar. ¿O era que mis rodillas se estaban debilitando? Puntos negros aparecieron por todo mi campo visual, y me recliné más pesadamente sobre Samuel.
La última cosa que recuerdo fue decir el nombre de Santana y verla dar un paso hacia mí antes de que yo me desmayara tranquilamente en los brazos de Samuel.
Me desperté en la familiaridad de mi habitación. Estaba enroscada bajo la colcha de retazos en mi cama, y sabía que las puertas del balcón no estaban completamente cerradas porque podía sentir una brisa trayendo la esencia salda del mar dentro de mi habitación. Levanté mi cabeza y me concentre en los detalles reconfortantes como la pintura descascarada en el marco de la ventana y el piso lleno de picaduras suaves por un brillo suave del anochecer. Mi almohada era suave y olía a lavanda. Enterré mi rostro en esta, reacia a moverme. Luego vi la hora en mi alarma - ¡siete de la noche! Había estado dormida por horas. Mis muslos se sentían como plomo. Sentí pánico momentáneamente cuando no podía mover mis piernas antes de darme cuenta que Phantom estaba acostado encima de ellas.
El bostezó y se estiró cuando vio que estaba despierta. Acaricie su sedosa cabeza, y me miro con sus ojos tristes y sin color.
— ¡Vamos! —murmuré—. Todavía no es la hora de tu siesta.
Debí haberme sentado muy de repente porque una ola de fatiga me golpeo como una avalancha y casi caigo de nuevo. Moví mis piernas al lado de la cama y trate de reunir el esfuerzo requerido para ponerme de pie. No fue fácil, pero me las arregle para deslizarme en mí bata y bajar las escaleras, donde el ―Ave maría de Schubert sonaba de fondo. Me hundí en la silla más cercana. Sam y Quinn deben haber estado en la cocina; el olor a ajo y jengibre llenaba la habitación. Detuvieron lo que estaban haciendo y salieron a saludarme. Quinn estaba secando sus manos en una toalla de platos, y ambos estaban sonriendo. Esto me tomo por sorpresa ya que se sentía un largo tiempo desde que habíamos estado en algo más que términos civiles.
— ¿Cómo te sientes? —Los dedos agradables de Quinn tocaron mi cabeza.
—Como si hubiera sido golpeada por un bus —dije honestamente—. En realidad no sé qué paso. Me estaba sintiendo bien. —Seguramente sabes porque te desmayaste, Brittany —dijo Sam
Le di una mirada en blanco—. He estado comiendo bien y he seguido tu consejo.
—No tiene nada que ver con eso —dijo mi hermano—. Es porque salvaste la vida de esa chica.
—Esa clase de cosas pueden sacarte de ti misma. —añadió Quinn.
Casi me rió en voz alta—. Pero, Sam, tú salvaste la vida de la chica. —dije.
Quinn miro a nuestro hermano para indicar que él debería explicar y se movió discretamente para acomodar la mesa para la comida.
—Sólo sane sus heridas físicas —dijo Sam. Le di una mirada estupefacta, preguntándome si esta era su idea de un chiste.
— ¿Qué quieres decir con solo? Eso es lo que constituye salvar a alguien. Si a una persona le disparan y tú remueves la bala y sanas la herida entonces lo salvaste.
—No, Brittany, esa chica iba a morir. Si no le hubieras dado la fuerza de tu vida, no hubiera habido nada que pudiera hacer para salvarla. Cerrar las heridas no puede traer a alguien de vuelta una vez que han alcanzado ese punto. Le hablaste; era tu voz la que la llamaba del otro lado y tú fuerza mantenía su alma de dejar su cuerpo.
No podía creer lo que me estaba diciendo. ¿Yo había salvado una vida humana? Ni siquiera sabía que tenía el poder de hacer eso. Había creído que el alcance de mis facultades en la tierra sólo servía para aliviar temperamento o ayudar a retribuir pérdidas. ¿Cómo era posible que lo hubiera encontrado en mí para salvar a una chica de la muerte? El poder sobre el mar, sobre el cielo, sobre la vida humana, ese era el regalo de Sam Nunca se me había ocurrido que mis poderes eran más grandes de lo que yo había pensado.
Quinn me miró, con sus ojos brillantes con elogio—. Felicitaciones —ella dijo—. Este es un gran paso para ti.
— ¿Pero porque me siento tan mal ahora? —pregunté, alertada de repente por mi cuerpo adolorido.
—El esfuerzo de revivir a alguien puede ser muy debilitador, —Explico Quinn—, especialmente las primeras veces. Envía tu forma humana hacia un shock. No siempre será así; te acostumbraras a esto y eventualmente serás capaz de recuperarte más rápido.
— ¿Quieres decir que seré capaz de hacerlo de nuevo? —Pregunté—. ¿No fue de chiripa?
—Si lo has hecho una vez, lo puedes hacer de nuevo —respondió Sam—. Todos los ángeles tienen la habilidad, pero se desarrolla con la práctica.
A pesar de mi cansancio me sentí de repente optimista y me comí mi cena con apetito. Después de que Sam y Quinn rehusaran mi ayuda para limpiar. En lugar de eso Quinn me condujo hacia la cubierta y me empujo hacia la hamaca.
—Has tenido un día exhaustivo.
—Pero detesto no ser útil.
—Puedes ayudarme en un minuto. Tengo muchos sombreros y bufandas que coser para el festival de ropa de segunda mano —Quinn siempre encontraba tiempo para conectarse con la comunidad, a través de pequeñas tareas—. Algunas veces son las pequeñas cosas las que más significado tiene —Ella dijo.
—Ya sabes, toda la idea de esos lugares que donas tu vieja ropa, no haces una nueva —Le dije.
—Bueno, no hemos aquí lo suficiente como para tener cosas viejas. —Replicó Quinn—. Y tengo que darles algo: me sentiría horrible si no lo hiciera. Además, puedo coserlos sin mayor esfuerzo.
Me senté en la hamaca con una manta sobre mis hombros, tratando de procesar los eventos de la tarde. De cierta manera, sentía que entendía el propósito de nuestra misión mucho mejor que antes, pero a la misma vez nunca había estado más confundida. Hoy había sido un buen ejemplo de lo que debería estar haciendo – protegiendo la sanidad en vida. En lugar de eso había estado pasando mi tiempo con una obsesión adolescente con una chica que en realidad no sabía nada de mí. Pobre Santana, pensé. Ella nunca podrá entenderme, no importa que tanto lo intente. No era su culpa. Ella tan sólo podía saber tanto como yo se lo permitía. Estaba tan ocupada tratando de mantener mi fachada que no había considerado que tarde o temprano tendría que ser hecho… Santana estaba atada a la vida humana y a una existencia de la que nunca podría ser parte. La satisfacción que sentía por mi éxito en la tarde que me desmaye se esfumo, y me sentía extrañamente entumecida.
Capitulo 12:
Gracias Salvadora
Gracias Salvadora
Nunca había visto a Dios. Había sentido su presencia y había escuchado su voz pero en realidad nunca había estado frente a frente con él. Su voz no era lo que las personas imaginaban, resonando en auge como lo muestran las películas épicas de Hollywood. En vez de eso era tan sutil como un suspiro y se movió a través de nuestros pensamientos tan gentilmente como la brisa se mueve a través de los altos juncos. Quinn lo había visto. Una audiencia en la corte de Nuestro Padre había sido reservada sólo para el serafín. Como arcángel, Samuel tenía el nivel más algo de interacción humana. Él veía el más grande sufrimiento, del tipo que muestran en las noticias; guerra, desastres naturales, enfermedades. Él era guiado por Nuestro Padre y trabajaba con el resto de su grupo para guiar a la tierra en la dirección correcta. Aunque Quinn tenía una línea directa de comunicación con Nuestro Creador, ella nunca podría ser inducida a hablar del tema. Sam y yo habíamos intentado varias veces sacarle información pero había sido inútil. Entonces, lo suficientemente extraño, termine imaginando a Dios en casi la misma manera que Miguel Ángel lo había hecho: un hombre sabio y viejo con una barba, sentado en un trono sobre el cielo. Mi imagen mental era probablemente inexacta, pero había una cosa que no podía ser discutida: No importaba cuál fuera su apariencia, Nuestro Padre era la completa personificación del amor.
