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Página 8 de 12. • 1, 2, 3 ... 7, 8, 9, 10, 11, 12
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me gusto mucho el capitulo espero el siguiente capitulo con ansias me encanta esta historia ya quiero ver que pasa en el siguiente
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me encanta
como lo escribí es uno de mis favoritos
espero y continúes pronto que
me desespero mucho saber que tardaras subir
pero bueno por este fic espero años.
sigue.
como lo escribí es uno de mis favoritos
espero y continúes pronto que
me desespero mucho saber que tardaras subir
pero bueno por este fic espero años.
sigue.
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
ooo dios si que son muy bonitos juntos me dio gracia lo de y un poco pervertidos jajaja esta genial no sabes como adoro tus fics si que eres una muy buena escritora y con eso re digo que aqui tienes a una lectora muy fiel!!! esperare mas ansiosa de lo normal por tu proxima actualizacion!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
38. Blaine.
Si sigo mirando sus largas piernas, voy a acabar provocando un accidente.
- ¿Cómo está tu hermano? -le pregunto para cambiar de tema.
- Está deseando ganarte otra vez a las damas.
- ¿En serio? Bueno, dile que me dejé ganar. Estaba intentando impresionarte.
- ¿Perdiendo a las damas?
- Funcionó, ¿verdad? -digo, encogiéndome de hombros.
Reparo en que no deja de colocarse el traje, como si necesitara ponérselo bien para causarme buena impresión. Con la intención de disipar sus nervios, le recorro el brazo con los dedos antes de cogerlo de la mano.
- Dile a Finn que volveré para la revancha -le digo.
Él se vuelve hacia mí y me mira con sus resplandecientes ojos azules.
- ¿En serio?
- Por supuesto.
Durante el trayecto, intento mantener una conversación intranscendente. Pero no funciona, no soy el tipo de chico al que le gusten ese tipo de conversaciones. Me alegro de que Kurt parezca contento aunque estemos en silencio.
Poco después, aparco delante de una casa de ladrillo, pequeña, de dos plantas.
- ¿La boda no es en la iglesia?
- No. Elena quiere casarse en casa de sus padres.
Le rodeo la cadera con el brazo cuando nos acercamos a la casa. No me preguntéis por qué razón siento la necesidad de presumir de él. Tal vez en el fondo sea cierto que no soy más que un Neanderthal. Cuando entramos en la casa, nos llega la música de los Mariachi procedente del patio, y hay gente ocupando cada centímetro del espacio. Compruebo la reacción de Kurt, preguntándome si siente que ha sido transportado por arte de magia a México. Mi familia no tiene casas enormes con piscinas como a las que él está acostumbrado.
Enrique y algunos de mis primos nos dan la bienvenida a gritos. Todos hablan en su argot; no sé si Kurt los entiende. Estoy acostumbrado a que mis tías me besuqueen sin parar y que mis tíos me den vigorosos manotazos en la espalda. Pero no creo que a él le haga mucha gracia aquello. Me acerco a Kurt para que sepa que no me he olvidado de él. Empiezo a presentarle a toda la familia pero me doy por vencido cuando comprendo que no hay manera de que recuerde todos los nombres.
- ¡Eh! -exclama una voz a nuestra espalda.
Me vuelvo y veo a Puck.
- ¿Qué pasa? -le saludo, dándole una palmada en la espalda-. Kurt, seguro que ya conoces a mi mejor amigo del instituto. No te preocupes, sabe que no tiene que decirle a nadie que te ha visto aquí.
- Mis labios están sellados -asegura, y luego se pone a hacer el tonto, fingiendo cerrarse los labios con una cremallera y lanzar la llave.
- Hola, Puck -le dice él con una sonrisa.
Jorge se une a nosotros, con su esmoquin blanco y una rosa roja en la solapa. Recibo a mi futuro primo con otra palmada en la espalda.
- Vaya, tío, vas hecho un pincel.
- Tú tampoco estás nada mal. ¿Vas a presentarme a tu amigo o qué?
- Kurt, este es Jorge. Es el pobre que... quiero decir, el afortunado que va a casarse con mi prima Elena.
- Los amigos de Blaine son nuestros amigos -le dice a Kurt, dándole un abrazo.
- ¿Dónde está la novia? -pregunta Puck.
- Arriba, llorando en la habitación de sus padres.
- ¿De felicidad? -intervengo yo.
- No, tío. Subí para darle un beso y ahora está barajando la posibilidad de cancelarlo todo, porque dice que ver a la novia antes de la boda trae mala suerte -añade Jorge, encogiéndose de hombros.
- Me alegro de no estar en tu piel -le suelto-. Elena es supersticiosa. Probablemente hará alguna locura para ahuyentar la mala suerte.
Mientras Puck y Jorge especulan sobre los recursos que podría emplear Elena para librarse de ella, cojo a Kurt de la mano y lo llevo afuera. Un grupo toca música en directo. Aunque seamos chicanos y nos hayamos adaptado bien, seguimos manteniendo nuestra cultura y nuestras rediciones. La comida es picante, las familias son numerosas y todos estamos muy unidos. Y nos encanta moveros al ritmo de la música que llevamos en la sangre.
- ¿Puck es tu primo? -me pregunta Kurt.
- No, pero le gusta pensar que sí. Carlos, este es Kurt -informo a mi hermano cuando llego a su lado.
- Si, ya lo sé -dice Carlos-. Recuerdo haberos visto en pleno intercambio de saliva.
Kurt se queda mudo por la sorpresa.
- Ten cuidado con lo que dices -le advierto, dándole una colleja.
Kurt me pone la mano en el pecho.
- No te preocupes, Blaine. No tienes que protegerme de todos.
Carlos adopta una postura presumida.
- Es cierto, hermano. No tienes que protegerlo. Bueno, tal vez de mamá sí.
Se acabó. Llevo a mi hermano a un lado y me enzarzo con él en una discusión.
- Lárgate y no molestes.
¿Está intentando estropearme la cita? Carlos se dirige a la mesa, resoplando.
- ¿Y tu otro hermano? -pregunta Kurt.
Nos sentamos en una de las muchas mesitas alquiladas que hay en medio del patio. Coloco el brazo sobre el respaldo de su silla.
- Luís está ahí -digo, señalando un rincón del patio, donde mi hermano es ya el centro de atención gracias a su imitación de animales de corral. Todavía tengo que explicarle que ese talento no le valdrá para atraer a las chicas cuando entre en el instituto.
Kurt tiene la mirada puesta en los cuatro niños de mi prima; todos tienen menos de siete años y corretean por todos lados. Marissa, de dos años, ha decidido que no estaba a gusto con su vestido y se lo ha quitado, arrojándolo a un lado del patio.
- Seguramente pensarás que no son más que un puñado de ruidosos mexicanos.
Él sonríe.
- No. Parece un puñado de gente que se divierte en una boda al aire libre. ¿Quién es ese? -pregunta cuando un chico vestido con uniforme militar pasa a nuestro lado-. ¿Otro primo?
- Sí. Paul acaba de regresar de Oriente Medio. Aunque no lo creas, antes era miembro de Python, una pandilla de Chicago. Antes de ser soldado estaba muy metido en las drogas.
Él gira la cabeza de inmediato para mirarme.
- Ya te lo dije, yo no consumo drogas. Por lo menos ya no -le aseguro con decisión, deseando que me crea-. Y tampoco trafico con ellas.
- ¿Me lo prometes?
- Sí -respondo, recordando la noche en la playa en la que estuve tonteando con Sebastian. Aquella fue la última vez-. No importa lo que hayas oído, me mantengo alejado de la coca. Es algo muy serio. Lo creas o no, me gustaría conservar todas las neuronas con las que nací
- ¿Y Puck? -pregunta Kurt-. ¿Consume drogas?
- A veces.
Dirige la mirada a Puck, que ríe y bromea con mi familia.
Intenta desesperadamente formar parte de ella, ya que no dispone de una propia. Su madre se largó hace años, dejando a su padre y a él en una situación lamentable, no lo culpo por desear escapar.
Mi prima Elena aparece finalmente con un vestido blanco de encaje, y la ceremonia da comienzo. Mientras recitan los votos, me quedo detrás de Kurt estrechándolo entre mis brazos, arropándola suavemente. Me pregunto qué llevará él el día de su boda. Probablemente diversos profesionales capturarán el momento para toda la eternidad.
- Y yo os declaro, marido y mujer -recitó el sacerdote. Los novios se besan y la gente prorrumpe en aplausos. Kurt me aprieta con fuerza la mano.
¡Ya llegamos al capítulo 38! No puedo creerlo, muchas gracias por leer y comentar, en serio, los adoro.
Si sigo mirando sus largas piernas, voy a acabar provocando un accidente.
- ¿Cómo está tu hermano? -le pregunto para cambiar de tema.
- Está deseando ganarte otra vez a las damas.
- ¿En serio? Bueno, dile que me dejé ganar. Estaba intentando impresionarte.
- ¿Perdiendo a las damas?
- Funcionó, ¿verdad? -digo, encogiéndome de hombros.
Reparo en que no deja de colocarse el traje, como si necesitara ponérselo bien para causarme buena impresión. Con la intención de disipar sus nervios, le recorro el brazo con los dedos antes de cogerlo de la mano.
- Dile a Finn que volveré para la revancha -le digo.
Él se vuelve hacia mí y me mira con sus resplandecientes ojos azules.
- ¿En serio?
- Por supuesto.
Durante el trayecto, intento mantener una conversación intranscendente. Pero no funciona, no soy el tipo de chico al que le gusten ese tipo de conversaciones. Me alegro de que Kurt parezca contento aunque estemos en silencio.
Poco después, aparco delante de una casa de ladrillo, pequeña, de dos plantas.
- ¿La boda no es en la iglesia?
- No. Elena quiere casarse en casa de sus padres.
Le rodeo la cadera con el brazo cuando nos acercamos a la casa. No me preguntéis por qué razón siento la necesidad de presumir de él. Tal vez en el fondo sea cierto que no soy más que un Neanderthal. Cuando entramos en la casa, nos llega la música de los Mariachi procedente del patio, y hay gente ocupando cada centímetro del espacio. Compruebo la reacción de Kurt, preguntándome si siente que ha sido transportado por arte de magia a México. Mi familia no tiene casas enormes con piscinas como a las que él está acostumbrado.
Enrique y algunos de mis primos nos dan la bienvenida a gritos. Todos hablan en su argot; no sé si Kurt los entiende. Estoy acostumbrado a que mis tías me besuqueen sin parar y que mis tíos me den vigorosos manotazos en la espalda. Pero no creo que a él le haga mucha gracia aquello. Me acerco a Kurt para que sepa que no me he olvidado de él. Empiezo a presentarle a toda la familia pero me doy por vencido cuando comprendo que no hay manera de que recuerde todos los nombres.
- ¡Eh! -exclama una voz a nuestra espalda.
Me vuelvo y veo a Puck.
- ¿Qué pasa? -le saludo, dándole una palmada en la espalda-. Kurt, seguro que ya conoces a mi mejor amigo del instituto. No te preocupes, sabe que no tiene que decirle a nadie que te ha visto aquí.
- Mis labios están sellados -asegura, y luego se pone a hacer el tonto, fingiendo cerrarse los labios con una cremallera y lanzar la llave.
- Hola, Puck -le dice él con una sonrisa.
Jorge se une a nosotros, con su esmoquin blanco y una rosa roja en la solapa. Recibo a mi futuro primo con otra palmada en la espalda.
- Vaya, tío, vas hecho un pincel.
- Tú tampoco estás nada mal. ¿Vas a presentarme a tu amigo o qué?
- Kurt, este es Jorge. Es el pobre que... quiero decir, el afortunado que va a casarse con mi prima Elena.
- Los amigos de Blaine son nuestros amigos -le dice a Kurt, dándole un abrazo.
- ¿Dónde está la novia? -pregunta Puck.
- Arriba, llorando en la habitación de sus padres.
- ¿De felicidad? -intervengo yo.
- No, tío. Subí para darle un beso y ahora está barajando la posibilidad de cancelarlo todo, porque dice que ver a la novia antes de la boda trae mala suerte -añade Jorge, encogiéndose de hombros.
- Me alegro de no estar en tu piel -le suelto-. Elena es supersticiosa. Probablemente hará alguna locura para ahuyentar la mala suerte.
Mientras Puck y Jorge especulan sobre los recursos que podría emplear Elena para librarse de ella, cojo a Kurt de la mano y lo llevo afuera. Un grupo toca música en directo. Aunque seamos chicanos y nos hayamos adaptado bien, seguimos manteniendo nuestra cultura y nuestras rediciones. La comida es picante, las familias son numerosas y todos estamos muy unidos. Y nos encanta moveros al ritmo de la música que llevamos en la sangre.
- ¿Puck es tu primo? -me pregunta Kurt.