Por más que saboreara cada día que pasaba en la tierra, había una cosa que a veces extrañaba del Cielo: como todo allí era claro. No había conflicto, no había disensiones, aparte de ese levantamiento histórico que dio lugar a la primera y única expulsión del Reino. A pesar que había alterado el destino de la humanidad por siempre, raramente se hablaba de eso.
En el Cielo yo estaba ligeramente consiente de la existencia de un mundo más oscuro, pero esto fue removido de nosotros y estábamos usualmente demasiado ocupados trabajando para pensar acerca de eso.
Nosotros los ángeles teníamos asignado cada uno roles y responsabilidades: Algunos de nosotros les daba la bienvenida a las nuevas almas del Reino, ayudando a hacer más fácil la transición; algunos se materializaban en el lecho de muerte para ofrecer consuelo a las almas que partían; y otros eran guardianes asignados a los seres humanos. En el Reino, cuidaba las almas de los niños cuando entraban al campo. Había sido mi trabajo darles consuelo, decirles que en un tiempo verían a sus padres de nuevo si dejaban ir sus dudas. Yo era un tipo de acomodadora de niños de preescolar.
Me alegraba no ser un ángel guardián; generalmente tenían exceso de trabajo. Era su trabajo escuchar las oraciones de sus muchos humanos a cargo y guiarlos fuera del camino del peligro. Se podía poner un poco loco – una vez había visto a un guardián tratar de llegar a la ayuda de un niño enfermo, una mujer pasando por un divorcio desastroso, un hombre que acababa de ser despedido, y la víctima de un accidente de auto todo en un mismo instante. - Había mucho trabajo que hacer y nunca suficientes de nosotros para estar por ahí.
***
Santana y yo nos sentamos debajo de la sombra de un árbol de maple en el patio, para almorzar. No pude evitar darme cuenta de su mano descansado a tan sólo unos centímetros de la mía. Era fina. Tenía una banda plateada alrededor de su dedo índice. Estaba tan embelesada en mirarla que a duras penas me di cuenta cuando me hablo.
— ¿Puedo pedirte un favor?
— ¿Qué? Oh, por supuesto. ¿Qué necesitas?
— ¿Podrías corregir este ensayo que he escrito? Lo he hecho dos veces, pero estoy seguro que me faltan cosas.
—Seguro. ¿Para qué es?
—Para una conferencia de liderazgo la próxima semana —dijo con informalidad, como si fuera algo que hiciera todos los días—. No tienes que hacerlo ahora. Puedes llevártelo a casa si quieres.
—No, está bien.
Estaba halagada de que ella valorara mi opinión lo suficiente para preguntarme. Extendí las páginas en el pasto y las leí. El discurso de Santana era elocuente, pero se le habían escapado unos detalles mínimos de gramática que yo identifique fácilmente.
—Eres una buena editora —Ella comentó—. Gracias por hacerlo.
—No hay problema.
—En serio, te debo una. Déjame saber si hay algo que pueda hacer por ti.
—No me debes nada —dije o Dios esa mirada tan encantadora.
—Sí, te lo debo. Por cierto, ¿cuándo es tú cumpleaños?
Me desconcerté por la pregunta.
—No me gustan los regalos —dije rápidamente, en caso de que tuviera alguna idea.
— ¿Quién dijo algo sobre regalos? Sólo estoy preguntando por tú fecha de nacimiento.
—Treinta de Febrero —dije, lanzando la primera fecha que se me vino a la mente.
Santana levantó una ceja.
— ¿Estás segura de eso?
Entré en pánico. ¿Qué había dicho mal? Recorrí todos los meses en mi cabeza y me di cuenta de mi error. ¡Oops! - ¡Sólo había veintiocho días en Febrero!
—Quiero decir treinta de Abril —corregí y le sonreí tímidamente.
Santana se empezó a reír —. Eres la primera persona que conozco que olvida su propio cumpleaños.
Incluso cuando me avergonzaba a mí misma, mis conversaciones con Santana siempre eran atractivas.
Ella podía hablar de la cosa más mundana y todavía se las arreglaba para hacerlas fascinantes. Amaba el sonido de su voz y podía haber sido feliz escuchándolo leer nombres de un directorio telefónico. Me pregunte, ¿Sería este un síntoma de enamoramiento?
Mientras Santana garabateaba notas en los márgenes de su discurso, le di un mordisco a mis vegetales asados e hice un gesto mientras un extraño sabor amargo asaltaba mis papilas gustativas. Sam nos había presentado la mayoría de productos alimentarios, pero todavía había unas cuantas cosas que tenía que intentar. Levanté la tapa y miré con cautela la sustancia untada con verduras.
— ¿Qué es eso? —le pregunte a Santana.
—Creo que tiene el nombre de planta de huevo —Ella contestó—. Algunos lo llaman berenjena en los restaurantes elegantes.
—No, la otra cosa —señale a la capa de pasta desmenuzable.
—No sé, pásamelo —La miré darle un mordisco y masticar pensativamente—. Pesto —anunció.
—Porque todo tiene que ser tan complicado —dije irritada—. ¿Incluyendo sándwiches?
—Tienes toda la razón —reflexionó Santana. —El pesto hace la vida mucho más complicada —Se rió y le dio otro mordisco, empujando su ensalada sin tocar hacia mí.
—No seas tonta —dije—. Comete tu almuerzo, puedo hacerle frente al pesto.
Pero se rehusó a devolverme mi sándwich a pesar de mis quejidos. Me rendí y me comí el de ella a cambio, disfrutando la familiaridad entre las dos.
—No te sientas mal —ella dijo—.me comeré lo que sea.
En nuestro camino a clase después del almuerzo, nos encontramos con una conmoción en el corredor. Las personas estaban hablando agitadamente acerca de alguna clase de accidente. Nadie estaba muy seguro quien estaba involucrado, pero los estudiantes se estaban moviendo en masa por las puertas principales, donde una multitud estaba asomada afuera alrededor de algo o de alguien. Sentí dolor humano y sentí que una ola de pánico crecía en mi pecho.
Seguí a Santana a través de la multitud, que parecía guiarme por la escuela instintivamente. Una vez que fuera mis ojos encontraron el vidrio roto regado por el pavimento, y seguí el rastro hacia un carro con la capota completamente aplastada, y con humo saliendo del motor. Había habido un accidente frente a frente entre dos jóvenes de último año. Uno de los conductores estaba parado al lado de su carro, luciendo un poco mareado y desorientado. Afortunadamente, él parece haber sufrido sólo pequeños golpes. Mi mirada cambio de su destrozado Volkswagen para fijarse en el carro enredado en este. Me di cuenta con un choque que el otro conductor estaba todavía adentro, desplomado en el asiento, su cabeza colgando contra el volante. Incluso desde donde yo estaba, podía ver que ella estaba gravemente herida.
La multitud miraba con la boca abierta, inseguros de que era lo que podrían hacer. Sólo Santana se las arreglo para mantener su sano juicio. Se desapareció de mi lado para pedir por ayuda y alertar a los profesores.
Sin estar completamente segura de lo que debería estar haciendo, actuando más por impulso que por otra cosa, me moví hacia el auto, tosiendo mientras el espeso humo llenaba mi garganta. La puerta del conductor había sido golpeada por el impacto y se había desprendido casi completamente del resto del vehículo. Ignorado el metal caliente que excavaba en mis palmas, la quite de allí y me congele cuando vi a la chica de cerca. Sangre estaba corriendo libremente de una cortada en su frente, su boca estaba abierta, pero sus ojos estaban cerrados y su cuerpo estaba flácido.
Incluso en el Cielo siempre me había sentido desmayar cuando veía escenas que involucraran derramamiento de sangre en la tierra, pero hoy a duras penas pensé en eso. Asegure mis brazos debajo de los hombros de la chica y, tan cuidadosamente como pude, empecé a sacarla de la destrucción. Ella era más pesada que yo, así que estuve agradecida cuando dos chicos bien formados, todavía en su ropa de gimnasio, aparecieron para ayudar. La recostamos en el pavimento a una distancia segura del humo del vehículo.
Me di cuenta que ese era el límite de lo que los chicos podían ayudar. Ambos seguían mirando nerviosamente sobre sus hombros, esperando que llegara la ayuda. Pero no hacía tiempo para esperar.
—Mantengan la multitud apartada —les di instrucciones y luego puse mi atención sobre la chica. Me arrodille y puse dos dedos contra su cuello, como Samuel me había mostrado una vez. No podía encontrar un pulso. Si ella estaba respirando en lo absoluto, no era obvio a través de una señal visible. En mi cabeza llame por Samuel para que viniera y me ayudara. No había una oportunidad de que pudiera pasar por todo esto sola. Ya estaba perdiendo la batalla. La sangre cálida supurando de la herida en su frente le había vuelto una maraña el cabello. Había anillos azulados debajo de sus ojos y estaba mortalmente pálida. Sospeche heridas internas pero no podía poner mis dedos exactamente donde eran.
—Resiste —susurré cerca a su oído—. La ayuda viene en camino.
Acune su cabeza, con la sangre pegajosa tiñendo mis manos, y me concentre en enviar mi energía curativa a través de ella. Sabía que tenía solo unos minutos para ayudarla. Su cuerpo casi se había rendido a luchar, y podía sentir su alma tratando de separarse. Pronto estaría mirando su cuerpo inerte desde afuera.
Me concentre tanto que sentí que también perdería la conciencia. Luche contra el mareo y me concentré aún más profundamente. Imaginé una fuente de poder surgiendo de muy dentro de mí, viajando a través de mi sangre y arterias para cargar la punta de mis dedos y fluir por el cuerpo en el piso. Mientras sentía el poder saliendo de mí, pensé que tal vez, sólo tal vez, la chica podría sobrevivir.
Escuche a Sam antes de verlo, afanando a la multitud para que lo dejaran pasar. En la presencia de la autoridad los estudiantes soltaron un respiro colectivo de alivio. Habían quedado absueltos de más responsabilidades. Lo que quiera que hubiese pasado ahora estaba fuera de sus manos.
Mientras Santana iba como ayuda hacia el otro conductor, Sam se arrodillo a mi lado y uso su poder para cerrar las heridas de la chica. Él trabajaba rápida y tranquilamente, sintiendo las costillas rotas, el pulmón perforado, la muñeca torcida que se había roto tan fácil como una ramita. Para el momento en que los paramédicos llegaron, la respiración de la chica había regresado a lo normal aunque no había recuperado la conciencia. Me di cuenta que Sam había dejado sin curar sus heridas menores, probablemente para prevenir levantar sospechas.
Mientras los paramédicos estaban levantando la chica hacia una camilla, un grupo de sus amigos se apresuraron histéricos hacia nosotros.
— ¡Grace! —Uno lloro—. Oh por Dios, ¿está bien?
— ¡Gracie! ¿Qué paso? ¿Puedes escucharnos?
—Ella está inconsciente, —dijo Sam—, pero va a estar bien.
Aunque las chicas continuaron lloriqueando y aferrándose las unas a las otras, podía ver que Sam las había calmado.
Después de dirigir a los estudiantes de vuelta a clase, Samuel me llevo del brazo y me llevo por las escaleras frontales, donde Quinn nos estaba esperando. Santana, que no había seguido a los demás adentro, corrió cuando vio mi rostro.
—Oh Britt, ¿estás bien? —Su cabello color negro estaba despeinado por el viento, y la tensión se veía por las venas pulsando en su cuello.
Quería responder, pero estaba luchando por respirar y el mundo estaba empezando a girar. Sentí que Sam estaba ansioso porque estuviéramos solos.
—Mejor que te vayas a clase —le dijo a Santana, adoptando su voz de maestro.
—Estoy esperando a Britt—contesto Santana. Sus ojos pasaron por mi cabello despeinado, las mangas llenas de sangre de mi camiseta, y mis dedos agarrándose al brazo de Sam.
—Ella sólo necesita un minuto. —dijo Samuel fríamente—. Puedes venir a verla después.
Santana se quedo donde estaba.
—No me voy a menos que Britt me lo pida.
Me pregunte qué clase de mirada habría en la cara de Samuel, pero cuando giré mi cabeza para mirar, los pasos sobre los que estaba parada se sintió como si se fueran a alejar. ¿O era que mis rodillas se estaban debilitando? Puntos negros aparecieron por todo mi campo visual, y me recliné más pesadamente sobre Samuel.
La última cosa que recuerdo fue decir el nombre de Santana y verla dar un paso hacia mí antes de que yo me desmayara tranquilamente en los brazos de Samuel.
Me desperté en la familiaridad de mi habitación. Estaba enroscada bajo la colcha de retazos en mi cama, y sabía que las puertas del balcón no estaban completamente cerradas porque podía sentir una brisa trayendo la esencia salda del mar dentro de mi habitación. Levanté mi cabeza y me concentre en los detalles reconfortantes como la pintura descascarada en el marco de la ventana y el piso lleno de picaduras suaves por un brillo suave del anochecer. Mi almohada era suave y olía a lavanda. Enterré mi rostro en esta, reacia a moverme. Luego vi la hora en mi alarma - ¡siete de la noche! Había estado dormida por horas. Mis muslos se sentían como plomo. Sentí pánico momentáneamente cuando no podía mover mis piernas antes de darme cuenta que Phantom estaba acostado encima de ellas.
El bostezó y se estiró cuando vio que estaba despierta. Acaricie su sedosa cabeza, y me miro con sus ojos tristes y sin color.
— ¡Vamos! —murmuré—. Todavía no es la hora de tu siesta.
Debí haberme sentado muy de repente porque una ola de fatiga me golpeo como una avalancha y casi caigo de nuevo. Moví mis piernas al lado de la cama y trate de reunir el esfuerzo requerido para ponerme de pie. No fue fácil, pero me las arregle para deslizarme en mí bata y bajar las escaleras, donde el ―Ave maría de Schubert sonaba de fondo. Me hundí en la silla más cercana. Sam y Quinn deben haber estado en la cocina; el olor a ajo y jengibre llenaba la habitación. Detuvieron lo que estaban haciendo y salieron a saludarme. Quinn estaba secando sus manos en una toalla de platos, y ambos estaban sonriendo. Esto me tomo por sorpresa ya que se sentía un largo tiempo desde que habíamos estado en algo más que términos civiles.
— ¿Cómo te sientes? —Los dedos agradables de Quinn tocaron mi cabeza.
—Como si hubiera sido golpeada por un bus —dije honestamente—. En realidad no sé qué paso. Me estaba sintiendo bien. —Seguramente sabes porque te desmayaste, Brittany —dijo Sam
Le di una mirada en blanco—. He estado comiendo bien y he seguido tu consejo.
—No tiene nada que ver con eso —dijo mi hermano—. Es porque salvaste la vida de esa chica.
—Esa clase de cosas pueden sacarte de ti misma. —añadió Quinn.
Casi me rió en voz alta—. Pero, Sam, tú salvaste la vida de la chica. —dije.
Quinn miro a nuestro hermano para indicar que él debería explicar y se movió discretamente para acomodar la mesa para la comida.
—Sólo sane sus heridas físicas —dijo Sam. Le di una mirada estupefacta, preguntándome si esta era su idea de un chiste.
— ¿Qué quieres decir con solo? Eso es lo que constituye salvar a alguien. Si a una persona le disparan y tú remueves la bala y sanas la herida entonces lo salvaste.
—No, Brittany, esa chica iba a morir. Si no le hubieras dado la fuerza de tu vida, no hubiera habido nada que pudiera hacer para salvarla. Cerrar las heridas no puede traer a alguien de vuelta una vez que han alcanzado ese punto. Le hablaste; era tu voz la que la llamaba del otro lado y tú fuerza mantenía su alma de dejar su cuerpo.