- No, pero le gusta pensar que sí. Carlos, este es Kurt -informo a mi hermano cuando llego a su lado.
- Si, ya lo sé -dice Carlos-. Recuerdo haberos visto en pleno intercambio de saliva.
Kurt se queda mudo por la sorpresa.
- Ten cuidado con lo que dices -le advierto, dándole una colleja.
Kurt me pone la mano en el pecho.
- No te preocupes, Blaine. No tienes que protegerme de todos.
Carlos adopta una postura presumida.
- Es cierto, hermano. No tienes que protegerlo. Bueno, tal vez de mamá sí.
Se acabó. Llevo a mi hermano a un lado y me enzarzo con él en una discusión.
- Lárgate y no molestes.
¿Está intentando estropearme la cita? Carlos se dirige a la mesa, resoplando.
- ¿Y tu otro hermano? -pregunta Kurt.
Nos sentamos en una de las muchas mesitas alquiladas que hay en medio del patio. Coloco el brazo sobre el respaldo de su silla.
- Luís está ahí -digo, señalando un rincón del patio, donde mi hermano es ya el centro de atención gracias a su imitación de animales de corral. Todavía tengo que explicarle que ese talento no le valdrá para atraer a las chicas cuando entre en el instituto.
Kurt tiene la mirada puesta en los cuatro niños de mi prima; todos tienen menos de siete años y corretean por todos lados. Marissa, de dos años, ha decidido que no estaba a gusto con su vestido y se lo ha quitado, arrojándolo a un lado del patio.
- Seguramente pensarás que no son más que un puñado de ruidosos mexicanos.
Él sonríe.
- No. Parece un puñado de gente que se divierte en una boda al aire libre. ¿Quién es ese? -pregunta cuando un chico vestido con uniforme militar pasa a nuestro lado-. ¿Otro primo?
- Sí. Paul acaba de regresar de Oriente Medio. Aunque no lo creas, antes era miembro de Python, una pandilla de Chicago. Antes de ser soldado estaba muy metido en las drogas.
Él gira la cabeza de inmediato para mirarme.
- Ya te lo dije, yo no consumo drogas. Por lo menos ya no -le aseguro con decisión, deseando que me crea-. Y tampoco trafico con ellas.
- ¿Me lo prometes?
- Sí -respondo, recordando la noche en la playa en la que estuve tonteando con Sebastian. Aquella fue la última vez-. No importa lo que hayas oído, me mantengo alejado de la coca. Es algo muy serio. Lo creas o no, me gustaría conservar todas las neuronas con las que nací
- ¿Y Puck? -pregunta Kurt-. ¿Consume drogas?
- A veces.
Dirige la mirada a Puck, que ríe y bromea con mi familia.
Intenta desesperadamente formar parte de ella, ya que no dispone de una propia. Su madre se largó hace años, dejando a su padre y a él en una situación lamentable, no lo culpo por desear escapar.
Mi prima Elena aparece finalmente con un vestido blanco de encaje, y la ceremonia da comienzo. Mientras recitan los votos, me quedo detrás de Kurt estrechándolo entre mis brazos, arropándola suavemente. Me pregunto qué llevará él el día de su boda. Probablemente diversos profesionales capturarán el momento para toda la eternidad.
- Y yo os declaro, marido y mujer -recitó el sacerdote. Los novios se besan y la gente prorrumpe en aplausos. Kurt me aprieta con fuerza la mano.
¡Ya llegamos al capítulo 38! No puedo creerlo, muchas gracias por leer y comentar, en serio, los adoro.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
¡me alegra que te guste! Ya actualicé :).gleeclast escribió:Me gusto mucho el capitulo espero el siguiente capitulo con ansias me encanta esta historia ya quiero ver que pasa en el siguiente
Este libro también es de mis favoritos, no sé es tan perfecto. ¡Muchas gracias por tuc omentario, anny! en serio, me encanta leerlos. Ya actualicé :).annyhummel escribió:me encanta
como lo escribí es uno de mis favoritos
espero y continúes pronto que
me desespero mucho saber que tardaras subir
pero bueno por este fic espero años.
sigue.
Jajajaja, tenés razón, jdsfknsdgsdf.gleeismylife escribió:ooo dios si que son muy bonitos juntos me dio gracia lo de y un poco pervertidos jajaja esta genial no sabes como adoro tus fics si que eres una muy buena escritora y con eso re digo que aqui tienes a una lectora muy fiel!!! esperare mas ansiosa de lo normal por tu proxima actualizacion!!! :DDD
¡¡¡Muchas gracias!!! Besote, ya actualicé.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me gusto muuucho el capitulo espero el siguiente capitulo con ansias ya quiero ver que pasa en el siguiente y como dije antes me encanta esta historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Ooo ya 38 capitulos!!!!! ni yo lo puedo creer que bien!!!!!
y hacerca del capitulo estuvo fantastico me dio un poco de tristesa lo de puck.
estuvo muy bien amo cuando esran juntos son tan asdfghjk jajaja
esperare ansiosa tu proxima actualizacion!!!! :DDD
y hacerca del capitulo estuvo fantastico me dio un poco de tristesa lo de puck.
estuvo muy bien amo cuando esran juntos son tan asdfghjk jajaja
esperare ansiosa tu proxima actualizacion!!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Por dios!!! Que rapido a pasado el tiempo...
Espero lo sigas. La verdad es que amo este fic... Es agsdjhdkdm
esperare ansiosa el siguiente capitulo... Cuidate, besos
Espero lo sigas. La verdad es que amo este fic... Es agsdjhdkdm
esperare ansiosa el siguiente capitulo... Cuidate, besos
Veronica Everett Criss****** - Mensajes : 368
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Edad : 26
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
39. Kurt.
Está claro que Jorge y Elena están locamente enamorados, y eso hace que me pregunte si alguna vez estaré tan enamorado de mi futuro marido.
Pienso en Finn. Él nunca tendrá marido, ni hijos. Sé que mis hijos lo querrán tanto como yo. Nunca le faltará amor. Pero, en el fondo, me pregunto si anhela aquello que nunca tendrá: una esposa, una familia propia.
Volviendo a Blaine. Sé que no puedo verme envuelto en asuntos de pandillas y quién sabe en qué cosas más. Yo no soy así. Pero este chico, situado justo en el centro de todo aquello que rechazo, está conectado a mí como nadie lo ha estado nunca. Sé que mi misión es ayudarle a cambiar de vida, para que algún día la gente pueda decir que somos la pareja perfecta.
Cuando empieza a sonar la música, rodeo a Blaine con los brazos y apoyo la cabeza sobre su pecho. Él retira los mechones de mi cuello y me abraza mientras nos balanceamos al ritmo de la música.
Un chico se acerca a la novia con un billete de cinco dólares.
- Es una tradición -explica Blaine-. Está pagando por bailar con la novia. Lo llaman el baile de la prosperidad.
Observo, fascinada, como el chico sujeta los cinco dólares a la cola del vestido de la novia con un imperdible.
Mi madre estaría aterrorizada.
Alguien le grita algo al chico que baila con la novia y todos estallan en carcajadas.
- ¿Qué ha dicho tan divertido?
- Dicen que le ha puesto el billete demasiado cerca del culo.
Miro a las parejas que hay en la pista de baile e intento imitar sus movimientos mientras me dejo llevar por la música. Guando la novia deja de bailar, le pregunto a Blaine si él también va a bailar con ella.
Cuando me dice que sí, le animo a hacerlo ahora.
- Ve a bailar con Elena. Mientras, iré a hablar con tu madre.
- ¿Estás seguro de que quieres hacer eso?
- Sí, la he visto al llegar y no quiero ignorarla. No te preocupes por mí. Tengo que hacerlo.
Blaine extrae un billete de diez dólares de su cartera. Intento no reparar en ello, pero veo que está vacía. Está a punto de darle a la novia todo el dinero que le queda. ¿Puede permitírselo? Sé que trabaja en el taller, pero el dinero que gana allí probablemente lo emplee para ayudar a su familia.
Doy un paso atrás hasta que nuestras manos se separan.
- Enseguida vuelvo.
Me acerco a la madre de Blaine, en la fila de mesas donde las mujeres están colocando platos de comida. Lleva un vestido cruzado rojo y parece más joven que mi madre. La gente piensa que mi madre es guapa, pero la señora Anderson posee la belleza eterna de una estrella de cine. Tiene los ojos grandes y marrones, unas pestañas que le rozan las cejas, y una piel impecable y ligeramente bronceada.
Le doy un golpecito en el hombro mientras dispone las servilletas sobre la mesa.
- Hola, señora Anderson
- ¿Kurt, verdad? -pregunta.
Asiento con la cabeza. Vale, ya han terminado las presentaciones, Kurt. Deja de andarte con rodeos.
- Esto, quería decirle algo desde que llegamos. Y ahora parece el momento perfecto, pero creo que estoy andándome por las ramas y que no voy al grano. Me pasa cuando estoy nervioso.
La mujer me observa como si estuviera chiflado.
- Continúa -insiste.
- Sí, bueno, sé que no hemos empezado con muy buen pie. Y siento mucho si, de algún modo, le falté el respeto la última vez que nos vimos. Solo quería que supiese que no fui a su casa con la intención de besar a Blaine.
- Disculpa la curiosidad, ¿pero cuáles son tus intenciones?
- ¿Cómo dice?
- ¿Que cuáles son tus intenciones con Blaine?
- Yo... no estoy seguro de qué quiere que le diga. Si le soy sincero, lo sabremos conforme avancen las cosas.
La señora Anderson me pone la mano en el hombro.
- Dios sabe que no soy la mejor madre del mundo. Sin embargo, me preocupo por mis hijos, Kurt, más que nada en el mundo. Y haré lo que sea necesario por protegerles. Veo el modo en el que te mira, y me asusta. No soportaría verlo sufrir otra vez por alguien que le importa.
Al escuchar a la madre de Blaine hablando de él de aquel modo siento el deseo de tener una madre como ella, alguien que quiere y se preocupa de su hijo. Me cuesta mucho asimilar lo que acaba de decirme la señora Anderson. Sus palabras me han dejado un nudo en la garganta. La verdad es que últimamente no me siento parte de mi familia. Solo soy un chico cuyos padres esperan que diga y haga siempre lo correcto. Llevo mucho tiempo representado un papel para ayudar a mis padres a sobrellevar lo de Finn, que es quien de verdad necesita toda su atención.
A veces resulta muy duro tener que esforzarse tanto para fingir que eres un chico normal. Nadie me dijo que tenía que ser perfecto todo el tiempo. La verdad es que el sentimiento que más predomina en mi vida es el de la culpabilidad. Una culpabilidad inagotable y monstruosa.
Culpabilidad por ser un chico normal.
Culpabilidad por la obsesión de que Finn se sienta tan querido como yo.
Culpabilidad por temer que mis propios hijos sean como mi hermano.
Culpabilidad por sentirme avergonzado cuando la gente mira a Finn por la calle.
Nunca terminará. ¿Cómo va a terminar cuando he estado cargando con esa sensación desde el día que nací? Para la señora Anderson, la familia significa amor y protección. Para mí, culpabilidad y amor condicional. -Señora Anderson, no puedo prometerle que no le haré daño a Blaine. Lo único que sé es que tampoco puedo estar separado de él, aunque sea precisamente lo que usted desea. Ya lo he intentado.
Porque estar con Blaine me permite apartarme de mi propio mundo de tinieblas. Noto cómo las lágrimas abandonan mis ojos y resbalan por mis mejillas. Me abro paso entre la multitud en busca del cuarto de baño.
Cuando Puck sale de él, me apresuro a entrar.
- Tal vez deberías esperar antes de...
La voz de Puck se desvanece al otro lado de la puerta. La cierro con el pestillo. Me seco los ojos y me miro en el espejo. Estoy hecho un desastre. Se me ha despeinado el pelo formando un tornado y... Qué tontería, qué más dará. Me desplomo sobre las frías baldosas del suelo. Ahora comprendo lo que Puck estaba a punto de decirme. El baño apesta, el olor es insoportable... casi hasta el punto de provocarme una arcada. Me tapo la nariz con la mano, intentando ignorar el olor mientras pienso en las palabras de la señora Anderson. Me quedo sentado en el suelo del cuarto de baño, secándome los ojos con una toallita y haciendo todo lo posible por taparme la nariz. Un fuerte golpe en la puerta interrumpe mi llanto.
- Kurt, ¿estás ahí? -pregunta Blaine desde el otro lado de la puerta.
- No.
- Sal de ahí, por favor.
- No.
- Entonces, déjame entrar.
- No.
- Quiero decirte algo.
- ¿Qué? -pregunto con el pañuelo todavía en la mano.
- Te lo diré si me dejas entrar.
Giro el pomo hasta que este emite un chasquido.
Blaine entra en el baño.