No podía creer lo que me estaba diciendo. ¿Yo había salvado una vida humana? Ni siquiera sabía que tenía el poder de hacer eso. Había creído que el alcance de mis facultades en la tierra sólo servía para aliviar temperamento o ayudar a retribuir pérdidas. ¿Cómo era posible que lo hubiera encontrado en mí para salvar a una chica de la muerte? El poder sobre el mar, sobre el cielo, sobre la vida humana, ese era el regalo de Sam Nunca se me había ocurrido que mis poderes eran más grandes de lo que yo había pensado.
Quinn me miró, con sus ojos brillantes con elogio—. Felicitaciones —ella dijo—. Este es un gran paso para ti.
— ¿Pero porque me siento tan mal ahora? —pregunté, alertada de repente por mi cuerpo adolorido.
—El esfuerzo de revivir a alguien puede ser muy debilitador, —Explico Quinn—, especialmente las primeras veces. Envía tu forma humana hacia un shock. No siempre será así; te acostumbraras a esto y eventualmente serás capaz de recuperarte más rápido.
— ¿Quieres decir que seré capaz de hacerlo de nuevo? —Pregunté—. ¿No fue de chiripa?
—Si lo has hecho una vez, lo puedes hacer de nuevo —respondió Sam—. Todos los ángeles tienen la habilidad, pero se desarrolla con la práctica.
A pesar de mi cansancio me sentí de repente optimista y me comí mi cena con apetito. Después de que Sam y Quinn rehusaran mi ayuda para limpiar. En lugar de eso Quinn me condujo hacia la cubierta y me empujo hacia la hamaca.
—Has tenido un día exhaustivo.
—Pero detesto no ser útil.
—Puedes ayudarme en un minuto. Tengo muchos sombreros y bufandas que coser para el festival de ropa de segunda mano —Quinn siempre encontraba tiempo para conectarse con la comunidad, a través de pequeñas tareas—. Algunas veces son las pequeñas cosas las que más significado tiene —Ella dijo.
—Ya sabes, toda la idea de esos lugares que donas tu vieja ropa, no haces una nueva —Le dije.
—Bueno, no hemos aquí lo suficiente como para tener cosas viejas. —Replicó Quinn—. Y tengo que darles algo: me sentiría horrible si no lo hiciera. Además, puedo coserlos sin mayor esfuerzo.
Me senté en la hamaca con una manta sobre mis hombros, tratando de procesar los eventos de la tarde. De cierta manera, sentía que entendía el propósito de nuestra misión mucho mejor que antes, pero a la misma vez nunca había estado más confundida. Hoy había sido un buen ejemplo de lo que debería estar haciendo – protegiendo la sanidad en vida. En lugar de eso había estado pasando mi tiempo con una obsesión adolescente con una chica que en realidad no sabía nada de mí. Pobre Santana, pensé. Ella nunca podrá entenderme, no importa que tanto lo intente. No era su culpa. Ella tan sólo podía saber tanto como yo se lo permitía. Estaba tan ocupada tratando de mantener mi fachada que no había considerado que tarde o temprano tendría que ser hecho… Santana estaba atada a la vida humana y a una existencia de la que nunca podría ser parte. La satisfacción que sentía por mi éxito en la tarde que me desmaye se esfumo, y me sentía extrañamente entumecida.
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Vaya, esto es un gran logro para Britt :D
Ahora ya sabemos que esta desarrollando sus habilidades, pero algo me dice que la verdadera habilidad de la rubia sera genial y unica... Estoy ansiosa por saber cual es..
En serio esta cerca ese momento??? Estupendo, muero por ver la reaccion de Santana.. estoy segura que ella entendera y de seguro lo encontrar logico o tendra la explicacion de porque se siente diferente con Britt...
Me encanto este cap, espero el siguiente... Saludos!!!
Ahora ya sabemos que esta desarrollando sus habilidades, pero algo me dice que la verdadera habilidad de la rubia sera genial y unica... Estoy ansiosa por saber cual es..
En serio esta cerca ese momento??? Estupendo, muero por ver la reaccion de Santana.. estoy segura que ella entendera y de seguro lo encontrar logico o tendra la explicacion de porque se siente diferente con Britt...
Me encanto este cap, espero el siguiente... Saludos!!!
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
britt cada vez mas muestra sus habilidades y santana pobre estaba tan preocupada por britt
Me pregunto cuando le dirá birtt a santana que ella es un ángel y la reacción de la morena cual será? se viene lo mejor saludos¡¡¡¡¡
Me pregunto cuando le dirá birtt a santana que ella es un ángel y la reacción de la morena cual será? se viene lo mejor saludos¡¡¡¡¡
libe** - Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 09/01/2012
Edad : 30
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Hello!
Las habilidades de Brittany están despertando, yo soy de las que cree que tiene más de una. Como por ejemplo ser malditamente graciosa:
Santana: ¿Cuándo es tú cumpleaños?
Brittany: Treinta de Febrero — ahshasjsaklsaklaskl Ok, eso lo hizo sin querer pero aun así morí de risa XD
¿Sabes? Sam me parece tan mala onda. Entiendo que está en el plan que debe de estar. Debe proteger su familia ante todo, pero no sería nada malo que fuese aunque sean un poco cortes >.<
Creo que Santana y Brittany cada vez se acercan más, lo cual me emociona! Así que síguelo, no tardes.
Un saludo!
Las habilidades de Brittany están despertando, yo soy de las que cree que tiene más de una. Como por ejemplo ser malditamente graciosa:
Santana: ¿Cuándo es tú cumpleaños?
Brittany: Treinta de Febrero — ahshasjsaklsaklaskl Ok, eso lo hizo sin querer pero aun así morí de risa XD
¿Sabes? Sam me parece tan mala onda. Entiendo que está en el plan que debe de estar. Debe proteger su familia ante todo, pero no sería nada malo que fuese aunque sean un poco cortes >.<
Creo que Santana y Brittany cada vez se acercan más, lo cual me emociona! Así que síguelo, no tardes.
Un saludo!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Fanfic [Brittana] Halo.Capitulo 13: Su Beso
Hola que tal aquí les dejo otra capitulo, disculpa por no contestar sus comentarios pero ando solo pasando rápido por aquí. muchos saludos ;)
La misa del domingo era el único momento en el que sentía que realmente podía reconectar con mi casa. Arrodillarme en las bancas y escuchar los acordes de "Agnus Dei" me traía de vuelta a mi antiguo ser. Había una tranquilidad etérea dentro de la iglesia que no se podía encontrar en ningún otro lugar. Era fresca y tranquila, como estar en el fondo del océano, y siempre sentía que tan pronto como atravesara sus puertas, estaba en un lugar seguro. Quinn y yo éramos acólitos los domingos, y Sam ayudaba al Padre Will a dar la Sagrada Comunión. Después del servicio, siempre nos quedábamos a charlar con él.
—La congregación está creciendo, —él observó un día—, cada semana, veo caras nuevas.
—Tal vez la gente está empezando a darse cuenta de lo que es importante en la vida —dijo Quinn.
—O tal vez están siguiendo su ejemplo—. El Padre Will sonrió.
—La Iglesia no debería necesitar defensores —dijo Sam—. Debería hablar por sí misma.
—No importa lo que traiga a la gente aquí —dijo el Padre Will—. Sólo importa lo que ellos encuentran aquí.
—Todo lo que podemos hacer es guiarlos en la dirección correcta, —coincidió Quinn —De hecho, no podemos obligarlos a tener fe —dijo el Padre Will—. Pero podemos demostrar su gran poder.
—Y podemos orar por ellos, —dije.
—Por supuesto —El Padre Will me guiño el ojo—. Y algo me dice que el Señor los escuchara cuando lo llamen.
—Él no nos escucha más que a otros—. Samuel dijo. Me di cuenta que estaba preocupado sobre revelar demasiado. A pesar de que nunca le habíamos siquiera insinuado al Padre Will acerca de dónde venimos, había un entendimiento tácito entre nosotros. Era natural, pensé. Él era un sacerdote—que pasaba todo su tiempo tratando de conectarse con las fuerzas de arriba—. Sólo podemos esperar que Él bendiga a este pueblo —agregó Sam.