- No te preocupes por nada -me dice, y tras cerrar la puerta, se arrodilla a mi lado, estrechándome entre sus brazos y acercándome más a él. A continuación, olfatea el aire unas cuantas veces-. Joder. ¿Puck ha estado aquí?
Asiento con la cabeza.
- ¿Qué te ha dicho mi madre? -me pregunta mientras me acaricia el pelo.
Oculto el rostro en su pecho.
- Solo ha sido honesta conmigo -murmuro contra su camisa.
Un fuerte ruido en la puerta nos interrumpe. - Abre la puerta, soy Elena.
- ¿Quién es? -pregunto yo
- La novia -responde Blaine.
- ¡Déjame entrar!
Blaine abre la puerta. Una chica con greñas blancas y docenas de billetes colgando de imperdibles de la cola del vestido, se mete en el baño y cierra la puerta tras ella.
- Vale, ¿qué pasa aquí? -pregunta antes de olfatear también el aire-, ¿Ha estado Puck?
Blaine y yo asentimos al unísono.
- ¿Qué coño come ese crío que todo lo que descarga parece estar podrido? Maldita sea -dice, cogiendo un pañuelo y llevándoselo a la nariz.
- Ha sido una ceremonia preciosa -le digo a través de mi propio pañuelo. Esta es la situación más incómoda y surrealista que he vivido jamás.
Elena me coge de la mano. - Ven afuera y disfruta de la fiesta. Puede que mi tía sea un poco conflictiva, pero no pretende hacer ningún daño. Es más, creo que en el fondo le gustas.
- Voy a acompañarlo a casa -dice Blaine, representando el papel de héroe. Me pregunto cuándo se hartará del papel.
- No, no te lo llevarás a casa. Y si insistes, tendré que encerraros a los dos en este apestoso lavabo para evitarlo.
Elena parece hablar muy en serio.
Alguien más llama a la puerta.
- Largo -ordena Elena con efusividad.
- Soy Jorge.
Me encojo de hombros y miro a Blaine en busca de una explicación. - Es el novio -me informa él.
Jorge se cuela dentro. No está tan afectado como el resto de nosotros porque todavía no ha notado el olor a muerto que desprende el cuarto. Pero apenas olfatea unas cuantas veces y los ojos le empiezan a llorar.
- Vamos, Elena -insiste Jorge, que intenta cubrirse la nariz sin llamar mucho la atención pero sin disimular muy bien-. Los invitados preguntan por ti.
- ¿No ves que estoy hablando con mi primo y su cita?
- Sí, pero...
Elena levanta la mano para callarlo mientras sujeta el pañuelo con la otra.
- Ya te lo he dicho, primero hablaré con mi primo y su cita -zanja con firmeza-. Y todavía no he terminado. Tú -continúa Elena, señalándome con el dedo-. Ven conmigo. Blaine, quiero que tus hermanos y tú cantéis.
- Elena, no creo que... -niega Blaine con la cabeza.
Elena vuelve a levantar la mano, silenciando también a su primo.
- No te he pedido que creas nada. Te he pedido que te unas a tus hermanos y que cantéis para mi marido y para mí.
Elena abre la puerta y me pasea por la casa. Solo se detiene cuando llegamos al jardín. Entonces me suelta la mano para arrebatarle el micrófono al cantante del grupo.
- ¡Puck! Sí, estoy hablando contigo -anuncia Elena en voz alta señalando a Puck, quien conversa con un grupo de chicas-. La próxima vez que quieras cagar, hazlo en casa de otro.
El séquito que rodea a Puck se dispersa rápidamente entre risas, abandonándolo a su suerte.
Jorge atraviesa la pista a grandes zancadas en dirección a su mujer. El pobre hombre está sudando la gota gorda mientras todos ríen y aplauden. Elena baja por fin del escenario y Blaine habla con el cantante de la banda. Los invitados le animan, a él y a sus hermanos, para que canten.
Puck se sienta a mi lado.
- Siento mucho lo del cuarto de baño. Intenté avisarte -me dice avergonzado.
- No te preocupes. Creo que Elena ya te ha dejado bastante en ridículo. -Entonces, me inclino hacia él y le pregunto-: Sinceramente, ¿qué opinas de que Blaine y yo salgamos juntos?
- Sinceramente, creo que es lo mejor que le ha ocurrido nunca.
Tres cosas:
.No me cae muy bien la mamá de Blaine.
.Me dio mucha gracia el incidente con Puck y Elena :b.
.Amé este capítulo, no sé porque, capaz por la última línea.
¡Ojalá les haya gustado, los adoro!
Está claro que Jorge y Elena están locamente enamorados, y eso hace que me pregunte si alguna vez estaré tan enamorado de mi futuro marido.
Pienso en Finn. Él nunca tendrá marido, ni hijos. Sé que mis hijos lo querrán tanto como yo. Nunca le faltará amor. Pero, en el fondo, me pregunto si anhela aquello que nunca tendrá: una esposa, una familia propia.
Volviendo a Blaine. Sé que no puedo verme envuelto en asuntos de pandillas y quién sabe en qué cosas más. Yo no soy así. Pero este chico, situado justo en el centro de todo aquello que rechazo, está conectado a mí como nadie lo ha estado nunca. Sé que mi misión es ayudarle a cambiar de vida, para que algún día la gente pueda decir que somos la pareja perfecta.
Cuando empieza a sonar la música, rodeo a Blaine con los brazos y apoyo la cabeza sobre su pecho. Él retira los mechones de mi cuello y me abraza mientras nos balanceamos al ritmo de la música.
Un chico se acerca a la novia con un billete de cinco dólares.
- Es una tradición -explica Blaine-. Está pagando por bailar con la novia. Lo llaman el baile de la prosperidad.
Observo, fascinada, como el chico sujeta los cinco dólares a la cola del vestido de la novia con un imperdible.
Mi madre estaría aterrorizada.
Alguien le grita algo al chico que baila con la novia y todos estallan en carcajadas.
- ¿Qué ha dicho tan divertido?
- Dicen que le ha puesto el billete demasiado cerca del culo.
Miro a las parejas que hay en la pista de baile e intento imitar sus movimientos mientras me dejo llevar por la música. Guando la novia deja de bailar, le pregunto a Blaine si él también va a bailar con ella.
Cuando me dice que sí, le animo a hacerlo ahora.
- Ve a bailar con Elena. Mientras, iré a hablar con tu madre.
- ¿Estás seguro de que quieres hacer eso?
- Sí, la he visto al llegar y no quiero ignorarla. No te preocupes por mí. Tengo que hacerlo.
Blaine extrae un billete de diez dólares de su cartera. Intento no reparar en ello, pero veo que está vacía. Está a punto de darle a la novia todo el dinero que le queda. ¿Puede permitírselo? Sé que trabaja en el taller, pero el dinero que gana allí probablemente lo emplee para ayudar a su familia.
Doy un paso atrás hasta que nuestras manos se separan.
- Enseguida vuelvo.
Me acerco a la madre de Blaine, en la fila de mesas donde las mujeres están colocando platos de comida. Lleva un vestido cruzado rojo y parece más joven que mi madre. La gente piensa que mi madre es guapa, pero la señora Anderson posee la belleza eterna de una estrella de cine. Tiene los ojos grandes y marrones, unas pestañas que le rozan las cejas, y una piel impecable y ligeramente bronceada.
Le doy un golpecito en el hombro mientras dispone las servilletas sobre la mesa.
- Hola, señora Anderson
- ¿Kurt, verdad? -pregunta.
Asiento con la cabeza. Vale, ya han terminado las presentaciones, Kurt. Deja de andarte con rodeos.
- Esto, quería decirle algo desde que llegamos. Y ahora parece el momento perfecto, pero creo que estoy andándome por las ramas y que no voy al grano. Me pasa cuando estoy nervioso.
La mujer me observa como si estuviera chiflado.
- Continúa -insiste.
- Sí, bueno, sé que no hemos empezado con muy buen pie. Y siento mucho si, de algún modo, le falté el respeto la última vez que nos vimos. Solo quería que supiese que no fui a su casa con la intención de besar a Blaine.
- Disculpa la curiosidad, ¿pero cuáles son tus intenciones?
- ¿Cómo dice?
- ¿Que cuáles son tus intenciones con Blaine?
- Yo... no estoy seguro de qué quiere que le diga. Si le soy sincero, lo sabremos conforme avancen las cosas.
La señora Anderson me pone la mano en el hombro.
- Dios sabe que no soy la mejor madre del mundo. Sin embargo, me preocupo por mis hijos, Kurt, más que nada en el mundo. Y haré lo que sea necesario por protegerles. Veo el modo en el que te mira, y me asusta. No soportaría verlo sufrir otra vez por alguien que le importa.
Al escuchar a la madre de Blaine hablando de él de aquel modo siento el deseo de tener una madre como ella, alguien que quiere y se preocupa de su hijo. Me cuesta mucho asimilar lo que acaba de decirme la señora Anderson. Sus palabras me han dejado un nudo en la garganta. La verdad es que últimamente no me siento parte de mi familia. Solo soy un chico cuyos padres esperan que diga y haga siempre lo correcto. Llevo mucho tiempo representado un papel para ayudar a mis padres a sobrellevar lo de Finn, que es quien de verdad necesita toda su atención.
A veces resulta muy duro tener que esforzarse tanto para fingir que eres un chico normal. Nadie me dijo que tenía que ser perfecto todo el tiempo. La verdad es que el sentimiento que más predomina en mi vida es el de la culpabilidad. Una culpabilidad inagotable y monstruosa.
Culpabilidad por ser un chico normal.
Culpabilidad por la obsesión de que Finn se sienta tan querido como yo.
Culpabilidad por temer que mis propios hijos sean como mi hermano.
Culpabilidad por sentirme avergonzado cuando la gente mira a Finn por la calle.
Nunca terminará. ¿Cómo va a terminar cuando he estado cargando con esa sensación desde el día que nací? Para la señora Anderson, la familia significa amor y protección. Para mí, culpabilidad y amor condicional. -Señora Anderson, no puedo prometerle que no le haré daño a Blaine. Lo único que sé es que tampoco puedo estar separado de él, aunque sea precisamente lo que usted desea. Ya lo he intentado.
Porque estar con Blaine me permite apartarme de mi propio mundo de tinieblas. Noto cómo las lágrimas abandonan mis ojos y resbalan por mis mejillas. Me abro paso entre la multitud en busca del cuarto de baño.
Cuando Puck sale de él, me apresuro a entrar.
- Tal vez deberías esperar antes de...
La voz de Puck se desvanece al otro lado de la puerta. La cierro con el pestillo. Me seco los ojos y me miro en el espejo. Estoy hecho un desastre. Se me ha despeinado el pelo formando un tornado y... Qué tontería, qué más dará. Me desplomo sobre las frías baldosas del suelo. Ahora comprendo lo que Puck estaba a punto de decirme. El baño apesta, el olor es insoportable... casi hasta el punto de provocarme una arcada. Me tapo la nariz con la mano, intentando ignorar el olor mientras pienso en las palabras de la señora Anderson. Me quedo sentado en el suelo del cuarto de baño, secándome los ojos con una toallita y haciendo todo lo posible por taparme la nariz. Un fuerte golpe en la puerta interrumpe mi llanto.
- Kurt, ¿estás ahí? -pregunta Blaine desde el otro lado de la puerta.
- No.
- Sal de ahí, por favor.
- No.
- Entonces, déjame entrar.
- No.
- Quiero decirte algo.
- ¿Qué? -pregunto con el pañuelo todavía en la mano.
- Te lo diré si me dejas entrar.
Giro el pomo hasta que este emite un chasquido.
Blaine entra en el baño.
- No te preocupes por nada -me dice, y tras cerrar la puerta, se arrodilla a mi lado, estrechándome entre sus brazos y acercándome más a él. A continuación, olfatea el aire unas cuantas veces-. Joder. ¿Puck ha estado aquí?
Asiento con la cabeza.
- ¿Qué te ha dicho mi madre? -me pregunta mientras me acaricia el pelo.
Oculto el rostro en su pecho.
- Solo ha sido honesta conmigo -murmuro contra su camisa.
Un fuerte ruido en la puerta nos interrumpe. - Abre la puerta, soy Elena.
- ¿Quién es? -pregunto yo
- La novia -responde Blaine.
- ¡Déjame entrar!
Blaine abre la puerta. Una chica con greñas blancas y docenas de billetes colgando de imperdibles de la cola del vestido, se mete en el baño y cierra la puerta tras ella.
- Vale, ¿qué pasa aquí? -pregunta antes de olfatear también el aire-, ¿Ha estado Puck?
Blaine y yo asentimos al unísono.
- ¿Qué coño come ese crío que todo lo que descarga parece estar podrido? Maldita sea -dice, cogiendo un pañuelo y llevándoselo a la nariz.
- Ha sido una ceremonia preciosa -le digo a través de mi propio pañuelo. Esta es la situación más incómoda y surrealista que he vivido jamás.
Elena me coge de la mano. - Ven afuera y disfruta de la fiesta. Puede que mi tía sea un poco conflictiva, pero no pretende hacer ningún daño. Es más, creo que en el fondo le gustas.
- Voy a acompañarlo a casa -dice Blaine, representando el papel de héroe. Me pregunto cuándo se hartará del papel.
- No, no te lo llevarás a casa. Y si insistes, tendré que encerraros a los dos en este apestoso lavabo para evitarlo.
Elena parece hablar muy en serio.
Alguien más llama a la puerta.
- Largo -ordena Elena con efusividad.
- Soy Jorge.
Me encojo de hombros y miro a Blaine en busca de una explicación. - Es el novio -me informa él.
Jorge se cuela dentro. No está tan afectado como el resto de nosotros porque todavía no ha notado el olor a muerto que desprende el cuarto. Pero apenas olfatea unas cuantas veces y los ojos le empiezan a llorar.
- Vamos, Elena -insiste Jorge, que intenta cubrirse la nariz sin llamar mucho la atención pero sin disimular muy bien-. Los invitados preguntan por ti.
- ¿No ves que estoy hablando con mi primo y su cita?
- Sí, pero...
Elena levanta la mano para callarlo mientras sujeta el pañuelo con la otra.
- Ya te lo he dicho, primero hablaré con mi primo y su cita -zanja con firmeza-. Y todavía no he terminado. Tú -continúa Elena, señalándome con el dedo-. Ven conmigo. Blaine, quiero que tus hermanos y tú cantéis.
- Elena, no creo que... -niega Blaine con la cabeza.
Elena vuelve a levantar la mano, silenciando también a su primo.
- No te he pedido que creas nada. Te he pedido que te unas a tus hermanos y que cantéis para mi marido y para mí.
Elena abre la puerta y me pasea por la casa. Solo se detiene cuando llegamos al jardín. Entonces me suelta la mano para arrebatarle el micrófono al cantante del grupo.
- ¡Puck! Sí, estoy hablando contigo -anuncia Elena en voz alta señalando a Puck, quien conversa con un grupo de chicas-. La próxima vez que quieras cagar, hazlo en casa de otro.
El séquito que rodea a Puck se dispersa rápidamente entre risas, abandonándolo a su suerte.
Jorge atraviesa la pista a grandes zancadas en dirección a su mujer. El pobre hombre está sudando la gota gorda mientras todos ríen y aplauden. Elena baja por fin del escenario y Blaine habla con el cantante de la banda. Los invitados le animan, a él y a sus hermanos, para que canten.
Puck se sienta a mi lado.
- Siento mucho lo del cuarto de baño. Intenté avisarte -me dice avergonzado.
- No te preocupes. Creo que Elena ya te ha dejado bastante en ridículo. -Entonces, me inclino hacia él y le pregunto-: Sinceramente, ¿qué opinas de que Blaine y yo salgamos juntos?
- Sinceramente, creo que es lo mejor que le ha ocurrido nunca.
Tres cosas:
.No me cae muy bien la mamá de Blaine.
.Me dio mucha gracia el incidente con Puck y Elena :b.
.Amé este capítulo, no sé porque, capaz por la última línea.
¡Ojalá les haya gustado, los adoro!
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Ya subí, muuuuuuchas gracias por leer :).gleeclast escribió:Me gusto muuucho el capitulo espero el siguiente capitulo con ansias ya quiero ver que pasa en el siguiente y como dije antes me encanta esta historia
¡Pasó muy rápido el tiempo, sí!Es trsite la historia de Puck pero suerte tiene a Blaine como amigo.gleeismylife escribió:Ooo ya 38 capitulos!!!!! ni yo lo puedo creer que bien!!!!!
y hacerca del capitulo estuvo fantastico me dio un poco de tristesa lo de puck.
estuvo muy bien amo cuando esran juntos son tan asdfghjk jajaja
esperare ansiosa tu proxima actualizacion!!!! :DDD
Ya actualicé, besooos.
Si, la verdad :b.Veronica Everett Criss escribió:Por dios!!! Que rapido a pasado el tiempo...
Espero lo sigas. La verdad es que amo este fic... Es agsdjhdkdm
esperare ansiosa el siguiente capitulo... Cuidate, besos
Es muy jdsigndfhfg, ya seguí :). Besoooos.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
me gusto mucho el capitulo me dio mucha risa cuando entraron al baño y cuando elena le dijo a puck eso espero con muchas ansias la actualizacion me encanta esta historia ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo aaaaaaaa encerio me encanta esta historia como las otras dos
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
genial que bien que actualizaste dejame felicitarte por un muy buen y hermosisimo capitulo y no sabes la risa que me dio al imaginarme que le esten diciendo eso a puck jajaja me dejaste muy intrigada por que ya quiero saber que pasara en el proximo cap hacerca de lo que le dijo puck!!!! te esperare con muchas ansias!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Ame el capitulo y mas lo de Puck jajajaja esa si que es mi parte favorita, no se tampoco me agrada la mama de Blaine ni la de Kurt, por dios ¿Cómo puede ser lo de que se avergüence de Finn? pero bueno hay que comprender, no todos somos perfectos, a mi me trataban de hacer asi pero no hice ni hare lo que ellos digan para que sea señorita perfección...padres¬¬.
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Puck...
Jajajajajajajajajajajja....
Ame el capitulo, estuvo divertido & te apoyo... La mama d Blaine no me cae muy bien, mas sin embargo creo que trata a Kurt asi porque quiere proteger a su hijo... Yo no lo trataria, tan tan asi, pero si veria por la felicidad de mis Hij@s...
Actualiza cuando puedas... Besos
Jajajajajajajajajajajja....
Ame el capitulo, estuvo divertido & te apoyo... La mama d Blaine no me cae muy bien, mas sin embargo creo que trata a Kurt asi porque quiere proteger a su hijo... Yo no lo trataria, tan tan asi, pero si veria por la felicidad de mis Hij@s...
Actualiza cuando puedas... Besos
Veronica Everett Criss****** - Mensajes : 368
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Edad : 26
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
esto es genial ya estan juntos,la parte de puck da risa y por cierto lo siento por desaparecer
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
40. Blaine.
Tras la muerte de mi padre, mi madre nos animó, a mis hermanos y a mí, a que nos curáramos con ayuda de la música. Bailábamos por toda la casa, y nos turnábamos para hacerlo con ella. Creo que era su modo de olvidar el dolor, al menos durante un tiempo. Por la noche la oía sollozar en su habitación. Nunca abrí la puerta, pero deseaba ponerme a cantar y hacer que su dolor se desvaneciera.
Hablo con la banda antes de coger el micrófono.
- No me gustaría hacer el idiota, pero los hermanos Anderson no pueden rechazar una petición de la novia. Elena es muy persuasiva.
- ¡Ya te digo! -grita Jorge.
Elena le da un puñetazo en el brazo y la cara de su marido se retuerce con una mueca. Elena sabe dónde tiene que dar el golpe. Jorge le da un beso; se siente demasiado feliz como para darle más importancia de la que tiene.
A mis hermanos y a mí nos toca cantar, pero nada de canciones tristes. Improvisamos algunos temas de Enrique Iglesias, Shakira y e incluso de mi grupo favorito, Maná. Cuando me arrodillo para cantarles a mis primos pequeños, le guiño un ojo a Kurt.
Es entonces cuando reparo en el silencio de la multitud y en los susurros de conmoción. Héctor está aquí. El hecho de que ande por aquí no augura nada bueno. Se pasea por el jardín con su traje caro, entre las miradas de los invitados. Termino la canción y tomo asiento junto a Kurt. Siento la necesidad de protegerlo.
- ¿Quieres un cigarrillo? -me pregunta Puck mientras saca su paquete de Marlboro del bolsillo trasero.
Miro un momento a Kurt antes de responder:
- No.
Puck me mira con curiosidad, se encoge de hombros y enciende su pitillo.
- Cantas genial, Blaine. Si me hubieras dado unos minutos más, tendría a tu novio comiéndome de la mano.
Lo ha llamado mí novio. ¿Es mi chico?
Lo llevo hasta una nevera llena de bebidas. Puck nos sigue. Me ando con pies de plomo para no llevarlo a donde se encuentra Héctor.
Mario, un amigo de uno de mis primos, está junto a la nevera; viste los colores de la pandilla Python Trío y unos vaqueros gigantes y holgados que le cuelgan del culo. Los Python Trío son nuestros aliados, pero si Kurt lo viera por la calle, lo más probable es que saliera corriendo en la dirección opuesta.
- Blaine, Puck, ¿qué tal? -saluda Mario.
- Ya veo que te has vestido de gala para la boda, Mario -murmuro.
- Calla, los esmóquines son para los blancos -suelta Mario, sin reparar en Kurt-. Los pandilleros de los suburbios sois demasiado blandengues. En la ciudad hay hermanos de verdad.
- Vale, tipo duro -le desafía Puck con absoluta confianza-. Corre y cuéntaselo a Héctor.
Miro a Mario.
- Tío, sí sigues soltando bobadas como esa - le digo-, te mostraré de primera mano lo duros que podemos llegar a ser. Nunca subestimes a los Latino Blood.
- Bueno, tengo una cita con una botella de Coronita. Nos vemos luego, chicos -concluye, y se aleja de nosotros.
- Parece que se ha cagado en los pantalones -sugiere Puck, que sigue con la mirada la retirada de Mario.
Kurt está más blanco de lo que ya es de por sí.
- ¿Te encuentras bien?
- Has amenazado a ese tío -susurra-. Es decir, hablabas en serio.
En lugar de responderle, lo cojo de la mano y lo llevo hacia un lado de la improvisada pista de baile, que no es más que un área de césped. Está sonando una balada.
Cuando tiro de él, Kurt se aparta.
- ¿Qué estás haciendo?
- Baila conmigo -le ordeno-. No te enfades. Rodéame con tus brazos y bailemos.
No quiero oír cómo dice que soy un pandillero, que le da miedo y que si quiero salir con él, tendré que dejar este mundo.
- Pero...
- Olvida lo que le he dicho a Mario -le ruego muy cerca de su oído-. Estaba poniéndome a prueba; es su modo de averiguar nuestra lealtad hacia Héctor. Si percibe algún tipo de discordia, su pandilla puede aprovecharlo para imponerse a la nuestra. Verás, todas las pandillas se dividen en Colegas y Gente. Cada banda está asociada con uno u otro grupo, y los que están afiliados con los Colegas son rivales de los que lo están con la Gente. Mario está afiliado...
- ¡Blaine! -me interrumpe.
- Sí.
- Asegúrame que no ocurrirá nada malo.
No puedo.
- No te preocupes, limítate a bailar -murmuro mientras me llevo sus brazos al cuello y empezamos a movernos de nuevo.
Por encima de Kurt, veo que Héctor y mi madre mantienen una acalorada conversación. Me pregunto de qué estarán hablando. Ella empieza a distanciarse un poco, hasta que él la agarra por el brazo y le dice algo al oído. Justo cuando estoy a punto de dejar de bailar para averiguar qué demonios ocurre, mi madre sonríe a Héctor juguetona y estalla en carcajadas por algo que ha dicho. Es obvio que estoy paranoico.
Las horas pasan y la oscuridad se cierne sobre la ciudad. La fiesta todavía continúa cuando caminamos hacia el coche. De vuelta a Fairfield, ambos guardamos silencio.
- Ven aquí -le pido suavemente al detener el coche en el aparcamiento del taller.
Él se inclina sobre la palanca de cambios, acortando la distancia que nos separa.
- Me lo he pasado genial -susurra-. Bueno, excepto la parte en la que me he tenido que esconder en el baño... y cuando tú amenazaste a ese tipo.
- Olvídate de eso y bésame.
Deslizo las manos en su cabello. Él me rodea el cuello con los brazos mientras yo trazo con la lengua la cuenca de sus labios. Él los abre y yo lo beso con más intensidad. Es como un tango, primero nos movemos a un ritmo lento y rítmico, después, empezamos a jadear cuando nuestras lenguas se encuentran y el beso adopta un ritmo ardiente y precipitado que no quiero que acabe nunca. Puede que los besos de Sebastian fueran picantes, pero los de Kurt son más sensuales, sexys y extremadamente adictivos.
En el coche estamos muy apretados y los asientos no nos dejan espacio suficiente. Antes de que me dé cuenta, nos hemos colocado en los asientos de atrás. Sigue sin parecerme ideal, pero apenas reparo en ello.
Estoy demasiado absorto con sus gemidos, sus besos y sus manos en mi pelo. Y con el olor a galletas de vainilla. Esta noche no quiero llegar muy lejos con él. Sin embargo, mi mano recorre su muslo.