Los ojos azules del Padre Will parpadearon sobre todos nosotros—. Yo creo que Él ya lo hizo.
Al día siguiente Santana tuvo un encuentro deportivo en el receso de la mañana, así que pasé el tiempo escuchando a Rachel y Taylah conversando animadamente sobre un outlet de ropa fuera de la ciudad. Allí podían comprar etiquetas de diseñador falsas que parecían tan auténticas que nadie podría adivinar que no eran las "verdaderas". Cuando me pidieron que fuera con ellas, estaba tan inquieta que acepté sin dudarlo. Incluso cuando me invitaron a una fogata en la playa la noche del sábado, asentí con la cabeza mi consentimiento sin realmente registrar los detalles de la invitación.
Me alegré cuando el quinto período finalmente llegó, y Santana y yo tuvimos francés juntas. Sentí una oleada de alivio por estar en la misma habitación que ella a pesar de que apenas podía concentrarme. Necesitaba desesperadamente hablar con ella ahora, aún cuando no había decidido lo que iba a decir. Sólo sabía que no podía esperar.
Ella estaba a menos de un palmo de distancia, y tuve que sentarme sobre mis dedos para impedir que se extendieran y la tocaran. En parte porque quería reasegurarme que no la había imaginado pero también porque se sentía como si fuéramos dos imanes atraídos entre sí; resistir era más doloroso que sucumbir. Los minutos pasaron lentamente, y parecía como si el tiempo se hubiera ralentizado deliberadamente sólo para fastidiarme.
Santana sintió mi extraño estado de ánimo y se quedó sentada después de la campanada, observando a todos los demás marcharse en fila. Mientras yo montaba una farsa de empacar mis libros y lápices, ella estaba sentada muy quieta sin moverse nerviosamente. Algunos espectadores curiosos lanzaban miradas en nuestra dirección, probablemente con la esperanza de captar algunos hilos de la conversación que podrían reportar a sus amigos como chisme jugoso.
—Traté de llamarte anoche pero no hubo respuesta —dijo, al ver que yo estaba luchando por comenzar—. Estaba preocupada por ti.
Jugueteé nerviosamente con la cremallera de mi estuche de lápices, que parecía estar atascada. Debí parecer incómoda porque Santana se levantó y puso las manos sobre mis hombros.
— ¿Qué pasa, Britt? —Había una arruga familiar entre sus cejas, que siempre aparecía cuando estaba preocupada.
—Supongo que el accidente de ayer tan sólo me agotó, —dije—, pero estoy mejor ahora.
—Eso es bueno. Pero algo me dice que hay más.
Incluso en el poco tiempo que la había conocido, Santana siempre fue capaz de leer mis estados de ánimo, sin embargo sus propios ojos no traicionaban nada de lo que ella podría estar sintiendo. Ella no miró hacia otro lado; su mirada marrón era como un láser atravesándome.
—Mi vida es bastante complicada—, comencé tentativamente.
— ¿Por qué no tratas de explicarlo? Yo podría sorprenderte.
—Esta situación —dije—, tú y yo pasando tiempo juntas, está resultando ser más difícil de lo que pensaba. . . —Hice una pausa—. Es mejor de lo que jamás imaginé, pero tengo otras responsabilidades, otras obligaciones que no puedo ignorar.
Mi voz aumento en volumen y entoné como si sintiera una ola de emoción explotando en mi pecho. Me detuve y respiré hondo.
—Está bien, Britt —dijo Santana—. Sé que tienes un secreto.
Sentí un repentino miedo helado apoderándose de mí, pero al mismo tiempo un alivio inundándome. Si Santana ya sabía que yo era un fraude y una mentirosa, eso significaba que había fracasado completamente en todos los aspectos de nuestra misión. La regla número uno para todos los Agentes de la Luz era mantener nuestra identidad en secreto mientras trabajábamos en reconstruir el mundo—la exposición puede resultar en todo tipo de caos. Sin embargo, eso también podría significar que Santana había elegido aceptarme de todos modos y la verdad no podía ahuyentarla.
— ¿En serio? —Susurré.
Se encogió de hombros—. Es obvio que estás ocultando algo. No sé lo que es, pero sé que está perturbándote.
No le contesté de inmediato. Más que nada quería decirle todo, dejando que todos mis secretos y temores se vertieran como vino de una botella derramada, manchando todo a su paso.
—Entiendo que por una u otra razón no puedes o no quieres hablar de ello —dijo Santana—. Pero no tienes que hacerlo. Puedo respetar tu privacidad.
—Eso no es justo para ti —dije, sintiéndome más desgarrada que nunca. La idea de alejarme de ella dejó un dolor físico en mi pecho, como si mi corazón se estuviera rompiendo lentamente en dos.
— ¿No soy yo quién debe decidir eso?
—No hagas esto más difícil. ¡Estoy tratando de protegerte!
— ¿Protegerme? —Santana se rió—. ¿De qué?
—De mí —dije en voz baja, dándome cuenta de lo ridículo que debía sonar.
—No te ves muy peligrosa para mí. A menos que te conviertas en un hombre lobo por la noche. . .
—Simplemente no soy lo que parezco—. Retrocedí lejos de ella, como tratando de esconderme de la verdad. Todo mi cuerpo se sentía débil y drenado de energía. Me apoyé contra una pared, incapaz de encontrarme con su mirada.
—Nadie lo es. Mira, ¿crees que no me he dado cuenta que hay algo diferente en ti? Todo lo que tengo que hacer es mirarte.
— ¿Qué es? —pregunté con curiosidad.
—No estoy segura —dijo—. Pero sé que es lo que me gusta y me vuelve dependiente de ti.
—Lo que estoy tratando de decirte es que el que yo simplemente te guste no me hace ser lo que quieres o necesitas.
— ¿Qué crees que necesito?
—Una persona con la puedas tener una relación honesta. ¿Cuál es el punto de otra manera?
— ¿Estás tratando de decirme que esa persona no puedes ser tú?
La expresión de Santana era indescifrable. Su rostro parecía completamente impasible—toda emoción borrada. Supongo que después de todo por lo que había pasado, ella no era la chica que trae el corazón en la mano.
Sabía que ella estaba tratando de hacerlo más fácil para mí, pero la brusquedad de su pregunta tuvo el efecto contrario. Ahora que la idea había sido revelada, sonaba demasiado definitiva. Todavía estaba luchando por encontrar las palabras adecuadas, y me preocupaba que mi silencio pudiera ser entendido como indiferencia.
—Está bien —continuó Santana—. Sé que no puede ser fácil para ti, y no quiero hacer las cosas más difíciles. ¿Sería útil si mantengo mi distancia por un tiempo?
¡Cuán volubles y contradictorias son las emociones humanas! Había pasado los últimos minutos tratando de sugerir esta misma idea pero ahora me encontraba devastada por su buena disposición a alejarse, aunque su motivación fuera mi bienestar. No estaba segura de que reacción esperaba, pero no era esta. ¿Quería verla caer de rodillas y declarar su amor eterno? Por supuesto que ella no iba a hacer eso, pero yo no podía dejarla alejarse. No creía que fuera capaz de soportarlo.
— ¿Así que eso es todo? —me atraganté—. ¿No voy a verte más?
Santana parecía confundida—. Espera… ¿no es eso lo que quieres?
— ¿Eso es todo lo que vas a decir? —Exigí—. ¿Ni siquiera vas a tratar de hacerme cambiar de opinión?
— ¿Quieres que trate de hacerte cambiar de opinión? —Su sonrisa burlona y cariñosa estaba de vuelta.
Hice una pausa para pensar. Sabía lo que debía decir. Un simple no pondría fin a todo y volvería las cosas a cómo habían estado antes del momento en el que nos encontramos en el pasillo fuera del laboratorio de química, cuando había estado tratando de evitar brillar en la oscuridad. Pero no me atrevía a decirlo. Sería una mentira.
—Tal vez eso es exactamente lo que quiero que hagas, —dije lentamente.