- Me hace sentir tan bien -admite casi sin aliento.
Nos recostamos en los asientos y me permito explorarlo con las manos. Acaricio con los labios el hueco de su cuello y le quitó el saco y la camisa del costoso traje. En respuesta, él me desabrocha la camisa. Una vez abierta, sus dedos me recorren el pecho y los hombros, abrasándome la piel.
- Eres... perfecto -jadea.
Ahora mismo no son palabras precisamente lo que deseo intercambiar con él. Muy despacio, trazo con la lengua un sendero sobre su piel sedosa, expuesta a la brisa de la noche. Él me agarra por el pelo, incitándome a seguir adelante. Tiene un sabor tan agradable. Demasiado. ¡A caramelo!
Me aparto unos cuantos centímetros para mirarlo a los ojos, esos ojos color azul zafiro que resplandecen de deseo. Eso sí que es la perfección.
- Te deseo -le confieso con voz ronca. Presiona mi entrepierna y siento una mezcla de dolor y placer casi insoportable. Pero cuando empiezo abajarle los pantalones, él me aparta la mano y se separa de mí.
- No... No estoy preparado para esto. Déjalo, Blaine.
Me aparto de él y me incorporo en el asiento, esperando a que se me baje el calentón. Lo miro mientras se pone su camisa y saco. Mierda, he ido demasiado rápido. Me dije a mí mismo que no debía emocionarme, que debía controlarme cuando estaba con él. Me paso una mano por el pelo y dejo escapar un suspiro.
- Lo siento.
- No, soy yo quien lo siente. No es culpa tuya. He sido yo quien te ha metido prisa, y tienes derecho a estar enfadado. Mira, acabo de salir de una relación y están pasando muchas cosas en casa -me explica, llevándose las manos a la cara-. Estoy tan confuso.
Coge el bolso y abre la puerta del coche. Lo sigo, con la camisa negra abierta y ondeando a merced del viento, como la capa de un vampiro. Como eso, o como la capa del ángel de la muerte.
- Kurt, espera.
- Por favor... abre la puerta del garaje. Necesito el coche.
- No te vayas.
Introduzco la contraseña en el teclado electrónico.
- Lo siento -se lamenta una vez más.
- Déjalo ya. Escucha, no importa lo que ha pasado. No estoy contigo solo por eso. Me he dejado llevar por el modo en que hemos conectado esta noche, por tu olor a vainilla que quisiera poder respirar toda la vida y... mierda, lo he echado todo a perder, ¿no es cierto?
Kurt sube a su coche.
- ¿Podemos ir más despacio, Blaine? Esto va demasiado rápido para mí.
- Sí -digo, y asiento con la cabeza. Tengo las manos metidas en los bolsillos, en un intento por resistir el deseo de sacarlo del coche.
Y de veras espero que se marche ya, porque si no lo hace, no podré controlarme.
Me he dejado llevar al recorrer su cuerpo con mis manos y lo he echado todo a perder.
La apuesta.
Se supone que todo esto con Kurt no es más que una apuesta. No he de enamorarme de un chico de la zona norte. Intentaré concentrarme en la apuesta y dejar a un lado lo que sospecho que son sentimientos muy reales. Los sentimientos no pueden formar parte de este juego.
Idiota Blaine, olvidate de la apuesta y ama a Kurt.............
Creo que es lo que todos pensamos, ¿no?
Ojalá les guste el capítulo, y gracais por leer sdn jdfg. ¡Los adoro!
Tras la muerte de mi padre, mi madre nos animó, a mis hermanos y a mí, a que nos curáramos con ayuda de la música. Bailábamos por toda la casa, y nos turnábamos para hacerlo con ella. Creo que era su modo de olvidar el dolor, al menos durante un tiempo. Por la noche la oía sollozar en su habitación. Nunca abrí la puerta, pero deseaba ponerme a cantar y hacer que su dolor se desvaneciera.
Hablo con la banda antes de coger el micrófono.
- No me gustaría hacer el idiota, pero los hermanos Anderson no pueden rechazar una petición de la novia. Elena es muy persuasiva.
- ¡Ya te digo! -grita Jorge.
Elena le da un puñetazo en el brazo y la cara de su marido se retuerce con una mueca. Elena sabe dónde tiene que dar el golpe. Jorge le da un beso; se siente demasiado feliz como para darle más importancia de la que tiene.
A mis hermanos y a mí nos toca cantar, pero nada de canciones tristes. Improvisamos algunos temas de Enrique Iglesias, Shakira y e incluso de mi grupo favorito, Maná. Cuando me arrodillo para cantarles a mis primos pequeños, le guiño un ojo a Kurt.
Es entonces cuando reparo en el silencio de la multitud y en los susurros de conmoción. Héctor está aquí. El hecho de que ande por aquí no augura nada bueno. Se pasea por el jardín con su traje caro, entre las miradas de los invitados. Termino la canción y tomo asiento junto a Kurt. Siento la necesidad de protegerlo.
- ¿Quieres un cigarrillo? -me pregunta Puck mientras saca su paquete de Marlboro del bolsillo trasero.
Miro un momento a Kurt antes de responder:
- No.
Puck me mira con curiosidad, se encoge de hombros y enciende su pitillo.
- Cantas genial, Blaine. Si me hubieras dado unos minutos más, tendría a tu novio comiéndome de la mano.
Lo ha llamado mí novio. ¿Es mi chico?
Lo llevo hasta una nevera llena de bebidas. Puck nos sigue. Me ando con pies de plomo para no llevarlo a donde se encuentra Héctor.
Mario, un amigo de uno de mis primos, está junto a la nevera; viste los colores de la pandilla Python Trío y unos vaqueros gigantes y holgados que le cuelgan del culo. Los Python Trío son nuestros aliados, pero si Kurt lo viera por la calle, lo más probable es que saliera corriendo en la dirección opuesta.
- Blaine, Puck, ¿qué tal? -saluda Mario.
- Ya veo que te has vestido de gala para la boda, Mario -murmuro.
- Calla, los esmóquines son para los blancos -suelta Mario, sin reparar en Kurt-. Los pandilleros de los suburbios sois demasiado blandengues. En la ciudad hay hermanos de verdad.
- Vale, tipo duro -le desafía Puck con absoluta confianza-. Corre y cuéntaselo a Héctor.
Miro a Mario.
- Tío, sí sigues soltando bobadas como esa - le digo-, te mostraré de primera mano lo duros que podemos llegar a ser. Nunca subestimes a los Latino Blood.
- Bueno, tengo una cita con una botella de Coronita. Nos vemos luego, chicos -concluye, y se aleja de nosotros.
- Parece que se ha cagado en los pantalones -sugiere Puck, que sigue con la mirada la retirada de Mario.
Kurt está más blanco de lo que ya es de por sí.
- ¿Te encuentras bien?
- Has amenazado a ese tío -susurra-. Es decir, hablabas en serio.
En lugar de responderle, lo cojo de la mano y lo llevo hacia un lado de la improvisada pista de baile, que no es más que un área de césped. Está sonando una balada.
Cuando tiro de él, Kurt se aparta.
- ¿Qué estás haciendo?
- Baila conmigo -le ordeno-. No te enfades. Rodéame con tus brazos y bailemos.
No quiero oír cómo dice que soy un pandillero, que le da miedo y que si quiero salir con él, tendré que dejar este mundo.
- Pero...
- Olvida lo que le he dicho a Mario -le ruego muy cerca de su oído-. Estaba poniéndome a prueba; es su modo de averiguar nuestra lealtad hacia Héctor. Si percibe algún tipo de discordia, su pandilla puede aprovecharlo para imponerse a la nuestra. Verás, todas las pandillas se dividen en Colegas y Gente. Cada banda está asociada con uno u otro grupo, y los que están afiliados con los Colegas son rivales de los que lo están con la Gente. Mario está afiliado...
- ¡Blaine! -me interrumpe.
- Sí.
- Asegúrame que no ocurrirá nada malo.
No puedo.
- No te preocupes, limítate a bailar -murmuro mientras me llevo sus brazos al cuello y empezamos a movernos de nuevo.
Por encima de Kurt, veo que Héctor y mi madre mantienen una acalorada conversación. Me pregunto de qué estarán hablando. Ella empieza a distanciarse un poco, hasta que él la agarra por el brazo y le dice algo al oído. Justo cuando estoy a punto de dejar de bailar para averiguar qué demonios ocurre, mi madre sonríe a Héctor juguetona y estalla en carcajadas por algo que ha dicho. Es obvio que estoy paranoico.
Las horas pasan y la oscuridad se cierne sobre la ciudad. La fiesta todavía continúa cuando caminamos hacia el coche. De vuelta a Fairfield, ambos guardamos silencio.
- Ven aquí -le pido suavemente al detener el coche en el aparcamiento del taller.
Él se inclina sobre la palanca de cambios, acortando la distancia que nos separa.
- Me lo he pasado genial -susurra-. Bueno, excepto la parte en la que me he tenido que esconder en el baño... y cuando tú amenazaste a ese tipo.
- Olvídate de eso y bésame.
Deslizo las manos en su cabello. Él me rodea el cuello con los brazos mientras yo trazo con la lengua la cuenca de sus labios. Él los abre y yo lo beso con más intensidad. Es como un tango, primero nos movemos a un ritmo lento y rítmico, después, empezamos a jadear cuando nuestras lenguas se encuentran y el beso adopta un ritmo ardiente y precipitado que no quiero que acabe nunca. Puede que los besos de Sebastian fueran picantes, pero los de Kurt son más sensuales, sexys y extremadamente adictivos.
En el coche estamos muy apretados y los asientos no nos dejan espacio suficiente. Antes de que me dé cuenta, nos hemos colocado en los asientos de atrás. Sigue sin parecerme ideal, pero apenas reparo en ello.
Estoy demasiado absorto con sus gemidos, sus besos y sus manos en mi pelo. Y con el olor a galletas de vainilla. Esta noche no quiero llegar muy lejos con él. Sin embargo, mi mano recorre su muslo.
- Me hace sentir tan bien -admite casi sin aliento.
Nos recostamos en los asientos y me permito explorarlo con las manos. Acaricio con los labios el hueco de su cuello y le quitó el saco y la camisa del costoso traje. En respuesta, él me desabrocha la camisa. Una vez abierta, sus dedos me recorren el pecho y los hombros, abrasándome la piel.
- Eres... perfecto -jadea.
Ahora mismo no son palabras precisamente lo que deseo intercambiar con él. Muy despacio, trazo con la lengua un sendero sobre su piel sedosa, expuesta a la brisa de la noche. Él me agarra por el pelo, incitándome a seguir adelante. Tiene un sabor tan agradable. Demasiado. ¡A caramelo!
Me aparto unos cuantos centímetros para mirarlo a los ojos, esos ojos color azul zafiro que resplandecen de deseo. Eso sí que es la perfección.
- Te deseo -le confieso con voz ronca. Presiona mi entrepierna y siento una mezcla de dolor y placer casi insoportable. Pero cuando empiezo abajarle los pantalones, él me aparta la mano y se separa de mí.
- No... No estoy preparado para esto. Déjalo, Blaine.
Me aparto de él y me incorporo en el asiento, esperando a que se me baje el calentón. Lo miro mientras se pone su camisa y saco. Mierda, he ido demasiado rápido. Me dije a mí mismo que no debía emocionarme, que debía controlarme cuando estaba con él. Me paso una mano por el pelo y dejo escapar un suspiro.
- Lo siento.
- No, soy yo quien lo siente. No es culpa tuya. He sido yo quien te ha metido prisa, y tienes derecho a estar enfadado. Mira, acabo de salir de una relación y están pasando muchas cosas en casa -me explica, llevándose las manos a la cara-. Estoy tan confuso.
Coge el bolso y abre la puerta del coche. Lo sigo, con la camisa negra abierta y ondeando a merced del viento, como la capa de un vampiro. Como eso, o como la capa del ángel de la muerte.
- Kurt, espera.
- Por favor... abre la puerta del garaje. Necesito el coche.
- No te vayas.
Introduzco la contraseña en el teclado electrónico.
- Lo siento -se lamenta una vez más.
- Déjalo ya. Escucha, no importa lo que ha pasado. No estoy contigo solo por eso. Me he dejado llevar por el modo en que hemos conectado esta noche, por tu olor a vainilla que quisiera poder respirar toda la vida y... mierda, lo he echado todo a perder, ¿no es cierto?
Kurt sube a su coche.
- ¿Podemos ir más despacio, Blaine? Esto va demasiado rápido para mí.
- Sí -digo, y asiento con la cabeza. Tengo las manos metidas en los bolsillos, en un intento por resistir el deseo de sacarlo del coche.
Y de veras espero que se marche ya, porque si no lo hace, no podré controlarme.
Me he dejado llevar al recorrer su cuerpo con mis manos y lo he echado todo a perder.
La apuesta.