—Britt, eso me suena a que no sabes lo que quieres —Santana dijo en voz baja. Extendió la mano y usó su pulgar para enjugar una lágrima que estaba serpenteando por mi mejilla.
—No quiero complicarte la vida, —esnifé, dándome cuenta cuán irracional debía estar sonando—, tú eres la que dijo que prefería que las cosas fueran claras.
—Estaba hablando de asignaturas, no personas. Tal vez no me importaría un poco de complicación —dijo—. Las relaciones sencillas están sobrevaloradas.
Gemí de frustración—. Realmente tienes una respuesta para todo.
— ¿Qué puedo decir? Es un don —tomó mi mano y las llevo a su cuello—. Tengo una idea. ¿Qué tal si te doy algo para ayudarte a tomar la decisión más fácil?
—De acuerdo, —accedí—. Si piensas que ayudara.
Antes de saber lo que estaba sucediendo, Santana había traído sus manos a mi cintura y estaba inclinando mi barbilla hacia ella. Sus labios rozaron los míos con un toque de pluma, fue perfecto, algo natural, fue suficiente para hacerme temblar. Me gustó la forma en que me sostuvo; como si fuera frágil y propensa a romperme si me sostenía muy apretado. Apoyó su frente contra la mía como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Un delicioso calor comenzó a extenderse a través de mi cuerpo, me estiré hacia ella, para alcanzar de nuevo sus labios o Dios que bien sabe esto... Le devolví el beso con apasionada urgencia y me aferré a ella como si lo único que importara fuera nuestra existencia. Me permití fundirme en su abrazo y presionar nuestros cuerpos juntas. Su calor se filtraba a través de mi ligera camisa, y podía sentir su corazón latiendo fuerte como una gran estampida.
—Fácil, ahora —murmuró en mi oído, yo solo podía sentir el calor que emanaba su aliento. Nos quedamos encerradas en nuestro abrazo hasta que Santana suave pero firmemente se separó. Metió un mechón de cabello extraviado detrás de mi oreja y me brindo esa sonrisa que hacía ver esos perfectos hoyuelos en su rostro magnifico—. ¿Y bien? —preguntó, cruzando los brazos sobre su pecho. Mi mente era un torbellino.
— ¿Y bien, qué? Pude objetar
— ¿Te ayudó a decidirte?
A modo de respuesta, enrosqué mis dedos en su suave pelo negro brillante y la atraje hacia mí, comenzando de nuevo con un perfecto y bello beso que solo Santana podría darme
—Supongo que lo hizo —dijo con placer no disimulado.
Ese día me enseñó que yo quería más que su compañía; anhelaba su toque. No había dejado lugar a dudas en mi mente. Podía sentir que mi rostro ardía, donde me había tocado, y lo único que quería era que lo hiciera de nuevo. Unas horas antes había creído realmente que no había más remedio que alejarme de ella porque no veía manera de hacerle entender quién era yo realmente. Entonces vi que había otro camino. Sería visto como una transgresión grave y punible por quiénes lo supieran, pero se sentía menos aterrador que apartarme de ella. Si eso nos evitaba al dolor de la separación, enfrentaría las consecuencias.
Todo lo que se esperaba de mí era bajar la guardia y dejar entrar a Santana.
—Quiero que estemos juntas —dije—. No creo alguna vez haber querido algo más.
Santana me acarició la palma de la mano y entrelazó nuestros dedos. Su rostro estaba tan cerca que la punta de nuestras narices se tocaban. Se inclinó para susurrar en mi oído—. Si me quieres. . . me tienes.
No podía dejar de suspirar fuerte mientras ella besaba un camino desde mi oreja hasta mi cuello. El entorno físico del aula se derritió como nieve en el sol.
—Hay una sola cosa —le dije, apartándola con cierta dificultad. Ella me miraba con esos penetrantes ojos marrones, y casi perdí el hilo de mis pensamientos—. Esto no va a funcionar a menos que sepas la verdad
—Si Santana me importaba tanto como mi corazón palpitante me decía entonces se merecía la verdad. Si resultaba que la verdad era demasiado para que le hiciera frente, entonces tal vez significaba que mis sentimientos no eran correspondidos y tendría que aceptar eso. De cualquier manera era momento de ponerle fin a la farsa. Santana tenía que ver la versión sin censura de mí; no la versión idealizada en su cabeza. En otras palabras, tenía que conocerme, con verrugas y todo.
—Soy toda oídos —dijo mirándome con expectación.
—Ahora no. Esto no va a ser fácil, y necesito más espacio del que tenemos aquí.
—Entonces, ¿dónde? —Preguntó, perpleja.
— ¿Vas a la fogata en la playa este fin de semana? —Pregunté rápidamente mientras estudiantes comenzaron a entrar para la siguiente clase.
—Iba a preguntarte si querías que fuéramos juntas.
—Está bien —acepté—. Voy a contarte todo entonces.
Santana me besó rápidamente y salió del salón de clases. Me aferré al borde del pupitre más cercano sintiéndome falta de aliento, como si acabara de correr un maratón.
Capitulo 13:
Su Beso
Su Beso
La misa del domingo era el único momento en el que sentía que realmente podía reconectar con mi casa. Arrodillarme en las bancas y escuchar los acordes de "Agnus Dei" me traía de vuelta a mi antiguo ser. Había una tranquilidad etérea dentro de la iglesia que no se podía encontrar en ningún otro lugar. Era fresca y tranquila, como estar en el fondo del océano, y siempre sentía que tan pronto como atravesara sus puertas, estaba en un lugar seguro. Quinn y yo éramos acólitos los domingos, y Sam ayudaba al Padre Will a dar la Sagrada Comunión. Después del servicio, siempre nos quedábamos a charlar con él.
—La congregación está creciendo, —él observó un día—, cada semana, veo caras nuevas.
—Tal vez la gente está empezando a darse cuenta de lo que es importante en la vida —dijo Quinn.
—O tal vez están siguiendo su ejemplo—. El Padre Will sonrió.
—La Iglesia no debería necesitar defensores —dijo Sam—. Debería hablar por sí misma.
—No importa lo que traiga a la gente aquí —dijo el Padre Will—. Sólo importa lo que ellos encuentran aquí.
—Todo lo que podemos hacer es guiarlos en la dirección correcta, —coincidió Quinn —De hecho, no podemos obligarlos a tener fe —dijo el Padre Will—. Pero podemos demostrar su gran poder.
—Y podemos orar por ellos, —dije.
—Por supuesto —El Padre Will me guiño el ojo—. Y algo me dice que el Señor los escuchara cuando lo llamen.
—Él no nos escucha más que a otros—. Samuel dijo. Me di cuenta que estaba preocupado sobre revelar demasiado. A pesar de que nunca le habíamos siquiera insinuado al Padre Will acerca de dónde venimos, había un entendimiento tácito entre nosotros. Era natural, pensé. Él era un sacerdote—que pasaba todo su tiempo tratando de conectarse con las fuerzas de arriba—. Sólo podemos esperar que Él bendiga a este pueblo —agregó Sam.
Los ojos azules del Padre Will parpadearon sobre todos nosotros—. Yo creo que Él ya lo hizo.
Al día siguiente Santana tuvo un encuentro deportivo en el receso de la mañana, así que pasé el tiempo escuchando a Rachel y Taylah conversando animadamente sobre un outlet de ropa fuera de la ciudad. Allí podían comprar etiquetas de diseñador falsas que parecían tan auténticas que nadie podría adivinar que no eran las "verdaderas". Cuando me pidieron que fuera con ellas, estaba tan inquieta que acepté sin dudarlo. Incluso cuando me invitaron a una fogata en la playa la noche del sábado, asentí con la cabeza mi consentimiento sin realmente registrar los detalles de la invitación.
Me alegré cuando el quinto período finalmente llegó, y Santana y yo tuvimos francés juntas. Sentí una oleada de alivio por estar en la misma habitación que ella a pesar de que apenas podía concentrarme. Necesitaba desesperadamente hablar con ella ahora, aún cuando no había decidido lo que iba a decir. Sólo sabía que no podía esperar.