Se supone que todo esto con Kurt no es más que una apuesta. No he de enamorarme de un chico de la zona norte. Intentaré concentrarme en la apuesta y dejar a un lado lo que sospecho que son sentimientos muy reales. Los sentimientos no pueden formar parte de este juego.
Idiota Blaine, olvidate de la apuesta y ama a Kurt.............
Creo que es lo que todos pensamos, ¿no?
Ojalá les guste el capítulo, y gracais por leer sdn jdfg. ¡Los adoro!
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
¡Me alegra que te guste! y es genial tener a un lector tan fiel como vos :). Muchisisisismas gracias por lo que dijiste, y ya actualicé.gleeclast escribió:me gusto mucho el capitulo me dio mucha risa cuando entraron al baño y cuando elena le dijo a puck eso espero con muchas ansias la actualizacion me encanta esta historia ya quiero ver que pasa en el siguiente capitulo aaaaaaaa encerio me encanta esta historia como las otras dos
¡Muchas gracias! Ya actualicé, mushiiiiiiiiiiisimas gracias por leer :).gleeismylife escribió:genial que bien que actualizaste dejame felicitarte por un muy buen y hermosisimo capitulo y no sabes la risa que me dio al imaginarme que le esten diciendo eso a puck jajaja me dejaste muy intrigada por que ya quiero saber que pasara en el proximo cap hacerca de lo que le dijo puck!!!! te esperare con muchas ansias!!! :DDD
Fue muy gracioso, jajaja. Tenés razón, pero bueno, depende de que padre :).annyhummel escribió:Ame el capitulo y mas lo de Puck jajajaja esa si que es mi parte favorita, no se tampoco me agrada la mama de Blaine ni la de Kurt, por dios ¿Cómo puede ser lo de que se avergüence de Finn? pero bueno hay que comprender, no todos somos perfectos, a mi me trataban de hacer asi pero no hice ni hare lo que ellos digan para que sea señorita perfección...padres¬¬.
Si, obvio que lo prrotege pero... ¿tenía que hacer llorar a mi Kurt? D: ah.Veronica Everett Criss escribió:Puck...
Jajajajajajajajajajajja....
Ame el capitulo, estuvo divertido & te apoyo... La mama d Blaine no me cae muy bien, mas sin embargo creo que trata a Kurt asi porque quiere proteger a su hijo... Yo no lo trataria, tan tan asi, pero si veria por la felicidad de mis Hij@s...
Actualiza cuando puedas... Besos
Ya actualicé, besos.
No pasa nada :). ¡Gracias por leer!Gaby Klainer escribió:esto es genial ya estan juntos,la parte de puck da risa y por cierto lo siento por desaparecer
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me gusto mucho el capitulo yo pienso lo mismo que tu que ya deje lo de la apuesta y ame a kurt por que despues se puede arrepentir espero actualices pronto quiero ver que pasa en el siguiente capitulo me encanta la historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Estuvo fantastico el capitulo encerio que me encanto y tienes mucha razon que eche ka apuesta por el caño y ame a Kurt jajaja encerio me encantan todos los fics que escribes deberias de dedicarte a escribir por que tienes un gran talento. :3
esperare muy ansiosa tu proxima actualizacion me encanta tu fic. <3!!! :DDD
esperare muy ansiosa tu proxima actualizacion me encanta tu fic. <3!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
No... No tenia... Pero ya ves...
Me encanto el capitulo, Aunque Blaine esta llendo muy rapido con Kurt, deben darse tiempo & si concuerdo contigo:
BLAINE NO SEAS ESTUPIDO... AMA A KURT & YA!!!
Espero que actualices cuidate mucho, saludos
Me encanto el capitulo, Aunque Blaine esta llendo muy rapido con Kurt, deben darse tiempo & si concuerdo contigo:
BLAINE NO SEAS ESTUPIDO... AMA A KURT & YA!!!
Espero que actualices cuidate mucho, saludos
Veronica Everett Criss****** - Mensajes : 368
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Edad : 26
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Maldita apuesta
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
41. Kurt.
Aparco en un McDonald, donde puedo pasar desapercibido, me pongo unos vaqueros y un jersey azul holgado antes de tomar el camino de vuelta a casa.
Estoy asustado porque con Blaine todo es demasiado brusco. Cuando estoy con él, todo parece mucho más intenso. Mis sentimientos, mis emociones, mis deseos. Con Adam nunca había sentido este tipo de adicción, ni tampoco había deseado estar con él las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Lo que siento por él es sobre todo un anhelo. Ay, Dios. Creo que me estoy enamorando de él. Sin embargo, soy muy consciente de que amarlo implica perder una parte de mí mismo. Y esta noche, en el coche, cuando Blaine me metió la mano bajo el traje, tuve miedo de perder los papeles. Toda mi vida ha estado regida por el autocontrol, así que esto no puede ser bueno. Tengo miedo.
Atravieso la puerta principal de mi casa, preparado para deslizarme a mi habitación y guardar el vestido en el armario. Por desgracia, mi madre está esperándome en el vestíbulo.
- ¿Dónde estabas? -pregunta ella con seriedad, mientras sujeta en las manos mi libro de química y mi carpeta-. Me dijiste que estabas haciendo el trabajo, estudiando con ese tal Hernández.
La he fastidiado. Ha llegado el momento de hablar o callar para siempre.
- Se llama Anderson, no Hernández. Y sí, estaba con él.
Silencio.
Los labios de mi madre adoptan una expresión tensa.
- Es obvio que no estabais estudiando. ¿Qué llevas en la bolsa? -me pregunta-. ¿Drogas? ¿Estás escondiendo drogas ahí?
- No consumo drogas, mamá -respondo con brusquedad.
Ella enarca una ceja y, señalando la mochila, me ordena:
- Ábrela.
Resoplo pero me arrodillo para abrir la cremallera. Me siento como si fuera una prisionera. Saco el traje y se lo muestro.
- ¿Un traje? -pregunta mi madre.
- He ido a una boda con Blaine. Su prima se ha casado.
- Ese chico te ha obligado a mentirme. Está manipulándote, Kurt.
- No me ha obligado a nada, mamá -le digo, enfadado-. No soy tan estúpido. He tomado la decisión yo sólito.
Su ira está a punto de estallar. Lo sé por el modo en el que le brillan los ojos y le tiemblan las manos.
- Si vuelvo... si VUELVO a enterarme de que has salido otra vez con ese chico, haré todo lo posible para convencer a tu padre para que pases lo que queda de curso en un internado. ¿No crees que ya tenemos suficientes preocupaciones con Finn? Prométeme que no volverás a verle fuera del instituto.
Se lo prometo. Me refugio en mi habitación y llamo a Rachel.
- ¿Qué pasa?
- Rachel, necesito a mi mejor amiga ahora mismo.
- ¿Y me has elegido a mí? Vaya, me siento halagada -responde con ironía.
- De acuerdo, te he mentido. Me gusta Blaine. Me gusta muchísimo.
Silencio.
Más silencio.
- Rachel, ¿estás ahí? ¿O simplemente me ignoras?
- No te ignoro, Kurt. Solo me pregunto por qué has decidido contármelo ahora.
- Porque necesito hablar de ello. Contigo. ¿Me odias?
- Eres mi mejor amigo -admite.
- Y tú la mía.
- Los mejores amigos siguen siéndolo aunque uno de ellos se niegue a entrar en razón y se empeñe en salir con un pandillero, ¿no?
- Eso espero.
- Kurt, no vuelvas a mentirme.
- No lo haré. Y puedes compartir la información con Finn, siempre y cuando no diga nada.
- Gracias por confiar en mí, Kurt. Parece una chorrada, pero para mí es muy importante.
Cuelgo el teléfono. Tras habérselo contado, me alivia saber que las cosas han vuelto a la normalidad. Suena mi móvil. Es Santana.
- Tengo que hablar contigo -suelta Santana cuando respondo.
- ¿Qué pasa?
- ¿Has visto hoy a Puck?
Vaya... hablando de secretos.
- Sí.
- ¿Me has mencionado?
- No. ¿Por qué? ¿Querías que lo hiciera?
- No. Sí. Bueno, no lo sé. Estoy muy confusa.
- Santana, dile lo que sientes sin más. A mí me funcionó con Blaine.
- Sí, pero tú eres Kurt Hummel.
- ¿Quieres saber cómo es en realidad Kurt Hummel? Te lo diré. Soy inseguro, como todo el mundo. Me siento prisionero en un papel que me obligo a representar continuamente, una fachada que consiste en dar buena imagen y aparentar ser distinto a los demás. Y eso me hace ser aún más vulnerable, que me observen más y suscitar más cotilleos.
- Pues entonces supongo que no te alegrará conocer los rumores que circulan en mi grupo de amigos sobre Blaine y tú. ¿Quieres saber lo que dicen?
- No.
- ¿Estás seguro?
- Si. Sí me consideras tu amigo, no me lo cuentes.
Porque si estoy al tanto de los rumores, tendré la sensación de que he de enfrentarme a ellos. Y en este preciso momento, prefiero vivir en la felicidad de la ignorancia.
Bueno, perdón por no subir nada ayer, tengo muchos problemas con la computadora y personales, pero ya les dejé un capítulo, ojalá les guste :). ¡Los adoro!
Aparco en un McDonald, donde puedo pasar desapercibido, me pongo unos vaqueros y un jersey azul holgado antes de tomar el camino de vuelta a casa.
Estoy asustado porque con Blaine todo es demasiado brusco. Cuando estoy con él, todo parece mucho más intenso. Mis sentimientos, mis emociones, mis deseos. Con Adam nunca había sentido este tipo de adicción, ni tampoco había deseado estar con él las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Lo que siento por él es sobre todo un anhelo. Ay, Dios. Creo que me estoy enamorando de él. Sin embargo, soy muy consciente de que amarlo implica perder una parte de mí mismo. Y esta noche, en el coche, cuando Blaine me metió la mano bajo el traje, tuve miedo de perder los papeles. Toda mi vida ha estado regida por el autocontrol, así que esto no puede ser bueno. Tengo miedo.
Atravieso la puerta principal de mi casa, preparado para deslizarme a mi habitación y guardar el vestido en el armario. Por desgracia, mi madre está esperándome en el vestíbulo.
- ¿Dónde estabas? -pregunta ella con seriedad, mientras sujeta en las manos mi libro de química y mi carpeta-. Me dijiste que estabas haciendo el trabajo, estudiando con ese tal Hernández.
La he fastidiado. Ha llegado el momento de hablar o callar para siempre.
- Se llama Anderson, no Hernández. Y sí, estaba con él.
Silencio.
Los labios de mi madre adoptan una expresión tensa.
- Es obvio que no estabais estudiando. ¿Qué llevas en la bolsa? -me pregunta-. ¿Drogas? ¿Estás escondiendo drogas ahí?
- No consumo drogas, mamá -respondo con brusquedad.
Ella enarca una ceja y, señalando la mochila, me ordena:
- Ábrela.
Resoplo pero me arrodillo para abrir la cremallera. Me siento como si fuera una prisionera. Saco el traje y se lo muestro.
- ¿Un traje? -pregunta mi madre.
- He ido a una boda con Blaine. Su prima se ha casado.
- Ese chico te ha obligado a mentirme. Está manipulándote, Kurt.
- No me ha obligado a nada, mamá -le digo, enfadado-. No soy tan estúpido. He tomado la decisión yo sólito.
Su ira está a punto de estallar. Lo sé por el modo en el que le brillan los ojos y le tiemblan las manos.
- Si vuelvo... si VUELVO a enterarme de que has salido otra vez con ese chico, haré todo lo posible para convencer a tu padre para que pases lo que queda de curso en un internado. ¿No crees que ya tenemos suficientes preocupaciones con Finn? Prométeme que no volverás a verle fuera del instituto.
Se lo prometo. Me refugio en mi habitación y llamo a Rachel.
- ¿Qué pasa?
- Rachel, necesito a mi mejor amiga ahora mismo.
- ¿Y me has elegido a mí? Vaya, me siento halagada -responde con ironía.
- De acuerdo, te he mentido. Me gusta Blaine. Me gusta muchísimo.
Silencio.
Más silencio.
- Rachel, ¿estás ahí? ¿O simplemente me ignoras?
- No te ignoro, Kurt. Solo me pregunto por qué has decidido contármelo ahora.
- Porque necesito hablar de ello. Contigo. ¿Me odias?
- Eres mi mejor amigo -admite.
- Y tú la mía.
- Los mejores amigos siguen siéndolo aunque uno de ellos se niegue a entrar en razón y se empeñe en salir con un pandillero, ¿no?
- Eso espero.
- Kurt, no vuelvas a mentirme.
- No lo haré. Y puedes compartir la información con Finn, siempre y cuando no diga nada.
- Gracias por confiar en mí, Kurt. Parece una chorrada, pero para mí es muy importante.
Cuelgo el teléfono. Tras habérselo contado, me alivia saber que las cosas han vuelto a la normalidad. Suena mi móvil. Es Santana.
- Tengo que hablar contigo -suelta Santana cuando respondo.
- ¿Qué pasa?
- ¿Has visto hoy a Puck?
Vaya... hablando de secretos.
- Sí.
- ¿Me has mencionado?
- No. ¿Por qué? ¿Querías que lo hiciera?
- No. Sí. Bueno, no lo sé. Estoy muy confusa.
- Santana, dile lo que sientes sin más. A mí me funcionó con Blaine.
- Sí, pero tú eres Kurt Hummel.
- ¿Quieres saber cómo es en realidad Kurt Hummel? Te lo diré. Soy inseguro, como todo el mundo. Me siento prisionero en un papel que me obligo a representar continuamente, una fachada que consiste en dar buena imagen y aparentar ser distinto a los demás. Y eso me hace ser aún más vulnerable, que me observen más y suscitar más cotilleos.
- Pues entonces supongo que no te alegrará conocer los rumores que circulan en mi grupo de amigos sobre Blaine y tú. ¿Quieres saber lo que dicen?
- No.
- ¿Estás seguro?
- Si. Sí me consideras tu amigo, no me lo cuentes.
Porque si estoy al tanto de los rumores, tendré la sensación de que he de enfrentarme a ellos. Y en este preciso momento, prefiero vivir en la felicidad de la ignorancia.
Bueno, perdón por no subir nada ayer, tengo muchos problemas con la computadora y personales, pero ya les dejé un capítulo, ojalá les guste :). ¡Los adoro!
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
Me gisto mucho el capitulo pobre kurt odio a su mamá espero el martes para la actualización me encanta esta historia por fin kurt admitio que le gustaba blaine aun que ya se sabia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
No se lo digas a nadie pero tu eres la razón para haber creado una cuenta en este foro tu adaptación de este libro es fantástica, la trama es genial solo quiere otro capitulo, espero que Blaine se de cuenta que Kurt es mas que una apuesta
Yanyel Hummel Anderson* - Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 15/09/2013
Edad : 32
Re: Química Perfecta {klaine} ADAPTADA.
42. Blaine.
Tras la apresurada huida de Kurt, no me apetece mucho hablar, y espero poder evitar a mi madre cuando llegue a casa. Sin embargo, me basta una sola mirada al sofá del salón para saber que mi deseo no va a cumplirse. La televisión está apagada, el salón está tenuemente iluminado, y probablemente mi madre habrá mandado a mis hermanos a nuestra habitación.
- Blaine -empieza-. Yo no quería esta vida para nosotros.
- Lo sé.
- Espero que Kurt no te esté llenando la cabeza de pájaros.
Me encojo de hombros.
- ¿Con qué? ¿Con que detesta que esté en una banda? Puede que no hayas elegido esta vida, pero está claro que no dijiste nada cuando entré en ella.
- No me hables así, Blaine.
- ¿Por qué no? ¿La verdad es demasiado dolorosa? Soy un pandillero porque debo protegerte, a ti y a mis hermanos, mamá. Ya lo sabes, aunque nunca hablemos de ello -digo, alzando la voz a medida que me invade la frustración-. Es una elección que tomé hace mucho tiempo. Puedes fingir que no me animaste a hacerlo, pero -continúo, quitándome la camiseta y enseñándole los tatuajes-, mírame bien. Pertenezco a una banda, como papá. ¿También quieres que trafique con drogas?
- Si conociera otra manera... -responde ella, con lágrimas en los ojos.
- Estabas demasiado asustada para escapar de este agujero, y ahora estamos atrapados aquí. No me eches la culpa, ni a mí ni a Kurt.
- Eso no es justo -contesta ella, alzando la voz.
-Lo que no es justo es que vivas como una viuda en luto perpetuo desde que murió papá. ¿Por qué no nos mudamos a México? Dile a tío Julio que desperdició los ahorros de su vida enviándonos a América. ¿O tienes miedo de regresar a México y confesarle a tu familia que has fracasado?
- No vamos a hablar de eso.
- Despierta ya -le digo abriéndome de brazos-. ¿Qué te ata a este lugar? ¿Tus hijos? Eso es solo un pretexto. ¿Así te imaginabas el sueño americano? -le pregunto, y señalando el santuario de mi padre, añado-: Era un pandillero, no un santo.
- No tuvo otra elección -grita-. Nos protegió.
- Y ahora soy yo quien os protege. ¿Harás otro santuario cuando me liquiden? ¿Y a Carlos? Porque él es el siguiente, lo sabes, ¿verdad? Y después Luís.-
Mi madre me da un fuerte bofetón, tras lo cual, da un paso atrás. Maldita sea, odio hacerla enfadar. Tiendo la mano hacia ella, le rodeo el brazo con los dedos para abrazarla y disculparme, pero me hace una mueca.- ¿Mamá? -No sé por qué reacciona así. Aunque no he sido brusco con ella, se comporta como si lo hubiera sido.
Se retuerce hasta librarse de mi agarrón y se aparta, pero no puedo dejarla ir. Doy un paso adelante y le levanto la manga del vestido. Horrorizado, encuentro un feo moratón en la parte superior del brazo, de un tono entre el púrpura, el negro y el azul. Mi mente retrocede hasta el momento en que vi a mi madre y a Héctor manteniendo una conversación a solas en la boda.
- ¿Te lo ha hecho Héctor? -le pregunto en voz baja-.
-Tienes que dejar de hacer preguntas sobre papá -responde ella, apresurándose a bajarse la manga para ocultar el moratón.
Cuando asimilo que han hecho daño a mi madre para enviarme una advertencia, siento cómo la ira se acumula en mi estómago y se extiende por todo mi cuerpo-, ¿Por qué? ¿A quién quiere proteger Héctor?
¿Estará protegiendo a algún Latino Blood o a otro pandillero de una banda afiliada? Ojalá pudiera explicármelo él mismo. Es más, me gustaría vengarme y darle una paliza por haberle hecho daño a mi madre, pero Héctor es intocable. Todos sabemos que desafiar a Héctor significa desafiar a toda la pandilla.
Mi madre me fulmina con la mirada.
-No me preguntes más. Hay muchas cosas que no sabes, Blaine. Cosas que no deberías saber nunca. Déjalo estar.
- ¿Crees que es bueno vivir en la ignorancia? Papá estaba en una banda y traficaba con drogas. A mí no me da miedo la verdad, maldita sea. ¿Por qué todos los que me rodean se empeñan en ocultarme la verdad?- Mantengo las manos a los lados, con firmeza, y las siento pegajosas. Un sonido en el pasillo atrae mi atención. Me doy la vuelta y veo a mis dos hermanos con los ojos muy pleitos, confusos, joder.
Cuando mi madre repara en su presencia, se queda boquiabierta. Haría cualquier cosa por evitarle todo sufrimiento.
Me acerco a ella y le pongo una mano en el hombro, con suavidad.
- Perdóname, mamá.
Ella me aparta de un manotazo, contiene un sollozo y sale corriendo hacia su habitación, cerrando la puerta tras ella.
- ¿Es verdad? -pregunta Carlos, en un tono de voz rebosante de tensión.
- Sí -contesto, asintiendo.
Luís niega con la cabeza y frunce el ceño, confuso.
- ¿De qué estabais hablando? No lo entiendo. Pensaba que papá era un buen hombre. Mamá siempre dice que era un buen hombre.
Me acerco a mi hermano pequeño y apoyo su cabeza en mi pecho.
- ¡Sois todos unos mentirosos! -estalla Carlos-. Tú, él, todos sois unos mentirosos. ¡Embusteros!
- Carlos -Suelto a Luis y cojo a mi otro hermano por el brazo.
Me mira la mano con repugnancia; está fuera de sí.
- Todo este tiempo he pensado que entraste en los Latino Blood para protegernos. Pero solo seguías los pasos de papá. Menudo héroe. Te gusta formar parte de los Latino Blood, pero a mí me lo prohíbes. ¿No es un poco hipócrita, hermano?
- Puede.
- Eres una desgracia para esta familia. Lo sabes, ¿verdad?
En cuanto aflojo la mano, Carlos abre de un puñetazo la puerta trasera de la casa y se marcha hecho una furia.
La débil voz de Luis rompe el silencio.
- A veces los hombres buenos tienen que hacer cosas que no son tan buenas, ¿verdad?
Le revuelvo el pelo con la mano. Luis es mucho más inocente de lo que yo era a su edad.
- ¿Sabes? Creo que vas a ser el Anderson más inteligente de la familia, hermanito. Ahora, a la cama. Tengo que hablar con Carlos.
Encuentro a mi hermano sentado en las escaleras traseras, de cara al patio de nuestro vecino.
- ¿Es así como murió? -me pregunta cuando me siento a su lado-. ¿Traficando con drogas?
- Sí.
- ¿Te llevaba con él?
Asiento con la cabeza.
- Qué cabrón, solo tenías seis años. -Carlos exhala un suspiro lleno de cinismo-. ¿Sabes? Hoy he visto a Héctor en las canchas de baloncesto de la calle Main.
- No te acerques a él. Yo no tuve elección cuando murió papá, y ahora estoy atrapado. Si crees que estoy en los Latino Blood porque me gusta, estás muy equivocado. No quiero que tú te metas.
- Lo sé.
Le lanzo una mirada ceñuda como la que mi madre solía dedicarme cuando metía pelotas de tenis dentro de sus medias y las arrojaba para ver cómo volaban.
- Escúchame, Carlos, escúchame con atención. Concéntrate en el colegio para poder ir después a la universidad. Para poder ser algo en la vida.
No como yo. Se produce un largo silencio.
- Destiny tampoco quiere que acabe en la pandilla. Quiere ir a la universidad y licenciarse en enfermería. -Se ríe-. Me ha dicho que sería genial que fuésemos a la misma universidad. -No digo nada. Lo que necesita es que deje de darle consejos y le permita resolver el resto por sí mismo-. Me gusta Kurt, ¿sabes? -confiesa.
- A mí también me gusta.
Pensaba lo mismo antes, cuando estábamos aún en el coche. Me he dejado llevar. Espero no haberlo echado todo a perder.
- Vi a Kurt hablando con mamá en la boda. Se defendió muy bien.
- Si te soy sincero, le entró un bajón y se refugió en el cuarto de baño.
- Para ser un tipo tan inteligente, estás loco si crees que puedes controlarlo todo.
- Soy fuerte -le digo a Carlos-. Y siempre estoy preparado para afrontar el peligro.
Carlos me da una palmada en la espalda.
- De algún modo, hermano, creo que para salir con un chico del norte se necesitan más agallas que para entrar en una banda.
Mi hermano me está ofreciendo la oportunidad perfecta para contarle la verdad.
- Carlos, los Latino Blood hablan de fraternidad, de honor, de lealtad. Y suena muy bien. Pero no son tu familia, lo sabes, ¿verdad? La hermandad durará siempre y cuando estés dispuesto a hacer lo que ellos quieren que hagas.
Mi madre abre la puerta y nos mira. Parece muy triste. Ojalá pudiera cambiar su vida y evitarle todo el sufrimiento, pero no puedo.
- Carlos, déjame a solas con Blaine.
Cuando Carlos entra en casa y ya no puede oímos, mi madre se sienta a mi lado. Tiene un cigarro en la mano, el primero que le veo fumar desde hace mucho tiempo.
Espero a que sea ella quien tome la iniciativa. Ya he hablado suficiente por esta noche.
- He cometido muchos errores en mi vida, Blaine -dice, y el humo del cigarrillo se eleva hacia la luna-. Y no puedo enmendar algunos por mucho que rece. -Tiende la mano y me coloca el pelo detrás de las orejas-. Eres un adolescente que tiene las responsabilidades de un hombre. Sé que no es justo para ti.
- No pasa nada.-
- No, sí que pasa. Yo también crecí demasiado rápido. Ni siquiera acabé el instituto porque estaba embarazada de ti. -Me mira como si viera reflejada en mí a la adolescente que fue no hace tanto-. Deseaba muchísimo tener un bebé. Tu padre quería que esperásemos hasta acabar el instituto, pero yo lo quería antes. Ser madre era lo que más deseaba en el mundo.
- ¿Te arrepientes? -pregunto.
- ¿De ser madre? Por supuesto que no. De seducir a tu padre y de no asegurarme de que llevara condón, sí.
- No me apetece escuchar eso.
- Bueno, pues te lo diré de todos modos, quieras o no. Ten cuidado, Blaine.
- Lo tengo.
Le da otra calada al cigarrillo mientras niega con la cabeza.
- No, no lo entiendes. Puede que tú tengas cuidado, pero los chicos del norte no lo tienen. Son manipuladores.
- Kurt es...