Ella estaba a menos de un palmo de distancia, y tuve que sentarme sobre mis dedos para impedir que se extendieran y la tocaran. En parte porque quería reasegurarme que no la había imaginado pero también porque se sentía como si fuéramos dos imanes atraídos entre sí; resistir era más doloroso que sucumbir. Los minutos pasaron lentamente, y parecía como si el tiempo se hubiera ralentizado deliberadamente sólo para fastidiarme.
Santana sintió mi extraño estado de ánimo y se quedó sentada después de la campanada, observando a todos los demás marcharse en fila. Mientras yo montaba una farsa de empacar mis libros y lápices, ella estaba sentada muy quieta sin moverse nerviosamente. Algunos espectadores curiosos lanzaban miradas en nuestra dirección, probablemente con la esperanza de captar algunos hilos de la conversación que podrían reportar a sus amigos como chisme jugoso.
—Traté de llamarte anoche pero no hubo respuesta —dijo, al ver que yo estaba luchando por comenzar—. Estaba preocupada por ti.
Jugueteé nerviosamente con la cremallera de mi estuche de lápices, que parecía estar atascada. Debí parecer incómoda porque Santana se levantó y puso las manos sobre mis hombros.
— ¿Qué pasa, Britt? —Había una arruga familiar entre sus cejas, que siempre aparecía cuando estaba preocupada.
—Supongo que el accidente de ayer tan sólo me agotó, —dije—, pero estoy mejor ahora.
—Eso es bueno. Pero algo me dice que hay más.
Incluso en el poco tiempo que la había conocido, Santana siempre fue capaz de leer mis estados de ánimo, sin embargo sus propios ojos no traicionaban nada de lo que ella podría estar sintiendo. Ella no miró hacia otro lado; su mirada marrón era como un láser atravesándome.
—Mi vida es bastante complicada—, comencé tentativamente.
— ¿Por qué no tratas de explicarlo? Yo podría sorprenderte.
—Esta situación —dije—, tú y yo pasando tiempo juntas, está resultando ser más difícil de lo que pensaba. . . —Hice una pausa—. Es mejor de lo que jamás imaginé, pero tengo otras responsabilidades, otras obligaciones que no puedo ignorar.
Mi voz aumento en volumen y entoné como si sintiera una ola de emoción explotando en mi pecho. Me detuve y respiré hondo.
—Está bien, Britt —dijo Santana—. Sé que tienes un secreto.
Sentí un repentino miedo helado apoderándose de mí, pero al mismo tiempo un alivio inundándome. Si Santana ya sabía que yo era un fraude y una mentirosa, eso significaba que había fracasado completamente en todos los aspectos de nuestra misión. La regla número uno para todos los Agentes de la Luz era mantener nuestra identidad en secreto mientras trabajábamos en reconstruir el mundo—la exposición puede resultar en todo tipo de caos. Sin embargo, eso también podría significar que Santana había elegido aceptarme de todos modos y la verdad no podía ahuyentarla.
— ¿En serio? —Susurré.
Se encogió de hombros—. Es obvio que estás ocultando algo. No sé lo que es, pero sé que está perturbándote.
No le contesté de inmediato. Más que nada quería decirle todo, dejando que todos mis secretos y temores se vertieran como vino de una botella derramada, manchando todo a su paso.
—Entiendo que por una u otra razón no puedes o no quieres hablar de ello —dijo Santana—. Pero no tienes que hacerlo. Puedo respetar tu privacidad.
—Eso no es justo para ti —dije, sintiéndome más desgarrada que nunca. La idea de alejarme de ella dejó un dolor físico en mi pecho, como si mi corazón se estuviera rompiendo lentamente en dos.
— ¿No soy yo quién debe decidir eso?
—No hagas esto más difícil. ¡Estoy tratando de protegerte!
— ¿Protegerme? —Santana se rió—. ¿De qué?
—De mí —dije en voz baja, dándome cuenta de lo ridículo que debía sonar.
—No te ves muy peligrosa para mí. A menos que te conviertas en un hombre lobo por la noche. . .
—Simplemente no soy lo que parezco—. Retrocedí lejos de ella, como tratando de esconderme de la verdad. Todo mi cuerpo se sentía débil y drenado de energía. Me apoyé contra una pared, incapaz de encontrarme con su mirada.
—Nadie lo es. Mira, ¿crees que no me he dado cuenta que hay algo diferente en ti? Todo lo que tengo que hacer es mirarte.
— ¿Qué es? —pregunté con curiosidad.
—No estoy segura —dijo—. Pero sé que es lo que me gusta y me vuelve dependiente de ti.
—Lo que estoy tratando de decirte es que el que yo simplemente te guste no me hace ser lo que quieres o necesitas.
— ¿Qué crees que necesito?
—Una persona con la puedas tener una relación honesta. ¿Cuál es el punto de otra manera?
— ¿Estás tratando de decirme que esa persona no puedes ser tú?
La expresión de Santana era indescifrable. Su rostro parecía completamente impasible—toda emoción borrada. Supongo que después de todo por lo que había pasado, ella no era la chica que trae el corazón en la mano.
Sabía que ella estaba tratando de hacerlo más fácil para mí, pero la brusquedad de su pregunta tuvo el efecto contrario. Ahora que la idea había sido revelada, sonaba demasiado definitiva. Todavía estaba luchando por encontrar las palabras adecuadas, y me preocupaba que mi silencio pudiera ser entendido como indiferencia.
—Está bien —continuó Santana—. Sé que no puede ser fácil para ti, y no quiero hacer las cosas más difíciles. ¿Sería útil si mantengo mi distancia por un tiempo?
¡Cuán volubles y contradictorias son las emociones humanas! Había pasado los últimos minutos tratando de sugerir esta misma idea pero ahora me encontraba devastada por su buena disposición a alejarse, aunque su motivación fuera mi bienestar. No estaba segura de que reacción esperaba, pero no era esta. ¿Quería verla caer de rodillas y declarar su amor eterno? Por supuesto que ella no iba a hacer eso, pero yo no podía dejarla alejarse. No creía que fuera capaz de soportarlo.
— ¿Así que eso es todo? —me atraganté—. ¿No voy a verte más?
Santana parecía confundida—. Espera… ¿no es eso lo que quieres?
— ¿Eso es todo lo que vas a decir? —Exigí—. ¿Ni siquiera vas a tratar de hacerme cambiar de opinión?
— ¿Quieres que trate de hacerte cambiar de opinión? —Su sonrisa burlona y cariñosa estaba de vuelta.
Hice una pausa para pensar. Sabía lo que debía decir. Un simple no pondría fin a todo y volvería las cosas a cómo habían estado antes del momento en el que nos encontramos en el pasillo fuera del laboratorio de química, cuando había estado tratando de evitar brillar en la oscuridad. Pero no me atrevía a decirlo. Sería una mentira.
—Tal vez eso es exactamente lo que quiero que hagas, —dije lentamente.
—Britt, eso me suena a que no sabes lo que quieres —Santana dijo en voz baja. Extendió la mano y usó su pulgar para enjugar una lágrima que estaba serpenteando por mi mejilla.
—No quiero complicarte la vida, —esnifé, dándome cuenta cuán irracional debía estar sonando—, tú eres la que dijo que prefería que las cosas fueran claras.
—Estaba hablando de asignaturas, no personas. Tal vez no me importaría un poco de complicación —dijo—. Las relaciones sencillas están sobrevaloradas.
Gemí de frustración—. Realmente tienes una respuesta para todo.
— ¿Qué puedo decir? Es un don —tomó mi mano y las llevo a su cuello—. Tengo una idea. ¿Qué tal si te doy algo para ayudarte a tomar la decisión más fácil?
—De acuerdo, —accedí—. Si piensas que ayudara.