- El tipo de chico que puede lograr que hagas cosas que no quieres hacer.
- Créeme, mamá. Él no quiere tener un bebé.
- No, pero querrá otras cosas. Cosas que nunca podrás darle.
Levanto la mirada hacia las estrellas, la luna, el insondable universo. - ¿Y qué pasa si yo quiero dárselas? -Deja escapar un profundo suspiro junto al humo del tabaco.
- Tengo treinta y cinco años, y soy lo suficientemente vieja como para haber visto morir a mucha gente que creía poder cambiar el mundo. No importa lo que pienses, tu padre murió intentando corregir su vida. Tienes una visión equivocada de lo que ocurrió, Blaine. Eras tan solo un niño, demasiado pequeño como para comprenderlo.
- Ahora soy lo suficientemente mayor.
Una lágrima desciende por su mejilla. La seca con el dorso de la mano.
-Sí, ya, pero ahora es demasiado tarde.
Capítulo donde Blaine y su mamá se ponen sensibles... no sé, pero me gusta mucho porque muestra otra faceta de todo.
¡Ojalá también piensen que fue muy lindo! Y gracias por comentar, los adoro :).
Tras la apresurada huida de Kurt, no me apetece mucho hablar, y espero poder evitar a mi madre cuando llegue a casa. Sin embargo, me basta una sola mirada al sofá del salón para saber que mi deseo no va a cumplirse. La televisión está apagada, el salón está tenuemente iluminado, y probablemente mi madre habrá mandado a mis hermanos a nuestra habitación.
- Blaine -empieza-. Yo no quería esta vida para nosotros.
- Lo sé.
- Espero que Kurt no te esté llenando la cabeza de pájaros.
Me encojo de hombros.
- ¿Con qué? ¿Con que detesta que esté en una banda? Puede que no hayas elegido esta vida, pero está claro que no dijiste nada cuando entré en ella.
- No me hables así, Blaine.
- ¿Por qué no? ¿La verdad es demasiado dolorosa? Soy un pandillero porque debo protegerte, a ti y a mis hermanos, mamá. Ya lo sabes, aunque nunca hablemos de ello -digo, alzando la voz a medida que me invade la frustración-. Es una elección que tomé hace mucho tiempo. Puedes fingir que no me animaste a hacerlo, pero -continúo, quitándome la camiseta y enseñándole los tatuajes-, mírame bien. Pertenezco a una banda, como papá. ¿También quieres que trafique con drogas?
- Si conociera otra manera... -responde ella, con lágrimas en los ojos.
- Estabas demasiado asustada para escapar de este agujero, y ahora estamos atrapados aquí. No me eches la culpa, ni a mí ni a Kurt.
- Eso no es justo -contesta ella, alzando la voz.
-Lo que no es justo es que vivas como una viuda en luto perpetuo desde que murió papá. ¿Por qué no nos mudamos a México? Dile a tío Julio que desperdició los ahorros de su vida enviándonos a América. ¿O tienes miedo de regresar a México y confesarle a tu familia que has fracasado?
- No vamos a hablar de eso.
- Despierta ya -le digo abriéndome de brazos-. ¿Qué te ata a este lugar? ¿Tus hijos? Eso es solo un pretexto. ¿Así te imaginabas el sueño americano? -le pregunto, y señalando el santuario de mi padre, añado-: Era un pandillero, no un santo.
- No tuvo otra elección -grita-. Nos protegió.
- Y ahora soy yo quien os protege. ¿Harás otro santuario cuando me liquiden? ¿Y a Carlos? Porque él es el siguiente, lo sabes, ¿verdad? Y después Luís.-
Mi madre me da un fuerte bofetón, tras lo cual, da un paso atrás. Maldita sea, odio hacerla enfadar. Tiendo la mano hacia ella, le rodeo el brazo con los dedos para abrazarla y disculparme, pero me hace una mueca.- ¿Mamá? -No sé por qué reacciona así. Aunque no he sido brusco con ella, se comporta como si lo hubiera sido.
Se retuerce hasta librarse de mi agarrón y se aparta, pero no puedo dejarla ir. Doy un paso adelante y le levanto la manga del vestido. Horrorizado, encuentro un feo moratón en la parte superior del brazo, de un tono entre el púrpura, el negro y el azul. Mi mente retrocede hasta el momento en que vi a mi madre y a Héctor manteniendo una conversación a solas en la boda.
- ¿Te lo ha hecho Héctor? -le pregunto en voz baja-.
-Tienes que dejar de hacer preguntas sobre papá -responde ella, apresurándose a bajarse la manga para ocultar el moratón.
Cuando asimilo que han hecho daño a mi madre para enviarme una advertencia, siento cómo la ira se acumula en mi estómago y se extiende por todo mi cuerpo-, ¿Por qué? ¿A quién quiere proteger Héctor?
¿Estará protegiendo a algún Latino Blood o a otro pandillero de una banda afiliada? Ojalá pudiera explicármelo él mismo. Es más, me gustaría vengarme y darle una paliza por haberle hecho daño a mi madre, pero Héctor es intocable. Todos sabemos que desafiar a Héctor significa desafiar a toda la pandilla.
Mi madre me fulmina con la mirada.
-No me preguntes más. Hay muchas cosas que no sabes, Blaine. Cosas que no deberías saber nunca. Déjalo estar.
- ¿Crees que es bueno vivir en la ignorancia? Papá estaba en una banda y traficaba con drogas. A mí no me da miedo la verdad, maldita sea. ¿Por qué todos los que me rodean se empeñan en ocultarme la verdad?- Mantengo las manos a los lados, con firmeza, y las siento pegajosas. Un sonido en el pasillo atrae mi atención. Me doy la vuelta y veo a mis dos hermanos con los ojos muy pleitos, confusos, joder.
Cuando mi madre repara en su presencia, se queda boquiabierta. Haría cualquier cosa por evitarle todo sufrimiento.
Me acerco a ella y le pongo una mano en el hombro, con suavidad.
- Perdóname, mamá.
Ella me aparta de un manotazo, contiene un sollozo y sale corriendo hacia su habitación, cerrando la puerta tras ella.
- ¿Es verdad? -pregunta Carlos, en un tono de voz rebosante de tensión.
- Sí -contesto, asintiendo.
Luís niega con la cabeza y frunce el ceño, confuso.
- ¿De qué estabais hablando? No lo entiendo. Pensaba que papá era un buen hombre. Mamá siempre dice que era un buen hombre.
Me acerco a mi hermano pequeño y apoyo su cabeza en mi pecho.
- ¡Sois todos unos mentirosos! -estalla Carlos-. Tú, él, todos sois unos mentirosos. ¡Embusteros!
- Carlos -Suelto a Luis y cojo a mi otro hermano por el brazo.
Me mira la mano con repugnancia; está fuera de sí.
- Todo este tiempo he pensado que entraste en los Latino Blood para protegernos. Pero solo seguías los pasos de papá. Menudo héroe. Te gusta formar parte de los Latino Blood, pero a mí me lo prohíbes. ¿No es un poco hipócrita, hermano?
- Puede.
- Eres una desgracia para esta familia. Lo sabes, ¿verdad?
En cuanto aflojo la mano, Carlos abre de un puñetazo la puerta trasera de la casa y se marcha hecho una furia.
La débil voz de Luis rompe el silencio.
- A veces los hombres buenos tienen que hacer cosas que no son tan buenas, ¿verdad?
Le revuelvo el pelo con la mano. Luis es mucho más inocente de lo que yo era a su edad.
- ¿Sabes? Creo que vas a ser el Anderson más inteligente de la familia, hermanito. Ahora, a la cama. Tengo que hablar con Carlos.
Encuentro a mi hermano sentado en las escaleras traseras, de cara al patio de nuestro vecino.
- ¿Es así como murió? -me pregunta cuando me siento a su lado-. ¿Traficando con drogas?
- Sí.
- ¿Te llevaba con él?
Asiento con la cabeza.
- Qué cabrón, solo tenías seis años. -Carlos exhala un suspiro lleno de cinismo-. ¿Sabes? Hoy he visto a Héctor en las canchas de baloncesto de la calle Main.
- No te acerques a él. Yo no tuve elección cuando murió papá, y ahora estoy atrapado. Si crees que estoy en los Latino Blood porque me gusta, estás muy equivocado. No quiero que tú te metas.
- Lo sé.
Le lanzo una mirada ceñuda como la que mi madre solía dedicarme cuando metía pelotas de tenis dentro de sus medias y las arrojaba para ver cómo volaban.
- Escúchame, Carlos, escúchame con atención. Concéntrate en el colegio para poder ir después a la universidad. Para poder ser algo en la vida.
No como yo. Se produce un largo silencio.
- Destiny tampoco quiere que acabe en la pandilla. Quiere ir a la universidad y licenciarse en enfermería. -Se ríe-. Me ha dicho que sería genial que fuésemos a la misma universidad. -No digo nada. Lo que necesita es que deje de darle consejos y le permita resolver el resto por sí mismo-. Me gusta Kurt, ¿sabes? -confiesa.
- A mí también me gusta.
Pensaba lo mismo antes, cuando estábamos aún en el coche. Me he dejado llevar. Espero no haberlo echado todo a perder.
- Vi a Kurt hablando con mamá en la boda. Se defendió muy bien.
- Si te soy sincero, le entró un bajón y se refugió en el cuarto de baño.
- Para ser un tipo tan inteligente, estás loco si crees que puedes controlarlo todo.
- Soy fuerte -le digo a Carlos-. Y siempre estoy preparado para afrontar el peligro.
Carlos me da una palmada en la espalda.
- De algún modo, hermano, creo que para salir con un chico del norte se necesitan más agallas que para entrar en una banda.
Mi hermano me está ofreciendo la oportunidad perfecta para contarle la verdad.
- Carlos, los Latino Blood hablan de fraternidad, de honor, de lealtad. Y suena muy bien. Pero no son tu familia, lo sabes, ¿verdad? La hermandad durará siempre y cuando estés dispuesto a hacer lo que ellos quieren que hagas.
Mi madre abre la puerta y nos mira. Parece muy triste. Ojalá pudiera cambiar su vida y evitarle todo el sufrimiento, pero no puedo.
- Carlos, déjame a solas con Blaine.
Cuando Carlos entra en casa y ya no puede oímos, mi madre se sienta a mi lado. Tiene un cigarro en la mano, el primero que le veo fumar desde hace mucho tiempo.
Espero a que sea ella quien tome la iniciativa. Ya he hablado suficiente por esta noche.
- He cometido muchos errores en mi vida, Blaine -dice, y el humo del cigarrillo se eleva hacia la luna-. Y no puedo enmendar algunos por mucho que rece. -Tiende la mano y me coloca el pelo detrás de las orejas-. Eres un adolescente que tiene las responsabilidades de un hombre. Sé que no es justo para ti.
- No pasa nada.-
- No, sí que pasa. Yo también crecí demasiado rápido. Ni siquiera acabé el instituto porque estaba embarazada de ti. -Me mira como si viera reflejada en mí a la adolescente que fue no hace tanto-. Deseaba muchísimo tener un bebé. Tu padre quería que esperásemos hasta acabar el instituto, pero yo lo quería antes. Ser madre era lo que más deseaba en el mundo.
- ¿Te arrepientes? -pregunto.
- ¿De ser madre? Por supuesto que no. De seducir a tu padre y de no asegurarme de que llevara condón, sí.
- No me apetece escuchar eso.
- Bueno, pues te lo diré de todos modos, quieras o no. Ten cuidado, Blaine.
- Lo tengo.
Le da otra calada al cigarrillo mientras niega con la cabeza.
- No, no lo entiendes. Puede que tú tengas cuidado, pero los chicos del norte no lo tienen. Son manipuladores.
- Kurt es...
- El tipo de chico que puede lograr que hagas cosas que no quieres hacer.
- Créeme, mamá. Él no quiere tener un bebé.
- No, pero querrá otras cosas. Cosas que nunca podrás darle.
Levanto la mirada hacia las estrellas, la luna, el insondable universo. - ¿Y qué pasa si yo quiero dárselas? -Deja escapar un profundo suspiro junto al humo del tabaco.
- Tengo treinta y cinco años, y soy lo suficientemente vieja como para haber visto morir a mucha gente que creía poder cambiar el mundo. No importa lo que pienses, tu padre murió intentando corregir su vida. Tienes una visión equivocada de lo que ocurrió, Blaine. Eras tan solo un niño, demasiado pequeño como para comprenderlo.
- Ahora soy lo suficientemente mayor.
Una lágrima desciende por su mejilla. La seca con el dorso de la mano.
-Sí, ya, pero ahora es demasiado tarde.
Capítulo donde Blaine y su mamá se ponen sensibles... no sé, pero me gusta mucho porque muestra otra faceta de todo.
¡Ojalá también piensen que fue muy lindo! Y gracias por comentar, los adoro :).
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
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