Antes de saber lo que estaba sucediendo, Santana había traído sus manos a mi cintura y estaba inclinando mi barbilla hacia ella. Sus labios rozaron los míos con un toque de pluma, fue perfecto, algo natural, fue suficiente para hacerme temblar. Me gustó la forma en que me sostuvo; como si fuera frágil y propensa a romperme si me sostenía muy apretado. Apoyó su frente contra la mía como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Un delicioso calor comenzó a extenderse a través de mi cuerpo, me estiré hacia ella, para alcanzar de nuevo sus labios o Dios que bien sabe esto... Le devolví el beso con apasionada urgencia y me aferré a ella como si lo único que importara fuera nuestra existencia. Me permití fundirme en su abrazo y presionar nuestros cuerpos juntas. Su calor se filtraba a través de mi ligera camisa, y podía sentir su corazón latiendo fuerte como una gran estampida.
—Fácil, ahora —murmuró en mi oído, yo solo podía sentir el calor que emanaba su aliento. Nos quedamos encerradas en nuestro abrazo hasta que Santana suave pero firmemente se separó. Metió un mechón de cabello extraviado detrás de mi oreja y me brindo esa sonrisa que hacía ver esos perfectos hoyuelos en su rostro magnifico—. ¿Y bien? —preguntó, cruzando los brazos sobre su pecho. Mi mente era un torbellino.
— ¿Y bien, qué? Pude objetar
— ¿Te ayudó a decidirte?
A modo de respuesta, enrosqué mis dedos en su suave pelo negro brillante y la atraje hacia mí, comenzando de nuevo con un perfecto y bello beso que solo Santana podría darme
—Supongo que lo hizo —dijo con placer no disimulado.
Ese día me enseñó que yo quería más que su compañía; anhelaba su toque. No había dejado lugar a dudas en mi mente. Podía sentir que mi rostro ardía, donde me había tocado, y lo único que quería era que lo hiciera de nuevo. Unas horas antes había creído realmente que no había más remedio que alejarme de ella porque no veía manera de hacerle entender quién era yo realmente. Entonces vi que había otro camino. Sería visto como una transgresión grave y punible por quiénes lo supieran, pero se sentía menos aterrador que apartarme de ella. Si eso nos evitaba al dolor de la separación, enfrentaría las consecuencias.
Todo lo que se esperaba de mí era bajar la guardia y dejar entrar a Santana.
—Quiero que estemos juntas —dije—. No creo alguna vez haber querido algo más.
Santana me acarició la palma de la mano y entrelazó nuestros dedos. Su rostro estaba tan cerca que la punta de nuestras narices se tocaban. Se inclinó para susurrar en mi oído—. Si me quieres. . . me tienes.
No podía dejar de suspirar fuerte mientras ella besaba un camino desde mi oreja hasta mi cuello. El entorno físico del aula se derritió como nieve en el sol.
—Hay una sola cosa —le dije, apartándola con cierta dificultad. Ella me miraba con esos penetrantes ojos marrones, y casi perdí el hilo de mis pensamientos—. Esto no va a funcionar a menos que sepas la verdad
—Si Santana me importaba tanto como mi corazón palpitante me decía entonces se merecía la verdad. Si resultaba que la verdad era demasiado para que le hiciera frente, entonces tal vez significaba que mis sentimientos no eran correspondidos y tendría que aceptar eso. De cualquier manera era momento de ponerle fin a la farsa. Santana tenía que ver la versión sin censura de mí; no la versión idealizada en su cabeza. En otras palabras, tenía que conocerme, con verrugas y todo.
—Soy toda oídos —dijo mirándome con expectación.
—Ahora no. Esto no va a ser fácil, y necesito más espacio del que tenemos aquí.
—Entonces, ¿dónde? —Preguntó, perpleja.
— ¿Vas a la fogata en la playa este fin de semana? —Pregunté rápidamente mientras estudiantes comenzaron a entrar para la siguiente clase.
—Iba a preguntarte si querías que fuéramos juntas.
—Está bien —acepté—. Voy a contarte todo entonces.
Santana me besó rápidamente y salió del salón de clases. Me aferré al borde del pupitre más cercano sintiéndome falta de aliento, como si acabara de correr un maratón.
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
sin palabras actualiza yaaaaaaaaa.
me encanto hasta el próximo capitulo.
me encanto hasta el próximo capitulo.
libe** - Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 09/01/2012
Edad : 30
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
que bonito y tiernoooo me encanto me hizo recordar un beso así cdtm espero el siguiente
imperio0720****** - Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 19/04/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
holaa....... me encanto actualiza!!!!!!!!!
Lorena_Glee** - Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Ohh genial, al fin se ha besado!!!! :D
Ahora si las cosas se ponen mejor, dudo mucho que de ahora en adelante Britt pueda alejarse de Santana...
Son oficialmente novias o ya lo dieron por hecho???? jejejejeje bueno aun asi me encanta que esten juntas
Lo que si es que Sam y Quinn no les gustara nada la buena nueva xD pero eso era algo que tarde o temprano pasaria y tendran que aceptarlo.. Dios! estoy ansiosa por que le diga ya su secreto *w*
Ahora si las cosas se ponen mejor, dudo mucho que de ahora en adelante Britt pueda alejarse de Santana...
Son oficialmente novias o ya lo dieron por hecho???? jejejejeje bueno aun asi me encanta que esten juntas
Lo que si es que Sam y Quinn no les gustara nada la buena nueva xD pero eso era algo que tarde o temprano pasaria y tendran que aceptarlo.. Dios! estoy ansiosa por que le diga ya su secreto *w*
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
awww se besaron <3 <3 <3
Britt le contará??? wow quiero ver cómo reaccionará San :)
Me dejaste con la intriga!!
Besos.
Alii C:
Britt le contará??? wow quiero ver cómo reaccionará San :)
Me dejaste con la intriga!!
Besos.
Alii C:
Alisseth***** - Mensajes : 254
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Oh dioooos se besarón y fue mágico!
Nada. Nada viene a mi mente que parezca lógico en
este momento, así que soloo...ACTUALIZA por favorXD
Hasta el próximo.
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
al fin, al fin! estuvo de lo mejor, a esperar la actualizacion!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Hey que bueno que te haya gustado, creo que muchas estaban esperando este momento Brittana ;) bueno muchos saludos y espero y te guste el próximo cap. ;)libe escribió:sin palabras actualiza yaaaaaaaaa.
me encanto hasta el próximo capitulo.
Que bien que te haya hecho recordar un beso ;) jejeje bueno muchos saludos ;)imperio0720 escribió:que bonito y tiernoooo me encanto me hizo recordar un beso así cdtm espero el siguiente
Lorena_Glee escribió:holaa....... me encanto actualiza!!!!!!!!!
Bueno en este próximo capitulo sabrás como quedaron estas chicas, todo esta historia se pondrá mucho mejor cada día, y bueno después sabrás la reacción que tendrán los hermanos de Britt. muchos saludos por comentar ;)aria escribió:Ohh genial, al fin se ha besado!!!! :D
Ahora si las cosas se ponen mejor, dudo mucho que de ahora en adelante Britt pueda alejarse de Santana...
Son oficialmente novias o ya lo dieron por hecho???? jejejejeje bueno aun asi me encanta que esten juntas
Lo que si es que Sam y Quinn no les gustara nada la buena nueva xD pero eso era algo que tarde o temprano pasaria y tendran que aceptarlo.. Dios! estoy ansiosa por que le diga ya su secreto *w*
Bueno ya no te dejo con la intriga y en este capitulo que sigas se soltara la bomba jejeje y espero y te guste. mucho saludos ;)Alisseth escribió:awww se besaron <3 <3 <3
Britt le contará??? wow quiero ver cómo reaccionará San :)
Me dejaste con la intriga!!
Besos.
Alii C:
Bueno creo que atadas nos encanto esta parte, y yo creo que también es muy linda bueno todo lo referente con Brittana es lindo. bueno aquí esta el próximo capitulo muchos saludos ;)Ali_Pearce escribió:Oh dioooos se besarón y fue mágico!Nada. Nada viene a mi mente que parezca lógico eneste momento, así que soloo...ACTUALIZA por favorXDHasta el próximo.
si al fin se besaron y fue perfecto, espero que el capitulo que siga les agrade mucho. bueno muchos saludos ;)micky morales escribió:al fin, al fin! estuvo de lo mejor, a esperar la actualizacion!
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
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